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Historia Cultural Argentina, trabajo final; Docente: Jorge Myers; Alumno: Batista Juan C.

N° de legajo: 31555.

Historia Cultural Argentina: Examen Parcial 2020

6) Romanticismo y nación, 1837-1880. La idea romántica de nación. Historicismo.


Interpretaciones del pasado argentino. El diagnóstico de Sarmiento en el Facundo. El
de Alberdi. ¿Una nación para el desierto argentino?

Durante los primeros años de gobierno de la Confederación rosista, distintos grupos de


periodistas, escritores y pensadores comenzaban a cambiar la historia de la literatura
Argentina. Estas primeras generaciones de pensadores empezaron a traer libros de autores
prohibidos para que circularan en toda la sociedad y se difundieran nuevas corrientes de
pensamiento provenientes de Europa por ejemplo, Rousseau y su teoría de la voluntad
general, las ideas económicas de Adam Smith y John Millar, el utilitarismo de Jeremy
Bentham y James Mill. A partir de 1823, el Colegio de Ciencias Morales creado durante la
presidencia de Rivadavia, lanzó becas para jóvenes estudiantes que provenían del interior;
muchos de estos jóvenes conformaron la Generación Literaria de 1837. La nueva
generación de jóvenes literarios analizaba de una manera diferente la realidad nacional e
idear nuevas formas de organización. Sus miembros no solo provenían de Buenos Aires,
sino también de todo el territorio de las Provincias Unidas del Rio de La Plata (Tema 4,
clase 14). Entre sus miembros más destacados podemos encontrar a Juan Bautista Alberdi
(1810-1884), Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), Vicente Fidel López (1815-1903)
y Esteban Echeverría (1805-1851).
Este grupo de pensadores estaban profundamente influenciados con la renovación del
pensamiento europeo, que se denominó como “Romanticismo”; pugnaban por el abandono
de los modos monárquicos heredados de España y la consolidación de una Democracia que
asegure los derechos de los ciudadanos. Para la generación de politicos previa a los jóvenes
literarios, el término “nación” estaba asociado a un contrato legal con los ciudadanos y la
intención de construir su soberanía, desde un punto de vista jurídico y político. Los
integrantes de la Generación del 37, entendían a la “nación” desde un punto de vista
cultural. Esta nueva forma de ver a la nación, permitió que surgieran movimientos
nacionalistas por toda Europa, que expresaban su rechazo al ordenamiento político imperial
de aquellos años. Como mencionamos anteriormente, los politicos y escritores de la
Generación del 37 identificaban a la nación con el aspecto cultural, es decir con las formas
artísticas, el idioma, los mitos, las creencias de un país (Tema 4, clase 15).
Uno de los puntos centrales de los jóvenes del 37 era completar el proceso revolucionario
que había comenzado en 1810; durante el largo gobierno de Rosas e inclusive durante la
breve presidencia de Rivadavia, reinaba la idea de cerrar la revolución, consolidar lo
logrado y mantener la estabilización política del país. Para Alberdi, Echeverría y Fidel
López, el proceso revolucionario que inició en mayo de 1810 debía ser completado a partir
de dos aspectos que tenían en cuenta: el primero, era la unión de un pensamiento que
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exprese la especificidad del pensamiento argentino. Para ello, se debía lograr una
independencia cultural respecto de España para afirmar una propia identidad nacional. A
partir de la idea del nacionalismo romántico, que habíamos hecho mención anteriormente,
comenzaba a idearse una nación Argentina. El segundo aspecto, tenía que ver más con lo
político y era modificar el Antiguo Régimen; ellos pretendían incorporar diversas corrientes
literarias y artísticas vinculadas al socialismo romántico, se incorporaban nuevos autores
jóvenes y muchos de ellos enunciaban los principios de la Revolución Francesa: igualdad y
libertad (Tema 4, clase 15).
En un marco de Guerra Civil y presionados por el gobierno rosista, los jóvenes literarios
decidieron exiliarse en Montevideo; desde allí comenzaron a una campaña contra la “tiranía
rosista”. Escritores como Esteban Echeverría, Valentín Alsina y Florencio Varela
participaron activamente de la campaña militar unitaria contra “el restaurador”; otras
figuras como Vicente Fidel López, y Domingo Faustino Sarmiento decidieron instalarse en
Chile, aunque más tarde se sumaron Alberdi y Juan María Gutiérrez. En 1845, comenzaron
a circular los primeros folletines de una de las obras literarias más importantes de la
Argentina: “Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas”. Los dos
elementos que tiene en cuenta Sarmiento son: “Civilización” y “Barbarie”. Para el futuro
presidente del país, la Civilización estaba asociada a lo refinado, a los productos
elaborados, al ámbito de las grandes ciudades y lugar de los grandes pensadores. La
Barbarie representa para Sarmiento, todo aquello que desprecia y donde la muerte estaba a
la orden del día; los seres humanos vivían en la peores condiciones que puedan existir y
esto se debe a las condiciones geográficas de la campaña, donde había “un desierto”, un
vacio de población para él. Como señala Julio Ramos, Sarmiento tenía una mirada europea,
donde observa a la “barbarie” desde un lugar lejano, es decir se distancia del mundo con
retoricas y un discurso muy europeo para alejarse de la barbarie americana (Ramos, 1988;
pág38). Para Sarmiento la llegada de la barbarie al poder, se dio por errores de la
“civilización”, quienes pretendían importar los discursos de Europa sin importar la realidad
en que estaba sumida la sociedad Argentina (la barbarie). Otros de los puntos destacados
por Ramos sobre El Facundo, es que se trata de un intento por recomponer la
homogeneidad del Estado Nacional, que estaba bajo el control de la barbarie, pero para ello
había que escuchar a la tradición europea, algo que el proyecto de Rivadavia no siguió al
pie de la letra (Ramos, 1988; pág43).
La esencia cultural que tenía el nacionalismo romántico se mezclo con el pensamiento de
los romanticismos europeos, dando origen a un “Historicismo Romántico”. Todo pueblo,
todo país tiene su propia historia, una historia nacional, una historia previa que se
identifique con las costumbres propias de una nación; otro rasgo característico, es que la
historia atraviesa por distintas etapas de desarrollo pero no todas las naciones suelen pasar
por estos procesos. Las características del historicismo romántico resultaron muy
beneficiosas para los jóvenes literarios, especialmente para los futuros debates
historiográficos durante el periodo posterior a Rosas, denominados como organización
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nacional. A partir de la literatura nacional de Echeverría y la difusión de las características


sobre la nación Argentina realizadas por Sarmiento en el Facundo, serán fundamentales
para la construcción de la Nación. La relación entre nación y pueblo, que resultó clave para
los europeos, en el caso argentino fue difícil para aplicarlo; durante el periodo rosista, su
gobierno se basó en la voluntad de la población local. Para Sarmiento, Vicente Fidel López,
Echeverría y otros destacados, el pueblo era analizado no con el objetivo de crear una
voluntad nacional, más bien se lo criticó con el objetivo de modificarlo para el gobierno de
las nuevas generaciones; se debía modificar al pueblo con sus costumbres (Tema 4, clase
15).
El 1° de Mayo de 1851, el gobernador de la provincia de Entre Ríos Justo José de Urquiza
dio a conocer un documento conocido como “Pronunciamiento Urquiza”, donde
manifestaba su aceptación a la renuncia de Rosas a cargo de los manejos de la
Confederación argentina. Luego de diez años, Mitre, Sarmiento, y otros exiliados, lograron
volver al suelo argentino luego de que Urquiza abrió las puertas de su provincias. Luego de
que Urquiza venciera a Rosas en la famosa batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, el
líder entrerriano ocupó el cargo como jefe provisorio de la Confederación Argentina.
Durante aquellos años, se llevó a cabo el proceso de elección de diputados para redactar la
Constitución; quienes no se hicieron presentes fueron los porteños. Se reunieron en el
Cabildo de Santa Fe y uno de los constituyentes era Juan María Gutiérrez; fue el mismo
quien distribuyó Las Bases de Juan Bautista Alberdi a todos los congresales. El objetivo a
cumplir era que se sancionara lo más rápido posible una Constitución antes que estallaran
nuevos conflictos; finalmente la nueva Constitución Nacional se sancionó el 1° de Mayo y
fue promulgada el 25 de Mayo de 1853. Alberdi consideraba que la Constitución debía ser
de carácter federal, ya que las provincias que estaban unidas a la Confederación, tenían
cuarenta años de existencia y que no podían desaparecer; el Federalismo era una figura
inevitable y el panorama no iba a modificarse. Era necesario implementar una forma de
gobierno para que los caudillos respetaran la Constitución y utilizar la misma para otorgarle
un marco jurídico a la figura del caudillismo. La Constitución consideraba legal la figura
del caudillo y se trataba de un poder autoritario, bajo control de una Constitución estricta
(Tema 4, clase 14).
Pero esta nueva república naciente todavía era imperfecta, para Alberdi todavía faltaba
organizarse y había muchas carencias; necesitaba algún factor que contribuyera a la nueva
república. El factor era la inmigración masiva; Alberdi coincidía con el diagnostico de
Sarmiento, es decir se necesitaba gente para poblar el “desierto argentino” y capitales para
disparar la economía del país. Tanto Sarmiento como Alberdi, tenían un fuerte tinte racista
ya que no solo criticaban la herencia del virreinato con una economía desordenada, sino
que además la presencia indígena en la Patagonia y de africanos, atrasaba el progreso de la
Argentina. Pensaban que el inmigrante proveniente de Europa traería con él la cultura, la
historia previa de su país, para ayudar a la Argentina a curarse tras años de olvido y evitar
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volver a un régimen como el de Rosas; Alberdi y Sarmiento querían poblar el desierto,


europeizar la población (Tema 4, clase 14).
A partir de 1852, los miembros de la Generación del 37 pasaran a tomar un mayor
protagonismo luego de la caída de Rosas. El presidente provisorio Vicente López y Planes,
restauró las leyes suprimidas durante el rosismo; la libertad de prensa fue restablecida de
manera inmediata y esto posibilitó que se editaran nuevos periódicos; Bartolomé Mitre
editó Los Debates, diario encargado de difundir el pensamiento de los jóvenes literarios del
37. Alberdi, Sarmiento, Vicente Fidel López y otros más, redactaban distintos artículos y
biografías; además se distinguían de los demás partidos politicos (unitarios y federales).
Pero esto no es todo, según Schvartzman la cantidad de periódicos en circulación aumentó,
el número de páginas también incrementó y durante la década de 1860 fue mayor el número
de periódicos que se convirtieron en diarios (Schvartzman, Julio; pág462). Durante este
periodo, comenzaron a circular grandes diarios nacionales: El Nacional tuvo como
directores a grandes personalidades políticas como Dalmasio Vélez Sarsfield y Domingo
Faustino Sarmiento; se fundó en 1852 y cerró en 1898. El diario La Nación (fundado por
Bartolomé Mitre) surgió en 1869 y funciona en la actualidad; La Prensa fue fundado por
José C. Paz en 1868 y aún continua en nuestros días. También había revistas de humor
político tales, como El Mosquito; la revista perduró de 1863 hasta 1893, había dibujos
satíricos de politicos y el sentido del humor estaba centrado en los aspectos más íntimos de
los politicos (Tema 4, clase17). El diario La Tribuna pretendía lograr algo que ningún
diario había logrado: convocatorias a nuevos lectores por ejemplo, mujeres, jóvenes y
paisanos para representarlos en las páginas del diario. Como señala Schvartzman, la gran
cantidad de diarios posibilitaron el crecimiento de los mismos y fomentar nuevos lectores;
por otra parte, los diarios generaron ideologías partidarias por ejemplo, el diario El
Proletario (1858) y El Petróleo (Schvartzman, Julio; pág462).
Siguiendo en esta misma línea, Julio Schvartzman menciona que los miembros del Salón
Literario se convirtieron en fuente de inspiración para los jóvenes que fueron formados
durante el rosismo y por eso mismo tenían un horizonte intelectual menos prometedor
(Schvartzman, Julio, pág310). Entre 1852 y 1880, hubo muchas discusiones que
involucraron diversos temas en una sociedad que se iba modernizando de manera veloz y
los medios de comunicación iban en aumento. Según Schvartzman, estas discusiones
generaron tres cuestiones muy importantes: La primera, tiene que ver con la necesidad de
consensuar sobre el pasado nacional; la segunda cuestión, estaba relacionada en torno a la
nueva organización del Estado Nacional; y la tercera, generó una disputa sobre los alcances
de las leyes luego del periodo rosista (Schvartzman, Julio; pág313).
La ruptura de las relaciones comerciales entre la Confederación Argentina y Buenos Aires
y las consecuencias que dejó la unificación del interior al gobierno porteño después de la
batalla de Pavón, obligó a que muchos diarios y debates parlamentarios, reflexionen acerca
de los hechos del pasado nacional. La literatura Argentina no pudo escaparse a los
conflictos ocasionados por la Confederación y Buenos Aires, ni podía atribuirse a una
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ideología determinada; por eso, los debates politicos en torno a la organización política que
sacudía a la opinión pública se convirtió en la principal tarea de la literatura nacional.
Libros de historia, panfletos y ensayos, ocuparon un rol protagónico en la escena literaria;
mientras que las poesías, ficciones literarias tuvieron que incorporar las polémicas de los
debates. Alberdi consideraba que la generación de pensadores argentinos anterior a la
Generación del 37, no dio origen a libros y que solo se escribieron distintos artículos
periodísticos y a proclamas; las primeras obras que se pueden considerar libros,
comenzaron a surgir antes de 1852. Las primeras grandes obras fueron El Facundo (1845)
de Sarmiento y Las Bases (1852) de Alberdi; los libros de Sarmiento, ingresaron
rápidamente en las bibliotecas de la nueva Generación Literaria. Sus libros estuvieron
relacionados con experiencias de viajes, descripciones de distintas etnias culturales (como
el caso del libro Viajes) y con la forma de abordar los sistemas educativos públicos y la
búsqueda de la construcción ciudadana por ejemplo, “Educación Popular” (Tema 4, clase
15).

BIBLIOGRAFÍA

_ Schvartzman, Julio, La lucha de los lenguajes, Emecé Editores, 2003, Buenos Aires,
pp.305-333; pp.407-484

_ Ramos, Julio; Saber del "otro": escritura y oralidad en el "Facundo" de D. F.


Sarmiento; 1988.

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