Está en la página 1de 280

Página 1

Página 2
Créditos
Moninik

Abby Galines Lvic15 Nelshia


Cjuli251zc Magdys83 Pancrasia123
Dubi Maria_clio88 Rihano
Erianthe Melusanti steffanie
Gigi Mimi Valen Drtner
Kath Nelly Vanessa YuviAndrade

Crys Gerald Lily Golding


Desiree Kath Maye
Lila

Sttefanye

Moninik
3
Página
Sinopsis
A la vida le encanta una buena bola curva...
La vida de Annie Lucas, de diecisiete años de edad, se vuelca por completo al
momento en que su padre regresa a las Grandes Ligas como el nuevo entrenador de
lanzamientos de los Kansas City Royals. Ahora está viviendo en Missouri
(demasiado frío), asistiendo a una escuela de chicas (nada de chicos), y navegando
por el extraño mundo de los deportes profesionales. Pero Annie tiene sueños
propios, la mayoría de los cuales implican ganar cada carrera de atletismo en la que
participe... y uno protagonizado por el súper sexy lanzador novato de los Royals.
Pero Jason Brody, de diecinueve años de edad, está totalmente,
completamente, e innegablemente fuera de los límites. Además, su padre los
mataría a ambos varias veces. Por no hablar que Brody tiene un turbio pasado y su
club de fans está lleno de modelos con grandes pechos; chicas tontas de la escuela y
mimadas, delgadas como palos de golf que pueden meterse en los pantalones de
cada jugador en el equipo. Annie tiene suficiente en su plato sin llevar su amistad al
siguiente nivel. Lo último que debería hacer es enamorarse.
Pero el béisbol no es sólo un juego. Es vida. Y a veces, puede romper tu
corazón...
4
Página
ENTRENAMIENTO
DE PRIMAVERA
5
Página
Capítulo 1
Me temo que al segundo en que le permita a Frank Steadman, el nuevo
gerente general de los Kansas City Royals, entrar en nuestra pequeña casa en
Arizona, mi madre estará allí, pisándole los talones. Cada vez que la liga mayor de
béisbol regresa a la vida de papá, a mamá le gusta hacer una aparición sorpresa,
jodiendo de nuevo la cabeza de papá.
La última vez que se presentó fue en Navidad, hace dos meses, cuando un
antiguo compañero de equipo de papá estuvo en la ciudad y quiso cenar. No sé
cómo se enteró. Se quedó exactamente cuarenta y ocho horas, y tomó un mes
conseguir que papá saliera de su depresión post-mamá.
No puedo lidiar con eso de nuevo.
Tengo que empezar el entrenamiento la próxima semana, y alguien tiene que
cuidar de la abuela. Dios sabe que no podemos tener otro incidente con ella
saliendo en su ropa interior de señora de edad, al mediodía, diciéndoles a todos los
vecinos que el aire acondicionado está roto.
Frank Steadman está sonriéndome desde el otro lado de la puerta mosquitera.
No puedo devolverle la sonrisa. Es un tipo muy agradable, no me malinterpreten,
una de las pocas personas del béisbol que considera a mi padre con una cierta
cantidad de respeto en lugar de lástima. He tenido mi guardia en alto desde hace
dos horas, cuando papá me dijo que Frank estaba viniendo para cenar. Lo bueno es
que el aviso de dos horas probablemente no es suficiente para que mamá llegue
aquí desde cualquiera que sea el sueño que esté persiguiendo en este momento.
—La pequeña Annie Lucas —dice Frank, abriendo la puerta y entrando—.
Prácticamente eres una dama ahora, ¿verdad? Apuesto a que tu papá está cagado
de miedo.
Escucho el desigual y familiar golpe de los pasos de papá, de su prótesis de
metal golpeando contra el suelo de madera. Él puede insistir en usar pantalón
24/7, pero la condición de su parte-robot es todavía evidente.
—Tienes razón en eso. Creo que es hora que la encierre en su habitación
durante cinco años más o menos.
—Jimmy. —Frank mira por encima de mi hombro—. ¿Cómo estás?
Frank Steadman y mamá son las únicas personas a las que he oído llamar a mi
papá Jimmy, en lugar de Jim.
6
Página

Se dan un abrazo amistoso de hombre con un solo brazo antes que papá lo
meta en nuestra pequeña cocina, donde mi lasaña ya está lista para ser retirada del
horno.
—Felicidades por el nuevo trabajo, Frank —digo, deslizándome unos guantes
verdes de cocina—. Deben haber estado realmente desesperados por victorias si
están convirtiendo a reclutadores de los Yankees en directores generales.
Tanto papá como Frank se ríen.
—Sí —dice Frank—. Eso, y que salgo barato. Cualquier cosa para alejarme de
Nueva York. He estado allí demasiado tiempo.
—¿Cómo está yendo el entrenamiento de primavera? —Escucho preguntar a
papá después que he puesto la comida en la mesa y empezado a bajar por el pasillo
para despertar a la abuela.
—Está bien. —Suspira Frank—. Conseguimos un par de novatos con potencial.
Son los veteranos los que me están volviendo malditamente loco. No tenemos
suficiente espacio en el campo para todos sus egos.
El resto de la conversación de la cena cambia a temas que no son béisbol,
como que papá tiene un trabajo que apenas está por encima del salario mínimo en
la fábrica de vidrio de la ciudad, y luego a su prótesis.
—¿Todo bien con la pierna, Jimmy?
Miro el rostro de papá cuidadosamente mientras sostengo un tenedor para la
abuela. Su mano arrugada se desplaza delante de mí, bloqueando mi vista.
—Igual que la última vez. —Papá traga un bocado de pasta, masticando
lentamente—. Voy a tener otra exploración en dos meses.
Mi corazón se acelera. Odio las exploraciones. Estoy vuelta loca durante tres o
cuatro meses antes, y entonces aliviada como el infierno después por sólo unos
pocos meses, antes que empiece todo de nuevo. Echo de menos ser demasiado
joven para hacer un seguimiento de estas cosas. Para no entender el término
oncólogo.
No es hasta una hora después de la llegada de Frank, mientras estamos en la
sala de estar y estoy acurrucada en el sofá de dos plazas junto a la abuela leyéndole
de mi libro de física, que Frank finalmente llega al propósito de esta visita.
—Tengo un chico que quiero que mires —le dice a papá.
—El principio de Huygens establece que cada punto en un frente de onda… —
leo en voz baja a la abuela mientras veo a Frank sacando su laptop de su estuche.
—Un frente de onda —murmura abuela a mi lado—. ¿No es eso lo que se llevó
al Titanic, Ginny?
Aprieto mis dientes. Ella no puede evitarlo. Sé que no puede. Pero odio con
pasión ser llamada por el nombre de mi madre.
—Eso fue un iceberg, abuela.
7
Página

Frank debe haber captado lo que dijo la abuela porque levanta la vista de su
laptop apoyada en la mesa de café.
—Te ves igual que ella, niña. Es asombroso.
Mi expresión probablemente muestra algo más que felicidad, y Frank inclina
su cabeza rápidamente.
—Lo siento.
A diferencia de los otros “viejos amigos” relacionados con el béisbol, siempre
he tenido la impresión que Frank es consciente de la verdadera mujer con la que
papá está casado. O bien ha observado lo suficiente, o papá ha confiado en él.
Él y papá inclinan sus cabezas juntas, mientras se sientan en el borde del sofá
esperando que el vídeo se descargue. Cierro mi libro de texto y enciendo el
televisor.
—Mira, abuela, La Rueda de la Fortuna.
Ella vuelve su mirada a la televisión al otro lado de la sala.
—Gracias, Ginny, cariño.
—Annie —susurro en su oreja antes de levantarme—. Soy Annie.
Camino detrás del sofá y me apoyo en mis codos. Papá lleva su mano hacia
atrás y palmea mi mano, mirando por encima de su hombro por una fracción de
segundo.
—Es sólo una fase.
Me encojo de hombros, como si no me molestara, y hago un gesto hacia la
laptop de Frank. Hay un tipo en la pantalla ahora, de pie en el montículo del
lanzador. Él es joven. Muy joven. El sudor brilla en su frente, cayendo desde el
nacimiento de su oscuro cabello. Es italiano o algo, que le da a una persona una
hermosa piel bronceada, cabello oscuro y ojos color chocolate. Rasgos mucho más
adecuados para el sol de Arizona que mis ojos azul pálido y cabello rubio platino.
Llevo SPF 70 como si fuera un diabético con su insulina.
—Él es sexy —digo, ganándome una mirada por encima del hombro de papá—.
¿Cuál es su nombre?
—¿Por qué es eso importante? —dice papá, a pesar que sabe que tenemos
diferentes prioridades en esta situación.
Me encojo de hombros otra vez, pareciendo toda inocente, mientras me como
con los ojos al pícher de la computadora.
—Jason Brody —dice Frank—. Tiene solo diecinueve años. Pasó la mitad de
una temporada con nuestro equipo de la granja en Texas.
Todos vemos cómo Jason Brody se acomoda y lanza su primer lanzamiento.
Incluso con el clic, clic, clic de la rueda de Pat Sajak girando en la televisión,
escucho el golpe de la bola contra el guante del receptor, alto y claro.
8

—Santo cielo —murmuro, inclinándome sobre papá y viendo su expresión


Página

ilegible. Frank está en silencio mientras papá observa a Jason Brody lanzar una
treintena más de lanzamientos. Finalmente termina el vídeo.
—Bueno, ¿qué te parece? —pregunta Frank.
Papá se inclina hacia atrás contra mis brazos, evaluando cuidadosamente su
respuesta. Así es como él es con todo, silencioso y calculador. Frank dio a entender
en visitas anteriores que papá era absolutamente brillante en sus días de pícher.
Sus días AC. Antes del cáncer. Yo era demasiado joven para recordar algo de eso.
—La bola rápida es fantástica, obviamente —dice papá—. ¿A cuánto está
lanzando? ¿Ciento cincuenta y dos, ciento cincuenta y siete? —Frank asiente—. ¿Le
has asignado algún entrenador? Hay potencial para un control decente del
lanzamiento con su brazo, pero no sin un poco de trabajo, una buena instrucción.
Frank sonríe.
—Estaba esperando que dijeras eso.
—¡Es dona rellena, maldición! —le grita la abuela a la televisión.
Frank es distraído temporalmente pero retoma su concentración después que
abuela lanza el periódico hacia la televisión.
—Ella también tiene brazo. —Él se ríe y luego guarda su laptop—. Johnson, el
nuevo propietario de los Royals, no está demasiado interesado en firmar a un
novato de diecinueve años de edad para cerrar esta temporada. Además, Brody
tiene unas indiscreciones en su historial, a falta de una palabra mejor. Sin diploma
de secundaria, no hay mucho contacto con la familia que yo sepa… Podría ser un
jugador problemático, especialmente teniendo en cuenta su edad.
Ahora las cejas de papá se levantan, aun cuando no tuvo ninguna reacción
mientras observaba al chico tirar lanzamientos a ciento cincuenta y siete kilómetros
por hora.
—Correcto —digo—, porque un sexy lanzador chico malo de diecinueve años
de edad no ayudará a conseguir algunos traseros en los asientos esta temporada.
Supongo que el dueño está bien en confiar con dar muñecos tontos y cojines en los
asientos todas las noches.
Frank se ríe de nuevo, pero papá simplemente pone los ojos en blanco.
—Annie. Platos. Ahora.
—¿Por qué? ¿Porque soy una chica? —Pero ya estoy alejándome hacia la
cocina. Dejo correr el agua a solo la mitad de la velocidad así puedo escuchar a
escondidas.
—Ella tiene un punto —dice Frank—. Este chico va a vender entradas. Tal vez
incluso nos ayude a ganar algunos partidos.
—Si fuera mi decisión, no me importaría un bledo su historial —dice papá—.
Tiene potencial, tiene hambre. Puedo ver eso en la grabación. Y realmente, ¿qué
diablos tienes que perder? No es como si vinieras de ganar una Serie Mundial o
9

algo.
Página

—Así que si estuvieras en mi posición, ¿entrenarías a este chico? ¿Lo


firmarías? —pregunta Frank.
—En un santiamén —dice papá de forma casual. Y Frank probablemente sabe
tan bien como yo que papá no halaga a nadie. Frank ha conocido a mi padre desde
antes que yo naciera. Él es quien descubrió a papá, quien lo reclutó para los
Yankees incluso antes que terminara la universidad.
—Lo cual es el por qué estoy realmente aquí. Necesito un nuevo entrenador de
lanzadores, Jimmy —dice Frank—. Y creo que eres el mejor hombre para el trabajo.
El plato jabonoso se desliza a través de mis dedos y se estrella contra el piso
de la cocina, partiéndose en una docena de pedazos.
Papá se levanta tan rápido, que su prótesis hace un ruido sordo en el suelo
hasta que está en la puerta de la cocina.
—¿Estás bien, Ann?
—Deja los platos y ven aquí, Annie —llama Frank desde la sala de estar. Papá
y yo regresamos juntos, parados detrás del sofá, esperando oír el punto principal de
Frank—. ¿Qué piensas acerca de mudarte a Kansas? ¿Qué opinas acerca de tu padre
como entrenador de jugadores de béisbol de las grandes ligas?
El primer pensamiento que pasa a través de la sorpresa por la propuesta de
Frank es mamá. A ella le encantaría esto. Estaría en todo esto. Todo lo que siempre
ha querido fue ser la esposa trofeo de papá y vestirme como su Barbie personal,
pero sin aceptar nada de la responsabilidad que viene con el matrimonio y los
niños.
Papá responde antes que yo tenga la oportunidad de hacerlo.
—No puedo sacar a Annie de la escuela en la mitad del semestre. Se está
acercando la temporada de pista.
Frank levanta una ceja, viéndome.
—Otro atleta en la familia, ¿eh? No puedo decir que esté sorprendido.
—Corre los mil seiscientos metros en cuatro cincuenta y cinco. —Papá me
sonríe—. Su entrenador piensa que va a conseguir que le ofrezcan una beca para la
estatal de Arizona.
—Maldita sea, chica, eso es un buen tiempo. Pero hay escuelas en Kansas.
Buenas escuelas con grandes equipos de pista. —Se vuelve a papá otra vez—. La
paga no es grande. Probablemente me dejarán comenzar contigo con ciento
cincuenta al año.
Me quedo boquiabierta hacia Frank.
—¿Ciento cincuenta mil dólares al año?
Los ojos de papá caen al suelo por un segundo.
—Tú no tienes que hacer esto, Frank. No me debes nada.
10

Un silencioso intercambio de palabras y recuerdos parece pasar entre los dos.


Cosas que sucedieron hace años, lo más probable. Antes que yo fuera lo
Página

suficientemente mayor para entender.


—No es eso —dice Frank con firmeza—. Quiero a ese chico Brody, y necesito a
alguien de mi lado. Alguien que me respalde y honestamente, necesito un técnico
real en mi cuerpo de lanzadores, no un maldito jugador fracasado a quien le han
sido prometidas demasiadas ventajas. Tú conoces esta cosa tan bien como
cualquiera en la liga, si no mejor que la mayoría de ellos.
¿En serio? Nunca he visto a papá como entrenador de béisbol o incluso
jugando. Pero hemos visto cientos de juegos juntos, y lo he oído murmurar cosas,
negando cuando no está contento con un lanzamiento. He visto la manera intensa
en que estudia los movimientos de los jugadores, apoyándose en los codos como si
estuviera deseando que el televisor se moviera lo más cerca posible. Es
definitivamente diferente de los típicos gritos y vítores, de la clase de
comportamiento en el bar deportivo. Él es lo contrario de un fanático ruidoso y
temperamental. Y cuando hago preguntas, tiene respuestas muy técnicas y lógicas.
Así que ¿tal vez Frank tiene razón?
Papá mira a la abuela y niega.
—No puedo dejar a Evelyn.
—Tráela —explota Frank, lanzando sus manos al aire—. Trae a quién
demonios quieras llevar. Nosotros nos ocuparemos de todo por ti.
—No sé… —Su voz se apaga, sus ojos encontrando los míos.
De repente entiendo su resistencia. Es claro como el cristal. Él piensa que la
abuela es la manera de mantener a mamá viniendo. Piensa que si mantiene cerca a
su madre y cuida de ella, mamá va a cambiar de opinión y venir a vivir con nosotros
de nuevo.
A la mierda con eso. Estamos saliendo rápido de aquí.
—Kansas City, eso es como en Kansas, ¿verdad? —pregunto.
—Missouri —corrigen Frank y papá.
Doy palmadas.
—Me muero por ir a Missouri. Vamos a hacerlo, papá.
Su frente se arruga.
—¿Quieres dejar tu escuela, tus amigos, tu novio?
¿Quiere decir mi novio, quien me dejó por Jesús y otros chicos? Sí, vamos a
salir rápido de aquí.
—Sí, sobre ese novio… Como que está terminado.
Papá se ve aliviado, pero trata de ocultarlo.
—¿Desde cuándo?
Sólo niego.
11

—Piensa en ello, papá. La abuela puede visitar a su hermana en St. Louis. A


ella le encantaría eso.
Página

No tengo idea de si le encantaría. Honestamente, probablemente podría


agarrar a alguna anciana al azar en el supermercado y decirle a la abuela que es su
hermana, y ella me creería. Pero como yo, papá adora a la abuela, y él haría casi
cualquier cosa si pensara que iba a disfrutarlo.
—¿Por qué no llevas a tu abuela a dar un paseo, Ann? —dice papá.
Me quejo porque estoy súper molesta de ser apartada de la conversación
adulta como un niñito, antes de llevar a la abuela hacia la puerta principal. Con
suerte, Frank tiene algunas habilidades de persuasión.
—Esta sería una gran oportunidad para tu hija, Jimmy. —Oigo decir a Frank a
medida que avanzamos.
—Estaría lejos todo el tiempo… en la carretera —dice papá, pero escucho el
pequeño indicio de concesión en su voz.
—¿Dónde deberíamos ir, abuela? —La ayudo a entrar en el destartalado y
viejo Ford Taurus que papá y yo compartimos, y luego doy la vuelta hacia el lado
del conductor—. ¿Helado?
—¡Florencia! —grita la abuela, golpeando su puño en el aire.
Me río y retrocedo por nuestro espacio asignado de estacionamiento.
—Fuimos a Italia ayer. ¿Qué hay de Hawái esta vez?
—Me encanta un buen cerdo asado, Ginny.
El suspiro escapa a pesar del hecho que no culpo a la abuela.
—¿Recuerdas a papá jugando béisbol? —Le echo un vistazo de soslayo. Ella
está agitando su mano sobre la ventilación del aire acondicionado, ningún indicio
de una respuesta viniendo en el corto plazo. Sus momentos de lucidez se han vuelto
muy raros últimamente. Intento una táctica diferente más por aburrimiento que
por curiosidad real—. ¿Recuerdas a Jimmy jugando béisbol, mamá?
Me mira directamente.
—No te preocupes por todas esas mujeres encima de él, querida. Él te ama.
—Sé que lo hace —susurro.
—Puede ser un sinvergüenza arrogante, pero está enamorado de ti. Uno de
estos días, ese chico va a conseguir que lo golpeen en la cabeza con una bola rápida
y el resto del mundo estará de pie sobre él, riéndose como locos. A nadie le gusta un
fanfarrón. Asegúrate y dile eso, Ginny.
Me río en voz baja. Mi padre no es un fanfarrón. ¿Qué es lo contrario de un
fanfarrón? Porque esa es la etiqueta que le daría. Ha trabajado en el mismo callejón
sin salida, un trabajo de salario mínimo por cinco años, y dudo que ni uno solo de
esos tipos en la fábrica de vidrio tenga alguna idea sobre los días de béisbol de
papá. Si no fuera por tipos como Frank, probablemente yo no tendría ni idea
tampoco.
12

Nos consigo a la abuela y a mí dos bolas de helado con chocolate caliente para
cada una y luego manejo hasta que se duerme. Cuando llego a casa, papá sale y me
Página

ayuda a meterla en la casa. Frank se ha ido y la cocina está impecable.


—¿Así que…? —digo después que ha cerrado la puerta de la habitación de la
abuela—. ¿Nos estamos mudando a Kansas?
—Missouri —me corrige de nuevo.
—¿Así que vamos? —Cruzo mis brazos sobre el pecho, golpeando mi pie
contra el piso de madera en el pasillo.
Papá frota su mano por su rostro, viéndose completamente atormentado.
—No sé, Annie.
—¿Por qué no? —Se aleja, por lo que lo sigo—. Esta es una gran oportunidad
para ti, papá.
—Tu mamá… —empieza a decir, pero lo interrumpo.
—Ni siquiera vayas allí —me quejo—. ¿En serio, papá? ¿Qué mierda?
—Todavía estamos casados. —Está usando la voz firme de papá que solo sale
cuando realmente lo he molestado—. No puedo sólo llevarme a su madre al otro
lado del país.
—Sí, eres un imbécil. —Doy un paso hacia él, sin dar marcha atrás—. Cómo te
atreves a cuidar de la madre de tu negligente y caprichosa esposa y evitar que el
estado de Arizona la encierre en una residencia de ancianos. Ni siquiera puedo
creer que a gente como tú se le permita existir en la sociedad.
Sonríe y se inclina hacia adelante, plantando un beso en la parte superior de
mi cabeza.
—Te amo, cariño.
—Estamos yendo —le digo, adoptando su firme tono—. O voy a empezar a ir
de fiesta todo el tiempo y a convertirme en una de esas chicas que hacen videos
sexuales y las publican en Internet.
Retrocede a pesar que sabe que estoy bromeando. Odia que ya no sea más una
niña. Pero entonces escucho ese suspiro de nuevo. El que significa que está
cediendo. Me muerdo el labio para evitar sonreír.
—Está bien. —Libera un suspiro—. Voy a tomar el trabajo.
—¿Y no vas a decirle a mamá a dónde fuimos? ¿Por favor, papá? Necesito que
lo prometas. —Ni siquiera me di cuenta de lo mucho que quería esta parte más que
nada. Valdría la pena la nueva ciudad, la nueva escuela, todo nuevo si sólo pudiera
saber con certeza que ella no vendría a llamar a la puerta, dispuesta a romperlo en
pedazos de nuevo.
Los ojos de papá encuentran los míos. Él sigue siendo apuesto, incluso a los
treinta y seis años de edad. Podría tener a alguien más. Alguien que no va a dejarlo
o joder con su cabeza. Alguien que va a amar lo obsesivo que se pone con algún tipo
llamándome o escribiéndome, y la forma en que se sienta con la abuela por horas
contándole historias que podrían disparar sus recuerdos, incluso sabiendo que ella
13

sólo va a empeorar, no mejorar. Tal vez eso es lo que puedo hacer en Kansas. No,
Missouri. Lo que sea. Puedo encontrarle a papá una nueva mujer. Conseguirle
Página

algunos de esos pantalones de béisbol y una gorra azul de los Royals y las damas no
serán capaces de resistirse.
Hay dolor en sus ojos, pero todavía me da la respuesta que yo quiero, y la
palabra de papá es lo más fiable que he conocido.
—Muy bien, Ann, no voy a tratar de comunicarme con ella… por ahora.
Lo tomo. Es un paso en la dirección correcta.
—¿Crees que Frank en verdad va a firmar a ese tipo Brody? —pregunto—.
Parece muy joven.
—Los Royals tienen a un pícher lesionado, por lo que si Brody lo hace bien
durante los juegos de entrenamiento de primavera —explica papá—, entonces
probablemente lo probarán el Día de Apertura, dándole un contrato dual porque
todavía no es un jugador de grandes ligas. Lo podemos utilizar una o dos veces, y
luego enviarlo de vuelta a Triple-A.
—¿Ves? Ya estás diciendo, “nosotros” como si fueras parte de la familia —
señalo.
Papá pone los ojos en blanco, pero puedo ver la sonrisa que está tratando de
ocultar.
14
Página
PRE-TEMPORADA
15
Página
Capítulo 2
Annie Lucas: Adiós Arizona, has sido maravillosa para mí.
Facebook, ahora eres mi único amigo.
Hace 20 horas, cerca de Gallup, Nuevo México
Annie Lucas: Estados que he visitado en los últimos 2 días: Arizona
(caliente, seco, familiar), Nuevo México (¿por qué no llamarlo Arizona?
¿Cuál es el punto de la separación?), Texas (dormí mientras pasábamos
por allí), Oklahoma (sexys vaqueros en las paradas de descanso que
sostenían la puerta abierta y me llamaban señorita, ¡MÁS POR
FAVOR!), Kansas (ya no estamos en Arizona).
Hace 6 horas, cerca de Wichita, Kansas
Annie Lucas: ¿Alguien más encuentra irónico que tenga que dejar
Kansas para ir a la ciudad de Kansas? ¿Por qué los humanos insisten en
hacer la vida más complicada de lo que ya es?
Hace 2 horas, cerca de Topeka, Kansas
Annie Lucas: Una pregunta: ¿quién es Lee y qué está
conquistando?
Hace 1 hora, cerca de la ciudad de Kansas, Missouri
Annie Lucas: Aparentemente la ciudad de Kansas es la capital del
mundo de la barbacoa. ¿QUÉ? ¿También es la tierra de los zombis
congelados? ¿Cómo hacen una barbacoa con este clima?
Hace 30 minutos, cerca de Topeka, Kansas
Me estoy congelando el trasero.
Papá está de pie en el montículo del pícher, fascinado por el estadio vacío.
—¡Ven aquí, Annie!
Troto hacia él y me detengo en el home.
—Se ve bien. Ahora, ¿podemos por favor ir a ver tu oficina? Frank está listo
para darnos un recorrido.
—¿Cuantas personas llegan a decir que han visto el home desde el montículo
del pícher?
16

—Miles. —Tiro de su brazo. Mis manos están entumecidas y mi nariz


Página

goteando—. ¿No se supone que marzo es primavera? ¿Dónde está la primavera?


—Está bien, está bien, entremos. —Papá se ríe y coloca un brazo alrededor de
mis hombros—. No sabía que fueras tan cobarde para el frío.
Le doy un empujón.
—¿Quién es el culpable? Nunca me has llevado a ningún lugar frío antes. Es
peligroso. Podríamos morir aquí afuera.
Se ríe más fuerte, y finalmente encontramos a Frank, que está en el montículo
con la abuela. No había estado tan impresionada con el estadio como papá. Había
estado en el estadio de los Diamondbacks en Arizona, y en el de los Rangers en
Texas, pero caminando del montículo al vestidor, cambié completamente mi
actitud.
Al ver el interior del lugar de entrenamiento, el lugar donde se sientan antes
de un juego, el lugar donde reciben buenas o malas noticias, es muy genial. El
vestidor es enorme y la oficina que papá ahora ocupará está a la derecha de los
casilleros de los jugadores. Hay un sofá frente al escritorio de papá donde la abuela
y yo nos sentamos. Abuela caminó demasiado hoy y se ve como si estuviera a punto
de quedarse dormida en cualquier momento. A regañadientes me quito mi abrigo a
pesar que estoy usando ropa adecuada para el frío: jeans ajustados, botas peludas,
y un suéter. No se siente lo suficientemente cálido, incluso adentro.
—Annie y Evelyn pueden esperar aquí mientras te presento al resto del cuerpo
técnico —le dice Frank a papá.
—¿Ann? —pregunta papá.
Le doy un asentimiento aun cuando estoy hambrienta y cansada por el largo
viaje y también muy curiosa por esa casa donde se supone viviremos que aún no he
visto. No es como si realmente pudiera decir no y exigir un bocadillo y una siesta.
Tengo diecisiete, no cinco.
—¿Qué piensas, abuela? —digo después que el sonido de los pasos de papá no
se escuchan y él y Frank se encuentran en alguna sala de reuniones.
—Holiday Inn es mucho mejor que el Marriott —dice abuela—. Vi insectos en
la ducha.
—Esta noche nos quedaremos en nuestra nueva casa, abuelita.
—Bueno, bien. —Recuesta su cabeza contra el sillón—. Despiértame cuando
estemos allí.
Pongo los ojos en blanco.
—Seguro. —Hay una pila de cuadernos de espiral en el escritorio, todos tienen
el logo azul y blanco de la ciudad de Kansas en el centro. Agarro uno, un bolígrafo,
y empiezo a garabatear hasta que pasan quince minutos en el reloj detrás del
escritorio de papá. Mi estómago gruñe ruidosamente.
Abuela está roncando, así que decido ir a buscar comida, debería haber alguna
maquina dispensadora en algún lugar. Me dirijo al pasillo fuera de la oficina de
17

papá y me detengo.
Página

Jason Brody con su cabello y ojos oscuros y todos sus músculos está de pie
silbando en frente del casillero.
Usando solo una toalla.
No puedo decidir si debería volver a la oficina o hacerle saber de mi presencia.
Dudo que papá me hubiera dejado en esa oficina si hubiese anticipado a jugadores
de béisbol desnudos vagando por ahí.
Una canción de rock a todo volumen suena desde su teléfono enviando mi
corazón a mi garganta. Aún estoy congelada en el pasillo cuando Jason Brody
contesta su teléfono.
—Oye, ¿cómo está todo? —dice, entonces se detiene para escuchar a la
persona del otro lado—. Sí, estás asumiendo que sé realmente dónde están las cosas
en esta ciudad. —Otra pausa—. ¿Música en vivo, cerveza, y mujeres fáciles? Creo
que puedo manejar eso.
Pongo mis ojos en blanco con disgusto. Qué cerdo.
—Uh, sí, tengo toda la cosa de la identificación cubierta. No te preocupes.
Ahora realmente no quiero ser descubierta como un ciervo ante los faros
cuando deje caer su toalla y comience a vestirse. Y si Jason Brody descubre que
estaba espiando en el pasillo como una chica de secundaria tratando de obtener un
vistazo de un jugador de ligas mayores de béisbol desnudo, moriré de humillación
literalmente.
Él probablemente disfrutaría eso demasiado, y prefiero no darle esa opción.
Lo que me deja solo una opción, volver a la oficina y esconderme hasta que se vaya.
Comienzo a dar media vuelta cuando el cuaderno se desliza de mi mano, los anillos
de metal a un lado chocan contra el piso.
Salta medio metro cuando me ve.
—¡Jesús!
Está bien. Ahora realmente solo tengo una opción. Camino hacia la luz,
preparándome para presentarme. Mi mirada baja a la toalla peligrosamente cerca
de deslizarse de sus caderas.
Agarra las puntas, sosteniéndolas juntas con una mano.
—Lo siento, pensé que estaba solo.
Mi corazón salta. No puedo hacerlo. No puedo sólo decir que soy Annie, una
chica de secundaria de diecisiete años.
—Uh sí… Yo estoy… —Me mira, esperando por mi gran revelación. El
cuaderno y el bolígrafo en mi mano llaman mi atención, dándome una idea. Alejo el
miedo y miento—. Estoy entrevistando a jugadores para un artículo. Eres Jason
Brody, ¿correcto?
Me mira con escepticismo.
18

—¿Qué tipo de artículo?


Página

—Es para Sports Illustrated —digo sin vacilar y rápidamente me doy cuenta
que no luzco lo suficientemente mayor para ser una verdadera reportera de una
gran publicación—. Soy una interna —añado.
El escepticismo cae de su rostro y parece nervioso, aumentando mi confianza.
Camino más cerca y arrastro una silla en frente del casillero a su lado, apoyando lo
pies sobre la banca frente a mí.
—Frank Steadman dijo que estarías dispuesto a contestar algunas preguntas.
Su boca se abre, y baja la mirada a su toalla y luego de vuelta a mí. El agua
gotea de su cabello y cae en sus grandes hombros.
—Uh… está bien —dijo—. ¿Te importa si me visto primero?
Alejo sus preocupaciones, mi rostro ardiendo, arruinando mi confianza. Pero
darle tiempo a que se vista podría dar tiempo suficiente para que mi papá regrese, y
prefiero no tener que lidiar con eso. Agacho mi cabeza, dejando que mi cabello
oculte mis mejillas y abro la primera página del cuaderno.
—Esto sólo tomará un minuto… Entonces, ¿tienes diecinueve? ¿Y eres de
Texas?
—Chicago —corrige.
No tengo idea de donde era pero imagino que pretender que lo sabía sonaba
mejor. Escribí la información y luego busqué en mi cerebro por más preguntas.
—¿El viento de Chicago afecta tu bola curva? ¿Lanzas hacia él o en contra?
Me mira divertido.
—Yo… bueno… sólo la lanzo hacia el home.
Mi rostro se pone incluso más caliente.
—Cierto, es broma. ¿Cuál es tu color favorito?
—Naranja.
Tomo mi tiempo escribiendo naranja en una gran letra cursiva mientras
pienso mi próxima pregunta.
—¿Qué opinas del sushi?
Su frente se arruga como si le hubiera preguntado que declarara públicamente
su partido político.
—¿Pescado crudo y algas? Creo que es mejor comerlo mientras se está en una
isla desierta sin otras opciones.
—Muy diplomático. —Garabateo su respuesta—. ¿Cuantos strikes has hecho
en tu carrera?
—No lo sé —dice—. ¿Las personas cuentan esas cosas? ¿Antes de las ligas
mayores?
19

—Algunos lo hacen —digo, aunque no tengo idea—. Si pudieras ser cualquier


criatura mágica en la serie de Harry Potter, ¿cuál escogerías?
Página

—Dijiste que esto es para Sports Illustrated, ¿cierto?


—Sííí, pero es la… edición infantil.
—Oh, está bien. —Se rasca la nuca—. Supongo que tal vez sería uno de esos
duendes.
—¿Un elfo de casa? ¿Es en serio? Son esclavos. —Niego—. ¿Por qué querrías
ser un elfo doméstico? Ni siquiera pueden usar ropa.
Su agarre en la toalla se aprieta y libera un suspiro frustrado.
—Bien. Escogeré un búho. Eso es lo que quiero ser.
Contengo una risa y dejo caer mis ojos en la página de nuevo.
—¿Qué? ¿Qué demonios está mal con ser un búho? Son inteligentes, saben
geografía y mierda como esa.
—Los búhos en la vida real son realmente bastante estúpidos. Pero no pasa
nada, sólo transmitiré ese mensaje a los niños de América. Jason Brody, lanzador
temporal de los Royals, quiere ser un búho cuando crezca porque saben geografía
y mierda como esa.
Bien, estoy llevando demasiado lejos este rol de reportera falsa.
—¿Quien dice que esto es temporal? —replica.
—Tu contrato dual. —¿No fue así como papá lo explicó? Él juega unos pocos
juegos y luego regresa a Triple-A, todo sin firmar un contrato real de las ligas
mayores.
Agarra un jean de su casillero y una abrigada camiseta naranja.
—Bueno, planeo patear unos cuantos traseros el día de apertura y hacer esto
un trabajo permanente.
—Creo que necesitas una nueva visión de la realidad —digo—. Un juego no
será suficiente…
—Annie, ¿qué demonios estás haciendo?
Salto del banco y me volteo para ver a papá y a Frank de pie a metro y medio.
—Presentándome a tu nuevo pícher.
—Brody, ¿qué haces aquí, hijo? —pregunta Frank—. Hoy tenemos el día libre.
—Sólo haciendo algo de cardio y pesas. —Su mirada va de mí a papá y a
Frank—. Estaba terminando esta entrevista para Sports Illustrated. La edición
infantil.
—Bueno, entonces no te impediremos recuperar tu ropa de nuevo —dice
Frank, como si estuviera tratando de no reírse—. Y sólo para referencia futura,
todas las entrevistas pasarán por el departamento de publicidad del equipo así
nadie estará vagando por aquí, sorprendiéndote. Savannah se reunirá contigo
20

mañana para discutir la publicidad.


Página

Papá se acerca y extiende una mano a Jason Brody.


—Jim Lucas, un placer conocerte, hijo. He visto tus videos de entrenamiento
de primavera. Tienes un verdadero talento. Estoy deseando trabajar contigo
Brody estrecha la mano de papá, con sus ojos todavía en mí.
—Y esta es mi hija Annie —añade papá.
Brody me mira.
—Déjame adivinar, ¿no trabajas para Sports Illustrated?
Me giro rápidamente y me dirijo de nuevo hacia la oficina.
—Estoy muriendo de hambre. ¿Podemos ir a cenar?
Frank se ríe y papá gime como si lo hubiera avergonzado. Probablemente está
lamentando haberme dejado sola en primer lugar.
Para el momento en que estamos listos para salir del estadio, Jason Brody
está completamente vestido, chaqueta de invierno con la cremallera cerrada, y
siguiéndonos fuera del edificio.
Agarra mi brazo y me detiene, permitiendo que una cierta distancia se forme
entre nosotros y papá, la abuela, y Frank.
—Bien jugado, Annie Lucas.
Me encojo de hombros y sonrío.
—Gracias.
—Vas a escribir esa entrevista para mí —dice él, guiñándome con una sonrisa
de complicidad.
Mantengo mi vista al frente.
—No voy a escribir nada para ti.
—Bien, entonces sólo tendré que explicarle a tu papá algunas de las
inquietudes que tengo acerca del bienestar de su hija —dice.
Agarro la manga de su abrigo.
—¿Qué inquietudes?
Sus ojos bailan con diversión.
—Tocar inapropiadamente a chicos desnudos...
—¡No te toqué! —Dejo escapar un suspiro y bajo mi voz—. Además, él no va a
creerte.
—Tal vez no —dice, todo casual—. Pero realmente creo que tu problema de
mentir y tu falta de respeto a la privacidad de otras personas podrían estar
enmascarando un problema psicológico más grande. Puede que encuentres la
terapia útil.
—Lo que sea. —Cruzo mis brazos sobre mi pecho y continúo caminando—.
¿No tienes cerveza y mujeres esperando por ti? Mejor apresúrate para que no
21

llegues tarde.
Página

Por supuesto papá no me enviaría realmente a terapia, pero mi


comportamiento fue un poco extremo y Brody pareció muy incómodo cuando
entraron. Mejor no correr ningún riesgo.
—No puedo esperar a leer mi entrevista —dice antes de doblar la esquina y
dirigirse en una dirección diferente.
Me quedo allí por un minuto frunciendo el ceño a su espalda y luego corro
para alcanzar a papá, preguntándome qué diría Brody la próxima vez que lo vea sin
esa entrevista.

Es difícil quejarse por el clima después de ver la gran casa tipo rancho de
cuatro dormitorios que Frank alquiló para nosotros. Mi habitación tiene incluso un
baño. He estado compartiendo uno con papá durante tanto tiempo como puedo
recordar. Papá también consiguió una nueva camioneta SUV plateada, lo que me
da todos los privilegios de conducir nuestro muy viejo auto familiar, pero que aún
funciona.
Así que sí, me está gustando la ciudad de Kansas hasta el momento. Incluso
después del incidente con Jason Brody.
Los de la mudanza ya han llegado con nuestras cosas y han amontonado las
cajas en varias habitaciones. La casa está amueblada, por lo que sólo trajimos ropa
y otros artículos no-decorativos. Todo lo que quiero hacer es tirarme en mi nueva
cama tamaño Queen y jugar en mi laptop, pero Frank sigue aquí de pie en la sala de
estar con nosotros, esperando a que llegue una mujer llamada Savannah.
Estoy tratando de averiguar cómo funciona la TV para la abuela cuando una
veinteañera pelirroja entra por la puerta delantera llevando ropa en perchas de
plástico en un brazo y una pila de carpetas en su otro brazo. Lleva tacones, una
falda de tubo negra, y un blazer negro a juego. Se ve lo opuesto a una persona
asociada al béisbol.
—Savannah, estás ahí debajo en alguna parte, ¿verdad? —bromea Frank,
extendiendo la mano para tomar la ropa de la lavandería de sus brazos, poniendo la
ropa en el espaldar del sofá.
La mujer extiende la mano para sacudir la mano de papá. Los dos hemos
estado haciendo mucho lo del apretón de manos hoy.
—Es bueno finalmente conocerte en persona después de todos los correos
electrónicos en el último mes.
—Me voy. Llámame si necesitas algo —dice Frank, dirigiéndose hacia la
puerta. Se vuelve hacia mí antes de salir—. Y mantente fuera de problemas, niña,
¿de acuerdo? Jason Brody va a darle la vuelta a la penosa entrevista si pasas más
tiempo a su alrededor.
22

De alguna manera, dudo que pueda llegar a ser capaz de engañarlo de nuevo.
Página

Me pongo de pie perfectamente recta y me despido de Frank.


—Sí, señor.
Savannah se lanza de inmediato a una importante sesión de descarga de
información con papá, sacando varios documentos de las carpetas para que firme.
Ella está pasando por las horas en que la niñera de la abuela estará aquí para
vigilarla cuando finalmente consigo un buen vistazo de la ropa en el respaldo del
sofá.
Recojo la primera percha y lo sostengo.
—Papá, ¿has comenzado a practicar la gaita como un hobby?
Savannah se ríe.
—Esos son tus uniformes escolares.
—¿Uniformes?
Savannah mira de papá hacia mí.
—Para el Colegio Santa Teresa. —Es obvio para Savannah que papá ha hecho
algunos planes sin informarme. Se ve preocupada—. Oh cielos... tu papá dijo que
halláramos el mejor programa de atletismo en la zona y esta escuela tiene al mejor
entrenador de chicas en el estado. Ganaron el año pasado.
Levanto la percha hasta obtener un buen vistazo de la falda roja plisada.
—Bueno, esto es diferente. Eso es seguro. ¿No les importa que no sea católica?
—En realidad no —dice Savannah—. Pero ¿puedo darte un curso intensivo, si
quieres?
Dejo escapar un suspiro. No quiero que papá sepa que estoy nerviosa ya que
he expresado nada más que confianza en relación con todo esto de mudarnos al
norte. Probablemente es por eso por lo que, subconscientemente, evité llenarlo con
preguntas sobre la escuela y la casa antes de llegar a Kansas. No, Missouri.
—Sí, deberíamos hacer eso.
Savannah me ayuda a llevar toda la ropa a mi dormitorio. Me siento en la
cama y la miro desenvolver las cubiertas de plástico y colocar las cinco faldas, siete
camisas blancas y dos jerséis de cuello en V en el armario.
—La escuela está a veinte minutos de aquí. Está justo en el centro, cerca del
estadio.
—No creo que alguna vez haya llevado falda a la escuela en toda mi vida —
admito.
Me sonríe compasiva.
—Lo bueno sobre los uniformes es que te ves como todos los demás.
—¿Los chicos también llevan faldas?
23

Se detiene en medio de alisar los plisados.


Página

—No hay chicos.


La miro con incredulidad.
—¿Es una escuela de chicas?
—¿Es eso malo?
—No lo sé. —Nos hemos mudado mucho y con el cuidado de la abuela, aparte
del ex-novio, en realidad no he tenido muchas amigas cercanas. Los amigos de mi
ex eran mis amigos, lo que significa en cierto modo, que todos rompimos cuando él
y yo terminamos—. Las chicas pueden ser un dolor en el trasero a veces pero, por
otro lado, mucho de eso gira en torno a los chicos y pelear por chicos, así que tal
vez… —Miro a Savannah—. ¿Qué opinas?
Se sienta en la silla del escritorio.
—Fui de visita la semana pasada y se veía muy tranquilo, nadie llevaba mucho
maquillaje, había un montón de colas de caballo y cintillos. Creo que la falta de
chicos permite que todas puedan dormir hasta un poco más tarde en las mañanas.
Me encojo de hombros.
—Supongo que puedo vivir con eso. —No diría que alguna vez me arreglara
para los chicos de la escuela, pero estoy segura que incluso yo estaba influenciada
por su presencia, al menos un poco—. Entonces, ¿el equipo de atletismo es bueno?
¿Han empezado ya las prácticas?
Savannah parece aliviada que no tenga una rabieta adolescente y vuelve a
colgar los uniformes.
—Sí, lo han hecho, pero la entrenadora de verdad está deseando tenerte. Tu
papá le envió correos electrónicos con tus tiempos y los eventos deportivos del año
pasado. Además, no he escogido cursos por ti ni nada. Te encontrarás con el
consejero mañana por la mañana y te ocuparás de todo eso.
No estoy acostumbrada a que la gente cuelgue la ropa por mí. He estado
lavando la ropa de papá, de abuela y la mía durante años. Sentarme y verla trabajar
es incómodo, así que tomo una caja del piso, la pongo en la cama y empiezo a sacar
cosas.
—Gracias por… ya sabes… visitar el colegio y todo eso. Estoy segura que lo
último con lo que querías tener que tratar es registrar a la hija de alguien en la
escuela.
—No me importa en absoluto —dice—. He querido visitar Santa Teresa
durante un tiempo. Me encantaría que mi hija fuera allí.
Dejo caer mis zapatos deportivos en la cama.
—¿Tienes una hija?
—Lily. —Me sonríe avergonzada—. Tiene solo seis años, pero no puedo evitar
planificar con antelación. Sin embargo, no estoy segura de si podré permitirme la
24

matrícula en Santa Teresa. Ya veremos.


—¿Es caro? —¿Puede papá permitírselo? He estado demasiado atrapada en
Página

los detalles que sea un colegio católico, solo de chicas y con uniforme, así que no
había cruzado por mi mente que colegio privado equivale a caro.
—Es cinco veces más caro que la escuela elemental católica del vecindario
cerca de aquí —admite—. Ahí es donde Lily va ahora. Está en primer grado.
—¿Vives en este vecindario? —Estoy sorprendida porque es un poco
sofisticado y ella acaba de expresar su preocupación por la matrícula del colegio.
—Vivimos en el complejo de apartamentos a unas cuadras de distancia. —Ha
terminado de colgar toda mi ropa escolar, pero en lugar de irse, recoge una caja de
ropa de casa y empieza a desempacarla—. La hija de Jake London también va a
Santa Teresa. Viven más abajo en esta calle.
Cargo una pila de libros de la cama a la estantería junto a la cómoda.
—¿Jake London?
—El de primera base —dice.
—Oh, correcto. —Niego. Tiendo a referirme a los jugadores por sus posiciones
en lugar de sus nombres. Probablemente porque realmente nunca he tenido que
dirigirme a ninguno personalmente. Hasta Jason Brody. Ugh—. ¿Cuál es
exactamente tu trabajo? —le pregunto a Savannah.
—Para tu papá, me encargaré de la planificación, las entrevistas y los arreglos
de viajes y también trabajo con dos de los otros entrenadores. También soy el
enlace de publicidad para todos los pitchers de los Royals. Voy entre la prensa y los
agentes y hago toda la planificación y mantengo a todo el mundo feliz. —
Rápidamente dirige la conversación de vuelta a mí—. ¿Parece que hoy llegaste a
conocer a Jason Brody?
Me río.
—Supongo que podrías llamarlo así.
Savannah se gira para mirarme.
—¿Cuéntame?
—Sí, Annie, cuenta. —Alzo la vista y veo a papá apoyado contra el marco de la
puerta—. ¿Cuál era exactamente tu objetivo más temprano? ¿La entrevista falsa y
todo?
Me acerco a la entrada y lo empujo.
—Lo siento, papá, esto es charla de chicas. Tengo que practicar, ¿verdad? Ya
que voy a ser enviada a un colegio solo de chicas.
Tiene la decencia de parecer avergonzado por ocultarme ese importante
detalle.
—El mejor programa de atletismo en el estado, Ann.
—Oh, estoy segura que ese fue tu objetivo principal. —Tengo éxito en
empujarlo fuera de la habitación y cierro y bloqueo la puerta antes de girarme hacia
25

Savannah—. Está, entonces, Jason Brody… abdominales asesinos, déjame contarte.


Le quedan muy bien las toallas.
Página

Se cubre el rostro con las manos, riendo.


—Tu padre te va a prohibir que entres al vestuario ahora, ¿no es así?
—Oh, sí, sin duda. —Me dejo caer en la cama de nuevo, ya aburrida de
desempacar—. La pista está en el interior y con calefacción, ¿verdad? Tiene que ir
en contra de la ley hacer que los chicos corran en el frío.
Niega.
—Estoy bastante segura que practican afuera.
Gimo.
—Genial.
Puede que haya sobrevivido a mi primer encuentro con Jason Brody, pero es
muy posible que muera intentando correr afuera mañana.
RIP, Annie Lucas. La chica que podría haber sido la corredora más rápida
del estado. Ahora nunca lo sabremos…
26
Página
Capítulo 3
Annie Lucas: ¿POR FAVOR alguien puede decirme por qué Jesús
está colgado en la cruz? Sólo necesito la versión resumida de
SparkNotes, como en los próximos 5 minutos. ¡Oh! Y ¿qué pasa con la
cosa del Espíritu Santo? Google no lo explica muy bien.
Hace 4 horas
Annie Lucas: No hagan caso a mi pregunta anterior. Al parecer
sólo hay que decir: “Espíritu Santo”. No necesito saber lo que es.
Hace 20 minutos
—Tengo dos clases contigo y el almuerzo —me dice Lenny London después
que somos presentadas por el consejero de la escuela y he compartido mi horario
con ella. Solo unos minutos de observación, y es obvio que Lenny tiene el aire de
ser la hija de un jugador de grandes ligas. No parece consentida o algo, sólo
importante. Su figura alta, de piel oscura, delgada y hermosa se destaca entre la
multitud de cuadros rojos. Hace que la falda del uniforme tenga aspecto moderno,
y de alguna manera la camisa mejora el tamaño de sus pechos. Usa al menos dos
tallas más contra mi casi-B que parece más una A en este ranking de moda
escolar—. ¿Qué opinas hasta ahora?
—Bueno, no tienen chicos —digo—. Y no puedo decidir si es bueno o malo.
—Honestamente, estoy a favor de los chicos, pero no en la escuela —dice
Lenny—. Me gustan en las fiestas de fin de semana, pero aquí es agradable sólo
centrarte en las tareas escolares y en los clubes.
—Fui a la escuela pública en Arizona, así que esto es un poco diferente.
Me lleva por un pasillo hacia la cafetería.
—Bueno, nunca he estado en la escuela pública, por lo que no puedo
comparar. Y siempre hay alguna maliciosa pelea pasando entre varias chicas, pero
aquí todo el mundo es al menos capaz de ser agradable incluso si no deciden
hacerlo todo el tiempo.
—Es bueno saberlo. —Miro mi falda, tratando de evitar que la pretina se
tuerza.
—Y el próximo año, estaremos juntas en último año, y eso es aún más
27

divertido. El penúltimo año es difícil.


—No es broma —digo—. Sólo he estado en tres clases hasta el momento, y ya
Página

puedo decir que mi escuela estaba muy por detrás de Santa Teresa.
—Sí, no dejes que la etiqueta católica te engañe. —Lenny abre la puerta de la
cafetería—. Aquí son bastante exigentes en lo académico. Eso es por qué hay un
montón de chicas que no son religiosas
—Yo incluida. —Estoy aliviada de no ser la única. Me asusté un poco en el aula
cuando todo el mundo empezó a recitar oraciones de memoria—. Así que, ¿te gusta
ir a todos los juegos y esas cosas? Quiero decir, a los juegos de los Royals.
Se encoge de hombros, dirigiéndose a la fila del almuerzo.
—Generalmente. Si tengo ganas. A veces tenemos que hacer estas
publicidades familiares poco convincentes para las personas que quieren la imagen
de atletas ricos que van a la iglesia y pasan mucho tiempo en casa. Mi hermano Carl
y yo... somos aparentemente perfectos adolescentes modelo a seguir, bueno, Carl
tiene veintiuno por lo que ya no es un adolescente. —Pone los ojos en blanco—. Es
todo mentira, pero lo que sea. Está pagando por mi universidad y financiando mis
fiestas y mi vida nocturna. —Su rostro se ilumina—. Hablando de vida nocturna,
me he nombrado jefa del comité de bienvenida de Annie Lucas, y estamos saliendo
totalmente esta noche. Y tú estás totalmente viniendo a mi fiesta el próximo fin de
semana. Deberías estar en abstinencia de chicos para entonces.
—Genial. —¿Voy a estar en abstinencia de chicos? No estoy realmente segura.
—Y apuesto a que no tendrás que ser sometida a las cursis publicidades
familiares ya que tu padre no es el único entrenador de picheo. —Se gira hacia mí—.
¡Oh! Adivina quién se quedará en nuestra casa.
Todavía estoy tratando de procesar el hecho que mi padre no es el único
entrenador de picheo, por lo que me lleva unos pocos segundos responderle a
Lenny.
—¿Quién?
—Jason Brody —dice—. Es el nuevo…
—Sé quién es. —Perfectamente podría estar presumiendo que vi al chico en
toalla, pero decido que revelarle esto a Savannah es probablemente suficiente. No
me gustaría que Jason Brody pensara que paso todo mi tiempo soñando con él en
toalla—. Mi padre habla mucho de él.
—Estará en mi casa de huéspedes al menos hasta el Día de Apertura,
probablemente desbordando el lugar con mujeres fáciles —dice—.Me imagino que
después será enviado de vuelta a la Triple-A. No sé lo suficiente para adivinarlo,
pero es tan joven, ¿verdad?
Me encojo de hombros simplemente porque la única cosa que sé es que tanto
papá como Frank quieren a Jason Brody en el roster de los Royals, pero eso
probablemente significa quitar a otro jugador que ha estado en el equipo desde
hace años. O bien la lesión del otro tipo tiene que empeorar, o Brody necesita hacer
algo sorprendente en ese primer juego. Echo un vistazo alrededor de la cafetería.
28

—Entonces, ¿quién es mi competencia en atletismo?


—¿Cuál es tu prueba? —pregunta Lenny.
Página

—El kilómetro y medio.


Explora la habitación y apunta a una chica alta, de cabello oscuro.
—Jackie Stonington. Es una senior. Metida en la competencia estatal en tu
prueba los últimos dos años.
Me metí en la competencia estatal el año pasado también, pero eso fue en
Arizona, y Missouri podría ser más competitivo. Ya sé que este equipo es más
competitivo que mi antigua escuela.
—¿También estás en el equipo?
—Oh, no —dice enseguida—. No hago deportes en absoluto. Eso sería
complacer a mi papá y simplemente no puede hacer eso, ¿cierto?
Dado que no tengo una respuesta a esa pregunta retórica, obviamente le
permito a mi cerebro ponerse al día con esta conversación.
—Espera... ¿Dijiste algo acerca de salir esta noche?
Lenny sonríe.
—Sí. Pasaré por tu casa alrededor de las ocho. Volveremos a las once. Noche
de escuela y todo eso. Hay esta banda tocando en un bar del centro, y estoy
obsesionada con el cantante. Y el gorila está obsesionado conmigo, por lo que no
tendrás ningún problema para entrar.
¿Problemas para entrar?
La mirada de Lenny se mueve por encima de mí.
—Simplemente no lleves tu uniforme.
Obviamente.

Annie Lucas: ¿Under Armour? ¿Por qué estoy imaginando correas


de acero y sujetadores que tienen chalecos a prueba de balas? Además,
en realidad no es posible que los pulmones se congelen mientras aún
estás viva, ¿verdad? No importa. No respondan a eso.
Hace 2 horas
Annie Lucas ahora es amiga de Lenny London y de otras 14
personas
En el momento en que la práctica de atletismo llega, tengo un fuerte dolor de
cabeza gracias a la excelencia académica de Santa Teresa. Una chica en el vestuario
antes de la práctica es lo suficientemente buena como para prestarme unas mallas,
una camisa manga larga para correr, y una cinta para la cabeza con el logo de la
escuela bordado en ella. Me quedo cerca de Jackie Stonington durante las cuatro
29

vueltas de calentamiento y luego, después del estiramiento, la entrenadora Kessler


Página

me lleva a un lado.
—Lucas, estamos muy contentas de tenerte en el equipo este año —dice—.
Como probablemente has oído, Santa Teresa es actualmente la número uno en el
estado.
Estoy frotando mi pecho. ¿Se supone que me debe doler cuando corro? Está
solo a cero grados, ¿tal vez mis pulmones se congelaron?
—Campeones estatales, eso es impresionante.
—Así es como hago las cosas en mi equipo —dice la entrenadora Kessler—. Es
muy simple, y no me desvío por ningún motivo. Los mejores tiempos en la práctica
antes del encuentro están dentro de la competición. No hay excusas, no hay
preguntas. Si estás molesta y eres lenta, vamos a vigilarte y a imaginar que caes
sobre tu cara delante de cientos de ojos mirándote, pero si eres la mejor, estas
dentro. Sin favoritismos, nada de política, sin padres persuadiéndome, sólo tiempo,
distancia, estar a la altura, ¿lo entiendes?
Suspiro de alivio. Me había preocupado que llegar en penúltimo año de
secundaria podría no permitirme tomar el lugar de otra persona, pero de acuerdo
con el plan de la entrenadora Kessler, todo lo que tengo que hacer es correr más
rápido que las otras chicas.
—Creo que puedo manejar eso.
Me da una palmada en la espalda un poco duro.
—Vamos a tener nuestras primeras pruebas de tiempo la próxima semana.
La entrenadora Kessler envía a todas las chicas a correr la distancia de los 800
metros o más, a una carrera de ocho kilómetros dirigidas por Jackie Stonington.
Me aseguro de permanecer a dos pasos detrás de ella todo el tiempo y cuando
volvemos a la escuela, estoy odiando la fría temperatura, casi 50 por ciento más
bajo de lo que hacía al inicio de la práctica.
—¡Lucas! —grita la entrenadora Kessler después de despedir a todas a los
vestuarios.
—¿Sí?
—¿Alguna vez corriste 3 kilómetros? —pregunta.
—Sólo una vez en primer año. Mi tiempo de kilómetro y medio siempre ha
sido mejor, y era demasiado hacer ambos en la misma competencia.
La entrenadora Kessler resopla disimulando una risa.
—¿Quién lo dice? —No espera mi respuesta. Saca una hoja de papel de su
portapapeles y me lo entrega—. Todas mis corredoras de larga distancia hacen
entrenamientos adicionales. Estoy aquí cada mañana antes de la escuela, y correrás
por tu cuenta los fines de semana.
—Oh… —Echo un vistazo al papel y comienzo a calcular los kilómetros
adicionales para cada semana—. No me di cuenta que había extra…
30

—No puedo exigirte eso, Annie —explica—. Pero te lo digo ahora, si sigues mi
programa, no sólo competirás tanto en el kilómetro y medio y en los 3 kilómetros,
Página

sino que vas a ganar, ¿de acuerdo?


—Bien.
—Y recuerda revisar mi dieta de entrenamiento en el sitio web —grita tras de
mí—. Es muy importante que cargues los hidratos de carbono.

Annie Lucas: Si supiera cómo decir abrumada en español eso es lo


que escribiría en mi actualización de estado. Pero de nuevo, si lo
supiera podría no estar lo suficientemente abrumada como para
necesitar esta actualización.
Hace 5 minutos
Lenny London: Los chicos vienen y van, pero aprender a maldecir
con ellos en varios idiomas es una habilidad que puedes mantener por
siempre. Es exactamente por qué estudiar es una prioridad para mí.
Hace 2 minutos
Estoy de pie fuera de los vestidores de los Royals tratando de decidir si quiero
correr el riesgo de meterme en problemas por entrar en la oficina de papá cuando
Frank viene por detrás.
—Frank, llévame con mi padre. —Pongo mi mano sobre mis ojos y estiro mi
otro brazo hacia él.
—Oh Señor, esto se está poniendo realmente viejo —refunfuña,
arrastrándome. Se detiene después de sólo una corta distancia—. Está todo
despejado, chica.
Destapo mis ojos y sigo a Frank a la sala de entrenamiento donde papá está
trabajando con el abridor, repasando secuencias de video. Sonríe cuando me ve,
lanza una barrita energética en mi dirección, y vuelve al trabajo.
Papá quería llevarme a la escuela esta mañana, así que estoy atascada
esperando a que termine. Subo a una de las mesas y extiendo mis libros. Han
pasado un par de horas desde mi último dolor de cabeza académico, y me imagino
que es el momento de otro. Le doy la mitad de mi atención a mi libro de historia y
la otra mitad a la sesión de entrenamiento de papá. No puedo escuchar todo lo que
está diciendo, pero lo que capto, el señor Abridor, quien aparentemente ha sido
material caliente por aquí durante toda una década, no está demasiado interesado
en el consejo de papá. Es como si ya estuviera fuera de su asiento.
—Bueno, esto sólo se pone cada vez más interesante cada día. —Echo un
vistazo por encima del hombro y veo a Jason Brody, de pie cerca de una de las
caminadoras en ropa de ejercicio. Sus ojos viajan de arriba a abajo, pasando por mi
31

uniforme del colegio—. ¿Ya tienes mi entrevista redactada?


Le sonrío y luego saco una hoja de papel de mi bolso.
Página

—De hecho, sí.


Me mira con escepticismo y se acerca, arrancando el papel de mi mano.
—Jason Abraham Brody… —Deja de leer y me mira—. Ese no es mi segundo
nombre.
—No tuvimos la oportunidad de terminar la entrevista, así que improvisé.
Pone los ojos en blanco.
—Mide uno setenta y ocho... equivocada de nuevo, mido uno ochenta y tres.
Su comida favorita no es el sushi. Su mejor consejo de picheo para los chicos que
quieren seguir sus pasos es tirar siempre hacia el home.
»Lindo. —Y pliega el papel, metiéndolo en el bolsillo de su pantalón de
gimnasia—. Realmente lindo.
Mi rapidez en la tarea se reduce a la mitad viendo a Brody en la caminadora.
Es todo músculo y sexy, pero al mismo tiempo no puedo dejar de estudiar su
zancada y analizar su técnica.
—Realmente deberías relajar más los hombros. Te ves mejor con cuello.
Empieza a reír, se tambalea un poco, y casi se cae de la caminadora. Papá
dispara una mirada en mi dirección, y decido cerrar los labios y pasar la siguiente
hora escuchando los pies golpear contra la cinta rodante mientras estoy acostada
de espaldas y poniéndome al día en mi clase americana de literatura leyendo El
Gran Gatsby. Finalmente, papá se inclina sobre mí y me besa en la frente.
—Ya terminé.
—Bien porque voy a montar una rabieta infantil si no consigo una pizza
grande solo para mí en los siguientes veinte minutos. —Pizza. Esos son
carbohidratos, ¿verdad? La entrenadora Kessler me dijo que comiera muchos
carbohidratos. Me incorporo de nuevo y comienzo a lanzar mis libros en mi bolso
repleto.
—Buen trabajo hoy, Brody —dice papá, antes de volverse hacia mí—. Oí que
las regaderas están abiertas. Será mejor que te quedes aquí por un minuto, Ann.
—Veinte minutos más, papá. Entonces será el momento de la rabieta.
—Lo sé, lo sé. —Se marcha con su prótesis golpeando contra el suelo.
Brody detiene la cinta y sale, se agacha para recuperar el aliento antes de
agarrar una toalla para secarse el sudor del rostro. Su camiseta está empapada, en
el frente y por detrás. Se acerca y recoge mi libro de álgebra.
—¿Así que estás en la secundaria?
—¿El atuendo me delató?
Él levanta los ojos para encontrarse con los míos.
32

—El atuendo es... bueno... sí, te delató.


Página

Estoy tratando de no reírme porque estaba totalmente a punto de decir algo


más y luego se llenó todo de vergüenza. Podría ser atrevida, pero no soy lo
suficiente como para coquetear de verdad con un tipo como Jason Brody, por lo
que cambio rápidamente de tema.
—Por favor, dime que no actuaste todo grande y poderoso y petulante, como
el señor Abridor durante la sesión de entrenamiento con mi papá.
—De ninguna manera —dice—. Estoy en periodo de prueba así que no causaré
problemas. Además, me gusta tu papá. —Vacila y luego pregunta—: ¿Cuál es el
problema con su pierna?
—¿Su pierna o su no-pierna? —No puedo evitar ser rápida y estar a la
defensiva sobre papá. Después de años de preguntas de amigos y de chicos al azar
con los que jugaba en el parque, se vuelve aburrido.
Brody mantiene sus ojos en mi libro de texto y, finalmente comienza a hojear
las páginas.
—Su no-pierna.
—¿Alguna vez has oído hablar de la osteosarcoma? —Brody niega—. Es cáncer
de huesos.
—¿Cáncer?
Asiento. Esa es la parte más difícil para hacerle frente, también porque su
pierna se fue, pero el cáncer todavía puede volver.
—Sí. Cuando tienes un tumor en los huesos, algunas veces no pueden
extirparlo sin sacar todo el hueso.
—Pero ya estaba lanzando, ¿verdad?
Levanto el dedo índice derecho, imitando la respuesta de Frank cuando le hice
la misma pregunta hace casi diez años. Había tenido curiosidad, pero también
demasiado miedo de preguntarle a papá.
—Un partido de la temporada regular con los Yankees.
—¿Y luego se acabó?
—Sí.
—Yo no lo habría hecho —dice con firmeza—. No habría dejado el picheo. No
hubiera permitido que se llevaran mi pierna.
Arranco el libro de álgebra debajo de su mano y meto las cosas en mi bolso.
—Bueno, no tienes una esposa y un bebé, así que tal vez eso hace tu punto de
vista mucho más egoísta.
Después de saltar de la mesa y agarrar mis cosas de la escuela, puedo sentir
que me observa. Probablemente piensa que soy una loca, pero acaba de tocar un
punto sensible. La verdad es que no estoy segura que mi mamá o yo fuéramos la
razón por la que papá eligió perder la pierna por encima de lanzar un poco más y
33

tomar el riesgo que el cáncer se volviera demasiado agresivo para luchar contra él.
Sé que pensó en mí en un primer momento, pero tengo parte de recuerdos poco
Página

definidos que implican a un hombre muy diferente del que conozco hoy. Es por eso
que siempre esperaba las visitas de Frank para preguntarle específicamente acerca
de los años de béisbol de papá.
Tengo la sensación que este nuevo lugar, más importante aún, este nuevo
trabajo de papá va a abrir todo el pasado, cubierto de telarañas que hemos estado
evitando casi toda mi vida.
34
Página
Capítulo 4
Papá: No llegues demasiado tarde, Ann. Y ten cuidado. Escuché que
puedes perderte durante horas en la casa de los London.
Después de leer el texto, meto mi teléfono en el bolsillo de mi chaqueta, junto
con la culpa que se forma como resultado de mentirle a papá. Estoy segura que
tiene razón. Podría perderme en la casa de los London. Suponiendo que estuviera
allí. Que no es así.
El frío viento nos azota en la cara mientras Lenny avanza hacia la entrada de
un bar bullicioso del centro, sus botas de tacón alto hacen un ruido metálico contra
la acera. Es una visión superior a mí en su pantalón ajustado y suéter plateado
brillante. A pesar que me quité el uniforme, como sugirió, mi suéter marrón, jeans
y botas planas son sosas en comparación.
Antes de llegar a la puerta, me doy cuenta de la fila de personas afuera, y lo
más importante, el gran tipo con enormes bíceps examinando las ID de dichas
personas.
Agarro la manga de Lenny.
—No tengo una identificación falsa o cualquier cosa...
Se gira, mostrando su perfecto trabajo de maquillaje. La preocupación
parpadea en su rostro por un segundo y luego se encoge de hombros.
—No importa. Bean está trabajando esta noche.
¿Bean?
Tropiezo detrás de Lenny, observándola voltear su cabello sobre un hombro e
ir hasta el frente de la fila.
—Oye, Bean.
El tipo con enormes bíceps levanta sus ojos de la ID que está inspeccionando
en este momento. Una amplia sonrisa se extiende por sus facciones, haciéndolo
lucir un 50 por ciento más agradable. Y más joven.
—¡Lenny London, adelante!
Salta de su asiento y nos guía a ambas adentro después que Lenny toma mi
mano y me lleva con ella. La música adentro es ruidosa pero no insoportable, y
35

también el olor de costillas BBQ no es insoportable. La mezcla de clientes varía en


edad, pero nadie en la secundaria como nosotras. Mi estómago se retuerce de
Página

nervios. No soy de las que juega a la flecha recta o alguna cosa. Me gusta una fiesta
tanto como a cualquier chica de mi edad. Pero en serio, ¿cuánto tiempo hace que
estoy en la ciudad de Kansas? ¿Cuarenta y ocho horas? Y ya estoy rompiendo las
leyes y mintiéndole a mi papá.
Oh, esperen... ¿tal vez hacerse pasar por una reportera de Sports Illustrated
sea un delito grave? Si eso es cierto, entonces me duró menos de una hora. Sé que
dije que quería un nuevo comienzo aquí, pero de buena hija a terrible criminal no
es exactamente lo que tenía en mente.
Después de ponerle una mirada coqueta al cantante principal demasiado-
mayor-para-ella, Lenny se va corriendo a la barra y vuelve con una botella de
cerveza en cada mano. Me quedo torpemente apoyada contra una mesa mientras
Lenny revolotea por el bar saludando a la gente y, como yo, no bebiendo su cerveza
realmente.
Durante los siguientes veinte minutos, reviso mi teléfono cerca de un millón
de veces. No son ni siquiera las diez todavía. Finalmente, vuelve a mi lado y dice:
—No lo estás pasando bien, ¿verdad?
Me encojo de hombros. ¿Que se supone que debo decir?
—Lo siento. —Libera un suspiro—. Mis padres están haciendo esta estúpida
cena esta noche, y necesitaba una excusa para salir. —Se frota suavemente las
mejillas con el pulgar y la punta de los dedos—. Mi rostro todavía está adolorido de
sostener la falsa sonrisa en la última fiesta.
Esa pequeña mención de su familia trae a la chica de secundaria de nuevo a
las facciones de Lenny.
—Entonces ¿pasar un rato en un bar del centro fue tu excusa para faltar a la
cena?
—Sí, totalmente. —Se ríe Lenny—. En realidad, tú eres mi excusa. Mi mamá se
eligió a sí misma jefa del comité de recepción de los Royals. Significa que los
nuevos jugadores o el personal y sus familias llegarán a conocer la extensión de la
tierra de mi familia.
Mis cejas se disparan.
—Eso es... diplomático de su parte.
Lenny resopla.
—Correcto. Diplomático. Más como que quiere echarle un vistazo a las
esposas y los hijos de la competición y asegurarse que todo el mundo sepa que mi
papá es el jugador mejor pagado en el equipo, y que ellos planean mantenerlo de
esa manera.
—Vaya. —Niego—. Mantén a tus enemigos cerca...
Los ojos de Lenny se ensanchan, y descansa una mano firmemente en mi
brazo.
36

—No yo, Annie. De verdad. No sigo sus juegos.


Página

—Excepto para irte de las cenas.


Se encoge de hombros.
—Si no quisiera salir contigo, no lo haría. Me he sacudido a más de unos pocos
chicos de los Royals.
No hay duda que está diciendo la verdad. Lenny London está siendo un
enigma que resolver, pero al mismo tiempo, parece ser exactamente como dice.
—¿Qué diablos estás haciendo aquí? —gruñe una profunda voz detrás de mí.
Me doy la vuelta y me encuentro cara a cara con Jason Brody. Y sí, entro en
pánico por un segundo pensando sobre cómo me vio en mi falda plisada hoy más
temprano. Como en mi uniforme de secundaria. Luego está toda esa amenaza de
decirle a mi papá para que me envíe a terapia prolongada de hace unos días. Pero
luego levanto la cerveza a mis labios y tomo un sorbo, haciendo mi mejor esfuerzo
para no hacer una mueca.
—Hola, Brody. Gran música, ¿eh?
Me mira con tanta fuerza que estoy segura que su frente se arruga hasta
quedarse así de forma permanente.
—¿Qué demonios estás haciendo? —Agarra la botella de mis manos y la
desliza sobre la mesa hasta que golpea ligeramente la pared.
Una morena alta con una cintura de diez centímetros se le acerca por detrás y
apoya una mano en su hombro. Me tomo un segundo para mirar a Lenny, quien
apoya una mano en su cadera y le dice a la chica:
—Creo que dejaste tu ropa interior junto a mi piscina la otra noche. Justo al
lado del bóxer del chico amante. Los recogí por seguridad. Por si te lo preguntabas.
Una mirada desconcertada cruza la cara de la chica y luego Lenny finge
sorpresa, tapándose la boca con una mano.
—Oh. Quizás no eras tú. Ahora que lo pienso, estoy bastante segura que la
muchacha era pelirroja, pero es difícil decirlo en la oscuridad, especialmente con
todo sacudiéndose.
La chica le da a Lenny una sonrisa tensa, gira en un medio círculo, y se aleja.
Brody deja caer su cabeza, apretándose el puente de su nariz con una mano.
—Genial. Muy bien, Lenny.
Mi mirada rebota entre los dos. No sé si reír o estar disgustada. Brody levanta
la cabeza y lo miro directamente, sosteniendo su mirada.
—No seas dura con él, Lenny. Sólo está aprovechando su condición de grandes
ligas, mientras dure. ¿Puedes culparlo?
Brody ladea una ceja, el desafío baila en todo su rostro.
—¿Mientras dure? Vamos a dejar una cosa clara…
Se para en seco cuando los tres vemos al hombre mayor acercarse a nuestra
37

mesa. Un hombre que conocí brevemente cuando recorrimos el estadio, el otro día.
Johnson. El nuevo dueño de los Royals. Brody jura por lo bajo. Johnson camina
Página

hacia nosotros con tal propósito que sé que nos reconoce. O con suerte sólo
reconoce a Brody. Me refiero que el tipo probablemente se reúne con los chicos del
equipo de los Royals todo el tiempo. ¿Qué probabilidades hay que recuerde las
caras?
Se detiene bruscamente delante de nosotros, ajustándose la corbata. Si no
hubiera notado al grupo que vestía de traje en la mesa de la que surgió, diría que su
atuendo está fuera de lugar aquí. Echo un vistazo a Lenny, quien se ve fresca como
una lechuga, pero baja su cerveza.
Johnson se dirige a Lenny primero, sus ojos se estrechan.
—Supongo que estaban siendo hospitalaria, dándole a nuestro pícher
sustituto una muestra de la mejor barbacoa de la ciudad.
Obviamente no es una pregunta. Y si sé esto, Lenny definitivamente lo sabe.
La sonrisa falsa de mejillas entumecidas se extiende a través de su cara.
—¿Cómo lo supo?
¿Y pícher sustituto? Eso es un poco redundante. El relevo ya marca la
sustitución.
—Golpe de suerte —dice Johnson, devolviendo la falsa sonrisa—. Qué hay de
ir y tener ese auto encendido.
Comienzo a seguir a Lenny, pensando que tal vez he conseguido no ser
reconocida o que asumió que soy una de las insignificantes amigas de Lenny
London. Pero Johnson toca mi brazo y dice en voz baja:
—No tan rápido, señorita.
Lenny capta la situación y me mira.
—¿Nos vemos afuera en cinco, Annie?
Asiento, sin saber qué otra cosa hacer. Mi corazón golpea, el sonido bloquea la
música, y Brody se mueve a mi lado.
Johnson se inclina más cerca, todavía con la falsa sonrisa. Para un extraño,
eso podría parecer casi una conversación amistosa. Pero lo sé mejor. Especialmente
con toda esta tensión rodando entre nosotros.
—No sé lo que estás jugando, yendo tras los jugadores. Pero esta no es la
imagen que quiero que retraten las familias de los Royals —dice Johnson—. No voy
a tolerar malas relaciones públicas. No de tu padre y, ciertamente, no de ti. Eso es
un strike, señorita.
El calor se eleva a mi rostro. Mi boca se abre, pero no puedo formar ninguna
palabra. ¿En qué clase de culto nos hemos metido?
Johnson se vuelve a Brody.
—Y llegaste a este trabajo con dos strikes bajo el brazo, hijo. Considérate en
dos y media. Arrastrando a niñas inocentes a un bar a altas horas de la noche... —
38

Oh, ¿así que ahora soy una niña inocente? ¿Qué pasó con lo de ir tras los
jugadores? ¿O tal vez Lenny es la niña inocente?—. Oí que hiciste algunas cosas
Página

bastante malas, pero esto está fuera de mi zona de confort.


—Él no… —comienzo a decir. Por qué demonios estoy defendiendo a Jason
Brody, pero Brody me calla.
—No se preocupe —le dice a Johnson, su voz tensa y contenida—. No va a
suceder de nuevo. Créame.
—Ese es el problema —dice Johnson, todo suave y viejo hombre de negocios—
. No confío en ti. Dudo que alguien en su sano juicio se fíe de un ex convicto.
¿Ex convicto? Jesucristo. ¿Vamos a tener que ir a casa juntos?
Cuando no camino lo suficientemente rápido para Brody, nuestros cuerpos
chocan. La dureza de él se presiona contra mí, y luego huelo su loción de afeitar.
Mis pensamientos se nublan. Esta es probablemente la forma en que atrajo a la
pelirroja hasta la casa de la piscina de los London la otra noche. Y cómo estuvo a
punto de repetir la actuación con la morena, ahora malhumorada en la esquina.
Qué bueno por Lenny London y sus habilidades de secuestro de pantis.
—Por favor, dime que tienes tu propio auto —murmuro cuando llegamos a la
puerta.
—Correcto —espeta Brody—. Porque eso es completamente posible con mi
salario de ligas menores. E importante cuando estoy en la carretera con el equipo
más de doscientos días al año.
—¿Así que es un no, entonces?
Se queja y empuja la puerta para abrir la puerta, caminando alrededor y
dirigiéndose directamente hacia el nuevo auto de Lenny. Es de dos puertas, por lo
que Brody se ve obligado a permitirme un segundo para meterme en el asiento
trasero antes de caer al lado de Lenny.
Lenny se ríe cuando nos ve, obviamente molestos.
—Noche de diversión, ¿eh? Debemos hacer esto de nuevo muy pronto.
—No hay ni una maldita posibilidad —se queja Brody. Se desliza hacia abajo
en el asiento, como si estuviera escondiéndose de ser visto en el auto de Lenny a
pesar que está oscuro y, probablemente nadie está prestando atención o incluso le
importa.
Lenny enciende la música, sintiendo que no estamos para una pequeña
charla. Reconozco la primera canción como una de las que había tocado la banda
en el bar. Supongo que realmente es una fan. Cuando nos dirigimos a nuestra calle,
Lenny me mira por encima del hombro.
—¿Debo llevarte a tu casa?
—Ajá. —Brody niega—. Johnson ya tiene ideas en la cabeza. No voy a dejar
que Jim piense que paso mi tiempo libre de fiesta con chicas de secundaria.
Pongo los ojos en blanco.
39

—Correcto. Porque a tus diecinueve años eres mucho más grande y más sabio
que nosotras a los de diecisiete.
Página

—Tengo dieciséis —me corrige Lenny—. Mi cumpleaños es en verano.


—Grande y sabio no es el problema. Es más como legal. —Brody apunta a su
pecho—. Y no legal. —Agita un dedo entre Lenny y yo.
Según Johnson, tuvo algunos problemas haciendo cosas ilegales en el pasado.
—Le gustan que sus mujeres sean de piernas largas e independientes —dice
Lenny, evitando al mismo tiempo mi casa, llevándonos alrededor de la manzana y,
finalmente entrando en el camino a la casa de la piscina. Mira fijamente a Brody,
esperando a que salga del auto—. Puedo dejarte ahora, Annie.
Pongo mi puño contra el asiento de Brody, haciendo alusión a que salga.
—Caminaré. Necesito tener mi cabeza despejada antes de enfrentarme a papá,
que por desgracia es implacable cuando se trata de esperarme.
Lenny se vuelve.
—¿Estás segura?
Brody finalmente abre la puerta y sale. Salgo tras él, respondiendo a la
pregunta de Lenny.
—Nos vemos mañana en el colegio, Annie —grita, dirigiéndose a la parte
trasera—. Gracias por ser mi tapadera esta noche.
Estoy preparada para alejarme rápidamente del exasperante pícher que
arruina toda mi diversión, pero él agarra mi bolso, manteniéndome en el lugar.
—Johnson tenía razón, ¿sabes? —dice.
Los nervios se agitan en mi estómago. No quiero que me guste la forma en que
su camiseta de manga larga se acomoda sobre su musculoso cuerpo o la manera
perfecta en que sus jeans desgastados cuelgan de su cintura.
—¿Qué? ¿Sobre la cosa de ex convicto? Ya he oído todos esos detalles.
Está bien, no he oído ningún detalle propiamente dicho. Solo la referencia de
Frank a las “indiscreciones” de Brody. ¿Es esta charla educada por lo de ex
convicto?
—¿Se puede realmente ser un ex convicto a los diecinueve años? Convicto, sí,
pero ex... no debes haber sido un criminal si ya entraste y saliste de la cárcel.
—Dios, eres una mocosa. —Suspira—. Tu estupidez es tan mala como para
arruinar mis posibilidades de juego.
—No tenías porqué acercarte a Lenny y mí en el bar. Ese fue tu error.
Niega, tensando la mandíbula.
—Un consejo, si quieres quedarte por aquí, no le des a Johnson una razón
para despedir a tu papá.
Doy un tirón a su agarre y doy un paso atrás por el camino de entrada.
40

—¿Por qué demonios te importa lo que me pase o a mi papá?


La expresión de Brody se nubla, pero no contesta.
Página

Sonrío, sabiendo que encontré una grieta en su exterior.


—Oh. Correcto. Debido a que mi papá y Frank parecen ser los únicos que
creen que puedes lanzar.
Brody se ríe con torpeza y mira hacia otro lado.
—Puedo lanzar.
—Supongo que lo veremos, ¿eh? —Me giro y me voy al trote, con la esperanza
que no me siga. Cuando termino el recorrido de medio kilómetro hasta la casa y
atravieso la puerta principal, papá está sentado en la sala de estar viendo la
televisión. No me sorprende.
—Hola, Ann —dice, sonriéndome por encima del hombro—. ¿Te divertiste esta
noche?
Bien. Johnson no me ha delatado. Todavía. Tomo prestada la falsa sonrisa de
Lenny.
—Eh, sí... fue muy divertido.
Papá frunce el ceño. Me conoce demasiado bien para ser engañado con falsas
sonrisas.
—¿Estás bien?
Suspiro y me dejo caer en el sofá de dos plazas junto a él.
—Sí, estoy bien. Es simplemente agotador. Conocer gente nueva, asimilando
una nueva ciudad...
La preocupación llena su rostro.
—Bueno ¿agotador bueno o agotador malo?
Le sonrío mucho más genuino y espero que tranquilizadora.
—Siento que un poco de ambas.
—Yo también, cariño. Yo también. —Pone el control remoto en mi regazo y
sale del sofá, cojeando un poco en su camino a la cocina—. Encuentra algún
programa. Prepararé unos bocadillos.
Está bien, oficialmente juro solemnemente no volver a mentirle a mi papá
otra vez. Bueno, al menos no grandes mentiras.
Me hundo aún más en los cojines, tratando de relajarme, pero es difícil
hacerlo después de los eventos de la noche. ¿Realmente podría hacer que Johnson
despidiera a mi papá? ¿Es realmente tan importante la imagen de la familia en las
grandes ligas? Y ya que estoy jurando solemnemente, necesito el voto de no tener
más algún pensamiento inapropiado sobre Jason Brody, el pícher del lado
equivocado del camino. Si solo no lo hubiera visto mojado y llevando sólo una
toalla. Esa no es una imagen fácil de borrar de la memoria.
A partir de ahora, voy a evitar a Jason Brody. Es un proyecto de papá, no mío.
41

¿Tal vez debería jurar sobre una Biblia o algo? Se siente como una regla destinada a
ser rota.
Página
Capítulo 5
Annie Lucas: ¡He sido testigo de un milagro! ¿Dónde está el Papa?
¿Dónde están los cardenales que van y lo verifican? Ayer estaba en cero
centígrados y hoy la temperatura exterior es de 22° centígrados.
*enciendo velas* *enciendo 2 velas* ¿2 es realmente mejor que 1? Dice
el chicle Doublemint...
Hace 17 minutos
Lenny London: Sólo para dejar las cosas claras, estar orgullosa
de las mujeres blancas que logran grandes cosas y superan los
obstáculos no quiere decir que NO esté orgullosa de mi herencia
afroamericana. ¿No puedo estar inspirada en alentar a personas
independientemente de su raza? Y sí, el propósito de esta
actualización de estado es para justificar mi obsesión con los autos
extranjeros. Lo siento, América.
Hace 30 segundos
Estoy corriendo en pantalón corto. ¿Qué diablos pasa con este tiempo
bipolar?
Papá y yo tenemos una ruta de tres kilómetros por el vecindario para que
pueda completar mi fin de semana corriendo para los entrenamientos extra “no
obligatorios” de la entrenadora Kessler. Qué alivio es no tener que preocuparme de
morir por pulmones congelados. Si este fuera mi equipo en Arizona, probablemente
habría ignorado los entrenamientos adicionales. Pero después de una semana de
excelencia académica en Santa Teresa, mi cerebro está tan frito que todo lo que
quiero hacer es correr. Es increíble lo que puede hacerte una educación relajada y
deficiente.
Savannah vino el otro día a repasar el calendario de reuniones con papá, y me
condujo por el vecindario, señalando su complejo de apartamentos. A cuatrocientos
metros por mi calle es donde las casas empiezan a ponerse realmente grandes, y la
de Lenny es como una mansión.
Doblo la esquina, corro duro, centrándome en el buzón en frente de mi casa.
Mis pulmones están a punto de estallar.
—¡Vamos, Ann! —grita papá.
42

Finalmente, llego a la línea de meta, jadeando por aire. Mis manos están
detrás de mi cabeza, y camino en círculos hasta que puedo volver a hablar.
Página

—¿Tiempo?
Mira su cronómetro.
—Cinco-cero-cinco, no está mal.
Me encojo de hombros. No es el tiempo que quiero para las primeras pruebas,
eso es seguro. Me quito la camiseta y me seco el sudor de la cara. Al segundo que
bajo mi camiseta, Jason Brody está a la vista. Está abriendo la puerta mosquitera,
con una botella de agua en una mano.
Reprimo un gemido. No hemos hablado desde la otra noche en el bar, pero
está aquí tres días seguidos para trabajar con papá en su técnica. En serio, ¿cuánta
técnica hay que aprender? Especialmente para él. Cuyo lanzamiento es recto y
rápido. No es una ciencia exacta. Pero supongo que tal vez recoger mujeres y tener
actividades de quitar-pantis está reservado para las noches y no tiene nada que
hacer en todo el día.
La abuela está sentada en la mecedora del porche. Desvío los ojos del señor
Pícher Entrometido y me dejo caer a su lado.
Ella me entrega mi botella de agua.
—Debes reducir la velocidad, niña. Te caerás de frente.
—Gracias, abuela, haré eso.
Papá y Brody tienen guantes y papá tiene instalado un stand de práctica en el
patio. Trato de no verme molesta, pero en realidad, sería bueno si me pudiera
advertir antes de invitar a chicos atractivos. De esa manera tal vez no estaría
sudorosa y estaría algo más linda llevando sujetador deportivo rosa y shorts de
correr verde lima. Que ni siquiera hacen juego. No es que me importe lo que piense
Jason Brody. En realidad, ya sé lo que piensa, que soy una mocosa. Y demasiado
joven.
—El slider está todo en la forma en que uno planta su pie delantero —dice
papá.
Toma una postura a una distancia medida desde el stand de práctica, con una
pelota de béisbol en la mano derecha. Si me centro en el cuerpo superior de papá,
la forma en que se lame los dedos antes de girar la pelota en su mano, con los ojos
entrecerrados hacia el blanco, casi puedo ver al pícher de las Grandes Ligas en él.
El mayor problema es poner todo el peso sobre su pierna izquierda. Lo está
haciendo a medias en este momento sólo para demostrar los movimientos, y es
obvio que ya tiene dolor. Pero el dolor no es la cuestión principal. Es el equilibrio y
no tener un pie para girar hacia el exterior. Me pregunto si sería diferente si
hubiera perdido su pierna derecha en cambio o si fuera zurdo.
Papá se mueve un lado para dejar a Brody tomar su lugar. Se frota la parte
superior de su pierna distraídamente. Sé que es mejor no preguntarle si está bien
delante de uno de los jugadores, así que hago una nota mental para molestarlo más
tarde. Es un entrenador, no un jugador. No debería tener que dolerle.
43

Brody tiene sus propios rituales, y me da vergüenza decir que ya he empezado


Página

a memorizarlos. La forma en que ve su objetivo, es sacado de una novela romántica


donde el héroe se encuentra en una habitación llena de mujeres hermosas y sólo
puede ver realmente a una de ellas, a su alma gemela, a la mujer de sus sueños. En
este caso, el alma gemela de Jason Brody es una zona de strike improvisada
plantada en mi jardín.
El golpe de la pelota contra el stand todavía me choca. Es increíble, la fuerza,
la velocidad. Rompería la ventana del auto de lujo más resistente si se volviera un
poco salvaje.
—Estás girando demasiado tus caderas —dice papá, tranquilo y sereno.
Brody asiente y, aunque pensé que el último lanzamiento fue perfecto, puedo
ver con mis propios ojos el cambio que un pequeño ajuste hace. Dado que ninguno
de los otros lanzadores han visitado nuestro patio delantero para sesiones de
práctica, tengo que asumir que sus lealtades están con el otro entrenador de picheo.
O quizás no tienen ningún deseo de mejorar o cambiar. Pero Brody es más joven
que todos ellos. ¿Cómo es el dicho? No se puede enseñar nuevos trucos a un perro
viejo. Tal vez eso es todo. Pero ¿qué hará papá cuando el pícher lesionado se
recupere y Brody regrese a su equipo Triple-A? ¿Tal vez son todo un paquete? Me
trago de nuevo la ansiedad que vuelve de la otra noche. Las palabras no tan
agradables de Johnson aún resuenan en mi cabeza junto con la advertencia de
Brody, cuando no estoy ocupada distrayéndome con otras cosas: «si quieres
quedarte aquí, no le des a Johnson una razón para despedir a tu papá».
¿Tal vez debería decirle a papá lo que ocurrió en el bar la otra noche y ver qué
piensa?
O no.
Tomo un último trago de agua y me levanto otra vez.
—Papá, haré mi carrera de tres kilómetros ahora.
—¿Cuál es tu estrategia? —Ya está limpiando su cronómetro a pesar que ha
estado un poco inseguro sobre el plan de la entrenadora Kessler para que haga las
dos carreras.
—Correr rápido. —Bajo saltando los escalones del porche y estiro las
pantorrillas.
La frente de papá se arruga.
—Vamos, Ann, necesitas un plan. No puedes simplemente forzar la salida. Tu
bíceps femoral derecho está tenso.
—No lo está.
—Sí, lo está —dice con firmeza—. Lo pude ver en tu último tramo. No te estás
extendiendo del todo con la pierna derecha.
Hago un espectáculo deliberado de sentarme en el césped y extender el
tendón de mi muslo, asegurándome de no dar siquiera un indicio de molestia en mi
rostro.
44

—Ahí. Estoy lista ahora.


Papá se queda allí con los brazos cruzados, después se vuelve a Brody.
Página

—Mira su carrera y dime si no ves lo que estoy viendo. Al parecer, mi palabra


pesa demasiado en el lado de papá en cuestión y no lo suficiente en el lado experto.
—Lo que sea. —Tomo mi postura frente al buzón de correo de nuevo, después
respiro profundo antes de comenzar. Por desgracia, hay algo de verdad en la
preocupación de papá por mi falta de plan para esta carrera de tres kilómetros.
Tengo mi carrera de un kilómetro y medio programada de manera tan perfecta (sé
cuándo contenerme, cuándo acelerar) y con esta nueva distancia, he tenido
problemitas para calcularlo.
Razón de más para empezar ahora.
—¡Ginny, tonta! ¡Más despacio! —grita la abuela después que salgo.
No puedo evitar usar mi técnica del kilómetro y medio en la primera mitad de
la carrera. Mis músculos saben exactamente cuándo llego a la marca de los 400
metros y todavía no hay nada que puede engañar a mis piernas. Para el momento
que tengo tres cuartas partes del camino hecho, todo mi cuerpo está gritándome.
Freno un poco, acortando mi paso. Entonces veo a Jason Brody, todo músculos
sexy y jeans ajustados, de pie en mi patio con los brazos cruzados igual que papá y
me encuentro con un aumento extra de energía para empujar hasta el final.
Estoy caminando en círculos de nuevo, tratando de no vomitar el agua que
bebí hace sólo unos minutos cuando noto a papá mirando su cronómetro.
—¿Qué?
—Once diez —dice—. Bastante bien, Annie.
Cuando puedo respirar y hablar de nuevo, me dirijo de nuevo hasta el porche
para recuperar mi camiseta y el agua.
—Pero ambos tiempos están por debajo para meterme en la competencia
estatal. Así que, tengo que correr más rápido o abandonar la competencia.
—O haz un trabajo decente con las dos este año y concéntrate en llegar a la
competencia el próximo año —dice papá.
Con unos pocos pasos dolorosos para bajar al porche, me dejo caer en el
césped.
—De ninguna manera. No voy a hacer las cosas a medias.
Papá niega como si estuviera loca, pero sé que le complace mi natural lado
competitivo.
—¿Cuándo estará listo el pudín de chocolate? —grita la abuela desde la
mecedora del porche—. Y la langosta, ¿no vamos a comer langosta?
Me quedo tumbada en el césped y dejo escapar un suspiro.
—Voy, abuela. Cuenta hasta veinte.
45

—Voy a conseguir su almuerzo —dice papá—. Estírate, Ann. Y Jason, sigue


trabajando en girar más la cadera.
Página

Al segundo que papá está fuera de la vista, Brody se inclina sobre mí.
—Está en lo cierto, ¿sabes? Tu bíceps femoral está tenso.
Sostengo su mirada.
—Realmente no creo que sea apropiado que le eches un vistazo a mis piernas.
Con esa enorme diferencia de edad y todo.
Espero alguna respuesta sarcástica de su parte, pero niega y vuelve a la
posición de pícher.
—Lo que sea. No es como si me importara.
Correcto. Porque tienes llamadas de teléfono que incluyen que uses la palabra
mujeres en plural. Y morenas y pelirrojas con bragas lo suficientemente atractivas
para salir por ahí para que cualquiera vea. Mis piernas no son de interés real para
Brody.
—Entonces —digo—. Háblame de la cárcel. ¿Qué se siente estar allí?
Arroja la pelota al stand con una cantidad exagerada de fuerza.
—Realmente no creo que sea apropiado que hagas esa pregunta.
Después de levantarme del césped, estoy esperando que añada algo a su ágil
réplica pero sólo me deja esperando un minuto entero, ignorándome por completo.
Ya que esta es mi casa, subo los escalones sin una palabra, dándole el mismo
tratamiento de silencio.
Pero una vez que estoy fuera de la vista de Brody, mi frustración se desborda.
Entro a la casa dando fuertes pisotones, pasando a papá.
—No eras así cuando jugabas béisbol, ¿verdad? —Inclino la cabeza a la
ventana del frente hacia Brody.
Papá se ríe, pero se mantiene de espaldas mientras amontona embutidos
sobre el pan para el almuerzo de la abuela, definitivamente no es langosta.
—No, cariño. No era nada como Jason Brody.
Mi boca se abre, y quiero preguntarle: ¿Es porque me tenías? ¿Es debido a
mamá? ¿Eso te hacía menos centrado en ti mismo? Pero no puedo llevarme a
hacer esas preguntas en voz alta. Tengo miedo de la respuesta.
Después de una ducha extra-larga, me tomo mi tiempo secándome el cabello y
vistiéndome de nuevo, esperando que Jason Brody se haya ido para entonces. No
hubo suerte. Él y papá están sentados en la cocina comiendo sándwiches. Sí, mi
papá y el presunto ex convicto, el sexy presunto ex convicto, como viejos amigos.
Estupendo.
Lo único que me queda por hacer es mi propio almuerzo. La dieta de la
entrenadora Kessler incluye un montón de grandes palabras, que suenan
saludables, así que hago algunos pequeños ajustes para que funcione a mi favor.
Cambio el pan integral por un pan vienés gigante y apilado con queso, pavo, rosbif,
46

lechuga, tomate, mayonesa, mostaza picante, y pepinillos. Alcanzo los Doritos, pero
gana mi autocontrol y me decido por una manzana y un yogur para acompañar mi
Página

desastre de sándwich.
—Sí, no sé —dice Brody, continuando la conversación que sea que habían
estado hablando antes que entrara en la cocina—. La escuela y yo... simplemente no
somos compatibles.
¿Escuela? ¿Por qué están hablando acerca de la escuela?
—No estoy hablando de la escuela —dice papá—. Sólo del GED. Incluso
puedes conseguir un tutor para ayudarte a preparar. Todo lo que tienes que hacer
es tomar la prueba.
—Quieres decir pasar la prueba —lo corrige Brody—. Todo lo que tengo que
hacer es pasar la prueba.
Papá se inclina en su silla, viéndose sorprendido por esa respuesta.
—Mira, creo que tienes delante de ti una gran carrera en el béisbol, todo lo
que estoy diciendo es que tener un plan B no es una mala idea.
Me dirijo hacia mi habitación con mi almuerzo, pero papá me detiene.
—Siéntate, Annie.
Con un fuerte suspiro, tomo la silla junto a papá y al otro lado de Brody.
—¿No te parece que soy lo suficientemente grande para comer en mi
habitación? No hay tantos bichos aquí como en Arizona.
Papá desliza un libro en mi dirección. Guía Completa de preparación para el
GED está escrito enfrente.
—¿Sabes algo de esto?
—Probablemente no lo suficientemente bien, teniendo en cuenta que no me
he graduado de secundaria. —Levanto el sándwich a mi boca. Es casi demasiado
grande para que lo coma de un bocado.
Brody me mira con interés.
—Eso es todo un sándwich.
—Estoy llenándome de carbohidratos —digo con la boca llena. Para el
beneficio de papá, abro el libro, hojeando la sección de matemáticas. Trago el gran
bocado antes de hablar en esta ocasión—. Parece pre-álgebra, un poco de geometría
básica, tal vez un poco de álgebra I.
Papá da palmadas con sus manos juntas, viéndose complacido.
—¡Estupendo! Puedes ayudar a Jason a estudiar.
Mis ojos se abren. ¿Qué pasó con el plan del tutor? ¿O tal vez yo soy la tutora?
La diversión que viene de verme comer mi sándwich cae de la cara de Brody, y
se pone de pie, empujando la silla hacia atrás y tomando el libro bajo mis narices.
—Está bien. Voy a averiguarlo. —Se vuelve a papá—. Gracias por los libros y la
práctica extra.
47

Papá parece querer decir algo, pero después de echarme un vistazo, cambia de
opinión.
Página

—No hay problema. Ven otra vez mañana si quieres.


Después que Brody se va, papá gira su silla, mirándome fijamente.
—Eso fue grosero, Ann.
—No dije nada —protesto, llenando mi boca con más pan y carne para evitar
esta confrontación.
—Ese es el problema.
—Sé realista, papá. No quiere que una chica de la secundaria le enseñe
ecuaciones. Eso sería lastimar totalmente su ego.
—No lo haría si fueras agradable con él. —Se levanta y mete de nuevo su silla
en la mesa y cojea hasta el lavaplatos para cargar el lavavajillas—. No todo el
mundo tiene la suerte de tener un padre que los obligue a ir a la escuela y
realmente hacerlo bien. Algunos chicos se meten en problemas y no tienen a nadie
para ayudarlos a salir de ellos.
¿Es eso lo que le pasó a Brody? ¿No tiene nadie que responda por él? Mi
estómago se hunde. El pan en mi boca cae en un bulto seco. En realidad no hay
peor sensación que hacer que tu papá te diga tus malas acciones. Él no tira sus
críticas a la ligera. En otras palabras, casi siempre está en lo correcto y eso
absolutamente me enfurece. Pero hoy me siento mucho más culpable que enojada.
—Imagínate si no tuviera mi diploma de la secundaria, Ann. —Levanta su
prótesis como si necesitara un recordatorio—. Lo mejor que podía ganar antes de
este trabajo como entrenador era quince dólares la hora. Sin ese diploma hubiera
sido mucho peor. Dale al chico un descanso, ¿de acuerdo?
Mi rostro se calienta. ¿Cuándo se volvió tan sentencioso?
—Lo siento. Me disculparé o algo así, ¿de acuerdo?
Él me mira y luego se vuelve hacia el lavaplatos, negando.
—Olvídalo, Ann. Buscaré a otra persona para ayudarlo. Tal vez a Savannah.
No sé por qué, pero la idea de Savannah y su disposición mucho más amable
acurrucada cerca de Brody mientras discuten los tiempos verbales me molesta.
Tomo el teléfono de papá de la mesa, encuentro el número de Brody, y mientras
está de espaldas, programo a Jason Brody en mi teléfono.
Como el resto de mi sándwich y la mitad de la manzana antes de decidir
enviarle un texto.
Yo: Sólo para que lo sepas, apenas estoy sacando “C” en mi clase.
No he sido exactamente honesta con mi papá acerca de esto. Así que
probablemente no soy la mejor tutora —Annie Lucas
Espero sólo tres minutos para su respuesta de una sola palabra.
Brody: Bien
Un poco más tarde, estoy en la cocina engullendo los Doritos a los que me
48

resistí antes, cuando veo a través de la ventana de la cocina, un convertible azul por
Página

la calle. Una rubia de piernas largas (bien, no puedo ver sus piernas, pero sé que
son muy largas) probablemente cinco años mayor que yo está detrás del volante. Y
en el asiento del pasajero, con un brazo echado sobre el asiento de la chica, está
Jason Brody.
Pongo los ojos en blanco, disgustada. Eso es lo que me pasa por disculparme.
Probablemente debería advertirle a Lenny sobre el potencial de ropa interior
desconocida apareciendo junto a su piscina esta noche.
Y realmente me sentí mal por él hace una hora.
Voto por evitar a pícher sustitutos reintegrados oficialmente.
49
Página
DÍA DE
APERTURA
50
Página
Capítulo 6
Lenny London: ¿Por qué no sólo saltar hasta la Serie Mundial?
¿Por qué todo el juego previo? Huelo una conspiración dentro de la
industria de los perritos calientes.
Hace 4 horas
Annie Lucas: ¿Cuál es la probabilidad estadística de lanzar un
strike? Quiero decir, sé que es más difícil que dispararles a peces en un
barril, pero ¿qué tan más difícil? Y, ¿qué realmente define un strike?
¿Lanzarlo dentro de la zona de strike o conseguir que el bateador
abanique y falle? Éstas parecen ser dos habilidades muy diferentes.
Hace 3 horas
Estoy sentada en la oficina de papá unas horas antes que el juego empiece.
Estoy tratando de hacer mi tarea de fin de semana, así puedo ir a la fiesta de Lenny
de esta noche. He estado corriendo y leyendo, y corriendo y leyendo… palabras y
kilómetros recorridos están empezando a supurar por mis oídos y necesito algo de
pura diversión adolescente. Y solo puedo asumir que una fiesta privada en casa de
Lenny estará libre del prejuicioso y problemático Larry Johnson.
El teléfono en el escritorio de papá suena, distrayéndome de Gatsby. No
puedo decir con quién está hablando, pero no creo que sea Frank. Su postura es
demasiado para una llamada de Frank. Después de un minuto o dos, la vena en el
costado de su cuello sobresale, su frente arrugándose.
—Ralamente no estoy seguro que este sea el mejor plan… Sí, entiendo… ¿qué
hay de Halloway…?
¿Halloway? Cierto. Otro lanzador.
—Ya veo —dice papá—. ¿No podemos tener dos o tres entradas sin él? Me doy
cuenta que dije que tenía el brazo para ser un titular, pero me refería en el futuro,
preferiblemente un futuro lejano, y estoy seguro que sabes eso.
Se está poniendo más alterado con cada palabra, pero no tengo idea qué está
pasando.
Papá baja el teléfono de golpe y deja caer su cabeza en sus manos.
—Joder.
51

—¿Qué? ¿Qué sucedió? ¿No van a utilizar a Brody? —La última parte es una
conjetura salvaje. Brody es el jugador en quien papá invirtió más, y por lo tanto, es
Página

el más probable por quien tendría este enojo.


—Lo están utilizando. —Se pone de pie, amontonando papeles en su
portapapeles—. Es el titular.
—Eso es bueno, ¿cierto?
—No, Ann, no es bueno. —Suspira, deja de moverse, y me mira—. Necesito
que subas a los asientos a donde sea que tienes que encontrarte con Lenny, ¿está
bien?
Guardo mis libros dentro mi bolso rápidamente, pero lo presiono para
conseguir respuestas antes de salir de la oficina.
—Papá, ¿qué está pasando?
Cierra la puerta, apoyándose contra ella.
—A Johnson no le gusta la idea de Brody reemplazando a un jugador
experimentado, nunca lo ha hecho. Pero también sabe que le tiene que dar espacio
a Frank para hacer su trabajo. Además, he tenido la sensación que Johnson no está
muy interesado en tener dos entrenadores de lanzamiento.
Es exactamente lo que Brody dijo. Demonios.
Por lo que he oído, Johnson espera que Frank firme algunos famosos agentes
libres de otros equipos por una décima de su salario anterior. Sí, claro. Frank
podría ser de los Yankees donde contratos de veinte millones de dólares son
sucesos regulares, pero es realista en cuanto al mucho más pequeño presupuesto de
los Royals y el compromiso con desarrollar a jugadores más jóvenes. Como Brody.
No soy una experta de béisbol, pero eso parece como una gran estrategia. Lástima
que Johnson no esté de acuerdo. O tal vez su problema real es la cosa de ex-
convicto.
Mi estómago se retuerce en nudos. El problema está claro ahora. Y sí yo me
estoy sintiendo enferma, no puedo imaginar lo que está sintiendo papá.
—¿Johnson quiere que tú y Brody fracasen así tiene una excusa para
deshacerse de ti?
Dios, odio que Brody tuviera razón. Odio que Johnson me viera en el bar.
Que haya añadido un problema innecesario al registro de mi familia.
—Algo así —dice papá—. Soy temporal también, Ann. Todavía no he firmado
un contrato de tiempo completo.
Me hundo en la silla.
—Mierda…
Papá se inclina y apoya sus manos sobre mis hombros.
—Esto es exactamente por lo que no quería decírtelo. Necesito concentrarme
en conseguir que Brody esté listo para empezar y no preocupándome por ti
preocupándote, ¿está bien?
52

Dios, tengo que decirle sobre la noche en el bar. Tiene que saber todo lo que
Página

está detrás de la motivación de Johnson para deshacerse de papá y Brody.


—Papá, Lenny y yo estábamos en este…
—Annie, por favor —dice papá—. Luego, ¿está bien? Hablaremos más tarde.
Necesito concentrarme.
—Pero, papá… —protesto y luego me detengo después de reflexionar que esta
información no le ayudará a Brody. Sólo hará que el objetivo parezca mucho más
difícil. Como que están parados en un hoyo mucho más grande de lo que
originalmente pensaban—. De acuerdo. Te veré… te veré luego. Buena suerte.
Lenny me está esperando en las suites reservadas para jugadores y familiares.
Es una habitación lujosa con todo tipo de comida. Tanto como me gusta comer, ni
siquiera puedo mirar algo de eso. Estoy demasiado nerviosa. Lenny me presenta a
su mamá y algunas de las esposas e hijos de los otros jugadores.
—Estoy tan emocionada por la fiesta de esta noche —dice Lenny—. Hace que
sufrir durante el juego valga la pena.
—Sí, estoy sufriendo totalmente durante este juego. —Miro por la ventana,
viendo al equipo calentar. Una hora pasa y no veo a Brody en absoluto, pero papá
está en el banquillo. Luce realmente bien en su uniforme. Voy a estar tan enfadada
si no llega a usarlo de nuevo.
Sólo hemos estado en la ciudad de Kansas por un par de semanas, pero ya me
gusta aquí. Papá está más feliz de lo que jamás lo había visto, y mamá no tiene idea
de dónde estamos. La abuela parece estar tranquila y contenta con su nueva
cuidadora, Caroline. Lenny está resultando ser una amiga bastante impresionante
para ser una chica mimada que tiene problemas de papi.
No quiero que esto termine.
Johnson pasa por nuestra suite para llegar a la caja del propietario, saludando
a varios familiares. Me mira, y juro que una advertencia silenciosa brilla a través de
esa mirada. Miro rápidamente hacia otro lado… Dios, estamos jodidos.
Cuando papá desaparece a través del banquillo, estoy demasiado ansiosa para
sentarme aquí por más tiempo.
—Oye, Lenny. Dejé algo en la oficina de mi papá, ¿me guardas un asiento?
No estoy segura de qué necesito decirle, sólo que necesito decir algo. Algún
tipo de palabras mágicas que harán que todo salga bien. Me las arreglé para hacerlo
cuando lo convencí de tomar este trabajo y mudarnos a la ciudad de Kansas. Tal vez
haya algo que hará la magia hoy. Pero por desgracia, papá no está en su oficina y
exactamente no puedo ir al banquillo para tener una charla padre e hija. Incuso si
pudiera pasar más allá de los guardias de seguridad, él estaría enojado conmigo.
Antes que pueda crear un nuevo plan, escucho el fuerte eco de alguien
vomitando en los cubículos del baño. Oh no.
—¿Papá? —digo, mi voz rebotando en las paredes del vestuario vacío—. ¿Estás
aquí?
53

La puerta del cubículo se abre, pero no es papá quien sale. Es Jason Brody.
Página

Trato de darme la vuelta y esconderme, pero me ve de inmediato, cierra sus


ojos, y suspira antes de inclinarse sobre el lavabo, salpicando agua en su rostro,
enjuagando su boca.
—Genial… simplemente genial —murmura para sí mismo.
Debería irme, pero estoy congelada en mi lugar. La presión, el estrés que debe
sentir en este momento, está justo aquí en el aire entre nosotros. Y el hecho que
esté manejando todo esto solo, que probablemente está consiente, como papá, que
el dueño del equipo está tratando de deshacerse de él, suaviza mi actitud hacia
Brody. Un poquito.
—¿Estás bien? —pregunto finalmente.
Mantiene sus ojos en el espejo, toma una botella de Listerine apoyada sobre el
mostrador, toma un sorbo, enjuaga y escupe.
—Estoy maravilloso. —Espero mientras agarra una toalla, secando su rostro.
Finalmente me mira directamente—. Tu papá está afuera en el campo.
—Cierto. Lo siento. —Me doy la vuelta y me dirijo hacia la salida. Brody me
pasa rápidamente, retorciendo sus manos. Caminamos a lo largo del pasillo que
lleva hasta el banquillo de los Royals antes que, en un impulso, extienda mi mano y
agarre su brazo. Palabras mágicas. Él las necesita tanto como papá. A pesar de mis
sentimientos hacia Brody, nuestros futuros aquí están atados juntos.
Se vuelve.
—¿Qué?
—Yo… umm... —Respira profundo y mantengo mis ojos en los suyos—. Antes
que Frank Steadman le ofreciera este trabajo a mi papá, veíamos videos de ti
lanzando. Frank le preguntó a mi papá si él te firmaría y ¿sabes que dijo?
La ansiedad cae de su rostro.
—¿Qué?
—Dijo, en un latido. Sabe que puedes manejarlo totalmente hoy, sólo está
preocupado porque es mucha presión.
Se ríe con amargura.
—Eso es un eufemismo.
—La presión es sólo eso, presión. Todo está en tu cabeza. No tiene nada que
ver con lo que puedes o no puedes hacer. —Mi rostro está ardiendo. He
sobrepasado totalmente mis límites y esto se está volviendo un poco Sopa de Pollo
para el Alma.
Espero con ansiedad mientras respira profundo, asiente, se acerca más, y
aprieta mi brazo, justo por encima de mi codo.
—Mantén esto entre nosotros, ¿de acuerdo?
Se aleja, y libero todo el aire en mis pulmones y me recuesto contra la pared.
54

Si yo estoy sintiendo la presión, él debe tener quinientas toneladas más


descansando sobre sus hombros. Tomo la ruta larga de vuelta a los asientos y en
Página

lugar de ir de inmediato hacia la suite, me quedo afuera, apoyándome contra la


barandilla, escuchándolos presentar a los jugadores de ambos equipos. Estoy justo
detrás de la base del bateador cuando Brody se para en el montículo del lanzador,
su uniforme blanco y azul de los Royals impecable y apretado en todos los lugares
correctos. Pero es una especie de mierda, jugar tu primer juego en las ligas mayores
sin el apoyo del dueño de tu equipo.
Estoy conteniendo mi respiración mientras Brody lanza unos cuantos
lanzamientos de calentamiento. La velocidad registra entre ciento cincuenta y
cuatro y ciento cincuenta y siete kilómetros por hora, pero son lanzamientos
descontrolados. Ni siquiera cerca de strikes. Papá está como una estatua en el
banquillo, sus brazos cruzados sobre el pecho, su mirada fija en Jason Brody. Mis
manos se ponen blancas por sujetar la barandilla tan fuerte. La suelto y apoyo mi
estómago contra ella en cambio.
Otro lanzamiento descontrolado es lanzado, obligando al receptor a lanzarse
hacia los lados.
Vamos Brody… enfócate.
Mi corazón late cuando el primer bateador se para en la caja. Ellos no pueden
deshacerse de él por un out, ¿cierto? ¿Va a conseguir por lo menos una entrada?
El primer lanzamiento se va muy afuera. Rápido, pero fuera. Respiro
profundo y veo que papá no se ha movido un centímetro. Tampoco está respirando.
El primer lanzamiento de Brody se reproduce una y otra vez en las pantallas
gigantes del estadio. Él sacude sus brazos y toma su posición por segunda vez, y lo
juro por Dios que me mira. Por un breve momento, estoy segura que me ve.
Entonces su enfoque se estrecha, su expresión idéntica a la que he visto tantas
veces cuando está mirando hacia el puesto del lanzador en nuestro patio delantero.
El segundo lanzamiento va directo al centro.
Strike.
Gracias a Dios.
Estoy tan aliviada que tengo que inclinarme y descansar mi cabeza en mis
manos por un minuto.
Brody lanza otra bola, seguida por otro strike.
2-2 cuenta.
Toma un strike más y el primer out para la nueva temporada de los Royals
para que papá finalmente mueva alguna parte de su cuerpo. Debería estar gritando
y animando, pero en la manera típica de papá, sólo da un pequeño asentimiento.
Mientras el próximo bateador se para en la caja, Brody sacude el exceso de
peso que había acarreado hasta aquí. Puedo verlo sudar un poco, tomando
respiraciones normales, mirando alrededor a los otros jugadores y al estadio.
Bien. Ahora hazlo de nuevo.
55

Me giro y finalmente me dirijo de vuelta a la suite para tomar mi asiento junto


a Lenny por el resto del juego.
Página

Brody se las arregla para lanzar seis entradas más, dejando a un solo corredor
en base. Es sacado antes de la sexta entrada y reemplazado por un lanzador de
relevo. El lanzador de relevo permite un doble y luego deja pasar un cuadrangular,
haciendo que los Royals pierdan 2-0.
Pero seis entradas sólidas en su primer juego en las grandes ligas de la vida,
tienen que ser suficiente para mantenerlo alrededor por un poco más de tiempo.
Espero. O al menos para absolver algo del mal de la noche en el bar. No quiero ser
enviada de vuelta a Arizona, pero aún más, no quiero que sea mi culpa.
Después del juego, me dirijo hacia los vestidores para ver a papá, pero ni
siquiera puedo atravesar el largo pasillo que lleva hasta allí porque está repleto con
gente de los medios de comunicación, jugadores de pie en el medio de la tormenta
hablando a grabadoras, luces parpadeando por todas partes. Papá no está a la vista
por ningún lado, pero veo a Brody pasar a través de la puerta, Savannah a su lado.
Un hombre en un traje azul mete un micrófono frente al rostro de Brody y lo
ataca con preguntas.
—¿Cómo se siente jugar en las grandes ligas, hijo?
La sonrisa de Brody es tan grande que se puede ver por todo el pasillo.
—Increíble. En serio.
Esas dos palabras del actual jugador más joven del equipo ganan la atención
de otra media docena de reporteros, causando que abandonen al jugador que
estaban entrevistando y, en cambio, enfocarse en Brody.
—¿Piensas que Johnson te dejará quedarte? —pregunta un reportero
casualmente, como si mi propia vida no dependiera de esa pregunta.
—Eso espero.
Gritan unas cuantas preguntas más, y Brody responde cada una con una
sonrisa.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo, y lo saco para leer un mensaje de texto de
papá.
Papá: Es un zoológico aquí. Escondiéndome en mi oficina. Te vas
con Lenny, ¿cierto? Te llamaré en unos pocos minutos.
Me giro y me alejo del zoológico antes de responderle a papá.
Yo: Sí, hablamos pronto.
Encuentro a Lenny de regreso en las suites, y nos conduce a su casa en su
bólido plateado.
—Ese fue el juego más increíble de la vida —le grito a Lenny por encima de la
música.
56

Baja el volumen.
Página

—¿Estuvimos en el mismo juego? Perder usualmente no es una razón para


celebrar.
Casi derramo todo el drama de hoy, pero eso no es asunto de nadie. Y Lenny
no me ha preguntado qué dijo Johnson esa noche en el bar, lo que significa que
probablemente no quiere estar involucrada.
—Es genial ver todo de cerca.
Lenny pone los ojos en blanco, pero me sonríe.
—Olvidé que todavía eres nueva en esto. Se volverá viejo bastante rápido.
Papá llama cuando estamos a medio camino hacia casa de Lenny y mi corazón
se acelera un poco antes de contestar.
—Papá, ¿cómo va todo? Es decir… —Doy una mirada de soslayo a Lenny y
espero que termine de ponerme al día sobre nuestro destino.
—Bien, Annie —dice con verdadero entusiasmo en su voz—. Han decidido
dejar que Harper tenga esa cirugía que necesita en su hombro.
Harper. Uno de los lanzadores titulares.
—¿Entonces eso significa…?
—Brody está consiguiendo un contrato por tres meses —dice como si
acabáramos de ganar un gran premio. Creo que lo hemos hecho—. Si todo va bien,
firmará por el resto de la temporada, al menos como un lanzador de relevo. Eso
significará deshacerse del alguien de la alineación. Pero si lo domina como lo hizo
hoy, hay por lo menos cuatro chicos que podríamos perder con las estadísticas de
Brody.
—¿Ya te he dicho hoy que te quiero o que eres un súper grandioso entrenador?
—espeto, tan aliviada que apenas me puedo sentar quieta en este auto. Esto es
claramente el trabajo de la culpa.
Papá ríe.
—No, no lo has hecho y gracias, Ann. Hoy fue duro. Sólo necesito un poco más
de tiempo para que Brody despegue y con suerte conseguir a algunos otros chicos
de mi lado.
—Bueno, son chicos estúpidos si no quieren escucharte.
Lenny me está mirando cuidadosamente, una expresión curiosa en su rostro
que me hace dar prisa y terminar la llamada con papá.
—Entonces, ¿estás bien para quedarte toda la noche? —pregunta una vez que
cuelgo.
—Sí. —Levanto la bolsa de lona a mis pies—. ¿A tus padres realmente no les
importa que hagas una gran fiesta?
57

—Sólo digamos que se hacen de la vista gorda —dice Lenny—. Pero usaremos
la casa de invitados. Imagino que ellos han de tener su propia fiesta salvaje en la
Página

casa principal.
—¿Pero Brody se está quedando en tu casa de invitados? —Y seguramente él
tiene una fiesta mucho más genial a la cual ir. Con sus años de madurez y sus
planes no apropiados para toda la familia para la noche.
Lenny se detiene en su enorme camino de entrada, levantando la puerta del
garaje.
—No te preocupes, hablé con él. Si no termina afuera en la ciudad sin rumbo
fijo, se quedará en una de las habitaciones de invitados en la casa principal. Ya
tiene el código del garaje.
Trato de no enfocarme en la imagen de alguna fan de los Royals con unas
tetas doble-D que rebotan, poniendo sus manos por todo encima de Jason Brody.
Abro la puerta del auto y saco mi bolsa.
—Eso podría ser un problema…
Lenny se detiene y se gira para mirarme.
—¿Por qué?
—Bueno, Brody es realmente cercano a mi papá, y mi papá sabe que me estoy
quedando aquí esta noche. Él podría decirle acerca de la fiesta de preparatoria que
se encontró en su camino.
—¿Y tu padre tendría problemas con esta...?
No puedo creer que ella esté tan confundida y sorprendida por ese hecho.
—Sí, mi padre tendría grandes problemas conmigo estando en una fiesta con
bar abierto y chicos sexys.
Ya hay un montón de autos estacionados cerca de la casa y música ruidosa
viniendo de la casa de invitados. El hermano mayor de Lenny, Carl, ya empezó las
cosas, al parecer.
—No te preocupes —dice Lenny—. No va a delatarte con tu papá. No le contó a
tu papá cuando nos vio en el bar esa vez, ¿cierto? Además, sólo di que pensabas que
estábamos teniendo una noche de chicas y que Carl decidió hacer una fiesta.
¿Tal vez eso funcionaría?
Esperemos que sí, porque no quiero imaginar la reacción de papá si
averiguara de esta fiesta.
58
Página
Capítulo 7
Annie Lucas: La definición de un juego perfecto en el béisbol
significa no dejar que nadie llegue a la base. Así que mi pregunta es:
¿por qué sólo se da el crédito al lanzador? ¿El lanzador lleva toda la
responsabilidad de esta actuación?
Hace 20 minutos
Lenny London: ¡¡FIESTA!! No me juzgues. Todavía voy a ser
brillante, incluso con un par menos de células cerebrales. ¿Y qué serás
tú? Exactamente.
Hace 10 segundos
El hermano de Lenny, Carl, es un completo idiota. También está
completamente descerebrado. El polo opuesto de su hermana de la Sociedad
Nacional de Honor. Se supone que debe estar en la universidad, pero dudo mucho
que esté dispuesto a tomar un descanso de su hábito de fumar marihuana y horario
de consumo excesivo de alcohol para realmente asistir a clase. Después de tres
horas de música ruidosa, cerveza y ni de cerca suficiente comida, estoy atada al
plan de celebración.
—¡Annie! Asegúrate de no dormir con ese tipo. —Señala Lenny sin siquiera
intentar la sutileza ante un tipo alto, rubio y delgado—. ¡Sí tú! No vamos a dormir
juntos.
El chico la mira desde el otro lado de la habitación, y es claro que está
confundido.
—Es Escorpión —explica Lenny— No puedo estar con un Escorpión, no somos
compatibles.
—Te apartaré si llegas a eso —digo, dándole palmaditas en la espalda. Me
levanto de mi lugar en el sofá y me estiro. A través de las ventanas de la casa de
invitados, una fiesta muy diferente está a la vista. Camino más cerca, y la vista
hacia el interior de la casa de Lenny se extiende claramente para que la vea. Todo el
mundo está vestido para los Oscar y sosteniendo copas de champaña. Incluso hay
meseros en almidonadas camisas blancas y pantalones negros de vestir
deambulando con bandejas de cosas como champiñones rellenos. Jake London es
el jugador mejor pagado en el equipo, a pesar que hace la mitad de lo que hace el
59

mejor pagado de la liga, y probablemente puede permitirse una fiesta como ésta
después de cada partido en casa.
Página

Veo a Brody, la única persona vistiendo jeans en la fiesta de adultos,


caminando hacia un grupo de sus compañeros de equipo. Incluso con esta vista de
ventana a ventana, piscina-entre-nosotros, es obvio que los cuatro tipos dejan de
hablar cuando Brody entra en su espacio. Brody le ofrece una mano a uno de los
lanzadores, como si él lo estuviera felicitando o algo. Pero el tipo no mueve ni un
dedo en la dirección de Brody. Los cuatro rostros se tensan y luego segundos
después, le han dado la espalda y se dirigen en diferentes direcciones.
Mi cuello se calienta. No tengo ninguna razón para sentirme humillada, pero
lo hago. En nombre de Brody. Tal vez por el hecho que vi algo que no había sido
invitada a ver. Pero entonces la señora London, luciendo la mejor sonrisa falsa que
he visto nunca, se dirige en dirección de Brody, alcanzándole un plato de
champiñones, una copa de champaña, y unas mujeres de veintitantos años en
ajustados vestidos negros.
Dejo caer mi mirada hacia mi propio atuendo aburrido, jeans y un suéter. De
nuevo. Brody recorre con la mirada, quedándose boquiabierto hacia las tetas que
los hombres hacen, y en un instante sus hombros desinflados se levantan y es el
señor Encanto de nuevo.
Niego y vuelvo mi atención de nuevo hacia la fiesta. Pero menos de veinte
minutos más tarde, mi teléfono vibra en mi bolsillo. Lo saco, echando un vistazo
rápidamente al texto que acabo de recibir.
Brody: ¿Ya has visto la piscina?
Obviamente no lo he hecho, pero estoy a punto de hacerlo porque mis piernas
han decidido por su cuenta y ya me estoy dirigiendo a la puerta de la casa de
invitados, que da hacia la piscina.
El cielo está despejado y la luz de la luna está rebotando en el agua de la
piscina. Brody ahora está sentado a la orilla, sus jeans enrollados y los pies
colgando dentro. Por apenas un segundo, me debato si ir allá. Tiene afición por
molestarme y arruinar mi diversión. Esa parece ser nuestra norma. Pero entonces
recuerdo la forma en que me miró en el túnel hacia el banquillo justo antes del
juego y esa sensación que tuve, que tal vez había sido la única en decirle que
pertenecía aquí.
Se cortés, Annie. Pero también agradable.
—¿Cómo está el agua? ¿Algún iceberg ahí?
Brody me mira y sonríe.
—Está caliente. Probablemente gastaron una mierda de dinero calentando
esta gigantesca masa.
Asiento hacia la casa.
—Parece una gran juerga. ¿No tendrías más diversión dentro que aquí afuera?
—Trataron de alimentarme con champiñones y huevos de peces. No tuve más
60

remedio que abandonar.


Me quito mis zapatos y enrollo la parte inferior de mis jeans, tomando asiento
Página

junto a Brody. El agua está caliente. Probablemente veintitantos grados.


—Entonces deberías estar afuera celebrando. Encontrando a algunas fans que
trabajan en Hooters con quienes pasar el rato.
—Hooters, ¿eh? Las alitas de pollo suenan bien en este momento. —Se ríe—.
¿Cómo está tu fiesta?
Vaya. Conversación civilizada con Jason Brody. Alerten a los medios de
comunicación. Y al Libro Guinness de Récords Mundiales. Necesitamos un
contador de tiempo oficial para este evento.
—Está bien. —A través de las ventanas altas de la sala de estar, veo a dos
rubias en cortos vestidos negros con sus narices prácticamente presionadas contra
el cristal, mirando a Brody. Lucen como modelos. Como que deberían estar
acostadas sobre el capó de un auto deportivo. Tal vez un convertible azul en que
están dispuestas a llevar a Brody. Aparto mi mirada de la casa y balanceo mis pies
de ida y vuelta en el agua, viéndola ondularse—. El hermano de Lenny es un imbécil
y el coeficiente intelectual de Lenny cae un centenar de puntos cuando está
borracha.
—¿No le pasa a todos?
—Supongo.
Nos sentamos durante unos minutos en un cómodo silencio, escuchando los
sonidos de dos fiestas muy diferentes mezclándose hasta que Brody habla de
nuevo.
—Jim parece bastante emocionado con quedarse por aquí por un tiempo más.
¿Qué hay de ti?
—Totalmente —digo, sintiendo todo ese alivio de nuevo. Pero estoy esperando
que saque a colación el hecho que ha estado en lo cierto acerca de nuestra posición.
Y tal vez no estaba pensando sólo en sí mismo cuando me dio esa advertencia sobre
Johnson. Una pequeña charla amable, Annie—. Apuesto que tu familia está
bastante emocionada. ¿Alguien vino al juego? —Es de Chicago, que no está tan
lejos, así que tal vez su familia vino a verlo.
El rostro de Brody se nubla.
—Nadie vino.
—Bueno, ¿al menos hablaste con ellos después que terminó?
Niega, pero no dice nada más.
Y entonces recuerdo lo que dijo papá hace unas semanas atrás:
—No todos son los suficientemente afortunados de tener un padre que los
obligue a ir a la escuela y realmente hacerlo bien. Algunos niños se meten en
problemas y no tienen a nadie para ayudarlos a salir de eso.
Mierda. Mi estómago se agita con nervios y arrepentimiento, mi boca cae
61

abierta para pronunciar una disculpa, pero Brody se mueve rápidamente hacia otra
cosa.
Página

—Gracias por lo que dijiste más temprano… antes del partido.


Sus ojos encuentran los míos y mi corazón se acelera. Supongo que fueron
palabras mágicas después de todo.
—Estuviste increíble. En serio —digo abruptamente a pesar de todas mis
acusaciones anteriores con respecto al cuestionable talento de Brody como
lanzador.
—Fui un desastre. —Sus cejas se levantan, un recordatorio silencioso de su
tiempo pasado en la cabina del baño antes del partido.
—Yo vomité como tres veces antes del estatal el año pasado —admito—. No le
dije a nadie, ni siquiera a papá. Podemos guardarnos el secreto mutuamente.
—Trato hecho. —Se queda mirando fijamente sus pies en el agua—. Y siento lo
que dije la semana pasada acerca de tu papá.
Cierto. La parte en la que declaró que nunca dejaría que nadie le cortara su
pierna.
—Realmente no dijiste nada acerca de él, sólo dijiste lo que harías si fueras él.
—Levanto mi cabello fuera de mi cuello y lo aseguro con el lazo que está alrededor
de mi muñeca—. Se vuelve viejo algunas veces, explicar su no-pierna a las personas.
Sin embargo, no es excusa para recriminártelo. ¿Podría culpar al SPM si eso ayuda?
Esta dirección de ser-agradable-con-Brody es más fácil de lo que pensaba,
pero todavía tengo esta sensación que las cosas se van a poner incómodas de un
momento a otro. Quiero decir, en serio, ¿qué siquiera tenemos en común?
Se ríe de nuevo.
—Un poco. Y esa es la cosa, no soy él, por lo que no es mi lugar decir lo que
debería haber sido. Es un gran entrenador. Obviamente resultó bien para él.
¿Resultó bien? Supongo que realmente no conozco nada diferente. En
realidad, ni siquiera sé si esta versión del entrenador de béisbol de papá es mucho
mejor que la versión del jugador de béisbol. Pero sé que merece ser esta persona.
—Estuve tan nerviosa por ustedes dos hoy. —Cubro mi rostro y gimo—. Dios,
eso fue horrible. Y tus lanzamientos de calentamiento eran tan descontrolados que
pensé que podrías golpear a alguien.
Me da un pequeño empujón en el hombro.
—Gracias por el voto de confianza.
—En serio, el juego fue increíble. No podría importarme menos que
perdiéramos. —Vacilo por un minuto y luego me sumerjo en una pregunta que sólo
sería capaz de preguntar después de beber dos cervezas—. No volteaste a verme,
¿cierto? ¿En las gradas durante el juego?
—Sí, lo hice. —La sonrisa se desvanece de su rostro—. Eso fue de algún modo
lo que me hizo concentrarme y no apestar. —Se ríe—. No tú exactamente, sino verte
62

me recordó lo que dijiste antes. Cómo Jim sólo llegó a jugar un juego. No me había
permitido pensar en ese posible escenario. Pero hoy, me dije éste lo sería, y tenía
Página

que hacerlo valer.


—¿Qué vas a decirte el próximo juego?
Exhala.
—Joder si lo sé.
Me río.
—Pensarás en algo.
Un tipo cualquiera tropieza fuera de la casa de huéspedes y nos grita.
—¡Oye, bebé! ¿Puedo tener tu número?
—¿Mi número o el tuyo? —le pregunto a Brody.
—Parece un verdadero ganador —susurra Brody, acercándose a mi oreja,
enviando un escalofrío por mi espalda, juro que hizo eso a propósito—. No te
levantes demasiado rápido.
—¡Luces como la muñeca Barbie de mi hermana pequeña! —me grita el tipo.
—Oye, amigo —dice Brody, luchando contra la risa—. Vete a la mierda.
El chico se da la vuelta y vomita en los arbustos. Arrugo mi nariz y tuerzo mi
cuerpo para mirar a Brody y no al tipo vomitando.
—Asqueroso.
—Apuesto que London le paga a alguien para limpiar después que se vayan
ellos —dice.
—¿Cómo terminaste quedándote aquí?
Me nivela con una mirada.
—La esposa de Jake London insistió en ello.
Al principio tiene sentido, dado lo que dijo Lenny sobre su mamá siendo la
líder auto-elegida del “comité de bienvenida”, pero la forma en que Brody lo dice
envía mis pensamientos en una dirección muy diferente…
—Por favor, dime que no has…
—Dios, no. —Mete su mano en la piscina y luego salpica agua en mi rostro—.
Acabo de cumplir diecinueve el mes pasado. Me tienes pasando el rato con una
mujer casada de cuarenta y tantos años que ha tenido demasiada cirugía estética.
De todos modos, ¿de dónde sacas esas ideas?
—No lo sé. Supongo que estoy estereotipando y siendo crítica. —Me encojo de
hombros—. Entonces, ¿no tienes una novia?
—No. Necesito concentrarme en hacer que esta oportunidad cuente. —Mira
hacia la casa de invitados—. ¿Qué hay de ti? ¿Dejaste a algún tipo llorando en
Arizona?
—Ni siquiera cerca. Tuve un novio por casi un año. Rompimos antes de
63

mudarme.
Página

¿Por qué estoy contándole esto? Lo usará más tarde para burlarse de mí o
llamarme una niña.
—¿No podía manejar la relación a larga distancia?
—Terminó antes que incluso supiera que iba a mudarme. —Dejo salir un
suspiro, y estoy sorprendida por el hecho que la herida no se siente tan fresca como
lo hacía uno o dos meses atrás.
—Entonces, ¿qué sucedió? —presiona Brody.
—¿Realmente quieres saber? Como ¿de verdad, no para burlarte de mí más
tarde? —pregunto y Brody asiente—. Empezó a ir a la iglesia todo el tiempo y
entonces un día me dijo que no quería pecar más, así que no podíamos como, tú
sabes… hacer cosas. Y créeme, Kenny no es del tipo de ir todo raro sobre Jesús, así
que tenía la sensación que algo más estaba pasando. Hice un poco de investigación
y descubrí que no era tanto la iglesia, sino un chico en la iglesia.
—Oh —dice Brody, sus ojos agrandándose—. Qué mierda. Entonces, ¿le
reclamaste por ello?
—No. Es decir, le dije que conocía su secreto, pero él no quería que la gente lo
supiera. De alguna forma, lo dejé decirles a todos que yo quería irme de Arizona sin
ataduras una vez que supe sobre la mudanza. —Otra razón por la que no estoy
saltando ante cada oportunidad de permanecer en contacto con los restos de mi
vida pasada.
Brody me da una media sonrisa.
—Encontrarás a alguien más. Alguien mejor.
—¿Dónde? —Las modelos todavía están comiéndoselo con los ojos desde la
ventana, y eso me está poniendo incómoda. Me levanto y desenrollo mis jeans—.
¿En mi escuela sólo para chicas?
—¿Me estás dejando? —Sus oscuros ojos se fijan en los míos, y por un
momento, es ese tipo de nuevo, el que tiene los hombros hundidos, mirando a sus
compañeros de equipo rechazar su apretón de manos y dándole la espalda.
—Estaba pensando que tal vez iré a casa y dormiré en mi propia cama esta
noche. —Miro por encima de mi hombro a la desordenada casa de invitados—.
Tengo un entrenamiento que hacer en la mañana y eso requiere de un poco de
sueño.
—¿Cuál es el plan para mañana? —pregunta—. ¿Otro sprint de tres
kilómetros?
—No, sólo ocho kilómetros, fácil.
Se pone de pie y se pone de nuevo sus sandalias.
—¿Quieres algo de compañía?
Espera… ¿qué? Casi me tropiezo con mi propio zapato.
64

—¿Compañía?
Página

—Mañana. Para correr —aclara.


—Cierto. Correr. —Eso tiene mucho más sentido—. Seguro… quiero decir, si
crees que puedes mantener el ritmo.
Brody sonríe.
—Me gustaría intentarlo.
—Mi casa. Ocho de la mañana. —Me sorprendo sonriendo cuando se da la
vuelta y camina hacia la casa, pero en el segundo que deja que las modelos rubias
invadan su espacio personal, la sonrisa se desvanece fácilmente. Me voy
rápidamente, así no tengo que ser testigo de más fanatismo. No puedo decidir si
debería sentirme honrada o insultada, por el hecho que pueda sentarse y tener una
relajada conversación personal conmigo, y luego segundos más tarde, convertirse
en este conquistador con modelos en ambos brazos. ¿Pasa el tiempo con dos al
mismo tiempo?
Sacudo esa imagen de mi cabeza y continúo caminando los ochocientos
metros hasta casa. Me sentiré mejor mañana, cuando patee su culo, corriendo.
Annie Lucas: Está bien, mentí. Ganar no lo es todo. Así que
demándame.
Hace 15 segundos
Annie Lucas ahora es amiga de Carl London y otras 22 personas
A Annie Lucas le gusta la página de Jason Brody lanzador de los Royals
Fiel a su palabra, Brody aparece en mi patio delantero cinco minutos antes de
las ocho. Está usando una sudadera con capucha roja y pantalón de correr, su
cabello despeinado en un hermoso desorden recién salido de la cama. Mi pie se
congela a medio paso cuando lo veo.
—Luces sorprendida. —Se apoya contra el poste de luz en el patio.
Me encojo de hombros como si no fuera gran cosa.
—Eres quien afirmó que nunca sería atrapado pasando el rato con chicas de
preparatoria de nuevo.
—Esto no es pasar el rato. —Mete su mano en su bolsillo y saca una gorra de
béisbol, bajándola hasta sus ojos—. Esto es entrenar. Y entrenar contigo no es algo
por lo que Johnson estaría preocupado. O cualquier persona para ser exactos.
Me entretengo volviendo a atar mis zapatillas de correr.
—¿Es por eso que vas disfrazado, tratando de ocultar tu rostro? —Levanto un
dedo, señalando su gorra.
—Lancé jodidamente bien ayer. Una multitud de aficionados podría estar al
acecho alrededor del vecindario —se burla, mirando alrededor, y luego presiona su
espalda contra el único árbol en mi patio—. ¿Puedes comprobar si hay paparazzi?
¿Cómo luce mi cabello en caso que logren conseguir una foto?
Me río y pongo los ojos en blanco.
65

—¿Estamos corriendo o qué? ¿Se siente como que estás evadiendo? —Me
Página

lanzo en un trote y Brody me alcanza de forma inmediata. El roce de su pantalón de


correr frotándose entre sí crea un ritmo en el que ambos podemos movernos sin
hablar.
—Entonces, ¿cuál es tu definición de unos ocho kilómetros fáciles? —pregunta
Brody tras kilómetro y medio. Suena un poco sin aliento, pero podría ser mi
imaginación.
—Ni siquiera miro el reloj cuando corro. Sólo después. Pero tal vez cuatro
minutos y medio por kilómetro… A veces, probablemente, esté más cerca de los
cinco minutos.
Levanta su gorra lo suficiente para que vea sus ojos.
—¿Puedo solicitar un día de cinco minutos?
—Débil. —Le sonrío y luego mis ojos me traicionan, deslizándose por toda la
longitud de su cuerpo. Demasiado para jurar solemnemente que no lo haría. Para
cubrir mi desliz, comienzo a lanzar correcciones técnicas hacia él—. Tal vez si tus
hombros no estuvieran todos levantados podrías conservar algo de energía para tus
piernas y pulmones.
Gruñe unas pocas palabras escogidas, pero veo sus hombros caer.
—Te ves bien con un cuello —digo de nuevo y luego lamento la declaración
inmediatamente. Mi rostro se enciende, y mi mirada cae hacia el camino frente a
nosotros.
—Si tú lo dices. —Brody sonríe y cae en paso conmigo, mucho menos sin
aliento ahora. Probablemente sea uno de esos corredores que necesita una gran
cantidad de calentamiento para sentirse cómodo—. Estás muy metida en esta cosa
de correr, ¿cierto?
—No como tú y el béisbol —digo.
Está callado durante varios segundos, luego finalmente responde.
—Creo que es exactamente como yo y el béisbol. Excepto tal vez que es más
como jugar para mi equipo Triple-A.
—Calibre más bajo, como dije.
Niega.
—Eso no es lo que quise decir. Es sólo que con Triple-A… mis compañeros de
equipo eran…
¿Más agradable? ¿Dispuestos a estrechar tu mano?
—¿Eran qué? —pregunto, temerosa de admitir lo que vi a través de las
ventanas la noche anterior.
—Es béisbol duro sin el espectáculo —concluye, alejándose de las menciones
de los compañeros de equipo—. Bueno, en realidad hacen todo este tipo de mierda
66

rara para los aficionados en los juegos de ligas menores, pero nuestro trabajo
número uno es jugar béisbol.
Página

—¿No es ese tu trabajo aquí?


—No lo sé —dice, mirando hacia el frente, su expresión cambiando a lo que
conozco como al rostro de atleta enfocado—. Sólo que ya no estoy seguro de nada.
El incómodo silencio finalmente ha llegado a tiempo para el comienzo del
quinto kilómetro alrededor del vecindario. Me concentro en nuestros pasos y el
sonido silbante del pantalón de Brody. Muy pronto el sudor está cayendo por mi
rostro, y estoy levantando mi camiseta para limpiarlo. Por el rabillo de mi ojo, estoy
casi segura que atrapo a Brody chequeando mi estómago, pero aleja la mirada tan
rápido que no puedo estar segura. Y no estoy segura de estar lista para saber esa
respuesta. Me impulso más fuerte y aumento el ritmo, a pesar de ser un día fácil.
—Vamos, superestrella, vamos a ver si realmente puedes mantener el ritmo.
Su respuesta es inmediata, sus pasos igualando los míos. Y por un tiempo,
dejamos de ser Annie, la hija del entrenador, y Brody, el nuevo lanzador de los
Royals. Tenemos la misma capacidad de dejar nuestras dañadas capas exteriores
atrás y flotar a través de las calles como nada más que dos atletas.
En menos de treinta minutos, la presión, las dudas y los miedos, la culpa por
las mentiras construidas y los errores pasados volverán con toda su fuerza, pero por
ahora, ese peso está apartado.
67
Página
DESCANSO
PREVIO AL JUEGO
DE LAS ESTRELLAS
68
Página
Capítulo 8
Lenny London: Suerte a mis amigas de St. T, Annie Lucas y Jackie
Stonington, que hoy están corriendo las eliminatorias. En caso que te
lo estés preguntando, correr es como conducir, excepto que hay más
sudor y menos estar sentado. No te recomiendo intentarlo, si no lo has
hecho ya.
Hace 2 horas
—Mi papá no va a venir —le digo a la entrenadora Kessler después de guardar
mi teléfono—. Su vuelo fue retrasado en Nueva York.
La entrenadora K me da palmaditas en el hombro.
—Todo está bien. Hoy tendrás tu mejor carrera de la vida y calificarás para el
estatal, y él estará ahí para esa carrera.
No puedo hacer nada con eso, así que asiento y sigo calentando.
Hoy es la primera competición en que voy a hacer el kilómetro y medio y los
tres kilómetros completos. He hecho ambos en otras dos competiciones, pero la
entrenador K me hizo correr uno fuerte y el otro evento fácil, y luego
intercambiarlos en la siguiente competición. Ahora necesito hacer ambos con mis
mejores tiempos, así puedo calificarme al estatal.
Entrecierro mis ojos hacia las gradas y diviso a Savannah y a su hija Lily,
caminando por la primera fila de asientos.
Una sonrisa se extiende en mi rostro y corro hacia la valla para saludarlas.
—¿Qué están haciendo aquí?
—Tu papá nos llamó y nos contó que necesitabas una animadora, o dos —
contesta Savannah.
Choco la mano con Lily, a quien no le gusta hablar mucho. A veces le gusta
montar su bicicleta a mi lado mientras corro en nuestro vecindario.
—Gracias por venir —les digo a ambas. Suena un megáfono y me bajo de la
valla—. Tengo que irme.
—¡Buena suerte! —grita Savannah a mi espalda.
Cuando es el momento de la carrera de un kilómetro y medio, las mariposas
69

se están volviendo locas en mi estómago, pero cambio mi concentración hacia la


pista y así hasta la última vuelta, estoy siguiendo mi rutina a la perfección. La única
Página

persona delante de mí es Jackie Stonington. La parte lógica sabe que es más alta
que yo, su zancada es más larga y más importante, no tengo que vencerla para
clasificarme al estatal; pero mientras giramos la última curva, no puedo pensar en
otra cosa que no sea ganar. Muevo mis piernas con más fuerza, balanceo mis brazos
más rápido y, de repente mi paso supera al suyo y cruzo la meta a tres pasos por
delante de ella.
La entrenadora Kessler se está volviendo loca, saltando de emoción porque
Santa Teresa acaba de reclamar los dos primeros puestos en las eliminatorias de un
kilómetro y medio. Mis compañeras de equipo están gritando como locas, que es
por lo que no siento los músculos de mi pierna derecha tensarse hasta que me alejo
del grupo y tomo un Gatorade de mi bolsa. Savannah me muestra los pulgares
hacia arriba desde las gradas y señala su teléfono presionado contra su oreja,
indicando que ya está llamando a papá para darle la noticia.
Finalmente veo mi tiempo en el marcador: 4:47.
No solo es mi récord personal, sino que también está malditamente cerca del
récord estatal. Empiezo a dirigirme hacia las gradas de nuevo para sentarme con
Savannah, pero un tipo apoyado contra la valla, llama mi atención. Estrecho mi
mirada hacia la puesta de sol e intento identificar a la persona con la gorra de los
Chicago Blackhawks cubriendo su rostro. Está disfrazado.
¿Es malo que haya memorizado el contorno de su cuerpo incluso sin ver su
rostro?
Miro de vuelta a Savannah una vez más. Está de espaldas charlando con
Lenny y algunas otras alumnas de penúltimo año que no están en el equipo de
atletismo. Compruebo para ver si alguien más me está mirando y luego lentamente,
me dirijo hacia el tipo al otro lado de la valla.
—Pensé que estabas atrapado en Chicago.
Brody baja su gorra más sobre su rostro.
—No. No estaba en ese vuelo. Tu papá y Frank tuvieron que ir a alguna
reunión, supongo. Mi vuelo esquivó la tormenta por una hora.
Levanto mi camiseta sin mangas para secar el sudor de mi frente. Apuesto que
las modelos rubias nunca sudan. Probablemente huelen a rosas todo el tiempo.
—Pero, ¿qué estás haciendo aquí? En una competición de atletismo de
preparatoria. Más específicamente, en mí competición de atletismo.
Se encoge de hombros.
—Estaba en el vecindario. ¿No lo escuchaste? Conseguí un apartamento a una
calle de aquí.
Sabía que esto pasaría con el tiempo. Ahora tiene un contrato por la mitad de
la temporada y toneladas de dinero para gastar en una casa para sí mismo. Ya no
necesita pedir prestada la casa de invitados de London.
70

Realmente me esfuerzo mucho para esconder la desilusión en mi rostro. Por


mucho que disfrute que Lily monte en su bicicleta junto a mí, me gusta incluso más
Página

correr con Brody alrededor del vecindario.


—Así que has conseguido tu propia cueva de hombre. Ni siquiera quiero saber
qué sucederá detrás de esas puertas.
Brody no niega nada. Lógico. Pero lo que sea. Su tiempo libre, su vida. Lo
entiendo.
—Viste… uh… ¿viste la carrera? —pregunto, sin saber si realmente sólo estaba
paseando por la calle o vino a mirar; cuando no contesta de inmediato, miro de
soslayo a Brody. Está mirando los tiempos en el marcador, como si estuviese
pensándolo seriamente.
—Te duele el tendón de la corva —dice.
Si fuera papá preguntando, lo negaría. En cambio, asiento.
—No deberías haberte esforzado tanto. No necesitabas ganar hoy.
Así que vio la carrera.
—Lo sé.
—¿Cuál es el tiempo de calificación para los tres kilómetros?
—Once veintisiete —digo de inmediato.
—Eso es pan comido para ti, ¿cierto? —pregunta.
—No lo llamaría pan comido, pero no es muy difícil.
Señala el cronómetro en un extremo de la pista.
—Sé que va en contra de tus rituales de no comprobar tu tiempo durante la
carrera, pero puedes ver el reloj cada vez que pases la última recta. Sólo corre la
carrera contra el reloj, clasifícate y luego, determina tu estrategia para el estatal
después.
¿Recuerda mis rituales de carrera? Lo mencioné en nuestra primera carrera
de tarde de domingo alrededor del vecindario, pero eso fue hacía semanas.
—Eso podría funcionar.
—No puedes ponerte toda soy la mejor al final y empezar a adelantar a la
gente o mañana no serás capaz de caminar —advierte.
Muerdo mi labio y alejo mi mirada de él.
—Eso va a ser difícil.
Se ríe y luego, ambos levantamos la mirada para ver a un grupo de cinco
chicas con uniformes púrpuras dirigiéndose hacia esta dirección.
—Eres Jason Brody, ¿cierto? —chilla una de las chicas.
—Culpable. —Brody quita su gorra y la expresión de seriedad es reemplazada
por la sonrisa rompe corazones que he visto en las portadas de muchos periódicos y
páginas de internet desde el Inicio del Campeonato—. Estaba esperando tomar un
71

perrito caliente del puesto de comida, pero esta chica me descubrió, suplicando por
un autógrafo. —Hace un gesto hacia mí con la cabeza y pongo los ojos en blanco.
Página

—Nosotras, como que, te amamos —comenta la chica que habló primero,


prácticamente apartándome del camino.
—En serio —añade otra chica.
—¿Podemos hacernos una fotografía?
Savannah y Lily aparecen de la nada. Debe estar entrenada para divisar este
tipo de alboroto a kilómetros de distancia. Extiende la mano hacia el teléfono de la
chica.
—Déjame tomarla para ti.
Las chicas corren hacia el otro lado de la valla y Savannah estrecha sus ojos
hacia Brody.
—No más chicas de preparatoria después de esto, ¿entendido?
—Sí, sí —dice Brody—. Mujeres. Montones de mujeres. Nunca chicas. Conozco
el ejercicio.
Agh. Hablando sobre demasiada información. Preferiría comer ostras crudas
que quedarme alrededor para ver este evento.
Mi huida no se nota porque la multitud de Brody nunca disminuye durante el
resto de la competición. Oficialmente ha alcanzado el estatus de celebridad. Esto es
algo que pesa mucho en mi mente durante la mayor parte de mi siguiente carrera.
¿Va a estar demasiado ocupado para pasar el rato conmigo? ¿Ya está pasando el
rato con chicas nuevas cada noche? Con su nuevo apartamento de soltero en el
centro de la ciudad, ¿por qué necesitaría mi compañía?
¿Y por qué siquiera tiene que importarme? ¿Por qué no puedo volver a
odiarlo?
Durante la carrera, sigo su plan con exactitud y mantengo mis ojos en el reloj.
Literalmente me mata no hacer un esfuerzo al final, pero me contengo y paso la
línea de meta justo bajo los once minutos y veintisiete segundos.
Y me las arreglo para hacer esto sin siquiera mirar hacia Brody y su desfile de
fans. Puntos extra para mí.

El timbre de la puerta suena a las diez y media de la noche. Acabo de


ducharme y ponerme mi pijama, así que no espero en absoluto a Brody en mi
puerta de entrada. Miro hacia la calle y veo lo que parece un nuevo SUV.
—¿Conseguiste un apartamento y un auto?
—Sí. —Asiente—. ¿Te gusta?
Está sosteniendo una pequeña caja negra y una pila de cables. El objeto que
ha traído me distrae de responder la pregunta sobre el auto.
72

—¿Me vas a clonar o algo?


Página

—¿Dos Annies? No estoy seguro que pueda manejar eso. —Cruza la puerta de
entrada y la cierra detrás de él—. Estimulación eléctrica.
—Eso suena para público adulto.
Su ceño se frunce y se detiene en el pasillo.
—No puede ser para un público adulto dado que tu papá me dijo que lo
trajera. ¿Dónde está? ¿Todavía no regresa de Nueva York?
—Lo hará en unas horas —respondo—. ¿Va a doler?
—No mucho. Eres fuerte, estarás bien. La última puerta a la izquierda,
¿cierto? —Me dirige a mi habitación antes que pueda contestarle y enciende la luz—
. Túmbate bocabajo.
Dudo por un segundo, mi cerebro luchando por averiguar qué implicará este
procedimiento. Finalmente, me tumbo en la cama, agarro una almohada y la pongo
debajo de la cabeza. Se sienta al otro lado y coloca numerosos parches pegados a
cables en la parte trasera de mi muslo. Se me pone la piel de gallina en todos los
lugares donde sus dedos rozan mi piel desnuda. Mi pulso aumenta y ahora está
muy parecido a como ha estado durante las eliminatorias de hoy. Mi rostro
también se enciende, y la reacción me atrapa con la guardia baja. No he sentido
estas sensaciones extrañas chico/chica alrededor de Brody desde el día que nos
conocimos, cuando lo entrevisté después de ducharse.
Ese día, mi vergüenza giraba en torno a mi cabeza, por no mencionar
potencialmente meterme en problemas, pero hoy es diferente. La piel de gallina, el
calor por su toque, no tengo que ser un científico para entender esta reacción.
Olvídalo, Annie. Simplemente olvídalo.
Uso mi concentración de atleta para bloquear esta realización, al menos ahora
mismo. Brody enciende la caja negra y sus manos finalmente dejan mi piel,
dándome la oportunidad de aclarar mi cabeza. Siento una descarga correr a través
de mi pierna desde la máquina, pero no es exactamente doloroso.
—Una hora de esto tres veces al día hasta el estatal, ¿de acuerdo?
Tengo miedo que se vaya a ir y realmente no quiero que lo haga, sin razón
aparente estoy dispuesta a admitirlo.
—Entonces, ¿finalmente te deshiciste de todas las chicas?
Gime.
—Me tomé como unas mil fotografías. No hay forma que pueda ir a tu
competición estatal.
¿Había planeado ir? Tal vez papá lo invitó. Si papá se lo pidiera,
probablemente Brody contestaría que sí, aunque no fuera exactamente por mí.
—Sí, nadie estará mirándome correr, será todo sobre ti —bromeo, dejando la
pregunta a un lado.
—Fuiste una idiota esta noche. —Me sonríe antes de tumbarse contra mis
73

cojines favoritos. De acuerdo, así que no se va—. Pero observarte adelantar a esa
chica alta de piernas de metro ochenta de largo, eso fue jodidamente increíble.
Página

—Y ahora estoy siendo electrocutada por ello.


Ninguno tiene una respuesta para eso porque es verdad. Fui impulsiva y
estúpida, aun así, se siente increíble ganar. Y no hay forma en este momento de
saber si mereció la pena. No hasta después del estatal.
—¿Puedo preguntarte algo? —dice. Asiento y antes de hablar de nuevo, Brody
toma el libro de mi mesilla de noche y comienza a hojearlo—. ¿Por qué tu padre
lleva un anillo de matrimonio?
Ajusto mi cabeza en la almohada, así estoy mirando su costado, en lugar de su
rostro. Es menos intimidante de esa manera. Quiero decir, Jason Brody está
tumbado en mi cama, eso es como el sueño de cualquiera adolescente de la ciudad
de Kansas en este momento.
—Mis padres técnicamente aún están casados. Creo que mi padre toma ese
dicho de “si amas a alguien déjalo ir” un poco demasiado en serio.
—Pero, ¿dónde está ella?
Cierro mis ojos y dejo salir un suspiro.
—No lo sé. La vimos en diciembre y estaba en medio de una gira con un grupo
folk.
—¿Es música?
—Música, cantante, actriz… actriz de películas para adultos. —Presiono mi
rostro brevemente contra la almohada, sin querer tener una oportunidad de ver su
reacción ante eso último.
—Vaya —dice Brody—. ¿Cuánto tiempo ha estado pasando esto?
—¿La huida o las películas porno? —De acuerdo, no son porno exactamente,
pero realmente, realmente cerca de eso.
—La huida. —Su voz tranquila me relaja y me giro sobre mi costado para
finalmente verlo de frente.
—Desde siempre, creo. Cuando la carrera de papá como jugador de béisbol no
resultó, ella quiso encontrar su propio reflector. No puedo recordar mucho de
cuando era realmente pequeña, pero recuerdo a papá llevándome a la escuela en mi
primer día de jardín de niños. —Y recuerdo la profesora poniendo los ojos como
platos ante mi ropa dispar y mi cabello desordenado. Mi mamá nunca tenía un
cabello fuera de su lugar—. En ese entonces ella no estaba alrededor. Él sólo me
decía que estaba trabajando. Con el tiempo lo entendí.
—¿Pero tienes a tu abuela? —Pasa distraídamente las hojas del libro de nuevo.
—Nos mudamos de Texas a Arizona justo antes de la escuela media para que
así la abuela pudiera vivir con nosotros. Ya estaba teniendo problemas, Alzheimer
74

precoz y el hermano de mi mamá, mi tío, quería ponerla en una de esas casas


dirigidas por el estado, pero mi padre no se lo permitiría.
Página

Echo de menos esos días donde la abuela tenía más lucidez. Ahora es como si
durmiese demasiado y ni siquiera tiene una pizca de realidad. No le digo esto a
Brody, pero realmente quiero unas pocas horas con la verdadera abuela. Aunque
estoy feliz que mamá esté fuera de escena, quiero preguntarle a la abuela de ella
antes que comenzara a huir de nosotros. Como cuando tenía mi edad. ¿Cómo era?
Podría habérselo preguntado a mamá en su última visita, pero no es una fuente
digna de confianza. Le preguntaría a papá, pero tengo un poco de miedo que fuera
una mejor persona en aquel entonces y si recuerda eso, nuca será capaz de dejarlo
ir.
—¿La abuela es la mamá de tu mamá? —El rostro de Brody se llena con
sorpresa—. ¿No está emparentada con Jim?
—Correcto. —Toco el material peludo de mi edredón, manteniendo mi mirada
gacha de nuevo—. Él aún la ama. No lo entiendo. Es como si pensara que no lo
puede hacer mejor. A veces creo que quiere dejar de tener esos sentimientos, pero
entonces ella aparece de nuevo.
Sus cejas se levantan.
—Entonces, ¿están como, juntos cuando ella visita…?
—Oh, sí —digo—. Y luego cuando se va, él es un desastre.
—Eso es jodido. Especialmente con su pierna y todo. No puedo creer que ella
joda con él así.
Asiento en concordancia.
—Literal y emocionalmente.
—Lo siento —dice rápidamente y pasar a través del libro de nuevo—. No es de
mi incumbencia.
La verdad es, no me importa contarle estas cosas. Hace unas semanas, habría
estado molesta, considerando cómo nos odiábamos el uno al otro, pero sé que sólo
tiene curiosidad y no va a juzgar a papá. Además, se siente bien hablar de ello,
especialmente porque últimamente muchas cosas que me confundían sobre mi vida
y mis padres están empezando a tener sentido.
Brody se endereza y apoya la cabeza contra la cabecera.
—Está bien, pregúntame algo y lo responderé, es lo justo.
Ambos sabemos qué quiero preguntarle, ex convicto, ex convicto, ex convicto,
pero me acobardo y voy por una pregunta más fácil.
—¿Eres italiano?
Se ríe y niega.
—¿Por qué creerías eso?
—Eres moreno —digo.
—Mi mamá es hispana y mi papá… —Se detiene, mordiendo su labio inferior y
75

mirándome—. Bueno, nunca lo he conocido pero mi suposición es que es tan


Página

blanco como tú.


—¿Piensas que sabe que estás jugando béisbol? —Y sí, me estoy muriendo por
preguntarle si está en prisión, pero desde esa noche cuando metimos nuestros pies
en la piscina de London y, casualmente le pregunté si su familia había venido al
juego, he querido averiguar esos detalles, incluso más que las indiscreciones. Está
bien, tal vez no más, pero igual.
—Ni idea.
—¿Qué hay de tu mamá?
—No creo que tampoco lo sepa. Se rindió conmigo cuando tenías dieciséis
años.
Mis ojos se amplían.
—¿Se rindió contigo? ¿Eras un vagabundo o qué?
—Sólo digamos que le causé un montón de problemas. Probablemente hizo lo
mejor que pudo. —Niega, como si no supiese qué creer—. No era un vagabundo.
Conseguí un trabajo, dejé la escuela y me quedaba en casas de amigos. —Toma un
mechón de mi cabello y lo gira en torno a su dedo. No puedo sentir su toque, pero
ese pequeño gesto me hace dar cuenta de lo mucho que me gustaría que su mano
estuviese sobre mi piel en alguna situación que no involucre engancharme a cables
eléctricos—. Sé que Jim tiene problemas con tu mamá, pero es un buen tipo. Eres
afortunada, Annie.
Escucharlo explicar su pasado de este modo, en parte hace que la cosa de ex
convicto parezca tanto entendible como superada. Quiero decir, míralo… es un
atleta profesional, no que los atletas profesionales no hayan sido conocidos por
cometer crímenes horribles ahora que pienso en ello…
Pero no quiero pensar sobre ese Jason Brody. Quiero enfocarme en el tipo
sentado en mi cama, aquí tarde en la noche sin nada en su agenda fuera de
ayudarme a correr en el estatal.
Mi mirada viaja hasta su dedo sosteniendo mi cabello y lo suelta
inmediatamente.
—Sé que soy afortunada. De hecho, deberíamos hacer algo especial para mi
papá —sugiero.
—¿Como qué?
—Déjame ayudarte a estudiar para tu examen de GED —digo rápidamente
antes que pueda echarme para atrás. Sé que esto haría muy feliz a papá. Ha
hablado mucho de eso con Brody cuando he estado alrededor y lo he escuchado a él
y a Savannah discutiendo el tema.
Brody muerde su labio inferior de nuevo, está pensando.
—Quiero hacerlo, de verdad que lo hago…
—Está bien, entonces está acordado. Te ayudaré a estudiar y lo que no sepa,
76

encontraremos a alguien que lo haga. Puede ser como un proyecto de verano para
ambos.
Página

—No voy a aprobar el examen, Annie —dice con algo de vacilación.


Finalmente, deja salir un suspiro—. Me siento como ese tipo en Shawshank
Redemption diciendo: “no leo muy bien”.
Lo miro boquiabierta.
—¿No sabes leer?
Pone los ojos en blanco.
—Por supuesto que puedo leer. Soy disléxico. No es un gran secreto o algo,
aunque no estoy interesado en hacer una campaña de interés público contra los
problemas de aprendizaje con mi nombre relacionado a ello. Incluso si puedo
aprender el material, hacer el examen en un tiempo establecido… Sería casi
imposible de aprobar. Es como pedirle a tu papá que salte sobre su pierna derecha.
Permanezco callada por un largo rato, mi cerebro dando vueltas con ideas.
—No te rindas aún. Apuesto que hay algún examen alternativo u oral.
Ya luce nervioso.
—Estoy seguro que hay algo, pero tendría que ser completamente
confidencial. Sé que puedo parecer un poco malo y egocéntrico, pero no estoy
preparado para ser un defensor público de la dislexia.
—Tu secreto está a salvo conmigo. —Hago el signo de la cruz que he aprendido
en la escuela católica.
Brody pasa varios segundos absorto en sus pensamientos, tal vez sobre el
examen de GED, tal vez sobre sus padres o los míos. No puedo hacer nada más que
mirarle mientras observa fijamente mi libro, fingiendo pasar a través de las
páginas. No creía que fuese posible encontrar a alguien con quien puedes relajarte y
aun así haga tener tu corazón acelerado.
No sé cuándo sucedió esto, pero sé por seguro que esta noche he desarrollado
un gran enamoramiento por Jason Brody y, desafortunadamente hay un club
formándose y los miembros están aumentando con cada entrada que lanza.
Y esto no es como con mi novio anterior Kenny, o cualquier otra relación en la
que he estado. Esos fueron más como experimentos de aprendizaje sobre cómo
besar y fingir que amas a alguien. Con Brody, quiero abrirlo por la mitad y ver todo
lo que hay dentro. Quiero estar en la barandilla del Kauffman Stadium, en las
gradas y sentir sus ojos encontrarse con los míos. No, quiero ver sus ojos buscar los
míos. Distinguirme entre una multitud de miles.
Pero no soy estúpida. Entiendo que eso es casi imposible y estoy planeando
nunca ir en esa dirección. Sólo soy una chica de preparatoria, (las chicas de
preparatoria están fuera de los límites según Savannah), y es un atractivo lanzador
novato, cuya vida actualmente está en proceso de dar un giro de ciento ochenta
grados. Mi papá ha sido su mentor, su mayor defensor, por supuesto que va a
conectar conmigo. Por supuesto que vamos a compartir nuestro respeto por mi
77

papá, pero no puedo imaginarlo en algún momento queriendo más de mí. No


encaja.
Página

—Ahora puedes desengancharlo —dice Brody, asintiendo hacia la máquina.


Bosteza y luego añade—: Debería irme. Jim pronto estará de regreso, ¿cierto?
Tiro de los cables de mi pierna y suspiro.
—Sí, en cualquier minuto ahora.
Da palmaditas en mi cabeza como a una hermana pequeña.
—Te veré después, Annie. Cierra la puerta detrás de mí, ¿de acuerdo?
Después que se ha ido y he cerrado la puerta, voy a la habitación de la abuela,
me acurruco en la cama junto a ella y derramo todos los detalles de mi
enamoramiento secreto no correspondido por Jason Brody. Tal vez si lo digo en voz
alta seré capaz de superarlo más pronto. Estoy preocupada por el inevitable
rechazo que puede venir debido a esos sentimientos, pero incluso más que eso,
estoy preocupada por enamorarme tanto de alguien, no solo Brody, cualquiera, y
no ser capaz de dejarlo ir. He visto lo que eso le ha hecho a la vida de papá. Está
arruinado por ello. Preferiría estar sola que estar locamente enamorada. Es como
estar borracho. Tu coeficiente intelectual cae cien puntos y tomas decisiones
estúpidas.
Para el momento que termino de contarle todo a la abuela, he puesto mi
mente en orden, el enamoramiento por Brody tenía que detenerse, por el bien de
ambos.
78
Página
Capítulo 9
Lenny London: Me comeré mis palabras sólo cuando vengan en
cinco diferentes sabores frutales.
Hace 23 horas
Jason Brody Pícher de los Royals: “Los niños deberían practicar
autografiar pelotas de béisbol. Esta es una habilidad que a menudo es
pasada por alto en la Liga Infantil.” —Tug McGraw
Hace 22 horas
Annie Lucas: ¿Cuál es la cosa con las cubiertas de calzado?
Entonces, ¿las pones encima de tus zapatos? ¿Por qué necesito todo un
poema sobre esta tarea mundana y pasada de moda? Mi cerebro no está
programado para entender poesía. ¿Puedo ser excusada, por favor?
Hace 3 horas
Carl London: Véanme en ESPN esta noche con mi hermana, ¡la
asombrosa Lenny London! Siete de la tarde hora del este.
Hace 1 hora
El Pícher Novato Más Atractivo de las Grandes Ligas del Béisbol
Prueba Ser Totalmente el Hombre de las Damas… El lanzador novato de
diecinueve años de edad, Jason Brody, recientemente firmado por la mitad de
temporada con los Royals, no ha desperdiciado el tiempo mostrando a las fans
que lo rápido no es exclusivo de sus lanzamientos. Una fuente contó de cuatro
mujeres diferentes entrando y saliendo de la habitación de hotel del jugador
durante la tercera noche del equipo en Atlanta esta semana.
Miro fijamente las fotos de tres diferentes rubias tontas poniendo sus labios
sobre los labios de Brody. Dios, espero que se haga pruebas diarias.
Disgustada, lanzo la revista a un lado en el banquillo y devuelvo mi atención a
la práctica. Sólo tengo una semana hasta el estatal y el tendón de mi corva se está
sintiendo bastante mejor. No puedo dejar que mi mente se obsesione con las “fans”
de Brody.
Después de una tranquila carrera de seis kilómetros alrededor del centro, me
estoy comiendo una manzana y relajando en el banquillo. Frank está de pie justo
79

afuera, haciendo anotaciones en su portapapeles. Me levanto y me acerco,


masticando mi manzana.
Página

—¿Sabes lo que tus bateadores designados estaban comiendo hoy antes de la


práctica?
—¿Qué? —pregunta Frank—. ¿Derivados animales? ¿Ballenas? ¿Algo que
causará un escándalo relacionado con el equipo?
—Perritos calientes —digo, y cuando no reacciona, repito—: ¡Perritos
calientes, Frank! Si yo me comiera un perrito caliente antes de una práctica de
atletismo, incluso el más ligero ejercicio me haría vomitar. —Hago un gesto hacia
los jugadores balanceando los bates—. No veo a nadie vomitando aquí.
Entrecierra sus ojos.
—¿Cuál es tu punto, niña?
—Son perezosos. —Alzo mis manos como si esto fuese tan obvio porque
totalmente lo es—. No pueden correr ni una mierda y no están haciendo jonrones
cada vez que batean. ¿Podría ser útil tener un poco más de velocidad para esos
dobles y triples?
—Son chicos grandes —dice—. No están hechos para correr rápido.
—De acuerdo —corrijo—. ¿Qué tal más rápido? Piénsalo… cinco segundos,
demonios, un segundo, puede hacer la diferencia entre estar seguro y estar fuera.
Suma eso por una temporada entera, y apuesto que conseguirías al menos cuatro o
cinco victorias más en el record de los Royals.
Deja su portapapeles en un banco vacío y se vuelve hacia mí, sus brazos
cruzados sobre su pecho.
—Desde mi experiencia, los bateadores designados son las mayores divas del
béisbol. Tendrán una rabieta de diva si siquiera sugiero un ejercicio diferente.
Además, si bajan de peso demasiado, podrían no batear bien.
Me encojo de hombros.
—Lo que sea, tu eres el manager.
Frank deja escapar un suspiro frustrado antes de dirigirse hacia la línea de la
primera base.
—¡Si encuentro a algunos de ustedes comiendo perritos calientes antes de la
práctica, los multaré con diez mil dólares!
Resoplo una risa y me dirijo hacia donde papá está parado, pero la vista de
Lenny, Carl, su papá (alias Primera Base) y su esposa dirigiéndose hacia esta
dirección, me detiene. Lenny lleva una falda de flores que cae por debajo de sus
rodillas y un cárdigan rosa claro. Ha cambiado su habitual pintalabios rojo por un
brillo neutro de labios. La mamá de Lenny lleva un atuendo casi idéntico al de su
hija, excepto que es en amarillo. Carl y Primera Base están vestidos para un juego
de golf en el club campestre.
—Hola, Len —digo, jalándola hacia un lado—. ¿Qué pasa?
Apunta hacia la derecha del campo, donde un equipo de cámara se está
80

instalando.
—ESPN está haciendo una historia sobre mi papá, el hombre de familia. Ya
Página

siento náuseas.
La miro de arriba abajo.
—Este atuendo no eres tú.
Pone los ojos en blanco.
—Ni me digas.
Papá se me une justo cuando Lenny se dirige de regreso hacia su perfecta
familia. Ambos miramos a Primera Base poner su brazo alrededor de su hija
mientras estrecha manos con el entrevistador de ESPN. Al momento en que el tipo
se vuelve, Lenny empuja a su papá, saliéndose de su agarre y dando un paso hacia
un lado.
—Cosas como esa hacen que me alegre que mi carrera de béisbol no
funcionara —dice papá.
—Ella no es mala —digo.
—Lo sé. —Papá tira de mi cola de caballo antes de caminar de vuelta hacia el
montículo del lanzador.
Lo miro, intentando de averiguar a qué se refería con eso si no hizo el
comentario simplemente para notar que Lenny es una mocosa malcriada. Quiero
decir, lo es un poco, pero con todo derecho. Y es una persona de fiar que sabe
guardar un secreto. Estoy acostumbrada a chicas que no quieren nada más que
chismear. Lenny probablemente ha oído los suficientes chismes para dos vidas
enteras.
La entrevista dura más de una hora. No puedo escuchar nada de lo que dicen
desde mi lugar del banquillo, pero puedo claramente ver las sonrisas puestas en su
lugar y luego desvanecerse en el instante que la cámara se apaga.
Vuelvo mi atención a Brody en el montículo del lanzador. Papá está detrás del
plato ahora, con una máscara de cátcher, haciendo de árbitro. Ni uno solo de los
bateadores de los Royals ha sido capaz de ponchar a Brody hoy. Mantengo mi
satisfacción cuidadosamente oculta porque sé que el equipo necesita gente que en
realidad pueda marcar algunas carreras.
Pero la práctica es el mejor lugar para fantasear sobre Jason Brody sin sentir
que estoy cediendo al enamoramiento. Está concentrado en el plato de home y
nada más, y no hay una línea de chicas, mujeres y niñas en uniforme de ligas
infantiles esperando para conocerlo o dormir con él. Casi puedo engañarme
pensando que no existen. Al menos hasta que empiezo a visualizar su
apartamento… mobiliario de piel, encimeras de plata y electrodomésticos, cortinas
con control remoto en todas las ventanas y un acuario gigante con luces azules que
arrojan un sexy brillo en la habitación, poniendo el ambiente para sus encuentros
nocturnos. Por supuesto, nunca he estado en su apartamento, pero estoy segura
que luce algo así.
Una de los bateadores designados con sobrepeso en realidad se las arregla
81

para conectar el bate con la pelota y golpear justo hacia el montículo del lanzador.
Página

Brody corre hacia el lado, luego se lanza, atrapando la pelota con su guante antes
de ponerse de pie de un salto, fácilmente haciendo el lanzamiento hacia primera
base.
Escucho risas venir desde el banquillo detrás de mí, pero no me giro.
—Niño estúpido —dice uno de los otros lanzadores—. Va a romper su brazo
atrapando y devolviendo una pelota en la práctica.
—¡Buena jugada, Brody! —grita papá, y Frank aplaude junto a él. La reacción
del equipo es la opuesta a la de papá y Frank. Muchos ojos rodándose a las espaldas
de Brody. Uno de los jugadores en el extremo del campo incluso le saca el dedo
medio. Rechino mis dientes y presiono mis manos, así no termino regresando el
gesto.
—No te preocupes, al final fallará —dice otro jugador desde el banquillo—.
Todos lo hacen.
—O será arrestado de nuevo y abrirá ese lugar en la alineación
permanentemente. Estoy harto de esta rutina de ida y vuelta.
—Qué tal si ambos llevan sus culos ahí afuera y practican —dice una voz
diferente. Miro por encima de mi hombro y veo a Juan Julio, quien juega de tercera
base, golpeando al lanzador en la cabeza con su guante antes de salir del
banquillo—. Tal vez eso ayudará a que ganen su lugar de vuelta en la alineación.
Me gusta.
Después de unos minutos más, Lenny se me une mientras el resto de su
familia hace entrevistas en solitario.
—Ese chico es completamente sexy —dice Lenny, asintiendo hacia Brody—.
¿Por qué insisten en practicar con sus camisetas puestas?
Mi rostro se calienta y miro a cualquier parte menos al montículo del
lanzador.
—Creo que perdería mi almuerzo si todos ellos se desnudaran.
—Buen punto. Tendríamos que ser selectivas. —Lenny finalmente aleja sus
ojos de Brody—. Entonces, ¿estás nerviosa por el estatal del próximo fin de
semana? Le prometí a Jackie que iría a ver su carrera.
—No sabía que eras amiga de Jackie.
Lenny saca un espejo compacto de su bolso y reaplica su brillo de labios.
—La he estado tutorando todo el año en física y cálculo. Tiene una beca por
atletismo en Santa Teresa, así que tiene que mantener un promedio de B.
No tenía idea que Jackie Stonington tenía ayuda financiera para acudir a
Santa Teresa. Tanto tiempo que hemos pasado corriendo una junto a la otra, que
apenas hemos hablado. No es animosidad exactamente, sólo una tensión silenciosa
que viene porque le he robado su reflector. Yo, la nueva estudiante que además va
un año detrás de ella. Me ganó en la carrera de tres kilómetros en las clasificatorias,
82

pero por otro lado, realmente no corrí, sólo me centré en superar el tiempo de
calificación.
Página

—¿Eres su tutora? ¿Es de último año y tú de penúltimo? —digo.


Lenny se encoge de hombros.
—¿Qué puedo decir? Soy brillante.
—¿Dónde va a correr Jackie el próximo año?
—No ha conseguido una beca todavía —dice Lenny—. Espera que tal vez en los
estatales haya algunos cazatalentos en las gradas.
Esto realmente me sorprende y me hace sentir un poco de compasión hacia
Jackie, y totalmente no quiero sentirla. No hasta después del estatal de todos
modos. Antes que dejara Arizona, ya había conocido al entrenador de atletismo del
estado de Arizona.
—Pero ganó los tres kilómetros en los clasificatorios. El año pasado clasificó al
estatal. Ya debería tener una beca.
—Sí, pero Santa Teresa sólo es Clase II. Las mejores universidades primero
hacen ofertas a campeones estatales y calificado estatal de Clase IV y después llegan
a nosotros —explica Lenny—. Es por eso que está esperando que ocurra en el
estatal.
Cuando no digo nada, Lenny añade:
—Estoy segura que va a ser una gran competición. Ambas lo harán
impresionantemente.
No tengo una oportunidad para responder porque sirenas se oyen a nuestro
alrededor.
—¿Qué demonios es eso?
Lenny parece molesta, pero no asustada como yo.
—Sirenas de tornado.
Mi cabeza se alza hacia el cielo, observando el extraño color verde. Pero ni
siquiera está lloviendo o hay tormenta o algo.
—¿Va a haber un tornado? ¿Deberíamos irnos de aquí?
Frank ya les está ordenando a los jugadores que se dirijan dentro y se
refugien. Primera Base discute con Frank e intenta irse, pero sujeto el brazo de
Lenny en el pasillo fuera del vestuario y lo sostengo con fuerza.
—¡No pueden conducir a través de un tornado!
Primera Base se ríe de mí, pero Frank deja claras las reglas.
—Al vestuario, todos. Sin discusiones. Si se van de aquí mientras las sirenas
suenan, nuestro seguro no cubrirá su muerte prematura. Pueden irse tan pronto
como levanten el aviso.
Muchos hombres adultos gruñen por estas instrucciones. ¿En serio? ¿Piensan
que ser jugadores de béisbol ricos los hace inmunes a la muerte por tornado?
83

Busco a papá en la multitud de jugadores, entrenadores y gente de ESPN. Me


Página

agacho bajo brazos y hago mi camino hacia él entre apretones.


—La abuela está en casa, no hay sótano.
Ya tenía el teléfono en su oreja.
—Caroline está con ella y Savannah y Lily van para allá. Y nuestra casa está al
sur del camino de la tormenta. Savannah dice que las sirenas no han sonado por
allí. Están bien. Sólo quédate justo aquí, ¿de acuerdo, Ann?
Asiento y meto mis manos temblorosas en mis bolsillos donde no pueda
verlas.
Papá se escapa hacia su oficina con Frank y cierra la puerta. Lenny me
encuentra de nuevo varios momentos más tarde, mientras estoy de pie en mitad del
vestuario buscando en Google fotos de tornado.
—¡Mira esto! Es exactamente como el cielo está en este momento.
Lenny apenas mira a mi teléfono y luego se encoge de hombros.
—No he estado aquí por años.
—¿En serio? —Estoy sorprendida porque, a pesar de mi fallo en demostrar
madurez en mi primera vez en el vestuario, todavía no he sido exactamente
expulsada.
—Quiero decir, ¿por qué entraría aquí? ¿Para desearle a papi buena suerte
antes de un juego? —Se ríe—. Él pensaría que tomé drogas.
Mi búsqueda de tornado sólo reitera el hecho que realmente parece que
estamos a punto de tener uno girando por aquí. Lógicamente, sé que las paredes
son de concreto o algo que aguantará y que no vamos a terminar enterrados vivos
bajo una pila de escombros, pero la lógica está perdiendo rápidamente la batalla de
hoy.
Tiro del cuello de mi camiseta. Se siente apretado. Mi estómago está
acalambrado y me estoy debatiendo si puedo usar los baños en el vestuario. Sudor
gotea por mi nuca.
—¿Hace calor aquí? —le pregunto a Lenny.
Está hojeando las actualizaciones de estado de Facebook en su teléfono, pero
niega.
—Estoy bien.
Discretamente voy hacia los baños y decido que podría ser más seguro
sentarse en el suelo en caso que de repente necesite ir. Seco más sudor de mi frente
y respiro agitadamente, luchando contra la náusea.
Estaría bien si esas malditas sirenas se apagaran.
Tacos rojos repiquetean por el suelo y luego se detienen frente al cubículo que
estoy ocupando. Brody abre la puerta y baja la mirada hacia mí, sentada en el suelo,
mis rodillas contra mi pecho, mi rostro medio enterrado, mi espalda apoyada
84

contra la pared.
Página

—Annie, ¿qué estás haciendo?


—Los baños son los lugares más seguros a los que ir durante un tornado.
—¿Quién lo dice?
—Google. —Presiono mi frente contra mis rodillas, cerrando mis ojos para
evitar sentirme mareada.
—No te ves muy bien —dice y se agacha frente a mí y luego se ríe—. ¿No me
digas que te asustan los tornados?
—¿Cómo puedo estar asustada de algo que nunca he visto? —discuto. Detesto
esta sensación de mi subconsciente tomando control de mi cuerpo y causando estas
reacciones físicas. Si algo va a ponerme sudorosa y quitarme la respiración, quiero
una opción en el asunto. Esto es exactamente como imagino que es enamorarse, no
que lo haya experimentado antes, pero tengo la sensación que el subconsciente
toma el control y justo como con los miedos, no tienes control. Ni elección. Y
apesta. Mucho.
—Nunca he visto zombis antes, y me asustan a muerte —dice Brody.
—¡Ni siquiera estamos en Kansas! —protesto—. Esto es Missouri. Se supone
que no tenemos tornados en Missouri.
Se sienta y se acerca a mi lado.
—En realidad, los tornados son una cosa del medio oeste.
Gimo.
—No vas a dejarme superar esta vergüenza, ¿cierto?
Cuando levanto mi cabeza para mirarlo, la diversión cae de su rostro.
—Realmente no te ves bien. ¿Quieres que vaya por tu papá?
Agarro su tobillo, anclándolo al suelo de baño.
—¡No! Se divertirá a costa mía para siempre. Uno de ustedes es mejor que
ambos.
Su frente se arruga mientras estudia mi rostro.
—Creo que estás teniendo uno de esos ataques de pánico. ¿La gente no suele
desmayarse por eso o dejar de respirar o algo?
—¡No estoy teniendo un ataque de pánico! —Exhalo y luego entierro mi rostro
de nuevo. En realidad, muy bien podría estar teniendo un ataque de pánico—. Si
me desmayo o dejo de respirar entonces puedes ir por mi papá, ¿de acuerdo?
Siento su calor inclinándose más cerca, el aroma de su desodorante y la hierba
del campo se filtran por mi nariz. Mueve mi cola de caballo hacia un lado y luego
sus dedos aterrizan ligeramente en mi nuca. Su piel es cálida y áspera.
—Todos tienen miedo de algo, Annie.
—¿De qué tienes miedo? —pregunto—. Además de los zombis.
85

—Policías. —Se ríe sombríamente, recordándome la conversación que oí más


Página

temprano entre los lanzadores suplentes—. Estoy bromeando… en su mayoría. He


tenido mi parte de ser asustado por policías. No mentiré sobre eso. Supongo que
estoy asustado de la adicción.
—¿Como al alcohol?
—Tal vez —dice, pensando—. Es más de una cosa general que de algo
específico. Tengo miedo de empezar algo de lo que no pueda parar, ¿sabes?
Levanto mi mirada para encontrar la suya. Chico, sí lo sé. Pero nunca he oído
a nadie decirlo de esa forma. No exactamente. Creo que muchas personas buscan
ser absorbidos por algo. Cayendo por ese agujero de conejo.
—Pero eres adicto al béisbol, a lanzar. Puedo verlo con mis propios ojos.
—Sí, y me asusta mucho a veces —admite—. Y tú eres adicta a ganar. Lo he
visto con mis propios ojos.
¿Es eso verdad? ¿Soy adicta a ganar? Como que lo probé en los clasificatorios
cuando sacrifiqué mi tendón de la corva innecesariamente con el objetivo de vencer
a Jackie Stonington.
—Creo que mi adicción no es tan grave como la tuya.
—Tal vez a lo que realmente estoy asustado es a tener más de una adicción —
dice—. Ahí es cuando realmente jodes tu cabeza.
—No lo sé —digo, pensando amargamente en papá con mamá—. Una adicción
puede joderte totalmente.
Esta conversación me distrae por unos buenos dos minutos, pero no puedo
bloquear más las sirenas. Cubro mis orejas con mis manos.
—Desearía que apagaran esas.
—No te queda color en el rostro. —Se inclina incluso más, su respiración
golpeando mi mejilla y haciendo que el vello de mi nuca se levante. Sus dedos
masajean mi cuello y estoy segura que debe ser capaz de sentir la piel de gallina que
me ha provocado—. También estás toda sudada ahora.
Genial. Justo lo que toda chica quiere oír de parte de un chico sexy.
—Hablemos de algo más —dice—. ¿Qué tal la escuela? ¿Va bien?
Dejo escapar una corta carcajada. Está intentándolo demasiado duro. Sé que
no quiere hablar sobre cosas académicas. Pero lo que sea. Probaré cualquier cosa.
—Estoy a un milímetro de recibir una D en español por el momento, lo cual
me haría inelegible para correr en la estatal el próximo fin de semana.
—¿Español? —dice—. ¿Como qué? ¿Contra qué luchas?
—La conjugación de los verbos.
—Eso suena muy… técnico. —Su respiración todavía aterriza en mi piel y está
haciendo un buen trabajo para distraerme—. ¿Dame un ejemplo?
Inhalo y exhalo, intentando relajarme sobre el ruido de las sirenas.
86

—Por ejemplo, si quisiera decir: estoy hablando, entonces tengo que saber
Página

cómo decir tú estás hablando y él está hablando y ella está hablando… y luego
tengo que saber el tiempo pasado de todos esos. Sólo quiero memorizar las
palabras y unirlas para hacer frases, pero no es tan simple.
—En realidad, es más fácil que en inglés —dice, y antes que pueda preguntarle
cómo sabe, recuerdo lo que me dijo sobre su mamá. Y entonces Jason Brody, sexy
lanzador novato, está susurrando verbos en español en mi oreja—. Estoy hablando,
estás hablando, está hablando, están hablando.
El calor sube desde mi estómago hasta mi cuello y finalmente a mis mejillas.
—Vas a ser mi tutor esta semana —susurro—. ¿Qué tal trabajar y correr y
jugar y dormir…? En realidad, simplemente inventa algo y dilo en español.
Se ríe en voz baja y mueve su mano más abajo, frotando círculos entre mis
omoplatos. Continúa hablando en mi oreja, bajo y sexy, y es tan excitante que
cierro mis ojos y me pierdo en ello.
—Anoche soñé contigo y esta mañana no me quiero despertar… me haces
feliz… Me gustaría poder decirte lo que siento… Quiero decirte todos mis
secretos…
Después de no sé cuánto tiempo, el tono de Brody cambia y vuelve al inglés,
sacándome de mi meditación/fantasía.
—Las sirenas se detuvieron. Deberíamos ir a revisar y ver si el aviso ha sido
retirado.
Me levanto con piernas temblorosas y ambos salimos del cubículo del baño.
—Gracias, Brody —digo mientras todavía estamos solos.
Me sonríe.
—No hay problema. Tu fobia secreta está a salvo conmigo.
Reviso para asegurarme que nadie está cerca.
—Así que… investigué la cosa del examen de GED sobre la que hablamos y…
—Echo un vistazo alrededor de nuevo y luego miro otra vez de vuelta a Brody—.
Puedes tener tiempo prolongado y hacer algunas de las secciones como un examen
oral, y todo es completamente confidencial. Le pregunté a mi consejera escolar y
dijo que sólo necesitas pruebas de tu diagnóstico. ¿Tienes eso?
Tensión y ansiedad llenan su expresión, pero asiente.
—Existe, simplemente no lo tengo conmigo.
—Probablemente en tus registros escolares —sugiero—. ¿Fue la gente de la
escuela la que hizo tu prueba de diagnóstico?
—Sí. —Exhala y luego me da una sonrisa cansada—. Supongo que no puedo
salir de esto ahora.
—Te ayudaré —le recuerdo mientras volvemos a la zona principal del
87

vestuario.
Página

Lenny alza la mirada de su teléfono y les grita a todos:


—La ciudad de Kansas ahora está bajo una alerta de tornado. ¡Somos libres!
Brody apoya sus manos sobre mis hombros y susurra:
—Sobreviviste. —Me da un rápido apretón y luego se va.
Después que papá y yo llegamos a casa, la culpa me devora porque le dije a
Brody que lo ayudaría a estudiar y no sé nada sobre la dislexia. ¿Cómo demonios se
supone que lo ayude? ¿Le leo todo? Hago a un lado mi preocupación por la
calificación de español y busco en Google dislexia.
Una hora pasa en un instante y todavía estoy investigando. Por lo que he
aprendido, parece que tener dislexia significa que las palabras pueden juntarse o
separarse incorrectamente. Una frase puede aparecer más como esto: Jason Brody
ese l lanzadormá ssex yenl avida. Además, la gente con dislexia a menudo es más
inteligente que la media y extremadamente trabajadora.
Estoy segura que esa última parte es verdad en el caso específico de Brody. Es
el atleta más trabajador que he conocido jamás.
Mi mirada va al iPod que está encima de la pila de lecciones para el examen de
GED que mi consejera me dio. Me pregunto si mi voz susurrando en sus oídos
durante largas cantidades de tiempo tendrá el mismo efecto en él como lo tuvo en
mí mientras hoy susurraba sexys verbos en español a mi oído.
Preparo mi pequeña zona de grabación propia en mi escritorio, la primera
lección práctica para el examen de GED delante de mí, y aprieto grabar. Con suerte,
no se reirá de mis intentos de sonar sexy recitando problemas de fracciones y raíces
cuadradas.
88
Página
Capítulo 10
Annie Lucas: No hay nada como ir al puesto de la concesión del
estadio para una sesión de estudio de comidas en español antes y
después del juego.
Hace 10 minutos.
—No voy a ser tu maldita entrevista de historia —me grita Frank—. ¿Qué tan
viejo crees que soy?
Ignorando su negativa de ayudar con este proyecto de historia que necesito
terminar de inmediato, dejo mi perrito caliente, y mi granizado de Cola de cereza
sobre el borde de su escritorio.
—Eres lo suficientemente mayor para recordar la temporada de los Yankees
de 1995…
Frank deja de mover papales, me mira, y levanta una ceja. Desvanezco la
sonrisa que amenaza con aparecer en mi rostro. Gracias, papá, por esa línea
atrapante. Mi profesor de historia está obsesionado con los Yankees, así que sé que
entrevistar a Frank me conseguirá una A. Y de verdad necesito una A.
—Tengo que coordinar un juego esta noche, niña —dice Frank, luego suspira y
asiente hacia la puerta—. Vamos, camina hacia el campo conmigo.
Sonrío hacia el suelo mientras me pongo de pie, agarrando mi perrito caliente
y mi cuaderno y bolígrafo del escritorio de Frank.
—¿Qué sabes sobre el ‘95? Ni siquiera habías nacido —gruñe Frank, sonando
exactamente como el anciano que intenta no ser. Camino detrás de él, esperando
que fuera una pregunta retórica porque todo lo que mi papá me dijo fue que
mencionara 1995—. Todo el mundo se olvida del ‘95. ¿Sabes por qué? No llegamos
a la Serie Mundial ese año. Pero te diré qué, ese septiembre fue uno de los partidos
de béisbol más asombrosos y llenos de gente que he visto en mi vida.
Frank y yo salimos al campo donde los fanáticos estaban entrando
lentamente. Es la práctica de bateo en este momento, así que las gradas no se
llenarán sino hasta dentro de hora y media más o menos. Meto el perrito en mi
boca y lo dejo colgando ahí mientras escribo tan rápido como puedo.
—¿Adivina quién tuvo su temporada de novato ese año? —pregunta Frank, y
después de ver que no puedo hablar, responde—. Derek Jeter.
89

La mención de la palabra novato me hace mirar alrededor, buscando por


Página

señales de Brody. Lo veo en las bancas con papá. Dios, se ve sexy en ese uniforme
de los Royals. Mi corazón se hunde, viendo la evidencia tangible de esta división
entre nosotros. Un atleta profesional y bueno… yo. Sólo yo. Una don nadie en
comparación.
Mientras anoto un montón de cosas de la profunda explicación de Frank
sobre la “temporada más subestimada” de los Yankees, camino hacia las bancas
justo cuando Brody está saliendo, con su guante bajo su brazo. La necesidad de
sentir esa camaradería que hemos tenido últimamente es tan fuerte que no puedo
resistir acercarme a él.
Ondeo la mitad de lo que queda de mi perrito caliente frente a él.
—Estoy tentándote con fruta prohibida. ¿Tienes diez mil dólares que perder?
Aparta mi mano.
—Corta con eso.
—Vamos, sabes que lo quieres. —Golpeo mi hombro contra el suyo, tratando
de quitarle el equilibrio, pero es demasiado rápido, agarra mis brazos para
estabilizarme y luego me suelta como si tuviera lepra o algo.
—Oh, lo entiendo —digo—. Esta es la versión concentrada del atleta de Brody.
Sin citas con celebridades y fanáticas con las que besarse…
Da un paso largo hacia el banquillo, y me quedo atrás. Pero no paso por alto la
repetición de esa noche en la fiesta de los London, donde varios de los compañeros
de equipo de Brody dejaron de hablar en el segundo en que se acercó; hoy son
cuatro de los lanzadores de los Royals. Pero esta vez, no está intentando estrechar
manos o hacer conversación. Su cabeza está gacha, y está envolviendo
agresivamente su muñeca izquierda con un rollo de cinta blanca para atletas.
—¿Por qué no dejas que el entrenador haga eso? —digo, siguiendo a los
compañeros de equipo alejándose con mis ojos.
—Porque soy un niño grande –espeta–. Puedo envolver mi propia maldita
muñeca.
Vaya. Bien. Alguien está de mal humor hoy. Estiro mi mano y agarro la parte
de atrás de su camiseta, dándole un pequeño tirón.
—Sacúdete esto. Vas a jugar bien, como cualquier otro juego en que hayas
estado hasta ahora en esta temporada.
—Me alegra que estés tan segura. —Arranca la cinta con sus dientes y luego
tira de su camiseta de manga larga sobre su muñeca, cubriéndola–. ¿Puedes por
favor simplemente irte con Lenny y comer camarones gratis o lo que sea que hagan
durante el juego?
Las palabras golpean como un puño en las entrañas, pero hago mi mejor
esfuerzo por ignorarlo.
—Sí… claro. No hay problema.
90

Me doy media vuelta antes de escuchar a Brody decir mi nombre, en voz tan
baja que no estoy segura de si de verdad sucedió. Pero miro por encima de mi
Página

hombro de cualquier forma. Ahora está inclinándose contra el poste de metal que
enmarca el banquillo, su guante metido bajo su brazo de nuevo.
—Lo siento —dice, al segundo en que estoy completamente girada.
Mi rostro está en llamas. Esta humillación no sucedería si no guardara todos
estos sentimientos en secreto. A ambos nos estaría importando lo mismo en lugar
de yo siendo la que se preocupa mucho más.
—Está bien.
Mira alrededor y después que ve que nadie está cerca, cierra sus ojos.
—Tuve la peor reunión con Johnson y algunas de su gente hoy.
Cada vez que escucho el nombre de Johnson, mi corazón se acelera,
recordándome esa noche en el bar y la forma en que nos miró a ambos como si
fuéramos… como si fuéramos descartables.
Doy un paso más cerca así Brody puede bajar su voz incluso más.
—¿Sí?
Brody abre sus ojos de nuevo, entrecerrándolos ante el sol poniéndose.
—¿Alguna vez has tenido una de esas conversaciones con alguien donde se las
arreglan para decirte cuán genial eres mientras simultáneamente te hacen sentir
como si no valieras nada?
—¿Como un cumplido con doble intensión? —sugiero, mi estómago ya
haciéndose nudos. ¿Cuándo acabaría esta inestabilidad para él y para papá? Para
todos nosotros—. ¿Como decirme que corro rápido… para ser una chica?
—Algo así. —Suspira—. Me quedo colgado en algunas cosas tan estúpidas
algunas veces. No importa.
—Tienes razón. No importa —digo, percibiendo esa sensación de confianza
después de aterrizar en las palabras correctas—. Sólo los números importan. Y tus
números son asombrosos ahora mismo.
Me lanza una sonrisa poco entusiasta.
—Recuérdame la próxima no gritarle a la persona que siempre tiene la
respuesta.
Mis mejillas se calientan por una razón completamente diferente a la de hace
un minuto.
—Tengo un récord perfecto hasta ahora, ¿cierto?
Por un segundo, nuestros ojos se fijan y se siente como si alguno de nosotros
estuviera a punto de decir algo importante. Por favor que sea Brody y no yo.
Controla el impulso, Annie. Pero entonces Brody me da un pequeño golpe en mi
hombro, como para decir, Gracias, amiga, antes de alejarse.
Cuando está fuera de vista, colapso contra la valla, cierro mis ojos y gruño.
91

Esto se está saliendo completamente de control. Es Jason-maldito-Brody. En veinte


años a partir de ahora, papá será tan viejo como Frank, contándole a algún molesto
Página

adolescente sobre la temporada de novato de Brody, como Frank hizo cuando


mencionó a Derek Jeter. Y Brody será rico, famoso, y retirado con un montón de
endosos por una vida como atleta sobre los cuales sentarse.
Apuesto a que incluso Derek Jeter tuvo una camaradería con una carga bates
o algo durante su año de novato. Alguien que está muy lejos de su vida ahora. Eso
es lo que seré para Brody en veinte años; la carga bates olvidada.
Probablemente debería distanciarme más temprano que tarde. Hará las cosas
más sencillas. Excepto que tenemos todo este problema de Johnson-puede-darnos-
una-patada-fuera, colgando en nuestras cabezas y, por ahora, eso requiere que
ayude donde y cuando pueda.
O tal vez esa es sólo mi excusa.
A pesar de Brody y su comentario idiota sobre comer camarones gratis
mientras miraba el juego, cuando el partido empieza, decido pasar el rato en la
oficina de papá y mirarlo en su televisión. Brody entra durante la cuarta entrada,
sólo permite un bateador en base, lanza durante el resto del juego. El papá de
Lenny anota un jonrón, dejando al bateador en primera. Vencemos a los A’s de
Oakland 2-0.
Con suerte tengo razón. Con suerte, los números son los que importan.
92
Página
Capítulo 11
Carl London: ¿Tenía clases hoy? Ups.
Hace 23 horas
Jason Brody Pícher de los Royals: “Todos los lanzadores nacen
lanzadores.” —Joe DiMaggio.
Hace 1 hora
Lenny London: A punto de ver a mis amigas, Annie Lucas y Jackie
Stonington, correr un kilómetro completo. A propósito. ¿Qué mierda
está mal con ellas? Lo que sea. Vamos equipo.
Hace 5 minutos
No mires al reloj. No mires al reloj.
En su lugar, pongo toda mi atención en la espalda de Jackie Stonington. Su
zancada es más larga que la mía, pero después de rodear la última recta en la
tercera vuelta de la carrera de un kilómetro, puedo sentir su pánico. Sabe que estoy
justo encima. Sabe que no he hecho mi movimiento todavía. Sabe que estoy a punto
de hacerlo.
No tengo idea de quién está detrás de mí. Es difícil creer que empezamos en
un grupo de veinte corredores. No oigo o siento nada más que a Jackie y sus pasos.
Cruzamos la línea de salida/llegada por tercera vez cuando el timbre suena,
indicando la última vuelta. Nuestros compañeros de equipo se alinean en varios
lugares al interior de la pista, animándonos. Nuestros nombres fueron gritados en
las dos primeras vueltas, pero a medida que nos separamos de la manada y nos
pusimos de líderes, todos se convirtieron en el club de fans de Jackie Stonington.
Lo entiendo, totalmente lo hago. Ella ha estado con estas chicas por cuatro años.
Está graduándose y compitiendo en su última carrera de atletismo de la escuela
secundaria.
Y la ausencia de “¡Vamos, Annie!” en la pista solo me hace querer ganar más.
Mis dedos están peligrosamente cerca de sus talones antes que finalmente
vayan alrededor y de un gran paso hacia adelante. Mis pies coinciden a la
perfección con los de Jackie, nuestros codos prácticamente rozándose. Y escucho su
respiración cambiar, el jadeo viene con el pánico y la pérdida del juego mental.
Puedo sentir una sonrisa extendiéndose por todo mi rostro, pero la alejo
93

rápidamente y me concentro en alargar mi zancada, llevándome adelante.


Página

Llegamos a la mitad del recorrido y la sangre bombea a mi cabeza y oídos tan


fuertemente que no puedo escuchar o sentir la presencia de Jackie. La distancia
entre nosotras crece a varios pasos mientras redondeo la última curva. Mis talones
golpean más duro y un túnel se forma alrededor, mis ojos acercándose a la línea de
meta.
Cruzo la meta y me toma diez pasos más antes de detenerme abruptamente,
haciendo que toda la sangre se desplace a mis pies y mi visión se oscurece
temporalmente. Me agacho y recupero mi aliento. Toma un total de diez segundos
para que Jackie cruce la meta y para entonces, el timbre se ha apagado en mis oídos
y puedo escuchar a la entrenadora Kessler felicitándonos a las dos.
La voz del locutor llena el estadio.
—Un nuevo record estatal se establece en carrera de seiscientos metros por
Annie Lucas, junior de la Academia Santa Teresa.
Para el momento en que paro y miro alrededor, aceptando la botella de agua
que un voluntario me ha entregado, Jackie está dentro de la pista, sentada en la
hierba cerca al foso de salto largo. Estoy de pie en medio de la pista, más allá de la
línea de meta mientras los otros dieciocho corredores terminan su carrera y miro a
Jackie, con la cabeza entre las manos, llorando tan fuerte que está temblando
mientras la entrenadora Kessler se pone en cuclillas a su lado, ofreciéndole
palabras de consuelo. Una sensación completamente nueva se instala en la boca de
mi estómago.
Jackie y yo tenemos unas cuantas horas para matar entre carreras y por
supuesto tener una pequeña conversación en el vestuario no va a suceder. Así que
cada una de nosotras nos mantenemos ocupadas a nuestra cuenta, siguiendo el
resto de los movimientos del mundo con nuestros teléfonos. Estoy avergonzada de
admitir que paso una buena hora acechando demasiadas cuentas de Twitter de las
últimas citas de Brody. Cuando abro la página de Twitter de una modelo/actriz
llamada Shannon Belmont, la primera cosa que veo es una foto de ella y Brody en
una alfombra roja posteada hace tres horas.
@shannonBelmont: ¡Caliente cita + estreno de mi primera película Modelos
de Bikini de Sports Illustrated! #ElMejorDía #JasonBrodyEsSexy
@JasonBrodyPitcher
Me ahogo con el trago de Gatorade de limón que acabo de tomar. ¿Modelos de
Bikini de Sports Illustrated es el título de una película? Y una película digna de una
alfombra roja en… doy un vistazo por los tweets de @shannonBelmont y busco la
respuesta: Chicago.
No es como si esperara que Brody estuviera en mi carrera estatal.
Definitivamente no lo hice. Pero desde que se presentó en los seccionales, no puedo
evitar sentirme decepcionada de escuchar que está en Chicago mirando modelos de
traje de baño desfilando en la pantalla grande.
94

Cuando llega la hora para dirigirnos de nuevo a la pista, miro dos veces
después de ver al chico de brazos cruzados y gorro cubriendo sus ojos, de pie junto
Página

a papá. Ambos están apoyados contra la valla enfrente a las gradas.


¿Cómo rayos llegó Brody de un estreno en Chicago hace tres horas de vuelta a
la ciudad de Kansas?
Papá me saluda, indicándome que me acerque.
—¿Puedo saludar? —le pregunto a la entrenadora Kessler, haciendo un gesto
hacia mi padre. Ante su duda añado—: Todavía nos quedan cuarenta y cinco
minutos.
La entrenadora K me da permiso para hablar con papá, pero me advierte que
sea en el área de calentamiento y no más de veinte minutos.
Tan pronto como me acerco a papá, suelto mi bolsa deportiva a mis pies y
acepto una gran abrazo de oso.
—Estoy muy orgulloso de ti, cariño. ¡Estuviste increíble!
—Hemos estado hablando con reclutadores universitarios por dos horas
seguidas —dice Brody. Doy un paso atrás del abrazo de papá y me quedo
mirándolos.
—¿En serio?
Papá ríe.
—No por dos horas seguidas, pero tuvimos un flujo constante de ellos
viniendo a nuestros asientos para charlar un rato después de tu primer carrera.
Brody me da la espalda y señala a gente al azar situados en las gradas.
—Estatal de Missouri, Universidad de Illinois, Northwestern, Cal Tech, Estatal
de Ohio, Estatal de Pensilvania… básicamente la Conferencia de los 10 Grandes.
—Oh Dios mío —susurro. Por supuesto, siempre he querido una beca, mi
antiguo entrenador en Arizona más o menos me había dicho que me ofrecerían una
de la Estatal de Arizona, pero escuchar que tantas universidades están interesadas,
es una locura.
—Hemos estado negociando todo tipo de beneficios —dice Brody—. Me
imaginé que mientras ellos están peleando por ti, bien se podría pedir por algunos
extras: habitación individual, un carrito de golf para transpórtate de clase a clase,
un estudiante de honor que haga tu tarea, servicio a la habitación para todas tus
comidas. Lo básico.
Papá pone los ojos en blanco.
—No le hagas caso. Solo hemos metido un dedo o dos en un área gris de la
NCAA.
—Probablemente deberías conseguir un agente —sugiere Brody.
Me doy cuenta que hoy está usando la camiseta de Santa Teresa que le di y
una gorra de los Chicago Bull baja sobre sus ojos. Esto me devuelve a la realidad
95

porque, hola, ¿qué paso con el saco de traje y la corbata delgada que estaba usando
en ese estreno? En Chicago.
Página

—Oye —digo—. ¿Cómo has llegado desde…?


—¿Desde dónde? —Sus ojos bailan con diversión.
Maldita sea, creo que acabo de ser atrapada acechando a Jason Brody.
—Ninguna parte. —Me ruborizo—. Sólo… tú sabes, pensé que tenías otra parte
donde estar. Además de una carrera de atletismo de secundaria.
Abre su boca y sé que está a punto de burlarse por acecharlo, pero papá
palmea su hombro y dice:
—Yo le pedí que viniera. Imaginé que estarías contenta de tener más gente
apoyándote en lugar de a Jackie. —Mira alrededor a las gradas—. Frank también
está aquí, en alguna parte. Podría estar negociando esos beneficios con los
entrenadores universitarios… Y Savannah y Lily.
Así que papá le pidió que viniera. Eso tiene sentido. Libero un suspiro e
intento esconder mi decepción, pero Brody se acerca, invadiendo mi espacio
personal.
—En caso que te estuvieras preguntando, vi como cinco minutos de esa
película y luego me fui.
Resoplo una risa.
—¿En serio?
Antes que Brody pueda explicar, papá nos interrumpe, señalando mi rodilla.
—¿Cómo está tu pierna? ¿Lo conseguirás en esta próxima carrera?
Salto un par de veces, entonces levanto mis rodillas una a la vez, probando mi
tendón de la corva.
—Honestamente se siente genial. Mejor que nunca.
Los ojos de papá se estrechan como si no estuviera seguro de creerme.
—Voy a conseguirte una almohadilla caliente de la entrenadora. —Cojea lejos
antes que pueda detenerlo. Pero lo que sea. Si quiere que me caliente, entonces me
calentaré.
Ya que estamos solos, me agacho y abro mi bolsa de deporte.
—Tengo algo para ti —le digo a Brody, antes de levantarme y entregarle mi
antiguo iPod. Me mira, confundido—. Te hice algunas lecciones para tu estudio de
GED. Pensé que podrías escucharlas mientras están en carretera.
—¿Lecciones? ¿Leíste el libro de preparación y lo grabaste?
Asiento.
—Las primeras tres guías de estudio de cada sección más los primeros
exámenes de práctica. Es alrededor de dieciséis horas de material. Puedes escribir
tus respuestas en un papel y luego verificarlas.
Abre su boca y luego la cierra de nuevo mientras levanta sus ojos a los míos.
96

—¿Cuánto te tomó hacer esto?


Página

Me río tratando de quitarle importancia. Tal vez mis intenciones reales son
demasiado obvias.
—Cerca de dieciséis horas.
Aprieta el iPod en la mano.
—Gracias, Annie. Esto es… realmente agradable.
Desvío mis ojos a las gradas.
—Está bien, entonces dime de nuevo, ¿qué tan maravillosa soy? ¿Cuáles
universidades me quieren, quién va a adorarme y mendigar más por mí? Debido a
que totalmente tengo que ser adorada en todo momento.
—Todos te quieren. —Me nivela con una de sus famosas miradas atléticas de
Jason Brody—. Sin embargo, no lo harán si te ahogas en esta última carrera.
Le saco la lengua y acepto la bolsa térmica de las manos de papá antes de
regresar. Ahí es cuando levanto la vista, por encima de las cabezas de Brody y papá,
y noto la multitud asomándose por las barandillas de las gradas, como si
estuviéramos en el estadio Kauffman y no en una carrera de secundaria.
—Oh, oh —murmuro entre dientes, lo bastante bajo para que solo papá y
Brody escuchen—. Tu disfraz ha fallado.
Por un segundo, estoy segura de captar algo que se asemeja a la molestia o al
agotamiento cruzar por el rostro de Brody. Pero luego se ha ido y tiene una enorme
sonrisa, mirando por encima del hombro a la multitud de aficionados que se ha
reunido.
Savannah aparece detrás de mí.
—Entonces, vas a tener que firmar algunos autógrafos ahora —le dice a
Brody—. Nada formal, sólo aceptar un pedido y el resto comenzará a fluir.
Brody levanta una ceja a Savannah.
—¿Qué pasó con tu política de no chicas de secundaria?
Savannah sonríe como si estuviera cinco pasos por delante de él.
Probablemente lo está.
—Hay tres hermandades de voluntariado aquí hoy. Ya las he invitado a
conocerte. Eso debería mantenerte ocupado por un rato.
—Chicas universitarias —dice Brody con una inclinación de cabeza—. Está
bien entonces.
Y creo que esa es mi señal para salir.
—La entrenadora Kessler va a tener una crisis si no me dirijo a la zona de
calentamiento pronto.
Papá se inclina hacia adelante y planta un beso en la parte superior de mi
cabeza.
97

—Buena suerte, Ann.


Página

Saludo a Lenny en mi camino de vuelta a la pista. Está sentada en la cuarta


fila en la parte inferior, con otras chicas que reconozco de la clase junior de Santa
Teresa.
Jackie ya está estirando, mirando al frente, su cara completamente tensa y
enfocada. La entrenadora Kessler está contando frente a ella. Lanzo la almohadilla
térmica al piso y luego la ruedo debajo de mi pierna derecha antes de sentarme.
La entrenadora K se inclina para hablar con Jackie.
—No quiero que pienses en los reclutadores, o becas o el futuro. Solo quiero
que pienses en la vuelta en la que estás y la próxima. Nada más, ¿entendido?
—Sí —afirma Jackie—. Lo sé.
—Lucas —me dice la entrenadora K—. Vas a tener que contenerte un poquito
más en esta. No quiero que lo saques hasta la séptima vuelta o estarás corriendo sin
energía y podrías agravar ese tendón de la corva de nuevo.
—Sí —digo—. Lo sé. Gracias.
Cada una toma un Gatorade y vamos por una serie de ejercicios de
calentamiento y saltos al unísono, ninguna de las dos hablando. Cuanto más nos
acercamos al momento de la carrera, más tensa me pongo. Cerca de diez minutos
de empezar, echo un vistazo a Brody y papá, aún en el mismo sitio. Brody ahora
está firmando autógrafos para las chicas de la hermandad con la piel bronceada y
todo tipo de escote.
No necesito esta distracción en este momento. Veo de la pista a mis pies, y
tomo 10 lentas y profundas respiraciones Giro mis hombros y muevo rítmicamente
mis brazos hacia delante y hacia atrás. Cuando alzo la vista otra vez tiene otras tres
chicas a su alrededor, una de ellas le está entregando un marcador permanente,
levantando su camisa y señalando hacia su estómago súper plano. Frunzo el ceño
cuando él levanta el marcador y firma el jodido estómago de la chica. ¿Acaso no
piensa bañarse por un tiempo? En serio, ¿cuál es el beneficio de tener partes del
cuerpo autografiadas? No lo entiendo. No es como si pudieras venderlo en eBay.
Por qué no sólo preguntan, ¿puedes tocarme inapropiadamente en público por
favor?
Papá observa a Brody por un minuto y niega, se echa a un lado para evitar ser
golpeado por las chicas y vuelve su atención a la pista. La carrera anterior a la
nuestra termina, Jackie y yo nos dirigimos a nuestras líneas de partida. Se gira
hacia mí antes de tomar su posición.
—Buena suerte, Annie.
—Gracias, para ti también —murmuro, viendo cómo alza su mirada hacia las
gradas, traga con fuerza y luego mira adelante otra vez.
—Vamos uno-dos de nuevo, ¿de acuerdo? —agrega—. Por la entrenadora
Kessler.
98

—Por supuesto.
Página

De alguna manera este compromiso verbal suelta las mariposas en mi


estómago. Me tiemblan las piernas y mis manos hormiguean. Miro una vez más por
encima de mi hombro a papá y Brody, quien ahora tiene un grupo de cinco chicas
rodeándolo. Ahora deseo que se hubiese quedado en Chicago viendo esa estúpida
película.
¡Concéntrate, Annie!
El arma se dispara, y diecinueve chicas más y yo salimos corriendo. En el
primer kilómetro permanezco pegada a Jackie, en la parte delantera del grupo,
pero ninguna de nosotras toma el primer lugar. Después de la sexta vuelta, ambas,
Jackie y yo tomamos la delantera, corriendo lado a lado. Su paso es tan perfecto,
tan preciso, es como si ella decidiera dejar todo en la pista, en esta carrera.
Supongo que no tiene otra opción, y en lugar de intimidarme su seguridad me da
confianza, especialmente sabiendo que ya le gané una vez hoy.
Estamos tan cerca, como si hubiésemos ensayado esta coreografía. La
campana suena por la vuelta final y simultáneamente pisamos más fuerte, nuestros
talones levantándose. Nuestros brazos se balancean a un ritmo idéntico. Vamos a
pelear todo el camino hacia la meta. Pero luego cuando nos acercamos al final,
hago algo que solo he hecho una vez en mi vida y eso fue durante esta carrera en las
selecciónales.
Miro al reloj.
Ambas estamos a un ritmo para romper el récord estatal. Y solo una se llevará
el crédito por eso. Mis pulmones y piernas gritan pero siento esa adicción que
mencionó Brody la semana pasada. Soy adicta a romper records, a ver mis pies
cruzar esa línea final primero. Me alejo de Jackie, adelantándome medio paso de
ella.
—¡Vamos Annie! —Escucho gritar a papá como si estuviera corriendo sola
alrededor de nuestro vecindario, papá y la abuela sentados en el pórtico mientras
esperan verme dar vuelta la esquina.
Con tan solo cincuenta metros hasta la meta, mis pensamientos cambian a
Jackie llorando después de la última carrera, la forma en que levantó la vista hacia
las gradas a los cazadores de becas, los detalles que Lenny inadvertidamente me
dijo el fin de semana pasado sobre ella necesitando esta beca.
El noventa por ciento de mi cerebro está gritando, ganar, ganar, GANAR. Y el
resto me está diciendo otra cosa.
Jackie va a romper el récord de estado de tres kilómetros y nadie nunca lo
sabrá.
Ya tengo mi nombre, y puedo vencerla el próximo año.
La decisión está tomada.
Diez metros antes de la línea final, ralentizo lo suficiente como para dejar que
su pie izquierdo cruce la línea antes que el mío. Mis ojos miran al reloj de nuevo.
Cinco centésimas de segundo separan nuestro tiempo.
99

La voz del locutor resuena por el altavoz una vez más.


Página

—Un nuevo récord estatal se establece en los tres mil doscientos metros
corridos por Jackie Stonington, estudiante de último año y cuatro veces calificada
estatal de la Academia de Santa Teresa.
Jackie cae inmediatamente al suelo, alivio y orgullo saliendo de ella. Después
que ambas hemos tomado un minuto para recuperar el aliento, me agacho y le doy
una mano para ayudarla a levantarse. La toma y se pone de pie, envolviéndome en
un gran abrazo. Rápidamente nos unimos a la entrenadora Kessler que está
llorando y vitoreando al mismo tiempo.
Después que finalmente me alejo de los dos, encuentro la mirada de Brody.
Está apoyado contra la valla, de brazos cruzados y con la frente arrugada. ¿Sabrá
que acabo de dejar ganar a Jackie? No puedo decidir si eso es malo o no.
El momento conectándonos a distancia es breve porque un par de jóvenes,
dos chicos y otras dos chicas más se hacen acercado a Brody. Uno de ellos le da un
golpecito en el hombro, y me da la espalda.
Lenny salta la valla y se acerca. Se detiene primero para felicitar a Jackie,
dándole un gran abrazo, y luego se dirige hacia mí.
—Me asombras, Annie Lucas. Casi me sentí inspirada a correr un par de
vueltas a tu lado. Casi.
Me río, pero no puedo apartar los ojos de Brody. La mirada de Lenny viaja
hacia donde él y papá están.
—Eres como un monstruo de ojos verdes en este momento.
—No lo soy —protesto—. Sólo estoy enferma y cansada de la gente
levantándose la ropa para conseguir autógrafos. Apuesto a que ni siquiera les gusta
el béisbol.
Lenny agarra mis hombros y me da la vuelta para mirarla.
—Annie, en serio no puedes gastar todo tu tiempo y energía enamorándote de
jugadores reales. Es una ocupación inútil. Piénsalo. Estás en la escuela secundaria.
Y él está viajando todo el tiempo, solo en habitaciones de hotel con mujeres que
saben exactamente cómo encontrar jugadores, hacer que se bajen los pantalones y
darles buen sexo oral. ¿Eso es lo que quieres hacer? ¿Llamar su atención
mostrando tus pechos y cediendo a favores sexuales? No eres esa chica.
En realidad nunca había tenido amigas cercanas antes, de las que pueden
señalar lo obvio. Es a la vez agravante y útil.
Suspiro.
—Sé que no soy esa chica, pero ¿cómo sabes que es realmente así de salvaje
cuando viaja? Tienen partidos de béisbol que jugar, ¿verdad?
Lenny resopla una risa.
100

—Porque mi padre ha estado acostándose con otras mujeres durante la última


década por lo menos. Es como si fuera tan fácil para ellos que no puede estar mal. Y
Jason Brody ni siquiera es casado, por lo que tiene un pase de acceso total.
Página

Se me encoge el estómago.
—Dios, Len, lo siento.
Se encoge de hombros.
—Estoy acostumbrada a eso. La única cosa que me molesta es toda la estúpida
familia feliz, matrimonio feliz, la mierda del buen jugador de béisbol católico que se
dice de mi familia en artículos y en la televisión. ¿Por qué no le puede llegar la
mierda a un fan al menos una vez? ¿Por qué no puede embarazar a alguien en el
viaje y que lo demanden por la manutención?
Es sorprendente que Primera Base nunca haya sido atrapado, teniendo en
cuenta cuantas fotografías hay impresas o publicadas en internet de Brody con
varias mujeres. Aunque tal vez no envían fotógrafos a los jugadores casados, como
obviamente hacen con Brody. O al menos lo hicieron hoy.
Caminamos hacia el área de recepción de los atletas para que yo pueda tomar
un poco de agua.
—¿Quieres que eso pase? —le pregunto a Lenny—. ¿Quieres mala publicidad?
—En realidad, no. —Suspira—. Sólo quiero que la gente le deje de gustar por
su personalidad falsa. Quiero creer al menos en cierta medida que el
comportamiento negativo tiene consecuencias negativas, pero obviamente él es
invencible. —Se lleva una botella de agua para ella y otra para mí—. Ya no
hablemos de mi vida. Tenemos que averiguar qué hacer con tu pequeño problema.
—No tengo un problema —miento—. Lo he superado totalmente ahora que he
visto lo asquerosamente inútil que es.
Me lanza una mirada de “sí, claro” y luego rebusca en su bolso, pasándome lo
que parece ser una licencia de conducir. Mi foto de identificación escolar está en la
esquina, pero en el nombre se lee Marie Conner y, de acuerdo a la fecha de
nacimiento en la tarjeta, Marie Conner tiene veintidós años.
—¿Me conseguiste una tarjeta de identificación falsa? —chillo.
Lenny pone una mano sobre mi boca, mirando alrededor rápidamente.
—Dilo un poco más alto y tu padre podría llegar a escucharlo también.
—Lo siento —susurro a través de sus dedos.
Deja caer su mano y sonríe.
—Carl y sus hermanos de fraternidad van a ir a este club en el centro esta
noche, y lo soborné para que nos lleve y nos consiga esas tarjetas de identificación
muy creíbles.
—¿Y tienes que tener veintiuno para entrar?
—Dieciocho —aclara Lenny—. Pero dónde está la diversión si podemos entrar
y no comprar tragos, ¿verdad?
101

Me muerdo la uña del pulgar sintiéndome extremadamente conflictiva. Odio


mentirle a papá. Todavía me siento culpable por la última vez, sobre todo después
de encontrarme con Johnson. Luego miro a Brody, a quien le han dado una silla
Página

para que una chica de fraternidad pueda sentarse en su regazo y envolverse


alrededor de él, mientras que su amigo toma una foto que probablemente será una
actualización de estado de Facebook en los próximos veinte segundos. ¿Va a firmar
sus pechos también?
Y no es como si Johnson vaya a pasar el rato en los clubes de baile del centro.
Dudo que sirvan barbacoa.
—Sabes, no soy nadie para mimar y hablar de sentimientos —afirma Lenny—,
así que te lo voy a decir directamente. Tú y Jason Brody están en un lugar que es
incluso peor que la zona de amistad, Annie,
—¿Qué? ¿Como enemigos?
Niega.
—Eso sería un paso. Los enemigos a menudo tienen un montón de frustración
sexual reprimida. Tú estás en la zona de la hermana pequeña. Me temo que eso es
lo más desesperanzador que se podría poner.
Exhalo, manteniéndome en silencio mientras nos dirigimos hacia papá y
Brody. Ella tiene razón. Y en la forma en que lo veo, tengo dos opciones: 1) dejar de
mirar y actuar como la hermana pequeña y/o 2) encontrar a alguien más disponible
para enamorarme. Estoy bastante segura que ir a un club para mayores de edad
con Lenny esta noche podría potencialmente lograr ambas cosas.
—Está bien, voy. ¿Pero qué le digo a mi papá?
Me sonríe.
—Deja que me encargue de eso.
Consigo otro gran abrazo de papá cuando lo alcanzamos.
—¿Qué pasó al final, Annie? ¿Fue tu pierna?
—Uh, sí —miento—. Se paralizó de repente. Creo que la esforcé demasiado.
—Así que, entrenador Lucas —dice Lenny, interrumpiendo—. ¿Le importa si
me robo a su hija por la noche para que podamos celebrar su logro deportivo
correctamente, sin supervisión de un adulto?
La miro y papá se inclina hacia atrás, cruzando los brazos sobre el pecho.
—¿Qué han planeado?
Lenny bate sus oscuras pestañas.
—Bueno, su hija apenas ha sacado una C en español y los finales son la
próxima semana. Obviamente necesita a la extraordinaria tutora Lenny London.
Pero no la haré estudiar toda la noche. Comeremos mucho helado, dulces y pizza.
—Levanta una de mis manos y sacude la cabeza con disgusto—. También algún
esmalte de uñas... usted sabe, las actividades usuales de las fiestas de pijamas.
Brody elige ese momento para girar y mirarnos.
102

—¿En serio, Lenny? ¿Vas a poner esmalte de uñas en Annie Lucas? Alerta a
los medios de comunicación.
Página

Las cejas de Lenny suben y me da una mirada que dice: ¿Ves? Zona de
hermana pequeña.
—¿Vas a estar en casa para el desayuno-almuerzo con la abuela mañana? —
pregunta papá y luego de mi afirmación me da otro abrazo y un beso en la frente—.
Siento haber dudado de tu capacidad de correr ambas carreras. Estaba equivocado.
El año que viene puedes romper el récord de 3 kilómetros de Jackie, ¿de acuerdo?
Lo abrazo de vuelta.
—Trato.
Después que papá me deja ir, Brody levanta una mano para chocar los cinco.
Sólo lo miro, dejándolo colgado y luego miro a Lenny, quien se las ha arreglado
para verse tanto simpática como satisfecha que sus supuestos con respecto a
nuestra relación eran del todo correctos. Arrugo mi nariz antes de finalmente
chocar mi mano contra la suya.
Lenny y yo caminamos hacia el estacionamiento, y duda antes de preguntar:
—¿Tu papá es siempre así o fue sólo su actuación de “estoy aquí por mi hija”?
Casi no quiero decirle la verdad, pero no hay ningún punto en mentir porque
Lenny tiene un talento increíble leyendo a la gente.
—No está actuando.
Niega, desconcertada.
—Tan raro.
Cuando llegamos a su auto, le digo que tengo que parar en mi casa para
ducharme y cambiarme de ropa y pone los ojos en blanco antes de desbloquear las
puertas.
—Cariño, nada de lo que tengas va a ser agradable para el club. Puedo
garantizarlo sin ni siquiera mirar en tu armario.
Me desplomo en el auto con un suspiro de frustración.
—¿De verdad vas a pintarme las uñas?
Se pone sus gafas de sol y arranca el motor.
—Vamos a hacer mucho más que eso. Necesitas verte de veintidós si quieres
ser Marie Conner.
—¿Sabes qué? —Me siento más derecha—. Creo que Marie Conner va a ser mi
alter ego más genial, mucho más coqueta, mucho más aventurera. Así que sí, dame
el cambio de imagen completo de mujer sexy.
Y si soy Marie Conner, entonces no me sentiré tan culpable por mentirle a
papá. Porque yo no mentí. Marie lo hizo. Ella es así de cabrona.
103
Página
Capítulo 12
Lenny London: ¿Puedo todavía obtener el crédito por usar
zapatos lindos si los estoy arrastrando?
Hace 30 minutos
Carl London: Tengo amigos y tengo beneficios, por lo tanto, no
veo problema en mezclar ambos.
Hace 5 minutos
—¿Realmente parezco tener veintidós años? —les pregunto a Lenny y Carl—.
El tipo no tenía ni un poco de escepticismo en su rostro.
—Te ves sexy. —La mirada de ojos oscuros de Carl me repasa de arriba abajo,
observando el vestido ajustado y muy corto de lentejuelas doradas, los altos tacones
negros y el pintalabios rojo brillante que Lenny me puso esta noche—. Además, no
le importa una mierda si tienes veintidós, siempre y cuando le aportes una prueba
aceptable, su culo está cubierto.
—Ahora silencio sobre la cosa de la edad —ordena Lenny.
Caminando por este club —la música resonando, los cuerpos frotándose,
hombres adultos comprando bebidas para las chicas—, me siento como una
estudiante de primer año en mi primera fiesta con chicos y cerveza. Las fiestas
salvajes del instituto ya no son una atrevida hazaña, pero hacerme pasar por Marie
Conner con una falsa identificación casera me ha dejado un poco abrumada. Lenny
y Carl incluso me hicieron beber dos chupitos de ron antes de dejar la casa, así no
pareceré una tensa y ansiosa chica de diecisiete años y traicionarme antes de entrar
por la puerta.
Y ahora tengo una banda naranja alrededor de mi muñeca que prueba que soy
lo bastante mayor, no solo para entrar por la puerta, sino también para comprar
algunas bebidas de verdad. No sólo eso, sino que fuimos directamente al frente de
la fila… la entrada VIP. Los tipos en la puerta conocen a Carl y Lenny y, por
supuesto conocen a Primera Base, así que si quisieran, no les sería tan difícil
descubrir la edad real de Lenny. En realidad, Carl es el único que tiene veintiuno,
así que ni siquiera necesita una identificación falsa para comprar bebidas aquí.
Lenny y yo nos ponemos de pie cerca de la barra, observando a la gente en la
104

pista de baile.
—Necesitas encontrar a un chico sexy para coquetear —dice—. Para superar a
Página

ya sabes quién.
—¿Ya sabes quién? —Carl aparece detrás de nosotras y nos entrega una
cerveza a cada una.
—Su ex —dice Lenny de inmediato—. De Arizona.
—Es gay. —Le doy un trago a mi cerveza e intento no hacer una mueca—. Odio
la cerveza.
—¿Se supone que nos guste? —dice Lenny, bebiendo de su propio vaso—. Y
recuerda, Annie, ya sabes quién está probablemente tirándose a una de esas chicas
de hermandad en su apartamento en este momento. Y probablemente hay una
fiesta salvaje mientras está ocupado en su dormitorio. He oído todo tipo de
historias sobre jugadores solteros y sus fiestas privadas. Se le acaba de entregar un
cuarto de millón de dólares. Su vida personal, su espacio personal, está más allá de
cualquier cosa que pudieras agarrar alguna vez o incluso con lo que quisieras estar
involucrada.
Mi corazón se hunde hasta mi estómago, pero fuerzo a la lógica a predominar
como Lenny hace. Tiene razón. No quiero hacer nada con esa vida de atleta estrella
profesional. Quiero a papá y sus tranquilas maneras y a la abuela y tal vez un lindo
chico heterosexual para enrollarme con él, pero no para enamorarme, porque eso
es casi más espeluznante que las fiestas salvajes en el apartamento de soltero de
Brody.
El repetitivo ritmo de la música aporrea el interior de mi cabeza y el alcohol
que tomé antes de entrar al club está haciendo efecto, ayudándome a mantener mi
mente apartada de ser una torpe no adulta. La gente sigue chocando contra
nosotras y, después de beber mi cerveza, tomo a Lenny de la mano.
—Vamos a bailar. A Marie Conner le encanta bailar.
Lenny revisa la habitación como la experta que es, luego me entrega un
caramelo de menta de su bolso y toma otro, metiéndolo en su boca.
—Sólo en caso que el señor Perfecto nos lleve para una ardiente sesión de
manoseo a los sofás en la parte de atrás del club. ¿Conoces a Haley Hunter de la
escuela? Perdió su virginidad en uno de esos sofás.
Arrugo mi nariz.
—Asqueroso.
—Lo sé, ¿verdad? —Lenny asiente.
Nos dirigimos a empujones al centro de la pista de baile. Las luces rosas y
azules se arremolinan a nuestro alrededor. Es difícil ver algo con claridad y estar
bajo una identidad falsa esta noche me da permiso para soltarme. Hay algo sobre
los tacones altos y un vestido ajustado que te da un cierto nivel de confianza, como
si hubiese poder en sentirse sexy. Realmente no lo había anticipado cuando estuve
de acuerdo en ponerme la ropa de Lenny. Por supuesto, me he vestido linda para el
ex novio antes, pero nunca incluyó un vestido tan corto. O brillante. Después de
105

bailar unos buenos treinta minutos, empiezo a sudar y levanto mi cabello de mi


cuello. Lenny me dispara una mirada fulminante y le pega a mi mano.
Página

—¡No arruines tu cabello! ¡Se ve increíble!


Sólo para molestarla, agacho mi cabeza y sacudo los largos rizos rubios que
cuidadosamente arregló. Cuando me enderezo de nuevo, sonríe.
—Sexy.
Carl y su amigo de fraternidad, el mismo borracho que me dijo que lucía como
la muñeca Barbie de su hermana antes de vomitar en el jardín de la familia London
en la última fiesta, se dirigen a empujones hacia nosotras y nos dan vasos de
chupitos llenos de un líquido azulado. Ambas lo miramos brevemente antes de
tragarlo.
Es como jarabe y dulce, pero puedo sentir la quemadura del alcohol
filtrándose por mi garganta. Lenny me da más mentas en mitad del baile y el amigo
de Carl corre a deshacerse de nuestros vasos. Justo cuando estoy volviendo a bailar
con Lenny, diviso a un chico cerca de la barra que tiene al menos a tres chicas
invadiendo su espacio personal.
¿Qué demonios?
—¡Mierda! —Acerco a Lenny y la giro para que pueda ver a Brody, bebiendo
de su muy inocente botella de agua—. ¿Qué está haciendo aquí?
Se gira para mirarme. Sus brazos están alegremente levantados en el aire, sus
caderas se mueven de lado a lado. Choca su cadera con la mía para ponerme en
movimiento de nuevo.
—Deja de preocuparte. No va a notarte y si lo hace, ¿a quién le importa?
Mi corazón desacelera a su ritmo normal. Tiene razón. Sé demasiados
secretos de Brody para que vaya y me delate con papá.
Lenny gira y extiende la mano hacia el chico a su lado. Tira de su corbata, los
ojos de él se amplían, como si estuviera a punto de vivir una de sus fantasías. ¿Tal
vez lo hará? Me río y agarro al amigo de Carl. No puedo recordar cómo se llama,
pero no es un imbécil como Carl, sólo es realmente tonto, pero no puedo echarle la
culpa por eso realmente. Acerco al chico y me sonríe, enseñando sus perfectamente
blancos dientes de chico de fraternidad. A pesar de ser un idiota, no es un mal
compañero de baile. No pone la mano encima, solo se frota contra mí de vez en
cuando y tiene cierto sentido del ritmo. Mi teléfono vibra varias veces en el bolso
que cuelga de mi mano. Casi lo saco para mirarlo, pero Carl aparece detrás de mí y
pone su mano en mi culo, distrayéndome.
Mueve mi cabello sobre un hombro y se inclina más cerca, gritando en mi
oreja:
—¿Quieres otra bebida?
Mi cuerpo se tensa y justo cuando giro la cabeza para mirarlo, una mano se
aprieta alrededor de la muñeca de Carl, quitando sus dedos de mi culo. Mi mirada
se alza, aterrizando en los intensos ojos marrones de Brody.
106

Lenny choca su cadera contra la mía de nuevo y dice:


—¡Atrapada!
Página

Brody mantiene sus ojos fijos en los míos mientras levanta ambas manos y
empuja a Carl y al amigo de fraternidad en el pecho, forzándolos a poner algo de
distancia entre ellos y yo. Luego se inclina y dice:
—Sal por la salida de atrás, gira a la derecha y encuéntrame al final de la calle
en los siguientes dos minutos.
Niego, pero su expresión seria me detiene, y recuerdo mi teléfono sonando
hace un instante. ¿Intentó llamarme? ¿Llamó papá y luego tuvo que ponerse en
contacto con Brody porque no contesté? ¿Algo había sucedido? Me giro y le digo a
Lenny:
—Me voy.
Abre su boca para protestar, pero doy un paso a su alrededor antes que tenga
la oportunidad de decir una palabra. Toma unos buenos noventa segundos llegar a
empujones hasta la salida. Afuera, el aire se siente fresco y frío contra mi cuello
sudado.
Brody ya está paseándose en círculos en la esquina.
Me toma de la mano en el momento en que lo alcanzo y camina por la calle,
llevándome.
—Mantén tu cabeza gacha —sisea.
—¿Qué…?
—¿No notaste a los paparazzi dentro de ese club? —susurra.
Hay varias personas mezclándose por las calles del centro. Mi corazón se
acelera y echo un vistazo alrededor completamente en pánico.
—No es tan importante, ¿verdad? ¿Por qué la gente querría tomar fotos de
mí?
¿Y por qué Lenny o Carl no lo notaron? Han estado tratando con ser
personajes públicos mucho más tiempo que Brody y yo.
—Mantén tu cabeza gacha —repite Brody.
Dejo caer mi mirada a la acera y permito que mi cabello caiga hacia delante,
cubriendo mi rostro a medias. No es hasta otras dos calles que me doy cuenta por
completo que estoy tomada de la mano con Jason Brody. Excepto que no es que
esté sacándome de la feria después de intentar escabullirme a la montaña rusa que
no soy suficientemente alta para montar. Quito mi mano de la suya y mi paso
cambia al paso rápido que él lleva.
—¿Adónde vamos?
—Te llevo a casa. —Al fin se detiene enfrente de un alto edificio de
apartamentos y apunta al garaje. Este debe ser su edificio. ¿Tal vez va a ese club
cada noche y lleva a una chica diferente a su casa? Y ni siquiera he sido invitada a
107

entrar para beber algo.


Me lleva directo a su nuevo auto negro con ventanas tintadas. Subo al asiento
Página

del pasajero y cierro de un portazo, con más fuerza de la necesaria. Una vez que
estamos a salvo en el interior del auto, Brody exhala.
—No quería hablar en caso que alguien nos oyera, ¿pero en serio? ¿Qué
estabas haciendo allí? ¿Cómo entraste siquiera?
Su mirada va al pequeño bolso que Lenny me prestó. Me lo roba antes que
pueda detenerlo y rápidamente encuentra mi identificación.
—Déjame suponer, ¿Carl te consiguió esto?
Cruzo mis brazos sobre mi pecho, quedándome callada.
—¿Veintidós? ¿En serio? Me sorprende que se lo creyeran. Puedes pasar por
diecinueve, ya sabes. —Brody empieza a reírse, sus hombros agitándose—. Me
ahogué y escupí agua por todas esas dos chicas cuando te vi allí. —Se desabrocha
los botones de las mangas de su camisa de vestir azul y las arremanga hasta sus
codos antes de mirarme de nuevo, sus ojos se mueven arriba y abajo,
observándome, su risa elevándose incluso más—. ¿Qué te hiciste, Annie?
Las palabras y la risa escuecen. Podría también haberme dado una bofetada.
Bailando en el club me sentí sexy, mayor, viva. Se las ha arreglado para ahogar todo
eso en cuestión de segundos. Mis ojos arden, pero no hay manera en el infierno que
vaya a derramar una lágrima en este momento. Me inclino contra el asiento y giro
mi cabeza para mirar por la ventana.
—¿Me vas a llevar a casa o no?
Sigue riéndose para sí mismo mientras hace retroceder el auto, sale del garaje
y entra en la autopista. Intenta hablar por los primeros dos minutos y entonces se
rinde después de probablemente cansarse de mi falta de contacto visual y
respuestas monosilábicas.
Cuando llegamos a mi vecindario, estaciona su auto a media cuadra de mi
casa y apaga el motor y las luces. Una solitaria farola en la carretera ilumina el
interior del auto.
—Mira —dice, su mirada en el tablero—. Creo que deberías ser sincera con tu
padre en este momento y decirle a donde fuiste realmente esta noche.
Me giro para mirarlo.
—¿Por qué? ¿Me vas a delatar, Brody? ¿En serio?
—Estoy bastante seguro que tu foto va a terminar en el periódico o en
internet. ¿No crees que sea mejor si está preparado y lo escucha de ti primero? —
Brody me mira por fin y su expresión seria se desvanece, las esquinas de su boca se
tuercen, luchando contra una sonrisa o más risa a mis expensas.
Antes que pueda enojarme más con él, se inclina cerca, su boca a centímetros
de la mía. Contengo la respiración y luego la suelto, decepcionada cuando extiende
la mano y abre la guantera.
—No puedo tomarte en serio con ese pintalabios rojo. —Se ríe de nuevo.
108

Con un jadeante suspiro, caigo contra el asiento, cerrando mis ojos con fuerza,
alejando mi cabeza de él.
Página

—Me fui del club contigo. Voy a admitirlo ante mi padre. Has conseguido lo
que querías, así que puedes dejar de tratarme como a una niña jugando a
disfrazarse.
—Annie…
—Lo entiendo —interrumpo—. Sólo soy una niña de instituto y eres un
jugador mayor de béisbol con dinero y locas fiestas en tu apartamento y modelos de
trajes de baño programadas en tu teléfono. No necesitas una identificación falsa
para entrar en clubs de moda. Y te gusta mi padre y te sientes un poco obligado a
asegurarte que su hija no arruine su vida o la suya. Está bien.
Cálidos dedos aterrizan bajo mi barbilla y Brody mueve suavemente mi
cabeza, obligándome a mirar sus adorables ojos marrones. Está tan cerca que
puedo sentir nuestras respiraciones mezclándose en el mismo aire. Huele
realmente bien, como a jabón de la marca Irish Spring y algún tipo de producto
para después del afeitado. Me quedo perfectamente quieta mientras sujeta mi
rostro con una mano.
Usando una servilleta que debe haber sacado de la guantera, gentilmente
limpia el pintalabios de mi boca. Una pequeña quiere aferrarse a esta última astilla
de dignidad y alejar su mano de un golpe, pero el resto no mueve ni un músculo.
Estoy perdida por estar tan cerca de él, tener sus dedos en mi rostro y tocar mi boca
con solo un fino pañuelo entre nosotros.
El calor sube lentamente a mi cuello y rostro… y más abajo. Olvido
temporalmente todo lo que ha pasado esta noche.
—Nunca te he tratado como a una niña, Annie. —Brody frota por última vez
mi labio inferior y después hace una bola con el pañuelo en su mano.
Y entonces, porque no deja caer su mano o se aleja de inmediato, y tal vez a
causa del alcohol, soy capaz de canalizar mi alter ego, Marie Conner, de nuevo. Sin
darle ninguna advertencia, cierro el espacio entre nosotros y presiono mi boca
contra la suya.
109
Página
Capítulo 13
El calor y el deseo nublan mis pensamientos. La boca de Brody es cálida
contra la mía y cuando mi cerebro registra que no me ha alejado, adelanto mis
manos y las deslizo por sus mejillas, por su cuello. Finalmente justo mientras estoy
tocando la parte inferior de su cabello oscuro, preparándome para pasar mis dedos
a través por horas, sus dedos presionan más firmemente contra mis mejillas.
Después sus labios se apartan.
Suspiro contra su boca, pero antes que ninguno pueda profundizar el beso,
desde algún lugar detrás de mi cabeza, me doy cuenta que está empujando mi cara
lejos de la suya.
La realidad me golpea. Me alejo, prácticamente golpeándome la cabeza contra
la ventana.
—Mierda. —Brody pone sus brazos sobre el volante, después descansa su
frente sobre ellos.
A ciegas busco la manija de la puerta.
—Lo siento. No quería… en realidad era sólo ésta cosa que Lenny y yo
estábamos haciendo hoy. ¿Sabes, besar a alguien más, dejar atrás a tu ex? —
Mentiras, mentiras, y más mentiras. Parece ser mi tema de la noche.
Levanta su cabeza y toma mi mano, sin dejarme salir del auto.
—Escúchame, Annie. Eres increíble. No necesitas besarte conmigo o con
cualquier tipo como para darte cuenta. No te vendas porque estás preocupada por
no ser el tipo de alguien.
¿Cómo lo sabía?
¿Estaba escuchando mi conversación con Lenny en la competición hoy? Sé
que no lo estaba pero maldita sea, perforó todas mis preocupaciones. Trago el nudo
en mi garganta. Lenny tiene razón. Soy la hermana pequeña, pero ahora ni siquiera
puedo estar enfadada con él, no después de lo que acaba de decir y la suavidad en el
tono de su voz.
Tomo la manija de la puerta, la abro y murmuro:
—Tienes razón. Gracias por traerme a casa.
110

Suspira y pasa sus manos por su rostro antes de abrir su propia puerta.
—Déjame ir contigo. Le explicaré las cosas a tu padre. Probablemente
Página

averiguará que estuve ahí de todos modos. Preferiría aclararlo con él ahora.
Claro. Cualquier cosa para mantener tu relación con mi padre perfecta.
Cuando abro la puerta principal con mi llave, papá está sentado en su sitio en
el sofá. Está medio dormido, la televisión encendida con algún anuncio de noche y
el volumen casi del todo bajo, su no pierna puesta encima de la butaca al lado del
sofá.
Su frente se arruga más y más mientras mira mi apariencia y el hecho que
estoy en casa después de decirle que estaría fuera toda la noche. Para una sesión de
estudio por la noche. Sin embargo, para darle crédito a Lenny, me hizo estudiar
español mientras arreglaba mi cabello y maquillaje. No bromea cuando se trata de
su reputación de tutora.
—¿Qué pasó? —pregunta papá al instante, seguido por—: ¿Estás bien?
La culpa se arrastra más en mi estómago, formando una úlcera instantánea.
Solo papá me preguntaría si estoy bien después de haberle mentido y causado un
potencial escándalo familiar. Es como si supiera la peor forma de llegar a mí.
—Lenny y yo fuimos a este club en el centro. —Respiro profundamente y miro
a Brody. Mete sus manos en su bolsillo, viéndose tan culpable como me siento
ahora mismo, lo cual no tiene sentido—. No es exactamente para chicos de
instituto… y… bueno…
Brody rasca su nuca, su mirada yendo hacia mí y después de nuevo a papá.
—Yo estuve allí también, pero solo, y sucede que vi a las chicas. Había
fotógrafos alrededor. Saqué a Annie de allí tan pronto como pude, pero creo que
probablemente esto será mencionado.
Los músculos de la mandíbula de papá se flexionan, su boca formando una
perfecta línea fina.
—¿Y cómo entraste en este club para mayores?
Brody me mira, su cara cansada.
—Es un club para mayores de dieciocho.
Papá levanta una ceja. Ambos sabemos que no tengo dieciocho.
Mi estómago se aprieta en nudos. Escucho las palabras que no dice. Mejor que
le explique también lo de la identificación. Saco la licencia de Marie Conner del
bolso de perlas y, con las manos sacudiéndose, la sostengo para que papá la vea.
Los ojos de Brody están fijos en la no pierna de papá mientras la alcanza y se la
pone en su lugar, el zapato del final contrastando con su otro pie descalzo. Se
levanta del sofá y se para delante de mí, sacando la identificación de mis manos.
Lo lee rápidamente y después levanta su cabeza de nuevo. Su mirada
prácticamente me saca el aliento.
—¿De dónde sacaste esto?
111

—Alguien lo hizo para mí. —No voy a culpar a Carl y Lenny, aunque papá
probablemente sea capaz de adivinarlo igual que Brody.
Página

Lanza el carnet en la mesa de café y después se inclina cerca.


—Has estado bebiendo.
Asiento con cansancio, sin mirarle. Cambia su mirada a Brody.
—¿Por favor dime que tú no estabas bebiendo también, y después trajiste a mi
hija a casa?
Brody levanta sus manos, negando.
—No… de ninguna manera, no haría…
Y justo así, ha acabado de interrogar a su lanzador estrella perfecto.
—¿Qué demonios está mal contigo, Annie? —grita, sorprendiéndonos tanto a
mí como a Brody—. ¿Y qué demonios llevas puesto?
Me niego a quedarme aquí y llorar enfrente de papá y Brody, así que dejo que
mi chica adolescente interior tome las riendas.
—¿Por qué no le preguntas al adolescente responsable y que no bebe que está
en la habitación? Te puede contar todo. Voy a la cama. —Tiro mi bolso con perlas y
los dos tacones en el sofá antes de ir pisoteando a mi habitación y cerrar la puerta.
Las lágrimas ya están cayendo por mis mejillas mientras me salgo del vestido de
Lenny y agarro una camiseta y un pantalón de franela del cesto de ropa sucia.
Después de vestirme, me tiro en la cama y entierro mi cara en mi almohada para
que nadie me escuche llorar.
Toda la cosa de papá estando decepcionado conmigo ni siquiera puedo
absorberla, porque mi mente está preocupada por el hecho que besé a Brody y me
rechazó, y ahora probablemente sabe exactamente cómo me siento por él. No
puedo tener esos pensamientos secretos sin preguntarme si puede saberlo, si mi
expresión me delata. Esos eran los sentimientos que tenía que guardar y proteger
solo para mí, y ahora me han abierto y me he expuesto. Por mucho que fantasease
con que a Brody le gustara, no estoy segura de si en algún momento estuve
preparada para que viera mi interior de esa manera.
¿Es que hay alguien que alguna vez esté listo para eso? ¿Eso es lo que significa
para papá? ¿Es imposible mantener sus sentimientos por mamá para él mismo aun
cuando los de ella no son obviamente idénticos?
Gimo. ¿Por qué mierda tuve que besarlo? En realidad, ¿por qué Marie Conner
tuvo que besarlo? Es la culpable de agitar mis secretos para que Brody los vierta.
Ella es la villana.
Presiono mi rostro con más fuerza en la almohada, frotando las lágrimas y los
mocos en el material sedoso. Escucho la puerta principal cerrarse y luego poco
después la puerta de mi habitación abrirse. Papá entra y se sienta a mi lado.
—Déjame aclarar esto de antemano primero —dice tranquilamente. Ha vuelto
a ser el papá calmado, al menos—. Estás castigada por un mes. No irás a ninguna
112

parte, excepto a la escuela, a los entrenamientos y cualquier otra cosa que no sea
divertida, ¿de acuerdo?
Uso mi mano libre para limpiar la evidencia de la fiesta de lágrimas de mis
Página

ojos, pero sin embargo no me doy la vuelta para enfrentarlo.


Su mano cae en mi cabello, moviéndolo a un lado para poder ver mi rostro.
—No soy tan estúpido como para creer que nunca has tomado ninguna bebida
o que no has estado en fiestas donde hay drogas y alcohol. No me preocupaba
porque sé que eres demasiado inteligente como para hacer algo estúpido. ¿Pero
usar una identificación falsa y entrar a un lugar público donde la gente podría saber
quién eres, Ann? Eso fue realmente estúpido. No puedes hacer mierdas así de
nuevo. Podrías haberte salido con la tuya perfectamente en Arizona, pero no aquí
en la ciudad de Kansas, no con mi trabajo actual.
—Lo siento —murmuro en la almohada.
Papá me frota la espalda, usando el mismo movimiento circular entre mis
omóplatos que Brody había utilizado para calmarme durante las sirenas de
tornado. Mi corazón siente un pinchazo de nuevo. Brody siempre ha sido amable
conmigo, pero no romántico. Todas nuestras interacciones se han convertido en
mucho más dentro de los confines de mi imaginación.
Pero no en la vida real. Soy solo una chica sobre la que le gusta mantener un
ojo. Una chica con la que comparte sus secretos, no puedo evitar pensar.
—¿Estás teniendo alguna clase de crisis que está causando que te pongas en
plan salvaje y rebelde? —pregunta papá.
Medio me río, medio lloro contra la almohada.
—Eres tan idiota.
—En serio, Ann, habla conmigo. —Hay una súplica en su voz, incluso miedo.
¿De qué tiene miedo? ¿Que me convierta en un episodio de Girls Gone Wild?
Realmente no tengo las tetas para eso.
—Fue simplemente una idea estúpida, eso es todo. —Finalmente me pongo
boca arriba y lo miro—. ¿Alguna vez quisiste ser otra persona para que pudieras
hacer algo que normalmente no harías? Tal vez impresionar a alguien o…
—¿Esto se trata de un chico? —Pavor llena su rostro, pero lo esconde
rápidamente—. Lo es, ¿verdad?
Dejo escapar un suspiro.
—Sí, más o menos, pero no tienes nada de qué preocuparte porque este chico
en particular no comparte mis sentimientos. No soy su tipo. —Me giro boca abajo
de nuevo.
—Los chicos son bastante estúpidos, Ann —declara—. No quiero sonar cliché,
pero eres inteligente y talentosa y a menudo los chicos jóvenes no quieren a alguien
que los va a hacer pensar demasiado o a desafiarlos con su propia estupidez.
—No creo que ese sea el problema. —Suspiro y parpadeo para retener más
113

lágrimas. Es la humillación de besar a alguien que te rechaza lo que trae más


lágrimas. Odio parecer una tonta o una chica enamorada. Aunque eso es
Página

exactamente lo que soy—. Creo que simplemente somos diferentes.


La conversación se está volviendo demasiado incómoda para papá.
Prácticamente puedo sentirlo empezar a retorcerse, y luego se va por sus métodos
de la vieja escuela para arreglarlo. Me da una palmadita en la pierna y se pone de
pie.
—Vamos, te haré un emparedado con queso extra y un batido de leche.
Me siento y ruedo a un lado de la cama. Mis piernas están doloridas por el
encuentro anterior.
—¿Podemos despertar a la abuela también? Ya sabes lo que le gustan los
batidos de leche.
Me sonríe.
—Claro, si tú quieres.

La historia se da a conocer el domingo por la mañana.


Después de pasar el sábado en mi pijama, deprimida alrededor de la casa,
ahogándome en mi humillación mientras los Royals jugaron otro partido en casa,
me despierto el domingo en la mañana por Savannah.
—Annie, tu papá me dijo que te levante —dice, parada junto a mi cama.
El despertador sobre mi mesilla de noche marca las 8:10 de la mañana.
—¿Qué está pasando? —Arrojo las mantas a un lado y me siento—. ¿La abuela
está bien?
—La abuela está bien —me asegura Savannah antes de dejar caer el periódico
del domingo en mi regazo.
El titular dice:
Los chicos de Royals y sus hábitos salvajes: Salas VIP en los clubes
del centro, drogas y alcohol son sólo el comienzo del mundo salvaje y lleno de
dinero en el que estos niños viven. Un mundo donde las reglas no aplican, la edad
no es un factor, y ser parte de las ligas mayores de un equipo de béisbol te da
beneficios inimaginables.
Debajo del encabezado hay una foto gigante de mí, con el sórdido vestido de
Lenny. Estoy de pie, inapropiadamente cerca de un amigo de la fraternidad de Carl.
Lenny está a un lado de la imagen, su vestido color verde lima y su piel de caramelo
sobresaliendo contra mi piel pálida y lentejuelas doradas. Ella tiene sus manos
envueltas alrededor de la corbata del chico con el que había bailado el viernes por
la noche, su boca prácticamente tocando la de ella. Luego se ve a Carl de pie detrás
114

de mí, atrapándome entre dos chicos. Estoy mirando a Carl por encima de mi
hombro, nuestros rostros están extrañamente cerca.
Página

Y justo en el centro de la portada del periódico del domingo se encuentra la


mano de Carl plantada en mi trasero. La leyenda debajo de la foto dice:
MIREN QUIÉN SE ESTÁ DIVIRTIENDO CON LA CELEBRIDAD FAVORITA
DE LA CIUDAD DE KANSAS, CARL LONDON Y UNA AMIGA.
Las náuseas se propagan, y levanto la mirada para encontrarme con la de
Savannah.
—Oh, por Dios.
Su rostro está tenso y cansado.
—El departamento de relaciones públicas de los Royals quiere dar una rueda
de prensa esta tarde. Frank llamó a todos esta mañana y les dijo que vinieran aquí
inmediatamente para que todos podamos revisar esto y preparar una declaración.
Mis manos están temblando.
—Esto es malo, ¿cierto? ¿Muy malo?
—Probablemente deberías vestirte —dice, evitando la pregunta—. El señor
Johnson está en camino también. Está bastante molesto.
—¿El propietario de los Royals viene aquí? —Me atraganto—. Oh mierda, esto
es malo.
115
Página
Capítulo 14
Diez minutos es todo lo que consigo antes que la gente empiece a
arremolinarse en nuestra puerta principal. Rápidamente me lavo los dientes, pongo
mi cabello en una coleta, pero dejo mi camiseta y mi pantalón de pijama de franela
porque el timbre de la puerta suena.
Primera Base y su mujer entran en casa, seguidos por una Lenny dormida que
también lleva pantalón de pijama y unas gafas con el borde negro en vez de
lentillas. Carl tiene un polo bien planchado y un pantalón caqui, pero sus ojos están
inyectados en sangre. El olor a cerveza rancia parece salir por sus poros como
resultado de lo que sea la aventura del sábado por la noche en la que se metiera.
Abuela está mirando la televisión, ajena a la gente extra y la tensión que acaba
de invadir su maratón de Jeopardy.
—Ese Alex Trebek… Es un listillo. Alguien lo tiene que patear en las pelotas.
Papá está apoyado contra la chimenea, en una postura defensiva que sostiene
firmemente, sus ojos fijos en Carl. No puedo decidir si está más enfadado conmigo
ahora que las fotos han salido o si ya había anticipado eso. Antes que se lo pueda
preguntar, Lenny me empuja por el pasillo hacia mi habitación, cerrando la puerta
detrás de nosotros.
—Juro que no le dije a nadie de dónde saqué la identificación falsa —digo
directamente. La culpa me ha estado comiendo todo el fin de semana. Papá fue en
búsqueda de un poder de padre ayer y decidió quitarme el portátil, el teléfono y mis
privilegios de enviar mensajes durante el fin de semana. Me dejó en casa sola con
mi teléfono (solo para emergencias) durante el partido de ayer, así que podía
haberle engañado fácilmente, pero sabía que le haría sentir mejor si me castigaba
apropiadamente.
Lenny niega.
—Lo que sea. No me podría importar menos eso. Toda esta cosa de sacar de la
cama a la gente en un domingo por la mañana es ridícula. Carl y yo hemos estado
en cada periódico sensacionalista que existe en un momento u otro, a pesar que
esta es nuestra primera vez en el periódico de la ciudad de Kansas, al menos por
algo relacionado con un escándalo. —Hace una pausa, como si estuviera pensando
si es o no una cosa mala—. Es sólo Johnson y la gran moral metida en su culo.
116

Hemos pasado por cuatro dueños ahora desde que mi papá ha estado jugando y
todos tienes diferentes visiones del equipo. —Utiliza comillas en el aire para la
Página

palabra visiones—. Se dará cuenta pronto y se acostumbrará a retroceder y


dejarnos hacer lo nuestro. Ahora de vuelta a lo importante… ¿Qué pasó con Brody
la noche del viernes? Me sorprendió totalmente, yendo todo alfa en el club y
después los dos desaparecieron.
Mi cara se calienta por la vergüenza, sólo pensando en las cosas que pasaron
en su auto. Miro por el espejo encima de mi cómoda y por supuesto, mis mejillas y
mi cuello están rojos como un tomate. Las cejas de Lenny se elevan, pero no dice
nada, sólo espera pacientemente a que me explique. Me hundo en el final de mi
cama.
—Tenías tanta razón sobre nosotros y yo fui tan idiota.
—Déjame adivinar —dice Lenny—. ¿Cruzaste la línea de hermana pequeña y
no fue bien?
Cubro mi cara con mis manos y gruño.
—Fue terrible. Creo que quería tanto que sintiera lo mismo que yo que por
unos segundos me hice creer que me estaba besando, y después prácticamente tuvo
que arrancar mi boca de la suya.
Lenny niega.
—Oh Dios. No es bueno. No es bueno para nada.
—La peor parte es que ni siquiera puedo enfadarme con él o darle el
tratamiento de silencio porque fue exasperantemente educado sobre ello, como si
ya supiera que su rechazo me rompería. —Dejo caer mis manos y aprieto el pie de
madera de la cama—. Odio esto. Odio que sepa lo que pasa dentro de mi cabeza. Es
la peor sensación del mundo, como que le he dado el control o algo, ¿sabes?
Asiente y le da un golpecito en mi hombro.
—Creo que en el futuro simplemente nos quedaremos con una fiesta de
pijamas y la pizza y el helado, porque suceden cosas trágicas cada vez que te saco.
No más discotecas, chupitos de ron y alter egos llamados Marie Conner, ¿de
acuerdo, jovencita?
Exhalo.
—Sí. Buena idea. Y asegúrate de evitar que esté sola en autos con chicos sexys
que piensan en mí como una hermana menor.
—Hecho. —Sostiene una mano para ayudarme, justo mientras Savannah está
golpeando la puerta y llamándonos para ir a la cocina.
Mientras Lenny y yo vamos por el pasillo, ambas vemos a Lily, de seis años,
sentada en el sofá con la abuela, con un episodio de Good Luck Charlie ahora en la
televisión.
—Supongo que tenemos que, o estar ignorando la realidad, o todavía
escribiendo cartas a Papá Noel para salir de esta reunión pre-conferencia de
117

prensa, ¿eh? —murmura, asintiendo hacia Lily y la abuela.


Miro con nostalgia en su dirección, queriendo más que nada acurrucarme con
la abuela y horas de televisión para adormecer la cabeza y concursos, incluso si hice
Página

esa misma cosa todo el día de ayer.


—No es broma —murmuro.
Las dos paramos en el recibidor antes de dirigirnos a la cocina, cuando las
puertas delanteras se abren y entra Brody. Está vistiendo un pantalón corto de
gimnasia y una camiseta azul de los Royals. Se frota los ojos y su cabello está
adorablemente desaliñado. Se congela cuando nos ve y después alisa su oscuro
cabello grueso, que no le hace ningún bien.
Mi rostro está caliente de nuevo. Mi boca se abre para hablar, pero no salen
palabras. Lenny me da un codazo y después pregunta:
—¿Cómo te metiste en este escándalo?
Bosteza y frota sus ojos de nuevo.
—No estoy metido en él. Pero Jim me llamó, pensé que quizás ayudaría contar
mi lado de la historia, así que aquí estoy.
—Adorable —dice Lenny, poniendo sus ojos en blanco—. Esto es todo un
montón de mierda.
Brody se encoge de hombros, pero el lenguaje corporal casual no esconde
completamente su ansiedad.
—Frank dijo que Johnson está muy enfocado en tomar algunas acciones
extremas para redimir nuestra imagen. —También utiliza comillas en el aire para
las palabras redimir nuestra imagen.
Los tres entramos en la cocina y vemos cómo se han sentado. Los tres
miembros de la familia de Lenny están a un lado de la mesa para diez personas.
Una silla vacía al lado de su madre. Sus padres tienen la cara completamente de
piedra, manos cuidadosamente puestas en sus regazos, ninguno de ellos tocando
las tazas de café delante. Carl está entre ellos, apoyado sobre un codo, como si fuera
a dormirse en cualquier momento.
Lenny mira la silla libre al lado de su madre, arruga su nariz y se gira hacia
mí.
—Supongo que debo estar sentada con los míos para esta reunión.
Brody sonríe pero la quita rápido cuando Frank lo fulmina con la mirada
desde su lugar al final de la mesa. Savannah está al lado de Frank. Ya está
escribiendo notas en una tablet amarilla.
Dado que papá está sentado al otro lado cerca de Primera Base, no tengo
ninguna opción excepto sentarme al lado de Brody. Me dejo caer en la silla más
cercana a papá y Brody se desliza al lado de Savannah. Pasa la mano por la mesa y
toma una dona glaseada de la caja del centro. La oferta de paz de Savannah, estoy
segura. No puede haber una reunión por la mañana sin donas y café. Lenny recoge
118

la taza de café sin tocar de su madre y toma un sorbo.


—¿Johnson ha decidido no venir? —pregunta Brody a Frank, sonando muy
Página

esperanzado.
—Estará aquí pronto. Queríamos tener ventaja —explica Savannah,
respondiendo por Frank. Eleva su cabeza de sus notas, abre su boca para hablar,
pero se detiene abruptamente. Mientras mira a Carl sacar una botella de Visine de
su bolsillo, inclina su cabeza atrás y pone dos gotas en cada ojo.
Frank frota su sien, cerrando sus ojos brevemente.
—Oh Dios, esto es una pesadilla.
—¿Qué es esta mierda? —cuestiona la abuela desde la otra habitación—.
¿Dónde demonios está Mickey Mouse?
—Está en Disney World —responde Lily, como si fuera totalmente una
pregunta válida.
Frank ahora está frotándose el pecho con una mano y limpiando el sudor de
su ceja con la otra. Lo miro más de cerca para ver más signos de estrés. Es
realmente viejo, como cincuenta o sesenta, y tiene una gran barriga cervecera.
Quizás le está dando un ataque al corazón con todo nuestro drama.
—El señor Johnson me pidió que mediara —dice Savannah cuando la atención
de todo el mundo está de vuelta a la tarea entre manos—. Me gustaría crear una
lista de hechos relacionados con las indiscreciones de la noche del viernes y de ahí
podemos decidir qué información, si es que queremos, daremos a los medios
durante la rueda de prensa y qué embellecimientos no factuales podemos añadir a
la historia sin que después se vuelva en nuestra contra.
—¿Quieres decir mentiras? —pregunta Lenny—. ¿Qué mentiras nos podemos
inventar sin que nos descubran?
Es una declaración bastante fuerte, pero su tono es neutro y se ve más
aburrida que enfadada o incluso curiosa. A veces no puedo decir qué es real y qué
es una actuación con ella.
Me doy cuenta que la presencia de Brody a mi lado me está afectando más de
lo que me gustaría. Mi espalda está perfectamente recta, mis manos jugueteando en
mi regazo. Como si subconscientemente estuviera asustada de dejar que incluso un
codo o un cabello suelto e cayeran fuera de mi burbuja personal, dentro de la de
Brody, hicieran que perdiera el control y me pusiera encima de él.
—No es sobre mentir —aclara Savannah—, es sobre representar un frente
unido y una historia racionalizada y perfecta para que el público la digiera. Pero
aquí y ahora, es muy importante que consiga toda la historia, con cada detalle, para
que no acabemos teniendo ninguna sorpresa después que esta rueda de prensa
ocurra.
—Lo que me gustaría saber —dice papá lentamente, haciendo obvio su
esfuerzo para mantener su tono constante—, ¿es si Jake London es consciente o no
119

del hecho que su hijo le dio a mi hija, y probablemente a su hija, identificaciones


falsas?
Lo fulmino con la mirada.
Página

—Nunca dije de dónde lo saqué.


—¿Ves? —La madre de Lenny aprieta sus labios—. No tienes ninguna prueba.
Los brazos de papá están cruzados sobre su pecho mientras inclina su silla en
las patas traseras.
—Es verdad, no está dispuesta a decirme su fuente, pero no tengo duda que tu
hijo está detrás de esto.
Primera Base se encoge, una sonrisa arrogante plantada en su rostro.
—Annie no tenía que aceptarla.
Papá se mantiene mirando a Primera Base.
—Annie sabe eso y está castigada por un mes. No va a estar saliendo por los
clubs de la ciudad por un largo tiempo. Lo que estoy preguntando es, ¿qué vas a
hacer tú con tus hijos?
Primera Base se estira y pone sus manos detrás de su cabeza.
—Ya he pagado al chico que le dio a Carl las identificaciones. No dirá ni una
palabra.
Papá mira a Frank.
—¿Estás escuchando esto?
—Mira —dice Primera Base—, nunca hemos tenido problemas hasta que tú y
tu hija aparecieron. No conozco tus habilidades parentales, pero me aseguro de
cubrir todas mis bases. Carl y Lenny están permanentemente en las listas VIP de
todos los bares y clubes de la ciudad. No conducen cuando salen. Alquilamos un
servicio de autos. No hay drogas fuera de casa o en la habitación de Carl en la casa
de fraternidad. Lenny sabe que no tiene que quedarse por la noche con ningún
chico. Puede traerlos a casa, solo no puede irse a sus casas.
Frank jura por lo bajo, negando. La señora London está congelada como si le
acabaran de poner una inyección de botox y no pudiera mover su rostro. Diablos,
quizás la ha tenido. Y Primera Base no está completamente informado: la primera
vez que salí con Lenny, ella condujo su propio auto a ese bar. Sin embargo, pidió
una cerveza pero nunca tomó ni un trago. Y estaba evitando ese banquete.
—Mi familia es la portavoz de la buena comunicación y los más altos
estándares morales —añade Primera Base—. Comunican lo que planean hacer, y
tengo a alguien que va detrás de ellos y cubre las evidencias. Mis niños conocen sus
límites y por lo que se ve en el artículo de primera página, tu hija no es exactamente
la imagen de la inocencia. ¿Jugando con dos chicos a la vez? Mi suposición es que
ha estado por esa calle muchas más veces de las que te imaginas.
Oh. Dios. Mío.
120

La silla de papá cae hacia atrás mientras se levanta, sin mostrar señales de
solo tener una pierna real. En dos segundos, ha sacado a Primera Base de su silla,
sus puños apretándose en frente de su camiseta mientras empuja su espalda contra
Página

la pared.
Oh chico. Esto no es bueno.
Capítulo 15
Mi corazón salta hasta mi garganta. Los ojos de Lenny van de aburridos a
amplios y alertas. Carl regresa hacia su madre, en un esfuerzo por mantenerse
fuera del camino. Mis ojos están pegados a la espalda de papá, pero siento a Brody
tensarse a mi lado, como si también estuviera listo para entrar en acción.
Frank se pone de pie y camina alrededor de la mesa.
—¡Jimmy!
—No digas nada como eso de nuevo acerca de Annie —dice papá, sin soltar la
camisa de diseñador de Primera Base. Su voz es baja y calma, pero su cuerpo es
todo lo contrario.
El Primera Base se ve sorprendido por alrededor de un segundo y luego la
sonrisa presumida regresa.
—Ten cuidado, Jimmy Lucas —dice—. No me gustaría que perdieras tu otra
pierna.
—Papá… —ruego, tratando de romper el hechizo.
Pero Savannah es la que realmente consigue llegar a él. Empuja su silla hacia
atrás, se para entre papá y Primera base, y dice con firmeza:
—Mi hija de seis años está en la otra habitación, y les juro que si tengo que
explicarle por qué una habitación llena de adultos no puede tener una discusión
civilizada sin violencia…
Papá libera a Primera Base y da un paso atrás. Señala con un dedo a Carl, con
sus ojos entrecerrados.
—No vuelvas a ponerle una mano encima a mi hija. A diferencia de tu padre,
tengo mucho menos que perder si cometo un asesinato.
Mi boca cae abierta.
—¡Papá, suficiente!
La mano de Brody se desplaza debajo de la mesa y se posa en mi rodilla,
apretándola. Sé que sólo lo está haciendo para callarme, pero no puedo evitar sentir
las mariposas en mi estómago, el calor en mi rostro.
121

Frank levanta la silla de papá de nuevo, y todos vuelven a sus asientos. Carl ha
adoptado la sonrisa arrogante de su padre.
Y, oh mi Dios la mano de Brody sigue agarrando mi rodilla. ¿Está alguien más
Página

viendo esto? ¿Lo estoy imaginando? Respiro profundo y permito que mi mirada
viaje hasta su rostro. Él está consumido por completo con la tarea de mirar a Carl.
—Está bien —continúa Savannah como si casi no hubiéramos tenido una pelea
de cocina entre un jugador de béisbol de Grandes Ligas y un entrenador de
lanzadores—. ¿Así que puedo asumir que la supuesta acusación de identificación
falsa es exacta? —Lenny y yo asentimos—. ¿Y tú compraste bebidas con estas
identificaciones?
—Bebimos pero no las compramos —dice Lenny.
Savannah garabatea más notas.
—Usaron un servicio de taxi para ir y volver desde el club, ¿correcto?
Lenny y Carl asienten.
—Brody me llevó a casa —digo.
Primera Base resopla.
—Oh, eso es muy amable. Cambiando de un playboy a otro. ¿Dónde está esa
historia? La hija menor de edad del entrenador y el lanzador novato desde el lado
equivocado de las vías. Suena como una portada para mí.
Brody se tensa a mi lado y, al percibir que está a punto de hacer exactamente
lo que hizo papá, tanto Savannah como yo agarramos uno de sus brazos. Suelto un
suspiro. Realmente no tiene ningún aliado en su equipo. Es decir, he visto el
comportamiento de algunos de los otros jugadores, pero nunca pensé en lo difícil
que debe ser para él.
—No —dice ella con firmeza a Brody—. Ni siquiera pienses en ello.
—Él estaba allí por su cuenta —le digo a Savannah, teniendo cuidado de no
mirar a la familia de Lenny—. Fue él quien vio a los paparazzi. Me hizo salir, me
trajo a casa, y me hizo confesarle a mi padre todo. Esa es la verdadera historia.
—Sé exactamente por qué Brody estaba allí —dice Savannah, continuando con
sus notas—. Y por qué los fotógrafos estaban alrededor. Lo que había estado bien si
no hubieras incluido la presencia de dos estudiantes de secundaria relacionadas
con el equipo y el hermano mayor que compró el alcohol para ellas.
Espera un segundo… ¿Quería decir que ellos planearon que a Brody lo
fotografiaran allí?
La conversación termina en ese momento porque el propietario de los Royals
entra por la puerta delantera sin llamar o golpear primero. Sus botas de vaquero
gris golpean a través del vestíbulo y hacia la cocina.
Savannah se para, ofreciéndole su silla. Él se niega y apunta a su cuaderno.
—Olvídate de la historia y el ángulo. No vamos a excavar en busca de una
manera de hacer girar esto en nuestro favor —dice, causando que todos se miren
sorprendidos. Sus ojos se posan en mí y me da la misma mirada de “eres
122

prescindible” que me dio esa noche en el bar hace una eternidad—. Ustedes niños
quieren actuar como idiotas, está bien para mí. Ese es exactamente el ángulo que
estamos jugando hoy. Se metieron en ese club, falsificaron la documentación que
Página

necesitaban para meterse, bebieron alcohol voluntariamente y sin el conocimiento


de sus padres a pesar que les han dicho muchas veces que está mal.
¿Idiotas?
—Señor, no creo… —interrumpe Savannah, pero el señor Johnson levanta una
mano para detenerla.
—Nuestro enfoque no va a estar en lo que se ha hecho, sino en lo que vamos a
hacer al respecto. Te quiero fuera de la ciudad. —Agita el dedo índice alrededor,
apuntando directo a Carl—. Comprar alcohol para menores no va suceder de nuevo
por ti. No en este país de todos modos. ¿Ese internado de verano que solicitaste en
América del Sur? Hecho. Sales el miércoles. En dos semanas, enviaremos un
equipo de cámara hacia Río de Janeiro. —Se gira hacia Savannah—. Escriba eso,
señora Dawson. Encuentre algo humanitario para que él haga, como jugar al fútbol
con los niños huérfanos. —Su dedo se desplaza hacia Lenny y luego hacia mí—. Y
ustedes dos… será mejor que encuentren a algunos niños enfermos a los que
abrazar y algunas casas de Hábitat para construir, ¿entendido? El equipo de béisbol
les asignará cien horas de servicio comunitario, y quiero cada hora documentada en
cámara. Vamos a hacer un pequeño espectáculo de esto.
—¿De verdad cree que es trabajo del equipo de béisbol castigarlos? —dice
papá—. Es mi responsabilidad cuidar a Annie, y es mi responsabilidad emitir las
sanciones pertinentes.
El señor Johnson se voltea hacia papá.
—Ahí es donde estás equivocado, Jim. A menos que la mantengas encerrada,
tu hija es mi problema ahora. Y en el equipo de los Royals, esperamos que los hijos
de los jugadores y entrenadores sean buenos modelos a seguir, y cuando ellos fallan
en hacerlo, tienen que compensarlo, ¿entendido?
Nadie dice nada, y Johnson cambia su atención a Brody.
—Estoy harto de este novato playboy de mierda. Esto se termina hoy.
—Pero, señor —dice Savannah—. Hemos encuestado a los fanáticos, y ellos
están casi unánimemente a favor de jugadores menores de veinticinco años solteros
y… mmm… —Se aclara la garganta—. Sexualmente vibrantes.
Papá cierra los ojos y mueve la cabeza. Lenny y yo nos echamos a reír, pero la
sofocamos al segundo en que la mirada de Frank rebota entre nosotras.
—No importa —dice Johnson—. Consíguele una novia y asegúrate que
compense por su falta de un registro perfecto. ¿Qué hay con una de esas chicas de
Disney Channel? Absolutamente limpia e inocente. Suponiendo que puedas
atraparlas antes que se afeiten la cabeza y empiecen a bailar desnudas en bolas de
demolición.
—Qué mierda —murmura Brody a mi lado.
123

—¡Ya sé! —Johnson chasquea los dedos, el interruptor de luz de las ideas
encendiéndose—. Esa niña sorda que acaba de lanzar su primer álbum en el
lenguaje de señas, ponte en contacto con su gente —le ordena a Savannah—. A ver
Página

qué tipo de acuerdo se puede trabajar. No tenemos ni de cerca suficiente


discapacidad y enfermedades terminales en este club de béisbol.
Si hubiera sido capaz de concentrarme en lugar de estar preocupada por la
extraña idea de organizar una especie de cortejo entre Brody y una actriz/cantante
de Disney Channel, podría haber señalado que mi abuela tiene Alzheimer y mi
padre es a la vez un amputado y un sobreviviente del cáncer.
—Detroit acaba de firmar a un jugador con células falciformes —dice Johnson,
continuando su discurso—. Y la tercera base de Cub está saliendo con una mujer
ciega. ¡Una mujer ciega! Ni siquiera puede verlo jugar, ¿puedes imaginar eso?
Hablando de una historia lacrimógena para Dateline. Y ¿qué tenemos nosotros
para Dateline? —Hace un gesto entre Jenny y yo—. Chicos de los Royals
volviéndose rebeldes.
Frank y papá están intercambiando miradas, ambos parecen al borde de la
risa.
—Así que si puedo encontrar una historia de interés humano para lanzar a
Dateline, ¿considerará la discapacidad y la enfermedad terminal como algo para
ser tomado en cuenta? —dice Savannah, su mirada moviéndose a papá por una
fracción de segundo, y la diversión cae inmediatamente de su rostro. Entrecierra
los ojos, dándole una pequeña negación.
Johnson parece considerar esta oferta durante unos largos segundos.
—Pero todavía quiero a Brody y a esa chica de Disney Channel.
—No usé una identificación falsa —suelta Brody—. Ni compré bebidas para
menores como ese imbécil idiota. —Señala a Carl—. No soy el que está en
problemas aquí. Sólo vine a ayudar a poner las cosas en claro. Tampoco estoy
permitiéndole jugar al casamentero. Usted tiene una demanda, puede llevarlo a mi
agente y vamos a discutir las opciones. Estoy aquí para jugar al béisbol, no para
participar en su espectáculo.
—Sí, estás aquí para jugar béisbol. Durante dos meses más —le recuerda
Johnson antes de volverse hacia Frank—. Esto es exactamente de lo que te advertí,
Frank. Tomas a estos delincuentes como casos de caridad, y no causan nada más
que problemas a todo el mundo. ¿Has conseguido sacarlo de tu sistema ya?
Frank se pone de pie, no tan rápidamente como papá había hecho hace rato,
pero está obviamente molesto. Señala a Brody.
—Ese caso de caridad es la única maldita razón por la que hemos ganado
algunos juegos esta temporada.
—¿Y de quién es la culpa de eso? Tú eres el maldito gerente. —Johnson
asiente con la cabeza hacia papá—. ¿Todavía piensas que necesitamos dos
entrenadores de lanzadores, Frank? ¿O tienes algún otro interés personal en este
pequeño proyecto?
124

El silencio cae sobre la cocina. No es difícil adivinar lo que está pasando, y


estoy casi tan humillada como lo estaba después de besar a Brody. Papá se levanta
lentamente, con el rostro en calma.
Página

—Creo que he tenido suficiente mediación para un día.


Agarra las llaves de su auto del mostrador, y de inmediato me levanto de mi
silla para ir tras él, pero Savannah estira una mano por encima de Brody y toca mi
muñeca.
—Déjalo ir.
Ella vuelve su atención de nuevo hacia Johnson.
—Sobre esta idea de la novia de Disney Channel… La verdad es que no creo
que sea lo mejor para la venta de boletos…
—Bien —gruñe Johnson, descartando la idea con una mano como si no
hubiera prácticamente exigido que sucediera hace unos momentos—. Pero yo
quiero una historia de interés humano positiva y lagrimosa para lanzar a Dateline,
y quiero que esos chicos muestren remordimiento a través del servicio comunitario.
—¿Podemos retirarnos? —pregunta Primera Base, parándose ya.
—Sí. —Y así como así, Johnson sale de la cocina, hacia la puerta principal, y se
mete en su auto.
Soy la siguiente en abandonar la mesa. Salgo y me siento en la mecedora del
porche, esperando por papá para volver a la casa. Primera Base y su esposa salen,
sin siquiera lanzar una mirada en mi dirección. Se meten en su auto, y me doy
cuenta que los cuatro ni siquiera se van juntos, y su casa está sólo a medio
kilómetro de distancia.
Qué familia feliz.
Cuando Lenny y Carl finalmente salen, me pongo de pie para decirle adiós a
Lenny. Carl tiene su arrogante sonrisa pegada otra vez y viene directo hacia mí,
como si fuera a abrazarme.
Y entonces su mano está en mi culo de nuevo, al igual que la noche del
viernes. ¿No tomó la amenaza de papá en serio? Esta vez, tengo un segundo para
reaccionar, y rápidamente agarro su mano, doblo los dedos hacia atrás, y luego
tuerzo su brazo detrás de su espalda. Deja escapar un grito de dolor, pero
mantengo su brazo firmemente en su lugar y me inclino más cerca.
—Tienes suerte que estés saliendo del país.
Lenny está de pie en los escalones del porche, dándose cuenta de esto y
prácticamente doblada de la risa.
—¡Buen movimiento, Annie!
La puerta mosquitera se abre de golpe, y Brody de repente arranca a Carl de
mi agarre. Lo empuja hacia los escalones, tan duro, que Carl tropieza para no caer.
—Fuera de aquí, amigo. Mi autocontrol está a punto de desaparecer.
Carl nos mira a los dos, pero no hace ni un movimiento para acercarse.
125

—Vamos, Len —le grita a su hermana—, entra en el auto.


Lenny se detiene en la hierba, negando. Brody salta por los escalones y está a
su lado en cuestión de segundos.
Página

—Puedo llevarte.
Lenny niega y luego sus ojos se encuentran con los míos.
—Preferiría caminar. ¿Te llamo más tarde, Annie?
—Sí, está bien.
Brody juega con sus llaves, obviamente preparándose para irse como todos los
demás, pero se vuelve antes de entrar en su auto.
—Johnson es la peor clase de idiota. Sólo recuerda eso, ¿de acuerdo?
Sí, pero los idiotas todavía son capaces de decir la verdad.
Después que se ha ido, caigo de nuevo en la mecedora del porche. Estoy
totalmente cansada y ni siquiera es la hora del almuerzo. Después de unos minutos,
Frank sale y se sienta a mi lado, haciendo que la mecedora se columpie.
Mantiene sus ojos fijos en el buzón de correo al otro lado del patio.
—Johnson no estaba hablando por hablar por completo, Annie.
Me siento completamente inmóvil, sin decir ni una palabra. Mis
pensamientos vuelven a nuestra casa en Arizona y la última vez que Frank nos
visitó allí, su oferta de trabajo y lo que papá había dicho… y lo más importante, lo
que no había dicho.
No tienes que hacer esto, Frank. No me debes nada.
—¿Y tú? —pregunto, mi estómago ya atándose en nudos. No quiero que yo o
papá seamos algún caso de caridad para Frank. Brody se ha probado a sí mismo ya
lanzando un montón de strikes. ¿Pero lo ha hecho papá?—. ¿Le debes algo?
Frank no mueve su mirada del buzón de correo.
—Él quería esperar. No quería la cirugía de inmediato, pero tenía todo
preparado. Especialistas en rehabilitación, un equipo de la Universidad Johns
Hopkins de estudiantes de medicina y médicos que me habían convencido que
podían conseguir que lanzara otra vez, incluso con la prótesis. Ellos querían
revolucionar lo que los atletas con amputaciones eran capaces de lograr, y Jimmy
era su conejillo de indias. Tu padre era un talento fenomenal. Uno de los mejores
lanzadores que he visto nunca. Y recuerda, pasé treinta años reclutando para los
Yankees. He visto todas las marcas de talento.
La importancia de la confesión de Frank no está muy clara.
—De cualquier manera, esperar o no esperar, todavía tenía cáncer.
Frank asiente lentamente.
—Supongo que eso es cierto, pero algunas semanas más de jugar la temporada
regular, tal vez un mes o dos, y él habría podido establecer algunos registros,
conseguir más respaldos. Podría haber tenido una mayor seguridad para sí mismo
y para ti.
126

Las piezas que faltan encajan en su lugar.


—Es por eso que nos seguiste visitando cada año, es por eso que contrataste a
Página

papá, ¿te sientes culpable por decirle que no esperara para hacerse la cirugía?
Y entonces recuerdo las palabras de Brody ese día en la sala de
entrenamiento. No lo habría hecho. No los habría dejado quitarme la pierna.
—Es cierto que me he preguntado muchas veces si él debería haber esperado,
si el cáncer se habría extendido tan rápido como los médicos anticipaban —dice
Frank—. Y tal vez la culpa habría sido suficiente para traerlo a la ciudad de Kansas
conmigo, pero aquí está la otra verdad, niña… Jimmy estaba tan comprometido a
encontrar una manera de volver como todos esos médicos. Y finalmente, se volvió
aún más motivado que nadie más. Estudió técnicas de lanzamiento, la mecánica del
cuerpo, la biología… cualquier cosa que potencialmente pudiera ayudarlo.
Realmente es uno de los más grandes técnicos de béisbol que he visto. Incluso iría
tan lejos como para llamarlo un gran técnico deportivo. Su comprensión de la
mecánica del cuerpo no está limitada al béisbol.
No estoy segura de por qué, pero estoy abrumada por las emociones y
agradecida que Frank no me esté mirando en este momento. Tal vez es porque
quiero tan desesperadamente ver a papá recuperar lo que ha perdido, y sé que
nunca va a suceder.
—Así que, ¿cuál es el problema entonces? ¿No puedes sólo explicarle a
Johnson que papá sabe de lo que está hablando? ¿Que él es la persona adecuada
para el trabajo?
—Johnson trató de firmarlo en su día cuando estaba con los Angels. Pero
Jimmy quería contratos millonarios, y su nombre escrito en el cielo. Para Johnson,
Jimmy es nada más que un jugador-que-podría-haber sido-grande que cree que
tiene derecho a un puesto de entrenador porque sí. Y por un lado, entiendo lo que
Johnson piensa. Tu padre fue adorado y adulado en su día, y no voy a mentir, se le
subió a la cabeza. Pero tienes permitido eso cuando tienes las capacidades para
respaldar la arrogancia, y él de seguro que tenía las malditas habilidades. Sin
embargo ha cambiado, Annie. Fue a través de una fase testaruda de yo-puedo-
arreglarme-a-mí-mismo seguido por alguna depresión bastante escalofriante, y
luego salió de esto; humilde, trabajador, y un maldito buen padre, no es que yo sea
un experto en el tema. Pero nada de eso importa. —Frank deja escapar un suspiro
de frustración—. Si no puedo conseguir que ni un maldito lanzador lo escuche,
excepto Brody, quien en realidad no cuenta; no puedo demostrar que es bueno.
¿Cómo diablos se supone que voy a conseguir que Johnson me deje conservarlo?
El silencio cae sobre nosotros durante varios minutos mientras dejo que todo
lo que me ha dicho Frank penetre. Pedazos y piezas de la historia que ya sabía o
había averiguado por mí misma por internet, pero las razones detrás de todo no era
algo que había sido de conocimiento público.
Frank palmea mi pierna y se levanta.
—Lo siento, niña, no quería descargarme contigo. Sólo quería que supieras la
127

verdad.
Me doy cuenta que Frank nunca respondió realmente mi pregunta.
Página

—¿Así que fue mayormente culpa lo que te mantuvo regresando a visitarnos?


Frank asiente.
—En el principio, probablemente. Es decir, Jimmy entró por primera vez en el
radar de las ligas mayores cuando aún estaba en la escuela secundaria. Era esta
pequeña mierda que era un dolor en el culo con la que tenía que tratar. Pero
cuando te la pasas por ahí y ves a alguien crecer y pasar de un niño perdido a
convertirse en un hombre de bien, esa no es una relación que quieras cortar. Eso es
lo que realmente nos mantuvo a tu papá y a mí como amigos durante todos estos
años. Puedo quedar atrapado en el espectáculo como Johnson, pero entonces les
hacía a ti y a Jimmy una visita y recordaba cómo es ser humano de nuevo. Estar en
el mundo real. Eso es algo que odiaría que tú perdieras también. Así que ten
cuidado con quién te haces amiga —advierte.
—¿Vamos a ser capaces de permanecer aquí después de esta temporada? —
pregunto.
Me sonríe triste.
—No sé, niña. Simplemente no lo sé. Pero voy a hacer todo lo posible para
conservarte a ti y a Jimmy.
Me trago las lágrimas no derramadas y observo a Frank alejarse y entrar en su
camioneta roja. Es ahí cuando noto a Savannah de pie en la puerta, medio oculta
por la puerta de pantalla.
—No quise escuchar —dice de inmediato, llegando a sentarse en el lugar
abandonado por Frank. A diferencia de Frank, su menuda y delgada figura apenas
mueve el columpio—. Acabo de hablar por teléfono con tu padre. Va a traer a casa
comida china para el almuerzo.
Me río a pesar de mi estado de ánimo deprimido.
—Y yo que pensé que estaba huyendo, dejándome para que viviera con la
familia de London y ser la nueva hermana de Carl.
Se ríe conmigo.
—No creo que haya ninguna posibilidad que eso ocurra. Yo pensaba que iba a
tener que lanzar un silbido o una pistola eléctrica antes.
Apoyo mi cabeza contra el columpio.
—Estoy pensando en meterme en la cama y esperar hasta mañana para
despertar.
—Sólo una semana más de escuela —señala Savannah—. ¿Cuáles son tus
planes para este verano?
—Correr y dormir —digo antes de añadir—, y servicio comunitario, por
supuesto.
—¿Te gustaría ser mi pasante para el verano? Ayudar con relaciones públicas
128

y programando eventos y entrevistas con los jugadores, examinando las cartas de


fanáticos…
Pongo los ojos en blanco.
Página

—¿Es esta una estratagema que a ti y a papá se les ocurrió para mantenerme
fuera de problemas?
—En parte —admite—. Pero también creo que serías muy buena en este
trabajo. Sobre todo ahora que tienes una comprensión clara sobre la atención que
se quiere y no se quiere de los medios.
Brody me viene a la mente, y sé que no puedo simplemente sentarme
alrededor todo el verano y revolcarme en mi momento de rechazo de breve
duración. Necesito algo más en lo que concentrar mi atención. Algo seguro.
—Estoy dentro —le digo—. Pero si Johnson cambia de opinión acerca de
Brody y la novia de Disney Channel con discapacidad auditiva, no estoy tomando
esa tarea. Además, tiene ridículo escrito por todas partes. Como si Brody en verdad
se establecería con una chica.
Me mira con escepticismo.
—Bueno, uno nunca sabe.
Me encojo de hombros, sin querer dar más detalles sobre lo mucho que me
gustaría que eso ocurriera.

Lenny London: Sin comentarios.


Hace 5 minutos
Annie Lucas: Sin comentarios.
Hace 2 minutos
Carl London: ¡Me voy a Brasil en dos días! Todas las mujeres
brasileñas se hacen el depilado brasileño, ¿verdad? Creo que he
encontrado mi vocación. ¿Tal vez voy a convertirme en ciudadano?
Hace 1 minuto
129
Página
DESCANSO
DE TODAS LAS
ESTRELLAS
130
Página
Capítulo 16
Lenny London: Bueno, así que tal vez no odio el trabajo físico.
Siempre y cuando incluya pistolas de clavos y brownies caseros de
Annie Lucas.
Hace 1 día
Jason Brody lanzador de los Royals: “Tal vez lo he nombrado
mal, pero es oficial”—Tommy Connolly, árbitro.
Hace 3 horas
Annie Lucas: Siempre me he preguntado qué clase de gente envía
las cartas de admiradores. Ahora lo sé.
Hace 5 minutos.
—Bueno, ahí tienes. Aquí viene Frank Steadman —dice el locutor—. Ya era
tiempo. No puede permitirse el lujo de esperar a que el joven Jason Brody camine
entre tres bateadores en fila antes de sacarlo del juego.
—Sí, claramente se ha quedado sin energía —dice el otro locutor.
—Yo diría que se agotó hace unas dos entradas.
Lanzo una bola de papel a la televisión de la oficina de Savannah.
—Cierren la boca, imbéciles.
Savannah se ríe y luego deja caer su mirada de nuevo a los papeles frente a
ella.
—Realmente creo que Brody necesita una presencia más grande y personal en
línea para conseguir esos fanáticos más jóvenes. ¿Qué te parece, Annie?
Agito una mano para detenerla.
—¡No traigas mala suerte! Todavía no tiene un contrato por el resto de la
temporada. —Y tampoco lo tiene mi padre.
Y justo ahora, Brody realmente luce cansado. Mi estómago se hunde,
observándolo con su uniforme azul mientras se levanta la gorra y se limpia el sudor
de la frente, su guante colgando flojamente en su mano izquierda mientras Frank
se acerca al montículo. Este es el cuarto juego de Brody en cuatro días, y ha lanzado
131

al menos tres entradas todos los días. Y ellos han ganado dos de los tres juegos de
la serie. Ganar hoy contra los Twins sería enorme.
Página

Lo cual es la única razón por la que estoy obsesionada con este juego.
No tiene nada que ver con el hecho que casi no he hablado con Brody desde
que mi idiota alter ego le dio un beso. Por supuesto que no. Quiero decir, ¿por qué
habría de hacerlo? Sólo fue el momento más humillante e incómodo de toda mi
vida.
La cámara se desplaza hacia el corral. Papá y el otro entrenador de
lanzamiento están hablando lo suficientemente alto como para ver sus bocas en
movimiento. El otro entrenador está agitando sus brazos alrededor.
—No sé lo que está pasando allí, pero esto es por lo que no tienes dos
entrenadores de lanzamiento para un club de béisbol, ¿verdad, Dave? —dice el
locutor.
—Exactamente, John. Alguien tiene que estar a cargo. Parece que Jim Lucas
quiere poner un quinto lanzador en lugar de utilizar el as de lo Royals. No creo
que Larry Johnson esté feliz con este movimiento. Es él dueño más práctico que he
visto nunca.
—Pero Frank Steadman tiene la última palabra. Y tiene que estar
preocupado por esas bases llenas.
La cámara vuelve a mostrar el montículo. Frank alejándose, y Brody sigue ahí.
—Que me condenen. ¡No lo está sacando! ¿Qué está pasando por la cabeza
de Frank Steadman en este momento?
Aguanto la respiración mientras Brody se pone en posición de nuevo. Piel de
gallina se eleva por todo mis brazos. Luce tan bien. Como una estrella. Nadie
debería quitarle eso. Brody se concentra intensamente en el plato y dos minutos
más tarde, la trayectoria del bateador y el equipo están corriendo en el banquillo.
Me desplomo hacia el suelo junto a la pila de papeles y pelotas de béisbol en el
piso de la oficina de Savannah.
—Creo que acabo de tener un ataque al corazón.
—Esto es por lo que no puedo ver partidos —dice Savannah—. Sólo estoy
haciendo esto por ti. Prefiero apagarlo y escuchar los resultados después.
—Pero si terminan ganando, y Brody sale el mayor lanzador de la serie, ¿no
estarás contenta de haberlo presenciado en directo?
—Puedo verlo desde mi DVR y pretender que es en vivo, es igual de fácil. Pero
Brody lanzando todas esas entradas extras…Eso realmente va a ayudar desde el
punto de vista de relaciones públicas. Dame un poco de carne humana interesante
para trabajar con ello.
¿Más que el ángulo de novia falsa? Eso espero. Una idea se forma
repentinamente en mi cabeza.
132

—¿Alguna vez has hecho algo como sorprender a un jugador al traer a su


familia al juego? ¿Tal vez reunirlos después de una pelea…?
La cabeza de Savannah se levanta de golpe, su aguda mirada en la mía.
Página

—Nunca haría eso a menos que un jugador expresara su interés en tener a su


familia presente. Esa no es un área en la que deseas entrometerte, ¿entendido?
—Está bien, está bien —digo, tratando de apaciguarla—. Fue sólo una idea. Tú
eres la experta, yo soy la interna.
Sonríe.
—Es un buen pensamiento, Annie. Pero el drama familiar puede ser muy
perjudicial para los jugadores y para todo el club.
No sé si tiene alguna idea acerca de la desconexión de Brody con su madre o si
ella estaba hablando de términos generales, pero no puedo evitar pensar que su
madre estaría orgullosa de saber lo que su hijo está haciendo. De acuerdo, tal vez
no de las cuatro chicas dentro y fuera de su habitación de hotel en tres noches, pero
el lanzamiento… seguramente estaría orgullosa de esa parte.
El corte comercial termina, y vuelvo mi atención de nuevo al juego. La
puntuación es de 2-0. Para ellos. Y después de dos eliminados, Frank hace algo que
causa que incluso yo me ponga del lado de los locutores imbéciles.
Brody deja el banquillo con un casco de bateo, un bate y los guantes.
—No puedo creer esto —dice el locutor—. Esto ciertamente no es el plan del
juego original.
—Bueno, sabíamos que tendría que batear contra los Cardinals en dos
semanas cuando jueguen en el territorio de la Liga Nacional —dice el otro
locutor—. Aunque nadie parece estar hablando sobre el hecho que Jason Brody
fue reclutado originalmente como cerrador sin planes de batear en cualquier
territorio. ¿Cuántos juegos ha jugado de relevo ahora?
—Treinta y dos juegos, Dave. Por no hablar que comienza en día de
apertura. Los Royals han sufrido de una falta de entrantes y los lanzadores de
relevo en el fondo estás últimas temporadas. Realmente no necesitan otro
cerrador. No tanto como necesitan entrantes y chicos de medio-juego.
—Oh, Dios mío, Savannah. —Golpeo la mano contra la mesa—. Él va a batear,
¿siquiera sabe cómo hacerlo?
—No tengo idea. —Savannah se ve tan confundida como yo me siento. Ella se
levanta de su silla y se encarama en el extremo de la mesa. Las dos nos inclinamos y
vemos a Brody en la cubierta, haciendo unos bateos de práctica—. Bateó con el
equipo de la granja… para toda esa mitad de temporada.
—Realmente odio cuestionar a Frank Steadman, pero los Royals tiene una
oportunidad real de asegurar este juego en la sexta entrada. Dos corredores en
base y dos eliminados.
—Exactamente, Dave. ¡No puedo entender esta estrategia de Steadman!,
133

poniendo un bateador frío con un brazo cansado en un momento tan crucial en el


juego… ¡y un novato que nunca bateó en las mayores antes! Las cosas habían
levantado para los Royals esta temporada.
Página

Había.
Tenemos una toma de la caseta y papá, no Frank, está pasando las señales a
Brody quien lo mira, asiente, y luego entra en la caja de bateo.
—¿Por qué se siente como que esta es realmente una muy mala idea? —digo.
Savannah niega, sus manos alrededor del borde de la mesa, con los nudillos
blancos.
Brody hace pivotar el primer lanzamiento. Y falla. Strike uno.
—Parece que Jim Lucas está enviando a Campbell de veintiún años, el
lanzador número cinco en dos años hacia la caseta, dejando al as de los Royals en
el banco —dice el locutor.
Brody se ve mucho más pequeño que los bateadores designados obsesionados
por perros calientes que normalmente tomarían su lugar en la alineación de bateo.
—Hablando de presión. Tiene que estar temblando allí —dice el locutor.
Ya me he comido la piel alrededor de mi uña del pulgar, por lo que me siento
sobre mis manos justo cuando el lanzador suelta la pelota. Aprieto mis ojos
cerrados, pero eso no me hace no escuchar el crack del palo conectando con la
pelota. Mis ojos se abren, y salto.
—¡Una línea expulsada al campo correcto!
—Oh Dios mío —digo una y otra vez. Brody sale de la primera base. La pelota
sale fuera del campo. El Twins centro de campo lanza un home. El padre de Lenny
había estado en tercera base y fácilmente supera la bola. El corredor de segunda se
desliza en la tercera y la cámara se desplaza de nuevo a Brody corriendo.
—¡Mira la velocidad de ese chico! —dice el locutor—. ¡Va por el segundo!
Los Twins se apresuran a hacer el giro de segunda base para llegar a Brody,
pero él es mucho más rápido de lo que esperaban. Brody se desliza fácilmente en el
segundo y el corredor de tercera toca base.
—¡Qué inesperado juego para los Royals! —grita el locutor—. El novato
lanzador de diecinueve años, Jason Brody acaba de asegurar este juego en su
primer turno al bate en las Grandes Ligas. ¡Apuesto a que los Twins nunca vieron
eso venir!
Estoy saltando, y el teléfono de Savannah está sonando como loco. Se
apresura alrededor del escritorio, de vuelta a la silla, y empieza a recibir llamadas
de medios de comunicación. Tiene esa voz genial de planeamos-todo-eso muy bien
controlado, pero su expresión es de éxtasis.
—Una carrera más, muchachos —me digo—. Sólo una más.
Tercera Base es el siguiente en batear, y es uno de nuestros mejores
bateadores. Ha tenido quince cuadrangulares esta temporada ya. Los Twins se
134

mueven alrededor del campo abierto, obviamente anticipando un tiro largo.


Pero él no va por un jonrón. Lleva la bola derecho a un agujero entre el campo
corto y el campo abierto. Y Brody está en movimiento mucho antes que la bola sea
Página

recogida. Corre hacia la tercera base y no se detiene allí.


—¡Y Brody está yendo a la base! Míralo correr.
La llegada al plato es tan rápido que estoy segura que Brody está a punto de
ser eliminado, pero se desliza con una sincronización perfecta. El árbitro se inclina
y mueve sus brazos, gritando.
—¡Seguro!
—¡Sí! —grito.
Savannah cubre el teléfono con una mano y la agita para que me calle.
—Y los Royals han acabado de tomar la delantera en la sexta entrada de
esta serie de cuatro, gracias al lanzador temporal de diecinueves años de Chicago,
Illinois.
—John, ¿no oímos rumores que el contrato de Jason Brody con la ciudad de
Kansas es sólo por tres meses?
—He oído lo mismo, Dave. Larry Johnson y Frank Steadman tendrán que
hacer algo al respecto muy pronto.
El torpedero es lo que sigue para batear y hace un strike y Los Royals agarran
los guantes y trotan al campo de nuevo. Brody se queda en el banquillo, finalmente
teniendo la oportunidad de descansar.
—John, no sé sobre esta decisión del lanzador… Han ganado la delantera y
Jim Lucas está todavía empeñado en tomar otro gran riesgo con Campbell
lanzando. Este casi tan novato como Brody.
—Bueno, han tenido un poco de suerte ya, tal vez Frank Steadman está
esperando que continúe.
—Dave, podrías estar en lo cierto, pero ¿recuerda? Jim Lucas ha estado
fuera de este juego durante dieciséis años. ¿Realmente tiene la experiencia para
elegir un lanzador en un momento crucial como este?
Contengo la respiración de forma intermitente durante el resto del juego,
viendo al otro joven lanzador de relevo conseguir más tiempo en el montículo en un
juego que tuvo todo el mes pasado. Sólo sé esto porque los locutores dicen como
quinientas veces, que Campbell no es tan talentoso como Brody, pero tiene lo suyo
y terminamos el partido 3-2.
Cinco minutos después que el juego termina, Savannah está todavía
atendiendo el teléfono con entrevistas y dando declaraciones de papá y Brody. De
repente, los locutores se desvanece y la toma va al campo donde Brody y la Tercera
Base están de pie junto a un reportero del local Fox Spots.
—Deja que te llame de vuelta —dice Savannah, con los ojos en el televisor.
Cuelga el teléfono, apaga el timbre, y vuelve al asiento en el borde de la mesa.
135

—¿Qué pasó por tu cabeza estando en la caja de bateador? —le pregunta el


entrevistador a Brody.
Página

Brody baja su gorra más sobre sus ojos y mueve la cabeza.


—Medio estaba esperando un milagro o lanzadores malos.
El entrevistador se ríe y luego pega el micrófono al Tercera Base.
—Tienes quince cuadrangulares esta temporada, pero no fuiste por el
cuadrangular esta noche. ¿Cuál fue la estrategia esta noche para salvar el juego?
—Ganar es todo sobre la habilidad y estrategia. Con este movimiento,
fuimos por la estrategia y funcionó —explica él con sencillez.
Una respuesta muy diplomática.
—¿Y qué hay de tu brazo, hijo? —le dice a Brody—. Lanzando cuatro juegos
consecutivos no está siguiendo la rotación normal.
—Steadman y el entrenador Lucas me dieron la opción de sentarme en uno de
los juegos, pero he aprendido que tienes que tomar las posibilidades que puedes
tener —dice él—. Mi brazo se sentía bien, algunos de los otros chicos vienen de
lesiones, y yo estaba feliz de ayudar al equipo a tomar la victoria en la serie. Es algo
con lo que solo soñaba cuando era un niño jugando en la liga pequeña.
El entrevistador es puro sonrisas.
—¿Así que podemos asumir que tu juego salvador no ha sido asimilado del
todo?
Brody se ríe y niega.
—De ningún modo. Tal vez después que me vaya a casa esta noche y vea la
repetición una docena de veces.
—¿Qué piensas? Todo el mundo en Twitter ahora asegura que eres el
corredor más rápido en la liga —dice el entrevistador—. ¿Lo eres?
Brody mueve la gorra revelando más de su frente antes de mirar
directamente a la cámara.
—Tengo una compañera de entrenamiento muy inspiradora, y me he vuelto
mucho más rápido en los pasados dos meses.
Mi rostro se calienta al instante. No puedo mirar a Savannah. Tenía que estar
hablando de mí. ¿De quién más? ¿La cinta de correr en la sala de entrenamiento? A
pesar que tiene su propio apartamento, y yo tengo a Lily y su bicicleta, Brody
todavía encuentra una excusa para correr conmigo al menos un par de veces a la
semana. Bueno, al menos lo hizo hasta el pequeño incidente en su auto. ¿Tal vez es
su forma de decir que quiere correr conmigo otra vez?
No pienses demasiado en esto, Annie.
Y era verdad. Podría querer decir una docena de cosas diferentes, todas
involucrándome o ninguna involucrándome con que le guste así. O necesitando que
continuara saliendo con él uno-a-uno. Tal vez odiaría dejar que una chica le ganara
136

o simplemente le diera consejos sobre su técnica. A pesar que él corre y yo soy más
de trote.
Me muero de ganas de agarrar mi teléfono y enviarle un mensaje, bromear un
Página

poco acerca de su comentario o sobre cómo sacudió sus botas mientras estaba
bateando; pero no puedo. No como solía hacerlo.
Annie Lucas: Si no estabas viendo el malditamente impresionante
partido de béisbol, te repudiaré oficialmente. Está bien, te voy a dar la
oportunidad de explicarte, pero será mejor que sea una historia
impresionante con la participación de personas con tres cabezas o
modelos de Hollister.
Hace 20 segundos
Savannah camina por la oficina y apaga el televisor cuando la estación
comienza con la sección de noticias y termina las entrevistas después del juego.
—¿Ves lo que digo? —dice—. Es increíblemente encantador y juvenil en la
televisión. Necesitamos esa misma sensación para sus medios sociales en línea.
Me sacudo mi neblina de amor por Jason Brody y me doy vuelta para mirarla.
—Espera, ¿quieres decir como su página de Facebook? ¿La que tiene todas las
letras de las canciones y citas famosas de béisbol?
—Sí, exactamente —dice Savannah como si tuviera que entender lo que dice—.
Creo que los fans querrán saber dónde tendrá una cena o un café o a qué clubes va.
Lo que piensa antes de un partido y cuál es la sensación al entrar en el campo
Wrigley o al estadio de los Yankees donde jugadores mayores que su bisabuelo
hicieron la historia del béisbol. Las referencias musicales son grandes, pero
tenemos que saber qué le gusta en cuanto a banda o grupo. ¿Qué está viendo en la
televisión? Así es cómo las personas llegan a conocer a las celebridades hoy. —
Niega y se ríe—. Por qué estoy incluso explicándote esto, es probable que entiendas
los medios sociales actuales mejor que yo. Todo el mundo sabe que si tienes una
pregunta acerca de internet; le debes preguntar a un adolescente, ¿verdad?
—¿Tal vez si sólo le das algunas indicaciones? —sugiero.
—Lo he hecho —dice Savannah—. Un par de veces en realidad, y me dice que
suena como una gran idea y luego nada cambia. Tal vez sólo ha estado demasiado
ocupado para mantenerse al día con todo. Muchos viajes.
Hago el correo y las pelotas de béisbol a un lado y me dejo caer en el suelo de
nuevo. Entiendo lo que está tratando de decir perfectamente, y podría saber por
qué no ha hecho ningún cambio. En realidad no es mi lugar decírselo a Savannah,
pero confío en ella.
—Creo que sé cuál es el problema… —Sus cejas se levantan a la espera que
continúe—. Es probable que esté copiando y pegando las frases y letras...
—Probablemente.
—Es disléxico —digo—. Puede leer y todo, lo he oído leer antes. Pero el
137

proceso de poner las palabras de su cabeza en un tweet o en Facebook podría ser


más difícil.
Página

Savannah ya está arrugando la frente, pensando en eso.


—Pero te envía mensajes, ¿verdad? ¿Y te leyó algo en voz alta?
—Fue como dos oraciones. —Rápidamente me estoy sintiendo incómoda
discutiendo este tema. Se siente como una traición—. Y sí, me envía mensajes, pero
apuesto a que el verdadero problema es el aspecto público y el representar al
equipo... Parece muy oficial y probablemente intimidante.
Asiente.
—Correcto. Entiendo eso totalmente. Puesto que ya habló de su discapacidad
de aprendizaje contigo, ¿por qué no lo mantenemos entre los dos? Menciona mis
preocupaciones y luego sugiere un plan. Él puede concederte acceso a la página, y
te puede enviar un mensaje con lo que se publicará y podrás manejar eso para él.
Me apoyo contra la pared y exhalo.
—Esa suena como una solución perfecta.
Me sonríe.
—No es nada nuevo. Los jugadores realmente grandes tienen a internos y
publicistas manejando su comunicación en línea, y nadie sabe en realidad que no
son ellos.
—Pero será Brody, ¿verdad? ¿Yo sólo sería la mensajera?
—Correcto. —Sube el timbre de su teléfono, y enloquece de inmediato—.
Mejor me ocupo de estas llamadas, pero gracias, Annie. Dominaste mi filosofía
para la publicidad y eso es lo que hace un trabajo mucho mejor cuando te tomas el
tiempo para conocer a tus clientes.
Correcto. Eso es exactamente por lo que llegué a conocer a Jason Brody tan
bien. Voy a seguir con esa mentira.

Unas pocas horas después del partido, mientras Lenny y yo estamos pintando
la sala de estar en nuestra construcción de Hábitat, Brody me envía el primer
mensaje que alguno de nosotros le ha enviado al otro en semanas.
Brody: ¿Qué harás en 4 horas?
Yo: ¿Por qué?
Brody: Tu papá y yo podríamos necesitar un aventón a casa desde
el aeropuerto
Yo: Tu auto está allí, ¿verdad?
Brody: Tengo buenas noticias. 2 cosas. Terminé mis lecciones y
tomé mi prueba práctica. Saqué 87%
138

Yo: ¡Eso es increíble! ¿Cuál es la otra cosa?


Brody: Puedo beber más whisky escocés que tu papá. No creí que lo
Página

fueran a dejar subir al avión.


Yo: ¿Están borrachos? ¿Es por eso que necesitas un aventón?
Brody: Sí. ¿Viste el juego?
Yo: Sí. Lo vi con Savannah. Fue increíble. Me da gusto que tengas
qué celebrar.
Brody: Desearía que hubieras estado aquí...
Mi corazón despega en una carrera de velocidad. Acaba de jugar el partido de
su vida, se emborrachó con mi padre en la celebración, y en lugar de encontrar a
alguna rubia tonta ¿está pensando en mí? ¿Qué sería más feliz si estuviera allí
también?
Dios, ¿qué está mal conmigo? Tengo que dejar de hacer esto. Tengo que dejar
de tomar estas pequeñas ventanas que deja abiertas y saltar a través de ellas a la
tierra de la fantasía.
—Estuve realmente esperando durante seis horas con la pistola de clavos. —
Lenny se agacha y sumerge su rodillo en la bandeja de pintura de color gris claro—.
Ni siquiera trajiste chocolate hoy.
Todavía estoy mirando el último mensaje, con mi propio rodillo colgando a mi
lado; echando pintura en mis shorts de jean.
—Te dije que estuve en la oficina de Savannah durante todo el día trabajando
y viendo el partido.
Lenny levanta la cabeza y se detiene cuando me ve absorta en mi teléfono.
—¿Que está pasando?
Lo meto de nuevo en el bolsillo y presiono el rodillo en la pared otra vez.
—No es nada... es sólo que... bueno...
—¿Qué?
—Es un mensaje de Brody —digo—. Decía “desearía que estuvieras aquí”.
Estoy tratando de no leer demasiado en eso pero…
—Ojalá estuvieras aquí —repite y luego lo dice otra vez usando un tono más
lento pero más dilatado—. Mmmm... Podría ser completamente inocente. Pero; de
nuevo, sabe cómo te sientes, y creo que estaría muy reacio a escribir algo que
pudiera ser malinterpretado como romántico contigo.
—Él y mi padre están borrachos, así que tal vez no está pensando con claridad.
—Pero esa pequeña parte de mi cerebro está pensando en sus compañeros de
equipo dejándolo solo, alejándose siempre que Brody se acerca a ellos. Y el hecho
que no tenga ningún contacto con su familia, y que esté con papá. ¿A quién iba a
enviarle un mensaje esta noche además de a mí? ¿A quién estoy engañando? Jason
Brody tiene un ejército de admiradoras; probablemente programadas en su
139

teléfono.
—En mi experiencia, la gente es más honesta en estado de ebriedad —dice
Página

Lenny, dejándome reflexionar sobre eso y dejándome cinco veces más confundida.
Cuando me estaciono en el aeropuerto, son casi las once y la abuela se ha visto
obligada a permanecer levantada más allá de la hora de acostarse. Está en el
asiento del pasajero a mi lado, bebiendo un batido de chocolate.
—¡Te pedí nueces, Ginny! ¿Dónde están las nueces?
—Es un batido, abuela. —Exploro a las personas de pie en la acera con sus
equipajes, en busca de señales de Brody o de papá. Estoy conduciendo la camioneta
de papá en lugar de mi viejo cacharro—. ¿Quieres que te consiga un helado de
camino a casa?
—Esto se parece a Las Vegas —dice.
Brody y papá finalmente emergen, Brody trae la maleta detrás de él y papá
tropieza y se ve bastante nauseabundo. Se suben en el asiento trasero. Papá jala su
gorra sobre sus ojos y se deja caer en su asiento.
La abuela mira por encima del hombro a Brody.
—Bueno, ponte el cinturón, maldición.
Brody parece mucho más sobrio que papá. Se ríe y se abrocha el cinturón.
—¿Cómo estás, abuela? ¿Cómo está el batido?
—Terrible. Se olvidaron de las malditas nueces de nuevo. —Lo sostiene hacia
él en el asiento delantero—. ¿Lo quieres?
Mis ojos se encuentran con los suyos en el espejo retrovisor.
—Mmmm... Seguro —dice, tomando la taza.
—¿Estás bien allí, papá?
Gruñe, pero no hay palabras reales dichas. Ninguna que pueda comprender.
Ya que mi casa está en el camino, decido que lo mejor es dejar a papá y a la
abuela primero antes que vomiten en todo su nuevo auto.
Brody se mueve al asiento delantero y hace una pequeña charla todo el
camino a su apartamento, de mi trabajo con Savannah “el proyecto Hábitat”, mi
entrenamiento en los pasados cinco días. En el momento en que llegamos a su
apartamento, me doy cuenta que no hemos hablado de él en absoluto. Y hoy ha sido
un día muy grande para él.
Llevo el auto al estacionamiento y salto para agarrar su equipaje, aunque sé
que puede hacerlo por sí mismo. Una vez que coloco la maleta en el suelo delante
del edificio, me inclino y lo abrazo por la cintura.
Sólo quería que fuera un rápido abrazo, pero es lo suficientemente largo para
140

que tome nota del hecho que mi cabeza se ajusta perfectamente debajo de su
barbilla.
Página

—Estuviste muy bien hoy. No es que no seas bueno en cada partido, pero hoy
fue extra increíble. —Empiezo a alejarme, pero sus brazos me rodean, presionando
mi mejilla contra su pecho. Cierro los ojos e inhalo, saboreando cada segundo.
Y sí, puedo oler el alcohol en él. No tanto como en papá. Todavía tiene ese
persistente olor a recién duchado en el fondo, así que trato de fingir que está
completamente sobrio.
—Gracias. —Baja la cabeza, y su nariz toca la parte superior de mi cabello.
Mi corazón está brincando de nuevo porque este abrazo ha durado unos cinco
segundos más allá de lo aceptable para una amiga. Y justo antes que me suelte,
siento sus labios en mi cabello, besando la parte superior de mi cabeza.
¿Eso es amigable? ¿Los amigos hacen eso? Nunca he tenido un amigo
besando mi cabeza antes; pero papá sí, así que tal vez si es paternal también es
fraternal. Argh.
Probablemente irá al interior de su elegante piso de soltero amueblado en-
negro-con-cuero-plateado y llamará a una o tal vez dos de las modelos o chicas de
la hermandad programadas en su teléfono. Si me deseara, me invitaría a entrar.
—Buenas noches, Annie. —El aire pegajoso del verano pasa en medio de
nosotros. Brody agarra el asa de su maleta y la lleva hacia la puerta—. Gracias por
el aventón.
Me subo en el auto y pongo la mano en mi cabeza, donde la besó y la otra
mano siente mi mejilla donde se presionó contra su camiseta. Levanto mi propia
camisa a mi nariz para ver si huele a él.
Oh, Dios mío. Esto se está poniendo raro y muy poco saludable.
Mis manos agarran rápidamente el volante y me marcho, respirando por la
boca, sin dejarme oler nada. Qué rara, Annie. Eres un bicho raro.
No, soy una fan de Jason Brody. Eso es aún peor que mentalmente inestable.
141
Página
Capítulo 17
Annie Lucas: La gente mayor no debía tener permitido tener
resacas.
Hace 9 horas
Papá era un desastre esta mañana después de su celebración de borrachera,
me aseguré de parar en la tienda de comestibles y comprar un poco de Gatorade en
el camino a casa después de ocho horas de un sábado de construcción de
viviendas/servicio comunitario. Johnson no fue completamente fiel a su palabra
acerca de tener cámaras siguiéndonos a Lenny y a mí durante todas nuestras horas
de servicio comunitario. Hemos tenido tres horas libres de la cámara. Hoy, por
desgracia, no fue una de esas.
Mis sentidos deberían haber estado alerta el segundo que vi el camión azul
destartalado estacionado justo después de nuestro buzón correo, pero
sinceramente, no había pensado en ella durante semanas. Simplemente no parecía
haber ninguna razón para que papá intentara y hacer que viniera aquí.
Pero definitivamente, cuando camino por la puerta principal, mamá está
sentada en el sofá entre papá y la abuela, pareciendo muy cómoda.
Se me encoge el estómago y el temor llena mis entrañas. El saco lleno de
botellas de treinta y dos onzas de Gatorade cae de mi mano al suelo de baldosas en
el vestíbulo. Doy pasos lentos y cuidadosos en la sala de estar.
Mamá y su cuerpo perfecto y brillante cabello rubio se balancea hasta ponerse
de pie, con una sonrisa en su cara mientras se apresura a mí.
—¡Oh, mi bebé! —dice con entusiasmo, lanzando sus brazos alrededor de mí—
. ¡Mírate!
Simplemente me quedo allí congelada, los brazos colgando a los lados
mientras aprieta la vida fuera. Desde encima del hombro, los ojos de papá se
encuentran con los míos, culpables y llenos de esperanza.
No, esto no está sucediendo. No puede suceder. No puede dejarse atrapar por
el hechizo de mamá y arruinar todo. Ella se irá, y él se va a convertir en zombi papá
otra vez durante un mes entero. Un mes en el que los Royals tendrán que jugar
quince o veinte juegos.
142

Madre retrocede y acuna mi cara entre sus manos.


—¿Dónde está ese guapo novio tuyo? ¿De regreso en Arizona llorando sobre
Página

su corazón roto?
No, ese sería papá cuando te vayas en unos pocos días.
Estoy demasiado molesta para filtrar.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Su rostro se tensa, y me da palmaditas en la mejilla antes de sentarse más
cerca de papá otra vez.
—Tenía una pequeña audición hoy. Conseguí un papel en un espectáculo aquí
en la ciudad de Kansas. Se presenta por tres meses. ¿No es que una gran noticia,
cariño? Voy a quedarme por aquí.
Sí, estoy segura que es el espectáculo lo que te trajo aquí, no el trabajo en las
Grandes Ligas de papá.
Ya estoy retrocediendo hacia la puerta. Necesito salir de aquí. Necesito estar
en un lugar donde pueda gritar a todo pulmón y luego tal vez después seré capaz de
pensar con claridad. Pueda averiguar qué hacer.
—Annie... —dice papá.
—Yo... tengo que irme —le digo—. Con Lenny. Servicio comunitario.
—Vamos a hablar primero, ¿de acuerdo? —Él sabe que acabo de volver del
servicio comunitario. Sabe que estoy mintiendo.
Niego, la ira filtrándose sin permiso.
—Lo prometiste, papá. Prometiste que esto no ocurriría.
Trata de responder, pero no le doy a él o a mamá una oportunidad. Salgo
corriendo por la puerta principal y me meto en mi auto. Conduzco por la casa de
Lenny y debato si llamar a la puerta, pero estoy bastante segura que está
preparándose para una cita esta noche y no quiero tratar con Primera Base o su
mujer adicta al Botox. Por no mencionar el hecho que nunca le he contado a Lenny
de mi madre. Sólo se lo he contado a una persona en la ciudad de Kansas. A una
persona.
Y entonces estoy rompiendo mis propias reglas, le envío un mensaje a Brody.
Dando el primer paso.
Yo: ¿Estás en casa?

Al segundo en que llamo a la puerta, ya estoy lamentando este movimiento. Es


demasiado. Demasiado personal. Y mi arrepentimiento se complica cuando las
palabras de Lenny regresan, “su vida personal, su espacio personal, está más allá de
cualquier cosa que puedas alcanzar o incluso con lo que quieras estar involucrada”.
143

Mi cuerpo está medio girado, listo para salir corriendo, cuando la puerta se
abre. Lentamente me volteo de nuevo, y Brody está de pie frente a mí; sin camisa y
con el cabello desordenado, vestido sólo con un pantalón corto de gimnasio. Se
Página

recuesta en el marco de la puerta, ocultando cualquier espacio y cualquier atisbo


del interior que pude haber conseguido de lo contrario.
Su frente se arruga con preocupación.
—¿Qué pasa?
—No estoy segura. —Dejo escapar un profundo suspiro. De acuerdo, estoy
segura. Mamá es lo que está mal—. Sólo necesito un lugar para esconderme de mi
vida por un rato.
—¿Quieres ir a alguna parte? —dice y luego parece comprender el significado
de sus palabras porque niega. Es de noche y fin de semana. El centro está lleno de
clubes y fiestas...—. Cierto. Mala idea. Lo siento.
—¿Tal vez podría...? —No termino la frase, pero en lugar señalo con la cabeza
hacia la grieta no expuesta en la puerta.
Los nervios destellan en las facciones de Brody.
—Uh, sí... quiero decir, realmente no me gusta... no suelo tener... gente aquí.
—Sin más explicaciones, abre la puerta del todo, lo que me permite entrar. El salón
está oscuro, las persianas y cortinas cerradas completamente como si hubiera
estado durmiendo.
—¿Estabas durmiendo? Porque puedo ir a otro lugar. Sólo pensé…
—Está bien.
Pero no suena bien. ¿He interrumpido algo? Jesús, nunca debería haber
venido aquí. ¿Qué demonios estaba pensando? Él encuentra un interruptor de luz
en la pared junto a la puerta y lo enciende, revelando las profundidades de lo que
había previsto sería una cueva con estilo de hombre mujeriego.
Todo lo que está colocado en la sala de estar es un fután de metal con un cojín
negro desgastado, y varias cajas de leche roja volteadas al revés y presionadas con
un pedazo de madera en la parte superior creando una mesa de café provisional.
Me giro en un medio círculo, viendo una mesa de juego y dos sillas en el comedor.
La cocina se ve bastante desnuda, un microondas blanco barato es el único artículo
en los mostradores. Nada es plateado y brillante. No hay equipos de sonido con los
mandos a distancia. Ninguna iluminación ambiental. Ni siquiera una sola lámpara
de pie en ningún lugar.
No hay manera que él traiga modelos o actrices aquí. Tal vez se registra en
hoteles con sus citas y ordena caros servicios de habitación, como el champán y
fresas.
—Lo siento —dice Brody después de verme evaluar el contenido de su casa. Se
rasca su nuca como si estuviera avergonzado—. No he recibido visitas o, bueno, no
he tenido a nadie aquí en absoluto.
—Es agradable. Me gusta.
144

Sonríe, viendo a través de mi respuesta de mierda, entonces está todo


preocupado de nuevo.
Página

—¿Qué está pasando, Annie?


Fijo la mirada en el microondas.
—Es sólo que... quiero decir…
Mi voz es cortada por las lágrimas que se derraman por mis mejillas. Ni
siquiera las había sentido llegar o les habría puesto un alto. Me limpio la cara
rápidamente con las dos manos.
—¿Qué está pasando? —repite Brody.
—Mi mamá está aquí —digo antes que empiece a recibir ideas que esta es una
crisis de corazón roto—. Y se va a quedar por un tiempo. Demasiado largo. Mi
padre prometió que no le diría donde estábamos ahora. No sé qué hacer…
De repente, soy jalada a los brazos de Brody, mi mejilla está apoyada contra
su piel desnuda. Una de sus manos se mueve por mi cabello y el otro brazo está
envuelto firmemente alrededor de mí.
Después de un minuto o dos, he conseguido frenar las lágrimas
completamente, y me desenredo de sus brazos. Se sienta en el borde de la mesa de
café hecha en casa, esperando pacientemente a que me desahogue o lo que sea.
Mi cara está caliente por la vergüenza. Esto no es como anoche donde él inició
el viaje a casa y aunque lo abracé primero, es el que lo hizo que durara más de lo
que el código de amigos lo permite. Hoy, he venido aquí por ninguna otra razón
que el hecho que lo necesitaba y no hay manera de ocultar eso.
Además de eso, claramente lo he hecho sentirse incómodo por entrar en su
apartamento vacío.
—Lo siento. Debería irme.
Me doy la vuelta y me dirijo a la puerta, pero Brody se para delante de mí,
apoyando las manos sobre mis hombros.
—No tan rápido... —Se inclina, su ojos fijos en los míos, buscando cordura o
algo así—. ¿Qué está pasando en esa cabeza tuya?
Mis mejillas y cuello llamean aún más calientes.
—Sólo no pensé antes de conducir hasta aquí.
Me da la vuelta por los hombros y me empuja hacia el sofá/fután.
—Siéntate. No vas a irte todavía. He tomado la decisión por ti.
Lo dejo guiarme hacia el sofá y tomo asiento en el extremo, girándome frente
a él y apoyando mi espalda contra el apoyabrazos de metal.
—Esto es molesto, ¿verdad? Tu único día libre en, como, dos semanas, y sólo
acabas de tener el juego de tu vida, y como premio de consolación obtienes una
chica de preparatoria quejumbrosa que aparece para interrumpir tu siesta.
145

—No eres molesta —dice de forma inmediata—. Y era hora que despertara de
todos modos.
Examino mis uñas.
Página

—Entonces, ¿cuál es la palabra? Johnson no va a enviarte realmente de vuelta


a la Triple-A después de jugar tan bien en Minnesota, ¿verdad?
Trata de ocultar su emoción, pero puedo verla claramente bailando en sus
ojos.
—Estoy recibiendo un nuevo contrato la próxima semana. Mi agente está
negociándolo en este momento.
Le sonrío, abandonando finalmente la inspección de mis uñas.
—Eso es genial. Mereces estar aquí.
Me estudia con cuidado.
—¿Por qué todavía te ves temerosa que podría estar escondiendo cadáveres en
el armario o algo?
—Tal vez sea tu talento para conseguir cuatro chicas diferentes a solas en tu
habitación de hotel durante una serie de tres juegos. —Las palabras salen de mi
boca antes que pueda detenerlas.
Brody se inclina hacia atrás.
—No es tan emocionante como suena en los artículos.
—¿Por qué? —pregunto, sinceramente curiosa—. ¿Todas las chicas tenían
tetas falsas y cicatrices de cesáreas?
Se ríe con fuerza.
—No tengo idea.
—¿Qué? ¿Demasiado concentrado en liarte que no prestas atención? —No
puedo deshacerme de la molestia en mi voz. No me ha traicionado, papá lo ha
hecho. Brody no me debe nada. Y él está tratando de ser agradable en este
momento. No es su culpa que sienta algo por él.
—¿Oíste lo que dijo Savannah hace un tiempo, sobre las expectativas por los
jugadores solteros menores de veinticinco años? —Su frente se arruga como si
estuviera debatiendo algo—. Todas esas cosas es sólo para la publicidad... supongo
que pensé que tal vez ya lo sabías o al menos hasta cierto punto. Nadie juega tantos
juegos como lo hacen los jugadores de béisbol y luego tiene tiempo para ir a todas
estas citas en realidad. Estaría muerto sobre mis pies. Casi todas mis citas son
literalmente de cinco minutos con un fotógrafo avisado de antemano. Como la
noche en el club... y el estreno de esa película que nunca he visto.
Por eso es que Savannah había dicho que ya sabía por qué Brody y los
fotógrafos estaban allí.
—¿Así que los artículos son falsos también? ¿Realmente no has tenido a
cuatro chicas en tu habitación de hotel en tres días?
146

Se rasca la cabeza de nuevo.


—Bueno, técnicamente esa parte es cierta, pero no así. ¿Ya sabes?
Página

Toda mi ilusión de la vida social de Brody está derrumbándose, y no tengo


idea de qué pensar.
—Entonces, ¿qué haces con ellas mientras están en tu habitación?
Se encoge de hombros.
—Firmo autógrafos, les ofrezco una bebida. Entonces hago una excusa sobre
la necesidad de prepararme para salir a alguna parte, y se van.
Lo miro con incredulidad.
—¿Eso es?
—Más o menos.
Entrecierro los ojos.
—Me parece difícil de creer. Tiene muchas oportunidades para liarte, a
diferencia de mí, que conozco cerca de dos chicos por aquí incluso apenas
remotamente cerca de mi edad. Cualquier persona en tu situación necesitaría una
gran razón para decir no a cada chica.
—¿Una gran razón? ¿Cómo las ETS? Ser drogado y tener fotos de desnudos
tomadas y publicadas en todas partes —recita—. Y luego están los reporteros
encubiertos que escriben reportes detallados de tus... mmm, habilidades.
Esbozo una sonrisa a pesar de mi estado de ánimo.
—¡De ninguna manera! ¿Quién hace eso?
Sonríe.
—No estoy bromeando. Savannah me dio esta lista con los reportes detallados
de estas cosas que suceden a otros jugadores y el protocolo para cada una, cómo los
medios de comunicación lo van a manejar y las formas de cubrirlo. Me asustó. Ya
no me acerco de esa manera a nadie más. No vale la pena.
—Pero Lenny me dijo que su padre duerme con…
—Lo hace —dice Brody—. Pero no es con fanáticas o chicas al azar en los
bares. Se limita a las esposas de otros, los médicos que han trabajado con él, tal vez
una higienista dental o dos.
—Asqueroso. —Niego con disgusto—. ¿Por qué no puede ser papá así de vez
en cuando? ¿Engancharse con alguna otra mujer para que pueda olvidarse de mi
madre?
—No creo que funcione así —dice—. Si amas a alguien, incluso la mejor
aventura de una noche no va a borrar eso.
—Supongo que soy demasiado niña para entender algo tan complejo.
Brody niega y se acerca más.
—No eres una niña, Annie. No pienso en ti de esa manera. Ya te lo he dicho
147

antes.
Sí, me lo dijo en el auto después de reírse de mi vestido ajustado y lápiz labial
Página

rojo.
Las lágrimas brotan de mis ojos de nuevo, pero esta vez las contengo de caer.
—Sí, eso es un gran recuerdo.
Él deja escapar un gemido de frustración e inclina la cabeza hacia atrás contra
el sofá. Sus manos se levantan para cubrir su rostro.
—Esto es imposible.
De acuerdo, esto fue una idea terrible.
—Lo siento. Debería irme —repito de nuevo y me levanto y paso más allá de
él. Una mano cae de su rostro y se engancha alrededor de mi cintura, tirándome en
el sofá, así que estoy prácticamente sentada en su regazo. Mi corazón despega y mi
voz se atora en mi garganta.
Me sostiene firmemente en el lugar y se inclina más cerca.
—Sólo para que lo sepas, si tuviera la crisis que estás teniendo hoy, tú eres la
primera persona que me gustaría ver. Eres la única persona con la que querría
hablar.
Nuestros ojos se encuentran y mi corazón late como un animal salvaje
encerrado en una jaula pequeñita. Mis labios se separan, pero las palabras no salen.
Los dedos de Brody se mueven a través de mi cabello y mi piel se calienta, mis
pensamientos se mezclan y pierden su contacto con la realidad.
—Lo siento por no haber hecho esto antes, y lo siento por hacerlo del todo —
dice.
Mis ojos se abren mientras cierra la brecha entre nosotros, sus labios se
ciernen a un milímetro de los míos. Su pecho desnudo se presiona contra mí, y
siento el pum, pum, pum de su corazón cuando su boca toca la mía.
148
Página
Capítulo 18
Esto no es verdad. No puede ser verdad. Debo de haberme quedado dormida
al volante y estrellado mi auto.
Pero estoy todo lo opuesto a dormida. Mis sentidos jamás han estado más
alertas en toda mi vida. La boca de Brody es suave contra la mía, y sus manos se
deslizan por mis mejillas, descansando a los costados de mi cuello. A diferencia de
esa noche en su auto, cuando sus labios se separan, en lugar de alejarse profundiza
el beso. Mis ojos finalmente se cierran y mi mente está hermosamente en blanco,
las endorfinas fluyendo libremente a través de mis venas mientras mi corazón late
a doble velocidad.
Levanto mis manos y las envuelvo alrededor de su espalda, pasando mis
dedos por su piel desnuda, moviéndose por sus hombros. ¿Cuántas veces lo había
mirado sin camisa en la sala de entrenamiento y había tenido envidia de los
hombres mayores tocándolo y tanteándolo, deseando tener la excusa de hacer eso?
¿Cuántas noches me había quedado dormida pensando en un momento como este?
Su boca se separa de la mía, con los brazos envueltos alrededor de mi espalda,
deslizando mi camisa hacia arriba. Un escalofrío recorre mi espalda mientras nos
estiramos en el colchón. Estamos completamente presionados juntos. Su corazón
golpea contra mi pecho de nuevo, y sus labios vagan a mi cuello.
Cuando alza su cabeza, nuestros ojos se encuentran por una fracción de
segundo, ambos respiramos pesadamente, con los corazones latiendo. Luego me
estiro hacia su cabello negro, pasando mis dedos a través de este, acercando su
boca a la mía.
Roza sus dedos contra la cinta de mi sostén y luego su boca recorre la longitud
de mi cuello. Inclino mi cabeza ligeramente hacia atrás, con mi pecho arqueándose
hacia él.
—Esto es mucho mejor en la vida real —susurra contra mi piel—. Mucho
mejor que la fantasía.
Mis manos se congelan en su cabello.
—¿Tienes fantasías besándome?
Alza su cabeza de mi cuello y apoya su frente en la mía.
149

—Sí.
—¿Desde cuándo?
Página

Hay el más ligero tono de color crepitando en sus mejillas. Se ríe suavemente
y deja caer su cabeza de nuevo, descansándola en mi hombro.
—Probablemente desde que me dijiste que no podía elegir ser un elfo casero
porque son una raza esclavizada.
Mi mandíbula cae abierta.
—Pero… pero… dijiste…
Su boca captura la mía de nuevo, dándome otro largo beso antes de apartarse
de nuevo.
—Sólo quería hacer lo correcto. Por una vez en mi vida, quería tomar la
decisión correcta.
—¿Y esa no soy yo?
Descansa una mano en mi mejilla.
—Sólo porque respeto a tu papá, y sé que él no quiere esto.
Trago el nudo que todavía está en mi garganta desde antes. De verdad no me
importa lo que papá quiera. Él me prometió algo, y luego rompió esa promesa.
Sus manos me rodean de nuevo. Los dedos de Brody en mi piel desnuda son la
sensación más maravillosa del mundo. Inclino mi oreja en su hombro y toco con
mis labios su cuello. Él trata de hablar tranquilamente, pero su voz sigue
atorándose con cada beso. Me hace sentir poderosa.
—Jamás he visto nada como tú y tu padre, Annie —dice finalmente—. Y me
trata con respeto, como si no estuviera jodido y como si tal vez pudiera hacer algo
con mi vida. Y sé que estás enojada con él ahora, pero eres la persona más
importante en su vida. Ya me siento culpable por tener mi mano bajo tu camisa.
Me río. No puedo evitarlo.
—¿Tan culpable que te tomó veinte segundos meterla?
—Sí, pero no estás contando las otras cientos de veces que he querido tocarte
y no lo hice. —Se ríe y me besa de nuevo—. De verdad quiero quitarte ese sujetador
también, y no lo he hecho así que todavía tengo un par de onzas de auto control
restante.
Mis emociones difícilmente pueden seguirle el ritmo a este gran giro de
eventos, y cambio de la mareada felicidad a frustración. Agarro su rostro en mis
manos, nuestras miradas fijas.
—¿Por qué me hiciste sentir como una idiota por besarte después que salimos
del club esa noche? Jamás he sido tan humillada en mi vida.
Cierra sus ojos y respira profundo.
—Lo siento mucho. Simplemente no supe qué hacer. Jamás me imaginé que
hicieras el primer movimiento. Pensé que se trataría sobre mí no llevándote hacia
150

el lado oscuro. No tenía idea que ya estabas ahí.


—Soy más del lado oscuro —explico—. Por ejemplo, todavía no estoy segura
que esto esté de verdad sucediendo. Que estoy recostada horizontalmente en tu
Página

sofá contigo, y tu lengua acaba de estar en mi boca.


Me besa una, dos y tres veces más antes de hablar de nuevo.
—Me siento como un imbécil por tratarte de esa forma. Iba a decirte cómo me
siento, pero no… no esto. No pretendía…
—Bueno, lo hiciste. —Envuelvo una pierna alrededor suyo y lo acerco más
hasta que nuestros cuerpos están prácticamente unidos—. No puedes retractarte
ahora.
—Tienes razón. Supongo que no soy tan buen chico como me gustaría ser. —
Mete mi cabello tras mis orejas y me mira cuidadosamente.
—Eres horrible —afirmo—. Estoy completamente arruinada. Moralmente
corrupta, destinada a la prostitución y al fraude de las tarjetas de crédito.
—Después de todos los problemas en los que he estado, preocuparme por esto
probablemente parece muy patético —argumenta—. ¿Pero sabes que hay personas
que pueden criticarte una y otra vez y sus palabras apenas te penetran la superficie?
¿Y luego hay otras personas que pueden decir nada más que “estoy decepcionado
de ti” y se siente como una patada en el estómago? Simplemente no puedes dejarlo
ir.
Desafortunadamente, sé exactamente lo que quiere decir. Y es exactamente la
misma persona quien ha tenido ese efecto en casi toda mi vida.
Papá.
Entierro mi cara en el pecho de Brody otra vez, presionándome contra él. Sus
manos se mueven por mi cabello.
—Esto es una locura —digo—. No es que no haya querido estar en esta misma
posición desde hace semanas y semanas, pero piénsalo por otro lado. Dejando a un
lado a mi papá, sólo no puedo ser… ser tú…
—¿Novia? —termina.
Levanto mis ojos a los suyos.
—No iba a ir ahí, pero simplemente estaba pensando en toda la imagen. No
importa siquiera que seas dos años mayor que yo, eres un jugador profesional de
béisbol y yo soy una chica en la secundaria. No puedes tontear por ahí con chicas de
secundaria, ¿verdad? Imagino que esa no es sólo una regla de Savannah.
Su frente se arruga con líneas de preocupación.
—Tienes razón. Estás completamente en lo cierto. No lo sé, Annie… ¿quieres
detenerte ahora mismo? Sólo porque te guste no quiere decir que tengas que estar
conmigo. Todavía estoy aquí de cualquier forma en que me quieras.
La mirada en su rostro, el tono de su voz confundido y temeroso; no es un
151

adulto aprovechándose de una adolescente. Es sólo Brody. Vulnerable e impulsivo y


joven. Brody quien vive en este apartamento prácticamente vacío y va a citas falsas
de cinco minutos y luego regresa aquí o a su habitación de hotel en el camino,
Página

completamente solo. Brody quien nunca ha conocido a su papá y no tiene ya


contacto con su madre, ni ningún otro familiar conocido. Brody cuya posición en el
equipo crea celos y rivalidad con mucha más facilidad de la que hace amigos.
Debería permitírsele tener a alguien real en su vida. Nadie merece estar solo a
los diecinueve.
Pero de verdad tiene a alguien; a papá. Y si se entera de esto, bueno, eso
podría terminar con su lazo.
Presiono mi palma contra su frente, tratando de suavizar las arrugas.
—¿Sabes qué? No es problema de nadie lo que tú y yo pensamos del otro. No
tienes otra novia o una esposa y una par de niños ni nada, ¿verdad?
Se ríe y su rostro finalmente se relaja.
—No. —Acuna mi rostro y me besa de nuevo, y sé que no importa todo el
trabajo que será esconder esto, siempre y cuando no tenga que dejarlo.

—Déjame entender esto —dice Brody, levantando otra rebanada de pizza que
pedimos para la cena—. ¿Te escribo lo que quiero publicar, y luego tú lo publicas
por mí y arreglas mis errores?
—Sí —confirmo después de contarle el plan de redes sociales que Savannah
tiene—. Y desde que soy su interna oficial, tienes una razón legítima para enviarme
mensajes. Como todo el tiempo, si quieres.
Una sonrisa lentamente se extiende en su rostro.
—Qué inteligente, Annie.
Se inclina para besarme, pero alzo una mano para detenerlo.
—Acabo de comer pizza. —Eso no lo detiene para nada. Agarra la parte
posterior de mi cuello y con suavidad atrae nuestros labios antes de apartarse y
volver a su rebanada de pizza.
Después que Brody termina su cena, se pone todo serio de nuevo.
—Estás ignorando tu teléfono, ¿verdad? Sabes que no puedes quedarte aquí
toda la noche.
Me hundo más en el cojín del sofá.
—No puedo ir a casa. No quiero verla. No quiero escuchar sus excusas, sus
suplicas para que entienda su perspectiva, porque ¿sabes qué? No hay ni una
maldita cosa que pueda entender, mucho menos aceptar, cuando se trata de él y
mamá.
152

Brody me mira por un largo rato y luego saca su teléfono para escribirle a
alguien. Espero en silencio, evitando preguntarle si está escribiéndole a papá. Me
gustaría pensar que no haría eso. Finalmente deja su teléfono en la mesa al lado de
Página

la caja vacía de la pizza.


—Savannah dijo que podías quedarte esta noche. Le hará saber a tu papá.
Miro el reloj en la caja del cable. Son casi las diez. Lily ya está dormida, y
odiaría hacer esperar a Savannah despierta. No quiero irme de este apartamento.
Estoy medio esperando que un hechizo se rompa una vez salga por la puerta
principal y todo esto que le guste a Brody se acabará. ¿O tal vez ni siquiera habrá
sucedido?
Como si sintiera mis preocupaciones, Brody aprieta mi rodilla, dejando su
mano en mi pierna.
—No hay nada que quiera más que tenerte aquí toda la noche, pero somos
demasiado listos para ser atrapados en el primer día, ¿verdad?
Inclino mi cabeza contra su hombro y cierro los ojos.
—Sí, supongo.
Está en silencio por unos minutos y finalmente exhala.
—Antes que te vayas, tengo dos o tres cosas más que decir.
Inclino mi cabeza para verlo.
—¿Bien?
Sus ojos miran hacia el frente, concentrados en la puerta.
—Cuando te dije acerca de sacar a todas las chicas que entraban a mi cuarto,
bueno, hubo una chica que… —Acelera, tratando de sacar todo rápidamente—. Se
puso toda dominatrix conmigo y me tuvo contra la pared durante unos buenos
cinco minutos y seré completamente honesto y admitiré que fue bastante caliente,
hasta que comencé a pensar en lo que podría seguir; látigos, cadenas y azotes. Esta
chica parecía del tipo de usar esposas. Y era fuerte como el demonio. Me tomó un
tiempo librarme de ella y luego tuve que llamar a seguridad…
Deja de hablar después de notar que estoy temblando de la risa. Había
empezado en el segundo en que dijo la palabra dominatrix. No puedo imaginar a
una chica con curvas y de grandes pechos en tacones de siete centímetros siendo
capaz de dominar físicamente a Brody, con su metro con ochenta y dos de estatura
y su fuerza de atleta.
—No fue gracioso —discute, pero las comisuras de su boca están
contrayéndose—. Tenía un bolso muy grande también. ¿Quién sabe qué había en
esa cosa?
—Látigos y cadenas, ¿verdad? —Envuelvo un brazo alrededor de mi vientre,
tratando de aliviar el calambre que me ha provocado por reírme tan fuerte con un
estómago lleno de cerveza de raíz y pizza con extra queso—. Bien, ¿cuál es la
segunda confesión?
Pasa su brazo alrededor de mis hombros, acercándome.
153

—Solía usar una identificación falsa, beber mucho, y ocasionalmente tenía


rollos de una noche. El día que llegué a la ciudad de Kansas, hubo una chica que
conocí en un bar al que fui con Jake London. La traje de regreso a la casa de
Página

huéspedes…
Todo mi cuerpo se tensa incluso cuando estoy gritándome que no reaccione.
—Brody, en serio, no necesitamos jugar a la confesión. De hecho, estoy
completamente bien con ignorar cualquier cosa de esas.
Descansa su barbilla sobre mi cabeza y suspira.
—Esto no va a funcionar si intentas quedarte lejos de los rumores y de la
información que se logre filtrar. Es imposible de evitar y siempre te vas a preguntar
si es cierto o no. Así que, vas a escuchar todo: lo bueno, lo malo y lo realmente feo,
ya sea que quieras o no. Así es como funciona.
Estoy temporalmente sorprendida. Suena como una idea terrible y aun así no
veo una mejor forma de confiar en el otro.
—No puedes evitar el hecho que las chicas estén yendo constantemente hacia
ti y pidiéndote que firmes sus pechos…
—No he firmados ningunos pechos —interrumpe.
—Pechos, ombligos… da igual.
Se endereza y levanta mi barbilla antes de plantar un beso en mi frente.
—Sin secretos, lo prometo. Esa es la única cosa que puedo prometerte justo en
este segundo.
—¿Puedes prometerme que no te va a caer bien mi mamá sin importar lo
mucho que intente tenerte en la palma de la mano? —pregunto—. Es buena con los
hombres.
—Lo prometo. Considerando que mi voto ya está hecho. No puedo cambiarme
de lado ahora.
A regañadientes, me levanto, agarro mis llaves de la mesa de centro, y ambos
vamos hacia la puerta principal. Antes de abrirla, Brody me da vuelta,
presionándonos de nuevo y dándome otro beso de despedida. Levanto mis manos
sobre mi cabeza y me rindo.
—Llévame a tu cuarto rojo del dolor.
Se ríe y gentilmente baja mis manos a mis costados.
—Jamás debí haberte contado esa historia.
—Supongo que te veré cuando regreses de California. —Tres días parecían una
eternidad y esta constante ida y vuelta de la ciudad es una ocurrencia regular para
Brody y papá.
Todo su cuerpo se presiona contra el mío, con el calor extendiéndose de un
área hacia la otra hasta que estoy toda caliente y contemplo decirle a Savannah que
154

no me quedaré con ella esta noche. Cuando se aparta, la corriente del aire
acondicionado frío flota entre ambos, recordándome mi vida sin besar a este chico.
—Te extrañaré —dice, ligero como un susurro cuando se inclina por última vez
Página

para besar mi mejilla.


Finalmente salgo por la puerta, subo al ascensor, y vuelvo a mi auto. Ya estoy
deseando más. Para la próxima vez. Deseando que me hubiera quitado la camisa y
hubiera sentido nuestra piel desnuda presionándose entre sí. Un escalofrío me
recorre por la espalda mientras salgo del estacionamiento del garaje y me dirijo al
vecindario de Savannah.
155
Página
Capítulo 19
Estoy tan acostumbrada a Savannah con su elegante traje de negocios,
zapatos de tacón incluidos, que casi no la reconozco cuando abre la puerta de su
apartamento usando una sudadera, su largo cabello castaño rojizo recogido en un
moño desordenado y lentes en lugar de los de contacto.
—Lo siento, sé que es tarde —digo.
Niega y abre aún más la puerta.
—No te preocupes. Estaba levantada adelantando un poco de trabajo.
Doy un paso adentro, observando el conjunto de sala de
estar/comedor/cocina. Hay una casa de legos de color rosado y morado con piezas
extras esparcidas en la mesa de centro. Ropa limpia perfectamente doblada cubre
la mesa del comedor, y una cesta de ropa sin doblar está en el suelo junto a la mesa.
Pero la decoración y los muebles son cálidos, agradables y acogedores. Nada
similar al lugar solitario de Brody.
Savannah me atrapa examinando su casa, y me da una tímida sonrisa antes de
rápidamente moverse para apilar la ropa lavada en una sola pila.
—La vida de una madre soltera. No es posible mantener todo en orden.
—Créeme, sé todo acerca de no ser capaz de mantener todo en orden. —Tomo
asiento en el suelo delante del sofá y estudio el proyecto de Legos.
Se va por el pasillo y regresa con dos almohadas y una cobija.
—¿Estás bien durmiendo en el sofá?
—Totalmente —digo—. Gracias por dejar que me quede.
Se sienta en el sofá, con sus manos alrededor de una taza de té.
—Llamé a tu padre. Está muy preocupado por ti, pero le dije que ya era
demasiado tarde para venir aquí y comenzar una pelea familiar.
Me trago mi rabia y lágrimas de nuevo, poniendo exceso de atención en una
forma de lego armada.
—¿Lily ve a su padre?
Las cejas de Savannah se levantan, lo que indica que pude haber cruzado la
156

línea y hecho una pregunta demasiado personal, pero de todas maneras responde:
—Sí, lo hace. No tan seguido como le gustaría a ella. Desafortunadamente no
Página

es exactamente una prioridad para él.


—¿Qué hizo que quisieras el divorcio oficialmente? ¿Es para que tú o el
pudieran volver a casarse?
Se queda mirando por encima de mi cabeza y resopla.
—Supongo que mis razones giraban en torno a que él no es una persona
confiable. Necesitaba todo en papel; la manutención, el régimen de visitas.
Añado más piezas a la pared lateral de la casa de Lily, mis ojos fijos en la mesa
de centro.
—¿Cómo lo conociste?
—Universidad —dice con un suspiro, y se relaja en el sofá—. Me quedé
embarazada a los veinte. Decidimos que casarnos era sin duda la mejor idea.
Terminé la escuela para cuando Lily tenía dos años y ya no funcionaba.
Compramos una casa en otro suburbio no muy lejos de aquí cuando comencé a
trabajar. Para entonces Lily ya tenía tres años, sabía que se había terminado.
—¿Así que tu sólo empacaste y te mudaste?
—Algo así. —Toma un trago de su té—. Una vez que tomé la decisión de
marcharme, quería que fuera rápido. Mis padres vinieron de Chicago y me
ayudaron a mudarme para acá y a conseguir un abogado, y luego estaba hecho.
—¿Alguna vez te has arrepentido?
—¿Qué parte? —Se ríe—. ¿Casarme o divorciarme?
Finalmente reúno el suficiente valor para mover mis ojos de los juguetes.
—Ambos.
—No me arrepiento de haber conocido al padre de Lily, porque si no, no la
tendría, y ella es increíble —dice—. Pero supongo que no tenía que casarme. Y no,
no lamento el divorciarme. —Posa sus ojos en mí—. Bueno dime porque fue esta
pelea con tu padre. Obviamente no es sobre las relaciones públicas o todos
tendríamos nuestras narices metidas ahí, ¿cierto?
Mi atención se centra de nuevo en la casa de Lego, la cual he decidido que es
una sala de belleza.
—Mi mama está aquí. —Respiro profundamente—. Regresé a casa después de
mi servicio comunitario y ahí estaba ella, holgazaneando en el sofá con papá y la
abuela como si perteneciera aquí.
La confusión llena el rostro de Savannah.
—¿Ellos no están divorciados?
—No. —Golpeo con mi puño una obstinada pieza, forzándola a entrar
correctamente. Le explico sobre el espectáculo para el que ha hecho audiciones y en
el que se le dio un papel y un poco más ya que Savannah me hace soltar tantos
detalles como le conté a Brody sobre mamá.
157

—¿Crees que quiere una segunda oportunidad? Tal vez no van bien las cosas
con su búsqueda de la fama.
Página

Me río amargamente.
—¿Segunda oportunidad? Intenta con la oportunidad quinientos. Ella sólo
está aquí porque ahora sabe sobre el trabajo de mi papá. Probablemente vio un
partido en la televisión o algún viejo amigo la llamó para decírselo, pero eso sólo le
habría dicho qué ciudad era. Él tuvo que decirle donde vivíamos, y me prometió
que no lo haría.
—¿Alguna vez realmente has tratado con ella? —pregunta Savannah—. ¿Tratar
de entender la perspectiva de tu mamá, o al menos confrontarla por las razones por
la que se fue?
Me encojo los hombros.
—Cuando era más joven, probablemente. Siempre quería que se quedara
porque hacía a papá feliz, pero nunca por mí. No creo que supiera qué hacer con
una niña, a menos que fuera vestirla para que fuera admirada por otras personas.
Siempre estuve en su camino. Siempre molestándola y haciendo preguntas que no
quería responder. Todo lo referente con mi cuidado era demasiado duro,
demasiado desastroso. Nada como su versión de la maternidad, la cual
probablemente incluía que mi padre firmara contratos millonarios con los Yankees
y ella contratando cinco niñeras para cuidar una niña que ni siquiera quiso tener. —
Aspiro y discretamente me limpio un par de lágrimas de mis mejillas.
—Lo siento, Annie —dice Savannah—. Pero honestamente, lo estás haciendo
bien sin ella así que si quieres sacarla, hazlo. Y tal vez si tu padre no lo hace, ¿déjalo
tomar su decisión?
—Me gustaría hacerlo —digo—. Lo haría sin pensarlo, pero no lo has visto
después que ella se va. Es una ruina, y tengo que lidiar con ello. Y has oído lo que
dijo Frank el mes pasado. Papá tiene mucho en juego en este momento. No puede
permitirse derrumbarse.
Savannah me da palmaditas en el hombro.
—Bueno, no tienes que manejarlo sola. Una gran parte de mi trabajo es lidiar
con mis jugadores y entrenadores descompuestos y manejar sus escándalos. Y hago
lo que sea necesario para tenerlos trabajando apropiadamente y en orden de nuevo.
Una pequeña pisca de alivio me recorre. Por el tiempo que he pasado con esta
mujer he aprendido rápidamente que sabe realizar sus tareas, incluso cuando
parecen imposibles. Y basada en esa lista de Brody con todos los pasados
escándalos, tal vez ha limpiado desastres más grandes que a papá después de una
visita de mamá.
—¿Por qué crees que no pueda dejarla ir? —pregunto—. No es como si fuera
su única opción. Él es un tipo bien parecido, ¿verdad? No esta tan viejo y está en
forma y aún tiene su cabello, igual que Kevin Costner, con toda la cosa del silencio
misterioso y eso. Las mujeres probablemente se pueden volver locas con eso.
Las mejillas de Savannah se ruborizan, y sonríe contra su taza.
158

—No es una causa perdida, si eso es lo que estás preguntando. Y no puedo


decirte por qué no la deja ir, pero puedo decirte que no cambia lo que siente por ti.
Página

Él es quien lleva la responsabilidad de educarte y te puedo decir por experiencia,


que mantener una niña lejos de problemas y prepararla para el mundo no es tarea
fácil, y eso sin contar que Lily ni siquiera tiene siete años. Creo que todo es cuesta
arriba desde aquí.
Me recuesto en el sofá, con mi cabeza apoyada en el cojín.
—Estoy tan asustada de ser como él y petrificada de ser como ella. Por como lo
veo, estoy condenada cuando se trata de relaciones. Estoy destinada a terminar
como uno de ellos, ¿cierto?
—Tal vez no. —Savannah me sonríe y me da una palmadita en mi pierna antes
de levantarse—. Tengo que dormir un poco. Lily tiene que estar en el campamento
de arte a las siete y media.
Me recuesto en el sofá como por una hora, sin poder dormir. Finalmente tomo
mi teléfono y lo vuelvo a encender. Haciendo caso omiso de los textos y llamadas
perdidas de papá, leo el mensaje que Brody envió cuando salí de su casa.
Brody: ¿Puedes publicar esto en Facebook por mí? “Si tienes suerte
de conseguir una bonita chica en tu apartamento, no seas estúpido y la
dejes ir”.
Yo: ¿Realmente quieres que publique eso?
Brody: Es un buen consejo. Quiero tener un impacto positivo en los
demás.
Yo: ¿Qué pasa con las chicas bonitas con grandes equipajes? ¿Vas
advertirle a la gente acerca de eso?
Brody: Debería mantener esa historia para mí. Por cierto mi sofá
huele a ti. No puedo parar de oler el cojín. ¿Es eso raro?
Yo: Anoche después que me abrazaste, me quedé oliendo mi camisa
todo el camino a casa
Brody: Bueno yo apestaba a licor. Y estoy bastante seguro que tú me
abrazaste
Yo: Pero tú te pasaste del límite asignado para un amigo
Brody: Sí, lo hice
Yo: ¿Puedo hacerte una pregunta? Probablemente ni siquiera
recuerdes lo que me dijiste, pero me estoy preguntando sobre ese
español al azar…
Brody: ¿El aviso de tornado?
Yo: Sí. Eso. No podía recordar lo suficiente como para traducir más.
¿Recuerdas lo que dijiste?
Brody: Sí.
159

Yo: ????
Brody: ¿Qué tanto quieres saberlo?
Página

Yo: ¡¡Muchísimo ahora que sé que estás intentando ocultármelo!!


Brody: Me haces feliz
Yo: Me gusta eso
Brody: Quiero contarte todos mis secretos
Yo: ¿Como este secreto?
Brody: Sí, como esto. Te diré el resto en español la próxima vez y
puedes descubrirlo. Las mejores clases particulares
Yo: Puedo vivir con eso
Estoy sonriendo a mi teléfono como una idiota. Sí, definitivamente podría
ligarme a Jason Brody de una forma peligrosa.
Después de ser despertada a las siete de la mañana por Lily, quien ofreció
varias palabras de elogio sobre mis esfuerzos de construcción en Lego de la noche
anterior, me dirijo a casa para enfrentar a papá y también a mamá probablemente.
Quería hacerlo esperar más, pero decidí que Savannah tiene mucho con que lidiar
sin tenerme a mí ni a mi drama pasando el rato por su apartamento toda la
mañana.
El auto de papá no está, y encuentro a la abuela caminando en círculos
alrededor del patio.
—Ginny —dice cuando me ve—. ¿Dónde has estado? No pude hacer que esa
maldita estufa funcionara.
Mi corazón se desploma hasta mi estómago. Agarro a la abuela y la guio por
su camisón amarillo hacia el porche y la hago sentarse en el columpio. Corro hacia
la casa. Mis zapatillas deportivas están mojadas por el rocío de la hierba, rechinan
por el piso de azulejo. Efectivamente, el humo está llenando la cocina, el detector
está pitando como loco. Tomo el sartén de la hornilla y lo arrojo al fregadero y abro
el grifo, permitiendo que una corriente de agua fría se deslice por la parte superior
del huevo ennegrecido en el centro del sartén.
Salto hacia atrás cuando el agua golpea la sartén caliente y chisporrotea
produciendo pedacitos voladores de agua fría y caliente con más humo y vapor.
Deslizo una silla debajo del detector de humo y subo a la parte superior, apagando
la maldita cosa sacándole la batería. Una vez que abro las ventanas de la cocina y
luego que el diez por ciento del humo queda afuera, observo la demolida cocina.
Un cartón de huevos se encuentra abierto en el mostrador y varios huevos
rotos y cascaras están cayendo de los gabinetes de madera oscura hacia el piso. Una
bolsa de harina yace abierta sobre la estufa, el polvo blanco está esparcido por
todas partes. Un trozo de salchicha cruda se encuentra en el centro del otro sartén,
aunque afortunadamente esa hornilla no había sido encendida. Jadeo cuando veo
el cuchillo y el plástico de la salchicha al lado del sartén.
160

¿En qué demonios pensó mi papá cuando la dejó sola?


Pero no hay tiempo para reflexionar sobre esta pobre decisión o incluso
Página

molestarme. Ignoro el desorden y los huevos cayéndose por ahora y consigo una
taza para hacer la avena de la abuela. Sólo hasta que el agua comienza hervir es que
mi corazón finalmente empieza a tranquilizarse. Unos minutos más tarde, traigo a
la abuela a la cocina y pongo la taza de avena frente a ella y luego empiezo a
arreglar el desastre fuera de control de la cocina.
Estoy lanzando los huevos y las cascaras a la basura cuando la abuela
comienza a golpear su cuchara contra la mesa. Su rostro esta retorcido con ira.
—¿Qué es esta mierda? ¡Hice salchichas y tortitas!
—¿Recuerdas lo que dijo tu médico? —¿A quién estoy engañando? Ella no
recuerda ni mi nombre. No hay posibilidad que recuerde los resultados de su
proyección anual de colesterol—. No puedes comer huevos ni tortitas. Hacen que tu
colesterol se vuelva más alto.
—¡Eso es una mierda! —Lanza el tazón de vidrio hacia la pared. Se rompe,
rociando la avena y azúcar morena por todas partes. Y a diferencia de papá, añadí
azúcar extra para darle mejor sabor—. No hay nada malo con mi colesterol. —Me
apunta con un dedo, inclinando la silla hacia atrás y caminando en mi dirección,
sus salvajes canas se asoman por todas las direcciones—. Pequeña mentirosa.
Nunca fuiste buena.
La puerta se abre justo mientras la abuela me golpea en el pecho con su dedo.
Mis manos están temblando. Nunca la había visto tan enojada y a pesar que estoy
enojada como el infierno con papá, lo quiero aquí para que me ayude. No estoy
segura que pueda manejar esto.
Pero no es mi papá quien camina a través de la puerta, es Caroline, la
cuidadora de abuela. La señora hispana de sesenta años de edad mira alrededor de
la cocina y a mi abuela, y luego me sonríe ligeramente.
—¿Una mañana difícil?
Dejo escapar un aliento tembloroso, asegurándome que mi voz salga
tranquila.
—Llegué a casa de... de una fiesta de pijamas y papá se había ido. La abuela
estaba cocinando, y ahora no quiere comerse la avena…
—Tienes toda la maldita razón, no lo haré —dice abuela—. Haré mi maldito
desayuno, tu pequeña…
—¿Annie? —Una nueva voz viene desde el otro lado de la puerta. Antes que
pueda comprobar para ver quién es, Savannah entra, sus ojos deslizándose en la
cocina y al rostro enojado de mi abuela—. Quería venir después que dejé a Lily para
ver si todo estaba bien.
—¿Qué pasó con tu madre? —pregunta Caroline, su voz y acento se vuelve
pesado con preocupación—. Tu padre dijo que estaría aquí esta mañana, y que
podía esperar hasta las nueve para entrar. Lo siento, cariño.
—De ninguna manera. —Aprieto mis manos en puños y me dirijo por el pasillo
161

hacia la habitación de papá. Las cortinas están cerradas, pero incluso en la


oscuridad, un largo bulto debajo de las sábanas es claramente visible. Enciendo el
interruptor de la luz y aun así mi mamá se tarda varios segundos para levantar su
Página

cabeza y mirar alrededor. Pone su mirada sobre el reloj al lado de la cama.


—Es temprano, Annie... dame un poco más de tiempo para despertar. Tendré
ensayo hasta la medianoche.
—¿Cómo podías dormir con la alarma de humo? —exijo, sin hacer algún
intento de apagar la luz o bajar mi voz—. ¡La abuela casi quema toda la casa, y pudo
haberse cortado su dedo con un puto cuchillo!
Mamá se sienta, poniendo los ojos en blanco y lanzando las sábanas a un lado,
revelando una pieza muy escasa de ropa interior.
—No sabía que mamá estaba despierta. ¿Cómo se supone que lo sepa? No es
como si hubiera venido aquí a pedirme ayuda.
Hago una nota mental del hecho que no le echa la culpa a papá o pregunta
dónde se encuentra. Lo que probablemente significa que sabe que se fue a trabajar
y que pudo incluso haber aceptado la responsabilidad de mantener un ojo en la
abuela durante dos horas desde que él se fue hasta que llegara Caroline.
—¡Dios, eres completamente incapaz de hacer nada por nadie! —Me doy la
vuelta y regreso por el pasillo. Mamá es rápida, poniéndose la bata larga azul de
papá alrededor de su cintura.
—Cuida tu boca, señorita —dice mamá—. Comportarte como una perra no te
llevará rápido a ningún lado.
Se detiene cuando ve que no estamos solas. Su mirada se congela en
Savannah, viéndola de pies a cabeza, luciendo su habitual falda negra, blazer y
tacones. Su cabello castaño con un conservador estilo y maquillaje natural.
—¿No me digas que eres una trabajadora social? —le dice mamá a Savannah y
luego se vuelve hacia mí—. ¿Qué hiciste? ¿Quién la llamó?
Los ojos de Savannah y de Caroline se amplían, pero Caroline se mantiene
concentrada en su trabajo de cuidar de la abuela y consigue volver a sentarla.
—Evelyn, te prepararé salchichas y tortitas ahora, ¿está bien? Vamos a
relajarnos.
Savannah le extiende una mano a mamá.
—Soy Savannah Dawson, la asistente de Jim y agente de relaciones públicas
de los Royals.
Las cejas de mi madre se alzan. Pasa su cabello rubio por encima de su
hombro, endereza la espalda, luego estrecha la mano de Savannah.
―Ginny Lucas... un placer conocerte. Perdón por la conmoción de esta
mañana. Tengo un poco de Jet-lag y no escuché la alarma para despertar y ayudar a
mamá.
¿Jet-lag? ¿Eso no requiere un avión?
162

Suelto un suspiro bastante frustrado. Pero Savannah sólo le sonríe


educadamente a mamá.
Página

—También es un placer por fin conocerte. Ahora debo volver al trabajo.


Parece que tienes todo bajo control.
Sí, claro.
Pero no culpo a Savannah por elegir salir de la forma más rápida y no
involucrarse en el drama de la familia de su jefe. A pesar que dice que resuelve este
tipo de problemas todo el tiempo, fue quién contrató a Caroline y se aseguró que la
abuela tuviera veinte cuatro horas de supervisión. Ella ha hecho las funciones de la
suegra en la casa del jefe.
Me mira por encima de su hombro antes de salir.
—¿Nos vemos en la oficina al mediodía, Annie?
—Sí, ahí estaré después de la práctica. —Después que sale, ignoro a mamá y
camino hasta la cocina donde Caroline está haciendo lo que parecen salchichas y
tortitas. Me inclino cerca para susurrarle, con miedo a provocar otro estallido de la
abuela.
—Mi papá te habló de su problema de colesterol, ¿cierto?
—Sí, lo hizo. —Caroline sigue revolviendo el líquido blanco en el sartén sin
pausa.
—No quiero ser mandona ni nada —digo—, pero es que me he sentido tan
culpable por conseguirle helado y batidos todo el tiempo.
—No te preocupes —dice, me parpadea una sonrisa—. Esto lo hago con
salchicha de pavo y leche descremada... sin grasa. Es un compromiso perfecto.
Bajo mi voz aún más.
—¿No lo sabrá?
—La engaño todo el tiempo —dice Caroline con orgullo—. Mañana si estás por
aquí, te voy a mostrar cómo hacer el batido saludable, ¿está bien?
Sonrío con alivio.
—Gracias. Eres un genio.
La abuela está ahora buscando en una cesta en el centro de la mesa. Camino
detrás de ella y pongo mis brazos alrededor de su hombro, dándole un apretón.
—Lo siento, abuelita. Tienes razón. El colesterol está bien.
Pone una mano en mi brazo y le da una palmadita.
—Suficientemente de estar sobre mí, Annie. Ahora ayúdame a encontrar mi
aguja.
Casi rompo a llorar otra vez como por la quinta vez en menos de veinticuatro
horas. Le doy otro apretón más y entierro mi rostro en su hombro. No puedo
recordar la última vez que la abuela me llamó Annie. Después de encontrar su
163

aguja de punto, me dirijo a mi habitación y me cambio para la práctica de atletismo


y empaco una maleta para el trabajo.
Página

Cuando vuelvo a la cocina, la abuela felizmente está disfrutando sus


salchichas no insalubres y tortitas. Y mamá está sentada justo al lado de ella,
permitiendo que Caroline le sirva un plato de comida junto con café y jugo. Mi boca
cuelga abierta, pero espero hasta que Caroline se va por el pasillo para limpiar la
ropa de la abuela antes de hablar.
—Ella no es una criada —le susurro a mamá—. Le pagamos para que cuide de
mi abuela, no para cocinarte el desayuno.
Mamá se encoge de hombros y toma un bocado delicado de huevos revueltos.
—Se ofreció, Annie. Sería descortés decir que no.
Tiro mi bolso en la mesa y abro el chorro del lavavajillas, cargando cada plato
con una cantidad innecesaria de fuerza. Cuando Caroline vuelve, tengo los platos
hechos y los mostradores limpios.
—Cariño, vete y haz tu práctica —dice Caroline—. Déjame limpiar.
—Está bien. Casi termino.
Mamá se sienta mirando este intercambio con un interés leve.
—Esta salchicha es fabulosa. Quiero la receta.
Pongo los ojos en blanco, pero mantengo mi espalda hacia ellas mientras
rápidamente unto mantequilla en un trozo de pan tostado, agarro dos botellas de
Gatorade y unas barritas para el almuerzo. Mientras que el pan está colgando de mi
boca y mis manos están ocupadas llenas de artículos en mi bolsa, mamá finalmente
toma un segundo para verme.
—No vas a salir así, ¿cierto? ¿Sin maquillaje? ¿Pantalón corto y zapatos
deportivos? Papá está haciendo suficiente dinero ahora para que consigas un mejor
vestuario, ¿cierto? —Su rostro se ilumina y llega y agarra mi muñeca—. ¡Ya sé!
Salgamos de compras. Para conseguirte algo bueno y tener tiempo para hablar, sólo
nosotras. Nunca llegamos a pasar tiempo juntas.
―¿Y de quién es la culpa? ―Cierro la cremallera de mi mochila y la pongo en
mi hombro―. No puedo ir de compras, tengo práctica.
Tengo muchas ganas de una agradable y larga carrera, golpeando mis pies en
el suelo una y otra vez. Tal vez imaginaré el rostro de mamá bajo mis zapatillas.
Lenny London: Se me ha mencionado que no soy lo bastante
segura emocionalmente para salir con un superior intelectual. ¿Sabes
qué? Que te jodan. Y por cierto, no eres más inteligente que yo.
Hace 2 horas
Jason Brody Lanzador de los Royals: Menos de cinco horas hasta
mi primer viaje a Los Ángeles. ¿Qué hay en la lista de cosas que debo
ver y hacer?
Hace 30 minutos
164

Annie Lucas: Debería comer más que un trozo de tostada antes de


una carrera de diecinueve kilómetros. Muriéndome de hambre.
Ansiando perritos calientes y mozzarella frita.
Página

Hace 5 minutos
Le mando un mensaje a Brody mientras camino por el estadio hacia la oficina
de Savannah. Mi cabello está húmedo de la ducha después de la práctica y llevo una
mochila llena de ropa sudorosa y apestosa sobre mi hombro.
Yo: ¿Dónde estás?
Brody: en el estadio.
Yo: Ya sé eso, idiota. ¿Pero dónde exactamente?
Brody: Decírtelo podría ponerte en peligro. ¿Dónde estás?
Yo: Por el pasillo hacia la oficina de Savannah.
Brody: No te muevas.
Me detengo y echo un vistazo alrededor por menos de un minuto antes que
Brody venga por el pasillo. Al segundo en que veo su cabello oscuro alborotado con
elegancia y el traje y la corbata que tiene que llevar para el viaje del equipo, mi
corazón sale disparado y los recuerdos de estar enredados juntos en su sofá ayer me
llenan de nuevo. Para evitar mostrarle mis mejillas sonrojadas, me tomo mi tiempo
inclinándome y metiendo mi teléfono en mi mochila.
Cuando vuelvo a estar de pie, Brody apoya un hombro contra la pared, así que
hago lo mismo y lo miro cuando se acerca.
—Hola.
Hay muchas palabras cargadas dentro de ese solo hola y el peso de donde
estuvimos y donde estamos ahora, me llega en un rápido puñetazo.
—Hola —replico, luego noto el perrito caliente en su mano—. No dejes que
Frank te atrape con eso. Diez mil dólares de multa.
Se ríe y me lo tiende.
—Me atrapó y cuando le dije que era para ti, tuve que escuchar una historia
realmente larga sobre por qué sabe que te gusta la salsa de tomate a un lado, la
mostaza al otro y un pepinillo en el lado de la mostaza.
Dejo caer mi mirada al perrito caliente y el recuerdo que había guardado
cuidadosamente durante años, vuelve en un instante. No estoy de humor para
desenterrar el pasado, así que le pregunto a Brody:
—¿Qué demonios te contó?
Sus ojos se encuentran con los míos, una sonrisa divertida curva su boca.
—Sólo que te llevó a un juego de los Rangers cuando tenías seis o siete años y
te compró un perrito caliente con salsa de tomate y le dijiste que lo hizo mal.
Mientras te ayudaba a aderezar un nuevo perrito caliente a tu gusto, se perdió uno
de los juegos más geniales en la historia de las ligas mayores de béisbol.
El gran juego histórico no está en ninguno de mis recuerdos, pero Frank y yo
165

solos en el juego sí. ¿Dónde estaba papá?


Y entonces recuerdo la recaída que había tenido. Hubo otra cirugía, algo que
Página

necesitaba ser quitado… ¿un tumor, tal vez? Luego más radiación. Estuvo enfermo
la mayoría del segundo grado. Y mamá estaba lejos todo el tiempo. Mis profesores
perdonaron los deberes y el tiempo de lectura perdida, mi constante desastre de
cabello enredado y mis desgastadas ropas, sin mencionar mi consistente falta de
dinero para el almuerzo.
—¿Estás bien? —preguntó Brody.
Encuentro su mirada y fuerzo una sonrisa antes de tomar el perrito caliente
de sus manos.
—Sí, sólo pensando. Olvido a veces el tiempo que Frank ha estado juntándose
con mi padre.
—Frank es un buen tipo. —Deja la declaración abierta como una pregunta,
esperando a que lo desarrolle. No voy a hacer eso hoy. Tiene razón, Frank es un
buen tipo, pero cada recuerdo que tengo resulta que viene con unos pocos muy
malos recuerdos.
Paso mis dedos por su corbata de rayas azules. Apenas lo noto moviendo sus
pies más cerca de los míos, pero siento el calor acumulándose en el espacio entre
nosotros. Encuentro su mirada de nuevo.
—Gracias por traerme el almuerzo hoy.
Sus ojos se mueven alrededor del pasillo y luego de vuelta a los míos. Se
inclina y toca con su boca la mía. Mi estómago revolotea y sin siquiera darme
cuenta de lo que estoy haciendo, mis manos sujetan con fuerza su corbata,
acercándolo más.
Brody rompe el beso justo antes que el perrito caliente quede destrozado entre
nosotros.
—No aquí, ¿de acuerdo? Somos más disimulados que eso. —Sus dedos se
entrelazan con los míos y sonríe de nuevo—. Te llamaré esta noche cuando llegue a
Los Ángeles. —Alza nuestras manos a sus labios, besando mis nudillos antes de
soltarme.
Me pongo de puntillas y planto un beso más en su boca antes de darme la
vuelta.
—Te veo en tres días.
Camino por el pasillo, sonriendo a mi perrito caliente (es casi demasiado
perfecto para comer) cuando escucho la voz alzada de Savannah que procede de su
oficina al girar la esquina. Casi entro directamente, asumiendo que está hablando
por teléfono duramente con algún periodista sensacionalista, pero entonces oigo
una segunda voz que hace que me detenga y escucho a escondidas.
—Considérame informado —dice papá—. Evelyn no será dejada sola con
Ginny de nuevo, lo juro.
Y sí, Brody está en lo cierto sobre nosotros no poniéndonos íntimos en el
pasillo del estadio. ¿Cuán cerca estábamos de ser atrapados por papá?
166

—Simplemente no lo entiendo —dice Savannah—. ¿Qué podrías ganar


manteniéndola alrededor?
Página

—No lo sé —dice papá, su voz desvaneciéndose—. No es algo que pueda


explicarte.
—Bueno, compláceme —espeta—. Me encantaría estar más educada en el
funcionamiento de la insegura mente masculina.
Mierda, está molesta.
—Todavía es mi esposa. Ginny me conoce de casi toda la vida. Crecimos
juntos.
—Entonces deberías ser capaz de verla por lo que es, mejor que cualquier
otro… egoísta y fría.
Oh, cielos…
—Pasaste treinta segundos con ella. —La voz de papá se eleva, ganando fuerza
y volviéndose defensiva—. No tienes idea de lo que hablas. Es la única mujer que no
me mira como si fuera un inválido.
—Eso no es verdad —dice Savannah firme e inquietante.
—¿Cómo lo sabrías? —contraataca papá—. No hay exactamente un exceso de
mujeres esperando a conocer a un hombre de treinta y seis años con una pierna,
una hija adolescente y una suegra con Alzheimer de la que cuidar.
Supongo que la conversación terminará después de eso porque, ¿qué puede
decir Savannah a una respuesta como esa? Echo un vistazo alrededor buscando
algo donde ponerme detrás para que papá no piense que he estado escuchando,
pero Savannah no ha terminado.
—Esas son tonterías —dice—. Apuesto a que ni siquiera has intentado salir de
nuevo. Asumes lo que la gente ve. ¿De verdad eres lo bastante inseguro para creer
que ella es lo mejor que puedes conseguir? Pregúntale a Annie lo que piensa.
Pregúntale cómo se siente sobre su madre constantemente mareándolos a ambos.
—No actúes como si conocieras a mi hija mejor que yo porque pasó la noche
en tu apartamento quejándose de sus padres. Aprecio tu ayuda y que me hayas
contado la situación de Evelyn esta mañana, pero he terminado de discutir de mi
vida personal contigo.
La puerta se cierra de golpe, vibrando a través del pasillo. Me escondo detrás
de un estante lleno de toallas blancas y espero a que el ruido sordo de la no-pierna
de papá se desvanezca.
No puedo creer que Savannah se haya puesto así con él. Especialmente
después de ser tan neutral y ver toda la imagen la noche anterior. Parecía
genuinamente furiosa con él y no tenía nada que ver con ella en absoluto. Las
endorfinas que se acumularon durante la práctica de campo deben haber hecho
milagros con mi humor porque, en realidad, me estoy sintiendo poquito triste por
167

papá.
Me deleito con mi perrito caliente mientras voy por el camino largo alrededor
Página

del estadio hacia la oficina de papá. La pelea con Savannah me distrajo lo suficiente
para olvidar por qué salí furiosa de la casa ayer con él. Así que cuando entro en su
oficina y saludo con un despreocupado “Hola, papá”, su boca se abre y
momentáneamente está sin palabras.
—Siento haber dejado a la abuela esta mañana —dice finalmente—. Y sólo
para que lo sepas, no le dije a mamá dónde estábamos. Lo descubrió por su cuenta
después de ver un juego en televisión.
—Está bien —digo, lentamente soltando el aliento y apoyándome contra el
marco de la puerta—. Pero ¿ahora qué?
Su rostro dice una docena de palabras a la vez. Está cansado. Está asustado de
lo que va a pasar con su trabajo de entrenador. Está alterado por su pelea con
Savannah.
Papá suspira.
—¿Crees… que sería posible que la aguantaras durante tres días hasta que
regrese de California? Carolina va a quedarse en el dormitorio de invitados todo el
tiempo y va a cuidar a la abuela. Puedes quedarte a dormir con Lenny los tres días,
si quieres.
Está tan desesperado por una solución rápida que medio espero que me
ofrezca dinero después. Y entonces hago lo que la mayoría de chicas de mi edad
harían y dejo a mi mente vagar a lugares que no deberían. Ideas para usar su culpa
en mi ventaja. Una oportunidad de dejar caer alguna información escasa y no
recibir una represalia de un millón de preguntas.
—Bien —digo.
Su rostro se hunde en sus manos.
—Gracias, Ann.
—Ya llego tarde, así que mejor me voy a ayudar a Savannah —digo—. Que
tengas un buen viaje.
Papá se levanta de su escritorio y se acerca, abrazándome antes que pueda
escapar.
—Resolveremos algo cuando vuelva, ¿de acuerdo? Tengo que pensar en algo
que hacer.
—Bien. —Me aparto y luego casualmente añado—: Además… he estado
ayudando a Brody a estudiar para el diploma de equivalencia general, sólo un
poquito. Y pasó una sección de un examen el otro día. Si tengo tiempo después que
ustedes vuelvan, voy a intentar ayudarlo a estudiar la siguiente parte.
Ya sabes, a solas en su apartamento…
Se inclina, besa la cima de mi cabeza y me da una sonrisa triunfante de papá.
—Ese servicio comunitario realmente está tallando un agujero en tu corazón
168

de acero, ¿eh?
Pongo los ojos en blanco.
Página

—Ni de cerca. Sólo sé que voy a terminar editando todos sus medios sociales si
no se educa en los puntos más adecuados de la gramática y la ortografía.
—No me engañas, Annie Marie. —Me da un gran abrazo—. Te quiero. Sé
buena mientras no estoy.
—También te quiero, papá —digo—. Y seré un perfecto ángel mientras estás
jugando contra los Angels.
Pero cuando vuelvas, será cuando empiece a seguir los consejos del pequeño
diablo sentado en mi otro hombro.
169
Página
Capítulo 20
Jason Brody, Lanzador de los Royals: L.A, te mueves demasiado
rápido, incluso para este chico de Chicago.
Hace 3 horas
Annie Lucas: Ha salido lo que queda del día dentro de su cabeza
durante el calor, la práctica se hizo y se sigue anticipando el resultado.
Corrección; estoy anticipando estar en el momento más que ver el final.
Hace 27 minutos
Me toma un antinatural tiempo tener el valor para golpear realmente la
puerta de Brody tras varios días de anticipar este momento. Hemos pasado mucho
más tiempo como amigos y casi ningún tiempo como esto. Y esto hizo que me
mordiera un poco las uñas y siento mi estómago revuelto antes de enfrentarme a él.
Es decir, se trata de una situación confusa con nuestros roles cambiando tan
repentinamente. ¿Nos abrazamos? ¿Nos besamos de inmediato? ¿Movemos
nuestros brazos torpemente y sin hacer contacto visual durante varios minutos
antes que alguien incómodamente diga: ¿Así que…? Seguido de la otra persona
diciendo: ¿Así que…?
Pero por suerte, Brody tiene un plan propio.
Al segundo en que se abre la puerta de su apartamento, me tira al interior
antes que tenga la oportunidad de conseguir un buen vistazo de él. Cierra la puerta
rápidamente y me presiona contra esta.
—¿De verdad tenías que pasar corriendo por mi ventana en ese sexy sujetador
rosa tres veces esta mañana? —pregunta, inclinándose, con su boca cerca de la mía.
Mi corazón está corriendo a pesar que mis piernas están totalmente anuladas
de cualquier energía. No pensarías que tres días de diferencia se siente como una
eternidad, pero en realidad lo hicieron.
—El entrenador eligió la ruta. Sólo lo seguí.
Se aparta un poco, su mirada encontrándose con la mía.
—¿Tienes hambre? ¿Quieres almorzar?
Les puedo decir que la comida es la última cosa en su mente, pero está
170

tratando de ser educado. Dejo caer la bolsa de gimnasia en el suelo y levanto los
brazos alrededor de su cuello, presionando mis dedos en este hasta que nuestros
labios finalmente se encuentran. La cabeza me da vueltas, mi visión es borrosa, mi
Página

cuerpo hormiguea por completo y estoy completamente a su merced.


Apenas tomo nota de sus brazos apretándose a mi alrededor, y luego mis pies
no tocan el suelo. Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, y me lleva a la
cocina, poniéndome sobre el mostrador al lado de la estufa. Liberando mi agarre de
su cuello, miro alrededor, aturdida y confusa.
—Aquí no es donde pensaba que me estabas llevando. —Mis ojos me
traicionan y revolotean en la dirección de su dormitorio.
Brody se inclina hacia atrás y se ríe.
—Vamos a ser muy buenos hoy, Annie. ¿Lo entiendes?
Lo miro con escepticismo.
—¿Cuál es la definición de bueno?
Se da la vuelta y abre la nevera.
—Hacerte el almuerzo, besarnos, estudiar, más besos, evitando mi dormitorio
y el sofá —recita como si lo hubiera ensayado.
Y a pesar que he pasado mi parte justa de tiempo rodeando las bases; bueno,
tres de ellas de todos modos, una pequeña cantidad de presión se levanta de mis
hombros al oír que sus intenciones para la tarde ni siquiera son de clasificación
para adultos. Pero no hay manera que vaya a hacerle saber acerca de esta
aprehensión. No cuando estoy tratando de sacudirme la imagen de colegiala de su
cerebro.
Envuelvo mis manos alrededor del borde de la encimera para mantener el
equilibrio.
—Si ese era tu plan, ¿por qué prácticamente me asaltaste cuando abriste la
puerta?
Está rebuscando a través de media docena de contenedores azules.
—Sólo para evitar que te muerdas las uñas y que te pongas de color rojo
brillante después de verme.
Sonrío hacia mi regazo, mi cara está calentándose de nuevo. ¿No es
exactamente lo que hice antes que abriera la puerta?
—¿Qué pasa con la nevera llena de GladWare? —pregunto, cambiando de
tema.
—El entrenador contrató una nutricionista quien entrega comida pre cocida,
orgánica, sana, llena de verduras que no sabía que existían. —Deja caer una pila de
tres contenedores en mi regazo y pone tres en el suyo sobre la estufa frente a él—.
Supongo que vino mientras estaba fuera. Inspecciona esos, y yo trataré de
identificar estos.
171

Tanteo bajo mi culo buscando el papel sobre el que recordé que Brody me
había sentado unos minutos atrás.
—Hay una hoja de instrucciones. —Me tomo un minuto para leerla—. Hay
Página

pollo parmesano con espárragos, bagre ennegrecido con relleno de manzana y


pasteles de cangrejo asado con salsa de langosta.
Él levanta la tapa del plato de pollo en la parte superior de mi pila y se apoya,
olfateando.
—Eso no suena tan terrible.
—Yo reclamo los pasteles de cangrejo. —Echo un vistazo al papel de nuevo por
las instrucciones de recalentamiento—. Apuesto a que este servicio de entrega de
comidas de lujo cuesta una fortuna.
—Lo sé. —Está de acuerdo—. No puedo creer que pagaron la cuenta. Es mejor
que comprar alimentos.
—Vaya ¿así que vas a saltar de un pobre jugador de ligas menores a ni siquiera
hacer tus propias compras de comestibles y dejar que un cocinero de comidas de
lujo lo haga por ti? —Nadie excepto cocineros contratados cocinan en casa de
Lenny, y es realmente raro.
Brody pone los ojos en blanco.
—Fui a la tienda de comestibles. Varias veces. Incluso puse las cosas en mi
carro, pero entonces debía ir a registrar y no me atreví a gastar el dinero. Terminé
poniendo casi todo de nuevo. Excepto los fideos ramen, rollos de pizza y salsa de
tomate.
—No es de extrañar que siempre estés comiendo en mi casa.
Siento sus labios rozar mi oreja, y me pone la piel de gallina al instante.
—Claro. Es por eso que estoy siempre en tu casa.
Mi estómago da una vuelta, la ansiedad burbujeando. Es una cosa que él tenga
este impulso de besarme, está atracción entre nosotros. Pero es otra cosa
completamente diferente el escuchar que simplemente le gusta estar cerca de mí.
Es demasiado.
Muy parecido al amor.
Pero estoy disfrutando esto demasiado como para dejar que el pensamiento se
quede por más de unos pocos segundos. Le paso el recipiente de en medio de los
tres en mi regazo.
—Puedes tener la cena de bagre. Tiene las calorías más bajas, lo cual es bueno,
ya que has pasado dos juegos sentado en el banco.
—No estaba en la banca. —Agarra un lado de la cena del pastel de cangrejo—.
Se llama rotación de lanzadores. No era mi turno.
—Independientemente…—Le quito el cangrejo y le doy palmaditas a su
estómago, sintiendo nada más que sus abdominales duros como una piedra—. No
me gustaría que te pongas fuera de forma mientras estás en la parte de la rotación.
Entrecierra sus ojos juguetonamente.
172

—Voy a lanzar mañana, pero como sea. Cómete mis pasteles de cangrejo.
Me bajo del mostrador y le sonrío.
Página

—Gracias.
—¿Por qué no podemos sentarnos en el sofá? —ruego—. Sé que no ejercitas
tus piernas recientemente, pero las mías están gritándome.
Brody finalmente suspira y arrebata el grueso libro de estudio del examen,
luego, me acerca con la mano en un movimiento rápido. Hemos estado en la mesa
de la cocina durante dos horas ahora, y nos llevó menos de veinte minutos comer.
Voy hacia el sofá y me desplomo sobre mi espalda, haciendo un gran
espectáculo de dejar espacio para Brody. Por la forma en que está actuando con
pánico hoy, no me sorprendería si se sentara en el suelo en lugar de a mi lado. Por
suerte, se hunde en el espacio vacío, coloca el libro en mi estómago, y lleva mis pies
a su regazo.
—Entonces… ¿por qué es tan difícil para ti comprar comestibles? ¿No te
pagan lo suficiente? —pregunto, con ganas de disfrutar del descanso del libro de
estudio con más preguntas personales.
—Sí, me estás pagando suficiente. —Me mira y luego mira el techo—. Mi
agente dice que la gente como yo, o bien luchan para gastar el dinero de una vez o
gastan todo y se van a la quiebra cada mes. Es un gran cambio, ¿sabes?
Supongo que tal vez no lo sé. Más o menos. El cambio de salario de papá fue
bastante grande, pero pasamos de la clase baja a clase media. Brody ha ido de clase
baja a rico. Y es sólo una persona. Papá está manteniendo a tres personas. Cuatro si
estamos contando a mamá ahora.
Mi estómago se retuerce en nudos de frustración e ira. No pienses en eso
ahora.
—Tampoco me gusta poner dinero en el banco—admite Brody—. Quiero
mantener todo donde pueda verlo y asegurarme que no desaparece. No me fío de
los bancos.
—Por favor, dime que no tienes sacos de billetes apilados en el interior de un
maletín en algún lugar de este apartamento.
Se inclina cerca, haciendo que un escalofrío recorra mi espina dorsal.
—Simplemente no mires debajo del cojín sobre el que estás sentada.
Mis ojos se abren, y mis manos inmediatamente tantean alrededor,
metiéndose debajo de mi culo. Todo lo que siento es una barra de metal frío.
Brody estalla en risas.
—Eso fue demasiado fácil. Y dije que no me gustaban los bancos, no que me
negaba a conformarme. —Saca su billetera del bolsillo y la abre para que yo vea en
interior—. Menos de cien en efectivo, además tengo estas…
173

Veo que deja caer una tarjeta de débito Visa en la mesa de café, seguido de
una American Express y una MasterCard platino.
Página

—Vaya, mírate. Realmente te has vendido.


—Lo sé, ¿verdad? —Mete perfectamente todo de nuevo en la billetera, pero la
deja descansando sobre la mesa—. Ahora bien, si tan sólo pudiera conseguir usar
unas de esas tarjetas.
Mi mirada ve la sala casi vacía.
—Tal vez comprar algunos muebles.
—Qué gran compromiso… —Golpea mi rodilla en broma—. ¿Estamos
estudiando o qué?
Levanto el libro de vuelta en la página de la sección de ciencias sociales donde
lo habíamos dejado.
—Está bien, el número diez. Si una sequía reduce severamente la cantidad de
maíz disponible para los consumidores. ¿Qué podríamos esperar que suceda?
Toma unos de mis pies descalzos en sus manos y comienza a masajear,
distrayéndome completamente de leer el resto de la pregunta.
—El precio del maíz sube —dice antes de escuchar las opciones de respuesta.
No sé nada de maíz, por lo que vuelvo a la parte de atrás y busco el número diez.
—Correcto. ¿Qué tipo de gobierno tiene los Estados Unidos?
Sus ojos se centran en frotar mis pies.
—Democrático.
—Ajá. —Su mano se arrastra hasta mi pantorrilla, y mi corazón sale disparado
de nuevo—. ¿Qué funcionario del gobierno es designado y no es elegido por los
ciudadanos de Estados Unidos?
—Juez del tribunal supremo —dice enseguida.
—Es opción múltiple —le recuerdo—. ¿Vas a dejarme leer las opciones?
—Claro. —Se encoge de hombros—. Si no sé la respuesta.
Apoyo el libro en mi estómago de nuevo.
—No creo que puedas llamarme tutora. Tengo que seguir buscando las
respuestas. Probablemente reprobaría esta prueba si la tomara.
Sus dedos vagan por encima de mi otra pantorrilla. Cierro mis ojos y disfruto
de la sensación.
—Soy mayor. Se supone que debo saber más que tú.
—No realmente. Soy la que está todavía en la escuela secundaria. En realidad,
nadie utiliza este material después de graduarse, por lo que un año y lo olvidas
174

todo. No tengo ninguna excusa para no sobresalir en ella.


Vuelve a masajear mis pies, con los ojos fijos en los dedos.
Página

—Mi madre es ayudante de maestro —dice. Me congelo y trato de no sacudirlo


de esta potencial sesión compartida. Ha dicho muy poco acerca de su madre—. Fue
a la universidad durante dos años, obtuvo una beca para la universidad en Eastern
Illinois. Fue la primera persona en su familia en graduarse de la secundaria, por no
hablar de ir a la universidad.
—Entonces, ¿por qué no terminó? —pregunto, pero la respuesta viene
enseguida—. ¿Quedó embarazada?
Asiente.
—Pero todavía tiene un muy buen trabajo con su título asociado. Ayudó con
una gran cantidad de niños con necesidades especiales que el distrito escolar había
integrado en el aula regular. Dedicó su tiempo libre a estudiar conmigo, leyéndome,
asegurándose que todos mis maestros entendieran mi discapacidad y me hicieran
los exámenes correctamente. Ella conocía cada beneficio que el sistema de
educación pública estaba obligada a ofrecerme y lo consiguió.
—Entonces, ¿por qué desertaste? ¿Por qué nunca más hablaste con ella?
—Porque soy un idiota desagradecido. —Inclina su cabeza contra el respaldo
del sofá, mirando el techo—. Me harté de ser su proyecto. Supongo que para mí, la
dislexia ha sido siempre embarazoso, algo que prefiero no discutir, y todo lo que
quería mi madre era hablar al respecto.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que la viste?
Niega.
—Unos tres años. Estuve realmente mal por ese entonces y eso la asustó.
Tengo un hermano menor y también una hermana, y un padrastro. Él me dijo que
no me acercara a mi madre a menos que me comportara bien.
Puse el libro en el suelo y me senté.
—¿Qué hiciste que fuera tan malo? Has dicho que me dirías todo, ¿recuerdas?
Lo bueno, lo malo, lo feo…
Gira la cabeza y me mira.
—He dicho eso, ¿verdad? —Asiento y espero que continúe—. Menciona lo que
quieras, Annie, y lo hice; drogas, beber, robar, allanamiento de morada.
Mis ojos se abren, pero uso todas mis fuerzas para contener cualquier
reacción de asombro.
—¿Asesinato? ¿Robo de identidad? ¿Robar un banco? ¿Has hecho todo eso
también? ¿Es por eso que no confías en los bancos?
—No. —Deja escapar una risa nerviosa—. Supongo que fui atrapado antes de
hacer toda la lista.
—¿Cómo llegaste al béisbol?
—Bueno, para empezar, el reformatorio apesta. Pasé seis meses allí y después
175

de cumplir los dieciocho y salir, no tenía ningún deseo de ver cuán peor era la
prisión de verdad.
—Espera un minuto… —digo—. Así que Johnson ha estado exagerando por
Página

completo todo este tiempo. No eres un ex convicto. ¿Eres un… un…?


—¿Un ex convicto de una correccional de menores? —sugiere Brody—. ¿Qué
pensabas? ¿Qué había ido a la cárcel real y de alguna manera no había ningún
documento o historial sobre mí? Lo expedientes de menores no son de información
pública, Annie.
—Ah —digo—. Probablemente debería haberte preguntado hace mucho
tiempo. Está bien, de vuelta a la respuesta…. del reformatorio al béisbol, ¿cómo
sucedió esto?
—Me alegro que no me hicieras estas preguntas antes. —Brody parpadea una
sonrisa, así que sé que no está enojado o molesto conmigo por pensar que él era un
ex convicto—. Es genial como tu padre y tú me miraron por lo que soy; sin que un
pasado interfiriera con su juicio. Y llegué a jugar béisbol en el reformatorio. Ahí es
donde Frank Steadman me encontró.
—¿Tienen equipos de béisbol en el reformatorio? —pregunto, esforzándome
por seguir la historia—. ¿Y Frank va a los centros de detención de menores en busca
de reclutas? ¿En serio? ¿Johnson lo sabe? Tendría un maldito ataque.
Él se ríe de nuevo.
—Algunos tienen programas de béisbol, y el reclutamiento de chicos del
centro de menores no es una cosa normal para Frank. Pero no puede ignorar a un
chico de diecisiete años, con una bola rápida de cuarenta y cinco kilómetros por
hora. La velocidad domina todo tipo de indiscreciones. Frank nunca dijo nada
cuando vino a verme. Pero después de salir, envió un boleto de autobús a una
prueba de ligas menores. Me puso en el equipo menor de los Royals el verano
pasado, y luego me invitó a los entrenamientos de primavera de este año. Y ahora
estoy aquí.
—Aquí estás —repito, mi cabeza da vueltas por esta sobrecarga de información
de Jason Brody—. ¿No te parece que tu madre estaría orgullosa de ti? Mira todo lo
que has logrado. Y qué pasa con tu hermano y hermana; ¿qué edad tienen?
—Doce y nueve— dice—. ¿Y de qué parte estaría orgullosa? ¿Que tomé el
camino más fácil y uso una habilidad dada por Dios para evitar la educación y el
trabajo de verdad? Y luego está mis aventuras secretas con chicas de secundaria.
Estaría muy orgullosa de eso.
—¿Aventuras? —Le doy un empujón en el hombro—. Será mejor que no sean
aventuras.
Su mano se desliza por mi pierna, casi alcanzando el dobladillo de mis shorts
de jean.
—Estoy bromeando. Sólo eres tú. —Llega a la cintura, y luego me tira
suavemente hasta que estoy a un paso de subirme a horcajadas sobre su regazo.
176

El conocimiento recién adquirido y la emoción alrededor de Brody al


finalmente hablarme de su pasado hacen que me olvide de mi aprehensión
anterior, y rápidamente paso una pierna por encima de él, moldeándonos juntos.
Página

Tengo este fuerte deseo de tocar todo; sus suaves mejillas afeitadas, el cabello
rizado en la parte de atrás de su cuello, los músculos de su espalda sobresaliendo
cuando sus brazos se levantan para envolverse alrededor. Mis dedos se doblan
alrededor de la parte inferior de su camiseta, levantándola suavemente y sobre su
cabeza, tirándola justo en la parte superior del libro de estudio.
Y con eso concluye mi sesión de estudio de hoy.
Me quedo quieta mientras levanta mi cabello, juntándolo en lo alto de mi
cabeza, y planta besos debajo desde mi oreja a mi clavícula. Estoy haciendo todo lo
que puedo para respirar normalmente, para no dejarle oír los nervios y el deseo,
para no dejar que sienta el latido entre mis piernas porque es embarazoso y sé que
no estoy lista para hacer nada al respecto. Pero después que su boca se conecta con
la mía, su propio deseo se aloja entre nosotros. Antes que pueda detenerme, todo
mi cuerpo se pone rígido.
Ni siquiera sé por qué me quedo paralizada. No es que tenga miedo de Jason.
No exactamente. Simplemente parece tan real de repente. En mi cabeza, me
imagino a tipos como Brody besando a una chica, teniendo sexo, luego corriéndose,
y eso es todo. Mientras que en mi mundo, en mi experiencia; los chicos (sí, los
chicos) tienen erecciones todo el tiempo, y no hay ninguna pretensión incorporada
en cuanto a lo que se hacen en torno a dicho asunto.
¿Por qué esta relación se siente tan complicada en el peor momento
imaginable?
Brody debe sentir mi reacción momentánea a su... mmmm... reacción porque
se inclina hacia atrás, y sus cejas se juntan.
—¿Demasiado?
Muevo hacia atrás la pierna por encima de él y me siento en el cojín al lado de
Brody, mis ojos se enfocan en la mesa de café, mi rostro se calienta y mis manos se
retuercen en mi regazo.
—No soy... quiero decir... no sé —le digo, y el silencio incómodo y largo del
que había tenido tanto miedo antes cuando toqué a la puerta, cae entre nosotros.
Brody se inclina hacia delante, descansando su cabeza en sus manos,
posiblemente en un intento de encubrir su regazo.
—Tengo que encontrarme con el entrenador en media hora…
Me paro del asiento en el sofá y me pongo mis zapatos.
—No hay problema. Tengo que ayudar a Savannah en una hora.
Él levanta la cabeza, respira profundo, y alcanza su camiseta del suelo.
—Iba a decir, si me hubieras dejado terminar… —Sus ojos se encuentran con
los míos—. Que tal vez deberíamos hablar de cosas como estas.
177

Muevo un pie a la vez en mis zapatos, ya moviendo la cabeza en señal de


protesta a su plan.
Página

—Creo que hablar de esto es una mala idea.


Pasa la cabeza a través del agujero de su camisa.
—¿La comunicación es una mala idea? ¿Desde cuándo?
Cruzo los brazos sobre el pecho, girando para enfrentarme a él, tratando de
verme confiada.
—Veo que esto va en una de dos maneras. La opción uno; los dos derramamos
nuestras experiencias pasadas y concluimos lo que ya sé, que la secundaria es un
mundo muy diferente a después de la secundaria. O la opción dos, me das un
discurso digno y noble acerca de cómo tienes miedo de robar mi inocencia y que
estás dispuesto a caminar con bolas de color azul hasta, bueno, para siempre, si eso
es lo que necesito.
Imita mi posición de brazos cruzados y me devuelve la mirada.
—O la opción tres; te digo cómo soy muy consciente del hecho que de repente
te sientes muy incómoda, y a pesar que no estoy en absoluto dispuesto a caminar
siempre con bolas de color azul, tampoco voy a disfrutar algo que claramente no
estás disfrutando.
Dejo escapar un suspiro de derrota.
—Esto es imposible, ¿verdad? Yo soy yo y tú eres... bueno, tú…
Brody camina por la habitación, toma mi mano, y me tira contra él.
—No es imposible. Realmente me gustaría que dejaras de decir eso. Me
conoces, no al jugador de béisbol de los tabloides y los periódicos. Eso es más de lo
que cualquier otra chica puede decir en este momento, y realmente va a
molestarme si decides empezar a verme como el público, ¿de acuerdo?
—Está bien —le susurro.
Suspira.
—¿Vas conmigo al estadio? Podemos hablar en el auto.
Brody levanta su propia bolsa de deporte y la pone en su hombro, recoge mi
bolsa, y se desliza sus zapatos, después mantiene la puerta abierta para mí, y no me
da ninguna otra opción excepto seguirlo al pasillo.
Es muy cuidadoso al tomar el ascensor de uso exclusivo para entrar en el
garaje del estacionamiento, asegurándose que nadie nos vea juntos antes que
estemos en los confines de su SUV negra con las ventanas convenientemente
tintadas.
—Así que, aquí está la verdad, Annie Lucas —dice, mostrándome una sonrisa
de lado—. A veces, cuando un amigo tiene su lengua en la boca de una chica
atractiva, la sangre viaja desde el cerebro a su…
Resoplo la risa y beso su hombro.
178

—Sé cómo funciona.


Sus cejas oscuras se elevan.
Página

—Entonces sabes que esta reacción puede ocurrir prácticamente en cualquier


momento y honestamente, no se espera nada de la chica que permitió el acceso a su
boca.
Despego mi mirada de la suya.
—Creo que sé que funciona así para mí, en mi mundo, pero es diferente para
ti, ¿verdad?
El sarcasmo y la burla gotean de su voz.
—Hipotéticamente, si tuviera que llevar a una fan o a cualquier chica al azar
de un club o bar conmigo a casa por la noche, eso es exactamente lo que se
esperaría en su mayor parte; y no voy a mentir y a decir que nunca he hecho algo
así antes. Ya te dije sobre el incidente. Pero el año pasado, tuve una novia por una
cantidad significativa de tiempo; por lo menos lo fue para mí, y hacíamos las cosas
de la forma habitual, un beso en la primera cita y nada más, así que me iba a casa
con un par de bolas azules.
Echo un vistazo a mi regazo.
—¿Una cantidad significativa de tiempo?
—Cerca de tres meses —dice.
—Entonces, ¿qué pasó? —Digo todo sobre mi ex gay, desde hace como, una
eternidad, por lo que me debe esta respuesta por completo.
—Jessie está en la universidad, y atiende mesas a tiempo parcial —dice—.
Salir con ella fue algo totalmente nuevo. Antes de eso, tuve aventuras y nada más.
—¿Entonces qué pasó?
Se encoge de hombros.
—No estoy seguro que fuera una cosa específica. Ella tuvo un novio de
secundaria que creo que todavía quería. No entendía la vida del atleta. El hecho que
no podía salirme de la práctica o quedarme fuera toda la noche y esperar que
pudiera jugar al día siguiente. Para ella, era un juego y no un trabajo de verdad. Lo
que básicamente era verdad si no me hubiera mudado; es muy difícil vivir del
salario de las ligas menores sin ningún otro trabajo por encima de jugar a la pelota.
No fue una ruptura dramática grande o nada. Seguimos siendo amigos.
—¿No la querías?
Brody sale del garaje y se detiene en un semáforo, lo que le permite echar un
vistazo en mi dirección.
—No lo creo. Realmente no dijimos esa palabra.
—¿De verdad? ¿Después de tres meses?
—¿Es eso tan malo? —pregunta—. ¿Le dijiste a tu ex que lo amabas? ¿Y
cuándo? ¿Después de tener sexo telefónico o por mensajes de texto?
179

—Sí a todo —digo—. Probablemente después de dos meses, aunque no creo


realmente que estuviéramos enamorados como debe ser, pero en ese momento fue
lo más enamorada de lo que era consciente.
Página

—¿Es cliché decir que tengo problemas con esa palabra? —Apoya una mano
en mi rodilla y aprieta el acelerador cuando la luz cambia a verde—. Los oí a ti y a tu
padre en el teléfono, y parece tan fácil para ti decirle que lo quieres y viceversa. Eso
es muy raro para mí.
Me río y lanzo un par de miradas de lado en su dirección para ver si está
hablando en serio. A juzgar por el color en sus mejillas, supongo que sí.
—No es tan difícil una vez que te acostumbras a usar la palabra. Tal vez si
practicas un poco. Encontrarás una excusa para usar la temida palabra que
empieza con A.
—¿Qué? ¿Como ahora? —pregunta.
Me encojo de hombros.
—¿Por qué no? Dime algo que ames, pero no puede estar relacionado con
comida. Eso es demasiado fácil.
Le toma a Brody casi el resto del camino de tres cuadras al estadio responder:
—Está bien, amo...
—¿Qué? —insisto—. ¿El olor de los zapatos nuevos? ¿La sensación que
obtienes después de correr veinte kilómetros y después tomar una ducha y ponerte
ropa limpia? ¿Los fuegos artificiales? ¿Las vacaciones de verano? ¿Los bebés
dormidos en esas pequeñas bolsas para cargarlos? —sugiero.
—Amo... —continúa, disparando una mirada de soslayo en mi dirección—. El
sonido de tu voz cuando lees matemáticas y estudios sociales.
Mi respiración se atora en mi garganta, pero trato de sonar bien cuando digo:
—¿En serio?
—Me hice adicto después de escuchar dieciséis horas de las grabaciones que
me hiciste —admite—. Estoy empezando a preguntarme si ese era tu plan desde el
principio.
Aparto la mirada rápidamente.
—Sí, claro. —Mi mirada se mueve de nuevo a la suya—. ¿Qué más amas?
—Mmm... —Llegamos al estadio ahora, y Brody se detiene en su espacio de
estacionamiento asignado exclusivamente para jugadores. Sale del auto y agarra las
dos maletas de la parte posterior. Cuando salgo del auto y lo sigo hasta la puerta, se
detiene frente a ella, aún sin deslizar su tarjeta de acceso. Se mueve lo
suficientemente cerca para que sienta el calor que irradia de su cuerpo—. Amo
como hueles a protector solar todo el tiempo, y me encanta cómo tus ojos pueden
cambiar de azul a gris-azul dependiendo de lo que lleves. —Hace una pausa para
mirarme a los ojos, con una ceja levantada—. Y amo cómo odias perder, pero tiraste
tu carrera de cuatro kilómetros a la basura para que Jackie ganara…
—Yo no… —protesto, pero Brody levanta su dedo índice a mis labios, haciendo
180

que toda esa cosa de la sangre fluyendo del cerebro hacia más abajo que tan
expertamente describió antes sucediera.
Página

—Sí, es cierto —dice—. Pero es nuestro secreto. Me lo llevaré a la tumba. Amo


cómo te preocupas por tu padre y la abuela e incluso por mí. Y amo tus piernas en
esos pantalones cortos de correr. Me dan ganas de sujetarte y pasar mis dedos de
arriba abajo por ellas.
Oh Dios mío.
Y sí, no tengo prácticamente nada que decir, porque empecé este juego y
claramente lo perdí.
Él me muestra su mejor sonrisa arrogante.
—Y amo lo sonrojada que te encuentras ahora mismo. Es adorable, y más aún
porque te niegas absolutamente a admitir que estás fuera de juego y esforzándote
por demostrar lo muy madura que eres. —Se inclina, y mi estómago brinca. La piel
de gallina se arrastra hasta mis brazos—. A pesar del hecho que nunca te he dicho
que pensaba de otra manera.
Sus labios tocan los míos en el mismo momento en que su mano aterriza en
mi mejilla. Este beso es mejor que todos los demás combinados, y aunque me
cueste admitirlo, es obvio que Brody tenía razón acerca que necesitamos tener esta
plática.
Él se retira después de sólo un corto período de tiempo, probablemente
debido al hecho que estamos técnicamente dentro del estadio y sin hacer un buen
trabajo en mantener esta cosa entre nosotros como un secreto. Apoya su frente
contra la mía.
—Aquí es donde estoy dibujando la línea por ahora, y cuando quieras que eso
cambie, todo lo que tienes que hacer es decírmelo. ¿Suena bien?
—¿Qué pasa con las bolas azules? —pregunto, medio en broma, medio con
preocupación.
Él asiente, todo serio.
—Esperemos que la ciencia médica encuentre una cura pronto.
Lo empujó hacia atrás, riendo antes de deslizar mi propia tarjeta de acceso
que viene con mis pasantías.
—Haré un donativo a la fundación de investigación. —Espero hasta que se
abra la puerta antes de añadir casualmente—: Y para que lo sepas, no soy
exactamente inexperta.
Él se detiene y me mira fijamente.
—¿No?
—No —le digo con firmeza—. Hice todo al menos una vez.
Y mientras veo su expresión de curiosidad ir a sorprendida, me convenzo que
esa es la única mentira que voy a decirle a Brody.
181
Página
Capítulo 21
Lenny London: Está preguntándose si ¿Annie Lucas se comió mi
reserva de chocolate anoche? Hazme brownies y estás perdonada.
Hace 13 minutos
Annie Lucas: Es de hecho culpable de comerse el chocolate
gourmet de Lenny London y estará horneando esta noche.
Hace 11 minutos
Jason Brody Lanzador de los Royals: ¡En la rotación de mañana!
Dale me gusta a este estado si estarás en el Estadio Kauffman mañana
en la tarde.
Hace 5 minutos
Papá me pide conducir a casa con él después del trabajo, incluso aunque mi
auto está estacionado en la escuela a un par de cuadras. Tengo la sensación que
quiere hablar. Considerando la forma en que dejamos las cosas pendientes antes de
California y el hecho que egoístamente fui directo a casa de Brody después de la
práctica de hoy en lugar de ir a ver a papá al trabajo, es probablemente una tarea
con la que tengo que lidiar.
—Acabo de salir de una reunión con Johnson —dice cuando estamos saliendo
del estacionamiento del estadio.
Mi estómago se hunde.
—¿Es una buena o una mala noticia? —digo.
Papá me mira, sonríe, entonces da una palmada en mi pierna.
—Buenas noticias. El club está feliz con el progreso que he hecho con tres de
sus lanzadores, y van a darme un contrato por el resto de la temporada y por los
meses libres para poder ayudar con el reclutamiento.
—¿Es en serio? —chillo.
La sonrisa de papá se ensancha.
—Completamente serio.
Mi cerebro gira y salta, volteando todas las cosas negativas en mi cabeza.
182

—¿Así que no pueden inventarse una excusa para despedirte ni nada de eso?
¿Podemos respirar tranquilos?
Página

La sonrisa se desvanece un poco.


—Podemos respirar completamente tranquilos, pero siempre hay formas de
sacar a un entrenador, Ann. No puedo prevenir cada escenario. Y la próxima
temporada todavía está por venir.
Exhalo y asiento.
—Bien, puedo aceptar eso. Es mejor que subsistir entre partido y partido.
Ambos quedamos en silencio por unos minutos mientras papá maniobra por
la autopista libre de tráfico.
—¿Disfrutaste tus tres días de vacaciones en casa de Lenny? —pregunta, el
sarcasmo goteando en cada palabra. Todavía no le cae bien Primera Base y su
familia, aunque tolera a Lenny.
—Oye, fue tu idea que me quedara allí —protesto—. Además, mamá
probablemente ya se fue, y puedo quedarme en casa… —Está mirando directamente
hacia el frente, sin hacer contacto visual ocasionalmente conmigo—. ¿No me digas
que todavía está ahí?
—Escuchaste lo que dijo. Sus presentaciones van a durar unos meses —
continúa sin mirarme.
Y oh Dios, ¿unos meses?
—¿En serio no vas a dejarla quedarse unos meses? ¿Cierto?
La mandíbula de papá se tensa, y sus dedos agarran el volante más
firmemente.
—¿Sabes qué? No estoy pidiéndote permiso. Nunca he sido muy duro contigo.
Nunca te he hecho hacer algo que no quisieras, pero que mamá esté aquí y que
pases más tiempo en casa, no es negociable.
Estoy luchando contra la urgencia de gritar, tanto que apenas puedo pensar
claramente.
—Esto es una locura. Ella es terrible, papá. ¡Ni siquiera puedes darte cuenta!
—¡Suficiente! —grita, y cierro la boca—. El mundo no gira a tu alrededor,
Annie. Esto es algo con lo que vas a tener que lidiar, y la verdad no necesito
escucharte constantemente quejándote como una niña de cinco años.
Me hundo más en mi asiento. Un nudo se forma en mi garganta, y mis ojos
arden con lágrimas, previniéndome de responder.
Cuando estacionamos en el garaje en casa, papá arranca las llaves de la
ignición, pero no abre las puertas de inmediato.
—Tu mamá está preparando la cena, y Frank y algunos de los chicos del
equipo van a venir.
—¿Cuál es la ocasión? —No hago ningún esfuerzo por ocultar mi sarcasmo.
183

—Estamos celebrando el hecho que todavía tengo un trabajo —dice,


regresando a su tono tranquilo—. Y no, no puedes quedarte con Lenny esta noche.
Página

Salgo, cierro la puerta de golpe, y voy directamente a mi cuarto, escribiéndole


a Lenny en el camino. Finalmente le hablé sobre mi mamá la tercera noche en su
casa. Ella sólo aceptó mis pobres excusas para quedarme en su casa por un tiempo
antes de presionarme para que le dijera la verdad.
Yo: todavía está aquí.
Lenny: ¿en serio? ¿Por qué?
Yo: la posibilidad de una mina de oro la han intrigado lo suficiente
como para quedarse cerca por más de 48 horas.
Lenny: Tal vez hay una forma de hacerla irse de nuevo. Pensando…
dame algo de tiempo.
Cierro la puerta de mi habitación, le pongo seguro, y pongo la música tan
fuerte como se puede. Necesito calmarme antes de ver a alguien más en esta cena
de celebración que estamos dando. Ignoro los golpes al azar en mi puerta que
suenan durante la próxima hora mientras me recuesto en mi cama mirando al
techo. No noto el pomo siendo movido o la puerta abriéndose, así que cuando la
voz de Brody flota sobre la música, salto y alcanzo el altavoz, bajándole el volumen.
—¿Estás decente? —pregunta antes de abrir la puerta del todo.
Me siento y cruzo las piernas. Mi corazón ya está acelerándose sólo por saber
que está en mi casa. O más específicamente, en mi cuarto.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Abre la puerta, pero se queda recostado contra el marco.
—Cenando. Tu papá me invitó. Buenas noticias lo de su contrato de
temporada, ¿eh?
—Sí, claro. —Pongo los ojos en blanco y finalmente me permito mirar a Brody.
Él es pura sensualidad y músculo en su pantalón y camiseta de béisbol azul marino
y blanco. Me sonríe como si estuviéramos a punto de retomarlo donde lo dejamos
antes.
—Oh cielos, esta debería ser una cena divertida. —Me deslizo fuera de la cama
y paso a su lado—. De todos modos, ¿cómo entraste en mi cuarto?
—Forcé la cerradura —dice—. Tu papá me mandó a buscarte, y no abriste la
puerta. No soy bueno fallando misiones.
—Encantador. —Niego, tratando de encontrar divertidas sus habilidades para
abrir puertas—. ¿Quién más está en la fiesta?
—Frank —dice, y luego dice los nombres de otros dos lanzadores, quienes le
han tomado aprecio a papá y sus técnicas de entrenamiento. Los cuales son jóvenes
también, como Brody. Aunque no adolescentes, más bien al principio de los veinte.
Es obvio que la sabiduría de papá es absorbida sólo por jugadores jóvenes. Los
veteranos están muy seguros de sí mismos para abrirse a intentar nuevas cosas y
184

corregirse.
Brody y yo entramos a la cocina, donde mamá está sirviendo una ensalada de
Página

pasta comprada en elegantes platos que estoy muy segura que no teníamos hace
tres días. Lo que quiere decir que fue de compras después de todo. ¿Papá le dio su
tarjeta de crédito? Dios, espero que no.
Mamá me ve antes que tenga la oportunidad de escabullirme e ir al patio
trasero, donde parece que papá está asando algo, y Frank, la abuela y los otros dos
lanzadores están sentados alrededor bebiendo cerveza. Bueno, la abuela no está
bebiendo cerveza.
La mirada de mamá viaja de mis pies a mi cabeza, y estira los brazos para
poner sus manos sobre mis hombros, me da vuelta, y apunta de regreso al pasillo.
—Ve a ponerte algo más bonito y arréglate el cabello, y ponte algo de
maquillaje.
Me alejo de su agarre, dejando sus brazos colgando en el aire, antes de darme
vuelta para mirarla.
—No voy a cambiarme sólo para cenar en el patio trasero.
Mamá nota a Brody de pie a mi lado, y su mirada de juicio cambia a una
melosa y dulce.
—Sólo un poco de brillo de labios, tal vez un poco de rímel. —Me toma del
brazo y me empuja en dirección a mi cuarto de nuevo—. Te ayudaré.
En un rápido movimiento, Brody engancha un brazo alrededor de mi cintura y
me tira frente a él, fulminando a mamá con la mirada.
—Creo que se ve bien.
—¿Ves? —Le muestro mi mejor sonrisa falsa—. Me veo bien.
Cuando abro la puerta trasera para que salgamos, escucho a Brody soltar un
suspiro de frustración, pero no dice nada. Al menos está cumpliendo la promesa de
no unirse al club de fans de mamá.
Después de saludar rápido a los otros chicos, Brody me lanza el guante de
papá y se pone su propio guante de béisbol.
—¿Quieres hacer atrapadas?
Mis cejas se alzan.
—¿Contigo? De ninguna manera. Me matarías.
Se ríe y apunta con la cabeza más lejos en el patio, incluso aunque rechacé la
oferta.
—Vamos, Annie, no tienes miedo de una pelota, ¿cierto?
—¿Cuándo está viajando a ciento cincuenta y ocho kilómetros por hora? Sí, sí
me da miedo.
Frank y los otros chicos se ríen, pero Brody todavía apunta para que vaya con
185

él.
—Seré suave contigo, lo prometo.
Página

Tal vez simplemente está intentando evitar que mamá me lleve adentro para
cambiarme de ropa. Y tal vez si me noquea, papá se sienta mal por mí y se disculpe
por llamarme egoísta y todo lo demás que sea que dijera de camino a casa. Además,
es una buena forma de poner algo de distancia entre nosotros y evitar que
accidentalmente entrechoque piernas con Brody o darnos uno o dos besos a
escondidas.
Me pongo el viejo y usado guante de papá en mi mano izquierda y
tentativamente lo sostengo a un lado de mi cuerpo. Cubro mi cara con el otro brazo.
—Bien, dispara.
Brody se ríe de mí pero arroja la pelota de todos modos. Aterriza
perfectamente en el guante de papá sin que tuviera que mover un musculo o
descubrir mi cara. Y fue más una arrojada que un verdadero lanzamiento.
Y sí, había jugado suficientes atrapadas en mi vida, pero nunca con un
lanzador cuyas bolas rápidas pudieran matarme. Supongo que papá habría
encajado en esa categoría hace tiempo, pero nunca cuando yo hubiera estado en el
extremo receptor de su lanzamiento.
Regreso la bola con una buena cantidad de fuerza, y Brody no es tan suave
conmigo la próxima ronda. Treinta minutos de juego después, me tiene
abalanzándome sobre la hierba para atrapar las bolas bajas, haciendo que tenga
manchas de hierba sobre toda mi blusa blanca. Estoy comenzando a preguntarme
si el béisbol es la terapia de control de ira para Brody, porque arrojar mi cuerpo al
suelo y lanzar un objeto a alguien con tanta fuerza como puedo reunir, es mucho
más efectivo para calmarme que la música a todo volumen y estudiar en el techo de
mi cuarto.
—Muy bien —digo eventualmente—. Estoy lista para lo bueno. Lánzame una
bola rápida. Quiero ver si puedo atraparla.
Brody se prepara como si fuera a hacerlo. Papá mira sobre su hombro, con la
parrilla echando humo frente a él.
—Ni siquiera lo pienses.
Brody lo mira, sorprendido.
—Por supuesto que no lo estoy pensando.
Y mientras mis ojos van del uno al otro, él lanza la bola a mi derecha,
intentando tomarme fuera de guardia. Mi reacción viene unos dos segundos muy
tarde, así que de verdad me lanzo por esta, estirando mi brazo izquierdo
enguantado tan lejos como puedo antes que mi costado haga contacto con el suelo.
La bola apenas y aterriza en mi guate. Ruedo sobre mi espalda, gruñendo y
riéndome a la misma vez.
Alzo mi mano en rendición.
—Eso es todo, me retiro.
186

Brody camina por el patio y se para a mi lado.


—Jamás saques tu mente del juego, Annie.
Página

—¿Has estado viendo High School Musical en tus días libres? —digo, y los
otros dos lanzadores se ríen. Continúo cantando un par de líneas de la canción de
HSM “Get Your Head in the Game”.
—Iba a ayudarte, pero creo que ahora sólo te dejaré aquí. —Brody deja caer
sus brazos a los costados por unos cinco segundos, y luego eventualmente estira
una mano. Pero por supuesto, la deja caer tan pronto como estoy de pie.
Mamá ahora ha puesto toda la comida comprada en platos, para hacer parecer
que la hemos hecho nosotros mismos, y todo el mundo está yendo a la mesa del
patio. Mamá corre hacia mí, limpiando el pasto de mi espalda.
—Al menos ve a lavarte las manos antes de comer —dice, siseando las
palabras en mi oreja.
Dejo que la pantalla de la puerta se cierre con bastante fuerza cuando voy a
lavarme en el lavabo de la cocina. Después de regresar, no tengo donde sentarme
más que entre mamá y Brody. Deslizo mi silla más cerca de Brody y me ocupo en
poner grandes porciones de todo en mi plato. Mamá abre su boca un par de veces
como si quisiera aconsejarme de tomar porciones más femeninas, pero mi mirada
la calla.
Eso es, hasta que el despistado lanzador número cinco trata de hacer un
comentario casual.
—Es sorprendente lo mucho que su hija se le parece, señora Lucas.
Mamá le sonríe.
—Llámame Ginny, por favor. Y lo sé, es una miniatura de mí. Es casi irreal.
Meto la ensalada de papa en mi boca, frunciendo el ceño a mi plato.
—Apuesto a que tienes a todos los chicos a tu alrededor como cachorritos
perdidos —dice el otro lanzador, como si tuviera la edad de Frank e intentara
burlarse de papá, pero ya que tiene menos de treinta, el comentario no sale
demasiado bien.
Brody y papá le disparan idénticas miradas fulminantes a dicho lanzador.
Toda esta comida no es nada más que gente fulminando con la mirada y
masticando. Frank tose ruidosamente, como para darle al chico despistado una
señal, pero mamá interrumpe, inconsciente de la tensión.
—Tenía un novio en Arizona. Muy lindo… —Se vuelve hacia mí con esa
estúpida sonrisa de nuevo—. ¿Qué pasó con él, cariño?
Bajo mi tenedor, tomo un gran trago de la cerveza de papá, que sucede que
está muy cerca de mi vaso de agua, y antes que él pueda protestar, me vuelvo a
mamá y digo:
—Es gay.
187

—¿Gay? —dice ella, como si nunca hubiese oído el término antes, y papá dice
simultáneamente:
—¿Qué?
Página

—Gay —repito—. Homosexual. Le gustan los chicos. Más específicamente, un


chico que conoció en la iglesia.
Un incómodo silencio cae sobre la mesa de la cena. Pretendo ser como la
abuela, como si no tuviera idea de lo que sucede en el mundo, y continúo comiendo
y robando ocasionales tragos de la cerveza de papá, a pesar que odio la cerveza.
Sólo se siente como algo que puedo controlar. Quiero decir, ¿por cuántas cosas
podría reprenderme en un día? Pienso que hay un límite y probablemente ya lo he
rebasado.
Después de la cena, Brody me encuentra en la cocina lavando los platos y se
inclina cerca para susurrar:
—¿Puedes escabullirte conmigo un momentito?
Mi rostro se calienta. Está al otro lado de la habitación antes que pueda
siquiera responder. Me seco las manos y abro la puerta de atrás, gritándole a papá:
—Voy a casa de Lenny.
—Annie —dice—. Te quedas en casa esta noche, ¿recuerdas?
—Lo sé —espeto—. Sólo voy a devolverle una camiseta que me prestó. Volveré
para meterme en mi propia cama esta noche.
Sus ojos se entrecierran, dándome una mirada de “estás presionando”, pero
me vuelvo y salgo por la puerta delantera antes que pueda discutir. Camino un par
de cuadras hasta que Brody finalmente se detiene a mi lado. Reviso para ver si
algún vecino está mirando y entonces abro la puerta del pasajero y entro.
—¿Quieres ir por helado o algo? —pregunta—. Puedo ir a un autoservicio y
nadie nos verá.
Sostengo mi estómago y gimo.
—No, gracias. Comí demasiado en la cena.
Se ríe.
—Podrías querer explorar nuevas técnicas de autocontrol o te dará acidez
estomacal por la sobrecarga de ensalada de patata.
Brody conduce fuera del vecindario y por una carretera de tierra que
Savannah me dijo una vez que llevaba a un lago. El sol ya se ha puesto, pero todavía
hace calor y hay claridad afuera. Cuando Brody estaciona a una buena distancia del
agua, podemos todavía ver el camino claramente gracias a la falta de nubes y la
cercanía de la luna llena. Le mando un mensaje a Lenny mientras camino junto a
Brody por un sendero de tierra que lleva a una zona de hierba frente al agua, donde
asumo que vamos a sentarnos.
Yo: Si alguien pregunta, estoy en tu casa en este momento.
188

Lenny: de acuerdo. No hay problema. Sí… ahí estás. Al parecer, te


has encerrado en el baño. ¿Qué estás haciendo ahí? ¿Tintando tu cabello
Página

de negro en un acto de rebelión?


YO: estoy con Brody.
Lenny: siento un secreto…
YO: ¿después?
LENNY: ajá
Guardo mi teléfono antes que Brody pueda leer el intercambio. Tendré que
hablarle a Lenny de lo que está pasando. Fue prácticamente una tortura
escondérselo durante estos pasados días, pero dudo que Brody apruebe que ella lo
sepa.
—¿Es este tu lugar favorito para enrollarte? —me burlo—. Traes a todas las
chicas aquí, ¿verdad?
Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura desde atrás y me acerca hasta
que su boca llega a mi oreja. Un estremecimiento recorre mi espalda.
—Tengo que decirte algo muy importante.
—¿Sí? —digo—. La palabra con A, ¿cierto? Toda esa práctica de antes te hizo
enamorarte de mí. Sabía que funcionaría.
Se ríe contra mi piel.
—Te ves… no sólo sexy esta noche, sino también como muchas chicas entre
quince y veintidós años, así que por favor no dejes que tu madre haga que empieces
a embadurnarte como loca con pintalabios rojo por todas partes o con montones de
delineador de ojos.
Me inclino hacia atrás en sus brazos.
—Eso es exactamente lo que voy a hacer. Embadurnarme con una barra de
labios roja por todo mi cuerpo. Como por todas partes…
—Bueno, si haces eso, estaría interesado en ver el producto final. —Desliza
una mano por mi pierna y frota el lado derecho de mi cadera—. Vas a tener un
moratón aquí por esa última caída en la hierba.
—Probablemente. —Sintiéndome extra valiente, ladeo mi cabeza para mirar
su rostro—. ¿Podemos nadar en este lago? Porque realmente quiero hacerlo.
—Vi a varias personas nadando el mes pasado, pero no creo…
Escapo de su agarre antes que termine. Me quito mi pantalón corto,
valientemente exhibiéndome en un par de bragas negras. Camino por las rocas que
se dirigen al agua en sólo mi camiseta sin mangas y ropa interior. Echo un vistazo
por encima de mi hombro hacia Brody. Se ve aliviado que no me haya desnudado
completamente. ¿En serio? Como si fuera lo bastante audaz para en realidad
bañarme desnuda con él.
El agua está un poco fría, pero se siente bien contra mi piel. Me había puesto
sudorosa antes jugando a lanzar con el guante pero habría hecho a mamá
189

demasiado feliz si hubiera entrado y me hubiera duchado y cambiado. Me quedo


dentro con el agua hasta la cintura antes de hacerle un gesto.
Página

—Vamos. Entra.
Se queda de pie allí, sin moverse, así que lo incito un poco más.
—¿Llevas bóxer o calzoncillos? Si llevas unos blancos ajustados, entonces
entiendo totalmente tu aprensión. Puedo cerrar mis ojos si eso te hace sentir más
cómodo.
Incluso en la oscuridad, puedo ver sus ojos ponerse en blanco antes que
sonría. Se quita un zapato y luego el otro, seguido por su pantalón, revelando unos
calzoncillos bóxer negros. Me zambullo bajo el agua después de tener un rápido
atisbo del paquete de Jason Brody. Cuando vuelvo a la superficie, camina por el
agua, con sus abdominales flexionándose en respuesta por la fría temperatura.
—Esta agua debería ayudarte con ese problema que tuviste hoy más
temprano.
Brody se lanza hacia mí, empujando mi cabeza de nuevo debajo. Salimos
riendo y dice:
—Eres como un dolor.
Le sonrío en la oscuridad. La falta de luz parece estar dándome confianza.
—¿Un dolor? ¿Cómo una hermana pequeña?
Niega, protestando por esa analogía. Mi camiseta sin mangas se ha
amontonado bajo mis pechos y siento dedos acariciando mi desnuda sección
media. Brody me guía más cerca con suavidad hasta que su boca alcanza a la mía.
Nuestros labios se separan y su lengua se mezcla con la mía, mis manos descansan
en su rostro y el agua en sus pestañas gotea en mis mejillas. Abro los ojos en medio
del beso, observando el resplandor de la luna contra su piel morena. Los nervios y
la aprensión que tenía en su apartamento esta tarde, se esfuman.
Rompo el beso y me muevo hacia atrás sólo lo suficiente para quitarme la
camiseta por la cabeza. La hago una bola y la lanzo hacia la zona de césped junto a
los jeans y la camiseta de Brody.
—De acuerdo, esto acaba de ponerse mucho más entretenido —dice Brody,
con su voz alzándose una octava.
—Suenas nervioso. —Doy un paso más cerca, intentando evitar las
puntiagudas rocas en el fondo del lago. Mis dedos acarician su estómago y luego
sus costados—. ¿Estás nervioso?
Niega, sus ojos centrados hacia abajo, en el agua entre nosotros. Sus manos
van de mis caderas lentamente hacia arriba y sobre mi estómago. Otro temblor
recorre mi espalda. Sus pulgares acarician la parte de debajo de mi sujetador y se
detienen ahí.
Cierro mis ojos y reprimo el suspiro demasiado revelador que ha estado a
190

punto de escapar de mis labios. Tomo los dedos de Brody y tiro de ellos alrededor
de mi espalda hasta que aterrizan en el cierre de mi sujetador. Entiende la pista y,
con una mano, lo desabrocha, causando que el material de satén blanco flote en la
Página

superficie. Mis ojos habían estado enfocados en el pecho de Brody, pero pone un
dedo bajo mi barbilla y la levanta hasta que nuestros ojos se encuentran. Inhalo y lo
aguanto mientras desliza los tirantes por mis brazos hasta que mis pechos están
medio expuestos, medio bajo el agua. El sujetador es apartado al lado para alejarse
flotando. Es uno de mis favoritos, pero no podría importarme menos.
Todavía tiene su mirada fija en la mía, probablemente usando el don de su
intuición para leer mi estado de ánimo. Para asegurarse que no estoy incómoda.
Brody coloca una mano en mi espalda baja y gentilmente acerca nuestros
cuerpos hasta que mi pecho se presiona contra su calidez. Luego baja su cabeza y
besa arriba y abajo mi cuello, con una mano yendo a la deriva más abajo sobre mis
bragas negras. El agua empieza a sentirse mucho más caliente y estoy
completamente perdida en el momento, mi mejilla ahora apoyada contra su pecho,
mis propios dedos jugueteando con la cintura elástica de su bóxer.
Estoy a punto de meter mi mano, pero me acobardo en el último minuto y, en
su lugar, muevo mis dedos tentativamente por delante de su ropa interior,
sintiéndolo a través de la tela. La inquisición de este acto, de aplicar lo que estoy
sintiendo entre mis dedos para adivinar qué aspecto podría tener, me distrae
temporalmente de notar cualquier cosa… como el ritmo del corazón de Brody
contra mi mejilla o incluso sus dedos acariciando a lo largo del interior de mi
muslo.
Levanto mi cabeza de su pecho y lo miro.
—No es tan intimidante como me imaginaba. Las partes privadas de las
figuras públicas…
Su frente toca la mía y se ríe un poco a pesar de su ahora irregular respiración.
Encuentra mi mano libre bajo el agua y entrelaza nuestros dedos.
—Amo… —dice, arrastrando las palabras de manera dramática—. Tus manos.
Y tus pechos. Son perfectos.
Casi me río demasiado fuerte para besarlo, pero entonces acerca mi boca a la
suya y me interrumpe. Mi mano lo explora con un poco más de valor, presionando
firmemente contra el frente de su ropa interior hasta que su respiración es
demasiado rápida para mantener sus labios pegados a los míos.
Brody se pierde tanto como yo en esta aventura, y de repente su mano está
tocándome, moviéndose con suaves pero firmes gestos sobre mis bragas. Mi frente
descansa cerca de su hombro y sólo toma un minuto o dos para que me haga
terminar y otros treinta segundos para devolvérselo. Y una vez que recupera el
aliento, nos besamos de nuevo, nuestros cuerpos medio desnudos presionados
juntos, y espero a que el hechizo desaparezca, que empiece a enloquecer porque,
santa mierda, acabo de masturbar a Jason Brody. Bueno, técnicamente no lo he
tocado y supongo que técnicamente no me ha tocado.
191

Pero en serio, totalmente me tocó. Como un profesional.


Después de unos minutos de más besos impresionantes, mis dientes empiezan
Página

a castañetear. Brody me sostiene con una mano y extiende la otra por el agua para
recuperar mi sujetador. Mi mirada se queda enfocada en él mientras lo abrocho de
nuevo. Sigo pensando que, en el segundo en que aleje la mirada, se va a poner
incómodo de nuevo.
Volvemos a la zona de césped y Brody me pone su camiseta por la cabeza. Las
mangas pasan mis codos y cuelga hacia el final de mis muslos. Ambos nos
estiramos en la hierba para secarnos y, después de un par de minutos de cómodo
silencio, Brody dice:
—No planeé que eso ocurriera.
Pongo mis manos detrás de mi cabeza y miro al cielo, riendo.
—Yo tampoco.
Se apoya en un codo, mirándome.
—Totalmente no me estoy quejando. De hecho, creo que deberíamos venir
aquí cada noche. Y las mañanas también. Tal vez un ocasional almuerzo.
Todo mi cuerpo tiembla por la risa. Alzo la mano y acerco su rostro para
poder besar su mejilla.
—Eres intimidantemente guapo. Sólo ahora me estoy acostumbrando a
mirarte.
Brody sonríe y besa mis labios.
—Y tú eres intimidantemente linda.
Arrugo mi nariz.
—Desearía no parecerme a ella.
—No veo ningún parecido. —Levanta mi camiseta prestada y se desliza hacia
abajo y besa la piel expuesta justo entre mis pechos, luego apoya su oreja contra mi
pecho. De inmediato, pongo mis dedos en su cabello oscuro y lo peino.
—¿Puedo hacerte una pregunta personal? —digo, esperando que se tense o se
vea serio de nuevo, pero está relajado como una muñeca de trapo medio tumbado
encima de mí.
—Pregúntame lo que quieras, Annie —murmura.
—Me pregunto si —digo, reprimiendo mi vacilación—, ¿has tenido a alguna
chica tocando tus partes y haciéndolo totalmente mal? Como, ¿la peor
masturbación nunca?
—Imposible. —Levanta la cabeza sólo lo suficiente para besar mi cuello y
luego la apoya sobre mí de nuevo—. Quiero decir, no estamos hablando sobre actos
violentos o algo, ¿verdad? Porque supongo que podría suceder, hipotéticamente.
—Estaba pensando más en la línea de fallos accidentales, no intencionales.
—No, imposible —repite.
192

—Bien, definitivamente he tenido mi propio episodio de dedos que va mal —


admito.
Página

—Niños idiotas —murmura contra mi piel—. Sólo quédate conmigo; estarás


bien.
Una calidez que no tiene nada que ver con la temperatura del aire se esparce
por todo mi ser. Es una declaración tan simple. No quiero leer mucho en ello, pero
no puedo evitar sentir tantas cosas al mismo tiempo.
Tal vez incluso la palabra con A.
193
Página
Capítulo 22
—Santa mierda —dice Lenny, apartando sus ojos de la carretera para estudiar
mi rostro, probablemente asegurándose que no estoy jugando con ella—. ¿Tú y
Brody? ¿En serio?
Las dos estamos todavía en nuestra ropa de servicio a la comunidad, viejas
camisetas, zapatos de gimnasia, y pantalones cortos, todo salpicado de pintura azul
y blanca. Hoy fueron nuestras seis horas de servicio a la comunidad, así que por
supuesto Johnson envió a su equipo de cámara. El viaje en auto al estadio para el
juego de hoy es la primera oportunidad que he tenido para informar a Lenny del
reciente drama en mi vida.
Y ella quería ir a casa y cambiarse primero, lo que nos haría llegar tarde al
juego, pero la convencí que aparecer en esta ropa podría molestar a nuestras dos
madres. Ella no pudo resistir la tentación. Y sí, mamá está asistiendo al partido de
hoy, y está sentada con nosotras. Estoy muy emocionada por eso.
Trago duro, ya que me siento ansiosa de tener este secreto en manos de otra
persona. Especialmente teniendo en cuenta mi falta de experiencia en compartir
secretos con amigas.
—En serio no puedes decirle a nadie, Len. ¿Lo prometes?
—Por supuesto —dice ella—. Sólo estoy sorprendida por el hecho que lo
entendí todo mal.
Suspiro y descanso mi cabeza en el respaldo de mi asiento. Estar lejos de
Brody, durante varias horas o días, hace que la sensación de no-me-preocupo-por-
mis-miedos-o-las-complicaciones desaparezca y la ansiedad fluya. Cosas como
preocuparse acerca de qué demonios estamos haciendo y qué va a pasar conmigo si
se trata de una cosa a largo plazo o, peor aún, si no lo es.
—Estoy tan sorprendida como tú lo estás, si eso ayuda en algo.
Lenny deja salir un suspiro, revelando un nivel de tensión y preocupación que
yo no había anticipado de ella. Pensé que nos lanzaríamos directo a las besa-y-
cuenta historias.
—Él va a ser crucificado si esto se sabe —dice.
Mi corazón se hunde.
194

—Sí, lo sé.
—Y tú serás pintada como la víctima adolescente de un degenerado jugador de
Página

béisbol que le gusta usar su poder y fama para aprovecharse de las jóvenes
inocentes.
Aprieto fuertemente mis ojos y froto mis sienes en un movimiento en el
sentido del reloj.
—¿Él aún es un degenerado, incluso si no ha habido nada de sexo involucrado
en esta historia?
Lenny me mira de nuevo, sus cejas levantadas.
—No ha habido nada de sexo todavía. Y a nadie le importa lo que realmente
ocurrió. Se percibe bajo el paraguas de “relaciones”.
Relaciones. Sin duda, hemos tenido relaciones. Mi mente se desvía al instante
a la última noche en el lago, y puedo sentir las manos de Brody sobre mí otra vez, el
calor de sus dedos en contraste con el agua fría, la manera tentativa en que se
acercó a mí, vacilando antes de deslizar los tirantes de mi sujetador por mi brazos.
Y entonces el momento cuando ambos cambiamos a esa abandonada libertad,
cuando mis manos viajaron al sur. Froto mis brazos, presionando la piel de gallina
en mi piel. Lo haría todo de nuevo ahora mismo si pudiera. Pero esta vez,
probablemente sería lo suficientemente valiente como para poner realmente mi
mano dentro de su ropa interior en vez de dejarla fuera. O simplemente lo
despojaría de su bóxer corto. Ahora no puedo dejar de imaginar a sus Calvin Klein
flotando en el agua del lago al lado de mi sujetador blanco.
Tan rápido como el recuerdo vino, la sensación que tuve, acostada junto a
Brody en la hierba, sustituye la otra imagen.
Las náuseas golpean duro. No puedo estar tan metida en esto tan rápido,
¿cierto? Froto la tensión en mi pecho. Ahora todo en lo que puedo pensar es en
papá. Papá después que ha sido superado por mamá, sentado en el sofá entre un
mar de periódicos y platos, mirando la televisión, con los ojos vidriosos. Esos
recuerdos van casi tan lejos como puedo recordar.
No puedo regresar a eso.
Me disparo en posición vertical en mi asiento y me vuelvo hacia Lenny.
—Voy a terminar las cosas con él. Lo entenderá… es decir, Jesús, él es Jason
increíble Brody; un montón de mujeres estarán dispuestas a nadar en un lago con
él y darle un trabajo de mano, ¿verdad?
Lenny levanta una ceja, como diciendo, sí, no estoy respondiendo esa
pregunta.
—Así que sólo vas a decirle ¿qué? ¿Que es demasiado arriesgado?
Dejo escapar un suspiro, mi corazón ya rompiéndose, pero mi cabeza llena
con resolución.
—Sí, es demasiado arriesgado, y quiero que aún seamos amigos.
—¿Amigos?
195

—Amigos —digo, sonando más decidida de lo que me siento—. Si alguien


puede seguir siendo amigos después… bueno, después de lo que hicimos juntos,
Página

somos nosotros.
Ella niega.
—Buena suerte.
Nos acercamos al valet que estaciona los autos para los jugadores y sus
familias en los días de partido. Ambas salimos de un brinco, y Lenny le entrega sus
llaves al chico. Hacen treinta y dos grados afuera, así que estoy agradecida por las
suites con aire acondicionado que conseguimos para sentarnos y ver el partido,
pero aun así las dos nos tomamos nuestro tiempo para entrar, a sabiendas que
nuestras madres están esperando.
—Entonces, ¿cuál es tu plan? —me pregunta—. ¿Sólo no decirle a nadie
después que termines las cosas? ¿Ni siquiera a tu papá?
Durante unos segundos, me permito fantasear sobre decirle a papá que tengo
un nuevo novio y su nombre es Jason Brody y que, probablemente es mejor no
decirle a nadie fuera de la familia. Y el afecto de papá por Brody haría esto tan fácil,
y le evitaría preocuparse por mí estando con algún tipo idiota que no conoce muy
bien. Pero en el fondo, sé la verdad. Papá nunca ha considerado la posibilidad que
nosotros estemos juntos, o de lo contrario no habría dejado que Brody pasara el
rato conmigo o me diera paseos. Habría tenido alguna reacción negativa cuando
mencioné que estudiamos juntos la semana pasada. Decirle sería como jalar una
alfombra gigante de debajo de él.
Otra razón más para terminarlo.
—¿Y cuándo vas a decirle a Brody? —persiste Lenny—. ¿Después del partido?
—En realidad, voy a ponerlo en la pantalla gigante —espeto, y luego me
disculpo rápidamente—. Lo siento.
—¡Ahí estás, cariño! —Mamá se precipita y me da uno de sus grandes abrazos
molestos. Se aleja lo suficiente para ver mi cara—. ¡No es esto emocionante!
Lenny está completamente fascinada por la idea de la mamá de mis
descripciones. Extiende una mano para presentarse, y me lanzo alrededor de ellas,
haciendo caso omiso de la comida gratis. Voy a estar muriendo de hambre cuando
Lenny y yo salgamos más tarde, pero ahora ni siquiera puedo imaginar comer un
bocado de comida. Dios, ¿por qué dejé que esto ocurriera? Y, ¿por qué tenía que
gustarme tanto?
Mientras estoy de pie casi presionada contra la ventana de vidrio,
pretendiendo ver el partido de cerca, atrapo partes y pedazos de Lenny usando su
encanto de Lenny London para presionar a mi madre para conseguir información
específica sobre esta obra esbozada para la que supuestamente ha sido elegida.
—¿Así que es como Mamma Mia?
—Bueno, supongo que podría ser una buena comparación, pero con menos
canciones. Está muy de vanguardia. Un muy joven y talentoso escritor y director.
196

Durante las primeras dos entradas, Brody está en el cajón de lanzadores


calentando con papá. Pero en el inicio de la tercera entrada, trota hacia el campo
Página

con el resto del equipo. Este es el primer juego en casa en el que puedo mirarlo sin
vergüenza y tener pensamientos inapropiados. Antes, yo estaba siempre temerosa
que él hiciera contacto visual conmigo de nuevo, como había hecho en ese primer
juego.
Excepto que ahora que he decidido que no deberíamos hacer cosas
inapropiadas juntos nunca más, no puedo disfrutar en verdad de esta libertad.
La charla a mi alrededor se disuelve cuando Brody se enfrenta al primer
bateador. Me concentro en el número once. Él usa la manga de su suéter para
limpiar el sudor de su frente. Todos deben estar muriéndose allí. Es todavía el final
de la tarde, y el sol está golpeando sin descanso sobre los jugadores.
Brody poncha a los dos primeros bateadores con seis bolas rápidas rectas,
entonces papá le da una nueva señal. La cara de Brody se tensa, y niega a cual sea el
lanzamiento que el receptor ha sugerido. Lanza otra bola rápida.
158 kph.
El bateador de The Angels se las arregla para tocarla, pero es una bola de foul.
Brody lanza otro strike.
159 kph.
Brody se resiste al siguiente lanzamiento, preparándose con su postura
habitual. Nuestro receptor se mueve continuamente alrededor como si alguien está
cambiando el plan de él. Brody arroja otro lanzamiento, y el bateador de The
Angels batea demasiado tarde.
160 kph.
La multitud se pone de pie para aplaudir, pero no estoy segura de qué está
causando más emoción: si el hecho que hemos conseguido tres outs y estamos por
batear ahora o que Brody acaba de lanzar un increíble lanzamiento de cien-
kilómetros-por-horas.
Mi mirada sigue a Brody mientras trota hacia el banquillo. No debería mirar a
su culo en ese pantalón blanco, pero no puedo evitarlo. Su cabeza cae al segundo en
que se acerca a papá. No hay palmada en la espalda por sacar un lanzamiento de
cien-kilómetros-por-hora, por no hablar de tres outs consecutivos.
Oh, no… por favor, no me digas que hemos sido descubiertos.
Frank le da al hombro de Brody un apretón, y dice algo que parece buen
trabajo desde aquí arriba. Pero papá ni siquiera hace contacto visual. Mi corazón
está volando cuando deja a Brody en el banco y se dirige al cajón de lanzadores
para instruir a algunos de los otros chicos. Por primera vez desde que he sido
testigo, papá tiene a tres lanzadores de relevo deteniéndose y mirándolo en verdad
mientras ofrece instrucción, utilizando palabras que no puedo oír, y moviendo las
manos, y con movimientos del cuerpo que no significan nada para mí.
Obviamente él sólo está regañando a una persona. Oh Dios, esto es malo. Muy
197

malo.
Brody ha puesto una toalla mojada sobre su cabeza, un ventilador soplando
Página

con fuerza l. Parece alguien que acaba de fracasar, no un lanzador que lanzó nueve
strikes en fila.
Si tan sólo pudiera sentarme allí con él y preguntarle qué está mal. Levanto la
mano hasta el vidrio, presionando mi pulgar contra la superficie. Es sólo un poco
más pequeño que la cabeza de Brody desde aquí. Cierro los ojos y suspiro, sabiendo
que he sido derrotada por mí misma.
No hay manera que esté terminando esta cosa con Brody hoy. Nunca voy a
pronunciar las palabras sin querer tocarlo, besarlo… sí, eso no está sucediendo.
Tal vez seré afortunada y él me botará primero. Parece adecuado, teniendo en
cuenta que soy la que está en lo más profundo.
O si papá de alguna manera ha conseguido averiguar acerca de nosotros,
entonces todo estará terminado de seguro.
El nivel de ruido en las suites se dispara. Despego mis ojos del banquillo y me
doy cuenta que Primera Base acaba de golpear un cuadrangular, y que ahora hay
por fin una anotación para ser puesta en el marcador. Echo un vistazo a Lenny por
encima de mi hombro. Ella me ve y pone sus ojos en blanco.
Para la novena entrada, Brody aún está lanzando bolas rápidas, aunque más a
ciento cincuenta y dos y menos cerca de ciento sesenta kilómetros por hora, pero
todavía se ve tenso, y papá no parece estar más entusiasmado con él. También,
todavía está rehusando lanzamientos.
Estoy pegada a esta última entrada, muriendo por averiguar qué demonios
está pasando detrás de las escenas, cuando mamá se acerca con una de las
publicistas que me he encontrado un par de veces mientras ayudo a Savannah.
—Vamos, Annie —dice, alejándome de la ventana—. Papá nos quiere abajo en
el campo después que el juego haya terminado.
Abro la boca para protestar que no voy a ninguna parte con mamá, pero la
publicista al lado de ella asiente, como si dijera que es una petición legítima y ahora
las dos tenemos que aguantarnos con mamá. Amy, la publicista, me entrega un
suéter de los Royals, irónicamente con el número once de Brody, y una gorra a
juego.
—Sólo ponte esto sobre tu, uh… camiseta —dice, mirando mi vieja camiseta
salpicada de pintura.
Ya que tengo un sujetador deportivo, decido desechar la vieja camisa mientras
camino detrás de mamá y Amy. El suéter es una de las réplicas caras, y huele como
a pelotas de golf. Lo empujo por encima de mi cabeza, y luego me doy cuenta que
Lenny y su madre también están detrás de nosotras. Lenny también está llevando
el suéter azul y blanco de los Royals ahora, solamente que el suyo es el número
veinticuatro, de Primera Base.
—¿Qué estamos haciendo? —le susurro a Lenny.
198

Ella me mira y arruga la nariz.


—Mostrando nuestro amor y apoyo a nuestros queridos padres, por supuesto.
Página

—Nunca hemos tenido que hacer esto antes.


Lenny se inclina cerca, bajando la voz.
—Gracias a tu amoroso novio latino, estamos en una carrera por el título
ahora. Bueno, pronto a ser ex novio, supongo.
—No puedo hacerlo —me apresuro a decir en voz baja.
—¿Mostrar apoyo a tu familia? —dice Lenny—. Sí, conozco el sentimiento.
—No eso. —Niego furiosamente. ¿Con quién estoy furiosa? ¿Con Lenny? No,
conmigo. Por ser una mierda cobarde.
—Gran sorpresa allí. —Lenny me lanza una media sonrisa, mostrando su
apoyo a mis malas decisiones. Por lo menos tengo a alguien con quien llorar
cuando todo esto termine mal.
El juego ha terminado ahora y el campo está lleno de jugadores, cámaras y
miembros del equipo tratando de preservar el campo. Mamá está muy por delante
de nosotras, moviéndose directamente hacia papá, que está de pie fuera de la caseta
hablando con Frank. Ella lanza sus brazos alrededor del cuello de papá de manera
dramática. Me detengo y Lenny se detiene a mi lado, su mirada viajando a donde la
mía ha aterrizado. Por el rabillo del ojo, veo a Savannah apresurando a un equipo
de noticias locales hacia la caseta Yo ni siquiera sabía que ella estaba aquí hoy. Por
lo general, se sienta con nosotras. No puedo evitar preguntarme, después de
escucharla decirle a papá exactamente lo que pensaba de mamá, si tal vez no quería
estar allí con ella.
Me vuelvo a centrar en mamá y su espectáculo. Lenny aprieta mi codo.
—Esa mujer es otra cosa. Y estoy bastante segura que la obra es una especie de
exposición pornográfica. Necesito hacer algunas búsquedas más adelante.
Froto mi cara con ambas manos, tratando de sacudirme esa imagen. La cara
de papá está tensa, y estira su mano por detrás de su cabeza, quitando las manos de
mamá de su cuello. Deja caer sus brazos y da un gran paso hacia atrás, negando.
Lenny se vuelve hacia mí, con una mirada de asombro en su rostro.
No hay tiempo para que Lenny y yo analicemos el comportamiento de papá,
ya que él se está dirigiendo hacia mí, dejando a mamá pareciendo frustrada pero no
confusa como Lenny y yo lo estamos. Mi corazón se acelera, procesando la teoría
más probable, no la teoría que tenía anteriormente en la que papá ha averiguado
sobre Brody y yo, sino que ella se está yendo y le dijo antes del partido. Pero eso no
explica su comportamiento hacia Brody.
Acepto el abrazo de papá y aprovecho para susurrarle:
—¿Qué está pasando? Ella se está yendo, ¿cierto?
De acuerdo, ahora estoy casi segura que él no sabe nada de Brody y yo.
199

Él se aparta, lanzando su mirada hacia un lado y luego al otro antes de


centrarse en mi cara de nuevo.
Página

—Hablaremos más tarde. Aquí no.


Mis ojos están pegados a los suyos. Mi pecho ya está doliendo físicamente por
él. Odio que ella esté aquí a pesar que dije que quería que se fuera. Lo que en
realidad quería decir era que no quería que viniera en primer lugar. Porque él va a
romperse en pedazos de nuevo y, probablemente creerse todo lo que le dijo a
Savannah la semana pasada de no ser capaz de encontrar a alguien más.
Hace unos meses, pensé que era suficiente con que me tuviera, pero incluso
mientras sueño con relacionarme con Brody, yo ya había empezado a entender los
diferentes tipos de personas que necesitamos en nuestra vida para amarnos. Por
mucho que quiera ser suficiente para él y viceversa, sé que no es lo mismo.
Le doy a papá otro apretón alrededor de su cintura, presionando mi mejilla
contra la sudorosa camisa de su uniforme.
—Lo siento.
—Entrenador Lucas —dice un hombre, parado delante de nosotros con un
equipo de cámara y un micrófono—. ¿Le importa si hacemos algunas preguntas
para la entrevista posterior al partido?
Savannah aparece mágicamente detrás de la cámara y asiente. Suelto a papá y
comienzo a alejarme, pero el entrevistador le dice al camarógrafo:
—¿Vamos a tener a su hija también?
—Uh… está bien, s-seguro —tartamudea papá—. ¿Si eso está bien para Annie?
Puedo sentir la mirada de mamá cuando se para a un lado, con los brazos
cruzados sobre su pecho. ¿Ella espera que papá la invite a esta entrevista como su
esposa si está yéndose de nuevo? Está loca.
Savannah me da un pulgar arriba, y luego se precipita hacia adelante,
metiéndose entre los miembros del equipo. Ella agarra el sombrero que ha estado
colgando flácidamente en mi mano, arregla mi cabello sobre un hombro, y lo coloca
en mi cabeza. Luego se desvanece fuera de la foto, un observador tranquilo detrás
del camarógrafo.
Miro a papá en busca de ayuda. Demasiado está pasando por mi cabeza en
este momento para siquiera pensar en pegar una cara feliz para las cámaras. Papá
me lleva delante de él, su cuerpo de uno ochenta y ocho elevándose sobre mi
estatura de uno sesenta y tres. Uno de sus brazos se envuelve alrededor de mis
hombros, sosteniéndome en el lugar, como si yo pudiera correr. Se inclina cerca de
mi oreja:
—Por favor, no sonrisas falsas como la familia London.
El entrevistador está ocupado desenredando su micrófono.
—¿Estás bien? —le susurro de vuelta.
Hay una nota obvia de dolor en su expresión, pero no estoy segura de si eso es
200

debido a mamá o que en realidad él está adolorido. No me sorprendería después de


estar parado durante esta cantidad de horas. Probablemente tenga algo de
hinchazón en la pierna también.
Página

—Sólo un poco adolorido —dice, trasladando parte de su peso sobre mí—.


Pero estoy bien, lo prometo. Sobre todo.
Agarro su brazo y le doy un apretón justo antes que el camarógrafo enganche
un micrófono en mi camisa y la de papá. Sé que no puede estar bien, pero así es
como le gusta asegurarse que no me preocupe.
—Esto no es en vivo —nos dice el camarógrafo—. No hay necesidad de estar
nerviosos.
Ambos, papá y yo nos ponemos tensos al instante.
—Entrenador Lucas —dice—. ¿Está disfrutando de entrenar en las grandes
ligas hasta el momento? ¿Es extraño estar de vuelta en este mundo después de una
ausencia tan larga?
—Ha sido una gran temporada hasta ahora —dice papá—. Nunca imaginé que
encontraría el camino de regreso al béisbol, pero es como un viejo amigo, te toma
un tiempo ponerte al día, y entonces es como si nunca te hubieras separado.
—¿Cuál es su predicción para los Royals esta temporada?
Me apoyo en papá e inclino mi cabeza de manera que pueda verlo. Se parece
tanto a él mismo. Me imaginé que habría un frente falso para las cámaras o una
respuesta para los medios previamente transcrita.
—Creo que los muchachos tienen hambre y eso les está dando a todos un
impulso —dice—. Es rejuvenecedor. Frank Steadman ha reunido a un gran equipo
esta temporada. Está concentrado en la técnica, utilizando nuestros puntos fuertes,
y desarrollando a los jugadores más jóvenes. Hay potencial para enganchar un
campeonato de división, tal vez incluso tener el título de la Liga Americana.
—Y vamos a ser honestos —dice el entrevistador—. Por joven y hambriento,
está hablando de Jason Brody, ¿cierto? —Me mira—. Y veo que tienes su número
puesto hoy, Annie. ¿Te has unido al club de fanáticas de Jason Brody?
Demonios, sí.
Por suerte el calor está haciendo que todos tengan la cara roja.
—Hago una prioridad el unirme al club de fanáticos de cualquier jugador que
registra un lanzamiento de ciento sesenta kilómetros por hora —digo.
Papá se ríe, y Savannah me da dos pulgares arriba por esa respuesta. Uff.
—Estamos mezclando este video con imágenes de tu proyecto de servicio a la
comunidad en un especial de una hora sobre los jugadores de grandes ligas y sus
familias para Dateline el próximo mes —dice el entrevistador—. ¿Puedes decirme
un poco acerca de tu experiencia en ayudar a una familia a construir una casa?
Así que Savannah consiguió esa historia en Dateline después de todo.
201

¿Se supone que hable de por qué estamos haciendo ese servicio comunitario
en primer lugar? Consumir alcohol siendo menor de edad, y tener a dos tipos
metiéndome mano a la vez en un club nocturno, no es algo de lo que quiero hablar
Página

en cámara. Pero Savannah está señalando desde detrás del entrevistador para que
yo responda la pregunta.
—Uh… bueno. —Bajo mi mirada a mi pantalón corto salpicado de pintura y
luego levanto mis ojos de nuevo—. Hoy fue nuestro último día en el sitio de la
construcción, vinimos justo desde allí al juego, en realidad, Lenny y yo llegamos a
pasear a la familia a través de la casa. Los cuatro niños siempre han estado
durmiendo en una habitación, y ahora tres de ellos tienen su propio espacio.
Tienen armarios y cómodas, e incluso escogieron los colores de la pintura. La
organización se aseguró que tuvieran una mesa en la que las seis personas de esa
familia pudieran sentarse. Lo primero que hicieron cuando entraron en el interior
de la cocina fue sentarse juntos en esa mesa. Fue bastante impresionante ver los
resultados. Estoy lista para hacerlo de nuevo, y sé que Lenny lo está también.
—¿Qué opinas del nuevo trabajo de tu padre?
Sonrío a papá y luego de vuelta a la cámara.
—Es impresionante. Estoy tan orgullosa de él. No es que no estaba orgullosa
antes; siempre ha trabajado duro en cualquier trabajo que tuviera, pero esto es
donde pertenece. Conoce este juego tan bien, y todavía tiene mucho más para
contribuir con el equipo.
Toma eso, Larry Johnson. Vamos a ver ese contrato la próxima temporada.
—¿La forzó a que dijera eso? —bromea el tipo con papá.
—Por completo —dice papá—. Hemos estado ensayado esa respuesta durante
semanas. —Deja escapar una risa corta, y luego se pone serio de nuevo—.
Honestamente, Annie es la razón por la que estoy aquí. Me convenció para aceptar
la oferta de trabajo de Frank. Por mucho que me cueste admitirlo, ella está a cargo
la mayor parte del tiempo. Es una chica muy mandona.
—¡Oye! —Le doy a papá un empujón, y luego extiendo la mano para agarrar su
brazo de nuevo después de recordar que su pierna está adolorida.
Savannah consigue una silla de director y la coloca detrás de papá.
—Vamos a hacer algunas preguntas en solitario también, ¿correcto?
La luz de la cámara se apaga y el entrevistador baja su micrófono.
—Gracias, Annie —me dice—. Esto será una buena adición a nuestro especial.
Savannah quita mi pequeño micrófono y lo devuelve antes de alejarme,
dejando a papá solo para responder a más preguntas. Al menos él tiene ahora una
silla.
—Gran trabajo —susurra Savannah—. Casi morí cuando él preguntó por el
servicio a la comunidad. Lo siento, no pude prepararte para eso.
202

Me río, aliviada que haya terminado.


—Sí, yo no estaba tan deseosa de discutir nuestra fama periodística.
Página

—Johnson nos tenía negociando este especial de televisión, y se suponía que


no teníamos que mencionar nada del servicio a la comunidad como siendo un
castigo. Dijo que hiciéramos la declaración durante el comunicado de prensa en
mayo y que sería la única mención de esto. —Pone los ojos en blanco—. Por
supuesto, vamos a tener un montón de imágenes de Carl London en Brasil en el
hogar de niños. Ni siquiera me preguntes cuanto trabajo tuvimos que realizar para
hacer que eso pareciera auténtico. Por lo menos tú y Lenny en realidad
consiguieron ensuciarse las manos e hicieron el trabajo.
Saco un mechón de cabello manchado con pintura para demostrar que la
suciedad se extendió incluso más allá de nuestras manos. Savannah me da otra
sonrisa, y luego me muevo a un lado, dándole espacio para trabajar.
Había planeado pararme y escuchar el resto de la entrevista de papá, pero
algo me llama la atención en el tablero de noticias. Brody todavía está en uniforme
lanzando hacia un trípode, al igual que ha hecho tantas veces en mi jardín. Camino
en esa dirección, pero mantengo mi distancia. Algo está pasando con él, y no he
averiguado lo que es todavía.
Por lo menos sé que no es papá averiguando acerca de nosotros.
Algunos de los jugadores de los Royals caminan pasando a Brody. Oigo a uno
de los chicos decir, casi no lo suficientemente bajo:
—¿Presumiendo mucho, chico?
Y otro añade:
—No sé, no lo he visto en la portada de People todavía…
—Sólo estoy contando los días hasta que su brazo se agote —dice un tercer
jugador, ¡un lanzador de relevo por Dios santo! ¡Ten un poco de respeto, amigo!
Podría ser tu brazo el que se agote con la misma facilidad.
Estoy a punto de mostrarles el dedo por detrás de sus espaldas, pero diviso
demasiadas cámaras cerca, listas para atraparme en el acto. Pero en serio, se lo
merecen. Idiotas.
Un grupo de niños pequeños cuelgan de la barandilla y le piden a Brody un
autógrafo. Él pasa por encima, aleja la cara melancólica, y trepa hasta su nivel,
firmando pelotas, guantes, gorros y camisetas. Su sonrisa se ve genuina mientras
les pregunta sus nombres y qué posiciones juegan, pero en el segundo en que las
madres alejan a los muchachos, él está en el suelo otra vez, tirando más
lanzamientos y haciendo caso omiso de la conmoción que nos rodea.
Mantengo un ojo en él y otro ojo en Lenny, quien está retrocediendo aún más
dentro de su propia sombra con cada minuto que pasa. Su padre está vivo con la
emoción después de golpear dos cuadrangulares hoy. Quiero hablar con Brody,
pero no hay manera que me arriesgue a que una de las muchas cámaras, dando
vuelta en nuestro camino, nos atrape demasiado cerca.
203

Después de unos diez minutos, papá aparece y se dirige directamente hacia el


banquillo. Una notable cojera, bueno, más notable de lo habitual, lo molesta. Él
observa a Brody tirar unos cuantos lanzamientos sin decir nada, su espalda contra
Página

la valla. Me acerco más, pero aún mantengo una buena distancia.


—Frank me dijo que viniera aquí y pidiera disculpas —dice papá—. Él piensa
que fui demasiado duro contigo.
¿De verdad? ¿Él le dijo que necesitaba registrar un lanzamiento de ciento
sesenta kilómetros por hora?
Miro alrededor y veo que el campo es despejado rápidamente. Brody está
empapado en sudor, su gorra azul calada sobre su frente para bloquear el sol. El
polvo del montículo está todo en su pantalón blanco.
—No fuiste demasiado duro conmigo —dice Brody—. Me paralicé.
¿Se paralizó? ¿Cómo? Estuvo increíble.
—Borrón y cuenta nueva —dice papá—. En el próximo juego, haz las cosas
bien.
Brody aprieta la pelota en la mano y se voltea hacia papá.
—A veces salgo ahí listo para lanzar, y no puedo conseguir apartarme de mi
bola rápida. Estoy cómodo con ello. Va a hacer exactamente lo que yo quiero.
Oh, ¿tal vez se suponía que hiciera un tipo diferente de lanzamiento?
Papá se agacha para recoger de la tierra una pelota suelta y la arroja hacia
Brody.
—Eres un novato. Puedes arrojar algunos lanzamientos malos y ser
perdonado. Pero al segundo en que tu brazo empiece a ceder, ellos van a asustarse
y botarte. Y si tiras lanzamientos de ciento sesenta kilómetros por hora por un
tiempo lo suficientemente largo, estarás terminado para los treinta. Tal vez incluso
antes.
Brody asume su posición de nuevo y arroja otra pelota al trípode.
—Es difícil pensar en tener treinta cuando estoy ahí arriba tratando de no
echar a perder este juego. Es difícil pensar en otra cosa excepto en este momento.
—Entonces córtate la pierna, por así decirlo. —Papá se ríe oscuramente de su
muy mal chiste—. Convéncete que no consigues nada más excepto cambiar o la
slider, según corresponda.
Brody asiente, pero parece poco convencido. Decido que es seguro acercarme
a ellos y dejar de escuchar a escondidas. He hecho un mal hábito de esto
últimamente.
—El juego se terminó, ¿saben? —digo, llamando su atención—. Ganamos.
Brody me da una media sonrisa.
—Bonita camisa.
Devuelvo la sonrisa, tratando de conversar con él silenciosamente.
204

—La publicista me hizo usarla. —Segundos más tarde, soy alejada por papá y
Lenny, y todo lo que puedo hacer es darle a Brody la mirada de “hablaremos más
Página

tarde” antes de marcharme.


¿Tal vez él está pensando en dejarme? ¿Por qué eso me asusta tanto? No
debería.
Capítulo 23
Lenny London: está seriamente considerando estudiar en el
extranjero el último año. Veo tantas ventajas en alejarme de mi vida.
Funcionó bien para Carl London.
Hace 20 minutos
Lanzador de los Royals Jason Brody: ¡Extremadamente orgulloso
de ser parte de la temporada de romper records de los Royals!
Estamos en racha, así que atención Liga Americana, ¡Kansas City está
ascendiendo a la cima!
Hace 5 minutos
Cuando Lenny me deja en casa, me sorprende ver el auto de papá en la
entrada. Pensé que había tenido más entrevistas y trabajo post partido que hacer.
El sonido de voces alzadas causa que me detenga en el patio, con mi estómago ya
revolviéndose.
Mamá abre de golpe la puerta de tela metálica, con su gran maleta rosa
rodando detrás de ella. Exhalo y cierro los ojos. Aquí vamos otra vez.
Subo los escalones del porche y me quedo delante de ella, bloqueando su
camino.
—¿Por qué sigues haciéndole esto? Sólo divórciate o algo. Déjalo en paz.
Sus ojos se encuentran con los míos y estoy agradecida por el hecho que los
suyos son marrones y los míos azules como los de papá.
—Puedes mirarme como si fuera todo lo horrible que quieras, Annie, pero
déjame decirte algo sobre tu papi.
—¿Qué haces, Ginny? —Papá abre la puerta de tela metálica y da un paso
fuera.
La mirada de mamá se mueve entre los dos y finalmente se fija en mí.
—Sabes, él ni siquiera te quería. Intentó hacerme abortar. Incluso me llevó a
la clínica, pero me negué. Jimmy sólo se preocupaba por mí y el béisbol. Ni siquiera
ocupaste su lista de prioridades en aquella época.
No puedo respirar. Es como si me hubiera pateado con sus altos tacones justo
205

en el estómago. No hay palabras formándose en mi cabeza, mucho menos en mi


lengua.
Página

Papá sujeta su brazo, obligándola a girar y enfrentarlo.


—¿Estás molesta conmigo? Bien. No lo pagues con Annie.
Mamá aleja su brazo.
—Lo pagaré con quien malditamente quiera. Y merece saber la verdad sobre
su perfecto padre.
Ambos nos quedamos ahí, viéndola alejarse y arrojar su maleta en la parte de
atrás de la destartalada camioneta azul. Después de otro minuto, se va. El picor de
sus palabras se queda en mi piel como una permanente cicatriz.
—Annie —dice papá finalmente, su voz llena de una docena de emociones
diferentes.
Trago el nudo en mi garganta y levanto mis ojos a los suyos. Toma dos
tentativos pasos en mi dirección, luego apoya sus manos en mis hombros.
—Escúchame, ¿de acuerdo?
Sus ojos se llenan de lágrimas. No recuerdo a mi padre llorando jamás. Le he
visto beber y deprimirse. Le he visto enojado. Pero nunca le he visto llorar.
—Ojalá pudiera decirte que sólo era joven y estaba asustado —dice—. Y
créeme, estaba petrificado, pero también era muy egocéntrico. No quería que nada
interfiriera en mis metas. Quería a tu madre a mi lado y quería ser una estrella… no
un padre. ¿Recuerdas cuando me preguntaste si era como Jason Brody cuando
jugaba béisbol?
Asiento, respondiendo a la pregunta de papá. Se siente como años atrás
cuando entré en casa, molesta con Brody, pensando que no era más que un
arrogante y testarudo novato.
—Era más grande que la vida entonces. Nadie lo sabía mejor que yo, y no
respondía ante nadie… ni entrenadores ni instructores. Hacía los lanzamientos que
quería hacer… —Se detiene, niega y luego empieza a hablar de nuevo—. No puedo
cambiar el pasado o recuperar lo que dije o hice, pero estoy muy contento de
tenerte.
La razón detrás de sus preocupaciones finalmente encaja.
—¿Es eso lo que estabas tan preocupado? Que vaya a sentirme rechazada
porque tu… —No puedo usar las palabras que mamá dijo en voz alta—. ¿Porque
consideraste otras opciones cuando mamá se quedó embarazada?
Algo del miedo en su expresión cambia a confusión.
—¿No lo estás? —pregunta—. Estás sintiendo algo, puedo verlo en tu
expresión.
Me aparto de su agarre y me siento en el columpio del porche. Este parece ser
el lugar donde las cosas importantes son reveladas.
206

—¿Cuántos años tenías?


Arrastra los pies a un lado y envuelve una mano en la cadena del columpio por
equilibrio.
Página

—Dieciocho.
Y sí, ya lo sabía. Las matemáticas son un concepto que he logrado captar muy
bien, pero necesitaba escucharle decirlo.
—Cumpliré dieciocho en octubre y, si quedara embarazada, si no pudiera ir a
la universidad o correr… —Niego. No quiero abrir la puerta a las lecciones sobre
sexo seguro—. Casi todo el mundo en tu situación consideraría al menos otras
opciones.
—Entonces, ¿por qué…?
—Porque lo dijo para herirte —interrumpo, incapaz de evitar el temblor en mi
voz—. Sólo me soltó esas palabras sin vacilar. Quiero decir, no es como si no
supiera que sus prioridades no me incluyen, pero… —Inhalo una respiración
temblorosa—. Pero esta ha sido la primera vez que he sido testigo de tan concreta
evidencia.
—Annie. —Papá se sienta a mi lado y levanta su brazo para ponerlo alrededor
de mis hombros.
Rápidamente me limpio las dos o tres lágrimas que han caído sin permiso e
intento reír.
—Supongo que sé a quién ofrecería a los Nazis si la hicieran elegir entre tú y
yo.
Papá me da una mirada en blanco.
—¿Eh?
Me río de nuevo.
—La elección de Sophie… —El rostro de papá sigue en blanco—. Está en mi
lista de lectura para este verano para literatura de último año.
Entrecierra sus ojos.
—No te he visto con un libro en todo el verano.
Mi cabeza descansa cómodamente contra su brazo.
—Eso es porque vi la película.
—Tramposa. —Papá me da un beso en la cima de mi cabeza—. Y tienes
permitido estar enojada conmigo, Ann.
—No estoy enojada. —Alzo la mirada y exhalo antes de decir—: Sólo quiero
que la dejes ir.
Le da a mis hombros un apretón.
—Lo hice.
Levanto la cabeza y me vuelvo para mirarlo.
207

—Espera, ¿le dijiste…?


—Que se fuera —termina, cuidadosamente ocultando un pequeño rastro de
dolor en su rostro—. Sí, lo hice.
Página

Lucho contra el fuerte impulso de lanzar mis brazos alrededor de su cuello y


luego saltar para llevar a cabo un baile de celebración, pero lo conozco mejor para
creer que realmente ha terminado para siempre.
—Mereces más —digo con cuidado, pensando cada palabra.
Me da una triste sonrisa.
—Sí, he estado oyendo eso mucho. Tal vez es el momento de asimilarlo,
¿cierto?
Savannah. Le dijo eso. Si no hubiera escuchado por casualidad la
conversación, la llamaría en este momento y le agradecería.
—Entonces, ¿vas a conseguir los papeles del divorcio y todo eso? —Las
palabras salen de mi boca antes que pueda detenerlas. Debería haber dejado esa
pregunta para mañana.
Pasa sus manos por su rostro y finalmente dice:
—Sí, voy a ponerme manos a la obra esta semana.
Lo miro con incredulidad. ¿Es este el mismo hombre que me gritó hace unos
días y básicamente me llamó mocosa egoísta por querer que ella se fuera? Tal vez
gritarme esas palabras, decirlas a gritos, le mostraron la situación desde una
perspectiva diferente.
Ambos nos relajamos de nuevo y nos sentamos en un cómodo silencio por
unos minutos.
—Pensé que volvería finalmente —dice papá—. Esperaba que al menos
apreciara tenerte y sería parte de nuestra familia, a pesar de todo lo que había
pasado conmigo. Y, Annie, no voy a mentir, tu madre lo mantuvo unido por un
tiempo y yo… la hice pasar un infierno después de mi cirugía.
La idea de papá siendo egoísta y regodeándose en la pena es bastante
incomprensible. Extiendo la mano y aprieto la suya.
—Creo que lo has compensado para ahora.
Asiente, mirando hacia delante.
—Tal vez lo he hecho.
Suspiro.
—No puedo evitar pensar que así es para Lenny, excepto que son sus dos
padres. Se preocupan por ella tanto como mamá se preocupa por mí.
Su silencio confirma mi teoría. En lugar de la abrupta partida de mi madre
ocupando mi mente esta noche, Lenny y la manera en que desapareció en las
sombras de su vida después del juego de hoy es lo que se queda conmigo cuando
estoy lista para ir a la cama y me meto bajo las sabanas. Lo cual es irónico, porque
208

al segundo que cierro mis ojos, me envía un mensaje.


Lenny: Pasando el rato en la piscina con tu mejor amigo. ¿Quieres
venir?
Página

—Salí por la ventana.


Brody y Lenny se ríen, observando mi pantalón corto de pijama y camiseta sin
mangas. Las luces en el hogar London están atenuadas, pero el patio trasero se
encuentra iluminado, la piscina brillando en azul y amarillo. Están sentados lado a
lado en las sillas de cuerpo entero de la piscina, ambos en trajes de baño húmedos.
Reprimo el más pequeño atisbo de celos ante la idea de Brody y Lenny nadando
juntos tarde en la noche. Pero si quisieran enrollarse, dudo que me hubiesen
invitado a unirme.
Aún estoy en una montaña rusa emocional, pero no he olvidado los cambios
de humor que ambos tuvieron antes, así que tentativamente tomo asiento junto a
Brody. Lenny nos da una sonrisa traviesa y luego se levanta de su silla, envolviendo
una toalla alrededor de su cintura.
—Vuelvo enseguida. Voy por bebidas.
Miro a Lenny desaparecer en la casa de invitados, luego dejo salir la verdad.
—Lo sabe.
Los ojos de Brody se amplían, el agua goteando en su frente y barbilla.
—¿Cómo?
—Se lo conté —admito, mirando mis manos—. Lo hubiera adivinado de todos
modos, y necesitaba que me cubriera anoche.
Anoche… Dios, podría repetirlo en este momento.
Brody exhala y luego asiente.
—Sí, de acuerdo, lo entiendo. Es sólo que esos niños ricos me ponen nervioso.
—Sabes que Lenny no es así.
Después de unos segundos, su rostro se relaja y acerca su silla, presionándola
contra la mía. Me estiro en mi silla apoyando mi cabeza contra el respaldo, y
respiro la perfecta esencia a cloro de Jason Brody flotando en mi espacio aéreo.
—Gracias por publicar declaraciones emocionadas con signos de exclamación
por mí en Facebook esta noche. —Alcanza mi mano, poniendo la palma hacia arriba
y haciendo círculos en mi piel con su pulgar.
El calor sube de mi mano por mi brazo.
—Pensé que no sentirías los signos de exclamación, pero creí que tus fans
podrían hacerlo.
Brody mantiene sus ojos enfocados en nuestras manos.
—Es por eso que tienes que ser tú. —Levanta su cabeza, encontrando mi
209

mirada de nuevo—. Ya sabes, para la página de Facebook.


Una sonrisa aparece en su rostro y siento la mía formándose.
Página

—Correcto. Para Facebook.


Lenny regresa, entregándonos algunas sofisticadas bebidas rojas adornadas
con una rodaja de piña y una pequeña sombrilla. Brody levanta la bebida y la
inspecciona como si le acabaran de entregar un bebé con un pañal sucio.
—¿Estamos celebrando algo?
—Sí. —Ella toma asiento de nuevo y levanta su propio vaso—. Por mí, por
decidir huir a España en octubre y evitar sufrir la temporada baja con los padres
biológicos estando alrededor todo el tiempo. Pensarían que la temporada de béisbol
sería peor, pero si tengo que ver a mi papá, prefiero hacerlo con un estadio entero
entre nosotros.
Le doy a Brody una mirada cansada, pero ambos alzamos nuestros vasos de
todos modos.
—Por España —digo—. Una excusa perfecta para escapar.
Lenny se vuelve hacia mí y sonríe.
—Estoy tan contenta que te sientas así, Annie, porque estoy totalmente
planeando convencerte para que vengas conmigo.
Me ahogo con la empalagosa bebida roja que acabo de tragar y se ha ido por el
conducto equivocado. Toso hasta que puedo hablar de nuevo.
—¿Qué? No puedo ir a España. Sabes que mi español es terrible.
—La emersión es la única manera de verdaderamente comprender una lengua
extranjera —dice Lenny—. Y necesito una compañera de cuarto o estaré atascada
con alguna chica loca… o peor, una fan del béisbol. Es sólo durante cuatro meses.
Mi aprensión me traiciona y mis ojos se mueven en dirección a Brody. La
temporada baja es algo que he estado secretamente esperando porque Brody se
encontrará en la ciudad de Kansas todo el tiempo, no más viajes de cinco días a la
semana o lo que sea.
—Tengo el atletismo… y mi papá y-y mi abuela —tartamudeo.
—Nos iremos después de la carrera de campo y antes que el atletismo empiece
—discute Lenny.
No tengo la oportunidad de replicar porque la puerta de atrás se abre. La
espalda de Brody se endereza y mira a Lenny, alarmado.
—Dijiste que no había nadie en casa.
Primera Base sale a zancadas al patio, dirigiéndose directamente a los
escalones que dirigen a la piscina. Los tres nos sentamos congelados, esperando
que nos note o a que una ruta de escape se materialice. Mi corazón late con fuerza,
pero por una fracción de segundo parece que está a punto de remojar su cabeza
bajo el agua y podríamos tener un segundo para escondernos.
No hay esa suerte.
210

Angula su cuerpo en nuestra dirección y finalmente levanta la mirada. Sus


cejas se alzan de inmediato.
Página

—Bueno, bueno, no se puede decir que no avisé de esto hace meses.


Contengo la respiración mientras sube por los escalones de la piscina, toma
una toalla y se detiene delante de nosotros. Las manos de Brody se aprietan en la
toalla debajo de él. Habíamos soltado nuestras manos en el momento en que la
puerta se abrió, pero ahora me he deslizado hacia el lado más lejano en mi silla. Los
ojos de Lenny se mueven entre nosotros dos, probablemente observando el pánico
en nuestros rostros. Entonces se lanza en el regazo de Brody.
Él está obviamente sorprendido, pero no se mueve o la aparta. Primera Base
se detiene, su boca se abre, la sonrisa de suficiencia desaparece de su rostro. Pongo
mis rodillas contra mi pecho y las abrazo con fuerza.
—Tú y… —Primera Base señala entre Brody y Lenny, enredados en un
apretado, húmedo y medio desnudo abrazo.
Lenny pone sus ojos en blanco.
—Relájate, papá. Sólo estamos tonteando. Nada importante.
Varias diferentes emociones cruzan su rostro hasta que finalmente dice:
—Si esto aparece en los medios, te patearé el culo de vuelta a la triple-A.
—Entendido —dice Brody, claramente molesto ante la amenaza, pero no lo
bastante para decir la verdad.
—Y si la dejas embarazada —añade—, contrataré a alguien para matarte.
Esas son probablemente las palabras que mi padre usaría si supiera sobre
Brody y yo, pero la razón detrás no habría tenido nada que ver con la imagen
pública. El dolor en el rostro de Lenny es claro incluso en la luz atenuada.
Primera Base debe haber decidido no nadar, porque niega y vuelve dentro.
Lenny se regresa a su silla y reúne su teléfono y otras cosas. Planto mis pies en el
suelo, peleando por pensar en algo que decir.
—Gracias…
—Está bien —dice, agachándose para tomar algo de debajo de su silla.
—¿Len? —pregunto—. ¿Estás bien?
Traga con fuerza y asiente, forzando una tensa sonrisa.
—Sí, sólo cansada. Me voy dentro.
Me levanto y alcanzo su brazo.
—¿Quieres que me quede esta noche?
Se aparta de mi agarre.
—Estoy bien, Annie —espeta.
Abro mi boca para discutir, pero Brody niega. Después que ella entra, él se
pone de pie y me toma de la mano.
211

—Déjala. Te acompañaré a casa, ¿de acuerdo?


Nos toma un minuto limpiar las toallas y devolver las bebidas a la cocina de la
Página

casa de invitados. Cuando estamos dos casas lejos, libero toda la tensión en una
larga exhalación.
—No puedo creer que hiciera eso.
No puedo creer que supiera con tal seguridad que a su padre no le
importaría una mierda con quién se acuesta. Mi corazón se hunde en mi
estómago.
Brody se frota los ojos, viéndose incluso más estresado que yo.
—La chica tiene pelotas, eso seguro. Me siento como un idiota por estar
aliviado.
Alcanzo su mano y entrelazo nuestros dedos.
—Estoy segura que verá otra foto sensacionalista de ti con algunas fans y se
olvidará de Lenny y de ti. —Intento sonar despreocupada, como si estuviera genial
con todo esto, pero es difícil estar en segundo plano, saber la verdad pero que se
muestre algo diferente.
Brody se detiene en mitad de la acera, envolviendo sus brazos a mi alrededor
desde atrás. Sus labios están en mi cuello muy rápido, plantando besos contra mi
piel. Cierro mis ojos y pretendo que estamos desnudos en el lago de nuevo. Su boca
se detiene justo debajo de mi oreja, enviando un escalofrío por mi espina dorsal.
—Siempre pienso en ti. Sin importar qué.
Sus besos van a mi mejilla hasta que vuelvo la cabeza sólo lo suficiente para
que nuestros labios se encuentren. Puedo sentir su preocupación por el juego de
hoy, sobre estar a la altura de las expectativas, sobre estar conmigo. Es como si
estuviera canalizando todos sus sentimientos en el beso, tal como lo hace en el
montículo del pitcher. Y saber que estoy arriba en su lista de prioridades con el
béisbol hace que mi corazón se hinche y me asusta como la mierda al mismo
tiempo.
Giro y toma mi rostro en sus manos, sonriendo contra mis labios.
—Creo que si pudiera haber tomado un par de descansos para hacer esto
durante el juego, podría haber llevado a cabo los lanzamientos que debería haber
hecho.
Mi rostro se calienta.
—Sí, correcto. —Deslizo mis dedos bajo su camiseta, sintiendo sus
abdominales flexionándose en respuesta.
—Después de anoche en el lago —dice Brody, plantando más besos en mi
cuello—, no pensaba que fuera capaz de mirar a tu padre a los ojos de nuevo.
Tampoco estaba seguro que pudiera mirarte.
Lo empujo.
212

—¿Qué pasó con lo de nunca tratarme como a una niña?


Levanta su cabeza, con su expresión cambiando de divertida a solemne.
Asiente hacia el auto estacionado al otro lado de la calle.
Página

—Me siento demasiado expuesto en este momento. Todas las familias


suburbanas están acostando a los niños. Sentémonos en el auto.
Vamos hacia allí y me subo en el lado del pasajero, dejando mi cinturón de
seguridad sin abrochar. Brody entra, conduce a un lugar más aislado a unas
cuadras de distancia, y rápidamente regresa a su anterior tren de pensamiento.
—No quise decir que lamente verte quitarte la ropa y nadar casi desnudo
contigo —dice, causando que mi corazón se salte un par de latidos—. Sino que
significó mucho más para mí de lo que parecería para cualquier otro. Ese es el
problema. Veo a tu papá o a Savannah o incluso a Frank y, de repente me imagino
estando contigo desde su punto de vista y sí…
Había tenido el mismo problema antes. Cuanto más alejada estoy de él, más
complicado parece todo. Pero en este momento, mis objetivos son muy simples y
claros.
Brody extiende la mano, llevándome por la consola central hasta su regazo. Su
boca es hambrienta contra la mía, sus manos van a la deriva bajo mi camiseta,
levantándola por mi cabeza, arrojándola a un lado. El bañador que lleva hace poco
para esconder algo y ya estoy debatiendo tocarlo de verdad esta vez. Se inclina
hacia delante, ayudándome a quitarle la camiseta. La dulce y gentil expresión que a
menudo luce conmigo ha desaparecido y hay esta intensidad en sus ojos.
Alcanza bajo mis brazos, levantándome unos centímetros, besándome por
todas partes. Sólo la calidez de su boca contra mi sensible piel casi me hace
perderme, pero lo obligo a alejarse, asustada que sea capaz de darse cuenta de
cuánto me afecta. No sé por qué importa, pero algo sobre perder el control es
vergonzoso, como admitir que me toco a mí misma o algo.
Sus labios se deslizan, aterrizando entre mis tetas, y los deja allí, descansando
su frente contra mi pecho y abrazándome con fuerza. Su espalda se levanta y cae
rápidamente, igualando su acelerado corazón.
—Dime algo.
Enredo mis dedos en su cabello y pongo mi boca en la cima de su cabeza.
—¿Decirte qué?
Me besa hasta la clavícula, haciendo que me agache hasta que nuestras frentes
se encuentran.
—Algo que nunca le hayas dicho a nadie.
—¿Por qué? —Beso sus labios, quedándome ahí y olvidando cada pizca de
drama que tuvo mi día.
—Me asegura que tú y yo somos reales. —Hay un rastro de duda en su voz,
una vulnerabilidad que nunca he oído antes. Y me recuerdo que no tiene a nadie.
213

Sólo un apartamento vacío y el recuerdo de su madre echándolo hace años—. Me


gusta guardar tus secretos.
Página

Cierro mis ojos con fuerza y respiro profundamente.


—Ya sabes, ¿lo que pasó en el lago ayer? Soy un poco fácil en eso. —El cuerpo
de Brody se tensa con alarma y rápidamente me doy cuenta de mi error—. ¡No ese
tipo de fácil! Jesucristo.
Se ríe con alivio.
—¿Qué tipo de fácil, entonces Annie?
Amo la manera en la que dice mi nombre, como si la palabra fuera parte de su
respiración, de sus labios, de su lengua. Hay un trasfondo en él que no escucho
cuando dice el nombre de Lenny o Savannah o los nombres de otros. Estoy siendo
hipnotizada para derramar mis entrañas. ¿Tal vez debería abrir una ventana?
—No tengo ningún problema… ya sabes… en disfrutarlo. —Cierro mis ojos de
nuevo, mis mejillas ardiendo—. He oído bastantes chismes de chicas para saber que
a menudo sólo… simplemente no sucede.
—Orgasmo es una palabra difícil de decir para ti, ¿eh? —se burla—. Y tienes
razón, fue muy fácil hacerte llegar anoche. Ni siquiera te toqué.
Abro mis ojos, mis cejas se alzan.
—Me tocaste. Y estaba totalmente fingiéndolo. Además, también fuiste fácil.
El famoso levantamiento de cejas de Jason Brody está de vuelta.
—No lo fingiste. Y tienes razón, fui fácil también. Pero he pasado meses
soñando despierto contigo y todo se acumuló. —Se inclina, mordisqueando mi
lóbulo, luego se detiene de repente y se empieza a reír, realmente fuerte, con su
rostro presionado contra mi hombro.
Cohibida no es una palabra lo suficientemente fuerte para describir mis
sentimientos actuales.
—¿Qué es tan divertido?
Mueve la, prácticamente doblándose mientras estoy a horcajadas en su
regazo.
—Tiene sentido… santa mierda.
Molesta, levanto mi pierna para apartarme y recuperar mi camiseta, pero me
sostiene con firmeza en el lugar.
—Siempre es sobre esa línea de meta contigo, ¿verdad? Vas a llegar allí y lo
harás primero.
Golpeo su hombro, pero ahora también me estoy riendo. ¿Quién sabe? Podría
tener razón.
—Ese es el último secreto que te contaré alguna vez.
Su sonrisa se desvanece y ese intenso calor regresa, dándome en un instante
carne de gallina.
214

—¿Puedo intentarlo de nuevo?


Bajo mi mano, sintiendo la cinturilla de su bañador, pero atrapa mi muñeca y
Página

la lleva hasta su boca.


—Quiero decir, solo tú.
Mi corazón está volando. ¿Qué demonios se supone que diga a eso? No, no
me des un orgasmo porque es vergonzoso si no tienes uno también.
Sus dedos se deslizan por mi estómago, mis caderas, deteniéndose en el
interior de mis muslos. Reprimo un jadeo y me obligo a negar.
—No ahora… quiero decir, no aquí.
Finalmente, besa mi hombro ligeramente y luego quita sus manos de mis
muslos, llevándolas a mi rostro, dándonos un beso que dura minutos u horas. No
estoy segura. Finalmente, Brody me regresa a mi asiento. Tomo la camiseta
desechada y me la pongo. Ambos respiramos con dificultad y estamos sudorosos,
así que arranca el auto y pone el aire acondicionado antes que nos dirijamos a casa.
Lo veo tamborilear sus dedos contra el volante, pensando.
—¿Te ha hecho sentir incómoda lo que te acabo de pedir hacer?
Sí. Pero me encojo de hombros e intento una actitud indiferente.
—En mi experiencia previa, las cosas sólo sucedían y no hablábamos mucho
sobre ello. Así que esa parte es extraña… tal vez un poco vergonzosa —admito.
Se pone falsamente serio.
—Eh… de acuerdo, supongo que tendré que avergonzarme entonces.
Pongo los ojos en blanco.
—Como si fuera posible.
Se mueve para mirarme.
—Ya hemos analizado la reacción masculina normal de estar excitado, así que
tal vez debería describirte exactamente el problema que es a menudo tratar con eso
cuando estoy solo.
Pongo una mano sobre su boca.
—¡No! No necesito esos detalles.
Guiña un ojo, sin parecer ni un poquito avergonzado, entonces quita mi mano
de su boca.
—No estaba planeando describir el acto, sólo el hecho que lo hago y,
últimamente ha sido porque he estado a tu alrededor y se ha dejado antes que las
líneas de meta sean cruzadas.
Mis manos instintivamente van a mi rostro, escondiendo el sonrojo y el hecho
que no puedo dejar de reír. Brody es un poco adorable cuando se pone todo soy
mayor que tú, por lo tanto te daré lecciones regulares de sexo.
—Excepto anoche.
215

—Cierto —dice—. Pero cuando llegué a casa, continué reproduciéndolo y luego


varias veces hoy también, así que empeora las cosas un poco.
Dejo caer mis manos y lo miro.
Página

—Entonces, evitaré hacer eso de nuevo.


Toma mi mano y la sostiene contra su corazón.
—Vale la pena todo el problema. En serio. Tanto como disfruto pensando en ti
tocándote, creo que preferiría dejarte satisfecha que colgando, si es posible. —Se
pone todo serio falsamente—. Es como fui criado, Annie. Respetar a las mujeres y
sus deseos.
Sonrío.
—Dios, eres como el más cursi chico de diecinueve años en la historia de los
chicos de diecinueve años. Planeo ser más genial cuando tenga tu edad.
Me fulmina con la mirada, luego abre su puerta del auto.
—Es momento que vayas a casa.
En lugar de conducir, andamos el resto del camino a mi casa en silencio,
nuestras manos balanceándose a nuestros costados, la palabra sí y entonces sí otra
vez lista para salir de mis labios, sin embargo atascada allí al mismo tiempo. Tan
pronto como estoy junto a la ventana abierta de mi dormitorio, Brody me gira,
presionando mi espalda contra la casa. Sus labios están en mi oreja, susurrando en
una voz baja y sexy:
—Me persigues en mis sueños. Nunca puedo tener suficiente de ti.
No sé lo que ha dicho, pero me cohíbo y suelto las primeras palabras que se
forman en mis labios.
—¿Puedes volver mañana?
Brody se ríe y la calidez de su boca se presiona contra la mía.
—Estaré en Toronto, ¿recuerdas?
Extiendo las manos para sujetar su rostro.
—Entonces tendré que pedirte que lo dejes por mí. No más viajes por
carretera. No más béisbol. Sólo esto. Tú y yo, algunos demasiados mosquitos y la
luna.
—Si no lo supiera mejor, pensaría que estas borracha. —Me besa de nuevo,
largo y lento. Luego se aparta, como si se hubiera retirado con una sacudida—.
Tengo que irme.
Ahora es mi turno de reír.
—Sé lo que vas a hacer cuando llegues a casa.
—Va a ser un largo camino —dice en mi oreja, causando que me sonroje de
nuevo cuando una imagen mental se forma en mi cabeza…
Sí, eh… tiempo de entrar.
216

—Buena suerte en el juego de mañana.


Su mirada se dispara hacia la ventana del dormitorio de papá y luego de
Página

vuelta a mí.
—¿Sabes qué? Si puedo soportar estar tan cerca de la ventana de Jim Lucas
mientras hablo sobre masturbarme, creo que tengo las bolas para probar algunos
nuevos lanzamientos mañana.
Niego.
—Por eso estoy aquí. Apoyo moral y todo.
Me da un rápido beso en la boca antes de alejarse. Paso por la ventana y,
después de aterrizar con seguridad en la alfombra de mi dormitorio, veo a Brody
trotar por la acera hacia donde su auto está estacionado entre mi casa y la de
Lenny.
Tanto excitación como ansiedad se arremolinan en mi estómago. Estoy tan
encariñada con este chico que ni siquiera es divertido. Y la mentira dobla su
tamaño cada día. Sé que no puedo continuar para siempre y cuando la nebulosidad
de nuestra asombrosa noche desaparece, el miedo se apodera justo cuando me
estoy quedando dormida.
217
Página
DESPUÉS DE LA
TEMPORADA
218
Página
Capítulo 24
Lenny London: Desearía que las carpetas de Lisa Frank aun
fuesen geniales. J*der. Hoy estoy llevando algún tipo de carpeta rosa
brillante con gatos. Lidia con ello.
Hace 12 horas
Annie Lucas: VEEEEERRRAAANNNO. ¿Por qué me abandonaste?
¿Por qué? ¿Nunca vamos a volver juntos?
Hace 11 horas
Annie Lucas: ¿Acabo de aprender que los canguros no aparecen en
la Biblia pero los unicornios sí? Estoy confundida. ¿Cómo es que esto
no es mitología?
Hace 55 minutos
Lanzador de los Royals Jason Brody: ¿Quién obtuvo el primer
puesto de la división? Sí, eso es correcto. Nosotros.
Hace 2 minutos
Brody: ¿En mi casa de nuevo esta noche?
Yo: Sí. Para estudiar.
Brody: Cierto. Estudiar. Eres linda.
Yo: ¡Deja de mirarme! Levanta las malditas pesas.
Brody: Puedo ver tu falda levantarse :)
Yo: Oh. Dios. Mío. Por favor, dime que borras estos mensajes.
Brody: ¿Por qué? No es como si tuviese padres husmeando en mi
teléfono.
Yo: ¿¿No has borrado ninguno?? ¿De verdad? Hacemos esto todos
los días, ¿cuántos mensajes inapropiados tienes?
Brody: Cientos. Pequeñas bragas azules, ¿eh? :)
Yo: Esto sería más divertido si no llevases la camiseta puesta.
219

Brody: hecho :)
Yo: ¡Espera! El nuevo entrenador está viniendo a verme en 5.
¡Vuelve a ponértela!
Página

Brody: No :)
Yo: ¡podrías dejar las malditas caritas sonrientes!
Brody: sabes que te gustan :)
Yo: puede que un poquito :)
—Un consejo, Annie. Cuando te duela la rodilla y, de repente parezca más
grande que la otra, no corras seis kilómetros y medio más.
—¿De verdad? —Pongo los ojos en blanco—. ¿Quién lo hubiese pensado?
Kevin, el nuevo asistente del entrenador de los Royals, se agacha, pasando los
dedos por mi rodilla desnuda. Sujeto el borde de mi falda plisada roja, sujetándola
con fuerza, dejándolo sin nada a la vista por abajo. Por el rabillo de mi ojo, observo
a Brody sujetando un par de mancuernas a medio camino, disparándole con la
mirada a Kevin.
Toma diez minutos de este examen para que Brody pase de divertido a…
bueno, esto.
Entrecierro los ojos hacia Brody y vuelve a levantar las pesas, pero la mirada
no pierde intensidad. Por suerte, papá entra antes que Brody pueda lanzar un
puñetazo. Me ve en la mesa, mi rodilla siendo examinada y abre los ojos como
platos.
—¿Qué sucedió, Ann?
—¿Sentiste un pequeño estallido o un golpe? —pregunta Kevin.
Niego.
—Es solo dolor y un poco de hinchazón. No es nada grave.
—¿Es su ligamento cruzado anterior?
Kevin procede a encontrar más maneras de poner las manos sobre mi piel al
señalar varios ligamentos y tendones. Después de un par de minutos, las pesas
golpean el suelo, haciendo que todos nos sobresaltemos. Y luego, Brody está
metiendo el brazo entre Kevin y mi pierna. Una bolsa de hielo aterriza en mi
pierna.
—Hará que la hinchazón baje, ¿cierto? —Brody se queda a mi lado, con los
brazos cruzados sobre el pecho como si planease observar cómo baja físicamente la
hinchazón.
Basta ya, le digo con la mirada.
Bien podría enrollarse conmigo delante de papá.
Pero papá está demasiado preocupado por mí como para prestar atención a su
lanzador estrella.
—¿Crees que necesita una resonancia magnética, sólo por si acaso?
220

Kevin se ríe como si fuese un padre demasiado preocupado, que lo es, pero
sabe una cosa o dos sobre heridas de atletas.
Página

—Sólo es un poco de líquido por abusar. No necesitas sacar a relucir los


costosos exámenes elaborados.
La preocupación de papá no decrece. Pongo una mano en su brazo.
—No participaré en la carrera de mañana ni el sábado. Estará bien.
Me gusta hacerlo, pero simplemente corro para mantenerme en forma para el
atletismo. Especialmente este año, cuando conseguí la beca al límite. Necesito estar
en la cima para la siguiente primavera.
Kevin pasa la mirada de mí a papá.
—Ese es un plan excelente. Cinco días de descanso y luego echaré un vistazo y
veré si necesita un poco de rehabilitación o, si sigue hinchado, necesita una
resonancia magnética.
Papá acepta este plan y Kevin finalmente guarda sus cosas y se va,
permitiendo que Brody se centre de nuevo totalmente en su ejercicio.
—¿Van a marcharse ahora a casa? —me pregunta papá.
Tengo cuidado de solo asentir hacia Brody sin hacer realmente contacto
visual.
—Vamos a estudiar.
—Genial. —Papá se centra en la docena de papeles que tenía en su mano
cuando entró en la zona de entrenamiento. Mensajes que Savannah acababa de
entregarle, probablemente—. ¿Qué van a estudiar esta noche?
Brody se ahoga con el gran trago de agua que acaba de tomar, salpicando
gotas en una de las cintas de correr. Abro un libro de texto, agacho la cabeza y
espero que el cabello cubra el sonrojo de mi rostro.
—Ecuaciones. Montones de ecuaciones —murmuro.
—Bueno, mejor tú que yo. —Papá sonríe y me da un golpecito en la pierna
sana, después levanta los papeles—. Tengo algunas llamadas que devolver. Estaré
en mi oficina.
Al segundo en que sale, dejándonos solos a Brody y a mí, me reclino contra la
pared, cierro los ojos y dejó salir un gran suspiro.
—Jason Brody, ¿estás intentando provocarme un ataque de ansiedad? —
pregunto en voz baja.
Se acerca y ajusta la bolsa de hielo en mi rodilla.
—Vamos, ese tipo es espeluznante. ¿Dime que no te ha puesto los pelos de
punta?
Me encojo de hombros.
—Le gusta invadir el espacio personal, pero estoy segura que es inofensivo.
Además, es viejo.
221

Brody desliza una mano por mi falda, pasando los dedos por cada pliegue.
—He estado esperando con impaciencia el quitarte una de estas faldas
Página

durante todo el día —susurra.


Pese a nuestros cientos de mensajes de texto ligeramente sucios, difícilmente
conseguimos tiempo a solas. Todos los viajes relacionados con el béisbol además
del hecho que Jason Brody, el lanzador de los Royals, es un aspirante a Novato del
Año, pone freno a nuestras sesiones de besuqueos secretas. Y, si estoy siendo
totalmente honesta, tampoco he visto a papá mucho últimamente. Cuando Brody
está de viaje, él también lo está. Ambos regresaron de un viaje de cinco días esta
tarde mientras estaba terminando mi primer día del último año.
Tomo la mano de Brody y la aparto de mi falda antes que alguien entre. Está
totalmente sudado después del ejercicio y también estoy muy preparada para
quitarle sus capas. Sólo que no soy tan libre de admitir esas cosas como lo es Brody.
—Me debes un examen de ejercicios. —Estiro la mano y espero a que recupere
los papeles de su bolsa de gimnasia. Después que lo hace, Brody se sienta al final de
la mesa de entrenamiento. Solo me lleva unos minutos comprobar sus respuestas
con la solución al final del libro del GED. Garabateo un gran noventa y seis por
ciento en la página y la deslizo frente a él—. El setenta es un aprobado. Nunca has
conseguido menos de ochenta y cinco. Creo que es hora que hagas el maldito
examen de verdad.
Brody frunce el ceño, luego asiente como ha hecho las otras dos veces que le
he dado el mismo argumento. Sé cuál es el problema. Ambos lo sabemos. No quiere
contactar a su madre y conseguir los papeles que prueban su dislexia para así poder
tener el examen oral. Por no mencionar que ya no tendríamos excusas para
estudiar juntos si consigue su GED.
Estoy a punto de volver a preguntarle a Savannah sobre sorprender a los
jugadores al invitar a los miembros de su familia a los partidos. Sé que ella tiene
sus reglas, pero Jesús, obviamente esta vez ha acabado y todo lo que necesita es un
gramo de apoyo de su propia madre y copias de algunos papeles, así puede añadir
graduado escolar a su currículum. Esto no es algo por lo que Brody debería
estresarse.
—Lo haré pronto —responde, poniendo fin al tema. Me rodea el tobillo con los
dedos y luego levanta la mirada con su sonrisa derrite cerebros—. Vamos a
practicar español. Odiaría que te quedases detrás.
Oh Dios, si solo pudiésemos ahora mismo…
Tomo una gran bocanada de aire e inhalo la esencia de queso y pepperoni.
—¿Huele a pizza?
Me bajo de la mesa, llevándome la bolsa de hielo y encaminándome a los
vestuarios antes que él pueda responder. Mi nariz no me engañaba. Savannah está
dirigiendo a un tipo con una gran pila de cajas de pizza. Unos cuantos jugadores y
la mayoría del equipo de publicidad están sonriendo alrededor. Lily está siguiendo
a Savannah, su cabello pelirrojo en dos trenzas y las manos metidas en los bolsillos
222

de su vestido de tela escocesa. Su rostro se ilumina cuando nos ve a Brody y a mí y,


en cuestión de segundos, corre directo a los brazos de él, demandando ser alzada
sobre sus hombros.
Página

—¿Qué pasa con la pizza? —pregunto a Savannah.


Sus tacones están haciendo ruido por el vestuario, ayudando a colocar las
mesas y dando órdenes.
—El especial Dateline comienza en un par de minutos.
Oh, cierto, la promoción cursi de los jugadores y sus familias.
—Lo estoy grabando en casa.
Papá sale de su oficina y ya está buscando entre las cajas de pizza.
Savannah abre una nevera llena de soda y cerveza.
—Bueno, mi gente y yo decidimos que podía ser divertido verlo en directo en
el vestuario. Especialmente considerando el número de gente con la que tuve que
dormir para hacer que esto fuese posible.
—¿Fuiste a una fiesta de pijamas? —pregunta Lily desde su asiento sobre los
hombros de Brody.
Savannah tiene esa mirada de “vaya, olvidé que la niña estaba en la
habitación”.
—No, nada de fiestas de pijamas. Sólo estaba bromeando. —Papá y yo la
estamos mirando, finalmente pone los ojos en blanco y añade—: Realmente estoy
bromeando. Pero maté a unos cuantos dragones, metafóricamente hablando, y eso
me da derecho a un extra de cien calorías hoy y una fiesta de pizza a cuenta de los
Royals.
Uno de los becarios enciende la televisión de gran pantalla y todo el mundo
comienza a tomar platos y trozos de pizza.
—Me gustaría de queso, por favor —dice Lily, señalándole a Brody hacia la
mesa. Él le entrega un trozo y el queso ya está colgando en su cabello.
Reprimo un resoplido de risa, Savannah estira los brazos y toma a su hija,
poniéndola de nuevo en el suelo. Papá se está dirigiendo en dirección a su oficina,
llevando una cerveza y un plato de pizza en las manos.
—¿A dónde vas? —Savannah señala la televisión con la cabeza—. El programa
está a punto de comenzar.
Papá se gira para enfrentarse de nuevo a la habitación.
—Creo que voy a ir a casa y concertar esa cita con el dentista que he estado
retrasando.
—¿Prefieres ocuparte de tus problemas dentales que ver tu entrevista en la
televisión nacional? —cuestiona Savannah.
—Absolutamente —afirma sin atisbo de duda.
Hago un movimiento para detenerle y traerlo de vuelta, pero Savannah niega.
223

Está sonriendo hacia la forma en retirada de papá.


—Es desquiciantemente molesto, ¿no? —pregunta Savannah, aunque no
Página

suena ni un poco molesta.


He puesto gesto de sorpresa, montones de teorías dándome vuelta en la
cabeza. Atrapo la mirada de Brody a unos metros de distancia y veo que él también
lo está pensando. Junta los pequeños matices de hoy con la conversación que
escuché a escondidas, escuchando a Savannah peleándose con papá por permitir
que mamá vuelva a nuestras vidas… Pero ahora mamá está fuera de la imagen. Se
han firmado los papeles del divorcio.
Las mariposas revolotean en mi estómago. No puedo comprender cómo me
siento sobre esta percepción encontrada recientemente. Planeé intentar
encontrarle a papá una nueva mujer, pero a veces, esos conceptos son más fáciles
en lo hipotético que en lo real.
Y Savannah es increíble. Y hermosa. Papá tendría que ser un idiota para no
verlo y no es un idiota. Lo que significa…
Estoy a punto de tomar mi mochila de la escuela y salir, así puedo molestarlo
hasta que me de algunas respuestas; pero puedo asegurar que el equipo de
publicidad está emocionado de tener algunos jugadores alrededor para unirse a la
fiesta y, al menos un miembro de la familia. Tomo dos trozos de pizza y una botella
de agua, luego me siento al lado de Brody en un banco del vestuario.
Brody se inclina hacia mí y susurra:
—Ella definitivamente quiere a tu padre.
Miro la gran pantalla, dejando desatendida la pizza en mi regazo.
—No puedo creer que no lo viese antes.
Cuando escuché por primera vez sobre este programa Dateline, me imaginé
que sería sobre muchos jugadores y sus familias. Imaginé que la entrevista que
papá y yo hicimos juntos duraría unos diez segundos, o tal vez treinta si los Royals
aún seguían ganando. Nunca, ni en un millón de años, pensé que el programa
comenzaría con imágenes de papá sobre el montículo del lanzador con el uniforme
de los Yankees. Un papá tan joven como lo es ahora Brody.
Papá con dos piernas.
La voz narrando de Tom Brokaw llena el vestuario, los altavoces
comenzaron a resonar a nuestro alrededor.
—Jim Lucas se convirtió en un Yankee de Nueva York antes que siquiera
comenzara la escuela. Los cazatalentos se enteraron no solo de su bola rápida,
sino también de su bola curva que resistía lo mejor de lo mejor. Usaron todo tipo
de tácticas, como acampar frente al pasto delantero de sus padres para querer
firmar con el chico de instituto. Y la futura estrella abrazó su papel sin dudarlo,
rechazando oferta tras oferta hasta que su precio casi rompió los récords de los
novatos de las grandes ligas de béisbol.
Pongo el plato a mi lado en el banco y me inclino hacia delante, pegada a la
224

pantalla, viendo a papá lanzar bola tras bola. Parecía una estrella.
El programa se interrumpe en una entrevista a un joven papá, aún de
Página

uniforme, siguiendo un partido de temporada, sentado en una de esas lujosas


sillas de director.
—No puedes estar asustado de pedir lo que crees que mereces. Si soy el
mejor, quiero el número más grande. Eso no significa que no me encante el
béisbol. Que solo estoy en ello por el dinero. Estatus es estatus y planeo batir
algunos récords de la temporada y me gustaría que me pagasen en concordancia.
No hay nada de malo en ello.
Santa mierda. ¿Quién es ese hombre? ¿Los alienígenas abdujeron a mi
verdadero padre y he estado viviendo toda mi vida con un ladrón de cuerpos?
—Pero Jim Lucas no batió ningún récord. De hecho, su carrera como
lanzador terminó abruptamente después de una temporada regular.
El vídeo de papá en las sesiones de prácticas y los juegos de pretemporada
continúan con más voces narradoras explicando su diagnóstico de cáncer y la
inmediata cirugía que siguió. Miro alrededor. La habitación está completamente en
silencio, todo el mundo escuchando ensimismado. Brody también ha abandonado
su pizza y ahora está inclinado hacia adelante, con los codos apoyados sobre las
rodillas, con el rostro intenso.
Escucho a otro publicista murmurarle a Savannah:
—¿De dónde sacaron estás imágenes?
Savannah simplemente se encoge de hombros, nunca apartando la mirada de
la pantalla.
Y entonces la pierna de papá se ha ido. Simplemente así. Está en medio de
una lujosa habitación de fisioterapia. Está mucho más delgado y tiene cables
conectados en el pecho mientras intenta caminar en una cinta de correr con su
nueva prótesis de pierna.
—Mientras la mujer de Jim Lucas se vuelve más distante y su hija pasa de
bebé a una traviesa niña de dos años, las grandes mentes médicas de lugares
como la Universidad John Hopkings trabajan día y noche, todos luchando por ser
quien pongan a un amputado en la gran liga de béisbol.
El joven papá en la sala de entrenamiento detiene la cinta de correr, un
médico desengancha los cables y él toma una toalla, girando el rostro hacia las
cámaras.
—Es más duro de lo que pensé.
La cámara se desplaza y, de repente ahí está mamá. Parece muy hermosa y
joven. Me lleva un segundo procesar el hecho que la pequeña niña rubia con el
vestido rosa con coletas y cintas soy yo. Me veo a mí misma retorcerme y girar en
los brazos de mamá y luego papá estira los brazos y me toma del agarre de mamá.
—Estoy seguro que su hija estaría orgullosa de ver a su padre volver lanzar
en las grandes ligas algún día —comenta una voz detrás de las cámaras.
225

Papá baja la mirada hacia mí, evitando notablemente mirar hacia las
cámaras.
Página

—Estaré feliz con sólo ser capaz de perseguir a esta niña alrededor. Está
destinada a correr hacia un acantilado o meter el dedo en un desagüe.
La joven yo apoya la cabeza en el pecho de papá, metiéndose un pulgar en la
boca. Bajo la mirada a mi pulgar en el regazo. Gracias a Dios rompí ese hábito antes
de la escuela primaria.
—Entonces, ¿estás diciendo que no serás el primer jugador con una
extremidad ortopédica en el béisbol profesional?
—Sé que no lo seré —responde—. Bert Shepard fue el lanzador durante un
partido en 1945, después de perder una pierna en la Segunda Guerra Mundial.
—¿Será el primero en el béisbol moderno? —presiona el entrevistador.
—No lo sé. —Papá niega—. Simplemente no lo sé.
La cámara se dirige hacia mamá, la conmoción y la decepción escritas en todo
su rostro. En cambio de acercarse para reconfortar a papá, da un paso atrás.
—Cuatro años después de perder la pierna por el cáncer, el apoyo a Jim
Lucas se ha agotado. Rechazó mucho apoyo y entrevistas, alegando que ya no era
jugador de béisbol y ya era hora que lo aceptase. Y para Jim, aceptar eso
significaba no tener un título universitario y encadenar un sinfín de trabajos
manuales para poder alimentar y apoyar a su familia.
Un Frank del presente está apoyado contra el banquillo con su uniforme de
manager.
—Hay algo en Jim Lucas que nunca pude rechazar después de todos estos
años. No me entiendas mal, era un arrogante hijo de puta en sus días de gloria y
prácticamente tuve que luchar contra leones para conseguir que firmase con los
Yankees. Pero siempre supe que tenía el potencial para ser alguien que cambiase
el juego, sin importar qué papel juegue… de jugador o entrenador.
La voz de Tom Brokaw vuelve, a lo largo de un montaje de jugadores de
béisbol profesionales y sus mujeres.
—Dateline pasa horas y horas con los jugadores en sus hogares, alrededor
de la mesa familiar y lo que normalmente encontramos era una línea para los
medios en la que no podíamos penetrar lo suficiente para darles una verdadera
mirada al interior. Excepto cuando se trató de Jim Lucas y su hija, Annie. Esa
enérgica niña que vieron en vídeo hace unos momentos ahora tiene diecisiete
años.
El programa pasa a la entrevista después del partido que papá y yo hicimos
hace semanas. Yo con mi jersey de Jason Brody y la gorra de los Royals y papá con
su uniforme sudado. Muestran la parte donde hablo de lo orgullosa que estoy de él
y que pertenezca al béisbol. Y después escuchamos a papá diciendo que yo soy la
226

razón por la que aceptó el trabajo.


Entonces es sólo papá sentado en la silla que Savannah le había llevado.
Nunca escuché esta parte de la entrevista porque estaba mirando a Brody entrenar.
Página

—¿Desearías que Annie hubiese crecido en torno al béisbol? ¿O tal vez, verte
lanzar en un partido de los Yankees?
Papá parece considerar esta pregunta unos segundos.
—Creo que todo sucedió como debería. Nació justo antes que comenzase mi
primer entrenamiento de primavera. Y durante la pretemporada y mi día de
presentación con los Yankees era esa pequeña cosa con la que otros lidiaban. Su
madre o la niñera que contrató. Después de mi cirugía, las miradas de compasión
se volvieron muy molestas y había mucho enojo con el que yo tenía que lidiar. Y
eso es lo que pasa con los bebés, no les importa cómo te sientes o qué estás
atravesando. Ellos demandan y tú sirves. —Se ríe y se pone serio de nuevo—. Pero
al mismo tiempo, mientras Annie se hacía mayor y yo podía realmente hablar con
ella, me di cuenta que sólo quería que fuese su padre. Nunca le importó si jugaba
al béisbol o trabajaba en una fábrica.
Trago el nudo en mi garganta y discretamente seco la lágrima que se escapa.
—Copiaba todo lo que yo hacía. Incluso pasó por la fase donde saltaba sobre
una pierna o fingía quitarse su pierna falsa por la noche. Me había dicho “creo
que voy a guardar mi dinero para una pierna rosa. Esa plateada es fea”. —Papá
se ríe otra vez—. Se convirtió en la razón por la que me levantaba por las
mañanas y la razón por la que iba a trabajar. A vece, me preguntaba, ¿si no me
hubiese puesto enfermo ella aún sería esta pequeña parte de mi vida como lo
había sido durante la primera temporada? ¿Otra persona la conocería como lo
hago yo? No puedo imaginarme viviendo en ese mundo.
—Háblame sobre tu lanzador. Comencemos con el tema más caliente del
béisbol, Jason Brody.
Papá asiente y juguetea con el reposabrazos de la silla.
—Creo que podemos ser testigos de la primera temporada de un futuro
miembro del salón de la Fama. Por supuesto, sé mejor que nadie que la vida no
siempre coopera, pero Jason Brody trabaja más duro que ningún jugador que
haya visto. Es lo suficientemente listo como para mantener los oídos atentos, no
dejar que le explote la cabeza. Dios sabe que tiene algunas distracciones a su edad
y estando en la carretera, por no mencionar la presión de ser un lanzador
señalado. Pero realmente creo que las cosas buenas le suceden a la gente buena.
Tiene la cabeza y el corazón en el juego y cuando añades un talento fenomenal a
la mezcla… Sí, va a llegar lejos. Estoy honrado sólo con ser capaz de tomar parte
en el inicio de su carrera. Es un placer trabajar con él.
—¿Entonces no deberíamos creer todo lo que leemos en internet sobre su
lado salvaje?
Papá se ríe y niega.
—Es un buen niño. Eso es todo lo que necesito saber. Tengo una hija
227

adolescente, así que ya me estoy ahogando en “momentos de demasiada


información”, como los llama Annie. No necesito añadir a mis jugadores.
Ahora estoy mirando a Brody, intentando leer algo en la expresión impasible
Página

que tiene en este momento. Tiene la mandíbula tensa y puedo decir que no me está
mirando intencionadamente.
El entrevistador nombra unos cuantos lanzadores más y papá le da algunas
reacciones positivas. Unas pocas, es obvio que está recitando estadísticas y no
comentando algo personal, porque dudo que trabaje completamente con ellos. Para
el momento en que termina la charla sobre los jugadores, llevamos quince minutos
de programa y finalmente es el turno de otro para estar bajo el escrutinio. Brody se
levanta y señala con la cabeza la puerta de salida del vestuario. Tomo mi bolsa, le
digo un silencioso adiós a Savannah y sigo a Brody.
—¿Aún quieres venir un momentito? —pregunta cuando salimos por las
puertas de estadio.
—Sí, está bien.

El viaje en auto hacia el apartamento de Brody está libre de sonrisas e


indirectas sobre quitarme la falda. Su silencio es angustioso. Las malas vibraciones
continúan cuando abre la puerta de su apartamento y silenciosamente me dice que
va a tomar una ducha y que tome lo que quiera de la cocina, ya que ninguno tocó la
pizza.
No me ha tocado o hecho comentario alguno sobre meterme en la ducha con
él o establecer reglas sobre nosotros siendo buenos mientras estamos solos en su
apartamento. Lo único que puedo obligarme a comer es un plátano que encuentro
en el mostrador. Paseo arriba y abajo, haciendo un camino con los pies y las
baldosas estampadas de la cocina hasta que Brody regresa vistiendo solo un
pantalón corto deportivo, su cabello negro goteando. Me detengo y contengo la
respiración, sujetando sin fuerzas el plátano a medio comer en la mano.
—¿Qué está mal? —logro decir.
Luce tan triste y derrotado que estoy segura que está a punto de dejarme. No
entiendo por qué y, aun así se siente como un inevitable final considerando todo.
Será más fácil de esta manera. Hace mucho que he perdido el control de mi
corazón.
Camina lentamente hacia mí, me quita el plátano de la mano, lo pone sobre el
mostrador y me lleva a su habitación. ¿Esta es la habitación de la ruptura? Nunca
he estado en su habitación. Tienen que ser malas noticias. Podríamos
besuquearnos fácilmente en el sofá, no es como si no lo hubiésemos hecho ya.
La cama está sin hacer y la ropa está por el suelo, sobretodo camisetas y cosas
de los Royals aún con las etiquetas. Con una mesita de noche y una lámpara, esta es
la habitación con más mobiliario del apartamento.
Largas cortinas oscuras cubren casi toda la pared. Buscando una distracción
228

de las malas noticias, suelto su mano y cruzo la habitación, echando a un lado las
cortinas azul marino. Al otro lado hay una puerta corredera de cristal y un hermoso
Página

balcón con vistas al estadio con su famosa corona.


—Vaya —digo, esperando desviar su atención—. ¿Cómo no sabía que esto
estaba aquí? —Abro la puerta y salgo, yendo directamente a la barandilla. Me apoyo
contra el metal, manteniendo la mirada fija en el estadio y las luces de la ciudad.
Estoy literalmente buscando excusas, maneras de quitar esa expresión triste de su
rostro.
El calor del cuerpo de Brody invade mi espacio personal. Se reclina contra mí,
tocándome la mejilla con la suya, deslizando las manos por mis brazos.
—Esta vista es increíble —digo, intentando disimular mis nervios.
Gira la cabeza lo suficiente como para acariciarme la mejilla con la nariz.
—El mejor lugar de todo el apartamento.
Tomo una bocanada de aire y me centro en las hermosas luces.
—Brody…
Pasa los labios sobre mi cuello, cortando mis palabras. De acuerdo, ningún
movimiento de ruptura.
—Deberíamos entrar —susurra.
Mi corazón late con rapidez y arrastro los pies hacia atrás mientras estoy
siendo empujada por la puerta, las cortinas cerrándose detrás de nosotros. Y esta
no es la prisa disparatada por tocar tanta piel como podamos como hicimos la
última vez en el auto. Me está mirando con cautela, aun teniendo esa mirada triste,
mientras pasa muy lentamente los dedos sobre mi polo de la escuela. Ya me está
doliendo el corazón, un dolor físico que se extiende por el pecho.
¿Cuándo llegamos a esto? ¿Cuándo dejó de ser sobre tener diversión y
escondernos?
¿A quién estoy engañando? Nunca ha sido sobre eso. Exactamente por qué
estoy asustada en este momento.
Me saca lentamente la camisa sobre la cabeza, aterrizando suavemente en el
suelo. Ya que la filosofía de Brody sobre la franqueza ha funcionado en el pasado,
intento empezar una discusión con respecto a su cambio de humor.
—¿Crees que deberíamos hablar sobre…?
Niega y me acerca a él, piel con piel. Abro mi boca para volver a hablar, pero
me interrumpe con un beso tan dulce y, al mismo tiempo, tan intenso que puedo
asegurar que necesita algo que las palabras no pueden ofrecer. Y creo que también
necesito esto. Sé que lo hago.
Encuentra con sus dedos expertos el botón y la cremallera de mi falda, y muy
pronto, está cayendo a mis pies, dejándome de pie en mi ropa interior y sujetador.
Tomo la cinturilla de su pantalón corto de deporte hasta que también cae alrededor
de sus tobillos, dándome una vista de su calzoncillo negro de Calvin Klein.
229

Volvemos a mirarnos a los ojos, y sólo para asegurarme que llevamos las cosas más
lejos que la última vez, me bajo las bragas hasta que están sobre la falda. Brody da
un paso atrás, toma un respiro y después su ropa interior también está en el suelo y
Página

me está tumbando en la cama.


Y aunque ambos estamos casi desnudos, no estoy pensando en sexo. No
específicamente. Sólo quiero que me toque, con las manos, con la boca; y quiero
tocarlo.
Le doy un codazo suavemente hasta que se gira para estar completamente de
espaldas. La lámpara a un lado de la cama está encendida, lanzando una suave luz
sobre nosotros. Reúno el coraje para permitirme vagar la mirada hacia el sur,
captando su muy erecta… sí.
Muevo la mano por su pecho, deteniéndome para sentir su corazón
palpitando, luego por sus abdominales y después, más abajo. Se le entrecorta la
respiración sólo por ese ligero toque y al instante surge un poder que se adueña de
mí. Quiero volverle loco. Quiero que siga pensando en esto durante horas, tal vez
días, después que me vaya.
Lo sujeto, lo suficientemente ligero para hacer esto más que un examen y
menos que un trabajo manual. La piel está tensa y puedo sentir las pulsaciones
palpitando contra mi mano.
Está pasando sus dedos calientes por mi espalda, jugueteando con el
enganche de mi sujetador. El aire frío golpea mi piel y Brody baja los tirantes por
mis brazos, obligándome a soltarlo por un segundo. Bajo la mirada y estoy
pensando en ir a por ello, pero solo he hecho esto una vez antes y no fue la
experiencia más agradable.
No puedo evitar que mi mente evalúe esto, estando aliviada porque está fresco
por la ducha y todo está perfectamente limpio. No es el pensamiento más
romántico que una persona puede tener en esta situación, pero no puedo evitarlo.
Brody me toca la mejilla. Parece muy calmado, no en ese modo urgente de
bésame o moriré, pero está obviamente encendido y en esto. Puedo ver eso con mis
propios ojos.
—Annie… ¿qué está pasando en esa cabecita tuya?
—Me pregustas mucho eso. —Vuelvo a poner la mano en su localización
anterior, disfrutando de la sensación de su suave piel—. Es la pregunta común de
una chica, ¿sabes?
Pone los ojos en blanco.
—Simplemente dime en qué estás pensando.
—Estoy pensando en poner mi boca justo donde está mi mano ahora mismo.
Levanta las cejas, pero no dice nada. Tal vez está asustado de animarme.
Traza suaves círculos con los dedos en mis brazos. Su paciencia, la falta de presión,
230

me relaja lo suficiente como para compartir mis preocupaciones.


—Esa vez, bueno la única vez que he hecho eso… —Inhala. Exhala—. No
Página

obtuve ninguna advertencia antes de… ya sabes… y no estoy segura de estar


preparada para eso. Tal vez puedas avisarme…
—De acuerdo —responde con tanta rapidez que sé que quiere que haga esto.
Bajo la cabeza y lo introduzco en mi boca antes de cambiar de idea. Espero
algún tipo de mal sabor o al menos, uno extraño, pero solo consigo un indicio de
agua de la ducha y, tal vez, un poco de jabón.
En segundos está completamente tenso, respirando con irregularidad, ambas
manos entrelazadas en mi cabello. Me detengo después de solo treinta segundos,
sintiéndome un poco culpable por empezar algo que no sé si voy a ser capaz de
terminar. Pero Brody no parece frustrado. Tiene los ojos abiertos como platos,
respirando con rapidez. Apoyo la cabeza a su lado y le permito bañarme con
docenas de besos en todo el espacio entre mi cuello y mi pecho. Mueve los dedos
alrededor del interior de mis muslos durante un tiempo antes de finalmente hacer
un movimiento.
Sin pensarlo dos veces, estiro la mano, rodeándole, acariciando arriba y abajo
hasta que ambos nos lanzamos por el borde casi al mismo tiempo.
Descansamos allí varios segundos, antes de volver poco a poco a la realidad.
Entonces Brody toma un pañuelo y se limpia a sí mismo antes de tomarme entre
sus brazos.
Mi mejilla se pega en su sudoroso pecho, pero me encanta escuchar su
corazón latiendo contra mi oreja, intentando ir más lento. Aparta el cabello de mi
rostro y me besa la frente, dejando la boca contra mi piel. Suspiro y caigo en esa
bruma somnolienta y relajada, que arrasa con todo lo malo anterior.
El mejor no sexo de nunca.
—¿Annie?
—Ajá —murmuro, cerrando los ojos.
—Tengo que contárselo a tu padre.
Abro los ojos de golpe y el corazón me salta a la garganta.
—¿Qué? ¿Por qué?
Se sienta y hago lo mismo.
—Es lo correcto. Mirando el programa de hoy, escuchando la forma que habló
de mí… me siento como si estuviese viviendo una mentira y está empezando a
reconcomerme.
Estoy respirando con dificultad, pensando en una salida, algunas palabras
mágicas para arreglar esto. No puede contárselo a papá. Simplemente no puede.
Me siento como si estuviese hablando con un suicida en una cornisa.
—Está bien —contesto, asintiendo—. Tal vez tengas razón. Pero no ahora
231

mismo, cuando la temporada está llegando a la cima. Podemos esperar hasta


octubre, cuando todo acabe.
—No hay un nosotros. —Niega—. Voy a tomar la culpa de esto. Tengo que
Página

hacerlo. Pero tienes razón, puedo esperar hasta el final de la temporada y luego
huir del país hasta el entrenamiento de primavera si decide matarme.
Ahora entiendo la razón de esa mirada triste. Piensa que decírselo a papá será
el final, pero ¿quién está decidiendo eso? ¿Él o papá? Obviamente mi padre no va a
darle su bendición, entonces ¿eso debe ser suficiente para que Brody lo cancele y
decida terminar lo nuestro? ¿Y por qué esto me asusta? ¿No es lo que quiero? No,
no creo que eso sea lo que quiero.
Se me revuelve el estómago y las lágrimas luchan con formarse. No puedo
incitar por estos detalles porque está de acuerdo en esperar. No puedo comenzar
una pelea sobre que también es mi elección. No va a verlo de ese modo.
Tengo tiempo para sugerir un nuevo plan.
—Después del último partido, entonces hablarás con él.
Se inclina y me besa en la boca.
—Siento por arrojártelo de esta forma. Ese programa, escuchar que alguien en
mi vida piensa en mí como una persona respetable, incluso una buena persona…
Eso no es algo que me hayan dicho en mucho tiempo y no quiero perder esa parte
de mí.
—Creo que eres una buena persona —murmuro, antes de salir de la cama en
busca de mi ropa.
Suspira y encuentra mi mirada.
—Todo lo que sé es que quiero ser esa persona que tú y tu padre piensan que
soy. Tal vez, incluso más de lo que quiero ser un gran lanzador.
Respiro profundo, volviendo a ponerme la falda. Deteniéndolo de decirle que
papá va a ser una tarea mucho más difícil de lo que había anticipado.
232
Página
CAMPEONATO
DE DIVISIÓN
233
Página
Capítulo 25
Annie Lucas: Estoy ansiosa por pasar el fin de semana en la ciudad
ventosa pero espero que a finales de septiembre no esté frío.
Hace 8 horas
Jason Brody Lanzador de los Royals: ¡Todavía no puedo creer que
estemos compitiendo en el campeonato de división! White Sox es un
gran club, será un juego difícil, pero ¡sé que podemos ganar!
Hace 4 horas
Lenny London: Annie Lucas todavía debe ir de compras con
Lenny London. Ella está a punto de enloquecerla. Magnífico Mile, aquí
vamos.
Hace 20 minutos
—¿Qué tipo de actividad puede ser mejor que ir de compras en Chicago? —
dice Lenny, girándose en el auto que nos ha llevado desde el aeropuerto O’Hare
hacia la avenida Michigan—. ¿Por favor, dime que no es un encuentro con tu novio
secreto?
Lenny seguía un poco sensible sobre el problema de “Jason Brody es mi
novio”, desde que su padre nos atrapó en el patio trasero, pero por suerte, él no
volvió a mencionar el tema de nuevo, y Jason dice que no lo trata diferente. Creo
que Lenny está más dolida por el hecho que no se molestó o pidió explicaciones o al
menos amenazara a Brody.
Estoy retorciendo mis manos en mi regazo. He estado planeando esta
aventura por un par de semanas (y esto incluye fisgonear continuamente en el
escritorio y carpetas de Savannah, y otras misiones al estilo James Bond), pero sigo
ensimismada y temo por lo que sucederá.
—Es una actividad que tiene que ver con mi novio —digo—. Pero en realidad,
él no está involucrado.
Lenny se las arregla para levantar sus cejas, revelando su curiosidad, y suspira
con frustración al mismo tiempo.
—Por favor, dime que no estamos en camino a una clínica gratuita por control
234

de natalidad o algo así, porque puedo completamente acostarme con el doctor que
no le dará detalles a papi. Si es eso lo que necesitas.
La miro por un minuto, pensando si realmente puedo explicar mi misión.
Página

Finalmente, concluyo que la teoría de ir a una clínica gratuita es peor que la verdad.
—Hay algo que necesito de la mamá de Brody, y vive en los suburbios.
Su rostro se llena de sorpresa.
—¿Él te pidió que hicieras esto?
Niego.
—No habla con ella. Como que lo rechazó.
—Oh, hombre. —Lenny se inclina de nuevo en su asiento—. Está bien, a la
mierda. Haremos lo que quieras. Por los menos, será interesante.

Está lloviendo cuando llegamos al apartamento de la mamá de Brody en


Evanston. Sé, por lo que él me contó, que solían vivir en Chicago, así que ella se
mudó cuando Brody dejó la casa. No sé por qué o cómo Savannah tenía su
dirección, y desde que revisé sus cosas sin permiso, no podía preguntar.
Nuestras zapatillas de tenis están empapadas, después de caminar cuatro
cuadras luego de bajar del tren. Sus dientes están castañeando mientras toco el
timbre del edificio.
—Mejor que esté aquí, o voy a estar extremadamente enfadada contigo —dice.
—¿Sí? —dice una voz femenina por el intercomunicador.
Antes de poder responder, un hombre pasa entre nosotras y abre la puerta.
Lenny la mantiene abierta y asiente para que pase. Dudo pero finalmente la sigo,
porque no estoy exactamente segura de qué decirle a la mujer del otro lado del
intercomunicador para que nos deje entrar.
Subimos las escaleras, hasta el tercer piso, y golpeamos la puerta del
apartamento 3-B. Unos segundos después, la puerta se abre un par de centímetros
y una mujer, un poco más grande que mi padre, con oscuros rasgos hispánicos y
hermoso cabello largo, echa un vistazo.
—Hola —digo, y me congelo hasta que Lenny me da un codazo en las
costillas—. ¿Es la madre de Jason Brody?
La escucho jadear detrás de la puerta, y luego la abre por completo, sus ojos
cerrados.
—Está muerto, ¿no es así? Sabía que este día llegaría…
—Qué demonios —murmura Lenny en voz baja.
—No somos policías, o lo que sea. —Niego, tratando de seguir con este extraño
cambio de acontecimientos—. Estamos en preparatoria.
—Pero conocemos a su hijo —añade Lenny.
235

—Si necesita dinero, no lo ayudaré —dice firmemente, sus dedos alrededor del
borde de la puerta, lista para cerrarla—. No puedo ayudarlo. Tengo dos hijos más
Página

que no han arruinado sus vidas. Él está por su cuenta ahora.


A estas alturas mi cólera está a punto de ebullición. Obviamente, no tiene idea
de quién es su hijo, y qué estuvo haciendo los últimos meses. ¿O años, tal vez?
—No necesita dinero. Y ahora veo la razón por la que no la ha llamado para
preguntar esta información él mismo.
Con gran renuencia, la responsable auxiliar en ella ganó estoy segura, abre la
puerta más, dejándonos entrar. Está lleno de muebles viejos, pero todo se ve
agradable y limpio. Hay un claro aroma en el aire de comida hecha en casa y ropa
recién lavada, cosas que estoy segura que Brody extraña, especialmente conociendo
su apartamento vacío y nevera llena de comida hecha en la cocina de alguien más.
Lenny y yo nos quedamos de pie en la sala de estar, observándola cerrar la
puerta y girar para enfrentarnos, dando golpecitos con su pie como si tuviera otro
lugar mejor en donde estar. Rompe mi corazón. ¿Cuán mal hijo puede haber sido, y
sin embargo convertirse en el tipo de persona que conozco?
—Brody… quiero decir, Jason —digo—, quiere obtener su diploma de la
preparatoria, pero necesita pruebas de su diagnóstico de dislexia para poder rendir
un examen oral.
—Y ahora tiene sentido la razón por la que no quería pedirlo —termina Lenny,
robando las palabras directamente de mi cerebro.
Cruza los brazos sobre su pecho, pero no me está engañando. Puedo ver que
nuestro pedido la sorprendió.
—¿Eso es todo?
Exhalo.
—Eso es todo.
Se voltea y va por el pasillo. Literalmente, sesenta segundos después, regresa
con una carpeta llena de papeles blancos, marcada como: REGISTRO DE
ESCUELA DE JASON. Se aproxima a la puerta, la abre unos centímetros, y espera.
Lenny se dirige a la salida, pero yo me mantengo firme.
—¿No quiere saber dónde está? ¿O qué está haciendo? ¿No le importa?
Aprieta sus labios.
—No puedo cuidar de él en detrimento que mis otros hijos. Cuando tu hijo
mayor trae delincuentes a tu casa, te roba, y hace que temas tanto por la vida de tu
familia, que debes mudarte, desconectarte de todos los que has conocido, obtener
un nuevo empleo… cambia mi capacidad de perdonar.
Lenny me mira y mueve la boca para decir ¿delincuentes?, me encojo de
hombros porque no escuché nada de esa parte. Brody nunca dijo nada acerca de ser
parte de una pandilla. Creo que está exagerando, pero de todas formas, él no
intentó herir a nadie intencionalmente, por lo tanto, alguna parte de ella tiene que
236

estar preocupada por él.


—Y temo siquiera preguntar por qué, a los diecinueve años, él está asociado
Página

con chicas de preparatoria —agrega, negando.


Estoy tan molesta que no puedo morder mi lengua e irme como sé que debería
hacer.
—Mi papá es el entrenador de lanzadores de Kansas City Royals. Entrena a su
hijo. Y Lenny —asiento hacia ella—, es la hija del Primera Base de los Royals. Brody
es un lanzador. Un lanzador de ligas mayores. Posiblemente, novato del año.
¿Nunca lee el periódico? ¿O ve ESPN?
Su boca cae abierta, y luego de dudar un poco, asiente.
—Juega béisbol. Supongo que tiene sentido.
Le frunzo el ceño, recordando lo que Brody dijo, ella lo tomaría como algo
ligero, como si hubiese sido sencillo para él.
—Sí, juega béisbol. También es una persona, increíblemente generosa y
trabajadora, a la que no le fue fácil creer que la gente realmente pueda pensar bien
de él.
—Me pregunto, ¿por qué es? —dice Lenny.
Hacemos un equipo impresionante.
Me deslizo en mi cartera y le entrego un sobre blanco.
—Estos son los boletos para el juego de mañana. Estará jugando con Los
White Sox para los campeonatos de división. Su hijo estará lanzando.
No había más nada que decir, así que nos dirigimos a la puerta y corrimos de
regreso por las cuatro cuadras hasta el tren. No es hasta que estamos sentadas que
Lenny dice:
—Esa fue una actividad muy útil.
—Y exitosa. —Acaricio mi estómago donde había puesto la carpeta debajo de
mi camisa y la chaqueta para evitar que se arruinen por la lluvia—. No puedo
decidir si quiero que ella aparezca en el juego o no. Tal vez no merezca verlo.
—¿Crees que él realmente estaba en una pandilla? —pregunta Lenny.
Niego.
—De ninguna manera. Tenía amigos rudos y su madre probablemente los
llamó pandilleros, porque no creo que sería capaz de alejarse de ellos tan
fácilmente, ¿cierto?
Como si en realidad supiera cómo funcionan las pandillas.
Después que Lenny y yo nos chequeamos en la recepción de nuestro hotel, nos
dirigimos a la habitación que ella reservó para nosotras, casi me desmayo cuando
veo la elegante suite de dos dormitorios.
—Vaya, ¿realmente quieres llamar la atención, Len? ¿Tratando de fastidiar a
237

mamá y papá?
Ella se ríe y deja caer su maleta sobre la cama en uno de los dormitorios.
Página

—Creo que estás bajo la impresión que mis padres le prestan atención a lo que
cargo en mi tarjeta de crédito y que mi madre jamás podría entender la idea de no
reservar una suite de lujo durante nuestra estadía en un hotel.
Después que rogué para ver a los partidos de desempate en Chicago, en
realidad había sido idea de papá invitar a Lenny. Lenny estuvo de acuerdo que
pagara por el vuelo así ella podría pagar el hotel. Por supuesto, viajamos gratis en el
vuelo del equipo.
Le escribo a Brody y le doy el número de la habitación, diciéndole que le tengo
una sorpresa. He tenido miedo de decirle acerca de mi misión, pero no había
pensado que sería un problema una vez que ya lo había hecho.
Lenny lo deja entrar y, después de silbar por el tamaño de nuestra suite, toma
nuestra ropa empapada. Se ríe y se acerca escurriendo el agua de las puntas de mi
cabello.
—¿Supongo que las compras no fueron bien?
—En realidad... —Recojo la carpeta de la mesa y se la entrego—. No hemos ido
de compras.
Ni siquiera la abre, simplemente ve la etiqueta a un lado y su mandíbula se
tensa.
—¿De dónde sacaste esto?
Respiro profundamente y doy un paso hacia atrás. Esta no es la feliz reacción
de sorpresa que esperaba. Lenny me lanza una mirada cautelosa y se dirige al
dormitorio que eligió cerrando la puerta detrás de ella.
—Yo.... uh... fui a ver a tu mamá. Sabía que no querías llamarla, y sólo quería
que fueras capaz de tomar la prueba.
Su mirada es como una daga golpeando justo en mi corazón. Lanza la carpeta
sobre la mesa.
—No tenías derecho a hacer eso, Annie. ¿Por qué no me preguntaste primero?
Tuve un momento bastante difícil caminando bajo la lluvia para encontrar a
su mamá, así que no estoy emocionada exactamente porque me grite.
—¡Porque hubieras dicho que no y sinceramente, estás siendo completamente
estúpido dejando que ella te impida vivir tu vida! Uno de nosotros tenía que hacer
algo.
—Tienes razón, habría dicho que no. —Baja su voz, haciéndolo parecer más
frío y enojado.
Levanto mis manos.
—Bien, ya lo hice, así que lo único que realmente puedes hacer es seguir
adelante y hacer la maldita prueba. Y para que sepas, le di boletos para tu juego de
238

mañana, también.
Camina lejos de mí, negando.
Página

—No lo entiendes, ¿cierto? Si me dijeras que no me metiera en tu vida, nunca


iría tras tu espalda. Confío en ti.
—Si confías en mí, entonces ¿cuál es el problema? Hice lo que pensé que era lo
mejor para ti.
—Confío en que me pidieras ayuda cuando la necesites. Aceptarla cuando te la
ofrezco, para que entiendas que haré lo mismo si necesito tu opinión —dice,
decepción y frustración llenando cada palabra—. Soy serio sobre nosotros, y ahora
puedo ver que no te sientes de la misma manera.
Gimo e intento acercarme, pero él levanta una mano para detenerme.
—Por supuesto que me siento del mismo modo, no seas tonto.
—Nunca te he tratado como una niña, Annie, pero es jodidamente difícil no
hacerlo cuando actúas como una. Como si no te importara cómo tus acciones les
afectan a otras personas. Simplemente lo haces y no miras hacia atrás. Esa mierda
me asusta. —Niega—. Esa era mi vida antes de esto: impulsiva y destructiva. No
puedo ser esa persona nunca más. Ya no.
Me quedo de pie ahí aturdida, viéndolo salir por la puerta y cerrándola de
golpe. Me hundo en el sofá e intento averiguar qué demonios acababa de pasar.
Lenny abre la puerta de su dormitorio y se mueve lentamente en la habitación.
—¿Estás bien?
Mis manos están temblando, pero es más ira que cualquier otra cosa. ¿Cómo
podría él pensar que no me importa? ¿Siempre estoy tratando de hacer su vida
mejor? Miro a Lenny, con los ojos abiertos.
—¿Acabamos de romper?
239
Página
Capítulo 26
—¿Dónde está Brody? —Savannah se voltea y echa un vistazo hacia el
vestíbulo del hotel—. ¿Pensé que iba a venir a la cena con nosotros?
Muerdo de regreso una furiosa y completamente inválida respuesta y me dejo
caer en los escalones enfrente del acceso circular, sin preocuparme si mi vestido se
ensucia. Papá se une a Savannah en mirar a su alrededor por Brody mientras que
uno de los otros lanzadores en nuestro grupo empieza a reír.
—Creo que está ocupado levantando chicas en el bar en el último piso.
Lenny me echa un vistazo cautelosamente, después golpea al lanzador.
—¿Cómo sabes eso?
—Una chica acaba de tuitear una foto —dice, moviendo un dedo delante del
rostro de Lenny.
Ella saca su teléfono de inmediato, pero yo meto las manos debajo de mí,
obligándome a mantenerme alejada de las fotos de Twitter de mi tal vez ex novio
quien se cabreó conmigo por haberle ayudado con algo que él no tiene las bolas
para hacer por sí mismo. Que se joda eso.
—Él no va a venir —le grito a papá y Savannah—. ¿Podemos irnos ya? Estoy
hambrienta.
Los dos se giran para enfrentarme, y papá dice:
—¿Qué te pasa?
Estoy frunciendo el ceño a nadie en particular, por lo que Lenny engancha su
brazo a través del mío, arrastrándome a mis pies.
—No está hecha para comprar conmigo, eso es todo. No la dejaría detenerse
por un helado o Cinnabon.
—Sí, sólo era una decepción tras otra —digo.
No creo que engañé a nadie, pero ellos deciden dejarme sola por ahora. Lenny
se sienta junto a mí en el auto de camino al restaurante.
A lo largo de la cena, papá y Savannah siguen sacando a colación a Jason
Brody y cuan genial es, cuan impresionado está Larry Johnson con el apoyo que ha
240

estado obteniendo y su potencial para ser galardonado como el Novato del Año.
Solo me siento allí apuñalando mi carne y rellenando mi boca con tanta comida,
que no esperaré meterme en la conversación.
Página

No es que no estoy dolida y luchando contra el deseo de llorar sobre un bote


de helado y cargar películas de amor de la televisión en la habitación de hotel en la
tarjeta de crédito de los padres de Lenny, lo estoy. Pero es más fácil dejar dominar
a la ira. Ira con la que puedo lidiar. Un corazón roto es algo que no he
experimentado todavía. Además, ¿cuáles son mis opciones? ¿Pedir disculpas? No lo
siento por ayudarlo. No lo siento por preocuparme, por defenderlo de su mamá.
Eso es jodidamente estúpido.
—Oh, mira —dice Tercera Base durante la cena, sosteniendo su teléfono para
Lenny y para mí—. Consiguió ser acosado en el vestíbulo. ¿Tal vez no deberíamos
haberlo dejado solo?
—Dudo que esté solo. —Clavo mi carne de nuevo. Puñalada, puñalada,
puñalada—. Y estoy segura que estará bien.

Ni siquiera iba a ir al partido. Y ahora que Brody finalmente está entrando


durante la sexta entrada, en verdad me gustaría haber escuchado a mi voz de novia
enojada.
Lenny me da un codazo en un costado.
—Probablemente deberías borrar ese ceño fruncido de tu rostro antes que la
cámara gire en nuestra dirección.
Mis mejillas se relajan, pero todavía estoy maldiciendo a Brody dentro de mi
cabeza. ¿Por qué tenía que lanzarme un insulto que no puedo manejar,
llamándome niña? Es lo que he tenido miedo desde la primera vez que nos hicimos
amigos. Tal vez desde que cayó mi libreta en el vestidor y obtuve su atención.
—Eso está mejor. —Lenny pasa una bolsa gigante de palomitas de maíz de su
regazo al mío.
Me ocupo metiendo puñado tras puñado en mi boca mientras Brody calienta.
Él está dejando ir la pelota como nunca antes lo he visto hacer. Las palomitas se
atoran en mi garganta, mis dedos se congelan dentro de la bolsa, algo está mal.
Esto es peor que su calentamiento en el día de inauguración. Pero estamos
arriba por tres carreras. Es un pequeño amortiguador para el error, al menos.
Siete lanzamientos después, Brody ha avanzado a primera base al bateador de
los White Sox, y papá ahora está caminando de un lado a otro en la banca. ¿Qué
demonios? Papá nunca camina de un lado a otro. Su posición nerviosa es siempre
la estatua del papá inmóvil. ¿Está enojado? ¿Preocupado?
Jesucristo. ¿No puedo sólo tener un día para estar molesta con mi novio y no
tener que preocuparme por Brody o los trabajos de papá? ¿Es mucho pedir?
La mirada de Brody está bloqueada en el campo. Ni siquiera está intentando
241

echar un vistazo hacia las gradas donde Lenny y yo estamos sentadas junto a la
línea de tercera base. Y definitivamente no está mirando hacia los asientos vacíos
Página

que le pertenecían a su madre, ella no decidió venir y ver jugar a su hijo.


No, no sientas lástima por él. Estás molesta, ¿recuerdas?
El siguiente lanzamiento de Brody está directo sobre el plato pero no lo
suficientemente rápido. El chasquido del bate contra la pelota hace hundir a mi
estómago. La pelota se dispara hacia el centro. Segundos más tarde, Brody termina
con la pelota de nuevo y el trabajo de detener al corredor que antes avanzó a
primera base, está avanzando a la tercera. Lo derriba por completo y envía a
Tercera Base a pelear por la pelota detrás de él.
El error da el espacio suficiente para que el corredor de los White Sox
despegue hacia el plato. Brody corre como rayo hacia adelante para ayudar al
receptor a cubrir el plato, pero es demasiado tarde.
Los White Sox anotan, y tienen a un corredor en la segunda base.
Me quedo mirando a la enorme pantalla del estadio, mi boca abierta en estado
de sorpresa mientras el lanzamiento de mierda de Brody a tercera es repetido una y
otra vez, junto con el corredor de White Sox que se desliza en el plato.
Oh Dios, ¿qué he hecho? Me pongo nerviosa. Esto es mi culpa. Sé que es mi
culpa.
Lanzo las palomitas de maíz de regreso a Lenny así puedo retorcer las manos
en mi regazo.
Brody toma el montículo otra vez, los vítores en el estado estallan en un nivel
que daña el oído. Dejan de repetir el error de Brody, y la cámara hace un
acercamiento a su rostro. Hay indicios de miedo y pánico en el rostro de Brody que
no he visto en él antes.
Atrapa un aliento, agarrando la pelota en su mano derecha. Paso las palmas
por mis jeans, limpiando el sudor. El siguiente lanzamiento de Brody es un mal
intento de una bola curva. Frank lanza sus manos en el aire y papá por fin deja de
caminar de un lado a otro.
Oh Dios. Acabo de joder al equipo. Van a perder el juego y luego los White Sox
van a avanzar a la siguiente ronda…
Brody sacude la llamada del receptor dos veces antes de lanzar. Está justo en
la zona de strike y un poco lento para que lo pierda el bateador. Envía una línea
justo hacia el montículo. Jadeo, mi mano volando para cubrir mi boca mientras la
pelota se estrella justo en el pecho de Brody.
Mi corazón late, y el pánico inunda mis venas.
Brody reacciona inmediatamente, con dolor evidente en su rostro, pero
levanta la pelota y hace el lanzamiento a primera antes de caer de rodillas.
Salto a mis pies, mirando alrededor por un camino para bajar al campo.
Lenny me empuja de nuevo a la realidad, agarrando mi camiseta y jalándome hasta
que me siento de nuevo.
242

—No puedes ir allá abajo —dice en una voz baja y con un nivel de
preocupación que me sorprende.
Página

El ampáyer llama a tiempo fuera, mientas papá, Frank, varios jugadores, y el


médico del equipo se reúnen alrededor del montículo. Brody está frotándose el
pecho, todavía de rodillas pero intentando pararse. Papá presiona sus hombros
para mantenerlo en el lugar.
Oh Dios, oh Dios, oh Dios.
—Esto es mi culpa —murmuro, sin querer hablar en voz alta.
—No, Annie —dice Lenny enseguida—. Detente.
Pero sin importar qué lógica me invento, no puedo desatar el enorme nudo de
culpabilidad formándose en mi estómago.
Por fin, después de lo que se siente como horas, Brody se pone de pie, y Frank
llama a otro lanzador al montículo. Suspiro de alivio cuando Brody se las arregla
para caminar sin ayuda a la banca, y mis ojos nunca lo deja el resto del juego.
Mantiene su cabeza baja, y su mano sigue frotando periódicamente su pecho donde
la pelota lo golpeó. Ni siquiera sé el marcador final hasta que Lenny y yo estamos
subiendo las escaleras para salir del estadio. Echo un vistazo por encima de mi
hombro y veo mientras el marcador todavía está a la vista.
Ganamos. Los Royals están oficialmente en una carrera por el campeonato.
Más tarde, cuando regresamos al hotel, todavía no sé con certeza si
terminamos o no. Todavía estoy molesta con él. No entiendo su argumento, y en
verdad creo que es su orgullo y vergüenza lo que provocó descargarse, pero eso no
me impide saltar a mis pies y salir por la puerta cuando él me envía un texto de
nuevo una hora más tarde.
Brody: Estoy en la habitación 518 si quieres hablar.
243
Página
Capítulo 27
La puerta del cuarto de Brody se abre, y sí, me siento súper culpable aún por
ponerlo nervioso por el juego de hoy, pero estoy lista para discutir de nuevo. Estoy
lista para hacerlo ver mi lado de ello. Asegurarme que sabe que haría mucho más
por él que ir a sus espaldas y contactar a su mamá en busca de información. Haría
un montón de sacrificios por este chico, y eso debería significar algo para él. Dijo
que no iba a tomarnos en serio, pero ¿tal vez soy la que está demasiado profunda?
Brody se apoya contra el marco de la puerta, su expresión ilegible.
—Savannah envía su dinero cada mes —dice por lo bajo.
Todas las palabras y oraciones que había ensayado en el ascensor
desaparecen.
—¿Quién? ¿Tu mamá? ¿Para qué?
Él asiente y luego abre la puerta para dejarme entrar. Arrastro los pies detrás
de él, y después que estamos en la privacidad de su habitación, responde mi
pregunta:
—El año pasado, mi padrastro y mi hermana estuvieron en un accidente
automovilístico. Están bien, pero han pasado por muchas cirugías y rehabilitación.
Ya que el accidente fue su culpa, no hubo mucha cobertura del seguro. Traté de ir a
casa y visitarlos después que me enteré del choque, pero me dijo que me quedara
lejos, que ella acababa de avanzar y finalmente estaba libre de mis malos vínculos.
Cuando firmé mi contrato oficial con los Royals, le dije a Savannah que quería
ayudar pero sabía que mi madre nunca me lo permitiría. Savannah ingresó a una
organización que ofrecía ayuda financiera a empleados de escuelas públicas que
tengan aplastantes facturas médicas.
Estoy aturdida por el silencio y finalmente gruño un par de palabras.
—Así que… ¿ella no sabe de dónde viene el dinero? —Obviamente. Ya lo ha
dicho dos veces.
—Supongo que probablemente lo sabe ahora. —Mira sus manos. Mi corazón
está martilleando, sabiendo que podría haberlo jodido realmente—. Pero sé que
tenías buenas intenciones. Solamente es frustrante no ser capaz de ayudar como
puedo. Tengo dinero ahora. Mucho más de lo que necesito.
244

Estoy de pie cerca del final de la cama, mis piernas volviéndose gelatina.
¿Cómo podía algo ser tan claro un minuto y luego presentar un cuadro
Página

complemente diferente al siguiente?


—¿Crees que no tomará más el dinero?
Él ríe amargamente.
—Si conozco a mi madre lo suficientemente bien, probablemente va a intentar
devolver el dinero que ya le he enviado.
Mi rostro debe reflejar el horror que siento porque Brody se acerca más y toca
mi cabello.
—Esto no habría sucedido si te hubiera contado más, así que deja de parecer
como si acabaras de asesinar una docena de gatitos.
—Tal vez —digo, tratando de liberarme de la culpa. Pero en realidad, decirme
algo así habría sido arriesgado. No necesito saber lo que hace con su dinero. A
menos que quiera que yo sepa, y tengo que asumir que dirá algo si es el caso… Oh
Dios.
Una abrumadora sensación de terror me golpea, acompañando a la verdad de
lo que he hecho. Y entonces mis ojos se cierran sobre una enorme cesta de regalo
puesta en el centro de su cama King-size. Justo encima de los dulces y tentempiés
que solo los solteros disfrutarían de una gran caja de condones. Mis ojos se
amplían, mi corazón acelerándose, mi boca cayendo abierta, pero ninguna palabra
sale.
Brody sigue mi mirada y se tensa inmediatamente.
—Esos no son… quiero decir, son un regalo; no los compré, y si lo hubiera
hecho, serían para nosotros, no para alguien más.
Cientos de emociones me golpean a la vez, y me siento en el borde de la cama,
cubriendo mi rostro. Oh Dios. Condones…
Brody se acuclilla frente a mí, sacando mis manos de mi cara.
—Oye, ¿qué pasa?
—Te mentí. —No puedo encontrar su mirada—. Confiaste en mí. Me tienes
que hablar de cosas y ser directo y yo mentí. Te dije que he hecho todo al menos
una vez, y no lo he hecho.
Se pone rígido, pero puedo decir que está intentando no mostrar ninguna
señal de impresión.
—Sexo… estamos hablando de sexo, ¿verdad?
—Sí. —Arriesgo un vistazo a sus ahora muy abiertos ojos marrones mientras él
exhala e inhala un par de veces.
Se levanta y toma asiento a mi lado en la cama.
—Déjame aclarar esto… ¿eres virgen? —Asiento y contengo el largo discurso
que le di a Lenny sobre mis opiniones de esta definición. Él agarra el soporte con
245

ambas manos—. Bien, no vi eso venir. Quiero decir, me sorprendió cuando me


dijiste que no lo eras, pero desde entonces…
Página

—Lo siento. —No sé por qué, pero de repente tengo ganas de llorar—. Sólo
estoy realmente asustada ahora mismo —digo como un pobre intento de explicar
las lágrimas.
Brody me gira para que lo mire.
—¿Asustada de qué, Annie? Nunca te apresuraría a algo con lo que no estés
cómoda. Por favor, dime que sabes eso a estas alturas. Creo que me odiaría si
estuvieras así de descompuesta por tener que decir no.
Escucho la frustración que está conteniendo, probablemente porque estoy tan
visiblemente descompuesta.
—No estoy asustada de esto. Estoy asustada que no vayas a creerme si digo
que estoy lista. De que siempre vayas a preguntarte si estoy mintiendo o estoy
actuando por impulso y no pensando bien las cosas. —Encuentro sus ojos de
nuevo—. Estoy asustada que arruiné todo, que sea demasiado joven para ti, y que si
te digo que te amo, no hay forma que significará lo que significa cuando tú me lo
dices.
Inhala un rápido aliento después que suelto esa última parte. No puedo creer
que lo dije en voz alta. Brody me mira fijamente por la duración de dos latidos, y
luego se acerca más y envuelve sus brazos a mi alrededor. Estoy tratando de
recuperar mi respiración y dejar de llorar, pero por alguna razón mi mejilla contra
su pecho trae los sollozos intensivos.
—Annie —susurra contra mi cabello—. Si no estuvieras lista para estar
conmigo, entonces no estarías tan molesta por mentir. O por lo que sucedió con mi
mamá.
Giro mi cabeza, presionando mi rostro contra su camisa.
—Tienes razón. Tenemos que decirle a mi padre. —Eso es lo que la gente que
van en serio con sus relaciones hacen.
—Sí, tenemos. —Él aprieta su agarra, plantando un beso en el costado de mi
rostro—. Esto es realmente duro para ti, ¿verdad? ¿Estás asustada de terminar
como él, sin ser capaz de dejar ir?
Respondo limpiando mis lágrimas en su camisa.
—Sé que soy un buen partido, pero nunca permanecerías colgada a mí para
siempre. —Él ríe contra mi cabello—. Probablemente ni siquiera la mitad del para
siempre. Controlar todo no va a hacer más fácil dejar ir. Eso es lo que estás
haciendo, ¿sabes? Manteniendo la pelota en tu cancha.
Mis brazos van a rodear su cuello, y le doy un apretón antes de levantarme.
Levanto el final de mi camiseta de los Royals y limpio mi rostro con ella una última
vez.
—Ya no quiero ser de esa forma. Estoy tratando, lo prometo.
—Bien. —Me da una media sonrisa y levanta mi palma a sus labios—. Eso es lo
246

suficiente bueno para mí.


Sorbo de nuevo, riendo un poco.
Página

—¿Por qué siempre estoy llorando? Nunca solía llorar.


Se impulsa a sus pies.
—¿Quieres que llore yo también? ¿Eso ayudaría? ¿Y a dónde vas?
He dado algunos pasos hacia la puerta y estoy alcanzando la perilla ahora.
—De vuelta a mi habitación. Me imaginé que querrías que me fuera, ya que…
—No sé qué estoy diciendo ahora. Estoy confundida. ¿Rompimos? ¿Regresamos?
¿No me quiere ahora que sabe que soy virgen?
Se apoya contra la puerta, evitando que salga.
—¿De qué realmente estás asustada? Te daré este pase de acceso libre. Creeré
lo que sea que me digas, pero piensa antes de hablar.
Respiro profundo.
—Te amo. En serio creo que es verdad, pero estoy asustada que nunca me veas
cómo nada más que la niña imprudente que arruinó las cosas con tu madre. Que
nunca seré una adulta a tus ojos.
Brody se desliza más cerca, dejando muy poco espacio entre nosotros.
—Dije esas cosas porque me asusté y luego me enojé, Annie. No quise decirlas.
—Levanta un mechón de mi cabello, girándolo alrededor de su dedo—. Lo
prometo… no pienso en ti como una niña ahora mismo.
Me trago mis nervios. Necesito mostrarle que soy lo suficientemente mayor
para saber lo que quiero.
—Quiero esto… tú y yo… juntos.
Brody mantiene sus ojos fijos en los míos y levanta una mano, deslizando la
cadena sobre la cerradura. Entonces me jala por la cintura hasta que estamos
presionados juntos. Mi corazón golpea muy fuerte al segundo que su boca
encuentra la mía.
El beso es lento al principio, y luego es profundo y soy levantada del suelo.
Envuelvo mis piernas alrededor de la cintura de Brody, y sus manos están
deslizándose bajo mi camisa. Pausa, respirando fuerte, agarrándome firmemente,
sus labios en mi cuello.
—Puedes cambiar de opinión en cualquier momento. No me molestaré, lo
prometo. Solo me molestaré si cambias de opinión y no me dices.
Le respondo llevando mi boca a la suya de nuevo, entrelazando mis dedos en
su cabello. Me deja caer en la cama, empujando la cesta de regalo al suelo. Nuestra
ropa cae encima de ella, una prenda a la vez. Cuando finalmente consigo un buen
vistazo del pecho de Brody, trazo suavemente el rojo verdugón donde la pelota lo
golpeó. Ya está amoratándose.
—Casi tuve un infarto en el juego…
247

Brody me sorprende sonriendo.


—Sí, mi cabeza fue a algún otro lugar. Tengo que trabajar en eso.
Página

Toco mis labios con los suyos.


—O podemos nunca pelear de nuevo así no tienes nada que te distraiga o
descoloque.
La sonrisa se desvanece de su rostro, y presiona nuestras frentes juntas,
cerrando sus ojos.
—Vamos a ser adultos sobre esto y decirle a tu papá mañana, ¿bien? No más
esconderse.
Esta vez, no trato de postergarlo o manipularlo a salir de este plan. Asiento y
me trago un galón de miedo.
—No más esconderse —concuerdo.
Brody sonríe.
—Después de esta noche.
—Después de esta noche…
Esto no es como el mes pasado en su apartamento cuando se echó y me dejó
guiar la expedición. Es obvio quien está a cargo, y tal esta es su forma de probarme,
sabiendo que necesito practicar en ceder el control.
Brody pausa después de pasar varios minutos besando mi cuello. Levanta su
cabeza y se cierne sobre mí, nuestras frentes casi tocándose.
—Deja de pensar tanto. Puedo escuchar tu cerebro dando vueltas.
Me estiro y tomo su rostro en mis manos.
—Lo siento. Sólo estoy un poco…
—¿Nerviosa? —termina. Muerdo mi labio, asustada que vaya a detener esta
actividad, y no quiero eso tampoco—. Confías en mí, ¿cierto?
Me toma varios segundos pensar en lo que realmente significa eso. ¿Confiar
en él para hacer qué? ¿Sostener mi billetera sin robar nada? ¿Lanzarme una pelota
sin darme un golpetazo? ¿Amarme y nunca dejar de amarme? Hay tantos niveles
de confianza… no puedo comprometer la palabra como un todo.
—Confío en ti con algunas cosas, sólo que no todo… todavía —agrego.
—Buena respuesta. —Sonríe y se inclina para besar mis labios—. Confía en
que me aseguraré que disfrutes esto, ¿de acuerdo? Ese es mi trabajo, pero tienes
que dejarme hacerlo. Es como ceder el control remoto y confiar en mí para elegir
un programa que te gusta.
Suelto una risa nerviosa.
—Odio History Channel. Y es tu favorito.
Vuelve a trabar su boca por mi cuello y sobre mi clavícula.
248

—Tengo una sensación que no tendremos problemas encontrando campo


mutuo esta noche.
Paso mis manos a través de su cabello, peinándolo y anticipando lo que sea
Página

que ha planeado a continuación. No voy a pensar. Sólo sentir.


Se desliza por mi cuerpo, besándome en todos los lugares correctos,
ocasionando que respire más alto de lo que me gustaría. Y entonces sus manos se
unen a su boca en explorar mi cuerpo.
Mis manos se vuelven hormigueantes, mis dedos de los pies se entumecen.
Suelto el cabello de Brody y agarro las sábanas, mis párpados cayendo. Sus labios
van a la deriva por mi estómago y eventualmente tocan el interior de mi muslo.
Realmente no anticipé que su boca fuera allí. Pero estoy demasiado atrapada en la
sensación, la intensidad, para preocuparme.
Todo mi cuerpo está caliente y zumbando. Estoy tratando de aguantar, de no
ser tan fácil de llevar a la línea de llegada, pero un minuto más tarde, estoy
empuñando las sábanas en mis manos y apretando mi mandíbula para evitar hacer
cualquier sonido embarazoso mientras me apresuro al final.
Colores se encienden detrás de mis ojos, posiblemente por la falta de oxígeno,
y mis extremidades se vuelven gelatina. Siento que he tomado Vicodin o bebido
algunas copas de vino; relajado y vago.
Brody toma un condón de la caja y lo pasa sobre sí mismo.
Antes que siquiera pueda pensar en lo que está sucediendo o tensarme y
dificultar el trabajo, se desliza cuidadosamente dentro de mí. Siento algo tirando y
estirándose, pero no es doloroso como he escuchado de otras personas. Brody
sostiene mi cara con una mano, tratando de llamar mi atención. Me sonríe.
—Todavía estás allí, ¿cierto?
Le regreso la sonrisa y envuelvo mis brazos alrededor de él, acercando su boca
a la mía. Se está moviendo lentamente, probablemente sin querer lastimarme, y
estoy tan llena de emoción, que es como si no pudiera apagarlo. Pero esta no es el
momento que cambia la vida como las personas siempre dicen. Para nosotros, creo
que nuestro gran momento sucedió en el lago esa noche y luego en su auto y su
habitación…
Mientras más lo amo, todas las cosas físicas se vuelven mejor.

Posteriormente, en el baño, me limpio y arranco la bata de tela de toalla


blanca de la parte de atrás de la puerta del baño y la envuelvo alrededor de mí.
Brody está acostado en la cama, usando sus habituales calzoncillos negros.
Sonríe y tira de mi mano, jalándome abajo con él.
—Te ves realmente feliz para alguien que tuvo un juego fuera y fue golpeado
con una pelota a ciento sesenta kilómetros por hora —digo.
—Apestó —admite—. Pero en su mayoría porque no sentía que estabas ahí
249

conmigo, ¿sabes? Y si tengo eso, entonces puedo lidiar con todo lo demás.
Está bien, entonces no me ha dicho que me ama a pesar que yo se lo dije a él,
Página

pero eso… Eso es un poco mejor. Es real.


—Y si te las arreglas para lanzar un poco más rápido la próxima vez… —
bromeo.
Sus cejas se disparan hacia arriba, y me voltea sobre mi espalda, sujetando
mis brazos por encima de mi cabeza. Mis latidos se aceleran, mi respiración
acelerándose.
—Más rápido, ¿eh? ¿Justo así?
—¿Eso no es para lo que te pagan que hagas? —Se siente genial regresar a ser
nosotros. Al menos hasta mañana cuando hablemos con papá. Eso va a ser… Sí, no
voy a pensar en ello todavía.
Brody pone todo su peso sobre mí, besándome duro, lanzando los lados de la
bata del hotel para que nuestra piel pueda tocarse.
El teléfono del hotel suena, sobresaltándonos. Brody lo mira, entonces regresa
su atención a mi rostro.
—¿Necesitas responder eso? —pregunto—. A pesar que casi te noquearon hoy,
aun así ganamos, y vamos a las eliminatorias. Apuesto que todos quieren celebrar
contigo y entrevistarte.
Se inclina y me besa de nuevo.
—Puede esperar hasta mañana. Y yo estoy celebrando, ¿tú no?
Río y asiento al mismo tiempo.
—Totalmente.
Y sí, todo lo demás puede esperar hasta mañana.

Mis ojos se abren a las ocho a la mañana siguiente, todavía estoy en la bata
blanca en la cama de Brody, las sábanas cubriendo la mitad de mi cuerpo. Lo siento
a mi lado, pero no está acostado. Está sentado, viéndose recién duchado, usando
shorts de gimnasio y escuchando su iPhone.
Pasa una mano por mi cabello.
-Hola…
—Hola. —Me muevo para que mi cabeza esté descansando sobre sus piernas—
. Por favor dime que tienes Coca Cola de dieta escondida en alguna parte de está
habitación. Voy a morir si no tengo una en los próximos dos minutos.
Él ríe y levanta el teléfono a su lado.
—No te preocupes. Me han asignado un asistente personal que me traiga lo
250

que sea que necesito. —Espero mientras marca un número y pide Coca cola
dietética para su habitación y luego cuelga—. Dijo cinco minutos. ¿Eso va a ser
demasiado tarde?
Página

—Trataré de superarlo. No lo prometo. —Me siento, sentándome a horcajadas


en su regazo y envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. Mis manos
explorando su pecho y mis labios yendo directo a su cuello, evitando cualquier
exposición de aliento matutino. Cuatro minutos después, me deslizo fuera de la
cama y me dirijo al baño. Cuando salgo sesenta minutos más tarde, el chico de la
Coca Cola de dieta está tocando la puerta.
Miro a Brody y sonrío.
—Él es bueno. Deberías darle una buena propina.
Brody sale de la cama y se dirige a su billetera sobre la mesa al lado de la
puerta. Mientras está rebuscando dinero, descorro la cadena, quedándome medio
detrás de la puerta cuando la abro.
—Oye, Brody, sólo estábamos… —La voz de Savannah se apaga.
Oh mierda, oh mierda. Mi corazón salta en un resorte, pero todo mi cuerpo se
congela. Brody está parado frente a la puerta, el billete de diez dólares colgando
inerte en una mano.
—Te dije que era demasiado temprano —oigo que papá dice.
Oh Dios mío, oh Dios mío. ¡Di algo, Brody! Diles que estás ocupado.
—Sólo quería comprobarte después del juego —continúa papá—. Sabes que
sucede…
Se detiene a media oración, y el silencio que sigue es tan largo e inquietante
que casi me desmayo por el estrés y por contener mi aliento. Pero antes que eso
suceda, me doy cuenta demasiado tarde que mi pie está a plena vista. Mi tobillera
de plata que papá me dio para mi cumpleaños número trece también está a plena
vista.
—¿Annie?
251
Página
Capítulo 28
La puerta se abre frente a mí, los dedos de Brody aprietan con mucha fuerza, y
no tengo otra opción que apartarme, estando frente a papá y Savannah.
Oh, mierda. Oh, mierda.
Mi bata está entreabierta. Brody solo lleva pantalón corto de entrenamiento, y
ambos lucimos como si recién nos hubiésemos despertado. Juntos.
Mi corazón late con fuerza, mis vías respiratorias cerrándose de repente,
como si algo quedó estancado. Brody exhala y maldice en español en voz baja. Y
ahora el empleado uniformado del hotel apareció con dos botellas de Coca Cola.
Savannah está al frente y al centro, sus ojos grandes, boquiabierta. No creo haberla
visto otra cosa más que serena.
No puedo mirar a papá. Ni siquiera puedo mover un musculo, pero veo a
Savannah empujándolo.
Los ojos de Savannah inspeccionan la habitación. Empiezo a respirar
rápidamente, ansiosa. Mi ropa está esparcida por todas partes. Mi sujetador
colgando sobre una silla en la habitación. Finalmente, levanto la mirada a papá.
Nunca lo había visto tan sorprendido, como si hubiesen sacado de un tirón la
alfombra debajo de él, y le hubiesen arrancado una pierna en cuestión de segundos.
Todos observamos como papá levanta lentamente las manos delante de él,
negando. Su mirada fija en Brody, que se ve absolutamente petrificado.
—¿Cómo pudiste? Confié en ti. Cualquier otra cosa… podría haber perdonado
cualquier otra cosa, pero esto…
—Escucha, sólo déjame explicar… —suplica Brody.
—¡Ahora mismo no me hables! Estoy tratando de no asesinarte, y te sugiero
que no me des otra razón más de las que hay. —Papá se voltea hacia mí, sus rasgos
duros—. Vístete, Ann.
Sigo congelada en mi lugar, mi mirada entre papá y Brody. Pero cuando papá
levanta la voz y grita “¡Ahora!”, me muevo rápidamente, tomando mis jeans y mi
camiseta de los Royals del piso, Savannah coloca mi sujetador y bragas en mis
brazos y me lleva hacia la puerta.
252

—Íbamos a decirte. —Empieza Brody, a pesar que papá le dijo que no agregará
ni una palabra.
—¿Decirme qué? —explota papá—. ¿Qué estás jugando con mi hija?
Página

—No tenías ningún problema con que saliera con ella antes —discute Brody.
—¡Eso fue porque pensé que nunca cruzarías la línea con ella! —Papá está de
una pequeña tonalidad purpura. Me detengo contra Savannah, sin saber qué hacer.
Quiero decir algo, pero no quiero empeorar las cosas.
—He pasado casi toda mi vida alejándola de chicos como tú.
—¿Chicos como yo? —repite Brody, herido y disgustado—. ¿Te refieres a un ex
delincuente joven del lado equivocado de las vallas? Cierto. Lo entiendo.
—Es verdad. Eso es lo que eres. ¿Qué demonios quieres que diga? ¿Que estoy
de acuerdo con todo eso? —La voz de papá es temblorosa—. Pensé que eras mejor
de lo que dicen, pero, no lo eres. No eres el hombre que pensé que eras.
El dolor en el rostro de Brody es obvio, es demasiado duro mirarlo. Duele
demasiado.
—Jim… —dice Savannah, caminando alrededor de mí para agarrar la camisa
de papá—. Es suficiente.
Papá se aparta de su agarre, pero se voltea, dirigiéndose a la puerta. Sus
manos en mis hombros, y me empuja delante de él. No me deja ir hasta que
estamos en la seguridad de los confines de mi habitación y la de Lenny.
Giro para enfréntalo. Necesito decirle que es mi culpa, no la de Brody.
—Papá…
Me detiene, sus manos firmes a sus costados.
—Ahora no, Ann. Ahora no.
—Pero, papá —digo, mi ropa en mis brazos—, no es culpa de Brody.
Me acerco, y él se aleja. Lágrimas caen por mis mejillas. Odio este muro entre
nosotros. Nunca tuvimos un muro antes.
—Por favor, papá, sólo escúchame. No es una cosa de una sola vez. Hemos
estado juntos, como una pareja real, por un tiempo.
—¿Se supone que eso ayudará a saber qué demonios sucede en la vida de mi
hija? ¿Se supone que me hará sentir mejor sobre que hayas follado con un jugador
de béisbol de diecinueve años? —Niega—. Ni siquiera te conozco en este momento.
El nudo lleno de culpa que tuve en mi estómago ayer, sobre el partido de
Brody, no se compara con el que siento ahora. Por mentirle a papá. Por ocultarle
esto. Nunca más quiero verlo tan decepcionado, tan sorprendido, tan solo de
nuevo.
Dejo caer mi ropa, y acomodo la bata prestada.
253

—Papá, dime qué hacer para arreglar esto. Por favor, haré lo que sea… —Me
ahogo en la última palabra, tragando más lágrimas.
Página

Un poco de furia se suaviza del rostro de papá, y finalmente me mira.


—¿Cualquier cosa?
Exhalo, cierro los ojos y asiento.
—Aléjate de él —dice papá, su voz tranquila, pero muy seria—. Nada de
llamadas, mensajes, escapadas o partidos.
El nudo en mi garganta crece, más lágrimas caen por mis mejillas, pero, las
limpio rápidamente. Quiero decirle que no puedo dejar a Brody, pero sé que, si lo
hago, las cosas nunca estarán bien entre él y Brody. No puedo hacerle eso a Brody.
Necesita a mi papá, de una forma que jamás me necesitará a mí. Envuelvo mis
brazos alrededor de mi cintura y me las arreglo para decir:
—De acuerdo.
Alivio llena los rasgos de mi papá, y se acerca, ambas manos apoyadas
gentilmente sobre mis brazos. Baja la cabeza hasta que sus ojos están al nivel de los
míos.
—Mírame, Ann. —Respiro y asiento—. Conozco los de su tipo. Los conozco
bien, esta será la mejor decisión que jamás hayas tomado. Confía en mí, ¿está bien?
La puerta de la habitación de Lenny se abre, y ella aparece con sus pantalones
de pijama y una expresión confundida. Un golpe en la puerta, seguido por
Savannah alertándonos que es ella; ¿dónde quedó la advertencia hace un rato en la
habitación de Brody?; hace que papá me suelte para hacer pasar a Savannah.
—¿Me perdí de algo? —susurra Lenny.
Solo niego y limpio algunas de las lágrimas que se escapan.
Papá y Savannah hablan en voz baja. No sé de qué están hablando, pero él
voltea la cabeza, luciendo enfadado de nuevo. Su mano está en la puerta, listo para
irse, pero antes de hacerlo, se gira hacia nosotras.
—No salgan de la habitación, ¿entendido?
Savannah toca su hombro.
—Jim, no puedes regresar a…
—Sólo me voy a dar un maldito paseo —espeta papá, y luego sale de la
habitación.
Me tumbo en el sofá, finalmente sintiendo el impacto de lo que acaba de
ocurrir. Lo que acabo de aceptar.
Me tiemblan las manos y estoy llorando de nuevo cuando Savannah se para
frente a mí y pregunta, con expresión profesional:
—¿Desde hace cuánto que salen?
Limpio mi rostro e inhalo.
254

—Desde el verano… finales de junio, creo.


Mira a Lenny.
Página

—¿Supongo que tú sabías?


Los ojos de Lenny se agrandan. Mira a Savannah, y luego a mí, y finalmente,
asiente, probablemente dándose cuenta qué sucedió esta mañana mientras ella
dormía.
Savannah suspira.
—Deberías habérmelo dicho, Annie. Eso va más allá de ti y tu padre. La
reputación de Brody está en juego. ¿Sabías qué podría causarle esto a él? Sabes más
que nadie lo duro que ha trabajado para superar los obstáculos, para que lo
respeten.
—No es mi culpa que la gente juzgue tanto, y que crean que Brody solo se
acostó con una chica de preparatoria —digo un poco desafiante. Necesito discutir
con alguien sobre esto. Papá estaba muy herido para pelear con él.
—No —dice Savannah, igual de desafiante y enojada—. Eso es lo que pensarán
si te escapas y te atrapan. Si alguien más cuenta la historia.
—Lo siento —digo.
Pero Savannah no terminó.
—Escaparse es un acto impulsivo e inmaduro de adolescentes, Annie. Si
quieres que tomen en serio tu relación, si quieres que te traten como un adulto,
entonces deberías haber sido honesta y enfrentar todo. Podría haberte ayudado.
Podría haber publicado una historia que la gente alentaría en lugar de mirar con
desagrado. Pero es un poco difícil de hacer cuando hay evidencia de Brody en
eventos en la alfombra roja con chicas que no son tú.
El nudo de culpa se duplica. Debería haber escuchado a Brody hace un mes,
cuando quería contarle a papá. En todo lo que podía pensar era en mí misma y no
quería enfrentar a papá. Lo difícil que sería para mí. Ni una vez, siquiera anoche,
me visualicé de verdad diciéndole a papá, enfrentándolo y pidiendo que nos
aceptara. Y sólo le dimos un golpe justo en el intestino con la noticia, en lugar de
tratar que aceptara la idea. En la mente de papá, Brody y yo, fuimos de ser amigos a
estar desnudos en una habitación juntos de hotel. Toda la noche.
Las lágrimas caen sin control, y Lenny se sienta a mi lado, su cuerpo rígido
por los nervios. Niego, y finalmente digo:
—Ya no importa. Se acabó.
255
Página
Capítulo 29
Brody: ¿Estás bien?
Brody: Annie, vamos, háblame…
Brody: Tu padre ni siquiera se me acerca. No puedo tolerar que
ambos me ignoren…
Brody: Está bien. Ahora lo entiendo. Lo elegiste a él. Probablemente
haría lo mismo. Así que, sí, lo entiendo.
—Nada de teléfonos, Annie —me recuerda la entradora K.
Echo un vistazo a los mensajes de Brody una vez más, mensajes que dejaron
de llegar hace más de una semana, antes de dejar el teléfono en el bolso de
gimnasia. Una de mis compañeras toma mi tiempo de carrera y pernos de
seguridad en sus manos, lista para ayudarme.
He leído esos mensajes de Brody, por los menos cientos de veces, y cada vez,
está sensación que estoy haciendo algo mal al no responderle se hace más pesado.
Pero es todo lo contrario. Responderle sería un error. Se lo prometí a papá. Ni
siquiera debería haber leído las palabras de Brody.
Otra parte de mí discute, ¿qué si fuera una emergencia? ¿Qué si Brody
necesitaba algo? ¿A quién más hablaría? A nadie. No tiene a nadie más. Pero él
podría recuperar a mi padre si me mantengo alejada.
—¿Estás lista, Ann?
Aparto la bruma, y levanto la mirada para ver a papá de pie al lado de la
entrenadora K, bajo la tienda de nuestro equipo.
—¿Oíste las noticias? —dice papá—. El entrenador de los Dartmouth está aquí,
reclutando corredores de distancia.
Le doy una sonrisa forzada. Ya que mi compañera, Kennedy, dejó de tomarme
el tiempo, ahora es mi turno de ayudarla.
—Puede ser un gran día para ti —dice papá.
Intento bromear.
—¿Con mis calificaciones?
256

—Tienes tres puntos.


Técnicamente es cierto, pero es sólo por alguna A ocasional que equilibra una
Página

ocasional C. Dudo que Dartmouth acepte estudiantes con C. Atleta o no, siguen
siendo de Ivy League. Y este reclutador ni siquiera está observando mis mejores
eventos, el kilómetro y los tres kilómetros en pista, sin subidas ni bajadas por
colinas de barro como una carrera de campo abierto de tres kilómetros. Una
distancia que parece desalentadora, especialmente hoy.
Justo cuando estoy por fingir un esguince en el tobillo así puedo ir a casa,
recostarme en mi cama y mirar el techo, llaman a los corredores del equipo
universitario a la línea de salida. Papá me da un abrazo y planta un beso en la parte
superior de mi cabeza, deseándome suerte. Trato de lucir animada, pero no lo
estoy.
Ni siquiera un poco.
Todo en lo que puedo pensar es cuando disparan el arma, que marca el inicio
de la carrera, o cuando apenas estoy a mitad de la tabla, lo mucho que extraño las
carreras con Brody. Extraño pensar en él durante una carrera. Extraño pensar que
él está pensando en mí.
Con cada corredora pasándome, la voz en mi cabeza se hace más fuerte, me
dice que estoy cansada, que me duele demasiado, que no puedo. Simplemente, no
puedo.
Me duele el pecho y también el estómago. Mis brazos y piernas se sienten
pesados, como un peso muerto. Froto mi palma contra mi pecho.
Así que, así se siente un corazón roto.

—¿Estás herida? ¿Enferma? —pregunta papá de regreso a casa desde el


encuentro.
Sí, estoy herida y enferma. Incluso en mis peores días, mi tiempo de carrera
nunca es malo, así que no fue un fracaso total. Pero definitivamente no le di a
Dartmouth ninguna razón para que miren mis calificaciones no tan espectaculares.
Me encojo de hombros, y miro por la ventanilla. Papá me da palmaditas sobre
la pierna y sonríe.
—Dartmouth probablemente está lleno de novatos de la costa este, de todos
modos.
Lo miro por un segundo, intentando sonreír, y luego tomo mi teléfono
firmemente en una mano. No puedo leer los mensajes de Brody de nuevo como
quiero hacerlo, pero puedo sentirlos en mis dedos. Él entiende por qué estoy
haciendo esto. Por qué elijo a papá. Eso debería hacerlo más sencillo, pero solo
hace que me preocupe más por Brody.
257

Papá estaciona en la entrada de casa, pero no se mueve para salir del auto.
—Tengo que ir al estadio. Empezamos práctica de bateo a las diez, así que ya
Página

llego tarde.
—Cierto. —La carrera por el título. Esta tarde. Yankees. Tomo la manija de la
puerta, preparándome para salir—. Gracias por venir a mi carrera, papá. Puedes
faltar de vez en cuando, ¿sabes?
Sonríe.
—De ninguna manera.
—¿Incluso si apesto, como hoy?
La sonrisa se borra.
—No apestas, Ann. Estás calificada para grandes lidas. No hay nada malo en
eso.
Exhalo y asiento, la pesadez regresando a mis piernas y pecho.
—Ve a descansar, ¿está bien? Cárgate de carbohidratos. —Papá toma mi mano
y le da un apretón—. Te amo.
—También de te amo, papá. —Lágrimas arden en mis ojos, así que salgo
rápidamente y me dirijo a la puerta principal antes que pueda verme. No puedo ni
explicar mis cambios emocionales que explotan cuando menos lo espero. Ha sido
así durante más de una semana. Es más que una ruptura. Algo está mal, algo que
tengo que arreglar o deshacer. No puedo ignorarlo. Nada de lo que hago para
complacer a papá ayuda. Y pensé que lo haría. Pensé que el perdón de papá era la
respuesta.
Después de pasar por alto a Caroline, me acurruco con la abuela en el sofá,
mientras ella mira Game Show Network. Trato de ocultar el hecho que estoy
llorando, a pesar que la abuela no le dirá a papá o a nadie, pero sin embargo, se da
cuenta.
Niega.
—Siempre tan dramática, Ginny. —Pero luego, levanta una mano, y frota mi
espalda hasta que me duermo. Trato de pretender que la abuela está en realidad
conmigo, la única que me conoce como Annie. Me ayuda un poco.
Cuando me despierto, casi dos horas más tarde, la abuela sigue a mi lado,
gracias a Dios, pero ya no está mirando Game Show Network.
Cambió al canal del partido de béisbol. A pesar que me comprometí a no
verlo, a pesar que probablemente me mataría ver a Brody en el puesto de lanzador,
me siento, mirando el mando a distancia en el sofá entre la abuela y yo.
Y lo dejo justo en su lugar.
258
Página
Capítulo 30
—Novato del Año o no, Jason Brody debe salir de este juego.
Y así es como descubro que Brody fue elegido Novato del Año. No por él, no
por papá o siquiera por Savannah, no por internet o los periódicos, porque me he
mantenido al margen de esos. La fuente de esta gran noticia viene de un
comentario casual que los presentadores del partido hacen durante la séptima
entrada.
En el transcurso del partido, me he dirigido al sofá, a la alfombra de la sala,
para sentarme a centímetros de la televisión como si tal vez al acercarme lo
suficiente puedo tele transportarme al juego.
—Él está luchando, Bob. Frank Steadman podría haber afirmado que esta
gripe no afectaría su lanzamiento, pero obviamente lo hace.
¿Gripe? ¿Brody está enfermo?
—Y esta no es la clase de partido que quieres jugar al menos en un cien por
ciento.
Arrebato mi teléfono de la mesa de centro y rápidamente escribo: la gripe de
Jason Brody. Mientras estoy esperando por los resultados, veo la cabeza de abuela
caer a un lado. Su ronquido característico se eleva por encima de las voces del
locutor.
Los titulares aparecen en mi teléfono, todos declarando lo mismo: el lanzador
de los Royals y Novato del Año está en una mala situación con una gripe
desagradable durante el juego más grande de su vida.
Mis propios sentimientos sombríos son dejados a un lado, mientras me
inclino más cerca de la televisión, estudiando a Brody. Se ve pálido. La cámara hace
acercamiento en su rostro mientras toma impulso, mostrando las oscuras líneas
purpuras debajo de sus ojos. Se ve abatido.
Brody camina a otro bateador de los Yankees y Frank pide un descanso. Frank
camina primero hacia mi padre, pero le da la espalda y se dirige al banquillo. Para
un extraño, probablemente parece que están tomando una decisión sobre quién
poner en el lugar de Brody y mi padre ha ido a dejarle saber al lanzador, pero no
estoy segura que eso es lo que pasó. Creo que Frank trató de pedir la opinión de mi
259

padre y él se negó.
Debido a que Brody está involucrado.
Página

¿Ahora quién está siendo inmaduro?


Frank se une a Brody en el montículo, le da una palmada en el hombro y
agachan sus cabezas, intercambiando palabras. El canal va a comerciales durante
tres minutos y cuando regresan, Brody está en la banca, ahora usando una
chaqueta toda cerrada. Su cabeza está descansando contra la pared de la banca
como si no estuviera lo suficientemente fuerte como para sostenerse.
Arrebato el control remoto y subo el volumen para poder escuchar al
presentador por encima del ronquido de abuela.
—Lo que la mayoría de la gente no se da cuenta es el daño por
deshidratación que puede tomar en su cuerpo. Sobre todo cuando estás jugando
un partido así de importante. No hay lugar para la debilidad.
—Vamos a tener la esperanza que Brody obtenga el descanso y la
hidratación que necesita antes que sea su turno de nuevo en la alineación. Los
Royals le deben mucho de su temporada de record a este novato.
—Totalmente, Bob. Además, Frank Steadman y Jim Lucas realmente han
hecho un gran trabajo corrigiendo a este equipo.
Hay cerca de cinco asientos de espacio entre Brody y los otros jugadores en la
banca. Uno de los entrenadores se acuclilla delante de él, intercambiando palabras
que no podemos escuchar. Brody niega, acepta la toalla mojada que el entrenador
le entrega y luego cierra los ojos.
Mi padre está muy lejos, en la zona de descanso. Frank está cerca de otro
extremo de la banca viendo el partido con un ojo atento. Y Brody está solo.
Abatido y solo.
Me hundo de nuevo en mi trasero, poniendo algo de distancia entre la
televisión y yo. Ahora que la impresión de esa mañana en la habitación de hotel de
Chicago de Brody ha desaparecido, soy capaz de procesar las palabras que papá le
dijo.
—Prácticamente me he pasado toda su vida manteniéndola alejada de tipos
como tú.
Es lo que Brody temía más que nada. ¿Qué me había dicho sólo un mes antes,
cuando quería decirle primero a mi padre sobre nosotros?
—Todo lo que sé es que quiero ser la persona que tú y tu padre creen que soy.
Tal vez incluso más de querer ser un gran lanzador.
Si lo hubiera dejado hablar con mi padre en ese momento. Si hubiéramos
desfilado directamente a mi casa y confesarle todo, tal vez Brody seguiría siendo
esa buena persona a los ojos de mi padre. Tal vez no estaría sentado solo en la
banca, enfermo y abatido.
Busco mi teléfono, lista para enviarle un mensaje de texto, pero me detengo.
No, eso es impulsivo e inmaduro. Se lo prometí a mi padre. Tengo que ir en esto de
260

la manera correcta esta vez.


Tengo energía fluyendo a través de mis venas por primera vez en mucho
Página

tiempo. Y el problema, la sensación que he estado llevando durante días que algo
estaba mal, es repentinamente clara. Elegir a mi padre había parecido la decisión
responsable, pero en realidad, todo lo que logró fue dejar fuera a Brody. Porque sin
importar qué, siempre voy a estar ahí para mi padre. Él siempre me tiene. Y yo lo
tengo.
Sólo tengo que convencerlo de esto. Y si se niega a dejarme hablar con Brody,
entonces tengo que convencerlo que tiene que hacerlo. Alguien tiene que hacerlo.

Es tarde por la noche en el momento en que mi padre llega a casa. El juego


estaba empatado para la novena entrada y costó tres entradas más para que los
Yankees anotaran otra carrera y se llevaran la victoria. Me he duchado y cocinado
la pasta favorita de él para la cena. La mesa está puesta.
—Huele bien aquí —dice después de entrar en la cocina. Me sonríe, pero se ve
agotado. Dejar fuera de tu vida a gente que tienes que ver o escuchar todos los días
es agotador.
—Gracias. —Espero hasta que los dos estamos sentados y tenemos nuestros
platos llenos de comida antes de empezar la conversación adulta que he planeado—
. Entonces… ¿cómo está Brody? Se veía realmente enfermo durante el juego.
Papá mantiene sus ojos en el plato delante de él y se encoge de hombros.
—La gripe está dando la vuelta al equipo. Muchos de los lanzadores están
enfermándose.
—Sí, pero ninguno de ellos tenía que jugar hoy. —Cuando no responde a eso,
cambio de tema—. ¿Cómo es que no has mencionado que Brody obtuvo el Novato
del Año?
Finalmente me mira, una ceja levantada.
—Creo que sabes por qué.
—Sí, lo sé. —Bajo mi tenedor—. ¿Sabes cómo has dicho que serías realmente
feliz con el tiempo si decidía no… estar con Brody?
—Annie —advierte papá—. No voy a cambiar de opinión, por lo que si estás
deprimida y luego te conviertes en Suzie Ama de Casa es parte de tu plan para
hacerme volver a pensar en esto, puedo asegurarte que mis opiniones no van a
cambiar.
—¡No me he estado deprimiendo! —Exhalo y me calmo. Gritar es demasiado
adolescente y estoy tratando de no ser así. En una semana, tendré dieciocho años.
Una adulta de verdad. Así que es tiempo de practicar—. No te estoy pidiendo que
cambies de opinión en esto. —Todavía no, de todas formas—. Pero sí creo que lo
261

que le estás haciendo a Brody está mal. ¿Siquiera has hablado con él? ¿Has
verificado si está bien?
Página

Papá pone los ojos en blanco.


—Estará bien en unos cuantos días.
—Me alegra que estés tan seguro de eso. —Lo miro fijamente, con la esperanza
de capturar un destello de culpabilidad o remordimiento en su rostro, pero él es
frío como el hielo.
—¿Es ésta alguna clase de rebelión adolescente? —me desafía—. ¿Es por eso
que estabas tan fuera de la carrera esta mañana? ¿En verdad estás planeando
arruinar tu futuro por un chico que probablemente podría haber pasado por
encima de ti?
—Papá, detente. —Cierro los ojos, luchando contra el dolor. ¿Por qué piensa
que soy tan imposible de amar? ¿O Brody es tan incapaz de amar? Sé que Brody
nunca dijo que me quería, pero estábamos justo ahí dando vueltas. No tenía
sentido—. No me estás escuchando.
Hace gestos con una mano, dándome permiso para continuar, pero puedo
decir que preferiría no hacerlo.
—Conocí a su mamá en Chicago, ¿sabías eso? Ella es horrible. Ni siquiera
reconocerá que su hijo podría ser una persona decente. Le di entradas para el
juego, pero no apareció. Él no la ha visto en años. Nunca ha visto a su padre…
—¿Cuál es tu punto, Annie? —Las palabras son afiladas, pero obviamente
parte de esta información le ha sorprendido.
—Él odia todo lo relacionado con su pasado; está avergonzado de ello. Y tú
eras la única persona que lo aceptó. Te respetaba. Te necesita. Sé que en verdad no
lo odias, papá.
Él se aleja de la mesa y se levanta tan bruscamente que salto.
—He acabado con esta conversación. Brody es trabajo. No es de tu
incumbencia.
Lo miro directamente a los ojos.
—Sigue siendo Brody, papá. Él es la misma persona que era la primera vez
cuando lo conociste. Y no tiene a nadie más que a nosotros.
Por un segundo, capturo un atisbo de culpabilidad en los ojos de papá, pero
luego niega.
—No voy a elegirlo por encima de mi propia condenada hija, Annie.
—¿Quién dice que tienes que elegir? —Pero ya está al final del pasillo,
caminando hacia su dormitorio, cerrando de golpe la puerta tras de sí.
Apoyo la cabeza contra la mesa, mis manos temblando de la emoción
acumulada. Pero siento una sensación de determinación. Tal vez no debí pasar por
262

encima de él y decirle esto a mi padre, pero tiene que saber que si no está pensando
estar ahí para Brody, estoy segura como el infierno que no va a dejarlo solo.
Página
Capítulo 31
—No deberías estar aquí.
Mi estómago se hunde. Brody se ve incluso peor de lo que se veía esta tarde en
la TV. Su útil atuendo sin camiseta interior ha sido reemplazado por pantalón
amplio y una camisa de manga larga de los Royals.
Y oh Dios míos, ¿cómo he pasado tantos días sin verlo? Soy golpeada por una
oleada de emociones; pánico, emoción, miedo… Es todo junto y relevante.
Ignoro su sugerencia y levanto las bolsas de compra en mis manos.
—Están muy pesadas. ¿Tal vez puedo entrar y dejarlas en alguna parte…?
Estoy tratando de estar tranquila y casual, pero mientras miro su rostro por
más tiempo, estoy pensando en la última vez que estuvimos juntos y en todas las
cosas que le dije a mi padre más temprano… y antes de poder detenerme, estoy
soltando las bolsas en el pasillo y acercándolo más, presionando mi mejilla contra
su camisa.
Brody se inclina contra mí y suspira, sus fuertes brazos me aprietan como
bandas de acero, como si quisiera fijarme en ese sitio y nunca dejarme ir.
—¿Sabe tu padre que estás aquí?
—No exactamente —admito y luego sin querer me aparto, tomando las bolsas
del suelo. Está lo suficientemente enfermo para ser un poco lento hoy y me agacho
bajo su brazo y entro al apartamento antes que pueda detenerme—. No estoy yendo
intencionalmente por detrás sus espaldas.
—¿En serio? Porque así es como suena. —Brody cierra la puerta tras él y echa
el pestillo.
—Le di una advertencia formal. No estará sorprendido de encontrarme aquí.
Brody camina por el apartamento y parece marearse, porque se detiene y se
inclina contra la pared al lado de la puerta de su dormitorio.
—Desearía poder pararme aquí a hablar contigo, pero no me encuentro bien
para eso. Y deberías irte a casa, Annie. Vas a enfermarte.
Cargo las bolsas y lo empujo desde atrás hasta que comienza a caminar hacia
su cama.
263

—Existen unas cosas llamadas vacunas contra la gripe. Es un avance medico


muy grande…
Página

Se sienta en el lado de su cama y me mira con una media sonrisa.


—Echaba de menos esto. Tú molestándome. —Sostiene mi mirada—. Te echo
de menos.
Mi corazón está rompiéndose y armándose al mismo tiempo. Quiero ir hasta
él, abrazarlo, asegurarle que no me ha perdido para siempre, pero necesito
aferrarme a mi plan. Primero, hacer que se ponga bien para que pueda patear
traseros en la serie…
—Traje Gatorade, sopa y gelatina… y medicina para la gripe.
Después de colocar todas las cosas en la mesa de noche al lado de Brody, él se
estira en la cama, llevando la manta hasta su cuello. Me siento a su lado y trato de
no pensar en besarlo de nuevo. Mi cabeza se gira en su dirección, pero me
mantengo a un buen metro de distancia entre nuestras bocas.
—¿Olvidé algo? ¿Necesitas algo más?
Murmura algo bajo las mantas, finalmente sacando su mano y enlazando sus
dedos con los míos.
—Sólo a ti. Esto apesta. Todo apesta ahora mismo.
—Solo me quedaré unos minutos —digo antes de cambiar de opinión. Había
olvidado lo cálidas que eran sus manos, lo bien que cubren las mías—. Dame algo
de tiempo. Voy a intentar arreglar al menos una parte de este desastre, ¿bien?
Brody cierra sus ojos, como si no fueran a quedarse abiertos por más tiempo.
—Tiene razón. Jim tiene razón. No soy la clase de tipo que alguien querrá para
su hija. Qué clase de tipo se escabulle por ahí y… —Su voz se desvanece, pero ambos
sabemos el final de la frase.
El nudo regresa a mi garganta. Odio que mi padre le dijera eso.
—No. Claro que no. Está equivocado. Él sabe que lo está. Es sólo que yo… No
me quiere a mí con nadie. Y la forma en que se enteró…
Brody se estremece.
—Dios, fui tan idiota.
—Ambos lo fuimos. Pero debí haberte escuchado. Debimos haberle dicho
antes. Si lo hubiéramos hecho a tu manera, lo tendríamos. —Descanso mi mano
libre en su frente. Está ardiendo–. Deberías descansar.
Brody pone sus dedos contra mi mejilla.
—Si te escribo, ¿contestarás?
Agarro sus dedos, manteniéndolos en mi piel.
—Sí, lo haré. Quiero decir, en realidad no tengo opción. Si mi padre no va a
hablar contigo, entonces tendré que ser yo. Estás en una carrera a la victoria…
264

necesitas apoyo moral.


Sonríe con sus ojos cerrados.
Página

—Tienes mucha razón. Necesito apoyo moral. Y emoticones. Muchos.


Me inclino y beso su frente.
—Prométeme que te mantendrás hidratado y que llamarás a Savannah si te
pones muy mal. Ella es madre. Sabe toda clase de cosas sobre personas enfermas,
probablemente muchas más que yo.
Solo me quedo aproximadamente quince minutos antes que Brody se quede
dormido. Incluso con él dormido, es difícil irse. Lo amo. Eso no es algo que pueda
evitar porque mi padre me lo pida. Y no es que sólo le ame a él, es su olor; algo que
este apartamento ha absorbido; él estando alrededor, los mensajes, saber que
habría venido si estuviera enferma. Probablemente incluso durante una carrera de
la victoria sin una gripe. Pero ninguna de estas son las razones por las que pasé esta
noche. He venido porque él necesitaba a alguien. Incluso si no estaba dispuesto a
pedir ayuda, necesitaba a alguien. Es por eso que no me importa si mi padre lo
sabe.
Salgo en silencio del apartamento de Brody, dejando la lámpara encendida y
cerrando la puerta detrás de mí. Necesito hablar con Savannah ahora. Y puedo
hacer que revise a Brody. O a Frank, tal vez. Quiero que mi padre confíe en mí, así
que necesito limitar las visitas de enfermera particular. En especial considerando el
hecho que me tomó casi todo mi auto control para no subirme bajo las mantas con
él.

—Annie —dice Savannah después de abrir la puerta de su apartamento—.


¿Qué pasa?
Veo a Lily en la mesa del comedor en sus pijamas con una taza llena de
chocolate caliente. Miro de regreso a Savannah y mantengo la voz en baja.
—¿Recuerdas que dijiste que podrías haberle dado vuelta a la historia de
Annie/Brody en forma positiva…?
Literalmente estoy retorciéndome las manos, anticipándome a las raras y
serias respuestas gritadas de Savannah. Y de verdad, está justificado. Debí haberle
dicho. Habría sido profesional sobre ello hasta el final.
Apoya la mano en su cadera, abriendo la puerta para mí.
—Simplemente no pudieron mantenerse alejados del otro, ¿eh?
Está intentando ser sarcástica, puedo notarlo, pero no me pierdo la diversión
en su tono. Tal vez siempre supo que estaríamos en esta situación. Tal vez
simplemente estaba haciendo su trabajo y lidiando con lo que se le ofrecía.
Acomoda a Lily frente a la TV, advirtiéndole tres veces que no derrame el
265

chocolate caliente y luego ambas nos sentamos en su mesa.


—Esto no es sobre salir —le explico y su ceja se levanta—. No sólo sobre salir,
Página

de todos modos. Mi padre ni siquiera habla con Brody, ni siquiera lo mira. Fui a su
apartamento para ver cómo está y mi padre debería haber hecho eso.
Ella se cubre la cara y se queja.
—¿En serio, Annie?
—Sólo me quedé unos minutos y apenas y estaba coherente.
Deja caer sus manos.
—Se veía terrible durante el juego de hoy. Me sentí muy mal por él. Mañana es
un día libre, así que me pasaré y veré cómo está.
—Bien. —Asiento—. ¿Entonces qué deberíamos hacer? Sabes que mi padre en
realidad no lo odia. ¿Deberíamos meterlos a un cuarto juntos hasta que llegue a
una conclusión por su cuenta?
Savannah me mira por un largo rato.
—Ustedes de verdad están… ya sabes, ¿en serio? ¿No es sólo un
enamoramiento temporal?
—Eso creo. —Mis mejillas se calientas y bajo la mirada a mis brazos—. Sé que
yo voy en serio, pero sólo puedo hablar por mí. Puedes preguntarle a Brody cómo
es para él.
—No le diste mucha oportunidad a Jim para hacerse a la idea —dice
Savannah—. Tal vez deberías decirle a tu padre que lo de salir está descartado por
ahora. —Abro mi boca para protestar, pero mueve su mano para detenerme—. De
momento. Y le das algo de tiempo, al menos hasta que la serie se termine, para
acostumbrarse a hablar con Brody de nuevo. Y tal vez siga el ejemplo. Mientras
tanto, trabajaré en la historia. Quién sabe, puede que lo hayas convencido de la idea
antes que termine la temporada.
Lo dudo, pero como sea. Lo haré. Es mejor tener este plan que sentirme toda
impotente y deprimida como estaba esta mañana.
Me paro, preparándome para irme y otra idea aparece en mi cabeza.
—¿Lenny y yo podemos ir a Nueva York contigo y con Lily la próxima
semana?
—Oh —dice Savannah, sonriéndome—. ¿Quieres decir al cuarto juego de la
serie cuando Brody lance de nuevo?
—Por favor —imploro—. Cuidaremos a Lily por ti y puedes ir a ver el edificio
Empire State o lo que sea. Nos sentaremos contigo y todo. Supervisión adulta. Y
haremos lo que sea que digas… bueno, yo lo haré. No puedo hablar por Lenny.
Se ríe y mira a Lily, quien tiene la boca llena de cacao, pero le muestra a su
mamá los pulgares arriba.
—Es mi cumpleaños la próxima semana…
266

—Tu cumpleaños número dieciocho —concede—. Supongo que no puedo decir


que no. Y tenemos doble cama en nuestra habitación de hotel… —Entrecierra los
Página

ojos—. Pero debes darle las noticias a tu padre.


—Entiendo. —Voy hacia la puerta esta vez de verdad—. Gracias, Savannah.
Hace señal con las manos quitando importancia, diciendo:
—Cuando quieras.

Cuando llego a casa unos minutos después, entro en la habitación de mi


padre, encendiendo la luz. Debe de haber estado dormido porque se sienta,
luciendo confundido.
—Fui al apartamento de Brody a dejarle sopa. Nada sucedió —espeto. La boca
de mi padre cae abierta, pero no lo dejo decir ni una palabra—. Voy a hacer lo que
me pides, al menos en parte y no voy a salir con él. Pero no puedes evitar que hable
con él. O que vea los partidos. Es mi amigo y yo soy la suya. Y creo que él solía ser
tu amigo. Así que si vas a seguir ignorándolo, entonces no puedo hacer lo mismo.
Voy a cumplir dieciocho la semana que viene, en caso que lo olvides, así que es hora
que empieces a pensar en mí como una adulta; capaz de tomar decisiones adultas
sobre mi propia vida y sobre a quién amo.
Papá frota la mano sobre su cara.
—Annie…
Alzo una mano para detenerlo.
—No necesito oír de nuevo lo que piensas. Estoy haciendo lo que es correcto y
lo sabes.
Apago la luz, dejándolo en la oscuridad.
—También voy a ir a Nueva York con Savannah la próxima semana para ver a
Brody jugar.
Estoy fuera de su habitación rápido y detrás de la seguridad de la puerta
cerrada de mi cuarto antes que pueda protestar. Puede que sea muy atrevida hoy,
pero todavía estoy temblando y no quiero seguir con la confrontación.
Y estoy muy poco dispuesta a ser “sólo amigos” con Brody indefinidamente.
Somos más que eso. Siempre seremos más que eso. Pero lo único que puedo hacer
es cruzar los dedos para que Savannah tenga razón. Que mi padre necesita más
tiempo para digerir esto lentamente, a pedacitos, con toda la ropa intacta.
267
Página
Capítulo 32
Yo: ¿Te sientes mejor?
Brody: Mucho
Yo: Bien :)
Brody: Genial, de verdad :)
Yo: ¿Adivina qué?
Brody: ¿En secreto tienes veintiuno y podemos escaparnos cuando
se acabe la temporada?
Yo: ¡Ja! Voy a ver tu partido.
Brody: ¡¿Qué partido?! ¿Esta noche? ¿En Nueva York?
Yo: Sí. Estoy en NYC justo ahora con Len y Savannah
Brody: :) :) :) gracias, Annie. Es una sorpresa increíble.
Yo: De nada. ¿Haz que valga la pena mi tiempo, de acuerdo?
Brody: Lo que quieras.
Yo: Buena suerte :)
Brody: Oh y ¿Annie? Feliz cumpleaños :)
—Si quieres emocionarte y gritar a todo el mundo que ese es tu novio, no me
reiré de ti —dice Lenny, dándome un codazo en el lado.
Sólo por segunda vez en su carrera, Brody juega como el lanzador titular hoy.
Justo antes del partido, nuestro primer titular se dislocó el hombro.
Desafortunadamente, tuve que presenciarlo y casi vomité cuando vi la articulación
dislocada. El otro titular llevaba cuatro días seguidos lanzando y Brody estaba más
fresco y más preparado, así que su nombre fue elegido de la lista. Para empezar en
el juego del campeonato que decidía si iban a las jodidas Series Mundiales…
Pensé que mi corazón iba a pararse cuando lo vi en el montículo por primera
vez, pero ahora está en la lista de las mejores ocho entradas y Jason Brody,
lanzador novato del año, actualmente está en medio de un juego perfecto.
268

Los Yankees se las han arreglado para golpear dos lanzamientos, pero ambos
fueron recogidos fuera del campo. Los Royals no han dejado que nadie llegue a
base. Y el resultado es 1-0.
Página

Abrazo a Lily más fuerte en mi regazo, tratando de mantenernos calientes.


¿Quién sabía que octubre podía ser tan jodidamente frío?
—¿Por qué nos está haciendo esto? —me quejo con Savannah, que está
sentada a mi lado—. No puedo más.
—Lo sé. Yo tampoco —dice Savannah y Lenny asiente de acuerdo desde mi
otro lado.
—Me gusta cuando el árbitro grita, “¡Strike!” —dice Lily imitando la profunda
y firme voz. Repite esto unas pocas veces más mientras Brody se prepara en el
montículo para lanzar un verdadero strike. Con suerte—. ¡Mira! Veo diez y once
entradas en el marcador.
—Sí, pero es la octava entrada ahora —le recuerdo.
Lily salta arriba y abajo en mi regazo.
—¡Que sean diez! Eso es mejor que nueve, ¿verdad, Annie?
—¡No! —decimos Savannah y yo a la vez.
Los Royals ya han llegado más lejos esta temporada de lo que han llegado en
décadas. Pero cuanto más lejos llegas, más quieres. Y sé que el equipo, incluyendo a
Brody y a papá y probablemente todo el mundo en la ciudad de Kansas, quieren un
lugar en la Serie Mundial.
Y ahora, todos queremos el juego perfecto. Gracias a Brody ofreciéndolo
delante de nuestras caras por todas estas entradas.
Estamos justo detrás de la base, no más de diez o doce filas desde el campo.
Tengo una vista clara de Brody ajustando la bola en su mano, sacando humo de su
boca por el frío aire. Mi padre pasa su peso de su pie a su no pierna en el banquillo.
No ha estado demasiado en casa desde que le reprendí el sábado pasado, así que no
sé si está molesto. Me ha estado enviando notificaciones y dejándome saber cuándo
llega a los lugares, pero todavía no habla con Brody. Y sé eso por el hecho que soy
yo.
—Vamos, Brody —susurra Savannah a mi lado, pero la cazo mirando a mi
padre también y no al lanzador.
Me inclino más cerca de ella, lejos de Lily.
—Sabes que está legalmente divorciado ahora…
Me dispara una mirada y me río pero cierro mi boca. Sólo le he dicho esas
palabras unas cien veces desde que hemos dejado la ciudad de Kansas. Me imagino
que unas cien más y quizás ella sea lo suficientemente valiente para invitarle a salir.
Brody dice que las mamás solteras son extremadamente cautelosas con quién salen
porque los chicos estarán alrededor de sus hijos. Pero mi padre y Lily se llevan
bien. Además, realmente me crió él solo. Eso tiene que contar para algo.
269

—¡Strike! —dice Lily, junto con el árbitro. Oh Dios. Sólo una entrada más
separa a Brody de un juego perfecto. Debe estar tan nervioso. Y asustado—.
Página

¿Hemos acabado ya? —pregunta Lily, señalando a los Royals que dejan el campo
para ir al banquillo.
Brody se detiene brevemente delante de mi padre pero se mueve al banquillo
cuando es obvio que él no va a decir nada. En cambio, Frank y mi padre conversan
en privado, con sus cabezas juntas.
—No, cariño —digo, frotando mis manos—. Podemos batear otra vez, después
el otro equipo tiene otra oportunidad de batear. ¿Y si no marcan? Brody será
famoso. —No estoy segura de cómo me siento sobre la última afirmación. Nerviosa
por Brody, obviamente. Pero también un poco nerviosa por nosotros.
—Pareces tener frío. —Lily salta de mi regazo y pone sus orejeras azules en mi
cabeza. Después pasea por la fila de asientos, parándose para visitar a otra de las
mujeres de los jugadores y niños sentados en esta sección.
—Le pedí una cita —dice Savannah unos minutos más tarde, manteniendo sus
ojos en el campo.
Mis manos y dedos de los pies congelados rápidamente son olvidados, así
como el juego que pende de un hilo.
—Espera… ¿qué?
Parece como si se estuviera ruborizando, pero todos estamos enrojecidos por
la temperatura.
—Dijo que tenía que hablar contigo primero.
Me giro para enfrentarla y siento que Lenny se inclina, escuchando y
probablemente pronto uniéndose a nuestra conversación.
—¿Por qué diría eso? ¿En serio? ¡Es muy cobarde!
—Lanzaste unos pocos ataques sobre tu madre —me recuerda Lenny—. Quizás
no quiere lidiar con tus rabietas.
Le doy un codazo pero me río. Tiene razón.
—¿Cómo sonó cuando dijo “tengo que preguntarle a Annie primero”?
—¿Antes de eso dijo algo? —añade Lenny.
Savannah nos mira por un segundo, después de nuevo al campo.
—No fue una excusa como lo hacen sonar. Fue una conversación de mayores.
Pongo los ojos en blanco cuando dice mayores.
—He cumplido dieciocho hoy, ¿recuerdas?
Lenny y yo nos quedamos esperando a que Savannah nos dé más detalles
mientras la tercero base golpea una bola de lleno contra el defensa y le da una
segunda salida para los Royals al final del octavo turno.
270

—No voy a sentarme aquí y cotillear sobre tu padre, si eso es lo que piensas —
dice Savannah finalmente dándose cuenta que Lenny y yo todavía la estamos
Página

mirando.
Miro hacia adelante de nuevo, cruzando mis brazos sobre mi pecho.
—De acuerdo. Haré que él me lo cuente.
Lucha contra una sonrisa.
—Haz eso, Annie.
Quizás es un pensamiento egoísta, pero parece que si mi padre saldría con
Savannah, quizás sería más fácil para él aceptarnos a Brody y a mí. Porque me
estoy volviendo loca ahora por la falta de besos de Jason Brody y la falta de
contacto personal. Esto es lo más cerca que hemos estado desde que lo traje a cenar
el sábado pasado. Y hay un infierno de espacio entre nosotros ahora. Literal y
metafóricamente.
—Me apuesto a que han follado y no han tenido una cita real —me susurra
Lenny.
—Para. —Muevo la imagen de mi cabeza. Soy perfectamente feliz viviendo
bajo la ilusión que mi padre y Savannah tendrán una relación apta para todos los
públicos y acaban saliendo.
Ambos nos callamos rápidamente cuando el padre de Lenny sale a batear. Si
alguien va a golpear un jonrón hoy, este es Primera Base. Él se espera que haga
uno. Y eso quitaría la presión de la siguiente salida de Brody.
Primera Base conecta con el primer lanzador y toda nuestra fila deja salir una
profunda respiración. La pelota hace su camino hacia el centro del campo.
Pero antes que pueda cruzar por encima del muro, uno de los del campo
centrista de los Yankees salta hasta una altura inhumana y agarra la pelota en
mitad del aire. El estadio estalla en vítores, mientras que nuestra sección se
mantiene sentada.
En el banquillo, Brody pasa sus manos por su rostro, sacude sus brazos,
después agarra sus guantes antes de dirigirse al campo.
Quería ese jonrón. Habría quitado tanta presión de él. Una pequeña carrera
de los Yankees y el juego está empatado. Y el brazo de Brody debe sentirse como un
fideo húmedo ahora…
Lily va a su asiento en el otro lado de Savannah, bloqueando mi vista del
primer lanzamiento de Brody, pero oigo el bate conectar con la bola. Le doy un
codazo a Lily para que salga del camino a tiempo para ver a Brody pasar por el aire
y rodar dentro del campo, enviándola cuidadosamente a la primera base.
—Oh Dios mío, esto es horrible.
Los fans de los Yankees sentados en la fila delante de la nuestra, se giran con
una mirada salvaje, y sonrío tímidamente.
—Quería decir el tiempo.
271

Dos más fuera. Dos más fuera.


Froto mis manos, ya no sintiendo el frío. Todo el banquillo de los Royals está
Página

de pie, inclinándose contra la valla.


Brody intenta unos cuantos de sus nuevos lanzamientos, uno deslizado y una
bola curva, ganando al bateador dos bolas y cero strikes.
—¿Qué pasa si va a primera base? —pregunta Lenny.
Niego, indicando que esto acabaría con el juego perfecto.
—Todavía podría conseguir un no-hit con esto. Pero para que sea un juego
perfecto, no podemos dejar que nadie llegue a la base.
Brody lanza una bola curva decente esta vez, sorprendiendo al bateador de los
Yankees y gana un strike. Abucheos estallan mientras los fans protestan la decisión,
pero el strike era perfectamente claro desde nuestros sitios detrás de la base.
Los abucheos y la montaña rusa de emociones que salen de los fans parecen
haber puesto nervioso a Brody. Se toma un tiempo inusualmente largo pasando sus
zapatillas por el suelo, ajustando su gorra y pasado la bola por su mano derecha
antes de finalmente lanzar.
Brody lanza una bola rápida que registra sólo 138 km/h. No la más rápida. El
bateador conecta con la bola y casi me cubro los ojos, mi estómago dando docenas
de volteretas. Pero el Campo Corto agarra la bola del suelo y hace un perfecto
lanzamiento al primero y el padre de Lenny la agarra segundos antes que el
bateador llegue a la base.
—¡Oh Dios mío! Acabo de tener un ataque de corazón —digo.
Madre mía. Tenemos dos outs.
—Esto es de locos —digo.
—Se está cansando, ¿no? —dice Lenny—. Ese último lanzamiento fue lento.
Exhalo y asiento.
—Lento para él.
Savannah abre su boca para responder pero es distraída por Frank pidiendo
un tiempo fuera. Bueno, no tanto por el tiempo, si no más porque mi padre, ¡mi
padre!, es el que camina al montículo del lanzador.
Oh Dios mío, lo primero que le dice a Brody en casi dos semanas es va ser
¿Estás fuera del juego? No está tan enfadado, ¿verdad?
—¿Qué está haciendo? —pregunta Savannah—. ¿Están sacando a Brody?
—¿Por qué harían eso cuando está haciendo un juego perfecto? —protesta
Lenny.
—Todavía cuenta si cambias lanzadores.
—Oh no, ¿qué estás haciendo, Jim? —murmura Savannah, pero no está
mirando a mi padre, está mirando su teléfono, negando—. Esto no va a funcionar.
272

—¿Qué? ¿Qué está haciendo? —Agarro a Savannah del hombro, pero me


aparta. No me explica nada.
Página

Brody alza la mirada, claramente sorprendido de ver a mi padre delante de él.


Ajusta su gorra de nuevo, manteniendo su cabeza gacha mientras escucha a papá.
Incluso desde nuestros asientos, veo su cuerpo quedarse quieto, sus ojos se elevan
para encontrar los de mi padre, su boca abierta.
¿Qué demonios le está diciendo? ¡Tengo que saberlo! ¿Le está sacando del
juego o qué?
Mi padre se gira abruptamente y sale del campo como si este no fuera un
enorme súper evento en la vida de Jason Brody y Jim Lucas. Brody todavía está ahí
parado como si estuviera conmocionado. Savannah cubre su cara con ambas manos
y gime.
—No sé si es una buena idea.
Mira en mi dirección y después se vuelve a enfocar en el campo.
—¿Qué? —demando.
Pero ambas nos quedamos enganchadas a Brody ahora mientras pasa sus
zapatillas por la tierra. Ajusta su gorra. Pone bien su cuello y rueda sus hombros. Y
después mira directo a la base.
Concluye con una mirada de pura determinación en su cara. El lanzamiento es
una bola rápida.
Ni siquiera escucho al árbitro o a Lily gritar “Strike” para saber que lo ha
conseguido.
Miro al marcador para ver la velocidad: 159 km/h.
Vamos, Brody. Vamos.
Cierro mis ojos después del siguiente lanzamiento, escuchando el sonido de la
bola dando en el guante de nuestro receptor.
—¡Strike dos!
160 km/h.
Me agarro al asiento de adelante, inclinándome para ver a Brody agarrar la
bola y aceptar la señal del receptor. Para y levanta su mirada hasta que está
mirando directo a nuestra sección. Está oscuro afuera y las luces del estadio son
brillantes. No sé si puede verme, pero le miro lo suficiente por los dos.
Un strike más. Sólo uno más.
El juego va a cámara lenta, Brody va haciendo sus rituales pre-lanzamiento y
pienso en la abuela y deseando que estuviera aquí aunque no supiera lo que estaba
pasando. Y deseo que la mamá de Brody estuviera aquí mirando. Quizás está
mirando la televisión en algún lugar, pero desearía que estuviera aquí en persona.
Viendo a su niño viéndose más como un hombre hecho y derecho. Uno que es
amable, generoso y trabajador. Alguien del que debería estar orgullosa de llamar
suyo. ¿Por qué es tan difícil para la gente aceptar lo que está justo enfrente de ellos?
273

Como mi padre con Brody.


Brody dirige su mirada en dirección a mi padre y respirando profundo,
Página

asintiendo al receptor. Termina y libera la bola. Cierro mis ojos y escucho el sonido
del juego perfecto golpeando en el guante del receptor.
162 km/h.
Capítulo 33
El campo es un zoológico de cámaras de televisión, periodistas, jugadores y
familiares. Paso entre medio de varios grupos de personas, mirando por encima de
hombros, tratando de encontrar a mi padre.
Lo diviso a él y a Frank a unas dos metros de distancia, pero antes que pueda
llegar a ellos, veo a Brody y no puedo apartar a nadie más. Quiero decir,
literalmente no puedo con toda esta gente en el campo.
Un reportero de ABC News coloca un micrófono en la cara de Brody.
—Un juego perfecto y los Royals irán a las series mundiales. Apuesto que se
siente genial. —Brody ríe porque, bueno, duh—. Parecía que te iban a sacar del
campo antes que el entrenador Lucas aparezca en la última entrada. ¿Qué te dijo en
el montículo? —pregunta el reportero—. ¿Qué te dijo para que hagas esos
lanzamientos de cien kilómetros por hora?
Los ojos de Brody buscan en la multitud hasta que se posan en mí. Una
sonrisa se forma en su rostro y se gira hacia el reportero y dice:
—Dijo que, si era lo suficientemente bueno para tener un juego perfecto, sería
lo suficientemente bueno para salir con su hija.
Si no fui sorprendida antes, ahora lo estoy. Mi boca se abre y luego, antes de
poder procesarlo, Brody está abandonando su entrevista y apartando la multitud,
llegando a mí.
Soy levantada del suelo tan rápido que casi grito. Durante medio segundo,
cuando mis ojos encuentran los de Brody, olvido el resto del mundo, de internet, de
los periódicos, Twitter y Facebook. Mis brazos se envuelven alrededor de su cuello,
apretándolo fuerte. Me regresa al suelo y me acerca. Antes de poder protestar,
Jason Brody me está besando como si estuviéramos solos en su departamento. La
euforia de ser testigo de su rendimiento ganador, su logro de juegos perfectos de
lanzador surge y le estoy devolviendo el beso, más lágrimas deslizándose por mis
mejillas.
Aparta su boca de la mía después de haber pasado muchos segundos y me
envuelve en otro abrazo, levantándome del suelo.
—Eres la persona más maravillosa que he conocido. Te amo, Annie. —Su voz
274

es ronca por la emoción.


—Sé lo que acabas de decir —digo, sin poder evitar sonreír—. No soy tan mala
Página

con el español. Y eso cuenta, por cierto. No importa en qué lenguaje digas esas
palabras.
—Te amo —dice en inglés esta vez, probando que también lo sabe—. Y, PTI,
saldremos con tu padre esta noche.
Eso es una buena señal. Una muy buena señal.
—Tal vez estaba bromeando con ese trato de “permitirte salir con su hija”.
Además, no es una verdadera cita si mi padre está ahí.
Brody se inclina y me besa de nuevo.
—Ahora lo es ya que puedo tomar tu mano y llamarte novia si alguien
pregunta.
—¿De verdad? —digo con un chillido. Asiente y envuelvo mis brazos alrededor
de su cuello de nuevo—. Entonces, ¿mi padre dijo que podemos salir y la gente
tiene permitido saber?
—Lo dijo.
—Y podemos escaparnos de todos luego y…
Brody ríe.
—Bueno, no me dio permiso para eso, pero lo haremos de todos modos.
Me aparto y lo miro.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo y desde donde estoy parada, puedo ver que mi
padre está mandando mensajes. Miro el mensaje, sin sorprenderme que sea de mi
padre.
Papá: Feliz cumpleaños :)
Sonrío y encuentro su mirada antes que Brody me lleve en dirección al equipo
publicitario de los Royals, en el que sé que le van a preguntar un millón y una
preguntas sobre cada entrada del juego de esta noche. Nuestros dedos están
entrelazados a plena vista de todos para que fotografíen. Brody se detiene y se
voltea hacia mí antes de ir hacia el siguiente reportero.
—Estás llevando mi número debajo esa chaqueta, ¿verdad?
Después de una larga y dramática pausa, lentamente bajo la cremallera de mi
abrigo hasta que revelo la camiseta número once.
—Por supuesto, aunque el Campo Corto se veía bien ahí hoy.
—Engreída.
275
Página
Epílogo
Brody: ¿Puedes publicar esto en FB por mí? “Ya no estoy saliendo
con una chica de secundaria”.
Yo: ¿Qué sucedió? ¿Las chicas menores ya no son tu tipo?
Brody: No si no son tú.
Yo: Y ya no estoy en secundaria. Lo entiendo :)
Brody: Te veo en Lenny’s en 5
—¿Por qué está mi nombre en el pastel? —La frente de Brody se arruga
mientras mira fijamente el pastel gigante en forma de birrete de graduación que los
Londons derrocharon después de convencer a mi padre que la fiesta combo
Annie/Lenny sería divertida.
—Fue idea de Lenny —digo rápidamente.
Lenny niega.
—De ninguna manera. Savannah hizo esto.
—¿Hizo qué? —dice mi padre y Savannah detrás de nosotros.
Antes que pueda culpar a alguien más, Jake London está de pie en frente a
todos los invitados de la fiesta (98 por ciento invitados de Lenny London) y levanta
una copa de champagne.
—Oh Dios mío —murmura Lenny—, va a dar un discurso. ¿Por qué infiernos
va a dar un discurso? ¿Quién hace eso en una fiesta de graduación?
—¿Deseando regresar a España? —bromeo, a pesar que sé que extrañaba a sus
padres. Un poco.
Lenny sonríe.
—Me conoces, amo el drama.
Por los menos nadie está dando puñetazos.
Jake London y mi padre parecen tolerarse entre ellos estos días. Lo que es
mucho mejor que el año pasado. Brody y Jake London… la relación es aún mejor
que la de mi padre y Jake.
276

Compañeros convirtiéndose en improbables campeones de la Serie Mundial


facilita dejar de lado las diferencias personales y hablar.
Página

—Sólo me gustaría agradecer a mis compañeros por venir y celebrar con dos
de las más inteligentes y atléticas hijas de los Royals —dice Jake. Lenny me mira y
pone los ojos en blanco, pero puedo ver que está sorprendida por ese cumplido.
Siempre dice que sus padres rara vez mencionan que es una estudiante de honor
con muchas A—. Tenemos a un miembro de la Sociedad Nacional de Honor y dos
veces campeona y mantiene el record de campeona estatal en carreras de un
kilómetro…
—¡Y tres kilómetros! —grita Brody.
Le doy un codazo a un costado, pero no odio que lo mencionara. Después que
Jackie me superara en la carrera de tres kilómetros el año pasado, no estaba segura
si sería capaz de volver al podio. Y lo hice, e incluso me superé por un par de
segundos de mi tiempo.
—Y tres kilómetros —dice Jake, asintiendo en dirección a Brody.
El brazo de Brody se envuelve alrededor de mi cintura y me atrae más cerca.
Probablemente está más emocionado por mi triunfo estatal que yo. Incluso se
aseguró que la rotación de lanzadores le permitiera ver mi carrera.
Y luego, estaban las negociaciones con la entrenadora jefa de la Universidad
de Kansas, quien me ofreció una beca completa. La forma en que Brody y mi padre
atacaron a la mujer… Sólo digamos que nunca me quedaré sin toallas limpias en el
vestuario. Y tienen mis sabores favoritos de Gatorade en el letrero.
—Entonces, ¿por qué está mi nombre en el pastel? —susurra Brody en mi
oreja mientras Jake London continúa hablando.
—No puedo decirte. —Mi rostro se acalora, mayormente porque la boca de
Brody está en mi cuello, pero también porque ahora soy terrible en ocultarle
secretos.
—¿Es una cosa de parejas? ¿O algún plan futuro? Tú sabes, si fuéramos
casados, técnicamente serías Annie Brody…
Lenny lo escucha y se voltea hacia nosotros, señalando con un dedo.
—Si te propones en mi fiesta de graduación, te mataré…
—Tendrás que ganarme con eso —interviene mi padre.
Haciendo caso omiso de ellos, miro por encima del hombro de Brody y sonrío.
—Sonarías mucho mejor con mi apellido que al revés. ¿No crees?
Mi padre pasa sus brazos alrededor de nuestros hombros, colocando sus
manos sobre nuestras bocas.
—Suficiente de esta charla de matrimonio. Primero necesito superar que
Annie se irá lejos a la universidad.
—Está a cuarenta minutos, papá.
Se encoje de hombros y ambos volvemos a escuchar el largo discurso de Jake
277

London.
—Además de mi hija con destino a la universidad de Harvard y la hija de Jim
Página

consiguiendo una beca completa en la universidad de Kansas, una mujer corredora


de pistas y campos en la escuela… tenemos un reconocimiento académico más por
hacer.
La señora London se precipita hacia delante y le tiende a Jake un sobre que
Savannah debería haberles entregado temprano.
—Mi compañero y Novato del Año de la temporada pasada, probablemente la
razón principal por la que pudimos llegar a la Serie Mundial por primera vez en
décadas, Jason Brody —Jake levanta un certificado para que todos lo vean—, ahora
se graduó de la preparatoria. Y completó su diploma mientras jugaba su primera
temporada en las ligas mayores. Eso es todo un logro. No creo que muchos de
nosotros podríamos haber hecho ambas cosas a la vez.
Me alejo de Brody para poder ver su rostro, está sonrojado, lo que es algo
extraño en Brody, pero se ve emocionado. Me estiro y aprieto su mano. Mi padre es
el primero en darle una palmada en la espalda. Pero, muchos de sus compañeros
siguen. Mi corazón se contrae por lo lejos que ha llegado en un año, desde el chico a
quien nadie le importaba, a que los jugadores lo traten como si fuera un miembro
valioso del equipo. Uno de ellos.
Unos minutos más tarde, Jake finalmente termina con su discurso y Brody
está de pie a mi lado, mirando su diploma. Me inclino para observarlo.
—Muy bueno, ¿eh? —dice.
Le quito el certificado y lo coloco en la mesa a un lado de nosotros, antes de
tomar su rostro más cerca al mío así puedo besarlo.
—Sería mucho mejor con mi apellido —digo.
Brody ríe, pero cuando sus ojos se encuentran con los míos, puedo ver que
esta idea no es una broma para él, bueno, la parte del nombre lo es, porque ¿qué
hará la gente con todas esas tarjetas de Jason Brody, Novato del Año? Pero estar
juntos para siempre… habla muy en serio sobre eso.
Y yo también.
Miro a mi padre y lo atrapo acercándose para tomar la mano de Savannah.
Niego, incapaz de creer que han llegado a eso. La vida es divertida a veces… las
peores cosas posibles pueden llevarte a los mejores lugares posibles.
Si sólo disfrutas del juego.

Fin
278
Página
Julie Cross
Es una autora bestselling de New
Adult y Young Adult ficción de NYT y
Usa Today, incluyendo la serie de
Tempest, una trilogía de ciencia ficción
Young Adult que incluye Tempest,
Vortex, Timestorm (la prensa de San
Martin). ¡También es la autora de la
serie Letters to Nowhere, Whatever Life
Throws at You, Third Degree, Halfway
Perfect, y muchos más por venir!
Julie vive en Illinois Central con su
esposo y tres hijos. Ella es una ex atleta,
y admirada de mucho tiempo de la
gimnasia, entrenadora, y ex Director del
Programa de Gimnasia con el YMCA. Es
una amante de los libros, devorando
varias novelas por semana, sobre todo
en los géneros de Young Adult y New
Adult.
279
Página
Página 280

También podría gustarte