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hArgemtina,álos escritores uruguayos se los llama "rio­

plat9I'lses":',Juan José Morosoli es, pues, uno de los más


grandes escritores rioplatenses del siglo XX, y a la vez uno
lOS secretos mejor guardados de la literatura de nues'·
troestuario. El campo -antología que reúne lo mejor de su
. obra- es una oportunidad inmejorable para descubrir y pa­
sar la voz sobre un escritor decididamente extraordinario.
Develemos entonces su secreto: Morosoli no hace correr
el tiempo, lo detiene. Allí reside su talento. Su mundo es­
tá hecho de personajes -obreros, albañiles, gauchos- que
hacen de la inmovilidad un modo disconforme de estar en
el mundo . Negativos, taciturnos, anónimos , rechazan el
ruido de la época.
y queda la cuestión de la lengua. De la transformación
del habla oral y popular de la pampa uruguaya en escritu­
ra magistral. Mal leído -como se ha hecho muchas veces­
Morosoli puede parecer un escritor costumbrista. Nada de
eso. Lo suyo es más bien de un vanguardismo díscreto.
Antes que como un escritor rural, es más justo pen'sar a
Morosoli en una constelación -como un estante de una
biblioteca personal- integrada por el silencio a lo Beckett,
un gusto por los perdedores a lo Robert Walser y la mejor
tradición del desasosiego uruguayo, de Onetti a Levrero.

Juan José Morosoli nació en Minas, Uruguay, en 1899 y


murió en esa misma ciudad en 1957. Hijo de un inmigran­
te suizo de profesión albañil, escribió unos diez libros de
cuentos y la novela breve Los albañiles de Los Tapes.
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www.rnardulc ee ditora.com.ar MARDULCE
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Morosoli, Juan José


El campo. - la ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
Mardulcc, 2015. El campo
200 p.; 19X13 cm.
ISBN 978-987-3731-08-2
1. Narrativa Uruguaya. 2. Novela.!. Título

CDD U863

© 2015 Ediciones de La Banda Oriental S.R.L.


© 2015 herederos de Juan José Morosoli
© 2015 Mardulce
Bulnes 978 1°
Cl176ABR Buenos Aires
Argentina
www.mardulceedicora.col11.ar

Diseño de colección y cubierta: trineo.com.ar


ISBN: 978-987-3731-08-2
Hecho el depósito que marca la Ley 1 L723
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier
medio o procedimiento, sin previo aviso a los titulares del copyright
ficción ............
v..
Impreso en Argen:ina
índice

Andrada
Los albañiles de "Los Tap
El campo
El perro
Hermanos
El casero
Dos viejos
Las cortas de maíz
El compañero
Ferreira
La rezadora
Cirilo
Monteadores
Montaraz
Los albañiles de

Los albañiles estaban en la


bían llegado ya a su destino.
Iban a "Los Tapes" a ha
ra- tenía la espalda curvad
piernas abiertas, aflojado y
caballo. El otro, Nieves, un "
solo, mitad gaucho y mitad
tratar con el pulpero, el Vas
Ellos llegaban en descub
baj os en el cementerio.
Habían tomado la tarea
to". Luego vendrían los itali
El pulpero, encerrado tr
gua y oídos a los cruzacam
azules y su desenfado natur
Ya el vasco le ofreáa libr
dera de la palabra: "algLln día
-Yo no dejo nunca quedar gente -dijo Urisbasterra para bolsa, amojosados y viejos. Si
ponderar el gesto. Y agregó-: Si precisan alzar algo ahora, lle­ drían que comprar "grasa de
van... en una aripuca de zinc porqu
No. No precisaban nada. Llevaban charque, caña y fariña. El cementerio era un me
Los ojos azules de Nieves yel hecho de que fueran a pasar
trabajo en aquel páramo los hizo simpáticos a los ojos del
Vasco.

¡Pobres albañiles! Iban a saber ahora en la que se habían ¡Pobres albañiles! Ya iba
metido. En "Los Tapes" no había leña. Tendrían que hacer Los huesos santos esta
fuego con chilca verde y "leña de vaca". Tampoco había agua. huesos de animales, aunque
El cementerio se construiría en una loma y el agua estaba en Allí era lugar santo por
el "plan" de la sierrita, distante veinte cuadras. jando "un cuerpo" al abrigo
No se veía un solo árbol, y la carne misma -iparece men­ dra. Un cerco de piedra de "
tlLl en el país de las vac<ls!- era escasÍsima. Come,rÍan ove­ los alambrados eran 'cercos'
jas viejas, capones de consumo, carneros estériles de vejez, Iban a pasar de codo los
hediondos y guampudos, refugos de maj adas antiguas sin junio, con iuna Lleclu con a
mestizar con razas nuevas. barro. Luna que como se ha
Carnes secas, negras, que irían a buscar a lo de Perdomo
-el dueño del cementerio y de una estancia muy grande cu­ Cuando desmontaron
yas "casas" quedaban como a dos leguas- porque en lo de el cementerio? Ellos creían
Gazcue, que estab3. cerca, "no vendían ni daban". pequeño, algún panteón q
--Dir a lo de Gazcue ej'hasta peligroso... Capaz que lo co­ como casa hasta que vinier
men los perros ... herramienta", chapas y tira
-Los Gazcue son unos asqueroso ... Pasando miseria han -Amigo Silveira, tenem
juntao plata pa pasar miseria... -¿Con qué? .. ¿Con las
A carne de oveja pasarían, pues. Y charquiada -porque no Estaban tristes, enojad
iban a comer una res por día- con sal de frigorífico, amarilla y noche lastimada de lejanos
sucia; galleta dura como piedra y verde de "mufa". Fideos de rúas y campo sin árboles , d

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Estaban solos, frente al cementerio y la noche, con su entregado . Los llevaban de
cansancio y su pobreza de ahora que no tenía ni un abrigo de recido mejor descalzarse.
chapas para el cansancio, ni un árbol para los oj os cansados alpargatas atadas de las t
de planos muertos. la espalda. Silveira iba ago
Era la pobreza de ver que aquello no era lo que se habían agua, fumando bajo el som
imaginado y les había hecho estar alegres muchos días para plomado por la lluvia,
quedarse pobres de golpe, en aquella realidad plana y hostil, Callaban los dos. No de
borrándose en la noche. querer echar afuera lo que t
El caballo de Silveira estaba aplastado e iba ganándose teza, desaliento y amargur
sobre el costado del otro matungo, sacándole el cuerpo a las entrado ciel paisaje. Lo de h
garúas. Silveira estaba "como pa que lo llevaran en parigüe­ leza insensible. A veces, pre
las" y caminaba con las piernas abiertas, como muchacho -¿Iremos bien?
chico con las bombachas mojadas, al costado de las bestias. -Vamo bien sí... ¿No ves
Iban callados, apoyados en el silencio de cad.a uno, temerosos No lo veía. Empujaba e
de hablar lo que pensaban. parecía, concentrándose en
Al fin Nieves se detuvo y habló: un cigarro y que las mirada
-Bueno... ¿Vamo a dar güelta, compañero? voluntad para adelante, le c
-Yo creo que ante de llegar ala pulpería no tenemo cabayo ... -Tengo loj ojos como q
-Vamo a pie ... -Ya estamo cerca ... Ahor
Montaron , C1s ti~;1.ron , y ('1 ~:1 1 ('rlf' m ;¡ rcó un hord oneo en ~Trf'm(; " Cf'Iel rk1 :-anc

la noche. Era un rancho que dista


-Abrite pa eL. ¿Vas dor
Los perros ladraron. P
*** otra vez. De lejos llegó otro
-Ese es el del boliche, se
Al paso, ahora. Iban deshaciendo el camino. Rumbo a lo Ahora se avivaba un poc
de U ribasterra otra vez. Llegaban al boliche. Un
La garúa y la ventolina les golpeaba la cara y les ponía culando en "un toreo" que l
un alb eraro ck go t as en la b ;111'17ÓP T.os caba110s Sf' habían dar la puerta h as ta que des

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Silveira¡ entre dientes, comentó: lado del fuego. Desde el fon
-No vamo a dir al cementerio... Nos van a Llevar... el calor de la brasita de caña,
Con rabia le pialó Nieves las palabras: Se estaban aplomando e
. ' . ,
~ ... uta, ¡SOS plOr que una mujer.. ..
seo de comer y dormir.
El perro callaba y trataba de escuchar ruidos dentro del -Hermano, la caña me
boliche. durmiendo el cuerpo ...
-Ahora lo que taría bien que al Vasco le diera por comen­ El agua comenzó a "hac
zar a errarnos tiros ... El mate era una olla, de
En eso se abrió la puerta. El Vasco tenía un farol en la El primer verde pasó so
mano. de Silveira.
En ese rasgón que el farol le hizo a la noche entraron los Nieves lo sorbía despaci
hombres, salvados del paisaje negro y angustiador. mascando el gusto, con una
Silveira, que le había he
primer /lcebado", esperaba c
*** -GÜeno... ¿áura le tas da
Nieves le devolvió el ma
El Vasco les dio café ardiendo de caña tIpa calentar el horno". -No, hermano. Me está
-Ahora les doy una pierna chorizo a cada uno...
Les trajo unos chorizos rojos de pimentón, media docena Silveira decía que "uno
ele gall etas, mate y caldera llJÚG1QO seña con un "oj o c
-¡Pero los locos estos tienen unas piernas como di'hom­ -Vamo, vamo a prenderl
bre!... Con un golpe seco en l
-y coloraos eh? ... ¡Vamo a escupir fuego! ... con arcos de barril donde se
Les dio permiso para hacer fogón en el galpón y dormir pió la galleta que se desfloró
en los cueros de oveja zafrados que había allí. rocha. Linda para aquel ham
- Mañana vendrá Mariana -dijo el Vasco usando, sin Cortó un pedazo de ch
duda, algún refrán de su tierra, y largó la risa. miró amorosamente y 10 ll
Se acomodaron los dos en el galpón quinchado, de piso burbuja de grasa le saltó a u
de ri errd, barrido de pis adas dr gall inas . Estaban callados al Pero sos como Pasoscor

n
Pasoscortos era un glotón número uno. Un cristiano que Amaneció un "día de
parecía que nunca hubiera visto gracia e'Dios. Era famoso en
zó a hacer fuego. El viento
el pueblo.
tón mal ajustado y llevab
-¿Tamién le pasó eso? ..
se levantó corrido por la e
--No. Pero véia comida y se ponía q'era un picapalo -¡Buen día, social. .. ¿
e'nervioso... Ti acordás el casamiento e'Jaume? ..
-No me rindió nada
-¡Si me podré acordar!. ..
hermano ...
-El loco véia aceitunas ... Fijate bien comu es la cosa: las Silveira salió al desca
véia y decía:
Sobre un barril de rast
-¡Tan lindas y a mí no me gustan, patrón!... -y se le nu­ te. La llenó de agua y llam
blaban los ojos!. ..
-Échame l'agua, ¿que
Se reían contentos, felices, olvidados de aquel desaliento cusquito.
que arrastraron por el camino como una tropa flaca.
Se agachó, estiró el c
caer el agua.
-¡La pelé L.. Viá secar
***
U n perro atigrado con
de ferocidad - tendido de
Ahora se acomodaban para dormir. Estaban tapados ya puerta dd boliche-, se en
con los cojinillos, sobre un colchón de cueros de oveja "con acercó. Lanzó una mirada
toda la mecha". Calentitos, llenos
restregó al fin contra la pi
Para darse el "pase buena noche" dijo Silveira:
al galpón, a echarse cerca
--Che Nieves, áhura una buena china, ¿eh?
-Parece que vamo bie
-iCon una no hacemo nada, hermano!. ..
Como no tenían yerb
Ya estaban como para empezar de nuevo. iHombres! que abriera el comercio.
La mañana no avanza
color acero.
** ..

Las casas estaban pega


naban puras en el aire m
el plano desnudo del ca

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doblaba lentamente, rumoroso. El viento hereje parecía afei­ Pero Silveira t
tar el pasto. La sonoridad total de aquella soledad tremenda, mancarrón perdid
solía traer algunos ecos de balidos. Eran tristes, como si fue­ -¡Pero sabés he
ran ruidos de la tarde del campo, más bien. hasta eso!. ..: La que
De repente un punto negro pinchó la recta del infinito, Nieves, caído
donde estaban pegados como un papel, el verde y el azul. era su querencia d
Era un caballo viejo. Uno de esos "soltados para morir" que campo es más hijo
marchaba de anca al viento, lentamente hacia "las casas". El -Párate herma
mancarrón humanizó el paisaje que recién entonces entró Silveira, de gol
en los hombres. hombros y arranc
Una lata, reclame de tabaco, desclavada en una punta, a Nieves:
fija en el muro del boliche, chirriaba cansadora, sacudida por - .. .jate e'bobad
el viento débil, destemplando los nervios. A la espalda de
No se veía nada más que el campo angustiado. su trae-trae la lata
El viento huía de la soledad, donde solo latían tres penas:
el árbol, el caballo y la lata sonando siempre con su trae-trae
terrible.
N ieves iba acompañando con un afecto sin pensamien­
tos la marcha del mancarrón que pasó al fin cerca de ellos, Ya estaba con
m csrnndo su quijada m ora y la huella ::lel bJ.sterce en pe­ cén, que había sal
chos y lomos. chapas y unos ca
Silveira lo dejó pasar y saliendo al fin del silencio, calculó: la tierra no más- e
-No llega a agosto... Dejuro es un "sin querencia". los caballetes.
Nieves recordó de golpe que una vez le explicaron bien El vasco anda
por lo que decían a menudo: anda a morir a la querencia. tre. Silveira y Nie
- Seguro. Natural. Loj echan al camino ___El camino, por de palma del tech
camino que sea, tiene pasto hasta llegar a la muerte... Seguro. -Atendeme a
Natural. A la muerte o a las casas: la querencia. Seguro. Na­ Eran unos ba
tural P::1 es o es camino, pa n !levar a algú!! b e unas banderas pi

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-¿Dónde me dejas aquellos pañuelos? Al detallarlo se
- Si te pones uno de esos, capaz que te corren los perros... satisfecha.
Un hombre llegaba. El perro ladró apenas. El hombre se -Usté es propet
bajó del caballo y mirando al campo, sin apuro, hizo un ciga­ El hombre sonr
rro y entró en la glorieta. -Sí. Tengo ande
- ...en día... Entró el vasco a
Dieron los buenos días. -Es Don Pantal
El recién llegado miró por los hierros de la reja, que separa­ ño! i Cuatro mil! ...
ba el almacén del "pierde tiempo", como buscando al pulpero. Don Pantaleón
Era un tipo al que la barba desaliñada, con los pelos del -Serví... Serví...
costado rectos, sin peinar a favor de las mejillas, le daba un
aspecto de erizamiento. Mascaba, después de achatar a labio,
el cigarro grueso como el dedo, y una "chatasca" de tabaco y
baba le luda en la barba. Parecía cohibido frente a los hom­
bres, y sin embargo los miraba como molestado y molestan­ Bebió tres caña
do, con una mirada de bicho, abierta y hostiL cargó "una saca e' g
Nieves, observando el visteo del gaucho, tranquilizó: una "madajuanita
-Ya viene l'hombre... do desde el fondo
Apareció el vasco. Le tendió la mano al recién llegado, vasco y los albañile
salvando los barrotes. _y m :mdá gay
-¿... ómo anda tu gente? Nunca te he pedid
--Tan bien... ¿té anda bien? Subió a caball
-Bien. que parecía que se
Sin que el otro preguntara, el vasco se consideró obligado nillas peludas, y u
a explicar, porque las miradas del hombre, ahora que estaba caronas compuest
con el pulpero, eran inquisidoras e insolentes: la mañana fría de
-Son arbañiles... Los del cementerio... ción de su sordide
-Ajá... No está leja q'haga un nicho... digo, si noj arre­ Caballo, ropa,
glamo ...

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*** -Fueron dos co
Especiales ... Saliero
-¿Cuántas cuadras tiene, patrón? -¿Por campo o p
-Cuatro mil. -No. Un tanto n
-Sin embargo yo no me cambiaría por él, dijo Silveira. El mancarrón s
-Son rico pero viven como loj animales, terminó Nieves. a rascarse.
El Vasco dijo que Don Pantaleón vivía bien "a su manera". Para aquel lado
-Al meno yo digo ... Él es así ... No le falta nada que le gus­ árboles. Parecía que
ta... Tiene dos mujere en las casas ... Eso está maL Yo no digo triste. Iba a ser siem
que esté bien... Pero estarna n'el campo. Triste...
y siguió: diez o c;oce hijos ... Una de las mujeres era par­
da. Piones tiene dos nomás... Mucho campo ... Poco "capital".
Capital era el ganado. Porque tampoco se necesita otra
cosa que ganado en el campo.
-Lo que dijo del nicho, quién sabe... Él tiene panteón n'el Llegó Fonseca, el
campo ... Es viejo. Muy viejo, eso sí. A lo mejor estaba lleno. idea para levantar la
Porque a veces cedía lugar a algún vecino. -Hagan cuatro
Tras un silencio, el Vasco le dijo J. Silveira: to" sacando un braz
-Ustede si lo quieren agarrar tienen que adulado ... Es medio-o La piedra e
muy alabancioso también. arriba por los alamb
Después abrió una ventana y entro a mostrarles el campo. pIedra. Quedaban la
-¿Ven?... Comienza allí. .. -¿Ve?, así -dibuj
Era del lado opuesto al galpón donde ellos habían dor­ Después, para co
mido. Hacia donde había ido "el basteriao sin querencia". Se metía el Vasco, se de
vefan dos cuadros de ladrillo -uno de cada lado del alambra­ Bien carrero era el h
do- con una cruz encima. -¿Vej, Silveira? ..
-¿Ven? El alambre ese que respeta las cruce ... que resolver signos.
-¿Dos cruces? -De a una había visto Nieves. Dos juntas, Sí. Eran estos. Lo
IlL1nca4 -Miren arbañile

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allí de los primero... Si tan de velorio n'el infierno, créanse -Ni sé cómo cai en
que el primero que sale mamao al. patio es Fonseca... nía máistro y todo esa
Callaba un instante y luego, después de un: ¡Qué güenoI,
se reía del vasco yel va
continuaba: les... [Qué macanudo!
-jY eso que la vida mi ha dao guasca!. .. Pero... ¡Uno es
-Dice el máistro q
'1 D
as1.... leen'que .
· tata era 19ua 1...
pa Los hombre. Los do
Tenía un culto fervoroso por el "tata", muerto cuando él San Pedro y dice: ¡Gen
tenía diez años. De la madre no sabía nada y, "lo que eran las
-Pero Dios había
cosas", nunca había tenido ganas de saber nada.
caso di uno que no se
-[Ocasiones digo qu'el diablo me zumba en las oreja!. ..: dormido.
-¡No averigüés!.
-¡No 10 podemo de
-La madre di'uno es una mujer. .. Es lo único. No hay por
dijo el escribiente... ¡
qué saber más tampoco ... Las cosas vienen como vienen ... cosa!
Nieves, astilla del mismo palo, le preguntó:
-¡Y el Vasco se que
-¿A usté lo criaron los pariente? .. salir, ni el vasco se que
-¡Salga pa yá con los pariente!... Los pobres, pa malo
bien, no todos tenemo.. El ganao fino tiene decendencia...
¡Lo jotro no!... ¡A mí me alzó el finao tata!... ¡Qué güeno!...
"E
S1... 1 so es ....
f : me alz' '1 P
o e... or a Igo "
sena, ,-nover d')
a. ... Yo me
conOel, gente con e'1 ... Marchaban bien la
Saltaba Jc un tema a otro.lJaba gusto oulO. y frío, dejaba hacer.
-He sido un poco e todo... Ahora mismo estaba aburrido
El rinde del trabaj
del Vasco. Chupa mucho -dijo-, cualquier día lo encuentro
de abrir el cimienw e
seco ... ¡Qué güeno!... Sí. De todo, meno ladrón y milico.
"mataba" el golpe del
-[Dos cosa que Dios lo libre!.. Pué sí. Los primeros pesos
siquiera se podía comer
los gané pa comprar un reló. Yo era muy chiquito y tata me
resuelto "tomar" un pe
ponía un relosito en la orejita ... Yo digo que me dio por com­
a las lluvias que no tar
prar el reló por eso... ¡Yo no sabía la hora!. ..
N ieves iba a busca
-¡Las bobadas di uno!. .. ¿Quiere creer?
poco más adelante, a la

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El pueblo lo constituían unos cuarenta ranchos habi­ Nieves le aflojaba
tados por contrabandistas, "ladrones de a ovej a" y algunos dando el recado.
"agenciachangas" o remeseros, que aquí son los "siete ofi­ El moreno estaba
cios" del campo: un dfa esquiladores, otro troperos. DespLlés del arroyo y no lo sint
ayudan en una yerra o una parada de rodeo en los latifundios llo de los ojos, vaciánd
cercanos . "Hombres que comen por bondá de los que tienen El infeliz mostra
rodeos como la gente." como una liga rojiza,
De vuelta Nieves vería a la lavandera, una mujer que le teada de manchas qu
andaba llenando el ojo y con la que esperaba entenderse. Le­ Estaba "ido". Co
vantaría allí la primera maleta de ropa lavada y trataría de carne, anulador de la
dejar "un tiento pa injerir", luego de averiguar bien cómo Sobrenadando en un
vivía la mujer. Una carniza con
Había ido dos veces allí y lo único que pudo sacar en lim­ abierta en la raya de l
pio -porque lo había visto- es que la mujer tenía un mucha­ entre disputas y mord
cho, hijo sin duda, porque se daba mucho aire a ella. da, despedía un olor á
Nieves buscaba prosa pero la mujer gambeteaba las pre­ que el moreno no sen
gt:mtas "con segunda". Cuando ella era la rumbera, él "la corría Una muchacha jo
pallao que disparara pero no la había podido agarrar todavía". ropa lavada y a la que
Con ajenos no había hablado. Ni con Silveira que más do de la contemplaci
no (,¡ Cr:l . es :c eL dolo; :1;.15;:a C{

De esas cosas él no gustaba hablar con nadie. barranco- se rascaba


- Ya q'uno va por lo que va -decía- ¿qué necesidá tiene color barro cocido, cal
naide e'saber? ... ne que gusta darse. U
El pueblo estaba "allí nornás", del otro lado del arroyo, El deseo le borró l
en un bajo anegadizo, húmedo, cubierto de visnagas y cicu­ la carne en una vuelt
tas secas, tiesas, con la flor circular arriba y que al quebrarse La muchacha par
hacían un ruido a huesos golpeados. mosquito que volaba
Un moreno con un chiripá mugriento tenía una pierna Él cnlZÓ despacio,
m (' ~idJ en el borde rlcl arr oyo, mitad agua y m itJd barro . sed s a[i~da . Al cnü cm

34
-¡Salva Juan tu madre! .., ra con los vidrios r
Ella hizo un movimiento con la boca. Un movimiento de sardinas¡ de dul
que equivalía a un "Usted qué tIene que ver" y se puso ele dos de azücar que
espalda para encenderlo nús. f ,l
... 1.. l.d.. ¿,-".v
1:')' "'"O,.,, "'~ í
1'"- ./.-H..
Al coronar la lomita, Nieves arrastraba la guasca mojada caüa. El que me cm
de la mirada del lisiado y la aguja fina y roja, como ,alambre vos había dibujado
calentado al fuego, de la mujercita. N ieves dio la
La ranchada estaba allí, cruzada de perros y muchachos donde su entrada h
medio desnudos, barrigones y pierna flaca. -¡Buen día) señ
Se encaró luego
conversación lo de
... ',. * la mesa:
-Sí. Uno de los
Frente al boliche se deshacía una enramada. Cuatro o muertos ...
cinco caballos pobremente aperados y dos o tres perros flacos Agregó luego:
debajo la ramazón llena de claros que deja ver el cielo. -A ver si me da
Nieves al entrar turbó un círculo de curiosos barbudos, -¿Cafía?
de ropa sucia, que hacían círculo en una mesa dejuego. Ha­ -iPuesL" Y si tie
bía allí dentro un olor particular que la mañana no había -¡Comonó! Ten
limpiado alÍn. Un olor a e'TIcierro. humo y caña. Los de la mesa es
Una vieja de pelo blanco amarillento, cebaba mate. carpeta. Formaban l
El pulpero estaba sentado atrás dd mostrador de tablas del cual iban con la
de cajón claveteadas, tratando, ajeno al grupo de jugadores y figuras de la baraja.
curiosos, de hacer un nudo ciego en unas guasquillas. El juego se haá
Los estantes mostraban unas botellas de "siropes" de por la carta que esp
hacer refrescos y unas latas de duraznos. Zuecos amarillos, como por un palo y s
sucios de mosca y cinchas de piola tejida, colgaban de los lar­ -¡El cinco!
gueros. De los tirantes de "madera de monte" mal labrada, Se alteraba un p
colgJban faroles, sJlchicl10nes y pavas de lata. En una vidrie­ explicaba al pulpero

36
-Sí, buscando un pión. Guapo, eso sí... Ve que las aguas -El cuerpo se hace
se nos vienen ...
-Pero, es como ac
Entre los mirones había uno. El único que podía ir, se­ q'no se v'aser má... ¿N
gún el pulpero, que lo llamó:
El "no le parece" p
- Che, Benito, ¿te animas a venir?
gente que jugaba allí
Benito tenía un aire de cansancio que daba pena. Los ojos
en los ranchos, vivían
chiquitos de sueño.
se Nieves. Eran homb
Pardo, pa mejor, que son flojos todos.
por año al Brasil para t
Se saludó con Nieves que invitó a tomar algo. vivían.
-Ando procurando un pión...
-Pasan trabajo, ap
-Según pa lo q'sea... do ... No son trabajo... S
-Por ahora, pa sanjiar. Tamo sanjiando . En el cemente­ -¿Y las mujeres?
rio, ¿sabe? ... Después pa enyenar de piedra...
Las mujeres los es
Benito, que al principio pareció alegrarse, se nubló.
Si no volvían -"en una
-No viá poder. .. Ando muy mal de los riñone..., ¡Usté ve
como antes. Las ayuda
q'ese ej un trabajo soberbio!... Sijuera pa cocinar o algo así...
mantenían" si podían.
- ¡Qué lástima!. .. Bueno... Si sabe di alguno...
ellos los mantuvieron l
El pulpero le dijo que no fuera a creer que era fácil encon­
lisiados. ¿y si no murie
trar allí un hombre así.
Después, "el muchacho
A Nieves le dio fastidio:
Casi ni se daban cuen t J
- ¿Com u es 1J cosa? . ¿Son todo p ro pccar Los aquí?... ya estaba muerto. O por
-Nu es eso. La gente es guapa, pero pa otras cosas ... Son El pulpero les fiaba.
capaz de pasar un día bajo agua pa salvar una majada... Pa
-Se enditan conmig
domar... Enfermo -seguro que estaría- Santos Pérez subió co ... Llevan yerba y azúc
un potro que era una iglesia de grande. Un potro de lo de -¿Carne?
Corrales... Dio dos o tres corcovas ... Lo vimos caer a Santo ... Se
De eso no hablar. U
vació por laboca de un gómito ... No crea. Hay gente guapa...
Eran unidos para eso.
- Tamién -dijo Benito- hay gente guapa pa trabajos suel­
unidos. Allí no se denun
tos ... Pero tar todu el día -como quien dice- meta pico y pala ...
petarios" eran especiales

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con la gente por una bobada... El campo es grande y nadie No tenía gana
está libre de encontrarse con un acusado... volver. ¿Adónde i
"La rueda" se levantó. Algunos contaban plata. planchaba contra
-Toma. Esto de aqueya vej ... contra los ranchos
-Yo salin la plata. Una negra _" s
-Tome vieja el barato ... gorda, las mejillas
La vieja compró yerba y azúcar y se fue. liLa rueda" se ha­ daban miedo entr
bía formado la noche anterior. Era casi mediodía. -"Capaz de sa
Un sol de invierno sedante, clarificador del aire, alisaba La negra iba l
los planos distantes. Los valles sin árboles se iban sin prisa los ojos de éL
al horizonte. Unas lomas suavonas, como vientre de mujer Nlev:::s "se dio
acostada, se apoyaban en aquellas tierras llanas. Al fondo de tó otra vez. Todo
la calle que pasaba por el boliche, un sauce llorón que iba Al fin metió s
coronando un repecho, parecía haber tropezado pisándose la zaba tras el sauce
túnica verde deshilachada ya. Montó otra ve
Unos balidos de oveja vinieron de pronto. -¡Pero qué m
A Nieves le daban rabia los balidos de oveja. Eran lo peor, allí por culpa de
lo más triste del campo. Le borraban el soL Pero un gallo que quier bicho .. , ¿y l
estaba lejLsimo, lejísimo, le sacó el balido. b<.ÁJl / '-.
.\....d._, •• (,
O'~ 'ube,t'n.',)' "-'r~d.
Un galio alegre, Un ga]]o Que debía estar parado en un
palo alto. En un pago sin boliches, sin cementerios, y sin vie­
jas ccbadoras de mate,
N ieves recompuso el recado. Y volvió al. boliche "a confe­
sarse y despedirse". Pagó y salió. Sin duda lo vi
Había perdido la manana. Tenía tristeza. Una tristeza lo recibió un perr
que el boliche le había metido en el alma. Pero apenas mar­ ladrar.
chó un poco, ya estaba otra vez alegre. Muy adentro tenía Enseguida sal
unos pensamientos que lo ponían alegre. Como el que rum­ ba las manos con
buba otra vez para el rancho de la lavandera. ataread;] ,

40
-Bájese... Taba dentro... Lo que le había pasad
-Yo taba con miedo q'no hubiera nadie... debieron hacer contr
-N o. Andaba pa dentro ... rio. Que estaba desea
-Sí. Yo no vide al gurí. Ella, que lavaba
-Fue a l'estancia. veces por semana d ii

N ieves pensó que lo habfa mandado cuando él cruzó cartas para el patrón
rumbo al boliche, para quedarse sola. Así debía ser nomás. trabd.jo ... Un hijo del
Se dieron la mano. Bastó para que los dos se quedaran ca­ el padrino...
llados. Y como asustados de estar solos en aquella tremenda Nieves había enc
soledad llena de sol. Gustosos y llenos de angustia. -Yo le digo a Silv
-¿Gusta pasar? . agua o ayudara a coci
Ella iba adelante como miedosa de entrar. Ella estaba confo
que el muchacho to
-Entre sta gente
*** Mate iba y mate
-Yo hace día taba
Salió y le sacó el freno al caballo. N o valía la pena desen­ -Hubiera venido
sillar. Iba a prosear un poco. Nieves buscaba
El rancho estaba limpio. Había un lindo olor a ropa mitiera decir lo que q
nhnrl1ada a.a .
l· mUjer
Ella pasó el extremo de la sábana que hacía de tabique Pero -"parccía c
por sobre el palo que la sostenía. Lo hizo naturalmente. Para interrumpido vcnía
agrandar el rancho. Quedó a la vista una cama baja y limpia. achicarlo. A los dos, p
hacer punta".
Ahora como quie
*** -¿Siempre ti sola
-Vienen a veces l
Conversaban entre mate y mate. Embarazados como si al­ N ieves se calló y
~T!1f0n 1n,<;~st-r1"~f'r~1 v;r:f1ill(1", '\!;¡-'V('<~ c_"'nt--11~"t '---0-':'"1(' ri¡-~l t'rJh:1jn hll('VJ:

'- :'
-Tengo que nombrarla y no sé'l nombre...
- Ramona. Ramona Quinteros. Cuando se despi
-y dígame, ¿si le digo Ramona nomá)
tristeza llena de go
campo, sino agiliza
Ella se alegraba con una alegría que le venía de golpe en­
Acompañaba -c
cendiéndola y haciéndole bajar la vista.
-¿Cómo? vantando y bajando
cuerpo feliz, galopa
-Ramona nomá... ¿Pa qué má? ..
Ya sobre el ceme
Parecía que tras estas palabras se había desangrado. Con
-¡Hay tiene un
ellas se vació todo de gestos y palabras.
No sabía si cont
Ella estaba cargada de ellas. Abrumada. Él simuló sen­
tir ruido afuera. Salió apurado a la puerta del rancho. Al
volver dijo:
-Es manso... No se va ...
Arrimó la puerta. Se paró frente a ella ya sin palabras
otra vez. Mientras wmab
incidencias del viaj
Se miraban serios, incapaces de hablar, casi angustiados,
La tristeza que le dio
pero con confianza, con pureza, con un honrado deseo de
que cebaba mate. El
fuertes y seguros goces. Sin clandestinidad.
-Mira hermano
-iCamine abrir esa puerta!... ¿Si viene el gurí?
vieja.. . Fijare si será
Parecía que iba a llorar, ten ía un temblor interior que
m ate pa comprar az
apalcda cn la palabra. Es taba a punco de caer sobre la nerra.
- ¿Y el boliche? ...
Nieves la recogió. Flojo él también, suave por dentro, va­
-Una yaga".. Co
ciado por una angustia dichosa. La recogió con algo que no
chas ... ¡Y apestau de
era de su cuerpo y la llevó a la cama, limpia y liviana como
un pensamiento. -Seguro. Rabia.
Sin duda. Confo
rable, tan pardo, ta
***
Silveira decía qu
-Déjate e'bobada
-¿M:lP Dign vo
44
~Todo. Todo mal. Alguno tendría que arreglar aquello... nomá. Ovejas medio
Que los hicieran trabajar, a la fuerza, aunque fuera. ¿Comu flacura por la "lombr
es posible q'hagan hijo como los bichos? ... Que se manden ban. El patrón, el du
mudar y las mujeres se arreglen... ¿y que robaran para co­ terio, había venido a
mer? ¿Está bien eso? -Estos creen que
- ¿Pero si roban siempre comu están suelto? eyo!...
-Porque el dueño no protesta.
-¿y entonce? ¿Vaj a protestar va? .. . ¿Soj el dueño e los
anÍmale?
Pero N ieves decía que también estaba mal que el dueño
no protestara. Que no protestab a porque n o le convenía. Desde el fondo
- ¿Sabe lo que hay? ¡Q).le no quieren cinch ar! ... ¿No qui­ empezaba a enfriar
siste traer uno e'pi6n ? ¿Vino ? - ¡Ah ! N o había venid o... ¡Q ue cubriendo el camino
se mue ran di hamb re entonce! los dos buscando ver
- Mira h erm ano. Yo no te vi á p oder expli ca r.. . Pero los lenta columna.
po bres no tienen la culpa... Y úLtimamente: no nos vamo a Era una tropa d
calentar sin ver la perra ... Pero mal stá. Todito stá mal... de a pie, a quien seg
- Pero no 10 vamo a arreglar ni va ni yo ... La tropa se detenía c
Eso de cOIltao. ¡Pero taba mal (omonó ! Desde los ranchos bordes de la senda.
ajenos, en tierra del camino, que "no es pa estar sino pa se­ caminaba desganad
12l l;" " , hast::t lls mLij clcs q u e parían como ~ as vacas . cspeIJ.ba. Terminad
y los campos también. Algún romerillo] alguna chilca ya incitar a la marc
er:ana. -A marchar, a m
- ¿Comu es posible q'no tengamo leña? ¿Ves vo? ¿Yagua? Eran como dosc
Se perdían grandes potreros porque no tenían aguadas. El ani­ columna fatigante,
m alaje se corría hacia cañadas o arroyos. Con la seca los potre­ dolo con su lentitud
ros alejados de las aguadas quedaban desiertos. No podía ser. Los albañiles la
¿Cómo es posible que te digan que el muchacho que La paciencia del
m ucre es lisiao? Que "el bicho busca vivir" . Campo pelau perante.

46
-¡Como pa mandarlo apurao es la cosal... Tomaban mate l
-No llega ni en mil año ... N ieves que nunc
Apenas a un par de cuadras el hombre hizo otra estación. guntaba:
A pesar de ver los albañiles se tendió en el pasto a fumar. Pa­ -¿Pero y así nom
recía que hacía de gusto por no llegar. Después volvió el sil­ Así. Marchan bie
bido yel "a marchar, adelante, delante"... que había que ense
La tarde se confundía con la noche yen el silencio puro se El perro era muy ma
mezclaban balidos de ovej a. -No dan trabajo
-A marchar, adelante, delante, delante... -Era un adelan­ En el arroyo, el p
te al que se iba como hacia un atrás, envainado en los tercio­ no; lo seguían los de
pelos de la noche. Hacia una muerte por tristeza, por cansan·­ muy bajo y se veía el
cio de respirar. ..- ...delante, delante... no tenían R, julio, ju
A veces un pavo se cortaba del cordón, entretenido en pi­ -¿Otros m:::ses?

cotear algún mechón de cola de zorro. -No, Se ponían fl


El hombre articulaba un grito ridículo que pretendía En el pago de él-
imitar la onomatopeya de "Don Juan": o tres leguas- se cria
/, si no se cansaba con
- G uac. .. guac. ..
El descarriado volvía a engranarse a la marcha. Si no lo -N o. Vamo despa
hacía, el hombre advertía al perro: -Pues, de dir des
-¡Aya!. .. ¡Aya! -Uno si h;:¡ce.
El perro iniciaba el camino hacia el rezagado. Entonces Nieves le dijo "q
este volvía. El perro miraba, el pavo se daba vuelta y marcha­ Uno piensa. D
ba otra vez. Cuida ocho o diez "
Al fin el tropero llegó a la choza de los albañiles. año ti tranquilo ... N
Saludó, recostó "la tropa" contra el cerco, hizo echar al Lindo. Otro que
perro y desensilló.

***

48
/\1 otro día cuando amanecieron, eres hombres rodeaban
-¿Vamo a engañar l
un fogón. El tropero estaba entre ellos. Eran dos vecinos que
Los albañiles agrad
venían a abrír una fosa. De tarde le iban a "dar sepultura a
Ellos se fueron has
un cuerpo". El tropero siguió su camino y los cavadores co­
ron el mate, y pararon
menzaron su trabajo.
Los trabajadores alejad
Los albañiles siguieron abriendo la zanja.
tinuaban la zanja. Se se
Los hombres cavaron un rato sin conversar. Después in­
ban el golpe del pico.
terrumpieron el trabaj o y vinieron hasta donde estaban los
Una bandada de to
albañiles. Uno flaco y pálido, tenía un pañuelo negro anuda­
enterrarían al finado.
do al cuello. El otro, bajo, grueso, de piernas curvadas, daba
La mañana era fres
una impresión de salud y fuerza que contrastaba con. el as­
Desde lejos llegó u
pecto enfermizo de su compañero.
enseguida. Era el golpe
Conversaron apenas, informando a los trabajadores. Ha­
ta. Un golpe que se rep
bían venido con el alba, con otro compañero que siguió has­
-¡Eh! ¡Nieve! ¡Mirá
ta el pueblo a traer un cajón, para enterrar al muerto. Calal­
Al golpe seguía el b
laban que el otro vendría hacia el atardecer.
la carreta. Asomaba cr
--Hace tres noche que no pegamo lo 5'Oj O... Tábamo espe­
con su hilera de bueyes
rando de un momento a l'otro...
cía una sola fuerza desl
- Hay casos que vienen derecho -dijo Nieves por dear algo.
El carrero, al costa
- Hicimo lo que pudimo... Hasta trajimo un curandero
motivos dOrIllldos en
dc' Florida... pero el caso era 5111 vuelta...
le sacaban de adentro,
-¿Ustede, sin duda, son pariente?
soledad.
El hombre bajo contestó:
La carreta venía ag
-Este es... yo era amigo ... muy amigo ...
de, llena de cosas abrig
N ieves se acercó al aludido por el hombre:
Venía, no había na
-Le acompaño n'el sentimiento.
Todo lo que traía e
-Nosotro no lo conocíamos ... ¡Pobre! Hay que resinarse
chapas mal unidas y c
-dij o Sil veira.
sudor no se les enfriara
Se quedaron callados los cuatro.
el campo pelado, S111 ca

50
Venía, segura, tranquila, con la casa de ellos y las cosas - Si seguimo así n
que ellos precisaban para vencer al campo que siempre es ta­ -Dale nomá...

ba solo, extendido de naciente a poniente, y vagado por algo Sil veira se dirigió
triste e indefinido. -Teniendo él tien
Nieves iba hacia la carreta, ligero, corriendo como un Nieves convidaba
muchacho . -Calienten el cue
-¡Lindo nomáL .. ¡Esa carreta! ¿Tenían miedo que el
Era por los cerdos
- Son capacc de seg
** -)<
penaL ..
-Milagro, ustede
Desuñían en un conversadero alocado.
-Desde que estarn
Los hombres habían empezado a cavar otra vez. Uno, pa­ Sucedía seguido
rado en el borde de la cava, el otro adentro, hasta la nalga. les, cebados, venían
-¿No te dio nada pa nosotro el viejo Urquiola? mantenían en merod
-¿No conversaste con los gringos? tumbas.
-Sí. Yo le decía a este que te había apretao la carreta... -y más bárbaro s
¿Vienen baraja? .. se "aposentaban" en l
-Abrí el bolsico. Por eso cavaban "
Silveira abrió el cajoncito --el bolsico--del costado, donde A medi a tarde ll
se guardaban los útiles precisos del carrero. cuerpo". Un carro pe
Sacó una botella de caña. con alfajías. Lo seguí
Nieves con ella en la mano la ponía sobre el corazón: de merino negro , de
-Venga mija... ¿La trajeron sola, no? Le viá dar un beso. jinetes.
La destapó y se la ofreció al carrero: Un vientito tibio,
- A usté le pertenece. soplar insistente.
- ¡...Ajá!. .. ¡Cosa linda!' .. Ahora bajaban el
Ahora Silveira. Después él. Un lejano cordón
- ¿Vamo a darle aqueyos robre' "adentro" trajeron la

S2
El viento buscaba tirar al este. La tarde se iba poniendo Era una estatua p
oscura desde el naciente. Un silencio que esperaba, subía curo de tormenta, dr
desde 1;1 tierra. El viejo se paró,
Los del cortejo se juntaban en grupos chicos fumando y comenzó a llorar estr
conversando. Al fin se distanciaban un poco del cajón para tar estertores dentro
hablar cosas alejadas de la muerte, en una instintiva pureza Desde el lejano c
frente al muerto. repicar repetido, for
Solo quedaban junto al cajón el niño yel viejo. Venía el breack c
Un niño y un viejo ...
Estaban solos allí, totalmente solos allí.
Desck lJ. estatuilla del niño sen cado en la cubra del carro,
subían al cielo los ojos donde estaban todas las preguntas,
vivas pero sin nacer. Bajaron el cajón
Subían los ojos en una mirada diluida por la que cruzó manijas doradas.
el collar de las aves viajeras, cerrándose y abriéndosc, en un Nieves no pudo
juego dc curvas. Entonces sacaro
El viejo, con la mano en el mentón, tenía los ojos vacia­ ron, para ponerlo en
dos ya de mirar el cajón. Tuvieron que em
Desde su espalda el ¡yac[ ¡yac[ de los albañiles zanjeado­ saba el hueco. Iban a
res, venía como una respiración espaciada y robusta. Uno de los que a
.El carrero se disponía a uIlir la boyada, apurado, temIen­ -¿Se va a despedir
do "el paso" del pueblo "Las Ratas". Galopaba hacia los bue­ El viejo ya vaciad
yes que estaban distantes. Nieves y Silveira dejaron el zanjeo. bre el rostro blanquís
Venían hacia el campamento donde solo estaban inmóviles Los otros lo leva
el viejo yel niño. fuerzo adelantándos
-¡Pero son bárbaro! ... Mira el dolientito ... do al niño de aquella
A Silveira se le había apretado la garganta. --Vamo a tapar....
El chiquilín estaba paradito ahora. Le cubría totalmente
el ponchito negro.

54
pampas cortó la hela
***
embargo, la helada e
Tomando de fren
Ya sobre la tierra encimada que habían sacado al hacer
lados hasta los hueso
la cava, se reunieron todos, inclinados hacia el cajón con los
A espacios garua
ponchos negros, como sauces hacia una laguna. Desde lejos
Sobre las chapas
parecían asomados hacia un misterio que venía de abajo, o
Total claridad e
que escuchaban, estirándose por oír algo que vendría desde el
que reverberaba bla
fondo de la tierra.
na, que estaba finit
la d is tancia.
* * -Ié
-¿Vamo a levanta
Se levantaron y le
Fumaban y "tom
Huyendo de la lluvu se repartían en rumbos distintos
enloquecidos de frío.
como cuando se termina una guerra. Se deshacía el silencio
a todo", nunca había
por todos lados, roto por el galopar apurado.
Un fríe que les p
Hacia la tormenta que comenzaba a arrastrar sus bron­
de despegamiento de
ces, iban tres jinetes: tres cabeceos descendentes.
--iLa peló1. .. ¿Vam
Un hombre, un viejo y un niño.
- Tenema q'abrir
Un momento se paró aquel serruchar la distancia: los
Tc;:f:l.n sGlc algu
tres se volvieron a mirar aquella borrada mancha de tierra
unas" ca nas de lefia
donde se deshacía un hombre...
Silvcira se tendió
zón a la que hablan "
~f1' 1 ~~. - f1~,\" - ~-
1í: * *­ 13,t,Jto<: d.üa U",111.¡
-¿\lamo a prende
Bebieron.
El alba estaba lejos. Tras la lluvia copiosa se había sere­
-¿Te fijaste que n
nado la noche. Cuando se acostaron se preparaba para helar
Se sentaron en el
y sin duda heló mientras dormían. Luego de un vientito de
}Ic:-mano: yo no

56
Nieves dijo que le parecían "de lata, con dedos de lata,
yenos de escarcha" ...
- Tas medio loco e'frío ...
Poncho. Sombrero.
Un alambre de frío le iba rompiendo la carne, enhebrán­
-¿Pa'ande agarrare
dolo desde los pies a la nuca.
-Contra el campo s
-Che, ¿y un cristiano no se podrá enloquecer de frío?
-Parecemo dos loco
-N'esos países de ñeves bárbara, seguro.
Nieves se volvió h
bían dejado "el cuerpo
del brazo de Silveira.
***
-¿Tas loco o qué te
Un grupo oscuro, s
Calentita el agua. Los pies adentro. Después un chorro de
-iLos pariól ¡Los ch
agua fría de la pava.
Agitaban las cadera
Se calzaron.
ro desesperado. Un apu
Nieves se paró.
-iLe metemo chum
-¿Vamo a encajarno el poncho y salimo a caminar?
Corrieron hacia la c
Silveira consideró la hora mirando el cielo.
jereando la claridad, pe
-No stá leja el día... ¡Vamo!
-¡Pegaste!
Mientras se emponchaban, dijo Nieves:
Se revolcaba en que
-jla mIerda!... SI canta] esto n'el pueblo no encontrás
-Vamo a cundirlo...
qUIen
. te crea ... j'N o tener 1ena r
- pa quemar....
Nieves alzó un pico
Lo que les pasaba no tenía nombre. ¿Pero ellos tenían la
culpa? dos, grotescos, macabr
te negros, resaltantes e
Menos mal que cuanto comenzara a aclarar empezarían
Golpeaban enloqu
"hs casas".
gritos y carnes desh
--¿Vamo a traer el gurí di una vej? ... ¿Eh Silveira? ... ¡Vamo
ojos, allí, al borde de l
ajuntar leña hasta pa tirar p'arribaL ..
dos.
Rompían movimie
tos que chorreaban san
58
brillaba el pedacito de espejo de una cruz de metal. Después Contra aquel ho
taparon la fosa. y que solo vino una v
Se cansaron. Regresaron a la aripuca, calientes, olvidados donde habían quedad
del frío. ...Que les había di
Bebieron otra vez, luego de entibiar la caña y dormita­ protegerlos...
ron. Allí había pensad
Sintieron gruñidos. Un hervor de gruñidos. Los cerdos se e'grande, eran un dis
comían al compañero muerto. el camino"...
-Es entre eyo... Dejálos. ...que "eyo" -sí "e
Cuando amanecía empezaron a hacer los pozos para pa­ como el mar que usté
rar los puntales. con no denunciar a
A media tarde, Nieves fue a buscar el muchacho. Pero la oveja, eran macanudo
madre no se lo cedió. ...que paqué iban
nada? .. ¡No ve que e
troL ..
***

Ahora sí. Ya estaba el cimiento lleno de piedras . Un in­


menso anillo caído en el campo. La casa engarzada en él. Una
chocita de chi1ca para cocinar. Aquello era casi un hogar. -Sí. Anda nomá...
1\ buscar " un poco de plata" a la estancia iría Sil veira. El -Empilchate med
mismo había elegido esta misión. señorita".
-Vos .-le dijo a Nieves- sos capá de salir con una pata e: La señorita. Era
gayo... ñor" Perdomo. Tenia
Sí. A Nieves le había ido creciendo un odio lleno de pro­ N ieves se iba a pa
testas por aquello. A prosear, a mate
Contra aquel pago, plano, sin alegría, donde habían Al paso, hacían e
"sufrido un invierno que no se sacarían más de entre los rienda suelta.
güesos" ... -¿Si me dicen de

60
-Creo que no serna casao ... ¡Te quedaj!. .. Ella. Él. El gurí.

- ...eda yo que me podía quedar y venir a la vuelta a arre­ -jPuesí!. .. Uno sie
glar n'el boliche. bajo podemo llevarno
-Ahí stáf." Ya conseguíj que Fonseca lleve un papel al -¡Aja! ¿Pero entre l
correo avisando a los gringo ... -Natural... Pero toy
Así, con aquel viaje quedaba partida en dos aquella his­ jo!... Es decir, arrepenti
toria de la ida de dos albañiles a hacer un cementerio. Bajó la vista.
-En cuarenta y cinco día vamo a dormir separao ... -Hice reladón con u
-Hace cuarenta y nueve día no veo un:1 mujer. Se callaron. Ellaju
--Abrí l'ojo con "la vieja" de la estanda... -¿Dejó familia? .. .
-Dijo FOllScca q:.¡t es muy enarIloLlc:aLJ... -No ... No tengo ...
--A lo mejor es_ .. El vasco es muy mentiroso... ¡Vaya saber - Talvé desgracia.
como esi... -Cuand'uno cambi
Después de una pausa, Nieves: Vio una pregunta e
J '1 .
- Al
,11 sta.... S'1 te [,)U5ta c"1 pago... Esa 1-·'
oca tIene mue h o -¡Pues!. .. Usté deja
campo entre las piernas .. , Gallina vieja ya sabej: buen caldo. algo... jY no deja nada!'
Bueno. A despedirse: agarrarlo otra vej?...
-Hermano, le diré hasta mañana. -Sí...
-Que le vaya bien, socio. Ojo con la vieja. Ella -como quien d
-Vos tené cuidado con la lavandera ",Criada en la estan
Señaló el gurí...
'í< *1'
--¡A.h!
-Poblaron pa mí...
mocito ...
Muy lindo. Conversar cosas del pueblo. Decir cosas que Un silencio para q
piensa uno. "Cosas nomá." bien lo que él piens;;.. N
-Muchas vece uno anda comu enojao de no tener con -Silveira se queda e
quien hablar bobadas ... -Usté cena aquí... ¿
Sí. Hlblar cosas nomás, Fs(' "oye Nieves" es

62
...Sí, nos va a hacer el gusto... Sí, Nieves ... Al entrar al rancho se
En las palabras que ruegan hay un caliente reclamo; una las botas.
debilidad que quiere abrigarse. Ella se desvestía rápid
-Pa q'viá mentir: tengo muchas ganas... Nieves pasó contra l
El gurí fue al boliche a comprar cosas que pudieran hacer no era un tabique, y un s
trascendental el suceso: dulces, masitas... cuando él se sacaba las bo
Iba a subir hasta la ca
tando sobre míl noches e
*** Desde el borrón don
que sentía y oía Nieves co
El gurí se acostó. Ellos estaban en la cocina frente a fren­ La tocó con la mano b
te, empujados por el campo oscuro contra aquel pedazo de ca va y esperaba más.
luz de candil que les pegaba lengüetazos en el rostro. -No, perá que me cal
Nieves no había pensado quedarse a dormir. Y -caso cu­ si queré...
rioso- ahora no pensaba irse. Era raro. Pero estaba a.llí como De atrás de las sábana
si siempre hubiera sido así. Como si aquella fuera una cos­ -Máma...
tumbre de estar juntos después de comer. Ella se ceaó de oídos
Una pesada dulzura los tenía tímidos para juntarse la La voz del gurí vino a
carne. Pensaban en acostarse con angustia y estaban -sin -Máma...
embargo- gustando el momento en que tenían que rLlccrio. -¿o",zue .
n, ' nene, caraln b a
Maduros de desearse, como si hiciera mucho tiempo que hu­ -Las muela otra ve...
bieran estado madurándose y ahora fueran a caerse de golpe -Pónete con el cachet
como una fruta. Cabeceó el candil. Tironeó la luz desde el Nieves, que había est
pecho de ella hasta los ojos doloridos de mirar a Nieves. niño, se olvidó de callar.
-¿No será hora d'irno pa dentro? -Sí, esu es... : frío ... cal
Se les había borrado el niño. Había desaparecido total­ Estaba lejísimo de Ra
mente de ellos al irse de allí. Se había muerto al dormirse. Estaba oscuro ·-sí- pe
La luz le buscó el vientre y le subió hasta los senos en un Nieves que el niño lo iba a
resbalón que se llevó los ojos de Nieves. Ella estiró la mano que pa

64
Nieves estaba pensando:
¿A él le había pasado eso, siendo chico? .. ¿Venía a ser él
el gurí?.. ¿O soñó?
...Uno será 10 que será, ¡pero hay que respetar las criatu-·
ra! ... Algo de esto que estaba pasando allí tenía que haberle
pasado a él. .. 1I
... ¡La puchar... ¡Con ella allí!... Y él, aunque quisiera de­
mostrar que era un macho macanudo, jno podía! ... Los amores de Silveira f
Ramona -entonces- le hizo el favor más grande del to con Nieves. Los amo
mundo: tancia" y las gentes y la
-Via levantarme a calentarle algo... Nieves se malhumo
patía a todo lo que vení
-Será una bobada,
*** rabia a muchas cosas p
Comprendía tambi
A Silveira le fue bien allá. Iba a volver los domingos. "la vieja", para saltar e
~Uno no va a vivir como los bicho... Hay que hablar con de "la estancia". Para s
la gente... estanciero.
Seguro, Silveira hab
ideal de peón de estancia
*** "agregao" consentido d
dor de "orejanos". Un s
Aquella noche que durmieron separados partía en dos la calienta-cama de una br
vida de ellos. original y más fea que el
En cada uno había entrado una mujer. .. Silveira chico fue a
de Peña "le abrieron la
finado -que no tenía h
considerar la posición
Del muerto apreciaban

66
Silveira se había hecho gente en el pueblo, pero tf'nía y pasaba que casi no
la raíz allá, en la estancia mugrienta de puestos que eran N i nombraba a Ra
"rebuscaderos" del patrón, con una cocina llena de perros noche que pasó todo lo
y humo, pero donde nunca faltaba carne. La estancia pla­ Tenía una cortedad
na, sin chacra y sin árboles, donde el día estaba pegado a la pensaba que Silveira po
noche como el cielo a la tierra. Donde los días eran iguales Cuando iba allá trat
siempre como en las hojas de los almanaques. Sí; no tenían de qué
horqueta. Cada cual ru
Cuando estaba call
*** adentro a la mujer, que
-aire o cido- agTandánd
Había hecho pie en su destino, el hombre. Petulante de Cuando iba allá se se
su destino estaba y 1(:' venía subiendo desde el fondo una idea co sentado COl1tLl el rJ.n
de superíoridacl. Un aire de "propietario" que al prinCIpio frente a éL EH::. cebaba
entristeció a Nieves pero que ahora a la menor manifestación lado con las miradas.
lo escrespaba todo. N leves cuando estab
criaturas. Por la felicida
callada.
*** Se sé'ntía cebicrto de
de un agua abandejada e
Aquella horqueta en el camino, que los separó la noche que viento perezoso, apreta
durmieron uno en la estancia y el otro "allá", en lo de Ramona, era una responsabilidad
"la peana que se comió el patrón lJ , había sido "cosa e Dios": a -¡Ve que uno no ha
los dos le sirvió para querer lo que cada uno tenía que querer. que si uno se hunde... ¿Q
Nieves ya se había dicho muchas veces que con saber leer uno; que es como no ser
y escribir y tener oficio -pero oficio aprendido como la gen­ -iPero una criatura a
te- no necesitaba más. Miraba al niüo. Calla
Ahora estaba más completo con esta Ramona "que era Adiv i nab2 en él un
un;11117 para él", "Una luz aUulLro ' . feliz.

68
*** El lugar que él q
andaba buscando. Er
Si Cóppola seguía siendo como cra -pues: los hombres Nieves compren
cambian e un día pa otro, como decía Fonseca: Si me pregun­ estaba bien aunque é
tan por fulano, digo: Hasta ayer era bueno, hoy no sé ...- él es­ Con Cóppola se
taba hecho. Sacaría el oficio bien sacado, pues Cóppola estaba tener familia, una fa
dispuesto a enseñárselo. Nieves le había servido de "peón de Era un hombre b
andamio" cuando Cóppola uestaba haciendo el frente del - ...Podía traer la f
hospital" . taba eso que él decía:
plata todos 105 meses.
- ...Sí. ¡ComonóL
***
Cóppola, era mejor qu
de una casa, comiendo
iQ!.lé hombre extraordinario este gringo Cóppola! Su vida aquí en algunas estan
no tenía fin. Nieves no había podido fondearla nunca. Y lo más gran cosa del otro ... o
lindo era que al italiano aquel no le había pasado nada del otro Él hubiera desead
mundo. Eso sí; había caminado mucho. Se ponía a hablar del -Pero ¿cómo es l
mar por ejemplo, "y usté ve clarito cómo es todo el mar"... ¡Era!... Pero en eso de
Le gustaba que le hicieran preguntas. Él las iba contes­ diaba una familia así
tando que daba gusto.
Las preguntas que le iban haciendo le servían para ir
desenterrando recuerdos de las cosas, sacándole polvo de
años.
-También, ¿ve un caso como pa fondiarlo? .. era lindo Desde el "horno"
oírlo hablar de la familia. La tenía allá. En Italia. Podía man­ menterio, estaban tr
darla buscar. Podía irse con ellos. Pero ... borde de la zanja del
-¿Por qué no se juntan, toda la familia? .. Preguntaba Como venían los
Nieves. Y Cóppola contestaba: ría. Además hablaría
-Los quiero más asÍ... Siempre estoy pensando en ellos... el asunto del panteón

70
Correa preguntó c
-Según, habrá que
***
-Como hacen a Pe
-Sí. Pero con unas
El vasco mandó por el hombre que llegó al fin. Los albañiles no e
-¿Cornu stá? .. ¿Comu stá? .. Y el vasco: El vasco aclaró:
-¿Y vos comegente? .. ¿No ti has muerto? .. -Ven que por ca
El vasco se rió y le estiró la mano a través de la reja. quiline ...
- ServI...
/ '-'A ver sta gente ,....
...Correa era como
-Bueno: caña. día ocuparlo. Los otro
El silencio que venía con Correa, un silencio que él arras­ Las mujeres no eran p
traba siempre, se desparramó en la glorieta. N ieves armó un peanas ...
cigarro. Después haciendo un esfuerzo comenzó: ...Los angelitos er
- ...Conque... tamo en las parede ya ... Correa los reconocía a
-Sí -cuarteó Silveira- noj estarna por arreglar por otros -¿Al meno los mu
panteone... El vasco dijo esto
Correa carraspeó y "se volcó" la caña. tidiarse.
-Vamo a ver ... Yo digo que nos arreglaremo ... Bien. Se podían ha
- Nosotro nos vamo a poner en condicione... dría a quedar.
Correa sonrió dentro de la pelambre, con una p uerca -Eso arriba. Que a
idea y miró al vasco. Tras un regateo c
-¿Y va? .. iNo vaj a querer meterte en lo ajeno!. .. A ver si daba encargado de to
te acomodas conlo'sombre... Correa terminó di
-Te "acompaño" a vos y muchos más... No agarran aquí - Yo quiero arregl
al vasco ... siempre... ¡Uno ha de
Nieves para suavizar la cosa dijo: El vasco largó la ri
-Uno sabe cuándo nace, pero no sab~ cuándo va a moriL .. --El q'vengJ atrás
El vasco pareció nublarse. Malhumorado retrucó: A Correa Le empez
--Tamo lleno de le chuza ... Hablen. hablen . . l::1.jo[ .. apurando ...

72
-Natural... Uno no va a morir como los chanchoL .. ¡Y -Pero -dijo el gri
como hay plata!. .. agarran los gauchos
Se anunció el ruido del carro que había ido hasta "la Fonseca soltó la r
agencia" a buscar a "los gringos". -iYustede le tien
Bajaron los hombres. Fonseca el primero. Cóppola y "el Eran los gringos
gringuito" después. tinuó:
Nieves abrazó a Cóppola con alegría de muchacho. -Pero los cuchiyo
-¿Qué tal?.. ¿Qué dicen lo'sombre? .. -¡Aja! ... ¿y hay de
La mañana fría, transparente, suelta entre aquellos dos -Miren: donde u
infinitos: el verde y el azul. Rata" ... No le tengan
Fonseca entró y preguntó: jeres... "Unas" que ha
-Patrón, desprendemo, o se van a dir losombre?... A medida que av
-Ellos saben ... ¿a ver? .. ¿qué dicen ustede? ... poniendo triste.
-¿Qué dice?... -dijo Nieves a Cóppola-, ¿nos vamos o nos Tras un silencio d
quedamos un rato?... -No veo árboles n
-Irnos. Yo estoy cansado. -Sí señor es. Árbo
El pulpero se quedó defraudado por aquella partida, así, -¿Arroyo?
solo cortada de la llegada por el descanso brevísimo en el -Hay. Leja. ¡Ayí s
boliche. no. Son campo así...
"(,Lejos el arroyo?
-Lejón. Después e
*' * .,
b01el jPájaros! Marti
y se puso a desc
El carro arrancó con los gringos. Nieves y Silveira iban nos. Las picadas cieg
detds, a caballo. monte.
Fonseca tras los gritos y latigazos de rigor se volvió a los Cañadas o laguna
viajeros: les gustan...- y nidos
·-...Puesí -dijo como quien reanuda una conversación- aquí donde salen unos ver
1:1" divcrsione son poca. Pero, recorriendo aI.í!o se dientea... jaro canta dentro del

74
-¡Ah, aqueyo sí era lindo!. .. ¡Capaz de hacerse matrero -¿Y qué tal, amig
pa'vivir ayí!. .. Si tuviera plata él viviría allí... -Nada.
-¡Dirán q'uno es loco!. .. ¡Pero aqueyo es lindo derecho!. .. Nieves miró al g
¡Déjese de ranchos infestaos de chinas y gurises mostrando y sintió por él una L
cola y mocos!. .. Los ricos eran ricos porque se acostaban con drama brutal del pa
quien querían... A él, el monte... ble del hombre. Co
A los gringos la descripción de Fonscca les abrió el paisa­ le vendría a él tamb
je y se los pintó de pescados, pájaros y árboles. La cabeza se les deshacen a cualquie
llenó de alas y ruido de hojas. ta... " .
Al fin tendrían una cosa para desear. Tendrían que ver -Uno al principi
aquel Cebollatí donde Fonseca deseaba viviL pués se acostumbra..
Cóppola respond
-No. Yo creía qu
*.'k *
-iVa ver q'se aco
corred ...

Cuando llegaron al cementerio, Cóppola se tiró en el ca­ Cóppo la seguía


tre de Nieves. Aquel con~inuo desangre de la mirada en el
paisaje lo había vaciado. Estaba sorbido por las distancias
achatadas de soledad, con una sensación de alejamiento de
su propia vida. De todo lo anterior que había vivido.
Lomo un muchacho que el padre abandona para que ¡Cómo trabajab
comience a ser hombre, en un lugar donde se ha de quedar neceres de vidrio az
para siempre desatado de su niñez. la claridad, hasta la
El gringuito andaba mirándolo todo y "pisando los po­ poníz, el sol de golp
llos" pues le preguntaba a Silveira "si no habría por allí una saltaba de la raya de
vieja con plata". Tambén quería saber si había bailes y"si Un meta y met
podía ver gauchos corriendo toros". de forzados.
Nieves prendió fuego y ensartó en un asador un costillar -Poco jornal va
de oveja, negro y seco. Después entró a la casilla. día Siiveira.

76
Y Cóppola comprendió que el otro pensaba que estas jor­ -Seguro. Ya va a L
nadas las hacía así para elevar eljornal. en el boliche. Y sabe r
-Sí... pero es que yo quiero irme pronto ... El gringo Cóppol
-jPuedaserL .. Talvé no le gustara seguir siempre, ¿eh? .. Solo el gringo.
Ahí vio claro Cóppola. Ya le parecía a aquel "patrón" que Por el camino pas
era IELlcha plat:1 ]0 que se llevaría el gri!:'lgo. zo, sin prisa, deslizán
--¿Sabe lo que hay' Y comenzó a decirle que ::tquel reven­ lencio, sin despertar e
tarse de día era para huirle a las noches sin sueño. Y aquel A Cóppola estos
cinchar sin tasa era para poder "pasar" los pucheros de capón no tenían movimient
charqueado y los guisos de porotos duros como piedra. iba limando a medid
sr Estamos viviendo como chanchos. Nunca él había vi­ angustia tcriblc, un
vido asf.
do hacia la muerte,
Silveira le replicó: limando, gastando c
-Siempre dicen así los extranjero ... ¡Y será nomásr arroyo.
Cóppola desde su tristeza y su superioridad se irguió las- La vida de él y de t
rimado y justo:
do por los bordes con l
·-Usté no comprende los extranjeros... Usté es un buen Esos viajeros, figu
gaucho ... Usté va a tener campo... mucho, ¿eh? mismos, sin curiosid
Silveira no dijo nada -jpero qué quiere amigor-, le gustó ¿esos eran los gauchos
la salida:
-jA lo mejor!. ..

**x
Le costó tomar el
voces apagadas. Tres
Aquel domingo Nieves iba a lo de Ramona. Silveira a 10 tres muchachos venía
de Perdomo a //presentar" el gringo chico. Una mujer mont
-¡Es muy liberal el italianito!. .. ¡Lo vamo a sacar un buen otras mujeres dejaba
gaucho!. ..
caballo.

78
Venían conversando bajo. Con solemnidad. En la tarde El gurí se quedó a
sin ruidos se les oían las voces bien cortadas unas de las otras.
- Escuvo Perctomo
Un muchacho traía en la mano una corona de flores de --¡Q~Jé padrino, ni
papel "de cometa" descoloridas, armadas sin gracia, en unos Volvió ella a señal
alambres herrumbrosos.
Porque él estaba cua
La corona daba más tristeza que el cajoncito de madera ron a la estancia.
"virgen", con una moña de tul blanco.
--¡Bueno si no es e
Tras hacer la cavita apenas honda, destaparon el cajon­ Se volvía el chiq
cito. La mujer que lo traía lo besó primero. Luego uno a uno
que estaba pasando a
fueron despidiéndose todos.
descuajar. Seguro: un
El hombre tenía el cajoncito en los brazos como quien -Bueno... ¿Y qué t
tiene un niño para amamantar.
-Y... nada...
Antes de irse el cortejo el hombre le pidió a Cóppola unos El muchachito al
ladrillos "para encimar" sobre la tumbita.
su amargura. Hacia
Le dejó después un paquete de velas para que "las que­ adentro.
mara" al anochecer.
N ieves le dijo:
-¿Y, compañero?.
Y se fue el chiquil
***
Ahora sí se queda
,....-::-Ol1(C vino?... ¿
~levcs encontró a Ramona muy extraña. Con una es­
-Sí. Sabía que Nie
quiveza y una frialdad que lo lastimó cuando ella le ade­
Una mañana vieron
lantó la mano. Una canga para que él no llegara a la boca
soga. Allí, allí mismo.
de un envión - como solía- y después se fuera ablandando, -y ella, "la Perd
endulzado en ella.
niño... Era la madrina
Desde adentro saltó para atrás, asornbrado:
N ieve se iba afloja
-¿Eh?... ¿qué te pasa?
Un silencio.
-Nada... Señaló al gurí que venía de atrás del rancho.
-¿y vos? ... ¿Te vas
-¿Nada? .. ¡Entonces no t'augarás! .. .
go? ..

80
Ahora sí se alzaba de golpe un macho macanudo, el al­
Cuando se salvó d
bañil Nieves. De espalditas al ranch
-(.y qmen
. / pregunta, caraja.
. ) ('Eh).... (,<-Ulen
.r-.,' / ).... ('Ell os ).. ,.
-iMijo!. ..
¿La vieja y él? .. ¿Vos?
Vino el niño y ella s
-Nadie.
chachito se le anilló má
-No. ¿Quién pregunta? ¿Preguntás vos? ..
cito. ¡Desde quién sabe
-Nadie... ¿Pero vos no tenés otra mujer? ¿Eh?
Se le había ido la cabeza a la estancia con estas palabras
de ella,
- Los reviento a puñaladas!. .. iHijos de una gran... ! iEn­
suciando la gente! Cóppola se iba ta
quería mucho. Y ahora
-iQue se vaya a la
***
rrlOS CInc
. h ao, ¿e h).... i,r-
Porque el gringo c
y atardecía otra vez. Venía despacio un sentimiento de
un gaucho especial.
soledad que ahora Nieves sentía hondamente. Un senti­ Se veía.
miento de soledad que el gringo -ipobre busca hueya!- le -Ahí está... Hay e
llabía metido en el alma. Bueno. Se iría hacia el cementerio. broma, pero con un
Tras el sacudón ella también estaba débil. usté... (eh? .. Y el gnn
El chiquilín allí, espaldita a la pared del rancho. en cualquier lado está
Por él, por Nieves, se iban los dos. Madre e hijo. Se iban, -Sí señor... Hay sí..
sí. Al pueblo. Ya hablaría Nieves con Silveira. Que arreglara
-jY otro que no es
él aquello. Si no la cosa iba a andar mal. Muy mal.
-Habrá, isÍ señor!
y cuando estaba rojo el atardecer marchó él hacia el ce­
-Hay sí.
menterio. Fue metiéndose contra el fulgor, negro él y el ca­
y Nieves se quedó
ballo. Negro y duro rompiendo la tarde para metérsele. Cóppola, en mil hom
Ella lo veía irse. Sentía que se iba agrandando en vez de zándole la vida y a los
J.chí Col.! SC.
eran de esos 'quc nun

82
Cóppola estaba
las cosas. Ahora co
*** a la gente de la esta
-Bueno -dijo
Cóppola se fue a la estancia con Silveira. Volverían a la na- está bien... -y s
tarde. Con plata y con la resolución de Perdomo sobre "el niño. De la instrucc
asunto del niño". Los dos iban allá a convencer al "padrino unos pesos para el
del hijo de Ramona" que lo dejara ir al pueblo. Sí. Iban a pe­ colegio del Estado
dir por el niño. A pesar de que según sospechaba Nieves, no
era la partida del gnrí lo que disgustaba a Perdomo, sino la
de Ramana.
-Es que el individuo es comu el tcru-tern... ¡Lo qu'es pa
disimular no se turba no! Ahora el otro a
y tenía razón nomis. -¿Pero el ceme
-No ... No está.
judicar a nadie.
* ** -¿Pero quién le
Perclomo.
Allí en la sala de la estancia vieja -"a orgullo tenía Perdo­ -Él -contestó
mo conservaría igualita, pero igualita 10 que era hace cien agregó dirigiéndos
anos" - se definió el destino de aquellas dos vidas: la de Ra­ trabajo de Nieves ...
mona y su hijo. se va... con un abra
La señorita -tras el pedido de Cóppola- se puso a hablar. -Entonces-era
No la sacaban de la "bondá del hermano", "que en vez de un usted.
padrino ha sido un padre para el niño". Que a Ramona "la -No. ¡Usted!
habían considerado siempre"... "O_ue si no estaba con ellos y así. Que sí.
era porque lo que había hecho era de no perdonar" ... historia.
-Los vamo a extranar mucho -dijo al fin-, pero si "el Fue un disgust
hom bre ese" q'los lleva es hueno.. Por culpa de la "na

84
Terminado el trabajo que habían hecho juntos vino uno
de ellos con la plata. Los esperó N ieves
Estaban sentados. Una mesa y dos vasos de vino. Queso y -¿Y?
pan comían los hombres. -Bien. Todo arreg
-¿Extranjeros? Y comenzó Cópp
-Sí. Queso, pan y vino ... -Sonrió Cóppola. Seguro. Grin­ pues Nieves corcovió
gos... ¡como yoL .. Los dos montones de billetes quedaron al muchacho.
frente a frente. Como los socios. -Usté tiene que ac
-Vaya contar -dijo el que esperaba el reparto ...-. La plata La bondad cansad
es para contar. labras amansadoras:
La contó. Después fue a contar el paquete del socio. -Usté se despide d
-¿Va a contar ese también? está contento? .. Él es
-Sí. ¡Contar uno y el otro no!. .. nos cansamos de eso
Terminó la cuenta. Sin duda estaba bien. Se avergonzó Eso lo que hay y nada
de aquella desconfianza tan puerca que lo ensució aéL Nada Nieves estaba sen
más que a él. gringo parado. Nieve
-La plata es una porquería -dijo. El pelo gris era un
-Sí -dijo el otro-, es ... -Me miró a mí y me dijo-: Cóppola, la calva que comenza
¿vamo a tomar otro lit:::o? .. ¿Usted tiene lugar para otro ca­ Los ojos grises tambi
rfT ,Tl la pieza' .. naban triste'?,
Se levantó el que había contado. Yo yel amigo tomamos -Usté lleva una m
vino. M.ucho.. Pero ér::mlOs gri ng'os ... Si es usted con Nieves con el chico ... Tenga l
hay dos cuchillos ... -¿De qué? ¿Por q
-Esto -agregó enseguida- digo en broma... Aquellos eran allá adentro. Y él mis
quince años que eran compañeros... Trabajaban en el mismo ¡Pobre gringo! Pa
andamio... Tomaban el mismo vino el sábado a la noche... nía la enfermedad. U
Sí. Estaba enferm
\;. :t
sabía que estaba enfe
estaban as: ;)or cL:lpJ
y todos los que vivían allí también estaban enfermos. Lo -Porque esos ca
que hay es que no sabían que estaban y vivían "así", como tancia...
vivían, como los animales ... -¿Pero ninguno
Estos campos deshacen a cualquiera... Lo q'hay es q'uno -No ninguno.
no se da cuenta... camino... Y sonrien
boca endulzada de

***

La gente de la estancia vino por Ramona y el niño. Los


llevaron en el breack hasta "la agencia". Desde allí seguirían Nieves salió del
en el "correo". Nieves yel italiano fueron a "Las Ratas". Nie­ -¡Vamos! ¡Suba
ves iba a pagar algunos reales y a "levantar" un poco de taba­ y se fueron los
co y caña de contrabando.

***

En la puerta del boliche se quedó el gringo mirando la


ranchada que estaba tras calle, sola del sol recién salido y de
los perros.
Un hombre salió de un rancho y vino arrastrando llll:lS
chancletas sucias. Era un pardo de un color amarillento, dul­
ce, con ojos azules, tristes, parecidos a los que tiene Dios en
los cuadros.
Se arrimó al gringo, lo saludó y se quedó allí tranquilo y
sin necesidad de hablar. Mirando la lejanía.
-¿Por qué -dijo Cóppola tras un silencio total- no plan­
tan ahí, tras de los ranchos"

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