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La metodología ABA, inició como una técnica de enseñanza utilizada para trabajar con población

autista y estuvo fundamentada en el modelo conductista que luego se convirtió en lo que hoy se
conoce como Análisis Aplicado de la Conducta ABA, con el tiempo esta técnica fue evolucionando
y se incorporaron otras estrategias de la psicología cognitiva y el procesamiento de información
(IETS, 2014). De esta forma se puede definir autismo como un conjunto de trastornos del
neurodesarrollo que comparten expresiones clínicas y características en cuanto a las dificultades
en la interacción social recíproca, el desarrollo del lenguaje, la comunicación verbal y no verbal,
conductas repetitivas y estereotipadas, intereses restringidos y restrictivos (Correia 2013).

En el 2017 la Organización Mundial para la Salud realizo una nota descriptiva, en la que se calcula
que uno de cada 160 niños tiene un trastorno del espectro autista (TEA) representando una cifra
media, pues la prevalencia observada varía entre los distintos estudios que en los últimos 50 años
parece aumentar considerablemente (Organización Mundial de la Salud, 2017)

Mencionado lo anterior se decide utilizar un enfoque mixto, con un diseño de ejecución


concurrente, es decir, el enfoque cuantitativo y cualitativo se aplica de manera simultánea; ni el
análisis de los datos cuantitativos, ni cualitativos se construyen sobre la base del otro análisis, con
lo que se pretende integrar las inferencias y conclusiones de los datos y resultados cualitativos y
cuantitativos realizados de manera independiente; lo cual permitirá elaborar un análisis de las
percepciones de cuidadores y profesionales en psicología, frente al uso y efectividad de terapias
basadas en el método aba (applied behavior analysis) para el tratamiento de personas con
autismo. Entendiendo las percepciones como el proceso para formar una impresión global de las
otras personas o de algo en particular. Al interactuar con otros, se trata de

El análisis conductual aplicado en autismo, por sus características, posee estudios empíricos desde
sus inicios. Presentar todas y cada una de ellas sería además de aburrido, un verdadero soporífero.
La comunidad científica, para facilitar el acceso y la comprensión de los resultados de las
investigaciones en ciertos temas, utiliza las revisiones sistemáticas y los meta- análisis, que
justamente son procedimientos de investigación que analizan investigaciones previas, facilitando
la comprensión de las mismas y permitiendo que se extraigan conclusiones clínicas sobre ellas. En
el año 2008, el New Zealand Guidelines Group, publicó una revisión que incluyó a 43
investigaciones realizadas entre los años 1998 y 2007, llegando a la conclusión de que los
acercamientos conductuales pueden producir resultados positivos en niños y jóvenes
(principalmente de preescolar) con TEA. De los estudios que compararon ABA con enfoques
eclécticos, se hallaron mayores beneficios en ABA en habilidades del lenguaje, CI y conducta
adaptativa; aunque las variaciones entre sujetos eran amplias. Esto significa que mientras algunos
mejoraban significativamente, otros no tanto. El National Autism Center, en el año 2009 realizó un
meta-análisis que incluyó 22 investigaciones de programas intensivos de ABA, realizados entre
1957 y 2007. Los autores de 11esta revisión consideran a las intervenciones tempranas basadas en
ABA un tratamiento sólido para personas con TEA. Los mejores resultados se vieron en niños de 2
a 9 años de edad. A su vez, aquellas áreas más favorecidas por las
intervenciones fueron: comunicación, funciones cognitivas superiores, habilidades
interpersonales, habilidades motoras, responsabilidad personal, emplazamiento en contextos es

Si bien el autismo sigue constituyendo en gran parte un enigma y un reto para la comunidad
científica, es notable el crecimiento exponencial en la literatura e investigaciones en las últimas
dos décadas. Martos Pérez (2001) atribuye estos avances a diversos factores, entre los cuales
destaca: los adelantos en la investigación 9 neurobiológica, el refinamiento progresivo en las
explicaciones psicológicas y los hechos experimentales con los que cuentan, la consideración del
autismo como un trastorno del desarrollo y la introducción del concepto de espectro autista, el
diseño cada vez más eficaz de procedimientos de intervención educativa y de evaluación y
diagnóstico, el consenso interprofesional cada vez más ajustado, la información que desde dentro
del trastorno proporcionan las personas con autismo, la incorporación de la información
retrospectiva que proporcionan las familias para la comprensión del trastorno y finalmente, la
presión que ejercen las organizaciones nacionales e internacionales de padres y afectados para
garantizar una adecuada calidad en los servicios que se precisan a lo largo del ciclo vital

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