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THE MASTER OF RAGNAROK


&
BLESSER OF EINHERJAR
Volumen 5

Autor: Takayama Seiichi


Ilustrador: Yukisan

Traducción Jap-Ing: J-Novel Club


Traducción Ing-Esp: Café con Azúcar
Edición y Corrección: Café con Azúcar
Cleaner de Imágenes: Café con Azúcar

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Este documento no es una traducción oficial y fue realizado por fans.


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Tabla de contenido
Prólogo .......................................................................................................... 8
Interludio 1 ................................................................................................. 18
Acto 1 .......................................................................................................... 20
Interludio 2 ................................................................................................. 70
Acto 2 .......................................................................................................... 72
Interludio 3 ............................................................................................... 127
Acto 3 ........................................................................................................ 129
Interludio 4 ............................................................................................... 172
Acto 4 ........................................................................................................ 175
Interludio 5 ............................................................................................... 219
Acto Extra ................................................................................................. 223
Epílogo ...................................................................................................... 255
Epílogo II .................................................................................................. 264
Afterword ................................................................................................. 268
Copyright ................................................................................................. 274

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Prólogo
Había pasado casi un mes desde la invasión del Clan Pantera.
Los copos de nieve revoloteaban suavemente desde el cielo
cubierto de nubes como diminutos pedazos de algodón, y el patio a
la derecha de Yuuto ya estaba completamente cubierto por una capa
de blanco. El aire contra su cara era intensamente frío, y podía ver en
su propio aliento, una pequeña nube blanca por cada exhalación.
―Wow, sabía qué haría mucho frío hoy, ¿pero ya es la primera
nevada de la temporada? Parece que el invierno está realmente aquí.
Los dientes de Yuuto castañetearon mientras hablaba, y
encorvó su cuerpo contra el frío viento mientras se dirigía hacia su
oficina.
Era un hombre joven con cabello y ojos negros, con una
apariencia general que aún conservaba algunos de los vestigios de
su infancia aquí y allá.
Eso era, por supuesto, porque hasta hace dos años y medios,
Suoh Yuuto había sido un chico normal que asistía a una escuela
secundaria pública en el Japón moderno. Pero por alguna razón,
había sido transportado al mundo‖antiguo‖de‖Yggdrasil,‖y‖ahora…
―¡Ah, mi señor patriarca! ¡Buenos días, señor! ―Lo llamó un
guardia.
Otro guardia de turno saludó a Yuuto con energía mientras se
acercaba: ―Buenos días, mi señor patriarca. He escuchado historias

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sobre su gran victoria en la guerra reciente. Nada me trae mayor
orgullo como su nieto, señor.
Ahora Yuuto era el soberano, o “patriarca” del Clan Lobo, una
posición en la que incluso hombres grandes y de aspecto rudo como
estos guardias, inclinaban sus cabezas hacia él.
―Hey, buenos días a los dos. ―Yuuto les devolvió los saludos
y les dio unas palabras de aliento cuando pasó junto a ellos― Parece
que‖ va‖ a‖ hacer‖ frío‖ hoy,‖ eh…‖ Sigan con el buen trabajo. ―Ese
estímulo complació enormemente a los hombres, y sus rostros se
enrojecieron de alegría al responder con un enérgico: “¡Sí, señor!”
Para ellos, Yuuto era alguien extraordinario e insustituible, un
héroe que había salvado al Clan Lobo del borde de la destrucción y,
en un breve lapso de tiempo, lo guió para convertirse en la nación
grande y poderosa que era hoy.
No había nada inusual en sus reacciones hacia él, pero Yuuto
aún no podía negar lo incómodo que se sentía.
Caminando a su lado, una hermosa joven de cabello dorado se
rió y le sonrió dulcemente: ―Tee hee. Veo que te has vuelto mucho
más cómodo en tu papel de patriarca, Onii-sama. ―Su nombre era
Felicia. Ella era la ayudante de confianza de Yuuto, y hábilmente le
brindaba ayuda en una variedad de tareas y complementaba su
conocimiento de sobre mundo desconocido.
―Difícilmente. ―Respondió Yuuto― Incluso ahora, antes de
hablar con esos tipos, tuve que repetir una y otra vez en mi cabeza lo
que iba a decir para asegurarme de no arruinarlo. ―Él soltó una
risita irónica y se encogió de hombros.
Ya había pasado un año y medio desde que se convirtió en
patriarca, pero aun así, se sentía extraño e incómodo cada vez que

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tenía que hablar con un tono franco y casual con aquellos que eran
muchos años mayores que él.
―¿Es así? ―Preguntó ella― Creo que luciste perfectamente
natural ahora mismo.
―¿De verdad? Eh, bueno, creo que estoy empezando a
acostumbrarme‖un‖poco,‖entonc―
La línea de pensamiento de Yuuto fue interrumpida por el
fuerte sonido de una repentina ráfaga de viento.
―¡Eeek! ―Felicia rápidamente se movió para sujetar su falda
mientras la explosión del aire invernal los asaltaba.
Felicia era una Einherjar, una guerrera con poderes
sobrenaturales, por lo que reaccionó con una rapidez magnífica,
pero aun así, por un momento, sus hermosas y largas piernas
quedaron expuestas hasta el muslo.
Normalmente, sería un momento durante el cual, cualquier
hombre de sangre roja se vería obligado por su instinto a mirar.
Sin‖embargo…
―¡Uggghhh, que fríooooo! ―Yuuto ni siquiera se preocupó en
mirar y se giró gritando, abrazándose a sí mismo mientras temblaba.
La capital del Clan Lobo, Iárnviðr, estaba en una región de
latitudes altas, en una cuenca anidada entre dos cadenas
montañosas, y los inviernos allí eran terriblemente fríos. Era un
mundo de diferencia con la ciudad natal rural de Yuuto, donde los
inviernos se habían vuelto más suaves y las nevadas más escasas en
las últimas décadas.
Yuuto se encontró caminando mucho más rápido.
―V-Vamos, Felicia, apresurémonos.

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―Sí, Onii-sama…‖―Felicia respondió decepcionada. Entonces,
comenzó a murmurar lentamente en voz baja― Tch, aunque me tomé la
molestia de‖asegurarme‖de‖que‖pudiera‖ver… Ughhhh, si esto sigue así, es muy posible que
pierda mi confianza como mujer… Ngh, ¿e-es por mi edad? ¿E-Es porque voy a cumplir
veinte en menos de dos meses? ¡¿Es por eso?!
―Oye, Felicia, ¿qué estas esperand―‖¡Whoa! ¿Q-Qué pasa con
esa cara de miedo…?
―¡¿Eh?! N-Nada. No es nada en absoluto, Onii-sama. Vayamos
a la oficina del patriarca de una vez. Se ha vuelto muy frio
últimamente, ¿no? Así que he dispuesto que eso que mencionaste se
prepare inmediatamente.
Yuuto inclinó la cabeza, perplejo solo por un breve segundo
antes de que la respuesta le llegara a la mente: ―“Eso”…‖ Oh,
¿quieres decir eso?
Como se señaló anteriormente, los inviernos en Iárnviðr eran
extremadamente fríos, y no había calefacción doméstica como en el
Japón del siglo XXI.
La chimenea, como era de esperarse, no se inventó sino hasta
alrededor del siglo XI. Naturalmente, eso significaba que no había
chimeneas que pudieran calentar con seguridad una habitación
entera en Yggdrasil. La única opción de calefacción era una hoguera
hundida en el centro de la habitación. No era poco más que un
hueco con fuego, que mantenía una fogata al aire libre y requería
que el aire fuera ventilado con frecuencia.
Con ese tipo de método de calefacción, uno solo podía
calentarse al lado del fuego debido al calor que se desprendía
directamente de él, y por lo tanto, durante los dos últimos inviernos,

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Yuuto a menudo lo había pasado increíblemente frío, incluso en
interiores.
Se había hartado de esa situación y, este año, le pidió un favor a
Ingrid, la maestra artesana y Einherjar portadora de la runa de
Ívaldi, “El‖ Creador‖ de‖ Espadas”. Le había descrito un determinado
artículo y le había pedido que lo construyera para él.
―¡Está bien, entonces, vamos a hacerlo! ¡Como patriarca,
probaré sus capacidades yo mismo! ―Con esa proclamación de alto
espíritu, Yuuto abrió la puerta de su oficina. Venía aquí todos los
días para trabajar, e inmediatamente notó cuánto había cambiado de
la noche a la mañana. Estaba agradecido con sus subordinados,
quienes realmente debieron haber quemado el aceite de medianoche
para que esto sucediera.
El escritorio y los estantes que usaba Yuuto todavía estaban en
sus ubicaciones y posiciones originales. Solo una cosa había
cambiado: el lugar donde normalmente había una mesa y sillas para
recibir invitados. Pero ese único cambio había alterado
completamente la atmósfera de la oficina.
La mesa de recepción y las sillas habían sido cuidadosamente
guardadas, y en su lugar había una mesa baja, cubierta por una gran
manta que llegaba al piso por todos lados.
Era un kotatsu .
No importa cómo lo vieras, era un kotatsu.
Yuuto no pudo contenerse ni un segundo más, y corrió para
poner sus pies debajo de la manta: ―Ahhh, es tan calido~. ―Una
sonrisa se dibujó en su rostro.

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El espacio dentro del kotatsu estaba lleno de aire caliente que
envolvía sus piernas y llenaba todo su cuerpo con una indescriptible
sensación de confort.
Este kotatsu estaba calentado desde abajo por un brasero de
hierro que contenía carbón. También había una medida de
seguridad en su lugar, una pequeña barrera que rodeaba el brasero
para evitar que los pies lo tocaran accidentalmente.
―No te quedes allí, Felicia. ―La invitó― Pruébalo.
―¿Eh? ¿E-Está realmente bien?
―Por supuesto que lo está. No podría acaparar algo tan cálido
y maravilloso para mí solo. Sería un desperdicio.
―E-Entonces, con tu permiso. ―Felicia se sentó y puso sus pies
adentro e inmediatamente, dejó escapar un largo: “Ohhhh~…”
suspirando de placer, de una manera que también tenía un toque de
sensualidad. Sin que Yuuto necesitara decir una palabra más, Felicia
también procedió a meter sus manos en el kotatsu, calentando sus
dedos, que se habían vuelto adormecidos por el frío exterior.
―Haahh~…‖ ―Ella dejó escapar otro suspiro de placer. Parece
que un intento fue todo lo que tomó para que quedara totalmente
atrapada por su mágico confort.
―Esto‖es… un artículo maravilloso, Onii-sama…
―¿Verdad? ―Estuvo de acuerdo Yuuto― Ahora, si solo
tuviéramos mikan, esto sería perfecto.
―¿Qué es mikan?
―Ah, cierto, no las hay aquí. Es un tipo de naranja, una fruta
jugosa que es dulce y un poco amarga. En mi país de origen, comer
mikan sentado en un kotatsu es una tradición. Son prácticamente un
equipo inseparable.

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―Hmm, entonces esa es una de las comidas que se consumen
en la tierra más allá de los cielos. Es una pena. Esta experiencia ya es
tan maravillosa que siento como si mi corazón tuviera alas. Si hay
una fruta que va tan bien junto con ella, me encantaría probarla al
menos una vez.
―Sí, me encantaría eso también, pero incluso Ginnar no ha
oído hablar de ellas. ―Yuuto se acurrucó contra el kotatsu como un
gato de casa, empapándose del calor.
Ginnar era un comerciante mercante que Yuuto acababa de
convertir en su hijo jurado a través del sagrado Juramento del Cáliz.
Había viajado a lo largo y ancho de Yggdrasil, por lo que el hecho de
no haber oído hablar de ellas significaba que, al menos, no se podían
encontrar en ninguna de las naciones vecinas de las regiones
cercanas al Clan Lobo.
La mikan es una variedad de mandarina, que se dice que
desciende de una fruta que originalmente era procedente de lo que
hoy es la India. Supuestamente, se había traído a tierras chinas y se
había cultivado allí alrededor del siglo XXII a.C., pero no apareció en
Europa sino hasta varios siglos más tarde.
Yuuto no sabía con certeza dónde estaba geográficamente el
mundo de Yggdrasil, pero desafortunadamente, era un hecho que la
mikan no había aparecido aquí todavía.
―Bueno, suficiente de holgazanear. ―Dijo al fin― Deberíamos
seguir adelante‖y‖ponernos‖a‖trabaj―
―Zzz…
―¿Eh? ¿Ya está dormida? ―Yuuto miró sorprendido a Felicia,
quien se había quedado dormida pacíficamente, sentada.

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En realidad, pensándolo bien, esta era la primera vez que veía
su cara dormida. La niña era una de las guerreras más fuertes y
capaces del Clan Lobo, y no se dejaba ver vulnerable o sin vigilancia
alrededor de las personas. Pero incluso con esos poderes
sobrenaturales y la magia que la colocaban por encima de los
humanos normales, parece que no podía igualar el poder mágico e
irresistible de un kotatsu .
Como ayudante de Yuuto y su consejera más confiable, ella
siempre se levantaba antes que él, y su día estaba lleno de
responsabilidades al proporcionarle apoyo y protección.
El incidente reciente también tuvo que haber sido un gran
esfuerzo emocional para ella. No sería extraño pensar que hubiera
estado acumulando mucha fatiga reprimida con todo lo que tenía
que enfrentar.
Yuuto colocó la barbilla en su mano y sonrió un poco al ver la
cara dormida de Felicia, que de alguna manera parecía un poco más
joven e inocente de lo normal.
Había mucho en lo que tenía que pensar en este momento.
El patriarca del Clan Relámpago, Steinþórr, se había
recuperado de sus heridas, y su país nuevamente estaba actuando
de manera sospechosa.
El patriarca del Clan Pantera, Hveðrungr, seguramente estaba
esperando su momento y la oportunidad de invadir de nuevo.
Y lo más importante, estaba la cuestión de cómo podría
regresar a su hogar en el Japón del siglo XXI, donde lo esperaba su
amiga de la infancia. Un fenómeno extraño había ocurrido durante
la última batalla con el Clan Pantera, en el cual el poder que unía el
cuerpo de Yuuto a este mundo se había debilitado por un momento.

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Eso fue, sin duda, un indicio importante de cómo conseguir un
camino a casa.
Aun‖así…
―Bueno, supongo que está bien que hayan días como este de
vez en cuando. ―Murmuró.

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Interludio 1
En Glaðsheimr, capital del sagrado imperio de Ásgarðr, se
encontraba el palacio de Valaskjálf. Era la sede del poder para el
Þjóðann, o divino emperador, el gobernante de todo Yggdrasil.
Incluso con el trabajo de decenas de miles de esclavos, se había
tardado veinte años en terminar la construcción del palacio, y era
tan grande que incluso una pequeña ciudad cabría dentro de sus
muros.
Desde lo profundo de su interior se alzaba un gran castillo, tan
alto que parecía alcanzar los cielos. Aunque, para ser más precisos,
no era un castillo tradicional en absoluto. No tenía habitaciones
residenciales o ceremoniales dentro de su interior; era simplemente
una torre de ladrillos apilados sobre ladrillos.
Este era el edificio conocido como el Hliðskjálf, o “torre
sagrada”. Fue construido para permitir que los ritos sagrados se
realizaran lo más cerca del cielo ―y‖ por‖ lo‖ tanto de‖ los‖ dioses―
como sea posible, por lo que había torres similares en muchas de las
principales ciudades de Yggdrasil.
Sin embargo, para la gente de Glaðsheimr, la torre de aquí era
el único y verdadero Hliðskjálf, y las de otras ciudades no eran más
que falsificaciones, imitaciones patéticas de lo real.
La torre sagrada de Glaðsheimr era mucho más grande y
mucho más alta que sus contrapartes en otros lugares.

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Pero al igual que sus contrapartes, en su ápice había un
santuario sagrado o Hörgr. Era aquí donde se sentó la divina
emperatriz, esperando a su visitante.
Fagrahvél entró en el Hörgr y lentamente se dirigió hacia ella.
Cada uno de sus pasos estaba acompañado por los sonidos
rígidos y chasquidos de las placas de su armadura dorada, y la
espada fuertemente decorada en su cintura. Tenía un cabello largo y
dorado que fluía en una coleta desde su nuca y se tambaleaba
mientras caminaba.
Sus rasgos eran severos pero muy hermosos, y las damas en
espera por las que pasaba, estaban siempre tan impresionadas por
su galante figura que dejaban escapar suspiros de asombro.
―Su Majestad, por orden suya, yo, Fagrahvél, el Patriarca del
Clan Espada, he llegado. ―Anunció― Estoy a su servicio.
―Fagrahvél hábilmente se dejó caer de rodillas y se inclinó. Sus
movimientos eran refinados y evidentemente bien practicados.
Una voz suave y clara le respondió desde detrás de una cortina
divisoria: ―Ahh, bienvenido. Me alegro de verte otra vez. ―Esta era
la voz de la divina emperatriz del sagrado imperio de Ásgarðr,
Sigrdrífa. Esta chica era la portadora de la línea de sangre más noble
y sagrada en el mundo de Yggdrasil.
—Yo también, majestad. ¿En qué le puedo servir?
―Mm. Como mi hermano adoptivo con quien me crie y cuidé,
tengo especial confianza en ti y una solicitud. Acércate.

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Acto 1
Los pequeños zorros en la casa de las tablas
―Y así, el monstruoso diluvio que Lord Yuuto creó, conocido
como el Jörmungandr, se tragó al ejército del Clan Relámpago
arrasándolos muy lejos.
En un edificio en el distrito oriental de Iárnviðr, cincuenta niños
estaban sentados en un aula, en seis largos escritorios de madera
dispuestos en filas, escuchando con fervor las palabras de su
maestra.
Estaban en un Vaxt, un tipo de escuela también conocida como
“casa de las tablas”, donde a cambio de una tarifa considerable, las
familias acomodadas podían enviar a sus hijos a aprender a leer,
escribir y hacer aritmética simple.
―El patriarca del Clan Relámpago era considerado invencible
en batalla, conocido como Dólgþrasir, “El‖ Tigre‖ Hambriento‖ de‖
Batalla”. ¡Pero a pesar de lo poderoso que era, ni siquiera él pudo
resistir la inundación, y la batalla terminó en una victoria
abrumadora para nosotros, el Clan Lobo! ―Cuando la maestra
terminó su recital, alcanzó una taza de té cercana para enfriar su
garganta cansada. Hizo una pausa, y respiró hondo antes de decir:
―Eso será todo para la lección de hoy. Asegúrense de revisar todo
en casa también. ―Con eso, la maestra abandonó rápidamente el
aula.

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Todos los niños se quedaron sentados en silencio por un
momento, viéndola partir, y luego estallaron en una conversación a
gritos al mismo tiempo.
―¡Woooow, Lord Yuuto es increíble! ―Algunos de los niños,
no contentos con solo gritar, se levantaron de sus asientos y saltaron
de arriba a abajo, gritando.
―¡Incluso un grupo entero de Einherjars juntos no pudieron
vencer al Dólgþrasir, pero él no fue nada para Lord Yuuto!
―Y justo el otro día también fue y golpeó totalmente a algunos
de esos tipos llamados el Clan Pantera, ¿verdad?
―¡Cuando crezca, definitivamente voy a intercambiar el
Juramento del Cáliz con Lord Yuuto!
―¡Oh, yo también, yo también! ¡Sería un sueño hecho realidad
luchar por el Clan Lobo como alguien que está debajo de él!
―¡Dicen que Lord Yuuto también fue el que inventó el pan sin
arena!
―¡Escuché que se le ocurrió una manera de hacer todo tipo de
cosas de vidrio, como recipientes o adornos que parecen animales!
―¡Oh, vi algunos de esos cuando estaba en el patio del palacio
con mi padre! ¡La luz del sol se reflejaba a través de ellos y brillaban
con todos los colores del arco iris!
Todos los niños conversaron entusiasmados sobre su patriarca,
con sus ojos brillando. Para todos y cada uno de ellos, era un
símbolo de admiración, un héroe.
―Wow, Goshujin-sama realmente es‖ increíble…‖ ―Ephelia
murmuró esto para sí misma mientras observaba a los niños
charlando desde una pequeña distancia, en un rincón del salón de
clases.

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Era una niña adorable de unos diez años, con un corto cabello
castaño. Sin embargo, se veía un poco diferente en comparación con
los otros niños. Para expresarlo con amabilidad, su vestimenta y
apariencia eran más simples. Para expresarlo de manera grosera, se
veía desaliñada y pobre en comparación. Pero no había mucho que
se pudiera hacer al respecto. Después de todo, este Vaxt era
normalmente un lugar a donde solamente asisten los niños de las
familias más ricas de Iárnviðr. Pero Ephelia era una esclava, el
escalón más bajo de la sociedad en esta ciudad, y su estilo de vida y
apariencia no se acercaban en nada a los de esos otros niños.
―U-Um… ¡Adiós! ―Ephelia se puso de pie y se despidió de
sus compañeros antes de irse. Pero los chicos solo se detuvieron por
medio segundo para mirar en su dirección antes de volver a sus
conversaciones, y todas las chicas la ignoraron por completo.
No, en una segunda mirada, había una chica que se volvió para
mirar a Ephelia con una sonrisa. Pero incluso esa chica no respondió
a la despedida de Ephelia.
Ephelia sabía que esto sucedería.
La hacía sentirse miserable y patética, y honestamente, no había
querido decirles nada. Sin embargo, la maestra les había dicho a
todos que uno siempre debe decir un adiós cortés cuando se vaya
para volver a casa.
Se le permitía asistir al Vaxt como un caso especial a los deseos
del patriarca, Lord Yuuto, por lo que no quería romper ninguna
regla o actuar de manera indebida. Si lo hiciera, sería una vergüenza
para Yuuto, a quien le debía tanto. Ella no podía dejar que eso
sucediera, pasara lo que pasara.

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Ella había hecho todo lo que tenía que hacer por hoy. Ephelia
hizo una breve y cortés reverencia a sus compañeros y abandonó el
aula. Cuando se fue, se permitió robar una última y envidiosa
mirada en su dirección.

Ephelia fue recibida por uno de los guardias cuando se


acercaba a las puertas delanteras del palacio en el centro de Iárnviðr.
En todo momento del día y de la noche, siempre había al menos una
docena de soldados apostados aquí desde la Guardia Real, y la
unidad de fuerzas especiales conocida‖como‖“La Unidad Múspell”.
―Oh, estás de vuelta, eh. ―Dijo la guardia de palacio― Buen
trabajo ahí fuera, señorita.
―¡Oh, g-gracias! ¡Um, g-gracias también a todos por su arduo
trabajo hoy!
―Hahaha, lo aprecio mucho.
Ephelia había estado pasando por esta puerta en su camino
hacia y desde la escuela, todos los días durante un mes, por lo que
su rostro ya era familiar para los guardias de palacio.
―B-Bueno, que tengas una linda tarde. ―Dijo, inclinando la
cabeza y abriéndose paso rápidamente por la puerta.
Sabía que esos soldados estaban tratando de ser amables al
interactuar con ella, pero no podía evitar el impulso reflexivo de su
cuerpo, de alejarse de ellos cuando le hablaban.
Ephelia tenía problemas para tratar con hombres grandes y
fuertes como ellos. A pesar de eso, no tenía problemas con una chica
como la capitana Sigrún, a pesar de que Sigrún era aún más fuerte.

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El último día que recordaba haber vivido en paz en su antigua
patria, terminó con un grupo de hombres grandes y extraños
derribando la puerta de su casa y entrando forzosamente,
empujando a su madre al suelo y metiendo a Ephelia en un saco.
Cuando hablaba con los soldados, no podía evitarlo; los
recuerdos de esa escena siempre volvían a inundarla. Por supuesto,
ella sabía que eran diferentes de los hombres malos que la habían
secuestrado,‖pero…
Decepcionada de sí misma por su reacción, Ephelia se deprimió
cada vez más y más, cuando de repente oyó una voz desde arriba.
―¿Mm? ¡Oh, heeey, Ephy! ¿Acabas de volver del Vaxt? ―La
voz brillante y amable la llamó por su nombre.
Ephelia levantó la vista para ver a otra chica, solo un poco
mayor que ella, sentada con las piernas cruzadas sobre un árbol de
dátiles, pelando uno de sus frutos.
La sola visión de ella sacó los sentimientos tristes de la mente
de Ephelia, y ella sintió que la primavera volvía a su paso. Ephelia le
sonrió a la niña, no con una sonrisa falsa y educada, sino con una
sincera desde el fondo de su corazón.
—Sí, Lady Albertina. ¡Acabo de regresar!
―¡Oh, entonces bienvenida a casaaa! ―Albertina saludó a
Ephelia en su tono habitual, melodioso y alegre, y comenzó a
masticar la fruta de aspecto delicioso.
La forma en que Albertina se movía y la forma en que estaba
sentada‖―por no mencionar el hecho de que estaba en lo alto de un
{rbol‖ en‖ primer‖ lugar― daba la impresión de una niña salvaje del
bosque, sin una pizca de etiqueta. Pero a pesar de sus modales, era
una princesa del vecino Clan Garra, una hija por nacimiento de su

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patriarca. También era subordinada directa del patriarca Yuuto, y
una de las oficiales del Clan Lobo.
―¡Oh, claro, toma Ephy, compartiré está contigo! ―Sin previo
aviso, Albertina arrojó uno de los dátiles en la dirección de Ephelia.
―¡¿Awawa?! ―Ephelia agarró apresuradamente el dobladillo
de su falda y lo extendió para atrapar la fruta que caía. Fue un poco
vergonzoso hacer algo así en público, pero la comida era
increíblemente preciosa, y ella no podía dejar que nada se
desperdiciara. Eso era más importante para ella que preocuparse por
las apariencias.
Ephelia sabía que una chica lenta y torpe como ella
probablemente no habría podido atraparla si hubiera usado sus
manos por lo que soltó un largo suspiro, aliviada de que al menos
había logrado evitar que golpeara el suelo y se arruinara.
―¡Es reaaalmente bueeena, Ephy! ¡Tienes que probarla!
―Gracias,‖ pero… aun‖ así,‖ yo…‖ ―Tomando la fruta en sus
manos, Ephelia sintió que su boca comenzaba a babear, a pesar de sí
misma. Pero al mismo tiempo, estaba encadenada por su
autocontrol, preocupada de si realmente estaba bien que una esclava
como ella se comiera esto.
Los frutos del árbol de dátiles eran más baratos que los granos
en el mercado, por lo que no eran costosos ni nada por el estilo, pero
este árbol de dátiles estaba en los terrenos del palacio, por lo que los
dátiles eran propiedad personal del patriarca. Ella no podía solo
comer algo así sin permiso.
―Oh, vamooos, ¿qué estás haciendo?― Impacientándose cada
vez más con la vacilación de Ephelia, Albertina se deslizó
rápidamente del árbol.

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Por lo que Ephelia había oído, Albertina era una Einherjar con
una runa llamada Hræsvelgr, “El‖ Provocador‖ de‖ Vientos”, y podía
moverse a velocidades incluso más rápidas que Sigrún. Todo sobre
los movimientos extraordinariamente ágiles de Albertina sugería
que era verdad.
Albertina se dijo a sí misma: ―Ahh, espera, Kris me dijo: “Solo
dile esto a Ephy si se está haciendo la difícil”. Uhhh, ahora, ¿cómo era…?
¡Oh, cierto! “Oye, ¿cuál es tu problema niñita? ¿Dices que no comerás
mi fruta? ¿Es eso, huuuuuh?”
¡Pero esta fruta es del patriarca, no suya!, pensó Ephelia
reflexivamente en respuesta. Aun así, sabiamente logró contenerse
para no decirlo en voz alta.
“Kris”‖era la hermana gemela de Albertina, Kristina. Ephelia se
encontró riendo un poco por la situación, impresionada por el
talento de Kristina.
Como siempre, Lady Kristina sabe exactamente cómo explotar las
debilidades de otras personas, reflexionó. Si una dama de un estatus
más alto le dijera con tanta fuerza que comiera algo, Ephelia no
podría negarse directamente.
―En ese caso, la aceptaré con gratitud. ―Dijo― Muchas
gracias.
―¡Sí, cómela, cómela! Bueno, ¿esta rica?
―Ni siquiera he tomado un bocado todavía, Lady Albertina.
―Riéndose ante el comportamiento de Albertina, Ephelia arrancó la
piel del dátil y lo mordió. El jugo dulce de la fruta llenó su boca, y su
sabor increíblemente delicioso fue suficiente para darle escalofríos.
Los frutos del árbol de dátil no solo eran dulces, sino que
también contenían una gran cantidad de nutrientes, por lo que la

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gente de Yggdrasil los quería mucho. Ephelia no era una excepción,
y los dulces de dátiles eran una de sus comidas favoritas.
Por cierto, Yuuto había dicho una vez que el sabor le recordaba
a “un dulce de caqui”, fuera lo que fuera.
―Es muy delicioso. ―Dijo ella― Gracias de nuevo, Lady
Albertina.
―¡Ehehe! ¡Ya veooo! ¡Bien, bien! Cuando probé uno, fue taaan
bueno que pensé: “¡Tengo que hacer que Kris y Ephy también prueben
uno!” ―Albertina le lanzó a Ephelia una amplia sonrisa llena de un
orgullo inocente.

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―¡Bieeen, entonces le voy a dar este a Kris ahora! ―En el
instante en que dijo eso, una ráfaga de viento se levantó detrás de
ella y de repente, desapareció del campo de visión de Ephelia.
Sorprendida, Ephelia miró a su alrededor y, al volverse hacia el
palacio, vio a Albertina ya muy lejos en la distancia.
Ephelia se inclinó profundamente en dirección a la figura que
se iba. Ella estaba trabajando en el palacio, así que, naturalmente, se
ocupaba principalmente de los adultos, y las únicas personas de su
edad que entraban y salían del palacio aparte de ella, eran las dos
princesas del Clan Garra.
Tal vez esa era la razón por la que Albertina se había
preocupado siempre de hablarle, y con la actitud relajada de la
chica, pronto se habían vuelto muy amigables entre sí.
Quizás desde la perspectiva de Albertina, Ephelia era
simplemente alguien de la misma edad con la que podía hablar,
pero Ephelia estaba increíblemente agradecida de conocer a alguien
como ella. Ephelia no tenía idea de dónde habían terminado sus
viejos amigos de su tierra natal, o incluso si todavía estaban vivos.
Para ella, Albertina era la única persona de su edad que le
quedaba para ser amiga.

―¡Hola a todas! ¡Estoy de vuelta! ―Llamó Ephelia.


En el bloque sur de los jardines del palacio, había una gran sala
de espera reservada para las sirvientas que se encargaban
principalmente de cosas como el trabajo de la cocina, la limpieza y la
lavandería. Todos los esclavos comprados por Yuuto, solían ser
asignados a trabajar aquí en el palacio principal.

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Ephelia no era una excepción.
Las lecciones en el Vaxt generalmente terminaban antes del
mediodía, por lo que Ephelia venía aquí después y pasaba las horas
de la tarde repasando y practicando el material de la clase, mientras
que también ayudaba a los otros sirvientes con su trabajo cuando
necesitaban una mano.
―Oh, hey, Ephy. ¡Bienvenida de vuelta!
―¡Bienvenida de nuevo, Ephy! ¡Ohh, ven aquí y déjame darte
un abrazo!
―¡Ah! ¡Yo también, yo también!
―¡Ohh, Ephy, el solo abrazarte me quita el estrés de encima!
―O-Ohhhh…‖ ―Ephelia fue incapaz de resistirse ya que, una
tras otra, las mujeres se apiñaron a su alrededor y se turnaron para
abrazarla.
Ella ya era una niña de aspecto adorable y también trabajaba
mucho a pesar de su edad, además que se esforzaba diligentemente
para ayudar a los adultos que la rodeaban. Solo esas cualidades
fueron más que suficientes para hacer que todas las personas
mayores en el trabajo la amaran profundamente.
Y recientemente, había una nueva razón, también.
―¡Ah, cierto! ―Exclamó una sirvienta― Regresaste en el
momento perfecto. ¡Llévale esto al patriarca en su oficina!
―¡Ah! ¡Sí, señora!
―Ephy, cariño, tráenos algunas golosinas hoy también, ¿sí?
―Ahh, solo esperar eso es suficiente para que me ayude a
pasar el día, ¿sabes? ¡Contamos contigo, querida!

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Cada vez que Ephelia recibía dulces u otros bocadillos del
patriarca, siempre los compartía con todos en lugar de comerlos
sola. Por eso, la estaban adorando más que nunca.
Sin importar la época, las mujeres siempre han amado las
comidas dulces, y así, a lo largo de la historia, han servido como
herramientas valiosas en las relaciones sociales.
Y así fue como cada vez que llegaba el momento de tomar té o
refrigerios para el patriarca, a Ephelia se le daba el trabajo, incluso si
había alguien más disponible.
―P-Pero saben que no siempre voy a recibir algo, ¿verdad?
―Ephelia habló ansiosamente, temiendo no poder cumplir con sus
expectativas, pero las sirvientas más viejas se echaron a reír y
rechazaron tal posibilidad con un gesto de sus manos.
―No, no, no te preocupes. Eres la favorita de Lord Yuuto,
después de todo.
―Sí, exactamente. Así que sigue, querida.
―Ohhh…‖―Ephelia dejó escapar un pequeño gemido, pero no
discutió más. Tomando la bandeja y la jarra en sus pequeñas manos,
se dirigió a la oficina del patriarca.
Momentos como estos realmente le traían a la memoria lo
verdaderamente brillantes y alegres que todos aquí eran.
Honestamente, se preguntaba si había otro clan en Yggdrasil que
tratara a sus esclavos como lo hacía el Clan Lobo.
Las tareas eran un trabajo difícil, sin duda (especialmente
ahora, durante la temporada de invierno), pero las mujeres que eran
ciudadanas comunes tenían que hacer el mismo tipo de trabajo en
sus propios hogares, por lo que no era como si lo tuvieran
particularmente más difícil en ese aspecto.

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La cantidad de horas diarias que tenían que trabajar tampoco
era superior a la de un ciudadano promedio, y se les daba descansos
adecuados.
No les gritaban ni se burlaban de ellos, ni había abusos físicos
como golpearlos, patearlos o azotarlos con un látigo.
Recibían comidas adecuadas todos los días, y aunque no era
mucho, todos los meses recibían salarios en monedas de cobre.
Realmente, era un trato amable que no dejaba nada que desear.
Técnicamente, los esclavos podían comprar su libertad y
convertirse en ciudadanos si recaudaban suficiente dinero para
pagar su propio precio de compra, pero ninguna de las compañeras
de servicio de Ephelia estaba ahorrando su salario, probablemente
porque estaban muy satisfechas con sus circunstancias actuales.
―Es muy diferente aquí de cómo era en el Clan Golondrina…‖
―Susurró Ephelia para sí misma, recordando las memorias ahora
nebulosas de su patria perdida.
En aquel entonces, ella había sido quien era atendida por
esclavos. Solo había pasado un año desde entonces, pero le parecía
que fue hace mucho tiempo.
En el Clan Golondrina, todos los esclavos eran tratados con
crueldad, lo suficiente como para dejar una impresión terriblemente
fuerte en su joven corazón, de que ella nunca querría terminar
siendo una esclava. Por supuesto, ella en realidad había terminado
como una, lo cual solo demostraba lo impredecible que era la vida
en la realidad.
Mientras esos pensamientos pasaban por la mente de Ephelia,
llegó a la puerta de la oficina del patriarca e inmediatamente se
sintió nerviosa. Ella entendía completamente que Yuuto era una

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persona de corazón amable, pero el patriarca seguía siendo el
patriarca. Era una figura con la que la incompetencia o incluso un
pequeño error, sería una insolencia que nunca debía permitirse.
La primera vez que se lo encontró después de convertirse en su
sirvienta, vergonzosamente derramó té sobre toda su ropa.
Normalmente, tal cosa sería motivo de al menos un azote, o en el
peor de los casos, la ejecución.
La madre de Ephelia era propensa a preocuparse mucho por
ella, razón por la cual Ephelia se había comprometido a no dejar que
algo así volviera a suceder. Utilizó su creciente tensión para enfocar
su mente, respiró hondo por última vez y llamó a la puerta:
―Perdóneme, he traído un poco de té fresco.
―¿Mm? Oh, hey Ephy. ―La voz de un hombre joven, cálida y
clara, la llamó― Adelante, entra.
Cuando Ephelia abrió la puerta para entrar, vio al dueño de la
voz‖―un‖joven‖de‖cabello‖negro― sentado en una mesa parecida a
una caja cubierta con una manta, con las piernas metidas debajo.
Estaba inclinado sobre la mesa, moviendo un cilindro de un lado a
otro sobre una tableta de arcilla.
Él no estaba siendo ocioso o tonto; estaba en medio de adjuntar
su sello a un mensaje. Mientras giraba lentamente el cilindro,
presionó en la suave arcilla la imagen de un lobo entre el sol y la
luna, y el nombre “Suoh‖ Yuuto” en letras nórdicas. De hecho, este
joven era el mismo gobernante registrado en los documentos
históricos que leyó hace poco en sus lecciones, el gran e invencible
héroe que todos los niños admiraban.

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La hermosa mujer de cabello dorado que estaba sentada frente
a‖ Yuuto‖ ―Llamada‖ Felicia― tomó la tablilla de arcilla y la colocó
cuidadosamente a su lado: ―Perfecto. Muchas gracias.
Dado que la insignia del patriarca estaba en la tabla, tenía que
ser un documento importante de algún tipo, por lo que en lugar de
secarse al aire, probablemente se enviaría pronto para cocerla en un
horno y poder enviarla rápidamente a donde fuera necesario que
fuera.
―Bien, Onii-sama, ya que Ephy está aquí, ¿nos tomamos un
breve descanso? ―Preguntó Felicia.
―Buena idea. ―Yuuto asintió ante la sugerencia de Felicia y,
con un largo y profundo suspiro, se recostó en el suelo.
―Aquí tiene, Goshujin-sama. Siempre está trabajando muy
duro. ―Ephelia ofreció esas palabras de agradecimiento mientras
cuidadosamente, vertía el té en su taza de plata favorita.
Aparentemente, Yuuto había tenido una experiencia terrible
con tazas y cuencos de barro, y ahora evitaba obstinadamente
usarlos siempre que fuera posible.
En Iárnviðr, el salario promedio del hombre por un mes de
trabajo manual era de solo alrededor de dos Bygg de plata
(aproximadamente dieciséis gramos), por lo que la copa de plata era
un tesoro increíblemente caro.
Teniendo en cuenta la cantidad de riqueza y prosperidad que
Yuuto había traído al Clan Lobo, nadie lo culparía por tener un
artículo o dos de un lujo como ese. Sin embargo, desde la
perspectiva de Ephelia, era tan caro que incluso temía tocarlo.

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―Ah, gracias, Ephy. Ughhh, mis hombros est{n‖ adoloridos…
―Yuuto se quejó con nadie en particular, todavía perezosamente
tendido en el suelo.
Viéndolo así, para Ephelia lucía incluso más tranquilo y
despreocupado que los chicos con los que iba a la escuela, lejos de la
clase de persona que uno se imaginaría peleando en el campo de
batalla.
Ella sabía que en algunas de las regiones circundantes, él
también era bastante temido y conocido como: Hróðvitnir,‖“El‖Lobo‖
Infame”, pero para ella, eso de alguna manera simplemente no
parecía encajar en él.
Más bien, aunque Ephelia a menudo sentía miedo en torno a
Yuuto debido a su estatus, a ella le parecía más bien la figura de un
hermano mayor, siempre amable.
―Eso me recuerda, Ephy…‖―Dijo― Ha pasado un mes desde
que empezaste a asistir al Vaxt.‖ ¿Cómo‖ van‖ las‖ cosas?‖ ―Incluso
ahora, a pesar del hecho de que Yuuto debía estar cansado, le estaba
preguntando sobre su vida.
Ephelia le respondió mientras servía con cuidado el té en la
taza de Felicia: ―Oh, cierto. Hubo un examen el otro día y recibí
excelentes calificaciones.
―¡Genial! ¡Ese es el camino a seguir! Muy bien, entonces.
Como recompensa, te daré estos dátiles secos. ―Yuuto se sentó de
nuevo y recogió una pequeña cesta que estaba sobre la mesa y se la
ofreció a Ephelia. Adentro había un montón de dátiles arrugados y
rojos, al menos diez de ellos.

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Para empezar, el dátil eran una fruta dulce, pero secarlo lo
hacía aún más dulce, y de esta manera eran muy populares al
combinarlos con té.
―Muchas gracias, Goshujin-sama. ―Dijo― Me aseguraré de
disfrutarlos más tarde, junto con mis compañeras de trabajo.
―Eres una niña muy buena, Ephy.
―Es lo menos que puedo hacer, porque siempre son muy
buenas conmigo. ―Respondió Ephelia, aliviada de haber logrado
obtener algo dulce para compartir con ellas hoy.
Por supuesto, los días en que ella regresaba con las manos
vacías se reían y le decían que estaba bien, para que no se sintiera
mal. Pero ella todavía prefería por mucho ver sus caras felices.
―Bueno, me alegra saber que te llevas bien con la gente de
aquí. ―Dijo Yuuto― ¿Qué hay de los que están en el Vaxt?
―La… maestra me elogia mucho y me trata muy bien. ―La
respuesta de Ephelia fue un poco lenta, pero logró hablar con voz
clara y firme. Ella no había dicho ninguna mentira. Pero tampoco
podía decir que se estuviera llevando bien con los otros niños en su
clase, aunque tampoco creía que estuviera siendo acosada― No
estoy teniendo ningún problema real.
Desde la perspectiva de Ephelia, esto tampoco era una mentira.
Su tiempo en el Vaxt se sentía un poco solitario y triste, pero eso era
solo por unas horas en la mañana. Un lugar cálido y feliz la estaba
esperando en el palacio. Todo lo que necesitaba cada día, era un
poco de paciencia para soportar la mañana y las cosas estarían bien.
Yuuto ya había hecho mucho por ella y estaba ocupado con su
trabajo como patriarca. Ella no quería molestarlo o ser una carga.

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Y como Yuuto había puesto sus expectativas en ella, ella
tampoco quería ser débil o lamentable delante de él.
Yuuto la miró en silencio por un momento, pareciendo querer
decir algo. Pero al final, lo único que dijo fue: “Hm, ya veo…” con
una voz que no era más alta que un susurro.

―Debo decir, Otou-sama, ―Comentó Kristina con una sonrisa


confundida― que eres un poco sobreprotector, ¿no? En realidad,
mucho más que un poco.
Era el día siguiente y Yuuto estaba en el Vaxt, en el distrito este
de Iárnviðr, presionado contra la ventana y mirando dentro del aula.
De pie junto a él y sosteniendo su mano izquierda estaba
Kristina, quien ahora lo estaba mirando con una expresión
ligeramente exasperada.
Su apariencia básica era, por supuesto, bastante similar a la de
su gemela Albertina, pero donde su hermana tenía una inocencia
alegre y sin errores, los ojos de Kristina parecían ver a través de
todos y de todo, y tenía un aura cínica y arrogante.
Kristina sonrió: ―Cuando finalmente llegué el día en que un
pretendiente de Ephy venga a pedir su mano, puedo imaginarte
estallando de rabia y gritando algo trillado como: “¡Nunca le
entregaré a mi hija a un bastardo como tú!” Kusu.
―No‖te‖preocupes.‖―Respondió Yuuto― Cuando sea tu turno,
te enviaré felizmente con porras y todo.
―Y sin embargo, eres tan frío e indiferente cuando se trata de
tu verdadera hija…

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―Mi hija jurada, querrás decir. Y de todos modos, no creo que
haya un hombre con un corazón lo suficientemente grande como
para tomar a alguien con tu personalidad, como esposa.
―Eso es cierto. Por qué, eres el único hombre que me viene a la
mente, Otou-sama.
―Estoy bien con seguir siendo tu padre, gracias.
―Oh, no eres divertido.
―Así es. Como sea, Ephy es más importante ahora mismo.
―Realmente no eres divertido en absoluto, Otou-sama. Al
final, supongo que para ti solo soy otra mujer conveniente de usar.
―Tienes razón, es conveniente y práctico tenerte alrededor. Por
tu poder, claro está.
―¡Oh, ni siquiera lo niegas! ―Con una expresión angustiada y
llorosa, Kristina levantó su mano libre para cubrir sus ojos llorosos.
Sin duda, todo era un acto, por supuesto.
Otra cosa que compartía con su hermana Albertina, era que
Kristina también era una Einherjar. Portaba la runa de Veðrfölnir,
“El‖ Silenciador de Vientos”, que le otorgaba poderes que le
permitían ocultar su presencia, y al viajar con ella y tomar su mano,
Yuuto podía escabullirse y evitar llamar la atención a pesar de su
cabello negro y otras características extranjeras.
Había decidido utilizar su poder para observar secretamente a
Ephelia en sus clases de hoy. Ninguno de los niños en el Vaxt había
notado a Yuuto en absoluto; estaban enfocados solo en inscribir
letras en sus tablillas de arcilla con estiletes afilados. Todos estaban
trabajando en serio, porque si no lo hacían, se arriesgaban a que la
maestra los azotara con la vara que llevaba.

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En el Japón moderno, los castigos corporales en las escuelas
habían sido abolidos hace mucho tiempo, pero era una práctica
bastante normal y común aquí en Yggdrasil, donde el concepto de
cosas como “derechos humanos” era prácticamente inexistente.
―Bien, parece que todos han terminado. ―La maestra asintió
para sí misma, satisfecha, y luego levantó la voz― ¡Eso será todo
para la lección de hoy! ―Declaró en voz alta, y rápidamente
abandonó el aula.
En el siguiente instante, todos los niños saltaron de sus asientos
y comenzaron a hablar emocionados, o corrieron por la habitación y
jugaron.
Yuuto sonrió para sí mismo. Esta, al menos, era una escena que
no era tan diferente a la del mundo del que provenía.
―¡Soy Hróðvitnir, “El‖ Lobo‖ Infame”! ¡Escucha mi nombre y
tiembla! ―Gritó un chico.
―¡Gh…! ―Yuuto se tensó.
―¡Toma esto! ¡Ataque de inundación abrumadora!
―……‖―Yuuto se encontró a sí mismo cayendo a cuatro patas
en el suelo, como si hubiera sido golpeado. Su cara estaba roja.
¿Q-Qué demonios es esto?
Aunque ya lo sabía…
Lo sabía, pero su mente estaba tratando de negarse a
procesarlo. Mientras tanto, su cara se sentía como si estuviera en
llamas por la vergüenza.
―Oh, Dios mio, ciertamente parecen estar divirtiéndose. ―Dijo
Kristina, en un tono juguetón y con una mirada deliberada. Y la
sonrisa…‖Oh, esa sonrisa satisfecha en su cara era detestable― Debe
ser agradable, ser tan popular con todos los niños. Tengo envidia.

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―V-Vamos, no hagas un gran problema con esto. ―Yuuto de
alguna manera se recuperó de su estremecimiento el tiempo
suficiente para responderle.
Mientras tanto, el juego de roles de los niños continuó, y
aparecieron dos nuevas voces que gritaban:
―¡Enemigos distantes, escuchen mi voz! ¡Aquellos que estén
cerca, vengan a verme! ¡Soy Dólgþrasir,‖ “El‖ Tigre‖ Hambriento‖ de‖
Batalla”!
―¡Y‖yo‖soy‖el‖M{nagarmr,‖“El‖Lobo‖Plateado‖M{s‖Fuerte”! ¡En
guardia, Dólgþrasir!
―Mira, ¿ves? ―Yuuto señaló con entusiasmo a los dos
chicos― Están fingiendo ser Steinþórr y Rún, también. No soy solo
yo. ―Para Yuuto, era demasiado embarazoso aceptarlo cuando era
solo él, pero no era tan malo una vez que algunas de las otras
personas que él conocía también formaron parte de eso.
―Hmmm, ¿estás seguro de que es realmente la hermana mayor
Sigrún? Es un niño el que hace el papel.
―Ah, buen punto. Bueno, el título de Mánagarmr se transmite
de persona a persona, después de todo. ―Yuuto finalmente
recuperó lo suficiente de su compostura para hacer ese tipo de
análisis― Tal vez está fingiendo que ha crecido y lo heredó de Rún.
Ahora que tenía un momento para pensarlo con más calma, se
preguntaba si no debería sentirse honrado en lugar de avergonzarse
de aparecer en los juegos de fantasía de niños como estos. Después
de todo, era una prueba de que a la población realmente le gustaba.
En cierto modo, quizás cosas como esta eran la mayor
bendición que podía desear como el gobernante de una nación.

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―¿Qué tal esto? ¡Se aplastado por el poder de Mjǫlnir, “El
Destructor”!
―¡Muahahaha! ¡Gracias al poder de mis trampas, tus ataques
no pueden hacer nada contra mí! ―Mientras los chicos seguían
gritando, Yuuto casi se atragantó con su propia saliva.
No, esto era insoportablemente vergonzoso, después de todo.
Ya era bastante malo que empezara a preguntarse si preferiría
meterse en un agujero y morir antes que quedarse aquí y seguir
escuchando esto.
―Dios mío, Otou-sama, ¿tienes que reaccionar tan fuerte?
―Kristina sonrió― No es un gran‖problema,‖después‖de‖todo…Heh.
―Oye. ¿Te acabas de reír de mí?
―¿Qué? No tengo la menor‖idea‖de‖lo‖que‖quieres‖decir… Pff…
Kusu kusu…
―Sí, continua riéndote… ¡Me aseguraré de que llores más
tarde, maldita sea!
―¡Eeek, noooo~! ―Kristina dio un impresionantemente grito
en falso de miedo. Ella estaba completamente haciéndose la idiota.
Maquiavelo había escrito en su libro: “El Príncipe” que un
verdadero gobernante nunca debe permitir que sus servidores lo
menosprecien o se burlen de él. Tal vez esta situación requería que
Yuuto actuara de manera más seria e intimidante en su papel de
padre jurado…
Pero justo cuando estaba pensando eso, Kristina habló de
nuevo en un tono más serio: ―Bueno, supongo que es suficiente de
las bromas. De vuelta‖a‖nuestro‖objetivo‖original…‖Mira eso, Otou-
sama.

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―¿Hm?‖ …Tch, maldita sea. ―Mientras Yuuto miraba en la
dirección que señalaba Kristina, frunció el ceño y chasqueó la lengua
ante lo que veía.
Era Ephelia, que estaba sentada sola, completamente separada
de todos los demás niños, en aislamiento.
―¡A-Adiós! ―Se puso de pie y cortésmente les dio a los otros
niños una despedida, pero ninguno de ellos le respondió. Ninguna
de las chicas miró en su dirección.
―Parece que el mal presentimiento que tuve justo sobre el
asunto,‖resultó‖verdadero‖al‖final…‖―Dijo Yuuto con gravedad.
Kristina por su parte, parecía tener una visión bastante distante
de ello: ―¿De verdad? Bueno, no parece que la estén acosando, así
que, ¿eso no significa que no hay problema? ―Parecía que había
perdido todo el interés en Ephelia y, estaba mirando fijamente al
grupo de chicas que felizmente charlaban entre ellas. La esquina de
su boca se convirtió en una sonrisa pícara.
Esta era una chica que no tenía vergüenza en declarar
públicamente y demostrarle al mundo, una forma bastante retorcida
de amor por su hermana; y siempre decía que no le gustaban los
hombres, tanto como para no querer tomar la mano de Yuuto. Tal
vez, alguien en el grupo de chicas había llamado su atención.
Bueno, Yuuto no podía darse el lujo de ser tan despreocupado
como ella estaba con la situación.
―Oye, el ostracismo también es bullying. Y ese tipo de cosas
deja cicatrices en el interior que duelen mucho más que una herida
física.
―¿Oh hoh?
― ¿Qué, Kris?

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Yuuto había sido completamente serio y quiso decir lo que dijo,
de modo que cuando Kristina respondió lanzándole otra mirada
burlona, él lo tomó de la forma incorrecta y se molestó con ella.
Yuuto no era un santo. Solo porque estaba acostumbrado a la
personalidad y el comportamiento habitual de Kristina, no
significaba que pudiera pasar por alto lo indiferente que estaba
actuando después de ver lo que le estaba pasando a Ephelia.
―Es solo que de verdad eres un hombre amable, Otou-sama.
Ahora mismo, realmente es deprimente como me engañaste con el
asunto‖de‖la‖“tragedia‖de‖Van”.
―Hmph. Sí, bueno, soy muy consciente de lo tímido y débil
que soy.
Yggdrasil no era un mundo amable. Era un lugar donde los
fuertes pisoteaban a los débiles. Y para alguien que se situaba por
encima de los demás y gobernaba, había momentos en que se
requería la fuerza para fríamente, incluso con crueldad, dejar de
lado a alguien por un bien mayor, por muy cercano que fuera.
Había sufrido el costo de carecer de esa fuerza durante la
guerra más reciente, y todavía estaba consciente de ello. Sin
embargo, la naturaleza de una persona no es algo fácil de cambiar.
―Aun así, ¿qué voy‖a‖hacer‖con‖esta‖situación…? ―Murmuró.
Sería lo suficientemente simple apoyarse en su autoridad como
patriarca y ordenarles a los niños que fueran más amables con ella,
pero ese tenía que ser su último recurso. Si fuera demasiado torpe, la
presión solo pondría más distancia entre ellos.
―Hmm, en realidad, podría tener una idea maravillosa. ―Dijo
Kristina― ¿Te gustaría escucharla?
―Dime.

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―Oh, pero no puedo simplemente entregártela gratis. El
secreto del proceso de refinación del hierro…
―¿Qué?
―…Es lo que me gustaría decir, pero ¿quizás podrías estar más
dispuesto a intercambiar el conocimiento de cómo producir papel?
―Había comenzado con una gran demanda para evaluar su
reacción, y luego la cambió por otra menor para medirlo
nuevamente. Ella realmente era un pequeño zorro astuto.
Yuuto se detuvo a pensar.
El Clan Lobo había comenzado recientemente a fabricar varios
artículos hechos de vidrio, y las ganancias de aquellos superaban
con creces lo que habían estado haciendo con papel.
Ya no era necesario, por razones de seguridad nacional, tratar
la producción de papel con el mismo nivel de secreto que el método
para refinar el hierro. Técnicamente, no había problemas al
permitirle a un clan subordinado el acceso a tal conocimiento.
Sin‖embargo…
―Esa es una solicitud bastante descarada, Kristina. ―Yuuto
eligió decirlo en voz alta.
Aunque no parezca agradable decirlo, todavía era un precio
excesivamente exorbitante que pagar a cambio de nada más que una
mejora en la calidad de vida de un solo esclavo. Kristina se había
aprovechado del favoritismo de Yuuto hacia Ephelia para negociar
el precio más alto que podía obtener en esta situación.
Continuó: ―Sé demasiado codiciosa conmigo y podrías
terminar perdiendo más de lo que ganas.
―¿Oh? ¿Aunque estabas pensando que mis términos estaban
dentro de lo razonable?

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―…Maldición. Está bien, está bien. Realmente eres demasiado
sucia para tu propio bien, ¿sabes?
―Kusu, me adulas. ―Respondió Kristina, moviendo su cuerpo
en una pose coqueta y lanzando un beso.
Yuuto se limitó a mirarla fijamente: ―Sí. No quise decir sucia
de esa manera y además, eso no fue ni siquiera un poco sexy.
―¡¿Quééééé?! ¡Tenía bastante confianza en esa pose! ―Kristina
reaccionó dramáticamente, con los ojos abiertos de sorpresa.
Yuuto solo pudo reírse con ironía para sí mismo, sin saber
cuánto de su sorpresa era real, o si es que la hubo.
Ella realmente es un pequeño zorro, pensó.
Por supuesto, solo se refería a su sucia astucia. Todavía era una
niña, después de todo.

―Estas son Lady Kristina y Lady Albertina, y a partir de hoy


asistirán a clases aquí, junto con todos ustedes. ―Dijo la maestra―
Aunque pueden ser jóvenes, ya han intercambiado el Juramento del
Cáliz directamente con nuestro gran patriarca, Lord Yuuto, y
también son las hijas de sangre de Lord Botvid, patriarca del vecino
Clan Garra. Todos, cuiden sus modales con ellas.
Era la mañana siguiente y las gemelas estaban de pie sonriendo
en el podio a la cabeza de la clase de Ephelia, cuando la maestra las
presentó a la clase.
Normalmente, los procedimientos y el papeleo necesario
habrían llevado una o dos semanas, pero este era el tipo de situación
en la que la autoridad de Yuuto era bastante útil.

45
Ephelia se quedó atónita, boquiabierta. No le habían dicho
nada.
―¡Holaaa, soy Albertina! ¡Encantada de conocerlooos!
―Albertina saludó a todos con la sonrisa brillante, alegre e inocente
que siempre llevaba. Ella no fue ni un poco tímida frente a una
habitación llena de extraños.
Y en cuanto a Kristina…
―Bueno, ella puede decir eso, pero en realidad esta chica es mi
asistente personal. Ella no vendrá aquí como estudiante.
―¡¿Eeeeeh?! ¡No, estoy asistiendo a la escuela! ¡De verdad lo
estoy! ―Albertina comenzó a gritar en protesta de pánico.
Kristina le lanzó una mirada fría: ―No‖ me‖ digas…
¿Honestamente crees que estás lista para asistir a un Vaxt y usar
algo así como tu cerebro?
―¡Uh,‖bueno,‖umm…!
―Hagamos una pequeña prueba, entonces. Lee estas letras
para mí, Al. ―Kristina sacó una pequeña tableta de arcilla que había
preparado de antemano y la colocó frente a los ojos de su hermana.
―Guh…‖yo…‖ugh…‖no puedo‖leerla…‖―La cara de Albertina
cayó y su respuesta fue prácticamente un gemido de tristeza.
Kristina suspiró y sacudió la cabeza como para decir: “Que
pena”, luego señaló las letras: ―Aquí‖ dice:‖ “Albertina”. Pensar que
ni siquiera puedes leer tu propio‖nombre…‖Qué‖patético.
―¡No, eso no es verdad! ¡Eso no es lo que dice! ¡Incluso yo
puedo decir eso!
―Tch, así que incluso te las arreglaste para aprender a leer tu
propio nombre.

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Albertina se rió jactanciosamente: ―¡Heh heh! ¡Claro que lo
hice! ¡No debes subestimar a tu hermana mayor!
―Por cierto, la palabra en realidad es:‖ “Botvid”‖ el‖ nombre‖ de‖
nuestro padre.
―¡¡Lo siento mucho papááá!! ―Albertina miró hacia el este y le
gritó una disculpa a su distante padre, inclinándose una y otra vez.
Ella era la princesa del Clan Garra, después de todo. El hecho de que
no pudiera leer el nombre de su patriarca y su propio padre
biológico, era más que un poco problemático. Sin embargo, también
estaba bastante a la par para el curso en el que se encontraba.
―Ahh… Al, eres tan adorablemente‖ inútil‖ como‖ siempre…‖
―Kristina miró a su hermana con una expresión de éxtasis. Esto,
también, era su reacción retorcida de costumbre.
―Ah,‖ eh…‖ Ehem. ―La anciana maestra a cargo de la clase,
había sido arrastrada por el ritmo acelerado de la conversación de
las gemelas hasta ahora, pero finalmente se liberó de su
aturdimiento y trató de suavizar las cosas― Lady Albertina, por
favor no se preocupe. Solo necesita trabajar duro y estudiar aquí.
―P-Pero, pero, ¿está realmente bien que alguien tan estúpida
como yo esté aquí? ―Albertina miró a la maestra con lágrimas
formándose en las esquinas de sus ojos.
La maestra respondió con una sonrisa llena de afecto, como si
hubiera estado esperando a que ella le preguntara eso: ―Es por eso
que existe la “Casa‖de‖las‖Tablas”, y por lo que estoy aquí. Por favor,
tenga la seguridad de que estará bien. ―Habló con total confianza y,
tal vez el orgullo de más de veinte años de enseñanza.

47
―Por cierto, este es el estado en el que está después de más de
cinco años completos tomando lecciones de un tutor privado. ―Dijo
Kristina.
La expresión de la maestra se congeló. Ese único comentario
fue suficiente para que rápidamente se arrepintiera de hablar y
actuar de manera tan optimista.
Kristina observó la expresión rígida y preocupada de la
maestra con satisfacción, como el pequeño demonio que era, luego
se volvió para mirar a los otros niños y les hizo una elegante
reverencia: ―Mis disculpas por el retraso en presentarme. Soy
Kristina, hija de sangre de Botvid, patriarca del Clan Garra, e hija
jurada del gran patriarca de nuestro clan, Lord Yuuto. Todos, espero
que nos llevemos bien. ―Cuando levantó la cabeza para encontrarse
con sus ojos de nuevo, tenía una sonrisa dulce que era la imagen de
una noble dama. Los movimientos de su saludo formal fueron tan
suaves y practicados que incluso la maestra dejó escapar un
silencioso: “Ohh~”, impresionada por su equilibrio.
Por cierto, si Yuuto hubiera estado en la habitación,
seguramente habría sacudido la cabeza y se habría reído entre
dientes para sí mismo, porque sabía que cuando este pequeño zorro
lucía su sonrisa más linda y sociable, inequívocamente, no tramaba
nada bueno.

―Ephy, amasa mi barro por mí, ¿quieres? El de Al también.


La primera parte de las clases del día había terminado, y los
niños se estaban tomando un breve descanso, cuando Kristina llamó
en voz alta a Ephelia y comenzó a darle órdenes. Se sentó con las

48
piernas cruzadas y la mejilla apoyada en una mano, pareciendo una
reina en su trono.
―¡Um, b-bien! ¡De inmediato, Lady Kristina! ―Ephelia corrió
al escritorio de Kristina de inmediato y comenzó a usar ambas
manos para amasar la blanda arcilla.
La práctica habitual en el Vaxt era reciclar las tablas de arcilla,
amasándolas en tablas en blanco para cada nueva lección.
Normalmente, no conservaban ningún registro permanente de sus
lecciones ya que el volumen de las tablas se saldría de las manos
rápidamente, para empezar.
Albertina se sorprendió un poco ante la demanda de su
hermana y trató de negarse: ―¡¿Huh?! N-No, no necesitas hacer el
mío, Ephy. ¡Me encargaré del mío!
―No,‖ Al.‖ Este‖ es‖ el‖ trabajo‖ de‖ Ephy.‖ ―Kristina‖ la‖ miró‖ a‖ los‖
ojos y respondió de plano, como si fuera la cosa más natural del
mundo.
―P-Pero…
―No,‖ Lady‖ Albertina,‖ no‖ tiene‖ que‖ hacer‖ ese trabajo. ¡Por
favor,‖déjeme‖hacerlo‖por‖usted!‖―Los‖ojos‖de‖Ephelia‖brillaron‖con‖
gran entusiasmo.

49
50
Pasó el tiempo y entraron en su siguiente pausa.
―Ephy, mi garganta está seca. ―Ordenó Kristina― Ve a
buscar un poco de agua.
―¡De inmediato, Lady Kristina!
Unas horas más tarde, las clases habían terminado el día.
―Oh, Ephy, mis hombros están adoloridos. Masajéalos por mí.
―¿Así?
Después de clases, las tres volvieron por la calle principal.
Cuando pasaron junto a una panadería que recientemente se había
vuelto popular, la mujer que estaba allí, notó a Ephelia y la llamó.
―Oh, hola pequeña niña. Te conozco; eres la chica que vi antes
en el carruaje del patriarca. ¡Justo a tiempo! Toma. Este es uno de
mis mejores panes. Tengo bastante confianza en el sabor. ¡Está recién
horneado! Sé buena y dáselo a Lord Yuuto por mí, ¿sí?
―Oh, b-bien. Entendido. Me aseguraré de entregárselo.
―Muy bien. Cuento contigo.
―¡Oh! ¡Pan recién horneado! ―Gritó Albertina― Se ve tan
bien…‖*¡Munch!*
―¡¿L-Lady Albertina?! ―Ephelia chilló.
―¿Mm? Quef pafa, Emfy?
―Oh,‖ ohhh… ¿q-qué debería hacer? Esa era una entrega para
Goshujin-sama…

―Y eso concluye mi informe del primer día, Otou-sama. ―Dijo


Kristina.
―¡¿P-Por qué diablos empezaste a acosarla?!‖ ―Más tarde ese
día, mientras Yuuto escuchaba el informe que había pasado todo el

51
día esperando de Kristina, no pudo evitar que la primera frase que
saliera de su boca fuera una respuesta furiosa.
Él la había enviado a resolver el problema, y en cambio, ella se
había convertido en parte de él.
En cuanto al regalo perdido del pan, parece que Albertina se
había sentido mal después de ver a Ephelia preocupada y
deprimida, y había comprado más pan con su propio dinero como
reemplazo, por lo que todo estuvo bien al final.
Yuuto estaba comiendo un poco del dicho pan ahora, y de
hecho, era bastante bueno.
―Esa es una afirmación grosera. ―Dijo Kristina con frialdad―
No estoy haciendo nada por el estilo.
―¡Si no es acoso escolar, ¿cómo demonios lo llamarías?!
―Um…‖¿Diría que estaba expresando mi favoritismo por ella?
A Kristina le encantaba burlarse de las personas y obtener un
argumento de ellas, pero normalmente no dejaba que los demás
vieran lo que ella misma estaba pensando o sintiendo realmente. Sin
embargo, esta vez ella inclinó a un lado su cabeza y genuinamente
se veía perpleja. Realmente no parecía entender de qué estaba
hablando Yuuto.
―Cómo‖se‖puede‖llamar‖a‖eso…‖Ah. Así es como es… ―Yuuto
estaba a punto de continuar su argumento emocionalmente cargado,
cuando se dio cuenta de su error.
Siguiendo las normas del siglo XXI en Japón y viendo a todos
los niños como “compañeros de clases, iguales”, Kristina estaba
obligando a Ephelia a ser su propia gofer. Pero como “sirvienta”, a
Ephelia no la estaban tratando mal.

52
Ephelia era la esclava y sirvienta de Yuuto. Kristina solo debió
haberlo visto como si la tratara de manera apropiada de acuerdo con
su estatus. En realidad, el acto de confiar específicamente en Ephelia
podría verse como una muestra de afecto y favoritismo por un
sirviente, tal como lo había dicho la propia Kristina.
―Hmm, ¿es porque Ephy es de tu propiedad, Otou-sama? ¿Me
equivoqué al usarla sin tu permiso?
―Ah,‖ um… sería un dolor explicarlo, así que dejémoslo así.
―Incluso si intentara explicarle las cosas desde su perspectiva, no
creía que la opinión de los japoneses del siglo XXI sobre los derechos
humanos tuviera sentido para ella. E incluso si se tomara el tiempo
para tratar de cerrar esa brecha, no podría ganar nada con eso.
Averiguar qué hacer para ayudar a Ephelia era mucho más
importante en este momento.
―En ese caso, lo haré una solicitud formal. ―Dijo Kristina―
¿Me prestarás a Ephelia por unos días? Eso debería ser todo lo que
se necesita.
―¿…Tienes que hacerlo de esta manera?
Kristina dio un profundo suspiro, afectada: ―Dicen que los
grandes hombres tienen un cariño aún mayor por las mujeres, pero
tú, Otou-sama, pareces que no entiendes nada de ellas.
―Oh, cállate. ―Ciertamente, era verdad que no sabía nada de
ellas, pero que se lo dijeran directamente en su cara había cortado
demasiado en su orgullo como un hombre que se acerca a la edad
adulta.
Kristina se rió de la expresión hosca de Yuuto: ―Muy bien,
entonces. Te explicaré mi plan desde el principio.
―Por favor, hazlo.

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―Primero, los niños y niñas de esa edad no se hacen amigos
fácilmente, para empezar. En su mayoría, se adhieren a los suyos.
―Sí, ahora que lo mencionas, eso es verdad. ―Dijo Yuuto,
asintiendo. Recordando su propia infancia, desde la mitad de la
escuela primaria hasta justo antes de graduarse de la escuela media,
solo había salido con otros niños, hasta donde podía recordar.
El hecho de que él era un chico había sido una parte muy
importante de su conciencia, y la idea de jugar o pasar tiempo con
una chica había sido sumamente vergonzosa. Debido a eso, había
empezado a actuar frío y distante con su amiga de la infancia
Mitsuki, y para el Yuuto de ahora, esa era una parte de su pasado
que lamentaba profundamente y deseaba poder devolver.
Por otro lado, todos los otros niños de su edad habían sido lo
mismo, por lo que, lo que Kristina dijo tenía sentido para él. Así era
como eran las cosas.
―Y así, planeaba dejar a los chicos fuera de esto desde el
principio. ―Dijo Kristina.
―Sí, creo que eso tiene sentido, ya que no hay nada que
podamos hacer al respecto.
Los chicos no estaban acosando deliberadamente a Ephelia; era
justo esa edad para ellos.
Y‖ adem{s… Ephelia aún tenía once años. Era demasiado
temprano para que ella tuviera novio. Lo que más quería Yuuto para
ella, era que hiciera rápidamente algunas amigas.
Kristina asintió y continuó: ―“Entonces, ¿qué pasa con las
chicas?” podrías preguntarte. En realidad, me topé con lo que
sucedía desde la primera vez que puse mis ojos en ellas.
―Ohh, genial. ―Dijo Yuuto con entusiasmo.

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―Las‖chicas‖tienen‖una‖líder,‖una‖“reina”, y les está ordenando
a las otras chicas que ignoren a Ephelia y la excluyan.
―Hmm…
Ese era un patrón de bullying presente incluso en el Japón del
siglo XXI, por lo que no superó las expectativas de Yuuto.
En realidad, el hecho de que este tipo de cosas permanecieran
sin cambios durante miles de años y múltiples épocas culturales, lo
hicieron sentir como si la humanidad tuviera un sentido de la
naturaleza como especie, como un karma.
―Entonces, en otras palabras, querías inscribirte en el Vaxt
para poder encontrar a la culpable, ¿verdad? ―Preguntó Yuuto.
―No, Otou-sama. Como dije, entendí todo la primera vez que
las vi. Ya sé quién es.
―¿En serio? ¿Durante ese primer viaje? Me sorprende que lo
hayas descubierto en tan poco tiempo.
―Oh, fue muy fácil, Otou-sama. La reconocí de inmediato.
Después de todo, somos pájaros del mismo plumaje. ―Kristina se
rió para sí misma, con sus ojos fríos e indiferentes y su boca
torciéndose en una sonrisa burlona.
Por un segundo, miró a Yuuto de una forma mucho más
madura que su edad, y un escalofrío le recorrió la espalda.
―¿Recuerdas cuando Ephy se despidió y salió del aula ese día?
―Dijo Kristina― Había una chica que le sonreía. Sí, sólo una chica.
Sonriendo en victoria por la vergüenza de Ephelia, y disfrutando de
su propio sentimiento de superioridad.
―Eso‖ es… bastante retorcido. ―Dijo Yuuto lentamente― Si
ella asiste a la misma clase que Ephy y los otros niños, no puede
tener más de doce años.

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―Las chicas maduran emocionalmente más rápido que los
chicos, Otou-sama.
―Ah, he oído eso un montón de veces antes, la verdad.
―Yuuto podía recordar escuchar los comentarios al respecto de vez
en cuando, de la charla ociosa y los chismes de su madre y sus
amigas. En ese entonces, había estado ansioso por apresurarse y
crecer para demostrar que ya no era un niño. Así que cada vez que
las escuchaba decir cosas así, se sentía como si de alguna manera
estuviera perdiendo contra las chicas y lo hacía enojar. Todavía
podía recordar ese sentimiento bastante bien.
Quizás otra de las razones por las que había empezado a darle
a Mitsuki un trato frío en ese entonces, fue como una reacción contra
esos adultos. Lo‖que… no importa cómo lo pienses, es exactamente
la forma en la que actúa un niño estúpido.
―Kusu. ―Se rió Kristina― Mientras los niños anhelan
aventuras desgarradoras y ganar gloria a través de la caza y la
batalla, los corazones de las niñas palpitan mientras sueñan con el
día en que un hombre espléndido y guapo aparezca ante ellas, y les
haga temblar el suelo.
―Hrm…‖Así‖que‖así‖es‖como‖es,‖eh…
Al principio, eso realmente no impresionó a Yuuto como algo
definitivamente cierto. Pero luego pensó en la última vez que visitó
la habitación de Mitsuki. Ella acababa de comenzar su primer año de
la escuela secundaria en ese momento, y todos los mangas de chicas
de su habitación parecían tener ese tipo de fantasía romántica.
Quizás este era otro ejemplo de una parte de la naturaleza
humana que se mantuvo sin cambios durante miles de años.

56
Sin embargo, Yuuto tuvo problemas para aceptar la premisa
implícita de que enamorarse, de alguna manera significaba
convertirse en adulto.
Estaba pensando en silencio sobre esto cuando Kristina lo trajo
de nuevo al tema.
―No veo cómo puedes actuar de una manera tan casual, como
si esto no te involucrara. La reina de la clase que ordenó a todas
ignorar a Ephy, lo hizo porque tú eres de quien está enamorada,
Otou-sama.
―¡¿Quéééé?! ―Yuuto estaba completamente en shock por esto.
De hecho, no estaba seguro de entender completamente lo que ella le
había dicho.
―Pero… ¿esa chica y yo si quiera nos hemos encontrado?
―Sí, lo han hecho. Fue cuando fuiste a tu visita de inspección al
Vaxt.
―¡Entonces fue‖ahí‖cuando―!‖…Er,‖espera.‖¡No recuerdo haber
hablado con ninguno de los niños! ¡¿Así que cómo?! ―Yuuto estaba
desconcertado por esto.
Ese día, observó las clases por un corto tiempo y luego habló
directamente con el maestro en una habitación separada. Después de
eso, se dirigió directamente al palacio. No recordaba haber hecho
una sola cosa que hiciera que alguien le prestara atención, y mucho
menos que se enamorara de él.
―Como siempre, subestimas mucho tu propio carisma.
―Sonrió Kristina― Bueno, dejando eso a un lado por ahora, puedo
concluir que esa chica está haciendo que las otras ignoren a Ephy
porque está celosa.
―Hrm. En‖serio…

57
―Hoy, mientras estaba haciendo que Ephy hiciera todo tipo de
tareas por mí, aproveché ese tiempo para hacer algunas preguntas
sencillas. Indirectamente, por supuesto. ¿Por qué? Por supuesto que
no lo sabrías. Durante la inspección, parece que le sonreíste
dulcemente a Ephelia y le diste palmaditas en la cabeza con mucha
suavidad, casi como si lo estuvieras haciendo deliberadamente.
¿Recuerdas eso, Otou-sama?
―Sí, recuerdo haber hecho eso... ―Yuuto admitió de mala
gana, con un suspiro amargo.
Por su parte, había estado tratando de hacer lo que pudiera
para evitar que Ephelia fuera acosada. Ninguno se atrevería a
atormentar a alguien claramente favorecido por el patriarca, o eso
había pensado.
Y en realidad, pensando racionalmente en términos de
pérdidas y ganancias, la intimidación de Ephelia solo conllevaría al
riesgo de ganarse el disgusto de Yuuto cuando lo descubriera. No
había retorno; ninguno en el que pudiera pensar. Y a la inversa, si
uno se aseguraba de hacerse amigo de ella, existía la posibilidad de
que pudieran beneficiarse de varias formas de una relación con
alguien cercano al patriarca.
Pero en cambio, el resultado de sus acciones había sido
totalmente contraproducente. Yuuto una vez más estaba asombrado
por lo difícil que era lidiar con las emociones de otras personas.
Volviendo al asunto, la niña en cuestión era solo una niña, por
lo que no tenía sentido insistir en el tema de los juicios racionales de
riesgo y recompensa.
―Por lo tanto, ella arruina la vida social de Ephy en la escuela
y puede disfrutar del sentimiento de superioridad que ella le da.

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“Soy mucho mejor que ella. Soy la única digna del amor de Lord Yuuto”, es
lo que probablemente piensa para sí misma. Por supuesto,
considerando que hay mujeres como la tía Felicia y la hermana
mayor Sigrún a tu alrededor, no sería incorrecto llamarlo un
“pensamiento superficial”, solo apropiado para una‖niña.‖―Kristina
puso fin a su insulto con una risa desagradable y burlona, a
expensas de la niña. Era una evaluación bastante cáustica.
La voz de Yuuto se volvió fría: ―Muy bien, ¿qué hacemos,
entonces? Solo necesito ordenar que la reina sea expulsada del Vaxt,
¿verdad? ―El león que dormía dentro de su corazón había
empezado a despertarse muy ligeramente. Normalmente, él era el
epítome de los buenos modales, lo suficiente como para que nunca
se fijara en las constantes travesuras de Kristina, que eran
irrespetuosas e imprudentes hacia su padre jurado, por muy
educado que fuera su discurso.
Pero a pesar del hecho de que ella no había intercambiado
ningún Juramento de Cáliz con él, Yuuto todavía consideraba a
Ephelia un miembro más joven y precioso de su familia, y ella estaba
siendo lastimada. No era tan amable como para reírse de ese tipo de
cosas. Sabía que era malo que los padres se involucraran
personalmente en los conflictos de sus hijos, pero al mismo tiempo,
tenía una responsabilidad con ella como el que la hizo asistir a las
clases, y no tenía la intención de dudar si llegaba el momento de eso.
―No hay necesidad de convertir esto en un incidente mayor,
Otou-sama. ―Dijo Kristina, encogiéndose de hombros. Su expresión
era un poco más tensa que antes. Parece que incluso la hija y
preciada agente de inteligencia de Botvid del Clan Garra, sentía su
sangre helarse un poco al tratar con Yuuto en este estado― El punto

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es que las otras chicas no tienen más remedio que rechazar a Ephy
porque su reina les ordena que lo hagan.
―Sí, bueno, cierto.
―Así que, naturalmente, simplemente necesito levantarme y
convertirme en la nueva reina de la clase. ―Kristina dijo eso con
indiferencia, con el mismo tono que uno podría imaginar para la
famosa cita: “Si no tienen pan, déjenlos comer pastel.”
―¿…Eh? ―Incluso el famoso comandante afamado entre
aliados y enemigos por sus estrategias extrañas e inesperadas, se
sorprendió y se quedó estupefacto.
Kristina no prestó atención a su sorpresa y continuó,
levantando su dedo índice para enfatizar su punto: ―Cuando eso
suceda, la jerarquía dará un giro completo. Después de todo, me he
propuesto a demostrarles a todos que Ephy es mi fiel seguidora.
―Ya veo… Así que por eso empezaste haciéndola tu gofer.
―¿Es ese el término en tu mundo para demostrar favoritismo a
un subordinado, Otou-sama?
―Uh, claro, vamos con eso. ―Como de costumbre, Yuuto
respondió una pregunta difícil al dejarla pasar fácilmente como
información errónea. Ya estaba gimiendo para sí mismo por algo
más apremiante.
Había estado estudiando cómo convertirse en un mejor
patriarca leyendo artículos sobre el liderazgo y la formación de
grupos, y había aprendido acerca de la jerarquía de grupos en las
escuelas de los Estados Unidos.
En la parte superior de la sociedad escolar para las niñas,
estaba la “abeja reina”, seguida por su sequito de “compinches”, y

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debajo de ellas, las adjuntas llamadas “sirvientes”. Esos grupos
formaban la mitad superior de la pirámide social.
No era tan abierto y visible en las escuelas japonesas como lo
era en las escuelas estadounidenses, pero también había un
fenómeno similar de casta social detrás de escenas. Tenía que ser lo
mismo aquí en los Vaxts de Yggdrasil, y Yuuto no había podido
verlo.
No importa cuántos milenios pudieran pasar, las personas
siguen siendo personas. La humanidad no puede escapar de su
naturaleza esencial como especie.
―Pero aun así, resolver el problema usurpando el trono de
reina‖ tú‖ misma…‖ Esa es definitivamente una manera a lo Yggdrasil
de abordar el problema. ―Dijo Yuuto, con una sonrisa irónica.
Parecía un enfoque de fuerza bruta. Pero al mismo tiempo,
había algo que Yuuto podía respetar al respecto. Después de todo,
aplicar presión externa con su autoridad como patriarca era un
enfoque de fuerza bruta, pero podría tener repercusiones
desagradables, mientras que su enfoque sería equivalente a construir
un nuevo orden jerárquico desde adentro. Y significaría que el
asunto se resolvería entre los propios niños, lo que era mucho más
saludable a largo plazo.
Por supuesto, idealmente, él querría que Ephelia fuera capaz de
resolver el problema por su propia cuenta, pero ella todavía era
joven, demasiado joven e inexperta. Ella no necesitaba ser capaz de
resolver esto ella misma todavía. Solo necesitaba seguir aprendiendo
y poco a poco, aprender a manejar este tipo de situaciones.
De hecho, esa era exactamente la razón por la que la estaba
haciendo asistir a la escuela.

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De acuerdo con el plan de Kristina, si se convertía en la nueva
abeja reina del Vaxt del distrito Este, entonces, en el nuevo orden,
Ephelia se convertiría automáticamente en una de sus
“compinches”, o por decirlo de otra manera, parte de los rangos
sociales superiores. Por lo menos, nadie la rechazaría más.
¿Qué tipo de amistades podría hacer a partir de ese momento?
―Está bien, te dejaré el resto, Kris. ―Yuuto le indicó a Kristina
que se fuera con una mano. Sería ridículo interrogarla más a estas
alturas.
La abeja reina actual había logrado unificar al menos a una
docena de niñas bajo su control, y eso era digno de respeto, incluso
si ella tenía solo doce años. Parecía tener un problema con su
personalidad, pero al verla con los ojos calculadores de un patriarca,
Yuuto podía ver que podría tener un futuro prometedor por delante.
El tipo de comportamiento astuto y deshonesto que ella había
demostrado era, a veces, necesario para aquellos que guían a otros.
Sin embargo, al final, su astucia era solo la de un pequeño
zorro. La chica parada frente a Yuuto en este momento, con su
sonrisa delgada y fría de anticipación, era otra cosa. Era como un
kyuubi, la bestia zorro de nueve colas de la mitología japonesa, una
criatura de maldad y artimañas sin fin.
Sería grosero que Yuuto le hiciera más preguntas a Kristina
porque estaba a leguas de distancia de su oponente.
Ni siquiera sería un concurso…

Después de que terminó la clase del día, Kristina habló en voz


alta, aplaudiendo: ―Chicas, ¿qué tal si todas vamos a la casa de

62
baños hoy? Otou-sama me pidió que fuera a inspeccionar los baños
antes de que abran oficialmente al público, para probarlos y darle
mis impresiones. Y entonces le pregunté: “También quiero invitar a
mis amigas para que vengan. Después de todo, cuantos más comentarios,
mejor, ¿verdad? ¿Por favorcito~?” ¿Y saben qué? ¡Lo consintió
felizmente! ―Por supuesto, no es necesario decir que la petición real
de Kristina a Yuuto, no se había parecido en nada a la forma linda
en que la retrató.
Ya había pasado una semana desde que las princesas gemelas
del Clan Garra habían empezado a asistir a las clases en el Vaxt y
con el anuncio de Kristina, las chicas reunidas alrededor de ella
comenzaron a zumbar de emoción.
―¡¿D-De verdad, Lady Kristina?!
―¡Oh, estoy tan feliz de haber podido entablar amistad con
usted, Lady Kristina!
―¡La seguiré por el resto de mi vida, Kristina Onee-sama!
Se habían extendido rumores de que la nueva casa de baños
construida en las afueras de la ciudad, estaría abierta al público, y se
había convertido en el tema más candente entre las mujeres de
Iárnviðr, tanto jóvenes y viejas.
Hasta ahora, los únicos lugares en la ciudad con grandes baños
habían sido el interior del palacio y el Hörgr, el santuario en la parte
superior de la torre sagrada, Hliðskjálf. En otras palabras, los únicos
con acceso a ellos habían sido un subconjunto de personas en los
niveles superiores del clan.
Para los ciudadanos comunes, era más común bañarse en el río
o lavarse y enjuagarse con un balde grande lleno de agua. Pero ya
era invierno y no había nadie tan tonto como para sugerir un

63
chapuzón en el río en esta época del año. Y era la naturaleza del
corazón de una mujer querer encontrar una manera de mantenerse
limpia y bonita, sin importar la temporada. Por lo tanto, había un
gran interés en la nueva casa de baños públicos.
―Bueno, entonces, ¿nos vamos? ―Dijo Kristina. Se levantó
para irse, y la manada de chicas se fue siguiéndola detrás de ella.
Pero luego se detuvo y se volvió para mirar hacia atrás por un
momento, dirigiendo su mirada hacia un lugar particular en la
esquina de la habitación. Sus ojos estaban fríos y desinteresados,
como si solo estuviera mirando un guijarro al costado del camino.
Una niña solitaria permaneció sentada, una que no había
estado conversando con las otras chicas alrededor de Kristina. Se
quedó allí sola, mirando hacia abajo en silencio, con los puños
apretados temblando, y sus labios fruncidos en una línea delgada.
Era la antigua reina de este salón de clases, la misma chica que
les había ordenado a las demás que excluyeran a Ephelia.
En el reino animal, una vez que el líder de una manada con una
fuerte jerarquía es suplantado por un nuevo líder más joven, el líder
antiguo cae al fondo de la jerarquía o es expulsado de la manada por
completo. En otras palabras, eso mismo le había sucedido a ella.
Nada de eso le importaba a Kristina. Ni esa chica, ni el grupo
de chicas aduladoras detrás de ella con su ruidoso parloteo,
ocupándose de adularla. Todas eran igual de asquerosas a sus ojos.
―A pesar de todas sus conversaciones sobre la amistad, así es
como son las personas. ―Se susurró a sí misma con una voz que
nadie pudiera oír y se echó un poco el cabello hacia atrás con una
mano mientras giraba para continuar caminando hacia la puerta.

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Ella era la hija nacida de Botvid, un hombre que había usado
todos los planes y conspiraciones posibles, traicionando a las
personas y haciéndolas traicionarse entre sí, todo para poder
finalmente llegar al puesto de gobernante de su nación.
Los niños aprenden observando a sus padres.
Desde el momento en que Kristina se dio cuenta del mundo
que la rodeaba, había observado la forma en que su padre hacía las
cosas, y había visto en forma muy detalla, qué tan codiciosas y
egoístas eran las personas y cuán rápido estaban dispuestos a
traicionarse entre sí.
“¿Tan feliz de ser amiga tuya?” ―Pensó, burlándose― “¿Te
seguiré por el resto de mi vida?” Qué broma más ridícula.
Kristina sabía que eran las palabras de personas que fácilmente
tirarían a un lado a la persona a la que habían estado siguiendo
lealmente hasta el otro día. Si Kristina cayera en desgracia, ellas
olvidarían esas palabras y la abandonarían por quienquiera que
subiera a la cima a después de ella, sin lugar a dudas. Ella estaría
dispuesta a apostar su rango, incluso su vida a ello.
Y la gente dice que los niños son puros e inocentes… Claro, justo
debajo de la superficie, todos son así. Feos. Ahhhh, son tan, tan feos…
¿Qué posible valor había en tales criaturas superficiales y poco
profundas?
―Honestamente, Otou-sama es un soñador muy ingenuo.
―Murmuró. Pero luego añadió con una sonrisa burlona: ―Aunque
supongo que es uno de sus puntos lindos.
Kristina no podía creer en nada “limpio y puro”, porque sabía
el alcance de la fealdad y la suciedad de la humanidad.

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Al mismo tiempo, ella tenía un anhelo interminable por algo
verdaderamente limpio y puro.
Y así, esa pureza necesitaba ser probada.
Kristina anhelaba el tipo de belleza pura que conservaba su
brillo, incluso si intentabas ensuciarla y profanarla una y otra vez.
En su mente, eso era lo que era la verdadera belleza era realmente. Si
perdía su brillo solo por estar sumergida en la suciedad, entonces
era falsa y nada más.
―Oh, Al, mi dulce hermana, realmente eres la mejor~.
―Kristina murmuró para sí misma felizmente, pensando en la
imagen mental de su gemela.
Albertina era verdaderamente la encarnación del ideal de
Kristina. Era una chica muy tonta y simple, casi como un animalito
en algunos aspectos. Y así, ninguno de los actos de engaño o
humillación de Kristina podían mancharla. Permanecía inocente y
pura, por mucho que la ensuciara su hermana manchada.
¡Albertina es tan linda, tan preciosa! Kristina a menudo se
preguntaba cómo era posible que una persona así pudiera estar a su
lado. Kristina había aceptado a Botvid y sus métodos, pero tal vez
Albertina los había rechazado en un nivel inconsciente.
―Um, ¿te gustaría venir también? ―Una voz familiar llegó a
los oídos de Kristina, y ella se giró para mirar hacia el aula.
La sorpresa mostrada en su rostro, era una rareza para ella.
Ephelia estaba sonriendo y extendiéndole su mano a la ex reina.

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67
Si su rostro sonriente o su tono de voz hubieran tenido una
sensación de superioridad engreída, o la satisfacción encontrada en
la venganza, Kristina no lo habría pensado dos veces. Ella
simplemente habría descartado a Ephelia en su mente como otra
falsa sin valor, y la habría visto como nada más que una herramienta
potencialmente útil para ganarse el favor de Yuuto. Pero la sonrisa
de Ephelia era del corazón, real y llena de amabilidad.
―¿Por‖ qué…? ¿Por qué me preguntas? ―La ex reina miró a
Ephelia, incrédula. Era una reacción natural.
Kristina se quedó quieta, y escuchó atentamente.
Ephelia se detuvo por un momento antes de responder
lentamente: ―Bueno…‖ ―Ephelia podría haber tenido solo once
años, pero aún era una niña. Ella sabía que esta persona la odiaba. Y
sería una mentira decir que no había sentido ningún resentimiento
en absoluto por la forma en que la chica había tratado de excluirla y
humillarla.
Pero Ephy también lo entendía.
Como esclava, ella sabía lo doloroso que se sentía cuando los
demás te miraban con desprecio.
Lo triste y solitario que se sentía al ser tratada como si no fueras
ni siquiera humana.
Esa desesperación, era una oscuridad sin esperanza, sin un solo
rayo de luz.
Y alguien la había salvado.
Alguien que le sonrió con amabilidad y calidez.
Esa sonrisa había sido la salvación de su corazón.
Ella quería ser más como esa persona.

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Y así, ella sonrió desde el fondo de su corazón. Ella hizo todo lo
posible para darle a la niña el mismo tipo de sonrisa que esa persona
le había dado.
―Bueno… después de todo, ¿no es más divertido si vamos
todas juntas?

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Interludio 2
―¡Ohh! ¡Así que aquí es donde vive la gente común! ―La voz
de la joven estaba llena de energía cuando separó un poco el toldo
que cubría el carruaje, y miró a través de la brecha en las calles de
Glaðsheimr.
El carruaje tirado por caballos en el que viajaba era por mucho,
más grande que los que usaban los comerciantes, y mucho más
resistente. La cabina era espaciosa y bastante cómoda.
Todavía era extremadamente estrecho y apretado en
comparación con los pasillos y salas del palacio, pero a la chica no
parecía importarle eso en absoluto. Parecía extasiada, como si
estuviera experimentando un sentimiento de liberación que nunca
antes había tenido.
―Su‖ Majes… Lady Rífa. ―Dijo Fagrahvél― Le pediría que se
abstuviera de revelar innecesariamente su cara al exterior.
―¡H-Hey, Fagrahvél, ¿esas personas están bien?! Tienen la cara
roja y se tambalean.
―No tiene que preocuparse. Simplemente están borrachos.
―¡Ohhh,‖entonces‖esos‖son‖los‖“borrachos” de los que he oído
hablar!
―Más importante, Lady Rífa, no debe hacerse visible todavía.
No podemos estar seguros de quién podría verla. Por favor, solo
necesita aguantar esto un poco más.

70
―Sí, sí, lo sé.‖Tú― ¡Ohhh, ese es el río Ífingr! ¡Nunca lo he visto
tan cerca! ¡Es‖bastante‖grande!‖―Rífa estaba completamente absorta
en todo lo que veía por primera vez, y la advertencia de Fagrahvél
entró por un oído y le salió por el otro.
Fagrahvél no podía hablar más enérgicamente con ella, y se
estaba preocupando por lo que debía hacer cuando otra voz le habló
en voz más baja.
―Señor…
―Hm, ¿qué pasa? ―Preguntó.
El asistente personal de Fagrahvél también estaba sentado en la
cabina con ellos, y se había inclinado para hablar con su maestro en
una voz en la que Rífa no pudiera escuchar: ―¿Está realmente bien?
Si se descubre que sacamos a Su Majestad del palacio, ese anciano
tuerto seguramente no se sentará a un lado en silencio. ¿Esto no le
dará la oportunidad de obtener una ventaja sobre nosotros?
―Si eso sucede, que así sea. Si él quiere plantear un problema
conmigo, solo necesitamos resolverlo a través de la batalla.
―Fagrahvél habló como si no estuviera preocupado por las
consecuencias. Luego dejó caer los hombros y miró hacia abajo con
una sonrisa de autocrítica― Lo único que quiere es ver el mundo
exterior, solo una vez en su vida. Los dos fuimos amamantados en el
mismo pecho. Si ni siquiera puedo conceder ese pequeño deseo
suyo, ¿cómo puedo llamarme un hombre justo?

71
Acto 2
Lobo de batalla
*¡Wham!*
Sigrún no pudo hacer nada para evitar que el ataque se
estrellara contra ella, enviándola a volar hacia atrás. Apenas había
logrado bloquearlo, pero sus manos estaban entumecidas por el
impacto. Ella estrechó los ojos, mirando a su enemigo.
Un feroz espíritu de lucha ardió en los ojos que se encontraron
con los de ella, junto con un salvaje instinto asesino. Entonces, el
enemigo saltó hacia ella una vez más.
―¡¡Kh…!! ―De alguna manera, logró atrapar el ataque con el
mango de su lanza.
Sigrún era una Einherjar que portaba la runa de Hati, “El‖
Devorador de la Luna”. A pesar de su delgado cuerpo, su fuerza
física estaba fácilmente entre los tres primeros, incluso dentro de los
guerreros de élite del Clan Lobo.
―¡Este‖poder…‖está a la par con Dólgþrasir! ―Gritó.
El nombre del enemigo más fuerte que jamás había enfrentado
cruzó sus labios cuando se encontró a sí misma siendo claramente
superada y presionada hacia atrás, por la fuerza del enemigo que
tenía adelante.
Sus oídos captaron el sonido de algo crujiendo bajo el estrés
físico, y apresuradamente soltó la lanza y se lanzó hacia atrás.

72
*¡Crack!*
En el siguiente instante, el mango de la lanza emitió un sonido
delgado y frío al romperse en dos. Si su decisión hubiera llegado
incluso una fracción de segundo más tarde, habría corrido un
peligro mortal.
―¡¡GRRRAAAAAAGGGHHH!!‖―Pero su enemigo no cedió y
cargó a una velocidad increíble, con un aullido que resonó en el
núcleo de Sigrún.
Los ojos de Sigrún brillaron con una luz aguda.
―¡¡Hah!! ―Desenvainando una de las dos espadas curvas en
su cintura, puso toda su fuerza detrás de un tajo que cortó una línea
delgada y perfectamente horizontal frente a ella.
La espada afilada de acero, que podía cortar incluso el hierro,
cortó infructuosamente el aire vacío. Su enemigo había cambiado
repentinamente de dirección en el último segundo, a apenas fuera
del alcance de su ataque, saltando a un lado.
Cuando los ojos de Sigrún se abrieron de par en par con
asombro, su enemigo pateó el suelo en otro ataque de salto, esta vez
desde su flanco.
―¡Ghh! ―Sigrún intentó reaccionar saltando hacia atrás otra
vez, pero no fue lo suficientemente rápida. El ataque cayó sobre ella
en un ángulo que rasgó un corte en su muslo. Sangre roja brillante
salpicó de la herida abierta, y una sensación aguda que parecía más
un calor intenso que dolor, corrió a través de ella.
Por pura fuerza de voluntad, ella plantó sus pies y logró
permanecer de pie.
―Pensar‖ que‖ serías‖ tan‖ fuerte…‖ ―Murmuró Sigrún para sí
misma con asombro.

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Ella se había encontrado a un enemigo, tal vez más fuerte que
cualquiera a los que se había enfrentado antes, y estaba
completamente arrinconada.
Todo había comenzado hace dos días…

―¡Todos, escuchen!
Hubo un fuerte *¡Bam!* cuando Sigrún plantó la punta de la
vaina de su espada en el suelo, contemplando las caras atentas de
sus subordinados mientras hablaba
―Nos dirigiremos a Gnipahellir. Prepárense para la partida de
inmediato.
Alrededor de dos horas de marcha desde la ciudad de Iárnviðr,
en un área de amplias praderas, se encontraba el territorio y los
campos de entrenamiento de la Familia Sigrún.
Estaba rodeado por campos abiertos y cubiertos de nieve en
todas las direcciones, salpicados de cientos de ovejas y caballos
domesticados que pastaban libremente o jugueteaban corriendo.
Había innumerables tiendas de campaña que bordeaban las
cimas de las pequeñas colinas cercanas, lo que le daba una vista fácil
de los alrededores.
Los subordinados y hombres de confianza de la Familia Sigrún,
se reunieron en un espacio despejado frente a la tienda más grande.
Eran alrededor de 300 en total.
La Familia Sigrún tenía una membresía total de casi 500
guerreros, y dentro del Clan Lobo, tenían la reputación como la
facción militar más fuerte y preparada para la batalla.

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Al servicio de ese nombre y reputación, pasaban sus días
dedicados a un entrenamiento militar severo, incluso agotador, sin
siquiera quejarse o aflojarse. Pero esta vez en particular, al escuchar
las órdenes de Sigrún, algunos de los jóvenes tuvieron expresiones,
no de deber y determinación, sino de desconcierto y vacilación. Eso
era, en cierto modo, una reacción comprensible.
La región de Gnipahellir estaba lejos, al menos a dos días
completos de distancia. Incluso ahora, la nieve caía pesadamente y
un viento amargamente frío soplaba salvaje e incesantemente a su
alrededor, haciendo que sus dientes castañearan incontrolablemente
mientras se mantenían en formación.
Incluso para los guerreros más valientes de la Unidad Múspell,
cuando se enfrentaron a la orden de marchar con ese clima durante
dos días completos, fue francamente humano para ellos estar
reacios. Eso era aún más cierto para los nuevos reclutas que los
acompañarían.
Sin embargo, su capitana y comandante a menudo se describía
como una flor gélida, y parecía no tener interés en considerar sus
sentimientos.
―¿Qué pasa con esas caras, hombres? ¿No quieren ir? ―Sigrún
habló en un tono más helado que incluso el aire frío de invierno que
los rodeaba, y los rostros de los jóvenes de la Familia Sigrún se
tensaron como uno solo. Sabían, sobre todo, lo verdaderamente
aterradora que podía ser esta chica.
Con su padre jurado, ella era sobreprotectora y propensa a la
ansiedad, mostrando una preocupación de pánico, incluso por el
más mínimo rasguño. Pero con sus propios subordinados del clan,
sus hijos y nietos jurados, ella era implacablemente estricta.

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Durante el entrenamiento de combate, los derribaba con una
espada de madera sin dudarlo. Naturalmente, ella siempre se
contenía lo suficiente para que no sufrieran ninguna lesión
importante, pero aun así terminaban encorvados en el suelo con
dolor por un tiempo, todo el tiempo.
“Un poco de dolor aquí y allá los hará desesperarse por entrenar más
duro y hacerse más fuertes.”, diría con calma.
Ella era verdaderamente un demonio como instructora.
En particular, después de haber presenciado las habilidades
expertas de los soldados del Clan Pantera en la batalla, hizo que su
entrenamiento fuera aún más intenso. Los soldados no protestaron
en voz alta, pero sus rostros estaban diciendo sus sentimientos no
expresados: El que no podían soportar mucho más de esto.
Los jóvenes soldados estaban temblando ahora, no por el frío,
sino por la agotadora marcha seguida de un entrenamiento infernal,
que seguramente se avecinaba en el horizonte.
En este punto, un hombre avanzó resueltamente fuera de la
formación y se dirigió a Sigrún.
―Madre, ¿por qué tenemos que salir a una zona remota como
Gnipahellir? Sin recibir ninguna explicación en condiciones como
estas, me temo que la vacilación‖ de‖ todos‖ es‖ inevitable.‖ ―Era
Bömburr, subcomandante de la Unidad Múspell y también el
segundo al mando de la Familia Sigrún.
A sus palabras, varios de los otros hombres asintieron
vigorosamente, porque él había dicho lo que tenían en mente.
Bömburr era un hombre de unos treinta años, y entre la
multitud de guerreros delgados y musculosos de la Familia Sigrún,
se destacaba por ser un hombre ligeramente más redondo.

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No era tan corpulento como para ser gordo, pero era ancho y
no muy alto, con una cara redonda y una barbilla ligeramente
flácida. En una palabra, no era un hombre muy atractivo, y carecía
de una presencia feroz.
―¿Huh? ―Sigrún frunció el ceño, como si reflexionara sobre lo
que había dicho.
Normalmente, Sigrún pasaba sus días sirviendo a Yuuto en el
palacio, por lo que Bömburr la ayudaba aquí, manejando la
administración del territorio y la capacitación e instrucción de los
soldados. Él era el pilar central de la Familia Sigrún, y aunque ella
era severa, no tomó a la ligera sus palabras.
―Tienes razón. ―Habiendo tomado en cuenta el consejo de
Bömburr, Sigrún se disculpó francamente por su temeridad
anterior― Me adelanté un poco. Todo el mundo, lo siento.
Ella era conocida por su dedicación al combate y las artes
marciales, pero Sigrún no era para nada una idiota. En todo caso,
ella demostraba excelencia en la toma de decisiones como
comandante de campo. Y si creía que tenía la culpa de algo, estaba
dispuesta a inclinar la cabeza en disculpas, incluso a sus
subordinados. Esa integridad honrada y honesta suya significaba
que, aunque a veces era fría y dura con sus hombres, también se
había ganado una gran confianza por parte de ellos.
―El asunto es que acabo de recibir un mensaje de Chichi-ue.
―Dijo― Fue una orden de exterminar a algunos bandidos de
montaña que han estado apareciendo en la región de Gnipahellir.
―Ahh, ya veo….‖ ―Bömburr asintió profundamente en
comprensión, y de hecho, también lo hicieron los otros hombres.

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Sigrún estaba increíblemente calmada y compuesta para una
chica de su edad, pero de vez en cuando actuaba de forma extraña o
incluso tonta. Esto casi siempre tenía que ver con asuntos
relacionados con su padre jurado, el patriarca, y cada uno de sus
soldados lo sabía.
Para la madre de su facción en el clan, que siempre era tan seria
y decidida, esta era un área en la que ella mostraba un lado lindo.
Los soldados de la Familia Sigrún lo encontraban encantador y
hacían todo lo posible por apoyarla. Después de todo, era el deber
de los niños hacer lo que hiciera feliz a sus padres.
―Después de todo, esa área fue el lugar de conflicto entre los
Clanes Lobo y Garra. ―Explicó Sigrún― Parece que algunos
refugiados expulsados de sus tierras, así como algunos desertores
del ejército, se han unido en una pandilla y están atacando las aldeas
de la zona.
En la guerra era común que las tierras de cultivo o las aldeas
locales se encontraran con el robo o la destrucción, o fueran
secuestradas por completo.
Y luego estaban los que huían de la línea del frente en la
batalla, cometiendo el grave crimen de la deserción. El primer grupo
había perdido sus hogares, y el segundo podía no volver a su patria.
Muy a menudo, ese tipo de personas robaban armas y se
convertían en bandidos.
―Hm, y después de intercambiar el nuevo Juramento del Cáliz
con el Clan Garra, tampoco hay tantos soldados estacionados en la
fortaleza de allá. ―Bömburr frunció el ceño y se frotó la barbilla.
Recientemente, el Clan Lobo se había preocupado
exclusivamente por las amenazas del oeste, por lo que no había

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podido evitar el despliegue de la mayoría de los soldados de
defensa, a la frontera en ese lado. Así que los tipos más indecorosos
se habían aprovechado de esa presencia más débil para infestar las
zonas interiores del este.
―Sí, y es por eso que los miembros de la Familia Sigrún fuimos
llamados a la acción. ―Declaró Sigrún― Chichi-ue desea que
actuemos rápido, antes de que haya más víctimas.
―Entendido, señora. Es una llamada para la unidad Múspell,
¿no?
Dentro de la Familia Sigrún, había una unidad de fuerzas
especiales de élite llamada la‖ “Unidad Múspell”. Consistía en 200
soldados de caballería altamente entrenados, y su movilidad era la
más rápida en todo el Clan Lobo. Para un destino a dos días
completos de marcha, podrían llegar en menos de un día.
―Correcto. ―Dijo Sigrún― Además, esta vez quiero llevar a
cualquier aprendiz que pueda sentarse en un caballo. No hay mejor
entrenamiento que el combate real, después de todo.
―Dejaremos atrás a los hombres que actualmente tienen la
tarea de proteger la capital, ¿cierto? ―Preguntó Bömburr.
―Por supuesto. No podemos correr el riesgo de dejar que algo
le pase a Chichi-ue.
―Entendido. Entonces comenzaré los preparativos de
inmediato. ¿Puede darme dos horas?
―Hazlo en una.
―¡Sí, señora! ―Bömburr no parpadeó ante la demanda
excesivamente estricta de Sigrún. Él reverentemente inclinó su
cabeza.

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En el siguiente instante, antes de que él incluso diera órdenes,
los jóvenes de la Familia Sigrún rompieron la formación y
comenzaron a moverse vigorosamente para hacer los preparativos
necesarios para partir. Y así, en meros momentos, organizaron un
escuadrón combinado formado por cien combatientes de caballería
de élite de la Unidad Múspell, y cien aprendices de caballería.
Y fiel a la palabra de Bömburr, en una hora salieron a toda
velocidad, volando como una flecha hacia Gnipahellir.

―Uf. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vine


por aquí. Me alegro de haber llegado antes de que oscureciera.
Sigrún desmontó ágilmente de su caballo en un movimiento
fluido que se parecía al salto de un bailarín, y se detuvo por un
segundo para mirar hacia el Fuerte Gnipahellir. Era un lugar que en
realidad no había visitado muchas veces, pero tenía recuerdos
importantes para ella, y tenía cierta conexión con él.
El anterior portador del título de‖ “Mánagarmr”, había estado
durante mucho tiempo asentado aquí como general y comandante
de la defensa oriental del Clan Lobo.
Cuando el Clan Garra tomó la fortaleza, la batalla para
recuperarlo fue la primera operación militar de su amado padre
jurado.
La pared exterior de ladrillos que rodeaba la fortaleza todavía
tenía las cicatrices de esa batalla. Se había destruido por completo en
un solo lugar, y la brecha ahora estaba llena de pilas de piedras
apiladas como reemplazo de los ladrillos.

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―Ahh… aquí es donde nos abrimos paso y luego cargamos
para recuperar esta fortaleza del Clan Garra. Todavía recuerdo ese
momento vívidamente. ―Bömburr habló nostálgicamente,
acariciando el montón de piedras.
Esa batalla también había sido la primera para la recién
formada Unidad de Caballería Múspell, terminando con su primera
victoria, por lo que no había dudas de que se conmovería cuando
regresara aquí de nuevo.
Sigrún, por otro lado, era completamente desapasionada:
―Guarda el sentimentalismo para más tarde. Exterminar a los
bandidos es lo primero. Empecemos por escuchar los detalles de los
hombres estacionados aquí en el fuerte. ―Ella‖ le‖ hizo‖ una‖ señal‖ al‖
vigilante, quien reconoció quién era ella de un vistazo, por sus
rasgos singularmente hermosos. Él abrió la puerta y ella
rápidamente entró.
Para Sigrún, el pasado era el pasado, y en el presente no había
nada más importante que cumplir la misión que su padre le había
encomendado.
Bömburr suspiró: ―Al menos‖déjame‖descansar‖un‖momento…‖
―Sabía que murmurar tales quejas para sí mismo era inútil, pero no
podía evitarlo. Su cabello y barba estaban congelados con una rígida
capa de escarcha, y sus labios estaban morados por el frío. Era una
imagen que revelaba el difícil viaje que había tenido que soportar.
Pero a pesar de que Sigrún había cubierto la misma distancia en
las mismas condiciones, estaba completamente bien y llena de
energía.
―De acuerdo, hombres, una vez que hayan amarrado a sus
caballos, pueden descansar dentro del fuerte. ―Bömburr dio

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instrucciones a sus subordinados y luego siguió a Sigrún. Un minuto
después, logró alcanzarla justo fuera de la habitación del
comandante.
Cuando entraron, un hombre de unos veinte años con una cara
dura y masculina los saludó, respetuosamente agachando la cabeza.
―Hermana Mayor Sigrún, tiene mi humilde agradecimiento
por hacer la larga cabalgata hasta aquí en medio de un frío tan
intenso. ―Este era Alrekr, el oficial que actualmente tenía a su cargo
el mando del Fuerte Gnipahellir, y el decimocuarto clasificado en la
jerarquía del Clan Lobo.
Teniendo en cuenta que hace dos años el hombre a cargo en ese
momento, Skáviðr, había sido el cuarto oficial clasificado y el
Mánagarmr, no estaría de más decir que el estatus del comandante
de Gnipahellir había caído bastante.
Gracias al proceso de paz entre los Clanes Lobo y Garra
provocado por el intercambio del Juramento del Cáliz entre sus
patriarcas, la importancia estratégica de la fortaleza se había
reducido significativamente.
―¡Ohhh, así que este es el manto de piel que se dice que se
transmite de generación en generación, junto con el título de
Mánagarmr! ―Exclamó Alrekr― Está hecho de la piel de un Garmr,
¿verdad? Esta es la primera vez que lo veo tan de cerca. Realmente
es magnífico. Eso me trae recuerdos. Cuando era niño, soñaba con
un día ponerme ese manto y practiqué con la espada todo el día
hasta que me derrumbé.
―Puedes saltarte los halagos. ―Dijo Sigrún― Apúrate y
cuéntame sobre los bandidos. ―Dejó de lado la educada charla de
Alrekr con un solo comentario conciso, y se dejó caer en una de las

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sillas para invitados. Parecía que no le interesaba en absoluto
profundizar su vínculo con sus hermanos del clan a través de una
pequeña charla agradable.
―Ah, c-correcto. ―Balbuceó Alrekr.
En Yggdrasil, la edad relativa no tenía sentido en comparación
con el peso de la jerarquía establecida por el Cáliz. Pero aun así, la
actitud de Sigrún era tan brusca y abrupta, que Alrekr estaba
preocupado de si la había ofendido. Entonces, miró a Bömburr con
la pregunta en sus ojos.
Bömburr se encogió de hombros y le devolvió una sonrisa
irónica, por lo que Alrekr pudo inferir que así era como era ella
normalmente. Se aclaró la garganta y caminó rápidamente hacia un
gran mapa de tela colocado contra la pared de la habitación.
Hizo *Tap* en tres ubicaciones en secuencia con su dedo y
habló: ―Comenzó tal vez hace dos semanas, cuando empezaron a
apuntar y atacar a estas aldeas locales.
―Correcto. ―Sigrún ya lo había escuchado de Yuuto. Ella
asintió, indicándole a Alrekr que continuara.
―A juzgar por la ubicación de las aldeas que fueron atacadas, y
por la dirección que tomaron los bandidos cuando se fueron cada
vez, calculamos que su escondite debería estar en algún lugar
alrededor de esta área. ―Alrekr usó su dedo índice para trazar un
círculo alrededor de un punto en el mapa. Estaba al norte del Fuerte
Gnipahellir, en las cercanías del Monte Éljúðnir.
Sigrún respondió sin mirar a Alrekr, con sus ojos aún
enfocados en el mapa: ―Si sabes tanto, ¿no podrías haber enviado
una fuerza punitiva de inmediato?

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―Créame, eso es lo que nos gustaría hacer. Sin‖ embargo…
―Haciendo una mueca, Alrekr arrastró su dedo hacia la derecha en
el mapa, señalando un área hacia el este. Era un área de territorio
dentro de la esfera de influencia del Clan Lobo, pero no bajo el
control directo de la gobernabilidad del clan.
―Hmm. ¿Botvid? ―La frente de Sigrún se frunció, y ella
adoptó una expresión extrañamente incomoda.
El patriarca Clan Garra, Botvid, era un hombre engañoso
conocido como: “La‖ Víbora‖ de‖ Pozo” entre los otros clanes de la
región. Y por supuesto, también era el padre biológico de las
gemelas Albertina y Kristina.
Alrekr asintió dócilmente: ―Sí. Podría estar pensando
demasiado en esto, pero todavía me pregunto si él podría estar
detrás de escenas conectado con estos bandidos. No puedo dejar de
temer que esto sea una estratagema, y en el instante en que nuestras
tropas de la guarnición dejen el fuerte para perseguir a los bandidos,
podrían‖quit{rnoslo‖de‖nuevo…
Los Clanes Lobo y Garra habían establecido una alianza a
través del Cáliz de La Lealtad, y en Yggdrasil, el Juramento del Cáliz era
un voto absoluto. Además, Yuuto y Botvid habían intercambiado el
Juramento del Cáliz bajo la mediación del Goði Alexis, un
representante del divino emperador.
Su ceremonia había sido de la más alta formalidad y gravedad.
En circunstancias normales, romper ese juramento e invadir el
aliado jurado sería algo completamente impensable. Pero eso era lo
poco confiable que Alrekr encontraba a Botvid como persona. Y esa
percepción no se limitaba a Alrekr; era una opinión común entre la
gente del Clan Lobo.

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Era una reacción natural, ya que Botvid había saqueado el
territorio del Clan Lobo al engañar al patriarca anterior, Fárbauti, y
luego había forjado en secreto una alianza de tres clanes, utilizando
a su ejército aliado para empujar al Clan Lobo al borde de la
destrucción en lo que luego se convirtió en‖“El‖Asedio de Iárnviðr”.
Esos dos incidentes sucesivos grabaron a Botvid en los
recuerdos de todos los integrantes del Clan Lobo, hasta el punto en
que el nombre “Botvid” se había convertido en sinónimo de
“alguien‖en‖quien‖no‖se‖puede‖confiar”.
―Ya veo. Y es por eso que solicitaste que Chichi-ue enviara
refuerzos. ―Sigrún asintió, satisfecha con la explicación de Alrekr.
Según lo que había escuchado de Yuuto, los bandidos estaban
organizados y probablemente había una cantidad considerable de
ellos. Solo había alrededor de cien soldados estacionados
permanentemente en el Fuerte Gnipahellir, lo que de hecho no era
suficiente para perseguirlos y aún tomar en cuenta la amenaza
potencial del Clan Garra.
―Bien, lo entiendo. ―Dijo ella― La Unidad de Fuerzas
Especiales Múspell se encargará del asunto de los bandidos. Tú y tus
hombres quédense aquí y concéntrense en la defensa del fuerte.

―¡Ahora comenzaremos la investigación del área alrededor del


Monte Éljúðnir! ¡Busquen el escondite de los bandidos! ―Sigrún
montó en su caballo y dio la orden con un movimiento de su mano
hacia adelante.
―¡Sí, señora! ―Sus soldados montados, respondieron en voz
alta y con vigor, y luego se separaron en todas las direcciones.

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“Alrededor del Monte Éljúðnir” era en realidad un área
bastante amplia para cubrir, por lo que Sigrún dividió a sus tropas
en cuatro grupos principales y luego dividió el área de búsqueda
entre ellos.
Cada grupo era de unos cincuenta hombres, y según el
testimonio de los aldeanos que fueron atacados, los bandidos habían
atacado en grupos de unos treinta. Por lo tanto, debería haber más
que suficientes soldados para manejar cualquier cosa que se
pudieran encontrar.
El clima también se había vuelto a su favor. La nieve que había
estado cayendo desde antes de ayer, finalmente se había detenido
esa mañana y el cielo era de un azul puro y claro, con la luz del sol
brillando suavemente sobre el área.
Era el día perfecto para ir cazar bandidos.
―De acuerdo, nosotros también deberíamos irnos. ―Sigrún
miró a los soldados restantes que la rodeaban.
El grupo que ella lideraba estaba compuesto principalmente de
aprendices, y estaba lleno de rostros jóvenes.
Debido a que la misión principal de Sigrún era ser responsable
de mantener la seguridad del palacio en la capital, normalmente la
capacitación y orientación de novatos siempre se dejaba en manos
de su comandante adjunto, Bömburr.
Así que esta era una oportunidad tan buena como cualquiera.
Podría ver por sí misma el nivel de habilidad básico de estos
aprendices, algo que le incumbía conocer como su comandante.
―Estaremos a cargo del área que se encuentra en la mitad de la
pendiente del Monte Éljúðnir. ―Dijo― Es la ubicación más probable
para el escondite del enemigo, por lo que hay una posibilidad

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extremadamente alta de que entremos en combate. ¡Manténganse
alerta en todo momento! ¡En el campo de batalla, los que bajan la
guardia mueren primero!
―¡¡Sí, señora!! ―Las voces que le gritaron a Sigrún eran tensas,
pero rebosaban de energía juvenil, directa y honesta.
Ella asintió satisfactoriamente en respuesta, luego tiró de las
riendas y giró su caballo.
―¡Unidad Sigrún, muévanse!

El Monte Éljúðnir estaba ubicado aproximadamente a medio


día de marcha a pie hacia el norte, desde el Fuerte Gnipahellir, y era
uno de los picos que conformaban la cordillera conocida como las
montañas Himinbjörg.
La unidad de Sigrún llegó al pie de la montaña en
aproximadamente dos horas a caballo. Más arriba, la fuerte
pendiente del Monte Éljúðnir estaba densamente repleta con los
esqueletos de los árboles que habían dejado caer sus hojas, con
apenas un rastro de animales serpenteando entre ellos.
No parecía factible ascender la montaña en sus caballos, así que
los dejaron junto con un poco de plata en un pueblo al pie de la
montaña, y contrataron a alguien familiarizado con el terreno de la
montaña como guía.
―¿Bandidos? Ohhh, sí, ese grupo que ha estado viviendo en la
montaña desde alrededor del verano. ―Dijo su guía― Acababan de
aparecer y comenzaron a decir cosas como: “¡Este es nuestro
territorio!” y acapararon todos los recursos de la montaña para ellos
solos. Nos están causando muchos problemas, ¿sabe?

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―Suena a que dimos justo en el clavo. ―Dijo Sigrún― Está
bien, entonces, llévanos a donde duermen.
―¡Sí!
Sigrún y su grupo de aprendices siguieron a al joven guía
mientras los dirigía hacia el escondite de los bandidos.
Mientras caminaban, él explicó que hasta hace poco, los
bandidos de la montaña se habían mantenido cazando y comiendo
las frutas y plantas silvestres que crecían allí. Pero una vez que pasó
el otoño y llegó el invierno, tal vez la falta de comida los había
empujado a comenzar a atacar las aldeas cercanas.
En realidad, era una ocurrencia muy común en Yggdrasil. Sin
embargo, eso no significaba que pudiera ser ignorado o perdonado.
―Está por allí. ―Dijo su guía.
Alrededor del momento en el que el sol había comenzado su
descenso hacia el oeste, el joven guía de la aldea se detuvo y señaló
hacia adelante. A lo lejos y abajo, en una sección de la pendiente con
un ángulo más suave, había un par de pequeñas chozas alineadas en
una especie de asentamiento.
La extraordinaria vista de Sigrún fue capaz de seleccionar a
varias personas que parecían ser residentes. Parece que ella había
tenido suerte; ya que no estaban atacando a otra aldea en este
momento.
―Podemos acabar con todos ellos de un solo golpe.
Maravilloso.‖ ―Cuando‖ “El‖ Lobo‖ Plateado‖ M{s‖ Fuerte” fijó su
mirada en la presa que había estado cazando, susurró esas palabras
con una voz calmada y mortífera.
De repente, y sin previo aviso, una hermosa y galante voz
resonó a través del asentamiento como un trueno.

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―¡Escúchenme, escoria de bandidos! ¡Soy Sigrún, la hija jurada
del gran Lord Yuuto y comandante de sus Fuerzas Especiales
Múspell!
Los sobresaltados bandidos giraron en dirección a la voz para
ver a una chica de belleza inigualable, con largos cabellos plateados
atados detrás de ella, de pie a la cabeza de una formación de
soldados.
Al instante estallaron en una conmoción caótica.
―¿Q-Qu―?‖¡¿Qué está pasando?!
―¿E-Ella acaba de decir que su nombre era Sigrún? ¡Entonces,
¿eso‖no‖significa‖que…‖ella‖es‖la‖M{nagarmr?!
―De‖ ninguna‖ manera… ¡E-Entonces, esos tipos detrás de ella,
¿podrían ser la Unidad Múspell?
―¡Idiota, ella acaba de decir que lo eran!
―¡Whoa, whoa, espera, ¿qué demonios está haciendo el grupo
más fuerte de todo el Clan Lobo aquí?!‖ ―Los bandidos estaban
completamente en pánico. Y eso era natural.
La Mánagarmr, Sigrún, y su unidad especial de caballería, eran
famosos y temidos por sus habilidades de élite. En el pasado, habían
derrotado fácilmente a las fuerzas del Clan Garra lideradas por
Botvid, capturaron a la matriarca del Clan Cuerno, Linnea,
derrotaron y mataron al patriarca del Clan Pezuña, Yngvi, y
expulsaron al patriarca del Clan Pantera, Hveðrungr.
Los bandidos habían adquirido un poco de práctica con el arco
y la lanza cazando a las bestias de la montaña para su supervivencia
durante el último medio año. Confiaban en que podrían estar en
contacto directo con los soldados actualmente estacionados en el
Fuerte Gnipahellir. Sin embargo, ninguno de ellos se había atrevido

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a imaginar que una división de tropas que era prácticamente una
leyenda, vendría a encontrarlos aquí, a medio camino de una
montaña en medio de la nada.
―¡Si arrojan sus armas de inmediato, entonces de acuerdo con
las leyes establecidas por Chichi-ue, sus vidas se salvarán! ―Declaró
Sigrún―‖¡Pero‖si‖se‖resisten,‖no‖mostraré‖piedad! ¡Acabaré con cada
uno de ustedes! ―Terminó con otro grito que sacudió el aire. Su voz
era hermosa pero aguda, como una cuchilla.
―¡¿Q-Qué hacemos?!
―E-Ella dijo que si nos rendimos ahora, nos dejará vivir,
¿verdad?
Cuando los bandidos asustados y agitados comenzaron a
considerar rendirse, hubo un hombre que no perdió la compostura,
que se mantuvo firme y burlón.
―¡Hmph! ¡Es solo una niñita! ¡¿De qué están tan asustados?!
Era enorme.
Era al menos una cabeza o dos más alto que cualquier otro
bandido de allí. Todavía se veía joven, quizás de unos veinte años, y
tenía el rostro de un hombre que no le tenía miedo a nada. En
realidad, se veía bastante cómodo en esta situación.
―¡J-Jefe! ―Gritó uno de los bandidos.
―D-Dices eso, jefe, pero ¿cómo se supone que vamos a ganar
contra ellos?
―¡Sí, esas son las fuerzas especiales del Clan Lobo, jefe, la
Unidad Múspell!
―¡Hah! ¡¿Unidad Múspell?! ¡Mira más de cerca! ―El enorme
hombre al que los otros llamaron, “jefe” señaló con un dedo a
Sigrún, y luego‖ a‖ los‖ soldados‖ detr{s‖ de‖ ella―‖ Míralos. Todos son

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sólo niños. Incluso sus caras se ven rígidas, como si fueran carne
fresca. ¿De verdad te parecen soldados de élite?
―A-Ahora que lo mencionas, tienes razón.
―Y esa chica de cabello plateado a cargo de ellos también se ve
delgada. ―Agregó otro bandido― Ella no parece estar hecha para el
combate.
―¿Verdad? ―Se burló el jefe― Y además, incluso si son la
Unidad Múspell, ¿no era nuestro objetivo desde el principio derribar
al Clan Lobo? Terminaríamos peleando con estos tipos
eventualmente, de cualquier manera. ¡Era solo una cuestión de si
ocurría tarde o temprano! ¡Así que no se queden ahí con las bolas
temblando! ―Con un grito, el jefe de los bandidos golpeó su puño
contra la pared de la cabaña con todas sus fuerzas. Con ese golpe,
grietas estallaron en todas las direcciones a lo largo del lado de la
pared, seguidas de un sonido estridente, hasta que por fin todo el
edificio se derrumbó sobre sí mismo. Era una fuerza increíble, más
allá de lo que debería ser capaz un ser humano normal.
―¡Increíble! ―Exclamó un bandido.
―¡S-Sí, tienes razón, tenemos al jefe con nosotros!
―¡Sí, no hay nadie en el mundo que pueda ganar contra el jefe!
―¡Y ahora que los miro, tienen la misma cantidad de personas
que nosotros!
―¡Cierto! ¡Además, tenemos al jefe de nuestro lado! ¡No hay
manera de que no podamos ganar esto!
Las pálidas expresiones de miedo desaparecieron de los rostros
de los bandidos, sustituidas abruptamente por la anticipación y la
emoción.

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A medida que se volvían más confiados y emocionados,
gritándose el uno al otro para elevar sus espíritus de lucha, su jefe
los miró con una sonrisa confiada y satisfecha. En su hombro
derecho, un símbolo rojo brillaba intensamente.
―¿Oh? Parece que intentan contraatacar. ―Los ojos de Sigrún
se ensancharon, y no ocultó su leve sorpresa mientras observaba a
los bandidos revolcarse dentro del asentamiento cercado por la
valla, asumiendo posiciones defensivas y sacando sus arcos.
Ella había estado segura de que se rendirían ante‖ ella… y
estaba feliz de saber que había calculado mal.
―¡Alégrense, cuernos verdes, porque ha llegado la hora de la
batalla! ―Gritó― ¡Les mostraré a todos de primera mano cómo
luchar como un caballero de la Unidad Múspell!
―¡¡Ooooohhhhh!! ―Una alegría unificada se levantó de las
filas de sus soldados.
Para empezar, todos eran tipos de sangre caliente, del tipo que
aspiraban a unirse a las filas de la Familia Sigrún, la facción más
militante del Clan Lobo. Y después de haberlos hecho marchar a
través de la nieve y el viento durante todo el día de ayer, y luego
hacerlos subir a medio camino de esta congelada montaña hoy,
habían acumulado mucho estrés junto con su fatiga. Este era el lugar
perfecto para correr salvajemente y eliminar esa frustración
acumulada, justo lo que todos habían estado anhelando.
―¡Levanten sus escudos! ―Ordenó‖ Sigrún― ¡Mantengan sus
ojos bien abiertos! ¡No tengan miedo! ¡Recuerden lo que practicaron
todos los días! ¡En este momento, todos ustedes son la Unidad
Múspell! ¡Muéstrenme una batalla que no deshonre ese nombre! ¡No

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perdonaré nada menos!‖―Sigrún miró a sus aprendices a los ojos y
les habló en el tono simple y práctico que siempre usaba con ellos.
Esa actitud plana e inmutable era lo que la convertía en una
líder tan confiable para ellos. Demostraba lo impávida y decidida
que era como general en el campo.
Era como la hermosa valquiria de un mito, y en el último año,
había logrado tantas victorias increíbles en sucesión que los jóvenes
soldados podían creer que, mientras ella les ordenara, no habría
forma de que ellos pudieran perder.
Y así, podrían atacar al enemigo sin ninguna vacilación.
―Esos son buenos ojos. Parecen listos. ―Sigrún levantó el
brazo y respiró hondo― ¡¡Unidad Múspell, carguen!!
―¡¡Ooooooooooohhhhhhhhh!!‖―Con un fuerte grito de guerra,
los soldados de la Unidad Múspell se lanzaron cuesta abajo desde su
posición en una carrera completa, y luego subieron la cuesta opuesta
hacia el asentamiento de los bandidos.
Los bandidos se aprovecharon de ese momento crítico y
lanzaron una descarga de flechas a la vez.
Dispararon de nuevo.
Y otra vez, y otra vez.
Pero la Unidad Múspell no vaciló. Siguieron presionando
mentalmente. Bloquearon algunas de las flechas entrantes con sus
escudos, otros más las hicieron a un lado con sus espadas, y las
pocas que no pudieron desviar fueron rechazadas por sus
armaduras de hierro ligero. Apenas un momento después,
atravesaron el aguacero de flechas y corrieron como una avalancha
hacia la colección de chozas de bandidos.

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Todo había ido bien hasta ese momento, pero pronto los
soldados perdieron su impulso de carga.
Fue debido a la profunda zanja y la cerca alta que rodeaba el
asentamiento propiamente dicho. Limitaba las posibles entradas,
atascándolas para que solo unos pocos en el frente pudieran chocar
directamente con el enemigo.
―¡Adelante! ¡Sigan avanzando! ―Gritó Sigrún a sus guerreros
desde las filas de atrás, instándolos a seguir.
En una batalla normal, Sigrún habría estado a la cabeza de la
carga, abriendo un camino hacia el enemigo. Pero esta vez, sintió
que el entrenamiento de los reclutas con la experiencia de una
batalla real era más importante, por lo que se estaba enfocando en
darles órdenes tácticas.
Aun así, el enemigo no era más que una multitud de bandidos
de montaña miserables. Sus soldados podrían ser aprendices y
podrían ser jóvenes, pero en preparación para la vida de un soldado
luchando día tras día, se habían dedicado a ejercicios intensos y un
duro entrenamiento, día tras día. Estaba segura de que rápidamente
se abrirían paso a través del cuello de botella y asegurarían la
entrada‖a‖la‖base…
Sin embargo, ese no parecía ser el caso en absoluto.
―¡¿Que está pasando?! ¡¿Por qué están teniendo problemas
contra simples bandidos?! ―Gritó Sigrún en una mezcla de
amonestación y confusión.
―¡Guahahahaha! ¡¿Se supone que estos son los feroces
caballeros de la Unidad Múspell?! ¡Son tan duros como una hogaza
de pan mojado! ―Una risa espesa y gutural resonó en el tumulto de
la entrada del asentamiento.

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En el siguiente momento, Sigrún vio a dos de sus soldados ser
lanzados hacia arriba en el aire por el ataque de alguien.
Se necesitaría una increíble cantidad de fuerza física para
enviar a dos hombres armados y adultos a volar así. Como mínimo,
no había nadie en el Clan Lobo ahora, ni siquiera Sigrún, que
pudiera realizar semejante hazaña de fuerza pura.
Pensar que habría alguien así entre los bandidos…, para Sigrún, fue
un infeliz error de cálculo.
―Esto es demasiado para que esos novatos lo manejen.
―Murmuró Sigrún, y comenzó a apartar a sus subordinados y
avanzar― ¡Muévanse a un lado! ―Se abrió paso hacia el frente,
preguntándose todo el tiempo qué tipo de enemigo la estaba
esperando allí.
De pie en medio de la entrada, había un enorme y musculoso
hombre de gran altura. Algo alrededor de su cuello inmediatamente
llamó su atención: un collar de metal que parecía brillar débilmente,
emitiendo una luz misteriosa y fosforescente.
Tenía que estar hecho de Álfkipfer, el metal mágico. Eso lo
marcaba como algo increíblemente raro y valioso. Sigrún se
preguntaba dónde podría haberlo conseguido, o mejor dicho, de
dónde lo había robado.
Lo siguiente que notó fue la runa resplandeciente en el hombro
derecho del enorme hombre, y ella resopló con una leve sorpresa.
―Heh. Nunca me hubiera imaginado que me encontraría con
uno de los míos en un lugar tan desolado como este.
―¡Así que el general finalmente hace su aparición! ―Dijo el
hombre― ¡Hah! ¡No me importa si eres mujer! ¡Si me enfrentas en
batalla, no me contendré! ―El hombre alto levantó el hacha en su

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mano derecha, luego la bajó con una fuerza increíble, suficiente para
cortar audiblemente a través del aire mientras caía en picada hacia
Sigrún. Obviamente, era mucho más dura y más filosa que las armas
de los otros bandidos.
―¡¡Haah!! ―Sigrún giró su lanza alrededor, blandiéndola hacia
arriba para enfrentar su ataque. Sus armas se enfrentaron y ambas
fueron desviadas, aparentemente se encontraron con el mismo
poder detrás de ellas.
Un golpe hacia abajo canaliza el poder más fácilmente que uno
hacia arriba. Sin embargo, Sigrún estaba empuñando su arma con
ambos brazos, mientras que su oponente solo usaba uno. De hecho,
parece que había una brecha innegable en la fuerza física entre ellos.
Sin detenerse, el jefe de los bandidos siguió con un hacha en su
mano izquierda, balanceándose hacia ella en un amplio arco
horizontal.
Sigrún saltó hacia atrás y esquivó el arco de la hoja, pero su
espalda chocó contra uno de sus soldados.
Un miembro más experimentado de sus fuerzas ya habría
sabido qué hacer en esta situación, pero estos aprendices aún eran
principiantes en ese sentido.
―Hombres, retrocedan un poco. ―Ordenó― Este tipo es
demasiado para que cachorros como ustedes lo puedan manejar.
Voy a encargarme de él.
―Oigan, chicos, retrocedan también. Yo mismo me ocuparé de
ella. ―El enorme bandido Einherjar apartó a sus compatriotas
también, habiendo reconocido aparentemente la fuerza de Sigrún.
Cuanto menos eran en números, mayor era la presencia de los
verdaderamente fuertes que los diferenciaba de los demás.

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Por un lado, estaba un grupo de las fuerzas Especiales Múspell
que eran casi en su totalidad aprendices.
Por el otro, un grupo de bandidos cobardes que solo se habían
entrenado contra los animales de las montañas.
Uno podría decir que los dos Einherjar y su destreza de
combate se destacaban demasiado en comparación. Solo habían
cruzado cuchillas por un momento, pero ese intercambio había sido
más que suficiente.
―Entonces, en lugar de espadas dobles, usas hachas dobles.
―Comentó Sigrún, sonriendo ferozmente― Interesante.

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―Así que tú eres la Mánagarmr. ―Dijo el hombre― Parece que
los rumores no son una mierda después de todo. No pensé que una
pequeña cosa tan delgada como tú, sería capaz de detener uno de
mis ataques.
Los dos habían comprobado rápidamente la fuerza del otro, y
ambos habían elegido retirar sus tropas para minimizar las bajas
mientras se enfrentaban uno a uno.
Era, en cierto modo, un resultado inevitable.
―¡¡Toma esto, y eso, y esto!!
―¡Mgh! ¡Khh! ¡Hah!
La batalla entre los dos comenzó con un intercambio muy
unilateral. El imponente bandido Einherjar descargó ataques
consecutivos golpeando con sus dos hachas, y Sigrún no hizo nada
más que defenderse contra ellos lo mejor que pudo.
Cada golpe individual era masivamente poderoso por sí
mismo, y venían a ella rápidamente y sin pausa. No era de extrañar
que incluso la portadora del título del‖“Lobo Plateado‖M{s‖Fuerte”‖
se viera forzada a un estado totalmente defensivo, y todos los que
presenciaron su batalla concluyeron eso como mucho.
―Impresionante. ―Dijo Sigrún, mientras paraba un tajo del
hacha que se arqueaba hacia ella desde la derecha― Nunca pensé
que encontraría a un hombre tan fuerte como tú justo aquí afuera, y
en el territorio del Clan Lobo.
El enorme Einherjar que la atacaba se burló con confianza:
―¿Qué, estás tan impresionada que ya te estás rindiendo? Ni
siquiera he usado la mitad de mi fuerza total, ¿sabes?
―¿Oh? Entonces creo que será mejor que te apures y me la
muestres toda. No querrás lamentar perder la oportunidad.

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―¡Enana‖descarada…!‖¡¡¡Urryaaaaahhh!! ―Mientras el hombre
aullaba, sus ataques salvajes se hicieron aún más rápidos.
―¡Oof! ¡Whoa! ―Los ataques volaron hacia ella como una
tormenta violenta, y los ojos de Sigrún se abrieron con asombro―
…Pero todavía tienes mucho camino por recorrer.
*¡Clink!*
Sigrún cronometró el golpe de su lanza para agregar su fuerza
al impulso del hacha, haciendo que la parte superior del cuerpo de
su enemigo se desequilibrara. Ella siguió adelante con el giro de su
lanza, dándole vuelta para golpear con fuerza ―con‖ el‖ trasero del
mango― el estómago del enorme hombre.
―¡Ghh…! ―Instantáneamente el hombre se dobló por el golpe.
―Hmm, conque así es como funciona. ―Al sentir que la
técnica conectó correctamente, Sigrún asintió con satisfacción.
Era la “Técnica del Sauce”, que el anterior Mánagarmr había
completado después de largos años de práctica. Gracias al
sorprendente e incluso aterrador talento de Sigrún en las artes
marciales, ella misma había logrado realizar la técnica imitando lo
que le había visto hacer.
Ella giró su lanza para apuntar con su punta mortal al líder de
los bandidos: ―Normalmente terminaría contigo aquí mismo, pero
sería un poco vergonzoso simplemente matar a alguien con tu
habilidad. ¿Considerarías trabajar para Chichi-ue―‖para el patriarca
Lord Yuuto del Clan Lobo?
El hombre tosió un par de veces más, se llevó una mano a su
adolorido estómago y luego se levantó, resoplando de risa.
―Haaa… ¿¡Hah!? ¿Quieres que trabaje para un hombre
delgado y de aspecto débil como ese? No gracias. Pasaré.

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El débil rastro de calidez que había estado en la expresión de
Sigrún se desvaneció. Un aura escalofriante brotó de ella, pareciendo
congelar el aire que los rodeaba: ―Muy bien. En ese caso, te daré un
vistazo de cómo se ve la fuerza de Chichi-ue. Será tu regalo de
despedida para el Valhalla. ―Sigrún se llevó una mano a la más
larga de las dos espadas curvas en su cintura, lentamente sacándola
de su vaina.
―¡No te pongas arrogante por un golpe de suerte! ―El enorme
Einherjar levantó ambos brazos sobre su cabeza. Él no los estaba
alzando en rendición, por supuesto. Sostenía un hacha en cada
mano. Las venas de sus brazos se hincharon cuando convocó lo que
debió ser una increíble cantidad de fuerza bruta para su ataque.
―¡¡GRRRAAAAAAGHHHHHH!!
Con un grito de furia, canalizó toda su fuerza muscular y todo
su peso en un arco descendente que cruzaba ambas hachas a la vez.
El ataque era, por mucho mucho, el más rápido y más fuerte de todo
lo que había desatado hasta ahora.
Pero cuando las cabezas de las hachas bajaron hacia Sigrún, sus
ojos ya no tenían ninguna emoción, excepto tal vez por algo
parecido al aburrimiento.
Ella cortó una sola línea con su espada, de lado a lado como un
destello, como si simplemente apuntara a un objetivo.
Sólo fue un movimiento.
Pero hubo el sonido único de algo agudo revoloteando en el
aire, seguido de un enérgico golpe cuando aterrizó clavándose
fuertemente en el suelo.

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Aquellos con oídos especialmente exigentes podrían haber sido
capaces de decir que en realidad era el sonido de dos objetos
golpeando el suelo, casi simultáneamente.
Las dos hachas del bandido líder habían sido cortadas en dos,
divididas limpiamente en la cabeza. Ahora eran tan inútiles como
palos, incapaces de amenazarla.
―Hmph. Confías demasiado en tu fuerza muscular en bruto.
―Dijo Sigrún con una sonrisa― Tu postura es demasiado amplia, y
usas movimientos exagerados para tus ataques. Está bien si estás
luchando contra debiluchos, pero no va a funcionar contra alguien
con una buena técnica y práctica.‖―Este hombre se había atrevido a
insultar públicamente a su amado padre jurado. Ella necesitaba
ponerlo en su lugar― Y esta, aquí mismo, es una de las muchas
armas creadas por Chichi-ue, Lord Suoh Yuuto, de quien te burlaste
tan estúpidamente. Es la Nihontou, una espada que puede cortar
incluso el hierro. Tus hachas de hierro no son más que baratijas en
comparación con ella. ―Volvió la hoja curva y la empujó hacia el
hombre grande, en ángulo para que brillara a la luz del sol.
Técnicamente hablando, el propio Yuuto no había forjado esa
espada. Era un reemplazo que Ingrid había forjado para ella cuando
perdió su primera durante el clímax de su batalla contra el patriarca
del Clan Relámpago, Steinþórr. Aun así, aunque apenas había
empezado a usarla, ya se sentía familiar y parecía encajar
perfectamente en su mano.
No se podía esperar menos de la famosa maestra artesana
Ingrid, portadora de la runa de Ívaldi, “El‖Creador‖de‖Espadas”. Ella
efectivamente había vertido cada onza de su fuerza y espíritu en
forjarla para Sigrún. Era una espada para ella, y solo para ella.

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―¡Grrr…! ¡Tch! ―Con un chasquido de la lengua, el líder de
los bandidos giró sobre sus talones y comenzó a huir. Se movió con
una rapidez que sería difícil de imaginar, simplemente mirando su
cuerpo voluminoso. Parecía que incluso este exceso de confianza de
hombre, no era lo suficientemente arrogante como para creerse
capaz de vencer a Sigrún sin un arma.
―¡Hmph, ahora es el momento en que te muestro la táctica
característica de la Unidad Múspell! ―Sigrún levantó la mano y
gritó: ―¡Dispara la flecha de señal!
Inmediatamente, en práctica respuesta a su orden, un soldado
detrás de ella disparó una flecha que emitió un silbido fuerte y
chirriante mientras volaba hacia el lado derecho del asentamiento.
―¡¡Raaaaaaaghhh!! ― Un grito de guerra surgió desde dentro
de los árboles en esa dirección. De repente, unos veinte soldados con
armadura ligera emergieron, cargando hacia el asentamiento a
máxima velocidad.
Pero todos los bandidos se habían agrupado cerca de la entrada
principal para enfrentarse al asalto inicial, por lo que no tenían a
nadie cerca de la otra entrada.
Era la táctica del‖“Martillo y el Yunque”, la estrategia ganadora
del Clan Lobo. Se usaba un ataque de infantería bien armada para
atraer la atención y los ataques del enemigo en respuesta, dejándolos
abiertos a un ataque desde los flancos o desde atrás por otro grupo
con una capacidad de movimiento más alta.
―¡De acuerdo, hombres, adelante! ―Gritó Sigrún― ¡Nos
abriremos paso también!
―¡¡Ooooohhhhhhh!!

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Sigrún levantó su espada en alto, y su equipo de asalto frontal
respondió a su grito con un grito de guerra propio.
En una batalla entre grandes grupos, el determinante más
importante de la victoria o la derrota, era la moral. En otras palabras,
ganar era también una cuestión de cómo elevar la moral de los
propios guerreros mientras derribaban la del enemigo.
Los bandidos habían visto al imponente Einherjar, que era su
comandante, sufrir una clara derrota, incapaz de seguir luchando y
ahora un ataque sorpresa de otro grupo de soldados del Clan Lobo
los había dejado sin ninguna ruta de retirada. Rápidamente cayeron
en un estado de pánico abyecto.
Ahora no eran nada más que una multitud desordenada.
La balanza de la batalla se inclinó decisivamente y los soldados
de la Unidad Múspell atravesaron la cerca y se asentaron en el
asentamiento, asegurando las salidas y sometiendo a los bandidos.
Por fin, Sigrún y sus soldados acorralaron al derrotado
Einherjar en un extremo del campamento de bandidos.
―Hasta aquí es a donde llegas. ―Declaró.
Detrás del hombre, había un precipicio abrupto que descendía
a gran distancia.
―Te daré una última oportunidad. Ríndete.
―Khh…‖ ―Apretando los dientes, el hombre retrocedió un
paso. Mientras lo hacía, su pie rozó una pequeña roca sobre el borde,
haciéndola caer por el acantilado casi vertical, con un ruido seco. La
mitad trasera de su pie ya estaba colgando sobre el aire.
―Si te disculpas sinceramente por insultar a Chichi-ue, podría
estar dispuesta a perdonarte.

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―¡Heh! ¡No voy a inclinar mi cabeza ante nadie! ―Con esa
jactanciosa declaración, el enorme hombre pateó el suelo y saltó en
el‖aire…
…hacia‖atr{s.
Permaneció suspendido en el aire solo por un instante,
mientras las leyes de la naturaleza seguían su curso y rápidamente
cayó en picada hacia abajo.
―¡Ah! ―Por primera vez desde que llegó a esta montaña,
Sigrún hizo una mueca de amargura por su error, corrió hacia el
borde del acantilado y miró hacia abajo.
A medio camino, el hombre había agarrado la rama de un
pequeño árbol que crecía fuera del acantilado, pero pronto se
rompió bajo su peso y volvió a caer. Sin embargo, eso fue suficiente
para reducir el impulso de su caída en una cantidad decente y,
aunque su cuerpo se estrelló con fuerza contra el suelo debajo de él,
fue capaz de ponerse de pie de manera inestable después de un
momento y comenzó a tambalearse.
―Tch. No puedo permitirme dejarlo escapar. ―Murmuró
Sigrún.
Ese enorme zoquete todavía era inmaduro como un luchador,
porque estaba demasiado atrapado en hacer todo a su manera. Pero
ella podía decir que él tenía un montón de talento y potencial innato.
Con el tiempo y las experiencias adecuadas, podría transformarse en
algo increíble.
Si ella le permitía escapar como estaba ahora, aún con un
profundo rencor, entonces eventualmente podría convertirse en una
verdadera amenaza para el Clan Lobo. Y más que nada, Yuuto le
había ordenado que erradicara a los bandidos. Permitir que su

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comandante‖―el m{s‖crucial‖de‖estos‖criminales― escapara, era un
fracaso absolutamente inexcusable. No había manera de que ella
pudiera soportar regresar con Yuuto con tal informe.
―¡Denme una lanza! ―Gritó.
Sigrún había dejado caer su propia lanza durante el duelo en la
entrada, así que agarró una con fuerza de uno de los aprendices.
Luego se lanzó sobre el borde del acantilado.
―¡¡Ahhhh!! ―Gritó uno de sus soldados.
―¡¿Comandante?!
Los aprendices gritaron sorprendidos bordeando el miedo,
pero Sigrún pudo detectar los pocos lugares en el acantilado donde
las rocas que sobresalían podían servir como puntos de apoyo, y ella
se dejó caer sobre ellas, reduciendo su impulso. Fue una hazaña muy
impresionante para la chica prodigio que había tomado el título de
Mánagarmr a su corta edad.
Terminó el descenso incrustando la lanza en el suelo para
matar el resto de su impulso, y luego se enderezó y tomo una
postura casual sobre sus talones.
―¡¿Quééé?! ―El Einherjar que huía era francamente
lamentable. Seguramente no había esperado que esta mujer
realmente lo persiguiera por un precipicio. Su rostro estaba en shock
por el asombro. Y eso no era todo. Él había saltado en una apuesta
de todo o nada, decidido a recibir lesiones e incluso arriesgarse a la
muerte, pero ella lo había logrado sin apenas un golpe o un rasguño.
El orgullo del hombre finalmente se derrumbó.
Se desesperó, preguntándose cómo podría haber actuado tan
fuerte antes. ¡No había manera de que pudiera ganar contra un
monstruo como ella!

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―A-Ahh… ¡Aaaagghhhh! ―Gritó de terror y salió corriendo,
sin rastro de vergüenza ni honor.
Sigrún no era uno de los caballeros de la Edad Media, con sus
códigos de caballería que exigían solo luchar contra un oponente de
frente. Ella era una guerrera― en esencia, alguien que sobrevivía en
el campo de batalla. Y en el campo de batalla, uno no mostraba
misericordia con un enemigo solo porque estaba mirando hacia el
otro lado. No―‖ en‖ realidad esa era la mejor oportunidad para
perseguirlos y atacarlos por detrás. Dejar que se pierda esa
oportunidad sería absurdo.
Su enemigo ya había sufrido algunas heridas por su caída.
Alcanzarlo fue fácil.
―¡Hah! ―Una vez que lo tuvo dentro de su alcance, lo
acuchilló una vez, cortando diagonalmente desde su hombro
derecho, luego lo siguió con un tajo por encima de su hombro
izquierdo, derribándolo.
―¡Guhag! ―Con un grito de angustia, su gran cuerpo cayó.
Sus pies se deslizaron por debajo de él y se apartó de ella por la
empinada ladera de la montaña.
Después de un momento hubo un fuerte chapoteo, diciéndole a
Sigrún que el cuerpo del hombre debió haber caído al río.
―Tch. Maldición. ―Cuando el río apareció a la vista, Sigrún
miró hacia abajo y pudo ver la brillante “X” roja en forma de herida
en la espalda del hombre, justo por encima de la superficie del agua,
mientras la corriente del río lo alejaba― Yo… no voy a poder
alcanzarlo ahora.

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Podía ver cuán rápida y feroz era la corriente del río. En el
espacio de unos pocos segundos, el cuerpo del líder de los bandidos
se hizo cada vez más pequeño en la distancia.
Ella había logrado hacerle una fuerte herida, y él había caído al
agua en este clima helado. Era seguro decir que casi no había
posibilidad real de que él sobreviviera. Pero la manera inconclusa en
que las cosas habían terminado todavía le molestaba.
Sigrún suspiró: ―Supongo que también tengo un largo camino
por recorrer. ―Reflexionando sobre esto, enfundó su espada y
regresó al punto de aterrizaje donde la lanza todavía estaba clavada
en el suelo.
―¡Comandante! ¡¿Está bien?! ―La voz de uno de los
aprendices la llamó desde muy arriba.
Mirando hacia arriba, podía ver las caras diminutas de sus
soldados acurrucados sobre el borde del acantilado, mirándola con
preocupación.
Sigrún sacó la lanza de la tierra y les gritó de nuevo: ―¡Sí, estoy
bien, no hay problemas! ¡Más importante aún, ni siquiera podré
escalar todo el camino de regreso a ese acantilado! ¡Tomen algunas
de las mantas o ropa de los bandidos y úsenlas para hacer una
cuerda lo suficientemente larga como para bajar aquí!
―¡Entendido, señora! ―Las personas de arriba se pusieron en
acción.
Sigrún respiró larga y profundamente…
Y fue entonces cuando sucedió.
Cada uno de los pelos de su cuerpo se puso de punta, y antes
de que Sigrún pudiera pensar, ya había tomado una postura de
combate, con la lanza levantada y lista.

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Poco a poco, resueltamente, su figura emergió de detrás de los
árboles.
―¡¡GRRRRRR…!! ―La fuerza del profundo gruñido de la
criatura, resonó en el núcleo de Sigrún.
Lo primero que notó fueron sus brillantes ojos carmesís, que
parecían brillar como brasas, ardiendo con intenciones salvajes y
asesinas. Seguidamente, notó su pelaje gris ceniza. Era exactamente
del mismo color que el manto de piel que llevaba, el que se le
entregaba a cada portador sucesivo del título de Mánagarmr, “El‖
Lobo‖Plateado‖M{s‖Fuerte”.
Tomándolo por su gran tamaño, era lo suficientemente grande
como para igualar a un león o tigre adulto.
―¡Es un Garmr! ―Gritó ella.
―GRR… ¡¡GRAAAAAAGGHHH!! ―Y con un rugido que hizo
temblar a Sigrún, el lobo gigante saltó hacia ella.

―Pensar‖que‖serías‖tan‖fuerte…‖―Murmuró Sigrún.
Esta bestia que había logrado arrinconarla por completo, era
conocida como Garmr. Su nombre toscamente significaba: “El más
grande entre los lobos” en el idioma de Yggdrasil, y era una especie de
lobo gigante que estaba entre los depredadores más grandes
conocidos del continente, el cual se decía que solo habitaba en las
montañas Himinbjörg.
Un adulto maduro podría pesar más de 300 Barr, o 150
kilogramos, y tenía una fuerza sin igual, suficiente para dañar y
derribar árboles.

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A pesar de eso, también podía saltar y maniobrar con una
agilidad extrema, que parecía inimaginable para una criatura tan
grande.
Derrotar a una de estas fieras bestias era considerado una de las
más altas insignias de honor para un guerrero de Yggdrasil. Y ese
inmenso honor reflejaba lo difícil que era lograrlo.
La práctica habitual era llevar a un grupo de unas pocas
docenas de soldados para cazarlo, comenzando con lanzar flechas o
lanzas desde la distancia, y solo avanzar para luchar una vez que se
hubiera debilitado. Luchar contra un Garmr ileso uno a uno, sería
considerado absurdo, incluso suicida.
Sin embargo, por accidente, esa era exactamente la situación
desesperada en la que ahora se encontraba Sigrún.
―GRRR…
Con pasos lentos y pesados, el Garmr recorrió un círculo
alrededor de Sigrún, y ella giró lentamente su propio cuerpo para
seguir mirándolo.
De repente, el Garmr saltó rápidamente en la dirección opuesta.
Los ojos de Sigrún se habían acostumbrado a seguir sus
movimientos más lentos, por lo que pareció más rápido en
comparación, y su reacción se retrasó un poco. Se volvió
apresuradamente y cortó con su espada en esa dirección al mismo
tiempo. Ella se balanceó antes incluso ver si el Garmr estaba allí.
Habría sido demasiado tarde si hubiera confiado en sus ojos
para seguirlo. Así que ella había seguido su presencia, gracias a la
extraordinaria intuición que le había otorgado su runa Hati, “El‖
Devorador de la Luna”.

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Aun así, el Garmr evadió incluso este contraataque con un
tiempo de fracción de segundo saltando sobre él, y se lanzó hacia
ella en otro ataque de salto.
―¡Kh! ―Con un gruñido, Sigrún saltó rápidamente a un lado y
dejó pasar el ataque inicial, luego retrocedió un paso mientras
lanzaba otro tajo en contraataque como elemento disuasorio.
El Garmr, que ya había comenzado su próximo ataque, usó sus
poderosas patas delanteras para detenerse repentinamente.
―¡Haah! ―Al ver esta breve pausa como una oportunidad,
Sigrún se lanzó hacia adelante y desató un poderoso tajo vertical
desde una posición elevada. Fue un ataque serio con toda su fuerza
detrás, ejecutado de una forma perfecta.
Pero el Garmr era mucho más rápido.
Con la velocidad del rayo, saltó a un lado y evadió el corte
hacia abajo, luego aprovechó la breve apertura y se lanzó hacia
Sigrún una vez más.
Ella apenas logró atrapar las garras que se aproximaban con el
lado plano de su espada, pero el increíble impulso y el peso detrás
del ataque fue demasiado, incluso para la fuerza de Sigrún.
A este ritmo la empujarían al suelo, y ese sería el final.
―¡Hup! ―Logró redirigir la fuerza con la Técnica del Sauce, y
luego siguió inmediatamente con un amplio corte horizontal.
Pero incluso eso ni siquiera rozó a la bestia. En un instante, el
Garmr saltó hacia atrás fuera del alcance de Sigrún.
―A este ritmo, voy a desgastarme poco a poco… ―Murmuró
Sigrún con gravedad. Había demasiada diferencia en sus
habilidades físicas generales.

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Sinceramente, se sentía como luchar contra el hombre conocido
como‖“El Tigre Hambriento de Batalla”.
Su enemigo no solo era terriblemente rápido en sus
movimientos, sino que podía reaccionar a sus ataques con una
rapidez increíble, tal vez debido a su instinto salvaje.
El resultado era que, Sigrún aún no había acertado ni un solo
ataque contra el Garmr…
La lesión en el muslo que había sufrido en el primer
intercambio, también era dolorosa para ella, aunque no en el sentido
literal. La herida en sí no era tan profunda, y no representaba
ninguna amenaza para su vida por sí sola. Podía tolerar fácilmente
el dolor físico, pero la lesión dificultaba su movimiento, que era
mucho más difícil de soportar. Contra esta bestia, incluso un
pequeño retraso en el movimiento podría resultar fatal.
Ella estaba logrando evadir sus ataques por el ancho de un
cabello en este momento, pero honestamente no estaba segura de
poder mantener eso por mucho más tiempo.
―Pero aun así, no puedo permitirme morir aquí. ― Sigrún se
susurró para sí misma, luego se calmó y se concentró en su
respiración.
En los momentos de mayor crisis, uno debe mantener la mente
fría y aguda, como una hoja afilada.
Una mente agitada solo perderá de vista el camino a la
supervivencia. Esa era la sabiduría de la guerrera a la que siempre
podía recurrir.
―Todavía estoy a medio camino de mi entrenamiento en esto,
pero supongo que es todo lo que tengo.

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Sigrún saltó hacia atrás y puso más distancia entre ella y el gran
lobo. Luego, devolvió hábilmente la Nihontou a su vaina, y tomo una
postura baja, con la mano ligeramente todavía en la empuñadura de
su espada.
Era la postura de Iai, un estilo de espada tradicional japonés
único, que no se ve en ninguna otra parte del mundo.

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―GRR…‖ ―Con pasos pesados, el Garmr comenzó a cerrar la
distancia. Era solo una bestia, después de todo. Había visto el
enfundado del arma de Sigrún como una simple oportunidad para
atacar. Continuó acercándose y, por fin, dio un paso dentro del
alcance de su ataque…
…Y de inmediato, dio un gran salto hacia atrás.
―Heh, así que pudiste sentir mi intento letal con tu propio
instinto bestial,‖ eh…‖ ―Las esquinas de la boca de Sigrún se
levantaron en una feroz sonrisa, con su rostro rebosante de sudor
por la tensión.
Si la bestia hubiera seguido avanzando dentro de su rango,
tenía toda la intención de desatar un ataque fatal, que realmente
sería tan rápido como un relámpago.
Y parecía que el Garmr había podido sentir eso de ella de
alguna manera. Ahora había comenzado a hacer rápidamente saltos
en zig-zag, de izquierda a derecha, de ida y vuelta, tratando de
conseguir una abertura en Sigrún. Hizo todo esto justo fuera de su
rango de ataque.
Pero a pesar de que el monstruo maniobraba rápidamente, lo
hacía en un círculo fijo a su alrededor, a cierta distancia. Todo lo que
Sigrún tenía que hacer era seguir girando para enfrentarlo de frente,
y no lo perdería de vista.
Sigrún respiraba, largo y profundo.
En silencio, deliberadamente, refinó y agudizó la intención
asesina dentro de sí misma, y con una espada en su corazón y en su
mente, con su mirada silenciosa, empujó la punta hacia el Garmr.
―¡GURR! ¡GAAGHHH! ―El gran lobo le devolvió el rugido de
una manera claramente amenazadora.

115
En otras palabras, ahora se sentía amenazado por Sigrún. Era
incapaz de obligarse a atacarla, y estaba completamente inseguro de
qué hacer.
Eso era exactamente lo que ella estaba buscando.
El Iai no era una técnica para matar al enemigo.
Era una técnica que se basaba en el poder de una mente y un
alma indomable, refinada y templada cien veces, para intimidar y
dominar al enemigo con pura la presencia, y ahuyentarlo sin tener
que luchar.
En la época en la que Yuuto se había estado arreglando para
aliarse formalmente con el patriarca Clan Garra, Botvid, y tomarlo
como un hermano menor jurado, Sigrún había expresado humilde
pero claramente, su oposición a la idea.
Fue entonces cuando Yuuto le había enseñado el misterio
central de Iai .
―Estoy segura de que no entiendes las palabras humanas.
―Dijo Sigrún a la bestia, en un tono bajo y frío― Pero… si te vas
ahora, no te seguiré.
Ella no guardaba rencor contra el animal. Ciertamente, derrotar
a un Garmr en batalla sería un logro del más alto orden para un
guerrero, pero ella no tenía ningún interés particular en tales cosas.
Su espada, su juramento de cáliz, su cuerpo y su corazón, todo
lo que ella era, ya se había comprometido con Yuuto, su padre
jurado. Ella había cumplido las órdenes de su padre y había
erradicado a los bandidos. Así que su máxima prioridad ahora era
salir de esta montaña con vida y en una sola pieza.
Poniéndolo al revés, incluso si ella derrotara al Garmr y ganara
la gloria, si hacerlo le costara una herida en algún lugar de su cuerpo

116
que dificultara su capacidad futura de ser útil para su padre en la
batalla, eso sería lo mismo que una derrota absoluta para ella. Por lo
tanto, no habría una mayor victoria en este momento que evitar un
combate mayor, haciendo que esta bestia la dejara sola.
Sin embargo, parece que no sería tan fácil.
―¡GRRR! ¡GRRRRRGH! ―El Garmr bajó la cabeza y se inclinó
hacia delante con la espalda levantada, lo que indicaba que no tenía
ninguna intención de retroceder.
¿Qué era lo que impulsaba a la bestia tan ferozmente?
¿Era el hambre?
¿Su orgullo y honor como un gran lobo, el depredador ápex?
¿O era simplemente una presunción, una insistencia obstinada
de que incluso ahora seguramente podría derrotar a Sigrún con
facilidad?
―No tiene sentido pensar en eso ahora. ―Murmuró Sigrún
desapasionadamente. Si la criatura no retrocedía, no tenía más
remedio que luchar.
El Garmr,‖ “El Más Grande‖ Entre‖ los‖ Lobos”,‖ y‖ la Mánagarmr,
“El‖ Lobo‖ Plateado‖ M{s‖ Fuerte”. Solo uno de ellos saldría de aquí
vivo. En cuyo caso, todo lo que quedaba era que ella pusiera todo en
este único golpe.
Por unos momentos, los dos lobos simplemente continuaron
fulminándose con la mirada.
―¡…! ―De repente, el sexto sentido de Sigrún se percató de
algo, una tensión creciente en el Garmr.
En el siguiente instante, la criatura comenzó con sus patas
traseras una carga.

117
Sigrún sintió el impulso instintivo de desenfundar su espada,
pero lo resistió con todas sus fuerzas.
Aún no.
Era demasiado pronto.
Si no esperara a que se acercara más, sería capaz de esquivarlo
de nuevo con su increíble velocidad de reacción.
La mandíbula abierta de la gran bestia ―sus‖ colmillos‖
puntiagudos― se acercaban cada vez más.
Curiosamente, parecían estar acercándose casi en cámara lenta.
En realidad, fue un intervalo de menos de un segundo. Pero
para Sigrún, se sintió tremendamente largo.
Por fin, la enorme figura del Garmr se movió completamente
dentro del alcance de su técnica― su dominio.
―¡¡Hah!! ―Con un grito que llevó el espíritu destructivo
completo de su ataque de todo o nada, Sigrún liberó su espada.
Algo se sentía diferente, diferente a cualquier cosa de antes.
Su cuerpo no se sentía como si estuviera moviéndose como
normalmente lo hacía.
Se sentía lento, perezoso.
El aire a su alrededor se sentía espeso y pesado.
Era casi como si ella se estuviera moviendo a través del agua.
Sin embargo, contrariamente a su percepción, en realidad
Sigrún no se estaba moviendo lentamente. De hecho, mientras ella
golpeaba, su cuerpo se movió más rápido que nunca.
La intensa concentración de Sigrún, agudizada y enfocada a un
punto tan fino, había hecho que la percepción del tiempo en su
mente se acelerara dramáticamente.

118
Por fin, sintió que el filo de su espada se encontraba con algo de
gran resistencia. Estaba cortando a través de la carne del Garmr, la
criatura que ella hasta ahora no había ahora podido arañar.
Sigrún puso un poco más de poder en la mano que sujetaba la
espada. Solo un poco más, no demasiado.
Más que fuerza bruta, enfocó toda su conciencia en cortar
limpiamente en el ángulo correcto, con la punta de su espada
trazando el camino del arco ideal a través y más allá de su objetivo.
Precisamente, sin la menor vacilación en el ángulo―
deliberadamente, con cuidado, cuidadosamente…
En el instante en que completó el golpe, la conciencia de Sigrún
volvió de su estado acelerado, y el tiempo que la rodeaba regresó a
la normalidad. Una línea roja atravesó el pecho del Garmr, y luego
sangre de un rojo caliente salió rociada violentamente de la herida
recién abierta.
Lo hice. Por un instante, Sigrún estuvo segura de su victoria.
―¡¡¡GRRAAAAAAAUUA!!!
―¡¿Qu―?! ―Pero quedó en shock.
Ella había sentido que su espada golpeó de verdad. A pesar de
eso, el Garmr seguía vivo y respirando, y cuando dejó escapar un
rugido furioso, sus afiladas garras se lanzaron hacia ella.
Una vez más, la conciencia de Sigrún se aceleró. Sin embargo,
su cuerpo físico no se aceleró para emparejarla. Estaba
completamente abierta después de un giro completo de su espada, y
no sería capaz de llevar la hoja hacia atrás para un golpe de vuelta, a
tiempo.
Las imágenes que pasaron por el fondo de su mente, fueron
varios‖recuerdos‖de‖Yuuto‖sonriendo‖y…

119
¡No, no puedo morir aquí! Su corazón gritó esas palabras, y sin
pensarlo, la mano izquierda de Sigrún se lanzó hacia la otra espada
en su cintura y la desenvainó.
¡Era la espada que le había salvado la vida muchas veces, la
misma Nihontou que Yuuto había forjado para ella!
Y ahora, esa espada terminó por protegerla una vez más.
Hubo un ruido fuerte y un *¡Clang!* con la espada de su padre,
aún a medio camino de su vaina, interceptando las garras del
Garmr. El impacto casi tiró a Sigrún hacia atrás, pero ella logró
plantar sus pies y mantenerse firme.
Parecía que el ataque del Iai había debilitado significativamente
a su enemigo. Si ese ataque hubiera sido con toda la fuerza de la
criatura, ella seguramente habría sido lanzada hacia atrás, tal como
lo había sido al comienzo de la pelea.
―¡¡Haaaaaaaah!! ―Convocando el resto de su fuerza, Sigrún
soltó un aullido y volvió a girar su brazo derecho para golpear con
la espada forjada por Ingrid, directamente‖al‖cr{neo‖del‖gran‖lobo…
…Y con eso, la bestia exhaló su último aliento.
―Haah…‖ haah…‖ haah…‖ ―Con su respiración entrecortada,
Sigrún mantuvo su espada en su mano, mientras miraba al Garmr
caído. Lo más importante en la batalla era mantener la conciencia y
la disposición de la mente, incluso en la victoria.
La cabeza del Garmr yacía de lado en el suelo, justo delante de
ella, con su pelaje teñido de rojo. Ya no había luz en sus ojos.
―Haa…‖ ―Finalmente, y completamente segura de que la
bestia estaba muerta, Sigrún exhaló y abandonó su posición de
combate, devolviendo su arma a su vaina.

120
Un segundo después, la fatiga recorrió todo su cuerpo como
una ola. Si uno solo considerara el tiempo que había transcurrido, la
pelea no había durado tanto. Pero el terror de la muerte, y el nivel
extremo de concentración mental requerido, habían extraído un alto
costo en su cuerpo y mente.
―De alguna‖ manera,‖ logré‖ sobrevivir…‖ ―Murmuró ella, casi
maravillada. Realmente había sido una victoria estrecha, decidida en
el último segundo. Incluso un pequeño error o un resbalón en
cualquier momento hubiera llevado al cuerpo de Sigrún a
permanecer sin vida en la nieve.
Ella solo había ganado debido a la buena suerte.
Eso,‖y…
Sigrún desenvainó lentamente la espada forjada por Yuuto y la
levantó para reflejar la luz del sol: ―Una vez más, Chichi-ue me
salvó. ―La espada había estado con ella a través de innumerables e
intensas batallas, y aun así seguía siendo tan hermosa y prístina que
al mirarla se le puso la piel de gallina.
Por supuesto, eso era en parte porque ella la afilaba y le hacía
mantenimiento por completo después de cada batalla, pero aun así,
estaba asombrada por la fuerza y la dureza del acero.
Ella se encontraba a sí misma, muy poco refinada e incompleta,
en comparación.

“El Iai significa no cortar a los demás y no ser cortado por los demás;
Saber que no tener que actuar es la victoria.
El Iai significa no cortar a los demás y no ser cortado por los demás;
La victoria por medio de matar a otro, significa que has perdido.

121
El Iai significa no cortar a los demás y no ser cortado por los demás;
Tener en cuenta que puedes caminar por un camino tranquilo.
El Iai es como una esponja de fregar, porosa y vacía;
Si has desenvainado, entonces mata, si no, entonces no lo hagas.
Que la espada está hecha solo para matar, es lo importante.”

Yuuto le había enseñado a Sigrún este poema que explicaba las


enseñanzas del Iai. Ella no había ganado el control de la situación sin
pelear, por lo que todavía le faltaba.
Si su amado padre, Yuuto, hubiera estado en la misma
situación, habría usado su espíritu único e increíblemente poderoso
para dominar la voluntad del Garmr y obligarlo a rendirse ante él.
Si hubiera sido Steinþórr, le habría demostrado al Garmr a
través de la batalla, la abrumadora diferencia de fuerza entre este y
el‖Dólgþrasir,‖“El Tigre Hambriento de Batalla”. El gran lobo tal vez
habría huido al no ver posibilidades de victoria.
En otras palabras, Sigrún todavía no estaba en el mismo nivel
que ninguno de ellos.
Además, de acuerdo con los principios del Iai, una vez que ella
había desenvainado su espada para golpear, se suponía que debía
matar a su enemigo de un solo golpe, y tampoco había logrado
hacerlo. Todavía estaba bastante lejos de alcanzar los ideales de ese
estilo…
―Sin embargo, gracias a ti, creo que fui capaz de fortalecerme
un paso. ―Se enfrentó al cuerpo del Garmr e inclinó la cabeza
profundamente― Ahora seré mucho más útil para Chichi-ue. Tienes
mi agradecimiento. Por lo menos, que descanses en paz.

122
Sigrún siempre demostraba sus mayores respetos a los
guerreros que habían luchado con gran valentía y fuerza, sin
importar si eran amigos o enemigos. Eso era parte de su forma de
vida. Que su enemigo no hubiera sido humano no hizo la diferencia.
Concluyó su oración en silencio y escudriñó el área a su
alrededor: ―Ahora, por el momento, debería buscar un lugar seguro
para descansar.
No tenía forma de saber cuánto tardarían los demás en
rescatarla, y también estaba llegando a los límites de su resistencia.
Como mínimo, ella necesitaba encontrar algún refugio contra los
elementos.
Afortunadamente, había una cueva en una parte del acantilado
rocoso cercano. Ella podría descansar allí, y todavía estaría cerca y
sería capaz de reaccionar fácilmente cuando llegara la ayuda.
Con el cuerpo pesado, Sigrún se arrastró hasta la entrada de la
cueva y dio un paso hacia adentro.
Mientras lo hacía, escuchó un débil y lindo gemido, como el de
un cachorro, haciendo eco en las paredes de la cueva.
Los gemidos sonaban débiles.
―Ya‖veo…‖Así que eso es lo que era…‖―Murmuró ella.
Esta era la guarida del Garmr. Había unos cinco cachorros de
Garmr bebés, con sus cuerpos amontonados. Solo uno de ellos
estaba gimiendo; el resto no se movía en absoluto.
Parecían‖ dormidos… pero mirando más de cerca, no estaban
respirando. Probablemente habían muerto de hambre.
―¡Uuuu! ―El último cachorro restante, notó la presencia de
alguien que no era su madre y dejó escapar un pequeño gruñido de
pánico, como un chillido.

123
124
Un sentimiento agrio se extendió por el corazón de Sigrún.
―Lo siento. Fue matar o morir,‖ pero‖ aun‖ así…‖ lo‖ siento. ―Se
arrodilló y recogió al cachorro en sus brazos, con los ojos llenos de
tristeza y pena.
El cachorro trató de resistirse a ella, pero no tenía fuerzas para
hacerlo, en parte porque todavía era un bebé, pero principalmente
porque estaba débil por la inanición.
―Toma… no es mucho, pero es todo lo que tengo. ―Sigrún
desató la cantimplora de estómago de oveja de su cinturón, y la
sostuvo en la boca del Garmr bebé.
La cantimplora contenía leche de cabra, que era más nutritiva
que la leche de vaca. Más importante aún, era fácil de digerir, por lo
que sería lo suficientemente suave para que el cuerpo del cachorro lo
manejara.
Cuando el bebé Garmr acunó su pecho con hambre tragando la
leche, Sigrún sintió una extraña e inexplicable emoción en su
interior. Ella tenía que proteger a este niño. Era su responsabilidad
como la que había tomado la vida de su madre.
Si hubiera sido más fuerte, habría podido resolver la situación
sin matarla, y el bebé Garmr no se habría quedado solo.
No, pensó, sacudiendo la cabeza. Al final, esa pelea fue inevitable.
El Garmr adulto luchaba por la vida de su hijo, para alimentarlo. Nunca
podría haber elegido ceder. Y no importa cuál fuera el caso, Sigrún no
iba a dejarse matar. No había nada que pudiera haberse hecho.
Pero incluso con ese conocimiento, ella no pudo dejarlo atrás
por completo. El sentimiento en su corazón no desaparecería.
El bebé Garmr vació lo último de la leche de la cantimplora, y
con un gemido lamió la mejilla de Sigrún, como si pidiera más.

125
―Kuuuuun.
Aparentemente, el alimentarlo había aliviado algo de su miedo
y había desarrollado un pequeño apego hacia ella. Eso también
provocó una sensación de opresión en su pecho, como si su corazón
estuviera siendo apretado.
―Tu madre fue una espléndida guerrera. ―Dijo― Así que
también necesitas crecer para ser uno, igual de fuerte y orgulloso.
Hasta que lo hagas, te cuidaré.
Sostuvo al cachorro por debajo de sus patas delanteras, y lo
levantó frente a ella. Al parecer, era un niño.
Sigrún sonrió, con el tipo de sonrisa que uno hace mientras
retiene las lágrimas.
―Supongo que debería‖ darte‖ un‖ nombre.‖ Hmm… ¿qué tal
¿Hildólfr? ¿Qué tal suena?

126
Interludio 3
Una vez que el carruaje salió de las puertas principales de la
ciudad de Glaðsheimr y viajó una cierta distancia, se detuvo y
Fagrahvél salió. Se giró y se inclinó ante la chica que ahora lo miraba
con una tristeza solitaria, en completo contraste con su anterior y
despreocupada emoción.
―Bueno, entonces, me despediré. ―Dijo Fagrahvél― Le deseo
un buen viaje, Lady Rífa.
―¿E-Estás seguro de que no puedes venir?
―Lo siento, Lady Rífa, pero hay muchas cosas que debo seguir
haciendo para ocultar la verdad de su ausencia.
―S-Sí, por supuesto. Entonces no hay nada que se pueda hacer.
―Por favor, tenga la seguridad de que haré que Erna y Thír
viajen con usted y la mantengan a salvo en mi lugar. Ambas mujeres
son Einherjars capaces, así que por favor, siéntase libre de pedirles
cualquier cosa que pueda desear.
―Ohh, realmente‖ has‖ pensado‖ en‖ todo… Nunca olvidaré esta
deuda de gratitud, Fagrahvél. ―Rífa fue momentáneamente
superada por la emoción, y lágrimas brotaron de sus ojos.
―No soy digno de tales palabras amables. ―Respondió― Solo
hice lo que era natural y justo, como su retenedor.

127
Rífa dudó por un largo momento antes de responder: ―Por
favor, ven a la ceremonia de bodas. El asiento del más alto honor
será reservado para ti.
—Por supuesto, Lady Rífa. Estoy seguro de que lucirá tan
hermosa en su vestido de novia que incluso los dioses en los cielos
se volverían locos por usted. No podría haber un premio mayor que
el honor de ver eso en persona.
―Aunque si fuera posible, me hubiera gustado tomarte como
mi novio.
―Por favor, no bromee con eso. ―Le reprochó Fagrahvél―
Seguramente sabe que no estoy calificado para tomar su mano.
―Aun así, comparado con eso, eres mucho más digno. ―Rífa
miró con odio mientras casi escupía la velada referencia a su futuro
marido. Fue un momento de vulgaridad impropia de una mujer de
tan noble prestigio, y una indicación de cuánto desdén le tenía a su
futuro esposo.
Aun así, no podía rechazar este matrimonio, y no importaba
cómo se sintiera al respecto. Era un matrimonio político.
―Bueno, aunque uno puede exigir su reclamo a la línea de
sangre sagrada del Þjóðann de esta manera, él debe ser un total
fracasado, feo e inútil para hacerlo de esta manera, por lo que somos
iguales en nuestra desgracia. ―Se rió Rífa con desdén.
―¡L-Lady Rífa, eso no es cierto! ¡Usted es una mujer muy pura
y hermosa! ―Fagrahvél alzó la voz en señal de protesta.
Rífa miró a Fagrahvél con afecto y envidia en sus ojos y dijo:
―Escuchar esas palabras de ti solo hacen que me moleste más.
Pues bien, gracias por haberme cuidado. Adiós.

128
Acto 3
Llévame a la luna.
―Está bien, hablamos después, Mitsuki. ―Dijo Yuuto.
―Buenas noches, Yuu-kun. ―Con una voz tan suave como un
susurro, Shimoya Mitsuki se despidió de su amigo de la infancia y
tocó el ícono de Finalizar llamada en la pantalla táctil de su
smartphone. La habitación se llenó de silencio, apoderándose de su
corazón, con un sentimiento inexpresable de soledad.
El dormitorio de Mitsuki era lindo y limpio, con paredes beige
y cortinas rosas en las ventanas. Varios animales de peluche ―todos‖
lobos‖ lindos― estaban sentados en posiciones prominentes en su
cama y tocador.
Sin embargo, había un objeto en la habitación en desacuerdo
con el ambiente femenino: encima del escritorio de su estudio, había
un espejo antiguo, viejo y oxidado. Era el espejo divino que había
sido consagrado en el altar del Santuario Tsukimiya en el bosque, el
catalizador del transporte de Yuuto a Yggdrasil.
La mayoría de los padres no permitirían que una chica en la
escuela secundaria saliera tarde por la noche, y los padres de
Mitsuki no eran la excepción, pero ella quería estar en contacto con
Yuuto, así que había tomado prestado el espejo divino del santuario.
Por supuesto, ella no lo había robado ni nada de eso.

129
―Realmente, es una extraña coincidencia…‖―Murmuró para sí
misma, levantando el espejo.
Mitsuki había tratado de localizar a la persona a cargo del
santuario con la intención de rogarle que le prestara el espejo, solo
para descubrir que era su propio abuelo.
Al final resultó que, la línea familiar Shimoya, tenía una larga
historia en el área como una familia de alto prestigio y honor, a
cargo de administrar los rituales locales de Shinto durante mucho
tiempo. Así que, generación tras generación, un Shimoya había sido
el administrador y sacerdote principal del Santuario Tsukimiya.
Este hecho fue una completa sorpresa para Mitsuki. Su padre
era un empleado de oficina completamente normal que trabajaba
largas horas día y noche, y nunca había insinuado ese tipo de
antecedentes familiares.
Según su abuelo, el santuario ya había estado en declive en su
generación. En el caótico período posterior al final de la Segunda
Guerra Mundial, no había podido llegar a fin de mes y se había visto
obligado a cerrarlo.
Sin embargo, eso no cambió el hecho de que él era el dueño en
legítimo derecho del espejo. Y como un abuelo con una única nieta a
quien mimar, estuvo dispuesto a conceder su petición sin
cuestionarlo.
―Y realmente está hecho de [lfkipfer,‖también…‖ ―Murmuró
ella.
Mitsuki ya había confirmado que cuando estaba expuesto a la
luz de la luna, el espejo se rodeaba con un brillo muy tenue. Era
imperceptible en este momento debido a que las luces de su
habitación estaban encendidas, pero si las apagaba, podría verlo.

130
Estaba en línea con la descripción de los artículos hechos de
Álfkipfer, el metal mágico del que Yuuto le había hablado.
―¡Awww, no puedo dejar de preguntarme de dónde vino!
―Gritó ella. Bajó el espejo y regresó a su cama, donde descargó su
frustración al agarrar una almohada y golpearla contra el colchón
varias veces.
Incluso su abuelo no tenía idea de cómo el espejo había llegado
a ser propiedad de la familia Shimoya, solo que se había transmitido
a través de la línea familiar durante años.
Ese espejo estaba hecho de un material, que de otra manera, no
podría encontrarse en ningún lugar de la Tierra moderna― un
material que parecía existir solo en Yggdrasil, donde estaba Yuuto
justo ahora.
¿Cómo habría terminado algo así en el Japón moderno,
transmitido por generaciones en el Santuario Tsukimiya?
¿La solución de ese enigma no ayudaría a revelar la verdad
detrás del misterioso mundo de Yggdrasil, cuya era y ubicación
reales aún estaban en duda?
Mitsuki no tenía pruebas sólidas de que ese fuera el caso, pero
esos pensamientos y preguntas se paseaban por su mente mucho en
estos días…

Mitsuki Shimoya era un estudiante de tercer año de la Escuela


Secundaria Municipal de Hachio.
Altura: 155 centímetros.
Peso: 46 kilogramos.

131
Ella no pertenecía a ningún club escolar, y tanto su rendimiento
académico como atlético estaban apenas por encima de la media. No
había nada particularmente especial o redentor en ella; era
simplemente una chica común y corriente que podrías encontrar en
cualquier parte…
O eso creía ella.
―¡Oh, vamos, eres la única que piensa que eres simple!
Era la hora del almuerzo, y la chica sentada frente a Mitsuki
puso una cara de exasperación. Puntualizó su objeción con un golpe
horizontal con sus manos planas, apuntando directamente al amplio
pecho de Mitsuki.
―¡Kh! ¡Rebotaron…‖ ¿justo‖ ahora?! ¡Mitsuki, qué chica tan
terrorífica eres!
―¡Mou, no hagas eso, Ruri-chan! ―Mitsuki se llevó una mano
a sus pechos, sonrojándose, mientras su amiga hacía una pose
exagerada como si la hubieran arrojado hacia atrás.
El nombre de la chica era Takao Ruri. Ella y Mitsuki habían
sido amigas inseparables desde su tercer año de la escuela primaria.
Ella era de pecho plano.
Totalmente, irrazonablemente e incuestionablemente plana.
Tan plana que los muchachos más malos de la escuela se
burlaban de ella por eso, llamándola por apodos despiadados como
“Tetas‖Pequeñas de la‖Pradera”.
Ruri tenía una prima mayor a la cual admiraba y adoraba, que
había sido bendecida con todo: intelecto incomparable, talento
atlético superior‖y‖una‖apariencia‖excepcional― Y al parecer, a ella
tampoco le faltaba esa área. Probablemente era solo una de esas
cosas que corre en la familia.

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―¡Grrr, no es justo! ¡Entrégalos! ¡Vamos, solo necesito un poco!
¡Solo‖dame…‖un… poco…! ―Ruri de repente se abalanzó sobre los
pechos de Mitsuki, agarrándolos y frotándolos con fuerza.
―¡¿Qu―‖¡Ruri-chan,‖detent― ¡A-Ahh~!

133
134
Mitsuki empujó a Ruri lejos de ella y se apresuró a cruzar
ambos brazos sobre su pecho para protegerlo lo mejor que podía.
Sabía que Ruri solo lo había dicho como una broma inofensiva,
pero podía decir que todos los chicos de la clase la estaban mirando
fijamente. Estaba tan sonrojada de vergüenza que se sentía como si
su cara estuviera en llamas.
Ruri también notó las miradas y se disculpó, rascándose
torpemente la parte posterior de su cabeza con una mano.
―…Ah. Lo siento. No pude evitarlo.
Ella no era una chica mala ni nada, pero de vez en cuando tenía
la costumbre de actuar en el momento sin pensar. Según la propia
Ruri, ese rasgo de su personalidad era exactamente igual a otro
primo suyo, un chico mayor.
Mitsuki se encontró pensando que no era bueno excusar que
cada rasgo se debía a la genética familiar.
―No, está bien, Ruri-chan. ―Dijo amablemente Mitsuki―
Pero… no es realmente tan genial, ¿sabes? Las miradas que recibo de
los chicos en momentos como este son realmente incómodas, y mi
espalda y mis hombros se ponen rígidos.
―¡Aun así! ¡Aun‖así…! ¡Por favor, este es el deseo desesperado
de mis fans! ―Ruri golpeó sus manos en la mesa para puntuar su
ferviente petición.
―¡¿Tienes fans?! ―No estaba segura de cómo reaccionar, por lo
que Mitsuki solo pudo manejar una risa seca y nerviosa.
Era cierto que Ruri no tenía pechos, pero aún era atractiva, con
una cara bonita y una personalidad brillante, amigable y fácil para
hablar, lo que la hacía muy popular entre los chicos.

135
Por lo que Mitsuki sabía, Ruri ya había estado en el extremo
receptor de varias confesiones de amor. Mitsuki no creía que fuera
algo por lo que Ruri debería estar tan preocupada.
Por otra parte, tal vez Ruri estaba viendo cómo los cuerpos de
todas las chicas a su alrededor comenzaban a madurar y empezaba a
sentir que la estaban dejando atrás. Tal vez eso era lo que la estaba
poniendo tan nerviosa.
―Entonces, por favor, dime, ¿cuál es el secreto para que sean
tan grandes? ¡Por favor, te lo suplico, Mitsuki, mi diosa!
Las otras chicas que almorzaban alrededor de la mesa
intervinieron:
―¡Oh, dímelo también!
―¡Sí, yo también, yo también!
Después de todo, eran chicas en su último año de escuela
intermedia. Este era un tema en el que cualquier chica de su edad
estaría interesada.
―Todas‖ lo‖ dicen,‖ pero… Realmente no he hecho nada
especial…‖―Dijo Mitsuki, perpleja.
Ruri, sin embargo, no parecía aceptar eso.
―¡¡Objeción!! ―Señaló dramáticamente a Mitsuki con sus
palillos― ¡Estamos en nuestro tercer año de secundaria, así que no
puedo considerarlo como solo buenos genes! Fue entonces cuando el
pensamiento me golpeó: la gente siempre dice que somos lo que
comemos, ¿verdad?
―Er, um, cierto…
―Así‖que‖en‖esa‖nota… *¡Yoink!*
―¡Ahh―!

136
Se terminó antes de que Mitsuki pudiera siquiera expresar una
reacción. Con movimientos tan rápidos como un rayo, los palillos de
Ruri arrebataron uno de los rollos de huevo de su vianda.
Ruri se tomó su tiempo para masticar sus ganancias mal
habidas, saboreando el sabor, y luego con los ojos cerrados dio un
largo y encantado suspiro: ―¡Ahh~, los almuerzos de Mitsuki son
realmente los más deliciosos~! ¡También has mejorado bastante!
―Oooh, ¿en serio? ¡Déjame probarlo!
―¡Ah, yo también quiero intentarlo!
―¡Yo también, yo también!
―¡¿Qu― E-Esperen, chicas,‖¿qué‖est{n…?!
Mientras tres pares más de palillos llegaban desde diferentes
direcciones al mismo tiempo, Mitsuki no pudo hacer nada más que
mirar con los ojos llorosos, ya que todos sus acompañamientos
fueron robados.
―Mmm~, tienes razón, ella está mejorando.
―¡Whoa, ¿qué es esto?! ¡Nunca he probado la comida de
Mitsuki antes, pero esto es muy bueno!
―¡Realmente es demasiado buena! ¡Mitsuki, la hiciste tú
misma, ¿verdad?! ¡¿No fue tu madre?!
―Eh, u-um, s-sí, la‖ hice‖ yo… Eheheh, ¿es realmente tan
sabrosa? ―Tartamudeando un poco Mitsuki, sonrió tímidamente.
De cualquier manera, escucharlas elogiar la comida que había
preparado y llamarla deliciosa, era una sensación bastante
placentera. Solo escuchar eso, fue más que suficiente para que
perdonara la pérdida de algunos de los platillos de su almuerzo,
aunque incluso ella pensó que probablemente era un poco
demasiado suave con ellas.

137
Pero también sabía que después, cada una de estas chicas le
pagaría con algunos de los platillos de sus propios almuerzos.
Ruri asintió para sí misma a sabiendas: ―Sí, puedo decir que
este es el poder de una doncella enamorada. ¡Mitsuki, qué chica tan
terrorífica eres!
―¡¿Qu― ¡¿Ruri-chan?! ―Exclamó Mitsuki.
Las otras compañeras de clases se inclinaron hacia adelante con
entusiasmo:
―¡Ohhh, ¿es por ese amigo de la infancia del que he oído
rumores? ¡Realmente debe gustarte él!
―Es un año mayor, ¿verdad?
―Estás trabajando tan duro por el bien de un chico que se ha
ido‖ tan‖ lejos…‖ Hee hee, Mitsuki, realmente eres del tipo fiel y
devota, ¿no?
―Nnnh…
Cuando los elogios se convirtieron en bromas juguetonas, la
cara de Mitsuki se puso roja y miró hacia abajo, avergonzada e
incapaz de hablar.
A poca distancia detrás de ella, había más de una docena de
compañeros masculinos suyos ardiendo con las llamas asesinas de
los celos por este “amigo de la infancia” que nunca habían conocido.
Pero ese tema es una historia para otro momento.

―¡Ruri-chan, te lo he dicho antes! ¡Por favor, no hables de Yuu-


kun en la escuela! ―Mitsuki hinchó las mejillas con frustración
cuando hizo una excepción con su amiga.

138
Las clases habían terminado y estaban de camino a casa desde
la escuela. Todavía eran las cuatro de la tarde, pero el sol ya había
empezado a ponerse. Ahora que era diciembre, la tarde llegaba
rápidamente cada día.
Cuando el sol se hundía en el horizonte occidental, pintaba con
un tinte rojizo los amplios campos y los techos de tejas de las
antiguas casas de estilo japonés. Era un paisaje típico del campo.
Dicho esto, uno podía ver los signos invasores de la vida
moderna aquí y allá: las carreteras estaban completamente
pavimentadas con asfalto, muchas de las casas tenían autos
personales y camiones estacionados afuera, y las casas tenían
unidades de aire acondicionado y antenas satelitales.
―Ruri-chan, sabes que me causará problemas si me piden más
detalles. ―Continuó Mitsuki, con su ira rápidamente dando un paso
a la inquietud.
Su amigo de la infancia, Suoh Yuuto, había sido transportado a
un mundo alternativo conocido como Yggdrasil, donde ahora
gobernaba como una especie de señor.
Por supuesto, una mención de eso sería suficiente para que los
demás en la escuela la vieran como a uno de esos tipos malsanos y
delirantes que creían en sus propias fantasías. Estaba claro, después
de todo, ya había sido dolorosamente evidente para ella hace dos
años y medio.
La vida para las chicas se centraba en mantener una buena
imagen y reputación entre su grupo de iguales, mucho más que para
los chicos. Mitsuki ya se había cansado de tener que soportar
miradas extrañas de las personas que la rodeaban.

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―Umm, entonces sobre Tama-chan, ¿sabías que ella siente algo
por Ikeda-kun? ―Preguntó Ruri.
―¿Eh? ―Mitsuki inclinó la cabeza― ¿Por qué cambiaste de
tema de repente? Por Ikeda-kun, ¿te refieres al de nuestra clase?
Había un chico con el apellido Ikeda en su clase, y Tama-chan
era el apodo de una de las chicas en su grupo de amigas. Mitsuki
estaba un poco confundida por el tema aparentemente no
relacionado.
―Síp, ese mismo. ―Respondió Ruri.
―Wooow, ¿en serio? No lo‖ sabía.‖ Huh… ¡Bueno, la voy a
apoyar entonces!
―Pero, como era de esperarse, Ikeda-kun siente algo por ti,
Mitsuki.
―¿Qu― ¡¿Huh?! ¡¡Eeeeehhhhh?! ¡Eso es un problema! ¡Eso es
un gran problema!
―Sí, lo es, por eso tomé la iniciativa y me aseguré de que todos
escucharan que ya hay alguien por quien tienes sentimientos.
―Oh…‖―Los puntos finalmente se conectaron en la cabeza de
Mitsuki.
Así que fue por eso que, durante esa conversación a la hora del
almuerzo, Tama-chan había sido la que más hablaba, diciendo cosas
como: “¡Ohhh, ¿es por ese amigo de la infancia del que he oído rumores?
Realmente debe gustarte él.” Y “Estás trabajando tan duro por el bien de
un chico que se ha ido tan lejos… Hee hee, Mitsuki, realmente eres del tipo
fiel y devota, ¿no?” Lo había hecho para poder asegurarse de que
Ikeda-kun escuchara eso y, con suerte, renunciara a Mitsuki.
Ruri continuó: ―A veces eres un poco ignorante a este tipo de
cosas, Mitsuki. Estaba realmente preocupada por ti.

140
―…Gracias, Ruri-chan.
―De nada. A nadie le gusta que lo rechacen, pero sé que tener
que rechazar a alguien también se siente muy mal.
―Sí…‖―Mitsuki asintió dócilmente.
Mitsuki entendía que no era todo de lo que se trataba. Ruri no
solo había estado protegiendo a Mitsuki de tener que lidiar con los
sentimientos de Ikeda-kun, sino también de Tama-chan. Por
extensión, ella había estado protegiendo la armonía de todo su
grupo. Si Ikeda-kun le hubiera confesado sus sentimientos a
Mitsuki, no habría importado si ella lo aceptaba o lo rechazaba;
habría empeorado la impresión de Tama-chan sobre ella, e incluso
podría haber arruinado la atmósfera dentro de su círculo.
Mitsuki se estremeció al darse cuenta de que había estado
caminando en un campo minado social, sin siquiera darse cuenta.
No había nada tan frágil y poco confiable como la amistad de una
mujer cuando se trata de asuntos del amor.
―Honestamente, no puedo perdonar a ese tipo. Simplemente
dejando a su demasiado linda, amable y adorable amiga de la
infancia tambaleándose de esta manera…‖ ―Dijo Ruri indignada―
¡Será mejor que se apresure y traiga su trasero de vuelta aquí! ―Ruri
golpeó su puño contra la palma de su otra mano.
Ella no lo había llamado por su nombre, pero no hacía falta
decir de quién estaba hablando. Por su lenguaje corporal, parecía
que ella estaba más que dispuesta a ponerle una correa en el cuello
una vez que él volviera.
―¡Oye, Yuu-kun está haciendo todo lo posible para encontrar
un camino de regreso a casa, así que no digas esas cosas! ―Exclamó
Mitsuki.

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―Sí, bueno, no estoy tan segura. Para mi, parece más bien
como si estuviera viviendo rodeado de un montón de chicas lindas
colgando sobre él. ¡Hmph! ―Con eso, Ruri arrugó la nariz con
desprecio.
Ruri era la única persona con quien Mitsuki estaba
compartiendo información sobre la situación actual de Yuuto.
Cuando el incidente ocurrió por primera vez, ninguno de los adultos
creyó la historia de Mitsuki, pero Ruri la había escuchado con
seriedad y confió en que estaba diciendo la verdad. A partir de ese
momento, Ruri se convirtió en la amiga más cercana y más confiable
de Mitsuki.
―Ahahaha… Le pedí‖ que‖ me‖ enviara‖ fotos‖ de‖ todas,‖ y…‖ es‖
verdad, todas son hermosas, ¿sabes? ―Después de una risa seca,
Mitsuki se hundió con una expresión sombría.
Yuuto siempre insistía en que no eran más que sus hermanas e
hijas juradas dentro del clan, pero para una joven doncella
enamorada, todavía era una fuente de preocupación.
―¡P-Pero…‖creo en Yuu-kun! ―Añadió Mitsuki rápidamente.
―¿A pesar de que ninguno se le ha confesado al otro?
―¡Urk! ―Las palabras de Mitsuki se atoraron en su garganta,
ya que Ruri había golpeado un punto doloroso. Para bien o para
mal, Ruri era del tipo de chica que siempre decía exactamente lo que
estaba pensando en ese momento.
―B-Bueno,‖eso‖es… eso es porque me lo dirá cuando regrese a
casa…‖Estoy‖bastante‖segura de eso.
Incluso con solo hablar con Yuuto por teléfono, Mitsuki se
había dado cuenta de lo que realmente sentía por ella.

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Y también podría decir que él se estaba conteniendo, evitando
deliberadamente decir algo definitivo sobre ese tema.
Él era su amigo de la infancia; ella sabía lo fuerte que era su
sentido de responsabilidad. Probablemente se estaba conteniendo
por su bien, no queriendo atarla cuando no tenía ninguna garantía
de que pudiera regresar a su mundo. Ella sabía que esa era su forma
de hacer lo que él pensaba que era lo correcto y responsable, pero
también la hacía sentirse frustrada e impaciente.
―¿Pero él te lo va a decir? ―Ruri le lanzó a Mitsuki una mirada
dudosa― Ese tipo tiene una mentalidad muy pasada de moda,
¿verdad? Los hombres‖ japoneses‖ pasados‖ de‖ moda‖ son,‖ como…
muy tímidos y retraídos cuando se trata de sus sentimientos. Toma a
mi difunto abuelo como ejemplo. Aparentemente, solo le dijo a mi
abuela una vez que la amaba, y eso fue en su lecho de muerte.
―Bueno, todavía creo que suena como si fueron una pareja
realmente feliz a su manera. ―Respondió Mitsuki.
Desde su perspectiva, el hecho de que hubieran permanecido
juntos durante décadas, aun pudiendo amarse hasta el final, era
maravilloso y romántico.
―No lo sé. Incluso ahora, mi abuela todavía se queja mucho al
respecto. Dice cosas como: “¡Si ibas a decirlo después de todo, entonces
lo hubieras dicho antes, idiota!” Cosas como esas.
―O-Oh, ya veo. ―Mitsuki se tensó, incapaz de decir mucho
más. Al final, la realidad no era una cosa tan limpia y ordenada.
Por otro lado, dado que la abuela de Ruri deseaba que su
esposo le hubiera dicho que la amaba más, se podía interpretar que
eso significaba que ella siempre lo había amado, por lo que al final
todavía fueron una pareja feliz.

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―Luego está esa historia realmente famosa sobre ese autor
Natsume‖ Sōseki,‖ donde‖ uno‖ de‖ sus‖ alumnos tradujo la frase en
inglés “Te amo” directamente‖al‖japonés,‖y‖él…
―¡Ohh, me sé ese! Le dijo al alumno que lo tradujera como: “La
luna es hermosa”, ¿verdad?
―Correcto, correcto. Básicamente, él estaba diciendo: “¿Crees
que una persona japonesa diría algo tan vergonzoso directamente?”
―Ughhh, ahora estoy empezando a tener la sensación de que
Yuu-kun no se‖me‖va‖a‖confesar‖después‖de‖todo…‖―Una vez más,
la cara de Mitsuki se vio ensombrecida por la tristeza y sus hombros
se inclinaron deprimentemente.
―En ese caso, ¿por qué no te confiesas primero? ―Preguntó
Ruri.
―¿¡Q-Q-Quéééééé?!
―¿Es algo por lo que tienes que actuar tan sorprendida?
Pasado mañana es navidad ¿verdad? Esta es la oportunidad
perfecta.
―Um, sí.‖ Sí,‖ tienes‖ razón,‖ pero,‖ um… ―Mitsuki comenzó a
tropezar con sus palabras, mirando hacia abajo con su cara
poniéndose roja como una remolacha.

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145
Ahora que el zapato estaba en el otro pie, se encontraba
preguntándose si estaba bien que atara a Yuuto cuando no estaba
segura de si alguna vez volverían a encontrarse. Y se preguntaba si
chicas como Felicia y Linnea, que realmente podrían estar allí con él,
serían una mejor opción para él de todos modos. Esos pensamientos
intrusivos paralizaron su corazón. Como amigos de la infancia que
habían crecido juntos, esta era una de las formas en que Yuuto y
Mitsuki eran muy parecidos en el fondo.
―Qué pena. Si así es como eres, creo que las dos vamos a tener
una navidad solitaria este año. ―Dijo Ruri con una sonrisa amarga.
―¿Nosotras dos? Pero Ruri-chan, eres popular. Podrías tener
un novio si quisieras.
―Mm, sí, pero realmente no creo que los chicos de nuestra
edad‖sean‖tan‖atractivos,‖así‖que…‖ ―Con un dedo pensativo en su
labio, la mirada de Ruri se desvió hacia el espacio, como si tuviera
algo en su mente. Esas palabras y su lenguaje corporal, fueron
suficientes para darle una pista a Mitsuki.
Mitsuki se acercó a Ruri y se inclinó frente a ella, girándose
para mirarla con una sonrisa maliciosa: ―Hmmmmm… Ya veo~.
―¿Q-Qué?
―Ya tienes a alguien que te gusta. Alguien mayor~.
―¡Urk! ―Ahora era el turno de Ruri para atragantarse con sus
palabras. “¡Mierda, ella lo descubrió!” Estaba escrito en toda su cara.
Era solo la naturaleza humana querer presionar para obtener
más detalles en una situación como esta. En todo el mundo, en el
pasado y el presente, hablar del amor y las relaciones era una de las
actividades favoritas de las chicas, y Mitsuki no era una excepción.

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―Nunca supe que tenías a alguien así en tu corazón, Ruri-chan.
―Bromeó Mitsuki.
―¡N-No importa! ¡Olvídate de mí! ¡Ahora mismo estamos
hablando‖de‖ti,‖así‖que―
―Aww, no seas así. Somos amigas, ¿verdad? Ojalá me dijeras
más.
―Mira, no es lo suficientemente interesante como para que
valga la pena mencionarlo, ¿de acuerdo?
―Puedo decidir eso después de que me lo digas.
―Urgh…‖ ―Ruri no pudo soportar la presión de la mirada
persistente de Mitsuki, y mientras luchaba por pensar en una excusa
para no hablar, dio un paso atrás y luego otro.
Sin perder el ritmo, Mitsuki dio un paso adelante y luego otro.
Al darse cuenta de que no podría ganar, Ruri desvió la mirada
y habló en un murmullo vacilante: ―…Es mi primo mayor.
―Ohh, así que eso es lo que es. Pero no veo por qué tendrías
que mantenerlo en secreto. Los primos pueden casarse en Japón,
después de todo.
―Él ya tiene una novia. Una muy bonita.
―Oh, ya veo. Así que estás atascada llevando una antorcha en
este momento.
―…Sí.
―Bueno, um, ya sabes, Ruri-chan, siempre me escuchas cuando
me siento mal o tengo que quejarme de las cosas. Entonces, si alguna
vez necesitas sacar algo de tu pecho, solo háblame, ¿de acuerdo?
Estaré aquí para escucharte.
―Sí, está bien. Gracias. ―Ruri sonrió, pero era una sonrisa
solitaria en contraste con la chica brillante y enérgica que solía ser.

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El aire entre las dos chicas se hizo pesado y las dos se quedaron
en silencio por un rato, el único sonido era el de sus pasos en el
pavimento.
De repente, Ruri levantó ambos brazos y gritó hacia el cielo:
―¡Arrrghh! ¡Este tipo de actitud deprimente es demasiado
molesta! ―Se giró para enfrentar a Mitsuki y gritó: ―¡Mitsuki, estás
libre para navidad, ¿verdad?!
―¡¿Huh?! Er, uh, sí, lo estoy… No tengo a nadie con quien
estar, después de todo.
―¡Bien, entonces, ven a mi casa!
―¿Huh?
―Saya-nee… es decir, mi prima mayor Saya, regresa a casa
desde el extranjero por primera vez en un año. Y ya que es justo a
tiempo para navidad y todo, estamos planeando hacer todo lo
posible con una gran fiesta. ¡Así que tú también deberías venir!
―Um, p-pero si es una reunión familiar, no estoy segura de
que‖sea‖apropiado‖para‖mí…
―Está bien, está bien. Saya-nee también traerá algunos amigos
suyos. ¡Vamos! ¡Cuantos más, mejor!
―Hmm,‖pero,‖umm…‖―Mitsuki vaciló, deliberando sobre qué
hacer. Para empezar, ella no era una chica particularmente sociable.
Estar rodeada por un grupo de extraños en una fiesta se sentía como
algo que la agotaría.
Estoy agradecida por la invitación, pero… Mitsuki ya había
pensado en una forma educada de rechazar la oferta, pero justo
cuando estaba a punto de pronunciar las palabras, un pensamiento
extraño le vino a la mente, no muy diferente a un destello de
inspiración.

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―H-Hey, Ruri-chan. Esa prima Saya tuya, ella es la que es
realmente inteligente, ¿verdad?
―Er, sí, eso es correcto. ¡Es increíble y locamente inteligente!
―Entonces, um, me estaba preguntando, pero, ¿sabría ella algo
sobre… como, arqueología o historia antigua? ―Mitsuki no tenía
ninguna lógica o creencia particular que impulsara su pregunta. Era
solo que la noche anterior, se había estado preguntando sobre el
origen del espejo divino del Santuario Tsukimiya, y aún estaba en su
mente un poco, así que pensó que también podría preguntar.
Pero quizás la palabra “fatídico” había sido acuñada para este
tipo de acción instintiva. Pues, como sucedió, esta pregunta sin
pretensiones daría forma a los destinos de Mitsuki y Yuuto.

A la mañana siguiente, Mitsuki ya estaba en camino a visitar la


casa de la familia Takao.
Se había imaginado que no habría muchas posibilidades de
tener una conversación larga y seria en medio de una fiesta de
navidad. Pero hoy era la oportunidad perfecta. Era el 23 de
diciembre, una fiesta nacional pública que celebraba el cumpleaños
del emperador.
Cuando Mitsuki fue llevada a la sala de estar, una hermosa
mujer de cabello rubio y ojos azules la saludó con un gesto amistoso.
Su apariencia estaba bastante en desacuerdo con la habitación,
que estaba decorada en un estilo clásico japonés de la era Showa.
―Bienvenida a nuestra casa, Mitsuki-chan. ―Dijo la mujer―
Soy Takao Saya. Es un placer conocerte.

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Era la prima de Ruri, por lo que, naturalmente, sus rasgos
faciales eran bastante similares a los de su prima, pero como se
esperaba de una mujer siete años mayor, había un aura de encanto
adulto en ella, una que una niña más joven nunca podría esperar
imitar. Ella era el tipo de mujer por el cual el término; “belleza
genial”,‖había‖sido‖inventado.
―U-Um, es un placer conocerte. ―Dijo Mitsuki vacilante― Soy
Shimoya Mitsuki. Gracias por aceptar verme hoy. ―Un poco
nerviosa, Mitsuki inclinó la cabeza cortésmente.
―Debes tener frío. Por favor, entra en el kotatsu y ponte
cómoda.
―S-Sí,‖ gracias.‖ ―Aceptando la hospitalidad de Saya, Mitsuki
se quitó el abrigo, se dobló, se sentó y puso sus piernas debajo de la
manta del kotatsu.
Saya miró a Mitsuki en silencio por un momento y sus ojos
brillaron de interés antes de decir casi casualmente: ―Entonces,
¿escuché que tu amigo de la infancia fue enviado a un mundo
alternativo en el tiempo?
―¡Ngh…! ―Mitsuki no había esperado esto, e instintivamente
se giró para mirar a Ruri, quien estaba sentada a su lado.
Ruri se encogió de hombros con un poco de risa culpable.
Parece que ya le había contado a Saya algo de la historia.
―No me crees, ¿verdad? ―Dijo Mitsuki, suspirando abatida.
Sabía que era agarrarse a pajitas, pero la posibilidad de obtener
una pista la había convencido de juntar valor y venir hoy aquí. Sin
embargo, ese coraje ya estaba a punto de resquebrajarse.
Sus ojos lucían como aquellos que ella había visto hasta ahora,
ojos que miraban algo interesante… y que había experimentado

150
muchas veces desde ese día, hace dos años y medio, pero nunca se
había acostumbrado a ellos. En su experiencia, una mirada como esa
significaba que la otra persona no la tomaría en serio, y al final solo
haría que sus sentimientos la lastimaran.
―Ahhh, no, no, no saques conclusiones apresuradas. ―Dijo
Saya rápidamente.
―No, está bien. Incluso sé lo absurdo que suena.‖―Después de
estos dos años y medio, Mitsuki se había acostumbrado a que nadie
le creyera. La policía, los adultos en su escuela, sus compañeros de
clases,‖sus‖padres‖y‖abuelos…‖ninguno de ellos la tomó en serio.
Ruri, y otra persona, fueron las únicas excepciones.
Pedirle a alguien que creyera en la historia de una chica que
acababa de conocer, era completamente irrazonable; Mitsuki lo
entendía tanto como ella misma.
―No, realmente lo entendiste todo mal. ―Dijo Saya― Es solo
que estaba pensando para mis adentros: “Ahh, debo tener una afinidad
para involucrarme en este tipo de cosas…” Esa es la única razón por la
que reaccioné de esa manera.
―¿Una…‖ afinidad‖ para involucrarte? ―Mitsuki miró a Saya,
que soltó una risita para sí misma como si recordara algo de hace
mucho tiempo.
―Sí,‖ fue‖ hace‖ unos‖ cuatro‖ años… Bueno, sucedieron muchas
cosas.
―Um,‖ya‖veo…
―De todos modos, mi historia no es importante en este
momento. Estamos aquí para hablar de este amigo tuyo atrapado en
el pasado, ¿verdad? Entonces, ¿alguna vez has escuchado el término
“OOPArts”?

151
Mitsuki asintió: ―Sí, es un nombre que se usa para describir
objetos que no coinciden con la civilización de la época de la que se
supone que son. Deberían de haber sido imposibles de crear
utilizando el conocimiento o la tecnología de la cultura de ese
momento. Cosas como esas famosas calaveras de cristal… OOPArts
es una abreviatura‖ del‖ nombre‖ en‖ inglés:‖ “Out-of-place‖ artifacts”,
¿verdad?
Desde que Yuuto había sido enviado a Yggdrasil, Mitsuki había
hecho un poco de investigación por su cuenta. Este era un tema que
ella definitivamente conocía. Después de todo, Yuuto había estado
―y‖ todavía‖ estaba― creando continuamente tal fenómeno en ese
mundo del pasado.
―Mm-hm, eso es correcto. ―Dijo Saya― Eso es exactamente
correcto. Así que, sorprendentemente, en arqueología, esas cosas son
mucho más comunes de lo que piensas. Tomemos a los sumerios en
la antigua Mesopotamia como ejemplo. Es como si aparecieron de la
nada, solo para crear una civilización de alto nivel que era
extrañamente mucho más avanzada que la norma para esa era. Es
uno de los mayores misterios de la arqueología actual. Por supuesto,
si una persona de un futuro lejano hubiera sido llevada al pasado,
eso haría las cosas consistentes.
―Entonces, ¿me creerás?
―No puedo garantizarte eso por el momento. Eso sería
deshonesto. Pero puedo decirte ahora mismo que no voy a rechazar
obstinadamente tu historia, simplemente porque la premisa no
parece científicamente viable. ―La voz de Saya era seria y genuina,
y miró a Mitsuki directamente a los ojos, mientras ella continuaba―
Entonces, ¿podrías hablarme sobre todo esto con detalle? No creo

152
que obtenga toda la información relevante de lo que acabo de
escuchar de segunda mano por Ruri. Después de haber escuchado
toda la historia de ti, entonces decidiré si puedo creerlo o no.
―Gracias…‖ muchas‖ gracias…‖ ―Dijo Mitsuki. La respuesta
sincera y honesta de Saya le había causado una buena impresión.
Si Saya hubiera proclamado fácilmente que creía su historia,
Mitsuki habría asumido ―basándose‖en‖sus‖experiencias‖pasadas―
que Saya solo estaba diciendo eso para terminar la conversación. Por
supuesto, Mitsuki sabía que era injusto de su parte pensar así.
―Est{‖ bien,‖ primero… Hmm, sí. ―Dijo Saya― Empieza por
contarme lo que sucedió la primera noche, cuando hiciste esa prueba
de coraje.
―Bueno.‖Esa‖noche…

―Hmm, un mundo en la Edad de Bronce llamado Yggdrasil.


Hmmmmm… ―Saya murmuró para sí misma pensando
profundamente, con una mano en su barbilla.
En cuanto a Ruri…‖estaba durmiendo, con un cojín en el suelo
como una almohada y su mitad inferior debajo del cálido kotatsu.
Apenas había pasado el mediodía cuando Mitsuki llegó a la
residencia Takao, pero el cielo azul de afuera ya se estaba volviendo
de un azul oscuro.
Fiel a su palabra, durante varias horas Saya había escuchado la
historia completa‖de‖Mitsuki‖con‖seriedad― incluso con entusiasmo.
Varias veces la detuvo para hacerle preguntas o solicitar más
detalles. Para Mitsuki, solo eso fue suficiente para conmoverla casi
hasta las lágrimas.

153
Mitsuki se juró a sí misma que incluso si no encontraba la pista
que estaba buscando, le agradecería a esta mujer. No solo con
palabras, si no con algo bien pensado que expresara correctamente
sus sentimientos de gratitud.
―Esto es demasiado detallado y completo para una historia
inventada por un estudiante de secundaria. ―Dijo Saya― Eso es
especialmente cierto con todos los pequeños detalles sobre la vida
diaria de las personas en ese mundo.
Justo después de jurar gratitud en su corazón, Mitsuki sintió de
repente como si la hubieran dejado caer por un precipicio.
―¡Y-Yo no lo inventé! ¡Es‖verdad,‖por‖favor‖créeme!‖―Le rogó
con lágrimas en los ojos.
Saya se rió de esto y se encogió de hombros: ―Sí, lo sé. Estoy
diciendo que creo que no lo inventaste.
―Oh… ¡Muchas gracias! ―La alegría se extendió por el rostro
de Mitsuki, y ella inclinó su cabeza hacia Saya una y otra vez.
Emocionalmente hablando, ella estaba lista para comenzar a
llamarla “Onee-sama”.
―Pero… lo siento. ―Continuó Saya en un tono de
arrepentimiento― Todavía no puedo decir que tengo una idea de a
dónde o cuándo fue envido tu amigo de la infancia.
―Oh, ya veo…‖ ―Dijo Mitsuki, con los hombros caídos. Se
sentía como si este día fuera solo una montaña rusa constante de
estar eufórica y decepcionada.
Saya golpeó pensativamente su dedo en la mesa del kotatsu.
―Hmm, hubo unas cuantas palabras que aparecen en la
antigua mitología nórdica, pero de muchas formas están bastante
“alejadas” de la mitología nórdica que conozco.

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―Yuu-kun me dijo lo mismo. Dijo que cuando trató de
investigar sobre eso, no sirvió de nada como referencia.
―Claro, pero aun así, hay algunas cosas que me llaman la
atención.
―¿Te llaman la atención?
―Sí. Por ejemplo, a este amigo tuyo lo llaman Hróðvitnir, que
significa:‖“El‖Lobo‖Infame”, como una especie de alias, ¿verdad?
―Um, sí, eso es correcto. ¿Hay algo importante sobre eso?
―Ese es uno de los nombres alternativos para “Fenrir”.
―¿…Eh? ―Incluso Mitsuki había escuchado ese nombre. Era el
lobo monstruoso que se predijo que un día devoraría al líder de los
dioses nórdicos, Odín. Era uno de los nombres más conocidos en la
mitología nórdica.
―Y luego, está el gobernante del Clan Relámpago, que tiene
runas llamadas Megingjörð y Mjǫlnir, “El‖Cinturón de la Fuerza” y
“El‖ Destructor”, respectivamente. Eso evoca absolutamente al dios
nórdico de la batalla, Thor. Tu amigo lo derrotó con una inundación
repentina al usar la vieja estrategia china de‖ los‖ “sacos‖ de arena”,‖
¿verdad?
―Umm, creo que sí. Al menos, recuerdo que dijo que causó
una gran inundación para vencerlo. ―Mitsuki recordaba los detalles
básicos de la táctica, pero no su nombre histórico.
―En la mitología nórdica, hay una serpiente gigante llamada
Jörmungandr que lucha contra Thor tres veces. En la Edda Prosaica
de Snorri Sturluson, hay una historia sobre cómo en los últimos
momentos del mundo, el Ragnarök, el Jörmungandr cubre la tierra
con una gran inundación de agua de mar.

155
―¡¿Q-Quéééé?! ―Mitsuki se quedó con los ojos abiertos ante la
mención de otro nombre famoso.
En su mente, era difícil conectar al amigo de la infancia que
había conocido desde siempre, con las historias de dioses y
monstruos tan míticos. No se sentía real.
―Ah, eso me recuerda que nunca me dijiste su nombre
completo, ¿verdad? ―Preguntó Saya.
―¡Oh, lo siento! ―Mitsuki se dio cuenta de que ella no se había
referido a él como algo más que “Yuu-kun”.
Antes de que la chica nerviosa pudiera decir otra palabra, Saya
levantó una mano para detenerla y sonrió con picardía: ―Espera.
Voy a hacer una pequeña predicción. Es solo una suposición, pero
por el orden japonés, el nombre de la familia es primero, y
¿comienza con una sílaba‖“S”‖y‖termina‖con‖una‖sílaba‖“T”?
―¡¿Huh?! S-Sí,‖eso‖es‖correcto,‖es‖“Suoh‖Yuuto”,‖pero,‖¿c-cómo
lo sabías?
―Ahh, sí, por supuesto que sería ese tipo de nombre. ―Saya
asintió para sí misma con satisfacción.
―¿Um…?
―Oh, es solo que con Fenrir, el Jörmungandr y el Ragnarök en
la mesa, me di cuenta de que ese podría ser el siguiente tipo de
nombre que apareciera.
―¿Eh? ¿Qué quieres decir? ―Mitsuki sintió que se había
quedado completamente atrás.
―Bueno, Yuuto-kun es japonés, ¿verdad? Y entonces, a menos
que sea medio japonés como yo o algo así, significa que tiene el
cabello y los ojos negros.

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―¿Bien…? ―Mitsuki inclinó la cabeza, no segura del todo de
cómo encajaba todo esto.
Saya se rió entre dientes: ―Bueno, según la mitología nórdica,
en los momentos finales del Ragnarök, hay un gigante que aparece,
con un nombre que significa:‖“El‖Negro”.
―¡Oh! ¿Qué clase de gigante es? ¿E-Es de los más famosos?
―Sí, lo es. Es tan famoso como los otros, creo. Según la
profecía, durante el Ragnarök, él llegará a la cabeza de su ejército
Múspell a caballo, cruzando el puente a través de los cielos conocido
como el Bifröst, invadiendo el dominio de los dioses, Asgard, y
quemando todos‖los‖Nueve‖Mundos…
―Ah… ¡Ahhh! ―Por fin, Mitsuki también recordó el nombre
del gigante. Era una figura mítica aún mayor y más poderosa que
Fenrir o el Jörmungandr.
Al ver el reconocimiento en los ojos de Mitsuki, Saya asintió
solemnemente y pronunció el nombre en voz alta:
―Correcto.‖Es‖“Surtr”. Quizás con‖el‖tiempo,‖el‖nombre‖“Suoh‖
Yuuto” se pronunció mal o se corrompió en el recuento, y se
convirtió en Surtr. ―Dijo Saya― Hmm, y de esa misma manera, tu
apellido Mitsuki-chan, “Shimoya”, se parece al nombre de la esposa
de Surtr, “Sinmara”, al menos en su ortografía alternativa de
“Sinmora”.‖ Pensando‖ en‖ eso, algunas de las líneas del poema del
Fjölsvinnsmál son bastante interesantes: “Lævateinn está allí, con Loptr,
con runas una vez hechas por las puertas de la muerte; En el cofre de
Laegjarn, junto a Sinmora, hay nueve cerraduras que lo afianzan”.
¿Debemos‖ suponer‖ que‖ “Lævateinn” se refiere a una espada? ¿La Nihontou? ¿O se está
refiriendo más metafóricamente al conocimiento de la ciencia moderna en sí mismo?

157
―Saya estaba murmurando para sí misma sin fin, abriéndose
camino a través de unas cuantas teorías diferentes.
Se parecía mucho a una típica erudita, ya que una vez que se
sumergía en sus propios pensamientos, parecía ignorar a todos y
todo lo que la rodeaba.
Lo que no ayudaba a Mitsuki ni a ninguno.
―¡D-Disculpa! ―Llamó a Saya, con su voz más que un poco
preocupada.
―O-Oh, lo siento por eso. ¿Qué pasa? ―Saya pareció volver a
sus sentidos y levantó la vista.
―Bueno, um, todo esto es un poco confuso, y no estoy segura
de entender lo que está pasando. ―Confesó Mitsuki― ¿Estás
diciendo que Yuu-kun est{,‖ como…‖ viviendo la historia de la
mitología nórdica? ―Hablando francamente, todo esto se había
salido fuera del jardín izquierdo para ella.
Desafortunadamente, no podía negar que había descuidado
hacer una investigación más detallada sobre la mitología nórdica.
Después de todo, el descubrimiento inicial había sido que había
grandes diferencias entre las cosas en el mundo de Yggdrasil, y en
las cosas en la mitología nórdica, y eso la había impresionado.
Y luego estaba el hecho de que el tiempo de Mitsuki era
bastante limitado para empezar. Con el fin de obtener permiso para
trabajar en su trabajo de medio tiempo entregando periódicos, una
de las condiciones que tuvo que cumplir fue asegurarse de que sus
calificaciones se mantuvieran altas y nunca bajaran. Y como
estudiante de tercer año, tenía exámenes de ingreso a la escuela
secundaria para los cuales estudiar, además de su tarea normal.

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Todo lo que podía lograr era solo buscar las cosas que Yuuto
necesitaba específicamente, para apoyarlo.
Yuuto tenía incluso menos tiempo, como máximo treinta
minutos cada día. Para que él sobreviviera en ese otro mundo tan
duro, ambos tuvieron que enfocarse en los asuntos más prácticos,
con su limitado tiempo.
―Mm… no es exactamente eso. ―Dijo Saya― Se podría decir
que es más como si él estuviera recreando lo original, los eventos en
los que se basaron esos mitos y poemas.
―¿Lo‖original…?
―La teoría que prevalece en este momento es que la mitología
nórdica, tal como la conocemos, se desarrolló en el norte de Europa
en algún momento entre el año 1000 a.C., y el nacimiento de Cristo.
Ahora bien, ¿a qué época dijiste que enviaron a Yuuto-kun?
―Um, no estamos seguros, pero dijo que probablemente fue en
algún momento alrededor de 1500 a.C.,‖ m{s‖ o‖ menos…‖ Oh. Eso es
mucho antes de‖que‖se‖formaran‖los‖mitos…‖―Mitsuki se dio cuenta
de que este había sido otro punto ciego para ella.
Los mitos y las leyendas tenían una imagen de ser de tiempos
muy antiguos, a pesar de que todavía están presentes en la
actualidad como conocimiento y como parte de la cultura popular.
Simplemente se sentían como algo que siempre había estado allí, así
que ella no había pensado demasiado en su origen.
―Hay bastantes casos en que los mitos y los cuentos de hadas
han tenido eventos históricos reales o personas, como la base de los
elementos de su historia. ―Dijo Saya― Uno de los ejemplos más
famosos es la legendaria ciudad de Troya, que aparece en la
mitología griega. Y en el folklore japonés, está la historia de

159
Momotaro, ¿verdad? Si lo remontas, hay una teoría de que se basa
en los acontecimientos durante el Período Yamato, cuando la
administración de Yamato luchó y sometió a su rival, el reino de
Kibi.
―¡W-Wow, ¿en serio?! ―Era asombroso pensar que el clásico
cuento de hadas de Momotaro tuviera ese tipo de historia detrás.
Por alguna razón, Mitsuki recordó tiempo atrás cuando Yuuto
acababa de ingresar a la escuela secundaria. Él le había dicho:
“¿Conoces la historia de Momotaro en el período Edo? Él no nació de un
melocotón, nació cuando el anciano y la mujer comieron un durazno y se
revolcaron de felicidad, si sabes a lo qué me refiero”. Todavía podía
recordar vívidamente lo avergonzada que se había sentido, y cómo
Yuuto había disfrutado haciendo que se sonrojara así.
―Hmm, es igual de probable que sea una coincidencia, pero
veo algunas similitudes entre esa historia y lo que está sucediendo
con Yuuto-kun ahora. ―Dijo Saya― Ya ves, hay una hipótesis sobre
la base de los Oni en la historia de Momotaro: Esos ogros contra los
que luchó podrían estar basados en extranjeros de otros países que
se establecieron en la región, y compartieron con la gente del Reino
de Kibi avances tecnológicos, como las armas de hierro y la
construcción naval. Como evidencia, en el área que solía ser la
Provincia‖ de‖ Kibi‖ ―que hoy sería la‖ Prefectura‖ de‖ Okayama― hay
lugares donde Ura, el rey de los Oni del cuento, es una figura
venerada.
―¿W-Wow, en serio?‖Eso‖es‖cierto,‖se‖parece‖a… ―Mitsuki se
detuvo de repente, cuando se dio cuenta de que: El Oni había sido
derrotado al final. Así era‖en‖los‖cuentos‖de‖ hadas… y en la historia
en la que se basaron.

160
En un instante, los dientes de Mitsuki comenzaron a
castañetear y ella abrazó su propio cuerpo para tratar de reprimir su
terror.
―¡¿Q-Qué pasa, Mitsuki-chan?!
―¡F-Fenrir y el‖Jörmungandr… ¿no son ambos a-asesinados al
final del Ragnarök?! ―Mitsuki no podía recordar cómo habían
muerto o quién los había matado, pero ella recordaba que al menos
no estaban entre los supervivientes después del Ragnarök.
En pánico, encendió su smartphone e hizo una búsqueda en
línea de “Surtr”. En el relato detallado del Ragnarök del poema
Gylfaginning, su nombre no estaba en la lista de los que
sobrevivieron. Leer eso, hizo que el estremecimiento incontrolable
de su cuerpo empeorara aún más.
―¡É-Él va a morir! ¡Yuu-kun va a morir a este ritmo!‖ ¡Yo…‖
tengo que ayudarlo!‖ ¡Tengo‖ que‖ hacer‖ algo…!‖ ―Con un grito,
Mitsuki se levantó, incapaz de quedarse quieta por el pánico. Pero
una vez que se levantó, se dio cuenta de que no tenía idea de qué
hacer y se quedó allí, congelada en el lugar.
Las olas de miedo continuaron corriendo a través de ella, y
como no podía soportarlo, comenzó a agarrarse y tirar de su propio
cabello.
―¡M-Mitsuki-chan, cálmate! ―Gritó Saya.
―¡P-P-Pero…‖pero…! ¡Pero él va…!
―¡Cálmate! ¡Tú misma lo dijiste antes, ¿verdad?! ¡Hay enormes
diferencias entre los mitos y la realidad!
―Ah…‖¡A-Así es! ¡Así es, no es como si estuviera en piedra que
Yuu-kun morirá! Sí, no está escrito en piedra… No está escrito en
piedra…‖No‖est{‖escrito‖en‖piedra… ―Mitsuki continuó repitiendo

161
esas palabras una y otra vez, intentando tranquilizarse. Pero la
ansiedad, que se había envuelto alrededor de su corazón, no mostró
signos de desaparecer.

―Oye, lo siento mucho. ―Saya inclinó la cabeza ante Mitsuki


en una disculpa― Se suponía que te estaba ayudando, pero parece
que solo te di más de qué preocuparte.
El sol se había puesto mientras se sumergían en la
conversación. Fuera de la casa estaba completamente oscuro,
excepto por el área pequeña iluminada por las luces de la entrada y
el poco de luz que salía de la ventana de la sala.
―Así que, um, mira. ―Dijo Saya― La mitología nórdica es
principalmente una tradición oral, por lo que casi todos los registros
escritos que tenemos sobre ella hoy en día, solo se remontan al siglo
XIII. Y lo que es más, a partir del siglo XI, hubo una conversión
generalizada al cristianismo en la región, y eso afectó mucho todo.
Hay todo tipo de cosas que han cambiado con el tiempo, y ahora no
podemos decir con certeza lo que fue real, ¿verdad? Nadie puede
saber con seguridad qué está bien y qué está mal. Por eso no debes
renunciar a la esperanza.
―Tienes razón. ―Dijo Mitsuki con gratitud― Muchas gracias.
―Cuando los mitos hablan del Ragnarök, dicen que es un
momento en que desaparecerán todos los sellos, grilletes y ataduras,
y se liberará a aquellos que hayan sido sujetos a restricciones o
encarcelamientos. Uno podría interpretarlo como alguien que escapa
y vuelve a casa.

162
―…Cierto. ―Mitsuki asintió profundamente, tomando esas
palabras en serio. Ella sabía que esas palabras estaban destinadas en
gran parte a consolarla, pero también entendía que ninguna de ellas
era una mentira. Justo como decía Saya, todavía había esperanza.
Mitsuki trató de aferrarse a eso y fortalecer su espíritu.
Era cierto que sus preocupaciones habían aumentado, y que
ahora los escalofríos que la inquietaban eran más que solo el frío de
diciembre, pero todavía estaba contenta por lo que había oído hoy
desde el fondo de su corazón.
Saber lo que podría ocurrir en el futuro era mejor, ya que sería
más fácil planificar en consecuencia.
Era bastante probable que en un futuro cercano ―en‖el‖futuro‖
de‖ Yuuto― una peligrosa crisis lo esperara, a diferencia de todo lo
que había enfrentado hasta ahora. Sin embargo, saber sobre eso
ahora le daría a Yuuto tiempo para idear algún tipo de
contramedida, y estar mentalmente preparado para la crisis, lo que
debería mejorar su capacidad para reaccionar y adaptarse a ella.
―También investigaré algunas cosas de mi parte. ―Dijo
Saya― Después de todo, todavía no sabemos su ubicación exacta o
período de tiempo.
―Lo aprecio mucho.
―Mm-hm. Bueno, entonces, ten cuidado de camino a casa, ¿de
acuerdo?
―Lo tendré. Muchas gracias por tomarte el tiempo para hablar
conmigo hasta muy tarde en la noche. ―Mitsuki hizo una profunda
reverencia y se giró para salir de la residencia Takao.
―¡Ah, espera, Mitsuki! ―Gritó‖Ruri― Te acompañaré parte del
camino. Quiero hablar contigo un poco.

163
Ruri siguió rápidamente a Mitsuki. Lado a lado, los dos
caminaron por el camino oscuro de la noche.
Aquí, en el campo, las noches estaban llenas de ruidos de
insectos durante la primavera y otoño, y de ranas en el verano. Pero
en invierno, era mucho más silencioso. La única interrupción del
silencio era el grito ocasional y tenue de las aves nocturnas de los
bosques de montaña cercanos.
―Puedo ver por qué te jactas tanto de ella, Ruri-chan. ―Dijo
Mitsuki, rompiendo el silencio― Saya-san es increíble. Hablar con
ella fue muy útil.
―Er, sí, ¿verdad? ―Ruri sonrió, pero de una manera que
parecía algo torpe y rígida. Se suponía que había estado
profundamente dormida todo el tiempo y ajena a la conversación de
Mitsuki y Saya, pero al parecer, había podido deducir de la
atmósfera entre ellas, que Mitsuki no estaba feliz.
―¿Mm?‖Oh… ―Mitsuki sintió que algo frío le tocaba la mejilla,
y cuando levantó la vista, vio innumerables escamas blancas y
esponjosas revoloteando desde lo alto de la oscuridad, una vista que
era majestuosa hasta donde alcanzaba la vista― Está nevando...
―Whoa, tienes razón. A este ritmo, este podría ser el tercer año
consecutivo que tengamos una navidad blanca. ―Ruri se rió y
extendió la mano para atrapar algunos de los copos.
En el pasado, el área había acumulado mucha nieve en el
invierno, pero tal vez debido al clima global cambiante, las nevadas
se habían vuelto mucho menos frecuentes en los últimos años.
Ruri agregó: ―Ah, y hablando de navidad, acabo de recibir un
mensaje de Tama-chan.
―¿Oh?

164
―Se le confesó a Ikeda-kun y lo invitó a salir, y él dijo que sí.
―¡¿Eeeeehhhhh?! ―Mitsuki no pudo evitar sorprenderse.
Tama-chan era su amiga, así que, por supuesto, el éxito de su
romance era algo que Mitsuki quería celebrar sinceramente.
Sin embargo, le habían dicho ayer que Ikeda-kun tenía
sentimientos por ella. ¿No era esto demasiado rápido y fácil para
semejante cambio de corazón?
Ella no tenía ningún sentimiento por Ikeda-kun, por supuesto.
De hecho, con esto, su impresión de él cayó en picada. Pero, ¿los
sentimientos de afecto hacia alguien realmente eran algo que podía
cambiar tan fácilmente? Mitsuki se quedó con esa duda persistente
colgando como una nube en el fondo de su mente.
―Se aseguró sutilmente de que escuchara que Mitsuki ya tiene
a alguien que le gusta, y luego, cuando estuvo desconsolado y
vulnerable, se deslizó e hizo su movimiento… ¡Eres una mujer de
verdad, Tama-chan! ―Por el contrario, Ruri parecía preocupada por
los sentimientos de admiración― ¡Sí! ¡El amor es solo cuestión de
tiempo! ―Ruri apretó su puño para enfatizar su punto.
Lo más probable es que fuera una frase que había visto en una
revista, o escuchado de una de sus amigas. Después de todo, ella
nunca había tenido un novio.
Aun así, resonó en Mitsuki.
―Sí… tienes razón. ―Con una mano en su corazón, Mitsuki
asintió lentamente, como si diera vueltas a las palabras con cuidado
en su mente― Yo también lo creo.
Mitsuki ya se había dado cuenta de sus sentimientos cuando
ingresó a la escuela secundaria. Y Yuuto era su amigo de la infancia,

165
alguien con quien había estado siempre desde que podía recordar;
ella también tenía una idea de sus sentimientos por ella.
Ella había asumido que no habrían eventos sorprendentes o
dramáticos como en una telenovela o un manga. En cambio, su
cálido afecto el uno por el otro, se desarrollaría lenta y naturalmente,
y terminarían juntos. Gradualmente, las cosas progresarían hasta
que antes de que lo supiera, terminaría siendo la novia de Yuuto.
Ese era el aburrido, sin incidentes, pero pacífico futuro que
Mitsuki había esperado, y en esa fatídica noche, se rompió y
desapareció en el aire.
Los dos estaban ahora separados por una distancia imposible,
solo pudiendo escuchar sus voces mutuamente, y su relación estaba
congelada, atrapada en un estado de más que amigos y menos de
amantes.
―Tiempo…‖ ―Murmuró ella― Es verdad. No debería dejar
pasar esta oportunidad.

―Feliz navidad, Yuu-kun. ―Dijo Mitsuki al teléfono.


―Aunque en realidad es la víspera de navidad… ―La voz de Yuuto
en el otro extremo del receptor se oía con bastante sueño.
Actualmente era medianoche, y la fecha acababa de cambiar al
24 de Diciembre. No hace falta decir que Yuuto había estado
dormido hasta hace un momento.
Mitsuki se sintió un poco mal por despertarlo, pero también
sentía que esa noche, de todas las noches, merecía ser perdonada por
eso.‖Después‖de‖todo…
―Yuu-kun, eres demasiado exigente con los detalles.

166
―No, no lo soy. ―Dijo― Esto es importante.
―Ohhh, es eso, eh. Okay.
Aparentemente él lo también entendía. Incluso mientras trataba
de mantener su voz sonando despreocupada, podía decir que las
comisuras de sus labios estaban girando hacia arriba.
No sabía cómo era en los países occidentales, pero en Japón, el
día de navidad era un día que se solía pasar con la familia, mientras
que la víspera de navidad se consideraba un día festivo específico
para pasar tiempo con un amante. Por eso ella había sido la que lo
había llamado esa noche.
Yuuto solo tenía un tiempo de batería muy limitado para usar
su teléfono, por lo que normalmente Mitsuki siempre esperaba a que
él la llamara, para que no interfiriera con lo que tenía que hacer.
Pero esta vez, incluso si eso significaba causarle un poco de
problemas, Mitsuki quería asegurarse de que fuera la primera
persona con la que Yuuto hablara en la víspera de Navidad. Ella no
quería cederle ese lugar a nadie más, sin importar qué.
―Entonces, ¿qué pasa? ―Preguntó Yuuto― No me vas a decir que
llamaste y me despertaste en medio de la noche solo para que pudieras decir
eso, ¿verdad?
―Bueeeno,‖de‖hecho…
―¡Oi! ―Gritó con una voz que sonaba un poco enojada, pero el
tono de abajo no estaba en absoluto enojado. Mitsuki podía leer
estos delicados matices como la palma de su mano.
―Eso me recuerda, hoy… Ah, supongo que ahora es “ayer”. Bueno,
ayer te llamé pero no contestaste.
―Ah, fui a la casa de un amigo por un rato, y tenía mi teléfono
apagado.

167
―Ese amigo… es una chica, ¿verdad?
―Uh huh, Ruri-chan. Salí con ella y un pariente mayor, y
terminamos metiéndonos realmente en nuestra conversación hasta
tarde en la noche.
―…Y este pariente también es una chica, ¿verdad?
―¡Su pariente es genial, Yuu-kun! ¡Y realmente inteligente,
también!
―Eso no responde a mi pregunta, Mitsuki.
*¡Beep-beep! ¡Beep-beep!* A través del receptor, Mitsuki pudo
escuchar débilmente el sonido que provenía del teléfono de Yuuto―
un tono de advertencia mecánico y frío.
―Tch, ya estoy sin batería. ―Gruñó Yuuto― Maldita sea. Es
porque miré demasiadas cosas anoche. ¡Oye, Mitsuki, date prisa y solo dime
si este pariente es un chico o una chica! ―Había algo en la frenética voz
de Yuuto, que era irremediablemente reconfortante.
Mitsuki de repente sintió una increíble opresión en su pecho.
Quizás también era en parte debido a lo que había hablado con
Saya antes.
Ella quería verlo demasiado.
Ella quería abrazarlo demasiado.
Ella quería ser abrazada por él.
Ella quería besarlo.
Ella quería que él la besara.
Los sentimientos brotaron dentro de ella, desbordándose.
Pero… todavía no pudieron superar la vacilación que le
impidió contárselo. Sin importar qué, ella no quería que, ella y sus
sentimientos se convirtieran en una carga para él.

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Y así, Mitsuki besó suavemente la pantalla LCD de su teléfono
y susurró al micrófono: ―¿Sabes, Yuu-kun? “La luna es hermosa”.
―¿Mm? Sí, también es muy bonita por aquí. El cielo de invierno deja
el aire muy claro… ¡Oye, más importante aún―! ―Parecía que Yuuto
no lo sabía.
Por supuesto, nunca había estado muy interesado en la lectura
o la literatura, incluso antes de ingresar a la escuela secundaria, así
que no era de extrañar que no lo supiera. Y durante los últimos dos
años y medio, se había pasado cada momento de su limitado tiempo
estudiando y aprendiendo solo sobre cosas que serían prácticamente
útiles para él en Yggdrasil, por lo que no había tenido la
oportunidad de aprender sobre eso.
Mitsuki lo sabía.
Ella lo sabía, pero aun así…
―¡Estúúúpido! ¡Estúpido, estúpido, estúúúpido!
―¡¿Q-Qué demonios, Mitsuki?! ¡¿Cuál es tu problema?!
―Mi problema es que eres un estúpido, así que por eso te estoy
llamando estúpido, estúúúpido.
―¡Tú…! ¡Solo nos quedan un par de segundos! ¡¿Cuántos vas a
desperdiciar llamándome estúp― ―Su voz se cortó de repente.
*Beep, beep, beep…*
No quedaba nada más que el sonido de una llamada cortada.
Su teléfono finalmente debió haberse quedado sin batería. Ella
lo había visto venir, por supuesto.
―Siempre, siempre me preocupo por ti… ―Susurró― Todo el tiempo. Así que
tengo todo el derecho de decirlo. No puedo lidiar con estos‖ sentimientos‖ si‖ no‖ lo‖ hago…
¡Idiota! ¡Estúpido!

169
Con una voz tranquila, y conteniendo las lágrimas, murmuró
esas últimas palabras al silencioso teléfono, luego recogió el espejo
sagrado del santuario, la fuente de la conexión entre ella y Yuuto.
Una tras otra, sus lágrimas cayeron sobre la superficie del
espejo. Cuando lo hicieron, el espejo sagrado comenzó a emitir un
resplandor fosforescente muy tenue, como la luz de una luciérnaga.
Aun así, el espejo estaba cubierto de óxido y por eso no podía
mostrarle su reflejo a Mitsuki.
Por eso no lo notó.
Como respuesta al suave resplandor del espejo, en sus ojos
brillaron pequeños pero distintivos símbolos dorados, con formas
vagamente similares‖a‖las‖de‖los‖p{jaros…

170
171
Interludio 4
―Ahh, así que esta es Iárnviðr. ―Rífa no pudo evitar vocalizar
su admiración por el paisaje urbano.
Esta era la sede del poder, del llamado El Negro, por lo que
siempre había querido visitarla al menos una vez. Y ella también
siempre había querido echarle un vistazo a la cara misma del
hombre. No tenía que ser en persona; ella estaría contenta con sólo
un vistazo desde lejos.
Según el rumor, en estas tierras era llamado Hróðvitnir,‖ “El‖
Lobo Infame”, por algunos. Se suponía que tenía casi la misma edad
que ella, pero seguramente tenía una cara similar a la de un ogro
come hombres, para ganarse un apodo como ese.
Pero más que esos asuntos, su primera prioridad en este
momento era contemplar los paisajes que se desplazaban por la
ventana de su carro y disfrutarlos al máximo.
―Ciertamente parece ser muy diferente de Glaðsheimr.
―Comentó ella.
A pesar de que el Clan Lobo atravesaba un período de rápido
progreso y desarrollo, esta ciudad también era claramente animada
y floreciente, pero en términos de escala, todavía no era comparable
con Glaðsheimr, una de las ciudades más grandes y maravillosas de
Yggdrasil.

172
La mayoría de los edificios en Glaðsheimr estaban construidos
con ladrillos, mientras que la mayoría de los que se encontraban
aquí en Iárnviðr, estaban hechos principalmente de madera.
La ropa de la gente aquí era simple y sin mucha
ornamentación; eran, en una palabra, poco sofisticadas.
Y quizás debido a su ubicación en las montañas, el aire aquí era
mucho más frío que en Glaðsheimr, con una especie de dureza tensa
para su gusto.
¡Pensar que un simple cambio de ubicación podría generar un entorno
tan diferente! Rífa se sintió intensamente conmovida por esto, y
tembló de emoción. Sin embargo, una cosa más también llamaba
constantemente su atención.
―Los rostros de la gente aquí… están llenos de vida y energía.
Eso era lo que más se destacaba de ella.
A sus ojos, la gente de Glaðsheimr parecía haber sido superada
de alguna manera u otra por una especie de sombra de cinismo.
A pesar de que todos cantaban los elogios de su propia
prosperidad, no había ninguna promesa de algo más grande en el
futuro. El sistema resultante de su larga historia simplemente se
calcificaba con, aquellos que ya habían establecido la riqueza y el
poder aumentando su control, y los jóvenes no tenían esperanzas ni
sueños. Todos seguramente sentían el lento y gradual colapso que se
estaba produciendo, pero siendo incapaces de hacer nada,
simplemente se resignaron a vivir día a día.
Tal vez por eso, por más adinerada que fuera, la ciudad de
Glaðsheimr en su conjunto se sentía sombría y estancada para ella.
Comparado con eso, Iárnviðr era muy diferente. Había
esperanza en los ojos de los ciudadanos aquí. Creían, sin lugar a

173
dudas, que las cosas solo mejorarían a partir de ahora, que había
oportunidades para mejorar su posición en la vida y hacer que su
futuro sea aún más espléndido que su presente.
La niña sintió un dolor agudo ―un‖dolor‖en‖el‖corazón― y con
una risa hueca y solitaria, se susurró para sí misma: ―Tal vez el
imperio realmente esté destinado‖a‖perecer,‖después‖de‖todo…

174
Acto 4
Los fuelles que bombean en vano
A menudo se dice que los niños se parecen a sus padres.
En el Clan Lobo, al igual que el patriarca que lo dirigía, había
muchos cuya apariencia externa no parecía coincidir con su rango y
estatus. Se podría decir que Ingrid era un buen ejemplo de esto.
Ingrid era una chica joven, con una piel bronceada que sugería
que la sangre de los pueblos del sur era fuerte en su familia, y un
cabello rojo rebelde que tendía a sobresalir a los lados. Sus ojos
ligeramente vueltos hacia arriba y de voluntad fuerte, recordaban un
poco a los de un gato. La ropa que llevaba era simple y a menudo,
visiblemente sucia en algunos lugares.
A primera vista, parecía simplemente una chica de la ciudad
que se había perdido y accidentalmente vagaba por el palacio, pero
Ingrid ocupaba el séptimo lugar dentro del Clan Lobo y, era una de
sus principales oficiales, una persona de rango y posición.
De hecho, ella había desempeñado un papel central en lograr
las muchas victorias del Clan Lobo y su inmenso ascenso a la
prosperidad, por lo que su reputación la precedía incluso entre las
muchas otras figuras exaltadas y heroicas del clan. Incluso aquellos
técnicamente por encima de ella en rango, como el segundo al
mando y el asistente del segundo, la trataban con cierta reverencia.

175
―Oye… ¿qué estás haciendo aquí acurrucado bajo el kotatsu?
―Preguntó Ingrid.
Aunque todos esos factores no lo justificaban exactamente, esta
chica, Ingrid, hablaba con un tono fuerte con todos, incluso con su
patriarca― lo que se consideraría bastante insolente. Pero todos lo
pasaban con una sonrisa irónica y una aceptación tácita.
Aun así, una cosa sería si su padre jurado fuera un tonto sin
esperanzas y endeble mentalmente, pero este patriarca era el héroe
considerado el mejor gobernante de la historia del Clan Lobo.
―Ciertamente te ves como si estuvieras bastante cómodo,
idiota. ―Dijo bruscamente. De hecho, parecía que ella era quizás
más arrogante y mandona con el patriarca que con cualquier otra
persona.
―Oh, hey, Ingrid. Esta cosa realmente salió bien. ¿Quieres
sentarte y unirte a nosotros? ―En cuanto a Yuuto, el patriarca en
cuestión, no parecía haberle prestado ninguna atención en
particular. Le respondió a Ingrid con un saludo informal y un tono
despreocupado.
Al oír esto, el descontento ceño de Ingrid se hizo más
pronunciado:‖―A juzgar por eso, parece que realmente lo olvidaste.
―¿Eh? ¿Olvidar, que?
―Ohhh… Con‖que‖esas‖tenemos.‖Entonces…
―¡Gah!‖ ¡Ouch,‖ ouc― ¡Hey, no puedes simplemente presionar
tus puños en las sienes de una persona de esa manera!
―¡No quiero escuchar ni una palabra más proveniente de ti!
―¡Gwaahhh!‖Tú…‖pequeña…‖¡Yo soy tu patriarca, ¿sabes?!
―¡Hmph, como si me importara una mierda!
―Esp―‖¡N-No, en serio, eso duele! ¡Eso duele! ¡Detenteeeee!

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―En verdad, ustedes dos se lleva maravillosamente bien, ¿no?
―Justo al lado de ellos, la asistente de Yuuto, Felicia, continuó
bebiendo tranquilamente su té, como si estuviera completamente
separada de la situación.
―¡Espera, espera un momento, Felicia! ―Protestó Yuuto―
¡¿Cómo puedes ver lo que está pasando aquí y obtener ese tipo de
impresión?!
―¡E-Eso es correcto! ―Exclamó Ingrid― Felicia, ¿t-tus ojos
están en mal estado o algo así?
―En mal estado, ¿dices?‖ ―Felicia se detuvo y se tomó un
momento para‖mirar‖de‖nuevo‖a‖los‖dos‖―Ingrid con los dos puños
apretados contra ambos lados de las sienes de Yuuto, y Yuuto
agarrando las muñecas de Ingrid con una expresión desesperada y
adolorida― y se rió.
―Tee hee, pero ni importa lo que digas, eso es lo que parece.
―¿Estás segura de que tus ojos están bien, Felicia?
―Oh, sí, y tengo plena confianza en mi percepción, aunque lo
diga yo misma. ―Felicia expresó su afirmación con una dulce
sonrisa. Ella tenía su prueba en el hecho de que, aunque a primera
vista Yuuto pudiera parecer infeliz, podía decir que él también se
estaba divirtiendo un poco.
Era posible que los dos no lo vieran por sí mismos, pero un
observador como Felicia, podría decir que se estaban molestando el
uno al otro de una manera íntima, en que solo los amigos cercanos
podrían. Por lo tanto, ella había determinado que sería grosero para
ella interferir.

177
Era una decisión que demostraba su capacidad para captar el
verdadero estado del corazón de su amo, un brillante ejemplo de lo
que debería ser una ayudante competente.
Hasta aproximadamente medio año antes, a menudo habría
amonestado a Ingrid por la forma en que hablaba y actuaba hacia
Yuuto, pero recientemente eso se había detenido por completo.
Eso era en gran parte porque, originalmente, estas advertencias
tenían la intención de asegurarse de que la actitud de Ingrid hacia él,
no dañara su dignidad y su capacidad de exigir respeto como un
nuevo gobernante. Ahora que había obtenido un apoyo masivo de la
gente como su señor y héroe, Felicia tenía muchos menos motivos
para preocuparse.
―¡Ngh…!‖Ahh,‖lo‖que‖sea. ―Murmuró Ingrid― Realmente ya
no me importa. Te dejaré ir esta vez. ―Incapaz de resistir la cálida y
admirada mirada de Felicia por más tiempo, Ingrid lanzó una
excusa apresurada y dejó que Yuuto se escapara.
Finalmente liberado de los puños de Ingrid, Yuuto se frotó las
sienes y la miró con curiosidad: ―¿Me dejas ir…? Vamos, ¿qué fue
lo que hice?
―¿Quién fue el que vino a pedirme que pasara el día de hoy
enseñándole cómo hacer adornos de vidrio?
―¡¿Huh?! ¡…Oh, mierda, ¿eso era hoy?!
―¡Lo era! ¡Y he estado esperando a que aparecieras desde esta
mañana, mientras tú estabas sentado aquí, pasándola cálidamente
en tu maldito kotatsu!
―Urk…‖ L-Lo‖ siento,‖ Ingrid…‖ ―Yuuto agachó la cabeza con
vergüenza y se disculpó.

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Él no había estado exactamente descansando cuando ella había
llegado justo ahora, pero el hecho era que había roto su promesa. E
Ingrid tenía una agenda muy ocupada como jefa del Taller
Mótsognir del Clan Lobo. Le había pedido que se separara de ese
valioso tiempo por su bien, solo para luego olvidarse de todo. Era
vergonzoso, y no tenía excusa alguna para ello.
―Oh, no sabía que tenías una cita programada para hoy,
aunque… ―Desconcertada, Felicia comenzó a hojear el paquete de
papeles sobre la mesa.
Ante esto, Yuuto se levantó apresuradamente del kotatsu. Hoy
había estado más frío que días anteriores, lo suficiente como para
haberlo hecho sentirse nervioso al hacer su último viaje al baño, pero
ahora parecía que el frío no le molestaba en absoluto.
―De todos modos, realmente se lo prometí. A-Así que tengo
que irme un rato. ¡Dejaré todo en tus manos mientras me voy! ¡Y es
el taller, así que no necesitaré protección!
―¡¿Huh?! Um, sí, está bien. ―Todavía desconcertada y sentada
en el kotatsu, Felicia dio una respuesta algo distraída.
Eso fue suficiente para Yuuto: ―Bien entonces. La escuchaste,
Ingrid. Vámonos.
―¡H-Hey, ¿qué te pasa?! ―Perdiendo el equilibrio e insegura
de lo que estaba pasando, Ingrid se quedó parpadeando, pero Yuuto
la empujó por detrás y rápidamente salió de la oficina con ella.

El taller actual de Ingrid había sido construido como una


extensión de la pared exterior del palacio. Estaba rodeado por un

179
alto muro de ladrillos, fuera del cual, miembros de la Unidad de
Fuerzas Especiales Múspell, se turnaban para vigilarlo sin cesar.
La seguridad era muy estricta. Solo se podía entrar desde el
interior del palacio, pasando por dos puntos de control tripulados
por los guardias de élite la Unidad Múspell. Incluso el famoso
“pequeño‖zorro”, Kristina, había renunciado a infiltrarse en el lugar.
Para ingresar, se requería un permiso especial firmado por
Yuuto (solo en forma de una tabla de arcilla); no se permitía entrar a
nadie sin uno, sin importar quién pudieran ser. Y al salir, los
bolsillos y las pertenencias se registraban a fondo.
Incluso figuras poderosas en el clan como Jörgen y Felicia, no
estaban exentos de estas reglas y procedimientos.
Además, una vez que una persona ponía un pie en el lugar, se
consideraba que estaba bajo la jurisdicción y el control del Clan Lobo
a partir de ese momento.
Estas eran medidas severas, pero absolutamente necesarias.
Este taller estaba repleto de artículos cuyo valor empequeñecía el del
oro o la plata, y seguía produciendo aún más tesoros nuevos todo el
tiempo.
―Hey chicos. Sigan con el buen trabajo. ―Dijo Yuuto a los
guardias cuando los pasó.
―Buen trabajo. ―Asintió Ingrid.
Pero incluso con un sistema tan rígido y una seguridad tan
estricta, Yuuto e Ingrid eran dos personas a las que era posible dejar
pasar. Por supuesto, uno era el hombre que realmente emitía los
permisos de entrada, y la otra era la jefa del taller, por lo que era
natural.

180
―Huh, está un poco tranquilo aquí hoy. ―Mientras caminaban
por el pasaje de entrada, Yuuto inclinó su cabeza ligeramente con
curiosidad. La última vez que lo había visitado, el ruido de los
martillos sobre metal y los gritos de los trabajadores había sido lo
suficientemente fuertes como para recorrer todo el camino de
regreso a través del pasillo, hasta donde estaba ahora.
Ingrid suspiró y se encogió de hombros, exasperada: ―Bueno,
sí, obviamente. Hoy es el día libre para todos en mi taller.
―Ohhh,‖sí… creo que recuerdo que mencionaste eso ahora.
Cuando Yuuto le dijo por primera vez a Ingrid que quería que
le enseñara a hacer algo con vidrio, ella le dijo que se interpondría
en el camino de sus trabajadores, así que le enseñaría cuando el
taller tuviera un día libre.
Ella estaba pasando por todos estos problemas para enseñarle
personalmente en el que se suponía que era su día libre, y aquí
estaba él, solo habiendo recordado ese hecho después de olvidar la
cita‖por‖completo…
Reflexionando, él realmente era un desconsiderado con ella.
―Oye, realmente lo siento. ―Dijo― Por hacer que me enseñes
en tu día libre y todo eso.
―Ahh, olvídalo ya. Tú también tienes una vida ocupada,
¿verdad? ―Cuando Yuuto trató de disculparse con ella otra vez,
Ingrid lo apartó con una sonrisa confiada, y sus labios se separaron
para revelar el colmillo que sobresalía un poco por un lado.
Yuuto no había cumplido con su obligación hacia ella, pero
parecía que ella había decidido dejar eso completamente atrás.
Fue una actitud muy relajada y un gran alivio para Yuuto.

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―Como siempre,‖ tienes‖ una‖ actitud‖ ma… magnifica de
hermana mayor. Es realmente genial. ―Casi se le resbaló y dijo
“masculina”, pero se contuvo en el último segundo y eligió un mejor
cumplido. Fue realmente una sabia decisión de su parte. Después de
todo, si estás tratando de apagar un incendio, lo último que quieres
hacer es echar más gasolina.
―Sí, bueno, debería; considerando que hoy en día tengo unos
cien aprendices de los que cuidar. Entonces, ¿me vas a decir por qué
de repente quieres que te enseñe a trabajar el vidrio?
Yuuto asintió: ―Cierto, bueno, sabes que se acerca el
cumpleaños de Felicia y Sigrún pronto ¿verdad? Así que pensé que
me gustaría regalarles algo hecho a mano.
―Oh ya veo… ¿Así que vienes a mí y me pides que deje mi día
libre por algo como esto?
Vale la pena repetirlo, pero cuando intentas apagar un
incendio, lo último que quieres hacer es echarle más gasolina.
―¿¡Qu―?! ―Yuuto comenzó a entrar en pánico cuando la cara
de Ingrid se volvió visiblemente más molesta por un segundo. El
aire alrededor de ellos era frío y seco, pero Yuuto pensó que podía
ver olas de calor que parecían desprenderse de Ingrid.
Quizás era solo su imaginación…
Dicho esto, Yuuto tuvo que hablar, ya que esas palabras habían
cruzado una línea para él: ―¿Q-Qué quieres decir con: “algo como
esto”?‖ Eso‖ est{‖ fuera‖ de‖ lugar.‖ Esas dos siempre hacen mucho por
mí. ¡Esto es importante! Sí, entiendo que no está directamente
relacionado contigo, y lo siento por hacer que pases tu día libre
ayud{ndome,‖pero‖aun‖así…

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―Ngh… No,‖yo…‖―Frustrada, Ingrid se pasó los dedos por el
pelo― …Mira, no debería haber dicho eso. Estaba equivocada, ¿de
acuerdo? ―Todavía no parecía satisfecha con la situación, pero aun
así, era el tipo de chica que podía dar una disculpa honesta cuando
sentía que había hecho algo mal. Ese era uno de sus encantos― Aun
así, ¿por qué significa que tengo que pasar mi único día libre ayudándote a hacer un regalo
para otra chica? ¿Qué hice para‖ merecer‖ eso…? ―Ingrid siguió murmurando
para sí misma en voz baja, demasiado bajo para que Yuuto la
escuchara, pero estaba claro que esta situación también había
cruzado una línea para ella.

―Ah, siento que ha pasado mucho tiempo desde que pude


hacer este tipo de trabajo. ―Dijo Yuuto con una mirada nostálgica
en sus ojos, y metió su pala en la enorme pila de rocas negras. Luego
la levantó y la arrojó al horno de ladrillos en llamas.
Aunque el procedimiento difería ligeramente, había pasado
incontables días y horas haciendo este tipo de trabajo para refinar el
hierro, antes de convertirse en patriarca.
Quizás la temporada de invierno tenía algo que ver con eso,
pero el aire caliente que soplaba contra él se sentía reconfortante.
Por cierto, el edificio que utilizaban actualmente, el tercer taller
oficial de Ingrid, se construyó de forma similar a un pabellón
cuadrado, con cuatro grandes pilares sosteniendo el techo y finas
paredes de madera hechas de paneles deslizantes. Las paredes de
paneles de madera se podían deslizar para abrirlas o incluso
quitarlas por completo, y en este momento, se habían retirado dos
de los lados, por lo que había una ventilación adecuada para hacer
funcionar el horno.

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Por supuesto, los terrenos del taller estaban rodeados por los
altos muros defensivos antes mencionados, por lo que el sitio
tampoco tenía exactamente un gran flujo de aire. Estaba bien
durante el invierno, pero aparentemente era una verdadera
pesadilla en el verano.
*¡Thump, thump, thump!*
Junto a Yuuto, Ingrid vigilaba de cerca la fuerza y el color de la
llama en un segundo horno, bombeando constantemente el fuelle
con su pie.
En total silencio…
Con una extraña cantidad de fuerza…
Como si estuviera pisando la cara de su peor enemigo…
Yuuto estaba agregando combustible al horno que se usaría
para procesar y tratar el vidrio, mientras que Ingrid estaba
monitoreando‖el‖horno‖de‖fusión‖de‖vidrio― El crisol.
Un joven aprendiz artesano había estado manejando el horno
de fusión hasta hace unos momentos, e Ingrid se había hecho cargo.
Para crear vidrio de buena calidad, uno necesitaba fundirlo
completamente durante un largo período de tiempo, a una
temperatura constante de 1,400 grados Celsius. Por eso, este horno
era constantemente operado por los artesanos del taller en turnos, y
al parecer, solo se le había permitido enfriarse una vez en el último
medio año.
―Ugh, odio decirlo, pero me he debilitado. ―Dijo Yuuto,
haciendo todo lo posible para entablar una conversación informal.
―Supongo que realmente es malo para tu fuerza si no mueves tu
cuerpo de vez en cuando. ―En‖realidad,‖era‖verdad. Ya podía sentir

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sus músculos comenzando a gritar. Definitivamente iba a tener
dolor muscular en la mañana.
Si Ingrid estuviera en su yo habitual, probablemente
respondería con algo como: “Sí, obviamente. ¿Qué esperabas? Siempre
estás pegado a tu maldito escritorio. Haz algo de ejercicio de vez en cuando.
Vas a terminar enfermándote si no lo haces”. Ese era su estilo, con un
tono áspero y agresivo, pero con pensamientos considerados detrás
de las palabras que ella le daba.
Pero ahora mismo, Ingrid no estaba respondiendo. Todavía
aparentemente de mal humor, ella seguía pisando fuertemente el
fuelle. Ella no dijo una palabra.
―Haahh…‖ ―Secándose el sudor de la frente, Yuuto dejó
escapar un largo y desanimado suspiro.
Había sido así desde el momento en el que entraron en el taller.
El joven aprendiz que había estado de turno hasta hace unos
momentos, también había vigilado el horno de vidrio durante la
noche, por lo que lo habían enviado a casa, no queriendo agotarlo
más. Pero gracias a eso, el ambiente se había vuelto bastante
incómodo.
Casi con seguridad, la conversación que habían tenido en el
pasillo antes era la causa. Sin embargo, para Yuuto no estaba claro
exactamente por qué Ingrid estaba tan enojada con él.
Pensaba que era justo y natural querer devolver algo de
gratitud a las personas que habían hecho tanto por él, e Ingrid era el
tipo de persona que debería haber comprendido y respetado ese
sentimiento de obligación moral. Pero a Yuuto, esta situación lo
había dejado desconcertado. Y así mismo, estaba el hecho de que no

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entendía que era lo más agravante de todo para Ingrid, y por eso no
podía hacer mucho al respecto.
Dicho esto, sabía que este tampoco era un tipo de entorno para
tratar de crear algo. Hacer algo a mano, era un acto en el que el
estado mental del artesano a menudo se reflejaba en el producto
final. Yuuto no quería darles a las dos chicas regalos que hubieran
sido creados con este estado de ánimo incómodo y deprimente.
―Oye, Ingrid. ―Yuuto tomó una decisión y la llamó con
seriedad.
―¿Qué? ―Ingrid dio una respuesta concisa. Parece que no
estaba decidida a ir tan lejos como para ignorarlo, incluso si él la
llamaba por su nombre. Se apartó de los fuelles por un momento y,
en cambio, levantó una pala.
―Mira, sé que hice algunas cosas que te molestaron y estuvo
mal de mi parte. Pero por favor, deja de actuar así.
Tú no eres así, fue la siguiente frase que le vino a la mente, pero
se calló. Hace dos años, sin duda lo habría dicho. En ese sentido,
Yuuto había madurado al menos un poco.
En particular, esto era bueno porque la pala en las manos de
Ingrid era un arma potencialmente peligrosa…
―Entonces, dime, ¿cómo se supone que debo actuar? Ya que
tienes una forma de hablar tan elocuente. ―Soltó Ingrid, metiendo
la punta de la pala en la pila de rocas negras con un fuerte *¡Shiink!*.
Eso parecía representar perfectamente sus sentimientos
actuales. Era violento y un poco aterrador…
Sin embargo, que su producto de vidrio saliera bien o no,
dependía de los sentimientos de Ingrid.
Yuuto no podía darse el lujo de retroceder aquí.

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―Mira, realmente lo siento. Perdóname por favor.
―¡Hmph! ―Ingrid volvió la cabeza hacia el otro lado.
Sin desanimarse, Yuuto corrió hacia su otro lado y juntó ambas
manos en un gesto de humildad: ―Vamos, te lo ruego. Este tipo de
humor es horrible para los dos, ¿verdad? Especialmente porque
somos solo nosotros dos en este momento.
―¡¿Q-Q-Qué?! ―De repente, la cara de Ingrid se puso
completamente roja.
Yuuto se estremeció, pensando: Mierda, ¿dije algo tonto otra vez y
la enfadé aún más?
―B-Bueno, s-sí, eso es verdad. Estando los dos s-solos, es duro
si el estado de ánimo es malo. ―Ingrid soltó la pala y colocó los
dedos índices juntos, moviéndose torpe y nerviosamente mientras
miraba hacia abajo.
Ajá. Así que eso es lo que es…, pensó Yuuto. Ella también ha
querido hacer las paces todo este tiempo. Pero perdió el momento adecuado
para hacerlo y no se atrevió a mencionarlo después. Hehehe, sigue siendo
una chica muy tímida. Por dentro, Yuuto estaba sonriendo ante la
encantadora torpeza de Ingrid, aunque en realidad, lo había
malinterpretado completamente.
Con la cabeza todavía mirando hacia abajo, Ingrid comenzó a
murmurar en voz muy baja para que Yuuto no la escuchara,
aparentemente hablando consigo misma: ―Sí, es cierto, en primer lugar, me
tomé la molestia de darles unas vacaciones a mis aprendices para que estuvieran fuera y
pudiéramos estar los dos solos. ―Era un poco aterrador verlo…
Aun así, Yuuto sabía que este tipo de excentricidad era bastante
común entre los artistas y creadores.

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De hecho, el padre de Yuuto había sido así. De repente, una
nueva idea caía sobre él como una revelación, y se quedaba
completamente absorto en eso y en nada más. En momentos como
este, era mejor que ambas partes no intentaran incitar a la persona a
conversar, sino que la dejaran en paz.
Yuuto pacientemente observó a Ingrid mientras continuaba
murmurando en silencio para sí misma, asintiendo de vez en
cuando.
―Tanto él como yo somos gente ocupada. ―Murmuró ella, en voz muy
baja para que él no escuchara― Normalmente, no podríamos tener una
oportunidad como esta, incluso si lo intentáramos. No puedo dejar que más de este tiempo
se desperdicie. ¡Este idiota sigue tratándome como a un chico, así que primero lo primero,
debo lograr que me reconozca y me vea como una mujer! ―Ingrid de repente
golpeó su puño en la palma de su otra mano. Parece que había
llegado a un acuerdo en sus pensamientos y había regresado al
mundo real.
―¡A-Aun así, ¿sabes qué?! ―Le dijo en voz alta a Yuuto― ¡E-El
oírte decir: “solo nosotros dos” de esa manera, es un poco embarazoso!
―Ingrid abanicó su rostro con las manos mientras decía esto, pero
algo sobre eso y su tono parecía un poco antinatural y forzado.
Especialmente la forma en que puso un mayor énfasis en las
palabras “solo nosotros dos”.‖
Por el contrario, la respuesta de Yuuto fue completamente
indiferente: ―¿De verdad? De hecho, estoy bastante contento de que
estemos solos los dos.
―¡¿Quééé?! ―La cara ya roja de Ingrid, se sonrojó aún más.
―¿Q-Qué... a-acabas de decir? ―Preguntó con su voz
tartamudeando.

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Ella estaba actuando muy extraño, con una mano apretada
contra su pecho como si tuviera problemas para respirar. Pero sus
ojos estaban fijos en Yuuto, con una mirada apasionada que parecía
estar intentando sacarle la respuesta.
Algo sobre este estado anormal de ella hizo que Yuuto se
retirara un poco, pero él todavía le respondió: ―Quiero decir, no
puedo permitirme mostrar lo mal que soy con estas cosas frente a
tus aprendices, ¿verdad? Soy el patriarca.
―…Cierto, cierto. Por supuesto que sería eso. Debí imaginarlo.
―Oh, eso y también… ya sabes. Realmente no puedo permitir
que te vean gritándome como a un lamentable novato, tampoco.
―Hmph, debe ser duro para el gran Lord Patriarca, siempre
tener que pensar en mantener su imagen. ―Con ese poco de
sarcasmo, Ingrid una vez más se apartó de Yuuto. Alcanzó de nuevo
la pala y comenzó a levantar una bola llena de rocas negras hacia el
horno de vidrio. Visiblemente molesta, una vez más comenzó a
murmurar inaudiblemente para sí misma, de espaldas a Yuuto:
―Argh, me puse nerviosa y emocionada por nada. Así es como siempre es, lo sabía.
Realmente no piensa nada de mí…
Sin embargo, Yuuto volvió a hablarle con su manera sencilla y
desenfadada: ―Pero pensando en ello, ahora que soy el patriarca,
eres la única que todavía queda dispuesta a ser estricta y a gritarme.
Solo tú. Gracias, Ingrid.
―¿Q-Qu― ¡¿Qué est{s…?! ―Gritando de sorpresa, Ingrid se
giró para enfrentarlo. Debido a que ya una vez había perdido la
esperanza, la había tomado completamente por sorpresa.
Sus ojos se encontraron.

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En ese instante, el rostro de Ingrid fue una mezcla entre
sorpresa y, una bella y dulce apariencia de expectación y anhelo.
Sería apropiado decir que era como una flor en pleno florecimiento.
Por primera vez desde que puso un pie en el taller, Yuuto la
miró y su expresión se puso nerviosa y…
―¡Gaaaghhh!
…Gritó de angustia cuando una lluvia de rocas negras y duras
se estrelló contra él. Por supuesto, si uno girara rápidamente con
una pala llena de piedras en la mano, tal resultado sería natural.
―Uugh… Eso dolió, maldita sea. ―Aflojando la tela protectora
que rodeaba su cintura, Yuuto hizo una mueca mientras
inspeccionaba el daño.
Para los estándares de Yggdrasil, Yuuto todavía estaba en el
lado más débil de la pirámide, pero caminaba mucho todos los días
y se entrenaba con la espada cuando podía. Sus músculos
abdominales estaban tensos y bien definidos.
―L-Lo siento por eso. ―Ingrid parecía bastante culpable por el
incidente, pero Yuuto le hizo señas con la mano, como si dijera que
no se preocupara.
―Está bien, está bien. Incluso los monos se caen de los árboles.
―¡¿Me estás llamando mono?! Ahh, como sea. Supongo que
entiendo lo que quieres decir.
―Ah, lo siento. ―Dijo Yuuto― El único otro dicho que me
vino a la mente fue: “Incluso la carta de Kōbō Daishi contiene errores”, y
estoy bastante seguro de que uno definitivamente se habría perdido
en la interpretación.

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―Huh. Bueno, en cualquier caso, es un alivio que nada de eso
te haya golpeado en la cara. Seguramente Sigrún y Felicia me
habrían matado.
―Nah, incluso esas dos no se enfadarían por algo como esto.
―Sí, eso espero. Esas dos son ferozmente devotas cuando se
trata de ti. A veces da miedo…
―Ahaha, ha…‖ ―Yuuto rió secamente, pero pronto se puso
serio de nuevo― Pero, ¿sabes? Para alguien como yo, eso es algo de
lo que estar increíblemente agradecido. Es por eso que al menos
quiero regalarles algo por su cumpleaños.
―Oye, no hables como si no valieras nada. Eso es una falta de
respeto a sus sentimientos. Y sabes que su devoción por ti puede
hacer que sean aterradoras a veces. ―Ingrid reformuló su línea
anterior, sonriendo.
Ya no había ningún malestar entre Yuuto e Ingrid con respecto
a hacer los regalos para las otras dos chicas, al menos.
―Sí, tienes razón. ―Dijo Yuuto.
Al final, Yuuto aún se preguntaba por qué Ingrid se había
enfadado con él, pero decidió que era mejor dejar que los perros
durmiendo siguieran durmiendo.
―Muy bien, entonces. ―Dijo Ingrid― Hm, parece que solo
necesita un poco más.
Observando de cerca el fuego en el horno de procesamiento de
vidrio, Ingrid bombeó el fuelle de pies, y envió más aire.
Ver la apariencia totalmente seria y enfocada en los ojos de
Ingrid, hizo que el pulso de Yuuto se acelerara. La vista de una
persona que se aplica genuinamente a un trabajo con toda su mente

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y espíritu puede, a veces, puede ser más bella y atractiva que si
estuviera cubierta de las joyas y prendas más hermosas.
Por supuesto, ese tipo de cosas era demasiado embarazoso
como para decirlo en voz alta. Así que en lugar de eso, Yuuto fue
con la siguiente pregunta que había surgido en su cabeza:
―Oh sí. ¿Cómo funciona‖ el‖ coque‖ como‖ combustible?‖ ―Este
era el nombre de las rocas negras que los dos habían estado
metiendo en los hornos, un combustible hecho por la cocción de
carbón, en la ausencia de aire para refinarlo.
Los seres humanos tenían una larga historia con el carbón, con
registros de su uso en forjas en la antigua Grecia desde el 315 a.C.
Hubo pruebas arqueológicas de que se usó en la antigua China
durante la misma época.
Sin embargo, el uso del carbón se mantuvo bastante limitado
durante mucho tiempo, y los combustibles a base de madera
siguieron siendo los más comunes hasta la época actual. La
utilización y la popularidad del carbón finalmente explotaron
durante la revolución industrial británica en el siglo XVIII.
―Está funcionando bastante bien. ―Dijo Ingrid― Incluso tiene
mucho más potencial calorífico de lo que al principio pensé.
―Genial. En ese caso, hagamos nuestro mejor esfuerzo para
usar eso para nuestra fabricación de vidrio mientras podamos.
También estamos refinando hierro, por lo que no deberíamos confiar
demasiado en los combustibles de madera si podemos evitarlo.
―Yuuto se sentó y miró el horno, con la barbilla apoyada en una
mano.
La producción de vidrio requería grandes cantidades de
combustible. Desde la antigüedad hasta la Edad Media, los talleres

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para la producción de vidrio se habían construido en medio de
bosques, que luego fueron agotados completamente de sus árboles
para obtener combustible. La producción luego se movía a una
sección diferente del bosque y continuaría este patrón, incluso
moviéndose a través de todas las áreas boscosas de una región.
Incluso los hornos de Tatara japoneses que el Clan Lobo usaba,
necesitaban una gran cantidad de madera como combustible. El
Clan Lobo fue bendecido con abundantes bosques en su territorio,
pero incluso con eso, era fácil imaginar que podrían terminar
agotando todos esos recursos rápidamente.
Afortunadamente, cuando Yuuto hizo su viaje de aguas
termales al Monte Surtsey, descubrió una capa de carbón (llamada
lecho de carbón) dentro de una de las grietas en la tierra, causada
por la falla activa en el área. Inmediatamente decidió que debía ser
minado y puesto en uso. En ese momento, Ingrid se había
exasperado y le gritó: “¡Vinimos hasta aquí para que te relajes! ¡No
empieces a intentar trabajar de nuevo ahora!”
Bueno, de vuelta en el presente, esa parte no había cambiado.
―¡Agh, demonios, deja de intentar encontrar maneras de
pensar en tu trabajo como patriarca cada maldito segundo! ―Soltó
ella― Estamos aquí ahora mismo para hacer regalos de cumpleaños,
¿no? ―Luego ella le dio un pequeño golpe en la cabeza con el puño.
Por alguna razón, era un sentimiento reconfortante.
―Cierto. De acuerdo, guíame si lo necesitas, regáñame si lo
necesitas. Estoy en tus manos. ¡Hagamos esto juntos, jefa! ―Yuuto
sonrió, dirigiéndose enérgicamente a su maestra de la misma
manera que lo harían sus aprendices.

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―¡Jefa! Si estamos haciendo vidrio, ¿por qué me diste papel y
este bolígrafo de caña? ―Yuuto se encontró levantando la mano y
expresando su descontento. A pesar de que había venido a fabricar y
trabajar vidrio, lo habían sentado en un escritorio con lápiz y papel,
como si estuviera de vuelta en su oficina. Y estaba lejos del horno,
por lo que con las paredes removidas del taller, ¡estaba terriblemente
helado! Esa combinación fue suficiente para que quisiera comenzar a
hacer preguntas sobre esta configuración.
―Estuuupido. ―Se burló Ingrid― Lo primero que tienes que
hacer es decidir exactamente qué quieres hacer, o no tendremos
nada con lo que empezar.
―Ohhh…‖―Yuuto tenía una vaga idea en su cabeza de lo que
quería hacer. Sin embargo, la cristalería no era tan fácil como para
que pudieras simplemente hacer lo que quieres después de uno o
dos días. Hablando en términos prácticos, incluso para una genio
como Ingrid, le tomó al menos un mes de trabajo duro antes de que
pudiera producir algo lo suficientemente bueno como para que se
pudiera vender. A sus aprendices, les tomó más de medio año…
En otras palabras, sin la ayuda de Ingrid en cada paso del
camino, no habría manera de que Yuuto pudiera crear lo que quería.
Entonces, ella ciertamente necesitaba información detallada sobre
qué era exactamente lo que él quería hacer.
―Tengo algunas piezas de muestra dispuestas allí. ―Dijo
Ingrid― Utilízalas como referencia, imagina lo que deseas hacer y
dibújalo en el papel.

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―Hmm… ¡está bien, lo tengo! ―Había algo similar a la imagen
en su mente entre las muestras, por lo que pudo dibujar suavemente
una ilustración de sus ideas en el papel.
Yuuto no fue bendecido con la cantidad de ingenio natural que
tenían su padre biológico e Ingrid, pero aún era bastante hábil con
sus manos. Su ilustración era bastante detallada.
―Este es para Felicia, y este es para Rún. ―Dijo, señalando el
papel.
―Hmm, así que será un jarrón de una sola flor para Felicia. Y
para‖ Sigrún…‖ ¿Qué es esto? Esa cosa no retendrá el agua, ¿sabes?
―Ingrid frunció el ceño mientras estudiaba el dibujo.
Yuuto estaba contento consigo mismo por haber logrado poner
esa expresión confusa en su cara. Las comisuras de su boca se
torcieron mientras lo explicaba: ―Es un tipo de adorno llamado
carillón del viento. Bueno, en mi tierra natal, llamamos a los de
vidrio como estos como Furin, que significa “campana‖ de‖ viento”.
Esta parte en forma de palo atrapa‖el‖viento‖y‖toca‖la‖campana… y
hace que el tintineo sea realmente suave y bonito.
Yuuto no podía imaginarse dándole a Sigrún un jarrón de
flores de vidrio o una taza; no coincidían bien con su personalidad.
Cuando se le ocurrió la idea del carillón de viento, apretó los puños
en señal de triunfo.
Normalmente, era una decoración de temporada para los meses
de verano en Japón, pero algo sobre el sonido claro y hermoso que
hacía, parecía emparejar muy bien con Sigrún.
Ingrid asintió, impresionada: ―Hee. Ya veo. Bastante
interesante. Apuesto a que los nobles de Glaðsheimr se alinearían en
hordas para comprar esta cosa.

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―¡Oye, me regañaste por estar pensando en el trabajo, así que
no hagas planes de negocios ahora mismo!
―Tch, cállate. Está bien si yo lo hago. ―Ingrid lanzó esa
observación sobre su hombro, luego continuó estudiando el dibujo,
murmurando para sí misma: ―Si‖ tomo‖ eso‖ y…‖ entonces‖ hago eso con esto…‖
Hrm…
―Uhh, prácticamente dibujé lo que tenía en mente sin pensar
demasiado en ello, pero ¿crees que podemos lograrlo?
―Sí, no hay problema. De acuerdo, el horno está casi listo
también. Vamos a empezar a hacerlos.

―Entonces, para el método de soplado de vidrio, la


herramienta principal que usaremos es este soplete de hierro.
―Ingrid sacó el tubo largo de hierro de su lugar en un cubo alto
lleno de agua, y se lo entregó a Yuuto. Era tan grueso como su
pulgar y muy largo, tan largo como Ephelia o las gemelas del Clan
Garra eran altas.
―Soplas en este extremo, donde es más estrecho. El otro
extremo es donde pegaremos el vidrio fundido y es el mismo
extremo que pegaremos en el horno. Notarás que es todo negro.
―Ingrid señaló la forma en que estaba chamuscado el metal.
―Uh huh, bien. ―Asintió Yuuto.
―Está muy caliente, así que mantente lo más cerca posible del
final.
―Lo tengo.
―Y usa tus dedos para mantener el soplete girando. No te
detengas.

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―Hm, ¿así? ―Yuuto intentó girar la tubería con sus pulgares y
dedos índices.
Ingrid dio un solo asentimiento afirmativo: ―Mm-hm, así. De
acuerdo, voy a revisar el crisol.‖―Ingrid hizo un gesto con el pulgar
hacia el horno de fusión lleno de coque ardiente, y el recipiente de
arcilla cocida que contenía el vidrio en bruto ―el‖crisol― y caminó
rápidamente hacia él.
Usando un juego grande y negro de pinzas largas de hierro,
abrió la tapa del crisol y miró a través del agujero redondo donde
estaba el vidrio fundido, y que emitía un color naranja brillante.
―Bien, está listo. De acuerdo, toma el soplete y mételo en el
agujero, luego gíralo para juntar un poco de vidrio alrededor de la
punta. Sigue girándolo como te dije, ¿bien?
―¿Así?
―Luce‖bien,‖luce‖bien…‖Er, quiero decir, sí, de eso es de lo que
hablo. De acuerdo, a continuación, lleva eso al horno de
procesamiento.
―L-Lo tengo. ―Algo cauteloso, Yuuto sacó el soplete del
primer horno y lo llevó al que estaba al lado. Este era el horno en el
que había encendido y paleado el coque para encender la llama.
―Cielos, te olvidaste de mantenerlo girando. ―Cerrando la
tapa del crisol, Ingrid regañó a Yuuto. Ella también estaba sonriendo
de forma un poco traviesa, como si lo estuviera disfrutando.
―¡Oh…! ―Entrando en pánico, Yuuto comenzó a girar el
soplete de nuevo, pero la semilla de vidrio en el extremo ya había
comenzado a estirarse hacia abajo por la gravedad, y su contorno
redondo, una vez limpio, se había vuelto oblongo y deformado.
―O-Oh mierda, ¿lo cagué?

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―Ahahaha, bueno, no te preocupes, les pasa a todos al
principio. Dame eso. ―Ingrid le arrebató el soplete de las manos a
Yuuto y lo mantuvo girando mientras lo insertaba en el horno de
procesamiento. A continuación, lo colocó contra la parte superior de
la lámina de hierro que cubría una mesa junto al horno, y
hábilmente giró la varilla, cambiando su ángulo contra la chapa de
hierro con movimientos ligeros. Luego lo volvió a colocar en el
horno de procesamiento para recalentarlo, pronto lo giró contra la
lámina de hierro y repitió este proceso varias veces.
―Mira, ahí tienes, bonito y redondo. ―Dijo.
―Oooh…‖ ―Yuuto estaba tan impresionado que
involuntariamente se encontró a sí mismo aplaudiendo. Para él, los
movimientos hábiles de Ingrid ya se parecían a los de un maestro
total del oficio. Esto, a pesar del hecho de que solo había estado
haciendo vidriería por menos de medio año. Esas manos suyas
estaban benditas, y no había otra manera de describirlo.
Era casi mágico.
Incluso cuando se trataba de producir espadas de estilo japonés
como la Nihontou, Ingrid había aprendido rápidamente todos los
conocimientos y técnicas necesarios de Yuuto mientras trabajaba con
él, y ahora su habilidad para hacerlas ya había superado con creces
las suyas.
Para Yuuto, que había pasado tanto tiempo ayudando a su
padre con ese trabajo desde que era un estudiante de primaria, esto
realmente hizo que se diera cuenta de cuánto impacto podría tener
una diferencia en el talento natural.
―Está bien, vamos a soplar aire en el vidrio ahora. ―Dirigió
Ingrid― Vamos, sopla tan duro como puedas.

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―¡Pfffff!
―No es lo suficientemente duro. Mira, no se está expandiendo
en absoluto.
―¡Phffffffffff!
―¡No es suficiente! ¡Esfuérzate!‖¡M{s‖duro!‖―Gritó Ingrid.
¡¿En serio?!, Yuuto no pudo evitar que sus pensamientos
internos se mostraran en su rostro.
Había estado soplando con todas sus fuerzas, por lo que podía
decir. Pero la gota de vidrio no se había hinchado ni un poco.
―Ugh, realmente eres un bueno para nada, ¿sabes? ―Ingrid
gimió― Tú eres el primero que veo que no puede hacer esta parte
bien.
―Ngh…
Eso se debe a que las únicas personas que pueden trabajar contigo, son
aprendices cuyo talento ya has juzgado personalmente y lo has considerado
dignos, señorita genio natural… pensó Yuuto con resentimiento, pero
se quedó callado y mantuvo esa oración firmemente en su cabeza.
Sentía que si lo decía en voz alta, solo lo haría sonar patético.
―Ven, dámelo de nuevo por un segundo. ―Ingrid le quitó el
soplete y lo sopló en una demostración.
Ella no parecía estar soplando tan fuerte. Sin embargo, la gota
de vidrio claramente se estaba hinchando, formándose una burbuja
de aire en su interior.
―Así es como lo haces.
Yuuto no encontraba esto tan agradable. Pero no había nada de
lo que tuviera derecho a quejarse con lo que estaba haciendo.
Así‖que‖en‖vez‖de‖eso…
―Oye, Ingrid.

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―¿Hm?
―No deberías hacer ese tipo de cosas tan fácilmente, ¿de
acuerdo?
―¿Huh?
―Quiero decir, ¿sabes que también puse mis labios en ese
soplete?
―¡Ghh! ―El aliento de Ingrid se atascó en su garganta, y por
tercera vez en ese día, su rostro se puso de un rojo brillante. Sin
embargo, ya que ella estaba de pie justo al lado del horno, a Yuuto
solo le pareció como si estuviera atrapando la luz y el calor de las
llamas en su interior.
―Técnicamente, eres una chica, ¿sabes? ―Agregó Yuuto.
―¡¿Técnicamente?! ¡¿A qué demonios te refieres, con
“técnicamente”?!
―Solo estoy preocupado por ti como tu amigo.
―Como‖mi‖amigo,‖eh…
―Realmente pienso en ti como una amiga e importante
compañera. Hacemos el mejor equipo. Así que realmente no me
importa,‖pero…
―Quiero que te preocupes por eso. ―Murmuró‖Ingrid‖entre‖dientes,‖con‖
la mirada hacia abajo.
Yuuto continuó, incapaz de escucharla: ―…Pero podría haber
personas que lo vean y tengan la idea equivocada en sus cabezas.
―Que se hagan esa idea. ―Murmuró Ingrid.
―Cosas‖así,‖son… ya sabes, solo debes hacer eso con la persona
que te guste, ¿de acuerdo?
Ingrid murmuró más ferozmente que nunca: ―¡Sí, y solo lo he hecho
contigo…!

200
―Oye, ¿qué demonios, Ingrid? ¿Por qué solo estás
murmurando por lo bajo? ―Preguntó Yuuto― Sea lo que sea,
dímelo en mi cara. Y si no puedes, eso no es una excusa para actuar
de esa manera. Los dos tenían la misma edad, pero Yuuto le estaba
advirtiendo de la forma en que lo haría un hermano mayor.
Ingrid respiró hondo y luego le hizo un gesto con el dedo para
que se acercara. Había un montón de ruido de fondo con las llamas
rugientes en los hornos. Quizás era solo que él no la había oído bien
debido a ese ruido, y ella había estado hablando en voz más baja de
lo normal. Si era así, entonces él había sido el grosero por haber
entendido mal su actitud.
Con ese pensamiento en mente, Yuuto se acercó a ella…
Descuidadamente.
Tan pronto como estuvo a su alcance, Ingrid lo agarró por la
oreja y lo atrajo hacia ella, gritando justo en su oído.
―Dije: ¡NO TE PREOCUPES, PORQUE NO HAY NADIE EN
MI TALLER CON TAN POCO TACTO Y TAN ESTÚPIDO COMO
TÚÚÚÚÚÚÚÚÚÚÚ!

Girando el extremo del tubo de soplado de hierro en el horno,


Ingrid gruñó furiosa: ―Ese bastardo… ¡Ya lo sabía, pero él realmente no me
considera una mujer en absoluto!
Yuuto estaba sentado en un taburete en una mesa de trabajo a
cierta distancia. Ahí era donde estarían usando herramientas de
hierro de mano como espátulas para raspar y pinzas largas con
forma de palillos para dar forma al vidrio con mayor detalle.

201
Sin embargo, eso no era algo que se pudiera confiar a un
principiante, así que por ahora solo estaba dejando que Yuuto
adquiriera experiencia en el manejo de las herramientas.
Por supuesto, nada de eso le importaba a Ingrid en este
momento: ―Parece que al menos en su cabeza se da cuenta de que soy una chica,
pero…‖“técnicamente”,‖urggh… En serio, no me ve como un posible interés romántico en
absoluto.
Se había quedado tan absorta en el acto de hacer vidrio juntos
que lo había olvidado, pero ahora que lo pensaba con cuidado otra
vez, todo el objetivo de ella al arreglar que los dos estuvieran solos,
había sido para que pudiera hacer que él la viera como mujer.
―Puedo verlo ahora, pero ese bastardo nunca cambiará su forma de pensar si solo
tomo acciones a medias. Esto requiere medidas más drásticas.‖ ―Ingrid endureció
su resolución.
Ella solo tendría que aguantar la vergüenza por un momento.
Si ella no pudiera hacer eso, su relación nunca progresaría un paso
más allá. Ya no podía darse el lujo de preocuparse por los detalles.
Dándose la vuelta, Ingrid llamó a Yuuto e hizo un gesto con el
mentón hacia la estación de trabajo: ―Está bien, Yuuto. ¿Ves ese
papel negro oscuro especial allí?
―Sí, hay un montón de él apilado.
―Agarra un poco y mantenlo extendido en una mano.
El obedeció: ―Whoa, está mojado.
―Sí, porque si no lo estuviera, te quemarías.
Ingrid bajó con cuidado el extremo del soplete y colocó el
vidrio al rojo vivo sobre el papel grueso y húmedo. Continuó
girando el soplete con su mano derecha, y colocó su mano izquierda

202
debajo del papel, sobre la de Yuuto. Apretó la mano de Yuuto con la
suya, guiándola para dar forma al vaso con el papel.
¡¿Q-Que tal eso?!
―¡Ohh! ¡Genial, creo que las chispas saltaron del vidrio ahora
mismo!
¡Maldita sea! ¡Él no está prestando atención en absoluto!
Sin embargo, incluso este resultado estaba dentro de las
expectativas de Ingrid. Eso había sido solo un calentamiento. Ahora,
vendría el momento para el verdadero negocio.
―Está bien, ahora reúne otra capa de vidrio sobre la semilla,
y… Muy bien, Yuuto, esta vez vas a sostener el soplete y dar forma
al vidrio al mismo tiempo.
―¡¿Q-Qué?! ¡¿Crees que puedo hacer eso?! Parece súper difícil.
―Hay algunas cosas que solo se aprenden haciéndolas. Tú
deberías saberlo mejor que nadie.
―¡S-Sí, tienes razón! ―Al principio Yuuto sonaba un poco
escaso de confianza, pero al final asintió con firmeza, las comisuras
de su boca se levantaron en una sonrisa.
Estuvo el proceso de refinación de hierro, el molino rotatorio, el
molino de agua y por supuesto, la Nihontou. En cada caso, al
principio, los resultados fueron fracasos horribles. Pero Yuuto e
Ingrid siempre trabajaron juntos, fracasando y fracasando, y a través
de ensayo y error, finalmente descubrieron cómo hacer que el
proyecto fuera completado al final.
Nada es perfecto al primer intento. Pero Yuuto comprendió que
no se podía lograr nada que valiera la pena sin dar ese primer paso
incierto.

203
―Haz tú mejor esfuerzo, Yuuto. ―Dijo Ingrid― Sé que puedes
hacerlo.
―¡Muy bien, entonces! ¡Le daré una oportunidad! ―Con
entusiasmo, Yuuto tomó el soplete de Ingrid.
Hoy en día, la tendencia de Yuuto a ser deliberado y con visión
a futuro era lo que más destacaba a la gente, pero eso se debía a un
cierto incidente traumático y su experiencia como patriarca después.
En su esencia, Yuuto era en realidad un hombre muy
apasionado y excitable, uno que amaba el acto de hacer las cosas.
Con solo un poco de empuje, ella había encendido esa pasión en él.
Yuuto‖respiró‖profundamente…
―¡Khh, vamos!
Dicho esto, la pasión sola no podía hacer mucho para ayudarlo
en una tarea como esta.
Incluso los aprendices entrenados en el taller por Ingrid, tenían
tanta pasión por el trabajo que a menudo ignoraban el sueño y las
comidas cuando se absorbían en sus tareas, y aun así necesitaron
más de medio año antes de poder hacer algo lo suficientemente
bueno para venderse.
Para un principiante como Yuuto, por muy concentrado y
cuidadoso que fuera, el resultado fue prácticamente una conclusión
inevitable. La forma del vidrio en sus manos comenzó a deformarse
y a romperse ante sus ojos.
―A-Así es como lo haces. ―Ingrid se acercó y agarró el
soplete, demostrando cómo girarlo. Ella hizo esto sobre sus
hombros, desde arriba, apoyándose contra su espalda.
El pecho de Ingrid no era en absoluto pequeño. Ciertamente, no
estaba cerca del nivel de Felicia, pero Ingrid confiaba en que era al

204
menos de tamaño promedio o mejor. Ella se presionó contra su
espalda, lo suficientemente fuerte como para que sus senos
cambiaran completamente de forma.
Los senos eran la el símbolo de la feminidad de una mujer, por
lo que Ingrid estaba segura de que si hacía eso, Yuuto tendría que
empezar a pensar en ella como una mujer.
Ella miró la cara de Yuuto, buscando su reacción…
―¡¿A-Así?! ¡Uuurgh! Esto es muy difícil. ¡Ngh! ―La cara de
Yuuto era la imagen de la concentración misma, una de un serio
enfoque en una tarea en particular.
Él gruñó y murmuró para sí mismo, completamente absorto en
tratar de moldear adecuadamente el vidrio. Parece que ni siquiera
era consciente de la sensación contra su espalda…
Si él fuera el aprendiz de Ingrid, ella querría alabarlo hasta las
estrellas por su magnífica concentración, pero en lugar de ello,
Ingrid lo golpeó ligeramente en la cabeza.
―¡Ouch! ¡¿Por qué demonios fue eso?! ―Volviendo a sus
sentidos, Yuuto comenzó a quejarse.
Ingrid lo ignoró.
En lo que a ella se respecta, él debería estar agradecido de que
no hubiera usado el vidrio caliente sobre él como un sello de hierro.

―¡Geniaaal! ¡Hemos terminado! ―Gritó Yuuto, empujando


ambos brazos triunfalmente hacia el techo.
El diseño del jarrón de flores de Felicia se acentuaba con trozos
de jade fundidos en el vidrio, para crear una espiral ascendente de
color verde pálido, rodeado de diminutos copos de polvo de dorado.

205
El carillón de viento de Sigrún, tenía un poco de cobalto
fundido en el vidrio para crear un patrón azul oscuro que fluía a
través de su superficie, rodeado de diminutos copos de polvo
plateado. La pequeña espiga de vidrio para la campana, se había
hecho por separado, y estaba hueca en el centro. Esto se logró
mediante el uso de un viejo truco en la fabricación de vidrio,
mediante el cual al juntar dos piezas de vidrio aún en formación, se
crea un agujero entre ellas.
El oro y la plata eran bastante raros y valiosos en Yggdrasil,
pero Yuuto había decidido derrocharlos y usarlos porque realmente
parecía coincidir con la imagen de las dos chicas. En cuanto a los
productos terminados, se alegró de haberlo hecho.
―Ambos salieron bastante bien, ¿no? ―Dijo.
―Heh, bueno, hice la mayor parte del trabajo, así que no
debería ser una sorpresa. ―Ingrid se dio vuelta y lanzó esa
observación con un tono despectivo.
Después de sus primeros fracasos, siguió probando varias
formas diferentes para que Yuuto la notara como una mujer, pero
todas terminaron en vano, por lo que el hecho de que ella estuviera
irritada y enojada en este momento era natural.
―Ugh… tienes razón. ―Admitió Yuuto― Supongo que sería
más justo llamarlas tus creaciones que mías. ―Los hombros de
Yuuto se desplomaron y su rostro cayó. Fue un giro completo de 180
grados a su estado de animo de hace un momento.
Él, por supuesto, todavía no tenía la menor idea de la razón de
la actitud actual de Ingrid.

206
Y por irritada que pudiera estar Ingrid, no podía ver e ignorar a
alguien que realmente estaba sintiéndose mal de esa manera. A
pesar de que ella misma estaba enojada, era amable de corazón.
―Idiooota. ―Dijo ella― Solo estaba jugando contigo. Fuiste
quien creó el diseño para ambos, incluyendo la forma y los patrones
de la superficie. Hiciste todo lo posible para ayudar a hacerlos, ya
sea soplando aire en el cristal o intentando darle forma. Pusiste tu
corazón en esto. Eso es lo más importante, ¿verdad?
―…Sí. Espero que sí, al menos. ―Yuuto asintió lentamente, y
miró hacia el horno que contenía las dos piezas terminadas.
Las piezas de vidrio terminadas no se podían dejar expuestas al
aire exterior de inmediato, ya que podrían agrietarse debido al
enfriamiento demasiado rápido. En su lugar, se colocaban en un
horno especial a baja temperatura, y se enfriaban lenta y
gradualmente con el tiempo.
Terminar el proceso llevaría varios días más.
―¡Uf…!‖ Bueno, buen trabajo para los dos, entonces. ―Ingrid
hizo un largo estiramiento, y agarró la parte delantera de su top,
agitándolo para intentar dejar entrar el aire y enfriarse.
Normalmente no haría este tipo de cosas, pero la timidez y la
vergüenza de sus intentos de seducción habían dejado su cuerpo
enrojecido por el calor. También estaba el hecho de que ella se había
relajado mucho más con Yuuto.
Sin‖embargo…
―¡Ingrid! ¡¿Qué demonios estás haciendo?! ―Exclamó Yuuto.
―¿Eh? ―Preguntándose qué había hecho mal, Ingrid se giró
para mirar a Yuuto y lo encontró luciendo extrañamente nervioso y
cubriéndose los ojos con las manos.

207
Por cierto, claramente había una brecha abierta entre sus dedos.
Ingrid entendió lo que estaba sucediendo de inmediato:
―Hmm~, ¿qué pasa? Pensé‖ que‖ “no‖ te‖ importaba”,‖ ¿no‖ es así?
―Una sonrisa maliciosa se extendió por toda su cara, y lentamente
avanzó hacia Yuuto. Naturalmente, lo hizo mientras se inclinaba
hacia adelante, de una manera que enfatizaba su escote.
―¡S-Sí,‖es‖así,‖pero‖eso‖no‖significa‖que…! ―Sonrojado, Yuuto
intentó responder, pero estaba demasiado nervioso para encontrar
que decir.
Yuuto se había concentrado completamente en la tarea que
tenía entre manos mientras trabajaba, pero parece que ahora que el
trabajo estaba terminado, su atención estaba una vez más en juego.
―¡Hmm-hm-hmm! ♪ ―Resoplando con orgullo para sí misma,
Ingrid agarró el brazo de Yuuto, y con un suave movimiento
envolvió sus brazos alrededor y apoyó su cuerpo contra el suyo.
Naturalmente, hacerlo significaba que podría sentir la sensación de
su pecho, completo y redondo, presionando contra su brazo.
En circunstancias normales, Ingrid nunca haría algo como
esto― su sentido de la vergüenza se habría entrometido. Pero todo
lo que había pasado hoy había desgastado esos sentidos, y en este
momento no le quedaba nada que la retuviera.
―¡¿Q-Qué est―
―¿Qué pasa? ―Preguntó ella― Tú y yo somos compañeros,
¿no? Así que este tipo de cosas deberían estar bien.
A medida que Yuuto más entraba en pánico, Ingrid se sentía
más satisfecha, y pensó para sí misma: Eso funcionó bien~.
Después de no haber podido obtener una reacción de él a pesar
de todo lo que había intentado hasta ahora, su confianza en su

208
atractivo como mujer estaba a punto de ser despedazada. Por lo
menos, hacerle perder la cabeza de esta manera le devolvería algo de
confianza en sí misma.
Ahora bien, ¿qué debo hacer a continuaci―
―¡¡¡Ingrid!! ―Yuuto estalló, agarrándola por los hombros. Su
agarre era considerablemente fuerte.
¡M-Mierda! Temiendo que hubiera ido demasiado lejos, Ingrid
se preparó.
Él dijo: ―Hay algo que siempre pensé que debería decirte, y
necesito‖aclararlo…
―Ah… ―Esas palabras enviaron una dulce sensación como
alfileres y agujas a través de ella, y sintió que la tensión desaparecía
de sus músculos. En cambio, su corazón comenzó a latir tan rápido
que le dolía.
¿Significa esto… que él también siente lo mismo por mí? Pasamos
casi medio año en compañía constante, después de todo…
Pero, ¿este chico ya no tenía una chica que le gustaba en su tierra
natal? Bueno, para un tipo tan grande como él, supongo que no hay
necesidad de restringirlo a una sola chica.
Varios pensamientos corrieron en círculos a través de la mente
de Ingrid en esos pocos segundos. Aun así, ella ya sabía qué
respuesta quería darle.
Y así, se decidió a pedirle que se lo dijera: ―¿Q-Qué es?
Los labios de Yuuto se separaron lentamente, y luego dijo:
―Eres demasiado descuidada contigo misma.
―……¿Huh?
―Al igual que antes, no tuviste ningún problema en poner tu
boca en lo mismo que yo.

209
―Uh,‖er,‖eso‖es…
―Y ahora que realmente lo pienso, ¿no terminaste presionando
tu pecho contra mí cuando estábamos trabajando, también?
―S-Sí,‖y‖eso‖es‖porque…
―¡No, escucha! ¡Debes tratar de ser más consciente del hecho
de que eres una chica!

……
………
Un calor furioso salió de Ingrid, como una intensa explosión de
vapor: ―¡Tú,‖de‖todas‖las‖personas…!
El pie izquierdo de Ingrid se estrelló con fuerza contra el suelo
de piedra. Ese poder viajó hacia arriba a través de su cintura
mientras se retorcía hacia adelante, y dentro de su puño cerrado.
Luego desató ese poder junto con un grito que provenía de las
profundidades de su alma.
―¡¡NO‖TIENES‖DERECHO‖A‖DECIRME‖ESO‖A‖MÍ!!
*¡Ker-pow!*
Ingrid‖ vertió‖ todo‖ en‖ su‖ puño‖ ―toda‖ la‖ tensión‖ y‖ el‖ retroceso‖
de su cuerpo, toda la fuerza en su brazo izquierdo y todo el poder
divino que le otorgó su runa Ívaldi,‖“El‖Creador‖de‖Espadas”… y ese
puño se estrelló contra la mandíbula de Yuuto.

210
211
Los pies de Yuuto dejaron el suelo cuando su uppercut lo envió
a dos metros y medio en el aire. Fue un golpe realmente hermoso,
del tipo que sería un golpe crítico en un juego de rol.
―¡Hmph! ¡Voy a buscar al próximo hombre para el servicio de
calefacción! —Gruñó Ingrid― ¡Mientras tanto, puedes quedarte aquí
y limpiar el lugar! ―Sin dejar de mirar a Yuuto, incapacitado y
tendido en el suelo, Ingrid salió del taller con pasos largos y
enojados.
Incluso los guardias de élite de la Unidad Múspell se
estremecieron y silenciosamente se apartaron de su camino cuando
la vieron acercarse.
Así de intensa y visible era la ira que brotaba de ella…
―¡Gah…! ¡Si actúas así, no esperes que nadie quiera casarse
contigo! ―De vuelta en el taller vacío, Yuuto se llevó una mano a su
adolorida mandíbula y se tambaleó lentamente hasta ponerse de pie.
Mientras lo hacía, algo cercano llamó su atención.
Era un cubo grande, al azar, lleno de artículos de vidrio. Cada
uno de ellos estaba agrietado o roto de alguna manera. Parecían
fallas de diferentes etapas del proceso de producción. El vidrio
mismo podría romperse y fundirse nuevamente en nuevas piezas,
por lo que se almacenaba así hasta que se pudiera reciclar.
Inesperadamente, un pensamiento cruzó por la mente de
Yuuto: ―Hm, parece que voy a tener que ponerme serio y echarle
una mano yo mismo…

A la mañana siguiente, Yuuto alcanzó a Ingrid por el pasillo


que conducía al taller y la saludó con una amplia sonrisa.

212
―¡Buenos días, Ingrid. ¡Hace un buen tiempo esta mañana!
Ingrid, sin embargo, solo respondió con un intenso ceño
fruncido, como si estuviera disgustada. Claramente, todavía estaba
de mal humor y no había superado lo que había sucedido el día
anterior. Ella hizo un gesto con la cabeza hacia un lado y se negó a
devolverle el saludo, e intentó pasar junto a él.
―Oye, oye, ¡espera! ―Yuuto apresuradamente trató de
detenerla poniendo una mano en su hombro.
―¡…Hmph! ―Ingrid tiró con fuerza de su brazo y siguió
moviéndose. Parecía que su actitud era realmente grave.
Yuuto vio que las cosas iban en una dirección pobre, tanto
desde su posición como amigo como desde su posición como
patriarca del clan.
Ingrid era una persona indispensable para el desarrollo futuro
del Clan Lobo. Si ella estuviera tan harta de su patriarca que se
fuera, la pérdida para el clan sería incalculable. Así que Yuuto no se
rindió y corrió alrededor de Ingrid.
―¡Hey! ¡Solo espera un segundo! ―Extendió los brazos y las
piernas en el estrecho pasillo, completamente decidido a evitar que
ella siguiera adelante.
La mirada de Ingrid empeoró, pero al final dio un largo
suspiro: ―¿Qué pasa? ¿Qué quieres conmigo?
―Bueno, parece que te hice enojar ayer. Así que quise
disculparme‖por‖eso,‖y―
―Bueno, ya la acepté ayer. ―Ingrid le agitó una mano a Yuuto,
con todas las indicaciones de que habían terminado de hablar aquí.
De hecho, ayer Yuuto había ido a disculparse personalmente
con ella antes de que terminara el día.

213
Sin embargo, él podía decir por su actitud en este momento
que, claramente todavía no lo había perdonado.
―No, pensé que una disculpa con solo palabras‖ sería…‖ Ya‖
sabes.
―Hmph, así que vas a tratar de comprar mis sentimientos, ¿eh?
―Dijo bruscamente― Ohh, esto debería ser bueno. Por supuesto,
tienes algo lo suficientemente bueno como para impresionar a la
mundialmente famosa Ingrid, ¿verdad? Como una obra maestra del
gran Völundr de Glaðsheimr, o de los hermanos genios Brokkr y
Eitri de Miðgarðr.
―¿Crees que hay forma de que pueda obtener algo así en un
día? ―Yuuto suspiró y sacudió la cabeza, con los hombros caídos.
Todos esos eran los nombres de maestros herreros y artesanos que
se decía, eran los mejores en todo Yggdrasil.
Dicho esto, Yuuto no dudaba de que la chica que estaba aquí
frente a él estuviera probablemente uno o dos niveles de talento por
encima de cada uno de ellos. Y esa era la razón por la que
simplemente darle algo hecho por ellos, no era una garantía de que
cambiaría su estado de ánimo para mejor. De hecho, puede que solo
sirviera para volver a enojarla.
―Lo más importante‖ es‖ el‖ corazón‖ puesto‖ en‖ ello… ¿verdad?
―Yuuto extendió su mano cerrada hacia Ingrid y la abrió frente a
sus ojos. En su palma descansaba un objeto de cristal redondo, como
una cuenta. Sin embargo, en lugar de una forma esférica normal, era
un poco más plana en los lados y tenía una especie de “cola” curva
que recordaba algo de la forma de una luciérnaga.

214
Era transparente en color, pero tal vez porque Yuuto había
mezclado varias impurezas diferentes en el vidrio, cuando captaba
la luz, brillaba con muchos colores diferentes, uno tras otro.
―De donde vengo se le llama magatama,‖y…‖la hice yo mismo.
Había un antiguo método de cristalería que todavía estaba en
uso en el siglo XXI, conocido como lampworking. El concepto de
fabricación de vidrio se remonta posiblemente a aproximadamente
4.000 a.C., y durante su historia temprana, el método del
lampworking se usaba para hacer cuentas y otros adornos pequeños y
sencillos.
Yuuto había usado una delgada barra de vidrio de la pila de
productos fallidos, lo suficientemente delgada como para poder
derretirla sobre el mismo tipo de brasero de hierro que se usaba para
calentar el aire en el kotatsu. Cuando el vidrio se derritió, lo vertió en
un molde de arcilla hueco y luego lo enfrió lentamente durante la
noche. Debido a que era un método tan primitivo, incluso un
aficionado como Yuuto podría hacer algo razonablemente decente.
―También puse un cordón a través de él, para que puedas
ponerlo alrededor de tu cuello. ―Yuuto señaló con orgullo la parte
más grande de la magatama, donde había un pequeño agujero a lo
largo de todo el camino. Él había usado una varilla de hierro muy
delgada envuelta con un desliz hecho de hierba, empujada dentro y
fuera del vidrio mientras aún estaba caliente para abrir un agujero
en el centro. ―Sé que no debería estar diciendo esto justo después
de que te volviera loca ayer… Pero, solo tienes que pensar un poco
más sobre cómo te ves. Después de todo, uh, ya sabes…‖ Para‖
empezar, eres guapa. ―Yuuto volvió la cabeza para mirar hacia otro
lado mientras hablaba.

215
Era demasiado tímido para mirarla a la cara mientras decía
algo así― B-Bueno, por supuesto, no puedo garantizar ningún
resultado si usas algo de tan mala calidad hecho‖ por‖ mí,‖ pero…
―Agregó. No pudo evitar lanzar una broma de autocrítica también.
Si no lo hiciera, estaba seguro de que su cara se incendiaría por lo
caliente que se había vuelto.
―¡…Hmph! ―Ingrid resopló y rápidamente se movió para
arrebatar el objeto de la mano de Yuuto. Pero cuando su mano llegó
a la suya, se detuvo. Ella, lenta y cuidadosamente, tomó la magatama
en sus manos, agarrándola con cautela. Y atándose el cordón detrás
de su cuello, se presentó ante él con una mirada ruborizada y tímida.
―¿C-Como me veo?
―B-Bueno. Se ve bien en ti. ¡Ahora de seguro serás más
popular! ―Yuuto todavía tenía una extraña sensación de vergüenza,
y torpemente le dio a Ingrid un pulgar hacia arriba.
Por alguna razón, algo se sentía raro y diferente entre ellos. Era
como si la chica tímida delante de él fuera una persona diferente de
la que él creía haber conocido, y eso lo estaba sacudiendo.
―¿Sabes? No es como si estuviera realmente interesada en ser
popular, o algo así.
Y sin embargo, las palabras que salieron de su boca aún eran
poco románticas. Esa actitud era un desperdicio total…
Como su padre jurado, Yuuto sintió que necesitaba darle un
poco más de empuje: ―Oh, vamos, no digas eso. Ya estás en esa
edad. No puedes darte el lujo de seguir viviendo, solo enfocada en
hacer‖cosas…
―Está bien. Ese es el tipo de chica que soy. Soy devota a lo que
amo. ―Sosteniendo la magatama en su mano, Ingrid sonrió.

216
Era una sonrisa brillante y verdaderamente animada que
mostraba el pequeño canino sobresaliente que era uno de sus puntos
de encanto.
―¡De acuerdo, supongo que es hora de continuar con el trabajo
del día!

217
218
Interludio 5
―Aaaaah~… Esto es muy cómodo… ―Dijo Rífa, con una
amplia sonrisa en su abierta boca, que era bastante desaliñada para
alguien de su posición.
Era algo que Erna y Thír, las sirvientas que Fagrahvél le había
asignado, normalmente deberían haber señalado, pero las dos
también estaban descansando cómodamente, con similares
expresiones soñadoras de placer.
Las tres estaban juntas en una habitación privada en la nueva
posada de clase alta que se había construido recientemente en el
distrito oriental de Iárnviðr. Ahora estaban en este estado debido a
poner sus pies en el cálido kotatsu instalado en el centro de su
habitación.
―Me encantaría quedarme acurrucada aquí para siempre~…‖
―Dijo Rífa soñadoramente, y bostezó― ¡…No, eso no será! Ayer
dije lo mismo, y el día anterior a eso también. Pasar un poco más de
mi limitado tiempo descansando sería un insulto para Fagrahvél,
que pasó por tantos problemas por mi bien.
―¡Ah…! ―Erna gritó.
―¡S-Sí, es cierto!
Al escuchar el nombre de su amado patriarca, Erna y Thír
regresaron a sus sentidos.
Rífa les dio un asentimiento satisfecho, y continuó: ―Bien,
entonces vamos a una de esas supuestas “tabernas” esta noche.

219
―¡¡No debe!!
Rífa arrugó la cara con una mueca de disgusto cuando sus dos
sirvientas rechazaron su demanda sin una pausa de un segundo, y
en perfecta armonía para empezar. Era una chica cuyo estado de
ánimo y expresiones cambiaban con facilidad y frecuencia.
―Expliquen por qué. ―Exigió ella― He escuchado que la
información se reúne naturalmente en tales lugares. No me queda
mucho tiempo. No podría haber una ubicación más adecuada que
esa para empezar, si deseo estar más informada.
―Eso es cierto, por supuesto, pero las tabernas también son
lugares donde muchos hombres se reúnen. ―Dijo Erna― Tales
hombres están a menudo borrachos y sin sus inhibiciones. Creo que
tres mujeres ingresando a un lugar así, inevitablemente se
encontrarán en una situación desagradable, eventualmente.
―Sí, eso es correcto. ―Estuvo de acuerdo Thír― Creo que al
menos unos pocos clientes borrachos se acercarían a nosotras solo
por curiosidad.
―Entonces ustedes dos solo necesitan protegerme. ¡Solo quiero
ir a ver cómo es! ―A pesar de sus intentos de persuadirla, Rífa se
negó obstinadamente a aceptar sus palabras.
Puede que nunca vuelva a tener la oportunidad de ver tales lugares en
el mundo exterior por mi cuenta.
Si Rífa simplemente cedía aquí, seguramente llevaría el
arrepentimiento consigo para siempre, y no quería eso en absoluto.
Sin embargo, estas dos chicas fueron asignadas por Fagrahvél
para garantizar su seguridad. Parece que no estaban planeando
seguir sus órdenes si se trataba de cosas que pudieran poner en
peligro eso.

220
―No, incluso para Einherjars como nosotras, es incierto si
podríamos protegerla adecuadamente si nos superaran en números.
―Objetó Erna― Es muy peligroso.
―¡Sí, no podemos permitirlo! ―Gritó Thír― Lady Rífa, usted
es la que lleva la línea de sangre más sagrada y noble de todo
Yggdrasil. ¡Por favor, soporte la decepción de no ir!
―¡Mmmm…! Entonces, aunque se los pida con seriedad,
¿sigue sin ser bueno? ―Rífa hinchó sus mejillas y puso mala cara,
luego volvió a preguntar a sus dos ayudantes, en confirmación.
En silencio, ambas asintieron firmemente en respuesta.
―Muy‖ bien,‖ entonces…‖ ―Rífa dejó caer los hombros y se
encorvó, aparentemente‖desanimada…
―¡Læðingr! ―Y en ese instante, extendió los brazos para
colocar una mano en cada uno de los pechos de sus sirvientas, y dijo
una palabra de poder.
―¡¿Qué?! ―Apenas tuvieron tiempo de alzar sus voces con
sorpresa, y sus cuerpos se derrumbaron débilmente sobre la mesa
del kotatsu. Habían caído presas de una magia que restringía la
libertad de movimiento del cuerpo.
―¡Ghh…!‖¡Fuimos‖descuidadas!‖―Gritó Erna.
―Pero‖esto‖no‖es…‖suficiente‖para…
Erna y Thír aún resistieron con todas sus fuerzas, y agarraron el
borde del kotatsu, empujándose desesperadamente para levantarse.
―Ohhh, impresionante, tal como se esperaba de las Einherjars
que eligió el buen Fagrahvél. ―Sonrió Rífa― Las golpeé
directamente en la piel con mi Læðingr, y aun así pueden moverse.
Bueno,‖entonces… ¿qué tal esto? ¡Gleipnir!

221
―¡¿Gnh?! ―De repente, la fuerza restante en sus brazos se
desvaneció, y las dos Einherjars solo lograron un gruñido cuando
sus cuerpos se derrumbaron nuevamente sobre el kotatsu. Esta vez,
no pudieron levantarse de nuevo.
Gleipnir era un poder para atar y contener fuerzas
sobrenaturales. Era un Seiðr utilizado principalmente para
aprehender y restringir a un Einherjar.
Rífa exhaló: ―Fuu, eso fue bastante agotador. Activar dos Seiðr
en sucesión sin ningún ritual o conjuro tiene su efecto. ―Miró a Erna
y a Thír mientras se limpiaba el sudor de la frente y el flequillo.
En ese momento, las dos caras que la miraban se vieron
superadas por el shock.
―¡E-Eso…‖eso‖es…!
―¡E-Es‖imposible…! ―Exclamó Thír.
―¿Mm? ¿Qué? ¿Seguramente ustedes dos no estaban
conscientes de ello? ―Rífa se rió, como si estuviese divertida por su
sorpresa. Sus dos ojos, mirándolas con arrogancia, cada uno
contenía una runa brillante y dorada.

222
Acto Extra
Las pruebas diarias de Þjálfi
―Ahora, todos, terminemos esta celebración del ritual sagrado.
―Dijo‖Alexis―‖Préstenme sus manos y voces. Ahora, todos juntos…
―¡Felicidades! ―Siguiendo el ejemplo del Goði, Alexis, los
asistentes aplaudieron al unísono, y los aplausos resonaron en el
salón del ritual.
Hoy era el día en que el patriarca del Clan Pantera: Hveðrungr,
y el patriarca del Clan Relámpago: Steinþórr, forjaban su vínculo
como hermanos recién jurados, mediante la ceremonia del Juramento
del Cáliz.
Cada uno de sus respectivos clanes estaba entre los más
poderosos de Yggdrasil. Como tal, generalmente antes de una
ceremonia tan importante, se enviarían mensajeros en todas las
direcciones, reuniendo a invitados y visitantes de toda la región. Los
ciudadanos recibirían regalos de alcohol en conmemoración, y
convertir el día en un gran festival nacional no sería raro.
Sin embargo, los ciudadanos de la ciudad se ocupaban
actualmente de sus asuntos diarios, sin darse cuenta de que este
evento se estaba llevando a cabo.
En la sala de rituales, había menos de diez personas presentes.
Si uno tuviera que considerar la autoridad y la influencia de los
involucrados, sería una triste excusa para una ceremonia.

223
Sin embargo, también se podría decir que difícilmente podría
evitarse. Después de todo, esta ceremonia en particular no podía
darse a conocer todavía.
Cuando concluyó la ceremonia, el hombre enmascarado
conocido como Hveðrungr, se levantó y le tendió la mano a
Steinþórr: ―Contaré contigo de ahora en adelante, hermano.
En Yggdrasil, la Ceremonia del Cáliz era un ritual sagrado e
inviolable. Como mínimo, cada uno había declarado oficialmente
una postura de reconocimiento mutuo y respeto, o de lo contrario no
podría llevarse a cabo.
El acto de participar ocultando la verdadera cara de uno con
una máscara, era sin lugar a dudas, una ofensa. En verdad, aunque
nadie lo dijo abiertamente, en secreto hubo bastantes protestas al
respecto por parte de los asistentes del Clan Relámpago.
Sin embargo, tales asuntos de formalidad y apariencia eran,
como de costumbre, triviales para Steinþórr.
“¿A quién le importan los detalles?” había sido su respuesta. Solo
había una cosa que era importante para él.
―Sí, lo mismo para mí. ―El joven pelirrojo sonrió
maliciosamente y tomó la mano de Hveðrungr, apretándola.
―¡Ngh! ―Al instante, la sonrisa confiada de Hveðrungr se
desvaneció. La fuerza en el apretón de esa mano era demasiado
grande para ser interpretada como algo amistoso.
Hmph. Esta es probablemente su forma de “saludarme”, pensó
Hveðrungr para sí mismo con frialdad.
Los dos se habían convertido en hermanos jurados de igual
prestigio entre sí, pero hoy también era la primera vez que se
conocían. El juramento entre ellos era principalmente de naturaleza

224
política, una alianza basada en el principio de “el enemigo de mi
enemigo es mi amigo”.
Probablemente, el patriarca del Clan Relámpago quería
probarlo y ver qué clase de hombre era su nuevo aliado.
Se decía que Steinþórr tenía el corazón de un tigre, pero para
Hveðrungr, este era un movimiento de alguien del tipo “músculos
por‖cerebro”.
Aun así, esta era también una rara oportunidad para que
Hveðrungr obtuviera una experiencia de primera mano de cuán
poderoso era realmente el hombre conocido como el más fuerte en
Yggdrasil. Él apretó de vuelta con cada onza de su propio poder. No
contuvo nada, vertiendo su fuerza en su agarre con toda la intención
de aplastar la mano de Steinþórr, un acto en desacuerdo con una
ceremonia tan diplomática.
Sin‖embargo…
―Hmm…‖eso‖es‖todo‖lo‖que‖tienes,‖eh…‖―Murmuró Steinþórr
en un tono aburrido, lo suficientemente silencioso para que solo
Hveðrungr lo pudiera escuchar. No parecía ser una burla o un farol;
Él estaba realmente decepcionado.
¡Maldita sea! No tengo ninguna esperanza de acercarme a él con
fuerza física, después de todo.
Hveðrungr era mucho más fuerte que un humano normal, pero
un poco por debajo del promedio en comparación con otros
Einherjars poderosos.
No era el más poderoso en términos de fuerza física pura, pero
tenía habilidades increíbles que lo compensaban con creces, gracias a
su runa Alþiófr, “El‖Bufón de las Mil Ilusiones”.

225
Y así, personalmente, a Hveðrungr no le importaba
particularmente que hubiera perdido este tipo de concurso simple
de fuerza pura… Pero había otro factor en juego.
Como patriarca, no puedo permitir que nadie más me desprecie.
Si se lo tomara a la ligera porque era “más débil”, podría
causarle problemas en futuras estrategias militares que involucren a
los dos clanes. Hveðrungr concentró toda su mente, la enfocó en su
mano y exhaló.
―¿Mm? ¡¿Whoa?! ―De repente, Steinþórr perdió el equilibrio
y tropezó en su lugar.
―Oh, ¿pasa algo malo, mi hermano pelirrojo? ¿Te mareaste por
haberte levantado demasiado rápido, tal vez? ―Hveðrungr le sonrió
fríamente a Steinþórr, quien había perdido el equilibrio y casi cayó
de rodillas.
Steinþórr lo miró y parpadeó unas cuantas veces,
aparentemente sin darse cuenta de lo que acababa de suceder. Sin
embargo, después de un momento, su boca se curvó en una sonrisa
maliciosa y soltó la mano de Hveðrungr, dándole una palmada en el
hombro.
―Oye, ese fue un truco muy bueno el que hiciste, mi hermano
enmascarado. ¿Sabes? Eso me hace recordar al último tipo que me
hizo algo así, un tipo delgado que parecía un lobo enfermo y
desaliñado.
―No estoy seguro de a qué te refieres. ―Hveðrungr tuvo una
idea de quién podría ser ese “lobo escuálido”, pero optó por
encogerse de hombros y hacer el papel de tonto sobre esa persona, y
la técnica que acababa de usar.

226
No había manera de poder derrotar a un monstruo como este
en términos de poder puro. Así que había usado la “técnica del
sauce”, que le había robado a su antiguo maestro, el anterior
Mánagarmr del Clan Lobo.
Hveðrungr había redirigido hábil y sutilmente el flujo de
fuerza, y había manipulado el centro de gravedad de Steinþórr.
―Muy bien, entonces… Soy reacio a tener que separarme de mi
nuevo hermano ya, pero me temo que el largo viaje hasta aquí me ha
dejado bastante cansado. ―Dijo Hveðrungr― Me despediré por
hoy. ―Girando sobre sus talones de una manera que hizo que su
capa se agitara detrás de él, Hveðrungr le dio la espalda a Steinþórr
y abandonó la habitación.
Después de caminar un rato, se aseguró de que no hubiera
gente alrededor y luego murmuró para sí mismo: ―Hmph, había
escuchado rumores sobre él, pero realmente es un monstruo en todos los
sentidos de la palabra. Nunca pensé que fuera tan fuerte… ―Miró con
resentimiento su mano derecha, que aún palpitaba de intenso dolor.
Había usado su técnica especial para dominar a Steinþórr, pero
al final, eso solo funcionó porque la guardia del joven había bajado.
En el instante en que Steinþórr tomó su mano, sintió
visceralmente la abrumadora brecha de fuerza entre ellos.
Solo había sido un momento de entretenimiento para el
patriarca del clan Relámpago. Probablemente no había estado
usando ni la mitad de su fuerza real.
Si hubiera querido, el patriarca del Clan Relámpago podría
haber aplastado todos los huesos en la mano y la muñeca de
Hveðrungr, sin otorgarle tiempo para intentar cualquier truco
inteligente.

227
Para Hveðrungr, realmente se sentía como si su mano hubiera
sido sostenida en las fauces abiertas de un tigre.
Por otro lado, esta experiencia también había sido beneficiosa;
Le había otorgado un sentimiento de absoluta certeza.
―Para alguien como él, romper la defensa de los muros de esos
carros debe ser un asunto simple. ―Hveðrungr sonrió para sí
mismo.
En la guerra anterior contra el Clan Lobo, finalmente había
logrado saltar algunos de sus caballos sobre la pared de carros
tomando prestado el poder mágico de un Seiðr, pero ese método
solo podía funcionar para unas pocas docenas de jinetes. Eso no era
suficiente para ganar, y ahora que lo había usado una vez y lo había
dado a conocer, una táctica tan arriesgada probablemente no
volvería a funcionar.
Y esa era exactamente la razón por la que su enemigo, ―ese‖
pequeño‖mocoso― seguramente no sospechaba que el Clan Pantera
ya había encontrado una nueva táctica en tan poco tiempo.
Esa era también la razón por la cual la ceremonia del Juramento
del Cáliz de hoy se llevó a cabo a puertas cerradas y se mantuvo en
secreto. Fue todo para que el mocoso no tuviera oportunidad de
idear alguna estrategia extraña.
―Kehehehe… la primavera no puede llegar lo suficientemente
pronto.
Si fuera posible, le hubiera gustado lanzar una nueva invasión
de inmediato, pero tanto el Clan Pantera como el Clan Relámpago
habían sufrido daños significativos en sus fuerzas en las guerras más
recientes. Y así, planearon pasar el resto de este invierno
enfocándose en curar sus heridas y recuperar su fuerza.

228
Y una vez que se hubieran recuperado completamente,
atacarían. Esta vez, ese pequeño y despreciable mocoso finalmente
respiraría por última vez.
―Disfruta este breve momento de paz mientras aun lo tengas,
Yuuto. ¡Heheh! ¡Kyahahaha!

―¡Elegiste una pelea con él justo después de hacer el Juramento


del Cáliz para convertirte en su hermano! ¡¿Qué demonios estabas
pensando?! ―Exclamó Þjálfi.
―M-Mira, dije que lo siento.
La delegación del Clan Pantera había sido despedida
adecuadamente. Ahora que estaba solo con Steinþórr en una
habitación del palacio, Bilskírnir, Þjálfi le estaba dando un severo
sermón.
Un patriarca era el soberano tanto de su clan como de los
ciudadanos de su territorio, una figura singular de autoridad
absoluta e incuestionable.
Si el padre jurado del clan afirmaba que el blanco era negro,
entonces eso se convertía en la verdad indiscutible; si lo ordenara,
entonces sus hijos subordinados tendrían que cobrar por adelantado,
incluso si se trataba de una muerte segura. Ese era el peso del
Juramento del Cáliz.
Sin embargo, en el Clan Relámpago, que el patriarca fuera
regañado y sermoneado por su hijo jurado era algo cotidiano.
―Honestamente… sería una cosa sí solo estuvieras buscando
pelea con alguien cualquiera, ¡¿pero por qué tienes que tomar todo
con violencia física?!

229
―Uhh…‖er…‖supongo,‖que ¿pensé que sería divertido?
―Hauughhhhhh…‖ ―Þjálfi dejó escapar un suspiro muy largo
y doloroso, que fue casi como un gemido. Se pellizcó el puente de la
nariz con el pulgar y el índice, sacudiendo la cabeza ligeramente de
lado a lado. Todavía estaba en sus veintes, pero ya tenía arrugas
profundas en la frente que no desaparecían, y el cansancio mental de
tratar constantemente con su patriarca, era sin duda la causa.
―Realmente no ha cambiado nada desde el día en que lo conocí…
―Murmurando tristemente esas palabras para sí mismo, la mente
de Þjálfi regresó a sus recuerdos del pasado. En cierto modo, era un
escape momentáneo de la realidad.
Todo comenzó siete años antes…

El Clan Relámpago se encontraba guerra con sus vecinos


cercanos, el Clan Serpiente, y Þjálfi era el general encargado de
comandar la fortaleza en la frontera entre los dos países.
Al otro lado del río, estaba una fortaleza del Clan Serpiente,
justo frente a ellos. Ninguna de las partes tenía una ventaja
definitiva, por lo que había pequeñas escaramuzas constantes, pero
se estaban controlando entre sí.
Esta situación continuó día tras día durante aproximadamente
un año, hasta que un día, un solo hombre joven fue trasladado desde
la capital.
Años más tarde, Þjálfi todavía podría recordar ese día tan
claramente como si fuera ayer.

230
―Hola, eres Þjálfi, el jefe del fuerte, ¿verdad? Soy Steinþórr.
¡Un placer conocerte! ―No era necesario decirlo, pero el joven creó
una primera impresión horrible.
Þjálfi apenas tenía dieciocho años, pero ya se había apartado de
los soldados comunes, con una gran valentía en batalla, típica de un
Einherjar, y también con su atención y talento para la gestión, que
estaba en desacuerdo con su aspecto grande y musculoso.
Debido a esto, era muy respetado dentro del clan, y ya se había
ganado un asiento al pie de la mesa de los altos oficiales.
En cuanto a Steinþórr, había grandes esperanzas para su
futuro, pero todavía no había recibido el Juramento del Cáliz de nadie.
En otras palabras, aún no era oficialmente un miembro en pleno
derecho del Clan Relámpago.
―Muchacho, parece que no sabes cómo tratar a las personas
que están por encima de ti con respeto. ―Þjálfi miró al joven
pelirrojo insolente, y habló con un tono acalorado en su voz.
Þjálfi era un hombre de gran constitución, uno de los más
grandes y musculosos que se podían encontrar en todo Yggdrasil, y
Steinþórr era solo un niño de trece años, todavía solo a medio
camino de su crecimiento acelerado. La diferencia física entre ellos
era verdaderamente, la un hombre y un niño.
Un niño promedio con una mente normal, se habría visto
abrumado al punto de sacudirse por esta enorme y amenazadora
presencia que se cernía sobre él. Pero el chico pelirrojo simplemente
respondió, sin temor ni fervor: ―¿Por encima de mí? Pero la fuerza
significa todo en este mundo, ¿verdad? ¿Eres más fuerte que yo,
entonces? ―Sonaba indiferente.

231
Þjálfi ya había escuchado de varias fuentes sobre este chico, que
él era un “niño prodigio”, que poseía no una, sino dos runas. Pero él
no sabía que el chico sería un pequeño bastardo tan
insoportablemente insolente.
Ya veo, así es cómo es…, pensó Þjálfi con molestia. Lo más
probable era que el hecho de crecer con los adultos que lo rodeaban,
y que constantemente lo mimaran con atención, lo hubiera llevado a
ser tan arrogante.
―Bueno, ¿qué tal si lo descubrimos? ―Þjálfi decidió que
respondería a las pequeñas provocaciones del niño.
Los mocosos arrogantes como este necesitaban tener algunas
experiencias dolorosas desde el principio para poder aprender cómo
era el duro mundo real, por el bien de su futuro.
Y más que eso, como líder de su propia facción dentro clan, con
varios cientos de subordinados, Þjálfi no podía permitirse que un
pequeño mocoso como este le hablara así, o sería un mal ejemplo
para sus hombres.
―¡Ah, ¿en serio?! ―Steinþórr lo miró con una expresión llena
de emoción y curiosidad. Esa parte de él realmente era como un
típico joven, como un pequeño bribón precoz que aún no había
superado su inclinación por las travesuras.
―Sí. Sin embargo, solo usaremos estos. ―Þjálfi extendió sus
puños apretados hacia Steinþórr. A estas alturas, cuando se trataba
de la destreza marcial, Þjálfi estaba entre los tres primeros en el Clan
Relámpago, y tenía una sólida confianza de que no podría perder
contra un simple niño, cuyo cuerpo ni siquiera había terminado de
crecer. Dicho esto, su oponente era un raro Einherjar de runas

232
gemelas. Se dice que era uno de los tres únicos en el mundo. No
estaba seguro de si podía permitirse ir fácil con él o no.
Pero también estaba el hecho de que este chico era conocido
como el “tesoro” del clan, que su patriarca le había confiado. No
podía darse el riesgo de matarlo accidentalmente en una batalla. Por
lo tanto, insistía en el combate a mano alzada.
Reflexionando sobre esto mucho más tarde, Þjálfi lamentaría la
increíble estupidez de las suposiciones que su pasado yo había
hecho. De hecho, su yo pasado había sido tan estúpido, que le haría
querer acunar su cabeza entre sus manos. Después de todo, él había
elegido pelear con los brazos descubiertos contra una bestia feroz
con la apariencia de un niño.
No había nada tan imprudente y estúpido como eso…

―¡…Gah! ―Cuando Þjálfi recuperó la conciencia, estaba


mirando un techo color tierra. Reconoció su patrón con pequeñas
manchas descoloridas. Esta era su propia habitación, la habitación
del comandante de la fortaleza. Al parecer se había quedado
dormido.
―¿Eso fue un sueño? ¡Ghh! ―Mientras trataba de sentarse, un
dolor intenso brotó de su espalda y la parte posterior de su cabeza, y
casi se desmayó de nuevo. Ese dolor le devolvió los recuerdos de
antes de que perdiera el conocimiento, que eran tan vívidos como
desagradables. Había sido golpeado completa y absolutamente.
Al igual que una bestia salvaje, su oponente rápida y ágilmente
había esquivado todos sus ataques.

233
Al ver esto, Þjálfi usó burlas para tratar de provocar al chico a
una competencia de fuerza frontal, pero perdió en esa lucha con la
misma facilidad, y al final, fue arrojado casualmente por el aire,
nada menos que por un niño de la mitad de su peso.
No tenía recuerdos de nada después de eso.
―Oh, ¿estás despierto? ―Una chica abrió la puerta y entró, y al
verlo despierto, sus ojos se abrieron un poco.
Tenía un cabello ondulado y dorado que le llegaba hasta la
cintura, y tenía una sonrisa reservada, que hablaba de elegancia y
refinamiento. Era una chica cuya apariencia se ajustaba a la imagen
de una dama adecuada.
―Escuché que perdiste una pelea de una manera bastante
desagradable, Hermano Mayor. ―Dijo― Y contra un niño no mayor
que yo. Todo el mundo en la fortaleza está hablando de eso, ¿sabes?
Podía sentir el aguijón en cada una de sus palabras. Y por
encima de su suave sonrisa, la luz en sus ojos era fría.
―¿Viniste aquí solo para insultarme, Röskva? ―Þjálfi la miró
con un aire de cansancio. Ella era su hermana menor por sangre,
pero Þjálfi tenía dificultades para tratar con ella. Había algo en ella
que él no podía entender completamente, y eso lo hacía vagamente
aterrador para él.
―Por favor, permíteme un insulto o dos. ―Dijo― Debido a un
hermano tan poco confiable y decepcionante, mis planes han sufrido
un revés grande y totalmente innecesario. ―Ella suspiró
suavemente. Cada movimiento de su lenguaje corporal era
perfectamente noble y elegante, pero en lugar de compasión, no
había más que un desprecio acre detrás de cada palabra que soltaba.
Þjálfi no pudo evitar lamentarse.

234
Qué personalidad tan horrible y retorcida tiene esta chica.
―Estás hablando de tu plan para convertirme en el próximo
patriarca, ¿verdad? ―Dijo― Sigo diciéndote que no tengo lo que se
necesita para la posición. ―Þjálfi se desplomó sobre sus hombros y
sonrió amargamente.
Ya era una lucha constante para él liderar y administrar a los
quinientos soldados estacionados en la fortaleza. La idea de asumir
la carga de llevar a todo el clan, le parecía un peso demasiado
grande para sus hombros.
―Tiendes a subestimarte a ti mismo, Hermano Mayor. ―Con
una expresión de preocupación, Röskva inclinó la cabeza hacia un
lado y la apoyó con una mano― Eres extraordinariamente fuerte y
valiente en el campo de batalla, y a pesar de tu corta edad, eres
prudente y atento, ganándote la popularidad y la confianza de
quienes están por debajo de ti. Si continúas como estás, sin duda
serás considerado como uno de los futuros candidatos para
sucesor…‖o‖así‖habría sido.
Þjálfi no estaba lo suficientemente aturdido como para perderse
lo que estaba diciendo. En otras palabras, su error había retrasado
ese calendario.
Por supuesto, estas eran expectativas que alguien más había
empujado sobre él de manera egoísta, y el hecho de que ella lo
reprendiera por traicionar esas expectativas solo lo hacía sentirse
ofendido en lugar de culpable.
―Bueno, entonces, ¿por qué no te conviertes en la matriarca?
―Exigió― Sin usarme.

235
―No puedo, ya que carezco del tipo de disposición que hace
que alguien sea muy querido. ―La respuesta de Röskva fue
inmediata y desapasionada.
¡Así que eres consciente de ello tú misma! Þjálfi casi se echó a reír,
pero mantuvo el control de sí mismo.
Sin embargo, Röskva pareció ver directamente a través de él de
todos modos: ―¿Qué es tan divertido? Creo que me entiendo
bastante bien. Estoy más en forma para la posición de Segunda al
Mando o Asistente del Segundo, desde donde puedo usar la
autoridad de un respetado patriarca para permitirme usar mis
talentos y mi perspicacia como mejor me parezca.
Siete años en el futuro, bajo Steinþórr como patriarca, sus
palabras‖ serían‖ una‖ realidad―‖ De hecho Röskva sería quien, sin
ayuda, controlara los asuntos internos del Clan Relámpago como
Segunda al Mando. Pero en este momento, Þjálfi era un simple
mortal sin idea del futuro, por lo que solo se rió de ella.
―Heh, esa es una gran charla para una niña de trece años.
―¿Oh? ¿Y quién fue el que fue golpeado impotentemente por
un niño de trece años?
―¡Ugh! ―Þjálfi se atragantó con sus palabras.
Ella había dicho lo que lo cortaría más profundamente. Era un
ejemplo más de lo inteligente que era su hermana pequeña.
Ella era una Einherjar como su hermano, con la runa conocida
como‖ Tanngnjóstr,‖ “El‖ Tritura‖ Dientes” Pero de alguna manera,
siempre era Þjálfi quien se encontraba a sí mismo apretando los
dientes con frustración a su alrededor.
―No‖ puedo‖ creerlo…‖ Incluso si él es un niño, no deberías
haber bajado tanto la guardia. ―Dijo Röskva con severidad.

236
―¡No bajé la guardia, ni un poco!
―¿…Qué?
―Ese chico es un verdadero y genuino monstruo en términos
de poder. Él fue demasiado‖para‖que‖yo‖lo‖manejara…‖Heh. ―Þjálfi
se rió un poco sarcásticamente, burlándose de sí mismo.
Él, el hombre alabado como uno de los tres guerreros más
fuertes de todo su clan, había luchado contra un niño de trece años
que lo había tomado fácil contra él, y aun así perdió.
Francamente era cómico.
―¡Oh, hey! ¡Finalmente despiertas! ―Y hablando del diablo, el
chico en cuestión gritó con voz alegre y entró en la habitación―
¡Parece que yo era el más fuerte después de todo! ―Su amplia
sonrisa era arrogante pero inocente, como el matón entre un grupo
de niños pequeños que termina convirtiéndose en su líder.
―Eso significa que puedo hacer lo que quiera con este lugar,
¿verdad? ―Dijo Steinþórr con entusiasmo.
―…No, me temo que no puedo permitir eso.
―¡¿Huuuuh?! ¡Hey vamos, vamos, gané, ¿recuerdas?!
―Sí, esa pelea fue enteramente tu victoria. Pero solo porque lo
fue, no significa que pueda dejarte hacer lo que quieras aquí.
―Declaró firmemente Þjálfi― Sería un mal ejemplo para los
hombres. La cadena de mando se rompería y todos perderían la
moral. No puedo simplemente sentarme y dejar que algo así suceda.
Así que mientras estés en esta fortaleza, necesito que sigas mis
órdenes. ―Þjálfi era extremadamente consciente de que decir esto
después de haber aceptado al chico en su desafío y haberlo perdido,
era un acto de mala actitud.

237
Aun así, su patriarca le había confiado esta fortaleza, y no se
sabía cuándo atacaría el enemigo. Tenía la responsabilidad de
mantener las fuerzas aquí en un estado de perfecta preparación.
Si sufrieran una derrota militar, no solo pondría en peligro la
vida de los quinientos soldados aquí, sino también la de todos los
pueblos locales a lo largo de la frontera. No estaba en posición de
preocuparse por una pequeña pérdida de rostro.
Esa era la cantidad de pensamiento y responsabilidad personal
detrás de las palabras que Þjálfi le dijo a Steinþórr.
Pero nada de eso pareció llegarle al pelirrojo: ―Uhh…‖
Realmente no lo entiendo, pero bueno, ¿a quién le importan los
pequeños detalles? ―Dijo con desdén.
―Sin embargo, en realidad‖ no‖ es‖ un‖ pequeño‖ detalle…‖
―Respondió Þjálfi con los hombros caídos. Desde su perspectiva,
era un asunto grave con respecto a cada persona en la fortaleza.
Acababa de despertarse, pero ya se sentía increíblemente agotado.
―Bueno, quiero decir, ¿no es simple? Todo lo que tengo que
hacer es capturar esa fortaleza del Clan Serpiente, ¿verdad?
―Steinþórr hizo un gesto confiado hacia la ventana cercana con su
pulgar; hacia la fortaleza enemiga visible en la distancia.
Þjálfi era respetado por muchos por su generosidad y paciencia,
pero esta actitud finalmente lo hizo quebrar: ―¡Deja de joder!
¡Todos en esta fortaleza son mis hijos o nietos jurados, mi familia!
¡No me importa si eres físicamente fuerte; eres un aficionado que
nunca ha pasado por una verdadera batalla! ¡No voy a prestarle ni
uno de ellos a alguien como tú! ―Este era un comportamiento que
iba mucho más allá de la simple falta de respeto, y en la ignorancia
total de la autoridad.

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¡¿Qué demonios están pensando esos idiotas caprichosos de la
capital?! La indignación de Þjálfi lo llevó a maldecirlos más que al
niño mismo. Claro, el chico era increíblemente fuerte en términos de
capacidad de lucha, pero estaba tan mimado que era ridículo.
Al ver a Þjálfi tan enojado que una vena azul se destacó en su
frente, Steinþórr abrió los ojos con perplejidad por un momento,
luego se echó a reír con ironía, y agitó la mano casualmente hacia él.
―¿Eh? No, no, te equivocas. No voy a tomar a ninguno de tus
hombres. Lo reformularé. Voy a capturar esa fortaleza, por mi cuenta.
Con el pulgar que había hecho un gesto hacia la fortaleza, el
chico pelirrojo se señaló a sí mismo y sonrió ampliamente.
Era una sonrisa audaz y salvaje.

*Crunch, munch. Munch, munch…*


Uno por uno, los diversos alimentos que cubrían la mesa frente
a Steinþórr desaparecieron en su boca, hacia su estómago.
El pan seguramente contenía algo de arena, como de
costumbre, pero Steinþórr no escupió nada.
De las dos runas del chico, una era Mjǫlnir,‖ “El Destructor”.
Gracias a eso, aplastar algunos pedacitos de piedra entre sus dientes
aparentemente no era un problema en absoluto.
―¡Uf! ¡Esa fue una buena comida! ―Sonrió el niño― Pero no
es una comida real a menos que termine con esto. ―Extendió la
mano y agarró una jarra de 1 Ell de altura, llena hasta el borde con
leche de vaca. (Equivalente a 51.72 cm o 20.36 pulgadas, el Ell era
una medida estándar en Yggdrasil, basada en la longitud desde el
codo hasta la punta del dedo medio del primer divino emperador,

239
Wotan.) Llevó todo el contenido de la jarra a sus labios y se echó
hacia atrás, tragándolo con fuerza.
Después de bajar el contenido de la jarra de una vez, se limpió
la boca con el brazo.
―¡Muy bien, supongo que voy a salir ahora! Este será un buen
entrenamiento después de comer. ―Arrojando la jarra vacía a una
de las sirvientas, Steinþórr se levantó para irse.
―¿Salir? ¿A dónde vas? ―Preguntó Þjálfi. Quedó tan
sorprendido por la increíble voracidad (o tal vez la gula) por parte
del joven, que se encontró haciendo la pregunta sin pensar.
―¿A dónde? Te lo dije antes, ¿no? Voy a capturar ese fuerte del
Clan Serpiente.
―¿Tú solo? ―Preguntó Þjálfi.
―Sí.
―¿Cómo?
―¡Heh heh, tendrás que esperar y ver! ―Steinþórr se rió sin
miedo, e hizo una demostración de golpear su hombro con la vaina
de su gran espada de dos manos.
Estaba completamente seguro de sí mismo.
Þjálfi por otro lado, no podía ver a nadie derribando una
fortaleza por sí solo como algo más que un cuento de fantasía.
Sin embargo, también acababa de terminar de aprender de
primera mano que el sentido común no se aplicaba a este chico. No
podía sacudir su creciente sentimiento de expectativa, la sensación
de que tal vez, Steinþórr tenía algún plan inteligente que usaría
junto con su increíble habilidad, y que realmente cumpliría la tarea.

240
―Ya veo. ―Dijo Þjálfi― Aunque vayas solo, estoy seguro de
que necesitas hacer algún tipo de preparación. ¿Hay algo que
quieras que tenga listo para ti?
―¿Hm? Huh. Bueno, entonces, me gustaría un tronco grande.
Tan grande como tú.
―¿Un tronco? ¿Eso es todo lo que necesitas?
―Sí, eso será suficiente.
―Entendido. Dame un momento. ―Þjálfi pasó una orden a sus
subordinados y rápidamente les trajeron el artículo solicitado.
Era un arma de asedio esencial utilizada en los ataques a una
fortaleza, por lo que solo necesitaban traer uno del almacén cercano.
―Entonces, ¿dónde quieres que pongan esto? ―Preguntó.
―No tienes que llevarlo a ninguna parte. Me lo llevaré desde
aquí.
―¿Qué quieres decir con que te lo llevarás? No puedes llevarlo
por…
Antes de que Þjálfi pudiera terminar, Steinþórr recogió el
pesado tronco de asedio con una mano, y se lo puso en el hombro.
Þjálfi y todos los demás en la sala se quedaron allí,
parpadeando en silencio. Ese ariete había sido llevado por cuatro
soldados en forma, que trabajaron juntos para traerlo a la habitación.
―Bueno, nos vemos. Volveré pronto. ―Dijo el pelirrojo.
Y Steinþórr salió, girando su cabeza por un momento para
decir adiós a las personas detrás de él.
Þjálfi y sus hombres solo se quedaron allí, estupefactos
mientras lo veían irse.
Una vez que regresó a sus sentidos, Þjálfi se apresuró con su
hermana Röskva a escalar una de las torres de vigilancia en la pared

241
exterior de la fortaleza, para que pudiera seguir los movimientos del
joven. Como comandante de su fortaleza, Þjálfi tenía el trabajo más
importante que se tenía que hacer, y el tiempo que había perdido
inconsciente por su estupidez, lo había retrasado mucho más.
Sin embargo, estaba lleno de curiosidad.
¿Qué planeaba hacer este joven anormal, y qué se produciría
como resultado? Esa curiosidad venció el sentido del deber de Þjálfi.
―¿Dónde está? ―Þjálfi entrecerró los ojos y escudriñó el área.
Þjálfi había sido un pastor en su juventud, y parte de ese estilo
de vida era proteger al ganado de los depredadores, lo que
significaba que tenía que estar constantemente explorando la
distancia en busca de signos de ellos. Por eso, su vista estaba entre
las más excepcionales en el Clan Relámpago.
Incluso en el mundo del siglo XXI, el pueblo nómada Massai de
África cuidaba el ganado de manera similar, y era famoso por su
increíble vista de larga distancia de tres a ocho veces mejor que la
persona promedio.
Solo tomó un momento para que Þjálfi viera a Steinþórr.
―Ahí está. ―El joven pelirrojo estaba a punto de comenzar a
cruzar el río Gjálp.
El río Gjálp era uno de los afluentes más pequeños del gran río
Körmt, que alimentaba las regiones de Álfheimr y Vanaheimr.
También era actualmente la frontera efectiva entre el territorio
controlado de los Clanes Relámpago y Serpiente.
Steinþórr entró directamente en el río, sin inmutarse ante la
perspectiva de estar empapado.
―Oh, vamos, vamos. Bien podría estar gritándoles que lo vean.
―Comentó Þjálfi.

242
El área en la otra orilla del río estaba siendo patrullada por
soldados del Clan Serpiente y además, bajo la vigilancia de la
fortaleza enemiga: la torre de vigilancia.
Un hombre que llevaba un tronco enorme en sus hombros no
iba a pasar exactamente desapercibido.
En poco tiempo, más de una docena de soldados del Clan
Serpiente se reunieron en la orilla, desatando una andanada de
flechas sobre Steinþórr, justo cuando llegaba a la mitad del río.
Llevaba ese tronco pesado mientras sus piernas estaban
ocupadas luchando contra la corriente del río. En ese estado, tanto la
vigilancia como el esquivar serían imposibles.
A Þjálfi le‖parecía‖una‖situación‖desesperada…
*¡Whoosh, whoosh!*
Steinþórr giró el tronco y eliminó todas las flechas que se
aproximaban.
―Q-Qué fuerza física tan‖ increíble…‖ ―Þjálfi solo podía mirar
boquiabierto esa escena. A cuatro hombres grandes les había
costado trabajar juntos para transportar esa cosa, pero este joven lo
estaba girando tan libremente como si fuera un palo. Þjálfi lo estaba
viendo con sus propios ojos, y aun así no podía creerlo.
También fue suficiente para que los soldados del Clan
Serpiente se mantuvieran inmóviles.
Con un fuerte empujón, Steinþórr lanzó el tronco hacia ellos.
Atrapó a cinco soldados cuando aterrizó, instantáneamente
aplastándolos por debajo.
Y esa fue la gota que derramó el vaso.
Los soldados del Clan Serpiente vieron que el que estaba frente
a ellos, por más humano que pareciera, era claramente una especie

243
de monstruo o bestia de otro mundo. Vencidos por el miedo,
algunos de ellos tiraron sus armas y huyeron, mientras que otros
cayeron débilmente al suelo, incapaces de levantarse.
Steinþórr recorrió tranquilamente el resto del camino a través
del río.
―Hmm. Todavía es un pequeño mocoso insolente, pero debo
admitir que es increíble. ―Murmuró Þjálfi, impresionado.
Era una exhibición espléndida, casi encantadora de fuerza y
habilidad. Habiendo peleado con el muchacho una vez, Þjálfi ya
había probado esa fuerza, pero esto estaba muy por encima y más
allá de lo que había imaginado.
Actualmente, el hermano mayor de Steinþórr por nacimiento,
Vingeþórr, era alabado como el más fuerte en el Clan Relámpago.
Pero claramente, este joven anormal era aún más fuerte.
Y ese guerrero joven tan fuerte, acababa de declarar con plena
confianza que podría derribar la fortaleza enemiga por sí mismo.
Seguramente, tenía que tener algún tipo de táctica igualmente
impresionante para hacerlo.
Las expectativas de Þjálfi se intensificaron.
Pero…
―¡¿Por qué está atacando la puerta principal de frente?! ―Þjálfi
no pudo evitar gritar. Parecía que este joven continuamente hacía
cosas que traicionaban sus expectativas…
No había lugar para dudar de la impresionante fuerza y valor
de Steinþórr. Sin embargo, esto era un movimiento demasiado
audaz e insensato para hacer, incluso para él.

244
Ciertamente, en comparación con las gruesas paredes de
ladrillo de una ciudad importante, las defensas de la fortaleza del
Clan Serpiente eran más pequeñas y menos fortificadas.
Aun así, era una fortaleza amurallada que albergaba varios
cientos de soldados. Naturalmente, los arqueros estaban alineados
contra las almenas en lo alto de las paredes, y comenzaron a llover
flechas hacia Steinþórr desde los huecos de los resguardos.
Incluso si pudiera girar alrededor ese enorme tronco, no sería
suficiente para defenderse contra un torrente de flechas tan enorme
a la vez. Por fin, a Þjálfi esto le parecía que era una situación
verdaderamente‖desesperada,‖pero…
―¡¿Qué…?! ¡¿Es en realidad algún tipo de animal salvaje?!
―Gritó Þjálfi.
Las piernas de Steinþórr ahora estaban demostrando ser tan
inhumanas como sus brazos. Saltó ágilmente hacia la izquierda y
hacia la derecha mientras avanzaba a través de la lluvia de flechas,
esquivándolas todas. Ni una sola flecha siquiera lo rozó.
Sus movimientos eran tan rápidos como un rayo, tanto que los
arqueros del Clan Serpiente no podían seguirlo lo suficientemente
bien como para apuntar realmente. Y él estaba haciendo todo esto
mientras todavía llevaba ese enorme tronco.
¿Qué tan ágil sería sin él, entonces? Solo pensar en ello era
vagamente aterrador.
Pero no había tiempo para pensar.
*¡WHAM!*
El sonido de un tremendo impacto resonó, fuerte y profundo,
haciendo eco varias veces, como si fuera en las montañas.

245
Steinþórr golpeó el tronco contra la puerta principal de la
fortaleza del Clan Serpiente.
Esa parte tenía sentido.
Tenía sentido, pero una vez más Þjálfi dudaba de sus ojos.
Siempre había confiado en su visión, y nunca había tenido
motivos para cuestionar su vista hasta hoy.
La imponente puerta de la fortaleza, construida a partir de
gruesos troncos, había sido destrozada en astillas por un solo golpe.
Junto con esa puerta, el sentido común de Þjálfi y los soldados
del Clan Serpiente se rompió igualmente en pedazos.
Ciertamente, era verdad que los troncos pesados se usaban
comúnmente como armas de asedio, golpeándolos contra la puerta
de una muralla para romperla. Pero normalmente se necesitaban
muchas docenas de golpes para derribar una puerta de esa manera.
Los atacantes se veían obligados a soportar ataques unilaterales del
enemigo defensor durante ese tiempo, lo que significa las bajas eran
un hecho. Y eso, a su vez, era la razón por la cual un ataque frontal a
una ciudad o fortaleza bien armada, se consideraba una estrategia
deficiente.
―¡Él… es absurdo! ―Esta era la definición de asombro, y Þjálfi
no pudo encontrar más palabras.
Este joven no estaba haciendo nada menos que dar la vuelta a
toda la estrategia de guerra de asedio.
Siete años en el futuro, el patriarca del Clan Lobo: Suoh Yuuto,
usaría un arma avanzada conocida como el trabuquete para hacer
casi lo mismo, pero el joven pelirrojo conocido como Steinþórr lo
estaba logrando aquí, solo con la fuerza de sus dos brazos…

246
―¡Dense prisa, hombres, muévanse! ¡No podemos permitirnos
que ese niño muera! ―Gritó Þjálfi mientras corría por el campo,
llevando a quinientos hombres detrás de él. Se apresuraron a cruzar
el río Gjálp sin incidentes, y se acercaron a la fortaleza del Clan
Serpiente. La captura de la fortaleza y su territorio a través del río
había sido un objetivo desesperado del Clan Relámpago durante
mucho tiempo. No era un error decir que su objetivo estaba
finalmente al alcance.
Sin embargo, en ese momento, lo que fluía por el corazón de
Þjálfi no eran olas de emoción, sino de arrepentimiento.
―¡¿Quién demonios solo carga y entra por la puerta?! ¡En serio,
¿es solo un animal estúpido?! ―Escupió Þjálfi con desprecio
mientras corría.
El solo hecho de destruir la puerta era un logro más que
suficiente. Todo lo que el joven debería haber hecho en ese momento
era retroceder y esperar a que llegaran los soldados de Þjálfi, pero
parecía que “cargar hacia adelante” eran las únicas palabras que ese
niño tonto conocía.
Oficialmente, ese niño pelirrojo era el precioso “tesoro del
clan”, confiado al cuidado de Þjálfi por su patriarca. Si él muriera
aquí, era posible que todo el honor y la reputación que Þjálfi había
acumulado en su vida, se convirtiera en polvo.
Seguramente se hablaría de él en rumores de que era un
hombre bajo y mezquino, tan resentido por haber perdido una pelea,
que había enviado al niño solo, a morir en territorio enemigo. Tales
chismes serían inevitables. Después de todo, en la lucha por el poder
y la posición en el clan, había quienes usaban sin piedad tales cosas
en sus esfuerzos.

247
Cualquiera que fuera la verdad, las personas como esas no
serían tan necias como para dejar pasar una oportunidad tan dulce.
Su hermana menor de nacimiento, Röskva, tenía talento para
manipular las cosas detrás de escenas, pero incluso ella no sería
capaz de encubrir un incidente tan serio como este.
Aun así, tal preocupación por sí mismo no era la fuente del
arrepentimiento de Þjálfi. Más que eso, lo que consumía su corazón
era la sensación de que la muerte de este joven sería una pérdida
enorme y terrible para el Clan Relámpago en su conjunto.
El chico aún era joven, salvaje e indisciplinado. Pero después de
adquirir más experiencia y la capacidad de pensar con discreción,
seguramente algún día se convertirá en un gran general, confiable y
digno de llevar el futuro del Clan Relámpago sobre sus hombros.
―Por favor,‖déjame‖llegar‖a‖tiempo…‖―Murmuró Þjálfi para sí
mismo en voz baja.
En circunstancias normales, no habría tenido ninguna
esperanza de llegar a tiempo. Pero, por si acaso, había tomado la
precaución de decirle a Röskva de antemano que reuniera a sus
soldados y los tuviera listos para lanzar un asalto. Gracias a eso,
había podido reunir y liderar a sus tropas aquí en menos de dos
horas.
Dicho esto, por muy monstruoso que fuera el chico pelirrojo,
era impensable que pudiera sobrevivir durante dos horas luchando
mientras estaba completamente rodeado por varios cientos de
soldados enemigos.
Era‖impensable,‖y‖sin‖embargo…
Þjálfi se encontró sonriendo con satisfacción: ―De todos los
malditos lugares‖en‖los‖que‖terminarías…

248
No había un rastro de sorpresa en su rostro esta vez.
Eso era natural.
Después de que sus predicciones y suposiciones hubieran
demostrado ser erróneas una y otra vez, al fin vio exactamente lo
que esperaba. En el centro de la fortaleza, sobre la plataforma más
alta, una bandera ondeaba en el viento.
Hace dos horas, había sido la bandera del Clan Serpiente, pero
ahora era una bandera con el símbolo del Clan Relámpago. Había
sido hecha de un gran paño blanco, probablemente tomado de algún
lugar dentro de la fortaleza, y el símbolo rúnico del Clan Relámpago
estaba pintado en él con sangre humana.
Þjálfi aguzó los ojos y escudriñó el interior de la fortaleza a
través de la puerta abierta, y vio innumerables cuerpos esparcidos,
junto con algunos sobrevivientes acurrucados en el suelo, pálidos y
completamente incapaces de luchar.
―¡Hola! Entonces, ¿qué te parece? Dije que lo haría yo mismo,
¿verdad? ―Una voz familiar llamó a Þjálfi cuando él y sus hombres
finalmente llegaron a la entrada de la fortaleza.
Solo habían pasado unas pocas horas desde la última vez que lo
escucharon, pero Þjálfi lo encontró extrañamente nostálgico.
Mirando hacia arriba, vio al chico sentado por encima de él, con
una sonrisa arrogante en su rostro. No solo era pelirrojo; todo su
cuerpo estaba manchado de rojo.
Él les sonrió, jactándose de una manera que era bastante
infantil. Aun así, la cara de Steinþórr estaba llena de sudor y
respiraba pesadamente, con los hombros agitados. Como era de
esperar, incluso él estaba agotado. Aun así, se veía saludable.

249
250
Aparentemente, la mayor parte de esa sangre debió haber
salido de sus enemigos, y él no tenía ninguna lesión importante.
―Heh. Maldito monstruo… ―Þjálfi suspiró y repitió las
palabras que ya había dicho muchas veces ese día. Pero esta vez, fue
con una sonrisa irónica. Finalmente había llegado al punto de que,
hiciera lo hiciera este joven,‖ya‖no‖lo‖sorprendería…

…O más bien, estaba seguro de que había llegado a ese punto


en ese momento hace siete años, pero el tiempo, por supuesto,
seguiría demostrando que todavía era un ingenuo.
Incluso inmediatamente después de ese incidente en la
fortaleza, levantó las manos y gritó: “¡En nombre de Týr, dame un
respiro!”, cuando se descubrió que Steinþórr en realidad no había
sufrido ni un solo rasguño.
Þjálfi podía recordarlo todo tan claramente como si acabara de
ocurrir ayer, por lo que era sorprendente recalcar que ya habían
pasado siete años.
Todas las mañanas, Steinþórr se levantaba y bebía leche antes
de desayunar, luego se preparaba para la batalla; pasaba su
almuerzo con leche y luego se preparaba para la batalla; remataba su
cena con leche y luego se preparaba para la batalla.
En algún punto del camino, ese joven se había levantado para
convertirse en el patriarca del Clan Relámpago, y Þjálfi se había
convertido en el asistente de su Segunda al Mando y por lo tanto, la
tercera figura más poderosa del clan.
Mirando hacia atrás en todo esto, los últimos siete años estaban
llenos de locos acontecimientos.

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Una vez, cuando el anterior patriarca todavía estaba en el
poder, durante una gran batalla contra el Clan Serpiente, las fuerzas
del Clan Relámpago fueron derrotadas y casi eliminadas. En ese
momento de desesperación, un tonto suicida se ofreció como
voluntario para servir con Þjálfi como la retaguardia y ganar tiempo
para la retirada. Ese tonto entonces detuvo al enemigo que avanzaba
e incluso los hizo retroceder, volviendo a casa a salvo del campo.
Otra vez, el Clan Pezuña al norte lanzó una invasión, y los
barcos enemigos intentaron cruzar al sur a través del río Körmt.
Mientras eso ocurría, Þjálfi vio como alguien subía a uno de los
barcos y lo hundía, luego saltó rápidamente de allí a otro barco y lo
hundió, y así sucesivamente con todos los otros barcos.
En otra ocasión, durante la batalla final y decisiva del Clan
Relámpago contra su némesis de larga data, el Clan Serpiente, un
tonto absurdo e imprudente gritó: “¡Si un venado o una cabra puede
hacerlo, yo también debería poder!”, y luego trató de saltar por la cara
de un acantilado rocoso vertical, casi escarpado.
Por supuesto, todos esos personajes fueron Steinþórr.
―Haaaaaahhhhh…‖ ―Þjálfi se encontró dejando escapar un
suspiro muy largo y profundamente cansado. Parecía que estaba
destinado a tener que soportar las imprudentes travesuras de
Steinþórr. Probablemente nació justo bajo ese tipo de estrella
desafortunada.
Y en algún momento, su papel se había convertido
principalmente en tener que limpiar los problemas después,
también. Gracias a eso, él ya estaba lidiando con su parte de dolor de
estómago y úlceras, a pesar del hecho de que solo estaba en sus
veinte años.

252
―¿Mm? ¿Qué pasa? ―Steinþórr frunció el ceño con suspicacia
ante el largo suspiro de Þjálfi.
Þjálfi se volvió y miró fijamente al joven que en un momento
había sido su hermano menor jurado, y que ahora era su patriarca y
su padre jurado. Sonrió maliciosamente y respondió: ―Ah, bueno,
es solo que estaba recordando el pasado y comencé a sentir que
quería matarte, pero no estoy seguro de cómo lo haría, es todo.
Estaba hablando con el hombre que había entrado a la capital
del Clan Cuerno solo para burlarse de los patriarcas de su nación
enemiga, que había sido rodeado en la batalla por un equipo de siete
Einherjars y luego arrastrado por una inundación furiosa, y que
todavía había encontrado su camino de regreso a casa vivo,
diciendo: “Oh hombre, eso estuvo muy cerca”.
Hablando en serio, Þjálfi en realidad no podía imaginar
ninguna forma viable de hacerlo.
―Haha, lo siento. ―Se rió Steinþórr― Supongo que siempre te
estoy causando problemas.
―Si lo sabes, padre, te agradecería que escucharas mis
advertencias y consejos un poco más.
―Oye, te escucho a veces.
―Sí, lo haces. Y realmente es solo de vez en cuando. ―Dijo
Þjálfi rotundamente.
Era cierto que sus largos años de participación y de papel de
guardián protector habían logrado resultados; últimamente, incluso
este joven de espíritu libre se mostraba dispuesto a seguir algunas
de las instrucciones de Þjálfi. Pero solo era a veces, y como máximo,
solo sucedía de vez en cuando.

253
Por mucho que Þjálfi pudiera sermonear y dirigir al hombre,
Steinþórr siempre elegiría ir en contra de las instrucciones y causar
problemas de alguna manera, si le parecía la opción interesante.
Al final del día, este joven era un niño punk hasta la médula.
Era más que probable que él sería así durante toda su vida.
―Bueno, ¿a quién le importan los detalles? ―Steinþórr se
encogió de hombros.
―Ah,‖ ya‖ veo…‖ ―Frente a esa frase típica del hombre, a
menudo repetida, los hombros de Þjálfi cayeron. Parecería que sus
sufrimientos diarios continuarían por el momento.
Por otro lado, no podía negar la verdad de que estar al lado de
este joven también encendía un fuego en su alma.
Durante la última guerra del Clan Relámpago, fueron arrasados
por un torrente de agua, una táctica asombrosa e ingeniosa, pero
una que nunca volvería a funcionar con ellos. Y gracias a los regalos
que habían recibido del Clan Pantera, los soldados del Clan
Relámpago se habían vuelto mucho más poderosos.
Pensando en las perspectivas de la próxima guerra, Þjálfi
mostró una sonrisa viciosa que se parecía mucho a la de su padre
jurado: ―Heh. Oh, patriarca del Lobo, si crees que puedes desviar a
este monstruo cuando vaya por ti por segunda vez, entonces eres
más que bienvenido a intentarlo.

254
Epílogo
―¿Mm…? Oh, justo a tiempo ―Llamó Yuuto, viendo a cierta y
conveniente Einherjar. Estaba volviendo de terminar una llamada
con Mitsuki en el Hliðskjálf, y ahora estaba mirando a la niña con la
runa Veðrfölnir, “El‖Silenciador‖de‖Vientos”― Quiero dar un paseo
nocturno por la ciudad un poco, ¿podrías acompañarme?
Kristina se opuso: ―Pero esta es la hora en que los niños
buenos deberían irse a la cama.
―Entonces tú deberías estar bien. ―Yuuto hizo un gesto con la
barbilla para que ella lo acompañara, y comenzó a caminar hacia la
puerta de la ciudad.
Kristina puso los ojos en blanco y se movió para caminar a su
lado: ―Bueno, en lo que a mí respecta, preferiría estar en la cama yo
misma, acariciando a la niña que ya está dormida allí.
―No seas así. Ahora vamos. ―Esta era una actitud más
contundente de lo que Yuuto normalmente mostraba. Era una
persona tan seria, paciente y abnegada, que sus subordinados a
menudo se preocupaban por él por eso. Pero incluso para él, había
días en los que necesitaba ser un poco egoísta y tomarse un descanso
como este, o no podría funcionar.
Hoy, Mitsuki le había contado lo que había aprendido y se
había llevado una gran sorpresa.

255
Existía la posibilidad de que fuera de alguna manera Fenrir, el
Jörmungandr, e incluso el gran gigante de fuego negro, Surtr, que
quemaría todo Yggdrasil.
Era tan absurdo que le costaba tomárselo en serio.
Para empezar, no tenía la menor ambición o intención de
incendiar la tierra de Yggdrasil. Así que estaba tratando de no
preocuparse por eso, pero los pensamientos aún estaban atrapados
en su cabeza y no podía descartarlos.
Ahora que lo había oído descrito, parecía cierto que el camino
que había tomado hasta ahora, era el que conducía al mítico final del
mundo, el Ragnarök. A este ritmo, eventualmente podría llevar al
mundo de Yggdrasil a un destino de destrucción y desesperación.
En otras palabras, eso también significaba que ya no tendría
una manera de volver a casa en el siglo XXI.
Y eso no era todo.
Mitsuki había sido intencionalmente vaga al respecto, pero
Yuuto sabía que el destino de las criaturas que causaban el fin del
mundo en la mitología nórdica no era feliz. En otras palabras, parece
que el futuro que le esperaba era el de una muerte trágica.
―Ugrrr, realmente hace frío esta noche. ―El cuerpo de Yuuto
estaba temblando. No estaba seguro si era simplemente por el frío.
*¡Woof!* De repente, escuchó un ladrido agudo y aullante.
―¿Mm? Oh, hey Hildólfr. ―Dijo.
El cachorro de lobo corrió y comenzó a frotarse amorosamente
contra sus piernas. Yuuto rompió en una sonrisa y se agachó para
acariciar su cabeza.
Cuando Sigrún salió en una misión para encargarse de algunos
bandidos de montaña, había traído a este cachorro de Garmr con

256
ella. En este momento, todavía era del mismo lindo tamaño que
cualquier otro cachorro normal, pero era seguro que eventualmente
crecería para ser tan grande como un león o un tigre.
Yuuto sabía de una antigua‖ especie‖ canina‖ llamada‖ “Lobo
Terrible”,‖ que‖ aparentemente se extinguió 100.000 años antes de la
era moderna. Se decía que un adulto de esta especie era enorme,
capaz de pesar hasta 360 kilogramos. Quizás el Garmr era una
subespecie o descendiente del lobo terrible.
En el siglo XXI, hubo un gran revuelo en las noticias por un
tiempo, cuando un cazador en Canadá afirmó haber encontrado y
disparado a un lobo anormalmente grande que pesaba más de 100
kilogramos. Pero pensar que lobos aún más grandes que esos vivían
normalmente‖en‖Yggdrasil…‖era asombroso.
Ya sea la extraña vida silvestre, los Einherjars o el mágico
“Cobre Feérico” conocido como Álfkipfer, el mundo de Yggdrasil
simplemente no era normal.
―Está bien, ya que estás aquí, ¿por qué no te unes a nosotros
en nuestra caminata nocturna? ―Le preguntó Yuuto al cachorro.
*¡Woof!* Hildólfr no podía entender las palabras de Yuuto, pero
ladró felizmente y lo siguió, corriendo en círculos alrededor de
Kristina y Yuuto mientras continuaban.
Al ver eso, Yuuto pensó en la frase: “El perro corre por el patio con
alegría”, letra de una de las viejas canciones infantiles japonesas con
las que había crecido.
―Heh, pero es increíble lo amable que eres con la gente,
pequeño. ―Comentó Yuuto.
Mirando a la criatura ahora, era difícil para él creer que hasta
hace poco, había estado viviendo en la naturaleza.

257
Tal vez era porque Sigrún y muchos otros humanos lo habían
tratado con amabilidad y afecto. Incluso si eventualmente se
convertiría en un depredador del tamaño de un león o tigre, por
ahora era solo un lindo cachorrito. Eso era todo lo que era necesario
para que fuera popular y amado entre la gente del palacio. Como
decía el dicho en el Japón del siglo XXI: “¡La belleza es justicia!”.
Mientras salían por la puerta exterior del palacio, Yuuto miró
hacia la ciudad iluminada por la luna, y habló solemnemente:
―¿Sabes? Siempre me doy cuenta de que la ciudad muy es
ruidosa y animada durante el día, pero por la noche es muy
tranquila. ―La calle principal, que estaba tan llena de gente, ahora
estaba completamente vacía. No había luz en ninguna de las casas o
edificios, era como si estuviera vagando en una ciudad fantasma.
―Es de noche, así que eso es normal, ¿no? ―Kristina respondió
con indiferencia. El inmóvil y silencioso paisaje urbano no inspiraba
ninguna emoción u opinión en ella en absoluto.
―Bueno, no, en el país del que vengo, hay ciudades y pueblos
que son bastante brillantes incluso de noche.
―Bueno, eso suena como un país grandioso y lujoso. ¿Quizás
debería haber esperado más de la querida patria de Otou-sama?
―Eh… Bueno, supongo que es cierto que incluso a nivel
mundial, mi país es bastante avanzado y rico.
Esta pequeña charla sin importancia continuó mientras dos
humanos y un cachorro, deambulaban sin rumbo por las calles de la
ciudad.
Tenía razón. En momentos como este, solo necesito hablar con
alguien, reflexionó Yuuto. Si estuviera solo, su mente estaría
corriendo en círculos con pensamientos negativos.

258
Y le‖gustaba‖hablar‖con‖Kristina― Las bromas ingeniosas entre
ellos siempre lo dejaban con una pequeña sonrisa. Algunas bromas y
sonrisas eran la mejor medicina para el corazón en momentos como
estos.
―¡Gwagh! ―Gritó una voz de hombre.
*¡Thud! ¡Wham!*
Los sonidos de un hombre de voz profunda que gritaba de
dolor, y los fuertes sonidos de algo chocando violentamente,
cortaron el tranquilo aire nocturno.
―Viene de la taberna delante de nosotros, por ahí. ―Dijo
Kristina, señalando una calle lateral estrecha que se ramificaba
desde el lado izquierdo de la calle principal― ¿Qué debemos hacer?
Una pelea en una taberna no era tan inusual. No era algo en lo
que el patriarca del clan debiera meter su nariz. Era probable que su
participación solo lo convirtiera en más de un simple incidente.
Por ahora, sería mejor‖dejar‖las‖cosas‖ser,‖y…
―¡No te atrevas a tocarme, sinvergüenza! ―La voz de una
chica gritó.
―¡¿Quééé?! ―Gritó el hombre.
―Honestamente, esto es más horrible que las historias que he
escuchado. Nadie ha hecho nada y tú enloqueces, bastardo vulgar.
―¡¿Huuuh?! ¡No sé quién te crees que eres, pero tienes que
tener bolas para hablarme así, perra!
Cuando más voces lo alcanzaron, Yuuto se dio cuenta de que
no sería tan simple. Definitivamente estaba escuchando la voz de
una chica mezclada allí, ahora. Y era la voz de alguien bastante
joven, y también bastante orgullosa.

259
Con esa actitud, el conflicto no tenía ninguna esperanza de
resolverse pacíficamente…‖ No,‖ lejos‖ de‖ eso― la chica parecía estar
tratando de provocar una pelea con el resto de los clientes.
No podía dejar pasar la situación ahora, o no podría irse a
dormir con la conciencia limpia esta noche. En realidad,
probablemente él estaría tan preocupado por el incidente que, en
primer lugar, no podría quedarse dormido.
―Tch. Parece que el destino nos trajo aquí por una razón. Kris,
vamos. ―Con un chasquido irritado de su lengua, Yuuto corrió
hacia la dirección de las voces.
En poco tiempo, la llama brillante de una antorcha llamó su
atención, junto con el letrero revelador en el edificio que indicaba un
bar y una taberna. Había una manada de alrededor de diez personas
reunidas frente al edificio. Gritos de enojo volaron de un lado a otro,
y parecía que la situación estaba a punto de estallar en una pelea en
cualquier momento.
―¡Esperen, esperen! ¡Cálmense todos! ―Yuuto agarró el
hombro de la persona más cercana a él, y trató de hacerse escuchar.
―¡¿Haaah?! ¡¿Qué demonios quieres?!
―¡Si intentas interponerte en nuestro camino, comenzaremos
contigo! ―Los hombres que se dieron vuelta le gritaron con voces
intensas y amenazadoras.
Yuuto era ahora un hombre con decenas de miles de soldados
bajo su mando. Este tipo de amenaza no era suficiente para asustarlo
o hacerlo estremecerse, pero podía decir que los hombres ya estaban
sobrecalentados por la ira.
Justo cuando se preguntaba cómo resolver este problema,
Kristina dijo bruscamente a su lado: ―¡Silencio! ¡¿Nadie reconoce

260
quién está delante de ustedes ahora?! ¡He aquí, el honorable señor
de nuestro Clan Lobo, el octavo patriarca, Suoh Yuuto!
―¡¿Haaah?! ¡No seas estúpida!
―¡Sí, ¿crees que nuestro señor patriarca estaría aquí en una
taberna de mala muerte en medio de la― ¡¿Gaah?!
―¡Oh! ¡Ohhh! ¡Es…‖―Las caras rojas de los hombres borrachos
perdieron todo su color en ese momento.
Para cualquier persona en el Clan Lobo, incluso si no estaban
familiarizados con la cara exacta de su patriarca, sabían sus
características básicas. En este momento, iluminado por la brillante
llama parpadeante de la antorcha, ninguno de esos hombres podría
confundir su cabello oscuro y sus ojos negros.
Todos los hombres parecieron salir de su borracho estupor, y
empezaron a temblar de miedo.
Kristina lo confirmó ella misma antes de continuar con su
discurso altanero y dramático: ―¡Están delante de su señor y
patriarca! ―Proclamó ella― ¡Todos ustedes que demuestran
insolencia! ¡Arrodíllense! ¡Arrodíllense e inclinen sus cabezas!
―¡¡S-Sí, señora!! ―Todos los hombres gritaron en respuesta
obediente, con sus voces casi al unísono y cayeron de rodillas,
golpeando sus frentes contra el suelo y postrándose.
Oi, no tienes que ir tan lejos…, pensó Yuuto, y casi le protestó por
lo mismo a Kristina, pero otra persona lo distrajo.
Una de las personas frente a él no se había arrodillado ni se
había inclinado, y simplemente se quedó allí.
Era una chica.
―¿Qué…? ―En el momento en que Yuuto vio la cara de la
chica, su expresión se congeló en shock.

261
Era una chica con brillantes ojos carmesíes, como el color de la
sangre. Su cabello era de un blanco tan puro como la nieve que caía
del cielo esa noche. Estos eran rasgos muy raros, incluso en
Yggdrasil. Como mínimo, Yuuto nunca había visto a nadie con ellos
antes. Pero eso no era lo que lo había sorprendido.
Era su cara.
Mirando horrorizado el rostro de la joven, Yuuto habló casi en
un susurro, con su voz vacilante.
―¿Mitsu…ki…?
Su pelo y color de ojos eran diferentes.
Pero adem{s‖de‖eso,‖todo‖lo‖dem{s…
Esta chica era la imagen espejo absoluta, de la amiga de la
infancia de Yuuto.

262
263
Epílogo II
La sala hizo eco con los sonidos de chispeantes y explosivos del
fuego central del pozo de fuego.
Un viento helado soplaba en la habitación desde la ventana
ornamental.
―Esta noche es realmente fría. Se siente aún más frío de lo
normal. ―Murmuró un anciano con voz seca, mirando la luna
creciente a través de la ventana.
Su cara delgada estaba cubierta de arrugas, y una larga barba
blanca y pura se arrastraba desde sus mejillas y barbilla, hasta el
frente de su pecho. Su ojo izquierdo estaba cerrado, y una cicatriz
visible corría verticalmente a través de él, aparentemente hecha por
una cuchilla. Sin embargo, su ojo derecho estaba abierto y contenía
una luz salvaje, tan vibrante como una llama ardiente.
―Ah, el frío realmente hace lo que quiere en mis viejos huesos.
El anciano hubiera preferido subir por la ventana en este tipo
de clima, pero esa no era realmente una opción en este momento.
―Esto podría ser conveniente, pero a su vez viene con un
problema molesto. ―Murmuró, sacando un espejo del tamaño de
una palma de su bolsillo. Estaba hecho de Álfkipfer, un metal que a
primera vista se parecía mucho al cobre normal. Sin embargo, el
Álfkipfer contenía un poder misterioso dentro de él, el poder divino
conocido como “[smegin”.

264
Se creía que los poderes sobrenaturales de los Einherjars y sus
runas, la magia de las canciones de Galldr o las magias rituales
secretas conocidas como Seiðr, todas era capaces de existir, solo por
la presencia de este misterioso metal.
Bañar el Álfkipfer a la luz de la luna, aumentaba el poder del
Ásmegin que contenía en su interior. Cuando el espejo en la mano
del anciano captó la luz de la luna, un brillo delgado lo rodeó y
comenzó a emanar de él.
―Alexis, ¿cómo van progresando las cosas de tu lado? ―Le
preguntó el anciano al espejo. No había ninguna persona en esa
habitación encendida aparte de él.
Había unos pocos hombres montando guardia fuera de la
habitación, cerca de la puerta, pero estaban al otro lado de la pared,
y el anciano habló en una voz tan baja que no lo oirían. Para un
observador externo, parecería que estaba hablando con el aire.
Una voz profunda y gutural habló directamente en la mente del
anciano. «Señor, todo está avanzando a la perfección.»
El propietario de la voz era Alexis, el sacerdote imperial
conocido como el Goði, que se desempeñaba como representante del
divino emperador en las provincias del interior. Actualmente, él
estaba sirviendo lejos al oeste, en la región de Álfheimr.
Se mantenía en secreto para todos los demás, pero Alexis era
un Einherjar‖con‖la‖runa‖Gnævar,‖“El Viajero de los Cielos”. Uno de
sus poderes rúnicos era la capacidad de comunicar sus
pensamientos con otros a cualquier distancia, mediante el uso de
espejos como este.
El anciano había perdido hacía mucho tiempo la visión en su
ojo izquierdo, pero Alexis servía como un reemplazo más que

265
suficiente. Gracias a Alexis, su vista llegaba tan lejos como siempre.
Esta era la razón por la que el viejo era temido por muchos y
conocido por el alias de Skilfingr, “El Observador de lo Alto”.
«Los dos clanes pasarán el resto de este invierno haciendo sus
preparativos, y se estima que estarán con toda su fuerza y prontitud cuando
comience la guerra. Creo humildemente que esta vez, podré producir
resultados que coincidan con sus expectativas, señor.»
―Hm, es espléndido escucharlo. ―Respondió el anciano.
Hasta hace poco más de un año, el Clan Lobo no le había
importado, ya que era poco más que un pequeño clan, lo
suficientemente débil como para que una derrota lo hubiera borrado
del mapa. Pero antes de que se diera cuenta, en el lapso de unos
pocos meses, habían derrotado y subyugado a sus clanes vecinos, y
ahora se habían convertido en uno de los diez clanes más grandes y
poderosos del continente. Esta era una situación verdaderamente
alarmante. Si no hacía algo al respecto ahora, pronto las cosas
podrían salirse de su capacidad de control.
El patriarca del Clan Relámpago: Steinþórr; era un gran
guerrero, tan fuerte como mil hombres, y no había ninguno en el
amplio mundo de Yggdrasil que pudiera igualar su habilidad y
valor en el combate puro.
Luego estaba el patriarca del Clan Pantera: Hveðrungr; que
había elevado el poder y la influencia del Clan Pantera con una
velocidad no menos impresionante que la del Clan Lobo.
Según los informes de Alexis, cada uno de los soldados de
Hveðrungr, hasta los reclutas, podía montar un caballo hábilmente,
incluso pelear a caballo, y todos eran expertos en usar el arco.

266
En términos de poder militar, estos dos clanes eran iguales o
más fuertes que el Clan Lobo.
Incluso si uno considerara la idea de que el joven que lideraba
el Clan Lobo era en realidad un gran héroe y genio, lo
suficientemente maravilloso como para superar al primer
emperador divino, Wotan, aún era difícil pensar que pudiera vencer
la crisis representada por la amenaza de ambos clanes enemigos
trabajando juntos.
Sin embargo, el anciano era cauteloso de corazón y meticuloso.
Con un problema tan grave e importante, uno tenía que estar lo más
seguro posible.
―¿Y cómo van las cosas con el otro asunto? ―Preguntó.
«Como dije antes, señor, todo está avanzando a la perfección. Ella
fácilmente dio su consentimiento.»
―Ya veo, ya veo. Como siempre, trabajas rápido. ―Dijo el viejo
satisfecho, y se acarició la larga barba, pensativo.
Ya no había nada de qué preocuparse. El Negro, sin duda,
pronto se irá de este mundo.
Una carcajada seca cayó de los labios del anciano:
―Kehehehehe, si voy a cumplir mi más querido deseo,
entonces no puedo dejar que este imperio caiga todavía. Me temo
que todos los intrusos se ver{n‖ obligados‖ a‖ irse‖ r{pida… y
permanentemente.

―Continuar{…

267
Afterword
Yuuto: ¡The Master of Ragnarok & Blesser of Einherjar, volumen 5,
apúrate!
Skáviðr: Disculpe,‖ Maestro.‖ Parece‖ que‖ un‖ “CD‖ Drama”
también será lanzado junto con el libro.
Felicia: La primera edición de la edición limitada, vendrá con
un CD extra especial que te permitirá dormir conmigo.
Sigrún: Y la versión estándar tendrá un CD extra que te
permitirá dormir conmigo, o eso parece.
Ingrid: ¿Qué, sólo ustedes dos? ¡Eso es discriminación!
¡También soy una orgullosa Einherjar del Clan Lobo, al igual que u-
u-u-u-una de las v-valiosas manos d-d-derecha de Yuuto, como
cualquiera de ustedes!
Mitsuki: Ah… si vas a decir eso, entonces ¿qué hay de mí?
Kristina: Vamos, vamos. Ustedes dos todavía lo tienen mucho
mejor que nosotras dos, ¿no les parece? Todavía estábamos en el
lado del enemigo para esta historia, después de todo.
Albertina: Sí, porque es de cuando los Clanes Lobo y Garra
todavía estaban en guerra, ¿verdaaad?
Yuuto: Mm, bueno,‖con‖todo‖eso‖dicho…
Todos: ¡El nuevo CD Drama estará a la venta junto con el
volumen 5! ¡Por favor, échenle un vistazo!

268
Hola, ha pasado un tiempo. Soy Takayama Seiichi.
Como explicaron anteriormente mis personajes, el primer CD
Drama de The Master of Ragnarok estará a la venta junto con el
lanzamiento del volumen 5 de la novela ligera.
Se trata de una parte de la historia de fondo que no se
menciona en las novelas principales: el conflicto con el Clan Garra
después del asedio de Iárnviðr que ocurrió en el volumen 3, con un
guión escrito para ustedes. Estaría muy agradecido si deciden
comprarlo.
Y‖con‖eso‖dicho… fue una buena oportunidad, así que fui a ver
parte de la grabación.
Sé que es una especie de cliché, pero escuchar a los actores de
voz dar vida a los personajes que creé fue increíble. ¡Fue suficiente
para ponerme la piel de gallina!
Tuve la oportunidad de hablar un poco con Nobunaga
Shimazaki, quien está haciendo la voz para Yuuto, y no solo su voz
es bonita: ¡Todo sobre él, desde su rostro hasta su personalidad, fue
atractivo y genial! Es un buen joven sin fallas, como uno de esos
personajes ikemen (“chico‖sexy”) de un manga o anime.
Así que de todos modos, mi encantadora hija me preguntó
sobre esa experiencia. (Sí, realmente tengo una. Y sí, realmente es la
mejor. Es el tipo de linda hija que está dispuesta a decir: “¡Te quiero,
papi!)
Amada hija: ¿Conociste a la persona que hace la voz del
personaje principal? ¿Cómo era?
Takayama: ¡Era un ikemen, un ikemen total! ¡Todo sobre él era
totalmente ikemen!
Amada hija: Ojalá alguien‖así‖hubiera‖sido‖mi‖pap{…

269
En otras palabras...
Te amo, papá. (※Sólo chicos guapos.)

¡Esa estúpida regla existe aquí también! ¡¡AAARRGHHHHH!!


¡Maldita sea, maldita sea! ¡Soy un ikumen (“hombre involucrado
en la crianza de los hijos”), así que debería ser lo suficientemente
bueno!
Bueno, estoy divagando.
Casi no tengo páginas para el afterword, así que hablemos un
poco sobre el contenido de este volumen:
Personalmente, estoy realmente contento de haber escrito
muchas escenas con Mitsuki e Ingrid esta vez. Las dos no pudieron
realmente tomar un descanso hasta ahora.
En cuanto a las niñas más pequeñas en el reparto, obtuve gran
parte de mi información, de mí día a día ahora: una vez que tengan
la misma edad, no puedes subestimarlos solo porque ellos son niños.
Respecto a la señorita Takao Ruri del Acto 3, en realidad
apareció antes, su nombre apareció brevemente durante una de las
conversaciones de Mitsuki en el volumen 1. En realidad, ella
también aparece como un personaje en el segundo volumen de mi
serie anterior, Ore to Kanojo no Zettai Ryouiki.
En ese entonces, ella era solo un sub-personaje, pero todavía
apareció en una de las ilustraciones, que es un trato bastante
especial. Esta vez, ella también consiguió una ilustración a color. En
mi próxima serie, tal vez se haya graduado al estatus de heroína
principal. Bueno, no es como si estuviera planeando eso o algo así.
En cuanto a cierto idiota pelirrojo, es como si él solo estuviera
viviendo en un tipo de historia completamente diferente, ¿no? (risas)

270
Quién‖m{s… Bueno, hay una persona que siempre parece tener
el extremo corto del palo, tanto en este volumen como en el CD
Drama, pero tal vez eso sea solo mi imaginación. Claro, voy a ir con
eso.

Ahora, como siempre, terminaré con mis reconocimientos y


agradecimientos:
Para mi editor, M: Lo siento por siempre llevar las cosas a la
fecha límite, una y otra vez. ¡P-Pero tu autor Takayama está
haciendo su mejor esfuerzo!
Por ejemplo, el día anterior a la sesión de grabación del CD
Drama, tenía planes de ir a una fiesta y tomar algo, ¡pero los cancelé
para escribir!
Recuerdo cuando te lo informé en persona. La forma en que
murmuraste en voz baja: “¿Crees que te dejaría escapar para fueras a
divertirte ahora mismo?”, Mientras apretabas fuertemente los puños,
es una visión que no olvidaré pronto.
¡Al gran Yukisan-sensei! ¡Gracias una vez más por
proporcionar ilustraciones tan geniales y bonitas! ¡Estuve muy
contento de finalmente conocerte en persona también!
Mi sincero agradecimiento a todas las personas involucradas en
la producción de este volumen, quienes trabajaron arduamente para
que esto sucediera.
Mi profundo agradecimiento también al productor Saitoh_P y a
todos los que ayudaron a hacer realidad el lanzamiento del CD
Drama.
Y, sobre todo, mi mayor agradecimiento a los lectores que
tienen este libro en sus manos.

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El flujo de la historia de este volumen fue un poco diferente de
lo habitual, pero espero que lo hayan disfrutado.
¡Y con eso, espero poder volver a verlos a todos durante el año,
en el volumen 6!

―Takayama Seiichi.

272
273
Copyright
The Master of Ragnarok & Blesser of Einherjar: Volumen 5
Autor: Takayama Seiichi
Traducción: Curtis Teal
Edición: Emily Sorensen

Este libro es una obra de ficción. Nombres, personajes, lugares e


incidentes, son productos de la imaginación del autor, o son usados
de forma ficticia. Cualquier similitud con eventos actuales,
locaciones o personas vivas o muertas, es pura coincidencia.

Copyright © 2013 Seiichi Takayama


Illustrations Copyright © 2013 Yukisan
Cover illustration por Yukisan
Todos los derechos reservados.

Versión japonesa original publicada en el 2014 por Hobby Japan


La versión oficial en ingles fue publicada en acuerdo con Hobby
Japan, Tokyo

Traducción al inglés © 2018 J-Novel Club LLC


Todos los derechos reservados.
De conformidad con la Ley de Derechos de Autor de los Estados
Unidos de 1976, el escaneo, la carga y el intercambio electrónico de

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ilegal y robo de la propiedad intelectual del autor.
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Edición del libro electrónico 1.0: Enero 2019

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