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Ensayo
Es importante resaltar que una conducta que resulte anormal en un núcleo familiar
específico, no necesariamente corresponda a una psicopatología del desarrollo.
Por eso la importancia de conocer las necesidades psíquicas de cada etapa del
desarrollo. A demás de conocer al menor en sentido general. Pues tal vez el
mismo solo intente encontrar su propia identidad y diferenciarse de su familia de
origen.
A pesar de que todos los trastornos tienen criterios específicos para ser
diagnosticables. No todos los pacientes asumen los signos y síntomas de la misma
manera. Cuando un menor cuenta con recursos internos y externos adecuados,
puede funcionar correctamente con su condición y hasta superar algún trauma. Sin
embargo, una psicopatología evolutiva resulta más desastrosa para un menor,
cuando en su entorno familiar ignoran por completo todo lo relativo a su condición
o el menor no cuenta con el apoyo adecuado para contrarrestar el malestar que le
produce el trastorno.
Las diferencias biológicas entre hombre y mujer son esenciales para conocer la
prevalencia de ciertas psicopatologías, pues se ha comprobado que las mujeres
son más propensas a los trastornos de ansiedad debido a que su cuerpo calloso
(parte del cerebro que divide los dos hemisferios) es más grande en la mujer que
en el hombre. Y los hombres son más propensos a los trastornos de conductas
debido a su alto nivel de testosteronas.
Yendo más allá de lo que son los trastornos mentales y sus métodos de
intervención. Siempre es importante enfocarse en la parte humana que hay detrás
de un niño o adolescente que padece alguna psicopatología. Durante esta etapa
del desarrollo en donde más se necesita por parte de los padres o tutores el apoyo
afectivo y emocional de ellos. Pues un infante precisa de un adulto que lo cuide y lo
haga sentir seguro, independientemente de que padezca o no algún trastorno;
también necesita un modelo a seguir para de esta manera ir formando su propia
identidad.
Desde el punto de vista profesional, el termino más idóneo para tratar a un niño o
adolescente es ”la aceptación positiva”. Pues en esta etapa del desarrollo el ser
humano busca con más vehemencia sentirse aceptado por los demás,
Principalmente por sus iguales. Mediante la aceptación positiva podemos de algún
modo satisfacer una necesidad afectiva del menor y de esta manera crear el
vínculo terapéutico que lo ayudara a él a su familia a lidiar correctamente con su
condición.
Según Carl Rogers el rol del terapeuta es desarrollar una mejor comprensión del
paciente, ser auténtico y genuino en sus interacciones con ellos y aceptarlos de
una manera compasiva y sin prejuicios. Esa aceptación compasiva y sin prejuicios
es lo que Rogers denominó consideración positiva incondicional.
Partiendo desde el punto de vista de Rogers, puedo concluir que al momento que
recibir a cualquier paciente, ya sea niño, adolescente o adulto, lo primero que debo
asumir es que se trata de alguien que necesita mi ayuda y no alguien que está
enfermo.