Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Julie Cross - Whatever Life Throws at You
Julie Cross - Whatever Life Throws at You
Página 2
Créditos
Moninik
Sttefanye
Moninik
3
Página
Sinopsis
A la vida le encanta una buena bola curva...
La vida de Annie Lucas, de diecisiete años de edad, se vuelca por completo al
momento en que su padre regresa a las Grandes Ligas como el nuevo entrenador de
lanzamientos de los Kansas City Royals. Ahora está viviendo en Missouri
(demasiado frío), asistiendo a una escuela de chicas (nada de chicos), y navegando
por el extraño mundo de los deportes profesionales. Pero Annie tiene sueños
propios, la mayoría de los cuales implican ganar cada carrera de atletismo en la que
participe... y uno protagonizado por el súper sexy lanzador novato de los Royals.
Pero Jason Brody, de diecinueve años de edad, está totalmente,
completamente, e innegablemente fuera de los límites. Además, su padre los
mataría a ambos varias veces. Por no hablar que Brody tiene un turbio pasado y su
club de fans está lleno de modelos con grandes pechos; chicas tontas de la escuela y
mimadas, delgadas como palos de golf que pueden meterse en los pantalones de
cada jugador en el equipo. Annie tiene suficiente en su plato sin llevar su amistad al
siguiente nivel. Lo último que debería hacer es enamorarse.
Pero el béisbol no es sólo un juego. Es vida. Y a veces, puede romper tu
corazón...
4
Página
ENTRENAMIENTO
DE PRIMAVERA
5
Página
Capítulo 1
Me temo que al segundo en que le permita a Frank Steadman, el nuevo
gerente general de los Kansas City Royals, entrar en nuestra pequeña casa en
Arizona, mi madre estará allí, pisándole los talones. Cada vez que la liga mayor de
béisbol regresa a la vida de papá, a mamá le gusta hacer una aparición sorpresa,
jodiendo de nuevo la cabeza de papá.
La última vez que se presentó fue en Navidad, hace dos meses, cuando un
antiguo compañero de equipo de papá estuvo en la ciudad y quiso cenar. No sé
cómo se enteró. Se quedó exactamente cuarenta y ocho horas, y tomó un mes
conseguir que papá saliera de su depresión post-mamá.
No puedo lidiar con eso de nuevo.
Tengo que empezar el entrenamiento la próxima semana, y alguien tiene que
cuidar de la abuela. Dios sabe que no podemos tener otro incidente con ella
saliendo en su ropa interior de señora de edad, al mediodía, diciéndoles a todos los
vecinos que el aire acondicionado está roto.
Frank Steadman está sonriéndome desde el otro lado de la puerta mosquitera.
No puedo devolverle la sonrisa. Es un tipo muy agradable, no me malinterpreten,
una de las pocas personas del béisbol que considera a mi padre con una cierta
cantidad de respeto en lugar de lástima. He tenido mi guardia en alto desde hace
dos horas, cuando papá me dijo que Frank estaba viniendo para cenar. Lo bueno es
que el aviso de dos horas probablemente no es suficiente para que mamá llegue
aquí desde cualquiera que sea el sueño que esté persiguiendo en este momento.
—La pequeña Annie Lucas —dice Frank, abriendo la puerta y entrando—.
Prácticamente eres una dama ahora, ¿verdad? Apuesto a que tu papá está cagado
de miedo.
Escucho el desigual y familiar golpe de los pasos de papá, de su prótesis de
metal golpeando contra el suelo de madera. Él puede insistir en usar pantalón
24/7, pero la condición de su parte-robot es todavía evidente.
—Tienes razón en eso. Creo que es hora que la encierre en su habitación
durante cinco años más o menos.
—Jimmy. —Frank mira por encima de mi hombro—. ¿Cómo estás?
Frank Steadman y mamá son las únicas personas a las que he oído llamar a mi
papá Jimmy, en lugar de Jim.
6
Página
Se dan un abrazo amistoso de hombre con un solo brazo antes que papá lo
meta en nuestra pequeña cocina, donde mi lasaña ya está lista para ser retirada del
horno.
—Felicidades por el nuevo trabajo, Frank —digo, deslizándome unos guantes
verdes de cocina—. Deben haber estado realmente desesperados por victorias si
están convirtiendo a reclutadores de los Yankees en directores generales.
Tanto papá como Frank se ríen.
—Sí —dice Frank—. Eso, y que salgo barato. Cualquier cosa para alejarme de
Nueva York. He estado allí demasiado tiempo.
—¿Cómo está yendo el entrenamiento de primavera? —Escucho preguntar a
papá después que he puesto la comida en la mesa y empezado a bajar por el pasillo
para despertar a la abuela.
—Está bien. —Suspira Frank—. Conseguimos un par de novatos con potencial.
Son los veteranos los que me están volviendo malditamente loco. No tenemos
suficiente espacio en el campo para todos sus egos.
El resto de la conversación de la cena cambia a temas que no son béisbol,
como que papá tiene un trabajo que apenas está por encima del salario mínimo en
la fábrica de vidrio de la ciudad, y luego a su prótesis.
—¿Todo bien con la pierna, Jimmy?
Miro el rostro de papá cuidadosamente mientras sostengo un tenedor para la
abuela. Su mano arrugada se desplaza delante de mí, bloqueando mi vista.
—Igual que la última vez. —Papá traga un bocado de pasta, masticando
lentamente—. Voy a tener otra exploración en dos meses.
Mi corazón se acelera. Odio las exploraciones. Estoy vuelta loca durante tres o
cuatro meses antes, y entonces aliviada como el infierno después por sólo unos
pocos meses, antes que empiece todo de nuevo. Echo de menos ser demasiado
joven para hacer un seguimiento de estas cosas. Para no entender el término
oncólogo.
No es hasta una hora después de la llegada de Frank, mientras estamos en la
sala de estar y estoy acurrucada en el sofá de dos plazas junto a la abuela leyéndole
de mi libro de física, que Frank finalmente llega al propósito de esta visita.
—Tengo un chico que quiero que mires —le dice a papá.
—El principio de Huygens establece que cada punto en un frente de onda… —
leo en voz baja a la abuela mientras veo a Frank sacando su laptop de su estuche.
—Un frente de onda —murmura abuela a mi lado—. ¿No es eso lo que se llevó
al Titanic, Ginny?
Aprieto mis dientes. Ella no puede evitarlo. Sé que no puede. Pero odio con
pasión ser llamada por el nombre de mi madre.
—Eso fue un iceberg, abuela.
7
Página
Frank debe haber captado lo que dijo la abuela porque levanta la vista de su
laptop apoyada en la mesa de café.
—Te ves igual que ella, niña. Es asombroso.
Mi expresión probablemente muestra algo más que felicidad, y Frank inclina
su cabeza rápidamente.
—Lo siento.
A diferencia de los otros “viejos amigos” relacionados con el béisbol, siempre
he tenido la impresión que Frank es consciente de la verdadera mujer con la que
papá está casado. O bien ha observado lo suficiente, o papá ha confiado en él.
Él y papá inclinan sus cabezas juntas, mientras se sientan en el borde del sofá
esperando que el vídeo se descargue. Cierro mi libro de texto y enciendo el
televisor.
—Mira, abuela, La Rueda de la Fortuna.
Ella vuelve su mirada a la televisión al otro lado de la sala.
—Gracias, Ginny, cariño.
—Annie —susurro en su oreja antes de levantarme—. Soy Annie.
Camino detrás del sofá y me apoyo en mis codos. Papá lleva su mano hacia
atrás y palmea mi mano, mirando por encima de su hombro por una fracción de
segundo.
—Es sólo una fase.
Me encojo de hombros, como si no me molestara, y hago un gesto hacia la
laptop de Frank. Hay un tipo en la pantalla ahora, de pie en el montículo del
lanzador. Él es joven. Muy joven. El sudor brilla en su frente, cayendo desde el
nacimiento de su oscuro cabello. Es italiano o algo, que le da a una persona una
hermosa piel bronceada, cabello oscuro y ojos color chocolate. Rasgos mucho más
adecuados para el sol de Arizona que mis ojos azul pálido y cabello rubio platino.
Llevo SPF 70 como si fuera un diabético con su insulina.
—Él es sexy —digo, ganándome una mirada por encima del hombro de papá—.
¿Cuál es su nombre?
—¿Por qué es eso importante? —dice papá, a pesar que sabe que tenemos
diferentes prioridades en esta situación.
Me encojo de hombros otra vez, pareciendo toda inocente, mientras me como
con los ojos al pícher de la computadora.
—Jason Brody —dice Frank—. Tiene solo diecinueve años. Pasó la mitad de
una temporada con nuestro equipo de la granja en Texas.
Todos vemos cómo Jason Brody se acomoda y lanza su primer lanzamiento.
Incluso con el clic, clic, clic de la rueda de Pat Sajak girando en la televisión,
escucho el golpe de la bola contra el guante del receptor, alto y claro.
8
ilegible. Frank está en silencio mientras papá observa a Jason Brody lanzar una
treintena más de lanzamientos. Finalmente termina el vídeo.
—Bueno, ¿qué te parece? —pregunta Frank.
Papá se inclina hacia atrás contra mis brazos, evaluando cuidadosamente su
respuesta. Así es como él es con todo, silencioso y calculador. Frank dio a entender
en visitas anteriores que papá era absolutamente brillante en sus días de pícher.
Sus días AC. Antes del cáncer. Yo era demasiado joven para recordar algo de eso.
—La bola rápida es fantástica, obviamente —dice papá—. ¿A cuánto está
lanzando? ¿Ciento cincuenta y dos, ciento cincuenta y siete? —Frank asiente—. ¿Le
has asignado algún entrenador? Hay potencial para un control decente del
lanzamiento con su brazo, pero no sin un poco de trabajo, una buena instrucción.
Frank sonríe.
—Estaba esperando que dijeras eso.
—¡Es dona rellena, maldición! —le grita la abuela a la televisión.
Frank es distraído temporalmente pero retoma su concentración después que
abuela lanza el periódico hacia la televisión.
—Ella también tiene brazo. —Él se ríe y luego guarda su laptop—. Johnson, el
nuevo propietario de los Royals, no está demasiado interesado en firmar a un
novato de diecinueve años de edad para cerrar esta temporada. Además, Brody
tiene unas indiscreciones en su historial, a falta de una palabra mejor. Sin diploma
de secundaria, no hay mucho contacto con la familia que yo sepa… Podría ser un
jugador problemático, especialmente teniendo en cuenta su edad.
Ahora las cejas de papá se levantan, aun cuando no tuvo ninguna reacción
mientras observaba al chico tirar lanzamientos a ciento cincuenta y siete kilómetros
por hora.
—Correcto —digo—, porque un sexy lanzador chico malo de diecinueve años
de edad no ayudará a conseguir algunos traseros en los asientos esta temporada.
Supongo que el dueño está bien en confiar con dar muñecos tontos y cojines en los
asientos todas las noches.
Frank se ríe de nuevo, pero papá simplemente pone los ojos en blanco.
—Annie. Platos. Ahora.
—¿Por qué? ¿Porque soy una chica? —Pero ya estoy alejándome hacia la
cocina. Dejo correr el agua a solo la mitad de la velocidad así puedo escuchar a
escondidas.
—Ella tiene un punto —dice Frank—. Este chico va a vender entradas. Tal vez
incluso nos ayude a ganar algunos partidos.
—Si fuera mi decisión, no me importaría un bledo su historial —dice papá—.
Tiene potencial, tiene hambre. Puedo ver eso en la grabación. Y realmente, ¿qué
diablos tienes que perder? No es como si vinieras de ganar una Serie Mundial o
9
algo.
Página
Nos consigo a la abuela y a mí dos bolas de helado con chocolate caliente para
cada una y luego manejo hasta que se duerme. Cuando llego a casa, papá sale y me
Página
sólo va a empeorar, no mejorar. Tal vez eso es lo que puedo hacer en Kansas. No,
Missouri. Lo que sea. Puedo encontrarle a papá una nueva mujer. Conseguirle
Página
algunos de esos pantalones de béisbol y una gorra azul de los Royals y las damas no
serán capaces de resistirse.
Hay dolor en sus ojos, pero todavía me da la respuesta que yo quiero, y la
palabra de papá es lo más fiable que he conocido.
—Muy bien, Ann, no voy a tratar de comunicarme con ella… por ahora.
Lo tomo. Es un paso en la dirección correcta.
—¿Crees que Frank en verdad va a firmar a ese tipo Brody? —pregunto—.
Parece muy joven.
—Los Royals tienen a un pícher lesionado, por lo que si Brody lo hace bien
durante los juegos de entrenamiento de primavera —explica papá—, entonces
probablemente lo probarán el Día de Apertura, dándole un contrato dual porque
todavía no es un jugador de grandes ligas. Lo podemos utilizar una o dos veces, y
luego enviarlo de vuelta a Triple-A.
—¿Ves? Ya estás diciendo, “nosotros” como si fueras parte de la familia —
señalo.
Papá pone los ojos en blanco, pero puedo ver la sonrisa que está tratando de
ocultar.
14
Página
PRE-TEMPORADA
15
Página
Capítulo 2
Annie Lucas: Adiós Arizona, has sido maravillosa para mí.
Facebook, ahora eres mi único amigo.
Hace 20 horas, cerca de Gallup, Nuevo México
Annie Lucas: Estados que he visitado en los últimos 2 días: Arizona
(caliente, seco, familiar), Nuevo México (¿por qué no llamarlo Arizona?
¿Cuál es el punto de la separación?), Texas (dormí mientras pasábamos
por allí), Oklahoma (sexys vaqueros en las paradas de descanso que
sostenían la puerta abierta y me llamaban señorita, ¡MÁS POR
FAVOR!), Kansas (ya no estamos en Arizona).
Hace 6 horas, cerca de Wichita, Kansas
Annie Lucas: ¿Alguien más encuentra irónico que tenga que dejar
Kansas para ir a la ciudad de Kansas? ¿Por qué los humanos insisten en
hacer la vida más complicada de lo que ya es?
Hace 2 horas, cerca de Topeka, Kansas
Annie Lucas: Una pregunta: ¿quién es Lee y qué está
conquistando?
Hace 1 hora, cerca de la ciudad de Kansas, Missouri
Annie Lucas: Aparentemente la ciudad de Kansas es la capital del
mundo de la barbacoa. ¿QUÉ? ¿También es la tierra de los zombis
congelados? ¿Cómo hacen una barbacoa con este clima?
Hace 30 minutos, cerca de Topeka, Kansas
Me estoy congelando el trasero.
Papá está de pie en el montículo del pícher, fascinado por el estadio vacío.
—¡Ven aquí, Annie!
Troto hacia él y me detengo en el home.
—Se ve bien. Ahora, ¿podemos por favor ir a ver tu oficina? Frank está listo
para darnos un recorrido.
—¿Cuantas personas llegan a decir que han visto el home desde el montículo
del pícher?
16
papá y me detengo.
Página
Jason Brody con su cabello y ojos oscuros y todos sus músculos está de pie
silbando en frente del casillero.
Usando solo una toalla.
No puedo decidir si debería volver a la oficina o hacerle saber de mi presencia.
Dudo que papá me hubiera dejado en esa oficina si hubiese anticipado a jugadores
de béisbol desnudos vagando por ahí.
Una canción de rock a todo volumen suena desde su teléfono enviando mi
corazón a mi garganta. Aún estoy congelada en el pasillo cuando Jason Brody
contesta su teléfono.
—Oye, ¿cómo está todo? —dice, entonces se detiene para escuchar a la
persona del otro lado—. Sí, estás asumiendo que sé realmente dónde están las cosas
en esta ciudad. —Otra pausa—. ¿Música en vivo, cerveza, y mujeres fáciles? Creo
que puedo manejar eso.
Pongo mis ojos en blanco con disgusto. Qué cerdo.
—Uh, sí, tengo toda la cosa de la identificación cubierta. No te preocupes.
Ahora realmente no quiero ser descubierta como un ciervo ante los faros
cuando deje caer su toalla y comience a vestirse. Y si Jason Brody descubre que
estaba espiando en el pasillo como una chica de secundaria tratando de obtener un
vistazo de un jugador de ligas mayores de béisbol desnudo, moriré de humillación
literalmente.
Él probablemente disfrutaría eso demasiado, y prefiero no darle esa opción.
Lo que me deja solo una opción, volver a la oficina y esconderme hasta que se vaya.
Comienzo a dar media vuelta cuando el cuaderno se desliza de mi mano, los anillos
de metal a un lado chocan contra el piso.
Salta medio metro cuando me ve.
—¡Jesús!
Está bien. Ahora realmente solo tengo una opción. Camino hacia la luz,
preparándome para presentarme. Mi mirada baja a la toalla peligrosamente cerca
de deslizarse de sus caderas.
Agarra las puntas, sosteniéndolas juntas con una mano.
—Lo siento, pensé que estaba solo.
Mi corazón salta. No puedo hacerlo. No puedo sólo decir que soy Annie, una
chica de secundaria de diecisiete años.
—Uh sí… Yo estoy… —Me mira, esperando por mi gran revelación. El
cuaderno y el bolígrafo en mi mano llaman mi atención, dándome una idea. Alejo el
miedo y miento—. Estoy entrevistando a jugadores para un artículo. Eres Jason
Brody, ¿correcto?
Me mira con escepticismo.
18
—Es para Sports Illustrated —digo sin vacilar y rápidamente me doy cuenta
que no luzco lo suficientemente mayor para ser una verdadera reportera de una
gran publicación—. Soy una interna —añado.
El escepticismo cae de su rostro y parece nervioso, aumentando mi confianza.
Camino más cerca y arrastro una silla en frente del casillero a su lado, apoyando lo
pies sobre la banca frente a mí.
—Frank Steadman dijo que estarías dispuesto a contestar algunas preguntas.
Su boca se abre, y baja la mirada a su toalla y luego de vuelta a mí. El agua
gotea de su cabello y cae en sus grandes hombros.
—Uh… está bien —dijo—. ¿Te importa si me visto primero?
Alejo sus preocupaciones, mi rostro ardiendo, arruinando mi confianza. Pero
darle tiempo a que se vista podría dar tiempo suficiente para que mi papá regrese, y
prefiero no tener que lidiar con eso. Agacho mi cabeza, dejando que mi cabello
oculte mis mejillas y abro la primera página del cuaderno.
—Esto sólo tomará un minuto… Entonces, ¿tienes diecinueve? ¿Y eres de
Texas?
—Chicago —corrige.
No tengo idea de donde era pero imagino que pretender que lo sabía sonaba
mejor. Escribí la información y luego busqué en mi cerebro por más preguntas.
—¿El viento de Chicago afecta tu bola curva? ¿Lanzas hacia él o en contra?
Me mira divertido.
—Yo… bueno… sólo la lanzo hacia el home.
Mi rostro se pone incluso más caliente.
—Cierto, es broma. ¿Cuál es tu color favorito?
—Naranja.
Tomo mi tiempo escribiendo naranja en una gran letra cursiva mientras
pienso mi próxima pregunta.
—¿Qué opinas del sushi?
Su frente se arruga como si le hubiera preguntado que declarara públicamente
su partido político.
—¿Pescado crudo y algas? Creo que es mejor comerlo mientras se está en una
isla desierta sin otras opciones.
—Muy diplomático. —Garabateo su respuesta—. ¿Cuantos strikes has hecho
en tu carrera?
—No lo sé —dice—. ¿Las personas cuentan esas cosas? ¿Antes de las ligas
mayores?
19
llegues tarde.
Página
Es difícil quejarse por el clima después de ver la gran casa tipo rancho de
cuatro dormitorios que Frank alquiló para nosotros. Mi habitación tiene incluso un
baño. He estado compartiendo uno con papá durante tanto tiempo como puedo
recordar. Papá también consiguió una nueva camioneta SUV plateada, lo que me
da todos los privilegios de conducir nuestro muy viejo auto familiar, pero que aún
funciona.
Así que sí, me está gustando la ciudad de Kansas hasta el momento. Incluso
después del incidente con Jason Brody.
Los de la mudanza ya han llegado con nuestras cosas y han amontonado las
cajas en varias habitaciones. La casa está amueblada, por lo que sólo trajimos ropa
y otros artículos no-decorativos. Todo lo que quiero hacer es tirarme en mi nueva
cama tamaño Queen y jugar en mi laptop, pero Frank sigue aquí de pie en la sala de
estar con nosotros, esperando a que llegue una mujer llamada Savannah.
Estoy tratando de averiguar cómo funciona la TV para la abuela cuando una
veinteañera pelirroja entra por la puerta delantera llevando ropa en perchas de
plástico en un brazo y una pila de carpetas en su otro brazo. Lleva tacones, una
falda de tubo negra, y un blazer negro a juego. Se ve lo opuesto a una persona
asociada al béisbol.
—Savannah, estás ahí debajo en alguna parte, ¿verdad? —bromea Frank,
extendiendo la mano para tomar la ropa de la lavandería de sus brazos, poniendo la
ropa en el espaldar del sofá.
La mujer extiende la mano para sacudir la mano de papá. Los dos hemos
estado haciendo mucho lo del apretón de manos hoy.
—Es bueno finalmente conocerte en persona después de todos los correos
electrónicos en el último mes.
—Me voy. Llámame si necesitas algo —dice Frank, dirigiéndose hacia la
puerta. Se vuelve hacia mí antes de salir—. Y mantente fuera de problemas, niña,
¿de acuerdo? Jason Brody va a darle la vuelta a la penosa entrevista si pasas más
tiempo a su alrededor.
22
De alguna manera, dudo que pueda llegar a ser capaz de engañarlo de nuevo.
Página
los detalles que sea un colegio católico, solo de chicas y con uniforme, así que no
había cruzado por mi mente que colegio privado equivale a caro.
—Es cinco veces más caro que la escuela elemental católica del vecindario
cerca de aquí —admite—. Ahí es donde Lily va ahora. Está en primer grado.
—¿Vives en este vecindario? —Estoy sorprendida porque es un poco
sofisticado y ella acaba de expresar su preocupación por la matrícula del colegio.
—Vivimos en el complejo de apartamentos a unas cuadras de distancia. —Ha
terminado de colgar toda mi ropa escolar, pero en lugar de irse, recoge una caja de
ropa de casa y empieza a desempacarla—. La hija de Jake London también va a
Santa Teresa. Viven más abajo en esta calle.
Cargo una pila de libros de la cama a la estantería junto a la cómoda.
—¿Jake London?
—El de primera base —dice.
—Oh, correcto. —Niego. Tiendo a referirme a los jugadores por sus posiciones
en lugar de sus nombres. Probablemente porque realmente nunca he tenido que
dirigirme a ninguno personalmente. Hasta Jason Brody. Ugh—. ¿Cuál es
exactamente tu trabajo? —le pregunto a Savannah.
—Para tu papá, me encargaré de la planificación, las entrevistas y los arreglos
de viajes y también trabajo con dos de los otros entrenadores. También soy el
enlace de publicidad para todos los pitchers de los Royals. Voy entre la prensa y los
agentes y hago toda la planificación y mantengo a todo el mundo feliz. —
Rápidamente dirige la conversación de vuelta a mí—. ¿Parece que hoy llegaste a
conocer a Jason Brody?
Me río.
—Supongo que podrías llamarlo así.
Savannah se gira para mirarme.
—¿Cuéntame?
—Sí, Annie, cuenta. —Alzo la vista y veo a papá apoyado contra el marco de la
puerta—. ¿Cuál era exactamente tu objetivo más temprano? ¿La entrevista falsa y
todo?
Me acerco a la entrada y lo empujo.
—Lo siento, papá, esto es charla de chicas. Tengo que practicar, ¿verdad? Ya
que voy a ser enviada a un colegio solo de chicas.
Tiene la decencia de parecer avergonzado por ocultarme ese importante
detalle.
—El mejor programa de atletismo en el estado, Ann.
—Oh, estoy segura que ese fue tu objetivo principal. —Tengo éxito en
empujarlo fuera de la habitación y cierro y bloqueo la puerta antes de girarme hacia
25
puedo decir que mi escuela estaba muy por detrás de Santa Teresa.
—Sí, no dejes que la etiqueta católica te engañe. —Lenny abre la puerta de la
cafetería—. Aquí son bastante exigentes en lo académico. Eso es por qué hay un
montón de chicas que no son religiosas
—Yo incluida. —Estoy aliviada de no ser la única. Me asusté un poco en el aula
cuando todo el mundo empezó a recitar oraciones de memoria—. Así que, ¿te gusta
ir a todos los juegos y esas cosas? Quiero decir, a los juegos de los Royals.
Se encoge de hombros, dirigiéndose a la fila del almuerzo.
—Generalmente. Si tengo ganas. A veces tenemos que hacer estas
publicidades familiares poco convincentes para las personas que quieren la imagen
de atletas ricos que van a la iglesia y pasan mucho tiempo en casa. Mi hermano Carl
y yo... somos aparentemente perfectos adolescentes modelo a seguir, bueno, Carl
tiene veintiuno por lo que ya no es un adolescente. —Pone los ojos en blanco—. Es
todo mentira, pero lo que sea. Está pagando por mi universidad y financiando mis
fiestas y mi vida nocturna. —Su rostro se ilumina—. Hablando de vida nocturna,
me he nombrado jefa del comité de bienvenida de Annie Lucas, y estamos saliendo
totalmente esta noche. Y tú estás totalmente viniendo a mi fiesta el próximo fin de
semana. Deberías estar en abstinencia de chicos para entonces.
—Genial. —¿Voy a estar en abstinencia de chicos? No estoy realmente segura.
—Y apuesto a que no tendrás que ser sometida a las cursis publicidades
familiares ya que tu padre no es el único entrenador de picheo. —Se gira hacia mí—.
¡Oh! Adivina quién se quedará en nuestra casa.
Todavía estoy tratando de procesar el hecho que mi padre no es el único
entrenador de picheo, por lo que me lleva unos pocos segundos responderle a
Lenny.
—¿Quién?
—Jason Brody —dice—. Es el nuevo…
—Sé quién es. —Perfectamente podría estar presumiendo que vi al chico en
toalla, pero decido que revelarle esto a Savannah es probablemente suficiente. No
me gustaría que Jason Brody pensara que paso todo mi tiempo soñando con él en
toalla—. Mi padre habla mucho de él.
—Estará en mi casa de huéspedes al menos hasta el Día de Apertura,
probablemente desbordando el lugar con mujeres fáciles —dice—.Me imagino que
después será enviado de vuelta a la Triple-A. No sé lo suficiente para adivinarlo,
pero es tan joven, ¿verdad?
Me encojo de hombros simplemente porque la única cosa que sé es que tanto
papá como Frank quieren a Jason Brody en el roster de los Royals, pero eso
probablemente significa quitar a otro jugador que ha estado en el equipo desde
hace años. O bien la lesión del otro tipo tiene que empeorar, o Brody necesita hacer
algo sorprendente en ese primer juego. Echo un vistazo alrededor de la cafetería.
28
me lleva a un lado.
—Lucas, estamos muy contentas de tenerte en el equipo este año —dice—.
Como probablemente has oído, Santa Teresa es actualmente la número uno en el
estado.
Estoy frotando mi pecho. ¿Se supone que me debe doler cuando corro? Está
solo a cero grados, ¿tal vez mis pulmones se congelaron?
—Campeones estatales, eso es impresionante.
—Así es como hago las cosas en mi equipo —dice la entrenadora Kessler—. Es
muy simple, y no me desvío por ningún motivo. Los mejores tiempos en la práctica
antes del encuentro están dentro de la competición. No hay excusas, no hay
preguntas. Si estás molesta y eres lenta, vamos a vigilarte y a imaginar que caes
sobre tu cara delante de cientos de ojos mirándote, pero si eres la mejor, estas
dentro. Sin favoritismos, nada de política, sin padres persuadiéndome, sólo tiempo,
distancia, estar a la altura, ¿lo entiendes?
Suspiro de alivio. Me había preocupado que llegar en penúltimo año de
secundaria podría no permitirme tomar el lugar de otra persona, pero de acuerdo
con el plan de la entrenadora Kessler, todo lo que tengo que hacer es correr más
rápido que las otras chicas.
—Creo que puedo manejar eso.
Me da una palmada en la espalda un poco duro.
—Vamos a tener nuestras primeras pruebas de tiempo la próxima semana.
La entrenadora Kessler envía a todas las chicas a correr la distancia de los 800
metros o más, a una carrera de ocho kilómetros dirigidas por Jackie Stonington.
Me aseguro de permanecer a dos pasos detrás de ella todo el tiempo y cuando
volvemos a la escuela, estoy odiando la fría temperatura, casi 50 por ciento más
bajo de lo que hacía al inicio de la práctica.
—¡Lucas! —grita la entrenadora Kessler después de despedir a todas a los
vestuarios.
—¿Sí?
—¿Alguna vez corriste 3 kilómetros? —pregunta.
—Sólo una vez en primer año. Mi tiempo de kilómetro y medio siempre ha
sido mejor, y era demasiado hacer ambos en la misma competencia.
La entrenadora Kessler resopla disimulando una risa.
—¿Quién lo dice? —No espera mi respuesta. Saca una hoja de papel de su
portapapeles y me lo entrega—. Todas mis corredoras de larga distancia hacen
entrenamientos adicionales. Estoy aquí cada mañana antes de la escuela, y correrás
por tu cuenta los fines de semana.
—Oh… —Echo un vistazo al papel y comienzo a calcular los kilómetros
adicionales para cada semana—. No me di cuenta que había extra…
30
—No puedo exigirte eso, Annie —explica—. Pero te lo digo ahora, si sigues mi
programa, no sólo competirás tanto en el kilómetro y medio y en los 3 kilómetros,
Página
tomar el riesgo que el cáncer se volviera demasiado agresivo para luchar contra él.
Sé que pensó en mí en un primer momento, pero tengo parte de recuerdos poco
Página
definidos que implican a un hombre muy diferente del que conozco hoy. Es por eso
que siempre esperaba las visitas de Frank para preguntarle específicamente acerca
de los años de béisbol de papá.
Tengo la sensación que este nuevo lugar, más importante aún, este nuevo
trabajo de papá va a abrir todo el pasado, cubierto de telarañas que hemos estado
evitando casi toda mi vida.
34
Página
Capítulo 4
Papá: No llegues demasiado tarde, Ann. Y ten cuidado. Escuché que
puedes perderte durante horas en la casa de los London.
Después de leer el texto, meto mi teléfono en el bolsillo de mi chaqueta, junto
con la culpa que se forma como resultado de mentirle a papá. Estoy segura que
tiene razón. Podría perderme en la casa de los London. Suponiendo que estuviera
allí. Que no es así.
El frío viento nos azota en la cara mientras Lenny avanza hacia la entrada de
un bar bullicioso del centro, sus botas de tacón alto hacen un ruido metálico contra
la acera. Es una visión superior a mí en su pantalón ajustado y suéter plateado
brillante. A pesar que me quité el uniforme, como sugirió, mi suéter marrón, jeans
y botas planas son sosas en comparación.
Antes de llegar a la puerta, me doy cuenta de la fila de personas afuera, y lo
más importante, el gran tipo con enormes bíceps examinando las ID de dichas
personas.
Agarro la manga de Lenny.
—No tengo una identificación falsa o cualquier cosa...
Se gira, mostrando su perfecto trabajo de maquillaje. La preocupación
parpadea en su rostro por un segundo y luego se encoge de hombros.
—No importa. Bean está trabajando esta noche.
¿Bean?
Tropiezo detrás de Lenny, observándola voltear su cabello sobre un hombro e
ir hasta el frente de la fila.
—Oye, Bean.
El tipo con enormes bíceps levanta sus ojos de la ID que está inspeccionando
en este momento. Una amplia sonrisa se extiende por sus facciones, haciéndolo
lucir un 50 por ciento más agradable. Y más joven.
—¡Lenny London, adelante!
Salta de su asiento y nos guía a ambas adentro después que Lenny toma mi
mano y me lleva con ella. La música adentro es ruidosa pero no insoportable, y
35
nervios. No soy de las que juega a la flecha recta o alguna cosa. Me gusta una fiesta
tanto como a cualquier chica de mi edad. Pero en serio, ¿cuánto tiempo hace que
estoy en la ciudad de Kansas? ¿Cuarenta y ocho horas? Y ya estoy rompiendo las
leyes y mintiéndole a mi papá.
Oh, esperen... ¿tal vez hacerse pasar por una reportera de Sports Illustrated
sea un delito grave? Si eso es cierto, entonces me duró menos de una hora. Sé que
dije que quería un nuevo comienzo aquí, pero de buena hija a terrible criminal no
es exactamente lo que tenía en mente.
Después de ponerle una mirada coqueta al cantante principal demasiado-
mayor-para-ella, Lenny se va corriendo a la barra y vuelve con una botella de
cerveza en cada mano. Me quedo torpemente apoyada contra una mesa mientras
Lenny revolotea por el bar saludando a la gente y, como yo, no bebiendo su cerveza
realmente.
Durante los siguientes veinte minutos, reviso mi teléfono cerca de un millón
de veces. No son ni siquiera las diez todavía. Finalmente, vuelve a mi lado y dice:
—No lo estás pasando bien, ¿verdad?
Me encojo de hombros. ¿Que se supone que debo decir?
—Lo siento. —Libera un suspiro—. Mis padres están haciendo esta estúpida
cena esta noche, y necesitaba una excusa para salir. —Se frota suavemente las
mejillas con el pulgar y la punta de los dedos—. Mi rostro todavía está adolorido de
sostener la falsa sonrisa en la última fiesta.
Esa pequeña mención de su familia trae a la chica de secundaria de nuevo a
las facciones de Lenny.
—Entonces ¿pasar un rato en un bar del centro fue tu excusa para faltar a la
cena?
—Sí, totalmente. —Se ríe Lenny—. En realidad, tú eres mi excusa. Mi mamá se
eligió a sí misma jefa del comité de recepción de los Royals. Significa que los
nuevos jugadores o el personal y sus familias llegarán a conocer la extensión de la
tierra de mi familia.
Mis cejas se disparan.
—Eso es... diplomático de su parte.
Lenny resopla.
—Correcto. Diplomático. Más como que quiere echarle un vistazo a las
esposas y los hijos de la competición y asegurarse que todo el mundo sepa que mi
papá es el jugador mejor pagado en el equipo, y que ellos planean mantenerlo de
esa manera.
—Vaya. —Niego—. Mantén a tus enemigos cerca...
Los ojos de Lenny se ensanchan, y descansa una mano firmemente en mi
brazo.
36
mesa. Un hombre que conocí brevemente cuando recorrimos el estadio, el otro día.
Johnson. El nuevo dueño de los Royals. Brody jura por lo bajo. Johnson camina
Página
hacia nosotros con tal propósito que sé que nos reconoce. O con suerte sólo
reconoce a Brody. Me refiero que el tipo probablemente se reúne con los chicos del
equipo de los Royals todo el tiempo. ¿Qué probabilidades hay que recuerde las
caras?
Se detiene bruscamente delante de nosotros, ajustándose la corbata. Si no
hubiera notado al grupo que vestía de traje en la mesa de la que surgió, diría que su
atuendo está fuera de lugar aquí. Echo un vistazo a Lenny, quien se ve fresca como
una lechuga, pero baja su cerveza.
Johnson se dirige a Lenny primero, sus ojos se estrechan.
—Supongo que estaban siendo hospitalaria, dándole a nuestro pícher
sustituto una muestra de la mejor barbacoa de la ciudad.
Obviamente no es una pregunta. Y si sé esto, Lenny definitivamente lo sabe.
La sonrisa falsa de mejillas entumecidas se extiende a través de su cara.
—¿Cómo lo supo?
¿Y pícher sustituto? Eso es un poco redundante. El relevo ya marca la
sustitución.
—Golpe de suerte —dice Johnson, devolviendo la falsa sonrisa—. Qué hay de
ir y tener ese auto encendido.
Comienzo a seguir a Lenny, pensando que tal vez he conseguido no ser
reconocida o que asumió que soy una de las insignificantes amigas de Lenny
London. Pero Johnson toca mi brazo y dice en voz baja:
—No tan rápido, señorita.
Lenny capta la situación y me mira.
—¿Nos vemos afuera en cinco, Annie?
Asiento, sin saber qué otra cosa hacer. Mi corazón golpea, el sonido bloquea la
música, y Brody se mueve a mi lado.
Johnson se inclina más cerca, todavía con la falsa sonrisa. Para un extraño,
eso podría parecer casi una conversación amistosa. Pero lo sé mejor. Especialmente
con toda esta tensión rodando entre nosotros.
—No sé lo que estás jugando, yendo tras los jugadores. Pero esta no es la
imagen que quiero que retraten las familias de los Royals —dice Johnson—. No voy
a tolerar malas relaciones públicas. No de tu padre y, ciertamente, no de ti. Eso es
un strike, señorita.
El calor se eleva a mi rostro. Mi boca se abre, pero no puedo formar ninguna
palabra. ¿En qué clase de culto nos hemos metido?
Johnson se vuelve a Brody.
—Y llegaste a este trabajo con dos strikes bajo el brazo, hijo. Considérate en
dos y media. Arrastrando a niñas inocentes a un bar a altas horas de la noche... —
38
Oh, ¿así que ahora soy una niña inocente? ¿Qué pasó con lo de ir tras los
jugadores? ¿O tal vez Lenny es la niña inocente?—. Oí que hiciste algunas cosas
Página
—Correcto. Porque a tus diecinueve años eres mucho más grande y más sabio
que nosotras a los de diecisiete.
Página
¿Tal vez debería jurar sobre una Biblia o algo? Se siente como una regla destinada a
ser rota.
Página
Capítulo 5
Annie Lucas: ¡He sido testigo de un milagro! ¿Dónde está el Papa?
¿Dónde están los cardenales que van y lo verifican? Ayer estaba en cero
centígrados y hoy la temperatura exterior es de 22° centígrados.
*enciendo velas* *enciendo 2 velas* ¿2 es realmente mejor que 1? Dice
el chicle Doublemint...
Hace 17 minutos
Lenny London: Sólo para dejar las cosas claras, estar orgullosa
de las mujeres blancas que logran grandes cosas y superan los
obstáculos no quiere decir que NO esté orgullosa de mi herencia
afroamericana. ¿No puedo estar inspirada en alentar a personas
independientemente de su raza? Y sí, el propósito de esta
actualización de estado es para justificar mi obsesión con los autos
extranjeros. Lo siento, América.
Hace 30 segundos
Estoy corriendo en pantalón corto. ¿Qué diablos pasa con este tiempo
bipolar?
Papá y yo tenemos una ruta de tres kilómetros por el vecindario para que
pueda completar mi fin de semana corriendo para los entrenamientos extra “no
obligatorios” de la entrenadora Kessler. Qué alivio es no tener que preocuparme de
morir por pulmones congelados. Si este fuera mi equipo en Arizona, probablemente
habría ignorado los entrenamientos adicionales. Pero después de una semana de
excelencia académica en Santa Teresa, mi cerebro está tan frito que todo lo que
quiero hacer es correr. Es increíble lo que puede hacerte una educación relajada y
deficiente.
Savannah vino el otro día a repasar el calendario de reuniones con papá, y me
condujo por el vecindario, señalando su complejo de apartamentos. A cuatrocientos
metros por mi calle es donde las casas empiezan a ponerse realmente grandes, y la
de Lenny es como una mansión.
Doblo la esquina, corro duro, centrándome en el buzón en frente de mi casa.
Mis pulmones están a punto de estallar.
—¡Vamos, Ann! —grita papá.
42
Finalmente, llego a la línea de meta, jadeando por aire. Mis manos están
detrás de mi cabeza, y camino en círculos hasta que puedo volver a hablar.
Página
—¿Tiempo?
Mira su cronómetro.
—Cinco-cero-cinco, no está mal.
Me encojo de hombros. No es el tiempo que quiero para las primeras pruebas,
eso es seguro. Me quito la camiseta y me seco el sudor de la cara. Al segundo que
bajo mi camiseta, Jason Brody está a la vista. Está abriendo la puerta mosquitera,
con una botella de agua en una mano.
Reprimo un gemido. No hemos hablado desde la otra noche en el bar, pero
está aquí tres días seguidos para trabajar con papá en su técnica. En serio, ¿cuánta
técnica hay que aprender? Especialmente para él. Cuyo lanzamiento es recto y
rápido. No es una ciencia exacta. Pero supongo que tal vez recoger mujeres y tener
actividades de quitar-pantis está reservado para las noches y no tiene nada que
hacer en todo el día.
La abuela está sentada en la mecedora del porche. Desvío los ojos del señor
Pícher Entrometido y me dejo caer a su lado.
Ella me entrega mi botella de agua.
—Debes reducir la velocidad, niña. Te caerás de frente.
—Gracias, abuela, haré eso.
Papá y Brody tienen guantes y papá tiene instalado un stand de práctica en el
patio. Trato de no verme molesta, pero en realidad, sería bueno si me pudiera
advertir antes de invitar a chicos atractivos. De esa manera tal vez no estaría
sudorosa y estaría algo más linda llevando sujetador deportivo rosa y shorts de
correr verde lima. Que ni siquiera hacen juego. No es que me importe lo que piense
Jason Brody. En realidad, ya sé lo que piensa, que soy una mocosa. Y demasiado
joven.
—El slider está todo en la forma en que uno planta su pie delantero —dice
papá.
Toma una postura a una distancia medida desde el stand de práctica, con una
pelota de béisbol en la mano derecha. Si me centro en el cuerpo superior de papá,
la forma en que se lame los dedos antes de girar la pelota en su mano, con los ojos
entrecerrados hacia el blanco, casi puedo ver al pícher de las Grandes Ligas en él.
El mayor problema es poner todo el peso sobre su pierna izquierda. Lo está
haciendo a medias en este momento sólo para demostrar los movimientos, y es
obvio que ya tiene dolor. Pero el dolor no es la cuestión principal. Es el equilibrio y
no tener un pie para girar hacia el exterior. Me pregunto si sería diferente si
hubiera perdido su pierna derecha en cambio o si fuera zurdo.
Papá se mueve un lado para dejar a Brody tomar su lugar. Se frota la parte
superior de su pierna distraídamente. Sé que es mejor no preguntarle si está bien
delante de uno de los jugadores, así que hago una nota mental para molestarlo más
tarde. Es un entrenador, no un jugador. No debería tener que dolerle.
43
Al segundo que papá está fuera de la vista, Brody se inclina sobre mí.
—Está en lo cierto, ¿sabes? Tu bíceps femoral está tenso.
Sostengo su mirada.
—Realmente no creo que sea apropiado que le eches un vistazo a mis piernas.
Con esa enorme diferencia de edad y todo.
Espero alguna respuesta sarcástica de su parte, pero niega y vuelve a la
posición de pícher.
—Lo que sea. No es como si me importara.
Correcto. Porque tienes llamadas de teléfono que incluyen que uses la palabra
mujeres en plural. Y morenas y pelirrojas con bragas lo suficientemente atractivas
para salir por ahí para que cualquiera vea. Mis piernas no son de interés real para
Brody.
—Entonces —digo—. Háblame de la cárcel. ¿Qué se siente estar allí?
Arroja la pelota al stand con una cantidad exagerada de fuerza.
—Realmente no creo que sea apropiado que hagas esa pregunta.
Después de levantarme del césped, estoy esperando que añada algo a su ágil
réplica pero sólo me deja esperando un minuto entero, ignorándome por completo.
Ya que esta es mi casa, subo los escalones sin una palabra, dándole el mismo
tratamiento de silencio.
Pero una vez que estoy fuera de la vista de Brody, mi frustración se desborda.
Entro a la casa dando fuertes pisotones, pasando a papá.
—No eras así cuando jugabas béisbol, ¿verdad? —Inclino la cabeza a la
ventana del frente hacia Brody.
Papá se ríe, pero se mantiene de espaldas mientras amontona embutidos
sobre el pan para el almuerzo de la abuela, definitivamente no es langosta.
—No, cariño. No era nada como Jason Brody.
Mi boca se abre, y quiero preguntarle: ¿Es porque me tenías? ¿Es debido a
mamá? ¿Eso te hacía menos centrado en ti mismo? Pero no puedo llevarme a
hacer esas preguntas en voz alta. Tengo miedo de la respuesta.
Después de una ducha extra-larga, me tomo mi tiempo secándome el cabello y
vistiéndome de nuevo, esperando que Jason Brody se haya ido para entonces. No
hubo suerte. Él y papá están sentados en la cocina comiendo sándwiches. Sí, mi
papá y el presunto ex convicto, el sexy presunto ex convicto, como viejos amigos.
Estupendo.
Lo único que me queda por hacer es mi propio almuerzo. La dieta de la
entrenadora Kessler incluye un montón de grandes palabras, que suenan
saludables, así que hago algunos pequeños ajustes para que funcione a mi favor.
Cambio el pan integral por un pan vienés gigante y apilado con queso, pavo, rosbif,
46
lechuga, tomate, mayonesa, mostaza picante, y pepinillos. Alcanzo los Doritos, pero
gana mi autocontrol y me decido por una manzana y un yogur para acompañar mi
Página
desastre de sándwich.
—Sí, no sé —dice Brody, continuando la conversación que sea que habían
estado hablando antes que entrara en la cocina—. La escuela y yo... simplemente no
somos compatibles.
¿Escuela? ¿Por qué están hablando acerca de la escuela?
—No estoy hablando de la escuela —dice papá—. Sólo del GED. Incluso
puedes conseguir un tutor para ayudarte a preparar. Todo lo que tienes que hacer
es tomar la prueba.
—Quieres decir pasar la prueba —lo corrige Brody—. Todo lo que tengo que
hacer es pasar la prueba.
Papá se inclina en su silla, viéndose sorprendido por esa respuesta.
—Mira, creo que tienes delante de ti una gran carrera en el béisbol, todo lo
que estoy diciendo es que tener un plan B no es una mala idea.
Me dirijo hacia mi habitación con mi almuerzo, pero papá me detiene.
—Siéntate, Annie.
Con un fuerte suspiro, tomo la silla junto a papá y al otro lado de Brody.
—¿No te parece que soy lo suficientemente grande para comer en mi
habitación? No hay tantos bichos aquí como en Arizona.
Papá desliza un libro en mi dirección. Guía Completa de preparación para el
GED está escrito enfrente.
—¿Sabes algo de esto?
—Probablemente no lo suficientemente bien, teniendo en cuenta que no me
he graduado de secundaria. —Levanto el sándwich a mi boca. Es casi demasiado
grande para que lo coma de un bocado.
Brody me mira con interés.
—Eso es todo un sándwich.
—Estoy llenándome de carbohidratos —digo con la boca llena. Para el
beneficio de papá, abro el libro, hojeando la sección de matemáticas. Trago el gran
bocado antes de hablar en esta ocasión—. Parece pre-álgebra, un poco de geometría
básica, tal vez un poco de álgebra I.
Papá da palmadas con sus manos juntas, viéndose complacido.
—¡Estupendo! Puedes ayudar a Jason a estudiar.
Mis ojos se abren. ¿Qué pasó con el plan del tutor? ¿O tal vez yo soy la tutora?
La diversión que viene de verme comer mi sándwich cae de la cara de Brody, y
se pone de pie, empujando la silla hacia atrás y tomando el libro bajo mis narices.
—Está bien. Voy a averiguarlo. —Se vuelve a papá—. Gracias por los libros y la
práctica extra.
47
Papá parece querer decir algo, pero después de echarme un vistazo, cambia de
opinión.
Página
resistí antes, cuando veo a través de la ventana de la cocina, un convertible azul por
Página
la calle. Una rubia de piernas largas (bien, no puedo ver sus piernas, pero sé que
son muy largas) probablemente cinco años mayor que yo está detrás del volante. Y
en el asiento del pasajero, con un brazo echado sobre el asiento de la chica, está
Jason Brody.
Pongo los ojos en blanco, disgustada. Eso es lo que me pasa por disculparme.
Probablemente debería advertirle a Lenny sobre el potencial de ropa interior
desconocida apareciendo junto a su piscina esta noche.
Y realmente me sentí mal por él hace una hora.
Voto por evitar a pícher sustitutos reintegrados oficialmente.
49
Página
DÍA DE
APERTURA
50
Página
Capítulo 6
Lenny London: ¿Por qué no sólo saltar hasta la Serie Mundial?
¿Por qué todo el juego previo? Huelo una conspiración dentro de la
industria de los perritos calientes.
Hace 4 horas
Annie Lucas: ¿Cuál es la probabilidad estadística de lanzar un
strike? Quiero decir, sé que es más difícil que dispararles a peces en un
barril, pero ¿qué tan más difícil? Y, ¿qué realmente define un strike?
¿Lanzarlo dentro de la zona de strike o conseguir que el bateador
abanique y falle? Éstas parecen ser dos habilidades muy diferentes.
Hace 3 horas
Estoy sentada en la oficina de papá unas horas antes que el juego empiece.
Estoy tratando de hacer mi tarea de fin de semana, así puedo ir a la fiesta de Lenny
de esta noche. He estado corriendo y leyendo, y corriendo y leyendo… palabras y
kilómetros recorridos están empezando a supurar por mis oídos y necesito algo de
pura diversión adolescente. Y solo puedo asumir que una fiesta privada en casa de
Lenny estará libre del prejuicioso y problemático Larry Johnson.
El teléfono en el escritorio de papá suena, distrayéndome de Gatsby. No
puedo decir con quién está hablando, pero no creo que sea Frank. Su postura es
demasiado para una llamada de Frank. Después de un minuto o dos, la vena en el
costado de su cuello sobresale, su frente arrugándose.
—Ralamente no estoy seguro que este sea el mejor plan… Sí, entiendo… ¿qué
hay de Halloway…?
¿Halloway? Cierto. Otro lanzador.
—Ya veo —dice papá—. ¿No podemos tener dos o tres entradas sin él? Me doy
cuenta que dije que tenía el brazo para ser un titular, pero me refería en el futuro,
preferiblemente un futuro lejano, y estoy seguro que sabes eso.
Se está poniendo más alterado con cada palabra, pero no tengo idea qué está
pasando.
Papá baja el teléfono de golpe y deja caer su cabeza en sus manos.
—Joder.
51
—¿Qué? ¿Qué sucedió? ¿No van a utilizar a Brody? —La última parte es una
conjetura salvaje. Brody es el jugador en quien papá invirtió más, y por lo tanto, es
Página
Dios, tengo que decirle sobre la noche en el bar. Tiene que saber todo lo que
Página
La puerta del cubículo se abre, pero no es papá quien sale. Es Jason Brody.
Página
Brody se las arregla para lanzar seis entradas más, dejando a un solo corredor
en base. Es sacado antes de la sexta entrada y reemplazado por un lanzador de
relevo. El lanzador de relevo permite un doble y luego deja pasar un cuadrangular,
haciendo que los Royals pierdan 2-0.
Pero seis entradas sólidas en su primer juego en las grandes ligas de la vida,
tienen que ser suficiente para mantenerlo alrededor por un poco más de tiempo.
Espero. O al menos para absolver algo del mal de la noche en el bar. No quiero ser
enviada de vuelta a Arizona, pero aún más, no quiero que sea mi culpa.
Después del juego, me dirijo hacia los vestidores para ver a papá, pero ni
siquiera puedo atravesar el largo pasillo que lleva hasta allí porque está repleto con
gente de los medios de comunicación, jugadores de pie en el medio de la tormenta
hablando a grabadoras, luces parpadeando por todas partes. Papá no está a la vista
por ningún lado, pero veo a Brody pasar a través de la puerta, Savannah a su lado.
Un hombre en un traje azul mete un micrófono frente al rostro de Brody y lo
ataca con preguntas.
—¿Cómo se siente jugar en las grandes ligas, hijo?
La sonrisa de Brody es tan grande que se puede ver por todo el pasillo.
—Increíble. En serio.
Esas dos palabras del actual jugador más joven del equipo ganan la atención
de otra media docena de reporteros, causando que abandonen al jugador que
estaban entrevistando y, en cambio, enfocarse en Brody.
—¿Piensas que Johnson te dejará quedarte? —pregunta un reportero
casualmente, como si mi propia vida no dependiera de esa pregunta.
—Eso espero.
Gritan unas cuantas preguntas más, y Brody responde cada una con una
sonrisa.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo, y lo saco para leer un mensaje de texto de
papá.
Papá: Es un zoológico aquí. Escondiéndome en mi oficina. Te vas
con Lenny, ¿cierto? Te llamaré en unos pocos minutos.
Me giro y me alejo del zoológico antes de responderle a papá.
Yo: Sí, hablamos pronto.
Encuentro a Lenny de regreso en las suites, y nos conduce a su casa en su
bólido plateado.
—Ese fue el juego más increíble de la vida —le grito a Lenny por encima de la
música.
56
Baja el volumen.
Página
—Sólo digamos que se hacen de la vista gorda —dice Lenny—. Pero usaremos
la casa de invitados. Imagino que ellos han de tener su propia fiesta salvaje en la
Página
casa principal.
—¿Pero Brody se está quedando en tu casa de invitados? —Y seguramente él
tiene una fiesta mucho más genial a la cual ir. Con sus años de madurez y sus
planes no apropiados para toda la familia para la noche.
Lenny se detiene en su enorme camino de entrada, levantando la puerta del
garaje.
—No te preocupes, hablé con él. Si no termina afuera en la ciudad sin rumbo
fijo, se quedará en una de las habitaciones de invitados en la casa principal. Ya
tiene el código del garaje.
Trato de no enfocarme en la imagen de alguna fan de los Royals con unas
tetas doble-D que rebotan, poniendo sus manos por todo encima de Jason Brody.
Abro la puerta del auto y saco mi bolsa.
—Eso podría ser un problema…
Lenny se detiene y se gira para mirarme.
—¿Por qué?
—Bueno, Brody es realmente cercano a mi papá, y mi papá sabe que me estoy
quedando aquí esta noche. Él podría decirle acerca de la fiesta de preparatoria que
se encontró en su camino.
—¿Y tu padre tendría problemas con esta...?
No puedo creer que ella esté tan confundida y sorprendida por ese hecho.
—Sí, mi padre tendría grandes problemas conmigo estando en una fiesta con
bar abierto y chicos sexys.
Ya hay un montón de autos estacionados cerca de la casa y música ruidosa
viniendo de la casa de invitados. El hermano mayor de Lenny, Carl, ya empezó las
cosas, al parecer.
—No te preocupes —dice Lenny—. No va a delatarte con tu papá. No le contó a
tu papá cuando nos vio en el bar esa vez, ¿cierto? Además, sólo di que pensabas que
estábamos teniendo una noche de chicas y que Carl decidió hacer una fiesta.
¿Tal vez eso funcionaría?
Esperemos que sí, porque no quiero imaginar la reacción de papá si
averiguara de esta fiesta.
58
Página
Capítulo 7
Annie Lucas: La definición de un juego perfecto en el béisbol
significa no dejar que nadie llegue a la base. Así que mi pregunta es:
¿por qué sólo se da el crédito al lanzador? ¿El lanzador lleva toda la
responsabilidad de esta actuación?
Hace 20 minutos
Lenny London: ¡¡FIESTA!! No me juzgues. Todavía voy a ser
brillante, incluso con un par menos de células cerebrales. ¿Y qué serás
tú? Exactamente.
Hace 10 segundos
El hermano de Lenny, Carl, es un completo idiota. También está
completamente descerebrado. El polo opuesto de su hermana de la Sociedad
Nacional de Honor. Se supone que debe estar en la universidad, pero dudo mucho
que esté dispuesto a tomar un descanso de su hábito de fumar marihuana y horario
de consumo excesivo de alcohol para realmente asistir a clase. Después de tres
horas de música ruidosa, cerveza y ni de cerca suficiente comida, estoy atada al
plan de celebración.
—¡Annie! Asegúrate de no dormir con ese tipo. —Señala Lenny sin siquiera
intentar la sutileza ante un tipo alto, rubio y delgado—. ¡Sí tú! No vamos a dormir
juntos.
El chico la mira desde el otro lado de la habitación, y es claro que está
confundido.
—Es Escorpión —explica Lenny— No puedo estar con un Escorpión, no somos
compatibles.
—Te apartaré si llegas a eso —digo, dándole palmaditas en la espalda. Me
levanto de mi lugar en el sofá y me estiro. A través de las ventanas de la casa de
invitados, una fiesta muy diferente está a la vista. Camino más cerca, y la vista
hacia el interior de la casa de Lenny se extiende claramente para que la vea. Todo el
mundo está vestido para los Oscar y sosteniendo copas de champaña. Incluso hay
meseros en almidonadas camisas blancas y pantalones negros de vestir
deambulando con bandejas de cosas como champiñones rellenos. Jake London es
el jugador mejor pagado en el equipo, a pesar que hace la mitad de lo que hace el
59
mejor pagado de la liga, y probablemente puede permitirse una fiesta como ésta
después de cada partido en casa.
Página
abierta para pronunciar una disculpa, pero Brody se mueve rápidamente hacia otra
cosa.
Página
me recordó lo que dijiste antes. Cómo Jim sólo llegó a jugar un juego. No me había
permitido pensar en ese posible escenario. Pero hoy, me dije éste lo sería, y tenía
Página
mudarme.
Página
¿Por qué estoy contándole esto? Lo usará más tarde para burlarse de mí o
llamarme una niña.
—¿No podía manejar la relación a larga distancia?
—Terminó antes que incluso supiera que iba a mudarme. —Dejo salir un
suspiro, y estoy sorprendida por el hecho que la herida no se siente tan fresca como
lo hacía uno o dos meses atrás.
—Entonces, ¿qué sucedió? —presiona Brody.
—¿Realmente quieres saber? Como ¿de verdad, no para burlarte de mí más
tarde? —pregunto y Brody asiente—. Empezó a ir a la iglesia todo el tiempo y
entonces un día me dijo que no quería pecar más, así que no podíamos como, tú
sabes… hacer cosas. Y créeme, Kenny no es del tipo de ir todo raro sobre Jesús, así
que tenía la sensación que algo más estaba pasando. Hice un poco de investigación
y descubrí que no era tanto la iglesia, sino un chico en la iglesia.
—Oh —dice Brody, sus ojos agrandándose—. Qué mierda. Entonces, ¿le
reclamaste por ello?
—No. Es decir, le dije que conocía su secreto, pero él no quería que la gente lo
supiera. De alguna forma, lo dejé decirles a todos que yo quería irme de Arizona sin
ataduras una vez que supe sobre la mudanza. —Otra razón por la que no estoy
saltando ante cada oportunidad de permanecer en contacto con los restos de mi
vida pasada.
Brody me da una media sonrisa.
—Encontrarás a alguien más. Alguien mejor.
—¿Dónde? —Las modelos todavía están comiéndoselo con los ojos desde la
ventana, y eso me está poniendo incómoda. Me levanto y desenrollo mis jeans—.
¿En mi escuela sólo para chicas?
—¿Me estás dejando? —Sus oscuros ojos se fijan en los míos, y por un
momento, es ese tipo de nuevo, el que tiene los hombros hundidos, mirando a sus
compañeros de equipo rechazar su apretón de manos y dándole la espalda.
—Estaba pensando que tal vez iré a casa y dormiré en mi propia cama esta
noche. —Miro por encima de mi hombro a la desordenada casa de invitados—.
Tengo un entrenamiento que hacer en la mañana y eso requiere de un poco de
sueño.
—¿Cuál es el plan para mañana? —pregunta—. ¿Otro sprint de tres
kilómetros?
—No, sólo ocho kilómetros, fácil.
Se pone de pie y se pone de nuevo sus sandalias.
—¿Quieres algo de compañía?
Espera… ¿qué? Casi me tropiezo con mi propio zapato.
64
—¿Compañía?
Página
—¿Estamos corriendo o qué? ¿Se siente como que estás evadiendo? —Me
Página
rara para los aficionados en los juegos de ligas menores, pero nuestro trabajo
número uno es jugar béisbol.
Página
persona delante de mí es Jackie Stonington. La parte lógica sabe que es más alta
que yo, su zancada es más larga y más importante, no tengo que vencerla para
clasificarme al estatal; pero mientras giramos la última curva, no puedo pensar en
otra cosa que no sea ganar. Muevo mis piernas con más fuerza, balanceo mis brazos
más rápido y, de repente mi paso supera al suyo y cruzo la meta a tres pasos por
delante de ella.
La entrenadora Kessler se está volviendo loca, saltando de emoción porque
Santa Teresa acaba de reclamar los dos primeros puestos en las eliminatorias de un
kilómetro y medio. Mis compañeras de equipo están gritando como locas, que es
por lo que no siento los músculos de mi pierna derecha tensarse hasta que me alejo
del grupo y tomo un Gatorade de mi bolsa. Savannah me muestra los pulgares
hacia arriba desde las gradas y señala su teléfono presionado contra su oreja,
indicando que ya está llamando a papá para darle la noticia.
Finalmente veo mi tiempo en el marcador: 4:47.
No solo es mi récord personal, sino que también está malditamente cerca del
récord estatal. Empiezo a dirigirme hacia las gradas de nuevo para sentarme con
Savannah, pero un tipo apoyado contra la valla, llama mi atención. Estrecho mi
mirada hacia la puesta de sol e intento identificar a la persona con la gorra de los
Chicago Blackhawks cubriendo su rostro. Está disfrazado.
¿Es malo que haya memorizado el contorno de su cuerpo incluso sin ver su
rostro?
Miro de vuelta a Savannah una vez más. Está de espaldas charlando con
Lenny y algunas otras alumnas de penúltimo año que no están en el equipo de
atletismo. Compruebo para ver si alguien más me está mirando y luego lentamente,
me dirijo hacia el tipo al otro lado de la valla.
—Pensé que estabas atrapado en Chicago.
Brody baja su gorra más sobre su rostro.
—No. No estaba en ese vuelo. Tu papá y Frank tuvieron que ir a alguna
reunión, supongo. Mi vuelo esquivó la tormenta por una hora.
Levanto mi camiseta sin mangas para secar el sudor de mi frente. Apuesto que
las modelos rubias nunca sudan. Probablemente huelen a rosas todo el tiempo.
—Pero, ¿qué estás haciendo aquí? En una competición de atletismo de
preparatoria. Más específicamente, en mí competición de atletismo.
Se encoge de hombros.
—Estaba en el vecindario. ¿No lo escuchaste? Conseguí un apartamento a una
calle de aquí.
Sabía que esto pasaría con el tiempo. Ahora tiene un contrato por la mitad de
la temporada y toneladas de dinero para gastar en una casa para sí mismo. Ya no
necesita pedir prestada la casa de invitados de London.
70
perrito caliente del puesto de comida, pero esta chica me descubrió, suplicando por
un autógrafo. —Hace un gesto hacia mí con la cabeza y pongo los ojos en blanco.
Página
—¿Dos Annies? No estoy seguro que pueda manejar eso. —Cruza la puerta de
entrada y la cierra detrás de él—. Estimulación eléctrica.
—Eso suena para público adulto.
Su ceño se frunce y se detiene en el pasillo.
—No puede ser para un público adulto dado que tu papá me dijo que lo
trajera. ¿Dónde está? ¿Todavía no regresa de Nueva York?
—Lo hará en unas horas —respondo—. ¿Va a doler?
—No mucho. Eres fuerte, estarás bien. La última puerta a la izquierda,
¿cierto? —Me dirige a mi habitación antes que pueda contestarle y enciende la luz—
. Túmbate bocabajo.
Dudo por un segundo, mi cerebro luchando por averiguar qué implicará este
procedimiento. Finalmente, me tumbo en la cama, agarro una almohada y la pongo
debajo de la cabeza. Se sienta al otro lado y coloca numerosos parches pegados a
cables en la parte trasera de mi muslo. Se me pone la piel de gallina en todos los
lugares donde sus dedos rozan mi piel desnuda. Mi pulso aumenta y ahora está
muy parecido a como ha estado durante las eliminatorias de hoy. Mi rostro
también se enciende, y la reacción me atrapa con la guardia baja. No he sentido
estas sensaciones extrañas chico/chica alrededor de Brody desde el día que nos
conocimos, cuando lo entrevisté después de ducharse.
Ese día, mi vergüenza giraba en torno a mi cabeza, por no mencionar
potencialmente meterme en problemas, pero hoy es diferente. La piel de gallina, el
calor por su toque, no tengo que ser un científico para entender esta reacción.
Olvídalo, Annie. Simplemente olvídalo.
Uso mi concentración de atleta para bloquear esta realización, al menos ahora
mismo. Brody enciende la caja negra y sus manos finalmente dejan mi piel,
dándome la oportunidad de aclarar mi cabeza. Siento una descarga correr a través
de mi pierna desde la máquina, pero no es exactamente doloroso.
—Una hora de esto tres veces al día hasta el estatal, ¿de acuerdo?
Tengo miedo que se vaya a ir y realmente no quiero que lo haga, sin razón
aparente estoy dispuesta a admitirlo.
—Entonces, ¿finalmente te deshiciste de todas las chicas?
Gime.
—Me tomé como unas mil fotografías. No hay forma que pueda ir a tu
competición estatal.
¿Había planeado ir? Tal vez papá lo invitó. Si papá se lo pidiera,
probablemente Brody contestaría que sí, aunque no fuera exactamente por mí.
—Sí, nadie estará mirándome correr, será todo sobre ti —bromeo, dejando la
pregunta a un lado.
—Fuiste una idiota esta noche. —Me sonríe antes de tumbarse contra mis
73
cojines favoritos. De acuerdo, así que no se va—. Pero observarte adelantar a esa
chica alta de piernas de metro ochenta de largo, eso fue jodidamente increíble.
Página
Echo de menos esos días donde la abuela tenía más lucidez. Ahora es como si
durmiese demasiado y ni siquiera tiene una pizca de realidad. No le digo esto a
Brody, pero realmente quiero unas pocas horas con la verdadera abuela. Aunque
estoy feliz que mamá esté fuera de escena, quiero preguntarle a la abuela de ella
antes que comenzara a huir de nosotros. Como cuando tenía mi edad. ¿Cómo era?
Podría habérselo preguntado a mamá en su última visita, pero no es una fuente
digna de confianza. Le preguntaría a papá, pero tengo un poco de miedo que fuera
una mejor persona en aquel entonces y si recuerda eso, nuca será capaz de dejarlo
ir.
—¿La abuela es la mamá de tu mamá? —El rostro de Brody se llena con
sorpresa—. ¿No está emparentada con Jim?
—Correcto. —Toco el material peludo de mi edredón, manteniendo mi mirada
gacha de nuevo—. Él aún la ama. No lo entiendo. Es como si pensara que no lo
puede hacer mejor. A veces creo que quiere dejar de tener esos sentimientos, pero
entonces ella aparece de nuevo.
Sus cejas se levantan.
—Entonces, ¿están como, juntos cuando ella visita…?
—Oh, sí —digo—. Y luego cuando se va, él es un desastre.
—Eso es jodido. Especialmente con su pierna y todo. No puedo creer que ella
joda con él así.
Asiento en concordancia.
—Literal y emocionalmente.
—Lo siento —dice rápidamente y pasar a través del libro de nuevo—. No es de
mi incumbencia.
La verdad es, no me importa contarle estas cosas. Hace unas semanas, habría
estado molesta, considerando cómo nos odiábamos el uno al otro, pero sé que sólo
tiene curiosidad y no va a juzgar a papá. Además, se siente bien hablar de ello,
especialmente porque últimamente muchas cosas que me confundían sobre mi vida
y mis padres están empezando a tener sentido.
Brody se endereza y apoya la cabeza contra la cabecera.
—Está bien, pregúntame algo y lo responderé, es lo justo.
Ambos sabemos qué quiero preguntarle, ex convicto, ex convicto, ex convicto,
pero me acobardo y voy por una pregunta más fácil.
—¿Eres italiano?
Se ríe y niega.
—¿Por qué creerías eso?
—Eres moreno —digo.
—Mi mamá es hispana y mi papá… —Se detiene, mordiendo su labio inferior y
75
encontraremos a alguien que lo haga. Puede ser como un proyecto de verano para
ambos.
Página
instalando.
—ESPN está haciendo una historia sobre mi papá, el hombre de familia. Ya
Página
siento náuseas.
La miro de arriba abajo.
—Este atuendo no eres tú.
Pone los ojos en blanco.
—Ni me digas.
Papá se me une justo cuando Lenny se dirige de regreso hacia su perfecta
familia. Ambos miramos a Primera Base poner su brazo alrededor de su hija
mientras estrecha manos con el entrevistador de ESPN. Al momento en que el tipo
se vuelve, Lenny empuja a su papá, saliéndose de su agarre y dando un paso hacia
un lado.
—Cosas como esa hacen que me alegre que mi carrera de béisbol no
funcionara —dice papá.
—Ella no es mala —digo.
—Lo sé. —Papá tira de mi cola de caballo antes de caminar de vuelta hacia el
montículo del lanzador.
Lo miro, intentando de averiguar a qué se refería con eso si no hizo el
comentario simplemente para notar que Lenny es una mocosa malcriada. Quiero
decir, lo es un poco, pero con todo derecho. Y es una persona de fiar que sabe
guardar un secreto. Estoy acostumbrada a chicas que no quieren nada más que
chismear. Lenny probablemente ha oído los suficientes chismes para dos vidas
enteras.
La entrevista dura más de una hora. No puedo escuchar nada de lo que dicen
desde mi lugar del banquillo, pero puedo claramente ver las sonrisas puestas en su
lugar y luego desvanecerse en el instante que la cámara se apaga.
Vuelvo mi atención a Brody en el montículo del lanzador. Papá está detrás del
plato ahora, con una máscara de cátcher, haciendo de árbitro. Ni uno solo de los
bateadores de los Royals ha sido capaz de ponchar a Brody hoy. Mantengo mi
satisfacción cuidadosamente oculta porque sé que el equipo necesita gente que en
realidad pueda marcar algunas carreras.
Pero la práctica es el mejor lugar para fantasear sobre Jason Brody sin sentir
que estoy cediendo al enamoramiento. Está concentrado en el plato de home y
nada más, y no hay una línea de chicas, mujeres y niñas en uniforme de ligas
infantiles esperando para conocerlo o dormir con él. Casi puedo engañarme
pensando que no existen. Al menos hasta que empiezo a visualizar su
apartamento… mobiliario de piel, encimeras de plata y electrodomésticos, cortinas
con control remoto en todas las ventanas y un acuario gigante con luces azules que
arrojan un sexy brillo en la habitación, poniendo el ambiente para sus encuentros
nocturnos. Por supuesto, nunca he estado en su apartamento, pero estoy segura
que luce algo así.
Una de los bateadores designados con sobrepeso en realidad se las arregla
81
para conectar el bate con la pelota y golpear justo hacia el montículo del lanzador.
Página
Brody corre hacia el lado, luego se lanza, atrapando la pelota con su guante antes
de ponerse de pie de un salto, fácilmente haciendo el lanzamiento hacia primera
base.
Escucho risas venir desde el banquillo detrás de mí, pero no me giro.
—Niño estúpido —dice uno de los otros lanzadores—. Va a romper su brazo
atrapando y devolviendo una pelota en la práctica.
—¡Buena jugada, Brody! —grita papá, y Frank aplaude junto a él. La reacción
del equipo es la opuesta a la de papá y Frank. Muchos ojos rodándose a las espaldas
de Brody. Uno de los jugadores en el extremo del campo incluso le saca el dedo
medio. Rechino mis dientes y presiono mis manos, así no termino regresando el
gesto.
—No te preocupes, al final fallará —dice otro jugador desde el banquillo—.
Todos lo hacen.
—O será arrestado de nuevo y abrirá ese lugar en la alineación
permanentemente. Estoy harto de esta rutina de ida y vuelta.
—Qué tal si ambos llevan sus culos ahí afuera y practican —dice una voz
diferente. Miro por encima de mi hombro y veo a Juan Julio, quien juega de tercera
base, golpeando al lanzador en la cabeza con su guante antes de salir del
banquillo—. Tal vez eso ayudará a que ganen su lugar de vuelta en la alineación.
Me gusta.
Después de unos minutos más, Lenny se me une mientras el resto de su
familia hace entrevistas en solitario.
—Ese chico es completamente sexy —dice Lenny, asintiendo hacia Brody—.
¿Por qué insisten en practicar con sus camisetas puestas?
Mi rostro se calienta y miro a cualquier parte menos al montículo del
lanzador.
—Creo que perdería mi almuerzo si todos ellos se desnudaran.
—Buen punto. Tendríamos que ser selectivas. —Lenny finalmente aleja sus
ojos de Brody—. Entonces, ¿estás nerviosa por el estatal del próximo fin de
semana? Le prometí a Jackie que iría a ver su carrera.
—No sabía que eras amiga de Jackie.
Lenny saca un espejo compacto de su bolso y reaplica su brillo de labios.
—La he estado tutorando todo el año en física y cálculo. Tiene una beca por
atletismo en Santa Teresa, así que tiene que mantener un promedio de B.
No tenía idea que Jackie Stonington tenía ayuda financiera para acudir a
Santa Teresa. Tanto tiempo que hemos pasado corriendo una junto a la otra, que
apenas hemos hablado. No es animosidad exactamente, sólo una tensión silenciosa
que viene porque le he robado su reflector. Yo, la nueva estudiante que además va
un año detrás de ella. Me ganó en la carrera de tres kilómetros en las clasificatorias,
82
pero por otro lado, realmente no corrí, sólo me centré en superar el tiempo de
calificación.
Página
contra la pared.
Página
—Por ejemplo, si quisiera decir: estoy hablando, entonces tengo que saber
Página
cómo decir tú estás hablando y él está hablando y ella está hablando… y luego
tengo que saber el tiempo pasado de todos esos. Sólo quiero memorizar las
palabras y unirlas para hacer frases, pero no es tan simple.
—En realidad, es más fácil que en inglés —dice, y antes que pueda preguntarle
cómo sabe, recuerdo lo que me dijo sobre su mamá. Y entonces Jason Brody, sexy
lanzador novato, está susurrando verbos en español en mi oreja—. Estoy hablando,
estás hablando, está hablando, están hablando.
El calor sube desde mi estómago hasta mi cuello y finalmente a mis mejillas.
—Vas a ser mi tutor esta semana —susurro—. ¿Qué tal trabajar y correr y
jugar y dormir…? En realidad, simplemente inventa algo y dilo en español.
Se ríe en voz baja y mueve su mano más abajo, frotando círculos entre mis
omoplatos. Continúa hablando en mi oreja, bajo y sexy, y es tan excitante que
cierro mis ojos y me pierdo en ello.
—Anoche soñé contigo y esta mañana no me quiero despertar… me haces
feliz… Me gustaría poder decirte lo que siento… Quiero decirte todos mis
secretos…
Después de no sé cuánto tiempo, el tono de Brody cambia y vuelve al inglés,
sacándome de mi meditación/fantasía.
—Las sirenas se detuvieron. Deberíamos ir a revisar y ver si el aviso ha sido
retirado.
Me levanto con piernas temblorosas y ambos salimos del cubículo del baño.
—Gracias, Brody —digo mientras todavía estamos solos.
Me sonríe.
—No hay problema. Tu fobia secreta está a salvo conmigo.
Reviso para asegurarme que nadie está cerca.
—Así que… investigué la cosa del examen de GED sobre la que hablamos y…
—Echo un vistazo alrededor de nuevo y luego miro otra vez de vuelta a Brody—.
Puedes tener tiempo prolongado y hacer algunas de las secciones como un examen
oral, y todo es completamente confidencial. Le pregunté a mi consejera escolar y
dijo que sólo necesitas pruebas de tu diagnóstico. ¿Tienes eso?
Tensión y ansiedad llenan su expresión, pero asiente.
—Existe, simplemente no lo tengo conmigo.
—Probablemente en tus registros escolares —sugiero—. ¿Fue la gente de la
escuela la que hizo tu prueba de diagnóstico?
—Sí. —Exhala y luego me da una sonrisa cansada—. Supongo que no puedo
salir de esto ahora.
—Te ayudaré —le recuerdo mientras volvemos a la zona principal del
87
vestuario.
Página
señales de Brody. Lo veo en las bancas con papá. Dios, se ve sexy en ese uniforme
de los Royals. Mi corazón se hunde, viendo la evidencia tangible de esta división
entre nosotros. Un atleta profesional y bueno… yo. Sólo yo. Una don nadie en
comparación.
Mientras anoto un montón de cosas de la profunda explicación de Frank
sobre la “temporada más subestimada” de los Yankees, camino hacia las bancas
justo cuando Brody está saliendo, con su guante bajo su brazo. La necesidad de
sentir esa camaradería que hemos tenido últimamente es tan fuerte que no puedo
resistir acercarme a él.
Ondeo la mitad de lo que queda de mi perrito caliente frente a él.
—Estoy tentándote con fruta prohibida. ¿Tienes diez mil dólares que perder?
Aparta mi mano.
—Corta con eso.
—Vamos, sabes que lo quieres. —Golpeo mi hombro contra el suyo, tratando
de quitarle el equilibrio, pero es demasiado rápido, agarra mis brazos para
estabilizarme y luego me suelta como si tuviera lepra o algo.
—Oh, lo entiendo —digo—. Esta es la versión concentrada del atleta de Brody.
Sin citas con celebridades y fanáticas con las que besarse…
Da un paso largo hacia el banquillo, y me quedo atrás. Pero no paso por alto la
repetición de esa noche en la fiesta de los London, donde varios de los compañeros
de equipo de Brody dejaron de hablar en el segundo en que se acercó; hoy son
cuatro de los lanzadores de los Royals. Pero esta vez, no está intentando estrechar
manos o hacer conversación. Su cabeza está gacha, y está envolviendo
agresivamente su muñeca izquierda con un rollo de cinta blanca para atletas.
—¿Por qué no dejas que el entrenador haga eso? —digo, siguiendo a los
compañeros de equipo alejándose con mis ojos.
—Porque soy un niño grande –espeta–. Puedo envolver mi propia maldita
muñeca.
Vaya. Bien. Alguien está de mal humor hoy. Estiro mi mano y agarro la parte
de atrás de su camiseta, dándole un pequeño tirón.
—Sacúdete esto. Vas a jugar bien, como cualquier otro juego en que hayas
estado hasta ahora en esta temporada.
—Me alegra que estés tan segura. —Arranca la cinta con sus dientes y luego
tira de su camiseta de manga larga sobre su muñeca, cubriéndola–. ¿Puedes por
favor simplemente irte con Lenny y comer camarones gratis o lo que sea que hagan
durante el juego?
Las palabras golpean como un puño en las entrañas, pero hago mi mejor
esfuerzo por ignorarlo.
—Sí… claro. No hay problema.
90
Me doy media vuelta antes de escuchar a Brody decir mi nombre, en voz tan
baja que no estoy segura de si de verdad sucedió. Pero miro por encima de mi
Página
hombro de cualquier forma. Ahora está inclinándose contra el poste de metal que
enmarca el banquillo, su guante metido bajo su brazo de nuevo.
—Lo siento —dice, al segundo en que estoy completamente girada.
Mi rostro está en llamas. Esta humillación no sucedería si no guardara todos
estos sentimientos en secreto. A ambos nos estaría importando lo mismo en lugar
de yo siendo la que se preocupa mucho más.
—Está bien.
Mira alrededor y después que ve que nadie está cerca, cierra sus ojos.
—Tuve la peor reunión con Johnson y algunas de su gente hoy.
Cada vez que escucho el nombre de Johnson, mi corazón se acelera,
recordándome esa noche en el bar y la forma en que nos miró a ambos como si
fuéramos… como si fuéramos descartables.
Doy un paso más cerca así Brody puede bajar su voz incluso más.
—¿Sí?
Brody abre sus ojos de nuevo, entrecerrándolos ante el sol poniéndose.
—¿Alguna vez has tenido una de esas conversaciones con alguien donde se las
arreglan para decirte cuán genial eres mientras simultáneamente te hacen sentir
como si no valieras nada?
—¿Como un cumplido con doble intensión? —sugiero, mi estómago ya
haciéndose nudos. ¿Cuándo acabaría esta inestabilidad para él y para papá? Para
todos nosotros—. ¿Como decirme que corro rápido… para ser una chica?
—Algo así. —Suspira—. Me quedo colgado en algunas cosas tan estúpidas
algunas veces. No importa.
—Tienes razón. No importa —digo, percibiendo esa sensación de confianza
después de aterrizar en las palabras correctas—. Sólo los números importan. Y tus
números son asombrosos ahora mismo.
Me lanza una sonrisa poco entusiasta.
—Recuérdame la próxima no gritarle a la persona que siempre tiene la
respuesta.
Mis mejillas se calientan por una razón completamente diferente a la de hace
un minuto.
—Tengo un récord perfecto hasta ahora, ¿cierto?
Por un segundo, nuestros ojos se fijan y se siente como si alguno de nosotros
estuviera a punto de decir algo importante. Por favor que sea Brody y no yo.
Controla el impulso, Annie. Pero entonces Brody me da un pequeño golpe en mi
hombro, como para decir, Gracias, amiga, antes de alejarse.
Cuando está fuera de vista, colapso contra la valla, cierro mis ojos y gruño.
91
Cuando llega la hora para dirigirnos de nuevo a la pista, miro dos veces
después de ver al chico de brazos cruzados y gorro cubriendo sus ojos, de pie junto
Página
porque, hola, ¿qué paso con el saco de traje y la corbata delgada que estaba usando
en ese estreno? En Chicago.
Página
Me río tratando de quitarle importancia. Tal vez mis intenciones reales son
demasiado obvias.
—Cerca de dieciséis horas.
Aprieta el iPod en la mano.
—Gracias, Annie. Esto es… realmente agradable.
Desvío mis ojos a las gradas.
—Está bien, entonces dime de nuevo, ¿qué tan maravillosa soy? ¿Cuáles
universidades me quieren, quién va a adorarme y mendigar más por mí? Debido a
que totalmente tengo que ser adorada en todo momento.
—Todos te quieren. —Me nivela con una de sus famosas miradas atléticas de
Jason Brody—. Sin embargo, no lo harán si te ahogas en esta última carrera.
Le saco la lengua y acepto la bolsa térmica de las manos de papá antes de
regresar. Ahí es cuando levanto la vista, por encima de las cabezas de Brody y papá,
y noto la multitud asomándose por las barandillas de las gradas, como si
estuviéramos en el estadio Kauffman y no en una carrera de secundaria.
—Oh, oh —murmuro entre dientes, lo bastante bajo para que solo papá y
Brody escuchen—. Tu disfraz ha fallado.
Por un segundo, estoy segura de captar algo que se asemeja a la molestia o al
agotamiento cruzar por el rostro de Brody. Pero luego se ha ido y tiene una enorme
sonrisa, mirando por encima del hombro a la multitud de aficionados que se ha
reunido.
Savannah aparece detrás de mí.
—Entonces, vas a tener que firmar algunos autógrafos ahora —le dice a
Brody—. Nada formal, sólo aceptar un pedido y el resto comenzará a fluir.
Brody levanta una ceja a Savannah.
—¿Qué pasó con tu política de no chicas de secundaria?
Savannah sonríe como si estuviera cinco pasos por delante de él.
Probablemente lo está.
—Hay tres hermandades de voluntariado aquí hoy. Ya las he invitado a
conocerte. Eso debería mantenerte ocupado por un rato.
—Chicas universitarias —dice Brody con una inclinación de cabeza—. Está
bien entonces.
Y creo que esa es mi señal para salir.
—La entrenadora Kessler va a tener una crisis si no me dirijo a la zona de
calentamiento pronto.
Papá se inclina hacia adelante y planta un beso en la parte superior de mi
cabeza.
97
—Por supuesto.
Página
—Un nuevo récord estatal se establece en los tres mil doscientos metros
corridos por Jackie Stonington, estudiante de último año y cuatro veces calificada
estatal de la Academia de Santa Teresa.
Jackie cae inmediatamente al suelo, alivio y orgullo saliendo de ella. Después
que ambas hemos tomado un minuto para recuperar el aliento, me agacho y le doy
una mano para ayudarla a levantarse. La toma y se pone de pie, envolviéndome en
un gran abrazo. Rápidamente nos unimos a la entrenadora Kessler que está
llorando y vitoreando al mismo tiempo.
Después que finalmente me alejo de los dos, encuentro la mirada de Brody.
Está apoyado contra la valla, de brazos cruzados y con la frente arrugada. ¿Sabrá
que acabo de dejar ganar a Jackie? No puedo decidir si eso es malo o no.
El momento conectándonos a distancia es breve porque un par de jóvenes,
dos chicos y otras dos chicas más se hacen acercado a Brody. Uno de ellos le da un
golpecito en el hombro, y me da la espalda.
Lenny salta la valla y se acerca. Se detiene primero para felicitar a Jackie,
dándole un gran abrazo, y luego se dirige hacia mí.
—Me asombras, Annie Lucas. Casi me sentí inspirada a correr un par de
vueltas a tu lado. Casi.
Me río, pero no puedo apartar los ojos de Brody. La mirada de Lenny viaja
hacia donde él y papá están.
—Eres como un monstruo de ojos verdes en este momento.
—No lo soy —protesto—. Sólo estoy enferma y cansada de la gente
levantándose la ropa para conseguir autógrafos. Apuesto a que ni siquiera les gusta
el béisbol.
Lenny agarra mis hombros y me da la vuelta para mirarla.
—Annie, en serio no puedes gastar todo tu tiempo y energía enamorándote de
jugadores reales. Es una ocupación inútil. Piénsalo. Estás en la escuela secundaria.
Y él está viajando todo el tiempo, solo en habitaciones de hotel con mujeres que
saben exactamente cómo encontrar jugadores, hacer que se bajen los pantalones y
darles buen sexo oral. ¿Eso es lo que quieres hacer? ¿Llamar su atención
mostrando tus pechos y cediendo a favores sexuales? No eres esa chica.
En realidad nunca había tenido amigas cercanas antes, de las que pueden
señalar lo obvio. Es a la vez agravante y útil.
Suspiro.
—Sé que no soy esa chica, pero ¿cómo sabes que es realmente así de salvaje
cuando viaja? Tienen partidos de béisbol que jugar, ¿verdad?
Lenny resopla una risa.
100
Se me encoge el estómago.
—Dios, Len, lo siento.
Se encoge de hombros.
—Estoy acostumbrada a eso. La única cosa que me molesta es toda la estúpida
familia feliz, matrimonio feliz, la mierda del buen jugador de béisbol católico que se
dice de mi familia en artículos y en la televisión. ¿Por qué no le puede llegar la
mierda a un fan al menos una vez? ¿Por qué no puede embarazar a alguien en el
viaje y que lo demanden por la manutención?
Es sorprendente que Primera Base nunca haya sido atrapado, teniendo en
cuenta cuantas fotografías hay impresas o publicadas en internet de Brody con
varias mujeres. Aunque tal vez no envían fotógrafos a los jugadores casados, como
obviamente hacen con Brody. O al menos lo hicieron hoy.
Caminamos hacia el área de recepción de los atletas para que yo pueda tomar
un poco de agua.
—¿Quieres que eso pase? —le pregunto a Lenny—. ¿Quieres mala publicidad?
—En realidad, no. —Suspira—. Sólo quiero que la gente le deje de gustar por
su personalidad falsa. Quiero creer al menos en cierta medida que el
comportamiento negativo tiene consecuencias negativas, pero obviamente él es
invencible. —Se lleva una botella de agua para ella y otra para mí—. Ya no
hablemos de mi vida. Tenemos que averiguar qué hacer con tu pequeño problema.
—No tengo un problema —miento—. Lo he superado totalmente ahora que he
visto lo asquerosamente inútil que es.
Me lanza una mirada de “sí, claro” y luego rebusca en su bolso, pasándome lo
que parece ser una licencia de conducir. Mi foto de identificación escolar está en la
esquina, pero en el nombre se lee Marie Conner y, de acuerdo a la fecha de
nacimiento en la tarjeta, Marie Conner tiene veintidós años.
—¿Me conseguiste una tarjeta de identificación falsa? —chillo.
Lenny pone una mano sobre mi boca, mirando alrededor rápidamente.
—Dilo un poco más alto y tu padre podría llegar a escucharlo también.
—Lo siento —susurro a través de sus dedos.
Deja caer su mano y sonríe.
—Carl y sus hermanos de fraternidad van a ir a este club en el centro esta
noche, y lo soborné para que nos lleve y nos consiga esas tarjetas de identificación
muy creíbles.
—¿Y tienes que tener veintiuno para entrar?
—Dieciocho —aclara Lenny—. Pero dónde está la diversión si podemos entrar
y no comprar tragos, ¿verdad?
101
—¿En serio, Lenny? ¿Vas a poner esmalte de uñas en Annie Lucas? Alerta a
los medios de comunicación.
Página
Las cejas de Lenny suben y me da una mirada que dice: ¿Ves? Zona de
hermana pequeña.
—¿Vas a estar en casa para el desayuno-almuerzo con la abuela mañana? —
pregunta papá y luego de mi afirmación me da otro abrazo y un beso en la frente—.
Siento haber dudado de tu capacidad de correr ambas carreras. Estaba equivocado.
El año que viene puedes romper el récord de 3 kilómetros de Jackie, ¿de acuerdo?
Lo abrazo de vuelta.
—Trato.
Después que papá me deja ir, Brody levanta una mano para chocar los cinco.
Sólo lo miro, dejándolo colgado y luego miro a Lenny, quien se las ha arreglado
para verse tanto simpática como satisfecha que sus supuestos con respecto a
nuestra relación eran del todo correctos. Arrugo mi nariz antes de finalmente
chocar mi mano contra la suya.
Lenny y yo caminamos hacia el estacionamiento, y duda antes de preguntar:
—¿Tu papá es siempre así o fue sólo su actuación de “estoy aquí por mi hija”?
Casi no quiero decirle la verdad, pero no hay ningún punto en mentir porque
Lenny tiene un talento increíble leyendo a la gente.
—No está actuando.
Niega, desconcertada.
—Tan raro.
Cuando llegamos a su auto, le digo que tengo que parar en mi casa para
ducharme y cambiarme de ropa y pone los ojos en blanco antes de desbloquear las
puertas.
—Cariño, nada de lo que tengas va a ser agradable para el club. Puedo
garantizarlo sin ni siquiera mirar en tu armario.
Me desplomo en el auto con un suspiro de frustración.
—¿De verdad vas a pintarme las uñas?
Se pone sus gafas de sol y arranca el motor.
—Vamos a hacer mucho más que eso. Necesitas verte de veintidós si quieres
ser Marie Conner.
—¿Sabes qué? —Me siento más derecha—. Creo que Marie Conner va a ser mi
alter ego más genial, mucho más coqueta, mucho más aventurera. Así que sí, dame
el cambio de imagen completo de mujer sexy.
Y si soy Marie Conner, entonces no me sentiré tan culpable por mentirle a
papá. Porque yo no mentí. Marie lo hizo. Ella es así de cabrona.
103
Página
Capítulo 12
Lenny London: ¿Puedo todavía obtener el crédito por usar
zapatos lindos si los estoy arrastrando?
Hace 30 minutos
Carl London: Tengo amigos y tengo beneficios, por lo tanto, no
veo problema en mezclar ambos.
Hace 5 minutos
—¿Realmente parezco tener veintidós años? —les pregunto a Lenny y Carl—.
El tipo no tenía ni un poco de escepticismo en su rostro.
—Te ves sexy. —La mirada de ojos oscuros de Carl me repasa de arriba abajo,
observando el vestido ajustado y muy corto de lentejuelas doradas, los altos tacones
negros y el pintalabios rojo brillante que Lenny me puso esta noche—. Además, no
le importa una mierda si tienes veintidós, siempre y cuando le aportes una prueba
aceptable, su culo está cubierto.
—Ahora silencio sobre la cosa de la edad —ordena Lenny.
Caminando por este club —la música resonando, los cuerpos frotándose,
hombres adultos comprando bebidas para las chicas—, me siento como una
estudiante de primer año en mi primera fiesta con chicos y cerveza. Las fiestas
salvajes del instituto ya no son una atrevida hazaña, pero hacerme pasar por Marie
Conner con una falsa identificación casera me ha dejado un poco abrumada. Lenny
y Carl incluso me hicieron beber dos chupitos de ron antes de dejar la casa, así no
pareceré una tensa y ansiosa chica de diecisiete años y traicionarme antes de entrar
por la puerta.
Y ahora tengo una banda naranja alrededor de mi muñeca que prueba que soy
lo bastante mayor, no solo para entrar por la puerta, sino también para comprar
algunas bebidas de verdad. No sólo eso, sino que fuimos directamente al frente de
la fila… la entrada VIP. Los tipos en la puerta conocen a Carl y Lenny y, por
supuesto conocen a Primera Base, así que si quisieran, no les sería tan difícil
descubrir la edad real de Lenny. En realidad, Carl es el único que tiene veintiuno,
así que ni siquiera necesita una identificación falsa para comprar bebidas aquí.
Lenny y yo nos ponemos de pie cerca de la barra, observando a la gente en la
104
pista de baile.
—Necesitas encontrar a un chico sexy para coquetear —dice—. Para superar a
Página
ya sabes quién.
—¿Ya sabes quién? —Carl aparece detrás de nosotras y nos entrega una
cerveza a cada una.
—Su ex —dice Lenny de inmediato—. De Arizona.
—Es gay. —Le doy un trago a mi cerveza e intento no hacer una mueca—. Odio
la cerveza.
—¿Se supone que nos guste? —dice Lenny, bebiendo de su propio vaso—. Y
recuerda, Annie, ya sabes quién está probablemente tirándose a una de esas chicas
de hermandad en su apartamento en este momento. Y probablemente hay una
fiesta salvaje mientras está ocupado en su dormitorio. He oído todo tipo de
historias sobre jugadores solteros y sus fiestas privadas. Se le acaba de entregar un
cuarto de millón de dólares. Su vida personal, su espacio personal, está más allá de
cualquier cosa que pudieras agarrar alguna vez o incluso con lo que quisieras estar
involucrada.
Mi corazón se hunde hasta mi estómago, pero fuerzo a la lógica a predominar
como Lenny hace. Tiene razón. No quiero hacer nada con esa vida de atleta estrella
profesional. Quiero a papá y sus tranquilas maneras y a la abuela y tal vez un lindo
chico heterosexual para enrollarme con él, pero no para enamorarme, porque eso
es casi más espeluznante que las fiestas salvajes en el apartamento de soltero de
Brody.
El repetitivo ritmo de la música aporrea el interior de mi cabeza y el alcohol
que tomé antes de entrar al club está haciendo efecto, ayudándome a mantener mi
mente apartada de ser una torpe no adulta. La gente sigue chocando contra
nosotras y, después de beber mi cerveza, tomo a Lenny de la mano.
—Vamos a bailar. A Marie Conner le encanta bailar.
Lenny revisa la habitación como la experta que es, luego me entrega un
caramelo de menta de su bolso y toma otro, metiéndolo en su boca.
—Sólo en caso que el señor Perfecto nos lleve para una ardiente sesión de
manoseo a los sofás en la parte de atrás del club. ¿Conoces a Haley Hunter de la
escuela? Perdió su virginidad en uno de esos sofás.
Arrugo mi nariz.
—Asqueroso.
—Lo sé, ¿verdad? —Lenny asiente.
Nos dirigimos a empujones al centro de la pista de baile. Las luces rosas y
azules se arremolinan a nuestro alrededor. Es difícil ver algo con claridad y estar
bajo una identidad falsa esta noche me da permiso para soltarme. Hay algo sobre
los tacones altos y un vestido ajustado que te da un cierto nivel de confianza, como
si hubiese poder en sentirse sexy. Realmente no lo había anticipado cuando estuve
de acuerdo en ponerme la ropa de Lenny. Por supuesto, me he vestido linda para el
ex novio antes, pero nunca incluyó un vestido tan corto. O brillante. Después de
105
Brody mantiene sus ojos fijos en los míos mientras levanta ambas manos y
empuja a Carl y al amigo de fraternidad en el pecho, forzándolos a poner algo de
distancia entre ellos y yo. Luego se inclina y dice:
—Sal por la salida de atrás, gira a la derecha y encuéntrame al final de la calle
en los siguientes dos minutos.
Niego, pero su expresión seria me detiene, y recuerdo mi teléfono sonando
hace un instante. ¿Intentó llamarme? ¿Llamó papá y luego tuvo que ponerse en
contacto con Brody porque no contesté? ¿Algo había sucedido? Me giro y le digo a
Lenny:
—Me voy.
Abre su boca para protestar, pero doy un paso a su alrededor antes que tenga
la oportunidad de decir una palabra. Toma unos buenos noventa segundos llegar a
empujones hasta la salida. Afuera, el aire se siente fresco y frío contra mi cuello
sudado.
Brody ya está paseándose en círculos en la esquina.
Me toma de la mano en el momento en que lo alcanzo y camina por la calle,
llevándome.
—Mantén tu cabeza gacha —sisea.
—¿Qué…?
—¿No notaste a los paparazzi dentro de ese club? —susurra.
Hay varias personas mezclándose por las calles del centro. Mi corazón se
acelera y echo un vistazo alrededor completamente en pánico.
—No es tan importante, ¿verdad? ¿Por qué la gente querría tomar fotos de
mí?
¿Y por qué Lenny o Carl no lo notaron? Han estado tratando con ser
personajes públicos mucho más tiempo que Brody y yo.
—Mantén tu cabeza gacha —repite Brody.
Dejo caer mi mirada a la acera y permito que mi cabello caiga hacia delante,
cubriendo mi rostro a medias. No es hasta otras dos calles que me doy cuenta por
completo que estoy tomada de la mano con Jason Brody. Excepto que no es que
esté sacándome de la feria después de intentar escabullirme a la montaña rusa que
no soy suficientemente alta para montar. Quito mi mano de la suya y mi paso
cambia al paso rápido que él lleva.
—¿Adónde vamos?
—Te llevo a casa. —Al fin se detiene enfrente de un alto edificio de
apartamentos y apunta al garaje. Este debe ser su edificio. ¿Tal vez va a ese club
cada noche y lleva a una chica diferente a su casa? Y ni siquiera he sido invitada a
107
del pasajero y cierro de un portazo, con más fuerza de la necesaria. Una vez que
estamos a salvo en el interior del auto, Brody exhala.
—No quería hablar en caso que alguien nos oyera, ¿pero en serio? ¿Qué
estabas haciendo allí? ¿Cómo entraste siquiera?
Su mirada va al pequeño bolso que Lenny me prestó. Me lo roba antes que
pueda detenerlo y rápidamente encuentra mi identificación.
—Déjame suponer, ¿Carl te consiguió esto?
Cruzo mis brazos sobre mi pecho, quedándome callada.
—¿Veintidós? ¿En serio? Me sorprende que se lo creyeran. Puedes pasar por
diecinueve, ya sabes. —Brody empieza a reírse, sus hombros agitándose—. Me
ahogué y escupí agua por todas esas dos chicas cuando te vi allí. —Se desabrocha
los botones de las mangas de su camisa de vestir azul y las arremanga hasta sus
codos antes de mirarme de nuevo, sus ojos se mueven arriba y abajo,
observándome, su risa elevándose incluso más—. ¿Qué te hiciste, Annie?
Las palabras y la risa escuecen. Podría también haberme dado una bofetada.
Bailando en el club me sentí sexy, mayor, viva. Se las ha arreglado para ahogar todo
eso en cuestión de segundos. Mis ojos arden, pero no hay manera en el infierno que
vaya a derramar una lágrima en este momento. Me inclino contra el asiento y giro
mi cabeza para mirar por la ventana.
—¿Me vas a llevar a casa o no?
Sigue riéndose para sí mismo mientras hace retroceder el auto, sale del garaje
y entra en la autopista. Intenta hablar por los primeros dos minutos y entonces se
rinde después de probablemente cansarse de mi falta de contacto visual y
respuestas monosilábicas.
Cuando llegamos a mi vecindario, estaciona su auto a media cuadra de mi
casa y apaga el motor y las luces. Una solitaria farola en la carretera ilumina el
interior del auto.
—Mira —dice, su mirada en el tablero—. Creo que deberías ser sincera con tu
padre en este momento y decirle a donde fuiste realmente esta noche.
Me giro para mirarlo.
—¿Por qué? ¿Me vas a delatar, Brody? ¿En serio?
—Estoy bastante seguro que tu foto va a terminar en el periódico o en
internet. ¿No crees que sea mejor si está preparado y lo escucha de ti primero? —
Brody me mira por fin y su expresión seria se desvanece, las esquinas de su boca se
tuercen, luchando contra una sonrisa o más risa a mis expensas.
Antes que pueda enojarme más con él, se inclina cerca, su boca a centímetros
de la mía. Contengo la respiración y luego la suelto, decepcionada cuando extiende
la mano y abre la guantera.
—No puedo tomarte en serio con ese pintalabios rojo. —Se ríe de nuevo.
108
Con un jadeante suspiro, caigo contra el asiento, cerrando mis ojos con fuerza,
alejando mi cabeza de él.
Página
—Me fui del club contigo. Voy a admitirlo ante mi padre. Has conseguido lo
que querías, así que puedes dejar de tratarme como a una niña jugando a
disfrazarse.
—Annie…
—Lo entiendo —interrumpo—. Sólo soy una niña de instituto y eres un
jugador mayor de béisbol con dinero y locas fiestas en tu apartamento y modelos de
trajes de baño programadas en tu teléfono. No necesitas una identificación falsa
para entrar en clubs de moda. Y te gusta mi padre y te sientes un poco obligado a
asegurarte que su hija no arruine su vida o la suya. Está bien.
Cálidos dedos aterrizan bajo mi barbilla y Brody mueve suavemente mi
cabeza, obligándome a mirar sus adorables ojos marrones. Está tan cerca que
puedo sentir nuestras respiraciones mezclándose en el mismo aire. Huele
realmente bien, como a jabón de la marca Irish Spring y algún tipo de producto
para después del afeitado. Me quedo perfectamente quieta mientras sujeta mi
rostro con una mano.
Usando una servilleta que debe haber sacado de la guantera, gentilmente
limpia el pintalabios de mi boca. Una pequeña quiere aferrarse a esta última astilla
de dignidad y alejar su mano de un golpe, pero el resto no mueve ni un músculo.
Estoy perdida por estar tan cerca de él, tener sus dedos en mi rostro y tocar mi boca
con solo un fino pañuelo entre nosotros.
El calor sube lentamente a mi cuello y rostro… y más abajo. Olvido
temporalmente todo lo que ha pasado esta noche.
—Nunca te he tratado como a una niña, Annie. —Brody frota por última vez
mi labio inferior y después hace una bola con el pañuelo en su mano.
Y entonces, porque no deja caer su mano o se aleja de inmediato, y tal vez a
causa del alcohol, soy capaz de canalizar mi alter ego, Marie Conner, de nuevo. Sin
darle ninguna advertencia, cierro el espacio entre nosotros y presiono mi boca
contra la suya.
109
Página
Capítulo 13
El calor y el deseo nublan mis pensamientos. La boca de Brody es cálida
contra la mía y cuando mi cerebro registra que no me ha alejado, adelanto mis
manos y las deslizo por sus mejillas, por su cuello. Finalmente justo mientras estoy
tocando la parte inferior de su cabello oscuro, preparándome para pasar mis dedos
a través por horas, sus dedos presionan más firmemente contra mis mejillas.
Después sus labios se apartan.
Suspiro contra su boca, pero antes que ninguno pueda profundizar el beso,
desde algún lugar detrás de mi cabeza, me doy cuenta que está empujando mi cara
lejos de la suya.
La realidad me golpea. Me alejo, prácticamente golpeándome la cabeza contra
la ventana.
—Mierda. —Brody pone sus brazos sobre el volante, después descansa su
frente sobre ellos.
A ciegas busco la manija de la puerta.
—Lo siento. No quería… en realidad era sólo ésta cosa que Lenny y yo
estábamos haciendo hoy. ¿Sabes, besar a alguien más, dejar atrás a tu ex? —
Mentiras, mentiras, y más mentiras. Parece ser mi tema de la noche.
Levanta su cabeza y toma mi mano, sin dejarme salir del auto.
—Escúchame, Annie. Eres increíble. No necesitas besarte conmigo o con
cualquier tipo como para darte cuenta. No te vendas porque estás preocupada por
no ser el tipo de alguien.
¿Cómo lo sabía?
¿Estaba escuchando mi conversación con Lenny en la competición hoy? Sé
que no lo estaba pero maldita sea, perforó todas mis preocupaciones. Trago el nudo
en mi garganta. Lenny tiene razón. Soy la hermana pequeña, pero ahora ni siquiera
puedo estar enfadada con él, no después de lo que acaba de decir y la suavidad en el
tono de su voz.
Tomo la manija de la puerta, la abro y murmuro:
—Tienes razón. Gracias por traerme a casa.
110
Suspira y pasa sus manos por su rostro antes de abrir su propia puerta.
—Déjame ir contigo. Le explicaré las cosas a tu padre. Probablemente
Página
averiguará que estuve ahí de todos modos. Preferiría aclararlo con él ahora.
Claro. Cualquier cosa para mantener tu relación con mi padre perfecta.
Cuando abro la puerta principal con mi llave, papá está sentado en su sitio en
el sofá. Está medio dormido, la televisión encendida con algún anuncio de noche y
el volumen casi del todo bajo, su no pierna puesta encima de la butaca al lado del
sofá.
Su frente se arruga más y más mientras mira mi apariencia y el hecho que
estoy en casa después de decirle que estaría fuera toda la noche. Para una sesión de
estudio por la noche. Sin embargo, para darle crédito a Lenny, me hizo estudiar
español mientras arreglaba mi cabello y maquillaje. No bromea cuando se trata de
su reputación de tutora.
—¿Qué pasó? —pregunta papá al instante, seguido por—: ¿Estás bien?
La culpa se arrastra más en mi estómago, formando una úlcera instantánea.
Solo papá me preguntaría si estoy bien después de haberle mentido y causado un
potencial escándalo familiar. Es como si supiera la peor forma de llegar a mí.
—Lenny y yo fuimos a este club en el centro. —Respiro profundamente y miro
a Brody. Mete sus manos en su bolsillo, viéndose tan culpable como me siento
ahora mismo, lo cual no tiene sentido—. No es exactamente para chicos de
instituto… y… bueno…
Brody rasca su nuca, su mirada yendo hacia mí y después de nuevo a papá.
—Yo estuve allí también, pero solo, y sucede que vi a las chicas. Había
fotógrafos alrededor. Saqué a Annie de allí tan pronto como pude, pero creo que
probablemente esto será mencionado.
Los músculos de la mandíbula de papá se flexionan, su boca formando una
perfecta línea fina.
—¿Y cómo entraste en este club para mayores?
Brody me mira, su cara cansada.
—Es un club para mayores de dieciocho.
Papá levanta una ceja. Ambos sabemos que no tengo dieciocho.
Mi estómago se aprieta en nudos. Escucho las palabras que no dice. Mejor que
le explique también lo de la identificación. Saco la licencia de Marie Conner del
bolso de perlas y, con las manos sacudiéndose, la sostengo para que papá la vea.
Los ojos de Brody están fijos en la no pierna de papá mientras la alcanza y se la
pone en su lugar, el zapato del final contrastando con su otro pie descalzo. Se
levanta del sofá y se para delante de mí, sacando la identificación de mis manos.
Lo lee rápidamente y después levanta su cabeza de nuevo. Su mirada
prácticamente me saca el aliento.
—¿De dónde sacaste esto?
111
—Alguien lo hizo para mí. —No voy a culpar a Carl y Lenny, aunque papá
probablemente sea capaz de adivinarlo igual que Brody.
Página
parte, excepto a la escuela, a los entrenamientos y cualquier otra cosa que no sea
divertida, ¿de acuerdo?
Uso mi mano libre para limpiar la evidencia de la fiesta de lágrimas de mis
Página
de mí, atrapándome entre dos chicos. Estoy mirando a Carl por encima de mi
hombro, nuestros rostros están extrañamente cerca.
Página
Hemos pasado por cuatro dueños ahora desde que mi papá ha estado jugando y
todos tienes diferentes visiones del equipo. —Utiliza comillas en el aire para la
Página
esperanzado.
—Estará aquí pronto. Queríamos tener ventaja —explica Savannah,
respondiendo por Frank. Eleva su cabeza de sus notas, abre su boca para hablar,
pero se detiene abruptamente. Mientras mira a Carl sacar una botella de Visine de
su bolsillo, inclina su cabeza atrás y pone dos gotas en cada ojo.
Frank frota su sien, cerrando sus ojos brevemente.
—Oh Dios, esto es una pesadilla.
—¿Qué es esta mierda? —cuestiona la abuela desde la otra habitación—.
¿Dónde demonios está Mickey Mouse?
—Está en Disney World —responde Lily, como si fuera totalmente una
pregunta válida.
Frank ahora está frotándose el pecho con una mano y limpiando el sudor de
su ceja con la otra. Lo miro más de cerca para ver más signos de estrés. Es
realmente viejo, como cincuenta o sesenta, y tiene una gran barriga cervecera.
Quizás le está dando un ataque al corazón con todo nuestro drama.
—El señor Johnson me pidió que mediara —dice Savannah cuando la atención
de todo el mundo está de vuelta a la tarea entre manos—. Me gustaría crear una
lista de hechos relacionados con las indiscreciones de la noche del viernes y de ahí
podemos decidir qué información, si es que queremos, daremos a los medios
durante la rueda de prensa y qué embellecimientos no factuales podemos añadir a
la historia sin que después se vuelva en nuestra contra.
—¿Quieres decir mentiras? —pregunta Lenny—. ¿Qué mentiras nos podemos
inventar sin que nos descubran?
Es una declaración bastante fuerte, pero su tono es neutro y se ve más
aburrida que enfadada o incluso curiosa. A veces no puedo decir qué es real y qué
es una actuación con ella.
Me doy cuenta que la presencia de Brody a mi lado me está afectando más de
lo que me gustaría. Mi espalda está perfectamente recta, mis manos jugueteando en
mi regazo. Como si subconscientemente estuviera asustada de dejar que incluso un
codo o un cabello suelto e cayeran fuera de mi burbuja personal, dentro de la de
Brody, hicieran que perdiera el control y me pusiera encima de él.
—No es sobre mentir —aclara Savannah—, es sobre representar un frente
unido y una historia racionalizada y perfecta para que el público la digiera. Pero
aquí y ahora, es muy importante que consiga toda la historia, con cada detalle, para
que no acabemos teniendo ninguna sorpresa después que esta rueda de prensa
ocurra.
—Lo que me gustaría saber —dice papá lentamente, haciendo obvio su
esfuerzo para mantener su tono constante—, ¿es si Jake London es consciente o no
119
La silla de papá cae hacia atrás mientras se levanta, sin mostrar señales de
solo tener una pierna real. En dos segundos, ha sacado a Primera Base de su silla,
sus puños apretándose en frente de su camiseta mientras empuja su espalda contra
Página
la pared.
Oh chico. Esto no es bueno.
Capítulo 15
Mi corazón salta hasta mi garganta. Los ojos de Lenny van de aburridos a
amplios y alertas. Carl regresa hacia su madre, en un esfuerzo por mantenerse
fuera del camino. Mis ojos están pegados a la espalda de papá, pero siento a Brody
tensarse a mi lado, como si también estuviera listo para entrar en acción.
Frank se pone de pie y camina alrededor de la mesa.
—¡Jimmy!
—No digas nada como eso de nuevo acerca de Annie —dice papá, sin soltar la
camisa de diseñador de Primera Base. Su voz es baja y calma, pero su cuerpo es
todo lo contrario.
El Primera Base se ve sorprendido por alrededor de un segundo y luego la
sonrisa presumida regresa.
—Ten cuidado, Jimmy Lucas —dice—. No me gustaría que perdieras tu otra
pierna.
—Papá… —ruego, tratando de romper el hechizo.
Pero Savannah es la que realmente consigue llegar a él. Empuja su silla hacia
atrás, se para entre papá y Primera base, y dice con firmeza:
—Mi hija de seis años está en la otra habitación, y les juro que si tengo que
explicarle por qué una habitación llena de adultos no puede tener una discusión
civilizada sin violencia…
Papá libera a Primera Base y da un paso atrás. Señala con un dedo a Carl, con
sus ojos entrecerrados.
—No vuelvas a ponerle una mano encima a mi hija. A diferencia de tu padre,
tengo mucho menos que perder si cometo un asesinato.
Mi boca cae abierta.
—¡Papá, suficiente!
La mano de Brody se desplaza debajo de la mesa y se posa en mi rodilla,
apretándola. Sé que sólo lo está haciendo para callarme, pero no puedo evitar sentir
las mariposas en mi estómago, el calor en mi rostro.
121
Frank levanta la silla de papá de nuevo, y todos vuelven a sus asientos. Carl ha
adoptado la sonrisa arrogante de su padre.
Y, oh mi Dios la mano de Brody sigue agarrando mi rodilla. ¿Está alguien más
Página
viendo esto? ¿Lo estoy imaginando? Respiro profundo y permito que mi mirada
viaje hasta su rostro. Él está consumido por completo con la tarea de mirar a Carl.
—Está bien —continúa Savannah como si casi no hubiéramos tenido una pelea
de cocina entre un jugador de béisbol de Grandes Ligas y un entrenador de
lanzadores—. ¿Así que puedo asumir que la supuesta acusación de identificación
falsa es exacta? —Lenny y yo asentimos—. ¿Y tú compraste bebidas con estas
identificaciones?
—Bebimos pero no las compramos —dice Lenny.
Savannah garabatea más notas.
—Usaron un servicio de taxi para ir y volver desde el club, ¿correcto?
Lenny y Carl asienten.
—Brody me llevó a casa —digo.
Primera Base resopla.
—Oh, eso es muy amable. Cambiando de un playboy a otro. ¿Dónde está esa
historia? La hija menor de edad del entrenador y el lanzador novato desde el lado
equivocado de las vías. Suena como una portada para mí.
Brody se tensa a mi lado y, al percibir que está a punto de hacer exactamente
lo que hizo papá, tanto Savannah como yo agarramos uno de sus brazos. Suelto un
suspiro. Realmente no tiene ningún aliado en su equipo. Es decir, he visto el
comportamiento de algunos de los otros jugadores, pero nunca pensé en lo difícil
que debe ser para él.
—No —dice ella con firmeza a Brody—. Ni siquiera pienses en ello.
—Él estaba allí por su cuenta —le digo a Savannah, teniendo cuidado de no
mirar a la familia de Lenny—. Fue él quien vio a los paparazzi. Me hizo salir, me
trajo a casa, y me hizo confesarle a mi padre todo. Esa es la verdadera historia.
—Sé exactamente por qué Brody estaba allí —dice Savannah, continuando con
sus notas—. Y por qué los fotógrafos estaban alrededor. Lo que había estado bien si
no hubieras incluido la presencia de dos estudiantes de secundaria relacionadas
con el equipo y el hermano mayor que compró el alcohol para ellas.
Espera un segundo… ¿Quería decir que ellos planearon que a Brody lo
fotografiaran allí?
La conversación termina en ese momento porque el propietario de los Royals
entra por la puerta delantera sin llamar o golpear primero. Sus botas de vaquero
gris golpean a través del vestíbulo y hacia la cocina.
Savannah se para, ofreciéndole su silla. Él se niega y apunta a su cuaderno.
—Olvídate de la historia y el ángulo. No vamos a excavar en busca de una
manera de hacer girar esto en nuestro favor —dice, causando que todos se miren
sorprendidos. Sus ojos se posan en mí y me da la misma mirada de “eres
122
prescindible” que me dio esa noche en el bar hace una eternidad—. Ustedes niños
quieren actuar como idiotas, está bien para mí. Ese es exactamente el ángulo que
estamos jugando hoy. Se metieron en ese club, falsificaron la documentación que
Página
—¡Ya sé! —Johnson chasquea los dedos, el interruptor de luz de las ideas
encendiéndose—. Esa niña sorda que acaba de lanzar su primer álbum en el
lenguaje de señas, ponte en contacto con su gente —le ordena a Savannah—. A ver
Página
—Puedo llevarte.
Lenny niega y luego sus ojos se encuentran con los míos.
—Preferiría caminar. ¿Te llamo más tarde, Annie?
—Sí, está bien.
Brody juega con sus llaves, obviamente preparándose para irse como todos los
demás, pero se vuelve antes de entrar en su auto.
—Johnson es la peor clase de idiota. Sólo recuerda eso, ¿de acuerdo?
Sí, pero los idiotas todavía son capaces de decir la verdad.
Después que se ha ido, caigo de nuevo en la mecedora del porche. Estoy
totalmente cansada y ni siquiera es la hora del almuerzo. Después de unos minutos,
Frank sale y se sienta a mi lado, haciendo que la mecedora se columpie.
Mantiene sus ojos fijos en el buzón de correo al otro lado del patio.
—Johnson no estaba hablando por hablar por completo, Annie.
Me siento completamente inmóvil, sin decir ni una palabra. Mis
pensamientos vuelven a nuestra casa en Arizona y la última vez que Frank nos
visitó allí, su oferta de trabajo y lo que papá había dicho… y lo más importante, lo
que no había dicho.
No tienes que hacer esto, Frank. No me debes nada.
—¿Y tú? —pregunto, mi estómago ya atándose en nudos. No quiero que yo o
papá seamos algún caso de caridad para Frank. Brody se ha probado a sí mismo ya
lanzando un montón de strikes. ¿Pero lo ha hecho papá?—. ¿Le debes algo?
Frank no mueve su mirada del buzón de correo.
—Él quería esperar. No quería la cirugía de inmediato, pero tenía todo
preparado. Especialistas en rehabilitación, un equipo de la Universidad Johns
Hopkins de estudiantes de medicina y médicos que me habían convencido que
podían conseguir que lanzara otra vez, incluso con la prótesis. Ellos querían
revolucionar lo que los atletas con amputaciones eran capaces de lograr, y Jimmy
era su conejillo de indias. Tu padre era un talento fenomenal. Uno de los mejores
lanzadores que he visto nunca. Y recuerda, pasé treinta años reclutando para los
Yankees. He visto todas las marcas de talento.
La importancia de la confesión de Frank no está muy clara.
—De cualquier manera, esperar o no esperar, todavía tenía cáncer.
Frank asiente lentamente.
—Supongo que eso es cierto, pero algunas semanas más de jugar la temporada
regular, tal vez un mes o dos, y él habría podido establecer algunos registros,
conseguir más respaldos. Podría haber tenido una mayor seguridad para sí mismo
y para ti.
126
papá, ¿te sientes culpable por decirle que no esperara para hacerse la cirugía?
Y entonces recuerdo las palabras de Brody ese día en la sala de
entrenamiento. No lo habría hecho. No los habría dejado quitarme la pierna.
—Es cierto que me he preguntado muchas veces si él debería haber esperado,
si el cáncer se habría extendido tan rápido como los médicos anticipaban —dice
Frank—. Y tal vez la culpa habría sido suficiente para traerlo a la ciudad de Kansas
conmigo, pero aquí está la otra verdad, niña… Jimmy estaba tan comprometido a
encontrar una manera de volver como todos esos médicos. Y finalmente, se volvió
aún más motivado que nadie más. Estudió técnicas de lanzamiento, la mecánica del
cuerpo, la biología… cualquier cosa que potencialmente pudiera ayudarlo.
Realmente es uno de los más grandes técnicos de béisbol que he visto. Incluso iría
tan lejos como para llamarlo un gran técnico deportivo. Su comprensión de la
mecánica del cuerpo no está limitada al béisbol.
No estoy segura de por qué, pero estoy abrumada por las emociones y
agradecida que Frank no me esté mirando en este momento. Tal vez es porque
quiero tan desesperadamente ver a papá recuperar lo que ha perdido, y sé que
nunca va a suceder.
—Así que, ¿cuál es el problema entonces? ¿No puedes sólo explicarle a
Johnson que papá sabe de lo que está hablando? ¿Que él es la persona adecuada
para el trabajo?
—Johnson trató de firmarlo en su día cuando estaba con los Angels. Pero
Jimmy quería contratos millonarios, y su nombre escrito en el cielo. Para Johnson,
Jimmy es nada más que un jugador-que-podría-haber sido-grande que cree que
tiene derecho a un puesto de entrenador porque sí. Y por un lado, entiendo lo que
Johnson piensa. Tu padre fue adorado y adulado en su día, y no voy a mentir, se le
subió a la cabeza. Pero tienes permitido eso cuando tienes las capacidades para
respaldar la arrogancia, y él de seguro que tenía las malditas habilidades. Sin
embargo ha cambiado, Annie. Fue a través de una fase testaruda de yo-puedo-
arreglarme-a-mí-mismo seguido por alguna depresión bastante escalofriante, y
luego salió de esto; humilde, trabajador, y un maldito buen padre, no es que yo sea
un experto en el tema. Pero nada de eso importa. —Frank deja escapar un suspiro
de frustración—. Si no puedo conseguir que ni un maldito lanzador lo escuche,
excepto Brody, quien en realidad no cuenta; no puedo demostrar que es bueno.
¿Cómo diablos se supone que voy a conseguir que Johnson me deje conservarlo?
El silencio cae sobre nosotros durante varios minutos mientras dejo que todo
lo que me ha dicho Frank penetre. Pedazos y piezas de la historia que ya sabía o
había averiguado por mí misma por internet, pero las razones detrás de todo no era
algo que había sido de conocimiento público.
Frank palmea mi pierna y se levanta.
—Lo siento, niña, no quería descargarme contigo. Sólo quería que supieras la
127
verdad.
Me doy cuenta que Frank nunca respondió realmente mi pregunta.
Página
—¿Es esta una estratagema que a ti y a papá se les ocurrió para mantenerme
fuera de problemas?
—En parte —admite—. Pero también creo que serías muy buena en este
trabajo. Sobre todo ahora que tienes una comprensión clara sobre la atención que
se quiere y no se quiere de los medios.
Brody me viene a la mente, y sé que no puedo simplemente sentarme
alrededor todo el verano y revolcarme en mi momento de rechazo de breve
duración. Necesito algo más en lo que concentrar mi atención. Algo seguro.
—Estoy dentro —le digo—. Pero si Johnson cambia de opinión acerca de
Brody y la novia de Disney Channel con discapacidad auditiva, no estoy tomando
esa tarea. Además, tiene ridículo escrito por todas partes. Como si Brody en verdad
se establecería con una chica.
Me mira con escepticismo.
—Bueno, uno nunca sabe.
Me encojo de hombros, sin querer dar más detalles sobre lo mucho que me
gustaría que eso ocurriera.
al menos tres entradas todos los días. Y ellos han ganado dos de los tres juegos de
la serie. Ganar hoy contra los Twins sería enorme.
Página
Lo cual es la única razón por la que estoy obsesionada con este juego.
No tiene nada que ver con el hecho que casi no he hablado con Brody desde
que mi idiota alter ego le dio un beso. Por supuesto que no. Quiero decir, ¿por qué
habría de hacerlo? Sólo fue el momento más humillante e incómodo de toda mi
vida.
La cámara se desplaza hacia el corral. Papá y el otro entrenador de
lanzamiento están hablando lo suficientemente alto como para ver sus bocas en
movimiento. El otro entrenador está agitando sus brazos alrededor.
—No sé lo que está pasando allí, pero esto es por lo que no tienes dos
entrenadores de lanzamiento para un club de béisbol, ¿verdad, Dave? —dice el
locutor.
—Exactamente, John. Alguien tiene que estar a cargo. Parece que Jim Lucas
quiere poner un quinto lanzador en lugar de utilizar el as de lo Royals. No creo
que Larry Johnson esté feliz con este movimiento. Es él dueño más práctico que he
visto nunca.
—Pero Frank Steadman tiene la última palabra. Y tiene que estar
preocupado por esas bases llenas.
La cámara vuelve a mostrar el montículo. Frank alejándose, y Brody sigue ahí.
—Que me condenen. ¡No lo está sacando! ¿Qué está pasando por la cabeza
de Frank Steadman en este momento?
Aguanto la respiración mientras Brody se pone en posición de nuevo. Piel de
gallina se eleva por todo mis brazos. Luce tan bien. Como una estrella. Nadie
debería quitarle eso. Brody se concentra intensamente en el plato y dos minutos
más tarde, la trayectoria del bateador y el equipo están corriendo en el banquillo.
Me desplomo hacia el suelo junto a la pila de papeles y pelotas de béisbol en el
piso de la oficina de Savannah.
—Creo que acabo de tener un ataque al corazón.
—Esto es por lo que no puedo ver partidos —dice Savannah—. Sólo estoy
haciendo esto por ti. Prefiero apagarlo y escuchar los resultados después.
—Pero si terminan ganando, y Brody sale el mayor lanzador de la serie, ¿no
estarás contenta de haberlo presenciado en directo?
—Puedo verlo desde mi DVR y pretender que es en vivo, es igual de fácil. Pero
Brody lanzando todas esas entradas extras…Eso realmente va a ayudar desde el
punto de vista de relaciones públicas. Dame un poco de carne humana interesante
para trabajar con ello.
¿Más que el ángulo de novia falsa? Eso espero. Una idea se forma
repentinamente en mi cabeza.
132
Había.
Tenemos una toma de la caseta y papá, no Frank, está pasando las señales a
Brody quien lo mira, asiente, y luego entra en la caja de bateo.
—¿Por qué se siente como que esta es realmente una muy mala idea? —digo.
Savannah niega, sus manos alrededor del borde de la mesa, con los nudillos
blancos.
Brody hace pivotar el primer lanzamiento. Y falla. Strike uno.
—Parece que Jim Lucas está enviando a Campbell de veintiún años, el
lanzador número cinco en dos años hacia la caseta, dejando al as de los Royals en
el banco —dice el locutor.
Brody se ve mucho más pequeño que los bateadores designados obsesionados
por perros calientes que normalmente tomarían su lugar en la alineación de bateo.
—Hablando de presión. Tiene que estar temblando allí —dice el locutor.
Ya me he comido la piel alrededor de mi uña del pulgar, por lo que me siento
sobre mis manos justo cuando el lanzador suelta la pelota. Aprieto mis ojos
cerrados, pero eso no me hace no escuchar el crack del palo conectando con la
pelota. Mis ojos se abren, y salto.
—¡Una línea expulsada al campo correcto!
—Oh Dios mío —digo una y otra vez. Brody sale de la primera base. La pelota
sale fuera del campo. El Twins centro de campo lanza un home. El padre de Lenny
había estado en tercera base y fácilmente supera la bola. El corredor de segunda se
desliza en la tercera y la cámara se desplaza de nuevo a Brody corriendo.
—¡Mira la velocidad de ese chico! —dice el locutor—. ¡Va por el segundo!
Los Twins se apresuran a hacer el giro de segunda base para llegar a Brody,
pero él es mucho más rápido de lo que esperaban. Brody se desliza fácilmente en el
segundo y el corredor de tercera toca base.
—¡Qué inesperado juego para los Royals! —grita el locutor—. El novato
lanzador de diecinueve años, Jason Brody acaba de asegurar este juego en su
primer turno al bate en las Grandes Ligas. ¡Apuesto a que los Twins nunca vieron
eso venir!
Estoy saltando, y el teléfono de Savannah está sonando como loco. Se
apresura alrededor del escritorio, de vuelta a la silla, y empieza a recibir llamadas
de medios de comunicación. Tiene esa voz genial de planeamos-todo-eso muy bien
controlado, pero su expresión es de éxtasis.
—Una carrera más, muchachos —me digo—. Sólo una más.
Tercera Base es el siguiente en batear, y es uno de nuestros mejores
bateadores. Ha tenido quince cuadrangulares esta temporada ya. Los Twins se
134
o simplemente le diera consejos sobre su técnica. A pesar que él corre y yo soy más
de trote.
Me muero de ganas de agarrar mi teléfono y enviarle un mensaje, bromear un
Página
poco acerca de su comentario o sobre cómo sacudió sus botas mientras estaba
bateando; pero no puedo. No como solía hacerlo.
Annie Lucas: Si no estabas viendo el malditamente impresionante
partido de béisbol, te repudiaré oficialmente. Está bien, te voy a dar la
oportunidad de explicarte, pero será mejor que sea una historia
impresionante con la participación de personas con tres cabezas o
modelos de Hollister.
Hace 20 segundos
Savannah camina por la oficina y apaga el televisor cuando la estación
comienza con la sección de noticias y termina las entrevistas después del juego.
—¿Ves lo que digo? —dice—. Es increíblemente encantador y juvenil en la
televisión. Necesitamos esa misma sensación para sus medios sociales en línea.
Me sacudo mi neblina de amor por Jason Brody y me doy vuelta para mirarla.
—Espera, ¿quieres decir como su página de Facebook? ¿La que tiene todas las
letras de las canciones y citas famosas de béisbol?
—Sí, exactamente —dice Savannah como si tuviera que entender lo que dice—.
Creo que los fans querrán saber dónde tendrá una cena o un café o a qué clubes va.
Lo que piensa antes de un partido y cuál es la sensación al entrar en el campo
Wrigley o al estadio de los Yankees donde jugadores mayores que su bisabuelo
hicieron la historia del béisbol. Las referencias musicales son grandes, pero
tenemos que saber qué le gusta en cuanto a banda o grupo. ¿Qué está viendo en la
televisión? Así es cómo las personas llegan a conocer a las celebridades hoy. —
Niega y se ríe—. Por qué estoy incluso explicándote esto, es probable que entiendas
los medios sociales actuales mejor que yo. Todo el mundo sabe que si tienes una
pregunta acerca de internet; le debes preguntar a un adolescente, ¿verdad?
—¿Tal vez si sólo le das algunas indicaciones? —sugiero.
—Lo he hecho —dice Savannah—. Un par de veces en realidad, y me dice que
suena como una gran idea y luego nada cambia. Tal vez sólo ha estado demasiado
ocupado para mantenerse al día con todo. Muchos viajes.
Hago el correo y las pelotas de béisbol a un lado y me dejo caer en el suelo de
nuevo. Entiendo lo que está tratando de decir perfectamente, y podría saber por
qué no ha hecho ningún cambio. En realidad no es mi lugar decírselo a Savannah,
pero confío en ella.
—Creo que sé cuál es el problema… —Sus cejas se levantan a la espera que
continúe—. Es probable que esté copiando y pegando las frases y letras...
—Probablemente.
—Es disléxico —digo—. Puede leer y todo, lo he oído leer antes. Pero el
137
Unas pocas horas después del partido, mientras Lenny y yo estamos pintando
la sala de estar en nuestra construcción de Hábitat, Brody me envía el primer
mensaje que alguno de nosotros le ha enviado al otro en semanas.
Brody: ¿Qué harás en 4 horas?
Yo: ¿Por qué?
Brody: Tu papá y yo podríamos necesitar un aventón a casa desde
el aeropuerto
Yo: Tu auto está allí, ¿verdad?
Brody: Tengo buenas noticias. 2 cosas. Terminé mis lecciones y
tomé mi prueba práctica. Saqué 87%
138
teléfono.
—En mi experiencia, la gente es más honesta en estado de ebriedad —dice
Página
Lenny, dejándome reflexionar sobre eso y dejándome cinco veces más confundida.
Cuando me estaciono en el aeropuerto, son casi las once y la abuela se ha visto
obligada a permanecer levantada más allá de la hora de acostarse. Está en el
asiento del pasajero a mi lado, bebiendo un batido de chocolate.
—¡Te pedí nueces, Ginny! ¿Dónde están las nueces?
—Es un batido, abuela. —Exploro a las personas de pie en la acera con sus
equipajes, en busca de señales de Brody o de papá. Estoy conduciendo la camioneta
de papá en lugar de mi viejo cacharro—. ¿Quieres que te consiga un helado de
camino a casa?
—Esto se parece a Las Vegas —dice.
Brody y papá finalmente emergen, Brody trae la maleta detrás de él y papá
tropieza y se ve bastante nauseabundo. Se suben en el asiento trasero. Papá jala su
gorra sobre sus ojos y se deja caer en su asiento.
La abuela mira por encima del hombro a Brody.
—Bueno, ponte el cinturón, maldición.
Brody parece mucho más sobrio que papá. Se ríe y se abrocha el cinturón.
—¿Cómo estás, abuela? ¿Cómo está el batido?
—Terrible. Se olvidaron de las malditas nueces de nuevo. —Lo sostiene hacia
él en el asiento delantero—. ¿Lo quieres?
Mis ojos se encuentran con los suyos en el espejo retrovisor.
—Mmmm... Seguro —dice, tomando la taza.
—¿Estás bien allí, papá?
Gruñe, pero no hay palabras reales dichas. Ninguna que pueda comprender.
Ya que mi casa está en el camino, decido que lo mejor es dejar a papá y a la
abuela primero antes que vomiten en todo su nuevo auto.
Brody se mueve al asiento delantero y hace una pequeña charla todo el
camino a su apartamento, de mi trabajo con Savannah “el proyecto Hábitat”, mi
entrenamiento en los pasados cinco días. En el momento en que llegamos a su
apartamento, me doy cuenta que no hemos hablado de él en absoluto. Y hoy ha sido
un día muy grande para él.
Llevo el auto al estacionamiento y salto para agarrar su equipaje, aunque sé
que puede hacerlo por sí mismo. Una vez que coloco la maleta en el suelo delante
del edificio, me inclino y lo abrazo por la cintura.
Sólo quería que fuera un rápido abrazo, pero es lo suficientemente largo para
140
que tome nota del hecho que mi cabeza se ajusta perfectamente debajo de su
barbilla.
Página
—Estuviste muy bien hoy. No es que no seas bueno en cada partido, pero hoy
fue extra increíble. —Empiezo a alejarme, pero sus brazos me rodean, presionando
mi mejilla contra su pecho. Cierro los ojos e inhalo, saboreando cada segundo.
Y sí, puedo oler el alcohol en él. No tanto como en papá. Todavía tiene ese
persistente olor a recién duchado en el fondo, así que trato de fingir que está
completamente sobrio.
—Gracias. —Baja la cabeza, y su nariz toca la parte superior de mi cabello.
Mi corazón está brincando de nuevo porque este abrazo ha durado unos cinco
segundos más allá de lo aceptable para una amiga. Y justo antes que me suelte,
siento sus labios en mi cabello, besando la parte superior de mi cabeza.
¿Eso es amigable? ¿Los amigos hacen eso? Nunca he tenido un amigo
besando mi cabeza antes; pero papá sí, así que tal vez si es paternal también es
fraternal. Argh.
Probablemente irá al interior de su elegante piso de soltero amueblado en-
negro-con-cuero-plateado y llamará a una o tal vez dos de las modelos o chicas de
la hermandad programadas en su teléfono. Si me deseara, me invitaría a entrar.
—Buenas noches, Annie. —El aire pegajoso del verano pasa en medio de
nosotros. Brody agarra el asa de su maleta y la lleva hacia la puerta—. Gracias por
el aventón.
Me subo en el auto y pongo la mano en mi cabeza, donde la besó y la otra
mano siente mi mejilla donde se presionó contra su camiseta. Levanto mi propia
camisa a mi nariz para ver si huele a él.
Oh, Dios mío. Esto se está poniendo raro y muy poco saludable.
Mis manos agarran rápidamente el volante y me marcho, respirando por la
boca, sin dejarme oler nada. Qué rara, Annie. Eres un bicho raro.
No, soy una fan de Jason Brody. Eso es aún peor que mentalmente inestable.
141
Página
Capítulo 17
Annie Lucas: La gente mayor no debía tener permitido tener
resacas.
Hace 9 horas
Papá era un desastre esta mañana después de su celebración de borrachera,
me aseguré de parar en la tienda de comestibles y comprar un poco de Gatorade en
el camino a casa después de ocho horas de un sábado de construcción de
viviendas/servicio comunitario. Johnson no fue completamente fiel a su palabra
acerca de tener cámaras siguiéndonos a Lenny y a mí durante todas nuestras horas
de servicio comunitario. Hemos tenido tres horas libres de la cámara. Hoy, por
desgracia, no fue una de esas.
Mis sentidos deberían haber estado alerta el segundo que vi el camión azul
destartalado estacionado justo después de nuestro buzón correo, pero
sinceramente, no había pensado en ella durante semanas. Simplemente no parecía
haber ninguna razón para que papá intentara y hacer que viniera aquí.
Pero definitivamente, cuando camino por la puerta principal, mamá está
sentada en el sofá entre papá y la abuela, pareciendo muy cómoda.
Se me encoge el estómago y el temor llena mis entrañas. El saco lleno de
botellas de treinta y dos onzas de Gatorade cae de mi mano al suelo de baldosas en
el vestíbulo. Doy pasos lentos y cuidadosos en la sala de estar.
Mamá y su cuerpo perfecto y brillante cabello rubio se balancea hasta ponerse
de pie, con una sonrisa en su cara mientras se apresura a mí.
—¡Oh, mi bebé! —dice con entusiasmo, lanzando sus brazos alrededor de mí—
. ¡Mírate!
Simplemente me quedo allí congelada, los brazos colgando a los lados
mientras aprieta la vida fuera. Desde encima del hombro, los ojos de papá se
encuentran con los míos, culpables y llenos de esperanza.
No, esto no está sucediendo. No puede suceder. No puede dejarse atrapar por
el hechizo de mamá y arruinar todo. Ella se irá, y él se va a convertir en zombi papá
otra vez durante un mes entero. Un mes en el que los Royals tendrán que jugar
quince o veinte juegos.
142
su corazón roto?
No, ese sería papá cuando te vayas en unos pocos días.
Estoy demasiado molesta para filtrar.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Su rostro se tensa, y me da palmaditas en la mejilla antes de sentarse más
cerca de papá otra vez.
—Tenía una pequeña audición hoy. Conseguí un papel en un espectáculo aquí
en la ciudad de Kansas. Se presenta por tres meses. ¿No es que una gran noticia,
cariño? Voy a quedarme por aquí.
Sí, estoy segura que es el espectáculo lo que te trajo aquí, no el trabajo en las
Grandes Ligas de papá.
Ya estoy retrocediendo hacia la puerta. Necesito salir de aquí. Necesito estar
en un lugar donde pueda gritar a todo pulmón y luego tal vez después seré capaz de
pensar con claridad. Pueda averiguar qué hacer.
—Annie... —dice papá.
—Yo... tengo que irme —le digo—. Con Lenny. Servicio comunitario.
—Vamos a hablar primero, ¿de acuerdo? —Él sabe que acabo de volver del
servicio comunitario. Sabe que estoy mintiendo.
Niego, la ira filtrándose sin permiso.
—Lo prometiste, papá. Prometiste que esto no ocurriría.
Trata de responder, pero no le doy a él o a mamá una oportunidad. Salgo
corriendo por la puerta principal y me meto en mi auto. Conduzco por la casa de
Lenny y debato si llamar a la puerta, pero estoy bastante segura que está
preparándose para una cita esta noche y no quiero tratar con Primera Base o su
mujer adicta al Botox. Por no mencionar el hecho que nunca le he contado a Lenny
de mi madre. Sólo se lo he contado a una persona en la ciudad de Kansas. A una
persona.
Y entonces estoy rompiendo mis propias reglas, le envío un mensaje a Brody.
Dando el primer paso.
Yo: ¿Estás en casa?
Mi cuerpo está medio girado, listo para salir corriendo, cuando la puerta se
abre. Lentamente me volteo de nuevo, y Brody está de pie frente a mí; sin camisa y
con el cabello desordenado, vestido sólo con un pantalón corto de gimnasio. Se
Página
—No eres molesta —dice de forma inmediata—. Y era hora que despertara de
todos modos.
Examino mis uñas.
Página
antes.
Sí, me lo dijo en el auto después de reírse de mi vestido ajustado y lápiz labial
Página
rojo.
Las lágrimas brotan de mis ojos de nuevo, pero esta vez las contengo de caer.
—Sí, eso es un gran recuerdo.
Él deja escapar un gemido de frustración e inclina la cabeza hacia atrás contra
el sofá. Sus manos se levantan para cubrir su rostro.
—Esto es imposible.
De acuerdo, esto fue una idea terrible.
—Lo siento. Debería irme —repito de nuevo y me levanto y paso más allá de
él. Una mano cae de su rostro y se engancha alrededor de mi cintura, tirándome en
el sofá, así que estoy prácticamente sentada en su regazo. Mi corazón despega y mi
voz se atora en mi garganta.
Me sostiene firmemente en el lugar y se inclina más cerca.
—Sólo para que lo sepas, si tuviera la crisis que estás teniendo hoy, tú eres la
primera persona que me gustaría ver. Eres la única persona con la que querría
hablar.
Nuestros ojos se encuentran y mi corazón late como un animal salvaje
encerrado en una jaula pequeñita. Mis labios se separan, pero las palabras no salen.
Los dedos de Brody se mueven a través de mi cabello y mi piel se calienta, mis
pensamientos se mezclan y pierden su contacto con la realidad.
—Lo siento por no haber hecho esto antes, y lo siento por hacerlo del todo —
dice.
Mis ojos se abren mientras cierra la brecha entre nosotros, sus labios se
ciernen a un milímetro de los míos. Su pecho desnudo se presiona contra mí, y
siento el pum, pum, pum de su corazón cuando su boca toca la mía.
148
Página
Capítulo 18
Esto no es verdad. No puede ser verdad. Debo de haberme quedado dormida
al volante y estrellado mi auto.
Pero estoy todo lo opuesto a dormida. Mis sentidos jamás han estado más
alertas en toda mi vida. La boca de Brody es suave contra la mía, y sus manos se
deslizan por mis mejillas, descansando a los costados de mi cuello. A diferencia de
esa noche en su auto, cuando sus labios se separan, en lugar de alejarse profundiza
el beso. Mis ojos finalmente se cierran y mi mente está hermosamente en blanco,
las endorfinas fluyendo libremente a través de mis venas mientras mi corazón late
a doble velocidad.
Levanto mis manos y las envuelvo alrededor de su espalda, pasando mis
dedos por su piel desnuda, moviéndose por sus hombros. ¿Cuántas veces lo había
mirado sin camisa en la sala de entrenamiento y había tenido envidia de los
hombres mayores tocándolo y tanteándolo, deseando tener la excusa de hacer eso?
¿Cuántas noches me había quedado dormida pensando en un momento como este?
Su boca se separa de la mía, con los brazos envueltos alrededor de mi espalda,
deslizando mi camisa hacia arriba. Un escalofrío recorre mi espalda mientras nos
estiramos en el colchón. Estamos completamente presionados juntos. Su corazón
golpea contra mi pecho de nuevo, y sus labios vagan a mi cuello.
Cuando alza su cabeza, nuestros ojos se encuentran por una fracción de
segundo, ambos respiramos pesadamente, con los corazones latiendo. Luego me
estiro hacia su cabello negro, pasando mis dedos a través de este, acercando su
boca a la mía.
Roza sus dedos contra la cinta de mi sostén y luego su boca recorre la longitud
de mi cuello. Inclino mi cabeza ligeramente hacia atrás, con mi pecho arqueándose
hacia él.
—Esto es mucho mejor en la vida real —susurra contra mi piel—. Mucho
mejor que la fantasía.
Mis manos se congelan en su cabello.
—¿Tienes fantasías besándome?
Alza su cabeza de mi cuello y apoya su frente en la mía.
149
—Sí.
—¿Desde cuándo?
Página
Hay el más ligero tono de color crepitando en sus mejillas. Se ríe suavemente
y deja caer su cabeza de nuevo, descansándola en mi hombro.
—Probablemente desde que me dijiste que no podía elegir ser un elfo casero
porque son una raza esclavizada.
Mi mandíbula cae abierta.
—Pero… pero… dijiste…
Su boca captura la mía de nuevo, dándome otro largo beso antes de apartarse
de nuevo.
—Sólo quería hacer lo correcto. Por una vez en mi vida, quería tomar la
decisión correcta.
—¿Y esa no soy yo?
Descansa una mano en mi mejilla.
—Sólo porque respeto a tu papá, y sé que él no quiere esto.
Trago el nudo que todavía está en mi garganta desde antes. De verdad no me
importa lo que papá quiera. Él me prometió algo, y luego rompió esa promesa.
Sus manos me rodean de nuevo. Los dedos de Brody en mi piel desnuda son la
sensación más maravillosa del mundo. Inclino mi oreja en su hombro y toco con
mis labios su cuello. Él trata de hablar tranquilamente, pero su voz sigue
atorándose con cada beso. Me hace sentir poderosa.
—Jamás he visto nada como tú y tu padre, Annie —dice finalmente—. Y me
trata con respeto, como si no estuviera jodido y como si tal vez pudiera hacer algo
con mi vida. Y sé que estás enojada con él ahora, pero eres la persona más
importante en su vida. Ya me siento culpable por tener mi mano bajo tu camisa.
Me río. No puedo evitarlo.
—¿Tan culpable que te tomó veinte segundos meterla?
—Sí, pero no estás contando las otras cientos de veces que he querido tocarte
y no lo hice. —Se ríe y me besa de nuevo—. De verdad quiero quitarte ese sujetador
también, y no lo he hecho así que todavía tengo un par de onzas de auto control
restante.
Mis emociones difícilmente pueden seguirle el ritmo a este gran giro de
eventos, y cambio de la mareada felicidad a frustración. Agarro su rostro en mis
manos, nuestras miradas fijas.
—¿Por qué me hiciste sentir como una idiota por besarte después que salimos
del club esa noche? Jamás he sido tan humillada en mi vida.
Cierra sus ojos y respira profundo.
—Lo siento mucho. Simplemente no supe qué hacer. Jamás me imaginé que
hicieras el primer movimiento. Pensé que se trataría sobre mí no llevándote hacia
150
—Déjame entender esto —dice Brody, levantando otra rebanada de pizza que
pedimos para la cena—. ¿Te escribo lo que quiero publicar, y luego tú lo publicas
por mí y arreglas mis errores?
—Sí —confirmo después de contarle el plan de redes sociales que Savannah
tiene—. Y desde que soy su interna oficial, tienes una razón legítima para enviarme
mensajes. Como todo el tiempo, si quieres.
Una sonrisa lentamente se extiende en su rostro.
—Qué inteligente, Annie.
Se inclina para besarme, pero alzo una mano para detenerlo.
—Acabo de comer pizza. —Eso no lo detiene para nada. Agarra la parte
posterior de mi cuello y con suavidad atrae nuestros labios antes de apartarse y
volver a su rebanada de pizza.
Después que Brody termina su cena, se pone todo serio de nuevo.
—Estás ignorando tu teléfono, ¿verdad? Sabes que no puedes quedarte aquí
toda la noche.
Me hundo más en el cojín del sofá.
—No puedo ir a casa. No quiero verla. No quiero escuchar sus excusas, sus
suplicas para que entienda su perspectiva, porque ¿sabes qué? No hay ni una
maldita cosa que pueda entender, mucho menos aceptar, cuando se trata de él y
mamá.
152
Brody me mira por un largo rato y luego saca su teléfono para escribirle a
alguien. Espero en silencio, evitando preguntarle si está escribiéndole a papá. Me
gustaría pensar que no haría eso. Finalmente deja su teléfono en la mesa al lado de
Página
huéspedes…
Todo mi cuerpo se tensa incluso cuando estoy gritándome que no reaccione.
—Brody, en serio, no necesitamos jugar a la confesión. De hecho, estoy
completamente bien con ignorar cualquier cosa de esas.
Descansa su barbilla sobre mi cabeza y suspira.
—Esto no va a funcionar si intentas quedarte lejos de los rumores y de la
información que se logre filtrar. Es imposible de evitar y siempre te vas a preguntar
si es cierto o no. Así que, vas a escuchar todo: lo bueno, lo malo y lo realmente feo,
ya sea que quieras o no. Así es como funciona.
Estoy temporalmente sorprendida. Suena como una idea terrible y aun así no
veo una mejor forma de confiar en el otro.
—No puedes evitar el hecho que las chicas estén yendo constantemente hacia
ti y pidiéndote que firmes sus pechos…
—No he firmados ningunos pechos —interrumpe.
—Pechos, ombligos… da igual.
Se endereza y levanta mi barbilla antes de plantar un beso en mi frente.
—Sin secretos, lo prometo. Esa es la única cosa que puedo prometerte justo en
este segundo.
—¿Puedes prometerme que no te va a caer bien mi mamá sin importar lo
mucho que intente tenerte en la palma de la mano? —pregunto—. Es buena con los
hombres.
—Lo prometo. Considerando que mi voto ya está hecho. No puedo cambiarme
de lado ahora.
A regañadientes, me levanto, agarro mis llaves de la mesa de centro, y ambos
vamos hacia la puerta principal. Antes de abrirla, Brody me da vuelta,
presionándonos de nuevo y dándome otro beso de despedida. Levanto mis manos
sobre mi cabeza y me rindo.
—Llévame a tu cuarto rojo del dolor.
Se ríe y gentilmente baja mis manos a mis costados.
—Jamás debí haberte contado esa historia.
—Supongo que te veré cuando regreses de California. —Tres días parecían una
eternidad y esta constante ida y vuelta de la ciudad es una ocurrencia regular para
Brody y papá.
Todo su cuerpo se presiona contra el mío, con el calor extendiéndose de un
área hacia la otra hasta que estoy toda caliente y contemplo decirle a Savannah que
154
no me quedaré con ella esta noche. Cuando se aparta, la corriente del aire
acondicionado frío flota entre ambos, recordándome mi vida sin besar a este chico.
—Te extrañaré —dice, ligero como un susurro cuando se inclina por última vez
Página
línea y hecho una pregunta demasiado personal, pero de todas maneras responde:
—Sí, lo hace. No tan seguido como le gustaría a ella. Desafortunadamente no
Página
—¿Crees que quiere una segunda oportunidad? Tal vez no van bien las cosas
con su búsqueda de la fama.
Página
Me río amargamente.
—¿Segunda oportunidad? Intenta con la oportunidad quinientos. Ella sólo
está aquí porque ahora sabe sobre el trabajo de mi papá. Probablemente vio un
partido en la televisión o algún viejo amigo la llamó para decírselo, pero eso sólo le
habría dicho qué ciudad era. Él tuvo que decirle donde vivíamos, y me prometió
que no lo haría.
—¿Alguna vez realmente has tratado con ella? —pregunta Savannah—. ¿Tratar
de entender la perspectiva de tu mamá, o al menos confrontarla por las razones por
la que se fue?
Me encojo los hombros.
—Cuando era más joven, probablemente. Siempre quería que se quedara
porque hacía a papá feliz, pero nunca por mí. No creo que supiera qué hacer con
una niña, a menos que fuera vestirla para que fuera admirada por otras personas.
Siempre estuve en su camino. Siempre molestándola y haciendo preguntas que no
quería responder. Todo lo referente con mi cuidado era demasiado duro,
demasiado desastroso. Nada como su versión de la maternidad, la cual
probablemente incluía que mi padre firmara contratos millonarios con los Yankees
y ella contratando cinco niñeras para cuidar una niña que ni siquiera quiso tener. —
Aspiro y discretamente me limpio un par de lágrimas de mis mejillas.
—Lo siento, Annie —dice Savannah—. Pero honestamente, lo estás haciendo
bien sin ella así que si quieres sacarla, hazlo. Y tal vez si tu padre no lo hace, ¿déjalo
tomar su decisión?
—Me gustaría hacerlo —digo—. Lo haría sin pensarlo, pero no lo has visto
después que ella se va. Es una ruina, y tengo que lidiar con ello. Y has oído lo que
dijo Frank el mes pasado. Papá tiene mucho en juego en este momento. No puede
permitirse derrumbarse.
Savannah me da palmaditas en el hombro.
—Bueno, no tienes que manejarlo sola. Una gran parte de mi trabajo es lidiar
con mis jugadores y entrenadores descompuestos y manejar sus escándalos. Y hago
lo que sea necesario para tenerlos trabajando apropiadamente y en orden de nuevo.
Una pequeña pisca de alivio me recorre. Por el tiempo que he pasado con esta
mujer he aprendido rápidamente que sabe realizar sus tareas, incluso cuando
parecen imposibles. Y basada en esa lista de Brody con todos los pasados
escándalos, tal vez ha limpiado desastres más grandes que a papá después de una
visita de mamá.
—¿Por qué crees que no pueda dejarla ir? —pregunto—. No es como si fuera
su única opción. Él es un tipo bien parecido, ¿verdad? No esta tan viejo y está en
forma y aún tiene su cabello, igual que Kevin Costner, con toda la cosa del silencio
misterioso y eso. Las mujeres probablemente se pueden volver locas con eso.
Las mejillas de Savannah se ruborizan, y sonríe contra su taza.
158
Yo: ????
Brody: ¿Qué tanto quieres saberlo?
Página
molestarme. Ignoro el desorden y los huevos cayéndose por ahora y consigo una
taza para hacer la avena de la abuela. Sólo hasta que el agua comienza hervir es que
mi corazón finalmente empieza a tranquilizarse. Unos minutos más tarde, traigo a
la abuela a la cocina y pongo la taza de avena frente a ella y luego empiezo a
arreglar el desastre fuera de control de la cocina.
Estoy lanzando los huevos y las cascaras a la basura cuando la abuela
comienza a golpear su cuchara contra la mesa. Su rostro esta retorcido con ira.
—¿Qué es esta mierda? ¡Hice salchichas y tortitas!
—¿Recuerdas lo que dijo tu médico? —¿A quién estoy engañando? Ella no
recuerda ni mi nombre. No hay posibilidad que recuerde los resultados de su
proyección anual de colesterol—. No puedes comer huevos ni tortitas. Hacen que tu
colesterol se vuelva más alto.
—¡Eso es una mierda! —Lanza el tazón de vidrio hacia la pared. Se rompe,
rociando la avena y azúcar morena por todas partes. Y a diferencia de papá, añadí
azúcar extra para darle mejor sabor—. No hay nada malo con mi colesterol. —Me
apunta con un dedo, inclinando la silla hacia atrás y caminando en mi dirección,
sus salvajes canas se asoman por todas las direcciones—. Pequeña mentirosa.
Nunca fuiste buena.
La puerta se abre justo mientras la abuela me golpea en el pecho con su dedo.
Mis manos están temblando. Nunca la había visto tan enojada y a pesar que estoy
enojada como el infierno con papá, lo quiero aquí para que me ayude. No estoy
segura que pueda manejar esto.
Pero no es mi papá quien camina a través de la puerta, es Caroline, la
cuidadora de abuela. La señora hispana de sesenta años de edad mira alrededor de
la cocina y a mi abuela, y luego me sonríe ligeramente.
—¿Una mañana difícil?
Dejo escapar un aliento tembloroso, asegurándome que mi voz salga
tranquila.
—Llegué a casa de... de una fiesta de pijamas y papá se había ido. La abuela
estaba cocinando, y ahora no quiere comerse la avena…
—Tienes toda la maldita razón, no lo haré —dice abuela—. Haré mi maldito
desayuno, tu pequeña…
—¿Annie? —Una nueva voz viene desde el otro lado de la puerta. Antes que
pueda comprobar para ver quién es, Savannah entra, sus ojos deslizándose en la
cocina y al rostro enojado de mi abuela—. Quería venir después que dejé a Lily para
ver si todo estaba bien.
—¿Qué pasó con tu madre? —pregunta Caroline, su voz y acento se vuelve
pesado con preocupación—. Tu padre dijo que estaría aquí esta mañana, y que
podía esperar hasta las nueve para entrar. Lo siento, cariño.
—De ninguna manera. —Aprieto mis manos en puños y me dirijo por el pasillo
161
Hace 5 minutos
Le mando un mensaje a Brody mientras camino por el estadio hacia la oficina
de Savannah. Mi cabello está húmedo de la ducha después de la práctica y llevo una
mochila llena de ropa sudorosa y apestosa sobre mi hombro.
Yo: ¿Dónde estás?
Brody: en el estadio.
Yo: Ya sé eso, idiota. ¿Pero dónde exactamente?
Brody: Decírtelo podría ponerte en peligro. ¿Dónde estás?
Yo: Por el pasillo hacia la oficina de Savannah.
Brody: No te muevas.
Me detengo y echo un vistazo alrededor por menos de un minuto antes que
Brody venga por el pasillo. Al segundo en que veo su cabello oscuro alborotado con
elegancia y el traje y la corbata que tiene que llevar para el viaje del equipo, mi
corazón sale disparado y los recuerdos de estar enredados juntos en su sofá ayer me
llenan de nuevo. Para evitar mostrarle mis mejillas sonrojadas, me tomo mi tiempo
inclinándome y metiendo mi teléfono en mi mochila.
Cuando vuelvo a estar de pie, Brody apoya un hombro contra la pared, así que
hago lo mismo y lo miro cuando se acerca.
—Hola.
Hay muchas palabras cargadas dentro de ese solo hola y el peso de donde
estuvimos y donde estamos ahora, me llega en un rápido puñetazo.
—Hola —replico, luego noto el perrito caliente en su mano—. No dejes que
Frank te atrape con eso. Diez mil dólares de multa.
Se ríe y me lo tiende.
—Me atrapó y cuando le dije que era para ti, tuve que escuchar una historia
realmente larga sobre por qué sabe que te gusta la salsa de tomate a un lado, la
mostaza al otro y un pepinillo en el lado de la mostaza.
Dejo caer mi mirada al perrito caliente y el recuerdo que había guardado
cuidadosamente durante años, vuelve en un instante. No estoy de humor para
desenterrar el pasado, así que le pregunto a Brody:
—¿Qué demonios te contó?
Sus ojos se encuentran con los míos, una sonrisa divertida curva su boca.
—Sólo que te llevó a un juego de los Rangers cuando tenías seis o siete años y
te compró un perrito caliente con salsa de tomate y le dijiste que lo hizo mal.
Mientras te ayudaba a aderezar un nuevo perrito caliente a tu gusto, se perdió uno
de los juegos más geniales en la historia de las ligas mayores de béisbol.
El gran juego histórico no está en ninguno de mis recuerdos, pero Frank y yo
165
necesitaba ser quitado… ¿un tumor, tal vez? Luego más radiación. Estuvo enfermo
la mayoría del segundo grado. Y mamá estaba lejos todo el tiempo. Mis profesores
perdonaron los deberes y el tiempo de lectura perdida, mi constante desastre de
cabello enredado y mis desgastadas ropas, sin mencionar mi consistente falta de
dinero para el almuerzo.
—¿Estás bien? —preguntó Brody.
Encuentro su mirada y fuerzo una sonrisa antes de tomar el perrito caliente
de sus manos.
—Sí, sólo pensando. Olvido a veces el tiempo que Frank ha estado juntándose
con mi padre.
—Frank es un buen tipo. —Deja la declaración abierta como una pregunta,
esperando a que lo desarrolle. No voy a hacer eso hoy. Tiene razón, Frank es un
buen tipo, pero cada recuerdo que tengo resulta que viene con unos pocos muy
malos recuerdos.
Paso mis dedos por su corbata de rayas azules. Apenas lo noto moviendo sus
pies más cerca de los míos, pero siento el calor acumulándose en el espacio entre
nosotros. Encuentro su mirada de nuevo.
—Gracias por traerme el almuerzo hoy.
Sus ojos se mueven alrededor del pasillo y luego de vuelta a los míos. Se
inclina y toca con su boca la mía. Mi estómago revolotea y sin siquiera darme
cuenta de lo que estoy haciendo, mis manos sujetan con fuerza su corbata,
acercándolo más.
Brody rompe el beso justo antes que el perrito caliente quede destrozado entre
nosotros.
—No aquí, ¿de acuerdo? Somos más disimulados que eso. —Sus dedos se
entrelazan con los míos y sonríe de nuevo—. Te llamaré esta noche cuando llegue a
Los Ángeles. —Alza nuestras manos a sus labios, besando mis nudillos antes de
soltarme.
Me pongo de puntillas y planto un beso más en su boca antes de darme la
vuelta.
—Te veo en tres días.
Camino por el pasillo, sonriendo a mi perrito caliente (es casi demasiado
perfecto para comer) cuando escucho la voz alzada de Savannah que procede de su
oficina al girar la esquina. Casi entro directamente, asumiendo que está hablando
por teléfono duramente con algún periodista sensacionalista, pero entonces oigo
una segunda voz que hace que me detenga y escucho a escondidas.
—Considérame informado —dice papá—. Evelyn no será dejada sola con
Ginny de nuevo, lo juro.
Y sí, Brody está en lo cierto sobre nosotros no poniéndonos íntimos en el
pasillo del estadio. ¿Cuán cerca estábamos de ser atrapados por papá?
166
papá.
Me deleito con mi perrito caliente mientras voy por el camino largo alrededor
Página
del estadio hacia la oficina de papá. La pelea con Savannah me distrajo lo suficiente
para olvidar por qué salí furiosa de la casa ayer con él. Así que cuando entro en su
oficina y saludo con un despreocupado “Hola, papá”, su boca se abre y
momentáneamente está sin palabras.
—Siento haber dejado a la abuela esta mañana —dice finalmente—. Y sólo
para que lo sepas, no le dije a mamá dónde estábamos. Lo descubrió por su cuenta
después de ver un juego en televisión.
—Está bien —digo, lentamente soltando el aliento y apoyándome contra el
marco de la puerta—. Pero ¿ahora qué?
Su rostro dice una docena de palabras a la vez. Está cansado. Está asustado de
lo que va a pasar con su trabajo de entrenador. Está alterado por su pelea con
Savannah.
Papá suspira.
—¿Crees… que sería posible que la aguantaras durante tres días hasta que
regrese de California? Carolina va a quedarse en el dormitorio de invitados todo el
tiempo y va a cuidar a la abuela. Puedes quedarte a dormir con Lenny los tres días,
si quieres.
Está tan desesperado por una solución rápida que medio espero que me
ofrezca dinero después. Y entonces hago lo que la mayoría de chicas de mi edad
harían y dejo a mi mente vagar a lugares que no deberían. Ideas para usar su culpa
en mi ventaja. Una oportunidad de dejar caer alguna información escasa y no
recibir una represalia de un millón de preguntas.
—Bien —digo.
Su rostro se hunde en sus manos.
—Gracias, Ann.
—Ya llego tarde, así que mejor me voy a ayudar a Savannah —digo—. Que
tengas un buen viaje.
Papá se levanta de su escritorio y se acerca, abrazándome antes que pueda
escapar.
—Resolveremos algo cuando vuelva, ¿de acuerdo? Tengo que pensar en algo
que hacer.
—Bien. —Me aparto y luego casualmente añado—: Además… he estado
ayudando a Brody a estudiar para el diploma de equivalencia general, sólo un
poquito. Y pasó una sección de un examen el otro día. Si tengo tiempo después que
ustedes vuelvan, voy a intentar ayudarlo a estudiar la siguiente parte.
Ya sabes, a solas en su apartamento…
Se inclina, besa la cima de mi cabeza y me da una sonrisa triunfante de papá.
—Ese servicio comunitario realmente está tallando un agujero en tu corazón
168
de acero, ¿eh?
Pongo los ojos en blanco.
Página
—Ni de cerca. Sólo sé que voy a terminar editando todos sus medios sociales si
no se educa en los puntos más adecuados de la gramática y la ortografía.
—No me engañas, Annie Marie. —Me da un gran abrazo—. Te quiero. Sé
buena mientras no estoy.
—También te quiero, papá —digo—. Y seré un perfecto ángel mientras estás
jugando contra los Angels.
Pero cuando vuelvas, será cuando empiece a seguir los consejos del pequeño
diablo sentado en mi otro hombro.
169
Página
Capítulo 20
Jason Brody, Lanzador de los Royals: L.A, te mueves demasiado
rápido, incluso para este chico de Chicago.
Hace 3 horas
Annie Lucas: Ha salido lo que queda del día dentro de su cabeza
durante el calor, la práctica se hizo y se sigue anticipando el resultado.
Corrección; estoy anticipando estar en el momento más que ver el final.
Hace 27 minutos
Me toma un antinatural tiempo tener el valor para golpear realmente la
puerta de Brody tras varios días de anticipar este momento. Hemos pasado mucho
más tiempo como amigos y casi ningún tiempo como esto. Y esto hizo que me
mordiera un poco las uñas y siento mi estómago revuelto antes de enfrentarme a él.
Es decir, se trata de una situación confusa con nuestros roles cambiando tan
repentinamente. ¿Nos abrazamos? ¿Nos besamos de inmediato? ¿Movemos
nuestros brazos torpemente y sin hacer contacto visual durante varios minutos
antes que alguien incómodamente diga: ¿Así que…? Seguido de la otra persona
diciendo: ¿Así que…?
Pero por suerte, Brody tiene un plan propio.
Al segundo en que se abre la puerta de su apartamento, me tira al interior
antes que tenga la oportunidad de conseguir un buen vistazo de él. Cierra la puerta
rápidamente y me presiona contra esta.
—¿De verdad tenías que pasar corriendo por mi ventana en ese sexy sujetador
rosa tres veces esta mañana? —pregunta, inclinándose, con su boca cerca de la mía.
Mi corazón está corriendo a pesar que mis piernas están totalmente anuladas
de cualquier energía. No pensarías que tres días de diferencia se siente como una
eternidad, pero en realidad lo hicieron.
—El entrenador eligió la ruta. Sólo lo seguí.
Se aparta un poco, su mirada encontrándose con la mía.
—¿Tienes hambre? ¿Quieres almorzar?
Les puedo decir que la comida es la última cosa en su mente, pero está
170
tratando de ser educado. Dejo caer la bolsa de gimnasia en el suelo y levanto los
brazos alrededor de su cuello, presionando mis dedos en este hasta que nuestros
labios finalmente se encuentran. La cabeza me da vueltas, mi visión es borrosa, mi
Página
Tanteo bajo mi culo buscando el papel sobre el que recordé que Brody me
había sentado unos minutos atrás.
—Hay una hoja de instrucciones. —Me tomo un minuto para leerla—. Hay
Página
—Voy a lanzar mañana, pero como sea. Cómete mis pasteles de cangrejo.
Me bajo del mostrador y le sonrío.
Página
—Gracias.
—¿Por qué no podemos sentarnos en el sofá? —ruego—. Sé que no ejercitas
tus piernas recientemente, pero las mías están gritándome.
Brody finalmente suspira y arrebata el grueso libro de estudio del examen,
luego, me acerca con la mano en un movimiento rápido. Hemos estado en la mesa
de la cocina durante dos horas ahora, y nos llevó menos de veinte minutos comer.
Voy hacia el sofá y me desplomo sobre mi espalda, haciendo un gran
espectáculo de dejar espacio para Brody. Por la forma en que está actuando con
pánico hoy, no me sorprendería si se sentara en el suelo en lugar de a mi lado. Por
suerte, se hunde en el espacio vacío, coloca el libro en mi estómago, y lleva mis pies
a su regazo.
—Entonces… ¿por qué es tan difícil para ti comprar comestibles? ¿No te
pagan lo suficiente? —pregunto, con ganas de disfrutar del descanso del libro de
estudio con más preguntas personales.
—Sí, me estás pagando suficiente. —Me mira y luego mira el techo—. Mi
agente dice que la gente como yo, o bien luchan para gastar el dinero de una vez o
gastan todo y se van a la quiebra cada mes. Es un gran cambio, ¿sabes?
Supongo que tal vez no lo sé. Más o menos. El cambio de salario de papá fue
bastante grande, pero pasamos de la clase baja a clase media. Brody ha ido de clase
baja a rico. Y es sólo una persona. Papá está manteniendo a tres personas. Cuatro si
estamos contando a mamá ahora.
Mi estómago se retuerce en nudos de frustración e ira. No pienses en eso
ahora.
—Tampoco me gusta poner dinero en el banco—admite Brody—. Quiero
mantener todo donde pueda verlo y asegurarme que no desaparece. No me fío de
los bancos.
—Por favor, dime que no tienes sacos de billetes apilados en el interior de un
maletín en algún lugar de este apartamento.
Se inclina cerca, haciendo que un escalofrío recorra mi espina dorsal.
—Simplemente no mires debajo del cojín sobre el que estás sentada.
Mis ojos se abren, y mis manos inmediatamente tantean alrededor,
metiéndose debajo de mi culo. Todo lo que siento es una barra de metal frío.
Brody estalla en risas.
—Eso fue demasiado fácil. Y dije que no me gustaban los bancos, no que me
negaba a conformarme. —Saca su billetera del bolsillo y la abre para que yo vea en
interior—. Menos de cien en efectivo, además tengo estas…
173
Veo que deja caer una tarjeta de débito Visa en la mesa de café, seguido de
una American Express y una MasterCard platino.
Página
de cumplir los dieciocho y salir, no tenía ningún deseo de ver cuán peor era la
prisión de verdad.
—Espera un minuto… —digo—. Así que Johnson ha estado exagerando por
Página
Tengo este fuerte deseo de tocar todo; sus suaves mejillas afeitadas, el cabello
rizado en la parte de atrás de su cuello, los músculos de su espalda sobresaliendo
cuando sus brazos se levantan para envolverse alrededor. Mis dedos se doblan
alrededor de la parte inferior de su camiseta, levantándola suavemente y sobre su
cabeza, tirándola justo en la parte superior del libro de estudio.
Y con eso concluye mi sesión de estudio de hoy.
Me quedo quieta mientras levanta mi cabello, juntándolo en lo alto de mi
cabeza, y planta besos debajo desde mi oreja a mi clavícula. Estoy haciendo todo lo
que puedo para respirar normalmente, para no dejarle oír los nervios y el deseo,
para no dejar que sienta el latido entre mis piernas porque es embarazoso y sé que
no estoy lista para hacer nada al respecto. Pero después que su boca se conecta con
la mía, su propio deseo se aloja entre nosotros. Antes que pueda detenerme, todo
mi cuerpo se pone rígido.
Ni siquiera sé por qué me quedo paralizada. No es que tenga miedo de Jason.
No exactamente. Simplemente parece tan real de repente. En mi cabeza, me
imagino a tipos como Brody besando a una chica, teniendo sexo, luego corriéndose,
y eso es todo. Mientras que en mi mundo, en mi experiencia; los chicos (sí, los
chicos) tienen erecciones todo el tiempo, y no hay ninguna pretensión incorporada
en cuanto a lo que se hacen en torno a dicho asunto.
¿Por qué esta relación se siente tan complicada en el peor momento
imaginable?
Brody debe sentir mi reacción momentánea a su... mmmm... reacción porque
se inclina hacia atrás, y sus cejas se juntan.
—¿Demasiado?
Muevo hacia atrás la pierna por encima de él y me siento en el cojín al lado de
Brody, mis ojos se enfocan en la mesa de café, mi rostro se calienta y mis manos se
retuercen en mi regazo.
—No soy... quiero decir... no sé —le digo, y el silencio incómodo y largo del
que había tenido tanto miedo antes cuando toqué a la puerta, cae entre nosotros.
Brody se inclina hacia delante, descansando su cabeza en sus manos,
posiblemente en un intento de encubrir su regazo.
—Tengo que encontrarme con el entrenador en media hora…
Me paro del asiento en el sofá y me pongo mis zapatos.
—No hay problema. Tengo que ayudar a Savannah en una hora.
Él levanta la cabeza, respira profundo, y alcanza su camiseta del suelo.
—Iba a decir, si me hubieras dejado terminar… —Sus ojos se encuentran con
los míos—. Que tal vez deberíamos hablar de cosas como estas.
177
—¿Es cliché decir que tengo problemas con esa palabra? —Apoya una mano
en mi rodilla y aprieta el acelerador cuando la luz cambia a verde—. Los oí a ti y a tu
padre en el teléfono, y parece tan fácil para ti decirle que lo quieres y viceversa. Eso
es muy raro para mí.
Me río y lanzo un par de miradas de lado en su dirección para ver si está
hablando en serio. A juzgar por el color en sus mejillas, supongo que sí.
—No es tan difícil una vez que te acostumbras a usar la palabra. Tal vez si
practicas un poco. Encontrarás una excusa para usar la temida palabra que
empieza con A.
—¿Qué? ¿Como ahora? —pregunta.
Me encojo de hombros.
—¿Por qué no? Dime algo que ames, pero no puede estar relacionado con
comida. Eso es demasiado fácil.
Le toma a Brody casi el resto del camino de tres cuadras al estadio responder:
—Está bien, amo...
—¿Qué? —insisto—. ¿El olor de los zapatos nuevos? ¿La sensación que
obtienes después de correr veinte kilómetros y después tomar una ducha y ponerte
ropa limpia? ¿Los fuegos artificiales? ¿Las vacaciones de verano? ¿Los bebés
dormidos en esas pequeñas bolsas para cargarlos? —sugiero.
—Amo... —continúa, disparando una mirada de soslayo en mi dirección—. El
sonido de tu voz cuando lees matemáticas y estudios sociales.
Mi respiración se atora en mi garganta, pero trato de sonar bien cuando digo:
—¿En serio?
—Me hice adicto después de escuchar dieciséis horas de las grabaciones que
me hiciste —admite—. Estoy empezando a preguntarme si ese era tu plan desde el
principio.
Aparto la mirada rápidamente.
—Sí, claro. —Mi mirada se mueve de nuevo a la suya—. ¿Qué más amas?
—Mmm... —Llegamos al estadio ahora, y Brody se detiene en su espacio de
estacionamiento asignado exclusivamente para jugadores. Sale del auto y agarra las
dos maletas de la parte posterior. Cuando salgo del auto y lo sigo hasta la puerta, se
detiene frente a ella, aún sin deslizar su tarjeta de acceso. Se mueve lo
suficientemente cerca para que sienta el calor que irradia de su cuerpo—. Amo
como hueles a protector solar todo el tiempo, y me encanta cómo tus ojos pueden
cambiar de azul a gris-azul dependiendo de lo que lleves. —Hace una pausa para
mirarme a los ojos, con una ceja levantada—. Y amo cómo odias perder, pero tiraste
tu carrera de cuatro kilómetros a la basura para que Jackie ganara…
—Yo no… —protesto, pero Brody levanta su dedo índice a mis labios, haciendo
180
que toda esa cosa de la sangre fluyendo del cerebro hacia más abajo que tan
expertamente describió antes sucediera.
Página
—¿Así que no pueden inventarse una excusa para despedirte ni nada de eso?
¿Podemos respirar tranquilos?
Página
corregirse.
Brody y yo entramos a la cocina, donde mamá está sirviendo una ensalada de
Página
pasta comprada en elegantes platos que estoy muy segura que no teníamos hace
tres días. Lo que quiere decir que fue de compras después de todo. ¿Papá le dio su
tarjeta de crédito? Dios, espero que no.
Mamá me ve antes que tenga la oportunidad de escabullirme e ir al patio
trasero, donde parece que papá está asando algo, y Frank, la abuela y los otros dos
lanzadores están sentados alrededor bebiendo cerveza. Bueno, la abuela no está
bebiendo cerveza.
La mirada de mamá viaja de mis pies a mi cabeza, y estira los brazos para
poner sus manos sobre mis hombros, me da vuelta, y apunta de regreso al pasillo.
—Ve a ponerte algo más bonito y arréglate el cabello, y ponte algo de
maquillaje.
Me alejo de su agarre, dejando sus brazos colgando en el aire, antes de darme
vuelta para mirarla.
—No voy a cambiarme sólo para cenar en el patio trasero.
Mamá nota a Brody de pie a mi lado, y su mirada de juicio cambia a una
melosa y dulce.
—Sólo un poco de brillo de labios, tal vez un poco de rímel. —Me toma del
brazo y me empuja en dirección a mi cuarto de nuevo—. Te ayudaré.
En un rápido movimiento, Brody engancha un brazo alrededor de mi cintura y
me tira frente a él, fulminando a mamá con la mirada.
—Creo que se ve bien.
—¿Ves? —Le muestro mi mejor sonrisa falsa—. Me veo bien.
Cuando abro la puerta trasera para que salgamos, escucho a Brody soltar un
suspiro de frustración, pero no dice nada. Al menos está cumpliendo la promesa de
no unirse al club de fans de mamá.
Después de saludar rápido a los otros chicos, Brody me lanza el guante de
papá y se pone su propio guante de béisbol.
—¿Quieres hacer atrapadas?
Mis cejas se alzan.
—¿Contigo? De ninguna manera. Me matarías.
Se ríe y apunta con la cabeza más lejos en el patio, incluso aunque rechacé la
oferta.
—Vamos, Annie, no tienes miedo de una pelota, ¿cierto?
—¿Cuándo está viajando a ciento cincuenta y ocho kilómetros por hora? Sí, sí
me da miedo.
Frank y los otros chicos se ríen, pero Brody todavía apunta para que vaya con
185
él.
—Seré suave contigo, lo prometo.
Página
Tal vez simplemente está intentando evitar que mamá me lleve adentro para
cambiarme de ropa. Y tal vez si me noquea, papá se sienta mal por mí y se disculpe
por llamarme egoísta y todo lo demás que sea que dijera de camino a casa. Además,
es una buena forma de poner algo de distancia entre nosotros y evitar que
accidentalmente entrechoque piernas con Brody o darnos uno o dos besos a
escondidas.
Me pongo el viejo y usado guante de papá en mi mano izquierda y
tentativamente lo sostengo a un lado de mi cuerpo. Cubro mi cara con el otro brazo.
—Bien, dispara.
Brody se ríe de mí pero arroja la pelota de todos modos. Aterriza
perfectamente en el guante de papá sin que tuviera que mover un musculo o
descubrir mi cara. Y fue más una arrojada que un verdadero lanzamiento.
Y sí, había jugado suficientes atrapadas en mi vida, pero nunca con un
lanzador cuyas bolas rápidas pudieran matarme. Supongo que papá habría
encajado en esa categoría hace tiempo, pero nunca cuando yo hubiera estado en el
extremo receptor de su lanzamiento.
Regreso la bola con una buena cantidad de fuerza, y Brody no es tan suave
conmigo la próxima ronda. Treinta minutos de juego después, me tiene
abalanzándome sobre la hierba para atrapar las bolas bajas, haciendo que tenga
manchas de hierba sobre toda mi blusa blanca. Estoy comenzando a preguntarme
si el béisbol es la terapia de control de ira para Brody, porque arrojar mi cuerpo al
suelo y lanzar un objeto a alguien con tanta fuerza como puedo reunir, es mucho
más efectivo para calmarme que la música a todo volumen y estudiar en el techo de
mi cuarto.
—Muy bien —digo eventualmente—. Estoy lista para lo bueno. Lánzame una
bola rápida. Quiero ver si puedo atraparla.
Brody se prepara como si fuera a hacerlo. Papá mira sobre su hombro, con la
parrilla echando humo frente a él.
—Ni siquiera lo pienses.
Brody lo mira, sorprendido.
—Por supuesto que no lo estoy pensando.
Y mientras mis ojos van del uno al otro, él lanza la bola a mi derecha,
intentando tomarme fuera de guardia. Mi reacción viene unos dos segundos muy
tarde, así que de verdad me lanzo por esta, estirando mi brazo izquierdo
enguantado tan lejos como puedo antes que mi costado haga contacto con el suelo.
La bola apenas y aterriza en mi guate. Ruedo sobre mi espalda, gruñendo y
riéndome a la misma vez.
Alzo mi mano en rendición.
—Eso es todo, me retiro.
186
—¿Has estado viendo High School Musical en tus días libres? —digo, y los
otros dos lanzadores se ríen. Continúo cantando un par de líneas de la canción de
HSM “Get Your Head in the Game”.
—Iba a ayudarte, pero creo que ahora sólo te dejaré aquí. —Brody deja caer
sus brazos a los costados por unos cinco segundos, y luego eventualmente estira
una mano. Pero por supuesto, la deja caer tan pronto como estoy de pie.
Mamá ahora ha puesto toda la comida comprada en platos, para hacer parecer
que la hemos hecho nosotros mismos, y todo el mundo está yendo a la mesa del
patio. Mamá corre hacia mí, limpiando el pasto de mi espalda.
—Al menos ve a lavarte las manos antes de comer —dice, siseando las
palabras en mi oreja.
Dejo que la pantalla de la puerta se cierre con bastante fuerza cuando voy a
lavarme en el lavabo de la cocina. Después de regresar, no tengo donde sentarme
más que entre mamá y Brody. Deslizo mi silla más cerca de Brody y me ocupo en
poner grandes porciones de todo en mi plato. Mamá abre su boca un par de veces
como si quisiera aconsejarme de tomar porciones más femeninas, pero mi mirada
la calla.
Eso es, hasta que el despistado lanzador número cinco trata de hacer un
comentario casual.
—Es sorprendente lo mucho que su hija se le parece, señora Lucas.
Mamá le sonríe.
—Llámame Ginny, por favor. Y lo sé, es una miniatura de mí. Es casi irreal.
Meto la ensalada de papa en mi boca, frunciendo el ceño a mi plato.
—Apuesto a que tienes a todos los chicos a tu alrededor como cachorritos
perdidos —dice el otro lanzador, como si tuviera la edad de Frank e intentara
burlarse de papá, pero ya que tiene menos de treinta, el comentario no sale
demasiado bien.
Brody y papá le disparan idénticas miradas fulminantes a dicho lanzador.
Toda esta comida no es nada más que gente fulminando con la mirada y
masticando. Frank tose ruidosamente, como para darle al chico despistado una
señal, pero mamá interrumpe, inconsciente de la tensión.
—Tenía un novio en Arizona. Muy lindo… —Se vuelve hacia mí con esa
estúpida sonrisa de nuevo—. ¿Qué pasó con él, cariño?
Bajo mi tenedor, tomo un gran trago de la cerveza de papá, que sucede que
está muy cerca de mi vaso de agua, y antes que él pueda protestar, me vuelvo a
mamá y digo:
—Es gay.
187
—¿Gay? —dice ella, como si nunca hubiese oído el término antes, y papá dice
simultáneamente:
—¿Qué?
Página
—Vamos. Entra.
Se queda de pie allí, sin moverse, así que lo incito un poco más.
—¿Llevas bóxer o calzoncillos? Si llevas unos blancos ajustados, entonces
entiendo totalmente tu aprensión. Puedo cerrar mis ojos si eso te hace sentir más
cómodo.
Incluso en la oscuridad, puedo ver sus ojos ponerse en blanco antes que
sonría. Se quita un zapato y luego el otro, seguido por su pantalón, revelando unos
calzoncillos bóxer negros. Me zambullo bajo el agua después de tener un rápido
atisbo del paquete de Jason Brody. Cuando vuelvo a la superficie, camina por el
agua, con sus abdominales flexionándose en respuesta por la fría temperatura.
—Esta agua debería ayudarte con ese problema que tuviste hoy más
temprano.
Brody se lanza hacia mí, empujando mi cabeza de nuevo debajo. Salimos
riendo y dice:
—Eres como un dolor.
Le sonrío en la oscuridad. La falta de luz parece estar dándome confianza.
—¿Un dolor? ¿Cómo una hermana pequeña?
Niega, protestando por esa analogía. Mi camiseta sin mangas se ha
amontonado bajo mis pechos y siento dedos acariciando mi desnuda sección
media. Brody me guía más cerca con suavidad hasta que su boca alcanza a la mía.
Nuestros labios se separan y su lengua se mezcla con la mía, mis manos descansan
en su rostro y el agua en sus pestañas gotea en mis mejillas. Abro los ojos en medio
del beso, observando el resplandor de la luna contra su piel morena. Los nervios y
la aprensión que tenía en su apartamento esta tarde, se esfuman.
Rompo el beso y me muevo hacia atrás sólo lo suficiente para quitarme la
camiseta por la cabeza. La hago una bola y la lanzo hacia la zona de césped junto a
los jeans y la camiseta de Brody.
—De acuerdo, esto acaba de ponerse mucho más entretenido —dice Brody,
con su voz alzándose una octava.
—Suenas nervioso. —Doy un paso más cerca, intentando evitar las
puntiagudas rocas en el fondo del lago. Mis dedos acarician su estómago y luego
sus costados—. ¿Estás nervioso?
Niega, sus ojos centrados hacia abajo, en el agua entre nosotros. Sus manos
van de mis caderas lentamente hacia arriba y sobre mi estómago. Otro temblor
recorre mi espalda. Sus pulgares acarician la parte de debajo de mi sujetador y se
detienen ahí.
Cierro mis ojos y reprimo el suspiro demasiado revelador que ha estado a
190
punto de escapar de mis labios. Tomo los dedos de Brody y tiro de ellos alrededor
de mi espalda hasta que aterrizan en el cierre de mi sujetador. Entiende la pista y,
con una mano, lo desabrocha, causando que el material de satén blanco flote en la
Página
superficie. Mis ojos habían estado enfocados en el pecho de Brody, pero pone un
dedo bajo mi barbilla y la levanta hasta que nuestros ojos se encuentran. Inhalo y lo
aguanto mientras desliza los tirantes por mis brazos hasta que mis pechos están
medio expuestos, medio bajo el agua. El sujetador es apartado al lado para alejarse
flotando. Es uno de mis favoritos, pero no podría importarme menos.
Todavía tiene su mirada fija en la mía, probablemente usando el don de su
intuición para leer mi estado de ánimo. Para asegurarse que no estoy incómoda.
Brody coloca una mano en mi espalda baja y gentilmente acerca nuestros
cuerpos hasta que mi pecho se presiona contra su calidez. Luego baja su cabeza y
besa arriba y abajo mi cuello, con una mano yendo a la deriva más abajo sobre mis
bragas negras. El agua empieza a sentirse mucho más caliente y estoy
completamente perdida en el momento, mi mejilla ahora apoyada contra su pecho,
mis propios dedos jugueteando con la cintura elástica de su bóxer.
Estoy a punto de meter mi mano, pero me acobardo en el último minuto y, en
su lugar, muevo mis dedos tentativamente por delante de su ropa interior,
sintiéndolo a través de la tela. La inquisición de este acto, de aplicar lo que estoy
sintiendo entre mis dedos para adivinar qué aspecto podría tener, me distrae
temporalmente de notar cualquier cosa… como el ritmo del corazón de Brody
contra mi mejilla o incluso sus dedos acariciando a lo largo del interior de mi
muslo.
Levanto mi cabeza de su pecho y lo miro.
—No es tan intimidante como me imaginaba. Las partes privadas de las
figuras públicas…
Su frente toca la mía y se ríe un poco a pesar de su ahora irregular respiración.
Encuentra mi mano libre bajo el agua y entrelaza nuestros dedos.
—Amo… —dice, arrastrando las palabras de manera dramática—. Tus manos.
Y tus pechos. Son perfectos.
Casi me río demasiado fuerte para besarlo, pero entonces acerca mi boca a la
suya y me interrumpe. Mi mano lo explora con un poco más de valor, presionando
firmemente contra el frente de su ropa interior hasta que su respiración es
demasiado rápida para mantener sus labios pegados a los míos.
Brody se pierde tanto como yo en esta aventura, y de repente su mano está
tocándome, moviéndose con suaves pero firmes gestos sobre mis bragas. Mi frente
descansa cerca de su hombro y sólo toma un minuto o dos para que me haga
terminar y otros treinta segundos para devolvérselo. Y una vez que recupera el
aliento, nos besamos de nuevo, nuestros cuerpos medio desnudos presionados
juntos, y espero a que el hechizo desaparezca, que empiece a enloquecer porque,
santa mierda, acabo de masturbar a Jason Brody. Bueno, técnicamente no lo he
tocado y supongo que técnicamente no me ha tocado.
191
a castañetear. Brody me sostiene con una mano y extiende la otra por el agua para
recuperar mi sujetador. Mi mirada se queda enfocada en él mientras lo abrocho de
nuevo. Sigo pensando que, en el segundo en que aleje la mirada, se va a poner
incómodo de nuevo.
Volvemos a la zona de césped y Brody me pone su camiseta por la cabeza. Las
mangas pasan mis codos y cuelga hacia el final de mis muslos. Ambos nos
estiramos en la hierba para secarnos y, después de un par de minutos de cómodo
silencio, Brody dice:
—No planeé que eso ocurriera.
Pongo mis manos detrás de mi cabeza y miro al cielo, riendo.
—Yo tampoco.
Se apoya en un codo, mirándome.
—Totalmente no me estoy quejando. De hecho, creo que deberíamos venir
aquí cada noche. Y las mañanas también. Tal vez un ocasional almuerzo.
Todo mi cuerpo tiembla por la risa. Alzo la mano y acerco su rostro para
poder besar su mejilla.
—Eres intimidantemente guapo. Sólo ahora me estoy acostumbrando a
mirarte.
Brody sonríe y besa mis labios.
—Y tú eres intimidantemente linda.
Arrugo mi nariz.
—Desearía no parecerme a ella.
—No veo ningún parecido. —Levanta mi camiseta prestada y se desliza hacia
abajo y besa la piel expuesta justo entre mis pechos, luego apoya su oreja contra mi
pecho. De inmediato, pongo mis dedos en su cabello oscuro y lo peino.
—¿Puedo hacerte una pregunta personal? —digo, esperando que se tense o se
vea serio de nuevo, pero está relajado como una muñeca de trapo medio tumbado
encima de mí.
—Pregúntame lo que quieras, Annie —murmura.
—Me pregunto si —digo, reprimiendo mi vacilación—, ¿has tenido a alguna
chica tocando tus partes y haciéndolo totalmente mal? Como, ¿la peor
masturbación nunca?
—Imposible. —Levanta la cabeza sólo lo suficiente para besar mi cuello y
luego la apoya sobre mí de nuevo—. Quiero decir, no estamos hablando sobre actos
violentos o algo, ¿verdad? Porque supongo que podría suceder, hipotéticamente.
—Estaba pensando más en la línea de fallos accidentales, no intencionales.
—No, imposible —repite.
192
—Sí, lo sé.
—Y tú serás pintada como la víctima adolescente de un degenerado jugador de
Página
béisbol que le gusta usar su poder y fama para aprovecharse de las jóvenes
inocentes.
Aprieto fuertemente mis ojos y froto mis sienes en un movimiento en el
sentido del reloj.
—¿Él aún es un degenerado, incluso si no ha habido nada de sexo involucrado
en esta historia?
Lenny me mira de nuevo, sus cejas levantadas.
—No ha habido nada de sexo todavía. Y a nadie le importa lo que realmente
ocurrió. Se percibe bajo el paraguas de “relaciones”.
Relaciones. Sin duda, hemos tenido relaciones. Mi mente se desvía al instante
a la última noche en el lago, y puedo sentir las manos de Brody sobre mí otra vez, el
calor de sus dedos en contraste con el agua fría, la manera tentativa en que se
acercó a mí, vacilando antes de deslizar los tirantes de mi sujetador por mi brazos.
Y entonces el momento cuando ambos cambiamos a esa abandonada libertad,
cuando mis manos viajaron al sur. Froto mis brazos, presionando la piel de gallina
en mi piel. Lo haría todo de nuevo ahora mismo si pudiera. Pero esta vez,
probablemente sería lo suficientemente valiente como para poner realmente mi
mano dentro de su ropa interior en vez de dejarla fuera. O simplemente lo
despojaría de su bóxer corto. Ahora no puedo dejar de imaginar a sus Calvin Klein
flotando en el agua del lago al lado de mi sujetador blanco.
Tan rápido como el recuerdo vino, la sensación que tuve, acostada junto a
Brody en la hierba, sustituye la otra imagen.
Las náuseas golpean duro. No puedo estar tan metida en esto tan rápido,
¿cierto? Froto la tensión en mi pecho. Ahora todo en lo que puedo pensar es en
papá. Papá después que ha sido superado por mamá, sentado en el sofá entre un
mar de periódicos y platos, mirando la televisión, con los ojos vidriosos. Esos
recuerdos van casi tan lejos como puedo recordar.
No puedo regresar a eso.
Me disparo en posición vertical en mi asiento y me vuelvo hacia Lenny.
—Voy a terminar las cosas con él. Lo entenderá… es decir, Jesús, él es Jason
increíble Brody; un montón de mujeres estarán dispuestas a nadar en un lago con
él y darle un trabajo de mano, ¿verdad?
Lenny levanta una ceja, como diciendo, sí, no estoy respondiendo esa
pregunta.
—Así que sólo vas a decirle ¿qué? ¿Que es demasiado arriesgado?
Dejo escapar un suspiro, mi corazón ya rompiéndose, pero mi cabeza llena
con resolución.
—Sí, es demasiado arriesgado, y quiero que aún seamos amigos.
—¿Amigos?
195
somos nosotros.
Ella niega.
—Buena suerte.
Nos acercamos al valet que estaciona los autos para los jugadores y sus
familias en los días de partido. Ambas salimos de un brinco, y Lenny le entrega sus
llaves al chico. Hacen treinta y dos grados afuera, así que estoy agradecida por las
suites con aire acondicionado que conseguimos para sentarnos y ver el partido,
pero aun así las dos nos tomamos nuestro tiempo para entrar, a sabiendas que
nuestras madres están esperando.
—Entonces, ¿cuál es tu plan? —me pregunta—. ¿Sólo no decirle a nadie
después que termines las cosas? ¿Ni siquiera a tu papá?
Durante unos segundos, me permito fantasear sobre decirle a papá que tengo
un nuevo novio y su nombre es Jason Brody y que, probablemente es mejor no
decirle a nadie fuera de la familia. Y el afecto de papá por Brody haría esto tan fácil,
y le evitaría preocuparse por mí estando con algún tipo idiota que no conoce muy
bien. Pero en el fondo, sé la verdad. Papá nunca ha considerado la posibilidad que
nosotros estemos juntos, o de lo contrario no habría dejado que Brody pasara el
rato conmigo o me diera paseos. Habría tenido alguna reacción negativa cuando
mencioné que estudiamos juntos la semana pasada. Decirle sería como jalar una
alfombra gigante de debajo de él.
Otra razón más para terminarlo.
—¿Y cuándo vas a decirle a Brody? —persiste Lenny—. ¿Después del partido?
—En realidad, voy a ponerlo en la pantalla gigante —espeto, y luego me
disculpo rápidamente—. Lo siento.
—¡Ahí estás, cariño! —Mamá se precipita y me da uno de sus grandes abrazos
molestos. Se aleja lo suficiente para ver mi cara—. ¡No es esto emocionante!
Lenny está completamente fascinada por la idea de la mamá de mis
descripciones. Extiende una mano para presentarse, y me lanzo alrededor de ellas,
haciendo caso omiso de la comida gratis. Voy a estar muriendo de hambre cuando
Lenny y yo salgamos más tarde, pero ahora ni siquiera puedo imaginar comer un
bocado de comida. Dios, ¿por qué dejé que esto ocurriera? Y, ¿por qué tenía que
gustarme tanto?
Mientras estoy de pie casi presionada contra la ventana de vidrio,
pretendiendo ver el partido de cerca, atrapo partes y pedazos de Lenny usando su
encanto de Lenny London para presionar a mi madre para conseguir información
específica sobre esta obra esbozada para la que supuestamente ha sido elegida.
—¿Así que es como Mamma Mia?
—Bueno, supongo que podría ser una buena comparación, pero con menos
canciones. Está muy de vanguardia. Un muy joven y talentoso escritor y director.
196
con el resto del equipo. Este es el primer juego en casa en el que puedo mirarlo sin
vergüenza y tener pensamientos inapropiados. Antes, yo estaba siempre temerosa
que él hiciera contacto visual conmigo de nuevo, como había hecho en ese primer
juego.
Excepto que ahora que he decidido que no deberíamos hacer cosas
inapropiadas juntos nunca más, no puedo disfrutar en verdad de esta libertad.
La charla a mi alrededor se disuelve cuando Brody se enfrenta al primer
bateador. Me concentro en el número once. Él usa la manga de su suéter para
limpiar el sudor de su frente. Todos deben estar muriéndose allí. Es todavía el final
de la tarde, y el sol está golpeando sin descanso sobre los jugadores.
Brody poncha a los dos primeros bateadores con seis bolas rápidas rectas,
entonces papá le da una nueva señal. La cara de Brody se tensa, y niega a cual sea el
lanzamiento que el receptor ha sugerido. Lanza otra bola rápida.
158 kph.
El bateador de The Angels se las arregla para tocarla, pero es una bola de foul.
Brody lanza otro strike.
159 kph.
Brody se resiste al siguiente lanzamiento, preparándose con su postura
habitual. Nuestro receptor se mueve continuamente alrededor como si alguien está
cambiando el plan de él. Brody arroja otro lanzamiento, y el bateador de The
Angels batea demasiado tarde.
160 kph.
La multitud se pone de pie para aplaudir, pero no estoy segura de qué está
causando más emoción: si el hecho que hemos conseguido tres outs y estamos por
batear ahora o que Brody acaba de lanzar un increíble lanzamiento de cien-
kilómetros-por-horas.
Mi mirada sigue a Brody mientras trota hacia el banquillo. No debería mirar a
su culo en ese pantalón blanco, pero no puedo evitarlo. Su cabeza cae al segundo en
que se acerca a papá. No hay palmada en la espalda por sacar un lanzamiento de
cien-kilómetros-por-hora, por no hablar de tres outs consecutivos.
Oh, no… por favor, no me digas que hemos sido descubiertos.
Frank le da al hombro de Brody un apretón, y dice algo que parece buen
trabajo desde aquí arriba. Pero papá ni siquiera hace contacto visual. Mi corazón
está volando cuando deja a Brody en el banco y se dirige al cajón de lanzadores
para instruir a algunos de los otros chicos. Por primera vez desde que he sido
testigo, papá tiene a tres lanzadores de relevo deteniéndose y mirándolo en verdad
mientras ofrece instrucción, utilizando palabras que no puedo oír, y moviendo las
manos, y con movimientos del cuerpo que no significan nada para mí.
Obviamente él sólo está regañando a una persona. Oh Dios, esto es malo. Muy
197
malo.
Brody ha puesto una toalla mojada sobre su cabeza, un ventilador soplando
Página
con fuerza l. Parece alguien que acaba de fracasar, no un lanzador que lanzó nueve
strikes en fila.
Si tan sólo pudiera sentarme allí con él y preguntarle qué está mal. Levanto la
mano hasta el vidrio, presionando mi pulgar contra la superficie. Es sólo un poco
más pequeño que la cabeza de Brody desde aquí. Cierro los ojos y suspiro, sabiendo
que he sido derrotada por mí misma.
No hay manera que esté terminando esta cosa con Brody hoy. Nunca voy a
pronunciar las palabras sin querer tocarlo, besarlo… sí, eso no está sucediendo.
Tal vez seré afortunada y él me botará primero. Parece adecuado, teniendo en
cuenta que soy la que está en lo más profundo.
O si papá de alguna manera ha conseguido averiguar acerca de nosotros,
entonces todo estará terminado de seguro.
El nivel de ruido en las suites se dispara. Despego mis ojos del banquillo y me
doy cuenta que Primera Base acaba de golpear un cuadrangular, y que ahora hay
por fin una anotación para ser puesta en el marcador. Echo un vistazo a Lenny por
encima de mi hombro. Ella me ve y pone sus ojos en blanco.
Para la novena entrada, Brody aún está lanzando bolas rápidas, aunque más a
ciento cincuenta y dos y menos cerca de ciento sesenta kilómetros por hora, pero
todavía se ve tenso, y papá no parece estar más entusiasmado con él. También,
todavía está rehusando lanzamientos.
Estoy pegada a esta última entrada, muriendo por averiguar qué demonios
está pasando detrás de las escenas, cuando mamá se acerca con una de las
publicistas que me he encontrado un par de veces mientras ayudo a Savannah.
—Vamos, Annie —dice, alejándome de la ventana—. Papá nos quiere abajo en
el campo después que el juego haya terminado.
Abro la boca para protestar que no voy a ninguna parte con mamá, pero la
publicista al lado de ella asiente, como si dijera que es una petición legítima y ahora
las dos tenemos que aguantarnos con mamá. Amy, la publicista, me entrega un
suéter de los Royals, irónicamente con el número once de Brody, y una gorra a
juego.
—Sólo ponte esto sobre tu, uh… camiseta —dice, mirando mi vieja camiseta
salpicada de pintura.
Ya que tengo un sujetador deportivo, decido desechar la vieja camisa mientras
camino detrás de mamá y Amy. El suéter es una de las réplicas caras, y huele como
a pelotas de golf. Lo empujo por encima de mi cabeza, y luego me doy cuenta que
Lenny y su madre también están detrás de nosotras. Lenny también está llevando
el suéter azul y blanco de los Royals ahora, solamente que el suyo es el número
veinticuatro, de Primera Base.
—¿Qué estamos haciendo? —le susurro a Lenny.
198
¿Se supone que hable de por qué estamos haciendo ese servicio comunitario
en primer lugar? Consumir alcohol siendo menor de edad, y tener a dos tipos
metiéndome mano a la vez en un club nocturno, no es algo de lo que quiero hablar
Página
en cámara. Pero Savannah está señalando desde detrás del entrevistador para que
yo responda la pregunta.
—Uh… bueno. —Bajo mi mirada a mi pantalón corto salpicado de pintura y
luego levanto mis ojos de nuevo—. Hoy fue nuestro último día en el sitio de la
construcción, vinimos justo desde allí al juego, en realidad, Lenny y yo llegamos a
pasear a la familia a través de la casa. Los cuatro niños siempre han estado
durmiendo en una habitación, y ahora tres de ellos tienen su propio espacio.
Tienen armarios y cómodas, e incluso escogieron los colores de la pintura. La
organización se aseguró que tuvieran una mesa en la que las seis personas de esa
familia pudieran sentarse. Lo primero que hicieron cuando entraron en el interior
de la cocina fue sentarse juntos en esa mesa. Fue bastante impresionante ver los
resultados. Estoy lista para hacerlo de nuevo, y sé que Lenny lo está también.
—¿Qué opinas del nuevo trabajo de tu padre?
Sonrío a papá y luego de vuelta a la cámara.
—Es impresionante. Estoy tan orgullosa de él. No es que no estaba orgullosa
antes; siempre ha trabajado duro en cualquier trabajo que tuviera, pero esto es
donde pertenece. Conoce este juego tan bien, y todavía tiene mucho más para
contribuir con el equipo.
Toma eso, Larry Johnson. Vamos a ver ese contrato la próxima temporada.
—¿La forzó a que dijera eso? —bromea el tipo con papá.
—Por completo —dice papá—. Hemos estado ensayado esa respuesta durante
semanas. —Deja escapar una risa corta, y luego se pone serio de nuevo—.
Honestamente, Annie es la razón por la que estoy aquí. Me convenció para aceptar
la oferta de trabajo de Frank. Por mucho que me cueste admitirlo, ella está a cargo
la mayor parte del tiempo. Es una chica muy mandona.
—¡Oye! —Le doy a papá un empujón, y luego extiendo la mano para agarrar su
brazo de nuevo después de recordar que su pierna está adolorida.
Savannah consigue una silla de director y la coloca detrás de papá.
—Vamos a hacer algunas preguntas en solitario también, ¿correcto?
La luz de la cámara se apaga y el entrevistador baja su micrófono.
—Gracias, Annie —me dice—. Esto será una buena adición a nuestro especial.
Savannah quita mi pequeño micrófono y lo devuelve antes de alejarme,
dejando a papá solo para responder a más preguntas. Al menos él tiene ahora una
silla.
—Gran trabajo —susurra Savannah—. Casi morí cuando él preguntó por el
servicio a la comunidad. Lo siento, no pude prepararte para eso.
202
—La publicista me hizo usarla. —Segundos más tarde, soy alejada por papá y
Lenny, y todo lo que puedo hacer es darle a Brody la mirada de “hablaremos más
Página
—Dieciocho.
Y sí, ya lo sabía. Las matemáticas son un concepto que he logrado captar muy
bien, pero necesitaba escucharle decirlo.
—Cumpliré dieciocho en octubre y, si quedara embarazada, si no pudiera ir a
la universidad o correr… —Niego. No quiero abrir la puerta a las lecciones sobre
sexo seguro—. Casi todo el mundo en tu situación consideraría al menos otras
opciones.
—Entonces, ¿por qué…?
—Porque lo dijo para herirte —interrumpo, incapaz de evitar el temblor en mi
voz—. Sólo me soltó esas palabras sin vacilar. Quiero decir, no es como si no
supiera que sus prioridades no me incluyen, pero… —Inhalo una respiración
temblorosa—. Pero esta ha sido la primera vez que he sido testigo de tan concreta
evidencia.
—Annie. —Papá se sienta a mi lado y levanta su brazo para ponerlo alrededor
de mis hombros.
Rápidamente me limpio las dos o tres lágrimas que han caído sin permiso e
intento reír.
—Supongo que sé a quién ofrecería a los Nazis si la hicieran elegir entre tú y
yo.
Papá me da una mirada en blanco.
—¿Eh?
Me río de nuevo.
—La elección de Sophie… —El rostro de papá sigue en blanco—. Está en mi
lista de lectura para este verano para literatura de último año.
Entrecierra sus ojos.
—No te he visto con un libro en todo el verano.
Mi cabeza descansa cómodamente contra su brazo.
—Eso es porque vi la película.
—Tramposa. —Papá me da un beso en la cima de mi cabeza—. Y tienes
permitido estar enojada conmigo, Ann.
—No estoy enojada. —Alzo la mirada y exhalo antes de decir—: Sólo quiero
que la dejes ir.
Le da a mis hombros un apretón.
—Lo hice.
Levanto la cabeza y me vuelvo para mirarlo.
207
casa de invitados. Cuando estamos dos casas lejos, libero toda la tensión en una
larga exhalación.
—No puedo creer que hiciera eso.
No puedo creer que supiera con tal seguridad que a su padre no le
importaría una mierda con quién se acuesta. Mi corazón se hunde en mi
estómago.
Brody se frota los ojos, viéndose incluso más estresado que yo.
—La chica tiene pelotas, eso seguro. Me siento como un idiota por estar
aliviado.
Alcanzo su mano y entrelazo nuestros dedos.
—Estoy segura que verá otra foto sensacionalista de ti con algunas fans y se
olvidará de Lenny y de ti. —Intento sonar despreocupada, como si estuviera genial
con todo esto, pero es difícil estar en segundo plano, saber la verdad pero que se
muestre algo diferente.
Brody se detiene en mitad de la acera, envolviendo sus brazos a mi alrededor
desde atrás. Sus labios están en mi cuello muy rápido, plantando besos contra mi
piel. Cierro mis ojos y pretendo que estamos desnudos en el lago de nuevo. Su boca
se detiene justo debajo de mi oreja, enviando un escalofrío por mi espina dorsal.
—Siempre pienso en ti. Sin importar qué.
Sus besos van a mi mejilla hasta que vuelvo la cabeza sólo lo suficiente para
que nuestros labios se encuentren. Puedo sentir su preocupación por el juego de
hoy, sobre estar a la altura de las expectativas, sobre estar conmigo. Es como si
estuviera canalizando todos sus sentimientos en el beso, tal como lo hace en el
montículo del pitcher. Y saber que estoy arriba en su lista de prioridades con el
béisbol hace que mi corazón se hinche y me asusta como la mierda al mismo
tiempo.
Giro y toma mi rostro en sus manos, sonriendo contra mis labios.
—Creo que si pudiera haber tomado un par de descansos para hacer esto
durante el juego, podría haber llevado a cabo los lanzamientos que debería haber
hecho.
Mi rostro se calienta.
—Sí, correcto. —Deslizo mis dedos bajo su camiseta, sintiendo sus
abdominales flexionándose en respuesta.
—Después de anoche en el lago —dice Brody, plantando más besos en mi
cuello—, no pensaba que fuera capaz de mirar a tu padre a los ojos de nuevo.
Tampoco estaba seguro que pudiera mirarte.
Lo empujo.
212
vuelta a mí.
—¿Sabes qué? Si puedo soportar estar tan cerca de la ventana de Jim Lucas
mientras hablo sobre masturbarme, creo que tengo las bolas para probar algunos
nuevos lanzamientos mañana.
Niego.
—Por eso estoy aquí. Apoyo moral y todo.
Me da un rápido beso en la boca antes de alejarse. Paso por la ventana y,
después de aterrizar con seguridad en la alfombra de mi dormitorio, veo a Brody
trotar por la acera hacia donde su auto está estacionado entre mi casa y la de
Lenny.
Tanto excitación como ansiedad se arremolinan en mi estómago. Estoy tan
encariñada con este chico que ni siquiera es divertido. Y la mentira dobla su
tamaño cada día. Sé que no puedo continuar para siempre y cuando la nebulosidad
de nuestra asombrosa noche desaparece, el miedo se apodera justo cuando me
estoy quedando dormida.
217
Página
DESPUÉS DE LA
TEMPORADA
218
Página
Capítulo 24
Lenny London: Desearía que las carpetas de Lisa Frank aun
fuesen geniales. J*der. Hoy estoy llevando algún tipo de carpeta rosa
brillante con gatos. Lidia con ello.
Hace 12 horas
Annie Lucas: VEEEEERRRAAANNNO. ¿Por qué me abandonaste?
¿Por qué? ¿Nunca vamos a volver juntos?
Hace 11 horas
Annie Lucas: ¿Acabo de aprender que los canguros no aparecen en
la Biblia pero los unicornios sí? Estoy confundida. ¿Cómo es que esto
no es mitología?
Hace 55 minutos
Lanzador de los Royals Jason Brody: ¿Quién obtuvo el primer
puesto de la división? Sí, eso es correcto. Nosotros.
Hace 2 minutos
Brody: ¿En mi casa de nuevo esta noche?
Yo: Sí. Para estudiar.
Brody: Cierto. Estudiar. Eres linda.
Yo: ¡Deja de mirarme! Levanta las malditas pesas.
Brody: Puedo ver tu falda levantarse :)
Yo: Oh. Dios. Mío. Por favor, dime que borras estos mensajes.
Brody: ¿Por qué? No es como si tuviese padres husmeando en mi
teléfono.
Yo: ¿¿No has borrado ninguno?? ¿De verdad? Hacemos esto todos
los días, ¿cuántos mensajes inapropiados tienes?
Brody: Cientos. Pequeñas bragas azules, ¿eh? :)
Yo: Esto sería más divertido si no llevases la camiseta puesta.
219
Brody: hecho :)
Yo: ¡Espera! El nuevo entrenador está viniendo a verme en 5.
¡Vuelve a ponértela!
Página
Brody: No :)
Yo: ¡podrías dejar las malditas caritas sonrientes!
Brody: sabes que te gustan :)
Yo: puede que un poquito :)
—Un consejo, Annie. Cuando te duela la rodilla y, de repente parezca más
grande que la otra, no corras seis kilómetros y medio más.
—¿De verdad? —Pongo los ojos en blanco—. ¿Quién lo hubiese pensado?
Kevin, el nuevo asistente del entrenador de los Royals, se agacha, pasando los
dedos por mi rodilla desnuda. Sujeto el borde de mi falda plisada roja, sujetándola
con fuerza, dejándolo sin nada a la vista por abajo. Por el rabillo de mi ojo, observo
a Brody sujetando un par de mancuernas a medio camino, disparándole con la
mirada a Kevin.
Toma diez minutos de este examen para que Brody pase de divertido a…
bueno, esto.
Entrecierro los ojos hacia Brody y vuelve a levantar las pesas, pero la mirada
no pierde intensidad. Por suerte, papá entra antes que Brody pueda lanzar un
puñetazo. Me ve en la mesa, mi rodilla siendo examinada y abre los ojos como
platos.
—¿Qué sucedió, Ann?
—¿Sentiste un pequeño estallido o un golpe? —pregunta Kevin.
Niego.
—Es solo dolor y un poco de hinchazón. No es nada grave.
—¿Es su ligamento cruzado anterior?
Kevin procede a encontrar más maneras de poner las manos sobre mi piel al
señalar varios ligamentos y tendones. Después de un par de minutos, las pesas
golpean el suelo, haciendo que todos nos sobresaltemos. Y luego, Brody está
metiendo el brazo entre Kevin y mi pierna. Una bolsa de hielo aterriza en mi
pierna.
—Hará que la hinchazón baje, ¿cierto? —Brody se queda a mi lado, con los
brazos cruzados sobre el pecho como si planease observar cómo baja físicamente la
hinchazón.
Basta ya, le digo con la mirada.
Bien podría enrollarse conmigo delante de papá.
Pero papá está demasiado preocupado por mí como para prestar atención a su
lanzador estrella.
—¿Crees que necesita una resonancia magnética, sólo por si acaso?
220
Kevin se ríe como si fuese un padre demasiado preocupado, que lo es, pero
sabe una cosa o dos sobre heridas de atletas.
Página
Brody desliza una mano por mi falda, pasando los dedos por cada pliegue.
—He estado esperando con impaciencia el quitarte una de estas faldas
Página
pantalla, viendo a papá lanzar bola tras bola. Parecía una estrella.
El programa se interrumpe en una entrevista a un joven papá, aún de
Página
Papá baja la mirada hacia mí, evitando notablemente mirar hacia las
cámaras.
Página
—Estaré feliz con sólo ser capaz de perseguir a esta niña alrededor. Está
destinada a correr hacia un acantilado o meter el dedo en un desagüe.
La joven yo apoya la cabeza en el pecho de papá, metiéndose un pulgar en la
boca. Bajo la mirada a mi pulgar en el regazo. Gracias a Dios rompí ese hábito antes
de la escuela primaria.
—Entonces, ¿estás diciendo que no serás el primer jugador con una
extremidad ortopédica en el béisbol profesional?
—Sé que no lo seré —responde—. Bert Shepard fue el lanzador durante un
partido en 1945, después de perder una pierna en la Segunda Guerra Mundial.
—¿Será el primero en el béisbol moderno? —presiona el entrevistador.
—No lo sé. —Papá niega—. Simplemente no lo sé.
La cámara se dirige hacia mamá, la conmoción y la decepción escritas en todo
su rostro. En cambio de acercarse para reconfortar a papá, da un paso atrás.
—Cuatro años después de perder la pierna por el cáncer, el apoyo a Jim
Lucas se ha agotado. Rechazó mucho apoyo y entrevistas, alegando que ya no era
jugador de béisbol y ya era hora que lo aceptase. Y para Jim, aceptar eso
significaba no tener un título universitario y encadenar un sinfín de trabajos
manuales para poder alimentar y apoyar a su familia.
Un Frank del presente está apoyado contra el banquillo con su uniforme de
manager.
—Hay algo en Jim Lucas que nunca pude rechazar después de todos estos
años. No me entiendas mal, era un arrogante hijo de puta en sus días de gloria y
prácticamente tuve que luchar contra leones para conseguir que firmase con los
Yankees. Pero siempre supe que tenía el potencial para ser alguien que cambiase
el juego, sin importar qué papel juegue… de jugador o entrenador.
La voz de Tom Brokaw vuelve, a lo largo de un montaje de jugadores de
béisbol profesionales y sus mujeres.
—Dateline pasa horas y horas con los jugadores en sus hogares, alrededor
de la mesa familiar y lo que normalmente encontramos era una línea para los
medios en la que no podíamos penetrar lo suficiente para darles una verdadera
mirada al interior. Excepto cuando se trató de Jim Lucas y su hija, Annie. Esa
enérgica niña que vieron en vídeo hace unos momentos ahora tiene diecisiete
años.
El programa pasa a la entrevista después del partido que papá y yo hicimos
hace semanas. Yo con mi jersey de Jason Brody y la gorra de los Royals y papá con
su uniforme sudado. Muestran la parte donde hablo de lo orgullosa que estoy de él
y que pertenezca al béisbol. Y después escuchamos a papá diciendo que yo soy la
226
—¿Desearías que Annie hubiese crecido en torno al béisbol? ¿O tal vez, verte
lanzar en un partido de los Yankees?
Papá parece considerar esta pregunta unos segundos.
—Creo que todo sucedió como debería. Nació justo antes que comenzase mi
primer entrenamiento de primavera. Y durante la pretemporada y mi día de
presentación con los Yankees era esa pequeña cosa con la que otros lidiaban. Su
madre o la niñera que contrató. Después de mi cirugía, las miradas de compasión
se volvieron muy molestas y había mucho enojo con el que yo tenía que lidiar. Y
eso es lo que pasa con los bebés, no les importa cómo te sientes o qué estás
atravesando. Ellos demandan y tú sirves. —Se ríe y se pone serio de nuevo—. Pero
al mismo tiempo, mientras Annie se hacía mayor y yo podía realmente hablar con
ella, me di cuenta que sólo quería que fuese su padre. Nunca le importó si jugaba
al béisbol o trabajaba en una fábrica.
Trago el nudo en mi garganta y discretamente seco la lágrima que se escapa.
—Copiaba todo lo que yo hacía. Incluso pasó por la fase donde saltaba sobre
una pierna o fingía quitarse su pierna falsa por la noche. Me había dicho “creo
que voy a guardar mi dinero para una pierna rosa. Esa plateada es fea”. —Papá
se ríe otra vez—. Se convirtió en la razón por la que me levantaba por las
mañanas y la razón por la que iba a trabajar. A vece, me preguntaba, ¿si no me
hubiese puesto enfermo ella aún sería esta pequeña parte de mi vida como lo
había sido durante la primera temporada? ¿Otra persona la conocería como lo
hago yo? No puedo imaginarme viviendo en ese mundo.
—Háblame sobre tu lanzador. Comencemos con el tema más caliente del
béisbol, Jason Brody.
Papá asiente y juguetea con el reposabrazos de la silla.
—Creo que podemos ser testigos de la primera temporada de un futuro
miembro del salón de la Fama. Por supuesto, sé mejor que nadie que la vida no
siempre coopera, pero Jason Brody trabaja más duro que ningún jugador que
haya visto. Es lo suficientemente listo como para mantener los oídos atentos, no
dejar que le explote la cabeza. Dios sabe que tiene algunas distracciones a su edad
y estando en la carretera, por no mencionar la presión de ser un lanzador
señalado. Pero realmente creo que las cosas buenas le suceden a la gente buena.
Tiene la cabeza y el corazón en el juego y cuando añades un talento fenomenal a
la mezcla… Sí, va a llegar lejos. Estoy honrado sólo con ser capaz de tomar parte
en el inicio de su carrera. Es un placer trabajar con él.
—¿Entonces no deberíamos creer todo lo que leemos en internet sobre su
lado salvaje?
Papá se ríe y niega.
—Es un buen niño. Eso es todo lo que necesito saber. Tengo una hija
227
que tiene en este momento. Tiene la mandíbula tensa y puedo decir que no me está
mirando intencionadamente.
El entrevistador nombra unos cuantos lanzadores más y papá le da algunas
reacciones positivas. Unas pocas, es obvio que está recitando estadísticas y no
comentando algo personal, porque dudo que trabaje completamente con ellos. Para
el momento en que termina la charla sobre los jugadores, llevamos quince minutos
de programa y finalmente es el turno de otro para estar bajo el escrutinio. Brody se
levanta y señala con la cabeza la puerta de salida del vestuario. Tomo mi bolsa, le
digo un silencioso adiós a Savannah y sigo a Brody.
—¿Aún quieres venir un momentito? —pregunta cuando salimos por las
puertas de estadio.
—Sí, está bien.
de las malas noticias, suelto su mano y cruzo la habitación, echando a un lado las
cortinas azul marino. Al otro lado hay una puerta corredera de cristal y un hermoso
Página
Volvemos a mirarnos a los ojos, y sólo para asegurarme que llevamos las cosas más
lejos que la última vez, me bajo las bragas hasta que están sobre la falda. Brody da
un paso atrás, toma un respiro y después su ropa interior también está en el suelo y
Página
hacerlo. Pero tienes razón, puedo esperar hasta el final de la temporada y luego
huir del país hasta el entrenamiento de primavera si decide matarme.
Ahora entiendo la razón de esa mirada triste. Piensa que decírselo a papá será
el final, pero ¿quién está decidiendo eso? ¿Él o papá? Obviamente mi padre no va a
darle su bendición, entonces ¿eso debe ser suficiente para que Brody lo cancele y
decida terminar lo nuestro? ¿Y por qué esto me asusta? ¿No es lo que quiero? No,
no creo que eso sea lo que quiero.
Se me revuelve el estómago y las lágrimas luchan con formarse. No puedo
incitar por estos detalles porque está de acuerdo en esperar. No puedo comenzar
una pelea sobre que también es mi elección. No va a verlo de ese modo.
Tengo tiempo para sugerir un nuevo plan.
—Después del último partido, entonces hablarás con él.
Se inclina y me besa en la boca.
—Siento por arrojártelo de esta forma. Ese programa, escuchar que alguien en
mi vida piensa en mí como una persona respetable, incluso una buena persona…
Eso no es algo que me hayan dicho en mucho tiempo y no quiero perder esa parte
de mí.
—Creo que eres una buena persona —murmuro, antes de salir de la cama en
busca de mi ropa.
Suspira y encuentra mi mirada.
—Todo lo que sé es que quiero ser esa persona que tú y tu padre piensan que
soy. Tal vez, incluso más de lo que quiero ser un gran lanzador.
Respiro profundo, volviendo a ponerme la falda. Deteniéndolo de decirle que
papá va a ser una tarea mucho más difícil de lo que había anticipado.
232
Página
CAMPEONATO
DE DIVISIÓN
233
Página
Capítulo 25
Annie Lucas: Estoy ansiosa por pasar el fin de semana en la ciudad
ventosa pero espero que a finales de septiembre no esté frío.
Hace 8 horas
Jason Brody Lanzador de los Royals: ¡Todavía no puedo creer que
estemos compitiendo en el campeonato de división! White Sox es un
gran club, será un juego difícil, pero ¡sé que podemos ganar!
Hace 4 horas
Lenny London: Annie Lucas todavía debe ir de compras con
Lenny London. Ella está a punto de enloquecerla. Magnífico Mile, aquí
vamos.
Hace 20 minutos
—¿Qué tipo de actividad puede ser mejor que ir de compras en Chicago? —
dice Lenny, girándose en el auto que nos ha llevado desde el aeropuerto O’Hare
hacia la avenida Michigan—. ¿Por favor, dime que no es un encuentro con tu novio
secreto?
Lenny seguía un poco sensible sobre el problema de “Jason Brody es mi
novio”, desde que su padre nos atrapó en el patio trasero, pero por suerte, él no
volvió a mencionar el tema de nuevo, y Jason dice que no lo trata diferente. Creo
que Lenny está más dolida por el hecho que no se molestó o pidió explicaciones o al
menos amenazara a Brody.
Estoy retorciendo mis manos en mi regazo. He estado planeando esta
aventura por un par de semanas (y esto incluye fisgonear continuamente en el
escritorio y carpetas de Savannah, y otras misiones al estilo James Bond), pero sigo
ensimismada y temo por lo que sucederá.
—Es una actividad que tiene que ver con mi novio —digo—. Pero en realidad,
él no está involucrado.
Lenny se las arregla para levantar sus cejas, revelando su curiosidad, y suspira
con frustración al mismo tiempo.
—Por favor, dime que no estamos en camino a una clínica gratuita por control
234
de natalidad o algo así, porque puedo completamente acostarme con el doctor que
no le dará detalles a papi. Si es eso lo que necesitas.
La miro por un minuto, pensando si realmente puedo explicar mi misión.
Página
Finalmente, concluyo que la teoría de ir a una clínica gratuita es peor que la verdad.
—Hay algo que necesito de la mamá de Brody, y vive en los suburbios.
Su rostro se llena de sorpresa.
—¿Él te pidió que hicieras esto?
Niego.
—No habla con ella. Como que lo rechazó.
—Oh, hombre. —Lenny se inclina de nuevo en su asiento—. Está bien, a la
mierda. Haremos lo que quieras. Por los menos, será interesante.
—Si necesita dinero, no lo ayudaré —dice firmemente, sus dedos alrededor del
borde de la puerta, lista para cerrarla—. No puedo ayudarlo. Tengo dos hijos más
Página
mamá y papá?
Ella se ríe y deja caer su maleta sobre la cama en uno de los dormitorios.
Página
—Creo que estás bajo la impresión que mis padres le prestan atención a lo que
cargo en mi tarjeta de crédito y que mi madre jamás podría entender la idea de no
reservar una suite de lujo durante nuestra estadía en un hotel.
Después que rogué para ver a los partidos de desempate en Chicago, en
realidad había sido idea de papá invitar a Lenny. Lenny estuvo de acuerdo que
pagara por el vuelo así ella podría pagar el hotel. Por supuesto, viajamos gratis en el
vuelo del equipo.
Le escribo a Brody y le doy el número de la habitación, diciéndole que le tengo
una sorpresa. He tenido miedo de decirle acerca de mi misión, pero no había
pensado que sería un problema una vez que ya lo había hecho.
Lenny lo deja entrar y, después de silbar por el tamaño de nuestra suite, toma
nuestra ropa empapada. Se ríe y se acerca escurriendo el agua de las puntas de mi
cabello.
—¿Supongo que las compras no fueron bien?
—En realidad... —Recojo la carpeta de la mesa y se la entrego—. No hemos ido
de compras.
Ni siquiera la abre, simplemente ve la etiqueta a un lado y su mandíbula se
tensa.
—¿De dónde sacaste esto?
Respiro profundamente y doy un paso hacia atrás. Esta no es la feliz reacción
de sorpresa que esperaba. Lenny me lanza una mirada cautelosa y se dirige al
dormitorio que eligió cerrando la puerta detrás de ella.
—Yo.... uh... fui a ver a tu mamá. Sabía que no querías llamarla, y sólo quería
que fueras capaz de tomar la prueba.
Su mirada es como una daga golpeando justo en mi corazón. Lanza la carpeta
sobre la mesa.
—No tenías derecho a hacer eso, Annie. ¿Por qué no me preguntaste primero?
Tuve un momento bastante difícil caminando bajo la lluvia para encontrar a
su mamá, así que no estoy emocionada exactamente porque me grite.
—¡Porque hubieras dicho que no y sinceramente, estás siendo completamente
estúpido dejando que ella te impida vivir tu vida! Uno de nosotros tenía que hacer
algo.
—Tienes razón, habría dicho que no. —Baja su voz, haciéndolo parecer más
frío y enojado.
Levanto mis manos.
—Bien, ya lo hice, así que lo único que realmente puedes hacer es seguir
adelante y hacer la maldita prueba. Y para que sepas, le di boletos para tu juego de
238
mañana, también.
Camina lejos de mí, negando.
Página
estado obteniendo y su potencial para ser galardonado como el Novato del Año.
Solo me siento allí apuñalando mi carne y rellenando mi boca con tanta comida,
que no esperaré meterme en la conversación.
Página
echar un vistazo hacia las gradas donde Lenny y yo estamos sentadas junto a la
línea de tercera base. Y definitivamente no está mirando hacia los asientos vacíos
Página
—No puedes ir allá abajo —dice en una voz baja y con un nivel de
preocupación que me sorprende.
Página
Estoy de pie cerca del final de la cama, mis piernas volviéndose gelatina.
¿Cómo podía algo ser tan claro un minuto y luego presentar un cuadro
Página
—Lo siento. —No sé por qué, pero de repente tengo ganas de llorar—. Sólo
estoy realmente asustada ahora mismo —digo como un pobre intento de explicar
las lágrimas.
Brody me gira para que lo mire.
—¿Asustada de qué, Annie? Nunca te apresuraría a algo con lo que no estés
cómoda. Por favor, dime que sabes eso a estas alturas. Creo que me odiaría si
estuvieras así de descompuesta por tener que decir no.
Escucho la frustración que está conteniendo, probablemente porque estoy tan
visiblemente descompuesta.
—No estoy asustada de esto. Estoy asustada que no vayas a creerme si digo
que estoy lista. De que siempre vayas a preguntarte si estoy mintiendo o estoy
actuando por impulso y no pensando bien las cosas. —Encuentro sus ojos de
nuevo—. Estoy asustada que arruiné todo, que sea demasiado joven para ti, y que si
te digo que te amo, no hay forma que significará lo que significa cuando tú me lo
dices.
Inhala un rápido aliento después que suelto esa última parte. No puedo creer
que lo dije en voz alta. Brody me mira fijamente por la duración de dos latidos, y
luego se acerca más y envuelve sus brazos a mi alrededor. Estoy tratando de
recuperar mi respiración y dejar de llorar, pero por alguna razón mi mejilla contra
su pecho trae los sollozos intensivos.
—Annie —susurra contra mi cabello—. Si no estuvieras lista para estar
conmigo, entonces no estarías tan molesta por mentir. O por lo que sucedió con mi
mamá.
Giro mi cabeza, presionando mi rostro contra su camisa.
—Tienes razón. Tenemos que decirle a mi padre. —Eso es lo que la gente que
van en serio con sus relaciones hacen.
—Sí, tenemos. —Él aprieta su agarra, plantando un beso en el costado de mi
rostro—. Esto es realmente duro para ti, ¿verdad? ¿Estás asustada de terminar
como él, sin ser capaz de dejar ir?
Respondo limpiando mis lágrimas en su camisa.
—Sé que soy un buen partido, pero nunca permanecerías colgada a mí para
siempre. —Él ríe contra mi cabello—. Probablemente ni siquiera la mitad del para
siempre. Controlar todo no va a hacer más fácil dejar ir. Eso es lo que estás
haciendo, ¿sabes? Manteniendo la pelota en tu cancha.
Mis brazos van a rodear su cuello, y le doy un apretón antes de levantarme.
Levanto el final de mi camiseta de los Royals y limpio mi rostro con ella una última
vez.
—Ya no quiero ser de esa forma. Estoy tratando, lo prometo.
—Bien. —Me da una media sonrisa y levanta mi palma a sus labios—. Eso es lo
246
conmigo, ¿sabes? Y si tengo eso, entonces puedo lidiar con todo lo demás.
Está bien, entonces no me ha dicho que me ama a pesar que yo se lo dije a él,
Página
Mis ojos se abren a las ocho a la mañana siguiente, todavía estoy en la bata
blanca en la cama de Brody, las sábanas cubriendo la mitad de mi cuerpo. Lo siento
a mi lado, pero no está acostado. Está sentado, viéndose recién duchado, usando
shorts de gimnasio y escuchando su iPhone.
Pasa una mano por mi cabello.
-Hola…
—Hola. —Me muevo para que mi cabeza esté descansando sobre sus piernas—
. Por favor dime que tienes Coca Cola de dieta escondida en alguna parte de está
habitación. Voy a morir si no tengo una en los próximos dos minutos.
Él ríe y levanta el teléfono a su lado.
—No te preocupes. Me han asignado un asistente personal que me traiga lo
250
que sea que necesito. —Espero mientras marca un número y pide Coca cola
dietética para su habitación y luego cuelga—. Dijo cinco minutos. ¿Eso va a ser
demasiado tarde?
Página
—Íbamos a decirte. —Empieza Brody, a pesar que papá le dijo que no agregará
ni una palabra.
—¿Decirme qué? —explota papá—. ¿Qué estás jugando con mi hija?
Página
—No tenías ningún problema con que saliera con ella antes —discute Brody.
—¡Eso fue porque pensé que nunca cruzarías la línea con ella! —Papá está de
una pequeña tonalidad purpura. Me detengo contra Savannah, sin saber qué hacer.
Quiero decir algo, pero no quiero empeorar las cosas.
—He pasado casi toda mi vida alejándola de chicos como tú.
—¿Chicos como yo? —repite Brody, herido y disgustado—. ¿Te refieres a un ex
delincuente joven del lado equivocado de las vallas? Cierto. Lo entiendo.
—Es verdad. Eso es lo que eres. ¿Qué demonios quieres que diga? ¿Que estoy
de acuerdo con todo eso? —La voz de papá es temblorosa—. Pensé que eras mejor
de lo que dicen, pero, no lo eres. No eres el hombre que pensé que eras.
El dolor en el rostro de Brody es obvio, es demasiado duro mirarlo. Duele
demasiado.
—Jim… —dice Savannah, caminando alrededor de mí para agarrar la camisa
de papá—. Es suficiente.
Papá se aparta de su agarre, pero se voltea, dirigiéndose a la puerta. Sus
manos en mis hombros, y me empuja delante de él. No me deja ir hasta que
estamos en la seguridad de los confines de mi habitación y la de Lenny.
Giro para enfréntalo. Necesito decirle que es mi culpa, no la de Brody.
—Papá…
Me detiene, sus manos firmes a sus costados.
—Ahora no, Ann. Ahora no.
—Pero, papá —digo, mi ropa en mis brazos—, no es culpa de Brody.
Me acerco, y él se aleja. Lágrimas caen por mis mejillas. Odio este muro entre
nosotros. Nunca tuvimos un muro antes.
—Por favor, papá, sólo escúchame. No es una cosa de una sola vez. Hemos
estado juntos, como una pareja real, por un tiempo.
—¿Se supone que eso ayudará a saber qué demonios sucede en la vida de mi
hija? ¿Se supone que me hará sentir mejor sobre que hayas follado con un jugador
de béisbol de diecinueve años? —Niega—. Ni siquiera te conozco en este momento.
El nudo lleno de culpa que tuve en mi estómago ayer, sobre el partido de
Brody, no se compara con el que siento ahora. Por mentirle a papá. Por ocultarle
esto. Nunca más quiero verlo tan decepcionado, tan sorprendido, tan solo de
nuevo.
Dejo caer mi ropa, y acomodo la bata prestada.
253
—Papá, dime qué hacer para arreglar esto. Por favor, haré lo que sea… —Me
ahogo en la última palabra, tragando más lágrimas.
Página
ocasional C. Dudo que Dartmouth acepte estudiantes con C. Atleta o no, siguen
siendo de Ivy League. Y este reclutador ni siquiera está observando mis mejores
eventos, el kilómetro y los tres kilómetros en pista, sin subidas ni bajadas por
colinas de barro como una carrera de campo abierto de tres kilómetros. Una
distancia que parece desalentadora, especialmente hoy.
Justo cuando estoy por fingir un esguince en el tobillo así puedo ir a casa,
recostarme en mi cama y mirar el techo, llaman a los corredores del equipo
universitario a la línea de salida. Papá me da un abrazo y planta un beso en la parte
superior de mi cabeza, deseándome suerte. Trato de lucir animada, pero no lo
estoy.
Ni siquiera un poco.
Todo en lo que puedo pensar es cuando disparan el arma, que marca el inicio
de la carrera, o cuando apenas estoy a mitad de la tabla, lo mucho que extraño las
carreras con Brody. Extraño pensar en él durante una carrera. Extraño pensar que
él está pensando en mí.
Con cada corredora pasándome, la voz en mi cabeza se hace más fuerte, me
dice que estoy cansada, que me duele demasiado, que no puedo. Simplemente, no
puedo.
Me duele el pecho y también el estómago. Mis brazos y piernas se sienten
pesados, como un peso muerto. Froto mi palma contra mi pecho.
Así que, así se siente un corazón roto.
Papá estaciona en la entrada de casa, pero no se mueve para salir del auto.
—Tengo que ir al estadio. Empezamos práctica de bateo a las diez, así que ya
Página
llego tarde.
—Cierto. —La carrera por el título. Esta tarde. Yankees. Tomo la manija de la
puerta, preparándome para salir—. Gracias por venir a mi carrera, papá. Puedes
faltar de vez en cuando, ¿sabes?
Sonríe.
—De ninguna manera.
—¿Incluso si apesto, como hoy?
La sonrisa se borra.
—No apestas, Ann. Estás calificada para grandes lidas. No hay nada malo en
eso.
Exhalo y asiento, la pesadez regresando a mis piernas y pecho.
—Ve a descansar, ¿está bien? Cárgate de carbohidratos. —Papá toma mi mano
y le da un apretón—. Te amo.
—También de te amo, papá. —Lágrimas arden en mis ojos, así que salgo
rápidamente y me dirijo a la puerta principal antes que pueda verme. No puedo ni
explicar mis cambios emocionales que explotan cuando menos lo espero. Ha sido
así durante más de una semana. Es más que una ruptura. Algo está mal, algo que
tengo que arreglar o deshacer. No puedo ignorarlo. Nada de lo que hago para
complacer a papá ayuda. Y pensé que lo haría. Pensé que el perdón de papá era la
respuesta.
Después de pasar por alto a Caroline, me acurruco con la abuela en el sofá,
mientras ella mira Game Show Network. Trato de ocultar el hecho que estoy
llorando, a pesar que la abuela no le dirá a papá o a nadie, pero sin embargo, se da
cuenta.
Niega.
—Siempre tan dramática, Ginny. —Pero luego, levanta una mano, y frota mi
espalda hasta que me duermo. Trato de pretender que la abuela está en realidad
conmigo, la única que me conoce como Annie. Me ayuda un poco.
Cuando me despierto, casi dos horas más tarde, la abuela sigue a mi lado,
gracias a Dios, pero ya no está mirando Game Show Network.
Cambió al canal del partido de béisbol. A pesar que me comprometí a no
verlo, a pesar que probablemente me mataría ver a Brody en el puesto de lanzador,
me siento, mirando el mando a distancia en el sofá entre la abuela y yo.
Y lo dejo justo en su lugar.
258
Página
Capítulo 30
—Novato del Año o no, Jason Brody debe salir de este juego.
Y así es como descubro que Brody fue elegido Novato del Año. No por él, no
por papá o siquiera por Savannah, no por internet o los periódicos, porque me he
mantenido al margen de esos. La fuente de esta gran noticia viene de un
comentario casual que los presentadores del partido hacen durante la séptima
entrada.
En el transcurso del partido, me he dirigido al sofá, a la alfombra de la sala,
para sentarme a centímetros de la televisión como si tal vez al acercarme lo
suficiente puedo tele transportarme al juego.
—Él está luchando, Bob. Frank Steadman podría haber afirmado que esta
gripe no afectaría su lanzamiento, pero obviamente lo hace.
¿Gripe? ¿Brody está enfermo?
—Y esta no es la clase de partido que quieres jugar al menos en un cien por
ciento.
Arrebato mi teléfono de la mesa de centro y rápidamente escribo: la gripe de
Jason Brody. Mientras estoy esperando por los resultados, veo la cabeza de abuela
caer a un lado. Su ronquido característico se eleva por encima de las voces del
locutor.
Los titulares aparecen en mi teléfono, todos declarando lo mismo: el lanzador
de los Royals y Novato del Año está en una mala situación con una gripe
desagradable durante el juego más grande de su vida.
Mis propios sentimientos sombríos son dejados a un lado, mientras me
inclino más cerca de la televisión, estudiando a Brody. Se ve pálido. La cámara hace
acercamiento en su rostro mientras toma impulso, mostrando las oscuras líneas
purpuras debajo de sus ojos. Se ve abatido.
Brody camina a otro bateador de los Yankees y Frank pide un descanso. Frank
camina primero hacia mi padre, pero le da la espalda y se dirige al banquillo. Para
un extraño, probablemente parece que están tomando una decisión sobre quién
poner en el lugar de Brody y mi padre ha ido a dejarle saber al lanzador, pero no
estoy segura que eso es lo que pasó. Creo que Frank trató de pedir la opinión de mi
259
padre y él se negó.
Debido a que Brody está involucrado.
Página
tiempo. Y el problema, la sensación que he estado llevando durante días que algo
estaba mal, es repentinamente clara. Elegir a mi padre había parecido la decisión
responsable, pero en realidad, todo lo que logró fue dejar fuera a Brody. Porque sin
importar qué, siempre voy a estar ahí para mi padre. Él siempre me tiene. Y yo lo
tengo.
Sólo tengo que convencerlo de esto. Y si se niega a dejarme hablar con Brody,
entonces tengo que convencerlo que tiene que hacerlo. Alguien tiene que hacerlo.
que le estás haciendo a Brody está mal. ¿Siquiera has hablado con él? ¿Has
verificado si está bien?
Página
encima de él y decirle esto a mi padre, pero tiene que saber que si no está pensando
estar ahí para Brody, estoy segura como el infierno que no va a dejarlo solo.
Página
Capítulo 31
—No deberías estar aquí.
Mi estómago se hunde. Brody se ve incluso peor de lo que se veía esta tarde en
la TV. Su útil atuendo sin camiseta interior ha sido reemplazado por pantalón
amplio y una camisa de manga larga de los Royals.
Y oh Dios míos, ¿cómo he pasado tantos días sin verlo? Soy golpeada por una
oleada de emociones; pánico, emoción, miedo… Es todo junto y relevante.
Ignoro su sugerencia y levanto las bolsas de compra en mis manos.
—Están muy pesadas. ¿Tal vez puedo entrar y dejarlas en alguna parte…?
Estoy tratando de estar tranquila y casual, pero mientras miro su rostro por
más tiempo, estoy pensando en la última vez que estuvimos juntos y en todas las
cosas que le dije a mi padre más temprano… y antes de poder detenerme, estoy
soltando las bolsas en el pasillo y acercándolo más, presionando mi mejilla contra
su camisa.
Brody se inclina contra mí y suspira, sus fuertes brazos me aprietan como
bandas de acero, como si quisiera fijarme en ese sitio y nunca dejarme ir.
—¿Sabe tu padre que estás aquí?
—No exactamente —admito y luego sin querer me aparto, tomando las bolsas
del suelo. Está lo suficientemente enfermo para ser un poco lento hoy y me agacho
bajo su brazo y entro al apartamento antes que pueda detenerme—. No estoy yendo
intencionalmente por detrás sus espaldas.
—¿En serio? Porque así es como suena. —Brody cierra la puerta tras él y echa
el pestillo.
—Le di una advertencia formal. No estará sorprendido de encontrarme aquí.
Brody camina por el apartamento y parece marearse, porque se detiene y se
inclina contra la pared al lado de la puerta de su dormitorio.
—Desearía poder pararme aquí a hablar contigo, pero no me encuentro bien
para eso. Y deberías irte a casa, Annie. Vas a enfermarte.
Cargo las bolsas y lo empujo desde atrás hasta que comienza a caminar hacia
su cama.
263
de todos modos. Mi padre ni siquiera habla con Brody, ni siquiera lo mira. Fui a su
apartamento para ver cómo está y mi padre debería haber hecho eso.
Ella se cubre la cara y se queja.
—¿En serio, Annie?
—Sólo me quedé unos minutos y apenas y estaba coherente.
Deja caer sus manos.
—Se veía terrible durante el juego de hoy. Me sentí muy mal por él. Mañana es
un día libre, así que me pasaré y veré cómo está.
—Bien. —Asiento—. ¿Entonces qué deberíamos hacer? Sabes que mi padre en
realidad no lo odia. ¿Deberíamos meterlos a un cuarto juntos hasta que llegue a
una conclusión por su cuenta?
Savannah me mira por un largo rato.
—Ustedes de verdad están… ya sabes, ¿en serio? ¿No es sólo un
enamoramiento temporal?
—Eso creo. —Mis mejillas se calientas y bajo la mirada a mis brazos—. Sé que
yo voy en serio, pero sólo puedo hablar por mí. Puedes preguntarle a Brody cómo
es para él.
—No le diste mucha oportunidad a Jim para hacerse a la idea —dice
Savannah—. Tal vez deberías decirle a tu padre que lo de salir está descartado por
ahora. —Abro mi boca para protestar, pero mueve su mano para detenerme—. De
momento. Y le das algo de tiempo, al menos hasta que la serie se termine, para
acostumbrarse a hablar con Brody de nuevo. Y tal vez siga el ejemplo. Mientras
tanto, trabajaré en la historia. Quién sabe, puede que lo hayas convencido de la idea
antes que termine la temporada.
Lo dudo, pero como sea. Lo haré. Es mejor tener este plan que sentirme toda
impotente y deprimida como estaba esta mañana.
Me paro, preparándome para irme y otra idea aparece en mi cabeza.
—¿Lenny y yo podemos ir a Nueva York contigo y con Lily la próxima
semana?
—Oh —dice Savannah, sonriéndome—. ¿Quieres decir al cuarto juego de la
serie cuando Brody lance de nuevo?
—Por favor —imploro—. Cuidaremos a Lily por ti y puedes ir a ver el edificio
Empire State o lo que sea. Nos sentaremos contigo y todo. Supervisión adulta. Y
haremos lo que sea que digas… bueno, yo lo haré. No puedo hablar por Lenny.
Se ríe y mira a Lily, quien tiene la boca llena de cacao, pero le muestra a su
mamá los pulgares arriba.
—Es mi cumpleaños la próxima semana…
266
Los Yankees se las han arreglado para golpear dos lanzamientos, pero ambos
fueron recogidos fuera del campo. Los Royals no han dejado que nadie llegue a
base. Y el resultado es 1-0.
Página
—¡Strike! —dice Lily, junto con el árbitro. Oh Dios. Sólo una entrada más
separa a Brody de un juego perfecto. Debe estar tan nervioso. Y asustado—.
Página
¿Hemos acabado ya? —pregunta Lily, señalando a los Royals que dejan el campo
para ir al banquillo.
Brody se detiene brevemente delante de mi padre pero se mueve al banquillo
cuando es obvio que él no va a decir nada. En cambio, Frank y mi padre conversan
en privado, con sus cabezas juntas.
—No, cariño —digo, frotando mis manos—. Podemos batear otra vez, después
el otro equipo tiene otra oportunidad de batear. ¿Y si no marcan? Brody será
famoso. —No estoy segura de cómo me siento sobre la última afirmación. Nerviosa
por Brody, obviamente. Pero también un poco nerviosa por nosotros.
—Pareces tener frío. —Lily salta de mi regazo y pone sus orejeras azules en mi
cabeza. Después pasea por la fila de asientos, parándose para visitar a otra de las
mujeres de los jugadores y niños sentados en esta sección.
—Le pedí una cita —dice Savannah unos minutos más tarde, manteniendo sus
ojos en el campo.
Mis manos y dedos de los pies congelados rápidamente son olvidados, así
como el juego que pende de un hilo.
—Espera… ¿qué?
Parece como si se estuviera ruborizando, pero todos estamos enrojecidos por
la temperatura.
—Dijo que tenía que hablar contigo primero.
Me giro para enfrentarla y siento que Lenny se inclina, escuchando y
probablemente pronto uniéndose a nuestra conversación.
—¿Por qué diría eso? ¿En serio? ¡Es muy cobarde!
—Lanzaste unos pocos ataques sobre tu madre —me recuerda Lenny—. Quizás
no quiere lidiar con tus rabietas.
Le doy un codazo pero me río. Tiene razón.
—¿Cómo sonó cuando dijo “tengo que preguntarle a Annie primero”?
—¿Antes de eso dijo algo? —añade Lenny.
Savannah nos mira por un segundo, después de nuevo al campo.
—No fue una excusa como lo hacen sonar. Fue una conversación de mayores.
Pongo los ojos en blanco cuando dice mayores.
—He cumplido dieciocho hoy, ¿recuerdas?
Lenny y yo nos quedamos esperando a que Savannah nos dé más detalles
mientras la tercero base golpea una bola de lleno contra el defensa y le da una
segunda salida para los Royals al final del octavo turno.
270
—No voy a sentarme aquí y cotillear sobre tu padre, si eso es lo que piensas —
dice Savannah finalmente dándose cuenta que Lenny y yo todavía la estamos
Página
mirando.
Miro hacia adelante de nuevo, cruzando mis brazos sobre mi pecho.
—De acuerdo. Haré que él me lo cuente.
Lucha contra una sonrisa.
—Haz eso, Annie.
Quizás es un pensamiento egoísta, pero parece que si mi padre saldría con
Savannah, quizás sería más fácil para él aceptarnos a Brody y a mí. Porque me
estoy volviendo loca ahora por la falta de besos de Jason Brody y la falta de
contacto personal. Esto es lo más cerca que hemos estado desde que lo traje a cenar
el sábado pasado. Y hay un infierno de espacio entre nosotros ahora. Literal y
metafóricamente.
—Me apuesto a que han follado y no han tenido una cita real —me susurra
Lenny.
—Para. —Muevo la imagen de mi cabeza. Soy perfectamente feliz viviendo
bajo la ilusión que mi padre y Savannah tendrán una relación apta para todos los
públicos y acaban saliendo.
Ambos nos callamos rápidamente cuando el padre de Lenny sale a batear. Si
alguien va a golpear un jonrón hoy, este es Primera Base. Él se espera que haga
uno. Y eso quitaría la presión de la siguiente salida de Brody.
Primera Base conecta con el primer lanzador y toda nuestra fila deja salir una
profunda respiración. La pelota hace su camino hacia el centro del campo.
Pero antes que pueda cruzar por encima del muro, uno de los del campo
centrista de los Yankees salta hasta una altura inhumana y agarra la pelota en
mitad del aire. El estadio estalla en vítores, mientras que nuestra sección se
mantiene sentada.
En el banquillo, Brody pasa sus manos por su rostro, sacude sus brazos,
después agarra sus guantes antes de dirigirse al campo.
Quería ese jonrón. Habría quitado tanta presión de él. Una pequeña carrera
de los Yankees y el juego está empatado. Y el brazo de Brody debe sentirse como un
fideo húmedo ahora…
Lily va a su asiento en el otro lado de Savannah, bloqueando mi vista del
primer lanzamiento de Brody, pero oigo el bate conectar con la bola. Le doy un
codazo a Lily para que salga del camino a tiempo para ver a Brody pasar por el aire
y rodar dentro del campo, enviándola cuidadosamente a la primera base.
—Oh Dios mío, esto es horrible.
Los fans de los Yankees sentados en la fila delante de la nuestra, se giran con
una mirada salvaje, y sonrío tímidamente.
—Quería decir el tiempo.
271
asintiendo al receptor. Termina y libera la bola. Cierro mis ojos y escucho el sonido
del juego perfecto golpeando en el guante del receptor.
162 km/h.
Capítulo 33
El campo es un zoológico de cámaras de televisión, periodistas, jugadores y
familiares. Paso entre medio de varios grupos de personas, mirando por encima de
hombros, tratando de encontrar a mi padre.
Lo diviso a él y a Frank a unas dos metros de distancia, pero antes que pueda
llegar a ellos, veo a Brody y no puedo apartar a nadie más. Quiero decir,
literalmente no puedo con toda esta gente en el campo.
Un reportero de ABC News coloca un micrófono en la cara de Brody.
—Un juego perfecto y los Royals irán a las series mundiales. Apuesto que se
siente genial. —Brody ríe porque, bueno, duh—. Parecía que te iban a sacar del
campo antes que el entrenador Lucas aparezca en la última entrada. ¿Qué te dijo en
el montículo? —pregunta el reportero—. ¿Qué te dijo para que hagas esos
lanzamientos de cien kilómetros por hora?
Los ojos de Brody buscan en la multitud hasta que se posan en mí. Una
sonrisa se forma en su rostro y se gira hacia el reportero y dice:
—Dijo que, si era lo suficientemente bueno para tener un juego perfecto, sería
lo suficientemente bueno para salir con su hija.
Si no fui sorprendida antes, ahora lo estoy. Mi boca se abre y luego, antes de
poder procesarlo, Brody está abandonando su entrevista y apartando la multitud,
llegando a mí.
Soy levantada del suelo tan rápido que casi grito. Durante medio segundo,
cuando mis ojos encuentran los de Brody, olvido el resto del mundo, de internet, de
los periódicos, Twitter y Facebook. Mis brazos se envuelven alrededor de su cuello,
apretándolo fuerte. Me regresa al suelo y me acerca. Antes de poder protestar,
Jason Brody me está besando como si estuviéramos solos en su departamento. La
euforia de ser testigo de su rendimiento ganador, su logro de juegos perfectos de
lanzador surge y le estoy devolviendo el beso, más lágrimas deslizándose por mis
mejillas.
Aparta su boca de la mía después de haber pasado muchos segundos y me
envuelve en otro abrazo, levantándome del suelo.
—Eres la persona más maravillosa que he conocido. Te amo, Annie. —Su voz
274
con el español. Y eso cuenta, por cierto. No importa en qué lenguaje digas esas
palabras.
—Te amo —dice en inglés esta vez, probando que también lo sabe—. Y, PTI,
saldremos con tu padre esta noche.
Eso es una buena señal. Una muy buena señal.
—Tal vez estaba bromeando con ese trato de “permitirte salir con su hija”.
Además, no es una verdadera cita si mi padre está ahí.
Brody se inclina y me besa de nuevo.
—Ahora lo es ya que puedo tomar tu mano y llamarte novia si alguien
pregunta.
—¿De verdad? —digo con un chillido. Asiente y envuelvo mis brazos alrededor
de su cuello de nuevo—. Entonces, ¿mi padre dijo que podemos salir y la gente
tiene permitido saber?
—Lo dijo.
—Y podemos escaparnos de todos luego y…
Brody ríe.
—Bueno, no me dio permiso para eso, pero lo haremos de todos modos.
Me aparto y lo miro.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo y desde donde estoy parada, puedo ver que mi
padre está mandando mensajes. Miro el mensaje, sin sorprenderme que sea de mi
padre.
Papá: Feliz cumpleaños :)
Sonrío y encuentro su mirada antes que Brody me lleve en dirección al equipo
publicitario de los Royals, en el que sé que le van a preguntar un millón y una
preguntas sobre cada entrada del juego de esta noche. Nuestros dedos están
entrelazados a plena vista de todos para que fotografíen. Brody se detiene y se
voltea hacia mí antes de ir hacia el siguiente reportero.
—Estás llevando mi número debajo esa chaqueta, ¿verdad?
Después de una larga y dramática pausa, lentamente bajo la cremallera de mi
abrigo hasta que revelo la camiseta número once.
—Por supuesto, aunque el Campo Corto se veía bien ahí hoy.
—Engreída.
275
Página
Epílogo
Brody: ¿Puedes publicar esto en FB por mí? “Ya no estoy saliendo
con una chica de secundaria”.
Yo: ¿Qué sucedió? ¿Las chicas menores ya no son tu tipo?
Brody: No si no son tú.
Yo: Y ya no estoy en secundaria. Lo entiendo :)
Brody: Te veo en Lenny’s en 5
—¿Por qué está mi nombre en el pastel? —La frente de Brody se arruga
mientras mira fijamente el pastel gigante en forma de birrete de graduación que los
Londons derrocharon después de convencer a mi padre que la fiesta combo
Annie/Lenny sería divertida.
—Fue idea de Lenny —digo rápidamente.
Lenny niega.
—De ninguna manera. Savannah hizo esto.
—¿Hizo qué? —dice mi padre y Savannah detrás de nosotros.
Antes que pueda culpar a alguien más, Jake London está de pie en frente a
todos los invitados de la fiesta (98 por ciento invitados de Lenny London) y levanta
una copa de champagne.
—Oh Dios mío —murmura Lenny—, va a dar un discurso. ¿Por qué infiernos
va a dar un discurso? ¿Quién hace eso en una fiesta de graduación?
—¿Deseando regresar a España? —bromeo, a pesar que sé que extrañaba a sus
padres. Un poco.
Lenny sonríe.
—Me conoces, amo el drama.
Por los menos nadie está dando puñetazos.
Jake London y mi padre parecen tolerarse entre ellos estos días. Lo que es
mucho mejor que el año pasado. Brody y Jake London… la relación es aún mejor
que la de mi padre y Jake.
276
—Sólo me gustaría agradecer a mis compañeros por venir y celebrar con dos
de las más inteligentes y atléticas hijas de los Royals —dice Jake. Lenny me mira y
pone los ojos en blanco, pero puedo ver que está sorprendida por ese cumplido.
Siempre dice que sus padres rara vez mencionan que es una estudiante de honor
con muchas A—. Tenemos a un miembro de la Sociedad Nacional de Honor y dos
veces campeona y mantiene el record de campeona estatal en carreras de un
kilómetro…
—¡Y tres kilómetros! —grita Brody.
Le doy un codazo a un costado, pero no odio que lo mencionara. Después que
Jackie me superara en la carrera de tres kilómetros el año pasado, no estaba segura
si sería capaz de volver al podio. Y lo hice, e incluso me superé por un par de
segundos de mi tiempo.
—Y tres kilómetros —dice Jake, asintiendo en dirección a Brody.
El brazo de Brody se envuelve alrededor de mi cintura y me atrae más cerca.
Probablemente está más emocionado por mi triunfo estatal que yo. Incluso se
aseguró que la rotación de lanzadores le permitiera ver mi carrera.
Y luego, estaban las negociaciones con la entrenadora jefa de la Universidad
de Kansas, quien me ofreció una beca completa. La forma en que Brody y mi padre
atacaron a la mujer… Sólo digamos que nunca me quedaré sin toallas limpias en el
vestuario. Y tienen mis sabores favoritos de Gatorade en el letrero.
—Entonces, ¿por qué está mi nombre en el pastel? —susurra Brody en mi
oreja mientras Jake London continúa hablando.
—No puedo decirte. —Mi rostro se acalora, mayormente porque la boca de
Brody está en mi cuello, pero también porque ahora soy terrible en ocultarle
secretos.
—¿Es una cosa de parejas? ¿O algún plan futuro? Tú sabes, si fuéramos
casados, técnicamente serías Annie Brody…
Lenny lo escucha y se voltea hacia nosotros, señalando con un dedo.
—Si te propones en mi fiesta de graduación, te mataré…
—Tendrás que ganarme con eso —interviene mi padre.
Haciendo caso omiso de ellos, miro por encima del hombro de Brody y sonrío.
—Sonarías mucho mejor con mi apellido que al revés. ¿No crees?
Mi padre pasa sus brazos alrededor de nuestros hombros, colocando sus
manos sobre nuestras bocas.
—Suficiente de esta charla de matrimonio. Primero necesito superar que
Annie se irá lejos a la universidad.
—Está a cuarenta minutos, papá.
Se encoje de hombros y ambos volvemos a escuchar el largo discurso de Jake
277
London.
—Además de mi hija con destino a la universidad de Harvard y la hija de Jim
Página
Fin
278
Página
Julie Cross
Es una autora bestselling de New
Adult y Young Adult ficción de NYT y
Usa Today, incluyendo la serie de
Tempest, una trilogía de ciencia ficción
Young Adult que incluye Tempest,
Vortex, Timestorm (la prensa de San
Martin). ¡También es la autora de la
serie Letters to Nowhere, Whatever Life
Throws at You, Third Degree, Halfway
Perfect, y muchos más por venir!
Julie vive en Illinois Central con su
esposo y tres hijos. Ella es una ex atleta,
y admirada de mucho tiempo de la
gimnasia, entrenadora, y ex Director del
Programa de Gimnasia con el YMCA. Es
una amante de los libros, devorando
varias novelas por semana, sobre todo
en los géneros de Young Adult y New
Adult.
279
Página
Página 280