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SUMARIO
1. Sociología del derecho (abordaje positivista). 2. Sociología en el derecho (abordaje
evolucionista). 3. Otras concepciones de la sociología jurídica. 4. Definición de la sociología
jurídica.
Desde finales del siglo XIX nos encontramos con el surgimiento de análisis profundos
y sistemáticos sobre el derecho en las obras de dos importantes sociólogos europeos. Se
trata de Émile Durkheim, a quien ya nos hemos referido, y de Max Weber (1864-1920),
famoso sociólogo alemán, cuya obra más importante, escrita entre 1911-1912 y publicada
póstumamente, se titula Economía y sociedad. En esta obra el autor presenta un extenso
estudio sobre la sociología jurídica (Weber, 1999, pp. 1-153), que influirá profundamente
en los sociólogos del derecho en todo el mundo (Lascoumes, 1995).
La sociología era entonces una disciplina joven, pero ya fijaba sus ojos en el
derecho. Es importante recordar que Durkheim y Weber se dedicaron al estudio de varios
fenómenos sociales, y fue dentro de tal perspectiva que analizaron el derecho al lado de
la economía, de la moral, de la política, de las clases sociales, de la religión, de la familia
etc. La contribución de ambos autores para el desarrollo de la sociología jurídica es
particularmente importante, y sus textos son de consulta obligatoria en el ámbito del
estudio de esta materia.
La sociología jurídica nace como disciplina específica a inicios del siglo XX, cuando
los fenómenos jurídicos comienzan a ser analizados a través del uso sistemático de
conceptos y métodos de la sociología general1.
1
Según Lévy-Bruhl (1988, p. 94), el término “sociología jurídica” fue utilizado por primera vez en la obra “La filosofía del derecho y La
sociología” publicada 1892, en Italia. Se trata de una obra de juventud de Dionisio Anzilotti (1867- 1950), un especialista del derecho
internacional mundialmente reconocido.
única fuente: “la voluntad del grupo social” (Lévy-Bruhl, 1988, p. 38). De esta manera, la
sociología jurídica debe investigar aquello que Ehrlich denomina como “hechos del
derecho” (Tatsachen des Rechts), cuya manifestación no depende de la ley escrita, sino
de la sociedad, que produce estos hechos y crea relaciones jurídicas (1986, pp. 70 y
sgts., 362)2.
Veremos que los dos abordajes principales dentro de la sociología jurídica presentan
entre ellas una diferencia comparable con la del ejemplo descrito.
Este primer abordaje opta por hacer un estudio sociológico, colocándose en una
perspectiva externa al sistema jurídico. Sus adeptos consideran que la sociología del
derecho hace parte de las ciencias sociales, y constituye una rama de la sociología. Por
otro lado, el derecho debe continuar utilizando su método tradicional, que le garante una
posición autónoma con relación a las otras ciencias humanas (ya que el método aquí se
identifica con la ciencia del derecho).
Adeptos de esta corriente son — a pesar de las fuertes divergencias entre ellos—
Niklas Luhmann (1927-1998) en la Alemania, Renato Treves (1907- 1992) y Vincenzo
Ferram en la Italia, y Ramón Soriano en la España. Casi todos los sociólogos que se
dedican a la sociología jurídica adoptan esta perspectiva posición metodológica cuyo
origen debe ser buscado en la obra de Max Weber, que quería construir una sociología
libre de evaluaciones (“neutralidad axiológica” del investigador) y, en parte, en las análisis
de Kelsen sobre la “pureza” de la ciencia jurídica.
El jurista alemán Arthur Nussbaum (1877-1964), que investigó la función social de varios institutos del
derecho civil, consideró, en 1914, que la principal tarea de la sociología jurídica es la investigación de los
hechos jurídicos (Rechtstatsachenforschung). Deberían ser estudiadas las condiciones de creación del
derecho y sus efectos en la vida social, para ayudar el legislador y el operador del derecho a adaptar las
leyes a la realidad social (Rottleuthner, 1981, pp. t75- 176; Pawlowski, 2000, p. 193)
2
Nardi-Greco (1907, pp. 18-31, 294-310) ya utilizaba el término “hechos jurídicos” (fatti giuridici) para indicar una
categoría específica de “hechos sociales” (fatti sociali): las reglas que establecen prohibiciones y amenazan con sanciones,
con el objetivo de garantir la seguridad de la persona y de sus bienes y también el mantenimiento del orden social.
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derecho es “la ley y las relaciones entre las leyes”, todo el que no fuera “ley y relaciones
entre leyes” queda fuera de la ciencia jurídica.
La sociología jurídica puede estudiar y criticar el derecho, pero no puede ser parte
integrante de esta ciencia. Su tarea es la de ser un observador neutral del sistema
jurídico.
Este tipo de análisis tiende la excluir de la ciencia jurídica otras disciplinas, como la
Filosofía y la Historia del Derecho, la Criminología, la Psicología Jurídica. El positivista
entiende que éstas no se dedican al estudio de las normas y de las relaciones entre las
mismas. Aún más, el positivista cree que la aplicación imparcial del derecho es posible y
constituye una garantía para los ciudadanos. El juez debe aplicar la ley y, en este
proceso, debe ser lo más neutro posible. Entonces, al admitir la contribución de otras
ramas, se corre el riesgo de que estas vengan a interferir en la aplicación del Derecho.
El positivista critica duramente esta postura que aconseja al juez a cometer una
ilegalidad, confundiendo la aplicación del derecho con las opiniones políticas sobre el
mismo. Para el positivista las indagaciones sociológicas sobre el derecho son muy
interesantes, pero no pueden intervenir en la aplicación del mismo.
El segundo abordaje adopta una perspectiva interna con relación al sistema jurídico.
Sus adeptos contestan la exclusividad de un método jurídico tradicional, afirmando que la
sociología jurídica debe interferir activamente en la elaboración, en el estudio dogmático
e inclusive en la aplicación del derecho. No hay una ciencia jurídica autónoma porque el
derecho, además de los métodos tradicionales, también emplea o debe emplear métodos
propios de las ciencias sociales.
Se trata de una ruptura con el concepto kelseniano de que el derecho “es la norma y
las relaciones entre las normas”. Esto porque se acepta que los conceptos elaborados
por la sociología jurídica integren la ciencia jurídica. Como veremos, se coloca en duda la
supuesta neutralidad del jurista.
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Se entiende así, que el magistrado siempre hace un juicio de valor y nunca aplica la
ley de modo “puro”: en sus decisiones proyecta valores personales que expresan su
visión del mundo. Si no existe la neutralidad y si el derecho es una forma de política,
entonces ¿por qué la sociología no debería intentar persuadir el juez a aplicar un derecho
más justo, en sintonía con la realidad y las necesidades sociales? ¿Por qué la sociología
jurídica no podría contribuir en la “humanización de la sociedad”? (Rehbinder, 2000, p.
239).
La sociología jurídica tiene un método diferente del positivismo jurídico, y quiere que este
método sea reconocido como parte integrante de la ciencia jurídica. De esta forma, la
sociología jurídica quiere compartir el poder de “influencia” que la dogmática del derecho
detenta sobre el sistema jurídico.
Diversos autores defienden este tipo de posición, inclusive algunos que no se dedican
específicamente a la sociología del derecho. En Alemania encontramos a Manfred
Rehbinder y Winfried Hassemer, en la Italia Giovanni Tarello, en Francia André-Jean
Arnaud, en Chile Juan Bustos Ramírez y Roberto Bergalli en la España. En la misma
línea se sitúa la obra de Alessandro Baratta, que desarrolló sus actividades de
investigación y de enseñanza en varios países de Europa y de América Latina, inclusive
en el Brasil.
Los abordajes citados ut supra parecen ser irreconciliables y nos colocan delante de un
dilema. Es que ambos presentan argumentos de peso, haciendo difícil una toma de
posición “tranquila” por parte del investigador. Esto porque colocan el gran problema de la
autonomía de las ciencias jurídicas y de la neutralidad del legislador y del intérprete del
derecho.
La elección se torna todavía más difícil, porque “en la práctica las cosas son siempre más
complejas”. Nadie es de forma taxativa, adepto de un determinado abordaje e, inclusive,
entre los adeptos de un mismo abordaje, encontramos grandes divergencias con relación
a la metodología y a la visión política sobre la función del derecho.
Otros autores insisten en el hecho de que la sociología jurídica tiene necesariamente dos
aspectos, el interno y el externo y que el investigador no puede ignorar ninguno de los
dos, o sea, debe trabajar al mismo tiempo como jurista y como sociólogo (Commaille y
Perrin, 1985).
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No obstante, el dilema “sociología en el o del derecho” no es la única forma para indicar
las divergencias metodológicas entre los juristas sociólogos. Muchos autores presentan
una visión relativamente diferenciada de tales abordajes.
No hay dudas de que la mayoría de los autores usa los términos “sociología jurídica” y
“sociología del derecho” como sinónimos (Carbonnier, 1979, p. 19; Treves, 1996, p. 5;
Souto y Souto, 1997, p. 38).
Por este motivo, resulta muy difícil imponer esta distinción terminológica. Con todo, la
lectura del sistema jurídico hecha por los sociólogos es extremamente diferente de
aquella realizada por los juristas. Si el jurista puede pecar por un parco conocimiento
sociológico y por una tendencia a justificar el sistema jurídico, el sociólogo muchas veces
desconoce completamente el derecho, que es justamente la materia que él se propone
analizar.
Otra distinción es presentada por Rehbinder (2000, pp. 4-5, 30), que diferencia dos
formas de trabajo en el ámbito de la sociología del derecho. En su forma de entender
existe, por un lado, una sociología del derecho pura, que explica el sistema jurídico a
través de una teoría sociológica. Se trata de una ciencia “del ser”, que evita los juicios de
valor. Por otro lado, existe una sociología del derecho aplicada. Esta se dedica al estudio
del sistema jurídico, con la finalidad de ayudar el legislador y los profesionales del
derecho la realizar reformas y la tomar mejores decisiones, gracias al conocimiento de la
realidad social. En este caso se elabora una teoría del derecho de carácter sociológico.
Se trata de una ciencia valorativa, con finalidades prácticas.
Las diferencias de opiniones entre los autores pueden parecer imperceptibles (o poco
claras) para quien se inicia en el estudio de la sociología jurídica, porque los problemas
abordados son similares y lo que cambia es la forma de abordarlos. Quien, sin embargo,
haga una investigación en esta área, se encontrará siempre con estos dilemas.
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participar activamente del debate dogmático es un deber de la sociología jurídica, por lo
menos hasta tanto exista derecho.
Sin decidir de forma taxativa, podemos contentarnos con una definición simple y general
de la sociología jurídica, que resume la relación “interactiva” entre el social y el jurídico:
En otras palabras, la sociología jurídica examina las causas (sociales) y los efectos
(sociales) de las normas jurídicas. El objeto de análisis es la “realidad jurídica”, en la
tentativa de responder a tres cuestiones fundamentales:
De esta definición resulta que el jurista-sociólogo observa el derecho “de fuera” (lectura
externa), examinando las relaciones entre derecho y sociedad. Para justificar esta
definición son necesarios dos aclaraciones, oportunamente hechas por Niklas Luhmann
(1997, pp. 16-17, 540-544).
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Por ejemplo, para estudiar el impacto que el derecho tiene sobre la economía, el
investigador no se dedicaría a analizar las normas de carácter económico en una
perspectiva dogmático-jurídica. El tratará de analizar los efectos de estas normas en la
sociedad. Para ello examinará el grado de eficacia de la ley, deteniéndose en las
prácticas de fiscalización y tributación de la actividad económica por parte de la
administración, en la distribución de los auxilios estatales entre las empresas, en la
actuación económica de las empresas públicas, en las decisiones de los tribunales, etc.
La diferencia está en el hecho que la sociología del derecho utiliza conceptos propios de
la sociología, haciendo una diferente lectura del sistema jurídico. El jurista-sociólogo se
interesa por interpretar las relaciones de las normas jurídicas con la estructura social y
privilegia el abordaje cuantitativo del sistema jurídico (estadísticas, generalización). El
intérprete del derecho busca, por el contrario, interpretar el sentido de las normas per se
y busca soluciones de casos concretos (concretización de la norma jurídica). Esto
significa que la observación sociológica del sistema jurídico es externa solamente en
relación al derecho positivo y que no puede ser considerada ni mejor ni peor de aquella
“interna”, propia del jurista. Ellas son simplemente diferentes en los objetivos y en los
métodos.
Esta terminología puede inducir al error de que el derecho sería un sistema situado fuera
de la sociedad y, por tanto, debería ser analizado en sus relaciones con esta, tal como
podemos analizar las relaciones entre las personas o las empresas. En verdad, el
derecho nace del medio social, es creado, interpretado y aplicado por miembros de la
sociedad y persigue finalidades sociales, intentando influenciar el comportamiento de sus
miembros. En otras palabras, el derecho es, al mismo tiempo, parte y producto del medio
social.
A pesar de ser muy adecuado el análisis de Luhmann, entendemos que el examen de las
relaciones entre el derecho y la sociedad continúa siendo el objeto de estudio de la
sociología jurídica. Entre tanto, debemos hacer una aclaración terminológica. El jurista-
sociólogo analiza la interacción entre el derecho y la sociedad. Su trabajo no es describir
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cómo funciona internamente el sistema jurídico en su autonomía (por ejemplo, estudiar
las particularidad de la conducta de omisión en el derecho penal). Su objeto de análisis
es el modo de actuación del derecho en la sociedad, o sea, el examen de las relaciones
recíprocas entre el sistema social global y el subsistema jurídico.
Un economista que estudia las relaciones comerciales del Brasil con los otros países del
mundo puede decir que su tema de análisis son las relaciones económicas entre “el
Brasil y el mundo”, en el sentido del examen de la posición económica del Brasil en el
mundo. De la misma manera, un jurista-sociólogo analiza el relacionamiento del derecho
con el medio social, para conocer las funciones del derecho dentro de la sociedad.