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TEORÍA DEL CAOS

09

LA TEORÍA DEL CAOS

Raúl Gustavo Eid Ayala Ph.D.

La Paz, Bolivia
Julio, 2005
09 – LA TEORÍA DEL CAOS

CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ Pág. 02

2. QUE ES LA TEORÍA DEL CAOS? ........................................................................................ Pág. 03

3. ES LA MATURALEZA CAÓTICA? ........................................................................................ Pág. 04

4. LOS FRACTALES ................................................................................................................ Pág. 05

Raúl Gustavo Eid Ayala Ph.D.


Junio - 2005
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09 – LA TEORÍA DEL CAOS
01. INTRODUCCIÓN

La premisa fundamental en la que se ha apoyado la Ciencia


desde que Newton escribiera sus famosos "Principios
Matemáticos de Filosofía Natural", a finales del siglo XVII,
consiste en que la naturaleza posee unas determinadas leyes,
que podemos representar en forma de ecuaciones algebraicas.
A partir de ahí, tan sólo es necesario tener habilidad matemática.
Si los resultados de las observaciones se ajustan a la
descripción matemática, la ley es válida y, si de la fórmula
utilizada, se realiza alguna predicción comprobable
experimentalmente, tanto mejor.
Las expresiones matemáticas que se utilizan en Física son todas
ecuaciones diferenciales, en las que aparecen tanto una
magnitud como sus derivadas. Una de las hipótesis de trabajo
que se maneja es que, dado un sistema dinámico -un problema físico bien definido-, la solución de
las ecuaciones que lo describen es única cuando se conocen con precisión las condiciones
iniciales de las que se parte: si sabemos la posición de una bola en una mesa de billar -que
supondremos exenta de rozamiento, para simplificar-, y la fuerza con la que la lanzamos, podemos
deducir, con nuestras ecuaciones, su posición final en cualquier lapso temporal. Las ecuaciones
son determinadas, y el mecanismo funciona como un reloj. Según este modelo, el Universo es, por
lo tanto, mecánico y determinista. Esta forma de pensamiento se resume muy bien en un célebre
aforismo de Pierre Simon de Laplace, uno de los científicos más destacados del siglo XVIII: "Un ser
que conociera todas las fuerzas de la naturaleza y las posiciones de los seres que la forman, y que
pudiera analizar estos datos, podría condensar en una sola fórmula el movimiento de los objetos
más grandes del universo y el de los átomos más ligeros: nada sería incierto para dicho ser; tanto
el futuro como el pasado estarían presentes ante sus ojos".
Las ecuaciones diferenciales que describen los sistemas dinámicos son, en la mayoría de los
casos, muy complejas, y se pueden resolver analíticamente en unos pocos casos. Para los casos
complejos, se utiliza un principio tan de sentido común que, hasta hace poco tiempo, nadie había
puesto en duda: causas parecidas ocasionan efectos similares. La moderna teoría del caos ha
demostrado que este principio, lejos de ser una norma en la naturaleza, es poco menos que una
excepción.

Raúl Gustavo Eid Ayala Ph.D.


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09 – LA TEORÍA DEL CAOS

02. ¿QUÉ ES LA TEORÍA DEL CAOS?

Una definición de diccionario podría ser la siguiente:


es el estudio del comportamiento inestable y no
periódico de las soluciones de los sistemas dinámicos
no lineales y deterministas. Esta definición debería
satisfacer a muchos matemáticos y científicos, pero
probablemente no signifique nada para un lector no
especializado. El mejor modo de explicar qué es el
caos es remontarnos un poco de su historia.
Hacia 1960, un meteorólogo estadounidense llamado
Edward Lorenz se encontraba analizando, por medio
de un ordenador de válvulas de los de aquella época,
cuál era el comportamiento de un modelo matemático que creía podría servir para representar el
comportamiento de la atmósfera. El sistema que empleaba era muy complejo: una serie de
ecuaciones diferenciales acopladas entre sí. En uno de sus cálculos, introdujo en la computadora
los valores de un cálculo anterior, con el fin de comprobar, de manera rutinaria, que el cálculo era
correcto, y se fue a tomar un té. Cuando volvió, observó que el comportamiento era totalmente
diferente del que había hallado anteriormente, y encontró el por qué: para ahorrar papel, se
imprimían únicamente los resultados con tres cifras decimales, en lugar de las seis que utilizaba la
memoria del ordenador. Las diferencias se observaban al introducir en el ordenador tres cifras
decimales en lugar de seis para las condiciones iniciales. Investigando acerca de este fenómeno,
hizo una gráfica con el resultado de realizar 3000 iteraciones con las mismas ecuaciones, variando
las condiciones iniciales en la cuarta cifra decimal. Ambas soluciones se comportaban de forma
muy parecida durante las primeras 1500 iteraciones pero, a partir de ahí, divergían de forma
drástica. Es decir, su sistema climático era especialmente sensible a las condiciones iniciales, de
forma que cualquier alteración en un pequeño parámetro ocasionaba una evolución drásticamente
distinta. Y de una forma un tanto metafórica, enunció el ya famoso "efecto mariposa": el clima es,
en esencia, impredecible porque el débil aleteo de una mariposa en un punto del globo puede, a la
larga, impedir que se forme una tormenta en la otra punta del globo, o bien ocasionar un huracán
donde no debería tener lugar.
Conviene señalar que el artículo, aparecido en una revista especializada de meteorología, pasó
desapercibido tanto a los meteorólogos - pues se trataba de un trabajo puramente matemático-
como a los matemáticos -quienes no tenían ninguna razón para leer una revista de una disciplina
bien alejada del interés matemático.
Diagrama de Feigenbaum, que corresponde a la gráfica de la aplicación x -> kx (1-x) cuando x está
entre 0 y 1, y k entre 0 y 4. El sistema conduce rápidamente al caos, y la imagen es un fractal con
un factor de escala que ha resultado ser un número trascendente -al igual que pi o el número e,
base de los logaritmos naturales. Este número es, aproximadamente, 4.6692. Un gran número de
sistemas físicos responden a este preciso modelo.

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03. ¿ES LA NATURALEZA CAÓTICA?

Una vez establecido que el


caos es un resultado
matemático, cabe
preguntarse hasta qué punto
este resultado se puede
encontrar en el mundo
físico, es decir, si la
naturaleza posee
comportamiento caótico. Las
ecuaciones que dan lugar al
caos son las que
representan a los sistemas
dinámicos no lineales, como
por ejemplo, las turbulencias
en un fluido, las atracciones
gravitatorias entre tres
cuerpos, los péndulos
sometidos a una fuerza externa, la población de las especies de un ecosistema que compiten entre
sí, y otros muchos sistemas físicos. Cabe entonces preguntarse por qué no se ha detectado antes
este tipo de comportamiento. Sencillamente, porque la mayor parte de los sistemas de ecuaciones
que describen los sistemas dinámicos reales son tan complejos que encontrar una solución
analítica resulta un auténtico milagro; la mayor parte de las veces se utilizan métodos aproximados
para buscar las soluciones. Casi todos consisten en linealizar las ecuaciones: desarrollar en serie
los términos que aparecen, comprobar la magnitud de cada uno de ellos, quedarnos con los de
mayor peso y despreciar olímpicamente todos los términos de menor orden o, a lo sumo, tratarlos
como una pequeña perturbación de los resultados que se obtienen, es decir, precisamente el punto
de vista de que "causas parecidas ocasionan efectos similares". Nada se puede reprochar a este
modo de proceder, pues mejor es obtener una solución aproximada a un problema real que no
tener nada en absoluto. La otra forma que hay de obtener la solución a estos problemas es hacer
análisis numérico, es decir, utilizar calculadoras y ordenadores que realicen un proceso de
iteración hasta encontrar las soluciones. Estas herramientas, obvio decirlo, no aparecieron hasta la
mitad del siglo XX.; y cuando se pusieron a calcular, nos mostraron que todos los términos que se
despreciaban eran los que daban lugar al comportamiento caótico.
La naturaleza es esencialmente no lineal. En el ejemplo anterior de la mesa con la bola de billar, un
planteamiento correcto del problema debería tener en cuenta el rozamiento del tapete, las
irregularidades de las bandas de la mesa, e incluso las irregularidades a escala atómica de la
superficie del taco y de la bola. Si se incluyen estos efectos en nuestras ecuaciones, el billar
resulta ser un ejemplo perfecto de comportamiento caótico. Afortunadamente - por lo menos para
los jugadores de billar-, el rozamiento con el tapete frena el movimiento de la bola antes de que se
manifieste este comportamiento, por poner una cifra al albur, a partir del segundo centenar de
colisiones con la banda.

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04. LOS FRACTALES

La gráfica que representa la solución del sistema de Lorentz,


el conocido como atractor de Lorentz, es espectacular: un
punto que oscila entre dos valores, de forma no periódica, a
veces da dos vueltas sobre uno de los valores y cambia al
otro, donde oscila una sola vez y vuelve hacia el primero
(pulsa aquí si quieres ver cómo funciona). Estos atractores
son característicos de un tipo de objetos matemáticos que
poseen dimensiones fraccionarias, llamados fractales. Los
fractales, conocidos sobre todo por lo espectacular de sus
representaciones gráficas, son objetos que presentan la
característica de la autosimilitud de escala, es decir, que al ampliar una pequeña zona del dibujo
completo se obtiene una imagen que coincide, en esencia -a veces de forma idéntica-, con el
dibujo original.
Dibujar un fractal no es complicado; por ejemplo, si se divide un triángulo por medio de tres líneas
que partan de los puntos medios de sus lados, y se repite la operación con los triángulos que se
forman, se obtiene un fractal sencillo, conocido como el triángulo de Sierpinski. Uno de los más
conocidos es el copo de nieve de Koch: se dibuja un triángulo equilátero; a continuación se dibuja,
en cada uno de los lados, y en su tercio medio, un triángulo equilátero de un tercio del tamaño, y
se sigue indefinidamente. Este ejemplo ilustra muy bien qué es un objeto de dimensión
fraccionaria. El copo de nieve de Koch, aunque es una figura plana, posee una longitud infinita;
figuras semejantes a ésta fueron obtenidas por eminentes matemáticos, como George Cantor,
Gaston Julia y Benôit Mandelbrot -quien acuñó el término de fractal-, precisamente utilizando
iteraciones de funciones matemáticas, exactamente el mismo camino que siguió Lorentz con su
modelo climático.

El triángulo de Sierpinski, figura fractal

El copo de nieve de Koch, curva fractal

El hombre de Mandelbrot, un fractal clásico

Raúl Gustavo Eid Ayala Ph.D.


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El modelo de Cantor es especialmente interesante: dibújese una línea recta, divídase en tres
tramos iguales y quítese el tercio del medio; procédase del mismo modo con los dos tramos
restantes. Si seguimos realizando esta división obtendremos una figura muy curiosa: un conjunto
infinito de puntos cuya longitud total es cero. Curiosamente, este modelo se ha aplicado con éxito
para explicar los fallos en la transmisión de señales de telecomunicaciones: en medio de una
comunicación parece haber un corte que, al ser examinado con más detalle, se corresponde con
varios tramos de transmisión correcta alternados con otros cortes, y así sucesivamente. Otros
muchos fractales se han empleado para describir figuras naturales: la superficie de las nubes, la
línea de la costa, la superficie de los virus, las hojas de los helechos o las conexiones sinápticas de
las neuronas del cerebro.

Imágenes de fractales

Hasta ahora, el conocimiento que se tenía de la naturaleza era, en gran medida, esencialmente
cualitativo y, en contados casos, cuantitativo, habida cuenta que únicamente se pueden resolver de
manera analítica un reducido número de expresiones matemáticas. La nueva matemática asociada
al caos nos está permitiendo ahondar en el estudio de los sistemas complejos, en condiciones que
se encuentran lejos del equilibrio, es decir, de un modo mucho más acorde con la realidad de la
naturaleza que los modelos matemáticos estudiados hasta ahora. Es una teoría que aún tardará
bastante en desarrollarse por completo, pero intervendrá decisivamente en todos los campos de la
Física, la Biología, la Meteorología, la Ingeniería y la Informática.

Raúl Gustavo Eid Ayala Ph.D.


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