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EMUNÁ, BITAJÓN Y LA MITZVÁ DEL APEGO AL ETERNO

Rabbí Dr. Williams Pitter


www.luz.academia.edu/WilliamsPitter
wpitter@gmail.com

LAS INCREÍBLES EXPERIENCIAS DE EMUNÁ DE LOS TZADIKIM (Derashá)

LA MITZVÁ DEL APEGO AL ETERNO (Comentario a la parashat Ekev)


 Introducción: Boris Cyrulnik y la superación de la tragedia
 Apego y confianza
 El apego en las Escrituras
 ¿Cómo nos apegamos al Eterno? Y la revelación del Mesías

EL APEGO AL ETERNO Y LA PRUEBA DEL FALSO PROFETA (Comentario a la parashat Reé)


 Introducción: Notas sobre la parashat Ekev
 El comentario: la yuxtaposición de Dt 13:1-6
 Respondiendo la primera pregunta
 Respondiendo la segunda pregunta
 Emuná y apego para los tiempos finales

EMUNÁ Y BITAJÓN: EL APEGO AL ETERNO


 Introducción
 Primera parte: un resumen de las conferencias pasadas
 Segunda parte: El apego al Eterno no es un sentimiento, es una mitzvá
 Tercera parte: El apego al Eterno por parte del hombre
 Cuarta parte: La emuná como comprensión de las realidades divinas
 Quinta parte: Emuná y bitajón: la seguridad del creyente y la paz interior
 Sexta parte: Bitajón es emuná en su máxima expresión
 El Mesías como nuestro reposo

Maracaibo, Venezuela
Agosto 2020/Av 5780
LAS INCREÍBLES EXPERIENCIAS DE EMUNÁ DE LOS TZADIKIM
La alegría y Torá en medio del sufrimiento
Rabbí Dr. Williams Pitter
Shabbat 13 de enero del 2018
26 de tevet del 5778

He impartido algunas lecciones importantes sobre Emuná y Bitajón y la diferencia que hay entre ellas; y
las he ilustrado con experiencias tomadas de episodios de las Escrituras y de la tradición judía. Sin
embargo, al hablar con algunos de ustedes he caído en cuenta que tienen serias dificultades para precisar
que significa Emuná y Bitajón, y aún más para establecer la diferencia entre ellas.
Esta es la cuarta conferencia sobre dos conceptos fundamentales de la fe judía: Emuná y Bitajón,
conceptos que son muy similares pues ambas tienen que ver con una actitud de “confianza en el Eterno”;
una actitud de confianza fundada en una experiencia espiritual y en un conocimiento de la Palabra del
Eterno. Sin embargo, en virtud de una diversidad de actitudes que se toman ante las situaciones de la vida
los jajamim han captado que entre Emuná y Bitajón hay una sutil y al mismo tiempo una profunda
diferencia. Y decíamos, a fin de simplificar estas nociones que Bitajón es el más alto nivel de Emuná, es
decir, Emuná extrema, en donde se manifiesta una actitud de la más elevada confianza en el Eterno. Los
jajamim nos enseñan que Bitajón es la Emuná de los tzadikim, de aquellos judíos que han desarrollado un
elevado nivel de cercanía al Eterno, que se han apegado tanto a Él, que tienen una confianza absoluta en
todas las acciones de Su voluntad. Definir como mayor claridad este tipo de actitud es el objeto de esta
conferencia.

Es muy simple, como está escrito, Emuná es “la certeza de los que se espera, la convicción de lo que no
se ve” (Hb 11:1); y quienes hayan leído esta definición de Emuná y todos los ejemplos bíblicos que cita el
libro de Hebreos llega a la conclusión que esto todo lo que hay que saber sobre Emuná y lo demás es
ponerla en práctica. Pero deben saber que tal certeza y convicción en el creyente proviene del simple
hecho de que la persona ha puesto toda su confianza en la bondad del Eterno y en las promesas de Su
Palabra. La gran dificultad se encuentra cuando la vida nos presenta duras pruebas, circunstancias
extremadamente difíciles de tal modo que la certeza de lo que se espera no llega nunca, ni la convicción
de lo que no se ve parece pura ilusión religiosa, entonces nuestra Emuná se hace pedazos por lo débil de
nuestra confianza y/o porque no estamos correctamente informados acerca de la manera cómo actúa el
Eterno. Y el resultado seguro es la frustración y la amargura, o peor aún, se molestan y hasta maldicen
por lo que han pasado, de manera tal que algunos no pueden superar esto y abandonan los Caminos del
Eterno, y si logran permanecer en ellos, entonces llevan vidas miserables o una religiosidad mecánica, que
hacen sus deberes como creyentes porque así lo requiere el Eterno.
En esta conferencia, con la ayuda del cielo, intentaré precisar lo es que Bitajón, pero no partiendo de un
discurso de argumentos bíblicos, más bien contaré historias y parábolas que revelan la actitud de
confianza en el Eterno en circunstancias difíciles, para aprehender mejor los principios contenidos en
Bitajón y luego acudiré a las Escrituras.
Quiero empezar con una parábola, que ya una vez conté a muchos de Uds., pero me parece que no fue
entendida muy bien y es necesario que se las repita. Esta la parábola que aprendí del Rabino Ezriel Tauber
de su libro “Y nada me faltará”1, cuenta que dos hombres caminaban juntos por un camino polvoriento y
en medio de un sol inclemente, y se dirigían hacia un pueblo cercano. Cada uno de ellos llevaba un saco
con 50 kilos de piedras sobre sus lomos; uno de ellos se quejaba por el peso que soportaba, por lo difícil
del camino, por la arena, el viento y el sol, y sudor permanente, y la fatiga del esfuerzo; el otro, sin
embargo, a pesar que estaba en las mismas circunstancias no se quejaba como su compañero de camino,
todo lo contrario, estaba tranquilo y alaba al Eterno; de hecho, él estaba tan alegre que de vez en cuando
decía: Baruj Hashem! ¡Bendito sea el Señor! ¡Hay un claro contraste de actitudes!
La pregunta es, ¿por qué este hombre, a diferencia de su amigo, tiene una actitud distinta de alegría a
pesar que están en las mismas circunstancias: la del peso de las piedras y de lo inclemente del clima?
¿Cuál es la diferencia entre estos hombres? Este hombre está alegre y alaba al Eterno porque tiene

1 Rabbí E. Tauber, Y nada me faltará (2002). Editorial Jerusalén de México.


conciencia de que lleva una carga pesada de piedras preciosas, que valen mucho dinero, y que al final del
camino, todo será para bien, disminuirá su carga venderá sus piedras preciosas.
Si deseamos examinar esta parábola a la luz de las Escrituras podemos invocar el Tehilim 32:10, que en
las traducciones corrientes dice: “Muchas aflicciones hay para el malvado, pero quien confía en el Eterno
le rodea la misericordia”. Este Tehilim parece mostrar un contraste entre el malvado y el que ha puesto
su confianza en Hashem; el malvado sufre, pero el justo no. Y esto no es cierto porque en muchas
porciones de las Escrituras encontramos: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas estas las
librará Hashem” (). De donde es claro, que tanto el malvado como el justo sufren, por lo que debemos
tener una mejor traducción del Tehilim 32:10.
En un comentario sobre los Salmos escrito por Rabbí Avraham Jaim encontramos que la traducción más
apropiada para este Tehilim sería: “Muchos sufrimientos afligen al malvado y también a quien confía en
Hashem, (pero) la bondad (jesed) le rodeará”. Ahora Rabbi Jaim pasa a enseñarnos: “Si tanto el justo como
el malvado sufren, entonces, ¿cuál es la diferencia entre ellos?”. Nosotros, leyendo esta traducción
diríamos: ¡al justo le rodea la misericordia! Con esto decimos mucho pero no explicamos nada.
Rabbí Avraham Jaim, nos enseña: Es cierto que tanto el malvado como el justo sufren, pero “El hombre
que confía en el Eterno no siente el sufrimiento de la misma manera que el malvado porque él está
confiado que cada aflicción es para su bien, de acuerdo a la voluntad divina”. El justo judío,
correctamente informado por las Escrituras y la tradición judía conoce que todo viene del cielo y que todo
es para bien. Es decir, el justo, el que teme al Eterno sabe que las cargas de la vida y las circunstancias
difíciles en medio de las cuales lleva sus cargas son en verdad pruebas del Eterno, que lo ayudará a
elevarse, a crecer. Y en este sentido el justo se somete a la voluntad del Eterno, y sus sufrimientos son
mitigados por la percepción que sus cargas es un peso de piedras preciosas destinadas a purificar su
carácter, y en este sentido a elevar su vida; que al final todo será para bien. Esta visión nos ayudará a
desarrollar la paciencia, de la que mucho carecemos.
Pero quiero que resalten dos elementos contradictorios en esta experiencia de la parábola, sufrimiento y
alegría; o mejor dicho, alegría en medio del sufrimiento, ¿cómo es posible esto?, ¿será solo una bella
parábola y no la realidad misma? El gran problema que muchos tenemos es que, por lo general creemos
que el sufrimiento y la alegría están relacionados con las cosas materiales, prosperidad y aun con la buena
salud; si las tenemos, estamos alegres y si no las tenemos o las perdemos, entonces estamos tristes o
amargados.
Nuestra Emuná no está conectada a las cosas de este mundo, para que dependa de ellas, y para que
entonces estemos alegres o tristes. Si nuestra Emuná viene del cielo, debemos tener por cierto que tanto
nuestras aflicciones como alegría vienen también del cielo, y aun más, la paradójica situación de
experimentar alegría en medio del sufrimiento, también viene del cielo si sabemos apreciar que las cargas
o pruebas de nuestra vida son un saco de piedras preciosas destinadas a enriquecernos, para hacer crecer
y fortalecer nuestra Emuná.
Esta profunda comprensión sobre la Emuná y de las pruebas que tiene la sabiduría judía, ya era conocida
en el primer siglo de nuestra era. Pues tenemos un documento de un judío llamado Pedro que enseña:
“Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido como si alguna cosa extraña
os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los sufrimientos del Mesías, para que
también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 P 4:12,13). Note que Pedro conecta
la alegría de las pruebas en este mundo con la alegría que experimentaremos en el mundo venidero. No
declaró ni prometió que no tendríamos pruebas ni aflicciones, nos reveló que podemos y debemos vivir
con alegría aun en medio de las pruebas, porque todo es para nuestro bien.
El malvado, o aun el creyente mal informado o con poco conocimiento de las Escrituras sobre las pruebas,
no tienen esta perspectiva de los Caminos del Eterno, y por tanto vive amargado, quejándose porque ve
los problemas y males que la vida o el mismo Eterno le ha impuesto. Y en verdad no son problemas,
nosotros no tenemos problemas, son pruebas del Eterno, y por lo tanto debemos llevarla con alegría y
esta actitud disminuirá la aflicción que nos causa inevitablemente la prueba. Si Ud. no ha logrado este
nivel de Emuná, es decir, que no ha logrado sentirse alegre en medio de la aflicción de la prueba, es posible
que tenga Emuná, pero no ha llegado al nivel de Bitajón. Esta situación paradójica, de la que habla Pedro
y la tradición judía, se refiere a Bitajón, el nivel de Emuná más elevado, y quedó ejemplificada en una
historia del Rebe Zusia, que recién les conté:

Cierta vez, un pariente visitó a Rebe Zusia de Anipoli. El Rebe lo recibió como siempre, con una gran
alegría, que no solo se reflejaba en su rostro sino también en sus palabras. Sin embargo, el visitante notó
que el semblante de la esposa del Rebe denotaba tristeza y preocupación. Cuando el Rabino salió por un
instante de la habitación, la esposa volcó su amargura delante de la visita, contándole acerca de la
gravísima situación económica por la que pasaban. Cuando regresó Rebe Zusia, el pariente no pudo
contenerse y preguntó: “¿Cómo es posible que su esposa esté preocupada y usted se encuentre tan
alegre?” El Rebe sonrió y dijo: “Ella está así pues confía en mí, y es en realidad una buena razón para
preocuparse, pues sólo soy un pobre hombre. En cambio, yo, deposito mi confianza en Hashem, que es
Todopoderoso, y por eso estoy alegre”. Necesitamos alcanzar este nivel, pero, ¿cómo?..

Otra increíble historia de los tzadikim la aprendí del Rabino Ezriel Tauber en su libro Pensamientos para
un corazón judío2. En tiempos de la persecución nazi, estos invadieron la ciudad de Nitra en la antigua
Checoslovaquia y en donde el Rebe Weissmandel vivía y dirigía la comunidad judía, y al llegar allí sacaron
con violencia a todos los judíos de sus casas y los metieron en carretas y los llevaron a los vagones de un
tren para deportarlos a los campos de concentración. Pero los nazis, para hacer sufrir a los judíos, los
dejaban encerrados desde la mañana hasta calentar el sol en los vagones de hierro, y sin agua y sin
alimentos. Esta situación cada vez más sofocante provocó una gran agitación entre muchos varones
judíos, y en especial entre las mujeres y ancianos débiles y en los niños.

Entre ellos estaba un campesino que criaba pollos y gallinas para venderlos y así obtener su sustento, y
como otros, era también apretujado por su esposa y niños que clamaban y lloraban por agua y comida. El
Rebe Weissmandel, que también compartía el vagón con aquel campesino, cuenta que éste parecía un
poco distraído de la situación y más bien trataba de mirar hacia afuera entre las rendijas del tren. Y cierto
tiempo después, el campesino vio a un conocido suyo que andaba libremente, este hombre era uno de
los servidores judíos que los nazis usaban para limpiar baños y hacer otros oficios, y les tenían prohibido
colaborar con los prisioneros so pena de muerte.

El punto es que, aquel campesino, al ver a este hombre comenzó a gritar por las rendijas: “Moshé, Moshé,
hazme el favor y ve a mi casa y alimenta a los pollos. Recuerda que está prohibido por la Torá hacer sufrir
a los animales”. Los nazis, que escucharon esta petición comenzaron a reírse y uno de ellos dijo: “mira, el
judío se volvió loco, en vez de pedir agua y comida para su familia está pidiendo que se alimenten a sus
pollos”. Pero otro oficial le dijo: “no se ha vuelto loco, lo que pasa es que los judíos son muy ávaros y está
más pendiente de sus negocios que de su familia”; y todos se rieron a carcajadas.

¿Qué piensa Ud., el campesino judío está loco o es un hombre que la avaricia lo hace ciego ante la
situación que está viviendo él y su familia que en vez de clamar al cielo por ayuda le grita a un conocido
que vaya a alimentar a sus pollos? La respuesta es, no es lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. El Rav
Tauber nos explica que más bien este hombre está expresando con su petición una profunda sabiduría,
¿cuál?, ¿cómo?.

Primero, que este hombre, a pesar de su circunstancia, no puede cumplir ninguna mitzvá de la Torá, está
imposibilitado incluso de ayudar a su propia familia, pero entonces se percata que si puede cumplir la
mitzvá que le ayuden a no hacer sufrir a sus animales, y de allí la solicitud que le hace a Moshé. Aquel
campesino estaba alegre de haber visto a Moshé pues él le ayudaría a cumplir la única mitzvá que podía
hacer: velar por el bienestar de sus pollos. Por eso hemos escuchado muchas historias de Jánuka en la
cual muchos judíos en los campos de concentración procuran encender las luces de la menorá, aun a
riesgos de su vida. De aquí aprendemos que sea cual sea la situación no debemos perder nuestro enfoque,
porque hacer mitzvot, como ya sabemos, no solo podemos colaborar con otros incluidos los animales,
sino que además sirve para fortalecer nuestra conexión con el Eterno, lo que nos dará fuerza y alegría
para resistir la prueba.

2
Rabbí E. Tauber, Thoughts for a jewish heart (2006). Editorial Shalheves.
Pero todavía hay más. Ese simple judío estaba presentando a su manera una oración al Eterno en la cual
reclama su atención. El campesino quizo decir: “Ribbonó shel Olam, Señor del mundo, sino no somos
judíos dignos, te pido por favor que nos consideres como animales, como mis pollos y gallinas, y Tú sabes
que por la Torá que nos diste y por los preceptos que nos enseñaste, que está prohibido hacer sufrir a los
animales. Te ruego que nos ayudes, así como yo le pedí a Moshé que fuera a alimentar a mis polluelos.
Pero si no me consideras como un animal, déjame sufrir entonces, pero, ¿que dé mis pequeños hijos que
son inocentes e indefensos como mis pollos? ¿Por qué no tienes misericordia de ellos?”.

He aquí los ingredientes que faltaban. Bitajón, la Emuná en el más elevado nivel, es la confianza en Dios
que se manifiesta en una actitud tranquilidad, e incluso de alegría en medio del sufrimiento, una alegría
que hace más llevadera la aflicción de la prueba, que todo viene del cielo que todo es para bien. Y al
mismo tiempo, tendremos fuerza para enfocarnos en nuestro servicio al Eterno y observar la mayor
cantidad de mitzvot que podamos, aunque solo sea la mitzvá de la oración, de orar por liberación, y
esperar en Él, aunque no llegue la liberación esperada. Esto es Bitajón, Emuná al máximo nivel.

En la prueba es cuando se manifiesta de que estamos hechos, que clase de Emuná tenemos y cuán fuerte
es, pero no se nos pide mucho; podemos empezar teniendo una fe pequeña como un grano de mostaza,
que si la sembramos y regamos con lágrimas va a producir muchos frutos, como el de la alegría y
mantenernos enfocados en el servicio al Eterno guardando mitzvot.

La gran pregunta es, ¿cómo alcanzar este nivel de Emuná? Lo único que es que nuestra Emuná puede ser
aumentada por medio de las pruebas, pero también aprendí algo muy importante que aprendí, es una de
las perlas más bellas y poderosas que he visto y quiero compartir este tesoro con Uds.

Cuando Rabino ortodoxo Moshé Téitelbaum se convirtió en discípulo del Rebe Yaacob Yitzjak de Lublín,
al cual llamaban el Vidente de Lublin, y estudió durante un tiempo el modo jasídico de vivir y le agradó.
Pero cierta vez se suscitó una duda en su corazón. Observó que los jasidim estaban siempre alegres, que
realizaban cualquier labor con alegría, que caminaban y descansaban con alegría y que oraban con
sublime júbilo. Entonces recordó las palabras de un libro llamado el Sendero de la Vida: "Cada hombre
temeroso de Dios debe lamentarse y llorar por la destrucción del Templo." Pero, además también nos
lamentamos y lloramos cuando tenemos pruebas duras como la de perder seres queridos, propiedades,
por enfermedades, etc., ¿cómo puedo expresar o sentir alegría en medio del sufrimiento?

Con esos pensamientos rondando en su cabeza, Rabí Moshé se puso en camino para visitar al rabí Yaacob
de Lublín. No bien cruzó el umbral de la casa, el rabí Yaacob al verlo le dijo: "¿Por qué está hoy tu
semblante ensombrecido? Efectivamente, según el Sendero de la Vida cada hombre temeroso de Dios
debe llorar y lamentarse por la destrucción del Templo y llorar por algunos sucesos lamentables que
ocurren en nuestras vidas.

Pero, créeme, también nosotros prorrumpimos en lamentos por Jerusalén a medianoche y lloramos y
gemimos, y también en las aflicciones de las pruebas; sin embargo, todo ello se hace en espíritu de alegría.
¿Conoces la historia de aquel rey condenado al exilio? Vagó por largo tiempo hasta que halló refugio en
la casa de un amigo a quien quería. Este hombre fiel, derramaba lágrimas por la extrema pobreza que
sufría él y al recordar como su propio pueblo despreciaba que su amigo el rey. Pero ahora la situación
cambió radicalmente, seguía siendo tan pobre como siempre, pero al mismo tiempo se regocijaba porque
el rey a quien tanto amaba ahora era más cercano y parte de su vida y se había hospedado en su hogar.
Si, el mismo rey ahora está conmigo, y me ha prometido que cuando regrese por su reino mis lágrimas y
mis aflicciones terminarán, por lo que ahora mis aflicciones no son tan duras como antes, son mitigadas
por la presencia del rey en mi vida. Ahora tengo una alegría en medio del sufrimiento, porque el rey no
sólo está en mi casa sino en mi corazón.

La enseñanza es muy clara, las pruebas nos ayudarán a incrementar nuestro nivel de fe, pero la conciencia
que el rey Mesías vive y reina en nuestro corazón es un poderoso bálsamo y aliento para darnos alegría
en medio del sufrimiento. Esta es la actitud correcta, esto es Bitajón. Por eso está escrito: “Me darás a
conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre”
(Sal 16:11).
Quiera el Eterno hacer crecer nuestra Emuná, hasta el nivel de Bitajón, el de la alegría al tener plena
conciencia que el Rey Mesías vive y reina en nuestros corazones, y pronto vendrá y tomará su reino, el
cual esperamos que sea pronto y en nuestros días y digan: Amén!!!

SEFER DEVARIM
47 PARASHAT EKEV
LA MITZVÁ DEL APEGO AL ETERNO
Rabbí Dr. Williams Pitter

Shabbat 08 de agosto del 2020


18 de av del 5780

Introducción: Boris Cyrulnik y la superación de la tragedia

El Dr. Boris Cyrulnik, es un psiquiatra nacido en Francia en 1937 y es actualmente un neuropsiquiatra que
se ha convertido por sus estudios y libros en una referencia mundial en el área de la psicología infantil y
también se ha hecho famoso por sus contribuciones a la teoría del apego y a la resiliencia.

El Dr Cyrulnik explica el apego como un vínculo entre la madre y su hijo; este vínculo se crea, se mantiene
y se fortalece gracias a la confianza instintiva que el niño pone en su madre; debido a que ésta lo nutre
no sólo con alimentos, sino también con cánticos y caricias, gestos y palabras; lo que genera en el niño
una sensación de seguridad. Esta confianza, y la seguridad que ella genera induce en el niño, es el apego.
El Dr. Cyrulnik recomienda que se deben hacer todos los esfuerzos posibles para proporcionarle a los niños
un ambiente en el cual se sientan seguros, pues ello será la raíz de la formación de un adulto
emocionalmente estable, capaz de socializar. El apego, entendido en términos de confianza y seguridad,
puede ser aplicado en otro tipo de relaciones, ya sea en el matrimonio o en las relaciones comerciales
que entre dos o más personas se pueden establecer; en donde, la confianza es vital para que, tanto un
matrimonio como una relación de negocios, sean estables. El Dr. Cyrulnik recomienda que se deben hacer
todos los esfuerzos posibles para proporcionarle a los niños un ambiente en el cual se sientan seguros,
pues ello será la raíz de la formación de un adulto emocionalmente estable, capaz de socializar.

Pero detrás de su fama profesional y académica hay una historia triste de tragedia y otra notable, la de la
superación del trauma que sufrió en su niñez. El Dr. Cyrulnik nace en Burdeos, Francia, hacia el año 1937
en el seno de una familia judía polaco-húngara. En el año 1943, cuando ya los nazi habían invadido Francia,
el Dr. Cyrulnik, para entonces un niño de seis años es apresado junto con su familia y miles de judíos
franceses para ser llevados a los campos de concentración de Alemania. Él cuenta que logró escapar de
sus captores, pero no su familia, quien fue sacada a la fuerza de Francia, y no supo más de ellos. Y así, solo
y en la más completa orfandad, vive escondido trabajando en una granja y con un falso nombre, hasta
1945, cuando los nazis se rinden ante las tropas de los ejércitos de los aliados. A partir de allí, deambula
entre orfanatorios y casas de familias que le daban protección. Es a los once cuando comienza sus estudios
en primaria, y luego decide estudiar medicina, llegándose a interesar en la psicología infantil y
neuropsiquiatría, en especial en casos de niños traumatizados y como éstos pueden superar la tragedia.
Hoy ese niño, huérfano y traumatizado por el solo hecho de ser judío, logra superar su propia tragedia
personal y se ha convertido en el experto mundial de la teoría psicológica del apego y en especial de la
resiliencia, que es la capacidad para superar un trauma y empezar una nueva etapa en la vida.

Apego y confianza

La parashat de esta semana habla del apego, pero está por verse si la palabra “apego” o “unión” en el
sentido de un vínculo afectivo entre dos seres humanos explicado por el Dr. Cyrulnik en el área de la
psicología, tiene un significado similar al de la palabra hebrea que puede traducirse como “unión” o
“apego” en muchas traducciones bíblicas. Y, en este sentido vamos a abordar cuál es el significado del
apego al Eterno y cómo, o de qué manera se alcanza el apego al Eterno en la experiencia espiritual.

Así está escrito: “Al Eterno, tu Dios temerás, a Él servirás, a Él te apegarás” (Dt 10:20). La Biblia Textual
traduce como “a Él te aferrarás”. Lo cierto es que en este pasuk de Devarim aparecen la yuxtaposición de
tres mitzvot: la de temer al Eterno, la de servir al Eterno, y la de apegarse al Eterno”. En el capítulo 11,
hacia el final de esta parashat Ekev vuelve a insistir que la clave para vencer a las tribus hostiles y
poderosas de la tierra de Canaán es cuidar y cumplir los preceptos del Eterno. Así está escrito: “Porque si
habrán de cuidar todo este precepto que Yo les ordeno para hacerlo, amando al Eterno, vuestro Dios,
andando en sus caminos y apegándose a Él. Entonces expulsará el Eterno a todas las naciones….”
(11:22,23. Edición de Katz, Editorial Jerusalén de México, 2004). Acá aparecen tres mitzvot, la de amar al
Eterno, la de andar en sus caminos y de apegarse al Eterno”. Por tanto, acá tenemos una importante
mitzvá y un importante secreto también.

La pregunta es. ¿qué quiere decir la Torá cuando nos invita a apegarnos o a aferrarnos al Eterno? Lo
primero que podemos aprender es que la Torá nos aconseja apegarnos al Eterno para que nos vaya bien
en el sentido; aunque surjan pruebas que involucren sufrimientos y pérdidas, todo al final será para bien.
Lo segundo, qué significa en el sentido hebreo apegarnos al Eterno y cómo lograr ese apego.

Recordemos, que la palabra apego en el sentido usado por el Dr. Cyrulnik era definido como un vínculo
que se establecía sobre la base de dos pilares: la seguridad y la confianza. La confianza que el otro inspira
por sus palabras y por sus obras, proporciona el sentido de seguridad de quien confía. Ya dimos varios
ejemplos, en la relación madre-niño, en el matrimonio, en los negocios, y en los ambientes de la sinagoga
o de las iglesias.

En cuanto a la confianza en otra persona voy a dar dos ejemplos. En el capítulo 31 del libro de Proverbios
encontramos una porción que describe las virtudes de una mujer judía, la cual se la dedicamos a nuestras
esposas cada cena de shabbat. De allí citaré el verso 11: “El corazón de su marido está confiado en ella”,
en este pasuk se alude claramente al hecho que el marido se siente seguro por la confianza que ha
depositado en su esposa, lo que supone que hay un estrecho vínculo entre ellos, una unión muy especial.
Este vínculo o unión es el apego, y la confianza es el pilar fundamental para que el vínculo o el apego se
inicie, se desarrolle y se consolide.

El segundo ejemplo tiene que ver con la vida del Rebe Zusha. Cierta vez, un pariente visitó a Rebe Zusia
de Anipoli. El Rebe lo recibió como siempre, con una gran alegría, que no solo se reflejaba en su rostro
sino también en sus palabras. Sin embargo, el visitante notó que el semblante de la esposa del Rebe
denotaba tristeza y preocupación. Cuando el Rabino salió por un instante de la habitación, la esposa volcó
su amargura delante de la visita, contándole acerca de la gravísima situación económica por la que
pasaban. Cuando regresó Rebe Zusia, el pariente no pudo contenerse y preguntó: “¿Cómo es posible que
su esposa esté preocupada y usted se encuentre tan alegre?” El Rebe sonrió y dijo: “Ella está así pues
confía en mí, y es en realidad una buena razón para preocuparse, pues sólo soy un pobre hombre. En
cambio, yo, deposito mi confianza en Hashem, que es Todopoderoso, y por eso estoy alegre”.

El apego en las Escrituras

La palabra hebrea que traducimos como “apegarse” o “aferrándose” es “davaq”. Este sentido de unidad
se hace más claro cuando la Torá usa la palabra “davaq” cuando nos enseña acerca de la profundidad de
la conexión del hombre y de la mujer en Gn 2:24: “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre
y se unirá (davaq) a su mujer y será una sola carne”. De aquí es claro que, la idea y el sentido de unidad
que debe existir entre el Eterno y el genuino creyente está forjado sobre la base de esa especial y única
unión que hay entre el hombre y la mujer que se aman de acuerdo a las leyes de la Torá. En virtud de
esto, la sabiduría judía llama al enlace matrimonial: kiddushim; que se refiere a santidad; dado que esta
unión implica que cada uno se consagra al otro en exclusividad.

En otro contexto, en un episodio bien conocido volvemos encontrar la palabra “davaq”. Cuenta la Torá
que Shejem, un príncipe cananeo se enamoró de Dina, hija de Yaacob, y la Torá describe ese amor en los
siguientes términos: “Y se apegó su alma a Dina…y amó a la muchacha y habló al corazón de la muchacha”
(Bereshit 34:3). Así como el esposo se apega en profundo amor por su esposa, igualmente desea que su
esposa se apegue a él; y así también el Eterno desea que Ysrael y cada uno de sus hijos nos apeguemos
con la devoción de un amor indivisible como Su amor que se apega a nosotros.

Las Escrituras se inspiran siempre en el modelo de la relación entre el hombre y su esposa para aludir a la
relación entre Ysrael y el Eterno como bien lo muestra el libro del profeta Oseas, y en particular, para
referirse a la relación entre el Eterno y el creyente. Y es por esta razón que la idolatría es siempre
presentada en las Escrituras como un adulterio, en analogía a la infidelidad de la esposa a su marido, que
trastorna el shalom bait o crea, como en muchos casos, una ruptura irreparable en la pareja.

Este tema de la unión del Eterno con el creyente genuino es mucho más profundo que el de la unión entre
el hombre y la mujer, que ya de entrada es profundo. De hecho, Rav Shaul al tratar estos temas nos enseña
que es un “misterio” en Efesios 5:21-33. La teología, históricamente divorciada de sus raíces judías, apela
a sus raíces griegas e invocando sus conceptos y lenguaje enseña sobre esta clase de unión como de una
“unión mística”, frase que ayuda poco a esclarecer o explicar.

Por tanto, en relación al tema de la unión con el Eterno, el pasuk crucial de esta parashat llega a ser: “Al
Eterno, tu Dios temerás, a Él servirás, a Él te apegarás (davaq)” (10:20), pues contiene la doctrina de una
triple relación con el Eterno, siendo la última de ellas, la más profunda y difícil de captar, pero de la cual
dependen el temor y el servicio a Hashem. Parece claro entonces que, por medio de la analogía tomada
del matrimonio este “apegarse” o “aferrarse” al Eterno podemos tener una vislumbre de lo que el
Eterno requiere de Ysrael y de nosotros como individuos creyentes en Su Nombre.

Es decir, así como la esposa ama y se sujeta a su esposo, así nosotros debemos amar y sujetarnos al Di_s
de Ysrael, para que nos vaya bien. La sujeción y el respeto a la autoridad del esposo ha de mantenerse,
aunque la esposa tenga diferencias con su esposo, y en cualquier otra circunstancia difícil de la vida
matrimonial. Ninguna dificultad interna en el hogar, por difícil y desagradable que sea, no debe ser
tomado como una excusa para la infidelidad. Y en este sentido, y en el nivel de nuestra relación con el
Eterno, las Escrituras nos dice: “si fuéramos infiel, él permanece fiel” (2 Tito 2:13).

Con estas explicaciones, a mi parecer, queda bastante claro la intención de la Torá al instarnos a
“apegarnos” al Eterno, ya que nos invita a separarnos del mundo y unirnos a Él en amor exclusivo, como
el de los esposos que guardan Torá. Sin embargo, necesitamos profundizar un hecho básico: ¿cómo nos
apegamos al Eterno?

¿Cómo nos apegamos al Eterno? Y la revelación del Mesías

Podemos decir que hay varias maneras de apegarnos al Eterno, por ejemplo, por medio de la oración. La
pregunta que podemos hacer aquí es la siguiente: ¿oramos al Eterno porque necesitamos unirnos con Él
o porque ya estados unidos con Él? Para aquel que ha nacido de nuevo, su unión con el Eterno es un hecho
espiritual enseñado en las Escrituras, por tanto, oramos al Dios de Ysrael porque así lo siente nuestro
corazón en virtud de nuestra unidad con Él. Si recuerdan, yo he enseñado ya sobre este asunto en mis
conferencias sobre el ayuno y la oración, y allí utilicé la palabra “daveikus”, que viene de “davaq”, es decir,
oramos porque estamos unidos al Eterno. En este sentido, la oración más bien fortalece esta unidad vital
entre el Eterno y el creyente. Otra manera de apegarnos o unirnos a Hashem es por medio del estudio de
la Torá, y acá también aplica lo mismo que hemos explicado con respecto a la oración: amamos estudiar
la Torá porque estamos unidos con él. Del mismo modo, las obras de caridad, el afecto y respeto hacia
nuestros padres o al prójimo también son un fruto de la unión que tenemos con el Eterno.

Por tanto, la oración, el estudio de la Torá, la tzedaká, etc., contribuyen a fortalecer nuestra unión con el
Eterno, y en el caso de una persona que no ha nacido de nuevo, estos caminos contribuyen a forjar la
unidad con el Eterno, cuando la persona acepte el yugo del reino de los cielos sobre su vida.

Todo esto es verdad, sin embargo, la sabiduría judía nos trae una respuesta sorprendente a la pregunta:
¿Cómo apegarse o aferrarse al Eterno? Deseo darle los méritos al Rabino Yehonatan Gefen, pues en su
comentario a la Torá que publica por internet encontré en bandeja de plata la respuesta a esta pregunta.
El Rav Gefen, cita a su vez a Rashí, cuyo comentario a su vez se basa en el Midrash Sifré Devarim. Dice
Rashí en su comentario al pasuk de Dt 11:22: “Y apegarse a Él. ¿Acaso es posible decir esto, que el hombre
puede apegarse a Él? ¿Acaso no es Él “un fuego devorador”’? En realidad, esto significa que debes
apegarte a los estudiosos de Torá y a los sabios, y entonces se te considerará como si te hubieras
apegado a Él”.
Maimónides, en su obra, El libro de los Preceptos (Sefer HaMitzvot), en concordancia con lo que ha
interpretado el Midrash, también enseña que la mitzvá de Dt 10:20 se nos manda a asociarnos con los
hombres sabios, a estar siempre en su compañía, y juntarse con ellos en cada forma de compañerismo
que sea posible, no sólo estudiando Torá, sino también comiendo con ellos, aprendiendo con ellos cuando
abordan y dan consejos sobre asuntos halájicos, de negocios o personales, con el fin de que lleguemos a
ser como ellos y adquirir sabiduría por medio de sus palabras y acciones.

El Yehonatan Rav Gefen, sigue la tradición rabínica enseñando también que es una mitzvá obligatoria de
apegarse a los talmidei jajamim y desarrollar una conexión con ellos para aprender Torá con el enfoque
correcto, pues ellos, por medio de sus enseñanzas, exhortaciones y guía espiritual nos apegan al Eterno.
Y, entre otras cosas, dice que una persona debería entender que apegarse a los jajamim no sólo es algo
bueno, sino que hacerlo es una obligación de la Torá. El Rav Gefen, citando al Rav Noaj Weinberg zt”l,
comenta el valor de apegarse a los sabios de Torá como una gran ayuda que nos orienta a enfrentar y
superar las pruebas y retos que nos presenta el Eterno. Así dice:

“… Rav Noaj Weinberg zt”l señaló que muchas personas pasan años estudiando para obtener
un título universitario. Sin embargo, en temas básicos de la vida como el matrimonio, la
educación de los niños y la satisfacción personal casi no invierten tiempo para aprender a tener
éxito. Los resultados de este fenómeno son muy claros: la tasa de divorcio es altísima, las
relaciones familiares fracasan constantemente y la insatisfacción general es algo muy común.
La Torá enseña que en todos estos temas es esencial aprender de los jajamim, personas que
entienden el enfoque de la Torá para enfrentar los desafíos de la vida y lo viven en carne
propia”.

La sorprendente respuesta del Midrash y la aceptación unánime que ha tenido por parte de los Rabinos,
podría chocar en la mente de muchos, ya que es muy claro que el Midrash está colocando a los estudiosos
de Torá y a los sabios como los mediadores o intermediarios entre Dios y los hombres; de modo que, si
nos apegamos a ellos, ellos nos apegarán o nos unirá al Eterno.

Esto parece interesante, pero, ¿es cierto? ¿Hay base bíblica para sostener esta interpretación que pone a
los sabios como intermediarios entre la unidad de Dios y sus hijos? Si la hay, de hecho, la sabiduría judía
fundamenta esta interpretación en una enseñanza muy clara de la Torá. Todos deben recordar el episodio
a las faldas del monte Sinaí en donde los israelitas hacían una larga fila para hablar con Moshé. Yitró, el
suegro de Moshé, impresionado por aquel evento le pregunta a Moshé la razón de esas largas colas de la
mañana hasta la noche, y Moshé le dice: “Porque viene el pueblo a mí para consultar de Dios, cuando
ellos tienen un pleito, éste viene delante de mí; entonces juzgo entre un hombre y su compañero, y les
hago saber la ley de Dios y sus enseñanzas” (Shemot 18:16).

Es increíble, Moshé debió haber dicho: “la gente me viene a consultar a mi sobre sus asuntos personales”;
pero no fue así, al revelar que van a buscarlo a él para consultar a Hashem es muy claro que se está
colocando en una posición de intermediario. De allí, el dicho rabínico que afirma: “que consultar a los
sabios es como consultar a la Presencia divina”. Esta es una afirmación muy seria, pero no es controversial
ni tampoco falsa.

El Judaísmo jasídico, y a partir de manera especial con el Rabbí Najman de Breslov, ha enfatizado la
importancia y puesta en práctica de la mediación del Rabino, como el hombre que es el recipiente y canal
de las bendiciones del Eterno. Y al Rabino, lo llaman Tzadik, porque según Pr 10:25, el tzadik es el
fundamento del mundo; y en particular, el fundamento de las comunidades jasídicas. Es el tadik, el sabio
de Torá, el hombre que está más cerca de Hashem y por medio del cual el jasid3 se apega al Eterno; .

La interpretación rabínica de cómo se realiza la mitzvá del apego al Eterno trae a nuestra mente la persona
y obra del Mesías, de Yeshua haTzdik, como lo llama Juan en su primera epístola (1 Jn 2:1). El Mesías,
hablando de Sí mismo y de su relación con el Eterno, afirma que, sólo por medio de Él es posible acercarse
al Eterno: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al padre sino por de mí. Si habéis llegado a
conocerme, también a mi padre conoceréis, y desde ahora lo conocéis y le habéis visto”. Esta declaración

3
El jasid es el judío practicante del Jasidismo.
es ampliada en un denso discurso, que se encuentra en Juan 17, dado en la intimidad de sus discípulos en
sus últimas horas de misión entre nosotros. Allí, entre otras cosas, se resalta el tema de la cercanía que
tiene el Mesías con el Eterno, a quien llama el Padre en el lenguaje de los hombres, y su unidad o apego
con Él (Jn 17:21,22); y del apego de sus discípulos al Mesías (Jn 17:23-26).

Por tanto, el apego al Eterno por medio de los sabios o tzadikim, aluden al Mesías, el único y auténtico
intermediarios entre el Eterno y los hombres. En estos tiempos, y con la revelación que tenemos acerca
del Nombre del Mesías, podemos cumplir la miztvá de apegarnos al Eterno, apegándonos a Él por la
emuná, y así, hacer más estrecha cada día nuestro apego al Eterno, hasta que envié al Mesías, lo que
esperamos sea pronto y en nuestros días, y digan: ¡Amén!

SEFER DEVARIM
47 PARASHAT REEÉ
EL APEGO AL ETERNO Y LA PRUEBA DEL FALSO PROFETA
Rabbí Dr. Williams Pitter

Shabbat 15 de agosto de 2020


25 de Av del 5780

Introducción: Notas sobre la parashat Ekev

En la parashat Reé de esta semana aparece de nuevo el tema del apego al Eterno en Dt 13:5, con la
diferencia que no aparece en forma de una mitzvá, sino en forma de exhortación, como parte de una lista
de exhortaciones. A fin de entender con precisión la presencia del tema del apego al Eterno en la parashat
Reé será necesario detenernos un rato en la parashat Ekev que contiene unas claves de interpretación
rabínicas que serán útiles en mi comentario.

Recordemos, que en la parashat Ekev, que estudiamos la semana pasada, en el pasuk de Dt 10:20,
encontramos por primera vez cuatro mitzvot o preceptos que el Eterno nos instruyó para hacer: la mitzvá
de temer al Eterno, la mitzvá de servirle, la mitzvá del apego al Eterno, y la mitzvá de jurar por su nombre.
Antes nos enfocamos a estudiar la mitzvá del apego al Eterno, voy a explicar el por qué estas cuatro
mitzvot aparecen en ese orden en la Torá, y deben prestarle la máxima atención porque ella contiene la
clave para explicar una porción de la parashat Reé que estudiamos esta semana.

Lo primero que Ud. debe notar es el hecho que la mitzvá de jurar por el nombre de Hashem es la última
mitzvá mencionada; pero al estar de última en la lista dada en Dt 10:20, no podemos aplicar nuestra lógica
occidental a la ligera para concluir que esa mitzvá es la menos importante. El pensamiento hebreo de la
Torá tiene su propio estilo para expresar sus ideas o planteamientos; y es a este modo de pensar es el que
tenemos la obligación de aprender y también de sujetarnos, si queremos comprender el mensaje de la
Torá, lo que Hashem nos quiere decir.

El Midrash Tanjumá4 en la sección Vayikrá 7, comenta Dt 10:20, explicando primeramente en que consiste
cada una de esas cuatro mitzvot; luego de eso dice, en referencia a la mitzvá de jurar por el nombre de
Hashem: es como si Moshé le hubiese dicho a Israel: “No piensen que yo le he dado el permiso de jurar
en Su Nombre… Sin embargo, si tu posees todos los (tres) atributos (antes mencionados) entonces te
estará permitido jurar. De otra manera, no te está permitido jurar”5. Lo que nos está enseñando el
Midrash es: la condición para asumir con responsabilidad la mitzvá de jurar por el Nombre del Eterno es
que nosotros estemos respetando y haciendo las tres mitzvot anteriores; de otra manera, no solo no te
está permitido, y aún más, sería un falso juramento ante los ojos del Eterno, aunque sea verdad lo que

4 Edición Metzudos, p. 38.


5 Ver también La Torá con Rashí, Nota 117, p. 143. Pero no estoy de acuerdo con el comentario de esa nota que
jurar por el Nombre de Hashem no constituye un precepto. Además, este precepto está en la lista de las 613
mitzvot del Eterno.
digas. Esta es una de las maneras en la que el texto hebreo de la Torá aparece organizado o estructurado,
y téngalo en mente para lo que viene a continuación.

Examinemos brevemente, la porción de Dt 11:22,23 de la parashat Ekev, cuyas exhortaciones están


yuxtapuestas con la capacidad que serán dotados los Benei Israel para expulsar a las naciones paganas de
la tierra de Canaán (Dt 11:23). Las tres exhortaciones son las siguientes: “Porque si habrán de cuidar todo
este precepto que Yo les ordeno para hacerlo, amando al Eterno, vuestro Dios, andando en sus caminos,
y apegándose a Él, entonces expulsarán el Eterno a todas las naciones aquellas delante de vosotros..”
(Dt 11:22,23). Las tres exhortaciones son: amar el Eterno, andar en Sus caminos, y apegarse a Él, y prestar
atención a esas tres exhortaciones, entonces el Eterno expulsará a las naciones cananeas.

Aprovechando lo que ya entendimos de la interpretación del Midrash Tanjumá, recién citado, podemos
concluir que las de las tres exhortaciones, las dos primeras: la de amar al Eterno y la de andar en sus
caminos, son dispuestas así en el texto porque contribuyen a fortalecer el apego al Eterno, que es la última
de la lista. Por tanto, entendiendo esto, entonces la yuxtaposición se explica de la siguiente manera, el
apego al Eterno de los Benei Israel tendrán les dará poder y la bendición del cielo para expulsar a las tribus
hostiles cananeas. Esto revela la importancia de la mitzvá del apego al Eterno. Por último, la luz de lo que
ya hemos explicado en el comentario de la Ekev, tuvimos conciencia que la mitzvá del apego al Eterno es
crucial para el entendimiento de la emuná y de su puesta en práctica; lo que es de capital importancia
para el desarrollo y crecimiento espiritual.

El comentario: la yuxtaposición de Dt 13:1-6

Ahora bien, en la parashat Reé encontramos de nuevo que Moshé nos habla de nuevo de apegarnos al
Eterno y, en esta ocasión vamos a examinar la razón de esta insistencia y el contexto en donde en donde
es mencionada. En el capítulo 13 de los versos 1 al 6 está escrito lo siguiente:

“A toda palabra que Yo ordene a ustedes, eso cuidarán de hacer, no aumenten a ella, ni
quiten de ella. Si se levantare en medio de ti un profeta o soñador de sueño, y te diere una
señal o una maravilla. Y sucediere la señal o la maravilla que te había hablado, diciendo:
vamos detrás de dioses extraños, que no han conocido y los serviremos, no oirás las
palabras del aquel profeta, o de aquel soñador de sueño; porque está probando el Eterno a
ustedes, para saber si aman al Eterno, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y con toda
vuestra alma. Detrás del Eterno, vuestro Dios, irán, y a Él temerán, a sus preceptos cuidarán,
a su voz oirán, a Él servirán, y a Él se apegarán. Y aquel profeta, o aquel soñador de sueño
será matado, porque ha hablado falsedad contra el Eterno, vuestro Dios, quien los ha
sacado de la tierra de Egipto y te ha rescatado de la casa de esclavos, a fin de desviarte del
camino que te ha ordenado el Eterno, tu Dios, para ir en él. Y extirparás el mal de en medio
de ti”.

Note que el relato de la advertencia sobre la aparición de un falso profeta al interior del pueblo judío,
versos 1 al 4, es interrumpida por una secuencia de cinco exhortaciones, en el verso 5, y luego es retomada
y finalizada en el verso 6. Este tipo de redacción de interrupción del flujo narrativo cuando viene hablando
de una y luego pasa a otra que nada tiene que ver con lo que viene relatando, es lo que se llama una
yuxtaposición. Y nos toca indagar su significación.

En esta porción de la Torá encontramos otros dos asuntos interesantes que deseo resaltar. El primero,
que el apego al Eterno no es presentado como una mitzvá, como en Dt 10:20 de la parashat Ekev, sino
como una exhortación; es más, es la última exhortación de la lista de las seis exhortaciones dadas; asunto
que es muy similar a lo que ya he explicado en la introducción de esta parashat. El segundo asunto
interesante, es que el listado de las seis exhortaciones está en el contexto de la prueba de la aparición de
un falso profeta que el Eterno envía para probar a Su pueblo; que, por cierto, en principio el pueblo no
sabe que es falso profeta, pero acá el Eterno lo advierte con antelación que ello puede pasar. Hablando
en términos rabínicos, en esta porción de la parashat Reé están yuxtapuestos seis exhortaciones con la
prueba de un falso profeta. Y esta yuxtaposición será el objeto de mi comentario; el cual está orientado a
responder dos preguntas básicas: la primera, y en general ¿cuál es la relación entre la prueba del falso
profeta al interior del pueblo judío que se yuxtapone con las seis exhortaciones dadas?, y la segunda, y
esta es muy sutil, ¿por qué razón el Eterno escoge la prueba del falso profeta, entre otras tantas que pudo
haber elegido, para yuxtaponerlas con las seis exhortaciones?

Respondiendo la primera pregunta

A fin de responder la primera pregunta, es pertinente indagar previamente manera como está redactada
el conjunto de exhortaciones de Dt 13:5. Leamos esas seis exhortaciones que Moshé dirige a Israel:
“Detrás del Eterno, vuestro Dios, irán, y a Él temerán, a sus preceptos cuidarán, su voz oirán, a Él
servirán, y a Él se apegarán” (13:5)6. Como ven, y ya hemos dicho, la exhortación del apego al Eterno
aparece al final de la lista. ¿Por qué? ¿Qué nos quiere enseñar Moshé con esta forma de ordenar las
exhortaciones colocando de última la exhortación al apego a Hashem?

A la luz de la explicación dada por el Midrash sobre la lista de Mitzvot dadas en Dt 10:20, podemos ya de
entrada inferir que, en algún sentido, la exhortación del apego al Eterno sería una experiencia posible en
nuestra vida si atendemos las cinco exhortaciones previas, es decir, si vamos detrás del Eterno, si le
tememos, si cuidamos sus preceptos, si oímos su voz, y si le servimos. Faltando una de ellas, nuestro
apego al Eterno será débil y experimentaremos problemas profundos problemas espirituales; pues hemos
entendido el apego como una confianza en el Eterno, la cual es fomentada por nuestro apego a los
maestros de Torá que nos enseñan, por precepto y por ejemplo, sobre las mitzvot de la Torá.

Por tanto, no es un orden jerárquico, en la cual la exhortación del apego al Eterno es la menos importante,
sino todo lo contrario. Esta es una manera de expresar pensamientos en hebreo, en donde las primeras
menciones de la lista son tributarias a la última de la lista. Es decir, las cinco exhortaciones previas: la de
ir detrás del Eterno, la de temerle, la de cuidar sus preceptos, la de oír su voz, la de servirle; sirven para
fortalecer o dar fuerza a la exhortación del apego al Eterno7. En otras palabras, el apego al Eterno será
efectiva y posible en nuestra experiencia espiritual en la medida que atendamos concienzudamente las
exhortaciones previas; es decir, si hacemos caso de esas exhortaciones. Si descuidamos una o varias de
las exhortaciones de las cinco mencionadas, la exhortación del apego no surtirá su efecto. Por lo que es
claro, que las primeras cinco exhortaciones tienen el propósito de fortalecer la mitzvá del apego al Eterno.

Y si recordamos que el apego al Eterno es el vínculo que establecemos con el Creador como resultado
de nuestra confianza en Él, nos damos en cuenta que todas las otras mitzvot cooperan en nuestro
esfuerzo de aumentar y fortalecer nuestra confianza en Hashem. Mientras más fuerte sea nuestra
confianza en el Eterno, tendremos más paz y tranquilidad para enfrentar y superar las pruebas. Y, como
ya he enseñado, emuná es confianza en Hashem, por tanto, fortalecer nuestra confianza en Hashem es
una forma de hablar del fortalecimiento de nuestra emuná; cuyo fruto inmediato es la tranquilidad de
espíritu.

Ahora bien, si las seis exhortaciones de Dt 13:5 se reducen o quedan resumidas en la exhortación de
apegarnos a Hashem, entonces la primera pregunta tendremos reformularla de la siguiente forma: ¿cuál
es la relación entre el apego al Eterno y la prueba del falso profeta? La respuesta es, si Ios Benei Israel se
apegan al Eterno el pueblo de Israel no serán engañados con las enseñanzas, artimañas y prodigios que
un falso profeta pueda presentar. Como bien lo dice el Salmo 25:1-3: “Dios mío, en ti confío, no sea yo
avergonzado. No se alegren de mi mis enemigos. Ciertamente ninguno de los que confían en ti será
defraudado”. Esta es la promesa para los que tienen plena confianza en Hashem.

6 Encontramos una enseñanza similar en la parashat Ekev en donde hay otro conjunto de exhortaciones, en donde
también está la exhortación del apego a Hashem al final de la lista (Dt 11:22), pero está yuxtapuesta con la capacidad
que serán dotados los Benei Israel para expulsar a las naciones paganas de la tierra de Canaán (Dt 11:23). Las cuatro
exhortaciones son las siguientes: “Porque si habrán de cuidar todo este precepto que Yo les ordeno para hacerlo,
amando al Eterno, vuestro Dios, andando en sus caminos, y apegándose a Él, entonces expulsarán el Eterno a todas
las naciones aquellas delante de vosotros..” (Dt 11:22,23). De nuevo, el hecho que la mitzvá que la exhortación del
apego al Eterno indica que todas las anteriores exhortaciones la del temor del Eterno, de servirle, contribuyen a
fortalecer el apego al Eterno. Por tanto, entendiendo esto, entonces la yuxtaposición se explica de la siguiente, el
apego al Eterno los Benei Israel tendrán el poder de expulsar a las tribus hostiles cananeas.
7 Ya de la yuxtaposición entre las exhortaciones de Dt 11:22 y la expulsión de las naciones cananeas entendemos

que atender las exhortaciones del Eterno capacitaría a los Benei Israel a expulsar a los cananeos con la ayuda de
Hashem. Del mismo modo,
Respondiendo la segunda pregunta

Ahora pasemos a responder la segunda pregunta: ¿por qué razón el Eterno escoge la prueba del falso
profeta entre otras tantas que pudo haber elegido? Para dar con esta razón debemos hacer una breve
comparación con la prueba de los Benei Israel cuando se encontraron atrapados entre el mar rojo y el
ejército del faraón. Uno puede preguntarse, ¿Cuál de esas dos pruebas era la más peligrosa, la del falso
profeta o la de estar atrapados entre el mar rojo y el ejército del faraón?

Muchos podrían pensar que la prueba más peligrosa era la de estar atrapado porque implica la amenaza
inminente de perder la vida, ahogados o masacrados, pero no es así. La prueba más peligrosa es la de la
aparición de un falso profeta en medio del pueblo de Israel, pues el Eterno puede abrir el mar rojo, como
de hecho lo hizo, y destruir al faraón y su ejército, como de hecho lo hizo; pero en esta prueba el Eterno
no destruye al falso, Él mismo lo ha enviado como una prueba para Israel. Entonces, ¿Qué tiene que hacer
Israel? ¿Cómo escapar de esta amenaza tan seductora? Esa amenaza tiene que eliminarla el pueblo mismo
con el discernimiento de la emuná, que será posible si se mantiene apegado al Eterno, pues es esto lo que
hemos aprendido que es el mensaje de la yuxtaposición.

La presencia de un profeta falso en Israel era mucho más sutil y peligrosa porque no lleva en sí misma el
potencial peligro de perder la vida, no produce angustia; todo lo contrario, seduce y parece maravillosa.
Pero es una amenaza cierta, porque oculta el peligro de perder la vida eterna, de perder la oportunidad
de entrar al mundo venidero. Y es por esta razón, que Moshé escoge yuxtaponer la exhortación del apego
al Eterno con la más peligrosa y sutiles de todas las pruebas que el Eterno tiene en su arsenal de
pruebas: la de un falso profeta judío; y así evitar que el pueblo fuese descarriado.

Emuná y apego para los tiempos finales

Estamos en la víspera de grandes acontecimientos y pruebas, tras los cuales vendrá la redención. El libro
de Apocalipsis menciona una prueba que una prueba final que el Eterno enviará sobre el mundo (Ap 3:10),
de la cual también habla Pablo en 2 Ts 2:1-12, prueba que afectará severamente al pueblo judío, pues
muchos judíos que son incrédulos en la mesianidad de Yeshua, están esperando el retorno del profeta
Elías, quien, según Maimónides, será el encargado de establecer la paz mundial.

Antes los eventos que se aproximan, es el apego al Dios, nuestra emuná, nuestra firme confianza en Él la
que nos dará el discernimiento correcto junto con la seguridad y la fuerza para pasar esta clase prueba.
De allí podemos entender la preocupación de Moshé en el contexto de la yuxtaposición de la exhortación
apego del Eterno con la prueba del falso profeta: Moshé no quiere que el pueblo judío sea descarriado, y
por ello insiste en el apego al Eterno como la clave para vencer todas las pruebas.

Amando y temiendo al Eterno con sinceridad de corazón nos mantendrá apegados a Él, que sea así hasta
que el Eterno envíe al Mesías, y esperamos que sea pronto y en nuestros días, y digan: !Amén!
EL APEGO AL ETERNO: EMUNÁ Y BITAJÓN
Rabbí Dr. Williams Pitter

Shabbat 15 de agosto de 2020


25 de Av del 5780
Introducción

Hasta el presente he presentado cuatro reflexiones o conferencias que giran todas en torno a la emuná,
como pivote principal, y también sobre la mitzvá del apego al Eterno, porque es la emuná del hombre8 la
que conduce y logra apegarnos al Eterno bajo la guía de los sabios. Las cuatro reflexiones son Las tres
dimensiones de la emuná y viviendo la emuná, junto con mis dos comentarios, a la parashat Ekev que
abordaba el tema de la mitzvá del apego del Eterno y a la parashat Reé dedicado a mostrar la relación
entre las pruebas y el apego al Eterno. En todas ellas mostraba la conexión entre la emuná y el apego al
Eterno, pues ambas tenían en común el tema de la confianza y el de la seguridad del creyente. Las
reflexiones de hoy están centradas en un breve reexamen de lo aprendido y también se profundizará aún
más sobre significado hebreo de la emuná como confianza en el Eterno y de la mitzvá del apego al Eterno.

Primera parte: un resumen de las conferencias pasadas

Recordemos, al hablar de los hallazgos del Dr. Cyrulnik en el área de la neuropisquiatría, mostramos que
el apego era entendido como un vínculo entre la madre y su hijo; este vínculo se crea, se mantiene y se
fortalece gracias a la confianza instintiva que el niño pone en su madre; debido a que ésta lo nutre no sólo
con alimentos, sino también con cánticos y caricias, gestos y palabras; lo que genera en el niño una
sensación de seguridad. Esta confianza, y la seguridad que ella genera induce en el niño, es el apego. El
Dr. Cyrulnik recomienda que se deben hacer todos los esfuerzos posibles para proporcionarle a los niños
un ambiente en el cual se sientan seguros, pues ello será la raíz de la formación de un adulto
emocionalmente estable, capaz de socializar.

También entendimos que el apego, entendido en términos de confianza y seguridad, puede ser aplicado
en otro tipo de relaciones, ya sea en el matrimonio o en las relaciones comerciales que entre dos o más
personas se pueden establecer; en donde, la confianza es vital para que, tanto un matrimonio como una
relación de negocios, sean estables. De allí que, el apego, según lo presenta la psicología moderna, es un
vínculo forjado por la confianza, que a su vez induce una seguridad en quien confía; y además que era de
crucial para el establecimiento estable de relaciones interpersonales. Hay que resaltar que tanto la
confianza, como la seguridad que ésta induce están ambas situadas exclusivamente en el plano
psicológico y, consecuentemente, el apego del que habla el Dr. Cyrulnik está también en el plano
psicológico, en el plano de las emociones.

Después de hablar de estas cosas, fue mi interés mostrar que esta clase de apego, era similar al apego al
Eterno, que también puede ser entendido en términos de confianza y seguridad; y que la confianza genera
la sensación de seguridad. Pero debe quedar claro que hasta allí llega la similitud. Hay diferencias notables
entre el apego de la psicología y el apego bíblico que nos presenta la Torá; y para que estas diferencias
resalten es pertinente situarnos en el contexto del pensamiento hebreo.

Para terminar esta parte quiero mencionar un hecho importante de la teoría del apego en psicología. Los
estudios en psicología infantil han mostrado que el apego tiene dos factores que lo hacen posible: el
ambiente privado e íntimo del hogar que nutre al niño en lo afectivo y en valores y el ambiente socio
cultural en donde el niño se levanta. Estos factores o ambientes contribuyen a forjar la construcción de la
personalidad del niño. Si ambos ambientes son benignos, es decir, han proporcionado al niño la seguridad
que brinda el apego, este niño estará neurológicamente mejor equipado para enfrentar la adversidad.
Aparte de las acciones de la Providencia divina, esto explica la supervivencia del pueblo judío; pues los
sabios se han preocupado en crear un sistema educativo, desde el hogar hasta los centros de estudio de

8La emuná o confianza en Hashem, si bien es cierto es un acto del hombre, no tiene todo el mérito en ese acto; ya
que no tiene libre albedrío. Es gracias a la influencia de la Ruaj haKodesh que el hombre adquiere conciencia de su
condición pecaminosa, de su necesidad de salvación en el Mesías. Y así lo explica Pablo, el hombre natural, no
entiende lo espiritual (2 Co 2:14).
Torá para adultos, acompañados con los ritmos de las festividades y ayunos que forjan y consolidan la
identidad judía, y así preserve la fe judía de generación en generación. Todo ese gran logro empieza con
la obediencia a esta miztva: “Enseña al niño en su camino, y cuando fuere grande no se apartará de él”
(Pr 22:6).

También los estudios de psicología y neuropsiquiatría han mostrado, que, en un ambiente en donde el
niño no sea bien nutrido afectivamente, o en el peor de los casos, que sea maltratado, y que además se
levante en el seno una cultura moralmente desordenada, se le causará daños neurológicos en el niño que
le afectará sensiblemente su personalidad. Entre otras cosas, se puede señalar que tendrá dificultades en
el aprendizaje e impedimentos a la hora de socializar con otros niños y con adultos. Muchos, ya adultos
vienen a la fe del Mesías en condiciones deplorables, en lo moral y en lo psíquico, y entonces empieza el
gran trabajo de los sabios en reconstruir la personalidad de ellos, de hacer tikún, a fin de que se apeguen
al Eterno. Muchos de los problemas que tienen los creyentes en relación con la inseguridad o inestabilidad
emocional, de la cual hablaremos en breve, tienen su raíz en la infancia o adolescencia problemática, que
no recibieron la seguridad deseada para su normal desarrollo mental y emocional.

Segunda parte: El apego al Eterno es una mitzvá

Ya mostré, en mi comentario a la parashat Ekev que que el apego al Eterno es una mitzvá, una acción a
realizar, y si es así, de inmediato nos situamos fuera del plano psicológico. La Torá enseña que las mitzvot
son instrucciones del Eterno para hacer Su voluntad; es decir, las mitzvot no son cosas que uno siente sino
cosas que uno hace. Por supuesto, no somos seres mecánicos, uno puede sentirse conmovido en algún
sentido cuando realiza la voluntad del Eterno, pero el énfasis de la Torá no está en lo psicológico, en los
sentimientos, sino en las acciones, en nuestras obras. Esto es posible gracias a un hecho lingüístico de las
Escrituras hebreas: todos los verbos del texto hebreo son verbos de acción, ya sean acciones del hombre
o del Eterno9. Debido a este hecho, los traductores tienen grandes dificultades al verter en lenguas no
semíticas los verbos hebreos, porque las otras lenguas se expresan en una diversidad de tiempos verbales,
en cambio, en las Escrituras hebreas solo hay dos clases de tiempo en cuanto a las acciones: el tiempo
perfecto: las cosas ya fueron hechas y el imperfecto: las cosas se están haciendo o se harán en el futuro.

Por ejemplo, en Dt 10:20 que ya conocemos, contiene cuatro mitzvot: la mitzvá de temer al Eterno, la
mitzvá de servirle, la mitzvá del apego al Eterno, y la mitzvá de jurar por su nombre. De allí es entonces
claro que la mitzvá del apego al Eterno se refiere explícitamente a la acción, no está en el plano
psicológico, como tampoco lo está la mitzvá del temor al Eterno, por ejemplo. Esto es importante que se
entienda, por la sencilla razón que, en mis reflexiones previas sobre el apego basado en los hallazgos del
Dr. Boris Cyrulnik en el área de la psicología y en particular en el área de neuropsiquiatría, puede conducir
a la errónea conclusión que el apego al Eterno, como lo traducen muchas versiones bíblicas, es también
un asunto de sentimientos, es decir, que está restringida al plano psicológico, y no es así; como ya lo aclaré
hace un rato.

En resumen, el apego de la psicología es un vínculo referido a las emociones de confianza y seguridad


entre el niño y su madre, o entre un empresario y su socio. Por supuesto, en ello está involucrado la
comprensión de las acciones y palabras del otro, pero el énfasis son los sentimientos. El apego al Eterno
es una mitzvá, una acción o conjunto de acciones del hombre que involucran otras mitzvot como el amor
al Eterno y el temor al Eterno, esto significa que en la mitzvá del apego al Eterno están involucradas
emociones, pero la Torá pone su acento sobre las acciones que se ejecutan para realización del apego a
Hashem. Esta es la primera y gran distinción, la segunda diferencia la explico a continuación.

Tercera parte: El apego al Eterno por parte del hombre

Pero el apego al Eterno que está en la Torá todavía es mucho más profundo, que el simple “vínculo” del
apego entre dos personas en psicología. Voy a mostrarlo. La palabra hebrea que traducimos como
“apego”, “apegarse” o “aferrarse” es “davaq”, la cual posee ciertamente un contenido de unidad entre

9 Aunque algunos verbos hebreos pueden incluir emociones como es el caso del verbo hebreo “yadá” que se
traduce como “conocer” en Gn 4:1, y otros se refieren a acciones solo de la mente humana como el pensar, como
en Gn 24:13.
dos personas, pero a un nivel más elevado. En el hebreo moderno se usa la palabra “daveikus”, usada
mucho por los jasidim de Breslov. La Torá usa por primera vez la palabra “davaq” cuando nos enseña
acerca de la profundidad de la conexión del hombre y de la mujer en Génesis 2:24: “Por eso abandonará
el hombre a su padre y a su madre y se unirá (davaq) a su mujer y serán una (ejad) sola carne”. Esta es la
traducción clásica de Gn 2:24, que también puede traducirse “se apegará o se mantendrá cercano” a su
mujer. Esta cercanía no es de distancia física, ni siquiera de sentimientos, aunque están presente. Por eso
Moshé explica que serán “ejad”, “uno”; significa la unidad completa de dos opuestos complementarios.

Acá la palabra davaq, que traducimos como “apego”, está investida de una mayor profundidad cuando
está en el contexto del marido y su mujer, que, de hecho, es el máximo ejemplo de apego en el terreno
de las relaciones humanas si se sigue las leyes de pureza familiar de la Torá. Y, por esta razón leemos en
muchos lugares de las Escrituras que se describe al Eterno como el novio de Su pueblo Israel, como el
novio desea unirse con su novia en un vínculo único y extraordinario de consagración mutua. Por lo que
el apego bíblico, o el apego al Eterno que enseña la Torá, es una unión o apego más profunda y de carácter
espiritual que el vínculo del apego psicológico entre el niño y su madre, entre el hombre y su esposa, entre
dos personas que establecen un negocio en común.

El apego, como lo enseña la Torá, se da entre otras clases de relaciones de naturaleza espiritual, en donde
la emuná o confianza y su derivado, la seguridad, juegan un papel central. Las Escrituras utilizan este
modelo de unidad o apego matrimonial del hombre y la mujer que se aman de acuerdo a las leyes de la
Torá, para hacer una alusión a la clase unidad que debe existir entre el Eterno y el hombre que confía en
Él. Y es por esta razón que Moshé, en el libro de Devarim usa la misma palabra davaq para enseñarnos la
miztvá de apegarse al Eterno (Dt 10:20); y también para exhortar a los Benei Israel a mantenerse cercanos
a Hashem (11:22 y 13:5).

El apego o unidad también se presenta la relación maestro-discípulo en el Judaísmo, y así los enseña el
Mesías a sus discípulos (Jn 17). Esta enseñanza está relacionada con la interpretación que los Rabinos le
dan a Dt 10:20, que debemos apegarnos a los sabios de Torá para lograr el apego al Eterno, como ya
mostramos en la segunda conferencia Viviendo la Emuná, citando el Midrash Sifré Devarim. Incluso, el
mismo Mesías enseñó que Él y el padre eran “ejad” (Jn 17), lo que muestra que apegándonos al Mesías
conseguimos el apego al Padre, y esta es el fundamento de lo que dijo en otra enseñanza bien conocida:
“Nadie viene al Padre sino por mí” ().

En resumen, Moshé en Devarim está usando como analogía la unión o apego matrimonial para hacer
alusión a la clase de apego o unión del Eterno con el hombre de emuná; que sean “ejad”. Pablo, comenta
esta clase de unión de Gn 2:24 en los siguientes términos: “Por esto dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, pero digo esto
respecto al Mesías y la congregación” (Ef 5:31,32). Esto significa que la mitzvá del apego o de la unión al
Eterno es de primerísima importancia; de hecho, mucho más importantes que las otras mitzvot tan
importantes, como el amor al Eterno o el temor al Eterno, por ejemplo, pues éstas contribuyen a forjar y
mantener esta unión o apego entre Hashem y el hombre de emuná. En fin, todas las mitzvot tienen
entonces como razón de ayudar a fortalecer nuestra confianza en Él, a tener una mejor y mayor cercanía
con Él, como ya expliqué en mi comentario a la parashat Reé.

Cuarta parte: La emuná como comprensión de las realidades divinas

En esta parte voy a presentar la tercera diferencia entre el apego de la psicología y el apego al Eterno de
la Torá. Ya he mencionado que ambos tipos de apego tienen en común que pueden ser definidos en
términos de confianza y seguridad y; por otra parte, que confianza induce seguridad, pero la base
fundamental del apego es la confianza. Por esta razón, yo vinculé la confianza de los hallazgos de la
psicología con la emuná, que también significa confianza en alguien o en particular confianza en Hashem.
Pero acá tenemos que destacar otra gran diferencia, en el ámbito de la psicología estos dos términos,
confianza y seguridad, son entendidos en el terreno de lo afectivo. Ya antes he trazado antes una
distinción clara e importante entre confianza y seguridad, la cual hoy voy tratar con un poco de mayor
amplitud.
Hay por lo menos tres palabras en hebreo que podemos traducir como “confianza”. La primera es emuná,
pero emuná también puede ser traducida como firmeza o fidelidad ya sea del hombre o del Eterno (ver
Sal 92:3); pero que también significa confiar en alguien, la segunda es “batah”, y significa confiar ya sea
en una cosa, una persona, o en Hashem, de la cual David habla constantemente en los Salmos (Sal 26:1;
115:9) y también los profetas (Is 26:4). En el hebreo post bíblico se designa esta palabra como “bitajón”.
Los Rabinos enseñan que bitajón es el nivel máximo de emuná, asunto que yo he tratado en varias
conferencias. Hay una tercera palabra, “kará”, que significa esperar, pero en contextos en donde se refiere
al Eterno, los Rabinos enseñan que se debe entender como confianza10. Por ejemplo, tradicionalmente el
Salmo 27:14 se traduce como: “Espera al Eterno, esfuérzate y tendrá vigor tu corazón, y espera al Eterno”.
Pero algunas versiones judías en inglés11 dicen así en español: “Pon confianza en Hashem, y Él te dará
vigor, pon tu confianza en Hashem”.

Pero este es el punto: que la confianza, entendida en el sentido hebreo como emuná, es un proceso de
comprensión, que la persona conoce bien a otra y por esta causa se dice que “confía en ella”, y tal
experiencia no está fundada en sentimientos. Alguien puede presentar la inquietud y preguntar: ¿cómo
es posible que la emuná sea una acción de comprensión de la mente del hombre? Esta inquietud proviene
del hecho que nuestra cultura occidental está imbuida o tiene un fuerte acento en las emociones, en lo
subjetivo, y por eso piensa que la confianza es algo que uno siente y no algo que uno hace. Lo que en
verdad siente la persona es la sensación de seguridad que otra persona le genera y se lo confunde con
confianza; de allí hay un paso para pensar que emuná, es un sentimiento religioso de confianza en
Hashem.

Que la emuná sea un proceso de comprensión de las realidades divinas significa que, desde el primer
destello de emuná en el corazón del hombre ésta comienza a crecer y desarrollarse durante toda la vida.
Esto se aprende de lo que los discípulos le solicitaron al Mesías: “Auméntanos la emuná” (Lc 17:5). Yo cité
como ejemplo, la descripción que hace el libro de Proverbios de la mujer virtuosa, y que en una porción
dice: “El corazón de su marido está en ella confiado” (31:11), lo que es una clara alusión al apego, al hecho
que el marido se siente seguro, es la agradable sensación de tranquilidad que el marido experimenta. Para
que esta seguridad sea una vivencia efectiva, se supone que el esposo conoce el carácter de su esposa,
sabe quién es ella; de allí su confianza, y tal confianza se ha ido desarrollando y consolidando a mayores
niveles durante la relación marital. La seguridad, si tiene que ver entonces con las emociones, es la
sensación de bienestar o tranquilidad que la persona siente por la confianza que la otra le inspira.

Desde este punto de vista, resalta el hecho que la emuná entendida como una confianza en Hashem no
está restringida al plano psicológico, es una acción que involucra un aspecto cognitivo, es decir, es un
proceso de comprensión de la mente humana. Y lo cognitivo es la acción de comprender, por su parte, la
seguridad, que es inducida por esta confianza, si está situada en el plano psicológico, es una emoción o
sensación de tranquilidad.

Martin Buber (1878-1965), un filósofo judío, explica que la emuná es, efectivamente un acto de
comprensión de la mente humana: “La emuná no es un sentimiento aposentado en el alma del hombre,
sino un adentramiento en la realidad”12. Esta “penetración en la realidad” de la que habla Buber es
descrita en las Escrituras como “discernimiento espiritual” (Lv 10:10; Ec 8:5; Mal 3:18; 1 Co 2:14). Por
medio de la emuná, una obra de la Ruaj haKodesh en el corazón del hombre, se penetra en la verdadera
realidad de este mundo13, porque el hombre sin emuná, o el “hombre natural” como lo llama Pablo no
tiene la capacidad para discernir lo espiritual, la verdadera realidad de este mundo gobernada por el
Eterno (1 Co 2:14).

10 Rabbí Avrohom Chaim Feuer, Tehillim: A new translation with a commentary anthologized from talmudic,
midrashice and rabbinic sources. Publicado por Mesorah Publications. New York, 2007, p. 337.
11 Ibid.
12 M. Buber, Eclipse de Dios. Ediciones SIGUEME, Salamanca, 2003, p. 8. Buber menciona que le llevó tres noches de

conferencias explicar la noción de fe hebrea a su auditorio.


13 Esta es una de las dos dimensiones o aspectos de la emuná, pues quien tiene esta clase de emuná, que discierne

sin quejarse que todo viene del cielo y todo es para bien, también vive por la emuná (Hb 3:4); la fidelidad al Eterno,
es la otra dimensión de la emuná. Y la fidelidad al Eterno es la obediencia a la Palabra del Eterno, es decir, a Sus
preceptos (Rm 3:22). Estos dos sentidos de la fe van juntos y actúan juntos en el genuino creyente, y en particular en
el tzadik, en el hombre justo.
Como se ve, la emuná no es algo que uno siente, sino algo que uno hace; y lo que hace el creyente es
comprender o discernir la realidad de un Creador y su soberanía sobre este mundo y su vida y, por tanto,
está detrás y al control de todos los eventos del mundo; y que todo lo que pase será para bien. Esto es
precisamente lo que significa emuná o “confianza” en sentido hebreo.

La emuná como comprensión en verdad la comprensión de la Providencia divina, y como tal es expuesta
en el libro de Hebreos: “Y la emuná es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hb
11:1). Acá la emuná involucra dos aspectos. Cuando dice “es la convicción de lo que no se ve”, esto es
precisamente lo que enseña la tradición judía; que todo lo que acontece viene del cielo, que Hashem
gobierna y ordena todos los eventos por una razón especial; y cuando dice: “es la certeza de lo que se
espera”, la tradición judía lo expresa como: “todo es para bien”; que sea cual sea la razón divina, siempre
el propósito está destinado para nuestro bienestar.

Quinta parte: Emuná y bitajón: la seguridad del creyente y la paz interior

En un comentario rabínico a los Salmos14, encontré la siguiente perla. El Salmo 37:3, que conecta la
palabra hebrea bitajón con la emuná, dice lo siguiente: “Confía en Hashem y haz el bien, habita en la tierra
y aliméntate de emuná”. Debería haber dicho, “Confía en Hashem y haz el bien, habita en la tierra y
aliméntate del trigo, del centeno, de todos los frutos de la tierra, etc”. Lo que el texto quiere decir, según
este comentario, es que hombre que confía en Hashem, se parecerá a las ovejas que pastan en
exuberantes pastos, sin preocuparse nunca del futuro. Esas ovejas tienen una emuná completa, así como
hay hierba para hoy, así también la habrá para mañana.

El comentario dice, además, “no es suficiente pensar o decir que tú tienes confianza en Hashem. La
genuina confianza es una fuerte y sincera convicción que conduce a la acción”. Al respecto, este
comentario rabínico, cita el tratado Sotá 48b, en donde se pregunta: “¿quiénes son los hombres de
emuná? Rabbí Yitzjak dice: La gente que confía en Hashem. Rabbí Eliezer enseñó: cualquiera que tenga
pan para el día de hoy, y pregunte: ¿qué comeré mañana? Se encuentra entre los hombres de emuná
pequeña”.

Hay personas que pueden creer en el Creador, sinceramente y de corazón, pero no llegan al nivel de
confianza completa (bitajón); y el resultado de este bajo nivel de emuná es que no sienten ninguna
seguridad sobre su futuro, como el caso que presenta Rabbí Eliezer. La ausencia de emuná o de una emuná
aún en proceso de desarrollo, lejos del nivel de bitajón, nos hace sentir inseguros, emocionalmente
inestables; y de allí vienen las quejas, la amargura del alma o la confusión, la tristeza y la depresión. Si la
emuná está en un bajo nivel es porque están fallando el amor y/o el temor del Eterno. En esta perspectiva
podemos entender a plenitud lo que está escrito en Hebreos 11:6: “Sin emuná es imposible agradar a
Dios”.

La palabra “seguridad”, puede ser traducida del verbo hebreo “aman” que está oposición a la palabra
“temor” en Dt 28:66, por lo cual se infiere que esta palabra se refiere a la emoción de bienestar, de estar
tranquilo. Y es en este sentido que es usada en esta conferencia. Pero en otros contextos, la palabra
“aman” significa “creer” como en Gn 15:6 y Ex 14:31.

Como ya hemos venido hablando, la confianza o emuná completa en Hashem induce a un sentido de
seguridad en el sentido de una paz, de un bienestar y sin miedo alguno, aun en las pruebas más duras que
el Eterno nos impone. Para enriquecer esta discusión, voy a citar la Tosefta al tratado Taanit15, o Ayunos,
un tratado rabínico similar a la Mishná. Allí se puede encontrar lo siguiente: “Si la mente está tranquila a
causa de la emuná en el Creador, eso es un buen signo; pero si la mente está intranquila a causa de su
emuná en el Creador es un mal signo”. El pensamiento rabínico anterior es formidable porque conecta la
sensación de seguridad o tranquilidad con el nivel de confianza o emuná en el Creador.

Cuando en nuestra vida diaria o en las pruebas haya una intranquilidad o inquietud que no nos permite
estar en paz, es el signo o síntoma seguro que nuestra emuná está fallando. Este tipo de circunstancias

14 Rabbí Avrohom Chaim Feuer, Tehillim: obra citada, p. 452.


15 Citado por Michael L. Rodkinson, The Babilonian Talmud. Bennie Blount Ministries International, p. 2745.
que a veces vivimos representa un alejamiento del Creador, un desapego. Es necesario hacer teshuvá,
hacer los cambios que sean necesarios para disfrutar de nuevo, la paz con el Creador, si es que alguna vez
hemos alcanzado ese nivel.

El Dr. Cyrulnik tiene razón cuando afirma: “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. Desde
nuestra comprensión de la realidad esta cita se refiere al hecho que, en este mundo, debido a las pruebas,
experimentaremos dolores físicos o emocionales, o ambos al mismo tiempo. Pero no tenemos que sufrir
por ellos, el dolor de la prueba, sea cual sea su naturaleza, no nos puede robar la paz del Creador, si es
que la tenemos. Pues el sufrimiento que sentimos lo generamos nosotros mismos, porque estamos
emocionalmente inestables a causa de nuestro bajo nivel de emuná, y tomamos como excusa que su
origen está en el dolor físico y/o de la prueba. Pero hay que añadir, que, por la gracia del Eterno, si
discernimos lo que nos está pasando debido a nuestro bajo nivel de emuná, ese mismo sufrimiento se
puede convertir en el motivo para inspirarnos a mejorar nuestras vidas, a corregir lo que sea necesario. Y
esta es una de las razones por las cuales el Eterno envía Sus pruebas, para que hagamos teshuvá, a fin de
elevar nuestro nivel de confianza en Hashem. Así actuaba con Israel como lo podemos ver a lo largo de la
historia bíblica.

Una mente está intranquila, un desasosiego que no nos deja en paz, en especial en las pruebas, es un
signo seguro de una emuná incompleta, y el sufrimiento es el destino más seguro. No podemos vivir más
en la inseguridad que genera el sufrimiento que nos hemos inventado por pensar que estamos atrapados
entre ahogarnos en el mar rojo o en ser masacrados por faraón. ¡Hashem está al control! Como dije en
mi comentario a la Parashat Reé: el grito de guerra de la emuná: ¡Hashem peleará por nosotros, y nosotros
estaremos tranquilos!

El dolor de la prueba, ya sea físico o emocional, es inevitable, pero no estamos obligados a escoger el
sufrimiento como hasta ahora nos ha sucedido, por lo que tenemos que pedirle a Hashem es que nos
aumente la emuná, a fin de que sea completa nuestra confianza en Él, para vivir permanentemente
apegados a Él. Tenemos que esforzarnos a nutrirnos de la emuná. Una confianza completa es la que nos
permite tener la seguridad para vivir tranquilos en este mundo, en especial, cuando se presente la
adversidad de las pruebas.

Bitajón es emuná en su máxima expresión

Como enseñé en la conferencia anterior, la emuná tiene el poder de subirnos y mantenernos en el


ascensor de las pruebas sin necesidad de angustia y sufrimiento. Y, además, por medio de la emuná
podemos entrar al mundo venidero. Con todo lo anteriormente dicho podemos entender con mayor
profundidad la importancia de la mitzvá del apego al Eterno. La emuná, la confianza en el Eterno, es la
clave esencial de esta unión o apego al Eterno, en el sentido hebreo ya explicado. Por estas razones está
escrito: “El justo, por la fe vivirá” (2:4). Vivirá tranquilo en este mundo y disfrutará la tranquilidad perfecta
en el mundo venidero.

Pablo en Filipenses 4:6,7 nos insta a confiar en Hashem con las siguientes palabras: “por nada estéis
angustiados, antes bien por la oración y la súplica, en todo sean conocidas ante Dios vuestras peticiones
con acciones de gracias, y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros corazones
y vuestros pensamientos en Yeshua el Mesías”. O como una vez le dijo el rey Josafat al pueblo reunido
orando al Eteno, cuando enfrentaba una invasión poderosa de tropas enemigas de moabitas y amonitas:
“Crean en Hashem, vuestro Dios, y estaréis seguros” (2 Cr 20:20). Esta es una invitación del rey a tener
emuná en el Creador. Si sembramos confianza cosecharemos tranquilidad.

Emuná es la comprensión y la confianza de las acciones del Providencia divina, que todo viene del cielo,
que todo es para bien. Cuando tal confianza alcanza su máxima expresión en la vida, en especial en
circunstancias difíciles, y en la cual sentimos y alcanzamos una sensación de paz y tranquilidad, entonces
decimos que es Bitajón. La certidumbre de la Bitajón es: “aunque ande en valle de sombra de muerte, no
temeré mal alguno porque tú estarás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23:3,4).
Bitajón, la emuná de los tzadikim, que no se angustian aun si todo va mal, porque están completamente
confiados en Hashem, que todo será para bien, sino es en este mundo, entonces será para bien en el
mundo venidero, pues al final, todo será para bien. Esta es una emuná completa que alude un completo
apego a Hashem.

Bitajón, la emuná completa nos dará tranquilidad de mente, la paz del Eterno, expulsará de nosotros el
miedo y toda clase de angustia que nos acosa y sufrimientos que una prueba pudiera generar en los que
tenemos una emuná incompleta o una débil emuná. Fue la Bitajón la que le dio la tranquilidad a Daniel
en el foso de los leones, y a sus tres amigos ante el horno ardiente de Nabucodonosor, la que le dio valor
al rey Josafat para invitar al pueblo a confiar en Hashem cuando se acercaba un gran ejército contra
Jerusalén, la que le dio tranquilidad y alegría Pablo y Silas en la cárcel, etc.

A medida que nuestra emuná aumente, asunto que se hace por medio de las pruebas y nuestra
consagración personal, vamos a poseer más paz y tranquilidad, y como resultado de este ascenso
espiritual, vamos sufrir cada vez menos. Habrán dolores físicos o emocionales, pero no incertidumbre, ni
angustia, ni sufrimiento por la prueba. Al escoger vivir apegados a Hashem, estamos escogiendo alejarnos
del sufrimiento. Este es el camino.

El Mesías como nuestro reposo

Amados, si en verdad hemos depositado nuestra confianza en el Mesías para nuestra salvación y nos
hemos apegado a Él por medio de la emuná, entonces, como enseña el libro de Hebreos: “los que hemos
creído entramos en el reposo” (Hb 4:3), lo que es una alusión a la tranquilidad, la de estar en paz con el
Eterno. Como bien se sabe, la palabra reposo usada acá es “menujá” y es parte del Salmo 95 el cual el
escritor del libro de Hebreos cita para referirse a tres hechos claves, el primero: el primero, que la tierra
de prometida es llamada en la Torá “menujá” para referirse a la tranquilidad en la vivirían los Benei Israel;
segundo, que muchos a causa de la desobediencia murieron en el desierto y no pudieron entrar en ese
reposo, y tercero, que a pesar que el pueblo de Israel entró en la tierra prometida; el autor del Salmo 95,
dice que todavía existe la promesa de entrar en el reposo que ofrece el Eterno. Y el autor de Hebreos hace
un Midrash y dice que ese reposo o menujá es el Mesías, dado que la tranquilidad que ofrecía el Eterno
al tener acceso a la tierra prometida era una alusión al Mesías.

Lo lamentable, es que muchos israelitas, no pudieron entrar al reposo de la tierra prometida por falta de
emuná. Y en el mismo tenor del midrash que ha hecho, el autor de Hebreos hace la siguiente advertencia:
“Temamos por tanto nosotros, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en el reposo, algunos
de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque, así como a ellos, también a nosotros se nos ha
predicado la buena; pero no les benefició la palabra de la predicación, por no ir acompañada de la emuná
por parte de los que la habían oído” (Hb 4:1,2).

Quiera el Eterno, que tengamos la emuná completa, la fuerte y sincera confianza en Hashem para así
disfrutar completamente del reposo que hemos encontrado en el Mesías, y así apegarnos a Él, para que
podamos alcanzar el apego al Padre. Perseveremos en esta actitud, hasta que envíe el Mesías, lo que
esperamos sea pronto y en nuestros días y digan: ¡Amén!.

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