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Macabeos

Los Macabeos (en hebreo, ‫ מכבים‬o ‫מקבים‬, Makabim) constituyeron un movimiento judío de
liberación, que luchó y consiguió la independencia de Antíoco IV Epífanes, rey de la helénica
dinastía seléucida, sucedido por su hijo Antíoco V Eupátor. Los macabeos fundaron la dinastía
real asmonea, proclamando la independencia judía en la Tierra de Israel durante un siglo,
desde el 164 al 63 a. C. Aún son recordados nacionalmente por el pueblo hebreo en la
festividad de Jánuca. Más aún, son considerados héroes nacionales del pueblo de Israel y la
rebelión es conmemorada religiosamente de forma anual. En la tradición cristiana, tanto en el
rito romano como en el rito bizantino los hermanos Macabeos están considerados como
santos mártires y su fiesta es el 1 de agosto. El 167 a. C., después de que Antíoco emitiera en
Judea los decretos que prohibían la práctica de rituales religiosos, un sacerdote rural de
Modín, Matatías el Asmoneo, encendió la chispa de la revuelta contra el Imperio seléucida.
Rechazaba rendir culto a los dioses griegos.

Matatías mató a un judío helénico que se adelantó para ofrecer un sacrificio a un ídolo griego
en el pueblo de Matatías. Él y sus cinco hijos huyeron a las montañas de Judea. Tras su muerte,
un año más tarde, su hijo Judas Macabeo lideró un ejército de judíos disidentes a la victoria
contra los seléucidas. El término macabeos para designar al ejército de Judea proviene del
apellido de Judas, cuyo significado es 'martillo'. El levantamiento fue jalonado por una serie de
varias batallas; mediante ellas las fuerzas macabeas ganaron reputación en el ejército sirio
debido a sus tácticas de guerrilla. Tras la victoria, los macabeos entraron triunfantes en
Jerusalén, realizaron una limpieza ritual del Templo, restableciendo los servicios tradicionales
judíos e instaurando a Jonatán Macabeo como sumo sacerdote.Un gran ejército sirio fue
enviado para aplacar la revuelta, pero regresó a Siria tras la muerte de Antíoco IV. Su
comandante Lisias, preocupado por los asuntos internos de Siria, llegó a un compromiso
político que permitía la libertad religiosa.Tras el reacondicionamiento del Templo, los
partidarios de los macabeos quedaron divididos por la decisión de seguir o no luchando.
Cuando la revuelta comenzó bajo el liderazgo de Matatías, era vista como una guerra por la
libertad religiosa para acabar con la opresión seléucida. Sin embargo, cuando los macabeos
comprobaron el éxito de la misma. Muchos quisieron seguir luchando para conseguir la
independencia política. Este conflicto originó la escisión entre fariseos y saduceos bajo el
reinado de monarcas asmoneos posteriores, como Alejandro Janneo.5 Los partidarios de
seguir combatiendo por la independencia fueron liderados por Judas Macabeo. Tras su muerte
en batalla el 160 a. C., le sucedió como comandante del ejército su hermano menor, Jonatán,
que ya era sumo sacerdote. Jonatán firmó tratados con reinos extranjeros, provocando
mayores distensiones entre aquellos que deseaban libertad religiosa frente a poder político. A
la muerte de Jonatán el 142 a. C., Simón Macabeo, el último hijo de Matatías, ascendió al
poder. Ese mismo año, Demetrio II, rey de Siria, garantizó a los judíos la independencia política
completa, y Simón, sumo sacerdote y comandante de los ejércitos judíos, fundó la dinastía
Asmonea. La autonomía judía se mantuvo hasta el 63 a. C., cuando el general romano
Pompeyo capturó Jerusalén y sometió todo el reino al dominio de Roma. La dinastía Asmonea
se mantuvo hasta el 37 a. C., cuando el idumeo Herodes el Grande se convirtió de facto en rey
de Jerusalén.Cada año los judíos celebran la Jánuca (Hanuca) en conmemoración de la victoria
de Judas Macabeo sobre los seléucidas y por los milagros consiguientes.
https://es.wikipedia.org/wiki/Macabeos

¿QUIÉNES ERAN LOS MACABEOS?


El 16 de diciembre del año 167 antes de Cristo, el gobernador sirio Antíoco Epífanes Cuarto,
profanó el templo judío en Jerusalén al ofrecer la carne de un cerdo como un sacrificio a Zeus,
en un ara que hizo construir sobre el altar de la ofrenda encendida. Todo esto se encuentra
registrado en el libro apócrifo 1 Macabeos 1:41 al 64; y 2 Macabeos 6:1-11. Y sobre esto
leemos en Daniel 11:31: “Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la
fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora”.

El año siguiente, Antíoco decretó que todos en Israel sacrificaran a los dioses paganos bajo la
supervisión de un representante del imperio. Matatías, un sacerdote anciano, se había
mudado de Jerusalén junto con su familia a la villa de Modín, a unos veintisiete kilómetros al
noroeste de la ciudad santa, para escapar así de la idolatría de Antíoco. Cuando los oficiales
del gobernante sirio finalmente llegaron a Modín, trataron de obligar a Matatías, sus cinco
hijos y los otros habitantes de la villa a que ensamblaran un altar que ellos habían construido
para quemar incienso y así imponer la apostasía. Los oficiales se dirigieron a Matatías con
estas palabras: “Tú eres príncipe e ilustre y grande en esta ciudad, apoyado por muchos hijos y
parientes; acércate, pues, el primero y haz conforme al decreto del rey, como hacen todas las
naciones, los hombres de Judá y los que quedaron en Jerusalén”.

“A lo que contestó Matatías, diciendo en alta voz: ‘Aunque todas las naciones que formen el
imperio abandonen el culto de sus padres y se sometan a vuestros mandatos, yo y mis hijos y
mis hermanos viviremos en la alianza de nuestros padres. Líbrenos Dios de abandonar la Ley y
sus preceptos. No escucharemos las órdenes del rey para salirnos de nuestro culto, ni a la
derecha ni a la izquierda’‘.

“Apenas había terminado de hablar, cuando en presencia de todos se acercó un judío para
quemar incienso en el altar que había en Modín, según el decreto del rey. Al verlo Matatías, se
indignó hasta estremecerse; y llevado de justa indignación, fue corriendo y lo degolló sobre el
altar. Al mismo tiempo mató al enviado del rey, que obligaba a sacrificar, y destruyó el altar.
Así mostro su celo por la Ley... Alzó luego el grito Matatías en la ciudad, y dijo: ‘¡Todo el que
sienta celo por la Ley y sostenga la alianza sígame!’. Y huyeron él y sus hijos a los montes,
abandonando cuanto tenían en la ciudad. Entonces muchos que suspiraban por la justicia y el
juicio bajaron al desierto, para habitar allí, así ellos como sus hijos, sus mujeres y sus ganados,
pues la persecución había llegado al colmo” (Biblia Nácar Colunga, 1 Macabeos 2:18-30).

Desde las colinas, ellos llevaban a cabo la guerrilla, habiendo pasado el liderazgo de Matatías a
su hijo Judas, llamado Macabeo que significa “martillo”, debido a los muchos golpes que le
infligió a los sirios. Este título también le fue aplicado a los hermanos de Judas y luego a todos
los que tomaban parte en la rebelión.

Las primeras batallas de la revuelta de los Macabeos durante la década 160 antes de Cristo,
fueron en contra el ejército de los sirios comandados por Nicanor. En el año 166 de la misma
era, los sirios estaban tan seguros que Nicanor derrotaría a Judas, que trajeron consigo a
mercaderes para que compraran los esclavos judíos. Sin embargo, los Macabeos fueron
victoriosos.

En el año 164, después de tres años de lucha, Judas ganó control de Jerusalén. Purificó y
rededicó el templo “con cánticos, con cítaras, con arpas y con címbalos” (1 Macabeos 4:53b).
El octavo día de celebración fue el comienzo de Hanukkah, la festividad judía de Dedicación o
Luces.

La pelea continuaba, aunque los líderes de Siria cambiaron. Nicanor siguió como comandante
en jefe de las fuerzas sirias librando guerra en contra de los Macabeos.

Finalmente en el año 161 antes de Cristo, el gobernante sirio Demetrio Primero Sóter, el
sobrino de Antíoco Epífanes Cuarto, envió a Nicanor y su ejército una vez más en contra de
Judas Macabeo. El 9 de marzo del año 161 antes de Cristo, previo a la batalla, Judas oró: “Tú
Señor, que enviaste un ángel bajo Ezequías, rey de Judá, que mató del ejército de Senaquerib a
ciento ochenta y cinco mil hombres, envía ahora, Señor de los cielos, delante de nosotros, un
ángel bueno que infunda a éstos temor y temblor. Con la fuerza de tu brazo sean
quebrantados los que llegan blasfemando contra tu pueblo santo...” (2 Macabeos 15:22-24).
Dios respondió a la plegaria de Judas, obtuvieron la victoria y Nicanor fue asesinado. Los
judíos celebraron este día, el trece de Adar en el calendario judío, como “el día de Nicanor”.

Si bien conforme los años pasaron la dinastía Macabea llegó a ser menos noble en su
propósito, ellos establecieron una nación independiente que permaneció hasta el año 63 antes
de Cristo, cuando Pompeyo estableció un protectorado romano sobre todo el territorio de
Israel.

Reflexión

¿Cuál fue la razón para el éxito de los Macabeos? Antes de la batalla final con Nicanor, Judas
Macabeo, “Al ver la muchedumbre que se acercaba, el variado aparato de las armas, la fuerza
de los elefantes apostados en lugares convenientes, levantando las manos al cielo, invocó al
Señor, hacedor de prodigios. Sabía que no por la fuerza de las armas se alcanza la victoria, sino
que Dios la otorga a los que juzga dignos de ella” (2 Macabeos 15:21).

“Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David,


así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia,
alcanzaron promesas...” (Hebreos 11:32 y 33).
http://www.radioiglesia.com/reflexiones/1080-quienes-eran-los-macabeos

Los Macabeos
Una familia sacerdotal que bajo la dirección de Matatías inició la rebelión contra la tiranía de
Antíoco IV Epífanes, rey de Siria, y después de conseguir la independencia judía gobernó la
nación hasta ser derrocada por Herodes el Grande. El nombre Macabeo fue originariamente el
apelativo de Judas, el tercer hijo de Matatías, pero más tarde se extendió a todos los
descendientes de Matatías, e incluso a todos los que tomaron parte en la rebelión. También se
da a los mártires mencionados en 2 Mac. 6,18 - 7. De las varias explicaciones de la palabra, la
dada arriba es la más probable. Macabeo significaría según eso “martilleador” o “semejante a
un martillo”, y se le habría dado a Judas por su valor al combatir a los enemigos de Israel. El
patronímico de los macabeos era hasmoneos o asmoneos, de Hashmon, gr. Asamonaios, un
antepasado de Matatías. Esta denominación, que es utilizada siempre por los antiguos autores
judíos, es ahora comúnmente aplicada a los príncipes de la dinastía fundada por Simón, el
último de los hijos de Matatías.

Acontecimientos que condujeron a la rebelión de Matatías

El levantamiento dirigido por Matatías fue provocado por el intento de Antíoco IV de imponer
a sus súbditos judíos el paganismo griego. Fue el clímax de un movimiento tendente a
helenizar a los judíos, comenzado con la aprobación del rey por un partido de la aristocracia
judía, que estaba a favor de romper el muro de separación entre judíos y gentiles y de adoptar
las costumbres griegas. El líder de este partido era Jesús, o Josué, más conocido por su nombre
griego de Jasón, el indigno hermano del digno sumo sacerdote, Onías III. Prometiendo al rey
una gran suma de dinero, y ofreciéndole convertirse en el promotor entre los judíos de su
política de helenizar a la población no-griega de sus dominios, obtuvo la deposición de su
hermano y su propio nombramiento al sumo sacerdocio (174 a.C.). Tan pronto como se instaló
comenzó la obra de helenización y la llevó a cabo con considerable éxito. Se construyó un
gimnasio bajo el Acra (ciudadela), en estrecha proximidad al Templo, donde los jóvenes de
Israel se ejercitaban en los deportes griegos. Incluso los sacerdotes se aficionaron a los juegos
y descuidaron el altar por el gimnasio. Muchos, avergonzados de lo que constituía la gloria de
un verdadero judío, habían borrado las señales de la circuncisión para evitar ser reconocidos
como judíos en los baños o el gimnasio. El propio Jasón llegó al extremo de enviar dinero para
los juegos celebrados en Tiro en honor de Hércules (1 Mac. 1,11-16; 2 Mac. 4,7-20) Después de
tres años, Jasón fue obligado a ceder el pontificado a Menelao, su agente ante el rey en
asuntos financieros, quien consiguió el cargo sobrepujando a su patrón. Para satisfacer sus
compromisos con el rey, este hombre, que sólo era judío de nombre, se apropió de los vasos
sagrados, y cuando el anterior sumo sacerdote Onías protestó contra el sacrilegio organizó su
asesinato. Al año siguiente Jasón, envalentonado por el rumor de la muerte de Antíoco, que
estaba entonces guerreando contra Egipto, atacó Jerusalén y forzó a Menelao a refugiarse en
el Acra. Al tener noticia del suceso, Antíoco marchó contra la ciudad, mató a muchos de sus
habitantes, y se llevó los vasos sagrados que habían quedado (1 Mac. 1,17-28; 2 Mac. 4, 23-5,
23).

En 168 a.C. Antíoco emprendió una segunda campaña contra Egipto, pero fue detenido en su
victorioso avance por un ultimátum del Senado romano. Desahogó su rabia sobre los judíos, y
comenzó una guerra de exterminio contra su religión. Apolonio fue enviado con la orden de
helenizar Jerusalén, exterminando a su población nativa y poblando la ciudad con extranjeros.
Los confiados habitantes fueron atacados durante el Sabbath, cuando no podían defenderse;
los hombres fueron brutalmente muertos, las mujeres y los niños vendidos como esclavos. La
ciudad misma fue devastada y sus murallas demolidas. Se publicó una orden aboliendo el culto
judío y prohibiendo la observancia de los ritos judíos bajo pena de muerte. Un altar pagano fue
erigido en el altar de los holocaustos, donde se ofrecían sacrificios a Júpiter Olímpico, y el
templo fue profanado por orgías paganas. Se erigieron altares por todo el país en los que los
judíos tenían que ofrecer sacrificios a las divinidades del rey. Aunque muchos aceptaron las
órdenes, la mayoría permaneció fiel y una cantidad de ellos sacrificó sus vidas antes que violar
la ley de sus padres. El Segundo Libro de los Macabeos narra con detalle la heroica muerte de
un anciano, llamado Eleazar, y de siete hermanos con su madre (1 Mac.1,30-67; 2 Mac. 5,24-
7.41).

La persecución resultó ser una bendición disfrazada; exasperó incluso a los helenistas
moderados, y preparó una rebelión que liberó al país de las influencias corruptoras del partido
helenista extremado. El estandarte de la revuelta fue alzado por Matatías, un sacerdote de la
casa de Joarib (cf. 1 Crón. 24,7), quien para evitar la persecución había huido de Jerusalén a
Modin (hoy El Mediyeh), cerca de Lydda, con sus cinco hijos Juan, Simón, Judas, Eleazar y
Jonatán. Cuando fue importunado por un funcionario real para que ofreciera sacrificios a los
dioses, con promesas de ricas recompensas y del favor del rey, rehusó firmemente, y cuando
un judío se acercaba al altar para ofrecer el sacrificio, lo mató así como al funcionario real, y
destruyó el altar. Entonces él y sus hijos huyeron a las montañas, donde fueron seguidos por
muchos que permanecieron fieles a su religión. Entre estos estaban los hasidim, o asideos, una
sociedad fundada para oponerse al invasor helenismo mediante una escrupulosa observancia
de las costumbres tradicionales. Matatías y sus seguidores se extendieron ahora por todo el
país destruyendo altares paganos, circuncidando niños, expulsando extranjeros y judíos
apóstatas, y reuniendo nuevos adeptos.(Matatías) murió, sin embargo, al año siguiente (166
a.C.). A su muerte exhortó a sus hijos a continuar la lucha por su religión, y nombró a Judas jefe
militar, con Simón como consejero. Fue enterrado en Modin entre grandes lamentaciones (1
Mac. 2)

Judas Macabeo: (166-161 a.C.)

Judas justificó plenamente la elección de su padre. En un primer encuentro derrotó y mató a


Apolonio, y poco después derrotó a Serón en Bethoron (1 Mac. 3,1-26). Lisias, regente durante
la ausencia de Antíoco en Oriente, envió entonces un gran ejército dirigido por tres generales,
Ptolomeo, Nicanor y Gorgias. El pequeño ejército de Judas cayó inesperadamente sobre el
cuerpo principal del enemigo en Emaús (luego Nicópolis, hoy Amwâs) en ausencia de Gorgias y
lo derrotó antes de que éste pudiera llegar en su ayuda; después de lo cual Gorgias se dio a la
fuga (1 Mac. 3,27-4,25; 2 Mac. 8) El año siguiente el propio Lisias entró en escena con una
fuerza aún mayor; pero, él también, fue derrotado en Bethsura (no en Bethoron, como dice la
Vulgata) Judas ahora ocupó Jerusalén, aunque el Acra permanecía en manos de los sirios. El
templo fue purificado y dedicado de nuevo el mismo día en el que tres años antes había sido
profanado (1 Mac. 4,28-61; 2 Mac. 10,1-8) Durante el periodo de respiro que le dejaron los
sirios Judas emprendió varias expediciones por los territorios vecinos, bien para castigar actos
de agresión, bien para traer a Judea a judíos expuestos al peligro entre poblaciones hostiles (1
Mac. 5; 2 Mac. 10,14-38; 12,3-40). Tras la muerte de Antioco Epifanes (164 a.C.) Lisias dirigió
dos expediciones más a Judea. La primera terminó con otra derrota en Bethsura, y con la
concesión de libertad de culto a los judíos (2 Mac., 11). En la segunda, en la que Lisias estaba
acompañado por su pupilo, Antíoco V Eupator, Judas sufrió un revés en Bethzacharam (donde
Eleazar murió gloriosamente); y Lisias puso sitio a Jerusalén. Justo entonces problemas
relativos a la regencia requirieron su presencia en la capital; por tanto concluyó la paz a
condición de que la ciudad se rindiera (1 Mac. 6,21-63; 2 Mac. 13). Como la finalidad por la que
había comenzado la rebelión se había conseguido, los asideos se separaron de Judas cuando
Demetrio I, que en el intervalo había destronado a Antioco V, instaló a Alcimo, “un sacerdote
de la estirpe de Aarón”, como sumo sacerdote (1 Mac. 7,1-19). Judas, sin embargo, viendo que
el peligro para la religión subsistiría en tanto los helenistas estuvieran en el poder, no quiso
deponer sus armas hasta que el país no fuera liberado de estos hombres. Nicanor fue enviado
en ayuda de Alcimo, pero fue derrotado dos veces y perdió la vida en el segundo encuentro (1
Mac. 7, 20-49; 2 Mac. 14,11-15.37) Judas ahora envió una delegación a Roma para solicitar la
intervención romana; pero antes de que la advertencia del senado alcanzara a Demetrio, Judas
con sólo 800 hombres arriesgó una batalla en Laisa (o Elasa) contra una fuerza inmensamente
superior dirigida por Báquides, y cayó aplastado por el número (1 Mac. 8-9,20). Así pereció un
hombre digno de los más heroicos días de Israel. Fue enterrado junto con su padre en Modin
(161 a.C.)

Jonatán (161-143 a.C.)

El puñado de hombres que aún permanecían fieles a la política de Judas eligió como su líder a
Jonatán. Juan fue poco después muerto por los árabes cerca de Madaba, y Jonatán con su
pequeño ejército escapó de las manos de Báquides sólo cruzando a nado el Jordán. Su causa
parecía desesperada. Gradualmente, sin embargo, el número de adeptos se incrementó y los
helenistas fueron de nuevo obligados a pedir ayuda. Báquides volvió y asedió a los rebeldes en
Bethbessen; pero disgustado de su escaso éxito volvió a Siria. (I Mac. 9,23-72) Durante los
siguientes cuatro años Jonatán fue prácticamente el amo del país. Comenzó entonces una
serie de luchas por la corona siria, que Jonatán aprovechó tan bien que mediante una sagaz
diplomacia obtuvo más que su hermano había sido capaz de ganar con su estrategia y sus
victorias. Ambos (pretendientes) Demetrio I y su oponente Alejandro Balas, buscaron ganarlo
para su facción. Jonatán tomó partido por Alejandro, que le nombró sumo sacerdote y le
otorgó las insignias de príncipe. Tres años después, en recompensa por sus servicios, Alejandro
le confirió la autoridad civil y militar sobre Judea ( 1 Mac. 9,73-10,66). En el conflicto entre
Alejandro y Demetrio II Jonatán de nuevo apoyó a Alejandro, y a cambio recibió la ciudad de
Acarón con su territorio.(1 Mac. 10,67-89) Tras la caída de Alejandro, Demetrio citó a Jonatán a
Ptolemaida para responder por su ataque al Acra; pero en vez de castigarle Demetrio le
confirmó en sus dignidades, e incluso le concedió tres distritos de Samaria. Habiendo prestado
Jonatán una eficaz ayuda en reprimir una insurrección en Antioquia, Demetrio prometió retirar
la guarnición siria del Acra y de otras plazas fuertes de Judea. Como incumplió su promesa,
Jonatán se pasó al partido de Antíoco VI, hijo de Alejandro Balas, cuyas pretensiones estaba
sosteniendo Trifón. Jonatán fue confirmado en todas sus posesiones y dignidades, y Simón
nombrado comandante del litoral. Mientras prestaban una valiosa ayuda a Antioco los dos
hermanos tuvieron ocasión de reforzar su propia posición. Trifón temiendo que Jonatán
pudiera interferir en sus ambiciosos planes traidoramente le invitó a Ptolemaida y le hizo
prisionero ( 1 Mac., 11,19-12,48)

Simón (143-135 a.C.)

Simón fue elegido para ocupar el lugar de su hermano cautivo, y con su vigilancia frustró el
intento de Trifón de invadir Judea. En venganza Trifón mató a Jonatán y a sus dos hijos, a los
que Simón había enviado como rehenes por la promesa de Trifón de liberar a Jonatán. (1
Mac.13, 1-23) Simón obtuvo de Demetrio II la exención de impuestos y de ese modo estableció
la independencia de Judea. Para garantizar las comunicaciones con el puerto de Joppe, que
había ocupado inmediatamente después de su nombramiento, tomó Gazara (la antigua Gazer
o Gezer) y la pobló con judíos. También expulsó finalmente del Acra a la guarnición siria. En
reconocimiento a sus servicios el pueblo decretó que el sumo sacerdocio y el mando supremo,
civil y militar, fuera hereditario en su familia. Después de cinco años de paz y prosperidad bajo
su prudente gobierno Judea fue amenazada por Antíoco VII Sidetes, pero su general Cendebeo
fue derrotado en Modin por Judas y Juan, hijos de Simón. Unos meses después Simón fue
asesinado con dos de sus hijos por su ambicioso yerno Ptolomeo, y fue enterrado en Modin
con sus padres y hermanos sobre cuyas tumbas había erigido un magnífico monumento (1
Mac. 13,25-16,17) Tras él, la estirpe degeneró rápidamente.

Los Asmoneos

Juan Hircano (135-105 a.C.)

El tercer hijo de Simón, Juan, llamado Hircano, que escapó al puñal asesino por un oportuno
aviso, fue reconocido como sumo sacerdote y jefe de la nación. En el primer año de su
gobierno Antíoco Sidetes asedió Jerusalén, y Juan fue obligado a capitular, aunque bajo
condiciones más bien favorables. La reanudada guerra civil en Siria permitió a Juan extender
sus posesiones mediante la conquista de Samaria, Idumea, y algún territorio allende el Jordán.
Al forzar a los idumeos a aceptar la circuncisión, abrió la vía inconscientemente para el acceso
de Herodes al trono. Durante su reinado encontramos por primera vez los dos partidos de los
fariseos y los saduceos. Hacia el fin de su vida Juan se alió con estos últimos.

Aristóbulo I (105-104 a.C.)


Juan dejó el poder civil a su mujer y el sumo sacerdocio a su hijo mayor Aristóbulo o Judas.
Pero Aristóbulo tomó las riendas del gobierno y encarceló a su madre y a tres de sus
hermanos. Al cuarto hermano, Antígono, ordenó matarlo, en un acceso de celos instigado por
un tribunal cabalístico. Fue el primero en asumir el título de Rey de los Judíos. Su apelativo
Fileleno muestra su proclividad helenística.

Alejandro Janneo (104-78 a.C.)

Aristóbulo fue sucedido por el mayor de sus hermanos encarcelados, Alejandro Janneo
(Jonatán). Aunque generalmente desafortunado en sus guerras, se las arregló para adquirir
nuevos territorios, incluyendo las ciudades de la costa, excepto Ascalón. Su reinado se vio
enturbiado por una sangrienta disputa con los fariseos.

Los últimos Macabeos (78-37 a.C.) Alejandro legó el gobierno a su mujer Alejandra Salomé, y el
sumo sacerdocio a su hijo Hircano II. Aquella gobernó de acuerdo con los deseos de los
fariseos. A su muerte (69 a.C.) estalló la guerra civil entre Hircano II y su hermano Aristóbulo II.
Esto trajo consigo la intervención romana y la pérdida de la independencia (63 a.C.). Hircano, a
quien los romanos reconocieron como etnarca, fue sólo gobernante de nombre. Aristóbulo fue
envenenado en Roma por los partidarios de Pompeyo (49 a.C.), y su hijo Alejandro decapitado
en Antioquia por orden del propio Pompeyo (49 a.C.). Antígono, hijo de Aristóbulo, fue
proclamado rey por los partos; pero al año siguiente fue derrotado por Herodes con ayuda de
los romanos, y decapitado en Antioquia (37 a.C.) Con él terminó el gobierno de los Macabeos.
Herodes asesinó sucesivamente (a) a Aristóbulo III, nieto de Aristóbulo II e Hircano II por el
matrimonio de Alejandro, hijo del primero, con Alejandra, hija del segundo (35 a.C.); (b) a
Hircano II (30 a.C.) y a su hija Alejandra (28 a.C.); (c) a Mariamne, la hermana de Aristóbulo III
(29 a.C.); y finalmente a sus propios hijos tenidos con Mariamne, Alejandro y Aristóbulo (7
a.C.). De esta forma la línea de los Macabeos se extinguió.
http://ec.aciprensa.com/wiki/Los_Macabeos

¿ QUIÉNES ERAN LOS MACABEOS ?


" Macabeos " es la designación popular de la familia de Matatias y sus cinco hijos, quienes
prendieron la chispa para la revuelta contra Siria en 166 a. de C., que ganó la independencia
para el pueblo judio. El nombre proviene, quizás, del apodo " el martillo " ( en arameo
maqqabah ) que le daban al más famoso de los hijos, Judas Macabeo. También les decian
asmoneos, por un antepasado llamado Asmoneo. Cuando Antioco IV abolió la Ley de Moisés,
envió emisarios para obligar a los judios a unirse en sacrificios paganos y " abandonar la Ley "
( 1ª de Macabeos 2:21 ). En Modin, al norte de Jerusalén, un emisario encontró a Matatias, un
anciano sacerdote que se negaba a tal apostasia. Matatias, " arrebatado por la ira " ( 1ª de
Macabeos 2:24 ), mató a un judio apóstata en el altar pagano, mató también al emisario del
rey y gritó: " El que tenga celos por la Ley y mantenga la Alianza, que me siga " ( 1ª de
Macabeos 2:27 ). Matatias y sus hijos huyeron a los montes y formaron un ejército. Se les unió
un grupo de judios llamados asideos o piadosos, que veian la guerrilla como una cruzada
religiosa. Con militantes de varios grupos, las fuerzas judias empezaron a hostilizar a los
opresores sirios. http://dudasbiblicas.blogspot.com/2009/09/quienes-eran-los-
macabeos.html

Conocemos los detalles de la lucha judía contra los griegos y el helenismo gracias a los dos
Libros de los Macabeos y a los escritos del historiador judío Flavio Josefo.

Estas crónicas no están incluidas en el Tanaj porque la Gran Asamblea ya había decidido
muchos años antes cuáles eran los escritos que debían estar incluidos en el Tanaj, y estos
eventos ocurrieron mucho tiempo después. Los Libros de los Macabeos fueron escritos en el
primer siglo de la Era Común. Macabeos I fue escrito originalmente en hebreo como un relato
histórico oficial de la Dinastía Hasmonea. Macabeos II fue escrito originalmente en griego y se
basó en los trabajos previos de Jasón de Cirene.

Esta rebelión sentó un precedente en la historia de la humanidad: fue la primera guerra


ideológica/religiosa. Nadie en el mundo antiguo había muerto por sus dioses; sólo los judíos
pensaron que por su religión —la única religión monoteísta en ese tiempo— valía la pena
morir.

Pero no era sólo una guerra contra los griegos, sino que también era una guerra civil entre
judíos leales al judaísmo contra judíos que se habían helenizado y que estaban del lado de los
griegos.

Corría el año 167 AEC y la horrible persecución griega en contra del judaísmo estaba en pleno
apogeo. Las tropas griegas aparecieron en la ciudad de Modiín (un lugar al oeste de Jerusalem
que puedes visitar actualmente en las cercanías de la autopista Jerusalem-Tel Aviv) y exigieron
que los judíos ofreciesen un cerdo a los dioses griegos. El anciano de la ciudad, Matitiahu —
que era kohén (de la clase sacerdotal)— se rehusó.

Incluso si todas las naciones que viven bajo el gobierno del rey le obedecieran, y hubieran
elegido cumplir con sus órdenes, abandonando cada uno la religión de sus padres; de todos
modos mis hijos, mis hermanos y yo viviremos de acuerdo al pacto de nuestros padres… No
obedeceremos la palabra del rey alejándonos de nuestra religión, ni a la izquierda ni a la
derecha (Macabeos I 2:19-22).

Pero en la ciudad había un judío helenizado que sí estaba dispuesto a hacer lo que era
inaceptable para todo judío. Sin embargo, cuando estaba a punto de sacrificar el cerdo,
Matitiahu lo apuñaló, matando también al oficial griego que lo acompañaba. Luego se dio
vuelta hacia la multitud y anunció: "Síganme todos quienes estén a favor de la ley de Dios y
que se aferran al pacto" (Macabeos I 2:27).

Quienes se unieron a Matitiahu y a sus cinco hijos —llamados Iojanan, Shimon, Yehuda,
Eleazar y Yonatan— se dirigieron hacia a las colinas, ya que sabían que probablemente los
griegos volverían y eliminarían a toda la ciudad como venganza. En las colinas, organizaron un
ejército de guerrilla que era liderado principalmente por Yehuda, el mayor de los hijos, a quien
llamaban “Macabeo”, que significa "el Martillo". Macabeo también es un acrónimo de “mí
camoja baelim Hashem” (quién es como Tú entre los poderes, Dios), el grito de batalla del
pueblo judío.

No sabemos exactamente cuál era el tamaño de este ejército macabeo, pero incluso los más
optimistas estiman que no eran más de 12.000 hombres. Este pequeño ejército se enfrentó
contra el ejército griego, que tenía más de 40.000 hombres.

Los griegos no sólo tenían superioridad numérica, sino que también eran soldados
profesionales, por lo que contaban con equipamiento, entrenamiento y una manada de
elefantes, que eran los tanques del mundo antiguo. Los judíos eran ampliamente superados en
número, estaban mal entrenados y tenían poco equipamiento (y obviamente no tenían
elefantes), pero lo que les faltaba de entrenamiento y equipamiento lo tenían en espíritu.

La mayoría de las batallas ocurrieron al pie de las colinas que van desde la llanura costera (Tel
Aviv) hasta Jerusalem. Los griegos intentaban llevar su ejército hacia los cañones naturales que
conducían a las áreas de montaña, la fortaleza del ejército judío. Pero sólo había unos pocos
lugares a los que los griegos podían ascender, y fue precisamente allí donde los macabeos
eligieron atacarlos.

Ahora, cuando leemos la historia de los macabeos pareciera ser algo que ocurrió en unas pocas
semanas: pelearon algunas batallas, los judíos ganaron y los griegos volvieron a casa. Pero en
realidad fueron 25 años de lucha y una gran cantidad de bajas en ambos lados hasta que los
griegos seléucidas llegaron finalmente a un acuerdo de paz con los judíos.

Januca

Después de los tres primeros años, los judíos lograron reconquistar Jerusalem. Encontraron
que el Templo había sido profanado y que había sido convertido en un santuario pagano, en
cuyo altar se sacrificaban cerdos. Cuando volvieron a entrar al Templo, lo primero que hicieron
fue intentar encender una menorá improvisada (ya que la menorá original, que era de oro
puro, había sido derretida por los griegos), pero sólo encontraron un frasco de aceite puro con
el sello especial. Usaron este aceite para encender la menorá, la cual milagrosamente se
mantuvo encendida durante ocho días hasta que alcanzaron a prensar aceite fresco y llevarlo
al Templo.

Posteriormente los macabeos purificaron el Templo y lo reinauguraron el 25 de kislev, que es


la fecha del calendario hebreo en la que comenzamos a celebrar los ocho días de Januca (La
palabra hebrea Januca significa "inauguración").

Temprano en la mañana del día 25 del noveno mes, que es kislev… ellos [los sacerdotes] se
levantaron y ofrecieron sacrificios, como indica la ley, en el altar nuevo de quemado de
ofrendas que habían construido… fue inaugurado con canciones, arpas, laúdes y platillos…
Celebraron la inauguración del altar durante ocho días… (Macabeos I 4:52-56).

El milagro de la duración del aceite durante ocho días (que no es mencionado en el libro de los
macabeos) es descrito en el Talmud:
…y cuando la casa real hasmonea obtuvo ventaja y venció [a los griegos], [los hasmoneos]
buscaron y sólo encontraron un frasco de aceite… con el sello del Kohén Gadol (Sumo
Sacerdote), y sólo contenía [aceite suficiente] para arder durante un día. Ocurrió un milagro y
ardió durante ocho días (Talmud Shabat 21b).

Januca —una de las dos festividades que fueron agregadas al calendario judío por los rabinos
— celebra dos tipos de milagros: 1) la victoria militar del pequeño ejército judío frente a los
griegos y 2) la victoria espiritual de los valores judíos por sobre los valores griegos; las velas de
Januca simbolizan precisamente esta victoria espiritual.

Si observamos estos dos milagros, es claro que la victoria militar fue un milagro más grande;
sin embargo, es el milagro del aceite el que conmemoramos durante la festividad de Januca.
Puede que la victoria militar haya sido más impresionante pero, como mencionamos
anteriormente, la batalla real fue espiritual, no física, y es precisamente esta victoria espiritual
la que es simbolizada por las velas de la menorá (de acuerdo al pensamiento judío, el fuego, el
alma y la espiritualidad están conectados). Las velas de Januca simbolizan la fortaleza interna
espiritual del pueblo judío que, a pesar de todas las dificultades, nunca se extingue. Es
precisamente esta fortaleza espiritual interior la que le ha permitido al pueblo judío sobrevivir
a los grandes imperios de la historia y tener un impacto monumental en la humanidad.

Sin embargo, la reinauguración del Templo no acabó con la lucha. Una guarnición griega se
mantuvo apostada en Jerusalem en la fortaleza Acra, y el ejército griego sitió Jerusalem e
intentó reconquistarla. Los judíos y los griegos debieron luchar muchas más batallas antes de
que el conflicto terminase.

Recién en el año 142 AEC, durante el reinado del monarca seléucida Demetrio, los griegos se
cansaron de luchar y firmaron un tratado de paz con Shimon, el último sobreviviente de los
cinco hijos de Matitiahu (en 162 AEC Eleazar cayó en batalla: luego de incrustar una espada en
el estómago de un elefante de guerra sobre el que creía que estaba el rey, el elefante cayó
sobre él y lo aplastó. Yehuda fue asesinado en la batalla de Elasa en el año 161 AEC y Yonatan
cayó en batalla en el año 142 AEC).

En [ese] año, Israel fue liberado del yugo gentil; el pueblo comenzó a escribir en sus contratos
y acuerdos: "En el primer año de Shimon, el gran Sumo Sacerdote, general y líder de los judíos"
(Macabeos I 13:41-42).

De esta forma fue restaurada oficialmente la soberanía judía sobre la Tierra de Israel.

El Reino de los Hasmoneos

Como notamos anteriormente, Matitiahu era un kohén, por lo que no es de sorprenderse que
su hijo Shimon se convirtiese en Sumo Sacerdote. Pero Shimon también asumió el título de
nasí, que significa "príncipe/presidente/líder". No se proclamó rey porque sabía muy bien que
un rey judío sólo puede venir de la línea de David, pero para todos los propósitos prácticos
asumió el rol del reinado.
(La línea de David —la línea de los reyes— viene de la tribu de Yehuda, mientras que los
kohanim, los sacerdotes, vienen de la tribu de Leví, de acuerdo a la bendición que les dio
Yaakov a sus doce hijos, las doce tribus de Israel).

Esta fue una mala decisión de Shimon, ya que sus descendientes no respetaron la distinción.
Comenzaron una nueva dinastía de gobierno en Israel —la dinastía Hasmonea—, la cual duró
103 años y estuvo marcada tanto por una gran expansión territorial como por un terrible
declive moral y religioso. En primer lugar, no deberían haber sido reyes; en segundo lugar, no
deberían haberse dejado corromper por su propio poder.

El siguiente gobernante fue el hijo de Shimon, Iojanan Hircano, un líder poderoso y ambicioso.
Entre sus muchos errores, Iojanan Hircano hizo algo terrible que va en contra del judaísmo:
como parte de sus esfuerzos para expandir las fronteras de Israel y fortalecer el país, convirtió
por la fuerza a los pueblos recientemente conquistados. Esto es algo que el judaísmo nunca
había hecho antes, y nunca ha vuelto a hacer; los judíos desalientan las conversiones, no las
promueven.

Uno de los pueblos que fueron convertidos por la fuerza fue el pueblo Edomita. Y este error les
costaría extremadamente caro a los judíos.

En Israel, no lejos de Beit Shémesh, hay un fascinante sitio turístico arqueológico llamado Beit
Guvrin Maresha, el cual está formado por miles de cuevas que fueron hechas por el hombre,
las cuales en su mayoría están excavadas en la suave piedra caliza. Esta fue una de las ciudades
principales de los edomitas, y hoy en día puedes ir e incluso jugar a ser arqueólogo y excavar
por un día. Este es uno de los lugares que conquistaron los hasmoneos en el cual hicieron
elegir a la gente una de dos opciones: convertirse o irse. Muchos de los habitantes eligieron
destruir sus hogares y dejar el país.

Una de las familias edomitas que fue convertida a la fuerza se volvería muy importante por su
rol en el drama que ocurriría unos años después en la invasión romana. Un descendiente de
esta familia —Herodes— sería designado rey judío y se transformaría en un gobernante
esquizofrénico. Asesinaría al Sumo Sacerdote, a 45 miembros de la Corte Suprema Judía y a
muchos miembros de su propia familia, pero también se embarcaría en una serie de
construcciones fantásticas que incluirían la ciudad de Cesárea, la fortaleza de Masada y una
reconstrucción absoluta del Templo. Como veremos, Herodes (que era judío sólo
nominalmente) tendría una relación muy esquizofrénica con los judíos.

El declive del gobierno judío

Alexander Yanai, hijo de Iojanan Hircano, fue el típico caso de un gobernador hasmoneo que
llevó a la nación en la dirección equivocada. Él estaba muy helenizado y estaba del lado de los
saduceos (los judíos que sólo seguían la Torá Escrita y que hacían sus propias interpretaciones)
en contra de los fariseos (la corriente principal judía). Cuando algunos de los fariseos se le
opusieron, hizo que 800 de ellos fueran ejecutados después de forzarlos a ver el asesinato de
sus familias. Durante las ejecuciones, Alexander Yanai brindó un banquete al estilo griego.

Después de la muerte de Yanai, su viuda, la Reina Shlomtzion (Salomé Alejandra), legislaría


entre los años 76 y 67 AEC. Ella fue el único rayo de luz que hubo en todo ese deprimente
período. Su hermano era Shimon ben Shetaj, el líder rabínico de la generación, y durante su
reino hubo paz entre los líderes y los rabinos. Este sería el último período de verdadera paz y
estabilidad por mucho tiempo.

La historia de la dinastía hasmonea es un caso clásico de una de las grandes familias trágicas,
que comenzaron de forma sumamente ilustre pero que luego terminaron de manera
desastrosa y llevaron a los judíos a la ruina (1).

Los dos últimos gobernantes hasmoneos fueron los hijos de Shlomtzion, Hircano y Aristóbulo,
quienes estaban completamente helenizados. Hircano era el más débil de los dos, pero tenía
un fuerte consejero llamado Antípatro, un descendiente de los edomitas conversos al judaísmo
(que por casualidad tenía un hijo llamado Herodes).

Los hermanos lucharon entre sí para decidir quién debía ser rey. La respuesta obvia es que
ninguno, pero ve a decirle eso a dos hombres moralmente corruptos y hambrientos de poder.
Se les ocurrió pedirles a los romanos que mediasen en su disputa (la relación entre los judíos y
los romanos comenzó durante la revuelta macabea, cuando Yehuda hizo una alianza con
Roma).

Pero invitar a los romanos no es como invitar al equipo mediador de una fuerza de paz
internacional; estamos hablando de un pueblo que tenía una increíble energía para conquistar
y absorber todo territorio que pudiese.

Así, en el año 63 AEC, el gran general romano Pompeyo acababa de terminar de limpiar lo que
quedaba del imperio griego, por lo que estaba más que feliz de mover su ejército hacia Israel.

http://www.aishlatino.com/judaismo/historia/curso-rapido/La-rebelion-de-los-
Macabeos.html

Libro Primero de los Macabeos


El Primer Libro de los Macabeos es una historia de la lucha del pueblo judío por la libertad
religiosa y política bajo la dirección de la familia Macabeo, con Judas Macabeo como figura
central. Después de una breve introducción (1,3-9) explicando como los judíos pasaron de la
dominación persa a la de los Seleúcidas, relata las causas de la sublevación dirigida por
Matatías y los detalles de la revuelta hasta su muerte (1,10-2); las gloriosas hazañas y heroica
muerte de Judas Macabeo (3-9,22); la historia del exitoso liderazgo de Jonatán (9,23-12), y de
la sabia administración de Simón (13-16,17). Concluye (16,18-24) con una breve mención de
las dificultades que acompañaron la accesión de Juan Hircano y con un corto resumen de su
reinado (ver MACABEOS, LOS). El libro cubre así el periodo entre los años 175 y 135 antes de
Cristo.

Carácter

La narración tanto en estilo como en forma está construida al modo de los primeros libros
históricos del Antiguo Testamento. El estilo es habitualmente simple, aunque a veces se hace
elocuente e incluso poético, como por ejemplo, en la lamentación de Matatías por los
infortunios del pueblo y la profanación del Templo (2,7-13), o en el panegírico de Judas
Macabeo (3,1-9), o incluso en la descripción de la paz y prosperidad del pueblo tras los largos
años de guerra y sufrimiento (14,4-15). El tono es tranquilo y objetivo, absteniéndose el autor,
por lo general, de cualquier comentario directo sobre los hechos que está narrando. Los
acontecimientos más importantes son fechados cuidadosamente según la era seleúcida, que
comienza en el otoño del 312 a. C. Debe señalarse, sin embargo, que el autor comienza el año
en primavera (el mes de Nisán), mientras que el autor de II Mac. lo comienza en otoño (el mes
de Tishri). Por esta diferencia algunos de los acontecimientos son fechados en el segundo libro
un año después que en el primero. (Cf. Patrizzi, “De Consensu Utriusque Libri Mach.”, 27 y s.;
Schürer, “Hist. of the Jewish People”, I, I, 36 y s.)

Idioma original

El texto del que proceden todas las traducciones es el griego de los Setenta. Pero hay pocas
dudas de que la versión de los Setenta es a su vez una traducción de un original hebreo o
arameo, con probabilidades a favor del hebreo. No sólo es decididamente hebrea (o aramea)
la estructura de las frases; sino que muchas palabras y expresiones son traducciones literales
del idioma hebreo (vg.: 1, 4,15,16,44; 2, 19,42,48; 5, 37,40; etc.). Esas peculiaridades apenas
pueden explicarse suponiendo que el autor era poco versado en griego, pues diversos
ejemplos muestran que estaba familiarizado con los detalles del idioma. Por otro lado, hay
expresiones inexactas y oscuridades que pueden explicarse sólo por la suposición de una
traducción imperfecta o una mala interpretación de un original hebreo (vg. 1, 16,28; 4, 19,24;
11, 28; 14, 5 ). La evidencia interna está confirmada por el testimonio de San Jerónimo y
Orígenes. El primero escribe que vio el libro en hebreo: “Macchabeorum primum librum
Hebraicum reperi” (Prol. Galeat.). Como no hay base para suponer que se refiera a una
traducción, y como no es probable que haya aplicado el término hebreo a un texto arameo, su
testimonio habla fuertemente a favor de un original hebreo y en contra del arameo. Orígenes
afirma (Eusebio, “Hist. Eccl.”, 6,25) que el título del libro era Sarbeth Sarbane el, o más
correctamente, Sarbeth Sarbanaiel . Aunque el significado de este título es incierto (se han
propuesto diversas explicaciones, especialmente de la primera versión), es claramente hebreo
o arameo. El fragmento de un texto hebreo publicado por Chwolson en 1896, y más tarde de
nuevo por Schweitzer, tiene poco derecho a ser considerado parte del original.

Autor y fecha de composición

No se han podido encontrar datos ni en el propio libro ni en escritores posteriores que nos
proporcionen una pista sobre la persona del autor. En realidad se han mencionado nombres,
pero en conjeturas sin fundamento. Que era nativo de Palestina es evidente por el idioma en
que escribe y por el perfecto conocimiento que tenía de la geografía de Palestina. Aunque
raramente expresa sus propios sentimientos, el espíritu que impregna su obra prueba que era
profundamente religioso, celoso de la Ley, y totalmente en sintonía con el movimiento
macabeo y sus dirigentes. Sin embargo, por extraño que parezca, evita estudiadamente el uso
de las palabras “Dios” y “Señor” (esto en el mejor texto griego, en el texto ordinario”Dios” se
encuentra una vez, y “Señor” tres veces; en la Vulgata ambas aparecen repetidamente). Pero
esto se debe probablemente a reverencia para con el Dios de Jacob, Yahweh y Adonai, puesto
que a menudo utiliza los equivalentes “cielo”, “Tú”o “Él”. No hay absolutamente ninguna base
para la opinión, mantenida por algunos estudiosos modernos, de que fuera un saduceo. No
hace, es verdad, mención de los indignos sumos sacerdotes, Jasón y Menelao; pero como
menciona al no menos indigno Alcimo, y eso en los términos más severos, no se puede decir
que desee excusar a la clase sacerdotal.Los últimos versículos muestran que el libro no puede
haber sido escrito hasta un tiempo después del comienzo del reinado de Juan Hircano (135-
105 a.C.), pues mencionan su accesión al trono y algunos de los actos de su administración. Se
admite generalmente que la última fecha posible debe ser anterior al 63 a.C., año de la
ocupación de Jerusalén por Pompeyo, pero hay alguna discrepancia al establecer la fecha
aproximadamente exacta. Si se puede fechar tan pronto como el reinado de Hircano depende
del significado del versículo final, “Estos [los Hechos de Hircano] están escritos en los Anales de
su pontificado, desde el momento (xx xx, “ex quo”) en que fue hecho sumo sacerdote después
de su padre”. Muchos lo entienden como que indica que Hircano estaba vivo entonces, y ésta
parece ser la interpretación más natural. Otros, sin embargo, lo toman como queriendo decir
que Hircano ya estaba muerto. En este último supuesto, la composición de la obra debe haber
seguido muy de cerca la muerte de este gobernante. Pues no sólo el vívido carácter de la
narración sugiere un corto periodo tras los acontecimientos, sino que la ausencia de incluso la
más ligera alusión a los acontecimientos posteriores a la muerte de Hircano y, en particular, a
la conducta de sus dos sucesores que suscitaron el odio popular contra los Macabeos, hace
improbable una fecha muy posterior. La fecha estaría, por tanto, en cualquier caso, dentro de
los últimos años del Siglo II a. C.

Historicidad

En el Siglo XVIII los dos hermanos E.F. y G. Wernsdorf intentaron desacreditar I Mac., pero con
poco éxito. Los estudiosos modernos de todas las escuelas, incluso las más extremas, admiten
que el libro es un documento histórico del más alto valor. “Con respecto al valor histórico de I
Mac.” dice Cornill (Einl.,3ª ed.,265) “no hay sino una voz; en él poseemos una fuente de muy
primer orden, un relato absolutamente de confianza de una de las épocas más importantes en
la historia del pueblo judío.” La exactitud de algunos detalles menores relativos a las naciones
extranjeras ha sido, sin embargo, negada. El autor se equivoca, se dice, cuando afirma que
Alejandro Magno dividió su imperio entre sus generales (1,7), o cuando habla de los
espartanos como parientes de los judíos (12, 6,7,21); es inexacto en varios pormenores
respecto a los romanos (8,1s. ); exagera el número de elefantes en la batalla de Magnesia (8,6)
y algunas otras cifras (vg.:5,34; 6, 30,37; 11, 45,48). Pero el autor no puede ser acusado de
todas las inexactitudes y exageraciones que puedan contenerse en 8,1-16. Aquí meramente
consigna los informes, inexactos y exagerados, sin duda, en algunos aspectos, que habían
llegado a Judas Macabeo. Lo mismo es verdad respecto de la afirmación referente al
parentesco de los espartanos con los judíos. El autor meramente reproduce la carta de Jonatán
a los espartanos, y la escrita al sumo sacerdote Onías I por Ario.Cuando un escritor
simplemente informa de las palabras de otros, sólo se le puede achacar un error cuando
reproduce inexactamente sus afirmaciones. El aserto de que Alejandro dividió su imperio entre
sus generales (ha de entenderse a la luz de los vv. 9 y 10, donde se dice que ellos “se hicieron a
sí mismos reyes... y se coronaron a sí mismos después de su muerte”) no puede mostrarse
como erróneo. Quinto Curcio, que es la autoridad para la opinión contraria, reconoce que
hubo escritores que creían que Alejandro hizo una división de las provincias en su testamento.
Como el autor de I Mac. es un historiador cuidadoso y escribió aproximadamente un siglo y
medio antes que Quinto Curcio, merece más crédito que éste, incluso si no es apoyado por
otros autores. Respecto a las exageraciones de cifras en algunos casos, en lo que no sea error
de copistas, debe recordarse que los autores antiguos, tanto sagrados como profanos,
frecuentemente no dan cifras absolutas, sino estimadas o números popularmente aceptados.
No se puede esperar razonablemente que haya cifras exactas en un relato de una insurrección
popular, como la de Antioco (11, 45,48) porque no pueden determinarse. Lo mismo era a
menudo el caso con respecto a la potencia de las fuerzas enemigas y al número de enemigos
muertos en la batalla. Un cláusula subordinada, tal como “se informó”, debería añadirse en
estos casos.

Fuentes

Que el autor utilizó fuentes escritas hasta cierto punto se atestigua por los documentos que
cita (8, 23-32; 10, 3-6, 18-20, 25-45; 11, 30-37; 12, 6-23; etc.) Pero hay pocas dudas de que
también obtuvo la mayor parte de otros asuntos de registros escritos de los acontecimientos,
siendo la tradición oral insuficiente para justificar los muchos y minuciosos detalles; hay todas
las razones para pensar que tales registros existían para los hechos de Jonatán y Simón tanto
como para los de Judas (9,22) y de Juan Hircano (16,23-24). Para la última parte puede haber
contado con los recuerdos de contemporáneos más viejos, o incluso basarse en los suyos
propios.

Texto griego y versiones antiguas

La traducción griega fue probablemente hecha poco después de que se escribiera el libro. El
texto se encuentra en tres códices de escritura uncial, a saber el Sinaítico, el Alejandrino y el
Véneto, y en 16 manuscritos de escritura cursiva. El textus receptus es el de la edición sixtina,
obtenido del Códice Véneto y de algunos cursivos. Las mejores ediciones son las de Fritzsche
(“Libri Apocryphi V.T:”, Leipzig, 1871, 203 y ss.) y de Swete (O.T. in Greek”, Cambridge, 1905,
III, 594 y ss.), ambas basadas en el Códice Alejandrino. La antigua versión latina de la Vulgata
es la de Itala, probablemente no retocada por San Jerónimo. Parte de una versión aún más
antigua, o más bien una recensión (caps. 1-12), fue editada por Sabatier (Biblior. Sacror.
Latinae Versiones Antiquae, II,1017 y ss.), el texto completo de la cual fue descubierto
recientemente en un manuscrito en Madrid. Existen dos versiones siríacas: la de Peshitto, que
sigue el texto griego de la recensión de Luciano, y otra publicada por Ceriani (Translatio Syra
photolithographice edita”, Milán, 1876,592-615) que reproduce el texto griego ordinario.

Libro Segundo de los Macabeos

(Makkabaion B, Liber Secundus Machabaeorum )

Contenido

El Segundo Libro de los Macabeos no es, como su nombre puede sugerir, una continuación del
Primero, sino que cubre parte del mismo campo. El libro propiamente dicho (2, 20-15, 40) está
precedido por dos cartas de los judíos de Jerusalén a sus correligionarios egipcios (1, 1-2, 19).
La primera (1,1-10a) fechada en el año 188 de la era seleúcida (esto es, 124 a. C.) más allá de
expresiones de buena voluntad y una alusión a una carta anterior, no contiene más que una
invitación a los judíos de Egipto a celebrar la Fiesta de la Dedicación del Templo (instituida para
conmemorar su nueva dedicación, I Mac.4,59; II Mac.10,8). La segunda (1,10b-2,19) que no
lleva fecha, es del “senado” (gerousia) y Judas (Macabeo) a Aristóbulo, el preceptor o
consejero de Ptolomeo (D.V. Ptolomeo) (Filométor), y a los judíos de Egipto. Informa a los
judíos egipcios de la muerte de Antioco (Epifanes) cuando intentaba robar el templo de Nanea,
y les invita a unirse a sus hermanos palestinos en la celebración de las fiestas de la Dedicación
y de la Recuperación del Fuego Sagrado. Se cuenta entonces la historia de la recuperación del
fuego sagrado, y en relación con ella la historia de la ocultación por el profeta Jeremías del
tabernáculo, el arca y el altar de incienso. Después de una oferta de enviar copias de los libros
que Judas había recogido a ejemplo de Nehemías, repite la invitación a celebrar las dos fiestas,
y concluye con la esperanza de que los dispersos de Israel puedan pronto reunirse juntos en la
Tierra Santa.

El libro propiamente dicho comienza con un elaborado prefacio (2,20-33) en el que el autor
después de mencionar que su obra es un compendio de la más amplia historia en cinco libros
de Jasón de Cirene declara su motivación al escribir el libro, y comenta las respectivas tareas
del historiador y el compendiador. La primera parte del libro (3-4,6) relata el intento de
Heliodoro, primer ministro de Seleuco IV (187-175 a.C.) de robar los tesoros del Templo a
instigación de un cierto Simón, y los problemas causados por este individuo a Onías III. El resto
del libro es la historia de la rebelión de los Macabeos hasta la muerte de Nicanor (161 a.C.) y
por tanto se corresponde con I Mac. 1,11-7,50. La sección 4,7-10,9 trata del reinado de Antioco
Epifanes (I Mac. 1,11-6,16) mientras que la sección 10,10-15,37 registra los acontecimientos de
los reinados de Antioco Eupator y Demetrio I (I Mac.6,17-7,50) II Mac. cubre así un periodo de
sólo quince años, del 176 al 161 a. C. Pero mientras que su campo es más estrecho, la
narración es más abundante en detalles que I Mac., y suministra muchos pormenores, por
ejemplo, nombres de personas que no se encuentran en el Primer Libro.

Propósito y carácter

Al comparar los dos libros de los Macabeos se ve claramente que el autor del Segundo no
escribe, como el autor del Primero, meramente historia para informar a sus lectores de los
agitados acontecimientos del periodo que está tratando. Escribe historia con vistas a la
instrucción y edificación. Su primer propósito es exaltar el Templo de Jerusalén como centro
del culto judío. Esto se hace patente en los esfuerzos que hace para ensalzar en toda ocasión
su dignidad y santidad. Es “el gran templo” (2,20), “el más renombrado” y “el más santo de
todo el mundo” (2,23; 5,15), “el magno y santo templo” (14,31); incluso los príncipes gentiles
lo estimaban digno de honor y le glorificaban con grandes dones (3,2-3; 5,16; 13,23); la
preocupación de los judíos en época de peligro era más por la santidad del Templo que por sus
mujeres e hijos (15,18), Dios lo protege mediante milagrosas intervenciones (3; 14,31 y ss.) y
castiga a los culpables de sacrilegio contra él. (3,24 y ss.; 9,16; 13,6-8; 14,31 y ss.; 15,32); si Él
ha permitido que sea profanado, fue por los pecados de los judíos (5,17-20). Es con este
designio, sin duda, que las dos cartas, que de otro modo no tienen relación con el libro, fueron
antepuestas a él. El autor aparentemente destinó su obra especialmente a los judíos de la
Diáspora, y más particularmente a los de Egipto, donde un templo cismático había sido erigido
en Leontópolis hacia 160 a.C. El segundo propósito del autor es exhortar a los judíos a la
fidelidad a la Ley, inculcándoles que Dios aún tiene presente Su alianza, y que no les abandona
salvo que primero ellos lo abandonen a Él; las tribulaciones que soportan son un castigo por su
infidelidad y cesarán cuando se arrepientan (4,17; 5,17,19; 6,13,15,16; 7,32,33,37,38; 8,5,36;
14,15; 15,23,24). A la diferencia de propósito corresponde una diferencia de tono y método. El
autor no está satisfecho con relatar meramente hechos, sino que comenta libremente sobre
personas y acciones, distribuyendo los elogios o condenas que puedan merecer cuando se les
juzga desde el punto de vista de un verdadero israelita. La intervención sobrenatural a favor de
los judíos es subrayada. El estilo es retórico, los datos son comparativamente escasos. Como se
ha señalado, la cronología de II Mac. difiere ligeramente de la de I Mac.

Autor y fecha

2 Mac. es, como se ha dicho, un compendio de una obra más extensa de un tal Jasón de
Cirene. Nada más se sabe de este Jasón excepto que, juzgando por su exacto conocimiento
geográfico, debe haber vivido algún tiempo en Palestina. El autor del compendio es
desconocido. De la prominencia que da a la doctrina de la resurrección de los muertos, se ha
inferido que era un fariseo. Algunos incluso han mantenido que su libro era un escrito del
partido fariseo. Esto último es, como mínimo, una afirmación sin base. II Mac. no habla más
severamente de Alcimo que I Mac., y el hecho de que mencione a los sumos sacerdotes, Jasón
y Menelao, por sus nombres no prueba que sea un escrito del partido fariseo más que la
omisión de los mismos en I Mac. prueba que sea un producto saduceo. Jasón debe haber
acabado su obra poco después de la muerte de Nicanor, y antes del desastre sobrevenido a
Judas Macabeo, cuando no sólo omite aludir a la muerte de este héroe, sino que hace la
afirmación, que sería palpablemente falsa si se hubiera escrito más tarde, que después de la
muerte de Nicanor Jerusalén permaneció siempre en poder de los judíos (15,38). El compendio
no puede haber sido escrito antes de la fecha de la primera carta, que es 124 a.C.Respecto a la
fecha exacta hay gran divergencia. No puede en cualquier caso ser muy posterior, ya que la
demanda de una forma abreviada de la historia de Jasón, a la que el autor alude en el prefacio
(2,25-26), debe haberse suscitado en un periodo razonablemente corto tras la publicación de
esa obra. La segunda carta debe haber sido escrita poco después de la muerte de Antioco,
antes de que las circunstancias exactas relativas a la misma hayan sido conocidas en Jerusalén,
por tanto hacia el 163 a.C. Que el Antioco allí mencionado es Antioco IV y no Antioco III, como
muchos comentaristas católicos sostienen, está claro por el hecho de que su muerte se pone
en relación con la celebración de la Fiesta de la Dedicación, y que se le presenta como enemigo
de los judíos, lo que no es verdad en el caso de Antioco III.
Idioma original

Las dos cartas que fueron dirigidas a los judíos de Egipto, que sabían poco o nada de hebreo o
arameo, fueron con toda probabilidad escritas en griego. Que el libro propiamente dicho fue
compuesto en el mismo idioma, es evidente por su estilo, como ya San Jerónimo señaló (Prol.
Gal.) Los hebraísmos son menos de los que podría esperarse teniendo en cuenta el asunto,
mientras que los modismos y las construcciones griegas son muy numerosos. El origen
helenístico de Jasón, y la ausencia en el compendio de signos que indiquen que es una
traducción, son suficientes para probar que también se escribió en griego.

Historicidad

El Segundo Libro de los Macabeos está considerado como un documento mucho menos
histórico que el Primero por los estudiosos no católicos, aunque Niese ha salido recientemente
en su defensa con firmeza. Las objeciones aducidas contra las dos cartas no tienen por qué
preocuparnos, sin embargo, excepto en lo que afecta a su autenticidad, de la que se habla más
adelante. Estas cartas están en la misma posición que los otros documentos citados en I y II
Mac.; el autor no es por tanto responsable de la veracidad de su contenido. Podemos,
entonces, admitir que la historia del fuego sagrado, tanto como la de la ocultación del
tabernáculo, etc., es pura leyenda, y que el relato de la muerte de Antioco dado en la segunda
carta es históricamente falso; el crédito del autor como historiador no se reduce por ello en lo
más mínimo. Algunos estudiosos católicos recientes han pensado que se pueden admitir
también errores en el libro propiamente dicho sin arrojar ningún descrédito contra el
compendiador, puesto que este último rehúsa asumir la responsabilidad de la exacta veracidad
de todo su contenido. Pero aunque esta opinión puede encontrar algún apoyo en la Vulgata
(2,29), difícilmente se puede apoyar en el texto griego. Por otro lado, no hay necesidad de
recurrir a una teoría que, mientras absuelve al autor de error formal, admitiría inexactitudes
reales en el libro, y disminuiría así su valor histórico. Las dificultades alegadas contra él no son
tantas como para desafiar una explicación satisfactoria. Algunas se basan en una falsa
interpretación del texto, como cuando, por ejemplo, se le atribuye la afirmación de que
Demetrio desembarcó en Siria con una poderosa hueste y una flota (14,1), y se le opone así a I
Mac., 7,1, donde se dice que desembarcó con unos pocos hombres. Otros se deben a
impresiones subjetivas, como cuando se ponen en duda las apariciones sobrenaturales. La
exageración de las cantidades ha sido tratada en ralación con I Mac.

Las siguientes son las principales objeciones con algún fundamento real: (1) La campaña de
Lisias, que I Mac., 4, 26-34, sitúa en el último año de Antioco Epifanes, se traslada en II Mac.,
11, al reinado de Antioco Eupator; (2) Las expediciones judías contra las tribus vecinas y las
expediciones a Galilea y Galaad, descritas en I Mac.,5, como llevadas a cabo en una rápida
sucesión tras la nueva dedicación del templo, se separan en II Mac., y se sitúan en escenarios
históricos diferentes (8,30; 10,15-38; 12, 10-45); (3) El relato ofrecido en II Mac., 9, difiere del
de I Mac.,6, respecto a la muerte de Antioco Epifanes, de quien se declara falsamente que
había escrito una carta a los judíos; (4) La descripción de los martirios en 6,18-7, está muy
exagerada, y es improbable que Antioco estuviera presente en ellosA estas objeciones se
puede responder brevemente: (1) La campaña de la que se habla en II Mac., 11, no es la misma
que la relatada en I Mac., 4; (2) Los acontecimientos mencionados en 8,30 y 10,15 y ss. no son
los narrados en I Mac.,5. Antes de que se pueda decir de la expedición a Galaad (12,10 y ss.)
que está fuera de su escenario histórico apropiado, debería probarse que I Mac. sigue
invariablemente un orden cronológico, y que los acontecimientos agrupados en el cap.5
tuvieron lugar en rápida sucesión; (3) Los dos relatos de la muerte de Antioco Epifanes
difieren, es verdad, pero encajan muy bien entre sí. Considerando el carácter de Antioco y la
condición en la que estaba en ese momento, no es en absoluto improbable que escribiera una
carta a los judíos; (4) No hay razón para dudar de que, a despecho de la forma retórica, el
relato de los martirios sea sustancialmente correcto. Como el lugar donde ocurrieron es
desconocido, es difícil ver sobre qué base se niega la presencia de Antioco. Debe señalarse,
además, que el libro revela un preciso conocimiento en multitud de pequeños detalles, y que
es a menudo confirmado por Josefo, que no lo conocía. Incluso sus detractores admiten que la
primera parte es del mayor valor, y que en todo lo que se relaciona con Siria su conocimiento
es amplio y minucioso. De ahí que no sea probable su culpabilidad en los grandes errores que
se le imputan.

Autenticidad de las dos cartas

Aunque estas cartas tienen una clara intención en el propósito del libro, se las ha declarado
palpables falsificaciones. Nada, sin embargo, justifica tal opinión. La evidente contradicción en
la primera carta, que representa el clímax de aflicción como experimentado bajo Demetrio II,
no tiene lugar. La carta no compara los sufrimientos (padecidos) bajo Demetrio con los del
pasado, sino que habla del periodo de aflicción en su conjunto, incluyendo la época de
Demetrio. La leyenda del fuego sagrado, etc., no prueba nada contra el carácter genuino de la
segunda carta, salvo que se demuestre que tal leyenda no existía en esa época. El falso relato
de la muerte de Antioco Epifanes es más bien una prueba a favor de la autenticidad de la carta.
Tal relato sería bastante natural si la carta fue escrita poco después de que las primeras
noticias, exageradas y distorsionadas como a menudo lo son las primeras noticias, hubieran
llegado a Jerusalén. Sólo queda el así llamado disparate de atribuir la construcción del Templo
a Nehemías. La extrema improbabilidad de tan gran disparate por parte de un judío ilustrado
(el supuesto falsificador) debería haber hecho vacilar a los críticos. Nehemías dio los últimos
retoques al Templo (II Esdr.,2,8; Josefo, “Antiq” XI, v,6) lo que justifica el uso de oikodomesas.
El Códice 125 (Mosquensis) reza oikonomesas “ el que ha ordenado el servicio del templo y
altar”; esto eliminaría toda dificultad (cf.II Esdr.10,32 y ss.; 13 y ss.)

Texto griego y versiones


El texto griego se encuentra habitualmente en el mismo manuscrito que I Mac.; falta, sin
embargo, en el Códice Sinaítico. La versión latina en la Vulgata es la de Itala. Una versión más
antigua fue publicada por Peyron y de nuevo por Ceriani a partir del Códice Ambrosiano. Un
tercer texto latino se encuentra en el manuscrito de Madrid que contiene una antigua versión
de I Mac. La versión siríaca es a menudo una paráfrasis más que una traducción.

Libros Tercero y Cuarto de los Macabeos

III Mac. es la historia de la persecución de los judíos en Egipto bajo Ptolomeo IV Filopator (222-
205 a. C.) y por tanto no tiene derecho a su título. Aunque la obra contiene mucho que es
histórico, el relato es una ficción. IV Mac. es un tratado filosófico judeo-estoico sobre la
supremacía de la razón piadosa, esto es, de los principios religiosos, sobre las pasiones. El
martirio de Eleazar y de los siete hermanos (II Mac., 6,18-7) se presenta como una ilustración
de la tesis del autor. Ni un libro ni otro tienen pretensiones de canonicidad, aunque el primero
durante un tiempo recibió consideración favorable en algunas iglesias.

http://ec.aciprensa.com/wiki/Libros_de_los_Macabeos

Primer Libro de los Macabeos biblia


Introducción

Después de Esdras y Nehemías, la provincia judía, sector extremo del imperio persa, se
quedó durante tres siglos y medio al margen de la historia. Los de mayor iniciativa se
dedicaron al comercio y salieron de su país para establecerse en todos los centros
urbanos, alrededor del mar Mediterráneo.

Sin embargo, una revolución silenciosa ya estaba afectando los países del Oriente
Medio. La cultura griega llamada helenismo, penetraba los ambientes del comercio, los
poderosos y los sacerdotes. Propulsada por sus realizaciones artísticas y su eficiencia
en el terreno económico, pregonaba la confianza en las posibilidades del hombre, la
supremacia de la razón, la superación de los indidualismos nacionales, presentando
con esto un serio desafío a la cultura y la fe de los judíos.

El año 333 a.C, Alejandro Magno, dueño de Grecia, empezó a recorrer los países del
Medio Oriente, derrotando a todos los ejércitos enemigos. Cuando murió a la edad de
treinta años, dueño del imperio persa, sus generales se repartieron sus conquistas. La
provincia judía, en un comienzo, perteneció a los Tolomeos establecidos en Egipto, que
se conformaron con sacar de ella el máximo de impuestos, apoyándose en las familias
ju días mas pudientes, ya conquistadas por el helenismo.

En el año 197 los Antíocos de Siria vencieron a los egipcios y les arrebataron Palestina.
Más tarde pretendieron unificar a la fuerza los pueblos que dominaban, imponiéndoles
el helenismo con su educación, sus prácticas y sus dioses. Una crisis profunda se
produjo entonces en Israel: mientras unos preferían conseguirse los favores del poder,
la persecución causó un levantamiento de creyentes encabezados por la familia de los
Macabeos.

El primer libro de los Macabeos, reconocido como uno de los más perfectos de la
historia antigua, nos relata los sucesos de la guerra y las hazañas de los cinco
hermanos Macabeos, del año 170 al año 130 a. C.

Guerra Santa, guerra de liberación

El libro de los Macabeos nos muestra a un pueblo que considera su fe más preciosa
que la existencia. Cuando la mayoría se convence de que nada se puede hacer contra
un poder tan fuerte y que los riesgos son demasiado grandes, el Espíritu de Dios hace
surgir nuevos héroes y, gracias a ellos, el pueblo recobra el sentido de su dignidad,
luchando por unos derechos sin los cuales no hay hombres ni creyentes.

El pueblo judío se encontró solo frente a sus opresores, y sus aliados romanos le
ayudaron muy poco. Contaron con sus propias fuerzas y Dios los ayudó.

Las guerras de los Macabeos fueron un modelo de la guerra santa en que no faltaron el
heroísmo y la constancia, ni menos aún la ayuda de Dios. Pero también demostraron
que la guerra santa no lo resolvía todo. Arrastrados por los problemas militares y por
los juegos políticos, los descendientes de los Macabeos se materializaron muy pronto,
llegando a ser unos gobernantes sin fe ni moralidad.

Segundo Libro de los Macabeos

Introducción

El segundo libro de los Macabeos no es la continuación del primero.

Mientras el anterior presenta en forma global y equilibrada la historia del pueblo judío
en esos años críticos, éste se ciñe a una serie de hechos y, a veces, de comentarios y
leyendas, que le permiten resaltar las esperanzas y los sufrimientos de los creyentes
perseguidos.

Este segundo libro, de menor interés que el primero para el historiador, tiene, sin
embargo, suma importancia en la Biblia por su visión, muy profunda, respecto al
sufrimiento y a la muerte, así como a la justicia de Dios. En especial, este libro, tal
como los de Daniel y de la Sabiduría, es el primero que afirma en la Biblia la fe en la
resurrección de los muertos.

Libro I de los Macabeos


I Macabeos (‫'ספר חשמונאים א‬, también llamado Primer Libro de los Macabeos o 1
Macabeos) es un libro deuterocanónico del Antiguo Testamento que, junto con el
siguiente, pone fin al apartado histórico de los textos sagrados. Se encuentra ubicado
entre los libros de Ester y II Macabeos.

Autor, fecha e idioma[editar]

El nombre del autor de I Macabeos permanece ignorado. Analizando el texto de su


libro sabemos que se trataba de un judío fiel y leal a su patria y su religión, y
totalmente convencido de la justicia de su causa. Era, además, un profundo conocedor
de las cuestiones técnicas atinentes a su teología.

I Macabeos fue escrito aparentemente hacia el año 100 a.C., o sea hacia finales del
reinado de Juan Hircano,1 aunque sus originales se han perdido y sólo se conserva la
versión griega de los LXX. Es, por consiguiente, casi contemporáneo de los hechos que
narra, ya que la rebelión de los Macabeos se registró entre los años 175 y 135 a.C.

Argumento[editar]

I Macabeos narra el intento de helenizar por la fuerza a los judíos, por parte de Antíoco
IV Epífanes, un rey de la dinastía seléucida. Los judíos más fieles no se resignan a esta
suerte de ingeniería social, se sublevan y se rebelan, conducidos por Matatías, un
anciano líder religioso.Los cinco hijos de este se llaman Judas, Jonatán, Simón, Juan y
Eleazar y pronto se convierten en actores principales de la unificación del pueblo judío
en la resistencia contra los invasores griegos.

Estructura[editar]

El libro puede dividirse en:1

Preámbulo: 1,1-64

Matatías desencadena la guerra santa: 2,1-70

Judas Macabeo, jefe de los judíos: 3,1-9,22

Jonatán jefe de los judíos y sumo sacerdote: 9,23-12,53

Simón sumo sacerdote y gobernante local de los judíos: 12,54-16,24


Aspectos históricos[editar]

Contrariamente a los libros históricos anteriores (Tobit, Judit y Ester), I Macabeos no


tergiversa u oscurece voluntariamente un hecho histórico pedestre para exaltar la
operatividad de Dios en favor del pueblo judío.El autor, en cambio, toma un hecho
histórico real (la rebelión de los Macabeos), trascendental de por sí para la historia de
su pueblo ya que se lo considera la primera revolución nacionalista hebrea, y lo
describe de modo bastante imparcial y con suma objetividad. Esto convierte a I
Macabeos en un documento histórico inapreciable, aunque en algunos pasajes se
observa el cariño con que el autor trata a los personajes que lo protagonizan e incluso
se entusiasma con las nobles luchas que está narrando.

Sentido religioso[editar]

El libro muestra un respeto por la fe y la piedad. Tanto es así, que ni siquiera se atreve
a llamar a Dios Yahvé o Señor, prefiriendo en cambio mencionarlo como
"cielo".Numerosas veces los combatientes recurren a la oración para acrecentar su
fuerza, y evidencian una inquebrantable confianza en que Dios prestará su ayuda a
quienes dan su sangre en la lucha por la causa de Israel.Cuando los Macabeos triunfan,
el autor bíblico atribuye este éxito al apoyo y la ayuda que Dios les ha prestado

Libro II de los Macabeos


II Macabeos (también llamado Segundo Libro de los Macabeos o 2 Macabeos) es un
libro deuterocanónico del Antiguo Testamento en el Catolicismo, pero considerado
apócrifo por los protestantes. Y que junto con el anterior, pone fin al apartado
histórico de los textos sagrados. Se encuentra ubicado entre I Macabeos y Job.

Autor, fecha e idioma[editar]

No conocemos el nombre de su autor. Sólo podemos decir que no es el mismo de I


Macabeos. Es por supuesto un judío alejandrino o influido por la escuela literaria
egipcia. Es evidente en él una adhesión total y completa a la Ley. En sus tiempos se lo
hubiese denominado fariseo en el buen sentido.Escribe en un griego excelente, culto y
sumamente retórico, aunque por momentos se vuelve rebuscado y edulcorado.

Origen del libro[editar]

Según el autor, II Macabeos no es más que un resumen de un libro escrito por un tal
Jasón de Cirene en cinco volúmenes, del cual se sabe muy poco.

Fecha de composición[editar]
No la conocemos con exactitud, pero el original griego de Jasón de Cirene se escribió
entre los años 130 y 125 a.C. Por lo tanto, el recopilador autor de II Macabeos tiene
que haber redactado este resumen entre 125 y 63 a.C.

Relaciones con I Macabeos[editar]

Contrariamente a lo que pudiera pensarse, II Macabeos no es la continuación de I


Macabeos. En realidad narra acontecimientos que están contenidos en el anterior,
pero si éste se extendía durante 41 años, II Macabeos relata sólo 15 (176-161 a.C).Sin
embargo, ambos libros divergen en muchos aspectos y hechos, que se explican porque
los objetivos de ambos autores son también muy diferentes. El que nos ocupa se
propone tan solo exaltar loas al Templo de Jerusalén y no relatar la rebelión contra los
griegos.En otros lugares completa y profundiza los hechos narrados en el libro
anterior.

Argumento[editar]

El libro se centra en dos fiestas religiosas: la Dedicación del Templo luego de su


reconstrucción y el día en que Nicanor amenaza al edificio sagrado. Cuenta también la
herejía sacrílega de un tal Heliodoro.

Aspectos históricos[editar]

Leído junto con su similar, II Macabeos hace un retrato histórico preciso de la religión
judaica y de su interminable lucha para mantener, pura e incontaminada, su religión
monoteísta.

Sentido religioso[editar]

El libro II Macabeos es muy importante en la doctrina religiosa del Antiguo


Testamento. Su intención, aparte de las ya explicadas, es demostrar la existencia de los
poderes angélicos y dos conceptos que suenan conocidos para el cristiano moderno: la
intercesión de los santos y la resurrección de la carne.

En otros sitios se ocupa también de los castigos que el Más Allá reserva a los pecadores
y de la ayuda que la oración acerca a los fieles difuntos.

Otros libros de los Macabeos: canonicidad[editar]

Existen cuatro libros de los Macabeos. I y II Macabeos (como Tobit, Judit y las partes
griegas agregadas a Ester) son considerados deuterocanónicos, esto es, aceptados por
la Iglesia Católica pero no por las iglesias protestantes.III y IV Macabeos, por el
contrario, son considerados apócrifos por judíos, debido a que en el tiempo en que se
estableció este, no se había descubierto aún el manuscrito arameo y sólo existía el
griego. aunque las iglesias ortodoxas y orientales los acepten como deuterocanónicos.
Críticas[editar]

Este libro presenta algunas doctrinas que, para Lutero y sus seguidores, no concuerdan
con las enseñanzas del Antiguo Testamento: La intercesión de los santos y la ayuda
que la oración brinda a los fieles difuntos. En II Macabeos 15:12-16, se presenta la
intercesión en favor de Israel del difunto sumo sacerdote Onías -del tiempo de Judas
Macabeo- y de Jeremías el profeta, fallecido unos 400 años antes.1 Aparentemente,
siguiendo la postura luterana, ésta enseñanza se contradice con Eclesiastés 9:5 que
dice:
"Porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos nada saben, ni tienen
más recompensa. Su memoria cae en el olvido."

Eclesiastés 9:5. (Versión Reina Valera 1960).

Sin embargo, podríamos también encontrar en este versículo contradicciones con


doctrinas cristianas tan importantes como la resurrección o la salvación, con lo cual se
debería excluir esta interpretación tan literal. Es por esto que el resto de iglesias
cristianas (ortodoxas, coptas, orientales y católicas) no dudan de la historicidad de
estos libros, mientras fueron excluidos de la Biblia por Lutero, junto con el resto de
deuterocanónicos, por no hallarse él de acuerdo con la doctrina de la comunión de los
santos, explícita en este libro.

Asimismo, otra de las críticas que se plantean desde la postura luterana o protestante,
es que dicho libro, podría reconocer no ser escrito sobre la base de una inspiración por
parte de Dios, contradiciendo este principio que da veracidad a la Biblia:

"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia"

2 Timoteo 3:16. (Versión Reina Valera 1960).

Se hace referencia a los siguientes versículos:

"Así pasaron los acontecimientos relacionados con Nicanor. Como desde aquella época
la ciudad quedó en poder de los hebreos, yo también terminaré aquí mismo mi relato.
Si ha quedado bello y logrado en su composición, eso es lo que yo pretendía; si
imperfecto y mediocre, he hecho cuanto me era posible. Como el beber vino solo o
sola agua es dañoso, y en cambio, el vino mezclado con agua es agradable y de un
gusto delicioso, igualmente la disposición grata del relato encanta los oídos de los que
dan en leer la obra. Y aquí pongamos fin"
LECCION # 17

SUBLEVACION DE LOS MACABEOS

Versión Resumida

* ¿Qué sucede durante y después de Alejandro Magno con los judíos?

Alejandro trató a los Judíos con magnanimidad y tenía respeto por su religión.
Cuando murió Alejandro Magno sus generales se dividieron el reino. Así justamente
200 años aC Judea quedó en manos de Tolomeo, que reinaba en la parte de Egipto y
gobernó a los Judíos durante 100 años.

Tolomeo también fue muy benevolente con los judíos. Hasta se interesó en sus
Escrituras, tanto que pidió que se tradujeran al griego. Es precisamente en este
momento, durante el reinado de Tolomeo que se redacta en Canon de los 70.

* ¿Por qué se llama el Canon de los 70?

Tolomeo le pidió al Sumo Sacerdote en Jerusalén esta traducción de las Escrituras al


griego. Fueron enviados a Alejandría, capital del Imperio Tolomeo, 70 sabios de las
escrituras, bilingües en griego y arameo.

* Ahora bien, si todo estaba tan bien ¿por qué de repente surge la revuelta de los
Macabeos?
Porque en el 200 aC Judea cae en manos de los reyes de Siria, los selúcidos, sucesores
también de Alejandro Magno, pero no como los Tolomeos, sino muy violentos y
sanguinarios.

El peor de estos reyes fue Antíoco Epifanes que invadió Jerusalén en 167 aC, profanó
el Tempo de varias maneras (una de las cuales fue sacrificando cerdos en él) y montó
una estatua del dios griego Zeus en el altar del Templo.

Antíoco prosiguió la helenización iniciada por Alejandro Magno con gran celo y
violencia:

Se les prohibió a los Judíos practicar su religión. No podían observar las fiestas, ni
ofrecer sacrificios al Verdadero Dios. Tan estricta era esta política, que era una ofensa
mayor y causa de muerte el tener las Escrituras. (!!!)

Surgen, entonces, verdaderos héroes mártires que se oponen a ser helenizados y a


renegar de su fe y a romper la Alianza.

* ¿Dónde están recogidas las hazañas y los martirios de esta época?

En Macabeos 1 y 2. Lo curioso es que la ordenación cronológica de Mac 1 y 2 no es


lógica. Comienza primero Mac 2 por unos 12 capítulos y luego corre junto con Mac 1.

* ¿Cuál es el primer torturado y mártir que nos presenta Mac 2?

Un anciano de 99 años llamado Eleazar, a quien querían obligar a comer carne de


cerdo. Sucedió que algunos que le compadecían por su edad, le aconsejaron fingir que
comía carne de cerdo comiendo cualquier otra carne permitida. Eleazar se opuso
rotundamente y estuvo dispuesto a sufrir cualquier tortura con tal de no manchar su
alma violando este mandato de Dios.

* ¿Cuál es el otro pasaje del Libro de los Macabeos que es un ejemplo conocido
de varios martirios dentro de una misma familia?

Antíoco Epifanes ordenó a una viuda, cuyo nombre no conocemos a que ella y sus siete
hijos fueran llevados a su presencia para hacerlos comer carne prohibida. Al oponerse
todos, comenzaron por azotarlos. El mayor de todos le dijo al rey que estaban
dispuestos a morir y a no transgredir la ley de su Dios.

Esto enfureció a Antíoco, quien ordenó que le fuera extraída la lengua al joven, le
arrancaran la piel de su cabeza y sus manos pies mutilados. Y luego de sufrir estos
horribles tormentos, fuera quemado vivo delante de su madre y sus hermanos.

Así fueron torturados y muertos uno a uno de los siete hermanos. Y al final también
murió la madre.

* Aparte de la muestra de valentía y heroísmo, ¿qué otras muestras dio esta familia
durante este terrible episodio?

1. La fe en la resurrección y en qué consiste esta promesa de Dios:

2ª Mac 7:

“El Rey del mundo nos resucitará”

“De Dios he recibido estos miembros, y de Dios espero recobrarlos”

“El Creador del mundo, que formó al hombre en el comienzo les devolverá en
su misericordia el aliento”
2. La fe en la vida eterna y en el castigo eternos:

“Dios que nos resucitará; tú, en cambio, no tendrás parte en la resurrección para la
vida.” (2ª Mac 7, 14)

3.No aceptar soborno aún ante la muerte:

El Rey, no sólo trató de ganarlo con palabras, sino que con juramentos le prometía
hacerlo rico y feliz. (2ª Mac 7, 24)

4. Los jóvenes anuncian a Antíoco un final muy duro. El menor muere “invocando a
Dios para que pronto se apiade de nuestra raza, y tú, con tormentos y azotes, llegues a
confesar que El es el único Dios”. (2ª Mac 7, 37)

* ¿Todos los judíos fueron fieles?

Muchos lo fueron, pero otros apostataron. Había unos judíos helenizados que habían
construido un gimnasio y hasta se habían revertido la circuncisión, repudiando así la
Alianza con Dios.

* ¿Quién surge para dirigir a los judíos contra los desmanes de Antíoco?

El sacerdote Matatías que vivía en Modín y tenía cinco hijos: Juan, Simón, Judas,
Eleazar y Jonatás.
Cuando llegaron a Modín emisarios del rey Antíoco para forzar a la apostasía y para
que ofrecieran sacrificios a los ídolos, Matatías se negó diciendo:

-Aunque todos obedezcan al rey, mis hijos y yo seguiremos la Ley de nuestro Dios.

Aún estaba hablando cuando un judío se adelantó a ofrecer sacrificio a los ídolos.
Matatías encendido en el celo por el honor de Dios no pudo contenerse y lo degolló
sobre el altar. Inmediatamente se volvió al comisario del rey y lo mató también;
destrozó el altar y gritó:

-¡Todo el que mantenga la Alianza que me siga!

* ¿Qué sucede cuando muere Matatías?

Matatías había nombrado como su sucesor en 166 aC, al más valiente de sus hijos,
Judas, llamado el Macabeo, que significa martillo. Tenía mucho coraje, era capaz
guerrero y asumió la dirección del ejército judío.

Judas Macabeo se enfrentó a viarios generales sirios y logró recuperar la ciudad de


Jerusalén y el Templo.

* ¿Qué hace Judas Macabeo con relación al Templo?

Ordena la purificación del Templo. El Templo había sido contaminado y desecrado


debido a los altares eregidos a los dioses falsos. Así que había que purificarlo
removiendo todo lo impuro y pagano que había servido para el culto a los ídolos.
* ¿Y Antíoco?

Antíoco había sufrido una buena derrota en Persia y al enterarse de las celebraciones
de los judíos, decidió que vengaría su derrota persa con los pobres judíos. Pero se
enferma, tiene un accidente yendo hacia Jerusalén y muere de una muerte terrible:

Tan podrido estaba su cuerpo que hasta gusanos tenía y sus carnes, vivas aún, caían a
pedazos entre desgarramientos y dolores. Su fetidez era intolerable y apartaba a todo
el ejército… Ni él mismo podía soportar su fetidez… De esta forma acabó aquel
blasfemo y asesino, sufriendo atroces tormentos. Murió entre montañas y en tierra
extraña, con una muerte miserable. (2ª Mac 9, 9. 12. 28)

* ¿Cuál es la principal conclusión sobre el fin de Antíoco Epifanes?

La muerte de este rey tan nefasto fue tal como la predijeron los Siete Hermanos. Caer
en la justicia de Dios puede ser horroroso. Si Antíoco Epifanes, quien causó tantos
daños físicos y morales a los judíos, sufrió así para morir, ¡cómo será el Infierno!

* ¿Qué actitud toma el sucesor de Antíoco?

El hijo sucesor de Antíoco envió a sus más fuertes generales a tomar Judea y Jerusalén
de nuevo.

* ¿Qué hace Judas Macabeo?

Al ver la dimensión del ejército, Judas Macabeo y su pequeño grupo de guerreros


recurrieron a Dios en humilde oración.
* ¿Qué ayuda recibió en ejército judío de parte de Dios?

Ángeles que luchaban a favor de ellos, haciendo a Judas invulnerable y atacaban


irremediablemente a los enemigos.

* ¿Qué sucede a algunos soldados judíos en una de las batallas?

Sucede algo que luego ha resultado muy importante para apoyar el dogma de la Iglesia
Católica sobre el Purgatorio.

Algunos judíos muertos en batalla, al prepararlos para ser enterrados, se les consiguió
amuletos escondidos en sus túnicas. Cargar amuletos estaba totalmente prohibido por
la ley del anatema, la cual les obligaba a destruir todo lo que hubiera servido para
rendir culto a ídolos.

Pareció evidente a todos que el motivo de la muerte de estos soldados fue el tener
escondido esos fetiches idolátricos y por eso Dios les había quitado su protección.

El valiente Judas exhortó a sus hombres a que evitaran en adelante tales pecados, pues
acababan de ver con sus propios ojos lo que sucedía a los que habían pecado… Efectuó
entre sus soldados una colecta y entonces envió hasta dos mil monedas de plata a
Jerusalén a fin de que allí se ofreciera un sacrificio por el pecado. Todo esto lo hicieron
muy bien inspirados por la creencia de la resurrección, pues si no hubieran creído que
los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos.
(2ª Mac 12, 42-44)

* ¿Por qué es tan significativo este episodio para la doctrina católica?


Este episodio muestra que desde el Antiguo Testamento los judíos, no sólo creían en la
futura resurrección (como también lo muestran las exclamaciones de los siete
hermanos), sino que también creían en la oración por los difuntos.

Porque creían que algunos difuntos no estarían en el Infierno, sino en un sitio en que
debían purificarse de sus pecados y que los que aún estaban en la tierra podían orar y
ofrecer sacrificios por ellos, para que se libraran del estado en que se encontraban.

* ¿Cómo se aplica esto a nuestra vida?

Al morir unas almas van al infierno, a la condenación eterna, pues mueren en pecado
mortal y sin arrepentimiento.

Otras pocas van al cielo, a la felicidad eterna, directamente, pues mueren sin pecado y
ya purificadas de las consecuencias de los pecados que hayan podido cometer.

Pero una buena cantidad va al Purgatorio, ese estado/sitio de purificación en que el


alma va siendo liberada de los pecados veniales que pueda tener en su conciencia y
también de las consecuencias de los pecados mortales ya perdonados, pero que no
hayan sido purificados en esta vida, porque al Cielo “no puede entrar nada manchado”
(Ap. 21, 27).

* ¿Por qué las Biblias Protestantes no tienen los libros de los Macabeos?

Porque a Lutero, que basaba su doctrina en dos pilares sólo la Fe y sólo la Escritura, y
además quería eliminar la noción del Purgatorio, no le convenía el contenido de 2ª
Mac 12, pues allí se muestra con claridad que desde el Antiguo Testamento ya se creía
en la oración por los difuntos para ayudar a las almas en su etapa de purificación en el
Purgatorio. Ambas cosas no calzaban con sus novedades teológicas.

* ¿Hay algún otro momento en que haya habido ayuda celestial especial para los
Macabeos?

Cada hombre quedó armado no con espada y escudo, sino con la certeza que procede
de palabras nobles. Para confirmar todo esto, les narró un sueño digno de fe o, mejor
dicho, una visión por la que todos se alegraron. (2ª Mac 15, 11)

En esta visión aparecían Onías, el Sacerdote asesinado, y el Profeta Jeremías orando


por el pueblo judío.

* ¿Qué nos muestra este episodio con la visión que tuvo Judas Macabeo del Sumo
Sacerdote Onías y de Jeremías?

La intercesión y la intervención de los Santos en ayuda de los hijos de Dios.

Debemos tener claro que los Santos intervienen porque Dios así lo desea. Y también
que quien hace los milagros es Dios y no los Santos.

* ¿Cómo fue la muerte de Judas Macabeo?

Judas siguió ganando muchas batallas, pero en una de éstas con un ejército inferior de
25.000 contra sólo 800, perdió la vida, como un valiente y entregado a los designios
divinos.
* ¿Se acaba la historia de los Macabeos con la muerte de Judas?

La guerra de los Macabeos no termina con la muerte de Judas, ya que Jonatán, su


hermano, lo sucedió. Y así se fueron sucediendo tres de los hermanos: Judas-Jonatán-
Simón.

Jonatán, que ya era Sumo Sacerdote, sucede a su hermano Judas, como jefe el ejército.

Jonatán fue asesinado vilmente por los Sirios en 143 aC. Al morir, el siguiente
hermano, Simón, fue elegido como Sumo Sacerdote y como líder de los judíos.

Simón logró liberar totalmente a la nación judía de los Sirios, al derrotar al rey
Demetrio en 142 aC. y, como agradecimiento, los Judíos otorgaron de manera
hereditaria la dignidad de Príncipe y de Sumo Sacerdote a la familia de Simón.

* ¿Qué significado espiritual podemos ver en todas estas guerras y batallas?

Nosotros tenemos una guerra continuada contra nuestro Enemigo, el Enemigo de Dios,
y su ejército.

Nosotros luchamos por la salvación de nuestra alma y por la salvación de las almas de
otros. Luchamos contra nuestras inclinaciones al pecado, contra las tentaciones.
Luchamos para no caer en pecado y para salirnos del pecado si lo cometemos. Así
lograremos la victoria de nuestra salvación.
Nuestras armas son la oración, los Sacramentos, la Palabra de Dios. Y nuestros
compañeros de armas son nuestros Ángeles de la Guarda, los Santos del Cielo y muy
especialmente la Santísima Virgen María, quien es la Conductora de nuestro Ejército.

* ¿Cómo entraron los Romanos a gobernar Judea?

Los Judíos, divididos por diferencia entre ellos llamaron a los Romanos para que
decidieran en una disputa sobre el cargo de Sumo Sacerdote en Jerusalén. Así
entraron a gobernarlos y se quedaron por mucho tiempo.

Los Romanos designaron como gobernador, representante del Emperador, en el 37 aC


a Herodes, un Edomita sanguinario, quien para asegurarse el poder, comenzó matando
a todos los descendientes de los Macabeos, entre los que estaba su propia esposa,
Mariamne y los dos hijos que tenía de ella.

También se le conoce por la matanza de los inocentes, con el fin de eliminar al Rey de
los Judíos, del que le informaron los Reyes Magos.

* ¿Nunca más se alejaron de Dios y de la Alianza los judíos?

Los judíos, luego del regreso del Exilio, habían seguido adorando al verdadero Dios sin
desviarse. Esa tendencia se fortaleció en la época de Judas Macabeo, como queda
demostrado con los tremendos sacrificios a que fueron capaces de someterse.

Pero poco a poco se enfrió y se desfiguró el culto a Dios, porque lo adoraban con sus
labios, pero su corazón estaba muy lejos de El.

Y fueron quedando con una observancia de la Ley meramente externa, pues no había
un deseo interior de cercanía con Dios.
* ¿Cómo influye esta época en la situación político-religiosa para el tiempo de la
llegada del Mesías?

En esta época surgen las sectas de los Fariseos y los Saduceos, tan presentes en el
momento en que Cristo comienza su vida pública.

La vida religiosa de este tiempo estaba dedicada al estudio de la Ley en las Sinagogas.
Los jefes de las Sinagogas eran los Fariseos, pero éstos se concentraron más en la Ley
que en la piedad personal.

Los Saduceos estaban aún más alejados de Dios. No creían en la inmortalidad del
alma, ni en la resurrección; por tanto, tampoco en la vida eterna.

Fariseos y Saduceos gobernaban al pueblo judío desde en Sanedrín, que era una
asamblea de 71 miembros, presidida por el Sumo Sacerdote que era Saduceo. Caifás,
quien presidía el Sanedrín en el momento del juicio a Jesús, era Saduceo.

Entonces: estas dos sectas, enemigas acérrimas una de la otra, ejercían mucho poder
en el pueblo judío para el momento de la llegada de Cristo.

* ¿Qué es la plenitud de los tiempos?

A medida que pasaba el tiempo, las promesas sobre el Redentor se fueron haciendo
más comprensibles.

Es el momento maduro para la llegada del Mesías. De ese momento nos habló después
San Pablo
* ¿Qué quedaba por cumplirse?

La profecía de Jacob s su hijo Judá.

Gen 49:

10. El cetro no será arrebatado de Judá ni el bastón de mando de entre sus


piernas hasta que venga aquél a quien le pertenece y a quien obedecerán los pueblos.

El Mesías vendría de la Tribu de Judá, que es lo que Cristo quiso decir a la Samaritana:
la salvación vendría de los judíos (Jn 4, 22).

Sin embargo muy pocos judíos pensaban en el Mesías como un Redentor del pecado,
que traería la gracia y la verdad.

Más bien ellos esperaban un Mesías que los liberaría del dominio de Roma y de la
tiranía de Herodes, para establecer el reinado terreno de David, e inclusive, agrandar
las fronteras de Judea y someter a todas las naciones.

Y San Juan al comienzo de su Evangelio nos dirá qué sucedió:

Y la Palabra se hizo carne, habitó entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que
recibe del Padre el Hijo único, en El todo era don amoroso y verdad. (Jn 1, 14)

http://www.buenanueva.net/biblia/3-
biblia3er_anio/3_3_biblia_Resumida/biblia_res_17-
macabeos.html
La Dominacion Griega
El año 332 AC Palestina fue conquistada por Alejandro Magno.

Esta fue una dominación corta pues Alejandro Magno murió muy joven, pero tras su
muerte, Palestina quedó bajo el control de Egipto y comenzó un proceso de
helenización.

En el 197 AC Palestina pasó al control sirio y la influencia helenística se impregnó aún


más en las capas sociales más pudientes, hasta el punto de que incluso su calendario
empezó a contar los años desde el imperio griego.

La sociedad judía se encontró entonces dividida en dos facciones antagónicas. A un


lado estaban los judíos helenizados, en su mayor parte miembros del gobierno y ricos
comerciantes que habitaban en Palestina y en numerosas ciudades esparcidas por
Asiria, Turquía, Grecia y Egipto.

Muchos de estos judíos, obligados a vivir en un país extranjero por razones


comerciales o por huír de la dura represión que durante siglos habían sufrido en
Palestina, comenzaron a olvidar algunas de sus costumbres ancestrales hasta el punto
de que llegaron a usar sólo el idioma griego en sus relaciones sociales y comerciales,
haciendo que en un par de generaciones aparecieran muchos descendientes de judíos
que desconocían el idioma hebreo.

Para que los judíos griegoparlantes pudieran leer la Torá, en esa época se hizo una
traducción de las escrituras al griego, traducción que posteriormente sería conocida
como la de los LXX, porque en la tarea colaboraron setenta rabinos.

Al otro lado estaban los judíos que se mantenían fieles a sus tradiciones.

Y no solo fieles, atacadas sus creencias desde dentro por los judíos que habían vendido
su religión a cambio de posición social o económica, los creyentes judíos se volvieron
más y más fanáticos llevando el cumplimiento de la ley a extremos nunca vistos
anteriormente.

En el año 167 AC Antíoco Epífanes, con el fin de acabar con los problemas provocados
por los fanáticos judíos, decidió acabar con su religión y a tal fin ordenó que en el
templo de Jerusalén se ofrecieran sacrificios a otros dioses distintos de Yavé.

Pero un sacerdote de la familia de los macabeos se rebeló iniciando un motín al que en


poco tiempo se unieron muchos celosos de la ley. Él y sus descendientes lucharon
durante años contra las tropas de Antíoco.

La secta de los "celosos de la ley", que posteriormente serían llamados nazoreanos o


nazoreos, formaron comunidades alejadas de las ciudades y en ellas llevaron a cabo un
feroz activismo religioso-político-militar contra los sirios y los judíos que habían
olvidado los caminos de su dios.
No sólo se inició así la secta de los nazoreos, también surgieron muchos mártires
religiosos. Los presos capturados por Antíoco se enfrentaban a una alternativa terrible,
vivir abandonando y traicionando las leyes de Yavé o morir en medio de crueles
tormentos.

Hasta los más niños eran capaces de soportar las torturas antes que prestarse a adorar
un dios que no fuera Yavé.

Durante esta época se produjeron varias oleadas de refugiados que tuvieron que huir
de Judea ante los terribles estragos de la guerra. Deshaciendo el camino que tiempo
atrás había seguido Abraham, los refugiados llegaron a Damasco para desde allí
dirigirse al Este, hacia Babilonia. Otros grupos se establecieron en la zona al sur de
Damasco fundando varias ciudades judías en tierra siria.

Tras varios años de guerras, los macabeos consiguieron la independencia de Judea y


los nazoreos tomaron el control del templo, pero de nuevo la independencia les duró
poco.

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