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Consigna N° 6: El barroco. Desarrollos metodológicos.

Alumna: Parajón, Melisa


Profesorado en Letras

En esta indagación les proponemos la lectura del artículo de Mabel


Moraña “Hacia una caracterización del Barroco de Indias” localizado en la
Biblioteca Cervantes.

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/viaje-al-silencio-
exploraciones-del-discurso-barroco--0/html/e5b96feb-bf21-4bd2-be1c-
9389af0cb0ba_53.html#I_4_

Del Lado A: Anotar cinco marcas que considere fundamentales al


momento de identificar la cultura del barroco en diálogo con la ciudad
letrada.

Partiendo de lo leído y analizado en los capítulos II y III de La Ciudad


Letrada de Ángel Rama y de la bibliografía aportada por la Dra. Perilli se
puede exponer que las ciudades americanas desde sus fundaciones han
tenido una función civilizatoria y han sido el asiento de la delegación de
poderes, permitiendo que se lleve adelante el sistema ordenado de la
monarquía absoluta y se facilite la jerarquización y concentración del
poder. A estos efectos fue necesaria la conformación de un grupo social
especializado, conscientes de ejercer un alto ministerio, equiparado a la
clase sacerdotal. Esta “ciudad letrada” se ubicaba en el centro de las
ciudades y componía el anillo protector del poder y ejecutor de sus
órdenes, cumplían la función de burócratas: eran religiosos,
administradores, profesionales, escritores, y en todos los casos manejaban
la pluma.
En el caso de la literatura, los productores eran al mismo tiempo
consumidores, en un circuito doblemente cerrado: nacía del poder y volvía
a él laudatoriamente.
La elite dirigente tenía como función intelectual servir al proyecto
imperial. Según análisis marxistas, estos intelectuales fueron meros
ejecutantes de los mandatos de las instituciones, perdiendo de vista su
función de productores, como conciencias que elaboran mensajes,
diseñadores de modelos culturales, destinados a la conformación de
ideologías públicas.
Su supremacía se debe a que conocen los mecanismos
institucionalizadores del poder, es decir, sirven al poder y también son
dueños del poder.
La ciudad letrada articuló su relación con el poder a través de leyes,
reglamentos, cédulas, propaganda, ideologización; al mismo tiempo que
los utilizó para justificarlo. Hay una distancia entre la letra rígida y la fluida
palabra hablada, por ende, la ciudad escrituraria corresponde a una
estricta minoría. Este exclusivismo provoca una reverencia por la escritura
dando lugar a su sacralización. El encumbramiento de la escritura
consolidó en la sociedad latinoamericana dos lenguas:
- Lengua familiar: caracterizada por ser libre, identificada con la
ignorancia y barbarismo. Correspondía a la plebe regional. De evolución
contante y de escasos registros.
- Lengua pública o formal: caracterizada por ser rígida, con dificultad
para evolucionar y por una generalizada unidad de funcionamiento.
Impregnada por la norma cortesana procedente de la península (formas
expresivas barrocas).
La ciudad escrituraria estaba rodeada por dos anillos, enemigos en lo
lingüístico y social:
- Anillo urbano: más cercano, compartía la misma lengua. Plebe
formada por criollos, extranjeros, libertos, y mestizos. No se identificaban
con indios ni negros esclavos.
- Anillo exterior: rodeaba al anillo urbano, ocupaba suburbios, el
campo haciendas y pequeñas aldeas. Usaban lenguas africanas e
indígenas.
Partiendo de esto, la propiedad y la lengua delimitaban a la clase
dirigente. El uso de la lengua acrisolaba una jerarquía, daba prueba de una
preminencia y establecía un cerco defensivo respecto a un entorno hostil
e inferior. La actitud defensiva en torno a la lengua intensificó la adhesión
a la norma (peninsular) impartida por la corte.
Atendiendo lo anteriormente expuesto, podemos poner en diálogo
marcas fundamentales al momento de identificar a la cultura del Barroco,
ya que esta se consolida y desarrolla sus producciones en la Ciudad
Letrada, quien utiliza la norma cultural de la metrópolis para producir
literaturas admiradas en las zonas marginales.
1). Contexto de la centuria del Barroco (mediados Siglo XVI y Siglo
XVII): Periodo de honda crisis social con patentes efectos de malestar y
más o menos declarada disconformidad, situación de ruina y caída de la
monarquía que han quedado más o menos ocultos. Las indias españolas
estuvieron mucho menos aisladas del mundo cambiante y del
pensamiento europeo de lo que se cree.
En este contexto, la mayoría indígena había perdido su pasado
histórico, los elementos mestizos no habían hecho historia alguna y la
minoría europea podía tener un papel activo en el proceso histórico, lo
cual era una gestión restringida por la política reaccionaria de la madre
patria. Para recibir mercedes es esta sociedad hermética el criollo se vio
obligado a solapar su amargo resentimiento con adulación hipócrita, a los
miembros de la clase más privilegiada: los españoles nacidos en Europa.
2). Características generales del Barroco Hispanoamericano:
- la cultura barroca es un pragmatismo de base más o menos
inductiva ordenada por la prudencia, la cual tiene un papel predominante,
ya que, por debajo de sus desmesuras y exageraciones, su aspecto de
cultura de desorden responde a un sentido, que está regulado y
gobernado. Representa una disciplina y una organización en la parte más
cultivada y también en los bajos niveles de formación cultural.
- Economía dirigida al servicio de un imperialismo.
- Ciencia tal vez peligrosa, pero contenida en manos de sabios
prudentes.
- Religión rica en tipos heterogéneos de creyentes reunidos en una
misma Iglesia.
- Una literatura, una crítica y una historia literaria dependientes y
culturalmente diferenciadas de los modelos metropolitanos.
- Es un paradigma cultural, formalizado y cultivado de espaldas a la
realidad social de la colonia (máscaras de la represión barrocas).
- Se identifican acciones como sediciones, protestas, revueltas
extremas, tendencia a la oposición, revolución.
3). Uso político del mensaje artístico y sus formas: consecuencia de su
estructura social y económica, en el discurso barroco se conjugaron los
símbolos todos para fundar una escritura autónoma: palabras, jeroglíficos,
empresas, apólogos, en un enunciado complejo dentro de un despliegue
teatral que apela a la pintura, la escultura, la música, los bailes. Es un
mundo de contrates extremos, de magnificencia arrogante y de miseria
sin esperanza, de indulgencia carnal y de ascetismo estático, donde la vida
no era algo real, sino un drama, una tragedia representada en el
proscenio, un espectáculo para ser contemplado. Los poetas actúan sobre
la opinión pública, la hacen y deshacen, bajo la influencia o el mandato de
los gobernantes. Hay una tendencia a trocar el contenido por la forma, la
vida por el detalle, otorgar nuevas sensaciones a los dogmas, sustituir la
sutileza del pensamiento por la sutileza del lenguaje.
4). Formas ideológicas emergentes: en el Barroco hispanoamericano
ocurre el fenómeno del reverso, por el cual los sectores dominados en
determinado momento de la historia comienzan a activarse hasta generar
respuestas sociales diferenciadas, lo cual constituye un proceso de difícil
lectura. El Barroco corresponde históricamente con el proceso de
emergencia de la conciencia criolla en los centros virreinales desde donde
se establecían los nexos económicos, políticos y culturales con el poder
imperial. El sector criollo se convirtió en un importante grupo de presión
que se afianza progresivamente en su riqueza, prestigio y poder político.
Aunque no consiguen los objetivos de autonomía administrativa y
predominio políticoeconómico, el creciente protagonismo del grupo
amenaza el ideal del Imperio como grupo unificado. Su avance generó el
desarrollo de la conciencia social de ese grupo.
Por un lado, el código barroco sirve como vehículo para cantar la
integración al sistema dominante, lograda o anhelada. En otros casos, el
modelo barroco provee las formas y tópicos que, utilizados por la
intelectualidad virreinal, denuncian la colonia como una sociedad
disciplinaria y represiva. Se tolera la ascensión criolla, por otra parte,
inevitable, al mismo tiempo, intenta controlarla como parte orgánica del
proyecto imperial, enajenándola de su realidad cotidiana a través de
rituales y las máscaras del poder.
Los intelectuales utilizan el lenguaje imperial no sólo para hablar por sí
mismos, sino de sí mismos, de sus proyectos, expectativas y frustraciones.
El concepto de “patria” aparece casi siempre en contextos donde sirve
como elemento diferenciador con respecto a la indiferencia arrogante de
los europeos y para identificar un proyecto cultural que no se extendía
mucho más allá de los límites reivindicativos del sector criollo ni
descartaba todavía la matriz española.
La conceptualización y la retórica barroca, que en la Península
legitimaban un sistema de poder que comenzaba a resquebrajarse, sirven
en América al proceso creciente de consolidación de formas de conciencia
social de la oligarquía criolla, que tiene en un buen sector del grupo
letrado a sus “intelectuales orgánicos”.
5). Reelaboración del Barroco de Indias: el Barroco hispanoamericano
redimensiona procedimientos, tópicos y métodos de estructuración
discursiva, de acuerdo con el proyecto cultural del intelectual criollo,
según sea su articulación dentro de la totalidad social del virreinato. Deja
sus huellas en la literatura expresada en diferentes vertientes:
- La asimilación del cartesianismo, interiorizado como instrumento
poco visible de racionalización y punto de apoyo para la construcción del
ser social, junto con nociones de independencia y subjetividad.
- Utilización de ciertos tópicos, como el tópico del viaje, por ejemplo,
que adquiere el sentido de una recuperación critico-satírica del espacio
marginal.
- Utilización del yo en el discurso literario del periodo. En Infortunios
de Alonzo Ramirez (1690) de Sigüenza y Góngora, el auto hace aparecer su
propio nombre en boca de su personaje, para canalizar a través suyo, ante
el Virrey, un reclamo personal.
En Sor Juana Inés de la Cruz el discurso autobiográfico se integra en la
prosa epistolar como una prefiguración de la identidad social y de la
alteridad represiva del interlocutor. En ella convergen una actualización
precisa del código barroco y una conciencia aguda de la marginalidad, de
profunda vigencia en nuestros días.
El producto cultural del Barroco de Indias resultante es dependiente de
sus fuentes, pero original en sí mismo y expresa las condiciones reales de
producción cultural y la ubicación social del productor. Además, se pone al
servicio de otros intereses políticosociales.

Del Lado B: El último apartado del texto de Moraña instala un punto


de fuga: “Hacia la constitución del sujeto social hispanoamericano”.
Ubique la modulación de la marginalidad criolla en algunas de las citas
del libro de Carlos de Sigüenza y Góngora, Alboroto y motín de los indios
en México que compartimos en el powerpoint sobre la ciudad barroca.

En las citas del libro de Carlos de Sigüenza y Góngora, Alboroto y motín


de los indios en México, la modulación de la marginalidad se refleja en
varios aspectos. Uno de ellos es la marcada presencia del yo en el
discurso, un sujeto discursivo que tiene conocimientos de la realidad
novohispana en general, que observa y está presente en los conflictos
particulares a los que hace referencia la carta, con la intención de
legitimar lo expresado al remitente, por ejemplo: “esté muy cierto de que
o tengo razón del fundamento con que se hizo o que me hallé presente”,
“conque acertando el que no hay medios que me tiñan las especies de lo
que cuidadosamente he visto y aquí diré, desde luego me prometo, aún
de los que de nada se pagan y lo censuran todo, el que dará asenso a mis
palabras por muy verídicas”. Otro aspecto de la marginalidad es la
construcción de un nosotros, que se identifica con las personas que
integran el poder imperial y se distingue de lo más bajo de la plebe, los
indios sediciosos: “Halládonse muchísimos cantarillos y ollitas que olían a
pulque, y mayor número de muñecos o figurillas de barro y de españoles y
todas atravesadas con cuchillos y lanzas que formaron del mismo barro o
con señales de sangre en los cuellos como degollados […] Preguntáronme
uno y otro príncipe que qué era aquello; respondí ser prueba real de lo
que en extremo nos aborrecen los indios y muestra de lo que desean con
ansia a los españoles”.
Sigüenza a través de juicios de valor, critica fervientemente a los indios
“borrachos” y a la “infame plebe” por haber causado la alteración de la
paz y tranquilidad que gozaba el sector criollo y la elite de españoles,
beneficiarios de las ventajas económicas y sociales que el régimen les
brindaba.
La construcción de un nosotros a favor del poder colonial y desde una
perspectiva oficialista y unos otros irracional y plebeyo, da cuenta de las
relaciones dinámicas que se forjan en torno al poder y simboliza una
incipiente conciencia criolla. Al apropiarse de los códigos expresivos
dominantes y utilizarlos estratégicamente, el criollo intelectual como
Sigüenza va adquiriendo conocimiento moderno y subjetividad que le
permitirá esa relevancia social y política con la que afirmará su identidad
criolla.

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