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Para el Viernes Santo el tema era los personajes al pie de la cruz.

  A
continuación un sketch sobre "las autoridades"  Claro que está en el contexto
colombiano, que sería una parte para adaptar a los diversos países.
Un abrazo,  Pedro Stucky
mhope@elsitio.net.co

LOS PERSONAJES AL PIE DE LA CRUZ: LAS AUTORIDADES

Lectura de Mt. 27.45-54

Octavio: Permítanme presentarme. Me llamo Octavio. Fuí capitán del Imperio


Romano y fui comandante del destacamiento de soldados que mandó Poncio
Pilato para crucificar a Jesús de Nazaret, el Cristo y Mesías, mi Salvador y
Señor. Con él dos malhechores.

Claro está, ya no pertenezco a ese ejército de armas mundanales y de hombres


que se auto-engrandecen y se hacen llamar bienhechores. Ahora y desde ese
dramático día en las afueras de Jerusalén he dado mi lealtad a Jesús el Hijo de
Dios. Soy parte de su movimiento al que llaman "los del Camino".

Pero ya que están aquí déjenme presentarles a mi amigo judío (cosa rara, no?),
Nicodemo. El es Nicodemo. ¿Han oído hablar de él?

Nicodemo: ¿Cómo está Octavio? Buenas tardes a todos y todas. Sí, como dice
Octavio, es raro que un judío y un romano sean amigos, pero la verdad es que
hemos llegado a comprender que esas antiguas diferencias de judío y gentil,
hombre y mujer, esclavo y libre, negro y blanco, colombianos y venezolanos, y
todas las demás barreras entre humanos, han caído a través de la obra de
Jesucristo. Ya él ha creado una nueva humanidad que se plasma en comunidad
de fe que le sigue.

Pero Octavio, yo sé que a Ud le gusta mucho contar lo de su transformación y


lo que lo convenció a Ud que Jesús de Nazaret tenía razón. ¿Por que no les
cuenta?

Octavio: Yo era un convencido de la ley romana. Era el máximo logro de la


humanidad y nosotros, las tropas del César teníamos el privilegio de imponerla
en todo el mundo. Yo me preciaba que bajo la ley romana y el gobierno del
César todas las personas iban a vivir mejor – mejor calidad de vida, como dicen
Uds hoy. Así que yo era un soldado incondicional y rudo.

Pero aquel viernes me dí cuenta, que del lado romano, (Nicodemo puede hablar
del lado judío) algo horrible estaba ocurriendo. Ahí estaba Poncio Pilato el
gobernador, presionado por las autoridades judías, torciendo y ajusdaptando la
ley para cometer una injusticia terrible. No queriendo enfrentar las cosas,
mandó a Jesús a Herodes con la esperanza que éste le quitara la
responsabilidad. Pero Herodes, ya cargado con lo de Juan el Bautista, no quizo
meterse.
Así que en últimas, el mejor logro que había producido la humanidad – es decir
la ley romana – se encargó de condenar a un hombre inocente a través de su
representante Poncio Pilato. Y Jesús aceptó callado esa injusticia, fue despojado
de toda dignidad, aún del privilegio de morir por la causa por la cual vivió,
porque lo exhibieron públicamente entre dos criminales, como si el fuera otro
más.

Cuando yo vi eso me di cuenta que los mejores logros del hombre están
traspasados por el pecado, por los intereses avarientos del poder y la plata y
que no son dignos de confiar en ellos. Luego le oí decir: "Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen". Y pensé, "este hombre sí conoce la condición
humana, porque realmente somo ignorantes y torpes y cometemos
barbaridades". Jesús desenmascaró todo ese orgullo por la ley y el debido
proceso y lo mostró por lo que era, intereses bien camuflados que se hacen
pasar por respetables.

Y decidí ahí mismo conocer a este hombre extraordinario ante quien aun la
naturaleza se inclinaba ese día con una oscuridad de tres horas, un terremoto y
muertos resucitados. Hoy, yo sé que está vivo y por eso lo confieso como Hijo
de Dios y mi Salvador.

Nicodemo: Y por el mismo lado, nosotros los judíos nos enorgullecemos de la


revelación divina, y de ser conocedores de la verdad de un solo y soberano
Dios. Pero construimos un sistema religioso – y yo era parte de ese sistema,
pues era parte del Consejo más encopetado – hecho por hombres que responde
a intereses humanos de poder, prestigio y riqueza. Así que cuando llegó el
Mesías, y no se ajustaba a lo que habíamos construido,--y antes nos cuestionó
y criticó, en vez de recibirle y darle la bienvenida, lo asesinamos.

Cuando él enseñaba yo sentía que tenía el timbre de la verdad. José de


Arimatea también. Y yo se que otros del Consejo también, porque ellos conocen
bien la ley de Dios. Pero no fue hasta después que el Consejo cometió esa
injusticia tan terrible de condenarlo a muerte en una farsa de juicio, que José y
yo decidimos romper con todo eso. Otros se han quedado ahí, no sólo
rechazando a Jesús sino hostigando y persiguiendo a sus seguidores.

Octavio: Así que los dos pilares del mundo civilizado que hemos construido los
humanos, la ley romana y la religión judía, a la hora de la verdad salieron
chuecas.

Nicodemo: Sí. El desenmascaró todo eso. Por eso es que nuestro hermano
Pablo de Tarso ha escrito: "Dios despojó de su poder a los seres espirituales
que tienen potencia y autoridad y por medio de Cristo los humilló públicamente
llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso."

Octavio: Tengo la impresión que ese endiosamiento de las leyes y sistemas


religiosos es algo que se repite. Por ejemplo, hoy, si no me equivoco nos
encontramos en Colombia. El otro día yo leí en un diario principal un editorial
que decía: "Algo anda mal en este país donde hace décadas se habla de justicia
social, pero se promueve un modelo que mantiene una desigualdad
escandalosa"

Nicodemo: Ah sí. Yo leí el mismo editorial. Daba ejemplos: "el sistema


tributario es injusto e inequitativo; la población de menos ingresos paga, en
proporción, màs que la de mayores ingresos, y grupos privilegiados se
benefician de exenciones que ningún gobierno, incluido el actual, ha querido
tocar. Las sucesivas reformas elevan impuestos que afectan
indiscriminadamente a toda la población, como el IVA."

Octavio: Y en el campo las cosas no son diferentes pues allí el gasto oficial se
concentra "en subsidios que benefician a medianos y grandes prpietarios y no
en bienes públicos (educación, vías, infraestructura) que sí tendrían impacto
real en la reducción de la pobreza y la inequidad. Desolador panorama que, en
Colombia, completan la escandalosa inequidad en la tenencia de la tierra y el
despojo masivo del campesinado pobre por medio de la violencia armada.

Nicodemo: Por lo menos el editorialista dice: "Hay que decirlo con toda
claridad: este modelo, armado con semejante arsenal de mecanismos contra los
menos favorecidos, es regresivo. Es indispensable cambiarlo."

Octavio: Es como decía uno de sus menonitas colombianos que murió hace
poco, "No todo lo legal es moral, ni todo lo moral es legal."

Nicodemo: Lo cierto es que los poderes y las instituciones se siguen


levantando contra Dios y su Cristo y su reino de justicia. Y nosotros tenemos
que cuidarnos de idolatrarlas y orar y trabajar por su conversión. Porque así
como están siguen crucificando a las personas pobres y humildes.

Octavio: Herman@s, esa terrible y bendita tarde, aprendí que aunque las
autoridades tienen su papel en el plan de Dios, no hay que obedecerles
ciegamente por cuanto también cometen errores y terribles pecados. Sólo a
Dios podemos obedecer con toda confianza. Como dijo el hermano Pedro en
una ocasión: "tenemos que obedecerle a Dios antes que a los hombres."

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