Está en la página 1de 16

REFLEXIONES SOBRE COLONIA, COLONIALISMO,

COLONIALIDAD Y DESCOLONIALIDAD Y
DESCOLONIZACIÓN
ESCENARIO HISTÓRICO

Bolivia cuenta con pasajes históricos que provocan escalofrió, impotencia y dolor
al recordar las innumerables acciones de explotación, humillación, discriminación y
otras formas de sometimiento y desvaloración de los habitantes originarios de
estas tierras.

Colonización de Bolivia

Hacia 1535 penetró procedente del Perú, más al sur del lago Titicaca, el dominico
fray Tomás de San Martín y, más tarde, los hermanos Gonzalo y Hernando
Pizarro, que terminaron la conquista de Alto Perú hacia 1538, después de vencer
una tenaz resistencia de los indígenas. La mayor proximidad al Perú hizo que
Bolivia se inclinase decididamente hacia aquella región.

Períodos turbulentos

La riqueza de las minas, las desigualdades étnicas, los abusos de muchos y las


rivalidades entre los conquistadores contribuirían a dar al Alto Perú durante los
siglos XVI, XVII y XVIII una historia turbulenta. La colonización minera agotó en
parte las energías de la población e imposibilitó el progreso de otras
actividades. Contra el trabajo agotador de las minas clamaban los mismos
virreyes, que no podían luchar con el imperativo económico y social de la atracción
de los centros mineros sobre las masas campesinas. En este período el Alto Perú
se vio ensangrentado por las rivalidades intestinas de los españoles, entre las que
destaca la contienda entre los vascos y los vicuñas, formados los primeros por los
inmigrantes vascos, en cuyas manos estaba gran parte de la riqueza del país, y
los segundos por los inmigrantes procedentes de otras regiones españolas unidos
a los criollos.

Durante casi toda la época de la colonización española, el Alto Perú fue una
dependencia administrativa del gobierno de Lima. XVIII la vida del Alto Perú se
hizo todavía más turbulenta por diversas sublevaciones indígenas. En esa misma
época se extendió al Alto Perú la sublevación iniciada en el Bajo Perú por Túpac
Amaru, que motivó el cerco de varias ciudades por los indígenas, entre ellas La
Paz, la cual tuvo que resistir un sitio de seis meses. La derrota peruana aseguró la
independencia de Bolivia.

DESCOLONIZACIÓN

El proceso histórico de descolonización en Bolivia, actualmente en plena marcha,


es un planteamiento político plasmado en la Constitución, que tiene que ver con el
desmontaje del sistema hegemónico de dominación capitalista que impone
prácticas excluyentes. En primer lugar, resulta poco pertinente reducir la
descolonización a la recuperación de la identidad o reducirla a un problema de
«igualdad», que es tanto como subsumir el problema bajo un principio moderno,
como una demanda de «inclusión» que obliga a pensar que sólo se trata de las
«promesas incumplidas de la modernidad», en el sentido de sólo incluir «lo
indígena» en el Estado nacional, cuando es justamente ese estado el que está
siendo cuestionado con la descolonización, por su carácter mono cultural.
Entonces, la descolonización no es una simple recuperación de la identidad, la
descolonización es un planteamiento político de construcción, no solo de crítica, e
implica también el hecho que mi identidad no está en lo útil sino en el horizonte,
ésta surge no solo de lo visible sino de lo mítico, lo que no quiere decir que
neguemos lo que ahora tenemos como determinación. El filósofo árabe Yabri se
preguntó ¿de qué modo podemos reconstruir nuestro legado? Sin duda,
«reconstruir» supone un primer momento en la descolonización de algo que, en
alguna medida, se sabe colonizado.
Esta última pregunta puede establecer el lazo necesario entre descolonización e
interculturalidad vistas desde la escala que permite pensar el proceso político
boliviano. Ahora bien, cuando desde Bolivia se habla de descolonización, el punto
de vista crítico y de desmontaje del pensamiento moderno occidental es
insuficiente porque no estamos simplemente en un lugar de oposición ni de sola
resistencia, sino también estamos, aunque periféricamente, ubicados en el Estado
que se propone explícitamente la tarea de descolonizar.

EDUCACIÓN E INTERCULTURALIDAD

Pero si entiende que la afirmación de la identidad supone al mismo tiempo una


recuperación de ella, es decir, esa recuperación supone también una creación,
entonces, estamos en un movimiento complejo de la descolonización. En la
recuperación también hay elementos de creación, por lo tanto se tiene que
producir conocimiento propio desde la cultura. No se trata tanto de partir solo de la
definición de lo que sea mi cultura ya que no garantiza en sí misma la
descolonización. Muchos ya se saben a priori en su cultura, y aunque esto no
signifique que se pueda estar sin cultura, las consecuencias de la colonialidad se
expresan también en la afirmación a secas de nuestra cultura, pues también una
cultura afirmada así es producto de la relación colonial.

No se trata simplemente de «revalorizar» lo considerado como sobreviviente o que


haya quedado fuera de la relación colonial, hay que buscar una forma también de
reconciliación con nuestra cultura. Entonces, la primera forma para recuperar
nuestro legado es cómo me relaciono con mi cultura en un proceso de
descolonización, ya que ese es el nivel más invisible de la colonización. Ahí el
tema de la descolonización es algo que nos compete a todos desde distintos
ángulos o lugares socio-culturales, pero sin duda es una tarea que nos trasciende
como generación. Es un doble movimiento en el proceso de descolonización, no
es un solo movimiento, no es simplemente la afirmación de lo negado, sino que en
la afirmación, también hay una reconstitución.
Este es el proceso de descolonización que estamos viviendo en Bolivia.

CONSTRUIR LO COMÚN

Pero esa afirmación es una cosificación de nuestra propia cultura, entonces, ahí
hay un problema grave que hay que resolver. Tal vez, el nivel menos cosificado de
la cultura, el nivel más vivo, es el nivel mítico, el nivel espiritual. Solo si me sitúo
en ese nivel del legado de mi cultura y desde ahí empiezo a hacer los tres
movimientos mencionados, es decir, afirmar mi cultura, reconstruir mi cultura,
hacerla viva y por lo tanto producirla, creo que alcanzamos el «espíritu»
fundamental de la descolonización. Es decir, ese es el modo como yo tengo que
relacionarme con mi cultura, desde el legado mítico, desde el legado, digamos,
más espiritual, ese es el lugar.

Sin embargo, el problema más grave para nosotros es como nos situamos ahí, es
un desafío para pensar de otra forma la descolonización. La pregunta de fondo en
todo esto es, ¿quién soy yo?, ¿quiénes éramos nosotros?, porque yo no soy
simplemente un núcleo esencial puro, sino, yo me constituyo en relación a los
otros y esa es la relación intercultural que se articula al proceso de
descolonización. La educación no puede ser solamente para mi cultura, para un
grupo. El efecto de la descolonización, en este caso, es que el proceso de diálogo
y de auto constitución genera otra forma de lo común.

Entonces, la educación tiene que asumir esos dos elementos, ahí se entrelaza de
una manera bastante compleja, la interculturalidad con la descolonización. La
descolonización del conocimiento empieza ahí, cuando nosotros asumimos
hacernos cargo de nuestros problemas planteándonos preguntas que luego nos
tocará resolver, sin esperar recetas de expertos ni de teorías, simplemente
compartiendo criterios sobre el proceso y ubicándonos en el ángulo desde donde
podemos empezar a descolonizar. Son problemáticas que los sujetos tienen que
resolver, porque si las personas no se hacen, en ese sentido, sujetos, si no toman
en cuenta las riendas de lo que son, pues tampoco vamos a hablar de un proceso
de descolonización. Pero, al mismo tiempo capaz de tener cierta autonomía para
reflejar en el espíritu de la descolonización, que supone también un momento de
«construcción», pues ahora no estamos fuera de las instituciones del Estado,
estamos dentro.

Esto supone otro giro a nuestra concepción de autonomía dentro del contexto de
descolonización. Este sujeto que puede ser el que permita la descolonización,
como tarea prioritaria de la educación, tiene cierta especificidad. Esta es la
dimensión civilizatoria de la pedagogía, es el nuevo perfil educativo de los sujetos
que permitirán la descolonización

La más obscura fue el periodo colonial que tuvo las siguientes características:

ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LAS COLONIAS

El Virrey

El primer virrey, Diego Colón, hijo del Almirante, dirigió desde Santo Domingo la


colonización de 1509 a 1526, año en que desapareció este virreinato, dada la
magnitud de México.

Capitanías Generales

Las capitanías generales, territorios de menor importancia, las gobernaba un


capitán general, cuya autoridad sólo la superaba el virrey. En aquellos lugares
donde por determinadas circunstancias la autoridad del virrey o del capitán
general no llegaba, la ejercía el presidente de la Audiencia.
La Real Audiencia

Organismo judicial del más alto nivel, su poder se situaba por encima del
virreinal, hasta tanto el Consejo de Indias no se pronunciase sobre cuestiones de
carácter importante, en las que su decisión era inapelable. De todas ellas, disfrutó
de mayor poder la de Santo Domingo, la cual en realidad, fungía como avanzada
del Consejo de Indias en el continente. Por lo general, la máxima autoridad civil
del territorio presidía la Audiencia de su región, aunque se tratase de un cargo
meramente formal y representativo, ya que en el Consejo no contaba con voz ni
con voto.

El Consejo de Indias

El organismo supremo de administración y control de toda la América española, el


Consejo de Indias, se creó en 1511, aunque hasta 1524 no contó con un
reglamento coherente. Sin embargo, no fue sino hasta 1574 que se promulgaron
las Reales Ordenanzas que fijaban definitivamente las funciones inherentes a su
competencia, a pesar de haberse contemplado ya en las Leyes de Indias. El
Consejo de Indias abarcaba en una sola institución los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial.

Abolición del Consejo de Indias

La larga vida del Consejo sufrió bastantes transformaciones. Con la administración


ilustrada de los Borbones, el Consejo se convirtió, a la usanza de Francia, en un
Ministerio de Indias, abolido por las Cortes revolucionarías de Cádiz en 1812, para
resurgir con la restauración de Fernando VII.

Poder municipal
Los ayuntamientos indianos gozó de la mayor importancia en la
fundación, consolidación y posterior administración de los territorios locales de las
colonias.

El cabildo

Pero con el tiempo, los cargos pasaron de representativos a subastados y


adjudicados al mejor postor. Las reuniones de los cabildos podían adoptar el
carácter de cerradas o abiertas. En estas últimas se abordaban temas de
importancia, y a ellas acudía todo el pueblo de la villa y zonas colindantes. En
estos cabildos abiertos se tomaban las decisiones populares, pues en ellos
votaban todos los participantes.

El Corregidor

Llegó un momento en que todos los cargos se subastaron, pues la Corona se veía


necesitada de fondos. Con esto aplicaban la política de poblamiento de la Corona
en las regiones que recuperaba del Islam durante la Reconquista.

La estructura eclesiástica

La Iglesia, abanderada espiritual de la Conquista, destacó en la defensa del indio


ante los desmanes de muchos conquistadores y el sistema de las encomiendas.

Otras órdenes y santos

Como legislador de Indias debemos mencionar la labor jurídica del padre


Francisco de Vitoria, coautor de las Leyes de Indias. Los negros encontraron un
defensor en el jesuita fray Pedro Claver, al que la Iglesia elevó a los altares en
1887. El mulato fray Martín de Porres, también santificado por la Iglesia, se
destacó como adalid de los huérfanos y niños desposeídos de Perú.
Misiones de la Iglesia

Las misiones de la Iglesia en América siguieron dos vertientes diferentes. La otra


vertiente, más completa e integradora, la asumió la Compañía de Jesús, cuyos
miembros no sólo evangelizaron y alfabetizaron a los aborígenes, sino que
organizaron, colonizaron, administraron e incorporaron tierras a la agricultura, para
uso de las tribus indias recolectoras.

Los Jesuitas y su labor comunitaria

Destacaron los jesuitas en las llamadas reducciones, que en número de treinta y


cinco fundaron para los indios guaraníes en Paraguay, el sur de Brasil y el norte
de Argentina, organizando las labores de los indios como si, formasen una
comunidad religiosa medieval, autosuficiente y consagrada al trabajo y a la gloria
de Dios. El rey incautó los bienes de los jesuitas en España y en las colonias, y los
obligó a marchar al exilio. Es probable que algunos sacerdotes sembraran ideas
que no convenían a los intereses de las Corona y en cierta medida, se anticiparon
a los aires independentistas que comenzaron a soplar en el último tercio del siglo
XVIII en algunas colonias meridionales.

La inquisición

Sin embargo, un aspecto que vela la buena labor de la iglesia en América lo


constituye la existencia del Tribunal del Santo Oficio, institución religiosa policial
que se conoce con el nombre de Inquisición. Este brazo armado de la iglesia
cobró un inusitado auge a partir de 1569, año en que el rey Felipe II comenzó a
utilizarlo como un elemento coercitivo más del absolutismo. En América residió en
dos sedes, una en México y otra en Lima. Los procesos se produjeron en una
medida mucho menor que en España durante la segunda mitad del siglo XVI.
Fundación de universidades

Muy pronto irrumpió la educación superior en América, como fruto del esfuerzo


combinado de la Corona y de la Iglesia, la cual regentaba en exclusiva todo el
movimiento cultural universitario.

Fundación de escuelas

En 1505, fray Hernán Suárez comenzó la enseñanza elemental en el convento de


la orden de San francisco, destinada a los hijos de españoles y de indios
nobles, sobre todo en Perú y México.

ORGANIZACIÒN SOCIAL DE LAS COLONIAS

Se caracterizó por una marcada división de clases sociales, los españoles


adoptaron el papel de grupo dominante, colocando a los indígenas en el grupo
dominando.

En la colonia existían las siguientes clases sociales:

LOS ESPAÑOLES

Los nacidos en Europa y conocidos como peninsulares o chapetones ocuparon un


lugar superior al de los hijos de los españoles nacidos en América.

LOS CRIOLLOS

Hijos de españoles nacidos en América.

Pero no todos estaban en la misma situación puesto que existían grandes


diferencias en torno al prestigio al afortuna y prestigio social. En los siglos XVI y
XVLL, los encomenderos formaron el grupo social más rico y prestigioso pues
controlaban a los nativos y sus tierras. Posteriormente los hacendados ocuparon
su lugar. En este elevado estrato social también se encontraban religiosos y altos
funcionarios, grandes comerciantes y mineros.

LOS MESTIZOS
Hijos de españoles e indígenas, debido ala escasez de mujeres españolas, el
mestizaje se dio muy pronto. Como la mayoría de los mestizos eran hijos
ilegítimos, fueron discriminados por los españoles y criollos. La mayor parte de los
mestizos fueron artesanos, vendedores en los mercados, sirvientes en las casa de
los españoles ricos y peones de haciendas.

INDIGENAS

Eran los pobladores de América, el grueso de la población nativa vivió en el


campo, trabajando en comunidades y haciendas; un buen número, sin embargo
logró sustraerse de ellas y se refugió en las ciudades españolas.

LOS NEGROS

Traídos de África en calidad de esclavos ocuparon el último peldaño de la escala


social. Los esclavos africanos trabajaron en las plantaciones azucareras del
caribe, en las haciendas y en las casa de familias ricas. En Charcas fueron poco
numerosos y se destinaron al servicio doméstico. Se intentó introducirlos en el
trabajo minero, pero la mortandad fue inmensa, de forma que fueron derivados
hacia las haciendas cocaleras de los yungas paceños.

LOS ZAMBOS

Eran hijos de españoles y negras.

LOS MULATOS Y ZAMBOS

Eran hijos de indígenas y negros, constituían una ínfima minoría.

ORGANIZACIÓN ECONÓMICA EN LA COLONIA

En sus inicios no fue particularmente fácil la vida económica en las colonias,


donde no existía la moneda como medio de pago, entre aborígenes y
conquistadores., usándose prioritariamente el sistema de trueque. Luego se
usaron ciertos productos como monedas. La vara de lienzo, por ejemplo, en Santa
Fe, equivalía a dos reales. Los precios no eran iguales en un lugar que en otro.
Economía en América

La economía colonial fue, lógicamente, complementaria de la española, tendiente


a satisfacer de aquellos productos que España no tenía, pero que a la vez
pudieran soportar el largo viaje desde América. La economía se basaba en casi
todo el territorio en el trabajo indígena estructurado en el sistema de
encomiendas, y la mita, que originaron abusos. Esto no sucedió en
Paraguay, donde los indios se sometieron en forma voluntaria y gratuita. Por lo
tanto no fue necesario el sistema de encomiendas.

La principal fuente de riqueza era la tierra y sobre ella, los conquistadores


establecieron un sistema feudal. , pero sólo podían convertirse en propietarios los
conquistadores, los pobladores, los beneméritos de las Indias y sus
descendientes. En Buenos Aires y en el litoral, se estableció una zona para el
pastoreo de ganado fuera del radio urbano. Para ello se repartieron indios y
tierras.

La excepción fue Cuyo, donde no existió el latifundio, ni el pastoreo de


ganado, repartiéndose, más indios que tierras. Al principio, los conquistadores se
apoderaron de ellos por trueque o saqueo. De plata diarios, en jornadas
agobiantes. Las minas de Potosí se hallaban a más de 4000 metros de altura, por
lo que resultaba de muy difícil acceso para la recepción de productos de
intercambio.

Se tardaba aproximadamente un año en llegar allí para entregar


alimentos, productos manufacturados o bestias de carga, a cambio de plata. Los
primeros equinos del Río de la Plata, fueron traídos por Pedro de Mendoza. El
ganado ovino y vacuno provino del Alto Perú. En el Río de la Plata y en Paraguay
se organizaron en el siglo XVII, las vaquerías, ante la abundancia de ganado.
GaleonesDurante los siglos XVI y XVII se creó el sistema de flotas y galeones
para custodiar el transporte de oro y plata que realizaban las embarcaciones
españolas de los ataques de corsarios y bucaneros. Las teorías
mercantilistas, vigentes en Europa, sobre todo, a partir del siglo XVII, sostenían
que la riqueza de un país se basaba en la cantidad de oro que acumulara, para lo
cual el estado debía regular directamente la economía. Por ese
motivo, España, trató de que el oro americano abultara sus arcas. En este siglo
comienzan a desaparecer los sistemas de encomiendas, robusteciéndose la
actividad comercial.

Los indios se asientan en las reducciones y comienzan a dedicarse a tareas


menores. Mientras tanto, los conquistadores amplían sus riquezas, sobre todo en
ganado, en las pampas. Desde allí se embarcaban hacia Perú. Los comerciantes
intermediarios que llevarían los productos a Cuyo, Salta, el Alto Perú, Córdoba del
Tucumán, e incluso al Río de la Plata, acudían al Perú para obtenerlos.

Este era el comercio legal, monopolista, que había establecido España para sus


dominios coloniales, donde sólo estaba permitido el comercio entre América y
España. El sistema no fue aplicado en forma rígida, ya que al margen de dicho
sistema de concedieron permisos comerciales, sobre todo al Río de la Plata
Pero, junto a él, surgió otro intercambio, ilegal, con otros países europeos. Desde
Guinea, llegaban esclavos al puerto porteño, además de géneros y ginebras
holandesas que se dirigían a Potosí, desde donde, a su vez llegaban a Buenos
Aires, los cargamentos de plata con destino a Europa. Para impedir el
contrabando se creó una «Aduana Seca» en Córdoba, en 1622, que tenía como
objetivo impedir la comunicación entre el Puerto de Buenos Aires y el norte
colonial, que producía la entrada y salida de productos ilegales.

Entre Córdoba y Buenos Aires era fácil contrabandear, pero no en el norte, por lo


cual esa zona comenzó a desarrollar su producción industrial. De España se
importaba muy poco, ya que sus productos eran muy caros, aunque se llevaban
demasiado, sobre todo, oro y plata. En La Rioja se producía vino, en Córdoba
harina, en Santiago, jabón. En el siglo XVIII, la base de la economía colonial lo
constituyó la ganadería, con la venta de cuero, cebo y grasa, dando nacimiento al
grupo económicamente poderoso de los estancieros, por lo general funcionarios o
militares.

Desde España, y para estar de acuerdo con las nuevas ideas, más liberales, el rey
Carlos III, en 1765 autorizó a otros puertos españoles para comerciar con
América . Promulgó en 1778, el Reglamento para el comercio libre de España e
Indias, donde se habilitó a trece puertos españoles y a veinticuatro
americanos, entre ellos Buenos Aires, para comerciar con España. Algunos tejidos
españoles fueron eximidos del pago de impuestos, mientras que otros productos
abonaban el 3 %, contra un 7 % que debían pagar los productos extranjeros. Este
Reglamento no eliminó el sistema de monopolio sino que habilitó más puertos
para el intercambio comercial.

Para recaudar los impuestos provenientes del nuevo puerto porteño se creó la
Aduana de Buenos Aires. Buenos Aires pronto se enriqueció, gracias a las
ganancias aduaneras, y los pueblos del interior comenzaron un creciente período
de retroceso económico. El estricto sistema comercial impuesto por
España, originó una de las principales reacciones contra el dominio
español, constituyéndose en la causa más elocuente de las revoluciones por la
emancipación.

LA EDUCACIÓN EN LA COLONIA

El acceso a la educación en la época colonial se limitaba a las primeras letras,  en


las escasas escuelas mantenidas por algunos conventos, parroquias y
cabildos. En las escuelas «mayores» se enseñaba, además, gramática, principios
de aritmética, catecismo y escritura por medio del dictado. Las escuelas de
«latinidad» eran las más excepcionales y conducían a estudios superiores. Uno de
los pocos documentos que ilustran el estado de las escuelas sostenidas por el
Cabildo y particulares, proviene de un informe que data de 1803.

Fue realizado por el Oidor don Manuel de Irigoyen, comisionado por el Presidente


de la Real Audiencia, don Luis Muñoz de Guzmán, debido a las numerosas
denuncias y acusaciones tanto de crueldad en los castigos infligidos por los
maestros a los niños, como del abandono en que se encontraban las escuelas, y
el poco provecho que sacaban los alumnos de la enseñanza impartida. Para poder
mantenerse, las escuelas utilizaban los ingresos provenientes de los alumnos más
pudientes, estando estrictamente prohibido el cobro a los más pobres.

También podría gustarte