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El Guerrero de Íllimo:

Un entierro Lambayeque de jerarquía media


Juan José Martínez Fiestas

En el marco de los trabajos programados por el estado peruano para construir la Sub
Estación Eléctrica de Íllimo, la misma que forma parte de la obra Línea de Transmisión 60
KV. Íllimo-Olmos, entre los meses de Julio y Agosto del año 1996, se llevó a cabo una corta
Temporada de Rescate Arqueológico en el área donde precisamente fue proyectada la cons-
trucción de dicha Sub Estación Eléctrica, encontrándose en el lugar, un significativo número
de entierros humanos pertenecientes a la cultura Lambayeque, y entre los que destaca el con-
texto funerario de un personaje de jerarquía socialmente media, enterrado con interesante ajuar
funerario.

Los trabajos arqueológicos se desarrollaron contando con la coordinación de las


instituciones involucradas: La Dirección Ejecutiva del Proyecto Olmos – Tinajones (DEPOLTI),
encargada del desarrollo y supervisión de las obras eléctricas, y el Museo Arqueológico Nacional
Brüning de Lambayeque, como órgano técnico que garantiza la protección, conservación y
recuperación de los testimonios arqueológicos de la región Lambayeque.

Ubicación y antecedentes.
El actual pueblo de Íllimo está ubicado en la costa norte del Perú, aproximadamente 30
kilómetros al norte de la ciudad de Chiclayo, en las márgenes de la antigua carretera pana-
mericana norte (Figura 1).

Geográficamente se emplaza en la parte baja y margen izquierda del valle La Leche,


políticamente pertenece al distrito de Íllimo, provincia y departamento de Lambayeque. Íllimo
es un pueblo tradicional de muchos años de antigüedad, que al igual que muchos pueblos de
Lambayeque, tiene antecedentes prehispánicos.

El lugar intervenido con trabajos de rescate arqueológico (Figura 2), corresponde a una
pequeña sección de lo que fue un montículo arenoso, utilizado en épocas prehispánicas como
un cementerio perteneciente a la cultura Lambayeque. Esta área, está identificada en el extre-
mo sur de la actual zona urbana de Íllimo, en el área que ahora ocupa la moderna Sub Estación
Eléctrica de Íllimo, que redistribuye energía a los diferentes pueblos de la zona.

Cultura Lambayeque: en el contexto de la costa norte del Perú. Actas del Primer Coloquio sobre la Cultura
Lambayeque (Chiclayo, 28 y 29 de Agosto de 2007). Julio Fernández Alvarado y Carlos Wester La Torre, editores,
Coloquio I, páginas 79-106. Chiclayo. Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo. 2014.
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Figura 1. Mapa de Ubicación.

Figura 2. Área intervenida por rescate arqueológico.

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Sabemos que el lugar era conocido anteriormente con el nombre de “El Arenal”,
denominación que suponemos se debería a la naturaleza arenosa de dicho sector. Sin embargo,
otras averiguaciones han proporcionado información que el pueblo de Íllimo, se encuentra
asentado sobre un extenso yacimiento prehispánico que tendría por nombre Huaca Conoaqui,
del cual, no hemos podido hallar referencia escrita alguna.

Los rasgos superficiales del terreno intervenido, permitieron reconocer desde un


principio su naturaleza prehispánica, así como de los sectores adyacentes, sobre todo hacia
el lado norte donde se localiza el núcleo principal de la población moderna de Íllimo. La
observación de la topografía y áreas aún no construidas dentro de la zona urbana, permitió
confirmar que efectivamente el pueblo de Íllimo, se encuentra asentado sobre un yacimiento
arqueológico extenso.

Este sitio arqueológico (ahora ocupado por la población moderna), habría estado
constituido por lo menos de dos sectores diferenciados: Uno correspondiente a un sector
arquitectónico de posible carácter monumental; y el otro correspondiente al área utilizada como
cementerio. Del primero de ellos (posible sector monumental), fue posible observar evidencias
en áreas aún no construidas de las calles próximas al parque principal (Por ejemplo en un
solar de la calle San Juan). En estos lugares se apreciaron restos de arquitectura de adobe, que
debieron corresponder a importantes plataformas, hoy desaparecidas por la construcción de las
viviendas modernas. Además, las informaciones de lugareños han brindado datos de diferentes
hallazgos culturales, hechos durante la construcción de viviendas y durante la instalación de los
servicios básicos de la ciudad. El otro sector (cementerio prehispánico), ocuparía el extremo
sur de la localidad y de éste provienen los contextos funerarios Lambayeque, documentados
durante las intervenciones de rescate arqueológico realizados en los años 1996 y 1997.

El contexto funerario.
El hallazgo denominado “El Guerrero de Íllimo”, conjuntamente con otros ocho
entierros comunes, fue documentado en el sitio conocido localmente como “El Arenal”,
ubicado en el extremo sur del cercado urbano de Íllimo, dentro del área que hoy ocupa la Sub
Estación Eléctrica de Íllimo (Figura 3).

El entierro documentado presenta


una cierta complejidad en su ajuar
funerario, así como en la dispo-
sición del mismo. Las evidencias
indican que se trataría de un per-
sonaje de estatus social medio, que
accedió al grupo de la élite local o
gobernante. La posición social de
este personaje, estaría reflejada por
la presencia de objetos de cobre,
Figura 3. Lugar donde se hallaron los restos del Guerrero cobre dorado y algunos ornamen-
de Íllimo. tos de oro, así como también por

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estar enterrado con dos entierros de mujeres, colocadas como “acompañantes” a ambos lados
del mismo. De acuerdo a las características y disposición del contexto funerario, pasaremos
a una descripción que nos acerque a la idea de conjunto de lo que fue dicho enterramiento.

Debemos comenzar diciendo que este contexto no se encuentra contenido en una elaborada es-
tructura funeraria, sino que estuvo enterrado directamente en la matriz del montículo arenoso
(Figura 3). Las huellas de un envoltorio textil, que apareció desintegrado en el primer nivel,
indican que el contexto en general fue cuidadosamente colocado sobre un conjunto de telas y
cubierto de la misma manera antes de proceder a cubrirlo con la arena misma. Estas huellas
observadas en el nivel superior, formaban un espacio rectangular de aproximadamente 3.20
metros de largo por 1.90 metros de ancho.

Entre los primeros objetos asociados al personaje central, destaca una máscara de cobre do-
rado que conjuntamente con la cerámica, son los objetos más representativos de su filiación
cultural Lambayeque (Alva1985, Alva y Meneses 1984). Esta máscara, encontrada fracturada
y con fuerte oxidación verdosa, estuvo colocada un poco más arriba del cráneo del personaje

Figura 5. Máscara y láminas de cobre dorado Figura 6. Detalle de la máscara encontrada en


cubriendo el cuerpo. posición invertida (Mirando hacia abajo).

principal (no directamente sobre la cara), además de encontrarse invertida o boca abajo, es
decir, mirando hacia abajo (Figura 5 y 6). Sobre la parte superior de la misma, se definieron
unas cintas de cobre, cuya disposición sugieren se trataba de un posible soporte o base de un
tocado u adorno, que fue confeccionado con elementos o fibras orgánicas que no llegaron a
conservarse.

Inmediatamente de la máscara hacia abajo, hubo un conjunto de pequeñas láminas


rectangulares de cobre dorado, cada una, de 60 milímetros de largo por 20 milímetros de
ancho, cuya disposición guardaban un cierto orden. La presencia de pequeños orificios en los

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extremos de cada lámina sugerían que las mismas estuvieron adheridas o cosidas a un textil, lo
cual, también fue evidente al observarse improntas de tejido desintegrado en una de las caras
de ellas. Probablemente el conjunto de estas pequeñas placas de cobre dorado, identifique
un posible estandarte en asociación con la máscara, es decir que ambos objetos formaran un
solo conjunto. También cabe la posibilidad que pueda corresponder a un vestido recubierto
íntegramente con láminas doradas. Pero la proposición del estandarte es lo más probable,
considerando que este manto recubierto de placas doradas, fue colocado cubriendo el rostro
del personaje y parte del tórax, mientras que la máscara ocupaba la parte más superior.

Asimismo, a la altura y sobre la región pélvica y fémur derecho del personaje, se


hallaron dos láminas o placas rectangulares del mismo metal, que debieron tener decoración
incisa y repujada. Lamentablemente su mal estado de conservación y avanzado estado de
corrosión, no permitió identificar los diseños existentes. Lo que sí es importante señalar, es
el hecho que estas placas rectangulares de cobre, colocados sobre el personaje central, al
igual que la máscara, se encontraron en posición invertida, es decir, volteados hacia abajo y
consecuentemente también estarían formando parte del posible estandarte.

El posterior tratamiento de limpieza realizado a la máscara, reveló que la misma tenía


aplicaciones de plumas en la sección de los ojos, orejas y orejeras (Figura 7 y Figura 8). El
objeto está confeccionado en una sola lámina de cobre dorado, mostrando los ojos alados
con un pendiente circular en cada una de ellas, asimismo, otros dos pendientes de forma

Figura 7. Detalle de la máscara mostrando los rasgos facial.

Figura 8. Dibujo de la máscara.

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aproximada trapezoidal, doradas, que penden como colgajos debajo de la nariz; la máscara
también mostró un recubrimiento de pigmentación rojiza (cinabrio) con franjas verticales de
pintura blanca (¿?) aplicado sobre los ojos y mentón, tal como se observan en otras máscaras
clásicas de la cultura Lambayeque y que también nos hace recordar a la máscara de la Tumba
Este, excavada por Izumi Shimada en Huaca Loro-Batán Grande (Shimada 1995).

Figura 9. La osamenta del personaje en posición de cúbito dorsal.

Debajo de los atuendos, apareció el cuerpo del personaje central en postura totalmente
extendida de cúbito dorsal y ligeramente reclinado hacia su lado derecho, con orientación del
cráneo hacia el sur (Figura 9). El brazo derecho se encontraba completamente extendido junto
al cuerpo y, el brazo izquierdo fue ligeramente flexionado con el propósito de colocar la mano
a la altura de la región pélvica; las extremidades inferiores presentaban los pies extendidos y
juntos. Asimismo, debajo del brazo derecho del personaje, fue colocado un cuchillo de cobre
en forma de tumi, de aproximadamente 35 centímetros de largo junto a dos tizas de huaca de
forma circular y 5 centímetros de diámetro.

En términos generales, los restos óseos del personaje estaban muy delesnables y
mostraban un pobre estado de preservación, producto de la humedad dada su cercanía con
la superficie, ya que estos se encontraron entre aproximadamente los 80 centímetros a un
metro de la superficie actual. Los análisis antropológicos efectuados por especialistas, indican
que el personaje tenía una edad promedio entre los 30 y 40 años al momento de su muerte,
igualmente los rasgos del cráneo, en regular estado, confirmaron su sexo masculino.

Un detalle interesante, es que el rostro del personaje seguramente estuvo pintado en su

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totalidad con cinabrio, lo cual, quedó en evidencia


al efectuar la limpieza del cráneo que mostró una
fuerte pigmentación rojiza (Figura 10). Como
se conoce el cinabrio es un óxido de mercurio
(color rojizo) utilizado por las antiguas culturas
precolombinas en actos ceremoniales; muchos
contextos funerarios muestran la presencia de
esta pigmentación rojiza en el cráneo de los
cuerpos y en algunos objetos.

Debajo del cuerpo del personaje (que


corresponde al nivel inferior) se encontraron
aquellos objetos que fueron los primeros en
ser depositados como parte del contenido
funerario. Estos corresponden a un conjunto
de por lo menos tres vasos y tres cuencos de
cobre laminados (Figura 11). Aparentemente
al momento de ser depositados, dichos objetos
fueron intencionalmente chancados y colocados
en un solo bloque, encontrándose fuertemente
doblados y en estado de corrosión avanzado.

Al lado izquierdo, cerca de las extremi-


Figura 10. Detalle del cráneo con pigmento dades inferiores, se encontraron dos pequeños
de cinabrio (Coloración rojiza).
cuencos de cobre, colocados uno sobre el otro,
también una pinza de cobre dorado y unas cintas
de cobre en forma circular concéntrica, que da-
ban la impresión de corresponder a la armazón de un objeto ya desintegrado. Por la disposición
de estas cintas, dicho objeto debió corresponder a un posible gorro o parte de un tocado (Figura
12). Asimismo, hacia el lado derecho del personaje central (por debajo de la “acompañante”
de este lado), se encontró un gran artefacto en forma de báculo que mide aproximadamente
2.60 metros de longitud (Figura 13). Dicho artefacto fue elaborado en una matriz de madera,

Figura 11. Conjunto de tres vasos y tres cuencos de cobre dorado laminados que se hallaron doblados
debajo del cuerpo.

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Figura 12. Objetos de cobre dorado correspondiente a dos cuencos pequeños y unas cintas de cobre.

Figura 13. Un báculo de 2.60 metros en forma de lanza encontrado al lado derecho del personaje
central.

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Figura 14. Este artefacto terminaba en una punta sólida de cobre y remataba en forma romboidal
aplanada en su parte superior.

Figura 15. Detalle del remate superior del báculo.

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Figura 16. Punta de lanza con cara máscara Lambayeque y diseños en forma de cabezas de
serpientes.

que se halló totalmente desintegrada, forrado con cobre dorado laminado; su extremo inferior
termina en una punta sólida de cobre, mientras que en la parte superior remata en una forma
romboidal con diseños laminados de cabezas de serpientes (Figura 14, 15 y 16), cuyos diseños
son elementos propios del estilo Lambayeque (Zevallos 1971 y 1989). Dicho artefacto, con-
juntamente con la máscara y otros bienes metálicos, son los que simbolizarían el estatus social
del personaje.

La gradual limpieza de la osamenta también puso al descubierto un collar que llevaba


puesto el personaje. Se trata de cuatro pequeñas representaciones bifaciales de cabecitas huma-
nas, elaboradas en oro laminado, que se combinan con dos pequeñas cuentas de piedra ámbar y
cuentas milimétricas de turquesa (Figura 17). Estas representaciones de 25 milímetros de alto,
muestran el rostro de un personaje con gorro o tocado sobre la cabeza, del cual, se insinúan dos
apéndices laterales y circulares; y a la altura de la frente tiene el diseño central de una diminuta

Figura 17. Collar con cuatro cabecitas humanas.

Figura 18. Representaciones de cabecitas humanas bifaciales.

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Figura 19. A la altura del cuello se encontró un collar formado por cuatro cabecitas humanas bifacia-
les, confeccionado en oro laminado.

Figura 20. Nariguera de oro laminado con incrustaciones de turquesa.

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cabeza de felino. Esta representación general repujada, se reproduce en ambos lados del objeto
y sus rasgos estilísticos muestran el “ojo alado”, elemento característico de la cultura Lamba-
yeque (Figura 18 y 19). Los rasgos generales de estas representaciones (cabecitas humanas),
nos hace recordar las figuras escultóricas reproducidas en los famosos ceramios retratos de
los mochicas, lo que nos propone la interrogante ¿se trata de una continuidad estilística de los
mismos?

A la altura de la boca del personaje, se halló una nariguera que la llevó puesta el personaje
central al momento de su entierro (Figura 20). Esta nariguera tiene una forma relativamente
circular, de 41 milímetros de diámetro, confeccionada en una lámina de cobre dorado, con
diseños repujados y convexos en el contorno de la misma con incrustaciones de turquesa en la
parte central; de su extremo superior central pende un alambre de cobre en forma de gancho
que a la vez funciona como un sistema de sujeción para la nariz. Las turquesas presentes en la
nariguera son piezas reutilizadas de otros objetos, ya que estas presentan pequeños orificios
en sus extremos y muestran restos de una resina vegetal como pegamento. Otra nariguera
de similar elaboración (Figura 21), fue hallada durante la limpieza del cráneo y dentro de la
boca del personaje. Esta nariguera es de forma más o menos rectangular, de 54 milímetros
de largo por 32 milímetros de ancho, confeccionada en una lámina de oro bajo, en su parte

Figura 21. Conjunto de objetos de oro (Dos orejeras, dos narigueras y el collar de cabecitas
humanas).

central tiene una ligera concavidad realizada por martillado, donde lleva un mosaico de tres
turquesas relativamente grandes, la presencia de pequeños orificios en las incrustaciones,
indican también la reutilización de dichas turquesas en la confección de esta nariguera. Al
igual que la otra nariguera, en su borde también presenta diseños repujados y convexos en la
misma lámina de oro y, dos orificios en el extremo superior central por donde se insertan dos
alambres, que al igual que la anterior, sirven para sujeción en la nariz.

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Dos pares de orejeras también fueron encontrados como parte de los ornamentos del
entierro. Un par de ellas se encontraron a ambos lados del cráneo, revelando que éste las lle-
vaba puestas. Dichas orejeras están formadas por una base discoidal de cobre, sobre la que se
superpone una lámina circular de oro bajo con diseños repujados convexos que definen el bor-
de de las mismas. En el anverso o cara principal de la orejera, lleva una lámina central de plata
que estuvo sujeta mediante cuatro ganchos metálicos a la lámina circular de oro. Por la parte
posterior, se adhiere mediante el sistema de engrapado, un vástago tubular de cobre, además de
dos semiesferas de cobre dorado como adornos. El otro par de las orejeras se encontraron muy
fragmentadas y en malas condiciones de conservación, que no fue posible recuperar su forma
original, no obstante es probable que fueran de muy similar elaboración que las anteriores.

También, alrededor del cuello y colocado directamente sobre el cuerpo, se encontró un


pectoral formado por centenares de pequeñas cuentas tubulares de cobre dorado, cada una de
aproximadamente 20 milímetros de largo por 2 milímetros de diámetro. Asimismo, la limpie-
za de los restos óseos permitió identificar las huellas de lo que posiblemente fue un vestido o
restos de tela que llevaba puesto el personaje central. Sobre este vestido o textil, a la altura del
tórax y la pelvis, se encontraron varios agrupamientos de objetos de cobre dorado en forma
de conos y “estrellitas”, muy similares a los hallados en las tumbas de élite documentados en
Huaca Loro-Batán Grande (Shimada 1995). Estos objetos en forma de conos y “estrellitas”
debieron tener una función ornamental o formaban parte de otros conjuntos.

Figura 22. Las acompañantes al lado izquierdo y derecho.

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Flanqueando al personaje central, se encontraron dos entierros de mujeres, las cuales


fueron colocadas a ambos lados, es decir, hacia el lado izquierdo y derecho del entierro cen-
tral (Acompañante A y B, respectivamente) (Figura 22).Ambas fueron colocadas en posición
flexionada sentadas, junto a otros objetos que forman parte del ajuar funerario. Un detalle
común a ambas “acompañantes”, es que sus rostros estuvieron pintados con cinabrio.

La mujer o “acompañante” B (lado derecho), presentó una posición mucho más


flexionada que la del lado opuesto (Figura 23 y 24). Fue hallada en posición sentada con
las piernas entrecruzadas, manos sobre las piernas y el cuerpo fuertemente doblado o
contorsionado hacia delante (acercándose más a la posición fetal); el lado izquierdo del rostro
se encontró directamente colocado sobre las extremidades inferiores. Por los restos de tejidos
o textiles adheridos a láminas de cobre, esta mujer al momento de ser enterrada, llevaba puesto
un vestido ornamentado con placas de cobre dorado, asimismo, sobre su maxilar inferior se
encontró el adorno de una “Tembeta” que portaba dicha mujer, al igual como se observó en la
figura de una de las cerámicas ubicadas en este lado.

Figura 23. Acompañante del lado derecho.

Figura 24. Posición fuertemente flexionada del entierro.

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Figura 25. Cerámica encontrada junto a la acompañante del lado derecho.

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Junto al lado sur de este entierro, se ubicaron cuatro ceramios (Figura 25), tres de ellos
son de color rojo y uno de color negro. De estas cuatro vasijas, dos son botellas de cuerpo glo-
bular con gollete troncocónico alto, asa lateral y base pedestal alto, con diseños escalonados y
geométricos en bajo relieve; las dos restantes son jarras de cuerpo elipsoide, una de ellas con
apéndice de una cara antropomorfa, que lleva en el mentón la representación de un adorno de
“Tembeta”, mientras que la otra vasija tiene la representación de una cara zoomorfa.

Figura 26. Acompañante del lado izquierdo, con las rodillas ligeramente levantadas.

Figura 26a. Conjunto de siete cuchillos en forma de Tumi.

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Hacia el lado opuesto o izquierdo, se encontraron los restos de la otra “acompañante”


que mantenía una posición mucho más erguida que la anterior (Figura 26). Estuvo colocada
en posición flexionada sentada, con la variante de rodillas levantadas, las manos juntas y
colocadas sobre las piernas o abdomen y, el rostro mirando ligeramente hacia abajo pero frente
al personaje central. A la altura de sus extremidades inferiores se hallaron un conjunto de siete
cuchillos en forma de tumi, los cuales, fueron colocados envueltos en tela a manera de un
pequeño paquete (Figura 26a).

El posterior trabajo de limpieza de estos cuchillos en laboratorio, expuso que dos de


ellos tenían la figura escultórica de un personaje muy similar a la representación del Dios
Naymlap (Cabello 1951), representado en el famoso cuchillo de Íllimo, encontrado por Julio
C. Tello en 1937, en un corte erosionado por el río La Leche, cerca de Huaca La Merced.

Los cuchillos (Figura 27, 28, 29, 30 y 30a) encontrados en el entierro, guardan cierta
similitud en sus rasgos generales. Están confeccionados en dos piezas separadas, unidas por un
sistema de soldadura y engrapado. La parte inferior corresponde al cuchillo mismo con hoja de

Figura 27. Cuchillo de cobre encontrado en el Figura 28. El otro cuchillo con similares
entierro. características del anterior.

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Figura 29. Cuchillo con representación del personaje con atributos del Dios Naimlap.

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Figura 30 Figura 30 a

Segundo cuchillo que presenta atributos antropomorfos del Dios Naimlap (30 y 30a).

forma semilunar, mientras que en la parte superior se representa la figura de un personaje


parado, con ojos alados y con las manos a la altura del tórax. Ambos personajes llevan tocado
o diadema semilunar, orejeras y dos apéndices que a manera de alas pequeñas se proyectan
desde los hombros. Estas representaciones están trabajadas en dos tapas laminadas, unidas
por soldadura y engrapado, la parte posterior o espalda de los personajes también presentan
diseños repujados. En términos generales, el diseño de ambos cuchillos escultóricos refleja el
estilo de la Fase Clásica Lambayeque (Zevallos 1971 y 1989).

Con relación a la cerámica asociada a este lado (izquierdo del personaje central y
acompañante), se ubicaron un total de 10 vasijas, totalmente fragmentadas por la presión de
la tierra (Figura 31 y 32), distribuidos en dos grupos: Cinco vasijas hacia el extremo superior
izquierdo (entre la máscara y la acompañante del lado izquierdo) y otras cinco cerámicas

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Figura 31. Cerámica junto a la acompañante del lado izquierdo.

Figura 32. Cerámica encontrada junto a la acompañante del lado izquierdo.

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registradas en el lado oeste, junto a la acompañante del mismo lado izquierdo. La mayoría de
las vasijas corresponden a botellas de cuerpo globular con gollete tronco cónico, asa lateral y
base pedestal alto con diseños geométricos en bajo relieve, sólo una de estas botellas muestra
diseños pintados en el cuerpo. Sin embargo, al igual que en el grupo de vasijas colocadas en
el lado derecho, también se encontraron seis vasijas en forma de cántaro de cuerpo ovoidal,
y una de ellas con apéndice de un rostro antropomorfo que lleva en el mentón el adorno de la
“Tembeta”.

Figura 33. Quena de hueso junto a la acompañante del lado derecho.

Figura 34. Panes de cal o tiza de Huaca, junto a la acompañante del lado derecho.

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Por otro lado, distribuidos alrededor del entierro central se han encontrado ocho agru-
pamientos de láminas de cobre en forma de puntas pequeñas, reflejando que estos pequeños
objetos representarían simbólicamente las puntas de lanzas que han sido encontradas en otros
entierros de mayor estatus, correspondiente a la alta jerarquía social de la cultura Lambayeque.
Asociado también a la mujer del lado derecho, se documentaron dos instrumentos de huesos,
correspondientes a dos quenas y varias tizas de cal (llamadas también Tizas de Huaca), de-
positadas como parte del ritual funerario, al igual que las ofrendas de una cabeza y patas de
camélido (Figuras 33 y 34).

Comentario.
Los patrones funerarios encontrados en Íllimo (No solo del “Guerrero de Illimo” sino
también de otros contextos registrados en el mismo lugar), reflejan muchos aspectos de la vida,
sociedad y rituales de la cultura Lambayeque Medio. En particular, los simbolismos políticos
presentes en esos entierros, permiten examinar las afirmaciones hechas acerca de la vida, so-
ciedad y muerte presentes en esta cultura.

Figura 35. Recreación del entierro El Guerrero de Íllimo.

La Tumba del Guerrero de Íllimo es simbólicamente rica, existiendo en ella, una clara
identificación con las tradiciones mochicas, como es la posición extendida del cuerpo alineado
en un eje norte-sur. Las mujeres o “acompañantes” de la Tumba fueron colocadas un tanto

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Figura 36. Recreación del Guerrero de Íllimo.

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más parecidas a la de los entierros Lambayeque, encontrados en Huaca Loro, además de tener
sus rostros pintados con cinabrio. Las máscaras con el rostro del Dios Ñailamp (Lambayeque
Medio), tienen una muy significativa marca ideológica religiosa. La máscara encontrada en el
Guerrero de Illimo, no fue usada sobre el rostro mismo del personaje, pero sí fue incorporada
dentro de un estandarte (Figura 35).

Evidentemente, que el contexto funerario corresponde al enterramiento de un personaje


vinculado al grupo de élite de la Cultura Lambayeque. La variedad y disposición de los
elementos funerarios así como del enterramiento con dos “acompañantes” de sexo femenino
confirma tal proposición.

La cerámica documentada no registra el clásico “Huaco Rey”, sin embargo los orna-
mentos principales y artefactos metálicos asociados, además de ratificar el estatus social del
personaje permiten ubicarlo dentro del estilo clásico Lambayeque (Fase Media) (Donnan 1989
y 1990). Entre estos objetos podemos señalar los cuchillos en forma de Tumi con la represen-
tación clásica de personajes Lambayeque o Dios Naymlap (Cabello 1951), la máscara de ojos
alados (Alva 1985), el gran artefacto a manera de lanza o báculo, también presenta diseños de
esta fase cultural, entre otros (Figura 36).

Asimismo, algunos elementos estilísticos presentes en las cabecitas antropomorfas del


collar de oro del personaje central, podrían señalarnos que este personaje tendría posibles an-
tecedentes mochicas (Shimada 1994), y que de alguna manera fue asimilado al nuevo grupo
social de la elite gobernante, con el propósito de mantener la unificación del territorio que
llegaron a dominar en la región Lambayeque (Espinoza 1975 y Trimborn 1979).

En síntesis, los análisis funerarios señalan una identidad local mochica para el Guerrero
de Íllimo. Las señales del estatus de su posesión social, indican que la nueva élite local, por
lo menos dentro de la Fase Lambayeque Medio, no fue totalmente del grupo dominante, sino
que también se asimilaron individuos de baja categoría local, que fueron integrados dentro del
liderazgo político de la cultura Lambayeque.

Estudios realizados por el antropólogo físico Haggen Klaus de la Ohio State University,
ha permitido determinar el sexo masculino del personaje principal con una edad promedio de
30 a 40 años, mientras que las acompañantes son de sexo femenino con edad promedio similar.
Asimismo, estudios de bioarqueología, realizados por el mismo investigador, comparados con
otros entierros de otros lugares investigados, han confirmado que genéticamente, el “Guerrero
de Íllimo”, tendría antecedentes de parentesco con grupos humanos pertenecientes a la enton-
ces desaparecida sociedad mochica.

La bioarqueología de la organización social en Íllimo.


El siguiente ítem corresponde a un resumen de los estudios de bioarqueología, realiza-
do por Haggen Klaus de la Ohio State University (E.U.A.), quién efectuó los análisis corres-
pondientes al conjunto de entierros encontrados en Íllimo.

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Los estudios bioarqueológicos de los restos de Íllimo, ejecutados por el mencionado


investigador (Klaus, Fernández y Martínez 2004), han revelado algunos aspectos impor-
tantes acerca de la organización social del sitio. Alcanzar precisiones bioarqueológicas espe-
cíficas de identidades étnicas u organización sociopolítica puede ser muy difícil usando solo
aproximaciones. Sin embargo, fueron observadas importantes distinciones.

Muchos de los individuos sepultados en Íllimo, comparten una bioarqueología general


similar a osamentas previamente estudiadas y que inferían una etnicidad mochica. Las can-
tidades variables de tensión vistas en la muestra de Íllimo, así como en otras osamentas del
Lambayeque Medio procedentes desde sus inicios a su parte central, muestran también que
muchos entierros comunes mochicas, llevaban principalmente un estilo saludable de vida y
libre de violencia. Las tensiones metabólicas no fueron severamente amplias. Tanto hombres
como mujeres fueron físicamente activos, proyectando algún tipo de trabajo.

Cabe resaltar que algunas de las más interesantes relaciones bioarqueológicas de la


organización social o étnica, proceden de las enfermedades dentarias. La baja incidencia de
caries de los entierros comunes (en contra de lo observado en las élites de alto rango) apunta
a la posibilidad de una amplia “dieta plebeya”, caracterizada por una mezcla de proteínas y
carbohidratos feculentos. Asimismo, los más elaborados entierros en Íllimo (Tumba 1 y En-
tierros circundantes) presentaban una gran incidencia de caries, además la patología indica
una dieta mucho más caracterizada de carbohidratos para la élite y los más altos rangos; estos
corresponden a los patrones encontrados en las Tumbas Este y Oeste de Huaca Loro. Los datos
provenientes de Íllimo, sostienen el argumento de que en la sociedad Lambayeque Medio, el
acceso a alimentos feculentos puede haber estado, en muchos casos, controlado y la posición
social jugaba un rol en el acceso a cierto tipo específico de alimentos.

De igual modo, muchos de los entierros de Íllimo con importantes y ricas ofrendas
pertenecientes al Grupo 1 (a excepción del “Guerrero de Íllimo”) y los de Sicán (Shimada
1990) exhibían varias señales de tensión en su desarrollo, evidenciado por el PH y el EH; éste
es un constante y frecuente patrón, también presente en muchas de las élites del Lambayeque
Medio. Este patrón podría asociarse también a una dieta sustancialmente derivada de comidas
feculentas que carecían de hierro y proteínas; esta dieta puede haber sido percibida como un
privilegio o símbolo de alto estatus de la cultura del Lambayeque Medio, esto ciertamente
se presenta como muy nocivo durante el desarrollo de los años. Tal como lo señala Farnum
(Klaus et al. 2004), el desarrollo diferencial de los patrones de salud en Íllimo, y el resto de
la sociedad del Lambayeque Medio, subraya que el estatus social jugaba un importante rol en
la salud.

Curiosamente, el “Guerrero de Íllimo” carecía de algún signo detectable de desarrollo


tensional, esto podría inducir o reflejar una dieta mixta de plebeyo mochica, o simplemente
que, cuando era un niño, este individuo fue muy privilegiado, y tenía acceso a un completo
espectro dietético. Puesto que los postcraneales del Guerrero de Íllimo estuvieron muy
pobremente preservados, sólo algunas comparaciones bioarqueológicas pueden hacerse entre

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Juan José Martínez Fiestas

él y los personajes principales de las Tumbas Este y Oeste de Huaca Loro; esto también fue
imposible de observar para relaciones osteológicas del estatus del “Guerrero” en vida y como
en sí, se evitaron fracturas cicatrizadas u otras lesiones (Klaus et al. 2004).

El grado de la osteoartritis cervical apunta a que el “Guerrero de Íllimo”, tuvo un


activo estilo de vida; pero en comparación con los personajes principales de las Tumbas Este
y Oeste de Huaca Loro, la carencia de patologías metábolicas detectables, hacen pensar que
el “Guerrero de Íllimo” tuvo un diferente historial en el desarrollo de su salud; y también en
comparación con los dos personajes de la élite Lambayeque. El “Guerrero de Íllimo” sufrió
de una muy pobre salud dental cuando adulto; incluso mucho peor que la de los personajes
principales de las Tumbas Este y Oeste.

Las acompañantes A y B exhibían en cierto modo, diferentes historiales de vida en


comparación a la del Guerrero. Ambas mujeres parecen haber atravesado periodos de desarrollo
tensional cuando niñas, en contraste con las mujeres de muy alto estatus sepultadas en el lado
sur de la Tumba Este de Huaca Loro. La Acompañante de la Tumba 1, pudo compartir algunas
mayores similitudes a las de las mujeres del lado norte, deduciéndose étnicamente como grupo
mochica; de igual modo, la escasa caries dental indica una dieta no feculenta.

Al ser comparadas entre una y otra, las acompañantes A y B, muestran algunas diferencias
importantes. La acompañante A, tenía más del doble el número de evolución detenida EH que
la acompañante B, que mostraba un gran número y grados de artropatías. Ambas, fueron un
tanto mayores que las mujeres enterradas en las tumbas Este y Oeste de Huaca Loro (algunas
de ellas al final de su adolescencia o cerca de los 20 años). Las acompañantes A y B fueron
cuidadosamente estudiadas para hallar señales de sacrificio, incluyendo marcas de cortes
largos, traumas enérgicos o estrangulamiento vistos en otros sacrificios humanos de la Cultura
Lambayeque. En cada caso, las causas de la muerte no pudieron ser identificadas.

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