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El Hombre y La Cultura. Rafaela.2019
El Hombre y La Cultura. Rafaela.2019
Módulo I
El Mundo Clásico
Introducción General
Por último el mundo Posmoderno, en el cual veremos algunas líneas que lo distinguen
de la modernidad. El problema con el mundo posmoderno, es que no podemos hacer un
juicio terminante, pues la cercanía en el tiempo no nos permite y es necesario la
disolución del mismo.
Nota aclaratoria
4
Vide. Para Persona, Aquino, Tomás: Suma Teológica, I, q.29 a.3. y para sujeto y subjetividad Lacan, J.,
El Seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Buenos Aires, 1992
El Hombre y la Cultura.
5
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 3, Madrid 1871, p.248
6
Tylor, Edward Burnett , La Cultura Primitiva. Trad. Marcial Suarez. Ed. Ayuso. Madrid. 1977. p.19
7
Chaparro, Máximo y Nuñez, Raúl: .El hombre y la cultura, Santa Fe, Editora Del Litoral, 1985.
valor; el desarrollo científico y tecnológico de una Nación tiene una relevancia que no
lo tiene el boxeo o el fútbol, por ejemplo.
La cultura no solo es producto de individuos aislados y solitarios sino que más
bien es una “creación colectiva” realizada por los pueblos. Dentro de estas “creaciones
colectivas” pueden distinguirse diversos ámbitos (moral, ciencias, artes, instituciones de
diverso tipo, etc.) pero no son ámbitos cerrados en sí mismos, sino que se comunican
con todos los demás al punto de poseer una unidad estructural cuya base es un sistema
de ideas o cosmovisión.
Es sabido que ninguna “unidad cultural” es eterna; por el contrario, está
circunscripta en el espacio y el tiempo y abierta a los influjos de otras “unidades
culturales distintas”
Una primera aproximación a lo que es la Cultura puede obtenerse si se la
relaciona con el concepto de naturaleza. Una observación atenta de la realidad
circundante nos lleva a distinguir dos tipos de seres: aquellos que son por naturaleza, es
decir los seres que no son hechos o conformados por el hombre y aquellos que son por
cultura, es decir los seres que son creados o configurados por el hombre.
En el primer caso tenemos los minerales, las plantas, los animales; es verdad que
el hombre puede introducir variantes, puede manipular las leyes que los regulan, pero
nada más; siguen siendo seres naturales, originados en la naturaleza y regulados por sus
leyes.
De lo dicho se desprende una primera aproximación del concepto que
analizamos: cultura es todo lo que el hombre realiza, conforma y crea; a su vez;
naturaleza es todo lo que existe sin que el hombre intervenga.
Y si ahora preguntásemos: ¿qué es el hombre?, ¿es un ser natural o un ser
cultural? Veríamos que la respuesta no es tan fácil.
Sin entrar en los graves problemas filosóficos aquí implicados, podemos
observar cómo el ser humano es simultáneamente naturaleza e historia, es decir cultura.
La pregunta que nos podemos hacer aquí es la siguiente: ¿qué es natural y que es
cultural en la persona humana?
Dicho sea de paso es un tema siempre vigente y polémico. Vemos en la
actualidad la cantidad de discusiones y/o confrontaciones que se presentan en nuestra
sociedad.
Pues las transformaciones que realiza el hombre en sí mismo y en las cosas
persiguen fines y constituyen una plasmación de valores. La Verdad, la Belleza y el
El Espíritu Griego.
El espíritu griego, o helénico, o también denominado clásico, es quien ha dado
origen a la civilización de occidente. Este origen no es algo que ha quedado en el
pasado, sino que lo podemos hallar a lo largo de la historia de occidente, incluidos
naturalmente nosotros, latinoamericanos y argentinos.
Este espíritu griego se desarrolla aproximadamente desde los siglos X A. de C.
hasta el siglo VI de la era cristiana. Estos 16 siglos de existencia no deben inducirnos a
engaño, pues el espíritu logró madurez y realizó sus grandes obras dentro de los siglos
VI hasta el III antes de nuestra era.
La edad Homérica: constituye el primer período de la historia helénica y se
extiende desde el 1200 hasta el 700 aproximadamente, antes de Cristo. En estos siglos
se forja la raza griega y se sientan las bases de las etapas futuras.
Hacia el 1500 se inicia la invasión de los helenos a la península balcánica del
Mar Mediterráneo, situado a igual distancia de Asia y África, y en una posición
geográfica que permite la comunicación con los diversos pueblos civilizados de la
época.
Esta invasión fue llevada a cabo por cuatro tribus: aqueos, jonios, dorios y eolios
que según la tradición, descienden de “Heleno” (un ser equivalente al Noé de la Biblia,
que también salva al hombre de un gran diluvio) Sólo después del 1200 se producen las
grandes invasiones dorias que logran el predominio y fusionan las tribus. Perviven dos
tipos dominantes: los dorios, que son toscos, robustos, belicosos, habitantes de las
8
Vide: Jaeger Werner: Paideia: los ideales de la cultura griega, Fondo De Cultura Económica México,
2007; Freely, John: El mundo de Homero. Una guía de viaje por la Ilíada y la Odisea Editorial Crítica,
Barcelona, 2015; Manguel, Alberto: El Legado De Homero. Ed. El Debate. Barcelona. 2017
En el campo del Arte griego no es descriptivo de las cosas como son en realidad,
sino que por el contrario, plasma en la materia lo que debe ser, es decir, la perfección
ideal. Por ejemplo: es escultor plasma en el mármol o en el bronce al Hombre armónico,
es decir, a lo que aspira ser cada hombre. Por otro parte, el arte griego está cargado de
humanismo, es como una glorificación del hombre como el ser más digno del cosmos
material.
9
Aristóteles; Metafísica, Libro I, cap I. Según la versión de Patricio de Azcárate
10
Chaparro, Máximo y Nuñez, Raúl: .El hombre y la cultura, Op.Cit., p.23
Hombre.
El hombre percibe el poder del pensamiento, su capacidad sin límites. No es
que el hombre anterior o de otras culturas no haya percibido y valorado el
pensamiento como una de sus características distintivas. Pero lo que sucede
en la Grecia de estos siglos es algo distinto se cae en la cuenta que el
pensamiento está sujeto a leyes, que si se respetan estas leyes se puede
descifrar el enigma de las cosas, incluso las más lejanas e invisibles. Se
descubre en una palabra, la armonía entre el pensamiento y las cosas, como si
fueran dos semicírculos que encajan perfectamente el uno en el otro. Con el
pensamiento se puede recorrer el tiempo y el espacio y penetrar hasta la
esencia de lo real.
Pero el hombre no es pura razón. El gran Platón, en la República, nos dice que
hay tres partes del alma humana: una que desea, otra que razona y la tercera el thymos (
ánimo)
Pero podemos decir que hay algunos que tienen sed y no quieren beber.
- S í, a menudo y mucha gente. _
- ¿Y qué cabría decir acerca de ella? ¿No será que en su alma hay algo que la
insta a beber y que hay también algo que se opone, algo distinto a lo primero
y que prevalece sobre aquello?
– Así me parece a mí también.
- Pues bien, lo que se opone a tales cosas es generado cada vez que se genera,
por el razonamiento, mientras que los impulsos e ímpetus sobrevienen por
obra de las afecciones y de las enfermedades.
- Parece que sí.
- Pues no sería infundadamente que las juzgaríamos como dos cosas distintas
entre sí. ---- Aquella por la cual el alma razona la denominaremos
11
Chaparro, Máximo y Nuñez, Raúl: .El hombre y la cultura, Op.Cit., p.25
12
Aristóteles aplicó la voz Qewrei=n, Qewri/a a la operación de la ciencia que observa e indaga.
(Aristóteles. Analíticos posteriores )
'raciocinio', mientras que aquella por la que el alma ama, tiene hambre y sed
y es excitada por todos los demás apetitos es la irracional y apetitiva, amiga
de algunas satisfacciones sensuales y de los placeres en general.
[…]
-Tengamos, pues, por de limitadas estas dos especies que habitan en el alma.
En cuanto al ánimo, aquello por lo cual nos enardecemos ¿es una tercera
especie, o bien es semejante por naturaleza a alguna de las otras dos?
-Tal vez sea semejante a la apetitiva.
[…]
-Por el contrario, en el caso de alguien que se considere víctima de injusticia,
su ánimo hierve en él, se irrita y combate por lo que tiene por justo, y sufre
hambre, frío y padecimientos similares, soportando los hasta que triunfe, no
cesando en su nobles propósitos hasta que los cumple por completo, o bien
hasta que perece o se calma al ser llamado por la razón como el perro por su
pastor.
- En tiendes muy bien lo que quiero decir. Pero ¿no habrá que considerar algo
más?
- ¿Qué cosa? –
Que lo que se manifiesta respecto al ánimo es lo contrario de lo que creíamos
hace un momento. Pues entonces creíamos que era algo apetitivo, mientras
que ahora, muy lejos de eso, debemos decir que en el conflicto interior del
alma, toma sus armas en favor de la razón.
_Enteramente de acuerdo. _ ¿Y es algo distinto de la razón, o bien es una
especie racional, de modo que en el alma no habría tres especies sino dos, la
racional y la apetitiva? O bien, así como en el Estado había tres géneros que
lo componían, el de los negociantes, el de los auxiliares y el de los
consejeros, ¿del m ismo modo habría en el alma una tercera especie, el
ánimo, que vendría a ser como el auxiliar de la naturaleza racional, salvo que
se corrompiera por obra de una mala instrucción?
13
- Forzosamente seria una tercera especie.
13
Platón: La República, 438-439. Trad. Eggers Lan ,Conrado Gredos, Madrid, 1986. pp.233-235.
14
Aristóteles: Política. I, 2, 1253a 10; VII, 12, 1332b 4. Trad. Manuela García Valdés, Gredos ,Madrid,
1970
15
Aristóteles; Metafísica. I, 1, 980a 27- 981a 3. Trad. Yebra V. García, Gredos, Madrid, 1970
Es claro que los hombres superan a los animales al poseer razonamiento, ciencia
y técnica, apoyándose en su experiencia, la cual surge de la memoria, conservadora de
las sensaciones.
En otro lugar afirma Aristóteles que “el Hombre es el único animal capaz de
deliberación”16 Llama deliberación (ßούλeυsις) al razonamiento previo a la elección
práctica. Por consecuente se trata precisamente de la aplicación de la razón a la acción:
el hombre es el único animal que obra guiándose por la razón.
17
En el De Anima las facultades distintivas del hombre que lo separan de los
otros seres son nombradas como “facultad discursiva” (tὸ dιaνοηtικόν), “intelecto”
(νοῦς) y “razonamiento” (λογιsµὸς).
Creemos que la más enfatizada de las definiciones de ser humano es la que
afirma al hombre como “animal político”, en el sentido de que le es propio y natural el
asociarse y constituir la ciudad, la polis: “la ciudad es una de las cosas naturales y el
hombre es por naturaleza un animal político”. Esto significa precisamente que la
inteligencia y la racionalidad del hombre, en cuanto constitutivas de su esencia, son lo
que fundamenta la vida política y la existencia de la comunidad política.
La razón por la cual el hombre es, más que la abeja o cualquier animal
gregario, un animal político es evidente: la naturaleza, como solemos decir,
no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra. La
voz es signo del dolor y del placer, y por eso la tienen también los demás
animales, pues su naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y de placer
y significársela unos a otros; pero la palabra es para manifestar lo
conveniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto, y es exclusivo del hombre,
frente a los demás animales, el tener, él sólo, el sentido del bien y del mal, de
lo justo y de lo injusto, etc., y la comunidad de estas cosas es lo que
18
constituye la casa y la ciudad.
Divinidad
En la religiosidad griega nos encontramos por un lado con la religiosidad
popular, es esencialmente mítica. El mito no es una leyenda o falsa imaginería que la
ciencia según la visión del positivismo del siglo XIX se encargará de destruir. El mito
es modo de acceder a la realidad, en cuestiones primordiales. Por ej: la imagen de Eros
(amor) en cuya base está la experiencia de que la vida nace del amor, por ello el amor
16
Aristóteles: Historia de los Animales I, 1, 488b 24ss. Trad. Díaz Regañón López, José, Gredos.
Madrid. 2008
17
Aristóteles: De Anima. II, 3, 414b 16-19; 415a 7-12. Trad. Pajares, Alberto Bernabé, Gredos, 1978.
18
Aristóteles: Política, Op.Cit., I, 2, 1253a 7ss.
19
Aristóteles: Metafísica, Op.Cit., XII 7, 1072 b 14 s.s
20
Aristóteles: Política, OP.Cit. VII ( IV) 1323 b 22-24; 1325 b 25 s.s
Conclusión
LECTURA
Antígona
Simone Weil21
21
Este artículo fue publicado originalmente por Simone Weil en una revista dirigida a obreros (Entre
nous, chronique de Rosieres, Rosieres, 16 de mayo de 1936). Con él quiso dar comienzo a un antiguo
proyecto suyo: hacer accesible a las masas populares las grandes obras de la filosofía griega. La
traducción castellana, de María Eugenia Valentié, fue publicada en: S. Weil, La fuente griega, Editorial
Sudamericana, Buenos Aires 1961, pp 59-64
Su tío se convierte en rey. Decide que los dos cadáveres no serán tratados
de la misma manera. Uno de los hermanos ha muerto por defender su patria: su
cadáver será enterrado con todos los honores convenientes. El otro ha muerto
atacando a su propio país: su cuerpo será abandonado sobre la tierra, dejado como
presa para las bestias y los cuervos. Hay que saber que para los griegos no había peor
desgracia ni peor humillación que ser tratado de esa manera después de muerto. El
rey comunica su decisión a los ciudadanos y hace saber que quienquiera intente
sepultar el cadáver maldito será condenado a muerte.
Los dos hermanos muertos han dejado dos hermanas que son todavía jovencitas.
Una de ellas, Ismena, es una criatura dulce y tímida, como hay tantas. La otra,
Antígona, tiene un corazón amante y un valor heroico. No puede soportar el
pensamiento de que el cuerpo de su hermano sea tratado de esa manera vergonzosa.
Entre los dos deberes de fidelidad, la fidelidad a su hermano vencido y la fidelidad a su
patria victoriosa, no vacila un instante. Rehúsa abandonar a su hermano, ese hermano
cuya memoria es maldecida por el pueblo y el Estado. Decide enterrar el cadáver a pesar
de la prohibición del rey y de la amenaza de muerte.
El drama comienza con un diálogo entre Antígona y su hermana Ismena.
Antígona quisiera que Ismena la ayudara. Ismena está espantada; su carácter la inclina
más a la obediencia que a la rebelión.
Rayo de sol,
traes a Tebas la luz más hermosa.
Por fin te has mostrado,
ojo del dorado día .. .
Un diálogo se establece entre ellos. Él juzga todo desde el punto de vista del
Estado; ella se coloca siempre en otro punto de vista, que le parece superior. Él recuerda
que los dos hermanos no han muerto en las mismas condiciones:
- Uno atacaba su patria, el otro la defendía.
¿Hay que tratar de la misma manera al honesto y al culpable?
- ¿Quién sabe si esas distinciones son válidas entre los muertos?
- Un enemigo, aunque está muerto no se convierte por eso en amigo.
- No he nacido para compartir el odio sino el amor.
Llega Ismena; ahora quisiera compartir la suerte de su hermana, morir con ella.
Antígona no lo permite y trata de calmarla:
El rey hace llevar a las dos muchachas. Pero su hijo, que es el novio de
Antígona, viene a interceder ante él por la que ama. El rey no ve en este acto más que
un nuevo atentado contra su autoridad. Es preso sobre todo de una violenta cólera
cuando el joven se permite decirle que el pueblo tiene piedad de Antígona. El debate
pronto se transforma en querella. El rey exclama:
¿Acaso no me corresponde a mí solo gobernar este país?
No hay ciudad que sea cosa de un solo hombre.
¿Entonces la ciudad no pertenece al jefe?
Podrías muy bien, en ese sentido, reinar sobre un país desierto.
En ese momento aparece Antígona, conducida por el rey. La tiene de las manos,
la arrastra a la muerte. No la matarán, pues los griegos creían que traía mala suerte
derramar la sangre de una doncella; pero será peor. La enterrarán viva. La meterán en
una caverna y tapiarán la caverna, para que agonice allí lentamente en las tinieblas,
hambrienta y asfixiada. No tiene ya más que unos pocos instantes. En el momento en
que se encuentra en el umbral mismo de la muerte y de una muerte tan atroz, la altivez
que la sostenía se quiebra. Llora.
Volved los ojos hacia mí, ciudadanos de mi patria,
recorro mi último camino.
Veo los últimos rayos de sol,
Jamás veré otros.
No escucha ninguna buena palabra. Los que allí se encuentran se guardan muy
bien, en presencia del rey, de darle muestras de simpatía; se limitan a recordarle
fríamente que mejor hubiera hecho en no desobedecer. El rey, con el tono más brutal, le
ordena que se apure. Pero ella no puede resolverse todavía al silencio:
Bibliografía
Aquino, Tomás: Suma Teológica. Ed Bac. Madrid.2018
Aristóteles: De Anima. Trad. Pajares, Alberto Bernabé, Gredos, 1978.
Aristóteles: Historia de los Animales .Trad. Díaz Regañón López, José, Gredos.
Madrid. 2008
Aristóteles; Metafísica, Libro I, cap I. Según la versión de Patricio de Azcárate
Aristóteles: Política. Trad. Manuela García Valdés, Gredos ,Madrid, 1970
Chaparro, Máximo: América Latina, liberación y filosofía, Ed. Univ. Simón
Bolivar. Ecuador. 1992.
Chaparro, Máximo y Nuñez, Raúl: .El hombre y la cultura, Santa Fe, Editora
Del Litoral, 1985.
Freely, John: El mundo de Homero. Una guía de viaje por la Ilíada y la Odisea
Editorial Crítica, Barcelona, 2015
Jaeger Werner: Paideia: los ideales de la cultura griega, Fondo De Cultura
Económica México, 2007
Manguel, Alberto: El Legado De Homero. Ed. El Debate. Barcelona. 2017
Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Buenos Aires, 1992
Ortega y Gasset, Jóse: Misión de la Universidad, Ed.Raúl J.A.Palma, Buenos
Aires, 2001,
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 3, Madrid 1871.
Platón: La República, 438-439. Trad. Eggers Lan,Conrado, Gredos, Madrid,
1986.
Tylor, Edward Burnett , La Cultura Primitiva. Trad. Marcial Suarez. Ed. Ayuso.
Madrid. 1977.
Weil S, La fuente griega, Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1961.
Módulo II
El Mundo Patrístico-Medieval
22
Eliot, T.S: Select Essay, 1917-1933, Nueva York, Faber & Faber, 1931, p.218
La aparición de Judeo-Cristianismo
Dicha concepción surge en base a otros principios, contradictoria con la
concepción greco-romana: Inmanencia-Trascendencia; lo Divino y un Dios personal y
creador. Recordemos que para el judeo cristianismo el mundo no se funda en el Ser
necesariamente eterno, sino en un acto libre de la voluntad de Dios. El mundo no tiene
carácter de Naturaleza (Physis) sino de Historia, con un comienzo y un fin.
23
Papa Benedicto XVI: Carta Encíclica Spe Salvi; 2-6, 2007
a ti mismo) en un camino para conocer el alma como imagen de Dios y de alguna forma
el conocimiento de Dios, mediante el conocimiento de sí mismo.
De la Academia al Monasterio
En el año 529 de nuestra era, la Academia platónica cierra, luego de permanecer
novecientos años bajo el mismo nombre. Ese mismo año, Benito funda en Montecasino,
el primer monasterio benedictino. Estos acontecimientos manifiestan un elemento de
gran significación: el desplazamiento del centro cultural desde la Academia platónica en
Atenas hacia el monasterio benedictino de Montecasino. Dicha fundación coloca las
bases de uno de los elementos más importante para la nueva civilización.
Bajo la regla Ora et Labora, Benito promovía a la vez, la vida religiosa, y
espiritual, el trabajo manual, el cultivo de la ciencias, las artes y literatura de la
antigüedad, así como la tarea evangelizadora. Distintos monasterio fueron imitando la
labor de Montecasino. Estos monjes estaban entregados a la vida a la vez misionera y
cultural, dado que contribuyeron con la formación de bibliotecas, con copistas en sus
monasterios, dedicados a la conservación y trasmisión del legado de la antigüedad
clásica y de los Padres fundadores. En la abadía de Fléury, por ejemplo, figuraban el
Timeo de Platón, la Lógica de Aristóteles, Boecio, Vigilio, entre tantos otros.
Instancia Patrístico-Medieval
Con el cristianismo, la historia da un giro copernicano. Los Padres de la Iglesia
hablan de la Revelación de Dios en su Creación. Dios penetra en la Historia, habla y
actúa. El punto de partida de la cultura cristiana no es el hombre en cuanto su
naturaleza, sino el hombre debilitado por el pecado y sanado y elevado a la gracia
sobrenatural.
Una obra de perfeccionamiento humano, pues la gracia no destruye la naturaleza
humana, sino que la sana y la eleva al orden divino. Es decir que el humanismo tiene
por centro de perfección del hombre en su dimensión sobrenatural.
En el libro del Génesis 1,3: Haya luz, y hubo luz, Dios crea por la palabra; hizo
que fuera lo que antes no era. Él hace que el mundo sea. En Él está el fundamento sobre
el que se apoya toda la existencia. El paso de los entes a las creaturas.
Razón y Fe
La narración de las Escrituras no contiene un mensaje científico- natural, sino un
mansaje religioso basado en la autoridad de Dios y la Revelación. Tanto los profetas
como Jesucristo, no necesitan mostrar sus afirmaciones con argumentos racionales.
Afirman con la autoridad que les confiere quien les ha enseñado. Por lo tanto el
asentimiento a lo que la inteligencia cree, permanece libre. Mientras que en el
conocimiento racional filosófico o científico, la inteligencia humana asiente
necesariamente, por demostración o intuición.
La Fe sobrenatural:
[…] Ahora bien, el acto de la fe, como ya hemos dicho (q.2 a.1 ad
3; a.2 y 9), es creer, y es, por lo mismo, acto del entendimiento determinado
al asentimiento del objeto por el imperio de la voluntad. El acto, pues, de fe
está en relación tanto con el objeto de la voluntad —el bien y el fin-como con
el objeto del entendimiento, la verdad. Además, por ser virtud teologal, como
también hemos expuesto (1-2 q.62 a.3), tiene la misma realidad por objeto y
24
Aquino, Tomás: Suma teológica - Parte I a - Cuestión 45, Art 1.
por fin. Es, pues, necesario que entre el objeto y el fin de la fe haya mutua
correspondencia proporcional.
Ahora bien, el objeto de la fe lo constituyen, como hemos expuesto (q.1
a.1 y 4), la Verdad primera, en cuanto no vista, y las verdades a las que
asentimos por ella. Según eso, la Verdad primera debe relacionarse con la fe
como fin bajo el aspecto de una realidad no vista, y esto viene a parar en la
razón formal de algo esperado, a tenor de las palabras del Apóstol en Rom
8,25: Esperar lo que no vemos. Efectivamente, ver una verdad equivale a
poseerla, pues nadie espera lo que ya tiene, y el objeto de la esperanza es lo
que no se tiene, como hemos probado (1-2 q.67 a.4).
25
De Anquín, Nimio: Revista Arkhé, Año 2, fascículo primero, Córdoba, 1965
La comprensión de Dios
Como herencia del judaísmo, el cristianismo afirma la unidad trascendencia
de Dios. A diferencia de otros pueblos y culturas, Israel mantuvo siempre
esta concepción: el Dios de Israel no es un dios local o nacional, que entra en
competencia con otras divinidades que da garantía última y la identidad
radical a la respectiva comunidad. Dios es el ser absoluto, la absoluta
sabiduría y poder, la absoluta bondad y misericordia, la absoluta justicia y
verdad. Frente a El nada existe por sí y en sí, y existe exclusivamente por su
poder creador y sustentador.
Mientras que para los griegos y los romanos, lo divino era como el trasfondo
de la Naturaleza, para los israelitas primero y para los cristianos luego, Dios
radícalmente el "Otro", distinto a la naturaleza y infinitamente inaccesible a
la simple razón humana, aun cuando ésta pueda llegar a conocer su
existencia. Dios es el misterio absoluto, al que el hombre puede abrirse por la
fe en el mensaje de la Revelación cuya plenitud es Jesucristo28
26
Chaparro, Máximo y Nuñez, Raúl: .El hombre y…, Op.Cit., p.48
27
Boethius. Severinus: Liber De Persona Et Duabus Naturis Contra Eutychen Et Nestorium. Documenta
Catholica Omnia , p1343, Caput III, en www.documentacatholicaomnia.eu
28
Chaparro, Máximo y Nuñez, Raúl: .El hombre y…, Op.Cit., p.48
Creador- creatura
29
Ibidem, p.49
Eternidad y Tiempo
Con el judeocristianismo el tiempo tiene un comienzo, un centro y un fin. En
ésta visión, hay acontecimientos centrales que establecen los límites y contornos
temporales.
[…] a las cosmogonías y a los mitos de la religiones de las filosofías antiguas
[…] una concepción cíclica y estática del tiempo, los sustituye el
cristianismo, que se funda en datos históricos indisolublemente ligados a
ciertos hechos sobrenaturales contingentes, con la conciencia de estos datos y
trabajando sobre ellos, por una visión del mundo que es esencialmente
30
De Anquín, Nimio: Ente y Ser, Ed. Gredos. Madrid. 1962, pp.160-161. Sugerimos la lectura completa
del capítulo IX que se titula: Ser, Nada y Creación en la Edad Media.
Trascendencia e Inmanencia
La trascendencia subyace en la conciencia creacionista: la existencia de un orden
separado y distinto del mundo, que no dependen de la inmanencia. La paradoja es que el
descubrimiento de la trascendencia implica el hallazgo de la inmanencia. Todo lo
creado adquiere consistencia metafísica propia, realidad propia, independiente de lo
31
Chevalier, J.: Historia del pensamiento, Ed. Aguilar, Madrid, 1967,p.132
divino, a diferencia de los griegos que la realidad de los entes se resuelve en la realidad
del Ser/Physis.
Tomás de Aquino.
Nace en el castillo de Roccaseca (Italia) el año 1225. Hijo de los condes de
Aquino recibe la primera educación religiosa y científica en la abadía de Montecasino,
para pasar después a la universidad de Nápoles.. A los diecinueve años ingresa en la
Orden de Predicadores. Termina sus estudios en París y Colonia, bajo la guía de
Fray Alberto Magno, quien le convence de la necesidad de profundizar en Aristóteles, el
filósofo de la razón, la razón es don de Dios y a él debe ordenarse.
A los treinta y dos años Tomás de Aquino es maestro de la cátedra de teología
de París. En Tomás, la Palabra de Dios en la Escritura tiene la primacía sobre las otras
ciencias, y hace de la oración la fuente más fecunda de sus investigaciones. Mientras
permanece en París, Tomás y los hermanos Predicadores elaboran en comunidad
filosofía y teología, para después hacerla presente en la universidad. Escribe muchas
obras que destacan por su profundidad, admirando a maestros y estudiantes por la
claridad, la distinción, la sutileza y la verdad con que procedía en la explicación de
tantas y tan distintas materias, como son de ver en los cuatro grandes libros que escribió
sobre el Maestro de las Sentencias. En estos años dio de sí tales muestras arguyendo,
discutiendo y respondiendo que, según el sentir de la universidad, sólo Dios podía dar
tanto ingenio, y así era en verdad. Por toda Europa volaba su fama, llevada por los que
de todas partes iban a estudiar a la Sorbona y luego regresaban a sus tierras cantando la
sabiduría del maestro.
Después de París, impartiría docencia en Roma y en Nápoles, dejando entre
otras muchas obras la Suma Teológica.
Santo Tomás de Aquino murió en la abadía de Fossanova el día siete de marzo
de 1274 cuando iba de camino al concilio de Lyon.
Su pensamiento
La clave de bóveda de toda posible interpretación de Dios, el hombre y el
Mundo es el Principio de Revelación. Por la fe se accede a la Revelación, la cual es el
punto de partida de una nueva ciencia, la Teología. Tal vez sorprende que la sea
calificada de ciencia. Pero, según éste modelo, es un saber riguroso por principios o
causas; lo que la diferencia con la Filosofía y las demás Ciencias es el punto de partida.
La geometría de Euclides, por ejemplo, lo tiene en sus definiciones y principios
axiomáticos que son indemostrables, la teología en la Palabra Revelada.
La realidad no depende del ser humano, ni la inteligencia construye la verdad
desde sí.
El pensar es esencialmente interrogante, herencia del mundo helénico. La forma
más eminente es la ciencia.
Existen tantas preguntas como objeto de conocimiento. La razón estriba en
que la ciencia es un conocimiento adquirido por demostración. Luego la
demostración sólo nos conduce al conocimiento de aquello que era
anteriormente desconocido […] Estás preguntas pueden reducirse a las cuatro
siguientes: ¿Es así?, ¿Por qué es así?, ¿Esto es?, ¿Qué cosa es?32
32
Tomas, De Aquino, In post., Analytica, c,1 y 2, Lect.1
33
Vide: Gilson, E: La Filosofía de la Edad Media, Gredos, Madrid, 1952
Guillermo de Ockham
Conclusiones:
El universo no es divino sino obra de Dios y por esta razón existe y es perfecto
(es un "cosmos" inteligible).
La recta comprensión de la naturaleza lleva al hombre naturalmente al
conocimiento de Dios y al dominio de la misma según los preceptos divinos.
El universo físico material no agota la obra de la creación, ya que por encima de
el se eleva la escala de seres puramente espirituales (los ángeles).
Todos los seres de la creación estan vinculados por finalidades, pero los entes
materiales es tan en razón de los espirituales y éstos en relación con Dios.
34
Ockham, Guillermo: Suma de Lógica, Editorial Norma, Colombia, 1994, pp. 65-67
Las ciencias con sus métodos escrudiñan el qué y el cómo. Existe una jerarquía
de saberes.
Se abre la posibilidad de la tecnociencia, con Nicolás Copérnico, por ejemplo.
LECTURA
Agustín de Hipona CONFESIONES
Traducción: Ángel Custodio Vega Rodríguez
LIBRO DÉCIMO
CAPÍTULO I
Que yo te conozca, conocedor mío, que yo te conozca como tú me conoces,
Virtud de mi alma, entra en ella y ajústala a ti, para que la tengas y poseas sin mancha ni
arruga. Esta es mi esperanza, por eso hablo; y en esta esperanza me gozo cuando mi
alegría es sana. Las demás cosas de esta vida, tanto menos se han de llorar cuanto más
se las llora, y tanto más se han de llorar cuanto menos se las llora. He aquí que amaste la
verdad, porque el que obra la verdad viene a la luz4. Yo la quiero obrar en mi corazón,
delante de ti por esta mi confesión y delante de muchos testigos por este mi escrito.
CAPÍTULO V
Tú eres, Señor, el que me juzgas; porque, aunque nadie de los hombres sabe las
cosas interiores del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él, con todo hay
algo en el hombre que ignora aun el mismo espíritu que habita en él; pero tú, Señor,
sabes todas sus cosas, porque le has hecho. También yo, aunque en tu presencia me
desprecie y tenga por tierra y ceniza, sé algo de ti que ignoro de mí. Y ciertamente ahora
te vemos, por espejo en enigmas, no cara a cara, y así, mientras peregrino fuera de ti, me
soy más presente a mí que a ti. Con todo, sé que tú no puedes ser de ningún modo
violado, en tanto que no sé a qué tentaciones puedo yo resistir y a cuáles no puedo,
estando solamente mi esperanza en que eres fiel y no permitirás que seamos tentados
por encima de nuestras fuerzas; antes, con la tentación das también el modo de poder
soportarla. Confiese, pues, lo que sé de mí; confiese también lo que de mí ignoro;
porque lo que sé de mí lo sé porque tú me iluminas, y lo que de mí ignoro no lo sabré
hasta tanto que mis tinieblas se conviertan en mediodía ante tu presencia.
CAPÍTULO VII
¿Qué amo, pues, cuando yo amo a mi Dios? ¿Y quién es él sino el que está
sobre la cabeza de mi alma? Por mi alma misma subiré, pues, a él. Trascenderé esta
energía mía por la que estoy unido al cuerpo y llena su organismo de vida, pues no
CAPÍTULO VIII
Trascenderé, pues, aun esta energía de mi naturaleza, ascendiendo gradualmente
hacia mi creador. Y entro en los campos y anchos palacios de la memoria, donde están
los tesoros de innumerables imágenes de toda clase de cosas acarreadas por los sentidos.
Allí se halla escondido cuanto pensamos, ya aumentando, ya disminuyendo, ya variando
de cualquier modo las cosas adquiridas por los sentidos, y todo cuanto se le ha
encomendado y se halla allí depositado y no ha sido aún absorbido y sepultado por el
olvido. Cuando estoy allí pido que se me presente lo que quiero, y algunas cosas se
presentan al momento; pero otras hay que buscarlas con más tiempo y como sacarlas de
unos receptáculos abstrusos; otras, en cambio, irrumpen en tropel, y cuando uno desea y
busca otra cosa se ponen en medio, como diciendo: «¿No seremos nosotras?». Y las
espanto yo del haz de mi memoria con la mano del corazón, hasta que se esclarece lo
que quiero y salta a mi vista de su escondrijo. Otras cosas hay que fácilmente y por su
orden riguroso se presentan, según son llamadas, y ceden su lugar a las que les siguen, y
cediéndolo son depositadas, para salir cuando de nuevo se deseare. Lo cual sucede
puntualmente cuando narro alguna cosa de memoria
Allí se hallan también guardadas de modo distinto y por sus géneros todas las
cosas que entraron por su propia puerta, como la luz, los colores y las formas de los
cuerpos, por la vista; por el oído, toda clase de sonidos; y todos los olores por la puerta
de la nariz; y todos los sabores por la de la boca; y por el sentido del tacto que se
extiende por todo el cuerpo, lo duro y lo blando, lo caliente y lo frío, lo suave y lo
áspero, lo pesado y lo ligero, ya sea extrínseco, ya intrínseco al cuerpo. Todas estas
cosas recibe, para recordarlas cuando fuere menester y volver sobre ellas, el gran
Ni son las mismas cosas las que entran, sino las imágenes de las cosas sentidas,
las cuales quedan allí a disposición del pensamiento que las recuerda. Pero ¿quién podrá
decir cómo fueron formadas estas imágenes, aunque sea claro por qué sentidos fueron
captadas y escondidas en el interior? Porque, cuando estoy en silencio y en tinieblas, me
represento, si quiero, los colores, y distingo el blanco del negro, y todos los demás que
quiero, sin que me salgan al encuentro los sonidos, ni me perturben lo que, extraído por
los ojos, entonces considero, no obstante que ellos [los sonidos] estén allí, y como
colocados aparte, permanezcan latentes. Porque también a ellos les llamo, si me place, y
al punto se me presentan, y con la lengua inmóvil y callada la garganta canto cuanto
quiero, sin que las imágenes de los colores que se hallan allí se interpongan ni
interrumpan mientras se revisa el tesoro que entró por los oídos.
Del mismo modo recuerdo, según me place, las demás cosas aportadas y
acumuladas por los otros sentidos, y así, sin oler nada, distingo el aroma de los lirios del
de las violetas; y, sin gustar ni tocar cosa sino sólo con el recuerdo, prefiero la miel al
arrope [almíbar] y lo suave a lo áspero.
Mucha admiración me causa esto y me llena de estupor. Viajan los hombres por
admirar las alturas de los montes, y las ingentes olas del mar, y las anchurosas
corrientes de los ríos, y la inmensidad del océano, y el giro de los astros, y se olvidan de
sí mismos 8, ni se admiran de que todas estas cosas, que al nombrarlas no las veo con
los ojos, no podría nombrarlas si interiormente no viese en mi memoria los montes, y
las olas, y los ríos, y los astros, percibidos ocularmente, y el océano, sólo creído; con
dimensiones tan grandes como si las viese fuera. Y, sin embargo, no es que haya
absorbido tales cosas al verlas con los ojos del cuerpo, ni que ellas se hallen dentro de
mí, sino sus imágenes. Lo único que sé es por qué sentido del cuerpo he recibido la
impresión de cada una de ellas.
CAPÍTULO IX
Pero no son estas cosas las únicas que encierra la inmensa capacidad de mi
memoria. Aquí están como en un lugar interior remoto, que no es lugar, todas aquellas
nociones aprendidas de las artes liberales, que todavía no se han olvidado. Mas aquí no
son ya las imágenes de ellas las que llevo, sino las cosas mismas. Porque yo sé qué es la
gramática, la pericia dialéctica, y cuántos los géneros de cuestiones; y lo que de estas
cosas sé, está de tal modo en mi memoria que no está allí como la imagen suelta de una
cosa, cuya realidad se ha dejado fuera; o como la voz impresa en el oído, que suena y
pasa, dejando un rastro de sí por el que la recordamos como si sonara, aunque ya no
suene; o como el perfume que pasa y se desvanece en el viento, que afecta al olfato y
envía su imagen a la memoria, la que repetimos con el recuerdo; o como el manjar, que,
no teniendo en el vientre ningún sabor ciertamente, parece lo tiene, sin embargo, en la
memoria; o como algo que se siente por el tacto, que, aunque alejado de nosotros, lo
imaginamos con la memoria. Porque todas estas cosas no son introducidas en la
memoria, sino captadas solas sus imágenes con maravillosa rapidez y depositadas en
unas maravillosas como celdas, de las cuales salen de modo maravilloso cuando se las
recuerda.
CAPÍTULO XI
Por aquí descubrimos que aprender estas cosas —de las que no recibimos
imágenes por los sentidos, sino que, sin imágenes, como ellas son, las vemos
interiormente en sí mismas— no es otra cosa sino un como recoger con el pensamiento
las cosas que ya contenía la memoria aquí y allí y confusamente, y cuidar con la
atención que estén como puestas a la mano en la memoria, para que, donde antes se
ocultaban dispersas y descuidadas, se presenten ya fácilmente a una atención familiar.
¡Y cuántas cosas de este orden no encierra mi memoria que han sido ya descubiertas y,
conforme dije, puestas como a la mano, que decimos haber aprendido y conocido! Estas
mismas cosas, si las dejara de recordar de tiempo en tiempo, de tal modo vuelven a
sumergirse y sepultarse en sus más ocultos penetrales, que es preciso, como si, fuesen
nuevas, excogitarlas segunda vez en este lugar —porque no tienen otra estancia— y
juntarlas de nuevo para que puedan ser sabidas, esto es, recogerlas como de cierta
dispersión, de donde vino la palabra cogitare; porque cogito (pensar) es frecuentativo de
cogo (recoger) como agito (agitar) lo es de ago (mover) y factito (hacer frecuentemente)
de ago (hacer). Sin embargo, la inteligencia ha vindicado en propiedad esta palabra para
sí, de tal modo que ya no se diga propiamente cogitari (ser recogido) de lo que se recoge
(colligitur), esto es, de lo que se junta (cogitur) en un lugar cualquiera, sino en el alma
como es pensar (cogitare).
Bibliografía
Agustín de Hipona: Confesiones, Traducción: Ángel Custodio Vega Rodríguez
en www.augustinus.it
Benedicto XVI: Carta Encíclica Spe Salvi; 2-6, 2007
Boethius. Severinus: Liber De Persona Et Duabus Naturis Contra Eutychen Et
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Chaparro, Máximo y Nuñez, Raúl: .El hombre y la cultura, Santa Fe, Editora
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De Anquín, Nimio: Ente y Ser, Ed. Gredos. Madrid. 1962.
De Aquino Tomás, , In post., Analytica
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Gilson, E: La Filosofía de la Edad Media, Gredos, Madrid, 1952
Ockham, Guillermo: Suma de Lógica, Editorial Norma, Colombia, 1994.
Módulo III
El Mundo Moderno
La Modernidad.
Siglos XV y XVI
Sus comienzos se dan en la modernidad temprana o Renacimiento, período
histórico que va del XV al siglo XVI de nuestra era. Este ha sido un movimiento
artístico, social y cultural, cuyo esplendor se dio principalmente en ciudades italianas
como Florencia y Milán y en los países bajos.
En el Renacimiento, la principal actitud de los intelectuales y artistas es de
ruptura con el mundo medieval. Algunas de las figuras centrales como Copérnico,
35
Lewis, C. S. La abolición del hombre –1ª ed.– Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Vórtice, 2014, p.70
37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en
todos los bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por
Dios, aun sin cartas de indulgencias.
Y continúa diciendo:
Estableció por lo tanto el óptimo artífice que aquél a quien no podía dotar de
nada propio le fuese común todo cuanto le había sido dado separadamente a
los otros. Tomó por consiguiente al hombre así construido, obra de naturaleza
indefinida y, habiéndolo puesto en el centro del mundo, le hablo de esta
manera: … No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el
fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo te informases y
plasmases en la obra que prefirieses.37
36
Pico De La Mirandola: Discurso Sobre la Dignidad del Hombre, Buenos Aires, Goncourt. 1978, p.48
37
Ibid, p.48
38
Ibid, p.48
Así el ser humano no está determinado por un esencia fija que le fue revelada
por Dios y la Iglesia, sino que tiene la posibilidad de autodeterminarse según lo que su
voluntad disponga.
A esto debemos sumarle una cuestión política: Maquiavelo propone la separación de los
dos poderes: el religioso y el político, he aquí el comienzo de la separación entre
política y ética.
Esta tesis ha sido muy radical para la época, y aún lo es. En el caso de
Maquiavelo fue indispensable la separación entre religión y política por una cuestión
que responde más a un realismo político antes que a una creencia atea o anticristiana.
Como decíamos, Italia, se encontraba dividida en pequeños principados entre los cuales
se realizaban alianzas, entre ellos y con el poder papal. El filósofo italiano vio en los
vicios del Vaticano algo sumamente destructivo para conformar un Estado unificado, y
si a ello le sumamos las alianzas con los príncipes por cuestiones mundanas el caos es
inevitable. También vale destacar que su concepción antropológica del hombre no es
muy optimista. Los seres humanos por naturaleza tienden al conflicto y dispondrán para
sobrevivir los medios y recursos que sean necesarios. Por ello se hace indispensable
consolidar un Estado fuerte y centralizado.
En este período se destacará la figura del filósofo francés René Descartes (1596-
1650). Este sostuvo que la razón es lo propio de la condición y humana y que ha sido
dada por Dios a todos por iguales:
Así, si esta facultad está en todos nosotros por igual, entonces, todos podemos
acceder a la verdad.
En lo que respecta al contexto, Descartes estudia en instituciones religiosas, pero
llegará a decir, en un momento avanzado de su vida, que de todo lo que ha aprendido
hasta el momento en su vida, de todo, puede dudar; y por ello no son saberes
verdaderos.
Hace ya algún tiempo que me he dado cuenta de que desde mis primeros años
había admitido como verdaderas una cantidad de opiniones falsas y que lo
que después había fundado sobre principios tan poco seguros no podía se sino
muy dudoso e incierto, de modo que me era preciso intentar seriamente, una
vez en mi vida, deshacerme de todas las opiniones que hasta entonces había
creído y empezar enteramente de nuevo desde los fundamentos si quería
establecer algo firme y constante en las ciencias.40 (Descartes, 2011, p.40)
39
Descartes R.: Discurso del método, Barcelona, Altaya,1993, p.23
40
Descartes R: Meditaciones metafísicas, Madrid, Alianza,2011, p. 40
“(…) Advertí con relación a la lógica que sus silogismos y la mayor parte de
sus preceptos sirven más para explicar a otro cuestiones ya sabidas o incluso,
(…) para hablar sin juicio de las que se ignoran, que para investigar las que
desconocemos” 41
¿Qué es lo que podemos conocer? Y ¿Cómo fundamentar ese saber? Son las dos
cuestiones centrales a las que se abocará Descartes.
En lo que respecta a la primera, el punto de partida para responderla será la
conciencia o el yo, es decir, qué es lo que encuentro en mí mismo que sea induvitable y
evidente, verdadero. La respuesta del filósofo francés fue: ideas verdaderas. Estas tienen
tres fuentes u orígenes: Dios, los sentidos y la imaginación. La primera de las fuentes
produce ideas innatas (que vienen con nosotros desde el nacimiento (ej. la noción de
infinitud o perfección), las ideas adventicias, las que producen los sentidos al conocer el
mundo exterior, ej. una idea de perro, y las ficticias, las que produce la imaginación, ej.
un hada.
Todas estas ideas están en el yo o la conciencia, este es su suelo común a pesar
de la diferencia en sus orígenes. Esta situación privilegiada del yo ha sido argumento
suficiente para muchos para ubicar a Descartes como el primer pensador moderno. Esta
postura se comprende mejor si nos adentramos en la segunda cuestión referida a la
fundamentación del saber. Para ello Descartes se embarca en una empresa radical, dudar
de todo hasta encontrar algo de lo cual ya no se pueda dudar. Dudar de lo que
aprendimos, dudar de lo que percibimos, dudar de lo establecido... dudar de todo. Esta
actitud arrasante, deja al sujeto que duda en medio de un “desierto epistemológico”, es
decir, al momento de buscar un principio fundante de todo saber y de toda ciencia, nos
encontramos sin nada. En esa situación extrema, Descartes llega a la primera verdad y
fundamento de todo posterior saber: Pienso, luego existo.
Y observando que esta verdad: pienso, luego soy, era tan firme y tan segura
que todas las demás extravagantes suposiciones de los escépticos no eran
capaces de socavarla, juzgué que podía admitirla como el primer principio de
la filosofía que buscaba.42
41
Descartes R.: Discurso del método, Op. Cit.,p.23
42
Ibid, p. 45
afirmación significa que mientras yo esté pensando puedo afirmar que estoy existiendo,
y para pensar, a su vez, debo necesariamente aceptar que existo. De esta manera, la
subjetividad, el sueto, el único ser capaz de pensamiento racional, ocupa ahora el lugar
de piedra fundacional de todo el saber.
La característica principal de este yo es la cualidad de ser autofundante. Es una
conciencia a la que nada se le oculta, es sumamente transparente, translúcida y racional.
El yo ocupa ahora el centro de la escena y de él depende todo avance en el
conocimiento. Para esto último Descartes propone un nuevo método para alcanzar la
verdad que consta de cuatro reglas generales: evidencia, análisis, síntesis y
enumeración.
La primera es simple de comprender porque ya la vemos graficada en el primer
principio (Pienso, luego existo), la evidencia. Algo sólo debe ser tomado como
verdadero si se presenta ante el espíritu como algo evidente, claro y distinto, sin dejar
lugar para la duda. Características propias del saber de las matemáticas, ámbito del
conocimiento en el cual el filósofo hizo, también, sus aportes. La segunda regla
(análisis) está orientada a dividir toda dificultad en sus elementos más simples y
entender las relaciones entre ellos. La tercera (síntesis), apunta a reunir o reconstruir la
complejidad inicial conociendo ahora su constitución interna y su estructura racional.
Y la cuarta (enumeración), sería una enumeración de todos los resultados de los pasos
anteriores tratando de realizar un itinerario del recorrido de la investigación y del arribo
a la nueva verdad.
A pesar de que sea la subjetividad la que lleva adelante la investigación en
búsqueda de nuevas verdades, la garantía última de toda verdad seguirá siendo Dios.
¿Dios?
Para algunos esto parece un retroceso de Descartes ante la radicalidad de su
pensamiento; sin embargo, la concepción de la divinidad que tiene Descartes no parece
ser del todo fiel a la tradición medieval. Dios aparece como una idea en la conciencia de
un sujeto que se piensa a sí mismo y busca en sí algo de lo cual no se pueda dudar.
Antes que nada, Dios, es una idea, y por supuesto, racional. Esa divinidad, la idea de
perfección, es, en el planteo racionalista cartesiano, la garantía suprema de que el saber
para el sujeto pueda ser verdadero. Luego, en la vida práctica, social y cultural, el
filósofo francés aceptará con cierta prudencia con respecto a los dogmas y costumbres
religiosas de la época hasta tanto no encuentre algo mejor y más verdadero. Esa
prudencia se refleja en la idea de su “moral provisoria”43.
En el campo de la gnoseología, también podemos citar otros desarrollos de la
época en un sentido contrario al filósofo francés. Este es el caso del filósofo inglés Jhon
Locke (1632-1704) quien propone una respuesta dispar con respecto a la fuente genuina
del conocimiento humano. Para el filósofo inglés, el sujeto es una “tabula rasa”, es
decir, el alma humana viene al mundo sin conocimientos innatos. Todo lo que se
inscriba en el alma será producto de la afección de los sentidos. Los sentidos son la
única fuente legítima de conocimientos. Las impresiones sensibles producirán las ideas
que la conciencia, a través de principios de asociación, conformará ideas o
representaciones de la cosas:
43
Vide, Descartes R.: Discurso del método, Op. Cit. Libro III
44
Locke J: Ensayo sobre el entendimiento humano, México, F.C.E, 1999,p.83
vivir de manera pacífica. La vida fuera del Estado se torna miserable y el hombre se
transforma en el lobo del hombre:
Sin la espada los pactos no son sino palabras, y carecen de fuerza para
asegurar en absoluto a un hombre46.
Otro autor que sigue la línea del pensamiento contractualista fue el inglés John
Locke. Influenciado por Hobbes, ve la necesidad ineludible de conformar un Estado,
una organización política que garantice la paz y el resguardo de la propiedad privada.
Por ello, los individuos se ven obligados, por la necesidad de prosperar, a pactar o
consensuar la constitución, primero, de la sociedad civil y, segundo, de un Estado que
los gobierne. A diferencia de Hobbes, Locke, propone un Estado parlamentario, es
decir, un gobierno mixto en el que conviven la figura del monarca y la de un parlamento
que representaría la soberanía del pueblo. También propone la distinción entre poderes
(legislativo, ejecutivo y federativo)
En lo que respecta a la propiedad privada, Locke, la considera como un derecho
natural, inalienable y que debe ser respetado, tanto como la igualdad, la libertad o la
45
Hobbes T: Leviatán, Buenos Aires, Losada, 2003,p. 163
46
Ibid, p.163
Pero lo que no termina de quedar claro en Locke es ¿cómo es que ese estado de
naturaleza previo a la conformación de un Estado, se degenera en estado de guerra?.
Este último es el que torna urgente la conformación de un poder terrenal que limite las
voluntades de los libres
47
Locke J: Segundo tratado sobre el gobierno civil, Madrid, Alianza, 1990, p.55
48
Kant I: ¿Qué es la ilustración?, México. F.E.C, 2004, p.1
con ello, la única forma de Estado compatible con ella es el Estado republicano. Vale
aclarar que para Rousseau, el gobierno de este Estado republicano, puede ser una
democracia, una monarquía o una aristocracia, mientras no afecte la autonomía racional
de cada ciudadano.
La república de Rousseau, generada por un pacto de los individuos que reunidos
ven necesaria la conformación de un poder que los gobierne, debe regirse por la ley que
la voluntad general emita. Al igual que Hobbes, para el filósofo francés, la
conformación del Estado es producto de la reflexión racional, y lo único que puede
garantizar a los individuos una vida racional porque es expresión de la voluntad general:
Ya que por naturaleza, nadie tiene autoridad sobre los semejantes y que la
fuerza no produce ningún derecho, sólo quedan las convenciones por base de
toda autoridad legítima entre los hombre.49
Esta voluntad es general en la medida que cada uno de las voluntades de los
individuos aspire a los intereses universales, como puede ser, defender los derechos
naturales de los ciudadanos.
Rousseau es comparable con los otros pensadores contractualistas modernos que
comentamos. Pero hay una diferencia importante. Para él, el hombre no es malo en el
estado de naturaleza, es decir, antes de conformar un Estado de derecho. La sociedad
civil y la propiedad privada es lo que genera la desigualdad entre los hombres y no,
como cree Hobbes, la vida salvaje.
Continuando con este pensamiento político, Kant en su texto Por la Paz
Perpetua50, sostiene la necesidad de aspirar a una paz universal, cosmopolita y
duradera, a través de la ilustración de las naciones principalmente con la consolidación
de una forma republicana de gobierno mundial. Una constitución republicana debe
prohibir como algo ilegal la guerra entre los Estados.
Siguiendo los lineamientos de Rousseau, Kant, sostiene que los hombres deben
determinarse en función de valores o principios universales. Una voluntad entregada a
las pasiones, a los vicios y a las circunstancias no podría jamás vivir de una manera
racional. Para lograr esto último es necesario preguntarse ¿qué debo hacer? La respuesta
kantiana es categórica, es necesario actuar de tal modo que mi forma de actuar se
transforme en una forma de actuar universal.
49
Rousseau J: El contrato social, Buenos Aires, Tor,1957,p.10
50
Vide Kant I: Por la Paz Perpetua, Barcelona, Fontana, 2011, pp-37-39
El imperativo categórico es, pues, único, y es como sigue: obra sólo según
una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley
universal.51
Debo comportarme de tal modo que lo que yo hago sea digno de ser imitado por
todos. Pensando en la Revolución francesa, y si esta fue imitada por otras naciones,
entonces podríamos plantear la hipótesis de que esta revolución tal vez supo captar y
leer cuáles eran las necesidades o las calamidades éticas de los pueblos de tal modo que
esa lucha se transformó en un modo de luchar y de pensar universal.
La Modernidad en Latinoamérica.
51
KANT I: Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, Puerto Rico, Ed. Rosario Barbosa,
2007, p. 47
en la realidad política de América, sino, más bien, para pensar y transformar la realidad
latinoamericana.
La escuela de Constanza, o también llamada teoría de la estética de la recepción,
introduce como aporte, en el tradicional esquema comunicativo autor-obra-receptor, que
este último no es una figura pasiva. Al leer un mensaje o un texto o al reflexionar sobre
una idea propuesta por un autor no asimila a-criticamente:
Por otra parte, la estética da la recepción sostiene como algo clave el diálogo
entre los lectores:
52
Jauss H. R: Estética de la Recepción y de la Comunicación Literaria, Punto de Vista. Revista de
Cultura, año IV, n° 12, 1981,p 37 .
53
Ibid., p 37
54
Roig., Arturo Andrés: Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano, México, Fondo de Cultura
Económica, 1981, p. 41
El sujeto que decide pensarse a sí mismo es, siempre, empírico. Ello implica que
su historicidad es siempre contingente y no puede estar sujeta jamás al automovimiento
del espíritu absoluto de Hegel. El a priori antropológico supone dos actitudes: 1)
considerarnos como sujetos históricos valiosos y 2) considerar como valioso el
conocernos a nosotros mismos.
De esta manera, Roig, señala la posibilidad de un “comienzo” genuino de la
reflexión filosófica en Latinoamérica, a lo que debemos agregar que, ese sujeto
empírico e histórico que decide pensarse a sí mismo nunca es un individuo aislado sino
un suejto plural, un “nosotros”. Dicho en otros términos, así como no hay objetividad
sin subjetividad, tampoco hay individualidad sin universalidad.
55
Roig., Arturo Andrés: Teoría y crítica…Op. Cit., p.44
56
Ibid., p. 57
Categorías modernas
Matematización de la naturaleza
En los siglos XVII y XVIII se inicia una nueva manera de comprender la
naturaleza, un nuevo tipo inteligibilidad. Esta nueva lectura del mundo natural es
utilizada y fundamentada por Galileo y Descartes. La racionalidad es matemática la cual
tiene la función de comprender naturaleza. Todos los datos que provienen de la
sensibilidad están cargados de subjetividad, como lo muestra la experiencia diaria. Se
hace necesario hallar un criterio que otorgue rigor y objetividad. Detrás del orden
sensible se debe encontrar un orden inteligible del orden natural. Para que esto sea
posible el objeto de la ciencia no tiene que ser lo cualitativo sino lo cuantitativo. La
realidad física debe ser mensurada. La ciencia conquista así racionalidad y objetividad.
1. Hemos dicho que toda época se apoya sobre la anterior, la supera o modifica.
Desconectar la Edad Moderna de la Edad Media significa condenarse a la
incomprensión de la dinámica de la historia como una realidad procesual.
57
Heimsoeth, Heinz: La Metafísica Moderna, Castilla. Madrid, 1966, p. 13
58
Heimsoeth, Heinz: La Metafísica Moderna, Castilla. Madrid, 1966, p. 13
2. La acentuación del Mundo y del Hombre, hace que Dios pase a segundo
término.
3. A partir del Renacimiento la vivencia del Mundo como creatura retrocede. Se
oculta en la conciencia del hombre la Presencia del Dios creador. La absolutez
del Mundo y la centralidad del sujeto tornan innecesaria aquella Presencia. Es
necesario recordar que el espíritu judeocristiano percibe la realidad como don.
Para este espíritu el agradecimiento es un sentimiento y una actitud básica de la
existencia humana. El hombre moderno ve la realidad como algo natural: no es
problemático que haya seres, sino lo que son estos seres y cuál es su dinamismo.
Luego si la existencia es algo natural, la actitud básica pierde sentido. Se pone
en tela de juicio la vida religiosa cristiana en general.
4. Dentro del desarrollo del pensamiento científico, y especialmente en la
concepción mecanicista de la naturaleza, aparece la idea de Dios como impulsor
de una máquina. Si el Universo es una máquina perfecta, luego se puede deducir
que existe una Inteligencia Perfecta que haya pensado y producido la máquina.
5. El mecanicismo que pierde todo contenido religioso, pasa al deísmo del siglo
XVIII. El mismo sostiene la autonomía de la vida religiosa de toda autoridad y
tradición, una religión natural que prescinda de tosa revelación y al mismo
tiempo sea racional. Las religiones históricas son supersticiones que deben
superarse.
6. Otra corriente es la que expresa el romanticismo y el idealismo. Dios y el mundo
(Infinito y finito) se acercan hasta construir una unidad dinámica, que se
desarrolla en el devenir de la historia. Esta visión ha orillado en el panteísmo y
muchas veces se ha afirmado en él.
7. En el siglo XIX se inicia una crítica severa a Dios. Se comienza a pensar que la
idea de Dios es una proyección ilusoria del hombre.
Así como el hombre piensa, así como él siente, así es su Dios; este es el valor
que tiene el hombre y este es el valor que tiene su Dios. La conciencia de
Dios es la conciencia que tiene el hombre de sí mismo, el conocimiento de
Dioses el conocimiento que tiene el hombre de sí mismo. Conoces al hombre
por su Dios, y viceversa, por su Dios conoces al hombre; ambas cosas son
idénticas. Lo que para el hombre es Dios, es su espíritu y su alma; y lo que es
el espíritu del hombre, su alma, su corazón, es precisamente su Dios, y Dios
es el interior revelado, el yo perfeccionado del hombre; la religión es la
revelación solemne de los tesoros ocultos del hombre, es la confesión de sus
pensamientos íntimos, la proclamación pública de sus secretos de amor. Pero
si la religión, la conciencia de Dios, es llamada la conciencia del hombre de
sí mismo, entonces esto no debe entenderse como si el hombre religioso se
diera cuenta de que su conciencia de Dios es la conciencia de su esencia;
pues el defecto de esta conciencia motiva precisamente la esencia particular
de la religión. Para suprimir este error sería mejor decir: la religión es la
conciencia primaria pero indirecta que tiene el hombre de sí mismo.59
Conclusiones:
El mundo es una totalidad, infinita en el espacio y el tiempo. Es naturaleza, es
decir, algo último y absoluto. Por medio de ella se explica todo por medio de
un sistema racional de leyes.
El sujeto aparece como una realidad primaria, constituida por una razón y
voluntad autónoma. Desde ellas se estructura la inteligibilidad del mundo y la
creación de la cultura. Dicha cultura es expresión de la voluntad de dominio,
que se observa en la civilización material o la ordenación sociopolítica que
impone al mundo entero.
La idea de Dios en el mundo moderno es compleja, presenta diversos matices.
59
Feuerbach, Ludwig: La esencia del cristianismo. Crítica filosófica de la religión. Luarna Ediciones,
España, 2006 pp.52-53
LECTURA
La imagen moderna del Mundo
Del libro “El ocaso de la Edad Media”, de Romano Guardini
“Según la imagen antigua, el mundo era una magnitud limitada; sin embargo, su
limitación en cuanto a la extensión tenía la contrapartida de una ilimitación intensiva, si
se nos permite hablar así, es decir, de un contenido simbólico absoluto que resplandecía
en todas partes. El mundo como totalidad tenía su arquetipo en el Logos. Cada una de
sus partes realizaba un aspecto específico de este arquetipo. Los distintos elementos
simbólicos estaban en relación mutua y constituían un orden ampliamente articulado.
Los ángeles y bienaventurados en la eternidad, las estrellas en el espacio cósmico, las
cosas de la naturaleza en la tierra, el hombre y su estructura interna, así como la
sociedad en sus distintos extractos y funciones, todo ello se presentaba como un sistema
de símbolos dotados de significación eterna. Un orden igualmente simbólico dominaba
la historia y sus diversas fases, desde su comienzo auténtico, la Creación, hasta su fin
igualmente auténtico, el Juicio. Los diferentes actos de este drama –las épocas de la
historia- se relacionaban entre sí, y dentro de cada época todo suceso tenía un sentido
propio.
Ahora el mundo comienza a dilatarse y hacer saltar sus contornos. Se descubre
su expansión indefinida en todas direcciones. La antigua voluntad de un mundo
limitado, voluntad que, en otro tiempo, determinaba el carácter de la vida y el de toda
actividad humana, desaparece, y su lugar lo ocupa una voluntad nueva, que otorga
sencillamente a esa expansión un sentido de liberación. La astronomía descubre que la
tierra gira alrededor del sol; por consiguiente, la tierra deja de ser el centro del universo.
Giordano Bruno expone en sus fogosos escritos la filosofía de un universo infinito, más
aun, de un número infinito de universos, y pone en tela de juicio la importancia única
que correspondía al universo dado.
Ahora bien, los resultados de la nueva astronomía son de tal importancia y están
en tan lógica relación con los del resto de la investigación de la naturaleza, que permiten
a la persona enterada tener la convicción de que se ha eliminado toda fantasía y se ha
construido una imagen del mundo ajustada solamente a la realidad.
Lo mismo sucede en lo relativo a la imagen de la historia. Se considera
discutible la doctrina bíblica sobre el comienzo determinado y un fin igualmente
Como hemos dicho ya, esto se vive de dos maneras. Al principio, como libertad
de movimientos y de actuación personal. Nace el hombre que actúa, emprende y crea en
forma autocrática, el hombre apoyado en su ingenium, conducido por la fortuna,
recompensado por la fama y la gloria.
Pero precisamente por ello pierde el hombre el punto de apoyo objetivo de que
gozaba su existencia en la imagen antigua del mundo, y le invade un sentimiento de
estar desamparado, incluso amenazado. Se despierta la angustia del hombre de la Edad
Moderna, que es distinta de la del hombre medieval. También éste sentía angustia,
porque el sentirla es algo que pertenece al hombre en cuanto tal, y el hombre la sentirá
siempre, aun cuando parezca que la ciencia y la técnica le pueden dar una seguridad
muy grande. Sin embargo, la causa y el carácter de la angustia son distintos en cada
época. La angustia del hombre medieval nacía, sin duda, del peso de la limitación
cósmica frente al ímpetu expansivo del alma, ímpetu que encontraba la calma en ese
constante trascender a un mundo superior. Por el contrario, la angustia de la Edad
Moderna procede en no pequeña parte de la conciencia de no tener ni un punto de apoyo
simbólico, ni un refugio que ofrezca seguridad inmediata; nace de la experiencia
renovada constantemente de que el mundo no proporciona al hombre un lugar de
existencia que satisfaga de modo convincente las exigencias de su espíritu.
Bibliografía:
Módulo IV
El Mundo Postmoderno
Hoy día se habla mucho de posmodernidad; más aún, se habla tanto de ella
que ha venido a ser casi obligatorio guardar una distancia frente a este
concepto, considerarlo una moda pasajera, declararlo una vez más concepto
«superado». Con todo, yo sostengo que el término posmoderno sigue
teniendo un sentido, y que este sentido está ligado al hecho de que la
sociedad en que vivimos es una sociedad de la comunicación generalizada, la
sociedad de los medios de comunicación60
POSMODERNIDAD
podemos señalar tres elementos esenciales, que nos permiten comprender dicho
carácter:
Aceleración del tiempo histórico: lo que antes demandaba siglos en
cambiar, hoy una misma generación se topa con diversas transformaciones.
Profundidad: dichas transformaciones no son someras, afectan al modo
de pensar, los valores morales, convicciones religiosas, estructuras económicas,
políticas y sociales, etc.
Extensión: nadie escapa a este fenómeno de trasformación, pueblos,
naciones, instituciones, etc.
a. Revolución científico-tecnológica
Un cambio profundo se inicia con la Revolución Industrial (segunda mitad del
siglo XVIII. Las tecnologías aplicadas a la producción marcan un cambio cualitativo:
Telar mecánico, Máquina de vapor, Telégrafo, Locomotora). A la maquina a vapor le
sucede le sucedió el motor eléctrico. Nuevas fuentes de energías: electricidad y
derivados del petróleo (Segunda R.I. 1850-1870 y el inicio de la Primera Guerra
Mundial en el año 1914). No solo se da un cambio en el aparato reproductivo, sino en
una nueva forma de estar del hombre en el mundo.
El saber científico tecnológico posibilita el desarrollo, lo que forma una
conciencia de adhesión o de quedar en la prehistoria. El mapa geopolítico se trasmuta:
aparecen aéreas y pueblos subalternados cuyo valor pareciera ser exclusivamente
económico-productivo ocultándose su historia y cultura originales62.
62
Chaparro, Máximo R y Nuñez, Raúl A: El hombre y…Op.Cit. p,110
63
Jasper Karl: Origen y meta historia. T.O. Vom Ursprung und Ziel des Geschichte. Trad. Fernando
Vela. Alianza Editorial., Madrid, 2007, P, 91
El universo enigmático
La ciencia moderna brindaba una ajustada representación sensible e inteligible
de la totalidad del los fenómenos, al estar estructurado todo de manera igual, es decir,
un universo cuantitativo. Todos los cambios y movimientos discurrían de acuerdo a las
mismas leyes, dentro de un espacio (euclideano, matemático) y un tiempo absoluto y
homogéneo.
Con el avance de las ciencias puso en tela de juicio dicho método, lo medible.
Lo anterior no es falso, sino insuficiente en el conocimiento de la realidad.
Los distintos seres están conformados de manera distintita que le permite la
originalidad propia y el ser fuente de actividades específicas (discontinuidad). A la vez
los seres están compuestos de los mismos elementos que permiten estudiarlos como
nudos de condensación de una vasta red de relaciones (continuidad). El universo se
presenta como continuo y discontinuo, aunque de distintas perspectivas. El universo
presenta un auto despliegue, cuyos orígenes y límites son desconocidos. No solo el
tiempo histórico es lineal sino también el físico. El ser en su totalidad es histórico: hay
una historia del universo.
Uno de los impactos más importantes puede ser su no representatibilidad en la
imaginación, la imposibilidad de ser graficado. Es la posibilidad de concebir el
universo en una coordenada de ecuaciones matemáticas, pero sin una imagen en donde
apoyar su cálculo.
Las leyes que expresan que expresan lo procesos naturales, tiene en la ciencia
actual el carácter de aproximación. Para la modernidad la naturaleza estaba sometida a
rígido determinismo, que el hombre de ciencia podía formularlo con exactitud.
La física actual ha señalado que los fenómenos se rigen dentro de cierta
indeterminación, o por lo menos que el observador no puede medir con exactitud el
64
Vide. Newton, Sir Isaac: Los principios matemáticos de la filosofía Natural, Editor digital, Casc.,
España, 2006.
65
Werner Karl Heinsenberg, físico alemán ganador del Premio Nobel de física en el año 1931, pronuncio
el principio de incertidumbre, que explicado brevemente señala que un observador puede predeterminar o
bien la posición espacial exacta de una partícula o su velocidad exacta, pero nunca ambas cosas
simultáneamente, pues cuando desea medir ambos eventos los resultados conducen a imprecisiones.
nos llega ahora. Lo mismo sucede con el espacio subatómico, imposible determinar el
espacio y el tiempo simultáneamente.
66
Sartre, Jean Paul: El existencialismo es un humanismo, Webiblioteca del Pensamiento, p.5
67
Frente a esta visión mecanicista, Nietzsche ofrece otro modelo simulado, metafórico, que subraya el
carácter desigual, cualitativo y caótico de las fuerzas que constituyen al mundo y consecuentemente el
carácter caótico del universo mismo. Desde la perspectiva de Nietzsche, el ser, la naturaleza no es esa
realidad acabada, perfecta, simple e inmutable, que la razón humana puede penetrar hasta en sus últimos
entresijos, sino voluntad de poder. El ser, en tanto voluntad de poder, es un perpetuo devenir, una
pluralidad de fuerzas siempre cambiantes, que ofrecen infinitas posibilidades de análisis e interpretación.
La realidad es voluntad de poder (dimensión cosmológica de la metáfora) y también el hombre es
voluntad de poder (dimensión antropológica de la metáfora). Y decir que el hombre es voluntad de poder
es considerar lo humano como un conjunto de fuerzas (las pasiones, los deseos, la razón), que buscan
crecer, desarrollarse y ser más. Estas fuerzas, que forman al hombre, no alcanzan tampoco el equilibrio y
La historia es una tarea humana, es una actividad social y colectiva del hombre.
La historia se configura por el trabajo del hombre, desde el industrial hasta el cultural,
es un trabajo social.
El trabajo es uno de los componentes que definen la autoconciencia de este
hombre, como ser trabajador, toda actividad creadora y productiva. El trabajo pone al
hombre en relación con la naturaleza y con el hombre mismo. La necesidad del trabajo
está dada para socorrer las necesidades y establecer las bases materiales de la cultura.
Sin embargo no se lo asume ni se lo siente como un medio solo para una necesidad
corporal (alimento, abrigo, vivienda). La carencia material no solo afecta al hombre en
una parte, sino en su totalidad. La modificación cualitativa del trabajo ha puesto en
descubierto la capacidad que tiene el trabajo para la realización del hombre mismo, en
lo material, espiritual y en todos los órdenes de la vida.
La comprensión del trabajo y su vivencia ha variado con respecto a otros
tiempos. Vivir del trabajo no es una descalificación social, ni una triste necesidad, ni
una ocupación de los menos aptos. Lo que ocurre es que por primera vez en la historia
el hombre puede transformar la naturaleza por su trabajo, e implica a la vez el
desarrollo de sus potencialidades.
El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre,
proceso en que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción su
intercambio de materias con la naturaleza. En este proceso, el hombre se
enfrenta como un poder natural con la materia de la naturaleza. Pone en
acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las
piernas, la cabeza y las manos, para de ese modo asimilarse, bajo una forma
útil para su propia vida, las materias que la naturaleza le brinda. Y a la par
que de ese modo actúa sobre la naturaleza exterior a él y la transforma,
transforma su propia naturaleza, desarrollando las potencias que dormitan en
él y sometiendo.68
69
Vide, Naess, Arne - Ecología Comunidad Y Estilo De Vida. Prometeo, Argentina, 2018
Nietzche fue a fines del siglo XIX anuncio la muerte de Dios y también la del
hombre. Seguidamente el surgimiento de un nuevo hombre : el superhombre, un ser
cualitativamente nuevo.( El Superhombre o Suprahombre (en alemán: Übermensch)
según Friedrich Wilhelm Nietzsche, es una persona capaz de generar su propio sistema
de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de
poder. ese superhombre es seguro, independiente e individualista, y no se deja llevar
por la multitud; al contrario de las personas débiles, que sólo se dejan llevar por las
tradiciones y las reglas establecidas. Este superhombre no cree en las cosas que
prometen las religiones después de la muerte, él sólo cree en lo real y en lo que puede
ver. Es un ser que, ante todo, razona; aunque eso no quiere decir que no sienta. Este
superhombre se deja llevar por sus pasiones y sus sentimientos, pero a su vez, se
domina a sí mismo; no busca sólo el placer, esa sería la diferencia con "el último
hombre" el último peldaño hacia el superhombre)
Así comienza aparecer el ateísmo. El ateísmo es condición indispensable para el
humanismo. El ateísmo surge de la afirmación del hombre en su mismo ser que es un
70
Nietzsche, Friedrich Wilhelm: La Gaya Ciencia, www.librear.com, p.81
71
Nietzsche, Friedrich Wilhelm, Así habló Zaratustra, thevirtuallibrary.org, p.3.
Algunos Términos
Posmodernidad
En 1979 el filósofo francés Jean-François Lyotard publica La condición
posmoderna. Sin embargo, varios autores, ya había utilizado el termino, entre los cuales
podemos mencionar: Jean Baudrillard; Michel Foucault; Gilles Lipovestky, Gianni
Vattimo, Cornelius Castoriadis, entre otros.
Posverdad
La posverdad o postverdad se indica que los hechos objetivos y reales tienen
menos credibilidad o autoridad que los sentimientos y creencias de los individuos al
momento de expresar una opinión pública o fijar una postura social.
En otras palabras, la posverdad es una deformación de la realidad que se hace de
manera deliberada. Se sirve para señalar aquellos hechos en los que son más influyentes
los sentimientos o creencias personales que los hechos en sí mismos.
El concepto de “postverdad” aparece en los años 90, y reaparece
esporádicamente en algunos trabajos posteriores a esa fecha. En un artículo de 2010,
David Roberts afirma que en un contexto donde los votantes se hallan menos
72
Lyotard, Jean-François: La condición postmoderna .Informe sobre el saber; Ediciones Cátedra S.A.
1987; Madrid, p4
73
Díaz, Esther: Postmodernidad, Ed. Biblos, Argentina,2009, p.19
Posética
La ética moderna ha sido fagocitada por el marketing. Este cambio de
dispositivo ético-social se está generando a partir de mitad del siglo XX.
Denomino “posética” a esta nueva relación entre el hombre y los valores. Los
elementos éticos formales siguen siendo los mismos. Se trata de los valores,
de lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, hay un cambio
fundamental. El mismo reside en el tipo de interrogantes que el sujeto se
plantea respecto de su acción moral. La modernidad se preguntaba acerca de
lo necesario (categórico). En cambio, la posmodernidad se pregunta acerca
de lo conveniente (hipotético).
En la modernidad había que preguntar “¿qué debo hacer?”. La respuesta es
categórica: actuar según el deber. Lo instrumental debía someterse a lo
categórico. Había que cumplir con el deber por el deber mismo, sin medir sus
consecuencias En cambio, en la posmodernidad se pregunta acerca de lo
instrumental: “¿qué me conviene hacer?” La respuesta es hipotética: actuar
según lo que se desea obtener. Además, el deber le dejó paso al derecho.
Cuando se tenían deberes, había que cumplirlos según valores consagrados
por una racionalidad universal. Cuando se alegan derechos, el sujeto debe
75
ser responsable del uso que haga de ellos.
Posciencia
74
“First: voters don’t generally know much about politics or policy. They have things they do know a lot
about (American Idol, baseball teams, accounting software, scrapbooking), but for most voters, politics
and policy aren’t among them. Voters use crude heuristics to assess legislative proposals” (David
Roberts, “Post-Truth politics”, en Grist (1/04/2010), en http://grist.org/article/2010-03-30-post-truth-
politics/).
75
Díaz, Esther: Postmodernidad, Op.Cit, p.73
76
Díaz, Esther: La posciencia. Buenos Aires, Biblos. 2000, p.35
Conclusión:
Es imposible dar una reflexión final y acabada sobre esta época, ya que somos
contemporáneos. Lo que sí podemos es resalta algunas notas propias de él.
El ser humano es un ser natural, una existencia que por sí mismo va proyectando su
esencia.
LECTURA
77
Chaparro, Máximo R y Nuñez, Raúl A: El hombre y…Op.Cit. pp., 153-155
Bibliografía
Chaparro, Máximo R y Nuñez, Raúl A: El hombre y la cultura; Santa Fe ; Editora Del
Litoral, 1985.
Díaz, Esther: Postmodernidad, Ed. Biblos, Argentina, 2009.
Díaz, Esther: La posciencia. Buenos Aires, Biblos. 2000.
Foucault, Michel: Subjectivité et vérité , Annuaire du Collège de France, 81e année,
Histoire de systèmes de pensée, année 1980-1981, 1981, pp. 385-389.
Jasper Karl: Origen y meta historia. T.O. Vom Ursprung und Ziel des Geschichte. Trad.
Fernando Vela. Alianza Editorial., Madrid, 2007.
Lyotard, Jean-François: La condición postmoderna .Informe sobre el saber; Ediciones
Cátedra S.A. Madrid ,1987.
Marx, Karl: El Capital. Luarna Ediciones, España, 2006 .
Naess, Arne - Ecología Comunidad Y Estilo De Vida. Prometeo, Argentina, 2018
Newton, Sir Isaac: Los principios matemáticos de la filosofía Natural, Editor digital,
Casc., España, 2006.
Nietzsche Friedrich Wilhelm: La voluntad de poder, Biblioteca Edaf, Argentina, 2000.
Nietzsche, Friedrich Wilhelm: La Gaya Ciencia, www.librear.com.
Nietzsche, Friedrich Wilhelm, Así habló Zaratustra, www.thevirtuallibrary.org.
Sartre, Jean Paul: El existencialismo es un humanismo, Webiblioteca del Pensamiento.
Vattimo, G. y otros En torno a la posmodernidad, Barcelona, Anthropos, 2000.