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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SANTO DOMINGO

(Centro UASD-SAN JUAN)

ASIGNATURA:
Historia de la cultura universal

TEMA:
LAS CRUZADAS Y EL RESURGIMIENTO DEL COMERCIO
Y LAS CIUDADES EUROPEAS EN LOS SIGLOS XII AL XIII

Alumno/a:
Jossymer Lemos Gomera

PROFESOR /A:
Juan de la Cruz

MATRICULA:
100141512

Sección:
02
LAS CRUZADAS Y EL RESURGIMIENTO
DEL COMERCIO Y LAS CIUDADES
EUROPEAS EN LOS SIGLOS XII AL XIII
Introducción

Las cruzadas fueron una serie de guerras religiosas impulsadas por la Iglesia católica
durante la Plena Edad Media. Dichas campañas militares tenían como objetivo declarado
recuperar para la Cristiandad la región del Cercano Oriente conocida como Tierra Santa, la
cual se encontraba bajo el dominio del Islam desde el Siglo VII. En muchos casos, estas
cruzadas fueron causa de persecuciones contra judíos, cristianos ortodoxos griegos y rusos.
Los participantes de las cruzadas, conocidos como cruzados, tomaban votos religiosos de
manera temporal y se les concedía indulgencia por sus pecados.

Las cruzadas del Mediterráneo Oriental, las primeras a las que se les aplicó este nombre,
fueron llevadas a cabo por señores feudales y soberanos de Europa Occidental, sobre todo
los de la Francia de los Capetos y el Sacro Imperio Romano, pero también de Inglaterra y
Sicilia, a pedido del Papado y, en principio, del Imperio Romano Oriental (bizantino).
Tuvieron lugar durante un período de casi dos siglos, entre 1096 y 1291, llevaron al
establecimiento efímero de un Reino cristiano en Jerusalén y la conquista temporal de
Constantinopla.

Se introdujeron en Occidente nuevos cultivos y procedimientos de fabricación tomados de


los pueblos musulmanes. El comercio, sobre todo marítimo, adquirió mayor impulso. Los
puertos de Génova, Venecia, Amalfi, Marsella y Barcelona fueron los más favorecidos.

Entre 1096 y 1272, se llevaron a cabo nueve cruzadas, con distintos resultados y duración.
Incluso algunas de ellas, no son reconocidas por algunos estudiosos como cruzadas, aquí se
incluye la cronología de cada una de ellas.
LAS CRUZADAS Y EL RESURGIMIENTO DEL COMERCIO Y LAS
CIUDADES EUROPEAS EN LOS SIGLOS XII AL XIII

Entre los siglos XI y XIII el


mundo occidental giró en torno a
las cruzadas, ocho expediciones
militares dirigidas a liberar
Tierra Santa del dominio
musulmán y que generaron
importantes cambios en Europa.

¿Qué razones impulsaron a los


cruzados a combatir? Hasta el
siglo XIX la respuesta parecía
clara: una religiosidad ferviente.
Movidos por su fe, los caballeros
europeos pretendían recuperar
para la cristiandad los lugares en los que vivió Jesús. Los historiadores posteriores, sin
embargo, añadieron otro tipo de
causas.

El factor económico
Las repúblicas del norte de Italia
participaron en las cruzadas para
defender sus intereses mercantiles.
Venecia, Pisa y Génova controlaban
las rutas comerciales por las que
llegaban a Europa los productos de
lujos orientales, cada vez más
solicitados por una población urbana
en auge.
Al servicio de Roma
La Iglesia impulsó las expediciones a Tierra Santa para consolidar su autoridad política
sobre los reinos cristianos, amenazada por las rivalidades con el Imperio germánico.
Además, los papas querían recuperar el control sobre la Iglesia ortodoxa bizantina, separada
del catolicismo romano desde el cisma (por cuestiones de dogma) de 1054.

Válvula de escape
Los hijos de nobles que no recibían herencia (solo la adquiría el primogénito) se dedicaron
a combatir en Tierra Santa. Así, se ganaban la vida y canalizaban su ímpetu guerrero. Las
clases humildes también vieron en las cruzadas un medio para mejorar su nivel económico.
Preferían probar suerte en tierras lejanas y desconocidas a llevar una vida mísera en los
campos de Europa.

¿Defender a los oprimidos?


Para el espíritu caballeresco de la época, las cruzadas constituían una oportunidad de
defender a los cristianos orientales del islam. El entusiasmo colectivo fue tal que los
caballeros vendían parte de sus pertenencias para adquirir un equipo militar y costearse la
expedición.

Éxito inicial
En 1099, los cruzados tomaron Jerusalén tras un ataque cruento. Este triunfo permitió abrir
el camino tradicional de los peregrinos hacia Tierra Santa, así como las rutas comerciales
por las que llegaban a Europa las especias, la seda y otros productos de lujo orientales.

Equilibrio inestable
El dominio occidental sobre Palestina resultó muy precario. Los territorios cristianos se
fragmentaron en pequeños reinos o condados. Su pervivencia durante dos siglos se explica
por la ayuda militar que recibían con cada nueva cruzada, el respaldo de órdenes militares
y, sobre todo, la desunión crónica de los musulmanes.
Repercusiones
Las cruzadas afectaron de forma muy distinta a europeos y musulmanes. Para los primeros,
su expulsión de Oriente Próximo en 1291 constituyó un revés transitorio en el camino hacia
la hegemonía mundial. El mundo islámico, en cambio, inició un proceso de decadencia
cultural a pesar de su victoria sobre los cruzados.

Desde el punto de vista occidental, las ocho expediciones a Tierra Santa tuvieron
consecuencias trascendentales para la historia europea. En el terreno político, consolidaron
la autoridad del papado sobre el conjunto de la cristiandad. Desde un punto de vista
económico, las guerras favorecieron los intercambios comerciales y el auge de las ciudades
mercantiles, como Venecia o Marsella. Este hecho propició el ascenso de la burguesía. En
términos culturales, los cruzados entraron en contacto con la herencia de la Antigüedad
clásica conservada por bizantinos y árabes.

Otra es la visión del islam. Durante siglos, los europeos tuvieron un único punto de vista
sobre las cruzadas, el de los guerreros cristianos. En las crónicas musulmanas encontramos
denuncias de la crueldad de los cruzados, pero también elogios al valor de los europeos.
Las cruzadas, vistas como un acto de imperialismo, empujaron al islam a cerrarse en banda
a las innovaciones extranjeras.

Hagamos un breve recorrido por las ocho cruzadas (algunos expertos dividen la última en
dos y hablan de nueve cruzadas):

Primera cruzada (1096-1099). Promovida por el papa Urbano II, reconquistó Jerusalén en
1099 y estableció el reino del mismo nombre, con Godofredo de Bouillon como primer
soberano.

Segunda cruzada (1147-1149). Luis VII de Francia y Conrado III de Alemania


participaron en esta campaña, pero se tomaron la expedición como si se tratara de un torneo
medieval. El resultado fue desastroso.
Tercera cruzada (1189-1192). Enviada para socorrer a los estados cristianos tras la derrota
de Hattin y la caída de Jerusalén en manos de Saladino, logró bastantes éxitos, pero no
reconquistó la ciudad.

Cuarta cruzada (1202-1204). Debía dirigirse hacia Egipto, donde reinaba la dinastía de los
ayyubíes, para desde allí liberar Tierra Santa. Sin embargo, la expedición se desvió y
conquistó Constantinopla.

Quinta cruzada (1217-1221). Como en la cuarta campaña, los cruzados atacaron Egipto.
Lograron conquistar Damietta, pero, sin objetivos militares claros, finalmente fueron
aplastados en Al-Mansurah.

Sexta cruzada (1228-1229). El emperador alemán Federico II partió hacia Palestina para
cumplir su promesa de luchar por Tierra Santa. Consiguió la cesión de Jerusalén por
medios diplomáticos.

Séptima cruzada (1248-1250). Tras un éxito inicial (toma de Damietta), Luis IX de


Francia fue derrotado en Al-Mansurah. Hecho prisionero, tuvo que ceder Damietta para
recuperar la libertad.

Octava cruzada (1270). Tras la conquista musulmana de varios territorios, Luis IX intentó
sitiar Túnez. El asedio resultó un fracaso y el monarca murió ante los muros de la ciudad,
víctima de la peste. Algunos autores hablan de una novena cruzada a continuación de esta
misma en el momento en que Eduardo de Inglaterra se unió a Luis IX y tras la muerte de
este continuó hasta Acre.

A partir del siglo XII, se dieron profundos cambios en Europa, el comercio en la Edad
Media: la economía rural y cerrada, propia de la época feudal se transformó, gradualmente
en una economía abierta y comercial.
Entonces, la industria, los mercados y el dinero recobraron importancia. Este renacimiento
comercial, que llegó a su auge en el siglo XIII. se debió, fundamentalmente, a las siguientes
causas:
 Aumento de la producción agrícola, pues generó un excedente de productos que
debieron ser vendidos fuera de su área.
 La paz en Europa, que ofreció seguridad en los caminos y en los mares, luego de
varios siglos de conflictos.
 Aumento de la población debido a la disminución de las guerras y al mejoramiento
de las condiciones alimentarias, que provocó la necesidad de satisfacer los
requerimientos de más gente cada vez.
 Las cruzadas, que abrieron nuevos caminos comerciales marítimos y terrestres y
revitalizaron el comercio entre Oriente y Occidente.

La población y sus necesidades

El aumento demográfico
A pesar de las escasas fuentes que tenemos para calcular el volumen de la población en la
Edad Media, se sabe, por aproximaciones basadas fundamentalmente en la extensión de los
cultivos, que desde el siglo XII hubo un gran aumento demográfico en Europa. Los
historiadores opinan que hacia el año 1 100 la población europea era de unos 48 millones
de habitantes; hacia el 1 200 pasó a ser de 61 millones de habitantes y en el 1 300 superó
los 73 millones. Este aumento demográfico, que exigió un mayor desarrollo económico, al
mismo tiempo
propició una
mayor
disponibilidad de
mano de obra.
Tres necesidades básicas
La actividad comercial e industrial de la Edad Media se destinó, principalmente, a
satisfacer las necesidades básicas de la población: alimentación, vestido y vivienda. La
industria de la alimentación fue la que más se desarrolló, pese a que la mayoría de los
productores trabajaban en pequeño volumen y a que casi todo este comercio en la edad
media se efectuaba en la corta distancia que mediaba entre el campo y la ciudad. Sin
embargo, siempre hubo ciertos productos alimenticios que sólo podían obtenerse de lugares
más lejanos, y algunas zonas, como por ejemplo Flandes y Noruega, se veían obligadas a
importar incluso sus alimentos esenciales de lejos. Entre los productos alimenticios que
más se comerciaron figuran los cereales, los productos lácteos, la sal y la cerveza.

Mercader de la Edad Media


Al fortalecerse el comercio en la edad media, se formó en Europa una clase de
comerciantes profesionales o mercaderes que con su profesión, relegaron la actividad
agraria a un papel secundario. Estos mercaderes crearon una mentalidad propia, muy
particular.

La mayoría de los mercaderes era de origen rural: personas que se


habían visto forzadas a abandonar el campo por el aumento de
población y la falta de tierras, optando por un estilo de vida
errante y azarosa. Entre esta masa de desarraigados y aventureros
se formaron los primeros comerciantes.

Los primeros comerciantes sólo recorrían pequeñas distancias


para vender sus productos, pues los caminos eran malos y los
bandidos los asaltaban con frecuencia. Además, cada vez que
cruzaban un feudo, el señor feudal los obligaba a pagar un impuesto o les confiscaba sus
mercancías.
Estos comerciantes vendían sus productos al menudeo. Sus mercancías eran,
principalmente, artículos de primera necesidad como, por ejemplo sal, cerveza, miel, lana y
cereales.

A finales del siglo XII en cambio, los mercaderes se volvieron errantes. Se trasladaban con
sus mercaderías de lugar en lugar y vendían sus productos en ferias que se celebraban en
fechas y lugares establecidos. Por eso se los llamó pies polvorientos.

Los pies polvorientos usaron animales de carga -en particular, caballos- para transportar sus
mercancías. Otro vehículo muy utilizado por estos primeros comerciantes fue el carro de
cuatro ruedas, tirado por caballos o por bueyes.

Para compensar las dificultades, los peligros y el costo del camino, los pies polvorientos
vendieron no sólo productos de primera necesidad sino, también, productos de lujo como
perfumes, especias y tintes que les dejaban un amplio margen de ganancias. También
usaron las vías fluviales y las marítimas.

A partir del siglo XIV los mercaderes se volvieron sedentarios pues el volumen creciente de
sus mercaderías dificultó su traslado de feria en feria. Entonces, comenzaron a establecerse
en determinadas ciudades y comenzaron a vender al por mayor.

El comercio local
El primer tipo del comercio en la edad media que cobró importancia en la Edad Media fue
el comercio local, es decir, el que se efectuaba del campo a la ciudad. A través de este
comercio, los campesinos libres y los señores feudales vendían sus excedentes a la ciudad:
productos agrarios, madera, cuero y lana principalmente.

Luego, con las ganancias obtenidas con sus ventas, compraban en las urbes mercancías más
elaboradas de las que no disponían en el campo como, por ejemplo, telas y herramientas.
El comercio local nunca desapareció. Sin embargo, fue el comercio a larga distancia o
internacional el que caracterizó el renacimiento económico de la Edad Media.
Los Mercaderes y el campo
Una nueva clase social
Desde principios del siglo XII, la superpoblación, el
hambre y las guerras habían bandeado a un número
considerable de individuos, errantes, privados de todo,
que pasaron a engrosar la multitud de mendigos o
peregrinos ya existente. Entonces, algunos se dedicaron a
pequeños negocios (…) Probaron una nueva suerte que
nada tenía en común con las actividades tradicionales. Así
pues, uno puede suponer que estos mercaderes crearon
una mentalidad propia, muy particular. Esta gente, que
hizo tabla rasa de sus antiguos vínculos, se lanzó a la
aventura (…) buscando, ante todo, un rápido
enriquecimiento. Los cronistas de la época hablan de
advenedizos, de hombres sin fe y sin ley, sin escrúpulos, que por sus costumbres y modos
difieren de los demás hombres.

Del campo a la ciudad


La mayoría de las ciudades medievales del siglo XII eran pequeños centros donde los
habitantes del campo circundante ofrecían un excedente de su producción a cambio de
objetos elaborados en la ciudad como, por ejemplo, zapatos, o de artículos que llegaban a
ella procedentes de otras regiones. Las ciudades reunían el excedente de su propia zona y lo
pasaban a otras regiones y, al mismo tiempo, recibían parte del excedente de otras regiones
y lo distribuían en su territorio. Para concentrar estos movimientos de compra-venta, las
ciudades organizaron ferias que se celebraban una vez a la semana.

El comercio internacional y sus centros


El renacimiento del comercio en la edad media se dejó sentir en toda Europa, pero hubo dos
grandes focos donde éste se concentró: Italia del Norte y Flandes. Ambas eran zonas muy
pobladas que se dedicaban a la manufactura de tejidos, de objetos de metal y de cerámica.
Italia
Italia se benefició del comercio internacional, pues estaba al centro de una antigua red vial
romana y al medio del Mediterráneo. Por ello, y como consecuencia de las cruzadas, sus
ciudades controlaron el comercio con Oriente. Los puertos más beneficiados con ello
fueron Venecia, Génova y Pisa.

A través del Mediterráneo, Italia vendía a Oriente productos propios y artículos traídos del
norte de Europa. De Oriente, los comerciantes italianos llevaban a Europa especias, sedas y
perfumes.

Flandes
Otra zona comercial que gozaba de una situación estratégica era Flandes que se hallaba
frente al mar del Norte y en la que desembocaban varios ríos europeos, como el Rin y el
Mosna.

La región de Flandes perteneció a una importante liga comercial, la liga Hanseática, que
comerciantes alemanes habían organizado con las ciudades de Hamburgo, Lübeck. Rostock
y Stettin a la cabeza. Esta liga monopolizó las exportaciones del norte de Europa, desde
Novgorod en la actual Rusia, hasta Londres.

De esta manera la liga Hanseática consolidó un importante tráfico de trigo, madera y


pieles que, en Flandes, se reunía en la ciudad de Brujas, que fue su principal puerto de
almacenaje y redistribución.

Flandes exportaba los productos de estas regiones al resto de Europa a cambio de artículos
de Europa del centro y del sur y de objetos de Oriente. Exportaba, también, sus propios
tejidos.
Rutas y transportes
Para comerciar a larga distancia, los comerciantes medievales contaron con tres rutas: las
vías terrestres, las fluviales y las marítimas. Aunque el transporte terrestre permitía
alcanzar zonas del interior sin ríos, fue siempre el más caro y penoso, pues los caminos eran
malos e inseguros y se debía pagar gran cantidad de impuestos.

Por seguridad, los mercaderes preferían el


transporte fluvial. Las redes fluviales más
importantes fueron las del río Po, el Ródano, el
enrejado de ríos de la zona de Flandes, el Rin y el
Danubio. Sin embargo, el medio fluvial también
estaba sujeto a impuestos.

El medio de transporte más barato fue el


marítimo, por eso fue el preferido a pesar de los
riesgos de naufragio y de piratería, de la poca
capacidad de las naves y de la lentitud del viaje. Además, un solo barco podía llevar las
cargas de varios comerciantes a la vez.

Organizaciones comerciales en el comercio en la Edad Media

La liga Hanseática
En los mares del norte, comerciantes alemanes organizaron una red de casas comerciales
que compraban y vendían productos desde Inglaterra hasta Rusia. Esta red comercial
conformó una corporación, la liga Hanseática, cuya sede se hallaba en Lübeck. La liga
llegó a incluir 200 ciudades. La naves hanseáticas transportaban una gran variedad de
artículos: miel y pieles de Rusia, pescado de Escandinavia y lana de Inglaterra, entre otros
productos más.
Las ferias
La actividad comercial se impuso en toda Europa en el transcurso del siglo XIII. Dentro de
un ambiente de plenitud económica, alcanzaron gran importancia las ferias, grandes
mercados situados en zonas de contacto entre el comercio mediterráneo y el nórdico, a las
que acudían mercaderes de todos los lugares de Europa.

Las ferias no eran mercados permanentes, pues sólo se realizaban en ciertos períodos del
año. Su celebración duraba varios días. A estas citas comerciales acudían, también,
titiriteros y juglares, que añadían a la celebración un carácter festivo.

De todas las ferias que se celebraban en la Edad Media, las que alcanzaron mayor renombre
fueron las ferias de Champaña, que se instalaban en la llanura francesa de ese nombre, a
medio camino entre Venecia y Brujas. Las ferias de Champaña eran, por lo tanto, lugares
de encuentro entre los comerciantes flamencos e italianos.
Otros instrumentos de el comercio en la Edad Media
Paralelamente al desarrollo comercial a larga distancia, se produjo un desarrollo
monetario a través del cual la acuñación y la circulación monetaria aumentaron.
Las primeras monedas que cobraron un valor internacional y que por lo tanto, tenían
vigencia en varios países, se hicieron a fines del siglo XII en Venecia: los matapanes de
plata. Después, Francia, Flandes e Inglaterra acuñaron, también, monedas internacionales
de plata.

La acuñación de oro en cambio, fue propia del siglo XIII. A partir de entonces, la mayoría
de los países europeos adoptó el bimetalismo monetario: el uso de monedas de plata y de
oro.

Para agilizar las transacciones comerciales se formaron los primeros bancos y aparecieron


los banqueros, que se especializaron en reconocer las diferentes monedas, su peso y sus
equivalencias.

Con el tiempo, los banqueros se volvieron prestamistas que cobraban intereses por los
préstamos que realizaban, aceptaban velar por los ahorros, abrían libros de cuenta y
efectuaban transferencias monetarias para sus clientes.

Puesto que viajar con grandes sumas de dinero era muy incómodo como peligroso, la
mayor parte del comercio comenzó a realizarse en forma de transacciones a crédito.
También se utilizaron las letras de cambio: un acuerdo entre un prestamista y su
deudor en el que el dinero prestado podía devolverse un tiempo después en un lugar
diferente al del préstamo y en otra moneda diferente a la prestada.

De esta manera, un mercader italiano que quisiese comprar, por ejemplo, tejidos en
Flandes, podía pedir una letra de cambio en esa región y comprar lo necesario y un tiempo
después, pagarlo en Italia. Las letras de cambio eran empleadas no sólo por comerciantes
sino, también, por otros viajeros, con el mismo fin que los modernos cheques de viaje.
Ferias y bancos
Las ferias de Champaña
Aunque las ferias se celebraron en todos los países europeos, en los siglos XII y XIII todas
quedaron relegadas por las ferias de Champaña: seis ferias que se celebraban a lo largo de
todo el año una vez en la aldea de Lagny, otra en Bar-sur-Aube, dos veces en Provins y tres
en Troyes. Estas ferias destacaron sobre todas las demás porque los condes de Champaña
las protegieron liberando de impuestos a los comerciantes que acudían a ellas.
Sobresalieron, también, por su situación geográfica, que las convirtió en el principal lugar
de encuentro de los mercaderes. Por eso, en aquella época, la meta más importante de
cualquier comerciante eran las ferias de Champaña. Las ferias decayeron en el siglo XIV.

La aparición de los bancos


AI principio, los mercaderes portaban consigo el dinero. Con el tiempo, las operaciones
comerciales se volvieron difíciles a causa de la diversidad de monedas y de valores
existentes. Para efectuar cambios de dinero y agilizar las transacciones, aparecieron los
primeros cambistas, que ubicaban delante de su tienda un banco, sobre el que colocaban las
diferentes monedas. Otro instrumento importante para su actividad era la balanza: el peso
de las monedas permitía establecer la cantidad de metal precioso que contenían y, con ello,
fijar su valor. Muy pronto los cambistas recibieron los ahorros de la gente y los invirtieron
en empresas lucrativas y en préstamos. De esta manera nacieron los bancos.
Conclusión

El incremento de la producción agraria permitió el aumento demográfico, que, a su vez,


demandó más productos agrarios y otras muchas cosas que los hombres necesitaban para su
vida. Los excedentes agrarios permitieron la recuperación paulatina del comercio.

El comercio se desarrollaba a distintas escalas, había un comercio a larga distancia y un


comercio a corta distancia. Al desarrollo del comercio colaboró la tranquilidad por ausencia
de ataques de invasores y las cruzadas.

La forma como influyeron las cruzadas ante el desarrollo del comercio en la Edad media, es
principalmente que favoreció a las naciones militarmente más fuertes y más grandes
permitiendo que éstas pudieran apoderarse del mercado.

La importancia de este acontecimiento es que fueron de mucha ayuda para los habitantes de
Europa ya que en esta cruzada se obtuvo muchas ganancias y también obtuvieron otros
beneficios como el aprender a desarrollar nuevas tecnologías y otras cosas.

Las cruzadas constituyen campañas militares que fueron impulsadas por el papa y llevados
a cabo por gran parte de Europa cristiana en los cuales, se buscaba recuperar el territorio
para la cristiandad y erradicar a los paganos.

Desde el siglo XII el comercio fue uno de los motores de la economía europea. Aparte del
comercio local, se produjeron importantes intercambios de productos necesarios para el
hombre medieval: la sal, precisa para la conservación de alimentos, se compraba de las
minas alemanas o de las salinas de la costa atlántica, las especias del lejano Oriente, los
vinos del Rhin, de Borgoña o de Burdeos, las pieles de Europa del Este, la lana de
Inglaterra o España, los paños de Flandes e Italia. Los comerciantes más emprendedores se
movieron por el Mediterráneo y el Báltico.
Los mercaderes especializados en el comercio a larga distancia fueron en principio los
italianos, en especial venecianos y genoveses, que se dirigían con sus barcos al Este del
Mediterráneo. Allí fundaron colonias desde las que comerciaban. Por esos puertos del
Mediterráneo oriental llegaban a Europa productos exóticos, más o menos necesarios, como
las especias o las sedas. Ese comercio fue muy activo hasta la llegada de los turcos
otomanos al Este europeo a comienzos del siglo XV.

Otra área europea fue especialmente importante en el comercio: se trata de la zona del
Báltico, en la que durante los siglos XIV y XV se desarrolló un grupo de ciudades que
formaron una asociación denominada la Hansa (palabra alemana que se traduce por liga).
Casi cien ciudades, entre las que se encontraba Lübeck, Hamburgo, Bremen o Danzig,
formaban esa confederación. Operaba a gran escala, y sus barcos llevaban por el Báltico
pescado, madera, cereales, pieles. Metales y ámbar hasta los mercados de Europa
Occidental, y regresaban con paños, vino y especias.

El comercio a larga distancia proporcionaba enormes beneficios. Un buen ejemplo es una


expedición portuguesa que iba a la Indias a comprar especias en 1521. Compraban el clavo
a 2-3 ducados y lo vendían en Europa a 336 ducados. Se conoce el coste de la expedición
que llegó a un total de 22.000 ducados; como las gananicas fueron de 150.000, les quedó un
beneficio de 130.000 ducados, lo que indica un porcentaje de beneficios que alcanzó un 600
por ciento.
Bibliografía

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https://mihistoriauniversal.com/edad-media/el-comercio-en-la-edad-media.

http://recursostic.educacion.es/kairos/web/ensenanzas/eso/media/feudal_03_02.html

https://enciclopediadehistoria.com/edad-media/
ANEXOS

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