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Resumen

El Universo más allá del Big Bang


Nombre: Mario A. Briceño Cédula: 4-781-225 Fecha: 08/03/18
Con la inestimable ayuda en primera persona de uno de los grandes de la
astrofísica de todos los tiempos, Stephen Hawking, hará un resumen ameno de la
astrofísica. Y navegará por los momentos más importantes de la astronomía,
sobre todo del siglo XX.
El propio Hawking nos hablará de algunos descubrimientos que ahora son los
pilares de la astronomía como fue que el Universo se expande, gracias a las
observaciones de Edwin Hubble. O el descubrimiento accidental de las
microondas primigenias del comienzo del Universo que Penzias y Wilson
detectaron en su antena, en la que ellos creían que ese ruido de fondo era un
error de su antena, e incluso lo limpiaron y seguía ese ruido de fondo, pero hacía
unos 20 años tras este “accidente” que el propio Gamow y su equipo de
cosmólogos, habían plasmado en sus ideas, la existencia de ese ruido cósmico
del inicio universo tras el big bang.
Para explicar, esa inflación cósmica (aceleración exponencial), necesitó de
fluctuaciones térmicas para “empujar” rápidamente esa expansión bestial en los
primeros microsegundos del Big Bang.
También nos responderá el propio Hawking, ¿qué hubo antes de esa gran
explosión? En la que él nos da mediante un ejemplo, que el universo podría
haberse formado de la nada, como la formación de burbujas de vapor en agua
hirviendo.
El universo empezó con una violenta y cegadora explosión que lanzó todo al caos.
Desde entonces, nuestros grandes pensadores han tratado de estudiar ese caos
para buscar el orden, la lógica y las respuestas al interrogante de nuestro origen.
Aprendimos a descifrar las pistas cósmicas de cómo llegamos a existir, avanzando
paso a paso, de revelación en revelación. Aristóteles nos dijo que el mundo era
redondo. Ptolomeo concibió un sistema de planetas, estrellas y sol, mientras que
Copérnico puso al sol en el centro de ese sistema. Galileo lo confirmó y Newton
explicó lo que lo mantenía unido. Einstein ofreció una perspectiva sobre lo que lo
impulsó. Finalmente, Edwin Hubble planteó que todo empezó con el “Big Bang”.
Durante este espacio conoceremos cómo varias culturas creen que empezó el
mundo y cómo terminará todo… y lo que vendrá después. Además, con la
utilización de extraordinarios gráficos generados por ordenador recrearemos el
asombroso momento en el que todo se inició. En resumen, este documental
excepcional plantea una de las grandes preguntas de la historia: ¿Dónde empezó
todo?
Eduard Punset
Punset es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y
Máster en Ciencias Económicas por la London School of Economics así como
profesor de Ciencia, Tecnología y Sociedad en la Facultad de Economía del
Instituto Químico de Sarrià (Universidad Ramon Llull), director y presentador del
programa de divulgación ‘Redes’ de TVE y presidente de la productora audiovisual
Smartplanet.
Asimismo, es autor de diversos libros sobre análisis económico y reflexión social
entre los que destacan ‘La España Impertinente’, ‘Cara a cara con la vida, la
mente y el universo’, ‘El alma está en el cerebro’ y ‘Radiografía de la máquina de
pensar’ y ‘El viaje a la felicidad: las nuevas claves científicas’.
Punset ha sido redactor económico de la BBC, director económico de la edición
para América Latina del semanario The Economist y economista del Fondo
Monetario Internacional en los Estados Unidos y en Haití y, como especialista en
temas de impacto de las nuevas tecnologías, ha sido asesor de COTEC,
subdirector general de Estudios Económicos y Financieros del Banco
Hispanoamericano y coordinador del Plan Estratégico para la Sociedad de la
Información en Cataluña.
Stephen Hawking, el gran científico de nuestra era, el suscesor de la cátedra de
Newton nos explica en sus propias palabras la estructura del Universo. Stephen
Hawking: “debemos colonizar otros planetas o estamos condenados a la
extinción”, físico teórico británico, es conocido por sus intentos de aunar la
relatividad general con la teoría cuántica y por sus aportaciones íntegramente
relacionadas con la cosmología. Hawking tiene un cerebro privilegiado, como
pocos. Stephen William Hawking nació el 8 de enero de 1942 en Oxford,
Inglaterra.Ha escrito Historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros (1988)
y otras obras que se han convertido en best-sellers. Hawking ha hecho
importantes aportaciones a la ciencia mientras lucha contra la esclerosis lateral
amiotrófica, una enfermedad incurable del sistema nervioso. En 1989 le fue
concedido el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. El Profesor Hawking
tiene doce doctorados honoríficos, ha ganado el CBE en 1982 y fue designado
Compañero de Honor en 1989. Es el receptor de numerosos premios, galardones
y medallas y es Miembro de Honor de la Royal Society y de la US National
Academy of Sciencies. Stephen Hawking combina la vida en familia y su
investigación en física teórica, junto con un extenso programa de viajes y
conferencias. Alrededor del año 2004 propuso su nueva teoría acerca de las
“simas o agujeros negros” un término que por lo general se aplica a los restos de
estrellas que sufrieron un colapso gravitacional después de agotar todo su
combustible nuclear. Según Hawking, el universo está prácticamente lleno de
“pequeños agujeros negros” y considera que estos se formaron del material
original del universo. Ha declarado también acerca del origen del universo: “En la
teoría clásica de la relatividad general […] el principio del universo tiene que ser
una singularidad de densidad y curvatura del espacio-tiempo infinitas. En esas
circunstancias dejarían de regir todas las leyes conocidas de la física (…) Mientras
más examinamos el universo, descubrimos que de ninguna manera es arbitrario,
sino que obedece ciertas leyes bien definidas que funcionan en diferentes
campos. Parece muy razonable suponer que haya principios unificadores, de
modo que todas las leyes sean parte de alguna ley mayor”.
Desde el principio de la Ciencia, la Humanidad ha observado el Universo y ha
intentado entenderlo. Para ello ha construido modelos esperando que en ellos
encajen los hechos observados y poco a poco esos modelos se han ido refinando,
corrigiendo y mejorando hasta conseguir uno que nos permita integrar y encajar
casi todos los datos conocidos.
El modelo en el que hoy en día cree casi todo el mundo científico es el del Big
Bang, que postula que hace 13'7 Ga (Giga·años) toda la materia y energía del
Universo estaba contenida en un volumen muy reducido y de repente estalló,
dando origen al Universo en Expansión en el que vivimos.
No se sabe cuándo la Humanidad empezó a intentar entender los cielos, pero ya
desde la prehistoria se construyeron algunos de los primeros observatorios
astronómicos conocidos.
A unos 100 Km al Sur de Berlín se encuentra el Observatorio Solar de Gossek, un
círculo de empalizadas con puertas orientadas a los Solsticios y Equinoccios
solares. Fue construido por agricultores hace 7.000 años para calcular las fechas
más propicias para las siembras y las cosechas.
La astronomía, desarrollada como calendario con fines agrícolas, se mezcló con la
superstición de que los sucesos de los cielos podían influir en los sucesos
terrestres, dando origen así a la Astrología.
Ya en el siglo VI aC, en Babilonia se empezó a dividir la esfera celeste en sectores
zodiacales, identificándolos con los animales que parecían representados en las
constelaciones.
El desarrollo de la Geometría y las Matemáticas por parte de los griegos les
permitió deducir que la Tierra era redonda. Calcularon con bastante precisión su
tamaño, y de forma bastante aproximada las distancias a la Luna y al Sol.
También vieron que la mayor parte de las estrellas estaban fijas con respecto a las
demás, pero había cinco estrellas que cambiaban de posición entre ellas. Se las
llamó estrellas errantes, planetas.
Aristóteles, en el siglo IV aC, propuso que la Tierra estaba en el centro del
Universo y a su alrededor había varias esferas cristalinas en las que se movían la
Luna, el Sol y los planetas, con una esfera exterior en la que estaban las estrellas.
En el siglo I, Ptolomeo completó este modelo con un complejo sistema de esferas
interiores y epiciclos para explicar los movimientos, aparentemente erráticos, de
los planetas.
Casi todo el mundo antiguo aceptó este modelo hasta que Copérnico propuso el
modelo Heliocéntrico, en el que era el Sol, y no la Tierra, el que ocupaba el lugar
central del Universo.
Nicolás Copérnico (1.473-1.543) era un diácono que además de sus labores
eclesiásticas como recaudador de los impuestos de la Iglesia y las ayudas a los
enfermos y necesitados, se interesaba por la Astronomía. Se dio cuenta de que
colocando el Sol en el centro, y los planetas a su alrededor, a distancias
proporcionales de la duración de sus órbitas, podían entenderse y calcularse de
forma mucho más sencilla los movimientos de los planetas sin las complicaciones
epicíclicas introducidas por Ptolomeo.
Copérnico también propuso que las esferas celestes se movían mucho más
despacio de lo que se pensaba hasta entonces, y que era la Tierra la que giraba
sobre sí misma cada 24 horas.
El cielo no se movía. Éramos nosotros.
Seguramente temeroso de la reacción de la Iglesia a sus revolucionarias teorías,
Copérnico no las publicó hasta el año 1.543, sabiendo que estaba ya cerca de
morir.
Su libro le sirvió a Johannes Kepler (1.571-1.630) para dar un paso más en el
conocimiento científico al comprender que los planetas no se movían en círculos
perfectos, sino en elipses, siendo más veloces cuando estaban más cerca del Sol
y más lentos al estar más lejos. Kepler observó este fenómeno, lo cuantificó y creó
una serie de ecuaciones matemáticas para calcular y predecir con precisión el
movimiento de los planetas, aunque no pudo explicar las causas de esos cambios
de velocidad.
El invento del Telescopio permitió hacer observaciones más precisas del cielo.
Galileo mejoró el diseño en 1.609 consiguiendo un telescopio de 30 aumentos.
Con él pudo ver las montañas de la Luna, los satélites de Júpiter y unas
formaciones alrededor de Saturno, sin reconocer aún sus anillos. Y miles de
estrellas más de las que se podían ver a simple vista.
También vio las fases del planeta Venus, similares a las de la Luna, y con ello
demostró que Venus giraba en torno al Sol.
Lo que Copérnico había predicho y Kepler calculado, Galileo lo demostró.
Galileo publicó "El Mensajero de las Estrellas" en 1.610 y sus hallazgos fueron
bien recibidos por todo el mundo científico.
También la Iglesia aceptó inicialmente sus teorías, aduciendo que la Ciencia podía
explicar lo que había en los cielos, y la Iglesia cómo llegar al Cielo, pero Galileo
cometió el error de intentar reinterpretar las Escrituras según sus descubrimientos,
y eso fue lo que le enfrentó con la Iglesia.
En 1.633 fue acusado por herejía y le obligaron a retractarse de sus ideas.
Isaac Newton (1.643-1.727) fue el primero en explicar por qué los planetas
cambiaban de velocidad en sus órbitas. Y no solo eso, también explicó cómo y por
qué se movían y caían todos los cuerpos.
Descubrió que había una fuerza, la Gravedad, que hace que todos los objetos que
tengan masa, atraigan y sean atraídos por todos los demás cuerpos del Universo
que tengan masa, y escribió una fórmula capaz de calcular la magnitud de esa
fuerza y cómo afectaba al movimiento de todos los cuerpos, desde los planetas
hasta una simple manzana.
Su genio no fue superado en los siguientes 200 años.
A principios del siglo XX, Albert Einstein revolucionó la física al formular la Teoría
de la Relatividad y descubrir no sólo el cómo, también el porqué del
funcionamiento de la Gravedad.
El Espacio no existía por sí solo. Existía unido con el Tiempo, formando un tejido
al que denominó Espacio-Tiempo. Los objetos con masa deforman ese tejido y los
objetos en su entorno, viajando en línea recta por un tejido deformado, acababan
por moverse en líneas curvadas alrededor de los objetos masivos.
La Fuerza de la Gravedad ¡no existía! No era una entidad real, sino que era una
consecuencia del movimiento de los objetos en el espacio-tiempo deformado por
objetos masivos.
Fue capaz de predecir que incluso la luz se desviaría en un espacio-tiempo
deformado y lo demostró en 1.919 al observar, durante un eclipse solar, la luz de
una estrella al pasar junto al borde del Sol. De haber seguido una línea recta, la
luz de la estrella, oculta tras la silueta del Sol, habría pasado lejos de la Tierra,
pero al pasar junto al Sol esos rayos se desviaron e incidieron en la Tierra, siendo
vistos por los telescopios que les estaban esperando para confirmar la teoría de
Einstein.
En aquella época la mayoría de los científicos, Einstein incluido, consideraban que
el Universo es Infinito y Eterno, que siempre había existido tal como existía en el
presente. Pero a través de sus fórmulas se deducía que el Universo estaba
expandiéndose. Eso significaba que no era eterno: Había tenido un principio y,
probablemente, también tendría un fin.
Intentó corregir sus propias fórmulas para soslayar esta incómoda conclusión, y al
hacerlo cometió el que siempre consideró su mayor error científico. Dedicó
muchos años a encontrar un elemento en sus ecuaciones que corrigiesen esa
incómoda conclusión.
No lo consiguió.
El sacerdote católico Georges Lemaître estudió esas mismas fórmulas de Einstein
y llegó a la misma conclusión, pero él no tuvo tantos reparos y formuló la hipótesis
de que el Universo no era eterno, sino que había tenido un principio en forma de
un Átomo Primigenio, del cual había surgido el Universo en expansión que se
deducía de la Teoría de la Relatividad. Predijo que esta teoría podría confirmarse
examinando el fondo de radiación del Universo, en el que se podría detectar la
radiación remanente de la explosión del Átomo Primigenio.
A pesar de la oposición de Einstein, la expansión del Universo se demostró en
1.925, cuando Edwin Hubble observó la Nebulosa de Andrómeda, que hasta
entonces siempre se había considerado una nube de gas dentro de la Vía Láctea,
y descubrió que se encontraba a más de un millón de años luz de distancia.
Andrómeda era una galaxia similar a la Vía Láctea.
Posteriormente descubrió y estudió otras muchas galaxias y comprobó que la
mayoría de ellas se estaban alejando de nosotros y también entre ellas.
Lemaître tenía razón: El Universo se estaba expandiendo.
Basándose en las distancias y velocidades a las que se alejaban, Hubble calculó
que todas las galaxias debieron empezar su fuga hacía 2 Ga. Esa cantidad no
podía ser correcta, pues ya se sabía que la Tierra era mucho más antigua.
Este error, y el hecho de que el mayor defensor de la expansión fuera un
sacerdote católico, hizo que parte de la comunidad científica se mostrara reticente
a aceptarla y surgió una nueva teoría para explicar este fenómeno.
Fred Hoyle había estudiado la creación de átomos pesados a partir del Hidrógeno
en el corazón de las estrellas más calientes. Descubrió que todos los átomos por
encima del Helio se habían formado en el corazón de las estrellas y se habían
esparcido por el Universo al estallar éstas en Supernovas.
Supuso que tarde o temprano el Hidrógeno se agotaría, pero al mismo tiempo
creía firmemente en que el Universo era Estacionario, que siempre había sido tal
como era hoy en día. Sabiendo también que el Universo, efectivamente, estaba
expandiéndose, imaginó que al mismo tiempo que las galaxias se alejaban, entre
ellas se formaban nuevos átomos de hidrógeno que a la larga generarían nuevas
estrellas y galaxias, manteniendo de esa forma un Universo Estacionario.
Fred Hoyle era buen propagandista y en diversas entrevistas y conferencias por
radio, consiguió popularizar entre el público sus teorías. Para menospreciar la
teoría de Lemaître inventó el término despectivo de Big Bang.
En los años 1.960, los cálculos de Hubble sobre las distancias a las galaxias se
habían corregido dándoles más exactitud y disipando la mayor de las pegas que
se habían opuesto a la Teoría del Big Bang.
Al mismo tiempo un equipo de investigadores de Princeton, partidarios de la
Teoría del Big Bang, intentó construir un radiómetro para detectar la radiación de
fondo predicha por Lemâitre. No necesitaron completarlo.
En 1.965, Penzias y Wilson, unos investigadores de Bell que estudiaban las
comunicaciones con satélites, se enfrentaron al problema de que siempre que
apuntaban al espacio con sus radiotelescopios encontraban una radiación de
fondo que no conseguían limpiar.
Por pura casualidad se enteraron del proyecto del equipo de Princeton y se dieron
cuenta de que ESO era lo que estaban oyendo.
La Teoría del Big Bang quedó así confirmada.
Aún quedaban algunas dudas, como el hecho de que la temperatura de la
radiación de fondo fuese muy homogénea en todo el Universo. Partiendo de una
explosión es materialmente imposible que todos los sectores del espacio se
enfriaran a la misma velocidad: Debería haber zonas del Universo más calientes
que otras. Y esas diferencias deberían incrementarse con el tiempo.
Para resolver esta duda, en los años 1.980, Alan Guth propuso que el Universo
surgió de un punto tan diminuto que en él SÍ fuera posible que las temperaturas se
homogeneizaran antes de la expansión. Después se produjo una Inflación
Cósmica repentina, a una velocidad muy superior a la de la Luz, y eso hizo que el
Universo se expandiese de una forma diferente a la que hubiera resultado de una
explosión, haciendo que la temperatura residual fuera la misma en todo el
Universo.
El 3 de junio de 2.001 la NASA envió al espacio la Sonda WMAP que fotografió la
Radiación de Fondo de Microondas remanente de la infancia del Universo, tan
sólo 380.000 años después del Big Bang.
Gracias a los datos recopilados por la WMAP se han podido reconstruir los
primeros estadios del Universo y cómo fue el proceso del Big Bang.
En el principio, menos de una milmillonésima de segundo después del Big Bang,
existía una pequeñísima partícula, más pequeña que una partícula subatómica.

En ella se encontraba concentrada TODA la materia y energía del Universo en un


estado de densidad tan grande que las cuatro fuerzas fundamentales, Gravedad,
Electromagnetismo y las Fuerzas Nucleares Débil y Fuerte, se encontraban
amalgamadas en una sola Superfuerza.
La Gravedad se separa de esta Superfuerza y el Universo entra en una fase de
hiperinflación, a una velocidad mucho mayor que la de la luz.
Al tener aún menos de un segundo de vida, la Superfuerza termina de
descomponerse en las cuatro fuerzas fundamentales.
Tres minutos después, la temperatura del Universo ha descendido a unos 500
millones de grados. (El documental, en inglés, dice "Un billón de grados
Farenheit", el narrador lo traduce al español como "555.555.537º centígrados".
Así, tal como suena. ¿No sabe lo que es redondear?).
A esa temperatura se forman protones, neutrones, electrones, fotones y otras
muchas partículas. La densidad es tan grande que algunos protones y neutrones
se unen en núcleos formados por dos protones y dos neutrones. Apenas se
forman algunas trazas insignificantes de núcleos más grandes, como los de Litio y
Sodio, y nada de Carbono, Oxígeno ni, mucho menos, Hierro.
Cuando la temperatura baja un poco más, los electrones se ponen a orbitar
alrededor de los protones formando los primeros dos elementos de la tabla
periódica, el Hidrógeno y el Helio.
380.000 años después, el Universo se hace transparente y los fotones dejan de
rebotar con todas las partículas del Universo y empiezan a recorrerlo en todas
direcciones. Esta es la Radiación de Fondo predicha por Lemaître y descubierta
por Penzias y Wilson.
Mil Millones de años después se forman las primeras estrellas. Las que son
bastante grandes crean en su interior los elementos más pesados, como el
Carbono, el Oxígeno y hasta llegar al Hierro.
Al agotar su combustible de Hidrógeno, las estrellas empiezan a explotar. En la
explosión se crean todos los demás elementos de la Tabla Periódica por encima
del Hierro, y toda esa nueva materia creada se esparce por el espacio interestelar.
De esas nubes de gas y polvo se forman nuevas estrellas y sistemas solares, esta
vez con planetas sólidos a su alrededor.
Y en uno de ellos, hace 3'5 Ga, diversas sustancias químicas formaron moléculas
complejas que dieron origen a la vida y a la inteligencia que contempla el universo
y se maravilla de lo que está descubriendo.
Reflexión

Se han dicho distintas teorías sobre el universo y hasta el momento la más


aceptada es la del Big Bang, pero no se tiene en claro de dónde surgió esa
partícula más pequeña que un subátomo, y que, si el universo es realmente infinito
o tiene un fin, son preguntas que aún quedan sin resolver. Además, que esto es
por parte de la ciencia, porque desde de un punto de vista religioso Dios fue el
creador de todas las cosas, pero que hay de cierto en esto nadie lo sabe, por
ende, la humanidad siempre está en esa búsqueda de la verdad tras todo.
Por otra parte, hay quienes que han tratado de unir estas dos teorías
creacionistas, diciendo que la partícula esta, superdiminuta fue creada por el
mismísimo Dios; hay teorías que confirman por medio de cálculos matemáticos
que existe un ser superior, pero realmente fue este quien lo creo todo, nadie sabe
realmente y he aquí el misterio de la vida.
Aún queda mucho por descubrir, tanto de nuestro origen, nuestro planeta y
nuestro alrededor. Sabemos más de la superficie de Marte que la de nuestro fondo
marino.

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