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Cosmogonía 

céltica

En el principio era el ilimitado Lir [1], un abismo infinito, una invisible divinidad, ni oscuridad ni luz, en
quien se daban todas las cosas pasadas y por venir. Allí, al final de un día divino, completado el tiempo y
cosechadas las Nueces del Conocimiento, los dioses participan en el Festín de las Edades y beben de
una fuente secreta. Su existencia no implica ni vida ni muerte, ni descanso ni sueño, pero todos se hallan
maravillosamente juntos. Acunados por la misma paz, yacen en el seno de Lir aquellos que después se
encontrarán en el amor o pelearán en el odio. El Gran Padre y la Madre de los Dioses se funden y Cielo y
Tierra se pierden, siendo uno en el Infinito Lir. Nada puede ser afirmado ni tampoco revelado acerca de
Lir. En el trance solitario, el profeta puede intuir su ser más allá de su suprema visión. Es un aliento con
muchas voces que no puede hablar con un solo tono, sino que se expresa a través de una multitud. Se
encuentra allende los dioses y, si estos quisieran revelarlo, solo sería posible por medio de su propia ida y
vuelta a los silencios primigenios. En ello se encuentra la raíz de la existencia de la que brota el Avellano
Sagrado, cuyas ramas son los dioses; y, mientras la noche mística tiembla hacia el amanecer, sus hojas y
sus brotes y sus centelleantes frutos germinan simultáneamente, extendiéndose sobre las aguas del
espacio. Una imagen del futuro se ha creado en la imaginación divina: y Sinan –que es también Dana [2],
la Gran Madre y Espíritu de la Naturaleza– crece sedienta por recoger su señal, marcada en el seno, y
así dar a luz de nuevo a su retoño de estrellas y de seres estelares. Entonces, la primera fuente se abre y
surgen siete corrientes como siete feroces torbellinos y Sinan es arrastrada, mezclándose con el torrente.
Cuando la fuerza del torrente se rompe, también Sinan se encuentra con la muerte.

Las Cosmogonías Egipcias


EL INSTANTE PRIMORDIAL, EL NACIMIENTO DE LOS DIOSES
Al principio de los tiempos primordiales no había nada. Al principio estaba el NUN, las Aguas
Primordiales. Ningún sonido, ninguna luz, solo silencio, las tinieblas y el vació. Antes de la
creación, el universo se componía únicamente de las aguas cósmicas.
“Cuando el cielo no había nacido, cuando los hombres no habían nacido, cuando los dioses no
habían sido alumbrados y que incluso la muerte no había nacido.”
Estas aguas eran el Nun, Padre de los dioses, ancestro de todo lo que iba a SER. El termino de
Nun podría traducirse por “El NO-SER”, la nada, lo que pre-existe antes que todo y que no
existe. Es el opuesto al mundo creado y organizado, es el caos y el desorden. Pero el Nun
albergaba en su seno un formidable poder y contenía todos los gérmenes a la espera de la
Creación. 
Esta fuerza se concretaba en un ser, el también inerte e inconsciente: el Demiurgo, el uno
único. Este dios creador, iba a sentir la vida moverse dentro de si mismo y esta mutación iba a
provocar la separación del Nun y del Demiurgo. Habiendo tomado consciencia de la vida que
se movía en él, el Demiurgo empezó a crear, moldeándose a sí mismo un cuerpo tangible.
Efectivamente, al no tener ni padre ni madre, su nacimiento fue algo brutal: 
“Ha venido a la Vida por si mismo, sin padre ni madre” dicen los textos.
Mientras tanto el Nun estaba relegado a la orilla del mundo y siguió siendo lo que era: un
espacio inhospitalario, lleno de fuerzas dañinas que amenazaban en todo momento con
perturbar el mundo organizado.
Se decía que era en el Nun que el sol se sumergía cada noche para renacer, victorioso, al alba.
En efecto el Nun abrigaba la serpienteApofis la cual quería hacer naufragar la barca solar. En
el Nun acaban las almas errantes que no habían podido acceder al reino de Osiris. El equilibrio
del mundo estaba pues en perpetuo peligro: el caos podía en cualquier momento volver a
adueñarse del mundo organizado. Los textos eran muy claros a este respecto:
“La llanura tendrá diques, las dos extremidades del mundo se unirán y los dos márgenes se
unificaran, los caminos estarán impracticables para los viajeros, las pendientes estarán
destruidas para los que quieren salir”.
Veremos, más adelante, que esta posibilidad latente de una extinción del mundo, moldeará el
pensamiento egipcio y que sus creencias estarán llenas de rituales, de actos y símbolos con el
fin de preservar, a cada instante, este equilibrio deseado por el Demiurgo. Todas las
concepciones religiosas que nacerán en Egipto se funden en un concepto único y común: la
existencia de la Nada que alberga una fuerza creadora. En la regiones que van a ir adquiriendo
una tras otra una importancia esencial en la historia de Egipto, los sacerdotes van a impartir y
enseñar una cosmogonía particular. Así pues encontramos:
En Heliopolis: Los sacerdotes heliopolitanos, impusieron el dios Re-Atum y marcaron la
diferencia en sus argumentaciones teológicas por la profundidad de sus rituales que llegaron al
país entero. Fue, con diferencia la cosmogonía más humana.

Cosmogonía griega.

En un principio solo existió el Caos. De el surgió Erebo (las tinieblas y oscuridad) y Nicte (la noche). Estos
eran los tres Entes. Del Caos surgió luego Tártaro (el infierno). De la unión de Erebo y Nicte,
nació Eros (el amor), Eter (la luz) y Hemera (el día), y de la unión de Eter y Hemera apareció Gea (la
Tierra). En lo más profundo de Gea se situó Tártaro, pero en forma independiente. Nicte, en soledad, dio
origen a Momo (el sarcasmo), Ponos (la pena), las Moiras (personificaciones del destino; Cloto, la que
hila; Láquesis, la que asigna el destino; y Antropo, la inflexible), Tánatos (la muerte), Hipnos (el
sueño), Némesis (la venganza), Apate (el engaño), Filotes (la ternura), Geras (la vejez), Eris (la discordia)
y Oizís (la angustia), y otros fenómenos que llegan hasta el hombre desde la oscuridad de la noche.  Gea,
dio origen a Urano, los cielos, y a Ponto, las aguas. De la unión de Ponto y Gea nacieron Nereo (hijo
mayor, dios leal y dulce, del mar benéfico, padre de las Nereidas con la Oceánide Doris),Taumante (se
unió a la Oceánide Electra, y engendraron a Iris, diosa del arco iris, consejera y mensajera de los dioses
(generalmente de Hera); y las Arpías Aelo (viento tempestuoso), Ocípete (viento velóz) y Celeno (la
oscura), las ladronas despiadadas y crueles, que raptan a las personas, y las arrastraban por las tierras
subterráneas hasta el Tártaro) a Forcis y Ceto (juntos engendraron a las Górgonas: Esteno, Euríale y
Medusa (la Górgona de excelencia, por ser la única mortal; madre de Equidna); y a las Grayas: Enio,
Pefredo y Dino, quienes tenían un único ojo y diente para las tres que los compartían por turnos) y
a Euribia (esposa de Crió). Urano se hizo esposo de Gea y se unió a ella cubriéndola completamente. De
su matrimonio surge la Primera Generación Divina.  De su unión nacieron los Titanes: Océano (Titán del
río que circunda el mundo), Ceo (Titán de la inteligencia), Hiperión (Titán del fuego de los
astros), Japeto (Titán ancestro de la humanidad),  Crío y Crónos (Titán del tiempo y la tierra fecunda); las
Titánides: Febe (Titánide brillante, esencia luminosa), Mnemósime (Titánide de la memoria), Rea (Titánide
madre y reina de los dioses), Temis (Titánide de las leyes de la naturaleza y el orden
divino), Tetis (Titánide del mar y de las aguas fecundas), Tea (la divina de amplio brillo);
los Cíclopes (gigantes de un ojo) Arges, Brontes y Esteropes; y los Hecatónquiros (gigantes de cien
brazos y cincuenta cabezas) Coto, Briaero y Giges. Océano se unió con Tetis y engendraron a todos los
ríos del mundo (3000) y las ninfas Oceánides, que representan, lagos, arroyos, etc. (3000). Entre las
Oceánides están Clímene (esposa de Japeto),  Electra (esposa de Taumante) y Doris (esposa de Nereo).
Hiperión se unió a Tea y engendraron a Helios (el sol), Selene (la luna) y Eos  (la aurora). Ceo se unió a
Febe y engendraron a Leto (quien mas tarde es madre de Apolo y Artemisa) y Asteria (madre de Hécate,
cuyo padre es Perses). Japeto se unió a Clímene (una de las 3000 Oceánidas, hijas de Océano) y
engendraron a Atlas (quien se une a la Oceánide Pleyone, y da a luz a las 7 pléyades; y se une a
Hesperis, dando a luz a las Hespérides, las ninfas del jardín del oeste), Prometeo, Epimeteo  y Menecio.
Crío se unió a Euribia (hija de Ponto) y engendraron a Astreo (padre de los vientos (el veloz Bóreas del
norte, el purificador Zéfiro del oeste, elNoto y Euro), padre de la estrella de la mañana (Eósforo; padre
de Hesperis, el atardecer) y padre de los demás astros y estrellas, quienes tuvo junto a
Eos), Palante (junto a la Oceánide Estigia (laguna del infierno, la mayor de las Oceánides), tuvo a Bía, la
violencia, Crates, el poder, Nice, la victoria y a Zelo, la emulación) y a Perses (el mas sabio entre sus
hermanos y junto a Asteria, fue padre de Hécate, diosa de los terrores de la oscuridad) Urano se
avergonzó de sus hijos menores (los Cíclopes y Hecatónquiros) y los encerró en Tártaro (el infierno). Pero
Gea amaba a sus hijos de todas formas así que comenzó a conspirar contra Urano. Pidió ayuda a los
Titanes, pero solo Cronos estuvo dispuesto a ayudarla. Cronos encontró a Urano confiado en los brazos
de Nicte (la noche) y lo castró. De la sangre que salpicó de los testículos, surgieron
losGigantes (Alcioneo, Clitias, Encélado, Equión y Athos), las Erinias (deidades primitivas que habitan en
Erebo; son Alecto, la colérica; Mégara, la celosa; y Tisífone, la vengadora del crimen), y las Melias (ninfas
de los fresnos, las mas antiguas). Cronos arrojó los genitales de Urano al mar y de la espuma que se
levantó surgió Afrodita (diosa del amor). Tras ser derrotado Urano (gracias a la ayuda de los
Hecatónquiros y Cíclopes liberados por Cronos), fue encerrado en Tártaro. Luego Cronos volvió a
encerrar a los Hecatónquiros y a los Cíclopes.  Cronos se casó con su hermana Rea y subieron al trono
como reyes de los dioses, formando así la Segunda Generación Divina. Junto a ella engendró varios
hijos: Hestia (diosa virgen del hogar y la familia), Démeter (diosa de la tierra y la agricultura), Hera (diosa
del matrimonio), Hades y Poseidón. Pero en cuanto nacían se los tragaba, ya que Gea y Urano habían
profetizado que sería destronado por uno de sus hijos. Rea, apenada por esto, justo cuando iba a nacer
su sexto hijo, se escondió en la isla de Creta. Ahí dio a luz a Zeus. Para engañar a Cronos, le dio una
piedra envuelta en pañales. Cronos sin desconfiar, se la tragó enseguida. Zeus, escondido en Creta, fue
criado por unas ninfas y amamantado por la leche de la cabra Amaltea. La cuna de Zeus colgaba de un
árbol, ya que así, Cronos no lo encontraría en cielo, mar, ni tierra. Alrededor de su cuna estaban los
Curetes (sacerdotes guerreros), quienes cuando Zeus lloraba, bailaban y hacían sonar sus armas para
que Cronos no escuchara su llanto. Zeus ya adulto, consigue provocar que Cronos vomite a sus
hermanos. Libera también a los Hecatónquiros y a los Cíclopes que estaban encerrados en Tártaro. Así
se forma una guerra entre los Titanes y los Dioses Olímpicos. La Titanomaquia. Los Titanes eran
comandados por Cronos y los Olímpicos eran comandados por Zeus (quien contaba con la ayuda de los
Cíclopes, quienes dieron el rayo a Zeus, un Tridente a Poseidón, y el Casco de Invisibilidad a Hades; y los
Hecatónquiros, que lanzaban cien piedras a la vez con sus cien manos cada uno). Los Olímpicos
rápidamente lograron derrotar a los Titanes. Cronos y sus aliados sobrevivientes fueron encerrados en
Tártaro, y los Hecatónquiros quedaron a cargo de vigilarlos. Zeus castigó duramente a Atlas (uno de los
cabecillas de los Titanes durante la guerra, hijo de Japeto) y fue condenado a cargar los cielos y la tierra
sobre sus hombros. Zeus se convirtió en el nuevo rey de los Dioses.  Se dividió el mundo con sus
hermanos Poseidón y Hades. Se lo repartieron al azar poniendo el cielo, el mar y el inframundo en un
yelmo. A Zeus le correspondió el cielo, a Poseidón el mar (por lo que se considera dios del mar y los
océanos), y a Hades, el inframundo (por lo que se considera dios de los infiernos). La tierra y Olimpo se
consideraron territorio común a los tres. Zeus se unió entonces a Hera (diosa del Matrimonio) formando
así la Tercera Generación Divina. De su unión nacieron Ares (dios de la guerra, padre, junto a Afrodita,
de Deimos, el terror, Fobos, el temor, Harmonía, la armonía y la concordia), Hefesto (dios del fuego y de
la herrería, - fue un hijo deforme por lo que fue arrojado por su madre fuera del Olimpo, y fue criado por
unas Nereidas – padre de Erictonio, Crecops y Caco),  Hebe (diosa de la juventud, encargada de servir el
néctar que impide envejecer a los dioses), e Ilitía  (diosa de los partos y alumbramientos).  Zeus, es padre
de Atenea, quien nació luego de que Zeus se tragase a la Oceánide Metis (quien estaba embarazada) ya
que un oráculo predijo que si ella daba a luz, nacería un niño que lo destronaría. Tiempo después de esto,
Zeus sintió un gran dolor de cabeza, por lo que Hefestos le abrió el cráneo para curarle de sus dolores, y
de la herida nació Atenea, ya adulta. Zeus se unió a Leto (Hija de Ceo y Febe). Hera, al saber que Leto
estaba embarazada, pidió a Gea que engendrara a un monstruo que la persiguiera y mortificara. Así Gea
da a luz a la serpiente Pitón. Leto huía de Pitón por todo el continente, hasta que llego a una desolada isla
y ahí dio a luz a Apolo (dios de la luz solar, las artes y símbolo de la belleza masculina) y
a Artemisa (diosa de la luz lunar, la caza y el reino animal).  Zeus se unió a Maia  (la mayor de las 7
Pléyades, hijas de Atlas y Pleyone). Juntos engendraron a Hermes (el mensajero de los dioses, símbolo
de la astucia y la movilidad; padre de Pan, el dios de los pastores y de los rebaños, a quien engendró
junto a una ninfa). Zeus se unió a la titánide Temis, y juntos engendraron a las  Horas  (representantes del
orden de la naturaleza y del orden social; Eunomia (el orden), Diké (la justicia) e Irene (la paz). Zeus se
unió a la Oceánide Eurínome, y juntos engendraron a las Gracias (diosas de la elegancia y la alegría;
Aglaya, Eufrósine y Talía). Zeus se unió a la titánide Mnemósime, y juntos dieron a luz a
las Musas (deidades de las artes y ciencias; son nueve, Euterpe (de la música y el canto), Calíope (de la
poesía épica y la elocuencia), Clío (de la historia), Erato (de la poesía lírica y amorosa), Melpómene (de la
tragedia), Polimnia (de los cantos sagrados o himnos, retórica y pantomima),Terpsícore (de la danza y el
baile), Talía (de la comedia) y Urania (de la astronomía). Deméter dio a luz a Perséfone, que un día se
encontraba recogiendo flores en una pradera cuando se abre el suelo y Hades la rapta. Deméter busca a
su hija perdida, y Helios (el sol, que todo lo ve) le cuenta lo que ha sucedido). Zeus envió a Hermes a
buscar a Perséfone. Perséfone fue liberada, pero Hades le dio seis semillas de granada, lo cual la obliga
a regresar seis meses de cada año al inframundo con su esposo Hades. En estos seis meses, el suelo es
estéril, pero cuando regresa a su madre, el suelo florece de vegetación. Hades no tuvo descendencia con
Perséfone, pero su poderío no era menor ya que es el soberano rey del mundo subterráneo. Cuando un
muerto es sepultado, Hermes (el mensajero de los dioses) lleva las almas y las deja a cargo del
barquero Caronte (viejo inmortal hijo de Erebo y Nicte) el que transporta a los fallecidos por los ríos
subterráneos del infierno y por ese viaje pide un pago, por lo que se solía dejar una moneda bajo la
lengua de los cadáveres. En el mundo subterráneo es circundado por el río Estige, que está compuesto
por varios ramales; el río Aqueronte (río de la tristeza y del dolor, en cuyas orillas vagan los que no
recibieron sepultura), río Cocitos (río de los lamentos, formado por las lágrimas de los malvados; afluente
del Aqueronte), río Flegetonte (río del fuego, que llega hasta el Tártaro), río Lete (río del olvido, del que al
beber de sus aguas perdías la memoria y todo recuerdo era olvidado). Caronte lleva las almas por el
Estige, el que vierte sus aguas en la laguna Estigia (Oceánide). Al atravesar la laguna, llega a las puertas
del Infierno, las que guarda el monstruoso canino Cerbero. Al cruzar las puertas, está la llanura de
Asfódelos, lugar gris y nebuloso con árboles de ramas inclinadas hacia el suelo. Más allá se encuentra
situado el Erebo, las tinieblas y la oscuridad, en donde se encuentra el palacio de Hades y Perséfone.
Antes de los límites del palacio real, se encuentra el Palacio de justicia, donde los espíritus son juzgados
por un tribunal formado por Eaco, Minos y Radamantis. Según su juicio, los espíritus seguían uno de los
tres caminos. Si no son juzgados como bondadosos ni como malvados, permanecen vagando en los
campos de Asfódelos. Si son considerados como bondadosos, son enviados, a través del río Aqueronte, a
los campos Eliseos, un lugar apacible donde habitan las buenas almas y las de los héroes, y los espíritus
pueden vivir en felicidad. Si son considerados como malvados, son enviados a través del río Flegetonte
hasta el Tártaro, un lugar de penas y condenación eterna. Poseidón se unió a la Nereida Anfitrite (su
esposa), y tuvieron a Tritón (fiel acompañante de su padre; con cuerpo de hombre y cola de pez; quien
hace sonar la caracola marina anunciando la llegad de Poseidón). Poseidón fue padre también, junto a
Gea, de Caribdis (monstruo que vivía bajo unas rocas y tres veces al día tragaba enormes cantidades de
agua). Fue padre también del cíclope Polifemo, con una ninfa; padre del gigante Orión, junto a la górgona
Euríale; y fue también padre de Pegaso y Crisaor, junto a la górgona medusa. Ellos se unieron (cuando
Medusa era antes una bella mujer) en un templo dedicado a Atenea, quien al descubrirlo, encolerizada la
convirtió en un monstruo con cabellos de serpientes y que al mirarla te convertía en piedra. Perseo al
cortarle la cabeza, de la sangre brotaron Pegaso (el caballo blanco alado) y Crisaor (el guerrero de la
espada de oro). Poseidón es también padre de Teseo, quien posee doble paternidad ya que su madre
Etra se unió a Poseidón y a Egeo (rey de Atenas). Teseo, amigo de Heracles, se ofreció a ir a Creta, que
cada año pedía tributo a Atenas (siete jóvenes y siete doncellas) para alimentar al Minotauro que ahí se
encontraba encerrado en un laberinto. Teseo propuso al rey Minos (quien al morir se convierte en juez del
Palacio de Justicia del mundo subterráneo) que si lograba acabar con el monstruo, los jóvenes quedarían
libres y Atenas exenta del tributo. Minos aceptó. La principal preocupación de Teseo era la forma de salir
del laberinto, pero fue ayudado por la hija de Minos, Ariadna, quien le dio un ovillo de hilo para que no se
perdiese en el interior de ese lugar, gracias a lo cual logró matar al monstruo. A pesar de la victoria de
Zeus contra los Titanes, aún no podía sentirse seguro.  Gea entristecida por la derrota y prisión de los
Titanes, sus hijos, sublevó a sus otros hijos, los Gigantes, y los incitó a que se vengaran y conquistaran el
monte Olimpo, produciéndose así otra guerra, la Gigantomaquia. Esta guerra fue muy extensa, y habría
durado más si los dioses no hubieran contado con la ayuda de Heracles (hijo de Zeus y la mortal
Alcmena). Finalmente, gracias a la ayuda de Heracles, los dioses Olímpicos lograron obtener la victoria
contra los Gigantes. Gea, entristecida por no haber podido disfrutar de la infancia de sus hijos, dio a luz
a Tifón, su último hijo, a quien tuvo junto a Tártaro. Tifón es un ser monstruoso, más alto que cualquier
montaña, que en vez de dedos tenía cabezas de dragón, de cintura hacia abajo estaba formado por
serpientes, poseía alas y sus ojos despedían fuego y víboras.  Tifón se unió a Equidna (hija de Medusa) y
dieron a luz Cerbero (perro de tres cabezas y cola de serpiente, guardián de las puertas del Infierno),
la Hidra de Lerna (monstruo con cuerpo de perro y nueve cabezas de serpiente), la Quimera (monstruo
con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente) y a Ortro. A su vez, Ortro se unió a su madre
Equidna y fue padre de Esfinge (monstruo con cara de mujer, cuerpo de león y alas de rapaz) y al León
de Nemea (bestia de piel invulnerable a las armas y al fuego). Zeus se vio forzado a hacerle frente a Tifón
y así comenzó otra guerra, la Tifonomaquia.  Zeus concentró todas sus fuerzas en uno de sus rayos y se
lo lanzo al monstruo. Ardieron todas sus cabezas, y Zeus logró vencerlo lanzando infinitos golpes, y luego
fue enterrado en Sicilia. A partir de ese entonces quedó definitivamente consolidado el poder y la
autoridad de Zeus sobre los dioses del Olimpo.

LA EXPLICACION DEL MUNDO.


La tierra era el centro del mundo. Por encima de ella había trece cielos en los que moraban los dioses y
los astros y, por debajo, el Inframundo se componía de nueve pisos en los que habitaban diversas
fuerzas, gobernadas por Mictlantecuhtli (“Señor del lugar de los muertos”) desde el piso inferior. El Sol
salía por el este e iba ascendiendo por los distintos pisos hasta llegar al cenit o mediodía. Entonces
comenzaba a bajar para adentrarse en el Inframundo, al oeste. Mientras iba haciendo su recorrido por los
nueve pisos, la noche se apoderaba de la Tierra. Los mitos mexica explican las fuerzas de la naturaleza,
el devenir de los días y las noches y justifican el domino azteca. Es muy importante la creación del Quinto
Sol. Antes, el mundo había sido creado cuatro veces, y las cuatro había sido destruido por cataclismos.
Los dioses decidieron probar de nuevo y se reunieron en Teotihuacán. Allí, uno se arrojó al fuego y se
convirtió en Sol. Otro hizo otro tanto y fue la luna y, finalmente, todos los dioses hubieron de sacrificarse
para que los astros se movieran y hubiera días y noches. De este sacrificio de los dioses se derivaba la
obligación que tenían todos los hombres de proporcionar alimento al Sol con su sangre. El objetivo del
sacrificio humano era ofrendar el corazón de la víctima para, de esta manera, hacer posible la
continuación del mundo. El mito que se escenifica en el Templo Mayor es una explicación de la sucesión
de los días y las noches que guarda cierta semejanza con el mito de Osiris en Egipto. Coatlicue (“La de la
falda de serpientes”), diosa terrestre, concibió sin ayuda de varón, lo que enojó a su hija Coyolxauhqui
(“La de los cascabeles en la cara”) y a sus 400 hermanos, los Huitznahua (“del sur”). Se pusieron de
acuerdo para matar a la madre, pero en el momento decisivo, nació Huitzilopochtli, armado
completamente, y los mató a todos. De ahí que Huitzilopochtli sea el Sol naciente que “mata” a la Luna
(Coyolxauhqui) y a las Estrellas (los Innumerables del sur). Otros mitos relatan la invención de técnicas, el
descubrimiento del maíz, u otorgan el patrocinio de los dioses a actividades concretas.
LA CREACION DEL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS.
Según cuenta una leyenda azteca, los dioses se reunieron en la ciudad de Teotihuacán, cuando
desapareció el sol que precedió al actual y decidieron que uno de ellos debía morir para convertirse en el
nuevo sol. Sólo dos dioses se ofrecieron voluntarios: Tecuciztécatl, rico y poderoso, y Nanahuatzin, una
pequeña deidad pobre y enferma de bubas. Luego, los aspirantes se retiraron a dos altísimos edificios
-las pirámides del sol y de la luna- e hicieron penitencia durante cuatro días. Tecuciztécatl, dueño de
inmensas riquezas, ofrecía hermosas plumas, bolas de oro macizo y preciosas agujas hechas de coral.
Nanahuatzin, carente de recursos económicos, presentaba manojos de cañas, pelotas de hierba y
espinas de cactos teñidas con su propia sangre. Al quinto día, las deidades encendieron un gran fuego
para que los candidatos se arrojaran a él. Tecuciztécatl intentó el salto tres veces, pero siempre se detuvo
en el momento en el último momento lleno de miedo. Nanahuatzin, en cambio, no titubeó. Cerró los ojos y
se lanzó sin dudar a la hoguera. Al ver el valeroso acto, el dios rico, avergonzado de su cobardía, se lanzó
también al fuego. Hubo una larga y angustiosa espera. Al fin, salió el sol por el oriente e instantes
después la luna, que brillaba tanto o más que él. Un dios, enfadado por la osadía de Tecuciztécatl, cogió
un conejo y se lo arrojó a la cara, dejándole una marca que aún hoy conserva. A pesar de ello, el sol no
se movía y las divinidades tuvieron que darse muerte para alimentarle con la energía vital encerrada en la
sangre, proporcionando al astro la fuerza necesaria para emprender su recorrido diario. Así nacieron el
Sol, la Luna y las Estrellas….

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