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COMPACTACION DE SUELOS

DEFINICIÓN:

La compactación de suelos es un proceso mecánico por el cual se busca


mejorar artificialmente las características de resistencia, compresibilidad y el
comportamiento esfuerzo-deformación de los mismos. En general implica una
reducción de los vacíos y, como consecuencia de ello, en el suelo ocurren
cambios volumétricos de importancia ligados a la pérdida de aire, porque por lo
común no se presenta expulsión de agua. Normalmente el esfuerzo de
compactación le imparte al suelo un aumento de la resistencia al corte, un
incremento en la densidad, una disminución de la contracción, una disminución
de la permeabilidad y una disminución de la compresibilidad.

El principal objetivo de una compactación es obtener un suelo de tal manera


estructurado que posea y mantenga un comportamiento mecánico adecuado a
través de toda la vida útil de la obra. Las propiedades requeridas pueden variar
del tipo de suelo, pero las propiedades mencionadas anteriormente son las que
figuran cuyo mejoramiento se busca siempre. Es menos frecuente, aunque no
menos importante, que también se compacte para tener unas características de
permeabilidad y flexibilidad. Esto suele ser favorable ante efectos de
permanencia de la estructura terrea ante la acción de agentes erosivos.

VENTAJAS:

 Aumenta la resistencia y capacidad de carga del suelo.


 Reduce la compresibilidad y disminuye la aptitud para absorber el agua.
 Reduce los asentamientos debido a la disminución de la relación de
vacíos.
 Reduce el efecto de contracción.
 Mejora las condiciones de esfuerzo-deformación del suelo.

DESVENTAJAS:

 La compactación muy intensa produce un material muy susceptible al


agrietamiento
 Aumenta el potencial de hinchamiento (con la humedad) en suelos finos
y el potencial de expansión por las heladas.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA COMPACTACION:

La compactación depende de una serie de características y condicionantes


propias del método de compactación que se utilice, de las condiciones en que
se ponga el suelo antes de compactarlo y otras que se mencionan en este
inciso. En rigor esas características siguen siendo válidas para los procesos de
compactación en el laboratorio.

 La naturaleza del suelo: Es obviamente altamente influyente en el


proceso. En este caso, al igual que en toda la tecnología de materiales
térreos, prevalece la esencial diferencia entre los suelos de estructura
simple y forma equidimensional, comúnmente denominados en los libros
gravas, arenas y limos no plásticos y los suelos de formas generalmente
laminares y cuya estructuración obedece a efectos electroquímicos,
llamados usualmente limos plásticos o arcillas. Todo proceso de
compactación implica una doble acción sobre la estructura de los suelos.
En primer lugar, será preciso romper y modificar la estructura original
que el suelo tenía en el lugar de donde fue recogido; en segundo lugar,
habrá que actuar sobre él, modificando la disposición o acomodo de sus
grumos o partículas, para hacer que el conjunto adopte una nueva
estructura, más densa. En el caso de los suelos arenosos, la actuación
sobre una estructura simple original no puede producir más que otra
estructura simple, más densa. Como se sabe esta estructura es
básicamente estable ante la absorción o pérdida de agua, presenta la
compresibilidad típica de estos suelos y presenta una resistencia
fundamentalmente dependiente de la compacidad alcanzada, la que
para todos los efectos prácticos se mantiene en tanto no se modifique
esa compacidad. De esta manera la compactación creciente de estos
suelos suele conducir a formaciones cada vez menos compresibles y
más resistentes; el carácter disgregado de la estructura no hace a estos
suelos proclives al agrietamiento.
 La energía de compactación: Es otra de las variables del proceso que
ejercen una gran influencia sobre el mismo; sin embargo, no es fácil en
general, conocer el valor exacto que se está empleando en un momento
dado; por el contrario, es fácil tanto en el campo como en el laboratorio,
modificarla de modo graduable.
Con los procedimientos usuales de rolado en el campo, la energía no
puede cuantificarse, pero si modificarse, modificando el peso y la
presión de los equipos, el número de sus pasadas y el espesor de la
capa que se compacta, fundamentalmente. En el caso de utilizar
métodos vibratorios, también se puede influir sobre la energía
entregada, según se comentará más adelante. Cuando en el campo un
equipo de compactación aplica energías de compactación que se
consideren bajas, pueden implementarse algunas acciones para
modificar esta situación; entre ellas están el recurrir a sobrepesos
adicionales para aumentar el peso total del equipo; el aumentar la
presión de inflado en caso del uso de rodillos de llantas; el reducir el
espesor de la capa suelta por compactar; el aumentar el número de
pasadas; el modificar el contenido de agua del suelo por compactar (casi
siempre para aumentarlo) o el hacer modificaciones en la velocidad de
arrastre de los equipos o en frecuencias, amplitudes u otros factores, en
caso de usar vibración.
 El contenido de agua: Tiene una influencia determinante, tanto en los
procesos de compactación de campo como en el laboratorio; que es
reconocida por Proctor, Porter y otros pioneros quienes la establecieron
en los términos actuales, midiendo la compactación por el peso
volumétrico seco alcanzado en cada caso. Cuando se emplea una cierta
energía de compactación, se establece una relación entre el peso
volumétrico seco del suelo compactado y el contenido de agua del
mismo.
La curva de compactación presenta formas relativamente similares para
los diversos modos de compactar. Existen diversas explicaciones de
dicha forma, de diferentes grados e complejidad.
Cuando el contenido de agua es muy bajo, este elemento se encuentra
en el suelo en forma capilar, produciendo impresiones interparticulares
más fuertes cuando los suelos sean más finos, lo que conduce a grumos
muy difícilmente desintegrables o a dificultad de reacomodar. Estos
efectos capilares se van disipando si la misma energía de compactación
se da a suelos con contenidos de agua crecientes, lo que permite
alcanzar pesos volumétricos cada vez mayores. Pero, si el contenido de
agua alcanza valores que produzcan cantidades de agua libre que
empiecen a ocupar en forma substancial los vacíos del suelo, la
compactación comenzará a dificultarse, pues el agua no puede
desplazarse instantáneamente dentro del suelo y por ello comenzará a
absorber parte de la energía aplicada, devolviéndola, a expensas de su
elasticidad en forma de simple rebote; este efecto será más notable a
medida que el contenido de agua crece

METODOS DE COMPACTACION:

 Compactación por Amasado:


Se identifica en el campo con la acción del rodillo pata de cabra que
compactan concentrando grandes presiones en las áreas de apoyo
relativamente pequeñas de sus vástagos; éstos penetran profundamente
en la capa suelta tendida, especialmente en las primeras pasadas y esta
penetración va siendo menor a medida que se densifica la capa. De esta
manera el rodillo pata de cabra va compactando a la capa tendida de
abajo hacia arriba, característica única en los rodillos de compactación,
que frecuentemente se ha citado como la característica distintiva del
procedimiento de amasado dentro de los trabajos de campo. Se
considera que los rodillos pata de cabra rinden su mejor utilidad al
compactar suelos finos o con porcentajes elevados de ellos. También
que la fuerte distorsión con la que resulta finalmente la parte superior de
una capa compactada favorece la liga con la capa suelta que sobre ella
se deposite, de manera que se atribuye al rodillo pata de cabra virtudes
especiales en lo referente a obtener conjuntos muy homogéneos con
excelente liga entre capas. El rendimiento de los rodillos pata de cabra
en el campo se ve influido por el manejo que se da a los equipos; por
ejemplo, si los vástagos penetran en los mismos agujeros en pasadas
sucesivas, el rendimiento obviamente se reduce y para evitar este efecto
conviene que el operador haga ligeros cambios laterales en el recorrido
del equipo. También se ha visto que el rendimiento de los rodillos de
esta clase aumenta con la velocidad, tanto más cuanto menor sea el
número de pasadas que se está empleando.
 Compactación por rodillos de presión:
 Rodillos Lisos: Como todos los demás rodillos ofrecidos por la
industria pueden aparecer en modalidades arrastradas o
autopropulsadas. Estos rodillos fueron considerados en algún
momento como útiles para la compactación de suelos
friccionantes; sin embargo, esta idea fue perdiendo partidarios
con el paso de los años. De hecho, la superficie metálica de estos
rodillos presenta una rigidez que, sobre todo después de las
primeras pasadas produce un área de contacto muy pequeña con
la capa de suelo que se está compactando; es sabido, que el
efecto de la presión aplicada a la capa se disipa muy rápidamente
con la profundidad cuando el área de contacto con la que se
aplica la presión es poco considerable, de manera que o se
emplean capas muy poco espesas, lo que es antieconómico o se
obtienen compactaciones muy poco homogéneas a lo largo del
espesor de la capa, con valores muy bajos en la parte inferior.
Aún en estas condiciones, los rodillos lisos no se consideran
apropiados para compactar materiales arcillosos, invocando las
desfavorables características mencionadas inmediatamente
arriba.
 Rodillos Neumáticos: El campo de acción de los rodillos
neumáticos en los trabajos de campo se ha extendido en forma
continua con el paso del tiempo, al grado de que en la actualidad
se les considera apropiados para la compactación de
prácticamente todos los tipos de suelos, incluyendo grandes
enrocamientos en los que se han obtenido resultados muy
satisfactorios con equipos muy pesados. La llanta flexible llena de
aire proporciona áreas de transmisión de presión suficientemente
grandes como para que el efecto de densificación.
Estos rodillos aplican a la superficie de la capa prácticamente la
misma presión desde la primera pasada; esa presión es
prácticamente igual a la de inflado de la llanta, si se descuentan
pequeños efectos de rigidez de la llanta misma. La superficie de
contacto de la llanta con el suelo es función del peso del rodillo y
de la presión de inflado, lo que lleva a la necesidad de usar
equipos muy pesados cuando se deseen aplicar presiones muy
grandes en áreas importantes. Finalmente, puede mencionarse
que la práctica actual recomienda el uso de los rodillos
neumáticos en suelos constituidos por guijarros grandes o con
altos porcentajes de ellos, en los que las llantas permiten una
distribución de la presión más uniforme, en tanto que los vástagos
de un rodillo pata de cabra podrían puentearse sobre los
guijarros, dejando prácticamente sin tratamiento el suelo
intermedio.
 Compactación por Impactos:
En el campo, los compactadores por impactos van desde diferentes tipos
de pisones (algunos manuales y otros con dispositivo que proporciona
automáticamente el rebote), hasta rodillos tipo Tamper, semejantes en
ciertos aspectos a la pata de cabra, pero que reciben su acción de
impacto a base de velocidades de operación mucho mayores. Los
pisones tienen una amplia utilización para la compactación de zonas en
que un rodillo convencional no cabe o que están en la inmediata
vecindad de cualquier cosa que pueda perjudicarse por el golpe de un
equipo normal. Los rodillos Tamper operan a velocidades superiores a
los 20 Km/hora; su efecto no ha sido suficientemente analizado hasta la
fecha, pero parece que sus mejores resultados se logran en suelos finos
con abundante contenido de grava y guijarros o en suelos finos
residuales, que contengan fragmentos de roca parcialmente
intemperizada.
 Compactación por Vibración:
La compactación por vibración más usual incorpora a equipos de
compactación convencionales dicho efecto, empleando mecanismos de
masas desbalanceadas o de tipo pulsativo que proporcionan el efecto
vibratorio al compactador propiamente dicho. Un equipo apropiado debe
aplicar presiones suficientemente considerables, lo que se logra
aprovechando el peso muerto del equipo más la fuerza dinámica
proporcionada por el vibrador; esas fuerzas deben de actuar con la
amplitud suficiente y dando, a través de la frecuencia empleada, tiempo
para el movimiento de los granos o grumos del suelo. La mayor parte de
los equipos vibratorios producen fuerzas verticales. Los rodillos de
cualquiera de los tipos ya descritos al recibir aditamentos vibratorios han
mostrado utilidad especial en todos los tipos de suelos, desde
enrocamientos y formaciones de fragmentos hasta arcillas. Otra forma
de compactación vibratoria frecuente en los trabajos prácticos, es el
compactador de plataforma o placa, que va desde equipos manuales
operados por un trabajador hasta plataformas más pesadas remolcadas
por tractores.

PROPIEDADES DE LOS SUELOS COMPACTADOS

A través del procedimiento de la compactación se mejoran algunas de


las propiedades mecánicas del suelo. La compactación de un suelo
produce un incremento en la densidad del material y con ello cinco
beneficios importantes:

- Reducción de la compresibilidad
- Incremento de la resistencia al corte
- Incremento en la rigidez
- Disminución de la permeabilidad
- Mejora en la estabilidad volumétrica

Ahora describiremos estas propiedades:

 Peso unitario: Si se aplica una dada energía de compactación y


se varía el contenido de humedad de compactación se obtienen
diferentes valores de peso unitario seco.

Para bajas humedades de compactación las partículas tienen una


alta fricción entre sí. A medida que se agrega agua, las partículas
se recubren con agua libre, generan presión neutra local y se
desplazan relativamente para formar una estructura más
compacta, con peso unitario seco mayor.
El máximo peso unitario se obtiene con la denominada humedad
óptima.

En el caso de suelos no cohesivos, se obtienen mayores


densidades y menores humedades óptimas que en el caso de
suelos cohesivos, para los cuales las curvas resultan a su vez
más abiertas con mayores rangos de humedad.

Los suelos no cohesivos poseen curvas más cerradas, por lo que


son más propensos a que una diferencia en la humedad de
compactación resulte en una diferencia significativa en el peso
unitario obtenido.

 Permeabilidad: El grado de permeabilidad del suelo compactado


se relaciona con la velocidad a que penetra el agua en éste
después de la compactación. Si, después de la compactación, un
suelo de grano grueso presenta poros grandes continuos, el agua
penetra con rapidez y se dice que su permeabilidad es alta. Los
suelos de grano fino contienen poros muy pequeños continuos y
en un suelo fino compactado de grava el agua penetrará muy
lentamente y la permeabilidad será baja.

 Estabilidad volumétrica: Los suelos arcillosos son propensos a


sufrir cambios volumétricos. Al compactarlos con humedades
inferiores a la óptima exhiben una mayor tendencia al
hinchamiento dado por la mayor succión y tendencia a absorber
agua.

Lo contrario ocurre al compactar con humedades superiores a la


óptima, el suelo tiende a sufrir contracción cuando se lo expone a
pérdida de humedad.

 Resistencia: Los suelos compactados son suelos remoldeados


que han perdido su estructura original y su cementación, al
menos a escala macro. La compactación, como proceso
mecánico, reduce los vacíos de ese suelo remoldeado, pero no
restituye la estructura ni la cementación perdida.
Para suelos remoldeados, una menor relación de vacíos está
siempre asociada a un mayor ángulo de fricción interna, una
mayor dilatancia y, por lo tanto, una mayor resistencia al corte,
tanto drenada como no drenada.

 Rigidez: En el caso de los suelos reales compactados,


intervienen otros factores, como la estructura de partículas, la
cementación de pequeños fragmentos, la plasticidad, etcétera.
En términos generales, la rigidez crece con la presión media y
con el peso unitario seco. La humedad
de compactación, el grado de saturación y las condiciones de
compactación tienen efectos significativos
sobre la rigidez.
 Compresibilidad: No es fácil generalizar si el comportamiento de
un suelo compactado en la rama seca es mejor o peor que el del
mismo compactado en la rama húmeda. Ello depende de las
características que se desee que el suelo adquiera. El suelo
compactado del lado seco será menos compresible al final de la
compactación y más expansivo si llega a absorber agua;
obviamente, será también más rígido. Al compactar el suelo en la
rama húmeda se obtendrá un material más compresible, menos
expansivo y menos susceptible al agrietamiento.

EL ENSAYO DE COMPACTACIÓN EN LABORATORIO

Los ensayos de compactación Proctor Normal y Proctor Modificado son dos de


los ensayos más utilizados en el estudio de compactación de suelos para la
construcción de terraplenes y otras obras de tierra. Se rigen por las normas
UNE o ASTM y son imprescindibles para caracterizar la puesta en obra de un
material.

 Ensayo Proctor Estándar o Normal (ASTM D-698 o UNE 103-


500-94)
El ensayo Proctor estándar persigue determinar la densidad seca
máxima de un suelo y la humedad optima necesaria para alcanzar esta
densidad. Para ello se utiliza un molde cilíndrico de 1 litro de capacidad
que se rellena con 3 capas de material debidamente compactadas
mediante una maza estandarizada de 2,5 kg que se deja caer
libremente una altura de 305 mm.
El material a ensayar previamente se ha desecado y tamizado por el
tamiz 20 mm UNE o el correspondiente ASTM y posteriormente
humedecido con distintos valores de humedad, una por cada muestra
necesaria.
Para la compactación de cada capa de material se emplean 26 golpes
de la maza distribuidos homogéneamente sobre la superficie del
terreno. Las tres capas deben tener aproximadamente la misma altura
de tierras.
Una vez compactado el material, se enraza el molde y se mide la
densidad y humedad de una muestra tomada del centro del molde.
Se repite el proceso varias veces con distintos contenidos de humedad.
La prueba de compactación Proctor Normal puede darse por finalizada
cuando se obtienen 5 o 6 puntos que definen una curva que relaciona
la densidad seca con la humedad.

 Ensayo Proctor Modificado (ASTM D-1557 o UNE 103-501-94)


La prueba Proctor modificada es similar a la estándar, pero
modificando tanto la capacidad del molde como la energía de
compactación. En este caso se emplea un molde cilíndrico de 2.320
cm3 de capacidad y una maza de 4,535 kg que se deja caer desde una
altura de 457 mm.
En lugar de 3 capas, se compactan 5 capas de material dando 25
golpes por cada capa.
Igualmente se realizan varias medidas de humedad y densidad del
interior del molde con distintos grados de humedad para trazar la curva
Proctor y de este modo dar por concluida la prueba Proctor.
Este ensayo requiere una energía de compactación mayor que el
ensayo Proctor Normal y recrea, por tanto, unos medios de
compactación más potentes y enérgicos.

El ensayo Proctor Modificado es frecuentemente empleado en el estudio de


terraplenes de carreteras, líneas de ferrocarril o grandes presas mientras que el
ensayo Proctor normal es empleado en estudios de compactaciones de menor
entidad como rellenos de zanjas, vías de comunicación secundarias o el
estudio de materiales arcillosos junto con el ensayo de compactación Harvard.

La diferencia entre ambos se encuentra en la energía utilizada, la cual se


modifica según el caso variando el número de golpes, el pisón (cambia altura y
peso), el molde y el número de capas. La razón de que haya dos ensayos
distintos no es más que la modernización de uno con respecto al otro.

El acta del ensayo Proctor debe proporcionar la densidad máxima seca, así
como la humedad óptima y lo que es más importante la curva humedad –
densidad seca con los valores de todos los puntos ensayados. Como datos
complementarios debe proporcionar los datos específicos del molde,
características de la masa, numero de capas, y golpes por capa.

EFICACIA DE LA COMPACTACIÓN EN OBRA

Cuando se trata de desarrollar un trabajo de obra, siempre es aconsejable


realizar un trabajo previo de compactación del terreno. Siendo así la eficiente
compactación del terreno garantiza la estabilidad en la estructura y se
disminuye la posibilidad de asentamientos y daños en obra.

Para aspirar a realizar un buen trabajo de compactación en obra es necesario


conocer razonablemente bien los suelos que se vayan a compactar, esto se
logra mediante la exploración general que se realice a lo largo de la línea, con
el objeto de producir el estudio geotécnico del proyecto, y por la exploración
particular que se efectué en los bancos de donde se extraerán los materiales.

La elección adecuada del equipo es esencial y sus consideraciones más


importantes que se deben considerar antes de elegir el equipo apropiado para
un determinado caso se podrían considerar las siguientes:

- Tipo de suelo que se tenga en campo


- Que se tengan diferentes tipos de suelo en la obra a realizar
- Tamaño de la obra a ejecutar, así como la importancia de realización
- Especificaciones de tipo de compactación fijadas en proyecto
- Tiempo de ejecución de los trabajos
- Equipos de compactación con los que se cuentan para realizar los
trabajos

Se debe de tener varias alternativas de equipo de compactación, de las cuales


se debe de decidir la combinación más favorable a los intereses económicos, la
que lleve a satisfacer al mínimo costo los requisitos de calidad del proyecto.

CONTROL DEL GRADO DE COMPACTACIÓN EN OBRA

La construcción de rellenos, taludes y otras obras constructivas relacionadas


con la compactación de suelos requiere de un efectivo control en campo para
asegurar un objetivo: Estabilizar el terreno y lograr una buena superficie de
soporte dependiendo de su uso.

Para realizar el control de la compactación se comprobará que el producto final


cumple las condiciones especificadas. Así pues, no solo el peso específico,
sino otras condiciones como la deformación o el asiento máximo bajo carga
pueden medir si se ha logrado o no dicho objetivo.

La medida del porcentaje de compactación, o lo que es lo mismo, del peso


específico “in situ” del suelo, puede hacerse mediante la extracción de una
muestra del terreno, o bien mediante el uso de aparatos nucleares, más
rápidos y con menores errores debidos al operador. Otros procedimientos
suponen medir la deformabilidad del terreno, mediante el módulo de
deformación o medidas de deflexiones del suelo al paso de cargas.

El control de calidad de esta unidad de obra puede realizarse mediante una


comprobación del producto terminado, o bien por una verificación del proceso,
teniendo ambos sistemas sus ventajas e inconvenientes.

Dentro del control en la compactación se definen tres tipos o formas de control:

 Control de la humedad
La humedad del terreno es un factor de gran importancia en la
efectividad del proceso de compactación.
Con la definición de la humedad óptima se establece un control en el
campo para verificar si el material que es traído al sitio presenta valores
inferiores o superiores de humedad.
Si el material que conformará la capa presenta poca humedad, debe
estudiarse cuál es la humedad que tenía antes en el terreno o en el
sitio donde se almacena, para determinar si la pérdida se debe a las
tareas de extracción, transporte y extensión del suelo, donde puede
producirse una pérdida importante de humedad. Con este estudio
pueden definirse acciones donde se corrijan vicios generados en estas
tareas que provoquen la carencia de una humedad apropiada.
En caso de que la única solución sea añadir agua, se debe hacer
durante las fases de extracción o formación, y extendido.
 Control del proceso de ejecución
Este tipo de control define, basado en las características del suelo y del
tipo de maquinaria a emplear, la forma en que se va a ejecutar la
compactación. Asimismo, se determina el espesor de las capas, así
como el número de pasadas que se deben efectuar hasta dar por
terminada la compactación.
Un control adecuado de la compactación durante el proceso de
ejecución consiste básicamente de las siguientes acciones:
- Verificar que el material cuente con la humedad óptima.
- Revisar el espesor de cada capa de material compactado.
- Vigilar que el equipo de compactación sea el requerido de acuerdo
con el tipo de
material a compactar y que cuente con buen estado de funcionamiento.
- Verificar que la velocidad de la maquinaria sea la adecuada y que el
recorrido
cubra todo el terreno a compactar.
- Realizar mediciones de densidad en cada capa compactada.
- Contar con dispositivos de medición actualizados y debidamente
calibrados.
 Control del producto terminado
Tradicionalmente este tipo de control se basa en la obtención en el
campo del peso volumétrico húmedo, del cual mediante correlaciones
se obtiene el valor buscado, que corresponde al peso volumétrico seco.

REFERENCIAS BIBLOGRAFICAS:
 Castro, R. (2005). Nuevas propuestas en el control de la calidad
de la compactación. Costa Rica. En línea:
http://repositorio.sibdi.ucr.ac.cr:8080/jspui/bitstream/123456789/930
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 Juárez Badillo, E. y Rico A.(1986) Mecánica de Suelos, Tomo I,
Fundamentos de la Mecánica de Suelos. Editorial Limusa.
México, D.F.
 Proctor R.R(1933). Fundamental Principles of Soil Compaction.-
Engineering News Record.
 Sagüés, P. (2008). Propiedades de los suelos compactados.
Argentina. En línea:
https://www.ucursos.cl/ingenieria/2009/1/CI44A/1/material_doce
nte/bajar?id_material=221337
 Rico, A. y Castillo, H. (1992). Consideraciones sobre
compactación de suelos en obras de infraestructura de
transporte. Mexico. En línea:
https://www.imt.mx/archivos/Publicaciones/DocumentoTecnico/dt
7.pdf

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