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Carlos Alberto Matheus López

LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL


ÁRBITRO EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD
DEL ÁRBITRO EN EL SISTEMA CIADI

Instituto Vasco de Derecho Procesal

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Corte Vasca de Arbitraje

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Corte Vasca de Arbitraje

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ÍNDICE II
Carlos Alberto Matheus López

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ÍNDICE III
Carlos Alberto Matheus López

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Los proverbiales tres aspectos en los que se desgaja el ejerci-
cio de los cometidos del árbitro -a saber: el an (si hace algo), el quid
(qué hace en concreto) y el quomodo (cómo lo hace)- se revelan idó-
neos para ordenar la polémica materia sobre el control del susodicho
ejercicio.
O sea, cabría igualmente preguntar (según sea el proyecto a
seguir, por ej. descriptivo o prescriptivo) si el árbitro controla o debe
controlar el usos de tales cometidos; qué cosa exactamente controla o
debe controlar; y, finalmente, cómo controla o debe controlar.
Como no puedo dispensar atención a tan copiosa problemáti-
ca, convendrá meter la tijera por algún lado. Así que por lo pronto re-
nuncio a cualquier balance prescriptivo doctrinal de lo que son los
cometidos del árbitro. Y si acaso aparecen en los párrafos venideros
algunas de tales referencias -que las habrá-, será sólo como ilustración
de las ideas que defiendo o discuto, nunca para combatir las posturas
ajenas. Ni tampoco las del Dr. Matheus López, por supuesto. No me
parece extemporánea esta última aclaración ya que no pocas veces se
observa (incluso en un mismo libro) la propensión filistea a utilizar las
opiniones prescriptivas de la doctrina como argumento (de autoridad)
cuando conviene a las tesis del autor, o, en caso contrario, como el
mero dato de un ámbito prescriptivo doctrinal que se estima errado.
Resueltamente me sitúo, pues, en el terreno de lo que se debe
hacer en sede jurisprudencial. Pero no se me oculta que, también en
esta misma parcela habría que hilar más fino y diferenciar los impera-
tivos de variada índole (institucional, epistemológica etc.) que suelen
amontonarse bajo esta genérica perspectiva descriptiva. Por ello inten-
taré es esmerarme identificando el registro del que, en cada ocasión,
extraigo las razones de lo que yo considero debe ser.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO VI
Antonio María Lorca Navarrete

Una vez seleccionado el punto de vista (el descriptivo) efec-


tuaré un recorte así mismo en la triada de cuestiones que, según apun-
te al comienzo, integran el espacio a explorar. Me centraré en la se-
gunda, la que concierne al objeto del control, es decir qué cosa precisa
se ha de controlar. Y, además, lo haré desde el punto de vista descrip-
tivo con justificación en la jurisprudencia arbitral española.
Obviamente la dicha cuestión relativa al quid mantiene nexos
con las otras dos, ya que preguntarse por el objeto del control implica
haber resuelto afirmativamente la primera (el an), y supone un antici-
po de la tercera (por el condicionamiento recíproco entre lo que se
controla y la modalidad del control). De ahí que, a pesar de la demar-
cación anunciada, no pueda impedir que mi “discurso” se me despa-
rrame un poco hacia ambos lados.
Concluido este introito de colocar fronteras a mi exposición
sobre “algo qué decir del árbitro”, avanzo ya que el especial cariño
que siento hacia el Dr. Matheus López, formado bajo mi dirección en
la Universidad del País Vasco en donde obtuvo su doctorado en Dere-
cho en arbitraje, me anima a construir mi personal propuesta que per-
manece tras la estela del magnífico libro que tiene el lector entre sus
manos. La imparable expansibilidad del Centro de Arreglo de Dife-
rencias relativas a Inversiones -en adelante CIADI- es clara al respec-
to. El CIADI es una institución arbitral que fue establecida por el
Convenio de Washington de 18 de marzo de 1965, sobre arreglo de di-
ferencias relativas a inversiones entre Estados y nacionales de otros
Estados. El fundamento del árbitro CIADI se justifica en el consenti-
miento otorgado por parte del Estado receptor de la inversión en un
Tratado de protección y promoción de inversiones -conocido como
TPPI- que vincula a dicho Estado con el Estado del que es nacional el
inversor. Al respecto se contabiliza que, por lo pronto, la prestación de
ese consentimiento incide en la existencia y alcance de la competencia
del árbitro CIADI.
La sensatez -creo- de lo indicado renglones antes cuenta con
el aval de las ideas expuestas por el Dr. Matheus López en el libro que
tiene en sus manos el lector por eso las dejaré estar y retornaré al quid
descriptivo jurisprudencial al que ya aludí con la advertencia de la
acotación ya precitada. Manos, pues, a la obra.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO VII
Antonio María Lorca Navarrete

Tengo para mí que la independencia y la imparcialidad son


dos conceptos que parecen implicar, conceptuar o acotar unas mismas
propuestas. Por el contrario, ni la independencia del árbitro ni su im-
parcialidad significan o se conceptúan -creo- de igual modo.
La independencia del árbitro no es funcional o de cometidos
en orden a laudar. El árbitro independiente es quien al margen de las
partes y de la controversia y, por tanto, en un ámbito no funcional o de
cometidos en orden a laudar no admite influencia o intervención ni
objetiva, ni subjetiva.
En cambio, la imparcialidad del árbitro es funcional o de
cometidos en orden a laudar. Por ello, la imparcialidad puede ser o
bien subjetiva que supone que, en orden a su función o cometido de
laudar, el árbitro no posea ningún tipo de relación con las partes. Y
puede ser también objetiva que implica, por su parte, que el árbitro
con el fin de acometer su función o cometido de laudar no posea nin-
gún tipo de relación, esta vez, con la controversia.
Lo más provechoso será, por tanto, no prescindir del soporta-
ble braceo del ponente DE BUSTOS GÓMEZ-RICO1 por salir a flote
no de cualquier manera. Y sobre todo si apostamos por un control sus-
tancial, en consonancia con la repulsa a concebir la imparcialidad del
árbitro como un elemento meramente formal.
Por tanto, lo determinante es que se motive la ausencia de
imparcialidad y que, de ese modo, se haga la luz sobre los fundamen-
tos que la hacen posible.
Con esta premisa por delante, no debiera asombrar -en una
primera impresión- la conformidad que voy a expresar con el punto de
vista que mantiene el ponente DE BUSTOS GÓMEZ-RICO2. Veamos

1
M. de Bustos Gómez-Rico. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid
de 4 de mayo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1,
2011, § 468, pag. 170. Se puede consultar en la web: www.cortevascade
arbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
2
M. de Bustos Gómez-Rico. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid
de 4 de mayo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1,
2011, § 468, pag. 170. Se puede consultar en la web: www.cortevascade
arbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO VIII
Antonio María Lorca Navarrete

por qué. Para el ponente DE BUSTOS GÓMEZ-RICO3 « la obliga-


ción del juzgador de no ser "Juez y parte" se traduce, según la Senten-
cia del Tribunal Constitucional 162/1999 en dos reglas. La primera,
que el Juez no puede asumir procesalmente funciones de parte. La se-
gunda, que el Juez no puede realizar actos ni mantener con las partes
relaciones de hecho o de derecho que pongan o puedan poner de ma-
nifiesto una toma de posición a favor o en contra de alguna de ellas.
Con arreglo a ese criterio, la Jurisprudencia Constitucional ha dife-
renciado entre la imparcialidad subjetiva, que guarda la independen-
cia ante las relaciones con las partes, y la imparcialidad objetiva, re-
ferida al objeto del proceso, y por la que se asegura que el Juez o Tri-
bunal no ha tenido contactos previos con el objeto del litigio"» -
énfasis mío-. Vale. De acuerdo.
Y advierto. Sin que todo quede, en realidad, en un golpe de
efecto o -como mucho- en una concurring opinión, porque comparti-
mos con el ponente DE BUSTOS GÓMEZ-RICO4 que esas “notas de
imparcialidad son igualmente aplicables al árbitro en general” -
énfasis mío-.
Creo que la cosa no encierra demasiada miga; y menos si
oteo el panorama en un survol atento a las características comunes que
se pueden predicar de la imparcialidad del árbitro. A ver.
Las disposiciones procesales-orgánicas o las arbitrales no
acostumbran a definir -o a conceptuar- lo que pueda entenderse por
independencia e imparcialidad. Para remediar tal carencia bueno se-
ría, entonces, consultar cuál pueda ser su concepto usual en el ámbito
de la -habitual- cultura jurídica. Y, a pesar de que ambos términos no
tienen -en el uso de los juristas- una acepción única, tengo para mí que

3
M. de Bustos Gómez-Rico. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid
de 4 de mayo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1,
2011, § 468, pag. 170. Se puede consultar en la web: www.cortevascade
arbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
4
M. de Bustos Gómez-Rico. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid
de 4 de mayo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1,
2011, § 468, pag. 170. Se puede consultar en la web: www.cortevascade
arbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO IX
Antonio María Lorca Navarrete

el ponente ALMAZÁN LAFUENTE5 exterioriza el iter lógico de la


comprensión de ambos, apuntada renglones antes, al decir que “gene-
ralmente se ha entendido que la independencia es un concepto objeti-
vo apreciable a partir de las relaciones del árbitro con las partes,
mientras que la imparcialidad apunta más a una actitud del árbitro
necesariamente subjetiva frente a la controversia que se le plantea.
Esta última debe entenderse fundamentalmente -dice- como un deber
ético esencial del árbitro. La independencia depende de relaciones
pasadas o presentes con las partes que puedan ser catalogadas y veri-
ficadas, mientras que la imparcialidad es un estado mental y por tanto
más difícil de evaluar. Ahora bien, el requisito de la independencia no
garantiza en sí mismo la imparcialidad del árbitro, ya que incluso un
árbitro independiente puede ser parcial” -énfasis mío-.
Queda así prohijado un concepto de independencia e imparcia-
lidad al que caracteriza su operatividad a causa de dos factores. De un
lado, en atención a cuando determinados hechos prescriben alguna
conducta. Entonces, el cumplimiento de la misma ha de ser verifica-
ble; ahora bien, ante preceptos que imponen la obligación del árbitro
de ser independiente e imparcial, se tendría que estar en condiciones
de verificar si se ha plasmado o no sobre el papel el recorrido mental
que ha conducido a afirmar que, en un determinado contexto, el árbi-
tro ha sido o debió ser independiente o imparcial; por tanto, habrá de
ser algún dato el que determine, si el árbitro ha acatado o no el pre-
cepto correspondiente, impeliéndolo a actuar de ese modo. De otro la-
do, si la independencia y la imparcialidad han de describir el camino
intelectual en el que desemboca el laudo arbitral, ¿consideraríamos
cumplida la obligación de ser independiente e imparcial con una fide-
lísima descripción de un razonamiento desastroso de tales exigen-
cias?; sólo si les conferimos -a la independencia y la imparcialidad, se
entiende- un carácter meramente formal, se podría aceptar que la auto-
ridad normativa (el legislador) no ordenaría razonar bien al interprete

5
F. Almazán Lafuente. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 26
de febrero de 2008, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1, 2009,
§ 411, pag. 158. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.
com, en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO X
Antonio María Lorca Navarrete

por lo que no bastaría con que se expusieran las razones reales que
mueven al árbitro a ser independiente e imparcial (aunque fueran iló-
gicas), lo que nadie defiende (que yo sepa).
Como prolongación natural, conviene inquirir sobre la espe-
cificidad en el modo en el que se abordan las garantías sobre la inde-
pendencia e imparcialidad del árbitro. Con frecuencia, suele parango-
narse el cometido del legislador con el oficio del historiador. Se dice
que, a menudo, el legislador se comporta como un historiador; funda-
mentalmente cuando intenta reconstruir un hecho normativo ya acon-
tecido (próximo o remoto en el tiempo) con relevancia jurídica. Y en
esta misma línea de sintonía con la historia, se añade que, la ocupa-
ción del legislador, no tiende al establecimiento de leyes generales,
propias de las ciencias nomotéticas -como por ej. que el árbitro puede
pronunciar laudos arbitrales-, sino proposiciones ideonormativas del
siguiente tenor: se permite con gran amplitud la capacidad para ser
árbitro. De ahí que, al legislador le anime el objetivo, al igual que al
historiador, de la búsqueda de la “verdad” y nada más que la “ver-
dad”, con todas sus consecuencias.
Y, en esa búsqueda, deseo no pasar por alto la evidencia de la
proposición ideonormativa, a la que he aludido renglones antes, por
desear sacarle provechoso fruto. Ya la conoce el lector -y, la repetiré-:
se permite con gran amplitud la capacidad para ser árbitro por com-
prender, al decir del ponente CABA VILLAREJO6, “cualquier per-
sona natural que se halla en el pleno ejercicio de sus derechos civiles,
siempre que no se lo impida la legislación a la que puedan estar so-
metidos en el ejercicio de su profesión” -énfasis mío-.
Es claro que, la anterior tipología del árbitro, se expresa a
través de un rosario de normas concretas. Así, y sigo con el ponente
CABA VILLAREJO7, no serían otras que las siguientes: “se establece

6
V. Caba Villarejo. Sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de
Gran Canaria de 23 de marzo de 2009, en Revista vasca de derecho procesal
y arbitraje, 3, 2009, § 431, pag. 710. Se puede consultar en la web:
www.cortevascadearbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurispruden-
cia arbitral.
7
V. Caba Villarejo. Sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de
Gran Canaria de 23 de marzo de 2009, en Revista vasca de derecho procesal
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XI
Antonio María Lorca Navarrete

el deber de todos los árbitros, al margen de quien los haya designado,


de guardar la debida imparcialidad e independencia frente a las partes
en el arbitraje, no pudiendo mantener con ellas relación personal, pro-
fesional o comercial. El árbitro tiene el deber de revelar a las partes
cualquier hecho o circunstancia susceptible de poner en duda su im-
parcialidad o independencia…”.
Y si, esas normas, no son lo suficientemente precisas, sin es-
fuerzo se convendrá que, sobre su interpretación, habrá de discurrir de
pe a pa cualquier esfuerzo para que sean invocadas correctamente por
el exegeta.
Por eso, creo que el status quaestionis hodierno que, ahora
me entretiene, en torno a que el árbitro ha de guardar la debida im-
parcialidad e independencia frente a las partes debe afectar a varios
frentes. El primero concierne, según el ponente CABA VILLAREJO8
a que “la independencia e imparcialidad debe entenderse para el futu-
ro, es decir, para después de la designación, pero no comprende el
pasado, al ser perfectamente posible que las partes designen como
árbitro a quien ha mantenido con una o con las dos relaciones de ese
tipo, añadiéndose, que haber mantenido ese tipo de relaciones en el
pasado puede ser una de esas circunstancias que deben ponerse en
conocimiento de las partes, para que, quien lo estime oportuno recu-
se, pero el deber de imparcialidad e independencia (…) tiene sentido
cuando se proyecte sobre el futuro” -énfasis mío-.
La afirmación anterior me da pie para abrir otro frente: la im-
parcialidad e independencia no se halla condicionada por el pasado
del árbitro siempre que ese pasado no involucre o afecte, directa o
indirectamente, a alguna de las partes en el arbitraje. Porque convie-
ne atar algunos cabos sueltos. En efecto, las respectivas ristras de ra-

y arbitraje, 3, 2009, § 431, pag. 710. Se puede consultar en la web:


www.cortevascadearbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurispruden-
cia arbitral.
8
V. Caba Villarejo. Sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de
Gran Canaria de 23 de marzo de 2009, en Revista vasca de derecho procesal
y arbitraje, 3, 2009, § 431, pag. 710. Se puede consultar en la web:
www.cortevascadearbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurispruden-
cia arbitral.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XII
Antonio María Lorca Navarrete

zones y contrarazones de las partes en el arbitraje no tienen por qué


retratar necesariamente el ideario de independencia e imparcialidad
que han de profesar los árbitros. Me explico, con la ayuda de las ar-
gumentaciones del ponente CABA VILLAREJO9, del modo siguiente:
“siendo cierto que el árbitro D. Juan Carlos Grisolía Santos había sido
condenado penalmente, por sentencia firme, en tres procedimientos
penales por delitos de apropiación indebida, estafa y deslealtad profe-
sional había extinguido sus responsabilidades penales cuando fue
nombrado árbitro por la Corte Arbitral de la Cámara de Comercio de
Las Palmas y aceptó el arbitraje hallándose en pleno ejercicio de sus
derechos civiles y legalmente habilitado para el ejercicio de su profe-
sión de abogado, pues según resulta de lo certificado por el Sr. Secre-
tario del Ilustre Colegio de Abogados de Las Palmas de GC se man-
tenía en situación de colegiado ejerciente” -énfasis mío-.
El tránsito a través del citado frente me permite incidir en lo
que ya sabemos: se permite, con gran amplitud, la capacidad para ser
árbitro por comprender cualquier persona natural que se halla en el
pleno ejercicio de sus derechos civiles, siempre que no se lo impida la
legislación a la que puedan estar sometidos en el ejercicio de su pro-
fesión.
Esta portada, de carácter general, me posibilita asentir, con
todas las de la ley y el decir del ponente CABA VILLAREJO10, que
“al margen de cualquier consideración de tipo ético o moral, los ante-
cedentes penales que aun pudiera tener en vigor el árbitro no afecta-
ban a su capacidad legal para serlo ni constituían causa de abstención
o recusación en la medida en que por sí mismos no comprometían la

9
V. Caba Villarejo. Sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de
Gran Canaria de 23 de marzo de 2009, en Revista vasca de derecho procesal
y arbitraje, 3, 2009, § 431, pag. 711. Se puede consultar en la web:
www.cortevascadearbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurispruden-
cia arbitral.
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V. Caba Villarejo. Sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de
Gran Canaria de 23 de marzo de 2009, en Revista vasca de derecho procesal
y arbitraje, 3, 2009, § 431, pag. 711. Se puede consultar en la web:
www.cortevascadearbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurispruden-
cia arbitral.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XIII
Antonio María Lorca Navarrete

imparcialidad e independencia del árbitro, pues en ninguno de aque-


llos procesos -recuérdelo el lector: esos procesos penales fueron por
delitos de apropiación indebida, estafa y deslealtad profesional- se vio
involucrada o afectada directa o indirectamente alguna de las partes
contratantes aquí en conflicto, ni explica la demandante cómo o de
qué manera tan graves hechos delictivos del pasado afectaban a la
imparcialidad e independencia del árbitro más allá de juicios de in-
tenciones o apreciaciones subjetivas manifestadas ex post una vez el
contenido del laudo ha sido adverso a la recusante. En efecto el Sr.
Grisolía ya tenía extinguidas sus responsabilidades penales y no esta-
ba inhabilitado para ejercer su profesión de abogado por lo que po-
día ser árbitro, tenía capacidad legal para ello, y sus antecedentes
penales no constituyen per se motivo de abstención o recusación afec-
tante a su independencia e imparcialidad respecto de las partes en
conflicto entre quienes dirimía la controversia. Las expresadas cir-
cunstancias permitirían quizás cuestionar su idoneidad pero la inido-
neidad del árbitro no es causa de anulación del laudo arbitral, podría
serlo del convenio arbitral, por error en la persona nominada en el
mismo cuando la calidad de la persona hubiera sido la causa que mo-
tivó el convenio arbitral” -énfasis mío-.
El concepto postulado caracteriza a un ponente que interpreta
los textos legales a sabiendas de que el legislador es un ente racional
revestido de una idiosincrasia acrítica. Creo que el ponente se halla
persuadido de la existencia de tal racionalidad como tesis metodológi-
ca consistente en interpretar como si el legislador fuera racional, aun-
que a la postre, para algunos -no es mi caso-, diste de serlo.
Otra perla. Lo que de ordinario sabemos (perdón por este plu-
ral abusivo) en torno a la imparcialidad del árbitro se cifra, pues, en la
respuesta -encima parca, por ahora- a la pregunta: por qué se pierde la
imparcialidad. Y no me conozco de carrerilla las contestaciones. De
ahí que convenga, por tanto, seguir afinando un poco más.
De entrada me llama la atención como el ponente UBEDA
MULERO11 asocia parcialidad del árbitro a contrato de adhesión en

11
J. L. Ubeda Mulero. Sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante de 18
de marzo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1, 2011, §
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XIV
Antonio María Lorca Navarrete

el que aparece inserto el convenio arbitral no negociado individual-


mente y en el que figuraba, a mayor abundamiento, el anagrama de
AEADE -Asociación Europea de Derecho y Equidad-, de lo que dedu-
ce, el sagaz ponente UBEDA MULERO12, una evidente y previa rela-
ción de asesoramiento a una de las partes por parte de AEADE (que
luego será beneficiaria de la condena en el laudo arbitral pronuncia-
do), incompatible con la imparcialidad que se exige a los árbitros.
O sea que se atenta contra la imparcialidad del árbitro, en
opinión de nuestro sagaz ponente UBEDA MULERO13, “por carecer
el árbitro de la imparcialidad requerida, al haber sido designado por
la Asociación Española de Arbitraje de Derecho y Equidad (AEADE)
según se pacta expresamente en la cláusula 1. del convenio arbitral” -
énfasis mío- en modo tal que, la aludida designación de árbitro por
AEADE, lo convierte en un suspectus qui litem fecit suam que parece
provenir, siempre según las sagaces indicaciones del ponente UBEDA
MULERO14, de la connivencia existente entre parte beneficiada por el
laudo arbitral porque concluyó, con los auspicios de AEADE, un con-
trato de adhesión que perjudicaba -parece que ¡a todas luces!- al con-
sumidor. Y no sólo eso. Hay Más. Ese perjuicio al consumidor empo-
zoña al árbitro que lo fue por ser designado por AEADE ¡Esto es lo
que hay!

465, pag. 151. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,


en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
12
J. L. Ubeda Mulero. Sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante de 18
de marzo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1, 2011, §
465, pag. 151. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,
en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
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J. L. Ubeda Mulero. Sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante de 18
de marzo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1, 2011, §
465, pag. 151. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,
en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
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J. L. Ubeda Mulero. Sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante de 18
de marzo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1, 2011, §
465, pag. 151. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,
en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XV
Antonio María Lorca Navarrete

A mí me parece todo un tanto abracadabrante sobre todo


cuando se cuestiona la imparcialidad del árbitro porque ha sido desig-
nado por AEADE que, a su vez, concluyó un contrato de adhesión que
perjudicaba -parece que, vuelvo a insistir, ¡a todas luces!- al consumi-
dor. Vale ¡que el convenio arbitral se declare abusivo! Pero que, tam-
bién, haya que cuestionar la imparcialidad del árbitro es un dato que
hay que tener muy en cuenta aun cuando -creo- nada aporta si no es un
recreamiento en la anulación del laudo arbitral por nuestro sagaz po-
nente UBEDA MULERO15.
Ahora adiciono un factor no tan coyuntural que, directamen-
te, aumenta, aún si cabe, mi cierto parecer abracadabrante. Se trata, es-
ta vez, de compensar las restricciones que afectan a la ausencia de
imparcialidad del árbitro porque ha sido designado por AEADE -
Asociación Española de Arbitraje de Derecho y Equidad- que, a su
vez, (parece) concluyó un contrato de adhesión que perjudicaba -
vuelvo a insistir, ¡a todas luces!- al (pretendido) consumidor, y que no
parecen que le provoquen pábulo alguno al ponente ZAPATER FE-
RRER16 cuando indica que “la demandante no puede olvidar que su
relación procesal se entabla con la demandada, quedando del todo al
margen -¡ojo!- la entidad -que fue AEADE (Asociación Española de
Arbitraje de Derecho y Equidad) -que administra el trámite de arbi-
traje , pero que -¡ojo! al dato- no dicta el laudo; debiéndose añadir
que es una alegación ciertamente temeraria la de las dudas que plan-
tea la parte sobre la imparcialidad del árbitro, sin justificación algu-
na” -énfasis mío-.
Este decir de tan desabrido y encrespado talante despierta,
pese a todo, un bien ganado retintín porque más allá de la finalidad

15
J. L. Ubeda Mulero. Sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante de 18
de marzo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1, 2011, §
465, pag. 151. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,
en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
16
J. V. Zapater Ferrer. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 25
de mayo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1, 2011, §
470, pag. 176. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,
en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XVI
Antonio María Lorca Navarrete

confesada, al decir del ponente ZAPATER FERRER17, consistente en


que “el contrato de tipo empresarial” (…) “no cuadra” -énfasis mío-
con las condiciones de afectar a usuarios y consumidores se da alas
para que, al menos, se ubique a cada uno en su sitio. A AEADE -
Asociación Española de Arbitraje de Derecho y Equidad- en lo que le
compete: administrar el arbitraje; y al árbitro: pronunciar el laudo
arbitral sin que, semejantes cometidos, se adornen de una revolera y
se esquive lo que a cada cual le corresponde asumir18 “debiéndose
añadir -¡ojo!-que es una alegación ciertamente temeraria la de las
dudas que plantea la parte sobre la imparcialidad del árbitro, sin jus-
tificación alguna” -énfasis mío-.
Y, creo, que lo indicado se salda con un resultado satisfacto-
rio -¡sobre todo para AEADE (Asociación Española de Arbitraje de
Derecho y Equidad)!-.
Hay más. Tengo para mí que el árbitro que es independiente y,
también, imparcial es el que goza de la garantía de la ajeneidad. La
garantía de la ajeneidad del árbitro es la que le impide ser, al propio
tiempo, parte. Y el árbitro ha de asumir el deber de no ser “árbitro y
parte”.
La garantía de la ajeneidad es de dos tipos. De un lado, la
ajeneidad de los árbitros con las partes y de otro, la ajeneidad de los
árbitros con la controversia.
La garantía de la ajeneidad del árbitro con las partes surge
de la exigencia de que en cualquier momento del arbitraje, cualquiera
de las partes podrá pedir a los árbitros la aclaración de sus relaciones
con alguna de las otras partes.
Por su parte, la garantía de la ajeneidad del árbitro con la
controversia surge del requerimiento según el cual la persona pro-

17
J. V. Zapater Ferrer. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 25
de mayo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1, 2011, §
470, pag. 176. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,
en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
18
J. V. Zapater Ferrer. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 25
de mayo de 2010, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1, 2011, §
470, pag. 176. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,
en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XVII
Antonio María Lorca Navarrete

puesta para ser árbitro deberá revelar todas las circunstancias que
puedan dar lugar a dudas justificadas sobre su imparcialidad e inde-
pendencia. Además, el árbitro, a partir de su nombramiento, revelará
a las partes sin demora cualquier circunstancia sobrevenida que le
impida permanecer durante el arbitraje independiente e imparcial.
Ambos tipos de ajeneidad no poseen ningún tipo de conco-
mitancia jurisdiccional. Sí que, en cambio, poseen una indudable justi-
ficación negocial en la medida en que no sólo en cualquier momento
del arbitraje, cualquiera de las partes -en base a la justificación nego-
cial que les permite actuar exigiendo la garantía de la ajeneidad del
árbitro- podrá pedir a los árbitros la aclaración de sus relaciones con
alguna de las otras partes cuanto también la persona propuesta para ser
árbitro deberá revelar todas las circunstancias que puedan dar lugar a
dudas justificadas sobre su imparcialidad e independencia; a lo que se
une que el árbitro, a partir de su nombramiento, revelará a las partes
sin demora cualquier circunstancia sobrevenida que le impida perma-
necer, durante el arbitraje, independiente e imparcial.
Y, a mayor abundamiento, la garantía de la ajeneidad del ár-
bitro no se hace operativa a través de alguna de las hipótesis que posi-
bilitan la abstención y recusación de un juez o magistrado. La opción
es afortunada. La garantía de la ajeneidad del árbitro no ha de plan-
tearse según los criterios jurisdiccionalistas. Cuanto más bien, nego-
ciales. Así que se elimina el reenvío a los motivos de abstención y re-
cusación de jueces y magistrados, por considerar que no siempre son
adecuados en materia de arbitraje ni cubren todos los supuestos, y se
prefiere una cláusula general. A ver.
En el arbitraje el árbitro no ocupa técnicamente la posición
jurisdiccional del juez o magistrado, ni la garantía de la ajeneidad del
árbitro supone introducir el arbitraje en una exclusiva conceptuación
jurisdiccionalista. Muy al contrario, significa que el árbitro asume su
cometido de ajeneidad porque las partes así lo han convenido nego-
cialmente. Sí ¡Así es!
Dedicaré, pues, unos renglones vindicando la tesis que, que
desde antes, me entretiene. Hela aquí: el árbitro asume la garantía de
la ajeneidad que las partes han deseado que debe asumir a través del
ámbito negocial que expresan al suscribir el convenio arbitral. De ahí
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XVIII
Antonio María Lorca Navarrete

que no me extrañe que el ponente MARTÍNEZ LÓPEZ19 diga que “se


está eliminando el reenvío a los motivos de abstención y recusación
de jueces y magistrados, por considerar (…), que no siempre son
adecuados en materia de arbitraje ni cubren todos los supuestos, y se
ha preferido una cláusula general” -énfasis mío-. Y el consiguiente
corrimiento de tierras -del jurisdiccionalismo de los motivos de abs-
tención y de recusación de jueces y magistrados al ámbito negocial de
proyección de los mismos- le justifica -pienso para mí- al esforzado
ponente MARTÍNEZ LÓPEZ20 para optar por la siguiente salida:
“ante esta falta de casuística, se habrá de estar a los principios de la
buena fe contractual” -énfasis mío- ¡Más claro, el agua!
De momento interesa destacar que por gracia de los denomina-
dos “principios de la buena fe contractual” el asunto de la garantía de
la ajeneidad del árbitro (en sentido lato) cobra para mí un inusitado in-
terés desde la perspectiva del más propio de los negocios jurídicos
existentes: el contrato. Ergo, con ello se reconoce abierta y enfática-
mente -desde mi bando, al menos- que el requisito de la garantía de la
ajeneidad del árbitro se vea sometido a un progresivo expolio de “pi-
ratería” negocial mediante las articuladas secuencias que asumen, ne-
gocialmente, las partes en el arbitraje en orden a la nominación de ár-
bitros a través de la suscripción del convenio arbitral; lo cual delata -a
mi entender- que algo jugoso late debajo. Y, en realidad, ahí se escon-
de la sustancia del problema de la ajeneidad del árbitro.
De otro lado -he de reconocerlo-, la argumentación, que alber-
ga el ponente SALCEDO GENER21, combina censuras y pautas nor-

19
E. Luis Martínez López. Sentencia de la Audiencia Provincial de Granada
de 8 de abril de 2008, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1,
2009, § 414, pag. 180. Se puede consultar en la web: www.cortevascade
arbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
20
E. Luis Martínez López. Sentencia de la Audiencia Provincial de Granada
de 8 de abril de 2008, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 1,
2009, § 414, pag. 180. Se puede consultar en la web: www.cortevascade
arbitraje.com, en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
21
J. M. Salcedo Gener. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 13
de junio de 2007, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 3, 2008, §
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XIX
Antonio María Lorca Navarrete

mativas. Aplacemos las prescripciones para más tarde y comencemos


por las amonestaciones. Con arreglo a estas últimas nuestro esforzado
ponente no se anduvo con chiquitas y, sin complacientes mitigaciones
verbales, ha sido expeditivo y ha ido al grano con un par de frontales
reproches. El primero atañe a que, las causas de abstención y recusa-
ción del árbitro o árbitros, no es operativa a través de alguna de las
hipótesis que posibilitan la abstención y recusación de un juez o ma-
gistrado. E insisto. La garantía de la ajeneidad del árbitro no ha de
plantearse según los criterios jurisdiccionalistas. Cuanto más bien, ne-
gociales. Y no sólo mantengo lo anterior cuanto también porque -y
henos aquí con la tesis a sostener- el árbitro asume su cometido de
ajeneidad porque las partes así lo han convenido negocialmente.
Vuelvo a repetir. Porque las partes han acordado negocialmente que
quienes han de resolverle la controversia se muestren, respecto de ella,
con la garantía de la ajeneidad. No existen criterios jurisdiccionales
aplicables al caso.
En limpio. El segundo reproche concierne a que, la garantía de
la ajeneidad del árbitro al ser negocial, no puede ser la jurisdiccional
de jueces y magistrados.
Y ahora vienen las prescripciones. A la vista de todo lo indica-
do líneas antes, el ponente SALCEDO GENER22 propina el consi-
guiente y fulminante golpe de mazo: el ámbito de la ajeneidad del ár-
bitro con la controversia “se está traspasando -énfasis mío- al Juzga-
dor, en este caso a la Audiencia” porque sólo en virtud de ese traspaso
se podrá constatar que, quienes han de resolverle la controversia, se
muestren, respecto de ella, con ajeneidad en el modo en que lo acor-
daron negocialmente.
Hay más. La opción legislativa, en relación con la garantía
de la ajeneidad del árbitro, supone acoger, de un lado su carácter legal

403, pag. 717. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,


en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
22
J. M. Salcedo Gener. Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 13
de junio de 2007, en Revista vasca de derecho procesal y arbitraje, 3, 2008, §
403, pag. 717. Se puede consultar en la web: www.cortevascadearbitraje.com,
en la Sección: Base de datos de jurisprudencia arbitral.
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XX
Antonio María Lorca Navarrete

(principio de legalidad en la actuación orgánica del árbitro) y, de


otro, al árbitro suspectus qui litem fecit suam; no al árbitro inhabilis.
En consecuencia, la concurrencia de una causa de abstención
y, en su caso, de recusación es legal y, además, convierten al árbitro
en “suspectus”. Pero, respecto al modo en que la abstención y recusa-
ción de los árbitros opera, es preciso concluir que, la puesta en prácti-
ca del principio de legalidad de actuación orgánica del árbitro, no es
jurisdiccional. Es, igualmente, negocial.
Además, la abstención y la recusación no está sometida a
causas tasadas. Es cierto que lo común sea someter a un mismo régi-
men relacional a la abstención y recusación pero no es menos cierto
que no se regula la abstención del árbitro de modo similar a como lo
hace con la recusación. En tal sentido, en el ámbito del arbitraje la
aceptación por el árbitro del arbitraje es determinante. Es, en todo ca-
so, libre y discrecional y, en muchas ocasiones, intuitu persona por lo
que su abstención debe ser tan libre como libre fue la aceptación por
parte del árbitro. En un ámbito negocial.
En la recusación, en cambio, no es determinante la actitud
del árbitro respecto de la aceptación del arbitraje cuanto más bien que,
esa aceptación, pueda ser cuestionada por concurrir en el árbitro cir-
cunstancias que den lugar a dudas justificadas sobre su imparcialidad
o independencia, o porque el cuestionamiento provenga de la circuns-
tancia de no poseer las cualificaciones convenidas por las partes. Pero,
en todo caso, son las “cualificaciones convenidas por las partes” de
indudable justificación negocial.
Sea como fuere, el árbitro que no se abstenga de conocer vo-
luntariamente, podrá ser recusado. Y, desde esa perspectiva, se apues-
ta fuerte por la recusación en el caso de que el árbitro no se abstenga
de conocer. Pero, repárese que el carácter no listado de los motivos de
recusación permite plantear la analogía o la interpretación extensiva.
Termino ya. En cuanto a la recusación del árbitro en el arbi-
traje comercial internacional, se acepta, comúnmente, la posibilidad
de recusar el árbitro mediante motivos atípicos. En ese ámbito, la ten-
dencia se sitúa en el camino de asegurar la efectiva independencia e
imparcialidad del árbitro a través de la imposición del reconocimiento
de un auténtico deber de los árbitros de revelar, antes de la aceptación
ALGO QUE DECIR DEL ÁRBITRO XXI
Antonio María Lorca Navarrete

del arbitraje, todos los posibles motivos que puedan comprometer su


imparcialidad (art. 12 Ley Modelo CNUDMI/UNCITRAL).
No obstante, también es común, en el arbitraje internacional,
adoptar cláusulas arbitrales que impiden a las partes la recusación de
los árbitros que suponen la derogación en abstracto de la obligación
de posibles motivos de parcialidad en la medida en que las partes son
perfectamente libres en el momento de proceder a la designación de
los árbitros. Pero, si se observa bien, se debe tratar de una derogación
que se proyecte sobre la persona, que se adopta, además, teniendo en
cuenta las específicas circunstancias de la cuestión litigiosa sometida
a arbitraje y que sólo debe operar en base al reconocimiento del prin-
cipio de autoresponsabilidad de las partes como límite al derecho de
recusación. En tales hipótesis, el derecho de la parte a la garantía de
un árbitro “natural” se hallaría asegurado en base, justamente, al indi-
cado principio.
Luego de haber aguantado el paciente lector esta exposición
un tanto sincopada (con frecuentes e intempestivos paréntesis de va-
riado género), tiene derecho a que se le ahorren más fatigas por mi
parte y se adentre -ahora sí, limpio de polvo y paja- en el mensaje que
pretende hacerle llegar el Dr. Matheus López. A él le otorgo la venia.

Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María Lorca Navarrete


Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad del País
Vasco (España)
E-mail. alorca@ehu.es
Web: www.sc.ehu.es/leyprocesal
Presidente de la Corte Vasca de Arbitraje (España)
E-mail: cortevascaarbitraje@leyprocesal.com
Web: www.cortevascadearbitraje.com
La selección del árbitro es un tema axial del arbitraje Ciadi,
pues de la calidad del primero dependerá aquella de este último. Y,
entre los diversos elementos que exige la capacidad positiva del árbi-
tro, quizá los más importantes sean aquellos de independencia e im-
parcialidad.
Lamentablemente, pese a su global difusión legislativa se ob-
serva una deficiente comprensión de ambos requisitos, tanto a nivel de
su contenido como de sus alcances.
Tal situación ha llevado -en años recientes- al progresivo
aumento de pedidos de recusación contra árbitros Ciadi por falta de
independencia e imparcialidad, como también de solicitudes de anula-
ción basadas en la fractura de tales requisitos.
Por todo ello, es objetivo del presente texto, alcanzar a los
practicantes y estudiosos del arbitraje Ciadi, diversos criterios y reglas
que les permitan un adecuado entendimiento de la independencia e
imparcialidad. Lo cual, a su vez, posibilitará evidenciar aquellos ata-
ques tácticos -al árbitro o al laudo- que sólo se justifican en el cinismo
o la derrota, como también determinar aquellos supuestos en que el
árbitro carece efectivamente de independencia y/o imparcialidad.
En el capítulo primero, abordaremos el tema del tratamiento
que le da la normativa del Ciadi a la independencia e imparcialidad
del árbitro. En tal forma, analizaremos la independencia e imparciali-
dad. Los requisitos de nacionalidad. Así como la obligación de revela-
ción. La recusación de árbitros y de miembros de comités ad hoc.
Como también la anulación del laudo arbitral.
En el segundo capítulo, analizaremos diversas decisiones en
materia de independencia e imparcialidad del árbitro, emitidas por di-
versos Tribunales Arbitrales Ciadi, Miembros de Comités Ad Hoc o
INTRODUCCIÓN XXIV
Carlos Alberto Matheus López

por el Presidente del Consejo Administrativo del Ciadi, planteando


además los comentarios del caso.
En el capítulo tercero, postularemos algunas reflexiones so-
bre lo observado en el presente trabajo, así como también las reco-
mendaciones que consideramos pertinentes para la mejora del sistema.
Finalmente, debemos recordar -como decía Yalal ad-Din
Muhammad Rumí- que “Si no hubiesen errores un hombre podría
juzgar tan bien como otro. Además, si todo fuese imperfecto, la habi-
lidad podría ser inútil”.

Lima, Diciembre de 2012


1. OBJETIVO
El tema de la independencia e imparcialidad del árbitro por
su innegable complejidad y naturaleza esquiva, no es común materia
de estudio en el ámbito del derecho de arbitraje, en general, como
tampoco en aquel, específico, del arbitraje en materia de inversiones.
Por ello, es objetivo del presente trabajo el postular diversos criterios
normativos y teóricos que permitan una mejor selección y/o recusa-
ción de los árbitros que operan al interior del sistema arbitral del Cia-
di. Para la consecución de tal meta, fijaremos primero los criterios
hermenéuticos relativos a la normativa aplicable y luego analizaremos
diversas decisiones en materia de independencia e imparcialidad del
árbitro, emitidas por diversos Tribunales Arbitrales Ciadi, Miembros
de Comités Ad Hoc o por el Presidente del Consejo Administrativo del
Ciadi.

2. REGLAS APLICABLES
Procederemos a analizar las normas relativas a la exigencia
de independencia e imparcialidad del árbitro en el Convenio Ciadi,
como también aquellas que resultan relevantes a éstos efectos.

2.1. Independencia e imparcialidad


El artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi exige a los árbi-
tros -designados para figurar en las listas- “...gozar de amplia consi-
deración moral, tener reconocida competencia en el campo del Dere-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 2
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

cho, del comercio, de la industria o de las finanzas e inspirar plena


confianza en su imparcialidad de juicio…”1.
Igualmente, el artículo 40, inciso 2, del Convenio Ciadi exige
que “Todo árbitro que no sea nombrado de la Lista de Árbitros debe-
rá reunir las cualidades expresadas en el apartado (1) del Artículo
14”.
Observamos así que las partes pueden designar árbitros de la
lista o fuera de ella, si bien en ambos casos deben poseer los requisitos
establecidos por el artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi2.
Ahora bien, pese a que la existencia de una particular relación
-de carácter objetivo- entre el árbitro y las partes, no es expresamente
mencionada como incompatible con la designación del primero, si no
tan sólo su condición moral e imparcialidad de juicio -de carácter sub-
jetivo-, resulta obvio que un vínculo de orden personal, familiar o de
negocios importa, en un caso particular, una barrera para la designa-
ción del árbitro3.

1
Obsérvese que la versión inglesa de la Convención emplea el término “inde-
pendent judgment” (juicio independiente), en tanto la versión francesa usa el
sintagma “garantie d’indépendance” (garantía de independencia).
Asimismo, conviene recordar que el artículo 75 del Convenio declara expre-
samente que las versiones en los tres idiomas -inglés, francés y castellano- son
igualmente auténticas.
2
Con igual parecer Broches, Aron “Selected Essays: World Bank, ICSID and
other Subjects of Public and Private International Law”, Martinus Nijhoff
Publishers, Dordrecht/Boston/Londres, 1995, pág. 279.
3
Con similar parecer Schreuer, Christoph “The ICSID Convention: a Com-
mentary”, Cambridge University Press, Cambridge, 2001, pág. 515; con simi-
lar parecer Malintoppi, Loretta “Independence, Impartiality, and Duty of Dis-
closure of Arbitrators” en The Oxford Handbook of International Investement
Law, Oxford, 2008, pág. 828, nos señala que “para preservar la integridad del
proceso arbitral, la relación con una de las partes en el arbitraje, sea financiera
o intelectual, debe ser evitada. Para parafrasear el dictum de la Cámara de los
Lores en el caso Pinochet, los árbitros deben “cuidar no sólo que sus decretos
no sean influenciados por sus intereses personales, sino también evitar la apa-
riencia de trabajar bajo tal influencia” (…) Si una persona no debe ser juez en
su propio caso, entonces puede esperarse que un abogado que defiende la po-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 3
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Podemos afirmar que el requisito de “imparcialidad de jui-


cio” del árbitro, incluye implícitamente a aquellos de independencia e
imparcialidad4. Observamos así que el Convenio Ciadi rechaza la dual
distinción terminológica, entre independencia e imparcialidad, optan-
do más bien por un término unitario que comprende a ambos5, pues

sición de una de las partes en un arbitraje sea excesivamente influenciado si se


sienta como árbitro en otro arbitraje que involucra el mismo, o similares te-
mas, incluso si las partes no son las mismas. En el mejor de los casos, tal si-
tuación da lugar a dudas legítimas sobre la imparcialidad”.
4
Siendo claro que “Por eso, la independencia e imparcialidad son importantes
en la designación de conciliadores y árbitros en las particulares comisiones o
tribunales” (Schreuer,“The ICSID…”, ob. cit., pág. 57); además, si bien “las
reglas de arbitraje del Ciadi (2006) no se refieren a la imparcialidad -el artícu-
lo 14 habla solo de la capacidad del árbitro de ejercer un juicio independiente
[la versión en inglés del artículo 14 del Convenio Ciadi habla de “independent
judgment” (Independencia de Juicio)]-, sin embargo, los Tribunales Ciadi
tienden a tratar la falta de imparcialidad como una causa para la recusación”
(Luttrell, Sam “Bias Challenges in International Commercial Arbitration. The
Need for a 'Real Danger' Test”, Wolters Kluwer, The Netherlands, 2009, pág.
21) (Lo entre corchetes es nuestro).
Finalmente, otra causa que justifica tal implícita inclusión terminológica es el
hecho que la versión en castellano del artículo 14 del Convenio Ciadi alude a
“Imparcialidad de Juicio”, en tanto la versión en inglés de este artículo nos
habla de “independent judgment” (Independencia de Juicio), como también
aquella en francés que alude a “garantie d’indépendance” (garantía de inde-
pendencia). Y conforme a la última disposición del Convenio Ciadi, sus tres
textos “en los idiomas español, francés e inglés (…) son igualmente auténti-
cos”.
5
Con igual parecer Clay, Thomas “L'independance et L'impartialite de L'arbi-
tre et les Regles du Procés Équitable" en L' impartialite du Juge et de L'
arbitre,
Dirección Jacques Van Compernolle y Giuseppe Tarzia, Bruylant, Bruselas,
2006, pág. 215.
En tal forma, el Convenio Ciadi se acerca a la opción tomada por la Ley Fede-
ral Suiza sobre Derecho Internacional Privado -del 18 de diciembre de 1987-
que alude únicamente a la “independencia”, pues su artículo 180, inciso 1,
numeral c, nos señala que “Un arbitre peut être récusé: (…) lorsque les cir-
constances permettent de douter légitimement de son indépendance” (Un ár-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 4
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

este único término sirve como una noción genérica que engloba todas
las situaciones donde la independencia y la imparcialidad no estén
aseguradas6. Ello puede deducirse también del hecho que las versiones
inglesa y francesa (igualmente auténticas) del artículo 14, inciso 1, del
Convenio Ciadi aluden a la “independencia”7. Asimismo, cabe indicar
que la independencia e imparcialidad del árbitro en el sistema Ciadi

bitro puede ser recusado (…) cuando las circunstancias permiten dudar legíti-
mamente de su independencia”, y al anterior Reglamento de Arbitraje de la
Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional -
vigente desde el 1 de enero de 1998- que se refería expresamente, sólo a la
“independencia”, pues su artículo 7, inciso1, nos señalaba que “Todo árbitro
debe ser y permanecer independiente de las partes en el arbitraje”. Cabe in-
dicar que el artículo 11, inciso 1, del nuevo Reglamento de Arbitraje de la
CCI -vigente desde el 1 de enero de 2012- asume el mismo tenor del artículo
derogado, pero le adenda el término “imparcial”.
6
Con similar parecer Clay, "L'independance…", ob. cit., pág. 215.
7
En tal forma, acorde al artículo 75 del Convenio Ciadi, podemos postular
que el artículo 14 inciso 1 del mismo cuerpo normativo asume a la “imparcia-
lidad” e “independencia” como términos similares o, mejor aún, como una
noción unitaria (con similar parecer Rubins, Noah y Lauterburg, Bernhard
“Independence, Impartiality and Duty of Disclosure in Investment Arbitra-
tion” en Investment and Commercial Arbitration - Similarities and Divergen-
ces, Eleven International Publishing, Viena, 2010, pág. 157). Pues, ambos son
“conceptos muy similares, y pese a que la terminología es diferente, es muy
probable que las palabras posean casi el mismo significado jurídico. Además
se observa claramente una parcial coincidencia entre la independencia y la
imparcialidad arbitral, o, lo que es lo mismo, estos términos poseen un ámbito
común que hace difícil una distinción clara y definitiva. Lo que ha llevado a
que algunos derechos nacionales traten a la independencia casi como sinóni-
mo de la imparcialidad, empleándolos de forma intercambiable, pues es pro-
bable que estas palabras mágicas se hayan convertido en un pleonasmo o, lo
que es lo mismo, expresan un concepto híbrido y no dos exigencias distintas y
disociables Esto es, importan dos caras de una misma moneda, que general-
mente se emplean como un solo paquete, o, si se quiere, como una expresión
técnica conjunta” (Matheus López, Carlos Alberto “La Independencia e Im-
parcialidad del Árbitro”, Instituto Vasco de Derecho Procesal, San Sebastián,
2009, págs. 177-178).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 5
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

importan uno de los pilares sobre los que pivota la propia legitimación
del arbitraje en materia de inversiones8.
Por otra parte, todo comportamiento puede apreciarse de dos
formas, una objetiva y otra subjetiva. La apreciación subjetiva importa
que se busquen las verdaderas intenciones de la persona, siendo una
circunstancia comprometedora cuando ella caracteriza un ánimo cul-
pable del infractor. La apreciación objetiva se vincula a las apariencias
sin preocuparse de las intenciones de la persona, siendo una circuns-
tancia juzgada como comprometedora en base a que ésta presenta las
características habituales. En tal forma, el deber de independencia e
imparcialidad del árbitro, puede evaluarse según uno de éstos dos mé-
todos9.
En tal forma, podemos señalar que el artículo 14, inciso 1, del
Convenio Ciadi asume un estándar de apreciación subjetivo de la im-
parcialidad -e independencia- del árbitro, pues al requerir a los árbi-
tros “inspirar plena confianza en su imparcialidad de juicio” se refie-
re a una condición íntima y personal, constituyendo ésta una aprecia-
ción indudablemente subjetiva. La cual además está basada en “los
ojos de las partes”, pues es a éstas a quienes debe “inspirar plena con-
fianza”.

8
Con similar parecer Franck, Susan D. “The Legitimacy Crisis in Investment
Treaty Arbitration: Privatizing Public International Law through Inconsistent
Decisions” en Fordham Law Review, Vol. 73, New York, 2005, págs. 1595-
1596.
9
Asimismo, conviene señalar que lo que resulta trascendente en la distinción
planteada, es que la apreciación objetiva es necesariamente más severa que la
apreciación subjetiva. Así, los ataques al deber de independencia e imparciali-
dad serán más frecuentes si se opta por la apreciación objetiva, dado que en
ella la buena o mala fe del árbitro importan poco, pues basta que se presenten
las circunstancias consideradas por la hipótesis legal como creadoras, bien de
una contravención comprobada a la imparcialidad e independencia, o al me-
nos de una apariencia o un riesgo de contravención que justifique una sanción
(con similar parecer Henry, Marc “Les Obligations d’indépendance et
d’information de l’arbitre à la Lumière de la Jurisprudence Récente” en Revue
de L`arbitrage, Nº 2, Paris, 1999, pág. 197).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 6
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Ahora, si bien la apreciación aplicable a la imparcialidad es


subjetiva en tanto se dirige al estado real de la mente, que es la que de-
termina la conducta del árbitro. Sin embargo, es objetiva en tanto re-
quiere que se acredite a través de algún medio externo si una persona
razonable consideraría que ese estado de la mente constituye parciali-
dad, o tendría un temor razonable de que sea así10.
Finalmente, conviene señalar que la apreciación subjetiva es
necesariamente menos severa que la apreciación objetiva. Pues si se
optase por esta última los ataques al deber de independencia e impar-
cialidad serían más frecuentes, dado que en la apreciación objetiva la
buena o mala fe del árbitro importa poco, pues basta que se presenten
las circunstancias consideradas legalmente como creadoras, bien de
una contravención comprobada o al menos de una apariencia o riesgo
de infracción a la imparcialidad e independencia del árbitro, que justi-
fique una sanción11.

2.2. Nacionalidad
Los posibles supuestos de parcialidad o dependencia pueden
también ser evitados a través de la exigencia a los árbitros de ciertos
requisitos de nacionalidad12, los cuales sirven como medios auxiliares
de seguridad13. Pues esta última funge como un elemento de carácter

10
Con igual parecer Trakman, Leon “The Impartiality and Independence of
Arbitrators Reconsidered” en International Arbitration Law Review, Vol. 10,
Nº 4, Londres, 2007, págs.127-128, con similar parecer Schreuer, “The IC-
SID…”, ob. cit., pág. 515, nos señala que “Una creencia subjetiva de parte del
árbitro, de la parte designante o de la autoridad neutral designante de que el
designado será capaz de un fallo independiente e imparcial, no es suficiente.
Un conflicto de interés es un criterio objetivo que es independiente del carác-
ter moral del árbitro en cuestión”.
11
Con similar parecer Henry, “Les obligations…", ob. cit., pág. 197.
12
Con igual parecer Broches, “Selected…”, ob. cit., pág. 279; de modo simi-
lar Malintoppi, “Independence…”, ob. cit., pág. 793.
13
Con tal parecer Sheppard, Audley “Arbitrator Independence in ICSID Arbi-
tration” en International Investment Law for the 21st Century. Essays in Hon-
our of Christoph Schreuer, Christina Binder, Ursula Kriebaum, August Re-
inisch y Stephan Wittich editores, Oxford, 2009, pág. 132.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 7
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

objetivo que permite el requisito de probanza exigido por la aprecia-


ción subjetiva de la imparcialidad -e independencia- del árbitro, asu-
mida por el artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi.
Asimismo, las partes y sus consejeros consideran crucial la
nacionalidad del presidente del tribunal con respecto a la integridad
del arbitraje14.
En la práctica, este tipo de consideración tiene y seguirá te-
niendo un papel importante en la psicología de los que tienen que
ejercer la facultad de elección15. Si bien resulta obvio que aquella se
desenvuelve en el ámbito del simbolismo y de la apariencia, la con-
fianza de las partes, y consecuentemente el éxito del árbitro, exigen tal
precio16.
El artículo 38 del Convenio Ciadi establece que “…Los árbi-
tros nombrados por el Presidente conforme a este Artículo no podrán
ser nacionales del Estado Contratante parte en la diferencia, o del Es-
tado Contratante cuyo nacional sea parte en la diferencia”.

14
Con igual parecer Franck, Susan D. “Development and Outcomes of In-
vestment Treaty Arbitration” en Harvard International Law Journal, Nº 2,
Massachusetts, 2009, pág. 449; para una mejor comprensión de las implican-
cias practicas de la nacionalidad del árbitro ver Matheus, “La Independen-
cia…”, ob. cit., págs. 146-149.
15
Y ello es así, “Porque la gente tiende a compartir similares sistemas de va-
lor cuando se identifican con el mismo país de origen, muchas partes e institu-
ciones requieren que el árbitro presidente no comparta nacionalidad con nin-
guna de las partes. El consenso general es que la nacionalidad proporciona
una rúbrica fácil y eficaz para medir y prevenir al prejuicio. Esta regla tiene
obvio sentido” (Salomon, Claudia T. “Selecting an International Arbitrator:
Five Factors to Consider” en Mealey’s International Arbitration Report, Nº
10, Penssylvania, Octubre/2002, pág. 2).
16
En tal forma, si bien “la última noción es más un símbolo que una prueba de
la imparcialidad real. Sin embargo, los símbolos son o pueden ser importantes
en un campo como el arbitraje, que está basado en la confianza de las partes y
la nacionalidad neutral, además, por supuesto que está relacionado con la idea
fundamental de la igualdad de las partes” (Lalive, Pierre “Cultural Difference
and International Arbitration” en Euromoney, Volumen 9, Londres, 1995, pág.
14).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 8
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

A su vez el artículo 39 del Convenio Ciadi nos señala que


“La mayoría de los árbitros no podrá tener la nacionalidad del Esta-
do Contratante parte en la diferencia, ni la del Estado a que pertenez-
ca el nacional del otro Estado Contratante. La limitación anterior no
será aplicable cuando ambas partes, de común acuerdo, designen el
árbitro único o cada uno de los miembros del Tribunal”.
Por su parte, la regla 1, apartado 3, de las Reglas de Arbitraje
del Ciadi nos prescribe que “La mayoría de los árbitros no podrá te-
ner la nacionalidad del Estado Contratante parte en la diferencia, ni
la del Estado a que pertenezca el nacional del otro Estado Contratan-
te, salvo que el árbitro único o cada uno de los miembros del Tribunal
sean nombrados de común acuerdo por las partes. Cuando el Tribu-
nal se integre de tres miembros, una parte no podrá nombrar como
árbitro a un nacional de cualquiera de esos Estados salvo de común
acuerdo con la otra parte en la diferencia. Cuando el Tribunal se in-
tegre de cinco o más miembros, una parte no podrá nombrar árbitros
que sean nacionales de cualquiera de esos Estados si el nombramien-
to del mismo número de árbitros por la otra parte de cualquiera de
esas nacionalidades resultare en una mayoría de árbitros de esas na-
cionalidades”.
En tal forma, observamos que la mayoría de los árbitros no
pueden tener ni la nacionalidad del Estado del que es nacional el in-
versor, ni del Estado que es parte en la controversia17. Si bien este lí-
mite no opera en aquellos casos en que ambas partes, de común
acuerdo, designen al árbitro único o a cada uno de los miembros del
tribunal18.

17
En tal forma, “el art. 39 no excluye a los árbitros nacionales. Simplemente
establece que no deben formar una mayoría. En un tribunal de tres miembros
ello significa que un árbitro puede ser un nacional o con-nacional de una par-
te, pero no dos” (Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 502).
18
Con tal parecer Fernández Masiá, Enrique “Arbitraje en Inversiones Extran-
jeras: El Procedimiento Arbitral en el CIADI”, Tirant Lo Blanch, Valencia,
2004, págs.179-180; con igual parecer Malintoppi, “Independence…”, ob. cit.,
págs. 793-794.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 9
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

2.3. Obligación de revelación


La obligación de revelación es un medio de carácter preven-
tivo que permite limitar los riesgos de recursos -de recusación y/o de
anulación- basados en supuestos incumplimientos a la exigencia de
independencia e imparcialidad del árbitro19. Pues, para permitir a las
partes apreciar la independencia e imparcialidad de este último, es ne-
cesario que exista una plena transparencia sobre las relaciones que el
árbitro pueda mantener con éstas o con el objeto de la controversia20.
Asimismo, la obligación de revelación, si bien funcionalmen-
te convergente, no sustituye al deber de independencia e imparcialidad
del árbitro21, por lo que en caso de su incumplimiento, no es ésta la
que justifica el recurso sino más bien la fractura, al deber de indepen-
dencia e imparcialidad, que el silencio del árbitro podría revelar22.
Ahora bien, la regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbitraje
del Ciadi, nos señala que “En la primera sesión del Tribunal o antes,
cada árbitro firmará una declaración cuyo texto será el siguiente:
(…) Juzgaré con equidad, de acuerdo con la ley aplicable y no acep-
taré instrucción o compensación alguna de ninguna otra fuente con
respecto al procedimiento, salvo según lo dispuesto en el Convenio
sobre Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y
Nacionales de Otros Estados y en los Reglamentos y Reglas adopta-
dos de conformidad con el mismo (…) Adjunto una declaración sobre

19
Con similar parecer Henry, “Les obligations…", ob. cit., pág. 223.
20
Con tal parecer Henry, “Les obligations…", ob. cit., pág. 216.
21
Pues “este requerimiento es suplementado por una certificación de indepen-
dencia hecha por el árbitro al comienzo del procedimiento” (Park, William W.
“Arbitrator Integrity: The Transient and the Permanent” en San Diego Law
Review, Volumen 46, California, 2009, pág. 667). En tal sentido, importa un
“deber legal, independiente, que precede al deber distinto según el cual un ár-
bitro debe ser y permanecer imparcial e independiente” (Veeder, V.V. “L'in-
dépendance et L'impartialité de L'arbitre dans L'arbitrage International” en
Médiation et Arbitrage. Alternative Dispute Resolution.Justice Alternative ou
Alternative à la Justice? Perspectives Comparatives, LexisNexis, Paris, 2005,
pág. 231).
22
Con similar parecer Henry, “Les obligations…", ob. cit., pág. 223.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 10
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

(a) mi experiencia profesional, de negocios y otras relaciones (de


haberlas) con las partes, tanto anteriores como actuales y (b) cual-
quier otra circunstancia por la que una parte pudiera cuestionar la
confianza en mi imparcialidad de juicio. Reconozco que al firmar esta
declaración asumo una obligación continua de notificar prontamente
al Secretario General del Centro cualquier relación o circunstancia
de aquéllas mencionadas que surjan posteriormente durante este pro-
cedimiento”23.
Asimismo, el artículo 13, inciso 2, del Reglamento del Meca-
nismo Complementario del Ciadi repite, en lo esencial, el tenor de la
Regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi24.
Observamos así que la regla 6, apartado 2, de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi adopta una apreciación subjetiva de la imparciali-
dad25 -e independencia- del árbitro. Además, al requerir a los árbitros
revelar “cualquier otra circunstancia por la que una parte pudiera
cuestionar la confianza en (…) [su] imparcialidad de juicio”, se ob-
serva que el criterio subjetivo de la apreciación del árbitro, respecto a

23
Observamos aquí, nuevamente, que la versión inglesa de las Reglas de Ar-
bitraje del CIADI emplea el término “independent judgment” (juicio indepen-
diente), en tanto la versión francesa usa el sintagma “garantie
d’indépendance” (garantía de independencia).
24
Conviene recordar que la Regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbitraje del
Ciadi y el artículo 13, inciso 2, del Reglamento del Mecanismo Complementa-
rio del Ciadi, son producto de la reforma establecida por el Consejo Adminis-
trativo en Febrero del 2006, siendo eficaces a partir de Abril del mismo año
(para una mejor comprensión ver Parra, Antonio R. “The Development of the
Regulations and Rules of the International Centre for Settlement of Invest-
ment Disputes” en Icsid Review: Foreign Investment Law Journal, Nº 1,
Washington D.C., 2007, pág. 66).
25
Con igual parecer Malintoppi, “Independence…”, ob. cit., pág. 826; de mo-
do similar de Lotbinière Mcdougall, Andrew y Santens, Ank “ICSID Amends
its Arbitration Rules” en International Arbitration Law Review, Nº 4, Lon-
dres, 2006, pág. 120; con un criterio distinto Rubbins y Lauterburg “Indepen-
dence, Impartiality…”, ob .cit., págs. 159-160.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 11
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

la incidencia del hecho sobre su independencia e imparcialidad, está


basado en “los ojos de las partes”26.
Ahora, si bien la apreciación subjetiva de la imparcialidad -e
independencia- del árbitro está impregnada de una doble subjetividad,
pues debe revelar lo que considere que las partes entiendan como una
causa de recusación. Y siendo lo peculiar de esta doble creencia que
según ella sea rigurosa o benigna, la suma de las dos subjetividades
puede llevar a un resultado casi objetivo -si es que se acumulan- o a
una solución totalmente subjetiva -si es que anulan entre sí-27. Sin em-

26
Debe pues examinar las circunstancias -pasibles de revelación- con los ojos
de las partes, y no sólo desde su propia perspectiva, pues son éstas las que ne-
cesitan confiar en la imparcialidad e independencia del árbitro y quienes asu-
mirán las consecuencias del laudo. Asimismo, sin una revelación adecuada,
que tome en cuenta su perspectiva, las partes no podrían saber si recusar o no
al árbitro.
En tal forma, la Regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbitraje del
Ciadi, se aproxima al tenor del artículo 7, inciso 2, del anterior Reglamento de
Arbitraje de la Corte de Arbitraje Internacional de la Cámara de Comercio In-
ternacional, el cual nos señala que “Antes de su nombramiento o confirma-
ción, la persona propuesta como árbitro debe suscribir una declaración de
independencia y dar a conocer por escrito a la Secretaría cualesquiera
hechos o circunstancias susceptibles, desde el punto de vista de las partes, de
poner en duda su independencia”. Cabe señalar que el actual Reglamento de
Arbitraje de la CCI nos señala en su artículo 11, incisos 2 y 3, que “Antes de
su nombramiento o confirmación, la persona propuesta como árbitro debe
suscribir una declaración de aceptación, disponibilidad, imparcialidad e in-
dependencia. La persona propuesta como árbitro debe dar a conocer por es-
crito a la Secretaría cualesquiera hechos o circunstancias susceptibles, desde
el punto de vista de las partes, de poner en duda su independencia, así como
cualquier circunstancia que pudiere dar lugar a dudas razonables sobre su
imparcialidad. La Secretaría deberá comunicar por escrito dicha información
a las partes y fijar un plazo para que éstas realicen sus comentarios (…) El
árbitro deberá dar a conocer inmediatamente y por escrito, tanto a la Secre-
taría como a las partes, cualesquiera hechos o circunstancias de naturaleza
similar a aquellos referidos en el Artículo 11(2) relativas a su imparcialidad
o independencia que pudieren surgir durante el arbitraje”.
27
Con tal parecer Clay, "L'independance…", ob. cit., pág. 221.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 12
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

bargo, la regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi eli-


mina esta doble subjetividad al señalar, expresamente, que la aprecia-
ción subjetiva se enfoca en la perspectiva de las partes, o lo que es lo
mismo, en “los ojos de las partes”28.
La obligación de revelación del árbitro puede ser limitada en
atención a la notoriedad29, antigüedad30, naturaleza31, o a los sujetos

28
Cabe observar que el problema que se suscita con el criterio subjetivo es la
incertidumbre, pues éste puede basarse en la perspectiva de las partes o la de
los árbitros. Y si se basa en la perspectiva de las partes, el inconveniente es
que puede generar la dilación o interrupción del arbitraje, cuando éstas exijan
a los árbitros una excesiva revelación (Matheus, “La Independencia…”, ob.
cit., pág. 247).
29
Con tal parecer Henry, “Les obligations…", ob. cit., pág. 220, nos señala
que “el árbitro no debe sólo apreciar el alcance de su deber de revelación res-
pecto a la incidencia previsible de la circunstancia en cuestión sobre su juicio,
sino también respecto al grado de notoriedad de esta circunstancia”; con simi-
lar criterio Fouchard, Philipe “Le Statut de L'arbitre dans la Jurisprudence
Française” en Revue de L´arbitrage, Número 3, Paris, 1996, pág. 352, nos se-
ñala que “los tribunales limitan el alcance de esta obligación de información
por otro 'estandar', igualmente razonable: el árbitro no debe revelar más que lo
que es desconocido: 'la obligación de información se aprecia respecto a la no-
toriedad de la situación criticada'".
Por nuestra parte, consideramos que la notoriedad importa el cono-
cimiento "general" del hecho y la "certeza" respecto de su existencia. Debien-
do ambos factores ser observados en atención a los "ojos de las partes", lo que
cual importará determinar el marco de generalidad cognitiva en atención -por
ejemplo- a su difusión mediática amplia (prensa o medios comunes) y/o espe-
cializada (prensa o medios jurídicos).
30
Con similar parecer Henry, “Les obligations…", ob. cit., pág. 223, nos seña-
la que “El árbitro debería también ser libre de apreciar si ha o no de revelar
que ya fue designado como árbitro por el consejero de la parte o por la propia
parte en anteriores arbitrajes. La cuestión será diferente cuando el árbitro de-
signado haya sido el abogado habitual de una parte anteriormente. En la me-
dida en que haya sido llevado a representar a esta parte frente a los tribunales,
podría presentar el riesgo de una determinada prevención”.
Por nuestra parte, creemos que el transcurso del tiempo, si bien au-
nado a los otros factores, puede limitar la obligación de revelación del árbitro.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 13
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

de la circunstancia pertinente32, si bien todos estos factores deben ser


analizados desde “los ojos de las partes”. Asimismo, al decidir que re-
velar es conveniente que el árbitro informe de todas las posibles cir-
cunstancias que puedan generar sospechas sobre su independencia e
imparcialidad. Y de tener alguna duda respecto a llevar a cabo una re-
velación o no, es preferible que opte por revelar la circunstancia peli-
grosa a las partes33, pues las Reglas de Arbitraje del Ciadi no contie-
nen una lista, ni proporcionan guía alguna, sobre las situaciones o re-
laciones que deben ser reveladas conforme a la Regla 6, apartado 2.
Cuyo sintagma “cualquier otra circunstancia” es notablemente ambi-
guo y potencialmente muy amplio34.

Imaginemos el caso de un árbitro que dió una consulta a una parte, no vincu-
lada a la controversia, hace más de 16 años. ¿Este hecho debería ser revelado?
Sostenemos que no.
Asimismo, si bien la fijación cuantitativa de límites temporales re-
sulta discutible -pese a que sea la opción empleada por las Directrices de la
IBA sobre Conflictos de Intereses en el Arbitraje Internacional-, el sentido
común nos señala ciertas fronteras temporales, que se evidencian en su rela-
ción con los otros factores de análisis.
31
Con tal parecer Henry, “Les obligations…", ob. cit., pág. 223, nos señala
que “Evidentemente, si un árbitro dio una consulta anteriormente sobre las re-
laciones contractuales objeto del arbitraje, tal información debería revelarse.
Si el árbitro dio una consulta sobre una cuestión ajena al litigio sujeto al arbi-
traje, el árbitro debería poder libremente apreciar si ha de revelar o no esta in-
formación. Del mismo modo, nada debería forzar al árbitro a revelar que él
habría anteriormente participado en un arbitraje que plantea cuestiones jurídi-
cas equivalentes a aquéllas que tendría que conocer en el nuevo arbitraje”.
32
Cabe señalar en este punto que la obligación de revelación del árbitro debe
abordar las circunstancias que involucren tanto a las partes, como a los aboga-
dos, a los consejeros y a los demás árbitros, pues no debemos olvidar que el
arbitraje está hecho para las partes y no para los árbitros, por lo que deben co-
nocer todas las interacciones en juego (con similar parecer Clay, "L'indepen-
dance…", ob. cit., pág. 232).
33
Con similar parecer Donahey, M. Scott “The Independence and Neutrality
of Arbitrators" en Journal of International Arbitration, Nº 4, La Haya, 1992,
pág. 38.
34
Con tal parecer Sheppard, “Arbitrator Independence…”, ob. cit., pág. 132.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 14
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Por otra parte, la regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbi-


traje del Ciadi, establece que la obligación de revelación es de carácter
continuo35, esto es, existe durante todo el arbitraje36. Lo cual resulta
correcto, pues la obligación de revelación a cargo del árbitro constitu-
ye un deber permanente, o de carácter ubicuo, que se inicia antes de la
instancia arbitral y se extiende luego a lo largo de todo el arbitraje37.
Obsérvese que la obligación de revelación es la precaución
más elemental que se puede esperar del árbitro, pues a través de ella
éste alertará a las partes sobre los riesgos de ataque a su imparcialidad
-e independencia-, inmunizando así al proceso arbitral contra toda ac-
ción posterior que se refiera a dichos riesgos aceptados, fungiendo
como un seguro de vida del arbitraje. Así, cuando el árbitro revela to-
dos los hechos que podrían afectar a su imparcialidad -e independen-
cia-, y, seguidamente, no se produce recusación alguna por una de las
partes. Entonces, toda objeción posterior que se realice durante el pro-
ceso arbitral o con ocasión del recurso de anulación del laudo, se haya
destinada a fracasar38, pues de conformidad a la Regla 27 de las Re-
glas de Arbitraje del Ciadi se entiende que dicha parte “ha renunciado
a su derecho a objetar”.
Finalmente, cabe señalar que los miembros de los comités ad
hoc encargados de resolver la solicitud de anulación de un laudo arbi-
tral, tienen también a su cargo la obligación de revelación -siéndoles
aplicable todo lo antes expuesto-, de conformidad a la regla 52, apar-
tado 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, la cual nos señala que
“antes de la primera sesión del Comité, o en ella, cada miembro fir-
mará una declaración de acuerdo con lo dispuesto en la Regla 6(2)”.

35
Con igual parecer Malintoppi, “Independence…”, ob. cit., pág. 828; de
igual forma de Lotbinière Mcdougall y Santens “ICSID…”, ob. cit., págs.
120-121; con similar parecer Mourra, Mary Hellen “Latin American Invest-
ment Treaty Arbitration”, Wolters Kluwer, Great Britain, 2008, pág. 35; con
igual parecer Rubbins y Lauterburg “Independence, Impartiality…”, ob .cit.,
pág. 159.
36
Ver Sheppard, “Arbitrator Independence…”, ob. cit., pág. 132.
37
Con similar parecer Fouchard, Philipe “Le Statut de…”, ob. cit., pág. 352.
38
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 246-247.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 15
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

2.4. Recusación de árbitros


El artículo 57 del Convenio Ciadi -concordante con la regla
939 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi- establece que “Cualquiera de
las partes podrá proponer a la Comisión o Tribunal correspondiente
la recusación de cualquiera de sus miembros por la carencia mani-
fiesta de las cualidades exigidas por el apartado (1) del Artículo
14…”.
En tal forma, son causales para la recusación del árbitro, su
ausente gozo de “amplia consideración moral”, el que no tenga “re-
conocida competencia en el campo del Derecho, del comercio, de la
industria o de las finanzas” y el hecho de no “inspirar plena confianza
en su imparcialidad de juicio”. Ahora bien, sobre esta última causal
debemos recordar que posee un estándar de apreciación subjetivo de la
imparcialidad -e independencia-, pues al requerir a los árbitros “inspi-
rar plena confianza en su imparcialidad de juicio” alude a una condi-
ción de orden íntimo y personal.
Por otra parte, al exigir el artículo 57 del Convenio Ciadi que
exista una “carencia manifiesta” del requisito de imparcialidad de jui-
cio, impone una carga probática no poco pesada a la parte recusante40.
Asimismo, nos aclara que el criterio de apreciación subjetivo de la
imparcialidad -e independencia- del árbitro requiere que los hechos
alegados sean probados de manera objetiva (en tanto “manifiesta”) pa-
ra efectos de determinar si existe o no un supuesto de descalificación
del árbitro. Conviene además recordar que, acorde al artículo 14, inci-

39
La cual nos señala que “(1) La parte que proponga la recusación de un ár-
bitro de conformidad con el Artículo 57 del Convenio presentará su pro-
puesta al Secretario General sin demora y en todo caso antes que se cierre el
procedimiento, dando a conocer las causales en que la funde…” (las negritas
son nuestras).
40
Con similar parecer Malintoppi, “Independence…”, ob. cit., pág. 796; con
criterio semejante Sheppard, “Arbitrator Independence…”, ob. cit., pág. 132,
nos señala que "es un umbral decididamente más alto a satisfacer en contra de
aquellos estándares establecidos en otras reglas arbitrales y leyes nacionales
de arbitraje”.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 16
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

so 1, del Convenio Ciadi, dicho análisis debe estar basado en los “ojos
de las partes”.
De otro lado, la regla 9, inciso 1, de las Reglas de Arbitraje
del Ciadi establece que aquel “que proponga la recusación de un árbi-
tro de conformidad con el Artículo 57 del Convenio presentará su
propuesta al Secretario General sin demora y en todo caso antes que
se cierre el procedimiento, dando a conocer las causales en que la
funde”. Ahora bien, el requisito temporal de “sin demora” importa que
la propuesta de recusación se efectué tan pronto como la parte que la
plantea tome conocimiento de los hechos que la sustentan41. Pues, de
no hacerlo, de conformidad a la regla 27 de las Reglas de Arbitraje del
Ciadi, se entiende que dicha parte renunció “a su derecho a objetar”
tales hechos posteriormente. Por otro lado, si la causal recién es cono-
cida luego de culminado el procedimiento arbitral, entonces deberá ser
planteada a través de la anulación del laudo42 (ver punto 2.6.).
Finalmente, conforme al artículo 5843 del Convenio Ciadi y la
44
regla 9 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, en primer lugar son los

41
Con igual parecer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 1198.
42
Con igual parecer Redfern, Alan; Hunter, Martin; Blackaby, Nigel; y Parta-
sides, Constantine “Law and Practice of Internacional Comercial Arbitration”,
Thomson - Sweet & Maxwell, Londres, 2004, pág. 210.
43
El cual nos señala que “La decisión sobre la recusación de un conciliador
o árbitro se adoptará por los demás miembros de la Comisión o Tribunal,
según los casos, pero, si hubiere empate de votos o se tratare de recusación
de un conciliador o árbitro único, o de la mayoría de los miembros de una
Comisión o Tribunal, corresponderá resolver al Presidente. Si la recusación
fuere estimada, el conciliador o árbitro afectado deberá ser sustituido en la
forma prescrita en la Sección 2 del Capítulo III y Sección 2 del Capítulo IV”
(las negritas son nuestras).
44
La cual nos señala que “(1) La parte que proponga la recusación de un ár-
bitro de conformidad con el Artículo 57 del Convenio presentará su propuesta
al Secretario General sin demora y en todo caso antes que se cierre el proce-
dimiento, dando a conocer las causales en que la funde. (2) El Secretario
General procederá sin dilación: (a) a transmitir la propuesta a los miembros
del Tribunal y, si se refiere a un árbitro único o a una mayoría de los miem-
bros del Tribunal, al Presidente del Consejo Administrativo; y (b) a notificar
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 17
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

árbitros no recusados quienes deben decidir la recusación y en el caso


de que éstos no lleguen a una decisión o de haber sido recusado un ár-
bitro único o la mayoría de los árbitros, decide la recusación el Presi-
dente del Consejo Administrativo del Ciadi45.

2.5. Recusación de miembros de comités ad hoc


Cabe observar que el Capítulo V del Convenio Ciadi se no-
mina “Sustitución y recusación de Conciliadores y Árbitros”, esto es,
no alude expressi verbis a la recusación de miembros de comités ad
hoc. Asimismo, sus artículos 56 al 58 reiteran la sola referencia a los
miembros de una “Comisión o Tribunal”. En tanto, la regla 1 de las
Reglas de Conciliación del Ciadi y la regla 9 de las Reglas de Arbitra-
je del Ciadi, nos aclaran -respectivamente- que la “Comisión” es de

la propuesta a la otra parte. (3) El árbitro a quien se refiera la propuesta po-


drá sin dilación ofrecer explicaciones al Tribunal o al Presidente, según fuere
el caso. (4) Salvo cuando la propuesta se refiera a la mayoría de los miem-
bros del Tribunal, los demás miembros la considerarán y votarán con pron-
titud en ausencia del árbitro cuya recusación se ha propuesto. Si su voto re-
sultare en un empate, notificarán con prontitud al Presidente, a través del Se-
cretario General, la propuesta, la explicación presentada por el árbitro cuya
recusación se ha propuesto y el hecho que no lograron tomar una decisión.
(5) Siempre que el Presidente deba decidir sobre una propuesta de recusación
de un árbitro, hará lo posible para tomar la decisión dentro de 30 días conta-
dos desde que haya recibido la propuesta. (6) El procedimiento se suspenderá
hasta que se haya tomado una decisión sobre la propuesta” (las negritas son
nuestras).
45
Con igual parecer Sheppard, “Arbitrator Independence…”, ob. cit., pág.
132; de igual forma Park, “Arbitrator Integrity…”, ob. cit., pág. 667; con
similar opinión Rubbins y Lauterburg, “Independence, Impartiality…”, ob
.cit., pág. 162, nos señala además que “Si más de un árbitro ha sido recusado,
o si el tribunal está compuesto por un solo árbitro, el Presidente del Consejo
Administrativo del CIADI -quien también es presidente del Banco Mundial-
tiene la autoridad de decidir si acepta la recusación. En la práctica, este
sistema puede llevar a un resultado inusual en el que quien toma la decisión
no tendrá conocimiento de los conceptos legales aplicables ni de las prácticas
arbitrales en el área de conflictos de intereses”.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 18
EN EL SISTEMA CIADI
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conciliadores y el “Tribunal” lo es de árbitros, más no de miembros de


comité ad hoc. Adicionalmente, el artículo 52, inciso 4, del Convenio
Ciadi -relativo a la anulación del laudo arbitral- nos señala que “Las
disposiciones de los Artículos 41-45, 48, 49, 53, 54 y de los Capítulos
VI y VII se aplicarán, mutatis mutandis, al procedimiento que se tra-
mite ante la Comisión [el Comité]”46, sin hacer mención alguna al Ca-
pítulo V del Convenio Ciadi.
Podemos postular que la recusación de los miembros de co-
mités ad hoc deviene posible dado que la regla 53 de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi nos señala que “Estas Reglas [de arbitraje del Cia-
di] se aplicarán mutatis mutandis a todo procedimiento relacionado
con la aclaración, revisión o anulación de un laudo y a la decisión del
Tribunal o Comité”. Y consecuentemente, la Regla 9 de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi resulta aplicable a la propuesta de recusación de
cualquier miembro de un comité ad hoc. Asimismo, consideramos que
el Consejo Administrativo al establecer la Regla 53 de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi, lo hizo dentro de la competencia que le atribuye el
artículo 6, inciso 3, del Convenio Ciadi, en tanto ésta resulta “necesa-
ria para llevar a efecto las disposiciones del presente Convenio”47.

2.6. Anulación del laudo


Cabe primero indicar que la anulación del laudo no es un re-
curso que posibilite la revisión del fondo del asunto, pues importa un
control de la actuación del tribunal arbitral in procedendo, pero no in

46
El texto en castellano del artículo 52(4) del Convenio Ciadi emplea el sin-
tagma “Comisión”, en vez de aquel de “Comité” que es -adecuadamente- uti-
lizado por las Reglas de Arbitraje del Ciadi. En tal sentido, resultan más claros
los textos en inglés y francés (igualmente válidos) del artículo 52(4) del Con-
venio Ciadi, los cuales -respectivamente- aluden a “Comitee” y a “Comité”.
47
Este mismo criterio -aunado a otras razones adicionales- es asumido en la
“Decisión acerca de la Recusación del Presidente del Comité en el Caso CIA-
DI Nº ARB/97/3 (Compañía de Aguas del Aconquija S.A. & Vivendi Univer-
sal con Argentina)” publicada en ICSID Review. Foreign Investment Law
Journal, Vol. 17(1), Washington D.C., 2002, págs. 184-188; con similar pare-
cer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., págs. 1039-1042.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 19
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

iudicando, limitado a las causales taxativamente establecidas en el ar-


tículo 52, inciso 1, del Convenio Ciadi48.
Observamos además en la práctica diaria que un mismo
hecho puede sustentar -simultáneamente- diferentes causales de anu-
lación49, esto es, una misma circunstancia puede ser subsumida en más
de una de las causales de anulación del artículo 52, inciso 1, del Con-
venio Ciadi. Por ello, analizaremos seguidamente las diversas causales
vinculadas a la falta de “imparcialidad de juicio” del árbitro, si bien
con la advertencia de que la causal relativa al literal c del artículo 52,
inciso 1, del Convenio Ciadi jamás ha sido usada en ningún caso de

48
Con similar parecer Kaufmann-Kohler, Gabrielle “Annulment of ICSID
Awards in Contract and Treaty Arbitrations: Are there differences?” en
Annulment of ICSID Awards: The Foundation of a New Investment Protection
Regime in Treaty Arbitration, Cambridge University Press, Cambridge, 2004,
pág. 190, nos señala que “el proceso de anulación no es una apelación.Éste no
implica la revisión de los meritos del caso, sea hechos o derecho, y está limi-
tado a las causales listadas en el artículo 52(1) del Convenio Ciadi”; asimismo
Schreuer, Christoph “ICSID Annulment Revisited” en Legal Issues of Eco-
nomic Integration, Nº 2, Amsterdam, 2003, pág. 104, nos señala que “La anu-
lación es diferente de la apelación. Una apelación puede resultar en la modifi-
cación de la decisión. La anulación resulta en la destrucción legal de la deci-
sión original sin remplazarla”; con similar parecer Reed, Lucy; Paulsson, Jan;
Blackaby, Nigel “Guide to ICSID Arbitration”, Kluwer Law International,
The Hague/London/New York, 2004, pág. 99, nos señalan que “El procedi-
miento de anulación difiere de la típica apelación judicial en dos aspectos
principales. Primero, un pedido de anulación exitoso lleva a la invalidación
del laudo (o alguna de sus partes), pero nunca a su enmienda (…) Segundo, un
comité ad hoc no tiene de modo alguno la jurisdicción para revisar los funda-
mentos del laudo original”.
Por otra parte, cabe señalar que existen algunos debates sobre la po-
sibilidad de incorporar un recurso de apelación en el Sistema Ciadi (ver Tams,
Christian J. “An appealing Option? The Debate about an ICSID Appellate
Structure” en Essays in Transnational Economic Law, Nº 57, Halle, Alema-
nia, 2006, págs. 5-47).
49
Con igual parecer Schreuer,“The ICSID…”, ob. cit., pág. 927.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 20
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

anulación de laudo que haya sido publicado50. Por otra parte, cabe in-
dicar que la causal relativa al literal a del artículo 52, inciso 1, del
Convenio Ciadi, ha sido -recientemente- empleada por primera vez en
la Decisión sobre solicitud de anulación, del 1 de septiembre de 2009,
en el caso Azurix Corp. versus Argentina51.
Primero, el artículo 52, inciso 1, literal a, del Convenio Ciadi
nos señala como causal de anulación el hecho de “que el Tribunal se
hubiere constituido incorrectamente”. Ahora bien, una de las razo-
nes52 de la constitución incorrecta del tribunal sería la falta de impar-
cialidad de juicio de alguno(s) de sus miembros, la cual es exigida a
todos los árbitros, conforme a los artículos 14, inciso 1, y 40, inciso 2,
del Convenio Ciadi53.
Segundo, el artículo 52, inciso 1, literal c, del Convenio Ciadi
nos señala como causal de anulación el hecho de “que hubiera habido
corrupción de algún miembro del tribunal”. Siendo evidente que la
corrupción importa una conducta impropia del árbitro inducida por
una ganancia personal, conducta la cual debe ser establecida objeti-
vamente. En tal forma, la falta de imparcialidad aunada a un pago im-
propio representa un caso de corrupción54.
Conforme a la regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbitraje
del Ciadi, “En la primera sesión del Tribunal o antes, cada árbitro
firmará una declaración cuyo texto será el siguiente: (…) no aceptaré
instrucción o compensación alguna de ninguna otra fuente con res-
pecto al procedimiento, salvo según lo dispuesto en el Convenio sobre
Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y Na-
cionales de Otros Estados y en los Reglamentos y Reglas adoptados
de conformidad con el mismo…”. En tal forma, la aceptación de un
pago impropio en conexión con el procedimiento Ciadi crearía una

50
Con igual parecer Kaufmann-Kohler, Gabrielle “Annulment of…”, ob. cit.,
pág. 191; de igual modo Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 925.
51
Publicada en www.worldbank.org/icsid, págs. 134-159.
52
Otra razón podría surgir de las exigencias relativas a la nacionalidad de los
árbitros, conforme a los artículos 38 y 39 del Convenio Ciadi.
53
Con igual parecer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., págs. 929-930.
54
Con igual parecer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 967.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 21
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

fuerte presunción de corrupción. Ahora, la mera parcialidad o las co-


municaciones ex parte sin que exista un pago impropio no representan
un supuesto de corrupción55.
Acorde a la regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbitraje del
Ciadi, “En la primera sesión del Tribunal o antes, cada árbitro firma-
rá una declaración cuyo texto será el siguiente: (…) Adjunto una de-
claración sobre (a) mi experiencia profesional, de negocios y otras
relaciones (de haberlas) con las partes, tanto anteriores como actua-
les y (b) cualquier otra circunstancia por la que una parte pudiera
cuestionar la confianza en mi imparcialidad de juicio”. Por ello, una
cercana relación del árbitro con una de las partes -por ejemplo, un so-
cio-, de la que derive para éste un beneficio personal en atención al re-
sultado del proceso arbitral, puede crear una presunción de corrup-
ción. Por el contrario, una declaración incompleta o falsa del árbitro
no constituye un supuesto de corrupción56.
Finalmente, dado que el carácter secreto de la corrupción sue-
le posibilitar su evidencia mucho tiempo después que el usual para las
otras causales de anulación, el artículo 52, inciso 2, del Convenio Cia-
di nos señala que “Si la causa alegada fuese la prevista en la letra (c)
del apartado (1) de este artículo, el referido plazo de 120 días comen-
zará a computarse desde el descubrimiento del hecho pero, en todo
caso, la solicitud deberá presentarse dentro de los tres años siguien-
tes a la fecha de dictarse el laudo”.
Tercero, el artículo 52, inciso 1, literal d, del Convenio Ciadi
nos señala como causal de anulación el hecho de “que hubiere que-
brantamiento grave de una norma de procedimiento”. Observamos así
que esta causal se produce con la fractura de una norma de procedi-
miento, la cual debe ser “grave” y referida a una norma de carácter
“fundamental”57, siendo ambos elementos necesarios para la configu-

55
Con igual parecer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., págs. 967-968.
56
Con igual parecer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 968.
57
Estos requisitos se observan claramente en las versiones inglesa y francesa
de este artículo, las cuales nos señalan, respectivamente, “that there has been
a serious departure from a fundamental rule of procedure”y que “inobserva-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 22
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ración de esta causal58. Ahora bien, la “imparcialidad de juicio” del


árbitro es una norma adjetiva fundamental, por lo cual ante su grave
quebrantamiento cabe la anulación del laudo59. Además, observamos
que este supuesto ha sido utilizado en varios casos de anulación de
laudo sustentados en el literal d60, junto con otros casos basados en la
violación de la audiencia, en la fractura de las reglas de evidencia y en
la ausencia o abuso de deliberación entre los árbitros61.
Finalmente, cabe indicar que estas causales deben ser previa
y prontamente objetadas a efectos de que puedan fundar un posterior
pedido de anulación, pues de no ser así se produciría una renuncia al
derecho a objetar62, de conformidad a la regla 27de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi63.

tion grave d`une règle fondamentale de procédure” (las negritas son nues-
tras).
58
Con igual parecer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 970.
59
Con igual parecer Reed, Paulsson, Blackaby, “Guide to…”, ob. cit., pág.
100, nos señalan que “Una regla es fundamental si va al corazón de la integri-
dad del procedimiento arbitral, como por ejemplo, los principios de equidad,
imparcialidad, igualdad y respeto al derecho de audiencia”.
60
Para una observación esquemática de tales supuestos ver Schreuer, Chris-
toph “Three Generations of ICSID Annulment Proceedings” en Annulment of
ICSID Awards, Juris Publishing, New York, 2004, pág. 22.
Asimismo, cabe señalar que este supuesto se empleó en el muy reciente y an-
tes comentado caso de Azurix Corp. versus Argentina (Decisión sobre la soli-
citud de anulación -presentada por Argentina- del 1 de septiembre de 2009).
61
Con igual parecer Kaufmann-Kohler, Gabrielle “Annulment of…”, ob. cit.,
pág. 191; del mismo modo Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 972.
62
Con igual parecer Fernández, “Arbitraje en…”, ob. cit., pág. 308.
63
La cual nos señala que “Si una parte que sabiendo, o debiendo haber sabi-
do, que no se ha observado alguna disposición del Reglamento Administrativo
y Financiero, de estas Reglas o de cualquier otra regla o algún acuerdo apli-
cable al procedimiento, o alguna resolución del Tribunal, y no objeta con
prontitud dicho incumplimiento, se considerará, salvo respecto de lo dis-
puesto en el Artículo 45 del Convenio, que ha renunciado a su derecho a ob-
jetar” (las negritas son nuestras).
1. ANÁLISIS CASUÍSTICO
A efectos de observar la aplicación práctica de las reglas an-
tes descritas, analizaremos, a continuación, algunos casos paradigmá-
ticos de propuestas de recusación y solicitudes de anulación de laudo,
planteados dentro del sistema del Ciadi.

1.1. Amco Asia Corporation y otros con Indonesia


En el caso Amco Asia Corporation y otros1 con Indonesia -
decisión del 24 de junio de 1982- el árbitro recusado (Edward Rubin)
había dado consejo tributario, luego de iniciado el arbitraje, al sujeto
que controló a los demandantes en el arbitraje. Además, el bufete de
abogados del árbitro y el consejero de los demandantes en el arbitraje
tenían un arreglo de participación en los beneficios y una oficina en
común. Al momento de la recusación, la participación en los benefi-
cios había terminado, pero continuaron compartiendo oficinas hasta
meses antes del inicio del proceso arbitral. La recusación fue decidida
por los dos árbitros no recusados (Berthold Goldman e Isi Foighel) en
base al Convenio Ciadi y a las reglas y regulaciones existentes2.
En este caso los demandantes sostuvieron que la relación en-
tre el árbitro y el consejero de los demandantes era de minimis y ade-
más que en el caso de un árbitro designado de parte es normal que esta
última conozca ya al primero. Por su parte, los árbitros no recusados
sostuvieron que respecto a los estándares de imparcialidad aplicables
no puede haber distinción entre los árbitros, sin importar su método de

1
Los otros son Pan American Development Limited y PT Amco Indonesia.
2
Con tal parecer Malintoppi, “Independence…”, ob. cit., pág. 794.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 24
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

designación. Sin embargo, éstos convinieron que un árbitro designado


de parte inevitablemente puede tener cierto grado de relación con la
parte que lo designa, más en tales casos no puede el árbitro ser desca-
lificado simplemente en base a tal relación -cualquiera haya sido su
carácter o su extensión- a menos que haya una “manifiesta” o “suma-
mente probable” falta de imparcialidad, cosa que no existió en el caso
particular3, puesto que, en su opinión, una asesoría jurídica (con un
honorario de $ 450 dólares canadienses de 1982) prestada por alguien
que nunca había sido “el consejero regular de la parte que lo nom-
braba” era una consideración menor y no tenía efecto alguno sobre la
confianza que inspiraba el árbitro. Además, los vínculos entre las dos
firmas de abogados tampoco podían “crear ningún riesgo psicológico
de parcialidad”, por lo cual la alegada falta de imparcialidad del árbi-
tro recusado no era manifiesta y, en su opinión, ni siquiera se percibía
de modo razonable4. Por todo lo cual desestimaron la recusación plan-
teada5.

Comentarios
Primero, la decisión analizada asume correctamente que el
estándar de imparcialidad es idéntico para todos los árbitros sin impor-
tar su forma de designación. Ello es correcto, pues la figura del árbitro
designado de parte, no requiere formalmente de un estándar distinto a
aquel del árbitro único o presidente6. Pues si bien es un tema delicado,

3
Con tal parecer Malintoppi, “Independence…”, ob. cit., pág. 795.
4
Estos criterios son citados en “Decisión acerca de…”, ob. cit., págs. 192-
193.
5
Con tal parecer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 1200; con similar
criterio Rayfuse, Rosemary y Lauterpacht, Eliu, “ICSID Reports”, Volumen I,
Cambridge University Press, Cambridge, 1993, pág. 380.
6
Y asimismo, “dado que el rol de árbitro es el pivote del proceso entero y que
las formas del arbitraje comercial son una parte de nuestro sistema de justicia,
los más altos estándares de conducta ética deben ser impuestos a todos los ár-
bitros” (Fairman, Christopher M. “Ethics and Collaborative Lawyering: Why
Put Old Hats on New Heads?” en Ohio State Journal on Dispute Resolution,
Volumen 18, Nº 2, Ohio, 2003, pág. 515).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 25
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

cualquier tentativa de definir y codificar este concepto complejo, ata-


caría indudablemente al requisito basilar de imparcialidad -e indepen-
dencia-. En tal forma, la ausencia de intentos de regular la posición de
los árbitros designados de parte, en las reglas internacionales de arbi-
traje, refleja probablemente una general satisfacción con la práctica
prevaleciente7.
Segundo, la decisión reconoce que un árbitro de parte puede
tener cierto grado de relación con la parte que lo designa, más ello por
sí mismo no es un factor de descalificación en tanto no importe una
“manifiesta” o “sumamente probable” falta de imparcialidad. La cual
entiende no se dio en el caso, pues una pequeña asesoría jurídica pres-
tada por un árbitro que no es consejero regular de la parte que lo de-
signa no tiene, al ser una retribución de minimis8, efecto alguno sobre
la imparcialidad de éste. Ahora bien, esta decisión resulta discutible,
pues el hecho de que el árbitro preste asesoría jurídica a una de las
partes -o sus consejeros o sujetos relacionados a éstas- durante el
transcurso del arbitraje, importa un factor de descalificación siempre
que exista un interés financiero significativo con una parte o sus con-
sejeros en la específica controversia, pues ello permite razonablemen-
te asumir que, en tal caso, el árbitro estará tentado a decidir de acuer-
do a ese interés sin importarle el fundamento. En tal forma, cuando es
designado como árbitro el consejero de una parte que la esté represen-
tando actualmente9, aún si su actividad de consejo no esté referida a la
controversia específica o pese a que el árbitro no haya aconsejado per-

7
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 200-201.
8
Conviene resaltar que este fallo fija tal criterio -nominado “de minimis”- en
la jurisprudencia del Ciadi, el cual será asumido por otras decisiones posterio-
res.
9
Este carácter de “actualidad” es observado, en la jurisprudencia francesa, por
“el Tribunal de Apelación de París el primero de diciembre de 1995: el árbitro
había devenido en el consejero de una parte, pero más de dos años después del
pronunciamiento del laudo criticado. Nada demuestra, dice el Tribunal, que
los vínculos hayan podido existir en la época de este arbitraje, con miras a que
cuestione la independencia y la imparcialidad de éste” (Fouchard, “Le Statut
de…”, ob. cit., págs. 344-345).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 26
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

sonalmente a dicha parte10, éste debe ser descalificado, pues tendrá un


interés financiero en que el resultado de la causa no perjudique sus in-
gresos presentes o futuros a causa de una decisión adversa a dicha par-
te. Finalmente, debemos reconocer que si bien en el caso no resulta
evidente que el interés financiero del árbitro recusado sea “significati-
vo”, sin embargo, si se presenta absolutamente claro el carácter de
“actualidad” de la actividad de asesoría legal prestada por éste. Razo-
nes las cuales no permiten al árbitro “inspirar plena confianza en su
imparcialidad de juicio” (artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi),
pues evidencian su “carencia manifiesta” (artículo 57 del Convenio
Ciadi).
Tercero, la decisión entiende que el previo vínculo -
participación en los beneficios y oficina en común- entre la firma de
abogados del árbitro y la del consejero de los demandantes no podían
“crear ningún riesgo psicológico de parcialidad”. Consideramos que
este criterio resulta discutible, pues tal vínculo importa un factor que
requiere un atento examen11. En tal forma, si la relación entre las fir-
mas de abogados implica sólo un acuerdo no vinculante para remitirse
recíprocamente casos cuando sea factible, o involucra a firmas legales
-o abogados- que contratan a abogados externos en casos no vincula-
dos, ello no debe generar su descalificación12. Pero, si la relación im-

10
En el caso Hitachi Ltd contra SMS Schloemann, de la jurisprudencia suiza,
el Tribunal Federal señaló que “Para poder juzgar una causa de forma neutra,
un juez no debe estar en el campo de influencia de las partes. Según las cir-
cunstancias es suficiente que esté en una relación particular, no con la propia
parte, sino con su abogado, relación que lo presente objetivamente como pre-
venido...” (Tschanz, Pierre-Yves “Indépendance des Arbitres en Droit Suisse”
en Revue de L´arbitrage, Número 3, Paris, 2000, pág. 531).
11
Para una mejor comprensión del tema ver Matheus, “La Independencia…”,
ob. cit., págs. 235-236.
12
En el campo de la práctica inglesa, podría tratarse de un Solicitor que con-
trata a un Barrister para un caso que no tiene vinculación alguna con la con-
troversia sometida a arbitraje (conviene precisar que, en lo esencial, la dife-
rencia entre ambos radica en el hecho que los Solicitors tienen acceso casi ex-
clusivo a los clientes -a los cuales aconsejan y representan-, en tanto los Ba-
rristers tienen acceso a las Cortes -presentando sus opiniones legales y parti-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 27
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

plica ingresos compartidos, una efectiva asociación o una cercana par-


ticipación económica en los asuntos de otro, entonces debe ser desca-
lificada13. Además, consideramos que debe concurrir el carácter de
“actualidad” a fin de que tales relaciones generen la descalificación
del árbitro. Ahora bien, el presente caso se subsume en el segundo su-
puesto explicado, pues implica compartir ingresos y asociación efecti-
va. Además, su carácter de “actualidad” no resulta muy discutible
pues ambas firmas legales tuvieron una oficina común meses antes del
inicio arbitraje. Por tales razones, a nuestro entender, el árbitro carecía
de forma “manifiesta” de “imparcialidad de juicio”.

1.2. Compañía de Aguas del Aconquija S.A. & Vivendi


Universal con Argentina (Decisión sobre Recusación)
En el caso Compañía de Aguas del Aconquija S.A. & Viven-
di Universal con Argentina -decisión del 3 de octubre 2001- el presi-
dente del comité ad hoc (Yves Fortier), nombrado en atención a la so-
licitud de anulación del laudo planteada por los demandantes, fue re-
cusado por el demandado quien sostenía -sin dudar de su competencia
jurídica ni consideración moral- que el trabajo legal realizado por un
socio del bufete de abogados del presidente (Ogilvy Renault) para el
antecesor de Vivendi (Compagnie Générale des Eaux), consistente en
dar asesoría tributaria bajo la legislación de Québec, afectó su capaci-
dad de ejercer un juicio independiente.
He de observarse que el presidente del comité ad hoc cum-
plió con su obligación de revelación -acorde a la regla 6 de las Reglas
de Arbitraje del Ciadi- y que además éste no había estado involucrado
en el tema en cuestión, y que la mayor parte del trabajo se realizó an-
tes de que el arbitraje comenzara -de 1995 a 1999- y se culminó bajo
las instrucciones del bufete de abogados de los E.E.U.U. que actuaba

cipando en las audiencias-. En tal forma, el Solicitor elige e instruye al Barris-


ter respecto a la causa, y a su vez, este último, es el que litiga en las Cortes).
13
Con similar parecer Bishop, Doak y Reed, Lucy “Practical Guides for In-
terviewing, Selecting and Challenging Party-Appointed Arbitrators in Interna-
tional Commercial Arbitration” en Arbitration International - The Journal of
London Court of International Arbitration, Nº 4, Londres, 1998, pág. 419.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 28
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

como consejero principal en el caso. Asimismo, el socio de su bufete


de abogados -Ogilvy Renault- suministró información relativa a la na-
turaleza de la asesoría efectuada y al monto de los honorarios cobra-
dos. En tal forma, se habían facturado aproximadamente US$
216.000, de los cuales la gran mayoría -cerca de US$ 203.000- corres-
pondían al trabajo efectuado de 1995 a 1999. Asimismo, la labor que
quedaba pendiente resultaba trivial, pues involucraba sólo la liquida-
ción de los arreglos pertinentes e importaba honorarios de no más de
US$ 2.000. Además, el socio del presidente había decidido no aceptar
ninguna instrucción más de Vivendi hasta que se completara el man-
dato del comité ad hoc14.
Respecto al monto de los honorarios recibidos por su bufete
de abogados el presidente del comité ad hoc señaló que éstos eran de
minimis, pues resultaban inconsecuentes para la facturación total de su
bufete. Por su parte, el demandado señaló que estos honorarios de ca-
rácter continuo exceden lo que se puede considerar como de mini-
mis15.
Los dos miembros no recusados (James Crawford y José Car-
los Fernández Rozas) del comité ad hoc señalaron -comentando otro
fallo- que “una relación personal producto de asesoría legal dada por
el árbitro a la parte o a una persona relacionada después que haya
surgido la diferencia en cuestión, puede justificarse en nuestra opi-
nión sólo bajo la excepción de ser de minimis”16. Asimismo, rechaza-
ron la recusación, enfatizando la relevancia de los siguientes hechos:
(a) que la relación fue inmediatamente y completamente declarada, y
se alcanzó la información adicional solicitada; (b) que el presidente
recusado no tiene ni ha tenido ninguna relación de abogado a cliente
con las demandantes o sus filiales; (c) que el trabajo efectuado por el
socio de su bufete no tiene nada que ver con el presente caso; (d) que

14
Ver “Decisión acerca de…”, ob. cit., págs. 189-190.
15
Ver “Decisión acerca de…”, ob. cit., pág. 190.
16
Ver “Decisión acerca de…”, ob. cit., pág. 193.
Obsérvese que esta decisión vuelve a asumir el criterio de minimis postulado
por la decisión del 24 de junio de 1982 relativa al caso Amco Asia Corpora-
tion y otros con Indonesia.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 29
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

el trabajo legal concernía a una transacción específica y a un asesora-


miento jurídico no general, y que la firma del presidente no fue conse-
jera principal; y (e) que la relación llegaría a su fin con el cierre de la
transacción respectiva17.
Por otra parte, los miembros no recusados indicaron, respecto
al requisito de “manifiesta” de la carencia aludida por el artículo 57
del Convenio Ciadi, que “el término no puede precluir la considera-
ción de hechos previamente no revelados o desconocidos, siempre que
estos se determinen debidamente al tiempo de tomarse la decisión.
Por otra parte, el término debe excluir como fundamentos las suposi-
ciones o los argumentos especulativos - por ejemplo, suposiciones ba-
sadas en contactos sociales previos y en sí mismos inocuos entre el
árbitro recusado y una parte (…) la cuestión nos parece ser si cual-
quiera de las partes pueda razonablemente aprehender un riesgo ver-
dadero de carencia de imparcialidad sobre la base de tales hechos (y
no meramente sobre alguna especulación o inferencia). Si (y sólo si)
la respuesta es afirmativa puede decirse que el árbitro no inspira ple-
na confianza en su imparcialidad de juicio. Es decir, las circunstan-
cias efectivamente determinadas (y no meramente supuestas o inferi-
das) deben negar o poner claramente en duda la apariencia de im-
parcialidad. Si los hechos llevarían al planteamiento de alguna duda
razonable en cuanto a la imparcialidad del árbitro o miembro, la
apariencia de seguridad para las partes desaparecería y una recusa-
ción hecha por cualquiera de las partes tendría que sostenerse”18.
En estas circunstancias, los miembros no recusados del comi-
té sostuvieron que la independencia del presidente no podía entender-
se dañada, pues -como indicaron- “la mera existencia de alguna rela-
ción profesional con una parte no es una base automática para la re-
cusación de un árbitro o miembro de un comité. Todas las circunstan-
cias deben tomarse en cuenta para poder determinar si la relación es
suficientemente significativa para justificar la presencia de dudas ra-

17
Ver “Decisión acerca de…”, ob. cit., pág. 195; con igual parecer Malintop-
pi, “Independence…”, ob. cit., pág. 796.
18
Ver “Decisión acerca de…”, ob. cit., págs. 194-195.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 30
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

zonables en cuanto a la capacidad del árbitro o miembro de alcanzar


una decisión libre e independientemente”19.

Comentarios
Primero, la decisión analizada destaca adecuadamente el ca-
rácter preventivo de la obligación de revelación, así como su función
de transparencia respecto a las relaciones que el árbitro pueda mante-
ner con las partes o con el objeto de la controversia. A nuestro pare-
cer, hubiese sido deseable que esta decisión indique además que, así
como el incumplimiento de la obligación de revelación evidencia, con
el silencio, una probable fractura al deber de imparcialidad -e inde-
pendencia- del árbitro, a su vez, su adecuado cumplimiento evidencia
su probable respeto.
Segundo, la decisión reconoce que la sola existencia de una
relación profesional entre un árbitro, o miembro de un comité ad hoc,
con una parte no genera automáticamente su recusación, pues deben
considerarse todas las circunstancias para determinar si aquella es su-
ficientemente significativa como para poner en duda su apariencia de
imparcialidad. Y puesto que los miembros no recusados del comité ad
hoc entienden que el presidente no tuvo ni tiene ninguna relación de
abogado a cliente con las demandantes o sus filiales; que el trabajo
efectuado por su socio no tiene relación con el presente caso; que la
labor realizada concernía a una transacción específica e importaba una
asesoría jurídica de igual naturaleza; que el bufete del presidente no
fue consejero principal y; que la asesoría concluiría con el cierre de la
transacción respectiva. Es que rechazaron la recusación interpuesta.
Ahora bien, esta decisión resulta discutible, pues el hecho de que el
bufete del presidente preste asesoría jurídica a una de las partes duran-
te el transcurso del arbitraje, importa un factor de descalificación
acorde a los criterios que postulamos en el segundo comentario del
punto 3.1. Por tal razón, podemos asumir que el bufete legal seguirá

19
Ver “Decisión acerca de…”, ob. cit., pág. 196.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 31
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

manteniendo un vínculo de dependencia con la parte designante20, y


por ello cualquier árbitro, socio o empleado de éste, tendrá un interés
financiero en que el resultado de la causa no perjudique los ingresos
presentes o futuros del bufete, a causa de una decisión adversa a dicha
parte21. Asimismo, observamos en el caso que el interés financiero del
bufete del presidente es “significativo”, pues se cobraron casi US$
216.00022, y además se muestra claro el carácter de “actualidad” de la
actividad de asesoría legal prestada por éste, la cual se inició en 1995
y se prolongó hasta el presente procedimiento de anulación del lau-
do23. Razones que, a nuestro entender, no permiten al presidente del
comité “inspirar plena confianza en su imparcialidad de juicio” (artí-
culo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi), pues evidencian su “carencia
manifiesta” (artículo 57 del Convenio Ciadi).
Tercero, el fallo analizado emplea el criterio de minimis -
establecido por Amco Asia Corporation y otros con Indonesia- para
sopesar la relación de asesoría legal entre un socio del bufete del pre-
sidente del comité ad hoc recusado y el antecesor de la parte deman-
dada.

20
Vínculo que no desaparece por el hecho de que el bufete del presidente haya
estado sometido a las instrucciones del bufete de los E.E.U.U que actuaba
como consejero principal, puesto que el trabajo se realizó para el antecesor de
Vivendi y se cobró a éste.
21
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 220.
22
A nuestro parecer, se observa una parcial incongruencia en la decisión de
los miembros no recusados del comité ad hoc, pues en el punto 22 de su deci-
sión nos señalan que un vínculo de asesoría entre el árbitro y una parte, solo
puede justificarse en tanto los honorarios sean de minimis. Pero luego no em-
plean dicho criterio en los fundamentos de su decisión, salvo que se entienda -
tácitamente- que éstos asumen que los cerca de US $ 216.000 que cobró el bu-
fete del presidente, son de minimis.
23
Hecho el cual no cambia en razón de que la labor de asesoría restante -al
inicio del arbitraje- importase un honorario no mayor a US $ 2.000, ni tampo-
co porque el socio del presidente haya decidido no aceptar ninguna instruc-
ción más de Vivendi hasta que finalice el procedimiento de anulación de lau-
do.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 32
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Cuarto, la decisión entiende que el carácter “manifiesto” de la


carencia aludida por el artículo 57 del Convenio Ciadi, importa que
cualquiera de las partes en base a los hechos del caso pueda razona-
blemente aprehender un riesgo verdadero de carencia de imparcialidad
y no sólo basada en alguna especulación o inferencia. Esto es, a efec-
tos de sostener una recusación, las circunstancias específicas deben
negar o poner claramente en duda la apariencia de imparcialidad del
miembro del comité, al plantear una duda razonable en cuanto a ésta.
Observamos así que la decisión asume que el carácter de “manifiesto”
del artículo 57 del Convenio Ciadi es igual al criterio objetivo de
apreciación de la imparcialidad -e independencia- del árbitro, basado
en el “verdadero peligro de parcialidad” (the real danger test), em-
pleado por los tribunales ingleses. Criterio que quedó claramente fija-
do en el fallo de la Corte de Apelación de Inglaterra, del 15 de mayo
del 2000, relativo a AT&T Corporation and Lucent Technologies Inc.
versus Saudi Cable Co., según el cual la apreciación que se aplicará
ante una recusación por parcialidad de un árbitro, es la misma que la
aplicada a un juez. Y sin la demostración de un "verdadero peligro de
parcialidad", un árbitro no será removido por las cortes inglesas24.
Además, este caso nos enseña que un árbitro debe sopesar si su cono-
cimiento de una industria particular está comprometido por su co-
nexión a ciertas compañías de dicho sector25. Debiendo examinar ello
en atención a las partes -esto es, con los ojos de las partes-, y no desde
la perspectiva propia o de sus colegas, pues son ellas quienes necesi-
tan confiar en la imparcialidad de un árbitro y quienes asumirán las
consecuencias del laudo26. Por ello, algunos autores han señalado con
razón de que el test de "verdadero peligro de parcialidad", hoy adop-

24
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 206.
25
En este caso, el presidente del tribunal era director no ejecutivo de Nortel -
una compañía competidora de AT&T Corporation-, la cual había sido descali-
ficada como postor respecto al contrato que sería materia de arbitraje.
26
Con similar parecer Yu, Hong-Lin y Shore, Laurence “Independence, Im-
partiality, and Inmunity of Arbitrators – US and English Perspectives” en In-
ternational and Comparative Law Quarterly, Volumen 52, Cambridge, 2003,
págs.941-942.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 33
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tado por las cortes inglesas, resulta peligroso si no viene acompañado


de una apreciación de parcialidad desde los “ojos de las partes”. En
otras palabras, se exige una modulación subjetiva del test objetivo de
"peligro verdadero de parcialidad", la cual se introduce a través del
criterio de los “ojos de las partes”27. Por otra parte, el vínculo estable-
cido -entre “manifiesto” y “verdadero peligro de parcialidad”- por los
miembros no recusados suponemos que fue guiado por el hecho de
que la Arbitration Act de 1996 alude expresamente sólo al requisito de
imparcialidad (numerales 1 y 24) al igual que el Convenio y Reglas
del Ciadi. Asimismo, más allá de lo discutible que resulta emplear un
criterio jurisprudencial ajeno a la regulación propia del Ciadi, deviene
positivo el hecho de que la decisión entienda que el análisis de los
hechos que sustentan la recusación se haga desde los “ojos de las par-
tes”. Finalmente, consideramos erróneo que la decisión haya emplea-
do un criterio de apreciación objetivo de la imparcialidad -e indepen-
dencia- del árbitro (“verdadero peligro de parcialidad”), si bien modu-
lado subjetivamente, puesto que el artículo 57 del Convenio Ciadi
asume un criterio de apreciación subjetivo, y por ende totalmente con-
trario. En realidad, como lo señalamos en el punto 2.4., lo más ade-
cuado hubiera sido un esquema inverso, esto es, una modulación obje-
tiva del criterio subjetivo del artículo 57 del Convenio Ciadi, a través
del enfoque desde los “ojos de las partes”.

1.3. Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A.,


e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argentina (y
acumulados)
En el caso Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona
S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argentina
(y acumulados)28 -decisión del 22 de octubre 2007- el árbitro nombra-
do por los demandantes (Gabrielle Kaufmann-Kohler) fue recusado

27
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 209.
28
Los otros dos procedimientos acumulados son: Suez, Sociedad General de
Aguas de Barcelona S.A., y Vivendi Universal S.A. con Argentina; y AWG
Group con Argentina (arbitraje enmarcado en el Reglamento de la CNUDMI).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 34
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

por la demandada dada la supuesta existencia objetiva de dudas justi-


ficadas respecto de su imparcialidad, surgida del hecho de que el árbi-
tro recusado había sido miembro de un tribunal del CIADI en el caso
Compañía de Aguas del Aconquija S.A. y Vivendi Universal S.A. con
Argentina, habiendo dictado un laudo en contra de Argentina el 20 de
agosto de 2007, el cual presenta tantos errores, especialmente en cuan-
to a sus conclusiones sobre los hechos y la evaluación probática, que
la participación del árbitro recusado en la elaboración de esa decisión
de por sí demuestra “prima facie falta de imparcialidad de la mencio-
nada árbitro, manifestándose a través de las inconsistencias más sa-
lientes del laudo que generan una plena falta de confianza hacia la
Sra. Gabrielle Kaufmann-Kohler”29.
La recusación fue decidida por los dos árbitros no recusados
(Pedro Nikken y Jeswald W. Salacuse). El caso AWG Group con Ar-
gentina se resolvió en base al Reglamento de Arbitraje de la CNUD-
MI. En tanto los casos Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona
S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argentina;
y Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A., y Vivendi
Universal S.A. con Argentina se resolvieron en base al Convenio Cia-
di y demás reglas aplicables30.
En el caso AWG Group con Argentina, acorde al artículo
11(1) del Reglamento de Arbitraje de la CNUDMI, la demandada de-
bió recusar al árbitro dentro de los quince días siguientes al conoci-
miento de las circunstancias que den lugar a dudas justificadas sobre
su imparcialidad o independencia. Y puesto que éstas últimas surgen
del laudo dictado el 20 de agosto de 2007 (Compañía de Aguas del
Aconquija S.A. y Vivendi Universal S.A. con Argentina), consecuen-
temente, el plazo para recusar al árbitro venció el 4 de septiembre de

29
Ver “Decisión sobre la Propuesta de Recusación de un Miembro del Tribu-
nal Arbitral” (Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A., e Inter-
Aguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argentina; Suez, Sociedad Ge-
neral de Aguas de Barcelona S.A., y Vivendi Universal S.A. con Argentina; y
AWG Group con Argentina) publicada en www.worldbank.org/icsid, págs. 7-
8.
30
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., pág. 9.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 35
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

2007. Y dado que la propuesta de recusación se presentó el 12 de oc-


tubre de 2007, ésta deviene en extemporánea, razón por lo cual se re-
chaza la recusación31.
En los casos Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona
S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argentina;
y Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A., y Vivendi
Universal S.A. con Argentina, conforme a la regla 9(1) de las Reglas
de Arbitraje del CIADI, la demandada debió presentar su propuesta de
recusación “sin demora” pues de lo contrario, acorde a la regla 27 de
las Reglas de Arbitraje del CIADI, se entiende que “ha renunciado a
su derecho a objetar”. Y puesto que el pedido de recusación se pre-
sentó 53 días después de haber sido dictado el laudo -del 20 de agosto
de 2007-, con un texto de sólo 23 páginas y habiéndose podido infor-
mar al tribunal de la intención de recusar al árbitro, planteando los ar-
gumentos básicos de ello a fin de presentar luego los documentos de
apoyo, tal pedido deviene en extemporáneo y, por lo tanto, existe una
renuncia al derecho a objetar32.
Pese a lo anterior, los árbitros no recusados proceden a anali-
zar los aspectos sustanciales de la recusación. Estableciendo que, con-
forme a los artículos 14(1) y 57 del Convenio Ciadi, se puede recusar
a un árbitro cuando carezca de forma “manifiesta” de la cualidad de
ser una persona que inspire plena confianza en cuanto a su “imparcia-
lidad de juicio”. Y dado que la versión en inglés y aquella en castella-
no del artículo 14(1) -ambas igualmente auténticas-, aluden, respecti-
vamente, a “independencia” e “imparcialidad”, se aplican ambos cri-
terios al caso, como lo hacen también numerosas reglas de arbitraje33.
Se señala que los conceptos de “independencia e imparciali-
dad, aunque mutuamente relacionados, con frecuencia se consideran
claramente diferentes, aunque no siempre es fácil percibir con preci-
sión la naturaleza de la distinción. En términos generales, el concepto
de independencia se refiere a la inexistencia de relaciones con una

31
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., pág. 10.
32
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., págs. 10-13.
33
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., págs. 13-14.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 36
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

parte, que pueda influir sobre la decisión del árbitro. Por imparciali-
dad, en cambio, se entiende la inexistencia de un sesgo o predisposi-
ción favorable hacia alguna de las partes (…) Por lo tanto, en ciertas
situaciones es posible que un juez o árbitro sea independiente de las
partes, pero no imparcial (…) La independencia y la imparcialidad
son estados de ánimo (…) Ese estado de ánimo sólo puede inferirse a
través de los actos del árbitro en cuestión o de las personas con él
vinculadas. Es por esa razón que el Artículo 57 requiere que la parte
recusante pruebe cualquier hecho que indique una carencia manifies-
ta de imparcialidad o independencia”34.
Ahora bien, Argentina señala como el único hecho que prue-
ba la manifiesta falta de independencia e imparcialidad del árbitro re-
cusado el que éste participó en el laudo -y lo suscribió- del 20 de agos-
to de 200735. No ofrece tampoco prueba alguna con respecto al com-
portamiento del árbitro recusado durante el transcurso del proceso ar-
bitral -cuatro años- ni en relación a ningún hecho que pueda cuestio-
nar su independencia o imparcialidad. Por ello, los árbitros no recusa-
dos señalan que, acorde al artículo 57 del Convenio Ciadi, para con-
cluir que el árbitro recusado carece de independencia o imparcialidad
se tendría que asumir que su participación en el laudo del 20 de agosto
de 2007 prueba de por sí “manifiestamente” tal estado de ánimo. Sin
embargo, se observa que el referido laudo fue dictado por unanimidad
por tres prestigiosos árbitros, uno de los cuales fue designado por la
propia demandada36. Ahora, si bien Argentina considera que muchas
de las conclusiones fácticas y la evaluación probática a las que llegó

34
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., págs. 14-15.
35
A este respecto, como bien señala el tribunal, “la recusación de un árbitro
formulada por Argentina en este caso difiere de las recusaciones planteadas
en muchos otros casos (…) En numerosos casos anteriores del CIADI refe-
rentes a recusaciones de árbitros -si es que no en la mayoría de ellos- el fun-
damento aducido fue una supuesta vinculación profesional o comercial entre
el árbitro recusado, o entre alguno de sus asociados, y una parte del caso. Tal
situación no existe en el presente caso” (Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit.,
pág. 15).
36
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., págs. 16-17.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 37
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ese tribunal son erróneas, evidenciando ello -a su criterio- que el árbi-


tro recusado no pudo haber actuado en forma independiente e impar-
cial. Sin embargo, los árbitros no recusados señalan que “una diferen-
cia de opinión sobre una interpretación de un conjunto de hechos no
es de por sí prueba de falta de independencia o imparcialidad. Cier-
tamente es común, en todo el mundo, que los jueces y árbitros, cum-
pliendo honestamente sus funciones, lleguen a conclusiones de hecho
o de derecho con las que discrepe alguna de las partes (…) Aun
cuando un órgano de apelación en definitiva revoque esa decisión,
esa revocación no constituiría de por sí prueba de falta de imparcia-
lidad o independencia. Un juez o árbitro puede incurrir en un error
de derecho o extraer conclusiones equivocadas sobre los hechos, y sin
embargo ser independiente e imparcial”37.
Por otra parte, los árbitros no recusados frente a las preguntas
de: ¿el hecho de que un árbitro o juez haya adoptado una decisión que
la parte de un caso interprete como contraria a sus intereses significa
que ese juez o árbitro no puede ser imparcial con respecto a esa parte
en otro caso? y ¿el hecho de que un juez o árbitro haya llegado a con-
clusiones de derecho o de hecho en un caso significa que ese juez no
pueda pronunciarse sobre el derecho y los hechos en forma imparcial
en otro caso?, consideran que la respuesta es negativa, pues “la con-
clusión de que un árbitro o un juez carece de imparcialidad requiere
pruebas mucho más sólidas que las consistentes en que ese árbitro
haya participado en una decisión unánime con otros dos árbitros en
un caso en que una parte de ese caso sea actualmente parte en un ca-
so en el que ahora esté entendiendo ese árbitro o juez”38. Y además
por el hecho de que si bien Argentina es demandada en el caso relati-
vo al laudo del 20 de agosto de 2007 (Compañía de Aguas del Acon-
quija S.A. y Vivendi Universal S.A. con Argentina) como también en
los casos que conoce el presente Tribunal -todos los cuales se originan
en la privatización de sistemas de agua y cloacas en Argentina-, sin
embargo las dos situaciones son diferentes. Pues los casos sometidos

37
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., pág. 17.
38
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., pág. 18.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 38
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

al presente Tribunal están relacionados a las medidas y actos adopta-


dos por Argentina para hacer frente a la grave crisis que la azotó en el
2001, los cuales no gravitaron en medida alguna en el caso Compañía
de Aguas del Aconquija S.A. y Vivendi Universal S.A. con Argentina,
pues este se originó en hechos que ocurrieron cinco años antes. Asi-
mismo, el presente Tribunal debe aplicar los tratados bilaterales de in-
versiones celebrados por Argentina con España y con el Reino Unido,
los cuales no eran aplicables en el caso de Compañía de Aguas del
Aconquija S.A. y Vivendi Universal S.A. con Argentina39.
Por otra parte, si bien la demandada no plantea específica-
mente el tema en su propuesta de recusación, los árbitros no recusados
se preguntan si “al aplicar los estándares del Artículo 14 del Conve-
nio referentes a recusaciones, debe utilizarse un criterio subjetivo ba-
sado en la creencia de la parte reclamante, o un estándar objetivo,
basado en una evaluación razonable de la prueba, realizada por un
tercero”, frente a lo cual entienden que el Convenio Ciadi exige un es-
tándar objetivo, puesto que “un requisito implícito en el Artículo 57 y
en su exigencia de que la parte que recusa alegue un hecho que indi-
que carencia manifiesta de las cualidades que el Artículo14 exige de
un árbitro, es que esa carencia se pruebe en forma objetiva, y que la
mera creencia, por parte de quien formula la recusación, sobre la fal-
ta de independencia e imparcialidad del árbitro no basta para desca-
lificar al árbitro recusado (…) De hecho, la aplicación de un están-
dar subjetivo, individual, en lugar de un estándar objetivo, permitiría
a cualquiera de las partes de un arbitraje que por cualquier motivo no
se sienta satisfecha con el proceso, poner fin a éste en forma discre-
cional, simplemente sosteniendo que un árbitro no es independiente o
imparcial, lo que socavaría, y a decir verdad aniquilaría, el sistema
de arbitraje entre inversionistas y Estados, tan cuidadosamente esta-
blecido por los Estados que acordaron el Convenio”40.
Por todas estas razones, los árbitros no recusados desestima-
ron la recusación planteada.

39
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., págs. 18-19.
40
Ver “Decisión sobre la…”, ob. cit., págs. 19-21.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 39
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Comentarios
Primero, la decisión analizada emplea correctamente el requi-
sito de “sin demora” de la recusación, establecido en la regla 27 de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi, y asume también que su vulneración
importa una renuncia al “derecho a objetar”. Asimismo, estamos de
acuerdo que, en el caso, el haber presentado la recusación 53 días des-
pués de sucedido el hecho que la motiva (laudo del 20 de agosto de
2007) importa actuar “con demora” y por ende existe una renuncia al
derecho a objetar.
Segundo, la decisión asume correctamente que la “imparcia-
lidad de juicio” de los artículos 14(1) y 57 del Convenio Ciadi, englo-
ba tanto al requisito de independencia como de imparcialidad del árbi-
tro. Ahora bien, hubiese sido deseable que además clarifique el carác-
ter unitario de la aludida imparcialidad, evidenciando el rechazo de la
distinción terminológica dual por parte del Convenio Ciadi (ver punto
2.1.).
Tercero, la decisión entiende que los conceptos de indepen-
dencia e imparcialidad, si bien mutuamente relacionados, son -no
siempre fácilmente- pasibles de diferenciación. Asimismo, señala la
posibilidad de que un árbitro sea independiente pero parcial. Postulan-
do además que la independencia e imparcialidad importan “estados de
ánimo” los cuales pueden inferirse a través de actos concretos que
exigen ser probados. Ahora, si bien la distinción planteada entre inde-
pendencia e imparcialidad resulta correcta de forma general, cabe pre-
cisar que la independencia es un elemento principalmente objetivo que
se aprecia en relación con vínculos fácticos, mientras que la imparcia-
lidad es en esencia subjetiva y se observa en función de predisposicio-
nes intelectuales41. O lo que es lo mismo, la independencia -de carác-
ter objetivo- se refiere a la posición o situación del árbitro, en tanto
que la imparcialidad -de carácter subjetivo- viene referida a una acti-

41
Con este parecer Clay, "L'independance…", ob. cit., págs. 213-214.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 40
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tud de orden intelectual o psíquico42. Por lo cual cabe afirmar, que la


independencia, reducida a una noción objetiva, consiste básicamente
en una situación de no dependencia respecto a una parte. En tanto la
imparcialidad, como noción subjetiva, importa el no ser parcial, esto
es, no demostrar una prevención dejándose invadir o dominar por opi-
niones preconcebidas y factores extraños a los méritos del caso43. Por
otra parte, la decisión olvida que así como puede haber un árbitro in-
dependiente pero parcial, también cabe la posibilidad de que el árbitro
sea imparcial pero dependiente. Por último, la decisión califica erra-
damente a la independencia e imparcialidad como “estados de ánimo”,
pues ello resulta sólo correcto respecto a la imparcialidad que es de
carácter subjetivo -o si se quiere “anímico”- pero no en relación a la
independencia que es de carácter objetivo. Sin embargo, destaca co-
rrectamente que la ausencia de independencia e imparcialidad se evi-
dencia a través de actos concretos, los cuales requieren ser probados.
Debemos recordar quetanto la imparcialidad como la independencia se
justifican objetivamente, es decir, su ausencia no puede apreciarse
más que de forma objetiva, midiéndose in abstracto la consecuencia
de los hechos constitutivos del presunto atentado a la imparcialidad
y/o independencia, dado que es imposible calcular el efecto psicológi-
co realmente producido por éstos en el “espíritu” del árbitro44.
Cuarto, la decisión postula correctamente que la participación
del árbitro recusado en el laudo del 20 de agosto de 2007 no prueba
per se “manifiestamente” su falta de imparcialidad e independencia.
Lo cual queda además claro por el hecho de que el laudo fue dictado
por unanimidad por los tres árbitros, incluido aquel designado por la
propia demandada. Además, en razón de que un árbitro al decidir pue-
de cometer un error de apreciación fáctica o de interpretación jurídica
sin dejar por ello de ser independiente e imparcial. A lo cual se suma
el hecho que si bien la demandada en el caso relativo al laudo del 20

42
Con similar parecer Lalive, Pierre “Sur L'impartialité de L'arbitre Interna-
tional en Suisse” en La Semaine Judiciaire, Vol. 112, Ginebra, 1990, pág.
364.
43
Con igual parecer Henry, “Les obligations…", ob. cit., pág. 195.
44
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 127.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 41
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

de agosto de 2007 es la misma que en los casos sometidos al presente


tribunal, sin embargo las situaciones son diferentes. Pues los casos del
presente tribunal están vinculados a las medidas adoptadas por Argen-
tina para enfrentar la crisis económica que sufrió el 2001, las cuales
no gravitaron en medida alguna en el caso relativo al laudo del 20 de
agosto de 2007, pues éste se originó en hechos que ocurrieron en
1996. Y además, el presente tribunal debe aplicar los tratados bilatera-
les de inversiones celebrados por Argentina con España y con el Re-
ino Unido, los cuales no eran aplicables en el caso anterior. Ahora
bien, una previa designación del árbitro por una de las partes es un
factor que requiere un atento examen para efectos de determinar si ge-
nera descalificación o no. En tal forma, cuando el árbitro designado ha
servido como tal en un arbitraje anterior que implicaba por lo menos a
una de las partes o a temas similares, debemos observar -inter alia- si
la decisión anterior prejuzga la responsabilidad de una parte. En tal
forma, si la recusación se basa únicamente en el hecho de que un árbi-
tro es designado por la misma parte que lo nombró en un arbitraje
previo, ésta debe ser rechazada porque ello sólo evidencia que el árbi-
tro probó su capacidad y experiencia en el primer arbitraje. Asimismo,
una determinada posición -sustantiva o procesal- tomada en un arbi-
traje no debe descalificar al árbitro para posteriores designaciones. Fi-
nalmente, resulta claro además que si un árbitro participó en un arbi-
traje conexo previo que involucraba a una de las partes, y la decisión
del tribunal efectivamente prejuzgó el tema de la responsabilidad
planteado por o contra una parte que no estuvo implicada en el arbitra-
je anterior, entonces el árbitro debe ser descalificado45. Por el contra-
rio, en ausencia de toda decisión previa que pueda generar un prejui-

45
Con similar parecer Reymond, Claude “Des Connassainces Personnelles de
L'arbitre à son Information Privilégiée - Réflexions sur Quelques Arrêts Ré-
cents" en Revue de L´arbitrage, Número 1, Paris, 1991, pág. 11, nos señala
que “el hecho de haber participado en una instancia anterior que concierne al
mismo contencioso no es, en sí, un motivo de descalificación, excepto si de
hecho se ha decidido sobre el segundo litigio”.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 42
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

cio desfavorable del árbitro, su participación en un arbitraje conexo no


resulta un factor de descalificación46.
Quinto, la decisión resulta técnicamente defectuosa y palma-
riamente contra textum, al postular que el estándar de apreciación de
la imparcialidad -e independencia- del árbitro asumido por los artícu-
los 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi, resulta objetivo. Asimismo,
la decisión analizada no tiene muy claro el contenido y alcances de la
apreciación subjetiva de la imparcialidad -e independencia- del árbi-
tro, pues ésta no se basa en la mera “creencia de la parte reclamante”,
ni impide que la falta de imparcialidad -e independencia- “se pruebe
en forma objetiva” y tampoco permite que una parte ponga fin al arbi-
traje “en forma discrecional, simplemente sosteniendo que un árbitro
no es independiente o imparcial”. Ahora bien, primero debemos pre-
cisar que la apreciación subjetiva de la imparcialidad -e independen-
cia- importa hallar las verdaderas intenciones del árbitro y no se justi-
fica en la mera creencia de la parte recusante. En segundo lugar,
hemos de señalar que la apreciación subjetiva requiere ser probada en
forma objetiva, pues es necesario que se acredite a través de un medio
externo si una persona razonable consideraría que ese estado de la
mente -del árbitro- constituye parcialidad, o tendría un razonable te-
mor de que sea así. Y finalmente, conviene recordar que la aprecia-
ción subjetiva es necesariamente menos severa que la apreciación ob-
jetiva y no al revés como creen los árbitros no recusados (ver puntos
2.1. y 2.4.).

1.4. EDF International S.A., SAUR International S.A. y


León Participaciones Argentinas S.A. con Argentina
En el caso EDF International S.A., SAUR International S.A.
y León Participaciones Argentinas S.A. con Argentina -decisión del
25 de junio de 2008- la árbitro nombrada por los demandantes (Ga-
brielle Kaufmann-Kohler) fue recusada por la demandada en base a la
supuesta existencia objetiva de dudas justificadas respecto de su im-
parcialidad.

46
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 236-237.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 43
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

En atención a la cantidad y complejidad de los diversos actos


practicados en la presente recusación, los analizaremos a continuación
esquemáticamente47.

Posición de la demandada
En su recusación la demandada no aludió únicamente al pre-
sente arbitraje, sino que también se refirió al desempeño de la profeso-
ra Kaufmann-Kohler en otros arbitrajes48, respecto de los cuales la
presente decisión no toma ninguna posición, pues considera que éstos
deben tratarse sobre la base de sus propios méritos.
Ahora bien, Argentina sustenta su recusación en el hecho de
que la árbitro recusada fue designada como miembro de la junta direc-
tiva en la Sociedad Bancaria y Financiera Suiza UBS A.G., situación
la cual, según la demandada, presenta los siguientes vínculos con el
presente caso: 1º UBS recomienda que sus clientes inviertan en Eléc-
tricité de France (“EDF"), la corporación matriz de EDF International,
uno de los demandantes en este arbitraje; 2º UBS y EDF tienen un in-
terés común en la compañía AEM Milán (“AEM "), la cual EDF con-
trola efectivamente a través de la compañía intermediaria Transalpina
de Energía mientras que UBS tiene 5.32% de las acciones; 3º UBS y
EDF tienen un interés común en la compañía suiza Motor Columbus.
EDF adquirió de UBS el 17.3% del capital social de la compañía en
octubre de 2005 y otro 17.32% en marzo de 2006; 4º En octubre de
2005 EDF colocó una oferta de acciones en el mercado financiero
francés con la ayuda de UBS Limitado; y 5º La Fundación de Inver-

47
Ver “Challenge Decisión Regarding profesor Gabrielle Kauffman-Kohler”
(EDF International S.A., SAUR International S.A., León Participaciones Ar-
gentinas S.A. v. Argentine Republic) publicada en www.worldbank.org/icsid,
págs. 3-33.
48
Los cuales son los siguientes: 1. Caso No. ARB/03/17 de CIADI con Suez,
Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A. e Interagua Servicios Integrales
del Agua S.A.; 2. Caso No. ARB/03/19 de CIADI con Suez, Vivendi Univer-
sal S.A. y Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A.; 3. Caso No.
ARB/03/22 de CIADI con Electricidad Argentina S.A. y EDFI S.A.; y 4. arbi-
traje de UNCITRAL con Anglian Water Ltd.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 44
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

sión UBS cotiza los bonos de EDF (cuyo valor asciende a 3% de las
acciones de EDF) dentro de sus obligaciones extranjeras (en francos
suizos)49.
Respecto al estándar aplicable la demandada señala que se
aplican los artículos 14 y 57 del Convenio Ciadi. Además menciona
los artículos 9 y 10 del Reglamento de Arbitraje de la CNUDMI, que
hablan de “dudas justificadas” con respecto a la imparcialidad o inde-
pendencia50. Igualmente, señala que la falta de las cualidades del artí-
culo 14 del Convenio Ciadi debe ser “manifiesta”, esto es, ha de ser -
citando a Schreuer- “fácilmente comprensible o reconocida por la
mente”. Sostiene así Argentina que, acorde a este estándar, el árbitro
recusado omitió revelar la existencia de hechos que plantean dudas
sobre su imparcialidad e independencia. Para complementar sus ar-
gumentos se apoya en las “Directrices de la IBA sobre Conflictos de
Intereses en el Arbitraje Internacional” y en el fallo de la Corte Su-
prema de los Estados Unidos de América en el caso Commonwealth
Coatings Corp. versus Continental Casualty Co. (18 de noviembre de
1968) y en las decisiones de la Cámara de los Lores51 del Reino Unido
en el caso Pinochet (17 de diciembre de 1998 y 15 de enero de 1999)
y en el caso Magill versus Porter (2001). Adicionalmente, la deman-
dada cita el informe de 2003 de la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo pues éste propone que un interés finan-
ciero puede ser indirecto, pero aún así dañar la integridad del proceso
arbitral52.
El 16 de enero de 2008, Argentina presentó unas observacio-
nes a los comentarios de la árbitro recusada de fecha 21 de diciembre

49
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., pág. 5.
50
Al parecer, tal referencia se aplica al caso de Anglian Water, conducido ba-
jo el Reglamento de Arbitraje de la CNUDMI (no sujeto a la decisión de esta
recusación) pero con un sugerido valor persuasivo en el presente arbitraje.
51
Conviene señalar que la House of Lords (Cámara de los Lores), además de
su función como Cámara Alta del Parlamento, es también el tribunal de apela-
ción final del Reino Unido en casos de orden civil. Y en materia criminal, en
Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.
52
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 5-6.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 45
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

de 2007. La demandada compara el alegado conflicto de intereses a un


motorista que no hace caso a una luz roja, o a un juez que decide en
un caso en el que su hija actúa como abogada. Además, rechaza la vi-
sión planteada por los abogados del demandante, sosteniendo que su
petición de recusación no importa un comportamiento trasgresor ni di-
latorio. Por otra parte, Argentina presenta nuevos argumentos relativos
a los vínculos entre UBS y EDF, que descalifican a la árbitro recusa-
da, tales como la propiedad de AEM y la recomendación de las accio-
nes de EDF. Indica además la demandada, que solicitó a los deman-
dantes notificar cualquier relación que tuvieran con la profesora
Kaufmann-Kohler y que ésta última tenía el deber de investigar cual-
quier potencial conflicto de interés, tal como un puesto en el directorio
de UBS53. La demandada enfatiza además los deberes de un miembro
del directorio de UBS, incluso uno sin cargo ejecutivo, citando para
ello diversos documentos de organización y regulación de la UBS54.
Buscando así demostrar que la junta directiva tiene máxima responsa-
bilidad al dirigir la corporación, como también el grado de informa-
ción puesto a disposición de los miembros de la junta directiva55. Pre-
cisa además Argentina que, según el Manual de la UBS, un miembro
del directorio recibe un honorario de 300.000 Francos Suizos, 50% en
efectivo y 50% en acciones restringidas de UBS. En tanto los miem-
bros sin cargo ejecutivo pueden elegir recibir su remuneración ente-
ramente en acciones restringidas de UBS. La demandada recuerda va-
rios casos Ciadi recientes de recusación en los cuales han sometido a
los árbitros a altos estándares para evitar cualquier aspecto de impro-
piedad, tales como SGS versus Pakistán y Vivendi versus República
Argentina.

53
El demandado indica que este deber está materializado en los principios ge-
nerales 3 y 7 de las “Directrices de la IBA sobre Conflictos de Intereses en el
Arbitraje Internacional”.
54
Tales como el manual de la UBS, la guía para directores de la UBS, las re-
gulaciones de organización de la UBS y los artículos de asociación de la UBS.
55
En opinión de la demandada, es difícil defender la posición de que la profe-
sora Kaufmann-Kohler no tenía conocimiento de las transacciones controver-
tidas.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 46
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

El 29 de febrero de 2008, Argentina presentó sus observacio-


nes a la carta de los demandantes del 11 de febrero de 2008, adjuntan-
do un informe de Charles W. Wolfram56, profesor honorario -y retira-
do- de la Escuela de Derecho de la Universidad de Cornell. Ahora
bien, fuera del Convenio Ciadi y de las Reglas de Arbitraje, las fuen-
tes que emplea el profesor Wolfram para apoyar sus conclusiones son
únicamente el caso Commonwealth Coatings versus Continental Ca-
sualty y las “Directrices de la IBA sobre Conflictos de Intereses en el
Arbitraje Internacional”. Concluye el profesor Wolfram que la árbitro
recusada demostró una carencia manifiesta de las cualidades exigidas
para los árbitros bajo el Convenio Ciadi al ser parte del directorio de
UBS y no divulgar ello. Y dado que UBS almacena acciones de EDF,
y recomienda EDF a sus clientes, el profesor Wolfram considera que
existe un incentivo económico para que UBS favorezca a los deman-
dantes, y por lo tanto que los “intereses de lealtad” de la árbitro recu-
sado la llevarán a seguir esa línea en el arbitraje. Sugiere además el
profesor Wolfram que el tamaño relativo de las acciones de UBS en
EDF no enerva la recusación, proponiendo un “experimento mental”
en el cual un pequeño banco mantiene el 10% de sus activos en EDF y
en los otros demandantes. Se pregunta entonces si el tamaño de las te-
nencias de UBS llega a ser inmaterial simplemente porque UBS no es
un pequeño banco, sino la novena empresa negociada públicamente
más grande del mundo57. Ahora bien, las observaciones de Argentina

56
Se observa que el Profesor Wolfram no alega tener ninguna experiencia en
arbitraje, sea internacional o doméstico. En cambio, su trabajo ha tratado con
la ética profesional en el contexto de la práctica americana, es decir, los prin-
cipios aplicables a la barra y a la judicatura dentro de los Estados Unidos. Por
ello, sus opiniones se ofrecen por la analogía entre los jueces y los árbitros,
pero no por ninguna especialización en el arbitraje.
57
Frente a la cual la asesoría legal de Argentina responde que en alguna parte
y a un cierto nivel dentro de la burocracia de UBS habían encargados que po-
drían haber estado motivados a intentar influenciar al árbitro recusado. Y que
además el árbitro recusado estaría motivado -por su lealtad institucional y por
su propio interés económico- a defender los intereses de UBS de forma tal que
debe causar su descalificación en este caso.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 47
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

fundan muchos de sus argumentos sobre los temas tocados en la opi-


nión del Profesor Wolfram. En tal forma, la demandada sostiene que
los vínculos entre UBS y EDF dan lugar a un conflicto objetivo para
la profesora Kaufmann-Kohler, sin importar el tamaño de las tenen-
cias de EDF. Además, sostiene que la propiedad de EDF es significa-
tiva incluso para una institución financiera del tamaño de UBS y que
UBS se beneficiaría económicamente por las remisiones favorables de
clientes y rangos industriales, que harían a la árbitro recusada favore-
cer a los demandantes debido a su lealtad institucional y esperanza de
mayor remuneración económica. La demandada considera que tal vín-
culo no inspira confianza en la imparcialidad de la profesora Kauf-
mann-Kohler, enfatizando el requisito de “apariencia de imparciali-
dad”, al cual no le importa si existe esa imparcialidad en realidad. Ar-
gentina señala además que los árbitros deben revelar las circunstancias
que puedan dar lugar a dudas justificadas sobre su imparcialidad o
independencia58.
El 25 de abril de 2008 la demandada alcanzó una copia del
fallo de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos en el caso New
Regency Productions Ind. versus Nippon Herald Films (2007), el cual
considera tiene una semejanza fáctica con la presente recusación.
Finalmente, el 14 de mayo de 2008, Argentina alcanzó un ar-
tículo de prensa que sugería una influencia decisiva ejercida por la
profesora Kaufmann-Kohler en la junta directiva de UBS, publicado el
9 de mayo de 2008 en el diario suizo 24 Heures59.

Posición de los demandantes


En su escrito del 21 de diciembre de 2007, los demandantes
sostienen que cualquier relación entre EDF y UBS es tan tenue que
llega a ser inmaterial y, en apoyo de su argumento, sugieren que los
estándares de recusación del CIADI se centran en factores tales como

58
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 9-12.
59
Artículo el cual describe la labor de la profesora Kaufmann-Kohler en la
eliminación de ciertos individuos del directorio de UBS luego de ciertos pro-
blemas acaecidos en este banco.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 48
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

la dependencia financiera, las relaciones de empleo y las relaciones de


subordinación entre una de las partes y un árbitro. Los demandantes
señalan que es vital recordar que UBS no tiene ningún interés de ese
tipo con respecto a EDF, por lo cual no puede existir ninguna amenaza
con respecto a la independencia e imparcialidad del árbitro recusado.
Además, afirman que las “Directrices de la IBA sobre Conflictos de
Intereses en el Arbitraje Internacional” no se aplican al presente arbi-
traje e incluso, si se aplicaran, no proporcionan ninguna base para la
recusación. Asimismo, los demandantes rechazan el uso de las nuevas
reglas del Ciadi (eficaces desde abril de 2006) que dictan que los árbi-
tros deben revelar las relaciones que pudieran hacer que una parte
cuestione la confianza en su imparcialidad de juicio. Por último, los
demandantes indican que la normativa del Ciadi no impone a las par-
tes ningún deber de informar ante éste. Además, la imposición de tal
obligación sería irrealizable y poco realista60.
El 16 de enero de 2008 los demandantes presentaron unas ob-
servaciones en la que concluyen que los comentarios del árbitro recu-
sado eran plenamente consistentes con el análisis de su carta del 21 de
diciembre de 2007, e insistieron en su opinión de que no hay ninguna
base para apoyar la existencia de una carencia manifiesta de las cuali-
dades requeridas por el artículo 14 del Convenio Ciadi. Asimismo, és-
tos concluyeron que los comentarios de la profesora Kaufmann- Koh-
ler eran enteramente consistentes con el análisis de su carta del 21 de
diciembre de 200761, e insistieron con sus opiniones de que ninguna

60
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 13-14.
61
Cabe indicar además que, en respuesta a los comentarios de la Profesora
Kaufmann-Kohler del 21 de diciembre de 2007, la demandada envió una carta
en que observaba lo siguiente: 1º La Profesora Kaufmann-Kohler confirmó
que ella no era consciente de la relación de negocios alegada entre UBS y
EDF; 2º La Profesora Kaufmann-Kohler confirmó que su posición en UBS no
tenía ninguna implicación en las decisiones económicas individuales; y 3º La
Profesora Kaufmann-Kohler aclaró que las relaciones de negocios de UBS no
afectaron su independencia e imparcialidad como árbitro.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 49
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

base existe para apoyar la existencia de una carencia manifiesta en las


cualidades requeridas bajo el artículo 14 del Convenio Ciadi62.
El 11 de febrero de 2008, los demandantes presentan una car-
ta -no solicitada- en la que hacen comentarios en respuesta a las ob-
servaciones planteadas por la demandada el 16 de enero de 2008. En
tal forma, señalan que la profesora Kaufmann-Kohler se enteró del in-
terés de la Fundación UBS con EDF a raíz de la recusación planteada
por Argentina, recordando además el tamaño de UBS, el cual posee
aproximadamente US $ 3 trillones de activos bajo gerencia. Asimis-
mo, los demandantes enfatizan la falta de conocimiento por parte del
árbitro recusado, y respecto a ello discuten pautas internas de la UBS,
señalando además que los miembros de la junta directiva pueden no
asumir responsabilidades cotidianas de gerencia. Finalmente, los de-
mandantes señalan que la remuneración de los directores sin cargo
ejecutivo, incluso si son pagados con acciones, no depende del fun-
cionamiento financiero del grupo UBS y que las acciones restringidas
no se pueden vender por cuatro años. Por lo cual, estos hechos evitan
que el éxito de EDF en el presente arbitraje tenga cualquier efecto ma-
terial sobre la capacidad de la profesora Kaufmann-Kohler de ejercitar
un juicio imparcial63.

Comentarios del árbitro recusado


El 21 de diciembre de 2007 el árbitro recusado presentó ante
el Ciadi un escrito en el que, si bien no deseaba comentar respecto a
los méritos de la recusación, aclaró cinco puntos respecto a su relación
con UBS. Primero, excepto en el caso de Motor Columbus, la profeso-
ra Kaufmann-Kohler no tenía ningún conocimiento de la relación de
negocios entre UBS y EDF antes de la recusación. Y respecto a Motor
Columbus, sólo tenía conocimiento de las participaciones. Además,
para cuando la designaron a la junta directiva, sabía que UBS se había
retirado de la inversión. Segundo, luego de ver la recusación, la profe-
sora Kaufmann-Kohler pidió a UBS verificar la exactitud de las ac-

62
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., pág. 14.
63
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 14-15.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 50
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ciones relativas a las alegaciones vertidas por Argentina, cuyas res-


puestas fueron adjuntadas a su carta. Agregó también el árbitro recu-
sado que no vio estos hechos como algo relevante en cuanto a su in-
dependencia e imparcialidad. Tercero, como miembro independiente
de la junta directiva sin cargo ejecutivo, la profesora Kaufmann-
Kohler no tenía ninguna implicación en las decisiones económicas in-
dividuales de UBS, y no recibió la información relacionada con estos
temas. Por lo cual, no consideró que tales relaciones de negocios pu-
dieran potencialmente afectar su independencia e imparcialidad. Cuar-
to, al momento de su designación a la junta directiva de la UBS, la
profesora Kaufmann-Kohler presentó una lista confidencial de arbitra-
jes pendientes, incluyendo los dos procedimientos que implican al
grupo de EDF. A lo cual UBS le indicó que no existía conflicto algu-
no, a excepción de su posición en el jurado de la Copa América, del
que ella renunció. Quinto, los directores sin cargo ejecutivo no se
ocupan de asuntos específicos respecto a negocios o clientes, y ade-
más no se compartió con el árbitro recusado ninguna información
acerca de las partes implicadas en presente arbitraje64.

Decisión de los árbitros no recusados


La recusación fue decidida por los dos árbitros no recusados
(William W. Park y Jesús Remón). Los cuales señalaron, primero, que
un árbitro debe ser descalificado si los hechos existentes no permiten
inspirar plena confianza en su imparcialidad de juicio. Y acorde a los
artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi, aceptan -según la cita
de Schreuer hecha por Argentina- que esta carencia debe ser manifies-
ta, esto es, “fácilmente comprensible o reconocida por la mente”.
Agregando además que la prueba propuesta para decidir si una caren-
cia es “manifiesta” no se relaciona con la seriedad de la alegación, si-
no con la facilidad con la cual ésta puede ser percibida. En tal forma,
algo es “manifiesto” si puede “ser discernido con poco esfuerzo y sin
un análisis más profundo”.

64
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 15-16.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 51
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

En tal forma, los árbitros no recusados consideran, primero,


que Argentina plantea su recusación de buena fe, sin ninguna motiva-
ción incorrecta. Segundo, entienden que los hechos afirmados por la
demandada no permiten sospechar que el árbitro recusado se parciali-
ce en favor de los demandantes, pues su posición como directora no
ejecutiva en UBS no le genera ningún interés financiero en la compa-
ñía de éstos y tampoco se beneficiaría de modo alguno por un laudo a
favor de los demandantes. Asimismo, al preguntarse si la árbitro recu-
sada podría favorecer a los demandantes en tanto un fallo favorable a
éstos generaría alguna ventaja para UBS, entidad a la cual lo une un
vínculo de solidaridad emocional e identidad psicológica dada su po-
sición dentro de ella. Los árbitros Park y Remón entienden que, si bien
“la perspectiva de tal influencia subconsciente nunca puede ser ex-
cluida totalmente, la posibilidad sigue siendo tenue y especulativa. No
se puede esperar que el resultado de este arbitraje tenga algún impac-
to material en las fortunas de UBS. Sólo como de minimis se podría
esperar tal efecto sobre el bienestar psicológico, social o económico
de la Profesora Kaufmann-Kohler. Un observador razonable no pue-
de concluir que la independencia de la Profesora Kaufmann-Kohler
fluctuaría, en virtud de su posición en UBS, en función de una victoria
para un lado o para el otro. Ningún observador razonable encontra-
ría credibilidad en tal panorama”65.
De otro lado, respecto a los vínculos de la árbitro recusada
alegados por parte de la demandada, los árbitros Park y Remón se
ocupan de analizar cada uno de ellos en detalle.
En tal forma, los árbitros no recusados señalan que el hecho
de que UBS recomendara a sus clientes a EDF66 como una buena
oportunidad de inversión, no genera una carencia manifiesta en la con-
fianza sobre la imparcialidad de juicio del árbitro recusado. Pues con-
sideran que “estas recomendaciones fueron hechas como parte del

65
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 18-19.
66
La demandada citó un comunicado de prensa de UBS -emitido en su UBS
Media Release del 27 de junio de 2007- en el cual se menciona a EDF como
una de las seis compañías cuyas acciones podrían beneficiarse con el cambio
de clima
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 52
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

curso ordinario de los negocios de UBS. Mientras que UBS quiere


obviamente que sus recomendaciones prueben ser buenas, este hecho
no dio a la Profesora Kaufmann-Kohler ningún incentivo directo para
favorecer a los demandantes. La conexión sigue siendo especulativa e
indirecta, y así no determinativa con respecto a esta recusación”67.
Por otra parte, respecto al hecho de que UBS y Transalpina
de Energía (controlada por EDF) comparten acciones en común en
AEM, los árbitros no recusados entienden que ello no crea las circuns-
tancias necesarias para evidenciar la falta de imparcialidad del árbitro
recusado, pues UBS mantiene su interés en AEM dentro del curso
normal de sus actividades económicas como uno de los bancos y fir-
mas privadas más grandes del mundo, a lo cual se suma el pequeño
porcentaje de acciones de UBS en AEM, esto es, menos del 1.5%68.
Respecto a las acciones que UBS poseía en Motor Colombus,
los árbitros no recusados consideran que los hechos que rodean tal in-
versión no dan razones para sospechar que la imparcialidad del árbitro
recusado pudo deteriorarse, pues observan que “UBS dispuso de sus
acciones en Motor Columbus hace aproximadamente dos años. Véase
las cartas del 20 de diciembre de 2007 del Dr. Karin Eugster y del Dr.
Bernhard Schmid, Asesor Legal y Director del Área Legal de UBS,
respectivamente, adjuntadas a la carta de la Profesora Kaufmann-
Kohler del 21 de diciembre de 2007. Véase que la sección 3 de esa
carta indica que el 23 de marzo de 2006 UBS vendió su participación
de 55.6% en Motor Columbus (…) No se ha sugerido ningún meca-
nismo o nexo para explicar porqué alguien en la posición de la Profe-
sora Kaufmann-Kohler, como directora sin cargo ejecutivo en UBS,
desearía que el demandado pierda este arbitraje debido a esta pro-
piedad de hace algún tiempo”69.
De otro lado, en relación a la participación de UBS en un
consorcio financiero que asistió a EDF para efectos de la colocación
de sus acciones en el mercado francés, los dos árbitros no recusados

67
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., pág. 19.
68
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., pág. 20.
69
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 20-21.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 53
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

señalan que, no habiéndose alegado que UBS haya comprado acciones


de EDF durante esta colocación, consecuentemente, “no podemos per-
cibir ninguna relación entre la actividad de ese consorcio y la manera
en la que la Profesora Kaufmann-Kohler evaluará los problemas
planteados en este caso (…) El papel que juega UBS en esta coloca-
ción financiera no da la a Profesora Kaufmann-Kohler ninguna razón
para esperar un beneficio, sea directo o indirecto, de darse un resul-
tado que favorezca a los demandantes en este arbitraje”70.
En relación a la Fundación de Inversiones UBS, los dos árbi-
tros no recusados señalan, inicialmente, que si EDF pierde este
arbitraje las inversiones de la Fundación en EDF valdrían menos, lo
cual podría generar que el árbitro recusado al buscar el bienestar de la
fundación estaría tentado a decidir a favor de los demandantes.
Seguidamente, observan que en la “composición del portafolio”,
anexa en su escrito de recusación -anexo XXIV- y a cuya página 136
alude la demandada, no existe ninguna indicación de que EDF esté
presente. Más por el bien de la recusación entienden que la referencia
ha sido mal indicada. Asimismo, los árbitros Park y Remón observan
que “sigue siendo confuso porqué la composición de los activos de la
fundación haría que la Profesora Kaufmann-Kohler se desvíe de su
deber de ejercitar un juicio imparcial. La fundación es una institución
para la inversión colectiva de activos por parte de los fondos de
pensiones suizos. En última instancia, los activos de la fundación
beneficiarán a los varios fondos de pensiones suizos que forman parte
de las instituciones que participan en la fundación (…) Observamos
que el Departamento Legal de UBS afirma que las referencias en el
anexo XXIV se refieren a deudas (bonos) más que a valores
(acciones) (…) En la misma sección de la carta del Departamento
Legal de UBS indica que el “total de las acciones de UBS” en EDF
está por debajo del 1.5%. Por el contexto, entendemos que esta
mención de las “acciones de UBS” se refiere a la Fundación aludida
en el párrafo anterior (…) Incluso si UBS A.G. (el banco) tuvo en su
poder bonos de EDF, menos de 1.5% no sería lo bastante significativo

70
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., pág. 21.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 54
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

de 1.5% no sería lo bastante significativo como para tener un impacto


en la imparcialidad de la Profesora Kaufmann-Kohler”71.
Por otra parte, respecto al deber de revelación e investigación
a cargo del árbitro recusado72, los árbitros Park y Remón señalan que
“respecto a la alegada falta al deber de revelación, no podemos acep-
tar que el hecho de no revelar la calidad de miembro del directorio de
la Profesora Kaufmann-Kohler indica una carencia manifiesta en el
ejercicio de un juicio imparcial. Cualquiera sea el nivel de informa-
ción requerido por la Convención de CIADI, la falta de informar a las
partes sobre esta calidad de miembro del directorio no se eleva a ese
nivel”73. Además, sostienen que si bien algunos sistemas legislativos y
reglas de arbitraje pueden requerir tal revelación, tal deber no se en-
cuentra en los estándares de la normativa del CIADI.Y asimismo se-
ñalan que los argumentos de Argentina relativos al deber de investiga-
ción a cargo del árbitro recusado están mal planteados, pues el aludido
estándar general 7(c) de las Directrices de la IBA sobre Conflictos de
Intereses en el Arbitraje Internacional habla de investigaciones “razo-
nables” sobre conflictos “potenciales” y hechos que pueden causar
que la imparcialidad del árbitro sea cuestionada. Lo cual no resulta
aplicable al caso, pues no se ha presentado ninguna evidencia de que
la Profesora Kaufmann-Kohler tenía razones para sospechar cualquier
conflicto o hecho potencial que pusiera en duda su imparcialidad74.
Señalan además que tal “conclusión es constante con la línea de aná-
lisis en la reciente decisión de la Corte Federal de Apelaciones de los
E.E.U.U. en AIMCOR v. Ovalar, una disputa entre una compañía
americana y una turca (…) En AIMCOR, el árbitro recusado se había
enterado y había revelado una potencial transacción entre su compa-
ñía y el comprador de la entidad americana involucrada en el arbitra-
je. Ninguna recusación fue planteada en ese momento. Más adelante,

71
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 22-23.
72
Dado que Argentina sostenía en su escrito de recusación que la profesora
Kaufmann-Kohler tenía un deber de dar a conocer su calidad de miembro del
directorio de UBS y de investigar potenciales conflictos de intereses.
73
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., pág. 23.
74
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 23-24.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 55
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

sin embargo, otros hechos salieron a luz sobre negocios entre la com-
pañía del árbitro y la parte americana del conflicto. A la luz de haber
sido puesto en conocimiento de la transacción anterior, esperaron que
el árbitro ejerza una vigilancia continua con respecto a ese tema (…)
No tomamos ninguna posición frente a si tal estándar se aplica bajo
la convención del CIADI, pero notamos que no se afrontó un patrón
similar de hechos en el caso de la Profesora Kaufmann-Kohler. En
AIMCOR v. Ovalar el árbitro recusado no era director no ejecutivo,
sino presidente del directorio: Presidente y Gerente General de una
compañía que tenía negocios directos con una de las partes del arbi-
traje”75. Adicionalmente, los árbitros no recusados indican en relación
a la aplicación de la regla 6, inciso 2, de las Nuevas Reglas de Arbitra-
je del Ciadi, que éstas “entraron en vigencia el 10 de abril de 2006, no
se aplican a los procedimientos de este arbitraje, que conforme al ar-
tículo 44 de la convención del CIADI, se rige por las reglas que en-
traron en vigor en enero de 2003 (…) Incluso si las nuevas reglas se
aplicaran en este caso, es dudoso que se aplicarían a hechos que la
Profesora Kaufmann-Kohler no conocía ni tenía razón para cono-
cer”76. Finalmente, respecto a la alegación de Argentina de que los
propios demandantes tenían el deber de informar a ésta sobre la cali-
dad de miembro del directorio del árbitro recusado. Los árbitros Park
y Remón señalan que no hay evidencia que demuestre que alguna per-
sona en EDF era consciente de la posición de la Profesora Kaufmann-
Kohler en UBS o de las alegadas relaciones entre UBS y EDF.
De otro lado, respecto al informe del profesor Charles W.
Wolfram presentado por Argentina, los árbitros no recusados observan
que el informe se centra en que la prueba relevante se refiere al hecho
de que se pueda confiar en que un árbitro puede ejercitar un juicio im-
parcial. Además, el informe cita el caso Commonwealth Coatings
Corp. versus Continental Casualty Co., en el cual el árbitro/ingeniero
recusado tenía como cliente regular al contratista principal (demanda-
do) de forma repetida y significativa durante cuatro o cinco años, in-

75
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., pág. 24.
76
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 24-25.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 56
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

cluyendo servicios en los mismos proyectos implicados en la contro-


versia. Observan los árbitros Park y Remón que este caso no se ase-
meja al que es materia de la presente recusación. Por otra parte, el in-
forme cita la Norma General 7(c)77 de las “Directrices de la IBA sobre
Conflictos de Intereses en el Arbitraje Internacional”, respecto de lo
cual los árbitros no recusados señalan que dicha Norma General alude
a un principio distinto al aplicable al presente caso, pues habla de “in-
vestigaciones razonables”, además tanto la Norma General como su
Nota Explicativa señalan que el tipo de información que debe com-
probarse y ser revelada es aquella que pudo afectar a la imparcialidad
y a la independencia del árbitro. Y acorde a lo previamente señalado,
un interés de minimis no sería suficiente para cuestionar la imparciali-
dad o independencia del árbitro. Además, el principio de minimis se
puede encontrar en la Norma General 2(b) de las Directrices de la
IBA, que obligan a un árbitro a renunciar si conoce “hechos o circuns-
tancias tales que una tercera persona con buen juicio y con conoci-
miento del asunto consideraría que dan lugar a dudas justificadas
acerca de la imparcialidad o independencia del árbitro”78.
Asimismo, señalan los árbitros Park y Remón que la defini-
ción de dudas justificadas recogida en la Norma General 2(d) de las
Directrices de la IBA habla de un interés “significativo” y no de “nin-
gún” interés económico o personal. Además, consideran quela Norma
General 6 permite clarificar el caso del árbitro recusado, pues la Nota
Explicativa 6 (a) señala que “en principio se ha de identificar al árbi-
tro con su bufete de abogados, aunque las actividades del bufete de
abogados no creen automáticamente un conflicto de intereses”. Más
bien, cada actividad del bufete de abogados se debe considerar en el

77
La cual nos señala que “Es deber del árbitro de actuar con diligencia para
averiguar si existe un posible conflicto de intereses y si hubiere circunstan-
cias susceptibles de crear dudas acerca de su imparcialidad e independencia.
La omisión de revelar un posible conflicto de interés no puede ser excusada
por la ignorancia de su existencia, cuando el árbitro no haya hecho el esfuer-
zo, en el ámbito de lo razonable, por averiguar la existencia del posible con-
flicto de intereses”.
78
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 25-27.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 57
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

caso individual. Por todo ello, consideran que si las Directrices de la


IBA rechazan una regla absolutista con respecto a un bufete de aboga-
dos, el enfoque no es recomendable a fortiori con respecto a un banco
del tamaño de UBS79. De otro lado, observan los árbitros no recusados
que el Código Modelo de Conducta Judicial de la American Bar As-
sociation (ABA), aplicable en la propia jurisdicción del profesor Wol-
fram, establece un estándar de minimis, pues su regla 2.11 nos señala
que “Un juez se descalificará a sí mismo o a sí misma en cualquier
procedimiento en el cual su imparcialidad pudiera ser razonablemen-
te cuestionada, incluyendo pero no limitada a las siguientes circuns-
tancias: (…) (2) el juez sabe que (…) tiene más que un interés de mi-
nimis que podría ser sustancialmente afectado por el procedimiento”.
Y en su glosario terminológico define a de minimis como “un interés
insignificante que no podría generar una duda razonable con respecto
a la imparcialidad del juez”. También definen interés económico co-
mo la propiedad de “más que un interés legal o equitativo de mini-
mis”. El cual indican no incluye un interés en “un fondo de inversión
mutuo o común”, el cual parece ser el caso de la Fundación UBS80.
Los árbitros Park y Remón aluden también al caso de ATT v. Saudi
Cable Co., en el cual el tribunal de apelación inglés consideró el efec-
to de la propiedad de acciones de un árbitro en una compañía de tele-
comunicaciones que podría haber influenciado su opinión, para lo cual
empleó un enfoque de minimis, según el cual “Cualquier beneficio
que podría acrecentar indirectamente a Nortel [la compañía cuyas
acciones fueron poseídas por el árbitro] como consecuencia del resul-
tado del arbitraje fuera de tal ventaja mínima [para el árbitro] sería
poco razonable concluir que lo influenciaría”. Los árbitros no recusa-
dos observan que si bien los hechos de este caso no son iguales al del
presente arbitraje, el principio establecido es el de la proporcionalidad,
por el cual un interés insignificante no será causa para la descalifica-
ción del árbitro. Finalmente, concluyen que “sería excesivamente fácil
para una parte que desea descarrilar un arbitraje hacerlo tan sólo

79
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., pág. 27.
80
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 27-28.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 58
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

afirmando una cierta conexión tenue entre el árbitro y un hecho que


podría decirse que tiene un impacto. En un mundo cada vez más in-
terdependiente y complejo, no será difícil construir una cierta teoría
para la mayoría de los escenarios que sugiera que la influencia pu-
diera ser posible. Si la teoría del profesor Wolfram de ningún-
vínculo-demasiado-pequeño estaba correcta, EDF pudo posiblemente
recusar a un árbitro simplemente porque él o ella tiene buenos ami-
gos en Argentina. Permitir la remoción de árbitros sobre tales argu-
mentos dañaría la estabilidad y la eficacia del proceso arbitral. Los
costos de una perspectiva tan absolutista son claramente mayores que
las ventajas (…) En resumen, si el interés de UBS es de minimis en
cualquier relación de EDF entonces a fortiori uno debe concluir que
la posibilidad de la influencia sobre la profesora Kaufmann-Kohler
sigue siendo igualmente mínima (…) Consecuentemente, los intereses
especulativos o tenues no entran normalmente en consideración. La
no revelación en sí misma no puede ser motivo para la descalifica-
ción, sino debe relacionarse con los hechos que serían material para
una probabilidad razonable de falta de imparcialidad o independen-
cia, que no es el caso aquí. Sin algún vínculo de materialidad, un ár-
bitro podría ser llamado a revelar todos (o casi todos) los elementos
de su vida, una situación que paralizaría cualquier proceso arbitral”,
por lo cual la recusación debe ser rechazada81.
Por otra parte, respecto a la carta de 25 de abril de 2008 pre-
sentada por Argentina en la que alude al caso New Regency Produc-
tion Ind. versus Nippon Herald Films al que consideraba enormemen-
te similar al caso presente. El caso aludido “nació después de un con-
flicto sobre la producción de películas en Japón. Nippon Herald
había acordado distribuir en Japón cinco películas producidas por
New Regency. Era indiscutible que New Regency entregó solamente
cuatro de esas películas (…) Un árbitro oyó el caso durante el 2004,
emitiendo varias órdenes durante la última mitad de ese año. El árbi-
tro decidió a favor de Nippon Herald, otorgándole la cantidad indis-
cutible de US $440 mil, que representaba la devolución de los hono-

81
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 28-29.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 59
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

rarios que habían pagado por la película que nunca fue entregada.
Por otro lado, el árbitro decidió a favor de New Regency en otra de-
manda por una cantidad 5 veces más grande (US $2.3 millones) al
alegar que se le debía esa suma de dinero por una garantía recíproca
(…) También en 2004, el árbitro fue contratado por otra compañía de
películas (“Yari Group") como Vice Presidente Ejecutivo y Jefe Ofi-
cial Administrativo. En esa capacidad él tenía acceso a los asuntos
jurídicos de la compañía, así como a su administración general (…)
En aquel momento en 2004, la compañía que empleaba al árbitro ne-
gociaba activamente para ganar los derechos para financiar una pe-
lícula desarrollada por New Regency y producida por la hija de su
dueño principal. Así, durante el curso del arbitraje el árbitro también
supervisaba un negocio substancial con la compañía que formaba
parte del conflicto sobre el que él decidía (…) La corte no tuvo pro-
blemas para encontrar un conflicto de intereses en New Regency v.
Nippon Herald. El árbitro decidía en el juicio sobre el nuevo conflicto
de New Regency y trabajaba como Jefe Oficial Administrativo en una
compañía que negociaba un contrato substancial con New Regency”.
Los árbitros no recusados observan que no existe semejanza entre el
caso aludido y la presente recusación, pues no se ha alegado ningún
potencial negocio sustancial entre UBS y EDF y menos aún una tran-
sacción que fuera supervisada por el árbitro recusado. Señalan además
que la Corte de Apelación en el caso New Regency Production Ind.
versus Nippon Herald Films acentuó en varias ocasiones que los con-
flictos de intereses “no deben ser triviales” para dar lugar a una recu-
sación, o lo que es lo mismo, debe estar por encima del de minimis. Y
dado que cualquier relación entre UBS y EDF era trivial y de minimis,
nada en el caso aludido sugiere que existan dudas justificadas sobre la
imparcialidad de juicio del árbitro recusado82.
De otro lado, en relación a la carta presentada por Argentina
el 14 de mayo de 2008, la cual sugería que el árbitro recusado fuera
descalificado en razón de que ejercía una influencia decisiva en la jun-
ta directiva de UBS, conforme a lo que se evidenciaba en un artículo

82
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 29-31.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 60
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

publicado -el 9 de mayo de 2008- en el diario suizo 24 Heures, los dos


árbitros no recusados señalaron que “Por sí solo, tal papel no cambia
el resultado de esta recusación. No está explícito que la Profesora
Kaufmann-Kohler asume responsabilidad sobre las inversiones de
UBS o su cuenta de ganancias y pérdidas. En efecto, sus responsabi-
lidades se limitan a promover un buen gobierno corporativo. Cual-
quiera sea la relación que pudo posiblemente existir entre UBS y EDF
sigue siendo trivial. No se ha alegado ninguna conexión entre las difi-
cultades de UBS y el actual arbitraje. Por lo tanto, los servicios lleva-
dos a cabo por la Profesora Kaufmann-Kohler en UBS (Jefa del Co-
mité de Nombramiento) no crean ningún riesgo de que ella no sea
confiable para ejercitar un juicio imparcial en este caso”83. Por todas
estas razones, los árbitros no recusados desestimaron la recusación
planteada.

Comentarios
Primero, la decisión analizada entiende que el carácter “mani-
fiesto” de la carencia de “imparcialidad de juicio”, aludida por los ar-
tículos 14 y 57 del Convenio Ciadi, importa no la seriedad de la alega-
ción sino su facilidad de comprensión o reconocimiento mental, pues
puede percibirse sin mayor esfuerzo y de un análisis superficial.
Segundo, el fallo estudiado emplea el criterio de minimis84
para valorar el interés psicológico, social o económico que podría te-
ner el árbitro recusado, en su condición de directora no ejecutiva en
UBS, con respecto al beneficio que traería a esta última entidad finan-
ciera, un laudo a favor de los demandantes.

83
Ver “Challenge Decisión…”, ob. cit., págs. 31-32.
84
Asimismo, se preguntan algunos si “¿Es la percepción del público (quizá no
sofisticada) sobre la independencia del árbitro relevante? En particular, lo que
es “de minimis” para un árbitro internacional puede no ser insignificante para
el ciudadano común del Estado anfitrión, cuya contribución en impuestos está
en riesgo. El cómo la percepción del público pudiera ser tomada en cuenta sin
restringir de forma irracional el pool de árbitros calificados es un asunto más
difícil” (Rubbins y Lauterburg, “Independence, Impartiality…”, ob .cit., pág.
174).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 61
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Tercero, la decisión entiende correctamente que el hecho de


que UBS recomendará a sus clientes a EDF como una oportunidad de
inversión, no genera una carencia manifiesta en la confianza sobre la
imparcialidad de juicio del árbitro recusado, pues ello no importa un
factor que descalifique la independencia e imparcialidad del árbitro85.
Cuarto, el fallo asume de forma adecuada que el hecho de
que UBS y Transalpina de Energía -controlada por EDF- compartan
acciones en común en AEM Milán, siendo el porcentaje de acciones
de UBS en AEM Milán menor al 1.5 %, no constituye una carencia
manifiesta en la confianza sobre la imparcialidad de juicio del árbitro,
pues ello no importa un factor que descalifique la independencia e im-
parcialidad del árbitro86.
Quinto, la decisión entiende correctamente que el hecho de
que -años atrás- EDF adquiriera de UBS acciones relativas a Motor
Columbus -34.62%-, con ocasión de que el segundo vendió su partici-
pación en esta última de 55.6%, no genera una carencia manifiesta en
la confianza sobre la imparcialidad de juicio del árbitro, dado que
UBS ya no tiene acciones en Motor Columbus, al haber transferido
todas las que poseía. En tal forma, no posee vínculo ni interés común
con EDF respecto a esta empresa.
Sexto, el fallo asume de forma adecuada que el hecho de que
UBS limitado asistiera a EDF en la colocación de sus acciones en el
mercado francés, no importa una carencia manifiesta en la confianza
sobre la imparcialidad de juicio del árbitro, pues ello no importa un
factor que descalifique la independencia e imparcialidad del árbitro, el
cual si se daría si UBS hubiese comprado una parte significativa de
acciones de EDF, en cuyo caso el árbitro probablemente si decidiría
conforme a ese interés financiero87.
Séptimo, la decisión observa que la Fundación de Inversiones
UBS cotiza los bonos de EDF dentro de sus obligaciones en francos
suizos y entiende inicialmente que si EDF pierde el arbitraje las inver-

85
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 218-226.
86
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 218-226.
87
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 221.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 62
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

siones de la Fundación, relativas a ésta, valdrían menos, por lo cual el


árbitro estaría tentado a decidir a favor de los demandantes. Sin em-
bargo, al asumir la decisión de que el total de los bonos de UBS en
EDF están por debajo del 1.5%, ello no sería suficiente para generar
una carencia manifiesta en la confianza sobre la imparcialidad de jui-
cio del árbitro, dado su carácter de minimis.
Octavo, el fallo asume correctamente el alcance de la obliga-
ción de revelación y las consecuencias de su omisión al postular que la
no revelación per se no puede generar la descalificación, en tanto no
se relacione a hechos que afecten probablemente la independencia e
imparcialidad del árbitro, pues de no existir tal vínculo material, los
árbitros tendrían que revelar todos los hechos de su vida, situación que
paralizaría cualquier arbitraje. Así, si la obligación de revelación fuese
entendida ampliamente, el árbitro tendría que revelar todo vínculo o
contacto que habría podido tener con las partes o con los consejeros de
éstas. Los riesgos de ver rechazada su designación bajo un falso pre-
texto de prevención, aumentarían de manera exponencial, y con ellos
el plazo de constitución de los tribunales arbitrales88. Asimismo, en
tanto que el árbitro recusado en su condición de “director no ejecuti-
vo” no conocía ni podía conocer los alegados vínculos entre UBS y
EDF, no tenía la obligación de revelar nada y aún sosteniendo la hipó-
tesis contraria, su omisión de revelación, en tanto no vinculada a
hechos que afecten su independencia e imparcialidad, no genera por sí
misma una carencia manifiesta en la confianza sobre su imparcialidad
de juicio.

1.5. Azurix Corp. con Argentina (Decisión sobre Recusa-


ción)
En el caso Azurix Corp. con Argentina -decisión del 25 de
febrero de 2005- el presidente del tribunal arbitral (Andrés Rigo Sure-
da) fue recusado por la demandada dada la supuesta afectación de su
imparcialidad de juicio e independencia.

88
Con similar parecer Henry, “Les obligations…", ob. cit., pág. 222.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 63
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Dada la diversidad de actos practicados en la presente recusa-


ción, los analizaremos a continuación esquemáticamente89.

Actos previos a la recusación


Mediante carta del 27 de marzo del 2002, la Secretaría del
CIADI informó a las partes que se estaba considerando -para su caso-
la designación de Andrés Rigo Sureda como presidente del tribunal.
Asimismo, la Secretaría del CIADI indicó a las partes que el señor Ri-
go le había informado que el bufete Fulbright & Jaworski LLP del
cual era asesor, representaba en ese momento a varias partes en arbi-
trajes iniciados contra Enron Corp., pero que éste no había participado
en ellos y tampoco lo haría, e incluso tomaría las medidas necesarias
para garantizar que se lo mantuviera ajeno a aquellos. Por otra parte,
la Secretaría del CIADI solicitó -en esta carta- a las partes que infor-
maran si tenían alguna objeción respecto a la designación del señor
Rigo como presidente del tribunal arbitral90.
Posteriormente, mediante carta del 8 de abril del 2002, la Se-
cretaría del CIADI informó a las partes que el señor Rigo había acep-
tado su designación como Presidente del Tribunal y que, consecuen-
temente, el Tribunal se daba por constituido y por iniciado el proce-
dimiento a partir de esa fecha91.
Mediante carta del 30 de marzo del 2004, el señor Guido
Santiago Tawil, uno de los abogados de Azurix, perteneciente al bufe-
te M & M Bomchil Abogados, informó a Argentina que había sido de-
signado árbitro en el caso Duke92 y que, antes de aceptar la designa-
ción, consideró importante informarle que en el pasado Andrés Rigo
Sureda había sido parte del equipo legal que trabajaba para Azurix
Corp. en el caso Duke, pero que no participó en el proceso de selec-

89
Ver “Decisión sobre la Solicitud de Anulación de la República Argentina”
(Azurix Corp. c. República Argentina) publicada en www.worldbank.org/
icsid, págs. 136-143.
90
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 136.
91
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 136-137.
92
Caso Duke Energy International Peru Investments No. 1 Ltd. con República
de Perú (Caso CIADI Nº ARB/03/28).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 64
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ción que condujo a la designación del señor Tawil como árbitro en ese
caso y que tampoco participaba ya en éste. Por otra parte, Guido San-
tiago Tawil solicitó -en esta carta- que Argentina prestara su consen-
timiento para que se le designara como árbitro en el caso Duke.
Mediante carta del 13 de abril del 2004, dirigida a Guido
Santiago Tawil, la Procuración del Tesoro de la Nación señaló que, en
tanto “la República Argentina no está relacionada en modo alguno
con este caso y teniendo en cuenta, además, que se ha solicitado la in-
tervención del Procurador General por razones de ética profesional y
cortesía, en razón de ser usted miembro de M&M BOMCHIL aboga-
dos – el estudio jurídico adversario de la República Argentina en los
casos SIEMENS A.G. y AZURIX Corp. en los cuales el respectivo Tri-
bunal está presidido por un miembro del estudio jurídico que lo ha
nominado árbitro en [el caso Duke] (…) no es necesario que la Pro-
curación General emita una decisión formal respecto de su presenta-
ción”93.
Simultáneamente, mediante carta del 13 de abril del 2004,
Guido Santiago Tawil informó al Secretariado del CIADI que acepta-
ba su designación como árbitro en el caso Duke, advirtiendo a éste so-
bre las cuestiones precedentes e indicando que “[a]ntes de esta carta,
informé estos hechos a la República Argentina, quien no planteó ob-
jeción alguna al respecto”94.
Posteriormente, mediante carta de 17 de mayo del 2004, el
señor Andrés Rigo Sureda informó al Secretariado del CIADI que
había tomado conocimiento de la designación de Guido Santiago Ta-
wil como árbitro en el caso Duke, señalando además que “Dado que el
Sr. Tawil representa a las demandantes en los casos Siemens c. Ar-
gentina y Azurix c. Argentina, cuyos tribunales presido, es mi deseo
confirmarle que no tuve ninguna participación en la designación del
Sr. Tawil en carácter de árbitro [en el caso Duke] y que no tendré

93
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 137.
94
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 137-138.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 65
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ningún tipo de participación en la representación de Duke Energy In-


ternational por parte de Fulbright and Jaworski”95.

Posición de la demandada
El 29 de noviembre del 2004, Argentina recusó a Andrés Ri-
go Sureda alegando, entre otras cosas, que éste “es Presidente de dos
paneles arbitrales CIADI contra la República Argentina y en ellos el
abogado de los actores es el Dr. Tawil. A su vez, el Dr. Tawil fue ele-
gido como árbitro por la firma a la que pertenece el Dr. Rigo Sureda,
en un caso en el que dicha firma patrocina a los actores. El Dr. Rigo
Sureda y el Dr. Tawil son árbitros y partes recíprocamente (…) [asi-
mismo] el Dr. Rigo Sureda no cumplió con el deber de informar al
Tribunal y a las partes sobre la evidente situación sobreviviente que
podía dar lugar a una incompatibilidad patente. Por lo demás, de la
nota enviada por el Dr. Tawil a la República Argentina surgiría que
el Dr. Rigo Sureda habría trabajado en el pasado en el caso en el que
se designó como árbitro al Dr. Tawil (…) Los intereses profesionales
y financieros del Dr. Rigo Sureda en Fulbright & Jaworski han que-
dado sometidos bajo la autoridad del Dr. Tawil en el arbitraje en el
que éste actúa como árbitro. A su vez, el Dr. Guido Tawil es consejero
legal de la demandante en el presente arbitraje. El Dr. Rigo Sureda
preside un Tribunal que analiza el caso que trae la demandante ase-
sorada por el Dr. Tawil (…) [así la posición en la que] (…) Rigo Su-
reda ha quedado respecto a este arbitraje, su estudio jurídico y el Dr.
Tawil -no sólo objetivamente sino también considerando la apariencia
que manifiestan estas relaciones- generan convicción suficiente para
que la República Argentina -y cualquier persona razonable- entienda
que su imparcialidad de juicio e independencia han sido afectadas
(…) El Dr. Rigo Sureda no ha informado hasta el día de hoy cuáles
son los intereses y tipo de relaciones -profesionales y de negocio- que
mantiene y mantuvo con Duke. [Además] no informó a las partes so-
bre la situación sobreviniente y se limitó a dirigir una nota al Secreta-
rio General Adjunto del CIADI, Antonio Parra, informando sobre la

95
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 138.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 66
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

situación de que el Dr. Tawil es árbitro en un caso en el que su estu-


dio jurídico participa activamente. Esta nota fue reenviada por la Se-
cretaría del Tribunal a la República Argentina. Esta información no
cumple siquiera mínimamente con el deber de transparencia e infor-
mación que se le debe exigir al Presidente de un panel arbitral. Por lo
demás, de la nota del Dr. Tawil surgiría que el Dr. Rigo Sureda
habría participado en el caso [Duke] con anterioridad (…) El Dr. Ri-
go Sureda tenía un deber de información (…) completo, exhaustivo y
detallado, y ha violado tal deber. No es la República Argentina quien
debe solicitar la información sino que es el propio árbitro el que de-
bió hacerlo oportunamente (…) El ocultamiento persistente con que
ha venido manejándose el Dr. Rigo Sureda potencia y multiplica la
apariencia y/u objetividad de parcialidad o sesgo. Este último consti-
tuye per se un motivo válido de recusación, más aún bajo el estándar
del Convenio CIADI. Se llega a la misma conclusión aún bajo otros
estatutos de ética arbitral significativos”96.
Por medio de comunicación del 30 de diciembre del 2004,
Argentina respondió a la carta de Andrés Rigo Sureda -del 10 de di-
ciembre del 2004- continente de sus explicaciones relativas a la recu-
sación.
El 1 de febrero del 2005, Argentina respondió la misiva de
Azurix Corp. del 28 de enero del 2005, ratificando su recusación y
presentando nuevos elementos relativos a ésta. Señaló así, entre otras
cosas, que las declaraciones realizadas por Azurix Corp. en su misiva
del 28 de enero del 2005 constituían nuevos hechos para recusar a
Andrés Rigo Sureda y confirmaban la validez de los méritos.
Mediante comunicación del 10 de febrero del 2005, Argenti-
na señaló que ratificaba su propuesta de recusación y que presentaría
nuevas pruebas para respaldar su pedido. Indicaba así, entre otras co-
sas, que: (1) la renuncia de Andrés Rigo Sureda a Fulbright & Jawors-
ki implicaba que éste reconocía que no se hallaba en condición de ac-
tuar con indiscutible imparcialidad e independencia; (2) que la infor-
mación proporcionada el 27 de marzo del 2002 era irrelevante; (3) que

96
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 138-140.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 67
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

las declaraciones de Andrés Rigo Sureda eran imprecisas, inoportunas


y confusas; (4) que Andrés Rigo Sureda había admitido que Fulbright
& Jaworski estaba actualmente vinculada con Enron, y; (5) que la re-
nuncia de Andrés Rigo Sureda al estudio Fulbright & Jaworski no po-
dría restablecer la plena confianza en su independencia e imparciali-
dad ni purgar la violación de su deber de información y transparencia.
Además, señala Argentina que en las resoluciones procesales del Tri-
bunal Arbitral, Andrés Rigo Sureda procedió a un “injustificado reta-
ceo de la prueba solicitada” por Argentina, por lo que sus expresiones
“adquieren hoy un nuevo significado a la luz de los hechos y las cir-
cunstancias que relacionan al estudio jurídico Fulbright & Jaworski
con el Dr. Rigo Sureda y Azurix Corp”97.

Posición de la demandante
El 17 de diciembre del 2004, Azurix respondió a la propuesta
de recusación. Posteriormente, mediante carta del 28 de enero del
2005, dirigida al Secretariado del CIADI, Azurix señaló que “Luego
de la designación del Dr. Rigo como Presidente del Tribunal en este
procedimiento, los funcionarios y el asesor jurídico interno de Azurix
cambiaron. En noviembre de 2002, los nuevos funcionarios y el ase-
sor jurídico interno de Azurix Corp. (que desconocían la relación del
Sr. Rigo con Fulbright) concertaron un contrato para un fin determi-
nado con un socio de Fulbright situado en Houston con el objeto de
que éste proporcionara servicios de asesoría durante algunos meses
sobre una cuestión que no tenía ninguna relación con este arbitraje.
Ese contrato no involucraba a la República Argentina o a ningún
proyecto en Argentina y, puntualmente, no guardaba relación con las
concesiones o los sistemas de agua de la Provincia de Mendoza o
Buenos Aires o las subsidiarias de Azurix en Argentina (...) Ese con-
trato concluyó en abril de 2003. El Sr. Rigo no intervino en ese con-
trato, que sólo incluía a abogados de la oficina de Houston de Ful-
bright (...) La información declarada surge de la observación realiza-
da muy recientemente por un funcionario de Azurix (…) Además,

97
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 141-142.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 68
EN EL SISTEMA CIADI
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aunque en abril de 2002 Fulbright representaba a la parte contraria a


Enron en varios asuntos, también representaba, a través de uno de
sus socios en Houston, a 16 compañías de oleoductos en litigio con el
Arma de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos (…) incluida la
Florida Gas Transmission Company, que fue una filial de Enron hasta
fines de 2004. No existía ninguna relación con Argentina y el Sr. Rigo
no tuvo ninguna intervención”98.

Comentarios del árbitro recusado


Mediante carta del 10 de diciembre de 2004 dirigida a los
otros dos miembros del Tribunal, Andrés Rigo Sureda ofreció sus ex-
plicaciones de conformidad con la regla 9 de las Reglas de Arbitraje
del CIADI99.
A través de carta del 1 de febrero del 2005, Andrés Rigo Su-
reda expresó, entre otras cosas, que no estaba involucrado -ni tenía
conocimiento- en los asuntos relativos a la comunicación de Azurix
del 28 de enero de 2005 y que, al recibir la carta, había decidido re-
nunciar a Fulbright & Jaworski de forma inmediata para poder desem-
peñarse como Presidente del Tribunal "con independencia indiscutible
y sin que [ésta] se vea afectada por circunstancias de las que no ten-
go información, conocimiento o control"100.

Decisión de los árbitros no recusados


Los otros dos miembros del Tribunal, los señores Marc La-
londe y Daniel Hugo Martins, emitieron -el 25 de febrero del 2005- su
“Decisión sobre la Propuesta de Recusación del Presidente del Tribu-
nal”, rechazando la propuesta de recusación del árbitro Andrés Rigo
Sureda planteada por Argentina101.
Los árbitros Lalonde y Martins señalaron que la recusación
no podía prosperar por razones procesales puesto que Argentina no

98
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 140-141.
99
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 140.
100
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 141.
101
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 142.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 69
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

había objetado “con prontitud” como lo exige la regla 27 de las Reglas


de Arbitraje del CIADI. Asimismo, determinaron que Argentina cono-
ció de los hechos en los que se basaba la recusación el día 30 de mar-
zo del 2004, pero recusó a Andrés Rigo Sureda recién el 29 de no-
viembre del 2004 -ocho meses más tarde-. Igualmente, los árbitros no
recusados rechazaron el argumento de que el nuevo Procurador del
Tesoro de la Nación había tomado conocimiento de la situación ape-
nas recientemente sobre la base de que el derecho de objeción no era
una prerrogativa del Procurador del Tesoro in persona sino de la Re-
pública Argentina. Por todo ello, los árbitros Lalonde y Martins con-
cluyeron que Argentina había renunciado al derecho a solicitar la re-
cusación de Andrés Rigo Sureda102.
En la decisión sobre la recusación también se determinó que
ésta no podía prosperar por razones sustantivas. Dado que las resolu-
ciones procesales fueron emitidas en ese momento por los tres miem-
bros del Tribunal y no sólo por el Presidente, y que éstas no incidían
en la cuestión de recusación planteada por Argentina. Se sostuvo
además que, en base a los hechos que Argentina alegó con relación al
caso Duke, no había “riesgo verdadero de carencia de imparcialidad”
que pudiera “negar o poner claramente en duda la apariencia de im-
parcialidad”. Por lo cual, los árbitros no recusados, sostuvieron que
no podían concluir que Andrés Rigo Sureda había violado de alguna
forma su deber de información y transparencia. Además, consideraron
que los nuevos hechos que Argentina alegó en su carta del 1 de febre-
ro del 2005 no bastaban para determinar la admisibilidad de la recusa-
ción contra el árbitro Andrés Rigo Sureda103.
Finalmente, mediante carta del 4 de abril del 2005, dirigida a
la Secretaría del Ciadi, Argentina cumple con “manifestar expresa
oposición (…) al rechazo del pedido de recusación del Dr. Rigo Sure-
da” dado que a su parecer esta decisión “viola derechos y garantías
esenciales de la República Argentina reconocidos en el Convenio
CIADI”.

102
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 142-143.
103
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 143.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 70
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Comentarios
Primero, la decisión rechaza la recusación por vulnerar el re-
quisito temporal de su planteamiento, esto es, el hacerlo “sin demora”
(regla 9, inciso 1, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi), dado que ésta
se planteó recién ocho meses después de conocidos lo hechos en las
que se sustentaba. Y además, al no haber objetado prontamente, la
demandada renunció a su “derecho a objetar” tales hechos con poste-
rioridad (regla 27 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi).
Segundo, si bien el fallo pivota básicamente sobre un error
procesal, coincidimos en que el requisito temporal para plantear la re-
cusación se fracturó en este caso, pues la demandada conoció los
hechos en que basaba su recusación el 30 de marzo de 2004, y fue re-
cién el 29 de noviembre de ese año en que planteó su recusación, esto
es, casi ocho meses después de conocidos los hechos. Plazo que en-
tendemos no importa un planteamiento “sin demora”.

1.6. Azurix Corp. con Argentina (Decisión sobre Anula-


ción)
En el caso Azurix Corp. con Argentina -decisión del 1 de
septiembre de 2009- el Comité Ad Hoc, conformado por Gavan Grif-
fith, Bola Ajibola y Michael Hwang, resolvió la solicitud de anulación
presentada por Argentina contra el laudo arbitral del 14 de julio de
2006 -emitido por Andrés Rigo Sureda, Marc Lalonde y Daniel Hugo
Martins- la cual, inter alia, alegó la causal de constitución incorrecta
del tribunal arbitral, conforme al artículo 52, inciso 1, literal a, del
Convenio Ciadi, en razón de que el árbitro Andrés Rigo Sureda se
hallaba inmerso en diferentes conflictos de intereses, los cuales no le
permitían “inspirar plena confianza en su imparcialidad de juicio”. Y
sobre esta misma base, Argentina también alegó la causal de quebran-
tamiento grave de una norma de procedimiento, conforme al artículo
52, inciso 1, literal d, del Convenio Ciadi.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 71
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Dada la diversidad de actos practicados en la presente anula-


ción, los analizaremos a continuación esquemáticamente104.

Posición de la demandada
Argentina señala que los conflictos de intereses en los que es-
taría inmerso Andrés Rigo Sureda, surgen de tres circunstancias: (1) el
hecho de que el árbitro Rigo fue contratado como consultor del estu-
dio Fulbright & Jaworski LLP, el cual representaba a la demandante
en el caso Duke, en el cual este bufete designó como árbitro a Guido
Santiago Tawil, uno de los abogados de Azurix Corp. en el presente
caso; (2) el hecho de que Fulbright & Jaworski LLP brindó asesoría
legal a Azurix Corp. en otras cuestiones, incluso durante el desarrollo
del arbitraje en el presente caso; y (3) el hecho de que Fulbright & Ja-
worski LLP participó en cuestiones vinculadas con Enron, sociedad
controlante de Azurix Corp105.
Asimismo, Argentina señala que la decisión sobre recusación
contiene errores y defectos significativos que llevan a concluir que la
recusación de Andrés Rigo Sureda fue rechazada en forma incorrecta.
Además, la decisión sobre recusación concluyó que la carta enviada
por la Secretaría del Ciadi el 27 de marzo del 2002 había proporciona-
do a Argentina suficiente información para que ésta planteara objecio-
nes respecto de la designación del árbitro Rigo. Sin embargo, esa carta
sólo indicaba que Andrés Rigo Sureda había informado que Fulbright
& Jaworski LLP representaba por ese entonces a varias partes en pro-
cedimientos iniciados contra Enron, mientras que la propuesta de re-
cusación y los comentarios del 30 de diciembre del 2004 habían
solicitado información con respecto a una posible relación cliente-
abogado entre Enron y Fulbright & Jaworski LLP. No fue sino hasta
el 28 de enero del 2005, que el Sr. Doak Bishop reveló que Florida

104
Ver “Decisión sobre la solicitud de Anulación de la República Argentina”
(Azurix Corp. con República Argentina) publicada en www.worldbank.org/
icsid, págs. 1-199.
105
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 135.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 72
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Gas Transmission Company, una afiliada de Enron hasta fines del


2004, había sido cliente de Fulbright & Jaworski LLP106.
La decisión sobre recusación estableció que no existía afir-
mación o prueba alguna de que el árbitro Rigo había ocultado infor-
mación o actuado negligentemente al no informarse, cuando de hecho
éste parece haber sido negligente en su proceder y debería haber in-
vestigado la posible relación cliente-abogado entre Enron y Fulbright
& Jaworski LLP, al menos a partir del momento en que Argentina
planteó esta cuestión en la propuesta de recusación107.
De otro lado, si bien la decisión sobre recusación pareció
adoptar el criterio de “parcialidad aparente” para determinar si se jus-
tificaba o no la recusación del árbitro Rigo, la decisión de no recusarlo
resultó inconsistente con la aplicación ostensible de ese criterio. Asi-
mismo, esta decisión desconoció los casos Pinochet y Commonwealth
Coatings que Argentina citó para fundamentar su reclamo. De igual
modo, el comité ad hoc puede decidir autónomamente si el tribunal
arbitral ha sido correctamente constituido, con independencia de lo
que se haya decidido respecto a la recusación. La causal del artículo
52, inciso 1, literal a, del Convenio Ciadi, remite al artículo 57 del
mismo cuerpo normativo, y éste remite a su vez al artículo 14, inciso
1, del Convenio, el cual exige a los árbitros “inspirar plena confianza
en su imparcialidad de juicio”. Y dada la diferencia de significado en-
tre las versiones del Convenio Ciadi -en inglés, castellano y francés-,
aquel que concilia mejor los textos, acorde al artículo 34, inciso 4108,
de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, importa
que los árbitros deben ser personas en que se pueda confiar que ejerce-

106
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 143-144.
107
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 144.
108
El cual nos señala que “Salvo en el caso en que prevalezca un texto deter-
minado conforme a lo previsto en el párrafo 1, cuando la comparación de los
textos autenticas revele una diferencia de sentido que no pueda resolverse con
la aplicación de los artículos 31 y 39, se adoptará el sentido que mejor conci-
lie esos textos, habida cuenta del objeto y fin del tratado”.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 73
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

rán un juicio independiente e inspiren plena confianza en su imparcia-


lidad de juicio109.
Además, la violación del derecho a una audiencia justa ante
un tribunal independiente, imparcial y objetivo constituye un “que-
brantamiento grave de una norma de procedimiento”, de modo que si
no se puede confiar que el miembro del tribunal ejerza un juicio inde-
pendiente y/o inspire confianza plena en su imparcialidad de juicio, la
validez del laudo puede resultar cuestionada en virtud del artículo 52,
inciso 1, literales a y d, del Convenio Ciadi.
Respecto a los roles cruzados que desempeñaban el árbitro
Rigo y Guido Santiago Tawil: 1º cada uno estaba en una situación en
la que ejercía autoridad sobre el otro, lo que se prestaba a un quid pro
quo; 2º no fue sino hasta que Argentina presentó su propuesta de recu-
sación, que el árbitro Rigo reveló que había ayudado a dos socios de
Fulbright & Jaworski LLP en la preparación de la solicitud de arbitra-
je del caso Duke; 3º resulta por lo menos dudoso que el árbitro Rigo,
como él manifiesta, sólo haya tenido conocimiento de la designación
de Guido Santiago Tawil como árbitro en el caso Duke por medio de
la Secretaría del Ciadi 110.
La imparcialidad puede ser tanto real como aparente. Este úl-
timo supuesto recae sobre el principio de que no sólo se debe hacer
justicia sino también procurar que se haga justicia, y sobre el concepto
de dudas justificables. La existencia de dudas justificables se determi-
na mediante la aplicación de un criterio objetivo en el que es necesario
preguntar si una persona razonablemente bien informada podría creer
que se justifica el temor de imparcialidad percibido.
La palabra “manifiesta” del artículo 57 del Convenio Ciadi
significa “obvio” o “evidente” o “fácilmente comprensible o recono-
cible por la mente”. El criterio de la imparcialidad aparente y la con-
dición de “manifiesta” del artículo 14 del Convenio Ciadi no se con-
tradicen mutuamente. Lo que debe ser manifiesto es que no es posible
confiar en que un árbitro ejercerá un juicio independiente o que no

109
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 144-145.
110
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 145-146.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 74
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

inspira plena confianza en su imparcialidad de juicio, no que un árbi-


tro es efectivamente parcial o dependiente. El criterio de imparcialidad
aparente fue adoptado en casos presentados ante el Ciadi. El artículo
14, inciso 1, del Convenio Ciadi incorpora el criterio de si existen du-
das razonables respecto de la imparcialidad de un árbitro111.
Las relaciones entre Fulbright & Jaworski LLP y Azurix
Corp., y entre Fulbright & Jaworski LLP y Enron, quedan comprendi-
das perfectamente dentro de esta categoría de casos en los que el mie-
do a la parcialidad deriva de alguna relación, experiencia o contacto
directo o indirecto con una persona interesada o relacionada de alguna
manera con los procedimientos. Andrés Rigo Sureda desempeñaba
dos roles incompatibles. El rol de Presidente del Tribunal en este caso,
y el rol de asesor senior en Fulbright & Jaworski LLP, estudio jurídico
que designó a Guido Santiago Tawil como árbitro en el caso Duke y
asesoró a Azurix Corp. y a una afiliada de Enron, sociedad controlante
de Azurix Corp.
No puede argumentarse que, debido a que el árbitro Rigo era
sólo uno de los tres miembros del Tribunal, el resultado final del laudo
habría sido el mismo si él no hubiera participado puesto que la consti-
tución incorrecta del tribunal compromete la integridad de todo el pro-
ceso arbitral y es causal de anulación. Además, la posición privilegia-
da del árbitro Rigo por ser el presidente podría haberle permitido in-
fluenciar a los demás árbitros, además su facultad para emitir resolu-
ciones procesales le permitían estructurar la totalidad del proceso arbi-
tral112.
Por otra parte, el laudo fue a favor de Azurix Corp. y el
hecho de que haya rechazado algunos de los reclamos de ésta y no
haya otorgado indemnización por el monto total que Azurix Corp. pre-
tendía no prueba que se confiara en que el árbitro Rigo ejercería un
juicio independiente o que inspirara plena confianza en su imparciali-
dad de juicio. Además, todas las recusaciones de árbitros planteadas

111
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 147-148.
112
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 148.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 75
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

por Argentina en otros casos se han basado en razones justificadas y


no han constituido tácticas dilatorias113.
Finalmente, en su réplica sobre anulación, Argentina alegó
que existían siete razones principales por las cuales no era posible
confiar en que Andrés Rigo Sureda ejercería un juicio independiente e
inspirara plena confianza en su imparcialidad de juicio, a saber: (a) los
roles cruzados desempeñados por el árbitro Rigo y Guido Santiago
Tawil; (b) el ocultamiento, por parte del árbitro Rigo, del hecho de
que había participado en el caso Duke hasta un momento ulterior a la
propuesta de su recusación por parte de Argentina; (c) el hecho de que
el árbitro Rigo aportó información engañosa sobre el conocimiento
que tenía de la designación de Guido Santiago Tawil en el caso Duke
(d) las relaciones abogado-cliente entre Fulbright & Jaworski LLP
tanto con Azurix Corp. como con Enron; (e) la omisión de investigar
del árbitro Rigo, pese al hecho de que Argentina introdujo la cuestión
de la posible relación abogado-cliente entre Fulbright & Jaworski LLP
y Enron, a partir de la propuesta de Argentina de recusar al árbitro Ri-
go; (f) la renuncia del árbitro Rigo a Fulbright & Jaworski LLP; y (g)
el rechazo de prueba solicitada por Argentina en las Resoluciones
Procesales Nº 2 a 6 del Tribunal. Por otra parte, Argentina también
alega que, en virtud de estos conflictos de intereses, se ha quebrantado
una norma fundamental de procedimiento conforme al artículo 52, in-
ciso 1, literal d, del Convenio Ciadi 114.

Posición de la demandante
Azurix Corp. señala que la solicitud de anulación presentada
por Argentina expone un mero desacuerdo con la decisión respecto a
la recusación, lo cual no constituye una causal de anulación. Las nu-
merosas recusaciones propuestas por Argentina contra árbitros en
otros arbitrajes ante el Ciadi y la CNUDMI de forma infructuosa refle-
jan su estrategia general de recusar a aquéllos cuyas decisiones no
comparte y de retrasar el proceso arbitral.

113
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 148-149.
114
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 135-136.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 76
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Argentina no tiene derecho a recibir una revisión de novo de


sus recusaciones al árbitro Rigo dado que esto equivaldría a conceder-
le una apelación de facto respecto de esta cuestión. Para ser coherente
con el criterio de anulación que adopta el Convenio Ciadi para todas
las demás causales, la revisión del comité ad hoc debería restringirse a
la revisión de la Decisión sobre Recusación por error manifiesto. Para
que se anule un laudo en virtud del artículo 52, inciso 1, Argentina
debe proporcionar pruebas objetivas de que el árbitro Rigo carecía de
forma “manifiesta” de las cualidades que exige el artículo 14, inciso 1,
pues la falta de independencia debe ser “manifiesta” o “altamente pro-
bable” y no sólo “posible”.
Argentina no analiza los hechos según el criterio de un ob-
servador independiente, simplemente realiza las mismas afirmaciones
que ya se desestimaron en la decisión sobre recusación sin presentar
nuevos argumentos o nuevos hechos que puedan cambiar dicha deci-
sión115.
Antes de aceptar su nombramiento como árbitro en el caso
Duke, Guido Santiago Tawil informó a Argentina que estaba conside-
rando aceptar la designación, y Argentina no opuso objeciones.
Si bien la propuesta de recusación se encontraba pendiente,
Azurix Corp. informó sobre los casos de representación parcial que
Fulbright & Jaworski LLP había asumido con respecto a Azurix Corp.
y a otra subsidiaria de Enron -por asuntos no relacionados- tan pronto
como la actual dirección y los abogados supieron acerca de ellos. Ful-
bright & Jaworski LLP no tenía una relación en curso con ninguna de
las dos compañías. El árbitro Rigo no estaba involucrado con ninguna
de esas representaciones ni tenía conocimiento de ellas, y renunció a
Fullbright & Jaworski LLP para evitar siquiera la apariencia de una
impropiedad, lo que no estaba obligado a hacer.
La propuesta de recusación concluyó correctamente que Ar-
gentina había renunciado a su argumento en base a la supuesta rela-
ción entre Andrés Rigo Sureda y Guido Santiago Tawil. Es incorrecto
el reclamo de Argentina de que el árbitro Rigo no informó de su parti-

115
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 149-150.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 77
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

cipación en el caso Duke hasta después de presentada la propuesta de


recusación. Argentina incluso accedió a que Andrés Rigo Sureda se
desempeñara como presidente de otro tribunal luego de que recibió su
carta de información116.
La Decisión sobre Recusación no desconoció los casos Pino-
chet y Commonwealth Coating, sino que consideró que ambos casos
resultaban inaplicables debido a las diferencias entre los hechos en
cuestión y a que no se resolvieron en virtud del criterio establecido en
el Convenio Ciadi.
Argentina alega “en forma disimulada y completamente in-
sustanciada” que el árbitro Rigo efectivamente sabía acerca de la limi-
tada vinculación de Fulbright & Jaworski LLP con Azurix Corp. y una
subsidiaria de Enron y que omitió revelarla, lo cual no es cierto.
Contrariamente a lo que Argentina reclama, el criterio de
“imparcialidad aparente” no es el principio correcto que el Convenio
Ciadi exige, sino más bien, si el árbitro Rigo podría “inspirar plena
confianza en su imparcialidad de juicio” y si los hechos demostraban
una “carencia manifiesta de las cualidades exigidas por el apartado
(1) del Artículo 14”. Este es el criterio que adoptó la decisión sobre
recusación.
Aunque no resulta legalmente vinculante para Argentina y
Azurix Corp., y si bien aún no se habían adoptado en el momento en
que se designó al árbitro Rigo en este caso, las Directrices de la IBA
sobre Conflictos de Intereses constituyen un respaldo adicional para la
decisión sobre recusación.
Apenas una revisión somera del laudo unánime y de su re-
chazo de muchos de los reclamos y daños y perjuicios planteados por
Azurix Corp. demuestra la independencia e imparcialidad del tribunal.
Dado que no había causal para recusar al árbitro Rigo, no
hubo “quebrantamiento grave de una norma de procedimiento” en
este sentido. De cualquier forma, Argentina renunció a este reclamo
puesto que omitió incluirlo en su solicitud de anulación117.

116
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 150.
117
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 150-151
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 78
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Decisión del comité ad hoc


Observaremos seguidamente los principios aplicables y la
posición del comité ad hoc respecto de la causal contenida en el
artículo 52, inciso 1, literal a, del Convenio Ciadi.
Primero, los principios aplicables al caso según el comité ad
hoc, son los siguientes:
El Convenio Ciadi no contiene disposiciones que especifi-
quen cuándo un tribunal está “constituido correctamente” a los efectos
del artículo 52, inciso 1, literal a. Por ello, como principio, en su inter-
pretación de este artículo, el comité ad hoc se guía por los artículos 31
y 32 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. En
tal forma, interpreta la expresión “constituido correctamente” con su
sentido ordinario en el contexto del Convenio Ciadi y a la luz de su
objeto y efectos, como referencia al cumplimiento adecuado de las
disposiciones del Convenio Ciadi y las Reglas de Arbitraje del Ciadi
que versan sobre la constitución del tribunal. Estas disposiciones pare-
cen incluir la Sección 2 del Capítulo IV del Convenio Ciadi -
nominado “Constitución del Tribunal”-, así como el Capítulo V del
Convenio Ciadi -nominado “Sustitución y Recusación de Conciliado-
res y Árbitros-.
Argentina sostiene que sólo se ha violado una de las disposi-
ciones relativas a la constitución del Tribunal, es decir, la primera ora-
ción del artículo 57, la cual establece que “[c]ualquiera de las partes
podrá proponer a[l] (…) Tribunal correspondiente la recusación de
cualquiera de sus miembros por la carencia manifiesta de las cuali-
dades exigidas por el apartado (1) del Artículo 14”. El artículo 58
luego establece el procedimiento para efectuar la decisión sobre dicha
propuesta de recusación118.
El artículo 52 no establece que “la carencia manifiesta de las
cualidades exigidas por el apartado (1) del Artículo 14” constituirá
una causal de anulación. Para ser más precisos, la causal de anulación
del artículo 52, inciso 1, literal a, es que el tribunal se haya “constitui-
do incorrectamente”. El procedimiento para constituir el tribunal, in-

118
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 152.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 79
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

cluido el procedimiento para recusar árbitros debido a la carencia ma-


nifiesta de las cualidades que exige el artículo 14, inciso 1, está esta-
blecido por otras disposiciones del Convenio Ciadi. Si los procedi-
mientos establecidos por esas otras disposiciones del Convenio Ciadi
se han cumplido adecuadamente, el comité ad hoc considera que el
tribunal ha sido correctamente constituido a los efectos del artículo 52,
inciso 1, literal a.
En tal forma, se desprende que si una parte propone la recu-
sación de un árbitro en virtud de la primera oración del artículo 57 del
Convenio Ciadi, y si esta propuesta es rechazada de conformidad con
el procedimiento establecido en el artículo 58 del Convenio Ciadi y la
regla 9 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi para la decisión de dichas
propuestas, entonces no puede sostenerse que el tribunal ha sido
“constituido incorrectamente” en razón del incumplimiento de la pri-
mera oración del artículo 57. El comité ad hoc considera que no se
puede interpretar que el artículo 52, inciso 1, literal a, le otorga a las
partes una oportunidad de novo para recusar a los miembros del tribu-
nal luego de que éste ya ha emitido su laudo. Un comité ad hoc sólo
podría anular un laudo en virtud del artículo 52, inciso 1, literal a, si
no se cumpliera adecuadamente con el procedimiento para recusar a
los miembros del tribunal establecido en otras disposiciones del Con-
venio Ciadi 119.
Esto significa que si una parte nunca propuso la recusación
de un miembro del tribunal en virtud del artículo 57 del Convenio
Ciadi (lo que implicaría que nunca se tomó la decisión establecida en
el artículo 58), no se podría solicitar la anulación sobre la base de que
no se cumplió adecuadamente con los artículos 57 y 58. En el caso de
que la parte se enterara de las causales de recusación del árbitro des-
pués de la emisión del laudo, el descubrimiento del nuevo hecho po-
dría proporcionar un fundamento para la revisión del laudo con arre-
glo al artículo 51 del Convenio Ciadi aunque, en opinión del comité
ad hoc, el descubrimiento de un hecho nuevo no daría lugar a una cau-
sal de anulación conforme al artículo 52, inciso 1, literal a. Si ninguna

119
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 153.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 80
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

parte presenta una propuesta de recusación en virtud del artículo 57,


no habrá decisión en virtud del artículo 58, y por ese motivo no puede
haber fundamento para sostener que el tribunal no fue correctamente
constituido por existir algún incumplimiento del artículo 57 o el artí-
culo 58.
El comité ad hoc, considera además que no puede decidir por
sí mismo si una decisión en virtud del artículo 58 fue correcta, dado
que esto sería equivalente a apelar dicha decisión. Lo único que un
comité ad hoc puede determinar es si se ha cumplido con las disposi-
ciones y los procedimientos establecidos por los artículos 57 y 58 del
Convenio Ciadi y la regla 9 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi. En
tal forma, por ejemplo, la causal de anulación puede producirse con-
forme al artículo 52, inciso 1, literal a, si se efectuó una propuesta de
recusación en virtud del artículo 57 pero nunca se emitió una decisión
de conformidad con el artículo 58 antes de que se pronunciara el lau-
do, o si quien tomó la decisión sobre la propuesta de recusación fue
una persona u órgano distinto a los enumerados en el artículo 58. En
cualquiera de estos casos, dado que estas disposiciones del Convenio
Ciadi relacionadas con la constitución del Tribunal no se habrían
cumplido adecuadamente, el Tribunal no se habría “constituido co-
rrectamente” dentro del significado del artículo 52, inciso 1, literal
a120.
Por otra parte, Azurix Corp. argumentó en su memorial de
contestación sobre anulación que: “(…) coherente con el criterio de
anulación que adopta el Convenio CIADI para todas las demás
causales, la revisión del Comité debería quedar restringida al examen
por error manifiesto de la decisión unánime ya tomada por los árbi-
tros no recusados. Argentina no aportó ningún motivo por el cual la
tarea que debe encarar el Comité a los efectos de decidir sobre esta
cuestión debería diferir del tipo de análisis utilizado respecto de las
demás causales de anulación. La revisión restringida de la decisión
de los árbitros resulta coherente con la forma en que el Convenio

120
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 153-154.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 81
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

CIADI exige que se encaren todos los pedidos de anulación, que no


autoriza la revisión de novo de la decisión de los árbitros”.
El comité ad hoc entiende que este argumento da lugar a la
posibilidad de que una decisión sobre una propuesta de recusación en
virtud del artículo 58 pueda ser anulada por cualquiera de las causales
de anulación del artículo 52, inciso 1. El comité ad hoc observa que
esta posibilidad parece contradecir la redacción literal del artículo 52,
el cual sólo contempla la anulación del laudo. Sin embargo, el comité
ad hoc sí considera evidente que una decisión con arreglo al artículo
58 debe, por ejemplo, ser tomada por un órgano correctamente consti-
tuido, y que dicha decisión no debe exceder manifiestamente las atri-
buciones del órgano que la efectúa. Si estos requisitos no se cumplen,
la decisión de la propuesta de recusación no se habrá tomado adecua-
damente en virtud del artículo 58. De esta forma, se habrá producido
el incumplimiento sustancial de una disposición fundamental relacio-
nada con la constitución del tribunal, lo que implicaría que el tribunal
no fue “constituido correctamente” dentro del significado del artículo
52, inciso 1, literal a121.
Segundo, la posición del comité ad hoc respecto al caso es la
siguiente:
El 29 de noviembre del 2004, Argentina presentó una pro-
puesta conforme al artículo 57 del Convenio Ciadi para la recusación
del árbitro Rigo. De conformidad con la regla 9, inciso 2, de las Re-
glas de Arbitraje del Ciadi, la propuesta fue transmitida a los miem-
bros del Tribunal, y se notificó a Azurix Corp. acerca de ella. Como se
establece en la regla 9, inciso 3, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi,
el árbitro Rigo expuso sus explicaciones al Tribunal. Con arreglo al
artículo 58 del Convenio Ciadi y a la regla 9, inciso 4, de las Reglas
de Arbitraje del Ciadi, la propuesta fue puesta a consideración y los
otros dos miembros del Tribunal emitieron sus votos sin la presencia
del árbitro Rigo. Por todo ello, el comité ad hoc determina que se
cumplió el procedimiento establecido por el artículo 58 del Convenio
Ciadi y la regla 9 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi con relación a la

121
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 154-155.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 82
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

propuesta de recusación planteada por Argentina. No existe indicio al-


guno de que el órgano que tomó la decisión sobre recusación, es decir,
los otros dos miembros del Tribunal, los árbitros Lalonde y Martins,
no era el órgano correcto que establece el artículo 58122.
El comité ad hoc sostiene que no existe fundamento para
concluir que los árbitros no recusados, al emitir la decisión sobre recu-
sación, excedieron manifiestamente sus atribuciones. En particular, el
comité ad hoc considera que no se puede concluir que no aplicaron la
ley correcta cuando analizaron y emitieron su decisión sobre la pro-
puesta de recusación. Éstos expresamente aplicaron los artículos 14,
57 y 58 del Convenio Ciadi, así como la regla 9 de las Reglas de Arbi-
traje del Ciadi. Argentina alega que los árbitros no recusados omitie-
ron aplicar el criterio legal correcto y que no tuvieron en cuenta ciertas
autoridades. Sin embargo, según el comité ad hoc, Argentina sostiene
que los árbitros Lalonde y Martins no aplicaron correctamente la ley,
y no que omitieron aplicar la ley correcta. El comité ad hoc considera
que no puede anular un laudo en virtud del artículo 52 sobre la base de
que el órgano que tomó la decisión del artículo 58 del Convenio Ciadi
no aplicó correctamente la ley123.
El comité ad hoc sostiene además que no hay pruebas para
concluir que Lalonde y Martins incurrieron en el quebrantamiento
grave de alguna norma fundamental de procedimiento al ocuparse de
la propuesta de recusación. En particular, el comité ad hoc considera
que se dio a Argentina una oportunidad plena de plantear el caso res-
pecto de la propuesta de recusación.
Asimismo, el comité ad hoc subraya que, a diferencia del ar-
tículo 48, inciso 3, del Convenio Ciadi -que exige indicar la motiva-
ción-, el artículo 58 no establece que se deban explicar los fundamen-
tos de la decisión sobre recusación de un miembro del Tribunal. No
obstante, el deber de proporcionar las razones de una decisión en vir-
tud del artículo 58 podría considerarse implícito. El comité ad hoc
considera que no precisa determinar en este procedimiento la medida

122
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 156.
123
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 156-157.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 83
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

en que deben razonarse las decisiones dispuestas por el artículo 58.


Esto es así porque la decisión sobre recusación, del caso que nos ocu-
pa, analizó completamente los argumentos, documentos y autoridades
de ambas partes y fue debidamente razonada124.
Asimismo, el comité ad hoc concuerda en que la carta de se-
ñor Tawil del 30 de marzo del 2004 advirtió a Argentina acerca de la
situación, y que lo propio volvió a ocurrir mediante la carta del árbitro
Rigo de mayo de 2004, cuando Argentina tuvo la oportunidad de rea-
lizar consultas adicionales si así lo hubiera deseado. A pesar de esto,
Argentina no recusó al árbitro Rigo sino hasta el 29 de noviembre del
2004. Transcurriendo así un período de ocho meses entre la carta del
señor Tawil y la propuesta de recusación de Argentina. Durante ese
lapso, tuvo lugar la audiencia sobre el fondo de la diferencia y las par-
tes presentaron los memoriales posteriores a la audiencia.
Además, el comité ad hoc coincide con la decisión sobre re-
cusación en que Argentina había renunciado a su derecho y/o quedó
impedida de plantear objeciones respecto del presidente del Tribunal.
Por estas razones, el comité ad hoc concluye que la decisión
sobre la propuesta de recusación se emitió en cumplimiento de los re-
quisitos de los artículos 57 y 58 del Convenio Ciadi y la regla 9 de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi, y que debido al resultado de la decisión
sobre recusación, el árbitro Rigo continuó desempeñándose como
miembro del Tribunal. El comité ad hoc rechaza el reclamo de Argen-
tina de que el Tribunal no fue constituido correctamente125.
Observaremos ahora los principios aplicables y la posición
del comité ad hoc respecto de la causal contenida en el artículo 52, in-
ciso 1, literal d, del Convenio Ciadi.
Primero, los principios aplicables al caso según el comité ad
hoc, son los siguientes:
Como se estableció en la decisión sobre anulación en el caso
Vivendi, “Conforme al Artículo 52 (1) (d), el énfasis está puesto en el

124
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., pág. 157.
125
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 157-158.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 84
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

término “norma de procedimiento”, es decir, en la manera en que el


Tribunal procedió, no en el contenido de su decisión”.
Los términos del artículo 52, inciso 1, literal d, indican que
para que se verifique esta causal, el quebrantamiento de la norma de
procedimiento no sólo debe ser “grave”, sino que además, la norma de
procedimiento en cuestión debe ser “fundamental”.
En la decisión sobre anulación en el caso Wena Hotels tam-
bién se sostuvo que “Para constituir un quebrantamiento “grave” de
la norma de procedimiento, la violación de la norma debe haber
hecho que el Tribunal arribe a un resultado considerablemente distin-
to al que hubiera arribado si hubiera observado la norma”. Este pun-
to se desarrolló en la decisión sobre anulación en el caso MINE, seña-
lándose que “Un primer comentario sobre esta disposición se refiere
al término “grave”. Para constituir una causal de anulación, el que-
brantamiento de una “norma de procedimiento fundamental” debe
ser grave. El Comité considera que esto establece criterios tanto
cuantitativos como cualitativos: el quebrantamiento debe ser sustan-
cial y debe privar a la parte del beneficio o la protección que la nor-
ma intentaba proporcionar. Un segundo comentario se refiere al tér-
mino “fundamental”: incluso un quebrantamiento grave de una nor-
ma de procedimiento será insuficiente para llevar a la anulación si la
norma no es “fundamental”. El Comité considera que un ejemplo cla-
ro de una norma fundamental es el del Artículo 18 de la Ley Modelo
de la CNUDMI sobre Arbitraje Comercial Internacional, que estable-
ce que: “[d]eberá tratarse a las partes con igualdad y darse a cada
una de ellas plena oportunidad de hacer valer sus derechos”. No se
debe entender que el término “norma de procedimiento fundamental”
incluye necesariamente a todas las reglas de arbitraje aprobadas por
el Centro”126.
Segundo, la posición del comité ad hoc respecto al caso es la
siguiente:
Argentina ha argumentado que, debido a estos conflictos de
intereses, también ha habido un quebrantamiento grave de una norma

126
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 27-28.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 85
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

fundamental de procedimiento. Sostiene además que, si bien la consti-


tución incorrecta del tribunal y el quebrantamiento grave de una nor-
ma fundamental de procedimiento figuran como causales de anulación
separadas, en el artículo 52 del Convenio Ciadi, debe considerarse que
la primera es un caso específico de la segunda. El comité ad hoc con-
sidera que Argentina no ha planteado argumentos sobre esta causal de
anulación del artículo 52, inciso 1, literal d, que no hayan sido ya con-
siderados por el comité ad hoc con relación a la causal de anulación
dispuesta por el artículo 52, inciso 1, literal a. Por lo cual rechaza las
causales de anulación esgrimidas por Argentina en base a la supuesta
constitución incorrecta del Tribunal127.

Comentarios
Primero, la decisión analizada rechaza la causal de anulación
del artículo 52, inciso 1, literal a, del Convenio Ciadi, al plantear una
interpretación incorrecta -si no descabellada128- de lo que debe enten-
derse por el hecho de “que el Tribunal se hubiere constituido inco-
rrectamente”. Asume así que esta causal no se presentará en tanto se
cumplan adecuadamente los procedimientos para constituir el tribunal
arbitral, incluido aquel para recusar árbitros por la carencia manifiesta
de las cualidades exigidas por el artículo 14, inciso 1, del Convenio
Ciadi. Sostiene que si se recusa a un árbitro en virtud del artículo 57
del Convenio y la propuesta es rechazada conforme al procedimiento
establecido para ello por el artículo 58 y la regla 9 de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi, entonces no puede sostenerse que el tribunal se ha
“constituido incorrectamente”, pues entiende que el artículo 52, inciso
1, literal a, del Convenio, no le otorga a las partes una oportunidad de
novo para recusar a los árbitros luego de que laudaron. En tal forma, la
decisión asume que solo se podrá anular un laudo en base a la causal
de constitución incorrecta, si es que no se cumple adecuadamente con

127
Ver “Decisión sobre la solicitud…”, ob. cit., págs. 158-159.
128
Algún autor la califica, delicadamente, como “de particular interés” (Crive-
llaro, Antonio “Annulment of ICSID Awards: Back to the 'First Generation'?”
en Liber Amicorum en L'honneur de Serge Lazareff, Editions A. Pedone, Pa-
ris, 2011, pág. 166).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 86
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

el procedimiento de recusación. Pero si ninguna recusación se presen-


ta conforme al artículo 57 -con la consecuente operatividad del artícu-
lo 58- entonces no se podrá solicitar la anulación en base a que no se
cumplió adecuadamente con los artículos 57 y 58. Y aun si la causal
de recusación se descubre luego de emitido el laudo, tampoco impor-
taría una constitución incorrecta del tribunal. La decisión considera
que no puede analizar la corrección del fallo sobre la recusación, pues
sería equivalente a apelar ésta. Por todo ello, sólo podrá anularse un
laudo en base a la constitución incorrecta, si es que se planteó una re-
cusación conforme al artículo 57 pero nunca se emitió una decisión,
acorde al artículo 58, antes de la emisión del laudo arbitral o quien
tomó la decisión fue una persona u órgano distinto al convencional-
mente establecido. Finalmente, el fallo coincide con la previa decisión
relativa a la recusación en que trascurrieron ocho meses desde conoci-
do el hecho que motiva la causal y el efectivo pedido de recusación,
por lo que además la demandada había renunciado a su derecho a ob-
jetar.
En atención a lo planteado por la decisión bajo análisis, con-
viene precisar lo siguiente:
Primero, el fallo confunde el alcance de la causal de anula-
ción relativa a “que el Tribunal se hubiere constituido incorrectamen-
te”, al hacerlo pivotar -en el caso- sobre el cumplimiento adecuado del
procedimiento de recusación.
Cabe recordar que las causales de anulación, incluida la del
artículo 52, inciso 1, literal a, del Convenio Ciadi, solo atacan errores
in procedendo, esto es, infracciones de carácter procesal, protegiendo
la legitimidad del proceso de toma de decisión129 o, lo que es lo mis-
mo, su integridad130. Los antecedentes normativos de esta causal nos

129
Con igual parecer Schreuer, Christoph “From ICSID Annulment to Ap-
peal. Half Way Down the Slippery Slope” en The Law and Practice of Inter-
national Courts and Tribunals, Nº 10, Leiden, 2011, pág. 212.
130
Scherer, Matthias “ICSID Annulment Proceedings Base on Serious Depar-
ture from a Fundamental Rule of Procedure (Article 52(1)(d) of the ICSID
Convention)” en Czech (& Central European) Yearbook of Arbitration, Praga,
2011, pág. 212.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 87
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

muestran que fue diseñada para albergar diversos impedimentos rela-


tivos a los árbitros, tales como falta de un acuerdo entre las partes, fa-
lla en el cumplimiento del requisito de nacionalidad131 y, particular-
mente, la ausencia de las calificaciones que deben poseer los árbitros
(artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi) como es el caso de “inspi-
rar plena confianza en su imparcialidad de juicio”. Y asimismo,
cuando se discutió esta causal se concluyó que si bien una parte debe
objetar la causal tan pronto tenga conocimiento de ésta -pues si no re-
nunciaría a su derecho a objetar-, ha de esperar a que el laudo arbitral
sea emitido para solicitar la anulación132. En tal forma, la parte que
observe una ausente imparcialidad de juicio del árbitro debe objetarlo
prontamente y el medio idóneo para ello es precisamente la recusa-
ción. Y luego de emitido el laudo, no habiendo prosperado la primera,
recién puede utilizar la anulación para atacar la falta de imparcialidad
de juicio del árbitro, la cual generó que el tribunal se haya constituido
incorrectamente. Es más, de no plantearse oportunamente la recusa-
ción se renunciaría al derecho a objetar respecto a la ausente imparcia-
lidad del árbitro, por lo que posteriormente ya no podría alegarse co-
mo causal de anulación.
Segundo, la decisión entiende que el artículo 52, inciso 1, li-
teral a, del Convenio Ciadi, no le otorga a las partes una oportunidad
de novo para recusar a los árbitros luego de que laudaron y asume
además que si ninguna recusación se presenta conforme al artículo 57
del Convenio entonces no se podrá solicitar la anulación en base a que
no se cumplió adecuadamente con los artículos 57 y 58. Y aun si la
causal de recusación se descubre luego de emitido el laudo, tampoco
importaría una constitución incorrecta del tribunal. Además, la deci-
sión considera que no puede analizar la corrección del fallo sobre la
recusación, pues sería equivalente a apelar ésta.
Cabe recordar que el requisito de imparcialidad de juicio del
árbitro regulado por el artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi -como
la convergente obligación de revelación- debe existir durante todo el

131
Con igual parecer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 928.
132
Con igual parecer Schreuer, “The ICSID…”, ob. cit., pág. 929.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 88
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

arbitraje. Y acorde con tal carácter permanente, hay diversos meca-


nismos que permiten asegurar -preventiva o curativamente- la inde-
pendencia e imparcialidad del árbitro. En tal forma, la recusación
permite a las partes retirar del arbitraje a un árbitro que no reúne tales
condiciones, esto es, posee una proyección intra causam y se dirige
contra el árbitro. Por su parte, la anulación supone privar de eficacia a
un laudo arbitral, por contener, básicamente, errores in procedendo. Y
en lo que nos ocupa, permite a las partes evitar los efectos de un laudo
pronunciado por un árbitro sin imparcialidad de juicio. Esto es, posee
una proyección post causam y se dirige contra el laudo arbitral133. Se
observa así que la recusación y la anulación son dos mecanismos obje-
tiva y funcionalmente distintos. Por ello, no cabe confundirlos y me-
nos aún entender a la anulación como una nueva oportunidad para re-
cusar.
Por otra parte, la proyección post causam de la anulación
permite controlar la imparcialidad de juicio del árbitro con ocasión del
laudo, tanto respecto a circunstancias que se conocieron y objetaron
durante el arbitraje, como de aquellas que recién se conozcan luego de
la emisión del laudo arbitral, pues en ambos casos se constituyó inco-
rrectamente el tribunal arbitral, lo que impidió que el laudo sea pro-
nunciado por árbitros independientes e imparciales. Obsérvese que la
primera línea temporal tiene sentido dada la diferencia antes vista en-
tre recusación y anulación, como también en atención a que la anula-
ción supone un control de la idoneidad del proceso arbitral y que ade-
más -en el sistema Ciadi- posee carácter único, al excluir la posibili-
dad de revisión por parte de las jurisdicciones nacionales134. Y la se-

133
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 257-260.
134
En tal forma, “el mecanismo de anulación es un elemento único del siste-
ma CIADI que le da a éste una ventaja competitiva sobre otros foros arbitrales
inversor-estado, al remover la posibilidad de revisión judicial por las cortes
domésticas y remplazarla por un sistema de revisión por un comité ad hoc de
anulación establecido por la secretaría del CIADI” (Kim, Dohyung “The An-
nulment Commitee's Role in Multiplying Inconsistency in ICSID Arbitration:
The Need to Move Away from an Annulment-Bassed System” en New York
University Law Review, Volumen 86, New York, 2011, pág. 250).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 89
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

gunda línea temporal marida perfectamente con el hecho de que la


anulación requiere para su planteamiento que el laudo sea emitido, por
lo que las circunstancias -relativas a la falta de imparcialidad de jui-
cio- que se conozcan luego de ello, encajan perfectamente en la opera-
tividad temporal de ésta.
Finalmente, conviene recordar que la anulación es distinta a
la apelación, pues incide sólo en errores in procedendo, en tanto la
segunda controla también errores in iudicando, esto es, relativos a la
corrección sustantiva de la decisión. Por ello, la primera solo permite
la invalidación del laudo arbitral, en tanto la apelación posibilita ade-
más una nueva decisión135. Tal distinción suele ser repetida por los
comités ad hoc casi como una fórmula apotropaica136.
Tercero, el fallo asume correctamente que habiendo trascu-
rrido ocho meses desde conocido el hecho que motiva la causal y el
efectivo pedido de recusación, este último fue extemporáneo. Y ade-
más, al no haber objetado prontamente, la demandada renunció a su
“derecho a objetar” tales hechos con posterioridad (regla 27 de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi), por lo que no pueden ser alegados con
ocasión de la anulación.

135
Esto es, “el resultado de una solicitud de anulación exitosa es la invalida-
ción de la decisión original. Bajo el Convenio CIADI, un comité ad hoc sólo
tiene el poder de anular el laudo. Este no puede corregir o remplazar el laudo
por su propia decisión. Los comités ad hoc han rutinariamente enfatizado la
distinción entre anulación y apelación. Estableciendo que sus funciones están
limitadas y que no tienen el poder de una corte de apelación” (Schreuer,
“From ICSID…”, ob. cit., pág. 212); o lo que es lo mismo, “el mecanismo de
anulación es uno limitado sólo a la revisión de laudo rendidos por tribunales
arbitrales (…) no ha sido diseñado para funcionar como un sistema de apela-
ción” (Kim, “The Annulment”, ob. cit., pág. 250); y “en cierto sentido, los
comités ad hoc aseguran la integridad del proceso arbitral. Sin embargo, no
son un cuerpo de apelación y no revisan los méritos del laudo” (Scherer, “IC-
SID Annulment”, ob. cit., pág. 212).
136
Con similar parecer Schreuer, “From ICSID…”, ob. cit., pág. 216, nos se-
ñala que “la distinción entre anulación y apelación es repetida como un mantra
al comienzo de casi toda decisión”.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 90
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Finalmente, se observa que en otros casos en los que se alegó


la causal de anulación del artículo 52, inciso 1, literal a, del Convenio
Ciadi, los comités ad hoc interpretaron su operatividad conforme a
nuestra opinión e, incluso, en Compañía de Aguas del Aconquija y Vi-
vendi Universal S.A. con Argentina -decisión del 10 de agosto del
2010- se destaca137 que “ha habido una demostrable tendencia de los
árbitros internacionales a elevar el parámetro para la recusación de
sus colegas árbitros (…) Es más factible que tal actitud se manifieste
entre los árbitros que son llamados a resolver una recusación respec-
to de un árbitro con quien sesionan. Este es el procedimiento estable-
cido en el artículo 58 del Convenio CIADI. Los comités ad hoc no es-
tán en una situación similar”138.
Segundo, la decisión analizada rechaza la causal de anulación
del artículo 52, inciso 1, literal d, del Convenio Ciadi, al considerar
que Argentina no ha planteado argumentos sobre ésta, que no hayan
sido ya considerados por el comité ad hoc respecto a la causal de anu-
lación dispuesta por el artículo 52, inciso 1, literal a. Asumiendo ade-
más que esta última causal es un caso específico de la primera.
Cabe recordar que, como la misma decisión reconoce, el
quebrantamiento de la norma de procedimiento debe ser grave y fun-
damental139, siendo ambos requisitos acumulativos140. Y dado que el

137
Para una síntesis de las semejanzas y diferencias entre ambos casos ver
Johnson, Lise “Annulment of ICSID Awards: Recent Developments” en IV
Annual Forum for Developing Country Investment Negotiators Background
Papers, Winnipeg, 2010, págs. 5-6.
138
Ver “Decisión sobre la Solicitud de Anulación del Laudo emitido el 20 de
agosto de 2007 presentada por la República Argentina (Compañía de Aguas
del Aconquija y Vivendi Universal S.A. con Argentina) publicada en
italaw.com, pág. 58.
139
Tal interpretación surge de los textos en inglés y francés (igualmente váli-
dos) del artículo 52, inciso 1, literal d, del Convenio Ciadi, los cuales -
respectivamente- aluden a “serious departure from a fundamental rule of
procedure” y a “inobservation grave d'une règle fondamentale de procedu-
re”. En tanto el texto en castellano de este artículo habla sólo de “quebranta-
miento grave de una norma de procedimiento”.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 91
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Convenio Ciadi no establece cuando se produce tal supuesto, han sido


los comités ad hoc quienes han ejemplificado ello. En tal forma, en el
caso Klöckner Industrie-Anlagen GmbH and others con United Repu-
blic of Cameroon and Société Camerounaise des Engrais -decisión
del 3 de mayo de 1985- se señaló que “no hay duda de la admisibili-
dad de esta solicitud. La imparcialidad de un árbitro es un requisito
fundamental y esencial. Cualquier deficiencia sobre este particular,
que sea un signo de parcialidad, debe ser considerada como un su-
puesto dentro del significado del artículo 52, inciso 1, literal d”141.
Asimismo, en el caso CDC Group plc con República de Seychelles -
decisión del 29 de junio de 2005- se indicó que “otros ejemplos de ta-
les reglas fundamentales son la imparcialidad del tribunal y la ade-
cuada deliberación por el tribunal”142.
Por otra parte, sobre el carácter grave de la fractura de la
norma de procedimiento en el caso Maritime International Nominees

Asimismo, conviene advertir “cuan fácilmente el concepto de “regla


fundamental de procedimiento” puede ser expandido. Cualquier detalle del
acuerdo de las partes sobre el procedimiento, no importa cuán trivial sea, pue-
de ser visto como una expresión de una regla fundamental de la autonomía de
las partes. En un sentido amplio las reglas de arbitraje CIADI operan por
acuerdo de las partes y por ende pueden ser importadas dentro de esta causal
de anulación bajo la etiqueta de autonomía de las partes. De hecho, casi cual-
quier regla procesal puede de algún modo ser remontada a uno u otro princi-
pio más amplio que puede ser descrito como fundamental. La inevitable con-
secuencia puede ser que cualquier regla de procedimiento se vuelva funda-
mental” (Schreuer, “From ICSID…”, ob. cit., pág. 221).
140
Con igual parecer Scherer, “ICSID Annulment”, ob. cit., pág. 213.
141
Ver “Decisión sobre la Solicitud de Anulación del Laudo emitido el 21 de
octubre de 1983 presentada por Klöckner (Klöckner Industrie-Anlagen GmbH
and others con United Republic of Cameroon and Société Camerounaise des
Engrais) en ICSID Reports, Nº 2, Cambridge, 1994, pág. 119.
142
Ver “Decisión sobre la Solicitud de Anulación del Laudo emitido el 17 de
diciembre de 2003 presentada por la República de Seychelles (CDC Group plc
con República de Seychelles) publicada en italaw.com, pág. 25.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 92
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Establishment con República de Guinea143 -decisión del 22 de diciem-


bre de 1989- se señaló que “el quebrantamiento debe ser sustancial y
debe privar a la parte del beneficio o la protección que la norma in-
tentaba proporcionar”. Asimismo, en el caso Compañía de Aguas del
Aconquija S.A. y Vivendi Universal S.A. con República Argentina -
decisión del 10 de agosto de 2010- se señala que esta causal “no es
para reiniciar el caso completo ante el Comité ad hoc. En su lugar, la
Demandada debe ser precisa e identificar específicamente cada ins-
tancia respecto a la cual reclama (…) en términos de un caso de
anulación prima facie”144.
Queda claro así que la imparcialidad de juicio del árbitro im-
porta una norma fundamental de procedimiento, cuyo grave quebran-
tamiento ingresa en la causal del artículo 52, inciso 1, literal d, del
Convenio Ciadi.
Finalmente, cabe recordar que esta causal del artículo 52, in-
ciso 1, literal d, del Convenio Ciadi es autónoma de las otras tres re-
cogidas en la misma norma, por lo cual deberá ser analizada en espe-
cífico y conforme a sus propios requisitos constitutivos.

1.7. Cemex Caracas Investments B.V. y Cemex Caracas II


Investments B.V. con República Bolivariana de Venezuela
En el caso Cemex Caracas Investments B.V. y Cemex Cara-
cas II Investments B.V. con República Bolivariana de Venezuela -
decisión del 6 de noviembre de 2009- el árbitro designado por los de-
mandantes (Robert B. Von Mehren), fue recusado por la demandada
dada la supuesta afectación de su imparcialidad de juicio e indepen-
dencia.

143
Ver “Decisión sobre la Solicitud de Guinea para la Anulación Parcial del
Laudo Arbitral emitido el 6 de enero de 1988 (Maritime International Nomi-
nees Establishment con República de Guinea) en ICSID Reports, Nº 4, Cam-
bridge, 1997, pág. 104.
144
Ver “Decisión sobre la Solicitud de Anulación del Laudo emitido el 20 de
agosto de 2007 (Compañía de Aguas del Aconquija S.A. y Vivendi Universal
S.A. con República Argentina) publicada en italaw.com, pág. 65
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 93
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Dada la diversidad de actos practicados en la presente recusa-


ción, los analizaremos a continuación esquemáticamente145.

Actos previos a la recusación


El 16 de octubre de 2008 Cemex Caracas Investments B.V. y
Cemex Caracas II Investments B.V., compañías constituidas en los
Países Bajos, presentaron ante el Ciadi una solicitud de arbitraje co-
ntra la República Bolivariana de Venezuela, que el Centro registró el
30 de octubre de 2008.
Ante la falta de acuerdo respecto al método de constitución
del Tribunal, y transcurridos más de sesenta días desde la solicitud de
arbitraje, los demandantes por medio de carta del 31 de diciembre del
2008, invocaron el artículo 37, inciso 2, del Convenio Ciadi, reiteran-
do además la designación como árbitro de parte de Robert B. Von
Mehren, a quien ya habían mencionado en su solicitud de arbitraje.
El señor Von Mehren aceptó su designación y el 11 de febre-
ro del 2009 firmó y presentó una declaración conforme a lo previsto
en la regla 6 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi. Por lo cual, el 12 de
febrero del 2009 el Centro transmitió a las partes la declaración y el
currículo del árbitro Von Mehren.
Por medio de carta del 20 de febrero del 2009 la demandada
designó como árbitro al señor Georges Abi-Saab, quien suscribió una
declaración conforme a lo previsto en la regla 6 de las Reglas de Arbi-
traje del Ciadi. Por lo cual, el 3 de marzo del 2009 el Centro transmi-
tió a las partes dicha declaración.
No habiéndose constituido el Tribunal dentro de los 90 días
siguientes al registro de la solicitud de arbitraje, por carta del 21 de
mayo del 2009 los demandantes solicitaron -conforme al artículo 38
del Convenio Ciadi y a la regla 4 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi-

145
Ver “Decisión sobre la Propuesta de Recusación Formulada por la Deman-
dada” (Cemex Caracas Investments B.V. y Cemex Caracas II Investments
B.V. con República Bolivariana de Venezuela) publicada en www.worldbank.
org/icsid, págs. 1-10.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 94
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

que la designación del Presidente del Tribunal fuera efectuada por el


Presidente del Consejo Administrativo del Ciadi.
El Presidente del Consejo Administrativo del Ciadi designó
como Presidente del Tribunal al señor Gilbert Guillaume, quien aceptó
su designación y el 7 de Julio del 2009 suscribió una declaración con-
forme a lo previsto en la regla 6 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi.
Por lo cual, el 3 de noviembre del 2009 el Centro transmitió a las par-
tes la referida declaración. Y habiendo todos los árbitros aceptado sus
designaciones, el Tribunal quedó constituido el 6 de julio del 2009146.
A través de carta del 21 de septiembre del 2009 la demanda-
da solicitó información adicional y aclaraciones respecto a la naturale-
za exacta de la relación del árbitro Von Mehren con el bufete Debe-
voise & Plimpton LLP, que representa a Holcim Ltd. en un caso co-
ntra la República Bolivariana de Venezuela, registrado por el Ciadi el
10 de abril del 2009 (Caso No.ARB/09/3). Indicando que ese caso, al
igual que el presente, guarda relación con actos referentes a la indus-
tria cementera en Venezuela, adoptados en 2008. Señaló además la
demandada que el árbitro Von Mehren era un socio jubilado de Debe-
voise & Plimpton LLP, el cual seguía figurando en el sitio web de este
bufete, en la sección titulada “Abogados”, y que en su información de
contacto que aparece en la última página de su currículo figuran el
mismo bufete, así como un número de teléfono y una dirección de co-
rreo electrónico pertenecientes a éste. Por todo ello, la demandada so-
licitó información y aclaraciones complementarias referentes a la na-
turaleza exacta de la relación del árbitro Von Mehren con Debevoise
& Plimpton LLP147.
En la misma fecha el árbitro Von Mehren presentó una carta
de respuesta a dicha solicitud, a través de la cual confirmó que desde
1995 era socio jubilado de Debevoise & Plimpton LLP y proporcionó
información detallada sobre su actual relación con ese estudio. Señaló
que el bufete ha mantenido por muchos años una generosa política por
la que proporciona una pequeña oficina y algunos servicios de secreta-

146
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., pág. 2.
147
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., págs. 3-4
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 95
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ría a sus socios jubilados. Indicó además que tras jubilarse estructuró
el ejercicio de su profesión de árbitro de modo que ni el bufete ni él
mismo se vieran en conflicto en virtud de las actividades de la otra
parte. Mencionó el hecho de que recibe una pensión de jubilación de
Debevoise & Plimpton LLP basada en los ingresos obtenidos por el
bufete durante el período en que él fue socio. Finalmente, declaró que
no sabía que el bufete actuara como consejero jurídico en el caso de
Holcim Ltd. contra la República Bolivariana de Venezuela, ni tenía
conocimiento de éste. Concluyó indicando que se pronunciaría en el
presente caso basándose exclusivamente en los hechos pertinentes y
en el derecho aplicable148.
Sin embargo, la demandada por medio de carta del 15 de oc-
tubre del 2009 solicitó al árbitro Von Mehren aclaraciones adicionales
sobre ciertos aspectos de su relación con Debevoise & Plimpton LLP.
Específicamente, en lo referente al uso, por éste, de servicios de ofici-
na y de secretaría proporcionados por el bufete y en relación con las
medidas adoptadas para mantener confidenciales sus archivos y men-
sajes de correo electrónico.
Por carta del 20 de octubre del 2009 el árbitro Von Mehren
presentó una respuesta a dicha solicitud y proporcionó información
adicional sobre esas medidas.
Luego, a través de correo electrónico del 21 de octubre del
2009 la demandada manifestó que seguía muy incómoda con la rela-
ción existente entre el árbitro Von Mehren y el bufete Debevoise &
Plimpton LLP, por lo cual tenía la intención de presentar una recusa-
ción contra el árbitro Von Mehren, conforme al artículo 57 del Con-
venio Ciadi y a la regla 9 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi. Por
mensaje de correo electrónico del 22 de octubre del 2009 los deman-
dantes formularon comentarios al mensaje de correo electrónico de la
demandada149.

Posición de la demandada

148
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., págs. 3-5.
149
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., págs. 3-5.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 96
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Por carta del 26 de octubre del 2009 la demandada recusó al


árbitro Von Mehren, conforme al artículo 57 del Convenio Ciadi y re-
gla 9 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, en base a la continua rela-
ción del árbitro recusado con el bufete Debevoise & Plimpton LLP,
que representa jurídicamente a las demandantes en el caso Holcim
Ltd., Holderfin B.V. y Caricement B.V. con la República Bolivariana
de Venezuela, el cual se origina del mismo proceso de nacionalización
que constituye el aspecto basilar del presente caso. Sostiene la deman-
dada que la necesidad de garantizar la imparcialidad de los árbitros y
mantener la confidencialidad hace inapropiado que el señor Von Meh-
ren actúe como árbitro en este caso150.
En la misma carta, la demandada explicó por qué el presente
caso está estrechamente relacionado con el caso Holcim Ltd. contra la
República Bolivariana de Venezuela. Recordó que Debevoise &
Plimpton LLP actuaba en representación de Holcim Ltd. en ese arbi-
traje. Señaló además que la continua relación del árbitro Von Mehren
con el bufete llevaría a una persona razonable que tuviera conocimien-
to de los hechos que no están en disputa a dudar de que el árbitro Von
Mehren pudiera actuar con “imparcialidad de juicio”, conforme al ar-
tículo 14 del Convenio Ciadi. Sostuvo también la demandada que tal
relación crea un riesgo de divulgación de información confidencial.
El 2 de noviembre del 2009, luego de la explicación del árbi-
tro recusado del 28 de octubre del 2009, la demandada informó al Tri-
bunal que seguía creyendo que la relación continua entre el árbitro
Von Mehren y el mencionado bufete daba lugar a una apariencia de
falta de imparcialidad y creaba un riesgo de divulgación de informa-
ción confidencial, por lo cual mantenía su posición.
El 4 de noviembre del 2009 la demandada sostuvo que la ob-
jeción de los demandantes -del 2 de noviembre del 2009- era total-
mente infundada en cuanto sostenía que la propuesta de recusación era
extemporánea. Los demandantes formularon comentarios sobre esa
carta ese mismo día151.

150
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., pág. 5.
151
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., págs. 5-6.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 97
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Posición de los demandantes


Los demandantes, luego de la explicación del árbitro recusa-
do del 28 de octubre del 2009, también presentaron sus observaciones
el 2 de noviembre del 2009. Sosteniendo que la recusación del árbitro
Von Mehren era extemporánea y que aun hubiera sido presentada a
tiempo ésta no identifica hechos que lleven a pensar que el señor Von
Mehren no reúna las condiciones para desempeñarse como árbitro.
Concluyeron que la recusación del árbitro Von Mehren presentada por
la demandada debía rechazarse152.

Comentarios del árbitro recusado


A través de carta del 28 de octubre del 2009 el árbitro Von
Mehren señaló lo siguiente: “No deseo formular comentarios sobre el
fondo de la propuesta de la Demandada. Afirmo aquí que siempre he
considerado como mi deber ser imparcial y formar mi juicio en forma
independiente, y me propongo cumplir con ese deber en este arbitraje,
como lo he hecho en todos los demás en que he actuado”153.

Decisión de los árbitros no recusados


Los otros dos miembros del Tribunal, los señores Gilbert
Guillaume y Georges Abi-Saab, emitieron -el 6 de noviembre de
2009- su “Decisión sobre la Propuesta de Recusación de un Miembro
del Tribunal formulada por la Demandada”, rechazando la propuesta
de recusación del árbitro Robert B. Von Mehren planteada por Vene-
zuela.
Los árbitros Guillaume y Abi-Saab señalaron que analizarían
primero la cuestión de si la recusación formulada por la demandada
fue extemporánea. Pues si lo fue, no tendrían que considerar los as-
pectos sustanciales de ésta, pues las reglas de arbitraje normalmente
prevén que las recusaciones extemporáneas no deban considerarse.
En tal forma, cabe recordar que el artículo 11 del Reglamento
de la CNUDMI establece que “La parte que desee recusar a un árbi-

152
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., pág. 6.
153
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., pág. 6.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 98
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tro deberá comunicarlo dentro de los quince días siguientes a la noti-


ficación del nombramiento del árbitro recusado a la parte recusante,
o dentro de los quince días siguientes al conocimiento por esa parte
de las circunstancias mencionadas en los artículos 9 y 10”. Asimis-
mo, las Directrices de la IBA indican un plazo de 30 días en su artícu-
lo 4, literal a, de la Parte I. A su vez, el artículo 11 de las Reglas de
Arbitraje de la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Co-
mercio Internacional, establecen que “Para que sea admisible, la de-
manda de recusación deberá ser presentada por la parte interesada
dentro de los 30 días siguientes a la recepción por ésta de la notifica-
ción del nombramiento o confirmación del árbitro, o dentro de los 30
días siguientes a la fecha en que dicha fue informada de los hechos y
las circunstancias que funda su demanda, si dicha fecha es posterior a
la recepción de la mencionada notificación”154.
Por el contrario, ni el Convenio ni las Reglas de Arbitraje del
Ciadi especifican un plazo determinado, vencido el cual no puede
considerar la solicitud de recusación. No obstante, conforme a la regla
9, inciso 1, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, la parte que proponga
la recusación de un árbitro de conformidad con el artículo 57 del Con-
venio “presentará su propuesta al Secretario General sin demora y en
todo caso antes que se cierre el procedimiento, dando a conocer las
causales en que la funde”.
El diccionario de inglés Oxford define el término “promptly”
(sin demora) como “readily, quickly, directly at once, without a mo-
ment’s delay” (sin dilación, rápidamente, de inmediato, sin demora al-
guna). La versión no abreviada del diccionario Webster lo define co-
mo “readily, quickly, expeditiously” (sin dilación, rápidamente, en
forma expedita).
La versión en español de la regla 9, inciso 1, exige a la parte
que formula la recusación que actúe “sin demora”, es decir “without
delay” en inglés, y la versión en francés le exige presentar su propues-
ta “dans les plus brefs délais” (“a la mayor brevedad posible”).

154
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., págs. 6-7.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 99
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Por lo tanto, la regla 9, inciso 1, no parece fijar un plazo de-


terminable para la presentación de recusaciones. Corresponderá a los
tribunales decidir caso por caso si una propuesta de recusación ha sido
o no presentada a tiempo. No obstante, se desprende del texto de la
regla 9, inciso 1, que tal propuesta deba formularse tan pronto como la
parte de que se trate tenga conocimiento de los fundamentos de una
posible recusación. La sanción por la omisión de formular sin demora
la objeción consiste en la renuncia del derecho a objetar, conforme a
loprevisto en la regla 27 del Reglas de Arbitraje del Ciadi155.
En Azurix con Argentina, el Tribunal del Ciadi consideró una
demora de ocho meses como obviamente excesiva a la luz de cual-
quier “parámetro razonable”. En CDC con Seychelles, el comité ad
hoc llegó a la misma conclusión con respecto a una demora de 147 dí-
as. La decisión del caso Vivendi con Argentina establece asimismo
que una demora de 53 días en la presentación de una recusación en
“un documento de tan sólo 23 páginas no implica actuar sin demo-
ra…”. En cambio en Saba Fakes con Turquía el tribunal señaló que la
demandante había presentado su recusación sin demora, al hacerlo
diez días después de la constitución del Tribunal156.
Ahora bien, corresponde recordar que el fundamento de la re-
cusación planteada por la demandada es la continua relación del árbi-
tro Von Mehren con el bufete Debevoise & Plimpton LLP, y el hecho
de que éste último esté representando jurídicamente a las demandantes
en el caso Holcim Ltd., Holderfin B.V. y Caricement B.V. con la Re-
pública Bolivariana de Venezuela, que según Venezuela, es similar al
presente caso. Por lo tanto, hay que determinar la fecha en que la de-
mandada se enteró de esas circunstancias para evaluar si presentó a
tiempo su recusación.
El señor Von Mehren fue nombrado en la solicitud de arbitra-
je presentada el 16 de octubre del 2008 -registrada el 30 de octubre de
ese año-. La designación del árbitro Von Mehren fue confirmada por
cartas del 4 de noviembre y del 31 de diciembre del 2008, y finalmen-

155
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., pág. 7.
156
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., págs. 7-8.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 100
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

te por cartas del 29 de enero y del 5 de febrero del 2009, copia de las
cuales se remitió a Venezuela. Es sumamente probable que la deman-
dada tuviera conocimiento desde ese entonces que el árbitro Von
Mehren era socio jubilado del mencionado bufete. En todo caso, se in-
formó de ello el 12 de febrero del 2009, cuando recibió el currículo
presentado por el árbitro Von Mehren.
Debevoise & Plimpton LLP, en nombre de Holcim Ltd., ini-
ció un procedimiento del Ciadi contra Venezuela a más tardar el 23 de
marzo del 2009 y este se registró el 10 de abril del 2009.
En consecuencia, según las demandantes, Venezuela “tenia
perfecto conocimiento de todos los elementos materiales de la solici-
tud de recusación de la Demandada” a más tardar el 10 de abril de
2009. La demora debe calcularse desde esa fecha. La demandada es-
peró no menos de seis meses para presentar su propuesta de recusa-
ción. Ese plazo fue excesivamente largo, por lo que debe considerarse
que renunció a su derecho de solicitar la recusación157.
Por su parte, la demandada alega que “al comienzo no había
razón para que la República cuestionara las calificaciones del Sr.
Von Mehren como árbitro ni su calidad de socio jubilado de Debevoi-
se. La presentación del caso Holcim, con Debevoise como su consul-
tor jurídico, se produjo mucho después que el Sr. Von Mehren fuera
identificado como árbitro designado de las Demandantes, y no se es-
tableció ningún nexo entre el Sr. Von Mehren y Debevoise antes de la
constitución del Tribunal, el 6 de julio de 2009. Aún cuando se esta-
bleció ese nexo, los hechos dados a conocer en el curriculum vitae del
Sr. von Mehren no revelaban plenamente todos los aspectos de su re-
lación con su antiguo estudio”.
Según Venezuela, esos hechos recién salieron a luz a fines de
septiembre del 2009, y entonces presentó sin demora la propuesta de
recusación.
Debemos observar que el 10 de abril del 2009 la demandada
sabía que el citado bufete estaba actuando en representación de las
demandantes en el caso Holcim Ltd. También se había enterado, a más

157
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., pág. 8.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 101
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tardar el 12 de febrero del 2009, que el árbitro Von Mehren era un so-
cio jubilado de aquel.
Además, como lo señaló la propia demandada en su solicitud
de información del 21 de septiembre del 2009, en la información de
contacto que figuraba en la última página del currículo del árbitro Von
Mehren, que se circuló en febrero del 2009, se menciona la oficina del
bufete en Nueva York, un número de teléfono y una dirección de co-
rreo electrónico de ésta. Por ello, si la demandada tenía alguna duda
sobre el riesgo que esa relación podía crear para la independencia del
árbitro Von Mehren, pudo haber solicitado más información en abril
del 2009, o por lo menos a comienzos de julio del 2009, cuando se
constituyó el Tribunal de este caso. Sin embargo, la demandada esperó
hasta el 21 de septiembre del 2009 para hacerlo. Y el árbitro Von
Mehren respondió en detalle a esa solicitud ese mismo día. La deman-
dada aún espero hasta el 15 de octubre del 2009 para solicitar alguna
información adicional relativa a las medidas adoptadas para mantener
como confidenciales los archivos y mensajes de correo electrónico del
árbitro Von Mehren. Cuya respuesta se dio el 20 de octubre del 2009.
Y recién el 26 de octubre de 2009 la demandada formuló la recusa-
ción.
Observamos que en abril de 2009 la demandante tenía en su
poder todos los elementos que le permitían plantear las preguntas que
formuló en septiembre del 2009. Esperó más de cinco meses para
plantearlas. Lo hizo más de dos meses después de la constitución del
Tribunal. Habiendo recibido inmediatamente, el 21 de septiembre del
2009, la información solicitada, todavía esperó un mes antes de pre-
sentar su propuesta de recusación, en un documento de menos de cin-
co páginas registrado tan sólo tres semanas antes de la sesión del Tri-
bunal fijada para examinar, inter alia, la solicitud de medidas provi-
sionales formulada por los demandantes158.
Teniendo en cuenta todos esos factores, concluimos que Ve-
nezuela no presentó su propuesta de recusación “sin demora”, en la
acepción que se le da a ese término bajo la regla 9, inciso 1, de las Re-

158
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., págs. 8-9.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 102
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

glas de Arbitraje del Ciadi, y por lo tanto ha renunciado a su derecho a


objetar conforme a la regla 27 de dicho ordenamiento. Consecuente-
mente, no tenemos que considerar el fondo de la objeción de la de-
mandada159.

Comentarios
Primero, la decisión rechaza la recusación por vulnerar el re-
quisito temporal de su planteamiento, esto es, el hacerlo “sin demora”
(regla 9, inciso 1, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi), dado que ésta
se planteó recién seis meses después de conocidos lo hechos en las
que se sustentaba. Y además, al no haber objetado prontamente, la
demandada renunció a su “derecho a objetar” tales hechos con poste-
rioridad (regla 27 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi).
Segundo, coincidimos en que el requisito temporal para plan-
tear la recusación se fracturó en este caso, pues la demandada conoció
los hechos en que basaba su recusación, a más tardar, el 10 de abril de
2009, y fue recién el 26 de octubre de ese año en que planteó su recu-
sación, esto es, seis meses después de conocidos los hechos. Plazo que
entendemos no importa un planteamiento “sin demora”.
Tercero, resulta interesante que el fallo trate de establecer un
baremo de lo que significa “sin demora”, apoyándose en reglas mode-
lo e institucionales que aluden a un plazo de entre 15 (Reglamento
CNUDMI) y 30 días (Directrices de la IBA y Reglamento CCI). Y en
anteriores decisiones Ciadi que establecen un plazo de 10 días después
de la constitución del tribunal como uno “sin demora” (Saba Fakes
con República de Turquía) y que entienden que un lapso de 53 días
(Vivendi con Argentina) o de 8 meses (Azurix con Argentina) impor-
tan un actuar con demora.

1.8. Participaciones Inversiones Portuarias SARL con


República de Gabón
En el caso Participaciones Inversiones Portuarias SARL con
República de Gabón, el árbitro designado por la demandante (Ibrahim

159
Ver “Decisión sobre la propuesta…”, ob. cit., pág. 10.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 103
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Fadlallah), fue recusado por la demandada dada la supuesta afectación


de su imparcialidad de juicio e independencia.
El Presidente del Tribunal (Jean Paulsson) y el árbitro desig-
nado por la demandada (Brigitte Stern), al no poder decidir la solicitud
de recusación formulada contra el árbitro Ibrahim Fadlallah, conforme
al artículo 58 del Convenio Ciadi, solicitan el 21 de octubre de 2009 al
Presidente del Consejo Administrativo que tome la decisión.
A través de la carta del 12 de noviembre de 2009, el Presi-
dente del Consejo Administrativo comunica a las partes su decisión de
rechazar la recusación planteada, en base a las consideraciones que
seguidamente detallamos160.

Actos previos a la recusación


El 30 de septiembre de 2008 Participaciones Inversiones Por-
tuarias SARL presentó ante el Ciadi una solicitud de arbitraje contra la
República de Gabón, que el Centro registró el 16 de diciembre de
2008.
Ante la falta de acuerdo respecto al método de constitución
del Tribunal, la demandante el 11 de marzo del 2009 confirma recurrir
al artículo 37, inciso 2, literal b, del Convenio Ciadi y designa como
árbitro a Ibrahim Fadlallah.
El 16 de marzo de 2009 los consejeros de la demandada pre-
guntaron por escrito al Centro respecto a la pertinencia de la designa-
ción del árbitro Fadlallah en vista del caso Compañía de Explotación
del Ferrocarril Transgabonés contra la República de Gabón (Caso No.
ARB/04/5). El mismo día el Centro señaló que conforme al artículo 57
del Convenio Ciadi y al artículo 9 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi
sólo se puede recusar a un árbitro luego de la constitución del tribunal
arbitral.
El 31 de marzo de 2009 se informó a las partes de la acepta-
ción del cargo por parte del árbitro Fadlallah adjuntándoles la declara-

160
Ver “Decisión del Presidente del Consejo Administrativo, remitida por la
Secretaria General” (Participaciones Inversiones Portuarias SARL con Repú-
blica de Gabón) publicada en www.worldbank.org/icsid, págs. 1-9.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 104
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ción de éste, en la cual admite haber sido presidente del tribunal arbi-
tral del caso Compañía de Explotación del Ferrocarril Transgabonés
contra la República de Gabón, en el cual se emitió un laudo arbitral el
7 de marzo de 2008, añadiendo que el haber presidido otro tribunal
arbitral en el cual la República de Gabón ha sido parte, no afecta su
aptitud para ejercer sus funciones de co-árbitro con total independen-
cia, objetividad y equidad.
El 4 de mayo de 2009 la demandada designa como árbitro a
Brigitte Stern. Siendo las partes informadas de su aceptación el 11 de
mayo de 2009161.
En aplicación del artículo 38 del Convenio Ciadi, el Presiden-
te del Consejo Administrativo del Ciadi designó como Presidente del
Tribunal a Jean Paulsson. Conforme al artículo 37, inciso 2, literal b,
del Convenio Ciadi, el tribunal arbitral se constituyó el 9 de junio de
2009 y una copia de la declaración de todos los árbitros fue enviada -
conforme a la regla 6, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi- a
las partes con fecha 17 de junio de 2009.
Durante la primera sesión del tribunal, el 25 de julio de 2009,
los consejeros de la demandada plantearon oralmente recusación co-
ntra el árbitro Fadlallah conforme al artículo 57 del Convenio Ciadi.
Acorde al artículo 9, inciso 6, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi se
suspendió el proceso arbitral.
El 14 de agosto la demandada alcanzó su posición sobre la
recusación planteada. El 7 de septiembre la demandante respondió a
ella. Replicando a su vez la demandada el 14 de septiembre de 2009.
Ante lo cual la demandante respondió el 18 de septiembre de 2009.
Por su parte, el árbitro Fadlallah alcanzó sus observaciones el 22 de
septiembre de 2009.
El 1 de septiembre de 2009 la demandante solicitó a la de-
mandada copia del laudo emitido en el caso Compañía de Explotación
del Ferrocarril Transgabonés contra la República de Gabón. El 2 de
septiembre de 2009 la demandada se opuso.

161
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., pág. 2.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 105
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

El 21 de octubre de 2009 el presidente del tribunal arbitral se


dirigió al Centro, conforme al artículo 58 del Convenio Ciadi, para
que el Presidente del Consejo Administrativo decida sobre la recusa-
ción planteada162.

Posición de la demandada
La demandada considera que el árbitro recusado no puede ra-
zonablemente asumir este nuevo arbitraje con la objetividad y la im-
parcialidad que deben caracterizar a un árbitro frente a una nueva con-
troversia, pues considera que éste no puede ofrecer toda la garantía de
independencia en el ejercicio de sus funciones conforme al artículo
14, inciso 1, del Convenio Ciadi, entendiendo que “esta expresión cu-
bre el deber de independencia e imparcialidad y que la noción de im-
parcialidad remite particularmente a la ausencia de prejuicio con
respecto de una parte”. Sostiene la demandada además que el criterio
aplicable es el de duda legítima o razonable respecto de la imparciali-
dad de un árbitro, la cual debe apreciarse de manera objetiva. Y que
tales dudas se justifican y derivan de la existencia del laudo arbitral
del 7 de marzo de 2008 -frente al cual la demandada planteó una soli-
citud de anulación el 10 de julio de 2008- y de la misma identidad de
la demandada. Asimismo, del riesgo de prejuicio que existiría por la
exposición del árbitro Fadlallah a ciertas cuestiones fácticas y jurídi-
cas que crearían un desequilibrio al interior del tribunal arbitral, pues
la demandada considera que el presente caso y el caso Compañía de
Explotación del Ferrocarril Transgabonés contra la República de Ga-
bón se originan ambos en decisiones gubernamentales tomadas en el
marco de concesiones que fueron intervenidas en una misma época e
igual contexto político, y ambos abordan temas jurídicos similares.
Por ello, dada su participación en este último caso el árbitro recusado
pudo adquirir un conocimiento de cuestiones fácticas y jurídicas que
no poseen los otros árbitros, lo cual resulta contrario al principio de
contradicción e igualdad de las partes. Además, el árbitro Fadlallah ya
tomó posición sobre las cuestiones a zanjar en el presente arbitraje -si

162
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., pág. 3.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 106
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

el retiro de una concesión es constitutivo de una expropiación-, crean-


do un conflicto de interés que justifica su recusación conforme a la lis-
ta naranja de las “Directrices de la IBA sobre Conflictos de Intereses
en el Arbitraje Internacional”163.

Posición de la demandante
La demandante considera que la recusación planteada es sólo
una táctica dilatoria, más aún por el hecho de que la demandada se
niega a entregar el laudo emitido en el caso Compañía de Explotación
del Ferrocarril Transgabonés contra la República de Gabón. Señala
además que la noción de falta de imparcialidad no se puede presumir y
se entiende de forma restrictiva conforme al artículo 57 del Convenio
Ciadi, así como también que la demandada no ha aportado prueba al-
guna del riesgo de falta de imparcialidad del árbitro Fadlallah.
Considera la demandante que la existencia del contenido del
laudo emitido, en el caso antes citado, no resulta verificable al no
haber sido entregado. Sostiene además que el hecho de que el árbitro
Fadlallah haya participado en un arbitraje previo que involucra a una
de las partes, no constituye en sí una causa de recusación. Además, los
dos arbitrajes no involucran un mismo sector de actividad ni implican
los mismos elementos fácticos, y el hecho de haber tomado posición
sobre un tema de Derecho de Inversiones no importa establecer un
prejuicio desfavorable para la demandada164.

Decisión del Presidente del Consejo Administrativo


La decisión empieza recordando el tenor del artículo 57 del
Convenio Ciadi y la remisión que hace al artículo 14, inciso 1, del
mismo cuerpo legal, último el cual nos señala -en su versión francesa-
que los árbitros deben “ofrecer toda garantía de independencia en el
ejercicio de sus funciones”. Señala además que las partes convinieron
en considerar que la noción de independencia contenida en el artículo
14, inciso 1, del Convenio Ciadi, implica el deber de independencia e

163
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., pág. 4.
164
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., pág. 5.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 107
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

imparcialidad, remitiendo a su vez este último término a la ausencia


de prejuicio. Las partes aceptaron además el hecho de que la noción
de imparcialidad se aprecia de manera objetiva.
Por otro lado, la noción de carencia manifiesta del artículo
57 del Convenio Ciadi se entiende como una clara o cierta que impo-
ne, al que solicita la recusación, un nivel de carga de la prueba relati-
vamente elevado, debiendo los hechos alegados ser establecidos por
elementos de prueba objetivos, pues no puede prosperar una recusa-
ción sobre la base de una simple especulación, presunción o creencia
del solicitante. Por ello, para que prospere una recusación basada en la
falta de imparcialidad, como se alega en este caso, se debe establecer
(1) los hechos que se hallan en el origen de la solicitud y (2) demostrar
que estos hechos determinan una carencia manifiesta de imparciali-
dad. De otra parte, se recuerda que la decisión se adopta conforme al
Convenio Ciadi y que las Directrices de la IBA invocadas por la de-
mandada tienen solo un valor indicativo y eventualmente pueden pro-
porcionar una indicación útil165.
La solicitud de recusación se presentó durante la primera se-
sión del tribunal arbitral, exactamente 46 días después de la constitu-
ción de este último. Si bien la regla 9, inciso 1, de las Reglas de Arbi-
traje del Ciadi, señala que “la parte que proponga la recusación de un
árbitro de conformidad con el artículo 57 del Convenio presentará su
propuesta al Secretario General sin demora y en todo caso antes que
se cierre el procedimiento…”. La solicitud de recusación que había si-
do aludida por el primer consejero de la demandada -por carta del 16
de marzo de 2009- antes de la constitución del tribunal arbitral, no fue
presentada hasta el 25 de julio de 2009. Cabe además resaltar que la
demandada cambió de consejero en el lapso que medió entre la consti-
tución del tribunal arbitral y la primera sesión de éste último, y al pa-
recer la transferencia del expediente fue incompleta. En todo caso, sin
ser necesario zanjar esta cuestión, la solicitud de recusación tiene fun-
damento, como se verá seguidamente.

165
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 5-6.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 108
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Como antes se indicó, la demandada presentó una solicitud


de anulación el 10 de julio de 2008 contra el laudo emitido en el caso
Compañía de Explotación del Ferrocarril Transgabonés contra la Re-
pública de Gabón. Así, la existencia de una solicitud de anulación co-
ntra un laudo rendido anteriormente por un tribunal presidido por el
árbitro recusado -condenando a esta misma parte demandada- y consi-
guientemente la existencia de una oposición de la demandada, no jus-
tificaría una recusación fundada, pues la existencia de un procedi-
miento de anulación no puede por si sola establecer la pretendida ca-
rencia de imparcialidad del árbitro166.
La demandada sostiene que la misma reiterada identidad de
parte en ambos arbitrajes, por si sola crea un sentimiento de malestar
suficientemente serio como para justificar la recusación del árbitro
respectivo. Sin embargo, como han señalado ciertos tribunales el
hecho de haber participado en un tribunal que haya tomado posición
anteriormente con respecto a una de las partes no puede per se esta-
blecer la carencia de imparcialidad del árbitro. Así en el caso Suez,
Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A., e InterAguas Servicios
Integrales del Agua S.A. con Argentina (y acumulados) se señala que
“la conclusión de que un árbitro o un juez carece de imparcialidad
requiere pruebas mucho más sólidas que las consistentes en que ese
árbitro haya participado en una decisión unánime con otros dos árbi-
tros en un caso en que una parte de ese caso sea actualmente parte en
un caso en el que ahora esté entendiendo ese árbitro o juez”.
Por otra parte, la presente decisión solo puede fundarse en los
elementos alegados por las partes y no corresponde al Presidente del
Consejo Administrativo, conforme al artículo 58 del Convenio Ciadi,
ordenar la presentación del laudo rendido en el caso Compañía de Ex-
plotación del Ferrocarril Transgabonés contra la República de Gabón
y puesto que el Centro -conforme al articulo 48, inciso 5, del Conve-
nio Ciadi- no publica el laudo sin el consentimiento escrito de ambas
partes. Además, a la vista de los documentos aportados en el expe-
diente, no parece probado que los dos casos presenten elementos fac-

166
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., pág. 7.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 109
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tuales comunes fuera de un mismo contexto de privatización a fines de


1990. En estas condiciones, no parece manifiesto que el árbitro recu-
sado esté en posesión de información tal que permita crear un desequi-
librio al interior del tribunal arbitral como alega la demandada, ni que
esta información permita establecer la existencia de cualquier prejui-
cio.
El hecho de que el árbitro recusado, en el caso Compañía de
Explotación del Ferrocarril Transgabonés contra la República de
Gabón, haya sido expuesto a cuestiones jurídicas similares a las del
presente caso, no constituye causa de recusación conforme al Conve-
nio Ciadi. Y la cuestión de saber si la anulación de una concesión
constituye o no una expropiación es una cuestión recurrente en Dere-
cho de Inversiones, la cual depende de los hechos de cada caso y se
decide de manera colegial por los miembros del tribunal arbitral.
Además, la eventual anulación de tal decisión no constituiría una indi-
cación de cualquier carencia de imparcialidad del árbitro en cuestión,
pues como se indica en el caso Suez, Sociedad General de Aguas de
Barcelona S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con
Argentina (y acumulados), “Un juez o árbitro puede incurrir en un
error de derecho o extraer conclusiones equivocadas sobre los
hechos, y sin embargo ser independiente e imparcial”.
Finalmente, la demandada no ha aportado la prueba de los
vínculos existentes entre el presente caso y el de Compañía de Explo-
tación del Ferrocarril Transgabonés contra la República de Gabón,
ni ha establecido la carencia manifiesta de imparcialidad del árbitro
recusado, por todo lo cual la solicitud de recusación debe ser rechaza-
da167.

Comentarios
Primero, la decisión recuerda correctamente que la “impar-
cialidad de juicio” de los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio
Ciadi, engloba tanto al requisito de independencia como de imparcia-
lidad del árbitro.

167
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 8-9.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 110
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Segundo, el fallo resulta técnicamente defectuoso al postular


que el estándar de apreciación de la imparcialidad -e independencia-
del árbitro asumido por los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio
Ciadi, resulta objetivo. Dado que como ya vimos tal estándar es de ca-
rácter subjetivo. Quizá la confusión surja del hecho que, tal aprecia-
ción subjetiva debe ser probada objetivamente, pues es necesario que
se acredite a través de un medio externo si una persona razonable con-
sideraría que tal estado de la mente del árbitro constituye parcialidad,
o tendría un razonable temor de que sea así (ver puntos 2.1. y 2.4.).
Tercero, la decisión asume correctamente que la exigencia
del artículo 57 del Convenio Ciadi de que exista una “carencia mani-
fiesta” del requisito de imparcialidad de juicio, impone a la parte recu-
sante un elevado umbral de carga probatoria (ver punto 2.4.).
Cuarto, el fallo nos recuerda -pertinentemente- que en el ám-
bito del arbitraje Ciadi las Directrices de la IBA no resultan vinculan-
tes y sólo poseen un mero valor indicativo, cuyos baremos pueden ser
útiles como referencia168.
Quinto, la decisión postula correctamente que el hecho de
que el árbitro participó en un tribunal que haya tomado posición antes
con respecto a una de las partes, no puede, por sí mismo, establecer su
carencia de imparcialidad. Cabe recordar que cuando el árbitro desig-
nado ha servido como tal en un arbitraje previo que implicaba a una
de las partes y/o a temas similares, debemos observar si el laudo ante-
rior prejuzga la responsabilidad de una parte. Pues, si la recusación se
basa únicamente en el hecho de que un árbitro es designado por la
misma parte que lo nombró en un arbitraje previo, ésta debe ser recha-
zada porque ello sólo evidencia que el árbitro probó su capacidad y
experiencia en el primer arbitraje169.
Sexto, el fallo asume que al no haberse probado -inter alia,
por falta del laudo- que el previo y el presente arbitraje poseen ele-
mentos fácticos comunes, no se observa que el árbitro tenga informa-
ción que lo parcialice y/o genere un desequilibrio al interior del tribu-

168
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 273-274.
169
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 236.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 111
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

nal arbitral. Asimismo, asume que tampoco parcializa al árbitro la


previa decisión sobre una cuestión jurídica recurrente en materia de
inversiones, pues ella depende de los particulares hechos del caso y se
adopta de manera colegial. Conviene recordar aquí que una posición
sustantiva tomada en un arbitraje no debe descalificar al árbitro para
posteriores designaciones. Pues ello sucederá sólo cuando el árbitro
haya participado en un arbitraje conexo previo que involucraba a una
de las partes, y cuyo laudo haya efectivamente prejuzgado el tema de
la responsabilidad planteado por o contra una parte que no estuvo im-
plicada en el arbitraje anterior. Por contra, en ausencia de toda deci-
sión previa que pueda generar un prejuicio desfavorable del árbitro, su
participación en un arbitraje conexo no resulta un factor de descalifi-
cación170.

1.9. Perenco Ecuador Limited con República del Ecuador


y Empresa Estatal Petróleos del Ecuador
En el caso Perenco Ecuador Limited con República del
Ecuador y Empresa Estatal Petróleos del Ecuador, el árbitro designado
por la demandante (Charles N. Brower), fue recusado por las deman-
dadas el 19 de septiembre de 2009, sobre la base de una entrevista pu-
blicada que éste dio en la cual hace comentarios sobre Ecuador y so-
bre los procedimientos pendientes ante el Ciadi.
Conforme al acuerdo suscrito por las partes el 2 de octubre de
2008, la recusación debía ser decidida por el Secretario General de la
Corte Permanente de Arbitraje, conforme a las “Directrices de la IBA
sobre Conflictos de Intereses en el Arbitraje Internacional”.
Con fecha 8 de diciembre de 2009, el Secretario General de
la Corte Permanente de Arbitraje comunica a las partes su decisión de

170
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 236-237; asimismo
“ello depende en gran parte del hecho que no son técnicamente precedentes,
aún ejerciendo éstos alguna autoridad persuasiva” (Bjorklund, Andrea K.
“The Emerging Civilization of Investment Arbitration” en Penn State Law
Review, Pennsylvania, 2009, pág. 1299).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 112
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

aceptar la recusación planteada, en base a las consideraciones que de-


tallamos seguidamente171.

Antecedentes fácticos e historia procesal


En septiembre de 2002 Perenco Ecuador Limited y -su socia
consorcial- Burlington Resources Oriente Limited firmaron unos con-
tratos de participación con las demandadas a fin de que el consorcio
realice la exploración petrolera y las actividades de producción a cam-
bio de lo cual tiene derecho a una participación (una parte específica
de la producción). Así, conforme a los contratos de participación, Pe-
renco Ecuador Limited tiene derecho aproximadamente al 77% de la
producción y Ecuador aproximadamente al 33%.
En el 2006, en medio del alza del precio del petróleo, el con-
greso ecuatoriano aprobó la Ley Nº 2006-42 la cual incrementó signi-
ficativamente el porcentaje de participación de Ecuador y le otorgó
derecho a los ingresos provenientes de la venta del petróleo. Perenco
Ecuador Limited consideró que esta Ley era una violación al tratado
de promoción y protección recíproca de inversiones celebrado entre
Francia y Ecuador en 1994. Por ello, conforme al tratado, el 30 de
abril de 2008 Perenco Ecuador Limited presentó una solitud de arbi-
traje ante el Ciadi, alegando -inter alia- que las medidas tomadas por
Ecuador tenían como efecto expropiar su inversión. Por su parte, Bur-
lington Resources Oriente Limited inició un arbitraje similar bajo el
tratado de promoción y protección recíproca de inversiones celebrado
entre EE.UU. y Ecuador172.
El 18 de julio de 2008 la demandante designa como su árbitro
a Charles N. Brower.
A través de cartas fechadas el 19 y 30 de septiembre y 2 de
octubre de 2008, las partes acordaron las reglas relativas a la constitu-

171
Ver “In the Matter of a Challenge to be Decided by the Secretary General
of the Permanent Court of Arbitration pursuant to an agreement concluded on
October 2, 2008 in ICSID case Nº arb/08/6 (Perenco Ecuador Limited con
República del Ecuador y Empresa Estatal Petróleos del Ecuador) publicada
en www.iaireporter.com, págs. 1-11.
172
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., pág. 1.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 113
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ción del tribunal arbitral, en cuyo párrafo tercero se estableció que


cualquier recusación debía ser decidida por el Secretario General de la
Corte Permanente de Arbitraje, conforme a las “Directrices de la IBA
sobre Conflictos de Intereses en el Arbitraje Internacional”.
Posteriormente, las demandadas designaron como árbitro a J.
Christopher Thomas QC.
El 5 de noviembre de 2008, el Ciadi comunicó a las partes
que, conforme a las reglas de constitución establecidas, había desig-
nado como presidente del tribunal a Lord Bingham of Cornhill.
En octubre de 2008 el árbitro Charles N. Brower presentó
una declaración conforme a lo previsto en la regla 6 de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi. Respecto de la cual, entre febrero y marzo de
2009, Ecuador manifestó su conformidad relativa a la independencia e
imparcialidad de este árbitro y el arreglo de su declaración a lo previs-
to por las “Directrices de la IBA sobre Conflictos de Intereses en el
Arbitraje Internacional”.
Iniciado el arbitraje Perenco Ecuador Limited dejó, conforme
a la Ley Nº 2006-42, de realizar los pagos a su cargo.
El 18 de febrero de 2009 las demandadas informaron al tri-
bunal que podrían iniciar un procedimiento coactivo contra Perenco
Ecuador Limited y su socia consorcial para exigir aproximadamente
US $ 327 millones de dólares que se deberían conforme a la Ley Nº
2006-42. La notificación coactiva enviada un día después advirtió que
ante la falta de pago por parte de Perenco Ecuador Limited sus activos
podrían ser embargados.
El 19 de febrero de 2009 Perenco Ecuador Limited presentó
una solicitud de medidas provisionales, solicitando al tribunal prohíba
forzosamente a las demandadas cobrar cualquier porcentaje de la Ley
Nº 2006-42 y además preservar el status quo entre las partes. Además,
solicitó una medida de restricción temporal173.
El 24 de febrero de 2009 el tribunal emitió una restricción
temporal solicitando a las partes abstenerse de iniciar o continuar
cualquier acción, incluyendo cualquier intento de embargo de activos

173
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., pág. 2.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 114
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

de la demandante, hasta que éste haya tenido oportunidad de oír a las


partes.
El 3 de marzo de 2009 las demandadas embargaron la pro-
ducción de crudo de Perenco Ecuador Limited y ordenaron que el pe-
tróleo de éste sea retenido en custodia.
El 5 de marzo de 2009 el tribunal comunicó que deseaba
aclarar que su orden del 24 de febrero tenía y continuaba teniendo la
misma autoridad que una recomendación conforme lo prevé el artículo
47 del Convenio Ciadi. Las demandadas se reservaron su derecho res-
pecto a esta comunicación y señalaron que el tribunal no puede re-
categorizar retrospectivamente su orden como una recomendación
conforme al artículo 47 del Convenio Ciadi. Por ello, siguieron ade-
lante con sus procedimientos coactivos y embargaron el petróleo de
Perenco Ecuador Limited.
El 19 de marzo de 2009 el tribunal condujo una audiencia so-
bre la aplicación de las medidas temporales.
El 8 de mayo de 2009 el tribunal emitió una decisión reco-
mendando medidas provisionales que prohíban a las demandadas exi-
gir a Perenco Ecuador Limited el pago de cualquier monto adeudado
conforme a la Ley Nº 2006-42, proseguir acciones para recaudar tales
pagos o de enmendar unilateralmente los contratos de participación. El
tribunal explicó que su recomendación impuso a Ecuador una obliga-
ción internacional de cumplir con las medidas provisionales. En el ca-
so Burlington Resources Oriente Limited el tribunal a cargo dictó si-
milares medidas.
Por carta del 15 de mayo de 2009, Ecuador mantuvo su crite-
rio de que la recomendación del tribunal sobre las medidas provisiona-
les no era vinculante como una cuestión de derecho internacional, pe-
ro señaló que se propone llevar a cabo la aplicación de la Ley Nº
2006-42, buscando evitar cualquier interrupción del negocio de Peren-
co Ecuador Limited. El mismo día la Empresa Estatal Petróleos del
Ecuador llevó a cabo la primera de varias subastas del petróleo crudo
embargado a la demandante.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 115
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Posteriormente, Perenco Ecuador Limited suspendió sus ope-


raciones y hoy las demandadas tienen el control de los campos petrolí-
feros.
El 30 de mayo de 2009 el presidente ecuatoriano anunció que
su país denunciaría el Convenio Ciadi, cosa que hizo el 6 de julio de
2009174.

Recusación
En un artículo titulado “habla un árbitro de calidad mundial”
en el número de agosto de 2009 del magacín The Metropolitan Corpo-
rate Counsel se entrevistó al árbitro Charles N. Brower respecto de
diversos temas. Entre éstos están los comentarios que darán lugar a la
recusación del árbitro Brower.
En tal forma, frente a la pregunta “Díganos cuáles considera
los temas más urgentes del arbitraje internacional”, el árbitro Brower
responde “existe una cuestión de aceptación y buena voluntad en con-
tinuar participando en éste, como ejemplifica lo que hizo Bolivia y es-
tá haciendo Ecuador. Actualmente Ecuador se rehusó expresamente a
cumplir con las órdenes de dos tribunales Ciadi con muy severas me-
didas provisionales, sólo diciendo que haría valer sus leyes nacionales
y que las órdenes no hacían ninguna diferencia. Pero cuando los países
receptores recalcitrantes descubren que los demandantes van a actuar
como los que fueron expropiados por Libia, comienzan a emplear liti-
gación incendiaria e ir detrás de la carga, haciendo el trabajo de detec-
tive que busca gente que invocará cláusulas de cesación cruzada de
pagos en acuerdos de préstamo, etc., la política puede cambiar. Luego
de cierto punto, nadie invertirá sin dejar de tener alguna desconfian-
za”.
Las demandadas se enteraron de la entrevista el 20 de agosto
de 2009 en la versión electrónica del Translational Dispute Manage-
ment News Digest.
El 19 de septiembre de 2009 plantearon oportunamente un
pedido de recusación contra el árbitro Brower ante la Secretaría Gene-

174
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., pág. 3.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 116
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ral de la Corte Permanente de Arbitraje, conforme al acuerdo suscrito


por las partes el 2 de octubre de 2008175.
Por carta del 21 de septiembre de 2009 la demandante opinó
que la recusación carecía de mérito y pedía una resolución expeditiva
de ésta por parte de la Secretaria General de la Corte Permanente de
Arbitraje.
El 13 de octubre de 2009 la Corte Permanente de Arbitraje
comunicó a los sujetos del arbitraje su aceptación del encargo conferi-
do e invitó a las partes a proponer un cronograma para la presentación
de los comentarios respecto al pedido de recusación.
El 16 de octubre de 2009 ambas partes conjuntamente solici-
taron a la Secretaria General de la Corte Permanente de Arbitraje su
propuesta de cronograma para sus posteriores presentaciones.
El 19 de octubre de 2009 la demandante presentó su respues-
ta al pedido de recusación de las demandadas.
El 23 de octubre de 2009 el árbitro Brower presentó su decla-
ración respecto al pedido de recusación de las demandadas.
El 30 de octubre de 2009 las demandadas presentaron una ré-
plica en apoyo de su pedido de recusación.
El 6 de noviembre de 2009 la demandante presentó su réplica
al pedido de recusación de las demandadas.
Las presentaciones antes enumeradas fueran acompañadas
por citas legales, exhibición de procedimientos Ciadi y documentos de
dominio público, incluyendo reportes periodísticos176.

Estándar bajos las Directrices de la IBA


El principio general de las Directrices de la IBA señala que
“Cada árbitro será imparcial e independiente de las partes a la hora
de aceptar la designación como árbitro y permanecerá así a lo largo
del procedimiento arbitral hasta que se dicte el laudo o el procedi-
miento se concluya de forma definitiva por cualesquiera otros me-
dios”.

175
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., pág. 4.
176
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., pág. 5.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 117
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

La segunda norma general de las Directrices de la IBA indica


que “(a) El árbitro no deberá aceptar su designación si tuviere dudas
acerca de su imparcialidad o independencia y, si le surgieren dudas
una vez comenzado el procedimiento, deberá negarse a seguir ac-
tuando como árbitro. (b) Rige el mismo principio si existieren, o
hubieren surgido con posterioridad al nombramiento, hechos o cir-
cunstancias tales que una tercera persona con buen juicio y con co-
nocimiento del asunto consideraría que dan lugar a dudas justificadas
acerca de la imparcialidad o independencia del árbitro, a menos que
las partes hayan aceptado al árbitro de conformidad con lo estableci-
do en la Norma General (4). (c) Son consideradas justificadas aque-
llas dudas por las que una tercera persona con buen juicio y con co-
nocimiento del asunto llegaría a la conclusión de que, probablemente,
la decisión del árbitro podría verse influida por factores distintos a
los méritos del caso presentados por las partes. (d) Existirán dudas
justificadas acerca de la imparcialidad o independencia del árbitro si
hubiere identidad entre una de las partes y el árbitro, si el árbitro fue-
ra el representante legal de la persona jurídica parte en el arbitraje o
si tuviere una participación económica significativa o interés personal
en el asunto en litigio”.
El inciso b) de esta segunda norma general se refiere a dudas
justificadas y a una tercera persona con buen juicio, lo que en la nota
explicativa de esta norma se describe como un test de apariencia que
debe ser aplicada objetivamente.
En un artículo del 2004 titulado “Background Information on
the IBA Guidelines on Conflicts of Interest in International Arbitra-
tion”, los miembros del grupo de trabajo que redactaron las Directri-
ces de la IBA, señalan que “basados en el virtual consenso de los in-
formes nacionales y discusiones de la ley nacional, el grupo de trabajo
decidió que el estándar apropiado para una recusación es uno “objeti-
vo” de apariencia de parcialidad, de modo que un árbitro debe declinar
a su designación o rehusarse a continuar actuando como árbitro si
existen hechos o circunstancias que desde el punto de vista de una ter-
cera persona razonable que tenga conocimiento de los hechos relevan-
tes den lugar a dudas justificadas sobre la imparcialidad o indepen-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 118
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

dencia del árbitro. Si un árbitro decide aceptar o continuar con su de-


signación una vez que tal parcialidad se ha traído a la luz, la descalifi-
cación es apropiada y una oposición a la designación debe prosperar”.
Consecuentemente, determinar que el árbitro Brower está
realmente parcializado contra Ecuador o realmente ha prejuzgado los
méritos de la controversia, no es necesario para que la recusación sea
sostenida bajo las Directrices de la IBA. Aplicando el test de aparien-
cia de parcialidad el árbitro Brower debe ser descalificado si “hubie-
ren surgido con posterioridad al nombramiento, hechos o circunstan-
cias tales que una tercera persona con buen juicio y con conocimiento
del asunto consideraría que dan lugar a dudas justificadas acerca de
la…” imparcialidad o independencia del árbitro Brower.
Las Directrices de la IBA observan que “la mayoría de las
leyes y reglamentos que aplican el principio de dudas justificadas no
lo definen”. Los miembros del grupo de trabajo que redactaron las Di-
rectrices de la IBA consideran que el inciso c) de la segunda norma
general provee algún contexto para realizar tal determinación al seña-
lar que “son consideradas justificadas aquellas dudas por las que una
tercera persona con buen juicio y con conocimiento del asunto llega-
ría a la conclusión de que, probablemente, la decisión del árbitro po-
dría verse influida por factores distintos a los méritos del caso pre-
sentados por las partes”177.

Aplicación de las Directrices de la IBA a la recusación


La cuestión a resolver es si, desde el punto de vista de una
tercera persona con buen juicio que tenga conocimiento de los hechos
relevantes, los comentarios dados por el árbitro Brower dan lugar a
dudas justificadas sobre su imparcialidad o independencia. Seguida-
mente, se absuelve esta cuestión respecto a cada uno de los argumen-
tos de las partes.
Apariencia de parcialidad.- Las demandadas alegan que la
entrevista al árbitro Brower genera una fuerte apariencia de parciali-

177
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., págs. 5-7.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 119
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

dad. La demandante afirma que la entrevista contiene un inofensivo


resumen de hechos públicamente conocidos.
Es verdad que los terceros completamente informados sabrí-
an que Ecuador de hecho denunció el Convenio Ciadi y que ha toma-
do medidas en la controversia de Perenco que no acatan las medidas
provisionales recomendadas por el tribunal del Ciadi. Sin embargo, la
combinación de las palabras elegidas por el árbitro Brower y el con-
texto en el cual las empleó tienen el efecto total de pintar un panorama
desfavorable de Ecuador dando lugar a que un tercero razonable e in-
formado tenga dudas justificadas respecto de la imparcialidad del árbi-
tro Brower.
Es pues razonable interpretar la frase inicial del árbitro Bro-
wer “Pero cuando los países receptores recalcitrantes…” como referi-
da a Ecuador. E incluso pensando, como el árbitro recusado resalta,
que la frase misma no contiene la palabra “Ecuador” o algún nombre
de las partes del arbitraje, su inmediata proximidad luego de dos frases
sobre Ecuador, en la misma respuesta a la misma pregunta de la entre-
vista, hacen razonable asociar el término “recalcitrante” con Ecuador.
Las demandadas alegan que este término es de naturaleza peyorativa.
La demandante sostiene que el hecho de que el término “recalcitrante”
sea una descripción precisa de la obstinada desobediencia de Ecuador,
esto no da lugar a dudas justificadas. Por su parte, el árbitro recusado
no discute la importancia de tal término. Pero el diccionario que usa
para la definición de otra palabra, define “recalcitrante” como “1. Re-
sistencia al control o a la autoridad; desobediencia o incumplido;
obstinado; 2. Difícil de tratar, manejar u operar” y “marcado por la
resistencia tenaz y el desafío de la autoridad u orientación”.
El uso del término “recalcitrante” tiene connotaciones negati-
vas más allá del mero recuento de las acciones de una parte y puede
contribuir a que una persona razonable se forme una duda justificada
particularmente cuando se introduce en combinación con los siguien-
tes factores. Un tercero razonable leería la yuxtaposición de las frases
sobre Ecuador con los comentarios sobre Libia como una compara-
ción de la actual conducta de Ecuador con aquella de Libia en 1970,
pues a menos que la referencia a Libia se vincule a la conducta de
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 120
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Ecuador las observaciones del árbitro Brower sobre notorios eventos


de 1970 no tendrían ningún sentido como parte de una respuesta a la
pregunta “Díganos cuáles considera los temas más urgentes del arbi-
traje internacional”.
Una tercera persona informada podría razonablemente con-
cluir que los comentarios del árbitro recusado respecto de Libia en los
años 70, pronunciados en cercana conexión a sus comentarios sobre
Ecuador, manifiestan la apariencia de dos opiniones desfavorables so-
bre Ecuador. Primero, que los hoy inversores en Ecuador son similares
a aquellos de Libia en 1970 en el sentido de que han sido sujetos a ex-
propiación. Segundo, que los hoy inversores en Ecuador son similares
a aquellos de Libia en 1970 en el sentido de que pueden necesitar re-
currir a varias medidas de ejecución de laudos contra el estado expro-
piador pues no se puede confiar en que este acate un laudo arbitral.
Además, los comentarios fueron dados en respuesta a una pregunta
sobre lo que el árbitro Brower considera el tema más urgente del arbi-
traje internacional. En tal contexto, un tercero razonable puede consi-
derar que el árbitro Brower observa el comportamiento de Ecuador
como de tal gravedad que justifica su caracterización como uno de los
temas más urgentes del arbitraje internacional. La anterior interpreta-
ción no es por supuesto la única posible respecto de los comentarios
del árbitro recusado y de hecho no es la intención subjetiva de sus
comentarios, como explicó en su declaración. Pero es una interpreta-
ción razonable de sus comentarios y, aplicando las Directrices de la
IBA, daría lugar a dudas justificadas sobre su imparcialidad178.
Riesgo de prejuicio.- Las demandadas sostienen que los co-
mentarios del árbitro Brower demuestran dudas justificadas de que ha
prejuzgado el caso en dos aspectos. Primero, que ha prejuzgado el te-
ma de si las medidas provisionales bajo el artículo 47 del Convenio
Ciadi sean jurídicamente vinculantes. Segundo, que ha prejuzgado la
última cuestión que se determinará en los méritos del caso, esto es, si
Ecuador es responsable por haber expropiado la inversión de la de-
mandante. Respecto al alegado prejuicio de la cuestión de la naturale-

178
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., págs. 7-8.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 121
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

za vinculante de la recomendación de medidas provisionales del tribu-


nal, el argumento de las demandadas falla al no demostrar que es una
cuestión actual. Más que prejuzgar la cuestión el árbitro recusado solo
repetía lo que el tribunal ya había juzgado. El 8 de mayo de 2009, me-
ses antes a la entrevista, el tribunal emitió su decisión sobre medidas
provisionales en la cual aclaraba su opinión de que éstas eran equiva-
lentes a órdenes y de que Ecuador tiene una obligación internacional
de acatar éstas. Sin embargo, también hay mérito en el argumento de
las demandadas de que los comentarios del árbitro Brower sugieren
que ha prejuzgado la cuestión de si las acciones de Ecuador constitu-
yen una expropiación. Pues al invocar el ejemplo de “aquellos que
fueron expropiados en Libia”, inmediatamente después de una refe-
rencia a la actitud general de Ecuador frente al arbitraje de inversión y
a su conducta en este caso en particular, es razonable deducir que el
árbitro Brower está estableciendo una analogía entre Ecuador y Libia
respecto a las famosas nacionalizaciones de compañías petroleras en
1970. En tanto el árbitro recusado opina que las frases no están rela-
cionadas y que el ejemplo de Libia fue dado solo como una hipótesis
general, sin embargo un lector razonable vería que éstas, dadas en res-
puesta a la misma pregunta, están vinculadas.
La demandante admite que los comentarios sobre Libia del
árbitro Brower proporcionan “una analogía histórica mordaz y revela-
dora” entre Libia y la controversia entre Perenco y Ecuador. La de-
mandante sostiene que la analogía no es con respecto a la responsabi-
lidad por la expropiación sino más bien a una posible reacción del in-
versionista. Tal distinción es poco convincente pues cualquiera analo-
gía de tal naturaleza respecto a la reacción del inversionista, solo ten-
dría sentido si los hipotéticos inversionistas estuvieran reaccionando a
la negativa del estado a honrar un laudo por expropiación. La mención
de diversos tipos de acciones de ejecución en el contexto de los co-
mentarios sobre Ecuador, podrían llevar a un tercer observador razo-
nable a tener dudas justificadas sobre el prejuicio del árbitro Brower
sobre el tema de la expropiación y sobre la probable conducta de
Ecuador respecto a futuros intentos de la demandante de ejecutar
cualquier laudo por expropiación.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 122
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Ahora bien, lo antes indicado no importa haber hallado que el


árbitro Brower haya realmente prejuzgado el tema de la expropiación.
Sin embargo, desde el punto de vista de un tercero razonable, los co-
mentarios dan lugar a la apariencia de que el árbitro recusado ha pre-
juzgado la cuestión179.
El mero hecho de hacerlo público.- Las demandadas alegan
que el mismo hecho de que el árbitro Brower decidió hacer públicos
sus comentarios en una entrevista publicada contra el fondo de la cre-
ciente controversia entre Perenco y Ecuador demuestra una falta de
imparcialidad. Citan las demandadas a expertos sobre los estándares
de jueces americanos en apoyo de este argumento. Los antecedentes
de las Directrices de la IBA observan que el grupo de trabajo estable-
ció que las directrices deben reflejar la mejor práctica internacional sin
referencia a prácticas nacionales particulares.
No existe una prohibición general o absoluta en las Directri-
ces de la IBA que los árbitros internacionales hablen con la prensa o
hagan declaraciones públicas sobre causas pendientes. En vez de ello
las directrices se enfocan en averiguar si surgen dudas justificadas por
específicos hechos o circunstancias en una recusación. Obviamente, si
un árbitro elige discutir un caso pendiente con la prensa se arriesga a
la posibilidad de hacer declaraciones que podrían dar lugar a dudas
justificadas sobre su imparcialidad. Pero no existe base en las Direc-
trices de la IBA para aceptar el argumento de las demandadas de que
la decisión del árbitro de dar la entrevista lleva de por sí a su descalifi-
cación180.
La experiencia y reputación del árbitro Brower.- La deman-
dante sostiene que la experiencia y prestigio del árbitro Brower son re-
levantes al evaluar su independencia e imparcialidad. El test de dudas
justificadas es objetivo y se aplica universalmente a todos los árbitros
con independencia de si son presidentes, árbitros únicos o árbitros de-
signados de parte (quinta norma general de las Directrices). No existe
nada en las Directrices de la IBA que apoye una deferencia especial a

179
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., págs. 8-9.
180
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., pág. 9.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 123
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

las posiciones subjetivas de árbitros basada en su nivel de experiencia


o reputación en la comunidad internacional. No hay duda de que el ár-
bitro Brower posee una amplia experiencia en arbitraje internacional y
es altamente respetado en este campo, mas este hecho es irrelevante en
la aplicación de las Directrices. De hecho, dada la experiencia y repu-
tación del árbitro recusado puede asumirse que éste debió ser cons-
ciente de los riesgos que su entrevista podría acarrear respecto al au-
mento de dudas justificadas sobre su independencia e imparcialidad.
Etapa del procedimiento.- Las partes están de acuerdo en que
las Directrices de la IBA expresan claramente el requisito de que un
árbitro debe permanecer imparcial e independiente durante todo el
curso del procedimiento arbitral. Sin embargo, las demandadas insinú-
an que puesto que el arbitraje se halla en una etapa procedimental muy
temprana, la descalificación causaría una mínima interrupción. Como
el árbitro Brower señala la etapa adjetiva es absolutamente irrelevante
para esta recusación. Aplicando las Directrices no se ha tomado en
cuenta la etapa procedimental para la decisión de esta recusación.
Violación a la confidencialidad.- Las demandadas plantean la
violación de la confidencialidad como un motivo separado para la
descalificación del árbitro Brower. Aunque los resultados antes indi-
cados sean suficientes para resolver la recusación, trataremos breve-
mente el argumento de la confidencialidad dada la seriedad de las ale-
gaciones. Las Directrices de la IBA no establecen la violación a la
confidencialidad como un motivo para la descalificación de un árbitro.
En cualquier caso, revisados los documentos provistos por ambas par-
tes y el árbitro recusado, está claro que este último no dijo nada en la
entrevista que haya revelado información confidencial sobre el arbitra-
je. Tanto el retiro de Ecuador del Convenio Ciadi como el hecho de la
controversia entre Perenco y Ecuador son de conocimiento público.
Las decisiones sobre medidas provisionales de los tribunales en los
arbitrajes Ciadi de Perenco y Burlington están públicamente disponi-
bles en el sitio web del Ciadi y han sido objeto de atención por la
prensa. Las declaraciones públicas y la conducta de las partes en reac-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 124
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ción a las decisiones han sido ampliamente cubiertas por la prensa in-
ternacional y aquella del petróleo181.
Por todo ello, los comentarios dados por el árbitro Brower en
la entrevista publicada en agosto de 2009 en The Metropolitan Corpo-
rate Counsel constituyen circunstancias que dan lugar -desde el punto
de vista de un tercero razonable- a dudas justificadas sobre su impar-
cialidad o independencia, por lo cual la recusación debe ser declarada
fundada182.

Comentarios
Primero, conviene recordar que, acorde a la voluntad de las
partes, las reglas aplicables a esta decisión no son las del Ciadi, sino
las Directrices de la IBA. En tal forma, el fallo señala correctamente
que las Directrices establecen que la apreciación de la imparcialidad e
independencia del árbitro, para efectos de la recusación, emplea un es-
tándar objetivo. En tal forma, las Directrices siguen a la Ley Modelo
de la CNUDMI al fijar un estándar objetivo para la descalificación de
un árbitro por causa de parcialidad o dependencia. Así, un árbitro re-
chazará la designación o declinará seguir actuando como tal, si existen
circunstancias que, desde el punto de vista de un tercero razonable que
tenga conocimiento de los hechos relevantes, den lugar a "dudas justi-
ficadas” en cuanto a la imparcialidad o independencia del árbitro (se-
gunda norma general). Si un árbitro elige aceptar o continuar con una
designación una vez que se ha alegado su parcialidad o dependencia,
entonces resulta apropiada la recusación, la cual generalmente deberá
tener éxito183. Además, la apreciación objetiva se vincula a las apa-
riencias sin preocuparse de las intenciones de la persona (ver punto
2.1.) o lo que es lo mismo, como lo señala la Nota Explicativa sobre la
Norma General 2 de las Directrices, “la prueba para la descalifica-
ción ha de ser una prueba objetiva (…) así como una prueba de apa-
riencias”.

181
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., pág. 10.
182
Ver “In the Matter of…”, ob. cit., pág. 11.
183
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 264-265.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 125
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Segundo, la decisión bajo análisis entiende correctamente que


existe una apariencia de parcialidad por parte del árbitro Brower.
Cabe precisar que un factor que descalifica al árbitro es la
previa toma de posición pública en el tema específico del conflicto,
pues ésta genera parcialidad. Evidentemente, para que se justifique la
descalificación, la posición tomada y defendida públicamente por el
árbitro, debe relacionarse con la controversia específica materia del
arbitraje184. Ahora bien, la imparcialidad se relaciona con un estado de
la mente, evidenciado normalmente a través de una conducta que lo
demuestra. Un árbitro es parcial si manifiesta preferencia por una par-
te o contra otra, o si una tercera persona razonable percibe tal parciali-
dad. La cual se dará si es razonable creer que el árbitro favorecerá a
una parte sobre la otra por razones que no están vinculadas a una deci-
sión razonada sobre los méritos del caso. Estos factores no vinculados
pueden incluir una relación de carácter profesional, de negocios, o
personal, que pudiera dar lugar a la creencia razonable que el árbitro
es parcial. Podría también relacionarse con la conducta del árbitro a
falta de tal relación, tal como una declaración durante el curso de un
arbitraje de que las personas de cierta nacionalidad son mentirosas,
que un miembro de una minoría étnica es de algún modo inferior o al-
guna afirmación similar185.
En tal forma, la declaración dada por el árbitro Brower -
durante el curso del arbitraje- en la entrevista del magacín The Metro-
politan Corporate Counsel186 importa una conducta que demuestra
parcialidad contra Ecuador, al calificar a este último de “recalcitrante”
y, al comparar su conducta con la de Libia en 1970, afirmar que los
inversores en Ecuador han sido sujetos de expropiación, como tam-
bién que no pueden confiar en que Ecuador acate un laudo arbitral.
Tercero, el fallo señala correctamente que el carácter público
de la entrevista dada por el árbitro Brower no demuestra per se parcia-

184
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 224-225.
185
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 176.
186
Para leer la entrevista completa ver http://www.metrocorpcounsel.com/
pdf/2009/August/24.pdf
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 126
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

lidad, como tampoco existe ninguna regla en las Directrices de la IBA


que expresamente lo prohíba. Ciertamente, los árbitros no están prohi-
bidos de dar entrevistas o tomar posiciones intelectuales, mas cabe re-
cordar que éstas deben ser tomadas genéricamente, pues al faltar una
referencia específica a la controversia particular, no lo descalifican187.
Cuarto, la decisión bajo análisis señala correctamente que las
Directrices de la IBA no establecen la violación al Deber de Confi-
dencialidad como un motivo separado para la recusación del árbitro.
Además, indica correctamente el fallo que las afirmaciones vertidas en
la entrevista por el árbitro recusado no vulneraron la confidencialidad
al ser información de carácter público. Conviene recordar que el inte-
rés público importa una excepción a la confidencialidad y, además, re-
sulta una característica del arbitraje Ciadi, pues existe claramente un
interés público en cualquier arbitraje entre inversionista y estado. Ello
explica la razón por la cual los arbitrajes de inversión son divulgados
de forma relativamente libre, los laudos son raramente secretos e ine-
vitablemente se tornan de dominio público188.

1.10. Urbaser S.A. y Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia,


Bilbao Bizkaia Ur Partzuergoa con República Argentina
En el caso Urbaser S.A. y Consorcio de Aguas Bilbao Biz-
kaia, Bilbao Bizkaia Ur Partzuergoa con República Argentina -
decisión del 12 de agosto de 2010- el árbitro designado por la deman-
dada (Campbell McLachlan), fue recusado por las demandantes dada
la supuesta afectación de su imparcialidad de juicio e independencia.
En atención a la diversidad de actos practicados en la presen-
te recusación, los analizaremos a continuación esquemáticamente189.

187
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 225.
188
Con similar parecer Hwang S.C., Michael y Chung, Katie “Defining the
Indefinable: Practical Problems of Confidentiality in Arbitration” en Journal
of International Arbitration, Volumen 26, La Haya, 2009, pág. 618.
189
Ver “Decisión sobre la Propuesta de Recusación del Profesor Campbell
McLachlan, Árbitro, presentada por las Demandantes” (Urbaser S.A. y Con-
sorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, Bilbao Bizkaia Ur Partzuergoa con República
Argentina) publicada en www.worldbank.org/icsid, págs. 1-20.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 127
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Actos previos a la recusación


El 1 de octubre de 2007, el Secretario General Interino del
CIADI registró la solicitud de arbitraje -conforme al Artículo X del
Acuerdo para la Promoción y Protección Recíprocas de Inversiones
firmado por la República Argentina y el Reino de España el 3 de oc-
tubre de 1991- presentada por Urbaser S.A. y Consorcio de Aguas
Bilbao Bizkaia, Bilbao Bizkaia Ur Partzuergoa en contra de la Repú-
blica Argentina, y notificó a las partes de su registro.
Las demandantes y la demandada acordaron renunciar al re-
quisito de nacionalidad recogido en el artículo 39 del Convenio Ciadi.
La demandada eligió la fórmula prevista en el artículo 37, inciso 2, li-
teral b, del Convenio Ciadi para la constitución del Tribunal. Las de-
mandantes estuvieron de acuerdo con la elección, con sujeción al artí-
culo 38 del Convenio Ciadi.
Luego de algunos intentos de designación frustrados, ante la
falta de acuerdo de todas las partes, el 29 de septiembre de 2008, las
demandantes retiraron su designación inicial y nombraron como árbi-
tro a Pedro J. Martínez-Fraga, nacional de los Estados Unidos de
América. El 30 de octubre de 2008, se informó a las partes de que el
Sr. Martínez-Fraga había aceptado su nombramiento190.
El 18 de diciembre de 2008, la demandada comunicó que las
partes habían llegado a un acuerdo para aceptar la designación de un
nacional de una de las partes conforme al Artículo 39 del Convenio
Ciadi.
El 23 de febrero de 2009, la demandada designó a Ian
Brownlie, nacional del Reino Unido, como árbitro. El 26 de febrero de
2009, el Centro confirmó que Ian Brownlie había aceptado su nom-
bramiento.
El 13 de octubre de 2009, se le informó a las partes que el
Presidente del Consejo Administrativo del CIADI había designado a
Andreas Bucher como Presidente del Tribunal. El 16 de octubre de
2009, se le informó a las partes que el Profesor Bucher, Sir Ian
Brownlie y el Sr. Pedro J. Martínez-Fraga habían aceptado sus respec-

190
Ver “Decisión del Propuesta…”, ob. cit., págs. 1-2.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 128
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tivas designaciones y que, en consecuencia, el Tribunal quedaba cons-


tituido y el procedimiento comenzaba esa misma fecha191.
El 3 de enero de 2010, falleció el árbitro Ian Brownlie. Con-
forme a la Regla 10, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje, el procedi-
miento se suspendió y se invitó a la demandada a que designara otro
árbitro.
El 26 de febrero de 2010, la demandada nombró al profesor
Campbell McLachlan, nacional de Nueva Zelanda, como árbitro. El 8
de marzo de 2010, el Centro informó a las partes de que el Profesor
McLachlan había aceptado su nombramiento y que por lo tanto, con-
forme a la regla 12 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, se reanudaba
el procedimiento ese mismo día desde el punto al que había llegado
cuando ocurrió la vacancia192.

Recusación
El 18 de marzo de 2009, las demandantes presentaron una re-
cusación contra el profesor McLachlan, conforme al artículo 57 del
Convenio Ciadi. Ese mismo día, conforme a la regla 9, inciso 6, de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi, se suspendió el procedimiento hasta que
se tomara una decisión sobre la recusación.
El 16 de abril de 2010, la demandada presentó un escrito en
respuesta a la propuesta de recusación.
El 5 de mayo de 2010 el árbitro McLachlan presentó sus co-
mentarios sobre la recusación. Las partes presentaron sus respuestas a
estos comentarios el 14 de mayo de 2010.
Conforme a la regla 9, inciso 4, de las Reglas de Arbitraje co-
rresponde decidir la recusación a los árbitros Pedro J. Martínez-Fraga
y Andreas Bucher, lo cual hicieron conforme a las razones y a las con-
clusiones detalladas seguidamente.
Dado que las demandantes presentaron su recusación dentro
de los diez días contados a partir de la fecha en la que se les notificó la
aceptación del árbitro Mclachlan, consecuentemente han actuado “con

191
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 2-3.
192
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., pág. 4.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 129
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

prontitud”, conforme a la regla 9, inciso 1, de las Reglas de Arbitraje


del Ciadi.
La recusación se basa en las opiniones expresadas por el árbi-
tro Mclachlan en sus publicaciones académicas sobre dos temas que
las demandantes consideran fundamentales para este arbitraje.
Primero, la cláusula de la nación más favorecida, pues en su
libro “International Investment Arbitration, Substantive Principles”
(escrito conjuntamente con Laurence Shore y Matthew Weiniger en
2007). El árbitro McLachlan en el capítulo séptimo -de su autoría- (1)
calificó de “herética” la decisión de jurisdicción dictada en el caso
Maffezini; (2) consideró que el cuestionamiento del Tribunal del caso
Plama respecto de esta decisión fue convincente; (3) señaló que debe
preferirse el razonamiento de este Tribunal y que la cláusula de la na-
ción más favorecida no se aplica a las disposiciones relativas a solu-
ción de controversias contenidas en un Tratado Bilateral de Inversión
a menos que las partes lo hayan pactado expresamente de ese modo; y
(4) manifestó que deben plantearse dudas al respecto en los casos en
los que las cláusulas establecen que son de aplicación “en todas las
materias regidas”, como el artículo 4.2 del Tratado Bilateral de Inver-
sión España-Argentina. En base a todo ello, las demandantes conclu-
yen que el árbitro McLachlan “ya ha prejuzgado un elemento esencial
del conflicto que constituye el objeto del presente arbitraje”. Sostienen
que la reclamación presentada ante este tribunal arbitral se rige por el
Tratado Bilateral de Inversión España-Argentina de la misma manera
que la reclamación presentada por el Sr. Maffezini contra el Reino de
España. Afirman que al calificar la decisión del caso Maffezini como
“herética” el árbitro McLachlan ha prejuzgado la jurisdicción de este
tribunal. Además, la postura del árbitro recusado se ha utilizado de
respaldo en una reciente decisión en la que se admitió la excepción a
la jurisdicción planteada por la República Argentina respecto de la
cláusula de la nación más favorecida193.
Segundo, el árbitro McLachlan dió claramente su opinión so-
bre la defensa del estado de necesidad (en las publicaciones “Invest-

193
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 4-7.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 130
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ment treaties and general international law” e “International & Com-


parative Law Quarterly”, 2008, págs. 361-401) planteada por la Re-
pública Argentina en relación con las decisiones de los casos CMS,
Enron, Sempra y LG&E. Si bien las demandantes admiten que son
conscientes de que hay una clara diferencia entre el Tratado Bilateral
de Inversión que se aplicaba al caso CMS y el de España-Argentina,
sin embargo consideran que el árbitro McLachlan ha prejuzgado la de-
fensa de necesidad porque el caso presentado ante este tribunal arbitral
involucra las medidas de emergencia implementadas por la Argentina
en el 2002, que fueron objeto del caso CMS y de muchos otros en los
que la demandada las invocó como defensa, por lo que es muy proba-
ble que se les mencione nuevamente en el presente arbitraje. Las de-
mandantes consideran que el árbitro recusado prejuzga la defensa de
necesidad porque declaró que debía darse más importancia a la deci-
sión del Comité de Anulación que al laudo dictado en el caso CMS, ya
que tanto el Comité como el árbitro McLachlan consideran que este
último contiene un “error de derecho manifiesto”, de manera que pre-
juzgan otra cuestión fundamental en relación con el presente arbitra-
je194.
Las demandantes sostienen que el árbitro recusado no cumple
con el requisito de imparcialidad. No tiene la libertad de dar su opi-
nión y tomar una decisión respecto de los hechos y de las circunstan-
cias del caso, porque ya ha prejuzgado esos hechos y esas circunstan-
cias, ha emitido su opinión y la ha dado a conocer. Asimismo, señalan
que el requisito de imparcialidad es una cuestión de confianza y apa-
riencia, un enfoque que intenta “objetivizar” una condición que es
evidentemente subjetiva. En este caso, sin embargo, el prejuicio del
árbitro McLachlan respecto de elementos fundamentales del procedi-
miento de arbitraje nace de circunstancias que se han verificado y no
de una mera apariencia y, además, no hay ningún elemento que de-
muestre que pueda haber cambiado de opinión. Las demandantes no
formulan ningún reproche contra el árbitro McLachlan por no haber
revelado alguna circunstancia cuando aceptó su designación, puesto

194
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 7-8.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 131
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

que no saben si en ese momento él conocía los elementos que dieron


lugar a la propuesta de recusación195.
La demandada rechaza todos los argumentos presentados por
las demandantes por carecer de fundamentos y bases legales. Señala
que las opiniones expresadas por el árbitro McLachlan en el pasado,
sobre las que se basa la recusación, no se refieren en modo alguno al
presente caso. La demandada sostiene que las opiniones previamente
publicadas por un árbitro no plantean un problema de falta de impar-
cialidad o independencia cuando se emiten fuera del marco de un pro-
cedimiento de arbitraje en curso. En otro caso Ciadi se rechazó la ob-
jeción a la designación de un árbitro, la cual estaba fundada en una
opinión que había dado en otro arbitraje. La demandada destaca que el
árbitro McLachlan ha dado opiniones sobre una amplia gama de con-
ceptos del Derecho Internacional de las Inversiones, sin considerar ni
a la República Argentina, ni a Urbaser S.A., ni a la diferencia en cues-
tión. La base fáctica de la recusación de las demandantes consiste úni-
camente en dos comentarios generales incluidos en dos publicaciones
distintas. El árbitro McLachlan nunca dio una opinión legal en la que
expresara una preferencia por la República Argentina, ni se refirió a la
estrategia de ésta en sus procedimientos de arbitraje internacional.
Con respecto a los comentarios del árbitro McLachlan sobre
la defensa del estado de necesidad, la demandada señala que se refie-
ren a dos conceptos del derecho internacional basados en la idea de
que debe darse importancia al análisis comparativo del Comité de
Anulación en el caso CMS. El árbitro recusado sólo intentaba describir
lo que resolvió este Comité. El Comité nunca dijo que los hechos en
cuestión cumplieran con los requisitos del estado de necesidad para
justificar su invocación por parte de la Argentina. La “preferencia” del
árbitro McLachlan por los argumentos del Comité de ninguna manera
significa que esté a favor de los méritos de los argumentos planteados
por la República Argentina ni de acuerdo con ellos. De todas formas,
la objeción de las demandantes no se aplica al caso, dado que el Tra-

195
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., pág. 8.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 132
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tado Bilateral de Inversión Argentina-España no contiene ninguna


cláusula de medidas no precluídas.
Asimismo, la demandada observa que sobre la base de la de-
signación efectuada por el Presidente del Consejo Administrativo del
Ciadi en el caso Alemanni, se ha forjado la postura institucional del
Ciadi de que las opiniones previas del presidente de un tribunal sobre
la cláusula de la nación más favorecida no constituyen un obstáculo
para su designación y desempeño en tal posición, razón por la cual, a
fortiori, no constituiría una causa de recusación de un árbitro. La sus-
tancia de la decisión del Ciadi en ese caso se aplica perfectamente al
presente con respecto a las opiniones emitidas previamente respecto
del alcance y de la aplicación de la cláusula de la nación más favore-
cida196.
Las demandantes manifestaron expresamente, y la demanda-
da reconoció, que la recusación del árbitro McLachlan no cuestiona de
ninguna manera su consideración moral y competencia. El motivo de
la recusación se funda exclusivamente en las opiniones expresadas por
éste en sus obras académicas, que, según las demandantes, constituyen
una fuente de falta de confianza en la imparcialidad de su juicio res-
pecto de dos cuestiones esenciales que deben tratarse durante el curso
del arbitraje. Para la demandada, no caben dudas de la independencia
e imparcialidad del árbitro McLachlan. Además, las demandantes no
han demostrado que su supuesta carencia de plena confianza en su
imparcialidad de juicio sea “manifiesta”, como lo exige el artículo 57
del Convenio Ciadi.
El árbitro McLachlan en sus comentarios sobre la recusación
del 5 de mayo de 2010 señala, inter alia, que luego de considerar las
cuestiones planteadas por las demandantes no ve razón para condicio-
nar la declaración que firmó al aceptar su designación el 7 de marzo
de 2010, ni ninguna otra causa por la que no se pueda confiar en su
independencia de juicio al interior de este arbitraje. Señala además
que es importante distinguir la tarea del académico de la del árbitro,
pues el primero al escribir un libro o artículo debe expresar sus opi-

196
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 8-9.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 133
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

niones sobre numerosas y generales cuestiones jurídicas, basadas en la


dogmática y en otros materiales disponibles. Un académico debe estar
siempre preparado para reconsiderar sus opiniones a la luz de los pos-
teriores desarrollos en el derecho o para fomentar el debate. Ahora
bien, la tarea del segundo es totalmente diferente, pues el árbitro debe
juzgar el caso planteado por las partes según la ley aplicable. Lo cual
importa tener en cuenta sólo la evidencia específica, la ley aplicable al
caso y los alegatos de ambas partes.
Las demandantes señalan que la presentación que hicieron de
las publicaciones del árbitro McLachlan no ha sido objetada y que, por
ende, no han cometido ningún error de interpretación. Si bien aceptan
que existe una diferencia entre las tareas del académico y del árbitro,
sin embargo en el caso de las opiniones expresadas por el árbitro recu-
sado, afirman que no se verifican las circunstancias que permitirían
distinguir con claridad entre las dos tareas. Señalan así que las opinio-
nes del árbitro McLachlan sobre el estado de necesidad se refieren en
forma específica a la República Argentina. Además, las demandantes
argumentan que el árbitro recusado tomó una postura y expresó un
grado de convicción mucho más sólido con respecto a la cláusula de la
nación más favorecida que una opinión meramente doctrinaria, al des-
cribir la decisión pronunciada en el caso Maffezini como “herética”197.
La demandada afirma que espera que cada uno de los miem-
bros del tribunal arbitral juzgue este caso sólo sobre la base de las
pruebas, el derecho aplicable y los argumentos planteados por las par-
tes, con total independencia de las opiniones expresadas por ellos en
sus publicaciones académicas198.

Decisión de los árbitros no recusados


Los otros dos miembros del Tribunal, los señores Andreas
Bucher y Pedro J. Martínez-Fraga, emitieron -el 12 de agosto del
2010- su “Decisión sobre la Propuesta de Recusación del Profesor
Campbell Mclachlan, Árbitro, presentada por las Demandantes”, re-

197
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 9-10.
198
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., pág. 10.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 134
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

chazando la propuesta de recusación del árbitro Mclachlan planteada


por las demandantes.
Los árbitros no recusados señalan que las disposiciones que
rigen la presente recusación son los artículos 14, inciso 1, y 57, primer
párrafo, del Convenio Ciadi, que resultan aplicables a todos los miem-
bros del tribunal arbitral. Por lo cual, deben decidir si las opiniones
expresadas por el árbitro McLachlan sobre las dos cuestiones que las
demandantes definen como cruciales para el resultado de este arbitraje
indican que este árbitro carece de manera manifiesta de las cualidades
requeridas para inspirar plena confianza en su imparcialidad de juicio.
Reconocen además los árbitros Bucher y Martínez-Fraga que
la versión en castellano del Convenio Ciadi alude a imparcialidad, en
tanto aquellas en francés e inglés aluden a independencia, por lo cual
dado que el Convenio Ciadi establece que las tres son igualmente au-
ténticas sin preferencia ninguna, los árbitros no recusados las interpre-
tan como equivalentes y, en consecuencia, las dos nociones de inde-
pendencia e imparcialidad se deben considerar igualmente pertinentes
para el análisis de la recusación planteada. Señalan además que la de-
cisión se funda sobre las disposiciones antes citadas del Convenio
Ciadi199.
Los árbitros no recusados afirman que buscar significados
distintos respecto a la independencia e imparcialidad se convierte en
un ejercicio meramente intelectual. Así, los múltiples esfuerzos por
descubrir la forma de dividir estas nociones no pueden superar su in-
herente redundancia. En efecto, la falta de independencia de juicio de
un árbitro resulta en una preferencia por una de las partes, lo que de-
muestra la falta de imparcialidad del árbitro; mientras que la falta de
imparcialidad es un signo de la falta de juicio independiente del árbi-
tro.
Sin embargo, las demandantes se enfocan en la noción de
imparcialidad, que, a su criterio, tiene “un contenido subjetivo fuerte”
y, por ello, difiere del concepto de independencia. Éstas consideran
que la independencia es una circunstancia objetiva que implica la in-

199
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 11-12.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 135
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

existencia de una relación con las partes. Sobre la base de estas defini-
ciones llegan a la conclusión de que, sin dudas, el árbitro McLachlan
es independiente, pero entienden que las circunstancias relacionadas
con sus publicaciones demuestran que no reúne el requisito de impar-
cialidad al haber prejuzgado algunos de los aspectos fundamentales
del presente arbitraje.
Conforme a los artículos 57 y 14, inciso 1, del Convenio Cia-
di, el meollo de la cuestión está en determinar si las opiniones expre-
sadas por el árbitro recusado indican una carencia manifiesta de las
cualidades para ejercer un juicio independiente e imparcial. No obs-
tante, este principio exige la expresión de una calificación inherente.
Ningún árbitro y, en términos más generales, ningún ser humano de
determinada edad, es, en términos absolutos, independiente e impar-
cial. En pocas palabras, todo individuo transmite ideas y opiniones ba-
sadas en su educación y experiencia moral, cultural y profesional. Lo
que se requiere para emitir un juicio en una contienda legal, es la ca-
pacidad para considerar y evaluar los méritos de cada caso sin basarse
en factores que no se relacionen con tales méritos200.
La definición que hacen las demandantes del requisito de in-
dependencia y, en particular, del concepto de imparcialidad, es más
amplia, pues reconocen que las opiniones expresadas por el árbitro
McLachlan no plantean una cuestión de parcialidad respecto de una de
las partes o en relación con el resultado de las reclamaciones respecto
de sus méritos. Sostienen que muestra una preferencia y parcialidad a
favor de la postura que tendrá la demandada en este arbitraje respecto
de dos cuestiones fundamentales ya descritas. Las demandantes afir-
man que el árbitro recusado carece de la libertad para dar su opinión y
tomar una decisión basada únicamente en los hechos y las circunstan-
cias del caso, porque, supuestamente, ya ha prejuzgado éstos y ha ex-
presado su opinión sobre tales cuestiones. Las demandantes argumen-
tan que el árbitro McLachlan no puede emitir una opinión contraria a
la que publicó y enfrentarse a las críticas de que fue inconsistente o
posiblemente “herético”.

200
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 12-13.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 136
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Para respaldar su argumento las demandantes aluden a las


Reglas Éticas de la IBA para Árbitros Internacionales (reglas 3.1 y
3.2). Ahora bien, al argumentar que una postura tomada respecto de
una interpretación legal, como en el caso de los fragmentos publicados
por el árbitro McLachlan, constituye un prejuicio “en relación con la
materia de la diferencia” y refleja “una postura en relación con ella [es
decir, con el `resultado de la diferencia´]”, las demandantes van mu-
cho más allá de la interpretación razonable de estas disposiciones. La
“materia de la diferencia” y el “resultado de la diferencia” son los
conceptos básicos a los que se refieren estas disposiciones, ergo, su
contenido es idéntico o al menos muy similar al resultado del proce-
dimiento. Estas disposiciones están lejos de respaldar con claridad la
supuesta interpretación de que cualquier postura tomada respecto de
una cuestión particular que pueda plantearse en un arbitraje debe con-
siderarse un elemento de prejuicio que denota una carencia de impar-
cialidad e independencia. Las disposiciones son aún más confusas o
totalmente ambiguas cuando la cuestión por considerar es, como en
este caso, la interpretación de conceptos legales aislados de los hechos
y las circunstancias del caso en particular201.
Los requisitos de independencia e imparcialidad tienen el ob-
jetivo de proteger a las partes ante la posibilidad de que los árbitros
estén influenciados por factores distintos a los relacionados con los
hechos del caso. Para volverse efectiva, esta protección no requiere
que el prejuicio demuestre la falta de independencia o imparcialidad.
La apariencia de tal prejuicio desde el punto de vista de un tercero ra-
zonable e informado es suficiente para justificar las dudas sobre la in-
dependencia o imparcialidad de un árbitro. Las demandantes se refie-
ren a la decisión del Secretario General de la Corte Permanente de Ar-
bitraje del 8 de diciembre de 2009 sobre la recusación del árbitro
Charles N. Brower (caso Perenco Ecuador Limited con República del
Ecuador y Empresa Estatal Petróleos del Ecuador). Esta decisión es-
tableció que un punto de vista expresado en una entrevista daba lugar
a la apariencia de que este árbitro había prejuzgado una cuestión de un

201
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 13-14.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 137
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

procedimiento de arbitraje, si bien no había dado una opinión especí-


fica sobre el resultado de los procedimientos de arbitraje pendientes.
No obstante, en el presente caso la cuestión es que la apariencia de
dudas respecto de la independencia e imparcialidad del árbitro
McLachlan se relaciona directamente con las declaraciones que las
demandantes señalan como motivos de su cuestionamiento. Lo que
importa es si las opiniones expresadas por el árbitro recusado sobre las
dos cuestiones calificadas como cruciales por las demandantes son lo
suficientemente específicas y claras como para que un tercero infor-
mado y razonable considere que el árbitro se basará en esas opiniones
sin considerar, como corresponde, los hechos, las circunstancias y los
argumentos presentados por las partes en este arbitraje. Sin embargo,
la visión de las demandantes es más amplia, pues no incluyen en su
postura la última calificación y sostienen que las opiniones expresadas
por el árbitro McLachlan deben tomarse como tales, así como que pa-
rece ser “incuestionable” que sigue teniendo la misma opinión, dado
que no hay pruebas de que haya cambiado de parecer -lo que no se ob-
serva en los comentarios presentados por el árbitro McLachlan el 5 de
mayo de 2010-.
Los árbitros no recusados consideran que la mera exposición
de una opinión, incluso si puede revestir relevancia en un arbitraje en
particular, no basta para fundar una objeción por falta de independen-
cia o imparcialidad del árbitro. Para admitir tal objeción, debe demos-
trarse que la opinión o postura está respaldada por factores relaciona-
dos con una de las partes del arbitraje o que la favorecen (o a una de
las partes estrechamente vinculada con ella), por un interés directo o
indirecto del árbitro en el resultado de la diferencia o por una relación
con alguno de los individuos involucrados, como un testigo u otro ár-
bitro. Pues, si uno prefiriera extender tal requisito de independencia o
imparcialidad más allá de este marco, el mero hecho de haber dado a
conocer una opinión sobre una cuestión pertinente en un arbitraje ten-
dría el efecto de permitir una objeción por falta de independencia o
imparcialidad. Tal postura, sin embargo, tendría efectos mucho más
allá de los que parecen sostener las demandantes, incompatibles con el
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 138
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

funcionamiento adecuado del sistema arbitral bajo el Convenio Cia-


di202.
Las opiniones expresadas por el árbitro McLachlan son las de
un académico. Aun cuando se les toma junto con otras muchas opi-
niones expresadas por académicos, representan una pequeña porción
de las opiniones contenidas en publicaciones relacionadas con los ar-
bitrajes regidos por el Convenio Ciadi. Estas opiniones incluyen, en
especial, todo el conjunto de opiniones expresadas en las decisiones y
los laudos emitidos bajo el sistema del Ciadi, la mayoría de las cuales
están publicadas o disponibles en Internet. La designación del presi-
dente del tribunal arbitral en el caso Alemanni, según informó la de-
mandada, parece indicar que una opinión expresada previamente por
una decisión arbitral no constituye un obstáculo para que se designe a
un árbitro para su desempeño en otro caso que plantea cuestiones si-
milares. En la decisión sobre la propuesta de recusación de un miem-
bro del tribunal arbitral de los casos Suez, Sociedad General de Aguas
de Barcelona S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A.
con Argentina (y acumulados), del 22 de octubre de 2007, los dos
miembros en ese caso establecieron que el hecho de que un juez o ár-
bitro haya llegado a una determinación de derecho o a una conclusión
de hecho en un caso no significa que ese juez o árbitro no pueda deci-
dir imparcialmente sobre el derecho o los hechos en otro caso. Asi-
mismo, observaron que “La conclusión de que un árbitro o un juez
carece de imparcialidad requiere pruebas mucho más sólidas que las
consistentes en que ese árbitro haya participado en una decisión uná-
nime con otros dos árbitros en un caso en que una parte de ese caso
sea actualmente parte en un caso en el que ahora esté entendiendo ese
árbitro o juez. Sostener lo contrario tendría graves consecuencias ne-
gativas en todo sistema de solución de diferencias”.
Si prevaleciera la opinión de las demandantes y se considera-
ra cualquier opinión expresada previamente respecto de ciertos aspec-
tos del Convenio Ciadi como un elemento de prejuicio en un caso par-
ticular porque estos aspectos pueden tomar relevancia o solo porque

202
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 14-15.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 139
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

pueden incluirse dentro de los argumentos de una parte, la consecuen-


cia sería que un árbitro potencial de un tribunal del Ciadi jamás
expresaría sus opiniones sobre alguna cuestión, ya sea que se
relacione con el proceso, la jurisdicción o con los derechos sustantivos
derivados de los Tratados Bilaterales de Inversión. La amplia difusión
de los laudos Ciadi a través de las publicaciones y su inclusión en el
sitio web del Centro ha contribuido en gran medida a importantes
intercambios de opiniones en todo el mundo respecto de cuestiones
del Derecho Internacional de las Inversiones. En términos generales,
esto se considera un aporte positivo al desarrollo del derecho y de las
políticas en este segmento de la economía mundial. Es evidente que
tal debate carecería de sentido si no incluyera un intercambio de
opiniones de quienes están de hecho involucrados en el proceso de
arbitraje del Ciadi, sea que escriban y debatan en su calidad de
académicos, árbitros o representantes. Tal actividad es parte del
“sistema” y bien conocida por todos los involucrados. Por ello, no
podemos congeniar con la postura de las demandantes de que una
opinión expresada previamente sobre una cuestión que reviste
importancia en un procedimiento de arbitraje debería considerarse un
prejuicio que demuestra una falta de independencia o imparcialidad203.
Este análisis no está diseñado para expresar que las opiniones
de las demandantes no sean cuestiones para debatir. En efecto, es cier-
to que la opinión personal de cada árbitro tiene mayor peso en un sis-
tema como el arbitraje del Ciadi que en otros sistemas judiciales de re-
solución de controversias del mundo. En otros sistemas jurídicos, las
decisiones se basan en jurisprudencia que todos los miembros del ór-
gano judicial deben respetar o, al menos, observar dentro de un pe-
queño margen para apartarse de ellos, bajo el control del órgano de
apelación. En tales sistemas, las opiniones de un juez individual pesan
poco, en la medida en que deben seguirse los precedentes. Los arbitra-
jes del Ciadi no funcionan de esta manera. A pesar de los numerosos
comentarios hechos dentro de los laudos Ciadi, que afirman el deber o
la necesidad de coherencia a través de la jurisprudencia del Ciadi, el

203
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 15-16.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 140
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

principio sigue siendo que cada tribunal arbitral es soberano para su


propia toma de decisiones. Esta autonomía se aplica también a las de-
cisiones emitidas por los Comités de Anulación, que no tienen valor
de precedentes y que en la práctica no se consideran de tal valor. Esto
implica necesariamente que se otorga cierto peso a la opinión de cada
miembro de un tribunal arbitral Ciadi. Pero éste no es ilimitado. El re-
quisito de un juicio independiente e imparcial significa que las opinio-
nes adoptadas previamente por un árbitro, publicadas o no, no deben
tener tal fuerza como para impedir que el árbitro considere los hechos,
las circunstancias y los argumentos presentados por las partes en un
caso particular en su totalidad204.
Los árbitros no recusados han analizado si debería entenderse
que el árbitro McLachlan ha argumentado sus opiniones con tanta so-
lidez que, bajo el punto de vista de un tercero razonable, no considera-
rá adecuadamente la postura de alguna de las partes en este procedi-
miento. Conviene destacar desde un comienzo que el árbitro recusado
ha presentado a las partes una clara declaración en la que reconoce la
preocupación de las demandantes y le asegura a ambas partes que des-
empeñará su tarea como árbitro sin verse limitado por sus publicacio-
nes y sin prejuzgar ninguna de las cuestiones. Por ello, los árbitros
Bucher y Martínez-Fraga carecen de motivos para desconfiar de esta
declaración. Asimismo, observan que las opiniones a las que se refie-
ren las demandantes han sido expresadas por el árbitro McLachlan en
carácter de académico, no en una decisión que pudiera tener algún tipo
de efecto vinculante sobre él. Una de las principales características de
un académico es la capacidad de cambiar su opinión según sea necesa-
rio a la luz del estado actual del conocimiento jurídico. Los árbitros no
recusados no tienen dudas de que el árbitro McLachlan alcanza este
alto estándar de ciencia y conciencia.
Al analizar más de cerca las opiniones que forman la base de
la recusación, los árbitros Bucher y Martínez-Fraga observan que las
opiniones parecen tener distinto significado en términos de la influen-
cia que se pueda derivar de ellas para la resolución de la diferencia

204
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., pág. 16.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 141
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

planteada ante este tribunal arbitral. En el curso de dicho análisis, no


están convencidos de que las distinciones como aquella basada en la
noción de la “opinión general”, como se suele definir a las actitudes
que deben colocarse en el “listado verde” de las Directrices de la IBA
tengan mucho sentido. Tal distinción entre las opiniones “generales” y
“específicas” tiene poco valor cuando se trata de describir una obra
académica. La hipótesis de una investigación realizada por un acadé-
mico en términos meramente “generales” es una descripción más cari-
caturizada que la obra académica en sí. Asimismo, no es mucho más
convincente trazar una rígida línea divisoria entre las opiniones expre-
sadas como académico y aquellas formadas como árbitro. Si bien cabe
decir que las opiniones de un académico pueden cambiar y que no se
relacionan con el patrón de hechos y argumentos de un caso concreto,
las demandantes tienen razón en la medida en que argumentan que, de
todos modos, esa opinión es un factor de influencia a la hora de consi-
derar cuestiones iguales o similares en una diferencia en particular. En
otras palabras, un académico del derecho que se convierte en árbitro
Ciadi no pierde la capacidad de académico que comunica opiniones
académicas, que pueden tomar relevancia para el análisis legal reali-
zado para la resolución de una diferencia en particular. Al margen de
esas distinciones más artificiales, debe prestarse atención a las decla-
raciones del árbitro McLachlan tal como las efectuó, para determinar
si le impiden ejercer un juicio independiente e imparcial en el caso
que nos ocupa205.
Con respecto a la cuestión de la defensa del estado de necesi-
dad que podría plantear la República Argentina, los árbitros no recu-
sados señalan que las declaraciones del árbitro McLachlan incluidas
en International and Comparative Law Quarterly (págs 385-391), an-
tes ya señaladas, se dedican en gran medida a describir y comparar las
decisiones emitidas en los casos CMS, Enron, Sempra y LG&E. Los
elementos de opinión personal se encuentran en la afirmación de que
“debería darse mucho peso a las opiniones categóricas del Comité [del
caso CMS] sobre cuestiones centrales planteadas en estos casos” y de

205
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 16-17.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 142
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

que los errores que identificó al revisar la decisión consistieron en “el


hecho de que tomara la doctrina consuetudinaria en primer lugar y
luego combinara su análisis con el del Tratado, sin considerar en deta-
lle las diferencias, fue lo que llevó a los errores del Tribunal de CMS
y a aquellos que siguieron” (pág. 390).
Lo único que los árbitros no recusados pueden identificar en
estas declaraciones es un análisis del derecho internacional, la relación
entre el derecho internacional general y consuetudinario y el derecho
contenido en los Tratados Bilaterales de Inversión relacionados con
los casos analizados. Ni siquiera en este nivel queda claro si las decla-
raciones del árbitro McLachlan son relevantes en este caso, en espe-
cial si se considera que las demandantes reconocen que existe una cla-
ra diferencia entre el Tratado Bilateral de Inversión aplicado en el ca-
so CMS y en aquel de España-Argentina, que corresponde a la cues-
tión planteada ante este tribunal arbitral. Las declaraciones del árbitro
recusado no contienen ningún elemento que indique, desde la perspec-
tiva de un tercero razonable, que no podrá prestar su total atención y
consideración a las posturas desarrolladas por cada una de las partes
involucradas en el presente arbitraje tal como se relacionan con las
cuestiones legales que ha analizado previamente. Si se admitiera la
objeción de las demandantes sobre la base del cuestionamiento de las
declaraciones del árbitro McLachlan, casi todos los árbitros que han
expresado una opinión sobre una cuestión relacionada específicamente
con un arbitraje Ciadi estarían en riesgo de ser recusados. Tal enfoque
llevaría a la recusación de muchos árbitros, incluyendo en especial
aquéllos que han adquirido la mayor experiencia, lo que llevaría a la
parálisis del proceso arbitral del Ciadi. Esta perspectiva no puede ser
siquiera un resultado implícito de la decisión que se debe tomar res-
pecto a la presente recusación.
En comparación con sus explicaciones de la defensa del esta-
do de necesidad, el análisis que hizo el árbitro McLachlan del “Trata-
miento de la Nación Más Favorecida” en su libro International In-
vestment Arbitration, Substantive Principles (págs. 254-257, 263) pa-
rece basarse más en los casos. Si bien se citan varias decisiones emiti-
das conforme al Convenio Ciadi, las declaraciones del árbitro
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 143
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

McLachlan al respecto se concentran en una comparación entre las


decisiones sobre jurisdicción emitidas en los casos Maffezini c. Espa-
ña y Plama Consortium Ltd c. la República de Bulgaria. En opinión
del autor, la decisión Maffezini tuvo “el efecto de trastocar fundamen-
talmente el equilibrio cuidadosamente negociado del TBI en cuestión”
(es decir, el Tratado Bilateral de Inversión Argentina-España). Este
enunciado le permite al autor calificar la decisión como "herética"
(pág. 254). En cuanto a la decisión de Plama, el árbitro McLachlan
observa que “cuestionó en forma convincente” la corrección del análi-
sis de Maffezini (pág. 256). Considera que Plama admitió que el
acuerdo sobre el arbitraje internacional “debe ser claro y preciso, in-
cluso cuando se lo alcanza por medio de una incorporación por refe-
rencia” (pág. 256). Por ello, una cláusula de nación más favorecida de
aplicación “en todas las materias regidas” era insuficiente (pág. 256).
El tribunal arbitral de Plama decidió que una disposición de nación
más favorecida no se aplicaría a las disposiciones de solución de con-
troversias a menos que las partes lo hayan pactado expresamente de
ese modo. En este respecto, el árbitro recusado sostiene que “el razo-
namiento del Tribunal en Plama se prefiere por sobre el de Maffezini”
(pág. 257). Por ende, el resultado de su análisis es que “la cláusula
NMF no se aplica a las disposiciones de arreglo de diferencias referi-
das a tratados de inversión, a menos que los Estados lo hayan pactado
expresamente de ese modo” (pág. 257 y, en términos similares, pág.
263)206.
La decisión de Plama se refirió a otra cláusula de nación más
favorecida, contenida en el Tratado Bilateral de Inversión Bulgaria-
Chipre. La comparación entre esta decisión y la decisión de Maffezini
permanece en un nivel más general de interpretación legal del alcance
de las cláusulas de nación más favorecida con respecto a las disposi-
ciones de solución de controversias contenidas en un Tratado Bilateral
de Inversión. Se prefiere el “enfoque” de Plama (pág. 257), que pare-
ce dejar abierto un análisis más profundo de cada cláusula de nación
más favorecida controvertida en una diferencia arbitral particular.

206
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 17-19.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 144
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Asimismo, los árbitros Bucher y Martínez-Fraga señalan que


las obras académicas del árbitro McLachlan distan de plantear el pa-
norama completo del posible rol de cómo las cláusulas de nación más
favorecida se relacionan con las cláusulas de solución de controver-
sias, solo por el hecho de que no consideran todas o la mayoría de las
decisiones pronunciadas a este respecto, ni los numerosos aportes aca-
démicos y de otra índole publicados en los últimos años. También
puede destacarse que la única conclusión más allá de la preferencia
dada al enfoque de Plama es la de que las cláusulas de nación más fa-
vorecida deberían aplicarse a la solución de controversias sólo si así se
ha “expresado” allí. Con respecto a este mismo punto, el análisis deja
abierta la posibilidad de agregar otros elementos de interpretación en
respaldo de la conclusión que acepta la pertinencia de una cláusula de
nación más favorecida en relación con la solución de controversias, no
sólo sobre la base del requisito formal de la “expresión” de voluntad,
sino también de los antecedentes de la negociación, las intenciones de
las partes que ratificaron el Tratado Bilateral de Inversión, el objetivo
de la cláusula de nación más favorecida dentro del contexto general
del Tratado Bilateral de Inversión y otros.
A la luz de los elementos contenidos en las declaraciones del
árbitro McLachlan sobre el rol de las cláusulas de nación más favore-
cida en cuestiones de solución de controversias previstas en un Trata-
do Bilateral de Inversión y sobre la base de la confianza que los árbi-
tros no recusados tienen en la capacidad del árbitro McLachlan para
analizar la cuestión desde una perspectiva más amplia, así como con-
siderando la totalidad de los hechos, las circunstancias y los argumen-
tos planteados por las partes en el presente arbitraje, éstos concluyen
que las opiniones académicas del árbitro recusado no cumplen con el
umbral de apariencia de que no está preparado para escuchar y consi-
derar las posiciones de las partes con plena independencia e imparcia-
lidad, por lo que las declaraciones del árbitro McLachlan en las que se
basa la recusación no indican una carencia “manifiesta” de indepen-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 145
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

dencia o imparcialidad, como lo exige el artículo 57 del Convenio


Ciadi, por lo cual debe desestimarse ésta207.

Comentarios
Primero, la decisión asume correctamente que la “imparciali-
dad de juicio” de los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi,
engloba tanto al requisito de independencia como de imparcialidad del
árbitro. Por otra parte, el fallo postula que el distinguir ambos concep-
tos importa un ejercicio meramente intelectual que no puede superar
su inherente redundancia. Quizá fuese mejor señalar que los términos
independencia e imparcialidad describen dos facetas de un mismo
elemento, donde la primera se relaciona más a las partes, en tanto que
la segunda se vincula con el fondo del litigio. Además, se observa una
parcial coincidencia entre la independencia y la imparcialidad arbitral,
o, lo que es lo mismo, estos términos poseen un ámbito común que
hace difícil una distinción clara y definitiva. Lo que ha llevado a que
algunos derechos nacionales traten a la independencia casi como sinó-
nimo de imparcialidad, empleándolos de forma intercambiable, pues
es probable que estos términos se hayan convertido en un pleonasmo
o, lo que es lo mismo, expresan un concepto híbrido y no dos exigen-
cias distintas y disociables. Son dos caras de una misma moneda, que
generalmente se emplean como un solo paquete, o, si se quiere, como
una expresión técnica conjunta208.
Segundo, el fallo entiende correctamente que las previas opi-
niones académicas no generan la prevención del árbitro recusado, pues
no se vinculan a hechos y argumentos de un caso concreto, y además
pueden cambiar con el tiempo. Queda claro así que, para que se justi-
fique la descalificación, la posición tomada y defendida públicamente
por el árbitro, debe relacionarse con la controversia específica materia
del arbitraje209. Por contra, no resultan descalificantes las posiciones

207
Ver “Decisión del Presidente…”, ob. cit., págs. 19-20.
208
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 177-178.
209
Con similar parecer Hauser-Morel, Maria “Views Previously Expressed by
an Arbitrator as Grounds for a Challenge Comments Based on the ICSID De-
cision in the Urbaser Case” en Arbitration E-Review, Nº 3, Polonia, 2010,
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 146
EN EL SISTEMA CIADI
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intelectuales tomadas de forma genérica -escrita u oralmente- al faltar


una referencia específica a la controversia particular210.

1.11. Alpha Projektholding GmbH con Ucrania


En el caso Alpha Projektholding GmbH con Ucrania -
decisión del 19 de marzo de 2010- el árbitro designado por la deman-
dante (Yoram Turbowicz), fue recusado por la demandada dada la su-
puesta afectación de su imparcialidad de juicio e independencia.
En atención a la diversidad de actos practicados en la presen-
te recusación, los analizaremos a continuación esquemáticamente211.

Antecedentes fácticos
El 5 de junio de 2007, el Ciadi registró la solicitud de arbitra-
je -conforme al Artículo X del Acuerdo para la Promoción y Protec-
ción Recíprocas de Inversiones firmado por Ucrania y Austria el 8 de
noviembre de 1996- presentada por Alpha Projektholding GmbH en
contra de Ucrania.
La demandante y la demandada acordaron emplear la fórmula
prevista en el artículo 37, inciso 2, literal b, del Convenio Ciadi para la
constitución del Tribunal.
Por carta del 22 de octubre de 2007, la demandante designa
como árbitro al israelí Yoram Turbowicz. El 25 de octubre del mismo
año la Secretaría del Ciadi alcanza a las partes una copia de la carta -
de igual fecha- relativa al árbitro Turbowicz remitida por Leopold
Specht, consejero de la demandante, del bufete de abogados de Specht
Rechtanswalt GmbH de Viena, la cual adjuntaba el currículo del árbi-
tro Turbowicz, en el cual bajo el rubro educación se señalaba: “1988-

pág. 36, nos señala que "la evaluación de las recusaciones basadas en opinio-
nes previamente publicadas debe realizarse a la luz de las circunstancias
particulares del caso”.
210
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 224-225.
211
Ver “Decision on Respondent`s Proposal to Disqualify Arbitrator Dr.
Yoram Turbowicz” (Alpha Projekt Holding GMBH con Ucrania) publicada
en www.worldbank.org/icsid, págs. 1-30.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 147
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

90 Harvard Law School, Doctor of Juridical Science (S.J.D.)” y


“1987-8 Harvard Law School, Master of Laws (LL.M.)”.
El 10 de noviembre de 2007 el árbitro Turbowicz presentó
una declaración conforme a lo previsto en la regla 6 de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi.
Por carta del 22 de noviembre de 2007, la demandada desig-
na como árbitro al búlgaro Stanimir A. Alexandrov.
El 4 de febrero de 2008 el Presidente del Consejo Adminis-
trativo del Ciadi designó al norteamericano Davis R. Robinson como
presidente del tribunal arbitral.
El 8 de febrero de 2008 la Secretaría del Ciadi informó a las
partes que los árbitros habían aceptado sus designaciones y alcanzado
sus declaraciones respectivas por lo cual el tribunal quedaba en tal fe-
cha constituido212.
El 8 de diciembre de 2009 el consejero de la demandada en-
vío un correo electrónico a la secretaria del tribunal refiriéndose a la
carta del 8 de febrero de 2008 que se distribuyó a las partes con las
declaraciones de los tres miembros del tribunal arbitral y señalando
que no encontraba la declaración del árbitro Turbowicz que se men-
cionaba como adjunta a la carta. En la misma fecha la secretaria del
tribunal respondió adjuntando nuevamente copia de la carta del 8 de
febrero de 2008, precisando que el árbitro Turbowicz efectivamente
no adjuntó su declaración.
Por carta del 23 de diciembre de 2009 el consejero de la de-
mandada señaló, a la Secretaría del Ciadi, que recientemente se había
enterado que el árbitro Turbowicz y el consejero de la demandante
Leopold Specht mantenían una relación personal que surgió durante
sus estudios de maestría (1987-1988) y doctorado (1988-1990) en la
Universidad de Harvard, y que tales hechos no fueron mencionados en
ninguna declaración por el árbitro Turbowicz, por lo que solicitó a
ambos dar sus comentarios al respecto.
Por carta del 30 de diciembre de 2009 el consejero Specht
señaló que la carta de la demandada no era específica respecto a la

212
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 1-2.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 148
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

afirmación que contenía y que, como se observa de su currículo, am-


bos estudiaron en la Universidad de Harvard y se conocieron en ese
tiempo, pero no mantuvieron relaciones de negocios de ninguna clase,
ni trabajaron juntos en temas profesionales. Señaló además que desde
su salida de la Universidad de Harvard no han mantenido relaciones
sociales.
El 25 de enero de 2010 la demandada planteó -conforme al
artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi- recusación contra el árbitro
Turbowicz, basándose en los siguientes argumentos: (1) el árbitro re-
cusado no reveló en su declaración el hecho de haber estado matricu-
lado junto con el consejero Specht en la Universidad de Harvard; (2)
la regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi exige a to-
dos los árbitros declarar sobre cualquier tipo de “relaciones (…) con
las partes, tanto anteriores como actuales y (…) cualquier otra cir-
cunstancia por la que una parte pudiera cuestionar la confianza en
[su] (…)imparcialidad de juicio”; (3) la afirmación del consejero
Specht contenida en su carta del 30 de diciembre de 2009 de que si
existió una relación social entre ambos, ésta no fue ni suficiente, ni -
estrictamente hablando- enteramente convincente; (4) las fuentes pú-
blicas disponibles no proporcionan información relevante sobre la ex-
periencia del árbitro recusado en inversión transnacional o arbitraje
comercial y; (5) el hecho de que el consejero Specht haya designado
como árbitro, para un caso complicado de arbitraje de inversión, a una
persona sin experiencia profesional relevante, pero si un viejo compa-
ñero de universidad, puede no tener otra explicación razonable que el
confiar en alguien a quien conocía personalmente. Además, el hecho
de que el árbitro Turbowicz guardó silencio frente a la carta del 23 de
diciembre de 2009, da lugar a dudas justificadas sobre su imparciali-
dad de juicio213.
La demandada señala además que su recusación, conforme a
la regla 9 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, resulta oportuna.
El 6 de febrero de 2010 la secretaria del tribunal informó a
las partes que, conforme a la regla 9, inciso 6, de las Reglas de Arbi-

213
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 3-4.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 149
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

traje del Ciadi, el procedimiento se suspendía hasta decidir la recusa-


ción e invitó al árbitro Turbowicz, acorde a la regla 9, inciso 3, de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi, a ofrecer las explicaciones del caso.
El 15 de febrero de 2010 el árbitro recusado alcanzó a la se-
cretaria del tribunal y a los árbitros Alexandrov y Robinson su res-
puesta a la recusación planteada, en la cual confirma que 20 años atrás
estudió junto al consejero Specht en la Universidad de Harvard y que
fue así como supieron uno del otro. Señaló además que no hubiese
aceptado la designación si hubiese creído tener la más mínima parcia-
lidad objetiva, aparente o subjetiva en la consideración del caso. Asi-
mismo, indica que no adjuntó declaración ninguna pues consideró que
las relaciones a las que se refiere la regla 6, inciso 2, de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi, no existían en este caso y por ende no se justifica-
ba declarar nada. El árbitro recusado señaló además que no tenía nin-
guna relación profesional o de negocios con las partes. Y que no exis-
tía ninguna otra relación que por su naturaleza, alcance, intensidad o
carácter quedara bajo el alcance de “cualquier otra circunstancia”
contemplada por la regla 6, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje del
Ciadi y por ende ninguna declaración resultaba necesaria. Además, el
hecho de haber estudiado junto al consejero Specht en la Universidad
de Harvard, en opinión del árbitro recusado, no podría -objetiva ni
subjetivamente- constituir una circunstancia que quede bajo el ámbito
aplicativo de la regla antes citada. Enfatizó además que desde la época
de sus estudios universitarios no han tenido relación profesional o de
negocios, ni se han visto involucrados en su vida personal o profesio-
nal214.
El 16 de febrero de 2010 la secretaria del tribunal envío una
carta a las partes en que adjuntaba la respuesta del árbitro Turbowicz,
invitaba a las partes a alcanzar sus comentarios y pedía a la demanda-
da proporcionar más detalles respecto a su afirmación sobre la exis-
tencia de relaciones personales entre el árbitro recusado y el consejero
Specht, incluyendo cuándo y cómo ésta fue informada de ello.

214
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 4-5.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 150
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

El 18 de febrero de 2010 el consejero Specht a nombre de la


demandante respondió señalando que la demandada falló en confirmar
las supuestas relaciones personales que tendría con el árbitro recusado
y reiteró que ambos nunca habían trabajado juntos en cuestiones pro-
fesionales, ni mantenido relación social ninguna desde su salida de la
Universidad de Harvard. Enfatizó además que el currículo del árbitro
Turbowicz alcanzado a las partes indicaba su educación en la Univer-
sidad de Harvard, la época en que asistió y los diplomas obtenidos. El
consejero Specht señaló además que su propio currículo se había pues-
to en el sitio web de su firma de abogados, por lo menos desde el ini-
cio del arbitraje. Asimismo, se opuso a la descripción que hizo la de-
mandada del árbitro recusado, como “una persona sin experiencia pro-
fesional relevante” y “poco recomendable”, pues señala que el árbitro
Turbowicz posee experiencia como practicante legal, incluido servi-
cios como árbitro y que estuvo involucrado en temas arbitrales relati-
vos a acuerdos de libre comercio entre Israel y otros estados. Señaló
además el consejero Specht que la recusación sería tardía y debía ser
rechazada.
El 19 de febrero de 2010 la demandada alcanzó sus observa-
ciones a la respuesta del árbitro Turbowicz y a la respuesta del conse-
jero Specht. Notó que la declaración del árbitro recusado no aludía al
hecho establecido de los estudios comunes y a la relación personal que
tenía con el consejero Specht, afirmó también que no tenía el deber de
revelación dada la correspondencia de octubre a noviembre de 2007 y
la revisión de los currículos de árbitro y consejero en orden a calcular
las posibles intersecciones en sus biografías que permitieron a la de-
mandada confiar en que los posibles árbitros ejercitarían su deber de
revelación conforme a la buena fe. Además, la demandada tomó nota
del posterior contacto del árbitro Turbowicz con el consejero Specht
mencionado en la respuesta del primero, consistente en una breve lla-
mada telefónica -en el 2007- de este último al árbitro recusado
preguntándole si estaba disponible para servir como árbitro en este
procedimiento. Asimismo, criticó a la demandante por no haber
designado del universo de árbitros disponibles a una persona sin
vínculos con el consejero Specht y haber elegido a alguien que
conocía personalmente. Por otra parte, la demandada declinó explicar
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 151
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

mente. Por otra parte, la demandada declinó explicar cuándo y cómo


se informó que el árbitro recusado y el consejero Specht mantenían re-
laciones personales, pues entiende que es improbable que la fuente de
esta información sea aceptada como evidencia en el arbitraje y por lo
tanto no la revela. Negó además que la recusación sea tardía y citó una
serie de artículos jurídicos y fallos judiciales de Canadá y EE.UU. que
apoyan su recusación. Enfatizó además la demandada que las enmien-
das -del 10 de abril de 2006- a las Reglas de Arbitraje del Ciadi esta-
blecieron un deber adicional a los árbitros requiriendo la revelación de
“cualquier otra circunstancia por la que una parte pudiera cuestionar
la confianza en (…) [su] imparcialidad de juicio” (regla 6, inciso 2). Y
que la relación entre el árbitro Turbowicz y el consejero Specht queda
comprendida indiscutiblemente dentro de ésta regla. Finalmente, la
demandada concluye señalando que la asistencia conjunta del árbitro
recusado con el consejero Specht a la Universidad de Harvard y la fa-
lla en revelar dicha relación son suficientes para demostrar que el árbi-
tro Turbowicz no es una persona en que se pueda confiar de su impar-
cialidad de juicio.
El 22 de febrero de 2010 la secretaria del tribunal reiteró a las
partes la solicitud de los árbitros no recusados respecto de detalles so-
bre la fuente que permite creer a la demandada de que el árbitro Tur-
bowicz y el consejero Specht mantienen relaciones personales y de los
hechos que sustentan esta creencia. Recordó además su insatisfacción
con respecto al criterio de la demandada que considera que los árbitros
no recusados tienen la responsabilidad de determinar el material pro-
batorio respecto a la recusación y no las partes. Concluyó señalando
que si la demandada elige no proporcionar tal información, los árbi-
tros no recusados no tienen otra opción más que ignorar este extremo
de la recusación.
El 24 de febrero de 2010 el consejero de la demandada con-
testó la solicitud antes referida -sobre la creencia de la demandada-,
señalando que, lamentablemente, no le es posible proveer evidencia
adicional sobre la materia en cuestión215.

215
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 6-8.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 152
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

El 25 de febrero de 2010, por orden de los árbitros no recusa-


dos, la secretaria del tribunal se dirigió a las partes, solicitando que la
demandada (a) confirme los argumentos restantes de su propuesta de
descalificación del árbitro Turbowicz y (b) a la luz de su decisión de
no identificar a la fuente que permite confirmar la creencia de que el
árbitro Turbowicz y el consejero Specht mantuvieron relaciones per-
sonales, informe al tribunal cuándo y bajo qué condiciones, la deman-
dada y su consejero se enteraron por primera vez de la contemporánea
asistencia del árbitro Turbowicz y del consejero Specht en la Facultad
de Derecho de Harvard.
El 1 de marzo de 2010, el consejero de la demandada contes-
tó a la carta del 25 de febrero de 2010 confirmando el especial énfasis
de la demandada en la falta de revelación por parte del árbitro Turbo-
wicz -como parte de su declaración- de su asistencia conjunta con el
consejero Specht en la Facultad de Derecho de Harvard y reiteró los
puntos que la demandada había señalado en su correspondencia pre-
via. Respecto a cuándo la demandada conoció de la asistencia conjun-
ta, ésta se refirió (1) a la información que recibió en noviembre de
2009 (pero que, debido a su decisión, eligió no divulgar) y (2) a la car-
ta del 30 de diciembre del consejero Specht. Por otra parte, la deman-
dada adoptó la posición de que el 30 de diciembre de 2009 era la fecha
que podría “tomarse correctamente” por los árbitros no recusados con
objeto del cálculo de la oportunidad de la recusación planteada porque
tal día fue el primer momento en el tiempo en que el hecho del cono-
cimiento anterior entre el árbitro Turbowicz y el consejero Specht fue
establecido por evidencia admisible216.

Decisión de los árbitros no recusados


Los otros dos miembros del Tribunal, los señores Davis R.
Robinson y Stanimir A. Alexandrov, emitieron -el 19 de marzo del
2010- su “Decisión sobre la Propuesta de Recusación del Árbitro Dr.
Yoram Turbowicz”, rechazando la propuesta de recusación del árbitro
Yoram Turbowicz planteada por la demandada.

216
Ver “Decision on…”, ob. cit., pág. 8.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 153
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Los árbitros no recusados señalan que las disposiciones que


rigen la presente recusación son los artículos 14, inciso 1, 57 y 58, del
Convenio Ciadi, así como las reglas 6, 9 y 27 de las Reglas de Arbitra-
je del Ciadi. Y a efectos de discernir el significado de estas normas
respecto a las circunstancias particulares de la recusación se siguen las
reglas de interpretación dispuestas en los artículos 31 y 32 de la Con-
vención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, de la que tanto
Ucrania como Austria son partes. Asimismo, se emplean como guía
los trabajos preparatorios, otras decisiones realizadas bajo el Convenio
Ciadi y decisiones tomadas conforme a otras reglas de arbitraje inter-
nacional217.
Señalan que el estándar para la recusación del artículo 57 del
Convenio Ciadi es uno objetivo que impone el riguroso requisito de
una carencia manifiesta de las cualidades exigidas por el artículo 14,
inciso 1, última de las cuales importa que el árbitro inspire plena con-
fianza en su imparcialidad de juicio y que es aquella en la cual la de-
mandada enfoca su atención. Los árbitros no recusados observan ade-
más que el artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi ha sido interpre-
tado por anteriores laudos Ciadi como que implica dos conceptos: in-
dependencia e imparcialidad. Así en el caso Suez, Sociedad General
de Aguas de Barcelona S.A., e InterAguas Servicios Integrales del
Agua S.A. con Argentina (y acumulados) se reconoció la necesidad de
aplicar los dos conceptos, indicando además que “el concepto de in-
dependencia se refiere a la inexistencia de relaciones con una parte,
que pueda influir sobre la decisión del árbitro. Por imparcialidad, en
cambio, se entiende la inexistencia de un sesgo o predisposición favo-
rable hacia alguna de las partes”.
Además, conforme a las reglas de interpretación de la Con-
vención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, los árbitros no re-
cusados deben forzosamente asignar un significado al adjetivo “mani-
fiesta” en el tenor del artículo 57 del Convenio Ciadi que describe el
estándar que una recusación debe cumplir para ser estimada. El dic-
cionario Webster define “manifiesta” como algo que es obvio, que se

217
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 9-11.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 154
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

entiende y que es fácilmente percibido por los sentidos o reconocido


por la mente. En tanto el diccionario de inglés Oxford señala que el
término implica algo que se revela claramente a los ojos, a la mente o
al juicio; abierto a la vista o comprensión; obvio. Por lo tanto, y con-
forme al caso SGS Société Générale de Surveillance S.A. con Repúbli-
ca Islámica de Pakistán, un árbitro no puede, bajo el artículo 57 del
Convenio Ciadi, ser recusado con éxito como resultado de inferencias
que se apoyen así mismas sobre otras inferencia. Los hechos estable-
cidos o indiscutidos deben, en las circunstancias del caso particular,
ser claramente capaces de dar lugar a la inferencia que se afirma deri-
va de tales hechos. La inferencia resultante de los hechos debe ser que,
manifiestamente, es decir, claramente, no puede confiarse en la impar-
cialidad de juicio de la persona recusada, o que existe fácilmente una
duda evidente y razonable en cuanto a la confianza en la imparcialidad
de juicio de esa persona que surge de los hechos establecidos o indis-
cutidos218.
En consecuencia, el término “manifiesta” significa obvio o
evidente, por lo cual los árbitros no recusados aplicarán tal estándar.
Respecto a los fundamentos de la recusación, los árbitros Ro-
binson y Alexandrov señalan que -conforme a la carta del 22 de febre-
ro de 2010-, dada la decisión de la demandada de no proporcionar la
fuente u otra información respecto a la afirmación de que el árbitro
Turbowicz y el consejero Specht mantienen relaciones personales, no
tienen otra opción más que ignorar este extremo de la recusación, pues
la carga de la prueba recae sobre la demandada, dado que conforme al
artículo 57 del Convenio Ciadi ésta última debe establecer los hechos
que hacen obvio y altamente probable, no sólo posible, que el árbitro
recusado sea una persona en cuya imparcialidad e independencia de
juicio no se pueda confiar.
Consecuentemente -conforme a la carta de la demandada del
1 de marzo de 2010-, las únicas bases de la recusación son: (1) el
hecho de que el árbitro Turbowicz y el consejero Specht asistieran
juntos a la Facultad de Derecho de Harvard hace unos veinte años y se

218
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 11-12.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 155
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

hubiesen conocido en aquel momento; (2) el hecho de que el árbitro


Turbowicz no revelara esta común experiencia educativa como parte
de su declaración; (3) la pretendida carencia del árbitro Turbowicz de
la experiencia indispensable en arbitraje, sugiriendo la demandada que
su designación fue motivada por su falta de independencia e
imparcialidad; y (4) el hecho que en algún momento del 2007, el
consejero Specht llamó por teléfono al árbitro Turbowicz e indagó “en
una breve llamada” respecto a la disponibilidad de este último para
servir como árbitro en este proceso. Por su parte, el árbitro Turbowicz
y el consejero Specht niegan que han mantenido cualquier clase de
relación desde sus días en la Facultad de Derecho de Harvard, sea
profesional, de negocios, social, personal o de cualquier otra índole.
Los árbitros Robinson y Alexandrov para determinar si la
demandada ha probado la carencia manifiesta de independencia e im-
parcialidad, coinciden con el fallo del caso Suez, Sociedad General de
Aguas de Barcelona S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua
S.A. con Argentina (y acumulados) en que ambos conceptos implican
un estado de ánimo que, sobre una base objetiva, puede ser deducido
solamente de la conducta. Y además en que la mayoría de las anterio-
res decisiones sobre recusación del Ciadi están basadas en alguna
afirmada relación profesional o de negocios entre el árbitro recusado y
una de las partes, la cual no existe en el presente caso. Es más, los es-
casos hechos identificados por la demandada -vistos aisladamente o en
conjunto- no demuestran una carencia de independencia o imparciali-
dad por parte del árbitro Turbowicz y menos aún una carencia mani-
fiesta de estas cualidades219.
Respecto a la común experiencia educativa del árbitro Tur-
bowicz y del consejero Specht, los árbitros no recusados -citando a
Schreuer- señalan que no todo previo contacto profesional o personal
con una parte puede descalificar a una persona para ser designada co-
mo árbitro. E incluso, contactos profesionales entre el árbitro y el con-
sejero legal que representa a una parte no son, como regla, un obstácu-
lo para el ejercicio de un juicio independiente. Además, no conocen

219
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 13-14.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 156
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ningún caso ni estudio dogmático que postule, o ni siquiera alegue,


que los encuentros de hace mucho tiempo en una institución educati-
va, por sí solos, proporcionen criterios objetivos -reales o percibidos-
para justificar un temor manifiesto sobre la imparcialidad o demostrar
una evidente falta de fiabilidad sobre la independencia. Y ciertamente
la demandada no ha citado a ninguna autoridad.
Sin embargo, existe la decisión del caso Compañía de Aguas
del Aconquija S.A. & Vivendi Universal con Argentina, la cual pone
de relieve la necesidad de pruebas convincentes a fin de satisfacer el
dictado de los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi, pues la
desestimación contenida en este caso enfatiza que la recusante debe
basarse en hechos comprobados y no en meras especulaciones o infe-
rencias, pues la aplicación de un criterio subjetivo, en lugar de uno ob-
jetivo, permitiría a cualquier parte del arbitraje, descontenta con éste,
ponerle fin en cualquier momento y a su sola discreción tan sólo ale-
gando que el árbitro no es independiente ni imparcial. Y además, to-
das las circunstancias deben tomarse en cuenta para poder determinar
si la relación es suficientemente significativa a fin de justificar la pre-
sencia de dudas razonables en cuanto a la capacidad del árbitro de al-
canzar una decisión libre e independientemente. Los árbitros Robin-
son y Alexandrov consideran que el equilibrio fáctico en este aspecto
de la recusación de la demandada es particularmente insuficiente para
establecer un conflicto real o aparente en los términos del Convenio
Ciadi, pues la recusación planteada requiere la creación de más infe-
rencias de las que la común definición del término “manifiesta” nos
permite en su significado ordinario. Por todo ello, no encuentran mo-
tivo o justificación para determinar que la común experiencia educati-
va y el conocimiento resultante entre el árbitro Turbowicz y el conse-
jero Specht en sí mismas sean capaces de probar una relación que
pueda influir en la libertad de toma de decisiones del árbitro recusado
o la presencia de cualquier predisposición hacia la posición de una
parte sobre las de los demás220.

220
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 14-16.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 157
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Respecto a si la no revelación por parte del árbitro Turbowicz


de su común experiencia educativa con el consejero Specht indica una
carencia manifiesta de las cualidades exigidas por los artículos 14, in-
ciso 1, y 57 del Convenio Ciadi y si tal hecho pasado y transitorio re-
quería ser revelado conforme a la regla 6, inciso 2, de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi, los árbitros no recusados consideran que el alcan-
ce del deber de revelación es más amplio que los requisitos estableci-
dos para la descalificación. Por un lado, la discrepancia entre los dos
tiene sentido común pues fomenta la divulgación misma de hechos en
los que una decisión, de descalificar o no descalificar, únicamente
puede fundarse. Pero por otra parte, esta discrepancia deja un hueco
por cubrir en el que, como en este caso, el hecho mismo en el cual la
parte recusante se basa para descalificar a un árbitro no se reveló co-
mo parte de la declaración exigida por la citada regla 6, inciso 2, y de
acuerdo con la parte recusante sólo llegó a su efectivo conocimiento al
final del proceso de arbitraje.
Los trabajos preparatorios previos a la regla 6 no dan una
orientación significativa sobre la consecuencia prevista de su discre-
pancia con los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi. Ade-
más, las partes no han citado ningún caso ni referencia académica que
podría ayudar a esclarecer el significado de esta brecha. Por ello, los
árbitros no recusados tienen que tomar el lenguaje de estos dos artícu-
los y el de la regla 6, inciso 2, junto con lo que existe del trabajo pre-
paratorio y luego aplicar las Reglas de Interpretación de la Conven-
ción de Viena a fin de recoger el significado de su lenguaje en su
“contexto” y “teniendo en cuenta su objeto y fin”.
El último parágrafo de la regla 6, Inciso 2, de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi se agregó en dos partes.
Primero, en 1984 cuyo nuevo tenor requería adjuntar “una
declaración sobre (a) mi experiencia profesional, de negocios y otras
relaciones con las partes, tanto anteriores como actuales”, adenda la
cual -acorde al entonces consejero Antonio Parra- se planteó como re-
flejo de la común práctica de que los árbitros presenten una declara-
ción sobre cualquier relación pasada o presente que puedan tener con
las partes. Los árbitros no recusados notan aquí que el tenor e inten-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 158
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ción de esta enmienda se limita a relaciones con las partes, sin referir-
se a vínculos con los consejeros de éstas.
Segundo, en 2006 se enmendó el literal (a) de la regla 6, inci-
so 2, colocando una breve precisión, al requerir adjuntar “una decla-
ración sobre (a) mi experiencia profesional, de negocios y otras rela-
ciones (de haberlas) con las partes, tanto anteriores como actuales” y
se agregó un literal (b) el cual prescribe que “y (b) cualquier otra cir-
cunstancia por la que una parte pudiera cuestionar la confianza en mi
imparcialidad de juicio”.
El texto de la regla 6, Inciso 2, según la enmienda prevista,
no estipula una forma fija de redacción para cubrir la contingencia de
que un declarante considere que no hay base para adjuntar tal declara-
ción. Esto es, no existen términos separados dentro de la regla 6, inci-
so 2, de manera que, por lo que al declarante respecta, no hayan rela-
ciones u otras circunstancias que no caigan dentro de la forma de de-
claración encontrada en esta regla. Por ejemplo, no hay una disposi-
ción que permita al declarante colocar un visto a favor de una afirma-
ción tal como: “no hay tales relaciones o circunstancias”221.
El documento de discusión de la Secretaría del Ciadi, del 22
de octubre de 2004, sobre posibles mejoras a la estructura del arbitraje
Ciadi resulta instructivo para entender la importancia del nuevo literal
(b) de la regla 6, inciso 2, agregado en el 2006. Aquel nos señala que
con el gran número de nuevos casos, los requisitos de revelación para
los árbitros Ciadi pueden ser ampliados provechosamente. Las reglas
de arbitraje de la CNUDMI exigen a un árbitro revelar a las partes
cualquier circunstancia que pueda dar lugar a dudas justificables en
cuanto a su imparcialidad o independencia. Las provisiones relevantes
del Ciadi se pueden enmendar -similarmente- requiriendo al árbitro
revelar, no sólo las relaciones pasadas y presentes con las partes, sino
-de forma general- cualquier circunstancia que pueda dar lugar a du-
das justificables en cuanto a la confianza en la imparcialidad de juicio
del árbitro. Ello puede ser particularmente útil para dirigir las opinio-
nes sobre conflictos de interés entre árbitros. Aquí los árbitros Robin-

221
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 16-18.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 159
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

son y Alexandrov observan que la recusación planteada no implica de


modo alguno el tema de los conflictos de interés.
Posteriormente, el documento de trabajo de la Secretaría del
Ciadi, del 12 de mayo de 2005, respecto a los cambios a las reglas y
regulaciones sugeridos, acompañó una versión de los cambios sugeri-
dos que tomaba en cuenta los comentarios recibidos sobre el docu-
mento de discusión de 2004. Entre éstos estaba el lenguaje propuesto
para ser agregado a la regla 6, inciso 2, junto con una nota adjunta que
establecía en parte que “según lo precisado en el papel de discusión
(...) los cambios sugeridos amplían el alcance de la revelación de los
árbitros para incluir todas las probables circunstancias que puedan dar
lugar a dudas justificables en cuanto a la confianza en la imparcialidad
de juicio del árbitro”.
Más allá de estas observaciones de la Secretaría del Ciadi, los
árbitros no recusados desconocen cualquier otra versión histórica per-
tinente que pueda arrojar luz sobre el significado previsto y el alcance
del lenguaje que, según lo propuesto en el documento de trabajo, sería
en el 2006 la regla 6, inciso 2, literal b. Sobre el particular, Schreuer
nos señala que no se proporciona ninguna especificación sobre el tipo
de circunstancias previstas por esta regla.
Tomando en cuenta todos estos factores, los árbitros no recu-
sados concluyen que la regla 6, inciso 2, literal a, por su llana verbo-
rrea sólo trata de relaciones con las partes, mientras que la regla 6, in-
ciso 2, literal b, no está similarmente ni inequívocamente limitada a
este alcance. Además esta última es más amplia que la primera en otro
rasgo significativo, a través del uso de la palabra “circunstancia” más
que de la palabra “relación”. Según el diccionario Webster “relación”
implica el estado de estar relacionado o correlacionado, de modo que
se requiere en este caso algún tipo de conexión personal, mientras que
la “circunstancia” -según el diccionario Webster- implica una condi-
ción, hecho o evento que acompaña, condiciona o determina a otro, de
modo que se refiere a ciertos hechos o situaciones que son parte o es-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 160
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tán alrededor de otros hechos o situaciones. En efecto, una circunstan-


cia es más inclusiva que una relación222.
Pero mientras que la regla 6, inciso 2, literal b, en los senti-
dos antes enumerados, es más amplia que la regla 6, inciso 2, literal a,
en otro sentido ciertamente es más limitada que ésta última. Por ejem-
plo, su texto no incluye las palabras “tanto anteriores como actuales” o
“(de haberlas)” contenidas en la regla 6, inciso 2, literal a. Así, la regla
6, inciso 2, literal b, parece haber sido hecha deliberadamente como
menos amplia que la regla 6, inciso 2, literal a, en cuanto a los perio-
dos de tiempo y a la clase de conexiones que ambas cubren. Que la
regla 6, inciso 2, literal b, es menos amplia que la regla 6, inciso 2, li-
teral a, viene reafirmado por el hecho de que la nota contenida en el
documento de trabajo habla de un lenguaje adicional de la primera
como significando que incluye todas las circunstancias que puedan dar
lugar a dudas justificables en cuanto a la confianza en la imparcialidad
de juicio del árbitro.
Los árbitros no recusados leen esta nota como una indicación
de la intención de los redactores de que las palabras “pudiera cuestio-
nar” que aparecen en la regla 6, inciso 2, literal b, han de ser interpre-
tadas de la manera expuesta en la nota. Esto es, que esta regla invoca a
la declaración de hechos, a tiempo y en especie, significando un grado
indeterminado de probabilidad de la falta de imparcialidad o indepen-
dencia mientras que la regla 6, inciso 2, literal a, exige una total reve-
lación de cualesquiera y de todas las relaciones con las partes, incluso
aquellas que sean antiguas en edad o subjetivamente menores en ca-
rácter.
En suma, para lograr la meta dual de una revelación integral
de las relaciones definidas en la regla 6, inciso 2, literal a, pero de un
nivel más flexible y más limitado de revelación de cualquier otra cir-
cunstancia basada en probabilidad, los redactores eligieron, para los
propósitos de la regla 6, inciso 2, literal b, adoptar el test de las “dudas

222
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 18-19.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 161
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

justificables” tal como está encapsulado en el artículo 11223 del Re-


glamento de Arbitraje de la CNUDMI más que seguir el umbral mu-
cho más alto de lo “manifiesto” que debe encontrarse para sostener
una recusación bajo el Convenio Ciadi. La dificultad yace en la falta
de una orientación detallada en cuanto a qué hechos necesitan ser re-
velados y cuáles no, bajo el alcance más elástico de la regla 6, inciso
2, literal b224.
Para determinar los hechos que requieren ser revelados bajo
la regla 6, inciso 2, literal b, los árbitros no recusados buscan una guía
en las “Directrices de la IBA sobre Conflictos de Intereses en el Arbi-
traje Internacional”, dado que éstas se relacionan al estándar de “du-
das justificables” de la Ley Modelo de la CNUDMI que es referido en
el Documento de Discusión y en el Documento de Trabajo que lleva-
ron a la adopción de aquella. Además, desde su adopción en 2004, las
Directrices de la IBA han sido ampliamente usadas como un catálogo
de bases para recusaciones y como parámetros del deber de revelación
de un árbitro. Asimismo, diversos tribunales que aplican el Convenio
Ciadi han reconocido su autoridad persuasiva.
La tercera norma general -relativa al deber de revelación- de
las Directrices de la IBA señala que “(a) Si en opinión de las partes
existieren hechos o circunstancias que hicieren dudar acerca de la
imparcialidad o independencia del árbitro, éste deberá poner de ma-
nifiesto tales hechos o circunstancias ante las partes, la institución
arbitral o cualquier otra institución nominadora (si la hubiere y siem-
pre que así lo prevea el reglamento de arbitraje aplicable) y los co-
árbitros, de haberlos, antes de aceptar su designación o, si sobrevi-
nieren tras la aceptación, tan pronto como tenga conocimiento de
ellos (…) (c) Cualesquiera dudas que surjan acerca de si se ha de re-
velarse algún hecho o circunstancia que pudiera generar dudas acer-
ca de su imparcialidad o independencia, deberá de resolverse a favor
de darlo a conocer…”

223
En la decisión se señala ad litteram al artículo 9, pero en propiedad se re-
fiere al artículo 11 del Reglamento de Arbitraje de la CNUDMI.
224
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 19-20.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 162
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Las Directrices de la IBA plantean una serie de ejemplos so-


bre la aplicación práctica del Tercer Principio General con el propósi-
to de delimitar, por un lado, lo que se considera como revelación ne-
cesaria y lo que se entiende como revelación innecesaria, por otro. Los
hechos que requieren ser revelados son ampliados por la segunda parte
de las Directrices de la IBA -“Aplicación Práctica de las Normas Ge-
nerales”-. Allí se describen cuatro categorías diferentes de patrones de
hechos: (1) una “lista roja irrenunciable” de ciertas relaciones que no
solo deben ser reveladas en cada caso sino que son tan problemáticas
que las partes del arbitraje no tienen el poder de ignorarlas, lo que sig-
nifica que en tal caso, el árbitro es inelegible para ser designado; (2)
una “lista roja renunciable” de relaciones que deben ser reveladas en
cada caso pero que las partes pueden voluntariamente acordar renun-
ciar a éstas; (3) una “lista naranja” de relaciones que deben ser revela-
das pero que son declaradas aceptables si no hay objeción dentro de
un periodo de tiempo determinado; y (4) una “lista verde” de relacio-
nes que un árbitro no requiere revelar en forma alguna225.
Los árbitros no recusados al aplicar la regla 6, inciso 2, literal
b, conforme a las Directrices de la IBA, a los hechos del caso (no re-
velación de la experiencia educacional compartida y el resultante co-
nocimiento entre el árbitro Turbowicz y el consejero Specht), obser-
van que tal supuesto no fue percibido como digno de mención ni si-
quiera en la “lista verde” por los redactores de las Directrices de la
IBA. Además, los supuestos regulados en la lista verde que no requie-
ren revelación en la categoría “contactos con otro árbitro o con el abo-
gado de una de las partes” que incluyen a su vez dos casos “el árbitro
tiene relación con otro árbitro o con el abogado de una de las partes
por pertenecer a una misma asociación profesional u organización de
tipo social (…) con anterioridad, el árbitro y el abogado de una de las
partes u otro árbitro han desempeñado conjuntamente funciones de
árbitro o de abogados”, no poseen la más mínima conexión con el ca-
so del árbitro Turbowicz y del consejero Specht. En tal forma, el
haberse conocido en el pasado en la facultad de derecho, no ingresa en

225
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 20-21.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 163
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ninguno de los dos supuestos anteriores. Por ello, los árbitros no recu-
sados consideran que tal relación no requiere revelación.
La carta de la demandada del 19 de febrero de 2010 alude a
precedentes jurisprudenciales de EE.UU. y de Canadá que difieren de
la conclusión sugerida por las Directrices de la IBA y que piden la re-
velación para eliminar la menor razón para cuestionar la independen-
cia e imparcialidad de un árbitro. Sin embargo, estas citas están fuera
de lugar porque los documentos constitutivos esenciales tienen dife-
rencias materiales con el lenguaje del Convenio Ciadi y las Reglas de
Arbitraje, además las relaciones descritas en estos casos no son de
compañeros académicos sino de naturaleza profesional o de negocios
no presentes aquí. Además, los estándares que los árbitros no recusa-
dos van a aplicar son aquellos reconocidos por la ley internacional y
no por Estados que no están involucrados en el caso. Ciertamente, las
citas contenidas en la mentada carta de la demandada son datos que
deben ser tomados en cuenta, pero los árbitros no recusados entienden
que el estatus de ley internacional del deber de revelación es mejor
evidenciado por las Directrices de la IBA y no por los precedentes de
leyes domésticas norteamericanas y canadienses.
Los árbitros no recusados también observan el planteamiento
de la demandada relativo al hecho de que el no revelar circunstancias
relevantes y materiales puede evidenciar parcialidad, sin importar que
se haya establecido realmente un prejuicio. Pero aquí no hay relación
profesional, de negocios, personal, social o de otro tipo entre el árbitro
Turbowicz y el consejero Specht que sea de razonable fecha reciente,
como dentro del lapso de los últimos tres años que aparecen como pe-
riodo relevante para la revelación en la “lista naranja” de las Directri-
ces de la IBA. En cambio, solo hay una antigua y atenuada vincula-
ción académica de hace dos décadas que resulta trivial en compara-
ción a las relaciones involucradas en los casos citados en la carta del
19 de Febrero de 2010. Por ello, los árbitros Robinson y Alexandrov
consideran que las Directrices de la IBA y los ejemplos propuestos,
pueden solo ser razonablemente leídos como indicadores de que la so-
la circunstancia de haber sido compañeros de clase en la Facultad de
Derecho de Harvard, no es algo que llame a revelación conforme a la
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 164
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tercera norma general como un hecho que, sobre una base objetiva,
pueda “en opinión de las partes (…) [hacer] dudar acerca de la im-
parcialidad o independencia del árbitro”226.
Pese a esta conclusión, los árbitros no recusados deben aún
buscar encuadrar el círculo entre los estándares de revelación de la re-
gla 6, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi y los artículos 14,
inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi. De tal modo, no están de acuerdo
con la sugerencia contenida en la propuesta de la demandada de que la
reconciliación se logra simplemente aplicando el estándar de “dudas
justificadas” propio de la regla 6, inciso 2, a los artículos 14, inciso 1,
y 57 del Convenio Ciadi. Más bien, hay una clara distinción entre los
parámetros del deber de revelación y los estándares requeridos para
sostener los méritos de una recusación. Dos notas explicativas perti-
nentes -de la segunda parte- de las Directrices de la IBA declaran que
“por el solo hecho que el árbitro no haya revelado ciertos aspectos o
circunstancias, no debe inferirse que éste sea parcial o uno carente de
independencia; sólo los hechos o circunstancias no revelados demos-
trarán si en realidad esto fuere así” y “no debe asumirse la descalifi-
cación del árbitro por el simple hecho de revelar circunstancias sus-
ceptibles de crear dudas acerca de su imparcialidad o independen-
cia”. Los árbitros no recusados están de acuerdo con ambos criterios,
pero además son de la opinión de que ciertos hechos o circunstancias
resultan de tal magnitud que la falta de revelación puede indicar en sí
misma y per se una manifiesta falta de confianza en el juicio indepen-
diente e imparcial de un árbitro o bien sería suficiente, en conjunción
con los hechos o circunstancias no revelados, para alterar el balance
en la dirección de ese resultado. Sin embargo, ninguna de estas condi-
ciones se presentan en el caso debido al carácter de minimis de los
hechos y circunstancias alegados por la demandada.
En retrospectiva, si el árbitro Turbowicz hubiera revelado el
hecho de que estudió junto al consejero Specht, el enredo originado
por la tardía recusación de la demandada hubiera sido evitado. Ade-
más, los árbitros no recusados son los primeros en reconocer que la in-

226
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 21-23.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 165
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tegridad de los procesos arbitrales requiere que los potenciales árbitros


revelen, al inicio, los hechos objetivos y relevantes que podrían hacer
que una tercera persona razonable dude sobre la imparcialidad o inde-
pendencia del candidato.
Sin embargo, los árbitros no recusados creen que las Directri-
ces de la IBA, si bien no son determinantes, afirmativamente desalien-
tan la revelación de la común experiencia educacional entre el árbitro
Turbowicz y el consejero Specht. Además, observan que la posición
tomada por éstas refleja la preocupación relativa a que solicitar la re-
velación de hechos triviales o superficiales resultará problemático a
las partes y árbitros, favoreciendo recusaciones frívolas. Por todo ello,
basados en su análisis de las Directrices de la IBA, concuerdan con la
conclusión alcanzada en el caso Suez, Sociedad General de Aguas de
Barcelona S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con
Argentina (y acumulados) -segunda decisión del 12 de mayo de 2008-
la cual entiende que una interpretación razonable de la regla 6 de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi es que un árbitro debe revelar un hecho
solo si cree personalmente que éste podría causar razonablemente el
cuestionamiento de su imparcialidad de juicio desde la perspectiva de
una persona razonable. Supuesto el cual no se presenta en los hechos
del caso y, además, el revelar o no la común experiencia educativa no
ingresa en los estándares para la recusación establecidos por el Con-
venio Ciadi227.
Por otra parte, respecto a la alegación de la demandada -carta
del 19 de febrero de 2010- de que el árbitro Turbowicz no tenía el tipo
de experiencia arbitral que se espera de una persona designada a servir
en un complejo caso de arbitraje de inversión y de que fue su relación
con el consejero Specht la que motivó su designación por la deman-
dante, pues sería parcial. Los árbitros no recusados consideran, basa-
dos en su experiencia profesional, que una previa asociación de una
parte o sus abogados con la persona que se decide designar como árbi-
tro no es una circunstancia inusual, pues como señala la decisión en el
caso SGS Société Générale de Surveillance S.A. con República Islá-

227
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 23-24.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 166
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

mica de Pakistán, es de conocimiento común que, en el campo del ar-


bitraje comercial internacional, la comunidad de árbitros y de litigan-
tes son ambas pequeñas, por lo que no es infrecuente que éstas se so-
brepongan, sea secuencialmente o de forma simultánea. Es amplia-
mente aceptado que tal superposición no es, per se, suficiente para
descalificar a un árbitro. En tal forma, no resulta irracional esperar que
la parte que designa tenga algún tipo de relación con el árbitro desig-
nado, pues como señala la decisión en el caso Amco Asia Corporation
y otros con República de Indonesia, un sistema de designación de par-
te presume inherentemente alguna forma de relación entre el designa-
do y la parte que designa. Los árbitros no recusados son de la opinión
que es la naturaleza y el alcance de la relación la que tiene importan-
cia para los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi y para la
regla 6, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, y no el simple
hecho de conocerse.
Asimismo, los árbitros no recusados observan que la previa
experiencia arbitral en un caso Ciadi no es un requisito sine qua non
para la designación como árbitro pues si así fuera, no habría nunca
una primera vez para nadie. El Convenio Ciadi no limita la libertad de
las partes de designar a quien deseen, siempre que se respeten las ne-
cesarias calificaciones del artículo 14, inciso 1. En tal forma, el currí-
culo del árbitro Turbowicz que el secretario del tribunal envió a las
partes el 25 de octubre de 2007 enlista bajo el título Experiencia de
Trabajo “Abogado (…) Ley de Comercio Internacional, Inversiones,
Director de Compañías y Árbitro”, lo cual sugiere que éste posee
competencia en el campo del derecho como viene exigido por el artí-
culo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi. Además, durante el proceso, la
demandada jamás expresó ninguna duda sobre la “reconocida compe-
tencia” del árbitro Turbowicz en el campo del derecho228.
De otro lado, respecto a la llamada telefónica que el conseje-
ro Specht hizo a Yoram Turbowicz en 2007 para determinar su dispo-
nibilidad como árbitro. No hay nada en el registro que indique que es-
ta breve llamada telefónica haya versado sobre ningún otro asunto

228
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 25-26.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 167
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ajeno a la disponibilidad del árbitro Turbowicz. Sin embargo, la de-


mandada considera que esta llamada telefónica debió ser revelada co-
mo parte de la declaración del árbitro Turbowicz, pese a que -ella
misma- en su carta del 1 de Marzo califica al evento como de menor
importancia.
Primero, los árbitros no recusados entienden que tales consul-
tas no están fuera de la práctica ordinaria, pues es común designar a
un árbitro luego de discutir si es que se encuentra en posición de acep-
tar la designación. Además, la demandada no ha presentado pruebas
que acrediten la impropiedad en haber tenido la “breve llamada tele-
fónica” y dado que no existe regla que prohíba o desaliente tal consul-
ta.
Segundo, respecto al alegado deber del árbitro Turbowicz de
revelar esta breve llamada telefónica, como parte de su declaración,
los árbitros no recusados observan que es una circunstancia que apare-
ce en la “lista verde” de las Directrices de la IBA y que no requiere
revelación. Así, el punto 4.5.1 de la citada lista trata el caso de que “el
árbitro tuvo un primer contacto con la parte que lo designó o con una
filial ésta (o con sus respectivos abogados) pero el contacto estuvo
limitado a indagar sobre la disponibilidad del árbitro y su cualifica-
ción...”. Y es precisamente esta circunstancia la que está presente
aquí, ya que no hay nada en el registro que indique que la “breve lla-
mada telefónica” vaya más allá de una discusión sobre la disponibili-
dad y calificaciones del árbitro Turbowicz.
Por ello, los árbitros no recusados concluyen que el árbitro
Turbowicz no estaba obligado a revelar la charla telefónica con el
consejero Specht, y que ésta no genera ninguna duda sobre la inde-
pendencia y la imparcialidad del árbitro recusado229.
De otro lado, respecto a la oportunidad del planteamiento de
la recusación, la regla 9, inciso 1, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi,
nos señala que “La parte que proponga la recusación de un árbitro de
conformidad con el Artículo 57 del Convenio presentará su propuesta
al Secretario General sin demora y en todo caso antes que se cierre el

229
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 26-27.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 168
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

procedimiento, dando a conocer las causales en que la funde” en tan-


to la regla 27 nos indica que el no establecer la objeción y plantear
prontamente la recusación importa una renuncia al derecho a objetar.
Diversas decisiones Ciadi relativas a recusaciones han lucha-
do con la dimensión temporal de este mandato de prontitud. Por ejem-
plo, la decisión del caso Suez, Sociedad General de Aguas de Barce-
lona S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argen-
tina -22 de octubre de 2007- postula que, en ausencia de una cuantifi-
cación objetiva de lo que significa “oportunamente” los intereses de
un “ordenado y justo procedimiento de arbitraje” requieren que cual-
quier propuesta de recusación deba ser ingresada “en forma oportuna”
y “sin demora”. Así, la citada decisión sostuvo que una demora de 53
días en plantear una recusación falló en satisfacer estas demandas. Por
otro lado, la decisión del caso Cemex Caracas Investments B.V. y Ce-
mex Caracas II Investments B.V. con República Bolivariana de Vene-
zuela, nos señala que “Corresponderá a los tribunales decidir caso
por caso si una propuesta de recusación ha sido o no presentada a
tiempo (…) La sanción por la omisión de formular sin demora la ob-
jeción consiste en la renuncia del derecho a objetar”. En este caso, se
consideró una demora de 8 meses como muy larga. De otra parte, en
el caso CDC Group PLC con República of Seychelles se llegó a la
misma conclusión por una demora de 147 días. Por otra parte, citando
a Schreuer los árbitros no recusados recuerdan que “sin demora” sig-
nifica que una propuesta de recusación debe ser hecha tan pronto co-
mo la parte concernida sabe de los argumentos para una posible desca-
lificación230.
En el presente caso, la propuesta de recusación fue presenta-
da más de dos años después de la distribución del currículo del árbitro
Turbowicz, y por otra parte, fue supuestamente presentada semanas
después de que la demandada conociera de la común experiencia edu-
cativa entre el árbitro Turbowicz y el consejero Specht. La pregunta
para los árbitros no recusados es si debe considerarse, en ausencia de
una prueba del real conocimiento, que la demandada tuvo un previo

230
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 27-28.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 169
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

conocimiento de la experiencia educacional compartida para efectos


del análisis de prontitud requerido por la regla 9, inciso 1.
Ciertamente, en la experiencia de los árbitros Robinson y
Alexandrov, es práctica estándar realizar alguna investigación sobre
los antecedentes y conexiones de la parte contraria y sus abogados en
la etapa temprana de un arbitraje internacional. Con la llegada del in-
ternet y de aplicaciones como “Google” y “Wikipedia”, una investiga-
ción de esta naturaleza se ha vuelto simple y fácil, y la respuesta elec-
trónica es casi instantánea. La carta del 18 de febrero del consejero
Specht, en una afirmación que la demandada no ha contestado, asegu-
ra que su currículo personal, incluyendo una referencia a sus años de
educación en la Facultad de Derecho de Harvard, estuvo disponible en
el sitio web de la firma legal que lleva su nombre. No hay nada en el
registro que indique que la demandada o sus abogados realizaron al-
guna búsqueda en el internet para revisar sus antecedentes o para
compararlos con los del árbitro Turbowicz.
Sin embargo, tan atrayente como ese constructo pueda pare-
cer, los árbitros no recusados piensan que es preferible no intuir un -
cuidadoso- deber moderno de realizar un examen rutinario de los an-
tecedentes de una parte y de sus abogados en una fecha temprana. El
fallo por una parte de objetar prontamente, resulta en una renuncia
conforme a la regla 27. Como se recuerda, la demandada en su pro-
puesta de recusación afirma que, como parte opuesta, no podría espe-
rarse razonablemente que verifique tal circunstancia -de la común
asistencia a la Facultad de Derecho de Harvard- al inicio mismo del
caso. Sin embargo, la realidad global de esta era computarizada y digi-
talizada puede razonablemente llevar a la conclusión opuesta -esto es,
al reconocimiento de un deber de realizar una búsqueda básica por in-
ternet en una etapa temprana del arbitraje-. Los árbitros no recusados
concluyen que ellos no necesitan determinar este asunto para llegar a
una decisión en este caso, pues prefieren confiar para la decisión en su
análisis de los méritos de la recusación en vez del análisis del tiempo
de la propuesta. Por ello, rechazan pronunciarse sobre la pregunta de
si la recusación es oportuna, pese a que otros árbitros puedan razona-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 170
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

blemente llegar a la conclusión de que es necesario. Por todo lo cual la


recusación debe ser declarada infundada.
Finalmente, en base a todo lo expuesto, los árbitros no recu-
sados deciden que la recusación debe ser rechazada por ausencia de
prueba de cualquier hecho que pudiera indicar una manifiesta ausencia
de imparcialidad o independencia por parte del árbitro Turbowicz.
Asimismo, concluyen que el árbitro Turbowicz no tenía el deber de
revelar en su declaración los hechos citados por la demandada en su
recusación231.

Comentarios
Primero, la decisión resulta técnicamente defectuosa al postu-
lar que el estándar de apreciación de la imparcialidad -e independen-
cia- del árbitro asumido por los artículos 14, inciso 1, y 57 del Conve-
nio Ciadi, resulta objetivo. Error al parecer generado por influencia
del fallo, Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A., e In-
terAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argentina (y acumu-
lados), que se cita (ver el quinto comentario a esta decisión).
Segundo, el fallo asume correctamente que la “imparcialidad
de juicio” de los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi, en-
globa tanto al requisito de independencia como de imparcialidad del
árbitro.
Tercero, la decisión analizada entiende que el carácter “mani-
fiesto” de la carencia de “imparcialidad de juicio”, aludida por los ar-
tículos 14 y 57 del Convenio Ciadi, importa que algo sea obvio, evi-
dente o altamente probable. Asimismo, el fallo señala correctamente
que, conforme al artículo 57 del Convenio Ciadi, la carga de la prueba
-esto es, que quien afirma un hecho ha de probarlo- recae en la parte
recusante.
Cuarto, el fallo señala correctamente que no todo contacto
profesional o personal con una parte puede descalificar a una persona
para ser árbitro. E incluso los previos contactos profesionales entre el
árbitro y el consejero de una de las partes no generan per se tal desca-

231
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 28-30.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 171
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

lificación. Además indica que el caso de la añeja experiencia educati-


va común no es tratado por la casuística ni la doctrina, ni se postula
que genera la prevención del árbitro. Efectivamente, el presente caso
no es -propiamente- ni una previa relación de negocios, ni un vínculo
de amistad con el consejero de una de las partes. Incluso, aún si se
buscase asimilar este caso a tales supuestos, se observa que la existen-
cia de una previa relación de negocios entre el árbitro y el consejero
de una de las partes, no debe ser necesariamente un factor que descali-
fique al primero. Pues estas relaciones de negocios sólo serán descali-
ficantes cuando, debido a su naturaleza, sea probable que afecten el
juicio imparcial de cualquier árbitro o posiblemente puedan generar
un negocio futuro. Por contra, una corta y única relación de varios
años atrás que no está vinculada al tema de la controversia, no debe
ser un factor descalificante232. Y respecto al vínculo de amistad, de-
bemos recordar que la existencia de un simple vínculo amical entre el
árbitro y el consejero de una de las partes, no debe ser necesariamente
un factor descalificante. Por contra, una cercana amistad personal,
probablemente, si deba serlo, al existir la posibilidad de que el árbitro
falle a favor del amigo en base a la credibilidad que atribuye a su pa-
labra o con el ánimo de ayudarlo, o no perjudicarlo. Ahora, la deter-
minación de cuán cercano es el vínculo amical, exige un análisis cui-
dadoso de la cercanía de la relación personal, de la amplitud temporal
en que se conocen, de la frecuencia y calidad de los contactos mante-
nidos, así como el verificar si sus vínculos se extienden a frecuentes
visitas en el hogar233.
Quinto, la decisión plantea una interesante distinción -vía in-
terpretación gramatical y teleológica- del alcance de la regla 6, inciso
2, literal a, frente a aquel de la regla 6, inciso 2, literal b. En tal forma,
en su ámbito de aplicación objetivo-subjetivo la primera trata sólo de
relaciones con las partes, en tanto la segunda no se limita a las partes y
abarca además todo tipo de circunstancia y no solo relaciones. Y en su
ámbito de aplicación temporal, la primera abarca tanto relaciones pa-

232
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 231.
233
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 233.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 172
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

sadas como presentes, en tanto la segunda se refiere a circunstancias


cercanas en el tiempo. Cabe observar que tal interpretación normativa
converge con el hecho de quela obligación de revelación del árbitro
puede ser limitada en atención a la antigüedad o a los sujetos de la cir-
cunstancia pertinente (ver punto 2.3.).
Sexto, el fallo consciente que se aplica al presente caso la re-
gla 6, inciso 2, literal b -pues la relación es con un consejero-, y dado
que no existe una orientación detallada de las circunstancias que re-
quieren ser reveladas conforme a ésta, opta por usar como guía a las
Directrices de la IBA, concluyendo que la relación entre el árbitro
Turbowicz y el consejero Specht no requería ser revelada. Ahora, si
bien las Directrices de la IBA, pese a sus límites e inconvenientes234,
pueden ser útiles como un baremo que permita homogenizar el trata-
miento de la independencia e imparcialidad por parte de los diversos
operadores del arbitraje. Su aplicación al caso no es de ningún modo
necesaria, sino sólo la propia normativa del Ciadi, debiendo recordar-
se además que la regla 6, inciso 2, literal b, adopta una apreciación
subjetiva de la imparcialidad e independencia del árbitro, que a su vez
está basada en “los ojos de las partes”. Y asimismo, la obligación de
revelación del árbitro puede ser limitada en atención a la notoriedad,
antigüedad, naturaleza, o a los sujetos de la circunstancia pertinente, si
bien todos estos factores deben ser analizados desde “los ojos de las
partes”235(ver punto 2.3.).
Séptimo, la decisión señala correctamente que ciertas rela-
ciones o circunstancias son de tal magnitud que su no revelación pue-
de indicar por sí misma una manifiesta falta de confianza en la impar-
cialidad de juicio del árbitro. Dado que ante el incumplimiento de la
obligación de revelación, no es ésta última la que justifica la recusa-
ción sino más bien la fractura, al deber de independencia e imparciali-

234
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 270-273.
235
En tal forma, el árbitro debe “examinar ello en atención a las partes -esto
es, con los ojos de las partes-, y no desde la perspectiva propia o de sus cole-
gas, pues son ellas quienes necesitan confiar en la imparcialidad de un árbitro
y quienes asumirán las consecuencias del laudo” (Matheus, “La Independen-
cia…”, ob. cit., págs. 208-209).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 173
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

dad, que el silencio del árbitro podría revelar (ver punto 2.3.). Ade-
más, la decisión emplea el criterio de minimis para sopesar la previa
común experiencia educativa entre el consejero Specht y el árbitro
Turbowicz.
Octavo, el fallo señala correctamente que en el sistema de de-
signación de árbitros de parte suele existir -pues es presumible- algún
tipo de relación o contacto entre la parte que designa y el árbitro de-
signado, dado que en el campo del arbitraje la comunidad de árbitros y
de litigantes suele ser pequeña. Por ello, el mero hecho de conocerse
no es suficiente para descalificar un árbitro, sino más bien es la natu-
raleza y el alcance de tal relación la que permitirá plantear una recusa-
ción. Conviene recordar que, efectivamente, el procedimiento de se-
lección del árbitro de parte crea per se un rol inter-relacional, con la
parte que lo designa, que resulta diferente al del árbitro presidente o
único, el cual es implícitamente reconocido y asegurado por las reglas
éticas contenidas en las legislaciones y en los reglamentos institucio-
nales236.
Noveno, la decisión señala que la breve llamada telefónica
que hizo el consejero Specht al árbitro Turbowicz para determinar su
disponibilidad como árbitro es una práctica común en el arbitraje y, en
tanto limitada a ello, no existe obligación de revelar tal hecho, pues no
afecta la independencia e imparcialidad del árbitro. Conviene recordar
que uno de los tipos de comunicación con las partes que es aceptado,
se presenta precisamente con ocasión de la entrevista a los candidatos
a árbitro, la cual en tanto restrinja adecuadamente los temas tratados,
no está prohibida. Si bien, será prudente limitar el diálogo a los hechos
y cuestiones que el candidato debe conocer a fin de determinar si re-
sulta apropiado que acepte la designación237.

1.12. Tidewater INC, Tidewater Investment SRL, Tide-


water Caribe C.A., Tidewater Grand Offshore L.L.C., Point Ma-
rine L.L.C., Twenty Grand Marine Service L.L.C., Jackson Mari-

236
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 198.
237
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., págs. 252-253.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 174
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ne L.L.C., Zapata Gulf Marine Operators L.L.C. con República


Bolivariana de Venezuela
En el caso Tidewater INC, Tidewater Investment SRL, Tide-
water Caribe C.A., Tidewater Grand Offshore L.L.C., Point Marine
L.L.C., Twenty Grand Marine Service L.L.C., Jackson Marine L.L.C.,
Zapata Gulf Marine Operators L.L.C. con República Bolivariana de
Venezuela -decisión del 23 de diciembre de 2010- la árbitro designada
por la demandada (Brigitte Stern), fue recusada por la demandante da-
da la supuesta afectación de su imparcialidad de juicio e independen-
cia.
En atención a la diversidad de actos practicados en la presen-
te recusación, los analizaremos a continuación esquemáticamente238.

Antecedentes fácticos
El 5 de marzo de 2010, el Ciadi registró la solicitud de arbi-
traje -conforme al artículo 36, inciso 3, del Convenio Ciadi- presenta-
da por Tidewater INC, Tidewater Investment SRL, Tidewater Caribe
C.A., Tidewater Grand Offshore L.L.C., Point Marine L.L.C., Twenty
Grand Marine Service L.L.C., Jackson Marine L.L.C., Zapata Gulf
Marine Operators L.L.C. en contra de la República Bolivariana de
Venezuela.
El 9 de marzo de 2010, la demandante propuso un método de
designación del tribunal arbitral por acuerdo con la demandada si-
guiendo la regla 2, inciso 1, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi.
El 25 de junio de 2010, a falta de un acuerdo y siguiendo la
regla 2, inciso 3, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, la demandante
invocó el procedimiento de designación previsto en el artículo 37, in-
ciso 2, literal b, del Convenio Ciadi. Designó al español Andrés Rigo
Sureda como árbitro.

238
Ver “Decision on Claimant`s Proposal to Disqualify Professor Brigitte
Stern, Arbitrator” (Tidewater INC, Tidewater Investment SRL, Tidewater
Caribe C.A., Tidewater Grand Offshore L.L.C., Point Marine L.L.C., Twenty
Grand Marine Service L.L.C., Jackson Marine L.L.C., Zapata Gulf Marine
Operators L.L.C. con República Bolivariana de Venezuela) publicada en
www.worldbank.org/icsid, págs. 1-25.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 175
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

El 13 de julio de 2010, la secretaría informó a las partes que


Andrés Rigo Sureda había aceptado esta designación y circuló una co-
pia de su declaración firmada.
El 14 de julio de 2010, la demandada designó a la francesa
Brigitte Stern como árbitro.
El 3 de agosto de 2010, la secretaría informó a las partes que
Brigitte Stern había aceptado su designación y circuló una copia de su
declaración firmada.
El 4 de agosto de 2010, el Secretario General invitó a las par-
tes a que designen al presidente del tribunal arbitral. Al no llegar a un
acuerdo, el 12 de agosto de 2010, la Secretaria General informó a las
partes que tenía la intención de proponer al Director del Concejo Ad-
ministrativo que designara al neozelandés Campbell McLachlan como
presidente del tribunal arbitral, conforme al artículo 38 del Convenio
Ciadi y la regla 4 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi invocada por la
demandante.
El 19 y 20 de agosto de 2010 la demandante y la demandada,
respectivamente, informaron a la Secretaria General que no tenían ob-
jeción a la designación de Campbell McLachlan. Por ello, el 23 de
agosto de 2010, la Secretaría informó a las partes que el Director
había procedido con la designación.
Las partes fueron informadas el 31 de agosto de 2010 de que
los tres árbitros habían aceptado sus designaciones y que conforme a
la regla 6 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, el Tribunal Arbitral es-
taba constituido y el procedimiento se iniciaba, a partir de esa fecha239.
En su declaración firmada el 30 de Julio de 2010, (y remitida
a las partes el 4 de Agosto de 2010 y otra vez el 31 de Agosto de
2010) la árbitro Stern había rayado a mano la primera oración del
cuarto parágrafo de la forma prescrita por la regla 6, inciso 2, de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi. Esto es, la frase que dice “Adjunto una
declaración sobre (a) mi experiencia profesional, de negocios y otras
relaciones (de haberlas) con las partes, tanto anteriores como actua-

239
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 2-3.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 176
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

les y (b) cualquier otra circunstancia por laque una parte pudiera
cuestionar la confianza en mi imparcialidad de juicio”.
El 10 de septiembre de 2010, la demandante pidió al secreta-
rio del tribunal arbitral que se solicite al árbitro Stern una declaración
completa conforme a la regla 6, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje
del Ciadi.
El 13 de setiembre de 2010, la árbitro Stern llenó una decla-
ración en la forma prescrita, sin borrón o enmienda. Y en documento
adjunto, alcanzó la siguiente explicación al borrón original de esas dos
oraciones.
Considera que no existe circunstancia que pudiera causar du-
das sobre su imparcialidad de juicio, lo cual explica que haya borrado
(b) a fin de indicar que no incluirá ningún documento que contenga tal
información pues ésta no existe.
Además, borró también (a) al considerar que sólo había nece-
sidad de revelar hechos desconocidos, no hechos de dominio público
que pueden ser vistos por cualquiera en la página web del Ciadi.
Sin embargo, como lo solicita la demandante, confirma lo
que se encuentra en la página web del Ciadi. Efectivamente, ha sido
designada por Venezuela en otros dos casos en los últimos 6 años en
los cuales el tribunal arbitral se ha constituido: (1) Vanessa Ventures
Ltd. con República Bolivariana de Venezuela (Caso Ciadi N° ARB
(AF)/04/6), en el año 2004, y (2) Brandes Investment Partners LP con
República Bolivariana de Venezuela (Caso Ciadi N° ARB/08/3), en el
año 2008. También, aceptó este año, la designación en un nuevo caso
en el que el tribunal arbitral aún no se ha constituido al no haberse de-
signado un presidente: Universal Compression International Hol-
dings, S.L.U. con República Bolivariana de Venezuela (Caso Ciadi N°
ARB/10/9)240.
El 28 de septiembre de 2010, la demandante recusó a Brigitte
Stern en base a que sus múltiples designaciones por la misma parte y
el mismo abogado, no aludidas en su declaración original, daban lugar

240
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 3-5.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 177
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

a dudas objetivas y justificadas sobre su independencia e imparciali-


dad.
El 4 de octubre de 2010, el presidente del tribunal arbitral,
luego de consultar con el árbitro Rigo, fijó los siguientes límites de
tiempo: 15 de octubre de 2010 a la demandada para presentar su con-
testación; 27 de octubre de 2010 a la árbitro Stern para presentar sus
explicaciones; y 3 de noviembre de 2010 a las partes para presentar
cualquier observación, incluyendo comentarios originados por la ex-
plicación de la árbitro recusada.
Cada una de las partes y la árbitro Stern presentaron sus co-
mentarios en el tiempo límite fijado por el presidente.
Conforme al artículo 58 del Convenio Ciadi, los árbitros no
recusados -Campbell McLachlan y Andrés Rigo Sureda- son los que
decidirán sobre la recusación planteada241.
La demandante argumenta que la regla 6, inciso 2, de las Re-
glas de Arbitraje del Ciadi y las Directrices de la IBA requieren la
aplicación de un estándar objetivo para determinar si la revelación es
requerida. Sostiene que la árbitro Stern había sido designada por la
misma parte el doble de veces que darían lugar a dudas justificadas de
acuerdo a la sección 3.1.3 de la Lista Naranja de las Directrices de la
IBA242. Señala además que múltiples designaciones por la misma par-
te crean un potencial para la influencia indebida, o al menos la apa-
riencia de ésta, y una ventaja injusta para la parte que designa al árbi-
tro. Pues éste puede escuchar varias veces la posición de la parte que
lo designó, mientras que la parte contraria tiene solo una oportunidad,
la cual puede resultar demasiado tardía para persuadir al árbitro en
cuestión.
La demandante observa que la árbitro Stern ha sido designa-
da tres veces por la misma firma legal, Curtis, Mallet-Prevost, Colt &
Mosle LLP, y cuatro veces por la Fiscal de la Nación de Venezuela,

241
Ver “Decision on…”, ob. cit., pág. 5.
242
El cual no señala que “Dentro de los tres años anteriores el árbitro fue de-
signado como árbitro en dos o más ocasiones por una de las partes o por una
filial de éstas”.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 178
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Gladys María Gutiérrez Alvarado. Lo cual estima también causa du-


das justificadas sobre la imparcialidad dela recusada conforme a la
sección 3.3.7 de la Lista Naranja de las Directrices. Sostiene la de-
mandante que en el caso ICS Inspection and Control Service Ltd con
Argentina, la autoridad designante resolvió que, cuando los hechos re-
levantes se reflejan en más de un escenario de la Lista Naranja de las
Directrices, “el conflicto en cuestión es lo suficientemente serio para
dar lugar a dudas objetivamente justificadas sobre la imparcialidad e
independencia [de un árbitro]”.
La demandante sostiene que un árbitro puede ser descalifica-
do aún si éste tiene la intención personal de actuar de forma imparcial
e independiente. Para este propósito, el nivel de experiencia y posición
de un árbitro no resultan relevantes para la determinación de dudas
justificadas.
Argumenta además que las dudas objetivas sobre la indepen-
dencia e imparcialidad de la recusada se han generado por la falla en
revelar sus múltiples designaciones en su primera declaración y el
hecho de que no todas las circunstancias relacionadas a éstas son co-
nocidas públicamente. La demandante observa que el sitio web del
Ciadi no muestra qué parte designa a cada co-árbitro y la designación
de Brigitte Stern en Universal Compression International Holdings,
S.L.U. con República Bolivariana de Venezuela no se mostró en el si-
tio web cuando la declaración se hizo porque el tribunal arbitral no se
había constituido aún. En cualquier caso, la demandante observa que,
donde hay una causa objetiva para dudar, los árbitros están obligados
a optar por la revelación.
La demandante observa que, a pesar de que las Directrices de
la IBA fueron desarrolladas originalmente para arbitraje comercial in-
ternacional, su introducción demuestra que deberían ser igualmente
aplicadas a otros tipos de arbitraje, como aquellos de inversión. Ade-
más, los tribunales de arbitraje de inversiones comúnmente han con-
sultado las Directrices de la IBA como autoridad persuasiva para re-
solver recusaciones de árbitros. Respecto al deber de revelación, la
demandante señala que la regla 6 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi
no contiene ninguna excepción respecto al deber de revelar informa-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 179
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ción públicamente disponible. Esto es necesario porque, de otra forma,


las partes podrían necesitar conducir investigaciones intrusivas y em-
plear fuentes indirectas, no siempre confiables. Los árbitros estarán
siempre en mejor posición para obtener, evaluar, y revelar la informa-
ción correcta que sea relevante para potenciales conflictos243.
La demandante pone atención a un nuevo patrón de hechos
alcanzado por la información contenida en la respuesta de la deman-
dada que cae bajo la sección 3.1.5 de las Directrices de la IBA en ca-
sos que versen sobre asuntos relacionados. Según la demandante, el
caso Brandes Investment Partners LP con República Bolivariana de
Venezuela plantea un asunto dispositivo idéntico a otro planteado en
este proceso, esto es, la cuestión de si la ley venezolana sobre la pro-
moción y protección de inversiones importa una base para el consen-
timiento por parte de la demandada del arbitraje Ciadi. Sostiene la
demandante que, a menos que Venezuela asegure que no va a discutir
la jurisdicción sobre esta base en el presente caso, la recusada necesi-
tará fallar sobre este tema en el caso Brandes Investment Partners LP
con República Bolivariana de Venezuela antes que sea tocado en la
presente causa. Ello equivale a prejuzgar el mismo asunto presentado
en este caso sin que la demandante tenga la oportunidad de argumen-
tar sobre este tema antes que la árbitro Stern haya llegado a una deci-
sión.
Respecto al tema de las múltiples designaciones por Vene-
zuela, la demandante cuestiona el hecho de si el caso Vanessa Ventu-
res Ltd. con República Bolivariana de Venezuela debería ser excluido
al haberse realizado la designación de Brigitte Sterntres años y tres
semanas antes de su designación en el presente caso. Afirma que, si la
explicación de la árbitro Stern respecto de su designación al tribunal
de Universal Compression International Holdings, S.L.U. con Repú-
blica Bolivariana de Venezuela, de que una oferta de designación sólo
es perfeccionada cuando es aceptada y el tribunal constituido, se apli-
ca a Vanessa Ventures Ltd. con República Bolivariana de Venezuela.

243
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 6-7.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 180
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

La designación en este último caso, se encuentra dentro de los tres


años estipulados por las Directrices de la IBA.
En cualquier caso, argumenta la demandante, un estricto lap-
so de tres años daría a las partes un incentivo para adoptar tácticas di-
latorias para evadir la sección 3.1.3, además las Directrices de la IBA
advierten explícitamente del peligro de una aproximación formalista
en su aplicación. La demandante también se opone a la exclusión de la
designación en Universal Compression International Holdings, S.L.U.
con República Bolivariana de Venezuela, ya que posteriores designa-
ciones crean un riesgo de que el juicio del árbitro se distorsione en fa-
vor de la parte que lo designó.
La demandante señala también que, la libertad de los Estados
de elegir su árbitro no es absoluta y se encuentra limitada por los artí-
culos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi, la regla 6, inciso 2, de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi y por la fuerza persuasiva de las Direc-
trices de la IBA. Además, los Estados no deben tener una mayor liber-
tad, que aquella que poseen los demandantes para hacer designacio-
nes, pues sería contrario al principio de igualdad de armas entre de-
mandante y Estado244.
La demandada contesta la recusación señalando que está ba-
sada en hechos erróneos y ley errónea. Señala que la información no
revelada por la árbitro Stern es públicamente conocida:
1º Al momento de firmar su primera declaración el 30 de ju-
lio de 2010, sus designaciones en los casos Vanessa y en Brandes es-
taban disponibles en el sitio web del Ciadi, y el fallo sobre jurisdic-
ción relativo al primer caso era de dominio público.
2º Su designación en el caso de Universal Compression tuvo
lugar en agosto de 2010.
3º Confirmó en su segunda declaración del 13 de septiembre
de 2010 la información pública disponible en los casos Vanessa y
Brandes, y añadió su reciente designación en Universal Compression.

244
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 7-8.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 181
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

4º Era igualmente público que Curtis, Mallet-Prevost, Colt &


Mosle LLP representó a Venezuela en los casos Brandes y Universal
Compression.
5º Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP ha confirmado
que Brigitte Stern no ha sido designada como árbitro en ningún otro
proceso por algún cliente de esa firma.
La demandada señala que los hechos y argumentos legales de
la demandante respecto las Directrices de la IBA también son inco-
rrectos:
1º La árbitro Stern cumplió el requerimiento de la regla 6 de
las Reglas de Arbitraje del Ciadi al hacer su declaración antes de la
primera sesión del Tribunal.
2º Las Directrices de la IBA son aplicables al arbitraje co-
mercial, en donde la necesidad de revelar designaciones por las partes
es mayor al no estar tal información disponible públicamente.
3º Al momento de la designación de Brigitte Stern en el pre-
sente caso, ella había sido designada por Venezuela solo en un caso,
en Brandes, dentro de los tres años precedentes de la sección 3.1.3 de
las Directrices de la IBA. Fue designada para Vanessa en junio de
2007.
4º La sección 3.3.7 de las Directrices de la IBA no es aplica-
ble porque Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP no actúa como
abogado en más de tres casos, y el intento de incluir designaciones
hechas por el Fiscal de la Nación dentro del alcance de esta sección
resulta fallido dado que éste representa por ley a Venezuela en todos
estos casos. En cualquier caso, la designación en Vanessa es más anti-
gua que los tres años especificados en la sección 3.1.3 de las Directri-
ces de la IBA.
5º El precedente ICS Inspection and Control Service Ltd con
Argentina es irrelevante pues en la presente causa no existen las cir-
cunstancias fácticas para los dos casos de la lista naranja245.

245
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 8-9.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 182
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

La demandada nota que el argumento de que múltiples desig-


naciones pueden darle a un árbitro una potencial ventaja respecto a sus
co-árbitros ha sido rechazado en tres casos246.
La árbitro Stern en su explicación del 25 de octubre de 2010
señala que cree siempre haber cumplido con el deber de ser indepen-
diente e imparcial en los numerosos arbitrajes en que ha sido miembro
del tribunal arbitral y continuará actuando independiente e imparcial-
mente en todos los tribunales a los que ella pueda ser llamada a servir
como árbitro.
Respecto al argumento de que, al ser designada múltiples ve-
ces por la misma parte pudo ser indebidamente influenciada al haber
escuchado el mismo argumento repetidamente, la árbitro Stern señala
que no está convencida por el número de veces que escucha un argu-
mento, sino por el valor intrínseco del mismo. Señala que no sabe na-
da de los casos Tidewater o Universal Compression y si han alegado
sus posiciones varias veces. En los otros dos casos con el mismo de-
mandado -Vanessa y Brandes- donde ha participado en decisiones
preliminares, los asuntos vistos han sido muy diferentes.
Añade que el número de Estados y de árbitros experimenta-
dos es limitado. Si un Estado no puede designar al mismo árbitro en
varios casos, eso socavaría la libertad de los Estados de escoger a su
árbitro.
En lo que se refiere a múltiples designaciones por el mismo
grupo, la árbitro Stern resalta que ha sido designada tres o más veces
por varias firmas legales y no considera este hecho como una relación
de negocios profesional que pudiera poner en peligro su independen-
cia. Explica que durante la duración de su carrera ha sido una acadé-
mica con una tradición de entera independencia y ninguna relación de
negocios con ninguna firma legal específica. Aclara además que en el
caso Vanessa, ella fue en realidad nominada por otra firma legal, Fo-
ley Hoag LLP, y no por Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP.

246
Participaciones Inversiones Portuarias Sarl con República de Gabón; Saba
Fakes con Turquía; y Electrabel SA con Hungría.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 183
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

La árbitro Stern entiende que su deber de revelación está li-


mitado a hechos que no han sido exhibidos o son desconocidos. Expli-
ca que este ha sido su proceder en otros casos Ciadi donde ella ha sido
designada en múltiples ocasiones por la misma parte y ha sido tam-
bién la práctica de otros miembros de tribunal arbitral. La árbitro Stern
afirma que los abogados de parte en aquellos casos no consideraron
que esta práctica de revelación pudiera levantar dudas razonables so-
bre su independencia o imparcialidad. Añade que, al haber firmado su
declaración en julio, ha sido designada al caso Universal Compres-
sion, como lo informó al Secretario General en septiembre de 2010247.

Decisión de los árbitros no recusados


La demandante plantea tres asuntos interrelacionados como
bases potenciales para la descalificación del árbitro Stern:
(a) ¿Cuál es el efecto de que la árbitro Stern no haya revelado
inicialmente sus designaciones arbitrales por parte de Venezuela en
otros tres casos Ciadi?
(b) ¿El haberse reservado esas tres designaciones arbitrales
indica una manifiesta falta de las cualidades requeridas para servir
como árbitro en este caso?
(c) ¿Es la respuesta a (b) afectada por el hecho de que la árbi-
tro Stern pueda ser requerida, como miembro de un tribunal arbitral en
otro caso que también involucra a Venezuela, a decidir ciertos asuntos
legales que se puedan sobreponer a otros para los que haya sido lla-
mada a decidir en el presente caso?
Antes de responder las interrogantes planteadas, los árbitros
no recusados proceden a establecer los estándares legales aplicables a
una recusación en el marco del Convenio Ciadi248.
Así, los estándares legales aplicables están establecidos en
los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi y en la regla 6, inci-
so 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi.

247
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 9-11.
248
Ver “Decision on…”, ob. cit., pág. 11.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 184
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Los árbitros no recusados están de acuerdo con el enfoque in-


terpretativo de los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi
asumido en el caso Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona
S.A. contra Argentina: “la versión en castellano del Artículo 14(1) del
Convenio parece presentar leves diferencias con respecto a la versión
en idioma inglés. La versión en castellano de ese artículo se refiere a
una persona que “(…) [inspire] plena confianza en su imparcialidad
de juicio”. Como el tratado declara expresamente que las versiones
en ambos idiomas son igualmente auténticas, aplicaremos los dos cri-
terios -independencia e imparcialidad- para llegar a nuestras deci-
siones. Ese enfoque está en consonancia con el que aparece en nume-
rosas reglas de arbitraje, que requieren tanto independencia como
imparcialidad de parte de los árbitros (…)
Los conceptos de independencia e imparcialidad, aunque
mutuamente relacionados, con frecuencia se consideran claramente
diferentes, aunque no siempre es fácil percibir con precisión la natu-
raleza de la distinción. En términos generales, el concepto de inde-
pendencia se refiere a la inexistencia de relaciones con una parte, que
pueda influir sobre la decisión del árbitro. Por imparcialidad, en
cambio, se entiende la inexistencia de un sesgo o predisposición favo-
rable hacia alguna de las partes. Así, en el Webster’s Unabridged
Dictionary se define el término ‘imparcialidad’ como “el estar libre
de favoritismo, no estar parcializado a favor de una parte más que de
la otra” (traducción al castellano del Tribunal). Por lo tanto, en cier-
tas situaciones es posible que un juez o árbitro sea independiente de
las partes, pero no imparcial”.
Respecto a la relación entre revelación e independencia, los
árbitros no recusados entienden que el estándar de revelación bajo la
regla 6, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi y el estándar ba-
jo el artículo 57 del Convenio Ciadi para determinar si es que hay una
“carencia manifiesta de las cualidades exigidas” bajo el artículo 14,
inciso 1, son diferentes.
El estándar de “puedan de dar lugar a dudas justificadas”,
referido en la Nota del Secretario del Ciadi en el nuevo texto de la re-
gla 6, inciso 2, literal b, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, es toma-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 185
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

do del estándar de revelación requerido por las Reglas de Arbitraje de


la CNUDMI, el cual también es el estándar aplicable en estas Reglas
para efectos de la recusación. Este estándar es más estricto que el de
“carencia manifiesta de las cualidades exigidas” del artículo 57 del
Convenio Ciadi. El artículo 57 impone un nivel de carga de la prueba
relativamente elevado para la parte recusante. Además, como se seña-
ló en la segunda propuesta de recusación planteada en el caso Suez,
Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A. contra Argentina: “Es
importante hacer énfasis que el lenguaje del artículo 57 impone una
pesada carga de prueba (…) para establecer hechos que hacen obvio
y altamente probable, no solo posible, que [él árbitro] es una persona
en cuyo ejercicio independiente y juzgamiento imparcial no se puede
confiar”249.
Hay una clara distinción entre los estándares de revelación de
la regla 6, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi y las condi-
ciones para la recusación de los artículos 14, inciso 1, y 57 del Conve-
nio Ciadi. La reconciliación entre estos dos estándares no se obtendrá
al simplemente añadir el estándar de dudas justificadas en los artículos
14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi. Consecuentemente, la no reve-
lación indicaría por sí misma una manifiesta falta de imparcialidad so-
lo si los hechos o circunstancias que rodearon a ésta son de tal grave-
dad (individualmente o en combinación con otros factores) que pue-
dan cuestionar la capacidad del árbitro de ejercitar un juicio indepen-
diente e imparcial.
En lo relativo a las Directrices de la IBA, ampliamente aludi-
das por las partes, los árbitros no recusados observan que la demanda-
da ha cuestionado su relevancia en los arbitrajes Ciadi, mientras que la
demandante ha señalado que en la introducción está claramente men-
cionado que también están hechas para otros arbitrajes, incluyendo ar-
bitrajes de inversión. Como su título indica, son Directrices y no un
instrumento vinculante. Como fuere, la Secretaria General del Ciadi
ha sostenido que, aunque estas Directrices tienen sólo un valor indica-

249
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 11-13.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 186
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

tivo, pueden ser una pauta útil. Así, los árbitros que han lidiado con
propuestas de recusación han sido, frecuentemente, guiados por éstas.
Los árbitros no recusados consideran útil recurrir a las Direc-
trices de la IBA por su valor indicativo. Pero al final, deben aplicar el
estándar legal establecido en el propio Convenio Ciadi, y, al hacerlo,
considerar la recusación en el contexto de los hechos de este caso en
particular. Observan que, en cualquier caso, la Nota Explicativa de las
Directrices establece que “Estas Directrices no son normas legales y
no anulan cualquier ley nacional aplicable o reglas arbitrales escogi-
das por las partes… El Grupo de Trabajo confía en que las Directri-
ces serán aplicadas con un sólido sentido común y sin interpretacio-
nes pedantes e indebidamente formalistas”.
Estas salvedades son importantes. El Convenio Ciadi estable-
ce un estándar general para recusar que difiere de la prueba de “dudas
justificadas” formulada en las Directrices de la IBA. Más aún, y en
cualquier caso, las circunstancias en las que se basó la recusación caen
todas en la “Lista Naranja” de las Directrices. En contraste con la
“Lista Roja”, estas no son situaciones en las que, dependiendo de los
hechos de un determinado caso, un conflicto objetivo de intereses
exista. En vez de ello, son situaciones que el Grupo de Trabajo consi-
dera que deberían ser reveladas porque podrían dar origen a una duda
objetiva sobre la independencia o imparcialidad del árbitro. Además
“el no revelar no puede hacer a un árbitro parcial o falto de indepen-
dencia; solo los hechos o circunstancias que él o ella no revelase
pueden causar esto”. De igual modo, “ninguna presunción sobre des-
calificación deberá surgir de una revelación”. El Grupo de Trabajo
calificó los límites de tiempo establecidos en la “Lista Naranja” como
“un criterio general apropiado, sujeto a las circunstancias especiales
de cualquier caso”250.
Respecto a la no revelación de otras designaciones arbitrales
realizadas por la misma parte, los árbitros no recusados observan que
la demandante sostiene que la árbitro Stern debió haber revelado al
inicio los otros casos en los que la demandada, su Fiscal de la Nación

250
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 14-15.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 187
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

o Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP, la hubieran designado


como árbitro. Alega que, si hay cualquier duda sobre las inferencias
que se desprenden de los temas comunes o de las repetidas designa-
ciones en cuestión, la no revelación inicial sería, en las palabras de un
fallo “suficientes, en conjunción con los hechos no revelados o cir-
cunstancias, para inclinar la balanza en dirección” a la descalifica-
ción.
Las partes no están en acuerdo sobre si la información públi-
ca de las designaciones de un árbitro a otros tribunales Ciadi por la
misma parte, deban ser reveladas. La regla 6, inciso 2, de las Reglas
de Arbitraje del Ciadi no limita la revelación a circunstancias que no
sean de dominio público, pues su redacción lo comprende todo, sin
distinguir entre categorías de circunstancias que deban ser reveladas.
La pregunta para los árbitros no recusados es si las circuns-
tancias de la no revelación, por si sola o en combinación con otros
elementos, justificarían arribar a la conclusión de que la árbitro Stern
carecía manifiestamente de independencia o imparcialidad. La res-
puesta a esta pregunta dependerá de un número de factores. En la se-
gunda propuesta de recusación en el caso Suez, Sociedad General de
Aguas de Barcelona S.A. contra Argentina, los árbitros no recusados
enumeraron los siguientes factores para estructurar sus consideracio-
nes: “Si la falla en revelar fue inadvertida o intencional, si fue el re-
sultado de un ejercicio honesto de discreción, si los hechos que no
fueron revelados causaron obvios cuestionamientos sobre la impar-
cialidad e independencia, y si la no revelación es una anomalía de
parte del árbitro consciente o parte de un patrón de circunstancias
que suscitaron dudas sobre la imparcialidad. Este balance es para la
autoridad decidora… en cada caso en particular”.
Antes de considerar estos factores, varias cuestiones de hecho
y de derecho en los que las partes están en desacuerdo necesitan ser
abordadas.
Primero, ¿la designación de Brigitte Stern como árbitro en el
caso Vanessa debería ser incluida como una de las designaciones con-
sideradas en el número de designaciones múltiples por una misma par-
te? El hecho de que las Directrices de la IBA son solo pautas, favore-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 188
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

cería una interpretación flexible respecto al límite de tiempo, como


argumenta la demandante y prevén las Directrices mismas. Entonces,
una designación aceptada poco después del período de separación de
tres años, llevando a la constitución del tribunal dentro del mismo pe-
riodo, en un caso que aún está pendiente, debería ser incluido dentro
de las múltiples designaciones subsecuentes.
Segundo, ¿debería el Fiscal de la Nación de Venezuela ser
considerado como abogado o como parte para efectos de aplicar las
Directrices de la IBA? El Fiscal de la Nación es, por ley, el único y
exclusivo representante de Venezuela en procedimientos legales251. La
oficina del Fiscal de la Nación debería, entonces, ser considerada una
oficial del Estado de Venezuela. Adoptando una interpretación de las
Directrices de la IBA con un “robusto sentido común”, los árbitros no
recusados no dudan que, al considerar múltiples designaciones por el
mismo abogado para el propósito de la sección 3.3.7, no sería correcto
requerir al Fiscal de la Nación una revelación separada de las múlti-
ples designaciones. El propósito de la sección 3.3.7 es exigir a un árbi-
tro que revele los casos de patrocinio excesivo por el mismo abogado
o firma legal, que puede causar una preocupación sobre el surgimiento
de una relación de dependencia que pueda afectar la independencia o
imparcialidad del árbitro. En el caso de un Estado, que es requerido
por ley a actuar a través de su Fiscal de la Nación, ninguna dependen-
cia adicional podría decirse que surja simplemente porque la designa-
ción del árbitro fue hecha formalmente a través de la oficina del Fiscal
de la Nación252.
Como resultado de la aclaración hecha por la árbitro Stern,
este caso fue, al momento de su designación, solo la segunda vez que
había sido designada como árbitro por el abogado exterior empleado
por Venezuela en este caso, Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle
LLP, siendo el otro Brandes. Entonces, no se debe considerar más la

251
Como reconoce el artículo 247 de la Constitución del República Bolivaria-
na de Venezuela y el Artículo 2 Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de
Reforma Parcial del Decreto con Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría
General de la República.
252
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 15-17.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 189
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

revelación de múltiples designaciones por el mismo abogado en los


hechos de este caso.
Esto deja solo la no revelación de la circunstancia que, al
momento de la primera declaración de Brigitte Stern, su designación
como árbitro fue la tercera llevada a cabo por Venezuela. Los árbitros
no recusados consideran que, como regla general, los árbitros desig-
nados a los tribunales Ciadi deben revelar designaciones a otros tribu-
nales arbitrales por una de las partes, o un afiliado, dentro de los tres
años previos. Incluso en el caso de arbitraje de inversión, no todas es-
tas designaciones deberán ser de dominio público y pueden requerir
consideración para medir la independencia e imparcialidad del árbitro.
Los árbitros no recusados concuerdan con la demandante que, en ge-
neral, al considerar el alcance de su deber de revelación, el árbitro
puede no contar con la debida diligencia de los abogados de las partes.
Como señala la demandante, los árbitros estarán siempre en “la mejor
posición para reunir, evaluar y revelar información exacta que sea
relevante para sus potenciales conflictos”.
Sin embargo, uno de los aspectos distintivos del arbitraje
Ciadi (comparado con los procedimientos comúnmente aplicados a
otro tipo de arbitraje comercial y de inversión) es la transparencia del
proceso arbitral. La regla 22, inciso 1, del Reglamento Administrativo
y Financiero del Ciadi, establece que “El Secretario General publica-
rá de manera apropiada información sobre las actividades del Cen-
tro, incluyendo el registro de todas las solicitudes de conciliación y de
arbitraje y, en su debida oportunidad, una indicación de la fecha y
manera de terminación de cada procedimiento”.
Además, la regla 23253 del Reglamento Administrativo y Fi-
nanciero del Ciadi establece un mantenimiento de registros, inter alia,
de peticiones de arbitraje.

253
El cual nos señala que “(1) El Secretario General mantendrá, de acuerdo
con las reglas que promulgará, Registros separados de las solicitudes de con-
ciliación y de las solicitudes de arbitraje. En ellos anotará toda la informa-
ción significativa sobre la iniciación, conducción, y disposición de cada pro-
cedimiento, incluyendo en particular el método de constitución y la integra-
ción de cada Comisión, Tribunal y Comité. En el Registro de Arbitrajes se
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 190
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Como cuestión práctica, los detalles de todas las designacio-


nes a tribunales arbitrales son publicados en el sitio web del Ciadi,
cuando el respectivo tribunal se ha constituido, junto con las fechas y
desarrollo de otros detalles procesales de cada caso. Entonces, en el
presente caso, el hecho de la designación del árbitro Stern en los casos
Vanessa y Branes era fácilmente accesible en el sitio web del Ciadi. Si
bien, como señaló la demandante, el sitio web no muestra explícita-
mente quién designó a cada árbitro, sin embargo tal información está
disponible para inspección en el Registro de Peticiones de Arbitraje de
Ciadi. Aunque los árbitros no recusados consideran que la revelación
en la declaración de un árbitro debería también incluir designaciones
arbitrales que sean de dominio público, en el caso de designaciones
del Ciadi, esta no es una precaución excesiva al encontrarse la infor-
mación lista para su acceso en los registros del centro mismo con el
que las partes están tratando. En cualquier caso, los árbitros no recu-
sados consideran que el hecho de que esta información sea de dominio
público puede y debe ser tomado en consideración para resolver la
otra pregunta de si la no revelación puede, por si misma, ser equiva-
lente a una manifiesta falta de independencia o imparcialidad254.
Retornando a la lista de factores identificados en Suez, Socie-
dad General de Aguas de Barcelona S.A. contra Argentina, los árbi-
tros no recusados consideran que la falla en la revelación de la árbitro
Stern fue un empleo honesto de criterio por su parte al creer que la in-
formación públicamente disponible no requería de revelación explíci-
ta. ¿Cómo podría decirse que ella intentaba ocultar las circunstancias
que rodeaban sus designaciones si aquellas se encuentran públicamen-
te disponibles en el registro mismo del Ciadi? Además, ha sido la

anotará también toda la información significativa concerniente a las solicitu-


des de suplementación, rectificación, aclaración, modificación o anulación de
cada laudo, y cualquier otra resolución que suspenda su ejecución. (2) Cual-
quier persona podrá inspeccionar los Registros. El Secretario General pro-
mulgará reglas sobre el acceso a los Registros y un arancel de los derechos
que cobrará por el suministro de extractos certificados o no, del mismo”.
254
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 17-18.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 191
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

práctica de la recusada en otras situaciones similares sin que su inde-


pendencia o imparcialidad hayan sido cuestionadas.
A criterio de los árbitros no recusados, ninguna inferencia
adversa puede ser recogida del borrón de los dos parágrafos de su de-
claración. Cuando este borrón fue puesto en duda por la demandante,
la árbitro Stern inmediatamente llenó una explicación suplementaria
con su declaración revisada. En esa declaración, ella reveló las otras
tres designaciones arbitrales llevadas a cabo por Venezuela.
Los árbitros no recusados concluyen que la no revelación de
las dos designaciones por parte de Venezuela al momento de la prime-
ra declaración, que son de dominio público, no resulta suficiente para
concluir que la árbitro Stern carece manifiestamente de las cualidades
requeridas por el artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi255.
Ahora bien, respecto a las múltiples designaciones arbitrales,
esto es, más allá del tema de la no revelación, la siguiente pregunta es
si la existencia de múltiples designaciones por la misma parte podría
llevar a un observador objetivo a concluir que el estándar del artículo
57 del Convenio Ciadi ha sido trasgredido. Además de Vanessa y
Brandes, la árbitro Stern ha sido designada otra vez por la misma par-
te y abogado a otro tribunal arbitral, en el caso Universal Compres-
sion, como lo reveló en su segunda declaración.
Los árbitros no recusados observan que la pregunta de si múl-
tiples designaciones a tribunales arbitrales pueden cuestionar la inde-
pendencia o imparcialidad de un árbitro es un asunto esencial y no un
mero cálculo matemático. Si bien es útil tener la guía provista por la
sección 3.1.3 de las Directrices de la IBA, esta no es más que una re-
gla práctica. Dependiendo de las circunstancias particulares del caso,
las menos o más designaciones pueden, en combinación con otros fac-
tores, ser necesarias para cuestionar la imparcialidad de un árbitro.
Hay forzosamente un carácter arbitrario en limitar a dos designaciones
dentro de tres años. Además, es inherente en dicha pauta que más de
una designación por la misma parte no indica necesariamente un con-
flicto.

255
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 18-19.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 192
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Considerando la cuestión como una de principios, el conflicto


que puede potencialmente surgir de múltiples designaciones arbitrales
por la misma parte es de naturaleza diferente al de otras conexiones a
una de las partes, incluyendo servicios como abogado u otra calidad
profesional. El punto de partida es que múltiples designaciones como
árbitro por la misma parte en casos no relacionados resultan neutrales,
ya que en cada caso, el árbitro ejercita la misma función arbitral inde-
pendiente. Así “Una recusación no va ordinariamente a triunfar sim-
plemente porque un árbitro ha servido, en tal calidad, en procedi-
mientos previos que involucrasen a una de las partes. Tal pedido de
recusación no funcionaría contra un juez, y resulta difícil de ver por
qué la regla debiera ser diferente en procedimientos arbitrales”.
Las reiteradas designaciones pueden ser el resultado de la in-
dependencia e imparcialidad del árbitro. Lo que se refleja en el hecho
de que cortes nacionales hicieran un llamado a rechazar las propuestas
de recusación en base a ello, debido a la ausencia de circunstancias
agravantes.
En opinión de los árbitros no recusados, existirían fundamen-
tos para un potencial conflicto de intereses que surja de múltiples de-
signaciones arbitrales por la misma parte si: (a) la posibilidad de con-
tinuas y regulares designaciones, con los correspondientes beneficios
financieros, pudiera crear una relación de dependencia o influenciar el
juicio del árbitro; o (b) exista un riesgo significativo de que el árbitro
pueda ser influenciado por factores ajenos a los méritos del caso como
resultado de su conocimiento derivado de otras causas (este último
factor (b) será tratado en el punto siguiente, líneas más abajo).
Ahora bien, lo árbitros no recusados se preguntan si, con los
hechos de este caso, puede afirmarse que las tres designaciones dela
árbitro Stern por Venezuela ipso facto llevan a cuestionar su indepen-
dencia o imparcialidad256.
Tal práctica dentro del Ciadi, al ser públicamente disponible,
sustenta una aproximación con cautela a un hallazgo de descalifica-
ción basado en ésta. Ha habido un reciente número de recusaciones in-

256
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 19-20.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 193
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

fructuosas en casos de arbitraje de inversiones que han tenido esta ba-


se, tanto dentro como fuera del sistema Ciadi, cuyos resultados son
conocidos, pero la decisión no ha sido totalmente reportada. En un ca-
so, donde hay solo un extracto del razonamiento, los dos árbitros con-
cluyeron que el mero hecho de que un árbitro intervenga en dos casos
diferentes planteados contra el mismo Estado demandado no garanti-
zaba la descalificación “ante la ausencia de cualquier otra circuns-
tancia objetiva que demuestre que estos dos casos están relacionados
de tal forma que la decisión del árbitro en un caso podría afectar ma-
nifiestamente la confianza para ejercitar un juicio independiente, del
árbitro recusado, en el otro caso”. Además, en una Decisión sobre Ju-
risdicción en un caso CNUDMI, el tribunal arbitral, observando que el
Estado demandado había elegido al mismo árbitro en dos casos, sos-
tuvo que “el hecho de tener una designación conjunta no es, en si y
por sí misma, base para una recusación”.
En opinión de los árbitros no recusados, el mero hecho de te-
ner tres otras tres designaciones arbitrales por la misma parte no indi-
ca una manifiesta falta de independencia o imparcialidad por parte de
la árbitro Stern. En tal forma, no encuentran bases para inferir que la
recusada fuera, de modo alguno, influenciada en su decisión por el
hecho de sus múltiples designaciones por una parte. Por el contrario,
ha demostrado una conducta independiente de tal influencia. Notan,
del registro de casos del sitio web del Ciadi, que la recusada ha tenido
o tiene actualmente designaciones arbitrales en varias causas Ciadi,
Por ello, no puede afirmarse que sea dependiente de una o más partes,
dada su vasta práctica como árbitro en casos de inversiones. Además,
en cada uno de los dos casos en los que ella fue designada por Vene-
zuela; y donde ella a la fecha ha decidido, Vanessa y Brandes, la árbi-
tro Stern se ha sumado a unánimes decisiones preliminares rechazan-
do solicitudes hechas por Venezuela. Este hecho tiende a indicar que
la recusada ha sido designada en posteriores ocasiones por razón de su
independencia y no por lo contrario. Por todo ello, los árbitros no re-
cusados concluyen que la designación del árbitro Stern en las dos oca-
siones anteriores por Venezuela no demuestran una manifiesta falta
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 194
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

del juicio independiente e imparcial requerido por un árbitro bajo el


Convenio Ciadi257.
Por otra parte, resta considerar si esta conclusión es afectada
por el factor planteado por la demandante en sus observaciones adi-
cionales de que uno de los casos anteriores -Brandes- pudiera plantear
una cuestión legal relacionada, concretamente, la pregunta de si la Ley
Venezolana sobre la Promoción y Protección de Inversiones importa
una base para el consentimiento por parte de la demandada del arbitra-
je Ciadi. Esto, sostiene la demandante, se acomoda a la sección 3.1.5
de las Directrices de la IBA al estar la recusada sirviendo actualmente
como “árbitro en otro arbitraje en un asunto relacionado involucran-
do a una de las partes o a un afiliado de éstas”.
La demandante no alega que exista superposición entre los
hechos subyacentes en Brandes y en el presente caso, por lo que la re-
cusada se beneficiaría de conocer los hechos en el registro de Brandes
que pudieran no estar disponibles para el presente caso. En vez de
ello, alega una falta de imparcialidad basada en una superposición en-
tre los temas legales planteados en ambos casos. Específicamente,
alega, basado en un reporte de noticias presentado con sus observa-
ciones, que en el caso Brandes, la única base para invocar la jurisdic-
ción del Ciadi es la ley venezolana. Afirma que algunas de sus peti-
ciones en el presente arbitraje también descansan en la ley como base
para la jurisdicción del Ciadi, y que “es de conocimiento público que
la República de Venezuela asume la posición de que la Ley de Inver-
sión no expresa consentimiento para la jurisdicción del Ciadi”. Ya
que el tribunal arbitral en Brandes tendrá que fallar sobre su jurisdic-
ción primero, la demandante afirma que al hacerlo “equivaldrá a pre-
juzgar idénticas cuestiones presentadas en este caso, sin que los de-
mandantes tengan una oportunidad de discutir la cuestión antes de
que la Profesora Stern tome una decisión”. Venezuela observa que un
argumento similar ha sido rechazado en otros casos recientes del Cia-
di.

257
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 20-22.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 195
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Los árbitros no recusados opinan que el raciocinio detrás del


posible conflicto de intereses identificado en la sección 3.1.5 de las
Directrices de la IBA se relaciona a causas donde, por razón de la cer-
cana interrelación entre los hechos y las partes en los dos casos, el ár-
bitro ha, en efecto, prejuzgado la responsabilidad de una de las partes
en el contexto de una específica matriz fáctica. En tal forma, conside-
ran que no hay “prejuicio ni parcialidad donde el árbitro es llamado a
decidir circunstancias fácticas cercanas a aquellas examinadas pre-
viamente, pero entre diferente partes, e incluso menos aún donde es
llamado a determinar una cuestión legal sobre la que previamente ya
ha tomado una decisión”.
Los árbitros no recusados notan que este criterio también ha
sido adoptado en recientes decisiones sobre propuestas de recusación
dentro del Ciadi, cuyos resultados y algunos de sus fundamentos están
disponibles en el registro público, pero el texto completo no está dis-
ponible ni al público ni a los árbitros no recusados. Además, están de
acuerdo con la observación hecha en uno de esos casos, y reportada en
una publicación oficial del Ciadi, según la cual el “arbitraje de inver-
sión e incluso el arbitraje comercial se tornarían impracticables si un
árbitro fuese automáticamente descalificado sobre la mera base de
haber sido expuesto a asuntos legales o fácticos similares en arbitra-
jes simultáneos o consecutivos”.
Ni la árbitro Stern, ni los miembros del presente tribunal arbi-
tral, estarán vinculados en el presente caso por alguna decisión a la
que arribe el tribunal arbitral en el caso Brandes, sobre la cuestión de
la antes referida ley venezolana. Efectivamente, en esta etapa del pre-
sente procedimiento, sería prematuro hacer cualquier juicio sobre que
asuntos legales pueden ser alegados por las partes (y por ende de las
similitudes o diferencias entre el contexto sobre las cuestiones legales
que han de ser determinadas en ambos casos), ya que ninguna alega-
ción más que la petición de arbitraje ha sido hecha aún.
Los árbitros no recusados no consideran, con respecto a esto,
que haya una diferencia material entre la previa consideración de
asuntos de derecho internacional y de aquellos de la ley del estado an-
fitrión que puedan surgir para su determinación en el curso de los pro-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 196
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

cesos. Por ello, no aceptan la distinción aludida por la demandante en


sus observaciones adicionales, entre cuestiones de derecho internacio-
nal, al ser “genéricamente similar y recurrente en al arbitraje de inver-
sión”, y cuestiones de la ley del estado anfitrión. En cada caso, el tri-
bunal arbitral está legalmente obligado a arribar a su decisión de
acuerdo a la ley aplicable como la encuentre. Al determinar su juris-
dicción, el tribunal arbitral está obligado, por el artículo 25 del Con-
venio Ciadi, a establecer si “las partes hayan consentido por escrito
en someter al Centro”. Para decidir los méritos del caso, el tribunal
arbitral está obligado, por el artículo 42 del Convenio Ciadi, a decidir
“la diferencia de acuerdo con las normas de derecho acordadas por
las partes. A falta de acuerdo, el Tribunal aplicará la legislación del
Estado que sea parte en la diferencia, incluyendo sus normas de dere-
cho internacional privado, y aquellas normas de derecho internacio-
nal que pudieren ser aplicables”.
Respecto a la posición de la árbitro Stern, los árbitros no re-
cusados no tienen razón para dudar de su declaración, la cual señala
que “el hecho de si estoy convencida o no por una alegato depende
del valor intrínseco del argumento legal y no del número de veces que
escucho éste”. Así, los árbitros no recusados entienden que este tercer
fundamento de la recusación debe ser rechazado. Por todo lo cual la
recusación debe ser declarada infundada258.

Comentarios
Primero, el fallo asume correctamente que la “imparcialidad
de juicio” de los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi, en-
globa tanto al requisito de independencia como de imparcialidad del
árbitro.
Segundo, la decisión señala correctamente que ciertas rela-
ciones o circunstancias son de tal magnitud -individualmente o com-
binadas con otros factores- que su no revelación puede indicar por sí
misma una manifiesta falta de confianza en la imparcialidad de juicio
del árbitro (ver punto 2.3.).

258
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 22-25.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 197
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Tercero, el fallo entiende que la no revelación por parte del


árbitro recusado de sus dos previas designaciones llevadas a cabo por
Venezuela -Vanessa y Brandes-, al ser tal información de dominio
público -al estar publicada en la página web del Ciadi- y además ser
susceptible de inspección en el Registro de Peticiones de Arbitraje, no
afecta su independencia e imparcialidad, pues el árbitro solo empleó
su criterio común, dado que no podría ocultar información que está
públicamente disponible. Conviene recordar aquí que la obligación de
revelación del árbitro puede ser limitada en atención a la notoriedad, si
bien este factor debe ser analizado desde “los ojos de las partes” (ver
punto 2.3.).
Cuarto, la decisión señala correctamente, consciente de que
las Directrices de la IBA si bien útiles son solo una regla práctica, que
limitar las designaciones a un cierto número en un lapso de tiempo re-
sulta arbitrario. Además, múltiples designaciones por la misma parte
en casos no vinculados no generan la prevención del árbitro, pues és-
tas pueden ser consecuencia, precisamente, de su probada indepen-
dencia imparcialidad. En tal forma, las reiteradas designaciones arbi-
trales por la misma parte sólo afectarán la imparcialidad de juicio del
árbitro cuando (a) la posibilidad de continuas y regulares designacio-
nes -con sus consecuentes beneficios financieros259- puedan crear una
relación de dependencia o influenciar el juicio del árbitro y (b) exista
un riesgo significativo de que el árbitro pueda ser influenciado por
factores ajenos a los méritos del caso, como consecuencia de su cono-
cimiento de otros arbitrajes. El fallo concluye que las tres designacio-

259
Convergente con ello, resulta interesante la propuesta de emplear la propia
fuerza del mercado para proteger la independencia e imparcialidad del árbitro,
a través de tres canales: “Primero, la reputación profesional y los dichos de
boca a boca en el mercado arbitral pueden impactar la conducta del árbitro.
Segundo, otros estímulos basados en el mercado pueden crear un incentivo
para el comportamiento apropiado. Tercero, incentivos institucionales pueden
establecer guías para la conducta del árbitro y proveer incentivos para un
comportamiento apropiado como consecuencias adversas en caso contrario”
(Franck, Susan “The Role of International Arbitrators” en ILSA Journal of In-
ternational & Comparative Law, Volumen 12, Florida, 2006, pág. 516).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 198
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

nes en los tres últimos años no generan per se una manifiesta falta de
imparcialidad de juicio del árbitro, lo cual viene corroborado por los
fallos por unanimidad contrarios a Venezuela, emitidos en los dos ca-
sos en que fue designada previamente -Vanessa y Brandes-. Asimis-
mo, la decisión con respecto a la supuesta superposición de temas le-
gales en el caso Brandes y en la presente causa, señala correctamente
que no genera la descalificación del árbitro la simple exposición -
simultánea o consecutiva- a asuntos jurídicos o cuestiones fácticas si-
milares. Por contra, si será árbitro prevenido cuando -en ambos arbi-
trajes- la cercana relación entre los hechos y las partes, importe que
éste ya ha prejuzgado la responsabilidad de una parte sobre la base de
una específica matriz fáctica. Conviene aquí reiterar que si la recusa-
ción se basa únicamente en el hecho de que un árbitro es designado
por la misma parte que lo nombró en un arbitraje previo, ésta debe ser
rechazada porque ello sólo evidencia que el árbitro probó su capacidad
y experiencia en el primer arbitraje. Asimismo, una determinada posi-
ción -sustantiva o procesal- tomada en un arbitraje no debe descalifi-
car al árbitro para posteriores designaciones260. Por otra parte, si un
árbitro ha participado en un arbitraje conexo previo que involucraba a
una de las partes, y la decisión del tribunal efectivamente prejuzgó el
tema de la responsabilidad planteado por o contra una parte que no es-
tuvo implicada en el arbitraje anterior, entonces el árbitro debe ser
descalificado. Por contra, en ausencia de toda decisión previa que
pueda generar un prejuicio desfavorable del árbitro, su participación
en un arbitraje conexo no genera su descalificación261.

1.13. OPIC Karimum Corporation con República Boliva-


riana de Venezuela
En el caso OPIC Karimum Corporation con República Boli-
variana de Venezuela -decisión del 5 de Mayo 2011- el árbitro desig-
nado por la demandada (Philippe Sands), fue recusado por la deman-

260
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 236.
261
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 237.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 199
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

dante dada la supuesta afectación de su imparcialidad de juicio e inde-


pendencia.
En atención a la diversidad de actos practicados en la presen-
te recusación, los analizaremos a continuación esquemáticamente262.

Antecedentes fácticos
El 28 de mayo del 2010, OPIC Karimum Corporation (Pana-
má), presentó una solicitud de arbitraje, bajo el Convenio Ciadi, co-
ntra la República Bolivariana de Venezuela.
El 15 de marzo de 2010, el Ciadi registró la solicitud de arbi-
traje, conforme al artículo 36, inciso 3, del Convenio Ciadi.
En su solicitud de Arbitraje, la demandante propuso que el
tribunal arbitral sea de tres árbitros, conforme al artículo 37, inciso 2,
literal b, del Convenio Ciadi, uno designado por la demandante, otro
designado por la demandada, y el presidente designado por acuerdo de
las partes.
Al no haber un acuerdo entre las partes respecto al método de
designación, la demandante, a través de carta del 17 de agosto del
2010, informó al Centro que, conforme a la regla 2, inciso 3, de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi, eligió la formula prevista en el artículo
37, inciso 2, literal b, del Convenio Ciadi. Asimismo, la demandante
designó al argentino Guido Santiago Tawil como árbitro.
El 28 de agosto del 2010, la Secretaría informó a las partes
que el árbitro Tawil había aceptado su designación y circuló copia de
su declaración firmada del 17 de Agosto del 2010, conforme a la regla
6, inciso 2 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi.
El 14 de septiembre del 2010, la demandada designó al fran-
co-británico Philippe Sands como árbitro.
El 23 de septiembre del 2010, la Secretaría informó a las
partes que el árbitro Sands había aceptado su designación y circuló

262
Ver “Decision on the Proposal to Disqualify Professor Philippe Sands, Ar-
bitrator” (OPIC Karimum Corporation con República Bolivariana de Vene-
zuela) publicada en italaw.com, págs. 1-20.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 200
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

una copia de su declaración firmada, conforme a la regla 6, inciso 2 de


las Reglas de Arbitraje del Ciadi, y de su declaración adjunta.
Mediante carta del 4 de octubre del 2010, la demandante pi-
dió al árbitro Sands el esclarecimiento de dos puntos contenidos en su
declaración presentada conforme a la regla 6, inciso 2 de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi: (i) sus designaciones por el bufete de la demanda-
da, Curtis Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP; y (ii) sus designaciones
por la demandada (Venezuela).
El 5 de octubre del 2010, el árbitro Sands respondió a las
preguntas de la demandante263.
Ante la ausencia de un acuerdo entre las partes sobre el presi-
dente del tribunal arbitral, el 30 de noviembre del 2010, la Secretaria
General informó a éstas que pretendía proponer al Director que desig-
nara al australiano Doug Jones como el presidente del tribunal. La Se-
cretaria General confirmó que el Director procedería con su designa-
ción al no haber objeción ninguna de las partes.
El 5 de enero del 2011, se informó a las parte que los tres ár-
bitros habían aceptado sus designaciones y que, por ende, conforme a
la regla 6 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, a partir de esa fecha el
tribunal arbitral se consideraba constituido y el procedimiento inicia-
do.
Una copia de la declaración del árbitro Jones, conforme a la
regla 6, inciso 2 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, fue circulada a
las partes.
En su declaración adjunta, presentada -el 21 de septiembre de
2010- conforme a la regla 6, inciso 2 de las Reglas de Arbitraje del
Ciadi, el árbitro Sands reveló lo siguiente: “Por lo que sé, no estoy
consciente de cualquier relación pasada o presente profesional, de ne-
gocios u otro tipo con el demandante o con el demandado. En los úl-
timos tres años, he sido designado para servir como árbitro en otros
dos casos Ciadi por una parte que es representada por la firma legal
Curtis Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP. Ambos casos se encuentran
pendientes.

263
Ver “Decision on…”, ob. cit., pág. 2.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 201
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

En los últimos tres años, he sido designado para servir como


árbitro por la República Bolivariana de Venezuela en dos casos rela-
cionados, ninguno de los cuales se encuentra pendiente: en el primer
caso (bajo las reglas de arbitraje de Nueva Escocia) el tribunal no ha
sido completamente constituido y parece encontrarse suspendido, en
el otro (bajo las Reglas de la CNUDMI) el tribunal falló, por decisión
unánime, que no tenía jurisdicción. Desde la primera vez que acepté
una designación como árbitro en un caso Ciadi, en el 2007, me he
rehusado a aceptar cualquier nueva instrucción de actuar como aboga-
do en cualquier nuevo arbitraje de tratado de inversión bajo el Conve-
nio Ciadi. No soy consciente de alguna circunstancia que pudiera cau-
sar que mi juicio independiente sea cuestionado por una parte264.
El 18 de octubre del 2010, antes de la constitución del tribu-
nal arbitral, la demandante recusó al árbitro Sands, siguiendo la regla
9, inciso 1, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, argumentando que sus
designaciones por parte de Curtis Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP y
de Venezuela, manchaban su independencia en este asunto e indicaban
una manifiesta falta de capacidad de inspirar plena confianza en su
imparcialidad de juicio, como lo exigen los artículos 14, inciso 1, y 57
del Convenio Ciadi.
Mediante carta del 5 de enero del 2011, luego de la constitu-
ción del tribunal arbitral, la Secretaria General invitó a la demandante
a confirmar si es que pretendía continuar con su recusación. El 17 de
enero del 2011, la demandante confirmó ello y presentó una copia co-
rregida de su carta del 18 de octubre del 2010, modificada para refle-
jar: (1) que la información en la carta anterior “relativa a la aludida
unificación de la República Bolivariana de Venezuela y de la Repúbli-
ca de Bolivia era incorrecta” y (2) “para reflejar información adicional
que ha llamado la atención del OPIC en el ínterin, relativa a la co-
nexión y filiaciones entre Bolivia y Venezuela”.
El 20 de enero del 2011, el presidente del tribunal arbitral,
previa consulta con el árbitro Tawil, estableció un plazo para que las
partes ingresen sus observaciones y para que el árbitro Sands alcance

264
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 3-4.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 202
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

una explicación, conforme a la regla 9 de las Reglas de Arbitraje del


Ciadi.
Alegatos de la demandante.- La demandante sostiene que los
estándares bajo los artículos 14 y 57 del Convenio Ciadi exigen que
los árbitros sean tanto imparciales como independientes. Entiende
además que el requerimiento de imparcialidad implica la “ausencia de
prejuicio o predisposición hacia una de las partes”. Asimismo, alega
la demandante que no es necesario probar una predisposición real o
conflicto de interés, sino más bien “lo que importa es que la apariencia
de predisposición o de un conflicto es suficiente a los ojos de una ter-
cera persona razonable e informada que se encuentra en la posición de
parte que recusa al árbitro”. La demandante sostiene además que la
“duda razonable sobre la independencia o imparcialidad de un árbitro
es, entonces, suficiente para alcanzar el estándar manifiesto…”265.
La demandante hace referencia a los estándares establecidos
en las Directrices de la IBA. Reconoce que éstas no son vinculantes,
pero si poseen una autoridad persuasiva, también en los arbitrajes del
Ciadi. La demandante se apoya, en particular, en las Secciones 3.1.3 y
3.3.7 de la “Lista Naranja” de las Directrices de la IBA. La primera
estipula que pueden surgir dudas justificadas sobre la imparcialidad o
independencia de un árbitro cuando éste ha sido designado por una
parte dos o más veces dentro de los tres últimos años. En tanto, la se-
gunda establece que tales dudas pueden también surgir cuando un ár-
bitro ha recibido más de tres designaciones por el mismo abogado de-
ntro de los últimos tres años.
La demandante alega que el árbitro Sands, actualmente, se
encuentra en seis casos Ciadi pendientes, de los cuales, ha recibido
tres designaciones por parte de Curtis Mallet-Prevost, Colt & Mosle
LLP. Asimismo, participó en ocho arbitrajes de tratado en los últimos
tres años, de los cuales, cinco designaciones han provenido de la de-
mandada o de Curtis Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP. Además, el
árbitro Sands revela de forma pública solo nueve arbitrajes en total de

265
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 4-5.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 203
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

los que ha participado, en los que cinco designaciones han provenido


de la demandada o de Curtis Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP.
La demandante argumenta que la designación del árbitro
Sands, en este caso, estaría en el límite de exceder las pautas de la
“Lista Naranja” de forma individual, y cuando se ve en combinación,
como es apropiado bajo las circunstancias a la luz de los muchos pun-
tos de conexión entre el árbitro Sands, la demandada y sus abogados.
La aludida designación, en efecto, excede el límite de la Lista Naranja,
dando origen a dudas justificadas que podrían llevar a una persona in-
formada y razonable a concluir que la designación es inapropiada bajo
estas circunstancias.
Específicamente, afirma la demandante que si se le permite a
Philippe Sands continuar actuando como árbitro en este procedimien-
to, habrá sido designado en cinco arbitrajes dentro de los últimos tres
años tanto por Curtis Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP o por la de-
mandada, lo cual representa más de la mitad de sus designaciones pú-
blicamente reveladas. Asimismo, esto representa seis instancias de
designación del árbitro Sands por la demandada o por Curtis Mallet-
Prevost, Colt & Mosle LLP266.
La demandante alega que a la demandada le gustaría que el
tribunal arbitral ignore las matemáticas involucradas porque éstas no
están a su favor. Más permanece el hecho que las múltiples designa-
ciones por la misma parte o abogados crean un potencial de una inde-
bida influencia y una ventaja injusta para la parte o abogado que de-
signa al árbitro. Afirma además que estas designaciones sugieren que
existe, por lo menos, una continua relación profesional y de negocios
entre el árbitro Sands y la firma Curtis Mallet-Prevost, Colt & Mosle
LLP, así como una previa relación entre éste y la demandada. En par-
ticular, no se puede confiar en que el árbitro Sand ejercite un juicio
independiente pues está comprometido con la demandada y con la
firma legal de ésta, en razón del importante número de sus designa-
ciones arbitrales (y, presumiblemente, también de su compensación).

266
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 5-6.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 204
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

En particular, la demandante se apoya en cuatro criterios em-


pleados en Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A., e In-
terAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argentina, los cuales
entiende que muestran las alegadas conexiones entre el árbitro Sands y
la demandada, dando origen a una manifiesta falta de independencia e
imparcialidad.
El primer criterio aludido es el de proximidad de la conexión.
Sostiene el demandante que, en virtud de su designación, la conexión
entre el árbitro Sands, la demandada y sus abogados es directa267.
El segundo criterio es el de intensidad o frecuencia de cual-
quier interacción. Afirma la demandante que las conexiones alegadas
demuestran una frecuencia de interacción y contacto entre el árbitro
Sands, la demandada o sus abogados. Así, “El Profesor Sands parece
confiar en el Demandado o sus abogados para un monto substancial de
sus designaciones arbitrales”. Además, el “criterio de proximidad e in-
tensidad/frecuencia sugiere que el Profesor Sands tendría una fuerte
razón para ser parcial con respecto a la posición del Demandado en es-
te arbitraje”.
El tercer criterio aludido es el grado de dependencia de un
árbitro respecto de una parte para algún beneficio. La demandante
reconoce que los dos otros casos en los que el árbitro Sands fue desig-
nado por Venezuela han concluido o están inactivos. Sin embargo,
alega que, en virtud de sus designaciones realizadas por la demandada
o sus abogados, “el Profesor Sands deriva un beneficio o ventaja di-
recta y financiera, y parece ser dependiente del Demandado o de sus
abogados como resultado de sus presuntas conexiones”. Además, la
demandante afirma que resulta obvio que su compensación financiera
como un árbitro Ciadi es suficientemente impactada por las repetidas
designaciones llevadas a cabo por la demandada y por la firma Curtis
Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP. Sostiene además que esto crea una
apariencia de dependencia, así como también un incentivo financiero,
lo cual genera la preocupación de no poder confiar en la imparcialidad
de juicio del árbitro.

267
Ver “Decision on…”, ob. cit., pág. 7.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 205
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

La demandante alega que “estos hechos sugieren la posibili-


dad de una dependencia o conflicto (…) en la medida que exista la po-
sibilidad de que el Profesor Sands tenga un incentivo financiero para
continuar tomando decisiones que beneficien a los clientes de la firma
Curtis Mallet, incluyendo al Demandado, para asegurar que será se-
leccionado por esa firma y sus clientes como árbitro en asuntos futu-
ros”. Afirma además que el conjunto de designaciones realizadas por
la demandada y por la firma Curtis Mallet-Prevost, Colt & Mosle
LLP, con los consecuentes incentivos financieros y de otra índole, dan
lugar a dudas justificadas con respecto a su capacidad de llegar a un
juicio libre e independiente.
La demandante reconoce que en la declaración del árbitro
Sands se menciona su actuación como árbitro en casos que no son del
Ciadi y que no pueden ser revelados. Sin embargo, ésta argumenta que
no puede esperarse que la demandante evalúe profundamente, especu-
le o adivine cuántas designaciones arbitrales no han sido reveladas. La
afirmación de la demandante de que el árbitro Sands no posee mani-
fiesta independencia o imparcialidad se encuentra basada y limitada a
sus designaciones públicas o a las reveladas por éste.
El cuarto criterio es la materialidad o importancia de tales
beneficios. La demandante argumenta que las conexiones son materia-
les y afectan significativamente la compensación que el árbitro Sands
recibe como árbitro, particularmente dada su declaración relativa a su
retiro del ejercicio como abogado en arbitrajes Ciadi. La demandante
sostiene que en la evaluación de la materialidad del ingreso recibido
por las designaciones de la demandada o de Curtis, Mallet-Prevost,
Colt & Mosle LLP, “cualquier caso no revelado y afirmaciones sobre
el ingreso derivado de ellas, deberá quedar fuera de la consideración
de los árbitros no recusados”268.
Por otra parte, la demandante afirma que el importante apoyo
financiero provisto por Venezuela a Bolivia y la considerable influen-
cia de la primera en el gobierno de la segunda, crea la apariencia de
una conexión muy cercana y afiliación entre ambas naciones.

268
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 8-9.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 206
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Reconoce la demandante que la información sobre tal apoyo


financiero está basada en información insuficientemente detallada, pe-
ro se basa en las siguientes afirmaciones para fundamentar lo que sos-
tiene:
“Venezuela está apoyando financieramente a la República de
Bolivia en sus planes de nacionalización, especialmente con respecto a
la industria petrolera…” así como el financiamiento de otros proyec-
tos.
De acuerdo con los cables obtenidos por Wikileaks, “Vene-
zuela estaba interfiriendo generalmente en los asuntos internos de Bo-
livia”.
Venezuela y Bolivia se encuentran en el grupo de naciones
que acordaron implementar una sola moneda regional llamada el “Su-
cre.”
La demandante afirma que esta afiliación entre Venezuela y
Bolivia “significa que el otro caso del CIADI en el que el Profesor
Sands fue sido designado por Bolivia dentro de los últimos tres años
debe considerarse como un punto de conexión adicional entre él y el
Demandado”.
En conclusión, afirma la demandante que “en una situación
como ésta, donde el 50 por ciento (o incluso los dos tercios cuando se
considera la conexión entre Bolivia y Venezuela) de las designaciones
de un árbitro proceden de una firma legal o de un estado”, existe una
considerable apariencia de dependencia respecto de la demandada y
sus abogados. Esto, supuestamente “indica una manifiesta falta de las
cualidades requeridas por el párrafo (1) del Artículo 14…”269.
Alegatos de la demandada.- La demandada afirma que bajo
los artículos 14 y 57 del Convenio Ciadi, el estándar aplicable a las
propuestas de recusación es el de una “manifiesta” falta de indepen-
dencia o imparcialidad. Señala además que una recusación debe basar-
se en hechos objetivos que, desde el punto de vista de una tercera per-
sona razonable e informada, demuestren evidente y claramente, una
manifiesta falta de las cualidades antes descritas.

269
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 9-10.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 207
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

La demandada afirma que las Directrices de la IBA “son solo


una guía, y no son obligatorias en los procedimientos del CIADI” y
que, aún cayese una situación en la Lista Naranja, la descalificación
no es automática. Dado que también es necesaria la existencia de otros
elementos objetivos “los cuales, a la vista de una tercera parte razona-
ble e informada, muestren de forma evidente que al árbitro en cuestión
le falte independencia o imparcialidad”.
En la opinión de la demandada, “está claro que no existe nin-
guna evidencia objetiva que pueda llevar a una tercera parte indepen-
diente e informada a concluir que es claro, evidente y obvio que la in-
dependencia e imparcialidad del Profesor Sands debiera ser cuestiona-
da por virtud de sus designaciones”270.
Como primer punto, la demandada afirma que la demandante
está inflando para su conveniencia el porcentaje de las designaciones
del árbitro Sands por parte de Venezuela y por Curtis, Mallet-Prevost,
Colt y Mosle LLP. Observa así que de los siete casos del Ciadi en los
que el árbitro Sands fue designado, “él había sido designado por el
Demandado o por los clientes de Curtis en solo tres ocasiones (en dos
por los clientes de Curtis y en una, OPIC, por el Demandado) - y no
en cuatro ocasiones”. En consecuencia, “si el propósito es determinar
el porcentaje real de los casos del Ciadi en los que el Demandado o los
clientes de Curtis han designado al Profesor Sands como árbitro, tal
porcentaje sería del 42 por ciento, y no del 50 por ciento, ni cercano al
50 por ciento”. Afirma también Venezuela que la demandante, cuando
toma en cuenta el número de designaciones reveladas por el árbitro
Sands, exagera en sus argumentos al contar una misma designación
dos veces.
La demandada argumenta que, de cualquier forma, “el uso ar-
tificial de porcentajes no constituye una evidencia objetiva para de-
terminar si una persona disfruta de las cualidades requeridas para ser-
vir como árbitro en un procedimiento del CIADI…”.
Señala además Venezuela que la demandante crea una nueva
situación que no está contenida en las Directrices de la IBA y “con-

270
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 10-11.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 208
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

funde el origen de las designaciones al añadir los casos en los que el


Demandado y los clientes de Curtis han designado al Profesor Sands
en procedimientos arbitrales en general”. Afirma también que “para
apoyar este argumento, el Demandante especula -sin ningún conoci-
miento real- que el Profesor Sands no se encuentra participando en al-
gún otro procedimiento arbitral que no sea público o que no ha sido
revelado por el Profesor Sands en su declaración…”.
La demandada plantea que, incluso si la presente situación
cae dentro de la sección 3.1.3 de la Lista Naranja de las Directrices de
la IBA -a través de la designación del árbitro Sands por Venezuela en
el arbitraje comercial de Nueva Escocia y en el caso de las Reglas de
Arbitraje de la CNUDMI, relacionado- “esto no prueba nada más allá
del hecho que existe una situación que activa la revelación”. Afirma
además que la demandante “no ofrece ningún otro hecho objetivo o
evidencia que pueda llevar a una tercera parte razonable e informada a
concluir que está claro, es obvio y evidente que, como resultado de las
designaciones del Profesor Sands por el Demandado y los clientes de
Curtis en procedimientos previos, se deba dudar de su imparcialidad o
independencia en el presente caso. Por otra parte, los hechos objetivos
prueban que las acciones del Profesor Sands en esos casos, y en otros
donde ha participado, han sido totalmente independiente e imparcia-
les”271.
Venezuela alega que la demandante hace “injuriosas especu-
laciones”, pero no ofrece ninguna evidencia objetiva de que el árbitro
Sands tenga algún incentivo financiero para continuar tomando deci-
siones que beneficien a los clientes de la firma Curtis, Mallet-Prevost,
Colt y Mosle LLP -incluida aquí a la demandada-, a fin de asegurarse
que será designado como árbitro, por esa firma y sus clientes, en asun-
tos futuros. Señala además, la demandada, que “los tribunales del
CIADI anteriormente han descartado especulaciones similares en pro-
puestas de descalificación”.
La demandada alega que “es completamente inapropiado
hacer acusaciones que apunten a la existencia de ‘incentivos financie-

271
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 11-12.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 209
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ros’ sin ninguna evidencia objetiva”. Afirma que, en cualquier caso,


“hay evidencia suficiente para concluir que el Profesor Sands no de-
pende económicamente de las designaciones del Demandado o de
Curtis”. En particular, la demandada observa las otras actividades pro-
fesionales del árbitro Sands referidas en su curriculum vitae y afirma
que “no podemos sino que asumir que el Profesor Sands recibe remu-
neraciones económicas por actividades diferentes a su participación
como árbitro en los casos del CIADI”.
La demandada sostiene que la sección 3.3.7 de la Lista Na-
ranja de las Directrices de la IBA no es aplicable porque los clientes
de Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP, no han designado a Phi-
lippe Sands como árbitro en más de tres casos. Alega además que,
ciertamente, la demandante reconoce que éste es el caso.
La demandada cuestiona la opinión de la demandante de que
los cuatro criterios usados en Suez, Sociedad General de Aguas de
Barcelona S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con
Argentina se encuentran aquí272.
Respecto a la proximidad de la conexión afirma que, cual-
quier conexión entre el árbitro Sands y la demandada o Curtis, Mallet-
Prevost, Colt & Mosle LLP “se encuentra limitada a su designación
para actuar como juzgador en disputas contra terceras partes”. Alega
además que “como fue recientemente establecido en una decisión del
CIADI, ‘…múltiples designaciones como árbitro por la misma parte
en casos no relacionados resultan neutrales, ya que en cada caso, el
árbitro ejercita la misma función arbitral independiente’”.
Sobre la intensidad o frecuencia de cualquier interacción la
demandada señala que “es insostenible afirmar que la relación entre el
Demandado y/o Curtis y el Profesor Sands sea ‘intensa’”. Las co-
nexiones con respecto a la demandada y a Curtis, Mallet-Prevost, Colt
& Mosle LLP se encuentran limitadas a designaciones en dos casos,
en los que hubo “una consulta sobre su disponibilidad para servir co-
mo árbitro, y en uno de esos casos, la participación vía conferencia te-
lefónica en la primera sesión del tribunal”.

272
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 12-13.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 210
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

En lo relativo al grado de dependencia de un árbitro respecto


de una parte para algún beneficio, la demandada sostiene que la de-
mandante no ha proporcionado ninguna evidencia objetiva que lleve a
una tercera persona razonable e informada a concluir que el árbitro
Sands es financieramente dependiente de la demandada y/o de Curtis,
Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP.
Respecto a la materialidad o importancia de tales beneficios,
afirma la demandada que, si todas las actividades del árbitro Sands
son tomadas en consideración, su participación en dos casos activos (o
tres, contando a OPIC), no pueden ser consideradas como de impor-
tancia273.
Por otra parte, respecto a la supuesta relación de Venezuela
con Bolivia, la demandada sostiene que la “Propuesta del Demandante
se encuentra basada en pura especulación de dependencia económica
y argumenta, sin ningún soporte factual o legal, que la República Bo-
livariana de Venezuela y el Plurinacional Estado de Bolivia no son Es-
tados soberanos e independientes”. De acuerdo a la demandante, “las
especulaciones de dependencia económica han sido completamente
refutadas por el Profesor Sands en los Comentarios, y la base fáctica
empleada por el Demandante para sustentar su argumento de unifica-
ción no es más que una mala broma de internet hecha en el Día de los
Inocentes de los Estados Unidos (sic) de América”.
Explicación del árbitro recusado.- En su explicación del 17
de febrero del 2011, el árbitro Sands refutó el alegato de la demandan-
te de que no puede confiarse en su imparcialidad de juicio porque se
encuentra obligado con la demandada y la firma legal de ésta dado el
número significante de sus designaciones arbitrales (y por ello, pre-
sumiblemente, de su compensación)”.
Específicamente, el árbitro Sands confirma que: (i) tiene el
cargo de profesor de derecho en el University College en Londres, y
que por ese rol, recibe un salario y una pensión; (ii) recibe ingresos
adicionales de escritos académicos y otros; (iii) es un abogado en ejer-
cicio, y en tal condición actúa como abogado en ocho de los dieciséis

273
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 13-14.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 211
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

casos en la Corte Internacional de Justicia, así como en un número de


arbitrajes inter-estatales ante la Corte Permanente de Arbitraje y otras
instituciones arbitrales, y actúa para más de veinte clientes diferentes
y firmas legales; (iv) ejerce como árbitro en procesos arbitrales -no
revelables- que no son del CIADI; (v) nunca ha sido instruido sobre
ningún asunto por la demandada, o por la firma legal que la represen-
ta; y, (vi) niega instrucciones y designaciones arbitrales en una canti-
dad mayor de casos de los que acepta.
Explica también el árbitro Sands que durante el 2010, “la
proporción del ingreso total que obtuvo por participar como árbitro
fue menos que el 5.89%”. Y en tal forma, la afirmación de que se en-
cuentra obligado con la demandada y la firma legal de ésta en razón
de su compensación, no posee respaldo ninguno274.
En lo relativo a las dos designaciones llevadas a cabo por la
demandada, el árbitro Sands señala que éstas se relacionan con los
mismos hechos que, efectivamente, son el mismo caso, ya que el tri-
bunal arbitral en la causa sometida a las reglas de arbitraje de Nueva
Escocia nunca se constituyó y nunca reclamó ningún pago, y fue su-
cedido por el caso de la CNUDMI en el que la jurisdicción fue unáni-
memente rechazada basándose en que el fórum apropiado era el del
Ciadi.
Sostiene además el árbitro Sands que “la sugerencia de que
Bolivia y Venezuela no son Estados soberanos e independientes es in-
correcta de forma legal y fáctica” y que habiendo cuidadosamente re-
visado las observaciones de ambas partes, y teniendo en cuenta los
hechos y los estándares aplicados, “No tengo dudas sobre mi indepen-
dencia o imparcialidad al aceptar una designación…, y continuo sin
tenerla el día de hoy”275.

Decisión de los árbitros no recusados


Para que prospere la recusación de la demandante contra el
árbitro Sands, ésta debe establecer una manifiesta falta por parte de

274
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 14-15.
275
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 15-16.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 212
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

este último de ejercer un juicio independiente y razonable en esta cau-


sa. Como se señaló en Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona
S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argentina,
una lectura de las versiones en inglés y en castellano del artículo 14,
inciso 1, del Convenio Ciadi, exige que los dos estándares de inde-
pendencia e imparcialidad sean aplicados para determinar, a efectos de
la recusación, si el árbitro Sands carece de forma “manifiesta” de la
cualidad de ser una persona que inspire plena confianza en cuanto a su
“imparcialidad de juicio”.
Sin embargo, existe una carga relativamente pesada para
aquellos que buscan recusar a los árbitros del Ciadi. El requisito del
Convenio Ciadi de que la falta de independencia sea “manifiesta”,
exige que esta falta sea establecida clara y objetivamente. Así, no es
suficiente con el mostrar una apariencia de falta de imparcialidad o
independencia.
Las decisiones sobre recusación de árbitros del Ciadi basadas
en múltiples designaciones de un árbitro, por una parte o sus aboga-
dos, representa un número pequeño de las decisiones sobre recusación
públicamente disponibles, en comparación a otros argumentos para la
recusación.
Hemos revisado con interés la decisión de los árbitros no re-
cusados en el caso Tidewater. Éstos en aquella decisión sugieren que,
múltiples designaciones como árbitro por la misma parte en casos no
relacionados, resultan un factor neutral en las consideraciones relevan-
tes para una recusación. Nosotros no estamos de acuerdo. En nuestra
opinión, múltiples designaciones de un árbitro por una parte o sus
abogados, constituye una consideración que debe tomarse en cuenta
cuidadosamente en el contexto de una recusación. En un ambiente
donde las partes tienen la capacidad de elegir los árbitros, se puede
dañar la confianza que los inversionistas y los Estados tienen en la ins-
titución que permite la resolución de sus controversias, pues ésta pue-
de ser adversamente afectada por la percepción de que múltiples de-
signaciones del mismo árbitro por una parte o sus abogados provenga
de una relación de familiaridad y confianza que resulta adversa al re-
querimiento de independencia establecido por el Convenio Ciadi. La
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 213
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

sugerencia de los árbitros no recusados en Tidewater de que las múlti-


ples designaciones de un árbitro se pueden explicar por la percepción
de la parte sobre la independencia y competencia del frecuentemente
designado árbitro resulta, en nuestra opinión, no persuasiva. En un
ambiente de resolución de controversias, la elección por una parte de
un árbitro involucra una decisión forense, que está claramente relacio-
nada a un cálculo por parte de ésta y sus abogados, de las posibilida-
des de éxito en la controversia. En nuestra opinión, las múltiples de-
signaciones de un árbitro son una indicación objetiva de la percepción
que tienen las partes y sus abogados de que el resultado de la contro-
versia es más probable que sea exitoso con el árbitro varias veces de-
signado, en vez de lo contrario276.
El problema de las múltiples designaciones originó una pre-
ocupación sobre la independencia e imparcialidad del árbitro que se
reflejó en las Directrices de la IBA. La Lista Naranja de las Directri-
ces provee una enumeración no exhaustiva de situaciones específicas,
las cuales, dependiendo de los hechos del caso en particular, pueden
dar origen a dudas justificadas sobre la imparcialidad o independencia
de un árbitro. Es exigida la revelación de las circunstancias que caen
dentro de la Lista Naranja. Ésta última incluye circunstancias en las
que un árbitro ha sido desinado como tal dentro de los últimos tres
años en dos o más ocasiones por una de las partes, o donde el árbitro,
dentro de los últimos tres años, ha recibido más de tres designaciones
por los mismos abogados o la misma firma legal. Aceptamos que las
Directrices de la IBA no son conclusivas para el propósito de la deci-
sión que debemos emitir en esta recusación, y que los ejemplos conte-
nidos en éstas no son exhaustivos ni decisivos en sí mismos respecto a
si los estándares de imparcialidad e independencia de los árbitros, es-
tablecidos en las Directrices, han sido satisfechos. Sin embargo, las
Directrices de la IBA indican que múltiples designaciones representan
un tema relevante para la imparcialidad e independencia y, en nuestra
opinión, tienen razón en ello.

276
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 16-17.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 214
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Que este sea el caso en arbitraje comercial internacional, en


nuestra opinión, sugiere que tal requerimiento de imparcialidad e in-
dependencia también se aplica en las controversias Inversionista-
Estado, donde la necesidad de independencia es igual de grande.
Por ello, hemos enfocado nuestra consideración de la pro-
puesta de la demandante para descalificar al árbitro Sands en el fun-
damento que, las múltiples designaciones de un árbitro por una parte o
sus abogados es un factor que, contrario a la opinión expresada en Ti-
dewater, puede llevar a la conclusión de que resulta manifiesto que no
se pueda confiar en el árbitro para que ejercite un juicio independien-
te, como lo requiere el Convenio Ciadi.
El árbitro Sands tiene dos previas designaciones realizadas
por la demandada, pero éstas se relacionan a los mismos hechos, los
cuales se refieren, efectivamente, al mismo caso. Como explica el ár-
bitro recusado, el tribunal arbitral en el caso bajo las reglas de arbitra-
je de Nueva Escocia, nunca fue constituido y fue sucedido por el caso
bajo las reglas de la CNUDMI, en el cual, la jurisdicción fue unáni-
memente rechazada en base al fundamento de que el fórum apropiado
era el del Ciadi. Por ello, somos de la opinión de que las múltiples de-
signaciones del árbitro Sands por la demandada, no presentan un pro-
blema con respecto a su independencia en este caso277.
Como hemos señalado, los ejemplos contenidos en las Direc-
trices de la IBA sobre las múltiples designaciones, y los periodos de
tiempo dentro de los cuales se realizan, no son vinculantes para noso-
tros ni decisivos por sí mismos para determinar la imparcialidad o in-
dependencia bajo tales Directrices. En cualquier caso, no creemos que,
en esta situación, haya un fundamento para considerar solas las múlti-
ples designaciones del árbitro Sands por parte de la demandada, como
suficientes para demostrar la manifiesta falta de las cualidades reque-
ridas para que la recusación de la demandante tenga éxito.
Ahora, queda el problema de las designaciones del árbitro
Sands por los abogados de la demandada, Curtis, Mallet-Prevost, Colt
& Mosle LLP. La posición, aquí, es que el árbitro Sands ha sido de-

277
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 17-18.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 215
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

signado en dos casos no relacionados que han involucrado a Turkme-


nistán. De nuevo, estas dos designaciones por los abogados de la de-
mandada, en nuestra opinión, no alcanzan el nivel de múltiples desig-
naciones que demostrarían, por sí mismas, la manifiesta falta de inde-
pendencia que es requerida para que una recusación sea exitosa con-
forme al Convenio Ciadi.
Los alegatos de las partes relativos a los cuatro criterios esta-
blecidos en el caso Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona
S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A. con Argentina,
han sido cuidadosamente considerados por nosotros. Estos son crite-
rios útiles pero no necesariamente aplicables en una variedad de cir-
cunstancias, y la utilidad de su aplicación a una recusación basada
únicamente en múltiples designaciones es, en nuestra opinión, limita-
da.
Además, no estamos persuadidos por las alegaciones de la
demandante sobre la afirmada dependencia financiera del árbitro
Sands respecto de la demandada o sus abogados. Resulta claro que el
árbitro Sands posee importantes e independientes fuentes de ingreso
no vinculadas a sus honorarios derivados de designaciones como árbi-
tro en arbitrajes de inversión. Aún asumiendo que este criterio pudiera
ser útil para realizar un juicio sobre su independencia, el material pro-
visto no establece dependencia significativa alguna del árbitro recusa-
do con los ingresos derivados de tales designaciones.
Además, no nos persuade que el material provisto por la de-
mandante sobre la relación entre Bolivia y Venezuela apoye la suge-
rencia de la demandante de que las designaciones del árbitro Sands
por Bolivia deban ser consideradas cuando se valore su independencia
o imparcialidad en el presente caso. Siguiendo esto, no consideramos
relevante cualquier designación del árbitro Sands por Bolivia en pro-
cedimientos no vinculados. Por todo lo cual la recusación debe ser de-
clarada infundada278.

Comentarios

278
Ver “Decision on…”, ob. cit., págs. 18-20.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 216
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Primero, la decisión asume correctamente que la “imparciali-


dad de juicio” de los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi,
engloba tanto al requisito de independencia como aquel de imparciali-
dad del árbitro.
Segundo, el fallo señala -con un criterio opuesto al del caso
Tidewater- que las múltiples designaciones arbitrales en casos no rela-
cionados deben ser tomadas en cuenta con motivo de una recusación,
pues la relación de confianza y familiaridad que resulta de ello devie-
ne adversa a la imparcialidad de juicio requerida por el árbitro. La de-
cisión entiende que las múltiples designaciones del árbitro son una in-
dicación objetiva de que las partes perciben una mayor probabilidad
de éxito en su controversia con el árbitro usualmente designado y no
lo contrario. Conviene recordar aquí que no son las designaciones por
sí mismas las que generan la prevención del árbitro, sino el efecto que
causan sobre su independencia e imparcialidad, sin importar que se
trate de casos vinculados o no.
Por ello, si un árbitro ha sido frecuentemente designado por
la misma parte, a la que conoce bien y de quien ha obtenido conside-
rables honorarios279, entonces tal circunstancia puede generar su des-
calificación, en razón de que el volumen de los honorarios y la subor-

279
Por ejemplo, la Corte de Apelación de Paris, en el asunto SA Serf contra
Societé DV Construction, del 29 de enero de 2004, en el cual una sociedad
constructora del grupo Bouygues (DV Construction) había designado, desde
1994, al mismo árbitro en 51 arbitrajes en los que dicho grupo fue parte -una
media de seis arbitrajes por año-, hecho que no fue revelado por el árbitro a la
oficina técnica de subcontratación (Serf), señaló que tal circunstancia había
creado una “corriente de negocios entre [el árbitro] y una de las partes”, evi-
denciada por el carácter sistemático de las designaciones, por la frecuencia y
regularidad de éstas en el tiempo, y por el hecho de que las clausulas arbitrales
contenidas en los contratos de subcontración designaban al mismo árbitro.
Justificándose así la anulación del laudo (Henry, Marc “Note: SA Serf c/ So-
cieté DV Construction” en Revue de L´arbitrage, Número 3, Paris, 2005,
págs. 724-725).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 217
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

dinación que crean sobre aquel, pueden afectar su independencia e


imparcialidad280.
Tercero, la decisión, en lo relativo a la supuesta dependencia
financiera del árbitro recusado con respecto a la demandada y sus
abogados, postula que la prueba planteada no acredita una dependen-
cia -económica- significativa del árbitro respecto de tales designacio-
nes y más bien si se acredita las importantes fuentes de ingreso del ár-
bitro recusado que resultan independientes a sus honorarios
provenientes de designaciones en arbitrajes de inversión. Quedando
así establecido un interesante criterio para la determinación de la
dependencia financiera: compulsar los ingresos provenientes de las
designaciones arbitrales con el resto de ingresos del árbitro.

1.14. Otras decisiones emitidas


Recientemente y al término de la redacción de este libro, se
expidieron algunas otras decisiones en materia de recusación de árbi-
tros del Ciadi. Ante ello, y en consecuencia a los objetivos académicos
de la obra, procedemos -líneas abajo- a detallarlas sucintamente.

A. Nations Energy Corporation, Electric Machinery En-


terprises Inc., y Jaime Jurado con República de Panamá
En el caso Nations Energy Corporation, Electric Machinery
Enterprises Inc., y Jaime Jurado con República de Panamá281 -
decisión del 7 de Septiembre 2011- el presidente del comité ad hoc
(Stanimir A. Alexandrov) y otro miembro de éste (Fernando Mantilla
Serrano), nombrados en atención a la solicitud de anulación del laudo
planteada por los demandantes282, fueron recusados por éstos últimos.
Y ante la renuncia de Fernando Mantilla lo sustituyó Enrique Gómez-
Pinzón, por lo que se resolvió sólo la recusación relativa al presidente

280
Ver Matheus, “La Independencia…”, ob. cit., pág. 239.
281
Ver “Decision on the Proposal to Disqualify Professor Philippe Sands, Ar-
bitrator” (OPIC Karimum Corporation con República Bolivariana de Vene-
zuela) publicada en italaw.com, págs. 1-20.
282
Cabe indicar que el otro miembro de este Comité Ad Hoc es Jaime Irarrá-
zabal.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 218
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

del comité ad hoc. La recusación se funda en la no revelación de la re-


lación profesional existente283 entre Stanimir A. Alexandrov y Patricio
Grané, abogado de la firma Arnold & Porter LLP, la cual representa a
la República de Panamá en esta causa. Los dos miembros del comité
no recusados (Jaime Irarrázabal y Enrique Gómez-Pinzón) decidieron
la propuesta de recusación. Inicialmente y de forma correcta, adoptan
el criterio de procedencia de la recusación contra miembros de comi-
tés ad hoc en base a la interpretación de la regla 53 de las Reglas de
Arbitraje del Ciadi284. Luego, con respecto a si la relación existente
entre Stanimir A. Alexandrov y Patricio Grané es de tal naturaleza que
indique una carencia manifiesta de las cualidades exigidas por el artí-
culo 14, inciso 1, aquellos consideran que los demandantes no han
presentado pruebas que objetivamente demuestren o sugieran que la
existencia de tal relación pueda influenciar el juicio del recusado.
Además, no han probado la amplitud ni la intensidad de la relación en-
tre ambos personajes, ni tampoco si hubo exclusividad en su trato, y
mucho menos que como consecuencia de tal relación existe una pre-
disposición favorable hacia la República de Panamá por parte de Sta-
nimir A. Alexandrov. Y en lo relativo a si Stanimir A. Alexandrov de-
bió o no revelar la relación profesional mantenida con Patricio Grané,
conforme al artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi y la regla 6, in-
ciso 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, los miembros del comité
no recusados señalan que de las pruebas aportadas por los demandan-
tes, no se observa razón alguna para considerar que la no revelación
por parte de Stanimir A. Alexandrov afecta su independencia o impar-
cialidad de juicio. Además, este último presentó su declaración con-
forme a la regla 6, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi. Y
además, presentó sus observaciones conforme a la regla 9, inciso 3, de

283
Los demandantes señalan que Patricio Grané formó parte de la firma Sid-
ley Austin LLP durante 7 años, donde tuvo una relación directa y trabajó bajo
la dirección de Stanimir A. Alexandrov en varios casos Ciadi.
284
Posición que coincide plenamente con aquella que postulamos (ver punto
2.5.).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 219
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

las Reglas de Arbitraje del Ciadi285. Los miembros del comité no recu-
sados coinciden en que, de acuerdo a las observaciones de Stanimir A.
Alexandrov, la no revelación de la relación existente con Patricio
Grané, aunque hubiera sido prudente y aconsejable, no fue más que el
resultado de un honesto ejercicio de la discrecionalidad. Y estiman
además que dicha información puede considerarse como de dominio
público286. Por todo lo cual desestimaron la recusación planteada.

B. Universal Compression International Holdings, S.L.U.


con República Bolivariana de Venezuela
En el caso Universal Compression International Holdings,
S.L.U. con República Bolivariana de Venezuela287 -decisión del 20 de
Mayo de 2011- el árbitro designado por la demandante (Guido Santia-
go Tawil) fue recusado por la demandada en base a la supuesta rela-

285
En las cuales señaló que “[cuando] hice mi declaración, estaba al tanto de
que la firma Arnold & Porter era la representante legal de la República de
Panamá y que el Sr. Patricio Grané había sido miembro del equipo de abo-
gados en los procedimientos de arbitraje. Mi opinión fue entonces, y sigue
siendo ahora, que el trabajo que desempeñó el Sr. Grané con la firma Sidley
Austin LLP no es un factor que pueda afectar mi habilidad de ejercer un jui-
cio independiente, tal y como lo requiere el Artículo 14 del Convenio” (punto
75 de la decisión).
286
Asumen así el criterio sostenido por la demandada, la cual “sostiene que la
falta de divulgación de información queda subsanada con la declaración pre-
sentada por el Dr. Alexandrov, ya que cumple con los requisitos exigidos por
el Convenio CIADI y la práctica generalmente aceptada y apoyada por la ju-
risprudencia y la doctrina internacional. Indican que en su declaración, el
Dr. Alexandrov adjuntó su currículo vitae, en el cual detalla su experiencia
profesional, incluyendo los casos en los que participó con el señor Grané.
Por lo que consideran que la relación entre él y el señor Grané como anti-
guos colegas de la firma Sidley Austin es de conocimiento público” (punto 33
de la decisión).
287
Ver “Decision on the Proposal to Disqualify Prof.Brigitte Stern and Prof.
Guido Santiago Tawil, Arbitrators” (Universal Compression International
Holdings, S.L.U.con República Bolivariana de Venezuela) publicada en ita-
law.com, págs. 1-33.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 220
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ción entre el árbitro Tawil y el bufete que representa a la demandante -


King & Spalding LLP-, la cual surge del hecho que el árbitro recusado
actuó como co-consejero de este bufete en procedimientos que
supuestamente habían concluido recientemente o se encontraban pen-
dientes288. Asimismo, la árbitro designada por la demandada (Brigitte
Stern) fue recusada por la demandante dada sus múltiples designacio-
nes por Venezuela289 y por el bufete de la demandada290, que no fue-

288
La demandada señala que existe una larga relación profesional entre el ár-
bitro Tawil y varios miembros del bufete King & Spalding, la cual “ha durado
por lo menos diez años y que básicamente ha consistido en representaciones
conjuntas en arbitrajes inversionista-estado, siempre defendiendo a los inver-
sionistas (…) Los hechos alegados que amenazan esta relación son los si-
guientes: (i) El Profesor Tawil ha servido, junto con los abogados del De-
mandante, como abogado de los demandantes en Enron Creditros Recovery
Corporation and Ponderosa Assts, L.P. vs República Argentina, Caso CIADI
Nº ARB/01/3, hasta al menos el 30 de Julio del 2010; (ii) El Profesor Tawil
sirvió, junto a los abogados del Demandante, como abogado del demandante
en Azurix Corp. vs República Argentina, Caso CIADI Nº ARB/01/12, hasta al
menos el 1 de Setiembre del 2009; (iii) El Profesor Tawil ha servido, junto a
los abogados del Demandante, como abogado del demandante en Azurix
Corp. vs República Argentina, Caso CIADI Nº ARB/03/30 (“Azurix II”), y,
(iv) La Señorita Silvia M. Marchili, de los abogados del Demandante, ha tra-
bajado con el Profesor Tawil por cuatro años en la firma legal M. & M.
Bormchil, de la cual el Profesor Tawil es actualmente socio” (punto 50 de la
decisión).
Asimismo, la demandada afirma que “la declaración del Profesor
Tawil no incluyó su participación conjunta con King & Spalding en Azurix
Corp. Vs República Argentina, Caso del ICSID Nº ARB/03/30, sin importar
que tan pequeña esta participación hubiese sido” (punto 51 de la decisión).
289
La demandante señala que “la Profesora Stern se encuentra actuando co-
mo árbitro designado por parte de Venezuela, en por lo menos tres procedi-
mientos adicionales del CIADI pendientes, los cuales son: (i) Vanessa Ventu-
res Ltd. Vs. República Bolivariana de Venezuela (Caso CIADI Nº
ARB(AF)/04/6) (“Vanessa Ventures”); (ii) Brandes Investment Partners, L.P.
Vs República Bolivariana de Venezuela (Caso CIADI Nº ARB/08/3) (“Bran-
des”); y (iii) Tidewater Inc. Vs República Bolivariana de Venezuela (Caso
CIADI Nº1 ARB/10/5) (“Tidewater”). El Demandante sostiene que estas de-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 221
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

ron reveladas en su declaración original291, y que ingresan en tres su-


puestos de la “Lista Naranja” de las Directrices de la IBA292. Dado
que la mayoría de árbitros fueron recusados, acorde al artículo 58 del
Convenio Ciadi y regla 9 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi, resolvió
la recusación el Presidente del Consejo Administrativo del Ciadi. En
lo relativo a la recusación de Brigitte Stern la decisión señala, con res-
pecto a sus varias designaciones por la misma parte, que el hecho de
que la recusada haya sido designada en tres ocasiones previas por Ve-

signaciones múltiples se encuentran en conflicto con la Sección 3.1.3 de la


“Lista Naranja” de las Directrices de la IBA” (punto 24 de la decisión).
290
El demandante observa que “en dos de estas causas, el Demandado está
representado por sus abogados, en este caso, Curtis, Mallet-Prevost, Colt &
Mosle LLP, y es representado en todos los cuatro casos por el Fiscal de la
Nación de Venezuela. El Demandante propone que esto está en conflicto con
la Sección 3.3.7 de la Lista Naranja de las Directrices de la IBA y da origen a
dudas sobre la independencia e imparcialidad de la Profesora Stern” (punto
26 de la decisión).
291
Alega el demandante que las Directrices de la IBA exige, explícitamente, a
los árbitros que revelen las situaciones contempladas en la Lista Naranja. Y
conforme a esta última, la recusada se encontraba -cuando fue designada-
obligada a revelar su participación, en al menos tres otros casos que involu-
craban a Venezuela. Argumenta además que las dudas justificables sobre la
independencia e imparcialidad se incrementan por la falla de la recusada en
revelar estos asuntos de manera inmediata. Y que no constituye una defensa el
argumentar que no existe obligación de revelar cuando una parte puede ‘des-
cubrir’, por sí misma, las designaciones previas de un árbitro buscando en
fuentes ‘públicas’ (punto 27 de la decisión).
292
Indica la demandante que “surge un conflicto con respecto a la Sección
3.1.5 de la Lista Naranja de las Directrices de la IBA. Particularmente, el
Demandante afirma que (…) todos los cuatro casos involucran asuntos simi-
lares - los demandantes de los cuatro casos son inversionistas extranjeros en
la industria de servicios en Venezuela, los cuales alegan que Venezuela se ha
hecho de la propiedad mediante medidas expropiatorias (…) nota una super-
posición entre los asuntos fácticos y legales que se originan en los casos de
Vanessa Ventures, Brandes, Tidewater, y en el presente caso”(punto 25 de la
decisión).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 222
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

nezuela, no indica una manifiesta falta de imparcialidad de juicio293. Y


sobre los diversos arbitrajes sobre asuntos relacionados el fallo seña-
la que la estructura del arbitraje de inversión dejaría de ser viable si un
árbitro fuera descalificado simplemente por haber enfrentado asuntos
legales o fácticos similares en otros arbitrajes. Y el hecho de que un
árbitro descubra un hecho o tome una decisión jurídica en un caso, no
impide que decida jurídica y fácticamente otro caso de manera impar-
cial. Es evidente que ni la recusada ni los otros árbitros de la presente
causa, estarán atados por alguna decisión fáctica o legal alcanzada en
cualquiera de los otros tres casos. Respecto a las varias designaciones
por los mismos abogados la decisión entiende que no se ha demostra-
do que existan hechos que puedan cuestionar la independencia e im-
parcialidad de la recusada como consecuencia de sus tres designacio-
nes por Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP. Y respecto a la no
revelación de otras designaciones por Venezuela el fallo señala que la
recusada no reveló éstas en su declaración -conforme a la regla 6, in-
ciso 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi- dado que era información
públicamente disponible, lo cual importa un honesto acto discrecional
que no afecta su imparcialidad de juicio. Por todo lo cual, desestima-
ron la recusación planteada. En lo que respecta a la recusación de
Guido Santiago Tawil, la decisión señala, respecto a la previa repre-
sentación conjunta con el bufete de la demandante, que al considerar
si la relación entre el recusado y el bufete King & Spalding LLP da
origen a una manifiesta falta de imparcialidad de juicio por parte del
primero, se nota que no hay una relación continua entre ambos. Pues
parece que no actúan, y no han actuado desde Octubre del 2009, como
co-abogados en un arbitraje entre inversionista y estado. Además, la
Sección 4.4.2 de la lista verde de las Directrices de la IBA incluye el

293
Señala la demandante que “En este caso, no ha sido presentado ningún
hecho objetivo que pudiera sugerir que la independencia o imparcialidad de
la Profesora Stern hubiera sido manifiestamente impactada por las varias de-
signaciones hechas por el Demandado. La Profesora Stern ha sido designada
en más de veinte casos CIADI, evidenciando que ella no es dependiente -de
manera económica o de alguna otra forma- del Demandado para su designa-
ción en otros casos” (punto 77 de la decisión).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 223
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

caso de que el árbitro y los abogados de una las partes, han servido
juntos como árbitros o como co-abogados. Además, señala el fallo que
el hecho de que el recusado no revelara su involucramiento en Azurix
II fue un ejercicio honesto de discreción que no afecta su imparciali-
dad de juicio, pues tal participación fue incidental y debería -máxime-
ser considerada como una situación de la Lista Verde de las Directri-
ces de la IBA, de tal manera que no requería revelación. Y con respec-
to al empleo de Silvia M. Marchili en el bufete M. & M. Bomchil, la
decisión señala que en una afirmación adjunta a su declaración -
conforme a la regla 6, inciso 2, de las Reglas de Arbitraje del Ciadi- el
recusado reveló que Silvia Marchili, asociada del bufete King & Spal-
ding, trabajó como una asociada junior en el equipo legal que él presi-
día en el bufete M. & M. Bromchil entre los años 2003 y 2006. Ade-
más, el recusado explicó que Silvia Marchili renunció a M. & M.
Bromchil y se unió a la firma legal de la demandante hace casi cinco
años atrás. No observándose así una afectación a la imparcialidad de
juicio. Por todo lo cual desestimaron la recusación.

C. Compañía de Aguas del Aconquija S.A. & Vivendi


Universal con Argentina (Decisión sobre Anulación)
En el caso Compañía de Aguas del Aconquija S.A. & Vivendi
Universal con Argentina (Decisión sobre Anulación)294 -fallo del 10
de agosto de 2010- el comité ad hoc, conformado por Ahmed S. El
Kosheri, Jan Hendrik Dalhuisen y Andreas J. Jacobides, resolvió la
solicitud de anulación presentada por Argentina contra el laudo arbi-
tral del 20 de agosto de 2007 -emitido por J. William Rowley, Gabrie-
lle Kaufmann-Kohler y Carlos Bernal Verea- la cual, inter alia, alegó
la causal de constitución incorrecta del tribunal arbitral, conforme al
artículo 52, inciso 1, literal a, del Convenio Ciadi, en razón de que la
árbitro Gabrielle Kaufmann-Kohler no reveló una circunstancia que

294
Ver “Decisión sobre la Solicitud de Anulación del Laudo emitido el 20 de
agosto de 2007 presentada por la República Argentina” (Compañía de Aguas
del Aconquija S.A. y Vivendi Universal con la República Argentina) publicada
en italaw.com, págs. 1-76.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 224
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

daba lugar a un conflicto de interés295. Y sobre esta misma base, Ar-


gentina también alegó la causal de quebrantamiento grave de una
norma de procedimiento296, conforme al artículo 52, inciso 1, literal d,

295
Señala la solicitante “que mientras la Profesora Kaufmann-Kohler se des-
empeñaba como Miembro del Directorio, Presidenta del Comité de Nomina-
ciones y miembro del Comité de Responsabilidad Societaria del banco suizo
UBS, una de las instituciones más grandes e influyentes del mundo, se desem-
peñaba simultáneamente como árbitro designado por CAA y Vivendi en casos
contra la República Argentina. UBS tenía acciones con derecho a voto en Vi-
vendi por un valor aproximado de EUR 477.000.000 (2,38% de EUR
20.044.000.000)1. En ese momento, UBS era el mayor accionista de Vivendi
(…) Argentina aduce que, a la luz de sus cargos en UBS, la Profesora Kauf-
mann-Kohler desempeñó un papel fundamental en la definición de la estrate-
gia y la conducta societaria del banco, así como en el análisis de riesgo. Sus
tareas en UBS tenían relación con el valor de los activos del banco, incluidas
las acciones en otras sociedades. Este interés en el desempeño de UBS co-
menzó en 2006, cuando fue nombrada miembro del directorio. Argentina
también aduce que la remuneración de la Profesora Kaufmann-Kohler
consistía en parte de acciones de UBS” (puntos 20 y 21 de la decisión).
296
La solicitante “afirma que la independencia de los árbitros y consecuente-
mente la igualdad entre las partes son reglas esenciales de procedimiento.
También lo son (…) la obligación de declarar la propia independencia e im-
parcialidad y mantener tales atributos a lo largo de todo el procedimiento de
arbitraje, poniendo en conocimiento de las partes cualquier situación que
pueda causar una variación en ella” (punto 67 de la decisión). Además, seña-
la que “es irrefutable que ella debería haber revelado su afiliación a UBS y la
República Argentina debería haber tenido la oportunidad de cuestionar el
mantenimiento de su participación como miembro del Tribunal” (punto 75 de
la decisión). Asimismo, “Argentina sostiene que el cargo de la Profesora
Kaufmann-Kohler en UBS creaba, desde una óptica objetiva, un conflicto de
intereses incompatible con la necesaria apariencia de imparcialidad requeri-
da de un árbitro del CIADI. El conflicto de intereses se mantuvo a lo largo
del procedimiento de arbitraje, lo que claramente justifica la anulación del
Laudo en su totalidad” (punto 77 de la decisión).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 225
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

del Convenio Ciadi297. Con respecto a estas dos causales, el Comité


Ad Hoc señaló que las circunstancias que afectaban la capacidad de
Gabrielle Kaufmann-Kohler para servir como árbitro fueron recién
descubiertas cuando el segundo laudo298 ya había sido dictado. Y ella,
cuando fue nombrada miembro del directorio de UBS, no comunicó
este hecho a las partes involucradas en los arbitrajes en que servía co-
mo árbitro. No pudiendo considerarse tal nombramiento de conoci-
miento público. La decisión señala que una cuestión básica es la com-
patibilidad de la posición de director en un gran banco internacional
con la función de árbitro internacional. Esto concierne a los conflictos
de intereses que resultan o pueden resultar cuando se combinan estos
cargos y a la forma en que, en esas situaciones, el árbitro debe abordar
y manejar estos conflictos presentes o potenciales, en especial en tér-
minos de: 1º la investigación de cualquier conexión entre el banco y
las partes de los arbitrajes pendientes; 2º la revelación de tales co-
nexiones a las partes en dichos arbitrajes, si el árbitro desea continuar;
y 3º la notificación de la designación a las partes, al margen de cual-
quier conexión que pudiera existir, de manera que éstas puedan estar
debidamente informadas. En tal forma, cualquiera que aspire a una
posición de director en un importante banco internacional debería en-
tender el posible alcance de los intereses de este último, y la posibili-
dad de conflicto debería ser clara, particularmente, para experimenta-

297
Resulta interesante observar que la causal del artículo 52, inciso 1, literal a,
del Convenio Ciadi, esto es, “que hubiera habido corrupción de algún miem-
bro del tribunal”, se alegó pero luego fue retirada (punto 201 de la decisión).
298
Conviene recordar que en este caso se emitió un primer laudo el 21 de no-
viembre de 2000, por un tribunal arbitral compuesto por Francisco Rezek,
Thomas Buergenthal y Peter D. Trooboff. (Ver “Laudo” [Compañía de Aguas
del Aconquija S.A. y Compagnie Générale des Eaux con República Argentina]
publicado en italaw.com, págs. 1-45).
Asimismo, conviene recordar que el presidente del Comité Ad Hoc
(Yves Fortier) que conoció de la solicitud de anulación contra este primer lau-
do arbitral fue también recusado (ver punto 3.2.).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 226
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

dos árbitros profesionales que acepten dichas posiciones299. Y aquel


árbitro que aún así desee combinar ambas funciones debe realizar un
esfuerzo especial para tratar apropiadamente y con mucho cuidado los
conflictos que puedan surgir300. La decisión señala que resulta difícil
comprender por qué Gabrielle Kaufmann-Kohler informó al banco de
sus arbitrajes existentes, pero no informó -al mismo tiempo- a las par-
tes de sus arbitrajes del inminente cargo que asumiría en el directorio
de UBS. Además, no le solicitó al banco que investigara tales co-
nexiones, ni que le informara de éstas301. Por todo ello, el Comité ad

299
Además, el director de un banco tiene la responsabilidad fiduciaria frente a
sus accionistas de favorecer sus intereses, la cual “se contradice con la tarea
de un árbitro independiente en un proceso que involucra a una parte en la
cual el banco tiene acciones u otro tipo de participación, sin importar lo pe-
queña que pueda ser. Dado que un banco internacional de importancia tiene
conexiones o intereses en casi todas las grandes empresas internacionales
(que también son empresas que tienen más posibilidades de estar involucra-
das en arbitrajes internacionales), esto sugiere que el cargo de director y el
de árbitro internacional podrían ser compatibles, o no deberían serlo, en el
contexto del arbitraje internacional moderno, o bien no deberían combinarse
más” (puntos 217 y 218 de la decisión).
300
La decisión “considera que esto no solo exige que cualquier árbitro que
llegue o haya llegado a ser miembro del directorio de un banco internacional
de importancia deba primero investigar en forma específica si el banco tiene
alguna conexión con alguna de las partes del arbitraje pendiente o si dicho
árbitro tiene algún interés en alguna de ellas; sin embargo, si el árbitro deci-
de, en principio, continuar, también debe notificar a las partes de cada arbi-
traje de tal conexión o interés. Esto impone un continuo deber de investiga-
ción (…) Esta obligación no puede considerarse cumplida solo por propor-
cionarle al banco, al momento del nombramiento, una lista de arbitrajes pen-
dientes con una solicitud de que se analice si puede haber conflictos de inte-
rés, como aparentemente sucedió en este caso. En cambio, la cuestión princi-
pal es analizar si el banco tiene algún interés o conexión con alguna de las
partes de los arbitrajes y cuál es la índole de dicha conexión” (puntos 222 y
223 de la decisión).
301
Y así, los inconvenientes “que surgieron después en términos de agonía,
de la credibilidad del CIADI, y de costos, no solamente en este caso, proveen
un vívido y lamentable ejemplo de las consecuencias de la aceptación por
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 227
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

hoc entiende que el segundo tribunal arbitral no estaba debidamente


constituido luego del nombramiento de Gabrielle Kaufmann-Kohler
como miembro del directorio de UBS y que hubo un quebrantamiento
grave de una norma esencial de procedimiento, lo cual justificaría la
anulación del laudo. Sin embargo, conforme al artículo 52, inciso 3,
del Convenio Ciadi, un Comité ad hoc posee cierta discreción y puede
considerar otros factores. En tal forma, dado que la relación entre
UBS y las demandantes no tuvo un efecto material sobre el laudo,
pues fue emitido por unanimidad. Y pese a las graves deficiencias, no
se vio perjudicada la imparcialidad de juicio de Gabrielle Kaufmann-
Kohler. Consecuentemente, el tribunal arbitral era funcional y operó
adecuadamente respecto de ambas partes, por lo que no existe funda-
mento suficiente para anular el laudo arbitral.

D. Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona S.A., y


Vivendi Universal S.A. con Argentina (y acumulados) [Segunda
Recusación]
En el caso Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona
S.A., y Vivendi Universal S.A. con Argentina (y acumulados)302 [De-
cisión sobre Recusación]303 -decisión del 12 de mayo de 2008- la árbi-
tro nombrada por los demandantes (Gabrielle Kaufmann-Kohler) fue

parte de un árbitro de un cargo en el directorio de un banco internacional de


importancia, sin que se investigue apropiadamente y se revelen las conexio-
nes entre el banco y las partes de sus arbitrajes y también desconociendo sus
deberes de información”(punto 230 de la decisión).
302
Los otros dos procedimientos acumulados son: Suez, Sociedad General de
Aguas de Barcelona S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A.
con Argentina; y AWG Group con Argentina (arbitraje enmarcado en el Re-
glamento de Arbitraje de la CNUDMI).
303
Ver “Decision on a Second Proposal for the Disqualification of a Member
of the Arbitral Tribunal” (Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona
S.A., y Vivendi Universal S.A. con Argentina; Suez, Sociedad General de
Aguas de Barcelona S.A., e InterAguas Servicios Integrales del Agua S.A.
con Argentina; y AWG Group con Argentina) publicada en italaw.com, págs.
1-28.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 228
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

recusada nuevamente por la demandada dada la supuesta existencia


objetiva de dudas justificadas respecto de su imparcialidad, surgida
del hecho de su posición como Director del Grupo UBS304, el cual
además no reveló a las partes, ni a los co-árbitros. La recusación plan-
teada también se extendió a otros dos casos Ciadi305 -ver punto 3.4.-
no sujetos a la decisión de este tribunal, en los cuales la recusada se
desempeña como árbitro. Señala la demandada que la afectación a la
independencia e imparcialidad del árbitro surge del hecho de que UBS
es accionista en dos de las empresas demandantes (Suez y Vivendi).
Y además UBS investiga y hace recomendaciones sobre inversiones
en el sector del agua -en el cual operan los demandantes-, y desarrolla
productos financieros que se venden a inversionistas para permitirles
invertir en este último a nivel global. Asimismo, la recusada recibe
parte de su remuneración como director en acciones de UBS, lo que la
hace accionista de esta última y consecuentemente de dos de las em-
presas demandantes. Los árbitros Jeswald W. Salacuse y Pedro Nik-
ken decidieron la recusación planteada en los tres casos, de forma se-
parada, dado que el caso AWG Group con Argentina está gobernado
por el Reglamento de Arbitraje de la CNUDMI, en tanto los otros dos
están sometidos al Convenio Ciadi y a las Reglas de Arbitraje del Cia-
di. Y además, en razón de que los hechos alegados difieren en el caso
de AWG Group con Argentina, en que UBS no es accionista de la de-
mandante.
Primero, respecto al caso AWG Group con Argentina los ár-
bitros no recusados entienden que el artículo 10, inciso 1, del Regla-
mento de Arbitraje de la CNUDMI, establece que “Un árbitro podrá
ser recusado si existen circunstancias de tal naturaleza que den lugar

304
El 19 de abril de 2006 -dos años después de la constitución de los tribuna-
les relativos a los presentes casos- la recusada fue designada miembro del Di-
rectorio de UBS por el plazo de 3 años. Y afirma la demandada que recién co-
noció éste el 22 de noviembre de 2007 (punto 11 de la decisión).
305
Los cuales son (1) Electricidad Argentina S.A. y EDF International S.A.
con Argentina (Caso Ciadi No. ARB/03/22) y (2) EDF International S.A.,
SAUR International S.A. y León Participaciones Argentinas S.A. con Argen-
tina (Caso Ciadi No. ARB/03/23).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 229
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

a dudas justificadas respecto de su imparcialidad o independencia”.


Siendo la duda justificada una de carácter objetivo (acorde al criterio
razonable de un tercero) y la carga de la prueba queda en manos de la
recusante. Así, el hecho que la recusada sea Director del Grupo UBS y
dado que uno de los productos que ofrece este último a sus clientes
para inversiones en el sector del agua -UBS Global Water Utilities In-
dex TR-Index-Zertificat (UBOWAS)-, como alega la demandada, in-
cluya a 12 compañías en su mayoría británicas, en tanto no se afirmó
que AWG Group forme parte de éstas, ni la existencia de una relación
de negocios -directa o indirecta- entre éste y UBS. Aunado al hecho
que la recusada en su cargo de Director no está involucrada en la ges-
tión de los negocios de UBS, por lo que no participa en el desarrollo y
manejo de los productos financieros de la compañía y además desco-
nocía de las actividades de UBS en el sector del agua. En tal forma, la
única pretendida conexión consiste en que la recusada es Director de
una compañía (UBS) también involucrada, como AWG Group, en el
sector del agua. Ello es demasiado tenue y remoto como para ser lla-
mada en estricto un vínculo o conexión, no existiendo circunstancia
ninguna que pueda llevar a una tercera persona razonable a considerar
que existe una duda justificada sobre la independencia e imparcialidad
de Gabrielle Kaufmann-Kohler. Por otro lado, respecto al hecho de si
la no revelación a las partes de su condición de Director del Grupo
UBS y de que este último tiene actividades en el sector del agua, pue-
de generar dudas justificadas sobre la independencia e imparcialidad
de la recusada. Los árbitros Salacuse y Nikken entienden que el artícu-
lo 9306 del Reglamento de Arbitraje de la CNUDMI, exige al árbitro
que revele los hechos que puedan dar lugar a dudas justificadas sobre
su independencia e imparcialidad, mas no está obligado a revelar otros
hechos distintos. Por todo ello, los árbitros no recusados consideran

306
El cual nos señala que “La persona propuesta como árbitro deberá revelar
a quienes hagan averiguaciones en relación con su posible nombramiento to-
das las circunstancias que puedan dar lugar a dudas justificadas acerca de su
imparcialidad o independencia. Una vez nombrado o elegido, el árbitro reve-
lará tales circunstancias a las partes, a menos que ya les haya informado de
ellas”.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 230
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

que Gabrielle Kaufmann-Kohler no estaba obligada a revelar su con-


dición de Director del Grupo UBS, pues ésta -acorde a su decisión
previa- no genera dudas justificadas sobre su independencia e impar-
cialidad.
Segundo, respecto a los otros dos casos, los árbitros no recu-
sados señalan que para que una recusación prospere la recusante debe
probar que los hechos alegados llevarían a una tercera persona razo-
nable e informada a concluir que la recusada clara y obviamente no
inspira plena confianza en su imparcialidad de juicio para ambos ca-
sos. Además, reconocen la pesada carga de prueba que el artículo 57
del Convenio Ciadi, pone en manos del recusante, el cual debe esta-
blecer hechos que hagan obvio o altamente probable -no solo posible-
que la recusada carece de independencia e imparcialidad. Ahora bien,
respecto al hecho de que la recusada sea Director del Grupo UBS, el
cual es accionista en dos de las empresas demandantes y está involu-
crado también en el sector del agua, los árbitros Salacuse y Nikken
consideran que los árbitros en tanto profesionales que viven y trabajan
en el mundo, poseen una variedad de complejas conexiones con diver-
sas personas e instituciones. Y con el avance de la vida moderna resul-
ta cada vez más fácil construir supuestas conexiones entre el árbitro y
las partes307, siendo a su vez perfectamente posible que el árbitro nos
sea consciente de éstas. Por el contrario, la alegada conexión debe ser
evaluada cualitativamente para determinar si afecta a la imparcialidad
de juicio de la recusada. A estos efectos, los árbitros no recusados

307
La decisión emplea la teoría de los “seis grados de separación” para expli-
car cuan fácil se pueden construir y alegar supuestas conexiones entre el árbi-
tro y las partes (punto 32 de la decisión).
Esta teoría fue planteada por primera vez en el cuento “Láncsze-
mek” o “Chains” del escritor húngaro Frigyes Karinthy, en el cual se señala
que “Para demostrar que la gente en la tierra está hoy mucho más cerca que
nunca, un miembro del grupo sugirió una prueba. Apostó a que podríamos
nombrar a cualquier persona entre un billón y medio de habitantes de la tierra
y máximo a través de cinco conocidos, uno de los cuales conozca personal-
mente, podría conectarse al elegido” (Barabási, Albert-László “Linked. The
New Sciences of Networks”, Perseus Publishing, Cambridge, 2002, pág. 26).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 231
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

postulan cuatro criterios: proximidad, intensidad, dependencia y mate-


rialidad (ver punto 3.14).
Los árbitros no recusados consideran que si bien UBS es ac-
cionista de las demandantes, sin embargo el valor de mercado de tal
participación no es significante en términos relativos, dado que UBS
maneja cientos de billones de dólares en activos. Y a pesar del tamaño
de sus inversiones, es un inversionista de cartera pasivo en ambas em-
presas, pues no tiene representación en la mesa de directores de éstas,
ni participa de modo alguno en su administración. Además, dado el
tamaño y ámbito de actividades de ambas compañías y los innumera-
bles factores que pueden influenciar el precio de las acciones en el
mercado bursátil, es más probable que este arbitraje -cualquiera sea su
resultado- tenga insignificantes efectos en el precio de las acciones de
las demandantes y en la fortuna financiera de UBS. No se encuentra
así, como alega la demandada, una relación fuerte y directa entre UBS
y las demandantes.
Respecto a la condición de Director del Grupo UBS de la re-
cusada, los árbitros Salacuse y Nikken observan que, conforme a la
legislación suiza, UBS estableció una estructura corporativa separada,
en la cual el Grupo de Directorio, como supremo cuerpo ejecutivo,
tiene la responsabilidad por la administración de UBS. Y ningún
miembro de la mesa de directores -como la recusada- puede participar
en la administración de UBS. Asimismo, las reglas de bolsa exigen a
los directores ser independientes de la administración de la corpora-
ción. Por todo ello, la recusada no está envuelta en la administración
diaria de UBS, tal como seleccionar inversiones o elaborar reportes de
investigación, y de hecho desconocía, hasta el momento de su recusa-
ción, que UBS tuviese acciones en las demandantes. Así, conforme a
los cuatro criterios antes indicados, señalan los árbitros no recusados
que la proximidad entre la recusada y las demandantes es remota e in-
directa. Además, la alegada conexión no muestra una frecuencia de in-
teracción -intensidad- entre la recusada y las demandantes. Es más, no
hay ninguna interacción entre ambas por razón del cargo de Director
de la recusada. Asimismo, la recusada como resultado de la alegada
conexión no deriva ningún beneficio o ventaja que le genere depen-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 232
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

dencia frente a las demandantes. Por otra parte, las acciones de UBS
en las demandantes no son sustanciales para su desempeño financiero,
rentabilidad y precio de sus acciones, ni afectan la compensación que
la recusada percibe como Director de UBS. Así, la recusada no recibe
ningún beneficio económico con motivo de su alegada conexión con
las demandantes.
Por otra parte, respecto a la no revelación, por parte de la re-
cusada, del hecho de su condición de Director de UBS a las partes y al
tribunal, los árbitros Salacuse y Nikken entienden que la obligación de
revelación, conforme a la regla 6 de las Reglas de Arbitraje del Ciadi,
es de carácter continuo. Además, una interpretación adecuada de ésta
importa entender que el árbitro está obligado a revelar sólo aquellos
hechos que -razonablemente- considere que pueden causar que su im-
parcialidad de juicio sea cuestionada por una persona razonable. Y
dado que la recusada no conocía el hecho de que UBS tuviese accio-
nes en las demandantes, no puede obligársele a revelar un hecho que
desconocía. Y frente a la pregunta de si debió hacer averiguaciones
por su cuenta, los árbitros no recusados consideran que Gabrielle
Kaufmann-Kohler confió en el examen que UBS hizo y en el que no
encontró conflicto con las partes, luego de que ella le informara de los
arbitrajes en que participaba, con motivo de su designación como Di-
rector. Por lo cual, no tenía el deber de investigar mucho más allá y
aún -en el supuesto negado- se considerase que tenía tal obligación, el
no llevar a cabo ello fue un ejercicio honesto de criterio y no producto
de circunstancias que afecten su imparcialidad de juicio. Por todo lo
cual desestimaron la recusación.

E. Getma International, NCT Necotrans, Getma Interna-


tional Investissements & NCT Infrastructure & Logistique con
República de Guinea
En el caso Getma International, NCT Necotrans, Getma In-
ternational Investissements & NCT Infrastructure & Logistique con
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 233
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

República de Guinea308 -decisión del 28 de Junio 2012- el árbitro de-


signado por los demandantes (Bernardo María Cremades Sanz-Pastor)
fue recusado por la demandada. La recusación se funda en la relación
familiar existente -ambos son hermanos- entre Bernardo María Cre-
mades Sanz-Pastor y Juan Antonio Cremades Sanz-Pastor, último el
cual es también árbitro designado por Getma en un arbitraje OHADA
(Organisation pour l'Harmonisation en Afrique du Droit des Affaires)
sometido a la Cour Comune de Justice et d'Arbitrage (CCJA), basado
en los mismos hechos y coetáneo al presente arbitraje. Los dos miem-
bros del comité no recusados (Vera Van Houtte y Pierre Tercier) al no
llegar a una decisión sobre la propuesta de recusación, solicitaron que
sea el Presidente del Consejo Administrativo del Ciadi quien resuelva
ésta. En tal forma, señala que para que prospere una recusación por
falta de la garantia de independencia309 -imparcialidad de juicio- se
debe (1) establecer los hechos que fundamentan la solicitud, (2) de-
mostrar que estos hechos determinan una manifiesta falta de indepen-
dencia, y (3) se debe presentar la solicitud lo antes posible. Seguida-
mente, el Presidente del Consejo Administrativo del Ciadi señala co-
rrectamente que la garantia de independencia -imparcialidad de jui-
cio- de los artículos 14, inciso 1, y 57 del Convenio Ciadi, engloba
tanto al requisito de independencia como de imparcialidad del árbi-
tro310. Acepta además que el concepto de "ausencia manifiesta" del ar-
tículo 57 del Convenio Ciadi significa una falta "clara" o "cierta". Y
que se exige un nivel de carga de la prueba relativamente alto a cargo
de la parte recusante. Los hechos alegados deben ser probados por
medios de prueba objetivos y una recusación no puede prosperar sobre
la base de una mera especulación, presunción, creencia, opinión o in-

308
Ver “Décision sur la Demande en Récusation de Monsieur Bernardo M.
Cremades, Arbitre” (Getma International, NCT Necotrans, Getma Internatio-
nal Investissements & NCT Infrastructure & Logistique con República de
Guinea) publicada en italaw.com, págs. 1-20.
309
Se emplea este sintagma, pues la decisión está redactada en francés y utili-
za el texto del Convenio Ciadi en su versión en este mismo idioma.
310
Posición que coincide plenamente con aquella que postulamos (ver punto
2.1.).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 234
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

terpretación de la parte solicitante. Además la decisión se basa solo en


los citados artículos y el Convenio Ciadi. Las Directrices de la IBA
solo tienen un valor indicativo, si bien pueden eventualmente propor-
cionar una indicación útil. Luego, siguiendo el orden de los argumen-
tos presentados en la recusación, se procede al análisis de esta última.
Primero, respecto a la ruptura de la igualdad entre las partes, la deci-
sión nos señala que la demandada se ha limitado simplemente a afir-
mar que esta se ha producido dado el estrecho vínculo familiar entre
los árbitros designados por Getma International en los dos procesos
arbitrales (Ciadi y OHADA) y que se generaría al no existir similar
vínculo entre los árbitros designados por la demandada en estos últi-
mos. Segundo, respecto al riesgo de comunicación de información
privilegiada, el fallo nos indica que el demandado no aporta ningún
elemento de prueba objetivo que demuestre que es posible inferir en
base a los hechos y circunstancias del caso, que los dos árbitros, o in-
cluso uno de ellos, no respetarían los compromisos asumidos con la
aceptación de su designación311. Y aún cuando tengan eventualmente
que pronunciarse sobre las mismas cuestiones de hecho y de derecho
ello no cambia esta situación, pues la demandada no probó los hechos
alegados. Y en consecuencia, la falta manifiesta de la garantía de in-
dependencia -imparcialidad de juicio- no ha sido demostrada por el
demandado. Tercero, en relación al riesgo de influir sobre el juicio del
árbitro, la decisión nos señala que no existe previa jurisprudencia del
Ciadi que analice una situación en la que dos familiares hayan sido

311
Señala el fallo que “La demandada alega un temor razonable de que el se-
ñor Cremades estará en posesión de información privilegiada sobre la con-
troversia sometida al Tribunal del CIADI que no tienen los otros dos árbitros.
[Lo cual crea] la posibilidad del intercambio entre ellos de información privi-
legiada y opiniones personales discutidas en las deliberaciones de los dos tri-
bunales (…) Estas declaraciones se basan en la especulación de que dos árbi-
tros internacionales reconocidos y experimentados, quienes no tienen inter-
eses pecuniarios o profesionales comunes, estarían dispuestos a violar sus
responsabilidades éticas y profesionales, así como al secreto de las delibera-
ciones (…) con el fin de ayudar a las demandantes a obtener decisiones favo-
rables” (puntos 64 y 65 de la decisión).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 235
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

designados como árbitros en casos vinculados que impliquen los mis-


mos hechos y las mismas partes312. Sin embargo, existe jurisprudencia
que considera que la designación del mismo árbitro en dos tribunales
que conocen cuestiones jurídicas similares no puede considerarse, en
sí misma, como una razón objetiva suficiente para dar lugar a una re-
cusación. Por ello, a fortiori y por analogía, ello se aplica a dos árbi-
tros que se sientan en dos procedimientos distintos. Además, que el
fundamento jurídico de los dos procedimientos arbitrales (OHADA y
Ciadi) es diferente. Por todo ello, no es claro ni seguro que el árbitro
recusado pueda ser influenciado por una decisión tomada en el ámbito
del Arbitraje OHADA, ni la ventaja que ello supondría para los otros
dos miembros del Tribunal. Y dado que el árbitro Cremades señaló
que no tiene ninguna relación profesional o patrimonial con su herma-
no desde hace 13 años. La presunción de que los dos hermanos se co-
municarían o que en el pasado compartieron sus respectivos puntos de
vista sobre asuntos que decidieron, o que tendrían que hacerlo en este
caso, no es de ningún modo acreditada por el demandado. Cuarto, res-
pecto a la falta de revelación, la decisión nos señala que además de la
falta de obligatoriedad de las Directrices de la IBA -como se ha esta-
blecido en las mismas Directrices y en la jurisprudencia del Ciadi-, la
ausencia de revelación no puede per se demostrar la falta de indepen-
dencia, pues sólo los hechos y circunstancias que no han sido revela-
dos pueden poner en duda la garantía de independencia de un árbitro,

312
Indica el fallo que “La demandada considera que existe un riesgo objetivo
que Bernardo Cremades sea influenciado por las decisiones tomadas por su
hermano en el Arbitraje OHADA. Esta situación podría afectar su indepen-
dencia de juicio y crear un riesgo de prejuicio (…) se basa por analogía en el
artículo 3.3.4. de las Directrices de la IBA según el cual la relación entre dos
árbitros del mismo bufete, que participan en dos arbitrajes paralelos entre las
mismas partes, es probable "que dé lugar a dudas legítimas en la mente de las
partes en cuanto a la imparcialidad e independencia del árbitro”. La diferen-
cia, según la República, es que el vínculo discutido en este caso no es profe-
sional, sino familiar.[además] señala que la jurisprudencia no se ha pronun-
ciado sobre casos relacionados exactamente con los mismos hechos” (puntos
73 y 74 de la decisión).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 236
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

más no la falta de revelación en ese sentido313. Por ello, aun cuando el


árbitro recusado hubiese estado al tanto de la designación de su her-
mano -lo cual no se ha acreditado en este caso-, la no revelación de es-
te hecho no establecería de manera manifiesta que el árbitro Cremades
no ejercerá sus funciones de manera independiente. Además, se ob-
serva del expediente que el demandado participó en la designación por
Getma International de Juan Antonio Cremades en el Arbitraje OHA-
DA incluso antes que el árbitro recusado hubiese presentado su decla-
ración. Asimismo, el vínculo familiar entre los dos árbitros es notorio
en el mundo del arbitraje internacional al cual los abogados de ambas
partes pertenecen. Y si bien, el hecho de que esta información sea de
dominio público no es suficiente para concluir que, por ende, no debe-
ría ser revelada. Sin embargo, el carácter público de ésta puede ser
tomado en cuenta para decidir si la falta de revelación puede constituir
una manifiesta falta de independencia e imparcialidad del árbitro. Así,
habiendo determinado que los hechos del caso no constituyen en sí
una manifiesta falta de independencia, la ausencia de revelación de és-
tos no podría constituir un motivo de recusación. Y el hecho de que la
relación familiar del árbitro recusado haya sido notoria solo refuerza
esta conclusión. Por todo lo cual se desestimó la recusación.

F. ConocoPhillips Company y otros con República Boli-


variana de Venezuela

313
Indica el fallo que “Según la demandada, el hecho de que el Sr. Bernardo
Cremades no mencionó la designación del Sr. Juan Antonio Cremades en el
Arbitraje OHADA en su declaración de aceptación y de independencia pre-
sentada al Centro, conforme al artículo 6(2) de las Reglas de Arbitraje, cons-
tituye en sí mismo un motivo de recusación en virtud del artículo 4 (1) y 3 (a)
de las Directrices de la IBA. La demandada sostiene que, en todo caso, la fal-
ta de revelación puede reforzar sus dudas legítimas sobre las garantías de in-
dependencia e imparcialidad del Sr. Bernardo Cremades” (punto 79 de la
decisión).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 237
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

En el caso ConocoPhillips Company y otros con República


Bolivariana de Venezuela314 -decisión del 27 de Febrero 2012- el árbi-
tro de las demandantes (L. Yves Fortier) fue recusado por la deman-
dada. La recusación -planteada el 5 de octubre de 2011- se funda en la
próxima fusión entre la firmas de abogados Norton Rose OR LLP, de
la que es socio el árbitro recusado, y Macleod Dixon LLP315. Como
también, en la supuesta extensión y profundidad de la participación
de esta última en múltiples asuntos adversos a la demandada, a Petro-
leos de Venezuela S.A. (PDVSA) y sus filiales, incluidos los temas de
ConocoPhillips.
El 13 de octubre de 2011, la demandada solicitó al árbitro re-
cusado, a las demandantes y a sus abogados, una explicación completa
relativa a las siguientes interrogantes: “(i) el alcance del asesoramien-
to de Macleod Dixon y la relación con las empresas ConocoPhillips,
ya sea en Venezuela o en el exterior de Venezuela, (ii) la relación de
trabajo entre Macleod Dixon y Freshfields en general y, específica-
mente, en los arbitrajes iniciados por las filiales de ConocoPhillips en
contra de Petróleos de Venezuela, SA, en virtud de los Acuerdos de

314
Ver “Decision on the Proposal to Disqualify L. Yves Fortier, Q.C., Arbitra-
tor” (ConocoPhillips Company y otros con República Bolivariana de Vene-
zuela) publicada en www.worldbank.org/icsid, págs. 1-22.
315
Previo a ello el 4 de octubre de 2011 el árbitro Fortier llevó a cabo una re-
velación respecto a esta fusión, que sería efectiva el 1 de enero de 2012, seña-
lando que “había sido puesto en su conocimiento, a través de la comproba-
ción de posibles conflictos de intereses llevada a cabo como parte del “due
diligence” en relación con la fusión, que la oficina de Caracas de Macleod
Dixon LLP, Despacho de Abogados Miembros de Macleod Dixon, SC: (a) ha
proporcionado, y sigue ofreciendo, servicios legales a una de las Partes, con-
cretamente, la empresa ConocoPhillips, (b) está actuando en contra de los in-
tereses de la República Bolivariana de Venezuela en determinadas materias,
incluyendo una en donde la República Bolivariana de Venezuela es la deman-
dada en un caso CIADI presentado por Universal Compression International
Holdings S.L.U. contra Venezuela, y (c) está actuando en nombre de la em-
presa ConocoPhillips en casos ante la CCI que involucran a la empresa de
petróleo propiedad del estado venezolano, Petróleos de Venezuela, SA.” (pun-
to 2 de la decisión).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 238
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

Asociación del Petrozuata y Hamaca, incluyendo si han tenido lugar


conversaciones en relación con este arbitraje CIADI o respecto de la
relación entre esos casos y este Arbitraje, (iii) la representación de
Macleod Dixon de las compañías relacionadas con el proceso de mi-
gración de 2007, incluyendo la identidad de las empresas y la natura-
leza de las tareas, (iv) el porcentaje aproximado de los ingresos anua-
les de la oficina de Caracas de Macleod Dixon durante los últimos
cinco años, derivados de asuntos que se oponían a la Demandada o a
Petróleos de Venezuela, SA o sus subsidiarias, (v) una lista de todos
los litigios y arbitrajes de Macleod Dixon contra el demandado o Pe-
tróleos de Venezuela, SA o sus subsidiarias, y las tareas de prepara-
ción para un posible litigio o arbitraje, y (vi) las comunicaciones en-
tre el Sr. Fortier y los miembros de su equipo de arbitraje y Macleod
Dixon, incluidos los expedientes en los que están o estaban trabajan-
do juntos, los planes para la coordinación del grupo de arbitraje in-
ternacional y el plan de negocios para promover la experiencia com-
binada de las firmas en esta área”316.
El 18 de octubre de 2011, el árbitro Fortier informó que el 17
de octubre del mismo año renunció a Norton Rose OR LLP, decisión
que sería efectiva el 31 de diciembre de 2011. Asimismo, el 21 de oc-
tubre de 2011, el árbitro recusado entregó una nota de prensa de Nor-
ton Rose OR LLP, indicando que dejaría la firma el 31 de diciembre
del mismo año, para proseguir su carrera de forma independiente.
El 24 de octubre de 2011 la demandada afirmó que la cues-
tión que subyace a la propuesta de recusación no se había resuelto por
la renuncia del Sr. Fortier a Norton Rose OR LLP, se reafirmó en su
recusación y pidió la salida del árbitro recusado del caso. Además,
hizo una nueva pregunta relativa a si habría algún acuerdo de uso
compartido de la oficina, para la prestación de servicios de secretaría u
otro tipo de apoyo, o acuerdos de consultoría o de facturación entre el
árbitro Fortier y la firma fusionada.
Los árbitros no recusados (Kenneth J. Keith y Georges Abi-
Saab) decidieron la recusación planteada. En tal forma, señalan que

316
Ver punto 9 de la decisión.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 239
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

los estándares legales aplicables a la recusación están establecidos en


los artículos 14, inciso 1, 57 y 58 del Convenio Ciadi, que exigen al
árbitro ejercitar un “juicio independiente”317 (imparcialidad de juicio).
Además, observan los árbitros no recusados que las versiones en in-
glés, francés y español del artículo 14, inciso 1, del Convenio Ciadi
difieren un poco. Y dado que los tres textos se declaran auténticos, se
exige a los árbitros tanto independencia como imparcialidad318. En-
tienden además que la independencia se refiere a la ausencia de víncu-
los con una parte que podrían influir en el árbitro, mientras que la im-
parcialidad implica no favorecer a una parte o a otra. Los árbitros
Keith y Abi-Saab señalan también que el término “manifiesta” del ar-
tículo 57 del Convenio Ciadi significa "obvio" o "evidente" y muy
probable, no solo posible, e impone una carga relativamente pesada en
la parte que propone la recusación. Además, la carencia manifiesta de
las cualidades exigidas, debe surgir de pruebas objetivas. Por otra par-
te, respecto a la alegación de la demandada relativa a que el árbitro
Fortier falló en revelar a las partes de manera más temprana las nego-
ciaciones para la fusión entre las firmas de abogados. Ello plantea di-
versas cuestiones jurídicas (¿Cuál es el alcance de la obligación de re-
velación?, ¿Qué obligación, de existir alguna, se impone a un árbitro
en el curso de un procedimiento para investigar los posibles conflic-
tos?, ¿Y cuál es la consecuencia del incumplimiento de la obligación
de revelación, si éste se demuestra?). Respecto a estas interrogantes,
los árbitros no recusados entienden que los árbitros están obligados a
revelar la información que entiendan comprendida en la regla 6 de las
Reglas de Arbitraje del Ciadi si ella llega realmente a su conocimien-
to. Además, si existe en un caso concreto la obligación de realizar una
investigación depende en gran medida de los hechos del caso. Ade-
más, las Directrices de la IBA -como se ha establecido en las mismas
Directrices y en la jurisprudencia del Ciadi- no son obligatorias para

317
Se emplea este sintagma, pues la decisión está redactada en inglés y utiliza
el texto del Convenio Ciadi en su versión en este mismo idioma.
318
Posición que coincide plenamente con aquella que postulamos (ver punto
2.1.).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 240
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

los Tribunales del Ciadi. Además, la ausencia de revelación no es en sí


misma motivo de recusación, pues ésta no puede hacer a un árbitro
parcial o dependiente, sino los hechos y circunstancias que no fueron
revelados. Sin embargo, en función de los hechos y circunstancias, la
no revelación podría dar origen a una sospecha razonable de parciali-
dad, ya sea consciente o inconsciente.
Seguidamente, los árbitros no recusados señalan que la de-
mandada declaró que si la propuesta de fusión hubiera sido revelada
con prontitud, habría procedido inmediatamente a solicitar la recusa-
ción del árbitro Fortier, dada la importancia y la amplitud de las rela-
ciones adversas de Macleod Dixon LLP con la demandada, PDVSA y
sus filiales, incluida la representación permanente que llevaba esta
firma de la misma ConocoPhillips. Ello obliga a considerar la situa-
ción como lo fue el 4 de octubre de 2011, cuando el árbitro Fortier
llevó a cabo su revelación, y en un momento anterior, no especificado,
cuando la demandada dice que el árbitro recusado debería haber hecho
la revelación. Como señala la demandada, no ha habido ningún cues-
tionamiento respecto de su afirmación de que no existe ninguna firma
en el mundo más adversa a la demandada, a PDVSA y sus filiales que
Macleod Dixon. En ese contexto, la demandada afirma que no ha te-
nido respuesta a las preguntas planteadas en su carta de 13 de octubre
de 2011, con la excepción de una respuesta dada por el árbitro Fortier
sobre su falta de participación en la coordinación del grupo de arbitra-
je internacional de la firma fusionada y el plan de actividades para la
promoción de su experiencia. Además, las demandantes no respondie-
ron a las preguntas formuladas por la demandada, pues a su juicio, la
información que se solicita no es relevante dado que las revelaciones
del árbitro recusado establecen de manera concluyente que nunca ha
recibido información sobre el trabajo de Macleod Dixon para Cono-
coPhillips o en contra de Venezuela, y que nunca se asociará con Ma-
cleod Dixon. Hasta aquí debemos reconocer el papel tan extenso de
Macleod Dixon en Venezuela y su posición adversa a la demandada, a
PDVSA y sus filiales. Siendo innecesario que las respuestas a las pre-
guntas relativas a este asunto sean absolutamente satisfactorias. La
preocupación es respecto a la participación que el árbitro Fortier pu-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 241
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

diera haber tenido en su firma relativa a esta cuestión o cualquier co-


nocimiento que hubiese tenído o debiera haber tenido respecto a ello.
Ahora bien, el árbitro Fortier en su revelación del 4 de octubre de
2011 manifestó que “No tengo conocimiento de las cuestiones plan-
teadas en ninguno de los temas anteriores [sobre los servicios jurídi-
cos prestados por la oficina de Caracas o Macleod Dixon] y no he te-
nido ninguna comunicación con respecto a estas cuestiones que no
sean estrictamente necesarias para los fines de revelar esta informa-
ción”319. También señaló que no había participado en la negociación,
ni había tenido conocimiento de los planes para el grupo de arbitraje
internacional en la firma fusionada, y que no tenía conocimiento de
ningún expediente, si es que existe, en el que los abogados de las dos
firmas habían estado trabajando juntos y tampoco ha participado en
ningún caso de ese tipo, ni ha estado al tanto de ninguna información
sobre tal expediente. Además, dijo que no tenía conocimiento, casi un
año antes, de la amplitud y la importancia de los asuntos adversos a la
demandada, a PDVSA y sus filiales, y que sólo estuvo al tanto de la
relación profesional entre Macleod Dixon y ConocoPhillips, luego en
la semana del 26 de septiembre. Obsérvese que al árbitro recusado no
se le preguntó cuándo se dió cuenta de la amplitud e importancia de la
práctica de Macleod Dixon, desfavorable a la demandada, a PDVSA y
sus filiales, o de cualquier relación adversa. Por todo ello, los árbitros
no recusados no tienen ninguna razón para dudar de la veracidad de
las declaraciones hechas por el árbitro Fortier.
Finalmente, respecto a si el árbitro Fortier incumplió su obli-
gación de hacer investigaciones razonables sobre un posible conflicto
de interés derivado de las negociaciones de fusión, los árbitros no re-
cusados a la luz de las decisiones alcanzadas por la demandada (todas
inaplicables al presente caso) y a la afirmación de esta última de que
las fusiones de grandes firmas de abogados no suceden repentinamen-
te y que los procedimientos de “due diligence”, incluidas las investi-
gaciones sobre posibles conflictos de interés, se llevan a cabo mucho
antes de la decisión de fusionarse. Y amén de que las propuestas de

319
Ver punto 64 de la decisión.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 242
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

fusión a veces no prosperan. No se observa que, en las circunstancias


del caso, exista una base suficiente para decir que en algún momento,
mucho antes del 4 de octubre, el árbitro Fortier conocía o debería
haber conocido la información en cuestión y por lo tanto estaba obli-
gado a revelarla. Además, no hay pruebas sobre las cuales podría ba-
sarse tal afirmación. Por todo lo cual desestimaron la recusación.
1. REFLEXIONES
Por todo lo expuesto, queda clara la necesidad de un manejo
desapasionado y técnico de la independencia e imparcialidad del árbi-
tro por parte de aquellos que conocen de las solicitudes de recusación
y de anulación, pues pese al creciente número de éstas, resulta curioso
que sólo una de las decisiones analizadas en este trabajo (Perenco
Ecuador Limited con República del Ecuador y Empresa Estatal Petró-
leos del Ecuador) haya estimado la recusación planteada. Quizá por
haber sido emitida por alguien ajeno al Sistema Ciadi, como es el Se-
cretario General de la Corte Permanente de Arbitraje, quien decidió la
recusación conforme a las “Directrices de la IBA sobre Conflictos de
Intereses en el Arbitraje Internacional”. Y además causa sorpresa que,
aún cuando una decisión de un comité ad hoc (Compañía de Aguas
del Aconquija S.A. & Vivendi Universal con Argentina [Decisión so-
bre Anulación]) aceptó la fractura de la independencia e imparcialidad
del árbitro, la que generó a su vez la constitución incorrecta del tribu-
nal y el quebrantamiento grave una norma de procedimiento. Sin em-
bargo éste prefirió refugiarse en la discrecionalidad que, entiende1, le

1
Tal posición más restrictiva respecto a la procedencia de la anulación es ca-
racterística de aquellas decisiones que se conocen como de segunda y tercera
generación (con tal parecer Schreuer, “Three Generations…”, ob. cit., págs.
17-20), las cuales “En contraposición con los primeros Comités ad hoc (…)
han adoptado una concepción mucho más restrictiva
de su función y del proceso de anulación” (Fernández Rozas, José Carlos
“Dogmática del Recurso de Anulación ante el Ciadi” en Anuario Latinoamé-
ricano de Arbitraje, Nº 1, Lima, 2011, pág. 40). En tal forma, “en una segun-
da etapa las comisiones ad hoc adoptaron una concepción más cautelosa en
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 244
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

otorga el artículo 52, inciso 3, del Convenio Ciadi, para no anular el


laudo por estas causales2.
Hemos de recordar que la independencia e imparcialidad del
árbitro son elementos basilares de la funcionalidad y legitimidad del
Sistema Ciadi3. Pues tanto inversionistas como estados confían en que
el laudo se emitirá asépticamente y basándose únicamente en los méri-
tos del caso. Sin tal seguridad, los operadores del Sistema perderían
confianza en él, como quizá sea el caso de las recientes denuncias al
Convenio Ciadi realizadas por Bolivia, Ecuador y Venezuela. Por todo
ello, resulta necesario fortalecer el control de independencia e impar-
cialidad y perder el temor a estimar las recusaciones cuando ese sea el
caso.
Conviene observar también que la existencia de vínculos en-
tre el árbitro y la Secretaria del Ciadi o, en general, del grupo que con-
forma el Banco Mundial, pueden ser relevantes para la eventual desca-
lificación de éste, como sucedió en el caso de Generación Ucrania vs
Ucrania (Caso Ciadi Nº ARB/00/9), en el que se recusó a un árbitro -
Juergen Voss- dado que había sido Subconsejero General del Orga-
nismo Multilateral de Garantía de Inversiones, el cual es miembro del
grupo que conforma el Banco Mundial. Sin embargo, luego de que a
los árbitros no recusados -Jan Paulsson y Eugene Salpius- les fue im-

cuanto a los alcances y extensión del recurso de anulación (…) Finalmente, en


una tercera etapa (…) se reafirmó la posición más restrictiva respecto de la
anulación (…) las comisiones ad hoc establecieron que solo procederían a la
anulación de un laudo en caso que existieran motivos motivos serios y graves
que lo justificaran” (Cordero Arce, Gonzalo “Anulación de Laudos Arbitrales
en el Ciadi” en Revista Chilena de Derecho, Nº 2, 2005, Santiago, pág. 225).
2
A lo cual se suma el hecho de que se trate del árbitro (Gabrielle Kaufmann-
Kohler) que -como hemos visto- ha sido recusado más veces en las decisiones
que hemos analizado.
3
Legitimidad la cual conviene fortalecer hoy más que nunca, pues “el Ciadi se
ha convertido en foco de escrutinio. El debate se centra en la integridad insti-
tucional del Ciadi y ha alcanzado al New York Times como también a otros
influyentes medios de comunicación” (Franck, Susan D. “The ICSID Effect?
Considering Potential Variations in Arbitration Awards” en Virginia Journal
of International Law, N° 4, Virginia, 2011, pág. 841).
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 245
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

posible llegar a una decisión, y de que el Presidente del Consejo Ad-


ministrativo del Ciadi de forma original e inédita decidió no resolver
la recusación, encargando tal decisión -para la imparcialidad del pro-
ceso- al Secretario General de la Corte Permanente de Arbitraje de la
Haya, este último decidió desestimar la recusación4.
Por otra parte, la publicación de las decisiones sobre recusa-
ción promueve el entendimiento y la consistencia de los estándares pa-
ra examinar las recusaciones de árbitros, y permite una mejor toma de
decisión por parte del árbitro que considera una designación, de aque-
llos que deben resolver una recusación y de las cortes nacionales que
deben revisar una decisión sobre recusación5.
Sin embargo y paradójicamente, el aumento vertiginoso de
las recusaciones se debe, inter alias, al hecho de que diversas normas
de transparencia permitieron que laudos arbitrales y decisiones sobre
recusación estén disponibles al público6.

2. RECOMENDACIONES
Del decurso del presente trabajo el lector atento habrá notado
que el ya de por sí difícil tema de la independencia e imparcialidad del
árbitro, se agrava aún más gracias al criterio de apreciación subjetivo
recogido en el Convenio Ciadi y en las Reglas de Arbitraje. Además,
las últimas no aprovecharon la reforma, que en el 2006 el Consejo
Administrativo le hizo a su regla 6, apartado 2, para optar por un crite-
rio de apreciación objetivo de la obligación de revelación del árbitro7,

4
Con tal parecer Fouret, Julien “The World Bank and ICSID: Family or In-
cestuous Ties?” en International Organizations Law Review, La Haya, 2009,
págs. 138-139.
5
Brower, Charles N. “Keynote Address: The Ethics of Arbitration: Perspec-
tives from a Practicing International Arbitrator” en Berkeley Journal of
International Law (Publicist), Berkeley, 2010, pág. 20
6
Con similar parecer Bjorklund, “The Emerging…”, ob. cit., pág. 1299.
7
Nótese además que, si bien “la nota explicativa que acompaña los cambios
sugeridos señala que su propósito es “ampliar el alcance de la revelación de
los árbitros para incluir cualquier circunstancia que probablemente pueda dar
lugar a dudas justificables en cuanto a la confianza en el juicio independiente
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 246
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

que sería más acorde a la regla hoy dominante en el ámbito del arbi-
traje nacional e internacional, establecida por el artículo 12, inciso 1,
de la Ley Modelo de la CNUDMI, el cual nos señala que “La persona
a quien se comunique su posible nombramiento como árbitro deberá
revelar todas las circunstancias que puedan dar lugar a dudas justifi-
cadas acerca de su imparcialidad o independencia.…”. Asimismo,
con ocasión de la reforma pudo modificarse la regla 9, apartado 1, de
las Reglas de Arbitraje del Ciadi, estableciendo un criterio de aprecia-
ción objetivo para la recusación del árbitro, conforme al tenor del artí-
culo 12 inciso 2 de la Ley Modelo de la CNUDMI, el cual nos señala
que “Un árbitro sólo podrá ser recusado si existen circunstancias que
den lugar a dudas justificadas respecto de su imparcialidad o inde-
pendencia…”8.
Huelga señalar que el criterio de apreciación objetivo de la
Ley Modelo de la CNUDMI ha sido adoptado por la mayoría de leyes
nacionales de América, Europa y Asia9. E incluso su amplia recepción

del árbitro”. Sin embargo, el texto no se refiere a dudas justificables, pare-


ciendo así adoptar una interpretación más amplia de las circunstancias que de-
ben ser reveladas por los posibles árbitros” (Malintoppi, “Independence…”,
ob. cit., pág. 826).
8
Lo cual es desafortunado, pues “la consistencia con la vasta mayoría de re-
glas de arbitraje, leyes nacionales y buena práctica pudo haber sido bienveni-
da” (Sheppard, “Arbitrator Independence…”, ob. cit., pág. 155).
9
Sin ánimo exegético, podemos señalar que han adoptado la Ley Modelo de
la CNUDMI, países tales como: Alemania, Armenia, Australia, Austria,
Azerbaiyán, Bahrein, Bangladesh, Bielorrusia, Brunei Darussalam, Bulgaria,
Camboya, Canadá, Chile, China (Hong Kong y Macao), Chipre, Costa Rica,
Croacia, Dinamarca, Egipto, Eslovenia, España, Estados Unidos de América
(California, Connecticut, Illinois, Louisiana, Oregon y Texas), Estonia, Fede-
ración de Rusia, Filipinas, Georgia, Grecia, Guatemala, Honduras, Hungría,
India, Irán, Irlanda, Japón, Jordania, Kenia, Ex República Yugoslava de Ma-
cedonia, Lituania, Madagascar, Malasia, Malta, Mauricio, México, Nicaragua,
Nigeria, Noruega, Nueva Zelanda, Omán, Paraguay, Perú, Polonia, Reino
Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, República de Corea, República
Dominicana, Ruanda, Serbia, Singapur, Sri Lanka, Tailandia, Túnez, Turquía,
Ucrania, Uganda, Venezuela, Zambia, y Zimbabue.
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 247
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

normativa viene confirmada por el hecho de haber sido asumido -para


la recusación de árbitros- por el más importante esfuerzo en materia
de conflictos de interés llevado a cabo por la International Bar Asso-
ciation (IBA), a través de sus denominadas “Directrices de la IBA so-
bre Conflictos de Intereses en el Arbitraje Internacional” del 22 de
mayo del 2004.
De otro lado, convendría establecer un plazo fijo para plan-
tear la recusación, de 25 días -o más-, desde la fecha de la declaración
establecida por la regla 6, apartado 2, de las Reglas de Arbitraje del
Ciadi o desde la fecha en que la parte recusante conoció o pudo cono-
cer del hecho o circunstancia en que se basa la recusación10.
Por otra parte, dada la particular característica de que la recu-
sación es decidida in primis por los árbitros no recusados, resulta pro-
bable que la parte recusante tenga dudas sobre si estos últimos, a su
vez, tengan un conflicto de interés al resolver la recusación, dado que
pudieron haber sido recusados antes o esperan en el futuro serlo, razón
por la cual es posible que tengan el deseo subliminal de fijar la prueba
en un nivel alto11. Por todo ello, sería recomendable que en una futura
reforma se establezca que toda recusación sea resuelta por el Presiden-
te del Consejo Administrativo del Ciadi o bien por un comité ad hoc
creado para ello12.
Finalmente, sea que la reforma recomendada se lleve a cabo o
no13, en atención a la importancia y a las particularidades del arbitraje

10
Con similar parecer Sheppard, “Arbitrator Independence…”, ob. cit., pág.
156.
11
Con tal parecer Sheppard, “Arbitrator Independence…”, ob. cit., pág. 155.
12
Esta última opción es defendida por Audley Sheppard (Sheppard, “Arbitra-
tor Independence…”, ob. cit., pág. 156).
13
Si se reforman las Reglas de Arbitraje estableciéndose un criterio de apre-
ciación objetivo de la imparcialidad e independencia del árbitro, tanto para la
recusación como para la obligación de revelación, entonces el Código de Ética
serviría para establecer diversos factores de análisis (descalificantes, no desca-
lificantes y que requieran un atento examen) que permitan determinar la pre-
sencia de un árbitro prevenido. Y si no se reforman las Reglas de Arbitraje,
entonces el Código de Ética servirá, primero, para aclarar la aplicación del cri-
LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL ÁRBITRO 248
EN EL SISTEMA CIADI
Carlos Alberto Matheus López

en el sistema Ciadi, sería recomendable que el Consejo Administrativo


asuma, conforme al artículo 6, inciso 3, del Convenio Ciadi, la tarea
de promulgar un código de ética específico para los árbitros del siste-
ma14, cuyas reglas podrían servir además como una suerte de “direc-
trices” aplicables a cualquier arbitraje de inversión. Y asimismo, serí-
an útiles también para el arbitraje comercial internacional15.

terio de apreciación subjetivo establecido por éstas, sea para la recusación o


sea para la obligación de revelación. Y, segundo, servirá para establecer algu-
nos factores de análisis que posibiliten determinar la ausencia de independen-
cia e imparcialidad en el árbitro.
14
Con similar parecer Malintoppi, “Independence…”, ob. cit., pág. 829.
15
Con similar parecer Park, William “Investment Claims and Arbitrator
Comportment” en A Liber Amicorum: Thomas Wälde. Law Beyond Conven-
tional Thought, Cameron May, London, 2009, pág, 199, nos señala que “una
clara polinización cruzada de los estándares éticos nacionales y profesionales
existe entre los casos comerciales y de inversión (…) Los principios éticos en
los casos comerciales fertilizan decisiones en casos de inversión y viceversa”.
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Carlos Alberto Matheus López

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national and Comparative Law Quarterly, Volumen 52, Cambridge,
2003
PUBLICACIONES DEL INSTITUTO VASCO
DE DERECHO PROCESAL
Serie Monografías y Manuales
1. Embargo, Hipoteca y ejecución procesal del establecimiento mercantil. Prof Dr. Dr. Antonio
Mª Lorca Navarrete [tesis doctoral española] (agotado).
2. Estudios de Derecho de arbitraje. La nueva Ley de arbitraje. Autores: Pablo Acha
Castresana, Prof. Dr. José Almagro Nosete, Prof. Dr. Isidoro Álvarez Sacristán, Humberto Cirarda y
Ortiz de Artiñano, Pilar García Unzueta, Prof. Dr. Juan Carlos Hitters, Prof. Dr. Jose Luis Iriarte
Angel, Iñigo de Landecho y Urquijo, Prof. Dr. Antonio Mª Lorca Navarrete, Prof. Dr. Victor
Moreno Catena, Prof. Dra. Inmaculada Sánchez Barrios, Prof. Dr. Jose Manuel Suso Vidal, Manuel
Valín López, Pilar Zorrila Álvarez.
3. El procedimiento monitorio civil. Prof Dr. Dr. Antonio Mª Lorca Navarrete.
4. Estudios sobre el proceso laboral. El nuevo proceso laboral. Autores: Prof. Dr. Isidoro
Álvarez Sacristán, Prof. Dr. Fernando Gómez de Liaño González, Prof. Dr. Francisco López Simó,
Prof. Dr. Antonio María Lorca Navarrete, Prof. Dr. José Martín Ostos, Ramón Ruiz Jiménez, Prof.
Dra. Isabel Tapia Fernández, Juan Manuel Torres Andrés, Prof. Dr. Antonio José Manuel Valencia
Mirón.
5. El problema de la Administración de Justicia en España. Prof. Dr. Dr. Antonio Mª Lorca
Navarrete.
6. Comentario breve a la ley de Arbitraje. Autores: Felix Alonso y Royano, Prof. Dr. Arturo
Álvarez Alarcón, Prof. Dr. Fernando Gómez de Liaño González, Prof. Dr. Antonio María Lorca
Navarrete, Prof. Dr. José Martín Ostos, Prof. Dr. Tomás Muñoz Rojas, Prof. Dr. Antonio José
Valencia Mirón
7. Comentario a la Ley Procesal Militar. Prof. Dr. Dr. Antonio Mª Lorca Navarrete.
8. Jurado y Escabinado. Prof. Dr. José Martín Ostos.
9. El arbitraje en arrendamientos urbanos. Autores: Felix Alonso y Royano, Prof. Dr. Fernando
Gómez de Liaño y González, Prof. Dr. Vicente Guilarte Zapatero, Prof. Dr. Joaquín Silguero
Estagnan.
10. Los Juzgados de Familia y los procesos matrimoniales diez años después (1981-
1991).Resultados y Experiencias. Autores: Cristina Alberdi, Felix Alonso y Royano, Prof. Dr. José
Almagro y Nosete, Juan Alberto Belloch Julbe, Ana Barrilero Yarroz, Juan Bautista Pardo García,
Prof. Dra. Carmen Calvo Sánchez, Prof. Dr. Faustino Cordón Moreno, Itziar Fernández Mendizábal,
José Mª Fragoso Bravo, Joaquín Jiménez García, Bienvenido González Poveda, Pilar Gonzalvez
Vicente, Antonio Guerra Gimeno, Antonio Guerra San Martín, Jean-Jacques Lemouland, Prof. Dr.
Antonio María Lorca Navarrete, Prof. Dr. Manuel Lorzano-Higuero Pinto, Prof. Dr. Luis Muñoz
Sabaté, Prof. Dr. Ernesto Pedraz Penalva, Antonio Eduardo Pedreira Andrade, Prof. Dr. Manuel
Peláez del Rosal, Juan Poirier Benito del Valle, Prof. Dr. Antonio José Valencia Mirón, Juan
Antonio Xiol Ríos, Manuel Mª Zorrilla Ruiz.
11. El arbitraje en la propiedad horizontal Autores: Prof. Dr. José Mª Asencio Mellado, Prof. Dr.
Antonio María Lorca Navarrete, Luis Muñoz González.
12. La Casación Foral y Regional. Autores: Prof. Dott. Sergio La China, Prof. Dr. Antonio María
Lorca Navarrete, Prof. Dr. Manuel Morón Palomino, Jose Luis Núñez Vide, Prof. Dr. Luis Puig
Ferriol, Jose Mª Satrústegui Martínez.
13. Temas actuales de consumo: La resolución de conflictos en materia de consumo. 3ª
Reimpresión 2004. Autores: Prof. Dr. Juan Manuel Bádenas Carpio, Prof. Dr. Antonio María Lorca
Navarrete, Alicia Menéndez González, Prof. Dr. Pedro Munar Bernat, Prof. Jose Angel Ruiz
Jiménez, Felipe Vicario Cearsolo.
14. Cuestiones de práctica judicial relativas a la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000. 2ª
Reimpresión 2003. Prof. Dr. Fernando Gómez de Liaño González, Prof. Dr. Antonio Mª Lorca
Navarrete, Prof. Dr. Manuel Lozano-Higuero Pinto, Dn. Carlos Moreno Millán (Presidente de la
Audiencia Provincial de Murcia), Prof. Dr. Joan Verger Grau.
15. La nueva Ley Concursal. 1ª Reimpresión 2004. Autores: Prof. Dr. Juan Damián Moreno, Prof.
Dr. Antonio María Lorca Navarrete, Prof. Dr. Manuel Lozano-Higuero Pinto, Prof. Dr. Gilberto
Pérez del Blanco, Prof. Dr. Jose Angel Ruiz Jiménez, Prof. Dr. Joaquín Silguero Estagnan, Prof. Dr.
Jose Luis Vázquez Sotelo.
16. Ley de Arbitraje y legislación complementaria. 3ª Reimpresión 2004. Textos legales
anotados y concordados por el equipo jurídico de la Corte Vasca de Arbitraje.
17. Estudios Jurídicos en homenaje al Profesor José Lorca Navarrete, In Memoriam. Autores:
Prof. Dr. Francisco Puy, Prof. Dr. Angel Sánchez de la Torre, Prof. Dr. Luis Prieto Sanchís, Prof.
Dr. Pablo Badillo O'Farrell, Prof. Dr. Francisco Javier Caballero Harriet, Prof. Dr. Andrés Ollero
Tassara, Prof. Dr. Gregorio Robles, Prof. Francisco López Frías, Prof. Dr. Camilo josé Cela Conde,
Dn. Juan Bms. Vallet de Goytisolo, Prof. Dr. Antonio María Lorca Navarrete, Dn. Antonio
Hernández Mancha, Dn. Pedro Aparicio, Prof. Dr. Manuel Clavero Arévalo, Prof. Manuel Hijano
del Río, Prof. María Isabel Lorca Martín de Villodres.
18. La sustitución de las penas privativas de libertad (aspectos procesales y penales). 1ª
Reimpresión 2004. Autor: Rony Eulalio López Contreras.
19. Comentarios a la nueva Ley de Arbitraje. 9ª Reimpresión 2005. Autor: Prof. Dr. Dr. Antonio
María Lorca Navarrete.
20. Organización Judicial española en el vigésimo aniversario de la Ley Orgánica del Poder
Judicial (1985-2005). Autor: Prof. Dr. Dr. Antonio María Lorca Navarrete.
21. Vademécum principios inspiradores del arbitraje y de práctica arbitral de tribunales
arbitrales según la nueva Ley de arbitraje 60/2003. Autores: Prof. Dr. Juan Burgos Ladrón de
Guevara, D. Asaf Grauer Godoy, D. Javier Iscar de Hoyos, Dª. Andrea María Lorca Dentici, Dª.
Alicia Menéndez González, Dª. Ana Montesinos García, Prof. Dr. Francisco Ortego Pérez, Prof. Dr.
Gilberto Pérez del Blanco, D. Juan José Rodríguez Recio, Prof. Dr. Jose Angel Ruiz Jiménez.
22. El jurado: experiencias y futuro en el décimo aniversario de la Ley del Jurado (1995-2005).
La práctica adversarial del proceso penal ordinario de la Ley del Jurado en la más reciente
teoría y jurisprudencia. Autor: Prof. Dr. Dr. Antonio María Lorca Navarrete.
23. Materiales para una necesaria reforma de la LECrim en orden a la superación de su
modelo acusatorio formal. Autor: Prof. Dr. Dr. Antonio María Lorca Navarrete.
24. El recurso de casación según el Tribunal Supremo. Autor: Prof. Dr. Dr. Antonio María Lorca
Navarrete.
25. La regulación de la separación y el divorcio en la nueva “Ley de Divorcio” de 2005 con
especial referencia a la mediación familiar. Autores: Prof. Dr. Dr. Antonio María Lorca Navarrete
y Dª. Nina Dentici Velasco.
26. Una relación compleja: competencia de los tribunales arbitrales y los tratados de
protección y promoción de inversiones. Prof. Dr. Enrique Fernández Masía.
27. Estudio jurisprudencial de los poderes del juez civil en materia probatoria. Prof. Dr. Dr.
Antonio María Lorca Navarrete.
28. Origen, estructura y funcionamiento de las Juntas Arbitrales de Consumo. Dr. José Luis
Rodríguez Rodríguez.
29. Juicio de relevancia y casación administrativa. Prof. Tit. Juan Manuel Alonso Furelos.
30. La motivación y racionalidad del veredicto en el derecho español y en el derecho
norteamericano. Prof. Dr. Enrique Vélez Rodríguez.
31. Tres estudios sobre la competencia legislativa de las Comunidades Autónomas en su
ámbito procesal específico. Prof. Dr. Juan Manuel Alonso Furelos.
32. El régimen procesal autonómico del artículo 149-I-5º y 6º de la Constitución española
comparado con el de la Constitución republicana de 1931. Prof. Dr. Juan Manuel Alonso
Furelos.
33. La competencia exclusiva del estado para legislar en materia procesal prevista en el
artículo 149-I-5º y 6º de la Constitución española. Prof. Dr. Juan Manuel Alonso Furelos.
34. Análisis crítico del Sistema Nacional Español de Arbitraje de Consumo. Prof. Dr. José
Ángel Ruiz Jiménez.
35. Los motivos de oposición en el juicio cambiario. Dra. Manuela Andrea Rodríguez Morán
36. La morosidad en el pago en las comunidades de propietarios. Prof. Dr. Dr. Antonio María
Lorca Navarrete.
37. El indulto particular: tratamiento y control jurisdiccional. Dr. Jerónimo García San Martín.
38. El proceso vascongado de saca foral. Prof. Dr. Dr. Antonio María Lorca Navarrete.
39. Normas deontológicas de la abogacía y ejercicio de la función de árbitro por el abogado
ejerciente. D. Francisco Javier Pozo Moreira.
40. La motivación y racionalidad del veredicto en el derecho español y en el derecho
norteamericano. 2ª Edición ampliada. Prof. Dr. Enrique Vélez Rodríguez.
41. La morosidad en el pago en las comunidades de propietarios. 2ª Edición ampliada. Prof.
Dr. Dr. Antonio María Lorca Navarrete.
42. Plea bargaining o alegación preacordada en los Estados Unidos: ventajas y desventajas.
Una contribución al estudio de la conformidad en el proceso penal. Prof. Dr. Julio E. Fontanet
Maldonado.
43. La anulación del laudo arbitral. Una investigación jurisprudencial y doctrinal sobre la
eficacia jurídica del laudo arbitral. Prof. Dr. Dr. Antonio María Lorca Navarrete.
44. Derecho de la garantía de la función jurisdiccional. Garantismo procesal. Procesos
especiales. División judicial de patrimonio y protección judicial del crédito. Prof. Dr. Dr.
Antonio María Lorca Navarrete.
45. La nueva regulación del arbitraje de consumo. Prof. Dr. Dr. Antonio María Lorca Navarrete.
46. La independencia e imparcialidad del árbitro. Prof. Dr. Carlos Alberto Matheus López.
47. Estudios sobre garantismo procesal. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. Antonio María Lorca Navarrete.
48. Jurados. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. Antonio María Lorca Navarrete.
49. Poder Judicial ¿Garantía de la potestad jurisdiccional constitucional?. Prof. Dr. Dr. Dr. h.
c. Antonio María Lorca Navarrete.
50. La metamorfosis de la técnica monitoria producto de la Ley 13/2009, de 3 de noviembre, de
reforma de la legislación procesal para la implantación de la nueva oficina judicial: del
tránsito del Juez de Primera Instancia al Secretario judicial. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. Antonio
María Lorca Navarrete.
51. El recurso contencioso disciplinario militar ordinario. Dra. Maria del Carmen Vírseda
Fernández.
52. Informe sobre el Anteproyecto de Ley de Mediación “en asuntos civiles y mercantiles”
elaborado por el Ministerio de Justicia del Gobierno de España “con los efectos procesales que
de ella derivan”. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. Antonio María Lorca Navarrete.
53. La garantía del convenio arbitral y su jurisprudencia. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. Antonio María
Lorca Navarrete.
54. La garantía de los sujetos del arbitraje y su jurisprudencia. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. Antonio
María Lorca Navarrete.
55. La garantía de la prueba en la causa petendi en el proceso civil. Algunas cuestiones
jurisprudenciales. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. Antonio María Lorca Navarrete.
56. La garantía de las actuaciones arbitrales y su jurisprudencia. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. Antonio
María Lorca Navarrete.
57. ¿Es constitucional el juicio verbal? ¿es realmente la sumariedad un modelo de garantismo
procesal? ¿son posibles los juicios sumarios civiles?. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María
Lorca Navarrete.
58. Jurisprudencia procesal civil comentada de las Audiencias Provinciales Vascas. Vol. I.
2011. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María Lorca Navarrete.
59. El laudo arbitral. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María Lorca Navarrete.
60. Efectos del concurso del empresario en el sistema arbitral. A propósito de la Ley 22/2011,
de 20 de mayo de Reforma de la Ley 60/2003, de 23 de diciembre de arbitraje y de regulación
del arbitraje institucional en la administración general del estado. Dra. Pilar Iñiguez Ortega.
61. Jurisprudencia comentada de la casación foral del Tribunal Superior de Justicia del País
Vasco sobre el proceso de saca foral (1992-2005). Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María
Lorca Navarrete.
62. ¿Es posible el amparo constitucional frente al arbitraje?. Reflexiones sobre la justificación
del arbitraje y la aplicación al mismo del garantismo procesal. Relación del Derecho
Constitucional a la tutela judicial efectiva con el arbitraje desde la vertiente de la justificación
de las garantías que se aplican tanto a ese Derecho Constitucional –el denominado “derecho a
la tutela judicial”- como al arbitraje. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María Lorca Navarrete.
63. Lititigio est quod notamos in arbitratum. (A propósito de la justificación constitucional del
arbitraje y de la sustanciación garantista de las actuaciones arbitrales. Con arreglo a su
vigente regulación normativa). Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María Lorca Navarrete.
64. El veredicto del jurado. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María Lorca Navarrete.
65. La mediación en asuntos civiles y mercantiles. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María
Lorca Navarrete.
66. Prueba indiciaria y presunción de inocencia en el proceso penal. Prof. Dr. Julio César
Cordón Aguilar.
67. Jurisprudencia procesal civil de la Audiencias Provinciales Vascas. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c.
mult. Antonio María Lorca Navarrete.
68. Constitución y Poder Judicial. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María Lorca Navarrete.
69. Constitución y proceso declarativo civil. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio María Lorca
Navarrete.
70. Jurisprudencia arbitral comentada de los Tribunales Superiores de Justicia. Prof. Dr. Dr.
Dr. h. c. mult. Antonio María Lorca Navarrete.
71. ¿Los jurados deben tener conocimientos jurídico?. Prof. Dr. Dr. Dr. h. c. mult. Antonio
María Lorca Navarrete.

PUBLICACIONES PERIÓDICAS
Revista Vasca de Derecho Procesal y Arbitraje (RVDPA)

Información y pedidos: Instituto Vasco de Derecho Procesal; Pº Portuetxe, 61-3º 20018 San
Sebastián; Tel. 943219150; fax. 943471112; Página web: www.institutovascodederechoprocesal.
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