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I.

Leer a Nietzsche

La prodigiosa creación del genio Nietzsche —porque de genialidad se trata— sólo


puede descubrirse leyéndole. En este caso, no se sabe qué admirar más, si su insuperable
invención estilística o su heroica capacidad para vivir. Hay que tener presente la casi
exclusiva dedicación a su obra durante los diez años (1879-1889) que pasa errante en
busca de lugares y climas (Suiza e Italia, especialmente) favorables para su nunca
encontrada salud. De ella podría, sin embargo, decirse, aunque en un sentido muy distinto,
aquello que él escribió sobre el conocimiento, inventado por el soberbio animal inteligente:

«No es sino humano, y solamente su poseedor y creador lo toma tan patéticamente como si en él
girasen los goznes del mundo»

(VM, 3)

A principios de 1889, poco antes de que la tensión acumulada hiciera estallar su espléndida
y ya no recobrada lucidez mental, salió el último de sus escritos, en el que hace la siguiente
reflexión:

«Pero en última instancia, ¿quién sabe si yo deseo siquiera ser leído hoy? »

(C 128)

Y en 1960, Fink comenzaba su estudio sobre Nietzsche lamentando que su filosofía no


hubiera sido aún comprendida, proponiendo la necesidad de aportar interpretaciones
rigurosas, sin dejarse llevar por la magia de sus escritos (FINK; 1981. cap. 1). Igualmente en
Janz podemos leer que «la influencia de Nietzsche está sólo en sus comienzos» (JANZ:
1981. p. 22). Sin embargo, fue él quien preparó el advenimiento de una nueva cultura con la
que estamos situados ya hoy, sin posibilidades de retroceso, jenseits von Gut und Böse.

Por todo ello, se impone leer sus textos directamente, escuchando las voces que nos
hagan participar de sus abiertos pensamientos, siempre de una gran complejidad:

«Crecemos como árboles—¡esto es difícil de entender, como toda vida!— no en un solo


sentido, sino hacia arriba, hacia afuera, hacia dentro y hacia abajo.»

(GS, 406)

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Quien se adentre en sus ideas experimentará su forma paradójica, generalmente
problemática y con frecuencia escéptica, pero también luminosa y fascinante. Esto le hace
convertirse en caminante en busca de su propia sombra, quizás. El camino bien podría
romperse en mil lugares y la discontinuidad será el acicate que empuje a su más correcto
conocimiento y auténtica interpretación. «¡Aprended a leerme bien!» (O. 676), nos aconseja,
es decir, rumiando lentamente las frases hasta llegar a saborearlas:

«Nuestro tesoro está allí donde están las colmenas de nuestro conocimiento.»

(0, 877)

Metodología de estudio: lectura de textos seleccionados de Nietizsche.

II. ¿CULTURA O CONTRACULTURA?

1. ¿Qué es la cultura?

El hombre posee unas capacidades basadas en estructuras físicas y biológicas, que


emplea (cultiva) para ir construyendo su vida. Alrededor de ésta se configura un conjunto de
valoraciones, resultantes de productos elaborados colectivamente por los seres humanos.
Así, la cultura sólo puede entenderse en relación con las actividades sociales que suceden
en un entorno humano. Decía Ortega que «cultura vale en propiedad como cultura del
hombre, y significa elaboración y henchimiento progresivo de lo específicamente humano»
(OC, I. p 65. Madrid, Alianza 1983).
Una cultura es un modo de vivir y su justificación, al mismo tiempo. No es otra cosa la
cultura sino «el sistema de convicciones últimas sobre la vida» ORTEGA. OC, II. p. 720).
Pero los seres humanos viven genérica y colectivamente, entablando relaciones con otros
semejantes. A partir de ellas van surgiendo instituciones que forman parte de la cultura
misma, es decir, de una determinada civilización. Estas instituciones y producciones
constituyen lo que nos singulariza con respecto a los seres anteriores en la escala
evolutiva, orientando nuestras relaciones.
Una sociedad y un ser humano no pueden entenderse ni explicarse sin las instituciones
culturales que les rodean, permitiendo a éste expresarse como la realidad que es. Por
tanto, el sentido cultural de un pueblo o de una época nos enseña cómo fue (o como es) la
vida de los hombres que en ella hubo. En este sentido. el hombre se impone siempre la
tarea de conocer y asimilar la herencia transmitida por toda la escala de las civilizaciones
anteriores. Adquirir esa, serie de conocimientos y asimilar sus formas válidas no debería

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suponer penosidad alguna. ni sacrificios de ningún tipo, sino constituir, por el contrario, una
tarea siempre apasionante Los medios de transmisión de que la sociedad se vale para ello
tienen una responsabilidad colectiva.

Mediante la cultura se realizan los seres humanos

El último objetivo de toda cultura es procurar la felicidad de los seres humanos. Y esto
se puede hacer fundamentalmente de dos maneras, que son la expresión de civilizaciones
represivas y civilizaciones eróticas, en cuanto que imponen sacrificar los impulsos de vida o
estimulan su interno desarrollo, liberalizando las mejores tendencias. Freud y Marcuse nos
han dejado acertadas páginas en ambos sentidos.

Hay culturas represivas y liberalizadoras. Freud y Marcuse las han estudiado siendo ya clásicos sus análisis.

Desde el punto de vista hegeliano o marxista. la contraposición en cuanto a la


concepción de la cultura va a ser radical Enfocarla como un producto de las realizaciones
del espíritu en su largo camino, o hacerlo como producto emergentes de la sociedad en
que se vive, imposibilita todo punto de encuentro. Y, sin embargo, ¿quién puede negar que
el hombre va creando su vida en la medida en que resuelve sus problemas prácticos y, por
tanto, reales, que las necesidades le van planteando? Cada resolución implica una
superación de tipo inteligente con el consiguiente aporte y desarrollo cultural, sirviendo, al
mismo tiempo, de apoyo seguro desde el que enfrentarse con el problema venidero.

En conclusión: cualquier forma de vida humana requiere ámbitos culturales propios,


que van humanizando el entorno natural y regularizando el equilibrio dialéctico de ambos
polos, natural y cultural

¿Puede darse cultura entre seres no humanos?

2. La posición del joven Nietzsche

Centremos ahora el análisis del tema cultural en dos trabajos de juventud. Fueron
dados a conocer en 1872, a los veintisiete años, cuando estaba dedicado a sus clases en
la Universidad de Basilea, después de un breve período en el ejército alemán con motivo

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de la guerra franco-prusiana. Se trata de Sobre el porvenir de nuestras escuelas (un
conjunto de cinco conferencias) y El nacimiento de la tragedia. Vayamos a la primera obra.

Una clasificación útil de las obras de Nietzsche podría ser ésta:


I. Fase juvenil
1872 El nacimiento de la tragedia (2ª edic: 1874).
1873 Sobre verdad y mentira en sentido extramoral.
1879 Consideraciones intempestivas (terminada en 1876).
1873 La filosofía en Grecia en la época de la tragedia (de publicación póstuma).
1873 Sobre el porvenir de nuestros establecimientos de enseñanza (también de
publicación póstuma)

II. Periodo de transición


1879 Humano, demasiado humano.
1880 El viajero y su sombra.
1881 Aurora.
1882 Gaya ciencia

III. Etapa de madurez


1883 Así habló Zaramustra.
1886 Más allá del bien y el mal.
1887 Genealogía de la moral.
1888 El caso Wagner.
1888 El Anticristo (publicado en 1894).
1888 Ecce Homo (publicado en 1908).
1889 Crepúsculo de los ídolos.

IV. Póstumos
Además de las ya citadas y algunas otras, principalmente:
1906 La voluntad de poder

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Esta es su definición de cultura:

«La habilidad con que se mantiene uno "a la altura de nuestro tiempo", con que se conocen los
caminos que permitan enriquecerse del modo más fácil con que se dominan todos los medios útiles al
comercio entre hombres y entre pueblos»

(NE. 58-9)
Bajo esta consideración de la cultura va a someter toda la civilización anterior a un proceso
de fuerte crítica. Desde este aspecto negativo establecerá las bases para una orientación
positiva de la misma Se propone: «adivinar el porvenir, basándome exclusivamente, como
un augur romano, en las vísceras del presente» (NE, 27). Pero su intención es mucho más
ambiciosa: aproximarse a la civilización alemana misma y a su espíritu, que ha ido
transmitiéndose a través de los monumentos educativos que son las escuelas: Dos son las
tendencias que en ellas se observan:
a) La amplitud y difusión de la cultura.
b) La debilitación de la misma, haciéndola perder su soberanía la subordinación a las
instituciones del Estado.
Frente a esto, Nietzsche contrapone la idea de la concentración de la cultura y su esfuerzo
para que adquiera autonomía y vida propia. Todo ello se expresa, resumidamente, en las
siguientes ideas:
1. El joven educando es explotado por el Estado desde su más tierna infancia,
convirtiéndole en un esclavo útil, dócil y sumiso. Claro que oculta tal intención bajo el
nombre de formación cultural, transmitiendo el criterio fundamental de la economía política:
la máxima rentabilidad. Por ello, importa ofrecer la mayor cantidad de conocimiento al
mayor número de sujetos -criterios de ampliación y difusión— de forma que predomine el
objetivo de la competencia.
2. Los dos instrumentos básicos de que se sirve el Estado son los docentes y las
instituciones de bachillerato. Los primeros poseen una espantosa pobreza espiritual y las
segundas forman el núcleo físico de la cultura de un país, siendo la Universidad el cierre
honroso de la profesionalidad cultural. Así presenta un sistema propio de la decadencia,
siendo su marco la erudición y el periodismo. En estas instituciones culturales no se
enseña ni a los clásicos de la nación ni a los griegos:

«Esa relación —la única posible— entre nuestros clásicos y la cultura clásica no se ha
advertido, desde luego, entre los viejos muros del instituto de bachillerato.»
(NE, 88)

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3. El objetivo final es el dominio del pueblo a través de la cultura de masas. Para ello
aumenta las escuelas, recluta escuadras de profesores e incita a los jóvenes a educarse.
En tales condiciones, sólo puede reinar la incompetencia y la pseudocultura, pero el Estado
es el único guía incuestionado:
«¡Ahí tenemos un fenómeno nuevo! , ¡EI Estado como estrella polar de la cultura!»
(NE, 125)

4. Inexistencia de verdaderas instituciones de cultura por no ser necesaria. Al Estado le


interesa paralizar la cultura. En las instituciones educativas impone que el alumno sea mero
oyente y seguidor del maestro. «La filosofía como tal, está desterrada de la Universidad»
(NE, 169), también el arte de aquí resulta que los hombres, sin filosofía, sin arte, sin cultura,
constituyen una pura degeneración. ¿Será todavía posible el nacimiento de un auténtico
genio, capaz de animar e incitar a las fuerzas culturales de esta civilización? Es el
interrogante final, preñado de esperanza, con que Nietzsche concluye sus conferencias.
Conviene retener algunos puntos de esta su primera propuesta juvenil:
a) El tremendo peligro que conlleva la actuación del Estado. Pretende englobarlo todo,
institucionalizándolo en su propio interés.
b) La cultura como instrumento del Estado para establecer su dominio indiscutible.
c) La necesidad de crear una contracultura como la cultura auténtica que sea capaz de
destruir el orden oficial.
d) La propuesta del modelo humanista griego como el sistema cultural más eficaz.
e) La ilustración histórica paraliza el talento y embota las posibilidades de alumbrar al
genio. A este filisteismo ilustrado hay que oponer el hombre artista y culto, que detenga la
barbarie establecida.
Si la cultura es un poder al servicio del Estado. hagamos entonces contracultura

3. Arte frente a cultura

A pesar de tal análisis critico, Nietzsche. en su propuesta final del alumbramiento del
genio, deja claro que no va a quedarse sólo en la crítica. Es preciso dar un paso más.
A la cultura decadente de su tiempo opone el arte. Hasta ahora los filósofos, podríamos
decir, se han limitado a descubrir la verdad única, existente en sí y por sí misma; pero de
lo que se trata es de crearla. La vida es creación, que sólo la dimensión artística puede
inventar, dándola así sentido. El hombre racional funciona mediante conceptos y
abstracciones, estructurando y comprendiendo de este modo la realidad; el artista la

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construye palpitante, inconexa. abigarrada y bella. Es su único artesano, que desborda de
alegría al liberarla de su materia recubridora, experimentando la felicidad propia de! autor.
En 1872 publica un escrito centrado en el nacimiento de !a tragedia, que puede ser
discutible en cuanto a su contenido y posible valor filológico. Tanto que ni sus mejores
amigos se atrevieron a aplaudirlo. Sin embargo, es una obra valiosa en sí misma y de ella
ha podido decirse que contiene todo Nietzsche. En que en lo fundamental haya sido
posteriormente superada. ¿Cuáles son sus valores?
1. A través del mito clásico de la tragedia griega, plantea el «valor de la existencia». Su
respuesta es que tiene una justificación estética. Los griegos se enfrentan al pesimismo de
la existencia realizándola en forma de arte. Hay dos personajes mitológicos que representan
realidades contrapuestas. Apolo es el dios de la medida, de la serenidad, de la luz y de la
belleza. Con él reina la paz, haciéndolo todo inteligible, proporcionando tranquilidad y
seguridad a la vida En él siempre se encuentra ponderación, naturalidad, sabiduría serena.
Es el dios de la perfección y de la ley.

Dioniso rompe límites y barreras, sobrecoge con su gozosa exaltación e impetuosas


acciones. Es el dios de la danza, que arrastra a todos con su espíritu contagioso y
exuberante. Siempre ardiente y poderoso, su carro va conducido por tigres y panteras. En él
se encuentra la libertad suprema, la arbitrariedad y la insolencia. Todo lo funde en la anidad.
Representa el entusiasmo, la manía. la exaltación, el furor, el desbordamiento vital. El
espíritu dionisiaco:

«Cantando y bailando el hombre se siente miembro de una comunidad superior: ya se ha olvidado


de andar y de hablar, y está a punto de volar por el aire v danzando. Sus gentes delatan ana
encantadora beatitud. Del mismo modo que ahora los animales hablan y la tierra produce leche y miel,
rambla voz del hombre resuena como algo sobrenatural: el hombre se siente dios.»
(T. 27)

2. Se trata de dos fuerzas contrarias que. sin embargo, están llamadas a


entenderse para formar la obra de arte, fundidas en un -agregado misterioso-(T. 39). En tal
unión, el arte, mediante la fusión de los dos elementos, creó la cultura griega

«La relación compleja del espíritu apolíneo y del instinto dionisiaco en la tragedia debería, por
lo tanto. en realidad, ser simbolizado por una alianza fraternal de estas dos divinidades Dioniso habla
el lenguaje de Apolo, pero Apolo hablo finalmente la lengua de Dioniso. y de este modo es alcanzado
sumpremo de la tragedia y del arte.»
(T.129)

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Aunque se trata de dos actitudes (espíritus). Niezsche quiere unir a ambos elementos y
termina invitando al lector a que sacrifique en el altar de las dos divinidades.

«Por doquier vemos agitarse violentamente las facultades dionisiacos es preciso también que
Apolo envuelto en nubes haya descendido ya sobre nosotros y una próxima generación contemplará
ciertamente las más esplendidas manifestaciones de su poder y belleza.»

Todavía en su obra póstuma, La voluntad de poder, le sigue preocupando el enigma de la


oposición entre lo dionisiaco y lo apolíneo.

De este modo, el artista (el genio) salvará la existencia humara ¿De qué?

Contra la concepción artística de la vida, se alza la concepción moral. Qué signifique la


moral en relación con la vida es el problema más importante a resolver . La moral,
representada por el cristianismo es justamente lo opuesto a una justificación estética del
mundo. Si el arte y la vida son aparente ilusión, error, perspectiva, etc.. el cristianismo dice
que hay una vida auténtica y una realidad verdadera: la otra vida, no ésta. Por ello:

«En este libro mi espíritu se reconoce como defensor de la vida “contra” la moral y crea una
concepción puramente artística, “anticristiana” ¿Cómo llamarla?.. con el nombre de un dios, la llamaría
“dionisiaca”.»
(T. 16-7)

Históricamente, el primero que representó el espíritu antidionisíaco fue Sócrates, cuya


influencia «se ha extendido sobre el mundo como una sombra que se alarga sin cesar bajo
los rayos de un sol poniente”. El ha conseguido agotar nuestra cultura, convirtiéndola en un
verdadero cementerio. Su objetivo ha sido ir matando lo que estaba vivo. Hay que
reaccionar valerosamente.

«Sí, amigos míos, creed conmigo en la vida Dionisiaca y en el renacimiento de la tragedia. El


tiempo del hombre socrático ha pasado»
(T. 121)

¿Puede haber algún tipo de reconciliación entre la concepción estética de la vida y la concepción moral
cristiana?

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III. LA CRITICA DE LA CULTURA OCCIDENTAL
Ha escrito H. Lefebvre, con mayúsculas, que Nietzsche es el Gran Descodificador del
mundo occidental. A demostrar con algunos detalles el contenido de tal afirmación se dirige
el presente epígrafe

1. La dinamita nietzscheana
a) La posición de Nietzsche acerca de la cultura occidental se mantiene invariable desde los
primeros escritos a los últimos: es decadente. Es decir se trata de una cultura tan debilitada
que no sirve ya; se encuentra en el comienzo de su destrucción. Está en crisis. Todas las
fuerzas de la vida arrastran hacia la disolución porque en su lucha contra ellas ha perdido la
batalla. Nietzsche se considera el conductor, que llegará a feliz termino al viaje critico:

«Conozco mi destino. Alguna vez se asociará a mi nombre el recuerdo de algo tremendo, el


recuerdo de una crisis como no ha habido jamás otra en la Tierra de la más honda colisión de
conciencias de una condena de todo lo que hasta ahora se había creído postulado, santificado. No
soy un hombre, soy dinamita”.»

¿Cuándo ocurrirá tal explosión, que limpie completamente el terreno y lo


deje preparado para la construcción nueva?

«... Cuando la verdad entable lucha con la mentira de milenios...»


(EH, 124).
Decadencia significa resignación, desilusión, cansancio, debilitamiento de los instintos... Y
es, según Nietzsche, la característica de los grandes sabios. Le parece irreverente decirlo,
pero es que «son tipos indecentes» (BM, 38). ¿Por que lo son y de cuáles se trata?
b) Al porqué contesta Nietzsche con el concepto de dogmatismo, que ha
caracterizado la cultura hasta su tiempo:
«...y hoy toda especie de dogmática está ahí en pie. con una actitud de aflicción y desánimo.
¡Si es que en absoluto permanece en pie! Pues burlones hay que afirman que ha caído, que toda
dogmática yace por el suelo, más aún que toda dogmática se encuentra en las últimas.»
(BM. 17. Prólogo)
La dogmática ha levantado sus solemnes edificios filosóficos sobre supersticiones,
convenidas en dogmas: el alma, la causa sui. el Bien, el Espíritu, la verdad, etc. ¿A qué se
reducen En el fondo no son otra cosa que palabras, seducciones, promesas, errores que los
hombres han creído.

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d) El máximo responsable en Europa es el platonismo:

«El peor, el más duradero y peligroso de todos los errores ha sido hasta ahora un error de
dogmáticos, a saber, la invención por Platón del espíritu puro del bien en sí.»
(BM, 18, Prólogo)
Se pregunta quién pudo corromper a «la más bella planta de la Antigüedad» (así se
refiere a Platón) y sugiere que quizá el malvado Sócrates. Más urde, la herencia fue
recogida por el cristianismo, que es el platonismo para d pueblo, elevando la
corrupción al grado más absoluto. Con la violencia propia de su estilo escribe palabras
tremendas contra la tradición cristiano-eclesiástica:

«He llegado al final y pronuncio mi veredicto. Declaro culpable al cristianismo formulo contra
la iglesia cristiana la acusación más terrible que ha sido formulada jamás por acusador alguno. Se
me aparece ella como la acusación más grande que pueda concebirse, ha optado por la máxima
corrupción posible. La iglesia cristiana ha contagiado su corrupción a todas las cosas; ha hecho de
todo valor un sinvalor. de toda verdad una mentira y de toda probidad una falsía de alma.»

Y en el siguiente párrafo concluye:

«Esta acusación eterna contra el cristianismo la quiero escribir en toda las paredes: yo tengo
un alfabeto aun para los ciegos,.. Llamo al cristianismo la gran maldición, la gran corrupción más
soterrada, el gran instinto de la venganza para el cual ningún medio es bastante pérfido, furtivo,
subrepticio y mezquino; le llamo el borrón inmortal de la humanidad.»

Posteriormente continuará Kant (cristiano disfrazado, en su expresión), a quien zahiere de


muchas formas, llamándole chino, lisiado, cant (hipócrita, gaz moñero), etc.. aunque, a
pesar de todo, «hay mucho de Kant en Nietzsche» de su espíritu, según ha demostrado H.
Vaihinger (VAIHINGER, 1980, p. 25) Donde mejor puede seguirse el desarrollo histórico del
tema es en el apartado 4º de Crepúsculo, en el que Nietzsche nos descubre la más
asombrosa historia de la filosofía que jamás se haya escrito, por su concisión (ocupa una
sol. página).
La cultura occidental es decadente
dogmática
platónica
cristiano-esclesiástica

e) Pues bien, ya es hora de despertar y cambiar todo esto, que ha ido creciendo
excesivamente, tensando tanto el arco que su sufrimiento opresivo se hace insoportable.

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Será nuestra tarea de hombres del siglo venidero:

«... nosotros los buenos europeos y espíritus libres, muy libres— ¡nosotros la tenemos todavía,
tenemos la penosidad toda del espíritu y la entera tensión de su arco!... Y acaso también la flecha, la
tarea y. ¿quién sabe?, incluso el blanco...»
(BM. 19. Prólogo)
f) Por más que Nietzsche sea un filósofo nada sistemático (C, 33). vamos -sintetizar su
crítica en tres aspectos que parecen fundamentales: la moral, la metafísica y la ciencia
(positiva). Es en estos tres ámbitos en los que la cultura occidental ha hecho crisis.
Considerémoslos detenidamente.

2. La moral, responsable máxima


La máxima responsabilidad de la decadencia de la civilización occidental le
corresponde a la moral y concretamente a la platónico-cristiana. Para alcanzar una
determinada moral se establecen generalmente las tesis de toda filosofía. Por eso antes de
emprender cualquier tarea en busca de soluciones -machaquemos nuestro propio residuo
de moralidad» (BM. 46).
La superación de la moral es una necesidad indiscutible. Conseguido esto podremos vivir
nuestra época extramoral, lo que paradójicamente significa que nosotros los inmorales
empezaremos a vivir moralmente porque con nuestras acciones estaremos favoreciendo la
vida. Esta es la exacta (¿y siempre ambigua también?) posición de Nietzsche respecto a la
moral.
¿Por que ir contra la moral' Hay casi un único argumento, reiteradamente expuesto:

«... toda moral es una tiranía contra la "naturaleza", también contra la “razón"...»

Por eso hay que ser inmorales, porque moral es contranaturaleza, contra la vida.

«Pero atacar las pasiones en su raíz significa atacar la vida en su raíz la praxis de la Iglesia es
hostil a la vida... »

Y de este modo entra en el reino de la decadencia:

«Tener que combatir los instintos, esa es la formula de la décadence: mientras la vida
asciende es felicidad igual a instinto...»

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¿Por que todo esto? ¿Dónde se encuentra la raíz más profunda? Llegamos ahora a
ideas ya conocidas es que existe otra vida, otro orden. Ellos son los genuinos, pero los no
auténticos habrán de ser redimidos. En una palabra: toda la moral sana esta regida por un
instinto de la vida. En cambio, la moral hasta ahora enseñada, venerada y predicada se rige,
por lo contrario precisamente contra los instintos de la vida. No hay que olvidarlo: La vida
acaba donde comienza el "reino de Dios"- (C. 57).
Todo el problema consiste en la orientación que se ha dado a la moral en la historia de la
civilización occidental Si ha sido radicalmente negativa, entonces actuar moralmente (o
como Nietzsche dice, hacer moral) es. paradojicamente, hacer lo contrario, es decir,
atreverse a ser inmorales. Esto es lo que expone, con la desnuda concisión de los
aforismos, en el 36:

«Si nosotros los amoralistas hacernos daño a la virtud?- Tan poco como los anarquistas los
príncipes. Solo desde que se dispara contra estos vuelven a estar firmemente asentados en su trono.
Moraleja: hay que disparar contra la moral»

El aforismo 345 de GS plantea que el problema de la moral consiste precisamente en que


nadie se !a ha hecho nunca problema. Era un lugar seguro, de descanso y paz, de
consenso. Nadie ha comprobado su valor. ¿Qué es, pues, lo que hace falta? Sólo «que
alguien por fin... la ponga en duda. ¡Animo, ésta es precisamente nuestra tarea! » (CS, 355).

3. La irritante metafísica

a) Antitesis de valores
El testimonio de los sentidos nos pone en contacto con el movimiento de la realidad y
con sus problemas, muchas veces inexplicables Mas se trata de un mundo empírico,
ilusorio y de pura apariencia. Superior a él está el mundo del pensamiento, de !a verdad y
de la lógica. Esta realidad -en sí- e imperecedera es su principio; mediante ella quedan
explicadas las apariencias y sometidas a logos:

«La creencia básica de los metafísicos es la creencia en la antítesis de valores.»

Así queda dividida la realidad entre el mundo verdadero y el aparente

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b) Dios como fundamento
En el mundo verdadero el Ser se identifica con el Bien, objetivo supremo de la moral.
Todo es en él permanente, consistiendo la felicidad en la posesión del Bien. Dios como
causa, garantiza este mundo real, absoluto, bueno y verdadero. Ante tales fabulaciones,
exclama Nietzsche

«¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos
enfermos tejedores de telaraña! - ¡ Y lo ha pagado caro!.. »

c) Historia del mundo verdadero


Estos son los principales hitos de esta historia filosófica fabulosa que acaba la
evaporación del mundo verdadero-
1- El mundo verdadero es accesible al hombre sabio, bueno y virtuoso. Platón es el
paradigma de la verdad
2- Aunque inalcanzable ahora, está garantizado al cristiano en virtud de la promesa.
3- Indemostrable, pero abierto en el consuelo del imperativo de Kant. Aún por las
«puertas traseras», buscarlo es el deber inexcusable.
4- Es desconocido para el positivismo: «primer bostezo de la razón»;
5- Queda reducido ya a una idea inútil. Se hace la claridad.
6- Por fin es eliminado. No queda nada. Finaliza el error. Es mediodía: Incipit Zaratustra
(C, 51-2).

d) Sospechas
¿Puede interpretarse sospechosamente la metafísica? Veamos. Ofrece un mundo
desconocido, otro, verdadero. ¿Qué podrían significar los contenidos encerrados en tales
conceptos? Si nos es desconocido, gocemos de éste en que estamos ahora. Si es otro,
distinto de nosotros y lejano, atendamos con preferencia a éste, que es nuestro. Pero es el
verdadero. ¿Lo es? Entonces éste debe ser el de las sombras y el mal. digno de desprecio.
¿No será que alguien se inventa otro porque está cansado de éste, porque no ama la vida?
En cualquier caso, también esto parece verosímil y. quizás, más que lo otro, que suena a
una nada celestial.

e) Vampirismo metafísico
Así considerada la metafísica, aparece como el capullo de la religión, que posee la
naturaleza del vampirismo: apoyada en el concepto de Dios ha ido chupando la vida. ¿Para
qué el más allá? Probablemente, para desvalorizar el más acá.

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En conclusión; la metafísica ha sido en sí misma un error. Frente a ella hay que de
defender la tesis de que el único mundo real es el que ha sido calificado de aparente; otrora
cosa no puede demostrarse. Cambiemos pues los términos:

«En otro tiempo se tomaba la modificación, el cambio, el devenir en general como prueba de
apariencia, como signo de que ahí tiene que haber algo que nos induce al error. Hoy, a la inversa.»
(C. 48)

¿La verdad? Mucho mejor la no-verdad:

«Admitir que la no-verdad es condición de la vida: esto significa, desde luego enfrentarse de
modo peligroso a los sentimientos de valor habitúales: y una filosofía que osa hacer esto se coloca, ya
solo con ello, más allá del bien y del mal.»
(BM. 24)

Con razón decía Nietzsche que su filosofía era un platonismo invertido.

4. La ciencia, escondrijo de la metafísica


También la ciencia sigue las directrices marcadas por el canon moral. Pretende
alcanzar conocimientos absolutos y leyes naturales totales, comprender lógicamente, llegar
a la Verdad de la realidad intelectual y aritméticamente. En una palabra, aspira a un saber
de validez universa!, cual metafísica camuflada.
Es preciso ponerla igualmente en cuestión, siguiendo una línea argumentativa similar
a la anterior.

a) Espíritu científico
Hoy constituye la forma de los ideales metafísicos y en este sentido sigue apuntando con
la misma necedad a la universalidad, en contra de una concepción trágica del mundo:

« .. entiendo por "espíritu científico" esa fe en la posibilidad de penetrar las leves de la


Naturaleza y en la virtud de panacea universal concedida al saber, que fue personificada por primera
vez en la persona de Sócrates.»

El espíritu científico será siempre antidionisiaco. En lugar de saborear la alegría de las


variopintas formas de vida, lo que intenta es mejorar la vida y el mundo a través del saber y
la ciencia. Cree en la lógica como único valor:

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«En lo que respecta a la superstición de los lógicos: no me cansaré de subrayar una y otra vez
un hecho pequeño y exiguo, que esos supersticiosos confiesan a disgusto, —a saber, que un
pensamiento viene cuando "el" quiere, y no cuando "yo" quiero.»
(BM. 33)

b) Entender es dominar
Caracterízase la ciencia por la búsqueda. Por ello calcula, cuenta, maneja, constata.
Todo será explicado y comprendido así: la esquematización es el procedimiento. Dominar
la realidad es, entonces, entenderla.

c) Objetividad
Otra de las características de la ciencia es la objetividad. Es buena mientras se
mantenga como procedimiento instrumental para reflejar las cosas, pero no cuando se
pretende convertirla en fin en sí misma:

«Su alma reflectante y que eternamente esta alisándose no sabe va afirmar, no sabe ya negar;
no la ordenes, tampoco destruye»

Y, sin embargo, la realidad es que este modelo de hombre científico tiene demasiadas
limitaciones:

Es «un instrumento de medida... preciso, pero no es una meta un resultado y elevación... una
conclusión. un comienzo, una procreación...: antes bien, es sólo un delicado, hinchado, fino, móvil
recipiente formal, que tiene que aguaitar a un contenido y a una sustancia cualesquiera para
"configurarse" a sí mismo de acuerdo con ellos—, de ordinario es un hombre sin contenido ni
sustancia, un hombre “sin sí mismo" En consecuencia, tampoco es una cosa para mujeres, in
parenthesi»

d) Superficialidad
La realidad calculable, pensable, contable, palpable, mecanizable, etc., es la pura
exterioridad, su piel. Con esto no alcanzaremos nunca los grandes interrogantes de la
existencia, que yacen en sus profundidades. Por ejemplo, si quisiéramos traducir una obra
musical en caracteres científicos, jamás apreciaríamos su «música», su significación como
tal:

«¡Pero un mundo esencialmente mecánico sería un mundo esencialmente sin sentido!»

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Por último, en su critica a la ciencia Nietzsche no olvida propone: una auténtica
concepción de la misma que se alce sobre la inocencia y libertad del espíritu y que haga
posible el disfrute de la vida. Será una ciencia no distorsionadota, que crea en una sociedad
de espíritu libres.

«... Que la mejor ciencia sea precisamente la que más quiere retenernos dentro de ese mundo
simplificado, completamente artificial, debidamente fingido, debidamente falseado porque ella ama,
queriéndolo o sin quererlo el error, porque ella, la viviente –¡ ama la vida! »

5. El lenguaje incomunicador
En las tres concepciones expuestas – moral, metafísica y ciencia- el lenguaje es
vehículo imprescindible de expresión de contenidos e ideas que interpretan la realidad.
Nunca se insistirá suficientemente en la importancia del mismo.

a) Lenguaje y realidad
Que las palabras no puedan expresar la verdad y que. por lo tanto, no llegamos a la misma
mediante el lenguaje, es una antigua tesis de Nietzsche. Para captar las cosas nos valemos
de metáforas, pero aquéllas no se agotan en estas. Las cosas no son los sonidos, ni las
imágenes que empleamos para captarías y que generalmente confundimos con ella. Así
suplantamos las cosas:

«Creemos saber algo de las cosas mismas cuando hablamos de árboles, nieve y flores y no
poseemos, sin embargo, más que metáforas de las cosas que no corresponden en absoluto a las
esencias primitivas. »

b) Lenguaje y gramática
Nos seducen las palabras creemos en la gramática que nos domina Así seguimos sin
librarnos del error. Vivimos capturados por sus imperceptibles pero seguras redes.
Necesitamos signos de comunicación de los pensamientos. La transmisión no puede
realizarse sin puentes por donde pasarla. Pero un pensamiento individual y vivo, cuando se
comunica, pierde sus perspectivas únicas y originales generalizándose y haciéndose
común. Así deviene apropiado por los receptores exteriores mediante su correspondiente
decodificación. De ello se encarga la gramática.¿Cómo nos liberaremos de semejantes
manipulaciones?

«La razón en el lenguaje ¡Oh que vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a
desembarazarnos de Dios, porque continuamos creyendo en la gramática»

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c) Función del lenguaje
¿Para que sirve entonces el lenguaje?¿qué tipo de comunicación produce y cómo?
También tiene necesidad de cuestionar este medio. Sinteticemos su pensamiento.

«No nos estimamos ya bastante cuando nos comunicamos.... en todo hablar hay una pizca de
desprecio. El lenguaje parece ha sido inventado sólo para decir lo ordinario, mediano, comunicable.
Con el lenguaje se vulgariza ya el que habla- De una moral para sordomudos y otros filósofos. »

IV. EL NIHILISMO

La consecuencia de la crisis cultural descrita va ligada estrechamente al nihilismo. No


sirven los valores hasta ahora vigentes, pero todavía no se han generado los nuevos. Se
sabe que «un nuevo género de filósofos está apareciendo en el horizonte» (BM, 67) y que
no serán ya dogmáticos, sino espíritus libres. Se sabe también que Dioniso es un dios-
filósofo y que se acerca el Gran Mediodía. Pero mientras todo esto tiene lugar, el nihilismo
resulta inevitable. Los ídolos (toda la tradición y verdad anterior) están en su crepúsculo,
golpeados duramente por el martillo nietzscheano. Sobre el destino de Europa pende un
gran interrogante: es la hora del nihilismo.
Sólo con el fin de completar la doctrina de Nietzsche sobre la cultura de Occidente,
vamos a considerar brevemente estos dos puntos: 1) el nihilismo, en cuanto resultado de
la crisis, y 2) la propuesta posterior como alternativa filosófica a esta civilización
decadente.

1. Aclaración
Habría que tener en cuenta que Nietzsche no pudo fijar definitivamente sus posiciones
sobre estos temas. El tiempo de su corta existencia física no se lo permitió. Es en los dos
años anteriores a su muerte psíquica cuando se los plantea y traza el plan de elaboración
sistemática. Recojamos las principales ideas al respecto.

2. Qué es el nihilismo
«El nihilismo no es una causa, sino una consecuencia lógica de la decadencia», afirma
en La voluntad de poder (Lib. III. 43). Sigue, pues, a la decadencia, es su resultado.
¿Cuáles son sus manifestaciones?

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a) El nihilismo se manifiesta en la atmósfera repugnante que envuelve las instituciones.
Todo es inestable, se encuentra vacío: no sine ya lo anterior.
b) Los valores se han esfumado al desaparecer su fundamento más profundo: la muerte
de Dios. Su descripción le da ocasión de escribir los interrogantes y expresiones más
tétricas y bellas al mismo tiempo. Significa borrar el horizonte, desprender la tierra del sol,
quedar desorientados. Véase:

«¿Hacia dónde nos movemos nosotros, apartándonos de todos los soles? ¿No nos precipitamos
continuamente?, ¿hacia atrás, adelante, a un lado y a todas partes? ¿Existe todavía para nosotros un
arriba y un abajo?, ¿no vamos errantes como a través de una nada infinita?, ¿no nos absorbe el
espacio vacío?, ¿no hace más frío? ¿No viene la noche para siempre, más y mas noche? ¿No se han
de encender linternas a mediodía?...»
(GS. 242)

Europa permanece cubierta de sombras. Se derrumba todo. El horror se hace dueño de la


tierra. Junto a esto, amanece también una nueva aurora y vuelve la aventura de una mar
abierta. ¿Por qué?

c) Era necesario que todo esto ocurriera y que las valoraciones artificiales y
contranaturales se desvalorizaran y desapareciera el último hombre para poder crear
nuevos valores. Mientras, todas las fuerzas se han dilapidado, desgraciadamente.

3. ¿Puede superarse el nihilismo?

Lo cierto es que en él no se puede vivir. AI contrario, constituye la posibilidad de la


transvaloración (Umwertung), es decir de crear valores nuevos, afirmadores de la plenitud
de la vida. ¿Cómo realizar esto? Haciendo sonar el martillo, que ha de abrir paso con
energía, sorprendiendo a los ídolos que aún quedan:

«Y si no queréis ser destinos ni inexorables: ¿cómo podríais algún día —vencer conmigo?
Y si vuestra dureza no quiere fulminar y cortar y sajar: ¿como podríais algún día —crear
conmigo?
Los creadores son duros, en efecto. Y una bienaventuranza tiene que pareceros el imprimir
diestra mano sobre milenios como si fuesen cera...»
(C 139)

Así se producirá la inversión de los valores y, a continuación, comenzará el surgimiento de


otros nuevos. La primera parte de Así habló Zaratustra empieza indicándonos con exactitud

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el camino. Se trata de una bella y brillante descripción, titulada «De las tres
transformaciones del espíritu».

— Primero se hace camello: toma sobre sí la carga pasada de la moral anterior,


echándosela a sus espaldas hasta llegar al desierto.
— Luego se convierte en león: se rebela críticamente contra cargas tan duras e intenta
conquistar con su fuerza el nuevo valor de la libertad.
— Pero aún le queda transformarse en niño inocente, que cree desde sí mismo el juego
de la realidad con su propia voluntad:

«El niño es inocencia y olvido, un nuevo comienzo, una rueda que se mueve por sí misma, un
primer movimiento, una afirmación santa. »
(Z. 1ª parte)

4. La ambigüedad del nihilismo


Por último, el nihilismo quiere significar dos cosas simultáneamente: la situación
amenazante de la nada y el absoluto inicio creador. Luego que todo haya quedado destruido
no habrá ninguna defensa; el Dios único (monótonoteísmo, escribe con ironía) ya no está
para echar una mano al hombre. Se impone el acto creador desde el vacío y la soledad
total. El nihilismo es final y principio:

« “¡... o acabáis con vuestras veneraciones o ...con vosotros mismo”. Lo último sería el
nihilismo, pero ¿no sería también nihilismo lo primero? Este es nuestro interrogante.»

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