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“El derecho subjetivo es la cualidad que la norma atribuye a ciertas situaciones de unas personas,
consistentes en la posibilidad de determinar jurídicamente el deber de una especial conducta en
otra u otras personas
el derecho subjetivo se presenta como un poder del individuo, “en los límites de este poder reina
la voluntad del individuo, y reina con el consentimiento de todos” (Savigny)
La teoría del poder de la voluntad individual no es suficiente para establecer la naturaleza jurídica
de los derechos subjetivos, pero tampoco resulta del todo inútil, puesto que la iniciativa privada es
decisiva en la vida de los actos jurídicos: las personas adquieren solamente los bienes que quieren
Para salvar algunas de las objeciones dirigidas contra la teoría de la voluntad, Windscheid alegó
que el poder de voluntad del derecho subjetivo no es la voluntad del titular, “sino la voluntad del
ordenamiento jurídico
concluye que el derecho no existe para proteger la voluntad sino los intereses del sujeto
La misma concepción finalista, utilitaria, es aplicada al Derecho objetivo. Desde esta perspectiva,
Ihering define al Derecho objetivo como “la forma de garantía de las condiciones de vida de la
sociedad, asegurada por el poder coactivo del Estado”.
Ihering añadió a su definición un elemento nuevo: para que exista un derecho subjetivo es
necesario que “le sea confiada al mismo interesado la protección de su interés”; o sea, que el
particular pueda tomar la iniciativa para la protección de aquello que constituye su interés. De
este modo, la fórmula original de “interés jurídicamente protegido” es cambiada por la de “la
autoprotección de un interés”
Recaséns Siches hace notar que aunque la teoría del interés haya nacido como opuesta a la de la
voluntad, guarda con ella evidente semejanza. Tan solo se quiere aquello en lo cual se tiene un
cierto interés y siempre se quiere lo que constituye un interés preferente. Así, pues, voluntad e
interés van íntimamente unidos en el sujeto.
3.Teoría mixta
Esta teoría combina ambos elementos: voluntad e interés para determinar el concepto del
derecho subjetivo.
Jellinek definió al derecho subjetivo como “un interés tutelado por la ley, mediante el
reconocimiento de la voluntad individual”.
Coviello define al derecho subjetivo como el “poder de obrar en satisfacción de los propios
intereses, garantizados por la ley”.
Como objeción a la teoría mixta se afirma que no soslaya los inconvenientes de las teorías que se
fundan o bien solamente sobre la voluntad o bien sobre el interés, sino que los aumentan en
cuanto suman los de una y otra. También se aduce como error común a las teorías antes
expuestas el considerar a un hecho síquico como la esencia del derecho subjetivo.
La voluntad y el interés no son elementos constitutivos del derecho subjetivo sino medios para su
ejercicio.
4. Teoría que explica la naturaleza del derecho subjetivo sobre la base de “lo que
corresponde o pertenece a cada persona como suyo
Dabin “el derecho subjetivo es esencialmente una pertenencia dominio, en que la pertenencia es
causa y determina el dominio”. Todo derecho subjetivo supone un bien o valor ligado al sujeto-
persona por un lazo de pertenencia, consagrado por el Derecho objetivo, esa persona puede decir
que ese bien o valor es suyo.
El derecho subjetivo es, en primer lugar, lo suyo: dar a cada uno lo suyo, aquello que se considera
que pertenece a cada uno, no es un interés de goce; no basta gozar para tener derecho, no es un
interés, ni siquiera jurídicamente protegido; es pertenencia de una cosa que pertenece como
propia.
Los bienes y valores materia del derecho subjetivo pueden consistir en toda cosa mueble o
inmueble, en los valores inherentes a la persona (la vida, la libertad, etc.), los bienes materiales o
inmateriales (producidos por el sujeto), la prestación del deudor por pertenecer al acreedor, los
oficios o funciones de autoridad o de gestión (como la patria potestad, los poderes otorgados a los
órganos de gobierno de las personas jurídicas).
Afirma Dabin que el derecho existe por decisión del Derecho objetivo, pero a veces la pertenencia
del derecho subjetivo es obra de la naturaleza o de la obra de la voluntad humana.
Según Dabin, la idea de pertenencia es un aspecto del derecho subjetivo, también el poder o el
dominio. La pertenencia es atributo de la cosa ligada al sujeto; el dominio es el atributo del sujeto
respecto a la cosa “perteneciente”.
El derecho subjetivo comienza con la pertenencia y termina con el dominio: ese es el orden lógico.
Las cosas materiales se prestan a una disposición total; los bienes y valores que afectan la
personalidad son de disposición relativa (la vida, la libertad); si es de prestación debida, el
acreedor no puede disponer del deudor, solo tiene derecho a la prestación y la facultad de
coaccionar en caso de incumplimiento.
Concluye Dabin diciendo que la voluntad no está en la esencia del derecho; sin embargo, reconoce
que la función de este es el ser ejercido; salvo el derecho a la vida. La voluntad es la fuerza motriz
del derecho subjetivo; “aunque no representa el elemento esencial ni la condición de existencia,
ella es la que le insufla la vida; ella es el principio de su dinamismo y, prácticamente, de su
eficacia”.
En Perú, Alzamora se adhiere a la concepción de Dabin sobre el derecho subjetivo; observa que el
derecho en sentido objetivo-subjetivo no está constituido por fenómenos síquicos.
El derecho subjetivo se sustenta en lo “perteneciente a cada hombre como suyo”. Desde el lado
del sujeto, lo suyo está constituido por lo que su dignidad exige para lograr el fin dentro de las
exigencias de la justicia, y desde el punto de vista del objeto, lo suyo significa lo que es atribuido,
lo que pertenece al sujeto conforme a lo prescrito por la norma. Esta señala los límites de la
pertenencia. La potestad que cada sujeto tiene sobre lo suyo termina donde comienza la de los
otros.
El derecho subjetivo no proviene de la voluntad o interés sino de la norma. Hay situaciones en que
la voluntad del sujeto es decisiva para el nacimiento del derecho subjetivo; en otras, la norma lo
atribuye independientemente del querer; y en otras se exige la intervención de la voluntad del
representante del incapaz.
En ese sentido, Recaséns Siches precisa que a veces la situación o conducta del sujeto activo es
condicionante del nacimiento, en otro u otros sujetos, de deberes jurídicos: este es el caso del
poder jurídico de crear o modificar relaciones jurídicas, como, la celebración de un contrato.
Concluye Recaséns Siches definiendo al derecho subjetivo como “aquella situación en que una
persona se halla en una relación jurídica, en virtud de la cual se le atribuye por la norma la facultad
de exigir de otra persona el cumplimiento de cierto deber jurídico”.
6. Nuestra opinión
Las teorías que se han expuesto sobre la naturaleza jurídica del derecho subjetivo tienen unas,
más que otras, algo de verdad; pero todas pecan de un excesivo individualismo, olvidándose de la
perspectiva social para delimitar del concepto del derecho. Con tales teorías, sea que se considere
al derecho subjetivo como “poder de la voluntad individual”, o como “el interés jurídicamente
protegido, etc., lo que se pretende en el fondo es proteger y garantizar el querer individual sin
limitación alguna, sin importar para nada si con ello se atenta contra la dignidad humana, hecho
que se aleja interés de la colectividad. Significan, dichas doctrinas, el reconocimiento del poder de
la voluntad para la defensa de los intereses personales con fines estrictamente egoístas que
sirvieron de sustento al liberalismo.
El Derecho reconoce y ampara intereses, como todo aquello que es necesario para que el
individuo pueda coexistir dignamente en comunidad; así, lo que es útil al individuo, lo es también
para la colectividad.