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Manuela Sáenz nació el 27 de diciembre de 1795 en Quito.

Hija ilegítima de Simón Sáenz de Vergara, hidalgo español funcionario de la Real


Audiencia de Quito, cuya mujer e hijos vivían en Popayán (Colombia). Su madre fue
la criolla María Joaquina de Aizpuru.

Vivió con su padre durante su infancia. De adolescente vivió en la hacienda de su


madre.

Joven hermosa e inteligente fue lectora de los clásicos griegos y autores


franceses, aprendió francés e inglés. Estudió en el Convento de Santa Catalina,
donde recibió educación básica, pero fue expulsada a los 17 años tras ser seducida
por un oficial del ejército.

Su padre concertó por su cuenta su matrimonio con un comerciante inglés, James


Thorne a quien entregó 8000 pesos como dote. Se casó en Lima en 1817.

Durante su matrimonio entró en contacto con personal del ejército y políticos,


visitantes habituales en los encuentros sociales en su casa.

En 1820, se unió al movimiento para derrocar al virrey del Perú. Hizo que su medio
hermano José M. Sáenz, que llegó en el batallón realista Numancia, se pasara con
todo el batallón a las filas rebeldes. Cuando el general San Martín llegó a Lima,
condecoró a Manuela por su labor en la lucha por la independencia.

Guayaquil proclamó su independencia el 9 de octubre de 1821 y Manuela regresó desde


Lima para colaborar con los patriotas, después hasta Quito, donde se dio la batalla
que liberó al Ecuador el 24 de mayo de 1822.

Simón Bolívar llegó triunfante, a Quito en junio de 1822 después de liberar a


Venezuela y Colombia. Manuela fue encargada de colocarle una corona de laureles.
Durante la noche, en el baile, Bolívar y Manuela se enamoraron y ella se convirtió
desde entonces en compañera de luchas, consejera política y amante. Abandonó a su
marido y acompañó a Bolívar en numerosas campañas.

Se convirtió en una aliada clave en los esfuerzos revolucionarios de Bolívar y lo


ayudó de todas las formas posibles. Salvó su vida en el asalto que sufrieron en el
palacio de San Carlos en Bogotá en 1828. Por ello, desde entonces fue conocida como
'Libertadora del Libertador'.

Tras la muerte de Bolívar (1830) fue desterrada a Jamaica y, más tarde, a Perú,
sobreviviendo en el puerto peruano de Paita vendiendo dulces y tabaco.

Manuela Sáenz falleció el 23 de noviembre de 1856, en Paita, durante una epidemia


de difteria.

Debido a sus servicios a la revolución, se le otorgó la Orden del Sol.

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