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Vivir de acuerdo con los cinco 5 valórales fundamentales

(Igualdad, Respeto, Libertad, Dialogo y Solidaridad).


Cabe aclarar que un comportamiento empresarial ético no es la panacea
para todos los problemas, ni conduce cien por ciento al crecimiento y la
prosperidad, pero no nos engañemos, el comportamiento NO ético tampoco
y sí puede acarrear problemas, tanto interna como exteriormente.

Igualdad
Diferentes disciplinas como la Filosofía, la Sociología, la Antropología y la
Política analizan el concepto de la igualdad entre los miembros de una
sociedad. De una forma genérica se entiende que la igualdad social es un
concepto relacionado con la justicia social. La Declaración Universal de los
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, por ejemplo, afirma que 'todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos'. La
igualdad social es también uno de los objetivos de algunos partidos
políticos, organizaciones y asociaciones.
A nivel político, existen diferentes modelos organizativos que buscan
promover la igualdad social. A lo largo de la Historia, cuando se producen
situaciones de desigualdad entre personas o grupos de la sociedad, se
producen enfrentamientos o conflictos sociales que buscan poner fin o
contrarrestar este tipo de situaciones. La igualdad social es un término
amplio y puede aplicarse a diferentes ámbitos de la sociedad como la
educación, el trabajo o la sanidad y que incluye otros conceptos como la
igualdad de género y la igualdad de oportunidades.

Libertad
La libertad es un derecho humano fundamental e inalienable, es decir, es la
capacidad que poseen los individuos para tomar decisiones, actuar y asumir sus
responsabilidades. La libertad de una persona no limita la libertad de los demás.
Sin embargo, en muchos casos la libertad se encuentra limitada a fin de cuidar y
proteger el bienestar general y, evitar el abuso de poder y de autoridad.
Un ejemplo de libertad puede ser: respetar y dejar vivir en libertad a los animales
en su estado natural. Raptar animales salvajes y mantenerlos en cautiverio es un
acto deplorable que viola la libertad de un ser vivo.
Respeto
El respeto es un valor y una cualidad positiva que se refiere a la acción de
respetar; es equivalente a tener veneración, aprecio y reconocimiento por una
persona o cosa.
La palabra proviene del latín respectus, que traduce ‘atención’, ‘consideración’, y
originalmente significaba ‘mirar de nuevo’, de allí que algo que merezca una
segunda mirada sea algo digno de respeto.
El respeto es uno de los valores morales más importantes del ser humano, pues
es fundamental para lograr una armoniosa interacción social. El respeto debe ser
mutuo y nacer de un sentimiento de reciprocidad.
Una de las premisas más importantes sobre el respeto es que para ser respetado
es necesario saber o aprender a respetar, a comprender al otro, a valorar sus
intereses y necesidades.
El respeto también debe aprenderse. Respetar no significa estar de acuerdo en
todos los ámbitos con otra persona, sino que se trata de no discriminar ni ofender
a esa persona por su forma de vida y sus decisiones, siempre y cuando dichas
decisiones no causen ningún daño, ni afecten o irrespeten a los demás.
Respetar es también ser tolerante con quien no piensa igual que tú, con quien no
comparte tus mismos gustos o intereses, con quien es diferente o ha decidido
diferenciarse. El respeto a la diversidad de ideas, opiniones y maneras de ser es
un valor supremo en las sociedades modernas que aspiran a ser justas y a
garantizar una sana convivencia.
Muchas religiones abordan la cuestión del respeto hacia los demás, porque es una
de las reglas esenciales para tener una relación sana con el prójimo.

Dialogo
Dialogar es conversar con otras personas sobre nuestras ideas, pensamientos,
sentimientos. Nos permite crear y avanzar en las buenas, correctas y fructíferas
relaciones, sean personales, sociales o profesionales.
El diálogo es un valor fundamental para la convivencia. A pesar de que el refrán
dice que “hablando se entiende la gente”, lo importante del diálogo no es hablar,
sino el entendimiento.
La vida y las necesidades cambian, incluso la forma de comunicarnos. Pero lo que
nunca cambiará es la necesidad del ser humano por dialogar y relacionarse con
otras personas y conseguir así estar en equilibrio con todos los que le rodean en
los diferentes ámbitos de la vida. 
Y, sobre todo, sin rencores, sin malas caras, sin venganzas y sin malos
entendidos, que lo único que promueven es el distanciamiento físico y emocional
con las personas.
Donde hay diálogo es más fácil que haya entendimiento, que se puedan producir
acuerdos y que ello facilite el desarrollo de un proyecto, de una actividad, de una
amistad o de una relación.
Una mirada, un gesto, un tono, un momento o un lugar pueden abrir o cerrar las
puertas a la comunicación.
Aprender a comunicar facilitará el diálogo. El comportamiento no verbal acompaña
y enfatiza el comportamiento verbal, pero cuando no son congruentes tendemos a
dar valor y prioridad a la expresión facial, a la postura, la mirada o el gesto.
Damos más credibilidad a lo que vemos que a lo que oímos. El 60% de nuestra
atención va hacia lo que percibimos a través de la expresión facial y los gestos;
alrededor de un 30% viaja hacia el tono de voz (lo que se denomina
“comunicación paralingüística”) y en torno al 10% corresponde al contenido del
mensaje.
Es decir, es importante cuidar las formas con las que transmitimos porque supone
implicar o no a las personas que nos escuchan. Nuestro cuerpo y cara están en
constante comunicación; no se silencian, como sí puede ocurrir con la palabra.

Solidaridad
La solidaridad es el apoyo o la adhesión circunstancial a una causa o al interés de
otros, por ejemplo, en situaciones difíciles. La palabra solidaridad es de origen
latín“solidus” que significa “solidario”.
Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un
fin común, se habla de solidaridad. La solidaridad es compartir con otros tanto lo
material como lo sentimental, es ofrecer ayuda a los demás y una colaboración
mutua entre las personas.
En este sentido, se puede citar como ejemplo a La Cruz Roja como símbolo de
solidaridad, ya que es una organización imparcial con una misión humanitaria
basada en el principio de solidaridad que consiste en proteger la vida y dignidad
de las víctimas de guerra y de violencia, así como prestarle asistencia.
La solidaridad es sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda, protección, que cuando
persigue una causa justa cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más
digno.
Solidaridad como valor
La solidaridad es un valor por excelencia que se caracteriza por la colaboración
mutua que existe entre los individuos, lo que sin duda permite lograr la superación
de los más terribles desastres, como guerras, pestes, enfermedades, entre otros,
aplicarlo también con nuestros familiares, amigos y/o conocidos que se
encuentren en situaciones difíciles y con la ayuda recibida permita salir adelante y
mejorar en cierto modo la situación.
La solidaridad entre los seres vivos permite resistir las adversidades que se
presenta a lo largo de la vida. La persona solidaria no duda en colaborar y apoyar
a todos aquellos individuos que se encuentran en situaciones desfavorecidas, lo
que permite distinguirse de las personas indiferentes, egoístas ante sus
compañeros.
Es importante fomentar la solidaridad desde la infancia ya que puede ser vista
como la base de otros valores humanos que logra desarrollar valiosas relaciones
de amistad, familiares y/o sociales basadas en la ayuda,
apoyo, respeto y tolerancia.

Una cultura organizacional con valores comunes para sus


miembros.
Es un grupo de valores, tradiciones, costumbres, políticas, supuestos,
comportamientos y creencias que manifiestan en los símbolos, los mitos, el
lenguaje y constituye un marco de referencia compartido para todo lo que se hace
y se piensa en una organización. Por ser un marco de referencia, no atiende
cuestiones puntuales, sino que establece las prioridades y preferencias acerca de
lo que es esperable por parte de los individuos que la conforman.
Para Robbins Coulter la cultura organizacional son los valores, tradiciones y
formas de hacer las cosas que influyen en forma en que actúan los miembros de
la organización. En la mayoría de las organizaciones, estos valores y prácticas
compartidas han revolucionado con el tiempo y determinan en gran medida como
se hacen las cosas en la organización.
La cultura organizacional otorga a sus miembros la lógica de sentido para
interpretar la vida de la organización, a la vez que constituye un elemento distintivo
que le permiten diferenciarse de las demás organizaciones.
ELEMENTOS DE LA CULTURA EMPRESARIAL
En cuanto a los elementos de la cultura empresarial, los mismos están dados por
los caracteres del entorno compartidos; tecnología, hábitos, modos de conducta,
cargos, funciones, roles, ritos, ceremonias, rutinas, redes de comunicación,
sistema de valores, mitos y creencias.
En la cultura organizacional se encuentran muchos elementos con aptitud para
construir, transformar y generar condiciones organizacionales, hallándose
entonces en el dominio de las capacidades existentes y por lo tanto en el de la
auto-organización. En el dominio de las capacidades están presentes también los
elementos de los otros dominios propios (de las relaciones, de los propósitos,
entre otros) del funcionamiento de la organización.
Lejos de ser un elemento frágil dentro de la organización (por aquello del
movimiento y la síntesis de antagonismos), la cultura se constituye en uno de los
elementos más difíciles de modificar, ya que se refuerza a sí misma a través de
los criterios dominantes que instituye. Estos, a su vez, se apoyan en instituciones
básicas del medio social y en las ideologías y valores que legitiman los
mecanismos de poder.
LOS VALORES: EL ELEMENTO MÁS DESTACADO DE LA CULTURA
ORGANIZACIONAL
Uno de los elementos destacados de la cultura organizacional es, sin duda, los
valores: el conjunto de creencias que la organización tiene sobre determinadas
conductas específicas y sobre los fines u objetivos de su existencia.
Estos valores fundamentales constituyen la base desde la cual los líderes actúan
en cada organización, y a partir de ella establecen planes y estrategias. Son los
principios básicos que deben ser cumplidos si se quiere sobrevivir en esa
organización. Los valores dirigen a las organizaciones.
Este sistema de valores, aprehendido por la totalidad de los integrantes de la
organización principalmente por medio de la Comunicación- surge de la historia
organizacional, las decisiones de sus miembros, las acciones cotidianas y el día a
día de la entidad. A lo largo del tiempo, algunos de esos elementos devienen en
valores simbólicos que operan a manera de acuerdos tácitos entre los miembros y
que configuran marcos de evaluación, estableciendo lo aceptable y lo no
aceptable, lo esperable y lo no esperable en el seno de un sistema social
determinado.
Cada organización define sus propios valores. Debe destacarse que, en la medida
que los valores de una organización estén en concordancia con los valores de la
justicia natural que los miembros y socios estratégicos tienen como característica
inherente, la organización se verá más fortalecida. Esta unidad de criterios permite
una identificación más rápida y más comprometida de sujetos con la organización,
su
Entre estos valores morales y normas de conducta organizacionales se pueden
mencionar, como ejemplo, los siguientes:
 Importancia de ejecutar el trabajo bien desde la primera vez.
 Creencia en una calidad superior.
 El cliente es primero.
 Creencia en la innovación.
 Creencia en la comunicación honesta.
 Excelencia a través del mejoramiento continuo.
 Sentido de pertenencia a la organización.
 Cada uno se siente dueño de la organización.
 Respeto mutuo.
 Integridad.
 Trabajo en equipo.
 Igual oportunidad para todos.
 Los errores son tomados como oportunidad de mejoramiento.
 Conducta ética responsable.
 Protección ambiental.
 Desarrollo de habilidades de liderazgo.

NIVELES DE LA CULTURA ORGANIZACIONAL


El concepto de cultura que se utiliza en antropología cultural, se puede hablar de
niveles o ámbitos de la cultura organizacional en estricta correspondencia de los
niveles o ámbitos de una sociedad. En cualquier sociedad, los niveles culturales
pueden encuadrarse haciendo referencia a tres núcleos: a lo material, a lo
organizativo y a lo simbólico. Se han de hacer enseguida todas las advertencias
precisas, se ha de anotar que hay matices, que los tres ámbitos están
interrelacionados, pero, dicho todo eso, no es menos claro que para un primer
análisis e incluso para una síntesis final esos tres núcleos tienen propia relevancia
y, en cierto modo, agotan el tema.
En una sociedad, el núcleo inmediato es el de que puede llamarse “cultura
material”y que engloba las relaciones de la población con el medio ambiente, los
procesos de adaptación a través de las técnicas, en sentido estricto, lo económico,
es decir la distribución de recursos escasos entre usos alternativos.
El segundo núcleo se refiere a la “cultura organizacional”, es decir, al gobierno de
las personas. En los pueblos primitivos o de pequeña escala, la organización se
da, antes que nada, a través del parentesco, pero también, en instituciones que
tienen que ver con los valores, el derecho o la política propia mente dicha.
El tercer núcleo es la gran categoría de la “cultura simbólica”, nombre para hacer
referencia a lo más inmaterial, a lo que se refiere a “otro mundo” que va más allá
de la experiencia inmediata. Este puede ser el mundo del arte, de los mitos, de la
magia, de la religión, cuatro realidades que en modo alguno se confunden entre sí.
Y, sobre todo eso, hay que contar con el lenguaje oral, con la lengua que es, en
cierto modo, como la clave en la que, de algún modo, se da todo.

 Luchar por alcanzar la satisfacción de todos los agentes


involucrados en la empresa: Directivos, Empleados, Proveedores
y Clientes

La ética suele mejorar el funcionamiento de la empresa mediante varias vías:


 Reduce los conflictos de los miembros que la forman.
 Mejora la imagen exterior de sí misma.
 Supone un componente esencial del concepto de “calidad total”, tan
importante hoy día.
pero la mejor manera de erradicarlos es tener un código interno de ética para
aplicarlo y así no perjudicar a la parte afectada:
Entonces las actuaciones éticas de manera continua fomentan la generación de
mejores decisiones, mejores comportamientos, motivación de trabajo y
permanencia en el trabajo. Sin embargo, no se puede confundir la ética con la
legalidad, estos dos conceptos difieren, la mayoría de las empresas camuflan la
ética con la legalidad, como cuando se habla de eludir impuestos.
Es por ello que la ética empresarial es la rectora de las acciones que se inicien
tomando en cuenta “lo que es negociable y lo que no es negociable’’, lo que es
correcto técnica y moralmente y lo que no es, la capacidad de tomar decisiones
que, aunque deben de ser las mejores no siempre serán del agrado de todos y
sobre todo las decisiones que, aunque no están fuera del marco de la ley, pero si
del marco de la ética, creando lo que se define como “el dilema ético’’.
Si bien muchas veces existe falta de conocimiento respecto a la responsabilidad
en torno a ciertos tópicos de las áreas temáticas medulares a continuación se
detallan algunos problemas o dilemas éticos de particular incidencia en la práctica:
 Salarios y contrataciones injustos o de explotación
 Prestaciones de trabajo escasas y mala calidad
 Publicidad engañosa
 Despidos de personal sin motivo suficiente
 Bajas por enfermedad simuladas
 Producción y venta de productos defectuosos
 Competencia desleal
 Pérdida de tiempo en la empresa
 Desmotivación de unos trabajadores a otros
 Servicios post venta ineficaces
 Comisiones y contratos
 Insensibilidad ecológica
 Discriminación de la mujer en el trabajo
 Abuso de poder y acoso psicológico laboral
 Incumplimiento de sus deberes y obligaciones por parte de empleados
 Falsedades contables y fiscales
 Engaños u omisiones en etiquetado de productos
 Mantener maquinarias e instalaciones con riesgo para los trabajadores o
su salud.
 Falta de rendimiento en el trabajo
 Incumplimiento de lo pactado en contratos.
La razón que fundamenta el hablar sobre la ética, está relacionada con las malas
prácticas empresariales a causa del desconocimiento o mala aplicación de
códigos éticos. Por ello se busca solucionar estos errores y resolver el mal
ejercicio del derecho. Todo por armonizar cada interés global; respecto a los
intereses implicados o no afectados por la actividad de la decisión empresarial.
Principios éticos aplicables en todo ámbito son: la confidencialidad, lealtad,
transparencia y responsabilidad. Tomando como referencia la veracidad que
precede al principio del respeto el cual defiende el derecho de las personas. Sin
ofender el derecho ciudadano. En la actualidad al hablar de ética, el campo es
amplio, puesto que conlleva a un desarrollo y fundamentación específica, con una
evolución que ha ido a lo largo del tiempo e impacta en el desarrollo de la
sociedad. Tomando como referencia la historia, en el siglo XX los seres humanos
han reconocido la importancia de tomar conciencia de la falta de practica de
valores y el no adecuado desarrollo del ser humano dentro de la sociedad. La
ética fundamentalmente es trascendental para la sostenibilidad del desarrollo y
para las empresas., funcionando para resolver la Crisis Global. Basándose en el
desarrollo social, económico del ser humano. Se tiene presente que los conflictos
en el sector empresarial, son el resultado de la fuerte problemática del desarrollo
que afectan a toda la humanidad, empresas y más a la Tierra. En donde la Ciencia
y la tecnología generan impacto en la propiedad privada y en el mercado.
Pero la gran interrogante es ¿cuál es el significado real de la ética y su objetivo en
el desarrollo moral humano en el comportamiento empresarial y en la sociedad?
La Ética establece el código moral de la cultura empresarial, el cual le permite al
individuo reflexionar y predecir su conducta. Los problemas se dan a raíz de las
equivocadas reflexiones morales por parte de los profesionales y la mala
aplicación de sus conocimientos. Las fallas éticas llevan al debilitamiento de la
cultura organizacional de las empresas y la producción de bienes y servicios
eficaces y aptos para satisfacer los gustos y preferencias del consumidor.
Existe una reflexión, la ética precede el código moral de todas las culturas,
estableciendo principios que rigen distintas conductas. Las fundamentaciones de
la importancia de la ética, la respaldan autores quienes establecen una filosofía
empresarial. Para la fundamentación del presente ensayo, se comenzará con
definir que es la ética, una organización, y como esta se define como construcción
humana, puesto que se utilizan recursos de distintos tipos: económicos, sociales,
materiales y humanos.
Como no destacar que toda empresa tiene valores, entonces ¿cuáles son los
principios que sustenta la ética?, que facultan trabajar activamente. Los valores
pueden ser múltiples, los mismos que contribuyen a la consecución del resultado
esperado, sirviendo de ayuda para prevenir los comportamientos profesionales
que acerquen s la compañía hacia la meta señalada. Un factor sustancial es el
capital humano considerado como el trabajo de las personas en las empresas, el
pensamiento como tal; es la base del capital intelectual, sentimiento y fuerza que
mueve las emociones dando lugar a una actitud moralmente conveniente

Asumir la responsabilidad social por sus actuaciones pesa más el


contrato moral entre la empresa y sus integrantes y asociados
que el mero contrato legal.
La ética está de moda: al menos verbalmente de moda. Políticos y empresarios,
periodistas y agentes económicos, médicos y docentes se lamentan día tras día
de la escasa moral de que hacen gala en sus actividades y profesiones y añoran
-nostálgicos- un tiempo futuro en que los valores morales auténticos se coticen
más en la vida social que la aburrida charlatanería de los políticos, el morbo de los
programas macabros y anuncios zafiamente provocativos, la carrera
descompuesta hacia los puestos de poder. ¡Qué diferente sería todo -vienen a
decir- si los periodistas y publicistas no entendiéramos la información y la
publicidad sólo como mercancía, si empresarios y trabajadores tuviéramos la
empresa como un servicio cooperativo a la sociedad, si los políticos
aprendiéramos que es nuestra razón de ser la defensa de intereses
universalizables, si el personal sanitario tomáramos en serio que el bien del
paciente es nuestro primer deber, si algún día los docentes creyéramos de verdad
que la calidad de la enseñanza es un valor prioritario...! ¡Qué diferente sería todo
-en definitiva- si viviéramos moralmente! (Cortina, 1994, p. 10).
La ética estudia qué es la moral. Así también, estudia cómo se justifican en un
sistema racionalmente y cómo se ha de aplicar posteriormente a los distintos
ámbitos de la vida personal y social. En la vida cotidiana constituye una reflexión
sobre el hecho moral en sí, busca las razones que justifican la elección de un
sistema moral o conjunto de normas y no otro. La empresa que contrata a niñas,
niños o consiente el acoso moral y/o sexual, falta a la ética. Se puede describir a
la moral como un discurso que pretende indicar a los seres humanos de modo
inmediato qué deben hacer. Las personas empeñadas en la búsqueda de una
sociedad más igualitaria y justa ven en el ámbito de la economía, más
específicamente el mundo de las empresas y del trabajo, una de las claves para el
cambio.
Desde el punto de vista macroeconómico, tanto la economía como la percepción
que tiene la sociedad de la misma, han evolucionado mucho. La economía tal
como la conocemos en nuestras democracias actuales, está siendo generadora de
situaciones de desigualdad, despilfarro, contaminación y abuso de los derechos
más elementales. Pero, al mismo tiempo, la economía actual, los mecanismos
actuales de creación de riqueza, están orientados a trabajar con calidad,
asumiendo nuevas demandas sociales gracias a los incrementos de productividad.
Todo ello por una cuestión de interés propio (la rentabilidad) pero también por la
sostenibilidad de la economía. Junto a aquellas distorsiones, que por desgracia
existen y que hay que corregir, la economía también está mostrando en el día a
día de las empresas que hay cabida para los valores éticos en el mundo
económico. Cada vez más organizaciones, se dan cuenta de la necesidad de
aquellos como elemento clave de equilibrio de la economía.
La ética debería ayudarnos a hacer las cosas mejor. Y en este sentido, un papel
protagonista en la incorporación de la ética al quehacer empresarial lo tiene el
liderazgo de las personas que asumen posiciones de dirección o que se
encuentran situadas en la toma de decisiones. Es fundamental que lideren y
reflexionen conjuntamente sobre el rol que tiene la organización y las personas
que forman parte de la misma en la sociedad. En este punto llegamos a la idea de
empresa ciudadana al que hace referencia Josep María Lozano (2002) y que
supone un cambio en la forma de entender el rol de la empresa en la sociedad.
La empresa ciudadana es aquella que incorpora plenamente los principios de la
sostenibilidad humana y ecológica en sus operaciones y que trabaja activamente
para apoyar la aplicación de los principios de la sostenibilidad en el resto de la
sociedad. Las empresas ciudadanas integran la ética y la RS en sus procesos de
gestión estratégica pero también desarrolla procesos de aprendizaje activos en
colaboración con sus grupos de interés. Estos procesos de aprendizaje se
fundamentan en el diálogo abierto y sobre relaciones basadas en la igualdad
huyendo de relaciones de dominio que tradicionalmente han condicionado las
mismas.
El contrato moral es indispensable sustrato de una nueva democracia sustantiva,
de paz y prosperidad. La alianza moral se inscribe en millones y en la lucha
perseverante por reinscribirla hasta que constituya una práctica generalizada.
Sellar el contrato implica el compromiso de su traducción en normas jurídicas
institucionales. Toda sociedad que ha podido transitar hacia el futuro con
desarrollo económico, justicia social y construcción de ciudadanía es porque ha
sellado una alianza entre el libre albedrío y reglas morales básicas de carácter
prohibitivo: la dignidad de una persona como la de un pueblo son el resultado de
esa alianza y la caída en la indignidad es la consecuencia de su quiebre.
Cuando una política económica y social rompió todas las categorías morales, las
mujeres y hombres pasan a ser medios de uso y abuso. No matar, no mentir, no
excluir, no humillar ni votar contra los pobres son cláusulas prohibitivas que se
traducen luego, como derechos de ciudadanía, en la Carta Constitucional. Este es
el acuerdo fundamental de una Nación que define de modo central la posibilidad
de la congregación y construye un futuro común. No creemos en la lucha de
clases, sino en la alianza moral de conciencias de todas las clases para luchar
contra la exclusión y la pobreza.
Alcanzar un nuevo contrato moral exige asumir errores y responsabilidades,
reconocer el pasado y asumirlo mediante el arrepentimiento y la renuncia explícita
a repetir la historia. La solución está en nacer de nuevo como sociedad. Desde la
profundidad de nuestras conciencias. Debemos saber qué hacer con el pasado,
con lo que hicimos y omitimos, lo que vimos y lo que violamos, con la culpa que
impide hablar y nos lleva a negar la realidad. Hoy necesitamos reconstruir nuestra
voluntad de transformación social profunda.
El contrato moral exige nuestro compromiso con la justicia, con la paz, con la
palabra, con la solidaridad, en una construcción colectiva que nos permita acceder
al derecho de la dignidad humana, a la estabilidad social y a la búsqueda de una
nueva prosperidad. Debemos reconstruir el entramado institucional, político y
social, sobre la base de principios morales que permitan una gobernabilidad
alternativa y una refundación nacional. En el ámbito público, la construcción de la
paz exige reconocer a quienes han luchado irremediablemente por la verdad y la
justicia e impulsar los procesos judiciales tendientes a lograr juicio y castigo a los
responsables. Debemos reconstruir un espacio público donde la mentira y el
engaño sean castigados socialmente e instaurar un sistema jurídico que premie la
verdad y el mérito.

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