FILOSOFÍA DE LA COMPLEJIDAD

Lcdo. Oswaldo Reyes

Participante de Maestría en Educación, UBV
Santa Ana de Coro, Abril de 2020

Las palabras filosofía y complejidad no siempre a juicio del autor de esta

producción escrita han estado claramente comprendidas en la estructura cognoscitiva
de quienes hemos estado inmersos en contextos académicos, mucho menos para el
ciudadano del común. Sin embargo, en el escenario de la cotidianidad, vemos como
naturalmente somos arropados por hechos de la interacción dinámica, dialéctica, y
constructiva del ámbito social, que en sí, son complejos y que incluso para comprender
dichas complejidades recurrimos a la filosofía como opción inequívoca que posibilita
una razón lógica ante las vivencia humanas.
Respecto a, la definición de filosofía Fatone (1969) reseña las ideas de algunos
conocedores en este particular. Para Sócrates es una preparación para la muerte.
Aristóteles por su parte, señala que es la ciencia de los principios y de las primeras
causas. Los Estoicos, en cambio, la concebían como una preparación para la vida.
Cicerón (siglo I a. C), sin dejar de pensar como Sócrates, que toda filosofía es una
reflexión sobre la muerte, sostenía que se ocupa del conocimiento de las cosas divinas
y humanas. Para Santo Tomás (siglo XIII) las disciplinas filosóficas abarcan todas las
verdades accesibles mediante la luz natural de la razón.
Así mismo, según Descartes (siglo XVIII) en reseña de Fatone (ob, cit) la filosofía
comprende todo lo que el espíritu humano puede saber. Shaftesbury (siglo XVIII)
definía la filosofía como el estudio de la felicidad. No obstante, Kant (siglo VIII)
consideraba que es la ciencia de los fines últimos de la razón humana y Hegel (siglo
XIX) que es la ciencia de la idea que se piensa a sí misma. Wittgenstein, sostiene que
la filosofía es crítica del lenguaje, es decir, no tanto un saber o doctrina, sino una
actividad que consiste en el análisis o clarificación lógica del lenguaje. Para Heidegger
la filosofía es la interrogación que resulta de una cierta disposición en la que nos
preguntamos de una forma que no es habitual, por algo que tampoco está en lo
cotidiano y corriente.
Vemos entonces, como hay respecto a la conceptualización de filosofía un diverso
y entramado conjunto de posturas, algunas coincidentes otras contrastantes pero que
en definitiva todas orientan un carácter esencial sobre poder comprender el amor al
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Participante de Maestría en Educación, UBV
Santa Ana de Coro, Abril de 2020

saber, más allá, de las creaciones materiales y con ello, una alta valoración en la
aspiración de alcanzar ser sabio, entendiendo por tal, que la naturaleza humana es
compleja e inacabada; de allí que emerge entre los hombre esa necesidad de encontrar
una explicación total y unificada de la realidad.
Ante todas estas observaciones, conviene detallar la complejidad desde la
perspectiva de Morín (1996), quien la señala como un tejido de constituyentes
heterogéneos inseparablemente asociados, presenta la paradoja de lo uno y lo múltiple.
Es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones,
azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. Su mayor dificultad es que debe
afrontar la solidaridad de los fenómenos entre sí, la bruma, la incertidumbre, la
contradicción.
Por tanto, la complejidad como teoría filosófica expresa Barrera (2010) nace de la
mano de Edgar Morín, años después de las tesis de Chardin, uno de los más
destacados teóricos del complejísimo. En efecto, Morín –son todavía palabras de
Barrera- se aboca a desarrollar la complejidad como teoría filosófica, a fin de propiciar
la conformación de una corriente epistémica capaz de dar respuesta al ansia de
conocer a través de matrices diseñadas en la diversidad (como multidiversidad), pues
como lo sostiene en El Método. La Naturaleza de la Naturaleza, “todo es complejo”.
Sólo la complejidad puede abrir el camino al entendimiento, a la búsqueda del saber y
al encuentro de caminos de realización humana y social.
En efecto, se devela pues como la postura filosófica de la complejidad pretende
una resignificación en la forma de concebir y vivir el mundo, orientada desde la
supresión del fragmentamiento del conocer y el reconocimiento de una profunda
interconexión de las ideas para el saber, la cultura, la teoría la práctica, relación del
hombre con su medio natural, entre otras, apostando a una organización integradora en
nuestra estructura de pensamiento de lo conocido y por conocer, de un mundo que es
dinámico, diverso, cambiante, en sí complejo.
Indiscutiblemente, como refiere Solís (2019) el divorcio entre ciencia y filosofía ha
privado a la ciencia de toda posibilidad de reflexionar sobre sí misma, conocerse, y
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tener una visión científica de sí misma. El conocimiento disyuntor ha aislado entre sí a

los tres grandes campos del conocimiento científico: la Física, la Biología y las ciencias
del hombre. Luego, para subsanar esta disyunción, se han producido simplificaciones:
de lo biológico a lo físico y de lo humano a lo biológico.
Es así como, la postura del autor antes mencionado, imposibilita la comprensión
como un todo, de lo que esencialmente somos, pues se encuentra disociada de las
interacciones que naturalmente se vivencian entre el hombre y su mundo, ya que
pretende la disgregación de nuestra realidad cargada aspectos fenomenológicos, lo
cuales, se caracterizan por su cohesión en lo plural y diverso de las manifestaciones
humanas; ello, dio el impulso para que emergiera la filosofía de la complejidad.
Por tanto, la filosofía de la complejidad busca una comprensión del mundo en la
que se alcance como expresan Juárez y Comboni (2012) romper con la unilinealidad, la
unilateralidad del pensamiento científico; a integrar de manera compleja, en el sentido
de tejer conjuntamente (complexus) elementos provenientes de la concepción
sistémica, cibernética y de la teoría de la información, recuperados a favor de que
cualquier estudio de la experiencia humana se haga en forma multifacética y
multirreferencial.
En particular, se evidencia como bajo la concepción filosófica de la complejidad,
se aprecia una postura amplia e integrativa hacia elementos que emergen como
cualidad de la naturaleza humana y sus fenómenos, además, se privilegia una
manifestación del conocer en su totalidad, lo que impregna una condición de
complejidad en el hecho de hacernos consientes de que llegar a la vedad de lo que
somos, exige una organización interconectada de nuestro mundo experiencial con lo
natural y lo místico, uniendo tendencias, corrientes y disciplinas en el propósito de un
conocer sin la limitación fragmentadora.
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Lcdo. Oswaldo Reyes
Participante de Maestría en Educación, UBV
Santa Ana de Coro, Abril de 2020

FUENTES DE INFORMACIÓN

Barrera, M. (2010). Modelos epistémicos en investigación y educación. Ediciones

Quirón. 6a. ed. ISBN 978-980-6306-68-4. Caracas.
Fatone. V (1969). Lógica e introducción a la filosofía. Editorial KAPELUSZ, S.A. 9na ed.
Buenos Aires, Argentina.
Juárez, J; Comboni. (2012). Epistemología del Pensamiento Complejo. Reencuentro,
núm. 65, diciembre, pp. 38-51. Universidad Autónoma Metropolitana Unidad
Xochimilco Distrito Federal, México.
Morín, E. (1996). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa. 
Solís, L (2019). El pensamiento Complejo. Documento en Línea. Disponible en:
www.pensamientocomplejo.com.ar. Consultado: 18-05-2020

“Dijo uno de los presentes:

-Convenceme de que la lógica es útil.
-¿Quieres que te lo demuestre?
-Sí.
-Entonces… es necesario que recurra a una demostración.
Y al ver que el otro asentía, le dijo:
-Sí te engaño con sofismas, ¿Cómo harás, pues,
Para darte cuenta?
El otro guardó silencio.
-Ya ves cómo tú reconoces que la lógica es
Necesaria y que, apartándote de ella, ni siquiera
Puedes llegar a saber si es necesaria o no” -Epicteto,
Conversasiones, II, 25. En Fatone (1969).

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