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El período comprendido entre finales del siglo XIX y principios del XX está marcado por la

inestabilidad política, económica y social de España. A las habituales crisis entre conservadores y
liberales durante la regencia de María Cristina se unió una creciente agitación social como resultado
de la existencia de amplias capas de población que vivían en la miseria, los movimientos migratorios
del campo a la ciudad, los primeros movimientos obreros, los enfrentamientos con los patronos, etc.
Pero el hecho más relevante fue el desastre del 98, en el cual España perdió Cuba, Puerto Rico y
Filipinas, lo que evidenció la inestabilidad española y la necesidad de cambios políticos y sociales.

Todos estos hechos darán lugar a nuevas corrientes ideológicas y literarias que proclamaban la
necesidad de llevar a cabo grandes cambios políticos y sociales. Se trata del Modernismo y la
Generación del 98.

El Modernismo rechazaba el mundo considerándolo feo y vulgar y defendía el "arte por el arte".
Dentro de este movimiento destaca la figura de Rubén Darío, que aparece como personaje de Luces
de Bohemia.

El otro gran movimiento fue la llamada Generación del 98, la cual criticaba el sistema político
español, cuyos autores distinguieron entre una España real y miserable y otra oficial, falsa y
aparente. Destacan en este grupo Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet, Pío Baroja y Azorín. Valle-
Inclán, sin embargo, tanto por su ideología como por su nueva estética, se aleja de los
noventayochistas en su madurez. Su trayectoria sería más bien parecida a la de Antonio Machado,
aunque más renovadora y atrevida.

Además, debemos mencionar el uso de anacronismos, con hechos de la historia contemporánea que
sirven de marco cronológico de la trama, como la referencia a la Semana Trágica (1908) o a la
revolución rusa (1917). De este modo, Valle nos ofrece una visión de los conflictos de la vida de su
España.

Se arremete de diversos modos contra el mal gobierno (Ministerio de la "Desgobernación") y contra


la corrupción, el capitalismo y el conformismo burgués y se presenta, en contraste, el hambre y las
miserias del pueblo. De especial fuerza es la protesta ante la represión policial, que culmina con esos
momentos de suma intensidad que son la escena VI (Max ante el obrero catalán, condenado a morir
por la ley) y la escena XI (la muerte de un niño a consecuencia de la represión callejera). Entonces
resumirá el protagonista: "La Leyenda Negra, en estos días menguados, es la Historia de España".

También merece señalarse la crítica de una religiosidad tradicional y vacía (España es "una tribu del
centro de África") y la crítica de escuelas o instituciones literarias, así como las burlas contra
escritores concretos: Galdós ("Don Benito el Garbancero"), Villaespesa, etc.

En suma, todo parece llevarnos, en conjunto, a aquella frase suya que ya conocemos: "España es una
deformación grotesca de la civilización europea".

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