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Introducción histórica

Mesopotamia, de griego mesos, medio y potamos, río, se denomina así por situarse en los territorios comprendidos
entre los ríos Tigris y Eufrates, en la actualidad comprende Iraq y el este de Siria.

Durante el neolítico alcanzó un gran desarrollo con asentamientos urbanos importantes, como Eridu o Uruk (desde el
año 3.750 a.C.). En esta última ciudad comenzó, muy probablemente, un sistema complejo de escritura, la llamada
escritura cuneiforme .

La historia de Mesopotamia es una sucesión de civilizaciones, iniciada por los sumerios (3.000 a.C. - 2.350 a.C.).
Estos son vencidos por las huestes de Sargón, rey de los acadios (Akkad), que imponen su poder hasta 1.800 a.C.
Desde ese momento conviven dos importantes culturas: los asirios (Assur), al norte, y los babilonios (Babilonia), al
sur. Cada uno evoluciona de forma diferente, pero ambos acabarán dominados por pueblos guerreros llegados del
este, los persas.

En esta sucesión de pobladores caben


destacar, primero a los sumerios,
creadores de la escritura cuneiforme y
después los acadios, de lengua
semítica. Pero por la homogeneidad y
la riqueza acuifera de la zona, estos y
otros pueblos como los hurritas,
acaban por converger en una cultura
sustancialmente unitaria, cuyas bases
se colocaron entre el IV y V milenio
a.C., con los sumerios, continuando
esta cultura los acadios, que ya en el
III milenio a.C. aparecen en
Mesopotamia, para terminar
instalándose en el II y I milenio.

Arquitectura: los zigurats

Coincidieron en el tiempo con la cultura del antiguo Egipto pero a diferencia de estos, los edificios de Mesopotamia
no estuvieron dedicados a los muertos, sino a los vivos. Los templos eran el centro neurálgico de cada ciudad.

También en la forma de construcción difieren unos de otros, mientras los egipcios construían sus pirámides a base
de grandes bloques de piedra sobre la arena del desierto, los primitivos sumerios y sus sucesores, los pueblos
acadio, babilónico y asirio, levantaron sus altas torres escalonadas y piramidales denominadas ziqqurratu o zigurats
de adobe, mezclando barro y paja, que todavía se conservan en la llanura mesopotámica, y más al norte, a orillas
del Tigris, en Asiria y al este en Elam.

Un zigurat es una edificación monumental ligado al templo y dedicado a una divinidad. Se utilizaba también como
observatorio astronómico. Tiene forma de torre piramidal escalonada, rematada por una capilla o santuario. Se
accedía a cada nivel por unas enormes escalinatas. La planta de estos templos solía ser cuadrada, con lados de unos
60 0 70 metros y ángulos orientados hacia los cuatro puntos cardinales; la altura era de 15 a 30 metros; las paredes
podían estar escalonadas en terrazas o construidas en talud.

Estas construcciones eran templos y observatorios con finalidad práctica, y al mismo tiempo poseian un marcado
carácter simbólico. Desde la cúspide, los sacerdotes observaban el firmamento, anotando e interpretando las fases
de la luna. También se celebraban espectaculares procesiones que ascendian a través de las escalinatas. A demás de
este uso, también era lugar sagrado. Estas torres servián para que los dioses bajasen a la tierra, de ahí su forma de
escalera.
Los primeros zigurats de dimensiones monumentales comenzaron a elevarse durante la tercera dinastía de Ur,
alrededor del 2100 a.C. Los de las ciudades de Ur, Uruk, Nippur, Larsa, Sin y Lagash fueron los más famosos,
grandes y espectaculares.

Uno de los zigurats más conocidos es el de Ur, situado al extremo sur de Mesopotamia, actual Irak, descubierto por
Leonard Woolley, arqueólogo inglés en 1920.

Su construcción fue iniciada por el rey sumerio Ur Nammu, alrededor de 2300 a.C., terminándolo su hijo Shulgi.

Sólo una parte del monumento se ha conservado (fue parcialmente restaurada a finales de los años 1970), pero se
sabe que originariamente contaba con una base de 62 m. x 43 m., alcanzando una altura desconocida, aunque
superior a los 15 metros que hoy se mantienen. El interior está completamente formado por adobe. Las paredes del
exterior estas hechas de ladrillos cocidos y como mortero utiliza el betún asfáltico. Se componía de varias terrazas
superpuestas, con el templo en su cúspide. El acceso a las plantas superiores se realizaba a través de tres escaleras
exteriores que aun se conservan.

El zigurat formaba el núcleo de un recinto sagrado que se dedicaba a la diosa-luna Nannar. Fue erigido en sentido
diagonal a los puntos cardinales, aunque no muy exacta. Un muro exterior encerraba éste y otros tres
edificios:Enuma, almacén del templo; Gi-par-ku, residencia oficial de las sumas sacerdotisas de la diosa-luna; y E-
hur-sag, palacio real que probablemente se usaba en ocasiones religiosas. En el lado noroeste del zigurat estaba la
cocina del dios, donde se preparaban sus comidas.

Ur-Nammu (…) cubrió el suelo de la primera terraza con una capa de ladrillos cocidos, de 2,5 metros de espesor. Su
soberbia fabricación les ha permitido durar hasta hoy, y es a esos ladrillos a los que debemos la supervivencia de la
forma original del zigurat de Ur. (…) Es también el zigurat más primitivo con terrazas, nichos y paredes inclinadas
tan maravillosamente conservados. Estas últimas se elevan hasta una altura de 15 metros sobre el patio en el cual
se alza el zigurat. Les seguían una segunda y una tercera terrazas hasta alcanzar una altura total de 21,33 metros.
(…).

Apoyadas contra la pared noroeste, dos escaleras simétricamente opuestas descienden majestuosamente hasta el
patio del templo.

La escalera principal, en el eje central del zigurat, sobresalía de la estructura y se unía con las dos escaleras
laterales al nivel de la primera plataforma, donde era coronada por una poterna. A partir de aquí la escalera central
se hacía más estrecha y conducía a la plataforma superior. Todo esto creaba una magna perspectiva para las
procesiones sacerdotales. Un enorme pilar incrustado en el cuerpo del zigurat soportaba el tramo de escaleras. (…).

La amplia escalera central se iniciaba muy lejos del cuerpo del zigurat y continuaba hasta la plataforma superior. La
idea de una escalera entre el cielo y la tierra quedaba así maravillosamente plasmada. No fue la satisfacción de
necesidades puramente materiales, sino el deseo de una realización simbólica del vínculo entre dios y hombre lo que
dio origen a esta nueva y expresiva forma arquitectónica..

En 1854 el cónsul británico en Basora J.E. Taylor comenzó una excavación en el área del zigurat perteneciente a la
ciudad de Ur. En su base se descubrieron de 4 cilindros de arcilla, uno en cada esquina del zigurat. Estos cilindros
fueron escritos por el rey babilonio Nabonides que reinó entre 555 – 539 a.C. El texto de estos cilindros revela que el
zigurat había sido reedificado por este rey:
'Ahora que el zigurat ha envejecido, yo asumo la construcción de este zigurat sobre las bases
del cual Ur-Namu y su hijo Shulgi lo edificaron siguiendo el plan original con bitumen y
ladrillos horneados. Yo lo reconstruyo para Sin el Señor de los dioses del cielo y de la tierra,
el dios de dioses, que vive en los cielos, señor de E-gish-nu-gal en Ur, mi señor'.

Otro de los zigurats que han llegado hasta nuestros días en bastante buen estado es el situado en Choga Zanbil, un
centro religioso del Imperio elamita, fundado hacia 1250 a. C. por el rey Untash-Naprisha en la ruta entre Anshan y
Susa, en Elam, Irán. Estaba dedicado a Inshushinak [Nota 4], uno de los dioses mayores del antiguo Imperio de
Elam y deidad protectora de la ciudad de Susa.

Construido según un método único: en lugar de estar formado por terrazas superpuestas, los cuatro pisos están
encajados verticalmente. Los pisos estaban pintados de diferentes colores y estaban vidriadas las diversas plantas
de la torre. El zigurat ocupa completamente el recinto interior, y fue construido sobre un templo cuadrado anterior,
también erigido por Untash-Naprisha. Es uno de los dos zigurats que se han conservado fuera de Mesopotamia.

Pero tal vez, la más famosa de estas torres escalonadas sea la Etemenanqui, identificada como la bíblica Torre de
Babel del Antiguo Testamento.

'¡Vamos! ¡Moldeemos ladrillos y hagámoslos cocer!' Y cocieron ladrillos hasta volverlos piedra, y betún hasta volverlo
cal. Y dijeron:'Levantemos una ciudad y una torre cuya cima toque el cielo, para crearnos renombre. De lo contrario
seremos esparcidos por todos los paises'. (Génesis 11: 10-17)

La Etemenanki (en sumerio Casa del cielo y de la tierra) era la torre del templo de Marduk en Babilonia, situada en
el Esagila, el que levanta la cabeza, un gran conjunto de templos.

No se sabe exactamente cuándo Etemenanki fue construido, pero probablemente existía antes del reino de
Hammurabi (hacia 1792-1750 a. C.). Originalmente poseía siete pisos de altura, aunque quedan pocos restos en la
actualidad.

La ciudad de Babilonia fue destruida en 689 a. C. por Senaquerib, quien dice haber destruido el Etemenanki. La
ciudad fue restaurada por Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor II, quien lo reconstruyó [Nota 5].

El Etemenanki fue representado en una tablilla cuneiforme en Uruk de 229 a. C., una copia de un texto más antiguo
(ahora en el Museo del Louvre, París). Lo describe con una la altura de 91 metros, con una base cuadrada de 91
metros de lado. Esta estructura de adobe ha sido confirmada por excavaciones conducidas por Robert Koldewey
desde 1913. En estos trabajos se descubrieron largas escaleras en el sur del edificio, donde un triple pasillo se
conectaba con la Esagila. Un pasillo más largo, al este, conectaba el Etemenanki con el camino sagrado proceional.

En total se conocen 32 zigurats; cuatro de ellos están en Irán y el resto principalmente en Irak. El último que se
descubrió es el de Sialk, en Irán.

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