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Los entrenadores juegan un papel central en la promoción de la participación deportiva y
en la mejora del rendimiento de deportistas y equipos.
De acuerdo con el The European Sport Coaching Framework (2017), se estima que, en
los 28 estados miembros de la Unión Europea, hasta nueve millones de entrenadores (esto
es, voluntarios, a tiempo parcial y a tiempo completo) brindan una variedad de
oportunidades deportivas a cientos de millones de participantes.
Más allá de su función principal, los entrenadores contribuyen al desarrollo de los
deportistas como personas, al desarrollo de los equipos como unidades cohesionadas y al
desarrollo de comunidades con un interés compartido. También contribuyen desde un punto
de vista social, a promover la actividad física y la salud, a la creación de vínculos de unión
social bajo una identidad común y a generar actividad económica a través del empleo, la
formación, la compra de material y equipamiento deportivo, o el uso de instalaciones.
Los entrenadores trabajan con una diversidad creciente de deportistas y deben afrontar
exigencias cada vez mayores tanto de los deportistas, como de las familias de los
deportistas, las instituciones, los clubes, las federaciones y los aficionados. Los
entrenadores deben cumplir con una variedad de roles que incluyen entre otros, los de
educadores, guías o mentores, psicólogos deportivos y gerentes empresariales.
Bajo este prisma, los entrenadores tienen la responsabilidad de mejorar y ampliar sus
capacidades de forma continua para cubrir sus propias necesidades, así como las de los
deportistas a los que entrenan. Del mismo modo, las organizaciones deportivas deben
garantizar que dispongan de los recursos suficientes para cumplir con las demandas y
responsabilidades derivadas de la labor que desempeñan.
Es ampliamente conocido el papel que juegan los entrenadores en la vida de los
deportistas, en su rendimiento y bienestar psicológico. Los trabajos de investigación ponen
énfasis en el papel de los entrenadores como “actores principales” dentro del ámbito
deportivo. Los entrenadores, como los deportistas, a menudo deben entrenar en entornos de
alta presión, tomar decisiones críticas y gestionar las adversidades y expectativas.
Tal como puede observarse en la siguiente figura, estas funciones primarias están
interrelacionadas y son interdependientes. Además, ocurren en un proceso cíclico de mejora
continua que implica la planificación, la implementación, la revisión y el ajuste.
Estas funciones principales describen de forma general la manera en la que los
entrenadores pueden cumplir con las demandas que implica el contexto de entrenamiento
actual. Aun así, podrían darse variaciones substanciales en estas funciones de acuerdo con
la naturaleza del entorno de los entrenadores y de las circunstancias particulares de los
diferentes contextos. Los entrenadores más experimentados normalmente asumen más
funciones que los entrenadores en etapas iniciales. Sin embargo, independientemente de su
nivel de experiencia, todos los entrenadores deben ser conscientes de estas funciones
primarias y comprometerse con su cumplimiento.
Como podemos ver en esta tabla, los estadios no solamente están ligados a los años de
experiencia, sino que también tienen que ver con el compromiso, ganas de aprender y
mejorar del propio entrenador. Por lo tanto, será muy importante que el entrenador esté en
constante formación, mejore y amplié sus competencias continuamente.
Completado
Áreas de conocimiento y competencias
de los entrenadores
Para poder cumplir con sus funciones y proporcionar programas deportivos que cubran
las necesidades de los deportistas y favorezcan su desarrollo, los entrenadores deben
desarrollar una serie de competencias en una variedad de áreas. Estas competencias y áreas
de conocimiento pueden desarrollarse ganando experiencia adicional, mediante el
aprendizaje durante el desempeño de su labor y mediante la educación formal e informal,
participando en programas de formación y el establecimiento de redes de trabajo con otros
entrenadores.
Áreas de conocimiento
La efectividad de los entrenadores se basa en la integración y aplicación de tres tipos de
conocimiento: el profesional, el interpersonal y el intrapersonal (Cótê y Gilbert, 2009). El
conocimiento profesional se refiere a saber del deporte en cuestión y de cómo enseñarlo. El
conocimiento interpersonal hace referencia a la habilidad de conectar con las personas y
está estrechamente ligada a la inteligencia emocional. El conocimiento intrapersonal hace
referencia al conocimiento sobre uno mismo y está basado en la experiencia, la
autoconciencia y la reflexión.
En la siguiente tabla se exponen las principales características de cada una de las áreas de
conocimiento.
Competencias
Para ser efectivos en su rol, los entrenadores necesitan desarrollar competencias
asociadas a cada una de las seis funciones principales (explicadas anteriormente en el
apartado 1.2). Las expectativas sobre el grado de desarrollo de cada una de las
competencias varían en función de la etapa de desarrollo en la que se encuentren los
entrenadores (The European Sport Coaching Framework).
La siguiente tabla muestra la relación entre las diferentes funciones de los entrenadores y
las competencias específicas en base a las etapas de desarrollo en la que se encuentren los
entrenadores.
Tabla 4: Niveles de competencia, responsabilidad y experiencia en coaching.
*El tono gris indica que no se pretende que exista responsabilidad ni pericia. Los tonos
azules indican que se pretenden niveles cada vez más altos de responsabilidad y pericia en
una tarea funcional particular (tono más claro = nivel más bajo; tono más oscuro = nivel
más alto).
*La capacidad de comprometerse a cumplir con estas funciones principales requiere una
aplicación sinóptica del conocimiento, las habilidades y las competencias profesionales, y el
aporte de cada uno depende del contexto y las demandas específicas.
Completado
Recursos prácticos: trabajando las
competencias del entrenador
La definición de las competencias propuestas por el marco internacional (ISCF, 2013) y
europeo (ESCF, 2017) que deben desarrollar a los entrenadores puede suponer un buen
punto de partida para promover la reflexión y el autoconocimiento de los entrenadores. En
este sentido, proponemos un ejercicio destinado a la detección de las competencias a
desarrollar.
Del listado de 23 competencias agrupadas por las funciones principales que se han
presentado en el apartado anterior, los entrenadores pueden puntuar la percepción sobre el
grado de adquisición de cada una ellas.
A continuación, se presenta un listado de competencias relevantes para el desempeño de
las funciones de los entrenadores deportivos. Piense en qué medida cree que posee cada una
de esas competencias y colóquese un puntaje.
Tabla 5: competencias
Una vez puntuadas las competencias, seleccione aquellas en las que tenga
mayor margen de mejora. Reflexione acerca de los aspectos que puede
optimizar para desarrollar en mayor medida dichas competencias.
Con la siguiente herramienta, el entrenador puede marcarse un plan de acción concreto y
ver de forma visual cómo va a trabajar las competencias que ha decidido mejorar. La
intención es que los entrenadores tomen el listado completo de competencias y en base a un
sistema de autoevaluación logren identificar un posible puntaje.
Este ejercicio también puede realizarse de otras maneras, por ejemplo, el entrenador
puede pedir a alguien próximo del entorno deportivo que lo puntúe en base a la percepción
que la persona tiene sobre el grado de adquisición de cada una de estas competencias. De
esta manera, la percepción del propio entrenador puede compararse con la percepción que
los demás tienen acerca de él. Así, se pueden detectar discrepancias y acuerdos, y hacer
consciente al entrenador de otros puntos de vista acerca de los aspectos competenciales a
desarrollar.
Otra manera de realizar el ejercicio puede basarse en que el entrenador puntúe, en primer
lugar, el grado de importancia que otorga a cada una de las competencias y, posteriormente,
el grado de adquisición percibido sobre cada una de las competencias. De esta manera, se
puede realizar un trabajo basado en las prioridades establecidas por el entrenador y plantear
el desarrollo de aquellas competencias percibidas como más importantes y con mayor
margen de mejora de acuerdo con la percepción del grado de adquisición de cada una de
ellas.
Estas herramientas pueden ayudar a los entrenadores a mejorar, no solo a nivel
profesional, sino también a nivel interpersonal e intrapersonal, que como hemos visto son
muy importantes en el desarrollo de la figura del entrenador.
Completado
Bienestar y malestar psicológico en los
entrenadores
Los entrenadores desempeñan una función principal en el deporte. Su figura está presente
durante las diferentes etapas de desarrollo de la carrera de los deportistas e
independientemente del nivel deportivo al que entrenen (por ejemplo, deporte en etapas
formativas o deporte de alto rendimiento) o a la propia etapa de desarrollo en la que se
encuentren como entrenadores, juegan un papel fundamental en la experiencia de los
deportistas. Es por ello que entender los aspectos del contexto que promueven el bienestar
de los entrenadores resulta un factor importante de cara a favorecer las mejores condiciones
para que los entrenadores desempeñen el ejercicio de sus funciones de forma óptima.
El principal objetivo de esta unidad es describir como la salud psicológica de los
entrenadores puede ser favorecida o perjudicada, y explorar las principales consecuencias
de estos procesos para los entrenadores y los deportistas.
En esta unidad se exponen las principales presiones y demandas a las que se enfrentan los
entrenadores, así como los aspectos contextuales que favorecen su bienestar o malestar
psicológico. Más allá de exponer las repercusiones del contexto sobre la experiencia de los
propios entrenadores también se abordarán las consecuencias derivadas del malestar o
bienestar psicológico de los entrenadores sobre el rendimiento y el bienestar de los
deportistas.
Finalmente, se aportarán pautas y recomendaciones de trabajo orientadas a la mejora de
la experiencia de los entrenadores mediante la presentación de intervenciones, propuestas y
ejercicios prácticos para incidir en el bienestar de los entrenadores a través del trabajar con
ellos mismos y con su entorno.
Completado
Principales estresores y demandas de
los entrenadores
El estrés psicológico puede afectar negativamente al rendimiento y bienestar de los
entrenadores. Incluso, puede llegar a causar burnout, depresión y el abandono de la
profesión.
Como vemos, son muchos los estresores que pueden afectar a los entrenadores,
independientemente de su estatus ocupacional. De modo que conocer estrategias para
gestionar dichos estresores será de gran ayuda para los entrenadores. Al final de esta
unidad, se presentarán algunas herramientas para abordar esta cuestión.
Bajo este enfoque de estudio basado en la SDT, en el trabajo de Rochy y Pelletier (2017)
se identifican 8 factores contextuales que influyen en el bienestar de los entrenadores. Se
exponen a continuación:
Administrativos. Relacionados con aspectos que promueven las organizaciones y
clubes a través de sus políticas y sistema de valores. Son numerosos los
entrenadores que se sienten presionados en los clubes donde se promovía un
entorno competitivo por encima de todo. También se ha mostrado la influencia
negativa del club sobre el bienestar de los entrenadores en aquellas organizaciones
donde los entrenadores percibían menor apoyo mientras que en los clubes donde se
percibía apoyo los entrenadores experimentaban mayor bienestar y consecuencias
positivas.
Los factores del contexto del entrenador influyen en la motivación de los entrenadores a
través de la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas de autonomía competencia
y relación, lo que deriva en consecuentes de bienestar en entornos que promueven la
satisfacción de necesidades y formas de motivación autónoma, o en malestar en el caso de
entornos que no satisfacen las necesidades psicológicas básicas y promueven formas de
motivación controlada. A su vez, el bienestar psicológico de los entrenadores influye en su
conducta y favorece un estilo de apoyo a la autonomía, lo que promueve formas de
motivación autónoma en los deportistas. La forma de conducir los entrenamientos y de
relacionarse con los deportistas será más favorable si el entrenador experimenta bienestar.
De este modo, es más probable que el técnico desempeñe mejor sus funciones, se involucre
más en las tareas encomendadas y genere un entorno óptimo de cooperación, participación
y aprendizaje, hecho que repercutirá de forma positiva en la motivación de los deportistas.
Otro aspecto importante para tener en cuenta es el efecto de contagio del bienestar y el
malestar. El bienestar o el malestar del entrenador influyen en su comportamiento hacia los
deportistas, lo que a su vez impacta en el bienestar o malestar de los deportistas. Esta
influencia también se da de forma recíproca en sentido inverso, es decir, de los deportistas
hacia el entrenador. En este sentido, se ha demostrado como la motivación de los
deportistas influía en el estilo interconductual del entrenador. También existe evidencia
acerca de que la percepción del propio entrenador sobre su estilo de entrenamiento (es decir,
apoyo a la autonomía o controlador) está asociado con su propio bienestar o malestar
después de las sesiones de entrenamiento. Por ejemplo, un entrenador que proporciona
información y genera oportunidades para la discusión, aportación y la toma de decisiones
(esto es, estilo de apoyo a la autonomía) puede sentirse más satisfecho con el entrenamiento
y sentirse competente en el ejercicio de su rol.
Pongamos un ejemplo concreto, para ello nos vamos a poner en la piel de un entrenador:
Pedro es un entrenador de vóley que lleva 5 años en su actual club como entrenador a
tiempo parcial, además trabaja en un colegio como profesor. En este club podemos decir
que impera un clima de apoyo a la autonomía por parte del coordinador deportivo. Es decir,
es un clima en el que se intenta que los profesionales sientan sus tres necesidades
psicológicas básicas satisfechas. Que, como hemos explicado anteriormente, son la
autonomía, la competencia y la relación. Por tanto, en este club, el coordinador realiza
acciones que fomentan dicha satisfacción, aunque no lo hace de forma consciente. A
continuación, se detallan algunas acciones que realiza y su relación con cada una de las
necesidades.
Completado
Recomendaciones dirigidas a la
mejora del bienestar del entrenador
Propuestas y recomendaciones sobre el contexto organizacional
En cuanto al conflicto inter-rol entre ser entrenador y la conciliación con la vida familiar,
las organizaciones deben estar al corriente de las necesidades de los entrenadores, que
pueden fluctuar con el tiempo, con el objetivo de ajustar las expectativas y las demandas de
tiempo y recursos. Por ejemplo, pueden favorecer los recursos necesarios y proporcionar
oportunidades para que las familias acompañen a los entrenadores a las competiciones, lo
que de alguna manera las haría partícipes. Proporcionar facilidades para el cuidado de los
hijos y ser lo más flexible posible en cuanto a las cargas de trabajo y los horarios, para
favorecer la conciliación.
De igual modo que los entrenadores con los deportistas, las organizaciones deben
asegurar un estilo de apoyo a la autonomía, darles voz, escuchar sus necesidades, pedirles
opinión y dejarlos participar de los aspectos relevantes para el funcionamiento de la propia
organización. Las organizaciones deben reconocer las ideas y aportaciones de los
entrenadores, favorecer la implementación de las mismas y tener en cuenta la alineación de
estas con los valores de la organización. Las personas que trabajan en entornos
caracterizados por proporcionar oportunidades de participación en la toma de decisiones,
donde se experimentan buenas relaciones y se dan oportunidades de aprendizaje y
desarrollo, atenúan los efectos negativos de las demandas y sobrecargas de trabajo en la
vida personal y familiar.
Use la siguiente tabla para identificar los diferentes roles y funciones que el entrenador
puede desempeñar. También considere como puede conseguir cumplir con ese rol y en qué
momentos tiene alta prioridad.
Tabla 8: roles y funciones
A lo largo de este módulo se han presentado aquellos aspectos que configuran la realidad
del entrenador actual, a modo de conclusión remarcamos los siguientes:
Los entrenadores deben ser expertos de su deporte, y también deben disponer de
conocimientos interpersonales e intrapersonales.
El hecho de conocer tanto las funciones como las competencias necesarias para el
desempeño de su labor, y las principales presiones que deben afrontar, proporciona
un punto de partida para trabajar en la mejora de su experiencia.
Si se quieren entrenadores comprometidos y competentes, así como deportistas con
una motivación de alta calidad, los elementos del contexto deben promover el
bienestar de los entrenadores, a través de la satisfacción de sus necesidades.
Completado
Algunos ejemplos como las siguientes verbalizaciones por parte del deportista,
manifiestan esta conflictividad:
“me cuesta superar la presión”
“me bloqueo”
“me he quedado en blanco”
“me enfado cuando algo no me sale y me quedo enganchado en el error”
Como dice Carrascosa (2003)”se puede hablar de una emotividad colectiva, si bien no
debería considerarse este término en una suma de respuestas emocionales
individuales”. En la conducta emocional de un equipo pesan, en mayor o menor medida,
cada una de las respuestas emocionales de los distintos miembros que lo componen.
No hace tanto tiempo, todo lo relacionado con lo afectivo o con lo emocional eran
dejadas de lado ya que se consideraba que era un signo de debilidad que entorpecía la
ejecución deportiva.
Pero:
¿Actuamos la mayor parte de nuestro tiempo guiados sólo por la razón?
No debemos dejar de lado nuestras emociones, sino que además es conveniente
gestionarlas e intervenir sobre ella para conseguir sus beneficios y evitar sus
consecuencias.
Los niveles de atención no escapan a las emociones del deportista. Así, por ejemplo, altos
niveles de ansiedad inducen a una acentuada vigilancia de estímulos de contenido
amenazante.
Ejemplo 1: Un jugador de baloncesto tiene un alto grado de ansiedad y el partido
está en su recta final y con marcador igualado, podría darse el caso de que atendiera
en mayor medida al poco tiempo que le resta, que a jugar; el foco atencional sobre
la ejecución disminuirá y por tanto también el rendimiento se verá condicionado.
Ejemplo 2: Un jugador que acaba de salir de una lesión grave y tiene miedo a
recaer, tiende a centrarse más en la zona que estaba lesionada que en jugar, o bien
en demostrar cuán en forma está para asegurarse la confianza de su entrenador.
En general, los deportistas con estados emocionales positivos tienden a considerar más
probables los hechos futuros positivos que los negativos.
Ejemplo: estaríamos hablando del jugador que confía en la victoria y es capaz de centrar
su atención en el dominio de la ejecución motriz en cada acción de la competición, no
atendiendo a variables que no controla como ser, el resultado de la competición.
El estado de ánimo determina qué es posible y qué no. Un deportista que se encuentra
convencido en cuanto a que es capaz de conseguir buenos resultados en su próxima
competencia, será suficiente para conseguirlo respecto a los que no lo ven de la misma
manera.
Las habilidades motrices de cada ser humano (innato y adquirido) son recursos
importantes, pero no suficientes para alcanzar un ambicioso objetivo deportivo. El control y
adecuado manejo de las propias emociones es imprescindible para ello.
¿El miedo a perder, puede limitar nuestro atrevimiento para ser más ofensivos en carrera?
¿El enojo durante la competición, puede llevar al deportista a cometer errores a la hora de
elegir una estrategia?
En este caso y atendiendo a las preguntas plateadas, es evidente que todas pueden ser
respondidas con un sí rotundo, sin tener experiencia o conocimiento en el ámbito deportivo.
Un dato que puede aliviar el peso en nuestras decisiones es el descubrir que, tener la
intención de controlar los resultados a través de las decisiones que tomamos es una ilusión,
ya que los resultados se pueden proyectar, gestionar, reinterpretar, pero no se pueden
controlar. No hay manera de saber de antemano cuáles pueden ser los beneficios o las
dificultades provocadas por una decisión. Y es esta ilusión de querer controlar el resultado
quizá la razón de la lentitud o parálisis que muchas veces “acecha” al momento de tomar
decisiones.
Por todo ello, es importante tener muy en cuenta en qué estado emocional nos
encontramos en cada momento y valorar su incidencia en nuestra visión de la realidad,
visión en las que se basarán nuestras decisiones. No se trata de rechazar la emoción, sino de
ser conscientes de su influencia y manejarla a nuestro interés.
Completado
Proceso emocional y rendimiento
deportivo
La situación
Cuando hablamos de la situación, nos estamos refiriendo al contexto o estímulo que
genera una respuesta por parte del individuo (deportista/ entrenador).
La respuesta
Cuando hacemos referencia a la respuesta, se tiene en cuenta tres elementos que la
componen: el pensamiento que genera el estímulo, la emoción que genera este pensamiento
y, las acciones consecuentes. Dicho de otra manera, la respuesta tendrá un componente
cognitivo, fisiológico y finalmente motriz: pensamos, sentimos y actuamos.
Las consecuencias
Cuando hablamos de consecuencias, nos estamos refiriendo al balance que hacemos de la
evaluación que hacemos de la situación. Esta evaluación condicionará situaciones
posteriores.
Se debe tener en cuenta que procesamos la información en relación directa con nuestro
sistema de necesidades y objetivos. Así pues, además de identificar nuestras emociones para
encontrar el mejor sistema para su gestión, deberíamos tener en cuenta, como nos indica la
figura 6, la influencia de las necesidades y expectativas que experimentamos.
El entrenador es clave en todo este funcionamiento, puesto que puede disponer y/o
aprender estrategias para favorecer determinados estados emocionales individuales y del
equipo. Ahora bien, tiene que considerar los siguientes puntos básicos en el control
emocional:
La percepción de la realidad es individual.
No todo es controlable.
Ajustar estrategias de control emocional, teniendo en cuenta que han de ser
flexibles, que se ha de perseverar para conseguir el cambio y confiar en que pueden
cambiar.
Han de tener significado para cada uno de los jugadores.
Hay que intentar favorecer la predisposición al cambio de las técnicas de control
emocional nuevas y adecuadas a la situación presente, así como aceptar que el
dominio de las mismas requiere entrenamiento como cualquier otra destreza técnica,
táctica o física.
De hecho, la formación integral de los deportistas tiene que ver con la presencia de guías
(son sobre todo los entrenadores) que enfoquen sus esfuerzos pedagógicos hacia la
detección y gestión de lo que el deportista precisa en su crecimiento deportivo para llegar a
la optimización de su rendimiento (no sólo deportivos sino y sobre todo personal a través
del deporte).
Completado
La demanda emocional de la
competición y del equipo
La competición es una situación habitual en el deporte pero que genera estados inusuales
emocionales. Por tanto, el entrenador, como conductor del grupo, debe tener en
consideración que precisa en cada momento cada uno de sus jugadores tanto antes de la
competición, como durante y posteriormente a la misma desde el punto de vista psicológico.
Completado
– Hace referencia al estilo de relación que el entrenador plantea con sus deportistas.
Existen tres posibilidades operativas:
La empatía: refiere a ponerse en el lugar del otro y desde allí entender las necesidades
del jugador; fundamental es no perder de vista el rol para poder tomar decisiones y
direccionar el entrenamiento. La empatía es la distancia más operativa, es una verdadera
fortaleza del liderazgo. Por su parte, las otras posibilidades son la simpatía y la antipatía y
ambas son muestras de debilidad y vulnerabilidad. En el primer caso, las decisiones
exclusivamente parten del deportista, obviando al entrenador y a las necesidades
situacionales, mientras que la antipatía directamente no tiene en cuenta al deportista, al
momento de seleccionar el modo de influencia.
La empatía permite comprender el pensar, el sentir y el actuar del deportista, pero en
ningún momento cede el espacio de liderazgo del entrenador. Es una posición que facilita la
objetividad, caracterizada principalmente por el respeto y la fluidez comunicacional.
2) Nivel de actuación
– Cuando las expectativas del entrenador se orientan hacia el rendimiento, son una
verdadera fortaleza, porque se tiene en cuenta y se respetan las diferencias individuales,
pero sobre todo porque se incide en lo que aprende y domina el deportista de la
ejecución motriz, su esfuerzo y compromiso. Además, se evita el encasillamiento con
prejuicios respecto a un deportista.
4) Toma de decisiones
5) Estilo de atribución
Las atribuciones deben ser compartidas, con preponderancia de uno u otro de los
participantes de la relación, pero siempre teniendo en cuenta a ambos, tanto en éxitos,
como en fracasos. Si la premisa es formar deportistas autónomos, es necesario que
registren el grado de responsabilidad y participación que tienen en relación a los
resultados obtenidos. Responsabilizar no es culpar. Es mostrar para facilitar
asociaciones entre esfuerzo y rendimiento.
6) Estado de control
– Cuando el entrenador, antes de una competición, busca controlar todas las variables
conductuales de los deportistas, invade su espacio de regulación emocional y su
autonomía. En ese preciso momento, el entrenador debe centrarse en lograr autocontrol
emocional, buscar su calma y mostrarse a disposición, sin invadir el espacio del
deportista. Esa ha de ser la fortaleza en el momento previo a la competencia.
7) Reconocimiento social
– Un entrenador puede considerarse apto para el trabajo con deportistas de élite cuando
logre alcanzar independencia del reconocimiento social, cuando la mirada de los padres,
los dirigentes, la prensa no interfiera en sus acciones, en su mirada y, sobre todo, en su
autoestima y en el disfrute de la actividad. Todos necesitamos de la aprobación de los
demás para aumentar y mantener nuestra autoestima, pero cuando esa aprobación es
absolutamente dependiente y cuando la mirada de los otros es lo más importante,
termina desfigurando la orientación del quehacer del entrenador. El entrenador debe
entrenar para el deportista y para él, no debe ser un entrenador para la prensa, los padres
o los fanáticos.
8) Volumen comunicacional
Completado
Emociones básicas
Daniel Goleman (1996), señala que los principales componentes que integran la
Inteligencia Emocional son los siguientes:
Completado
Caso 1:
Se está jugando la prórroga de la semifinal de un Campeonato del Mundo; en la
última jugada el jugador X tiene el balón, se desmarca y llega encontrándose delante del
portero; el lanzamiento lo para el portero facilitando el contraataque del equipo
contrario que marca el gol de la victoria. El jugador asume toda la carga de la derrota
pidiendo al entrenador ser borrado de la convocatoria de la final.
Una posibilidad para modificar la evaluación de la jugada por parte del jugador es el
visionado de la jugado desde su inicio y no centrándose en la jugada del lanzamiento. El
acompañamiento por parte del entrenador de la modificación del pensamiento del
jugador, facilitará la aceptación del resultado modificando el sentimiento de disgusto
que no permite desarrollar estados positivos de afrontamiento a la siguiente
competición.
3. Automotivación
– Focalizar las emociones en objetivos y metas nos genera la posibilidad de mantener la
motivación y establecer nuestra atención en las metas en vez de en los obstáculos o
dificultades. En este punto es importante conquistar un cierto grado de optimismo e
iniciativa y, además, valorar el ser proactivos y actuar con tesón y de forma positiva
ante los imprevistos.
Producto de nuestra capacidad para motivarnos a nosotros mismos para llegar a las
metas que racionalmente sabemos que nos benefician, es que podemos superar
obstáculos que solo se fundamentan en la costumbre o el miedo injustificado a lo que
puede pasar.
4. Reconocimiento de emociones en los demás (o empatía)
– Las relaciones interpersonales se basan en la correcta interpretación de las señales que
los demás expresan de forma inconsciente, y que en general las emiten en códigos de
comunicación o verbal. La detección de estas emociones ajenas y sus sentimientos que
pueden expresar mediante signos (un gesto, una reacción fisiológica, un tic) puede
ayudar a generar y fortalecer vínculos más estrechos y duraderos con las personas con
que nos relacionamos y más ajustados a las necesidades del momento.
Además, el reconocer las emociones y sentimientos de los demás es el primer paso
para comprender e identificarnos con las personas que los expresan. Las personas
empáticas son las que, en general, tienen mayores habilidades y competencias
relacionadas con la IE (inteligencia emocional).
5. Relaciones interpersonales
– Las relaciones con los demás, cuando son positivas y en términos de respeto y cuidado
hacia el otro, son una fuente imprescindible para nuestra felicidad personal e incluso,
ocasionalmente, para un buen desempeño laboral. Y esto pasa por saber tratar y
comunicarse no sólo con personas que nos resultan próximas sino también con personas
que nos generan dificultades a la hora de comunicarnos.
En la Inteligencia Emocional vamos más allá de pensar en cómo nos hacen sentirnos
los demás, y tenemos en cuenta, además, que cualquier interacción entre seres humanos
se lleva a cabo en un contexto determinado: quizás si alguien ha hecho un comentario
despectivo sobre nosotros es porque siente envidia, o porque simplemente necesita basar
su influencia social en este tipo de comportamientos. (Bertrand R. 2018 Recuperado de
https://psicologiaymente.com/inteligencia/inteligencia-emocional).
Resumiendo lo anteriormente expuesto, se puede decir que la Inteligencia emocional
ayuda a pensar en las causas que han desencadenado que otros se comporten de una
manera que nos hace sentirnos de un modo determinado, en lugar de comenzar a
pensando en cómo nos sentimos y a partir de ahí decidir cómo reaccionaremos.
Completado
1. Visualización
– La visualización corresponde una práctica mental que se realiza los días previos a la
competición, o en algunas ocasiones, mementos antes de la misma y que posibilita
experimentar mentalmente situaciones concretas que se pueden dar el día de la
competición, que al final es el objetivo fundamental.
Entre los beneficios de su práctica se encuentran la mejora en el afrontamiento a
situaciones inesperadas, el incremento de la autoconfianza, el reconocimiento en el
manejo de emociones como ira, ansiedad o miedo. Un ejemplo práctico es el que
sugerimos a continuación:
La intención es repetir el trabajo hasta conseguir esa palabra clave “basta” “stop” nos
permita enfocarnos en otro pensamiento más positivo.
4. Técnicas de relajación
– Puesto que existen muchas y apoyadas por evidencias científicas, pasaremos a
enumerar los principios básicos de dichas técnicas cuya eficacia está muy probada:
Las técnicas permiten aprender la diferencia entre tensión y relajación.
La tensión y la relajación se excluyen mutuamente. No es posible estar relajados
y tensos al mismo tiempo.
La relajación progresiva implica contracción y relajación sistemática de cada
grupo muscular importante del organismo siguiendo una secuencia
La relajación corporal mediante la disminución de la tensión reducirá, a su vez,
la tensión psicológica. (Weinberg y Gould, 1996, p. 304).
5. Autoconocimiento
– El autoconocimiento es la herramienta clave y esencial cuando hablamos de conseguir
nuestras metas, propósitos y materializar los deseos personales.
Conocer los objetivos que tenemos y las herramientas para conseguirlos es el primer
paso para lograr lo que nos propongamos.
Para ello proponemos el siguiente ejercicio como mostramos en la figura siguiente:
6. Mindfulness
– El Mindfulness es una técnica la cual consiste en prestar atención de un modo
particular al momento presente y sin juzgar. De manera directa o indirecta va a influir
en muchas de las variables psicológicas vinculadas al rendimiento deportivo, como
pueden ser: el estrés, el nivel de activación, la atención, etc.
7. Planes de competición
– Muy frecuentemente nos encontramos con deportistas que no tienen plan de
competición, que simplemente afrontan la competición con la única idea de ganar, de
conseguir el mejor resultado. Esto es la razón fundamental de llevar a cabo de la
ejecución efectiva de un adecuado plan de competición. El plan de competición debe ser
una hoja de ruta, una serie de decisiones técnicas, tácticas, físicas y psicológicas que
incrementan la probabilidad de conseguir el resultado positivo al nivel de lo que se ha
estado entrenando. La existencia de un plan de competición, además, reduce
significativamente la ansiedad y preocupaciones de los deportistas y los imprevistos;
favorece su autoeficacia y genera una disposición positiva hacia la competición.
Es necesario que este plan de competición sea claro, realista que pueda comprenderse
y fundamentalmente que sea ejecutado por los deportistas, además de que estos cuenten
con tiempo suficiente para ensayar su implementación primero en un entreno y
posteriormente en una competición.
Para finalizar con anotaciones que recogen las distracciones y los errores corregidos.
Es una técnica muy eficaz para tomar consciencia de la conducta deportiva en un
momento crítico como puede ser la competición; de tal manera que el deportista tiene la
posibilidad de anticipar y por tanto programar previamente variables que generan un
rendimiento óptimo.
8. Control de la atención
– Los deportistas que desarrollan buenas actuaciones en competición son expertos en
centrar su atención en los estímulos relevantes del entorno y en mantener ese foco
atencional durante el tiempo que resulte necesario. Esencialmente, la concentración,
esto es, centrar la atención, hace referencia a la capacidad que el deportista tiene para
seleccionar el foco atencional adecuado a la situación y sostenerlo sin interferencia de
distractores internos ni externos. En otras palabras, la definimos como la capacidad para
mantener la atención en un estímulo seleccionado durante un periodo de tiempo
determinado (De Diego y Sagredo, 1992).
Un ejemplo de desarrollo de entrenamiento atencional lo tendríamos a continuación.
A modo de resumen, se puede decir que entrenar las variables emocionales que tienen
relevancia en el rendimiento deportivo, nos permite disponer de estrategias para
conseguir que el deportista sea emocionalmente inteligente, más consistente y constante
y por tanto más óptimo en su rendimiento. A continuación, se ve hacia donde se deben
dirigir el trabajo como entrenador para lograr que el deportista sienta que compite al
mismo nivel que entrena.
Se proponen tareas concretas que se deben involucrar en los entrenamientos por parte
de los entrenadores y también por parte de los deportistas para regular sus
comportamientos emocionales.
Completado