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El Training Group Como Método Formativo en Procesos Grupales Aplicado A La Psicoterapia Grupal
El Training Group Como Método Formativo en Procesos Grupales Aplicado A La Psicoterapia Grupal
Lewin, al igual que Moreno, fueron pioneros en los estudios sobre grupalidad. Lewin
concibe al Grupo como un sistema de interdependencias y una totalidad dinámica. El
grupo se constituye en un todo cuyas propiedades son diferentes a la suma de las partes.
Es una realidad irreductible a los individuos que la componen (Fernández, 1986). Sus
hallazgos ponen en evidencia que “es más eficiente el cambio de actitud en un grupo
interactivo que en sujetos aislados” (pág. 220, González & Cornejo, 1993). Plantea que
existen influencias del comportamiento grupal sobre el comportamiento individual. Estos
hallazgos permiten apoyar la importancia de realizar el proceso de aprendizaje en un
contexto interactivo (Cortés, s/p).
Los Grupos de Experiencia tienen como propósito brindar un espacio donde las personas
que participan tengan la posibilidad de aprender a conocerse a sí mismos, a comunicarse
con los otros y a expresar los sentimientos que vivencian. El grupo experiencial facilita un
cambio contextual, un espacio diferente al habitual. Esta recontextualización facilita
nuevas formas de expresión personal, y para que ésta se dé, es necesario que el grupo
se caracterice por ser confiable, íntimo y confidencial. Cuando las personas empiezan a
conocerse, aparecen las diferencias y se hacen visibles, siendo necesario que los
conflictos se expresen en un clima grupal adecuado para poder enfrentarlos y
solucionarlos. En definitiva, el grupo permite que la persona desarrolle las habilidades y
destrezas interpersonales necesarias para relacionarse más efectivamente con los
demás, para que, posteriormente, pueda utilizarlas en otras situaciones (Husenman,
1986). El Grupo de Experiencia busca que sus miembros se beneficien de la experiencia
en sí misma y de la reflexión sobre el comportamiento individual y grupal. Sin embargo, se
debe tomar en cuenta que esto no garantiza el éxito total de quienes participan en él
(Shaw, 1980; Sbandi, 1990; Huici, 1987).
Los grupos experienciales, se caracterizan porque utiliza al grupo “…como vehículo
común para el desarrollo del individuo (su grupo y/u organización) a través de una
dinámica de aprendizaje común que pone énfasis en el proceso o en la comunicación de
sentimientos” (Cooper, citado en Huici, 1987).
Rogers (1987) considera que la experiencia grupal intensiva influencia el comportamiento
individual y las relaciones entre los individuos. En relación a los cambios personales,
Rogers señala: “He visto a individuos que modifican mucho el concepto que tenían de sí
mismos a medida que exploraban sus sentimientos en un clima de aceptación, y recibían
una realimentación a la vez dura y tierna de los miembros del grupo que se interesaban
por ellos", agrega que “ los individuos escogían un rumbo totalmente nuevo para sus
vidas” …" A algunas personas la experiencia las deja intactas y no experimentan en el
presente o en el futuro, ningún cambio significativo. Otras, que aparentemente no se
comprometen en un grupo de esta naturaleza, manifiestan el cambio más tarde, en una
forma de conducta muy interesante” (Pág. 79).
En cuanto a los cambios que se producen en las relaciones personales, comenta: “He
conocido sujetos para quienes la experiencia significó un cambio milagroso en la
intensidad de su comunicación con sus cónyuges y sus hijos. A veces logran compartir
con ellos por primera vez sus auténticos sentimientos.” Además, las personas “pudieron
compartir su creciente proceso de toma de conciencia y arriesgarse a expresar sus
sentimientos verdaderos - cariñosos y negativos - tan pronto como tomaron conciencia de
estos… He visto a padres y madres que volvieron a sus hogares con capacidad para
comunicarse por primera vez en muchos años con sus hijos” (Pág.80). Por último plantea
que “ es justo decir que he visto a menudo cambios muy grandes en las relaciones de las
personas, casi siempre constructivos, pero a veces también negativos desde un punto de
vista social, aunque no necesariamente desde un punto de vista personal” ( Pág. 81).
Perls (1991) señala que el grupo es fundamental para lograr el cambio en un trabajo
psicoterapéutico, ya que no sólo se debe realizar una intervención individual en un
contexto grupal, sino que se debe buscar la participación del grupo a través de la
utilización de la retroalimentación, ya que el apoyo del grupo es fundamental para el
desarrollo de la autoestima del individuo, para que aprecie sus logros, el nivel de
autenticidad alcanzado y su nivel de vitalidad.
En esta línea, el aporte de los grupos experienciales a los procesos de formación del
psicólogo/a consiste en lograr implicación emocional que moviliza y facilita un cambio más
perdurable en las actitudes y en los comportamientos. Un segundo aporte de estos grupos
se refiere a que incluye la parte emocional y cognitiva como elemento que proporciona
eficacia en el aprendizaje y desarrollo así como satisfacción (Cortés, 2004).
Sunyer (1996) plantea que los grupos experienciales pequeños, medianos y
grandes/amplios, utilizados en contexto de enseñanza, permiten generar una red de
interacciones que ayuda a enriquecer la docencia. Además, los miembros del grupo van
aportando su propia experiencia vivida. Se involucran en la confección de la propia
materia de estudio. Por lo que el resultado supone que la asignatura no es algo venido de
fuera sino que proviene de su propio esfuerzo por conocer y aprender.
López – Atiensa (2001) señala que en los grupos de experiencia personal aparece una
mayor propensión a encontrarse con situaciones regresivas. Para este autor, el grupo en
sí mismo tiene una connotación regresiva que se encuentra implícita en su propia
estructura. El hecho de reunirse un número de personas que no se conocen con un
conductor o facilitador que marca unas consignas, donde se permite a cada uno que
hable de lo que quiera, dejándole liberado desde una libertad externa a explorar en su
libertad interna en presencia de varios, es una experiencia tan inédita y desconocida que
provoca en sus participantes un nivel de desconcierto, que es vivido de forma regresiva.
Junto a esto, los fenómenos regresivos se dan en todo individuo que se coloca en
disposición de aprender. Finalmente, en los grupos de experiencia utilizados en l
formación, como parte del proceso, se produce una transformación que consiste en pasar
de la profesionalización, o más bien de la desprofesionalización a la humanización del
grupo, permitirá que se dé un proceso auténtico de formación, por lo que es inevitable el
tránsito por situaciones regresivas.
Entre los grupos experienciales, existen tanto los grupos centrados en el aprendizaje
como el T Group o Grupo de Formación, los grupos expresivos (Grupos de encuentro) y
los grupos Terapéuticos (Shaw, 1995). Si bien el Grupo de Formación no es propiamente
un grupo psicoterapéutico, comparte con éste los procesos de cambio y aprendizaje, lo
que permite pensar la experiencia, clarificarla e integrar el sentir en el grupo,
repercutiendo en la modificación de las actitudes de quienes participan.
A continuación, se desarrollarán ambos tipos de grupos y la relación que es posible
establecer entre ellos.
II.I. La Psicoterapia de Grupo
Existen diversos modelos de intervención en Psicoterapia de Grupo con origen en Europa
y Estados Unidos, destacando el Grupoanálisis, desarrollado originalmente por S. H.
Foulkes (Foulkes, 2005; Foulkes, 2007), el Grupo de Encuentro, desarrollado por Rogers
(1987) y Yalom (1986), mientras que en Latinoamérica se encuentra Pichón – Riviere y su
método denominado Grupo Operativo (Sunyer, 2008; Foladori, 2001).
Para Foulkes (1986), la psicoterapia grupal, es una psicoterapia realizada en el grupo, por
el grupo y del grupo, incluyendo a su conductor. La labor del psicoterapeuta - analista
consiste en ayudar en este proceso y debe poner al servicio del grupo su conocimiento
experimentado y su propia persona. Según este autor, los objetivos serían (1) ayudar a
aliviar el sufrimiento mediante la discusión abierta y la comprensión, así como a la (2)
liberación del individuo de inhibiciones excesivas de índole social, sexual y agresiva.
Para Yalom (1986) y Yalom y Vinogradov (1996), la Psicoterapia Grupal se refiere a la
aplicación de técnicas psicoterapéuticas a un grupo de pacientes. Sería el grupo mismo
(relación paciente –paciente), así como la aplicación de técnicas específicas y la
realización de intervenciones por parte del psicoterapeuta calificado, lo que serviría como
instrumento de cambio.
El grupo psicoterapéutico (Yalom, 1986) se caracteriza, en primer lugar, por ser un
sistema microsocial en el cual se desarrollan relaciones interpersonales que favorecen el
desarrollo psicológico. En segundo lugar, opera como un espacio donde se proporcionan
interacciones interpersonales. En tercer lugar, actúa como facilitador de experiencias
cohesivas. Por lo que se transforma en un instrumento relevante para abordar los
conflictos relacionales e históricos que vive la persona.
En el grupo terapéutico tienden a desplegarse los modos característicos de relacionarse
de las personas, por lo que allí se expresan sus defensas habituales, es decir, conductas,
pensamientos y emociones defensivas. Estos aspectos actitudinales están determinados
por los aprendizajes familiares tempranos, a la base del desarrollo del carácter y la forma
que asume éste. En este sentido, el grupo puede ser utilizado como un factor terapéutico
para recapitular correctivamente el grupo familiar primario (Yalom, 1986). De esta forma,
es posible aplicar las herramientas técnicas como son el análisis de las resistencias y la
dinámica transferencial (transferencia y contratransferencia), que también son utilizadas
por las psicoterapias analíticas y que han sido abordadas por los grupos analíticos
(Foulkes, 1986).
Existen dos formas de entender la Psicoterapia Grupal. Una de ellas se considera como
una Psicoterapia de Grupo; en la cual, el objeto de análisis es el propio grupo Se concibe
al grupo como una totalidad, por lo que la conducta individual debe ser contemplado
dentro del marco colectivo donde se manifiesta. Se considera al grupo y no al individuo
como paciente, por lo que el grupo se constituye como agente de cambio terapéutico y los
vínculo e interrelaciones son fundamentales. Psicoterapeuta asume un rol de analista
grupal, asumiendo una forma de facilitación o coordinación no directiva. (Fernández,
1986; Villegas, 1997).
La otra forma, se entiende como una Psicoterapia en Grupo, lo que significa que el objeto
de análisis es el individuo, pero en un contexto grupal. El individuo constituye la figura y
el grupo el fondo y el/la psicoterapeuta, actúa manteniendo el liderazgo y su facilitación
tiende a ser directiva (Villegas, 1997).
Según Yalom (1986), la relevancia clínica de la Psicoterapia de Grupo radica en su
eficacia clínica, en cuanto produce un efecto beneficioso psicológico para los
participantes. Este tipo de psicoterapia puede aplicarse a grupos psiquiátricos y no
psiquiátricos y permite abordar un amplio abanico de problemas psicológicos y trastornos
de comportamiento, que van desde el comportamiento interpersonal neurótico hasta la
sociopatía, el abuso de sustancias y enfermedades mentales crónicas. También señala la
eficiencia de esta psicoterapia, ya que permite una utilización eficiente de los recursos y
un aumento de su rentabilidad.
El desarrollo de la Psicoterapia Grupal ha recibido aportes desde distintos enfoques
teóricos como los enfoques analíticos, entre los que se pueden nombrar los aportes de
Bion (1990) y Foulkes (2005). La contribución del Psicodrama de Moreno (1995) y el
Enfoque Humanista - Existencial. Estos enfoques colaboran en enriquecimiento al
proceso psicoterapéutico del grupo y del individuo.
La aportación de los enfoques analíticos es relevante para el desarrollo de esta modalidad
de trabajo, enfatizando en los aspectos implícitos e inconscientes de la vida afectiva del
grupo, que determinan el proceso grupal. Es importante entender que desde estos
enfoques, es el grupo el que se constituye como objeto y sujeto de abordaje grupal; por lo
que los fenómenos individuales son abordados como expresión de la dinámica grupal
total. Esto implica que la acción de un individuo es vista como expresión de una
necesidad o del funcionamiento de la estructura grupal. En especial, se puede mencionar
el trabajo desarrollado por Bion (1990), particularmente la elaboración que realiza de lo
que denomina grupo de Supuestos Básicos, que se refiere a los supuestos implícitos con
los que el grupo funciona (dependencia, ataque – huida y emparejamiento). Los grupos
bionianos apoyan el abordaje terapéutico en el análisis de la transferencia, en particular la
negativa (agresión) cumpliendo un rol central la persona del analista grupal.
El enfoque desarrollado por Foulkes (1986; 2005) Foulkes, Kadis, Krasner, Winick. (1969):
Grupoanálisis, permite el abordaje de la conflictividad grupal. El grupo se entiende como
una totalidad o globalidad construida a través de la matriz grupal y la red de
comunicaciones (Nitsun, 1996). Para el grupoanálisis, el trabajo terapéutico se conforma
una parte por la transferencia, privilegiando la positiva, la comunicación entre los
miembros, incorporando los mecanismos de defensa a ella.
En cuanto a la contribución del enfoque humanista - existencial, se pueden señalar a
Rogers (1987) con el desarrollo de los llamados grupos de encuentro. En los grupos, para
este autor, se debiera alcanzar un contacto más íntimo y directo que en la vida corriente.
Sería “uno de los aspectos más centrales, intensos y generadores de cambio” (Rogers,
1987; pág. 40) que genera el proceso grupal. Este modelo pone su énfasis, y desde ahí,
su aporte, tanto en el proceso del grupo como en el individuo en el contexto del grupo. Es
necesario señalar que también desde este enfoque, es posible abordar el momento
existencial de la persona que participa en el grupo, abordando temas como la soledad, los
límites de cada uno, los duelos y separaciones, entre otros fenómenos grupales. Desde
este enfoque se aplican técnicas que permiten realizar trabajos individuales, en pareja y
en subgrupos, donde el énfasis está puesto en el sentir que se desarrolla a partir del
contacto con otro u otros participantes.
También señalar la importancia que tiene Yalom (1986) en cuanto a incorporar una serie
de mecanismos de cambio en la psicoterapia de grupo que se les denomina factores
curativos o terapéuticos: infundir esperanza, universalidad, transmitir información,
altruismo, desarrollo de técnicas de socialización, comportamiento imitativo y catarsis.
II.IV. Los Procesos afectivos en los grupos experienciales planteados por W.R. Bion
Abordaremos la teorización realizada por Bion (1990) para explicar la dinámica afectiva
que se desarrolla en los grupos de experiencia. La idea principal de Bion es que en cada
grupo existen dos tipos de comportamiento o funcionamiento. El primer tipo de
comportamiento se da en el “grupo de trabajo” y es de tipo racional, está relacionado con
la tarea grupal o conducta pro-grupo. El segundo, se desarrolla en el “grupo de suposición
básica” y está relacionado a fenómenos emocionales (Anzieu y Martin, 1997). Son las
emociones inconscientes que pueden actuar de forma contraria al desarrollo de los
individuos y el grupo. Debido a esto, el grupo debe ir integrando estas emociones,
haciéndolas conscientes, a la tarea del grupo, dejando de ser un obstáculo puedan ser
facilitadoras del proceso. Para ello, el facilitador o analista grupal, a través de la
interpretación va haciendo consciente lo inconsciente.
Thomas (1998), siguiendo a Bion (1990), plantea que todo grupo tiene dos aspectos; por
un lado, se junta para realizar una tarea, hecho que viene a ser la razón de su existencia,
pero, por otro lado, aparece una antitarea, que son las resistencias asociadas a realizar la
tarea primaria (Rice, (1985). “Antitarea” es una manera distinta de referirse a los
supuestos básicos o los estados emocionales presentes en el funcionamiento de un
grupo, los cuales se definirán posteriormente. La función de la antitarea es defender al
grupo de las ansiedades muy intensas y profundas, que distorsionan y disminuyen el
contacto con la realidad y que afectan la ejecución de la tarea, la ansiedad que ella
provoca y que es necesaria metabolizar. La forma de reducirla o metabolizarla es
reflexionando sobre ella y los impedimentos para realizarla.
Con esta concepción de los grupos, Bion desarrolla una comprensión de los mismos con
la noción de contenido y continente. Por contenido se entendería la experiencia
proyectada. Lo que el grupo deposita en el propio grupo: emociones, pensamientos,
formas de comunicarse, etc. Por continente se entiende al objeto que absorbe la
experiencia. Las personas del grupo y el grupo se transforman en un continente (Nitsun,
1996).
Se debe abordar la relación entre contenido y continente que determinará el desarrollo
grupal y personal. Nitsun (1996), plantea que hay dos tipos de desarrollo, favorable y
desfavorable. Por desarrollo favorable, se entiende que la relación es constructiva, en ella
es posible pensar la ansiedad que produce la tarea grupal. El continente ayuda a
transformar la experiencia caótica y fragmentada mediante la búsqueda de significado. En
un desarrollo favorable se metaboliza la experiencia y por tanto emerge el pensar, el
descubrir intelectual y el desarrollo emocional. Esto favorece el aprendizaje, la contención
y la transformación en el grupo. El desarrollo desfavorable se refiere a la relación
degradante y destructiva, factores como la envidia, competencia, avaricia e individualismo
impide lo grupal y la experiencia no se procesa y alude a la mentalidad grupal y con ello al
“funcionamiento de grupo de supuesto básico”.
Los participantes de un grupo, al reflexionar sobre su experiencia, necesitan ir pensando y
asimilando la información que surge del proceso, enfrentando la ansiedad y las
resistencias que implica dicho proceso para ellos.
Pensar y/o reflexionar implica enfrentar la mentalidad grupal que se produce en todo
trabajo que afecta al grupo. La mentalidad grupal es la principal fuerza antitarea que debe
enfrentar el grupo y el equipo de facilitación. La “mentalidad grupal” es una manifestación
de un funcionamiento mental primario y regresivo, con emociones comunes, como, por
ejemplo, los supuestos básicos de dependencia, apareamiento y ataque y huida, que
obstruye el trabajo grupal. Esta mentalidad aparece cuando diferentes personas o
colectivos se juntan para hacer una tarea, por lo que implica la presencia de aspectos
comunes, que unen, aunque sus miembros no sean conscientes de ello. En la mentalidad
grupal, los participantes comparten emociones que generalmente son inconscientes y que
se desarrollan por la ansiedad que genera en los miembros de un grupo el sentirse solos,
como individuos separados y discretos dentro del grupo, que deben aportar con su trabajo
y experiencia a la tarea. Los intentos por disminuir esta ansiedad, provocan una suerte de
unanimidad en el funcionamiento grupal, que se aprecia en el grupo de supuesto básico,
generando un conflicto entre el grupo como tal y los deseos, opiniones y pensamientos de
los individuos que lo conforman Thomas, 1997; Bion, 1990; Rioch, 1979).
Desde este conflicto entre la mentalidad grupal y los deseos individuales surge la cultura
del grupo, que se mantiene constante a lo largo del tiempo y que implica tres aspectos:
1) La estructura del grupo, es decir, las normas, roles y sus relaciones, el estatus, la
composición, la dimensión del grupo y la cohesión.
2) La tarea fundamental o primaria que se propone.
3) La organización que adopta el grupo para conseguir este propósito, es decir, los
roles, la interrelación entre esos roles para conseguir la tarea, el tiempo que se necesita
para su realización y el territorio donde la realizará.
Todos estos elementos se consideran como los límites o fronteras que deben existir
cuando se trabaja con grupos experienciales. Rice (1985) plantea que estos procesos
afectivos, estos imagos afectivos, que Bion describió como parte de los grupos, pueden
desarrollarse al interior de las Organizaciones – Instituciones, ya que en ellas se
desarrollan relaciones intergrupales que van acompañadas con dinámicas de luchas de
poder y políticas. De esta manera se puede dar cuenta de una lógica de fenómenos
recurrentes.
c) Apareamiento
Los resultados que arroja la tarea y las líneas de acción que de él se desprenden,
pueden debilitar la esperanza de los destinatarios, porque ya no hay nada que
esperar, experimentando nuevamente la destructividad que nunca disminuyó
realmente.
Se expresa en conductas como: dar soporte a los otros miembros, mostrar calidez,
amabilidad, sensibilidad para los demás, expresión de intimidad, parcialidad hacia los
demás, habilidad para la introspección y de autocrítica (Roma, J. s/p).
No hay pensamiento, las opiniones son instantáneas, no hay nadie que piense, el que
piensa es un enemigo porque rompe la unanimidad.
Las opiniones tienden a ser anónimas, existe una especie de anonimato confabulado,
facilitado por el hecho de que se confunden identidades y nombres.
Tienen plena conciencia del transcurso del tiempo y de los procesos de aprendizaje y
desarrollo. Se aprende desde la experiencia. No hay buen aprendizaje ni toma de
conciencia sin experiencia.
IV. Conclusión
Para terminar este artículo, señalar que se ha intentado, describir en qué consisten estos
dispositivos grupales y los objetivos, metodologías que tienen considerando sus puntos de
semejanza y diferencia. Pero particularmente en la importancia que tiene el Training
Group en resaltar el valor de la dialéctica y las experiencia y emociones en el aprendizaje
formativo que incorpore los modos de ser, pensar y sentir del futuro psicólogo/a.
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