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Un oasis de descanso y bendición

Emmer Chacón

¿Alguna vez se ha sentido usted agobiado por la gran cantidad de compromisos que tiene
y el poco tiempo del que dispone para ellos? Si ese es su caso, usted no está solo. Nuestra
sociedad tiende a sobrecargarnos de actividades y quehaceres: el trabajo, los compromisos
sociales y los planes y proyectos personales dejan muy poco tiempo disponible para el hogar y la
familia. ¿Cómo reaccionar ante esta realidad? Nuestra sociedad no acepta fácilmente discursos,
pero sí podría estar atenta a hechos y ejemplos, por lo que en estas breves líneas dirigiremos
nuestra atención a las Sagradas Escrituras y al ejemplo que allí encontramos: cómo disfrutar de
un oasis en el tiempo; un oasis de descanso y bendición.

Volvamos al principio

En el libro de los orígenes, el Génesis, encontramos un relato en el que Dios mismo nos
da un ejemplo a seguir y al hacerlo, nos invita a experimentar por nosotros mismos las
bendiciones del oasis semanal que supone el sábado. hacer una prueba por nosotros mismos.
Leamos: «El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados. El séptimo día
terminó Dios lo que había hecho, y descansó. Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día
sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación» (Génesis 2: 1-3).

Si regresamos al primer capítulo notaremos allí a un Dios muy ocupado, que de sol a sol
se dedica a crear, ordenar y embellecer nuestro mundo. De hecho, el Génesis presenta que Dios
creó de forma organizada: en los tres primeros días Dios organiza tres ambientes y en los
siguientes tres días se dedica a habitarlos,1

Las lumbreras: sol, luna y las estrellas


1 Cielos y tierra (1: 3-5) 4
(1: 14-19)

2 Los cielos y los mares (1: 6-8) 5 Aves y criaturas marinas (1: 20-23)

La tierra y su vegetación (1: 9- Animales terrestres y el hombre (1: 24-


3 6
13) 31)

7. El sábado, día de descanso y bendición (2: 1-3)

Los seis primeros días presentan una secuencia y un ritmo de actividad continua y
ordenada. Cada uno de los tres primeros días tiene un paralelo y un complemento; pero el
séptimo día no tiene paralelo y está fuera de la secuencia. El relato del séptimo día rompe el
ritmo. ¿Por qué? Génesis 2: 1-3 introduce una idea nueva y la repite: dos veces se dice que Dios
«terminó» y luego añade que ese día «descansó». Esta es una estrategia poética para resaltar y
enfatizar una idea a través de la repetición. Allí vemos a Dios cesando de su labor creadora,
introduciendo una pausa. Al final de la creación Dios «vio que todo lo que había hecho estaba
muy bien» (Génesis 1: 31), pero a pesar de que todo había quedado bien, Dios decide descansar.
Esto nos dice que para Dios hay algo más allá de la tarea creadora. Algo más allá de la labor más
satisfactoria. Por mucho que Dios haya disfrutado su trabajo al crear este mundo, decide hacer
una pausa. A partir de Génesis 2: 1 en el escenario solo está Dios, contemplando su creación,
satisfecho. No hay otros elementos presentes, solo él.2 Dios descansa en la plenitud de su labor.
Todo lo que ha hecho es bueno en gran manera. Es evidente que Dios ha quedado satisfecho. De
allí que Dios «descansó» el primer sábado no porque estuviera cansado, sino porque había
quedado satisfecho.

Una bendición para usted y su familia

La primera oración de Génesis 2: 3 nos informa que Dios añadió dos elementos más al
séptimo día: lo bendijo y lo santificó. Dios colocó una bendición sobre este día y lo declaró
sagrado, santo. Este día ha quedado eternamente apartado para Dios y para los objetivos que él
tiene en mente. Dios «regaló» el sábado a Adán y Eva para que lo disfrutasen en compañía de su
Creador. Es un día dedicado a Dios en familia. Quizás por eso Dios se da a la tarea de realizar
todo un ritual: «bendijo Dios el día séptimo y lo santificó» (Génesis 2: 3, RV95). Hay tres
elementos que distinguen al sábado de los otros seis. Dios realizó tres acciones con este día que
no hizo con ninguno de los anteriores: «descansó», «lo bendijo» y «lo santificó». Al descansar,
Dios sirve de ejemplo de lo que él espera que hagamos durante el sábado. Al bendecir el día Dios
establece que todo aquel que siga el ejemplo de Dios y descanse en el sábado recibirá también
una bendición. Y al santificarlo lo «aparta» para un uso especial: la comunión entre el Creador y
sus criaturas y entre nosotros mismos como familia.

Hace unas líneas expresé que Dios quedó satisfecho de su obra al final de la semana.
Cuando usted llega al final de una semana y mira atrás, ¿Se siente satisfecho de lo que ha
logrado? Si usted se parece a mí estoy seguro de que no ve en su semana de trabajos los motivos
suficientes para sentirse pleno y satisfecho. ¡Y es precisamente por eso por lo que necesitamos el
sábado! Al seguir el ejemplo de Dios nos damos cuenta de que él no nos invita a descansar en la
plenitud y satisfacción de nuestras labores sino en las suyas. Dios nos invita a descansar con
nuestra familia en su presencia. Nos invita a disfrutar de lo que él ha hecho y hace en la creación,
en la naturaleza y la labor que desea y puede hacer en nosotros, en nuestra familia y en nuestro
prójimo. Es la presencia de Dios en este día lo que imparte la bendición y hace de ese tiempo un
espacio sagrado y santo.

Cuando Dios terminó de crear el mundo experimentó armonía, orden y belleza. Cada
sábado él anhela traer a nuestra vida en familia armonía, orden y belleza. Esto traerá paz y
satisfacción, no necesariamente en nuestros logros sino en los logros de Dios en nuestra vida y en
nuestras familias. Esto colocará en orden nuestras prioridades, nuestros asuntos personales y
nuestro trabajo ya no será la mayor prioridad, sino un medio para obtener los recursos que nos
servirán para la adquisición de bienes y servicios.

El sábado es un día de armonía en nuestras relaciones con nosotros mismos, con Dios,
con la familia, con nuestro prójimo, con la sociedad que nos rodea y el medio ambiente, que en
última instancia le pertenece a Dios. Orden y armonía, dos grandes necesidades personales y
colectivas de nuestra sociedad y nuestros tiempos.

Así que cuando esta semana llegue a su fin, le invito, apreciado lector, a seguir el
ejemplo de Dios y descansar en este próximo sábado. No es un día más de los siete. Dios bendijo
este día para diferenciarlo de los otros seis. Dios descansó en el sábado, lo bendijo y lo santificó.
El sábado cuenta con la bendición de la presencia de Dios y es esa presencia divina lo que nos
permite disfrutar de esta bendición. ¿Le gustaría seguir el ejemplo de Dios y disfrutar del
próximo sábado?

1
Jacques B. Doukhan, Seventh – Day Adventist International Bible Commentary: Genesis (Nampa,
Idaho: Pacific Press, 2016), p. 67.
2
Mathilde Frey, «The Sabbath in the Pentateuch: an Exegetical and Theological Study» (Tesis
doctoral, Universidad Andrews, Berrien Springs, Míchigan: 2011), p. 33.

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