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Las enzimas son proteínas que catalizan las reacciones químicas en los seres vivos.
Catalizadores son sustancias que, sin consumirse en una reacción, aumentan su
velocidad (Figura 1). Las enzimas no hacen factibles las reacciones imposibles sino
que, sencillamente, aceleran las que tendrían lugar de manera espontánea (aquéllas
con un ΔG<0). Gracias a ellas tienen lugar, en condiciones fisiológicas, reacciones
que, sin catalizador, requerirían condiciones extremas de presión, temperatura o de
pH.
Prácticamente todas las reacciones químicas que tienen lugar en los seres vivos están
catalizadas por enzimas. La sustancia sobre la que actúa la enzima se llama sustrato.
El sustrato se une a una región concreta de la enzima, denominada centro activo
(Figura 1). El centro activo comprende:
• un sitio de unión, formado por los aminoácidos que están en contacto directo
con el sustrato (Figura 1)
• un sitio catalítico, formado por los aminoácidos directamente implicados en
el mecanismo de la reacción (Figura 1)
Las enzimas son catalizadores específicos: cada enzima cataliza un solo tipo de
reacción y, casi siempre, utiliza un único sustrato.
Las propiedades de las enzimas derivan del hecho de ser proteínas y actuar como
catalizadores. Como proteínas, poseen una conformación natural más estable y los
cambios en esta conformación suelen ir asociados a cambios en la actividad
catalítica.
Todas las enzimas poseen grupos químicos ionizables (carboxilos -COOH; amino -
NH2; hidroxilo -OH; tiol -SH; imidazol, etc.) tanto en sus extremos como en las
cadenas laterales de sus aminoácidos. En función del pH del medio, estos grupos
pueden tener carga eléctrica positiva, negativa o neutra. Como la conformación de las
proteínas depende, en parte, de sus cargas eléctricas, habrá un pH en el cual la
conformación será la más adecuada para la actividad catalítica. Este es el llamado pH
óptimo (Figura 2). Así, la pepsina gástrica tiene un pH óptimo de 2 y la tripsina
pancreática lo tiene a pH 7,8. La mayoría de las enzimas son muy sensibles a los
cambios de pH. Desviaciones de unas pocas décimas por encima o por debajo del pH
óptimo pueden afectar drásticamente la actividad enzimática. Por este motivo, los
seres vivos han desarrollado sistemas más o menos complejos para mantener estable
el pH intracelular.
Los aumentos de temperatura aceleran las reacciones químicas. Como regla general,
un incremento de 10 ºC en la temperatura duplica la velocidad de la reacción. Las
reacciones catalizadas por enzimas también siguen esta pauta. Sin embargo, al ser
proteínas, a partir de cierta temperatura, se empiezan a desnaturalizar. La temperatura
a la cual la actividad catalítica es máxima se llama temperatura óptima. Por encima
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de esta temperatura, el aumento de velocidad de la reacción debido a la temperatura
es contrarrestado por la pérdida de actividad catalítica debida a la desnaturalización
térmica, y la actividad enzimática decrece rápidamente hasta anularse (Figura 3).
A veces, para que una enzima funcione se requiere la presencia de otras sustancias
no proteicas que colaboran en la catálisis:
• Los cofactores son iones inorgánicos (como, por ejemplo, el Fe++, Mg++,
Mn++, Zn++ etc.) imprescindibles para la actividad enzimática. Se calcula que
casi un tercio de las enzimas conocidas requieren, al menos, de un ión
metálico para su actividad (Figura 4).
Las enzimas son catalizadores específicos. Sin embargo hay distintos grados de
especificidad. Entre las enzimas poco específicas están las proteasas digestivas como
la quimotripsina, que rompe los enlaces amida de proteínas y péptidos. La lactasa es
una enzima muy específica, y sólo rompe el enlace β-glucosídico de la lactosa o de
compuestos muy similares. En general, una enzima no es absolutamente específica y
puede actuar sobre una serie más o menos variada de sustratos semejantes. La enzima
actúa con máxima eficacia sobre el sustrato natural y con menor eficacia sobre los
sustratos análogos. Así, para la sacarasa, la sacarosa es su sustrato natural, mientras
que la maltosa y la isomaltosa son sustratos análogos.
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consagrados por el uso. Así, la glucosa:ATP fosforiltransferasa se llama
habitualmente glucoquinasa.
El primer número corresponde a cada una de las seis grandes clases o grupos en
que se han dividido las enzimas, en función de su acción catalítica específica (Figura
6):
AH2 + B ⇆ A + BH2
Ared + Box ⇆ Aox + Bred
A-B + C ⇆ A + C-B
A-B ⇆ A + B
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ácido acetacético ⇆ CO2 + acetona
A ⇆ B
gliceraldehído-3-fosfato ⇆ dihidroxiacetona-fosfato
El segundo número hace referencia a las distintas subclases dentro de cada clase, y
el tercero y el cuarto se refieren a los grupos químicos específicos que intervienen
en la reacción. Por ejemplo, la ATP:glucosa fosfotransferasa se define como EC
2.7.1.1. El número 2 nos indica que es una transferasa, el 7 que es una
fosfotransferasa, el primer 1 indica que el aceptor es un grupo OH, y el segundo 1
indica que es la D-glucosa la que acepta el grupo fosfato.
En las reacciones espontáneas, los productos finales tienen menos energía libre de
Gibbs (ΔG) que los reactivos. En otras palabras, en las reacciones espontáneas se
libera energía de Gibbs (ΔG<0). Sin embargo, el comienzo de la reacción requiere un
aporte inicial de energía. Esta energía inicial que hay que suministrar a los reactivos
para que la reacción transcurra se llama energía de activación (Ea). Cuanto menor
sea la Ea, con más facilidad se producirá la reacción. La acción de los catalizadores
consiste, precisamente, en disminuir la Ea (Figura 7). Las enzimas son
catalizadores especialmente eficaces, ya que disminuyen la Ea aún más que los
catalizadores inorgánicos (Figura 7). Por ejemplo, el agua oxigenada (H2O2) se puede
descomponer según la reacción H2O2 Æ H2O + 1/2 O2 de tres formas: (1) sin
catalizador, (2) con un catalizador inorgánico (platino), o (3) con una enzima
específica (la catalasa). Las respectivas Ea para cada proceso son de 18, 12 y 6
Kcal/mol. Así, se puede calcular que el platino acelera la reacción 20.000 veces,
mientras que la catalasa la acelera 370.000 veces.
Para que una reacción química tenga lugar, las moléculas reactantes deben chocar con
una energía y una orientación adecuadas. La actuación del enzima permite que:
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• los reactivos (sustratos) se unan a su centro activo con una orientación
óptima para que se produzca la reacción
• se modifiquen las propiedades químicas del sustrato unido al centro activo,
debilitando los enlaces existentes y facilitando la formación de otros nuevos
Hay dos modelos sobre la forma en que el sustrato se une al centro activo de una
enzima:
Una enzima no tiene por qué actuar siempre a la misma velocidad. Su actividad está
modulada por cambios en el pH o en la temperatura. Su velocidad depende de las
concentraciones de sus sustratos y de sus cofactores. La presencia de los
productos finales también puede hacer que la reacción sea más lenta, o incluso
invertir su sentido.
Ciertas moléculas pueden inhibir la acción catalítica de una enzima: son los
inhibidores. Se pueden distinguir varios tipos de inhibidores, en función de su forma
de actuación:
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modulador positivo. Las moléculas que favorecen la forma R pero que actúan sobre
una región de la enzima distinta del centro activo son los activadores alostéricos.
Las sustancias que favorecen la forma T y disminuyen la actividad enzimática son
los moduladores negativos. Si estos moduladores actúan en lugares distintos del
centro activo se llaman inhibidores alostéricos (Figura 11).
Otras enzimas pasan de una forma menos activa a otra más activa uniéndose
covalentemente a un grupo químico de pequeño tamaño como el Pi o el AMP
(Figura 12). También se da el caso inverso, en el que una enzima muy activa se
desactiva al liberar algún grupo químico. En las enzimas de las vías degradativas del
metabolismo (catabolismo), la forma fosforilada es más activa que la no fosforilada,
mientras que en las vías biosintéticas (anabolismo) ocurre lo contrario.
Algunas enzimas no se sintetizan como tales, sino como proteínas precursoras sin
actividad enzimática. Estas proteínas se llaman proenzimas o zimógenos. Para
activarse, los zimógenos sufren un ataque hidrolítico que origina la liberación de uno
o varios péptidos (Figura 13). El resto de la molécula proteica adopta la conformación
y las propiedades de la enzima activa. Muchas enzimas digestivas se secretan en
forma de zimógenos y en el tubo digestivo se convierten en la forma activa. Si estas
enzimas se sintetizasen directamente en forma activa destruirían la célula que las
produce. Así, la tripsina pancreática (una proteasa) se sintetiza como tripsinógeno
(inactivo). Si por alguna razón se activa en el propio páncreas, la glándula sufre un
proceso de autodestrucción (pancreatitis aguda), a menudo mortal.
Algunas enzimas tienen distinta estructura molecular aunque su función biológica sea
la misma. Son las llamadas isozimas o isoenzimas. Estas diferencias de estructura se
traducen en ligeros cambios en sus propiedades, de forma que cada isozima se adapta
perfectamente a la función que debe realizar. Así, según el tipo de tejido, del
compartimento celular donde actúa o del momento concreto del desarrollo del
individuo, ciertas isoenzimas son más adecuadas que otras. Por ejemplo, la lactato
deshidrogenasa presenta isozimas distintas en músculo y corazón (Figura 14), la
malato deshidrogenasa del citoplasma es distinta de la de la mitocondria y algunos
enzimas de la glicolisis del feto son diferentes de las mismas enzimas en el adulto.
-d S
v= =kS
dt
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donde [S] es la concentración de sacarosa a cada tiempo (t) y k es la constante de
proporcionalidad. Se dice que ésta es una reacción de primer orden, ya que la
velocidad de formación de los productos es directamente proporcional a la
concentración del sustrato (Figura 15).
v = k0
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representa la velocidad inicial frente a la concentración inicial de sustrato (v0 frente
a [S]0). Se observa que cuando [S]0 es pequeña, la velocidad inicial es directamente
proporcional a la concentración de sustrato, y por tanto, la reacción es de primer
orden con respecto al sustrato(Figura 16). A altas [S]0, el enzima se encuentra
saturada por el sustrato, es decir, todos los centros activos están ocupados, y un
incremento en [S]0 no se traduce en un incremento de la velocidad(Figura 16). En
este punto, la reacción es de orden cero con respecto al sustrato, y la velocidad es
máxima (Vmax).
k1 k3
EL + S ⇆ ES → E + P
k2
Este modelo cinético adopta la hipótesis del estado estacionario (Figura 17), según
la cual la velocidad de formación del complejo enzima-sustrato (k1) es comparable a
la de su disociación (k2+ k3). En estas condiciones, [ES] es pequeña y constante a lo
largo de la reacción, o dicho matemáticamente:
d ES
=0
dt
k1 ET S ET S
ES = =
k2 +k3 +k1 S k2 +k3
+ S
k1
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En el estado estacionario, la velocidad de formación del producto es:
k 3 [E T ] ⋅ [S]
v = v 3 = k 3 [ES] =
k2 + k3
+ [S]
k1
k2 +k3
La expresión k1 se sustituye por una nueva constante, KM, que se conoce como
la constante de Michaelis-Menten, de forma que la ecuación de la velocidad de la
reacción queda (Figura 17):
k3 ET S
v=
KM+ S
k3 ET
v≅ S
KM
Como los términos entre paréntesis son constantes, pueden englobarse en una nueva
constante, kobs, de forma que la expresión queda reducida a:
v ≅ kobs S ,
con lo cual la reacción se comporta como una de primer orden cuando la [S] es
pequeña (Figura 18).
v ≅ k3 ET ,
Vmax = k3 [ET]
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S
v = Vmax
KM+ S
3.-La KM del sustrato natural es menor que la de los sustratos análogos. Si dos
sustratos de una misma enzima tienen distinta KM, el que presente mayor KM tiene
menor afinidad por la enzima, y la reacción transcurre siempre a menor velocidad que
con el sustrato de menor KM, salvo a concentraciones saturantes de sustrato (Figura
21).
Vmax
K cat =
[ET ]
El número de recambio del enzima indica el número de reacciones elementales que
realiza cada enzima por cada centro activo y por unidad de tiempo.
Por último, hay que destacar que algunas enzimas no obedecen la ecuación de
Michaelis-Menten. Se dice que su cinética no es Michaeliana. Esto ocurre con las
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enzimas alostéricas, cuya gráfica v frente a [S] no es una hipérbola, sino una
sigmoide (Figura 19). En la cinética sigmoidea, pequeñas variaciones en la [S] en una
zona crítica (cercana a la KM) se traduce en grandes variaciones en la velocidad de
reacción.
Sin embargo, para determinar gráficamente los valores de KM y Vmax es más sencillo
utilizar la representación doble recíproca (1/v frente a 1/[S]), ya que es una línea
recta (Figuras 22):
1 = 1 KM+ S = KM 1 + 1
v Vmax S Vmax S Vmax
- La pendiente es KM/Vmax
ACTIVIDAD ENZIMÁTICA
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