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Un poco de historia
Hemos hecho algo similar a la ICR en menor escala al prácticamente sacralizar nuestras
instituciones.
Lo que se vive actualmente nos ha mostrado que las formas antiguas y clásicas no
son tan sagradas después de todo. Hemos visto que hay espacio para nuevas formas. Es
cierto que todo esto se ha hecho a la fuerza. Muy pocas iglesias estaban avanzando en la
dirección en que estamos ahora con actividades virtuales, pero ahora prácticamente todas
están allí lo quieran o no. ¿Es esto un cambio temporal, mientras dura la crisis? ¿Se trata de
cambios más permanente que debemos considerar seriamente? ¿Es posible ser iglesia de
otra manera, distinta a la que hemos tenido hasta ahora? Estamos tan acostumbrados a ser
iglesia de la manera tradicional que no se nos ocurre que hay otras maneras y no solamente
en lo virtual.
Un poco de Biblia
Los pocos pasajes bíblicos que hablan de liturgia o del culto público ponen énfasis
en los elementos que no deben faltar. 1 Tes. 5:16-21 señala asuntos como la actitud de
gozo, la oración constante, la acción de gracias (posiblemente testimonios públicos), dar
libertad al Espíritu Santo, apreciar las profecías (mensaje de Dios) y criterio para evaluar.
En 1 Cor. 14:26 se mencionan otros elementos como salmo (cánticos), enseñanza y otros
más. En ninguna parte hay instrucciones específicas sobre las formas de realizar el culto
público. Hoy estamos acostumbrados a “hacer bulla”, es decir, tener cultos públicos con
equipos de sonido que intensifican los sonidos, pero al comienzo los cultos tenían que ser
más bien discretos y muchas veces a escondidas para no delatarse por causa de la
persecución.
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Un poco de actualidad
¿Cómo ser iglesia en tiempos de pandemia? Obligadamente las iglesias se han visto
en la necesidad de hacer cosas diferentes y seguir siendo iglesia. Hoy más que antes se ha
hecho énfasis en que la iglesia somos nosotros, las personas, no los edificios, ni los
programas, ni las actividades. Estamos siendo iglesia de manera diferente a como lo
hacíamos hasta hace unos cuantos meses.
Las formas de ser iglesia en el futuro cercano van a ser tan diversas que quizá ni nos
reconozcamos, pero seguiremos siendo iglesia. Creo que debemos abrirnos a nuevas formas
y estar atentos a lo que El Señor nos guíe a hacer, aunque no encaje dentro de nuestras
estructuras establecidas. No olvidemos que para el creyente el futuro siempre es mejor.