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Arvo Pärt (1935-)

Compositor nacido en Estonia, fue víctima de la represión artística y musical que la URSS promovía
en todo su territorio.

La censura constante no permitía dar alas al arte y la expresión libre, así como tampoco dejaba
entrar influjos exteriores, lo que daba como fruto un conservadurismo estéril alejado de las
vanguardias europeas.

Sin embargo, Pärt tuvo la suerte de recibir clases de Heino Eller, quien le instruyó en las nuevas
tendencias musicales, y de este modo lo hizo convertirse quizá en uno de los compositores más
radicales.

Tras una primera etapa neoclásica, exploró el serialismo. De hecho, su obra “Nekrolog” fue la
primera obra dodecafónica de Estonia, que le granjeó bastante antipatía por parte del régimen,
situación que se acrecentó con la composición “Credo” (1968) basada en el Preludio en Do Mayor
de Bach y que suponía una exaltación de la fe cristiana en un país ateo y comunista.

Hastiado, Pärt se vuelca hacia dentro de sí mismo, y mantiene un silencio compositivo de 8 años,
de 1968 a 1976, en los cuales reflexiona y explora las raíces de la música occidental, estudiando el
canto gregoriano, los compositores medievales y la polifonía renacentista, analizando la obra de
creadores como Machaut, Ockeghem o Josquin des Prez, abrazando la monodia, el contrapunto, la
melodía sencilla y la armonía triádica, despojando la música de todo artificio y reduciéndola a su
verdad más sencilla y elemental. Todo este pensamiento queda rubricado por una fe y un sentido
religioso cada vez mayor, que impregna sus obras. La simplicidad y el silencio tienen lugar en esta
estética, impregnada de la doctrina denominada “hesicasmo”, cuyo objetivo es la búsqueda de la
paz interior en unión mística con Dios, y en armonía con la creación. Sus tres premisas
fundamentales son: la soledad, como medio de huir del mundo; el silencio, para obtener la
revelación del futuro y del mundo ultraterreno; y la quietud, para conseguir el control de los
pensamientos, la ausencia de preocupaciones y la sobriedad.

Asimismo, Pärt dilapida el “tiempo lineal”, mundano, en favor del “tiempo circular, o místico”
relacionado con el mundo de la revelación, procedimiento ya practicado en la música renacentista,
con cánones circulares que no tienen fin, ejemplificando el concepto de eternidad.

Así, una obra puede interpretarse tantas veces como se quiera, porque para Pärt, “la música sin fin
es un ejercicio para el alma.”
Fruto de todos esos años de silencio, investigación e introspección, es la obra “Für Alina” (1976)
con la que inaugura la técnica compositiva denominada “tintinnabuli”, evocando el sonido de las
campanas.

Cada sonido de una sencilla línea melódica, va acompañado de otro, el más cercano posible,
extraído de la tríada del tono en cuestión.

Según el siguiente gráfico, podemos ver 4 posibilidades:

1º posición, superior, muestra las posibilidades con el “tintinnabuli” en redondas,


correspondiendo con cada nota de la escala, situada debajo.

2ª posición, superior, lo mismo, pero empezando por el intervalo de 5ª

1º y 2ª posición, inferior, mismo procedimiento pero con la voz del “tintinnabuli” debajo.

Incluso se ha desarrollado una aplicación para calcular automáticamente el “tintinnabuli”


correspondiente a cada sonido de una melodía:

Tintinnabulator Tutorial
En el caso de “Für Alina”, el proceso tiene lugar en torno a la escala natural de Si menor:

Arvo Pärt - Für Alina(audio + sheet music)

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