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COP 26

Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Las NDC son
las metas de reducción de emisiones que cada país elaboró y presentó ante el Acuerdo de
París. Esas metas deberán cumplirse a más tardar en el año 2030. Las NDC son, por lo tanto,
el corazón de la acción global para detener el calentamiento del planeta.
En 2015, México entregó su primera NDC con el compromiso de reducir sus emisiones en 22%
antes del 2030 con respecto a su línea base de emisiones (trayectoria inercial sin políticas de
control-business as usual scenario) y tomando como punto de partida los datos del último
inventario de emisiones disponible (en ese momento 2013). Esta primera NDC incluía la
estimación del crecimiento esperado de las emisiones de los principales sectores entre 2015 y
2030

La primera NDC de México señala que en 2013 se emitió un total de 665 millones de toneladas
de bióxido de carbono equivalente (la suma de las emisiones de CO2 con las emisiones de
otros gases de efecto invernadero transformadas a su equivalencia en CO2 por su potencial de
calentamiento global) y se estimó que las emisiones crecerían hasta 973 millones de toneladas
en el 2030 si no hacemos nada al respecto. Si México cumple la meta de reducción ofrecida de
22%, nuestras emisiones totales no debieran pasar de 762 millones de toneladas en 2030.

A finales de 2020, México cumplió con entregar una NDC “revisada”, pero no con incorporar
una mayor ambición en materia de mitigación, tal como lo han venido haciendo en los últimos
meses un número creciente de países. La NDC revisada de México en 2020 (ver Tabla 2)
modifica el cálculo de la línea base con respecto a la versión de 2015. En la nueva versión se
estima que, sin esfuerzos de por medio, nuestras emisiones llegarían a 991 millones de tonela -
das de CO2. Al aplicar el mismo nivel de reducción de 22% ofrecido como meta, encontramos
que no deberíamos pasar de 773 millones de toneladas.

Más que los detalles metodológicos de la nueva línea base, lo realmente relevante para
nuestro país con respecto a su NDC es que el mundo esperaba una mayor ambición en su
versión revisada.

Lo que en realidad resulta preocupante son algunas de las políticas públicas de la actual
administración, por ejemplo, en materia energética. Existe el riesgo que nuestras emisiones en
el sector energía aumenten incluso por encima de la línea base original que se había conside-
rado cuando firmamos el Acuerdo de París. Más carbón, combustóleo y gas natural en vez de
energías renovables es simplemente incompatible con el combate al cambio climático.
— ¿De qué trata este antipremio?
Cada día de la Cumbre está red ambiental da entre comillas un “reconocimiento” al actor qué
más hace por avanzar lo menos en las negociaciones climáticas. El ganador fue Arabia Saudita
por bloquear la mención de derechos humanos en una declaración que se llama de
empoderamiento climático y en el segundo lugar quedó México por su política energética
regresiva y por su falta de ambición climática.
COP26: El Pacto de Glasgow y las oportunidades climáticas de México
by Avelina Ruiz Avelina Ruiz y Saúl Pereyra - Noviembre 24, 2021
Los 151 nuevos compromisos climáticos nacionales presentados antes y durante la COP26 no
lograron poner al mundo en camino para limitar el calentamiento a 1.5°C; 91 de estos
compromisos, sobre reducción -y que suman el 64% de las emisiones globales-, son más
ambiciosos que los entregados en las Contribuciones Nacionalmente Determinadas previas
(NDC, por sus siglas en inglés). México no fue parte de ese grupo: su NDC actualizada en
2020 establece el mismo porcentaje de reducciones que en 2015, y ajusta ligeramente al alza
la línea base de emisiones, lo que reduce en 14 millones de toneladas de CO2e el volumen de
emisiones comprometidas.
Para mantener el objetivo de limitar el aumento de temperatura a 1.5°C, deberíamos reducir las
emisiones a la mitad para fines de esta década. Estudios difundidos durante la Conferencia
muestran que, con las metas a 2030 tal como están, en pocos años rebasaríamos los 1.5°C de
temperatura media global y, a 2100, nos colocaríamos muy por encima de los 2°C. Eso es
mejor que la trayectoria de 4°C en la que se encontraba el mundo antes de que se alcanzara el
Acuerdo de París, pero sigue siendo extremadamente peligroso.
A pesar de que las metas a 2030 resultan insuficientes, el consenso alcanzado por los países a
través del Pacto de Glasgow todavía no descarta por completo la meta de los 1.5°C y sienta las
bases para incrementar el monto de financiamiento a los países en desarrollo en esta década.
Aquí los principales resultados del Pacto aprobado el 13 de noviembre y lo que significan para
México:
Refirma el objetivo del Acuerdo de Paris de limitar el incremento de temperatura por debajo de
los 2°C con esfuerzos para limitarlos a 1.5°C. Revalida la necesidad de reducir en 45% las
emisiones al 2030 y alcanzar las emisiones netas cero a mediados de siglo, y llama a las
partes a revisar en 2022 las Contribuciones Nacionalmente Determinadas para orientarlas
hacia esta trayectoria. Con ello, se abre la oportunidad para que México revise sus
compromisos y los alinee con una estrategia de largo plazo ambiciosa.
Por primera vez se menciona la necesidad de reducir la producción del carbón como medida
imprescindible para alcanzar la meta de temperatura, aunque por presión de Estados Unidos e
India no fue posible que el Pacto mencionara la necesidad de terminar con la producción de
este combustible. También se hace un llamado a reducir los subsidios “ineficientes” en
combustibles fósiles. En el caso de México, 4% de la energía eléctrica proviene de este
combustible y es responsable del 10% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en este
sector.
Reconoce el fracaso de los países en alcanzar la meta de 100 mil millones de dólares anuales
a 2020, llama a los países desarrollados a que cumplan plenamente con la meta hasta 2025 y
enfatiza la importancia de la transparencia en la implementación de sus promesas. Se abre la
puerta a una nueva meta de financiamiento que se establezca a través de mecanismos
participativos. México hizo un llamado a los países desarrollados a cumplir con los
compromisos de movilización de recursos a incrementar significativamente esa suma. Sin
embargo, el año pasado desapareció el Fondo de Cambio Climático, y en el presupuesto
federal dedica menos del 0.6% al sector ambiental y menos del 0.9% al Anexo Transversal de
cambio climático, el cual dirige más del 70% de los recursos a infraestructura para el transporte
y almacenamiento de gas natural. cuyos principales recursos se dirigen a infraestructura de gas
natural.
México se unió a la Declaración de bosques y uso de la tierra firmada por 137 países, cuyo fin
es trabajar de manera colectiva para detener y revertir la pérdida de los bosques y la
degradación de la tierra para el año 2030. Países, empresas e inversionistas se
comprometieron a reducir la pérdida de bosques y apoyar una transición hacia un uso de la
tierra más sostenible dentro de sus cadenas de suministro y carteras financieras. México ocupa
uno de los 10 primeros lugares en pérdida forestal, con una pérdida de casi 300 mil hectáreas
de bosque primario en 2020. El Programa Especial de Cambio Climático recién publicado
calcula una pérdida de 1.3 millones de hectáreas de bosques, selvas y manglares de 2018 a
2024, lo cual pone en duda su capacidad de cumplir con la Declaración Firmada y con la meta
establecida en la Ley General de Cambio Climático.
También pone en duda la capacidad del País para cumplir con la Declaración para la
disminución de metano, que busca reducir las emisiones contaminantes de ese gas hasta en
30% para 2030 con respecto a las emisiones de 2020. El metano representa alrededor del 20%
del total de GEI en México, aunque hay preocupación de que las emisiones de metano de
México no se miden o reportan correctamente. Con base en observaciones satelitales, se
estima que existen 10 veces más emisiones que las reportadas oficialmente debido a la quema
y venteo de gas natural. Sin embargo, sigue postergándose la aplicación de los lineamientos
para la prevención y el control integral de las emisiones de metano del sector hidrocarburos.
Durante la COP, 10 naciones y gobiernos subnacionales se unieron a la Alianza “Beyond Oil
and Gas”, que pretende eliminar progresivamente la producción de petróleo y gas. Los
miembros se comprometieron a no conceder permisos de perforación, y a en un futuro prohibir
la producción de petróleo y gas en sus territorios. Dinamarca y Costa Rica son los fundadores.
Francia, Groenlandia, Irlanda, Suecia, Gales, California y Quebec se han unido como miembros
de pleno derecho, junto con Portugal, Nueva Zelanda e Italia como miembros de menor rango.
México no es parte de esta alianza.
Pese a lo anterior, un aspecto a resaltar de la participación de México en la COP es que forma
parte de los 30 países que acordaron colaborar para que los vehículos de emisiones cero se
conviertan en la nueva normalidad, haciéndolos accesibles, asequibles y sostenibles en todas
las regiones para 2030 o antes.
Asimismo, como el resto de los países parte de la CMNUCC, México debe revisar y aumentar
la ambición de la NDC presentada antes del balance global que tendrá lugar en 2023. También
tendrá que presentar un plan de implementación claro y transparente sobre cómo va a alcanzar
las metas a 2030 y los montos de financiamiento que se destinarán para ello. El cierre de
plantas de carbón y el uso del combustóleo en la generación de electricidad, junto con
compromisos para duplicar la capacidad de generación con energías renovables, deben ser
parte de los compromisos revisados y ruta de implementación para esta década.

VERDE EN SERIO Resultados de la COP 26 y retroceso de México


Gabriel Quadri de la TorreGabriel Quadri De La Torre 19 de noviembre de 2021, 00:15
Es preciso reiterar que la lucha contra el calentamiento global va a reconfigurar la economía
global y las relaciones geopolíticas mundiales. De ahí la importancia de la COP 26 de Cambio
Climático que concluyó el sábado 13 de noviembre en Glasgow. Su desenlace no es para
desatar la euforia, pero tampoco la frustración. Arrojó importantes productos políticos,
normativos e indicativos que significan pasos, tal vez aún demasiado cortos, pero en el sentido
correcto, para minimizar los daños al planeta causados por los Gases de Efecto Invernadero
(GEI). Hubo novedosos y audaces pronunciamientos sobre bosques y acabar con la
deforestación para el 2030; desfasar el uso del carbón en la generación de electricidad; abatir
las emisiones de metano (potente gas de efecto invernadero) en 30% al 2030; y acelerar la
electrificación del parque vehicular y dejar de producir vehículos de combustión interna entre el
2035 y el 2040. Incluso, sorprendió la declaración conjunta de China y Estados Unidos en favor
de temas climáticos torales.
El producto central fue el Pacto de Glasgow por el Clima, que, con un lenguaje cuidadoso, pero
también asertivo, reafirmó el objetivo global de mantener el aumento en la temperatura del
planeta debajo de los 2.0°C y de buscar que no supere los 1.5°C por encima de los niveles
preindustriales, como premisa para evitar los peores impactos del cambio climático. Reconoce
que tales límites de aumento en la temperatura exigen reducciones de emisiones de GEI del
45% para el 2030 con relación al 2010, con la meta de llegar a cero emisiones netas hacia la
mitad del siglo. Exhorta a acelerar el desarrollo, despliegue y diseminación de nuevas
tecnologías, y la adopción de políticas para lograr una transición hacia sistemas energéticos
con energías limpias, acelerando los esfuerzos para dejar atrás el uso del carbón (en el caso
de México, consideremos como equivalente al combustóleo) y los subsidios a los combustibles
fósiles (en el caso de México, a través de beneficios fiscales en el IEPS). Algo esencial; el
Pacto de Glasgow enfatiza la importancia de proteger, conservar, y restaurar los ecosistemas
naturales, incluyendo bosques y otros ecosistemas terrestres y marinos, con la finalidad de que
funcionen como sumideros de carbono y protegiendo la biodiversidad.
El Pacto de Glasgow también asume la urgencia de incrementar el financiamiento, capacidades
y transferencia tecnológica para la adaptación al cambio climático, fortalecer la resiliencia y
reducir la vulnerabilidad en los países más pobres. Demanda la presentación de planes
nacionales de adaptación, y apremia a integrarlos dentro de la planificación nacional, regional y
local. Particularmente, en materia de financiamiento a países pobres, el Pacto de Glasgow por
el Clima enfatiza la necesidad de movilizar todas las fuentes para superar los 100 mil millones
de dólares anuales. Igualmente, reitera la urgencia de escalar la acción y el apoyo para
minimizar y afrontar pérdidas y daños asociados con el cambio climático en las naciones
pobres y vulnerables.
El Pacto de Glasgow promueve acciones de reducción de emisiones en sectores prioritarios
(energía, industria, transporte, agricultura, bosques), que contribuyan al cumplimiento e
implementación de los compromisos (NDC) de reducción de emisiones. Y algo de gran
trascendencia: reconoce la importancia de proteger, conservar y restaurar ecosistemas para
generar servicios cruciales como sumideros y reservas de gases de efecto invernadero,
reduciendo la vulnerabilidad al cambio climático. El Pacto afirma la importancia de la
colaboración internacional (mercados y transacciones de carbono) en acciones climáticas
innovadoras.
La COP 26, así mismo, generó documentos técnicos metodológicos, indicativos o de guía
sobre temas cruciales para el Acuerdo de París, tales como la Guía para Enfoques
Cooperativos Basados en Mercados de Carbono (Artículo 6 del Acuerdo de Paris);
Financiamiento climático a largo plazo; Guía para el Fondo Verde del Clima; Guía para el
Global Environmental Facility del Banco Mundial; Guía para Transparencia en inventarios de
emisiones, seguimiento a NDC, financiamiento y apoyos (Artículo 13 del Acuerdo de París);
Marcos de Referencia Temporales comunes y seguimiento a los compromisos de reducción de
emisiones (NDC), comunicaciones, información, registro público, ambición (Artículo 4 del
Acuerdo de París); y, Pérdidas y Daños derivados del cambio climático (Mecanismo de
Varsovia); entre otros.
Con referencia a nuestro país, vale decir que fue decepcionante la delegación oficial mexicana,
por su bajo nivel, ausencia de liderazgo, falta de oficio y de contenidos serios, incapacidad
técnica, vacíos institucionales, desconocimiento e improvisación. Fue un estrepitoso fracaso
diplomático. Todo ello es resonancia clara del desprecio y retrocesos del actual gobierno en los
temas de energía, climáticos y ambientales.

¿Cuál ha sido el papel de México en la COP 26?


La participación de México en la 26 Conferencia de las Partes (COP26) 11 noviembre 2021
Lamentablemente, el rol de México ha sido discreto como ocurrió en la Cumbre Climática de
Madrid hace dos años, es la segunda delegación más pequeña en América Latina; la más
grande es Brasil.
Hay cosas preocupantes, dos en especial. Una, México no se ha sumado a la declaración
contra el carbón y la transición energética por las políticas energéticas que el gobierno de
López Obrador está tomando que es cambiar a los combustibles fósiles.
Y la otra es que tampoco quiere asumir más compromisos climáticos. Se está lanzando acá por
Costa Rica y Dinamarca una alianza de países para abandonar combustibles fósiles, es
evidente que México no se va a sumar. Cualquier asunto energético vinculado a esta Cumbre
debe contar con el aval de la Secretaría de Energía, y eso ya sabemos que implica que
cualquier cosa que vaya en contra del modelo que México está aplicando no va a ser avalado
por la Sener bajo ningún punto de vista.

Y luego qué puntos viene México defender, y aquí está el problema de México. Viene a
defender cosas como Sembrando Vida, que es un programa más de corte laboral, rural, que
ambiental. Sin embargo, México viene acá a defenderlo como parte de las llamadas soluciones
basadas en la naturaleza, que es el uso de ecosistemas para combatir la crisis climática.
No hay datos precisos de Sembrando Vida, existen algunos que se revelaron días atrás, pero
son generales y cuya metodología está en duda. Entonces como que se tiende a exagerar los
beneficios ambientales que de todas formas son hipotéticos de Sembrando Vida y eso debería
aclararse de mejor forma.

— ¿Qué hay respecto a los compromisos climáticos?


No hay mayores compromisos climáticos, no va a mejorar las metas, eso ya lo sabíamos desde
la presentación de la nueva contribución determinada a nivel nacional. O sea, las metas que
cada país asume voluntariamente, México no mejoró las suyas. Es más, no conocemos la
metodología con la que se ha calculado esa política climática. Y esta semana aparece
publicado, finalmente, después de más de 2 años el Programa Especial de Cambio Climático,
eso es como parte de una campaña rimbombante de México sobre sus políticas.

— ¿Qué rol ha jugado la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en la


participación de México?
Albores no estaba en el programa, y después de la reunión con la delegación de Estados
Unidos en México, cuando el enviado especial de cambio climático John Kerry visitó el país,
entonces López Obrador llamó a Albores y le ordenó que venga a Glasgow, entonces va a
estar en el programa y mañana va a intervenir (10 de noviembre).
A qué viene, pues ya sabemos va a defender el programa climático mexicano va a defender
Sembrando Vida pero esos son cosas insuficientes y está claro que está haciendo el país, y de
hecho ese merito hizo que ayer una coalición de organizaciones ambientales (Climate Action
Network) le otorgara el segundo lugar en un premio que se llama Fósil del Día.

— ¿De qué trata este antipremio?


Cada día de la Cumbre está red ambiental da entre comillas un “reconocimiento” al actor qué
más hace por avanzar lo menos en las negociaciones climáticas. El ganador fue Arabia Saudita
por bloquear la mención de derechos humanos en una declaración que se llama de
empoderamiento climático y en el segundo lugar quedó México por su política energética
regresiva y por su falta de ambición climática.

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