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Autor: peicusmeus
La reciente tragedia que afectó a millones de personas en Haití ha hecho que los
mejores sentimientos de solidaridad humana se manifiesten por todo el mundo. Al
igual que en ocasiones anteriores, muchas naciones del mundo se han volcado en
ayuda de las víctimas de una catástrofe que no discriminó a nadie: pobres, ricos,
religiosos, no religiosos, viejos, jóvenes, hombres y mujeres; todos fueron afectados
por igual.
El señor Jesucristo claramente enseñó que los desastres les ocurren por igual a
gente buena como a gente mala. Sin embargo, hasta en círculos cristianos se ha
dicho que la gran incidencia del espiritismo entre los haitianos ha causado que Dios
los castigue con muchas desgracias, entre ellos el terremoto que ha ocurrido.
“1 Para ese tiempo, algunos que allí estaban le relataron acerca de ciertos galileos
cuya sangre Pilatos había mezclado con los sacrificios de ellos [mismos]. 2 Entonces
Jesús preguntó: “¿Creen ustedes que aquellos galileos eran peores pecadores que
todos los otros galileos, [solamente] porque sufrieron estas cosas? 3 ¡No! Yo les
digo que si no se arrepienten, todos ustedes también serán destruidos. 4 O aquellos
dieciocho sobre quienes cayó la torre de Siloam y los mató, ¿creen ustedes que
estos eran peores pecadores que el resto de gente que vive en Jerusalén? 5 ¡No! Yo
les digo que, si ustedes no se arrepienten, todos ustedes serán destruidos de la
misma manera.”
Aquí Jesús menciona dos tipos de infortunios; la sangre que vierten los mismos
seres humanos en su violencia unos contra otros, y los accidentes por terremotos u
otras razones. Cristo, sin dejar lugar a dudas, dijo que esto no les había ocurrido a
aquellos galileos por ser peores pecadores que aquellos que no sufrieron la misma
suerte.
Jesucristo enseñó que todos los actos de nuestra vida serán juzgados al tiempo de
la resurrección de los muertos. (Mateo 12:36)
Juan 5(LBLA):
“28 Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo
tener vida en sí mismo; 27 No os admiréis de esto, porque viene la hora en que
todos los que están en los sepulcros oirán su voz, 29 y saldrán: los que hicieron lo
bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de
juicio. 30 Yo no puedo hacer nada por iniciativa mía; como oigo, juzgo, y mi juicio es
justo porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió.”
De manera que, tanto aquellos que fueron asesinados por Poncio Pilatos, los que
murieron aplastados por la torre de Siloam, las víctimas del terremoto de Haití, las
víctimas del Holocausto, las víctimas del Tsunami asiático, y todos los demás, están
destinados a levantarse en el día del juicio y responder por sus hechos actuales.
Aquellos cristianos que sean declarados justos por el Juez Ungido Jesucristo, serán
inmediatamente perdonados o absueltos de sus pecados y recibirán vida eterna.
(Romanos 6:7)
Los demás recibirán su justo castigo, según la gravedad de sus hechos. (Lucas
12:41-48; Romanos 2:1-16)
Recordemos las palabras del justo Elihú, cuando defendió el nombre de Jehová
ante las acusaciones veladas de los amigos del rey justo Job:
Job 34:
Salmos 38 (TNM):
Hagamos votos porque a raíz de este episodio, el amor cristiano se haga evidente y
más personas den gloria al Dios de todo consuelo.