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Un balance energético positivo quiere decir que se ingiere más energia de la que se gasta en
las actividades diarias. Así, se gana peso corporal, debido a que el exceso de energía se
acumula en forma de grasa en los adipocitos, células que almacenan grasa.
Por el contrario, si el balance energético es negativo, la entrada de energía es menor que los
requerimientos energéticos del organismo, por lo que los depósitos de grasa se utilizan como
fuente de energía, y se pierde peso corporal. Tanto un balance energético positivo como
negativo pueden desencadenar enfermedades nutricionales como la obesidad y otras por
carencias de nutrientes, como la desnutrición y la avitaminosis.
La diferencia entre las calorías ingeridas en la dieta y las que el organismo consume para poder
llevar a cabo sus funciones vitales, crecer y desarrollarse, y realizar actividad física
Balance positivo, en el que las calorías ingeridas son mayores a las consumidas. Como
consecuencia tiene lugar una ganancia de peso.
Balance negativo, el cuerpo consume más calorías de las que ingiere, y por tanto se da una
pérdida de peso.
Balance equilibrado, las calorías consumidas son las mismas que las ingeridas por lo que no
hay pérdida ni ganancia de peso.
Los alimentos son los encargados de aportar al organismo toda la energía que necesita para
llevar a cabo sus funciones y poder mantenerse en perfecto estado. Esta energía se encuentra
en forma de calorías contenidas en los nutrientes de los alimentos, principalmente en los
hidratos de carbono, presentes en las patatas, las legumbres y los cereales y sus derivados
como el pan o la pasta; y en las grasas que se encuentran en aceites, mantequilla y margarina
o nata, y camufladas en otros alimentos como es el caso de algunas carnes, pescados y los
frutos secos.
Por tanto, cuanto mayor sea la ingesta de alimentos ricos en estos nutrientes, mayor será
también el valor energético de la dieta.