Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Isidorus medicus.
Isidoro de Sevilla y los textos de medicina
A Coruña
2005
Servizo de Publicacións
Universidade da Coruña
4
Edición:
Distribución:
Reservados todos os dereitos. Nin a totalidade nin parte deste libro pode
reproducirse ou transmitirse por ningún procedemento electrónico ou mecá-
nico, incluíndo fotocopia, gravación magnética ou calquera almacenamento
de información e sistema de recuperación, sen o permiso previo e por escrito
das persoas titulares do copyright.
5
Índice General
PRESENTACIÓN ........................................................................................................... 11
7
13
ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
Isidoro de Sevilla y los textos de medicina ............................................................. 11
BRIGITTE MAIRE 53
Isidore de Séville, lecteur de Gargilius Martialis .................................................... 55
197
6
KLAUS-DIETRICH FISCHER
De epistulis XVIII et XVIIII codicis Bruxellensis 3701 ......................................... 263
Presentación
La conformación final tanto del volumen como de los trabajos que contie-
ne, requiere un par de advertencias previas. La presentación de las distintas con-
8
Los trabajos que ahora salen a la luz son todos los presentados en las
sesiones del Seminario, con la sola excepción de la intervención de la Prof. Amneris
Roselli, del Istituto Universitario Orientale, de Nápoles, quien accedió amable-
mente, a petición del organizador, a efectuar una presentación del Proyecto AFMA
(Archivio Filologico della Medicina Antica). A pesar del enorme interés que des-
pertó entre los participantes, la propia naturaleza dinámica del Proyecto haría
que la exposición de entonces aportase hoy datos incompletos. Una actualización
de la información al respecto, de la mano de la Prof. D. Manetti, puede encon-
trarse ahora en la Lettre d’Informations. Médécine antique et médiévale, nº 4
(febrero 2005), pp. 41-48 y en la página www.afma-medicinaantica.it.
La contribución del Prof. Fischer sobre las epístolas XVIII y XVIIII del
códice 3701 de la Bibliothèque Royale de Bruselas fue presentada en una mesa
redonda sobre problemas de los textos médicos latinos tardoantiguos y
altomedievales. A ello obedece su colocación al final del volumen.
La investigación sobre los textos médicos latinos tiene, en conjunto, una historia
reciente y conoció durante el último siglo momentos de esplendor, debidos sobre todo a la
iniciativa aislada de personajes brillantes, y momentos de relativo letargo. Desde la pers-
pectiva filológica, entendiendo por tal el estudio y edición de los textos, tiene su punto de
arranque en el último tercio del XIX y primeros decenios del XX, con trabajos señeros,
entre otros, de Rose, Stadler, Wellmann o Sudhoff, muchos de ellos todavía irreemplaza-
bles. Ese gigantesco esfuerzo inicial tuvo continuidad en los años 40 y 50 en los
abundantísimos trabajos de Sigerist y Wickersheimer y en los tan escasos como valiosos
de A. Beccaria. Al margen de algunos meritorios trabajos que mantuvieron encendida la
llama por este tipo de textos, fundamentalmente por parte de la filología germana de los
años 60 y 70, el interés por los textos médicos latinos se ha reavivado desde principios de
los 80 de la mano de un grupo de investigadores que puso en marcha varias iniciativas
encomiables. Entre ellas ocupan un lugar fundamental la serie de Coloquios Internaciona-
les sobre textos médicos latinos, iniciada en Macerata en 1981 y cuya VIII edición acaba
de celebrarse en La Coruña en 2004, y la intensa actividad surgida en torno al grupo
‘Textes médicaux latins’ del CNRS francés y al Centre Jean Palerne de la Universidad de
Saint-Étienne, inicialmente bajo la dirección de Guy Sabbah, cuya tarea prosigue ahora,
con renovados bríos, Nicoletta Palmieri. Fruto particular de este esfuerzo son instrumen-
tos como la Bibliographie des textes médicaux latins. Antiquité et haut Moyen Âge1, pe-
riódicamente actualizada por K.-D. Fischer, que, con los volúmenes de la serie Mémoires2
1
G. SABBAH - P. P. CORSETTI - K. D. FISCHER, Bibliographie; K. D. FISCHER, Premier supplément.
2
Los volúmenes de la serie dedicados a los textos médicos son los siguientes: Médecins et médecine
dans l’Antiquité (Mémoires III), Textes médicaux latins antiques (Mémoires V), Études de médecine romaine
(Mémoires VIII), Le latin médical (Mémoires X), La médecine de Celse (Mémoires X), Nommer la maladie
(Mémoires XVII), Docente natura (Mémoires XXIV) y Rationnel et irrationnel dans la médecine ancienne et
médiévale (Mémoires XXVI).
14 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
3
Lettre d’Informations 1-32 (noviembre 1982 - enero 2000); Lettre d’Informations. Médecine antique
et médiévale (el último número publicado es el 4, febrero 2005)
4
Las principales etapas de esta investigación han sido señaladas por M. C. D ÍAZ Y DÍAZ en su «Introduc-
ción general», pp. 223-236. A ella remito para la consulta de detalles más precisos.
5
J. FONTAINE, Isidore de Séville et la culture.
6
M. C. DÍAZ Y DÍAZ (ed.), Isidoriana.
7
Dan testimonio de ello las recopilaciones bibliográficas de J. N. Hillgarth, «The Position of Isidorian
Studies» e «Isidorian Studies, 1976-1985».
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 15
8
F. GASTI, L’antropologia di Isidoro; del mismo autor, Isidoro di Siviglia, De homine.
9
H. STADLER, «Dioscorides als Quelle Isidors»; O. PROBST, «Isidors Schrift de medicina»; M. WELLMANN,
«A. Schmekel, Die positive Philosophie in ihrer geschichtliche Entwicklung. Forschungen. Bd. II: Isidorus
von Sevilla, sein System und seine Quellen. Berlin 1914; O. Probst, Isidors Schrift ‘de medicina’. S.-A. aus
dem Archiv für Geschichte der Medizin, hrsg. Von K. Sudhofff, Bd. VIII (1914), Heft 1, S. 22 ff.»; J. P IGEAUD,
«De la mélancolie»; H.-A. SCHÜTZ, Die Schrift ‘De medicina’. Debo un ejemplar de esta tesis a la amabilidad
de K.-D. Fischer.
10
Entre ellas hay alguna que plantea interesantes problemas, como la de la p. 71, donde menciona como
fuente de Etym. 4,8,10, a propósito de los términos scabies et lepra, el texto griego de Pablo de Egina 4, 2, 1.
El texto isidoriano, sin embargo, procede del Comentario a los Aforismos hipocráticos. La cuestión que queda
abierta es, por tanto, la relación entre Pablo de Egina y el mencionado Comentario.
11
G. R. J. FLETCHER, «St. Isidore de Seville»; L. SPENGLER, «Isidorus Hispalensis»; K. SUDHOFF, «Die
Verse Isidors»
12
Isidorus Hispalensis. Ethimologiarum liber III De Medicina, Masnou, 1945; R. LE COZ, Isidore de
Séville. Agradezco a la Prof. D. Gourevitch la gentileza de haberme facilitado los datos de esta última publica-
ción, hasta entonces para mí desconocida.
16 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
consulta13. Al libro IV, hasta donde yo sé, nadie ha prestado atención, salvo C. Codoñer14,
en un estudio sobre la tradición manuscrita de las Etimologías que abre no pocas
interrogantes sobre el estatuto de este libro dentro del conjunto de la obra.
13
J. ANDRÉ, Étymologies. Livre XVII; A. BALOIRA BÉRTOLO, Isidoro de Sevilla: Libro XX de las Etimolo-
gías; M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Los capítulos sobre los metales; J. FEÁNS LANDEIRA, Isidoro de Sevilla. Etimologías
XVI; F. GASTI, Isidoro di Siviglia, De homine. Para las traducciones, a las reseñadas por H.-A. SCHÜTZ, Die
Schrift ‘De medicina’, pp. 55-57, hay que añadir la de R. LE COZ, Isidore de Séville; la de la totalidad de las
Etimologías por J. OROZ - M. A. MARCOS CASQUERO, San Isidoro de Sevilla. Etimologías; y ahora la de A.
VALASTRO CANALE, Etimologie o Origini. A ellas debe añadirse la reedición de la traducción de las Etimologías
por L. Cortés y Góngora, con una amplia introducción de S. Montero Díaz, San Isidoro de Sevilla. Etimologías.
14
C. CODOÑER MERINO, «Los tituli en las Etymologiae».
15
La única edición existente es la de CH. DAREMBERG, «Aurelius. De acutis passionibus». El autor, sin
embargo, se limita a transcribir de manera deficiente el texto del ms. de Bruselas, Bibl. Royale, 1342-50. Cito
el texto, manteniendo la división en capítulos establecida por Daremberg, a partir del ms. de Karlsruhe, Badische
Landesbibliothek, Aug. CXX, ff. 18r-36v (Cf. A. BECCARIA, I codici, pp. 214-217).
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 17
16
Ambas definiciones se repiten, con algunas variaciones, en el prólogo del Liber Esculapii (ed. F.
Manzanero), que en toda la tradición manuscrita sigue al Liber Aurelii y pudo haber formado con éste una
unidad indisoluble: Quoniam <in> superiori libro de acutis passionibus iam locuti sumus, quas passiones
oxea dicimus, hoc sunt, acutas, qui nascuntur ex sanguine uel felle rubeo, qui aut celerius transeunt aut mo-
mento occidunt, restat itaque ut in hoc libro croniorum exponamus [hoc est, tardarum passionum] quod per
temporalia spatia remorantur, unde nomina acceperunt cronia, hoc sunt, temporalia.
18 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
17
V. ROSE, «Pseudo-Soranus. Quaestiones medicinales», p. 245. Aunque Rose restituye, en la edición, la
lectura geometriam, el manuscrito da geometricam.
18
Para las distintas redacciones cf. R. LAUX, «Ars medicinae»; y E. HIRSCHFELD, «Deontologische Texte»
(las dos redacciones del texto en las pp. 366-367).
19
Para los pasajes concretos véase la voz geometrica en el índice del vol. 6 (pp. 489-490) del CGL, así
como el ThLL s. v. geometrica2 (Krohn).
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 19
De inuentoribus medicinae
1. Medicinae autem artis auctor ac repertor apud Graecos perhibetur Apollo. Hanc filius
eius Aesculapius laude uel opere ampliauit. 2. Sed postquam fulminis ictu Aesculapius
interiit, interdicta fertur medendi cura; et ars simul cum auctore defecit, latuitque per annos
pene quingentos usque ad tempus Artaxerxis regis Persarum. Tunc eam reuocauit in lucem
Hipocrates Asclepio patre genitus in insula Coo.
La segunda razón que justifica el retraso en la investigación del libro IV de las Eti-
mologías atañe por igual a isidorianistas y a quienes tienen como campo de trabajo los
textos médicos. Se trata de la dificultad de investigar en un terreno en el que las carencias
son numerosas. En primer lugar, carencia de ediciones, que trae origen de la relativa nove-
dad de esta parcela de la filología. A pesar de los enormes esfuerzos de los últimos años, no
pocas veces contamos sólo con textos anticuados, a menudo ediciones renacentistas o algo
posteriores, o, en el mejor de los casos, con ediciones críticas del último tercio del XIX, que
exigen una revisión con criterios ecdóticos renovados o, simplemente, una actualización
para incorporar los últimos avances de la investigación en este campo. Algo se ha hecho
al respecto20, pero la tarea que aguarda es todavía vastísima. A mayor abundamiento, el
catálogo de textos no está todavía cerrado. El esfuerzo de rastreo en los manuscritos ha
permitido en los últimos años colmar importantes lagunas, entre otros lugares en una obra
tan emblemática como la de Celso. Pero, además, el número de textos del más variado
contenido y extensión que no han visto la luz, sin contar con refecciones, dobles redaccio-
nes, extractos, comentarios, etc., es verdaderamente elevado. La dificultad para penetrar
en Isidoro, un erudito que utiliza un elevadísimo número de fuentes, a veces insospecha-
das, sin contar antes con la edición de esas fuentes, es en buena medida insalvable.
20
Me refiero a las muy recientes ediciones de Gargilio Marcial y de Casio Félix por B. Maire y A.
Fraisse, respectivamente, que han venido a renovar los ya viejos textos de V. Rose; y, más recientemente
todavía, la edición crítica del Herbario sangallense por M. Niederer, que ha venido a sustituir a la publicada
por Landgraf en 1928. Cf. Al respecto la bibliografía final de este volumen.
20 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
Por otra parte, a diferencia de lo que sucede con el Hispalense, que ha sido despo-
jado para el ThLL y cuyo texto cuenta ahora con la publicación de unas Concordancias,
con recopilaciones bibliográficas o con importantes estudios sobre la transmisión manus-
crita, en el caso de los textos médicos faltan instrumentos de trabajo habituales en otros
ámbitos filológicos. Es cierto que para los manuscritos contamos con los magníficos,
pero no exhaustivos, catálogos de Beccaria y Wickersheimer; con el incipitario de
Thorndike-Kibre y, para Hipócrates, con el valioso Hippocrates latinus de la propia P.
Kibre21. Ocupan también un lugar destacado las detalladas descripciones de manuscritos
por Sigerist22 en una serie de artículos en los que da cuenta de sus rastreos por diversas
bibliotecas europeas y cuya dispersión merece una publicación conjunta, como sucedió
con los de P. Kibre, publicados en Traditio antes de ser recogidos en un volumen separa-
do, y como sería deseable también para los de R. J. Durling23 en la misma revista. Pero
aun así, ni las descripciones son siempre completas y exactas, ni la identificación correcta
del texto era a veces posible en el momento en que fue redactado el catálogo, al tiempo
que la abundancia de extractos, reelaboraciones, reutilizaciones, etc. hace casi imposible
la exhaustividad, de modo que dichos catálogos son una guía excelente, pero no eximen
de la necesidad de consultar puntillosamente los manuscritos para localizar los textos.
El problema se agrava en el caso de los manuscritos de la Baja Edad Media, a
veces testimonio único de textos antiguos o altomedievales, para cuya localización es
necesario consultar numerosos catálogos de variadas bibliotecas –en los que abundan las
descripciones imprecisas, cuando no manifiestamente erróneas–, en una especie de labor
detectivesca, de la que sólo a veces, y casi siempre de manera azarosa, se obtienen resul-
tados satisfactorios.
Todavía en el terreno de las carencias, y como consecuencia directa de lo antes
expuesto, hay que anotar la inexistencia de instrumentos electrónicos de búsqueda, simi-
lares al Packard Humanities Institute CD-Rom Latin Texts (PHI), a la Patrologia Latina
Database (Chadwick-Healey) o al CETEDOC Library of Christian Latin Texts (CLCLT),
si bien en el terreno del léxico patológico se ha dado un interesante primer paso con la
base de datos Esculape24, todavía incipiente, pero que ofrece la posibilidad de su consulta
por vía electrónica; y para correcciones textuales que no han sido todavía incorporadas a
la edición de un autor se ha puesto en marcha en Italia el Proyecto AFMA (Archivio
Filologico per la Medicina Antica), también accesible electrónicamente25.
21
A. BECCARIA, I codici; E. WICKERSHEIMER, Les manuscrits latins; L. THORNDIKE - P. KIBRE, A Catalogue
of Incipits; P. KIBRE, Hippocrates latinus.
22
H. E. SIGERIST, «The medical literature»; «A summer of research»; «Manuscripts of Montpellier»;
«Manuscripts of Vendôme».
23
R. J. DURLING, «A Guide to the medical manuscripts».
24
D. BÉGUIN, «Présentation et utilisation». En las pp. 201-231 del mismo volumen ofrece una útil biblio-
grafía sobre términos de patología D. GOUREVITCH, «Bibliographie du vocabulaire».
25
Una presentación del AFMA fue realizada durante las sesiones del seminario al que corresponden las
presentes Actas por la coordinadora del Proyecto, la profesora A. Roselli. Una noticia actualizada, debida a D.
Manetti, puede encontrase ahora en la Lettre d’Informations. Médecine antique et médiévale, N. S., 4 (février
2005), pp. 41-48.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 21
En cuanto a Concordancias, han sido numerosas las publicadas en los últimos años,
incluidas las de las Etimologías isidorianas, si bien, dado el estado del trabajo de edición
de los textos, considero necesario advertir del riguroso carácter provisional que en algu-
nos casos tienen tales publicaciones26, que corren el riesgo de quedar desfasadas en un
lapso de tiempo relativamente breve.
Esta especie de catálogo de carencias incide directamente en la investigación so-
bre cualquier escrito médico, limitando las posibilidades de búsqueda sobre todo en tres
frentes: el rastreo de fuentes y el estudio de las relaciones de interdependencia entre tex-
tos, punto que afecta especialmente al libro de medicina isidoriano; el estudio de aspectos
léxicos; y, en estrecha relación con el punto primero, el de la pervivencia de un texto
dado. Me ocuparé sucesivamente de cada uno de ellos.
1. A PROPÓSITO DE FUENTES
Cualquier edición de un texto al uso suele dedicar un apartado a las fuentes del
mismo o incluir, en el aparato de testimonios, un inventario de lugares paralelos lo más
exhaustivo posible. La utilidad de este método, que se echa en falta cuando se nos niega,
es múltiple. No sólo permite descubrir qué hay de tradición y qué de innovación en el
texto en cuestión, sino que la suma de contribuciones particulares en la misma dirección
permitirá conocer la difusión de una obra o de su autor y dibujar sus líneas de influencia,
sus épocas de esplendor y los momentos de olvido. Conocer la fuente de un texto supone,
además, que esa fuente estaba a disposición del autor en un lugar y en un momento con-
cretos, y ello forma parte de la historia de la circulación de ese texto en particular y de la
cultura en general.
Una situación ideal tal se produce sólo cuando de un texto o de un autor dado
tenemos un caudal de información suficiente, llegado por otras vías, para averiguar su
peripecia vital, situándolo en sus coordenadas espaciales, cronológicas y culturales. Pero
no pocas veces sucede a la inversa, que es sólo con el concurso de las fuentes como
conseguimos situar al autor en el tiempo, en el mejor de los casos estableciendo un térmi-
no ante quem y un término post quem; con frecuencia, sólo uno de ellos. Ejemplos hay
abundantísimos en los textos médicos. Habitualmente el grado de certeza ni siquiera al-
canza esas cotas mínimas. Una gran cantidad de traducciones, reelaboraciones o colec-
ciones de extractos debieron de haber circulado de manera anónima, resultando imposible
situarlas en tiempo y lugar concretos. Contamos, además, con un buen número de falsas
atribuciones, unas intencionadas, otras debidas a los azares de la transmisión, y general-
mente del supuesto autor nada conocemos más que el nombre. En tales circunstancias el
descubrimiento de un paralelo entre dos textos no significa, en sí mismo, nada, o, a lo
26
Las Concordancias de los diversos autores y textos han sido recogidas en la BTML. Las últimas de las
que tengo noticia son las de Gargilio Marcial, Celio Aureliano y Casio Félix: B. M AIRE, Concordantiae
Gargilianae; B. MAIRE - O. BIANCHI, Caelii Aureliani operum omnium quae exstant concordantiae; B. MAIRE -
A. FRAISSE, Cassii Felicis libri de medicina concordantiae.
22 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
sumo, es indicativo de que los dos remontan a una fuente común. A veces, tras un paciente
esfuerzo de búsqueda, llega a establecerse la cronología relativa entre ambos. Todo ello
tendrá especial repercusión, como luego veremos, en el estudio de las fuentes médicas de
Isidoro.
En este terreno, fuera de las afirmaciones repetidas desde Probst y desde Wellmann,
que remiten, muchas veces sin dar el paralelo concreto, a autores como Casio Félix y
Celio Aureliano o a los textos editados por Rose, nada se ha hecho, en rigor, y sólo la
contribución reciente de K.-D. Fischer27 sobre el Comentario a la antigua traducción lati-
na de los Aforismos hipocráticos ha abierto una línea de investigación renovadora. Otros
autores y textos, como el Liber Aurelii, el Liber Esculapii y el propio Celio Aureliano,
conforman la trama principal del libro IV de la enciclopedia isidoriana. Habrá que estu-
diar en detalle cada uno de los préstamos, individualmente, y comprobar cómo utiliza
Isidoro la fuente en cada caso. Los obstáculos para avanzar en esta línea son abundantes.
En primer lugar, el hecho de que muchos textos médicos están todavía sin editar. Entre los
que acabo de citar, sólo las obras mayores de Celio Aureliano están completas en edición
rigurosa, en el CML; para el Comentario a la traducción latina de los Aforismos sólo
disponemos de una edición de 1533 y es seguro que una nueva edición, en la que trabaja
desde hace tiempo M. E. Vázquez Buján, aportará numerosas e importantes sorpresas en
este terreno; el Liber Aurelii ha sido publicado, con muchas deficiencias, por Daremberg28
en 1847 sobre la base de un único manuscrito y la necesidad de una edición rigurosa es
urgente; del Liber Esculapii tenemos una edición crítica reciente29, pero el trabajo, una
tesis doctoral, permanece todavía inédito, con las consiguientes dificultades para su loca-
lización y consulta. Están todavía sin identificar y sin estudiar pequeños textos que pudie-
ron haber sido fuente de Isidoro, pero la carencia del trabajo previo de estudio y edición
hace más penosa la labor en este terreno.
En segundo lugar, identificado un paralelo entre Isidoro y un texto, editado o no,
sale al paso la dificultad de establecer si estamos ante una fuente isidoriana, ante una
utilización de Isidoro por el otro texto o ante el empleo de una fuente común, que además
pudo haber circulado en tradición difusa. Y en este punto es obligado huir de visiones
simplistas, porque muchos de los textos médicos se han conservado sin atribución de
autor y su datación se desconoce por completo. En presencia de un paralelo literal, resulta
siempre tentador tomar a Isidoro como referencia cronológica precisa, ya sea para fijar un
término ante quem o post quem. Pero muchas veces dicho paralelo sólo demuestra que
ambos derivan, en última instancia, de una fuente común. Pondré dos ejemplos de los que
me he ocupado yo mismo en trabajos anteriores, el de dos recetarios anónimos, titulados
De herbis femininis y Dynamidia, que la tradición manuscrita atribuye a Dioscórides y a
Hipócrates, respectivamente. En ambos casos se habían interpretado las coincidencias
literales con las Etimologías en el sentido de que se trataba de dos fuentes del libro XVII
27
En comunicación presentada en el VII Coloquio Internacional de Latín Vulgar y Tardío (Sevilla, 2-6
septiembre de 2003), con el título «Eine neue Quelle der Etymologien Isidors von Sevilla».
28
CH. DAREMBERG, «Aurelius. De acutis passionibus».
29
F. MANZANERO CANO, Liber Esculapii.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 23
30
A. FERRACES RODRÍGUEZ, «El pseudo-Dioscórides», pp. 197-199; «Notas para la difusión», pp. 478-479.
31
I. MAZZINI, De observantia ciborum, pp. 31-32; del mismo autor «Dynamidia Hippocratis» p. 258, n. 4.
32
A. FERRACES RODRÍGUEZ, «El pseudo-Dioscórides». Posteriormente, he vuelto sobre el tema en mis
Estudios, especialmente en las pp. 97-126.
33
Para referirme a este texto, que transcribo, salvo indicación en contrario, a partir del ms. de Karlsruhe,
Aug. CXX, utilizo la fórmula abreviada empleada por K.-D. Fischer en este mismo volumen y en otras
publicaciones.
34
A. BECCARIA, «Sulle tracce II», p. 41, n. 3.
35
El primero de los textos lo ofrece A. BECCARIA, «Sulle tracce II», p. 46, sin advertir el paralelo con
Isidoro; en cuanto al segundo resulta de interés notar que frente al texto del ms. de Karlsruhe (uel eos qui in
cima sunt), el de Vendôme, Bibl. munic., cod. 172, f. 14r, da la variante in iuuentute.
24 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
Lat-A, Aph. 4,5 (f. 155r): SUB CANICULARES ET Etym. 3,71,14: Canicula stella quae et
ANTE CANICULARES MOLESTE SUNT Sirius dicitur, aestiuis mensibus in me-
purgationes. Videamus quid sunt caniculares aut quare dio centro caeli est: et dum sol ad eam
yppocras ante et post dixit et non in medium. Canis ascenderit, coniuncta cum sole
enim est stella qui desyrius dicitur . adueniens aestiuis duplicatur calor ipsius, et dissoluuntur
mensibus in medio centro caeli est stella ista . sol in corpora et uaporantur. Unde et ex ipsa
ipso loco ascendit. Ideo super uertice nostro est ipso stella dies caniculares dicuntur, quando
tempore . et tale quiddam patitur natura . quod scutum et molestae sunt purgationes.
et lucerna . quem si sub scuto posueris . siue ad labia .
siue in medio . semper scutus super ipsam est. Nam
terra . caelo . ueluti pugnum est . Ergo in ipso tempore
sol in ipsa liniamenta ascendit . idest in quattuor qui
est inter tres . et tres inde oriuntur . uenti . et sol . et
syrtim . quem canem uocauit. confricatur cum sole . et
calor eius cum ipsius duplicatur . quem ad modum
aestus . et dissoluuntur corpora . et euaporantur . quia
calor ad sibi aerem confugit. Unde ipso tempore mo-
leste sunt purgationes . antea et post modum dixit esse
periculum. Duobus modis unum ut sub intellegas in
medium mortem. Aliud uero quia philosophi extrema
tangunt. ut media sub intellegant.
Lat-A, Aph. 1,3 (f. 124v): IN EXERCITATIONIBUS Etym. 17,10,4: Cima dicitur quasi
QUAE IN SUMMO BONA VALITUDO MOLESTA. coma; est enim summitas olerum uel
Postquam docuit yppocras de effusiones . siue arborum, in qua uegens uirtus naturalis
spontaneas . siue quae ab artifice fiunt . secutus est est.
quibus debet fieri . et quibus non . et addidit .
Consideremus aetates et regiones . et morbos . et alia
quae secuntur; et post haec dicit de exercitationibus.
Questio nobis est contra ipsum yppocratem. Quare
primum exercitium dixit et post ualitudinem . Dum
quando nisi ualitudo fuerit . exercitium esse non poterit.
Valitudo enim duobus modis dicitur . bona ualitudo
est aegritudo . et ualitudo bona uirtus est . quod est
apud romanos. Sed yppocras sciens quod iste exercitius
ualitudinem facit . dum causam dicit . curam significat
. ut est in athletis . qui iuncto corpore . et perfricato
manibus exercitatur in ipsis naturalis calor. hoc est
sanguinem qui pinguescere facit corpora . et hoc
quattuor modis dicitur . crassus . medius . et subtilis .
De crasso enim dicit . id est de athletis . uel eos qui in
cima sunt . quia in istis uigens uirtus naturalis et fortes
sunt . necesse est omnem cibum bene ab eis digeri .
quia necessitas facit eos multum cibum assumere . un
sanguis cotidie generatur . et de multo sanguine corpora
eorum incrassant ...
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 25
Trabajos como los citados son un buen ejemplo de la dificultad que entraña esta-
blecer con certeza, una vez localizado un paralelo de Isidoro con otro texto, si estamos
ante una fuente o ante un testimonio de Isidoro y la necesidad de huir de conclusiones
apresuradas, basadas en algún que otro llamativo paralelo, por más que las coincidencias
sean literales.
Sobre la necesidad y, sobre todo, sobre la utilidad, de investigar las fuentes
isidorianas escribió hace tiempo Fontaine36 páginas que no han perdido actualidad. Para
conocer en detalle los métodos isidorianos; para hacer un inventario del elevadísimo nú-
mero de textos a los que tuvo acceso y que pudieron haber figurado en los estantes de su
biblioteca; y también para el estudio del léxico en Isidoro, es imprescindible el conoci-
miento más exhaustivo posible de las fuentes de su obra, que sólo podrá conseguirse a
partir de la suma de investigaciones particulares detalladísimas.
Pero quiero insistir aquí en un aspecto singular que, hasta donde llega mi informa-
ción, nadie ha puesto de relieve, la reutilización por Isidoro de sus propios textos. De
manera reiterada se ha llamado la atención sobre el hecho de que Isidoro suele reutilizar
un mismo pasaje de la fuente en varios lugares de su obra. Numerosas repeticiones así lo
atestiguan. Pero nadie ha reparado en que, en ocasiones, no se trata de la reutilización de
una fuente, sino de un texto ya redactado por él, es decir, pasajes en que el Hispalense es
fuente de sí mismo. Hace unos años redacté un artículo, primero presentado como comu-
nicación en el I Congreso Nacional de Latín Medieval, en León, y luego publicado en el
último número de la revista Archivos Leoneses37. El trabajo alcanzó tan poco eco, no sé si
por ser obra de principiante o por otros motivos, que apenas fue recogido en recopilacio-
nes bibliográficas, y, en principio, ni siquiera en el Medioevo Latino. Y cuando fue rese-
ñado en este repertorio, años más tarde, la publicación a la que remitía era una revista
húngara, de modo que supongo que nadie tuvo conocimiento de él por esa vía38. En esa
contribución, en una conclusión en apariencia secundaria, pero que hoy considero de
primer orden, pude establecer con seguridad que un lema del libro XIX de las Etimologías
había sido reutilizado en el l. XVI. Las consecuencias que de ahí se derivan para conocer
el proceso de composición de la obra son extraordinarias. Eso significa que su redacción
no fue lineal, ya que, por lo menos parcialmente, el l. XIX fue redactado antes que el XVI,
conclusión que apuntalaba entonces con unas notas sobre el empleo de la Historia Natu-
ral de Plinio, que Isidoro debe de haber utilizado seleccionando previamente libros con-
cretos para algunas secciones de las Etimologías. Ello explicaba también la presencia de
algunos lemas vacíos en el l. XIX, mientras que en el XVI el mismo término recibía
cumplida explicación tomada de Plinio.
36
J. FONTAINE, «Problèmes de méthode».
37
A. FERRACES RODRÍGUEZ, «Sobre algunos problemas». Posteriormente insistí en la cuestión en «Co-
rrecciones indebidas».
38
Paradójicamente, el trabajo ni siquiera fue recogido en los repertorios sobre la latinidad medieval
hispánica recopilados por el organizador del I Congreso Nacional de Latín Medieval, donde había sido presen-
tado como comunicación. Véase, al respecto, M. PÉREZ GONZÁLEZ, «Crónica bibliográfica». La noticia del
Medioevo latino a la que me refiero es la del vol. 22 (2001), 2624.
26 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
Aunque la tarea es ardua y el camino espinoso, pues no siempre resulta fácil esta-
blecer de modo inequívoco que estamos ante la reutilización de un lema propio y no ante
el empleo de la misma fuente dos veces, se trata, a mi juicio, de un método de insospecha-
da utilidad para llegar un día a comprender el proceso de composición de la enciclopedia.
Será la suma de casos particulares, no fáciles de detectar, dado el trabajo de orfebre a que
se entrega el Hispalense, la que irá dando pistas sobre la redacción de las Etimologías. En
este sentido quiero llamar la atención sobre una correspondencia entre los libros II y IV
que no debe de ser casual. El capítulo sobre las sectas médicas, Etym. 4,4, encuentra
paralelos39 llamativos en dos textos de datación desconocida, que en forma epistolar tra-
zan una sucinta historia de la medicina, la Epistula peri hereseon y la Epistula
Paraxagorae40, y cuya relación con Isidoro ha de ser todavía estudiada en detalle. Pero al
referirse a la tercera de las sectas, la logica, el Hispalense parece haber utilizado un lema41
del l. II que se refiere a la logica, pero como una de las partes de la filosofía (Etym.
2,24,7):
Etym. 4,4: Ep. Peri hereseon (f. Ep. Paraxagorae, II- Etym. 2,24,7:
Prima Methodica 43va): IV: Dum magnus Logicam, quae
inuenta est ab Illi IIII inuenerunt artis Yppocratis Cous[que] rationalis uocatur,
Apolline, quae reme- medicinae IIII sectas et rationabilem inuenit Plato subiunxit, per
dia sectatur et sectantis carmina. Id sectam ... Medicina quam, discussis
carmina. Secunda est metodicam omnis diuiditur in tres rerum morumque
Empírica, id est enpericam loicam et partes, quarum prima causis, uim earum
experientissima, teopericam. Apollo metodica hoc est rationabiliter
inuenta est ab inuenit metodicam reme<di>atrix perscrutatus est,
Aesculapio, quae non quod et cirorgiam id est antiquisima, secunda diuidens eam in
indiciorum signis, sed ferramentorum emperica, hoc est Dialecticam et
solis constat incisionem Escolafius experimentis probata, Rethoricam. Dicta
experimentis. Tertia inuenit enpericam tercia loica, hoc est autem Logica, id est
Logica, id est quod est farmacioticum rationabilis, omnibus rationalis. Logos
rationalis, inuenta ab id est curatio melior secundum enim apud Graecos et
Hippocrate. Iste enim medicaminum. Galienum ereusis. sermonem significant
discussis aetatum, Asclifius inuenit et rationem.
39
Entre los paralelos doctrinales que pueden aducirse para este capítulo figura también, en relación con
la secta metódica, el de Apul. Apol. 40: Veteres medici etiam carmina remedia uulnerum norant, ut omnis
uetustatis certissimus auctor Homerus docet, qui facit Ulixi de uulnere sanguinem profluentem sisti cantamine.
Cf., a este propósito, F. STOK, Percorsi dell’esegesi virgiliana. Due ricerche sull’Eneide, Pisa, 1988, p. 140,
n. 189.
40
Para la Epistula peri hereseon, que da inicio a una compilación terapéutica titulada Tereoperica, utili-
zo el texto del manuscrito de París, BN, lat.11219, ff. 43rb-45ra. Una versión posterior fue publicada, a partir
del ms. de París, BN, lat. 14035, por S. DE RENZI, Collectio Salernitana, IV, pp. 188-190. La Epistula Paraxagorae
fue editada por K. SCHUBRING, «Epistula Paraxagorae».
41
En su edición del libro II de las Etimologías, P. K. MARSHALL, Etymologiae II, p. 105, cita como fuente
de la primera parte del lema (Logicam... Plato subiunxit) a Aug. Ciu. 8,4, Proinde Plato utrumque iungendo
philosophiam perfecisse laudatur, quam in tres partes distribuit. Para la parte final, Logos... et rationem, cita el
paralelo con Etym. 15, 4, 17 y 8, 6, 6, pero no hace mención de Etym. 4, 4.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 27
42
Conviene llamar la atención que, en vez de la lectura in cima, que da el ms. de Karlsruhe, el de
Vendôme 172 da in iuuentute:... de athletis uel eis qui in iuuentute sunt ... quia in istis uiget uirtus naturalis (f.
14r). Obsérvese que las variantes in iuuentute y uiget excluyen esta rama de la tradición manuscrita del Co-
mentario como fuente del Hispalense.
43
Se trata de Etym. 17, 9, 33... eadem et fel terrae propter amaritudinem, que deriva de Plin. N. H. 25,68,
Hoc centaurium nostri fel terrae uocant propter amaritudinem.
28 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
No he querido trazar más que algunas de las posibilidades que ofrece el estudio de
las fuentes del l. IV, basándome en los datos que he podido ir obteniendo en sucesivos
momentos de búsqueda, pero seguro que el estudio detallado de las mismas reserva no
pocas sorpresas.
Quien se acerca por primera vez a los textos médicos latinos siente la extraña
sensación de recorrer un camino poco transitado y lleno de dificultades. Parte de la termi-
nología plantea problemas que no encuentran respuesta en diccionarios, ni siquiera en los
más completos y exigentes. Y no pocas veces la acepción que éstos dan, o las explicacio-
nes que pueden encontrarse en trabajos más específicos, no encajan en el texto que nos
interesa, o simplemente nadie cita el término en cuestión porque éste es raro o se trata de
un helenismo a veces deformado hasta límites insospechables. Y muchas veces por la
obvia razón de que se trata de textos rigurosamente inéditos. En este sentido, no es por
azar que los pocos estudios de cierta amplitud que pueden citarse en el ámbito del léxico
médico no vayan más allá de Isidoro y el material explotado proceda, en su mayor parte,
además de Celso, de los autores mayores de la Antigüedad Tardía, entre ellos Celio
Aureliano, Casio Félix y Teodoro Prisciano. Me refiero a los diversos estudios de D.
Langslow, particularmente al volumen que lleva el significativo título de Medical Latin in
Roman Empire; al léxico de anatomía de J. André, que ya antes se había ocupado de los
mismos textos en un artículo44 de obligada cita en este campo; o a un trabajo de A.
Önnerfors45, que comprende también desde Celso hasta Casio Félix. Meritorios trabajos
que han intentado dar visiones de síntesis, como los de G. Baader46, C. de Meo47, o algu-
nos de I. Mazzini48, no pasan de la superficialidad, precisamente por el escaso bagaje de
textos editados y de estudios particulares centrados en textos de la Antigüedad Tardía
distintos de los citados o en los de la Alta Edad Media. Calas en este sentido han venido
haciéndose49, pero mientras no se multiplique el número de contribuciones en este domi-
nio será difícilmente posible ofrecer visiones de conjunto sólidas o elaborar diccionarios
rigurosos.
Las sorpresas léxicas que puede depararnos la edición y el estudio de los textos
son numerosas. El rastreo por los manuscritos nos sitúa a veces frente a términos de los
que nadie se ha ocupado o que no han sido enfocados de manera adecuada. Con frecuen-
cia nos enfrentamos a vocablos que son auténticos hápax, hasta que alguien, casi siempre
44
J. ANDRÉ, «Remarques sur la traduction».
45
A. ÖNNERFORS, «Das medizinische Latein».
46
G. BAADER, «Die Entwicklung». A completar para la Baja Edad Media con «Lo sviluppo del linguaggio
medico».
47
C. DE MEO, «La lingua della medicina».
48
I. MAZZINI, «Il lessico medico antico»; «Il linguaggio della ginecologia».
49
K.-D. FISCHER, «Überlieferungs- und Verständnisprobleme»; M. E. VÁZQUEZ BUJÁN, «Remarques»;
«Réception latine»; «Comprehénsion, traduction, adaptation» y «Aspectos léxicos».
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 29
por azar, tiene la fortuna de alumbrar otro ejemplo, con lo que el hápax pierde su carácter
de tal y, en una especie de círculo vicioso, unos textos van facilitando la comprensión de
otros textos. Citaré dos casos que me son familiares y en los que están implicados algunos
de los aquí presentes.
Gargilio Marcial dice en Med. 23,6 que la nepeta admonet menstrua feminarum50.
Los manuscritos dan grafías diversas: ammonet, admonet, ammouet, etc. Lo inusual de la
expresión, para la que no se conocía otro ejemplo –lo habitual para la provocación de la
menstruación es menstrua mouere– llevó a I. Mazzini y, sobre su huella, a B. Maire51, a
citar el único ejemplo en el que admonere podría tener un sentido parecido, el virgiliano
telo admonuit biiugos (Aen. 10, 586-587). En realidad, existe en los textos médicos por lo
menos otro ejemplo atestiguado de admonere con el sentido de ‘excitar’ o ‘provocar’,
pero referido a las enfermedades en sentido genérico. Se encuentra en la traducción ravenate
de los Aforismos hipocráticos, editada por I. Müller-Rohlfsen52, Aegritudines autem omnes
quidem in omnibus temporibus fiunt, magis autem aliquae circa aliqua eorum efficiuntur
et admonentur (Aphor. 3,19,1). Por fortuna, en este caso es posible contrastar la traduc-
ción con el original griego, que en el puesto de admonentur da parocu/netai. Pero ello
sigue sin resolver la cuestión del origen de este especial significado de admonentur, seña-
lada ya por B. Löfstedt53, que no cita el precedente gargiliano. Aun con todas las reservas
sobre la autenticidad de la lectura, la interpretación del aforismo parece clara: algunas
enfermedades surgen, o se agravan, o se agudizan, en determinados momentos.
Más reparos suscita el caso gargiliano. Habiéndome fijado en lo atrevido de la
expresión admonere menstrua feminarum, el azar me llevó a una receta del De herbis
femininis en la que un grupo de manuscritos ofrecía, en lugar de menstrua mouet, una
lectura inusual, pero con sentido, menstrua amouet. Por tratarse de un error cometido en
el acto de copia, dado que la mayoría de la tradición da menstrua mouet, que además es la
traducción exacta del correspondiente pasaje griego de Dioscórides (e)/mmhna a)/gei), en
principio no presté demasiada atención a la expresión. Posteriormente, la indagación so-
bre la fuente del pasaje de Gargilio me llevó a Plinio (N.H. 20,148), que dice purgationes
feminarum inhibet, sentido que encaja perfectamente con una lectura amouet menstrua
feminarum y me obligó a reflexionar de nuevo sobre el ejemplo del De herbis femininis.
Llegué entonces a la conclusión de que el copista de un subarquetipo del grupo de manus-
critos arriba citado había cometido una ditografía, provocada por el contexto, pero el
resultado había sido una expresión ya existente en la lengua y que seguramente no le
resultaba desconocida. El sentido de ‘eliminar, hacer desaparecer’ está atestiguado para
amouere desde la época clásica, y si un copista llega a la lectura menstrua amouere,
aunque sea por la vía del error, y otros la mantienen, es un indicio de que les resultaba
conocida o, por lo menos, admisible en la lengua. Es decir, el texto pliniano, salvo que
llegue a determinarse de modo incontestable que la fuente de Med. se encuentra en otro
50
Me he ocupado más pormenorizadamente de la cuestión en «Texto y tradición indirecta».
51
I. MAZZINI, «Il linguaggio della ginecologia», p. 62, n. 89; B. M AIRE, Gargilius Martialis, p. 121.
52
I. MÜLLER -ROHLFSEN, Die lateinische Ravennatische Übersetzung.
53
B. LÖFSTEDT, «Hippocratica».
30 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
54
K.-D. FISCHER, «Neues zur Überlieferung», pp. 162-163.
55
D. GOUREVITCH, «La première mort de l’hystérie».
56
W. D. SHARPE, «A suggested emendation»; D. GOUREVITCH, «Correction d’une correction». Lamenta-
blemente algunas publicaciones recientes, como la traducción del libro IV de las Etimologías por R. Le Coz o
la de la enciclopedia completa por A. Valastro Canale han ignorado las incontestables razones del trabajo de D.
Gourevitch y persisten en el error de corregir satyriasis en pytiriasis.
57
J. ANDRÉ, Étymologies. Livre XVII, p. 194, n. 474, defiende erigonon frente a erigeron, corrección de
Arévalo, basándose en la supuesta fuente isidoriana, Dynam. 2, 125 (Erigonon quam Latini senecionem uocant).
Pero, al margen de que los Dynam. no son fuente, sino testimonio de Isidoro, otro pasaje de este recetario
(1,57) da el fitónimo erigeron (Senecion a Graecis dicitur erigeron). Y, finalmente, es posible que el lema
citado remonte a la misma fuente que una interpolación al capítulo 76 del Herbario del Pseudo-Apuleyo, cuyo
fitónimo es erigeron (Denique erigeron Graece nominatur quod uerno tempore canescat eius flos).
58
J. SOFER, Lateinisches und Romanisches, pp. 39-40.
59
K.-D. FISCHER, «Überlieferungs- und Verstandnisprobleme», pp. 160-161.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 31
60
J. SOFER, Lateinisches und Romanisches, p. 167
61
I. VELÁZQUEZ SORIANO, «Vigencia y alcance», p. 464; de la misma autora, «Léxico isidoriano», p. 241,
n. 30.
62
Los textos latinos se limitan a transliterar el fitónimo griego como petroselinum o petrosilenum.
63
Los fragmentos interpolados han sido editados a continuación de cada capítulo, en tipografía diferen-
ciada, por E. HOWALD - H. E. SIGERIST, Pseudoapulei Herbarius.
32 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
Las coincidencias entre los dos textos latinos no significan otra cosa más que una
derivación común de la perdida traducción latina de Dioscórides a través de un número
indeterminado de eslabones intermedios. El lema de Isidoro es de seguro origen dioscorideo,
a excepción de la frase que transmite el fitónimo en cuestión (Quod nos petrapium dicere
possumus; silenum enim graece apium dicitur), que podría llevar a concluir, si lo toma-
mos en su sentido más literal, en un especial esfuerzo de creación léxica por el Hispalense.
Nada más lejos de la realidad. Un repaso de los pocos extractos de la traducción que se
conservan proporciona otros ejemplos de la misma fórmula, por ejemplo en el propio cap.
76, ... floribus nigellis ... uelut in canis, quos Graeci pappos appellant, nos auos uocare
possumus64. Es decir, el esfuerzo de creación léxica se debe al traductor del texto griego al
latín y con toda probabilidad de ahí ha tomado Isidoro el lema completo, incluido el
hápax petrapium.
La explicación aducida a propósito de Etym. 17,11,2 es válida igualmente para el
término ramalem en Etym. 17,7,72: Haec a Graecis appellatur klwni/a, nos ramalem
dicere possumus. Cuius probabilis splendens, lenis et munda. En este caso no contamos
con el paralelo de ninguna interpolación pseudoapuleyana, pero la concordancia del lema
con el texto griego de Dioscórides65 permite suponerle idéntico origen que el lema ante-
rior y la explicación para ramalem no debe ser diferente de la ofrecida para petrapium.
De todo ello hay que concluir que la investigación léxica en Isidoro puede condu-
cir por los caminos más insospechados y siempre corremos el riesgo de que nos pase
desapercibido algún detalle que puede iluminar un lema hasta entonces oscuro. Pero,
como en todo, es quizás cuestión de tenacidad y, sobre todo, de paciencia.
3. SOBRE LA PERVIVENCIA
64
Diosc. 4, 96, 1: a)/nJh mhli/zonta, ... kai\ e)canJou=nta ei)j tou\j legome/nouj pa/ppouj.
65
Diosc. 1,72: pi/ssa h( me\n u(gra/, h(/n e)/nioi kw=nan kalou=si ... e)/sti de\ kalh\ h( sti/lbousa kai\ lei/a
kai\ kaJara/.
66
J. L. HEIBERG, Glossae Medicinales.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 33
cia directa, sino simplemente empleo de una fuente común, conclusión que sería muy
diferente de no contar con ese tercero en discordia. En el polo opuesto citaré el caso de
Etym. 4,9,3 y Etym. 4,10,2, que encuentran paralelo en varias entradas de un glosario
médico editado por Goetz:
Etym. 4,10,2:
Prognostica praeuisio aegritudinum, uocata a 3,604,27: pronostica praeuisio egritudinis
praenoscendo.
Nunca sabremos con certeza si es el glosario el que hizo uso de la obra isidoriana
o si, por el contrario, ambos beben en una tradición común que cuenta, entre otros ejem-
plos, con el de la Epistula peri hereseon (París, BN, lat. 11219, f. 43va):
Sin embargo, en conjunto, el número de casos que plantean este tipo de problemas
no resulta elevado, en comparación con la gran cantidad de textos transmitidos por códi-
ces médicos que sí son, con toda certeza, testimonio de Isidoro. La presencia de la obra
del Hispalense en los manuscritos médicos altomedievales es multiforme. Por una parte,
hay que reseñar el importante papel de dichos manuscritos como transmisores de seccio-
nes de las Etimologías de contenido médico. Basta consultar los índices de catálogos
como el de Beccaria o el de Wickersheimer para darse cuenta de que, por ejemplo, nume-
rosos manuscritos transmiten el libro IV de la enciclopedia isidoriana, los capítulos 7-11
del libro XVII, los caps. 25-26 del libro XVI (pesos y medidas) o los capítulos del libro
XX que tienen que ver con la dieta, sin contar con las numerosas anotaciones marginales,
adiciones o glosas, sin autor identificado, pero tomadas, en realidad, de la obra del
Hispalense. A veces capítulos sueltos de las Etimologías, convertidos en auténticos excerpta
isidorianos, aparecen combinados con otros textos. Cito únicamente el caso del ms. de
París, BN, lat. 702867, que en el f. 1r ofrece, sin indicación de autor, el texto de Etym. 4,3
67
Transcripción del texto en C. VITELLI, «Studianorum Celsianorum particula prima».
34 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
(Medicine artis auctor et inuentor ...) seguido, sin solución de continuidad, de las partes
I-II del Ars medicinae68 (Asclepius autem puer ...); o el del ms. de la Biblioteca Apostolica
Vaticana, Reginensis lat. 1143, en el que, en dos lugares distintos, ff. 86rv y 193r-195v,
bajo un Incipit epistula ex quatuor humoribus, se esconde, en realidad, el capítulo 5
isidoriano (De quattuor humoribus corporis) seguido de la Epistula ex quattuor humoribus.
En cambio, en el ms. de Londres, British Library, Sloane 283969, se invierte la situación,
figurando después de la Epistula peri hereseon un capítulo de las Etimologías (4,5,1).
En este abanico de posibilidades de contaminación de textos de contenido similar,
que se complementan unos a otros, se producen a veces curiosos casos de falsa atribución,
como sucede en los manuscritos de Montpellier, H 185, f. 105r; Montecassino, V. 97, p.
13b; y Glasgow, Hunterian Museum, cod. 404 (V. 3. 2), f. 3r, donde el libro IV de las
Etimologías se atribuye a Hipócrates: Incipit epistula hypocratis (yppogratis, en el
casinense). Por el contrario, en el manuscrito del Vaticano, lat. 4418, f. 107v, es la epísto-
la Quattuor sunt uenti, quattuor anguli celi, la que es atribuida al Hispalense: Incipit
epistula Ysidori Spaniensi.
En segundo lugar está la utilización de la obra isidoriana como autoridad doctrinal
o como fuente, a veces reelaborada, a veces copiada de manera más o menos literal.
Citaré algunos casos al azar. El ms. de Bamberg, Staatliche Bibliothek, cod. med. 1 (L. III.
8), cuyo texto ha sido editado por Stoll70, une a su condición de testimonio de los Versus
Isidori la presencia de una Defensio artis medicinae, un texto que, en un difícil equilibrio
entre paganismo y cristianismo, defiende la necesidad de que los cristianos acepten la
curación del médico y argumenta con un sinfín de citas para demostrar que ya los perso-
najes bíblicos recurrían a la medicina humana. Al abordar los conocimientos que ha de
poseer el médico, el texto sigue de cerca la definición de medicina por el Hispalense,
aunque la fuente directa ha sido probablemente otra. Pero, para evitar ser prolijo, el anó-
nimo autor remite al propio Isidoro como autoridad, quarum ad quam pertinent rationem
scire qui cupit, librum aethimologiarum sancti Isidori Spalensis ecclaesie episcopi legat.
La propia Defensio presenta alguna que otra llamativa coincidencia con los Versus Isidori.
En el mismo contexto de contraposición entre medicina humana y medicina divina
puede enmarcarse un breve fragmento transmitido, bajo el título De ratione medicine,
entre otros71, por el ms. de Glasgow, Hunterian Museum, 404 (V. 3. 2), f. 25r. El texto allí
contenido niega la posibilidad de éxito del médico sin el auxilio divino y presenta tam-
bién conexiones claras con Etym. 4,2:
68
R. LAUX, «Ars medicinae».
69
A. BECCARIA, I codici, pp. 261-263.
70
U. STOLL, Das ‘Lorscher Arzneibuch; el texto de la Defensio artis medicinae se encuentra en las pp.
48-62. Para la descripción del manuscrito cf. A. BECCARIA, I codici, pp.193-197.
71
El mismo texto se encuentra en otros manuscritos, pero como segunda parte de una epístola que co-
mienza Frustra mortalium genus moritur, entre ellos en el de Montpellier, Bibliothèque de la Faculté de
Médecine, cod. H 185, s. XI, f. 116v; Yale, Codex Fritz Paneth, s. XIV, pp. 175-177; y París, BN, nouv. acq. lat.
481, s. XV, ff. 4v-5r. Cf. A. BECCARIA, I codici, pp. 135-138, n. 13; E. WICKERSHEIMER, Les manuscrits, pp. 41-
49, n. 11; K. SUDHOFF, «Codex Fritz Paneth», pp. 9-10; H. E. SIGERIST, «Manuscripts of Montpellier», p. 35. El
fragmento que aquí nos interesa lleva, en el ms. parisino, el título De operatione medicine.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 35
De ratione medicine
Non satis uexantur in pigmenta uel antidota quia non afferet salutem sed periculum set
paulatim cum moderationem et uiuerem possimus. Quia medicina ab altissimo creata est. et
qui non timet dominum queret medicum et non inuenit eum. Multi enim aput medicos
desperati sunt et apud dominum salui facti sunt. Oportet scire quia omnis uirtus de cerebro
funditur. quia habitaculum anime in cerebro est. Si fuerit medicus qui diligentior nichil
adhibeat et dieta non sciet nec signa futura praeuidere, et dicit se tum pigmenta uel antidota
curare sollicitat egritudinem quam non potest sanare. uel nomina eorum non potest scire.
Etym. 17,9,90-91 (ed. André): Montecassino, Bibl. della Badia, cod. V. 97, p.
470b:
Ampelos leuce siue bryonia, quam Latini uitem Ampelos siue brionia quam latini uitem albam
albam uocant, uel a qualitate coloris uel quod uocant uel a qualitate coloris uel quod eius radix
eius radix contrita et corpori infricata contrita et corporis fasciata teneriorem ac
teneriorem et candidiorem cutem reddat. Namet candidiorem cutem reddit nam et sucus
sucus bacarum eius lac uberibus siccis reddit. uacarum eius lac uberibus siccis reddet.
Ampelos melena, id est uitis nigra, eademque Ampelos melina id est uitis nigra eademque
labrusca; folia hederae similia <habet>, in labruscam folia edere similia in omnibus maior
omnibus maior quam uitis alba, bacas similiter quam uitis alba.
habens, quae in maturitate nigrescunt, unde et
uocabulum sumpsit.
72
K.-D. FISCHER, «De coelo uita - de terra mors».
73
Edición crítica por K.-D. FISCHER, «Eine wenig beachtete Liste»; E. WICKERSHEIMER, Les manuscrits
latins, p. 66, ofrece el texto del manuscrito parisino. En esa lista es isidoriana la definición yrqui, anguli
oculorum, que remite a Etym. 12,1,14. Cf. A. FERRACES RODRÍGUEZ, «Un faux terme d’anatomie».
74
Se trata de la familia a (Howald-Sigerist). Véase la transcripción del texto del ms. de Lucca, Bibliote-
ca Statale, 296 en A. MANCINI, «Pseudo Apulei libellum», pp. 269-301 (la interpolación isidoriana en p. 298).
75
C. OPSOMER-HALLEUX, «Un herbier médicinal».
36 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
En el recetario del códice bambergense arriba citado (ff. 53v-54r76) figuran, des-
pués de una Gera Galieni, dos capítulos (Puluis atque confectio herbarum quem latini
contemplatam uocant y Origo pimentorum unde excreantur uel in quale prouincia
nascantur) que dependen, en mayor o menor grado, de Isidoro. El segundo está confor-
mado por extractos, en este orden, de Etym. 17,9,4; 17,8,8; 17,9,8 y 17,8,10. El primero,
en cambio, resulta curioso en su método de empleo del texto isidoriano, extractando, por
una parte, virtudes medicinales, que se acumulan con otras de origen desconocido; y, por
otra, fitónimos de origen griego con su correspondiente glosa latina:
76
U. STOLL, Das ‘Lorscher Arzneibuch’, pp. 302-304.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS TEXTOS DE MEDICINA 37
(1) Etym. 17,9,24; (2) Etym.17,10,20; (3) Etym. 17,9,34; (4) Etym. 17,9,42; (5)
Etym. 17,9,26; (6) Etym. 17,9,78; (7) Etym. 17,9,49; (8) Etym. 17,9,78; (9) Etym. 17,9,29;
(10) Etym. 17,9,34; (11) Etym. 17,10,20; (12) Etym. 17,9,49.
En el mismo apartado hay que citar una especie de glosario, en rudimentario orden
alfabético, transmitido por un manuscrito de Florencia77 y cuyas fuentes básicas son
excerpta de las Etimologías (de los libros IV, XII, XVII y XX) y de la Diaeta Theodori,
además de algunos fragmentos que encuentran paralelo en textos menores, médicos o no
médicos. Ya en la Baja Edad Media las Etimologías son una de las fuentes del conocido
como Dioscórides latino alfabético78, combinada con otros textos, como Gargilio Mar-
cial, los Dynamidia pseudohipocráticos o el lapidario de Evax-Damigeron. Y autores como
Rábano Mauro, Alberto Magno, Bartolomé Ánglico o Juan Gil de Zamora beben en Isidoro
a manos llenas79.
He querido apuntar sólo, a salto de mata, algunas de las numerosas direcciones de
búsqueda en el terreno de la pervivencia de los textos médicos isidorianos. De otros se
nos hablará aquí. Pero sólo el estudio paciente de los textos en los manuscritos y el trabajo
de edición de obras que han podido utilizar a Isidoro permitirán algún día trazar un pano-
rama de conjunto de la influencia del Hispalense en textos médicos a lo largo de toda la
Edad Media.
77
Se trata del ms. de la Biblioteca Medicea Laurenziana, cod. 73.41, ff. 1r-8v. A. BECCARIA, I codici, p.
281, no identifica el texto en su descripción del códice. Véase ahora A. F ERRACES RODRÍGUEZ, «Extractos de la
Diaeta Theodori».
78
V. ROSE, «Über die Medicina Plinii», p. 38; H. E. SIGERIST, «Materia medica»; J. M. RIDDLE, «The
Latin Alphabetical Dioscorides» y «Dioscorides», p. 24.
79
Para los lapidarios se puede consultar ahora J. FEÁNS LANDEIRA, Isidoro de Sevilla, pp. 397-472 y, más
específicamente, «Bartolomé Ánglico». Acerca de otros autores pueden consultarse, E. HEYSE, Hrabanus Maurus’
Enzyklopädie; M. PAUMIER-FOUCART, «Les Etymologies d’Isidore»; C. CODOÑER, «Historia del texto»; W. SCHIPPER,
«Rabanus Maurus»; R. JAMES LONG, Bartholomaeus Anglicus.
This page intentionally left blank
39
En 1894 Rose, en su trabajo dedicado a Teodoro Prisciano, publicó una carta atri-
buida a Lucas, el evangelista médico según la tradición, que precedía a los Gynaecia de
Vindiciano en el códice lat. 4883 de la Bibliothèque Nationale de París. Tal y como apa-
rece en su edición, el texto de la carta es el siguiente1:
«Lucas christi seruus et medicus omnibus xpianis et medicis haec epistula. constat
hypocratem medicum per tempora sua pagana scripsisse uolumina et ideo ibi aliqua esse
obscura quaedam uero generalia sicut est illud VII stellis omnia ministrare. quem gentiles
credebant ex sole habere spiritum, ex luna corpus, ex marte stella feruorem, ex mercurii
stellam linguam et sapientiam, ex ioue coitum, ex uenere amorem, ex saturno tarditate,
quae omnia non sunt christianis credenda quia omnis administratio et omnis medicina a
deo procedit. et ibi laudabitur medicus ubi uoluerit dominus. Et ideo nos qui artis medicinae
curam exercemus et xpiani sunt (sic i. e. sumus) et libros hypocratis habemus. quod ille
dixit utile probatum tenemus. quod uero ille aut minus aut obscure dixit. nos aelucidando
transcribimus ut melius legentis intellegat. quod ibi aliquid addamus ex libris sancti ysidori
aut sancti augustini aut sancti gregorii aut luce euuangeliste quia toti isti de arte medicine
plura dictauerunt credentis nobis ad futuram (sic) domini nostri i£u xpî auxilium, ut tamen
melius perficiat artis nostre operatio quanto ab eo qui est omnipotens medicus libri nostri
corrigantur omnem carentem mendatium. Explicit».
Ya entonces Rose señaló que estas líneas servían de prefacio a un opúsculo sobre
la formación del hombre y a textos relativos a las partes del cuerpo humano cuya fuente
principal era Isidoro de Sevilla2.
1
Cf. V. ROSE, Theodori Prisciani Euporiston, p. 463 (texto editado según Paris, Bibliothèque Nationale
de France lat. 4883, ff. 3rb-5va).
2
Ibid.: «(sequitur de opere sex dierum disputatio..., deinde … atque ex Isidoro plurima de partium
corporis humani uocabulis».
42 MARÍA ADELAIDA ANDRÉS SANZ
Años después Diels publicó en su Die Handschriften der antiken Ärzte las referen-
cias de otras dos copias de dicha Epistula, conservadas en las bibliotecas de Múnich y la
Ciudad del Vaticano respectivamente (München, Bayerische Staatsbibliothek lat. 5257 y
Città del Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana Pal. lat. 1098). En su catálogo, Diels
parece haber considerado la carta publicada por Rose como traducción latina de un origi-
nal griego, hasta el punto de presentarla con su hipotético título original3, pero la referen-
cia que ofrece no incluye detalles sobre las características de los dos nuevos hallazgos, ni
una comparación de sus textos con el editado por Rose.
En 1964 Ernst Wickersheimer publicó un artículo sobre los escritos médicos atri-
buidos a san Lucas en el libro de homenaje al gran Alexander Koyré. En él llamaba la
atención sobre la Epistula transmitida bajo el nombre de Lucas, y ofrecía este breve resu-
men de sus testimonios manuscritos, tema, contenido y fuentes4:
«...Voici maintenant deux écrits qui ne paraissent qu’en latin. Du premier, Diels
note trois textes: au feuillet 4 du manuscrit latin 4883 de la Bibliothèque Nationale, de la
fin du IXe siècle ou du début du Xe; au feuillet 26 du manuscrit latin 5257 de Munich, de la
fin du XIe ou du début du XIIe; au feuillet 57v du manuscrit palatin 1098 de la Bibliothèque
Vaticane, du XVe siècle. Enfin des extraits en ont été cités comme se trouvant dans le
manuscrit 3701-15 de Bruxelles, mais M. Martin Wittek, bibliothècaire au Departement
des manuscrits de la Bibliothèque Royale de Belgique, a bien voulu me faire savoir qu’il
n’en est rien.
Il s’agit d’une lettre adressée par saint Luc aux médecins professant la foi chrétienne
et par laquelle il marque en quoi il se sépare d’Hippocrate, celui-ci prétendant expliquer la
formation de l’homme par l’action exclusive des sept planètes.
Cette lettre précède immédiatement un De ordinatione corporis humani don’t les
auteurs restent anonymes, se bornant à déclarer qu’ils sont médecins et chrétiens (…).
Saint Isidore, saint Augustine, saint Grégoire et saint Luc lui-même y sont mis à contrubution
pour interpreter les assertions d’Hippocrate, pour les compléter et les réfuter au besoin.
La lettre de saint Luc servant d’introduction à cet opuscule a été publiée par Valentin
Rose d’après le manuscrit 4883 de Paris (…). Les mots ‘Lucas demonstrat’ par lesquels, au
feuillet 6v de ce même manuscrit se termine ‘Epistula ypocratis de compagine hominis’,
font évidemment allusion à cette lettre».
Por último, más de treinta años después, en 1998, Boscherini aludía a la Epistula,
esta vez a propósito de sus extrañas características dentro de lo que podríamos llamar el
género literario de la epistula médica: según nos dice, es uno de los pocos casos conoci-
dos en los que remitente y destinatario son considerados, expresamente y a la par, como
médicos y cristianos5.
3
Cf. H. DIELS, Die Handschriften, II, p. 58: e)pistolh\ peri\ tou= a)nqrwpi¿nou sw¿matoj.
4
E. WICKERSHEIMER, «Les écrits médicaux», pp. 614-615.
5
S. BOSCHERINI, «La dottrina medica».
ISIDORO DE SEVILLA COMO FUENTE DE UNA FALSA EPISTVLA DEL EVANGELISTA LUCAS 43
6
Cf. M. A. ANDRÉS SANZ, «Vías de investigación», p. 228, n. 24.
7
Para el tratamiento en profundidad de otras cuestiones a las que aludiré de pasada remito a la edición
crítica del texto completo, que finalizaré en breve.
44 MARÍA ADELAIDA ANDRÉS SANZ
8
Cf. Catalogus Codicum Manuscriptorum Bibliothecae Regiae, 3ª, t. 4, p. 12b, Paris, 1744 (datación
errónea: ss. XII y XIII) y A. BECCARIA, I codici, pp. 141-142. La Epist. y los Gynaecia aparecen en el catálogo
parisino como una misma obra: «Libellus de natura homini: praemittitur epistola quae falso sancto Lucae
Evangelista tribuitur». La unión de estas dos partes en una sin duda se vio apoyada por la referencia a Lucas
que aparece al final del texto de Vindiciano, hecho al que, como ya vimos, aludió Wickersheimer y sobre el que
volveremos más adelante.
9
Cf. Catalogus Codicum Manu Scriptorum Bibliothecae Regiae Monacensis t. III, p. II, München,
1871, p. 2 y BECCARIA, I codici, p. 224.
10
Cf. L. SCHUBA, Die medizinischen Handschriften, pp. 36-42.
11
Schuba indica que hay escritura italiana (cf. supra, p. 36), en tanto que para Kristeller son todas manos
alemanas (cf. P. O. KRISTELLER, Iter Italicum VI, London & Leiden-N.Y.-København-Köln, 1992, p. 366).
12
La de Schuba, cf. supra n. 10.
ISIDORO DE SEVILLA COMO FUENTE DE UNA FALSA EPISTVLA DEL EVANGELISTA LUCAS 45
P M V
EP´A LUCE 1 Incipit epμa Luce euangeliste 1 Ista est ergo in ordinatione
AEUUANGELISTE ordinationis humani corporis humani corporis Luce
INCIPIT HOC MODO secundum NaTVRaM. demonstratio. Incipit epμa Luce
euangeliste
Lucas Xpi seruus et medicus 5 Lucas Xpi seruus et medicus 5 Lucas xpi seruus et medicus
omnibus xpianis et medicis haec omnibus xpianis medicis omnibus xpianis medicis hanc
epistula. hanc epistulam scribit. epistulam scribit.
Constat Hypocratem Constat Hypocratem Constat Ypocratem
medicum per tempora medicum pagana per medicum pagana per
sua pagana scripsisse 10 tempora sua scripsisse 10 tempora sua scripsisse
uolumina et ideo ibi aliqua uolumina et ideo ibi aliqua uolumina et ideo ibi aliqua
esse obscura quaedam uero esse obscura quaedam uero esse obscura quaedam uero
generalia 13 sicut est illud VII gentilia gentilia
stellis omnia ministrare quem
gentiles credebant ex sole habere 15 15
spiritum, ex luna corpus, ex marte
stella feruorem, ex mercurii
stellam linguam et sapientiam, ex
ioue coitum, ex uenere amorem, ex
saturno tarditatem, quae omnia 20 et omnia 20 et omnia
non sunt xpianis non esse xpianis medicis non esse xpianis medicis
credenda quia omnis credenda quia omnis credenda quia omnis
administratio et omnis
medicina a deo procedit, medicina a deo, medicina a deo est,
et ibi laudabitur medicus ubi 25 et ibi laudatur medicus ubi 25 et ibi laudatur medicus ubi
uoluerit dominus. operatur dominus. operatur dominus.
Et ideo nos qui artis
medicinae curam exercemus et
xpiani sunus et libros Hypocratis
habemus. Quod ille dixit utile 30 30
probatum tenemus, quod uero ille
aut minus aut obscure dixit nos
aelucidando transcribimus ut
melius legentis intellegat. Quod ibi
aliquid addam[us] ex libris sancti 35 35
Isydori aut sancti Augustini aut
sancti Gregorii aut Luce
euuangeliste quia toti isti de arte
13
¿Corrección a partir de un anterior genitalia?
ISIDORO DE SEVILLA COMO FUENTE DE UNA FALSA EPISTVLA DEL EVANGELISTA LUCAS 47
aeris in spiritu ignis in calore 125 humores in sanguine aeris in 125 aeres in flegmate aque in spiritu
uitale. flemate aque in calore uitali. ignis in calore uitali.
Siquidem et quaddripertita Siquidem et quadripertita Si quidem et quadripertita
humane corporis IIIIor humani corporis ratio IIIIor humani corporis ratio quatuor
aelementorum signat elementorum signat speciem. elementorum signat speciem.
speciem. 130 130
Capud namque caeli Caput namque caeli Caput namque caeli
similitudinem tenet. in quo similitudinem tenet, in quo similitudinem tenet, in quo sunt
sunt duo occuli, quasi duo sunt duo oculi, quasi duo duo oculi quasi duo luminaria
luminaria sol et luna luminaria solis et lunae. solis et lunae.
Pectus aeri coniungitur, quia 135 Pectus coniunctus, quia sic 135 Pectus ori coniungitur, quia sic
sic inde emitit spiraminis inde mittitur spiraminis flatus inde mittitur spiraminis flatus
flatus sicut ex aere uentorum sicut ab exteriori uentre sicut ab exteriori uentre
spiritus… spiritus… spiritus…
14
P ofrece «In capite autem tanquam commessura sunt V tam/ autem augustinus ait Tres sunt» allí donde
en M encontramos «In capite commessurae sunt IIIIor hoc modo» y en V «In capite commessurae sunt III hoc
modo».
15
Cf. PL 83, cols. 77-81. La numeración de los capítulos aquí ofrecida no coincide con la de la PL, sino
que se atiene a la de la edición crítica por mí preparada (cf. M. A. ANDRÉS SANZ, Liber differentiarum [II]).
50 MARÍA ADELAIDA ANDRÉS SANZ
Llegados a este punto, no nos cabe sino preguntarnos: ¿por qué dos versiones tan
diferentes de una carta con tan extraña atribución? ¿qué relación existe entre las distintas
formas del texto de la carta y del tratado? ¿quién las escribió? ¿cómo, cuándo y dónde?
¿por qué citar las fuentes en un caso y ocultarlas en otro? Por el momento no he podido
dar respuesta satisfactoria a todas estas cuestiones. Es incluso probable que algunas de
ellas nunca la tengan. No obstante, tres vías de estudio concretas sí nos permitirán contar
con nuevos e interesantes datos respecto al origen de nuestra obra, a saber: la historia de
otras obras copiadas en los tres códices que conservan nuestra Epist.; la relación familiar
existente entre los textos de ella transmitidos por P, M y V y, sobre todo, la comparación
de t2 con el texto de su fuente principal.
16
Cobran, pues, todo su sentido, las palabras de Wickersheimer arriba mencionadas (cf. supra nn. 4 y 8):
no es que la referencia a Lucas del f. 6 v de P haga alusión a la carta, sino que, en buena lógica, aparecía junto
con ella en su modelo, o en sus antepasados.
ISIDORO DE SEVILLA COMO FUENTE DE UNA FALSA EPISTVLA DEL EVANGELISTA LUCAS 51
Se trata del comienzo de la obra. Este fragmento no fue nunca tenido en cuenta a la hora
de realizar ediciones del texto completo. No obstante, resulta enormemente revelador
para nosotros, ya que sólo existe un códice temprano entre los colacionados por su más
reciente –y probablemente mejor– editora17, que muestre una transición entre el prefacio
y el primer libro de la obra semejante a la copiada en el fragmento del códice parisino. Se
trata del Città del Vaticano, B.A.V. Reg. lat. 296 (Q, s. IX1, Bretaña, copiado por Lios-
Monoc), que ha introducido un «Incipit liber Orosii de ormesta mundi», ausente en el
resto de la tradición temprana, exactamente en el mismo punto en el que tal texto aparece
en el lat. 4883. La sola mención de este hecho nos permite establecer una cierta relación
familiar entre nuestro códice y el Reg. lat. 296. Pero dado que en dicha relación están
implicados los términos «de ormesta mundi», ésta se ve notablemente enriquecida, pues-
to que nos indica un ámbito geográfico-cultural al que podemos remitir sin duda alguna
parte del pasado de P: el término «ormesta» es la traducción bretona del latín excidium18.
Su aparición, por tanto, en las primeras líneas de la obra que precede inmediatamente a
nuestra carta en P nos remite a un arquetipo generado en ambientes bretones tanto por el
léxico utilizado, como por la similitud de su texto con el de Q, un códice de comienzos del
s. IX, escrito en Bretaña por un copista bretón. Pero este no es el único dato interesante
que podemos obtener respecto a la historia textual de P a partir de la presencia en él de un
fragmento de las Historiae de Orosio y de la relación de éste con el texto de Q. Bástenos
ahora mencionar que el texto orosiano de Q está inserto en una familia insular, de la que
también es miembro el códice Milano, B. Ambr. B.31 sup., escrito a finales del s. VIII y
procedente de Bobbio: más adelante habremos de volver sobre ello.
3) Alcuino (¿?), Disputatio puerorum (en M). Respecto a M, una vía de investi-
gación que ha de ser explotada es la presencia en él de la Disputatio puerorum, cuya
atribución a Alcuino no es segura19. Dado que este texto parece haber tenido una difusión
muy limitada en la Edad Media20, el estudio de la versión presente en M sin duda arrojará
datos interesantes respecto al ámbito en el que este códice vio la luz. Hasta el momento no
contamos con una edición crítica de la Disputatio, y por ello debemos conformarnos con
señalar su presencia en M y lo que de su estudio puede derivarse.
4) Textos de los compendios médicos copiados en Bruxelles, B.R. 3701-15 y Paris,
Bibliothèque Nationale lat. 11219 (en P y V). El códice Bruxelles, Bibliothèque Royale
3701-15 (s. IX), aquel que Wickersheimer descartó como posible portador de otra copia
de nuestra Epistula, encierra un rico compendio de epístolas médicas entre las que se
17
Cf. M.-P. ARNAUD-LINDET, Orose. Histoires (Contre les Païens), Paris, 1990.
18
Cf. Ibid. vol. I, pp. XIII-XIV.
19
Texto en PL 101, cols. 1099-1144; sobre la obra cf. M.-H. JULLIEN - F. PERELMAN (eds.), Clavis Scriptorum
Latinorum Medii Aevi. Auctores Galliae 735-987 II, Turnhout, 1999.
20
Sabemos sólo de tres códices anteriores al s. XI que la conservan completa: Wien, Österreichische
Nationalbibliothek 966, ff. 6r-24r (s. IX), Sankt-Peterburg, Gosudarstvennaja ordena Trudovogo Krasnogo
Znameni Publiènaja Biblioteca im. M.E. Saltykova Sèedrina lat O.v.I.7, ff. 1r-27v (s. IX-X) y de nuevo Wien,
Österreichische Nationalbibliothek 458, ff. 27r-42r (s. X). Se han copiado extractos en: München, Bayerische
Staatsbibliothek lat. 14510 f. 79vss (s. IX) y Zürich, Zentralbibliothek Rhein. 104 (474), ff. 94r-98v.
52 MARÍA ADELAIDA ANDRÉS SANZ
cuentan varios unica y tratados de muy escasa difusión21. Algunas de las obras raras que
transmite se hallan también en nuestros códices. Así, en él se han copiado la anónima
Dissertatio de anima hominis en su versión cristiana y los Gynaecia, dos de los tratados
que aparecen en P (de hecho, parece que sólo en él y en P conservamos la versión cristia-
na de la Dissertatio, también conocida como Disputatio Platonis et Aristotilis22). Ade-
más, es el único códice que nos conserva la denominada Epistula de homine et uoce, que
guarda una clara relación con nuestra Epist.23. Por otra parte, Bruxelles, B.R. 3701-15 y
Paris, Bibliothèque Nationale lat. 11219 (s. IX) son los únicos testimonios tempranos que
transmiten dos cartas pseudohipocráticas: De phlebotomia y De incisione, que también
hallamos en V. Me parece importante mecionar estos hechos aquí, porque las relaciones
entre P, V, Bruxelles, B.R. 3701-15 y Paris, Bibliothèque Nationale lat. 11219 otorgan un
valor añadido a nuestro escrito, ya que lo ponen en contacto con varias de las recopilacio-
nes médicas más importantes de la Alta Edad Media, así como con los grandes centros de
estudio y producción de este tipo de literatura en dicho período.
5) Rúbrica final de V (f. 425vb): «Scriptum per me Johannes Schureissen in
famosissimo studio Padue tunc temporis illic medicine scolaris uel studens anno domini
1464». Ya dijimos antes, a propósito de la descripción de V, que se trata de un códice
escrito por diferentes manos (alemanas y/o italianas) quizá en distintos lugares. Nada nos
asegura, por tanto, que la rúbrica presente en su parte final corresponda al autor de sus
primeras páginas. Sí nos sirve, sin embargo, para contextualizar el ambiente en el que se
generó parte de o todo el códice, y puede quizá explicar el porqué de una carta atribuida a
Lucas en el mismo: en efecto, la presencia en Padua en 1464 de una copia de la Epist. es
no sólo comprensible, sino incluso justificable políticamente. Las reliquias del santo se
conservaban en la iglesia de Santa Justina, motivo que los estudiantes y profesores de
artes y medicina paduanos añadieron al tradicional (considerar que Lucas fue médico y
pintor) para nombrarlo su patrón y festejarlo todos los años con gran pompa. Ocurrió, sin
embargo, que precisamente en 1463 llegaron a Venecia, ciudad de la que por entonces
Padua dependía, otras reliquias del santo. Por ello, y para demostrar que los restos conser-
vados en Padua eran los verdaderos, la ciudad encomendó a dos médicos de su estudio,
Francesco Passeri da Genova († 1475) y Paolo Bagellardo dal Fiume († 1492), el examen
de las reliquias guardadas en Santa Justina24. Sin duda tal examen debió de suscitar entre
la población un interés renovado por su santo patrón. Y quizá al abrigo de la expectación
derivada del trabajo de dos de sus profesores, algún estudiante gustó de copiar el extraño
texto que llena apenas dos folios del voluminoso y sesudo códice que es V.
21
El estudio más completo que conozco sobre el mismo es la obra de W. W IEDEMANN, Untersuchungen.
22
Cf. H. NORMANN, «Disputatio».
23
Cf. W. WIEDEMANN, Untersuchungen, p. 59 y K.-D. FISCHER, «De coelo uita - de terra mors», p. 215.
Fischer subraya la relación comparando su texto con el de M, respecto del que no obstante muestra algunas
diferencias, siendo así que sus pasajes son en todo semejantes bien a los de P, bien a los de V.
24
Cf. T. PESENTI, Professori e promotori, 1984, pp. 39 y 164.
ISIDORO DE SEVILLA COMO FUENTE DE UNA FALSA EPISTVLA DEL EVANGELISTA LUCAS 53
- P frente a MV
- PV frente a M
- PM frente a V
8. Hypocratem PM Ypocratem V
128. IIIIor PM quatuor V
Vemos así que la relación más estrecha entre MV respecto de P que ya observamos
en los «accidentes mayores» del texto queda confirmada al contemplar sus lecturas en los
pasajes cuyo contenido las tres copias comparten: independientemente de su carácter (al-
gunas disensiones o coincidencias son fenómenos explicables por motivos geográficos o
cronológicos, otras son fruto de claros errores de lectura), las coincidencias de MV frente
P (22) son mucho más abundantes que las de PV frente a M (5) o PM frente a V (2).
Atendiendo a ello, según la teoría estemática tradicional, la relación familiar de estas tres
copias (sin atender a la existencia o no de copias intermedias) quedaría reflejada en el
siguiente gráfico:
ISIDORO DE SEVILLA COMO FUENTE DE UNA FALSA EPISTVLA DEL EVANGELISTA LUCAS 55
25
La transformación de genetialia en generalia está documentada con seguridad en el incipit de una
copia manuscrita del Liber Aristotilis de Hugo de Santalla (Oxford, Bodleian Library Savile 15, f. 2v): cf. Ch.
BURNETT - D. PINGREE (eds.), The Liber Aristotilis of Hugo of Santalla, London, 1997. Deseo agradecer por este
medio al Prof. Burnett el haberme llamado la atención sobre este hecho y sus consecuencias en lo que hace a la
posible lectura original de nuestros generalia y gentilia.
56 MARÍA ADELAIDA ANDRÉS SANZ
Hemos visto más arriba que ya Rose y Wickersheimer identificaron a Isidoro como
base del tratado anatómico al que la carta atribuida a Lucas sirve de introducción, y cómo
el prof. Fischer acotó esta vaga referencia a un solo texto: el conocido como libro II de
Diff. Esta identificación –con la inmediata comparación de ambas obras– nos permite
avanzar algo más en el conocimiento del cómo, dónde y cuándo de la redacción de nues-
tro texto: en efecto, el texto crítico del libro isidoriano nos da pistas, en primer lugar,
respecto a cuáles pueden ser las lecturas correctas del texto de la carta en aquellos pasajes
en los que P, M y V difieren; y, en segundo lugar, respecto a la rama de su tradición en la
que se insertó la copia que estuvo en la base del tratado erróneamente atribuido a Lucas.
Antes, sin embargo, de pasar a esa parte del estudio desearía señalar, habida cuenta
del tema de nuestro encuentro, otra posible fuente isidoriana presente en las primeras
líneas de la carta copiada en P, ya que las características de este hallazgo añaden una
«coincidencia» más al cúmulo de indicios que, sumados, nos permitirán formular hipóte-
sis sobre la naturaleza de nuestro tratado. En efecto, en mi búsqueda de fuentes que pudie-
ran constituir el correspondiente aparato de la edición crítica me topé con un hecho curio-
so: el ejemplo de asuntos «generales» que P ofrece al inicio de la carta (los asuntos
«gentiles» que MV no se dignan ejemplificar) se corresponde casi literalmente con un
pasaje isidoriano, en este caso no de Diff., sino del De natura rerum26, y con un texto
similar presente en el Anonymus ad Cuimnanum (s.VII-VIII, probablemente Bobbio)27.
Anon., Epist. Lucae 10-15: Isid. Hispal. Nat. 3,4 (cf. Etym. Anon. Ad Cuimnanum 7, 61-
5,30,8): 65:
26
Cf. J. FONTAINE, Isidore de Séville. Traité de la nature, p. 185.
27
Cf. B. BISCHOFF - B. LÖFSTEDT (eds.), «Anonymus ad Cuimnanum»: Expossitio Latinitatis, Turnhout,
1992 (CCSL 133D).
ISIDORO DE SEVILLA COMO FUENTE DE UNA FALSA EPISTVLA DEL EVANGELISTA LUCAS 57
Dada la coincidencia del texto de Isidoro con el del anónimo autor gramatical, no
podemos saber si la fuente de P fue el primero, el segundo, un texto desconocido base de
ambos, o un cuarto diferente paralelo a Isidoro o al Anon. (algo en modo alguno anecdó-
tico, ya que si de alguna manera hubiésemos podido probar la dependencia de P respecto
de la gramática anónima su fecha de redacción podría precisarse algo más). Nada pode-
mos decir ni de la familia de Nat. que pudo estar en la base de P, ni del texto del Anon. No
obstante, hemos de señalar aquí que las Diff. de las que a continuación vamos a ocuparnos
también sirvieron de fuente al Anon., y que podemos saber a qué familia de códices
isidorianos perteneció la copia de Diff. que tuvo a la vista el autor del tratado gramatical:
sin duda consultó un ejemplar afín a la familia z, compuesta por algunos de los testimo-
nios más antiguos del texto isidoriano y de clara influencia insular28. La forman las copias
C (Sankt-Peterburg, Gosudarstvennaja ordena Trudovogo Krasnogo Znameni Publiènaja
Biblioteca im. M.E. Saltykova Sèedrina lat Q. v. I. 15, ff. 53ra-63ra, s. VIII, ¿Islas Británi-
cas?, prov. Corbie), a (Milano, Biblioteca Ambrosiana D. 23. sup [S. P. Arm. 9, 12], frag.
[§§ 146-167] en las hojas de guarda de un códice de Orosio, s. VIII, ¿Bobbio?, prov.
Bobbio), b (Basel, Universitätsbibiothek F. III. 15. l, ff. 1r-14v, s. VIII, ¿Islas Británicas?
¿Continente?, prov. Fulda), M (Montpellier, Bibliothèque de l’École de Médecine 306, ff.
80r-101v, s. IX, norte de Francia), y v (Città del Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana
Reg. lat. 1823, ff. 175v-181r, frag., s. IX½, prov. Benevento). Con ella se encuentran fuer-
temente emparentados los códices A (Milano, Biblioteca Ambrosiana B. 31. sup., ff. 1r-
48r, s. VIII-IX, ¿Bobbio?, prov. Bobbio) y f (Sankt Paul in Lavanttal 5/1 [25. 2. 35], ff.
100r-137r, s. IX, prov. Reichenau).
Veamos por fin qué puede aportar al estudio de la Epist. el texto del llamado libro
II de Diff. (un texto breve, de contenido vario, desde el misterio de la Trinidad hasta un
estudio etimológico de las partes del cuerpo, escrito probablemente poco después del
598)29. Para que nos sirva de ejemplo, ofrezco aquí el texto isidoriano fuente del fragmen-
to de la Epist. reproducido más arriba (primeras líneas de t2).
28
Sobre la tradición y relaciones familiares de las copias tempranas de Diff. II cf. M. A. ANDRÉS SANZ, De
Liber differentiarum [II]. En cuanto esta obra como una de las fuentes del Anon. ad Cuimnanum cf. M. A.
ANDRÉS SANZ, «Sobre el lugar de origen».
29
En cuanto a su cronología, cf. J. A. DE ALDAMA S. I., «Indicaciones», aunque M. C. DÍAZ Y DÍAZ, en su
«Introducción general», p. 119, considera que pudo ser compuesto en la misma época que las Sent., en tanto
que el llamado libro I quizá se escribiera en torno al año 600. Puede encontrarse una actualización de éstas y
otras cuestiones en M. A. ANDRÉS SANZ, «Relación y numeración».
58 MARÍA ADELAIDA ANDRÉS SANZ
quasi duo luminaria solis et lunae. Pectus aeri coniungitur, quia sic inde emittitur spiraminis
flatus, sicut ex aere uentorum spiritus.
XVII. diff. om. BFL || Rationem: -e Nn || autem: s.l.U, om.Y || in post corporis
add.bKa.c.TtOW || differentiam: defe- bSQX, -as MG, deferentia K 2 dictus: ductus M1 || est
post dictus add.Ar. || ab: ex M, hic: sic W, id H 3 ex: est H, er K1, e K2, om. M || subsistit post
substantiis transp.U om.Tt || substantiis: -tis b, -as Tt2 || mortali: -e CM || inmortali: imm-
Ar., -e CJ1 || corpus: -os b1 4 ex ossibus om.M || carnibus: -abus corr. b || neruis post carnibus
add. M || diuiditur: -etur N1 diuiditurque yAr., et diuiditur O || autem post diuiditur add.b ||
quattuor: iiii CbDU, quatuor SAr. qattuor P || elementis: h- t, eli- bSXW1, aeli- A, -a W2Ar. ||
Habet: -ent Tt || enim: autem M, om.P || aliquid: -t M 5 ignis: signis J1 || aquae: -a KJ1|| et om.
J2R || autem post ratio add.Ar. || est post humoris add.w || sanguine: -em Tt || aeris: a- it.P,
aer O 6 uitali: -e corr.T, -is fO || et om.Ar. || siquidem: sic quidem m2 7 quattuor: iiii CbT,
iiiior t, quatuor SU || elementorum: h- t, eli- CbQKW1HJ1, aeli- A || speciem: -es fM || caput:
-d AbMXW1GNmJ1 8 duo pr.: ii Cb, om.Ar || duo sec.: ii C || lunae: -a KTt 9 emittitur:
emititur n, ae- A || spiraminis: insp- AfCbSbTtOW1Nn, inspiramini M, -i S, spiramines O, -
e JR, spiramen W 2.
Además, Isidoro acude en apoyo de los métodos internos de crítica textual que permiten
aislar también a M y V dentro de su familia como no dependientes entre sí, ya que mues-
tran por separado coincidencias con P y las Diff. de las que su respectivo pariente en cada
caso carece.
ISIDORO DE SEVILLA COMO FUENTE DE UNA FALSA EPISTVLA DEL EVANGELISTA LUCAS 59
30
Otro pasaje que puede apoyar esta interpretación es una de las dos excepciones que más arriba señala-
mos (cf. supra n. 14): probablemente la ausencia en MV de la referencia a Agustín que aparecen en P haya de
interpretarse, a la luz de su fuente principal, como una supresión por parte de los primeros, o, en cualquier caso,
por la conservación en P de un estado más antiguo de la adaptación-redacción Diff. > t2, ya que en el correspon-
diente pasaje isidoriano leemos «In capite autem, ut ait sanctus Augustinus, tres tamquam uentriculi cerebri
constituti sunt» (cf. § 51).
60 MARÍA ADELAIDA ANDRÉS SANZ
3. CONCLUSIONES
las Historiae, Q mantiene vínculos con el códice Milano, B. Ambr. B.31 sup., que es
nuestro códice A de las Diff., miembro de la familia z.
4. En lo que hace a la redacción de la Epist., la identificación de su fuente prin-
cipal y su comparación con ella nos permite elegir entre lecturas de P, M o V (o de un
par de códices frente al tercero) que son igualmente correctas desde un punto de vista
estrictamente gramatical y semántico. Y, lo que es más importante, el texto isidoriano nos
permite pensar que de las dos versiones en las que se nos ha transmitido el comienzo de la
Epist., esto es, de las dos versiones de la carta, aquella que presenta P es, en su enlace con
el texto isidoriano, anterior a la que comparten MV, ya que su texto está más cerca de la
redacción de las Diff.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, me atrevo a postular una hipótesis que explica
las diferencias de presentación de la Epist. en las tres copias manuscritas que de ella
conocemos: nos encontraríamos ante un tratado médico anónimo, escrito entre mediados
del s. VII y comienzos del IX, originario probablemente de ambientes insulares de la
Europa meridional (o con ellos relacionado desde muy pronto). Al ser preparado para su
difusión habría recibido un epígrafe («Ista est ergo ...») cuya posición y forma se conser-
va en V. Posteriormente, la mención de Lucas entre las auctoritates citadas por el anóni-
mo o los anónimos redactores del tratado médico habría llamado la atención de algún
copista, quien, dado el uso genérico tradicional que impelía a dar forma de carta a los
escritos que transmitían conocimientos médicos, pasó a identificar y presentar la obra
mediante el nombre de su fuente más «autorizada» y extraña, el evangelista Lucas, reci-
biendo así la denominación de Epistula Lucae. Si el copista de P como códice (o del
modelo al que éste en última instancia se remonte) hubiera hallado en su modelo el primer
epígrafe de nuestro tratado copiado al margen, o sin separación de líneas respecto al explicit
de los Gynaecia, no es de extrañar que, confundido, considerase éste como parte del
explicit de lo anterior, e iniciase directamente la copia de la carta sin el epígrafe, aportán-
dole entonces una forma epistolar plena en su incipit, forma que ha sido la más difundida
–y la única impresa hasta ahora– gracias a la edición de Rose.
Nos queda aún tratar de dilucidar por qué, cómo, cuándo y dónde el autor del
segundo modelo introductorio (la carta tal como es transmitida por MV) parece haberse
esforzado en borrar todo tipo de referencias autorizantes (¿acaso deseaba construir un
«verdadero» falso?), o si, frente a la teoría más verosímil y a nuestra actual opinión, M y
V conservan un texto original breve, aumentado en P. Todo ello, como otros muchos
aspectos del estudio de nuestra Epist., habrá de esperar a mejor ocasión. En cualquier
caso, y para cerrar mis palabras como debo, es decir, refiriéndome a quien nos ha reunido
aquí, me gustaría señalar que no deja de resultar curioso el que si el texto de P no se nos
hubiera conservado, la Epist. habría perdido la mención a todas sus «fuentes», incluida la
poco más que hipotética de Lucas, que no obstante le otorgó su título, y ¿cómo no?, la
cierta de Isidoro de Sevilla.
62 MARÍA ADELAIDA ANDRÉS SANZ
Apéndice
Edición crítica de c
P MV
1-2 (Istam ergo ordinationem humani corporis Lucas demonstrat in f. 6v transp. P ) EPL’A
LUCE AEVVANGELISTE INCIPIT HOC MODO P, incipit epl’a luce euangeliste ordinationis
humani corporis secundum NaTVRaM M, Ista est ergo in ordinatione humani corporis Luce
demonstratio Incipit epl’a Luce euangeliste V 4 et P, om. MV 4-5 haec epistula P, hanc epistulam
scripsit M, hanc epistulam scribit V 6 Hypocratem ego: hypocratem PM, ypocratem V 7 per tempora
sua pagana P, pagana per tempora sua MV 9 genetialia ego: genitalia ante corr. P?, generalia post
corr. P, gentilia MV 9-14 sicut... tarditatem P: om. MV 12 stella ego: stellam P 14 tarditatem ego:
tarditate P || quae P, et MV || sunt P, esse MV 15 xpianis medicis MV: xpianis P 15-16 omnis
administratio et P, om. MV 17 procedit P, est V, om. M || laudabitur P, laudatur MV 18 uoluerit P,
operatur MV 19-31 Et ideo…EXPLICIT P, om. MV 20 sumus Rose ego: sunt P 23 aelucidando:
aelucedando corr. P 28 futurum ego: futuram P .
This page intentionally left blank
65
1. INTERPOLACIONES
Este es el caso de algunas interpolaciones existentes dentro del cuerpo de las Eti-
mologías de Isidoro de Sevilla en ciertos manuscritos tardíos. Ilustrativo puede conside-
rarse el caso de una serie de manuscritos que, aunque no reproducen exactamente un
mismo modelo, presentan coincidencias extremas en las inserciones acogidas en distintos
puntos del texto isidoriano. Me interesa en esta ocasión una de las interpolaciones, en
concreto la relacionada con la medicina. En primer lugar ofrezco una breve exposición
sobre el lugar que ocupan, dentro de la transmisión manuscrita, los códices que contienen
el escrito sobre medicina del que me voy a ocupar.
1.1.1. Descripción
El manuscrito ambrosiano es muy peculiar2.
Preceden las epístolas entre Braulio e Isidoro. La considerada dedicatoria tiene el
doble destinatario:
Incipiunt libri ysidori iunioris spanensis epi ad braulium cesaren augustinum(sic) epm uel
ad sesibutum suum scilicet dnm et filium scripti. En uobis... stilo maiorum
Explicit liber viiii. Incipit ethimologiarum codices(sic) secunda pars. Incipit .i. de homine
et partibus eius.
1
Utilizo estas siglas sólo a efectos de este artículo.
2
Sólo he podido hacer una consulta rápida del mismo en una breve visita a Milán, pero he solicitado un
microfilm para ahondar en las posibilidades del manuscrito.
3
Utilizo los números romanos para indicar la disposición de los libros en la edición de Lindsay, los
números árabes para indicar la disposición de los libros en los manuscritos estudiados.
LA MEDICINA EN ALGUNOS MANUSCRITOS DE ISIDORO DE SEVILLA 69
Falta, pues, el libro X, ausencia que nos remite a una tradición muy concreta de
esta obra isidoriana4.
La adición que nos interesa está al final del libro de medicina y ocupa los ff. 85r-89r.
Por lo que se refiere al ms. 623 del fondo vaticano latino de la Biblioteca Apostó-
lica Vaticana, se trata de un códice de los siglos XIII-XIV, en pergamino, 156 ff. 315x224
mm., a dos columnas, con 46 líneas hasta el f. 13 y 47 ll. en el resto. Fue utilizado por
Arévalo para su edición de las Etymologiae y atribuido por él al siglo XI5.
Las Etimologías van precedidas del título de los libros y de una tabla de capítulos
de cada uno de ellos; el número de capítulos es superior al transmitido por los manuscri-
tos normalmente, coincidente con la capitulación que ofrece Lindsay antes del comienzo
de la obra (pp. I-IV)6.
El f.1r se abre con un Incipit liber ysidori ethimologiarum y seguidamente se en-
cuentra el intercambio epistolar entre Braulio e Isidoro, impreso por Lindsay, a excepción
de la última epístola, la VI, es decir, la que suele tomarse como dedicatoria de la obra. En
el f.2ua, hay 4 líneas en blanco a continuación de la epístola V, y sigue la tabla del Vt
ualeas, sin la presentación que suele llevar: Vt ualeas quae requiris.... En el f.2ub termina
la tabla y seguidamente se repite la epístola V. Sin solución de continuidad, leemos la
epístola VI que, en esta ocasión, va dirigida a Braulio7. Le sigue la tabla de capítulos del
libro I, igual a la tabla de Lindsay más un de figuris accentuum.
Estas capitulaciones que preceden a la obra no coinciden siempre con los capítulos
en que se divide la exposición que, a su vez, superan el número de los consignados en las
tablas. Los títulos que sirven de presentación a los capítulos dentro del texto no corres-
ponden a la misma mano que éste; además, unas veces ocupan un hueco destinado a la
titulación y otras se encuentran en los márgenes o son interlineales.
El paso del libro X al libro XI va marcado con un epígrafe común a esta rama de la
tradición:
Explicit liber x partis primi libri ysidori ethimologiarum. Incipit secunda pars.
4
Cf. M. REYDELLET, «La diffusion des Origines».
5
PL 81, cols. 771ss.
6
W. M. LINDSAY, Isidori Hispalensis episcopi.
7
Unas veces va dirigida a Sisebuto, otras a Braulio y, en algunos manuscritos la encontramos dirigida a
los dos como destinatarios.
70 CARMEN CODOÑER MERINO
Por último, es interesante confrontar los finales al libro V, que suelen ayudar a fijar
la tradición a la que pertenecen los manuscritos. Se trata de la última noticia del breve
Chronicon que pone fin a este libro:
Eraclius septimum decimum agit annum [vmdcccxxiv]. [Huius quinto et quarto religiosissimi
principis sisebuti] Iudaei [in] Hispania Christiani efficiuntur. [Colligitur omne tempus ab
exordio mundi usque in praesenterm gloriosissimi Reccesuinti principis annum x, qui est
aera dcxcvi, ann. vmdccclvii] . Residuum sextae aetatis tempus Deo soli est cognitum.
Lindsay.
Eraclius xmoviimo imperii sui anno vdcccxxiiii iudei in hispania christiani efficiuntur &
perses a romanis uincuntur. Residuum sext“ etatis tempus deo soli est cognitum. Ab ini-
cio mundi usque ad xviimo eraclii annum sunt anni vdcccxxvii A
Eraclius xvii decimum agit annum iudei in ispania xiani efficiuntur. Persi a romanis
uincuntur vdcccxviij V
8
de ratione temporum: Heraclonas cum matre sua Martina annis II. Cyrus, Alexandriae, Sergius et
Pyrrhus, regiae urbis episcopi, Acephalorum haeresim instaurantes, unam operationem in Christo divinitatis
/566C/ et humanitatis, unam voluntatem dogmatizant.
9
Por tanto, por lo que se refiere a la fecha, de esta adición al menos, hay que pensar en que sea posterior
a mediados del siglo VIII.
LA MEDICINA EN ALGUNOS MANUSCRITOS DE ISIDORO DE SEVILLA 71
24. Liber quartus de Medicina, ut in Editionibus, sed post ultimum caput, corpus curatur,
adjiciuntur alia De causa et exordio medicinae, et a quibus habuit initium et nomen:
In diebus denique illis, etc., et sanum efficitur: ubi multa explicantur de rebus
medicis et praecipuis inuentoribus medicinae. In libro V, cap. 27, de poenis in legibus
constitutis...
El mismo Arévalo menciona como «semejante» a este códice, por lo que respecta
a las adiciones, el Vat. Ottob. lat. 447.
La transcripción de todos los pasajes interpolados que, como he dicho, son todavía
más de los registrados por Arévalo, me deparaba sorpresas frecuentes y problemas más
frecuentes todavía. Por lo que se refiere a la adición al libro cuarto de medicina, se trata de
un pequeño tratado que ocupa en el manuscrito 2 folios y medio (39ub-42ra).
La ausencia de atribución, unida a mi ignorancia de esta materia, me llevó, ya hace
años, al Dr. Vázquez Buján que, a su vez, me remitió al Dr. Samuel Kottek de la Univer-
sidad de Jerusalén, el cual, por la breve descripción del contenido que le envié, lo identi-
10
Cf. M. REYDELLET, «La diffusion des Origines».
11
C. CODOÑER, Introducción.
72 CARMEN CODOÑER MERINO
ficó en su primera parte como la versión latina de un texto de Asaph, autor judío del siglo
VII, según Muntner12. En efecto, al consultar la parte del libro de Ludwig Venetianer13,
donde da la traducción de lo que llama introducción al libro de Asaph, comprobé que, en
líneas generales, coincidía con la parte inicial del texto encontrado en Vat. lat. 623. Esta
introducción, que Venetianer encontró solamente en el manuscrito 231 de la Biblioteca
del Estado de Baviera, según el mismo estudioso, es dudoso que fuera antepuesta por
Asaph a su obra. Es decir, no se le puede atribuir.
Me encontraba así con un texto que sólo parcialmente, en una octava parte, era
relativamente semejante a un texto de autoría no conocida, insertado como introducción
al texto atribuido a Asaph14. En cuanto al resto del opúsculo, no he logrado dar con su
procedencia15.
A partir de aquel momento, he encontrado otros cinco manuscritos, tres de ellos
escurialenses de los siglos XIV y XV (b.I.12; &.I.2 y R.II.11), uno en París, Biblioteca
Mazarine 689, del siglo XIV16 y, por último el ya mencionado de la Ambrosiana de Milán
H 187, del siglo XIII. Todos ofrecen esta misma interpolación y participan, en todo o en
parte, del resto de las localizadas en Vat. lat. 623 y Ottob. lat. 47717.
12
S. MUNTNER, «The antiquity of Asaph».
13
L. VENETIANER, Asaf Iudaeus, pp. 6-7.
14
No pretendo entrar en los problemas que plantea el texto de Asaph. Una idea sobre los mismos puede
formarse a partir de los estudios que siguen: A. MELZER, Asaph the Physician; E. LIEBER, «The hebrew ‘Book of
Medicine’» y «An ongoing mystery».
15
Tengo que agradecer la generosidad del Dr. Fischer que me ha hecho llegar todo tipo de información
sobre introducciones similares.
16
En este manuscrito faltan los libros V y VI de Lindsay.
17
Hay que advertir que las coincidencias no son totales, especialmente en lo que toca al R. II. 11, lo cual
hace imprescindible estudiar bien la tradición del texto, con el fin de averiguar cuál fue el recorrido o la ocasión
que permite encontrar esta misma tradición en Italia y en la Península Ibérica.
18
A. C. VEGA, S. Isidori Hispalensis.
LA MEDICINA EN ALGUNOS MANUSCRITOS DE ISIDORO DE SEVILLA 73
Podemos, pues, fijar una fecha post quem, el siglo IX, teniendo en cuenta la pre-
sencia de pasajes procedentes de Beda, y asegurar que es anterior al siglo XIII, fecha de
nuestro manuscrito más antiguo por ahora: el ambrosiano. Por el momento es arriesgado
emitir conjeturas sobre el lugar en que pudo haberse producido la inserción del apartado
de «Asaph».
El texto añadido a continuación del libro IV de las Etimologías, que trata sobre la
medicina, contiene los siguientes capítulos:
Parece posible establecer una división en dos partes, por un lado la atribuida con
cierta seguridad a «Asaph», que incluye los cinco primeros capítulos19, y una segunda
parte que no cuenta con atribución y abarca los capítulos 6 al 8.
19
Cabe la posibilidad de que los capítulos que no figuran con atribución directa tengan distinto origen.
74 CARMEN CODOÑER MERINO
3.1. Etymologiae
20
Basado en el Vat. lat. 623, con alguna corrección procedente de los demás manuscritos.
21
Utilizo la traducción del artículo de A. BAL-SELA y H. E. HOFF, «Asaph on Anatomy»; la traducción de
este fragmento ocupa las páginas 359-361. He confrontado dicha traducción con la que me hizo al castellano
amablemente el Prof. Carrete Parrondo, el cual me indicó la baja calidad de la lengua hebrea del texto transcrito
por A. JELLINEK, Bet ha-Midrash: Sammlung kleiner Midrashim und vermischter Abhandlungen aus dem älteren
jüdischen Literatur, vol. 3, Leipzig, C. W. Vollrath, 1855.
22
K. SUDHOFF, «Ein neuer Text».
23
La numeración en folios corresponde al Vat. lat. 623.
LA MEDICINA EN ALGUNOS MANUSCRITOS DE ISIDORO DE SEVILLA 75
uarias terrarum nationes. Non sunt itaque inuenti sapientes ex omnibus gentibus qui sic
inuestigarent et cognoscerent huius artis peritiam sicut sapientes Indie, Sirie, Egyptiorum
et Macedoniorum. Sapientes itaque Indie perscrutati sunt omnem scientiam in lignis et
pigmentis. Sapientes uero Sirie inuenerunt scientiam in herbis et seminibus terre. Pruden-
tes uero Macedonie uidentur primum in huius artis peritia claruisse. Sapientes uero
Egiptiorum ceperunt auguriari secundum suam scientiam in astris celi et in uariis
incantationibus; et ipsi inuenerunt librum Chaldeum, quem transtulit Cinarius filius Hur,
filii Cedebe, qui fuit auctor aruspicum et incantationum. Creuit itaque horum scientia in
libris medicinalibus ualde, donec surgeret Asclepius, unus ex Macedonum sapientibus et
quadraginta uiri cum eo aruspices docti et perambulantes Indiam uenerunt in terram Nahor,
qui est locus proximus Paradiso, ut inquirerent lignum uite et magnificarentur gloriam suam
super omnes sapientes terrarum. Cum uenissent ad locum illum inuenerunt uaria artis me-
dicine ligna. Sed contra fas inquirere cupientes, uersatilis gladius qui ab angelorum custo-
dia malorum ante Paradisum collocatus /39ub/ est, eos percutientes flammarum ictibus
interfecit et nec unus quidem ex eis remansit. Tunc et medicina simul cum auctoribus defecit
latuitque per annos pene sexcentos triginta usque ad tempus Artaxerssis regis Persarum;
tunc ea reuocatur ad lucem.
Ypocrates, patre Asclepio natus in insula Choo, et alii sapientes gentium, id est, Asaph
Hebreus, Discorius, Balatheus et Galienus Cappadocenus et multi alii sapientes reliqui
renouauerunt artem medicine que permanet usque in odiernum diem.
/359/ This is the Book of Medicine copied by the ancient sages from the book of Shem,
son of Noah, which was given to Noah on Luvar, one of the mountains of Ararat, after the
flood. Now in those days and at that time the evil spirits began to assail the children of
Noah, to lead them astray and deceive them, afflict them and inflict upon them diseases,
sufferings, and all kinds of ailments which asyl and destroy the children of man.
Thereupon, all the sons of Noah and their children came together, and related their
afflictions to Noah their father, and told him about the sufferings they saw in their children.
Noah /360/was terrified, for he realized that it is because of men’s sins and their evil ways
that they suffer from all kinds of diseases and ailments.
Then Noah sanctified his sons, the members of his household, and his family together,
he approached the altar, raised burnt offerings, and prayed to the Lord, who heard his plea
and sent one of his Angels of the Interior, the Holy Ones, whose name was Rafael, to banish
the evil spirits from beneath the heavens, so that they would no longer destroy the children
of man. The angel did so, and imprisoned them in the House of Justice, but one in ten he
left to travel the land under the Prince of Enmity to oppresse the evil-doers, to strike and
afflict them with all kind of diseases and ailments, and to inflict suffering. Now the angel
revealed to Noah the remedies for the afflictions of the children of man, all kind of
medications, and how to cure with the trees of the land, the plant of the soil, and its minerals.
He also sent the prince of those spirits that were left to show Noah and reveal to him all the
medicinal trees, the herbs, the plants, the grasses, their roots and seeds, and the purpose of
76 CARMEN CODOÑER MERINO
their creation, and to teach him all their medicinal properties, for deliverance, cure, and
life.
Noah wrote all these things in a book, and he gave it to Shem, his eldest son. From his
book, the ancient sages copied and wrote many books, each one on his own tongue, and the
knowledge of medicine increased throughout the land, and among all the nations that
examined the medical books, among the sages of India, the sages of Macedonia, and the
sages of Egypt. Now it was the sages of India who travelled in search of all the medicinal
trees and the balsams. The sages of Aram discovered the various healing herbs and their
seeds and translated the meaning of the books into Aramaic. The first on the earth to begin
to cure were the sages of Macedonia. The sages of Egypt started to conjure and augur,
according to the constellations and the stars, and to teach the Book of Knowledge of the
Chaldean, copied by Kenan ben Ur ben Kesed, on all the practices of the sorcerers. Their
wisdom was indeed great, until they arose Asklepios, one of the sages of Macedonia, and
with him forty /361/men from among the sorcerers learned in the copied books, and they
walked through the land and passed beyond India unto the land of Nod east of Eden to find
the trees of life, that their glory might be increased above the sages of the earth. And it
came to pass, as they came to that place, that they found the medicinal trees and the Tree of
Life, and they stretched forth their hand to take them. Then the Lord flashed upon them the
flame of the Turning Sword, and they all were ablaze in the sparks of the lightning; not a
man escaped. Medicine forsook the physicians, and the knowledge of the physicians stood
still for six hundred and thirty years, until the reign of Artaxerxes the king. In his days there
arose a discerning and wise man, learned in the knowledge of the books of medicine, and
understanding in everything; his name was Hippocrates the Macedonian. He and the other
sages of the nations, Asaf the Jew, Dioscorides of Baalat, Galen the Kaftorite, and many
more sages, re-established the glory of medicine, and it continues unto this day.
10:1 During the third week of this jubilee impure demons began to mislead Noah’s
grandchildren, to make them act foolishly, and to destroy them. 10:2 Then Noah’s sons
came to their father Noah and told him about the demons who were misleading, blinding
and killing his grandchildren. [...] 10:8 When Mastema, the leader of the spirits, came, he
24
Ya A. JELLINEK (cf. O. c., n. 21), p. 155, veía el paralelo con el Libro de Jubileos 10. Este libro, editado
por J. C. VANDERKAM, Lovaina, E. Peeters, 1989, en su versión etiópica y lo que resta de las versiones griega y
latina, ha sido fechado en torno al último cuarto del siglo II a. C. La versión inicial en hebreo se ha perdido y
tanto la versión etiópica como la latina proceden de la versión griega, basada, a su vez, en la hebrea. De este pasaje
sólo se conserva la versión etiópica, de manera que doy, a continuación, la traducción inglesa de Vanderkam,
que acompaña a su edición en el tomo siguiente del Corpus Scriptorum Christianorum Orientalium, p. 58.
LA MEDICINA EN ALGUNOS MANUSCRITOS DE ISIDORO DE SEVILLA 77
said: ‘Lord creator, [...]. 10:9 Then he said that a tenth of them should be left before him,
while he would make nine parts descend to the place of judgment. 10:10 He told one of us
that we should teach Noah all their medicines because he knew that they would neither
conduct themselves properly nor fight fairly. 10:11 We acted in accord with his entire
command. All of the evil ones who were savage we tied up in the place of judgment, while
we left a tenth of them to exercise power on the earth before the satan. 10:12 We told Noah
all the medicines for their diseases with their deceptions so that he could cure them by
means of the earth’s plants. 10:13 Noah wrote down in a book everything (just) as we had
taught him regarding all the kinds of medicine, and the evil spirits were precluded from
pursuing Noah’s children. 10:14 He gave all the books that he had written to his oldest son
Shem because he loved him much more than all his sons.
so that they would no longer destroy the children ultra humanum genus ab huius modi plaga non
of man. deleretur.
Noah wrote all these things in a book, and he Deinde Noe, collectis in unum nominibus
gave it to Shem, his eldest son. arborum herbarumque radicibus uarios filiorum
flores ac diuersi generis pigmenta uolumen
From his book, conscripsit et tradidit Sem filio suo. Et abinde,
ut ferunt, nomen medicine uidetur exortum.
the ancient sages copied and wrote many books, Postea uero congregati uniuersi prudentes, primo
each one on his own tongue, and the knowledge de isto libro transtulerunt et scripserunt
of medicine increased throughout the land, and unusquisque secundum linguam gentis sue et
among all the nations that examined the medical multiplicata est scientia medicine super faciem
books, terre per uarias terrarum nationes
Non sunt itaque inuenti sapientes ex omnibus
gentibus qui sic inuestigarent et cognoscerent
huius artis peritiam sicut sapientes Indie, Sirie,
Egyptiorum et Macedoniorum. Sapientes Indie
perscrutati sunt omnem scientiam in lignis et
pigmentis.
was the sages of India who traveled in search of
all the medicinal trees and the balsams. The sages Sapientes uero Sirie inuenerunt scientiam in
of Aram discovered the various healing herbs and herbis et seminibus terre.
their seeds
and translated the meaning of the books into
Aramaic.
The first on the earth to begin to cure were the Prudentes uero Macedonie uidentur primum in
sages of Macedonia. The sages of Egypt started huius artis peritia claruisse. Sapientes uero
to conjure and augur, according the Egiptiorum ceperunt auguriari secundum suam
constellations and the stars, and to teach the Book scientiam in astris celi et in uariis incantationibus;
of Knowledge of the Chaldean, copied by Kenan et ipsi inuenerunt librum Chaldeum, quem
ben Ur transtulit Cinarius filius Hur, filii Cedebe, qui
fuit auctor aruspicum et incantationum.
Life, and they stretched forth their hand to take fas inquirere cupientes,
them.Then the Lord flashed upon them the flame
of the Turning Sword, uersatilis gladius qui
ab angelorum custodia malorum ante Paradisum
collocatus /39ub/ est,
and they all were ablazed in eos percutientes flammarum ictibus interfecit
the starks of the lightning; et nec unus quidem ex eis remansit. Tunc et
not a man scaped. Medicine forsook the medicina simul cum auctoribus defecit latuitque
physicians, and the knowledge of the physicians per annos pene sexcentos triginta usque ad
stood still for six hundred and thirty years, until tempus Artaxerssis regis Persarum; tunc
the reign of Artaxerxes the king. In his days ea reuocatur ad lucem.
there arose a discerning and wise man, learned
in the knowledge of the books of
medicine, and understanding in everything;
his name was Hippocrates the Macedonian. He Ypocrates, patre Asclepio natus in insula Choo,
and the other sages of the nations, Asaf the Jew, et alii sapientes gentium, id est, Asaph Hebreus,
Dioscorides of Balaat, Galen the Kaftorite, and Discorius, Balatheus et Galienus Cappadocenus
many more sages, re-established the glory of et multi alii sapientes reliqui renouauerunt artem
medicine, and it continues unto this day. medicine que permanet usque in odiernum diem.
25
Tal vez podría verse aquí un indicio del lugar de traducción, preocupado por este tipo de diuinatio.
LA MEDICINA EN ALGUNOS MANUSCRITOS DE ISIDORO DE SEVILLA 81
Más interesantes, en otro plano, son algunas variantes del texto latino respecto al
hebreo. Comenzando por las más sencillas, pero no por eso menos significativas, llama la
atención la sustitución de The sages of Aram por Sapientes uero Sirie, sustitución que se
corresponde con la eliminación de la complementación de la noticia en el texto hebreo:
and translated the meaning of the books into Aramaic, adición que parece haber sido
importante para el autor del texto, puesto que no da noticias de ninguna otra lengua más
que de ésta.
En esa misma línea podría interpretarse la transformación del ángel enviado por
Dios: one of his Angels of the Interior, the Holy ones, en unus ex septem angelis stantibus
ante se. También es posible que responda a la misma tendencia la versión del siguiente
pasaje; la traducción del texto hebreo nos dice que los sabios, a la vista del árbol de la
vida: stretched forth their hand to take them, mientras lo que leemos en el texto latino es
Sed et lignum uite contra fas inquirere cupientes. Esta intención tal vez sea más percepti-
ble en la inserción inicial de una frase bíblica del Libro de la Sabiduría que vincula la
plaga enviada por Dios y su consiguiente iniciación a la medicina como remedio:
quia multis erat mundus repletus sceleris, ut impleretur quod dictum est in Libro Sapientiae,
«pugnauit pro deo orbis terrarum contra insensatos». Ideo apostate angeli ad uindictam
criminum...
dando así al simple relato hebreo: and at that time the evil spirits began to assail... un tinte
cristiano evidente, siendo la presencia del apostate angeli un indicio más a favor de esta
hipótesis.
Texto de K. Sudhoff26,
INCIPIT LIBER DE INVENCIONE ARTIS MEDICINE, QVOMODO FVIT INVENTA ARS MEDICINE IN TEMPORE
NOE:
Inuencionem seu exordium artis medicine temporibus Noe phisici asserunt fuisse. Nam
post diluuium demones ceperunt filijs hominum pro peccatis eorum morbos et passiones
inferre et ad mortem perducere. Condolens igitur filiis suis ad altare accessit, holocaustum
domino obtulit et dominum super hijs orauit. Misit igitur dominus angelum Raphael ad
repellendum demonum pestem et ipsos ab omnibus. Vni tamen permisit potestatem
flagellandi homines pro iniquitatibus ipsorum. Tunc eciam, dej misericordia permittente,
angelus domini omnem medicinam generi humano tradidit ac spiritus domini gratiam
intellectus ei contulit in omni creatura. Didicit ergo Noe medicinam ab angelo in omni
26
Cf. n. 22.
82 CARMEN CODOÑER MERINO
Este relato parece evidente que está inspirado en la versión latina y, no sólo eso,
sino que pudiera estar basado en el texto completo existente en alguno de los manuscritos
de Isidoro de Sevilla. Así parece poder concluirse del final del texto transcrito por Sudhoff:
...et alios quam plures, qui hanc artem tractauerunt et elucidauerunt, docentes per ordinem
tocius mundi naturam scilicet quatuor elementorum et uentorum et quatuor parcium mundi
et temporum et omnium parcium corporis humani et quatuor humorum eius et cetera.
5. UN ÚLTIMO TEXTO
No sooner had the children of Noah and their children’s children taken possession of
the habitations apportioned to them, than the unclean spirits began to seduce men and
torment them with pain and all sorts of suffering leading to spiritual and physical death.
27
L. GINZBERG, The Legends of the Jews. Translated by H. Szold. 7 vols., Philadelphia, Jewish Publication
Society of America. 1909-39.
LA MEDICINA EN ALGUNOS MANUSCRITOS DE ISIDORO DE SEVILLA 83
Upon the entreaties of Noah God sent down the angel Raphael, who banished nine-tenths
of the unclean spirits from the earth, leaving but one-tenth for Mastema, to punish sinners
through them. Raphael, supported by the chief of the unclean spirits, at that time revealed
to Noah all the remedies residing in plants, that he might resort to them at need. Noah
recorded them in a book, which he transmitted to his son Shem.[74] This is the source to
which go back all the medical books whence the wise men of India, Aram, Macedonia,
and Egypt draw their knowledge. The sages of India devoted themselves particularly to
the study of curative trees and spices; the Arameans were well versed in the knowledge
of the properties of grains and seeds, and they translated the old medical books into their
language. The wise men of Macedonia were the first to apply medical knowledge
practically, while the Egyptians sought to effect cures by means of magic arts and by
means of astrology, and they taught the Midrash of the Chaldees, composed by Kangar,
the son of Ur, the son of Kesed. Medical skill spread further and further until the time of
Aesculapius. This Macedonian sage, accompanied by forty learned magicians, journeyed
from country to country, until they came to the land beyond India, in the direction of
Paradise. They hoped there to find some wood of the tree of life, and thus spread their
fame abroad over the whole world. Their hope was frustrated. When they arrived at the
spot, they found healing trees and wood of the tree of life, but when they were in the act
of stretching forth their hands to gather what they desired, lightning darted out of the
ever-turning sword, smote them to the ground, and they were all burnt. With them
disappeared all knowledge of medicine, and it did not revive until the time of the first
Artaxerxes, under the Macedonian sage Hippocrates, Dioscorides of Baala, Galen of
Caphtor, and the Hebrew Asaph.[75]
Existe una correspondencia total entre los textos del hebreo y la leyenda, si excep-
tuamos ciertos detalles, algunos importantes.
La leyenda se nos presenta totalmente desvinculada de la historia de la medicina,
de modo que ésta aparece como un comentario más a un episodio bíblico, probablemente
al capítulo 10 del Libro de los Jubileos, citado más arriba.
Se recoge la idea, no existente en el texto que sirve de introducción al Libro de
medicina, de que todo lo que se va a exponer sucede a partir del momento en que cada uno
de los descendientes de Noe ha ocupado el lugar de la Tierra que le corresponde: their
children’s children taken possession of the habitations apportioned to them y que recoge
una variante interesante por coincidir con el texto del Libro de Jubileos: «children’s
children», equivalente al ‘grandchildren’ de Jubileos 10.128.
La mención de Asaph el Hebreo está desplazada de lugar, situando a este personaje
en último término, a continuación de Galeno. Si esto es debido a la adopción de una
secuencia cronológica en la mención, habría que situarlo en una fecha posterior al siglo
III. En caso de que no sea así, la colocación en la serie de nombres no podría ser tenida en
28
La expresión es comentada por el editor, debido a la discusión suscitada por la misma.
84 CARMEN CODOÑER MERINO
cuenta tampoco por los estudiosos anteriores, que, basándose en su situación entre
Hipócrates y Dioscórides, apuntaban a que había vivido entre el siglo V a.C. y el I d.C29.
Por último vemos que el ‘Prince of Enmity’ es ‘Masterna’ en la leyenda y el ‘Book
of Knowledge’ del Libro de Noe es la ‘Midrash’ compuesta por Kangar (=Kenan). En
resumen, la versión de la leyenda, tal como la ha recogido Ginzberg, es posterior al siglo
III y las variantes entre la introducción al libro de medicina y la leyenda responden a
problemas de su distinta función en algún caso: colocación de Asaph, presencia o ausen-
cia de la referencia a la dispersión de los hijos de Noe, y en otros casos, pueden deberse a
una distinta versión de la leyenda: Masterna o Midrash.
* * *
Poco más podemos añadir por el momento. De «Asaph the Jew» sabemos que es
citado por Razis a finales del siglo IX y que Rabbi Makkir, enviado por Harun Al-Raschid
a Carlomagno, incluye en la descripción del paraíso de su libro Abe kath Rochel un párra-
fo tomado a la introducción al Libro de la Medicina. Esto sirve para datar el tratado hasta
ahora conocido y para orientar el estudio del ‘tratado’ conservado en las Etimologías
isidorianas, que, como hemos dicho, con independencia de la introducción, difiere de él.
Un tratamiento adecuado del texto interpolado exige un análisis de la tradición
textual de los manuscritos que lo han transmitido, de su origen y modelos. Es probable
que el estudio del resto de los textos interpolados y de la presencia de unos u otros en cada
uno de los códices, ayuden también a delimitar el momento y el lugar en que se originó.
España, durante los siglos XII y XIII, fue lugar donde leyendas y mitos hebreos tuvieron
una excepcional acogida, donde el cultivo de la medicina por parte de los hebreos alcanzó
un gran desarrollo. Eso no excluye lugares como Montpellier y Salerno. Este último lu-
gar, bajo Federico II y Carlos de Anjou fue lugar en donde la confluencia de hebreos,
árabes, griegos y latinos condujo al florecimiento de una actividad traductora, que pudo
haber favorecido el paso de una lengua a otra o, por mejor decir, la adaptación del texto
hebreo en su paso al latín de un texto así.
29
Cf. E. LIEBER, «The Hebrew ‘Book of Medicine’», p. 248. A. MELZER, Asaph the Physician, basándose
en criterios de otro tipo, como la lengua y los autores que lo citan en sus libros, lo sitúa en fecha posterior al
siglo V y anterior al siglo IX.
85
1
Por razones de comodidad, cito por la edición de J. OROZ-M. A. MARCOS CASQUERO, San Isidoro de
Sevilla. Etimologías, porque reproduce el texto de Lindsay, con pequeñas modificaciones de presentación. La
edición en curso en Belles Lettres, París, en la cual están publicados ya casi la mitad de los libros, pero lleva un
ritmo lento, no ofrece todavía una visión global de la obra.
2
licet inemendatum prae ualitudine, dice Isidoro en su postrera carta a Braulio.
3
J. C. MARTÍN, Renotatio librorum domini Isidori, p. 262: distinctum ab eo titulis non libris... quamuis
imperfectum ipse reliquerit, ego uiginti libris diuisi. La insistencia, que se descubre en la presentación de la
noticia misma sobre el problema de los libros, implica que Braulio tenía clara conciencia de que había cambia-
do profundamente el aspecto, y la estructura, de la obra isidoriana. La cuestión no es puramente bibliográfica,
porque deja en suspenso la validez de todo estudio sobre la división de la materia isidoriana en libros, organi-
zación de la obra superpuesta, no sin forzamientos.
4
Es cosa sabida que la tradición manuscrita plantea graves problemas en lo que hace a esta división en
libros. Intentó poner orden en ello, y atribuirlo a fenómenos de la tradición manuscrita, E. ANSPACH, Taionis et
Isidori nova fragmenta et opera, Madrid, 1930. Una cosa es cierta, a pesar de que no ha sido todavía debida-
mente analizada; algunos manuscritos verdaderamente antiguos (siglo VIII, o comienzos del siglo IX) no siem-
pre dan la división actual en libros. Pero no hay restos directos de distribución en títulos. Y sin embargo, si
hubo copias piratas, como da a entender una de las epístolas previas a las Etimologías (conrosos detruncatosque
codices), debían haber quedado restos, presumiblemente, en la rica y variada transmisión de la obra.
88 MANUEL C. DÍAZ Y DÍAZ
5
Permítaseme remitir a mi «Introducción general», p. 177 ss.
RASTREOS EN LAS ETIMOLOGÍAS DE ISIDORO 89
Una lectura atenta de los lugares anteriores permite descubrir algunas notas que
procuraremos explicar.
Dos veces6 (2, 15) emplea studui construido siempre con adjetivos verbales en
-ndus (interponenda, notanda) lo que habría que tomar en el sentido de que la nota se
había añadido a posteriori, cuando ya estaban clasificados y descritos los materiales co-
rrespondientes. Claro es que esta manera de ver, posiblemente no se corresponde con la
realidad del trabajo de Isidoro.
Una construcción equivalente tenemos en los casos en que el verbo utilizado es
posuimus, más determinado que el anterior (3, 4, 6). La presencia de esta expresión nos
6
Pondré entre paréntesis, con números en negrita, las remisiones al listado antecedente.
90 MANUEL C. DÍAZ Y DÍAZ
obliga a hacer unas consideraciones. ¿Cuántos valores tiene el verbo posuimus7? En prin-
cipio nos induce a pensar que se trata de una especie de prolepsis, dando ya como realiza-
do lo que se va todavía a ejecutar. En este caso, tendremos que diferenciar dos momentos
que de hecho se confunden en el punto redaccional: uno, que se comprende sin problema,
el de la formalización por escrito del texto previsto, que ciertamente tiene que ser poste-
rior a la redacción mental de todo el párrafo; pero otro, estrictamente anterior, que coinci-
diría con el de la ordenación mental de todo el pasaje, momento al que convendría la
forma posuimus en el instante de escribir. Ello no hace más que trasladar la cuestión,
porque se saca la impresión de que el cuerpo de texto, con las particularidades que se
indican en cada pasaje, estaría ya redactado y a punto cuando se antepone, o interpone, tal
explicación. Se sorprendería, en este supuesto, a Isidoro en el punto y hora de la ejecución
de su obra, que se iba escribiendo no de manera seguida, sino con ordenaciones parciales
y separadas en el tiempo.
Por descontado, el primero de los lugares citados supone otro uso: aquí posuimus
justifica una restricción metodológica, pues podría haber utilizado un verbo como seligere,
o equivalente. Nos encontramos con que el verbo recoge el proceso selectivo previo a la
redacción del texto, sin ningún género de duda.
7
En el último de los pasajes citados, su significado se acerca al de disposuimus, como es frecuente por
este tiempo. Los anteriores se refieren claramente más a la colocación que a la disposición.
8
Siempre ha llamado la atención de quien ha estudiado partes, no secciones, de las Etimologías, la
dificultad para encontrar el hilo conductor que permitía el paso de un tema o vocablo a otro, especialmente en
función de las etimologías mismas.
RASTREOS EN LAS ETIMOLOGÍAS DE ISIDORO 91
de otras obras isidorianas9: la alusión a la concisión (que solemos definir como de tono
escolar) se encuentra también en los prólogos a la Crónica y al De ortu et obitu patrum en
la forma breuitate, en Alegorías y en Cuestiones de la Biblia con la forma breuiter. El
verbo notare, o adnotare, aparece también en De natura, De ortu y en la Crónica. De
todos modos, aún considerando estos paralelos como indicios interesantes, encontramos
la expresión breui tabella en la carta-prefacio a Sisebuto10. No hay que decir que en uno y
otro libro, De natura y Etimologías, los elementos del mundo son los tres, que se presen-
tan en el mismo orden, siempre todo ello muy tradicional.
De todos modos, dos puntos nos inquietan: la ya mentada designación del conjun-
to de los dos libros geográficos como libellus y la expresión in hoc uero libello. ¿A qué se
refiere uero? ¿Cuál es el otro, u otros, términos de la serie que indica el adverbio? ¿Se
trata acaso de una simple función expletiva, sin que estén presentes los usos habituales
del término? ¿O se piensa realmente en una estructura en libros, dentro de la que el XIII
no pasa de ser un libellus, es decir, breve cosa (la breuis tabella) para tanto tema? Qué-
dense ahí las preguntas.
Todo parece apuntar a que la pieza geográfica, que no puede negar ni en su estruc-
tura ni en su prólogo importantes conexiones, siempre por alusión, con su obra anterior,
se nos presenta como una especie de doble versión del escrito cosmográfico. En este caso
ya no interviene la alegoría como en aquel libro, y las descripciones, definiciones y eti-
mologías son más acordes con la ciencia tradicional pre-eclesiástica.
Una consideración general de los pasajes mencionados nos permite ver que Isidoro
usa natural y espontáneamente la expresión huic operi, in hoc opere (2, 6) para referirse a
su gran obra etimológica. Precisamente por esta razón se nos presenta como más llamati-
va toda la formulación empleada para dar entrada al libro XIII (8).
Una vez más nos sentimos desconcertados por estas noticias tan variadas con que
se descubre, de una u otra manera, el momento de actuar de Isidoro de Sevilla.
* * *
Quisiera terminar estas notas con otra brevísima consideración. ¿Tenían los títulos
que distinguían la obra isidoriana y que Braulio soterró en beneficio de la partición en
libros, algún rasgo característico? Creo que se puede afirmar que los títulos serían de dos
clases. Unos, de los que hablo a continuación, son los que encabezarían tratamientos
descriptivos de saberes bien delimitados; otros, antepuestos a textos más complejos, po-
drían recubrir materias conectadas entre sí en la realidad, pero sin que formen un conjunto
9
Véase la citada «Introducción general», p. 182.
10
No puedo dejar de comentar que en el De natura rerum Isidoro escribe breui tabella notamus (notauimus
algunos manuscritos muy antiguos), mientras que en nuestro pasaje se lee con la preposición in y el verbo
aparece en la forma adnotauimus (véanse las notas críticas al respecto de J. FONTAINE, Traité de la nature, p.
187). La diferencia entre simple y compuesto (notare/adnotare) y entre la forma llamada contracta o la plena
del perfecto (notamus/adnotauimus) es del todo irrelevante, por lo que no merece la pena detenerse en ello. Por
el contrario es obvio que la expresión preposicional en el prefacio del libro 13 parece retornar a una sintaxis
más escolar, que contrastaría con la formulación más literaria en el libro dedicado al erudito rey Sisebuto.
92 MANUEL C. DÍAZ Y DÍAZ
que pueda considerarse ya estudiado, y como canonizado, por un saber o ciencia bien
definido. En este segundo caso, el conjunto de las noticias podría constituir ya un libro,
semejante a los actuales.
No siempre podemos establecer de una forma radical la diferencia entre los dos
grupos; pero que los saberes constituían cada uno un título (o como quiera llamársele) no
admite duda, cuando se estudian de cerca, en función y relación con el resto de la obra.
Esas partes de la enciclopedia isidoriana mantienen todavía hoy una estructura inicial
bien definida, que podría resumirse de esta manera:
11
Este ordinal aparece en muchos otros pasos de las Etimologías, pero a menudo relaciona con aspectos
de la res tratada, no con la scientia o doctrina que hace circular el tema en medios científicos. Téngase en
cuenta.
12
Esta parte no se encuentra siempre, o al menos no siempre está bien patente. Por eso la incluyo entre
paréntesis.
RASTREOS EN LAS ETIMOLOGÍAS DE ISIDORO 93
Un ejemplo que prueba la necesidad de hurgar cada vez con mayores matices y materia-
les. En el mundo antiguo eran numerosos los tratados que exponían científicamente los
detalles del universo, no pocos de los cuales conocidos de Isidoro. Ello se puede ver de
forma eficaz, por vía de ejemplo, en el libro XVII, cuyo título actual De rebus rusticis no
recubre adecuadamente los dos campos que comprende, pues el tratado de agricultura
tiene notables autores antiguos (Catón y Varrón) como base, que no tratan de las materias
de la continuación del libro, que no es más que un tratado de botánica y arboricultura, que
tuvo también excelentes tratadistas. Difícilmente podía estar en la mente de Isidoro13 un
desatino semejante. No se explica por qué la arboricultura no tuvo un tratamiento propio
como los que he indicado, formando una entidad independiente, con su título pertinente.
Acaso lo tuvo, pero no quedan huellas.
Sorprende, por ello también, que no haya dado la estructura antes analizada al
libro XIII+XIV. ¿Tiene que ver con esta ausencia la consideración de libellus que le he-
mos visto otorgar al conjunto geográfico14? Es posible. De todos modos, ya se ve que no
es fácil, y desde luego muy conjetural, reducir netamente el problema de títulos o libros.
Probablemente los libros que no admiten estas divisiones o justificaciones consti-
tuyeron desde la pluma del autor grupos de noticias o informaciones homogéneas, pero
no saberes organizados en forma científica en su tiempo, por lo que acaso formarían otro
tipo desigual de títulos, que no emparejarían bien con los arriba citados, ni por extensión,
ni por distribución de la materia, ni quizá por las fuentes utilizadas. No podemos dudar de
que este es el caso, por lo menos, de los libros XIX y XX, cuya diversidad interna no se
resuelve con un epígrafe de un tipo más o menos general; de hecho aún hoy se hace cuesta
arriba aceptar que su contenido responde totalmente al epígrafe temático que presentan
los manuscritos.
Era situación conocida desde hace tiempo. Pero me parece que las noticias antes
resumidas tienen la ventaja de ofrecer una base sólida para la discusión e interpretación
de si pertenecieron o no a las formas isidorianas de las Etimologías libros como el De
medicina, o el De legibus. Si Isidoro los presenta como descripciones completas de un
saber, el obispo de Sevilla se sitúa en la línea de los que creían que estas dos materias
complementaban necesariamente las siete artes liberales. La ausencia de alguno de ellos
en ciertas ramas de la tradición no arguye contra la legitimidad de su origen, sino que
habría que atribuirla a otras razones, como posterioridad de redacción, rechazo de la ma-
teria por parte de algún responsable de la copia de un códice cabeza de serie, u otras más.
Tiempo al tiempo, porque estoy seguro de que investigaciones no faltarán. Y nue-
vas explicaciones tampoco.
13
Magníficos comentarios al respecto de J. ANDRÉ, Étymologies. Livre XVII, pp. 3-4.
14
Arriba pp. 90-91.
This page intentionally left blank
95
Para cualquier lector atento, el libro IV de las Etimologías plantea un buen número
de interrogantes léxicas y de interpretación, aparentes contradicciones, repeticiones, etc.,
en suma, numerosas cuestiones abiertas cuya solución exige, además de paciente reflexión,
el concurso de medios diversos. Algunos problemas se resuelven de inmediato cuando se
descubre la fuente del lema en discordia. Hay que recordar la larga disquisición que sobre
la melancolía en Isidoro llevó a cabo J. Pigeaud1, algunas de cuyas conjeturas se revelan
infundadas a la luz de la fuente real del lema, el Comentario a la antigua traducción latina
de los Aforismos hipocráticos, de donde deriva el lema isidoriano por vía directa.
También en el capítulo de los avances que han ido registrándose en este terreno
hay que mencionar la uexata quaestio de la satyriasis, cuya asociación con una patología
cutánea no conocía otro ejemplo que el de Etym. 4,8,9. Fue precisamente su carácter de
hápax lo que llevó a Sharpe a proponer la corrección en pityriasis y la razonable réplica
de D. Gourevitch que, recurriendo al auxilio de otros textos, reinterpreta el término y lo
asocia a un tipo particular de lepra2. En la misma dirección apunta el trabajo del profesor
Fischer, que cita un nuevo ejemplo en una nueva traducción de los Aforismos, pero ahora
tenemos ya la certeza de que nada hay que modificar en Isidoro. El lema procede al pie de
la letra, del Comentario a la antigua traducción latina de los Aforismos antes mencionado
y el término satyriasis ha perdido, por lo menos en teoría, su carácter de hápax.
Pero a veces la fuente no hace sino aumentar la confusión. Véase sino el lema
sobre el espasmo (Etym. 4,6,11), que deriva de tres3 fuentes distintas:
1
J. PIGEAUD, «De la mélancolie».
2
W. D. SHARPE, «A suggested emendation»; D. GOUREVITCH, «Correction d’une correction» y «Une
autre satyriasis».
3
Conviene tener presente también Cael. Aur., Acut. 3,6,63: Est autem iuxta diffinitionis formam conductio,
quam spasmon Graeci appellant, inuoluntaria tensio atque conductio partium cum uehementi[a] et acuto dolore
ob stricturae nimietatem.
98 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
Al margen de la parte final, Fit ... ex inanitione, basada, también esta vez, en el
Comentario (= Lat-A4) tantas veces citado, la definición que del espasmo da Isidoro re-
sulta de la combinación de dos pasajes de la fuente, Cael. Aur., Diaet. pass. 32 y 39,
quizás con una pequeña corrección tomada del Liber Aurelii, la sustitución de conductio
por contractio5, siguiendo un método repetido en muchos pasajes isidorianos. Pero lo que
resulta difícilmente comprensible es la explicación etimológica que asocia el término
spasmus al corazón (quam passionem a corde nominatam ...). Esta segunda parte del lema
parece la definición etimológica de la cardiaca passio, de la que el Hispalense se ha
ocupado en Etym. 4,6,46, haciendo uso justamente de Cael. Aur. Diaet. pass. 38-39, pero
prescindiendo de la parte final de la fuente (alii ... habet), cuya etimología, en cambio,
resultaría aquí más apropiada. Es decir, la explicación que Isidoro da para el espasmo, la
4
Para el Comentario utilizo, siguiendo los trabajos del Prof. Fischer, la denominación ‘Lat-A’. El texto
está tomado del ms. de Karlsruhe, Badische Landesbibliothek, Aug. CXX, ff. 120r-181v y 200r-204v (cf. A.
BECCARIA, I codici, pp. 214-217).
5
CH. DAREMBERG, «Aurelius. De acutis passionibus». Utilizo la edición independiente, que con el mis-
mo título fue publicada en Bratislava-París, 1847. En el prólogo del Liber Aurelii (p. 19) encontramos también
una definición del espasmo (Spasmus: contractio uel tremor) que debe de estar relacionada con la del cap. 20.
6
Etym. 4,6,4: Cardia<ca> uocabulum a corde sumpsit, dum ex aliquo timore aut dolore afficitur. Cor
enim Graeci kardi¿an uocant. Est enim cordis passio cum formidabili metu.
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 99
fuente, Cael. Aur. Diaet. pass. 38-39, la refiere a la passio cardiaca. Los problemas au-
mentan al constatar que un lema del Liber Glossarum7 incurre en el mismo desajuste que
Isidoro.
Después de haber reflexionado largo tiempo sobre esta inexplicable ‘descolocación’
de una perícopa de la fuente, y considerándola ya un problema insoluble, la respuesta me
llegó, inesperadamente y por vía insospechada, de la mano de un término gallego para mí
muy familiar, ‘escordar’ o ‘escordillar’, es decir, la dislocación o la ‘descolocación’ de los
tendones, para los que el gallego8 utiliza también la denominación de ‘cordas’, evidente
continuación del latín c(h)orda. Cuando pude percatarme de que ése es el sentido de
neruus en latín9 y de neu=ron en griego, se me hizo la luz en el texto isidoriano que define
el espasmo como contractio neruorum. Si en lugar de neruorum colocamos su sinónimo
cordarum, descubrimos en Etym. 4,6,11 una asociación etimológica corda-corde, que
Isidoro no hace explícita y todo lo fantástica que se quiera, pero similar a muchas otras
justificaciones etimológicas del Hispalense. La confirmación de mis sospechas llegó de
la mano de los glosarios. Un glosario médico editado por Goetz al que tendré ocasión de
referirme más adelante, da una entrada que encajaría perfectamente en el lema de Isidoro:
spasmus cordarum tensura. A pesar de los problemas de lectura10 del término spasmus,
del tono marcadamente vulgar de la glosa y de que ésta nada tiene que ver con las Etimo-
logías, en cualquier caso sirve para explicar el razonamiento etimológico del obispo sevi-
llano, basado muchas veces en asociaciones implícitas que, precisamente por su carácter
‘subterráneo’, nos pasan desapercibidas, dificultando la comprensión de un lema dado.
Habrá que buscar ahora explicación a la coincidencia entre Isidoro y el Liber Glossarum,
que pasa, o bien por una utilización del primero por el segundo, o, con mayor verosimili-
tud, por el empleo de una fuente común11.
Que debemos guardarnos de atribuir a descuido del Hispalense lo que se debe
quizás sólo a nuestro error de percepción lo demuestra otra aparente confusión en Etym.
4,8,15: Furunculus est tumor in acutum surgens, dictus quod feruet, quasi feruunculus;
unde et Graece a)/nJrac dicitur, quod sit ignitus. El desliz etimológico que asocia furunculus
a feruunculus y éste al griego anthrax es novedoso. Más bien parece que estamos ante una
7
Las glosas de contenido médico del Liber Glossarum fueron editadas por J. L. HEIBERG, Glossae
Medicinales. Tomo la referencia de la p. 82 s.v. Spasmus: est tensio atque contractio partium aut neruorum
cum dolore uehementi adque acuto. Alii, quod sit letalis passio a corde nominatum dixerunt, qui in nobis
principatum uigoris habet. Hyppocrates autem dicit, quoniam, si in spasmo febris superueniat, signum esse
salutis, si autem super febres ispasmus, malum. A propósito de las glosas interesan también P. JOURDAN, «À
propos des Glossae medicinales» y M. NIEDERMANN, «Les gloses médicales».
8
I. ALONSO ESTRAVÍS, Diccionário da língua galega, Santiago de Compostela, 1995, s. v. ‘corda’ y
‘escordar’.
9
Cf. También Cael. Aur. Acut. 3,6,62, a propósito del espasmo: Sed antecedentes causae supradictarum
passionum sunt hae: percussus maiorum neruorum, quos tenontas appellant ...
10
CGL, 3,605,39: sparruius cordarum tensura. Después de la –a– un corrector escribe una s y la confu-
sión de una m con la secuencia ui resulta completamente banal. El texto del glosario que edita Goetz es, más
que una verdadera edición, una simple transcripción, por lo demás correcta, del ms. del Vaticano, Reg. lat.
1260; pero no hay que excluir que otros mss. del mismo glosario puedan dar la forma correcta spasmus.
11
Para la discusión de este problema, con nuevos datos, véase el apéndice a este trabajo.
100 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
interpretación forzada del helenismo, cuyo nombre se asocia en latín a otra patología, el
carbunculus, que Isidoro define en Etym. 4,6,16, sin mencionar para nada el anthrax12.
Pero no debe de tratarse de ningún error, ni siquiera de una interpretación interesada del
enciclopedista, puesto que los glosarios apuntan en el mismo sentido. Los Hermeneumata
de un códice vaticano dan tres13 glosas seguidas para anthrax, pero la segunda contiene
una equivalencia similar a la isidoriana: Agrantimata (= anthracomata) id est carbunculus
siue furunculus. A una afección cutánea le dan también el nombre de anthrax los Oxia
pate14 (París, BN, lat. 11219, f. 24va-b): Antrax dicitur rubor in superficiem intra quod
nigra ulceratio nascitur sicca cum nimio dolore periculum concitans15. El Ars medicinae16
da una definición casi idéntica, pero sitúa la patología en la boca, y el conocido como
Anecdotum Piechottae menciona un carbunculus oculorum. Es decir, que los términos
anthrax y carbunculus debieron de aplicarse, entre otras cosas17, a diversas afecciones
cutáneas caracterizadas por el enrojecimiento, el color morado y una sensación de calor
ardiente. Esa explicación es la que recoge Isidoro.
Ejemplo palmario de que a veces las dificultades de comprensión se deben al pro-
ceso mental seguido por el autor en la redacción del texto y a nuestra incapacidad para
detectar el detalle concreto que justifica su razonamiento, es, en el capítulo sobre los
humores, el lema dedicado a la etimología de sanguis (Etym. 4,5,6), en apariencia fácil-
mente comprensible: Sanguis Latine uocatus quod suauis sit; unde et homines quibus
dominatur sanguis dulces et blandi sunt. El problema del lema estriba, no tanto en la
justificación etimológica de sanguis a través de suauis, basada en una muy flexible seme-
janza fonética entre los dos términos, y repetida en Etym. 11,1,122, sino en la propia
interpretación de suauis y en la relación entre las dos partes del lema, la etimológica,
sanguis ... sit, y la doctrinal, unde ... sunt. La afirmación isidoriana de que los hombres en
los que predomina este humor son dulces y blandos remite a una teoría más general según
la cual es el predominio de uno de los humores sobre los demás el que determina el
carácter de las personas y de la que es un buen exponente un pasaje de la Epistula ad
Pentadium de Vindiciano (ed. Rose, pp. 488-489): praeterea hi quattuor umores faciunt
hominibus tales mores. Sanguis facit homines boni uoti simplices moderatos blandos
euchymos seu <suci> plenos. Cholera rubea facit homines iracundos ingeniosos acutos
... Al margen de la coincidencia en señalar como blandi a los hombres en los que predomi-
12
Etym. 4,6,16: Carbunculus dictus, quod in ortu suo rubens sit, ut ignis, postea niger, ut carbo extinctus.
13
CGL, 3,551,32-34: antratas carbunculus / agrantimata id est carbunculus siue furunculus / antrax id
est lumbricus.
14
La definición ha sido recogida literalmente en los glosarios. Cf. CGL, 3,596,1 (s. v. Antrix).
15
Compárense con esta definición los términos con los que un texto del ms. de Viena, Österreichische
Nationalbibliothek, cod. 10, f. 335rb, se refiere a la erisipela (cuya denominación latina, ignem sacrum, remite
también al fuego): Ignem sacrum sic intellege. Rubor flammeus irruit super eos et superficiem cutis descendet
cum tumore et dolore. Aliquando uicina loca inuadent calorem sanguinis ... (= Etym. 4,8,4).
16
R. LAUX, «Ars medicinae». En la parte VII (Laux, p. 427) define la patología del modo siguiente:
Antrax dicitur rubor intra superficiem gingiuae uel oris spatia in quo nigra ulceratio nascitur sic cum nimio
dolore periculum concitans.
17
Teodoro Prisciano Log. 95 aplica el nombre a un olor: ... si de feruore autem, ut tempore digestionis,
odor fumosus quem aliqui carbunculum appellant, dolorosos singultus procurauerit ...
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 101
18
A. BECCARIA, I codici; E. WICKERSHEIMER, Les manuscrits de médecine; H. E. SIGERIST, «A summer of
research»; «Manuscripts of Montpellier» y «Manuscripts of Vendôme».
102 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
que deberá proseguir en otras direcciones, entre ellas una a mi juicio fundamental, la de
estudiar la relación entre los códices colacionados con las familias de la tradición manus-
crita isidoriana, tal como ha sido trazada por Reydellet19 y precisada por otros estudios,
pero, desde el punto de vista léxico, creo que el trabajo ha dado resultados fructíferos.
Los manuscritos que he colacionado son los siguientes20:
19
M. REYDELLET, «La diffusion des Origines».
20
Utilizo las siglas de manera convencional en este artículo, para facilitar la exposición, sin que ello sea
obstáculo para que en una hipotética edición futura del libro IV de las Etimologías pudiesen los mismos ma-
nuscritos ser identificados con una sigla diferente.
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 103
ción de un término, sino que lo adaptan a nuevos patrones morfológicos, con el resultado
de un alejamiento de la forma original isidoriana y el empleo de otra que seguramente les
resultaba más familiar. Analizaré igualmente un caso controvertido en que todavía tengo
la duda de si la corrección del copista no será debida a su familiaridad con el texto de
Virgilio, aunque, en el orden léxico, las consecuencias derivadas de la modificación son
igualmente destacables.
Finalmente, me ocuparé de las glosas e interpolaciones que algunos manuscritos
introducen en el texto de las Etimologías.
Al margen de la necesidad de enmienda de algunos lemas del libro IV, como 7,12,
donde la variante prouocationem, preferida por Lindsay, es un vulgarismo que debe ser
corregido en praefocationem, lectura de la mayoría de los manuscritos consultados; 8,23
donde obcaecat es una deturpación de algunos manuscritos, fácilmente explicable por vía
paleográfica, en lugar de obtegat, tal como dicen los manuscritos colacionados; o 9,6,
donde uulneri rotundo rotundum uel oblongo oblongum, debe ser enmendado en uel ro-
tundo uulneri rotundum uel longo longum, en este apartado, lejos de pretensiones de
exhaustividad, me centraré en sólo algunos ejemplos muy significativos donde una parte
de la tradición manuscrita y la condición de vulgata del texto de Lindsay han consagrado
términos de dudoso origen isidoriano. Muy al contrario, la lectura aceptada hasta el mo-
mento encubre, en realidad, una deturpación de términos técnicos escasamente conocidos
o sólo atestiguados en Isidoro que, por su misma rareza, resultaban desconocidos para, o
generaban desconfianza en, copistas y editores.
1.1. Etym. 4,5,4: Choleram Graeci uocauerunt, quod unius diei spatio terminetur;
unde et cholera, id est fellicula, nominata est, hoc est fellis effusio. Graeci enim fel
xolh\n dicunt.
Lo primero que salta a la vista es que en un capítulo De quattuor humoribus corporis,
después de la enumeración de éstos y de su puesta en relación con los cuatro elementos21,
Isidoro aborda la justificación etimológica de cada uno de ellos respetando el orden en
que los había mencionado inicialmente: sangre22, cólera, melancolía y flegma. Pero la
explicación que ofrece a propósito de la cholera presenta dos particularidades. En la enu-
meración previa el Hispalense utiliza el término latino fel, mientras que el lema posterior
21
Etym. 4,5,3: Morbi omnes ex quattuor nascuntur humoribus, id est ex sanguine et felle, melancholia et
phlegmate ... Sicut autem quattuor sunt elementa, sic et quattuor humores, et unusquisque humor suum elementum
imitatur: sanguis aerem, cholera ignem, melancholia terram, phlegma aquam. Et sunt quattuor humores, sicut
quattuor elementa, quae conseruant corpora nostra.
22
Para sanguis Isidoro da dos lemas con dos explicaciones distintas, uno antes de la explicación sobre la
cólera y otro antes de la relativa a phlegma.
104 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
23
Theod. Prisc. Log. 37: Cholera passio molesta sub angusto tempore sollicita omnibus acutis
aegritudinibus uelocior. Nam haec sub unius diei spatio frequenter, ut experti sumus, uitae terminum fecit, dum
subitanei uomitus, uentris quoque innumerae effusiones, sub dolore nimio praecordirum uel totius corporis
interiorem omnem substantiam effuderunt.
24
CH. DAREMBERG, «Aurelius. De acutis passionibus», prooem.: Colera: uentris siue stomachi nimia
tortio et subita reuolutio. A continuación define la diarria como minor colera.
25
Cf., al respecto, los índices del trabajo de D. LANGSLOW, Medical Latin, p. 481.
26
H. E. SIGERIST, «Die Prognostica Democriti». Una edición reciente de los Prognostica Democriti, que
no utiliza el manuscrito de Glasgow, no ofrece el fragmento aquí citado (U. P IZZANI, «I Prognostica dello
Pseudo-Democrito».
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 105
según un texto de Cael. Aur., Diaet. pass. 42-43 (ed. Rose, p. 230), que es fuente directa
de Isidoro: 42 Ex quibus cholericum adprehendis? ... ob quam celeritatem concurrentium
signorum Graeci eandem passionem monoemeron uocauerunt quod in unius diei spatio
terminetur. 43 Unde cholera nominata est? A uomitorum redundantia atque acrimonia,
felle effuso. Graeci enim fel cholen uocauerunt. Salta a la vista que el Hispalense lee la
fuente de manera cursiva, tomando la segunda interrogatio como una continuación natu-
ral del texto después de terminetur, lo cual le permite redactar el lema con una modifica-
ción mínima de la fuente: adición de et (unde et), adición de la glosa id est fellicula, y
sustitución banal del segundo uocauerunt por el presente dicunt. Lo más importante es
que Celio sí permite poner en relación el patónimo cholera y quod ... terminetur desde el
punto de vista etimológico: los griegos calificaban esta patología como monoemeron, es
decir, ‘que dura un solo día’. Aparentemente la fuente autoriza una enmienda de las Eti-
mologías mediante la introducción del término <monoemeron>, que daría sentido al texto
y resolvería el primero de los problemas planteados. Pero la tradición manuscrita consul-
tada aporta datos que conducen por otra vía. Con excepción de tres27 manuscritos (G, W y
S), en los demás el patónimo con el que se abre el lema no es choleram sino choleon.
Contra una nueva tentación de corregir el texto en chole <monuemer>on se alza una
solución consistente en el respeto escrupuloso de la lectura transmitida. Choleon es la
transliteración latina del griego xo/lion, un diminutivo de xolh¿ hasta ahora no conocido en
los textos médicos latinos. Y su presencia es clarificadora, puesto que si ésta es la verda-
dera lectura isidoriana, como parece probable, la explicación etimológica aducida alcan-
za sentido pleno (la patología recibe el nombre de xo/lion porque sólo dura un día) y se
entiende que el Hispalense haya prescindido del término monoemeron de la fuente, que
no necesitaba para nada. En segundo lugar, se pone en relación el segundo cholera, no
con choleram, sino con choleon y se comprende el porqué de la glosa id est felliculam,
diminutivo de fel que es un calco morfológico de choleon, a su vez diminutivo de chole.
Parece inverosímil que cualquier copista pudiese haber corregido choleram en
choleon, un término raro en latín y que supondría un conocimiento por el propio copista
del correspondiente vocablo griego. En cambio, la transformación de un inicial choleon
en choleram por un copista que no conoce el diminutivo y efectúa la corrección por el
contexto, entra casi dentro de lo banal. La segura lectura de este lema es Choleon Graeci
uocauerunt ..., solución que, por otra parte, pone de manifiesto la necesidad de disociar
los patónimos que introducen cada lema de la explicación posterior. Ambos deben de
proceder, en este caso, de fuentes distintas. En cualquier caso, aun en el supuesto de que
tuviésemos certeza de que la lectura isidoriana era choleram y choleon un término de
copista, estaríamos igualmente ante un testimonio valiosísimo de este patónimo en dimi-
nutivo, que habría de ser rescatado de la penumbra para ser incorporado a los repertorios
léxicos de medicina antigua y altomedieval.
27
La lectura de H es también colera, pero se trata de una corrección a partir de un inicial coleon.
106 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
1.2. Etym. 4,6,4: Cardia<ca> uocabulum a corde sumpsit, dum ex aliquo timore
aut dolore afficitur. Cor enim Graeci kardi¿an uocant. Est enim cordis passio cum
formidabili metu.
Por motivos prácticos, antes de abordar los problemas léxicos del lema, apuntaré
las fuentes de donde toma la información el obispo sevillano, que son básicamente dos,
Cael. Aur. Diaet. pass. 38-39 y el Comentario a los Aforismos, con el posible28 concurso
de una tercera, el Liber Aurelii:
El patónimo con el que se abre el lema en casi todos los manuscritos es cardia.
Únicamente dos, G y W –éste sólo en su primera redacción–, dan cardiaca. A juzgar por el
aparato crítico de la edición Lindsay, los manuscritos que éste utiliza ofrecen también la
lectura cardia, con la variante cardian, de K. El editor corrige el patónimo en cardia<ca>,
un término bien conocido en los textos médicos y que, a priori, encaja bien con la explica-
ción etimológica aportada por Isidoro. Se trata de un adjetivo presente en la muy frecuen-
te expresión cardiaca passio y, en empleo sustantivado, se encuentra habitualmente en
plural, cardiaci, para aludir a los afectados por la patología a la que se refiere. De su
empleo como sustantivo en femenino, en cambio, existen pocos ejemplos29, y casi siem-
28
Es posible que el fragmento Cor enim Graeci cardian uocant esté basado en Celio Aureliano (a corde
quod Graeci cardian appellant), pero parece más cercano al Liber Aurelii (nam cor Graeci cardian dicunt).
29
Por ejemplo, Cael. Aur. Acut. 2,32,165.
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 107
30
J. L. HEIBERG, Glossae Medicinales s. v. Cardiaci (p. 15).
108 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
ficación activa que conviene perfectamente con el participio griego murmi/zonta y que
Isidoro fácilmente habría transformado en, o confundido con, formidabili. Ello exigía, en
cualquier caso, la omisión de la correspondencia griega, porque, una vez desaparecido
formicabili del texto, el lema no tendría sentido. No hay duda de que el Hispalense midió
en este punto las consecuencias de su intervención sobre la fuente.
Es decir, Isidoro acumula, en el lema, material tomado de tres fuentes, y el autor, –no
sabemos si por su escaso dominio de la materia– banaliza el contenido de los textos que
utiliza, operando en consecuencia en el terreno léxico. Es evidente que hay una estrecha
relación entre la confusión tumore-timore y formicali motu-formidabili metu. Es quizás
una mala lectura de las fuentes la que origina los dos errores en cadena, aunque en lo que
toca a juzgar la intervención del sevillano sobre las fuentes cualquier prudencia es poca.
Sobre la oportunidad o no de corregir el texto habrá que profundizar en el estudio del
mismo y de la transmisión manuscrita. Es claro que únicamente si estamos ante confusio-
nes producidas en un estadio intermedio de la transmisión del texto isidoriano, es decir,
ante errores de copista, debe procederse a la corrección. Pero si el texto actual se debe a
una mala lectura de la fuente por Isidoro, y, en consecuencia, el texto es de su mano, como
parece probable, el lema debe mantenerse sin enmienda alguna, con todas sus malas inter-
pretaciones de aquélla. Que del texto de Celio el Hispalense haya tomado únicamente el
sintagma formicali (o formicabili) motu, excluyendo, contrariamente a lo que suele ser
habitual en él, la equivalencia griega que sigue, quem greci myrmitonta uocant incompa-
tible con la transformación anterior, apunta más bien en esta última dirección.
Al margen ya de disquisiciones léxicas, pondré de relieve un detalle interesante
para el estudio del empleo de las fuentes por el Hispalense. En la definición de la patolo-
gía éste utiliza dos fuentes que divergen en cuanto a su doctrina. Según el Comentario a
los Aforismos, la cardia es una patología del corazón, pero que no afecta a éste31, sino a
una membrana que lo recubre. Según Celio Aureliano, por el contrario, muchos afirman
que este órgano resulta gravemente afectado. No sabemos si porque le convenía más para
la justificación etimológica o porque a Isidoro le resultaba más verosímil, éste utiliza el
Comentario, pero pasa por alto esa contradicción doctrinal, siguiendo en este punto a
Celio Aureliano.
1.3. Etym. 4,7,22: Lienosis ab splene uocabulum sumpsit. Graeci enim splh\n lien
dicunt.
El patónimo con el que se inicia el lema, lienosis, forma en la que coinciden todos
los manuscritos consultados y también Lindsay, presenta la extraña particularidad de tra-
tarse, en apariencia, de un híbrido de raíz latina y sufijo griego, que no cuenta con más
ejemplos conocidos que el isidoriano, hasta el punto de que el ThLL acoge la forma con
31
En idéntico sentido se pronuncia Teodoro Prisciano Log. 35, que advierte, sin embargo, de la existen-
cia de opiniones divergentes al respecto: Licet quam plurimorum sententiae ita definierint, sicuti haec eadem
professio nominis attestatur, cordis uitio hanc aegritudinem fieri, eis ego attamen non facile adcommodabo
consensum. Numquam etenim claruit indicium manifestum quod attemptari in aliquo naturam cordis
intellegeremus. Est enim totius corporis et uirium plena resolutio ...
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 109
reservas. A mi juicio, lienosis nunca tuvo existencia real como patónimo en la lengua
latina. Detrás de la forma isidoriana se esconde probablemente una confusión con el adje-
tivo lienosus, la traducción latina de splhnhtiko/j. La confusión entre formas en –us y
formas en –is, es frecuente en manuscritos de toda índole y sobre esa base debe interpretarse
el patónimo isidoriano. No pretendo con ello sostener, ni siquiera sugerir, una posible
corrección de lienosis en lienosus. Los capítulos 6-8 del libro IV de las Etimologías se
ocupan de la explicación de patónimos, pero del sustantivo, no del correspondiente adje-
tivo, y cuando éste aparece lo hace siempre como elemento de un sintagma formado por el
adjetivo y el sustantivo morbus (hepaticus morbus, artriticus morbus, elefantiacus morbus).
Lienosis debe de ser, por tanto, para Isidoro, un patónimo, a igual título que paralisis,
nefresis o phthisis. No sabemos si el error figuraba ya en la fuente, o en el concreto
manuscrito a disposición de Isidoro, o si éste puede haber malinterpretado un texto de la
fuente correcto32. Encontramos aquí el obstáculo, como en tantos otros casos, de ignorar
la fuente concreta en la que se apoyó Isidoro y aún hay que tener en cuenta la posibilidad
de que el patónimo y el lema que lo explica procedan de fuentes distintas. En cualquier
caso, parece seguro que se trata de un falso patónimo, pero de mano isidoriana y que, por
lo tanto, debe ser mantenido como tal.
1.4. Etym. 4,7,29: Sciasis uocata a parte corporis, quam uexat. Nam uertebrorum
ossa, quorum summitas iliorum initio terminatur, Graeci i))sxi/a uocant. Fit autem
de phlegma quotiens descenderit in recta ossa, et efficitur ibi glutinatio.
En cuanto al patónimo inicial, los manuscritos divergen entre scia (M, C1, C2, L1,
V1, H) y sciasis (G, W, S). V2, por su parte, ofrece la variante corrupta sciatis. Los escasos
léxicos especializados, como los de D. Langslow y de J. André33, no recogen ninguno de
los patónimos, si bien el segundo menciona como término de anatomía ischia, para el que
da las grafías ischia, ae y scia, ae.
Scia o scias es un término de anatomía y a la vez de patología34, que cuenta en los
textos con abundantes ejemplos, en concurrencia con sinónimos como nescia o pissas.
Por ejemplo en el manuscrito de París, BN, lat. 11218 , f. 53r, encontramos, en un catálo-
go de patologías, entre otras, la scias35; en la Tereoperica transmitida por el manuscrito
lat. 11219 (f. 43ra) se encuentra un titulus morbi que introduce una receta36 Ad sciada et
32
Un pasaje de Celio Aureliano (Chron. 3,4,51) es muy sugerente en este sentido. El capítulo 4 se ocupa
De iecorosis quos Graeci hepaticos uocant, et lienosis, quos splenicos uocant, según reza el título. Pero en el
interior del capítulo un párrafo comienza del siguiente modo: Lienosis uero exstans duritia atque saxea sub
sinistra parte praecordiorum inuenitur schemate longo porrecta ... Como es obvio, no es este pasaje la fuente
del lema isidoriano que nos interesa, aunque esta obra de Celio sí ha sido despojada por el Hispalense, pero en
cualquier caso estamos ante un ejemplo del mecanismo por el que pudo haberse producido la confusión lienosis-
lienosus. Un autor, un excerptor o un copista no expertos en el léxico médico podría perfectamente haber
tomado lienosis como un patónimo y exstans ... praecordiorum como definición del mismo.
33
D. LANGSLOW, Medical Latin; J. ANDRÉ, Vocabulaire latin de l’anatomie, p. 107.
34
A. ERNOUT-A. MEILLET, Dictionnaire étymologique, s. v. scia.
35
E. WICKERSHEIMER, Les manuscrits latins, p. 108.
36
De modo similar, en Cass. Fel. 53, el titulus morbi que introduce el capítulo, Ad ischiadicam et
psiadicam, es modificado por dos manuscritos, PV, que dan una forma ligeramente distinta: ad sciada et psiada.
110 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
pissada uel nescia id est dolor in uerteblo, que encuentra paralelo en los glosarios (pissada
id est sciada, CGL, Goetz, 3, 604,4). También los Passionum nomina uel indicia, un
catálogo de afecciones transmitido, entre otros, por el mismo lat. 11219, define la patolo-
gía del modo siguiente: Scias est tumor circa uertebrum pertingit usque ad femora et
talum inpediens gressus ac podagra nihil deferens (f. 23vb).
Para scia mencionaré, por su cercanía cronológica a Isidoro, un recetario editado
por Piechotta37 a partir de un manuscrito de la segunda mitad del s. VI, que en un titulus
morbi muy explícito dice (p. VII) ad nesciam quod scia hinc appelatur; y, sobre todo, una
de las fuentes del lema que nos interesa, el Comentario38 a los Aforismos (Lat-A, Aph.
3,22; f. 148r), que explica el patónimo scia del siguiente modo: scia de flegma fit, quotiens
descenderit in recta ossa et fit ibi glutinatio et hoc ex hieme est.
Una prueba de la extension de la forma scia se puede obtener, por vía indirecta, a
partir de los errores de algunos manuscritos. Por ejemplo, el Liber Esculapii39, una de las
fuentes del libro IV isidoriano, que dedica el capítulo 43 a esta patología, comienza con la
etiología de la afección: Ex quibus sciaticum adprehendis? Primum ex paruo dolore ossi,
eo quod de ima descendens uertebra coxe sue conpaginem erigit, id Greci iscion
uocauerunt, hoc est coxam ... Pero uno de los manuscritos, T, da una lectura deficiente de
sciaticum, que transforma en scia dicimus. Idéntica deturpación se encuentra en el Liber
Glossarum40, que en la entrada relativa a esta patología dice Sciasis: sciadicum autem ita
adprehendimus ..., pero el ms. L lee, con un falso corte del término, scia dicunt, que
Heiberg se siente obligado a explicar como mala lectura del griego i)sxiadiko¿n. Con inde-
pendencia del error cometido por los copistas, el resultado es aceptable desde el punto de
vista de la lengua, sin duda también para ellos, que probablemente no lo habrían cometido
si el resultado fuese aberrante. Es decir, probablemente veían en scia un patónimo que
seguramente ya conocían. En este sentido es interesante, de nuevo, el testimonio del Liber
Esculapii, que en el cap. 44, al hablar de la psialgia, dice Plerosque etiam eorum partium
contractio sequitur quod uulgo iscia uocant. Scia debía de ser un helenismo habitual en el
latín vulgar como término de anatomía y como término de patología. La lectura scia de
los manuscritos isidorianos debe de ser la original, a juzgar por la frecuencia del patónimo
y, sobre todo, por la coincidencia entre una parte de la tradición manuscrita y la fuente.
Por el contrario, sciasis bien pudiera ser una regularización posterior por analogía con
otros términos en –sis, y con otros dobletes, como elefantia / elefantiasis. En este sentido,
conviene señalar que también en el pasaje de los Passionum nomina uel indicia antes
aducido, un lector de época tardía introduce una anotación al margen con el término sciasis.
37
J. PIECHOTTA, «Ein Anecdotum Latinum», p. IX.
38
En la Particula sexta, Aph. 60, mientras los manuscritos P1 y V ofrecen el texto Qui de sciade laborant
..., M da la variante sciate y P2 (= París, BN, lat. 7021) ofrece scia (Qui de scia ...). Tomo los datos de A.
BECCARIA, «Sulle tracce II», p. 14.
39
F. MANZANERO CANO, Liber Esculapii.
40
J. L. HEIBERG, Glossae Medicinales, p. 75, s. v. Sciasis.
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 111
2.1. Etym. 4,4,2: Tertia Logica, id est rationalis, inuenta ab Hippocrate. Iste enim
discussis aetatum, regionum uel aegritudinum qualitatibus, artis curam
rationabiliter perscrutatus est.
Tres manuscritos, MC1H, ofrecen en lugar de rationalis, la variante rationabilis
(-uilis, C1). Es ya conocida la frecuencia en el latín vulgar y tardío de adjetivos en –bilis
con significación activa41. Formados inicialmente por derivación verbal, la extensión de
su empleo acabó por establecer una equivalencia entre adjetivos en -bilis y adjetivos for-
mados por medio de otros sufijos, como -alis, -osus, -iuus, -ns/ntis, etc. Casos como los
de horribilis en Quirón 169 (pilo horribili), frente a Veg. 1,3 (horrentibus pilis) y en
contraste también con pilo horridiori en el propio Quirón 173 (Veg. 1,6,2 pilus erectus et
horridus); el de digestibilis en Diosc. lat. 1,47 (= Diosc. gr. peptikh/n) o el de abundabile
(= pletoricus) en Casio Félix, son elocuentes en este sentido. Y en un autor como Celio
Aureliano se ha llamado la atención repetidamente sobre su preferencia por este tipo de
formaciones42, que emplea generalmente como traducción de adjetivos griegos en –iko/j.
Es probable que en la modificación de rationalis en rationabilis hayan influido
tanto la equivalencia, en época tardía, entre los sufijos -alis y –abilis, como la abundancia
en los textos tardíos, y médicos en particular, de adjetivos en –bilis equivalentes a adjeti-
vos griegos en –iko/j o latinos en –icus. De este modo, nada extraña que el par logica-
rationalis se haya transformado en logica-rationabilis, modificación en la que pudo ha-
ber influido también el adverbio rationabiliter, presente en el mismo lema.
La forma en –bilis debe de haber tenido fortuna en época tardía, a juzgar por otros
textos relacionados con este lema de Isidoro, como la Epistula Paraxagorae, que da tam-
bién rationabilis43. Y el Pseudo-Sorano, en un pasaje que es, quizás, también fuente de las
Etimologías, Quaest. med. praef. (Rose, p. 246) utiliza también rationabilis: ... qui autem
41
J. SVENNUNG, Untersuchungen zu Palladius, pp. 287-288; E. TH. HAMMAR, Le développement, pp. 29-
69; G. BENDZ, «De adiectivorum in –bilis»; V. VÄÄNÄNEN, Introducción al latín vulgar, p. 147.
42
K. VIETMEIER, Beobachtungen, p. 20; G. BENDZ, «De adiectivorum in –bilis».
43
Utilizo la edición de K. SCHUBRING, «Epistula Paraxagorae». La referencia concreta figura en la p. 298.
112 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
non ita doctus est sed ... sine doctrina rationabili egerit ... De nuevo hay que recordar
también que el formidabili metu de Etym. 4,6,4 debe de estar basado en una variante
formicabili en Celio Aureliano, mientras el manuscrito que transmite el texto da el más
clásico formicali. Es decir, al preferir rationabilis en lugar de rationalis, los copistas de
los manuscritos arriba citados simplemente se adecuaban, en su modo de expresión, a
tendencias operantes en la lengua desde siglos precedentes.
2.2. Etym. 4,8,13: Hicteris Graeci appellant a cuiusdam animalis nomine, quod sit
coloris fellei. Hunc morbum Latini arcuatum dicunt, a similitudine caelestis arcus ...
En lugar de arcuatum, el manuscrito C1 da arcuaticum, forma no recogida hasta
ahora en ningún léxico ni estudio especializado44. A pesar de las apariencias, no estamos
ante un problema de transmisión en el lema isidoriano, sino ante una modificación volun-
taria del texto por el copista. El sufijo –aticus debió de conocer una extensión considera-
ble en el latín vulgar para indicar pertenencia, posesión, o simplemente relación, y, con
este sentido, entró en competencia con otros sufijos como –alis, –arius, –osus o –tus. Su
presencia en textos médicos tiene mucha más importancia de la que se le ha atribuido. Por
citar algunos casos escogidos al azar, ya desde Plauto está atestiguado lymphaticus; el
jurista Julio Paulo alude a los lunaticos; en Pelagonio se encuentra fluuiaticus en lugar de
fluuialis (51,1); el ms. de Rouen, cod. 1407 (O.55), f. 119v da un titulus morbi Ad guttam
nesciaticam y en el f. 120v da una cura Ad glaucomaticos45; según D. Langslow46, Celio
Aureliano utiliza ileaticus en Diaet. pass., pero en las obras mayores únicamente iliacus;
maniaticus (= maniacus) se encuentra en el ms. de Poitiers, cod.184, f. 78r (de maniaticis);
y en varios manuscritos del Herbario del Pseudo-Apuleyo (Viena, Ö.N., 93, f. 32v y
118r), el texto comienza con un incipit en el que herbarius ha sido sustituido por herbaticus
y, con una ulterior deturpación del término, en hergaticus. De la extensión de esta forma-
ción es indicio una reelaboración de los libros 28-30 de la Historia Natural pliniana,
titulada Curae ex animalibus47, que, desde el punto de vista léxico, presenta no poco
interés. En ella coexisten quartanarius y quartanaticus, strumosus y strumaticus, ciliacus
y quiliaticus. Cito también, por figurar en un texto no médico, un glosario hispánico del
s. X, en el que ydropis e idropicum son glosados por medio de aquaticum48, que existía
en latín como término de la lengua corriente.
El propio término arquaticum aparece en otros textos médicos. Una de las fuentes
de Isidoro, el Liber Esculapii, se ocupa en el cap. 34 De ictericis, quod aliquanti arquaticum
uocant, id est morbum regium, nam Greci icteron uocant. El título pasó literalmente al
Liber Glossarum, con la sola modificación de De ictericis en Ycterici. Pero el editor de
las glosas médicas, Heiberg, sintió la necesidad de explicar arquaticum en el aparato
crítico (hoc est arquatum), explicación ociosa, por cuanto se trata del mismo término con
44
Por ejemplo, no figura en el ThLL ni es mencionado por J. ANDRÉ, «Chronologie».
45
Para otros ejemplos de la voz glaucomaticus, cf. ThLL s. v.
46
D. LANGSLOW, Medical Latin, p. 369.
47
Edición por L. BENASSAI, Per una lettura.
48
A. FÁBREGA GRAU, «Un glosario latino».
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 113
distinto sufijo. En el cuerpo del capítulo, por el contrario, el Liber Esculapii (y con él, el
Liber Glossarum), en un pasaje quizás fuente isidoriana, utilizan arcuatus: Unde etiam
arcuatus dictus est? A colore arcu celesti, que etiam yris dicitur. Y también en este caso
un buen número de manuscritos dan las variantes arcuaticus, arcuaticum o arquatici.
¿Quiénes son esos aliquanti del Liber Esculapii? La respuesta se encuentra, quizás, en
Isidoro, que en 4,7,6 al referirse a los afectados por un ataque de epilepsia dice hos etiam
uulgus lunaticos uocat. En esta afirmación isidoriana, más importante que el propio signifi-
cado de lunaticus, es la atribución de un adjetivo en –aticus al vulgo. Es probable que
arcuaticus sea una formación frecuente en el latín tardío y que tal sea la razón de su empleo
por el copista de C1. Se trata, en cualquier caso, de un término bien documentado en los
textos y que debe ser recuperado para los repertorios léxicos de la medicina en latín.
2.4. Etym. 4,10,3: Dynamidia potestas herbarum, id est uis et possibilitas. Nam in
herbarum cura uis ipsa du/namij dicitur; unde et dinamidia nuncupatur, ubi eorum
medicinae scribuntur.
Dos manuscritos, M y C1, dan la lectura potestates. La variante no pasaría de pura
anécdota de copista, de no contar con la fuente del pasaje. La definición de este género de
textos la toma Isidoro de Servio52, Ad Aen. 12,396: POTESTATES HERBARUM uim,
49
J. SVENNUNG, Untersuchungen, p. 598.
50
M. NIEDERMANN, «Über einige Quellen», pp. 326-327.
51
Utilizo el texto del manuscrito de París, BN, lat. 11219, f. 43v; K. SCHUBRING, «Epistula Paraxagorae»,
p. 309, n. 2, da como lecturas del ms. parisino pronosticum y preuisio, pero la verdadera lectura del códice es
pronosticam y prouisio.
52
G. THILO-H. HAGEN, Servii grammatici, II, p. 611.
114 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
possibilitatem. nam in herbarum cura uis est quae dinamis dicitur, unde etiam ait mutas
artes ... (sigo el texto del ms. F, el más cercano al texto del Hispalense). Potestates herbarum
es el sintagma virgiliano objeto de comentario por Servio; el plural, por tanto, está bien
atestiguado. Isidoro toma el texto completo compuesto por el sintagma virgiliano más el
texto del comentarista. La concordancia entre la fuente y los dos mss. antes citados en el
plural potestates provoca no poca inseguridad a la hora de corregir o no la edición Lindsay.
Dada la frecuencia de la confusión entre el neutro plural y el femenino singular en el latín
vulgar, la divergencia de lecturas puede haberse producido en dos sentidos contradicto-
rios. Es posible que una lectura inicial, potestates, fuese convertida al singular, potestas,
por un copista que en el proceso de transmisión de las Etimologías ve en dinamidia un
femenino singular, en cuyo caso habría de ser restituido el plural en Isidoro. Pero tampo-
co hay que excluir, a mi juicio, que la lectura en singular sea isidoriana y que un copista,
consciente de que dinamidia es un plural neutro griego (o también por influencia del texto
virgiliano) haya transformado potestas en potestates. Más allá de la solución que se adop-
te, para lo que habría que profundizar mucho más en el estudio, el valor de la lectura
potestates estriba en su condición de indicio de que todavía un copista es consciente del
género neutro y del número plural del término dinamidia, por lo cual difícilmente puede
sostenerse, como se ha hecho en alguna ocasión53, que estemos ante un femenino singular
y que deba decirse ‘la’ dinamidia.
3. INTERPOLACIONES Y GLOSAS
Como cualquier otro texto, técnico o no, situado en el período entre la Antigüedad
Tardía y la Alta Edad Media, el libro IV de las Etimologías sufrió también la intervención
de interpoladores y glosadores. En dos de los manuscritos consultados, G y V2, los copis-
tas someten el texto a modificación, ofreciendo a veces redacciones que se apartan par-
cialmente de la isidoriana, introduciendo aquí y allá alguna glosa de origen desconocido,
o incluso repitiendo algún lema de la propia enciclopedia.
Pero aquí haré referencia a dos casos distintos, y completamente divergentes entre
sí en cuanto a su orientación y a los objetivos perseguidos por los copistas. Se trata, por
una parte, de un grupo de manuscritos que, con el único fin de facilitar la lectura del texto
a los no especializados, introducen glosas a la terminología técnica, sobre todo en los
capítulos que se ocupan de las afecciones crónicas y de las afecciones cutáneas (Etym.
4,7-8). En el otro caso, es un manuscrito aislado, cuyo copista interpola el texto isidoriano
con fragmentos tomados de fuentes técnicas, manejadas con escasa acribia, y con un
resultado en ocasiones manifiestamente incomprensible o con confusiones notables.
53
R. LE COZ, Isidore de Séville, p. 20 menciona ‘la Dynamidia hippocratis’, pero en la p. 43, en la
traducción de Etym. 4,10,3, utiliza el plural, ‘les Dynamidia’.
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 115
Etym. IV M C1 H(L1)
6,17 innititur hoc est accrescit innititur id est accrescit innititur id est accrescitur
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,1 prolixus id est longus
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,3 uertigine capitis circumuolutione circumuolutione uertigine capitis
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,5 redundauerit exuberauerit exuberauerit id est redundauerit
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,6 somnientur comitentur comitentur id est somnientur
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,11 decursio fluor fluor id est decursio
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,11 ulceratio thysis tysis id est ulceratio
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,14 tarditas difficultas difficultas id est tarditas
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,20 in interioribus intrinsecus intrinsecus id est in interioribus in interioribus intrinsecus
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,20 putridis purulentis purulentis id est putridis
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,21 ficatum iecor iecur id est ficatum
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,25 morbi habundantia a corporis a corporis inpensatione id est a corporis morbi habundantia
inpensatione habundantia inpensatione (= a c. m. h., L1)
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,30 non placibile inmite inmite id est non placiuile inplacabile (=L1)
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,30 consuete abusiue abusiue id est consuete
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,36 unitatis continuacionis (c. marg.) unitatis uel continuationis
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
7,39 decursione fluore fluore id est decursione
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
8,1 rubicundi fului fului id est ruuicundi
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
8,4 ------------------ in superficie id est in facie
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
8,4 inuaduntur hoc est aprimuntur inuaduntur hoc est opprimuntur
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
8,5 serpat hoc est circumdet serpat id est circumdet
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
8,6 prominens hoc est exiens prominens id est exiens exiens (=L1)
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
8,10 squamatione hoc est putredine squamatione hoc est putredine putredine (=L1)
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
8,10 amittat hoc est perdat amittat hoc est perdat perdat (=L )
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
1
8,10 schamies hoc est sordes scamies hoc est sordes scamides sordes (=L1)
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
8,12 ingens hoc est magna ingens hoc est magna
_____________________________________________________________________________________________________________________________________
13,2 terminationes peryodos periodos id est terminationes terminationes periodos (=L1)
preposicional, cada manuscrito asigne a la glosa un lugar diferente, con resultados dispa-
res y no pocos problemas de comprensión del texto.
Aunque desde el punto de vista léxico las glosas nada aportan al vocabulario técni-
co de la medicina más que una banalización del mismo, su presencia es importante, por
cuanto revelan la necesidad de un lector-copista de aclarar la terminología técnica y pue-
den servir como guía para enjuiciar otros textos. En efecto, el término glosado es casi
siempre técnico o perteneciente a un registro de lengua elevado, trátese o no de un hele-
nismo. Casos como los de thysis, fluor, uertigo o squamatio son elocuentes, sin contar con
la glosa iecur id est ficatum, término éste frecuente en textos de marcada coloración vul-
gar y cuya huella perdura en las lenguas romances. A veces se trata de un pseudotecnicismo
creado por Isidoro, como en el caso de scamies. Aun tratándose de adjetivos, la necesidad
de sustituir inmite por non placabile (o inplacabile), fului por rubicundi, prominens por
exiens o ingens por magna, nos orienta sobre el nivel lingüístico y las preferencias del
glosador. Por significativa en este sentido merece mención la glosa prolixus id est longus,
que sólo da C1 y únicamente en este lema. En cambio, en 6,1 el mismo término no ha sido
glosado. Recordaré a este propósito que de las dos54 traducciones latinas de los Aforismos
hipocráticos, la conocida como ‘translatio antiqua’ comienza con el aforismo Vita breuis,
ars uero longa, pero la traducción ravenate dice Vita breuis, ars uero prolixa.
Indicio de que el glosador no buscaba más que una aclaración aproximada de los
tecnicismos, pero no una definición rigurosa de los mismos, es que las equivalencias no
son sistemáticas. Mientras en 7,11 y 7,39 fluor es glosado, en ambos casos, por medio de
decursio, en 8,10 squamatio es explicado a través de putredo, pero en el mismo lema
scamies, un término de la misma raíz, recibe aclaración por medio de sordes; y el adjetivo
putridus es, en 7,20, el que glosa el adjetivo purulentus. En el mismo sentido apunta la
glosa periodos id est terminationes (13,2). El helenismo periodus, que hace referencia al
intervalo que transcurre entre el ataque de la enfermedad y su fin, cuenta en latín con un
calco técnico muy preciso, circuitus, en lugar del cual el glosador recurre al más común,
pero menos preciso, terminatio. Y también a un nombre de acción en –tio, circumuolutio,
acude para glosar el patónimo uertigo, curiosamente prescindiendo de otro helenismo,
girus, muy extendido en el latín vulgar y tardío.
En resumen, el glosador persigue únicamente una aclaración superficial del texto,
o, si se quiere, facilitar su lectura, incluso a veces a través de equivalencias cuyo funda-
mento se nos escapa, como la que hace corresponder somnientur a comitentur (7,6) o
morbi abundantia a inpensatione (7,25).
54
K.-D. FISCHER, «Neues zur Überlieferung», p. 161, n. 30.
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 117
los ff. 335va-335vb, los capítulos 1-2. Todos han sido copiados por la misma mano y a
partir del mismo modelo. El texto se caracteriza por presentar notables variaciones debi-
das a la intervención del copista, que hace las veces de reelaborador o refundidor. Poste-
riormente, en los ff. 339vb-341rb, encontramos una nueva redacción de los capítulos 6-8,
que se ajusta, con escasas excepciones, al texto canónico isidoriano. En la primera de las
redacciones citadas, la que comienza en los ff. 326ra, el texto de Isidoro presenta una
serie de adiciones, de fuente casi siempre conocida, de mano de un copista que hace
también la función de interpolador. Todas inciden en el órgano afectado o en los síntomas
visibles, pero nunca en las causas ocultas de una afección, manteniéndose, desde ese
punto de vista, dentro de la línea de explicación isidoriana y acentuando el carácter del
libro IV de las Etimologías como isagogé o introducción al estudio de la medicina. Única-
mente están interpolados los capítulos 6-7, los más marcadamente técnicos, que se ocu-
pan de las afecciones crónicas y de las afecciones agudas, según una clasificación bien
conocida en la Tardía Antigüedad.
Las fuentes de las interpolaciones son, con una sola excepción, conocidas. Las
mencionaré por orden de importancia: un glosario médico editado por Goetz a partir del
manuscrito vaticano Reg. lat. 126055; un nomenclátor que transmiten varios manuscritos
con el título Passionum nomina uel indicia (= Pass. nom56.) y editado por Laux57 como
parte VII del Ars medicinae; con un solo préstamo, un texto que en algunos manuscritos
sucede al anterior con el título De passionibus unde eueniunt, editado por Wlaschky58
como parte integrante de la Sapientia artis medicinae; y, en el capítulo de los problemas,
citaré también un pequeño texto del Liber Glossarum59 que, junto con el Liber Esculapii60,
puede haber suministrado información en algún caso al interpolador.
La relación de interpolaciones, con la fuente de donde proceden, es la siguiente:
6,3: Phrenesis appellata siue ab ... siue ab inpedimento et CGL, 3,601,7: frenesis alienatio
inpedimento mentis ... concutere. Est conturbatione mentis ac nature … mentis et conturbatio nature hec
autem perturbatio ... concutere. Hec passio est cum febre passio pessima est cum febris in
in unum perseuerans. Est enim hominem perseuerans
perturbatio …
6,4: Cardia<ca> uocabulum a corde Cardiaca. Cardiaca uocabulum ex -CGL, 3,598,38: cardiacus passio
sumpsit, dum ex aliquo timore … greco sumpsit. Est enim cordis non stomachi
conformidabili metu passio cordis -Pass. nom.: Cardiaca passio est
non stomachi et inmoderatus fluxus inmoderatus fluxus sudoris in
sudoris per superficiem cutis superficiem cutis (lat. 11219, f. 23ra)
55
G. GOETZ, «Hermeneumata».
56
Cito los Passionum nomina uel indicia y el De passionibus unde eueniunt por el ms. de París, BN,
lat. 11219.
57
R. LAUX, «Ars medicinae».
58
M. WLASCHKY, «Sapientia artis medicinae».
59
J. L. HEIBERG, Glossae Medicinales.
60
F. MANZANERO CANO, Liber Esculapii.
118 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
6,5: (Lethargia) … Est enim oppressio … ueluti stertentes cum febre Pass. nom., f. 22vb: Litargus est
cerebri cum obliuione et somno iugi, periculosa. depressio somni profunda cum
ueluti stertentis. febrium periculo.
6,6: Synanchis a continentia spiritus Et profocatione fautium cum tumore CGL, 3,606,3: sinancis id est inflatio
et praefocatione dicta. Graeci ... fegmatis. Grece … faucium cum tumore.
Pass. nom., f. 23ra: Scinancis est
inflammatio cum tumore faucium uel
posteriorum partium in praefocationen
…
6,8: Pleurisis est dolor lateris acutus ... cum febre ex reumatico et sputo CGL, 3,603,45: pleuresis tumor uel
cum febre et sputo sanguinolento … ac sanguineo humore dolor lateris ex reumatico sanguine
Pass. nom., f. 23ra: Pleuresis est tumor
et dolor subter tegens latera … cum
acutis febribus et sputamina spumosa
et sanguinea uel fellita siue saniosa.
6,9: Peripleumonia est pulmonis Peripleumonia. Peripleumonia est tu- CGL, 3,604,5: perepleomonia tumor
uitium cum dolore ... mor uel uulneratio pulmonis cum et dolor uel uulneratio pulmonis.
dolore …
6,10: Apoplexia est subita effusio Apoplexia. Apoplexia id est subita CGL, 3,596,6: apoplexia id est subita
sanguinis, qua suffocati intereunt ... gelatio et effusio sanguinis quae gelatio sanguinis quae similis est
similis est paralisin et suffocati paralesis in ictu corporis et animae.
intereunt ...
6,11: Spasmus latine contractio subita ... partium cum tremore neruorum ex CGL, 3,606,1: spasmus contractio uel
partium aut neruorum cum dolore parte una qualibet cum dolore tremor ex parte una quaelibet
uehementi ... uehementi ... Pass. nom. f. 23rb-va: Spasmus est
cum facie contrahitur in parte una
qualibet.
7,3: Scothomia ab accidenti nomen ... nomen accepit. Grece enim CGL, 3,605,13: scotomatice graece
sumpsit, quod repentinas tenebras scotomia in girus dicitur eo quod re- girus dicitur id est uertigines nigras
ingerat oculis cum uertigine capitis. pentinas …capitis. Nigras denique patiuntur et cadunt.
uertigines paciuntur et cadunt. Greci Gloss. Med. (Heiberg, p. 76):
etenim scocias tenebras dicunt. Scothomatici: sunt hii, qui aut
circium, id est giros, patiuntur … et
quasdam uertigines nigras, et quotiens
se ad terram inclinauerint uel intenti
fuerint, cadunt … ideo et nomen
acceperunt schotomaticos, quoniam
Graece schotia tenebra dicitur … (Cf.
Lib. Escul. 2)
7,5: (Epilemsia) … Graeci enim … epilempsiam dicunt. Est enim CGL, 3,600,22: epelemsia subita
adpensionem epilepsiam appellant. Fit subita insensatio cadens cum insensatio et cadens cum spumatione
autem ex melancholico humore … squamatione et tactu membrorum. Fit et rapto membrorum.
uero ex melancolico humore Pass. nom., f. 22vb: Epelemsia est
insensatio subita ita ut cadens spuma
patiatur.
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 119
7,9: Melancolia dicta est a nigro felle. Melancolia. Melancolia ab CGL, 3,603,1: melancolicus inundatio
Graeci nigrum melan uocant ... inundatione nigri fellis uocata est. nigredinum fellis
grece nigrum melan uocant.
7,11: Catarrhus est fluor reumae iugis Catarrus est reumaticus humor in CGL, 3,598,41: catarrus reumaticus
ex naribus … pectore et fluor ... humor in pectore.
7,18: Tussis Graece ab altitudine Tussis. Tussis sicca id est De passionibus unde eueniunt, lat.
uocatur … reumatismus capitis et distillatio uue 11219, f. 25ra: Tussica passio ex quo
in pulmonibus de bellantis. Grece humore contingit. Ex reuma capitis et
enim tussis ab altitudine… distillationem uuae ex pulmonis illi
clibelantur iam tisicus efficitur.
7,19: Apostoma a collectione nomen Apostema. Apostema nomen accepit CGL, 3,597,19: apostema collectio uel
accepit … a collectione et uulneratione ex malis uulneratio ex malis humoribus.
humoribus.
7,24: Nefresis a renum languore no- Nefresis. Nefresis est dolor circa CGL, 3,603,20: nefretice dolor circa
men accepit ... renes et uesicam. Nam a renium renes.
dolore nomen accepit. Pass. nom., f. 23vb: Nefretica est tu-
mor circa renes pertingens usque ad
uesicam propter quod non facile
redduntur urinae et in uaenas
sanguinem autumnosae.
7,25: Paralesis dicta a corporis Paralisis. Paralisis est solutio CGL, 3,604,1: paralisis solutio
inpensatione, facta ... membrorum et contractio neruorum membrorum et neruorum contractio.
et corporis inpensatione ...
7,29: Sciasis uocata a parte corporis Sciatica. Sciatica passio est tumor et CGL, 3,605,18: siadica passio idest
quam uexat … dolor circa uertibulorum ossa et tumor et dolor circa uertebrum et
maxime usque ad femora et talos clunes usque ad femora et talones
descendens et inpediens gressus. impediens gressum.
Vocatur uero a corporis parte que Pass. nom., f. 23vb: Scias est tumor
uexatur ... circa uertebrum pertingit usque ad
femora et talum inpediens gressus a
podagra nihil diferens.
7,30: Podagram Graeci a retentione Podagra. Podagra est passio in CGL, 3,604,17: potragra passio
pedum dicunt nominatam ... inferioribus partibus inter ossa et inferioris partis inter ossa et cutem.
cutem et recentione pedun dicit
nominatam ...
7,31: Artriticus morbus ab articulorum Arterciaca. Arterciaca passio est CGL, 3,597,7: arteriacis raucitudo uel
passione uocabulum sumpsit ... raucitudo in faucibus uel asperitas et asperitas in faucibus.
ab articulorum passione uocabulum
supsit …
120 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
7,34: Satiriasis iuge desiderium Satiriasis. Satiriasis est passio CGL, 3,605,3: satyriasis impetus
Veneris cum extensione naturalium impetus dessiderii circa ueretrum desiderii circa ueretrum sine mensura
locorum … siue menstrua cum dolore et putidu cum dolore et pruritu
quod est iuge desiderium … Pass. nom., f. 24ra: Satiriasis est
impetuosum desiderium circa ueretro
sine mensura cum alienationem et
erectionem et tensionem ueretri
periculosa.
7,35: Diarria iugis uentris cursus sine Diarria est passio iugis uentris cursus CGL, 3,599,33: diarria passio circa
uomitu Diama. sine uomitu quae per uentrem sola collum et testines quae per uentrem
diffinitur. sola diffinitur
Pass. nom., f. 23rb: Diarria passio est
circa colum et longaonem perturbans
egestionem
7,36: Disinteria est diuisio Dissinteria. Dissinteria est passio id CGL, 3,599,41: desenteria ulceratio in
continuationis, id est ulceratio est ulceratio intestinorum et lapsis sentinarium lapsa cum fluxu
intestini … cum fluxu reumatismo reomatismo
7,38: Colica passio nomen sumpsit ab Colica. Colica passio est dolor CGL, 3,598,42: colicus dolor intestini
intestino quem Graeci colum appellant intestini maioris unde et nomen maioris
accepit. Nam intestinum lateris
colum grece dicitur.
7,39: Ragadiae dicuntur eo quod Ragiadie. Ragiadie dicuntur diuersa CGL, 3,604,45: ragadas diuersa uitia
fissurae sint rugis collectae … uicia ani in sanguinis fluxu et ex eo ani maxime in sanguinis fluxum
quod fissure ...
frase única. El interpolador suele aprovechar, en este caso, la presencia en ambas de tér-
minos similares o muy parecidos y redacta el lema sin necesidad de introducir variaciones
significativas en ninguno de los textos (Cf. 6,9 peripleumonia; 7,9 melancolia; 7,19
apostoma).
Las interpolaciones del manuscrito vienés fueron realizadas por un copista erudi-
to, pero inexperto en textos médicos, pues comete errores de bulto, ni siquiera justifica-
bles por el empleo de un manuscrito de la fuente de difícil lectura. De este modo confun-
de, en la interpolación a 7,18, tussis con tisis61, aplicando un texto que se ocupa de esta
última a la explicación de un lema que se ocupa de la primera. El error parte de una lectura
inadecuada de la fuente, cuyo sintagma inicial, tussica passio (tissicia en otros mss.) es
interpretado por el interpolador como tussis sicca, omitiendo el término passio, que resul-
taba de difícil encaje y que suele emplear sistemáticamente en otros lemas.
También por una lectura acrítica de la fuente se explican los términos squamatione
et tactu, en lugar de spumatione et rapto, en referencia a la epilepsia (7,5). Pero donde se
hace más evidente una copia mecánica de la fuente es en la interpolación a 7,31. El lema
isidoriano se ocupa del artriticus morbus, cuya etimología se justifica porque ab
articulorum passione uocabulum sumpsit. El interpolador utiliza una fuente defectuosa y
confunde arteriaca con artritica. El glosario se refiere a la arteriasis, que define como
raucitudo uel asperitas in faucibus, a la que hace referencia también Isidoro en Etym.
4,7,14. Se trata de una afección de la garganta62 (arteriae, fauces), que nada tiene que ver
con una afección articular. Aun utilizando una fuente poco clara, las dos explicaciones
que el interpolador yuxtapone nada tienen en común –una se refiere a la garganta, otra a
las articulaciones– y una vez interpolado el lema, éste, en vez de referirse a la artritis,
como en Isidoro, se ocupa en teoría la arterciaca (= arteriaca) passio.
Que se trata de un interpolador que opera de modo mecánico, prestando poca aten-
ción a los textos, se desprende de la manifiesta contradicción en la que incurre al añadir,
en el lema sobre la apoplejía (6,10), la expresión subita gelatio sanguinis del glosario.
Los términos gelatio y effusio son incompatibles y la frase Apoplexia id est subita gelatio
et effusio sanguinis es del todo incomprensible.
En otras ocasiones, el afán de síntesis lo lleva a una defectuosa combinación de
fuentes, como en 6,8, donde una mala integración de dos textos, o quizás de tres, da como
resultado la sucesión ex reumatico et sputo ac sanguineo humore, donde reumatico ha
sido desplazado de la posición que ocupaba en la fuente, en concordancia con sanguine,
pero la nueva redacción del lema lo deja aislado en un serie triple reumatico-sputo-humore.
61
La confusión, por otra parte, debió de ser frecuente en los textos. Cito únicamente el Liber Esculapii
12: Quibus aliis a speciebus nominibus catarrus appellatur? A naribus factus coriza; a faucibus brancos; a
raucedine pulmonum <catastagmos>, unde fit tussis. En cambio, Cael. Aur. Diaet. Pass. 73 (ed. Rose, p. 233),
un texto relacionado con el Esculapio, dice: Quibus aliis a speciebus nominibus catarrus appellatur? Ad nares
factus coryza, ad fauces branchos, ad pulmonem ptysis. (= Isid. Etym. 4,7,11, que también da ptysis).
62
Cf. En el ms. de Vendôme, cod. 109, f. 67v: De artiriacis. Artiriacis sunt quibus fauces reumatizant
uel dentes cum asperitate gutturi interius ... . Y en el f. 137v del mismo manuscrito encontramos un Antidotus
polycristus. Qui facit ad uocem raucam et artyriacos ... (cf. H. E. SIGERIST, «Manuscripts of Vendôme», pp.
78-79).
122 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
63
Tomo la referencia de H. E. SIGERIST, «Manuscripts of Vendôme», p. 75 (= Vendôme, Bibl. Munic.,
cod. 109, f. 59r). Idéntica referencia en el ms. de Uppsala, C. 664, pp. 320-322: Cardiaca passio stomachi
causa est.
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 123
CONCLUSIONES
Apéndice:
A vueltas con el espasmo
64
J. FONTAINE, Isidore de Séville et la culture, p. 773; Véase también M. C. DÍAZ Y DÍAZ, «Introducción
general», p. 182.
65
S. DE RENZI, Collectio Salernitana, vol. V, Nápoles, 1856, pp. 185-286. Existe una reimpresión recien-
te, Nápoles, 2001, de la que tomo la cita sobre el espasmo. He cotejado el texto de De Renzi con el manuscrito
y he podido verificar que la lectura corda, que da el editor, es correcta.
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 125
Tereoperica y transmitido por el ms. de París, BN, lat. 1121966. En el capítulo sobre el espasmo (De
Renzi, p. 215) la Practica Petrocelli pone también en relación etimológica spasmus y corda, en
términos que apuntalan la explicación ofrecida a propósito del lema isidoriano: Istam talem
passionem (= spasmum) a corda nominatam dixerunt. En este sentido, aunque la Tereoperica da la
lectura corde en lugar de corda, la propia existencia de la glosa spasmus cordarum tensura exige
que debamos plantearnos como mínimo la posibilidad de que, en el caso del texto editado por De
Renzi estemos, no ante un error de copia, sino ante una modificación intencionada del texto por el
copista-reelaborador de la Practica. En resumen, que, además de en Isidoro, tal relación etimológica
está atestiguada, por lo menos, en otros dos textos, lo cual invita ya a considerar su existencia real.
Precisamente de la mano de la Tereoperica vengamos a la cuestión de la relación a tres
bandas, entre Isidoro, el fragmento del Liber Glossarum y las fuentes de ambos. La base del lema
de Isidoro y de la glosa que nos atañe se encuentra en Cael. Aur. Diaet. pass. y en el Liber Aurelii
(a pesar de la cita nominal de Hipócrates no es el Comentario a los Aforismos la fuente directa del
segmento final de la glosa, como erróneamente cree el Prof. Vázquez Buján):
-Etym. 4,6,11:Spasmus Latine -Lib. Gloss. s. v.: Spasmus est tensio Liber Aurelii, 20 (Daremberg, p. 69):
contractio subita partium aut adque contractio partium aut Spasmus est tensio atque contractio
neruorum cum dolore uehementi. neruorum cum dolore uehementi partium corporis cum ualde acuta
Quam passionem a corde adque acuto. Alii, quod sit letalis instrictione ...
nominatam dixerunt, qui in nobis passio a corde nominatam
principatum uigoris habet. Fit autem dixerunt, qui in nobis principatum Cael. Aur. Diaet. pass. 32: Ex quibus
duobus modis, aut ex repletione aut uigoris habet. Hyppocrates autem adprehendis spasmo laborantem? Ex
ex inanitione. dicit, quoniam, si in spasmo febris non uoluntaria tensione atque
superueniat, signum esse salutis, si conductione partium uel neruorum,
autem super febres ispasmus, malum. cum dolore uehementi atque acuto
et pulsu paruo.
66
Sobre la Tereoperica y la Practica, cf. G. SABBAH, «Le De medicina», pp. 23-28.
126 ARSENIO FERRACES RODRÍGUEZ
XXXVIII. Ad pasmos uel ceruicis dolorem. Spasmus est tensio et contractio partium
neruorum uel uicinarum musculorum ceruices cum dolore uehementi maxime contigit
patiente dolore os facile aperire non possit sub hec titulum uarie sunt pasiones. Spasmus
enim per omne corpus frigidam habet temperantiam ita adtendunt ut sub uno scemate iacentis
tensionem molestam et inflexam simile teneatur. Aut uerum prunus contractio habet et
quae acuta ex pulso paruo. Alia uero sitalis passio ad corde nominata dixerunt quod nobis
principato figuris addebent. ... Ippocras auctor dixit. Si in spasmum febris obuenerit signum
salutis est. Si autem super febrem spasmus euenit malum est.
67
Spasmus appellatus est ex tensione uel protractione neruorum et uicinorum musculorum ceruicis quam
maxime inpatienti dolore compatientis, ut etiam ad respondendum os facile aperire non possint. Nam sub hoc
titulo spasmi uariae sunt huius passionis figurae. Spasmus per omne corpus extensionem rigidam temporalem
quidem habet, sub qua ita tenduntur ut sub uno schemate iacentes tensione molesta et inflexibili teneantur.
Quos uero pronos contractio habet, emprosthotonicos dicimus. Quos autem ad posteriora reclinatos,
opisthotonicos appellamus.
Haec accidentia corporibus frequenter sine febribus euenire consuerunt. Quae quibus superuenerint
causam soluunt. Superuenientes uero febribus uitae semper periculum minitantur. (Theod. Prisc. Log. 30 Rose
127-128)
ASPECTOS LÉXICOS DEL LIBRO IV DE LAS ETIMOLOGÍAS EN MANUSCRITOS MÉDICOS... 127
los mismos elementos y seguía exactamente el mismo orden que el Liber Glossarum. Dado que el
texto de la Tereoperica es más completo68 y que no existen indicios de que su compilador haya
hecho uso del Liber Glossarum en ningún otro lugar, parece más razonable suponer la existencia
de una fuente común a ambos, que pudo haber circulado en tradición difusa, quizás algún recetario
o colección de extractos de origen variado, y que pudo haber sido también utilizada por Isidoro.
El hecho de que haya existido una fuente común a Isidoro, al Liber Glossarum y a la
Tereoperica no presenta nada de particular, dada la naturaleza de los textos implicados, que se
ocupan de materia terapéutica y cuya estructura permitía su circulación fragmentaria y su contami-
nación con otras fuentes. Es quizás alguno de esos centones la fuente directa de Etym. 4,6,11. A la
consecuencia inmediata de esta visión de las cosas hace referencia el prof. Vázquez Buján cuando
alude a la dificultad de atribuir, en esta hipótesis, la asociación spasmus/cor, cordis al propio Isidoro.
No deriva de ahí contradicción alguna para la explicación terminológica aducida. El Hispalense es
un compilador más entre los numerosos compiladores situados entre la Antigüedad Tardía y la Alta
Edad Media. De ellos lo diferencia su amplia formación, la magnitud de su obra y quizás el objeti-
vo de la misma, pero no su método de empleo de fuentes. En este sentido, quizás la frecuencia con
que se ha empleado la expresión ‘método isidoriano’ haya distorsionado la percepción de los he-
chos, singularizando al Hispalense y olvidando que la elaboración de extractos y la contaminación
de fuentes, en diferentes grados, fue uno de los métodos habituales de conservación de la cultura
antigua y de su transmisión a la época medieval. Si una fuente anterior ha asociado los términos
spasmus y cor/cardia y tanto el Hispalense como el Liber Glossarum recogen esa asociación sin
modificarla, razón de más para considerar que la explicación aducida para el lema es correcta y
nada enrevesada. La existencia, en las Etimologías, de un número elevado de lemas con asociacio-
nes similares, que a veces se nos antojan oscuras o disparatadas, debe hacernos reflexionar sobre la
posibilidad de que el problema no resida en Isidoro, sino en nuestro enfoque inadecuado de los
hechos.
68
Cf., por ejemplo, la precisión ex pulso paruo, que no da el fragmento del Liber Glossarum, pero que sí
figura en Celio Aureliano, la fuente última de ambos.
This page intentionally left blank
129
KLAUS-DIETRICH FISCHER
Institut für Geschichte, Theorie und Ethik der Medizin. Mainz
This page intentionally left blank
131
1. EINLEITUNG
Meinen Ausführungen möchte ich die Worte des Mannes voranstellen, dessen
Forschungen zu Isidor im vergangenen halben Jahrhundert richtungsweisend gewesen
sind, Jacques Fontaine. Fontaine schrieb vor fünfzig Jahren: «On ne peut accéder à la
véritable originalité d'Isidore de Séville que par un triple démarche. D'abord, un bilan
aussi complet et detaillé que possible de ses sources directes et indirectes2. Ensuite, une
observation minutieuse des coupures, additions et modifications auxquelles Isidore soumet
le texte qu'il emprunte ...»3.
Bei einem enzyklopädischen Werk, wie Isidors Etymologien es darstellen, ist von
vorneherein klar, daß es auf zahlreichen Quellen basieren muß, die in ihm verarbeitet
sind. Als Medizinhistoriker interessieren mich verständlicherweise besonders diejenigen
Abschnitte der Etymologien, die sich direkt mit der Medizin und dem Menschen
beschäftigen, also die Bücher 44 und 115.
Nur wer sich mit dem Problem der Quellen bei Isidor und speziell in den
Etymologien noch nicht näher befaßt hat, wird darüber erstaunt sein, daß hier viele Fragen
noch nicht geklärt sind. Die Arbeit daran wird oft sowohl für die von Isidor herangezogenen
Werke wie für Isidor selbst nützlich sein.
1
Teile dieses Beitrags, die sich mit dem Aphorismenkommentar Lat-A beschäftigen, wurden am 3.
September 2003 unter dem Titel «Eine neue Quelle der Etymologien Isidors von Sevilla» beim VII Coloquio
Internacional de Latín Vulgar y Tardío an der Universidad de Sevilla vorgetragen. In Absprache mit der
Veranstalterin, Frau Prof. Dr. Carmen Arias Abellán, erfolgt keine gesonderte Veröffentlichung in den Akten
des Kongresses von Sevilla. Sämtliche Zitate aus den Etymologien folgen, sofern nichts anderes vermerkt ist,
der Ausgabe von W. M. Lindsay, Oxford 1911.
2
Allgemeine Bemerkungen bei W. D. SHARPE, Isidore of Seville, pp. 21-23. Nachweise einzelner Quellen
dort in den Fußnoten zur Übersetzung. Für Buch 11 ist jetzt Gasti (s. u.) zu benutzen. Vgl. auch den Abschnitt
Fuentes (pp. 147-149) in U. DOMÍNGUEZ DEL VAL, Historia, III.
3
Zitiert nach J. N. HILLGARTH, «The Position of Isidorian Studies», p. 845. Hillgarths Dictum (p. 894)
gilt noch immer: «The two fundamental necessities for Isidorian studies, then, are a new critical edition and a
new and intensive study of sources».
4
C. CODOÑER MERINO, «Los tituli en las Etymologiae», beschäftigt sich mit der Frage, inwieweit das
heutige Buch 4 der Etymologien eine Einheit innerhalb des Gesamtwerks darstellt, und mit weiteren Problemen
der Komposition.
5
Die neueste Untersuchung stammt von F. GASTI, L’antropologia di Isidoro. Die von ihm vorbereitete
Ausgabe von Buch 11 für die Collection A.L.M.A. ist noch nicht erschienen; inzwischen: Isidoro di Siviglia.
132 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Das zeigt mein erstes Beispiel, wo es um den Begriff der Epilepsie geht, der sich
vom griechischen e)pilamba¿nw herleitet:
[1]
Epilemsia uocabulum sumsit, quod mentem Diaet. pass. 55 Unde epilepsia dicta est? a
adpendens pariter etiam corpus possideat. sensus atque mentis adprehensione, quibus
Graeci enim adpensionem e)pilhyi¿an occupatis etiam corpus possidetur. Graeci enim
appellant. epilepsiam adprehensionem uocant.
Der letzte Herausgeber der Etymologien, William M. Lindsay, kennt die Lesart von Isidors
offensichtlicher Quelle Caelius Aurelianus adprehendens ... adprehensionem aus
Handschriften, die er als dett. charakterisiert, ohne sie zu nennen oder auch nur anzugeben,
welche Handschriften die von ihm selbst bevorzugte Lesart adpendens/adpensionem
überliefern. Die Schwierigkeit, daß appendo 'daranhängen' kaum zur Wiedergabe von
e) p ilamba¿ n w 'ergreifen' geeignet ist, hat er ebenso übersehen wie die Angabe im
Thesaurusartikel apprehendo/apprendo, erschienen wohl im Jahre 1900, wo aus den
Glossen als griechisches Äquivalent e)pilamba¿nomai angeführt wird (ThLL I 305,73)6.
An Isidors Erklärung des Wortes Epilepsie läßt sich hervorragend zeigen, wie in
der Philologie alles auf eine möglichst komplette Sammlung des Materials ankommt7,
zumindest ankommen kann, denn während der Suche ist ja noch ungewiß, ob man
tatsächlich etwas Wichtiges finden wird. Der Umstand, daß diese Suche noch nicht im
möglichen Umfang stattgefunden hat, entschuldigt dann nicht nur Lindsay, sondern auch
andere Wissenschaftler. Die m. E. korrekte Lesung adprehensio für unsere Isidorstelle
findet sich auch –ohne weitere Bemerkung– im entsprechenden Thesaurusartikel (ThLL I
308,32).
Lindsay hätte sich vermutlich anders entschieden, wenn der Thesaurus schon hier,
wie das später im 1934 gedruckten Artikel epilepsia geschehen sollte, auf Cael. Aur. Chron.
1,4,60 verwiesen hätte8: Epilepsia uocabulum sumpsit, quod sensum atque mentem pariter
6
Diese bequeme Möglichkeit, griechisch-lateinische Entsprechungen zu überprüfen, verdient stärker
wahrgenommen und genutzt zu werden.
7
Wegweisend war für mich H. PHILIPP, Die historisch-geographischen Quellen; zur Notwendigkeit der
Quellenforschung dort p. 9 (wenn nichts anderes gesagt ist, beziehen sich alle Verweise auf den 1. Teil von
Philipps Werk).
8
Die Exzerpte aus Cael. Aur. Acut. und Chron. hatte Georg Helmreich gemacht; Diaet. pass. wurde,
wie die übrigen erhaltenen Reste der Werke des Caelius Aurelianus, Salut. praec. und Gyn., erst zu einem
späteren Zeitpunkt für die Zettelkästen des Thesaurus linguae Latinae exzerpiert.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 133
apprehendat. In diesem Thesaurusartikel folgt dann auch der Hinweis «sim. diaet. pass.
55 ISID. orig. 4,7,5», ein Hinweis, den man übrigens in der neuen, maßgebenden Caelius-
Aurelianus-Ausgabe im Corpus Medicorum Latinorum von 1990 vergebens sucht.
Wenn wir den Text bei Isidor mit Caelius Aurelianus Chron. und Diaet. pass.
vergleichen, zeigt sich, daß allein Diaet. pass. als Quelle in Frage kommt9. Doch die
Überlieferung von Cael. Aur. Diaet. pass. führt uns sofort zum nächsten Problem: Bis
heute kennen wir nämlich nur eine einzige Handschrift dieses Werkes, den berühmten
Augiensis CXX (Oberitalien, 2. Viertel des 9. Jh.). Dazu kommt die Benutzung von Diaet.
pass. (also Nebenüberlieferung) im recht weit verbreiteten Traktat des sog. Esculapius
über die chronischen Krankheiten10, der seinerseits in den Liber glossarum (Glossarium
Ansileubi11) und verschiedene medizinische Sammelschriften, vor allem den Passionarius
Galieni, auch bekannt unter dem Namen seines vermutlichen Kompilators Gariopont (2.
Hälfte des 11. Jahrhunderts), einging.
Für eine Reihe anderer Stellen im 4. Buch der Etymologien hat Otto Probst12 1915
die Herkunft aus den Diaet. pass. nachgewiesen, sodaß ich nicht daran zweifle, daß sie
auch in Orig. 4,7,5 direkt benutzt sind. Doch die Übereinstimmung mindestens der drei
Wörter Epilepsia uocabulum sumpsit bei Isidor und bei Cael. Aur. Chron. 1,4,60 legt es
nahe, den Ursprung dieser Passage gemeinsam auf Cael. Aur. Chron. 1,4,60 und Diaet.
pass. 55 zurückzuführen. Da die akuten und chronischen Krankheiten des Caelius
Aurelianus ein sehr umfangreiches Werk sind (drei Bücher akute Krankheiten, fünf Bücher
chronische Krankheiten), das einen entsprechenden Aufwand beim Exzerpieren voraussetzt,
liegt es auf der Hand, diesen Befund anhand weiterer, ähnlich gelagerter Fälle abzusichern,
wie es Pierre Schmid bereits in seiner Neuenburger Dissertation aus dem Jahr 1942
vorgeführt hat13.
Das soeben besprochene Beispiel [1] hat uns vor Augen geführt, daß die
Quellenforschung im 4. Buch der Etymologien auch deshalb kein einfaches Unterfangen
darstellt, weil Isidor für eine Aussage mitunter mehrere Stellen eines oder mehrerer Autoren
kombiniert. Das werden wir auch bei der angekündigten neuen Quelle, einen Kommentar
zu den Aphorismen des Hippokrates, der uns nur in lateinischer Sprache vorliegt,
beobachten können (z. B. in [3] und [4]).
Ich möchte meine weiteren Ausführungen wie folgt gliedern. Zunächst soll diese
neu identifizierte Quelle kurz vorgestellt werden. Danach ist zu beweisen, daß Isidor aus
dieser Quelle geschöpft hat und nicht etwa eine Quellengemeinschaft vorliegt, wie sie bei
unserem 1. Beispiel über die Epilepsie für Isidor und Esculapius gilt. Anschließend werden
weitere Passagen vorgestellt, die Isidor dem Kommentar entnahm, und dabei auch
besonders schwierige Abschnitte erörtert, einschließlich der Frage von Aussagen, die bei
9
Warum ist das der Verfasserin des Artikels epilepsia, der Schweizer Stipendiatin Georgine Burckhardt,
nicht aufgefallen? Auch zu dem Problem apprend-/append- wäre eine Bemerkung am Platze gewesen.
10
Die akuten Krankheiten finden sich im Werk des sog. Aurelius, wo ebenfalls Cael. Aur. Diaet. pass.
benutzt ist.
11
Das für die Medizin Relevante liegt vor in einer Sonderausgabe: J. L. HEIBERG, Glossae medicinales.
Heiberg war verständlicherweise nicht in der Lage, alle Quellen zu identifizieren.
12
O. PROBST, «Isidors Schrift ‘de medicina’».
13
P. SCHMID, Contributions, hier pp. 40-41 La tradition indirecte. a) Isidore de Séville.
134 KLAUS-DIETRICH FISCHER
der Endredaktion an die systematisch falsche Stelle in Isidors Text gelangt sind. Danach
folgen Hinweise auf andere, z. T. bereits bekannte Quellen. Zum Schluß möchte ich dann
zeigen, daß Isidor auch im 20. Buch der Etymologien, wo es nicht um einen medizinischen
Sachverhalt geht, auf diesen Aphorismenkommentar zurückgegriffen hat.
14
J.-H. KÜHN, Die Diätlehre; weitere Stücke bei A. BECCARIA, «Sulle tracce II». Vgl. auch meine
Ausführungen in dem Beitrag «Zu des Hippokrates».
15
Zu den weiteren Drucken (Venedig 1533, Basel 1535, Padua 1658) s. L. C HOULANT, Handbuch der
Bücherkunde, p. 124.
16
M. WELLMANN s.v. (3), RE V.1 Stuttgart, 1903, Sp. 1526.
17
Das gilt für die Definition des Aphorismus, Isid. Orig. 4,10,1, s. Anhang 4.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 135
Einen soliden Beweis für die unmittelbare Abhängigkeit Isidors von Lat-A liefert
eine der wenigen Stellen, die im 20. Jahrhundert mehrmals in der Forschung diskutiert
worden sind18, nämlich Isid. Orig. 4,8,9. Kapitel 8 von Buch 4 der Etymologien handelt
De morbis qui in superficie corporis uidentur, also von sich an der Körperoberfläche
manifestierenden Krankheiten. Wir lesen:
Verrucae sunt aliud: satiriasis aliud. Verrucae singulatim sunt, satiriasis uero una fortior, et
circa ipsam plures inueniuntur.
Maioribus autem effectis tussillae, sponduli quod ad ineon, quod greci sosuisies uocant,
anelitus, cauculi, lumbrici rotundi, ascarides, uerrucae, satiriasis, scrofae et aliae pustulae.
Littré, dem wir die immer noch nicht ersetzte Gesamtausgabe des Hippokrates verdanken,
erwähnt in seiner kommentierenden Anmerkung20 den Pseudo-Oribasius-Kommentar, d.
h. Lat-A21. Gourevitch lehnt seine Deutung22 von satyriasis (auf die ich hier nicht näher
eingehe) ab. Vermutlich trifft die detailliertere Interpretation von Heinz-Albert Schütz23
das Richtige, der satyriasis mit satyriasmos gleichsetzt, was bei Galen (de tumoribus
praeter naturam 14. VII 728 Kühn) das Anfangsstadium des e)le¿faj (wohl unsere Lepra)
bezeichnet. Galen schreibt:
18
O. PROBST, p. 27 Anm. 2 («eklatante[r] Schreib- oder Überlieferungsfehler ... Aus dem Inhalt geht als
selbstverständliche Lesung pthiriasis hervor».); W. D. SHARPE, «A suggested emendation», pp. 377-378 (lies
pityriasis statt satiriasis); H.-A. SCHÜTZ, Die Schrift ‘De medicina’, p. 114; D. GOUREVITCH, «Correction d’une
correction», sowie ead., «Une autre satyriasis».
19
Theod. Prisc. Log. (= Buch 2 der Euporista) 32 p. 130,11-15 satyriasis uero ex certa corporis
incommoditate, quae etiam mulieribus aliquando contingit, quam metromaniam aliqui appellauerunt, et
desiderium insatiabile et tensionem particulae cum assidua patratione auidissimam facit ...
20
E. LITTRÉ, Oeuvres complètes d’Hippocrate, t. IV, p. 498.
21
Sein lateinischer Text stammt nicht aus Winters Ausgabe, sondern aus Foës’ Oeconomia Hippocratis,
was D. Gourevitch nicht klar war.
22
Sie findet sich bereits bei B. C ASTELLI, Lexicon medicum (benutzt im Druck Venetiis 1795), s.v.
Satyriasis, Satyriasmos.
23
H.-A. SCHÜTZ, Die Schrift ‘de medicina’, p. 114f.
136 KLAUS-DIETRICH FISCHER
«Das Anfangsstadium dieser Krankheit nennt man satyriasmos, da die Kranken in ihren
Gesichtszügen den Satyrn ähnlich werden. Manche Ärzte bezeichnen die knöchernen
Auftreibungen in der Schläfengegend so [d. h. als satyriasmos].»
Daß es sich um eine äußerlich sichtbare Erscheinung, und zwar eine Erhebung auf
der Haut24, handelt, legt die Abfolge im Aphorismus 3,26 nahe: a)kroxordo¿nej, saturiasmoi\,
xoira¿dej, kai\ ta)¿lla fu¿mata.
Vergleichen wir nun Isidor mit Lat-A:
[2]
Verrucae sunt aliud: satiriasis aliud. Verrucae Verruce enim aliud est satyriasis · aliud uerrucas
singulatim sunt, satiriasis uero una fortior, et singillatim sunt · satyriasis uero una fortior et
circa ipsam plures inueniuntur. circa ipsam plures inueniuntur ·
3.1 ischiasis
Werfen wir einen Blick auf weitere einschlägige Beispiele und beginnen wir mit
der Definition der ischiasis25. Lindsay entschied sich seinerzeit für die Schreibweise
sciasis; die ältesten Handschriften bieten, nach Arsenio Ferraces Rodríguez freundlicher
Mitteilung, scia wie Lat-A! Daß die Schreibweise durchaus nicht ganz nebensächlich
ist, zeigt sich jedoch im vorliegenden Fall, wenn es darum geht, Zusammengehöriges
zusammenzuführen. Ich selbst neige von vornherein eher dazu, Graeca Graece zu schreiben,
wenn nicht ausreichend sicher ist, daß sich eine phonetisch und morphologisch abweichende
lateinische Form etabiliert hatte26. Robert Maltby hätte nämlich in seinem Lexikon sicher
Cael. Aur. Chron. 5,1,1, aufgeführt bei ischiadicus27, und unsere Isidorstelle, Orig. 4,7,29,
24
Vgl. auch D. GOUREVITCH, «Correction d’une correction», p. 319 und H.-A. SCHÜTZ, Die Schrift ‘de
medicina’, p. 114f.
25
Das Wort wohl erst spätgriechisch; LSJ führt an Pallad. in Hippocr. librum sextum epidemiarum, vol.
2 p. 13 Dietz: ... kuriwte¿rwj de\ i)sxi¿asij, o(¿tan h( kotu¿lh plhrwJ$= mu¿chj. Im ThLL zwei Belege für
ischiasis, Ps. Apul. Herb. app. 24 l. 3 (in einer Hs. als Synonym von nescia, im app. crit.) und unsere Isidorstelle.
26
Ob man lateinische oder griechische Buchstaben verwendet, ist ein weiteres Problem, das ich hier
bewußt beiseite lasse.
27
R. MALTBY, A Lexicon, p. 313, dort der Druckfehler sumitas für summitas zu verbessern.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 137
[3]
Sciasis uocata a parte corporis, quam uexat. De ischiadicis et psoeadicis. A partibus, quae
Nam uertebrorum ossa, quorum summitas dolore uexantur, hae passiones nomina
iliorum initio terminatur, Graeci i)sxi¿a uocant. sumpserunt. nam uertebrorum <ossa, quorum>
summitas iliorum initio terminatur, Graeci
ischia uocauerunt. ...
Fit autem de phlegma quotiens descenderit in Et scia de flegmate fit quoties descenderit in
recta ossa, et efficitur ibi glutinatio recta ossa · id est in uertebrorum et coxarum
iuncturas · et fit ibi conglutinatio · et hoc ex
hieme est ·
Isidor hat folglich seinen Artikel ischiasis wiederum aus zwei Quellen zusammengesetzt,
diesmal Cael. Aur. Chron.30 und Lat-A, und ist dabei sehr nahe am ursprünglichen Wortlaut31
geblieben.
3.2 lethargia
Betrachten wir nun die kurze Definition der Lethargie, die nach meiner Vermutung
auf sehr komplizierte Weise zusammengesetzt worden ist. Zumindest müssen nach dem
gegenwärtigen Stand unseres Wissens sowohl der Aphorismenkommentar Lat-A wie beide
28
Das Fragezeichen beim eingeklammerten ischiasis wäre nicht nötig gewesen, der ThLL behandelt die
Stelle (eine von zweien!) zu Recht unter ischiasis (diese griechische Form ist erst aus der späteren Kaiserzeit
belegt).
29
Nicht eindeutig in diesem Sinne der Hinweis in der CML-Ausgabe im Similienapparat ad loc.: «cf.
Isid. Etym. IV 7.29», obwohl Pierre Schmid weiter unten im kritischen Apparat mit seiner Ergänzung <ossa,
quorum> zitiert wird. Eine andere Definition von scia in Cael. Aur. Gyn. 1,9 inter utraque ossa que Greci scia
vocaverunt; 1,59 motis ossibus clunium, que Greci scia vocant.
30
Cael. Aur. Diaet. pass. 148 (in Nebenüberlieferung bei Esculapius 44 und Gloss. med. p. 75,1-13) hat
einen anderen Wortlaut und kommt deshalb als Quelle für Isidor nicht in Frage. Philipp weist auf dieses Vorgehen
Isidors [bei der Benutzung der Scholien] hin: «... wie Isidor die Scholien gelegentlich zerpflückt, wenn wir auch
wissen, aus wie kleinen Sätzchen und Satzteilen fremder, wechselnder Autoren er seine Sätze zusammenfügt ...»
(H. PHILIPP, Die historisch-geographischen Quellen, p. 37, vgl. auch ib., p. 23).
31
recta ossa wird von J. ANDRÉ, Le vocabulaire latin, nicht erwähnt, ich kenne es sonst nicht für os
coxae.
138 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Werke des Caelius Aurelianus, die umfangreiche Darstellung und die Bearbeitung in Frage-
und-Antwort-Form32, herangezogen worden sein, weil nur dann –bis auf den Eingangssatz–
alle Elemente der Definition nachgewiesen werden können. Da sich bei Aurelius obliuio
et somni iuges wie bei Isidor unmittelbar beieinander befinden, vermute ich, daß Isidor
auch diese Stelle vorgelegen hat.
Wir könnten den Befund in unseren vier Texten auch anders zu erklären versuchen.
Dann hätte Isidor ganz oder hauptsächlich hier eine unbekannte Quelle X ausgeschöpft,
die dann dem Aphorismenkommentar für die Angaben A und D ebenfalls hätte zugrunde
liegen müssen. Noch schwieriger wird es für C und B. Da Cael. Aur. Acut. auf jeden Fall
eine Übersetzung aus dem Griechischen ist, während Diaet. pass. sowohl eine Bearbeitung
wie eine selbständige Schrift des Caelius Aurelianus sein kann, müßten wir wohl an eine
rein zufällige Übereinstimmung des Wortlauts bei Isidor und Caelius Aurelianus glauben33.
An diesem Fall wird deutlich, daß auch die Erschließung weiterer Quellen für die
medizinischen Definitionen in Isidors Etymologien wohl nicht jedes Problem zu aller
Zufriedenheit klären können wird.
[4]
Est enim [A] oppressio cerebri cum [B] Lythargis enim passio est cerebri · et frenesis ·
obliuione et [C] somno iugi, [D] ueluti sed differt lythargia a frenesi · eo quod
stertentis. lythargici ex flegma fiunt · et cum [A]
oppressione cerebri · [D] ueluti sternentes(!)·
Cael. Aur.
32
V. ROSE, Anecdota, II, p. 175, dachte vor allem an letztere: «dass Isidorus im vierten buche de medicina
den Caelius Aurelius benutzte, ist längst vermutet. offenbar war es aber das für ihn allerbequemste handbuch
der Responsiones, aus dem er etymologien («unde dicta est» ...) und teilchen der beschreibung acuter und
chronischer krankheiten in übereinstimmenden ausdrücken hier und da entlehnte».
33
Von der Lethargiedefinition bei Cassius Felix (63,1) paßt nur cum obliuione mentis einigermaßen zu
Isidors Text.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 139
34
J. PIGEAUD, «De la mélancolie», pp. 92-98 zu epilepsia, melancholia, mania.
35
Das kann hier selbstverständlich nicht ausgeführt werden.
36
p. 117 des Drucks Basileae 1535.
37
So formuliert J. PIGEAUD mit Recht, «De la mélancolie», p. 92 («assène»).
38
Isidor erwähnt die schwarze Galle bei der mania nicht. Das Thema des Aphorismus 3,20 sind eigentlich
die im Frühjahr auftretenden Krankheiten, während die schwarze Galle dem Herbst zugeordnet wird. Auf
dieses medizingeschichtliche Problem kann hier nicht eingegangen werden.
39
Zur Bedeutung von phantasia s. J. PIGEAUD, «De la mélancolie», p. 95f. mit Verweis auf Isid. Diff.
1,216 und Cass. Fel. 71.1 accessionis tempore fantasiae oculis efficiuntur, ut illis quibus suffusio imminere
ostenditur. Agnellus in Gal. de sectis p. 26,4 rationabiles [sc. sensus] sunt tres, fantasia, logismos, mnemi
[fantasi¿a, logismo¿j, mnh¿mh]. Phantasia est in anteriori parte cerebri, logismos in medio cerebro, qui discernit
bonum aut malum, mnemi est in posteriore parte cerebri, ubi est memoria. In diesem Licht ist möglicherweise
Ps.Sor. Quaest. med. 436L eher <m>nime (= mnh¿mh) zu ergänzen (<a>nime war D. Nickels Vorschlag): Quam
uirtutem habet cerebrum? <m>nime habet uirtutem et haec in eo principalitas est quod est cogitatio et recogitatio
et memoria.
140 KLAUS-DIETRICH FISCHER
hier miteinander verbunden werden. Erst die nachträgliche Analyse und die Kenntnis des
Zusammenhangs, dem sie entnommen wurden, macht das klar40.
Ich möchte das nun nochmals anhand des Beginns von Orig. 4,7,9 deutlich machen.
Indem Isidor verkürzt und den Nachsatz in seiner Quelle Caelius Aurelianus wegläßt
(unten durch Unterstreichung gekennzeichnet), verführt er gerade wieder zu dem von
seinem Quellenautor kritisierten, weitverbreiteten Mißverständnis, die Melancholie werde
durch die schwarze Galle ausgelöst, während Caelius Aurelianus, sicher entsprechend
dem von ihm übersetzten Soran, in der schwarzen Galle eine Begleiterscheinung sieht,
die man beim Erbrochenen beobachten kann. Genauso unterschlägt Isidor die
Möglichkeit, daß nicht die schwarze Galle, sondern der Schleim die Epilepsie verursacht,
wie das bekanntlich die Meinung des hippokratischen Autors Über die heilige Krankheit
gewesen war.
Wenden wir uns jetzt Problemen der Textkritik im Zusammenhang mit der Definition
der mania zu. Graeca sind immer besonders von Korruptelen bedroht, weshalb Lindsay in
4,7,8 manie in Cruces setzte. manie soll nämlich, wie Isidor schreibt, lateinisch iniquitas
bedeuten, also 'Ungerechtigkeit, Ungleichheit, Unebenheit'. Erst der Blick auf Isidors
Quelle macht klar, was passiert ist –ein verkürzendes Mißverständnis. Ob der Isidor
vorliegende Text bereits mani¿a statt a)ni¿a bot, können wir nicht sagen und zumindest
aufgrund dieser Stelle kein Urteil über seine Griechischkenntnisse fällen.
Am Beginn der Etymologie von mania heißt es bei Isidor, die Griechen hätten in
alten Zeiten den furor manikh¿ genannt; Isidors Quelle, Caelius Aurelianus, bietet freilich
nicht manikh¿, sondern mania. Caelius Aurelianus (d. h. Soran) wiederum beruft sich auf
Platon im Phaidros (244, bes. 244c); dort behauptet Sokrates, aus manikh¿ sei später unter
Hinzufügung des Buchstabens t mantikh¿ gemacht worden. Es ist deshalb nicht mit Sicherheit
auszuschließen, daß Isidors Caelius-Aurelianus-Text eine dieser Formen und nicht, wie
unsere spärliche Caelius-Aurelianus-Überlieferung, mani¿a enthielt.
Ein textkritisches Problem bei einem lateinischen Wort ist die Wahl zwischen
ratiocinatio in Lat-A und dem ratio unseres Isidortextes (Orig. 4,7,9). Ist ratio eine bewußte
Änderung Isidors, oder doch eine Korruptel41?
Werfen wir noch einen Blick auf die Erklärung, mania stamme ab von manei=n,
die Isidor entweder dem Werk des Esculapius 42 oder einer gemeinsamen Quelle
entnommen hat. Wenn wir bedenken, daß die geforderte Bedeutung diuinare dem
griechischen manteu¿ein entspricht (so auch die Glossen), nicht jedoch manei=n oder
mai¿nesJai, stehen wir wieder vor der Frage, ob wir ändern sollen. Soran, an den man
bei Esculapius sofort denkt, müßte als Grieche gewußt haben, daß manei= n und
40
Welche Gefahren das für einen medizinisch interessierten Benutzer bedeuten konnte, kann man sich
leicht ausmalen.
41
ratio, memoria und fantasia ebenso wie die tres modi in Lat-A zu Aph. 2,42, was einen näheren Vergleich
lohnt.
42
F. MANZANERO CANO, Liber Esculapii, pp. 49-51, denkt umgekehrt daran, daß ‘Esculapius’ Isid. Orig.
benutzt hat. Seine Hypothese vom handschriftlich nicht greifbaren Werk Caeli Aureli De medicina [sic!] bedarf
der Überprüfung. Für Isidor kompliziert sich die Lage dadurch, daß Cael. Aur. Diaet. pass. auch in Aurelius/
Esculapius eingegangen ist.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 141
manteu¿esJai nicht dasselbe sind, doch ist –und das führt uns zu Sokrates im Phaidros
zurück– nicht auszuschließen, daß ein antiker Etymologe diesen Zusammenhang behauptete
und sich Soran, dessen Interesse für die Etymologie eine allerdings verlorene Schrift43
zusätzlich bezeugt, dies übernahm.
[5]
4,7,5 ... Fit (sc. epilepsia) autem ex fit ex melancolico <humore> · quotiens
melancholico humore, quotiens exuberauerit et exhuberauerit et ad cerebrum conuersus fuerit
ad cerebrum conuersus fuerit. · aliquando et ex flegma ·
Haec passio et caduca uocatur, eo quod cadens Cael. Aur. Diaet. pass. 56? ... alii caducum
aeger spasmos patiatur. dicunt quod cadentes facit
Ipse est morbus comitialis, id est maior et Cael. Aur. Diaet. pass. 56 ... nam dicitur sacra
diuinus, quo caduci tenentur. Cui tanta uis est passio, quod significatione magnam refert.
ut homo ualens concidat spumetque. Graeci enim i(era\n no¿son uocauerunt ... siue
4,7,7 Comitialis autem dictus, quod diuinum morbum comitialem dicant ...
4,7,8 Mania ab insania uel furore uocata. Nam atque nunc uocari diuinationem, ab antiquis
Graecorum uetustas furorem manikh¿n uero appellatum furorem. magna Graecorum
{mani¿an} appellabant, uetustas manian appellabat, quae nunc mantice
dicta est ...
siue ab iniquitate, quam Graeci †manie† Chron. 1,5,145 ... alium alienatione mentis ex
{a)ni¿an} uocauerunt, siue a diuinatione, corporis causa siue iniquitate, de quo nunc
scripturi sumus, quem Graeci <manian
uocant>, siquidem magnam faciat anxietatem,
quam appellant [m]anian ...
43
Vgl. A. E. HANSON-M. H. GREEN, «Soranus of Ephesus», pp. 1021-1023, und P. VOIGT, Sorani Ephesii liber.
142 KLAUS-DIETRICH FISCHER
quia diuinare Graece manei=n dicitur44. Esculap. 4,4 (Gloss. med. 42,2-3) Inde maniaci
dicti sunt, a diuina requirendo, quia diuinare
grece manin dicitur.
4,7,9 Melancholia dicta est a nigro felle. Graeci Cael. Aur. Chron. 1,6,180 Melancholia dicta,
enim nigrum me¿lan uocant, fel autem xolh¿n quod nigra fella aegrotantibus saepe per
appellant. uomitum ueniant; Graeci enim nigrum melan
uocauerunt, fel autem cholen appellant,
et non, ut plerique existimant, quod passionis
causa uel generatio nigra sit fella.
Lat-A Aph. 3,20 ... sicut nunc ex una materia[e]
sunt tres passiones in unum principium · sed
differentes sunt loca ·
Epilemsia autem in phantasia fit; melancholia Epylempsia in fantasia fit · melancolia in
in ratione; mania in memoria. ratiocinationem · mania in memoriam ·
3.4 uertigo
Bei solchen Überlegungen kann einem wahrhaft schwindelig werden! Gut, daß die
Verhältnisse beim Wort uertigo für 'Schwindel' nicht so kompliziert sind. Erneut hat Isidor
eine Erklärung bei Caelius Aurelianus mit dem Aphorismenkommentar Lat-A verbunden.
Fraglich bleibt allein die seltsame Wortform scotomia45; attraktiv und einfach die Änderung
zum gut bezeugten scotoma (sko¿twma).
[6]
44
Anders Isid. Orig. 8,9,11 mantei¿a diuinatio nuncupatur.
45
skotwdi¿a ‘Finsternis’ existiert zwar, sollte aber außer Betracht bleiben. Nicht auszuschließen ist
skotodini¿a. Offensichtlich für ursprunglich gehalten bei J. SOFER, Lateinisches und Romanisches, p. 155f. mit
p. 155 Anm. 3 und p. 156 Anm. 1. Aurel. praef. p. 479 Daremberg (d. h. Brux. 1342) hat scothomia, während
der Aug. CXX iscotosi schreibt. I. VELÁZQUEZ SORIANO, «Innovaciones léxicas», p. 512, schreibt: «la formación
isidoriana en -IA es por analogía con otras palabras del lenguaje médico como chronia[??].»
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 143
3.5 umbilicus
Bei den Bezeichnungen der Körperteile ist, wie zu erwarten, der
Aphorismenkommentar Lat-A ebenfalls herangezogen worden; im Artikel umbilicus
wiederum in Verbindung mit einer weiteren Quelle. Isidor hat hier wohl das pendet in
Lat-A zur Verzahnung der beiden Teile benutzt.
[7]
Isid. Orig. 11,1,99 Lat-A Aph. 3,24
Ex eo enim infans in utero pendet, ex eo etiam Scitote quia infans in utero per umbilicum
et nutritur. pendet · ergo nutritur per ipsum umbilicum ·
3.6 dentes
Einem weiteren einschlägigen Fall begegnen wir bei den Bezeichnungen der Zähne.
Hier wird deutlich, daß Isidor nicht nur verschiedene Quellen miteinander verbindet,
sondern auch Informationen ausläßt, die ihm nicht so wichtig erscheinen. Wie heimtückisch
das Terrain ist, auf dem wir uns bewegen, sehen wir in den letzten Zeilen des Abschnitts
über die Zähne. Eine Handschrift des frühen 10. Jahrhunderts, Glasgow Hunter. 404, zeigt
in ihrer Version der Gynaecia des Vindizian eine erstaunliche Übereinstimmung mit Isidor46.
Der Arzt Vindizian, ein älterer Zeitgenosse des Augustinus, lebte gut zweihundert Jahre
vor Isidor. Folglich muß Isidor Vindizian benutzt haben; oder doch nicht? Die zum Glück
reiche Überlieferung der Gynaecia, wo die mit Isidor übereinstimmenden Worte bis auf
die unten angeführte, ungedruckte Glasgower und die Leipziger Handschrift fehlen, nähren
den Verdacht, daß an der vorliegenden Stelle aus den Etymologien interpoliert worden
ist47. Interpolationen aus Isidor finden sich in größerem Umfang in einer Münchner
Handschrift der Gynaecia, was bereits vom Editor bemerkt worden war48.
46
Bemerkt im ThLL VIII 1337,65, wo Anton Szantyr von der Leipziger Handschrift (cod. Lips. 1118 s.
XIII, p. 419, l. 77-80 = Vindic. Gyn. rec. Li) ausging und annahm, Isidor habe hier Vindizian benutzt.
47
Vindic. Gyn. rec. Li l. 77-80. Auch die auffällige Übereinstimmung von Isidor und Vindic. Gyn. 21,1
in der Fassung des Glasg. Hunter. 404 gegenüber den anderen Vindizianhandschriften (das kommt unten zur
Sprache) macht eine Interpolation wahrscheinlich. Bei dieser Gelegenheit weise ich auf einen Zusatz am Beginn
von Esculap. 17 (Pthisis) hin, wo im Aug. CXX eine spätere Hand oben auf fol. 51 v aus Isid. Orig. 4,7,17 quid
est tisis nisi consumcio totius corporis hinzugefügt hat.
48
J. SCHIPPER, Ein neuer Text, p. 23 und p. 25f. (= Vindic. Gyn. rec. M). Die Handschrift clm 4622 gehört
wohl dem 12. Jahrhundert an; ihre Stellung in der Überlieferung von Vindizians anatomisch-physiologischem
Werk bleibt noch genauer zu klären. Zu den bei Schipper bereits angeführten Isidorstellen bleibt hinzuzufügen
1 = p. 13,17-21 aus Isid. Orig. 11,1,30-31a; 18 = p. 16,32-37 aus Isid. Orig. 11,1,139; 23-24 = p. 18,28-19,1
aus Isid. Orig. 11,1,143-145a (p. 19,1-3 stammt aus der epitome de Caesaribus 48,1 und 48,8 [Ps. Aurel.Vict.
epit.]); 25 = p. 19,28-31 aus Isid. Orig. 11,1,145b.
144 KLAUS-DIETRICH FISCHER
[8]
Isid. Orig. 11,1,52 Lat-A Aph. 3,25
Horum primi praecisores dicuntur, quia omne, hi qui in antea sunt · Incisorii nuncupantur · et
quod accipitur, ipsi prius incidunt. iuste incisorii quia omne quod accipiunt · ipsi
primitus incidunt ·
Sequentes canini uocantur, quorum duo in Post ipsos sunt qui canini nuncupantur · qui sunt
dextra maxilla et duo in sinistra sunt. Et dicti quattuor · duo in dextera maxilla · et duo in
canini quia ad similitudinem caninorum sinistra · et iuste canini quia canes ex ipsis ossa
existunt, et canis ex ipsis ossa frangit, sicut et frangunt. Sic itaque et in hominibus est · quod
homo; quod non possunt priores praecidere, illis incisorii non possunt rumpere · illis tradunt ut
tradunt ut confrangant. confrangant ·
Ultimi sunt molares, quia concisa a prioribus Post ipsos sunt molares · qui incisa atque
atque confracta subigunt et molent 49 atque confracta massant ·
inmassant;
unde et molares uocati sunt. Vindic. Gyn. 2350 (Hunter. 404) Alii dicuntur
molares. qui concisa a prioribus atque
confracta. subigunt et molent. unde et molares
dicuntur.
Die wie gesagt reiche Überlieferung der Gynaecia erlaubt uns nun doch noch, das Problem
etwas weiter zu klären!
49
Zur unregelmäßigen Form s. ThLL VIII 1385,80 (die Isidorstelle dort nicht angeführt).
50
Vindic. Gyn. rec. Li l. 77-80 tercii dicuntur molares, quod molares appellamus, quia concisa a prioribus
atque confracta subigunt et molliunt, unde et molares dicuntur.
51
Der Ausdruck interiores auch U. STOLL, Lorscher Arzneibuch, p. 66 (= R. LAUX, Ars medicinae 5 p.
422,11).
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 145
[9]
Isid. Orig. 11,1,52 Vindic. Gyn. 23 P (Par. lat. Vindic. Gyn. 23 D (Par. lat.
4883) 11218)
Horum primi praecisores 52 dentes autem primi a dentes autem nostros qui in
dicuntur, quia omne, quod praecidendo uocantur primo oris nostri sunt, uocamus
accipitur, ipsi prius incidunt. tomei=j53, id est praecisorii. tomei= j . dati sunt nobis ad
caedendum.
alii uocantur kunodo¿ n tej , alii uero dicuntur kunodo¿ntej,
quod nos Latine caninos quos Latine caninos dicimus.
dicimus, qui dati sunt nobis ad
frangendum.
Ultimi sunt molares, quia alii <uero> muli=tai 54 alii uero muli= t ai uocantur,
concisa a prioribus atque <uocantur>, quod nos molares quos Latini molares
confracta subigunt et molent appellamus eo, quod escam appellamus; dati sunt nobis ad
atque inmassant; unde et uelut mola comminuant. conterendum.
molares uocati sunt.
Beginnen wir mit der Bezeichnung der Backenzähne als molares55. Die Herleitung
von molere liegt naturgemäß weniger nahe als die von mola, wie wir sie bei Vindizian56
finden. Isidor zieht meiner Meinung nach für die Ableitung von molaris das Verb molere
nur deshalb vor, weil es leichter in seinen Text eingebaut werden kann, also weniger Platz
beansprucht als die Erwähnung der Mühle (mola). Natürlich war kein Sprecher des
Lateinischen –und schon gar nicht ein Isidor!– auf eine Vorlage angewiesen, um molaris
von mola abzuleiten. Deshalb ist nicht sicher, ob wir Rufin. Clement. 8,29,4 (Text oben
bei [8]) hier wirklich anführen sollten.
Bei den Eckzähnen (canini) hat Vindizian offenbar keine Rolle gespielt; anders
bei den Schneidezähnen. Die Benennung praecisores ist im ThLL (IX 2 484,20-25) nur
zweimal belegt57, außer an dieser Isidorstelle im Schol. Hor. ars 471, dort allerdings von
den Schneidezähnen der Schafe gesagt. Isidor gebraucht den Begriff praecisores nicht im
52
praecisores beim Menschen kenne ich sonst nur noch aus der mittelalterlichen Liste der Körperteile 4
(vgl. auch ThLL X 2 484,20-25); ob diese Stelle auf Isidor zurückzuführen ist? Die genannte Liste habe ich,
mit einigen Anmerkungen versehen, vor einigen Jahren herausgegeben: «Eine wenig beachtete Liste».
53
So auch Cels. Med. 8,1,9.
54
Richtig hergestellt im ThLL VIII 1741,72f. von Wolfgang Buchwald. Die Stelle im Kommentar des
Agnellus zu Galens De sectis (p. 143,20ff.) war damals noch nicht publiziert; hier lesen wir von tumite,
quinodontes et meliten ... quinodontes, hoc est caniculares. tomi=tai scheint griechisch nicht belegt zu sein;
Anpassung an muli=tai, oder ist tomi¿ai herzustellen? Auch für caniculares (sc. dentes) statt canini kenne ich
keine weitere Stelle.
55
Weitere Stellen, wo es um die Zähne geht, im Kommentar von Pease zu Cic. Nat. deor. 2,134, p. 898.
56
Vindic. Gyn. 23 Version D nach Par. lat. 11218, s. VIII/IX; Version P nach Par. lat. 4883, s. IX oder
IX/X.
57
Vgl. auch J. ANDRÉ, Le vocabulaire latin, p. 63.
146 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Kapitel über die Zähne in Diff. 2,59: Dentes ... Horum priores, qui cibum praecidunt,
aduersi58 dentes dicuntur, sondern nur das Verb praecidunt. Die praecisores in einer aus
dem frühen Mittelalter überlieferten Liste von Bezeichnungen der Körperteile59 müssen
entweder mit der Isidorstelle in den Etymologien oder, was mir in Anbetracht der dort
genannten kunodo¿ntej wahrscheinlicher dünkt, mit Vindizian zusammenhängen.
Ein Unterschied zwischen Isidor und Vindizian wird an dieser Stelle ganz deutlich:
Isidor will in erster Linie lateinische Bezeichnungen bringen und erklären, Vindizian geht
vom Griechischen aus und nennt dann den seinen lateinischsprachigen Hörern oder Lesern
vertrauten Begriff; dabei denke ich an angehende Mediziner. Ob Vindizian selbst die mola
erwähnt hat oder nicht –wir haben dafür im Augenblick nur das Zeugnis des Par. lat.
4883–, weiß ich nicht, doch der Satz unde et molares uocati sunt dürfte mit ziemlicher
Sicherheit Isidor und nicht Vindizian zuzuweisen sein. Schließlich haben wir bereits zwei
Stellen kennengelernt, wo Isidor die Ableitungen mit unde et einführt, Orig. 4,7,4 (uertigo)
und 11,1,99 (umbilicus).
Isidor hat auch einen Text ausgeschöpft, der bis vor einem Jahrzehnt in seiner
lateinischen Fassung Vindizian zugeordnet wurde und den Max Wellmann unter seine
Fragmente des Diokles von Karystos aufgenommen hatte60. Angesichts der beträchtlichen
Übereinstimmung im Wortlaut muß es auch hier überraschen, daß die Verbindung zwischen
beiden Texten bisher nicht gesehen wurde.
[10]
58
Wohl doch nach Cic. Nat. deor. 2,134, vgl. auch J. ANDRÉ, Le vocabulaire latin, p. 63.
59
Vgl. K.-D FISCHER, «Eine wenig beachtete Liste», p. 345, 4. dentes; sunt et alii dentes quos Graeci
chinodentas, id est caninos dicunt, Latini uero praecisores, mit Kommentar p. 347.
60
Vgl. die zusammenfassenden Aussagen bei W. JAEGER, Diokles von Karystos, p. 187-211.
61
Mit griechischer Rückübersetzung bei W. JAEGER, Diokles von Karystos, p. 192,4-12.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 147
Isidor stellt für die Abfassung von Lat-A einen wichtigen Terminus ante quem dar.
Gleiches gilt für andere Werke, deren Datierung umstritten ist. Zu ihnen zählt eine
Darstellung der akuten Krankheiten, die auf Soran basiert und sich oft mit der Behandlung
des gleichen Stoffes bei Caelius Aurelianus überschneidet. Daremberg hatte sie 1847 nach
einer einzigen, nicht ganz vollständigen Brüsseler Handschrift als Aurelius de Acutis
passionibus erstmals herausgegeben; seine Ausgabe ist übrigens bis heute nicht ersetzt!
Seine Einschätzung, es handle sich um Exzerpte aus Caelius Aurelianus, wurde auch vom
Thesaurus linguae Latinae geteilt, in dessen ersten Bänden daraus als Cael. Aur. acut. exc.
zitiert wurde. Nach den Forschungen von Pierre Schmid war diese Ansicht nicht mehr
haltbar, d. h. bei 'Aurelius' handelte es sich offenbar um kein Exzerpt, sondern um ein
selbständiges Werk, freilich, wie der Thesaurus schreibt, 'aetatis recentioris', und deshalb
wurde 'Aurelius' in Richtung Mittellateinisches Wörterbuch entsorgt. Dessen Index gibt
denn auch als aetas das 8. Jahrhundert an, ohne diese Datierung näher zu begründen. Sie
ist immerhin damit vereinbar, daß die frühesten Handschriften dieses relativ breit
überlieferten Werkes aus dem 9. Jahrhundert stammen. Die engen Übereinstimmungen
zwischen dem Vorwort des Aurelius und Isid. Orig. 4,5,3 bzw. 4,5,7, auf die Otto Probst
1915 aufmerksam gemacht hatte62, hatte man wohl übersehen. Deshalb möchte ich zwei
weitere Stellen besprechen, die m. E. eindeutig sind und zeigen, daß Aurelius in den
Thesaurus linguae Latinae gehört, wenn man Isidor einschließt.
[11]
Isid. Orig. 4,6,14 Aurel. 16, Text nach Gloss. med. p. 95,4-8
Ileos dolor intestinarum. Graece enim †ilios† Yleon ( ei) l eo¿ n ): dolor intestinarum; ylein
obuoluere dicitur, quod se intestinae prae dolore (ei)lei=n) enim obuoluere Graece dicitur; ergo,
inuoluant. uel quod tegantur quaedam, qui hunc dolorem
patiuntur, uel quod dolor his per intestinarum
obtortionem occurrat, sic appellatum dicunt
dolorem.
Cael. Aur. Diaet. pass. 45
Hi et turminosi 63 dicuntur, ab intestinarum Ex quibus torminosum adprehendis? ex leui
tormento. interuallatione doloris intestinorum atque
tormento64.
62
O. PROBST, p. 29f.
63
Den Belegen bei Souter s.v. turminosus (Variante für das übliche torminosus) hinzuzufügen.
64
Rose ändert zu tormenti, auch in Anbetracht des Isidortextes wohl unnötig.
148 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Es zeigt sich auch, daß Arévalos ei)lei=n tatsächlich das Richtige getroffen hatte,
obwohl Lindsay sich dem nicht anschließen mochte und Cruces vorzog. Caelius Aurelianus
bringt diese Etymologie, soweit wir es beurteilen können, nicht, bei ihm taucht der
Krankheitsname ei)leo¿j nur in der Kapitelüberschrift (de acuto tormento, quod Graeci
ileon appellant, Acut. 3,17,138) auf66; die Ableitung von ei)lei=n muß also auf Aurelius
zurückzuführen sein. Dort wiederum fehlt tormentum/torminosus. Nach den bereits
vorgeführten Beispielen ist zu vermuten, daß dafür Caelius Aurelianus die Quelle war.
[12]
Isid. Orig. 4,6,15 Aurel. 21, Text nach Gloss. med. p. 92,11-13
Fit autem ex canis rabidi morsu aut ex aeris p. 92,9-11 ... sicut in multis fit ex canis rabidi
spuma in terra proiecta, quam si homo uel bestia morsu. dixerunt antiqui et ex aliis ferarum
tetigerit, aut dementia repletur aut in rabiem morsibus et ex aquarum metu ... p. 92,13-18
uertitur. ueteres dixerunt, ex aeris infectione fieri sine
ullo morsu, ueluti spuma ex aere proiecta, siue
in terram proicitur aut in lapides siue in aquam,
et si homo siue aliquod animal transitum exinde
fecerit, dementia statim repletur aut in rabiem
conuertitur.
65
Fehlt in Maltbys Lexikon; vgl. J. ANDRÉ, Le vocabulaire latin, p. 228f. Warum und wann zum ersten
Mal Ileum für den Teil des Dünndarms zwischen dem Leerdarm (Jejunum) und der Klappe zum Dickdarm
(Valva ileocaecalis) gebraucht wurde, bleibt zu klären. Antike und mittelalterliche Belege dafür kenne ich
nicht.
66
Außer in Diaet. pass. 44 im Adjektiv ileaticus. Zur Sache s. SHARPE, p. 66.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 149
Beginnen wir mit der Ableitung des Begriffs hydrophobia. Ob timor als Wiedergabe
von fo¿boj auf Caelius Aurelianus zurückgeführt werden muß, bleibt unsicher, denn timor
und das gehobenere metus sind geläufige Synonyme67. Aber der zweite Teil von Isidors
Eintrag zur Tollwut stammt ganz sicher aus Aurelius. Isidor kürzt den Text derart, daß der
Gedankengang bei ex aeris spuma in terra proiecta empfindlich leidet. Hier müßte nämlich
gesagt werden, daß eine infectio aeris neben dem Biß die Krankheit verursachen kann.
Aurelius oder seiner Quelle hat wohl nicht eine Änderung der Qualität der Luft
vorgeschwebt, sondern eher das, was wir als Tröpfcheninfektion fassen und was letzthin
bei der Bekämpfung von SARS wieder hochaktuell war.
Um Infektion, also Ansteckung in unserem heutigen Sinne, geht es auch bei der
pestilentia. Heutzutage überrascht es uns, daß im Altertum diese Vorstellung in der
Tiermedizin weit größeres Ansehen genoß als in der Humanmedizin, die sich diese
Vorstellung nicht zu eigen machen wollte. Isidor fußt, obwohl er die Veterinärmedizin
eigentlich in den Etymologien beiseite läßt, hier auf Vegetius68:
[14]
Pestilentia est contagium, quod dum unum Hi omnes morbi contagione sunt pleni; et si
adprehenderit, celeriter ad plures transit. unum animal apprehenderint, celeriter ad omnia
transeunt ...
Wir sehen aus dieser Stelle, daß Isidor die Literatur in erstaunlicher Breite
exzerpieren ließ69. Noch eine weitere Stelle im 4. Buch der Etymologien ist mit ziemlicher
Sicherheit auf Vegetius zurückzuführen, die Beschreibung der Elephantiasis:
67
Dazu A. ERNOUT, Philologica II, Paris 1957, 7ff. (freundlicher Hinweis von David Langslow).
68
Doch vgl. Veg. Mulom. 3,7,1 = Isid. Orig. 12,1,44 mit Jacques Andrés Anmerkung zu dieser Stelle.
Die falsche Einteilung (frequens opinio est gehört zum Folgenden) entspricht auch der Auffassung des
griechischen Übersetzers des Vegetius, Hipp. Cant. 93,25, wo die gegenwärtig nur bei Isidor nachweisbaren
Worte (Siculis) in annis ultra quinquaginta ebenfalls fehlen. Isidors Quelle könnte Plin. Nat. 8,162 (zitiert bei
André) gewesen sein: uiuunt annis quidam quinquagenis.
69
Das Verhältnis der vorliegenden Stelle zum Pestkapitel in De natura rerum bleibt zu untersuchen. Es
ist übrigens vollständig im Liber glossarum ausgeschrieben (Gloss. med. p. 56,1-24; dieser Hinweis fehlt in
den Ausgaben von Heiberg bzw. Fontaine).
150 KLAUS-DIETRICH FISCHER
[15]
Wir haben verfolgen können, wie Isidor kompiliert, und deshalb erweist sich das
in hominibus im Vergleich mit dem in hominibus et animalibus bei Vegetius als besonders
verräterisch: eine Angabe, daß die Krankheit beim Menschen auftritt, ist im Zusammenhang
von Isidors Werk selbstverständlich überflüssig!
Die damit nachgewiesene Benutzung des Vegetius läßt es ferner als möglich
erscheinen, daß die folgende Stelle mit einem allgemeinen Grundsatz70 ihm entnommen
ist:
[16]
Contraria enim contrariis medicinae ratione Contraria enim contrariis medicinis curantur.
curantur.
Denn im selben Abschnitt bei Vegetius findet sich eine weitaus spezifischere
Aussage, die Isidor m. E. ebenfalls verwertet hat:
[17]
Ex conuenienti enim nomen accepit, quia ... et quia amarissimus morbus est aliter non
amaritudo morbi amaritudine solui solet. potest nisi amaris potionibus solui.
70
Vgl. nur Ps.Sor. Quaest. med. 11 contraria contrariis curantur, außerdem (freundlicher Hinweis von
David Langslow) die lateinische Fassung von Alex. Trall. 2,50 ad fin. (anders die griechische Vorlage, Band 2
p. 313 Puschmann); 2,157 med. (anders griechisch, 2 p. 459 Puschm.) sowie 2,256 ad fin. (anders griechisch,
2 p. 535 Puschm.) mit Verweis auf Hippokrates, vgl. die unten zitierte Stelle Hier. Epist. 121 praef. 5 (p. 4,10).
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 151
Wegen amaritudo, das in diesem Zusammenhang nur in der Quelle des Vegetius,
der Mulomedicina Chironis (Chiron 198) erscheint (Saepe experimentata est haec potio.
Haec res amarae sunt et morbus amarus est. Ita incipit haec potio amara amaritudinem
morbi expellere.), fragt man sich, ob nicht eher jener Text zugrunde lag71; ihm aber fehlt
die Aussage contraria contrariis; auch solui steht nur bei Isidor und Vegetius.
Der Gedankengang bei Isidor ist folgender: Zunächst die Behandlung durch das
Gegensätzliche, dann –davon war in Orig. 4,9,5 die Rede gewesen72– die Behandlung
durch das Ähnliche (zu simili müssen wird wohl im Geiste curantur ergänzen73). Möglich
erscheint, daß Isidor hier ebenfalls eine Passage aus Hieronymus verwertet:
[18]
Nam antidotum Graece, Latine ex contrario uidi ego nauseam et capitis uertiginem antidoto,
datum dicitur. Contraria enim contrariis quae appellatur pikra¿, saepe sanari, et iuxta
medicinae ratione curantur. Hippocraten contraria contrariorum remedia.
At contra ex simili, ut pikra¿, quae interpretatur itaque nostram amaritudinem illius nectareo
amara, quia gustus eius amarus est. melle curato ...
Und es lohnt sich darauf hinzuweisen, daß es bei Hieronymus natürlich auf das
contraria contrariis ankommt!
Doch schließlich - Vegetius hat das letzte Wort. Das Ende der Etymologien, so wie
wir es heute lesen (an der betreffenden Stelle geht es um das Brenneisen, cauterium), ist
wiederum seinem Werk74 entnommen:
[19]
Quod interdum pro signo, interdum pro cura Cauteria quoque renibus imponuntur, ut uis
adhibetur, ut uis morbi ignis ardore siccetur. morbi ignis ardore siccetur.
71
Jedoch steht amaritudo, wie wir gleich sehen werden, bei Hieronymus. In der Vulgata und bei den
Kirchenvätern findet es sich, meist in übertragener Bedeutung, sehr häufig.
72
Omnis autem curatio aut ex contrariis aut ex similibus adhibetur.
73
Der wie ich in Meißen geborene Samuel Hahnemann, der Begründer der Homöopathie (similia similibus
curentur), war wohl kaum von dieser Isidorstelle beeinflußt.
74
Der Zusammenhang bei Vegetius ist die Behandlung des Rotzes (malleus), einer sehr gefährlichen
Infektionskrankheit der Equiden, von deren Übertragbarkeit auf den Menschen man nichts wußte. Näheres in
meinem Beitrag «Eine Infektionskrankheit». A. BALOIRA BÉRTOLO, Libro XX de las Etimologías, p. 163 vergleicht
stattdessen (mir unverständlich) Veg. Mulom. 1,14,3. Eine Kopie dieser unveröffentlichten Doktorarbeit verdanke
ich der Freundlichkeit von Arsenio Ferraces Rodríguez.
152 KLAUS-DIETRICH FISCHER
7. AMBROSIUS
Diese Übernahme einer kurzen Phrase aus einem anderen Kontext ist offensichtlich
alles andere als singulär; eine (wohl noch nicht bemerkte) Parallele zu der gerade gemachten
Beobachtung bei Vegetius aus dem Hexameron des Ambrosius, einer im übrigen
wohlbekannten Quelle Isidors:
[20]
Alimonia dicitur eo quod eius sumptu corpus ... conficitur primum esca in utero superiore75,
alatur. deinde ... eaque substantia artus aluntur humani,
Hanc iuuenes accipiunt ad incrementum, senes quam iuuenes accipiunt ad incrementum, senes
ad perseuerantiam; ad perseuerantiam,
neque enim subsistere poterit caro nisi relicum autem uelut superfluum per intestina
confortetur alimentis. deducitur ...
Die Fortsetzung des Textes bei Ambrosius verwendet Isidor dann bei der
Beschreibung des Gesäßes und Afters bzw. Mastdarms, verbunden mit einer Stelle bei
Hieronymus, wie ich, ohne letzte Sicherheit (das gilt genauso für Paul. Fest.) vermute:
[21]
Posteriora uero uocata, quod retro sunt et a uultu ... ostium ex posteriore sit parte, per quod
auersa, ne dum aluum purgamus inquinaremus egerantur ciborum superflua. decore enim
aspectum. creator noster ductus reliquiarum a uultu
hominis auertit, ne dum curuamur,
inquinaremus aspectum.
Meatus inde appellatus, quia per eum meant76, Hier. Adv. Iovin. 2,30 ... meatus per quos fimus
id est egeruntur, stercora. egeritur et urina
75
Vgl. J. ANDRÉ, Le vocabulaire, p. 138 und 133f. Ob Isidor bei seiner Bemerkung Orig. 11,1,134 Uterum
solae mulieres habent, in quo concipiunt, ad similitudinem cauliculi (lies aqualiculi?). Tamen auctores uterum
pro utriusque libet sexus uentre plerumque ponunt, nec poetae tantummodo, sed et ceteri auch die Ambrosiusstelle
vorschwebte?
76
Paul. Fest. 125 meatus a meando dictus, zitiert nach R. MALTBY, Lexicon, p. 373.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 153
8. HIERONYMUS
Ebenfalls bei Hieronymus, diesmal in einem seiner Briefe, steht eine längere Passage
des 20. Buchs der Etymologien77. Dort wird sogar ein Werk Galens zitiert. Es handelt sich
wohl tatsächlich um Peri\ u(gieinw=n (bzw. (Ugieina¿ entsprechend dem Text von Koch im
CMG V 4,2), ohne dab ich den Zusammenhang der im CSEL dazu angegebenen
Galenstellen - De san. tuend. 1,11 und 5,5 - mit dem Text bei Hieronymus zu erkennen
vermag78.
[22]
Aiunt autem medici, et qui de humanorum Aiunt autem medici, et qui de humanorum
corporum scripsere naturis, praecipueque corporum scripsere naturis, praecipueque
Gal[i]enus79 in libris quorum titulus est †persie Galenus in libris quorum titulus est peri\
in quo†, puerorum et iuuenum ac perfectae u(gieinw=n, puerorum et iuuenum ac perfectae
aetatis uirorum mulierumque corpora insito aetatis uirorum mulierumque corpora insito
calore feruere, et noxios esse his aetatibus cibos calore feruere et noxios esse his aetatibus cibos,
qui calorem augeant, sanitatique conducere qui calorem augeant, sanitatique conducere
frigida quaeque in esu[m] <et potu> sumere; frigida quaeque in esu et potu sumere; sicut e
sicut e80 contrario senibus, qui pituita laborant contrario senibus, qui pituita laborant et frigore,
et frigore, calidos cibos et uina uetera prodesse. calidos cibos et uina uetera prode esse.
Da Gasti die folgende Stelle nicht anführt, weil sie ihm vielleicht entgangen ist
(sie steht richtig bei A. S. Pease in seinem Kommentar zu Cic. De nat. deor. 2,149 p. 938
itaque plectri similem linguam nostri solent dicere, chordarum dentes ...), soll sie hier
Platz finden:
[23]
Sicut enim plectrum, ita lingua inliditur sicut enim plectrum chordis, ita lingua inliditur
dentibus et uocalem efficit sonum. dentibus et uocalem reddit sonum.
77
Bereits erkannt von A. BALOIRA BÉRTOLO, p. 28, sowie p. 180 zur Wiederherstellung des griechischen
Titels; vgl. ferner M. E. VÁZQUEZ BUJÁN, «Connaissance directe», p. 307.
78
Dazu M. E. VÁZQUEZ BUJÁN , a.a.O.
79
Gallienus «la lección casi unánime de los códices», BALOIRA BÉRTOLO p. 180.
80
secl. Lindsay; in esum sumere; sicut e contrario BALOIRA BÉRTOLO p. 102.
154 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Max Wellmann hatte diese Passage mit Vindizian (Gyn. 22 nach Par. lat. 4883,
dentes autem nostri uelut organum sunt, quorum modulatrix est lingua, sicut plectrum in
cythara) in Verbindung gebracht, auch Rufin. Clement. (= Ps.Clement. Recogn.) 8,29,4 ...
lingua ut ad loquendum inlisa dentibus plectri reddat officium ist recht ähnlich81, sodaß
man gern wüßte, wie das Verhältnis von Hieronymus, Vindizian und der von Rufin 406
vollendeten Übersetzung der Rekognitionen tatsächlich war, zumal Isidor bei der
Beschreibung der Pest, Nat. rer. 39,1 (schon zuvor Nat. rer. 17,4), Rufin. Clement. 8,45,3
verwertet82.
Ferner gibt es Berührungen mit einem Text, der in die Medizin einführt und der
sowohl im Zusammenhang der pseudosoranischen Quaestiones medicinales83 wie der
pseudosoranischen Isagoge überliefert ist. Ein derartiger Text liegt dem Kapitel 13 De
initio medicinae zugrunde, mit dem heute das Buch IV über die Medizin abschließt. Frei
übersetzt wäre De initio medicinae mit «Die Grundlagen des Medizinstudiums»
wiederzugeben. Was Isidor zu Grammatik und Rhetorik sagt, stimmt mit der von Rose
gedruckten Fassung soweit überein, daß eine Abhängigkeit zu vermuten ist84.
81
Weitere Stellen bei Pease, Kommentar zu Cic. Nat. deor. 2,149 p. 937f. Man darf freilich nicht übersehen,
daß die Analogie von plectrum/cythara und lingua/dentes ein reines Gedankenkonstrukt ohne Realitätsbezug
ist. Das plectrum ist starr und dient dazu, die (elastischen) Saiten der cythara in Schwingung zu versetzen; die
Zähne sind ebenfalls starr und sollen durch die verformbare Zunge zu einem Laut (uocalis sonus) angeregt
werden! Mir ist nicht klar, was uocalis sonus genau bedeutet, doch sind die Laute, die beim Kontakt der Zunge
mit den Zähnen produziert werden, Konsonanten.
82
Zu anderen Stellen, wo in Isid. Nat. rer. die Pseudoklementinen herangezogen werden, s. A. SCHENK,
De Isidori Hispalensis, p. 29f. (De Clemente Isidori auctore). Noch fünfmal wird er namentlich genannt: Nat.
rer. 17,3-4 Clemens (Rufin. Clement. 8,45,1-2.5) und Nat. rer. 36,2 (Rufin. Clement. 8,23,2 – Isidor schreibt
übrigens aestiuusque ardor für et aestiuus ardor seiner Quelle!); Nat. rer. 31,1 Clemens antistes et martyr
(Rufin. Clement. 8,42,3-5); Nat. rer. 41,1 Clemens episcopus (Rufin. Clement. 8,24,2). Der Beitrag von CH.
HÜNEMÖRDER, «Studien zur Wirkungsgeschichte», beschäftigt sich in erster Linie mit dem hohen Mittelalter,
Isidor kommt nur am Rande vor.
83
V. ROSE, Anecdota II, pp. 243-247. In diesem Stück, das den eigentlichen Quaestiones medicinales
vorangeht, sind mehrere, sonst auch einzeln überlieferte Teile verbunden. Mein Vorhaben, diesen Text zu anhand
der z. T. reichen Überlieferung einzelner Stücke zu edieren, ließ sich bisher nicht in die Tat umsetzen.
84
Ähnliche Gedanken VITELLI p. 454 (Par. lat. 7028) Primum quidem edocendum est arte. grammatica.
... A rethorica uero abstineat ut non multum loquiosus sit. (= Laux, Ars medicinae 3 p. 420,8-10); gedruckt
nach sechs Handschriften (darüber hinaus heranzuziehen Kopenhagen, Gamle Kgl. S. 1653) als De incipiente
sectam medicinae bei L. FIRPO, Medicina medievale, p. 28 l. 26-29: Primum quidem edocendum est arte
grammatica et astronomica et arithmetica et geometrica et musica. A rhetorica uero abstineat, ut non multum
loquax sit. Philosophia uero cum ipsa medicina doceatur. ... – Eine Nachbarschaft von Medizin und Philosophie
findet sich ebenfalls in der Aufzählung bei Arnobius (Nat. 2,69), medicina philosophia musica ceteraeque
omnes artes ...
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 155
[24]
Was bei Isidor dann folgt, ist viel ausführlicher als Roses Text. Ich denke mir
deshalb, daß Isidor Zugang zu einer längeren Version hatte und sie mehr oder weniger
wörtlich wiedergab. Die Erwähnung von König David als Musiktherapeuten und der
Musiktherapie des Asklepiades bei einem Phrenitiskranken (Orig. 4,13,3) ist allerdings
Cassiodors Institutiones (2,5,9) entnommen85.
Im eigentlichen Text der Quaestiones medicinales jedoch ist mir nur eine einzige
Stelle86 aufgefallen, wo eine Abhängigkeit in Frage kommt:
[25]
Stutzig macht dabei, daß die Angaben zu den beiden anderen Ärzteschulen, den
Empirikern und Dogmatikern, auf jeden Fall aus einer anderen Quelle stammen. Auch
lassen sich die seltsamen Angaben zu den drei medizinischen Richtungen in Orig. 4,4,1
nicht nur nicht mit denen in 4,4,2 zur Deckung bringen, sondern es ist fraglich, wo in der
antiken Literatur sie überhaupt eine Parallele haben. Die sich großenteils widersprechenden
85
Die Parallelstelle Isid. Orig. 3,17,3, wo Asklepiades nicht genannt ist, dagegen die rhythmische
Pulsbewegung, zeigt doch wohl, daß Isidor auch Cens. 12,4 kannte und benutzte (in Sallmanns Teubneriana
weitere, reiche Nachweise).
86
Zu contraria contrariis s. oben bei Vegetius.
156 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Angaben zu den drei Ärzteschulen in Orig. 4,4,1 und 4,4,2 lassen sich am leichtesten
wiederum als durch die Endredaktion nicht ausgeglichene Parallelen verstehen. (Gleiches
gilt für die drei Untergliederungen der Medizin, die in Orig. 4,9,2-3 aufeinander folgen.)
Eingeschaltet in die Quaestiones medicinales ist eine kurzer Traktat über die
Bezeichnungen der Körperteile87 erhalten, der freilich wegen eines Blattverlusts in der
einzigen benutzten Handschrift Lond. Galba E.IV in der Erstausgabe von Ps.Sor. Quaest.
med. zum größten Teil fehlt und erst durch Hermann Stadler, der die Lücke aus dem
Carnotensis 62 ergänzen konnte, im vollen Umfang bekannt wurde88. Stadler waren die
mit dem 1. Kapitel von Buch 11 der Etymologien übereinstimmenden Definitionen bereits
aufgefallen –er dachte eher an Quellengemeinschaft–, später bemerkten das hier und da
auch die Bearbeiter einschlägiger Artikel des ThLL89.
Sehen wir uns einige Beispiele an:
[26]
106 Femora ... Sunt autem ab inguinibus usque 52 Femora autem ab inguinibus usque ad genua
ad genua. dicuntur.
107 ... Coxae quasi coniunctae axes; ipsis enim 52 concaua autem coxarum in quibus femora
femora mouentur. Quarum concaua uertebra mouentur uertebra uocantur.
uocantur, quia in eis capita femorum uertuntur ...
108 Genua sunt commissiones femorum et 52 genua autem commissiones femorum sunt.
crurum;
et dicta genua eo quod in utero sint genis Vindic. Gyn. (Hunter. 404)91 21.1 Dum ergo
opposita90. Cohaerent enim sibi, et cognata sunt infans in utero matris est oculi genibus oppositi
oculis, lacrimarum indicibus et misericordiae. sunt. unde et gene dicte sunt. nam a genis. genua
Nam a genis genua dicuntur. dicuntur.
87
Da die Frageform hier fehlt und es eine Reihe von Körperteilen gibt, die sowohl hier wie in Frageform
abgehandelt werden, besteht daran kein Zweifel.
88
Der anatomische Text findet sich auch, zum größten Teil, in der Rose und Stadler unbekannten
Handschrift Lincoln Cathedral 220; zur Überlieferungslage verweise ich auf meine Untersuchung «Beiträge zu
den pseudosoranischen», hier p. 11 zum anatomischen Einschub.
89
Z. B. intercilium, interfinium. Diese Beobachtung hilft uns leider nicht bei der Klärung des Problems,
ob Isidor die drei unterscheidbaren Teile der Quaestiones medicinales (Einleitung, eigentlicher Text und
anatomischer Einschub) bereits als Einheit vorlagen.
90
Cf. Isid. Diff. 2,71.
91
Rose sah richtig die Verwandtschaft von Isid. 11,1,108-109 und Vindic. Gyn. 21.1, kannte aber
vermutlich Hunter. 404 nicht. Für die große Übereinstimmung zwischen Isidor und Vindic. Gyn. im Hunter.
404 (gegenüber allen anderen im Druck vorliegenden Handschriften) sind zwei Erklärungen möglich: Isidors
Vorlage stimmte mit der Version in Hunter. 404 stark überein, d. h. wir haben eine zuverlässige
Nebenüberlieferung vor uns, oder aus Isidor ist in die Vorlage von Hunter. 404 interpoliert worden. Letzteres
hatten wir oben bei den Zähnen angenommen.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 157
110 Crura dicta, quia in his currimus et gressum Ps.Sor. Quaest. med. 52 crura autem per quae
facimus. Sunt autem sub genibus usque ad suras gressus facimus.
...
111 ... Talus autem sub crura est, sub talo 52 sub crure autem talus est, sub talo calcanei
calcanei. quadratum os.
113 Plantae a planitie nuncupatae, quia non Lact. Opif. 13,6 eas mirificus artifex non
rotundae, ut in quadrupedibus, ne stare non rutunda specie, ne homo stare non posset aut
possit bipes homo, sed planae atque longiores aliis ad standum pedibus indigeret sicut
formatae sunt, ut stabile corpus efficerent. quadrupedes, sed porrectiores longioresque
formauit, ut stabile corpus efficerent planitie
sua; unde illis inditum nomen est.
Sunt autem plantae anteriores partes, quae Ps.Sor. Quaest. med. 52 et eorum quae inante
etiam de multis ossibus constant. sunt partes, quae etiam de multis ossibus
constant, plantae uocantur.
Als letztes werfen wir einen Blick auf eine Stelle, wo die Abhängigkeit zwar klar
ist, sich aber ein kleines Problem verbirgt:
[27]
Narium recta pars, propter quod aequaliter sit Nasus ... cuius recta quidem pars uocatur
in longitudine et rotunditate porrecta, columna columna, extrema uero pilola; quae uero dextra
uocatur; extremitas eius pirula, a form[ul]a92 laeuaque sunt, pinnulae uocantur, medium
pomi piri; quae uero dextra laeuaque sunt, autem interfinium;
pinnulae, ab alarum similitudine: medium
autem interfinium.
92
Wenn man hier korrigiert, dann auch Orig. 17,7,14 mespila ... quod pilulae form[ul]am habeant eius
poma.
158 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Sieht die Nasenspitze93 eher aus wie eine kleine Birne oder wie eine kleine Kugel?
Das zu entscheiden fällt auf den ersten Blick nicht leicht. Selbstverständlich muß Isidor
in seiner Quelle pirula gelesen haben94. Die Dissimilation von pilula zu pirula, aus dem
Corpus Glossariorum für pilula cupressi mehrmals belegt, ist relativ banal95. Weitere
lateinische Belege für pilula oder pirula als Bezeichnung für die Nasenspitze fehlen96.
Doch zum Glück hilft uns Pollux Onom. 2,80 to\ d' a)krorri¿nion o(¿lon sfairi¿on97.
11. BETRIEBSUNFÄLLE
Nach dieser Betrachtung weiterer Quellen der Etymologien richten wir nun unseren
Blick auf das, was im Text der Etymologien schiefgegangen oder vielleicht nicht richtig
fertiggeworden ist. Wie wir wissen, war Isidor nicht in der Lage, die Endredaktion dieses
Werkes zuendezuführen; und überhaupt ist es nicht verwunderlich, daß bei einem riesigen
Unternehmen wie diesem, das aus zahllosen Exzerpten zusammengefügt ist,
Verwechslungen und Ungeschicklichkeiten vorkommen. Diese Fehlleistungen sind nicht
nur ein sehr menschlicher Aspekt, sondern gewähren uns auch Einblick in den
Entstehungsprozeß.
Ziemlich am Anfang des 4. Buches handelt Isidor von den vier Säften, die nach
Hippokrates und Galen für Gesundheit und Krankheit verantwortlich sind, Blut, Galle,
schwarze Galle und Schleim. Für uns unverständlich trennt er die beiden Bemerkungen
zum Blut (4,5,4 Anfang und 4,5,6); erst spricht er nämlich über die griechische Etymologie
von sanguis und sagt dann wenig später, Sanguis Latine uocatus est quod suauis sit (wie
Orig. 11,1,122 Ende)98.
Ein wirkliches Mißgeschick unterläuft ihm bei der gelben Galle, und zwar deshalb,
weil das von ihm verwendete Wort cholera sowohl eine Krankheit wie eben den Körpersaft
Galle bezeichnet. Und Isidor greift daneben, schiebt zwischen Blut und schwarze Galle
eine Erklärung der Krankheit cholera ein und nicht, wie erforderlich, die des Saftes!
93
Cael. Aur. Chron. 2,14,198 nasi summitas wäre bei André, p. 41 nachzutragen.
94
perula (= pirula) extrema pars nasi CGL V 606,59 (Glossae Scaligeri), ist wohl eher Ps.Sor. Quaest.
med. zuzurechnen als Isidor; vgl. ThLL X 1 2194,70-72.
95
Vgl. ThLL X 1 2143,37-39.
96
Isid. Orig. 11,1,48 ist die einzige André, Le vocabulaire, p. 41 bekannte Stelle.
97
Zum Nachleben von pirula ‘Nasenspitze’ s. unten Anhang 3.
98
Ähnlich die Wiederholung Isid. Orig. 11,1,83 Artus, quibus conligantur membra, ab artando dicti
(Quelle wohl Paul. Fest. 20, vgl. Maltby s.v. artus) und Isid. Orig. 11,1,84 Artus dicti, quod conligati inuicem
neruis artentur, id est stringantur; quorum diminutiua sunt articuli. Isidor verwendet die Erklärung nochmals
beim grammatikalischen Artikel, Isid. Orig. 1,8,4 articuli ... dicti, quod nominibus artantur, id est colligantur,
cum dicimus ‘hic orator’.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 159
[28]
Choleram Graeci uocauerunt, quod unius diei Diaet. pass. 42 ... ob quam celeritatem
spatio terminetur; concurrentium signorum Graeci eandem
passionem monoemeron uocauerunt quod in
unius diei spatio terminetur.
unde et cholera, id est fellicula99, nominata est, Diaet. pass. 43 Unde cholera nominata est? a
hoc est, fellis effusio. Graeci enim fel xolh\n uomitorum redundantia atque acrimonia, felle
dicunt. effuso. Graeci enim fel cholen uocauerunt.
Erneut stellen wir fest, daß von Caelius Aurelianus sowohl das große umfangreiche
Werk über die akuten Krankheiten benutzt worden sein muß wie die Medicinales
responsiones in Frage-und-Antwort-Form. Und Isidors Text gibt ebenso Anlaß, sich über
den bei Caelius Aurelianus Gedanken zu machen.
Das kann an dieser Stelle nicht weiter verfolgt werden. Vielmehr soll nochmals ein
Detail der Kompilationstechnik gezeigt werden, diesmal bei der melancholia.
[29]
Isid. Orig. 4,7,9 Isid. Orig. 4,5,5 Cael. Aur. Chron. 1,6,180
Melancholia dicta est a nigro Melancholia dicta eo quod sit Graeci enim nigrum melan
felle. Graeci enim nigrum nigri sanguinis faece admixta uocauerunt, fel autem cholen
me¿ l an uocant 100, fel autem abundantia fellis. Graeci enim appellant,
xolh¿n appellant. nigrum me¿ l an uocant, fel
autem xolh¿n appellant.
Ich möchte jetzt keine Vermutungen anstellen, warum Isidor zweimal die
Etymologie von melancholia erklärt, und wie er auf die Caelius-Aurelianus-Stelle zugriff.
Aber das sind zweifellos spannende Fragen!
Ein schwieriges Problem stellt auch Isidors Artikel spasmus dar:
99
Für diese Lesart J. SOFER, p. 39f. Ich wollte mich dem ThLL s.v. [fellicula] anschließen und mit Cael.
Aur. Acut. 3,19,188 fellifluam schreiben. Arsenio Ferraces Rodríguez teilt mir jedoch brieflich mit, daß frühe
Isidorhandschriften choleon (= xo¿lion) schreiben, was felliculam stützt (und fella als Singular voraussetzt?
Nichts dazu im ThLL s.v. fel, doch vgl. die oben zitierte Stelle bei Cael. Aur. Chron. 1,6,180 [wenn nicht dort
zu si<n>t zu verbessern]). Hier läge also eine weitere Quelle vor, in der cholion stand; Cael. Aur. Acut. 3,19,188
Cholericam passionem aiunt aliqui nominatam a fluore fellis per os et uentrem effecto, ueluti fellifluam passionem
–nam cholen fel appellant, rhoean fluorem– ... hätte dann hier nichts zu suchen!
100
Graeci enim me¿lan nigrum dicunt erscheint nochmals Isid. Orig. 19,20,8, von Lindsay athetiert.
160 KLAUS-DIETRICH FISCHER
[30]
Isid. Orig. 4,6,11 Cael. Aur. Diaet. pass.
Spasmus Latine contractio subita partium aut 32 Ex quibus adprehendis spasmo laborantem?
neruorum cum dolore uehementi. ex non uoluntaria tensione atque conductione
partium uel neruorum, cum dolore uehementi
atque acuto et pulsu paruo.
Quam passionem a corde nominatam dixerunt, 39 Unde nomen cardiacae passionis cepit? a
qui in nobis principatum uigoris habet. corde quod Graeci cardian appellant ... alii uero
quod sit letalis passio, a corde nominatam
dixerunt quod in nobis principatum uigoris
habet.
Fit autem duobus modis, aut ex repletione, aut Lat-A Aph. 3,25 Spasmum enim diximus
ex inanitione. duobus fieri modis · aut ex repletione aut ex
inanitione101
Es ist völlig klar, daß das Wort spasmus mit keinem griechischen oder lateinischen
Wort für 'Herz' irgendetwas zu tun hat. Quelle der hier unpassenden Aussage muß Caelius
Aurelianus, Diaet. pass. 39 sein. Doch die gleiche unpassende Verknüpfung von spasmus
und Herz wie bei Isidor findet sich im Liber glossarum / Glossarium Ansileubi wieder102,
diesmal außerdem verbunden mit einem wörtlichen Zitat des Aphorismus 2,26103. Wir
kennen die hier benutzte Quelle des Liber glossarum nicht 104, können aber nicht
ausschließen, daß sie Isidor ebenfalls vorlag. Dann wäre Isidor hier nicht der geringste
Vorwurf zu machen.
Die Verbindung von cor 'Herz' und spasmus vermochte inzwischen Arsenio Ferraces
Rodríguez zu klären. Der im Lateinischen nicht selten für der Singular gebrauchte Plural
von cor, nämlich corda 105, war lautlich von chorda '(Darm)Saite, Darm' nicht zu
unterscheiden, chorda 'Saite = Sehne' jedoch synonym mit neruus106; somit konnte
101
Hippocr. Aph. 6,39.
102
Gloss. med. p. 82,13-19 Heiberg Spasmus: est tensio adque contractio partium aut neruorum cum
dolore uehementi adque acuto. alii quod sit letalis passio a corde nominatam dixerunt, qui in nobis principatum
uigoris habet. Hyppocrates autem dicit, quoniam si in spasmo febris superueniat, signum esse salutis, si autem
super febres [i]spasmus, malum.
103
Allerdings nicht im Wortlaut von Lat-Rav, Febres super spasmum fieri melius quam spasmum super
febrem.
104
Möglicherweise identisch mit jener, die im Kapitel 56 des Liber passionalis benutzt ist (Sang. 752, p.
286). Zum Liber passionalis s. meine Arbeit «Dr Monk’s Medical Digest».
105
CGL III 605,39 sparruius (das 2. r ss.) cordarum tensura, wo vermutlich spasmus herzustellen ist.
106
neruus kann bekanntlich auch ‘Muskel’ bedeuten. Erst wenn wir an die Verwechslung von cor ‘Herz’
und c(h)orda ‘Saite, Strang’ denken, kommen wir dem Verständnis von Isid. Orig. 11,1,117 näher: Item lacerti,
siue mures, quia sic in singulis membris cordis loco sunt ut cor in media totius corporis parte, appellanturque
a nomine similium animalium sub terra delitescentium. Nam inde musculi a murium similitudine: idem etiam
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 161
contractio ... neruorum mit contractio ... chordarum gleichgesetzt werden. cor ist nun
aber seinerseits nach Isidors Auffassung (Orig. 11,1,118) aus dem griechischen kardi¿a
abgeleitet107, womit sich der Kreis zur cardiaca passio schließt.
Kehren wir nun noch einmal zu den Zähnen zurück. Isidor hatte uns oben die
griechische Bezeichnung der Eckzähne (canini), nämlich kunodo¿ntej, vorenthalten. Er
bringt sie jedoch später (Orig. 11,3,7) als Bezeichnung einer mißgebildeten Menschenart
(portenta), «(uel cynodontes,) quibus gemini procedunt dentes». Da es an dieser Stelle
um Menschen geht, die a ... superfluis membrorum partibus benannt werden, kann das
nur bedeuten: «(Menschen), bei denen die Zähne doppelt (d. h. in zwei Reihen) wachsen».
So etwas kommt zwar in der Realität nicht vor, doch kennen wir eine Hyperodontie
(überzählige Zahnanlagen), und auch eine Stellungsanomalie bei kleinem Kiefer
(vorzugsweise Oberkiefer108) kann als 'doppelter Zahn' gesehen worden sein.
Ohne einen Blick in Isidors Quelle109 verstehen wir nicht, was hier passiert ist.
Diese Quelle ist Solin (1,71): ipsum dentium numerum discernit qualitas sexus, cum in
uiris plures sint, in feminis pauciores. quos (hos ein Teil der Hss.) cynodontas uocant,
quibus gemini procedunt a dextera parte, fortunae blandimenta promittunt: quibus ab
laeua, uersa uice. Isidor hat den ersten Teil der Aussage (ipsum–pauciores) fast
wortwörtlich für Orig. 11,1,53 verwendet. Vermutlich endete seine Perikope mit procedunt;
auch wenn das nicht der Fall war, mußte ihm die Aussage bei Solin rätselhaft erscheinen.
Erst ein Blick in Solins Quelle Plinius (Nat. 1,71) zeigt, was gemeint war: feminis minor
numerus (sc. dentium), quibus in dextra parte gemini superne a canibus cognominati
fortunae blandimenta pollicentur, sicut in Agrippina Domiti Neronis matre; contra in
laeua. Solins korrekte, zusätzliche Information quos cynodontas uocant wurde
mißverstanden110; Solin muß sich außerdem den Vorwurf gefallen lassen, daß er Plinius'
Aussage, zweifache Eckzähne im Oberkiefer seien ein günstiges Vorzeichen, wenn sie
sich auf der rechten Seite fänden, ein ungünstiges, wenn sie links wachsen, nicht vollständig
wiedergibt – bei Plinius gilt das nur für Frauen!
et tori, quod illic uiscera torta uideantur. (Zu torus hätten wir bei einem Spanier wie Isidor eigentlich die
Aussage erwartet, daß die tauri so heißen, weil sie sich durch musculorum tori auszeichnen.) Ob cordis die
richtige Form für unsere Stelle ist, mag ich nicht entscheiden, aber wegen des folgenden cor muß irgendeine
Form des Wortes chorda dagestanden haben.
107
Isid. Orig. 11,1,118 Cor a Graeca appellatione deriuatum, quod illi kardi¿an dicunt, siue a cura. In eo
enim omnis sollicitudo et scientiae causa manet. Die in Gastis Studie nicht genannte Quelle des ersten Teils der
Aussage dürfte mit größter Wahrscheinlichkeit Cael. Aur. Diaet. pass. 39 sein, den Isidor leicht mißverstanden
hat; bei cura denkt man an die altspanische Form cuer bzw. corazon (vgl. REW 2217), das manche Forscher
von lat. curationem hergeleiten. Wenig später folgt ein umgearbeitetes Stück aus Ambr. Hex. 6,9,70. Der Schluß
von Isid. Orig. 11,1,118 stammt dann wiederum aus Lat-A (Aph. 3,30): ... cor· unde egrediuntur duæ arterie·
illam quæ in sinistram partem uadit plus sanguinem habet· Illa uero quæ in dextera plus spiritum habet· unde
et in dextra manu pulsum inspicimus. Zur Konstruktion plus sanguinem ... plus spiritum, die Isidor unangetastet
läßt, vgl. D. NORBERG, Beiträge, p. 6 mit Anm. 1.
108
superne Plin. Nat. 7,71.
109
F. GASTI , p. 101 mit Anm. 38, verweist richtig auf Solin 1,71 (so bereits Mommsen in seiner
Solinausgabe), hat aber nicht verstanden, was bei Isidor vor sich gegangen ist.
110
Man kann darüber spekulieren, ob die cynocephali (Isid. Orig. 11,3,12.15) bei der falschen Einordnung
der cynodontes eine Rolle gespielt haben.
162 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Zum Schluß dieses Abschnitts werfen wir einen Blick auf die Einteilung der
Medizin, die Isidor bietet. Sie umfaßt gewöhnlich drei Teile: Diätetik, Medikamente und
Chirurgie111. Das ist bei Isidor nicht anders (Orig. 4,9,2)112:
Curatio autem morborum tribus generibus constat: Pharmacia, quam Latini medicamina
uocant; chirurgia, quam Latini manuum operationem113 appellant (manus enim apud Graecos
xei¿r uocatur); diaeta, quam Latini regulam nuncupant: est enim obseruatio legis et uitae.
Da Isidor unmittelbar danach (Orig. 4,9,2-3) diese Angaben in nur wenig anderen
Worten wiederholt, liegt der Verdacht nahe, daß hier ein Fehler und keine Absicht vorliegt:
Sunt autem omni curationi 114 species tres: primum genus diaeticum, secundum
pharmaceuticum, tertium chirurgicum. Diaeta est obseruatio legis et uitae. (4,9,3) 115
Pharmacia est medicamentorum curatio. Chirurgia ferramentorum incisio; nam ferro
exciduntur quae medicamentorum non senserint medicinam.
Weder die Anzahl noch die Einteilung der einzelnen Fachgebiete unterscheiden sich,
sondern es ist die Reihenfolge und, abgesehen von der Diätetik, die lateinische
Umschreibung.
In der Epistula medica Bruxellensis 18, die Teile von Isidors Versus und nach meiner
Einschätzung auch aus den Etymologien überliefert, finden wir eine Einteilung der Medizin
in vier einzelne Fächer, Chirurgie, medikamentöse Behandlung, Diätetik und Prognostik116.
111
Locus classicus der lateinischen Literatur ist Cels. prooem. 9, vgl. die Bemerkungen zur Stelle bei PH.
MUDRY, La préface, bes. p. 69. An etwas entlegener Stelle veröffentlicht und wohl deshalb von Mudry nicht
berücksichtigt ist der spätlateinische Text, den C. V ITELLI aus Par. Lat. 7028 (der Celsushandschrift P)
herausgegeben hat («Studiorum Celsianorum particula prima», hier fol. 1v = p. 452): ... in magnitudinem medicine.
Cuius prima pars est. Cyrurgia. Secunda dietica. Tertia uero farmaceutica. Danach ist Mudry p. 69
(«Pharmaceutica (ars) n’est pas attesté en latin») zu korrigieren; freilich fehlt die Stelle auch im ThLL s.v.
pharmaceuticus, vol. X 1 2011,44-49.
112
Interpunktion gegenüber Lindsay geändert.
113
Arsenio Ferraces Rodríguez machte mich freundlicherweise darauf aufmerksam, daß im Liber cyrurgie
Ypocratis des Par. lat. 7028 (ed. de Moulin, p. 93-105), einem kurzen Traktat über das Brennen, die Einleitung
mit dieser Definition beginnt (p. 93 de Moulin): Cyrurgia denique dicitur manuum operatio quam ferro acuto
uel calido igneoque utimur, in his passionibus que nec potionibus nec dietis nec unguentis nec ullo medicamento
curatur.
114
Ich würde omni<s> curationi<s> für richtig halten. Selbe Reihenfolge Ps.Sor. Quaest. med. 30 In
quot partes diuiditur therapeutica? in tres, id est diaeticam therapeuticam et chirurgicam. Mit der Handschrift
Chartres 52 werden wir chirurgiam schreiben. Statt des unsinnigen therapeuticam besser pharmaceuticam,
wie Cels. Med. prooem. 9 Primam diaithtikh¿n secundam farmakeutikh¿n tertiam xeirourgi¿an Graeci
nominarunt.
115
Die Einteilung in Paragraphen in Lindsays Ausgabe ist ebenfalls fehlerhaft! 4,9,3 müßte mit Sunt
autem beginnen.
116
Die Prognostik steht logisch nicht auf derselben Stufe wie Chirurgie, medikamentöse Behandlung und
Diätetik, denn bei diesen haben wir verschiedene Weisen der Behandlung des Kranken vor uns. Das bedeutet,
daß diese Einteilung in vier Gebiete wissenschaftlich fragwürdig ist, ohne daß ich zu ihrem Ursprung auch nur
Vermutungen äußern könnte.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 163
Ein Zusammenhang mit Isidor kann vorderhand nicht ausgeschlossen werden, da die
Definition der einzelnen Fächer in der Ep. med. Brux. 18,3 und Isid. Orig. 4,9,3
übereinstimmt, eine Übereinstimmung, die ich in Rahmen der antiken und
frühmittelalterlichen medizinischen Literatur sonst nur noch aus der Epistula peri hereseon
kenne, die in diesen Teil in Beziehung zur Ep. med. Brux. 18 steht (Näheres in Anhang 2).
Die Parallelen lassen sich am besten in der folgenden Tafel überblicken (halbfette
Kleinbuchstaben geben die ursprüngliche Reihenfolge an):
[31]
Isid. Orig. 4,9,2 Isid. Orig. 4,9,2 Ep. med. Brux. 18,3
Curatio autem morborum Sunt autem omni<s> Omnem autem medicinam
tribus generibus constat: curationi<s> species tres: ueteris · quattuor generibus
primum genus diaeticum, distinxerunt · Quorum genus
secundum pharmaceuticum, primum est cirorgium.
tertium chirurgicum. Secundum farmatiaticum ·
Tercium dieticum quartum
pronusticum ·
a. Pharmacia, quam Latini 4,9,3 b. Pharmacia est b. Farmacia curatio
medicamina uocant; medicamentorum curatio. medicaminum ·
b. Chirurgia, quam Latini c. Chirurgia ferramentorum a. Cirorgia est ferramentorum
manuum operationem incisio; nam ferro exciduntur incisio ·
appellant (manus enim apud quae medicamentorum non
Graecos xei¿r uocatur); senserint medicinam.
c. Diaeta, quam Latini a. Diaeta est obseruatio legis c. Dieta obseruatio legis et
regulam nuncupant; est enim et uitae. uita<e>.
obseruatio legis et uitae.
4,10,2 Prognostica praeuisio d. pronustica preuisio
aegritudinum, uocata a egritud<in>um
praenoscendo.
117
Unter den ersten beiden Büchern haben wir uns wohl am ehesten die Aphorismen und das Prognostikon
des Hippokrates vorzustellen, die in lateinischer Übersetzung vorlagen; daß auch weitere Schriften mit denselben
Titeln im Umlauf waren, ist recht wahrscheinlich. Dynamidia kennen wir mehrere, es ist übrigens auch die
164 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Zum Ende meines Beitrags kehren wir zum Aphorismenkommentar Lat-A als Quelle
Isidors zurück. Die nun folgende Stelle, die beweist, daß Isidor auch außerhalb des
medizinischen Bereichs Exzerpte aus Lat-A verwendet, habe ich bereits an anderem Ort
besprochen118 und lasse deshalb hier den einen oder anderen Aspekt beiseite.
[32]
utuntur enim hos in oriente. Nam ubi senserint quod patitur constantinopolim · Viri cotidie ad
domum ardere, currunt cum sifonibus plenis palatium occurrentes ·' et ubi senserint domum
aquis et extinguunt incendia, ardere ·' currunt cum symphoniis liberant
domum,
Bezeichnung einer Rezeptsammlung am Ende einer therapeutischen Schrift (dann also nicht ein selbständiges
Werk). Ebenso dürften außer dem bekannten Herbarius des Ps.Apuleius andere, ähnliche Werke zirkuliert
haben.
118
K.-D. FISCHER, «’Zu des Hippokrates reich gedeckter Tafel’», pp. 307-309.
119
siphonarius ist der Mann, der einen solchen bedient, vgl. die Wörterbücher. Ein solcher Posten mit
Geräten zur Brandbekämpfung findet sich erwähnt bei Stephanus Diacon, Vita Stephani iunioris, 69 (La Vie
d’Étienne le Jeune par Étienne le Diacre. Introd., éd. et trad. par Marie-France Auzépy, Aldershot 1997
[Birmingham Byzantine Monographs. 3], p. 169 [Text], p. 269 [Übers.]).
120
Dort die Schreibweise sipo; vgl. auch OLD s.vv. sipho, siphonarius.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 165
Lat-A läßt die Möglichkeit offen, ob eine Feuerspritze zum Ort des Brandes gebracht
und dort mit Wasser gefüllt wurde, was sicher oft vorteilhafter gewesen wäre als das
Verfahren, wie es Isidor beschreibt: das Löschpersonal eilt mit bereits gefüllten, also in
den Händen zu tragenden Feuerspritzen zum Brandort. Überlassen wir die Klärung des
Sachverhalts für diesmal den Spezialisten und kehren wir zum Wortlaut der beiden Texte
zurück.
Aus zwei Gründen kann Lat-A nicht Isidor benutzt haben: erstens, weil die Stadt
Konstantinopel bei Isidor nicht genannt ist; zweitens, weil es im Aphorismenkommentar
nicht um die Funktionsweise oder Verwendung des siphon geht, sondern um das rasche
Eilen zum Einsatzort, dies stellt nämlich das tertium comparationis zwischen calor naturalis
und Feuerwehr dar. Isidor hingegen dürfte seinerseits kaum zufällig exakt dieselben Worte
ubi senserint domum ardere, currunt cum sifonibus benutzt haben wie Lat-A.
Isidor beginnt seinen Abschnitt über sifon mit einer etymologischen Erklärung,
über die wir angesichts des griechischen Ursprungs des Wortes si¿fwn nur lächeln können,
die aber typisch Isidor ist und sich nach Robert Maltbys schon genannten Lexikon auch
nur an dieser Stelle der antiken lateinischen Literatur findet.
121
Manche mir noch unbekannte Stelle ist im Beitrag von Manuel E. Vázquez Buján besprochen.
122
Hans Philipp (p. 3) denkt an einen Zettelkasten; Quellenautoren wurden planmäßig ausgeschrieben
(ibid. p. 5) und in der Regel wörtlich (ibid. p. 7f.) zitiert, sodaß ein unterschiedlicher Wortlaut bei Isidor und in
der postulierten Quelle erklärt werden muß.
166 KLAUS-DIETRICH FISCHER
123
«Die Anlage aller Schriften antiquarischen oder historischen Inhalts, die Isidor verfaßt hat, ist so, daß
sie einen großen «Zettelkasten» voraussetzt,» schreibt Philipp, p. 3.
124
Ich erinnere nur an das oben zitierte Beispiel von König David und seiner Musiktherapie, das aus
Cassiodor stammt und sowohl im Abschnitt über die Musik (Isid. Orig. 3,17,3) wie bei der Aufzählung der
Wissensgebiete, die ein Arzt beherrschen sollte (Isid. Orig. 4,13,3), angeführt wird. Wir sahen ebenfalls, wie
die Erklärung von artus/articulus für die Grammatik (Orig. 1,8,4) wie für die Anatomie (Orig. 11,1,83 und
11,1,84) verwendet wurde. Das ieiunum erscheint beim Fasten (Orig. 6,19,65) und später unter den Körperteilen
(Orig. 11,1,131b).
125
= desire.
126
Zitiert nach der Rückseite des Titelblatts von Band 1 von Lindsays Ausgabe; die Verse finden sich auf
fol. 146v der Handschrift 368 des Trinity College, Cambridge. David Langslow (nach einem Forschungsaufenthalt
am Medizinhistorischen Institut der Johannes Gutenberg-Universität Mainz nun wieder in Manchester) verdanke
ich wichtige Hinweise für die Gestaltung dieses Beitrags und zu einer Reihe einzelner Punkte.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 167
Anhang 1
Isidor im Lorscher Arzneibuch
Bei dieser Gelegenheit möchte ich auf bisher nicht erkannte Spuren Isidors in der
sogenannten Verteidigung der Heilkunde hinweisen. Dieser Text ist, ohne eigentlichen Titel, nur in
der Handschrift Bamb. med. 1 (früher L III 8) überliefert und steht dort am Beginn einer insgesamt
fünf capitulationes umfassenden Rezeptsammlung, die man nun, nachdem Bernhard Bischoff Lorsch
als ihre Schriftheimat erkannt hat127, als Lorscher Arzneibuch bezeichnet. Isidorforschern war sie
als Überlieferungsträger einiger Versus seit langem geläufig128.
Betreut von dem Würzburger Medizinhistoriker Gundolf Keil, hatte Ulrich Stoll anläßlich
der 1225-Jahr-Feier von Lorsch eine kritische Edition der gesamten Handschrift mit Übersetzung
vorgelegt129, auch wurde ein vollständiges Faksimile der Handschrift publiziert130. Keil sieht in den
einleitenden Stücken, speziell in der Verteidigung der Heilkunde und in den sich an sie unmittelbar
anschließenden, von ihm so bezeichneten 'Kosmas-und-Damian-Versen'131 (Isid. Carm. 16-24;
ausgelassen sind 22,3-4), ein um 788132 entstandenes gesundheitspolitisches Manifest der Regierung
Karls des Großen133, eine Deutung, zu der die Überlieferung in einer einzigen erhaltenen Handschrift
nur schwerlich zu passen scheint.
Wichtig ist die Verteidigung der Heilkunde allerdings für die Frage der Verbreitung von
Isidors Werken in jener Zeit. Die Handschrift Bamb. med. 1 entstammt der Wende vom 8. zum 9.
Jahrhundert134. Ob die Verteidigung der Heilkunde, die ein längeres Stück aus Cassiodors Institutiones
127
B. BISCHOFF, Die Abtei Lorsch im Spiegel ihrer Handschriften, 2. Aufl. Lorsch 1989, p. 32f.
128
Sigle B auch in der letzten kritischen Ausgabe von J. M. SÁNCHEZ MARTÍN, Isidori Hispalensis Versus.
Die Handschrift überliefert ferner den Brief des Anthimus, s. E. LIECHTENHAN, Anthimi de obseruatione ciborum,
p. XII, und die Physica Plinii Bambergensis, s. A. ÖNNERFORS, In Medicinam Plinii studia philologica, pp. 28-34.
129
U. STOLL, Das ‘Lorscher Arzneibuch’.
130
Das Lorscher Arzneibuch, hrsg. und mit Einleitung versehen von G. KEIL, Übersetzung von Ulrich
Stoll, 2 Bände, Stuttgart, 1989.
131
Die Überschrift von Isid. Carm. 16 läßt sich als nicht besonders geglückter Hexameter lesen, allerdings
nur, wenn man an der Namensform Galienus festhält. Da die Versus Distichen sind, wird man nicht annehmen,
daß Isidor eine metrische Form der Überschrift beabsichtigt hat. Nach Keils Ansicht (Lexikon des Mittelalters,
s.v. Lorscher Arzneibuch, und öfter) geben die Verse ein «Modell zur Arzneimittelkostendämpfung, das für die
karolingische Medizinalpolitik entscheidende Bedeutung erlangte.» Dieser Bewertung vermag ich mich nicht
anzuschließen.
132
Keil (wie unten), p. 16, und im Lexikon des Mittelalters, s.v. Lorscher Arzneibuch.
133
Z. B. G. K EIL , «Einleitung», Das Lorscher Arzneibuch und die frühmittelalterliche Medizin.
Verhandlungen des medizinhistorischen Symposiums im September 1989 in Lorsch, hg. von Gundolf Keil und
Paul Schnitzer, Lorsch, 1991, pp. 7-27, hier bes. pp. 10-15.
134
Letzte mir bekannte Datierung in Bernhard Bischoffs postum erschienenen Werk, Katalog der
festländischen Handschriften des neunten Jahrhunderts (mit Ausnahme der wisigotischen). Teil I: Aachen-
Lambach, Wiesbaden, 1998 (Bayerische Akademie die Wissenschaften. Veröffentlichungen der Kommission
für die Herausgabe der mittelalterlichen Bibliothekskataloge Deutschlands und der Schweiz), Nr. 223, p. 50
«Lorsch, IX. Jh. Anfang»; ähnlich Liechtenhan a.a.O. und Önnerfors, p. 5. Keils Ansatz (wie oben, p. 16, sowie
Lexikon des Mittelalters, s.v. Lorscher Arzneibuch) «bereits um 788» stützt sich nicht auf paläographische
Argumente.
168 KLAUS-DIETRICH FISCHER
(zuerst 1,31,1, dann am Ende 1,31,2) wörtlich wiedergibt135, tatsächlich in Lorsch selbst verfaßt
wurde136, oder doch an einem anderen Ort, z. B. in Norditalien, bedarf weiterer Klärung137.
Immerhin sind im Bamb. med. 1 vier verschiedene Werke Isidors in Reflexen nachweisbar.
Von Isidor werden wörtlich angeführt: Teile aus Kap. 24 des 2. Buchs der Etymologien (2,24,1.5.7),
aus dem 2. Buch der Differentiae (2,149.150.152), und aus dem 3. Buch der Sententiae. Während
sich Sent. 3,3,4 auf drei mögliche Ursachen von Krankheit bezieht, wurden die Etymologien und
die Differentiae herangezogen, um den Platz der Medizin innerhalb des Wissenschaftskanons138 zu
bestimmen. Ebenfalls aus dem 3. Buch der Sententiae (3,1,1b) stammt folgendes Zitat in der
Verteidigung der Heilkunde: Isidorus quoque episcopus, cuius iam superius mentionem fecimus,
passionem se sustinere his indicat uerbis: Miserere, domine, misero Isidoro indigna agenti et digna
patienti, assidue peccanti et tua flagella cotidie sustinenti.
* * *
135
Erstaunlich, daß diese Nebenüberlieferung in der Ausgabe von R. A. B. Mynors, Oxford 1963 (erstmals
1937) nicht erwähnt wird; zu Exzerpten dort p. xviif. und xxii.
136
Für andere Stücke der Handschrift ist eine Abfassung in Lorsch, soweit ich sehe, nie in Betracht
gezogen worden.
137
An den drei Stellen der Verteidigung der Heilkunde, wo Isidor namentlich genannt ist, ist überall
esidor- zu isidor- korrigiert. Darf man dem, wie die Zitate zeigen, sehr belesenen Verfasser der Verteidigung
der Heilkunde zutrauen, er habe Isidor nicht richtig schreiben können?
138
B. BISCHOFF, «Eine verschollene Einteilung», handelt über den Anonymus ad Cuimnanum und bringt,
obwohl es um dieselbe Zeit geht, nichts zur Verteidigung der Heilkunde. Bischoff diskutiert allerdings die mit
Diff. in etwa übereinstimmende Einteilung im manchmal Isidor zugeschriebenen Liber numerorum 44, Bischoff
p. 277f.
139
Porro sapientiam ueteres philosophiam uocauerunt, id est omnium rerum humanarum atque diuinarum
scientiam. Huius philosophiae partes tres esse dixerunt, id est physicam, logicam, ethicam. Physica, naturalis
est; Ethica, moralis; Logica, rationalis.
140
Ethicam Socrates primus ad corrigendos conponendosque mores instituit, atque omne studium eius
ad bene uiuendi disputationem perduxit, diuidens eam in quattuor uirtutibus animae, id est prudentiam, iustitiam,
fortitudinem, temperantiam.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 169
Nam orator Baedani presbyteri ore nuncupatur. Oratores enim loicae disciplinas sequuntur.
Quarum ad quam pertinent rationem scire qui cupit, librum aethimologiarum sancti Isidori Spalensis
ecclaesi“ episcopi legat; mihi tantum hic de medicina dicere sufficiat.
Im Rezeptteil (Capitulatio IV, Nr. 76, p. 304 Stoll) sind einige Auszüge aus Orig. 17 unter dem
Titel Origo pimentorum unde excreantur uel in quale prouincia nascantur versammelt (17,9,4;
17,8,8; 17,9,8; 17,8,10).
Anhang 2
Epist. med. Brux. 18 und Epistula peri hereseon
Die Epistula peri hereseon ( peri\ ai(re¿sewn ), die dem 1. Buch einer medizinischen
Sammelschrift, die im späten Altertum oder im frühen Mittelalter zusammengestellt wurde,
vorangeht (für sie bevorzuge ich den Namen des angeblichen Autors, Petroncellus, während andere
von den Tereoperica sprechen), ist ein rätselhaftes Beispiel frühmittelalterlicher medizinischer
Briefliteratur, wie sie in einiger Fülle auf uns gekommen ist142, deren Zusammenhang mit dem
Kommentar zu Galens De sectis, überliefert im Ambrosianus G 108 inf., bereits von Augusto
Beccaria143 richtig erkannt wurde144. Obwohl inzwischen ein halbes Jahrhundert vergangen ist, fehlen
141
Ad physicam pertinere aiunt disciplinas septem, quarum prima est arithmetica, secunda geometria,
tertia musica, quarta astronomia, quinta astrologia, sexta mechanica, septima medicina.
142
Die grundlegende, noch nicht ersetzte Untersuchung und Übersicht stammt von W. W IEDEMANN,
Untersuchungen, Diss. med. dent. FU Berlin 1976, unter der Leitung Gerhard Baaders.
143
A. BECCARIA, «Sulle tracce II», p. 34 Anm. 1: «Una specie di rimaneggiamento del testo Ambrosiano
[d. h. des Kommentars zu Gal. De sectis], deformati dagli errori, è in una composizione sugli inizi della medicina,
inserita col titolo di Epistola pererision (peri hereseon) come prefazione di un grande ricettario nel Parigino
11219. ... Tra le varianti rilevo la citazione di Erasistrato per l’elenco delle virtù, che non è nel Commento al De
sectis».
144
Weniger deutlich sind die Bemerkungen von Adalberto Pazzini: «... mi venne tra le mani (e qui ringrazio
il Prof. G. Baffioni, distinto grecista, che me ne dette l’opportunità) il testo di un commento a Galeno di un
Giovanni Alessandrino, medico vissuto tra il VIº ed il VIIº sec. d.C. nel quale si possono ritrovare gran parte
dei nomi e dei concetti storpiati e travisati dall’anonimo autore dal quale Petroncello non ha avuto ritegno di
attingere per la sua Practica». in: Petroncello, Practica. Traduzione e commento a cura del Dott. Angelo
Capparoni. Presentazione di A[dalberto] Pazzini, Roma 1958, p. VII.
170 KLAUS-DIETRICH FISCHER
die nötigen eingehenderen Analysen dazu. Für unsere Zwecke reicht die Feststellung aus, daß sich
so gut wie alles, was auf den hier unten abgedruckten Text folgt (p. 188,12–189,39 de Renzi145,
abgesehen von der kurzen Schlußpartie = p. 189,39-45 de Renzi), in dem genannten Kommentar
unter dem Namen des Agnellus (p. 18,28ff. Westerink) finden läßt.
Der hier zu besprechende erste Teil der Epistula peri hereseon hat, obwohl auch er
Gegenstände behandelt, die zur Einführung in die medizinische Wissenschaft dienen, mit dem
Kommentar zu De sectis nichts zu tun, sondern steht –der ungewöhnliche Titel bzw. Untertitel
Quantis annis latuit medicina beweist das– in Zusammenhang mit der Epist. med. Brux. 18 mit
gleicher Überschrift146, einer Überschrift, die sich am zwanglosesten aus Isid. Orig. 4,3,2 ableiten
läßt und die für die unbeholfenen Titel vieler frühmittelalterlicher medizinischer Briefe typisch ist.
Das Material der Epist. med. Brux. 18 entstammt, wie ich überzeugt bin147, in seiner Gesamtheit
Isidor, die Teile der Etymologien (= Epist. med. Brux. 18,1-3), die zusätzlichen Text bringen (18,1
und 18,3), einer früheren Fassung dieses Werkes148.
Zu einem uns unbekannten Zeitpunkt sind dann die beiden heute durch Quellenanalyse
unterscheidbaren Teile der Epistula peri hereseon verbunden worden, wobei der erste Teil gegenüber
der Fassung der Epist. med. Brux. 18 deutlich, allerdings vom Inhaltlichen her nicht sehr glücklich,
bearbeitet worden ist.
Um uns nicht zu weit zu verlieren, nehmen wir einmal die Aussagen bei Isidor, Orig. 4,3,1-
4,4,1 als gegeben hin. Zu den drei Richtungen (haereses, sectae) methodica, enpirica und logica,
die wir gewöhnlich in medizinischer Einführungsliteratur finden (und die natürlich auch bei
Marcellus149 gemeint sind), tritt eine vierte hinzu, teoperica. Soll das therapeutica bedeuten, oder
theorica = theoretica? Keines davon wäre in unserem Zusammenhang sonderlich sinnvoll. Aber
bei vier Richtungen der Medizin besteht dann auch das Bedürfnis nach vier Begründern (inuentores);
woher nehmen und nicht stehlen? Asclepius, bei Isidor (Orig. 4,3,2) der Vater, hier der Großvater
des Hippokrates, muß dafür herhalten und darf an seiner Stelle die logica begründen150.
145
Collectio Salernitana, ossia documenti inediti ... pubblicati a cura di Salvatore de Renzi, tomo quarto,
Napoli 1856, 185-289. De Renzi druckt Par. lat. 14025, eine auf jedenfall wesentlich spätere Handschrift, ab.
Er hielt ‘Petroncellus’ auch für ein salernitanisches Werk, was durch die Existenz von Par. lat. 11219 natürlich
ausgeschlossen ist.
146
Das hatte bereits Konrad Schubring gesehen, vgl. W. WIEDEMANN p. 61.
147
Die andere Möglichkeit wäre Quellengemeinschaft von Isidor und dem Vorgänger der Epist. med.
Brux. 18. Ich danke Arsenio Ferraces Rodríguez für die ausführliche briefliche Diskussion dieser Probleme.
148
J. FONTAINE, Genèse et originalité, p. 436, spricht von «4 états [der Etymologien] entre 612-621 et
après 636».
149
Quod Cous docuit senior quodque Abdera suasit/ Quod logos aut methodos simplexque empirica
pangit/ Hoc liber iste tenet diuerso e dogmate sumptum. (Marcell. med. Carm. 5-7) Der ‘koische Greis’ (ich
zitiere nach der deutschen Übersetzung von Jutta Kollesch und Diethard Nickel in der Ausgabe im CML V,
Berlin2 1968) ist Hippokrates; ‘Abdera’ steht für Demokrit von Abdera (also nicht näher einzugrenzende
pseudodemokriteische medizinische Schriften); ‘Vernunft’ = Hippokratiker bzw. Dogmatiker; ‘Methode’ =
Methodiker, ‘einfache Erfahrung’ = Empiriker. Die Stelle fehlt übrigens, soweit ich sehe, bei K. D EICHGRÄBER,
Die griechische Empirikerschule. Unter Frg. 8 (p. 41) wird dort Isidor zitiert, die Stellenangabe muß Orig.
4,4,1-2 lauten.
150
In Isid. Orig. 8,11,3 ist Aesculapius der Begründer der (ganzen) Medizin: Nam quorundam et inuentiones
artium cultu peperisse dicuntur, ut Aesculapio medicina, Vulcano fabrica.
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 171
Diese Vierzahl ist sicher nicht ohne Zusammenhang mit dem Viererschema der Säftelehre
zu sehen; in der Quelle des Redaktors und Kompilators, die der Epist. med. Brux. 18,1-3 zumindest
sehr ähnelte, stand auch diese Vierteilung der Medizin (18,3), die jetzt hier in die vier medizinischen
Richtungen eingearbeitet wird, möglicherweise ursprünglich am Rande nachgetragen war; die
wörtlichen Übereinstimmungen der beiden Texte lassen einen anderen Schluß nicht zu151. Die
Umarbeitung in die Frageform (quod152 est ...?; grammatisch richtig wäre quid est ...?) kann bereits
in der Vorlage unseres Redaktors und Kompilators stattgefunden haben. Die Erwähnung der Sintflut
(diluuium), die nicht weiter motiviert wird, setzt einen christlichen Verfasser voraus.
Der Text der Epistula peri hereseon folgt (auch in der Interpunktion und Schreibung) der
ältesten bekannten Handschrift153, Par. lat. 11219, s. IX med. (vermutlich in Paris oder seiner
Umgebung entstanden), fol. 43rb-43va.
Post diluuium per annos mille. CCCCC154 latuit latuitque per annos paene quingentos usque ad
medicina usque in tempus artersersis regis tempus Artaxerxis regis Persarum.
persarum.
Tunc apollinus 155 et filius eius scolafius 156. Tunc eam reuocauit in lucem Hippocrates
Asclepius abunculus ippocratis <et ypocras>157 Asclepio patre genitus in insula Coo.
151
Auffällig ist die Übereinstimmung zweier Definitionen mit dem Kommentar zu Galen, De sectis, in
der hochmittelalterlichen Fassung, die Pritchet unter dem Namen des Iohannes Alexandrinus veröffentlicht
hat: Ioh. Alex. p. 13,54 Prit. secundus est farmacus quando per medicamina curamus; Ioh. Alex. p. 23,42 Prit.
dieta dicitur et obseruatio legis. Bei Agnellus finden wir sie im thematisch gleichen Zusammenhang nicht, und
trotz der noch ausstehenden Klärung des Zusammenhangs der Fassungen des Kommentars zu De sectis von
Agnellus und ‘Iohannes Alexandrinus’ nehme ich mit ziemlicher Sicherheit an, daß bei Ioh. Alex. eine
Interpolation aus Isid. Orig. 4,9,2-3 vorliegt.
152
qp
153
Für eine Nachkollation am Original danke ich sehr herzlich Florence Eliza Glaze.
154
ss. d
155
apollo m2
156
escolafius m2
157
add. in marg.
172 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Illi IIII inuenerunt artis medicinae <IIII [4,4,1] Hi itaque tres uiri totidem haereses
sectas> 158 [et sectantis carmina] 159 Id est inuenerunt.
metodicam impericam160 loicam et teopericam.
158
ss.
159
del. m2
160
em- m2
161
apollo m2
162
Es- m2
163
en- m2
164
asclipius m2
NEUE ODER VERNACHLÄSSIGTE QUELLEN DER ETYMOLOGIEN ISIDORS VON SEVILLA... 173
Anhang 3
pirula (Isid. Orig. 11,1,48) 'Nasenspitze'
Es erscheint seltsam, daß das Wort pirula für Nasenspitze fleißig überliefert wurde, und
zwar in den meisten Fällen165, wie wir aus dem Zusammenhang (gleichzeitiges Auftauchen von
interfinium166 und intercilium167, zwei ebenfalls seltenen Wörtern) schließen können, nach Isidors
Etymologien.
Aus den von Tony Hunt veröffentlichten Lernvokabularen 168, allesamt aus dem 13.
Jahrhundert, führe ich drei Stellen an:
In John of Garland's Dictionarius, 5 (Hunt Band 1, p. 196) lesen wir: Partes nasi sunt iste: pirula
nasi, interfinium ..., im Douce Glossary (Hunt Band 1, p. 420): l. 17-18 hoc intercilium: entrecil;
hec pirula: le bec del nes; l. 31 hic hircus: angle del oil.
Das Glasgow Glossary schließlich bringt (Hunt Band 1, p. 411): Hoc intercilium: entre les surcils
Hec Pirula: bec del nes
Hoc interfinium: entre les narines
und p. 412
Hoc irqui indecl.: angle del oil.
Auch zu poetischen Ehren hat es die pirula gebracht, und zwar im Speculum hominis,
einem Gedicht in Hexametern wohl ebenfalls des 13. Jahrhunderts, das weitgehend Termini aus
Buch 4 und 11 der Etymologien in poetische Form bringt169. Das wird auch deutlich gesagt170 (was
im Mittelalter keineswegs selbstverständlich war!):
165
pirula, extrema pars nasi in den Glossae Scaligeri, CGL V 606,59 (dort perula). An anderen Stellen
des Corpus Glossariorum kommt das Wort nicht vor. Die Formulierung extrema pars nasi spricht eher für
Ps.Sor. Quaest. med. als Quelle.
166
Im CGL nicht belegt.
167
intercilium nur CGL III 247,26 (Hermeneumata Einsidlensia). hirci bzw. hirqui steht ebenfalls in den
Herm. Einsidl., CGL III 247,22 oi( kanJoi¿ anguli oculorum, hirqui, sowie im Cod. Cass. 90 Hyrci oculorum
anguli CGL III 570,12. Ich vermute, daß es nicht Isidor, sondern seiner Quelle Servius entstammt. Zur Sache
vgl. A. FERRACES RODRÍGUEZ, «Un faux terme d’anatomie».
168
T. HUNT, Teaching and Learning Latin in Thirteenth-Century England, Band 1-3, Cambridge 1991.
169
Lo «Speculum hominis». Poema anonimo di etimologia medica del XIII secolo, ed. Marco T. Malato,
Concezio Alicandri-Ciufelli, Roma 1960, zuvor gedruckt bei S. DE RENZI, Collectio Salernitana, Band 5, Naples
1859, pp. 173-198, unter dem (nicht ganz passenden) Titel Poema anatomicum. (Die Verse sind insgesamt
durchgezählt, das Buch, das auch angegeben wird, spielt dabei keine Rolle).
170
Außer dieser Stelle auch noch 2,641 und 2,841.
174 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Der anonyme Verfasser hatte natürlich Schwierigkeiten, diesen und andere Termini in einen
Hexameter einzufügen:
Anhang 4
Die Definition des Aphorismus (Isid. Orig. 4,10,1)
Ähnlich wie Isidor (Orig. 4,10,1 Aforismus est sermo breuis, integrum sensum propositae
rei scribens) definiert Ps.Sor. Quaest. med. 22 Quid est aphorismus? Oratio [aliter sermo Chartres
62 m2 in marg., Ratio in Roses Londoner Handschrift, British Library Cotton Galba E.IV] breuis
per quam ostenditur specialis qualitas praepositae [prop- Rose] rei. Wie gängig und verbreitet
diese Definition war, zeigt auch )Aforismo\j de¿ e)sti lo¿goj su¿ntomoj au)totelh= dia¿noian
a)parti¿zwn. Stephan. in Hipp. aph. praef. p. 32,14 Westerink [CMG XI 1,3,1]; dort wird im
Similienapparat richtig auf Lat-A verwiesen, die Verbindung zu Isidor aber übersehen; mehr bei
Fischer [2002, «Zu des Hippokrates ...»], p. 289 Anm. 49, sowie Theophilus in Hipp. aph. [vol. 2 p.
245 Dietz]. Beccaria hatte vermutet, die bis auf die Frageform mit Isidor wörtlich übereinstimmende
Definition am Ende des Vorworts [prooemium] zu Lat-A (abgedruckt bei Beccaria p. 41,45171) sei
aus Isidor übernommen worden172. Aufgrund des hier geführten Nachweises, daß Isidor Lat-A
seinerseits benutzt hat, ist das Umgekehrte mindestens ebenso wahrscheinlich. Dafür spricht auch,
daß bei Stephanos die Aphorismusdefinition ebenfalls am Ende der Einleitung steht, also die
Notwendigkeit entfällt, eine Interpolation aus Isidor in den Schluß des prooemium von Lat-A
anzunehmen. Zugleich ist das ein Hinweis, daß wenigstens zur Zeit Isidors dieses Vorwort bereits
Bestandteil von Lat-A war.
Vergleichbar ist ferner Comm. in Gal. de sectis, ed. Daniela Manetti (Commentarium in
Galeni «De sectis», in: Corpus dei Papiri filosofici greci e latini 3, Firenze 1995, 19-38, hier p. 31):
A 19-22 ti¿ ga¿r e)stin o(rismo¿j; o(rismo¿j e)stin lo¿goj su¿ntomoj panto\j pra¿gmatoj e)kdida¿skwn
kai\ perigra¿fwn th\n fu¿sin, mit ihrem Kommentar und Parallelen p. 35.
171
Quid est aphorismus? Sermo breuis, integrum sensum propositae rei scribens.
172
«Ma è degno di rilievo che l’anonimo compilatore dell’introduzione abbia preferito riportare
integralmente le parole di Isidoro di Siviglia ....», A. BECCARIA, «Sulle Tracce II», p. 41 Anm. 3.
175
DANIELLE GOUREVITCH
École Pratique des Hautes Études. Paris
This page intentionally left blank
177
Le médecin ancien se fie beaucoup plus que celui d’aujourd’hui à ce que lui livrent
directement ses sens, et particulièrement la vision2. D’où l’importance de la description
minutieuse des symptômes et particulièrement des couleurs de la maladie3, et même de
l’utilisation d’adjectifs de couleur caractéristiques du symptôme cardinal pour désigner
des maladies (en latin avec ou sans les substantifs passio ou morbus) ; dans des cas plus
compliqués, un adjectif ne suffit pas, et le médecin ou la formalisation populaire ont
recours à des métaphores. Où Isidore prend-il ses couleurs ? A qui emprunte-t-il ses
métaphores ? Invente-t-il ses étymologies4 ? Apporte-t-il des nouveautés ?
Dans le chapitre 7 de son œuvre médicale avec notamment satyriasis5, et surtout
dans le chapitre 8 de morbis qui in superficie corporis videntur, mais aussi dans le De
natura, les métaphores, sensibles aux apparences surtout visuelles, s’imposent tant elles
fourmillent, entraînant d’elles-mêmes sous ma plume une première métaphore dans cette
gamme, celle des fourmis à la fois si nombreuses et si affairées dans leur fourmilière.
Notons qu’aux cinq sens proprement dits auxquels nous nous attendons, s’ajoute
parfois l’appel au sens intime, lui-même appuyé sur diverses données des sens ; je ne m’y
attarderai pas, mais je signale tout de même le telum d’Etym. 4,6,13, de acutis morbis :
Telum lateris dolor est. Dictum autem ita a medicis, quod dolore corpus transverberet,
quasi gladius. Ce nom « scientifique » du point de côté6 est inspiré par la forme de l’arme
qu’est le glaive et le type de coup qu’il porte : le médecin imagine que la douleur
transfixiante du point de côté fait penser (quasi) à celle que ce coup provoque quand il
traverse le corps.
1
Reste fondamental le livre de F. SKODA, Médecine ancienne et métaphore, en particulier aux pp. 232-
234 pour notre propos d’aujourd’hui. Se reporter aussi à D. GOUREVITCH, «Bibliographie du vocabulaire», ainsi
que «Les faux-amis», pp. 189-191.
2
L. VILLARD (éd.), Couleurs et vision; Ead. «Médecine et peinture».
3
D. GOUREVITCH, «Rapport 1993-1994».
4
R. MALTBY, A Lexicon.
5
Cf. plus loin.
6
Dont témoigne également Ser. Samm. 402.
178 DANIELLE GOUREVITCH
Cette façon de nommer telle ou telle maladie par une métaphore a toujours été
pratiquée, et est clairement repérée par Galien dans sa mise au point nosographique
systématique du De methodo medendi7 : les noms des maladies, signale-t-il, peuvent venir
de celui de la partie lésée, de celui du symptôme cardinal, des deux précédents à la fois, de
la cause supposée, du premier thérapeute, d’un malade célèbre, ou encore d’une ressemblance
avec des éléments du monde (a)po\ th=j pro\j ti tw=n e)kto\j o(moio¿thtoj). Il peut s’agir de minéraux,
comme le charbon8 ; d’éléments du monde vivant, comme le corps avec la graisse, ou les
produits naturels avec le miel ; de végétaux, comme la figue ; et surtout d’animaux, comme
le crabe ou la fourmi. La variété formicante des verrues, qui provoquent des sortes de
fourmillement, est particulièrement difficile à traiter, fait comprendre l’illustre médecin
dans sa polémique avec l’un de ses rivaux, Martianos9. « Le sang de crocodile rend la vue
perçante, mais je n’ai jamais eu recours à cet expédient, ayant à ma disposition d‘autres
remèdes possédant les mêmes vertus ; il en va de même pour (...) le sang de la souris
domestique (qui) guérit les verrues. Car j’ai à ma disposition beaucoup d’autres remèdes
contre cette affection, y compris contre sa forme la plus difficile à traiter nommée fourmilière,
mais je me suis gardé d’encourir la réputation de charlatanerie »10. Ce que Françoise Skoda
reprend à sa manière11 : « Il existe plusieurs types de métaphores. Certaines sont descriptives
et comparent, implicitement, pour la forme, la taille, le volume, la couleur ou l’aspect les
atteintes corporelles aux éléments du décor habituel ou de l’activité humaine » (par exemple
vocabulaire agricole, et particulièrement végétaux cultivés), tandis que « d’autres métaphores
sont fonctionnelles et traduisent une similitude d’activité ou de comportement » et que
d’autres sont à la fois descriptives et fonctionnelles » (comme pour le nom du crabe, sur
les deux sèmes dur et tenace).
Ce sont de telles ressemblances, allusivement implicites ou explicitement
développées, qui vont nous intéresser ici, pour comprendre ce que le malade, le médecin,
le compilateur ont vu dans les maladies. On ne s’étonnera pas que les maladies de peau ou
les maladies à manifestation cutanée aient la part belle : Isidore, assez bizarrement d’ailleurs
et sans répondant dans la tradition, fait même une catégorie spéciale des maladies
apparaissant à la surface du corps, les opposant à celles des maladies aiguës et des maladies
chroniques. En effet, pour comprendre ou du moins décrire ce qui se passe à l’intérieur
7
Gal., De methodo medendi II 2 (= Kühn X 81-83).
8
Isid., Orig. 4, 6, 16 : «Le charbon ou carboncule (carbunculus) est ainsi appelé, parce que dans un
premier temps, il est rougeoyant comme le feu, puis, par la suite, noir comme du charbon éteint». Cf. R. L AUX,
«Ars medicinae», p. 427. Et dans ce volume, A. FERRACES RODRÍGUEZ, «Aspectos léxicos», pp. 99-100, à propos
de furunculus. Aussi Cass. Fel. 22 : Ad carbunculos. Carbunculi quos Graeci anthraces vocant (...) Et in medio
suae regionis nigri ut carbones efficiuntur, unde ipso nomine carbunculi vocantur... On notera plus loin dans le
même paragraphe l’adjectif variolatus, sur lequel, plus tardivement donnera le nom de la variole. Cf. E.
WICKERSHEIMER, «L’apparition de variola».
9
V. BOUDON, «Aux marges», p. 128.
10
Gal., De simplicium medicamentorum facultatibus X 2 (= Kühn XII 263). Donc la ressemblance ici
n’est pas visuelle, mais tient à la subjectivité du sujet souffrant. La définition 401 (= Kühn XIX 443), ne dit rien
de la valeur du nom : Murmhki¿a e)¿kfusij e)sti paxei=a kai\ mh\ dia¿stenon e)¿xousa ba¿sin.
11
F. SKODA, «Une métaphore agricole», pour a)¿xwr qu’elle interprète comme nom de la balle, rapproché
notamment de pi¿turon, le son, et d’autres.
LES MALADIES SOUS LE REGARD DU COMPILATEUR: MÉTAPHORES... 179
1. LES VÉGÉTAUX13
Le premier végétal que nous envisagerons est la lentille14, lentigo, dérivé de lens ou
15
lentis , comme l’est lenticula, avec en 4, 8, 3 : Lentigo est vestigia macularum parvula in
rotunditatem formata, ab specie lenticulae dicta. Autrement dit, Isidore justifie le nom de la
maladie par le rapprochement qu’on peut faire de la tache avec une espèce de lentilles
particulièrement frappantes par leur forme ronde (rotunditas). Effectivement on lit chez
Pline (18, 123), du moins pour la lentille d’Égypte (lens) : duo genera eius Aegypto, alterum
rotundius nigriusque, alterum sua figura, unde vario usu traslatum est in lenticulas nomen.
L’adjectif parvula signale la petitesse de la lésion et du référant. Mais la taille de la
lentille sert plutôt à désigner la quantité du médicament ; je l’ai déjà observé ailleurs16, et
ne donne ici qu’un exemple, en Celse 6, 6 i : Murrae ad fabae, papaveris lacrimae ad
lenticulae magnitudinem.
Mais la couleur aussi est souvent signalée ; chez le physiognomoniste, elle n’est
pas nette mais plutôt indéfinissable : (85, p. 117 André) Idem dicit eos qui colorem varium
habent tamquam lente aspersum, quos fakw¿deij Graeci appellant, uitam turpem (...)
exercere. Ce qu’on doit probablement comprendre également chez Celse, par inférence
pour le carcinome ulcéré (5, 28, 2B) : color eius ruber est aut lenticulae similis ; pour
l’impetigo (Celse 5, 28, 17 c) : squamulas habet pallidas, quasdam subalbidas, quasdam
12
S. BOSCHERINI, «La metafora».
13
Je remercie Valérie Bonnet pour son aide en botanique.
14
Pour lentigo et pour bien d’autres termes dermatologiques, cf. J.H. DIRCKX, «Dermatological terms».
Pour lenticula-vase, en particulier vase à huile, cf. D. GOUREVITCH, «Lenticula» (ce pour quoi Isid., Orig. 20, 7,
4 : lenticula vasculum olearium... a liniendo dictum).
15
Dont Isidore dit (Orig. 17, 4, 5) : lentis vocata quod humida et lenta est, vel quod adhaeret humi.
16
Cf. D. GOUREVITCH, «Fabriquer un médicament».
180 DANIELLE GOUREVITCH
lenticulae similes, ici put-être d’un blanc sale, d’un blanc crème, comme la lentille rousse.
Et d’autres lentilles tirent sur le noir : Pline, nous venons de le voir, en signale de nigrius.
D’autres encore sur le rouge : Celse (6, 5, 1) décrit des taches de la peau qui gênent les
belles dames : rarior ea species est, quam semion Graeci vocant, cum sit ea lenticula
rubicundior et inaequalior. Cette couleur rougeâtre est une indication presque certaine
qu’il s’agit de la tache de naissance, shmei=on, que nous appelons nous tache de vin ou
nævus.
Ce végétal aurait pu inspirer le nom d’une étape de la lèpre, mais la métaphore de
la « lèpre lenticulaire » n’a pas marché. Et pourtant Pline (26, 7) semble être sur la voie
lorsqu’il écrit : Diximus elephantiasim ante Pompei Magni aetatem non accidisse in Italia,
et ipsam a facie saepius incidentem, in nare prima ueluti lenticula, mox inarescente per
totum corpus, maculosa variis coloribus et inaequali cute, alibi crassa, alibi tenui, dura
alibi ceu scabie aspra, ad postremo vero nigrescente et ad ossa carnes adprimente,
intumescentibus digitis in pedibus manibusque (...)17. On remarquera dans le même sens
Marcellus Empiricus 19,18 : Adversum elefantiasim, quod malum plerumque a facie
auspicatur primumque oritur quasi lenticulis variis et inaequalibus. Il ne me semble pas
neutre non plus que Cassius Felix au dernier paragraphe (7) du chapitre 73, Ad elefantiasin
propose un topique pour le visage, ad nigredines et ad lentigines, quas facus appellant, et
ad solis ustiones, quas efelidas dicunt. Confusion de son système nosologique sans doute,
mai aussi sentiment vague d’une unité entre la maladie-lentille et la maladie-éléphant18.
Donc la lèpre, qui a plusieurs noms selon ses étapes, aurait pu être désignée d’abord,
sous sa forme la moins grave, par une métaphore végétale, avec un adjectif dérivé. Lequel ?
Peut-on opter entre lenticularis19, lenticulatus20, lentiginosus21, ou même un hypothétique
lenticulosus ? Certainement un adjectif en –osus, formation caractéristique du vocabulaire
de la pathologie en latin22, avec quelque chose comme morbus lentiginosus ou pestis
lentiginosa. La dramatisation de la maladie se serait poursuivie alors, selon la théorie de
Boscherini, par d’autres métaphores, animales, plus terribles23.
17
Pline poursuit son chapitre 26, 7 en introduisant un autre nom imagé, celui de gemursa : Et hic quidem
morbus celeriter in Italia restinctus est, sicut et ille, quem gemursam appellavere prisci inter digitos pedum
nascentem, etiam nomine oblitterato. D’où vient donc ce nom mystérieux ? Nous l’apprenons peut-être dans
Paul. Fest. 84, 10 L. sub minimo digito pedis tuberculum, quod gemere faciat eum qui id gerat. Mais ce n’est
pas très convaincant, pas plus que ne le sera Dalechamp quand il y verra le «fourchon des Lyonnais».
18
Cf. aussi Orib. Syn. lat. 7, 61 : quo malum plerumque a facie incipit prius quae urentur quasi lenticulis
vanis et inaequalibus cutem albam elibi grassam, alibi tenuem.
19
Apul., Florides 9.
20
Cass. Fel. 24 présente l’hapax herba lenticulata, plante qui pousse sur les étangs et soigne le feu sacré.
21
Val. Max. 1, 7, 6 : «au visage couvert de lentilles».
22
Cf. D. GOUREVITCH, «Une création lexicale continue».
23
Mais Isidore n’évoquera pas non plus les états si intéressants de léontiasis –autre métaphore animale–
et de satyriasis (cf. l’appendice, p. 195).
LES MALADIES SOUS LE REGARD DU COMPILATEUR: MÉTAPHORES... 181
Quant au troisième végétal, c’est l’herbe appelée ici –et, que je sache, il s’agit d’un
hapax– lepida herba, avec, en 4, 8,11, une définition de la « lèpre », qui, comme chacun
sait, n’est pas notre lèpre : Lepra vero asperitas cutis squamosa lepidae herbae similis,
unde et nomen sumpsit : cuius color in nigredinem vertitur, nunc in alborem, nunc in
ruborem. In corpore hominis ita lepra dinoscitur : si variatim inter sanas cutis partes
color diversus appareat, aut si ita se ubique diffundat, ut omnia unius coloris quasi adulteri
faciat.
Le rapprochement jointif des deux mots squamosa et lepida peut être interprété
comme un effet de style, presque comme un jeu de mots. Mais il est en germe chez Cassius
Felix (15, 1), à propos d’une des formes de gale (scabies) ; celle-ci est squamea fusci
coloris, quam scabiem squamosam dicimus, siquidem corticosas squamulas in cute
ostendunt quas Graeci lepidas vocant. Unde nomen a Graecis lepra accepit.
En fait le jeu de mots est double, mais je me demande si Isidore en est conscient,
car si lepi¿j écaille, squame, et le¿pra dérivent bien de le¿pw éplucher, écaler, lepidus
gracieux, joli, n’a rien à voir puisqu’il dérive de lepos, charme, grâce, mot lui-même
d’étymologie douteuse, mais qui n’a certainement rien à voir avec le¿pw. Isidore a donc
fait un faux rapprochement étymologique avec le lepidium, plante d’origine étrangère, du
grec lepi¿dion, Lepidium latifolium L., répertoriée par Dioscoride (2, 174), de lepi¿j, écaille,
squame. La plante, précise-t-il, guérit les affections squameuses de la peau : a)fi¿sthsi
le¿praj, ou lepras mundet (2, 160), ce que confirme Pline 20, 18 : lepras et psoras tollit.
24
Mais attention, hordiari en médecine vétérinaire (Pélagonius) signifie être gonflé par un excès d’orge.
Cf. J.N. ADAMS, Pelagonius, p. 270.
25
Def. Med. 355 (= Kühn XIX 437).
26
Même raisonnement circulaire chez Marcellus (19, 63) pour lentigo et lenticula : ad lentigines de facie
tollendas lenticulam... tere... (mais un peu différent pour herba verrucaria par l’adjonction de id est heliotropum...
his qui verrucas patiuntur)
27
L’étymologie varronienne (Ling. 5, 106) affirme : hordeum ab horrido.
182 DANIELLE GOUREVITCH
Enfin la plante enflée apparaît en 4, 7, 10, à propos des fièvres froides dites typi :
Typi sunt frigidae febres30, qui abusive tipi appellantur ab herba quae in aqua nascitur.
Isidore a bien le sentiment qu’il y a là quelque chose qui ne va pas, puisqu’il utilise
abusive, adverbe qui signale un mauvais usage ou un usage bizarre, et qu’emploie aussi
Célius Aurélien (Maladies chroniques, 5, 27, p. 870) dans des explications étymologiques
relatives au nom de la goutte, podagra : nomen accepit (...) a pedibus. Sed podagram
Graeci etiam ab impedimento uel retentione pedum aiunt nominatam uel a ferali dolore,
siquidem omne, quod immite fuerit, abusive agreste vocamus.
Quelle est donc cette plante ? Isidore y revient dans son livre XVII à propos des
plantes des eaux , et notamment ulva et tiphus, herbae (quae) circa fontes et in paludibus
stagnisque nascuntur... Tiphus vero quae se ab aqua inflat, unde etiam ambitiosorum et
sibi placentium hominum tumor tiphus dicitur. Il s’agirait de la Grande massette, Massette
ou Masse d’eau (Typha latifolia), dont le sens étymologique est clair en français, typhacées
fréquentes près des fleuves (Strabon, 5, 2, 9) ; le texte isidorien ne semble pas la connaître
près de ceux d’Espagne. On la considère comme une plante enflée tout comme le typhus
moral31, à cause de ses gros épis cylindriques. Ou peut-être à cause de ses rhizomes,
charnus et féculents, parfois à usage alimentaire. L’Antiquité ne connaît d’usage médicinal
ni du rhizome ni du pollen (qui parfois remplace la poudre de lycopode) ni de l’aigrette
des fleurs femelles ni des feuilles, employées dans les arts. Mais la « poudre de lycopode »,
à savoir ses sporanges jaunes, est utilisée en médecine comme dessicatif, notamment
contre les excoriations de la peau des petits enfants.
Mais ce n’est pas la maladie ici envisagée. Il s’agit de « fièvres froides »,
probablement des fièvres qui, n’étant pas continues, connaissent des moments où le patient
n’a pas chaud, où même il a froid et souffre de frissons, dans des sortes d’à coup de froid.
Il semble que l’expression ne soit pas rigoureusement technique (ThLL VI 1 411, 37sqq.),
28
Cf. J. ANDRÉ, Lexique et Les noms de plantes.
29
R. LE COZ, Isidore de Séville, p. 39, à tort me semble-t-il, pense à lepida, raclure de cuivre.
30
On verra Cels. Med. 3,11 avec les observations de Scheller-Frieboes p. 508 Über die Arzneiwissenschaft.
31
Sur le typhus maladie de l’âme, on verra, P. COURCELLE, «Le typhus maladie de l’âme».
LES MALADIES SOUS LE REGARD DU COMPILATEUR: MÉTAPHORES... 183
et c’est précisément une scholie de Maurus Servius Honoratus, aux Géorgiques (3, 458),
qui affirme très clairement : ... sciendum febrem, licet a fervore dicta sit, esse etiam frigidam.
Servius n’est donc pas la source d’Isidore, qui semble avoir tout simplement utilisé une
expression, disons, populaire. On la trouve aussi au pluriel chez Pline : 23, 157 ; 26, 115 ;
27, 130 ; 28, 121 ; 32, 113 ; lequel emploie également « frigora febrium » en 32, 114.
D’autre part les fièvres dites typi (treize exemples)32, ou febris typica entrent dans la
catégorie des maladies chroniques, et sont chez Célius Aurélien des fièvres intermittentes,
et les typici sont aussi ceux qui souffrent de fièvre intermittente (six exemples du dérivé
en tout), tupiko¿j ayant notamment le sens de « qui frappe par à coups ».
Quel rapport donc entre une fièvre à épisodes froids et une herbe qui pousse dans
l’eau et qui par conséquent est fraîche ? Un rapport « abusif », par un tour de passe-passe
phonétique en grec, une confusion ph et p, permettant un rapprochement entre tup- et tuf- ,
puisque la plante33 est en grec la tu¿fh (Dioscoride 3, 118), translittéré en typhe dans le
Dioscoride latin (3, 128) tandis qu’Isidore, sans lui donner de nom, propose une explication
originale.
2. LES ANIMAUX34
32
Le Pseudo-Soranus, Quaestiones medicinales in Anecdota Graeca et graecolatina, éd. Valentin Rose,
II, Berlin, 1870, nous montre l’opposition entre 120 d’une part (quid est typhodes febris) , et d’autre part 124
(Qui est typus ? Unius temporis passio commotionis et solutionis), 125 (A propos de periodica febris ... Modum
enim hic typum nominavit) et 138 (quemadmodum complectuntur se typi ? Complectuntur se interdum de
simili genere, interdum dissimilibus). Et Aurelius, éd. Daremberg (1847), I p. 26 : Nos scire species febrium
amplius non est quam tres : id est tipicam, quam quidem periodicam (in cod. periothicam) vocant, emitriteam
et sinochum. Tipica est fornaris (lec. inc. fors. fornaius, pro formalis ?), si tamen hoc bene translatum est (!) ; [ita
vocatur] quod cottidie laxatur, vel alternis diebus, vel quartis diebus ; quas [febres] vulgo cotidianas, vel tertianas,
aut quartanas vocant Et II pp. 28-29 : Omnes tipicae febres, sive in strictura, sive solutae, sive permixtae,
quamdiu sunt in fridgore... comprehensione manuum ex linteis calidis, donec leniatur rigor, sunt fovendae ; aut
ubi coeperint incalescere, paulatim movenda sunt operimenta. Et p. 30 : De tipicis minus laborandum est quas
(in cod. quarum) etiam natura (in cod. - am) nobis conficiat.
33
Cf. J. ANDRÉ, Lexique et Les noms de plantes.
34
F. SKODA, «Les métaphores zoomorphes».
35
S. BOSCHERINI, «La metafora», p. 189
36
Aranea / araneus ne figurent chez Célius Aurélien que comme nom d’animal (Med. Resp. II 51
aranearum ; MA p. 464, araneorum). Cf. B. MAIRE – O. BIANCHI, Caelii Aureliani operum omnium.
184 DANIELLE GOUREVITCH
dei grani di miglio (kegxri¿aj)». Il faut voir37 le texte de Cassius Felix 25, qui présente
aranea38, sa variante serpusculus, et sa variété porcine39 (formule populaire inspirée
probablement par le grouillement des pustules) aranea verrina40, ainsi que les mots grecs
(translittérés et plus ou moins latinisés) e(rph¿j et kegxri¿a, dans la nouvelle édition d’Anne
Fraisse : Araneas Graeci a serpendo quod herpin dicunt herpetas dicunt, nos vero similiter
latino sermone ... a serpendo serpusculos nominamus. .. Est et aliud genus herpetis, quem
Graeci cenchrias vocant, si quidem in superficie cutis pustulas minutas milio similes 41
ostendit : quam Latini vulgo araneam verrinam vocant. Dans la formule finale l’association
de deux espèces animales pour désigner une maladie est particulièrement évocatrice de
l’agacement dégoûté qu’elle suscite, avec un insecte, l’araignée42, qui fait encore s’évanouir
les dames d’aujourd’hui, et le porc rose grognon qui se vautre dans la fange au milieu des
siens, toujours symbole d’une grossièreté désagréable. Quels sont donc les animaux retenus
par Isidore ?
37
Aussi dans une glose, Gloss. III 596, 10 : arania erysipela minor milio similis in cute.
38
J. ANDRÉ « Sur quelques noms », pp. 5-6. Part de Isidore Orig. 12, 4 : mus araneum (sic), cuius morsu
aranea. Mot pan-roman, populaire, gale rongeante pour le cheval, dartre rongeante pour l’homme ou rogne.
Cf. CGL 3, 600, 23, et surtout 3, 596, 10 : arania ersipela (erysipela) minor milio similis in cute, « petit
érysipèle comme des grains de mil sur la peau »).
39
Cassius Felix a d’autres métaphores porcines en 26, ad scrofas.
40
Ce mot verrinus n’apparaît pas du tout dans Célius Aurélien.
41
Cette image est présentée aussi par Gal. De tumoribus praeter naturam liber 9 (= Kühn VII 722- 723)
: certains ont donné à « l’herpès » le nom de « cenchris » « parce qu’elle provoque sur la peau des excroissances
semblables aux grains de millet ». On verra aussi Orib., Syn. VII 33 (= Daremberg V 380-383) : « l’herpès
rongeant ... corrode la partie de la peau qui lui est contiguë ; c’est la raison pour laquelle cette maladie a été
appelée herpès (=qui rampe) » ; s’y oppose « l’autre espèce d’herpès, qu’on nomme miliaire, parce qu’il fait
venir à la peau de petites excroissances semblables à des grains de millet ».
42
L’araignée apparaît aussi pour décrire un pouls DM 227 (= Kühn XIX 411) : araneosus pulsus parvus
est, non firmatus, sed qui araneae modo levi ab aura agitante movetur ; )Araxnoeidh¿j e)sti sfugmo\j o( mikro\j
mh\ e(drasme¿noj, a)lla\ tro¿pon a)ra¿xnhj u(po\ braxei¿aj au)¿raj saleuome¿nhj kindu¿menoj.
43
)Alw¿phc s’emploie aussi en anatomie pour désigner les muscles ; en pathologie, son emploi semble
remonter à Hipp., Affections 35, dans une série d’affections cutanées provoquées par le phlegme.
44
Alors que Cels. (6, 4, 2) oppose deux formes de la maladie : ea quae alopecia nominatur, sub qualibet
figura dilatatur. .. Id vero, quod a similitudine ophis appellatur, incipit ab occipitio... Il introduit ainsi une
nouvelle méfaphore animale. Cf. aussi Pseudo-Soranus, Quaestiones medicinales in Anecdota medica Graeca
et graecolatina, éd. Valentin Rose, II, Berlin, 1870, avec 217 (quid est alopecia ? Tinea. Fit enim transmutatio
coloris albidioris, per quam capilli facta corruptione decidunt.) suivi de 218 (Quid est ophiasis ? Tinea etiam.
Quae fit similiter colore mutato, quod ex densitate cutis efficitur nuditas capillorum et ideo duplex est passio.
Nam ophiasis defectus est capillorum et nudando partes turpantur. Alopeciae igitur ex vulneratione horridus
visus occurrit). Et Orib., Syn. lat. : ... ofiasis propter quia scema similis est serpentis, alopicia autem qui vulpi
similat colorem.
LES MALADIES SOUS LE REGARD DU COMPILATEUR: MÉTAPHORES... 185
volpes, mais sous le diminutif vulpecula, volpecula petit renard45, et sans reprendre le jeu
de mots courant sur son nom, selon lequel cet animal rusé et rapide s’appellerait ainsi
quod volat pedibus46. Mais pourquoi ce rapprochement ?
Qu’il s’agit d’une métaphore est proclamé par l’Etymologicum magnum, selon
lequel l’urine d’animal stérilise et donc rend vide et nu le terrain sur lequel elle s’écoule:
« l’alopécie, maladie caractérisée par la chute des cheveux et des poils de la barbe tire son
nom, par métaphore, de celui du renard (a)po\ th=j a)lw¿pekoj metaforikw=j) : en effet, le
renard –l’animal– rend stérile l’endroit sur lequel il urine ».
Avec fulvus, fauve, et aes, bronze, Isidore suggère que c’est plutôt une question de
couleur47. Cassius Felix 6 avait adopté cette explication : Ad alopeciam : Omnibus capillosis
in locis veluti rotundo schemate desertio efficitur capillorum. Sed nomen alopiciae accepit,
siquidem postquam fuerint curati tenues canosos et ueluti flauos capillos ostendant, sicut
animalis uulpeculae quam Graeci alopeca vocant. On remarquera le sed insistant que
Cassius insère entre ses deux phrases : ce n’est pas la forme des lésions qui donne son
nom à la maladie, mais l’état des cheveux guéris qui ont pris la couleur et la texture des
poils du renard (tenuis, canosus, fulvus). On voit donc où Isidore a puisé, mais sans mesurer
la portée de cette conjonction de coordination.
Il y eut encore bien d’autres explications. Par exemple, celle de Galien, qui évoque
aussi la couleur, mais d’une façon un peu différente, pour expliquer a) l wpeki¿ t hj ,
a)lwpeki¿asij dérivé du verbe a)lwpekia¿w, et le plus courant a)lwpeki¿a, définie comme ei)j
e(te¿ran xroia\n metabolh¿ ou) e(teroxroi¿a. C’est donc dans le De remediis parabilibus (I 2 =
Kühn XIV 325-326) qu’il expose : a)lwpeki¿a, w(¿j fasin, w)no¿mastai dia\ to\ sunexe\j tai=j
a)lw¿peci sumbai¿nein th\n dia¿qesin, yi¿lwsin ou)=san trixw=n meta¿ tou= a)naimo¿xroun fai¿nesqai
to\n peponqo¿ta to¿pon : « l’alopécie, à ce qu’on dit, est ainsi nommée à cause de ce qui
arrive constamment aux renards : une chute des poils survenant à la suite d’une décoloration
de l’endroit affecté, par absence de sang ». Mais il est clair qu’il a des doutes, puisqu’il
s’interdit d’aller plus avant dans ce sujet : h( m ei= j de\ dia\ ti¿ ou( ¿ t wj w) n o¿ m astai ou)
polupragmonou=men . Il poursuit avec toutes les nuances de couleurs qui s’y peuvent
rencontrer, en rapport avec l’humeur responsable. Et Paul d’Égine (3, 1, 1) répète
l’explication vétérinaire : « les alopécies doivent leur nom au fait que l’affection atteint
continuellement les renards ».
Le serpent est aussi très présent en pathologie, parce qu’il frappe par sa façon de se
déplacer (serpere)48. Dans nombre de maladies dermatologiques, l’invasion progressive
de la peau s’opère par le glissement de la lésion : semblable à celui du serpens, substantif
45
Peut-être d’ailleurs ne faut-il pas le considérer comme un véritable diminutif, ce pour quoi cf.
J. ANDRÉ, «Deux remarques sur le volume du mot latin», Revue de philologie 54 (1980), 7-18 (pour les noms,
le couple de base est auris/auricula).
46
Aelius cité par Varr., Lingua Latina 5, 101.
47
L’étymologie grecque proposée par W. Headlam, dans une note à Hérondas 7, 72 (ed. Headlam-Knox)
qui rapproche le nom de l’animal de l’adjectif a)lfo¿j blanc ne paraît pas vraisemblable.
48
Celle aussi du bébé : Cael. Aur, Gyn. 1481.
186 DANIELLE GOUREVITCH
qui tend à remplacer anguis, ou de la serpula petit serpent. C’est ainsi que le verbe serpere
est employé par Caelius, deux fois, dans la Gynécologie : 1541, in oris spatio esse
perspiciatur et aliquando serpens per vicina atque altius penetrans facit scaram. Et 776,
5 = pro differentia ulcerum adhibenda. Quapropter ea, quae serpere per corpus uiderimus,
amputabimus...
D’où des noms de maladies, souvent mal différenciées49 : Cassius Felix, parlant du
feu sacré (ignis sacer50) au chapitre 24, au § 5 rappelle tel médicament qui s’emploie aussi
ad herpetas id est serpusculos, les ulcères serpigineux, peut-être. L’aranea déjà évoquée
serpet elle aussi, et c’est a serpendo que serpusculos nominamus. Serpigo pourrait être
une forme de dartre, tandis qu’Isidore retient serpedo (4, 8, 5 Lindsay) : Serpedo est rubor
cutis cum pustularum extantia, et nomen sumpsit a serpendo, eo quod serpiat membra ; il
est sans doute hasardeux d’y voir l’érysipèle. Bref le nom de la maladie serpentine repose
sur une métaphore banalisée et par conséquent totalement insuffisante pour fournir une
définition.
C’est l’éléphant51 qui suit52 (8. 12), avec des détails et deux interprétations possibles :
Elefantiacus morbus dicitur ex similitudine elephanti, cuius naturaliter dura pellis et
aspera nomen morbo in hominibus dedit ; quia corporis superficiem similem facit
elephantorum cuti, sive quia ingens passio est, sicut animal ipsud ex quo derivatum ducit
nomen53.
On remarquera ici avec sive... sive la pratique de l’étymologie plurielle, si
caractéristique du système antique : l’auteur ne veut pas renoncer à une partie de son
savoir, et offre tout ce qu’il sait plutôt que de choisir. On remarquera surtout que la source
est inattendue, puisque c’est un texte d’art vétérinaire qui a été réduit54, un passage de la
Mulomedicina de Végèce, 1, 9, 1 : Elephantiasis autem dicitur ex similitudine elephantis,
cuius naturaliter pellis dura et aspera morbo nomen in hominibus et animalibus dedit. Or
en médecine vétérinaire, si une maladie-éléphant est connue d’Aspyrtos, de Hiéron, de
49
Serpens désigne aussi des vers du corps humain.
50
Il précise : a Graecis erysepelas appellatur, siquidem uicina sibi loca invadendo possideat, semblant
y voir une rougeur (e)ruqro/j) s’avançant de proche en proche (pe¿laj), alors que le nom dérive plutôt de celui
d’une autre maladie, une maladie botanique, la rouille des plantes, e)rusi¿bh.
51
Le mot elephas est au départ le nom de l’ivoire, donc de la défense d’éléphant, donc de l’éléphant,
d’où la maladie. Il s’agit d’un emprunt remontant au IIe millénaire, déjà attesté en mycénien.
52
Il n’y a rien dans Célius Aurélien, où pour cette maladie le titre et le début sont incomplets.
53
Il importe d’insérer ce mot dans une séquence nosologique, avant 12 (icteris) et à la suite de 10-11,
scabies et lepra : 10. Scabies et lepra. Utraque passio asperitas cutis cum pruritu et squamatione, sed scabies
tenuis asperitas et squamatio est. Hinc denique nomen accepit (= confusion sca- et squa-), quae uti purgamenta
amittat. Nam scabies quasi squamies. 11. lepra vero asperitas cutis squamosa lepidae herbae simili, unde et
nomen sumpsit.... Rappelons que Le Coz lit lepida et fait de la lèpre une aspérité «semblable à l’écaille de
cuivre», lepis lepidis f. écaille de cuivre, du grec lepi¿j.
54
Cf. K.-D. FISCHER dans ce volume («Neue oder vernachlässigte Quellen», pp. 149-150) et auparavant
éd. Pélagonius (Teubner) p. 138, note du § 448 ; Id., «Wege zur Verständnis» (morbus = morve p. 110) ; Id.
«Eine Infektionskrankheit» ; ainsi que Valérie Gitton, thèse non publiée sur Pélagonius, vol. II, pp. 246-248
(édition en cours).
LES MALADIES SOUS LE REGARD DU COMPILATEUR: MÉTAPHORES... 187
– de Lucrèce (6, 1114-1115) : est elephas morbus qui propter flumina Nili/ gignitur
Aegypto in media neque ...
– de Celse (3, 25) qui ne s’explique pas sur le choix du nom de cette maladie
nouvelle58, ignotus autem paene in Italia : is morbus est, quem e)lefanti¿asin
Graeci vocant (…). Summa pars corporis59 crebras maculas crebrosque tumores
habet ; rubor harum paulatim in atrum colorem convertitur ; summa cutis
inaequaliter crassa, tenuis, dura, mollisque, quasi squamis quibusdam
exasperatur ; corpus emacrescit, os, surae, pedes60 intumescunt.
– de Cassius Felix (73, 1) : est autem elefantiasis corporis callositas operata sub
melancholico humore ad similitudinem cutis elefantorum, unde elefantiasis, ut
supra dixi, passio nomen accepit. Et la peau immutatur in callosam qualitatem
à cause du sang corrompu.
55
Voir aussi Veg. Mul. 4, 3, 4.
56
Le diagnostic rétrospectif de la maladie-éléphant chez les chevaux est difficile et n’est pas à tenter ici.
Disons seulement qu’aujourd’hui il existe toujours une éléphantiasis des chevaux, dite aussi pachydermie
(autre métaphore empruntée au même animal), marquée par l’épaississement de la peau des jambes. J’espère
que Valérie Gitton, que je remercie de m’avoir fourni l’essentiel de la documentation nécessaire à cette discussion,
et qui prépare l’édition de Pélagonius traitera ce sujet. Cf. J. N. ADAMS, Pelagonius, p. 298 et n. 214.
57
La gravité de la maladie est notée comme aussi forte qu’un éléphant. Ailleurs pour d’autres maladies,
grandeur et gravité sont marquées par l’adjectif sacer : sacra (passio) chez Cael. Aur, MC 1, 4, 60 sacra ob
magnitudinem passionis pour l’épilepsie ; sacer, dans ignis sacer chez Isidore lui-même, qui explique ce choix
pour des raisons qui n’ont rien d’hippocratique (4,8,4) : Erisipela est quem Latini sacrum ignem appellant, id
est exsecrandum per antiphrasin.
58
M. D. GRMEK, «La dénomination» (dont elephantiasis, lichen, carbunculus, gemursa).
59
Non pas le haut du corps comme dit F. SKODA, Médecine ancienne et métaphore, p. 234, mais la
surface du corps.
60
Cf. J. ANDRÉ, Le vocabulaire latin de l’anatomie, pour surae et pedes. Sura est le mollet (p. 112-113),
sans étymologie sûre ; ce sont les parties molles qui bien sûr sont les seules à enfler.
188 DANIELLE GOUREVITCH
Après le gros éléphant, un petit oiseau, l’oiseau d’or, le loriot, icterus. En 4,8,13
Isidore écrit : Hicteris Graeci appellant a cuiusdam animalis nomine, quod sit coloris
fellei. Hunc morbum Latini arcuatum61 dicunt a similitudine caelestis arcus. Auruginem
vero appellari ait a colore auri. Regium autem morbum inde aestimant dictum, quod vino
bono et regalibus cibis facilius curatur.
Isidore ne sait trop de quoi il parle : il ne sait pas que l’animal en question est un
oiseau62 ; il donne à son plumage la couleur du fiel, ce qui n’est pas flatteur. Il ne connaît
pas la mention du glossateur de Gloss. 3, 601, 35 : ictericus eruginosus quod est effusio
fellis rufi vel meliti. Sa source est Célius Aurélien (probablement MC 3, 5, 68 = p. 720)63,
clairement pour l’animal –que d’ailleurs il ne précise pas non plus–, moins clairement
pour le reste : de aurigine sive arquato morbo quem vulgo morbum regium vocant, Graeci
icteron appellant. Passio vocabulum sumpsit secundum Graecos ab animalis nomine,
quod sit coloris fellei... Tous deux envisagent deux formulations latines, poétiques, sur
l’arc-en-ciel et sur l’or ; et une formulation sociologique, que Célius tient pour vulgaire,
celle d’une maladie royale, sur laquelle Isidore greffe une hypothèse thérapeutique
absurde : la maladie se traiterait par la bonne chair et le bon vin64.
Revenons à Boscherini : «In un caso la metaforizzazione ha portato alla creazione
di un neologismo integrale, intendo dire : tanto come signifié quanto come signifiant. Il
termine latino per l’itterizia è aurugo (talora scritto aurigo) diffuso in Scribonio, Marcello65,
Gargilio, Cassio Felice, Teodoro Prisciano, Celio Aureliano, ma non in Celso che usa o il
piu elegante66 morbus regius o l’indecifrabile morbus arquatus67. L’etimo ce lo dà già
Varrone (citato da Isidoro, Orig. 4, 8, 13 : auruginem... Varro ait appellari a colore auri)
61
Cf. A. FERRACES RODRÍGUEZ, «Aspectos léxicos», pp. 112-113 : dans tel manuscrit « arcuaticum »,
forme ignorée de J. ANDRÉ, «Chronologie», réfection du mot à l’aide du suffixe –aticus, très répandu en latin
vulgaire. La métaphore est cette fois empruntée au monde céleste, comme, avec le même suffixe, celle de
lunaticus, utilisée par Isidore 4 7, 6, pour désigner les épileptiques : hos etiam vulgus lunaticos vocat.
62
Ce que sait PLIN. NH, 30, 94 : «Il existe un oiseau appelé icterus en raison de sa couleur ; on dit que si
un malade atteint de jaunisse le regarde, il est aussitôt guéri et que l’oiseau meurt». Nous reviendrons sur cette
proposition thérapeutique.
63
Chez Célius aussi, p. 678 : De aurigine sive arquato morbo quem graeci icteron vocant, vulgo morbum
regium ; p. 707 : ... auriginosus sive arquati similis, quem Graeci icteron vocant ; et p. 718 : ... ut arquatus sive
aurigo, quem Graeci icteron vocant. Dans les Medicinales reponsiones 133-134, on trouve également icterus
et ictericus : Ex quibus adprehensis ictericum, quem aliqui arquatum vocant ? Ex colore totius corporis in
fellis qualitatem converso... et venae quae sub lingua sunt nigrescunt. Unde icterus dictus est ? Ab animalis
nomine quod sit coloris fellei... Ainsi que, en 135, pour arquatus : a colore arcus caelestis, quae etiam iris
dicitur.
64
Pis encore dans la Syn. lat. VII 61 : pour les rois d’Égypte, adversum malum hoc solia ipsis pro balneo
humanum sanguinam repleta parabantur.
65
20, 17 ad auriginem, quam quidam regium, quidam arquatum morbum vocant. 22, 20 ad iocineris
vitia et ad auruginem...
66
Ser. Samm. 109 : regius est vero sublimi nomine morbus. L’adjectif sublimis est-il ironique ?
67
Cf. par exemple Cael. Aur., MC 4, 50 = p. 708 : color saepissime auruginosus sive arquati similis, quem
Graeci icteron appellant. Voir aussi aeruginosus. Et pour l’origine, Isidore n’en est pas à une contradiction près,
avec 16, 20, 14 : aeruginem quoque aes creat ; mais aussi 16, 21, 5 : aerugo ab erodendo... est vitium ferri.
LES MALADIES SOUS LE REGARD DU COMPILATEUR: MÉTAPHORES... 189
e Cassio Felice68... Dunque il colore della pelle ma sopratutto degli occhi nell’itterico è
comparato all’oro. È un’immagine semplice e affidata al senso del reale, del tutto ignota
alla cultura greca, che per questa malattia ha creato i)¿kteroj... Il termine doveva essere
usato correntemente nel parlare. Nella antica traduzione litterale della Bibbia che precede
la Vulgata di Gerolamo, nella Vetus latina, un traduttore, di contro al greco i)¿ktera
(accusativo di i)¿kthr, allomorfo di i)¿kteroj, che già da tempo era entrato della cultura
medica latina) scrive auriginem (Lev. 26, 16). Ma è il termine greco dotto quello che si è
imposto». Boscherini oppose son opinion à celle d’André (1988), selon qui la correction
à Lucilius 44 de citer des mss à icter par Scaliger, considérant que le latin icterus n‘est
connu en latin qu’au IVe siècle. Quand bien même il aurait raison à propos de Lucilius,
comment André peut-il affirmer que le mot icterus n’apparaît qu’au IVe siècle, quand son
dérivé ictericus est déjà chez Juvénal (6, 565) et chez Pline (20, 87) : il est bien évident
qu’une première attestation littéraire ne date pas l’apparition d’un mot. Quant à i)¿kteroj
l’oiseau, poursuit Boscherini dans une autre note, ce ne serait pas un choix dû à la couleur
du plumage de l’oiseau, mais à celle de ses yeux, le transfert magique s’expliquant mieux
par le regard (Pline 30, 94 spectare) : ses yeux plongés dans les yeux de l’oiseau, le
malade y fait pénétrer sa maladie, guérit lui-même mais tue son sauveur. Quel est donc
l’oiseau aux yeux jaunes ainsi sacrifié ?
Isidore ne semble pas beaucoup plus au fait avec un cinquième animal ; il est
pourtant invraisemblable qu’il n’ait vu ni crabe ni langouste, puisqu’en tout cas ce n’est
pas d’écrevisse qu’il s’agit69 : 4, 8, 14. Cancer a similitudine maritimi animalis vocatur…
Pourtant Etym. 12, 6, 51 explique : cancros vocari, quia conchae sunt crura habentes. En
général, ici comme ailleurs, Isidore semble ne pas tenir compte de ses échos intérieurs.
Signalons enfin un sixième animal, ou plutôt une particularité des bêtes de somme
ou de trait, avec en 4, 8,15 : Frenusculi ulcera circa rictum oris, similia his quae fiunt
iumentis asperitate frenorum70. Il s’agirait donc d’une ulcération des commissures labiales
faisant penser à l’écorchure produite par le mors71. La seule allusion possible72 serait dans
68
Cass. Fel. 49 : Icterici dicuntur morbo regio laborantes. On ne comprend absolument pas pourquoi ce
nom. Toujours est-il qu’i l y a alors pallor corporis cum aurium et oculorum crocei uel aurei coloris fantasia.
Unde ab aliquantis latine aurigo appellatur. Ces différentes nuances de jaune, il faudrait d’ailleurs et ailleurs
les reconnaître exactement et les commenter.
Cf. la traduction latine de DM galénique 193 (= Kühn 19, 400) : Auriginosa febris ea est quae similem
ictero colorem molitur, jecur in sublime attollit, linguam assiccat, cutis superficiem foedam squallidam ac lut
eam reddit. )Ikteriw¿dhj e)sti\ pureto\j o( th\n xroia\n o(moi¿an i)kte¿r%¿ paraskeua¿zwn, h(=par metewri¿zwn,
glw=ssan e)pichrai¿nwn, th\n e)pifa¿neian deinh\n, a)ei\ au)xmhra\n kai\ w)xra\n paraskeua¿zwn.
69
Le mot a tous les sens du grec karki¿noj.
70
Mais alors qu’en est-il de frena ? Isidore (Orig. 20, 16, 1) a deux hypothèses : frena dicta quod equos
fremere cogant, vel quod haec equi frendant. Cette deuxième hypothèse est aussi celle de Diff. 1, 226 : frena
dicta quod haec equi frendant.
71
Le Thesaurus renvoie à Gloss. IV 81, 4 et Lib. Gloss.
72
Que me signale aimablement Valérie Gitton.
190 DANIELLE GOUREVITCH
Pélagonius 1, qui estime que les rides causées par le frein autour de la bouche du
cheval permettent de compter le nombre des années : ... freno adsuetis diligentia invenit,
ut annos in labris comprehendas : rugas igitur a rostro incipientes numerabis, annos
numerus rugarum ostendit (repris à très peu près par Végèce 3, 5, 4).
D’autres que moi ont déjà examiné des problèmes parallèles chez ces deux auteurs
latins73, africains, tardifs, du Ve siècle, Cassius Félix et Célius Aurélien74.
Pour Cassius Félix, qui souvent fait précéder ses définitions d’une étymologie, et à
qui Isidore emprunte parfois textuellement, voici une occasion de rendre hommage à Guy
Sabbah75 et à un sien article publié en 1998, dans lequel il remarque que son auteur (p.
298) indique souvent l’étymologie grecque ou latine pour justifier le nom de la maladie,
comme pour aranea, tandis que (p. 299) « d’autres étymologies, plus précises et plus frappantes,
rendent compte du nom de la maladie par l’un de ses signes les plus concrets » : ainsi en
5 Ad alopiciam, Cassius rappelle l’étymologie classique, mais aussi « cherche à identifier
l’élément concret –la couleur fauve et la ténuité du poil du renard– qui est le support de
l’analogie ». En fait là j’ai des doutes, me demandant si les poils du renard sont réellement
tenues, alors que sa fourrure est, aujourd’hui en tout cas, généralement appréciée.
Puis il en vient (p. 299-300) au chapitre 6, ad cantabriem capitis, dont le nom est
cette fois « expliqué à partir d’un symptôme, la production de petites squames de couleur
blanche comparées à des grains de son (cantabrum) », comme gr. pi¿turon et pituri¿asij.
Et (p. 300) au chapitre 15 ad scabiem (cf. le¿pra et lepi¿dej) d’après les écailles qui se
détachent de l’enveloppe cutanée, tandis qu’à la même page il observe que « l’appellation
métaphorique elephantiasis est expliquée avec justesse par l’analogie avec la rugosité de
la peau de l’éléphant », et remarque « le plus bel exemple, une triple explication
étymologique reposant sur une triple comparaison», où Cassius « ne se contente pas du
terme latin trop générique. Comme du reste Celse (5, 28, 24 A-C), il distingue trois variétés
de verrues76 dont les noms grecs, au moins pour la seconde et la troisième, reposent sur la
comparaison avec un élément végétal ou animal : dicuntur acrochordones quae sunt
fundatae et immobiles, ( ...) aliae (...) dolorem faciunt similem morsibus formicarum,
unde graecum nomen myrmeciae acceperunt. Sunt aliae asperae et crispulae in
similitudinem summitatis thymi, unde a Graecis thymoe appellantur ».
73
Par comparaison avec la poésie latine, cf. F. DESBORDES, «La pratique étymologique des poètes latins
à l’époque d’Auguste», Discours étymologiques, Actes du colloque von Wartburg (Bâle, 1988), éd. J.-P. Chambon
et G. Lüdi, Tübingen, 1991, pp. 149-160.
74
La chronologie relative de ces deux auteurs est encore discutée, G. Bendz considérant que Célius est
antérieur à Cassius (Studien zu Caelius Aurelianus, p. 87).
75
G. SABBAH, «Noms et descriptions».
76
Noter aussi clavus = tuberculum callosum. Aussi en art vétérinaire, cf. J. N. ADAMS, Pelagonius, pp.
315-317.
LES MALADIES SOUS LE REGARD DU COMPILATEUR: MÉTAPHORES... 191
Pour Célius Aurélien77, qui, comme Soranos mais avec une originalité certaine78,
prend la peine presque toujours de commencer ses rubriques par l’histoire qu’il prête au
mot, à tort ou à raison, et qu’Isidore utilise parfois, nous citerons Françoise Gaide79 qui a
observé ce qu’il faisait en la matière80 : (p. 136) bien qu’il ne fasse aucune réflexion
synthétique sur la façon de nommer les maladies, (p. 135) «Caelius Aurelianus évoque
assez souvent, généralement à juste titre, un rapport de ressemblance» qui puisse les
expliquer. Et à propos de la satyriasis ou du priapisme, il précise bien que leur nom vient
a similitudine. En MA 3, 18, 175, il écrit : Satyriasis est uehemens ueneris appetentia cum
tensione ob aegram corporis passionem. Vocatur autem, ut quidam volunt, translative a
similitudine satyrorum, quos, ut vulgus loquitur sive fabula fingit, uinolentos atque in
usum veneris pronos daemones accipimus.
Il convient d’insister sur l’adverbe translative qui indique clairement le passage
d’un champ sémantique à un autre par la métaphore. Il n’apparaît pas dans la notice sur le
priapisme, pour lequel le procédé est pourtant semblable (MC 5, 9, 89) : Sine ullo dolore
uel consensu tentigo ueretri fit, et appellatur priapismos. Sed vocabulum sumpsit ab
similitudine priaporum, quod ita formantur, ut retro ueretro fingantur. On peut aussi
remarquer dans les deux cas l’emploi du verbe fingere qui signale un emprunt non pas
véritablement à la nature mais à ses représentations artistiques et littéraires, détour
passionnant où l’iconodiagnostic se mêle à l’histoire des idées et des faits médicaux, que
nous n’avons pas le loisir d’emprunter81.
Françoise Gaide envisage ensuite ascites et tympanites 82, reposant sur une
comparaison d’ordre sonore, la première avec l’outre à moitié pleine qui résonne, la seconde
avec un instrument de musique, le tambourin. Puis elle oppose similitudo et vicinitas,
avec cynanche et lycanche, qui portent leurs noms siquidem frequenter haec animalia
afficit (MA 3, 1, 1) mais aussi pour des ressemblances explicites, sur lesquelles je passe.
Elle pose alors une question importante : le méthodisme apparaît-il est-il sensible dans
cette méthode linguistique ? Mais la réponse est décevante : les positions doctrinales de
Célius n’apparaissent qu’à peine, dans une conduite d’évitement : ne pas se fonder sur le
lieu atteint, mais sur le lieu particulièrement atteint.
77
Voir aussi J. ANDRÉ, «Remarques».
78
Cf. J. P IGEAUD, «Pro Caelio Aureliano» et M. E. VÁZQUEZ BUJÁN, «Compréhension, traduction,
adaptation». Et plus encore A. M. URSO, «Riscritture di Sorano», dont l’importance déborde largement le titre.
79
F. GAIDE, «Les Maladies aiguës».
80
Mais on verra également F. STOK, «Retorica ed etimologia».
81
Cf. D. GOUREVITCH, «Une autre satyriasis» et M. D. GRMEK-D. GOUREVITCH, Les Maladies, en particulier
les premier et dernier chapitres.
82
Cf. pour l’art vétérinaire, J. N. ADAMS, Pelagonius, p. 279.
192 DANIELLE GOUREVITCH
Deux siècles après, donc, Isidore se lance dans un bilan étymologique à sa manière.
Dans leur beau livre de 1985 Danielle Jacquart et Claude Thomasset mettent les étymologies
d’Isidore en rapport avec son finalisme, par des « associations libres » dignes de Freud,
par des manipulations sur le signifiant à propos desquelles les grammairiens actuels sont
très critiques, mais qui faisaient florès depuis Platon au moins, en suivant une logique, ou
si l’on préfère une fantaisie, de ressemblance ou d’opposition, dans laquelle il est parfois
difficile de pénétrer. Reprenons rapidement certains exemples en matière d’anatomie,
expliquant l’importance de la nota, le ‘noyau vocal’, autour duquel le nom a été formé,
expressément énoncée ou précédée de quasi. Par exemple pourquoi la tête s’appelle-t-elle
caput ? Parce que nervi inde initium capiant, autrement dit le phonétisme de son nom
indique la fonction essentielle de l’organe. « La plus petite analogie existant entre deux
termes peut devenir le point de départ d’une étymologie ». C’est ainsi (p. 22-23) que
« dans la partie consacrée à l’anatomie, les étymologies témoignent du souci d’exalter les
bienfaits de la sagesse divine » et « on trouvera chez Isidore une recherche méthodique du
finalisme », « le finalisme biologique d’Isidore est au service d’une apologétique »83.
Un exemple vraiment extraordinaire en ce sens est celui des seins féminins, compris
exclusivement comme organes nourriciers, dans une série de jeux de mots latino-grecs
emboîtés comme des matriochkas (11,1, 75-77) : Mamillae vocatae, quia rotundae sunt
quasi malae, per diminutionem scilicet. Papillae capita mammarum sunt, quas sugentes
comprehendunt. Et dictae papillae, quod eas infantes quasi pappant, dum lac sugunt.
Proinde mamilla est omnis eminentia uberis, papilla vero breve illud unde lac trahitur.
Ubera dicta, vel quia lacte uberta, vel quia uvida, humore scilicet lactis in more uvarum
plena. Lac vim nominis colore trahit, quod sit albus liquor, leucos enim graece album
dicunt : cuius natura ex sanguine commutatur.
La première phrase établit un rapport entre le sein et la pomme, mamilla-mala,
qui repésente une translatio similitudinis, par la rotondité, grâce au choix d’un diminutif
de celui qu’on attendait, mamma, nourrice, maman et mamelle, mot du langage enfantin,
qui ne permet pas le rapprochement abusif avec mala pl. de malum (pomme). C’est
effectivement mamilla qui subsistera pour désigner la mamelle.
La deuxième phrase introduit le nom nouveau de papilla comme partie de la
mamilla, mot à son tour rapproché du verbe pappare, manger la bouillie, se nourrir, pour
un bébé. Verbe dérivé de pappa, mot du vocabulaire enfantin, comme le montre Varron84 :
cum cibum ac potionem buas ac pappas vocent ; et une glose85 : papilla caput est mammae
de qua exit lac, unde factum est ut dicamus infantibus papa, idest manduca. Mais s’opposent
aussi papula bouton et papilla petit bouton et papillae capitula mammarum dictae quod
papularum sint similes : il est intéressant de remarquer qu’Isidore n’a pas tout pris, mais
qu’au contraire il a choisi ce qui allait dans le sens de la preuve du rôle nourricier du sein.
83
Et depuis, A. VALASTRO CANALE, «Isidoro di Siviglia: la vis verbi».
84
VARR., Cato vel de pueris educandis 14 p. Non. 81, 4.
85
CGL V 525, 15.
LES MALADIES SOUS LE REGARD DU COMPILATEUR: MÉTAPHORES... 193
Or mamilla et papilla font partie du sein, uber, pl. ubera, lesquels sont remplis de
lait, uberta lacte. Ubera uberta, seins féconds, pleins de lait, mais uber, la mamelle, signifie
aussi, par extension, fécondité ou fertilité. Et même parfois grappe de fruit, forme
particulièrement riche et abondante du fruit, ce qui facilite le passage à la grappe de
raisin, uva. Ce nom est alors rapproché, sans doute à tort, du verbe uveo, être humide,
d’où dérive uuidus (et udus) humide. Le passage de b à v ne posant guère de problème,
comme le raisin est plein de jus86, le sein est plein de lait. Quant au nom du lait, c’est à une
étymologie ex graeca orta qu’Isidore va recourir, rapprochant lac de gr. leuko¿ j ,
rapprochement qui lui permet d’insérer l’idée courante sur la physiologie du lait, élaboration
blanche87 du sang maternel, comme le veut la tradition médicale.
Mais en pathologie la situation semble différente. Il y a bien d’une part des mots
pour lesquels Isidore, avec sa brillante inventivité et une sorte de vaticination divine, se
lance dans d’analogues tours de passe-passe, qui peuvent être fondés sur des calembours
ou guère mieux, sans la moindre réalité linguistique.
Dans la première série, morbus88, mis en rapport avec mortis vis, la force de la
89
mort , grâce encore à la confusion b/v : inde veteres morbum nominaverunt, ut ipsa
appellatione mortis vim, quae ex eo nascitur, demonstrarent90. Comme aussi en 11. 1. 45
pour la barbe : barbam veteres vocaverunt, quod virorum sit, non mulierum91. Ou malum,
qui « vient de la bile noire qui se dit mélan en grec »92. Ou mieux encore pestilentia93,
avec une série de jeu de mots absolument macaronique : Pestilentia est contagium, quod
dum unum94 adprehenderit celeriter ad plures transit (...). Hoc etsi plerumque per aerias
potestates fiat, tamen sine arbitrio omipotentis Dei omnino non fit. Dicta autem pestilentia,
quasi pastulentia, quod veluti incendium depascat. Soit pestilentia, pastulentia, pastum,
pascere ou depascere95. Une phrase du § 19 vaut aussi son pesant d’hostie : Eadem et lues
86
Cf. M. GÓMEZ LOZANO, «El léxico de la planta».
87
Cf. F. GASTI, «Una fonte in prosa».
88
Une note très sage chez Paul. Fest. 139 : morbosum hominem morbo aliquo adfectum.
89
Trois hypothèses, où christianisme et paganisme font bon ménage, dans Orig. 11,2,31 : ... mors a
morsu hominis primi, quod vetitae arboris pomum mordens mortem incurrit. Ou : mors dicta, quod sit amara,
vel a Marte qui est effectorr mortium.
90
Orig. 4, 5, 2 et cf. R. MALTBY, «Late Latin and etymologising».
91
On appréciera aussi la confusion entre c et g intervocaliques : Orig. 11,1,3 facies dicta ab effigie.
92
Orig. 10,176.
93
Orig. 4,6,17-18. Et non pas pestis, le mot source, qui ne peut entrer dans la séquence souhaitée.
94
Fischer dans ce volume, p. 149, a encore plus raison qu’il ne croit de rapprocher ce passage de la
Mulomedicina de Végèce 4,3,5 : Hi omnes morbi contagione sunt pleni ; et si unum animal apprehenderint,
celeriter ad omnia transeunt. Ce rapprochement confirme en effet que la notion de contagion connue des
vétérinaires n’est passée à l’homme que très difficilement, bloquée qu’elle était par l’idée, «progressiste», que
la médecine rationnelle devait se débarrasser de la causalité par le miasme et la souillure. La suppression du
mot animal est, beaucoup plus qu’une simple suppression, un véritable changement conceptuel ; et le
remplacement d’omnia par plures est tout à fait judicieux. Cf. V. NUTTON, «Did the Greeks have», ainsi que
D. GOUREVITCH, «Deux étapes» ; «Un éléphant peut en cacher un autre».
95
Il est assez extraordinaire de trouver ce même rapprochement en grec, sans l’excuse linguistique, dans
un passage de La thériaque à Pison (16 = K. XIV 281), de Galien : o( loimo\j ... e)pinemo¿menoj.
194 DANIELLE GOUREVITCH
a labe et luctu vocata96. Cette pastulentia ou maladie dévorante, encore une97, n’eut d’écho,
qu’on sache, que dans une glose (Gloss. L I Ansil. PE 1242).
On doit rappeler ici le De pestilentia du De natura rerum 39, où n’apparaît pas
d’étymologie, mais une définition évoquant la gravité et le «contage» : pestilentia est
morbus uagans et contagio suo quaeque tetigerit polluens, qui ensuite s’interroge sur son
étiologie, causa huius pestilentiae, et en évoque deux, une divine, une physique. La seconde
est en quelque sorte météorologique (39, 2) ; elle met en avant les pestifera semina rerum
(et le traducteur –probablement poussé par sa connaissance de Lucrèce– a tort d’y insinuer
des « atomes »), emportés dans les airs par les vents et absorbés (absorbimus) par la
respiration (spirantes). La première revient à la notion archaïque de châtiment divin pour
des fautes humaines, propagé certes par des perturbations météorologiques mais pro
peccatis hominum plaga et correptio... aut siccitatis aut caloris vi aut pluviarum
intemperantia : seuls ont changé le dieu et le nom de la faute devenue péché98!
Dans les noms des maladies individualisées , d’autre part , n’apparaît pas cette
prodigieuse faculté d’invention, surtout pour les maladies a similitudine, peut-être parce
que ce sont toutes de grands classiques, si connus qu’il est presque impossible de broder
sur leur compte. Encombré par la forte et longue tradition gréco-latine, Isidore refuse
alors son exceptionnelle créativité et témoigne d’une grande frilosité devant tout ce trésor, il
semble embarrassé pour fantasmer sur ces mots dont le réseau analogique est déjà fixé et
qui par conséquent s’intègrent mal dans sa perspective téléologique nouvelle de
glorification divine.
96
Le paragraphe qui suit (19) est fort intéressant pour l’histoire de la médecine, car il semble bien
témoigner de la connaissance de la peste bubonique : Ipsa et inguina ab inguinum percussione (Eadem et lues
a labe et luctu vocata, quae tanto acuta est ut...). La première vague de cette maladie est en effet ce qu’on
appelle «peste de Justinien», qui débute en 541, arrive en 542 en Espagne, à Rome en 543, très meurtrière.
Hypothèse intéressante aussi, et probablement correcte, chez Paul. Fest. 120 : lues est diluens usque ad nihil,
tractum a Graeco lu¿ein. On verra G. E. THÜRY, «Zur infektette der Pest in hellenistisch-römischer Zeit»,
München, Staatssammlungen, Festchrift 75 Jahre Anthropologie (cf. Paleopath. Newsletter, 1982, 37, 18), qui
traque la vraie peste et ses rats.
97
Cf. sur d’autres maladies dévorantes, J. JOUANNA, «La maladie comme agression».
98
Cf. W. VON SIEBENTHAL, Krankheit als Folge der Sünde, Hannover, 1950, et P. L AÍN ENTRALGO,
Enfermedad y pecado, Barcelona, 1961.
LES MALADIES SOUS LE REGARD DU COMPILATEUR: MÉTAPHORES... 195
Appendice
Je voudrais revenir sur le cas très particulier de la satyriasis, ou plutôt des deux satyriasis,
puisque Isidore donne, sans broncher ou commenter, le même nom à deux maladies tout à fait
différentes. Je renvoie, dans l’ordre chronologique des travaux et de l’affinement de la connaissance,
d’abord à mon propre article « Correction d’une correction (Isidore Et. 4, 8, 9) », Traditio, 49,
1994, 317-319. Puis aux travaux de Fischer qui ont assuré ma correction conjecturale, « Neues zur
Überlieferung der latinischen Aphorismen im Frühmittelalter », Latomus, 62, 2003, 156-154. Et id.
dans ces actes-mêmes, « Neue oder vernachlässigte » pp. 135-136. Enfin aux remarques de
l’organisateur de ce colloque dans ses « Aspectos léxicos » p. 120, quand il compare l’édition de
Lindsay, le manuscrit de Vienne et la source de l’interpolation :
6,3: Satiriasis iuge desiderium Satiriasis est passio impetus Satyriasis impetus desiderii
Veneris cum extensione dessiderii circa ueretrum siue circa ueretrum sine mensura
naturalium locorum menstrua cum dolore et putidu cum dolore et pruritu = CGL
quod est iuge desiderium... 3,605,3
Satiriasis est impetuosum
desiderium circa ueretro sine
mensura cum alienationem et
erectionem et tensionem
ueretri periculosa = Pass. nom.
f. 24ra
L’erreur du codex de Vienne et de la glose, en effet, ne me paraît pas neutre ; tel qu’il est,
certes, le texte ne veut rien dire, mais l’introduction de menstrua me semble la trace du fait qu’on
connaissait une satyriasis féminine. Je renvoie là à un autre de mes articles99 : « Women who suffer
from a man’s disease : the example of satyriasis and the debate on affections specific to the sexes »,
dans Richard Hawley & Barbara Levick éd. Women in antiquity. New assessments, London - New
York, 1995, 149-165, avec, parmi les témoignages en latin, Célius Aurélien dans ses Maladies
chroniques III 78 : Haec omnia etiam mulieribus passione affectis, sed plus in ipsis praevalet
prurigo ob naturam.
99
Et au triste de cas de Messaline, dans mon livre en collaboration avec M.-T H. RAEPSAET-CHARLIER, La
femme romaine, Paris, 2001, pp. 10-12.
This page intentionally left blank
197
Isidore de Séville,
lecteur de Gargilius Martialis
BRIGITTE MAIRE
Université de Lausanne et IUHMSP
This page intentionally left blank
199
1. INTRODUCTION
C’est à notre collègue et ami Arsenio Ferraces Rodríguez que nous devons cette
occasion heureuse de revenir sur les Medicinae ex holeribus et pomis de Gargilius
Martialis2. Sa connaissance des textes phytothérapeutiques de l’Antiquité3 ainsi que sa
décision de faire porter les travaux de ce colloque sur Isidore de Séville et sur son (r)apport
à la littérature médicale antique ont en effet joué un rôle décisif dans la mise en place des
premiers jalons de cette recherche.
En accord avec le thème retenu pour cette rencontre, nous avons centré nos
investigations sur une des facettes de la réception des Medicinae. Nous avons en effet
limité notre étude aux différentes modalités qui ont présidé à la compilation de ce traité de
Gargilius Martialis par Isidore de Séville à l’occasion de la rédaction du livre XVII de ses
Étymologies.
La question de la réception du traité médical de Gargilius Martialis a déjà été
abordée dans l’introduction à notre édition4. Nous avions opté pour des remarques générales
et préféré à ce moment-là ne mentionner que les points extrêmes d’un arc temporel vaste
1
Isid. Orig. 10,44 (Lindsay)
2
B. MAIRE, Gargilius Martialis. Pour simplifier, nous parlerons désormais simplement des Medicinae.
3
A. FERRACES RODRÍGUEZ, Estudios, ainsi qu’une nouvelle édition du De herbis femininis qui paraîtra
prochainement.
4
B. MAIRE, Gargilius Martialis, p. LXV (2.5. La réception des Medicinae).
200 BRIGITTE MAIRE
2. MÉTHODE
Dans une étude antérieure, nous nous étions livrée à une lecture comparative des
Medicinae et de l’Histoire naturelle de Pline5. Ceci nous avait permis de mettre en évidence
divers procédés et modalités mis en œuvre par Gargilius lors de la compilation de ses
sources. Nous nous proposons donc de recourir à nouveau à une lecture comparative en
changeant simplement l’un des termes de la comparaison puisque nous allons cette fois-ci
nous intéresser non plus aux fontes, mais aux testimonia et en particulier aux chapitres 7
à 11 du livre XVII des Étymologies d’Isidore de Séville.
Cette lecture parallèle permet de sélectionner seize passages qui illustrent bien les
différentes stratégies adoptées par Isidore dans la compilation des Medicinae. Leur analyse
comparative permet de saisir la nature du lien qui unit les deux traités comme d’en déceler
les conséquences et les implications. C’est aussi une occasion d’appréhender sous un jour
nouveau la méthode de travail d’Isidore, de mieux percevoir l’écho dont les Medicinae
ont pu bénéficier et de procéder à une évaluation de l’établissement du texte des Medicinae
par l’intermédiaire d’un élément de la tradition indirecte (cf. exemples 3,12 et 13).
L’examen de notre corpus a montré que la méthode de compilation varie et qu’elle
se décline selon huit types. Ils se répartissent le long d’un continuum qui va d’une reprise
d’un simple titre de chapitre (type I) à une réutilisation telle qu’elle d’un extrait de la
source dont il conserve l’ordre de succession des éléments (type II) ou qu’il modifie tout
en procédant à des suppressions et à des adaptations de certaines phrases isolées ou de
groupes de phrases (type III). Elle passe aussi par une reprise de passages du texte dont
seuls certains éléments de détail sont reformulés (type IV), mais aussi par une réécriture
et une réorganisation de la source opérées dans le but soit d’adapter selon diverses modalités
le texte de la source (type V), soit d’en reprendre non pas la lettre, mais l’esprit, pour un
bref extrait, voire pour un mot, (type VI) ou pour un passage plus long (type VII). Enfin,
Isidore reprend la source en la simplifiant et en la résumant de manière extrêmement
succinte (type VIII).
5
B. MAIRE, «L’esprit ou la lettre».
ISIDORE DE SÉVILLE, LECTEUR DE GARGILIUS MARTIALIS 201
3. LECTURE PARALLÈLE6
Le livre XVII des Étymologies se distingue des Medicinae en ce qu’il débute par
une préface. Elle donne un cadre à ce qui va constituer la matière du traité en même temps
qu’elle l’introduit et qu’elle permet à l’auteur d’inscrire son projet dans une tradition7. Le
lecteur des Medicinae entre, en revanche, directement in medias res8.
Il n’en va pas de même de la nature du regard que portent Gargilius et Isidore sur
la matière de leur traité respectif. Chacun envisage à sa façon le traitement d’une matière
en grande partie semblable9 : Isidore s’intéresse comme Gargilius aux fruits, aux légumes
et aux herbes potagères, mais il ajoute un chapitre d’introduction, quatre chapitres sur
l’agriculture et un chapitre de lexicographie (vocabulaire technique concernant l’arbre).
Il oriente de ce fait le traitement de la matière en fonction de son intérêt personnel pour
l’étymologie, alors que Gargilius subordonne le traitement de la matière à l’intérêt qu’il a
développé pour la médecine. Cette différence d’approche a des répercussions sur la structure
respective des deux traités ainsi que sur la manière de traiter et d’exposer la matière. Elle
conditionne aussi la compilation des Medicinae opérée par Isidore qui n’utilise le traité de
Gargilius que pour rédiger les chapitres 7 à 11 de ses Étymologies. C’est en effet dans ces
chapitres qu’Isidore constitue une liste de plantes et qu’il recourt donc aux Medicinae. Il
n’a pu le faire en effet pour les six chapitres précédents dans la mesure où il y aborde des
thèmes absents du traité de Gargilius10.
6
Les passages cités et leur traduction sont cités sauf mention contraire à partir de : J. ANDRÉ, Étymologies
Livre XVII ; B. MAIRE, Gargilius Martialis.
7
Orig. 1,1 Rerum rusticarum scribendi sollertiam apud Graecos primus Hesiodus Boeotius humanis
studiis contulit, deinde Democritus. […] (C’est le Béotien Hésiode qui, le premier, chez les Grecs, ajouta l’art
d’écrire sur l’agriculture aux activités humaines ; Démocrite vint ensuite. […])
8
Pour des éléments de réflexion sur cette question, cf. l’introduction à notre édition (cf. n. 5), pp.
XXVIII-XXXI.
9
Pour des détails sur le plan du livre XVII des Étymologies, cf. J. ANDRÉ, Étymologies. Livre XVII, p. 4.
10
Agriculture, lexicographie. Par ailleurs, comme nous l’avons déjà noté, Les Medicinae sont dépourvues
de préface et n’ont donc pas pu faire à cet égard office de modèle.
202 BRIGITTE MAIRE
Mala matiana a loco uocata unde prius aduecta sunt. Nam multae arbores nomina ex
prouinciis uel ciuitatibus de quibus adlatae sunt acceperunt. (Orig. 17,7,3)
Les pommes matianes sont nommées d’après leur lieu d’origine. Beaucoup d’arbres
en effet doivent leur nom aux provinces ou aux cités d’où ils furent apportés.
2) – 2. Praecoqua tamen et armenia leuiora sunt. 3. Minus in his offendit quod supra in
maioribus persicis adnotauimus. 4. Et tamen praecoqua ad utilitatem corporis armeniis
antecedunt. (Med. 44,2-4)
2. Pourtant, les pêches précoces et les pêches qui nous viennent d’Arménie11 sont
plus légères. 3. Et ce que nous avons noté plus haut à propos des plus grandes pêches
porte moins atteinte dans ces variétés. 4. Et en effet les pêches précoces l’emportent
sur les pêches d’Arménie pour ce qui est de leur utilité pour le corps.
Armeniacum dicitur quod primum genus eius ab Armenia sit aduectum […] (Orig.
17,7,7).
[La duracine doit son nom au goût aigre (acor) de son fruit,] l’arménienne à ce que
cette espèce est originaire d’Arménie […]12.
3) 3. Antea denique athletae ficis alebantur priusquam eos Pythagoras exercitator ad carnis
usum, qui fortior cibus est, transtulisset. (Med. 49,3)
11
i.e. abricot, cf. J. ANDRÉ, Les noms de plantes.
12
D’autres exemples pourraient être mentionnés : cf. notamment Garg. 44. De mespilo (vertus
thérapeutiques) / Isid. Orig. 17,7,14 (description de l’arbre et du fruit, étymologie) ; Garg. 40 De piro / Isid.
Orig. 17,7,15 ; Garg. 52 De cerasio / Isid. Orig. 17,7,16.
ISIDORE DE SÉVILLE, LECTEUR DE GARGILIUS MARTIALIS 203
3. Par suite, auparavant, les athlètes se nourrissaient de figues, avant que l’entraîneur
Pythagore ne les eût amenés à l’usage de la viande qui est une nourriture qui a plus de
force.
Antea athletae ficis alebantur, priusquam eos Pythagoras exercitator ad carnis usum,
qui fortior cibus est, transtulisset. (Orig. 17,7,17)
Jadis les athlètes étaient nourris de figues avant que l’entraîneur Pythagoras n’y eût
substitué un régime carné plus nourrissant.
Alors que les manuscrits collationnés pour notre édition13 transmettent en Med.
49,3 exercitatos ou exercitatus, tandis que L omet tout simplement le mot, il nous apparut
nécessaire de proposer la conjecture exercitator. Nous nous étions pour cela appuyée sur
un passage de l’Histoire naturelle14 compilé par Gargilius.
Or, Isidore, après avoir débuté le passage qu’il consacre à la figue par des
considérations relevant de l’étymologie et de l’agriculture, reprend mot pour mot le passage
des Medicinae et écrit précisément exercitator. Cette leçon atteste a posteriori la justesse
de notre conjecture dans la mesure où, lorsque nous l’avions proposée, nous n’avions pas
à l’esprit ce passage des Étymologies. Mais la tradition indirecte fait perdre à notre
proposition son statut de conjecture en donnant ici accès à un texte des Medicinae plus
correct que celui que la tradition directe nous avait permis d’établir jusqu’à présent.
Malua ex parte graeco uocabulo appellatur a)po\ tou= mala¿ssein, eo quod molliendi
aluum soluendique naturam habeat. Cuius sucus, si quis se oleo mixto perunxerit, ab
apibus negatur feriri. Folia eius ex oleo trita et inposita scorpionibus creduntur afferre
torporem. (Orig. 17,10,5)
13
exercitator ego : exercitatos BC 2GRW b exercitatus C1V om. L
14
Nat. 23,121 Pythagoras exercitator primus ad carnes eos transtulit.
15
Selon J. ANDRÉ, Étymologies. Livre XVII, p. 228 : Diosc. lat. 2,102 Facit ad percussuras apium, si suco
eius crudo perunxeris corpus ; Diosc. graec. 2,118 et Plin Nat. 20,223 Folium impositum scorpionibus torporem
adfert.
16
Gr. mala¿xh, ‘mauve cultivée’, cf. Plin. Nat. 20,222.
17
Gr. mala¿ssein, ‘amollir, adoucir’.
204 BRIGITTE MAIRE
Malua (mauve) vient pour une part d’un mot grec, a)po\ tou= mala¿ssein, parce qu’elle
a la propriété d’amollir et de relâcher le ventre. Une friction de son suc, mêlé à de
l’huile, prévient, dit-on, les piqûres d’abeilles. On croit que ses feuilles, broyées
dans l’huile et appliquées, engourdissent les scorpions.
Pour rédiger son chapitre consacré à la laitue, Isidore compile dans l’ordre et
littéralement Palladius, Gargilius et les Dynamidia. Indécis quant à l’origine du mot lactuca,
il juxtapose les explications de Palladius et de Gargilius qui toutes deux reposent sur le
lait (lac) qui chez l’un provient de la plante même et chez l’autre est plus abondant chez
les femmes allaitantes qui se nourrissent de laitue. Isidore laisse de côté toutes les
considérations de Gargilius relatives à la nature de la laitue et aux différentes préparations
thérapeutiques dans lesquelles entre cette plante :
6) – 11. Fit ex cydoneis uinum quo colore languentium desideria fallantur. 12. Nam specie
et gustu et odore cuiuslibet uini ueteris imaginem repraesentat, ideoque Graeci
ydromelon appellant. (Med. 43,11-12)
11. À partir de coings, on fait du vin dont la couleur peut aiguiser, en le trompant,
l’appétit de ceux qui sont affaiblis. 12. En effet, par son aspect, son goût et son
bouquet, il offre l’apparence de n’importe quel vieux vin et c’est pourquoi les Grecs
l’appellent hudromèlon.
ISIDORE DE SÉVILLE, LECTEUR DE GARGILIUS MARTIALIS 205
Mala cidonia nomen sumpsit ab oppido quod est in insula Creta ; de qua Graeci
dicere solent urbium Cretensium matrem Cidoniam ; ex cuius pomo cidonitum
conficitur. Fit quoque ex ea et uinum quo languentium desideria falluntur ; nam specie
et gustu et odore cuiuslibet uini ueteris imaginem repraesentat. (Orig. 17,7,4)
Le cognassier (mala cidonia) tient son nom d’une ville de Crète ; à ce propos, selon
les Grecs, Cidonia est la mère des villes crétoises. On prépare avec son fruit le
cidonitum. On en fait aussi un vin qui trompe l’envie des malades, car il offre l’aspect,
le goût et l’odeur de n’importe quel vin vieux.
Isidore ne consacre à la sarriette qu’un très bref passage qu’il rédige en compilant
le chapitre 20 des Medicinae. Dans sa compilation il laisse de côté toutes les indications
concernant diverses préparations où entre la sarriette et ne conserve que les deux premiers
paragraphes qu’il reprend littéralement à trois détails près (uis, est / –; faciat / facit).
Contrairement à son habitude, Isidore ne fait aucune remarque concernant l’étymologie
du nom :
7) – 1. Satureiae calida uis et prope ignita est. 2. Vnde illi et nomen inditum credunt quod
pronos faciat in uenerem. (Med. 20,1)
1. La propriété de la sarriette est chaude et presque brûlante. 2. Son nom lui a été
donné, croit-on, parce qu’elle rendrait les gens enclins à l’amour physique.
Satureia calida et prope ignita. Vnde illi et nomen inditum credunt, quod pronos facit
in uenerem. (Orig. 17,9,42)
La sarriette est chaude et presque brûlante. Elle doit également son nom à cette
propriété, parce qu’elle est aphrodisiaque.
Isidore compile le chapitre 3 des Medicinae pour rédiger sa notice sur la rue. Il ne
reprend pas toutes les indications fournies par Gargilius à propos de préparations où entre
de la rue. Il ne conserve que l’épisode des belettes qui peuvent résister au venin des serpents
grâce à la rue. Sa compilation est pour ainsi dire littérale puisqu’il ne fait que quelques
modifications mineures (resistere / repugnare ; – / dum ; serpentibus / serpente ; dimicaturae
/ dimicauerint). Isidore débute en revanche sa notice par un élément qui n’est pas présent
dans sa source. Il explique en effet l’origine du nom de la rue en l’attribuant à sa nature
échauffante. Il relève aussi l’existence de deux espèces de rue (idem pour la roquette,
cf. supra) tout en reconnaissant implicitement l’inutilité d’une telle remarque dans la mesure
où les deux espèces sont l’une et l’autre très échauffante (utraque feruentissimae) :
La rue (ruta) doit son nom à ses propriétés très échauffantes. Une des deux espèces
est sauvage et son effet est plus vif, mais il est reconnu que toutes deux sont très
échauffantes. Les belettes nous enseignent que la rue est un contrepoison : elles en
mangent pour se prémunir, avant de combattre un serpent.
9) – 7. Cibus ex punico nullus est. 8. Nam etsi dentibus mandatur, solus ab stomacho
sucus hauritur. 9. Recte igitur tradiderunt qui negant punico corpora nostra nutriri
et eo sic opinantur utendum ut medicari potius, non alere uideatur. […] 17. Est in
cytino flosculus quidam antequam ex eo mali figura formetur. 18. Eum Graeci
balaustion uocauerunt. (Med. 41,7-9 et 17-18)
7. La grenade n’a aucune valeur nutritive. 8. En effet, bien qu’on la croque, seul son
jus est absorbé par l’estomac. 9. Donc, ceux qui ont dit que nos corps ne sont pas
nourris par la grenade ont apporté un témoignage correct et ils pensent qu’on doit
l’utiliser avec l’idée qu’elle soigne, semble-t-il, plutôt qu’elle ne nourrit. […] 17. Il y
a une fleur dans le bourgeon du grenadier avant que ne se forme la grenade. 18. Les
Grecs l’ont appelée balaustion.
Malum punicum dici eo quod ex Punica regione sit genus eius translatum, idem et
malogranatum eo quod intra corticis rotunditatem granorum contineat multitudinem.
Arbor autem malus granata est generis feminini, pomum uero neutri est generis. Flores
malorum a Graecis appellati sunt quitinus, Latini caducum uocant. Agrestium autem
malorum flores Graeci balaustion appellauerunt, quorum alii albi, alii purpurei, alii
rosei reperiuntur similes floribus mali punici. Negant medici mali punici cibo corpora
nostra nutriri, sed eo sic opinantur utendum ut medicare potius, non alere uideatur.
(Orig. 17,7,6)
18
Fleur de grenadier sauvage.
ISIDORE DE SÉVILLE, LECTEUR DE GARGILIUS MARTIALIS 207
La pomme punique (grenade) est ainsi nommée parce que c’est une espèce venue du
pays des Puniques ; on l’appelle aussi malogranatum (pomme à grains) parce qu’elle
renferme à l’intérieur de son écorce sphérique une multitude de grains. L’arbre malus
granata est du genre féminin, et le fruit du genre neutre. Les fleurs du grenadier sont
nommées en grec quitinus, en latin caducum. Le nom grec des fleurs du grenadier
sauvage est balaustion ; elles sont blanches, pourpres, ou rose vif comme celles du
grenadier <cultivé>. Selon les médecins, la grenade n’est pas nourrissante et ils sont
d’avis d’en user comme médicament plutôt que comme aliment.
Isidore ne s’étend pas sur la menthe à laquelle il consacre un passage tout aussi
bref que celui sur la sarriette (cf. supra ex. 7). Tandis que Gargilius expose au chapitre 24
(De menta) les vertus thérapeutiques de la menthe et donne diverses préparations à base
de menthe, il consacre le chapitre 23 à la népète qui est une plante à odeur de menthe19.
Or, alors que l’on s’attendrait à voir Isidore compiler le chapitre 24, il retient au contraire
le chapitre 23. Le chapitre consacré à la menthe dans les Medicinae ne contient en effet
que des éléments intéressant les vertus et les utilisations thérapeutiques de la menthe qui
ne cadrent pas avec le projet d’Isidore essentiellement axé sur l’étymologie. C’est pourquoi
il préfère compiler le chapitre 23 sur la népète. Il supprime les indications fournies par
Gargilius à propos d’antidotes qui contiennent de la népète pour ne retenir que les deux
premiers paragraphes. Ils lui fournissent en effet, ce qui l’intéresse au premier chef, les
noms que les Grecs et les Latins donnent à la plante, puis une brève indication sur la vertu
qui lui est communément attribuée et qu’Isidore reprend sans doute pour étoffer une notice
qui sans cela demeurerait assez mince :
10) – 1. Nepetam Graeci calamintham uocauerunt, nostri uulgo nepetam dicunt. 2. Magnae
uirtutis et uehemens in calore est. (Med. 23,1-2)
1. Les Grecs donnèrent à la népète le nom de calamintha, mais notre peuple dit
couramment népète. 2. Elle a une grande force et une très grande chaleur.
Menta agrestis, quam Graeci kalami¿nqhn, nostri uulgo nepetam uocauerunt, maioris
uirtutis et uehemens in calore. (Orig. 17,9,82)
La menthe sauvage, dont le nom grec est kalami¿nqh, le nom vulgaire latin nepeta,
est assez efficace et très brûlante.
Pour la rédaction de son chapitre consacré à la roquette, Isidore s’appuie certes sur
le texte des Medicinae, mais il se livre à diverses modifications et simplifications de sa
source tout en ajoutant un élément nouveau : Gargilius, en Med. 14,1, nuance la vertu
échauffante de la roquette, un détail que laisse de côté Isidore pour qui cette plante a
uniquement un effet brûlant (ignitae uirtutis). Gargilius établit d’autre part un lien logique
entre la vertu échauffante et l’effet qu’elle exerce sur le désir sexuel, ce que ne reprend
pas Isidore qui juxtapose simplement les deux éléments. Il modifie au passage la
19
J. ANDRÉ, Les noms de plantes, s.v.
208 BRIGITTE MAIRE
11) – 1. Calidae quidem non tamen nimium austerae ignitaeque uirtutis est eruca. 2. Inde
uenerem maxime stimulat in cibo sumpta et digestiones adiuuat et urinam mouet.
(Med. 14,1-2)
1. La roquette a, certes, une vertu échauffante, mais qui n’est néanmoins pas trop
âcre et brûlante. 2. Il s’ensuit que, prise au repas, la roquette excite très fort le désir
sexuel, favorise la digestion et fait uriner.
Eruca, quasi uruca, quod ignitae sit uirtutis et in cibo saepe sumpta ueneris incendium
moueat. Huius species duae, quarum altera usualis, altera agrestis, acrioris uirtutis ;
utraque tamen ueneris commouent usum. (Orig. 17,10,21)
Eruca (roquette) est pour uruca, parce que la plante a un effet brûlant et, prise souvent
en aliment, excite les ardeurs amoureuses. Il en est deux espèces, l’une cultivée,
l’autre sauvage, dont l’effet est plus fort ; toutes deux cependant sont aphrodisiaques.
12) – 1. Porro capitato ad multa corporis uitia Hippocrates usus est. […] 10. Sectiuus [eius]
profluuium sanguinis sistit, […] (Med. 21,1 et 10).
1. Hippocrate utilisa le poireau à tête pour soigner de nombreuses maladies. […] 10.
Le poireau vivace arrête un saignement, […].
Porrus, cuius duo genera, capitatus et sectilis ; sectilis paruus, capitatus maior
(Orig. 17,10,15)
Le poireau, dont il est deux espèces, le poireau à tête et le poireau à couper. Le
poireau à couper est petit, le poireau à tête est plus grand.
Tandis que les manuscrits que nous avons collationnés pour Med. 21,10 transmettent
suc(c)us, Rose a proposé la conjecture sectilis. Sur la base de considérations
20
J. ANDRÉ, Étymologies. Livre XVII, p. 234 : «p. capitatus : poireau dont on laisse grossir la base sans en
couper les feuilles ; p. sectilis : le poireau vivace ou poireau perpétuel, dont on ne consomme que les feuilles,
qui se renouvellent après avoir été coupées ; voir Plin. Nat. 19,108-109».
ISIDORE DE SÉVILLE, LECTEUR DE GARGILIUS MARTIALIS 209
paléographiques (sectiuus > secciuus > suc(c)us)21 et d’une des sources utilisées par
Gargilius pour la rédaction de ce passage (Nat. 20,44 Porrum sectiuum […]) nous avions
proposé la conjecture sectiuus. Or, même si la reprise des Medicinae par Isidore est ici
assez libre et que, de ce fait, le lien entre Isidore et Gargilius est moins évident que pour
l’exemple du Pythagoras exercitator, les Étymologies ont bien sectilis, ce qui peut constituer
un argument en faveur de la conjecture de Rose (sectilis). Mais cet argument n’est à lui
seul pas décisif. En revanche, si l’on fait appel, comme le propose Arsenio Ferraces
Rodríguez, aux Dynamidia, dont l’auteur est comme Isidore un compilateur des Medicinae,
on lit sectilis, ce qui fait pencher davantage encore du côté de la conjecture de Rose. Il
faut néanmoins reconnaître que le choix entre sectilis et sectiuus relève davantage de la
sensibilité que de la ratio, et que la question demeure malgré tout bien difficile à trancher.
Il en va différemment pour Med. 8,1 où les Étymologies remettent en cause le texte que
nous avons retenu (uentrem)22 et nous engagent à réexaminer le passage des Medicinae :
13) – 1. Lapatium calidae et austerae uirtutis est et ideo in cibo sumptum uentrem reprimit,
stomachum confirmat, ructus excitat, confundit urinam. (Med. 8,1)
1. La patience a une vertu chaude et aigre et, pour cette raison, prise au repas, elle
resserre le ventre, affermit l’estomac, fait éructer et uriner.
Armoracia, hoc est lapsana <uel> lapistrus. Lapatia : haec in cibo sumpta stomachum
confortat, uenerem reprimit. (Orig. 17,10,20)
L’armoracia, c’est-à-dire lapsana ou lapistrus. La patience qui, mangée, réconforte
l’estomac et réprime les ardeurs amoureuses.
À l’exception de O23 qui transmet uentrem, tous les autres témoins que nous avons
collationnés donnent uenerem. Malgré cela, nous avons adopté uentrem, une conjecture
de Rose qui ne disposait pas à son époque de O dont la leçon a confirmé a posteriori sa
proposition. Il nous avait semblé en effet que l’expression uenerem reprimit ne faisait
guère de sens contrairement à uentrem reprimit, ce dont aujourd’hui nous ne sommes plus
aussi sûre.
Le ThLL ne nous est ici malheureusement d’aucune utilité. Sa consultation sur
CD-Rom n’a permis en effet de repérer aucune autre occurrence, que ce soit pour uentrem
reprimit ou pour uenerem reprimit. Nous ne pouvons pas davantage invoquer l’explication
paléographique, selon laquelle la confusion entre uentrem et uenerem est fréquente dans
la transmission des Medicinae, puisqu’elle ne permet pas non plus de privilégier une
leçon au détriment de l’autre.
En revanche, nous pouvons avancer un argument stylistique : en retenant uentrem
reprimit aux côtés de stomachum confirmat on introduit une répétition qui n’est pas un
21
Notre conjecture est en effet plus proche que celle de Rose des autres leçons transmises (suc(c)us) par
les manuscrits et en particulier de succus qui pourrait tout à fait d’un point de vue paléographique provenir de
secciuus.
22
B. MAIRE, Gargilius Martialis, p. 100, n. 2.
23
Berolinensis Phillippicus 1870, saec. XI-XII.
210 BRIGITTE MAIRE
procédé retenu par Gargilius qui, dans un souci de concision, a pour habitude d’énoncer
une seule fois une propriété. Par ailleurs, les Étymologies, qui nous donnent uenerem
reprimit au lieu de uentrem reprimit, vont dans le même sens que l’argument stylistique et
nous confortent dans l’idée de revoir notre position en optant pour uenerem reprimit24.
Isidore se livre certes à quelques modifications de sa source (confortat / confirmat ; omission
de ructus excitat et de confundit urinam), mais sa compilation des Medicinae demeure
suffisamment littérale pour que nous puissions nous appuyer sur le passage des Étymologies.
Certes, c’est d’ordinaire le froid qui exerce un effet réprimant sur le désir sexuel et le
chaud qui l’excite, mais en l’absence, à notre connaissance, d’un passage qui énoncerait
clairement dans la littérature phytothérapeutique la nature de l’influence de la patience
sur l’activité sexuelle, nous sommes d’avis de retenir finalement uenerem reprimit.
24
J. ANDRÉ est aussi de cet avis : Étymologies. Livre XVII, p. 239 : «Même si, avec Rose, on devait
corriger dans Gargilius Martialis uenerem en uentrem, le texte d’Isidore atteste que uenerem était la leçon des
manuscrits dont il disposait».
25
J. ANDRÉ, Étymologies. Livre XVII, p. 244, note 620 : «Le fenouil (Foeniculum vulgare Gärtn.) passait
pour éclaircir la vue, et son suc était utilisé dans les troubles de la vision par les médecins et les vétérinaires ;
Scrib. Larg. 38 ad suffusiones oculorum ; et Plin. Nat. 29,119 oculis […] claritatem inunctis facit ; Diosc. lat.
3,75. Très voisin est le texte du Pseudo-Apulée 125, interpolé à partir du Diosc. lat. 3,70 ex eius tyrsis siue
foliis sucus sole persiccatus acuet uisum […]».
ISIDORE DE SÉVILLE, LECTEUR DE GARGILIUS MARTIALIS 211
Le fenouil (feniculum) doit son nom au suc de sa tige ou de sa racine qui accroît
l’acuité visuelle. Il a, dit-on, le pouvoir de faire dépouiller de leur mue annuelle les
serpents qui en mangent. Les Grecs appellent ce légume maratron.
15) – 10. Gummi huius arboris cum uino potum calculos frangit, cum aceto tritum atque
inlitum lichenas optime purgat. (Med. 46,10)
10. La gomme de cet arbre (i.e. le prunier), bue avec du vin, brise les calculs ; broyée
avec du vinaigre et en application, elle nettoie très bien les lichens.
Haec sola arbor gummi glutinosum et conpactiuum distillat, quod et medici et
scriptores utuntur. (Orig. 17,7,10)
Le prunier est le seul arbre qui distille une gomme visqueuse et collante, employée
en médecine et pour écrire.
Dans le chapitre que Gargilius consacre à l’ache il mentionne ses effets, des
applications thérapeutiques ainsi que diverses préparations à base d’ache. Isidore ne retient
de toute la matière que lui fournit la compilation des Medicinae qu’un seul élément qu’il
reprend en le simplifiant. Gargilius indique en effet que les attaques sournoises des poisons
peuvent être efficacement combattues en absorbant de l’eau dans laquelle a cuit de l’ache
ou des racines d’ache. Isidore résume à l’extrême cette indication et ne retient que l’effet
salutaire des racines et ne dit plus mot ni de la cuisson ni du fait que la plante a le même
effet que ses racines :
16) – 5. Aqua pota in qua uel ipsi uel radices eorum incoctae sunt efficaciter pugnat contra
insidias uenenorum. (Med. 2,5)
5. L’absorption d’eau dans laquelle, soit cette plante a été cuite, soit ses racines,
combat efficacement les attaques sournoises des poisons.
Cuius (i.e. Apii) radices efficaciter pugnant contra insidias uenenorum. (Orig. 17,11,1)
Ses racines combattent efficacement l’attaque sournoise des poisons.
4. CONCLUSION ET PERSPECTIVES
livre XVII des Étymologies en analysant comment Isidore a utilisé ses sources et en a
élaboré la forme et le contenu. Divers types de compilation ont ainsi pu être mis en évidence.
Cela nous a permis de compléter notre étude des Medicinae de Gargilius et d’apporter un
éclairage nouveau sur l’établissement du texte.
Longtemps considérées comme une œuvre canonique dans les écoles, les
Étymologies ont en effet joué un rôle majeur dans la transmission du patrimoine scientifique
latin et ont montré l’utilité de la tradition indirecte dans l’édition des textes. Les Medicinae
en sont une illustration intéressante à maints égards.
Dans le cas de Gargilius, en effet, la lecture comparative a montré que les manuscrits
que nous avons collationnés pour notre édition des Medicinae ne représentaient pas le
seul canal de distribution de ce traité et qu’il en existait au moins un autre dont l’existence
est attestée par le livre XVII des Étymologies. Le texte d’Isidore de Séville présente ainsi
un double intérêt pour l’éditeur des Medicinae : il témoigne tout d’abord de la pérennité
de la transmission des Medicinae sans laquelle ce traité n’aurait pas pu parvenir jusqu’à
Isidore. Cette continuité dans la transmission indique aussi que les Medicinae ont été
jugées, au milieu de l’abondante littérature phytothérapeutique, suffisamment intéressantes
pour être copiées.
L’étude de la réception des Medicinae dans les Étymologies d’Isidore et dans les
Dynamidia pseudo-hippocratiques est d’une grande importance pour l’édition critique du
traité de Gargilius Martialis. En effet, si la version la plus ancienne des Dynamidia est
antérieure à 550 – en admettant que c’est à cette version que Cassiodore fait allusion dans
ses Institutiones – et si l’on retient qu’Isidore a rédigé les Étymologies dans le premier
tiers du VIIe s., ces deux textes sont antérieurs à tous les témoins de la tradition manuscrite
des Medicinae telle qu’elle nous est connue aujourd’hui. L’hypothèse, selon laquelle ces
deux testimonia (Étymologies et Dynamidia) offrent un texte de meilleure qualité que ne
le permet la tradition manuscrite connue à ce jour pour les Medicinae de Gargilius, a pu se
vérifier à plusieurs reprises.
L’existence de deux voies de transmission des Medicinae, la tradition directe et la
tradition indirecte, a eu de ce fait des incidences sur l’établissement du texte. Nous avons
en effet pu observer que des conjectures sont confirmées ou au contraire infirmées par la
tradition indirecte. Néanmoins, il faut se garder d’en tirer trop hâtivement des généralités :
toutes les différences textuelles constatées entre les deux types de transmission du texte
n’ont pas forcément d’incidences sur l’établissement du texte des Medicinae. Certaines
variantes textuelles transmises par les Étymologies n’appartiennent pas à un texte de
Gargilius antérieur à celui transmis par les manuscrits des Medicinae aujourd’hui en notre
possession, ou à un texte appartenant à une autre branche de la tradition, mais sont à
attribuer à Isidore qui a compilé sa source en y apportant diverses modifications.
L’étude des différents types de compilation des Medicinae de Gargilius par Isidore
a permis d’apporter un complément bienvenu à nos travaux antérieurs. Loin d’être un
aboutissement, cette étude porte en elle les ferments de nouvelles investigations qu’il
s’agira de mener pour mieux comprendre la nature du lien qui existe entre Gargilius et les
Dynamidia pseudo-hippocratiques, un autre testimonium important des Medicinae. Cela
devra aussi nous encourager à passer de l’autre côté du miroir en nous intéressant à nouveau
aux fontes. Après avoir étudié les modes de compilation de l’Histoire naturelle mis en
ISIDORE DE SÉVILLE, LECTEUR DE GARGILIUS MARTIALIS 213
œuvre par Gargilius, il s’agira d’examiner le traitement qu’il réserve à Dioscoride dans la
compilation de la Materia medica. Gargilius a compilé en effet ce traité majeur dans des
proportions bien plus grandes que ce que nous avons pu laisser entendre dans l’introduction
à notre édition des Medicinae26.
Toutes ces différentes études autour des modes de compilation utilisés aussi bien
par les testimonia que par les fontes d’un traité attestent du rôle important, pour ne pas
dire central, que la compilation a joué dans la composition ou le mode de rédaction adopté
par les auteurs anciens. Après avoir réuni les sources, quelle qu’en soit la provenance et la
nature (écrits, témoignages oraux, connaissances issues du savoir commun), ils se les
appropriaient dans un processus allant de la reprise littérale à la réécriture. Ce mode de
composition a connu une grande fortune dans l’Antiquité et en particulier dans la littérature
technique qui sans doute, plus que tout autre genre littéraire, plaçait au premier rang de
ses préoccupations le souci d’instruire et de transmettre un savoir préexistant qui était, le
cas échéant, remodelé et complété. La compilation apparaissait donc comme naturelle et
s’inscrivait dans l’ordre logique des choses. Loin de poser sur ce mode de rédaction un
regard réprobateur qui serait anachronique, l’Antiquité y recourut abondamment et l’utilisa
comme mode de reconnaissance de l’importance ou de l’orginalité d’une pensée : chaque
fois qu’un élément, une idée, étaient jugés intéressants, dignes d’être transmis, ils étaient
repris par l’auteur qui en prolongeait l’existence pour le bien ou l’édification d’autrui et
leur conférait aussi une part d’éternité.
26
Ex. Med. 8,3-6 qui provient en droite ligne de Diosc. 2,114 et non de Pline ; Med. 3,10-14 et Diosc.
3,45 ; enfin, Med. 36,2-5 et Diosc. 3,36.
This page intentionally left blank
215
*
Agradezco sinceramente al prof. A. Fidora, de la Universidad de Frankfurt, la lectura de este trabajo y
sus valiosas sugerencias.
1
M. PAULMIER-FOUCART – S. LUSIGNAN, «Vincent de Beauvais».
2
S. SCHULER, «Excerptoris morem gerere».
218 JOSÉ MARTÍNEZ GÁZQUEZ
1. DOMINICUS GUNDISALVO
3
En el momento actual de las investigaciones sobre Gundisalvo se resalta que aún vivía en marzo de
1181 por lo que su trabajo se desarrolló en tiempos del arzobispo don Juan, sucesor del más conocido arzobispo
don Raimundo. Véase S. VEGAS GONZÁLEZ, La escuela de traductores, p. 62 y n. 127.
4
A. FIDORA, Die Wissenschaftstheorie, especialmente pp. 76-87; idem, «La recepción de San Isidoro».
5
L. BAUR, «Dominicus Gundissalinus De divisione», pp. 218-222.
ISIDORO DE SEVILLA Y LA MEDICINA EN LOS ENCICLOPEDISTAS HISPANOS... 219
tanto que se plantea la estructuración del saber en un organigrama global de amplia com-
prensión. Ya al inicio de la obra Gundisalvo alude a la medicina para ofrecer un ejemplo
de una apetencia natural y necesaria del hombre en el plano corporal como es la necesidad
de restaurar la salud, cuando ésta se ha perdido, alia quibus amissa restauratur ut medici-
ne. (p. 4, 13). Y siguiendo también las observaciones de Al-Farabi en la consideración de
la división de la filosofía y su integración dentro de las ciencias, la filosofía obtiene la
situación de ciencia universal natural porque comprende otras ciencias entre las que se
encuentra la medicina, que de este modo queda integrada en el ámbito de la filosofía
como una de las ocho ciencias que la hacen ciencia natural universal, <philosophia> tunc
sciencia naturalis uniuersalis est, quia octo sciencie sub ea continentur, scilicet, ciencia
medicine (p. 20, 13-15).
Estructurada, pués, la medicina, siguiendo la tradición arábiga, entre las ciencias
naturales, la considera Gundisalvo la primera de éstas y como tal la analiza en el capítulo
que le dedica en su obra, Set quia post logicam naturalis sequitur, prima autem species
sciencie naturalis est ciencia medicine, ideo circa eam supradicta requiramus. (p. 83,
8-10).
Pero en el conjunto de su análisis de la medicina, aun sin citar directamente de
donde procede su información, resalta la importancia y la cantidad de los fragmentos
isidorianos que se emplean. E incluso desde un punto de vista proporcional a la extensión
del capítulo, en esta materia es en la que ha hecho un uso más frecuente de las citas de las
Etimologías de Isidoro con respecto a lo que encontramos en todo el resto de la obra.
Como en todas las ciencias estudiadas, también en la medicina sigue las mismas
pautas de análisis: quid ipsa sit, quod genus eius, que materia, que partes, que species,
quod instrumentum, quis artifex, quod officium, quis finis, quare sic dicatur, que eius
utilitas, quo ordine sit legenda.
Podemos ver, pues, en qué apartados de este análisis hace uso de la información de
las Etimologías. Comienza por su definición, quid ipsa sit, y, como es frecuente en toda la
obra no cita el nombre de la fuente, añadiendo a dos definiciones que la preceden la
defición de san Isidoro, Etym. IV 1 1, item: medicina est, que corporis humani uel tuetur
uel restaurat salutem.
Retorna al texto isidoriano Etym. IV,9,2-36, al considerar un nuevo aspecto en el
que presentar las partes prácticas de la medicina, y adaptando el texto de Isidoro a su
propio discurso resume los elementos esenciales de Isidoro,
Partes uero practice sunt tres: pharmacia, cirurgia, et diëta. Pharmatica grece latine dicitur
medicamentum, cirurgia manus operacio, diëta dicitur regula. Pharmacia igitur est
medicamentorum curatio, cirurgia ferramentorum incisio. diëta est legis ac vite observacio.
His tribus modis fit omnis curacio morbi.
6
Etym. IX 2-3 Curatio autem morborum tribus generibus constat: Pharmacia, quam Latini medicamina
vocant: Chirurgia, quam Latini manuum operationem appellant; manus enim apud Graecos CHEIR vocatur:
Diaeta, quam Latini regulam nuncupant; est enim observatio legis et vitae. Sunt autem omni curationi species
tres: primum genus diaeticum, secundum pharmaceuticum, tertium chirurgicum. Diaeta est observatio legis et
vitae. Pharmacia est medicamentorum curatio. Chirurgia ferramentorum incisio.
220 JOSÉ MARTÍNEZ GÁZQUEZ
Quare sic dicatur? Medicina a modo, i. e. temperamento, dicitur, ut non statim, sed paulatim
adhibeatur. Nam multo natura contristatur, et mediocritate gaudet. Vnde, qui pigmenta et
antidota satis vel assidue biberint, vexantur. Inmoderacio enim non salutem homini, sed
periculum affert.
Queritur a quibusdam cur inter ceteras liberales disciplinas medicine ars non connumeratur.
Ad quod respondetur: propterea, quia ille singulares continent causas, ista uero omnium.
nam et grammaticam medicus scire iubetur, ut intellegere uel exponere posit, que legit;
similiter et rhetoricam, ut ueracibus argumentis ualeat definire ea que tractat; nec non et
dialecticam propter infirmitatum causas racione adhibita perscrutandas atque curandas; sic
et arithmeticam propter numerum horarum in accessionibus et periodis dierum; sic et
geometriam propter numerum et qualitates regionum et locorum situs, in quibus doceat
quid quis obseruare debeat. postea musica incognita illi non erit: nam multa sunt, que in
egris hominibus per hanc disciplinam facta leguntur; sicut de Dauid legitur, qui a spiritu
immundo Saulem arte modulationis eripuit; Asclepiades quoque medicus freneticum
7
Etym. IV 2 1. DE NOMINE EIVS. Nomen autem Medicinae a modo, id est temperamento, inpositum
aestimatur, ut non satis, sed paulatim adhibeatur. Nam in multo contristatur natura, mediocriter autem gaudet.
Vnde et qui pigmenta et antidota satis vel assidue biberint, vexantur. Inmoderatio enim omnis non salutem, sed
periculum affert.
8
Etym. XIII. DE INITIO MEDICINAE. [1] Quaeritur a quibusdam quare inter ceteras liberales disci-
plinas Medicinae ars non contineatur. Propterea, quia illae singulares continent causas, ista vero omnium. Nam
et Grammaticam medicus scire debet, ut intellegere vel exponere possit quae legit. [2] Similiter et Rhetoricam,
ut veracibus argumentis valeat definire quae tractat. Necnon et Dialecticam propter infirmitatum causas ratione
adhibita perscrutandas atque curandas. Sic et Arithmeticam propter numerum horarum in accessionibus et
periodis dierum. [3] Non aliter et Geometriam propter qualitates regionum et locorum situs, in quibus doceat
quid quisque observare oporteat. Porro Musica incognita illi non erit, nam multa sunt quae in aegris hominibus
per hanc disciplinam facta leguntur; sicut de David legitur, qui ab spiritu inmundo Saulem arte modulationis
eripuit. Asclepiades quoque medicus phreneticum quendam per symphoniam pristinae sanitati restituit. [4]
Postremo et Astronomiam notam habebit, per quam contempletur rationem astrorum et mutationem temporum.
Nam sicut ait quidam medicorum, cum ipsorum qualitatibus et nostra corpora commutantur. [5] Hinc est quod
Medicina secunda Philosophia dicitur. Vtraque enim disciplina totum hominem sibi vindicat. Nam sicut per
illam anima, ita per hanc corpus curatur.
Además de las frases de engarce en el texto del De diuisione philosophiae encontramos diversas
variantes de lectura entre el texto de la edición de W. M. Lindsay y el texto de Gundisalvo en la edición de L.
Baur que muestran el valor de la tradición indirecta. Sin duda las más interesantes serían connumeratur /
contineatur; iubetur / debet; sic / non aliter; numerum ante qualitates add. Gund. uera / utraque.
ISIDORO DE SEVILLA Y LA MEDICINA EN LOS ENCICLOPEDISTAS HISPANOS... 221
quendam per simphoniam pristine sanitati restituit; postremo et astronomiam notam habebit,
per quam contempletur racionem astrorum et mutaciones temporum; nam sicut ait quidam
medicorum cum ipsorum qualitatibus et nostra corpora commutantur: hinc est, quod medi-
cina secunda philosophia dicitur. uera enim disciplina totum hominem sibi uendicat. nam
sicut per illam anima, ita per hanc corpus curatur.
Inuentor huius artis apud Graecos fuisse perhibetur Apollo. Hinc filius eius Esculapius
succedens artem hanc laude et opere ampliauit. Sed postquam hic Esculapius ictu fulminis
interiit, interdicta fertur medendi cura et ars simul cum auctore defecit, latuitque pene per
annos quingentos usque ad tempus Artaxerxis regis Persarum. tunc eam Ypocrates Asclepeo
patre genitus reuocauit in lucem; post hunc alli multi. Isti tres uiri totidem sectas inuenerunt:
prima methodica inuenta est ab Apolline, que remedia sectatur et carmina. secunda
empiricorum, i. e. experimentalis, inuenta est ab Esculapio, que non indiciorum signis, set
solis constat experimentis. tertia logica, i. e. racionalis, inuenta ab Ypocrate. Iste enim
discussis etatum et regionum, et egritudinum qualitatibus artis curam racionabiliter
perscrutatur et infirmitatum, postquam causas racione adhibita perscrutatus est. empirici
uero experienciam solam sectantur. logici experiencie racionem adiungunt. methodici nec
elementorum racionem obseruant, nec tempora, nec etates, set solas morborum substantias.
Después de exponer las tres escuelas médicas griegas y sus principios médicos
siguiendo el texto de Isidoro, con algunas variantes de interés, concluye simplemente et
ideo remansit in usu et auctoritate sola racionalis y da paso a continuación a las palabras
de introducción de su exposición acerca de la aritmética, la primera de las materias que
forman parte de la matemática.
9
III. DE INVENTORIBVS MEDICINAE. [1] Medicinae autem artis auctor ac repertor apud Graecos
perhibetur Apollo. Hanc filius eius Aesculapius laude vel opere ampliavit. [2] Sed postquam fulminis ictu
Aesculapius interiit, interdicta fertur medendi cura; et ars simul cum auctore defecit, latuitque per annos pene
quingentos usque ad tempus Artaxerxis regis Persarum. Tunc eam revocavit in lucem Hippocrates Asclepio
patre genitus in insula Coo. IV. DE TRIBVS HAERESIBVS MEDICORVM. [1] Hi itaque tres viri totidem
haereses invenerunt. Prima Methodica inventa est ab Apolline, quae remedia sectatur et carmina. Secunda
Enpirica, id est experientissima, inventa est ab Aesculapio, quae non indiciorum signis, sed solis constat
experimentis. Tertia Logica, id est rationalis, inventa ab Hippocrate. [2] Iste enim discussis aetatum, regionum,
vel aegritudinum qualitatibus, artis curam rationabiliter perscrutatus est, infirmitatum per quam causas ratione
adhibita perscrutetur, [curam rationabiliter perscrutatus est]. Enpirici enin experientiam solam sectantur: Logici
experientiae rationem adiungunt: Methodici nec elementorum rationem observant, nec tempora, nec aetates,
nec causas, sed solas morborum substantias.
222 JOSÉ MARTÍNEZ GÁZQUEZ
Si observamos de manera global el uso que hace Gundisalvo del texto de Isidoro
en su exposición sobre los aspectos que se deben estudiar para conocer la consideración
que se debe otorgar a la medicina en el conjunto de las ciencias, vemos que en las palabras
introductorias anuncia 12 aspectos a tener en cuenta y en el tratamiento posterior son 15
los puntos que somete a examen para su objetivo de situar la medicina entre las ciencias.
Entre esos aspectos añadidos encontramos la cuestión de su relación con las artes libera-
les y la de la identificación de su inventor. Emplea los capítulos 1, y el capítulo 9 del texto
isidoriano, en la definición, y en la presentación y explicación de las partes, pero adquie-
ren especial relieve el uso que hace de dos capítulos de las Etimologías. El cap. XIII que
toma en su integridad para plantear con las palabras del Obispo de Sevilla el estatus de la
medicina. Sin duda le parece a Gundisalvo suficiente tal explicación y sin añadir ningún
comentario más por su parte concluye por sí mismo, quapropter, quia omnibus eget utique
post omnes legenda est, ut eorum cognicio precedat, sine quibus ipsa inefficax est, esto
es, dado que necesita de los conocimientos de todas las ciencias de las artes liberales, es
natural que se deba situar y estudiar después de ellas, ya que sin su auxilio la medicina es
ineficaz.
Igualmente para la presentación del «inventor» de la medicina y para explicar la
nota histórica de las escuelas médicas griegas, suma íntegros, como hemos dicho, los
capítulos III y IV de las Etimologías y, como en el tema anterior, se limita a resaltar
añadiendo una conclusión final en la que deja constancia de la pervivencia única de la
medicina racional, et ideo remansit in usu et auctoritate sola racionalis.
Nos parece sumamente revelador el comentario de Alexander Fidora que ha pues-
to de relieve la forma en que este uso de Isidoro sirve a Gundisalvo como trama en la que
engarzar los nuevos conocimientos de la filosofía judeo-arábica con la tradición de la
filosofía de tradición cristiana. Son estas sus palabras a modo de conclusión10: «Con la
última de las citas intenta justificar la integración de la medicina en el esquema tradicio-
nal de la filosofía: las septem artes liberales. La medicina que le viene dada como ciencia
por sus fuentes árabes –especialmente el Canon medicinae de Avicena que fue traducido
por Gerardo de Cremona y que Gundisalvo cita continuamente en el curso del capítulo de
la medicina– no parece encontrar lugar en el marco del quadrivium, ni en el del trivium.
Por lo tanto hace falta buscarle un sitio en la propia tradición, y este sitio parece encon-
trarlo en las palabras de Isidoro, quien dice que de cierta manera la medicina, como nece-
sita todos los saberes de la filosofía, es una segunda filosofía. Con esto se tiene un argu-
mento fuerte de la propia tradición que le autoriza incluir la medicina en su sistema
filosófico.
Las Etimologías de San Isidoro pueden considerarse, pues, como las condiciones
hermenéuticas para los filósofos occidentales que les posibilitan entender el discurso
médico árabe. Y esto en un doble sentido: tanto a nivel material, porque San Isidoro les da
los términos con los cuales pueden manejar el contenido de esta nueva ciencia, como a
nivel formal, porque les indica el lugar de esta ciencia con referencia a las demás».
10
A. FIDORA, Die Wissenschaftstheorie, p. 83-84.
ISIDORO DE SEVILLA Y LA MEDICINA EN LOS ENCICLOPEDISTAS HISPANOS... 223
11
L. GARCÍA BALLESTER, «Naturaleza y ciencia».
12
C. FERRERO HERNÁNDEZ, Iohannis Aegidii Zamorensis Contra venena.
13
A. DOMÍNGUEZ GARCÍA – L. GARCÍA BALLESTER, Iohannis Aegidius Zamorensis Historia Naturalis, Es-
tudio Introductorio 4.7. «El mundo médico en la obra de Juan Gil», pp. 65-75; y también A. D OMÍNGUEZ GARCÍA
– L. GARCÍA BALLESTER, «El mundo médico».
224 JOSÉ MARTÍNEZ GÁZQUEZ
Curatio autem morborum tribus generibus constat: Pharmacia, quam Latini medicamina
vocant: Chirurgia, quam Latini manuum operationem appellant; manus enim apud Graecos
CHEIR vocatur: Diaeta, quam Latini regulam nuncupant; est enim observatio legis et vitae.
Sunt autem omni curationi species tres: primum genus diaeticum, secundum
pharmaceuticum, tertium chirurgicum. Diaeta est observatio legis et vitae. [3] Pharmacia
est medicamentorum curatio. Chirurgia ferramentorum incisio; nam ferro exciduntur quae
medicamentorum non senserint medicina.
14
De la que tenemos noticia a través del propio autor: Secunda est ut confortetur cor sicut per
diamargariton et per ceteras medicinas cordiales, ut dicitur in egritudine cordis, in libro nostro De trifaria
medicina. Aunque de esta obra no sabemos nada más. Sin embargo, sospechamos que se trata de una referencia
a la obra de Vincent de Beauvais, quien en sus redacciones sucesivas del Speculum, le dio los nombres de De
bifaria y De trifaria. Cfr. C. FERRERO HERNÁNDEZ, Iohannis Aegidii Zamorensis Contra venena, pp. 24 y 436-437.
15
Terra maledicitur, condempnatur hominum successio et omnis creatura iuxta uerbum apostolicum
ingemiscit et parturit. Altissimus uero ad eius releuandas miserias et erumpnas de terra creauit medicinam et
uir sapiens non abhorrebit eam.
ISIDORO DE SEVILLA Y LA MEDICINA EN LOS ENCICLOPEDISTAS HISPANOS... 225
¿Qué hay, pues, tan digno de muerte que no sea salvado por la muerte de Cristo? Si, pues,
una medicina tan eficaz y poderosa viene a mi mente, ya no me espantará enfermedad
maligna alguna».
De esta forma la consideración de la medicina se dignifica a los ojos de los hom-
bres por la intervención directa de Dios en su creación y por haberla puesto al servicio de
la humanidad mediante la salvación que proporciona al hombre la muerte de Cristo. Con-
forme con este pensamiento el hombre sabio debe procurar no apartarse de ella y cultivar-
la para la prevención y curación de las enfermedades y en última instancia el hombre
puede confiar en ser salvado por Cristo redentor.
En consecuencia de este planteamiento, Juan Gil de Zamora adopta un doble trata-
miento de la medicina y sus contenidos, aceptando las nuevas corrientes del naturalismo
aristotélico y defendiendo a su vez, no sin caer en cierta contradicción, un punto de vista
alegórico-simbólico propio del pensamiento judeo-cristiano. La tierra está maldita a cau-
sa del pecado original, que acarrea a los hombres la expulsión del Paraíso y, por ello, las
enfermedades y la muerte. Pero Dios ha puesto remedio a esta maldición prometiendo un
redentor que liberará al alma del pecado y en paralelo ha ofrecido a los hombres la medi-
cina, que nacida de la tierra por obra de Dios, liberará al cuerpo de la enfermedad.
Siguiendo esta línea alegórico-simbólica presenta la triaca, tenida por el mejor
antídoto contra el veneno de las serpientes, con las palabras de Isidoro IV, 9, 8 Tiriaca est
antidotum serpentinum quo venena pelluntur, ut pestis peste solvatur, y a partir de esta
explicación desarrolla la simbología de la triaca, remedio del cuerpo herido por la ser-
piente, con la tradición de la Pasión de Cristo que propicia el encuentro del remedio
contra las serpientes, en línea con lo que entiende L. García Ballester de la actitud general
de la obra de Juan Gil de Zamora, en la que parece continuar, o recoger, la línea arcaizante
del De natura rerum de Isidoro de Sevilla, donde cada explicación de un fenómeno natu-
ral es rematada por una interpretación alegórica16. En definitiva probablemente pesó más
en Juan Gil el propósito moralizante que le había impulsado a escribir su enciclopedia que
la influencia de las nuevas corrientes científicas que había visto surgir en España y com-
probado su vigencia en los ambientes intelectuales de la Universidad de París.
16
A. DOMÍNGUEZ GARCÍA – L. GARCÍA BALLESTER, Iohannis Aegidius Zamorensis Historia Naturalis, p. 75.
This page intentionally left blank
227
1.- Tras los diferentes capítulos del libro IV sobre la medicina de las Etimologías
de Isidoro de Sevilla1 que versan sobre la etimología del término medicina, de sus inven-
tores, escuelas, fundamentos, tipología de las enfermedades, remedios y medicamentos,
tipología literaria de la medicina, instrumentos, perfumes y ungüentos, termina el libro
con un capítulo llamativo títulado De initio medicinae, el cual no trata de la evolución
histórica, ni siquiera de los comienzos de la medicina científica, sino de la posición de la
medicina con relación a las demás artes liberales.
La cuestión se plantea así:
Queritur a quibusdam quare inter ceteras liberales disciplinas Medicinae ars non
contineatur.
Hinc est quod Medicina secunda Philosophia dicitur. Utraque enim disciplina totum
hominem sibi vindicat. Nam sicut per illam anima, ita per hanc corpus curatur.
Con lo cual se pone al mismo nivel la filosofía y la medicina, la una como la que
sana y cuida el alma, y la otra como la que sana y cuida el cuerpo.
1
Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto BFF2001-1666 del Ministerio de Ciencia y Tecnología
y FEDER.
230 ENRIQUE MONTERO CARTELLE
Nunca la medicina había sido situada a tal altura. Por un lado, se coloca por prime-
ra vez dentro de las artes liberales (inter ceteras liberales disciplinas) y, por otro, las
abarca y las supera a todas, poniéndola a la altura de la filosofía, aunque a nivel corporal
(Medicina secunda Philosophia dicitur).
Esta situación plantea inmediatamente el interrogante sobre la razón de esta inno-
vación histórica de Isidoro. Probablemente esto es producto de una serie de concausas,
algunas de las cuales podemos barruntar.
Ante todo hay que advertir que este capítulo De initio medicinae reconoce, por un
lado, la existencia de una discusión sobre el papel de la medicina con relación a las artes
liberales, pues frente a Varrón, Celso o Plinio, los autores más recientes como Agustín,
Marciano Capella o Boecio no acogen a la medicina entre las artes y, por otro, se toma
decidido partido a favor de su inclusión entre ellas e incluso las supera a todas al igual que
la filosofía. Esta postura representa la última etapa de un largo proceso histórico en el que
han intervenido autores paganos y cristianos.
Llegados a este punto hay que indicar que todos los estudios de Isidoro, que tanto
gustan de señalar la fuente de cada pasaje, guardan un clamoroso silencio en este aspecto
concreto, por lo que presumo que no hay tal fuente2. Es decir, esta reflexión sobre la
situación que tiene la medicina entre las artes liberales es personal de Isidoro, lo que no
deja de ser significativo en el ámbito de la originalidad de este enciclopedista.
Libro I: gramática.
Libro II: retórica y dialéctica.
Libro III: aritmética, geometría, música y astronomía.
Libro IV: medicina.
Libro V: jurisprudencia seguida de una especie de crónica.
Todo esto aparece como una especie de propedéutica a los saberes religiosos (li-
bros 6 al 8) y a los saberes profanos: el hombre en la naturaleza (libros 9 al 14) y el
hombre y la civilización material (libros 15 al 20).
Pues bien, según la reciente opinión de J. Fontaine3, aunque siguen discutiéndose
diversos puntos problemáticos, podemos hablar de cuatro estados o etapas de composición:
2
Sabemos, sin embargo, que la consideración pareja de la medicina y de la filosofía, y la doctrina de
la medicina como filosofía del cuerpo y de la filosofía como medicina del alma es de origen alejandrino y que
la recoge Agnellus de Ravena, por ejemplo. Cf. R. FRENCH, Medicine before Science, p. 62.
3
J. FONTAINE, Genèse et originalité, p. 173.
LA MEDICINA Y LAS ARTES LIBERALES SEGÚN ISIDORO DE SEVILLA 231
1º- Isidoro (ca. 562-635) envió a Sisebuto (612-621) (misi opus de origine
quarundarum rerum) una «obra sobre el origen de las cosas», que le había
solicitado. Sabemos que las Etimologías estaban inacabadas por el motivo
que veremos a continuación.
2º- A instancias de Braulio, obispo de Zaragoza, que se quejaba de que la obra de
Isidoro circulaba en códices incompletos y con faltas y reclamaba un ejem-
plar íntegro y corregido (Ergo et hoc notesco libros Aetymologiarum, quos a
te, domino meo, posco, etsi detruncatos conrososque iam a multis haberi,
inde rogo ut eos michi transcriptos, emendatos et bene coaptatos dignemini
mittere4), Isidoro decide enviarle una especie de segunda etapa en la confec-
ción del texto, que tampoco estaba terminada. Parece ser que este texto sólo
tenía una división por tituli, no por libros.
3º- En la Renotatio Isidori5, Braulio dice claramente que distribuyó entonces la
obra inacabada (imperfectum) en 15 libros6 (lo que no excluye evidentemen-
te la de los tituli, a modo de capítulos).
4º- Por último, con posterioridad a Braulio, la obra fue distribuida en los 20
libros actuales, como testimonia la mayoría de los manuscritos. Otros estu-
diosos, como M. C. Díaz y Díaz7 , remontan la división en 20 libros al propio
Braulio, según indican algunos manuscritos y tampoco descarta la existencia
de libros desde el principio, aunque no sepamos cuáles.
Por lo que a nosotros respecta, el problema radica en que en alguno de los ma-
nuscritos más antiguos, que por la dedicatoria a Sisebuto pudieran corresponder a la
primera etapa, como el de Milán (Ambros. L. 99. Sup), del s. VIII, no está el libro IV
sobre la medicina, mientras que en otros, como el de Wolfenbüttel (Weissenburg 64)
también del s. VIII, aparece como libro VI. Esto hizo que Porzig8, seguido por M.
Reydellet9, considerase que la medicina no figuraba en esta primera etapa. Sin embar-
go, Braulio dice bien claramente que él se limitó a dividir la obra en libros y en ningún
momento da pie para pensar en modificación alguna, aunque recuerda que la obra esta-
ba inacabada (imperfectum). Por lo cual tengo para mí que, si la medicina no estaba en
la primera etapa, Isidoro la incluyó en la segunda que envió a Braulio. No obstante,
tampoco hay que descartar que estuviera en ella, ya que podía ser una de esas partes de
las que Braulio encontraba a faltar (libros ... detruncatos10 conrososque) y que natural-
4
Epist. 5, del año 632/633.
5
Editada en Apéndice por J. FONTAINE, Genèse et originalité, pp. 430-435.
6
Algunos autores como Porzig y Reydellet (cf. n. 8 y 9) suponen una división en 13 libros previa a la
división en 20 por agrupación de los nueve primeros libros en tres.
7
M. C. DÍAZ Y DÍAZ, «Introducción general», pp. 163-170 y Enciclopedismo e sapere cristiano, pp. 127
y 131.
8
W. PORZIG, «Die Rezensionen der Etymologien».
9
M. REYDELLET, «La diffusion des Origines», pp. 394-395.
10
Este término implica que estos manuscritos estaban mutilados, porque le faltaban partes. C. C ODOÑER,
Introducción, pp. 15-17, lo interpreta como «desgajados del conjunto», es decir, que los libros andaban sueltos.
232 ENRIQUE MONTERO CARTELLE
3.- En todo caso, sea de primera o segunda intención en Isidoro13, el caso es que no
debemos dudar, en mi opinión, de que ésta era la posición de Isidoro. De ello tenemos una
prueba concluyente, porque en en su De differentiis rerum o Differentiae rerum, II, XXXIX,
148-154, una de las primeras obras de Isidoro, también incluye la medicina entre las artes
liberales. Incluso cabría decir lo mismo del De numeris o Liber numerorum,17,44 (PL 83,
182c;188b), que coincide en esta clasificación, pero la paternidad isidoriana es dudosa14.
Pues bien, en estos párrafos del De differentiis, tras identificar la sapientia con la
philosophia, que define como omnium rerum humanarum atque divinarum scientia, esta-
blece su estructuración en tres partes: la logica, la physica y la ethica.
11
C. CODOÑER, «Los tituli en las Etymologiae», pp. 29-46. Cf. M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Enciclopedismo e
sapere cristiano, p. 130.
12
M. C. DÍAZ Y DÍAZ, «Introducción general», pp. 163-170.
13
Incluso aunque la introducción de la medicina entre las artes liberales fuese obra de Braulio u otro
personaje del momento, eso sería testimonio de un cambio de mentalidad, al que no pudo ser ajeno el De
differentiis rerum de Isidoro.
14
Cf. M. C. DÍAZ Y DÍAZ, «Les arts libéraux», pp. 40-41.
LA MEDICINA Y LAS ARTES LIBERALES SEGÚN ISIDORO DE SEVILLA 233
15
Cf. J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 609 ss.
16
Cf. J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 609 ss.
17
Isaac Israeli Opera, Lugduni 1515, II, f. 1ra
18
Se desconoce la razón de la exclusión de la gramática que está bien presente en las Etimologías.
19
Aunque diferencia astronomía de astrología: Astronomia est lex astrorum. Astrologia est ratio quae
conversionem coeli et signorum definit, potestatesque et ortus siderum et occasus. Hanc mathematici sequuntur.
Sobre las posibles razones de Isidoro para establecer esta distinción cf. M. C. D ÍAZ Y DÍAZ, «Les arts libéraux»,
p. 39.
20
La pretensión nada entusiástica de J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 345 ss.,
de poner a Casiodoro como fuente de esta clasificación lleva a suposiciones difíciles de admitir, como que
Isidoro confunde architectura con mechanica.
234 ENRIQUE MONTERO CARTELLE
(falta la astronomía que para Della Corte está incluída en las otras tres, para otros está
ausente y para otros está presente21). También coinciden en la adición a ellas de la medi-
cina y de la arquitectura, aunque ésta ocupa el lugar del derecho en Isidoro (esta variación
puede deberse simplememente a la distinta visión de ambos: Varrón mira al mundo
helenístico, Isidoro tiene detrás el peso del derecho romano22). Como coronación está la
filosofía23, que en De differentiis rerum abarcaba todas estas materias. En las Etimologías,
sin contar con la exposición relativa a la filosofía dentro de la dialéctica, parece haber
sido sustituida por la religión o teología, ya que tras los cinco primeros libros, que son una
especie de propedéutica de artes liberales, vienen cuatro libros (del 6 al 8) sobre saberes
sagrados. Quizá en ello refleje la actitud hostil de los cristianos contra la filosofía, razón
posible de que en el libro 8 se sitúe una especie de historia de la filosofía a continuación
de las herejías de judíos y cristianos24. En todo caso, como señala J. Fontaine25, la filosofía
en las Etimologías se encuentra dispersa a lo largo de la obra26.
Debo señalar en este punto que no deja de ser notable para nuestro interés la posi-
ción de Galeno al respecto. En su obra sobre la formación ideal del médico, titulada
Adhortatio ad artes addiscendas27 señala de pasada que la medicina es la más noble de las
artes liberales, como no cabía esperar de otra forma, pero añade que éstas son nueve:
medicina, retórica, música, geometría, aritmética, dialéctica, astronomía, gramática y ju-
risprudencia. Es sorprendente que esta enumeración contenga exactamente las mismas
nueve artes liberales de Isidoro, aunque en distinto orden, incluso en los dos puntos en los
que difería de Varrón: la astronomía y la jurisprudencia (no figura la filosofía como coro-
nación de estas artes, pero como veremos más adelante, su consideración es pareja). Pro-
bablemente, sin embargo, sea una coincidiencia debida a que Galeno tenía detrás a Varrón
y conocía bien la cultura latina y la importancia de la jurisprudencia romana28. En todo
caso, también debió de sufrir el influjo de Hipócrates, a juzgar por la versión latina de una
obra perdida sobre «Cómo debe ser el discípulo de medicina»29 cuya tradición indirecta
(que también tiene una línea árabe) se conserva en varios manuscritos de los ss. X-XI con
el título Ars Medicinae: en ella se dice que la medicina tiene que estudiarse en el marco de
las artes liberales30. En efecto, aunque excluye la retórica para evitar al médico la acusa-
21
Véase más adelante en las n. 33-35 la opinión de F. DELLA CORTE, «Enciclopedisti latini» y «Gli
enciclopedisti prima dell´enciclopedismo», así como las opiniones de Ritschl, Marx, Boccuto, etc.
22
Cf. J. FONTAINE, Genèse et originalité, p. 177.
23
En la Antigüedad desde Isócrates y así lo confirma Séneca, el estudio de las diversas artes se concebía
como propedéutica a la filosofía (cf. E. R. CURTIUS, Literatura europea y Edad Media Latina, México, 1955,
pp. 63-64 y posteriormente con el cristianismo como propedéutica a la lectura de la Biblia).
24
Cf. J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 593-734.
25
J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 593-732.
26
Sin embargo, en su trabajo «Une ‘relecture’ isidorienne» considera que la postura sobre la filosofía de
Isidoro es mucho más positiva.
27
Kühn, I, 38-39.
28
Esto podría utilizarse como prueba del contenido de la obra de Varrón, pero nunca se ha hecho, que
nosotros sepamos.
29
Cf. J. JOUANNA, «Hippocrate et la collection Hippocratique».
30
Citamos por R. LAUX, «Ars medicinae», p. 420, l. 8-11.
LA MEDICINA Y LAS ARTES LIBERALES SEGÚN ISIDORO DE SEVILLA 235
ción de parlanchín (A rhetorica vero abstineat ut non multiloquus sit), recomienda las
cuatro artes científicas (astronomía, aritmética, geometría y música) y, en particular afir-
ma que Philosophia vero cum ipsa medicina doceatur. En todo caso, el estudio de fuentes
de J. Fontaine y de otros autores no dan pie alguno para pensar que Isidoro conociese los
escritos de Galeno y menos todavía este tratado hipocrático31.
Esta posición ante la cultura latina de Isidoro en el s. VII se enmarca dentro del
movimiento hispanorromano de su época de «alzar la bandera de la cultura latina», en
palabras de Díaz y Díaz32, frente a los godos arrianos sin tradición cultural parangonable
con la clásica, lo que convenía además muy bien con la tendencia de la Iglesia de dotar al
clero de una sólida formación para las disputas teológicas del momento.
31
Por otro lado, para el conocimiento que en el s. VI se tenía de las obras de Galeno véase E. M ONTERO
– M. C. HERRERO, «Costantino Africano e il recupero».
32
M. C. DÍAZ Y DÍAZ, De Isidoro al siglo XI, pp. 13 y passim
33
Cf. F. DELLA CORTE, «Enciclopedisti latini», y «Gli enciclopedisti prima dell´enciclopedismo». Pero
también M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Enciclopedismo e sapere cristiano, pp. 26 ss. o M. SIMON, «Zu Abhängigheit».
34
RITSCHL, Opuscula, Leipzig, 1877, vol. 3, pp. 352-402, pone las cuatro disciplinas científicas (geometría,
aritmética, astronomía, música) dejando fuera la filosofía. Marx en su introd. a la ed. de Celso, 1915, XII,
piensa de otra manera poniendo la música como octava.
35
G. BOCCUTO, «Il ‘Liber de astronomia’».
236 ENRIQUE MONTERO CARTELLE
Por último, dos artes más manuales que liberales: la medicina y la arquitectura. Su
interés no era práctico, sino doctrinal. Es decir, se estudian las reglas que las rigen, las
causas de los hechos de su modo de ser y actuar. En consecuencia, estas disciplinas esta-
ban orientadas al público culto como complemento de su formación liberal, no al trabajo
práctico manual. Este planteamiento va a ser decisivo en la cultura latina y medieval, a
pesar de la posición peculiar de los dos grandes enciclopedistas de época clásica, Celso y
Plinio.
C. Celso, como seguía la escuela de los Sextos, que buscaba al hombre como
forjador de la naturaleza, en su aspecto biológico y moralista, prefería un conocimiento
más directo de la naturaleza, de donde el interés de Celso en el estudio de varias
monografías, cuyo conjunto tituló Artes, de ciencias como la medicina, que seguía a la
agricultura y que probablemente trataba además del arte militar, retórica, filosofía,
anecdótica histórica y jurisprudencia (cf. Quint. Inst. 12, 11, 24)36. Su posición en este
sentido recuerda a la de Catón, salvatis salvandis. Celso une, además, la teoría a la prác-
tica, las causas a los efectos, porque no busca para su lector un efecto práctico inmediato
sino una cultura general teórico-práctica. De ahí su consideración como repertorio de
datos abierto para consulta de toda persona interesada.
Plinio quiso hacer una enciclopedia como sistematización del saber humano de la
época en los tres reinos de la naturaleza (el animal, el vegetal y el mineral) para educación
y conocimiento del hombre libre, al que le son propios los estudios liberales, en el sentido
que decía Séneca: Liberalia studia dicta sunt, quia homine libero digna sunt (Epist. 88,2).
Es el antropocentrismo: la consideración de la naturaleza desde el punto de vista del
hombre que la señorea. En su obra hay un gran campo para diversos aspectos de la medi-
cina, un arte mecánica vista de esta manera en otra perspectiva, pero su inclinación proba-
blemente estoica le lleva a pensar que el hombre libre no sólo es el de nacimiento, sino
todo aquel que es sabio, con lo que el destinatario de su enciclopedia toma una nueva
dimensión social por su polivalencia37, aunque su destinatario principal es el estudioso (I
praef. 6; 19, 1), como ejemplifica la dedicatoria a la clase culta a través de Tito.
Con el cristianismo y en concreto con Agustín se vuelve a una línea más cercana a
Varrón: las disciplinae son las artes liberales, la cultura liberal, destinadas a la formación
de los hombres libres al modo de Varrón con un fin: per corporalia cupiens ad incorporalia
quibusdam quasi passibus certis vel pervenire vel ducere (Retract. 1,5)38. En su proyecto
de Disciplinarum libri (de los que sólo compuso la Gramática y la Música, y de los demás
sólo escribió unos apuntes) iban las tres artes literarias y cuatro científicas: Musica,
Geometria, Arithmetica y la Philosophia, prescindiendo de la astronomía por motivos
religiosos y realzando el papel de la Filosofía de tipo moralizante como coronación de la
formación, pero quedaron fuera la medicina y la arquitectura de Varrón, como artes servi-
les, no liberales. Como prueba de ello puedo aducir su exposición De doctrina christiana
sobre los saberes útiles para el conocimiento de las Sagradas Escrituras. Aparecen allí
36
Así U. CAPITANI, «La produzione letteraria».
37
Cf. E. MALASPINA, Ars temperans, pp. 112-116.
38
M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Enciclopedismo e sapere cristiano, p. 50.
LA MEDICINA Y LAS ARTES LIBERALES SEGÚN ISIDORO DE SEVILLA 237
todas las artes liberales, pero quedan relegadas a un papel servil las artes mecánicas (II,4739)
sicut medicina et agricultura et gubernatio, que no tienen interés, salvo que sean el oficio
de uno, de quo nunc non agimus, porque su papel queda reducido a entender los concep-
tos o términos empleados en las Escrituras: ne omnino nesciamus quid scriptura velit
insinuare, cum de his artibus aliquas figuratas locutiones inserit.
La misma exclusión permanece en la obra de Marciano Capella De nuptiis Mercurii
et Philologiae, de vasto influjo en los siglos siguientes, que sólo considera las siete artes,
excluyendo las dos mecánicas de Varrón por poco espirituales, que representaban un com-
promiso entre las artes liberales y las mecánicas, dejando de lado esta vez a la Filosofía40,
aunque dentro de la Astrología, como luego será habitual en la Edad Media, estudia la
naturaleza del hombre y su destino.
Cubrir este hueco fue la intención de Boecio, cuyo estudio de las cuatro artes
científicas41 en sus Institutiones (que supone la fundación del quadrivium42) se concibe
como preparación para la filosofía, interesándose menos por el trivium, y sin considerar la
medicina.
Las Institutiones de Casiodoro iban por el mismo camino, pues, instruyendo a sus
monjes sobre las letras profanas o seculares después de las divinas, para dar una base
clásica a su formación cristiana y comprender mejor los libros sagrados, profundiza en el
quadrivium (aritmética, música, geometría y astronomía) con preferencia a las seductoras
artes literarias, sin detenerse en la filosofía. Sin embargo, no dejaba por ello de recomen-
dar en las labores manuales la lectura (entre otras cosas como la arquitectura) de algunas
obras de los grandes clásicos de la medicina, Dioscórides, Hipócrates, Galeno o Celio
Aureliano, aunque naturalmente en latín, ya que no se conoce el griego (Institutiones 1,
31,2), que se encuentran en la biblioteca de Vivarium. Al asociar la medicina y la arqui-
tectura a las artes liberales, parece volver a unirse de alguna forma la enciclopedia prácti-
ca con las artes liberales.
Dentro de esta línea de la enciclopedia latina que no deja fuera la práctica, Isidoro
vuelve a los inicios de Varrón en la concepción general de estos estudios y en la posición
concreta de la medicina dentro de ellos (aspecto éste en el que la reconstrucción de su
obra no plantea discusión), sin tener en cuenta la postura de autores cristianos tan influ-
yentes como Agustín, aunque tampoco es totalmente ajeno a ellos. Así, por ejemplo, en la
posición de la música antes de la geometría. Isidoro, en efecto, en las siete (u ocho, si
contamos el Liber numerorum) veces que menciona las artes científicas, en cinco (o seis)
de ellas (2,24,3; 2,24,14; exposición en 2,3; el libro sobre la Medicina 4,13,1-5 y además
Diff. 2,39, dejando de lado el problemático Liber numerorum que también va en este
sentido), por lo que parece su opinión predominante, tiene el orden: aritmética, geome-
39
CC., XXXII, p. 65.
40
Con el orden Geometria, Arithmetica, Astrologia y Harmonia.
41
Pues consideraba las tres artes literarias bien afincadas ya en la cultura latina. Cf. M. C. D ÍAZ Y DÍAZ,
Enciclopedismo e sapere cristiano, p. 67.
42
Introdujo el nombre por primera vez en Arithm. I,1 y a partir de él comenzó a utilizarse paralelamente
trivium para las tres artes literarias. Cf. M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Enciclopedismo e sapere cristiano, pp. 71-72.
238 ENRIQUE MONTERO CARTELLE
43
Cf. H.-I. MARROU, Saint Augustin, pp. 189, 217-218, 226-227, etc.; J. FONTAINE, Isidore de Seville et la
culture classique, pp. 345 ss.
44
Ibidem y también M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Enciclopedismo e sapere cristiano, p. 25.
45
Aspecto sobre el que llamó la atención M. C. DÍAZ Y DÍAZ , «Les arts libéraux», p. 39.
46
J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 345 ss.
47
M. C. DÍAZ Y DÍAZ, «Les arts libéraux».
48
Con el posible intermediario de los Prata de Suetonio, puesto en duda por autores como M. C. D ÍAZ Y
DÍAZ , De Isidoro al s. XI, pp. 31 y 38; J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, p. 749.
49
Sobre la finalidad de esta obra cf. M. C. DÍAZ Y DÍAZ, «Introducción general», pp. 180-188; J. FONTAINE,
Genèse et originalité, pp. 174-176 y 181.
50
Cf. Littré, IX, 233.
51
Kühn, I, 62.
LA MEDICINA Y LAS ARTES LIBERALES SEGÚN ISIDORO DE SEVILLA 239
conectada con la filosofía, como hemos señalado52. Tras sus huellas, los médicos
salernitanos consideran que la medicina era una rama de la Physica, en el sentido de la
ciencia de la naturaleza, que con la matemática formaba la Teórica, una de las tres ramas del
saber junto a la Ética y a la Lógica. Quiero decir con todo ello que en la Antigüedad y en la
Edad Media la medicina formaba parte de la filosofía, es decir, de la cultura como algo
totalmente integrado en ella (la filosofía desde los primeros filósofos griegos se ocupa de
los elementos primarios, su esencia, su relación con el hombre, la naturaleza y el mundo y
Dios), al mismo tiempo que tenía que incardinarse dentro de unos principios cosmológicos,
éticos, sociales sin los que no tenía sentido y, además, expresarlos de acuerdo con los
fundamentos de una lengua y los principios de la retórica y la oratoria para ser aceptados.
a) No es que queramos recobrar aquí, con ello, la vieja teoría que establece como
fuente básica de las Etimologías a Varrón. Nosotros hablamos sólo de un as-
pecto concreto, aunque importante. Pero no hay que olvidar que en un estudio
tan riguroso como el de J. Fontaine53, es recurrente y reiterativa la indicación
de la dependencia, en multitud de puntos, de Isidoro de la obra varroniana en
todo lo referente a las artes literarias, a las científicas e incluso a aspectos de la
filosofía. Y esto es así independientemente de que se nos diga que Isidoro no
conoce de forma directa la obra de Varrón, porque no la tenía en su biblioteca,
ya que a continuación se añade que la conoció en amplios extractos de recopi-
laciones, manuales escolares tardíos perdidos, antologías, eruditos tardíos, co-
mentaristas, etc., del tipo de Solino, Servio, Donato54.
b) Por otro lado, los estudiosos de las Etimologías de Isidoro señalan igualmente
la posición de cierta independencia de este autor frente a la obra de sus
correligionarios Marciano Capella o Boecio, como ha demostrado J. Fontaine
en su capítulo «Culture païenne et culture chrétienne» de su tesis55. Isidoro
renuncia incluso al modelo de las artes liberales de Agustín, pero acoge extrac-
tos en los tres primeros libros. Se trata de una coexistencia pacífica de las dos
culturas, pues la cultura pagana para él es autónoma, independientemente de
que el saber religioso pueda apoyarse sobre ella o coronarlo56.
52
Cf. P. O. KRISTELLER, «La scuola di Salerno», p. 34.
53
J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 58, 66, 67, 91, 92, 93, 162, 176, 265, 356,
419, 422, 427, 475, 538, 661, etc. Cf. también M. C. D ÍAZ Y DÍAZ, Enciclopedismo e sapere cristiano, pp. 131
y 138-139.
54
J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 749 ss.; M. C. DÍAZ Y DÍAZ, De Isidoro al s.
XI, pp. 33 ss; «Introducción general», pp. 189-200.
55
J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 784 ss.
56
Para las diferencias y semejanzas entre Casiodoro e Isidoro, cf. J. FONTAINE, «Cassiodore et Isidore».
240 ENRIQUE MONTERO CARTELLE
En el cap. VI,7 de las Etimologías hace un resumen Isidoro de los escritores más
polifacéticos, comenzando por Varrón y terminando por Agustín, y da la impresión de que
quiere rivalizar con ellos poniéndose como superador de su obra.
57
Cf. E. MONTERO, «Del vulgarismo al tecnicismo», p. 377 ss.
58
La alta medicina griega importada a Roma era de ámbito muy limitado: los médicos griegos generalistas
(no ciudadanos hasta que César decidió concederles la ciudadanía según cuenta Suet. Iul. 42,2; poco después
Augusto hizo lo propio con los libertos médicos en agradecimiento a su curación debida a Antonio Musa) se
establecían en Roma para servicio exclusivo de la aristocracia.
59
Sobre ello, cf. A. HARNACK, Medizinisches, pp. 37-50; J. ANDRÉ, Être médecin, pp. 36-39; I. MAZZINI,
«La letteratura cristiana antica», p. 357.
LA MEDICINA Y LAS ARTES LIBERALES SEGÚN ISIDORO DE SEVILLA 241
Pues bien, precisamente una de las conclusiones más fructíferas de las aportacio-
nes hechas a este Seminario sobre Isidorus medicus es el alto grado de manejo de las
fuentes médicas, entre ellas las de los «africanos», aunque en muy distinto grado, que
evidencia Isidoro de manera directa, en unos casos, y de forma indirecta, en otros.
Esta situación se compagina bien con el papel catalizador que en la cultura
hispanorromana de la época tiene el influjo norteafricano, secuela de su nivel cultural,
como Coripo, Draconcio o la Anthologia latina64. Todo ello sin considerar el influjo de los
escritores de tipo religioso, como Tertuliano o Agustín. Una de las conclusiones básicas
precisamente del trabajo de J. Fontaine65 fue establecer que la ciencia isidoriana, por
ejemplo, proviene de la erudición de autores recientes, especialmente africanos.
7.- En la relación entre la medicina, la filosofía y las artes liberales, frente al mo-
delo de Marciano Capella o Boecio, Isidoro contribuyó a fortalecer una postura que se fue
abriendo camino tanto a nivel general como en el campo de la medicina en particular.
60
Cf. E. MALASPINA, Ars temperans, pp. 89-95.
61
Sobre el influjo del cristianismo en la consideración y tipología de las artes, cf. M. F ORMISANO, Tecnica
e scrittura.
62
E. MONTERO, «La literatura técnica latina».
63
Sobre los rasgos que caracterizan a los médicos africanos cf. M. CONDE, Introducción, pp. 60 ss. Para
una visión sobre la lengua de los médicos de esta época cf. A. ÖNNERFORS, «Das medizinische Latein», pp. 227-
392.
64
Cf. M. C. DÍAZ Y DÍAZ, De Isidoro al siglo XI, pp. 13-20.
65
J. FONTAINE, Isidore de Seville et la culture classique, pp. 854 ss.
242 ENRIQUE MONTERO CARTELLE
66
H. SCHIPPERGES «La medicina», pp. 203 ss.
67
En las enciclopedias medievales, por ejemplo, la medicina siempre ocupa un lugar relevante siguiendo
la estela de Isidoro, como muestran los ejemplos presentados en este Seminario por José Martínez Gázquez.
243
INTRODUCCIÓN
1
J. FONTAINE, Isidore de Séville et la culture classique, pp. 750-753.
246 MANUEL E. VÁZQUEZ BUJÁN
2
M. C. DÍAZ Y DÍAZ, «Introducción general», p. 191.
3
C. CODOÑER, «Les plus anciennes compilations», 201-219, particularmente 217. Información de inte-
rés aparece también en A. I. MAGALLÓN GARCÍA, La tradición gramatical, especialmente pp. 235-260.
4
Cassiod. Inst., 1,31,2 (Mynors, 78-79).
5
Isid. Orig., 4,10 (Lindsay).
6
A. FERRACES RODRÍGUEZ, Estudios, p. 110.
7
A. FERRACES RODRÍGUEZ, Estudios, pp. 21-126, con abundante información crítica sobre esta cuestión;
hay también referencias en su artículo «Notas para la difusión». De la gran cantidad de información anterior,
debe reseñarse L. C. MACKINNEY, «Dynamidia».
8
A. FERRACES RODRÍGUEZ, Estudios, pp. 105-110.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS LIBROS DE MEDICINA... 247
9
A. FERRACES RODRÍGUEZ, Estudios, pp. 98-99.
10
Remito a mi estudio «Transmisión y tipología».
11
Por no entrar aquí en la enumeración precisa, remito a los datos que se recogen en G. S ABBAH – P. P.
CORSETTI – K. D. FISCHER, Bibliographie. El proyecto se vio continuado por K.-D. FISCHER, Premier supplément.
12
A. BECCARIA, «Sulle tracce I-II».
13
A. BECCARIA, I codici.
248 MANUEL E. VÁZQUEZ BUJÁN
nor, tanto para el esclarecimiento de la propia enciclopedia del sevillano como para la
historia de los textos médicos tardíos. Y este es también el caso del antiguo comentario
latino a los Aforismos hipocráticos, cuya conexión con la Etimologías fue señalada hace
ya bastantes años como prueba de que aquel debía considerarse posterior a Isidoro. La
relación de estos dos textos vendría marcada por la definición del concepto de aforismo
que se recoge en el libro IV de Isidoro:
Quid est aforismus? Sermo breuis integrum sensum propositae rei scribens.
14
N. PALMIERI, «Un antico commento», p. 220, n. 119, propone la segmentación siguiente: 1) intentio 2)
utilitas 3) si uere ipsius est adnotatio libri 4) sub qua parte redigitur praesens liber medicinae 5) ordo legendi 6)
modus doctrinae 7) in quot partes diuiditur praesens liber 8) quid est aforismus. K.-D. FISCHER, «Zu des
Hippokrates», p. 289, mantiene el número de ocho, pero elimina la definición y separa «autor» de «autenticidad».
15
A. BECCARIA, «Sulle tracce II», p. 59.
16
A. BECCARIA, «Sulle tracce II», p. 59.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS LIBROS DE MEDICINA... 249
su introducción con tres definiciones de este concepto, de las cuales la primera correspon-
de rigurosamente a la de Isidoro y a la del autor del comentario latino17:
Quid est aphorismus? ratio brevis per quam ostenditur specialis qualitas propositae rei.
(Ps.-Soran. Quaest. med. 22 Rose 251).
Pero las dudas que razonablemente suscitan los exiguos datos utilizados por Beccaria
para su propuesta de datación podrían encontrar algún tipo de esclarecimiento al estudiar
más de cerca el comentario en su conjunto. En efecto, la definición del concepto de afo-
rismo no es el único paralelo que se puede reseñar entre la obra isidoriana y nuestro
comentario, por cuanto que son relativamente numerosos los lugares que comparte con
las Etimologías, y el aserto de Beccaria no puede ser dado por bueno sin mejores pesqui-
sas. Teniendo en cuenta que K.-D. Fischer ha identificado ya algunos ejemplos19, y que él
mismo y A. Ferraces nos proponen otros en este volumen, me limitaré a aducir y analizar
alguno aisladamente. Para su identificación, parto convencionalemente de algunos proce-
dimientos formales que nos recuerdan los utilizados por el propio Isidoro.
Sin pretender que Isidoro se haya inspirado para la elaboración de sus Diferencias
en este comentario, no deja de llamar la atención la presencia en él, de manera relativa-
mente frecuente, del concepto de differentia con el sentido de «distintas especies» o «ti-
pos» de cualquier enfermedad o de cualquier otra realidad a la que se hace referencia.
Esta acepción no es desconocida del propio Isidoro, precisamente en el tratado De
differentiis:
17
Stephanus of Athens. Commentary on Hippocrates’Aphorisms. Sections I-II. Text and Translation by
L. G. Westerink, Berlín, 1985. Esta coincidencia la señaló ya K.-D. F ISCHER, «Zu des Hippokrates», p. 289,
n. 49. Fischer recuerda que esta definición es la que aparece en Ps.-Galen Def. med. 5 y en Teófilo (Dietz,
2,245 ss.).
18
V. ROSE, Anecdota, II, Berlín, 1870; utilizo la reimpresión de Amsterdam, 1963.
19
K.-D. FISCHER, «Zu des Hippokrates», pp. 307-309.
250 MANUEL E. VÁZQUEZ BUJÁN
A tenor de los datos del ThLL20 se puede concluir que este uso, con la salvedad de
su presencia esporádica en Cicerón, es fundamentalmente de época imperial y tardía, con
particular presencia en autores cristianos, pero también en algún tratado médico, como es
el caso de Casio Félix:
20
ThLL, V,1, 1068.
21
El texto de los distintos pasajes que se aducen en la continuación, sin ser definitivo, presenta un nivel
de garantía suficiente y está basado en la colación de la mayor parte de la tradición manuscrita, que vengo
llevando a cabo con vistas a una edición del texto de este comentario latino.
22
Otros ejemplos en 1,7 (aegritudinum); 2,42 (apoplexiae); 3,26 (lumbricorum); 4,11 (ydropicorum);
4,24 (dysinteriae); 5,1 (urinarum); 5,26-27 (aquarum); 5,44 (mulierum); 5,62 (mulierum); 7,46 (locorum).
23
La definición se repite, parcial o totalmente, en el mismo aforismo 3,11 (nihil aliud est dysinteria nisi
ulceratio intestini), 4,26 (Sepius de disinteria locutus est, quia nihil aliud est nisi diuisio continuationis, id est
ulceratio intestinorum) y en 6,43 (Quia sepius diximus: nihil aliud est dyssinteria nisi diuisio continuationis, id
est ulceratio intestini).
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS LIBROS DE MEDICINA... 251
sunt, incisorii nuncupantur, et iuste incisorii, quia Latinum trahere nomen uidentur. Horum primi
omne quod accipitur, ipsi primitus incidunt; ideo praecisores dicuntur, quia omne, quod accipitur,
debiliores sunt, quia primitus egrediunt, et ipsi prius incidunt. Sequentes canini uocantur,
quantum debiles sunt a radicibus, tantum et quorum duo in dextra maxilla et duo in sinistra
superius subtiliores. Post ipsos sunt qui canini sunt. Et dicti canini quia ad similitudinem
nuncupantur, qui sunt quattuor, duo in dextra caninorum existunt, et canis ex ipsis ossa frangit,
maxilla et duo in sinistra; et iuste canini, quia sicut et homo; ut quod non possunt priores
canes ex ipsis ossa frangunt; sic itaque et in praecidere, illis tradunt ut confrangant. Hos
hominibus est: quod incisorii non possunt uulgus pro longitudine et rotunditate colomellos
rumpere, illis tradunt ut confrangant. Post ipsos uocant. Vltimi sunt molares, qui concisa a
sunt molares, qui incisa atque confracta massant, prioribus atque confracta subigunt et molent
qui in ultimo nascuntur. Ideo renascuntur dentes atque inmassant; unde et molares uocati sunt.
quia a radicibus remittunt, sicut sepius in (Isid. Orig. 11,1,52 Lindsay)
arboribus uidimus, quia abscisa talea, a radicibus
germinant fructiculi.
No carece de interés el hecho de que el primer pasaje citado por la inclusión del
término differentia anteceda precisamente a la definición de la dysinteria que parece la
fuente probable del epígrafe isidoriano sobre esta enfermedad. Por su parte, la clasifica-
ción de los dientes, al igual que buena parte de las notas explicativas introducidas por el
autor del comentario encuentran una correspondencia cercana en Orig. 11,1,52. A pesar
de la alternancia léxica incisorii/praecisores24, no se conoce mejor fuente para este pasaje
isidoriano, en tanto que la diferencia en el número de dientes en función del sexo, que
Isidoro recoge en el parágrafo siguiente viene directamente de Solino, 1,71, e indirecta-
mente remonta a Plinio, Nat. 7,7125.
Idéntica consideración se le puede otorgar a algún pasaje en el que el término
utilizado no es el sustantivo, sino el adjetivo differens y en el que también se encuentra
algún tipo de correspondencia en Isidoro:
24
Incisorius está atestiguado en Prob. app. gramm. IV, 46 (Stok 90) y en la traducción latina de Diosc.
5,114 (Stadler 216,3): uirtus est illi (sc. chysocollae) incisoria, tal vez sobre la base de una confusión sobre el
texto griego entre smhtikh¿n y tmhtikh¿n. Según el ThLL X,2,484, praecisor se aplica a las ramas, pero también
a partem ecclesiae (Aug. In epist. Ioh. 1,8) y a cibum en Schol. Hor. ars 471, dicho a propósito de los dientes de
las ovejas. Praecidere se utiliza para los dientes en alguna de las versiones de Vindic. Gyn. 23 (Rose 458), pero
el conjunto de la información que proporciona está más lejos de la de Isidoro que este comentario.
25
Véase a este propósito F. GASTI, L’antropologia di Isidoro, p. 41, n. 64. El mismo autor, en su edición
Isidoro di Siviglia, De homine et partibus eius (Etymologiae XI 1), Palermo, 1999, p. 54, n. 91, señala, a
propósito de la denominación de molares, la correspondencia con Vindic. Gyn. 419 rec Li 77 (molares appellamus
quia concisa a prioribus atque confracta subigunt et molliunt). Según el ThLL VIII,1337,65, este texto estaría
en el origen del lema isidoriano, pero K.-D. Fischer, en la contribución que ofrece en este volumen, se inclina
a pensar que este pasaje de Vindiciano, que aparece en el códice Lips. 1118, del s. XIII, y en el códice de
Glasgow, Hunter. 404, de principios del s. X, debe ser una interpolación procedente del texto de Isidoro.
252 MANUEL E. VÁZQUEZ BUJÁN
Aunque algunas correspondencias sugieren que Isidoro pudo tomar de este co-
mentario algunas definiciones de sus Etimologías, los datos del uso del término differentia
y del adjetivo relacionado en el comentario a los Aforismos no permiten, obviamente,
establecer una relación segura entre este texto y el procedimiento utilizado por Isidoro en
su catálogo de las Diferencias. En cualquier caso, algunos otros mecanismos de defini-
ción que se pueden encontrar en la exposición del comentarista nos conducen también a la
identificación de nuevas correspondencias con las Etimologías. Es cierto que en el co-
mentario no se encuentra nunca la fórmula arquetipo inter X et Y hoc interest quod, pero
no es menos cierto que la diferencia como definición contrastiva no es desconocida para
el autor de este texto, explícitamente marcada en algunos casos por el uso del verbo differo.
Ejemplo útil puede ser la confrontación entre lythargus y frenesis, pasaje que parece co-
rresponder en buena medida con las formulaciones de Isidoro:
3,30. Lythargis enim passio est cerebri, et Lethargia a somno uocata. Est enim oppressio
frenesis, sed differt lythargia a frenesi eo quod cerebri cum obliuione et somno iugi, ueluti
lythargici ex flegma sunt et cum oppressione stertentis
cerebri, ueluti stertentes. (Isid. Orig. 4,6,5 Lindsay)
No cabe descartar que algunos elementos de la definición del «letargo» por parte
de Isidoro, como la referencia a obliuio, provengan del tratado conocido con el título De
speciali significatione dieticarum passionum, 20, transcrito por V. Rose a partir del códi-
ce Augiensis CXX de la Badische Landesbibiothek de Karlsruhe y que formaría parte de
las Medicinales responsiones de Celio Aureliano26, pero las correspondencias más llama-
26
V. ROSE, «Aus den Medicinales Responsiones». La definición de lithargia (Rose 210) es la siguiente:
Unde lithargia dicta est; ab oliuione mentis atquae corporis uacuato motu; Greci enim liten obliuionem argi
mentem uocant. Rose (pp. 227-228) propone como edición Unde lethargia dicta est ? ab obliuione mentis
atque corporis uacatione motus. Greci enim lethen obliuionem, argian uacationem uocant. Donde Rose transcribe
oliuione, el códice Augiensis (f. 108v) lee realmente obliuione.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS LIBROS DE MEDICINA... 253
tivas del lema isidoriano se producen con nuestro comentario. Con todo, resulta mucho
más interesante la definición de phrenesis. Aquí la parte final del texto del obispo sevilla-
no encuentra un paralelo claro en el texto del comentario, pero la primera parte recoge la
definición de Diaet. pass. 18:
Unde frenesis dicta est; ab inpedimento mentis; Greci enim mentesunt frenas uocant27.
(Cael. Aur. Diaet. pass. 18 Rose 210).
Nada de los dos epígrafes anteriores de Diaet. pass., en los que se recogen respec-
tivamente los síntomas de la enfermedad (16) y los criterios de distinción de la insania
(17), aparece en el texto de Isidoro, que amalgama la etimología del tratado celiano con la
definición de nuestro comentario, como ocurre en otras ocasiones en su gran enciclopedia28.
En el mismo sentido, me parecen de mayor entidad otros casos en los que el comen-
tario recurre a esquemas de definición marcados por las fórmulas aliud ... aliud o nihil aliud
nisi, de las cuales algunas encuentran, nuevamente, algún paralelo en la obra isidoriana.
Además de la ya citada de la dysinteria, se pueden aducir ahora estos ejemplos29:
3,10. Scitote quia tysin apud athenienses nihil Tisis est ulceratio et tumor in pulmonibus, qui in
aliud nisi tumor in pulmonibus30 dictum est, unde iuuenibus facilius uenire solet. fJi¿sij autem
et tysi uocatur; tysin enim dicitur consumptio apud Graecos dicta, quod sit consumptio totius
totius corporis. corporis.
(Isid. Orig. 4,7,17 Lindsay)
27
Texto que V. ROSE, «Aus den Medicinales Responsiones», p. 227, edita así: Unde phrenesis dicta est ?
ab inpedimento mentis. Graeci enim mentes phrenas uocant.
28
Véase, por ejemplo, la definición de dynamidia analizada por A. FERRACES RODRÍGUEZ, Estudios, pp.
105-110.
29
Otros ejemplos de definición con las fórmulas aliud ... aliud o nihil aliud nisi, aunque sin correspon-
dencia isidoriana, aparecen en 1,2 Aliud uero est inanitio et aliud purgatio. Purgatio qualitatis, inanitio
quantitatis, quia potest fieri ut et purgatio inanitio dicatur; 4,11 Nihil aliud est ydrops nisi indigentia sanguinis;
4,47 Aliud est excreatio et aliud tussis et aliud neque excreare neque tussire, sed sic decurrere saliua; 4,58
Aliud est rigor, aliud frigdor. Frigdor ex frigidio fit humore, rigor ex colerico est; 4,79 Scitote quia aliud est
passiuum, aliud operatiuum; passiua materia est flegmatica, operatiua calor; 5,22 Et erpites dicit curare quia
aliud est erpis et aliud ignis acer; 5,50 Aliud antispasin est et aliud metacentesis. Antispasin est quotiens de
dextram ad sinistram; metacentesis enim quotiens deiusum ad desusum; 6,12 Ydrops nihil aliud est nisi indigentia
sanguinis; 6,18 Aliud est exsecatio et aliud incisio et aliud percussio; 6,37 Aliud est sinance et aliud quinance;
7,11/12 Aliud est quod epar et aliud quod suscipit cereber; 7,54 Aliud est precordia et aliud est epar, quod ab
aliis locis exordium habet, ubi splen ad uentrem et ad stomachum; 7,58 Aliud est moueri et aliud commoueri.
Moueri uoluntati deseruit, commoueri inuitus.
30
La definición reaparece parcialmente en 7,16 Diximus sepius quia nihil aliud est ptysicus nisi tumor in
pulmonibus, y en 5,9 Et ptysis nihil aliud est nisi consumptio totius corporis.
254 MANUEL E. VÁZQUEZ BUJÁN
3,31. Aliud est stranguiria et aliud dyssuria; Stranguria dicta est, eo quod stringat urinarum
stranguiria est guttatim mingens, dyssuria difficultatem.
difficultas urinae; utraque ex frigiditate fiunt (Isid. Orig. 4,7,33 Lindsay)
quantum ad aetatem.
3. PROCEDIMIENTOS ETIMOLÓGICOS
31
K.-D. FISCHER, «Zu des Hippokrates», p. 300.
32
Como paralelo cercano del cual cabría aducir Isid. Diff.: Extemplo, repente, vel statim, vel subito,
illico, mox vel continuo.
33
J. OROZ – M. A. MARCOS CASQUERO, San Isidoro de Sevilla, Etimologías, p. 496, n. 61. La propuesta de
corrección es phthiriasis, siguiendo la huella de las ediciones antiguas.
34
Véase a este propósito D. GOUREVITCH, «Une autre satyriasis».
35
Aunque no son los únicos en los que el comentarista utiliza este tipo de fórmulas; cf. también 2,32;
3,22; 3,30; 3,36. Por lo demás, conviene señalar que la tradición médica tardolatina, notoriamente Celio
Aureliano, utilizaba habitualmente la etimología en el proceso de descripción de las enfermedades. Cf. A. M.
URSO, Dall’autore al traduttore, pp. 23-24, y G. BENDZ, «Some Classical Etymologies», pp. 337-339.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS LIBROS DE MEDICINA... 255
1,12: Et scitote quia pleuretici signa quattuor Pleurisis est dolor lateris acutus cum febre et
sunt, de quibus si unum minus habuerit sputo sanguinolento. Latus enim Graece pleura\
pleureticus dici non potest: tussis, flatus, febris dicitur, unde [et] pleuritica passio nomen accepit.
et dolor acutus. Et quare dolor acutus? Quia (Isid. Orig. 4,6,8 Lindsay)
epizogota membranus tumescens et confricatur
cum costa pleura, unde nomen acceperunt
pleuretici.
3,23: Aliquotiens medicamina calida et unguenta
adhibemus, ut in hyeme, quando fit ex frigido
humore, colericus adurit et tumorem facit, flegma
adgrauat ac per hoc utrique tumorem faciunt,
tumor extendit membranum illum epiizocotam
et confricatur ad costa; pleura latera dicuntur,
unde et pleuretica passio est nuncupata.
6,16: Et quare dolor grandis in pleureticis ? Quia
epizogota membranus confricatur cum costa
pleura, unde et pleureticus nomen accepit; et
quia mole et sensibile ad durum premitur, ideo
maior dolor est.
3,5: Scitote quia tussis duobus nascitur modis, Tussis Graece ab altitudine uocatur, quod a pro-
aut in altitudinem, quod et tussem uocatur, aut fundo pectoris ueniat. Cuius contraria est supe-
ad superiora, quod est in faucibus, quod uua rior in faucibus, ubi uua titillat.
titillat; Yppocras tussiculam uocauit, id est (Isid. Orig. 4,7,18 Lindsay)
modicam.
3,30: Cardiaca passio cordis est, unde dum cardia Cor a Graeca appellatione deriuatum, quod illi
origo uocetur et cor non patitur; dicitur enim quia kardi¿an dicunt, siue a cura36. In eo enim omnis
cor a membrano aliquo continetur; hic uero et sollicitudo et scientiae causa manet. Qui ideo
tumore afficitur et dolore, nam cor numquam pulmoni uicinus est ut, cum ira accenditur,
patitur. Duas aures habet cor, unde egrediuntur pulmonis humore temperetur. Huius duae
duae arteriae: illa quae in sinistram partem arteriae sunt, e quibus sinistra plus sanguinem
uadit, plus sanguinem habet; illa uero quae in habet, dextra plus spiritum: unde et in dextro
dextera plus spiritum habet; unde et in dextera brachio pulsum inspicimus.
manu pulsum inspicimus. (Isid. Orig. 11,1,118 Lindsay)
36
Idea repetida en Orig. 4,6,4 (Lindsay): Cor enim Graeci kardi¿an uocant.
256 MANUEL E. VÁZQUEZ BUJÁN
Unde pleuresis dicta est ab latere quae ceteris plus patitur. latus enim magis ex ipsa passione
uexatur; quod greci pleuran appellant38.
(Cael. Aur. Diaet. pass., 22 Rose 210).
37
J. OROZ – M. A. MARCOS CASQUERO, San Isidoro de Sevilla, Etimologías, p. 487, n. 18
38
La edición que propone Rose (Anecdota II, p. 228) para esta transcripción es esta: Unde pleuresis dicta
est ? a parte quae ceteris plus patitur. latus enim magis ex ipsa passione uexatur, quod Graeci pleuran appellant.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS LIBROS DE MEDICINA... 257
efectos de la canícula en este mismo capítulo del tratado parafrasea sin duda los escolios
a Eneida 10, 272-275 a propósito de los cometas y de Sirio39. Análoga explicación
etimológica del término reaparece en Etym. 3,71,15, pero en el parágrafo anterior de la
enciclopedia, el que aquí nos ocupa, Isidoro quiere precisar las relaciones entre la conste-
lación de Sirio y los días caniculares y lo hace sobre una fuente de procedencia distinta.
La explicación está orientada en sentido médico, confirmado precisamente por el aforis-
mo 4,5 de Hipócrates40. Fontaine afirma que Isidoro toma su información de la medicina
latina tardía, en varios de cuyos autores se encuentra la tradición de los días caniculares
(Teodoro Prisciano, Casio Félix, Oribasio latino, Pseudo-Sorano), «encore qu’aucun
parallèle textuel ne puisse être établi avec le passage d’Isidore»41. La fina intuición de
Fontaine parece ahora totalmente confirmada por el intermediario latino del aforismo
hipocrático, cuyo paralelismo textual parece fuera de duda.
4. OTRAS CORRESPONDENCIAS
2,52: Ipsud dicit in presenti et date contrario, quae Nomen autem Medicinae a modo, id est tempe-
inanita sunt, repleantur; quae repleta, inaniantur; ramento, inpositum aestimatur, ut non satis, sed
quae infrigdata, recalefacere, ita tamen ut non paulatim adhibeatur. Nam in multo contristatur
satis, sed paulatim, nam in multum contristatur natura, mediocriter autem gaudet.
natura, in mediocritatem autem gaudet. (Isid. Orig. 4,2 Lindsay)
2,36: Videamus quid est sanitas aut quare Sanitas est integritas corporis et temperantia
purgatio contraria est sanitati; scitote quia sanitas naturae ex calido et humido, quod est sanguis;
est temperantia naturae secundum calida et unde et sanitas dicta est, quasi sanguinis status.
humida. (Isid. Orig. 4,5,1 Lindsay)
4,67: Spasmum sepius dixit ex repletione aut ex Spasmus Latine contractio subita partium aut
inanitione fieri; nunc ex repletione fit quia nerui neruorum cum dolore uehementi. Quam
a cerebro oriuntur, materia habundans in cere- passionem a corde nominatam dixerunt, qui in
39
J. FONTAINE, Isidore de Séville et la culture classique, pp. 525-526.
40
J. FONTAINE, Isidore de Séville et la culture classique, pp. 531-532.
41
J. FONTAINE, Isidore de Séville et la culture classique, p. 532, n. 4.
258 MANUEL E. VÁZQUEZ BUJÁN
bro facit constrictionem ac retentionem neruorum nobis principatum uigoris habet. Fit autem duobus
et fit spasmum. Quid enim aliud est spasmus nisi modis, aut ex repletione, aut ex inanitione.
inuoluntarius motus uoluntaria optinens loca? (Isid. Orig. 4,6,11 Lindsay)
3,17: Vertigo enim est sicut quotiens se uentus Vertigo autem est quotienscumque uentus
leuat et terram in circuitum mittit; sic et in uertice consurgit, et terram in circuitum mittit. Sic et in
nostro arteriae et uenae uentositatem ex resolu- uertice hominis arteriae et uenae uentositatem
ta humectatione. Et addita, fit in oculis gyrus et ex resoluta humectatione gignunt, et in oculis
uidetur esse uertix. Ideo humectant quia humida gyrum faciunt. Vnde et uertigo nuncupata est.
resoluent. (Isid. Orig. 4,7,3-4 Lindsay)
2,45: Epilempsia est passio cerebri sine sensu ac Epilemsia uocabulum sumsit, quod mentem
motu; fit ex melancolico, quotiens exuberauerit adpendens pariter etiam corpus possideat. Graeci
et ad cerebrum conuersus fuerit; aliquando et ex enim adpensionem e)pilhyi¿an appellant. Fit
flegma. autem ex melancholico humore, quotiens
exuberauerit et ad cerebrum conuersus fuerit.
Haec passio et caduca uocatur, eo quod cadens
aeger spasmos patiatur.
(Isid. Orig. 4,7,5 Lindsay)
2,47: Circa natiuitates saniae et dolores et Sanies dicta, quia ex sanguine nascitur. Excitato
febres accedunt magis quam facte. Sanies non enim calore uulneris sanguis in saniem uertitur.
fit in quocumque loco nisi ubi sanguis aduenerit; Nam sanies non fit in quocumque loco, nisi ubi
ergo siue ex flegma sit siue ex colerico tumor sanguis aduenerit; quia omne, quod putrescit,
siue ex melancolico, nisi sanguis aduenerit, nisi calidum et humidum fuerit, quod est sanguis,
numquam fit sanies, quia omne quod putrescit, putrefieri non potest.
nisi calidum et humidum fuerit, putrefieri non (Isid. Orig. 4,8,22 Lindsay)
potest.
4,48: Frigidi foris ideo sunt quia derelinquit ca- Sifon uas appellatum quod aquas sufflando
lor superficiem et interius, ut diximus, decurrit fundat; utuntur enim hos [in] oriente. Nam ubi
et tale quidem patitur in istis quod patitur senserint domum ardere, currunt cum sifonibus
Constantinopoli uiri cottide ad palatium plenis aquis et extingunt incendia, sed et camaras
occurrentes, et, ubi senserint domum ardere, expressis ad superiora aquis emundant.
currunt cum siphonis, liberant domum. Sic et (Isid. Orig. 20,6,9 Lindsay)
natura uult liberare, sed ipsa potius occidit quam
liberat42.
42
En este pasaje se fija ya K.-D. FISCHER, «Zu des Hippokrates», pp. 308-309, y concluye que el comen-
tario fue utilizado por Isidoro y no sólo en el libro IV. Para este texto isidoriano hay una vaga referencia a P.
Festo en A. BALOIRA BÉRTOLO, Libro XX de las Etimologías, pp. 126-127. En cambio es interesante reseñar que,
según sus notas críticas, circulan en la transmisión isidoriana, además de la forma sifonibus, elegida por los
editores, las variantes sifones, sifoniis y symphoniis.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS LIBROS DE MEDICINA... 259
No puedo abordar ahora algunos pasajes en los que el vínculo entre el texto de
Isidoro y el comentario parece tenue, como cuando los pulmones se describen como el
«ventilador» del corazón en Orig. 11,1,124 (Pulmo ex Graeco trahit uocabulum. Graeci
enim pulmonem pleu¿mwn uocant, eo quod cordis flabellum sit, in quo pneu=ma, id est
spiritus inest, per quod et agitantur et mouentur; unde et pulmones uocati sunt), que
encuentra correspondencia, siquiera lejana, en 2,42 (pulmones nostri cordis flabellum43
sunt); o cuando Isidoro se refiere a cancer, así llamado por su similitud con el animal
marino y que es incurable, pudiendo prolongarse por amputación la vida del paciente
(Orig. 4,8,14), lema cuyo contenido puede encontrarse muy desarrollado en 6,38, sin
apenas coincidencia verbal, y que debía de formar parte de una tradición muy difundida,
desde S. Agustín a las glosas medicinales44. Me detendré sólo en algunos casos cuyo
paralelismo se revela innegable.
Ejemplo significativo puede ser el de spasmus, enfermedad que, al igual que otras
afines como tetanus, rigor o singultus, aparece recurrentemente en la explicación del
comentarista. Con ligerísimas variantes, se repite formularmente la explicación de las
causas de la enfermedad y en algunos casos se incluye también la definición (2,26: Spasmus
est motus inuoluntarius uoluntaria optinet loca; fit aut ex repletione aut ex inanitione). Es
cierto que la explicación etiológica aparece expresamente en el propio texto hipocrático
del aforismo 6,39 (Spasmus fit de repletione et de inanitione, quemadmodum et singultus),
pero no es menos cierto que frente al uso de la preposición de en el lema, el autor del
comentario utiliza sistemáticamente ex, lo que nos orienta en relación con la procedencia
de la información isidoriana.
Sin embargo, la parte definitoria del lema de Isidoro no parece tomada del Comen-
tario, aunque conceptualmente pudiera entenderse así, incluso a partir del texto que he
elegido como paralelo. El tenor verbal se aclara mejor si orientamos las pesquisas hacia
otros textos y también esta vez encontramos paralelos cercanos en Diaet. pass., 32, donde
podemos leer:
A primera vista podría postularse una situación análoga a la de otros lemas en los
que Isidoro recurre a este texto de Celio Aureliano y al comentario latino, pero la situa-
ción viene a complicarse con la inclusión sorprendente, entre la definición y la etiología,
43
Flabellum es término bastante usado, desde autores antiguos (Ter. Eun. 595; Prop. 2,24,1; Mart. 3,82,1)
hasta escritores tardíos y cristianos (Hier. Epist. 108,27,2; Aug. Civ. 15,23) o médicos: Theod. Prisc. Log. 36;
Soran. p. 68,16, y Cael. Aur. Acut. 2,37,192. El ThLL VI,1,832, no registra la ocurrencia de Isidoro ni ningún
texto que pueda considerarse fuente eventual.
44
Cf. M. E. VÁZQUEZ BUJÁN, «Connaissance directe», pp. 309-310.
45
Que Rose (p. 229) edita así: Ex quibus adprehendis spasmo laborantem? ex non uoluntaria tensione
atque conductione partium uel neruorum, cum dolore uehementi atque acuto et pulsu paruo.
260 MANUEL E. VÁZQUEZ BUJÁN
Alii uero quod sit letalis passio a corde nominatum dixerunt quod in nobis principatum
uigoris habet46.
(Cael. Aur. Diaet. pass., 39 Rose 213).
Ante esta situación, tenemos que preguntarnos por qué Isidoro «descoloca» esta
eventual noticia de la fuente o si hay alguna razón no accidental que justifique la asocia-
ción de esa información con el lema del spasmus. La cuestión la plantea A. Ferraces47 en
una de sus contribuciones en este volumen y sostiene que estaríamos ante un hecho justi-
ficable en la metodología isidoriana. Se trataría de una asociación etimológica c(h)orda /
corde, a partir de la sinonimia c(h)orda / neruus, documentada por la glosa spasmus
cordarum tensura.
La explicación resulta, si cabe, más enrevesada por la intervención de un tercer
texto. Me refiero a uno de los lemas sobre el spasmus que aparecen en las Glossae medi-
cinales, extraídas por su editor, como es sabido, de la compilación conocida como Liber
glossarum:
Spasmus: est tensio adque contractio partium aut neruorum cum dolore uehementi adque
acuto. alii, quod sit letalis passio a corde nominatum, dixerunt, qui in nobis principatum
uigoris habet. Hyppocrates autem dicit, quoniam, si in spasmo febris superveniat, signum
esse salutis, si autem super febres ispasmus, malum.
(Gloss. med. Heiberg p. 82,13-19).
46
La formulación de Rose (p. 229) es ésta: Alii uero quod sit letalis passio, a corde nominatam dixerunt
quod in nobis principatum uigoris habet
47
A. FERRACES RODRÍGUEZ, «Aspectos léxicos», pp. 97-99.
ISIDORO DE SEVILLA Y LOS LIBROS DE MEDICINA... 261
Si, como prefiere A. Ferraces, Isidoro y el autor del glosario recurrieron a una
fuente común, la omisión del carácter mortal de la enfermedad por parte de aquél queda-
ría justificada, pero habría que atribuir a la fuente la asociación c(h)orda / corde, que
daría sentido, en último término, a la aparición de la secuencia Quam passionem a corde
nominatam dixerunt, qui in nobis principatum uigoris habet en Isidoro. Dicho de otro
modo, el esquema organizativo del lema de Isidoro no sería de su autoría sino dependen-
cia directa de la fuente.
En realidad, la secuencia estricta de la definición isidoriana y la parte aparente-
mente vinculada a la cardiaca passio corresponden de cerca al texto del glosario, aunque
éste coloca en lugar de la etiología del spasmus, tomada como decimos del Comentario,
una versión del aforismo 2,26 (Febres super spasmum fieri, melius quam spasmum super
febrem48). Me inclinaría a creer que Isidoro conoció, si no el texto del glosario en su
configuración conservada –por discutibles razones cronológicas–, tal vez algún prece-
dente en el que la información venía ya dispuesta de este modo. Esta hipótesis no difiere
sustancialmente de la opción preferida por A. Ferraces, pero dificulta la asociación c(h)orda
/ corde, o al menos su atribución a Isidoro.
En cualquier caso, y al margen de la interpretación de este epígrafe isidoriano,
parece seguro que la última parte del mismo tiene como fuente el Comentario latino a los
Aforismos y apuntala la idea de la complementaridad en la preparación de los lemas por
parte del autor sevillano. Todavía, y como colofón, debo aludir al caso concreto de la
epilemsia, por cuanto que nos depara una situación rigurosamente idéntica a la de la
phrenesis, la pleurisis y, en alguna medida, a la del spasmus. En efecto, la denominación
griega de la enfermedad parece importada de Diaet. pass., 55:
Unde epylempsia dicta est a sensu atque mentis adprehensione; Quibus etiam occupatis
corpus possidetur; Greci enim epilempsiam adprehensionem uocant49.
(Cael. Aur. Diaet. pass., 55 Rose 219).
48
Tal es la forma en que aparece en la antigua traducción latina y en el lema del comentario latino
aducido en este trabajo. La edición del texto de la traducción es de I. M ÜLLER-ROHLFSEN, Die lateinische
ravennatische Übersetzung.
49
La edición que propone Rose (p. 230) para este pasaje es la siguiente: Unde epilepsia dicta est ? a
sensus atque mentis adprehensione, quibus occupatis etiam corpus possidetur. Greci enim epilepsiam
adprehensionem uocant; Romani hunc morbum commitialem uocant.
262 MANUEL E. VÁZQUEZ BUJÁN
A MODO DE CONCLUSIÓN
KLAUS-DIETRICH FISCHER
Institut für Geschichte, Theorie und Ethik der Medizin. Mainz
This page intentionally left blank
265
1
Disticho altero carminis XXII omisso (non industria sed per errorem, ut arbitror).
266 KLAUS-DIETRICH FISCHER
elementis artis medicae imbuendi erant; sed horum opusculorum initium, quod fuerat in
folio seu foliis inter quintum et sextum (ut nunc numerantur), sed nunc deest, aetatem non
tulit. Itaque dubium non est quin in codice Laureshamensi tam Defensio artis medicae
quam Isidori uersus argumenti medici ad hanc partem, ubi opuscula ut ita dicam
introductoria exhibebantur, pertinuerint.
Cum de diuisione medicinae apud Isidorum et in epistula medica Bruxellensi 18a
alibi actum sit, iam redeamus ad epistulae initium. Cuius si fontes indagamus, manifestum
est maiorem partem historiae medicinae quam Isidorus tradit e Plinii Maioris naturali
historia originem ducere:
Plin. Nat. 29,3 auxit deinde famam etiam crimine, ictum fulmine Aesculapium fabulata,
quoniam Tyndareum reuocauisset ad uitam.
29,4 Sequentia eius, mirum dictu, in nocte densissima latuere usque ad Peleponnesiacum
bellum. tunc eam reuocauit in lucem Hippocrates genitus in insula Coo in primis clara ac
ualida et Aesculapio dicata.
Haud scio an illa uerba de Tyndareo, quae Etymologiarum textui ut nunc legitur
aeque desunt atque medicae artis pars quarta (id est prognostica), prius infuerint textui
Isidori, sed postea, cum editio nobis nota ac uulgata praepararetur, aut consulto deleta aut
casu quodam omissa sint. Quod si uerum esset, epistula Bruxellensi medica 18a uersionem
quandam Etymologiarum antiquiorem tradi iudicabimus.
E Plinii naturali historia petitum esse quae de Hippocrate in insula Coo nato narrantur
manifestum est. Sed cum Hippocratis patris nomen fuerit Heracleides/Heraclides, haud
scio an uerbum diues, quod inuenimus in utraque epistula Bruxellensi, ex hoc nomine
Heracleides originem sumpserit, nisi ciues, quod in aliis de origine medicinae opusculis
traditur, magis placet.
1. Auctor atque repertor medicinae artis· perhibetur apollo quem scolafius filius eius laude
uel opere amplicabit· Maxime tendiario ut fabule2 fingunt a morte ad uitam reuocatus·
fol. 6r
2
fagule trad.
DE EPISTULIS XVIII ET XVIII CODICIS BRUXELLENSIS 3701 267
fertur medendi cura et ars simul cum auctore deficit latuitque per annus poene d· usque ad
tempus artarsersis regis persarum ;. Tunc eam reuocauit in lumine ypp(ocrates) asclepio
patre genitus diues in insula coo·
Id sunt uiri qui medicinam inuenerunt· Prima methodica inuenta est· Ab apollinae remedia
sectantis et carmina. Secunda emperica· id est experimentissima· inuenta est· ab scolapio
qui non constat indiciorum signis· sed solis experimentis· Tercia logica. inuenta est. ab
ypocrate·
Ista enim discussa etatum regionum uel egritudinum qualitatibus artis operationum
racionabiliter perscrutatur· <...>
2. Medicina est qui corporis uel tuetur uel restaurat salutem. <...> ad hanc itaque pertinet
non ad ea tantum et in que ars eorum exibet qui proprie medicinae uidentur. Sed etiam
cibus et potus tegmen et tutamen defensione· neque hominis atque unctione quem nostrum
corpus aduersus externus hictus casusque seruat(us)·
4. <...> Quidquid frequenciores quid quescione peruertit unda maris. cinomum myrra.
foliumque nitentem casia· balsamum thus calamum conficiumque crocum· Hoc totum
magis· possunt palacia regis· et dom(um) inmensa profluent diuites· Nos autem uirilis·
fruimur pratorum germinis herbas quas humilis uallis et iuga celsis adferunt· Ergo sacris
est· peritum non terret cura ualde nam multis curis munera nostra placent unguenta3 cernis
quarum aqua gra<e>cia misit· plurimam speriam de regione sumus unguenta genera dum
sint gratissima pluram nardo et instancius suauius esse uel uiolis gracius esse· poteris·
cedit telinus cedit amacinus illis cedit ei cyprum qui regione uenit et quos clarus urbe
cælebrat medicina magistrus. hos presens pictus· signat imago uisus·
3
ungenta m1.
268 KLAUS-DIETRICH FISCHER
Auctor atque repertor 4,3,1 Medicinae autem artis Autor ac repertor apud
medicinae artis· perhibetur auctor ac repertor apud grecos perhibetur. Apollo
apollo quem scolafius filius Graecos perhibetur Apollo. hanc filius eius scolapius
eius laude uel opere Hanc filius eius Aesculapius laude uel opere amplicauit
amplicabit· laude uel opere ampliauit.
Sed postquam celi fulminis 4,3,2 Sed postquam fulminis sed postquam fulminis
hictu iscolafius interiit ictu Aesculapius interiit, hictus scolafiius interiit
interdicta fertur medendi cura interdicta fertur medendi cura; interdicta fertur medendi
et ars simul cum auctore et ars simul cum auctore cura Et ars simul cum
deficit latuitque per annus defecit, latuitque per annos auctore deficit· Latuitque per
poene d· usque ad tempus pene quingentos usque ad annos poene quingentos
artarsersis regis persarum ;. tempus Artaxerxis regis usque ad tempus artarxersis
Persarum. regis persarum·
Tunc eam reuocauit in lumine Tunc eam reuocauit in lucem Tunc eam reuocauit in
ypp(ocrates) asclepio patre Hippocrates Asclepio patre lucem ypp(ocrates)
genitus diues in insula coo. genitus in insula Coo. asclepius patre genitus diues
in insula coo·
4
fagule trad.
DE EPISTULIS XVIII ET XVIII CODICIS BRUXELLENSIS 3701 269
Ista enim discussa etatum 4,4,2 Iste enim discussis Isti enim dicussis etatum
regionum uel egritudinum aetatum, regionum, uel regionum uel egritudinum
qualitatibus artis operationum aegritudinum qualitatibus, qualitatibus artis curam
racionabiliter perscrutatur. artis curam rationabiliter infirmitatum per quem
perscrutatus est, infirmitatum causas racionabiliter adhibita
per quam causas ratione perscrutatur.
adhibita perscrutetur,
This page intentionally left blank
271
Bibliografía
1. EDICIONES Y TRADUCCIONES
Anecdotum Piechottae:
J. PIECHOTTA, «Ein Anecdotum Latinum», Jahresbericht des königlichen Gymnasiums zu Leobschütz
über das Schuljahr 1886/87, Leobschütz, 1887.
Antimo:
E. LIECHTENHAN, Anthimi de obseruatione ciborum ad Theodoricum regem Francorum epistula.
Iteratis curis edidit et in linguam Germanicam transtulit E. L., Berolini, 1963 (Corpus
medicorum Latinorum VIII 1).
Ars medicinae:
R. LAUX, «Ars medicinae. Ein frühmittelalterliches Kompendium der Medizin», Kyklos 3 (1930),
417-434.
Liber Aurelii:
CH. DAREMBERG, «Aurelius. De acutis passionibus, texte publié pour la première fois d’après un
manuscrit de la bibliothèque de Bourgogne à Bruxelles, corrigé et accompagné de notes
critiques», Janus 2 (1847), 468-499 y 690-731 (existe edición independiente, Vratislaviae-
Parisiis, 1847).
Bartolomé Ánglico:
R. JAMES LONG, Bartolomaeus Anglicus. On the Properties of Soul and Body, Toronto, 1995.
274 BIBLIOGRAFÍA
Botánico Sangalense:
E. LANDGRAF, «Ein frühmittelalterlicher Botanicus», Kyklos 1 (1928), 114-146.
M. N IEDERER, Der St. Galler Botanicus. Ein frühmittelalterlicher Herbar. Kritische Edition,
Übersetzung und Kommentar, Bern, 2005.
Casio Félix:
A. FRAISSE, Cassius Felix. De la médecine, Paris, 2002.
Celio Aureliano
Medicinales responsiones:
V. ROSE, «Aus den Medicinales Responsiones des Caelius Aurelianus», Anecdota Graeca et
Graecolatina, II, Berlin, 1870, pp. 161-240 (= De salutaribus praeceptis, pp. 183-202; De
significatione diaeticarum passionum, pp. 206-240).
Acutae passiones. Chronicae passiones:
G. BENDZ, Caelii Aureliani celerum passionum libri III. Tardarum passionum libri V. Edidit G.
Bendz, in linguam Germanicam transtuit I. Pape, I-II, Berolini, 1990-1993 (Corpus
Medicorum Latinorum VI 1).
Gynaecia:
M. F. DRABKIN-I. E. DRABKIN, Caelius Aurelianus. Gynaecia. Fragments of a Latin version of Soranus’
Gynaecia from a thirteenth century manuscript, Baltimore, 1951 (Supplements to the Bulletin
of the History of Medicine No. XIII).
Curae ex animalibus:
L. BENASSAI, Per una lettura delle Curae ex animalibus, tesis doctoral, Firenze, s. f. [1990].
Curae herbarum:
S. MATTEI, Curae herbarum. Tesi di dottorato. Università degli Studi di Macerata. Dottorato di
ricerca in cultura dell’età romanobarbarica. Ciclo VIII–Triennio 1992-1995.
BIBLIOGRAFÍA 275
De observantia ciborum:
I. MAZZINI, De observantia ciborum, Roma, 1984.
Epistula Paraxagorae:
K. SCHUBRING, «Epistula Paraxagorae», Archiv für Geschichte der Medizin 46 (1962), 295-310.
Liber Esculapii:
F. MANZANERO CANO, Liber Esculapii (Anonymus Liber Chroniorum). Edición crítica y estudio,
tesis doctoral, Madrid, 1996.
Esteban de Atenas:
L. G. WESTERINK, Stephanus of Athens. Commentary on Hippocrates’Aphorisms. Sections I-II. Text
and Translation, Berlin, 1985 (Corpus Medicorum Graecorum XI 1,3,1).
Gargilio Marcial:
B. MAIRE, Gargilius Martialis. Les remèdes tirés des légumes et des fruits, Paris, 2002.
Glosarios:
G. GOETZ, Corpus Glossariorum Latinorum, I-VII, Lipsiae, 1888-1901 (reimpr. Amsterdam, 1965).
J. L. HEIBERG, Glossae Medicinales, Krbenhavn, 1924 (Det Kgl. Danske Videnskabernes Selskab.
Historisk-filologiske Meddelser. IX,1).
276 BIBLIOGRAFÍA
Gundisalvo:
L. BAUR, «Dominicus Gundissalinus De diuisione philosophiae», Beiträge zur Geschichte der
Philosophie des Mittelalters. Herausg. C. Baeumker-G. von Hertling. Band IV. Heft 2-3.
Münster, 1903, pp. 218-222.
Hermeneumata:
G. GOETZ, «Hermeneumata medicobotanica vetustiora», Corpus Glossariorum Latinorum, III,
Lipsiae, 1892 (reimpr. Amsterdam, 1965), pp. 533-633.
Hipócrates:
E. LITTRÉ, Oeuvres complètes d’Hippocrate, I-X, Paris, 1839-1861 (reimpr. Paris 2003).
I. MÜLLER-ROHLFSEN, Die lateinische Ravennatische Übersetzung der Hippokratischen Aphorismen,
Hamburg, 1980 (Geistes- und sozialwissenschaftliche Dissertationem LV).
Initia medicinae:
K. SUDHOFF, «Ein neuer Text der ‘Initia Medicinae’», Mitteilungen zur Geschichte der Medizin und
der Naturwissenschaften 15 (1916), 281-287.
C. VITELLI, «Studiorum Celsianorum particula prima», Studi italiani di filologia classica 8 (1900),
449-476 (edición en pp. 451-453).
Isidoro de Sevilla:
De haeresibus:
A. C. VEGA, S. Isidori Hispalensis episcopi de haeresibus liber, El Escorial, 1940.
De natura rerum:
J. FONTAINE, Isidore de Séville. Traité de la nature, Paris, 2002 (= Bordeaux, 1960).
Diferencias:
M. A. ANDRÉS SANZ, Isidori Hispalensis episcopi liber differentiarum (II), Turnhout, 2005 (CCSL
111A), en prensa.
Etimologías:
J. ANDRÉ, Isidorus Hispalensis. Etymologiae XVII, Paris, 1981.
A. BALOIRA BÉRTOLO, Isidoro de Sevilla: Libro XX de las Etimologías. Introducción, fuentes, edición
crítica y traducción, tesis doctoral, Santiago de Compostela, 1975.
BIBLIOGRAFÍA 277
L. CORTÉS Y GÓNGORA, San Isidoro de Sevilla. Etimologías. Introducción por S. Montero Díaz,
Madrid, 1951.
R. LE COZ, Isidore de Séville. Étymologies. Livre IV: De la médecine. Livre XI: De l’homme et des
monstres, Cahiers du Centre d’Étude d’Histoire de la Médecine, Numéro 10, Montastruc la
Conseillère, s. f. [= 2002].
M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Los capítulos sobre los metales de las Etimologías de Isidoro de Sevilla, León,
1970.
J. FEÁNS LANDEIRA, Isidoro de Sevilla. Etimologías XVI, tesis doctoral, Santiago de Compostela,
1995.
F. GASTI, Isidoro di Siviglia. De homine et partibus eius (Etymologiae 11,1), [Palermo], 1999.
W. M. LINDSAY, Isidori Hispalensis episcopi Etymologiarum sive Originum libri XX, Oxford, 1911
(reimpr. Oxford, 1951).
P. K. MARSHALL, Isidorus Hispalensis. Etymologiae II, Paris, 1983.
J. OROZ - M. A. MARCOS CASQUERO, San Isidoro de Sevilla. Etimologías, I-II, Madrid, 1982-1983.
H. A. SCHÜTZ, Die Schrift ‘De medicina’ des Isidor von Sevilla. Ein Beitrag zur Medizin im
spätantiken Spanien, diss. med., Giessen, 1984.
W. D. SHARPE, Isidore of Seville: The medical writings. An English translation with an introduction
and commentary, Philadelphia, 1964 (Transactions of the American Philosophical Society.
New Series, vol. 54, part 2).
A. VALASTRO CANALE, Etimologie o Origini di Isidoro di Siviglia, I-II, Torino, 2004 (Classici UTET)
Versus:
J. Mª SÁNCHEZ MARTÍN, Isidori Hispalensis Versus, Turnhout, 2000 (Corpus Christianorum. Series
Latina 113A).
Lorscher Arzneibuch:
U. STOLL, Das ‘Lorscher Arzneibuch’. Ein medizinisches Kompendium des 8. Jahrhunderts (Codex
Bambergensis Medicinalis 1). Text, Übersetzung und Fachglossar, Stuttgart, 1992 (Sudhoffs
Archiv. Beiheft 28).
Petroncello:
Petroncello, Practica. Traduzione e commento a cura del Dott. Angelo Capparoni. Presentazione
di A. Pazzini, Roma, 1958.
278 BIBLIOGRAFÍA
Prognostica Democriti:
U. PIZZANI, «I Prognostica dello Pseudo-Democrito», Lingue tecniche del greco e del latino III,
Bologna, 2000, pp. 127-146.
H. E. SIGERIST, «Die Prognostica Democriti im Cod. Hunterian. T. 4 13, s. IX/X», Archiv für
Geschichte der Medizin, 13 (1921), 157-159.
Pseudo-Apuleyo (Herbario):
E. HOWALD – H. E. SIGERIST, Pseudoapulei Herbarius, Lipsiae et Berolini, 1927 (Corpus Medicorum
Latinorum IV)
A. MANCINI, «Pseudo Apulei libellum de medicaminibus herbarum ex codice Lucensi 296 descripsit,
prolegomenis auxit A.M.», Atti della Reale Accademia Lucchese di Scienze, Lettere ed
Arti, 32 (1904), 251-301.
Servio:
G. THILO – H. HAGEN, Servii grammatici qui feruntur in Vergilii Carmina commentarii, I-III, Lipsiae,
1884 (reimpr., Hildesheim, 1961).
Sorano:
P. VOIGT, Sorani Ephesii liber de etymologiis corporis humani quatenus restitui possit, Diss.
Greifswald, 1882.
Speculum hominis:
M. T. MALATO, Lo «Speculum hominis». Poema anonimo di etimologia medica del XIII secolo,
Roma, 1960.
Teodoro Prisciano:
V. ROSE, Theodori Prisciani Euporiston libri III cum physicorum fragmento et additamentis pseudo-
theodoreis. Accedunt Vindiciani Afri quae feruntur reliquiae, Lipsiae, 1894.
BIBLIOGRAFÍA 279
Vindiciano. Gynaecia:
V. ROSE, Theodori Prisciani Euporiston libri III cum physicorum fragmento et additamentis pseudo-
theodoreis. Accedunt Vindiciani Afri quae feruntur reliquiae, Lipsiae, 1894, pp. 426-463.
J. SCHIPPER, Ein neuer Text der Gynaecia des Vindician aus einer Münchener Handschrift des 12.
Jahrhunderts (Cod. lat. 4622, Blatt 40-45), Erlangen 1921 (Diss. med., Leipzig 1921).
2. INSTRUMENTA
A. BECCARIA, I codici di medicina del periodo presalernitano (secoli IX, X e XI), Roma, 1956.
D. BÉGUIN, «Présentation et utilisation de la base Esculape», Nommer la maladie. Recherches sur
le lexique gréco-latin de la pathologie. Textes réunis et édités par A. Debru et G. Sabbah,
Saint-Étienne, 1998, pp. 163-200.
B. BISCHOFF, Katalog der festländischen Handschriften des neunten Jahrhunderts (mit Ausnahme
der wisigotischen). Teil I: Aachen-Lambach, Wiesbaden, 1998.
B. CASTELLI, Lexicon medicum Graeco-Latinum, Venetiis, 1795 (1ª ed. Venetiis 1607).
H. DIELS, Die Handschriften der antiken Ärzte, I-II, Berlin, 1905-1906.
R. J. DURLING, «A Guide to the medical manuscripts mentioned in Kristeller’s Iter Italicum», Traditio
41 (1985), 341-365; 44 (1988), 485-536; 46 (1991), 347-379; 48 (1993), 253-316.
A. ERNOUT-A. MEILLET, Dictionnaire étymologique de la langue latine (retirage de la quatrième
édition augmentée d’additions et de corrections nouvelles por J. André), Paris, 1994.
K.-D. FISCHER, Bibliographie des textes médicaux latins. Antiquité et haut moyen âge. Premier
supplément 1986-1999, Saint-Étienne, 2000.
D. GOUREVITCH, «Bibliographie du vocabulaire de la pathologie en latin ancien», Nommer la maladie.
Recherches sur le lexique gréco-latin de la pathologie, Textes réunis et édités par A. Debru
et G. Sabbah, Saint-Étienne, 1998, pp. 201-231 (=Lettre d’Informations, nº 23 (novembre
1993), 1-23).
K.-H. LEVEN (Hrsg.), Antike Medizin. Ein Lexikon, Munich, 2005.
J. N. HILLGARTH, «The Position of Isidorian Studies: A Critical Review of the Literature 1936-
1975», Studi medievali, 3ª ser., 24 (1983), 817-905.
— «Isidorian Studies, 1976-1985», Studi medievali, 3ª ser., 31 (1990), 925-973.
P. KIBRE, Hippocrates latinus. Repertorium of Hippocratic Writings in the Late Middle Ages. Revised
Edition, New York, 1985 (= Traditio, desde el vol. 31 (1975), 99-126 hasta el vol. 38
(1982), 165-192).
A. I. MAGALLÓN GARCÍA, Concordantia in Isidori Hispalensis Etymologias, 4 vols., Hildesheim,
1995.
B. MAIRE, Concordantiae Gargilianae, Hildesheim, 2002.
B. MAIRE – O. BIANCHI, Caelii Aureliani operum omnium quae exstant concordantiae, 4 vols.,
Hildesheim, 2003.
280 BIBLIOGRAFÍA
3. ESTUDIOS
J. N. ADAMS, Pelagonius and Latin veterinary terminology in the Roman Empire, Leiden, 1995.
A. M. ADDABBO, «Il problema del lat. corcus fra esegesi e etimologia», Archivio Glottologico Italiano
75 (1999), 67-74.
J. A. DE ALDAMA S. I., «Indicaciones sobre la cronología de las obras de san Isidoro», Miscellanea
Isidoriana, Homenaje a S. Isidoro de Sevilla en el XIII centenario de su muerte, Roma,
1936, pp. 57-89.
J. ANDRÉ, «Remarques sur la traduction des mots grecs dans les textes médicaux du Ve siècle
(Cassius Félix et Caelius Aurelianus)», Revue de philologie 37 (1963), 47-57.
— Les noms de plantes dans la Rome antique, Paris, 1985.
— Être médecin à Rome, Paris, 1987.
— «Sur quelques noms de maladies», Revue de philologie 61 (1987), 5-12.
— «Chronologie des noms latins de trois maladies», Mémoires VIII. Études de médecine
romaine. Articles réunis et édités par G. Sabbah, Saint-Étienne, 1988, pp. 9-18.
— Le vocabulaire latin de l’anatomie, Paris, 1991.
M. A. ANDRÉS SANZ, «Vías de investigación abiertas a partir de la nueva edición del libro II de
Differentiae de Isidoro de Sevilla», Actas del II Congreso Hispánico de Latín Medieval
(León, 11-14 nov. 1997), Coordinador: M. Pérez González, León, 1998, pp. 223-229.
— «Sobre el lugar de origen del Anonymus ad Cuimnanum: notas a partir del estudio de una
de sus fuentes (Isidoro, De differentiis 2)», Euphrosyne 25 (1997), 435-442.
— «Relación y numeración de los tres libros de Differentiae atribuidos a Isidoro de Sevilla
(PL 83)», Revue d’Histoire des Textes 30 (2000), 239-262.
BIBLIOGRAFÍA 281
M.-F. AUZÉPY, La Vie d’Étienne le Jeune par Étienne le Diacre. Introd., éd. et trad., Aldershot, 1997
(Birmingham Byzantine Monographs 3).
G. BAADER, «Die Entwicklung der medizinischen Fachsprache in der Antike und im frühen
Mittelalter», Medizin im mittelalterlichen Abendland, Darmstadt, 1982, pp. 417-442 (=
«Lo sviluppo del linguaggio medico nell’antichità e nel primo medioevo», Atene e Roma,
n.s., 15 (1970), 1-19).
— «Lo sviluppo del linguaggio medico nell’Alto e Basso Medioevo», Atti e Memorie
dell’Accademia Toscana di Scienze e Lettere ‘La Colombaria’ 36 (1971), 59-109.
A. BAL-SELA/H. E. HOFF, «Asaph on Anatomy and Physiology», Journal of the History of Medicine
20 (1965), 359-389.
E.D. BAUMANN, «Über den rätselhaften morbus cardiacus der Antiken», Janus 33 (1929), 371-399.
L. BAUR, «Dominicus Gundissalinus De diuisione philosophiae», Beiträge zur Geschichte der
Philosophie des Mittelalters, herausg. C. Baeumker – G. Von Hertling. Band IV. Heft 2-3,
Münster, 1903.
A. BECCARIA, «Sulle tracce di un antico canone latino di Ippocrate e di Galeno. I» Italia Medioevale
e Umanistica 2 (1959), 1-56.
— «Sulle tracce di un antico canone latino di Ippocrate e di Galeno. II. Gli Aforismi di Ippocrate
nella versione e nei commenti del primo medioevo», Italia Medioevale e Umanistica 4
(1961), 1-75.
G. BENDZ, «Some Classical Etymologies of mani¿a (Cael. Aur. Tard. 1, 144 s.)», Eranos 44 (1946),
337-339.
— «De adiectivorum in –bilis exeuntium usu quaestiones criticae et semasiologicae», Eranos
58 (1960), 36-50.
— Studien zu Caelius Aurelianus und Cassius Felix, Lund, 1964.
T. S. L. BESWICK, «Origin and use of the word herpes», Medical History 6 (1962), 214-232.
B. BISCHOFF, «Eine verschollene Einteilung der Wissenschaften», Mittelalterliche Studien I, Stuttgart,
1966, pp. 275-288.
— Die Abtei Lorsch im Spiegel ihrer Handschriften, 2. Aufl., Lorsch, 1989.
G. BOCCUTO, «Il ‘Liber de astronomia’ di M. Capella e i ‘Disciplinarum libri’ di Varrone», Rivista di
cultura classica e medievale 27 (1985), 135-251.
S. BOSCHERINI, «La metafora nei testi medici latini», Le latin médical. La constitution d’un langage
scientifique. Actes du IIIe Colloque International «Textes médicaux latins antiques», Saint-
Étienne (11-13 Septembre 1989), Saint-Étienne, 1991, pp. 187-193.
— «La dottrina medica comunicata per epistulam. Struttura e storia di un genere», Les textes
médicaux latins comme littérature. Actes du VIe colloque international sur les textes médicaux
latins du 1er au 3 septembre 1998 à Nantes. Édition préparée par A. et J. Pigeaud, Nantes,
2000, pp. 1-11.
V. BOUDON, «Aux marges de la médecine rationnelle: médecins et charlatans à Rome au temps de
Galien (IIe s. de notre ère) », Revue des études grecques 116 (2003), 108-131.
282 BIBLIOGRAFÍA
A. BRACCIOTTI, «L’apporto della tradizione indiretta per la costituzione di un testo critico delle
Curae Herbarum», Rivista di cultura classica e medioevale 42 (2000), 61-102.
E. BREHAUT, An encyclopedist of the dark ages: Isidore of Seville, New York, 1912.
U. CAPITANI, «La produzione letteraria de A. C. Celso alla luce di un discusso passo dell’Institutio
Oratoria», Maia 18 (1967), 389-391.
L. CHOULANT, Handbuch der Bücherkunde für die Ältere Medicin, 2. Aufl., Leipzig, 1841.
C. CODOÑER MERINO, «La ‘etimología’ en Isidoro de Sevilla», Symbolae Ludovico Mitxelena
septuagenario oblatae. Pars prior, ed. J. L. Melena, Vitoria, 1985, pp. 275-286.
— «Les plus anciennes compilations de Differentiae: formation et évolution d’un genre littéraire
grammatical», Revue de philologie 59 (1985), 201-219.
— «Fases en la edición de las Etymologiae, con especial referencia al libro X», Euphrosyne
22 (1994), 125-146.
— «Los tituli en las Etymologiae. Aportaciones al estudio de la transmisión del texto», Actas
del I Congreso Nacional de Latín Medieval (León, 1-4 diciembre de 1993), Coordinador:
M. Pérez González, León, 1995, pp. 29-46.
— «‘Origines’ o ‘Etymologiae’?», Helmantica 45 (1994), 511-527.
— «Isidore de Séville: différences et vocabulaires», Les manuscrits des lexiques et glossaires
de l’Antiquité tardive à la fin du Moyen Âge. Actes du Colloque international organisé par
le «Ettore Majorana Centre for Scientific Culture» (Erice, 23-30 septembre 1994), éd.
Jacqueline Hamesse, Louvain-la-Neuve, 1996, pp. 55-77 (Textes et études du moyen âge 4).
— «Historia del texto de las Etimologías isidorianas», Actas del III Congreso Hispánico de
Latín Medieval (León, 26-29 de septiembre de 2001), II, Coordinador: M. Pérez González,
León, 2002, pp. 483-494.
— Introducción al libro X de las Etymologiae: su lugar dentro de esta obra, su valor como
diccionario, Logroño, 2002.
M. CONDE SALAZAR, Introducción a los tratados médicos latinos, Madrid, 1996.
F. DELLACORTE, «Enciclopedisti latini», Opuscula VI, Università di Genova, 1978, pp. 3-107 (=
Genova, 1946).
— «Gli enciclopedisti prima dell´enciclopedismo», Opuscula XII, Università di Genova, 1990,
pp. 107-117 (= Roma, 1988).
P. COURCELLE, «Le typhus maladie de l’âme d’après Philon et d’après saint Augustin», Mélanges E.
Dekkers, I, Bruges, 1975, pp. 245-288.
A. DEBRU, «Consomption et corruption: l’origine et le sens de tabes», Mémoires VIII. Études de
médecine romaine. Articles réunis et édités par G. Sabbah, Saint-Étienne, 1988, pp. 19-31.
K. DEICHGRÄBER, Die griechische Empirikerschule. Sammlung der Fragmente und Darstellung der
Lehre, Berlin-Zürich, 1965.
F. DESBORDES, «La pratique étymologique des poètes latins à l’époque d’Auguste», Discours
étymologiques. Actes du colloque von Wartburg (Bâle, 1998), ed. J.P. Chambon – G. Lüdi,
Tübingen, 1991, pp. 149-160.
BIBLIOGRAFÍA 283
M. C. DÍAZ Y DÍAZ (ed.), Isidoriana. Estudios sobre San Isidoro de Sevilla en el XIV centenario de
su nacimiento, León, 1961.
— «Les arts libéraux d’après les écrivains espagnols et insulaires aux VIIe et VIIIe siècles»,
Arts libéraux et philosophie au Moyen Âge. Actes du quatrième Congrès International de
philosophie médiévale, Montreal, 1969, pp. 37-46 (= Vie chrétienne et culture).
— De Isidoro al siglo XI. Ocho estudios sobre la vida literaria peninsular, Barcelona, 1976.
— Vie chrétienne et culture dans l’Espagne du VIIe au Xe siècles, Aldershot, 1992 (Variorum
377).
— «Introducción general», San Isidoro de Sevilla. Etimologías, I (Libros I-X). Texto latino,
versión española y notas por J. Oroz Reta–M. A. Marcos Casquero. Introducción general
por M. C. Díaz y Díaz, Madrid, 1982 (19932), pp. 1-258.
— Enciclopedismo e sapere cristiano. Tra tardo-antico e alto Medioevo, Milano, 1999.
J. H. D IRCKX, «Dermatological terms in the De medicina of Celsus», Americal Journal of
Dermopathology, 5 (1983), 363-369.
A. DOMÍNGUEZ GARCÍA – L. GARCÍA BALLESTER, «El mundo médico de la Historia Naturalis (ca.
1275-1296) de Juan Gil de Zamora», Dynamis 14 (1994), 249-267.
U. DOMÍNGUEZ DEL VAL, Historia de la antigua literatura latina hispano-cristiana. Tomo III: Isidoro
de Sevilla, Madrid, 1998.
J. ENGELS, «La portée de l’étymologie isidorienne», Studi medievali, 3a s., 3 (1962), 99-128.
B. ENGLISCH, Die Artes liberales im frühen Mittelalter (5.-9. Jh.), Stuttgart, 1994.
A. FÁBREGA GRAU, «Un glosario latino del siglo X», Archivum Latinitatis Medii Aevi 22 (1953),
217-237.
J. FEÁNS LANDEIRA, «Los lapidarios de Isidoro de Sevilla y Bartolomé Ánglico», Actas del III
Congreso Hispánico de Latín Medieval (León, 26-29 de septiembre de 2001), I, Coordinador:
M. Pérez González, León, 2002, pp. 127-139.
A. FERRACES RODRÍGUEZ, «El pseudo-Dioscórides De herbis femininis, los Dynamidia e Isidoro de
Sevilla, Etym. 17,7-11», Tradición e innovación de la medicina latina de la Antigüedad y
de la Alta Edad Media. Artículos reunidos y editados por M. E. Vázquez Buján, Santiago
de Compostela, 1994, pp. 183-203.
— «Sobre algunos problemas de Etym. XIX,17,23 y su relación con otros lemas», Archivos
Leoneses 97-98 (1995), 265-280.
— «Notas para la difusión altomedieval de una traducción latina de Dioscórides», Actas del II
Congreso Hispánico de Latín Medieval (León, 11-14 de noviembre de 1997), I, Coordinador:
M. Pérez González, León, 1998, pp. 471-481.
— «Un faux terme d’anatomie: hirci oculorum anguli», Maladie et maladies dans les textes
latins antiques et médiévaux. Actes du Ve Colloque International ‘Textes médicaux latins’
(Bruxelles, 4-6 septembre 1995), édités par C. Deroux, Bruxelles, 1998, pp. 215-227.
— «Correcciones indebidas en las Etimologías de Isidoro de Sevilla», La Filología latina hoy.
Actualización y perspectivas, I, Madrid, 1999, pp. 649-660.
284 BIBLIOGRAFÍA
— Estudios sobre textos latinos de fitoterapia entre la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media,
A Coruña, 1999.
— «Extractos de la Diaeta Theodori y de las Etimologías, de Isidoro de Sevilla, en un glosario
médico. Problemas de transmisión y ordenación del contenido», Actas del VIII Coloquio
Internacional ‘Textos médicos latinos antiguos’ (A Coruña, 2-4 septiembre 2004) (en prensa)
— «Texto y tradición indirecta. Reflexiones sobre una edición reciente de Gargilio Marcial»,
Athenaeum (en prensa).
A. FIDORA, «La recepción de San Isidoro de Sevilla por Domingo Gundisalvo (ca. 1110-1181):
Astronomía, Astrología y Medicina en la Edad Media», Estudios eclesiásticos 75 (2000)
663-677 (= Mirabilia. Revista electrónica de Historia Antigua e Medieval, 2003).
— Die Wissenschaftstheorie des Dominicus Gundissalinus. Voraussetzungen und Konsequenzen
des zweiten Anfangs der aristotelischen Philosophie im 12. Jahrhundert, Berlin, 2003.
L. FIRPO, Medicina medioevale. Testi dell’alto medioevo, Torino, 1972.
K.-D. F ISCHER , «Wege zur Verständnis antiker Tierkrankheitsnamen», Historia medicinae
veterinariae, 2 (1977), 106-111.
— «Eine Infektionskrankheit (malleus) und ihre Unterarten im Spiegel des antiken
veterinärmedizinischen Schrifttums», Le latin médical. La constitution d’un langage
scientifique. Actes du IIIe Colloque International «Textes médicaux latins antiques», Saint-
Étienne (11-13 Septembre 1989), Saint-Étienne, 1991, pp. 351-365.
— «Überlieferungs- und Verständnisprobleme im medizinischen Latein des frühen
Mittelalters», Berichte zur Wissenschaftsgeschichte 17 (1994), 153-165.
— «Eine wenig beachtete Liste mit den Bezeichnungen der Körperteile», Rheinisches Museum
139 (1996), 343-350.
— «Beiträge zu den pseudosoranischen Quaestiones medicinales», Text and Tradition. Studies
in Ancient Medicine and its Transmission presented to Jutta Kollesch, ed. by K.-D. Fischer,
D. Nickel and P. Potter, Leiden, 1998 (Studies in Ancient Medicine 18), pp. 1-54.
— «Dr. Monk’s Medical Digest», Social History of Medicine 13 (2000), 239-251.
— «Zu des Hippokrates reich gedeckter Tafel sind alle eingeladen. Bemerkungen zu den beiden
vorsalernitanischen Aphorismenkommentaren», Der Kommentar in Antike und Mittelalter.
Beiträge zu seiner Erforschung, Leiden, 2002 (Clavis commentariorum antiquitatis et medii
aevi 2 [Ergänzungsband]), pp. 275-313.
— «Neues zur Überlieferung der lateinischen Aphorismen im Frühmittelalter», Latomus 62
(2003), 156-164.
G. R. J. FLETCHER, «St Isidore of Seville and his Book on medicine», Proceedings of the Royal
Society of Medicine. Section of the History of Medicine, 12 (1919), 70-95.
J. FONTAINE, Isidore de Séville et la culture classique dans l’Espagne wisigothique, I-II, Paris, 1959
(reed., Paris, 1983); III, Paris, 1983.
— «Problèmes de méthode dans l’étude des sources isidoriennes», Isidoriana, ed. M. C. Díaz
y Díaz, León, 1961, pp. 115-131.
BIBLIOGRAFÍA 285
E. HEYSE, Hrabanus Maurus’ Enzyklopädie ‘De rerum naturis’. Untersuchungen zu den Quellen
und zur Methode der Kompilation, München, 1969.
E. HIRSCHFELD, «Deontologische Texte des frühen Mittelalters», Archiv für Geschichte der Medizin
20 (1928), 353-371.
C H . H ÜNEMÖRDER , «Studien zur Wirkungsgeschichte biologischer Motive in den Pseudo-
Klementinen», Medizinhistorisches Journal 13 (1978), 15-28.
T. HUNT, Teaching and Learning Latin in Thirteenth-Century England, 1-3, Cambridge, 1991.
D. JACQUART – C. THOMASSET, «L’anatomie ou la quête des mots», Sexualité et savoir médical au
Moyen Âge, Paris, 1985, pp. 15-66.
W. JAEGER, Diokles von Karystos, 2. Aufl., Berlin, 1963.
J. JOUANNA, «La maladie comme agression dans la Collection hippocratique et la tragédie grecque:
la maladie sauvage et dévorante», La maladie et les maladies dans la Collection
hippocratique. Actes du VIe Colloque international hippocratique. Édition preparée par P.
Potter, G. Maloney, J. Desautels, Québec, 1990, pp. 39-60.
— «Hippocrate et la collection hippocratique dans l’Ars Medicinae», Revue d’Histoire des
Textes 23 (1993) 95-101.
J. JOUANNA – J. TAILLARDAT, «Une vox nihili, fhreatikw=j dans le glossaire hippocratique de
Galien (Kühn XIX, 151,3)», Revue des études grecques 93 (1980), 126-135.
P. JOURDAN, «À propos des Glossae medicinales», Archivum Latinitatis Medii Aevi 3 (1927),
121-128.
A. KEAVENEY – J. MADDEN, «Phthiriasis and its victims», Symbolae Osloenses, 57 (1982), 87-99.
G. KEIL, «Einleitung», Das Lorscher Arzneibuch und die frühmittelalterliche Medizin. Verhandlungen
des medizinhistorischen Symposiums im September 1989 in Lorsch, hg. von G. Keil – P.
Schnitzer, Lorsch, 1991, pp. 7-27.
G. KEIL – U. STOLL, Das Lorscher Arzneibuch, hrsg. und mit Einleitung versehen von G. Keil,
Übersetzung von U. Stoll, 2 Bände, Stuttgart, 1989.
R. KLINCK, Die lateinische Etymologie des Mittelalters, München, 1970.
P. O. KRISTELLER, «La scuola di Salerno», Studi sulla scuola medica salernitana, Napoli, 1986.
B. LANÇON, «La médecine dans l’encyclopédisme latin (Ier-VIIe siècles)», Sciences, techniques et
encyclopédies. Actes du Colloque de Mortagne-au-Perche, cur. D. Hue, Caen, 1993, pp.
215-226.
D. LANGSLOW, Medical Latin in the Roman Empire, Oxford, 2000.
E. LIEBER, «The Hebrew ‘Book of Medicine’ attributed to Asaf the Physician: an early medieval
encyclopaedia of Greek medicine, based on an Indian model», Histoire des sciences
medicales 17 (1983), 248-252.
— «An ongoing mystery: the so called Book of Medicines attributed to Asaf the Sage», Bulletin
of Judaeo-Greek Studies 8 (1991), 18-25.
B. LÖFSTEDT, «Hippocratica. Zu einigen neulich erschienenen Editionen der lateinischen Hippokrates-
Übersetzungen», Italia Medioevale e Umanistica 29 (1986), 55-61.
288 BIBLIOGRAFÍA
— «La literatura técnica latina de época tardía: aspectos lingüísticos y literarios», El final del
mundo antiguo como preludio de la Europa moderna, Cuadernos de literatura griega y
latina IV, Alcalá de Henares- Santiago de Compostela, 2003, pp. 259-280.
E. MONTERO CARTELLE – M. C. HERRERO INGELMO, «Costantino Africano e il recupero dei testi greci
antichi di medicina», Schola Salernitana. Annali III-IV (1998-1999), 9-29.
D. W. MONTGOMERY, «The naming of alopecia areata», Annals of medical history 3 (1931), 540-546.
A. M. MOURE CASAS, «San Isidoro de Sevilla: el valor de la tradicion indirecta de Paladio», Cuadernos
de filología clásica. Estudios latinos 3 (1992), 9-22.
CL. MOUSSY, «Iugis chez Caelius Aurelianus», Mémoires V. Textes médicaux latins antiques. Articles
réunis et édités par G. Sabbah, Saint-Étienne, 1984, pp. 77-82.
F. MOYA DEL BAÑO, «Nota a Lucano VI 490», Myrtia 1 (1986), 121-126.
PH. MUDRY, La préface du De Medicina de Celse. Texte, traduction et commentaire, Genève, 1981.
S. MUNTNER, «The antiquity of Asaph the Physician and his editorship of the earliest Hebrew book
of medicine», Bulletin of the History of Medicine 25 (1951), 101-131.
M. NIEDERMANN, «Über einige Quellen unserer Kenntnis der späteren Vulgärlateinischen», Neue
Jahrbücher für das klassische Altertum 29 (1912), 326-327.
— «Les gloses médicales du Liber Glossarum», Emerita 11 (1943), 257-296; 12 (1944), 29-
83 (= Recueil Max Niedermann, Neuchâtel, 1954, pp. 65-136).
D. NORBERG, Beiträge zur spätlateinischen Syntax, Uppsala, 1944.
V. NUTTON, «Did the Greeks have a word for it? Contagion and contagion theory in classical
antiquity», Contagion. Perspectives from pre-modern societies (L. L. Conrad and D.
Wujastyk, ed.) Ashgate, 2000, pp. 137-162.
A. ÖNNERFORS, In Medicinam Plinii studia philologica, Lund, 1963 (Lunds Universitets Årsskrift
N. F. Avd. 1 Bd. 55 Nr. 5).
— «Das medizinische Latein von Celsus bis Cassius Felix», Aufstieg und Niedergang der
römischen Welt, Teil II: Principat. Band 37, 1. Herausg. W. Haase, Berlin – New York,
1993, pp. 227-392 y 924-937.
C. OPSOMER-HALLEUX, «Un herbier médicinal du haut Moyen Âge: l’Alfabetum Galieni», History
and Philosophy of the Life Sciences 4 (1982), 65-97.
J. OROZ – M. A. MARCOS CASQUERO, «Las Etimologías de San Isidoro de Sevilla. Razones y criterios
de una nueva edición», De Tertullien aux Mozarabes. Antiquité Tardive et Christianisme
ancien. Mélanges offerts à J. Fontaine à l’occasion de son 70e anniversaire, cur. L. Holtz-
J. C. Fredouille-M. H. Jullien, II, Paris, 1992, pp. 93-98.
N. PALMIERI, «Un antico commento a Galeno della Scuola medica di Ravenna», Physis 23 (1981),
197-296.
B. PASTOR DE AROZENA, «The ancient name of leprosy (Plin. N.H. 26.5)», La parola del passato 48
(1993), 453-455.
M. PAUMIER-FOUCART, «Les Étymologies d’Isidore de Séville dans le Speculum maius de Vincent de
Beauvais», L’Europe héritière de l’Espagne wisigothique, Casa de Velázquez, Madrid, 1992,
pp. 267-283.
290 BIBLIOGRAFÍA
H. SCHIPPERGES «La medicina en la Edad Media Latina», Historia universal de la Medicina, dir. por
P. Laín Entralgo, vol. III, Barcelona, 1976, pp. 203 ss.
P. SCHMID, Contributions à la critique du texte de Caelius Aurelianus, diss. phil., Neuchâtel, 1942.
R. SCHNEIDER, «Zur Identifikation der gemursa des Plinius als Interdigitalmykose», Zeitschrift für
Haut- und Geschlechtskrankheiten 22.11 (1957), 324-325.
S. SCHULER, «Excerptoris morem gerere: Zur Kompilation und Rezeption klassisch-lateinischer
Dichter im ‘Speculum historiale’ des Vinzenz von Beauvais», Frühmittelalterliche Studien
29 (1995), 312-348.
W. D. SHARPE, «A suggested emendation of Isidore of Seville Etymologiae 4,8,9», Traditio 14
(1958), 377-378.
H. E. SIGERIST, «The medical literature of the early Middle Ages», Bulletin of the History of Medicine
2 (1934), 26-50;
— «A summer of research in European libraries», Bulletin of the History of Medicine 2 (1934),
559-613.
— «Materia medica in the Middle Ages», Bulletin of the History of Medicine 7 (1939), 420-
421.
— «Early mediaeval medical texts in manuscripts of Montpellier», Bulletin of the History of
Medicine 10 (1941), 27-47.
— «Early mediaeval medical texts in manuscripts of Vendôme», Bulletin of the History of
Medicine 14 (1943), 68-113.
— «The Latin medical literature of the early Middle Ages», Journal of the History of Medicine
13 (1958), 127-146.
M. S IMON, «Zu Abhängigheit spätrömischer Enzyklopädien von Varros disciplinarum libri»,
Philologus 110 (1966), 88-101.
F. SKODA, «Une métaphore agricole en dermatologie», Revue de philologie 60 (1986), 215-222.
— Médecine ancienne et métaphore. Le vocabulaire de la pathologie et de l’anatomie en grec
ancien, Paris, 1988.
— «Les métaphores zoomorphes dans le vocabulaire médical», Logopédies. Mélanges offerts
à Jean Taillardat, Paris, 1988, pp. 221-234.
J. SOFER, Lateinisches und Romanisches aus den Etymologiae des Isidorus von Sevilla, Göttingen,
1930.
— «Lexikalische Untersuchungen zu den Etymologiae des Isidorus von Sevilla», Glotta 16
(1928), 1-47 (= Lateinisches und Romanisches, pp. 1-47).
— «Die Vulgarismen in den Etymologiae des Isidorus von Sevilla» Glotta 17 (1929), 1-46 (=
Lateinisches und Romanisches, pp. 49-94).
L. SPENGLER, «Isidorus Hispalensis in seiner Bedeutung für die Naturwissenschaften und Medicin»,
Janus 3 (1848), 54-90.
H. STADLER, «Dioscorides als Quelle Isidors», Archiv für lateinische Lexikographie und Grammatik
10 (1898), 403-412.
292 BIBLIOGRAFÍA
F. STOK, «Retorica ed etimologia nei trattati di Celio Aureliano», Les textes médicaux comme
littérature. Actes du VIe colloque international sur les textes médicaux latins du 1er au 3
septembre 1998 à Nantes. Édition préparée par A. et J. Pigeaud, Nantes, 2000, pp. 281-296.
U. STOLL, Das ‘Lorscher Arzneibuch. Ein medizinisches Kompendium des 8. Jahrhunderts (Codex
Bambergensis Medicinalis 1). Text, Übersetzung und Fachglossar, Stuttgart, 1992.
K. SUDHOFF, «Die Verse Isidors auf dem Schrank der medizinischen Werke seiner Bibliothek, mit
einer Figur im Text», Mitteilungen zur Geschichte der Medizin und der Naturwissenschaften
15 (1916), 200-204.
— «Ein neuer Text der ‘Initia Medicinae’», Mitteilungen zur Geschichte der Medizin und der
Naturwissenschaften 15 (1916), 281-287.
— «‘Codex Fritz Paneth’. Eine Untersuchung», Archiv für Geschichte der Mathematik, der
Naturwissenschaften und der Technik, 12 (1930), 2-32.
J. SVENNUNG, Untersuchungen zu Palladius und zur lateinischen Fach- und Volkssprache, Uppsala,
1935.
A. THOMAS, «Notes lexicographiques sur les recettes médicales du haut moyen âge publiées par le
Dr. H. E. Sigerist», Archivum Latinitatis Medii Aevi 5 (1927-30), 97-166.
A. TOUWAIDE, «De la matière à la nature: les transformations d’un concept pathologique, de
l’Antiquité aux débuts du Moyen-Âge: venenum chez Isidore de Séville, Etymologiae, XII,
4», Nommer la maladie. Recherches sur le lexique gréco-latin de la pathologie. Textes
réunis et édités par A. Debru et G. Sabbah, Saint-Étienne, 1998, pp. 143-159.
A. M. URSO, Dall’autore al traduttore. Studi sulle Passiones celeres e tardae di Celio Aureliano,
Messina, 1997.
— «Riscritture di Sorano nel mondo tardo-antico. Il caso dei Gynaecia», Galenismo e medicina
tardoantica. Fonti greche, latine e arabe. Atti del Seminario Internazionale di Siena/Certosa
di Pontignano - 9 e 10 settembre 2002, a cura di I. Garofalo e A. Roselli, Napoli, 2003, pp.
161-202.
V. VÄÄNÄNEN, Introducción al latín vulgar. Versión española de M. Carrión, Madrid, 1982 (4ª reimpr.).
A. VALASTRO CANALE, «Isidoro di Siviglia: la vis verbi come riflesso dell’omnipotenza divina»,
Cuadernos de Filología Clásica. Estudios latinos 10 (1996), 145-176.
M. E. VÁZQUEZ BUJÁN, «Remarques sur la technique de traduction des anciennes versions latines
d’Hippocrate», Mémoires V. Textes médicaux latins antiques. Articles réunis et édités par
G. Sabbah, Saint-Étienne, 1984, pp. 153-163.
— «Réception latine de quelques concepts médicaux grecs», Mémoires VIII. Études de médecine
romaine. Articles réunis et édités par G. Sabbah, Saint-Étienne, 1988, pp. 167-178.
— «Compréhension, traduction, adaptation. De Caelius Aurelianus aux traductions du VIe
siècle», Le latin médical. La constitution d’un langage scientifique. Actes du IIIe Colloque
International «Textes médicaux latins antiques», Saint-Étienne (11-13 Septembre 1989),
Saint-Étienne, 1991, pp. 87-97.
— «Aspectos léxicos de los textos médicos tardolatinos: La traducción de los Aforismos
hipocráticos y su comentario altomedieval», Voces 4 (1993), 9-20.
BIBLIOGRAFÍA 293
— «Connaissance directe ou tradition commune? Pour une relecture des références de Jérôme
à Hippocrate et à Galien», Docente natura. Mélanges de médecine ancienne et médiévale
offerts à Guy Sabbah. Textes réunis et édités par A. Debru et N. Palmieri, Saint-Étienne,
2001, pp. 293-312.
— «Transmisión y tipología de los textos médicos latinos de la Antigüedad tardía», Actas del
III Congreso Hispánico de Latín Medieval (León, 26-29 de septiembre de 2002),
Coordinador: M. Pérez González, León, 2002, pp. 53-71.
S. VEGAS GONZÁLEZ, La escuela de traductores de Toledo en la historia del pensamiento, Toledo,
1998.
I. VELÁZQUEZ SORIANO, «Vigencia y alcance de los términos innovados en las Etimologías de Isidoro
de Sevilla», Actas del I Congreso Andaluz de Estudios Clásicos (Jaén, 9-12 dic. 1981),
Jaén, 1982, pp. 461-465.
— «Innovaciones léxicas de origen griego en las Etimologías de Isidoro de Sevilla», Athlon.
Satura grammatica in honorem F. Rodríguez Adrados, I, Madrid, 1984, pp. 505-517.
— «Léxico isidoriano en las Etimologías: problemas para su estudio», Euphrosyne, n.s., 22
(1994), 235-243.
L. VENETIANER, Asaf Iudaeus. Der älteste medizinische Schriftsteller in hebräischer Sprache, I.
Teil, Budapest, 1915.
K. VIETMEIER, Beobachtungen über Caelius Aurelianus als Übersetzer medizinischer Fachausdrücke
verlorener griechischer Schriften des methodischen Arztes Soranos von Ephesos, diss.
Münster, 1937.
L. VILLARD (éd.), Couleurs et vision dans l’Antiquité classique, Rouen, 2002.
— «Médecine et peinture: remarques sur la couleur de la chair et celle des humeurs», Couleurs
et matières. Littérature d’art, textes philosophiques et techniques d’époque hellénistique et
romaine, dir. Agnès Rouveret, Paris X – Nanterre, 2002 (en prensa).
M. WELLMANN, «A. Schmekel, Die positive Philosophie in ihrer geschichtliche Entwicklung.
Forschungen. Bd. II: Isidorus von Sevilla, sein System und seine Quellen. Berlin 1914; O.
Probst, Isidors Schrift ‘de medicina’. S.-A. aus dem Archiv für Geschichte der Medizin,
hrsg. Von K. Sudhofff, Bd. VIII (1914), Heft 1, S. 22 ff.», Berliner Philologische
Wochenschrift No. 26/27 (1. Juli 1916), cols. 827-840.
E. WICKERSHEIMER, «L’apparition de variola dans le vocabulaire médical», Nova acta Leopoldina
27 (1963), 175-182.
— «Les écrits médicaux attribués à saint Luc», L’aventure de la Science (Mélanges Alexandre
Koyré), Paris, 1964, pp. 613-618.
W. WIEDEMANN, Untersuchungen zu dem frühmittelalterlichen medizinischen Briefbuch des Codex
Bruxellensis 3701-15, Diss. med. dent., FU Berlin, 1976.
This page intentionally left blank
295
Agnello de Ravenna
Commentarii in Galeni De sectis p. 26,4: p. 139; p. 143,20: p. 145
Agustín de Hipona
De ciuitate Dei 8,4: p. 26; 15,23: p. 259
De disciplina Christiana: p. 44
De doctrina christiana 2,47: p. 237
De quantitate animae: p. 44
In epistulam Iohannis ad Parthos 1,8: p. 251
Retractationes 1,5: p. 236
Alcuino
Disputatio puerorum: p. 44, p. 51
Alejandro de Tralles (versio latina), 1,36: p. 122; 2,50 ad fin.: p. 150; 2,157 med.: p. 150; 2,256
ad fin.: p. 150
Alfabetum Galieni s. v.
Ampelos siue brionia: p. 35; Aristologia: p. 36
Ali Abbas
Pantegni: p. 233
Ambrosio
Hexaemeron 6,9,70: p. 161; 6,9,71: p. 152; 6,9,72: p. 152
Anonymus ad Cuimnanum: p. 56, p. 57, p. 63, p. 168
Anonymus Bruxellensis (= Vindic. med.) 1 p. 208,11-16: p. 146
Apuleyo
Apologia 40: p. 26
Florida 9: p. 180
Areteo 4,13: p. 187
Arnobio
Adversus nationes 2,69: p. 154
Ars medicinae
I: p. 34; II: p. 34; III: p. 18, p. 154 ; V: p. 144; VII: p. 100, p. 117
Asaph
Libro de los Remedios: p. 75-76, p. 76, p. 77, p. 82
Cf. De partibus corporis y De natura cerebri
298 ÍNDICE DE PASAJES CITADOS
Aurelio
proom.: p. 16, p. 17, p. 98, p. 104, p. 138, p. 142; 1(p. 26 Daremberg): p. 183; 2 (p. 28-30
Daremberg): p. 183; 13: p. 106, p. 107; 16: p. 147; 20: p. 98, p. 125; 21: p. 148
Beda
De ratione rerum: p. 72
In Actus Apostolorum: p. 44
Boecio
De institutione arithmetica 1,1: p. 237
Braulio de Zaragoza
Renotatio: p. 87, p. 231
Casio Félix 5: p. 190; 6: p. 185, p. 190; 12,1: p. 250; 15: p. 190; 15,1: p. 181; 24: p. 180, p. 186;
25: p. 184; 26: p. 184; 49: p. 189; 53: p. 109; 63,1: p. 138; 71,1: p. 139; 73,1: p. 187; 73,7:
p. 180
Casiodoro
Institutiones 1,31,1: p. 168; 1,31,2: p. 168, p. 237, p. 246; 2,3,21: p. 238; 2,5,9: p. 155
Celio Aureliano
Acutae passiones 2,1,6: p. 138; 2,32,165: p. 106; 2,37,192: p. 259; 3,1,1: p. 191; 3,6,62: p. 99;
3,6,63: p. 97; 3,9,98: p. 148; 3,17,138: p. 148; 3,18,175: p. 191; 3,19,188: p. 159
Chronicae passiones 1,2,51: p. 142; 1,4,60: p. 132, p. 133, p. 187; 1,5,144: p. 141; 1,5,145: p.
141; 1,6,180: p. 142, p. 159; 2,14,198: p. 158; 3,4,51: p. 109 ; 3,5,68: p. 188; 3,78: p. 195;
4,50: p. 188; 5,1,1: p. 136, p. 137; 5,9,89: p. 191; 5,27: p. 182
De significatione dieticarum passionum 16: p. 253; 17: p. 253; 18: p. 253; 20: p. 138, p. 252; 21:
p. 256; 21-22: p. 256; 22: p. 256; 32: p. 98, p. 125, p. 160, p. 259; 38: p. 99, p. 106, p. 122; 39:
p. 98, p. 99, p. 106, p. 125, p. 160, p. 161; 41: p. 122; 42: p. 105, p. 159; 43: p. 105, p. 159; 44:
p. 148; 45: p. 147; 55: p. 132, p. 133, p. 261; 56: p. 141, p. 261; 73: p. 121; 148: p. 137
Gynaecia 1,9: p. 137; 1,59: p. 137; 1,156 (1481): p. 185; 1,161 (1541): p. 186
Celso
De medicina proom. 9: p. 162; 3,11: p. 182; 3,25: p. 187; 5,28,2B: p. 179; 5,28,17c: p. 179;
5,28,24 A-C: p. 190; 6,4,2: p. 184; 6,5,1: p. 180; 6,6 i: p. 179; 9: p. 162; 8,1,9: p. 145
Censorino 12,4: p. 155
Cicerón
De finibus 1,6,17: p. 233
De natura deorum 2,134: p. 145; 2,149: p. 153, p. 154
De oratore 1,15,68: p. 233
Commentarii in Hippocratis Aphorismos (Lat-A): p. 23; praef.: p. 248; Aph. 1,2: p. 253; Aph. 1,3:
p. 24; Aph. 1,7: p. 250; Aph. 1,12: p. 255; Aph. 2,26: p. 160, p. 259, p. 261; Aph. 2,32: p. 254;
Aph. 2,36: p. 257; Aph. 2,42: p. 140, p. 250, p. 259; Aph. 2,45: p. 141, p. 258; Aph. 2,47: p.
258; Aph. 2,52: p. 257; Aph. 3,5: p. 255; Aph. 3,10: p. 253; Aph. 3,11: p. 250; Aph. 3,17: p.
258; Aph. 3,17b: p. 142; Aph. 3,20: p. 142; Aph. 3,22: p. 110, p. 137, p. 254; Aph. 3,23: p. 255;
Aph. 3,25: p. 98, p. 144, p. 160, p. 250; Aph. 3,26: p. 136, p. 250, p. 253; Aph. 3,30: p. 106, p.
161, p. 252, p. 254, p. 255; Aph. 3,31: p. 254; Aph. 3,36: p. 254; Aph. 4,5: p. 24, p. 255; Aph.
4,11: p. 250, p. 253; Aph. 4,24: p. 250; Aph. 4,26: p. 250; Aph. 4,47: p. 253; Aph. 4,48: p. 164,
p. 258; Aph. 4,58: p. 253; Aph. 4,67: p. 257; Aph. 4,78: p. 254; Aph. 4,79: p. 253; Aph. 5,1: p.
250; Aph. 5,9: p. 253; Aph. 5,22: p. 253; Aph. 5,26-27: p. 250; Aph. 5,44: p. 250; Aph. 5,50: p.
253; Aph. 5,62: p. 250; Aph. 6,12: p. 253; Aph. 6,16: p. 255; Aph. 6,18: p. 253; Aph. 6,31: p.
134; Aph. 6,37: p. 253; Aph. 6,38: p. 259; Aph. 6,39: p. 259; Aph. 6,43: p. 250; Aph. 7,11-12:
p. 253; Aph. 7,16: p. 253; Aph. 7,46: p. 250; Aph. 7,54: p. 253; Aph. 7,58: p. 253, p. 254; Aph.
7,60: p. 134
ÍNDICE DE PASAJES CITADOS 299
Epistula medica bruxellensis 18: p. 162, p. 169, p. 170; 1: p. 170; 1-3: p. 170, p. 171; 3: p. 163,
p. 170, p. 171, p. 265, p. 266, p. 268
Epistula medica bruxellensis 19: p. 265, p. 267, p. 268
Epistula peri hereseon: p. 26, p. 33, p. 34, p. 113, p. 169, p. 170, p. 171
Epistula Paraxagorae: p. 26, p. 111, p. 113
Epistula Quattuor sunt uenti quattuor anguli celi: p. 34
Epistula Ysidori Spaniensi: p. 34
Escribonio Largo 38: p. 210; 94: p. 256
Esculapio: proom.: p. 17; 2: p. 118; 4,4: p. 142; 12: p. 121; 17: p. 143; 34: p. 112, p. 113; 43: p.
110; 44: p. 110
Esteban de Atenas
In aphor. prol. (Westerink I,32,14): p. 249
Esteban Diácono
Vita Stephani iunioris 69: p. 164
Estrabón 5,2,9: p. 182
Galeno
Adhortatio ad artes addiscendas (I,38-39 Kühn): p. 234
De methodo medendi 2,2 (X 81-83 Kühn): p. 178
De sanitate tuenda 1,11: p. 153; 5,5: p. 153
De remediis parabilibus 1,2 (XIV 325-326 Kühn): p. 185
De simplicium medicamentorum facultatibus 10,2 (XII 263 Kühn): p. 178; (XIX 443 Kühn):
p. 178
De theriaca ad Pisonem 16 (XIV 281 Kühn): p. 193
De tumoribus praeter naturam 9 (VII 722-723 Kühn): p. 184; 14 (VII 728 Kühn): p. 135
Quod optimus medicus sit quoque philosophus (I,62 Kühn): p. 238
Cf. también Pseudo-Galeno, De uenis neruis ossibus humoribus hominis y Gera Galieni
Gargilio Marcial
Medicinae ex holeribus et pomis. 2,5: p. 211; 3,6: p. 205; 3,10-14: p. 213; 5,1-2: p. 203; 8,1: p.
209; 8,3-6: p. 213; 11,3: p. 204; 14,1: p. 207; 14,1-2: p. 208; 20,1: p. 205; 21,1: p. 208; 21,10:
p. 208; 23,1-2: p. 207; 23,6: p. 29; 25,2: p. 210; 25,4: p. 210; 36,2-5: p. 213; 40: p. 202; 41,1-
6: p. 206; 41,7-9: p. 206; 41,9: p. 206; 41,10-16: p. 206; 41,17-18: p. 206; 41,19-33: p. 206;
42,7: p. 202; 43,11: p. 204; 43,11-12: p. 204; 43,12: p. 204; 44: p. 202; 44,2-4: p. 202; 46,10:
p. 211; 49,3: p. 202, p. 203; 52: p. 202
Gera Galieni: p. 36
Glasgow Glossary (Hunt Band 1, p. 411 and p. 412) : p. 173
Glossae medicinales, s. v.
Cardiaci: p. 107; Sciasis: p. 110; Scothomatici: p. 118; Spasmus: p. 99, p. 125, p. 160, p. 260;
Ycterici: p. 112; Ydrofobicon: p. 148; Yleon: p. 147
Herondas 7,72: p. 185
Hygino
Astronomica 2,33: p. 256
Hipócrates:
De affectionibus 35: p. 184
Aphorismi 3,20: p. 139; 3,26: p. 136; 6,39: p. 160
Liber de honestate 5 (IX 233 Littré): p. 238
Cf. también Liber cyrurgie Ypocratis
Hipócrates latino
Aphorismi 3,19,1: p. 29; 3,26: p. 135; 4,5: p. 257
ÍNDICE DE PASAJES CITADOS 301
XI,1,3: p. 193; 1,30: p. 143; 1,31: p. 143; 1,45: p. 193; 1,48: p. 157, p. 158, p. 173; 1,51b: p.
153; 1,52: p. 144, p. 145, p. 251; 1,53: p. 161; 1,75-77: p. 192; 1,77b: p. 146; 1,83: p. 158, p.
166; 1,84: p. 158, p. 166; 1,99: p. 143, p. 146; 1,100: p. 147; 1,105: p. 152; 1,106: p. 156;
1,107: p. 156; 1,108: p. 156; 1,108-109: p. 156; 1,109: p. 157; 1,110: p. 157; 1,111: p. 157;
1,113: p. 157;1,117: p. 160; 1,118: p. 161, p. 255; 1,122: p. 100, p. 158; 1,124: p. 259; 1,131b:
p. 166; 1,134: p. 152; 1,139: p. 143; 1,143-145: p. 143; 1,145b: p. 143; 1,147: p. 89; 2,31: p.
193; 3,7: p. 161; 3,12: p. 161; 3,15: p. 161
XII,1,14: p. 35; 1,44: p. 149; 4: p. 184; 6,51: p. 189
XIII praef.: p. 89
XIV,4,1: p. 89
XV,1,2: p. 89; 4,17: p. 26
XVI,5,1: p. 89; 6,1: p. 89; 20,14: p. 188; 21,5: p. 188; 25-26: p. 33; 25,1: p. 89
XVII,3,10: p. 181; 4,1: p. 89; 4,5: p. 179; 7,3: p. 202; 7,4: p. 205; 7,6: p. 206; 7,7: p. 202; 7,10:
p. 211; 7,11: p. 211; 7,14: p. 157, p. 202; 7,15: p. 202; 7,16: p. 202; 7,17: p. 203; 7,72: p. 32;
8,8: p. 36, p. 169; 8,10: p. 36, p. 169; 9,4: p. 36, p. 169; 9,8: p. 36, p. 169; 9,24: p. 37; 9,26: p.
37; 9,29: p. 37; 9,30: p. 35; 9,33: p. 27; 9,34: p. 37; 9,42: p. 37, p. 205; 9,49: p. 37; 9,52: p. 36;
9,53: p. 30; 9,78: p. 37; 9,82: p. 207; 9,90: p. 35; 9,91: p. 35; 10,4: p. 24; 10,5: p. 203; 10,11:
p. 204; 10,15: p. 208; 10,20: p. 37, p. 209; 10,21: p. 208; 11,2: p. 31, p. 32; 11,4: p. 210; 11,8:
p. 205
XIX,1,1: p. 89; 11: p. 89; 20,8: p. 159; 30,1: p. 89
XX,2,2: p. 152; 2,37: p. 153; 6,9: p. 164, p. 258; 16,1: p. 189; 16,8: p. 151
Liber numerorum 44: p. 168; 17,44: p. 232
Sententiae 3,1,1b: p. 168; 3,3,4: p. 168
Versus: p. 34; 16: p. 167; 16-24: p. 167
Jerónimo
Adversus Iovinianum 2,30: p. 152
Epistulae 54,9-10: p. 153; 108,24: p. 153; 108,27,2: p. 259; 121 praef. 5 (p. 4,10): p. 150,
p. 151
Juan de Alejandría
Commentaria in Librum de sectis Galieni p. 13,54 Prit.: p. 171; p. 23,42 Prit.: p. 171
John of Garland
Dictionarius 5 (Hunt Band 1, p. 196): p. 173
Juvenal 6,565: p. 189
Lactancio
De opificio dei 13,6: p. 157
Liber cyrurgie Ypocratis (p. 93 de Moulin): p. 162
Liber passionalis 56: p. 160
Libro de los Jubileos 10: p. 76, p 83
Libro de Noah: p. 82
Lucilio 44 p. 189
Lucrecio 6,1114-1115: p. 187
Marcelo de Burdeos
De medicamentis 8,192: p. 181; 19,63: p. 181; 19,18: p. 180; 20,17: p. 188
Carmen 5-7: p. 170
Marcial 3,82,1: p. 259
Notae iuris: p. 71, p. 72
Oribasio
Synopsis 7,33 (V 380-383 Daremberg): p. 184
ÍNDICE DE PASAJES CITADOS 303
Oribasio latino
Synopsis 7,61: p. 180, p. 188
Origo pimentorum unde excreantur: p. 36, p. 169
Orosio
De ormesta mundi: p. 51
Historiae: p. 44, p. 50, p. 60, p. 61
Oxia pate: p. 100
Paladio
De agricultura 2,14,4: p. 204
Paladio
In Hippocratis librum sextum epidemiarum (vol. 2, p. 13 Dietz): p. 136
Passionum nomina uel indicia: p. 110, p. 117, p. 118, p. 119, p. 120, p. 195
Paulo de Egina 3,1,1: p. 185; 4,2,1: p. 15
Paulo Diácono
In laudem S. Benedicti: p. 71, p. 72
Paulo Festo 84,10: p. 180; 120: p. 194; 125: p. 152; 139: p. 193
Pelagonio 51,1: p. 112
Petroncello (cf. Tereoperica)
Platón
Fedro 244: p. 140
Plinio
Naturalis Historia 1,71: p. 161; 7,71: p. 161, p. 251; 8,162: p. 149; 18,123: p. 179; 19,108-109:
p. 208; 20,18: p. 181; 20,44: p. 209; 20,87: p. 189; 20,222: p. 203; 20,223: p. 203; 23,157: p.
183; 25,68: p. 27; 26,7: p. 180; 26,115: p. 183; 27,130: p. 183; 28,121: p. 183; 29,3: p. 266; 29,4:
p. 266; 29,17: p. 240; 29,119: p. 210; 30,94: p. 188, p. 189; 32,113: p. 183; 32,114: p. 183
Plinio el Joven
Epistulae 10,33,2: p. 164
Pollux
Onom. 2,80: p. 158
Probo
App. gramm. IV,46 (Stok 90): p. 251
Prognostica Democriti: p. 104
Propercio 2,24,1: p. 259
Pseudo-Apuleyo
Herbarium 2,6: p. 30; 76: p. 30, p. 32; 125: p. 210; 128: p. 31
Pseudo-Aurelio Víctor
Epitome de Caesaribus 48,1: p. 143; 48,8: p. 143
Pseudo-Cipriano
Cena Cypriani: p. 71, p. 72
Pseudo-Galeno
Definitiones medicae 5: p. 249; 193 (XIX 400 Kühn): p. 189; 227 (XIX 411 Kühn): p. 184; 355
(XIX 437 Kühn): p. 181
Pseudo-Hipócrates
Dynamidia 1,32: p. 204; 1,57: p. 30; 2,41: p. 30; 2,125: p. 30
Pseudo-Sorano
Quaestiones Medicinales p. 18; p. 111; 11: p. 150; 22: p. 174, p. 249; 30: p. 162; 52: p. 156, p.
157; 120: p. 183; 124: p. 183; 125: p. 183; 138: p. 183; 217: p. 184; 218: p. 184; 436L: p. 139;
p. 363,11 Stadler: p. 155 ; p. 366,25 Stadler: p. 157
304 ÍNDICE DE PASAJES CITADOS
Sankt-Gallen, Stiftsbibliothek
752: p. 102, p. 160
Sankt Peterburg, Gosudarstvennaja ordena Trudovogo Krasnogo Znameni Publiènaja Biblioteca
Lat. O. v. I. 7: p. 51
Lat. Q. v. I. 15: p. 57
Sankt Paul in Lavanttal
5/1[25. 2. 35]: p. 57
Salzburg, Museum Carolino-Augusteum
2169: p. 101, p. 102
Uppsala, K. Universitetsbiblioteket
C. 664: p. 122
Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana
Barberini lat. 160: p. 102
lat. 623: p. 68, p. 69, p. 71, p. 72, p. 74
lat. 4418: p. 34
Ottob. lat. 447: p. 71, p. 72
Palat. lat. 1098: p. 42, p. 44, p. 62
Reg. lat. 296: p. 51
Reg. lat. 1004: p. 101, p. 102
Reg. lat. 1143: p. 34, p. 102
Reg. lat. 1260: p. 99, p. 117
Reg. lat. 1823: p. 57
Reg. lat. 1953: p. 232
Vendôme, Bibliothèque Municipale
109: p. 121, p. 122
127: p. 35
172: p. 23, p. 27, p. 104
Wien, Österreichische Nationalbibliothek
10: p. 100, p. 102, p. 116, p. 117
93: p. 112
458: p. 51
966: p. 51
Wolfenbüttel, Herzog August Bibliothek
4148 (Weissenburg 64): p. 231
Zürich, Zentralbibliothek
104 (474): p. 51