Está en la página 1de 47

“Novelas”

Diana Alonso
Edición y Coordinación
Lic. Elda Ramírez
Segunda Colección de Palabras Caminantes

1
Segunda Edición 2016
Estudiantes Grado 10 ―B‖

Escuela Normal Superior María Inmaculada


Cra 20 No. 20 — 26 Centro Tel: 8851600
Edición y Edición
Lic. Elda Ramírez

Impreso en Arauca— Arauca

2
AGRADECIMIENTOS
Le agradezco a mi tío José Elkin Alonso quien siempre me ha inculcado en la lectu-
ra y dándome consejos y a mi madre Eliana Mylena Alonso quien me apoyó en es-
te proyecto y me ayudó a terminarlo. También le agradezco a la profesora lda Ra-
mírez, quien nos dio está oportunidad para escribir y desarrollar esta capacidad
literaria ella es la principal gestora de este proyecto. Por último le quiero agradecer
a mi papá Richard Toledo Camacho, él fue la fuente de inspiración del libro.. .

3
Mi nombre es Diana Jhosep Lozano Alonso, nací en el departamento de
Arauca el día 4 de julio del 2001. Es la primera vez que escribo un libro ,
siempre hacía frases pero nunca me había atrevido a escribir uno. Curso
el grado decimo en la Escuela Normal Superior María Inmaculada y este
año estoy participando en la segunda edición de ―Palabras Caminantes‖.
Desde los tres años he bailado joropo, un baile muy autóctono de mi de-
partamento, toda mi vida he vivido en Arauca. La verdad jamás pensé
que leer iba a hacer una de mis cosas favoritas y ahora gracias a eso es-
cribí este libro, que fue un sueño cumplido.

4
Capítulo 1.

Los días pasan, las horas se vuelven eternas, y cada vez más evito pensar en
que esto nunca sucederá.
Pues sabes que nunca perdemos las esperanzas de que vuelvas, ¿verdad?
Sabes que seguimos teniendo fe en que tú alma solo se echó una pequeña es-
capada para ir a jugar por el mundo, pero que algún día volverá a su cuerpo pa-
ra despertar...
Ya han pasados 2 meses desde aquel desafortunado y horrible día y sigo espe-
rando todos los días a que despiertes.
Para mí no es fácil verte así y mucho menos es fácil acostumbrarme al hecho
de verte en ese estado vegetal, que te tiene amarrado en esa cama sin poder
hacer ni una expresión.
Quizás estado vegetal no sea la palabra para describirlo pues muchas personas
en ese estado pueden siquiera abrir los ojos. La palabra correcta sería en coma.
Hoy nuevamente al salir de la universidad he venido a visitarte, pues ya es una
costumbre y sabes que no falto ni un día, además para los doctores mi visita es
agradable.
Entré al hospital y comencé a caminar por el pasillo directo a tú habitación.
-Oye Jean – dijo la enfermera Ana cuando me vio pasar por su escritorio – lo he-
mos puesto muy guapo hoy para ti – dijo sonriente.
-Gracias – dije con una pequeña sonrisa mientras caminaba a tu habitación.

Para los doctores y enfermeras ya era habitual mi visita, pues desde aquel acci-
dente no he querido despegarme ni un segundo de ti. La verdad tenía que verte
todos los días para no extrañarte más de lo que ya lo hacía...

Entre en la habitación y puse mi bolso en el pequeño sofá donde normalmente


me he quedado algunas noches para cuidarte.

-Ha sido un largo día – dije mientras me acercaba a ti para darte un beso en la
frente como siempre lo hacía al llegar o salir, suspiré.

-Ya estamos en exámenes finales y se me ha hecho muy difícil este semestre,


¿sabes?, ojalá pudieras ayudarme con inglés, como siempre lo hacías.

5
-Pero debes de estar por ahí divirtiéndote o eso espero – dije mientras acaricia-
ba tu pelo y con una sonrisa en mi rostro mientras te miraba. Me gustaría mucho
volver a verte, a abrir esos pequeños ojitos azules, para serte sincera los extra-
ños mucho.

Me senté a un lado de la camilla y saqué mi cuaderno para hacer tareas pen-


dientes de la universidad. Sí, lo sé, hacer tareas en un hospital no es muy co-
rrecto que digamos, pero estaba contigo, así que no me importaba para nada.

-¿Crees que aprobaré mi examen de matemáticas?, - te dije apretando tu mano-


pues yo tampoco lo creo, nunca hemos sido buenos en esas cosas. – dije son-
riente.

-¿Te acuerdas cuando solíamos ir de la mano a comer un helado?, claro que te


acuerdas, es difícil que olvides todos esos bellos momentos – dije mientras pa-
saban por mi cabeza todos los recuerdos.

Capítulo 2.

Sonará extraño que una chica hable sola o prácticamente se responda sola, pe-
ro a mí me mente y a mí nos gusta jugar a que él nos responde siempre. Mu-
chas veces no me invento palabras, sólo recuerdo lo que él me decía o cosas
que ya habíamos vivido en el pasado. Como por ejemplo cuando le decía que si
las faldas me quedaban bien y él siempre respondía ―¡No salgas con eso ni a la
esquina Jennifer!‖

Siempre que recuerdo esos hermosos tesoros que me dejaste mientras estabas
aquí conmigo no solo físicamente, sonrío pues tengo la esperanza de que el día
que despiertes pueda por fin a revivir cada uno de ellos contigo.

Que podamos revivir esos regaños, esas discusiones, esas peleas, ese amor y
unión que día a día crecía y que aún sigue creciendo.
A eso de las 6 de la tarde, tenía que tomar la decisión de si quedarme contigo o
irme a casa. Y lamentablemente hoy tenía que irme para ayudar en casa.
6
Últimamente todo se estaba haciendo muy difícil, tenía que estudiar, trabajar y
también ayudar a mi madre y a mis hermanitos pequeños, pues era la mayor de
3 hermanos y mi madre estaba sola, tenía que ayudarla a como fuera lugar.

Aunque sabía que no era muy buena en números ni en inglés, siempre me ma-
taba estudiando día a día para poder sacar a mi madre y a mis hermanitos de
ese lugar, que tuviesen una casa enorme en donde vivir y que nunca más se
preocuparan por el dinero. Esa era una de mis responsabilidades como hija ma-
yor de la casa.

-Adiós, te amo –te dije mientras rápidamente me ponía mi saco para irme, luego
tome mi bolso y te di un beso en la frente con la esperanza de que despertaras.

Salí del hospital y me apresuré por llegar a la casa, la verdad cuando vives en
un barrio de bajos recursos y muy oscuro lo primero que quieres hacer es llegar
rápido.

Luego de 20 minutos pedaleando como una loca llegué a mi hogar, abrí la puer-
ta para meter la bicicleta, si la dejaba afuera corría el riesgo que se desapare-
ciera por arte de magia.

-Mami llegué –dije agitada mientras acomodaba la bicicleta

-Hola cielo- dijo mi madre sonriente mientras terminaba de planchar las camisas
- Lo siento hija no me ha quedado tiempo de hacer la cena, tengo que entregar
estas camisas para mañana o no me pagará-dijo mientras seguía planchando.

No te preocupes mamá, yo te ayudaré en la cena- le dije mientras miraba lo po-


quito que había en la nevera. -¿y los niños?- le pregunté a mi mamá

Están haciendo tareas en la habitación- me dijo mientras seguía planchando.

Sé que una chica de 23 años no debería estar compartiendo habitación con


unos mellizos de 7 años y su madre, pero en la casa solo había una sola habita-
ción y todo el esfuerzo que hacía mamá solo alcanzaba para darnos de comer y
7
la verdad muy poco me interesaba compartir la habitación cuando lo que verda-
deramente me importaba era acostarnos a dormir con el estómago lleno y no
pasar necesidades.

Mi mamá le tocaba planchar, barrer casas o trapear para poder mantenernos,


ella nunca terminó sus estudios así que le tocaba rebuscar para darnos algo de
comer.

Capítulo 3

Al día siguiente desperté temprano, para ser más correcta a eso de las 3 Am.

Algunas veces me despertaba más temprano que mamá para poder ayudarle
pues sabía que algunas noches llegaba muy tarde o se acostaba muy tarde
planchando esas montañas de ropa solo para darnos de comer.

Cuando vi que mi mamá seguía durmiendo, caminé de puntas hacia la cocina


para prepararles el desayuno a ella y a mis hermanos.

Este era mi horario prácticamente.

Algunas veces cocinar lo poco que teníamos para comer, dejarle servido a mi
madre y meter lo otro en las loncheras de los mellizos.

Luego de terminar el desayuno y organizar un poco me metí a bañar y arreglar-


me un poco para ir al trabajo.

-Niños levántense- susurré mientras le quitaba las sábanas para que desperta-
ran.

-¡No quiero! – se quejó uno de ellos como todas las mañanas.

8
-shhh silencio, soy yo, su hermana, recuerden que mamá aún duerme.

Algunos días me tocaba montar a mis dos hermanitos pequeños en mi bicicleta


y llevarlos al colegio, era un poco difícil ya que mientras uno iba sentado frente
a mí, el otro iba de la parte de atrás tomado de mis hombros y durante todo el
camino siempre íbamos cayéndonos por el sobrepeso.

Luego de dejarlos en la escuela me tocaba irme pedaleando como una loca du-
ramente 20 minutos hacia la panadería donde trabajaba. Esta tenía como nom-
bre Pan del Rey y llevaba en ella dos meses exactamente el mismo tiempo de
aquel horrible accidente.

La verdad no ganaba mucho dinero como para comprarme cosas para mí, pero
sí ganaba lo suficiente como para ayudarle a mi madre y ayudarte a ti con algu-
nas medicinas que necesitabas para el momento.

Ya luego de dos meses tus heridas seguían sanando muy bien, pero había que
comprar cremas especiales para tu piel la cual tenía mucho tiempo tiesa y sin
tomar el sol.

Algunas veces cuando nadie nos veía me gustaba tomar tus manos y moverlas
poco a poco... Sé que tal vez no suceda pero me daba miedo de que cuando
despertaras ya no pudieras mover más tus manos por tanto tiempo que has es-
tado totalmente tieso. Además no quiero que olvides cómo moverlas.

Hacia lo posible por llegar temprano a mi trabajo, no quería tener problemas con
Don Fernando que era mi jefe y después que quedara sin trabajo.

Este trabajo era todo para mí, sin él tendría que ver a mi madre sola todos los
días por alimentarnos, y la verdad me sentiría muy inútil.

-Siento mucho la tardanza Don Fernando aquí estoy- dije cuando entré a la ba-
rra y tomé mi delantal- No volverá a pasar lo prometo- le dije mirándolo a los
ojos.

Don Fernando no me dijo nada y solo dejo que siguiera con mi trabajo.
9
La verdad mi trabajo no era tan cansón como el de mi mamá u otras personas.
Algunas veces que la panadería se llenaba si me tocaba duro, pero no por eso
lo voy a dejar tirado.

Estas horas de la mañana las personas estaban impacientes por desayunar o


tomar café y yo estaba totalmente impaciente por ir a verte. Y como siempre con
la esperanza de que cuando llegará al hospital estuvieras despierto.

Por eso siempre sonreía mientras atendía a cada cliente, para tener esperanza
y darle e los una parte de mi positivismo y que pudieran resolver cualquier pro-
blema que se les presentará durante el día.

Capítulo 4

Luego de 2 horas llenas de trabajo fuerte en la barra de la panadería por fin te-
nía mi pequeño descanso. La avalancha de personas ya se había ido del lugar y
por suerte solo atendía a dos personas por hora.

Mientras no había nadie en el lugar aprovechaba mi tiempo para abrir mi cua-


derno de apuntes universitarios y ojear las clases que había tenido los días an-
teriores pues necesitaba tener buenas notas si quería ser una gran doctora y
además con esfuerzo y perseverancia podría alcanzar mis metas.

La verdad tantos meses en el hospital me ha hecho darme cuenta que esto es lo


que quiero, quiero ayudar a las personas, quiero ayudar a las personas enfer-
mas y también a las familias las que no pierdan la esperanza de que siempre
hay una cura.

Estaba leyendo mis apuntes cundo escuche la campana de la puerta sonar, rápi-
damente me levanté del banquillo y puse mi cuaderno a un lado para luego mi-
rar al cliente.

10
Se trataba de un chico no muy alto, pero tampoco muy bajo, de cabello oscuro y
piel un poco bronceada, de contextura bastante bien, se podía notar que hacía
un poco de ejercicio. No era muy atractivo, pero tenía algo en su cara que lo ha-
cía ver simpático o diferente, la verdad no tengo ni idea de que era, tal vez se-
rían sus ojos o su mirada.

-¿Dígame?- dije mirándolo fijamente.

-Quisiera uno de esos chocolates y unos de esos peluches de caramelos que


venden aquí por favor- dijo serio y sin mirarme.

-Esperé un segundo por favor- sonreí y fui a buscar el pedido que no estaba
muy lejos de mí. – Su novia se pondrá muy feliz señor – dije mientras ponía las
cosas en la barra para cobrárselas.

-No son para mi novia señorita- dijo serio pero noté que se le hacía una curva a
sus labios.

-Oh santo cielo qué pena, discúlpeme debe pensar que soy una chismosa - dije
mientras metía el pedido a la bolsa.

-En realidad es para mí madre- dijo sonriendo.

-Ahhh- dije un poco sonriente. – Entonces le encantará muchísimo su regalo,


aquí tiene. – Le entregué la bolsa. – Son 5 dólares.

-Tenga. – Dijo dándome el dinero. – Muchas gracias –me regaló una sonrisa.

-Hasta luego, que tenga un buen día. – Dije mientras me volteaba para volver a
tomar mi cuaderno y ojearlo.

Por supuesto que antes pensé: debo dejar de ser tan entrometida, la próxima
vez alguien podría decirme que eso no es mi problema. Qué vergüenza con ese
chico.

11
Ya había terminado mi trabajo de mediodía, así que me cambié y tomé mi bici-
cleta para pedalear hasta la universidad, podría estar muy cansada pero eso no
sería una excusa para faltar a mis estudios.

Quizás mi universidad no era la mejor de la ciudad, ni había esos lujos que el


resto tenía, como porristas, jugadores de fútbol americano, conciertos y bailes
cada tiempo. Mejor dicho, en mi universidad solo teníamos un objetivo: estudiar
y graduarnos.

No me considerada ni renegada ni popular, tenía algunos conocidos y unos que


otros amigos. No tenía a ningún chico peleándose por mí. Ni tenía a ninguna
chica popular en mi contra. Ya esas chicas tenían sus asuntos y yo tenía los
míos como para estar de niña tonta perdiendo el tiempo en eso.

Mi objetivo como dije antes era graduarme lo más rápido posible para sacar a mi
familia de la circunstancias en las que estábamos, además que no pensaba de-
fraudarte a ti, porque cuando despertaras te lanzaría mi título en la cara riendo y
diciéndote lo inteligente que soy, como cuando bromeamos antes.

Terminé mis clases y tomé mi bolso, me despedí de mi compañera de puesto y


luego me dirigí pedaleando a verte...

¿Qué era lo mejor de todos los días?, por supuesto venir a estar contigo unos
minutos o horas. La verdad siempre que estaba contigo aunque no me vieras y
ni pudieras contestarme o llevarme la contraria a todo lo que decía, sentía que
valía la pena todo el trabajo diario. Todo valía la pena si al final estaba con unas
de las personas más importantes de mi vida si estaba contigo, mi héroe...

Estaba a unos metros de tu habitación y lo único que quería era que cuando
abriera esa puerta estuvieras despierto, me pare ante la puerta unos segundo
antes de abrir, tenía un poco de nervios, no sabría qué hacer si estuvieras des-
pierto, estaría segura que lo único que haría sería abrazarte fuertemente y llorar
a tu hombro. Pero como los días anteriores seguías postrado en esa cama sin
mover un dedo. Entré y me senté a un lado de la camilla.

12
-¿Recuerdas cuánto te gustaba que te cantara?- dije mirándote- no era de tus
canciones favoritas decías, pero te gustaba mi voz- dije sonriendo mientras to-
maba tu mano y con un poco de lágrimas.

-Puedo cantarte siempre, pero podría cantarte mucho más si despertaras sabes,
podría hasta cantar tus canciones favoritas así no me gusten, podría aprender-
las por ti. – Dije mientras recordaba todos esos momentitos que compartimos.

Sé que no tenemos mucho en común con gustos musicales, pero me aprendería


hasta tu última canción favorita si despertaras.- Acaricié tu cabello. – Eres muy
importante en mi vida, eres mi héroe y sin ti mi vida sería tristeza.

Capítulo 5

Ciertamente era difícil verte allí en esa cama sin poder hacer nada por ti.

Día a día lo único que podía hacer era hablar contigo, aunque yo sabía perfecta-
mente que no podías responderme. Pero tenía la esperanza de que me escu-
charas.

Momento a momento te llenaba de nuestros mejores recuerdos para así tener la


esperanza de que con recordarlos quisieras regresar conmigo.

Te iba contando todo con pelos y detalles, como cuando estaba lloviendo y yo
salía a mojarme y tú me seguías, jugábamos hasta que terminara de llover. Tam-
bién cuando nos sentábamos a ver películas, decías que te gustaba mucho ver
películas conmigo pero yo sabía que era mentiras porque a cada rato te pregun-
taba qué había pasado o cuando me llegaste el día de mis cumpleaños con el
regalo que tanto quería. Pero sabes qué es lo que más extraño, todas tus fra-
ses, ya me las se todas y la que más me gusta es ―Con esfuerzo y perseveran-
cia podrás alcanzar tus metas‖ que fue la última que me dijiste.

-Quiero que entiendas que nunca voy a abandonarte, que aunque muchos pier-
dan la esperanza yo siempre la tendré, que aunque muchos dejen de venir a

13
verte yo nunca lo haré, porque eres tan importante para mí que nunca me será
una molestia venir a visitarte o hablarte de mí día.

No es fácil estar en un hospital todos los días, siempre tengo que ver la peor
parte de las personas que están en terapias intensivas, siempre tengo que ver
cómo a esas familias se les destroza el corazón al saber que la persona no lo
logró.
Siempre que suceden estas cosas aprieto tu mano fuertemente rogándote que
por favor no dejes de luchar.
Tú simplemente no puedes dejar de luchar, porque por algo aún estás vivo lue-
go de ese horrible accidente. Pienso que si estás vivo es porque tienes una mi-
sión más grande en este planeta la cual no has cumplido como para irte…

Nunca me aburriré de contarte todo lo que hemos vivido, jamás me aburriré de


ti, siempre tendré esperanza quiero que sepas eso, siempre lucharé a tu lado.

Capítulo 6

Muchas veces pude sentir como mi vida tomaba el mismo vuelo o mejor dicho la
misma rutina.
Despertar para ir a trabajar, para ir a estudiar, y para lograr ser alguien en la vi-
da. Conocemos eso como el día a día de todos los seres humanos y es algo que
es cierto.
Estoy segura que miles de chicas de mi edad siempre pensaron que su vida se-
ría algo tontamente diferente al crecer y luego se encontraron con la aburrida ru-
tina día a día que enfrentaban o aún enfrentan nuestros padres.

Por diferentes razones trabajamos o estudiamos, pero sabemos perfectamente


que si nuestras vidas pudieran ser como las de las películas, todo sería perfec-
to, y aunque nos toque vivir una vida normal con una rutina igual, siempre hay
algo que nos inspira a ser mejores personas a pesar de lo complicado o cansa-
do que pueda ser el día.

14
En mi caso tú y mi familia son la inspiración que me impulsa a seguir hacia ade-
lante a pesar de tener el corazón roto y muy pocos recursos para tener siempre
una sonrisa.
Hago todo lo posible para mantenerme siempre feliz, aunque por dentro este
muriendo del dolor, pienso siempre en lo positivo y en que si no trabajo mi ma-
dre estará totalmente presionada planchando o barriendo en una casa toda su
vida y tú siempre estarás en ese hospital sino idea despertar.

¿Qué si creo que graduándome de medico puedo hacer algo para que despier-
tes? Sé que es prácticamente imposible, pero mi imaginación y mi corazón tie-
nen tanta magia y alma de niña que sueñan día a día en que cuando tenga mi
título, podré hacer que despiertes. Porque por eso quiero convertirme en médi-
ca, para salvar vidas y no para perderlas. Para ayudarlos y no dejarlos solos en
la oscuridad y en el vacío. Y sobre todo para atenderlos sin importar de dónde
sean o los recursos que poseen para pagarme.

La salud siempre será mucho más importante que el dinero y lastimosamente


muchos médicos han olvidado la razón por la que eligieron ésta como su carre-
ra. Porque cuando decidieron esto, decidieron salvar vidas, decidieron no estu-
diar ―medicina‖ si no estudiar a las ―personas‖. Y muchos olvidan que no todos
ellos tienen millones de dólares o euros para pagarle por sus servicios.

También entiendo que tienen que comer o dar de comer a las familias, pero mi-
llones de personas sin recursos mueren día a día fuera de una clínica o en un
pasillo por el simple hecho de que no quisieron atenderlo por no tener seguro o
por no tener una gran vestimenta.

Debemos tomar conciencia de no olvidar nunca que al ser médico debes acep-
tar a las personas tal y como es. Porque lo que nos importa es su salud no su
dinero.

-Espero tener mi título pronto para salvarte. – Dije mientras acariciaba tu cabe-
llo. –Eres muy importante para mí, ¿lo sabes?, tanto que cuando a veces siento
que estoy a un paso de darme por vencida, tú me das fuerzas para seguir ade-
lante.
Ya estaba anocheciendo y tenía que irme a casa lamentablemente, ésta era mi
parte menos favorita del día, porque siempre sentía que cuando me iba te sen-
tías completamente solo nuevamente, que aunque no pudieras expresarlo te da
15
miedo estar solo en esa habitación por las noches. Así como a mí daba miedo
perderte en unas de ellas.

Capítulo 7

Quizás muchos perdieron las esperanzas de volver a verte despertar, pero yo


aún no las he perdido.

Mientras estoy en el trabajo pienso en ti constantemente y en lo mucho que


desearía recibir una llamada avisándome que ya despertaste, siempre lo ima-
gino en mis momentos a solas, pero cuando me dicen que ya has despertado
algo me interrumpe.

Mientras estaba soñando despierta con tu regreso algo me hizo salir de mi mun-
do. Cuando recobré la atención noté que era el mismo chico de hace dos días,
el del regalo para su mamá. Sin darme cuenta solo le sonreí y de entrometida le
pregunté:
-Así que volviste, ¿Le gustó el regalo a tu mamá?-Yo como siempre de chismo-
sa.
-Ohh, sí le gustó.-Dijo él sonríete. –Vine a comprar un desayuno hoy.-Me miró
atento.
-Está bien, iré a buscarlo, ¿Tomarás café? –Lo mire justo antes de ir a tomar la
bolsa.
-No, dame un chocolate frío de bebida por favor –Me dijo muy amable.
-Buena elección. –Dije sonriente mientras metía las cosas a la bolsa. –A mi her-
mano menor le encanta esta marca de chocolate. – Le entre la lata –La otra que
está allí –Dije señalando una de las latas que estaba en la nevera. –Produce
diarrea algunas veces.
La cara del chico cambió totalmente a una expresión de asco y yo con toda la
vergüenza del mundo pensé en que nunca puedo mantener mi boca cerrada
-Lo siento mucho no fue mi intención. –Dije preocupada disculpándome.

-No te preocupes. –Se quedó callado nos segundos y luego soltó una escanda-
losa risa. - ¿Sabes por qué volví?, porque siempre que vengo sales con unas lo-
curas – Me dijo mientras reía.

16
-¿Vienes para reírte de mí? –Dije un poco confundida.

-¡Oh no, por supuesto que no! – respondió inmediatamente. –Es solo que siem-
pre me ánimas el día. –Sonrío y tomó la bolsa con la comida. –Gracias. –Dijo
mientras se iba.

Yo sonreí totalmente luego de que él se fue, las sonrisas de los clientes siempre
me animaban las mañanas, pues era mejor ver a clientes contentos que ver a
esos clientes amargados que casi siempre venían.

Me encantaba contagiarme de las buenas vibras y de la felicidad de algunos


clientes, así cuando fuera al hospital solo tenía energías positivas para ti, prefe-
ría que me escucharas reír a escucharme llorar como algunas veces.

Muchas veces iba a tu habitación y sentía que tenía que llorar en tu hombro, no
sólo por lo difícil que era mi vida ahora sin ti, sino por todas las presiones que
tenía que soportar día a día y con las que algunas veces sentía que no podía
más.
Era difícil crecer, saber que antes no hacíamos más que estudiar y dormir, y
ahora tenías que buscar tiempo prácticamente para poder dormir por lo difícil
que era tu vida ahora que creciste, era algo totalmente horrible. Por suerte siem-
pre te tenía a ti para sentirme mucho mejor.

Capítulo 8

Algunas veces retiraba de la biblioteca tu libro favorito, y la mayoría de veces se


me olvidaba devolverlo, me tocaba pagar unas multas por ello, pero valía la pe-
na sentarme esas tardes a leerte.
Quizás cuando estabas despierto y leías ese libro, yo no entendía lo magnífico
que podía llegar a ser cada una de las historias que cuenta. Pues recuerdo que
por el simple hecho de ver que tenía tantas páginas me parecía totalmente un
libro aburrido.

Pero ahora que he leído casi la mitad para ti, logré entender que no se puede
juzgar a nadie ni a nada sin siquiera haberlo conocido o leído en este caso y
también entendí una de las frases que me vivías diciendo cuando te decía que

17
para que leías ese libro tan largo y de mal aspecto, tú solo me decías no hay
que juzgar un libro por su portada.

Me di cuenta que en la lectura eres una persona muy romántica y poética, que
te encanta leer sobre aventuras pero también sobres cosas hermosas como lo
es el amor. Eres una persona muy apasionada. Quisiera que ya despiertes para
que me recomiendes otros de tus libros favoritos, pues ya he leído tantas veces
el mismo que hasta puedo decir las palabras que me sé de memoria.

-Quiero contarte que hoy un chico ha dicho que le alegro el día. –Dije sonriente
mientras acariciaba tu frente. –Me gusta hacer sonreír a la gente, ¿lo sabes?,
siento que cuando los hago sonreír, te hago sonreír a ti también.

-Siento que si hago feliz a las personas, tú te sentirás cada día más orgulloso
porque sabrás que a pesar de las difíciles circunstancias que estamos viviendo,
sigo esperanzada y sonriente siempre, porque sabes que estoy esperando que
regreses y abras tus ojos muy pronto, que no es fácil la verdad, pero estoy lu-
chando contra todo el mundo para seguir manteniendo mi esperanza de que
pronto estarás aquí, conmigo nuevamente, porque no te has ido completamente
para mí, si tu corazón sigue latiendo quiere decir que una parte de ti sigue allí
adentro y está luchando todos los días para recuperar la otra parte de ti que se
escapó y no ha podido regresar...
Algunas veces se me atrofia la mente gracias A ese horrible día, no logro en-
tender las cosas y no puedo pensar bien, desde ese catastrófico día mi mente
no está ubicada. La única manera de poder ubicarme es pensando es que vol-
verás a mi lado.
Yo sé que no me vas a dejar, que tanto esfuerzo no va a ser en vano, que me
vas a ver triunfar, que me vas a ver salvando vidas como lo voy a ser contigo y
que vas a estar presente todos los días de mi vida, como tanto me lo prometiste.

También sé que vas a despertar para molestarme como lo hacía antes del acci-
dente, que despertaras para llevarme la contraria solo para verme molesta, que
despertaras para recordar todo lo que hemos vivido, todo lo que hemos luchado,
que despertaras para seguir siendo parte de mi vida. Yo lo sé.

Sigue luchando, se fuerte, que mientras tú luches por regresar yo estaré aquí
esperándote todos los días de mi vida, te lo prometo.

18
Bueno, ya me tengo que ir antes de que se me haga tarde, mañana tengo que
volver a la misma rutina. No olvides que siempre estaré para ti, no importa el
tiempo que pase.

Se me había hecho tarde para llevar a los mellos, en otras palabras ya iba tarde
para ir al trabajo, no creo que mi jefe aguante tantos retrasos, pero no he podido
dormir, como ya te he dicho, los recuerdos de ese día no me dejan tranquila en
las noches.

Después de pedalear como una loca hasta mi trabajo y de recibir una adverten-
cia de mi jefe, me puse mi uniforme y comencé a atender. Para serte sincera ya
estaba aburrida de este trabajo, la mayoría de los clientes eran muy groseros y
me trataban como se le daban la gana, pero no tenía más opción, ya había esta-
do buscando trabajos nuevos pero me quedaban muy lejos de la universidad o
el horario no me favorecía, así que era eso o ver como mi mamá se partía la es-
palda por darnos de comer o una vestimenta.

La universidad ha sido un poco dura últimamente, si yo sé que no es como lo


esperaba pero tampoco pensé que fuera tan difícil pero bueno ―Con esfuerzo y
perseverancia podrás alcanzar tus metas‖, era lo que me decías, sabes que
cuando siento que no puedo más me repito esa frase dentro de mi cabeza y me
da ánimos, debe ser porque es muy cierta.
Ya pronto será los exámenes y estoy un poco nerviosa por eso, pero yo sé que
los pasare y sabes por qué lo sé, porque los voy a pasar por ti y los voy a tener
guardados para cuando despiertes tirártelos en la cara y decirte que si pude.

Capítulo 9

Quiero contarte algo, ¿recuerdas aquel chico del que te hablé una vez?, ¿él qué
siempre decía que nada más iba a mi trabajo solo para que lo hiciera reír?, pues
hoy le he contado sobre ti, sobre lo mucho que hemos estado pasando desde
aquel accidente que tuviste, y de que nunca he perdido mis esperanzas en te-
nerte de regreso conmigo.

19
Él dijo que yo era muy valiente y muy fuerte. También dijo que jamás pensó que
detrás de mí sonrisa habría toda esta historia, sabes, eso me hizo acordar a una
frase que me decías, ―detrás de cada sonrisa hay una gran historia‖.

Él es muy buena persona, me dijo que también estudia medicina pero en una
universidad privada, viene de una familia con comodidades. Pero no es de esas
personas antipáticas que por tener más que otros pueden creer que puede pa-
sar por encima de uno, más bien con él uno puede hablar de cualquier tema y
además te hace reír mucho, también ha dicho que cuando se gradúe le gustaría
cuidarte, al parecer con lo que le he hablado de ti le ha gustado. Ahh olvide de-
cirte su nombre, se llama Adam. Me ha dicho que le gustaría conocerte y pues a
mí también me gustaría que lo conocieras.

Todavía no he podido dormir bien, ya ha pasado bastante tiempo y todavía me


atormenta ese día, pero bueno, espero no me afecte en mis estudios.

Hola, siento no haber podido venir estos dos días, he estado muy ocupada con
los exámenes y ha sido bastante difícil sabes, pues mis recuerdos tampoco ayu-
dan mucho. Pero he traído algo para animarte, traje un pastel de chocolate con
fresas y aunque sé que no puedes comerlo te lo pondré cerca para que lo hue-
las un poco. Quizás no podrás creer quien compró el pastel, fue Adam. Me pre-
guntó qué te gustaba e inmediatamente me acordé de los días cuando te com-
praba uno porque estabas un poco estresado o triste y nos sentábamos los dos
a comerlo, siempre comía más yo que tú, y me preguntabas que si el pastel era
para ti o para mí, yo solo me reía. Adam me dijo que de pronto te animaría por
ser tu olor favorito. – Sonreí –Mi olor favorito es el de tus brazos. – Dije mientras
te daba un beso en la frente.

Ya han pasado varios meses y recuerdo todo como si fuera ayer sabes, no se
me olvida, todavía recuerdo cómo me llevabas de la mano por el parque, cómo
íbamos comiendo helado, como me decías que jamás te alejarías de mí, que
siempre me protegerías y créeme que no dudé de eso, porque ese día me lo de-
mostraste. Todo fue tan rápido, todo fue tan imprevisto, quien iba a pensar que
un domingo alrededor de las 5 de la tarde iba a ser un día horrible, quien iba a
pensar que ese día sería el día que me atormentara las noches. Íbamos ha-
blando de quién era el mejor jugador de fútbol, ¿te acuerdas?, como siempre tú
me llevabas la contraria cuando... De un momento a otro salió un policía gritan-
do que se alejaran, que corrieran, que en cualquier momento iba a estallar unas
granadas, yo te apreté la mano, no quería soltarte, los dos quedamos quietos,
20
no sabíamos qué hacer, ¿te acuerdas?, hasta que tu reaccionaste y me cogiste
del brazo diciéndome corre, corre. Yo corrí a tu lado, ¡corrí a tu lado!, no te que-
ría soltar, presentía que si lo hacía me iba a lamentar. La gente del parque esta-
ban muy alterados, no paraban de gritar y de pedir ayuda, yo estaba corriendo
con lágrimas en los ojos pensando en lo que pudiera pasar si no lográbamos sa-
lir de ese lugar. Se escuchaban los niños como gritaban papá o mamá, como
gritaban de lo asustados que estaban, eran niños y al ver tanta gente alterada
se asustaban. Había una niña que gritaba hasta más no poder, ¿te acuerdas?,
estaba sola, al lado de un árbol, la niña estaba justo donde nos encontrábamos
nosotros cuando todo empezó, yo no pude verla ahí sola y decidí ir por ella, te
solté de la mano y salí en busca de ella. Tú me gritabas que no, que no, que si-
guiéramos. Pero no te hice caso, tú como me lo prometiste un día nunca me de-
jarías sola y así fue, te fuiste detrás de mí, cuando llegamos donde la niña, la
cogiste rápidamente y la alzaste y tomaste mi brazo, me gritabas que corriéra-
mos, pero la vida fue tan injusta que me tropecé horriblemente que no podía
caminar, yo no sabía qué hacer, no podía creer que justo en ese momento me
fuera a tropezar, no podía caminar, el pie no me daba y de un momento a otro
escuche como estallaron las granadas, vi como todo se volvió negro, como las
cosas iban volando, vi cómo la gente caía, vi cómo me protegías a mí y a la niña
con tu cuerpo, vi cómo te habías lanzado sobre nosotras, para que nada nos
golpeara, vi como todo te caía a ti, como te golpeaban las cosas, vi como reci-
bías todo por nosotras y así fue como quedaste en esta cama, todo por culpa
de esas persona sin corazón, más conocidas como terroristas porque por ellos,
por esas granadas que dejaron ahí tiradas, sin pensar en todo el daño que po-
drían hacer, te dejaron aquí en esta camilla, porque todos los escombros te lle-
gaban a ti. Desde ese día me quedó muy claro que siempre me protegerías, que
siempre estarías a mi lado. Desde ese día supe que en verdad me amabas.
Desde ese día fuiste mi héroe y no sólo el mío, el de la niña también. Desde ese
día prometí estar a tu lado siempre.

Y mírame, también estoy cumpliendo mi promesa, estoy aquí a tu lado y no


quiero que dudes que te dejaré solo. –Dije mientras me limpiada las lágrimas.

Capítulo 10

-Hoy al salir de la universidad me he encontrado con el chico del que te hablé


antes, ¿lo recuerdas?, -Sonreí- Espero que no te moleste pero lo he traído hoy
aquí conmigo. –Dije mientras te acariciaba el cabello.

21
-Vaya...él se ve muy bien a pesar de todo el tiempo que lleva dormido. – Dijo mi
amigo sorprendido mientras te observada atentamente.

-Gracias. –Sonreí –Creo que se ve así de bien porque no ha sufrido lo que la


mayoría de las personas en estado de coma han pasado. –Dije mientras está
vez lo observada a él.

-¿A qué te refieres? –Dijo un poco confundido.

-Ya sabes. –bajé la mirada un segundo. –Al abandono...


Él se quedó callado un segundo aun observándome, luego de unos segundos
puso su brazo en mi hombro.
-Que no lo abandonaras a pesar de todo el tiempo que lleva en este estado me
resulta increíble. –Sonrío. –Creo que algún día llegarás a ser una gran doctora.
-¿Enserio lo crees? –Me sonroje un poco por su comentario.

-Estoy seguro. –hizo una pausa. –Eres de esas personas que a pesar de las ad-
versidades que se presenten en el momento o en el tiempo inca pierdes la espe-
ranza ni esa sonrisa tan bonita que te caracteriza.
Sonreí y luego volví a mirarlo.
-Muchas gracias por tu comentario. Él es lo más importante que tengo en la vi-
da. –acaricie tu rostro con suavidad. –y siento la esperanza más inmensa del
universo cada vez que sueño con el abrir de sus ojos luego de tanto tiempo.
- Con esa sonrisa y esa luz en tus ojos hasta yo mismo me lleno de esperanzas.
–Dijo sonriendo y mirándome fijamente, - ¿Y quieres que te lleve a casa hoy?

-Ohh no, no te preocupes. –Sonreí.-Ésta noche la pasare aquí en el hospital ha-


ciéndole compañía a él, además tengo muchas cosas que contarle.

-Bueno. –Caminó hacia uno de los sofás y tomó su bolso. –Yo debo retirarme,
tengo clase en una hora, pero sí de casualidad te da hambre o quieres salir a
tomar algo tienes mi número, ¿Ok?

-Está bien, gracias por haber venido hoy conocerlo. –Dije mientras me acercaba
hacia él para despedirme.
22
-Fue un verdadero placer venir y compartir esta hermosa experiencia con usted
futura colega. Adiós amigo. –Se acercó hasta ti y acaricio uno de tus brazos. –
Pronto volveré, tampoco te abandonaré. –Sonrió.

-Muchas gracias por todo. –Dije mientras lo abrazaba.

-No te preocupes Jean. Sabes que cuentas conmigo. –Me dijo mientras corres-
pondía al abrazo. –Adiós.
-Adiós. –Abrí la puerta para que saliera.

Cuando mi amigo se fue, tomé una silla para sentarme a tú lado y recostarme
un poco sobre tu regazo.

Ahora sí estamos los dos solos, espero no te haya molestado que lo trajera,
quería que conocieras a mi nuevo amigo y vieras lo especial que es. Quizás
cuando abras los ojos y lo mires te burles un poco porque no es guapo. Bueno,
eso pensé yo cuando lo miré la primera vez, pero cuando lo mires de nuevo, sa-
brás que es una muy buena persona h que es capaz de hacer cualquier cosa
por hacerte sonreír. Además, sabes que no traería a cualquier persona a cono-
certe, tiene que ser alguien especial y yo creo él lo es.

Capítulo 11
Con el pasar de algunas semanas, ese amigo se fue haciendo cada vez más es-
pecial. Pero la razón no era porque me buscaba en su auto casi todas las no-
ches en la universidad o porque me llevaba el desayuno algunas veces a mi tra-
bajo solo para verme sonreír por la mañana.

Las dos razones por las cuales esta persona se estaba convirtiendo en alguien
tan especial era porque había sido capaz de ir a mi hogar y no juzgarme a mí ni
a mi familia con la pobreza que vivíamos, la otra razón era porque me acompa-
ñaba algunas tardes de la semana a verte en aquella habitación en la que en-
contrabas.

23
Siempre que me sentaba allí a leerte algún libro o hablarte sobre mi día, él lle-
gaba con un dulce o con el mismo libro que yo tenía en mano nada más para
compartir aquella lectura tan maravillosa. Él siempre te elogiaba diciendo:

-Oye amigo tienes buen gusto para la lectura.

Sabía perfectamente que yo le importaba, porque cualquier chico de su edad


prefería estar en alguna fiesta o con sus amigos en lugar de pasar la noche con-
migo, en aquel hospital cuidando de ti, pero también sabía que no podía permi-
tirme ninguna relación porque eso me distraería de mis deberes y obligaciones.

Cuando él me preguntaba sobre tener algún tipo de relación además de una


amistad yo le respondía que ni por él ni por nadie cambiaría el estilo de vida que
llevaba hasta el momento, ni mucho menos me distraería con nada como para
dejar de venir a visitarte todos los días.

-¿Quién dijo que tendrías que dejar de visitarlo? –Me dijo tomando mi mano
aquel día. –Si quieres visitarlo y estar con él a solas yo podré entenderlo, así co-
mo cuando tú quieras que vaya podré estar allí con ambos haciendo compañía,
también quiero caerle bien. –Sonrío.

Aún tanto mi familia como tú son lo más importante para mí y lo sabes, y aun-
que él se esté ganando unas de mis sonrisas y atención Nunca se podrá inter-
poner entre él enorme amor y el enorme cuidado que quiero tener hacia ti hasta
el día que te despiertes, porque será pronto de eso estoy segura. Que desperta-
ras y podrás como conocerlo y darle las gracias por tantas veces que me ha
ayudado buscando tus medicinas y ayudándome a descansar un poco de mi lar-
go y ocupado día sacándome sonrisas.

-Deberías despertar muy pronto. –Sonreí mientras pasaba una esponja moja por
tus labios. –No sabes cuánto odio que se reseque tu cara y tu cuento por todo el
tiempo que llevas aquí acostado, debes levantarte para que así tu piel se cure y
tus articulaciones se muevan nuevamente como antes, ¿lo recuerdas?, cuando
corríamos algunas veces en las mañanas?, o jugábamos fútbol en el parque?.
Probablemente extrañes eso tanto como yo en estos momentos, por eso te pido
que me ayudes y te ayudes a ti mismo cada día para que puedas regresar y
despertar de ese sueño profundo.

24
-Lo hará. –Dijo el chico observándome atentamente con el libro cerrado en sus
manos.

-Yo sé que sí. –Dije sonriente.


-Quien no despertaría con esas palabras y ese ánimo tan hermoso que le das.
Con eso cualquier persona regresaría a la vida.

-Eso es un poco exagerado, ¿no lo crees? –Lo observe intentando ocultar la


tonta sonrisa que quería escaparse.
-Para mí no lo es. Con esa hermosa voz y esas hermosas palabras yo desperta-
ría de la muerte una y mil veces.

-Pero él no está muerto, lo sabes. –Deje de observarlo y seguí pasando la es-


ponja por tu cara.

-Por favor no creas que me estoy refiriendo a eso, me has entendido mal. –Me
dijo bajando la mirada.
-Pues aquí en esta habitación no se habla de muerte, ¿ok?
-Lo siento, no volveré a hacerlo, ¿me perdonas? –Sonrío apenado.
-No lo sé.
-¡OHH VAMOS! –Gritó un poco.

-Debo pensarlo.
-Por favor, sabes perfectamente que no fue con mala intención. – bajo la mirada.
-Está bien, pero no se vuelve a tocar más ese tema.
-Está bien Jean. –Se levantó para guardar el libro en su bolso.

Capítulo 12

-¿Ya te vas? Lo observé rápidamente mientras se colocaba el bolso en el hom-


bro.

25
-Mañana tengo examen de Anatomía y debo irme para estudiar Jean. - Sonrió un
poco mientras me observada.- ¿Quiéres que te lleve a casa?

-Creo que me iré más tarde. –Bajé la mirada y seguí limpiando tu cara con la es-
ponja. – Necesito terminar de limpiar su cara y luego ponerle un poco de crema
en sus manos y brazos. –Sonreí mientras te observada. – Quizás te parezca
tonto, pero pienso que cuando limpio su cara y le pongo crema, él se siente mu-
cho mejor porque sabe que alguien se preocupa por él y que mientras su alma
está paseando por todo el mundo, alguien está cuidando de su cuerpo para
cuando regrese.

Él se quedó allí parado unos segundos solo observándome en silencio, mientras


yo seguía pasando la esponja por tú labios que era prácticamente la parte que
más se deshidrataba. Yo estaba con la mirada baja intentando concentrarme so-
lo en lo que estaba haciendo cuando noté que él se paró a mi lado y tomó la
crema que estaba a un lado de la mesa.

Me quedé sin palabras…solo observe mientras él comenzaba a tomar tus ma-


nos para pasar la crema suavemente. Mientras él lo hacía solo me miraba algu-
nas veces y me sonreía un poco.
- Gracias. – respondí prácticamente susurrando ya que me había quedado sin
aire y sin palabras por su acción.
Él me observó y solo sonrió.

-Acuérdate que te dije que haría todo lo posible por caerle bien. –soltó una pe-
queña risa.

Yo también sonreí un poco y tomé la misma crema para pasarla por tu brazo. La
verdad estaba tan alegre de recibir ayuda de alguien, me sentía muy especial y
también sentía que tú te sentías igual que yo en aquel momento pues hace tan-
to tiempo que nadie nos ayuda o nos visitaba tantas veces, ¿verdad?

Me sentía completamente feliz de que alguien se tomara la molestia de venir a


ayudarme contigo, de que alguien más también tuviera una esperanza. También
me encantaba la idea de que escucharas otra voz en la habitación además de la
mía. Así no te sentirías tan solo como cuando estábamos tú y yo y sentía que
26
necesitaba hablar a cada minuto para que no pensaras que me había ido sin
despedirme.
-Ahora si me tengo que ir Jean, pero volveré mañana a verte y a visitar a mi
amigo. – me dijo mientras iba abriendo la puerta de la habitación.

-Está bien, que te vaya muy bien en el examen. – dije deseándole lo mejor.

Bueno, volvimos a quedar los dos solos, te digo algo, él es alguien muy especial
para mí o al menos se está convirtiendo en alguien más que especial. Espero
que me ayudes a saber qué es lo que tengo que hacer porque cuando no está lo
extraño y cuando está conmigo me siento muy bien, sobre todo cuando está con
ambos.
Ha pasado algún tiempo desde que él ha estado viviendo conmigo, mi familia le
ha cogido mucho aprecio sabes, mis hermanitos mellos lo adoran, y también
adoran que él le dé vueltas en el carro. Mi mamá se puede decir que lo quiere y
me ha ayudado mucho en la casa así como mis estudios.

También te quería decir que últimamente no se me ha hecho tan difícil la univer-


sidad, pues como ya te había dicho Adam me ha ayudado mucho en algunos te-
mas que no lograba comprender, pero yo sé que tanto esfuerzo y dedicación da-
rán frutos y que cumpliré mi promesa, eso lo sé. En el trabajo he estado muy es-
table, no he vuelto a llegar tarde y he estado llevando buenas ganancias a la fa-
milia.

Eyy se me había olvidado, ya muy pronto cumples años.

Capítulo 13.

Hoy es tu cumpleaños y aunque no estuviste despierto para soplar las velitas


que te pusimos sobre un pequeño pastel de tu sabor favorito, él y yo estuvimos
aquí contigo para soplarlas. Ambos preparamos toda la habitación con motivo
de la celebración más importante para mí y para ti. Hoy hace un año me estabas
correteando para tratar de untarme crema en la cara y yo solo trataba de esca-
bullirme de ti, pero al final siempre te salías con la tuya y yo solo me ponía bra-
va. No sabes cuánto quisiera que en este día también fuera así, te prometería
que no me pondría brava.

27
Invitamos a todos los doctores y enfermeras del lugar para que nos acompaña-
ran a cantarte un gran feliz cumpleaños, y todos sonrientes asistieron. También
tomamos algunas fotografías en caso en que quisieras ver lo grandioso que la
pasamos celebrando tu maravilloso cumpleaños.

Te extraño, no sabes cuánto quisiera ver tu hermosa sonrisa o tus bellos ojos en
este día o cualquier otro…

-Espero te guste tu pastel amigo. – sonrió Adam mientras tomaba el cuchillo.


Y juntos los tres picamos el pastel pidiendo que el mismo deseo se nos hiciera
realidad.

-Gracias por acompañarme hoy en su cumpleaños. – sonreí mientas le daba


una rebanada de pastel y me daba la vuelta para cortar otra.

-No es molestia Jean. –Sonrió – Además estuve muy al pendiente de sus cum-
pleaños, pues anoche a las 12 me escabullí entre los doctores de guardia y tuve
una breve conversación con él.

´´Estoy seguro que ella es la persona más importante en tu vida, no quiero ale-
jarlos ni mucho menos intentar ocupar el espacio tan especial que tienes en su
vida. Esto de venir a visitarte casi todos los días y hablar contigo mientras estas
en ésta condición no es ninguna molestia ni inconveniente para mí, ella me ha
enseñado muchas cosas, cosas que cualquier estudiante medicina quisiera sa-
ber antes de obtener su título para así no solo ser ´´El Doctor´´ sino también ser
una persona más.´´

´´Ella y yo maña te daremos una gran noticia, que espero te alegre y sea un
gran regalo de cumpleaños para ti, recuerda que nunca dejaremos de estar aquí
a tu lado ninguno de los dos. Ella porque eres la persona más importante de su
vida, y yo… porque la amo profundamente y porque te has convertido parte de
mi familia.´´
-¿Y por qué viniste a esa hora?, ¿estás loco? – lo miré espantada.

28
-Porque quería conversar con él sobre lo que le diríamos hoy, solo queríamos
contar en público hoy en este día tan especial que Jean ¡ha aceptado ser mi no-
via!
Los doctores, enfermeras y personal de limpieza comenzaron a aplaudir y él y
yo nos dimos un pequeño beso de amor.
Sabía perfectamente que estabas feliz por mí, porque él era una buena persona
y lo había demostrado todo este tiempo que nos había dedicado ambos.

Capítulo 14

Durante todos estos meses hemos estado aquí contigo. Y sé que muchas perso-
nas se han sorprendido de que ahora la persona que es mi novio y yo casi siem-
pre estemos aquí y te contemos cosas sobre a donde fuimos o que hicimos en
el día, pues sé que si fuera una de esas adolescentes normales te habría aban-
donado por el simple hecho de haber encontrado a alguien con quien pasar el
tiempo y que no estuviese dormido, pero la verdad es que cuando él y yo co-
menzamos a salir formalmente yo le comenté que tú eres una parte importante
en mi vida, tan importante que si él no se daba un tiempo o un espacio para ti en
su vida así como yo lo tenía, entonces no me importaba tenerlo en mi vida, por-
que ninguna persona por muy guapa que sea o muy atenta me separaría de ti.

Por suerte él es una buena persona –Sonreí mientras tomaba tu mano – Anoche
estábamos hablando de algunos planes para el futuro, queremos graduarnos
para trabajar aquí en el hospital que estas, hablando de eso, él en estos mo-
mentos debe estar presentando unos de sus exámenes finales, solo espero que
le vaya muy bien. – dije apretando tu mano con un poco de nervios.

Anoche mientras hablaba con él, me pidió que viniéramos a estudiar para hacer-
te compañía un rato, pero le dije que no porque cuando él está acá nos reímos o
hacemos algún chiste para animar el ambiente – Sonreí – creo que debemos re-
conocer que antes de que él llegara aquí, a nuestras vidas, siempre estábamos
tristes y además nos sentíamos muy solos, nos sentíamos abandonados por to-
das esas personas que cuando tuviste ese horrible accidente dijeron que siem-
29
pre estarían aquí con nosotros para apoyarnos y ayudarnos, y que al pasar el
tiempo solo se dieron por vencidos y te abandonaron. – Suspire y me levante de
la silla en donde estaba.

No quiero que creas que te hablo bien de él para que lo quieras, es solo que hay
que aceptar que es lindo tener a alguien más que se preocupe por nosotros,
que se preocupe porque tu estés bien y que también tenga esa enorme ilusión
de verte despertar algún día. Además se siente muy bien llamarlo en las noches
y hablar sobre ti, sobre los planes que tengo para cuando despiertes, como ir a
la biblioteca y buscar otro libro entre los dos o sentarnos en una cabaña y volver
a recordar todo lo que hacíamos, reírnos a carcajadas como lo hacíamos antes
de que estuvieras en esa camilla, o salir a comprar un montón de paquetes de
papas y revolverlas con salchichón mientras hablábamos de lo que iba a ser el
futuro, nuestro futuro.

Te amo… lo sabes, ¿verdad?, jamás dejare de estar contigo o de tener la espe-


ranza de que pronto abras tus ojos y me mires nuevamente, o mejor dicho nos
mires nuevamente porque ahora somos dos personas las cuales estamos al tan-
to de tu condición y de que despiertes nuevamente, yo de estar contigo nueva-
mente y él de conocerte y escuchar tu voz por primera vez.

Yo sé que ya pronto vas despertar, que vas a volver conmigo, yo lo sé. También
sé que estas luchando para volver a tu cuerpo, que estás haciendo todo lo posi-
ble, porque tú nunca te dabas por vencido por más difícil que fuera la situación y
estoy segura que esto no iba ser la excepción.

Capítulo 15.

Ya han pasado varios años desde que estas en esa camilla y aunque todavía no
despiertas para decirme lo orgulloso que estas por ver cómo voy triunfado en
mis estudios universitarios y decirme que con esfuerzo y perseverancia podrás
alcanzar tus metas yo sé que allá en donde quieras que estés, estas lo suficien-
te orgulloso, también sé que debes estar muy agradecido con Adam, porque sa-
bes que me ha ayudado mucho en la familia, colaborándome con mi mamá, a
que consiguiera un trabajo mejor para ella para que no sufriera tanto, también
ayudándome con los mellos, a que vayan creciendo por un buen camino, pues
30
como ya bien sabes no hay día que no le da consejos y pues a mí por hacer
parte de mi vida y no dejarme sola en esta lucha. También han pasado varios
años desde que estoy saliendo con Adam y hoy antes de su graduación me ha
pedido que los dejara un momento a solas, espero no te moleste y también es-
pero que no tarde mucho porque definitivamente odio separarme de ti.

-Hola amigo, hoy por fin es el día de mi graduación y aunque quizás no me


creas lo que más desearía en este momento es meterte en mi auto y sentarte en
unas de las sillas del público.

-Aunque se perfectamente que siempre quise ser un gran doctor y que mi sueño
era tener este diploma en mis manos, debo decir que gracias a ti las razones de
graduarme como doctor han cambiado, gracias a ti empecé a ver la carrera de
medicina diferente, me has enseñado lo que realidad es querer a alguien que no
conoces, como si fuera tu propia familia. Y eso es lo que pretendo hacer, preten-
do ver a cada uno de mis pacientes como si fuesen mi familia para así nunca
rendirme con ellos y si tengo que ver cómo van partiendo hacia el otro mundo,
les demostraría que hice todo lo posible para mantenerlos en este mundo con
sus seres queridos y los haría sentir la persona más importante, para que sien-
tan que al menos una persona nunca los abandonó y siguió luchando hasta el
final con ellos.

Gracias amigo…
Como cosa rara mía no me aguante las ansias y me asome a la puerta:

-¿Ya terminaste? –Le dije a Adam rogando que me dijera que sí.

-¿Por qué estás tan nerviosa? – Me dijo Adam levantándose de la silla con una
sonrisa en su boca.

-Porque hoy te gradúas y no lo puedo creer. – También sonreí y me acerque


hasta él para darle un abrazo.

-Y en unos años tú también lo harás mi futura esposa. –Me dijo Adam sonriente
mientras me daba un pequeño beso en la frente.

31
Yo también sonreí y te observé. Prácticamente habías presenciado toda la histo-
ria de nuestro amor desde casi el comienzo y no podía evitar ponerme triste de
que no vinieras a su graduación con nosotros.

-Te amo –Sonreí mientras acariciaba tu mano –Como quisiera que vinieras con
nosotros.

-Tranquila Jean, grabaremos un video para que lo vea cuando despierte. –


Sonrió y luego sacó de su bolsillo el celular -¿Me tomarías una fotografía con
él?

-Por supuesto. Me acerqué a él para tomar el celular.

Esa tarde nos tomamos muchas fotos contigo, lo que más me gusto fue que él
utilizo su traje de graduación mucho antes de la hora solo para venir a tomarse
algunas fotos contigo, fotos que días después mando a imprimir para poner en
una pequeña cartelera que estaba a lado de tu camilla con fotos nuestras.

Capítulo 16

Ese día en su graduación te recordamos con todo el cariño del mundo.

Cuando él te nombró en su discurso de graduación delante de todas las perso-


nas que se encontraban presentes, supe que definitivamente era el indicado pa-
ra mí vida, que era lo que estaba esperando y lo aclare sin dudarlo ni un segun-
do cuando esa misma noche me pidió matrimonio.

-¡Voy a casarme! – Dije sonriente mientras acariciaba tu cabello, la verdad la


emoción no me cabía en el cuerpo.- Muchas personas me han dicho que es una
tristeza que no puedas ver lo hermoso que es mi anillo, pero para mí el compro-
miso no se trata de este anillo, se trata de dos personas que se aman a pesar
de todo y aunque tenga o no tenga muchas cosas en común siempre encuen-

32
tran ese algo que los une… y ese algo definitivamente eres tú y el amor tan
grande que le tenemos a la medicina gracias a ti.

Todo iba muy bien, en la universidad, en la casa y con mi prometido todo iba
muy bien, lo único que faltaba era que despertaras, que regresaras con noso-
tros.

-¿Ya les ha dicho la gran noticia? – Dijo Adam mientras entraba en la habitación.

-Sí, estoy segura que muy dentro de su mente, allá en ese mundo donde se en-
cuentra está celebrando por nosotros. –Sonreí.

Ambos nos quedamos en silencio unos segundos y no sentamos a tu lado, yo


apreté fuertemente tu mano mientras mi prometido me tomo del hombro. Algo
me decía que no me iba a decir nada bueno.

-Tengo que decirte algo. – Me dijo Adam bajando la mirada.

-Hoy los doctores han hablado conmigo sobre algo muy importante. Me han di-
cho que luego de tanto tiempo, pues creen que es mejor que… - Adam no pudo
terminar la frase, ya me estaba asustando, no entendía lo que me trataba de de-
cir.

-¡Han dicho qué Adam!- le grité tratando de que me diera una explicación pero
no, nada salía de su boca, no me decía nada, no sé en qué momento pero las
lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, y fue ahí cuando empecé a com-
prender las cosas, fue ahí cuando entendí lo que los doctores habían dicho, fue
ahí cuando toda mi felicidad que tenía porque me iba a casar había desapareci-
do, fue ahí cuando supe que ya era hora de desconectarte. Y entonces Adam
abrió su boca para decirte:

-Tienes que despertar amigo, tienes que regresar a tu cuerpo lo más pronto po-
sible. ¡Ya es hora de que estés con nosotros! – Dijo Adam esta vez gritando él
con lágrimas en los ojos.

33
Yo solo estaba desbastada, no sabía qué hacer, lo único que hacía era llorar a
tu lado, diciendo que no podíamos desconectarte, que tú ya ibas a volver, que
solo había que darte más tiempo. No quería darme por vencida.

-Nosotros no te abandonaremos amigo, pero despierta, ya es hora, ya estuviste


mucho tiempo por allá, ya es hora de que regreses con nosotros, ya te divertiste
mucho por allá, ahora es hora de que te diviertas con nosotros, con la familia
que somos. Las familias siempre vencen obstáculos y salen adelante y esto no
es la excepción. No lo será.- Dijo Adam tratando de que con esas palabras des-
pertaras y dándome ánimos para seguir luchando junto a tu lado.

-Tengo miedo de que no lo logremos. –Dije al final


-Lo vamos a lograr, no podemos perder nuestras esperanzas ni un día, seguire-
mos a su lado pase lo que pase. – me dijo dándome un abrazo.

Capítulo 17

--¡Tienes que despertar por favor! –Gritaba fuertemente mientras mis lágrimas
caían por mis mejillas una tras de otra sin parar.

-Jean tiene que entender que ya ha pasado mucho tiempo desde que él entró en
estado de coma. Lamentablemente ya todos los doctores estamos de acuerdo.
Jean, a nosotros también nos da tristeza tener que desconectarlo, a nosotros
también nos duele, porque también hemos compartido con él, pero… no cree
que ya es hora de que su cuerpo tenga un descanso.

-¡Pero no estoy de acuerdo con eso!, -dije aferrándome a uno de tus brazos. –
Yo sé que él va a despertar pronto, ¡Yo lo sé!

-Lo siento mucho Jean pero necesitamos la habitación, hay muchos pacientes
enfermos que no tienen cuarto y lamentablemente él está ocupando una.

-¿Qué está diciendo? Es un paciente igual que los otros, su deber es cuidar de
ellos, no desampararlos como está pretendiendo hacer en estos momentos.

34
-Escucha Jean. –El doctor se acercó y tomó mi hombro –Tú aun no estas gra-
duada, pero antes de que suceda quiero decirte que siempre tendremos que to-
mar decisiones difíciles, siempre vamos a hacer todo lo posible para salvar las
vidas de las personas, por eso siempre podremos dé prioridad a las personas
que sabemos que sí podamos salvar y él ya lleva mucho tiempo en esta cama y
sus exámenes no dan ningún cambio positivo.

-No deberíamos dejar morir a ninguno de nuestros pacientes, no sin luchar por
ello. –Dije con lágrimas en los ojos y siguiendo aferrada a tu brazo.
El doctor suspiró y siguió observándome. –Cuando aún era estudiante como tú,
yo también quería salvar todas las vidas que se me cruzaran por mis manos, pe-
ro con el tiempo Jean, me di cuenta que eso era algo prácticamente imposible,
por más que queramos salvar una vida siempre va a ver alguien que no tenga
tanta suerte. Jean, aunque no queramos, en algún momento de nuestras vidas
se nos va a morir alguien en nuestras manos, porque nosotros los médicos
siempre vamos a correr con ese riesgo y el día que eso pases nos sentiremos
las peores personas del mundo por no a ver logrado que siguiera en este mun-
do, pero es algo por el cual todos los médicos pasan así no quieran.

Me quedé unos segundos en silencio intentando pensar en cómo solucionar es-


te gran problema, no podía dejarte ir así como así. Entonces fue cuando se me
ocurro decir algo que en el momento parecería bobo.

-¿Qué sucede si yo me lo llevo a casa? –Levanté la mirada rápidamente a ver


que decía el doctor.
-¿En serio crees que estaría en las condiciones correctas? –Me dijo arqueando
una ceja.
Me dolía decirlo pero el doctor tenía razón.
-Aun cuando lo llevaras a un lugar adecuado, él necesita atención médica casi
diaria y tú aun no estás calificada para cuidarlo.
-¿Y qué sucede si encuentro a alguien? –Dije un poco nerviosa por lo que me
fuera a responder el doctor.
-Si la haces me avisas, pero sino temo decirte Jean que no te quedaría otra op-
ción que dejarlo ir.

Capítulo 18.
35
Entre mi búsqueda desesperada y tras no encontrar ningún lugar dispuesto a re-
cibirte por miedo a no ser lo suficiente profesionales como para atenderte, pude
encontrar un sitio de la persona menos esperaba y en el lugar menos espera-
do…
-Adam, ya no sé qué hacer, no encuentro ningún sitio adecuado para él y me
reúso totalmente a dejarlo ir. –Le dije mientras más lágrimas rodaban por mi me-
jilla.
-He preguntado en algunos hospitales si podrían recibirlo, pero por el tiempo
que tiene en ese estado solo creen que es una pérdida de tiempo. –Me dijo
Adam mientras me limpiaba las lágrimas que se me escapaban.

-¿Tú crees que lo es? –Le dije con la voz quebrada.

-Por supuesto que no lo es Jean. Él es esperanza, es la esperanza que cual-


quier Doctor quisiera tener en sus manos pero no toma por medio.

-Últimamente con todo esto he estado pensando en que sería mejor dejarlo li-
bre, dejar que este en paz, pues comienzo a sentir que está sufriendo aquí en
este mundo por mi culpa y por mi maldito capricho de no querer dejarlo ir, ya
siento que no puedo más con esto Adam. –Dije con la mayor tristeza que he po-
dido sentir en mi vida, estaba totalmente destrozada, no podida más.

-Jean, no digas eso. Sí podemos, los dos podemos, no hay que darnos por ven-
cidos, somos una familia y las familias rompen todo obstáculo que se les pre-
sente y nosotros lo haremos, yo sé porque te lo digo.

-¿Por qué estás tan seguro?, no ves que todos los hospitales nos dice que no y
donde nos dicen que si no tienen lo suficiente para cuidarlo. Ya es hora de dar-
nos por vencido. ¡Ya es hora de que descanse Adam!
-Jean no pienses eso, no te des por vencida después de tanto tiempo.
-Y donde lo vamos a meter Adam, ¡dime en donde porque yo no tengo ni la me-
nor idea! –Le dije con la voz más quebrada que haya podido tener.

-¿Volverías a tener esperanzas si te digo que tengo un lugar? –Me dijo levantán-
dome la cabeza.
36
-¿Estás hablando en serio? –Le dije asombrada.

-Sí Jean, pues no es un lugar muy inestable, pero todavía no está totalmente lis-
to, no te lo había dicho porque lo estaba preparando para algo especial, pero tú
felicidad es más importante para mi Jean.

No podía creer lo que me estaba diciendo Adam, en ese momento sentí que to-
do había vuelto a mi cuerpo, las esperanzas, la fe que te tenía, todo había vuel-
to a mí. Volví a tener la esperanza de que ibas a despertar. Ese día recibí una
de las más grandes sorpresas de mi vida.

Después de que Adam me dijera que te tenía un lugar, me dijo que me iba a lle-
var para conocerlo, que era lo más lógico. Estaba muy feliz, pues ya tenía un lu-
gar para ti, todo el camino Adam estuvo callado, la verdad se me hacía bastante
raro porque él es uno de los que así sea de lo que dice la radio habla.

-¿En dónde estamos? –Lo observé confundida mientras él marcada en el ascen-


sor el número 7.

-Este departamento me lo dejó mi padre antes de irse a Italia con su nueva fami-
lia. Cuando lo dejó para mi yo solo tenía 7 años así que la decoración era algo
vieja para cuando me interese en mudarme aquí. – Adam tomó mi mano.
-¿Y por qué nunca me contaste de este lugar? –Lo observe.
-Porque no quería que supieras de él. –Me dijo un poco serio.

-¿A qué te refieres? –Caminé hasta afuera cuando el ascensor se detuvo.

Él suspiró un poco y sacó las llaves para abrir la puerta.

-Me refiero a que no te quería decir y no te dije antes porque hace unas sema-
nas lo comencé a remodelar para ti. –Me dijo escapándosele un pequeño suspi-
ro.
Yo solo sonreí y lo miré sin saber que decir.

37
-Y sí, lo estoy mandando a remodelar para que podamos vivir aquí juntos cuan-
do ya seas mi esposa legalmente. –Me dijo con na gran sonrisa en su rostro.

Capítulo 19
-¿Hablas en serio? –Dije sorprendida y totalmente paralizada.

-Te juro que estoy hablando en serio. –Adam me observó, se le podía notar los
nervios que tenía mi futuro esposo. –Pero ya que esto es algo urgente decidí
darte la sorpresa un poco más temprano y también darte la opción de que él
pueda estar aquí con nosotros.

No dije ni una palabra, estaba tan sorprendida, tanto con la sorpresa de Adam
como con la felicidad de tener un lugar en donde tenerte para seguir estando
conmigo físicamente. Solo le pude demostrar a Adam mi gran agradecimiento
dándole un abrazo y pues la lágrimas sola fueron cayendo, pero esta vez era de
felicidad.

Aunque él no había abierto la puerta todavía para que observara como era el
departamento por dentro estaba totalmente segura de que sería el lugar perfec-
to para cuidar de ti.

´No importa si las paredes no tenían pintura, no importa si faltaba la mitad del
techo o si se estaba cayendo en pedazos una de las habitaciones. Lo que haría
realmente un hogar bueno sería el amor que le prestáramos y las buenas vibras.

Luego de hablar con los doctores del hospital para que nos dieran un poco más
de tiempo pero asegurándoles que ya tenemos un lugar perfecto para ti, nos de-
dicamos a remodelar completamente la habitación en donde ibas a estar.

Compramos con nuestros ahorros una cama especialmente para ti, aunque fue-
ron más ahorros de Adam que míos, pues bien sabias que todo lo que recibía
del trabajo iba para la casa, para la familia.

También me encargué de pedir la ayuda para que nos prestaran unas máquinas
directo del hospital, de esas que te mantienen respirando y tranquilo. Recibí la
38
ayuda de un doctor que sabe perfectamente la esperanza que tengo que vuel-
vas a estar junto a nosotros.

Mi parte favorita de la remodelación fue el color que decidimos escoger, había-


mos escogido un azul cielo totalmente hermoso y con nubes blancas las cuales
no nos pudimos resistir a hacer para el día en que despertaras.

´´Supongo que así debe ser el lugar en donde estás en estos momentos, lleno
de nubes, un cielo azul y mucha naturaleza. Ese paraíso que está dentro de tu
mente y del cual aún no has querido salir´´

Te aseguro que aunque el mundo en que vivimos no sea tan perfecto como en el
paraíso en el que estas, hay una persona que te está esperando todos los días
a que regreses, para volver a recodar todo lo vivido y enseñarte las cosas que te
faltaron por conocer.

Todo iba muy bien, ya teníamos un lugar, también teníamos las máquinas, ya
pronto ibas a estar aquí conmigo, con nosotros, la verdad todo iba muy bien.

Lo único que faltaba era que despertaras, la verdad no importa si nos dejaras
con todo listo y arreglado, solo me importaba que despertaras, que volvieras ya
a este mundo. No sabes cuantas ganas tengo de contarte todo lo que ha pasa-
do, no sabes cuantas ganas tengo de que cuando te cuente me respondas con
tu voz y no sea yo la que tenga que recordar algunos de tus consejos o frases
para sentir que estoy hablando contigo.

Capítulo 20
No nos dio tanto tiempo para remodelar para remodelar partes del apartamento
como la sala o la cocina, pero tú cuarto estaba totalmente listo para ser habita-
do. Así que ese día te llevamos por primera vez.
-¡Aquí estamos!- Dije sonriente mientras te observada entrar en la habitación en
sus brazos, justo detrás de Adam estaban algunos amigos y doctores del hospi-
tal quienes habían venido para asegurarse de que tú viaje y tú llegada no trajera
ninguna consecuencia para tú salud.

39
Me hubiese gustado que fueras entrado caminando, pero lamentablemente to-
davía no habías despertado así entraste con los ojitos cerrados y sin quiera dar-
te cuenta de todo lo que estaba ocurriendo, no sabes cuánto me hubiese encan-
tado que fueras visto como con tanto amor había quedado la habitación para ti.

Todos logramos acostarte en la cama y acomodarte los aparatos que requerías


con urgencia para estar tranquilo, aplaudimos de felicidad por saber que no te
habías ido este mundo solo porque no estabas en el hospital.

Ese día fue totalmente mágico, nos sentamos todos en el suelo y compartimos
una maravillosa tarde. Mientras comíamos pizzas íbamos contando unas viejas
historias del hospital, todos estábamos sonrientes por tenerte aun allí con noso-
tros, que aunque sabíamos que o podías vernos, seguías con nosotros, en otras
palabras seguían las esperanzas de que despertaras.

Todos queremos que despiertes, todos queremos verte sonreír y queremos ver
como como vives tu vida, como antes lo hacías. Todos queremos que despiertes
y que no vuelvas a dormirte así o por lo menos hasta que seas muy mayor y el
cansancio de una vida feliz y plena se adueñe de tu alma para llevársela a un
lugar mejor.

Pero yo siento que aún no es tu momento, porque eres una persona joven que
todavía le falta por vivir y que tienes personas que te aman, como yo, que te
amara y cuidara el resto de tu vida si es necesario, así tú lo hiciste conmigo el
tiempo que te tuve a mi lado.
Después de que todos se fueran, le pedí a Adam que nos dejara solos en la ha-
bitación un rato.

Es increíble todo el tiempo que ha pasado y todavía seguimos luchando. Sí, hu-
bo momentos que no podía más, hubo momentos que perdí la esperanza de que
despertaras. Pero siempre tuve alguien que me ánimo a que siguiera luchando
por ti y esa alguien fue Adam, él me demostró que por más fuerte que fuera la
tormenta siempre iba a ver una salida. Él me demostró que podrá haber cien
problemas pero también habrá cien soluciones. Él se ha hecho muy importante
en mi vida, pero no te me asustes que tú siempre vas a ser el primero.

40
Para serte sincera al principio me daba miedo el amor, porque temía que me ol-
vidara de ti, pero con Adam todo fue diferente, él entendió y me apoyo en todo,
nuca trato de que me olvidara de ti y mucho menos de que te abandonara y eso
fue lo que me hizo entender que me podía enamorar sin olvidarte.

Te amo, no sabes cuánto anhelo de que despiertes, para que me digas que me
amas, que yo era la persona que alegraba tus días, que yo era la persona por la
cual dabas todo, que yo era la persona que te había cambiado la vida completa-
mente. Quiero que despiertes, que ya dejes de estar dormido o en coma, no te
quiero ver así, en esa cama sin poder mover ni un dedo ni hablarme, te quiero
conmigo, despierto, diciéndome un montón de frases como siempre lo hacías,
diciéndome lo mucho que me amas, lo orgulloso que estas por ver cómo voy
cumpliendo mis sueños. Te quiero despierto. –Te dije tomando tu mano lo más
fuerte que podía.

Capítulo 21

El resto de aquellos días la pasamos excelente cuidando de ti y estando a tu la-


do, pero lo mejor de todo era que no tenía ningún horario específico para visitar-
te. Me encantaba llegar a eso de las 4 de la tarde todos los días he irme a las 11
de la noche luego de un largo y hermoso día junto a ti.

Mi prometido y yo nos turnábamos todos los días para estar a tu cuidado pues
dejarte solo en el apartamento que cada día arreglábamos para poder mudarnos
nos asustaba un poco, además no era solo eso de que te despertaras y te sin-
tieras confundido, sino porque algunas veces se iba la luz y necesitábamos co-
rrer a encender la planta eléctrica para que no se desconectaran las maquinas
que te mantenían con vida.

Recuerdo gratamente aquel miércoles que estábamos en tu habitación, Adam y


yo tomando tu mano te dimos la gran noticia por fin nos casaríamos y de que
sería como tanto había soñado, con el hermoso vestido, con toda la iglesia de-
corada, con toda la gente que amaba allí dentro.

Nos llenaba de ilusión imaginar nuestra boda y a mi llena de alegría el solo pen-
sar de que conocerás a mis hijos, que ellos estarán aquí contigo y que siempre

41
te consideran una parte muy importante en sus vidas como tú la eres para noso-
tros, que a pesar de que somos una pareja joven estamos gratamente agradeci-
do por tener a nuestro primer paciente en nuestras manos y en nuestro corazón.

Eres el tesoro más grande que podía tener un amante de la medicina de la me-
dicina, eres un paciente, eres un amigo y sobre todo eres lo que nos motivas día
a día a seguir adelante para poder salvarte en algún momento, aunque la mayo-
ría de las personas me dijeran que la vida no era un cuento de hadas en el cual
siempre tenía un final feliz.

Hoy por fin me mudaré contigo, a solo unas semanas de mi boda y no sabes
cuánto me encantaría que pudieras asistir pues te aseguro que será uno de los
mejores días de mi vida, pero que lamentablemente no estará completo porque
tú no podrás estar allí conmigo y porque por mala suerte del destino tu tendrás
que estar aquí acostado en esta cama aun durmiendo mientras yo estoy en
aquel lugar pensando en lo mucho que me gustaría compartir ese maravilloso
día contigo.

¿Sabes algo?, quizás suene un poco tonto. Pero cada noche sueño con que el
día de mi vida tú aparezcas. Que cuando yo esté allí en ese altar, tú estés a mi
lado y dejes de sonreír por mi enorme felicidad y yo no deje llorar por tener el
mejor día de mi vida en el que tú estés presente.

Me encantaría que me vieras con el vestido de novia ese día, ¿recuerdas cuán-
to me decías que no importaba lo que me pusiera siempre me iba a ver hermo-
sa?, pues ese día me sentiré segura la mujer más hermosa. Me encantaría que
estuvieras ahí conmigo.

Estoy segura de casarme, quizás es la mejor y más segura decisión que he teni-
do en mi vida además de graduarme como médica.

También estoy segura de casarme con Adam, porque sé que él me ama, porque
me ayudo y estuvo conmigo cuando nadie más quería hacerlo, porque me de-
volvió las esperanzas cuando me di por vencida, porque ha sido mi único y me-
jor amigo en toda esta aventura, porque ha entendido lo importante que eres pa-
ra mí, porque siempre me ha ayudado en todo lo ha podido y además por com-
partir ese gran sueño de no ser solo un doctor que solo ve a sus pacientes por
la paga, sino por salvarles la vida así no tengan buena vestimenta o plata o un
42
seguro. Él solo quería ayudar, atender y salvar a cualquier ser humano sin im-
portar su economía. Siempre pienso, ¿qué más amor que ese?, que más amor
que el que te entrega una persona que realmente haría todo por ti. Algunas ve-
ces no nos damos cuenta de la persona tan importante que tenemos a nuestro
lado y comenzamos a observar hacia otros horizontes y olvidamos lo que real-
mente es importante. Pues un físico jamás se comparara con unos sentimientos
verdaderos que siempre querrán estar contigo y nunca abandonarte pase lo que
pase.
´´El amor no se encuentra. El amor se hace con el tiempo, el amor nace poco a
poco y día tras día. Siempre te enamoraras de una persona sin conocerla bien,
pero cuando realmente encuentres una relación seria te darás cuenta de que
nunca terminamos de conocer a nuestra pareja a pesar del tiempo y eso es lo
que hace que el amor se vaya formando poco a poco y haciéndose mucho más
fuerte.´´
capítulo 22

Hoy me preparé para el que sería el mejor día de mi vida. Desperté por la maña-
na y caminé directo a tu habitación para contemplar el ambiente, todo tranquilo,
quizás el único ruido del lugar seria mis lágrimas y suspiros.

Me senté a un lado y comencé a recordar todo, cuando estábamos hablando de


cómo iba a ser mi futuro o cuando nos sentábamos a hablar sobre el día trans-
currido, cuando ibas a mi casa y me sacabas un rato a caminar para decirme lo
bella que cada día me veía o cuando te contaba de mis estúpidos problemas y
tú te reías porque eran babosadas pero aun así me dabas consejos o cuando te
hablaba pero no me prestabas atención por estar leyendo esos libro que me pa-
recían completamente aburridos y yo me iba toda brava porque no me escucha-
bas y tu después te ibas a perseguirme y hacerme cosquillas para que no estu-
viera brava contigo, pero la verdad era que nunca lo estaba, solo fingía para que
te fueras detrás mío a rogarme que te perdonara. Recordé todo nuestros bellos
momentos…

Me vistieron de novia y todos me decían que me veía hermosa, yo también me


sentía preciosa realmente, era quizás el día en que estaría más bella en toda mi
vida.

43
También estaba feliz por llegar al altar y casarme con la persona que me había
dado tanto de él o mejor dicho nos había dado tanto de él, la persona que me
había aceptado tal y como era, que había aceptado y asumido por una parte la
enorme lucha que yo tenía contigo. Estaba feliz porque me iba a casar con la
persona que realmente amaba.

Mis nervios estaban totalmente descontrolados cuando se acercaba la hora, por


fin estaba pasando esto, por fin me casaría.

Sabía que mi familia estaría allí, que la familia de Adam también lo estaría y que
aunque no se conocieran bien, no hayan compartido grandes cosas, gracias a
nuestra unión en matrimonio tendrían mucho de qué hablar y conocer uno del
otro en las futuras fiestas familiares. Me parecía hermoso saber que no solo nos
estábamos uniendo él y yo, sino que estábamos uniendo a dos familias y tam-
bién haciéndoles soñar con que algún día no muy lejano existirá alguien que
tendrá ambas sangres y ambos genes en un solo cuerpo.

Mientras caminaba al altar con mi madre a mi lado, sentía como la presión se


apoderaba de mí. Él estaba allí esperándome y me di cuenta de que sus lágri-
mas también querían salir, quizás era por lo que habíamos luchado durante
nuestro noviazgo o quizás por saber que todas las locuras valieron la pena.

Caminaba poco a poco haciendo lo posible para no tropezarme con los zapatos
y el vestido pues pude confirmar que ese era el mayor miedo de la novia mien-
tras caminaba lentamente frente a todo el mundo.

Cuando llegué hacia el altar sonreí inmensamente al ver su rostro. Muchas ve-
ces pensé que cuando estuviese allí con él no podría soportar los nervios y pa-
saría vergüenza. Pero realmente todo fue diferente, pues apenas lo vi a los ojos
sentí una paz interior.
Pero…
Mis sentimientos cambiaron totalmente cuando voltee a ver a todas las perso-
nas de pie sonrientes por nosotros.
Estaba allí totalmente en Shock mientras notaba como mis manos y pies comen-
zaban a temblar, entre tanta gente pude notar una figura totalmente conocida
que vestía un traje negro y una corbata gris que se acercaba entre la gente.

44
Mis ojos comenzaron a llenarse rápidamente de lágrimas, no sé en qué momen-
to solté el ramo de flores, solo tenía una mano sobre mi boca. No podía dejar de
llorar y sollozar mientras te observaba allí de pie cruzado de brazos mientras
sonreías sin parar.

Dios… había deseado tantas veces ver nuevamente tu sonrisa, verte de pie, no
sabes cuánto había soñado con estar junto a ti en este día. En ese mismo mo-
mento recordé todo desde un principio, recordé el día en que sentados en un
parque te decía que no me fueras a soltar porque tenía miedo de caerme, tú me
decías que nunca me ibas a soltar, que me ibas a acompañar todo el camino,
pero fue mentira porque a la mitad del camino me soltaste y fue donde me di
cuenta que ya sabía montar bicicleta, también recordé cuando me fuiste a dejar
la primera vez en la escuela, yo te rogaba que te quedaras, que me daba miedo
quedarme sola y tú me decías que teníamos que afrontar nuestros miedos para
lograr ser alguien grande en la vida, como estaba tan pequeña no entendía tus
frases, también recuerdo cuando me llegaste con una princesa el día de mis
cumpleaños, la muñeca no era de las mejores porque era lo mejor que podías
conseguir por el precio, pero yo me sentía la niña más feliz por tener un juguete
para jugar, por mi cabeza pasaron los mejores momentos que habíamos com-
partidos y el momento más bello que paso por mi cabeza fue cuando sentados
en el andén de la casa me contabas la primera palabra que dije, me contabas
con tanta felicidad y orgullo, te había dicho papá…

El sol comenzó a entras por los dos grandes ventanales de la iglesia y las per-
sonas comenzaron asentarse mientras tú te quedabas allí de pie aun observán-
dome, sabía perfectamente que se acercaba la hora de irte, pero agradecía
enormemente que te tomaras un tiempo de aquel viaje que estabas haciendo
desde aquel horrible día que te hizo salir de tu cuerpo dejándote en coma… pa-
ra venir a verme vestida de novia como siempre dijiste que lo harías.

Sabía perfectamente que tu viaje ya había terminado y que realmente ya era ho-
ra de irte al paraíso a descansar. Mientras poco a poco te veía desaparecer te
agradecía por tanto…

Me diste la vida, fuiste el primer amor de mi vida y siempre lo seguirás siendo,


pase lo que pase siempre te recordare, te amare y tendré la esperanza de que
nos volveremos a ver. Te prometo que cada vez que sonría te recordare, gracias
por quedarte a mi lado hasta que te diste cuenta que la persona con la que me
casaría cuidaría bien de mí y jamás me haría daño.
45
Las cosas no fueron como realmente me hubiese gustado, ya sabes: desperta-
ras y vivieras, vieras a tus nietos nacer y siguiéramos sonriendo juntos. Pero el
solo saber de qué tú mismo y tú cuerpo aquel día me dieron la señal de que
querías irte a un mejor lugar para por fin descansar, me hacía sentirme bien
conmigo misma porque te había quitado tu sufrimiento. También había olvidado
que poco a poco el cuerpo se va deteriorando, que por la falta de movimiento tu
organismo comenzaría a fallar y eso te traería problemas…

Aquella noche cuando me di cuenta de que algo estaba mal, él y yo hicimos to-
do lo posible para que te quedaras con nosotros, pero debido a que no teníamos
los artefactos pata poder que tu corazón siguiera latiendo después de que se
detuviera repentinamente, comenzamos a llorar y a darnos cuenta de que real-
mente antes de poder hacer algo te nos había ido de las manos, tu corazón y
cuerpo no pudieron soportar el deterioro de tanto tiempo que estuvo tu cuerpo
en reposo.

Allí fue cuando me di cuenta de que sentía realmente un doctor cuando un pa-
ciente se le iba de las manos luego de tantas esperanzas y cuidados, la diferen-
cia era que me dolería horriblemente perderte, me dolía tanto y sabía perfecta-
mente que cuando fuese doctora me dolería ver perder a mis pacientes, porque
siempre te vería en ellos…

Pero luego de llorar prácticamente hasta las tres de la mañana sin querer apa-
gar tu respirador que ya no trasmitía absolutamente nada, sentí que había sido
lo mejor para ti. Ahora eras libre y tu cuerpo ya podía descansar de tantos ca-
bles y maquinas. Poco a poco y con mucho dolor juntos apagamos tu respirador
artificial. Dándonos cuenta que ahora solo nos quedaba tu cuerpo cosas que ja-
más sentí mientras estabas conectado, porque sentía que no solo estaba tu
cuerpo sino que sentía que había vida, pero ahora sabía que realmente te ha-
bías ido del cuerpo, de la habitación y de mi lado…

Gracias por estar conmigo en este día tan especial cuando pensé que estaría
con todos menos contigo que eres la otra mitad de mi corazón.

Te amo papá…
Simón Smitch. Murió de un paro cardiaco dos días antes de la boda de su hija,
jamás despertó de coma ni mostro ningún signo de mejoría durante su estancia
46
en el hospital. Simón solo tenía una hija que era Jean, se había separado de su
esposa cuando Jean tenía 10 años, pero nunca dejo de visitarla y responder por
ella. Siempre estuvo con ella en sus momento más felices y cuando ella lo nece-
sitaba, siempre la protegió de todo mal o cosa que le hiciera daño y lo demostró
el día que la salvo a ella y a la niña de los residuos de la granada… Jean desde
el día de su muerte lo recuerda como un héroe.

La familia de Jean mejoraron su situación económica, no se habían vueltos ri-


cos, pero estaban estables y su mamá ya no tenía que matarse planchando o
barriendo casas, ya tenía un mejor trabajo.

Dos años más tarde Jean logró graduarse de doctora con honores. Es una de
las mejores doctoras del hospital público San Vicente y es conocida mayormen-
te por dar esperanza a quien ya la cree perdida.

Dedicada al mejor padre RT.

47

También podría gustarte