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68. Son muy variada" las definiciones que se han dado del derecho
administrativo.
Así, en primer término, se le ha definido como el conjunto de nor-
mas jurídicas que regulan la organización y funcionamiento del Poder
Ejecutivo.
Esta definición ha sido criticada, y con razón a nuestro modo de
ver, porque simplemente adopta un criterio formal y no precisa la natu-
raleza ni el contenido de las normas de tales organización y funciona-
miento.
Hauriou define el derecho administrativo como "la rama del derecho
público que regula: P La organización de la empresa de la administra-
ción pública y de las diversas personas administrativas en las cuales ha
encarnado; 2'1 Los poderes y los derechos que poseen estas personas admi-
nistrativas para manejar los servicios públicos; 3~ El ejercicio de estos
poderes y de estos derechos por la prerrogativa especial, por el procedi-
miento de acción de oficio y las consecuencias contenciosas que se siguen".
(op, cit., pág. 10.)
Como se ve, además de definirse el derecho administrativo como
regulador de la organización y acción de las autoridades administrativas
en su consideración formal, se agrega un elemento: el de reputar a dichas
autoridades como personas, y a las facultades que les están atribuidas,
como derechos.
Contrariando este punto de vista subjetivo, la escuela realista niega
personalidad a la Administración porque en ella sólo ve individuos igua-
les a los particulares manejando los servicios públicos, y niega también
la existencia de los derechos subjetivos por .ser .el concepto de éstos de
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70. No habrá, por lo demás, una seria discrepancia entre las mate-
rias que entren en el campo del derecho administrativo así concebido y
las que habrían de corresponderle conforme a los otros criterios exami-
nados. A lo sumo, habrá distinto modo de apreciar jurídicamente las
mismas instituciones.
Salvo, pues, algunas variantes, el derecho administrativo regulará:
a) La estructura y organización del Poder encargado normalmente
de realizar la función administrativa.
Como ese Poder se integra por múltiples elementos, surgen necesa-
riamente variadísimas relaciones entre éstos y el Estado, y entre ellos
mismos, siendo además indispensable coordinarlos en una organización
adecuada para que puedan desarrollar una acción eficaz, sin perjuicio
de la unidad misma de la estructura que forman.
b) Los medios patrimoniales y financieros que la Administración
necesita para su sostenimiento y para garantizar la regularidad de su
actuación.
También surgen, con motivo de la obtención, administración y dis-
posición de esos medios, relaciones cuya naturaleza hemos de examinar
más adelante pero que en principio requieren un régimen jurídico ho-
mogéneo que se amolde a los fines que 'persigue la Administración.
e) El ejercicio de las facultades que el Poder Público debe realizar
bajo la forma de la función administrativa.
En el dominio de la Administración, a diferencia de lo que ocurre
en la vida privada, es más importante el capítulo de ejercicio de los
derechos que el que se refiere al goce de los mismos.
Dentro del Estado, como hemos dicho antes, las atribuciones que
ejercita no son distintas según el órgano que las realiza, de tal modo,
que no puede hablarse de atribuciones que sean especiales y exclusivas
de cada uno de los tres Poderes. En realidad todos ellos realizan las
mismas atribuciones, que son las atribuciones del Estado. Lo único que
varía es la forma que se emplea para esa realización.
Pues bien, el derecho administrativo se limita a normal' el ejercicio
de las atribuciones del Estado cuando dicho ejercicio reviste la forma de
la función administrativa.
d) La situación de los particulares con respecto a la Adminis-
tración.
Siendo los particulares los que están ohligados a obedecer las órde-
nes de los administradores o los que se beneficien de los servicios púhlicos
que el Estado organiza, son numerosas las relaciones que surgen con tales
motivos.
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zar el patrimonio del Estado. De esta manera vemos que el derecho admi-
nistrativo posterior a la Constitución de 1917 ha tenido necesidad de modio
ficarse en lo que se refiere a la actividad patrimonial del Estado, por
las prescripciones que el artículo 27 contiene respecto de la propiedad de
la nación sobre las tierras, minerales, hidrocarburos, aguas, etc., etc.
En tercer lugar, las normas relativas al funcionamiento de la Admi-
nistración tendrán que ser necesariamente influidas por la mayor o menor
extensión que dentro del sistema constitucional se dé a las atribuciones
del Estado. Así, el derecho administrativo mexicano ha tenido un consi-
derable desarrollo a partir de la Constitución de 1917, porque ella se
separa de la doctrina liberal clásica que adoptó la Constitución de 1857, y
da mayores facultades al Estado en sus relaciones con los particulares.
Este somero examen demuestra que precisamente porque las distin-
ciones entre el derecho constitucional y el derecho administrativo son
únicamente de grado y no de esencia, las normas del derecho constitu-
cional, del cual se desprende el administrativo, constituyen las bases, o
como dicen algunos autores, los encabezados de capítulo del derecho
administrativo.
73. Por lo que hace al derecho civil, el derecho administrativo
tiene también con él diferencias y relaciones.
Es bien conocida la tendencia de asimilar las instituciones del dere-
cho administrativo a las instituciones del derecho civil, y la terminología
misma de aquél se resiente de esa influencia, como lo demuestran las
expresiones de dominio público, de dominio directo, de servidumbres
públicas, de contratos administrativos, etc.
Pero esa terminología no debe originar confusiones si se tiene un
concepto claro de lo que es el derecho público, cosa que no es frecuente
en nuestros juristas que han sido educados en una forma predominante
dentro de las nociones del derecho civil, notándose entre ellos la tendencia
marcada de hacer encajar las instituciones del derecho administrativo en
las bien conocidas de la legislación civil.
Esta tendencia produce deformaciones que no solamente interesan
desde un punto de vista abstracto, sino que también se traducen en conse-
cuencias perjudiciales, pues pretender regir la vida del Estado por las
normas. que rigen relaciones entre particulares, es subordinarlo al cum-
plimiento de condiciones que son un obstáculo para la eficaz satisfacción
de las necesidades colectivas.
No hay que desconocer, sin embargo, que, como lo hemos indicado
anteriormente, algunas de las actividades del Estado quedan sometidas
al derecho civil.
EL DERECHO ADMINISTRATIVO Y SUS RELACIONES 97