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UN POCO DE HISTORIA SOBRE LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS Y LA INVESTIGACIÓN

SOBRE LA PAZ
Los orígenes de estos estudios podríamos encontrarlos en los años 30, cuando el ruso Sorokin
funda el Departamento de Sociología en la Universidad de Harvard, y estudia las guerras de los
últimos siglos. En los años cuarenta, el metereólogo británico Lewis Richardson, cuáquero,
estudió también las causas de la guerra y creó un modelo matemático sobre el rearme, y
Quincy Wright, profesor de Ciencia Política de la Universidad Chicago, publicó el monumental
“Un estudio sobre la guerra”, con una visión ya multidisciplinar sobre el tema. Mary Parker fue
también una pionera en los estudios sobre negociación con ganancia mutua, en lo que ella
llamaba “intercambio integrativo”.

Como disciplina académica, los inicios de la investigación para la paz se remontan a los años
50, justo después de la Segunda Guerra Mundial, por la preocupación sobre las armas
nucleares y el conflicto entre las grandes potencias. Una de las figuras más emblemáticas de
aquella época fue el economista norteamericano Kennet Boulding, cuáquero impulsor en 1955
de la revista Journal of Conflict Resolution, junto al psicólogo Anatol Rapoport, que dos años
después crearon un Centro para la Investigación y la Resolución de Conflictos, y con
aportaciones muy importantes en multitud de temas (el declive de la nación-Estado, el
concepto de poder, el rol de los organismos internacionales, la economía de la paz, etc.). A él
le debemos el concepto de “poder integrativo”, asociado con la persuasión y la transformación
de los problemas a largo plazo. Su esposa, la sociológa Elise Boulding, continúa siendo todavía
una de las luces más brillantes en el pensamiento sobre la paz, con aportaciones decisivas en el
desarrollo de la cultura y la educación para la paz, el cosmopolitismo, el potencial de la
sociedad civil, las posibilidades de una cultura cívica global, el uso de la imaginación social, la
reforma de las instituciones internacionales, los talleres para imaginar el futuro deseado, etc.
Una de las insistencias de Elise es la de que deberíamos pensar y actuar con un espacio
temporal de 200 años en nuestra mente (pensar en la herencia del pasado y lo que debemos
dejar para las futuras generaciones).

En los años 60, destacan las aportaciones del diplomático australiano John Burton, quien
avanzó la tesis de que el conflicto forma parte de la naturaleza humana, y de que para
abordarlo hay que desarrollar la “provención” (o capacitación). La provención se refiere a los
medios por los cuales se anticipa y maneja una situación, eliminando las posibles causas del
conflicto, sin la reserva de una amenaza del uso de la fuerza, lo contrario, por tanto, de las
teorías de ataque anticipatorio. La provención podría ser también una filosofía política, una
manera general de abordar el gobierno. En 1966 fundó el Centro de Análisis de Conflictos, con
sede en Londres, y estuvo muy influenciado por la teoría de los sistemas y la teoría de los
juegos. Ha sido pionero también en el desarrollo de talleres de resolución de conflictos
internacionales.
EL OREIGEN DE LOS COMFLICTOS
Vivimos en una sociedad repleta de conflictos. Los telediarios son el mejor ejemplo de ello:
guerras, desacuerdos políticos, maltrato, enfrentamientos, violencia…todos estos problemas
son los síntomas que nos alertan de que habitamos en un mundo enfermo… pero….

¿Por qué se genera el conflicto?

El conflicto nace de la discrepancia entre ideas, creencias, pensamientos, tendencias, puntos


de vista. En definitiva, surge porque cada individuo de este planeta usa unas gafas diferentes
para ver e interpretar el mundo que le rodea.

A lo largo de su vida cada persona va configurando su escritorio mental y lo va llenando con los
aprendizajes que va teniendo mientras crece y experimenta, con los valores que le inculcan en
casa y en la escuela, con los conceptos sobre lo que considera bueno y malo. Y esto lo hace
para cada una de las áreas de su vida: familia, pareja, trabajo, amistades, política, religión, …
De tal forma que cuando alcanza la edad adulta tiene un disco duro lleno de conceptos sobre
todo lo que le rodea, y es bajo el filtro de esos conceptos con el que interpreta la realidad en la
que vive.

Bajo esta perspectiva, encontrarse con una persona que tenga el mismo escritorio mental que
el tuyo, es imposible. Se podría esperar que personas que han tenido vidas similares y vivido
en entornos parecidos, tuvieran un contenido mental parecido, pero, aun así, seguiría siendo
absolutamente dispar.

Además de la naturaleza única y genuina propia de cada escritorio mental, hay otra
característica que es clave a la hora de entender el origen de los conflictos, y es que cada
individuo tiene la creencia y la absoluta convicción de que su escritorio mental es el adecuado,
es decir, que está firmemente convencido de que su manera de ver e interpretar el mundo es
la correcta y estará dispuesto a defender su criterio a toda costa, y llevarlo hasta las últimas
consecuencias. Y aquí está el verdadero origen del conflicto.

Por tanto, el conflicto surge de la ignorancia, del desconocimiento y de la incapacidad para


darse cuenta de que las ideas, conceptos, creencias y puntos de vista con los que
interpretamos el mundo, no son más que condicionantes ligados a circunstancias externas
espacios temporales, es decir, surgen en un lugar concreto y en una cultura y época concreta.

Vivir siguiendo las directrices que nos marca nuestro escritorio mental, tiene nefastas
consecuencias para nuestro bienestar. Nos impide ser libres y ver la realidad sin juicios, es
decir, ver las cosas tal y como son. Incrementa las posibilidades de entrar en conflicto con
nuestro entorno, cuando se cuestiona nuestro punto de vista o cuando discrepamos respecto
al criterio de otros, y nos mete en una «guerra» absurda y sin sentido.
NATURALEZA DE LOS CONFLICTOS ANIMALES
En la naturaleza, las relaciones ecosistémicas en las que un organismo se beneficia provocando
un daño a otro se denominan “relaciones antagónicas”. Las relaciones antagónicas se dan
porque los organismos tienen intereses en conflicto. Por ejemplo, una garrapata puede tener
un interés en alimentarse de la sangre de un ciervo porque le aporta nutrientes y, por tanto, la
beneficia. Esto entra en conflicto con los intereses del ciervo porque parte de su energía se
destina a alimentar a la garrapata, debilitando su estado físico. Los principales ejemplos de
relaciones antagónicas son aquellas en las que un organismo se nutre dañando a otro, en
particular mediante el parasitismo o la depredación.

También pueden darse relaciones antagónicas dentro de una misma especie, cuando los
intereses de sus individuos entran en conflicto. Por ejemplo, en ambientes con recursos
limitados, los animales luchan para asegurar el territorio, las parejas o el estatus social dentro
de un grupo. Algunos animales devoran a miembros de su misma especie, incluyendo
hermanos y crías. Analizamos este tipo de relaciones en el texto sobre conflictos
intraespecíficos. Y también puede darse relaciones antagónicas entre machos y hembras
dentro de una especie.

Dos casos habituales de relaciones antagónicas entre diferentes especies son el parasitismo y
la depredación. Generalmente, los depredadores son mayores o del mismo tamaño que los
animales a los que depredan, mientras que los parásitos suelen ser mucho menores. Muchos
parásitos pasan toda su vida dentro de un solo huésped sin matarlo. La excepción a esto son
los parasitoides, que viven a expensas de un único huésped, y finalmente lo matan. Un
ejemplo es la familia de avispas Ichneumonidae cuyas hembras ponen sus huevos en un
huésped vivo como una oruga. Las larvas posteriormente consumen a su huésped, a quien solo
matan cuando están a punto de abandonar el cuerpo.1 Los parásitos suelen pasar toda su vida
dentro de un solo huésped, al cual por lo general no matan. Una excepción a esto es la de los
parasitoides, que solo interactúan con un huésped al que finalmente matan. Un ejemplo es la
familia de avispas Ichneumonidae, cuyas hembras ponen los huevos en huéspedes con vida,
como las orugas. Cuando las larvas nacen empiezan a devorar al huésped, al que solamente
matan cuando van a abandonar el cuerpo.

PARASITISMO Y PARASITOIDISMO

El parasitismo es extremadamente habitual. La mayoría de animales salvajes alberga diferentes


tipos de parásitos. Muchos de ellos son patógenos microbianos como virus que pueden dañar
a sus huéspedes causándoles enfermedades. Otros son organismos mayores, incluyendo
animales.

Algunos parásitos no causan un gran daño a los animales que infestan. Sin embargo, otros les
provocan dolor y los debilitan. Los parasitoides terminan matando a los animales que infestan.
Pero también existen daños indirectos del parasitismo. Por ejemplo, las acciones de un
parásito pueden producir fatiga, lo que dificulta al huésped encontrar comida y evitar a los
depredadores.

Algunos parásitos castran a sus huéspedes, dejando sus otros sistemas intactos para que estos
puedan sobrevivir. De esta forma, la energía que en principio iría destinada a la reproducción
del huésped, acaba destinándose al mantenimiento del parásito.
Algunos parásitos provocan cambios de comportamiento en los huéspedes (en particular los
huéspedes intermedios), haciéndolos más susceptibles a los depredadores (huéspedes finales).
Los huéspedes intermedios proporcionan un ambiente para que el parásito inmaduro se
desarrolle y crezca. Los huéspedes finales son aquellos donde los parásitos sexualmente
maduros se reproducen. Por ejemplo, el trematodo parasitario Dicrocoelium dendriticum se
reproduce dentro del huésped final (animales rumiantes como vacas y ovejas), y los huevos
son excretados en las heces del huésped. El primer huésped intermedio es un caracol común,
que consume las heces, y se infesta con los parásitos larvarios. El caracol forma quistes
alrededor de los parásitos, que luego excreta. Estos quistes son consumidos por el segundo
huésped intermedio, una hormiga. El parásito es capaz de controlar el comportamiento de la
hormiga, obligándola a subir a la punta de una brizna de hierba, donde será devorada por un
animal que pasta, donde el parásito ya maduro puede reproducirse.

Los parásitos pueden ser endoparásitos o ectoparásitos. Los endoparásitos viven dentro del
cuerpo del huésped, en la sangre, tejidos, cavidades corporales, tracto digestivo u otros
órganos, consumiendo los órganos internos y reproduciéndose a partir de los mismos. Algunos
ejemplos incluyen los protozoos (organismos unicelulares) y los helmintos (gusanos
pluricelulares: cestodos, nemátodos y trematodos). Los ectoparásitos también viven de los
recursos del huésped, pero lo hacen desde el exterior del cuerpo, viviendo normalmente en la
superficie (piel). Ejemplos de estos son algunos artrópodos como las garrapatas y los ácaros.

Es raro que un animal que vive en el mundo salvaje no tenga muchos parásitos de varias
especies en cualquier momento. Se estima que los parásitos superan al resto de animales por
cuatro a uno. Los parásitos pueden ser específicos de un huésped o generalistas; los últimos
suelen limitarse a un grupo taxonómico, como peces, aves o mamíferos.

Algunos parásitos se denominan hiperparásitos porque se alimentan de otros parásitos. No


deben confundirse con los superparásitos, que viven en grandes poblaciones dentro de un solo
huésped (como ocurre con las avispas cuyas larvas parasitan a las orugas). Los siguientes son
algunos ejemplos de parásitos habituales entre animales salvajes.

DEPREDACIÓN

Una de las causas de sufrimiento entre los animales salvajes es la depredación. La depredación
es, básicamente, una relación antagónica en la que un organismo (el depredador) obtiene su
energía consumiendo otro organismo (la presa), estando la presa con vida cuando el
depredador la ataca.24 Una de las definiciones estándar describe la depredación como un
proceso a través del cual un determinado animal captura y mata a otro animal, y luego
consume una parte o la totalidad del cuerpo de ese animal.

¿Cómo mueren los animales depredados?

A los animales depredados se les mata y devora de diferentes maneras. La cantidad de tiempo
que supone la muerte para la víctima también varía. Algunos depredadores matan a su presa
antes de comer su cuerpo. Pero hay otros que de manera habitual comen a los animales
mientras siguen con vida. Algunos animales, como las garzas y algunas especies de serpientes,
se tragan entera a la presa, y la digieren mientras esta todavía vive.

Es difícil calcular el sufrimiento que padecen los animales cuando son cazados y matados. Es
posible que no sea tanto como parece debido a la liberación de endorfinas, que reducen la
percepción del dolor y el estrés. Sin embargo, no debemos subestimar el dolor que los
animales experimentan cuando son atacados, y la angustia que experimentan durante la
persecución y por vivir con miedo a los depredadores.

EL UN MURCIÉLAGO:
Los murciélagos cumplen con una función indispensable en la polinización de las
plantas, dispersión de semillas y en controlar plagas, por lo que su cuidado resulta
indispensable para el medio ambiente. Los murciélagos son el segundo grupo de
mamíferos más importante por su número y por su diversidad biológica, el primero
son los roedores. Pero probablemente tienen la mayor importancia ecológica por su
impacto en la naturaleza. Así lo dio a conocer Alberto Rojas Martínez, profesor
investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) en el Área
Académica de Biología del Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI), al resaltar
los beneficios de los murciélagos para los ecosistemas y el hombre. El especialista
informó que en México existen alrededor de 137 especies de murciélagos, de las
cuales se han detectado 42 especies en Hidalgo, lo que representa al 31% de las
especies de todo el país. De las reportadas en Hidalgo 25 comen insectos, cinco se
alimentan de polen y néctar, así como dos especies de murciélagos más se alimentan
de sangre, con una pequeña representación de sólo cinco por ciento. "Los murciélagos
con su pequeño tamaño y a pesar de la repulsión que causan a la gente, son
fundamentales para el desarrollo de los ecosistemas del estado de Hidalgo. Son
animales muy voraces, con sus actividades alimenticias generan beneficios para la
naturaleza y para el hombre", enfatizó el investigador universitario. La mayoría de los
quirópteros, conocidos comúnmente como murciélagos, durante la noche consumen
una gran cantidad de insectos, con lo que evitan la proliferación de plagas dañinas para
los cultivos. El papel desempeñado por los murciélagos en el mantenimiento y
regeneración de bosques es relevante en la dispersión de semillas, o su actuación
como polinizadores, detalló el investigador.
https://www.milenio.com/estados/murcielagos-vitales-para-ecosistema-de-la-entidad

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