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I.

El Training Group como método formativo en procesos grupales aplicado a


la psicoterapia grupal

Por Javier Cortés Alti

En este artículo, plantea en primer lugar, una problematización de la formación que se


desarrolla en educación superior particularmente en la carrera de psicología,
planteándose la necesidad de incorporar y desarrollar aprendizajes que consideren la
relación dialéctica entre profesores y estudiante y la incorporación de las experiencias y
las emociones, para ello el grupo de experiencia es un instrumento que permite la
incorporación de lo dialéctico y lo emocional. En segundo lugar, se caracterizarán a los
grupos de experiencia, en particular el Training Group y su relación con los procesos
formativos y de aprendizaje, específicamente la relación que existe con la Psicoterapia
Grupal, considerando sus semejanzas y diferencias. Además se desarrollará la
concepción de Wilfred Bion respecto de los procesos afectivos en los grupos
experienciales. Esto para resaltar la importancia que tiene el aprendizaje experiencial en
grupos en los procesos formativos en educación superior.

I. El proceso de Formación en Educación Superior

El proceso de formación de estudiantes de Psicología tendría que entenderse como un


proceso integral que considere la personalidad como un todo, es decir, que incorpore los
modos de ser, pensar y sentir del futuro psicólogo (Foladori, 2009). La formación integral
se interesa “por el desarrollo de un saber, de un poder ser o llegar a ser” (Ardoino, pág.
17; 1980). No debiese considerar solamente la información que se recibe de los
programas académicos, generalmente centrado en lo cognitivo y que tienen las
características de estar previamente elaborados y reducidos normalmente a la dimensión
de lo instructivo.
La formación basada en la instrucción, puede ser caracterizada en primer lugar, como
unidireccional, es decir, la relación que existe entre un superior (profesor/a) y un inferior
(alumno/a), está fundada en la relación de dependencia producto de una menor
maduración del alumno en la relación, donde se busca la obtención de una sanción que
establezca la conformidad con un modelo preexistente (Ardoino, 1980). En general, se
plantea que los estudiantes sólo desean aprender y los profesores enseñar, sin embargo,
dicha relación puede invertirse, obviando que existe la posibilidad que los alumnos
enseñen y los profesores aprendan. De este modo, el rol dialéctico en la relación de
aprendizaje se encuentra negado o reducido.
En segundo lugar, la afectividad se entiende como un obstáculo en la vida escolar y
universitaria en el desarrollo de la inteligencia y la razón (Ardoino, 1980), quedando los
afectos separados de lo académico. Las emociones generadoras de conflictos tienden a
neutralizarse y, por tanto, se desarrolla un modelo formativo de no–implicación afectiva, lo
que dificulta que, durante el proceso de formación, los estudiantes puedan madurar su
afectividad. Así, los sistemas de enseñanza tradicionales, como el universitario, han
aislado al ser humano del proceso de conocer, en beneficio de una “mayor objetividad”,
separando los afectos del proceso de aprendizaje.
Los grupos experienciales plantean el proceso de aprendizaje de manera dialéctica entre
profesor/a y estudiantes. En segundo lugar, se incorpora la experiencia y la afectividad, lo
que muchas veces es rechazado por ser una experiencia angustiante e incómoda y por la
regresión que este tipo de grupos genera en los miembros mientras aprenden (López –
Atiensa, 2001).
Incluir una perspectiva experiencial en Educación se hace aún más difícil ante la
masificación que las Universidades han vivido y que dificulta que la formación sea más
completa y cercana (Sunyer, 1998).
En síntesis, los procesos formativos requieren de aprendizajes propiamente académicos y
otros que implican considerar la totalidad de la personalidad de un individuo y su
experiencia. Considerar esta doble vertiente del aprendizaje formativo permite entender
este proceso como un desarrollo integral de la persona. Sunyer (1998) plantea la
necesidad de introducir en la actividad académica una articulación de los aspectos
específicamente académicos con los afectivos involucrados en todo proceso de
aprendizaje. Considerar ambos aspectos ayuda a enfrentar la carencia que existe en el
entrenamiento de habilidades técnicas, recursos personales y particularmente de aquellos
que se enlazan con los aspectos afectivos (Sunyer, 1998). El aprendizaje de cualquier
materia implica la aparición de pensamientos, sentimientos y sensaciones muy diversas,
ya que los temas que se abordan aluden al ser humano y al proceso de vida. El no
atender a los aspectos afectivos de la experiencia de aprender puede pensarse como una
escisión en el propio proceso de formación de, al menos, los profesionales de la
psicología (Sunyer, 1996).
La formación que se desarrolla en la carrera de Psicología está basada en la instrucción o
adiestramiento de habilidades más que en los procesos centrados en el educando, como
por ejemplo lo relativo a su vida emocional, personal, grupal e institucional. La formación,
generalmente, de los psicólogos y muy especialmente, los psicólogos clínicos, es
considerada como un resultado sumativo de conocimientos. Por esto, es necesario
fomentar un proceso educativo que favorezca un desarrollo íntegro de la persona, ya que
en el futuro tendrá que trabajar con personas, grupos e instituciones (Sunyer, 1998).
La utilización de los grupos de experiencia en la formación universitaria, en particular los
grupos centrados en el aprendizaje como el Training Group puede desarrollar una
formación que tome en cuenta la integración de las cogniciones, los afectos, lo social y,
por tanto, de los conflictos que éstos generan cuando se emplean en el entrenamiento en
Psicoterapia Grupal. Implica considerar las relaciones con la autoridad y la intimidad, los
conflictos con el aprender, madurar y desarrollarse (Bennis & Shepard, 1979; Bion, 1990).
Así, se pueden generar lazos entre cada uno de estos aspectos, formando un tejido
donde se expresa lo uno y lo múltiple (Morin, 2004), posibilitando la expresión de los
distintos modos de ser, de sentir, de pensar y reflexionar acerca de ellos. Se introduce la
complejidad en la formación, lo cual es relevante, debido a que el trabajo de los
profesionales de la salud mental se realiza a través de una relación de ayuda (Rogers,
1987; Egan, 1975) o terapéutica (Sunyer, 2008). En este sentido, si la formación introduce
la noción de relación, se puede hablar de desarrollo y madurez, donde el aprendizaje
requiere que las técnicas que se aprenden, se supediten a la relación y los modos de
“llegar a ser” y de “poder ser” del educando. Se intenta superar los reduccionismos en la
forma de entender la formación de estudiantes de Psicología y dar pasos hacia criterios
que consideren la complejidad de la experiencia de aprender de grupos, junto a sus
limitaciones (Ardoino, 1980).

II. Grupo de Experiencia

Lewin, al igual que Moreno, fueron pioneros en los estudios sobre grupalidad. Lewin
concibe al Grupo como un sistema de interdependencias y una totalidad dinámica. El
grupo se constituye en un todo cuyas propiedades son diferentes a la suma de las partes.
Es una realidad irreductible a los individuos que la componen (Fernández, 1986). Sus
hallazgos ponen en evidencia que “es más eficiente el cambio de actitud en un grupo
interactivo que en sujetos aislados” (pág. 220, González & Cornejo, 1993). Plantea que
existen influencias del comportamiento grupal sobre el comportamiento individual. Estos
hallazgos permiten apoyar la importancia de realizar el proceso de aprendizaje en un
contexto interactivo (Cortés, s/p).
Los Grupos de Experiencia tienen como propósito brindar un espacio donde las personas
que participan tengan la posibilidad de aprender a conocerse a sí mismos, a comunicarse
con los otros y a expresar los sentimientos que vivencian. El grupo experiencial facilita un
cambio contextual, un espacio diferente al habitual. Esta recontextualización facilita
nuevas formas de expresión personal, y para que ésta se dé, es necesario que el grupo
se caracterice por ser confiable, íntimo y confidencial. Cuando las personas empiezan a
conocerse, aparecen las diferencias y se hacen visibles, siendo necesario que los
conflictos se expresen en un clima grupal adecuado para poder enfrentarlos y
solucionarlos. En definitiva, el grupo permite que la persona desarrolle las habilidades y
destrezas interpersonales necesarias para relacionarse más efectivamente con los
demás, para que, posteriormente, pueda utilizarlas en otras situaciones (Husenman,
1986). El Grupo de Experiencia busca que sus miembros se beneficien de la experiencia
en sí misma y de la reflexión sobre el comportamiento individual y grupal. Sin embargo, se
debe tomar en cuenta que esto no garantiza el éxito total de quienes participan en él
(Shaw, 1980; Sbandi, 1990; Huici, 1987).
Los grupos experienciales, se caracterizan porque utiliza al grupo “…como vehículo
común para el desarrollo del individuo (su grupo y/u organización) a través de una
dinámica de aprendizaje común que pone énfasis en el proceso o en la comunicación de
sentimientos” (Cooper, citado en Huici, 1987).
Rogers (1987) considera que la experiencia grupal intensiva influencia el comportamiento
individual y las relaciones entre los individuos. En relación a los cambios personales,
Rogers señala: “He visto a individuos que modifican mucho el concepto que tenían de sí
mismos a medida que exploraban sus sentimientos en un clima de aceptación, y recibían
una realimentación a la vez dura y tierna de los miembros del grupo que se interesaban
por ellos", agrega que “ los individuos escogían un rumbo totalmente nuevo para sus
vidas” …" A algunas personas la experiencia las deja intactas y no experimentan en el
presente o en el futuro, ningún cambio significativo. Otras, que aparentemente no se
comprometen en un grupo de esta naturaleza, manifiestan el cambio más tarde, en una
forma de conducta muy interesante” (Pág. 79).
En cuanto a los cambios que se producen en las relaciones personales, comenta: “He
conocido sujetos para quienes la experiencia significó un cambio milagroso en la
intensidad de su comunicación con sus cónyuges y sus hijos. A veces logran compartir
con ellos por primera vez sus auténticos sentimientos.” Además, las personas “pudieron
compartir su creciente proceso de toma de conciencia y arriesgarse a expresar sus
sentimientos verdaderos - cariñosos y negativos - tan pronto como tomaron conciencia de
estos… He visto a padres y madres que volvieron a sus hogares con capacidad para
comunicarse por primera vez en muchos años con sus hijos” (Pág.80). Por último plantea
que “ es justo decir que he visto a menudo cambios muy grandes en las relaciones de las
personas, casi siempre constructivos, pero a veces también negativos desde un punto de
vista social, aunque no necesariamente desde un punto de vista personal” ( Pág. 81).
Perls (1991) señala que el grupo es fundamental para lograr el cambio en un trabajo
psicoterapéutico, ya que no sólo se debe realizar una intervención individual en un
contexto grupal, sino que se debe buscar la participación del grupo a través de la
utilización de la retroalimentación, ya que el apoyo del grupo es fundamental para el
desarrollo de la autoestima del individuo, para que aprecie sus logros, el nivel de
autenticidad alcanzado y su nivel de vitalidad.
En esta línea, el aporte de los grupos experienciales a los procesos de formación del
psicólogo/a consiste en lograr implicación emocional que moviliza y facilita un cambio más
perdurable en las actitudes y en los comportamientos. Un segundo aporte de estos grupos
se refiere a que incluye la parte emocional y cognitiva como elemento que proporciona
eficacia en el aprendizaje y desarrollo así como satisfacción (Cortés, 2004).
Sunyer (1996) plantea que los grupos experienciales pequeños, medianos y
grandes/amplios, utilizados en contexto de enseñanza, permiten generar una red de
interacciones que ayuda a enriquecer la docencia. Además, los miembros del grupo van
aportando su propia experiencia vivida. Se involucran en la confección de la propia
materia de estudio. Por lo que el resultado supone que la asignatura no es algo venido de
fuera sino que proviene de su propio esfuerzo por conocer y aprender.
López – Atiensa (2001) señala que en los grupos de experiencia personal aparece una
mayor propensión a encontrarse con situaciones regresivas. Para este autor, el grupo en
sí mismo tiene una connotación regresiva que se encuentra implícita en su propia
estructura. El hecho de reunirse un número de personas que no se conocen con un
conductor o facilitador que marca unas consignas, donde se permite a cada uno que
hable de lo que quiera, dejándole liberado desde una libertad externa a explorar en su
libertad interna en presencia de varios, es una experiencia tan inédita y desconocida que
provoca en sus participantes un nivel de desconcierto, que es vivido de forma regresiva.
Junto a esto, los fenómenos regresivos se dan en todo individuo que se coloca en
disposición de aprender. Finalmente, en los grupos de experiencia utilizados en l
formación, como parte del proceso, se produce una transformación que consiste en pasar
de la profesionalización, o más bien de la desprofesionalización a la humanización del
grupo, permitirá que se dé un proceso auténtico de formación, por lo que es inevitable el
tránsito por situaciones regresivas.
Entre los grupos experienciales, existen tanto los grupos centrados en el aprendizaje
como el T Group o Grupo de Formación, los grupos expresivos (Grupos de encuentro) y
los grupos Terapéuticos (Shaw, 1995). Si bien el Grupo de Formación no es propiamente
un grupo psicoterapéutico, comparte con éste los procesos de cambio y aprendizaje, lo
que permite pensar la experiencia, clarificarla e integrar el sentir en el grupo,
repercutiendo en la modificación de las actitudes de quienes participan.
A continuación, se desarrollarán ambos tipos de grupos y la relación que es posible
establecer entre ellos.
II.I. La Psicoterapia de Grupo
Existen diversos modelos de intervención en Psicoterapia de Grupo con origen en Europa
y Estados Unidos, destacando el Grupoanálisis, desarrollado originalmente por S. H.
Foulkes (Foulkes, 2005; Foulkes, 2007), el Grupo de Encuentro, desarrollado por Rogers
(1987) y Yalom (1986), mientras que en Latinoamérica se encuentra Pichón – Riviere y su
método denominado Grupo Operativo (Sunyer, 2008; Foladori, 2001).
Para Foulkes (1986), la psicoterapia grupal, es una psicoterapia realizada en el grupo, por
el grupo y del grupo, incluyendo a su conductor. La labor del psicoterapeuta - analista
consiste en ayudar en este proceso y debe poner al servicio del grupo su conocimiento
experimentado y su propia persona. Según este autor, los objetivos serían (1) ayudar a
aliviar el sufrimiento mediante la discusión abierta y la comprensión, así como a la (2)
liberación del individuo de inhibiciones excesivas de índole social, sexual y agresiva.
Para Yalom (1986) y Yalom y Vinogradov (1996), la Psicoterapia Grupal se refiere a la
aplicación de técnicas psicoterapéuticas a un grupo de pacientes. Sería el grupo mismo
(relación paciente –paciente), así como la aplicación de técnicas específicas y la
realización de intervenciones por parte del psicoterapeuta calificado, lo que serviría como
instrumento de cambio.
El grupo psicoterapéutico (Yalom, 1986) se caracteriza, en primer lugar, por ser un
sistema microsocial en el cual se desarrollan relaciones interpersonales que favorecen el
desarrollo psicológico. En segundo lugar, opera como un espacio donde se proporcionan
interacciones interpersonales. En tercer lugar, actúa como facilitador de experiencias
cohesivas. Por lo que se transforma en un instrumento relevante para abordar los
conflictos relacionales e históricos que vive la persona.
En el grupo terapéutico tienden a desplegarse los modos característicos de relacionarse
de las personas, por lo que allí se expresan sus defensas habituales, es decir, conductas,
pensamientos y emociones defensivas. Estos aspectos actitudinales están determinados
por los aprendizajes familiares tempranos, a la base del desarrollo del carácter y la forma
que asume éste. En este sentido, el grupo puede ser utilizado como un factor terapéutico
para recapitular correctivamente el grupo familiar primario (Yalom, 1986). De esta forma,
es posible aplicar las herramientas técnicas como son el análisis de las resistencias y la
dinámica transferencial (transferencia y contratransferencia), que también son utilizadas
por las psicoterapias analíticas y que han sido abordadas por los grupos analíticos
(Foulkes, 1986).
Existen dos formas de entender la Psicoterapia Grupal. Una de ellas se considera como
una Psicoterapia de Grupo; en la cual, el objeto de análisis es el propio grupo Se concibe
al grupo como una totalidad, por lo que la conducta individual debe ser contemplado
dentro del marco colectivo donde se manifiesta. Se considera al grupo y no al individuo
como paciente, por lo que el grupo se constituye como agente de cambio terapéutico y los
vínculo e interrelaciones son fundamentales. Psicoterapeuta asume un rol de analista
grupal, asumiendo una forma de facilitación o coordinación no directiva. (Fernández,
1986; Villegas, 1997).
La otra forma, se entiende como una Psicoterapia en Grupo, lo que significa que el objeto
de análisis es el individuo, pero en un contexto grupal. El individuo constituye la figura y
el grupo el fondo y el/la psicoterapeuta, actúa manteniendo el liderazgo y su facilitación
tiende a ser directiva (Villegas, 1997).
Según Yalom (1986), la relevancia clínica de la Psicoterapia de Grupo radica en su
eficacia clínica, en cuanto produce un efecto beneficioso psicológico para los
participantes. Este tipo de psicoterapia puede aplicarse a grupos psiquiátricos y no
psiquiátricos y permite abordar un amplio abanico de problemas psicológicos y trastornos
de comportamiento, que van desde el comportamiento interpersonal neurótico hasta la
sociopatía, el abuso de sustancias y enfermedades mentales crónicas. También señala la
eficiencia de esta psicoterapia, ya que permite una utilización eficiente de los recursos y
un aumento de su rentabilidad.
El desarrollo de la Psicoterapia Grupal ha recibido aportes desde distintos enfoques
teóricos como los enfoques analíticos, entre los que se pueden nombrar los aportes de
Bion (1990) y Foulkes (2005). La contribución del Psicodrama de Moreno (1995) y el
Enfoque Humanista - Existencial. Estos enfoques colaboran en enriquecimiento al
proceso psicoterapéutico del grupo y del individuo.
La aportación de los enfoques analíticos es relevante para el desarrollo de esta modalidad
de trabajo, enfatizando en los aspectos implícitos e inconscientes de la vida afectiva del
grupo, que determinan el proceso grupal. Es importante entender que desde estos
enfoques, es el grupo el que se constituye como objeto y sujeto de abordaje grupal; por lo
que los fenómenos individuales son abordados como expresión de la dinámica grupal
total. Esto implica que la acción de un individuo es vista como expresión de una
necesidad o del funcionamiento de la estructura grupal. En especial, se puede mencionar
el trabajo desarrollado por Bion (1990), particularmente la elaboración que realiza de lo
que denomina grupo de Supuestos Básicos, que se refiere a los supuestos implícitos con
los que el grupo funciona (dependencia, ataque – huida y emparejamiento). Los grupos
bionianos apoyan el abordaje terapéutico en el análisis de la transferencia, en particular la
negativa (agresión) cumpliendo un rol central la persona del analista grupal.
El enfoque desarrollado por Foulkes (1986; 2005) Foulkes, Kadis, Krasner, Winick. (1969):
Grupoanálisis, permite el abordaje de la conflictividad grupal. El grupo se entiende como
una totalidad o globalidad construida a través de la matriz grupal y la red de
comunicaciones (Nitsun, 1996). Para el grupoanálisis, el trabajo terapéutico se conforma
una parte por la transferencia, privilegiando la positiva, la comunicación entre los
miembros, incorporando los mecanismos de defensa a ella.
En cuanto a la contribución del enfoque humanista - existencial, se pueden señalar a
Rogers (1987) con el desarrollo de los llamados grupos de encuentro. En los grupos, para
este autor, se debiera alcanzar un contacto más íntimo y directo que en la vida corriente.
Sería “uno de los aspectos más centrales, intensos y generadores de cambio” (Rogers,
1987; pág. 40) que genera el proceso grupal. Este modelo pone su énfasis, y desde ahí,
su aporte, tanto en el proceso del grupo como en el individuo en el contexto del grupo. Es
necesario señalar que también desde este enfoque, es posible abordar el momento
existencial de la persona que participa en el grupo, abordando temas como la soledad, los
límites de cada uno, los duelos y separaciones, entre otros fenómenos grupales. Desde
este enfoque se aplican técnicas que permiten realizar trabajos individuales, en pareja y
en subgrupos, donde el énfasis está puesto en el sentir que se desarrolla a partir del
contacto con otro u otros participantes.
También señalar la importancia que tiene Yalom (1986) en cuanto a incorporar una serie
de mecanismos de cambio en la psicoterapia de grupo que se les denomina factores
curativos o terapéuticos: infundir esperanza, universalidad, transmitir información,
altruismo, desarrollo de técnicas de socialización, comportamiento imitativo y catarsis.

II.II.I. Encuadre y Relación Terapéutica en la Psicoterapia de Grupal


Ambos aspectos son necesarios para comprender la metodología de la Psicoterapia
Grupal. Por Encuadre se entiende el fijar los límites del funcionamiento del grupo y, por
tanto, de la tarea que se realizará. Se hace un planteamiento tanto de objetivos
terapéuticos personales, para ser abordados en el grupo, como de expectativas
personales respecto del mismo. Junto con fijar los objetivos, expectativas, se plantea la
duración de la Psicoterapia, así como la periodicidad de las sesiones y la duración de las
mismas. Finalmente, las expectativas y los objetivos se trabajan nuevamente, pero en
esta oportunidad de manera grupal (Serrano, 1997; 2007). Todos estos aspectos tienen la
finalidad de desarrollar una alianza de trabajo (Etchegoyen, 1999; Greenson 2004).
Un segundo elemento a tener en cuenta, una vez establecido el encuadre, se refiere a la
relación terapéutica, entendida ésta como el análisis y elaboración que se haga de la
dinámica transferencial de los participantes. La relación terapéutica tiene por objeto el
análisis de las relaciones que se desarrollan entre los psicoterapeutas, o uno de ellos y el
grupo, y por otra parte, busca unir palabras y sensaciones a partir de las interacciones
que se constituyen entre los miembros del grupo, particularmente, las comunicaciones y
las dinámicas emocionales por las que atraviesa el grupo. La interpretación transferencial
se realiza en el “aquí y ahora”, por tanto, la transferencia se realiza en un plano
“horizontal” (Foulkes, 1986), pues se desarrolla en el plano actual y multipersonal. Así,
tiene un efecto menos regresivo que en el análisis individual, específicamente, en el
encuadre individual.
II.III. El Training Group o Grupo de Formación
El Training Group o Grupo de Formación, fue desarrollado por K. Lewin y su equipo de
asociados (Benne, 1975). Es un tipo particular de grupo experiencial utilizado por
psicólogos, educadores y médicos, que intenta conjugar los diversos factores que
intervienen en el proceso de cambio o formación, tanto a nivel personal, interpersonal y
grupal. Estas dimensiones incluyen lo cognitivo y afectivo, lo histórico y actual, lo interno y
externo. En dicho proceso de cambio y aprendizaje, se utiliza la experiencia de los
participantes como información fundamental de la dinámica grupal. Todo esto da cuenta
de la complejidad involucrada en los procesos de formación. Tiene por objetivos aprender
de procesos de grupo, aprender de sí mismos, aprender a dar ayuda, aprender a
participar eficazmente (Vendrell, 1996; Benne, Bradford, & Gibb, 1975; Gibb, 1975). Para
lograr estos objetivos se busca que los participantes interactúen entre ellos y así vivenciar
los diferentes fenómenos del proceso grupal y facilitar un aprendizaje experiencial (Bion,
1990,1997; Rogers, 1987).
El T – Group o Grupo de Formación se caracteriza por los siguientes aspectos:
● El primer aspecto se refiere a la inestructuración del contexto, es decir, los
participantes se enfrentan a una situación nueva donde no hay un plan a seguir, ni
técnicas grupales estructuradas y el liderazgo formal es referido básicamente al
mantenimiento del encuadre de funcionamiento. Esto suele ir en contra de las
expectativas que tienen los miembros, generando una situación de desconcierto y
frustración. La existencia de una atmósfera permisiva, posibilita a los participantes la
expresión y el análisis de tensiones existentes. La inestructuración tiene como función
principal romper los marcos de referencia tradicionales del participante e impulsar al grupo
hacia una forma propia de expresión y descubrimiento de las relaciones humanas, en
función de la propia vivencia.
● El segundo aspecto es que el grupo tiene como uno de sus objetivos el aprender
de su propia conducta, centrándose para ello en el "aquí y ahora" de la experiencia
grupal, más que discutir problemas externos al grupo o del “allá y entonces”; en este
último, la realidad está referida al “fue”, a lo que ya ocurrió, o al futuro, al querer ser,
coartando la unidad de referencia y de experiencia en todos los miembros. Se enfatiza
aquella conducta que proporcione una experiencia común al grupo, que sirva como un
referente propio del grupo. Lo que resulta común a todos los miembros del grupo es estar
compartiendo el mismo clima y la misma situación. Los logros del pasado no son
importantes. El grupo debe crear su propia historia, memoria, sus normas y su
organización, a partir de su vivencia común (Husenman, 1986).
La experiencia del grupo y de sus miembros, conforme se va produciendo, se convierte en
el material a partir del cual se realiza el aprendizaje acerca del funcionamiento de los
grupos y de las personas en los grupos, pudiendo dicho aprendizaje generalizarse a otras
situaciones (Bradford, Gibb & Benne, 1975). Se aprende a partir de un análisis de las
propias experiencias en grupo y de valorar la propia experiencia más que la opinión de un
experto. Cada participante es un investigador de su propia conducta y de la del grupo
(González & Vendrell, 1996; Schein & Bennis, 1980). Esta forma de concebir el
aprendizaje considera los recursos existentes al interior de un grupo (Schein & Bennis,
1980).

II.III. I. Training Group y Método no directivo


Debido a los alcances que posee el Training Group, en cuanto a la manera de generar
aprendizaje en sus participantes, podemos señalar que sus lineamientos son acordes a lo
que se plantea en el método no directivo, donde las personas pueden decidir acerca de
cuáles son sus propias necesidades y asumir responsabilidades para poder satisfacerlas.
Esto exige una manera de reflexionar acerca de la propia organización grupal, las formas
para desarrollar lo que se pretende realizar y cómo se llevarán a cabo las acciones
necesarias para conseguir lo que se propone, por lo cual, existe un factor de
autodeterminación ante la labor (Batten, 1969).
En este sistema de aprendizaje se valoran las experiencias previas con las que llegan las
personas, lo cual se asemeja a la metodología de T-Group. Bajo el Método no directivo,
se observa la confianza en lo que las personas pueden hacer por sí mismas. Este hecho
contrasta con el sistema de enseñanza directivo, donde habría una actitud de
desconfianza, desde el educador hacia el educando, respecto a sus recursos personales,
lo que disminuye las posibilidades que tiene este último para poder crear por sí mismo
(Casanova, 1989). En este caso, en el T-Group no se busca la adquisición de técnicas
para luego ser repetidas por los participantes, sino que más bien se enfatiza en sus
propias actitudes para comenzar a generar actitudes nuevas.
El confiar en el propio aprendizaje del educando es uno de los aspectos centrales del
Método no directivo, desde la premisa: no se puede enseñar directamente a una persona,
sino que solamente se puede facilitar su aprendizaje, ya que el individuo sólo aprenderá lo
que para él sea significativo (Rogers, 2000). Cada persona será capaz de otorgar un
significado a un evento en particular, dado a partir de sus propias experiencias de vida
(Rogers, 2000). De esta manera, se promueve que las personas al interior de un grupo,
aprendan a utilizar sus propios sentimientos y aptitudes para generar un proceso de
autoaprendizaje que permanezca a lo largo del tiempo (Casanova, 1989), lo cual también
se observa en la aplicación práctica de la metodología de Training Group.

II.IV. Los Procesos afectivos en los grupos experienciales planteados por W.R. Bion
Abordaremos la teorización realizada por Bion (1990) para explicar la dinámica afectiva
que se desarrolla en los grupos de experiencia. La idea principal de Bion es que en cada
grupo existen dos tipos de comportamiento o funcionamiento. El primer tipo de
comportamiento se da en el “grupo de trabajo” y es de tipo racional, está relacionado con
la tarea grupal o conducta pro-grupo. El segundo, se desarrolla en el “grupo de suposición
básica” y está relacionado a fenómenos emocionales (Anzieu y Martin, 1997). Son las
emociones inconscientes que pueden actuar de forma contraria al desarrollo de los
individuos y el grupo. Debido a esto, el grupo debe ir integrando estas emociones,
haciéndolas conscientes, a la tarea del grupo, dejando de ser un obstáculo puedan ser
facilitadoras del proceso. Para ello, el facilitador o analista grupal, a través de la
interpretación va haciendo consciente lo inconsciente.
Thomas (1998), siguiendo a Bion (1990), plantea que todo grupo tiene dos aspectos; por
un lado, se junta para realizar una tarea, hecho que viene a ser la razón de su existencia,
pero, por otro lado, aparece una antitarea, que son las resistencias asociadas a realizar la
tarea primaria (Rice, (1985). “Antitarea” es una manera distinta de referirse a los
supuestos básicos o los estados emocionales presentes en el funcionamiento de un
grupo, los cuales se definirán posteriormente. La función de la antitarea es defender al
grupo de las ansiedades muy intensas y profundas, que distorsionan y disminuyen el
contacto con la realidad y que afectan la ejecución de la tarea, la ansiedad que ella
provoca y que es necesaria metabolizar. La forma de reducirla o metabolizarla es
reflexionando sobre ella y los impedimentos para realizarla.
Con esta concepción de los grupos, Bion desarrolla una comprensión de los mismos con
la noción de contenido y continente. Por contenido se entendería la experiencia
proyectada. Lo que el grupo deposita en el propio grupo: emociones, pensamientos,
formas de comunicarse, etc. Por continente se entiende al objeto que absorbe la
experiencia. Las personas del grupo y el grupo se transforman en un continente (Nitsun,
1996).
Se debe abordar la relación entre contenido y continente que determinará el desarrollo
grupal y personal. Nitsun (1996), plantea que hay dos tipos de desarrollo, favorable y
desfavorable. Por desarrollo favorable, se entiende que la relación es constructiva, en ella
es posible pensar la ansiedad que produce la tarea grupal. El continente ayuda a
transformar la experiencia caótica y fragmentada mediante la búsqueda de significado. En
un desarrollo favorable se metaboliza la experiencia y por tanto emerge el pensar, el
descubrir intelectual y el desarrollo emocional. Esto favorece el aprendizaje, la contención
y la transformación en el grupo. El desarrollo desfavorable se refiere a la relación
degradante y destructiva, factores como la envidia, competencia, avaricia e individualismo
impide lo grupal y la experiencia no se procesa y alude a la mentalidad grupal y con ello al
“funcionamiento de grupo de supuesto básico”.
Los participantes de un grupo, al reflexionar sobre su experiencia, necesitan ir pensando y
asimilando la información que surge del proceso, enfrentando la ansiedad y las
resistencias que implica dicho proceso para ellos.
Pensar y/o reflexionar implica enfrentar la mentalidad grupal que se produce en todo
trabajo que afecta al grupo. La mentalidad grupal es la principal fuerza antitarea que debe
enfrentar el grupo y el equipo de facilitación. La “mentalidad grupal” es una manifestación
de un funcionamiento mental primario y regresivo, con emociones comunes, como, por
ejemplo, los supuestos básicos de dependencia, apareamiento y ataque y huida, que
obstruye el trabajo grupal. Esta mentalidad aparece cuando diferentes personas o
colectivos se juntan para hacer una tarea, por lo que implica la presencia de aspectos
comunes, que unen, aunque sus miembros no sean conscientes de ello. En la mentalidad
grupal, los participantes comparten emociones que generalmente son inconscientes y que
se desarrollan por la ansiedad que genera en los miembros de un grupo el sentirse solos,
como individuos separados y discretos dentro del grupo, que deben aportar con su trabajo
y experiencia a la tarea. Los intentos por disminuir esta ansiedad, provocan una suerte de
unanimidad en el funcionamiento grupal, que se aprecia en el grupo de supuesto básico,
generando un conflicto entre el grupo como tal y los deseos, opiniones y pensamientos de
los individuos que lo conforman Thomas, 1997; Bion, 1990; Rioch, 1979).
Desde este conflicto entre la mentalidad grupal y los deseos individuales surge la cultura
del grupo, que se mantiene constante a lo largo del tiempo y que implica tres aspectos:
1) La estructura del grupo, es decir, las normas, roles y sus relaciones, el estatus, la
composición, la dimensión del grupo y la cohesión.
2) La tarea fundamental o primaria que se propone.
3) La organización que adopta el grupo para conseguir este propósito, es decir, los
roles, la interrelación entre esos roles para conseguir la tarea, el tiempo que se necesita
para su realización y el territorio donde la realizará.
Todos estos elementos se consideran como los límites o fronteras que deben existir
cuando se trabaja con grupos experienciales. Rice (1985) plantea que estos procesos
afectivos, estos imagos afectivos, que Bion describió como parte de los grupos, pueden
desarrollarse al interior de las Organizaciones – Instituciones, ya que en ellas se
desarrollan relaciones intergrupales que van acompañadas con dinámicas de luchas de
poder y políticas. De esta manera se puede dar cuenta de una lógica de fenómenos
recurrentes.

II.IV.I. El Grupo de Supuesto Básico o fuerzas antitarea


Según Rioch (1979), los supuestos básicos orientan el comportamiento de un colectivo.
Son básicos porque están formados por emociones o reacciones muy primarias, que
influyen en el comportamiento de un grupo. El grupo genera una serie de defensas
colectivas o emociones primarias que le impiden tomar conciencia de su proceso, de su
aprendizaje y desarrollo (Thomas 1998).
En el grupo de experiencia es posible que surjan tres estados emocionales o supuestos
básicos que influenciarán en las relaciones que se establecen en el grupo y con el equipo
de facilitadores (Rioch, 1979). Dichos estados emocionales no aparecen de una manera
secuencial y lineal, sino más bien en una relación dialéctica con avances y retrocesos.
Éstos son los siguientes:
a) Dependencia
● En este estado emocional se busca la obtención de seguridad y protección a través
del facilitador/a. Los miembros del grupo actúan como si nada supieran, como si
fueran inmaduros. Este estado aparece claramente en los momentos iniciales de la
tarea. Aparecen sentimientos que están vinculados con el egoísmo, ira, culpa,
depresión y celos.
● El facilitador (o los co – facilitadores), es percibido como un ser todopoderoso,
omnisciente, sabio y generoso. Además se le idealiza. Los miembros, tienen la
convicción de que no necesitan informarle exactamente de sus problemas, porque él
lo sabe todo y lo haría mejor que si el grupo abordara sus necesidades y demandas
sin la ayuda de un facilitador. Él satisfará sus demandas y necesidades.
● En esta etapa al equipo se transforma en una especie de Dios. Cuando los miembros
del grupo comienzan a percibirlo de una manera más real, comienza a generarse en
ellos una sensación de indefensión, provocando decepción y hostilidad.

 Se expresa en conductas como: Petición de ayuda a la persona que ocupa el


liderazgo, demanda de estructura, o mantener la estructura (y procedimiento)
tradicional. Son percibidos sin iniciativa, no conscientes de los requisitos para trabajar
con otros, sin comprender los sentimientos de las personas, dificultad de trabajar y de
producir en grupo (Roma, J. s/p)
b) Ataque – Huida

 En esta etapa, debido a la decepción y hostilidad, el grupo puede atacar al facilitador o


huir de él para preservar a su propio grupo. Se le culpa de los hallazgos que se
encuentra, ya que no se tolera la propia debilidad y no aceptan estudiarse a sí
mismos. También se banaliza la tarea, o se le reduce su importancia. Surgen
elementos paranoides, sentimientos de odio, rabia, pánico. Se está “en contra de un
enemigo externo”.
 Cuando no se pueden desahogar la rabia o el temor, surge una frustración intolerable
para un grupo de suposición básica surgiendo el pánico.

 La huida ofrece al grupo una oportunidad inmediata de expresar sus emociones y


responde a la necesidad que tiene todo grupo de suposición básica de una
satisfacción instantánea. De la misma manera el ataque representa una válvula
inmediata de escape.

 La fuga se expresa en: apartarse, retraerse, distraen con comportamientos no


relevantes, evitando la tarea, evitando la confrontación y la interacción, salirse de la
tarea o grupo, contar chistes o hacer bromas. No quieren mantener el grupo integrado,
no quieren ser apreciados por los demás, dificultad para producir.

 El ataque se expresa en: Ataque a otros, hostilidad, agresividad, ira, resentimiento,


resistencias, disputas, disfrute de situaciones competitivas, competitividad. Se
esfuerzan más en enfrentar problemas (Roma, J. s/p).

c) Apareamiento

 En este supuesto el grupo desarrolla una esperanza “Mesiánica”, espera al


“Redentor”. En este caso se tiene la esperanza de que el equipo vendrá con la
solución a todos los problemas. El facilitador portará una idea, un tratamiento nuevo,
por lo que se comienza a escuchársele con interés y atención a lo que dicen. Sin
embargo, esta novedad es rechazada en muy poco tiempo. Para que se conserve la fe
en el facilitador, es preciso que no se haya empezado a trabajar todavía; una vez
iniciado, se comenzará a criticar.

 Bion subraya el clima de esperanza que prevalece en el grupo. El grupo disfruta de su


optimismo, justificándolo a través del anhelo de un desenlace moralmente
irreprensible. Los sentimientos asociados con este tipo de grupo son dulces y
agradables. De acuerdo con la suposición básica que lo caracteriza, el equipo
psicosocial salvará a los destinatarios de sentimientos de odio, destructividad y
desesperación, tanto propios como ajenos.

 Los resultados que arroja la tarea y las líneas de acción que de él se desprenden,
pueden debilitar la esperanza de los destinatarios, porque ya no hay nada que
esperar, experimentando nuevamente la destructividad que nunca disminuyó
realmente.

 Se expresa en conductas como: dar soporte a los otros miembros, mostrar calidez,
amabilidad, sensibilidad para los demás, expresión de intimidad, parcialidad hacia los
demás, habilidad para la introspección y de autocrítica (Roma, J. s/p).

 Contribuyen a la unión del grupo, expresan sentimientos de afecto, deseos de ser


apreciados e intimidad (Roma, J. s/p).

Las características comunes de los estados emocionales subyacentes en estas relaciones


dentro del grupo son:

 Evitación de la frustración por parte del grupo de tomar conciencia de su propia


realidad y por tanto de aprender de sí mismos.

 Funcionamiento alejado de la realidad externa. Existe confusión, mala memoria y


desorientación en el tiempo.

 No adaptarse a lo que ofrece la realidad, sino más bien resistencia al cambio.

 Se dan de manera automática e inevitable, no requiere entrenamiento ni madurez


mental.

 Son parte del funcionamiento del grupo, siempre están presentes.

 No hay pensamiento, las opiniones son instantáneas, no hay nadie que piense, el que
piensa es un enemigo porque rompe la unanimidad.

 Las opiniones tienden a ser anónimas, existe una especie de anonimato confabulado,
facilitado por el hecho de que se confunden identidades y nombres.

 En esto estados predominan el utilitarismo, sobretodo en la imposición de roles, por


ejemplo, rol de “salvador” o “Mesías”, de modo que el facilitador puede quedar
encerrado y sin posibilidades de salirse de él; un rol que los destinatarios necesitan
para sus propósitos.

 Los grupos de “suposición básica” constantemente intentan “pervertir” a sus líderes,


para alejarlos de su función específica. En el caso en que se realiza un diagnóstico, la
población objetivo intenta muchas veces obstaculizar o resistirse al proceso
diagnóstico, buscando alejarlos del propósito por los que fueron llamados. Estas
resistencias pueden mostrarse de diferentes maneras como por ejemplo el rechazo sin
reflexión de los resultados que se les ofrece o mostrando unanimidad inmediata
respecto a lo que se propone ya sea para apoyarlo o para criticarlo.
 En la fantasía inconsciente o ingenua, el equipo interventor en la dependencia debe
ser omnipotente; en el ataque invencible y en la huida inalcanzable; el equipo en el
apareamiento deberá ser maravilloso.
Para autores como Rioch (1979) y Thomas (1990), siguiendo a Bion, cuando el grupo es
capaz de metabolizar las emociones y por tanto de reflexionar acerca de los procesos que
los afectan, se está en el funcionamiento del “grupo de trabajo”, que se refiere al aspecto
del funcionamiento general del grupo que se relaciona con la verdadera tarea que deben
realizar. Hace referencia a una actitud mental, no a las personas que participan. Dicha
actitud favorece el contacto con la realidad, el pensamiento, la comunicación racional y la
cooperación en una tarea común y con los recursos necesarios para realizarlos.
Sus principales características que pueden ser generalizadas a un grupo de experiencia
que realiza su tarea son las siguientes:

 El trabajo se basa en la cooperación a partir de la experiencia y las habilidades de


cada persona o colectivo.

 Los participantes colaboran de una manera en que se perciba la identidad de cada


uno, actuar de acuerdo a su voluntad y decisión de participar activamente en el logro
de la meta común.

 Tener conciencia de su propósito y poder definir su tarea.

 La estructura se define en función de la ejecución de dicha tarea.

 El número de reuniones también dependerá de la cantidad de asuntos que se deban


tratar.

 Constantemente ponen a prueba sus conclusiones con su espíritu científico. Buscan


adquirir conocimientos a través de métodos de trabajo racionales, aceptan la realidad
y trabajan con ella. Sus miembros se juntan para hacer una cosa que cambiará la
realidad, que la modificará.

 Tienen plena conciencia del transcurso del tiempo y de los procesos de aprendizaje y
desarrollo. Se aprende desde la experiencia. No hay buen aprendizaje ni toma de
conciencia sin experiencia.

Un grupo que trabaja según las características del funcionamiento de un grupo de


experiencia, requiere que la cooperación se realice de la siguiente manera:

 Exige reflexión, entrenamiento y madurez, según Thomas requiere participación y


decisión consciente de participar.

 Requiere de toda la concentración, destreza y organización de fuerzas creativas que


deben unirse para lograr su desarrollo óptimo.

 Requiere de la experimentación consciente para realizar la tarea del grupo de trabajo.


 Depende de la creciente capacidad de cada individuo para poner responsablemente
sus destrezas al servicio de la labor común.
 En el grupo de trabajo, cada individuo es muy independiente y puede tener que
ejecutar su parte del trabajo en una forma muy solitaria.

II.V. Las Funciones de la facilitación en el Training Group o Grupo de Formación y


en la Psicoterapia Grupal.
La coordinación o facilitación del grupo psicoterapéutico o del grupo de formación,
requiere de una relación basada en trabajo de equipo y por tanto de complicidad, que
después se pueda transmitir a los participantes del grupo. Se trabaja idealmente con dos
facilitadores o coordinadores de ambos géneros, para facilitar la aparición de mayores
dinámicas transferenciales en los miembros del grupo.
Foulkes (1986) plantea que el coordinador o facilitador grupal debe tener una actitud no
directiva y analítica para clarificar e interpretar las comunicaciones que se desarrollan en
el grupo utilizando para ello predominantemente medios verbales, todo esto orientado a
conseguir eventualmente el insight de los participantes. Su rol no incluye la manipulación
de la relación, en la medida en que entiende su posición como figura transferencial. Trata
las relaciones interpersonales con el espíritu de una situación transferencial, aun cuando
los aspectos de la transferencia, en sentido estricto, no sean significativos. Esto implica un
estilo adaptativo y flexible y no solamente centrado en la tensión grupal común,
subyacente al grupo, sino considerar conductas personales e interpersonales.
Además, debe tener una actitud de director de orquesta, articular y armonizar la
cooperación, pero no en un sentido convencional y directivo. Debe poner su énfasis en lo
horizontal: transferencia, comunicación y la psicoterapia suceden a través del grupo: “la
terapia del grupo por el grupo, incluyendo al conductor” (Foulkes, citado en Nitsun, 1996).
Por último, debe facilitar la comunicación entre todos y con todos, ayudando a clarificar lo
que comunicamos en la comunicación.
La facilitación del grupo contempla las siguientes funciones:
La primera es generar un espacio de contención y protección emocional (ansiedades y
angustias de los participantes). Para ello requiere estructurar y fijar ciertas directrices en
el grupo como es el encuadre del grupo (objetivos, duración, horarios, sala, entre otros).
La segunda, corresponde a una etapa de mayor madurez y autonomía del grupo,
debiendo centrarse en la acción y proceso del grupo. Debe observar y analizar la relación
que se establece en un nivel metacomunicativo y facilitar la expresión emocional de los
participantes.
El facilitador ocupa un rol que permite que tanto él como los integrantes del grupo se
hagan cargo de éste, lo que significa que todos y no solamente el facilitador, enfrenten los
problemas y actúen para resolverlos. En esta tarea todos tienen la misma
responsabilidad, pero con funciones diferentes. Esta forma de entender la facilitación
permite separarla de la función de liderazgo (Fernández, 1986). Al conductor o facilitador
grupal le corresponde generar estructura para facilitar el grupo y analizar los procesos y
fenómenos que suceden en él, pero no liderar lo que en él se realice.
El facilitador intenta que la influencia provenga de la situación misma tal y como ésta se
va desarrollando. Evita que el grupo se centre en él y favorecerá, desde el primer
momento, la interacción múltiple entre los participantes. Su función consistirá en estimular
los procesos de realimentación entre los miembros del grupo. (Vendrell, 1996, en
González & Vendrell). En este sentido, el facilitador es quien debe crear las condiciones
favorables para que el grupo actúe de manera autónoma, fomentando la reflexión crítica
para analizar las problemáticas que lo afectan (Rogers, 1997; Batten, 1969). El facilitador
debe ser capaz de enfatizar en la relación entre los participantes del grupo, siendo un
sostén que respete a quienes forman parte de él, a partir de su capacidad empática y la
aceptación hacia sus miembros, ayudando a cada uno de los integrantes a formar su
propia capacidad para tomar decisiones desde su propia autenticidad (Rogers, 1987),
bajo un método no directivo de aprendizaje (Batten, 1969).

III. COMPARACIÓN ENTRE PSICOTERAPIA GRUPAL Y TRAINING GROUP

Al hacer una comparación entre la Psicoterapia Grupal y el Training Group o Grupo de


Formación se debe plantear las semejanzas y diferencias de los aspectos que conforman
el encuadre de ambos métodos. Los aspectos son los siguientes: Los objetivos, duración,
frecuencia de las sesiones, número y composición de los grupos, análisis e interpretación
de la experiencia grupal, estructuración del método de trabajo grupal y facilitación o
conducción grupal.
1. Objetivos
El primer aspecto se refiere a los objetivos que se plantean en cada uno de estos
métodos. El objetivo de la Psicoterapia Grupal busca abordar los conflictos psíquicos o las
problemáticas que afectan a los participantes, siendo su motivación común. La forma para
conseguir esto se encuentra en el grupo y las interrelaciones. En este sentido el grupo es
utilizado en beneficio del individuo (Díaz, 2000). Entre los objetivos que han planteado
algunos autores (Borrelli, 1983; Serrano 2007), la psicoterapia de grupo busca facilitar el
afianzamiento del individuo en el encuentro con el círculo social más amplio, para resolver
la angustia que produce el proceso de socialización en las personas. Además intenta
favorecer una identidad propia y poder estar con el otro, poder contactar y comprender
aquello que impide la funcionalidad y autonomía en el sistema social. Finalmente se
puede mencionar que pretende dinamizar conflictos internos vinculados a las
prohibiciones sociales.
Por otra parte, en el Training Group, el objetivo es aprender a analizar procesos grupales,
aprender a aprender, y a participar efectivamente en grupo, por lo que el grupo actúa en
beneficio del propio grupo (Vendrell, 1996, en González & Vendrell). Se busca alcanzar
una comunicación válida, es decir, que expresen libremente opiniones sobre sí mismos y
los demás, y que acepten que los otros pueden hacer lo mismo a partir de sus propias
experiencias (Shaw, 1995). La finalidad de estos grupos no es psicoterapéutica.
Se pueden señalar algunos objetivos que podrían ser comunes para ambos métodos
como: Tomar contacto con las sensaciones, necesidades y emociones que surgen del
contacto con otro en la esfera de lo social. Facilitar una mayor elaboración de la
comunicación receptor – emisor. Facilitar el aprendizaje interpersonal. Aumentar la
capacidad empática y de integración emocional y racional. Reconocimiento de las
defensas psíquicas en la relación con otros. Sin embargo, los grupos psicoterapéuticos, a
diferencia del Training Group, buscan abordar el conflicto psíquico a través de la
elaboración de dichos conflictos para que los sujetos puedan ser más autónomos,
integren sus emociones y tener una mayor madurez que les permita adaptarse a la
realidad social.
2. Duración
La duración es otro de los elementos que permiten diferenciar ambos métodos, lo que
diferencia claramente los objetivos que se buscan alcanzar en ambos grupos. En el caso
de la psicoterapia de grupo tiene una duración que puede ser de un año al menos
(Sunyer, 2008). En cuanto a al Training Group, éste puede tener una duración que va
desde sólo un fin de semana hasta casi un año (Vendrell, 1996, en González & Vendrell).
3. Frecuencia de las sesiones.
En cuanto a la frecuencia, la Psicoterapia Grupal es normalmente una sesión semanal de
90 a 120 minutos (Sunyer, 2008; Díaz, 2000). En cuanto al Training Group, la frecuencia
puede ser de una vez por semana con sesiones de 90 a 120 minutos a un abordaje
intensivo como puede ser maratón o programa residencial (estar reunidos durante
algunos días para realizar este trabajo).
4. Número participantes y composición de los grupos.
En relación al número de participantes, el Training Group y la psicoterapia de grupo
funcionan como grupos en que haya un número restringido de personas, que puede ir de
6 a 14 miembros, donde se puedan establecer relaciones cara a cara, y por tanto
individualizadas, que se desarrollen numerosos intercambios entre sus miembros y que
las personas puedan ser percibidas claramente (Anzieu & Martin, 1997; Vendrell, 1996, en
González & Vendrell). Con esto se busca favorecer las dinámicas transferenciales y dar
mayor heterogeneidad a las interacciones dentro del grupo y así favorecer la aparición de
nuevas conflictivas interpersonales y grupales. Al hablar de “número restringido de
miembros” no existe un consenso claro (Vendrell, 1996). El número de participantes
también determina los procesos emocionales que se desarrollan en un grupo. Los grupos
pequeños generan dinámicas libidinales ya que se reproduce la dinámica familiar. Los
grupos medianos y grandes se centran más bien en las dinámicas del poder y la forma en
que éste circula al interior de (Sunyer, 2015).
Es posible plantear una diferencia en el grado de heterogeneidad en cuanto a la
composición. Se busca que los Grupos de Formación tengan la heterogeneidad necesaria
para facilitar dinámicas de conflicto y cambio, por tanto que faciliten potenciar el
aprendizaje interpersonal. En la Psicoterapia de Grupo, se busca una menor
heterogeneidad, es decir, aumentar los grados de homogeneidad, para potenciar la
cohesión y satisfacción para abordar los conflictos psíquicos (Roca, 1993).
Los T-group suelen estar conformados por adultos que realizan actividades de dirección
de grupos o aprender a conducir o facilitar grupos, mientras que en los grupos
terapéuticos los individuos participan para abordar conflictos psíquicos de sus relaciones
con su entorno y no por un objetivo formativo (Shaw, 1995).
5. Niveles de análisis e interpretación de la experiencia grupal
Si bien ambos métodos se basan en los aprendizajes adquiridos en la interacción
interpersonal, difieren en los niveles de análisis.
En la Psicoterapia Grupal se busca un abordaje del conflicto individual por medio de la
interacción grupal. Para este fin, el/la psicoterapeuta utiliza la interpretación de los
significados latentes, como principal herramienta para encontrar los significados
psicológicos adyacentes a los comportamientos, expresiones y formas de relacionarse. Se
interpretan las múltiples transferencias, los conflictos entre participantes y las
interacciones espontáneas en el aquí y ahora (Díaz, 2000). La Psicoterapia Grupal se
centra tanto en el proceso que se desarrolla en el aquí y ahora y también en la historia y
los aspectos que han influido en los participantes.
Por otra parte, en el Grupo de Formación, el nivel de análisis se orienta a analizar la
experiencia del aquí y ahora de la experiencia grupal. Éste no es el método adecuado
para tratar temas que requieren un análisis en profundidad, ya que su misma
estructuración y objetivos no lo permiten (Vendrell, 1996).
6. Grado de estructuración del método grupal
La estructuración o inestructuración de la tarea grupal se encuentra determinada por la
utilización de técnicas grupales mediadoras de la experiencia o también conocidas como
dinámicas grupales (Vendrell, 1996, en González & Vendrell). En la Psicoterapia grupal
los grados de estructuración varían según el enfoque teórico y metodológico utilizado, así
los enfoques analíticos tienden a trabajar con la experiencia grupal directa sin la
mediación de las técnicas antes mencionadas, aprovechando de esta manera el proceso
del grupo. La terapia gestáltica, los diferentes enfoques que abordan el trabajo de cuerpo,
tanto neo - reichiano como post -reichiano, la danza movimiento terapia, el psicodrama
tienden a ser más estructurados en su propuesta, pero no menos profundos. (Moreno
1993; Castanedo, 1990; Lowen, 1977, en Ruitenbeek).
El Training Group, tiende a abordar la tarea grupal, es decir, aprender de procesos
grupales, de una manera no estructurada, o sin la mediación de técnicas grupales, por lo
que se utiliza la propia experiencia del grupo en el aquí y ahora para analizar su proceso,
sin mediar ningún otra herramienta técnica que el análisis multitransferencial por medio de
la palabra (Bejarano, 1978).
7. Facilitación o conducción de grupos.
En la Psicoterapia Grupal y en el Training Group, se puede trabajar con un solo facilitador
o en co – facilitación. La diferencia que presentan ambos métodos está dada en cuanto a
que la facilitación en el Training Group se centra en las interacciones que se producen en
el aquí y ahora del grupo, por tanto en el proceso de éste, pudiendo identificar las
influencias de lo social - institucional en la interacción del grupo. Así, sus intervenciones
en su mayoría son referidas al grupo en su totalidad (Vendrell, 1996, en González &
Vendrell; Rosenfeld, 1971). En la Psicoterapia de grupo, las intervenciones tienen un
abanico mayor de maniobras, pudiendo intervenir en la totalidad del grupo, a individuos en
específicos e incorporar la historia de Ios sujetos.

IV. Conclusión

Para terminar este artículo, señalar que se ha intentado, describir en qué consisten estos
dispositivos grupales y los objetivos, metodologías que tienen considerando sus puntos de
semejanza y diferencia. Pero particularmente en la importancia que tiene el Training
Group en resaltar el valor de la dialéctica y las experiencia y emociones en el aprendizaje
formativo que incorpore los modos de ser, pensar y sentir del futuro psicólogo/a.

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