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62% de los creyentes esperan que después de la pandemia las iglesias

continúen usando Internet para transmitir los servicios


La pandemia del COVID-19 ha ampliado de forma nunca antes vista los hábitos
digitales de los creyentes. ¿Es esta digitalización una amenaza, o una oportunidad para
la iglesia?
POR MARÍA ALEJANDRA CARRILLO
 
ENERO 20 DE 2021

Foto: Pexels

Uno de cada tres no cristianos dice que se siente menos juzgado en foros de

conversaciones virtuales y que tiene preguntas sin respuesta sobre la fe y la

religión, afirmó la firma norteamericana de estudios culturales Barna en uno

de sus reportes más recientes sobre el evangelismo en tiempos de pandemia.

La crisis de salud que inició en 2020 ha generado grandes cambios dentro de la

iglesia cristiana a nivel mundial y ha supuesto retos como continuar

siendo una comunidad de creyentes que se congrega, mientras que muchos

gobiernos han prohibido explícitamente las reuniones numerosas e incluso la

apertura de establecimientos religiosos.

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Según el informe LSB10450 del Servicio de Investigación del Congreso (CRS) de

Estados Unidos, la mayor parte del país ahora está sujeta a algún tipo de

orden estatal o local que ordena a los residentes a “quedarse en casa” y a

cerrar los negocios no esenciales en respuesta a la enfermedad del COVID-19.

Mientras los detalles de las directrices varían, algunas órdenes estatales y

locales prohíben las reuniones religiosas en persona y exigen que los lugares de

culto cierren las instalaciones físicas.

La pantalla ha sido el método de las iglesias para mantener la adoración en el último


año / Foto: Unsplash

Y debido a que el gobierno federal estadounidense no considera que las iglesias

hacen parte de los 16 sectores considerados como críticos o esenciales para la

sociedad, las iglesias tuvieron que migrar, desde el inicio del año pasado, a una

dinámica digital con el fin de continuar con su labor.

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Para varias congregaciones a lo largo del país ha significado incluso la

violación de sus derechos y el incumplimiento de la primera enmienda de la

constitución de Estados Unidos que promueve el libre ejercicio de la religión.

Por esta razón, congregaciones en estados como California e Illinois han

iniciado procesos de demandas contra el gobierno.

Para otros, más allá de la legislación, han surgido algunas preguntas como

las que el Pastor Ronald L. Giese, Jr. mencionó en su artículo publicado en la

revista internacional Themelios ¿Es la “iglesia en línea” realmente una iglesia? La

Iglesia como templo de Dios.

El artículo continúa después del anuncio

“Un resultado de la pandemia, con el cierre simultáneo de puertas físicas y la

apertura de las puertas de Internet, debería ser que los pastores ahora

respondan las preguntas de ¿qué es “iglesia”? y ¿cómo se hace? Respuestas simples

como, «la iglesia es una reunión», no servirán.”

Según Giese, Jr. los cuestionamientos alrededor de los contextos digitales de

la iglesia han escalado incluso al nivel de polémica, pues algunos creyentes

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consideran que las plataformas digitales solo fueron un plan B para responder

a la situación, pero que la norma es que debe ser presencial. De manera

contraria, otros afirman que la iglesia digital sí es la iglesia, pero aclaran que

simplemente es una forma diferente de hacerla. Sin embargo, distinto a los

demás, varios creyentes consideran que de ninguna manera es esta la iglesia. El

debate, afirma el Pastor, está inmerso en una conversación con argumentos en

torno a un estudio simple de palabras, asunciones, y varios pros y contras que

no llevan a ninguna parte. Su propuesta, en lugar de ello, para hacer que la

discusión avance, y no sea en círculos, es apelando a textos bíblicos e históricos

y a la teología sistemática. 

“Definir y describir lo que es y hace la iglesia implica más que un simple estudio

de palabras. Se ha escrito mucho sobre lo que es la iglesia, pero se ha aplicado

muy poco al tema de la interacción en línea”, aseveró Giese, Jr.

A pesar de las reaperturas, muchas


iglesias han tenido que regresar a los servicios online por nuevas restricciones.

A pesar de la división y la controversia en torno al tema, el reciente estudio

de Barna llamado Five Changing Contexts for Digital Evangelism, o en español Cinco

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Contextos Cambiantes para la Evangelización Digital, afirma que “6 de cada 10

personas en Estados Unidos (62%) que se congregan regularmente esperan que,

aún después de la pandemia, las iglesias continúen usando medios digitales.

Incluso, están dispuestas a invitar amigos y familiares a participar de los

servicios. Sin embargo, las reuniones en persona siguen siendo el entorno de

invitación más atractivo dentro de los creyentes”.

Estas cifras y el aumento de las comunidades norteamericanas que operan de

manera digital como Life.Church, The Robloxian Christians church (que

según Giese Jr. afirma tener aproximadamente 20.000 miembros), VR Church y

Saddleback Church Online, entre otras, despiertan diferentes preguntas con

relación a la iglesia, su naturaleza y dinámicas actuales.

La iglesia en línea, entendida como una comunidad de creyentes local que se

vale de herramientas digitales para transmitir sus mensajes y servicios de

adoración no es algo nuevo. O al menos no lo es en países desarrollados como

Estados Unidos, pues según los archivos históricos de la iglesia Thomas Road

Baptist Church ubicada en Lynchburg, Virginia, desde el año 1956 empezaron a

grabar el “Old Time Gospel Hour” en un estudio para luego transmitirlo por

un canal de televisión local. El Pastor Jerry Falwell no fue el único tele-

evangelista de la época, pero sí uno de los pioneros de muchos otros que

llegaron después a transmitir sus servicios dominicales por televisión.

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El contenido producido por las iglesias para
Internet ya era importante antes de la cuarentena / Foto: Envato Elements

Sin embargo, si bien la iglesia digital - impulsada por el Internet a través de

diferentes plataformas- empezó a desarrollarse en 2006, como fue el caso de

LifeChurch, hoy está llegando no solo a su auge sino a su pico de necesidad

debido a los cierres de emergencia y cuarentenas. 

“Durante cinco años hemos operado con una plataforma digital, sin embargo,

el valor, el énfasis y la apreciación por el impacto que esta proporciona se ha

elevado con el auge del Covid”, explicó Bill Boren, uno de los Pastores de la

iglesia First Baptist Covington Church ubicada en Louisiana durante su

entrevista. 

Como esta, muchas otras iglesias norteamericanas ya habían empezado a

invertir sus esfuerzos en el mundo digital antes de la pandemia, por lo cual la

mayoría de sus asistentes ya estaban familiarizados con un modelo híbrido de

ella, es decir, con una dinámica de hacer iglesia que mezcla reuniones

virtuales y presenciales. 

Este tipo de creyentes, según Barna, que asisten a una comunidad que combinó

con éxito el ministerio digital y en persona, incluso antes de la crisis de COVID-

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19, tienen casi el doble de probabilidades de decir que en realidad prefieren

invitar a alguien a la iglesia en línea en lugar de a los servicios en persona.

Asimismo, la firma concluyó que una mayor familiaridad con los entornos

digitales e híbridos parece acompañar a una mayor confianza para atraer a

otros a ese espacio. Pero, de la muestra total de creyentes, el estudio afirma

que “casi dos tercios de los cristianos que asisten a una iglesia (64%) dicen que

están abiertos a invitar a alguien a asistir a un servicio en persona. En

contraste, cuatro de cada 10 (40%) dicen que están abiertos a invitar a alguien

a unirse a ellos para un servicio religioso en línea.”

Existen muchos esfuerzos por digitalizar


partes esenciales del cristianos, como la Biblia. / Imagen: Unsplash

Esto deja ver que la facilidad con la que se han asimilado las nuevas dinámicas

de la iglesia cristiana y la constancia para sostenerlas depende en gran manera

de su experiencia previa a la pandemia. En el caso de la iglesia First Baptist

Covington Church, aún después de haber regresado al edificio físico muchas de

las medidas tomadas durante el inicio de la pandemia tuvieron que

mantenerse, explicó el Pastor Bill Boren.

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“Una vez que regresamos al campus tuvimos que seguir comprometidos con un

enfoque híbrido en nuestros grupos pequeños. Cada grupo se reúne en la

iglesia, pero algunos que no pueden o no quieren regresar a ella en este

momento a menudo permanecen conectados a través de Zoom. Los maestros son

diligentes para enseñar a los que están en el aula y a los que están en línea al

mismo tiempo. Esta es una nueva dinámica que, a pesar de que tomó algo de

tiempo y recursos para funcionar, es efectiva”, concluyó el Pastor.

Para Boren, sus hermanos líderes y la congregación fue de suma importancia

para entender que los cambios en la iglesia no eran temporales, sino más bien

una nueva realidad. “Nos hemos acercado a un entendimiento de que hay un

cambio de paradigma permanente en el ministerio y que éste debe ser adoptado”.

En línea con esta afirmación, otros líderes como Jay Kranda - Pastor Online de

Saddleback Church - asevera en su ebook The State Of The Online Church, que la

iglesia digital es parte del futuro de la novia de Cristo, y aun anima a los

líderes a considerar esta herramienta para crecer el Reino de Dios, impactar

positivamente a la iglesia local y llevar el evangelio a aquellos que de otra

manera no serían alcanzados.

Los datos del estudio de Barna corroboran ese último argumento, pues, según

los resultados de la encuesta mencionada anteriormente, la mitad de los

adultos que no asisten a una iglesia, y de los cuales tres cuartas partes no son

cristianos, dicen que no están interesados en ninguna invitación a una

actividad de la iglesia. Sin embargo… 

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“Para estos no cristianos, un servicio religioso en línea, visto solo, es la única

actividad para la cual el porcentaje que consideraría la participación

alcanza los dos dígitos (12%)”, aseguró la firma.

Cuáles son los límites de


los medios digitales a la hora de ser iglesia, ese ese tema de discusión.

A raíz de estas cifras, el estudio concluyó que la participación comunitaria

formal, a diferencia de la exploración espiritual individual o la discusión

relacional, no es un punto de partida para muchos fuera de la iglesia. Esto

prueba que las interacciones en línea sí pueden alcanzar a aquellos que de

otra forma no serían alcanzados.

Jay Kranda y Vanderbloemen publicaron el E-book mencionado sobre el estado

actual de la iglesia online con el propósito de divulgar los resultados de la

encuesta más grande de ministerios en línea hasta la fecha, la cual se realizó

en el 2018 e incluyó a 176 líderes eclesiásticos. El material pretende ser una guía

para aquellos líderes que buscan implementar una estrategia online, pero

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también animar a las iglesias a crecer y a alcanzar personas usando estas

herramientas.

En este estudio se atestigua que casi la mitad de las iglesias encuestadas

dijeron que notaron que los visitantes que llegaban por primera vez a la

iglesia presencial ya habían visitado su ministerio digital. Que el 59% de las

iglesias con plataforma online han experimentado un crecimiento físico desde

que lanzaron este ministerio, y que el 75% de las mismas informaron que las

personas asisten primero de manera virtual pero luego se acercan en persona.

Además, según los resultados de esta, el 42% de las iglesias vieron que su

asistencia en línea consistía de personas que vivían a una distancia de

conducción razonable de su iglesia, el 28% observó que la asistencia en línea se

mezclaba de manera uniforme entre locales y no locales, y el 17% vio que las

personas asistiendo viven a una hora de su iglesia.

“Esta es una gran oportunidad de alcance local”, aseguró el Pastor Jay

Kranda.

A pesar de esto, el problema para adoptar nuevas formas de llevar a cabo el

ministerio en tiempos de internet es la transición. El Pastor afirma que como

seres humanos siempre nos resistimos al cambio y que esta cultura de

renuencia al cambio es fantástica para preservar la fe, pero

puede obstaculizar la innovación.

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Finalmente, aunque estamos rodeados de información, y muchas de estas cifras

alientan y otras desalientan, como cristianos - y me uno a lo que dice el

Pastor Giese Jr.- deberíamos tener una base teológica y bíblica para responder

a estas prácticas emergentes. No se trata de conformarnos con unos cuantos

pros y contras, o a algunos datos que dejan ver que la iglesia digital es buena o

mala. Necesitamos conformar nuestras vidas a la verdad, y la palabra de Dios

es la verdad. No nos quedemos con el temor, el juicio o la indiferencia respecto

al tema. Más bien busquemos a aquel cuyas palabras son puras y de cuyos labios

brota toda la sabiduría e inteligencia.

En cuanto lo digital consideremos a Aquel que se hizo carne para vivir en

medio nuestro, no solo para expiar nuestro pecado sino también para

enseñarnos qué es la iglesia y cómo se vive. Consideremos a Aquel que no enseñó

a los hombres a la distancia, ni en sueños - aunque podría - sino que consideró

que el estar cerca de los suyos era fundamental. Sin embargo, no dejemos de

lado las herramientas de las que él mismo nos ha provisto. El ministerio

digital puede ser un medio que ayude a la iglesia y no que la hiera.

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