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Las cartas de Colombia para

combatir el cambio climático


Medio Ambiente 28 Sep 2016 - 10:00 PM María Mónica Monsalve

Con la ratificación de China y Estados Unidos al Acuerdo de París, esto es lo que


está haciendo el país para no quedarse atrás.

Dos grados de aumento de la temperatura global promedio parece una cifra


mínima. Casi imperceptible si se piensa que para llegar al punto de ebullición el
agua necesita alcanzar los 100°C. Sin embargo, cuando se habla de cambio
climático, este número –dos– significa el punto de no retorno. La línea roja que, si
se cruza, podría acabar con el equilibrio de los ecosistemas y la supervivencia de
las especies. Para llegar a ese punto, sólo nos falta emitir 1.000 gigatoneladas (gt)
de CO2.

Es por esto que “mantener el incremento de la temperatura muy por debajo de 2°C
y hacer el mayor esfuerzo para no sobrepasar 1,5°C”, fue la meta que se adoptó
en París durante la Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Un acuerdo histórico que le
hace frente a uno de los mayores desafíos de la humanidad y que busca que
todos los países que hagan parte, sin importar si son “desarrollados o en
desarrollo”, contribuyan a evitar que la temperatura global llegue a su punto de
ebullición.

Para lograr esta meta, cada país debe presentar su Contribución Determinada a
Nivel Nacional (NDC, por su sigla en inglés). Es decir, debe informar qué
porcentaje de emisiones va a reducir y, si así lo desea, puede también anunciar
cuáles son sus planes de adaptación e implementación para cumplir con el
objetivo que planteó.

Colombia presentó el compromiso de reducir sus emisiones en un 20 % para 2030


y aumentaría la cifra a 30 % si recibe financiación de otros países. Pero la
pregunta para muchos es: ¿Cómo va a lograr Colombia cumplir con este
compromiso? ¿Cuándo entra en vigencia el Acuerdo de París?

Se prendió el acelerador

Después de que el Acuerdo de París fue adoptado, 180 países lo suscribieron en


Nueva York en el mes de abril. Sin embargo, la firma si bien es una muestra de la
voluntad de los estados, no es suficiente para hacer obligatorio el contenido del
tratado. Para que esto suceda, se deben cumplir dos condiciones: que 55 países
lo ratifiquen y que, sumados, esos países representen mínimo el 55 % de las
emisiones globales, tomando como base una tabla concertada para tal efecto que
asigna a cada país un porcentaje de emisiones.

A principios de este mes, durante la reunión del G20, dos de los más grandes
emisores, China y Estados Unidos, con porcentajes asignados de 20,09 % y 17,89
% respectivamente, ratificaron el Acuerdo y pisaron el acelerador de su entrada en
vigor. Con esto, ya son 61 los países que son parte del Acuerdo y que suman el
47,8 % de las emisiones (ver infografía). Una situación que, según explica
Carolina García, oficial para la incidencia en política de WWF, sirve para que el
país prenda las alarmas y agilice su proceso de ratificación.

“Es muy importante que Colombia no deje pasar el tiempo, porque si el Acuerdo
entra en vigor sin que el país lo ratifique, los países que sí lo hicieron van a
empezar a reunirse formalmente en el seno de la CMA (el máximo órgano
decisorio) y a tomar decisiones importantes sobre el desarrollo del Acuerdo.”,
afirmó la experta.

¿Por qué 20 %?

El país presentó un compromiso de tres dimensiones: mitigación, adaptación y


medios de implementación. El primero, como se sabe, es reducir el 20 % de las
emisiones con base en un escenario proyectado. Pero además Colombia se
comprometió con diez acciones de adaptación que se priorizarán a 2030 y en los
medios para implementarlo.

Las cifras, claro, no son arbitrarias. Según explica Iván Darío Valencia,
coordinador de la Estrategia Colombiana de Desarrollo Bajo en Carbono (Ecdbc)
del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, antes de presentar su
contribución, se modelaron tres escenarios teniendo en cuenta cuánto emitía cada
sector y cuánto podían llegar a costar las acciones de mitigación.

“La proyección se hizo a partir del inventario de emisión de gases que presentó el
Ideam en el 2010, acompañado de un estudio macroeconómico realizado por el
Departamento Nacional de Planeación (DNP), porque la idea es reducir las
emisiones sin afectar lo económico”, señala. “En el escenario que nos dio el 20 %,
todos los costos están por debajo de los 20 dólares por tonelada reducida, que si
bien puede aumentar a la hora de implementarse, fue una medida académica
clave para tomar la decisión”.

¿Qué está haciendo Colombia para cumplir?

El ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, radicó ante el Congreso el proyecto


de ley que aprueba la ratificación en Colombia del Acuerdo de París. Este es el
primer paso para que Colombia se haga parte, pues una vez aprobada la ley, pasa
a sanción presidencial y luego debe someterse a consideración de la Corte
Constitucional, que verifica que no existan vicios de fondo ni de forma.

Una vez declarado exequible, la Cancillería prepara y deposita, ante el secretario


general de Naciones Unidas en Nueva York, el instrumento de ratificación. Con
este último paso, Colombia pasa a ser Parte del Tratado. Este proceso, con la
debida voluntad política, puede durar cerca de un año.

Sin embargo, paralelamente con el proceso descrito se vienen adelantando varias


acciones encaminadas a cumplir tanto con la meta de mitigación como con la de
adaptación previstas en la NDC de Colombia.

Según Rodrigo Suárez, director técnico de Cambio Climático del Ministerio de


Ambiente, se ha adelantado un proceso de concertación y coordinación a nivel
intersectorial para que cada entidad competente presente cuál será su
contribución para lograr ese 20 %. Esto permitirá que los ministerios de Ambiente,
Vivienda, Agricultura, Transporte, Minas y Comercio desarrollen su propio Plan de
Acción de Mitigación.

Igualmente explica que estos sectores, junto al Ministerio de Hacienda y el de


Salud, han venido formulando sus Planes Sectoriales de Adaptación para
ajustarse a los efectos que podría tener un clima cambiante. De hecho, los planes
de agricultura y transporte ya se están implementando.

En cuanto a los avances de las otras diez acciones, el presidente Juan Manuel
Santos recientemente anunció que de los 36 páramos que se quieren delimitar
para 2018, diez ya han sido cartografiados. Además, se espera que en los
próximos dos años, 2 millones y medio de hectáreas más sean protegidas. Lo que
equivaldría a que Colombia tenga un área resguardada del mismo tamaño que
Uruguay.

¿Cuál es el escenario para hacerlo?

El espacio para engranar todos los esfuerzos que está haciendo Colombia es el
recientemente creado Sistema Nacional de Cambio Climático (Sisclima). Una
herramienta que le permitirá al país aterrizar las agendas de mitigación y
adaptación de los ministerios y llevarlas a nivel local. Para esto, el sistema tiene
dos instancias: la Comisión Intersectorial de Cambio Climático, donde se sientan
todos los ministerios y el DNP para acordar para dónde ir, y nueve nodos
regionales que están divididos en Amazonia, Orinoquia, Norte Andina, Antioquia,
Eje Cafetero, Caribe Insular, Pacífico Norte, Pacífico Sur y Centro Oriente.

“Estos nodos obedecen a unas características eco-regionales y lo que buscamos


es que allí se dé la interlocución de los actores públicos, privados, las
corporaciones, las gobernaciones, las ONG, academia y centros de investigación
para tomar decisiones”, aclara Suárez. Además, de forma paralela se está
redactando la Ley de Cambio Climático que, según Suárez, se estará presentando
por estos días en la Comisión Intersectorial de Cambio Climático antes de llegar al
Congreso.

Una tarea que, como explica García de WWF, “toca empezar a trabajar desde ya
para que se pueda cumplir. Sobre todo ya que los países sorprendieron al mundo
con su voluntad política y es muy posible que el Acuerdo entre en vigor este año”.

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