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CAPÍTULO I

INTERNET, UNA RED PARA LA INFORMACIÓN,


LA COMUNICACIÓN Y LA EDUCACIÓN

José Ignacio Aguaded Gómez


(aguaded@uhu.es)

En los últimos años, y de forma paralela al progresivo desarrollo y difusión de las


tecnologías informáticas y más específicamente de Internet, los responsables de la
educación en nuestro país hicieron una apuesta importante por la integración curicular de
las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Tal interés no parece que haya
decaído como puede deducirse de los proyectos que circulan actualmente para reformar
de nuevo el sistema educativo. No obstante, no debemos perder de vista la complejidad
de dicha integración y la necesidad de una óptica realista que abandone la perspectiva
demagógica y haga efectiva una política de dotaciones y recursos informáticos que
permita que dicha integración sea efectiva además de que contemple una adecuada
formación de los profesionales que deberán llevar a cabo. Porque si es cierto que la
sociedad en la que nos situamos puede amarse 'sociedad red" (Castell, 1998), dada su
estructuración y organización en reda mas versátiles para un entorno que cambia
vertiginosamente, cómo asumir que el ámbito en el que de manera más persistente se
produce la socialización al menos hasta hoy, permanezca ajeno a las implicaciones y a los
presupuestos que ésta conlleva.
18 Educar en red. Internet como recurso para la educación

1. INTERNET O LA SOCIEDAD RED.

Internet surgió con variados intereses y perspectivas y su desarrollo se ha


diversificado amplia y profusamente tal como cabría esperar de una tecnología tan
ambiciosa y dinámica, que por encima de todo puede definirse como un motor de
conocimiento que mueve la información (Cerf, 2000), utilizando metafóricamente la
imagen del motor de la revolución industrial para la revolución que vivimos ahora y que
algunos llaman "digital". Las predicciones de los expertos sitúan en el 2010 la presencia de
la mitad de la población mundial en Internet y se augura –y puede ya comprobarse- que
los otros medios -la televisión, la radio...- serán tras-portados por Internet. Por tanto,
puede considerarse a ésta como un medio de medios, pero en cualquier caso es un medio
de comunicación que compite con los demás en cuanto a sus posibilidades de llegar a
muchos lugares y a muchas personas en tiempo real.
La imparable progresión de los medios de comunicación ha roto las fronteras
espaciales y ha deslocalizado las informaciones, en concreto Internet ha propiciado las
"autopistas de la información" que en su caso permiten la circulación de la información,
como ya hemos dicho en tiempo real por la Red. Se especula que el contenido
transportado en esta sociedad de la información, las posibilidades de la comunicación
global que se derivan de ello potencian la libertad, la democratización, la creatividad; en
definitiva, el desarrollo personal. Sin embargo, también se produce la exclusión para los
que no pueden acceder a la información, porque esta nueva forma de comunicarse es, en
última instancia, una forma de construcción del conocimiento medida en la cantidad de
información que se tiene. Se trata, según Everette Dennis (1996: 15), de un nuevo marco
de organización potencial correspondiente prácticamente a toda la actividad humana, esto
es, lo que se ha dado en llamar "sociedad de la información", "edad de la convergencia",
"aldea global", "era audiovisual", o más recientemente "superautopista de la información",
cuya característica fundamental es el "networking global" (la transmisión simultánea, en
cadena y globalizada). "La sociedad de la información" ha convertido la comunicación en
una forma de organización del mundo que no sólo incluye a los propios medios
audiovisuales y tecnológicos, sino también a la circulación e intercambio entre las
personas.
Estamos ante una nueva era de procesamiento de la comunicación, de
conocimiento y producción de saber, que ha tenido su base en la revolución tecnológica
de la informática y la telemática, y que a su vez se ha ido conectando a todos los circuitos
tradicionales de la comunicación para ir haciéndola cada vez más globalizada, a través de
la digitalización de los canales y el desarrollo de la interactividad. La "Galaxia Internet"
(Castell, 2001) ha provocado una revolución y un profundo cambio en las claves de
construcción del conocimiento y comportamientos humanos, comparable a la que en su
tiempo provocó el descubrimiento de la imprenta,
Internet, una red para la información, la comunicación y la educación 19

con el advenimiento del espíritu humanista y el Renacimiento para el progreso de la


Humanidad, a partir de una cultura antropocéntrica, que concluyó en lo que Marshall
McLuhan llamó la "Galaxia Gutenberg" y su transformación en la "aldea global". Ahora
podemos definir nuestro mundo como el de la comunicación, y en él Internet se ha
arrogado con el papel fundamental para la difusión de la información, e incluso para la
organización de éste.
Sin embargo, el protagonismo creciente de la sociedad de la información no nos
debe hacer caer en un optimismo universal del poder salvífico de la comunicación
interactiva y digitalizada, en lo que sería una concepción simplista de las maravillas de la
tecnología, que hoy por hoy han encandilado a amplios sectores de la población. Aunque
tampoco seria muy coherente, y pensamos que nada efectivo, el pensamiento de que ésta
no puede mejorar y humanizar nuestra sociedad o estabilizar la economía, como apunta
Castell (2001: 18), puesto que la "volatilidad, la inseguridad, la desigualdad y la exclusión
social se dan la mano con la creatividad, la innovación, la productividad y al creación de
riqueza en los albores de este nuevo mundo basado en Internet".
Dejando de lado la polémica entre la consideración de Internet como la "panacea"
o "talismán del siglo XX" y los sentimientos de "computerfobia" (Somekh, 1992),
consideramos oportuno una actitud que sé centre en la perspectiva de la producción del
conocimiento que permite la tecnología, puesto que los cambios y la revolución que ha
supuesto en el campo de la información y de la comunicación el uso de la Red determinan
una influencia decisiva, en todos los ámbitos, y especialmente en el de la educación, como
un nuevo lenguaje o una nueva forma de comunicación, de construcción de significados y
de cultura y, por tanto, de conocimiento escolar.
La nueva estructura social en la que nos encontramos se basa en las redes, y ello
se debe en gran parte a la influencia de la filosofía de Internet, que es, como reflexiona
Castell (2001: 16), consecuencia de procesos tales como: la necesidad de una economía
más flexible en la gestión, más globalizada; la demanda de los valores de la libertad
individual y la comunicación abierta, y los avances en la informática y las
telecomunicaciones.
Una de las principales características de Internet es precisamente su arquitectura
abierta, que permite un proceso de aprendizaje mediante el uso y la producción, esto es,
los usuarios contribuyen a su desarrollo y a su perfeccionamiento. Para que ello sea
efectivo se requiere, siguiendo nuevamente a Castell (2001: 43):
a) Una arquitectura en red de carácter abierto, descentralizado, distribuido y
multidireccional en su interactividad.
b) Unos protocolos de comunicación abiertos, distribuidos libremente y susceptibles
de ser modificados.
c) Unas instituciones que gestionan la red construidas de acuerdo con los principios
de transparencia y cooperación inherentes a Internet.
20 Educar en red. Internet como recurso para la educación

Por tanto, el espíritu de la Red se prefigura definitivamente en una concepción


comunitaria de la tecnología, para aprender y compartir, que constituye Internet como
"creación cultural".

2. INTERNET UNA CREACIÓN CULTURAL CALEIDOSCÓPICA

La cultura de Internet, es como ha sucedido en épocas precedentes, el resultado


de la primacía de una herramienta, de un instrumento, o mejor aún es el fruto de una
forma de comunicación, porque el lenguaje que nos permite la interacción comunicativa es
el que determina nuestro comportamiento y nuestra sociedad en la medida en que
vehicula nuestra concepción del mundo. En este sentido, Internet ha supuesto una nueva
revolución cultural, de manera que podemos afirmar que la era digital se configura por la
primacía de la información y la comunicación, originándose una cultura específica y, como
veremos más adelante, también una forma de entender la educación, algo semejante a los
efectos de la imprenta, que ya hemos señalado abrieron las puertas al mundo moderno.
Cultura es cualquier capacidad o hábito adquirido por las personas en el seno de la
sociedad, y es evidente que las formas culturales han experimentado cambios
significativos porque en el ámbito social, las interacciones humanas se han transformado
al producirse nuevos modos en los intercambios de comunicación. El signo de nuestro
tiempo es la multiculturalidad, la interculturalidad, la diversidad de visiones y
concepciones, y a ello sin duda debe contribuir la destemporalización y deslocalización que
ha consolidado Internet acercándonos a la visión en directo de otras culturas.
Si en las líneas precedentes hemos mencionado el impacto de la invención de la
imprenta en la cultura por la difusión y multiplicación de lo impreso en los libros,
anteriormente copiados por el amanuense para las minorías y reservados en las
bibliotecas monacales, hoy Internet ha cosechado el mismo efecto, pero a una velocidad
de vértigo y en una dimensión que cuando menos nos introduce en un universo global y
digitalizado. La información que nos permite la construcción del conocimiento se almacena
en paquetes que circulan por redes sin límites, ni espaciales, ni temporales, arropada por
la aureola de la libertad y solidaridad de un conocimiento que se caracteriza por ser
compartido y producido en la comunidad. Algunos consideran que la facilidad del acceso a
la información y al conocimiento provocará una adquisición de la cultura apenas sin
esfuerzo. También se defiende la idea de que Internet derrocará el sistema piramidal y
jerárquico del conocimiento instaurado por la imprenta en aras de un concepto de cultura
cuantitativa, rápida y masiva (Odina, 2000: 90).
Castell (2001) caracteriza esta "cultura de Internet" como una estructura en
estratos superpuestos, una visión que se nos antoja caleidoscópica. En primer lugar, la
perspectiva cultural por antonomasia, la "cultura meritocrática" o "tecnomerito-
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crática" (Castell, 2001: 53), que se arraiga en el mundo académico y científico y se


ampara en la consideración de que el bien del progreso y desarrollo científico y
tecnológico es un componente clave para la prosperidad de la Humanidad, como pensaran
los ilustrados, con lo que podemos concluir que su poder radica en el conocimiento. En
segundo lugar, la llamada "cultura hacker" -en la que el término pirata no debe
interpretarse en la acepción que usamos habitualmente y que Castell prefiere denominar
con el término "cracker"- tiene un papel determinante en la constitución de Internet. En
ella se originan las innovaciones tecnológicas fruto de la cooperación y la libre
comunicación, y además constituye el puente entre la "cultura tecnomeritocrática" y los
proyectos empresariales que difunden Internet (Castell, 2001: 56). Del mismo modo, en la
"cultura meritocrática" el valor fundamental es la excelencia tecnológica, porque ella
mantiene la necesidad de compartir y de permanecer abiertos, aunque el valor
verdaderamente importante sea la libertad para crear, para apropiarse del conocimiento
disponible y para redistribuirlo. "Los comunitarios virtuales" son otro estrato de la cultura
Internet y se identifican con los primeros usuarios que crearon las comunidades virtuales
detentadoras de valores que determinaron el comportamiento y la organización social de
acuerdo con dos características culturales: el valor de la comunicación horizontal y la
libertad de expresión a nivel global, además de la capacidad de poder encontrar el propio
destino en la red, "la conectividad autodirigida". Señala Castell (2001: 69) que "mientras la
cultura hacker proporcionó los fundamentos tecnológicos de Internet, la cultura
comunitaria configuró sus formas, procesos y usos sociales". Finalmente, la "cultura
emprendedora" se basa en transformar los valores del conocimiento y el producto
tecnológico en valor financiero, es decir, se centra en hacer dinero de las ideas "de modo
que tanto la producción material como el capital dependen del poder de la mente"
(Castell, 2001: 75). Concluye este autor que "la cultura de Internet es una cultura
construida sobre la creencia tecnocrática en el progreso humano a través de la tecnología,
practicada por comunidades de hackers que prosperan en un entorno de creatividad
tecnológica libre y abierto, asentada en redes virtuales dedicadas a reinventar la sociedad
y materializarla por emprendedores capitalistas en el quehacer de la nueva economía"
(Castell, 2001: 77).
Sin embargo, no podemos dejar de lado que la cultura de Internet, pese a todo lo
anterior, arrastra tras de si el temor de la falsa libertad al intuirse el dictado de las culturas
dominantes, de las lenguas mayoritarias, de los contenidos como resultados económicos...
que nos privan de culturas que podrían enriquecer la globalidad.

3. LAS SEÑAS DE IDENTIDAD DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN

La sociedad ha ido avanzando en estos dos últimos siglos hacia logros cada vez
más importantes para la libertad y los derechos ciudadanos, pero, como contra-
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partida, también ha tenido que ir soportando la realidad sistemática y repetitiva de hechos


dramáticos como las guerras, los fundamentalismos, los desastres ecológicos, la
radicalización extrema o el debilitamiento de las ideologías, la victoria de la "tecnociencia
capitalista", las desigualdades económicas cada vez más drásticas entre Norte y Sur, entre
ricos y pobres, el racismo, la xenofobia...problemas, todos ellos, para los que no se han
encontrado respuestas satisfactorias. Y también, la sociedad de nuestros días se identifica
con una tremenda sensación de inestabilidad, de obsolescencia, donde lo que importa es
el presente y no hay certezas absolutas. Amparada en este estado surge la "cultura del
archipiélago", en la que triunfa la heterogeneidad y el multiculturalismo desde una filosofía
que acepta el todo vale. El saber científico no posee mayor identidad que cualquier otra
forma de conocimiento como el arte, la religión o la filosofía, con lo que se ha destruido el
anhelo positivista de la ciencia como hecho irrefutable. Los viejos mitos se han sustituido
por nuevos valores como el hedonismo, el egoísmo, el ecologismo, el pacifismo. Jameson
(1991: 13) señala que lo que fascina a los postmodemos es precisamente "todo este
paisaje degradado, feista, kitsch, etc.".
En este sentido, el rasgo más definidor de la sociedad en que vivimos es
precisamente su carácter ambiguo y contradictorio, puesto que cualquiera de los rasgos
que pueden definirla se presentan al tiempo como potencialidades y perversidades, por
ello asistimos a la exaltación de la diversidad, al individualismo estético y cultural, a la
multiplicidad de los lenguajes, formas de expresión y proyectos de vida, y al relativismo
axiológico. Como ejemplos, basta citar, siguiendo a Hargreaves (1996: 114-115) que,
junto a la flexibilización de la organización y complejidad tecnológicas, se observa la
necesidad de la diversidad y las tendencias hacia la disgregación; paralelas a la
globalización aparecen las tendencias exacerbadas del individualismo y del nacionalismo
radical que traen las semillas de guerras absurdas y difícilmente justificables desde los
patrones del progreso y la modernidad; frente a la ansiedad personal y búsqueda de la
autenticidad, se nos revela la carencia de anclajes morales seguros, etc.
La aceleración del cambio tecnológico, y la consecuente diversificación de procesos
y productos, ha construido un tejido social complejo, cuyo movimiento y flexibilidad ha
traído como consecuencia la revolución de los paradigmas en las ciencias exactas y su
consiguiente impacto en las ciencias sociales y, lógicamente, en la adquisición y difusión
del conocimiento. El auge y la difusión de la informática, el despegue de la Red nos ha
puesto en contacto con una multiplicidad de signos y lenguajes que pulverizan el modelo
de racionalidad única, de manera que nuestro entorno pasa a ser interpretable desde
múltiples perspectivas posibles. En consecuencia, el saber se ha despersonalizado por la
multiplicación de la información que lo hace desde todo punto inabarcable, perdido en
tupidas redes de comunicación. Así, hemos llegado a un "éxtasis comunicacional",
provocado por el efecto combinado de la informática y las telecomunicaciones, en el que
Internet se erige
Internet, una red para la información, la comunicación y la educación 23

como una "galaxia" en la que fronteras nacionales y las identidades regionales quedan
disueltas.
No obstante, resulta paradójico que, pese al éxtasis comunicacional, nos
encontramos ante la crisis de la comunicación, dado que en la sociedad marcada por la
comunicación de masas, los individuos se toman solitarios, incomunicativos y en el terreno
de lo audiovisual se ha instaurado la superficialidad de la nueva cultura de la imagen. Los
medios audiovisuales son los factores clave de transmisión y reproducción de los "no
valores" de la indefinición de la persona en el conjunto de la sociedad de masas. La
sociedad audiovisual pugna por la imagen y la apariencia, de tal manera que la mayoría de
los bienes de consumo, más allá de su utilidad y de su función práctica, contribuyen a
crear sentido en el entorno, a marcar la realidad, sirviendo para significar a su poseedor o
usuario, para identificarlo y estratificarlo en clases y categorías. En el escenario
audiovisual lo "obvio" esconde lo obtuso" (Barthes, 1986).
La sociedad audiovisual se define como un universo en el que los medios con sus
nuevos lenguajes construyen de forma vertiginosa y distinta la realidad, de forma que el
conocimiento lingüístico y cultural va dando paso a la cibercultura y al interaccionismo
simbólico. Asistimos, pues, a una multimediatización, como fruto de la integración del
sistema clásico de los medios con el mundo de las telecomunicaciones: la informática y la
digitalización de la información (Pérez Tornero, 2000c: 30). Ello nos conduce a un nuevo
paradigma, que "busca hacerse hegemónico de un modo transversal en el campo de los
medios de comunicación, en las instituciones de educación y de la cultura".
Castell (1998) ha señalado que la revolución de las tecnologías de la información
es uno de los procesos más resolutivos que caracterizan al nuevo entramado social
bautizado como la "sociedad red" en la que surge un tipo de ciudadano con nuevos
hábitos y valores sociales, intereses y formas diferentes de sentir e incluso de pensar,
dado que Internet se ha constituido en la base tecnológica de la forma de organización
que caracteriza a dicha sociedad. San Martín (1995: 15) afirma que, "al menos como
hipótesis, se puede mantener que los ciudadanos nacidos en la era de la tecnología de la
información, tienen estructurada su cognición de modo cualitativamente distinto a las
generaciones precedentes. Una gran mayoría de los intercambios con el entorno aparecen
ahora mediados por alguna tecnología, la interacción depende más de los esquemas
simbólicos y la percepción visual que de la motora".
Ante esta realidad surge la necesidad de, al menos, tomar conciencia de las
coordenadas que rigen socialmente nuestros esquemas de vida, asumiendo que ellas
mismas son descendientes de una cultura y consecuencia de una nueva época, haciendo
posible la reflexión y el pensamiento del que siempre ha hecho gala la intelectualidad y
que ha permitido el progreso de los pueblos. El camino más coherente ha de ser el de la
determinación y búsqueda, la valoración y la selección de la
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información en ese cúmulo que se caracteriza por una cada vez más creciente
inabarcabilidad, para su posterior organización y asimilación en un proceso de
construcción de conocimiento.

4. LA COMUNICACIÓN COMO LÍNEA DIVISORIA

A pesar del reconocimiento de los avances y progresos de nuestro mundo, la


globalización no ha supuesto una mejora en la calidad de vida de todos los habitantes del
Planeta como habían previsto en sus inicios la comunidad de internautas. Muchos han
puesto en evidencia que tal proyecto de armonía en la liberalización del conocimiento y lo
que ello podía implicar para la estabilidad democrática y la expansión de las ideas, o la
promesa de un mundo fantástico e ideal tecnológico –que profetizan los defensores a
ultranza de la magnificencia de la tecnología- no han conseguido que la sociedad en la que
vivimos sea más justa, las riquezas se distribuyan de forma más equilibrada y el poder
responda a criterios democráticos.
El desarrollo de la revolución digital se ha constituido en un mito que explica las
claves de nuestro tiempo, de forma que para algunos nos situamos en una nueva
revolución tecnológica, basada, precisamente, en la tecnología digital, en la que el poder
se ha instaurado en los medios financieros y de las telecomunicaciones (Área, 2001: 14);
otros vaticinan un mundo fantástico -Gates, Negroponte, Winner-; se habla de la
generación Internet y también hay serios detractores de los beneficios tecnológicos en
relación a los usos sociales y sobre todo en cuanto a la distribución del conocimiento y
especialmente en el ámbito de la educación.
Internet es, pese a todo, una red que permite la comunicación, la difusión de la
información y que ésta llegue a muchos lugares y englobe multitud de temas y
aportaciones. Sin embargo, pensar que la posesión de la información o el acceso a la
misma es ya la producción del conocimiento es un error de nuestros días muy extendido.
La información requiere una selección que se condiciona, evidentemente, por los
conocimientos previos, ello es la clave de la tan traída y llevada construcción compartida
del conocimiento y de las fronteras que dividen a las personas en función de la cantidad
de información que poseen, más bien diríamos, en cuanto a la capacidad que tienen de
procesar esa información.
El acceso a la información se puede entender desde dos perspectivas, ya que no
consiste sólo en poder acceder a ésta, sino en saber hacer uso de ella, y esto último crea,
a nuestro juicio, una fractura, una divisoria que resquebraja de forma drástica la "galaxia
Internet", afectando con diferentes consecuencias a las personas en relación con su
historia, su cultura y, lógicamente sus estructuras sociales.
Castell (2001: 305) ha expuesto que esto conlleva una serie de retos porque
Internet se ha constituido en "una tecnología de la libertad, pero puede servir para liberar
a los poderosos en su opresión de los desinformados y puede conducir a la exclusión de
los devaluados por los conquistadores del valor". Así, la desazón de
Internet, una red para la información, la comunicación y la educación 25

esta revolución sin precedentes en la historia de la Humanidad, por su vértigo, genera,


como decíamos, reacciones contradictorias, entre otras las que anatomizan que "las
promesas de esta nueva economía y sociedad que están emergiendo a partir de la
invención tecnológica y la creatividad cultural" (Castell, 2001: 306) no han deparado el
horizonte y el futuro de igualdad y equilibrio que se preconizaba y por contra, se constata
el deterioro del medio ambiente, el desempleo masivo, las oleadas de inmigrantes
huyendo de la miseria de sus países en pos de las mieles del Primer Mundo, la extrema
pobreza de muchas zonas del mundo, el olvido de los atentados contra los derechos
humanos, que no haya espacio en la Red... De este modo, entre los retos, que señala
Castell (2001: 307-312), nos interesan de forma especial los que se plantean en los
siguientes términos:
a) Las redes de Internet proporcionan una comunicación global y libre, sin embargo
la propiedad y el control del acceso constituyen el principal hándicap para la
libertad.
b) El problema de la exclusión, lo que se conoce como la fractura digital, la brecha
digital, la divisoria, es una realidad que cada vez evidencia de forma más
contundente que quedarse desconectado de las redes origina la marginación por
muy diversas motivaciones, entre las que nosotros destacamos las que se deben a
la insuficiente capacidad educativa y cultural para utilizar Internet de forma
autónoma y a la desventaja en la producción del conocimiento, del contenido
comunicativo.
c) La integración de la información y la generación de conocimientos es un problema
de la educación, de "adquisición de la capacidad intelectual necesaria para
aprender a aprender durante toda la vida, obteniendo información digitalmente
almacenada, recombinándola y utilizándola para producir conocimientos".

Basándonos en la importancia de la información y el conocimiento para el


desarrollo de la sociedad, dado que la gestión del conocimiento se ha erigido como clave
para el progreso, es fundamental ser conscientes de que el problema de nuestro siglo es
la capacidad para acceder a la información y seleccionarla.

5. UN NUEVO CONTEXTO PARA LA EDUCACIÓN

Es cierto que la informática ha revolucionado los sistemas de comunicación,


administración y gestión de la sociedad actual, hasta el punto de que hoy día
prácticamente pocas interacciones comunicativas o intercambios se sustraen a esta
maraña para muchos inexpugnable. Por tanto, parece indudable que las nuevas
tecnologías en la educación creen diferentes fisonomías y ambientes pedagógicos y en
consecuencia influyan poderosamente en los procesos de enseñanza-aprendizaje dentro y
fuera de la institución educativa. Así, podemos considerar que los valores y las funciones
tradicionalmente asociadas a la institución escolar como difusora
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de la información y el conocimiento y por tanto única vía de comunicación del mismo


están en vías de superación, poniéndose en evidencia que Internet constituye en nuestros
días un potente vehículo de transmisión, manipulación de la información y construcción del
conocimiento. En esta línea y desde la perspectiva de la educación, desde la que
abordamos estas reflexiones, afirma Bartolomé (2000) que "los ordenadores deben estar
en el aula, abiertos todo el día, en el marco de un proceso conjunto de aprendizaje en el
que el viejo modelo magistral debería haber sido definitivamente enterrado".
La educación tiene que plantearse ser punto de partida para que emerjan
movimientos alternativos que al menos reflexionen sobre esta realidad, se apropien de los
recursos para entenderla y desarrollen los presupuestos científicos, morales y sociales que
permitan recrearla, es decir, elaborar el conocimiento desde la selección a la que antes
hacíamos referencia. El reto de la sociedad red no es otro que integrar las posibilidades de
Internet en los procesos educativos para reflexionar sobre su lenguaje, su manera de
informar y organizar el mundo, y sus poderosas armas para recrearlo y "construirlo".
Los medios y las tecnologías han dejado de ser meras herramientas preparadas
para servir a quienes las usan, para convertirse en parte del sistema cultural que las
acoge. Así, Sancho (1994: 23) afirma que "el tema no es que las máquinas hayan tomado
el mando, sino que, al decidir utilizarlas, realizamos muchas elecciones culturales
implícitas. La tecnología no es un simple medio, sino que se ha convertido en un entorno y
una forma de vida: éste es su impacto sustantivo".
Nuestra sociedad se caracteriza, como ya hemos visto, por la realización de una
producción a gran escala que se orienta al consumo de masas y por la influencia de la
comunicación y la información en el ámbito de la actividad económica, la gestión política,
el consumo, el ocio y, en definitiva, en todas las esferas de la vida, por lo que se ha
alterado el orden de los valores sociales y el estilo de vida de las colectividades.
La conceptualización de la educación y los procesos de enseñanza-aprendizaje ha
sufrido grandes modificaciones, estrechamente ligadas a los cambios que se van
originando conforme se va generalizando el uso de Internet. Éstas no sólo tienen que ver
con los medios, materiales y recursos que se emplean en la enseñanza, sino también con
el análisis que se deriva de la necesidad de adaptar la escuela a los nuevos tiempos.
Muchas son las críticas que el modelo de escuela tradicional está recibiendo desde
los comunicólogos de la información que alegan la impotencia de la institución escolar
para adaptarse a las nuevas necesidades sociales. Martín Barbero (1999: 13-21), en un
interesante articulo en Comunicar, afirma que "la escuela se ha negado hasta ahora a
aceptar el descentramiento cultural que atraviesa", por la pérdida de su eje cultural y
pedagógico -el libro- y por la ignorancia de la presencia cada vez más abrumadora de
otros dispositivos de almacenamiento, clasificación, difusión y circulación de la información
mucho más versátiles, disponibles e individualizables que la escuela misma. Internet ha
contribuido a deslocalizar los saberes, deslegitimar su segmentación, modificando el
estatuto institucional de los lugares de saber y de las figuras de razón, de manera que
puede decirse que nos situamos en una nueva era de conocimiento, en la que no sólo se
han descentrado las formas de transmisión y circulación del saber, sino en la que Internet
pasa a convertirse en el escenario decisivo de la socialización.
El modelo didáctico predominante en nuestras aulas no responde a estas
necesidades y expectativas que hoy la sociedad demanda y solicita de la educación. Así, el
predominio absoluto de la transmisión de contenidos conceptuales por parte del
Internet, una red para la información, la comunicación y la educación 27

profesorado; la pasividad y acriticidad del alumnado; la evaluación sumativa y final


exclusivamente de conceptos; la encorsetada organización escolar, con escasa flexibilidad
de horarios, con nula movilidad de espacios, con una fragmentación en compartimentos
estancos de las disciplinas...constituyen un paradoja frente a las formas del entorno
exterior, digital y global que posibilitan las tecnologías.

6. LA EDUCACIÓN EN LA SOCIEDAD RED

Durante mucho tiempo la educación ha gozado de la primacía en la transmisión de


los saberes y valores de cada sociedad, al principio de su historia con profundos tintes
elitistas y después de la revolución industrial con un carácter más universalizador y
democrático. Sin embargo, y como ha expuesto Pérez Tornero (2000b: 41),
"progresivamente, en un movimiento continuo-y continuamente acelerado- que va desde
la invención de la imprenta, la aparición del telégrafo –que dio lugar a la prensa y al
periodismo- la radio, el cine, la televisión y la telemática, hasta Internet -y en el que
sistemas de organización tribales fueron abriendo paso a la consolidación de sistemas
capitalistas- las circunstancias que llevaron a fundar la escuela sufrieron una
extraordinaria mutación". De esta forma, la institución educativa pierde su autonomía y la
primacía en cuanto a la reserva de los valores y la cultura en una sociedad nueva y
audiovisual situada en la Red. Y ello, porque el alumnado que accede a ella aprende ahora
los valores y se educa en unos modelos de referencia y de aspiraciones que proceden de
los medios de comunicación, sobre todo, de la televisión, de la publicidad, y en los últimos
años cada vez con más fuerza, a través de los videojuegos y de Internet. Estos valores y
las pautas de comportamiento asociadas, los conocimientos y las representaciones del
mundo que generan, los modos de socialización que dictan, nada o muy poco tienen que
ver con los que aún sigue amparando la institución educativa. De manera que podemos
decir que esta sociedad ha originado nuevas formas de percepción y construcción del
conocimiento, que irremediablemente están repercutiendo en la escuela.
La educación se está quedando atrás y su incorporación a los nuevos
planteamientos sociales se realiza de forma lenta y traumática. Pérez Tornero (2000b: 46-
28 Educar en red. Internet como recurso para la educación

48) ha analizado esta situación y apunta una serie de claves que nosotros consideraremos
para esbozar de qué manera se manifiesta la relación entre la escuela y la sociedad o, en
otras palabras, el papel de la educación en la sociedad red.
1) La valoración social de la escuela como transmisora de los conocimientos
precisos para la adecuada socialización ha experimentado un cambio
importante en tanto que se considera una fuente más entre otras muchas,
a veces más poderosas y efectivas, tales como las que se pueden obtener
en Internet.
2) La escuela ha perdido su posición de ámbito privilegiado para la
transmisión de la educación en una sociedad en la que los medios
audiovisuales transmiten de manera muy eficaz, valores, actitudes y
normas. Más aún Internet que se ha convertido en el medio de medios y
cuya transmisión es incomparable a la de cualquiera de ellos en cuanto la
tiempo y al espacio, con lo que ello supone en la difusión de información
para el conocimiento.
3) La alfabetización necesaria en una sociedad audiovisual se adquiere de
forma autónoma e informal fuera del ámbito escolar que sigue centrado en
la alfabetización "escriturocéntrica". Internet ha evidenciado la necesidad
de otra alfabetización precisamente por las implicaciones de muchos y
variados códigos y, sobre todo, por la necesidad de aprender a aprender
entre la vasta e ingente cantidad de información a la que se tiene acceso.
4) El profesorado ha perdido su condición de garante del saber de la
comunidad ante las múltiples vías de distribución del mismo en una
sociedad en la que los niños y jóvenes tienen, en consecuencia, amplias
posibilidades para ponerlo en cuestión y contrastarlo. La idea del
conocimiento compartido y de la cooperación que subyacen en la cultura
Internet desdibuja una figura del docente demasiado aferrada a su propio,
y a veces intransferible, saber.
5) El sistema escolar no facilita el ambiente de libertad necesario para
incorporarse a una sociedad red en la que el saber se encuentra disperso y,
por tanto, las nuevas estrategias de exploración que se requieren para su
acceso, convierten en obsoletos los instrumentos para la producción y
sistematización que aún ofrece, como más idóneos, la escuela.
6) El saber que proporciona el sistema escolar se acomoda difícilmente a las
exigencias prácticas de la sociedad, además de que cada vez se acrecienta
más la distancia entre la teoría escolar y la práctica, entre el mundo escolar
y el del trabajo. El uso de las tecnologías en todos los ámbitos y la escasa
relevancia de éste en las instituciones educativas propicia esa distancia o
brecha entre la realidad que deben hacer frente y los conocimientos que se
aprenden en las aulas.
Internet, una red para la información, la comunicación y la educación 29

Es razonable que, en este contexto educativo, los medios de comunicación


primero, y ahora Internet, hayan provocado una crisis en los cimientos de la escuela que
hasta ahora había sido la forma prioritaria e incuestionable para la socialización,
dibujándose un panorama muy diferente para la intervención educativa. Los saberes se
han descentralizado y ampliado de forma tan abrumadora y vertiginosa que es difícil
secuenciar y delimitar lo que debería incluirse en el curriculum escolar. La figura del
profesor, a duras penas, resiste el embate de unas tecnologías que superan sus
tradicionales estrategias y recursos para la transmisión de los saberes, y que además
cuestionan sus capacidades y formación de forma insistente. El lenguaje
"escriturocéntrico" resiste con poca convicción la preponderancia de los nuevos lenguajes
del audiovisual y la informática (Pérez Tornero, 2000b: 49).
En definitiva, Internet y su poderosa influencia en la transmisión de la información
y el conocimiento nos conducen a planteamos que quizás, en el ámbito educativo, "se
están quedando obsoletos los modelos de organización y gobierno basados en el control
estricto del aprendizaje y en su dirección lineal, en la comunicación jerárquica, en la
evaluación ajustada a criterios de repetición y, en general, en la burocratización, ocupada
más de la reproducción de lo existente que en la adaptación a los cambios, en la
renovación o creación" (Pérez Tornero, 2000b: 50).
Esto nos llevaría a la necesidad de concretar un proyecto educativo concreto, con
una filosofía educativa, que adecué las prácticas y actuaciones escolares a las nuevas
demandas sociales.

7. LA EDUCACIÓN EN UN NUEVO ENTORNO DE COMUNICACIÓN

La sociedad red ha establecido una nueva estructura o arquitectura social con la


consiguiente repercusión en las personas, en su historia, en su cultura, en su educación.
Donde realmente cobra sentido la dimensión de un concepto nuevo de educación es en un
modelo educativo que parta de una teoría crítica de la enseñanza. "La educación
emancipadora tiene una epistemología alternativa que, en contraposición al conocimiento
objetivo, se basa en el conocimiento comunicado. Este conocimiento es generador y no
consumidor; se preocupa de la percepción y no de la recepción... En un sistema así la
inteligencia constituye un proceso y no un producto" (Críticos, 1993, citando a Stanton).
De esta manera, la sociedad demanda, frente a los estilos tecnicistas y pragmáticos
que han imperado como modelos educativos, el "aprendizaje experiencial reflexivo", que
supere la educación bancaria (Freiré) de depositar conocimientos dentro de las cabezas de
los alumnos y que promueva alumnos más críticos y creativos con su entorno, conscientes
de su realidad y capaces de actuar libre, autónoma y juiciosamente. El papel de Internet
en esta enseñanza crítica y de valores tiene que ser necesariamente crucial. En este
sentido, se pueden citar como estrategias más válidas aquéllas que se han contemplado
para la educación en medios y tecno-
30 Educar en red. Internet como recurso para la educación

logias de la información y comunicación: "el pensamiento critico, los modelos indagadores,


los enfoques de estudios culturales, la educación de los valores, las estrategias
interdisciplinarias, las experiencias creativas y la pedagogía democrática y centrada en el
alumno" (Tyner, 1993: 189).
Puesto que cada vez es mayor el acceso a Internet y que de forma paradójica,
apenas si se han fomentado aptitudes para el conocimiento racional de los códigos,
lenguajes y filosofía de ésta, han de ponerse en funcionamiento propuestas didácticas que
permitan una intervención consciente del sistema educativo para "alfabetizar", educar a,
los chicos y chicas de hoy como consumidores y usuarios de la Red, con plena conciencia
de su uso y con potencialidad para su utilización crítica y creativa, lejos del riesgo de la
exclusión a la que se exponen. No se trata sólo de adquirir conocimientos, ni de promover
actitudes, sino de fomentar técnicas y procedimientos que permitan al alumnado su
integración y asimilación para la propia producción que, en definitiva, era el ideal de los
primeros intemautas, difundir y crear.
De esta forma, Internet no sólo presenta adecuadas estrategias para favorecer los
objetivos de cualquier sistema educativo, sino que al mismo tiempo ofrece propuestas
metodológicas, al hilo de las corrientes didácticas más innovadoras: el aprendizaje
significativo, la globalización de los contenidos, la actividad del discente, la
fundamentaciòn en el entorno, la diversidad de los recursos, el inicio de los procesos a
partir de las ideas previas, el carácter formativo de los procedimientos de valoración y
evaluación, el rol de orientador y estimulador de los docentes, la flexibilidad organizativa,
la adaptación curricular a las necesidades particulares del alumnado, la
interdisciplinariedad curricular, la importancia de valores y actitudes...Desde esta
perspectiva, el proceso de aprendizaje se identifica con un modelo investigador. Frente al
estilo transmisivo y centrado en los contenidos, que no responde a las exigencias de la
sociedad de la información, se potencia la investigación y exploración de la realidad por
parte de los alumnos y alumnas, que pueden aprender en un proceso de descubrimiento,
al tiempo que son protagonistas de su aprendizaje.
Internet puede contemplarse en el ámbito curricular como auxiliar didáctico, como
técnica de trabajo o ámbito de conocimiento, puesto que las fuentes de información se
diversifican partiendo de la "actualidad" y del entorno, ofreciendo informaciones globales
que afectan integralmente a todas las áreas curriculares, cambiando la dinámica
tradicional del aula, reduciendo la función informativa del profesor y reservándole
competencias didácticas más genuinas, como las de planificación, motivación y evaluación.
Las formas de trabajo se han de interpretar en otra línea que fomente el
pensamiento crítico y la cooperación no jerárquica, reflexiva, viva y democrática. Si
nuestra escuela ha de preparar a los alumnos de hoy a vivir en la sociedad de forma
autónoma y libre, no puede seguir ignorando Internet. No queda otra alternativa
Internet, una red para la información, la comunicación y la educación 31

que su integración y la apuesta por una valoración coherente y alejada de utopías y


fantasías, que permita aprovechar sus recursos de forma consecuente con los valores de
una sociedad democrática. Se trata de que la educación establezca sistemas de
comunicación con su entorno y procese la información del contexto de un modo útil a sus
fines y proyecte sus mensajes hacia mera. En este sentido, los retos de la educación,
siguiendo de nuevo a Pérez Tornero (2000b: 52-55) y en línea con lo que hemos expuesto
anteriormente, deben consolidar:
1) Una apertura de la escuela a otras fuentes del saber.
2) La utilización de una didáctica de la exploración, el descubrimiento y la
invención.
3) La participación de la comunidad entera en la educación.
4) La alfabetización audiovisual.
5) La educación multicultural que transcienda espacios y limitaciones.
6) La superación del modelo educativo fabril y existencial.
7) La renovación tecnológica.
8) La redefinición del papel del profesorado.
9) La redefinición del papel del Estado.
10) La consideración del principio de educación continua.
11) La implicación de la escuela en la sociedad y en el entorno al que ha de dar
respuestas.
En palabras de Martín Barbero (1996), "es necesario un proyecto pedagógico que
cuestione radicalmente el carácter monolítico y transmisible del conocimiento, que
revalorice las prácticas y experiencias, que alumbre un saber mosaico hecho de objetos
móviles y fronteras difusas, de intertextualidades y bricolaje. Y es en este proyecto de
saber donde comienza a abrirse camino la posibilidad de dejar de pensar antagónicamente
escuela y medios audiovisuales".

Actividades

1) Valórese las aportaciones positivas y negativas de la llamada "sociedad red".

2) Explíquese el concepto de "cultura Internet".

3) ¿Qué se entiende por "fractura" o "brecha digital"?

4) Analícese el concepto de "alfabetización mediática" y sus implicaciones en la


educación tecnológica.

5) ¿Cuál debería ser el papel de la educación en la "sociedad red"?

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