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La conciencia moral, en lenguaje popular, es esa voz interior que nos obliga

a actuar de una forma y también nos dice si son correctas o no nuestras


acciones. Precisando un poco podemos decir que la conciencia moral es la
capacidad de juzgar las acciones, no solo las nuestras sino también las de
los demás, como buenas o malas. Es la que orienta nuestra conducta en la
dirección que la persona considera correcta.

Las personas empezamos a aprender las normas y principios morales


en la sociedad en la que vivimos: familia, escuela, grupo de amigos y
otros agentes de socialización como la televisión. El proceso a través
del cual aprendemos y asumimos los principios y normas morales y
todas las manifestaciones culturales de nuestra sociedad se llama
socialización. A través de este proceso nos adaptamos e integramos
en nuestra sociedad.

Crecimiento moral del individuo. Según algunos autores


contemporáneos, como Lawrence Kohlberg, hay que tener en cuenta,
además de los factores socioculturales, la evolución moral de la
persona. Evolución que se produce en el modo de razonar acerca de
las cuestiones morales de juzgar sobre ellas.

La conciencia moral consciente en el conocimiento que tenemos o


debemos tener las normas o reglas morales; es la facultad que nos
permite darnos cuenta si nuestra conducta moral es o no es valiosa.

La moral individual son las normas propias, de las acciones de un ser humano
cuyos efectos directos recaen sobre sí mismo y sus posesiones y no afectan
a los demás. Es el fundamento para la definición de las necesidades e
intereses sociales, concientizados por las personas que encuentran en ellas
su expresión.

La moral social se funda en las relaciones particulares del hombre con la


sociedad, se refiere al trato o a las relaciones Colectivas y a la Vida Pública
del individuo.
La conciencia moral social se identifica por su estabilidad, mientras que la
conciencia moral individual es dinámica, variada y se comprende como las
exigencias generales dirigidas a todos los ciudadanos(as) de una sociedad
dada, percibidas y realizadas en una variante irrepetible que en la práctica
moral expresa la individualidad.

La conducta del hombre refleja la moral individual y la moral individual es el


fundamento de la moral social.

La relación entre la conciencia moral social y la individual se sintetiza en el


contenido social de la conciencia individual y en el aporte de la diversidad de
orientaciones morales individuales a la conciencia moral social.

Entre los factores que inciden en la unidad del conocimiento y la realización


de lo debido en la conciencia moral individual se encuentran el medio social
y la coincidencia y secuencia de las exigencias que la sociedad, la familia y
el medio plantean al hombre y a la mujer en la conformación de sus
proyectos de vida.

La conciencia moral es consciente de los valores éticos, es decir


conocimiento de lo que se debe hacer y de lo que no se debe hacer, y en
esta forma poder diferenciar lo bueno y lo malo.

La vida individual está formada por una serie de acciones o conducta, para
la convivencia de nuestro planeta, desde el punto de vista moral, deben
predominar en la conducta del hombre las tendencias más convenientes al
desarrollo de la vida individual y social. Dicha tendencia se impone al hombre
con carácter habituales y permanente, para que vaya aprendiendo a calificar
sus propias acciones, estas aptitudes constituyen el llamado sentido moral
de los individuos.

Recordemos que la conducta del hombre refleja la moral individual y la moral


individual es el fundamento de la moral social. Las acciones del hombre,
instintivas o habituales, espontáneas o reflexivas, son los elementos
constitutivos de la conducta: este debe seguir las inducciones del sentido
moral.

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