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te- para el género humano, la gente, siempre con un sentido colectivo inclusi-
vo (“nosotros los humanos”).
tla- para todo el resto (correspondería aproximadamente a “eso”).
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La dimensión animado/inanimado
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íntimo de este elemento vital: cuando se trata del tonalli con sentido de
entidad anímica, se utiliza la forma posesiva (marcador de una relación
de inalienabilidad), obligatoria en los nombres de las partes del cuerpo y
los términos de parentesco.
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Se resumen aquí algunas conclusiones publicadas en Chamoux (1989).
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Tecuani naualli: nahual devorador de gentes. Reconocemos el tecuani, fiera ya mencio-
nada.
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“in aqujn ipan tlacatia pilli, naoalli mochioaia, [
], itla qujmonaoaltiaia, itla mocue-
paia, aço tequannaoale.” (Sahagún, 1979, 4: 42). El noble que nacía este día se hacía
nahual [
], si se volvía nahual, si se transformaba, quizás era fiera (nahual devorador de
humanos).
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nahual de este tipo puede portarse bien o mal. Si se porta bien, entonces
tiene la función de “cuidador” de la gente (Sahagún, 10: 31). Los naci-
dos en el mismo signo, pero pertenecientes a la gente del común, tienen
como tonalli miembros de especies más débiles, comparadas con las fie-
ras de los nobles; revisten su forma animal con malas intenciones: totolli,
pavo (guajolote); cozamatl, comadreja; chichi, perro; chicua’tli, lechuza;
chichtli, lechuza; tecolotl, búho.15
En nuestros datos de campo del siglo xx, muchas historias de nahua-
les permiten establecer una versión de la jerarquía en términos de rango
individual y no de clase social: xiuhnaualli, rayo en bola, es el más fuerte
y su función en el mundo (su tequitl) es la de “cuidador de su pueblo”;
selotl, jaguar: se piensa que los adivinos de alto nivel tienen un tonalli
de jaguar; tetl, piedra; cuacoue, vaca, toro; mula’, mula; burro’, burro;
tusa’tli, topo; quimichi, rata; coatl, serpiente; chichi, perro; totolli, pavo
(guajolote); poyo’, pollo; tzopilotl, zopilote o buitre; xico’tli, abeja gran-
de silvestre, etc.
Sin embargo, el tonalli y su sitio en la jerarquía de fuerza de las espe-
cies no bastan para explicar la posición social y el destino de un indivi-
duo humano.
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“auh intla maceoalli, no iuhquj itequjuh catca, aço totolli, aço cozamatl, anoço chichi,
ipan moqujxtiaia” (ibid.): “y si era gente del común, también tenía su cargo, a veces
pavo, a veces comadreja, a veces perro, en esto se hacía aparecer”; “chichi, totoli, chi-
quatli, chichtli, tecolotl mocuepa” (Sahagún, 1961, 10: 32), “se cambia en perro, pavo,
lechuza, búho”.
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“quitonaljhtlacoah”, hacen daño a su tonalli (Sahagún 4, 102).
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“ca yehhuan inca mozcaltiaya in moteuczoma înca motonalchicahuaya, inca moquet-
zaya”, “gracias a ellos (las ejecuciones de condenados a muerte) Moctezuma crecía, re-
forzaba su alma, se ponía de pié” (Sahagún 4, 42).
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“in quenin quinhuapahuah in inpilhuan tlahtohqueh ihuan pipiltin”, como educan (en-
durecen) los hijos de Señores y de nobles (Sahagún 8, 71); “mohuapahua”, se desarolla:
se dice del niño pequeño (Sahagún 10, 13) de una semilla de chia (Sahagún 11, 286);
“huapahua”, endurece, se dice del corcho del árbol cuauhehuatl (Sahagún 11,114).
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A pesar de la naturaleza propia del tonalli que cada uno recibe al nacer,
la fuerza permanece baja en la niñez. La pérdida de tonalli es el peligro
mayor. La recuperación de esta entidad anímica y su reintegración en el
cuerpo del niño enfermo constituyen una parte importante de las tareas
de los chamanes, de las parteras y otros ritualistas, y aclaran el senti-
do de muchos ritos. Entre las causas contingentes se encuentran:
- El “susto” o “espanto” (momouhtilli), producido por algún aconte-
cimiento repentino, benigno para un adulto, pero que puede hacer daño
al tonalli de un niño.
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Todo lo que puede pasar a los niños amenaza también a los adultos, si
ocurren ciertos acontecimientos menos benignos: “susto”, que los médi-
cos redescubren bajo el nombre de “síndrome de estrés post-traumático”;
“mal de ojo”, etc. También aparece el herpes labial, resultando de la
“quemadura” (netlatilli) producida por la proximidad de una parturien-
ta, mujer o animal, que se supone “caliente” en exceso.
Además un adulto debe enfrentarse con perjuicios provocados por las
relaciones sociales y sus propios actos. Puede sufrir desgracias, espontá-
neamente generadas por molestias y emociones que ha provocado, como
el enojo, la envidia y el odio. Esto ocurre:
Cuando ha ocasionado molestias a un tonalchicauac. En consecuencia,
se recomienda mesura y respeto en las relaciones sociales cotidianas para
evitarlo.
Cuando ha suscitado disgustos de una multitud de gentes. Un tonalli
de alto nivel jerárquico no está fuera del alcance de todo peligro. Puede
sufrir daños por parte de personas más débiles, cuando convergen las
emociones malevolentes de varias de ellas. Por eso, la riqueza ostentada y
los abusos del poder social tienen su posible castigo. Los ritos que acom-
pañan la entrega de cargos en la comunidad son destinados a purificar
a las autoridades del efecto nefasto de los malos sentimientos que han
provocado durante su mandato.
Las mismas desgracias pueden suceder por medio de la brujería. En
este caso, seres humanos unen su “fuerza” con la de no humanos. Se
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Los casos de aumento de fuerza son menos numerosos. Además del en-
vejecimiento que hemos evocado ya, la fuerza aumenta en las circunstan-
cias siguientes:
Las excitaciones intensas (coito) y las emociones agresivas (ira, envi-
dia).
La menstruación, el embarazo y el parto que se ven como un impor-
tante aumento de fuerza y de lo caliente.
En el poder social, que se alcanza con el acceso a una alta función de
responsabilidad en los cargos religiosos y políticos. Un tonalli fuerte se
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manifiesta con un don para el poder social, que resulta evidente. Pero un
tonalli débil, cuando accede al poder por algún motivo, adquiere transito-
riamente más fuerza.
Las descripciones precedentes condujeron a emplear el término de “ca-
liente”. No podemos entrar aquí en el famoso debate acerca de “lo frío”
y “lo caliente” en Mesoamérica. Pero se percibe muy bien una relación
entre “fuerza” y formas de “calor”.
En el proceso de desarrollo individual, la “fuerza” aumenta al mismo
tiempo que el “calor”, con la presencia del tonalli, entidad irradiante. Este
modelo ilumina la lectura de representaciones mesoamericanas antiguas
y recientes, que no son siempre “ídolos”, sino más bien alegorías. Re-
sulta perfectamente comprensible que el dios-fuego precolombino sea re-
presentado como un anciano arrugado, flaco como la leña seca y dura
que se quema en la lumbre, pues ha acumulado el máximo de “calor”
vital (tonalli) y mucha “fuerza”. Uno de sus antiguos nombres en náhuatl,
hue’hue’teotl, “el dios viejo” (“grande”, “anciano”), basta para remitir a su
consistencia y a su estado de “fuerza / calor” que simbolizan su función.19
En un momento determinado, la vida, como “fuerza” y “calor”, resul-
ta de tres factores: la esencia del tonalli, la etapa del desarrollo individual
y los acontecimientos. Estos últimos proceden sea de modificaciones bio-
lógicas “sagradas” (coito, menstruaciones, embarazo, parto), o bien de
actos de violencia, voluntarios o no, y de fenómenos de poder, físicos, psi-
cológicos y sociales. Lo frío y lo caliente, aparte de sus significados pro-
pios, son calidades que pueden expresar el grado de fuerza, chicaualiztli.
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…para ser vivo: yoli …para desarrollarse: nemi …para permanecer vivo:
yoli, nemi
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dos momentos y también hacerles una limpia para eliminar las malas
influencias que han acumulado.
Por lo que puede apreciarse en los datos, los inanimados ordinarios de
primera importancia para el mantenimiento de sus propietarios tendrían
también una forma baja de sensibilidad y de vida, pues tienen existencia.
Entre ellos encontramos las herramientas agrícolas o las de algún oficio
o actividad doméstica productiva; los utensilios de la casa; el maíz ya co-
sechado y almacenado. Los humanos que los usan deben darles ofrendas
a ciertas fechas. En el caso de las mazorcas, si no se les da sus ofrendas
en la fiesta de San Andrés, “se vuelan de la casa y van adonde hay de
comer”. La explicación es siempre la misma cuando la gente se refiere a
estos objetos: “Tienen que comer pues son trabajadores”. Necesitan con
que mantenerse.
Las creencias de los nahuas del norte de Puebla podrían describirse de
la misma forma que las de los tzotziles estudiados por Vogt:
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