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Luisa Arrambide de Pacanins

Luisa Arrambide nació en La Guaira en 1797. Sus padres fueron el comerciante


vasco Juan Javier de Arrambide y Petronila Roldán. Ese mismo año de su nacimiento, a
su padre se le acusó de participar en la conspiración de Gual y España, por lo que fue
perseguido por las autoridades coloniales. Posteriormente, su casa se convirtió en un
centro de reuniones culturales, intelectuales y políticas en la cual participaron personajes
de la época como Simón Bolívar y Tomás Montilla. De hecho, algunos historiadores
señalan que Bolívar la cortejó, pero Arrambide lo rechazó por, entre otros motivos, hallarlo
«muy pretensioso».
En 1814, tras la entrada del realista José Tomás Boves a Caracas, se le condenó
a ser azotada de manera pública en la plaza de San Juan, actual plaza de Capuchinos.
Bolívar, quien se encontraba en 1815 en Jamaica, se referiría a este hecho en uno de sus
artículos periodísticos y diría que la «bellísima Luisa Arrambide» había muerto tras el
castigo. Sin embargo, esto no sucedió realmente. En cambio, se señala que Arrambide
soportó el castigo sin derramar una lágrima. No obstante, su hermano Juan Javier sí sería
asesinado tras la toma de Caracas por Boves. Hacia 1820-1821 Arrambide se había
establecido en Puerto Rico, cuando contrajo nupcias con Tomás Pacanins Nicolao, con
quien tuvo cinco hijos. Al tener el último hijo fallecería a la edad de 28 años
probablemente en San Juan en 1825, pese a haber recibido la asistencia del médico
venezolano José María Vargas.

Teresa Heredia
Heredia nació en la población de Ospino, actual estado Portuguesa, en el año
de 1797. Según el historiador Luis Medina Canelón, debido a su oficio de costurera,
Heredia debió pertenecer a los blancos de orilla; es decir, a la clase social de blancos no
pudientes bajo el sistema de castas colonial.2 Asimismo, se dedicó a la alfabetización de
niños.
La primera ocasión en que Heredia tiene problemas con las autoridades coloniales
ocurre en 1814 en la ciudad de Valencia, tras la toma de la ciudad por las fuerzas del
realista José Tomás Boves. En ese entonces el gobernador de Valencia, el capitán Luis
Dato, le decomisa «ciento y pico de camisones y nueve mil pesos», haciéndola presa.
Inmediatamente se le impone un castigo de la época sin derecho a la defensa: le cortaron
el cabello, se le bañó de melado, se le emplumó y se le hizo pasear desnuda por las
calles.
Más tarde, en 1815, las autoridades coloniales descubren que un grupo rebelde,
establecido entre Caracas y La Guaira, se encontraba acopiando armamento y otros
elementos de guerra, y los testigos acusan a Heredia de almacenar dichas armas en su
residencia. Sin embargo, las autoridades solo hallan escondites vacíos y correspondencia
de soldados republicanos presos. De esta manera, Heredia permanece varios meses
presa, pero posteriormente es liberada por no encontrarse pruebas mayores.
Posteriormente, en 1816, mientras Heredia se encontraba viajando entre Caracas
y La Guaira, comentaba con gente de la zona su apoyo a favor de los rebeldes
independentistas y en contra de la corona española, por lo que entonces cae nuevamente
presa acusada de infidencia. Finalmente es expulsada de Venezuela en junio de ese año,
partiendo hacia Estados Unidos, donde se casa nuevamente, tiene hijos y muere en dicho
país.
Cecilia Mujíca 
(San Felipe, Yaracuy - 1813, Yaracuy, Segunda República de Venezuela)  Cecilia
Mujica como muchos otros Venezolanos que apoyaban la independencia, provenía de
una familia de gran poder en la nación. Atravesando por la muerte de su padre en
el terremoto de Caracas de 1812. En tiempos de conflicto se compromete con Henrique
de Villalonga, militar. Participando junto a él en la causa libertaria y fomentando la causa
independentista de Venezuela.
Entre sus labores para con las tropas de la Independencia, Cecilia Mujica
componía y cantaba canciones patrióticas, cosía divisas tricolores y escarapelas para el
uniforme de los patriotas independentistas, realizaba boletines en San Felipe incitando a
la emancipación contra las fuerzas reales.
Al declararse la Guerra a muerte de Don José Millet, Teniente Realista, asedia San
Felipe y apresa a la mayoría de sus habitantes, entre ellos a Cecilia; siendo separada de
su prometido y llevada a una quebrada donde es atada a un tronco para ser ejecutada. Al
enterarse de que sería fusilada dio a los soldados que le vigilaban, su anillo de
compromiso y un poco de su cabello, pidiendo que le fueran entregado a su prometido
dichas pertenencias, así como sus palabras: "De quien no tuvo la fortuna de ser su
esposa, pero si la gloria de inmolarse por la Libertad". Según los registros históricos de la
época, proveniente probablemente de los diarios e informes que las fuerzas realistas
llevaban consigo. Cecilia Mujica fue fusilada en 1813 por las fuerzas realistas.

Leonor de La Guerra
Hija de Luis Beltrán de la Guerra, regidor, procurador y depositario del
Ayuntamiento de Cumaná en "1765", alférez mayor en "1768" y fiel ejecutor en "1775". Su
madre fue Rosa Antonia Ramírez Valderrín, quién era hija del "alférez" real Juan Dionisio
Ramírez y de Leonor de Valderrín. Sus hermanos fueron Luis de la Guerra Vega Ramírez,
regidor y fiel ejecutor en "1802" y Salvador de la Guerra, su otro hermano se llamó Vega
Ramírez. Desde muy joven Leonor sintió simpatías por la "independencia de Venezuela
causa independentista", En su ciudad natal contrajo nupcias con José Tinedo de quien
tuvo una hija llamada Francisca Antonia.
En "1816", el coronel Juan Aldama, jefe y gobernador interino de la "provincia de
Cumaná" enardecido por los triunfos de "Gregor MacGregor" en las batallas de Quebrada
Honda, Alacrán y Juncal, descarga su ira en Leonor Guerra quien osadamente se había
asomado a la ventana con una cinta azul, símbolo que adoptaron los patriotas como
divisa política. Leonor fue citada y se encontró frente al gobernador Aldama, siendo
víctima de insultos, fue amenazada con ser torturada, lo cual sin embargo no hizo que
abjurara de sus convicciones políticas, ni que revelará quién más apoyaba la causa
independentista.
Concepción Mariño
(1790; Valle del Espíritu Santo, Nueva Esparta - 1854; Chacachacare, Sucre) hija
de Santiago Mariño de Acuña, español establecido en Venezuela y Atanasia Carige
Fitzgerald, irlandesa, así como hermana de Santiago Mariño.
Formó parte de la Guerra de Independencia de Venezuela, apoyando fielmente la
causa emancipadora. Luego de la pérdida de la Primera República a mediados de 1812,
Concepción se convirtió en una mujer tenaz, de gran coraje. Su hacienda
de Chacachacare se convirtió en el sitio de reunión de los republicanos. Concepción
jugaba un papel fundamental para las fuerzas patrióticas, se encargó del contrabando de
armas desde Trinidad hasta Tierra Firme, para ser utilizadas por las tropas de Simón
Bolívar aunque esto ocasionó un juicio bajo la Ley Marcial de las autoridades inglesas y el
decomiso de los bienes de su hermano, aunque ella fue respetada.
El 2 de enero de 1813, en la hacienda de Chacachacare, toma un papel decisivo
en la Campaña para libertar el Oriente Venezolano, ese mismo día se firma en su
hacienda el Acta Chacachacare en donde se menciona a Concepción como "Magnánima
Mujer", y se dio el comienzo a la Campaña de Oriente.
Su solidaridad con la causa independentista continuó, luego de formarse
la Tercera República; en 1821, Venezuela se enfrentaba ante la amenaza de Miguel de la
Torre, esto motivo a Concepción, quién condujo buques de su propiedad desde Jamaica,
que contenían armas para el Ejército de Bolívar.

Juana Ramírez (la avanzadora):


Juana nació el 12 de enero de 1790, en el poblado Chaguaramal de Municipio
Piar, Maturín, Estado Monagas. Su madre fue una esclava procedente de África llamada
Guadalupe, aunque cuando nació la esclava fue liberada y criada bajo la tutela de Teresa
Ramírez de Valderrama, quien la protegió y le dio su apellido. Juana Ramírez se destacó
por su pasión patriota, deseo de libertad y entrega de independencia.
Defendió a Maturín del ejército de Domingo Monteverde el 25 de mayo de 1813
cuando logró que un grupo de mujeres venciera al enemigo español.
En el límite de cambios paradigmáticos de la sociedad mundial, como la
conmocionada Revolución Francesa o la declaración de libertad en el comercio de
esclavizados autorizada por la Corona española en 1789. Durante su infancia fue
influenciada por distintos eventos como la insurrección de los esclavizados de Haití, el
levantamiento de José Leonardo Chirino y otras pequeñas sublevaciones. A los 15 años
ya era mano derecha del General Don Andrés Rojas y estaba lista para enfrentar las
faenas de la guerra.
Mientras tanto, ocurría la revuelta de 1810, la Primera República. Juana con 20
años se había convertido en una mujer muy alta e impactante que con sólo dar la orden
los demás obedecían sin resistencia e infundía sobre los esclavizados la pasión por la
lucha independentista. Luego del 19 de abril de 1810 el progenitor de Juana comenzó a
luchar por la independencia de Maturín. A sus 20 años y ya cautivada por las ideas de
libertad, creó junto a su padre un movimiento similar a Los Sin Camisa que se había
conformado hacía un tiempo en Caracas y La Guaira. Sin embargo, la agitación en aquel
territorio comenzó a incomodar en la ciudad y el Capitán General de Venezuela, Domingo
de Monteverde, envió a los Generales Zuazola y De La Hoz para acallar a los activistas.
No obstante, los agresores fueron echados de aquellas tierras y el 25 de mayo de 1813 el
mismo caudillo fue personalmente a atacar.

Ana María Campos


Ana María de Campos y Cubillán de Fuentes (Los Puertos de Altagracia, 2 de
abril de 1796-Maracaibo, 17 de octubre de 1828)1 fue una heroína en la Guerra de
Independencia de Venezuela perteneciente al bando libertador. Le fue dado el honor de
«heroína», y se la conoce como «guerrera» y «mártir».
Simpatizante de las causas de la independencia desde la infancia y luego activa
en ellas, Campos abrió las habitaciones de su gran hogar familiar para la organización de
estas fuerzas, y conspiró con ellas.
Campos es conocida por sus acciones durante la ocupación realista del lago de
Maracaibo, encabezada por el mariscal de campo Francisco Tomás Morales. Después de
escuchar los intentos de Campos de ayudar a la revolución, en septiembre de 1822,
Morales la acusó de organizar reuniones clandestinas para derrocar la corona y la
arrestaron. Una de las pruebas aportadas fue algo que dijo en una de las reuniones
secretas: «Si Morales no capitula, monda» (en la lengua vernácula de la época, «Si
Morales no se rinde, muere»). Morales la interrogó personalmente y confesó haber dicho
la frase, que ya se había convertido en un canto popular en Maracaibo.

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