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CAMBIO CLIMÁTICO: UNA VERDAD INCÓMODA

Desde hace algunas décadas ha surgido una nueva problemática para nuestra sociedad y
el mundo; sin embargo, en lugar de afrontarla, ha sido dejada de lado en los debates y
discusiones importantes como un asunto intranscendente. Se trata de las problemática
ambiental y todo lo que significa, desde el cambio climático pasando por el
calentamiento global, hasta sus catastróficas consecuencias. Resulta que este tema no
solo es ignorado, sino que incluso es negado y rechazado por, lamentablemente, muchas
personas. Ni que decir de su encubrimiento, pues claramente es un problema ante el cual
los grupos de poder prefieren mantenerse al margen.

Es así como se pueden vislumbrar los principales responsables del cambio climático, es
decir, la especie humana. De acuerdo con Dourojeanni (2020), esta, a pesar de su
capacidad mental y su razonamiento, el cual la distingue de cualquier otro ser vivo y
además la catapulta como un ser que se impone ante el resto, no ha sabido mantener el
equilibrio de su propia existencia, especialmente en su relación con la naturaleza. Así, la
intensa procreación de esta especie, que ya suma más casi ocho mil millones de
humanos, trae consigo también la intensificación de los procesos industriales y la
explotación de recursos naturales; esto es, la acción humana.

No obstante, la especie humana como principal responsable es una cuestión que se


puede abordar desde dos puntos distintos. Sucede pues, que la carga podría recaer
especialmente en la personas quienes deberían conducirnos por el mejor camino, es
decir, las autoridades, los políticos. Son ellos quienes evaden por todo lo alto el
problema ambiental y no por ignorar los hechos, sino por obedecer tal cual sumiso lo
que los poderosos lobbies económicos ordenen. Y no podría ser de otra manera, se
hacen escépticos a razón de tener fuentes de ingreso de los emisores de carbono.

Por su parte, la ciudadanía no es escapa de la responsabilidad, ya que, muchas veces


sumergidas en el individualismo, no piensa ni en el futuro ni colectivamente, por lo
tanto, no asumen el reto moral y el grado de conciencia que supone y requiere esta
problemática. Si ellos no se preocupan por el medio ambiente y no ejecutan su
ciudadanía para favorecerla, ofrecen vía libre a las autoridades para evadir el tema. En
este sentido, se reconoce la necesidad de un trabajo en conjunto de todos los actores del
sistema para abordar la crisis ambiental.
Por otro lado, el calentamiento global y el cambio climático no son asuntos “a medias”
o sin certeza, por el contrario, son bastantes claros y evidentes. De hecho, su
perceptibilidad en la vida cotidiana no supone una complicación, pues solo basta con
encender la televisión y observar noticias sobre inundaciones o sequías. Aun así, tiene
detrás una gran cantidad de evidencia científica que la respalda y pone al descubierto su
desarrollo y sus manifestaciones actuales y las cuales se aproximan si no se ejercen
cambios para controlarla.

La dimensión del calentamiento global es planetaria. Al respecto, el Programa de las


Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala que:

El calentamiento global ya es un hecho. Las temperaturas han aumentado


unos 0,7 °C en el mundo desde el comienzo de la era industrial y la tasa de
aumento se está acelerando. Por otra parte, hay pruebas científica
abrumadoras de que dicho aumento está vinculado con el aumento de los
gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra (2007, p. 13).

Es importante hacer énfasis en la última acotación: “vinculado con los gases de efecto
invernadero”. Precisamente, entre estos gases se encuentra el dióxido de carbono (CO2),
el cual es generado por las industrias, el consumo humano, los fósiles, la quema de
combustibles fósiles, entre otros. De este modo, existe una relación estrecha y causal
entre la acción humana dentro del modelo de desarrollo económico actual y el
calentamiento global.

Así, resulta claro que no estamos ante un problema especulativo o político, mucho
menos inventado debido a intereses de por medio, como argumentan algunos. En
realidad, hay muchas más evidencias, tales como el derretimiento de los polos, las
numerosas especies animales y vegetales en peligro de extinción o ya desaparecidas, el
aumento de los fenómenos meteorológicos y el cambio gradual de los ecosistemas. En
efecto, “ya se ha establecido un consenso científico abrumador de que el cambio
climático es real y que se origina en la actividad humana”. (PNUD, 2007, p. 12).

Finalmente, los resultados tanto actuales como posteriores serán terribles para la raza
humana y su supervivencia, la cual se verá dificultada, más aún si no se hace nada al
respecto. Según Gore, a nivel mundial se esperan consecuencias muy graves como la
reducción de las costas debido al incremento del nivel del mar entre 6 y 12 metros,
causado por el derretimiento de los glaciares. (Guggenheim, 2006). Asimismo, los
desastres naturales y meteorológicos cada vez más extremos sean inundaciones,
tornados o huracanes; acabarán con la vida de muchas personas. Así como la
alimentación también será complicada pues el aumento de la temperatura y las
constantes sequías que derivan en la desertificación o degradación de los suelos
disminuirán la producción agrícola. Lo mismo sucede con los recursos pesqueros, los
cuales disminuirán a causa de la reducción del fitoplancton generada por la excesiva
entrada de rayos ultravioleta, ocasionada a su vez por el adelgazamiento de la capa de
ozono debido a los gases emitidos por la actividad humana. Y es que es toda una cadena
de causas y efectos que generan otros más. Por consiguiente, en relación con la salud
humana, esta también será perjudicada tanto por la radiación ultravioleta que genera
cataratas y cáncer de piel, además de afectar el sistema inmunológico; como por la
proliferación de nuevas enfermedades, principalmente virales, difíciles de contrarrestar.

Por último, de acuerdo con Dourojeanni (2020), cabe resaltar que, si se empieza a
corregir nuestra forma de actuar, procrear y vivir, “no se resolverán completamente los
impactos del cambio climático, que ya está desencadenado sin remedio. Empero, “al
medio y especialmente al largo plazo, evitará algunas de sus peores consecuencias”. En
otras palabras, es posible mermar los efectos, en tu totalidad negativos, mediante
regulaciones y controles ambientales, así como límites que todos los países respeten.
Incluso, “limitar el crecimiento de la población humana al nivel de la reposición es
perfectamente viable en un mundo ideal”.

En conclusión, es momento de dejar de dudar o negar el problema, puesto que las


alertas están más vigentes que nunca y cuando estas advertencias están basadas en datos
científicos rigurosos, debemos asegurarnos de que sean escuchadas y respondidas. Lo
cual, según Gore, es “un compromiso ético con la verdad y la vida” (Guggenheim,
2006). Mientras tanto, no hay que minusvalorar nuestras posibilidades de acción frente
al cambio climático, aunque debe resaltarse que ningún país por sí solo puede ganar la
batalla contra el cambio climático, sino que para combatirlo se necesitan esfuerzos
correlacionados. (PNUD, 2007, p. 4 y 12). Para ello, es necesario reconstruir nuestras
formas, entiéndase hábitos y costumbres, desde la educación. Una que esté relacionada
con la naturaleza y el bienestar ambiental, y que supere el reduccionismo económico.
No existen dicotomías entre el bienestar financiero y el bienestar del planeta, en
realidad, “la creciente prosperidad y la seguridad climática no son objetivos
contrapuestos” (PNUD, 2007, p. 27). Tal es el punto de partida que debemos asumir
para mejorar el futuro de las próximas generaciones.

Referencias bibliográficas

Dourojeanni, M. (2020). Una interpretación ecológica del coronavirus. SPDA.


Actualidad ambiental. https://www.actualidadambiental.pe/opinion-una-
interpretacion-ecologica-del-coronavirus/

Guggenheim, D. (2006) An Inconvenient Truth. A Global Warming [archivo de video].


Paramount Pictures and Participant Productions.
https://www.documaniatv.com/naturaleza/al-gore-una-verdad-incomoda-
video_417669111.html

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2007). Informe sobre Desarrollo
Humano 2007-2008 La lucha contra el cambio climático. PNUD.
http://hdr.undp.org/en/media/hdr_20072008_summary_spanish.pdf

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