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HISTORIA DEL TRAJE DEL 

ARLEQUIN
 
Historia de origen desconocido.
Reconstruida a partir de recuerdos.
 
 
Hubo en un tiempo lejano, un grupo de niños que nos han dejado una hermosa lección
de amistad y solidaridad, tan fresca como solo pueden hacerlo ellos.
El grupo de pequeños que durante el invierno compartía las horas de clases y los
recreos, esperaba con ansiedad  el verano, pues era el tiempo en que participaban de
superespeciales aventuras.
 Los niños se encontraban en las interminables siestas pueblerinas, y la cita diaria era
en el arroyito que con su sereno andar los invitaba a refrescantes y alegres
chapuzones.
Las tardes en la plaza eran los momentos de encuentro también con los abuelos que
cada día jugaban en prolijas canchas de bochas.
Estando los pequeños en la orilla del arroyo, con los pies en el suave empedrado
gastado por el paso sin prisa y constante del cristalino hilo, se pusieron de acuerdo en
hacer una fiesta, con baile y todo.  Y lo más importante: seria de disfraces.
Todos estuvieron de acuerdo, y prontamente se pusieron a trabajar realizando las
guirnaldas de papeles de colores, mientras que en las casas, las madres cosían los
trajes de una bailarina, de un bombero, de un caballero medieval, de una mariposa, de
un astronauta y de un león.  En una de las casitas más humildes, una mama, no cosía,
sino que se entristecía al ver que su pequeño, no tendría traje que lucir en aquel
evento.
Se lo comento sollozando a una señora, a la salida del almacén…y vieron como es, en
el, pueblo todo se sabe.
Tan pronto como se enteraron los amiguitos y amiguitas, atinaron a hacer todos lo
mismo: Cortaron un trozo de su disfraz, y corriendo lo llevaron a la casa de su
compañero, sabedores de la habilidad de la mama, le entregaron  cada uno su parte,
que la señora miraba con emoción y desconcierto...
Y llego el gran día. La fiesta comenzó y todos los chicos llegaron con sus hermosas
galas, a las que obviamente les faltaba un pedazo, y aun así todos brillaban por
colorido y creatividad, pero el rey de la fiesta, fue aquel niño al que sus compañeros
ayudaron, pues su madre había tomado cada porción de tela, y con suma prolijidad y
esmero las unió y les dio forma, y entonces tuvo este traje los colores mas hermosos
que existen. Los de la amistad, los del amor.
 
 
 
 
Claudia Ursini.

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