Está en la página 1de 11

Folio:

Seudónimo: Ani G.

Título del cuento: Una historia que contar.

Vertiente: Cuentos para Don Quijote

Categoría: Estudiantes de Educación Media Superior


Hola, mi nombre es Alice y tengo una duda; vagando por la infinidad de ideas que

ocurren en mi mente trato de entender en que consiste realmente ser libre, al vivir

bajo una rutina es difícil pensar que en ella puedas encontrar la libertad y estoy

siendo muy honesta si digo que esto es tan tedioso el ver que he perdido la

capacidad de asombro, he dejado de vivir para solo existir, viviendo en lo banal y

lo superficial; todo me irrita y estoy ansiosa de terminar el día aunque sé que

realmente el día acaba conmigo. Pero, ¿qué caso tiene? Si al final del día me siento

triste y vacía. No encuentro razón alguna, solo estoy existiendo bajo la luz del

desequilibrio; no encuentro la manera de salir, de huir de aquí; quisiera dejarlo todo para

ir en busca de aquella duda, para buscarle un remedio a esta incógnita que se apodera

de mi día y noche. Decidida estaba cuando recordé que… hay cosas esperando por mí,

tengo cosas pendientes, alguien espera por mí, pero ¿cómo resuelvo esta duda? ¿cómo

hago para encontrar la paz? Esto comienza a dejarme sin cabeza, o me encierra en ella,

no logro distinguir.

Temo que he perdido la cabeza, nadando entre la multitud de ideas de mi mente; me

cuestiono que es lo que realmente me ocurre ¿Será que simplemente estamos

destinados a morir?

Existen días en los que digo ¿Realmente esto está valiendo la pena? Todo lo que hago

¿valdrá la pena? ¿estará sirviendo de algo? O ¿Si estoy haciendo algo?

Por ejemplo; hoy, me desperté; me encargue de alistar las cosas necesarias para ir a

trabajar, y todo esto a las 5:20 de la mañana, para después conducir a un trabajo el cual
no me gusta ni me disgusta, simplemente me brinda lo necesario para existir una semana

más, la gente de este lugar realmente no me genera nada, ni gusto ni disgusto, y aunque

los veo vestidos en sus ropas coloridas y bien combinada para venir a la oficina, los

imagino como aquellas animaciones que he vistió en mi teléfono donde simplemente se

aprecia en ellos una cara de sufrimiento y a la vez resignación a que es lo único que

queda por hacer, y aunque sus vestiduras sean coloridas en sus rostros no se aprecian

y es una pesadilla pero lo que más me aterra es que hoy fui a la baño de la oficina y al

mirar mi reflejo en el espejo miraba lo que tanto he observado en los demás, me he

convertido en lo que tanto temía….

Al volver a casa y alimentar de nuevo a mi gato, me preparé un café y lo bebí mientras

terminaba algunas cosas que me quedaron pendientes es la oficina, al terminar me di

cuenta que ya era demasiado tarde, así que tomé un baño con agua tibia y preparé algo

de cenar para mí y mi gato, fui a la cama y me quedé dormida; al día siguiente la rutina

fue la misma, para no quedarme más tiempo en la oficina decidí terminar el trabajo en

casa para evitar estar en la calle a altas horas de la noche, al volver extrañé un poco a

mi gato, pero decidí no darle mucha importancia ya que ese gato blanco siempre va y

viene a las pocas horas. Y como era de esperarse al terminar mis cuentas pendientes el

gato entraba por la ventana, se talló en mis piernas y se fue a recostar sobre mi cama;

era hora de terminar con mi tan “maravillosa” rutina, me duché y fui a la cama.

El resto de los días del mes no cambiaron mucho, a diferencia de los domingos, mis días

de descanso los cuales utilizaba para dormir un poco más de lo usual, y realizar mis

labores domésticas acompañada de aquel gato blanco. Llegando las 5:30 pm, recuerdo

escuchar ruido y gritos provenientes de la calle, lo cual era inusual ya que mi calle siempre
había sido muy tranquila. Al pasar los minutos escuché que llamaron a la puerta mientras

el bullicio desaparecía un poco, al atender a la puerta un pequeño grupo de niños estaban

al otro lado de mi puerta diciendo amablemente “Disculpe, podría pasarnos el balón que

cayó en su patio”. Al sentirme un poco aturdida por el suceso, ascendí con la cabeza y

me dirigí lentamente al patio, al tomar el balón y girar mientras veía a ese reducido grupo

de infantes en mi había un sentimiento indescriptible, es decir, no sabía lo que era. Y al

poner el balón sobre las manos de aquel niño, y escuchar la emoción del resto del grupo

y ver sus rostros llenos de emoción para lo que parecía tan innecesario para ellos lo era

todo, y justo antes de cerrar la puerta alcance a escuchar una baja voz un tanto aguda la

cual decía, “Tenemos una vecina muy amable”

Esto detono en mí algo, algo que tenía tiempo sin sentir. Será que mis nuevos pequeños

vecinos me hicieron sentir esa felicidad tan extraña que no podía comprender.

Al paso de un poco tiempo, salí del shock y me crucé con mi realidad de nuevo, se estaba

haciendo tarde y aún tenía cosas que preparar para el día siguiente; me apresuré y fui a

la cama donde aquel gato blanco que se encargaba de llenar mis sabanas de pelos me

esperaba. Al paso de la noche el suceso de la tarde mi quitaba el sueño, y yo solo

pensaba en aquel comentario que resultaba tan nuevo para mí, aunque conocía la

palabra y su significado jamás la había visto asociada a mí.

Al día siguiente desperté y volví a mi rutina, la cual continuo así toda la semana, hasta

llegar al domingo nuevamente, donde esto ocurrió de nuevo, ese extraño sentimiento

volvió a mí, pero ahora en diferente presentación.


Al dirigirme a mi auto, y conducir despacio por la calle al mirar hacia mi izquierda pude

observar a los niños del domingo pasado, saludándome. Mientras alcancé a escuchar a

aquella voz aguda de la vez pasada decir, “Mira, mamá, es la vecina amable del otro día”

Al escuchar esto seguí conduciendo desconcertada hacia la tienda en donde compraría

comida para el gato blanco, al volver a la casa y conducir de nuevo por mi calle, alcancé

a ver a la nueva vecina de hace rato saludarme, confundida devolví el saludo.

Entré en mi casa y alimenté al gato, dejé todo listo para iniciar una semana nueva.

Por la mañana siguiente al llegar mi hora de almuerzo tuve el impulso de querer salir de

mi oficina y al ver como tantas cosas en mi rutina habían cambiado, me decidí a ir por un

café a un lugar a unas pocas manzanas de mi oficina, justo antes de entrar logré ver a la

niña de la voz aguda en la escuela primaria de la zona, siendo molestada por unos niños

que se apreciaban más grandes que ella, al notar esto me acerque con la intención de

ahuyentarlos, y mi cometido tuvo éxito, al notar que la pequeña ahora estaba a salvo me

dirigí de nuevo a mi destino. Pero ahora caminaba con un nuevo sentimiento, un

sentimiento de tranquilidad por haber intervenido, pero aún sabía que esto no tendría un

efecto duradero, ya que no estaría siempre cerca de ella, y no está de más decir que ni

siquiera sabía su nombre. Después de meditar en esto mire el reloj sobre mi muñeca y

apresurada me dirigí al trabajo, ya que no me di cuenta de todo el tiempo que pase

disociando.

Al volver a casa me di cuenta de que no tenía mucho trabajo pendiente por lo cual no

sabía que más hacer, así que puse alimento sobre el plato de aquel gato blanco, tomé
una ducha y leí un libro, el cual me hizo recordar mi adolescencia, puesto que ese libro

solía ser mi favorito; el leer un par de páginas me trajo muchos recuerdos y nostalgia a

la vez. Al terminar de leer pensé en mi familia y el tiempo que llegamos a compartir, pero

no fue suficiente para querer hablar con ellos, así que simplemente fui a dormir.

Al día siguiente me desperté como siempre a la misma hora, me aliste para salir a la

oficina y justo antes de irme estaba por llenar el plato del gato, pero esté seguía lleno, no

me cuestione nada simplemente seguí mi rumbo. A la hora de volver descansé un poco

y terminé un trabajo pendiente. A la hora de la cena tomé un café y me dirigí a ducharme,

pero antes de eso saltó a mi vista que el plato de aquel gato continuaba lleno, pero

simplemente pasé de largo, diciendo a mí misma –Tal vez no tiene hambre. Seguido de

esto fui a la cama a dormir.

Al día siguiente todo siguió igual, el gato continuaba sin aparecer, pero no me preocupe

mucho. Si no fue hasta llegar al sábado cuando al volver de hacer las compras, me senté

a la mesa continuar con algunas cuentas pendientes; y fue hasta ese momento en que

en mi algo comenzó a suceder, extrañaba a ese gato y que fuera a pegarse en mis piernas

mientras yo hacía home office, este sentimiento continuo cuando al ir a la cama está

estaba fría, pues el gato blanco no estaba en ella para calentarla. Este fue un detonante

para mi mente y sin saber qué hacer, inundada por la desesperación salí en medio de la

oscuridad de la noche en busca de Snow, mi gatito; el que con tanto amor mi madre me

regaló cuando comencé a vivir sola, para que el me acompañara y no extrañara tanto mi

casa.

Al no obtener respuesta del paradero de mi gato volví a mi casa, hecha un mar de

lágrimas. A la mañana siguiente no me sentía con ganas de vestirme o de hacer comida,


pero al llegar el medio día el hambre fue quien me obligo a despertarme, ya que no había

otro motivante para hacerlo. Sin ganas de nada, me dirigí a mi auto, aún con mi pijama

puesta, para ir por un café y unas galletas que serían mi almuerzo del día, al estar en la

tienda justo antes de pagar el joven cajero me dijo cuando era la suma de mis compras

y me pregunto si ese día no compraría alimento para mi gato, pues era la costumbre de

cada domingo, con un nudo en la garganta me negué, pagué y subí a mi auto de regreso

a mi casa. Justo al llegar noté como la niña de la voz aguda, me saludaba con la mano

alzada mientras con la otra sostenía a quien parecía ser Snow, al momento en que lo

miré me detuve un tanto brusco, frente a su banqueta, sus padres al notar esto salieron

a saludarme, después de un breve saludo comenté las intenciones de mi llegada, y ellos

muy atentos explicaron que la pequeña Susan lo encontró con la calle justo después de

casi ser atropellado. La pequeña de la voz aguda, es decir Susan, puso al pequeño Snow

sobre mis manos mientras su aguda voz decía –Lo salvé, igual que tú me salvaste a mí”.

Esto retumbó en cada parte de mi cerebro y corazón. Mientras sus padres agradecían

aquel acto de mi hacia la pequeña Susan me invitaron a convivir con ellos por la tarde,

justo cuando estaba por negarme ya que tenía trabajo al día siguiente, miré la sonrisa de

oreja a oreja que tenía la pequeña Susan sobre su rostro por lo que me sentí obligada a

ir. Al llegar la tarde, al terminar de alistarme justo cuando estaba por ir rumbo a casa de

los vecinos, mire a Snow y sus grandes ojos azules me convencieron de llamar a mi

madre, a la cual tenía tiempo sin hablarle por la infinidad de excusas que pudieras

escuchar, llena de miedo, pero decidida a hacerlo, la llamé y después de varios timbres

y pensar que no obtendría respuesta escuche su linda voz decir –Hola hija, ¿cómo estás?

No pude evitar caer en llanto y decir con una voz quebrada que lo sentía, que sentía

haberla dejado sola tanto tiempo; mientras su dulce voz decía, -No llores hija, te perdonó
y entiendo cómo te sientes, pero también entiendo tu situación. Después de una pequeña

charla limpié mis lágrimas, tomé a Snow sobre mis manos y juntos nos dirigimos a casa

de Santiago y Vivian, los padres de la pequeña Susan y sus hermanos, después de una

linda y amena tarde me dirigí a mi casa. Pero ahora con una sonrisa en mi rostro, lo cual

era extraño.

Al día siguiente, volví al trabajo, y la semana fue igual a las anteriores. Pero al llegar el

sábado, mi madre llamó, y al contestar ella simplemente me hizo una invitación a comer

a su casa, lo cual me pareció un buen gesto y lo agradecí y fui a su casa. Al volver a casa

estaba tan feliz que me sentía con unas inmensas ganas de regresar lo más pronto

posible.

Al día siguiente, noté lo triste que mi patio se veía, y me decidí a arreglar lo más posible;

limpié, barrí y fui a comprar unas lindas flores que más tarde mi padre me explicaría por

llamada como plantarlas y como mantenerlas vivas, fue algo muy lindo.

Al siguiente fin de semana después de mucho trabajo y compras mi patio parecía uno

nuevo. Me sentí tan orgullosa de mi esfuerzo que quería compartirlo, así que invité a la

familia de Vivian y Santiago a pasar la tarde. Ellos aceptaron y yo estaba sorprendida de

todo lo que estaba pasando. Realmente me sentía bien después de mucho tiempo.

Al paso de los días me di cuenta de lo interesantes que son mis compañeros de trabajo,

había olvidado que ellos también tenían vidas y decidí preguntarles a los más cercanos

a mi sobre ellos, claro de una manera respetuosa, y aunque a ellos esto los sacó de

quicio, ya que no era algo usual en nuestro ambiente laboral, al parecer resulto muy

entretenido, y al paso de los días formamos amistad, resultaba que el cumpleaños de un


compañero estaba cerca y al ver esto nos pusimos de acuerdo para festejarlo; las cosas

empezaban a cambiar para bien, todo pintaba diferente, tanto que sus vestiduras y rostros

demostraban los verdaderos colores de los que antes no lograba darme cuenta. Las

cosas se sentían diferentes y eso me gustaba.

Al paso del tiempo con mis nuevos amigos y las nuevas experiencias que estaba

experimentando, meditaba en mi vida y en lo que quería que fuera mi futuro. Sin duda mi

vida había cambiado a 180° y era un sentimiento nuevo y sumamente agradable.

El miedo es un sentimiento paralizante, este pavor estremecedor, esta emoción me

mantuvo estancada en innumerables situaciones, pero tras este conjunto de actividades

y sucesos que han alterado mi rumbo, me he dado cuenta de lo complejo y difícil que se

torna el intentar salir de sentimientos agobiantes como este, pero me aplaudo el poder

haber decidido deja esto de lado; me he dado cuenta que mi mente tiene demasiado

poder, y yo tengo el poder de hacer que él influya en mi de una manera positiva o

negativa, algo que me ayudo (aparte de mis relaciones interpersonales) es aprender que

yo soy quien elijo como ver el mundo, en mis manos están mis emociones y

pensamientos, no hay nadie que tenga control sobre mí y mis sentimientos, he aprendido

a ser una responsable, responsable de mí, responsable de mis emociones y también a

ser imperturbable, que pienso que esto me ha ayudado a mantener la calma ante

cualquier situación, y me siento lista, lista para comenzar a ver la vida llena de color y

emociones aunque estas sean placenteras o no, ya que he notado que son solo cosas
pasajeras y en mí está el poder de vivir la vida de manera en que a mí me guste y en que

no dañe a nadie más ni a mí, de nuevo.

Agradezco la serie de eventos que me ayudaron a ver todo, a ver lo que se considera

bueno y malo, y no agobiarme o al menos no tanto. Este nuevo comienzo se siente bien;

espero que mi historia te ayude y puedas recuperar la paz dentro de la agonía, puedas

volver a ver colores como yo, he recuperado mi luz y a su vez el mundo también; y espero

que dentro de tu rutina encuentres la luz de nuevo, que la tranquilidad vuelva a ti y aunque

sé que es frustrante es importante que aprende a ver lo lindo de día a día, el poder que

tu mente tiene es impresionante.

Comentarios de los textos leídos:

Destinado al Éxito, Dante Gebel: Este libro trata acerca de cómo alcanzar el éxito ante

las diversas situaciones que la vida te va poniendo.

Alicia en el país de las maravillas, Lewis Caroll:

Este libro es uno de mis favoritos, lo leo cuando quiero desestresarme y divagar por mi

imaginación, ya que su trama es fantasiosa.

Veinte mil leguas de viaje submarino, Julio Verne

En lo personal Julio Verne es de los escritores que más disfruto leer, por ejemplo; en este

libro él relata una búsqueda expedida por el fondo de el océano en busca de criaturas

asombrosas y me gusta ya que me hace imaginar y visualizar cada escenario que planta

ante cada situación.


Los cinco lenguajes del amor, Gary Chapman

Admiro mucho este libro, puesto que trata temas sobre las relaciones emocionales que

mantenemos las personas, y esto es muy útil ya que nos hace ampliar nuestro

conocimiento acerca de el pensamiento humano y sus emociones.

El diario de Ana Frank, Ana Frank

Este libro me parece impresionante, con él puedo ver y sentir empatía hacia las

situaciones que la protagonista vivió, es muy difícil pensar todo lo que sufrió.

También podría gustarte