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Alejandro Cassini
Clase teórica N° 5
Consideraciones introductorias
La geometría de Euclides
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filólogos. El caso de Euclides es paradigmático porque, siendo la figura principal de la
historia de la matemática griega, es un personaje sobre el cual prácticamente no tenemos
datos biográficos ni tampoco históricos. Por ejemplo, no sabemos cuándo ni dónde
nació y murió, ni dónde vivió y escribió su obra. Lo único que se sabe con cierta
seguridad es que vivió en la ciudad de Alejandría, hacia aproximadamente el año 300 A.
C., es decir, Euclides es una generación más joven que Aristóteles (384-322 A.C.) y es
algo más joven que Alejandro Magno, el fundador de Alejandría, pero no sabemos
mucho más. También buena parte de sus obras se han perdido; conocemos los títulos de
muchas de ellas, pero el texto no se ha conservado. Debemos ubicarlo en el mundo
helenístico, al comienzo del período posclásico, una época que es la más importante en
la historia de la ciencia griega.
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donde trabajan sabios mantenidos por dineros públicos. Allí trabajó Euclides y allí
trabajaron tantos matemáticos durante siglos. Alejandría es el centro de la ciencia griega
durante mucho tiempo, hasta el fin del mundo antiguo en el siglo VI D.C.
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significado específico, el más característico, es el de ser el primer principio de una
demostración, más o menos en el sentido aristotélico de “axioma”.
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parte. El comentario de Proclo es muy útil y sirve para entender también algo de la
historia de la matemática anterior y posterior a Euclides a pesar de que la distancia
temporal entre Proclo y Euclides es más grande que, digamos, la distancia nuestra
respecto de un filósofo medieval (casi ocho siglos).
Euclides no explica qué diferencia hay entre los postulados y los axiomas, y ya
desde el siglo XIX la diferencia entre ambos se pierde, porque se usan como sinónimos.
Todavía hoy se suelen usar como sinónimos, aunque el término “postulado” tiende a
dejar de usarse. Euclides, aparentemente, tiene en mente la idea de que los axiomas son
comunes por lo menos a varias disciplinas matemáticas, pero los postulados, en cambio,
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parecen ser más específicos. El contenido propiamente geométrico de la llamada
geometría euclídea está en los postulados y no en los axiomas.
Todo esto que para nosotros es bastante ajeno fue parte del sentido común de la
educación en Occidente hasta principios del siglo XX. Bertrand Russell, por ejemplo,
dice en uno de sus escritos autobiográficos que él aprendió geometría en la escuela
secundaria en Londres estudiando los Elementos de Euclides, lo cual habla del alto nivel
que tenía la educación secundaria inglesa en esa época, porque es bastante difícil leer
esos teoremas. Análogamente, la lectura de los tratados biológicos de Aristóteles, que
ocupan la mayor parte de su obra conservada, era parte de la educación estándar de los
biólogos. Charles Darwin (1809-1882) escribió en su autobiografía que aprendió
biología estudiando las obras de Aristóteles. Y Darwin no lo considera filósofo, sino
que se refiere a él como un científico. Pero todo eso lo hemos perdido en nuestra
educación, justamente a principios del siglo XX. Ya nadie aprende geometría con el
texto de Euclides, ni biología con las obras de Aristóteles. Quizá la gran ruptura con la
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cultura clásica ocurre como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Todavía a
principios del siglo XX las tesis doctorales se escribían en latín, y filósofos como Henri
Bergson (1859-1941) o Lucien Lévy-Bruhl (1857-1939) en Francia, escriben en latín.
Todo eso se pierde a partir de 1920 y el conocimiento de la obra de Euclides como parte
de la educación también se pierde en esa época. De hecho, a lo largo de la historia hay
innumerables ediciones escolares de Euclides, que están resumidas, y que se usaban
como libros de texto escolares, pero no en la educación superior, sino en la educación
secundaria, o incluso primaria, en buena parte de Europa.
A1. Las cosas que son iguales a una misma cosa son iguales entre sí.
A4. Las cosas que coinciden entre sí son iguales entre sí.
Los postulados en cambio, son muy diferentes y más específicos, ya que hacen
referencia explícita a entidades geométricas, como rectas, círculos y ángulos. Son los
siguientes:
P1. Trazar una recta desde cualquier punto hasta cualquier punto.
P5. Si una recta que cae sobre otras dos rectas hace a los ángulos interiores de
un mismo lado menores que dos rectos, entonces, si las dos rectas se prolongan
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indefinidamente, se encuentran del lado en el que los ángulos son menores que
dos rectos.
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Hay en los Elementos muchas reglas tácitas que se emplean para resolver los
problemas de construcción de figuras. Por ejemplo, las construcciones deben hacerse
con regla y compás, pero se presupone que la regla no está graduada con marcas de
distancia y que el compás debe cerrarse cuando se levanta, de modo que no puede
usarse para trasladar segmentos o comparar distancias. La regla solo puede emplearse
para trazar rectas y el compás para trazar círculos. Esas reglas de construcción no están
explícitas, aparentemente, porque se presuponen conocidas por la práctica, ya que eran
usuales en la matemática griega anterior a Euclides. El gran ingenio que muestra
Euclides, y toda la matemática griega, consiste en cómo probar igualdades de figuras, de
segmentos, etc. usando solamente estas dos reglas de juego.
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(que expresa la transitividad de la igualdad). Se concluye, entonces, que los tres lados
del triángulo ABC son iguales. Este es el esquema de la demostración (al que le falta el
punto C en el vértice superior del triángulo):
1) Postulado 3
2) Postulado 3
3) Postulado 1
4) AC = AB (Definición 15)
5) BC = BA (Definición 15)
6) AC = BC (Axioma 1)
7) AB = BC = AC (de 4, 5 y 6) •
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deducirse de los postulados, axiomas y definiciones de Euclides. Los matemáticos son
muy puntillosos, por tanto, si el problema pide construir un triángulo, tiene que ser un
solo triángulo. Pero en la construcción de Euclides hay dos triángulos, como se ha
dibujado en la figura (lo cual es un agregado que no se encuentra en Euclides). Se han
construido dos, pero se pedía construir uno. Pero ese no es el problema fundamental. La
verdadera dificultad es que de los axiomas y postulados no se sigue que el punto de
intersección C entre los dos círculos exista porque no se sigue de ellos que el espacio
sea continuo. En algunas geometrías actuales se postula la existencia de espacios que no
son continuos, porque hay puntos que faltan, puntos que no existen. Es decir, el espacio,
podría ser discreto, de modo tal que entre dos puntos dados no existieran otros puntos.
Los axiomas y postulados de Euclides no permiten demostrar que siempre hay un punto
en el que los círculos trazados se cortan. El Postulado 5 solo garantiza la existencia de
un punto donde dos rectas no paralelas que están en un mismo plano se cortan, pero
tampoco garantiza que exista el punto donde una recta y un círculo se corten. Todo eso
está presupuesto por Euclides, pero no se deduce de su base axiomática. De hecho, las
axiomatizaciones modernas de la geometría euclídea, como la de Hilbert, usan uno o
varios axiomas de continuidad para capturar la propiedad intuitiva de que el espacio es
continuo, que no tiene agujeros o huecos, para decirlo de un modo gráfico. Hilbert,
emplea para ello dos axiomas, que pueden verse traducidos en el apéndice 2 de El juego
de los principios. Si se imaginan círculos que en la práctica no pueden construirse con
ningún compás, por ejemplo, dos que tuvieran radios de un año luz de extensión, ¿cómo
podría comprobarse si se intersectan o no en un punto? En esos casos, no puede apelarse
a la intuición. La existencia de dicho punto debe deducirse de los postulados y axiomas
del sistema, pero los que presenta Euclides no son suficientes para hacerlo.
Otro presupuesto del sistema de Euclides, que no está garantizado por los
axiomas y postulados, es que las rectas sean infinitas. Lo que puede deducirse es que la
rectas no tengan límites, que sean ilimitadas, pero esa, como se descubrió mucho más
tarde, es una propiedad diferente de la infinitud. Es una propiedad topológica que no
tiene que ver con la distancia, que es una propiedad métrica. Una línea recta puede ser
ilimitada y a la vez, ser finita. Por ejemplo, sobre un espacio curvo, como la superficie
de una esfera, donde las líneas que se prolongan indefinidamente vuelven al punto de
partida. La distinción entre la infinitud y la ilimitación de las rectas no se hizo hasta
mediados del siglo XIX, cuando la introdujo el matemático alemán Bernhard Riemann
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(1826-1866) en su famosa tesis de habilitación sobre los fundamentos de la geometría.
Por cierto, no podemos reprocharle a Euclides no saber cosas que se descubrieron más
de dos milenios después de su muerte. No obstante, ahora sabemos que la
axiomatización de Euclides no puede sostenerse porque no es una axiomatización
satisfactoria de la teoría que hoy denominamos geometría euclídea. Esa es la razón por
la cual en la segunda mitad del siglo XIX hubo una gran cantidad de reaxiomatizaciones
de la geometría de Euclides. La más conocida es la de Hilbert, pero hubo otras
anteriores y posteriores. Todas intentaron proporcionar una base axiomática suficiente
para deducir válidamente todos los teoremas conocidos de la geometría euclídea, cosa
que en los Elementos no es posible hacer.
Ahora debemos volver al célebre quinto postulado, sobre cuya historia podría
escribirse un libro entero. La geometría no euclídea surge como consecuencia de los
intentos repetidos, y fallidos, de demostrar ese postulado, es decir, de probar que no es
independiente de los otros cuatro. Cuando se lo lee parece complicado, pero en cuanto
se lo dibuja resulta muy sencillo. Repitámoslo una vez más: Si una recta que cae sobre
otras dos rectas hace a los ángulos interiores de un mismo lado menores que dos
rectos, entonces, si las dos rectas se prolongan indefinidamente, se encuentran del lado
en el que los ángulos son menores que dos rectos. (Si una recta que cae sobre otras dos
hace a los ángulos menores que dos rectos de un lado, si se prolongan se cortan de ese
lado). Euclides no ofrece ninguna figura que lo ilustre, pero la manera usual de
presentarlo es mediante el siguiente diagrama:
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ángulos interiores de la figura es recto y el otro es agudo, pero cercano a un recto, el
punto de intersección de las dos rectas A y B no se puede trazar en un dibujo, ya que se
encuentra a una gran distancia de la recta C. En ese caso, es posible comprobar que las
dos rectas convergen, pero no que se cortan a una distancia finita de C. En principio, es
posible que pudieran aproximarse indefinidamente sin cortarse. Eso ya lo había
advertido Proclo en su comentario. ¿Por qué esta aproximación no podría ser una
asíntota? Los matemáticos griegos estudiaron todas las secciones cónicas, las curvas
como la parábola y la hipérbola, y sabían perfectamente que una hipérbola tiene una
relación de asíntota donde se aproxima indefinidamente a los ejes verticales sin
cortarlos nunca. De hecho, la asíntota es un descubrimiento de la geometría griega, por
tanto estas dos rectas podrían aproximarse indefinidamente y nunca cortarse como
ocurre con las asíntotas. La diferencia es que la hipérbola es una curva que se aproxima
a una recta, mientras que en el postulado de Euclides son dos rectas, pero lo que ocurre
con esta curva y esta recta podría ocurrir también con dos rectas a medida que la suma
de los ángulos internos y se aproxima a dos rectos.
Así pues, el quinto postulado no resultó una verdad evidente para los propios
contemporáneos de Euclides. No obstante, se suponía que los postulados debían ser más
evidentes que los teoremas porque eran los que justificaban su demostración. Los otros
postulados no fueron cuestionados, hasta donde sabemos, porque parecían ser evidentes.
En cambio, el quinto postulado, como afirma Proclo, parecía meramente “plausible”.
Vale la pena citar el pasaje del comentario de Proclo dedicado a esta cuestión: así, en
este caso, cuando los dos ángulos rectos son disminuidos, el hecho de que las líneas
rectas convergen es verdadero y necesario; pero el enunciado de que se encontrarán en
algún momento, puesto que convergen más y más cuando son producidas, es plausible,
pero no es necesario en ausencia de algún argumento que muestre que es verdadero.
Proclo parece sugerir que el quinto postulado debía demostrarse como teorema.
Y, en efecto, muchos matemáticos griegos pensaron que debía ser demostrable, es decir,
que podía deducirse de los otros cuatro, posiblemente empleando también los axiomas y
definiciones de Euclides. En nuestra terminología, pensaron que no era un postulado
independiente. La cuestión de la independencia del quinto postulado es quizá el
problema más célebre de toda la historia de la matemática. Ocupó a matemáticos
griegos, árabes, medievales, renacentistas y modernos, desde los tiempos de Euclides
hasta mediados del siglo XIX. Hay una inmensa cantidad de intentos de demostración,
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y, a pesar de que muchas obras antiguas se han perdido, conocemos por referencias
como las que hace Proclo, que hubo muchos matemáticos griegos que intentaron
demostrar el quinto postulado. Todas las demostraciones resultaron fallidas, hasta las
del siglo XIX también, y siempre por la misma razón: porque se lograba una
demostración del quinto postulado pero introduciendo, a veces de manera implícita,
algún otro postulado diferente de los de Euclides. Nadie consiguió hacer una
demostración solamente en base a los cuatro postulados y los axiomas y definiciones de
Euclides. Todas las demostraciones del quinto postulado emplearon algún postulado
adicional que, cuando se lo examina atentamente, resulta ser equivalente al quinto
postulado. Equivalente en sentido lógico, es decir, que el quinto postulado es deducible
del postulado adicional y, a la vez, el postulado adicional es deducible del quinto
postulado. Por tanto, la demostración resulta circular, ya que en realidad no se ha
demostrado el quinto postulado, sino que se lo ha reemplazado por otro postulado
equivalente.
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triángulos similares que no son congruentes. Figuras similares son las que tienen la
misma forma y congruentes las que se pueden superponer exactamente. Dicho
informalmente, figuras similares son las que tienen la misma forma y congruentes las
que, además, tienen el mismo tamaño. Por ejemplo, dos triángulos equiláteros son
figuras similares, y si tienen la misma superficie, entonces, también son congruentes. Y,
por supuesto, pensamos que existen en el espacio dos triángulos equiláteros que tienen
distinta superficie y, por tanto, no son congruentes. Ese postulado resulta equivalente al
quinto postulado, aunque su equivalencia no es evidente, al contrario, necesita ser
demostrada. Otros equivalentes interesantes son estos dos. El matemático francés
Adrien-Marie Legendre (1752-1833) encontró uno que afirma que existe al menos un
triángulo cuyos ángulos interiores suman dos rectos. Por su parte, el matemático
alemán Carl Friedrich Gauss (1777-1855), considerado el matemático más importante
de toda la historia, encontró este otro: no hay límite superior para el área de un
triángulo. Como hemos de ver enseguida, ninguno de estos equivalentes, y muchos
otros que se han descubierto, es un teorema en la geometría no euclídea de
Lobachevsky, la geometría hiperbólica, precisamente porque su punto de partida es la
negación del quinto postulado de Euclides. Consecuentemente, serán teoremas todas las
negaciones de esos equivalentes.
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clase de prueba indirecta para demostrar ese postulado. La prueba es bastante
complicada y ocupa todo el libro. Pero la estrategia fundamental es clara. Hay una
particularidad de la geometría de los Elementos, que ya advirtieron los matemáticos
griegos y es que el quinto postulado no se usa en la demostración de los teoremas hasta
el número 29, por lo cual, las primeras 28 proposiciones demostradas no se deducen del
quinto postulado como premisa y, por consiguiente, son independientes de él. Si se
eliminara el quinto postulado, los primeros veintiocho teoremas de Euclides
permanecerían intactos, porque se deducen de los otros postulados y axiomas. Saccheri,
entonces, tuvo la idea de usar esos 28 teoremas como axiomas, lo cual es correcto,
porque según el método axiomático cualquier teorema se puede usar como axioma de
otra prueba una vez que está demostrado. Saccheri intentó, pues, deducir el quinto
postulado empleando como premisas los otros cuatro postulados de Euclides, junto con
los cinco axiomas y los primeros 28 teoremas.
Procedió de la siguiente manera: tomó una figura cuadrilátera donde, por
construcción, los ángulos A y B son rectos y los lados AC y BD son iguales. Esta figura
se conoce como el cuadrilátero de Saccheri y los ángulos C y D como los ángulos
característicos de ese cuadrilátero.
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Entonces, hace una jugada extremadamente audaz y sostiene que hay tres
hipótesis posibles: que los ángulos característicos sean los dos rectos, o los dos agudos o
los dos obtusos. Las tres son compatibles con la base axiomática de Euclides sin el
quinto postulado. Las llama, respectivamente, la hipótesis del ángulo recto, la hipótesis
del ángulo agudo y la hipótesis del ángulo obtuso. Esas tres hipótesis son excluyentes
entre sí, ya que solo una de ellas puede ser verdadera, y, además, son exhaustivas, ya
que no hay una cuarta hipótesis posible. Dado que la hipótesis del ángulo recto es
equivalente al quinto postulado, para demostrarlo por el absurdo es necesario probar que
la hipótesis del ángulo agudo y la hipótesis del ángulo obtuso implican contradicción y,
por tanto, son falsas. La prueba por el absurdo de Saccheri consiste en mostrar que la
hipótesis del ángulo agudo y la hipótesis del ángulo obtuso implican proposiciones
inconsistentes, por lo que solo queda como posibilidad la hipótesis del ángulo recto, que
equivale al quinto postulado. La forma del argumento es la siguiente:
HR v HA v HO
HO
HA
---------------
HR
HR QP
---------------
QP
Procede, entonces, a demostrar que la hipótesis del ángulo obtuso implica una
contradicción y, luego de una larga cadena de 13 teoremas, consigue hacerlo. En suma,
prueba que la hipótesis del ángulo obtuso implica el quinto postulado, pero, como este
es equivalente a la hipótesis del ángulo recto, resulta la siguiente contradicción: los
ángulos característicos son a la vez rectos y obtusos. Saccheri concluye, entonces, que la
hipótesis del ángulo obtuso es falsa. En realidad, lo que ha probado es que dicha
hipótesis es incompatible con los primeros cuatro postulados de Euclides, esto, es que el
sistema formado por los cuatro postulados y la hipótesis del ángulo obtuso es
inconsistente.
Luego, intenta probar que de la hipótesis del ángulo agudo también se deduce
una contradicción. La prueba resulta mucho más difícil, por lo que Saccheri se ve
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obligado a deducir una cantidad de teoremas aparentemente muy extraños, pero en sí
mismos consistentes. Deduce, por ejemplo, que la hipótesis del ángulo agudo es
equivalente al siguiente teorema: por un punto exterior a una recta pasan varias
paralelas a dicha recta. También deduce el teorema según el cual la suma de los
ángulos interiores de todo triángulo es menor que 180 grados. También prueba muchos
otros teoremas que, como veremos enseguida, son característicos de la geometría
hiperbólica, la primera geometría no euclídea. Ninguno de esos teoremas es en sí mismo
inconsistente, aunque son incompatibles con diversos teoremas que se pueden demostrar
en la geometría euclídea (incluyendo el quinto postulado). Por ejemplo, en la geometría
de Euclides, es un teorema que la suma de los ángulos interiores de todo triángulo es
igual a 180 grados. Saccheri, finalmente, cree haber encontrado una contradicción a
partir de la hipótesis del ángulo agudo: prueba que esa hipótesis implica que si dos
rectas se prolongan indefinidamente se unen en una sola y tienen una perpendicular en
común. Saccheri sostuvo que ese teorema “repugnaba a la naturaleza de la línea recta”.
En general, todos los expertos coinciden en que esa no es una contradicción, sino, más
bien, una hipótesis vaga acerca de lo que ocurre en el infinito. Por consiguiente, una
parte de la prueba de Saccheri, la refutación de la hipótesis del ángulo agudo, no es
concluyente y, por tanto, tampoco lo es su demostración por el absurdo del quinto
postulado de Euclides.
La obra de Saccheri fue más bien ignorada por la posteridad, hasta que la
redescubrió el matemático italiano Eugenio Beltrami (1835-1900), que fue un geómetra
que hizo contribuciones importantes a la geometría no euclídea, ya en el último tercio
del siglo XIX. Saccheri creyó haber refutado tanto la hipótesis del ángulo obtuso como
la del ángulo agudo y, por consiguiente, haber probado por el absurdo la hipótesis del
ángulo recto, que es equivalente al quinto postulado. Desde el punto de vista actual, lo
que podemos decir es que probó que la hipótesis del ángulo obtuso es incompatible con
los cuatro postulados de Euclides, mientras que la hipótesis del ángulo agudo parece ser
compatible con éstos, al menos, en tanto no se ha deducido una contradicción del
sistema formado por los primeros cuatro postulados de Euclides junto con la hipótesis
del ángulo agudo, también tomada como postulado. Retrospectivamente, se advirtió que
Saccheri, sin proponérselo y sin advertirlo, demostró un número importante de teoremas
de geometría no euclídea. Por esa razón, se lo considera solamente como un precursor
de esas geometrías, pero no un auténtico descubridor, ya que nunca creyó que hubiera
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descubierto una nueva geometría, algo que para él, como para Kant y todos sus
contemporáneos, era imposible. Después de la muerte de Saccheri, el matemático
alemán Johann Lambert (1728-1777) llegó de manera independiente a los mismos
resultados, por lo que también se lo considera un precursor. Esto, sin embargo, plantea
un problema filosófico interesante: ¿Quién es el descubridor de una entidad X, quien la
encuentra o quien la reconoce como una nueva clase de entidad antes desconocida? Si
consideramos que el descubridor de una nueva clase de entidad es el que la reconoce
como tal, entonces, ni Saccheri ni Lambert descubrieron la geometría hiperbólica.
Los intentos por demostrar el quinto postulado continuaron a lo largo del siglo
XVIII y XIX, pero siempre fracasaron por la misma razón, por el hecho de presuponer
como premisa una proposición equivalente al quinto postulado. El más famoso de los
equivalentes es el que suele aparecer en casi todos los libros de geometría como el
postulado de las paralelas, a veces erróneamente atribuido a Euclides. No es de
Euclides, es simplemente un equivalente que encontró el matemático inglés John
Playfair (1748-1819) en el año 1795. Dice lo siguiente: por un punto exterior a una
recta que está en el mismo plano pasa una sola paralela a esa recta. Ese postulado es
más simple e intuitivo que el de Euclides y, por ello, es el que se emplea en la mayoría
de las reconstrucciones axiomáticas de la geometría euclídea en los siglos XIX y XX.
Hilbert, por ejemplo, también lo usa. Por eso el quinto postulado vino a llamarse el
postulado de las paralelas, aunque su formulación original no hace referencia alguna a
rectas paralelas, sino, por el contrario, a rectas que se cortan.
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frase fue “por temor al clamor de los beocios”, usando una expresión de la historia
griega clásica. Pero todo esto se supo retrospectivamente, una vez que se inventó la
geometría no euclídea.
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de transformaciones de las figuras, como la proyección. La geometría euclídea estudia,
por ejemplo, las rotaciones rígidas de las figuras, o los movimientos rígidos de los
cuerpos en general, es decir, transformaciones donde se conservan las distancias entre
puntos diferentes. En este segundo sentido, existen muchas geometrías no euclídeas,
pero no nos ocuparemos de ellas en este curso.
Los detalles históricos del proceso que llevó a este descubrimiento son
demasiado extensos y complejos como para exponerlos ahora. Nos limitaremos a
algunos hechos fundamentales. En primer, lugar, como ya mencionamos, Gauss
demostró, hacia la primera década del siglo XIX, un gran número de teoremas
deducidos de los cuatro postulados de Euclides junto con el postulado de que por un
punto exterior a una recta pasa más de una paralela a dicha recta. Gauss fue consciente
de que había inventado una nueva geometría diferente de la euclídea, a la que primero
llamó “antieuclideana” y más tarde “no euclideana”. Así pues, el nombre usual de
geometría no euclídea se debe a Gauss. Pero, dado que no publicó sus demostraciones,
solo algunos corresponsales y amigos estaban enterados de ese descubrimiento.
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1856), su padre, que también era matemático, le propuso sistematizar sus resultados y
publicarlos como parte de un tratado de matemática que se encontraba escribiendo. El
resultado fue un artículo de 26 páginas, escrito en latín, titulado “La ciencia del espacio
absoluto”, finalizado en 1829. Sin embargo, la publicación del extenso tratado de Farkas
se demoró hasta 1832, cuando el artículo de su hijo se publicó como un apéndice al
primer volumen. Ese año Farkas escribió a Gauss, de quien era amigo, enviándole el
artículo de su hijo. La respuesta de Gauss fue, literalmente, “no puedo elogiar ese
trabajo” ya que eso sería “elogiarme a mí mismo”. Luego, le explicó a Farkas que todos
esos teoremas ya los había descubierto muchos años antes. La respuesta frustró tanto a
János Bolyai que no volvió a publicar nada más sobre matemática en su vida.
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geométrico, es decir, axiomático. Es un modelo tanto para la ciencia como para la
filosofía. Descartes ya había hecho un intento de metafísica axiomática.
Simultáneamente, Galileo lo intenta con la mecánica y Newton lo lleva a su
culminación. Leibniz considera que el método de Euclides es el modelo, además, para
resolver los debates éticos y políticos, algo que jamás pudo hacerse. Para Kant, Euclides
prueba que es posible el conocimiento sintético a priori, que hay conocimiento
necesario del espacio físico real. En suma, la geometría axiomática de los Elementos
proporciona el ideal de conocimiento en Occidente. Hasta comienzos del siglo XX, todo
el mundo conoce a Euclides, no hay filósofo o científico que no haya estudiado a
Euclides, que era parte de la formación básica, casi como del sentido común científico.
Es comprensible, entonces, que la geometría no euclídea fuera considerada al comienzo
como una mera curiosidad matemática sin relación con la descripción del espacio físico
real. Todavía en el siglo XIX, la geometría euclídea se considera verdadera sin más.
Bibliografía
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Bibliografía complementaria
Existen muchos libros sobre la geometría no euclídea, pero están escritos por
matemáticos y su nivel es superior al de este curso. Quienes tengan interés pueden
consultar:
Ambos libros están disponibles en la Web (en Libgen.is). Debe tenerse en cuenta
que la terminología de estos dos autores es diferente, tanto entre sí como respecto de la
que se utilizó en las clases.
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